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UNIVERSIDAD PRIVADA DE TACNA

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

ANÁLISIS DEL ARTÍCULO 1622 D


Derecho Civil V

DOCENTE : ABOG. MARTÍN EDUARDO GONZALES LAGUNA


ESTUDIANTE : FÁTIMA ALARCÓN CORONADO
CICLO : VII I

TACNA – PÉRÚ
2023
Tabla de contenido
INTRODUCCIÓN.........................................1
ANÁLISIS DEL ARTÍCULO 1622 DEL CÓDIGO CIVIL 1
CONCLUSIONES........................................8
BIBLIOGRAFÍA............................................9
INTRODUCCIÓN

Temprano surgió en la vida civil, la idea de sucesión testamentaria, aunque con


características muy diferentes de lo que representa su estado actual. En un principio, la
transmisión mortis causa estaba vinculada con la religión, junto con las nociones
de familia y propiedad. Los bienes pasaban al heredero, como consecuencia natural
de la continuidad del culto. Mientras eran un atributo de la comunidad doméstica, la
sucesión fue solo legal. (Da Silva Pereira, 2013, p. 165)

Sin embargo, a medida que la propiedad se individualiza, el hombre siente la


necesidad de afirmarse después de la muerte, eligiendo quien recibirá sus posesiones,
en estrecha correlación con la indicación de quién pueda perpetuar el culto. (Ídem)

En otras palabras, la potestad de disponer por testamento aparece posteriormente


cuando la propiedad colectiva se transforma en propiedad individual. Surge entonces
con una concepción individualista de la sociedad, como la más directa y enérgica
afirmación del derecho de propiedad individual. (Zárate del Pino, 1998, p. 130)

Se ha discutido igualmente si es que las personas deben tener o no libertad para


disponer de sus bienes mediante testamento para cuando haya dejado de existir, o si
debe ser el legislador el que señale en forma imperativa a quienes debe transmitir el
patrimonio que dejan las personas a su fallecimiento (Ídem)

En nuestro ordenamiento legal, el testamento y la ley, vía declaración de herederos,


constituyen las dos únicas fuentes del derecho sucesorio. No son admitidos los pactos
sucesorios. El tema de las fuentes resulta muy importante porque de ellas provienen
los títulos sin los cuales el heredero no podría ejercitar sus derechos sucesorios
adquiridos a la muerte del causante. (Fernández Arce, 2014, p. 173)

ANÁLISIS DEL ARTÍCULO 1622 DEL CÓDIGO CIVIL

ANTECEDENTE

EFECTO DE LA VIGENCIA DE LA NORMA SOBRE LA LEGISLACIÓN NACIONAL


La norma que se propone debería incluirse necesariamente en el Código Civil dado que las
normas sobre la donación y las normas vinculadas a la transmisión de bienes por causa de
muerte se encuentran en dicho cuerpo de leyes.

Con la precisión de los alcances de la figura del anticipo de legítima vía modificación del
artículo 1622º del Código Civil, se evitará en el futuro que se produzcan situaciones
similares que ponen en duda la seguridad jurídica necesaria para las interrelaciones
jurídicas en la sociedad.

ANÁLISIS COSTO BENEFICIOSO

La denominada figura del anticipo de legítima, por falta de precisión en las normas, se
presta a indebidas interpretaciones que implican en varios casos, procesos judiciales con la
incertidumbre que estos generan.

Por ello, se hace imperioso realizar una precisión respecto de su naturaleza y su alcance, lo
que obviamente contribuirá a una mejor aplicación de sus efectos, otorgando los niveles
suficientes de confianza en las transacciones en el mercado.

Ley que precisa los alcances del anticipo de legítima en el artículo 1622º del Código
Civil

El Congresista de la República que suscribe, Ing, Glodomiro Sánchez Mejía, miembro del
Grupo Parlamentario Perú Posible, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 107º de la
Constitución Política, en concordancia con lo establecido en el artículo 75º del Reglamento
del Congreso, propone el siguiente Proyecto de Ley;

Considerando:

Que, si bien por un lado, es un práctica extendida que la figura de la donación entre
parientes ha sido y es utilizada sistemáticamente por diversas razones, al amparo de las
normas contractuales que prevén nuestro ordenamiento civil al respecto, a fin de facilitar la
transmisión de bienes entre parientes a título gratuito;

Que, sin embargo, reiterada jurisprudencia ha venido interpretando que la figura del anticipo
de legítima, no participa plenamente de la naturaleza jurídica de la donación y, por el
contrario asume que es una institución sobre la que puede aplicarse normas del derecho
sucesorio;

Que, en este sentido, no es infrecuente que se resuelva en los casos justiciables


pertinentes que el anticipo de herencia puede ser revocada unilateralmente por el donante;

Que, como podrá advertirse, el hecho que ésta repetida interpretación jurisprudencial se
convierta en precedente obligatorio hace que se genere una gran incertidumbre en las
relaciones económicas y sociales por la falta de seguridad jurídica entre las partes al
establecer la revocatoria unilateral de un contrato, como es la donación;

Que, la ausencia de una precisión clara en la normativa civil sobre esta materia, que se
traduce en un evidente vacío jurídico, provoca una tendencia jurisprudencial que, a manera
de precedente, puede ser invocada en casos futuros sobre los anticipos de legítima que no
hace sino vulnerar el principio "Pacta Sum Servanda" entre las partes contratantes al
justificarse indebidamente con la revocatoria del anticipo de legítima su carácter aleatorio;

Que, dichas ejecutorias revelan una inadecuada aplicación del Código Civil, sin diferenciar
la transmisión de bienes entre vivos y las correspondientes por causa de muerte, con lo que
la interpretación se efectúa en base a una aplicación extensiva del artículo 798º del Código
Civil;

Que, en efecto dicha norma se refiere al derecho del testador de revocar en cualquier
tiempo sus disposiciones testamentarias, mas no faculta al donante que efectúa un anticipo
de herencia a que la pueda revocar, dado que se estaría suponiendo que lo entregado al
heredero forzoso es la aceptación de su herencia futura, realizándose así un contrato (de
donación) sobre el derecho de suceder en los bienes de una persona que no ha fallecido,
situación que se encuentra proscrita en nuestro Código sustantivo;

Que, en base a lo señalado resulta conveniente precisar los alcances del anticipo de
legítima, estableciendo en forma expresa que las donaciones entre vivos no pueden
revocarse unilateralmente, sin perjuicio de que puedan aplicarse las formas de terminación
o de suspensión del contrato, de acuerdo a lo pactado por ambas partes o por las causas
que establece el Código Civil;

Por tanto:
EL CONGRESO DE LA REPUBLICA
Ha dado la ley siguiente:

Artículo 1º Modifica el artículo 1622º del Código Civil


Modifícase el artículo 1622º del Código Civil, en los términos siguientes:

“Artículo 1662º.- La donación que ha de producir sus efectos por muerte del donante, se
rige por las reglas establecidas para la sucesión testamentaria.

La donación, denominada anticipo de legítima, no puede ser revocada


unilateralmente, salvo el caso previsto en el artículo 1637º del presente Código”.

Artículo 2º Deroga dispositivos legales


Derógase todas aquellas normas que se opongan a la presente ley.

Lima, 24 de Junio del 2002.

FUNDAMENTO

Constituye una prohibición general imperativa la nulidad de todo contrato sobre el derecho
de suceder en los bienes de una persona que no ha muerto, conforme al artículo 1405º del
Código Civil. En esa direccionalidad, el artículo 678º del Código acotado establece de que
no existe aceptación ni renuncia de herencia futura.

Si bien existen estas prohibiciones expresas en el Código, ello no es obstáculo para que
válidamente, y con plena validez jurídica, se produzcan donaciones entre parientes que
finalmente pueden tener la situación de herederos por el fallecimiento de algunos de ellos,
en cuyo caso tiene la categoría de anticipo de legítima en el proceso de colación de bienes.

En efecto, de producirse la situación de fallecimiento, en relación a los bienes previamente


recibidos por el heredero forzoso, se abre paso a la aplicación de una institución jurídica
que se denomina la colación.

El artículo 831 del Código Civil establece:

"Artículo 831.- Las donaciones u otras liberalidades que, por cualquier título, hayan recibido
del causante sus herederos forzosos, se considerarán como anticipo de herencia para el
efecto de colacionarse, salvo dispensa de aquél."

Una persona en vida puede disponer de sus bienes libremente sin más limitaciones, si tiene
herederos forzosos- que lo que puede disponer por testamento, es decir un tercio de sus
bienes.

Si parte de esos bienes los transfiere, en vida, a los que por ley serán en el futuro sus
herederos forzosos, estos tienen la categoría de donación.

Sólo al fallecer el donante, los bienes que fueron transferidos gratuitamente al donatario -
que se convierte en heredero- se reputarán como parte de la herencia que le correspondía
recibir. Esta norma tiene el objeto de salvaguardar el derecho de los demás herederos a fin
que todos hereden en forma equitativa.

Si bien en la práctica la figura de la donación entre parientes ha sido utilizada


sistemáticamente por diversas razones, con plena vigencia de las normas contractuales, en
los últimos tiempos la sociedad civil ha conocido de una sentencia que, creando un nuevo
alcance para la figura del anticipo de legítima, pone en peligro la seguridad jurídica que
venía ofreciendo esta figura jurídica que facilita la transmisión de bienes entre parientes a
título gratuito.
En efecto, reiterada jurisprudencia interpreta sesgadamente que la donación, en la
modalidad de anticipo de legítima, no participa plenamente de la figura contractual de la
donación y, por el contrario asume que es una institución sobre la que puede aplicarse
normas del
derecho sucesorio. Bajo esta premisa, resuelve señalando que este tipo de donación puede
ser revocada unilateralmente por el donante.

Como podrá advertirse, el hecho que a futuro este tipo de ejecutorias convierta en
precedente obligatorio hace que se genere incertidumbre y falta de predictibilidad en las
relaciones económicas y sociales por la falta de seguridad jurídica entre las partes al
establecer la revocatoria unilateral de un contrato, como es la donación.

La carencia de precisión de las normas del Código Civil sobre esta materia, que comporta
un vacío jurídico, promueve una tendencia interpretativa judicial errada sobre la naturaleza
de los anticipos de legítima que en buena cuenta legitima una transgresión constante al
principio de la fuerza vinculante entre las partes en un contrato, según previsión del artículo
1361º del Código Civil;

A pesar de tratarse de un contrato, en el caso del anticipo de herencia, tiene con la solución
jurisprudencial la aleatoriedad de su revocatoria en cualquier momento.

En realidad no se hace una adecuada aplicación del Código Civil, diferenciando la


transmisión de bienes entre vivos y las correspondientes por causa de muerte.

Sin duda, la interpretación que se efectúa en base a una aplicación extensiva del artículo
798º. del Código Civil, referente al derecho del testador de revocar en cualquier tiempo, sus
disposiciones testamentarias, para que el donante que efectúa un anticipo de herencia la
pueda revocar, es incorrecta, dado que en ella se está suponiendo que lo entregado al
heredero forzoso es la aceptación de su herencia futura, realizándose un contrato (de
donación) sobre el derecho de suceder en los bienes de una persona que no ha muerto,
situación que se encuentra prohibida en el Código.

En base a lo reseñado, se considera conveniente proponer una norma que precise los
alcances del anticipo de legítima, estableciendo en forma expresa que las donaciones entre
vivos no pueden revocarse unilateralmente. Esto no obstaculiza para que puedan aplicarse
las formas determinación o de suspensión del contrato, de acuerdo a la voluntad de ambas
partes o por las causas que establece el Código Civil.
Artículo 1622°. - Donación “mortis causa”

La donación que ha de producir sus efectos por muerte del donante, se rige por las
reglas establecidas para la sucesión testamentaria.

La persona, al igual que dispone de sus bienes patrimoniales para el momento que no será
más de este mundo, puede también decidir voluntariamente el destino final de ese objeto
sui géneris que será su cuerpo sin vida. Esta facultad comprende no solamente la libertad
de decidir las condiciones de sus funerales, ya sea que sus restos sean objeto de
inhumación o cremación (artículo 13 C.C.), sino también la libertad de donar su cuerpo a la
ciencia. El derecho de disponer de su propio cadáver podría entenderse como un derecho
de la personalidad que se prolonga más allá de ese acontecimiento cierto, pero de fecha
imprevisible que es la muerte.

Pero el poder reconocido a la voluntad humana no es absoluto ni omnipotente. En razón del


respeto debido a la memoria de la persona, al dolor de sus próximos y, evidentemente, a
consideraciones de seguridad y orden público, la ley impone ciertos límites. La validez
y eficacia de la cesión póstuma del cuerpo están subordinadas a tres condiciones de
carácter general.

En primer lugar, el carácter altruista de la cesión. La disposición post mortem del cuerpo
solo puede fundarse en un gesto desinteresado o filantrópico: el principio es la gratuidad.
Esta condición aparece como la prolongación natural del carácter no patrimonial del cuerpo
de la persona. El cuerpo humano es inalienable; en vida o después de su muerte no puede
ser objeto de un derecho patrimonial. En efecto, el artículo 3 del Reglamento de la Ley NQ
23415 Ley de Transplantes de Órganos y Tejidos, modificada por la Ley NQ 24703 D.S.
NQ 01488SA, ratifica el principio declarando nula toda cesión de órganos o tejidos para
transplantes o injertos, entre seres vivos o procedentes de un cadáver, realizados en forma
onerosa o bajo modalidades encubiertas de compensaciones, ventajas, beneficios de orden
pecuniario, económico u otras compensaciones de similar naturaleza.

La exigencia de la dimensión altruista de la disposición del cuerpo sin vida tiene un valor
simbólico esencial que se explica en razón del origen humano de los restos mortales. El
legislador tiende así a remarcar que el reconocimiento de la facultad de disponer del
cadáver no implica la atribución de un derecho de propiedad. Evidentemente, el derecho de
propiedad supone la posibilidad real de alienar la cosa. En segundo lugar, la ley establece
que la disposición del cadáver debe obedecer a una finalidad de interés social o para la
prolongación de la vida humana. Se consagra así, implícitamente, el derecho de la sociedad
a utilizar el cadáver en beneficio del interés colectivo.

Una vez constatada la muerte, a partir de la comprobación de la cesación definitiva e


irreversible de la función cerebral de acuerdo con las exigencias establecidas en el artículo
25 del referido Reglamento, el cadáver puede destinarse en cumplimiento de la voluntad
expresada en vida por el de cujus a una finalidad de interés social, es decir, a fines
científicos (de investigación o enseñanza de las ciencias médicas) o para la prolongación de
la vida humana, es decir, para fines terapéuticos (extracción de órganos o tejidos para
transplantes). En suma, el acto de disposición del cuerpo sin vida debe ser motivado
esencialmente y exclusivamente por el deber de solidaridad social.

En tercer lugar, la ley señala quiénes pueden ser beneficiarios del acto de disposición
y establece que éste solo puede favorecer a la persona designada como beneficiaria o a
instituciones científicas, docentes, hospitalarias o bancos de órganos o tejidos sin fines de
lucro. La ley establece que el imperativo de la gratuidad se impone a la persona que
dispone de su cuerpo para después de su muerte, así como también a la entidad
beneficiaria de la disposición. La exigencia del carácter altruista de la cesión y la ausencia
de finalidad lucrativa de la utilización aparecen como los dos vasos comunicantes
destinados a evitar toda comercialización de los restos mortales. La ley excluye las
convenciones que tengan por objeto conferir al cuerpo sin vida un valor pecu niario. La
exclusión del intercambio mercantil resulta de la calificación negativa del cadáver: no es una
cosa cualquiera que pueda ser objeto de lucro. Es un objeto sui géneris "digno de respeto y
de piedad" (artículo 22, Reglamento de la Ley N° 23415 Ley de Transplantes de Órganos y
Tejidos, modificada por la Ley N° 24703 D.S. N° 01488SA).
CONCLUSIONES

Como resulta evidente del artículo transcripto, es válido el acto por


el cual una persona dispone altruistamente de todo o parte de su cuerpo para que sea
utilizado, después de su muerte, con fines de interés social o para la prolongación de la vida
humana. La disposición favorece sólo a la persona designada como beneficiaria o a
instituciones científicas, docentes, hospitalarias o bancos de órganos o tejidos que no
persigan fines de lucro.
BIBLIOGRAFÍA

1. CARBONNIER, Jean. Drait Civil, Les personnes, Presses Universitaires de France. Collection Thémis.
20' edición. París, 1996
2. FERNÁNDEZ SESSAREGO, Carlos. Derecho de las Personas, Exposición
de motivos y comentarios al Libro I del Código Civil Peruano. 7" edición. Grijley.2000.

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