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Colección Miremos Juntos
Idea original de la colección
Vólker Gutiérrez A. y Paz Corral Y.
Editor de la colección
Claudio Aguilera A.
Textos Edición
Fernanda Casorzo Pino Claudio Aguilera A.
Manuel Peña Muñoz Vólker Gutiérrez A.
Diseño
AJíCOLOR
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nuestra ruta
Puerto de valparaíso
14 1 Cerro Los Placeres
12 2 Neruda clandestino en el cerro Lecheros
9 1 3 Hortalizas y cachureos en la avenida Argentina
13 10
7 Plan 2 4 Plaza de los Muertos
5 5 Tesoros arqueológicos bajo el mar
8 3
6 Villa Hispania
7 Diversión en las quintas de recreo
8 De cárcel a parque cultural
6 4 9 Muelle Prat y plaza Sotomayor
10 Ascensor Turri (Concepción)
11 Procesión de San Pedro
12 La (mítica) casa de Lord Cochrane
13 Población Obrera de La Unión
14 Cristo de La Matriz
15 Ascensor Artillería
16 Fervor popular en el Cementerio N°3
1
cerro Los Placeres
Este cerro se llama así porque en la Colonia hubo allí lavaderos de oro. Los pueblos originarios
denominaron “Curaumilla” a su parte superior ya que en mapudungun cura y milla,
respectivamente, significan piedra y oro, es decir, piedra o pepita de oro.
Frente al mar se levanta la Universidad Técnica Federico Santa María, cuyo edificio principal
fue proyectado a fines de los años 1920 por el arquitecto Josué Smith Solar, quien se inspiró
en los colleges ingleses y norteamericanos, usando un estilo neogótico. El recinto cuenta
con jardines, biblioteca, miradores para contemplar el mar y un Aula Magna con excelente
acústica, donde se han presentado conciertos internacionales, ópera y obras de teatro.
Durante la Semana Santa los mismos vecinos del cerro representan desde hace muchos años
un Vía Crucis, en que la escena de la crucifixión es muy vívida. A la salida de la Misa de
Resurrección prenden fuego a un muñeco que representa a Judas.
A fin de impedir la inminente detención del poeta, se creó un plan para ocultarlo antes de
llevarlo al extranjero. La idea no resultó del todo y Neruda estuvo poco más de un año habitando
el sótano de la casona del cerro Lecheros, a la que recuerda con especial sentimiento en su
libro de memorias Confieso que he vivido: “Entre los sitios conmovedores que me albergaron,
recuerdo una casa de dos habitaciones, perdida entre los cerros pobres de Valparaíso. Yo estaba
circunscrito a un pedazo de habitación y a un rinconcito de ventana desde donde observaba la
vida del puerto”.
En la misma ubicación, pero los días domingo, los casi 600 metros de explanada reciben a
la llamada “Feria de las pulgas” o de cachureos, donde se venden antigüedades, objetos en
desuso, curiosidades y muchas cosas inverosímiles. Siempre que alguien acude a esta feria,
algo encuentra…
Declarada Patrimonio Inmaterial en 2011, la feria ha estado allí desde 1824, cuando campesinos
de Casablanca acudían a vender sus verduras y aves.
Los cementerios no dieron abasto y, ante la emergencia sanitaria, se cavaron fosas comunes en
los altos despoblados de las afueras. Los cadáveres fueron subidos en carretas hacia el límite
del cerro Merced con el fundo El Pajonal. Allí, los vecinos instalaron una cruz de madera en
memoria de las víctimas, la que tomó el carácter de animita.
Hacia 1940 la zona estaba urbanizada y sus habitantes reemplazaron la cruz por un monolito.
Jardineras y coloridos mosaicos adornan desde 2005 esta plaza-animita, donde los vecinos
prenden velas los lunes al caer la noche. El mega incendio de 2014 destruyó muchas casas del
cerro Merced y sus damnificados agregaron una placa en memoria de estos nuevos fallecidos.
“Nace una animita por misericordia del pueblo en el sitio en que aconteció
una mala muerte”, dice el investigador Oreste Plath en su libro L'animita.
Hagiografía folclórica. De esa forma han nacido varias en Valparaíso,
como la de Emile Dubois, en el Cementerio Nº3 de Playa Ancha; la de Julia
y Luisa, en calle Colón; y la de Panchita, en el sector de “La piedra feliz”.
Bajo el asfalto de las avenidas Brasil y Errázuriz, así como de las calles Yungay, Prat, Cochrane
y Esmeralda, reposan los restos de goletas, fragatas, bergantines y vapores hundidos hasta el
siglo XIX. Bajo la imponente figura del Reloj Turri se encuentra la fragata Aurora (1823); a un
costado de la Biblioteca Severín, el vapor Perú (1851) y la barca Carolina (1855); y bajo la actual
Escuela de Ingeniería de la Universidad Católica porteña, la goleta Elisa (1878).
El patrimonio sumergido en la costa de la ciudad también da cuenta del rol de Valparaíso como
uno de los centros del comercio interoceánico de los siglos XIX y XX. Entre los restos hay despo-
jos de embarcaciones de carga y de pasajeros, así como loza, vidrio, cerámica y textiles.
En 1935 edificó un nuevo hogar, vecino al anterior. En el primer piso vivió la artista María
Martner, que hacía murales con piedras ágata recogidas en las playas del litoral. El poeta Pablo
Neruda adquirió los pisos superiores y los decoró a su gusto, completando la idea fantasiosa de
Sebastián Collado, en cuyo homenaje bautizó a la casa como La Sebastiana.
En el jardín que unía ambas residencias había cabras, perros, monos, pájaros, una vaca y un
tren eléctrico. Luego, en el más puro estilo Art Decó, Collado construyó el primer cine en un
cerro de Valparaíso, que llamó Teatro Mauri.
El Bar Roma, en Playa Ancha, nació en 1936 como quinta de recreo. Hoy se caracteriza por ser
un local donde acuden hinchas de Santiago Wanderers y universitarios del barrio.
La Isla de la Fantasía, en el cerro San Juan de Dios, y la Quinta de los Núñez, en el cerro La Loma,
son dos picadas que asemejan una típica ramada chilena. Generalmente los días domingo, al
calor de una parrilla o un horno de barro, reciben al público que va a degustar costillares de
cerdo, empanadas o merluza frita, todo bien regado con borgoñas, terremotos y cervezas.
A fines de la Colonia -abovedado con ladrillos, cal, arena y agua- se levantó el polvorín que
aún persiste y que es la construcción más antigua de la ciudad. En algún momento fue taller y
panadería. Desde 1846 sirvió de presidio y en 1906 comenzaron las obras para construir la cárcel
pública en los terrenos contiguos.
Al interior de la prisión hubo una imprenta, que fue cerrada en 1927 porque los presos estaban
elaborando billetes que parecían originales. El escritor Alfredo Gómez Morel plasmó su vida de
delincuente en la novela El Río (1962), escrita mientras estaba preso en la cárcel de Valparaíso.
En 1999 el recinto no daba abasto para el millar de reclusos y se construyó una nueva cárcel en
el camino La Pólvora.
Edificios de diversas épocas y estilos rodean la plaza, como el del Ministerio de las Culturas,
las Artes y el Patrimonio, ex Correos de Chile, de reminiscencias Bauhaus; y el de la Armada
(antigua Intendencia), de inspiración neoclásica francesa. Durante el año el sector es muy
concurrido y ahí se efectúan múltiples actividades culturales y cívicas.
Hacia el borde costero de la plaza Sotomayor se emplaza el paseo y muelle Prat, uno de
los lugares más turísticos del puerto. Desde aquí recorren diariamente la bahía pasajeros
nacionales e internacionales, en lanchas y botes de nombres pintorescos como La Niña,
El Patito, la Normita 2, Corsario.
Después la procesión salió al mar en lanchas engalanadas, mientras los barcos tocaban las
sirenas. En los cerros, las porteñas saludaban a la comitiva a través del reflejo del sol en los
espejos que movían desde los balcones. Era una experiencia estética única.
La romería de la caleta El Membrillo tuvo tanto fervor popular que se repitió en otras de más al
norte, donde también los pescadores en botes llevan a San Pedro con sus llaves en la cintura
para abrir las puertas del cielo.
Una vez en la playa, los danzantes llamados “chinos” bailan coreografías complejas, tocando
instrumentos musicales, rezando letanías y luciendo trajes bordados con lentejuelas y espejos.
En la película Ya no basta con rezar (1972), del director porteño Aldo Francia,
aparece una larga secuencia ambientada en la caleta El Membrillo en el
momento de la procesión de San Pedro. Se ven los botes, lanchones, veleros y
naves diversas con la estatua del patrono de los pescadores.
Pronto, los vecinos conocieron la casa como El Observatorio, ya que tenía una especie de torre
con un telescopio para mirar las estrellas, varios instrumentos para la medición del cielo y
globos terráqueos. Además, John Mouat marcaba la hora oficial a mediodía, dejando caer una
bala desde cierta altura, por la que se regían los capitanes de barco desde la bahía.
La vivienda, actualmente restaurada, alberga un patio interior al que convergen los distintos
balcones de varios pisos dispuestos en cuadrilátero.
La idea inicial era llevar este Cristo Crucificado y Moribundo a un templo de Santiago, pero
cuando se procedió a su traslado, la carreta se empantanó en un lodazal que había frente a
la iglesia. Por más yuntas de bueyes que pusieron, no pudieron moverla. Decidieron bajar el
cajón con el pesado Cristo y entonces sí que las ruedas del carromato zafaron del barro; pero al
subirlo de nuevo, fue imposible que los animales movieran un centímetro el pesado vehículo.
Los vecinos atribuyeron este hecho a un milagro, pues significaba que el Cristo de la Agonía
prefería quedarse en Valparaíso y, desde entonces, nunca más se ha movido del interior de La
Matriz, donde puede verse en una de las naves en que los porteños acuden a rezarle.
La estación inferior está situada frente a la plaza Weelwright, junto al antiguo edificio de la
Aduana. Luego de cruzar el torno, el pasajero observa que el carro es uno de los más grandes
y alargados del puerto, pues cuando se inauguró en 1892 era un ascensor muy usado por los
marinos mercantes, profesionales ligados al mar y los cadetes de la cercana Escuela Naval. En
ese tiempo eran cuatro los carros que subían y bajaban. Se observa a un costado los rieles de
los otros dos ascensores, que no existen desde 1968.
Desde el Paseo 21 de Mayo salían antiguamente los tranvías que hacían el recorrido por las
calles de Playa Ancha.
En las inmediaciones del ascensor Artillería se encuentra El Palomar Azul, donde vivió el
escritor Víctor Domingo Silva, quien compartió la casa con el joven poeta Carlos Pezoa Véliz.
El cantautor Osvaldo (Gitano) Rodríguez también subió por el ascensor Artillería para
llegar a su “Casa Transparente”, cercana a la avenida Gran Bretaña. Allí escribió la célebre
canción dedicada a Valparaíso, con versos que dicen:
Yo no he sabido nunca de su historia;
Un día nací allí sencillamente.
El viejo puerto vigiló mi infancia
con rostro de fría indiferencia”.
Al final del camposanto asoma una animita repleta de flores y placas de agradecimiento. Allí se
recuerda a Emile Dubois, francés fusilado en 1907 tras ser acusado de varios robos y asesinatos
a comerciantes. La leyenda lo ha convertido en una especie de justiciero.
“Pon una flor para este atorrante”, dice en una placa del nicho que acoge los restos de Jorge “El Negro”
Farías. Artista de la vieja bohemia del barrio puerto, fue el primero en grabar el vals La joya del Pacífico.
También llama la atención un sarcófago sostenido en el aire por cuatro patas de seis dedos cada
una. Es la tumba de Martín Busca Vilanova, un español millonario fallecido en 1945. El mito dice
que pactó con el diablo, prometiendo entregarle su alma cuando muriese y su cuerpo tocara
tierra, pero burló al demonio mandando a hacer esta sepultura “en el aire”.
Facing the sea is the Federico Santa María Technical University, the In order to prevent the imminent arrest of the poet, a plan was
main building of which. was designed in the late 1920s by the architect created to hide him before taking him abroad. The idea did not work
Josué Smith Solar, who was inspired by the English and North American out completely and Neruda spent little more than a year living in
schools, using a neo-Gothic style. The enclosure boasts gardens, the basement of the house on Lecheros hill, which he remembers
a library, viewpoints that overlook the sea and an Aula Magna with with fondness in his memoir ‘Confieso Que He Vivido’ (I confess
excellent acoustics, where international concerts, opera and plays are that I have lived): “Among the moving places that sheltered me, I
often performed. remember a house with two rooms, hidden among the poor hills of
Valparaíso. I was confined to a little room with a small window from
During Holy Week, the residents of the hill stage a Stations of the where I observed the comings and goings of the port.”
Cross procession every year, culminating in a vivid portrayal of the
crucifixion. At the end of Holy Sunday mass, they set fire to an efigy
of Judas.
Below the Sotomayor square there is a museum where vestiges Sebastián Collado was a member of the Seventh Fire
of the original dock of the port can be found, built in part Company, with which he helped put out the freuqent fires
with pieces from the Esmeralda. This was a Spanish frigate that plague the Windy City. Another of his creations was the
captured by Lord Cochrane in 1820, in El Callao, Peru. In 1825 Temuco passage, which connects with Yerbas Buenas street,
a violent storm left the ship stranded at the then San Agustín and which also formed part of the great architectural project
beach, and its keel served as the base for the new port facility. that was Villa Hispania.
7 Fun at the Quintas de Recreo 8 From Prison to Park of Culture
Famous in the hills of Valparaíso were the ‘Quintas de Recreo’ In the extensive Cultural Park of Carcel hill, formerly called Loma de
(‘recreational farms’): small entertainment halls with traditional Elías – where today plays, circuses, concerts, fairs or childrens shows
food, alcoholic beverages, parlor games and the dancing of the risqué are performed – there once stood a gunpowder store and a prison.
‘cueca porteña’. One of these halls was “La Vieja de las Cazuelas”, on
the San Roque hill. Its owner, Carmen Gaete de Urtubia, was famous It was built towards the end of the colonial era with bricks, lime, sand
for making her customers choose the chicken they wanted to eat and water, and the part of this complex that was once the gunpowder
from her henhouse before cooking it. store is still the oldest construction in the city. At one point it also
served as a workshop and bakery. From 1846 it served as a prison and
Another quinta de recreo, The Bar Roma, in Playa Ancha, was in 1906 work began to extend its use as such.
established in 1936. Today it is known as being a place where fans of
Santiago Wanderers and university students from the neighborhood Inside the prison there was a printing press, which was closed in 1927
congregate before or after matches. because the prisoners had begun making counterfeit money which
passed for legal tender. The writer Alfredo Gómez Morel captured his
Isla de la Fantasía, on San Juan de Dios hill, and Quinta de los life as a criminal in the novel El Río (The River, 1962), written while he
Núñez, on La Loma hill, are two more that resemble a typical Chilean was a prisoner in the Valparaíso prison.
‘ramada’ or folk bar. Generally on Sundays, in the heat of a grill
or a clay oven, people come to eat pork ribs, empanadas or fried In 1999 it was decommissioned as a prison as it could not meet
hake, all well washed down with borgoñas (wine with strawberries), capacity, and a new prison was built at La Polvora road.
terremotos (a strong drink made with liqueur and pineapple sorbet)
and local beers.
Due to the fact that the nascent town had very few defensive
It is said that the ‘cueca porteña’ is the official cueca (traditional constructions in 16th and 17th centuries, it was a recurrent
Chilean dance) of the town. It has reminiscences of tango, target of attacks by English and Dutch corsairs who raided
cumbia, Peruvian waltz and African-American rhythms brought vineyards and ships and plundered the region’s valuable and
to the port by immigrants, sailors and slaves. Its rhythm is plentiful gold deposits. The Dutchman Joris Van Spielbergen,
calmer than the other cuecas in the country, although the song who bombed Valparaíso for the first time in 1614, was the
that accompanies it is sung so as to get progressively louder. leader of the last recorded pirate raid.
Buildings of different periods and styles surround the square, such This elevator, inaugurated in December 1883, initially usde a hydraulic
as the one belonging to the Ministry of Culture, Arts and Heritage, mechanism, so that when coal was put into the boilers, it produced
formerly the Chilean Post Office, constructed in the Bauhaus style, and many explosive sparks. The people did not dare to use it because
that of the Chilean Navy (building of the old Intendancy), of French they believed that it was an invention of Satan, since from the street
neoclassical-style building. During the year this area is very crowded the fire and sparks could be seen. In addition, its inventor was Liborio
and there are many cultural and public activities and festivals. Brieba, an engineer who had written a novel called ‘The Glasses
of Lucifer’. Despite the ill omens, the porteños gradually got over
Towards the coastal edge of the Sotomayor square is the Artuto their fears and began to use it to get to the picturesque Gervasoni
Prat promenade and pier, one of the most touristic places in the promenade, where the English and Germans built the first houses on
port. From here, national and international passengers arrive into the hill overlooking the bay.
the city, in ferries and cruiseships such as La Niña, El Patito, La
Normita 2, Corsario.
Many still associate this house with Thomas Alexander Cochrane
In the film ‘Ya No Basta Con Rezar’ (1972), by the director (1775 - 1860), who arrived in the country in 1818 at the invitation
Aldo Francia, a long sequence appears set in the El Membrillo of the Chilean government to found the burgeoning national
harbour at the time of the procession of San Pedro. You can see navy. However, the admiral never actually inhabited it, because
the boats, barges, sailboats and various ships with the statue at the time he lived in the port it had not yet even been built,
of San Pedro, the patron saint of fishermen. making this one of Valparaiso’s most confusing urban myths.