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Mercurio de Valparaíso

1) LA CUEVA DEL CHIVATO

En Valparaíso, en los terrenos que hoy ocupa el edificio del Diario “El Mercurio”, desde 1899,
existía una cueva excavada en la roca de singular origen. Algunos vecinos aseguraban que su
existencia se debía a cateos mineros realizados en tiempos coloniales; otros pensaban que su
origen se debía a causas naturales, posiblemente producto de la continua acción del mar; pero los
más creían que su nacimiento obedecía a los invencibles poderes del demonio.

La caverna estaba situada muy cerca de unas peligrosas rompientes en donde el mar azotaba con
furia. Se comentaba que allí en ese misterioso lugar, el Diablo, transformado en un Chivo maligno,
se acercaba al Océano en busca de Sirenas que, de tiempo en tiempo, venían hasta los roqueríos a
peinar sus húmedas cabelleras.

LA CUEVA DEL CHIVATO, como se la denominó desde el siglo XVII, tomó posesión en la fértil
imaginación del pueblo y se fue transformando en un bullente aquelarre de brujos, con poderes
sobrenaturales y plenos de extraños y desgraciados acontecimientos.
Muy pronto la CUEVA DEL CHIVATO tomó dimensiones fabulosas y eran muy pocas las personas
que se aventuraban de noche a pasar por su fatídico boquerón.
Ubicada en un rocoso promontorio en el faldeo del Cerro Concepción, la cueva quedaba junto al
obligado camino que debían seguir quienes transitaban entre el Puerto y el Almendral o viceversa.
La población porteña aseguraba que, de noche, se aparecía el Maligno transformado en un
enorme Chivo dueño de tan potente mirada, que podía hipnotizar y petrificar a sus víctimas
impidiéndoles cualquier intento de fuga. Los que lograban huir, lo hacían tan desesperadamente
que morían destrozados entre las abruptas rompientes o escapaban abandonando tras sí todas las
pertenencias que portaban.

Al camino que pasaba por la CUEVA DEL CHIVATO se le bautizó posteriormente con el nombre de
“Calle del Cabo”, sendero que terminaba en la QUEBRADA DE ELÍAS, actual PLAZA ANÍBAL PINTO.
Casi a fines del siglo XVIII, don Joaquín de Villaurrutia, prestigioso comerciante vasco adquirió
todos los terrenos y casas ubicadas en la Calle del Cabo, incluyendo la misteriosa Cueva del
Chivato. De inmediato, se procedió a dinamitar el peñón donde estaba situada la caverna para
construir los edificios que servirían de bodegas para sus transacciones comerciales. Cuando la
fortuna comenzó a sonreírle, también la desgracia comenzó a ensañarse con él. Innumerables
problemas políticos, monopólicos comenzaron a preocuparlo.
Se cuenta que en 1830, un grupo de marineros ingleses ingresaron a la CUEVA DEL CHIVATO,
expulsando de ella a un grupo de vagos y delincuentes de la peor calaña, que habían ubicado allí
su centro de operaciones, ellos eran y no otros, los autores de todos los delitos atribuidos al
“maléfico” chivo.

Corría el año 1833, cuando don josé waddington compró una gran parte del cerro concepción,
incluyendo los terrenos de la cueva del chivato y otros en la calle del cabo, hoy calle esmeralda. el
comerciante inglés ordenó nuevas demoliciones del fatídico promontorio haciendo desaparecer
definitivamente la legendaria cueva.
El 19 de Julio de 1978, un grupo de autoridades encabezadas por el Intendente y Alcalde de la
ciudad, procedieron a descubrir una placa recordatoria en el lugar donde existiera la CUEVA DEL
CHIVATO.

2) La cruz de reyes (Ascensor Polanco)

“Cruz de Reyes”: Así se le llamó durante mucho tiempo al cruce de calles Prat, Cochrane, Gómez
Carreño y Esmeralda de Valparaíso. Tomó este nombre debido al naufragio del navío “Nuestra
Señora de la Ermita” en 1769, y que con los despojos, don Blas de Reyes levantó una cruz en
memoria de las víctimas.

A mediados del siglo XIX, esta esquina fue ocupada por numerosas e importantes casas de
fotógrafos, incluyendo quien tomó esta foto (Félix LeBlanc).

En 1924 se termina de construir el actual Reloj Turri y al mismo tiempo se demuele el edificio de la
fotografía para dar paso a la plazoleta que existe hoy en esta esquina.

Puerto de Valparaíso.

3) El oriflama, nave de los agonizantes

caían las primeras sobras del 23 de junio de 1770 cuando en las cercanías del puerto de
valparaíso, fue divisado el bizarro velero español oriflama, que al mando del capitán don josé
antonio alzaga y del piloto don manuel de buenechea, había zarpado a principios del mismo año,
desde el puerto de cádiz.

el gallardo bergantín oriflama, bellísima nave española, ingresó al océano pacífico impulsada por
recios vientos que presagiaron malos momentos a casi 300 pasajeros y tripulantes. Sucedió que, a
poco de navegar, una misteriosa epidemia provocó una horrenda mortandad entre la tripulación,
la que se acentuó pronto con una escasez de alimentos que produjo una desesperada hambruna.
el capitán don juan esteban de ezpeleta, que comandaba el velero “gallardo”, ordenó disparar
una salva de cañonazos en homenaje a su amigo el capitán alzaga, sin embargo, desde la nave de
igual matrícula, nadie respondió el saludo. ezpeleta ordenó alcanzar al silencioso velero,
presintiendo que algo grave ocurría a bordo, pero la noche impidió su empeño. tan solo al otro día
un bote, perteneciente al “gallardo”, logró abordar al oriflama... el espectáculo era sobrecogedor,
aterrante, macabro; 149 pasajeros y tripulantes yacían muertos diseminados entre los 106
sobrevivientes, casi todos moribundos.
Los marineros del “gallardo” no lograron imponerse sobre los verdaderos motivos que
produjeron tales efectos, porque los que aún daban señales de ida no podían hablar, ni siquiera
moverse. cuando volvieron al barco del capitán ezpeleta, contaron las verdaderas razones del
silencio recibimiento por parte de la oriflama y porqué la nave mantenía solamente una vela
izada. el capitán visiblemente conmovido, ordenó el rápido transporte de víveres y
medicamentos, eligiendo de inmediato 40 hombres para socorrer a las víctimas de tan brutal
epidemia. cuando la orden comenzaba a cumplirse y los botes estaban prestos a ser descolgados,
un violento temporal comenzó a desencadenarse en la bahía y las naves hermanas empezaron a
separarse cada vez más. todo el día el temporal se ensañó con el “oriflama” y el mar tempestuoso
lo convirtió en un frágil juguete de las olas. Las primeras sombras de la tarde mostraron de él tan
solo un destartalado velero a punto de zozobrar que apenas mostraba su arboladura en
lontananza.

pronto sobrevino la noche, la tripulación del “gallardo” pensaba que el oriflama estaba
irremediablemente perdido, que a esa hora sus escasos tripulantes y pasajeros habrían expirado
gracias al viento frío y al aguacero. muchos marineros rezaron por sus compañeros y amigos para
que dios se apiadara de ellos y concediera eterno descanso a sus almas. de pronto, sucedió un
alucinante acontecimiento: el velamen del oriflama comenzó misteriosamente a ser izado y
rápidamente el viento inflamó sus velas. tanto y tanto se hincharon que en un breve lapso la “nave
de los agonizantes” zarpó con rumbo desconocido.

el oriflama encendió toda sus luces y, así engalanada, con sus mástiles y palo mayor iluminados, se
alejó velozmente noche adentro. el capitán ezpeleta, aferrado al barandal de proa, no podía
convencerse de que cuanto estaba sucediendo era realidad...

el oriflama, ingresaba al misterioso círculo de los “barcos fantasmas” que de tiempo en tiempo
aparecen a los marinos que surcan nuestro litoral. el oriflama frecuenta los puertos nacionales
mostrando sus velas hinchadas, plenamente iluminado y con su macabro cargamento de 300
tripulantes y pasajeros muertos. esta es la historia del bergantín fantasma llamado también la
nave de los agonizantes.

4) La matriz: LA VIRGEN QUE LLORO SEIS DÍAS

En Valparaíso, sobre uno de los muros de adobe tendido de la Iglesia Matriz de Jesucristo “El
Salvador” o “Iglesia La Matriz del Salvador” como se le conoce, colgaba una pequeña tela con
marco de plata que representaba el sagrado rostro de la “Virgen de la Aurora”. Según cuenta la
tradición, la bellísima pintura de la Madre de Jesús, lloró durante seis días con motivo del
terremoto que azotó al Puerto en 1822. Gracias a la leyenda, se ha preservado su historia.

Cuentan que durante los días comprendidos entre el 19 y 25 de Noviembre de 1822, la imagen de
la VIRGEN DE LA AURORA fue motivo de un extraño acontecimiento. Una tarde, una devota de la
Virgen acudió hasta el pequeño retrato para rogarle por el término de tanto sismo y tanta
desgracia, al elevar su mirada al rostro de “María” observó que por sus mejillas comenzaban a
rodar dos puras y reales lágrimas. Desde ese momento comenzó el llanto de la imagen. Muchas
fueron las lágrimas que presenciaron los feligreses de la Iglesia causando su asombro y el de los
sacerdotes que acudieron a constatar el hecho.

Comenzaron a formularse numerosas interpretaciones en la turbada mente del pueblo. Los más
devotos vieron en las lágrimas de la Virgen, un llamado a la penitencia y a la oración o una clara
expresión de dolor por parte del cielo ante los desgraciados movimientos telúricos.

Los porteños abundaron en ofrendas en devoción a la Virgen. A tales excesos llegó el cariño que le
manifestaba la población que el pequeño marco de plata con la pintura debió ser trasladado a la
oficina del señor cura para su mayor protección.

Hoy en día, la imagen de la Madre de “El Salvador”: la VIRGEN DE LA AURORA, se guarda en la


oficina del Cura Párroco, casi olvidada, a más de 150 años del extraño acontecimiento que la
hiciera llorar durante seis días y que la trajera al primer plano de la noticia.

5) Las luces viajeras del altar de la matriz

la iglesia la matriz de valparaíso, cuna de leyendas porteñas, contó entre sus muchos párrocos a
don guillermo ruiz santander, santo varón que entre sus muchas labores, se dedicó a quitar el
polvo a santos, altares, pinturas y habitaciones. Desde aquel tiempo recomenzó a hablarse de las
bondades de las pinturas que adornaban los muros de la parroquia, de la valiosa talla del “cristo
crucificado” y de los personajes y sacerdotes sepultados en los muros y en las bóvedas existentes
bajo el altar mayor. En su afán de limpieza, el párroco, los removió todo, hasta las antiquísimas
calaveras deseminadas por todos los lados en el subsuelo, las que fueron exhumadas y reducidas a
un espacio menor.

La limpieza general, las reducciones y los numerosos arreglos e innovaciones practicadas en la


iglesia y la casa parroquial fueron el motivo de extraños acontecimientos acaecidos durante el
ejercicio como párroco de este sacerdote reformado. algunas personas, muy pocas, elegidas entre
sus mejores amigos y feligreses comenzaron a producirse en todos los recintos de le iglesia y la
casa parroquial que el padre ruiz frecuentaba o habitaba.

justo a la medianoche, mientras el sacerdote se hallaba en su lecho, podía escuchar pasos de


individuos que, sin prisa, paseaban por las habitaciones, cerrando y abriendo puertas y ventanas
provocando gran estruendo. cuando se trasladaba de una habitación a otra, adivinaba junto a él la
presencia de seres invisibles que pasaban a su lado rozándolo o recibía su hálito, la gélida brisa
que producía su presuroso pasar...

decididamente: penaban abiertamente y esto podían constatarlo hasta terceros.


mientras el párroco oficiaba misa dominical , algunos feligreses podían percatarse, atónitos, como
recorrían el altar, lentamente, por su largo, ancho y alto, pequeñas lucecitas que nadie podía
explicar. a veces, las lucecitas viajeras, provocaban el súbito apagón de un cirio o de todos los
cirios de un candelabro sin que pudiera descubrirse el motivo.

el párroco comentaba el extraño suceso de las “luces viajeras” sólo cuando le comentaban o
inquirían sobre ellas...¿qué sucedía realmente? ¿ cuál era la procedencia de esas luces? ¿ por qué
recorrían el altar sólo cuando el párroco oficiaba la misa dominical?nadie lo quería decir, pero
todos pensaban que eran mensajes de ultratumba.solamente ante sus más cercanos amigos, el
padre ruiz, manifestaba: “ las luces viajeras son un aviso indiscutible de mi próximos deceso.

y en efecto, al poco tiempo de la desaparición de las “luces viajeras de la iglesia la matriz” el


párroco don guillermo ruiz santander, el innovador, fallecía.

6) EL CRISTO DE LA MATRIZ

En 1630, el rey felipe ii de españa, donó a la catedral de santiago un hermoso cristo crucificado y
moribundo” tallado en madera por un reputado escultor japonés. la singular obra fue donada a
manera de desagravio por la profanación de que fuera objeto la entonces capilla la matriz, ubicada
al pie del cerro santo domingo, por el pirata inglés sir francis drake. el célebre pirata, en vista de la
pobreza del botín obtenido en el puerto, apenas 60.000 duros, decidió apoderarse de las vinajeras,
un crucifijo y el cáliz de oro, zarpando luego en su carabela de cien toneladas “el pelícano”. el rey
felipe ii no precisando el lugar exacto de la profanación, donó el crucifijo a la catedral de santiago.

la inmensa escultura, arribó a valparaíso embalada en un gran cajón que permaneció por largo
tiempo en el puerto. cuando se le quiso trasladar a santiago, su lugar de destino, la yunta de
bueyes que arrastraba la carreta con el descomunal cajón, se detuvo frente a la capilla de la matriz
y no pudo continuar viaje. el camino que había seguido comenzaba en la quebrada de márquez y
debería seguir hacia el cerro carretas, en dirección a la capital, pero todos los intentos por zafar la
carreta fueron inútiles.

el embalaje pesaba tanto que, lentamente las ruedas del vehículo fueron hundiéndose cada vez
más en el barro. era invierno y la lluvia arreciaba reblandeciendo los caminos... se decidió agregar
nuevas yuntas de bueyes hasta llegar al número de ocho, pero todo fue inútil, la carreta
permaneció empantanada justo frente a al capillita de techo pajizo.

se acordó entonces, bajar el cajón y dejarlo en la capilla. apenas éste fue descargando, la carreta
zafó. los cargadores volvieron a colocar el cajón en la carreta, pero cuando estuvo encima
nuevamente las ruedas volvieron a empantanarse.

algunos pobladores, que observaban la extraña operación, propusieron abrir el embalaje y


cerciorarse acerca de su contenido. cuando el cajón comenzó a abrirse, cesó la lluvia torrencial y el
viento huracanado que había impedido el traslado, apareciendo la sagrada imagen del “cristo
crucificado y moribundo”.

muchos feligreses pensaron que el suceso no era otra cosa que un verdadero milagro y se estimó
que la imagen debía quedar para siempre en la capilla porque ese era el deseo expreso de dios.
desde entonces la bella escultura del cristo de la agonia quedó en valparaíso.

la imagen es una pieza bellísima y tiene la especial característica de presentar su barbilla reclinada
muy cerca del pecho, los ojos apagados por la muerte, las llagas abiertas y la sangre
recientemente coagulada.

desde aquel tiempo la sagrada imagen es venerada y es mucha la gente que asegura que, año a
año, el cristo inclina la cabeza más y más. la tradición asegura que, un día, el crucificado inclinará
tanto la cerviz que terminará por quebrársele, ese día se acabará el mundo.

7) LA PIEDRA FELIZ

Antiguamente, al costado izquierdo del balneario “las torpederas”, existía un elevado promontorio
formado por negras rocas. dicho peñón atrajo desde siempre la atención de los suicidas que
llegaban hasta él para poner fin a sus días.

un misterioso encantamiento poseía este abrupto peñón situado al pie del “cerro playa ancha”, en
la ladera norte donde se ubica el cementerio nº 3. la roca gigantesca atraía a los desheredados del
amor, a los desdichados por problemas financieros y a los enfermos incurables.

el pueblo bautizó a ese fatídico atalaya con el extraño nombre de “piedra feliz” que muy por el
contrario era la piedra de los infelices.

abajo, allá donde el mar se arremolina, allá donde esgrime sus mil brazos, grandes remazones de
huiros y cochayuyos, como los tentáculos de un animal fabuloso, esperan a los torturados... es el
coro de los fantasmas de los cientos de desaparecidos entre esa maleza marina.

allí está el peñón de oscuro sino, la “ piedra feliz” llamando a los suicidas, como una atalaya de
salvación para martirizados, para los conturbados espíritus.

subiendo los peldaños pétreos se llegaba hasta la cúspide, hasta el fatídico zócalo, a la cornisa del
enhielo torreón metido en el mar.

desde arriba, una mirada a la vida y luego el salto hasta las turbulentas aguas, hacia el mundo de
los suicidas, donde las aguas marinas agitan sus múltiples brazos en un eterno bullir.

nadie escapaba con vida una vez tomada la decisión final. tanta fue la popularidad de la “piedra
feliz”, ubicada en el popular balneario “ las torpederas”, que un alcalde ordenó dinamitarla
cercenado su cabeza. el decreto alcaldicio restó belleza y patetismo al trágico peñón que, a pesar
de todo, aún atrae a los suicidas con una fría pétrea al costado izquierdo de la playa.

el balneario “ las torpederas”, por sobre la inquietante reputación de la “ piedra feliz”, sigue
siendo el balneario más popular de valparaíso. debe su nombre a las lanchas torpederas que,
durante la guerra del pacífico, tuvieron su base en la acogedora playa.

hoy la “piedra feliz” ha perdido mucha popularidad, otros medio menos románticos, pero
igualmente eficaces, le han arrebatado su atractivo, su “encanto”.

8) Cementerio 3 de playa ancha.

EMILE DUBOIS

ouis Brihier (el verdadero nombre del Emile) llegó a Chile con papeles colombianos. Al parecer
había estado dando vueltas por América, porque se encontraron registros de participación en
movimientos revolucionarios en Ecuador y Colombia, antes de anclar en el puerto principal.

Llegó a Valparaíso en pleno esplendor de la ciudad en 1903, imagínense la ciudad en esos tiempos,
gran movimiento portuario, comercio e inmigrantes que traían cada uno lo suyo para hacer al
puerto único. Todo lo nuevo llegaba primero a Valparaíso, en Santiago sólo podían soñar con ver
algunas de las novedades que ya existían en el puerto. En esos momentos era la Perla del Pacíficio,
sin dudas lo cautivó.

Papeles encontrados después no dejarían dudas de la procedencia del Louis. En 1906 se encontró
en su casa documentación genuina que lo identifica como Luis Amadeo Brihier Lacroix. Agregarían
a los detalles de su pasado que se había desempeñado como obrero en una mina de Courrieres,
que habría sido actor en Barcelona y artista de zarzuela en Venezuela – el hombre de las mil caras
y profesiones.

En el puerto comienza a utilizar diversos alias: Emilio Morales, Emile Murraley, y Emile Dubois, el
más célebre de todos (igual los nombres eran parecidos). Con esto buscaba instalarse en Pancho
Gancho y mantener su estilo de vida en base a cautivar a miembros de la alta sociedad, para
embaucarlos y robarles dinero.

Cuando sus “pillerías” no le van dando resultado, Dubois parece buscar un nuevo plan, uno mucho
más osado y que lo haría trascender a niveles inimaginados. O quién sabe, quizás la motivación era
otra, una mucha más noble, tratar de equilibrar las cosas entre los ricos comerciantes y el resto de
los porteños.

Los crímenes
Ya sea que por codicia o por ser Robin Hood, Emile llevó a cabo una serie de ataques a
comerciantes reconocidos ligados al puerto. Los aturdía con un laque -especie de tonto de goma
de cuero- y después los ponía en el suelo con las manos en cruz y les enterraba un estilete en el
corazón (casi parecía inspirado por algunos elementos de Jack el destripador).

Era muy teatral para sus asesinatos y montaba una escena perfecta: Vestido con capa, bastón y
sombrero de copa, llegaba donde sus víctimas que ya conocía, conversaba con ellos, se tomaba un
trago y ,cuando menos lo esperaban… PUM los mataba.

7/Mar/1905 El primer asesinato (y robo) del que se le culpó fue de hecho Santiago y la víctima fue
Ernesto Lafontaine, contador del molino San Pedro, en sus oficinas ubicadas en calle Huérfanos.

4/Sep/1905 En Valparaíso, es asesinado en la bóveda de su almacén de importaciones de calle


Blanco, el comerciante de 65 años de edad, Reinaldo Tillmanns.

14/10/1905 El siguiente asesinato es al comerciante alemán, de 55 años de edad, Gustavo Titius.

4/Abr/1906 En Valparaíso se apuñaló al comerciante francés Isidoro Challe,quien no murió si no


que se terminaría recuperando y serviría de testigo para la investigación.

Todos estos ataques impactaron al Valparaíso de comienzo de siglo y El Mercurio se encargó de


seguir todos los detalles y convertir estos hechos en el primer evento mediático probablemente en
el país.

Todo llegaría a su conclusión el 2 de Junio de 1906. En el estudio el dentista gringo, Charles Davies,
ubicado en la plaza Aníbal Pinto, es sorprendido un individuo que trataba de ingresar al lugar. Al
ser encarado por Davies, el hombre negó estar haciendo algo malo, aunque cuando menos le
esperaba le pegó con el laque en la cabeza al gringo y salió corriendo, los gritos del dentista
llamaron la atención de los transeúntes y comenzó la persecución que terminaría en Errázuriz
donde lo redujeron.

El que fue atrapado en la persecución fue Emile Dubois, el que desde el primer momento se
declaró inocente, pero algunos afirman que fue inculpado en esta persecución. Los mitos dicen
que él sólo estaba pasando por el lugar y fue inculpado por otros, sectores que no lo tenían en
muy alta estima debido a sus ideas tan revolucionarias.

La Leyenda

Mientras esperaba el resultado de la condena ocurrió el gran terremoto de agosto de 1906 que
destruyó Valparaíso, incluida la cárcel donde estaba preso. La leyenda dice que todos los reos que
pudieron arrancaron, pero no Emile Dubois, él se quedó porque los culpables arrancan, y él
siempre era inocente.

Sin embargo la evidencia reunida designó que se le condenara a muerte a Dubois, todo lo
inculpaba. El fusilamiento se llevó a cabo varios meses después, en las primeras horas del 26 de
marzo de 1907, en la herrería de la cárcel de Valparaíso
Cuando enfrentó a los fusilero, se negó a que le vendaran los ojos, y luego pronunció un tranquilo
discurso a los presentes:

“Se necesitaba de un hombre que respondiese de los crímenes que se cometieron y ese hombre
he sido yo. Muero, pues, inocente por no haber cometido yo esos crímenes, sino porque esos
crímenes se cometieron. Ejecutad”. (Emile Dubois, en El Mercurio, 27 de marzo de 1907).

El día anterior se había casado en la cárcel con su conviviente Úrsula Morales, que nunca se rindió
en buscar el indulto de Dubois. En el mismo acto reconoció al pequeño hijo de ambos. Sus restos
fueron sepultados en la fosa común del cementerio de Playa Ancha, dado que se había declarado
indigente.

Después de la muerte sólo que la leyenda. En donde se creía que estaban los restos de Emile
Dubois, la gente empezó a acercarse a dejar flores, después a encomendarse para ver si los
ayudaba con sus problemas y finalmente a dejar placas que rezaban “gracias Emile Dubois por
favor concedido”. El asesino condenado va dando paso a la figura del justiciero, el Robin Hood de
los porteños da paso al Santo, el Santo más milagroso del panteón. Ayuda a enfermos y a ladrones,
ya sea para sanarse o para pasar una buena “cana”. Ya van más de 100 años y no faltan los
feligreses de Don Emile Dubois, más milagroso que muchos sant

9) Otra historia conocida en donde hay un pacto con el diablo a cambio de riquezas es la
de Valentini Pisoni, un pequeño de siete años que murió de manera violenta. Según afirma
el jefe de los guardias del cementerio, Héctor Sánchez, el padre de este niño pidió una
fortuna y a cambio puso el alma del pequeño Valentini.

Ataúd de Pisoni en vertical y encadenado

El mito cuenta que por las noches el ataúd del niño se salía de su mausoleo y sus restos se
repartían por el cementerio, por lo cual los guardias aburridos de tener que transportar
continuamente a Pisoni, decidieron encadenarlo, dejarlo levantado en vez de estar recostado y
cerrar con un muro de cemento.

Hoy el mausoleo está prácticamente abierto, ya que tiene un agujero del cual no se conoce la
verdadera explicación y se logra ver el ataúd levantado y encadenado. Según cuenta el mito, por
las noches se logra escuchar como se arrastran las cadenas.

Pero no solo existen personajes emblemáticos, también se cuentan varias historias dentro del
cementerio. Según relata Sánchez, existe una torre donde se cree que hay un portal, ya que de día
se recorre una distancia y la oscuridad de la noche, le quita varios metros y se sienten energías
negativas al entrar. En este lugar, según cuentan los funcionarios, encontraron a una persona
colgada a mitad de torre.

10) MARTÍN BUSCA

Cuenta la leyenda que a finales del siglo XIX, un hombre extremadamente pobre llegó desde
España a radicarse en el puerto de Valparaíso. Se trataba de Martin Busca Vilanova, un español
oriundo de la localidad de Garriguella quien, sin un solo peso en el bolsillo, llegó a tierras chilenas
para probar suerte.

En el viaje lo acompañó su hermano José, quien, con el correr del tiempo, sería el único que
dejaría descendencia en estas partes del mundo. Hasta dicho momento, la historia de Martín
Busca podría haber sido similar a la de cualquier inmigrante que como muchos, llegaron a
Valparaíso a buscar su destino. Sin embargo, la vida de Martín Busca dio un giro sorprendente
cuando, aburrido de su pobreza absoluta, decidió, cuanta la leyenda, sellar un pacto con el Diablo,
con tal de cambiar su fortuna. Dice el mito que de la noche a la mañana, el pobre, casi indigente
Martin Busca se convirtió en un hombre rico, gracias a sus tratos con el Diablo.

BENEFACTOR

Pese a su nueva condición de millonario, Martín Busca no se cegó con el poder del dinero; al
contrario, el hombre tenía tanta riqueza que decidió compartirla con los que más la necesitaban,
tal como una vez lo requirió. Sin embargo, su supuesto pacto con el diablo era algo que no le
dejaba conciliar el sueño y decidió contárselo a los más cercanos. El trato con el Príncipe de las
Tinieblas consistía en que, una vez muerto y en el momento en que sus huesos tocaran la tierra,
Martín Busca le entregaría su alma a cambios de las riquezas que había adquirido en vida.

Con el correr de los años, Martín Busca idearía la forma perfecta para eludir su compromiso
adquirido en vida y que sería cobrado en muerte. En compañía de su hermano José y sus sobrinos
Guillermo y Pedro, Martín Busca llego hasta el valle de casa blanca en donde se hizo de un terreno
que comprendía más de siete mil metros cuadrados. En ese lugar conoció al entonces niño Manuel
Muñoz, quien hasta el día de hoy vive en el sector de lo Ovalle, justo al frente donde Martín Busca
tenía su casa patronal.

EL DIABLO

“Ahora si usted me pregunta si don Martín tenía algo que ver con el diablo.... yo le digo que sí, que
el hombre algo raro tenía con el diablo”, detallo don Miguel , “Acá se contaban muchas historias
con respecto a lo que ocurría en el sector y las cosas raras que pasaban en torno a Martí Busca”.

Una de las historias que más se repiten entre los habitantes de Lo Ovalle es la de la carroza tirada
por grandes corceles negros. “Algunas noches cerca de la una, una carroza negra, tirada por
corceles, bajaba de los más alto del cerro. Atravesaba un pORtón grande de fierro como si nada.
En esa carroza se supone que venían a buscar a Martín Busca, yo no lo vi, pero i padre sí,” añadió.
Luego de un par de años Martín Busca decidió abandonar el sector de Lo Ovalle y regresar a
Valparaíso donde ejecutaría un plan que intentaría doblarle la mano a un destino que estaba
marcado en el infierno.

.MAUSALEO

De vuelta en Valparaíso, Martín Busca B decidió comenzar la construcción de un Mausoleo


sumamente particular, preparándose ya para su muerte, la cual llegaría a la edad de 77 años.

Completamente antisísmica, la estructura alberga justo en el medio la tumba del español,. La cual
esta confeccionada con piedra pulida. Sobre ella se encuentra una gran tapa en donde se aprecia
el nombre de Martín Busca Villanova y sus años de nacimiento y muerte (1868-1945). Lo más
llamativo es la base de la estructura, en donde se aprecian cuatro patas aparentemente de león,
con seis dedos cada una. Ellas sirven para mantener eternamente el cuerpo de Busca suspendido

Según cuenta la historia, el pacto entre Busca y el Diablo tenía como clausula final que cuando el
cuerpo del solicitante tocara el suelo una vez muerto, el alma de este pertenecería al Príncipe de
las Tinieblas.

Con el sistema de elevación Martín Busca técnicamente habría evitado pagar su deuda con el
demonio elevando su cuerpo para que este nunca tocara el suelo. Quizás el extraño diseño de la
tumba o la increíble historia del hombre que logró esquivar el llamado del Diablo, hace que en la
actualidad que la tumba de Martín Busca sea constantemente visitada por quienes buscan algo de
ayuda económica o simplemente rendirle culto.

Hace 40 años encontraron a un hombre colgado en la torre KLC

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