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texto hasta mis manos. Baste decir que involucraron un viaje a la isla de Chiloé junto a quien ahora
es mi esposa, una iglesia clausurada por los deterioros de los siglos y la lluvia, y un párroco que, al
por la humedad. "Romanz d'Alauwen i Eliosad" era el título, caligrafiado como el resto del escrito
en trazos angulosos y azules. Pese a la certeza del sacerdote de que estábamos ante un manuscrito
español medieval, me bastó hojearlo rápidamente para darme cuenta de que ese idioma —aunque
era, sin ninguna duda, una variación del nuestro— no correspondía en absoluto al castellano de
Berceo ni al de Juan Ruiz. Le propuse pagarle o dejarle en prenda todo mi equipaje, a cambio de
que me lo prestara por uno o dos días, para así obtener copias que llevar a Estados Unidos.
parroquia; de cualquier modo, nunca había conseguido descifrar más que algunas líneas sueltas.
Sabrina y yo le dimos cinco mil pesos y un poncho de lana que recién habíamos comprado, y
partimos hacia Ancud, para cruzar de ahí a Puerto Montt y regresar a Santiago y a New Jersey.
Durante el viaje de tres días en lancha, transbordador, dos buses y dos aviones, la lectura
inicio, estaba seguro de haber descubierto una gesta medieval en algún dialecto poco estudiado. Sin
embargo, cuando encontré referencias a máquinas voladoras, bombardeos y hologramas, por poco
me convencí de que todo era un embuste. Pero, ¿de quién? No me imaginaba al anciano sacerdote
ni a nadie más componiendo un poema de cinco mil versos en una caligrafía inimitable y una
lengua endemoniada, sólo para entregárselo por un par de billetes a los turistas. Mi desconcierto
fue mayor cuando fotocopié algunas páginas para dos profesores de estudios medievales de
Rutgers University y ellos me preguntaron si se trataba de una broma. No, no era ninguna forma de
protocastellano ni de ninguna otra lengua romance. Sí, podía consistir en una variación del español,
oculto por mil años y reaparecido en un documento literario de esta extensión, la alternativa del
aquello, más que un estado arcaico del español, parecía uno futuro: una erudita suposición de las
mutaciones fonéticas y estructurales que podría experimentar nuestra lengua de aquí a seis o siete
siglos más. Desde luego, no cabía otra explicación que considerarlo un alarde pedantesco de algún
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lingüista chileno. No quise aclararles que nadie en Chiloé ni en todo Chile podría haber contado
Cuando compartí algunos fragmentos con una amiga en un bar de New Brunswick, se
entusiasmó con la idea de dar a conocer un poema épico todavía por escribir y me sugirió
publicarlo junto a una serie de artículos académicos sobre el tema. Al disiparse un poco su
borrachera, se retractó de ese sinsentido y me propuso que lo divulgara como un escrito de ficción,
en una edición bilingüe. Otra amiga, esta vez en uno de los tantos restaurantes indios de Iselin, me
convenció de que el único modo de hacerlo accesible al público sería traducirlo, escribir una nota
A mediados del año 2001, emprendí la traducción del "Romanz d'Alauwen i Eliosad".
Mantuve la cadencia de sus largos e irregulares versos, así como la división en cantos y algunas
tuve que asimilar algo intraducible a lo que mi idioma y mi experiencia me ofrecían como el
equivalente más cercano. Por ejemplo, los "sel'caitos" que aparecen en el canto 4 y otros, han sido
máquinas que nosotros denominamos así, fuera de ser vehículos voladores dotados de hélices. Pero
la mayoría de los vocablos y sobre todo los principales, como "Mare" (Madre), "suat" (ciudad) y
"e'la" (isla), hallaron sus correspondencias (que creo) exactas. Con respecto a los nombres de
personas, he conservado su grafía original, aunque no siempre sepa el modo en que habrían de
pronunciarse: quizás por multitudinarias migraciones hacia las tierras del sur, en los nombres
propios se mezcla una variedad de raíces occidentales y orientales que he renunciado a rastrear. En
"Mhannir", por ejemplo, ignoro si la "mh" y la doble "n" representarán sonidos pertenecientes a
otros alfabetos. Yo, simplemente, lo he leído siempre como "Manir", del mismo modo en que he
Debo advertir, sin embargo, que las exigencias del ritmo, el contexto y mi imaginación han
pervertido y en parte arruinado el texto original, el cual espero enseñar alguna vez en toda su
exótica belleza. A manera de ejemplo, los versos iniciales del canto 1, que he traducido como:
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aparecen en el manuscrito, mucho más fluidos y sintéticos, del siguiente modo:
Agradezco a Sabrina Doré, quien sacrificó su poncho chilote casi nuevo para obtener estos
cantos. Y a algunos académicos de Princeton y Rutgers (que bien saben quiénes son) por su
asistencia en guiar mis precarios conocimientos de literatura medieval y mis casi nulos de
lingüística. Y a las amigas que amablemente me impusieron el deleitable suplicio de traducir estos
versos. ¿Y cómo podría olvidar entre mis deudas a aquellos que, según he terminado por aceptar,
vivieron y cantaron este "romanz" ("romance", en el sentido antiguo —y, al parecer, futuro— de
"poema que rememora y celebra las acciones heroicas de una persona o un pueblo")? Alauwen,
Eliosad y Mhannir: si alguna vez ustedes, que no existen aún en nuestro mundo, abren este libro y
descubren sus nombres, encomienden mi alma a Dios. Él puede o no ser real, y hasta puede que a
veces lo sea y a veces no, como yo para ustedes y ustedes para mí. Pero me gustaría creer que Él los
conoce y me conoce, y está y estará junto a nosotros, velando los esfuerzos y los frutos de nuestra
M.E.F.
Septiembre de 2005
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1.
mientras Hughes des Arcis y Pierre Amiel banqueteaban con sus tropas
y nos dejaban oír sus risas. Y ese infierno de once meses, sin embargo,
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y, en vez de yelmos y sobrevestas, nos guarnecimos con mantas.
para escapar del castillo; no para preservar, en los siglos que nos restan,
2.
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desciende: Alauwen agradece, como de costumbre, a la Madre
y proponer estrategias en las batallas del día. Así transcurren muchas horas
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y, en vez de ellos, llenan su vista una palabra y un número:
y al interior de ti", dice la voz: "Tú estás muerta, Alauwen: te han matado
“¿Y tú, quién eres?” “Hace mucho que perdí todos mis nombres”,
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para quien esa palabra misteriosa y otra muchas que pronunció Valaner
Rememora qué hizo ayer. Y antes de ayer. Y todos los días anteriores,
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No ha salido nunca de esta torre. Nunca en realidad ha contemplado
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Pero, en lugar de su hijo, la mujer paría fuego
3.
que le indican el término del túnel. Sale, por él, a una caverna
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por los animales, que le ladran y saltan hacia ella.
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una esclava de la Madre". "Está mintiendo. Es la Madre
"La isla puede ser segura, pero no el canal, que es ancho y traicionero.
Nunca más supimos de ellos. Y unos pocos nos quedamos bajo tierra,
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yo puedo asegurarte: no hay ninguna. Si abandonas estos túneles,
Alauwen piensa en lo dicho por el viejo, mirando las llamas sin verlas,
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A diferencia de nosotros, tú no puedes ocultarte de la Madre.
4.
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No te dirijas a la isla: enfila la proa, en cambio, hacia esa estrella
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que, con sus armas precarias, intentaban distraerlo.
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te está matando de dolor". Al percatarse
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intentaban subir junto a ella, a punto de volcar la embarcación
5.
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Debido a la ansiedad de sentir que retrocedía,
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obtendría un indicio de respuesta porque, sin siquiera sospecharlo,
Así alcancé estas orillas, donde el mismo que me había protegido con sus artes
6.
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Continuaron avanzando por el bosque, toda esa mañana y esa tarde,
que la gente contaba sobre él. Lo vi, desde luego, un par de veces,
que fue amigo suyo y, según lo que me han dicho, todavía vive en Quéram.
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“No tenemos más opciones", Eliosad le contestó: "Marcharemos hasta Quéram,
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que la acompañara. A contados pasos de la casa, se acercó
7.
y Eliosad soltó una risa fuerte y clara . Ella también quiso reírse,
24
quien, no habiendo recibido su alimento habitual desde la noche
de aquella que había sido antes y nunca más podría ser de nuevo,
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las texturas y las formas, pero sobre todo el movimiento
para dar ni siete pasos". "No hará falta", le sonrió Eliosad: “Cuando cruzamos
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Traía bajo el brazo un envoltorio, que desgarró para extraer
tupido y delicado, con sus bordes adornados por flecos y por nudos.
8.
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descabezando arbustos con los pies
“Mi hogar", anunció Eliosad a Alauwen, "está detrás de aquellas dos colinas”,
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como si un golpe veloz y brutal lo hubiera alcanzado,
sin que sus pies tocaran la madera y, con sus manos manchadas
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“Ya no tenemos hogar. Yo debo marcharme con ella
tan bien como si fuera parte mía: este valle fue mi amigo
9.
Por tres días y dos noches, los viajeros avanzaron hacia Quéram,
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el kuchivilu, por ejemplo, el cerdo con la cola de culebra
de qué modo ese mundo de otra era podía subsistir al mismo tiempo
que algo así sucedería y más temprano que tarde, porque todo paraíso
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infundía reverencia en esas gentes. La manera
aunque sin comer, y sin hablar sino para responder a sus preguntas.
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les dijo: “Después de medianoche, es inútil que lo busquen
que era el único edificio en todo el pueblo de donde provenía algún rumor,
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o el recuerdo de un gran amor perdido. Alauwen de inmediato se olvidó
Los músicos pidieron algo para beber, y una muchacha les trajo
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ab dezirada companha”.1
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invisibles en la entrada a la cantina, oyendo las canciones y la bulla
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"Por favor, déjalo tranquilo", Alauwen suplicó y el viejo Rhantu
conozcas de Valaner, sin otras excusas ni rodeos". Esta vez, Rhantu pareció
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su persona y su memoria,
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Los amores, los hijos, las familias
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buscaba las respuestas por sí mismo.
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que pudiera compartir con sus devotos:
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de cuándo llegaría ese momento,
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que fuera el mismo y, sin embargo, lo era.
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Porque habrán oído decir
mi hija y mi mujer,
y a su hija: Valaner
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me di por vencido. Al salir
no percibían ya más
11.
44
desde la cual dominaban el mar abierto y el pueblo.
“LOTEMSVAIEVANEVIRE
PERJORNSPERMESEPERANS
ETEULASNONSAIQUEDIRE
CADESESUSMOSTALANS”.
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mientras, ¡ay!, yo no encuentro qué decir,
que nos sea de mayor utilidad. Revisemos los bordes del sepulcro,
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Con dos cuchillos ya desenvainados,
escrito sobre ellos. Uno de los dos ha sido abierto. Está vacío.
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“¿De qué se trata?” “Aquí lo tienes. Súbeme”,
12.
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Huyamos y busquemos un refugio". Con firmeza
“Ya que así lo deseas, déjame que combata. Pero tú manténte lejos:
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cubierto de pies a cabeza por una coraza escamosa,
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aturdida y magullada, pero por milagro viva.
13.
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con la que fue frotando las cicatrices abiertas, desde la frente a los pies:
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pero al mirar hacia afuera y distinguir la oscuridad,
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el agua empezó a bullir y a estremecerse con algo
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a las aguas conmovidas. Los viajeros se habituaron al temblor
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por la que dejó su hogar, de no hallarse convencido
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Alauwen no percibía sino un ardor punzante en sus oídos
Y en efecto, aún muy lejos, pero del todo visible en la pareja llanura,
con los brazos en alto al del trineo. "Valaner me animó a que despertase",
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ella adivinó sus pensamientos y reconoció haberse equivocado,
15.
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a un túnel medio oculto desde fuera, que se ensanchó poco a poco,
que habría dado cabida con holgura a cuatro pueblos como Quéram.
pero en estas condiciones aún nos sirven para obtener madera y construir
comprendieron por qué Sánnak parecía tan mayor para sus años:
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tras ser arrasadas sus tropas y familias por la Madre,
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una comida caliente que la reconfortó y le permitió
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y siglos, en este lugar o en cualquier parte del mundo”.
e Insguin reproducía sus acciones y sus voces, con tal gracia y precisión
16.
y quema los cultivos y los bosques, sin compasión por las vidas
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que alguna vez ascendería al trono. En cambio, Atle,
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se dirigió hacia su segundo hijo, ahora su heredero y sucesor:
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‘Su debilidad y falta de valor arruinarían
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ante los ojos de Dios y ante mi propia conciencia,
el imperio de Ak’balkaban
17.
por una abertura larga e inclinada, que impedía el paso del viento
66
disfrutando la frescura del paisaje y de la noche.
“que el buen Dios los proteja”, “que nuestro Dios los bendiga”,
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en algo inmaterial y no en la misma acción o en su objetivo?”
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Cuando alguien solicita que su Dios te acompañe o te bendiga,
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¿quién merece mayor crédito? ¿Los pobres refugiados de Finlag,
“Y si así fuera, Insguin", dijo Alauwen, "¿por qué Dios no haría nada
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Alauwen, por supuesto, comprendió la semejanza
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de algo que no has contemplado ni tocado ni sentido?"
18.
diciendo sólo: "No". La única diferencia entre los tres sueños era
72
un edificio imponente, malamente derruido
73
"¿Qué haces aquí? ¿Dónde estamos?", dijo Eliosad y la anciana
y más que carroña, una sombra. Pero cuando entré a esta celda,
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que no se pueda expiar ni merecer tu clemencia?"
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¿crees que ella podría soportar la luz y el aire?
19.
"Tenemos que marcharnos esta noche, cuando todo Finlag esté durmiendo",
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y, sin lograr concentrarse en los versos, se preguntaba
del cual huyeron mis padres. Por eso, atesoro cada una
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de la aventura y la inseguridad. Y, por idénticas razones,
20.
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las siluetas de docenas de montañas. "No me agrada que robemos
así como el camino no contaba con ningún otro viajero sino ellos.
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"Si se mantiene así el tiempo, vamos a llegar mañana por la noche",
que trazaron una curva tan cerrada que el segundo trineo continuó
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y los gritos imperiosos de quien continuaba azuzándolos.
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Si mi presencia despierta tu rencor y desagrado,
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Y tú deberías tenerlo en cuenta mejor que nadie,
21.
83
un resplandor y un silencio que inquietaban a los perros.
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tal vez buscando un apoyo o tomándose un descanso,
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no podían ni siquiera vislumbrar el verdadero
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Cuando emergieron los dos, Sánnak estaba cubierto
22.
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excepto el abierto en el suelo por Sánnak y el Bherezat.
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que se proyecta hacia el centro de la caverna, y un hombre
por décadas y siglos, desde que este mundo era otro mundo
entre lo real del todo y lo del todo ficticio. Ven, acércate otra vez",
los unos contra los otros, hundiéndose y emergiendo desde la selva de piedra.
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Alauwen, por un segundo, piensa hallarse circundada
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el cáliz originario, cuyo seno va a amparar el auténtico secreto".
23.
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que estuvieran compartiendo sus ausencias.
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Si padeces frío y hambre, ¿dónde, sino en mí,
serenamente nievan
entre nosotros
solos.
¿Recuerdas
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entrelazados por algo que ignoramos y queremos.
24.
94
proteger al hijo de Olak". Enjugando las lágrimas de Alauwen,
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"Mantengamos nuestras manos lejos de las armas y a la vista",
y, ocultándose los ojos con las manos, sollozó por largo rato
"Que los cielos y la tierra, Elhan y Amhran, les perdonen este crimen.
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Compañeros, aprésenlos y tráiganlos".
No hay posible enemistad entre nosotros, que les debemos tanta gratitud,
y ustedes, que tan bien nos acogieron". Pero, sin atender a sus razones,
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no serán más nuestros huéspedes, sino prisioneros enemigos,
25.
El resto de sus días, Alauwen permanecía inmóvil, con los párpados cerrados,
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su única pertenencia, la esfera del Bherezat, y entre sus lágrimas
99
Olak leyó sus sentencias: estaban los dos condenados
Yo ignoro los motivos que han traído a Eliosad y Alauwen hasta aquí,
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detenernos y reflexionar, permitir que el tiempo clarifique
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Urjaine persistió, "pero no me cabe duda de su estado.
26.
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de la ciudad y de su fuga, del canal y de la isla,
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sin miedo y sin la Madre". Alauwen despertó una madrugada,
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y Alauwen, entumecida y ciega, comenzaba a congelarse
con sus ojos medio ciegos todavía, pero llenos de luz y muy abiertos.
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para acatar la sentencia". Urjaine respondió: "No te preocupes.
28.
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Finlag me ha perdonado", dijo Alauwen: "Vivo junto a nuestro hijo,
el mar y el viento, comprender los mil idiomas de las aves y las bestias
veo rostros contraídos de dolor; veo imágenes tan crueles, tan horrendas
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Y, habiendo dicho esto, Eliosad cerró los ojos y se hundió
o curando con sus manos amorosas las heridas de Alauwen, casi muerta
Pero cuando Mhannir cumplió tres años, sin caminar y sin hablar
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se reducía a la aventura que iniciara Valaner y compartiera
29.
tal vez decenas de cuerpos, sin que nadie descubriera sus poderes,
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en pocas semanas podía pronunciar ya frases simples
de los pocos adultos que lo amaban. Insguin intentó, a los cinco años,
110
en la confusión de su origen y en la grandeza del mundo,
de saber que están entre tus manos". Los dedos intranquilos de su hijo
jugaron con indecisión sobre el filo de las hojas, hasta que osó preguntar:
111
se preguntó si habría retenido esas palabras
esa historia tan compleja y tan absurda, con tantos personajes implicados
112
le preguntó dónde habían encarcelado a su padre,
30.
o a ese horror que una vez fueron sus ojos, y ahora no eran
El espectro boqueó con gran esfuerzo, antes de que su voz pudiera oírse:
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el rostro demacrado, y sus hombros tiritaron en sollozos.
la veo todo el tiempo. Ella está acá, junto a mí. Converso siempre con ella
en los ojos de los otros. Pobre de ti, muchacho, que has sufrido
"siempre hay algo aun peor que lo peor. Pero en todos estos años
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ha compensado con creces mi prisión y mi agonía".
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si te conviertes en líder y, más que en un líder, un sabio
sino alguien que los guíe. Hasta ahora, dime, ¿quién los ha inspirado?
31.
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calló, aunque ya lo sabía, es que un platillo u otro
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Alauwen maldijo todo, por primera vez renegó
32.
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a escuchar su inmensidad y la del viento. "No estoy ciego",
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las calles y paredes de su aldea y el hedor
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y caminó hacia Mhannir, quien de pronto perdió el miedo.
121
y, tras extraer las dagas, clavadas sin daño alguno
33.
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a veces en el camino con otros prófugos que allí
incluso bajo tierra, cogí una vara del suelo y me propuse enfrentarlo,
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y, sorpresiva y espantablemente, dio en su cuello.
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la esfera, inofensiva y reluciente, reapareció de mi boca.
34.
Pero, en la esperanza que hoy nos traes, advierto también aquel peligro:
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estén al alcance de manos codiciosas o inexpertas.
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y hasta el fin se arrepintió de lo que hicieron con él
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para ella en su ciudad". Alauwen, que ya había sepultado
35.
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procuró guardarse sus recelos y se limitó, como única advertencia,
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y, a menudo, hasta que se alzó la luna
con el arma del Bherezat a centímetros del rostro. "Me enorgullezco de ti",
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a competir con nosotros". Sin enfado y sin resentimiento,
cortó las correas de los perros. Los trineos rodaron por la nieve
131
del trineo y regresó con sus amigos a Finlag.
Tú temes por mi vida, Dorosania, del mismo modo en que mi madre teme.
36.
132
y creciente resistencia a Dorosania: quienes antes la habían venerado
para asegurar tal vez la sumisión de los más viejos, y su amiga Dorosania,
133
permitámosles enfrentarse en un combate amigable.
y será conveniente, desde ahora, saber cuál de los dos podrá guiarnos
134
si, contra la ley de Finlag, hubiese pedido justicia
e Insguin dijo: "Que este día traiga una esperanza a nuestra aldea,
135
37.
136
Dorosania se adelantó segura, pero, cuando se encontraba
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Muchos más cayeron derribados por Mhannir y Dorosania,
Pero, incluso así, una vez que abatieron a los últimos soldados,
conservaron sus vidas, las suyas las perdieron casi todos los mayores
138
nos salgamos del camino, y ustedes solos forjen el futuro,
porque así es cómo se forja: porque ustedes son los dueños del mañana,
38.
encontraron a los otros dedicados a armar piras para incinerar los muertos,
139
se agruparon en los navíos para vigilar o dormir
140
las barcas al fin del continente, de inmediato emprendieron el camino
141
Abbenámar se dedicaba a reconfortar a su hermano,
nuestro primo, mató a uno con sus manos indefensas, y a otro Dorosania
con una vara endeble. El auténtico enemigo contra quien nos batiremos
sus manos y sus pies en la escalada por los flancos de la dura cordillera.
39.
usar los dispositivos y las bestias de los Bherezats, por dar alivio
a sus pies medio quemados por la nieve, lacerados por las rocas
142
empapando los harapos y el calzado en pus y sangre.
143
la Madre no halló la aldea, pero en cuanto Dorosania
los mismos que habían perseguido alguna vez a Alauwen hasta la isla.
Mhannir sintió un impacto a sus espaldas y cayó, sin que el fuego lo tocara,
cuando alguien lo aferró del brazo y Abbenámar lo llevó hasta una caverna
144
abierta en el lecho de un río, donde ambos permanecieron,
que sólo conoces de oídas?" Con un poco de tristeza, Mhannir le tomó la mano
y le respondió sonriendo: "No echo de menos todo, porque los ojos ofrecen
conservarla hermosa en mis recuerdos, sin las marcas que los años y el dolor
145
habrán infligido en ella. Sin embargo, hay otros momentos
y cuánto deseaba entonces recuperar mis retinas, para que en ellas entrara
146
y encendía una esperanza en el futuro. Por su parte, Alauwen
40.
aligeró los cuerpos de los diez y entibió sus corazones, y esa noche,
147
los romances que recordaban de Insguin, y narraron las proezas
trazado sobre el suelo con la punta de su pipa, y explicó ante los demás:
148
añadió con gravedad y nerviosismo, mesándose la barba entre los dedos:
la más breve entre las dos". Mientras Zoddi hablaba así, se imaginaron
149
por lo menos se ahorrarían el agónico existir
41.
Desde luego, casi todos se opusieron pero, para la sorpresa de los otros,
que ese niño, proveniente de las sangres de Olak y de Mhannir, o mejor dicho,
150
se volverá el idóneo sucesor del poder de la Madre? ¿Tienes miedo
Fue un día en que una lluvia persistente empapaba sus ánimos y ropas,
151
cuando los oídos de Mhannir percibieron una vibración extraña
152
en la neblina oscura de las máquinas. Y, casi de inmediato, Dorosania
sintió crujir y trizarse las vértebras de su cuello, vio la punta de una flecha
y a Galharti, destrozados de tal modo que los reconocieron por sus ropas,
se arrodilló ante Abbenámar, que intentó taparse el rostro con las manos,
42.
153
En los siguientes días, el silencio predominó en la marcha
dos de las tres esferas, no volvieron a activarlas, tanto por temor a ser
sin las bestias tras los roqueríos o en las hoquedades del terreno
sino porque no existía algún arquero más preciso y adiestrado que Ylhanoir.
154
"No tengas miedo, Mhannir. Si los he perseguido, ha sido sólo
siguió a Mhannir por un trecho, hasta detrás de una roca, tan distante
y menos me atrevo a adivinarlos, porque ella fue otra madre para mí:
155
porque incluso aquellos que la odiaron consideran tu delito
156
para lavar sus manos y sus ropas de la sangre y el cerebro de Ylhanoir.
43.
aún contra su boca. Abrió los ojos y la intensidad de las luces la forzaron
temiendo por las vidas de Mhannir y del hijo de Abbenámar. "¿Y los otros,
157
pero no por los buscadores ni las máquinas de la Madre,
sonó falsa y les contestó con odio: "Yo nunca haría nada por la Madre,
con la misma amabilidad de antes: "Muy pronto sabrás que tus desvelos,
158
ni insectos ni pájaros ni arbustos: sólo rocas, monótonas y secas,
159
que tal vez sea la última para la Madre o nosotros. Mañana por la mañana,
detenerse a dos millas del final, sólo para desandar lo que han andado.
Es cierto: podemos caer luchando con la Madre, pero también en los bosques
44.
160
pero sus capacidades se dilatan más allá de cualquier concepto humano.
distanciado por milenios del actual, una tierra que aún no engendra
las montañas ni los mares que hoy existen, un planeta mudo y virgen
dos luces en movimiento, encaminada una hacia la otra, hasta que ambas
colgada de una cadena de oro, relumbró entre los pezones de una reina,
161
sacerdotes la adoraron en un arca, un tigre la robó del tabernáculo
a disociar sus almas de sus cuerpos, sin nunca ambicionar sino justicia,
y, como todos los justos, lo pagaron con sus vidas". Entonces, Alauwen divisó
que en las llamas sonreían y cantaban, como si lo que sus carnes padecían
que aún sobrevivían, deliberaron por meses, velando entre los alaridos
Alauwen vio a los cuatro descolgándose por una saetera del castillo,
162
y refugiándose en el bosque, los oyó dirigirse unos a otros
45.
para no encontrarse a campo descubierto con las tropas. Mhannir les rebatió:
y sin otra protección que nuestras armas. Con las bestias y corazas
y, cuando el sol surgía tras los montes, echaron a la suerte quién sería
163
y luego las compararon, y la piedra más pequeña correspondió a Qusbudar.
Con sus armas encubiertas, llegó el Bherezat hasta ellos y, sin proferir un sonido,
por el dolor, implorando: "Todo esto es un error. Por favor, Mhannir, amigos,
164
se esfumaron, y los otros de Finlag se volvieron a su líder, deseosos
y obligada por la Madre. Si algo nos revela esta indigna treta, es cuánto
165
de la brusca caída a Kundan'cashma, tomó el dispositivo y lo llevó
a los batallones de soldados, que jamás retrocedían y, pese a que sus tiros
idéntico fin que los mellizos Galharti y Lhartisén, pero aún con mayor fatalidad,
que hizo esto ante él un par de veces, para entretenerle cuando era
todavía pequeño: cambiar el curso del viento, guiando en el aire a los escasos
166
de sus incrédulas miradas, se limitó a señalarles: "Ha llegado
46.
que las que él recordaba. Cuando quiso conversar con los aldeanos,
167
y alzó bloques de granito hasta las torres de una catedral que demoró
y atravesó sus bosques del tamaño de países, y se quedó a vivir en una franja
168
y armamentos más mortíferos, y máquinas aéreas y marinas,
pero nunca, ni en sus usos ni en sus fines, advirtió nada más sino egoísmo
siete siglos por segunda vez desde el fin de Montsègur, y en las estepas
levantó los mares y los ríos, arrasó con montes y con selvas,
y el polvo que se alzó sumió en tinieblas al mundo por diez días y diez noches.
que el laurel reverdecía cada setecientos años, comprendió que el cataclismo era
169
cuyo roce en su torso había abierto una llaga incurada por tres siglos,
170
"Todo esto es un error. Por favor, Mhannir, amigos,
47.
"Tu hijo y sus camaradas iniciaron el ataque. Pero nada estará decidido
una señal que bien conoces, oculta bajo el nombre de 'vux 7',
de modo que allí sigue Valaner, cautivo hasta que la ciudad entera
les ruego que me dejen conversar con Valaner". Ambos servidores asintieron
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"tú sola vas a entrar y vas a hacer lo que estimes necesario".
de que estaba frente a una sirvienta, a la cual se dirigió con sus cuchillos.
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que mis dagas estarán sobre tu cuello". De este modo, ambos caminaron
"Aquí está el Bherezat y aquí te dejo, cara a cara con tu último enemigo:
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de los lejanos frentes de batalla, a defender la Madre y la ciudad.
48.
"¿Por qué nos elegiste? ¿Para qué nos creaste, sino para destruirnos?
y las alimentamos con sangre y con sudor, en cada instante que vivimos".
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resultó una ilusión y un simulacro. Yo te entiendo
"Pero hay tanta hermosura en este mundo. Es cierto: los humanos son brutales
menos dura para quienes la padecen, que para aquellos que sobrevivimos.
¿Te acuerdas de Rhantu, el aldeano que alguna vez quisiste como amigo?
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"Hablas con sensatez y, al mismo tiempo, te equivocas. La belleza tiene fin,
una vez que tú desaparezcas, junto a todas mis creaciones. Sé que mares
porque así me lo han confiado mis visiones, y nunca antes ellas me han fallado.
Alauwen esperó a que continuara y, cuando vio que nada más diría,
supo que por fin era el momento de realizar sus últimas preguntas,
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porque alguien me lo había señalado, que el diseño de la Madre se basaba
aquellos que masacraron a mis maestros y amigos, y también los que arrasaron
me distanciaba de Él: yo era como Él, pero quise ser mejor, porque yo amaba
No sé, Alauwen, qué decirte: quizás yo sea Dios, o tal vez nunca hubo un Dios
que hoy poseo y que me han convertido en el más desdichado de los hombres.
Porque todos quisieran ser como Él, para derrotar la muerte y dirigir
Y así es cómo voy a acabar mis días, vuelto un criminal y una impostura".
Alauwen susurró: "A mis ojos, no lo eres. Te tocó una suerte y un deber,
como a mí los míos. No siento hacia ti rencor ni asco, sino sólo compasión,
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Todos somos víctimas inermes, sin un victimario al cual culpar.
49.
Convencido al fin de que están solos, Mhannir le pregunta: "¿Te hallas bien?"
"Estoy bien", Alauwen le responde: "Dime, ¿qué ha sucedido con los otros?"
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la ciudad, y tú y yo seguimos vivos. Acompáñame: vamos a volver
por donde vine, y en menos de una hora nos reuniremos con nuestros amigos".
van a ser vencidos. Sólo tú puedes librarlos del peligro que corren, derribando
"Ya sabes cómo hacerlo", dice Alauwen, "y créeme que no hay otra manera.
tanto como a ti, pero acepto que fue una acción correcta. En este día,
cumplirás otro deber desagradable, pero aun más necesario y más urgente”.
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y el pergamino del sepulcro, y la búsqueda por años de una clave
con tanto abandono y desconsuelo que parece otra persona: el niño de antes,
cuyo sueño ella veló por tantas noches, durante la infección de sus retinas
de ustedes sobrevivan. Por esa sola esperanza, aunque débil y aunque incierta,
llevarás a cabo tu misión. Hazlo por tu hija y por aquellos que han caído
que lucharon y murieron por nosotros, por Sánnak y Eliosad, tu pobre padre,
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lejos de la ciudad, sin jamás pensar de nuevo en tu pasado ni en la Madre".
y cuéntale que Alauwen fue su abuela y que murió por ella y por sus hijos.
en tanto que una esfera cae y rueda junto a las rodillas de Mhannir.
las calles, Qusbudar y Zoddi supieron que, aun con los dispositivos
tenían que sortear las explosiones y el fuego y los escombros de los muros
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Y entonces Qusbudar sintió un temblor más intenso que el fragor de la pelea
y Zoddi se esfumó frente a sus ojos, al igual que las torres y las calles
jugando con los dedos de sus pies y sonriendo ante Mhannir y Qusbudar,
50.
antes del ataque a la ciudad, se había dividido, dando origen a una red
ya no existían más. Aun peor fue el destino de los bosques, donde el mar
que impidieron que siguiesen su camino. Por meses, esperaron que las aguas
de tierra, donde el césped ya brotaba más verde y con más vigor que antes.
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las primicias de su huerto, una bestia apareció entre los rastrojos,
hasta que fue Mhannir a alimentarlo y, en tanto le rozaba con los dedos
reconozca las caricias del pasado, del padre de Mhannir, cuando era joven
y no pensaba en alcanzar los confines del mundo con su amada. Sus palabras
por sus abuelos y sus vidas, por sus viajes y la guerra, y así vino
nací yo, la que reunió los cantos que mis padres y sus padres
pero con algo singular que los demás juzgaron inhumano. Quién podría
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sus Bherezats y Valaner no consistan sino en sueños y ficciones,
que esos cantos sobrevivan al olvido. Y quién sabe si algún día estas palabras
logren llegar a los oídos y los ojos de otra gente, en el futuro o el pasado,
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