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TACNA – PÉRÚ
2023
Tabla de contenido
INTRODUCCIÓN.........................................1
ANÁLISIS DEL ARTÍCULO 1622 DEL CÓDIGO CIVIL 1
CONCLUSIONES........................................8
BIBLIOGRAFÍA............................................9
INTRODUCCIÓN
ANTECEDENTE
Con la precisión de los alcances de la figura del anticipo de legítima vía modificación del
artículo 1622º del Código Civil, se evitará en el futuro que se produzcan situaciones
similares que ponen en duda la seguridad jurídica necesaria para las interrelaciones
jurídicas en la sociedad.
La denominada figura del anticipo de legítima, por falta de precisión en las normas, se
presta a indebidas interpretaciones que implican en varios casos, procesos judiciales con la
incertidumbre que estos generan.
Por ello, se hace imperioso realizar una precisión respecto de su naturaleza y su alcance, lo
que obviamente contribuirá a una mejor aplicación de sus efectos, otorgando los niveles
suficientes de confianza en las transacciones en el mercado.
Ley que precisa los alcances del anticipo de legítima en el artículo 1622º del Código
Civil
El Congresista de la República que suscribe, Ing, Glodomiro Sánchez Mejía, miembro del
Grupo Parlamentario Perú Posible, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 107º de la
Constitución Política, en concordancia con lo establecido en el artículo 75º del Reglamento
del Congreso, propone el siguiente Proyecto de Ley;
Considerando:
Que, si bien por un lado, es un práctica extendida que la figura de la donación entre
parientes ha sido y es utilizada sistemáticamente por diversas razones, al amparo de las
normas contractuales que prevén nuestro ordenamiento civil al respecto, a fin de facilitar la
transmisión de bienes entre parientes a título gratuito;
Que, sin embargo, reiterada jurisprudencia ha venido interpretando que la figura del anticipo
de legítima, no participa plenamente de la naturaleza jurídica de la donación y, por el
contrario asume que es una institución sobre la que puede aplicarse normas del derecho
sucesorio;
Que, como podrá advertirse, el hecho que ésta repetida interpretación jurisprudencial se
convierta en precedente obligatorio hace que se genere una gran incertidumbre en las
relaciones económicas y sociales por la falta de seguridad jurídica entre las partes al
establecer la revocatoria unilateral de un contrato, como es la donación;
Que, la ausencia de una precisión clara en la normativa civil sobre esta materia, que se
traduce en un evidente vacío jurídico, provoca una tendencia jurisprudencial que, a manera
de precedente, puede ser invocada en casos futuros sobre los anticipos de legítima que no
hace sino vulnerar el principio "Pacta Sum Servanda" entre las partes contratantes al
justificarse indebidamente con la revocatoria del anticipo de legítima su carácter aleatorio;
Que, dichas ejecutorias revelan una inadecuada aplicación del Código Civil, sin diferenciar
la transmisión de bienes entre vivos y las correspondientes por causa de muerte, con lo que
la interpretación se efectúa en base a una aplicación extensiva del artículo 798º del Código
Civil;
Que, en efecto dicha norma se refiere al derecho del testador de revocar en cualquier
tiempo sus disposiciones testamentarias, mas no faculta al donante que efectúa un anticipo
de herencia a que la pueda revocar, dado que se estaría suponiendo que lo entregado al
heredero forzoso es la aceptación de su herencia futura, realizándose así un contrato (de
donación) sobre el derecho de suceder en los bienes de una persona que no ha fallecido,
situación que se encuentra proscrita en nuestro Código sustantivo;
Que, en base a lo señalado resulta conveniente precisar los alcances del anticipo de
legítima, estableciendo en forma expresa que las donaciones entre vivos no pueden
revocarse unilateralmente, sin perjuicio de que puedan aplicarse las formas de terminación
o de suspensión del contrato, de acuerdo a lo pactado por ambas partes o por las causas
que establece el Código Civil;
Por tanto:
EL CONGRESO DE LA REPUBLICA
Ha dado la ley siguiente:
“Artículo 1662º.- La donación que ha de producir sus efectos por muerte del donante, se
rige por las reglas establecidas para la sucesión testamentaria.
FUNDAMENTO
Constituye una prohibición general imperativa la nulidad de todo contrato sobre el derecho
de suceder en los bienes de una persona que no ha muerto, conforme al artículo 1405º del
Código Civil. En esa direccionalidad, el artículo 678º del Código acotado establece de que
no existe aceptación ni renuncia de herencia futura.
Si bien existen estas prohibiciones expresas en el Código, ello no es obstáculo para que
válidamente, y con plena validez jurídica, se produzcan donaciones entre parientes que
finalmente pueden tener la situación de herederos por el fallecimiento de algunos de ellos,
en cuyo caso tiene la categoría de anticipo de legítima en el proceso de colación de bienes.
"Artículo 831.- Las donaciones u otras liberalidades que, por cualquier título, hayan recibido
del causante sus herederos forzosos, se considerarán como anticipo de herencia para el
efecto de colacionarse, salvo dispensa de aquél."
Una persona en vida puede disponer de sus bienes libremente sin más limitaciones, si tiene
herederos forzosos- que lo que puede disponer por testamento, es decir un tercio de sus
bienes.
Si parte de esos bienes los transfiere, en vida, a los que por ley serán en el futuro sus
herederos forzosos, estos tienen la categoría de donación.
Sólo al fallecer el donante, los bienes que fueron transferidos gratuitamente al donatario -
que se convierte en heredero- se reputarán como parte de la herencia que le correspondía
recibir. Esta norma tiene el objeto de salvaguardar el derecho de los demás herederos a fin
que todos hereden en forma equitativa.
Como podrá advertirse, el hecho que a futuro este tipo de ejecutorias convierta en
precedente obligatorio hace que se genere incertidumbre y falta de predictibilidad en las
relaciones económicas y sociales por la falta de seguridad jurídica entre las partes al
establecer la revocatoria unilateral de un contrato, como es la donación.
La carencia de precisión de las normas del Código Civil sobre esta materia, que comporta
un vacío jurídico, promueve una tendencia interpretativa judicial errada sobre la naturaleza
de los anticipos de legítima que en buena cuenta legitima una transgresión constante al
principio de la fuerza vinculante entre las partes en un contrato, según previsión del artículo
1361º del Código Civil;
A pesar de tratarse de un contrato, en el caso del anticipo de herencia, tiene con la solución
jurisprudencial la aleatoriedad de su revocatoria en cualquier momento.
Sin duda, la interpretación que se efectúa en base a una aplicación extensiva del artículo
798º. del Código Civil, referente al derecho del testador de revocar en cualquier tiempo, sus
disposiciones testamentarias, para que el donante que efectúa un anticipo de herencia la
pueda revocar, es incorrecta, dado que en ella se está suponiendo que lo entregado al
heredero forzoso es la aceptación de su herencia futura, realizándose un contrato (de
donación) sobre el derecho de suceder en los bienes de una persona que no ha muerto,
situación que se encuentra prohibida en el Código.
En base a lo reseñado, se considera conveniente proponer una norma que precise los
alcances del anticipo de legítima, estableciendo en forma expresa que las donaciones entre
vivos no pueden revocarse unilateralmente. Esto no obstaculiza para que puedan aplicarse
las formas determinación o de suspensión del contrato, de acuerdo a la voluntad de ambas
partes o por las causas que establece el Código Civil.
Artículo 1622°. - Donación “mortis causa”
La donación que ha de producir sus efectos por muerte del donante, se rige por las
reglas establecidas para la sucesión testamentaria.
La persona, al igual que dispone de sus bienes patrimoniales para el momento que no será
más de este mundo, puede también decidir voluntariamente el destino final de ese objeto
sui géneris que será su cuerpo sin vida. Esta facultad comprende no solamente la libertad
de decidir las condiciones de sus funerales, ya sea que sus restos sean objeto de
inhumación o cremación (artículo 13 C.C.), sino también la libertad de donar su cuerpo a la
ciencia. El derecho de disponer de su propio cadáver podría entenderse como un derecho
de la personalidad que se prolonga más allá de ese acontecimiento cierto, pero de fecha
imprevisible que es la muerte.
En primer lugar, el carácter altruista de la cesión. La disposición post mortem del cuerpo
solo puede fundarse en un gesto desinteresado o filantrópico: el principio es la gratuidad.
Esta condición aparece como la prolongación natural del carácter no patrimonial del cuerpo
de la persona. El cuerpo humano es inalienable; en vida o después de su muerte no puede
ser objeto de un derecho patrimonial. En efecto, el artículo 3 del Reglamento de la Ley NQ
23415 Ley de Transplantes de Órganos y Tejidos, modificada por la Ley NQ 24703 D.S.
NQ 01488SA, ratifica el principio declarando nula toda cesión de órganos o tejidos para
transplantes o injertos, entre seres vivos o procedentes de un cadáver, realizados en forma
onerosa o bajo modalidades encubiertas de compensaciones, ventajas, beneficios de orden
pecuniario, económico u otras compensaciones de similar naturaleza.
La exigencia de la dimensión altruista de la disposición del cuerpo sin vida tiene un valor
simbólico esencial que se explica en razón del origen humano de los restos mortales. El
legislador tiende así a remarcar que el reconocimiento de la facultad de disponer del
cadáver no implica la atribución de un derecho de propiedad. Evidentemente, el derecho de
propiedad supone la posibilidad real de alienar la cosa. En segundo lugar, la ley establece
que la disposición del cadáver debe obedecer a una finalidad de interés social o para la
prolongación de la vida humana. Se consagra así, implícitamente, el derecho de la sociedad
a utilizar el cadáver en beneficio del interés colectivo.
En tercer lugar, la ley señala quiénes pueden ser beneficiarios del acto de disposición
y establece que éste solo puede favorecer a la persona designada como beneficiaria o a
instituciones científicas, docentes, hospitalarias o bancos de órganos o tejidos sin fines de
lucro. La ley establece que el imperativo de la gratuidad se impone a la persona que
dispone de su cuerpo para después de su muerte, así como también a la entidad
beneficiaria de la disposición. La exigencia del carácter altruista de la cesión y la ausencia
de finalidad lucrativa de la utilización aparecen como los dos vasos comunicantes
destinados a evitar toda comercialización de los restos mortales. La ley excluye las
convenciones que tengan por objeto conferir al cuerpo sin vida un valor pecu niario. La
exclusión del intercambio mercantil resulta de la calificación negativa del cadáver: no es una
cosa cualquiera que pueda ser objeto de lucro. Es un objeto sui géneris "digno de respeto y
de piedad" (artículo 22, Reglamento de la Ley N° 23415 Ley de Transplantes de Órganos y
Tejidos, modificada por la Ley N° 24703 D.S. N° 01488SA).
CONCLUSIONES
1. CARBONNIER, Jean. Drait Civil, Les personnes, Presses Universitaires de France. Collection Thémis.
20' edición. París, 1996
2. FERNÁNDEZ SESSAREGO, Carlos. Derecho de las Personas, Exposición
de motivos y comentarios al Libro I del Código Civil Peruano. 7" edición. Grijley.2000.