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La acción de sustrato autóctono:

El sustrato lingüístico o substrato lingüístico es, sobre todo en caso de pueblos conquistados
por otros de lengua distinta, el conjunto de influencias léxicas, fonéticas y gramaticales que
ejerce la lengua originalmente hablada en el territorio sobre la lengua que la sustituye. Cuando
el fenómeno ocurre al revés se habla de superestrato.
Por ejemplo, el dominio romano en la península ibérica produjo la desaparición de las lenguas
aborígenes de la región, con excepción del vasco. Sin embargo, muchas de sus características
aún quedan como substrato en el castellano; así, algunos lingüistas consideran que
la desaparición de la inicial latina f- resultando una h-, inicialmente aspirada y posteriormente
muda, parece deberse a la influencia vascuence, pues esta lengua rechazaba el fonema “f”.
En la evolución de una lengua, como el español desde el latín, intervienen no solo factores
internos (la evolución del latín por sí mismo), sino también factores externos, es decir, la
influencia causada por el contacto con otras lenguas.
Así pues, podemos decir que el español actual es el resultado no exclusivamente de la evolución
del latín de la Hispania romana dentro de su propia burbuja, de forma aislada o autárquica, sino
que también influyeron en su evolución otras lenguas con las que la lengua fue estando en
contacto: prerromanas o paleohispánicas, visigodo, árabe, etc.

El lingüista italiano Graziadio Isaia Ascoli (siglo xix) ideó una metáfora geológica de estratos
lingüísticos, según la cual la relación de lenguas en contacto podía ser de sustrato, superestrato
o adstrato.

Sustrato
La relación de sustrato hace referencia a la influencia que recibe una lengua que se superpone
a otra. En nuestro caso, sería el latín respecto a las lenguas prerromanas: qué influencias ha
recibido el latín de las lenguas paleohispánicas. En un principio, la relación de sustrato implica
que la(s) lengua(s) de sustrato ha(n) desaparecido.

Esta desaparición de la lengua de sustrato (la que se encontraba primero) rara vez se da por un
exterminio de sus hablantes —en ese caso probablemente no habría tiempo suficiente como
para influir en la otra lengua—, sino que suelen ser los propios hablantes los que optan por
abandonarla en favor de la otra —normalmente, son sus hijos los que la aprenden ya como
lengua nativa—, pues la consideran la lengua que les ofrecerá más posibilidades en la nueva
sociedad.
Un efecto de sustrato es el resultado de un proceso diacrónico de cambio de lengua en el que
una comunidad, al abandonar su lengua materna y empezar a utilizar otra que le ha sido
impuesta desde arriba —es decir, por otra comunidad más fuerte— transfiere rasgos de su
lengua original a la nueva, por un proceso de admixtión. Frecuentemente se dice, por ejemplo,
que el inglés irlandés tiene efectos de sustratos procedentes del gaélico irlandés.
Diccionario de sociolingüística, de Trudgill y Hernández Campoy
Aunque no se trata exactamente de una relación de sustrato, es similar al caso de los
hispanoamericanos (p. ej. mexicanos) que emigraban a Estados Unidos y obligaban a sus hijos a
comunicarse siempre inglés, llegando a veces incluso a no aprender nada de español.
Superestrato
La relación de superestrato es la contraria a la de sustrato: es la influencia de la lengua que llega
nueva sobre la lengua que ya se encontraba en un determinado lugar. Sin embargo, la lengua
advenediza acaba desapareciendo. Por ejemplo, las lenguas germánicas de los visigodos (etc.)
que llegaron a la península ibérica fueron abandonadas, pero llegaron a tener influencia sobre
el latín peninsular.
Término sociolingüístico opuesto al de sustrato, en el que el grupo que experimenta el cambio
de lengua es más fuerte, como es el caso de los señores francos germanoparlantes del norte de
Francia, quienes tuvieron que abandonar el uso del alemán no sin dejar su presencia en el
francés moderno.
Diccionario de sociolingüística, de Trudgill y Hernández Campoy

Adstrato
La relación de adstrato (o parastrato) es la influencia de una lengua sobre otra, vecinas, como
resultado de la convivencia en un determinado territorio. Se trata de adstrato cuando ninguna
de las dos lenguas ha desaparecido. Aunque frecuentemente se habla de «sustrato vasco»,
probablemente sería más apropiado hablar de una relación de adstrato. También puede
entenderse como adstrato la relación del árabe con los romances norteños durante la ocupación
musulmana.
Término sociolingüístico empleado generalmente para referirse a situaciones en las que dos
grupos de estatus muy similar entran en contacto y mutuamente se ejercen influencia en sus
lenguas sin que llegue a haber cambio de lengua, siendo el resultado de este fenómeno conocido
como área lingüística.
Diccionario de sociolingüística, de Trudgill y Hernández Campoy
Estrato
Conjunto de elementos que, con determinados caracteres comunes, se ha integrado con otros
conjuntos previos o posteriores para la formación de una entidad o producto históricos, de un
a lengua. (RAE)

El substrato como causa de diferenciación


Una teoría largamente usada en filología románica para explicar la diferente evolución del
latín en los territorios de la Romania es que en cada uno de los territorios antes de la conquista
romana existían pueblos que hablaban lenguas diversas. Al adquirir el latín como segunda
lengua los habitantes de esos territorios podrían haber trasladado características de su lengua
nativa al latín coloquial que hablaban. Esta idea aunque razonable en términos generales, no
parece explicar ni siquiera una fracción apreciable de las características observadas.
Un caso más claro es la diferenciación del español en América, donde la relación entre las
características de las lenguas indígenas de América y las variedades modernas de español
habladas en los mismos territorios no es muy fuerte, y frecuentemente se manifiestan casi
exclusivamente en un puñado de préstamos léxicos.
La teoría del substrato como causa de diferenciación lingüística se daría sobre todo a nivel léxico,
y en menor medida a nivel fonético. En cuanto a la gramática y a la sintaxis, la influencia del
substrato no parece explicar prácticamente nada.

Nuestro idioma, herramienta común que nos hermana, a veces es empleado con pocos
miramientos y, como ente vivo que es, precisa mimo y atención. Para amar un idioma hay que
aprender a conocerlo y eso nos permitirá ser más plurales y más generosos con las lenguas que
nos rodean porque nos mostrará los puntos de unión que hay entre unos idiomas y otros.

ELEMENTOS PRERROMANOS (SUSTRATO)

El castellano -el español- está formado por dos grandes grupos lingüísticos:

1- el latín vulgar, como elemento básico.

2-otros idiomas: árabe, germánico, lenguas prerromanas...

Las lenguas prerromanas son aquellas que se hablan en la Península Ibérica antes del
desembarco de los romanos en Ampurias el año 218 a. C.

Parece que en la Península se hablaban lenguas diversas, resumiendo mucho, como el ibérico
en la zona este, el vasco en una zona más amplia que la actual, el tarteso en la zona suroeste y
el resto de la Península estaba ocupado por pueblos que hablaban lenguas de procedencia
indoeuropea (el ligur, el celta...).

Del pueblo tarteso sabemos que logró una civilización pujante. En cuanto a los íberos era un
pueblo de cultura no tan elevada como la tartesa, pero también muy civilizado. Había en sus
costas colonias griegas que se instalaron con el ánimo de comerciar, no para ocupar el territorio,
y el pueblo íbero, que carecía de alfabeto, adoptó el alfabeto griego y eso nos ha creado
problemas porque son dos sistemas fonéticos distintos: el silábico y el alfabético.

Todas estas cuestiones nos llevan al término sustrato que sería la primera capa lingüística de la
que tenemos noticias; es decir, el poso prerromano. Así, estas lenguas dejaron influencias en la
latina. Vemos, a vuela pluma:

-restos de la lengua ibérica en el castellano (a través del latín): perro, barro, manteca, carrasca,
chaparro...

-en cuanto al vasco -que no es una lengua indoeuropea- ha dejado también su impronta en el
castellano: izquierdo, pizarra, gorrión...

-otros restos prerromanos son las del celta como vera, cerro, losa, greña...

Los restos del sustrato, para acabar, dependen de varios factores, entre ellos el mayor o menor
parentesco lingüístico entre las dos lenguas (primitiva y la que se sobrepone). La influencia no
es igual si están emparentadas o si son distintas, eso es evidente.

LATÍN (ESTRATO)

El latín vulgar es el elemento fundamental sobre el que se desarrollan las lenguas románicas. En
el año 218 a. C. desembarca en Ampurias un ejército romano bajo el mando de Cneo Escipión,
con motivo de la II Guerra Púnica. A partir de aquí, soslayando las cuestiones históricas, se inicia
la conquista en dos direcciones básicas:

-desde el Este hasta el Oeste

-desde el Sur al Norte

Esta conquista provoca una serie de levantamientos, sobre todo de las tribus menos civilizadas
(celtíberos y lusitanos, el caso de Numancia, por ejemplo).

Hispania quedará dividida en dos provincias:

-Hispania Citerior

-Hispania Ulterior

Ambas gobernadas por pretores. Tras muchos esfuerzos, se pacifica toda la Península -salvo el
Norte-. La romanización se produce con mucha rapidez en las zonas más culturizadas: el levante
y el sur (la Bética). En general, los romanos tienden a respetar las instituciones de los pueblos
que conquistan, aunque son los propios pueblos conquistados los que abandonan sus
costumbres por las otras que consideran superiores.

Las ciudades no eran muy populosas, pero disponen de todos los elementos de la ciudad
romana: teatro, circo, foro, tiendas... Así se produce el florecimiento de una serie de
personalidades y se concede el derecho de ciudadanía romana a los hispanos. Nombres como
Trajano, el primer emperador no romano, Marcial, Lucano, Quintiliano, etc. han de ser
recordados por su procedencia hispánica.

El latín sobre el que se desarrolla el castellano no es el latín culto, sino el latín vulgar, el que
hablaban los legionarios, los conquistadores. De la evolución del latín, más los otros elementos
comentados surge el primitivo castellano; surgen también las lenguas románicas o romances o
neolatinas. Al pueblo romano no sólo debemos el idioma, sino una actitud cultural, una
influencia notable que ha llegado hasta nuestros días.

El latín del Imperio no era uniforme porque el territorio del Imperio Romano era extensísimo y
no resultaba fácil establecer las conexiones con los distintos territorios; así, posteriormente,
cada sector se iría diferenciando de Roma y se irían perdiendo los lazos con el latín. El proceso
se acelera con la caída del Imperio Romano de Occidente.

ELEMENTOS GERMÁNICOS (SUPERESTRATO)

En el S. V d. C. al sustrato latino se sobrepone otra capa lingüística, que recibe el nombre de


superestrato. En el año 409 se produce la invasión germánica; suevos, alanos y vándalos invaden
la Península. Poco después, entra otra invasión, la de los visigodos, que es quien deja los restos
lingüísticos más singulares. Era un pueblo muy romanizado. Así, se mantuvo el latín como lengua
dominante y común en toda la Península. Los invasores fueron abandonando su lengua materna
a cambio del latín, aunque aportan algunos rasgos, dentro del aspecto militar (guerra, heraldo,
espía, yelmo...), en la toponimía (Godino), en la antroponimía (Álvaro, Fernando, Rodrigo,
Elvira...- y otros.
ELEMENTO ÁRABE (SUPERESTRATO)

El latín, con los elementos germánicos, fue evolucionando hasta que el 711 se produjo la
invasión por parte de los árabes y la Península quedó ocupada por otra capa lingüística. La
influencia lingüística del árabe es fundamental para el castellano. Según Américo Castro, el
español es el resultado de la confluencia de tres factores: lo hispanoamericano, lo árabe y lo
judío. El pueblo árabe era un pueblo vivo, con ideas, que ocupa pronto la Península, llega a los
Pirineos y en Potiers son detenidos por Carlos Martel, aunque el dominio de la Península, salvo
el núcleo del Norte, es total. En el 756 un Omeya llega a España, huyendo de la matanza de su
dinastía, y se erige como emir independiente. Es Abderramán I, que se establece en Córdoba.
En 912 ABderramán III se proclama Califa y se mantiene el califato hasta principios del S. XII.
Poco después se produce la dispersión en los Reinos de Taifas, pero eso ya es otra historia.

El pueblo árabe, en principio, respetaba al pueblo dominado, el pueblo mozárabe, que eran los
súbditos hispanos, romano-visigodos. Progresivamente, conforme se organiza la resistencia del
norte, hay miedo y se presiona sobre los núcleos mozárabes. El pueblo y la lengua mozárabe
quedó eliminada y sólo tenemos unos restos: las jarchas.

La influencia del árabe en el castellano es, salvo algún rasgo morfológico y fonético como "ojalá"
que es un giro curioso. Significa "Quiera Alá" y llama la atención que lo siga empleando un
pueblo, el español, que, al invocar a Dios, lo haga con Alá, o los indefinidos "zutano, fulano o
mengano" o el sufijo en "i" (alfonsí); bien, salvo estos elementos, la influencia del árabe en
elementos léxicos es impresionante: entre cuatro y cinco mil arabismos conserva el castellano.
Términos que se incorporan a todos los ámbitos de la vida: terminología militar (adalid, alférez,
atalaya), vida pública (alcalde), agricultura (acequia, noria, alcachofa, azafrán, azúcar, naranja...),
comercio -almacén, aduana, maravedí...), vida urbana (arrabal,...), ciencia (álgebra, algoritmo..),
toponimia (Guadalquivir, Guadalajara, medina...) y un largo etcétera de términos, muchos de
los cuales se inician con "al" que es el artículo árabe.

OTROS ELEMENTOS CONSTITUTIVOS DEL CASTELLANO

Otros idiomas han influido en la formación del castellano: los galicismos, provenzalismos,
catalanismos, americanismos... Sin embargo, no han sido una capa estable, sino que se han ido
incorporando por oleadas. Hoy en día una de los idiomas que más peso tiene es el inglés. Hay
que tener cuidado con los anglicismos, ya que la mayoría no son necesarios porque en el idioma
contamos con términos afines que deberían ser utilizados.

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