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la persecución de Leto, cuando estaba embarazada de los gemelos divinos de Zeus

Apolo era hijo de Zeus y Leto, y hermano gemelo de Ártemis.3 Tras ser rechazada de muchos
lugares debido a los celos de Hera, Leto dio a luz a su hijo en la isla sagrada de Délos, en las
circunstancias que se contarán más adelante en relación con Ártemis

Leto da a luz a Artemis y a Apolo en Délos

Al considerarlas leyendas de Ártemis, debemos volver al comienzo para examinar las


circunstancias en las que nacieron ella y su hermano Apolo. Según la primera versión más
completa del Himno homérico a Apolo, Leto (hija de los titanes Ceo y Febe cf. p. 73) concibió a los
gemelos divinos con Zeus pero tuvo dificultades para encontrar un lugar donde dar a luz cuando la
gestación llegaba a su fin, ya que aunque había visitado gran número de países, desde Creta y
Atenas hasta Lemnos y Naxos, todos la rechazaban por temor a convertirse en el lugar de
nacimiento de su hijo Apolo, que se esperaba que sería un dios excepcional, soberano tanto de
dioses como de mortales. Sin embargo, al final convenció a la isla de Délos para que la aceptara
prometiéndole que Apolo establecería su santuario principal allí y que honraría Délos por encima
de cualquier otro lugar.229 Todas las diosas principales fueron a atender el parto con excepción de
Hera, que permanecía en el Olimpo reteniendo junto a ella a Ilitía, la diosa del nacimiento. Como
consecuencia de ello, Leto sufrió los dolores de parto durante nueve días y sus correspondientes
noches sin alivio alguno hasta que las otras diosas enviaron a la mensajera divina Iris para que
convocara a Ilitía. Animada por la promesa de un espléndido collar ensartado con hilos de oro,
Ilitía llegó rápidamente al lugar y Leto fue por fin capaz de dar a luz a sus hijos. Alumbró a Apolo en
Délos, agarrada a una palmera durante el parto y a Ártemis en Ortigia, probablemente en segundo
lugar.230 Ortigia parece haber sido un

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lugar diferente en este relato, aunque en la tradición posterior normalmente se ha identificado


con el mismo Délos. En relatos posteriores, las dificultades de Leto para encontrar un lugar para el
parto se explican por la hostilidad de Hera, lo cual parece más natural y genera una historia más
coherente. Según Calimaco, Hera envió a su hijo Ares y a la diosa Iris (que actúa a menudo como
mensajera especial de Hera en la literatura posterior) a advertir a todos los lugares del mundo
griego que no recibieran a la amante de su marido, Pero la pobre y rocosa Délos, llamada entonces
Asteria, se resistió a las amenazas de la diosa e invitó a Leto a ir y alumbrar allí a sus hijos.231 En la
versión de Apolodoro, Hera persiguió a Leto por toda la tierra hasta llegar a Délos, donde dio a luz
a sus hijos gemelos, primero a Ártemis, que inmediatamente ayudó al nacimiento de Apolo.232
Este último detalle se sugirió, obviamente, a partir de la función de Ártemis como diosa que
ayudaba a las mujeres en el parto. Este relato sobre el orden de los dos nacimientos es coherente
con la tradición en Délos, donde el cumpleaños de Ártemis se celebraba un día antes del de su
hermano. Higino ofrece aun otra versión en la que Hera decreta que Leto no debía dar a luz en
ningún lugar que fuera iluminado por la luz del sol. Persigue a la encinta Leto, además, el dragón
deifico Pitón, que sabe por sus poderes proféticos que ella daría a luz a un hijo que lo mataría,
pero Zeus acude en ayuda de su amante al ordenar a Bóreas (el viento del norte) que la lleve hasta
Poseidón. Para permitir a Leto dar a luz sin contravenir el decreto de Hera, Poseidón la lleva a
Délos y la cubre con olas durante un tiempo para aislarla de la luz del sol. Cuatro días después del
nacimiento, tal como cuenta la historia, Apolo venga el trato de Pitón hacia su madre viajando
hasta el centro de Grecia para matarlo con una de sus flechas (cf. p. 204).233

Asteria, hermana de Leto, se introdujo en la leyenda del nacimiento de Apolo y Ártemis en algunas
ocasiones. Las primeras huellas de su historia aparecen en un poema de Píndaro conservado de
forma incompleta, que afirma que Zeus persiguió a Asteria pero al intentar escapar de él, cayó en
el mar convirtiéndose en la isla de Orti- gia. Fuentes posteriores confirman que esos restos podrían
sugerir concretamente que Zeus se dispuso a seducir a Asteria tras dejar a su hermana
embarazada, pero ella intentó escapar de él y finalmente se transformó en la isla de Asteria u
Ortigia, conocida posteriormente como Délos, en la que su hermana poco después dio a luz a los
gemelos divinos. Algunas fuentes añaden que ella misma se transformó (o de forma menos
convincente fue Zeus) en una codorniz (ortyx) durante su huida, de ahí el nombre de Ortigia (la isla
de la codorniz).234

JÓVENES DIOSES Y DIOSAS OLÍMPICOS 255

Según un relato pintoresco de origen helenístico, Leto llevó a sus hijos a Licia, en la punta sudoeste
de Asia Menor, tras su nacimiento en Delos e intentó bañarlos en un manantial local llamado
Melita, pero algunos pastores que querían hacer que su ganado abrevara allí la ahuyentaron. Sin
embargo, una manada de lobos {lykoi) llegó en su ayuda al mostrarle el camino al río Janto. Tras
saciar su sed y bañar a sus hijos en el río, lo consagró a Apolo y llamó Licia al territorio (tierra de
lobos) en honor a sus guías. Luego volvió sobre sus pasos para castigar a los pastores. Al ver que
todavía estaban en el manantial, los transformó en ranas y los arrojó a sus aguas, de aquí la vida
semiacuática que las ranas han tenido desde entonces.235 En la versión de Ovidio, algunos
campesinos malvados no dejaron pasar a Leto y enfangaron las aguas cuando intentaba saciar su
sed en un estanque en Licia y ella los castigó inmediatamente con virtiéndolos en ranas.236 Apolo
mantiene vínculos con Licia, tal como ya hemos visto (cf. p. 201) y la misma Leto parece que surgió
en Asia Menor.

Según una leyenda de Délos, dos doncellas llamadas Hipéroque y Laódice llegaron de la tierra de
los hiperbóreos (pueblo mítico del remoto norte, cf. p. 208) poco después del nacimiento de
Ártemis y Apolo con ofrendas de acción de gracias que su pueblo había prometido a la diosa del
nacimiento a fin de asegurar a Leto un parto fácil. Ellas murieron en Délos y fueron enterradas
cerca del templo de Ártemis, donde su supuesta tumba podía verse en tiempos históricos. Los
jóvenes de la isla cortaban un rizo de su pelo y lo dejaban sobre la tumba antes de su matrimonio.
Según se cuenta, no fueron éstas las únicas hiperbóreas que fueron enterradas en la isla, puesto
que se decía que otras dos doncellas, Arges y Opis, habían llegado del norte tiempo antes, en el
momento del nacimiento de los gemelos y habían sido enterradas detrás del templo de Ártemis.
Las cenizas de las patas de animales quemados en el altar de Ártemis se esparcían sobre su tumba
conjunta.237

El carácter absolutamente sagrado de Délos lo convirtió en un lugar donde no podía realizarse un


entierro en circunstancias ordinarias. Las excavaciones han revelado que los cultos de los dos
pares de doncellas se centraban en tumbas de la Edad de Bronce, cuya significación original pudo
haber sido durante mucho tiempo olvidada en el tiempo en el que se desarrollaron los cultos. El
nombre de Opis se derivaba de un título de culto de la misma Ártemis. En un relato de la muerte
de Orion, Ártemis le dispara por intentar violar a Opis (cf. p. 563). Calimaco diverge de Heródoto
cuando afirma que las primeras ofrendas hiperbóreas fueron llevadas por Opis junto con otros dos
acompañantes, Loxo y Hecaergo238 (cf. Loxias como título de Apolo y Hekaergos y Hekaerge como
títulos de Apolo y Ártemis respectivamente).

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Hekaerge pudo haber sido una denominación alternativa de Arges. Cuando Delfos fue atacada por
los galos en 279 a.C, se suponía que dos hiperbóreos fantasmales, Hipéroco y Laódoco (cuyos
nombres se basaban evidentemente en los de la primera pareja de doncellas hiperbóreas ya
mencionadas) habían luchado en su defensa.239 Existe un relato curioso en el que se decía que la
encinta Leto se había convertido en un lobo para escapar de las persecuciones de Hera, y había
viajado en esa forma desde la tierra de los hiperbóreos hasta Délos. Desde ese momento, así
pretende la historia, los lobos han dado a luz a sus cachorros sólo en los doce días del año que se
corresponden con aquellos en los que la diosa emprendió su largo viaje.240

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