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El hombre que confundió su mujer con un sombrero – Oliver Sacks

Capítulo 10: Ray, el ticqueur ingenioso


En este capítulo, se nos adentra en el complejo mundo del síndrome de Tourette a
través del caso de Ray, un joven paciente que ha lidiado con esta condición desde
los primeros años de su vida. A sus 24 años, Ray se ve constantemente afectado
por una serie de tics y movimientos involuntarios, los cuales han llegado a definir en
cierto modo su día a día. Su fama se ha forjado en base a sus improvisaciones
repentinas e incontrolables, a menudo desencadenadas por un tic o un impulso
convulsivo, como “el golpeteo frenético de un tambor”. Estas manifestaciones
sorpresivas de su síndrome le han otorgado cierta habilidad en deportes como el
ping-pong, donde su extraordinaria rapidez de reflejos, aunque anormal, le permite
realizar tiros nerviosos y repentinos.
A pesar de haber logrado cierto éxito académico, completando sus estudios tanto en
la escuela como en la universidad, Ray enfrenta una serie de desafíos en su vida
adulta. La persistencia de sus tics ha dificultado su capacidad para mantener un
empleo estable, y su vida en pareja se ve afectada por las constantes
exclamaciones involuntarias que emanan de su boca.
Ante esta situación, Ray busca ayuda en la clínica del Dr. Sacks, quien le prescribe
el fármaco Haldol como tratamiento para controlar sus tics. Sin embargo, tras una
semana de tomar el medicamento, Ray experimenta una transformación interna que
lo hace sentirse diferente, más lento y paralizado. La sensación de pérdida de su
identidad anterior lo lleva a replantear su relación con el síndrome de Tourette y el
tratamiento prescrito. Decidiendo tomar el medicamento solo durante la semana
laboral, Ray busca preservar una parte de sí mismo que siente que se está
desvaneciendo bajo la influencia de la medicación.
El síndrome de Tourette, identificado por primera vez por Gilles de la Tourette en
1884, se caracteriza por una serie de manifestaciones que van desde movimientos
involuntarios hasta imitaciones y maldiciones repentinas. Este síndrome afecta áreas
específicas del cerebro, como los ganglios basales, el tálamo, el hipotálamo, el
sistema límbico y la amígdala, donde residen aspectos fundamentales de la
personalidad y la regulación emocional.
A través del caso de Ray, el Dr. Sacks nos invita a reflexionar sobre los complejos
mecanismos de adaptación que pueden desarrollarse en respuesta a una
enfermedad neurológica crónica. La vida de Ray, marcada por la constante
presencia del síndrome de Tourette, ejemplifica cómo uno puede llegar a
identificarse profundamente con su condición, incluso cuando esta presenta desafíos
significativos. De hecho, Ray no tenía experiencia de una vida normal, pero incluso
con la solución de tratamiento encontrada, es cierto que Ray no puede vivir sin
ninguno de sus síntomas de la Tourette y al final dice que “[…] no está mal cruzar la
línea para encontrarte contigo mismo”.
Es muy probable que si una persona se levanta de un día para otro con la patología
de Gilles de la Tourette se sienta confusa, sorprendida y preocupada por los
síntomas nuevos e inesperados que está experimentando. Puede sentirse frustrada
por los tics motores y vocales involuntarios y difíciles de controlar. También puede
experimentar ansiedad por la forma en que esto afectará a su vida cotidiana, sus
relaciones y sus actividades.
De hecho, si no estamos acostumbrados a vivir con estos síntomas, no se
convierten en parte de nosotros como en el caso de Ray, y la persona puede
sentirse extraña a sí misma, a la inversa de Ray que se siente extraño a sí mismo
cuando no presenta más sus tics.

BIBLIOGRAFIA:
https://core.ac.uk/reader/82535687?utm_source=linkout
Sacks Oliver, El hombre que confundió a su mujer con un sombrero. P106-117

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