Prácticas de liderazgo: ruta efectiva

para la transformación educativa

Curso para directivos docentes noveles

# To d o s S o m o s E s c u e l a
HÁBITOS PARA UNA
COMUNICACIÓN
EFECTIVA
Las habilidades comunicativas favorecen las relaciones interpersonales y son
esenciales para nuestro desarrollo social, emocional e intelectual y no debemos
olvidar que adquirir destrezas de comunicación más efectivas y satisfactorias
pasa primero por un proceso de autoobservación. En el módulo anterior
hicimos particular énfasis en la historia y en el propósito de vida como un
regalo que nos permite generar comprensiones sobre la información que cada
uno de nosotros ha recibido. Y hacemos referencia a ello porque, sin duda,
nuestra forma de comunicarnos con los demás está profundamente
influenciada por nuestra historia personal y por un estilo comunicativo
modelado por nuestra familia en la infancia. Tomar conciencia de ello nos puede
abrir la puerta para adoptar un estilo más efectivo y saludable.

En este orden de ideas, queremos compartir algunas sugerencias que pueden

convertirse en hábitos que le ayudarán a comunicarse de forma más eficaz y
consciente, tanto con los demás como consigo mismo.
 1 USE UN LENGUAJE POSITIVO
Es más útil usar el lenguaje para acercarnos a
lo que queremos que suceda, que destacar
aquello que nos está molestando. No es lo
mismo decir “No me grites” a decir “Háblame
en un tono más bajo”. Recuerde que el lenguaje
no son solo palabras, el lenguaje refleja la
estructura de su actitud. Piense, por ejemplo,
¿cuántas expresiones que usa a diario en la
interacción con su comunidad educativa
destacan lo que le molesta? Observe la
siguiente tabla de lo que en ocasiones
podemos decir sin pensar, contrarrestado con
una manera positiva de comunicarlo:
Lo que digo sin pensar Una forma positiva de
manifestarlo
Son impuntuales Planear nos puede llevar a
identificar mejor aquellas
actividades que nos quitan
tiempo.
Son perezosos Si nos sentimos cansados o
agobiados, debemos tomarnos
una pausa activa que nos
permita recuperar fuerzas.
Les falta compromiso Hacen parte de esta comunidad y
su apoyo es indispensable para
lograr las metas comunes. Sin su
ayuda esto no sería posible.
2 RESPONZABILIÍCESE DE SUS EMOCIONES

Todo aquello que nos afecta refleja una parte

de nosotros mismos. Por ello, es mejor usar un
lenguaje proactivo y observar qué queremos
conseguir para nosotros mismos. Por ejemplo,
pregúntese ¿Cómo me siento cuando me
gritan? ¿Qué sucede conmigo cuando me
hablan en un tono más bajo?
En efecto, si hablo de la impuntualidad, de la
pereza, de la falta de compromiso, de la
ausencia del sentido de pertenencia, debo
analizar: ¿Cómo cada uno de estos
señalamientos se vinculan conmigo? Y
finalmente: ¿Qué es lo que estoy pidiendo para
mí con cada idea o emoción que manifiesto?
 3 USE UN LENGUAJE CONCRETO Y DESCRIPTIVO
Una comunicación eficaz es aquella que deja
poco a la imaginación. Siendo descriptivos y
concretos estamos favoreciendo la
comprensión. Por eso, en lugar de decir
“Háblame mejor” o “Háblame con respeto”,
puede decir “Háblame con un tono más bajo,
por favor”.
Adicionalmente, detrás de cada juicio o
señalamiento hay una experiencia concreta, es
a esa a la que debe referirse, por ejemplo, si le
dice a todo su equipo “son impuntuales”, pero
resulta que se está refiriendo a dos maestros
que los lunes llegan 15 minutos después de la
hora de inicio de la jornada. Ser específico le
permitirá tomar distancia de generalizaciones
que terminarán incomodando a aquellos que
cumplen con los horarios.
4 COMUNIQUE SIN EL DESEO DE CAMBIAR A NADIE

La comunicación será más eficaz cuando el resultado que busca

depende menos del comportamiento de terceros. Realice
cualquier petición sin juzgar al otro; exprese solamente lo que
necesita. Por ejemplo, en lugar de decir “Eres un déspota”, diga
“Me siento mal cuando me gritas”; o en lugar de juzgar “Eres un
irrespetuoso”, exprese “Me molesta cuando me interrumpes y no
me dejas terminar mi idea”. ¿Nota la diferencia?
 5 PRESTE ATENCIÓN A SU FORMA DE COMUNICARSE
La comunicación es uno de los pilares
fundamentales a la hora de conocernos a
nosotros mismos, de poder optimizar
nuestra relación con el ambiente e incluso
cambiar hábitos de pensamiento y, por
tanto, de conducta. La comunicación,
además de una acción, es un hábito, y
como tal, puede ser entrenada y
evolucionar. No todo está dicho en
términos comunicativos y puede que
lo que le funcione a usted no les
funcione a otros, pero conocer con
precisión su forma de comunicarse le ayudará
a pulir esos detalles que molestan a los demás
y que generan malestares en su interlocutor.
Al invitarlo a interiorizar la comunicación
como un hábito que se puede entrenar,
queremos darle pautas para comprender,
en un primer momento, cómo el
lenguaje es una representación de la
experiencia.
Veamos…
El lenguaje nos permite organizar la
información que captamos mediante
nuestros sentidos (experiencia sensorial). Lo
que vemos, lo que hacemos, lo que
tocamos, los sonidos que oímos y en general
todo lo que percibimos tiene un nombre.
El uso del lenguaje representa una influencia
muy importante en la evolución e historia de
la raza humana, nos distingue de otras
especies y somos afectados en cada
momento por él y por los significados
inconscientes que le otorgamos. Tenga
presente que todas las palabras resuenan en
nuestra mente y nuestro cuerpo. Tanto las
palabras que vienen del exterior como las
que provienen de un diálogo interno tienen
un efecto en nuestro estado anímico e
independientemente de que el lenguaje –las
palabras– sean solo un 7% del mensaje, no
debemos perder de vista su poder.
Tampoco pierda de vista que lo que dice y
cómo lo dice –las palabras y su respectiva
entonación– puede generar amor o
desesperación: “La tonalidad y el lenguaje
corporal determinan que la palabra hola
signifique un simple reconocimiento, una
amenaza, una humillación o un agradable
saludo” (John Grinder). Por ejemplo, la
palabra mentiroso puede llevar a un
miembro de su comunidad a una reacción
excesiva que le haga sentirse
profundamente ofendido y deseoso de
atacar a su agresor, y para otra persona que
la escuche puede ser solo un juicio erróneo,
por lo que su reacción será clarificar los
hechos.
Pensando en lo anterior, analice la siguiente
imagen. Si se siente débil en algún aspecto,
fortalézcalo, de seguro notará un cambio
positivo en sus relaciones laborales y
personales:
PAUTAS CLAVES PARA LA
COMUNICACIÓN NO VERBAL

1. CUIDE SU IMAGEN
Una imagen poco apropiada aumentará
las posibilidades de ser descartado.
2. ESCOJA UN TONO
Y VOLUMEN ADECUADO
Gritar puede transmitir prepotencia y
hablar excesivamente bajo puede
comunicar timidez o escasa confianza.

3. VIGILE SU POSTURA
Ciertas posturas pueden transmitir
propotencia o escaso interés.
4. RESPETE EL ESPACIO
INTERPERSONAL
Una distancia interpersonal adecuada
suele variar entre 1 y 1.5 metros.

5. PIENSE EN POSITIVO
Una sonrisa sincera puede
abrir muchas puertas.
 6. SEA SINCERO
Si nuestro discurso no es sincero o
tratamos de ocultar algo, nos descubrirán.

7. MUÉVASE CON SOLTURA Y

NATURALIDAD
Podemos realizar gestos con nuestras
manos o cabeza para enfatizar, acompañar
o complementar nuestro discurso.
SUGERENCIA FINAL
Hemos insistido en que en el rol como
directivo docente es clave esforzarse con el
lenguaje, con la forma en la que nos
comunicamos. Por eso, queremos brindarle
unas herramientas complementarias que en
la cotidianidad y sin desfallecer terminará
volviendo un hábito.
Sin importar la situación o las circunstancias,
el reto es entrar en una escucha activa, que
no es otra cosa que una forma de atención
dinámica e intencionada. Notará lo que
sucede cuando escucha atentamente a su
interlocutor:
Analizará si existe coherencia entre el mensaje
verbal y la comunicación no verbal del
interlocutor. Por ejemplo: una persona puede
estar afirmando algo y, a la vez, estar
realizando un gesto de negación con la cabeza.
Solicitará más información sobre el contenido
cuando el mensaje no le resulte lo
suficientemente claro. Es importante preguntar
o cuestionar a su interlocutor cuando no esté
siendo específico: “La verdadera vida creativa
de las palabras, el verbo verdadero, solo está
aquí para dar, no para recibir ni para manipular,
vender o imponerse” (Beyer, 2016, p. 11).