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OMAR ÁNGEL MEJÍA AMADOR

Magistrado ponente

SL818-2022
Radicación n.°90198
Acta 05

Bogotá, D. C., dieciséis (16) de febrero de dos mil


veintidós (2022).

Decide la Sala el recurso de casación interpuesto por


PRODUCTOS QUÍMICOS PANAMERICANOS EN
REORGANIZACIÓN, contra la sentencia proferida por la
Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Cundinamarca, el 24 de febrero de 2020 en el proceso que
instauró JORGE LUIS BELTRÁN Y CARLOS GILBERTO
CEPEDA BENAVIDES contra la recurrente.

I. ANTECEDENTES

Jorge Luis Beltrán y Carlos Gilberto Cepeda Benavides


presentaron demanda ordinaria laboral en contra de
Productos Químicos Panamericanos en Reorganización con
el fin de que se declare que existió una relación de trabajo,
que fueron despedidos en diciembre de 2013, mientras

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cursaba un proceso de negociación colectiva, pues la


convención colectiva de vigencia de abril de 2013 fue
firmada el 7 de mayo de 2014. Por consiguiente, son
beneficiarios del fuero circunstancial.

En consecuencia, solicitaron su reintegro a un cargo


superior o de igual categoría y, por consiguiente, el pago de
los salarios y prestaciones convencionales como: auxilio de
alimentación, auxilios de gaseosas y leche, auxilio de
recreación, auxilio de transporte, prima de transporte,
diferencias salariales y prestacionales, reajuste de primas
legales, vacaciones y prestaciones sociales, indemnización
moratoria por la no consignación de cesantías, sanción
moratoria por el no pago de prestaciones sociales e
intereses.

Jorge Luis Beltrán Perdomo fundamentó sus


pretensiones, en que la empresa demandada lo contrató a
través de terceros desde el año 2008. Que demandó el
contrato realidad obteniendo sentencia favorable. Que se
afilió a la organización sindical el 31 de octubre de 2009.
Que en virtud de la acción de tutela CC T- 616-2012, se
ordenó su reintegró, lo cual fue cumplido, vinculándose a la
empresa a través de contrato a término fijo.

Señaló además que el 21 de diciembre de 2013 la


empresa nuevamente lo despidió a pesar de encontrarse en
un proceso de negociación colectiva. Manifestó que en lo
concerniente a su relación de trabajo y su salario, este se
rige por lo dispuesto en la convención colectiva y que a

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partir del 5 de abril de 2013 existió un conflicto de trabajo


entre SINTRAQUIM NACIONAL y la empresa demandada.

Carlos Gilberto Cepeda Benavides manifestó que fue


contratado a través de terceros desde el año 2006. Que
demandó ante la jurisdicción ordinaria laboral el contrato
realidad con la empresa. Que a través de la tutela CC T-616
de 2012 fue ordenado su reintegro y, por consiguiente, fue
contratado a través de contrato a término fijo. Que se afilió
a la organización sindical SINTRAQUIM el 11 de noviembre
de 2008.

Señaló además que el 21 de diciembre de 2013 la


empresa nuevamente lo despidió a pesar de encontrarse en
un proceso de negociación colectiva. Manifestó que respecto
de su relación de trabajo y su salario, este se rige por lo
dispuesto en la convención colectiva. Que a partir del 5 de
abril de 2013 existió un conflicto de trabajo entre
SINTRAQUIM NACIONAL y la empresa demandada.

Al dar respuesta a la demanda, la parte accionada se


opuso a todas las pretensiones con excepción de la
existencia del contrato de trabajo y, en cuanto a los hechos
aceptó la existencia de la relación de trabajo a través de
contrato de trabajo a término fijo. Negó los restantes
hechos.

En su defensa propuso de inexistencia de la obligación


reclamada, falta de título y causa para pedir, pago

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compensación, falta de causa para pedir, cobro de lo no


debido y prescripción.

II. SENTENCIA DE PRIMERA


INSTANCIA

El Juzgado Único Laboral del Circuito de Zipaquirá, al


que correspondió el trámite de la primera instancia,
mediante fallo de 16 de septiembre de 2019 (f.°305),
decidió:

Declarar que Jorge Luis Beltrán Perdomo y Gilberto Cepeda


Benavides fueron despedidos sin justa causa por parte de la
empresa demandada.
En consecuencia, fue ordenado al reintegro al mismo cargo que
desempeñaban o a uno de igual categoría y, por consiguiente, al
pago de
$371.410 por concepto de salario de 2013
$13.905.720 por concepto de salario 2014
$14.698.080 por concepto de salario de 2015
$14.698.080 por concepto de salario de 2016
$14.698.080 por concepto de salario de 2017
$14.698.080 por concepto de salario de 2018
$9.798.720 por concepto de salario de 2019

Al pago de las primas extralegales discriminadas así:

$989.927 por concepto de primas extralegales del mes de junio


de 2014
$1.039.150. por concepto de prima extralegal de vacaciones de
2014
La suma de $1.097191 por concepto de prima extralegal del año
2014
La suma de $1.057.700 por concepto de prima extralegal de
junio de 2015
La suma de $1.111.573 por concepto de prima de navidad de
2015
La suma de $1.220.861 por concepto de prima extralegal de
junio de 2016
La suma de $1.307.725. por concepto de prima extralegal de
vacaciones del año 2016
La suma de $1.327.032 por concepto de prima de navidad el
año 2016

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La suma de $1.318.050 por concepto de prima extralegal de


vacaciones de 2017
La suma de $1.327.554 por concepto de prima extralegal de
navidad de 2017
La suma de $1.318.181 por concepto de prima extralegal de
vacaciones de 2018
La suma de $1.328.574 por concepto de prima extralegal de
junio de 2018
La suma de $1.268.170 por concepto de prima extralegal del
año 2018
La suma de $1.268.776 por concepto de prima extralegal del
mes de junio de 2019
La suma de $1.318.183, por concepto de prima extralegal de
vacaciones

Por concepto de prestaciones sociales:


$10.837.463, por concepto de cesantías
$10.837.463, por concepto de primas de servicios
$5.418.732. por concepto de vacaciones
$1.300.496 por concepto de intereses de cesantías

Declaró probada la excepción de compensación


respecto de Jorge Luis Beltrán por concepto de
indemnización moratoria que se ordenó en la sentencia
2013-395, que debe compensarse con el valor de esta
condena. Se absuelve a la demandada de las restantes
súplicas de la demanda.

III. SENTENCIA DE SEGUNDA


INSTANCIA

La Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito


Judicial de Cundinamarca, mediante fallo de 24 de febrero
de 2020, al estudiar el recurso de apelación presentado por
ambas partes decidió confirmar la sentencia de primera
instancia.

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En lo que interesa al recurso extraordinario, el


Tribunal precisó que eran dos problemas jurídicos a
dilucidar: i) determinar la modalidad contractual laboral, es
decir, si fue a término indefinido o a término fijo el contrato
celebrado entre las partes y, en atención a las múltiples
sentencias judiciales que obran en el proceso y, ii)
determinar si existe la protección de fuero circunstancial.

Determinó el juez de segunda instancia los hechos


probados en el proceso así: que mediante sendas decisiones
judiciales proferidas por el Juez Laboral del Circuito de
Zipaquirá en sendos procesos ordinario laboral se
determinó la existencia de contratos de trabajo a término
indefinido con los demandantes profiriéndose condena por
concepto de salarios y prestaciones sociales, en relación
laboral a término indefinido con el señor Beltrán desde el
18 de enero de 2008 hasta el 21 de diciembre de 2013 y,
respecto del señor Cepeda se determinó la existencia de un
contrato a término indefinido desde el 4 de junio de 2007 y
vigente a la fecha de la decisión judicial -22 de febrero de
2010-. Ambas decisiones fueron confirmadas por el
Tribunal Superior de Cundinamarca.

De otra parte, el Sindicato SINTRAQUIM presentó


acción de tutela en contra de la empresa y mediante
sentencia T-616 de 2012 se dispuso el reintegro de varios
trabajadores entre ellos los demandantes. El derecho
fundamental protegido fue de asociación sindical.

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En el contexto que antecede el Tribunal determinó que


consta que Jorge Luis Beltrán ingresó a laborar a la
demandada en enero 2008 a través de intermediarios, que
fue despedido por primera vez el 31 de octubre de 2009, a
raíz de esta decisión el Sindicato promovió acción de tutela
y que mediante sentencia CC T-616-2012, se dispuso su
reintegro al cargo. Que la empresa cumplió con dicha orden
judicial y, suscribió con el demandante un contrato a
término fijo, dicho contrato inició el 27 de septiembre de
2012 por el término de 6 meses y tenía como fecha de
terminación el 26 de marzo de 2013.

En relación con Carlos Gilberto Cepeda su vinculación


se produjo el 4 de junio de 2007, fue despedido por primera
vez el 17 de marzo de 2010, fue reintegrado por el fallo de
tutela de la Corte Constitucional y se vinculó mediante
contrato a término fijo en la misma fecha del señor Beltrán.

Advirtió el Tribunal que la empresa dirigió


comunicación a los demandantes con el fin de dar
cumplimiento a la sentencia de tutela del Juez Promiscuo
Municipal de Tocancipá -decisión que no obra en el
expediente-. No obstante, lo que sí se encontró probado es
que los dos trabajadores siguieron prestando sus servicios
hasta 21 diciembre de 2013. En la carta de despido se
manifestó expresamente que la acción de tutela proferida
por el Juez de Tocancipá, estableció que la protección se
otorgó de manera transitoria, luego al no ser presentadas
las demandas ordinarias, los demandantes debían ser
despedidos.

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Concluyó entonces el ad quem que, en relación con el


señor Beltrán el contrato que se suscribió fue a término
indefinido, lo anterior, atendiendo a la decisión que fue
tomada por el Juez Laboral del Circuito de Zipaquirá y a
que fue ordenado el reintegro por parte de la Corte
Constitucional, lo cual no puede ser desconocido en este
fallo.

Frente al demandante Cepeda el Tribunal señaló que


la sentencia del Juez Laboral del Circuito de Zipaquirá
declaró que el contrato de trabajo era a término indefinido
desde el 22 de febrero de 2010, no obstante, ello no implica
que se haya dejado sin efecto aquella duración pues tal
contrato fue suscrito para acatar el fallo de la Corte
Constitucional. Así las cosas, se trataba de seguir el
contrato sin que se dieran unas condiciones distintas.

Precisó la segunda instancia que no desconoce que


existe una decisión judicial del Juez de Tocancipá, sin
embargo, no se conoce su contenido, así como tampoco el
alcance de su protección, pues no reposa en el proceso.

En resumen, el ad quem consideró que existe un


contrato a término indefinido y, ante la firma del contrato
de trabajo a término fijo debe primar el contrato realidad de
tal manera que el contrato que realmente existió entre las
partes fue a término indefinido.

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Desde dicha perspectiva para la segunda instancia fue


claro que la terminación de los contratos fue injusta pues
se adujo por parte de la empresa que no se demandó ante la
jurisdicción ordinaria, atendiendo a la decisión de tutela del
Juez Municipal del Tocancipá y, conforme se manifestó en
la carta de despido. Sin embargo, se consideró por parte del
ad quem que los demandantes tenían una situación
consolidada, pues su contrato debía entenderse a término
indefinido.

En relación con el fuero circunstancial se precisó que


las normas que lo regulan son el artículo 25 del Decreto
2351 de 1965, el artículo 10 del Decreto 1373 de 1966 y el
artículo 36 del Decreto 1469 de 1978. Refirió que la
protección inicia con la presentación del pliego de peticiones
y finaliza con la firma de la convención o el pacto colectivo o
cuando quede ejecutoriado el laudo arbitral, sin que se le
permita despedir sin justa causa a sus trabajadores.

Aseguró que no se discute además que los


demandantes se encontraban afiliados al sindicato y que el
empleador tenía conocimiento de dicha afiliación. Tampoco
es objeto de apelación que se presentó un pliego de
peticiones.

Siguiendo lo dispuesto en el artículo 429 del CST,


norma que señala los términos en que debe desarrollarse el
proceso de negociación colectiva y, teniendo en cuenta los
documentos allegados por el Ministerio del Trabajo que obra

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a folio 206 de expediente se pudo establecer por parte del


ad quem lo siguiente:

El pliego de peticiones se presentó en «abril de 2013»,


así se consignó en la solicitud de conformación del tribunal
y en la resolución del Ministerio del Trabajo en la que se
accede a dicha solicitud.

El 22 de abril de 2013 se levantó el acta de iniciación y


se fijó el cronograma de actividades el 29 de abril de 2013,
además se suscribió la primera acta de negociación en
donde no hubo acuerdo en los 7 puntos tratados.

El 30 de abril de 2013 se suscribió la segunda acta y


se llegó a un acuerdo respecto del artículo 21 de la
convención colectiva firmada por los negociadores de la
empresa y del sindicato.

El 6 de mayo de 2013 se firmó acta de acuerdo parcial.

El 7 de mayo de 2013 se prorrogó la etapa de arreglo


directo del 12 al 31 de mayo siguiente.

El 20 de mayo se suscribió la quinta acta.

El 21 de mayo de 2013 y el 30 de mayo siguió el


proceso suscribiéndose los acuerdos.

El 31 de mayo de 2013 se firmó el acta final de la


etapa de arreglo directo.

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El 14 de junio de 2013 se suscribió solicitud de


conformación del Tribunal de Arbitramento.

Se interpuso recurso y el Ministerio resolvió el recurso


de reposición y se conformó el acto administrativo y en
marzo de 2014 se resolvió el recurso de apelación
confirmando la decisión.

El 20 de mayo de 2014 se convocó al sindicato para


sorteo de árbitros.

El 6 de mayo de 2014 se reunieron y firmaron la


convención 2013 -2015. Depositada en fecha posterior.

En el contexto probatorio presentado el juez de


segunda instancia se llegó a la conclusión de que se
respetaron los términos legales referenciados, es decir, que
esta instancia de negociación duró 40 días, del 3 de abril al
31 de mayo de 2013. Y se solicitó la convocatoria del
Tribunal de Arbitramento. Se convocó para realizar el sorteo
del árbitro del sindicato, pero se suscribió la convención el
6 de mayo de 2014 es decir, para el 21 de diciembre de
2013 los trabajadores se encontraban aforados por fuero
circunstancial y sus contratos eran a término indefinido.

Adicionalmente el fallo aclaró que no puede hablarse


de un decaimiento del proceso de negociación pues la
demora en la convocatoria del tribunal es responsabilidad
del ministerio y precisó que no estamos ante una situación

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de terminación anormal por la falta de diligencia del


sindicato.

IV. RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por la empresa demandada concedido por


el Tribunal y admitido por la Corte, se procede a resolver.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Pretende la recurrente que la Corte case totalmente la


sentencia recurrida, para que, en sede de instancia se
revoque la sentencia del a-quo absolviendo a la demandada
de todas y cada una de las pretensiones de la demanda.

Con tal propósito formula tres cargos, por la causal


primera de casación, que fueron replicados oportunamente.

VI. CARGO PRIMERO

Acusa la sentencia impugnada por la primera causal


de casación establecida en el artículo 87 del C.P.T. y S.S.,
modificado por los artículos 60 del Decreto 528 de 1964 y 7
de la Ley 16 de 1969, al violar por vía directa en la
modalidad de infracción directa los artículos: 45, 46 y 47,
del Código Sustantivo del Trabajo, en relación con el
artículo 19 de ese mismo ordenamiento, el artículo 8 de la
Ley 153 de 1887, los artículos 1494, 1495, 1502, 1503,
1508, 1510, 1602 y 1603 del Código Civil, dentro del
contexto del artículo 51 del Decreto 2651 de 1991.

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Consideró la censura que el Tribunal incurrió en


infracción de la ley cuando desconoció la autonomía de la
voluntad de las partes y su capacidad de obligarse, para
concluir que demandante y demandado pactaron un
contrato a término indefinido, posición que no se acoge a lo
indicado por la Corte Constitucional, cuando analizó la
constitucionalidad del contrato a término fijo, oportunidad
en la cual indicó lo siguiente: «[…]Los contratos a término
fijo, como lo expresó en la sentencia C-483/95 no son
per se inconstitucionales, siempre que de acuerdo con el
principio de la autonomía de la voluntad provengan del
acuerdo entre los empleadores y los trabajadores y no de la
imposición del legislador. ».

A juicio de la censura el principio de la estabilidad en


el empleo no se opone a la celebración de contratos a
término definido. Las relaciones laborales no son perennes
o indefinidas, pues tanto el empleador como el trabajador,
en las condiciones previstas en la ley y en el contrato tienen
libertad para ponerles fin. La estabilidad, por lo tanto, no se
refiere a la duración infinita del contrato de trabajo, de
modo que aquélla se torne en absoluta, sino que, como lo
ha entendido la doctrina y la jurisprudencia, ella sugiere la
idea de continuidad, a lo que dura o se mantiene en el
tiempo.

Precisó que en los términos de la sentencia de la Corte


Constitucional no puede decirse que sólo el contrato a
término indefinido confiere estabilidad en el empleo, pues el

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patrono siempre tiene la libertad de terminarlo, bien


invocando una justa causa o sin ésta, pagando una
indemnización.

Adujo además que no existe oposición para que las


partes hubieren firmado un contrato de trabajo a término
fijo pues, bien podían darle la duración que las partes de
mutuo acuerdo quisieran convenir. Sobre este particular
citó lo dicho por Corte Suprema de Justicia, el 19 de
noviembre de 2008, radicado 34106, en el siguiente
sentido: «[…] No puede olvidarse que al igual que en el
derecho privado, pero con algunas limitaciones en el
derecho del trabajo, las manifestaciones de voluntad de
los sujetos del vínculo laboral pueden ser revocadas y ello es
procedente, por ejemplo, cuando no se vulnere el mínimo de
derechos y garantías estipuladas en la ley a favor de los
trabajadores o estos renuncien a beneficios que por su
naturaleza son irrenunciables o se les afecte derechos ciertos
e indiscutibles.».

Advirtió que jurídicamente nada hay de ilegal cuando


mediando un contrato a término fijo el empleador comunica
legalmente al asalariado su determinación de no
prorrogar dicho vínculo pero sin embargo le permite seguir
normalmente con la prestación del servicio después de
expirado el plazo pactado, haciendo abstracción del
preaviso, pues a esa revocación de la manifestación de
voluntad inicial es perfectamente ajustada a derecho y
supone que el contrato no se terminó sino que fue

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prorrogado en las mismas condiciones en que venía


operando, naturalmente con sujeción a la ley.

Consideró la recurrente que no existe obstáculo para


que las partes puedan variar libremente la modalidad de
contratación porque tampoco hay ilicitud cuando después
de estar vinculados por un contrato a término fijo, deciden
pactar un término indefinido o viceversa, caso en el cual es
lógico señalar que para esos efectos deben concurrir las
manifestaciones de voluntad.

Frente a ¿Si había capacidad jurídica para obligarse?,


si el trabajador expresó su consentimiento libre de vicios
suscribiendo el contrato, y posteriormente no alegó error,
fuerza o dolo respecto de esta modalidad de contrato, si
todo contrato legalmente celebrado, afirmó que es una
ley para los contratantes, y no puede ser invalidado sino
por su consentimiento mutuo o por causas legales. Y se
preguntó ¿Dónde están las causas legales para invalidar el
contrato de trabajo a término fijo?.

Finalmente se preguntó ¿Cuál es la razón o por qué el


acuerdo entre empleador y trabajador en el sentido de
pactar que la duración del contrato sería a término fijo no
podía ser avalada por el Tribunal?.

VII. RÉPLICA

Los opositores consideraron que el juez de segunda


instancia tuvo como fundamento las decisiones judiciales

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proferidas por el Juez Laboral de Zipaquirá en la que se


estableció la modalidad de contrato de trabajo a término
indefinido y la sentencia T-616 de 2012 en la que se ordenó
el reintegro de los demandantes. Luego dichas decisiones,
además de los derechos contemplados en ellas, constituyen
un mínimo de garantías que no podían ser desconocidas.

VIII. CONSIDERACIONES

El Tribunal determinó que el tipo de contrato suscrito


entre las partes fue a término indefinido en consideración a
la decisión proferida por la jurisdicción ordinaria en la que
se estableció que los demandantes se encontraban
vinculados a la entidad demandada bajo dicha modalidad
de contratación y, en atención a la sentencia de tutela
proferida por la CC T-616-2012 en la que se ordenó el
reintegro de los demandantes. A juicio de la segunda
instancia no podía la empresa suscribir un contrato de
trabajo a término fijo e impera en estos eventos, la realidad
a las formas.

La censura radica su inconformidad en que el


razonamiento efectuado por el ad quem desconoce la
autonomía de las partes en la contratación y la naturaleza
del contrato a término fijo. Esgrime que no existe obstáculo
alguno para que las partes puedan variar libremente la
modalidad de contratación y no existe ilicitud en pactar o
cambiar la modalidad de contrato.

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La Sala precisa que se excluye del debate que los


demandantes se encontraban vinculados a la empresa así:

Jorge Luis Beltrán mediante contrato de trabajo a


término indefinido desde el 18 de enero de 2008 hasta el 21
de diciembre de 2013 (sentencia Juzgado Laboral del
Circuito de Zipaquirá de 18 de marzo de 2014, proceso en
que se discutió el contrato realidad). Fue despedido por
primera vez el 31 de octubre de 2009, a raíz de esta
decisión el Sindicato promovió acción de tutela y que
mediante sentencia CC T-616-2012, se dispuso su reintegro
al cargo. Que la empresa cumplió con dicha orden judicial
y, suscribió con el demandante un contrato a término fijo,
dicho contrato inició el 27 de septiembre de 2012 por el
término de 6 meses y tenía como fecha de terminación el 26
de marzo de 2013.

En relación con Gilberto Cepeda Benavides este se


vinculó mediante contrato de trabajo a término indefinido el
4 de junio de 2007, (Sentencia Juez Laboral del Circuito de
Zipaquirá de 22 de febrero de 2010), fue despedido por
primera vez el 17 de marzo de 2010, fue reintegrado por el
fallo de tutela de la Corte Constitucional y se vinculó
mediante contrato a término fijo en las mismas fechas del
señor Beltrán.

En el contexto que antecede el problema jurídico que


debe esclarecer la Sala se concreta a establecer si ante la
orden judicial de reintegro, proferida por la Corte
Constitucional en acción de tutela, es viable cambiar la

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modalidad de contrato existente entre las partes. A efectos


de abordar su estudio la Sala analizará los efectos del
reintegro laboral por vía judicial y la autonomía de las
partes en la contratación laboral y el contrato a término fijo.

Efectos del reintegro laboral por vía judicial

La Corte ha adoctrinado (CSJ SL 890-2021) que en


relación con los efectos jurídicos que se derivan de un
reintegro laboral ordenado por vía judicial, tal orden
conlleva la no solución de continuidad del vínculo
contractual, lo que implica que, para todos los efectos
legales, la relación laboral no finalizó ni se interrumpió, esto
es, se entiende que la persona trabajadora efectivamente
prestó sus servicios (CSJ SL, 16 may. 2005, rad. 23134 y
CJS SL, 24 ago. 2010, rad. 36215) (Énfasis añadido).
Precisamente, en la segunda sentencia referida la
Corporación explicó que una de las consecuencias del
reintegro es la no solución de continuidad del contrato que
comporta el computo del tiempo durante el cual estuvo
cesante el trabajador con el derecho al pago de los salarios
y prestaciones sociales causados, es así como el lapso de
tiempo efectivamente dejado de laborar debe apreciarse
como efectivamente laborado.

Adicionalmente, frente la figura del reintegro la Corte


ha precisado que las partes tienen derecho a ser restituidas
al mismo estado en que se hallarían si no hubiese existido
aquel acto (artículo 1746 del Código Civil). En otros
términos, debe retrotraerse la situación del afectado, en lo

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posible, al mismo estado en que estaría de no ocurrir el


despido (CSJ SL 890-2021, reiterada en SL 2973-221).

Es así como ante el reintegro de la persona al cargo


que ejercía, se entiende que el vínculo contractual
permaneció vigente con «todas sus consecuencias» y,
además, en las mismas condiciones en las que laboraba
antes del acto trasgresor del orden jurídico (Énfasis
añadido) (CSJ SL 890-2021).

En síntesis, el reintegro al surgir como consecuencia


ya sea de la nulidad o ineficacia del despido, genera el
restablecimiento de la vinculación en los mismos términos
en los que se encontraba.

La autonomía de las partes en la contratación


laboral y el contrato a término fijo

En relación con la autonomía de las partes de escoger


la modalidad de contratación conviene recordar que está
previsto que el empleador goza de libertad para escoger la
modalidad contractual que más convenga a sus
necesidades comerciales, de producción o de prestación de
servicios, siempre que se acoja a una de las variadas
posibilidades que con tal fin le otorga la ley. Y, la
vinculación de los trabajadores a través de contrato a
término fijo goza de plena validez y eficacia en nuestro
ordenamiento jurídico, a la vez que las formas a través de
las cuales se estructura, desarrolla y termina conforme lo
establecen, entre otros, los arts. 46, 55 y 61 del CST (CSJ

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SL3535-2015 reiterada en la SL 5262-2021).

Y, en efecto ha dicho la jurisprudencia que la


modalidad de contrato de trabajo a término fijo es una
forma de contratación que la misma Corte Constitucional
ha encontrado ajustada a la Constitución (CSJ SL15610-
2016, SL 5262-2021).

No obstante, no puede hacer caso omiso la Sala de que


las normas laborales son de orden público y, por ende, los
derechos y prerrogativas que conceden son irrenunciables
según el entendimiento del artículo 14 del Código
Sustantivo del Trabajo, ello como una palmaria expresión
del principio tuitivo que ampara a los trabajadores.

En ese horizonte, tiene dicho esta Corte que no es «a


voluntad de las partes por sí misma quien determina si un
contrato es o no de trabajo, sino tan solo el hecho de si la
relación llena o no los requisitos impuestos por la ley para
que se configure tal relación especialísima. De manera que,
si se cumplen a cabalidad los mismos, existe contrato de
trabajo, a despacho de cuanto piensen las partes al respecto »
(CSJ SL 965-2021).

No de otra manera se comprende que si las normas


que regulan la contratación laboral son de orden público y
obligan a los contratantes por encima de lo que ellos
pacten, no se pueden desconocer los derechos previstos
en la ley en favor del trabajador y solo son admisibles
los pactos entre las partes que se ajusten a los

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postulados de la misma o mejoren las condiciones que


ella contempla como mecanismo mínimo protector del
trabajador. Dicho en breve, los cánones de derecho del
trabajo son de orden público y como tales prevalecen frente
a pactos que se encuentran en oposición (sentencia CSJ SL,
del 28 de may. de 1998, rad. 10661, CSJ SL 965-2021).

Desde esa perspectiva, nótese que si bien esta


Corporación ha sostenido que los acuerdos a los que
lleguen los trabajadores y los empleadores en observancia
de las garantías y derechos mínimos e irrenunciables de
aquellos, son válidos y deben ser honrados, y ello
implica no solo el cumplimiento de lo pactado (pacta
sunt servanda), sino también su ejecución de buena fe
(artículo 55 del CST en armonía con el 1603 del CC), es
decir, su desarrollo conforme a la seriedad, colaboración y
lealtad que debe regir en cualquier disciplina social y
jurídica, como la laboral (SL5469-2014), es claro que
respeto de lo acordado, se pregona, única y exclusivamente
cuando se realicen conforme a la ley laboral, toda vez que
no siempre las partes pueden decidir libremente, «el orden
público laboral limita la voluntad de las partes» (SL 5262-
2021).

En este orden de ideas la autonomía de las partes de


escoger la modalidad de contratación laboral contiene
límites como son: i) el carácter de orden público e
irrenunciable de las normas laborales, ii) el
desconocimiento de los derechos mínimos del trabajador y,
iii) los requisitos que legalmente son impuestos por la ley.

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Siguiendo lo expuesto y descendiendo al análisis del


caso concreto, a juicio de la Sala el Tribunal no se equivocó
al determinar que la modalidad del contrato celebrado entre
las partes es a término indefinido, puesto que la naturaleza
de la vinculación de los demandantes fue estudiada y
definida en decisiones judiciales en las cuales se determinó
que las partes se encontraban vinculadas a través de
contrato a término indefinido. Y, además, ante una primera
desvinculación de la empresa fue ordenado el reintegro de
los trabajadores mediante sentencia de tutela T-616-2012.

Vistas así las cosas y, en consideración de las dos


sentencias judiciales en las que se declara la existencia de
un contrato a término indefinido entre las partes y, se
profiere una orden de reintegro, no podía ser otra la
conclusión y es que no existió solución de continuidad en el
vínculo contractual, luego la situación laboral se retrotrae
al mismo estado en que se encontraba y en las mismas
condiciones, es decir, no podían las partes en virtud del
principio de autonomía contractual cambiar la modalidad
de la contratación, pues ello implica una serie de
consecuencias jurídicas distintas. Cambiar la modalidad del
contrato, conlleva modificar las condiciones en que venía
desarrollándose el vínculo, lo cual desnaturaliza los efectos
jurídicos de la figura del reintegro por vía judicial.

De otra parte, si bien se tiene en cuenta que el


contrato a término fijo goza de plena validez y eficacia en

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Radicación n.°90198

nuestro ordenamiento jurídico, lo cierto es que desconocer


la situación jurídica y contractual que venía ejecutándose y
que fue protegida a través de decisiones judiciales atenta y
vulnera los derechos mínimos e irrenunciables de los
demandantes de conservar la modalidad de vínculo laboral
existente, lo cual fue protegido judicialmente, limite propio
a la autonomía contractual de las partes. Por las anteriores
razones no prospera el cargo.

IX. CARGO SEGUNDO

Acusa la sentencia impugnada de violar la ley


sustancial por la vía directa en la modalidad de infracción
directa de los artículos 8 del Decreto 2591 de 1991, el
artículo 8 de la Ley 153 de 1887.

La censura señaló que existió un «decaimiento de la


fuerza de la sentencia de tutela se produjo por ministerio de
la ley sin que en tal circunstancia mediaran juicios de
valor en torno a la conducta de los demandantes, por lo
que, se trató de una causa de terminación del contrato, que
si bien no está contemplada en el ordenamiento laboral, sí lo
está en el ordenamiento jurídico, y resultó aplicable al caso
en estudio, toda vez que los actores fueron reintegrados por
una orden judicial dada en una acción de tutela, cuyos
efectos estaban limitados en el tiempo, o mejor,
condicionados a que posteriormente fuesen avalados, o
estudiados a fondo por la jurisdicción ordinaria, donde con
todas las garantías procesales las partes podrían debatir a
fondo sus puntos en discordia».

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Radicación n.°90198

Consideró la recurrente que no hubo despido sin


justa causa de los demandantes, puesto que, lo que
generó la terminación de sus vínculos fue la cesación de
efectos de la sentencia de tutela que ordenó su reintegro,
razón por la que no había lugar a considerar que se
produjo un despido en el marco del conflicto colectivo,
que de por sí ya estaba en discusión su eficacia, por
no haberse dado la finalización del mismo dentro de las
etapas legalmente establecidas para tal fin, pero, al margen
de lo anterior, se recalca, que el origen de la determinación
de la desvinculación no fue unilateral y sin justa
causa por parte del empleador, sino producto de la
cesación de los efectos de la acción de tutela.

Como se sabe, la ley es general, impersonal y


abstracta y, en consecuencia, su aplicación, en especial en
este caso, no requiere de la valoración de la conducta de los
demandantes, pues, bastaba con la iniciación de las
acciones ordinarias para que los efectos de la sentencia de
tutela se prolongaran en el tiempo, pero tal hecho no
ocurrió, y por ello devino la ineficacia de la orden judicial
dada.

Bajo tales condiciones, estimó que no podía


considerarse que se produjo un despido bajo la
protección del fuero circunstancial, pues como ya se
dijo, la desvinculación de los señores Beltrán y Cepeda
fue producto de su omisión, más no de una acción
unilateral deliberada e injusta por parte de la empresa,

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aspecto que no fue tenido en cuenta por la Sala Laboral del


Tribunal Superior de Cundinamarca a la hora de decidir el
caso, razón por la cual consideró la censura que el presente
cargo debe prosperar, toda vez que la finalización de los
contratos tantas veces mencionados no se produjo en las
circunstancias anotadas en el artículo 25 del Decreto
2351 de 1965.

X. RÉPLICA

A juicio de los opositores, «lo ordenado por el artículo 8


del Decreto 2591 de 1991, no constituyó una causa legal y
objetiva de terminación del contrato laboral, porque
actuaron dentro de los términos ordinarios que prevé el
ordenamiento jurídico laboral, (Art. 488 CST y 151 CPL) o sea
existe norma precisa y expresa para enervar la acción
como se hizo dentro del plazo legal porque aparte de la
orden de reintegro vía tutela, también tenían el
instrumento ordinario que les da la normatividad laboral
para pedir su reintegro».

XI. CONSIDERACIONES

El ad quem consideró que los demandantes se


encontraban cobijados por la protección de fuero
circunstancial, pues el despido ocurrió de manera injusta
por cuanto no existe prueba en el proceso de lo alegado por
la parte demandada en relación con la justificación para dar
por terminado los contratos de trabajo. Además de ello,
dicho despido se dio en curso del conflicto colectivo.

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Refiere el Tribunal que la entidad demandada dio por


terminados los contratos de trabajo por cuanto los
demandantes no presentaron las demandas ordinarias que
les correspondía interponer en virtud de la acción de tutela
concedida como mecanismo transitorio. Se alegó por la
empresa en distintos documentos, que en virtud del fallo de
tutela proferido por el Juez Municipal de Tocancipá los
demandantes debían presentar demanda ordinaria laboral,
hecho que fue desatendido. Lo anterior no fue probado en el
expediente, razón por la cual la segunda instancia
consideró el despido injusto.

La censura señala que la justificación del despido se


fundamenta en el decaimiento de la fuerza de la sentencia
de tutela. Luego no podía entenderse que se produjo un
despido sin justa causa, pues esto ocurrió por su omisión y
no fue fruto de una acción unilateral, deliberada e injusta
por parte de la empresa.

La Sala precisa que en el estudio del cargo solo se


referirá al análisis jurídico efectuado por el juez de segunda
instancia respecto del fuero circunstancial, puesto que el
cargo viene encausado por la vía directa, de tal manera que
no le compete a la Sala pronunciarse respecto de los
aspectos fácticos que tienen que ver con la existencia de
una justa causa para dar por terminados los contratos de
trabajo, en el marco de una negociación colectiva.

Así las cosas el análisis se circunscribe a determinar si

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Radicación n.°90198

el estudio jurídico del juez en relación con el fuero


circunstancial fue el acertado.

En este punto vale la pena recordar el alcance de la


protección del fuero circunstancial, el cual fue reiterado en
sentencia CSJ SL 2020 de 2021, en la cual la Corte
adoctrinó:

1. Fuente Legal. Artículos 25 del Decreto 2351 de 1965 y 10


del Decreto 1373 de 1966.

2. A quiénes cobija. A “los trabajadores que hubieren


presentado al patrono un pliego de peticiones” que comprende a los
“afiliados al sindicato o a los no sindicalizados”. Luego, es patente que
esta garantía foral también protege a los trabajadores no
sindicalizados que presenten un pliego de peticiones tendientes a la
firma de un pacto colectivo. Se impone recordar lo que la Corte en
sentencia de 11 de mayo de 2006, radicado 26726, razonó en el
sentido de que están excluidos de este fuero los trabajadores que
desempeñen cargos de alta dirección o jerarquía dentro de la
empresa, con capacidad de compromiso y de representación, dado
que no pueden “pretender estar acogidos por el pliego de peticiones
que la organización sindical presentó, en tanto los intereses
empresariales, de los cuales en su calidad de alto directivo lo
comprometían, estaban en contraposición con los suyos propios, lo
que resulta inadmisible”.

3. Periodo en que opera la protección. Desde el momento de


la presentación del pliego de peticiones al empleador hasta que se
haya solucionado el conflicto colectivo mediante la firma de la
convención o del pacto, o quede ejecutoriado el laudo arbitral, si fuere
pertinente o en aquellos casos en donde se verifique la terminación
anormal del conflicto.

4. Para qué los ampara. Para no ser despedidos sin justa


causa, desde el momento de la presentación del pliego de peticiones al
empleador hasta que se haya solucionado el conflicto colectivo
mediante la firma de la convención o del pacto, o quede ejecutoriado
el laudo arbitral, si fuere pertinente, o en aquellos casos en donde se
verifique la terminación anormal del conflicto colectivo. En el evento
en que el empleador considere que un trabajador incurrió en una
justa causa, no es imperativo que acuda previamente ante el juez del
trabajo para solicitar el permiso para terminar el contrato de trabajo,
la justeza o no se determina posteriormente al fenecimiento de la
relación laboral.

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En cuanto al ámbito de aplicación personal de la


garantía de fuero circunstancial, la Corte ha identificado
dos hipótesis en los artículos 10 y 36 de los decretos
reglamentarios 1373 de 1966 y 1469 de 1968; la primera,
cuando el conflicto surge a instancias de una organización
sindical, caso en el cual el fuero circunstancial únicamente
protege a los afiliados al mismo; y la segunda, cuando
quienes lo promueven son trabajadores no sindicalizados,
evento en el que la protección solo se predica de quienes
suscriben el pliego de peticiones.

Ahora bien, se discute si el desconocimiento de una


orden de tutela que de manera transitoria ordenó que los
demandantes acudieran a la jurisdicción ordinaria laboral
se considera o no una justa causa para dar por terminados
los contratos de trabajo, argumento que, como se dijo en las
líneas que anteceden no fue estudiado por el juez de
segunda instancia debido a que no fue probado en el
proceso, aspecto que en consecuencia, no puede ser objeto
de estudio en esta sede casacional.

En dicho contexto se encuentra que las


consideraciones a tener en cuenta son las jurídicas
expresadas por el ad quem, exégesis que se encuentra
ajustada a lo señalado por las normas vigentes, toda vez
que la conclusión a la que se llegó es que al encontrarse
que la vinculación entre los demandantes era a término
indefinido, no había lugar a la aplicación del vencimiento
del término de un contrato a término fijo. De otra parte
encontró probado la existencia del conflicto colectivo y la

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Radicación n.°90198

afiliación de los demandantes al sindicato, hechos que no


se discuten en el proceso. En consecuencia, el cargo no
prospera

XII. CARGO TERCERO

Acusa la sentencia impugnada de violar la ley


sustancial por la vía directa en la modalidad de aplicación
indebida del artículo 50 del Código Procesal del Trabajo y la
Seguridad Social, y 281 del Código General del Proceso,
como una violación de medio de las siguientes normas
sustanciales: 13, 22, 37, 24, 46, 47, dentro de la preceptiva
del artículo 51 del Decreto 2651 de 1991.

Consideró la recurrente que el ad quem vulneró el


principio de congruencia al pronunciarse sobre la ineficacia
del contrato de trabajo a término fijo, sin que tal pretensión
formara parte del petitum de la demanda.

Es así como esgrimió que lo decidido por el Tribunal se


encuentra por fuera de lo pedido de conformidad con el
artículo 50 del CPTSS y del artículo 281 del Código General
del Proceso. En ausencia de una pretensión concreta
que delimitara el ámbito de acción de los juzgadores de
instancia, resulta inequívoco observar que la deficiencia
procesal condujo al quebrantamiento de las normas
denunciadas, toda vez que por la aplicación indebida de las
mismas se generó una consecuencia que no correspondía al
caso en estudio, lo que acredita en forma fehaciente el
error jurídico que se le atribuye a la segunda instancia.

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.°90198

XIII. RÉPLICA

Precisó que no existe falta de consonancia puesto que


ya se discutía la eficacia del contrato a término fijo, por lo
tanto, la primera pretensión declarativa hacía alusión de
manera tácita a dicha ineficacia contractual, porque violaba
decisiones en firme que estaban atadas a la decisión
impugnada.

XIV. CONSIDERACIONES

El Tribunal tuvo en cuenta dos problemas jurídicos a


resolver: i) la modalidad de contrato celebrado entre las
partes y, ii) si había lugar a la protección del fuero
circunstancial.

La censura considera que el análisis efectuado por el


ad quem respecto de la ineficacia del contrato a término fijo
quiebra el principio de congruencia, pues ello no fue objeto
de demanda.

Así las cosas, el problema jurídico se concreta a


establecer si el Tribunal vulneró el principio de congruencia
al pronunciarse respecto de la naturaleza y modalidad de
vinculación laboral. Con el fin de dar respuesta al problema
jurídico planteado se realizarán unas consideraciones
respecto del principio congruencia y, finalmente, se
resolverá el caso concreto.

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.°90198

Principio de Congruencia

Ahora bien, el principio procesal de congruencia tiene


fundamento en lo dispuesto en el artículo 305 del Código de
Procedimiento Civil, hoy 281 del CGP, aplicable a los litigios
del trabajo por autorización expresa del precepto 145 del
Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social, y tiene
que ver con que el juez debe adecuar la sentencia a las
pretensiones y hechos planteados en la demanda inicial, a
las excepciones y circunstancias fácticas presentadas por la
contraparte, así como a lo alegado por las partes en las
oportunidades procesales pertinentes (CSJ SL3443-2021,
CSJ SL440-2021).

El precedente de la Corporación (CSJ SL2604-2021,


CSJ SL440-2021) además ha sido muy claro en que:

Dichas actuaciones limitan la autonomía judicial del juez, quien


debe obrar dentro de ese marco trazado por las partes, dado
que es lo que edifica la relación jurídica sustancial y procesal de
estas en el espacio jurisdiccional.

Ahora, ello no es obstáculo para que el juez, eventualmente


pueda interpretar la demanda. De hecho, la Corte ha señalado
que «constituye su deber dado que está en la obligación de
referirse “a todos los hechos y asuntos planteados en el proceso
por los sujetos procesales” (art. 55, L. 270/1996), de manera que
su decisión involucre las peticiones del escrito inicial en armonía
con los hechos que le sirven de fundamento» (CSJ SL2808-2018).

Y en el ámbito del recurso extraordinario de casación, la Sala


ha establecido que si el ad quem desborda los límites de la
congruencia y decide pretensiones ajenas al debate procesal,
puede incurrir en el quebrantamiento de dicho principio y
comprometer la legalidad de la sentencia si: (i) la transgresión
es relevante; (ii) afecta el derecho de defensa de alguna de las
partes involucradas, y (iii) esto incide o sirve de medio para la
infracción de una disposición sustancial -violación medio- (CSJ
SL911-2016).

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Radicación n.°90198

Además, nótese que el juez de segundo grado también está


sujeto a las materias específicas y debidamente sustentadas en
la apelación que se haga contra la decisión primigenia, en
virtud del referido y explicado principio de consonancia.

Así, la Corte tiene adoctrinado que las anteriores directrices


procesales hacen parte de la denominada congruencia externa
del fallo, según la cual «toda sentencia debe tener plena
coincidencia entre lo resuelto, en un juicio o recurso, con la litis
planteada por las partes, en la demanda respectiva y en la
contestación, sin omitir o introducir aspectos ajenos a la
controversia» (CSJ SL2808-2018).

A su vez, la congruencia interna «exige armonía y concordancia


entre las conclusiones judiciales derivadas de las valoraciones
fácticas, probatorias y jurídicas implícitas en la parte
considerativa, con la decisión plasmada en la parte resolutiva.
Por tanto, el fallo conforma un todo inescindible, un acto
complejo, una unidad temática, entre la parte motiva y la
resolutiva» (CSJ SL2808-2018).

Por otra parte, debe destacarse que el principio de congruencia


tiene excepciones precisas en el ordenamiento jurídico, como
cuando: (i) el juez advierte fraude, colusión o una situación
abiertamente ilegal que amerite una intervención
excepcionalísima en aras de proteger los derechos
fundamentales de las partes, según lo previsto en el artículo 48
del Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social (CSJ
SL466-2013); (ii) existen hechos sobrevinientes (CSJ SL3844-
2015 y SL2808-2018), y (iii) la posibilidad del juez en materia
laboral de decidir por fuera de lo pedido (extra petita) o más allá
de lo suplicado (ultra petita), conforme lo prevé el artículo 50
ibidem.

A juicio de la Sala el análisis del ad quem no trasgrede


el principio de congruencia, puesto que el juez colegiado
concretó su análisis a lo planteado en el recurso de
apelación de la parte demandada. Se advierte que parte de
los argumentos del recurso se circunscribieron a convencer
al juez de segunda instancia que el contrato celebrado entre
las partes fue a término fijo y no a término indefinido,
razones que motivaron al Tribunal a determinar la
modalidad contractual celebrada entre las partes obedeció a
un contrato a término fijo o a término indefinido como lo

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Radicación n.°90198

concluyó el a quo.

De este modo, es equivocada la afirmación de la


recurrente cuando señala que el Tribunal declaró la
ineficacia del contrato a término fijo, pues el análisis
jurídico efectuado se encuentra ajustado al alcance fijado
en el recurso de apelación interpuesto por la parte
demandada y que exigía determinar la forma y modalidad
de vinculación de las partes. Por las anteriores razones no
prospera el cargo

Las costas en el recurso extraordinario estarán a cargo


de la parte recurrente, por cuanto su acusación no salió
avante y hubo réplica. Como agencias en derecho se fija la
suma de nueve millones cuatrocientos mil pesos
($9.400.000), que se incluirán en la liquidación que haga el
juez de primer grado, con arreglo en lo dispuesto en el
artículo 366 del C.G.P.

XV. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la ley NO
CASA la sentencia dictada por la Sala Laboral del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Cundinamarca, el 24 de
febrero de 2020, dentro del proceso ordinario laboral
seguido por JORGE LUIS BELTRAN Y CARLOS GILBERTO
CEPEDA BENAVIDES contra PRODUCTOS QUÍMICOS
PANAMERICANOS EN REORGANIZACIÓN.

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Costas como se indicó en la parte motiva.

Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el


expediente al tribunal de origen.

IVÁN MAURICIO LENIS GÓMEZ


Presidente de la Sala

GERARDO BOTERO ZULUAGA

No firma por ausencia justificada


FERNANDO CASTILLO CADENA

LUIS BENEDICTO HERRERA DÍAZ

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OMAR ÁNGEL MEJÍA AMADOR

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ACLARACIÓN DE VOTO

Demandante: Jorge Luis Beltrán y Carlos Gilberto Cepeda


Benavides
Demandado: Productos Químicos Panamericanos -En
reorganización-
Radicación: 90198
Magistrado Ponente: Omar Ángel Mejía Amador

Con el acostumbrado respeto a mis compañeros de Sala, y


tal como lo expresé en la sesión en la que se debatió el asunto,
aun cuando estoy de acuerdo con la decisión proferida en
instancia, aclaro mi voto por las razones que expongo a
continuación.

Para contextualizar, en relación con el cargo segundo de la


demanda de casación, dirigido por la vía directa, la recurrente
acusa la «infracción directa de los artículos 8 del Decreto 2591 de
1991 y (…) 8 de la Ley 153 de 1887». Al respecto, adujo que, por
ministerio de la ley, en el presente caso se materializó el
decaimiento de la protección constitucional concedida a los
demandantes mediante una acción de tutela que ordenó su
reintegro. Lo anterior, porque una vez cumplido el plazo de
transitoriedad de dicha orden se activaba nuevamente la
terminación de los contratos de trabajo, conforme lo establece la
primera de las disposiciones que acusa en el cargo, la cual, su
sentir, debió «aplicarse en forma general, impersonal y abstracta».

En esta perspectiva, al abordar la respuesta al cargo, la


Sala por mayoría consideró que el problema jurídico que
planteaba la recurrente se circunscribía a «determinar si el

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estudio jurídico del juez en relación con el fuero circunstancial fue


el acertado» y, para dar respuesta al mismo, reiteró lo indicado
en sentencia CSJ SL2021-2020, con el fin de prohijar las
conclusiones del Tribunal relativas a que en el caso de los
demandantes aplicaba la protección por fuero circunstancial.

No obstante, al abordar la posible infracción directa del


artículo 8.º del Decreto 2591 de 1991,1 la Sala señaló que tal
argumento «no fue estudiado por el juez de segunda instancia
debido a que no fue probado en el proceso» y que, por tanto, la
exegesis del citado juez plural en lo relativo a la terminación del
contrato fue adecuada. Ello, al advertir que «la vinculación entre
los demandantes era a término indefinido, no había lugar a la
aplicación del vencimiento del término de un contrato a término
fijo», máxime cuando «encontró probado la existencia del conflicto
colectivo y la afiliación de los demandantes al sindicato, hechos
que no se discuten en el proceso».

Pues bien, en mi criterio, el desarrollo de la acusación


propuesta por la censura en ese cargo implicaba analizar el
cuestionamiento jurídico relativo a si el vencimiento del plazo
1
Articulo 8o. La tutela como mecanismo transitorio. Aun cuando el afectado
disponga de otro medio de defensa judicial, la acción de tutela procederá cuando se
utilice como mecanismo transitorio para evitar un perjuicio irremediable.

En el caso del inciso anterior, el juez señalará expresamente en la sentencia que su


orden permanecerá vigente sólo durante el término que la autoridad judicial
competente utilice para decidir de fondo sobre la acción instaurada por el afectado.

En todo caso el afectado deberá ejercer dicha acción en un término máximo de cuatro
(4) meses a partir del fallo de tutela.

Si no la instaura, cesarán los efectos de éste.

Cuando se utilice como mecanismo transitorio para evitar un daño irreparable, la


acción de tutela también podrá ejercerse conjuntamente con la acción de nulidad y de
las demás procedentes ante la jurisdicción de lo contencioso administrativo. En estos
casos, el juez si lo estima procedente podrá ordenar que no se aplique el acto
particular respecto de la situación jurídica concreta cuya protección se solicita,
mientras dure el proceso.

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contenido en la citada disposición sin adelantar los medios


ordinarios de defensa judicial, generaba que los efectos de la
protección constitucional cesaran.

Para tal efecto, era necesario que la Sala determinara si lo


dispuesto en el artículo 8.º del Decreto 2591 de 1991 debe
aplicarse en forma abstracta respecto de una orden
constitucional, sin perjuicio de lo dispuesto expresamente por el
operador judicial en el fallo de tutela.

Lo anterior, porque precisamente uno de los hechos


indiscutidos en sede casacional es que el reintegro de ambos
demandantes se ordenó mediante «sentencia CC T-616-2012», de
modo que lo planteado en el cargo no correspondía a una
circunstancia fáctica, sino por el contrario a un cuestionamiento
jurídico relativo al desconocimiento de dicha disposición
normativa.

Dejo así planteada mi aclaración de voto

Fecha ut supra.

IVÁN MAURICIO LENIS GÓMEZ


Magistrado

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