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EL NUEVO ORDEN ECONÓMICO MUNDIAL:

¿Cómo le afectará?

Cuestiones del siglo XXI

Doctor E Douglin
ÍNDICE DE MATERIAS

Introducción................................................................................. 3

1 El final de un siglo y de un milenio..............................................4

2 La inminencia del Nuevo orden mundial.....................................7

3 Un vistazo a dos siglos de libertades..........................................13

4 La libertad, la economía de mercado


y el Nuevo orden mundial...........................................................22

5 La historia de las leyes de descanso dominical...........................26

6 La paradoja americana................................................................40

7 El disenso Douglas......................................................................48

8 ¿Tiene razón la Constitución?.....................................................56

9 Las limitaciones de la autoridad civil..........................................66

10 El carácter de la Primera Enmienda............................................75

11 La oposición a la Primera Enmienda..........................................81

12 Estados Unidos, moralmente renovado,


conducirá las otras naciones al Nuevo orden Mundial...............89

13 Dos contradicciones del espíritu protestante..............................91

14 ¿Es justa la acusación?...............................................................93

15 Los Estados Unidos en la profecía...........................................108

16 Unos principios absolutos........................................................119

17 Utopía o desastre......................................................................126

18 Los supervivientes...................................................................139
INTRODUCCIÓN

Un nuevo orden mundial se abre ante nosotros: conllevará cambios radicales en nuestra
vida, y en particular afectará las libertades de que gozamos desde hace dos siglos. Este
libro, El nuevo orden económico mundial: ¿Cómo le afectará?, hace un análisis a fondo
de las cuestiones esenciales que se implican en el establecimiento del nuevo sistema
mundial, que entrará en vigencia en un futuro próximo, y que ya se ha puesto en marcha.
Nuestro análisis incluye un estudio exhaustivo de los principios de la libertad de
conciencia y de la Primera Enmienda a la Constitución estadounidense, que ha sido
ejemplo para otros países.

Además, este libro presenta la historia, las leyes y la teología que constituyen la base de
los derechos y las libertades de conciencia garantizados por las constituciones o los
gobiernos de la mayoría de los países. Pero este estudio va más lejos y considera las
cuestiones que están en juego y las consecuencias del nuevo orden económico mundial.
No cabe duda de que usted se verá afectado por estos cambios, y por esta razón, es
esencial leer este libro.

Doctor E Douglin
Capítulo Uno
El Final de un siglo y de un milenio

Vivimos la época más emocionante y perilosa de la historia de nuestro mundo. Las


calamidades marítimas, aéreas y terretres, el malestar social y la creciente inestabilidad
medioambiental son todos proféticos. Auguran acontecimientos muy importantes. Pronto
habrán cambios y los últimos movimientos hacia un Nuevo orden económico mundial, y
las repercusiones que tendrá sobre nuestro planeta, serán muy rápidos. Nos acercamos
rápidamente al final del siglo con expectación y aprensión.

El fin de un siglo produce una sensación de sobrecogimiento, y conmueve el espíritu


humano; pero el desenlace de mil años nos hace pensar en nuestro destino y en el futuro.
El milenio en curso empezó en el 1001 dC y terminará en el año 2000. Algunos ancianos
viven un siglo o gran parte de un siglo, pero una época de mil años sobrepasa nuestra
capacidad para contar el tiempo. A medida que el mundo va acercándose a, y pasando el
año 2000, se irá terminando el siglo vigésimo (de 1901 a 2000) y el segundo milenio
después de Cristo (de 1001 a 2000). El año 2000 y los primeros años del siglo XXI (es
decir, el comienzo del tercer milenio) será un tiempo muy difícil para los que viven los
últimos años del siglo XX.

En vísperas del tercer milenio, contamos con avances fenomenales y sin precedentes en
los campos de la ciencia y la tecnología. Imagínese que al comienzo de este siglo (entre
1900 y 1901), la radio, la televisión, el teléfono, el transporte aéreo y el ordenador
estaban o desconocidos o en estado embrionario. Hoy en día, damos por sentado las
tecnológicas que les resultarían increíbles a nuestros bisabuelos.

La energía nuclear, los viajes por el espacio, los aviones supersónicos, el facsímile, las
tecnologías de información, internet, las comunicaciones globales vía satélite, la cirugía
de corazón abierto y de trasplante son algunos ejemplos de los avances técnicos
increíbles del siglo vigésimo. No obstante, en nuestra época hay niveles de criminalidad
sin precedentes, y los delincuentes son capaces de falsificar y abusar de casi todos los
sistemas financieros.

Es más, en el umbral del tercer milenio, hay niveles inigualables de toxicomanía y nuevos
patrones de enfermedades. Cada año las enfermedades crónicas y degenerativas, tales
como la enfermedad cardíaca, el cáncer, la diabetes y la hipertensión provocan la muerte
de millones de personas. Las nuevas enfermedades virales, tales como el virus del sida y
ebola, y el resurgimiento de viejas enfermedades infecciosas, como la tuberculosis,
constituyen una grave amenaza para la salud y a la economía mundial. El renacer de estas
enfermedades, que se creían eliminadas, es muy alarmante. Véase la revista The
Ecnonomist (el 20 de mayo de 1995, pág. 14-15) para unos datos sobre el renacer de estas
enfermedades y las repercusiones económicas.
LA TENSIÓN PRE-MILENIAL

En el umbral del nuevo milenio, la mayoría de las personas experimentarán una sensación
de expectación y / o de aprensión. Los sociólogos llaman esto la tensión pre- milenial. Se
remite al lector a otro artículo de The Economist (el 4 de enero de 1997: pág. 83) para
más información sobre este fenómeno. Parece que, por lo general, el fin de un siglo
siempre genera la agitación emocional, y la aprensión y / o el entusiasmo en el espíritu
humano. Para aprender más sobre el impacto del desenlace de los siglos XVIII y XIX, y
el mal presentimiento que afecta la psique popular en dichos momentos, véase The
Economist, el 4 de enero de 1997: pág. 85. En estos momentos la gente se pregunta qué le
depara el siglo XXI. ¿Serán los avances del siglo vigésimo capaces de resolver nuestros
problemas? ¿Se agravarán los problemas existentes? ¿Surgirán nuevas dificultades que
nos aniquilarán?

¿DE QUÉ TENEMOS MIEDO?

Cada día nos ocupamos de cosas normales como ciudadanos que desconocemos por
completo los cambios que se producen entre bastidores. Nuestra rutina diaria no nos da a
entender que nuestra vida se modificará radicalmente, o por lo menos, no en el futuro
inmediato. No obstante, sin que los millones de habitantes de nuestro planeta lo sepan, ya
hay planes avanzados para un nuevo sistema geopolítico, que se llama el Nuevo orden
económico mundial. Este concepto no es nada nuevo, pero por primera vez en la historia
moderna se ha establecido planes adelantados para la creación de dicho sistema.

Quizás ya haya oído hablar de ‘globalistas’, ‘trasnacionalistas’ y ‘geopolitea’. Estos


términos describen el concepto de un gobierno global que sustituirá al sistema nacional.
Hoy en día el mundo se compone de muchas naciones, y cada país tiene su propio
sistema de autoridades administrativas, ejecutivas y judiciales. El nuevo sistema que se
planea trascenderá y unirá los sistemas ya existentes.

Aunque hay muchas organizaciones internacionales, sólo tres entidades modernas: el


occidente capitalista, el pontificado y el comunismo soviético, tienen ambiciones
geopolíticas que vienen de largo. Estas tres potencias han luchado por dominar el mundo,
y esta lucha se intensificó durante las décadas de los setenta y los ochenta. Desde
entonces, ha caído el comunismo en la Unión Soviética y en Europa del Este, y los otros
dos aspirantes siguen luchando. Sin embargo, habrá sólo un vencedor. De hecho, el
capitalismo occidental consentirá finalmente a un paso religioso y político que permitirá
que el pontificado controle los aspectos administrativos, ejecutivos, morales y judiciales
del nuevo sistema global.

Ya está documentado este programa de dominación mundial. El profesor Malachi Martin,


experto en la política del papado y que tiene acceso a información sobre el Vaticano, ha
escrito un libro intitulado The Keys of This Blood (Las llaves de esta sangre) en el que
revela unos planes geopolíticos muy sorprendentes. Martin escribió durante la década de
los ochenta, antes de la caída del comunismo, y su libre fue publicado en 1991. Aquí
citamos su obra:
"De buena gana o no, preparados o no, todos estamos involucrados en una triple
competencia global, intensa, sin reglas que la limiten. Sin embargo, la mayoría de
nosotros no somos competidores. Somos las puestas, porque lo que está en
competencia es quién establecerá el primer sistema mundial de gobierno que haya
existido jamás en la sociedad de las naciones. Se trata de quién poseerá y ejercerá
el doble poder de la autoridad y el control sobre cada uno de nosotros como
individuos y sobre todos nosotros juntos como una comunidad, sobre la totalidad
de los seis mil millones de personas que los demógrafos estiman que habitarán la
tierra a comienzos del tercer milenio.

La competencia es intensa porque, ahora que se ha iniciado, no hay forma de


revertirla ni detenerla.

Sin reglas que la limiten porque, una vez la competencia se haya decidido, el
mundo y todo lo que está en él ónuestra forma de vida como la como individuos y
ciudadanos de las naciones, nuestras familias y nuestros trabajos... nuestro
comercio y nuestro dinero, nuestros sistemas educativos y nuestras religiones y
nuestras culturas, hasta los símbolos de nuestra identidad nacional, que la mayoría
de nosotros siempre hemos dado por descontadosó, todo habrá sido poderosa y
radicalmente alterado para sie mpre. Nadie puede quedar exceptuado de sus
efectos. Ningún sector de nuestras vidas permanecerá intacto." Malachi Martin,
Las llaves de esta sangre, pag. 11

Ya se ha iniciado el final del milenio. Muy pronto comenzarán los debates y el primer
paso hacia el establecimiento del Nuevo oden mundial. El mundo occidental tomará este
paso político y religioso, que señalará el comienzo de cambios y crisis globales. De
hecho, en el nuevo siglo y el nuevo milenio nos hallaremos cara a cara con el nuevo
sistema geopolítico, la primera tentativa de resolver los problemas globales mediante un
nuevo orden político y religioso.
Capítulo Dos
La inminencia del nuevo orden mundial

Se están elaborando planes para la creación de un Nuevo orden económico mundial: un


sistema global que intentará convertir el mundo en un lugar más seguro y habitable. Sin
que la mayoría del mundo lo sepa, el mundo se está dirigiendo hacia un sistema
geopolítico basado en el control de la actividad humana a nivel internacional.

Nuestro mundo se enfrenta a problemas terribles, que incluyen:

1. El aumento de la criminalidad y la violencia por todas partes del mundo, sobre


todo en las capitales más importantes;

2. Los conflictos entre las empresas y sus empleados;

3. Los problemas que asolan la economía mundial: la recesión, la inflación, la


pobreza y el endeudamiento del Tercer Mundo;

4. El narcotráfico a nivel internacional;

5. El terrorismo a escala mundial;

6. La amenaza de la escasez de agua y de alimentos, debido al crecimiento


demográfico;

7. El efecto invernadero que se deriva de la producción industrial de ciertos gases.


Esto provocará la elevación de las temperaturas atmosféricas, la fusión de las
masas polares, la elevación de los océanos, y el aume nto de la frecuencia y la
severidad de los hurancanes, los ciclones y las inundaciones;

8. Las nuevas enfermedades infecciosas (VIH, ebola);

9. El aumento de la contaminación medioambiental, ocasionada por los desechos


industriales, nucleares y domésticos;

10. El hecho de que cada generación desde el siglo vigésimo ha abusado de las
libertades;

11. Las sectas que engañan y destruyen la vida de muchas personas.

Estos problemas van en aumento y las autoridades internacionales buscan un sistema


global que les permitire resolverlos. Muchos expertos y autoridades creen firmemente
que la supervivencia de la humanidad se verá amenazada a menos que se aborde esta
problemática de forma adecuada y con urgencia.
UN SISTEMA GLOBAL DE CONTROL

Bajo el sistema planeado, todo el pueblo será registrado, monitoreado, y podrá participar
en actividades económicas sólo si obedece las reglas del sistema. Las personas que
desobedecen el sistema se someterán a penas civiles. Los países que disponen de
tecnologías más avanzadas, como EEUU y la Unión Europea, serán los primeros en
poner en marcha el sistema.

Pero, ¿por qué se necesitan medidas tan radicales?

Se argumentará, en primer lugar, que es imprescindible tomar medidas para frenar el


aumento de la criminalidad, el terrorismo, las enfermedades y la pobreza. En segundo
lugar, se argüirá que es menester alimentar, vestir y dar alojamiento a todos para que
vivan con dignidad. Es más, se argumentará que es esencial solucionar a cualquier precio
los problemas que se nos plantean, y por la tanto, la gente debería estar dispuesta a
aceptar leyes y penas severas con el fin de crear un mundo más habitable. La mayoría de
la gente aceptará de buen grado un sistema que procura mejorar el mundo, aunque sea
necesario endurecer las penas civiles.

UNA CONFEDERACIÓN DE SISTEMAS

El éxito del nuevo orden dependerá de la cooperación de los políticos, religiosos,


economistas, científicos y expertos en derecho. El sector comercial, los sindicatos y los
departamentos de seguridad del estado también participarán en este proceso. El nuevo
sistema geopolítico intentará establecer un equilibrio favorable entre el trabajo y el ocio.
Muchos psicólogos sugieren que la intensidad de las demandas del trabajo, tales como las
largas semanas de trabajo, han socavado las bases de la vida familiar, y por lo tanto de la
sociedad.

Los sindicatos insistirán en que se respeten los derechos de los empleados, y que se les
den un día de descanso a la semana. Los sondeos demuestran que la productividad mejora
cuando los empleados tienen un día libre.

Las iglesias se unirán para pedir la instauración del domingo como el día de reposo y de
adoración para todos. Sin embargo, puesto que muchas empresas dan prioridad al dinero,
al final, se impondrá el descanso dominical por medio de la legislación.

LA UNIÓN ENTRE IGLESIA Y ESTADO


Con el tiempo, las autoridades convencerán las masas de la necesidad de imponer un
descanso dominical obligatorio, y los políticos aprobarán leyes en respuesta a la demada
popular. Por tanto, habrá una unión entre iglesia y estado, y el descanso dominical será
exigido por la ley. Los que no respeten el día de descanso serán castigados de acuerdo a
la ley.
“EL SISTEMA CONTARÁ CON APOYO SUPERNATURAL”

Los líderes religiosos afirmarán haber recibido mensajes del mundo espiritual, y dirán
que éste respalda las leyes de descanso dominical como una parte integral del Nuevo
orden económico mundial. Habrá miligros que convencerán aun más a la gente de que
Dios aprueba el nuveo orden y al s leyes de descanso dominical. La gran mayoría del
pueblo no sólo apoyará el sistema, sino que se volverá cada vez más intolerante con
cualquier grupo o persona que no cumple las reglas del sistema.

EL APOYO POPULAR

En vista del razonamiento filosófico, la convicción religiosa, los milagros sobrenaturales


y la intensidad de los problemas que aquejan a la humanidad, el nuevo sistema gozará de
un apoyo popular masivo. Todos creerán que dicho sistema es la única solución para el
mundo. Se argumentará que, al reducir la criminalidad y aumentar la productividad, el
nuevo orden generará paz, seguridad, y prosperidad. Los religiosos afirmarán con firmeza
que el mundo se verá beneficiado de las bendiciones de Dios gracias al descanso
dominical. Todos pensarán que el nuevo sistema político y económico es la solución a los
problemas del mundo.

EL CONFLICTO ENTRE LA LIBERTAD DEL INDIVIDUO


Y LA SUPERVIVENCIA DE LA HUMANIDAD

En 1997 gozamos de los derechos humanos fundamentales: la libertad de opinión, de


palabra y de conciencia en cuestiones de religión y de filosofía. Sin embargo, bajo el
Nuevo orden económico mundial, nos veremos privados de algunas de estas libertades.
Se argüirá que la sobrevivencia del mundo tiene más importancia que los derechos del
individuo, y por tanto cada persona debería estar dispuesta a perder algunas libertades
para el bien común.

Recuerde que en los últimos años se han sentado los precedentes, y que en cuestiones de
emergencia nacional o global, se sacrifican los derechos del individuo para garantizar la
supervivencia de la mayoría. Por ejemplo, durante la Segunda Guerra Mundial, después
del bombardeo que sufrió Pearl Harbor a manos de los japoneses, y que destruyó la Flota
Pacífica de Estados Unidos, se arrestaron y se tuvieron en campos de concentración unos
120.000 norteamericanos de origen japonés, “sin el debido proceso legal”.

A Kelly y Winfred Harbsion son autores del libro The American Constitution: Its Origins
and Development (El Origen y el desarrollo de la Constitución estadounidense). Afirman
que en guerras futuras, ninguna minoría racial, religiosa, cultural o política será inmune al
prejuicio y la intolerancia en forma de un programa de represión calificado de una
“necesidad militar” y que ocasionará la violación de sus derechos como miembros de una
sociedad libre. Es más, estos autores sostienen que las declaraciones de derechos se
redactan en gran medida para proteger a la sociedad de la eventualidad que se acaba de
mencionar, y pierden el sentido en la medida en que falta a dicha finalidad.
Una vez establecido el Nuevo orden económico mundial, cada individuo tendrá que
acatar las reglas, o se someterá a penas civiles. Las leyes referentes al descanso dominical
formarán parte integral del nuevo sistema global. No se tolerarán las personas que tienen
otra opinión sobre el día de reposo, y los disidentes se verán detenidos, acusados de
violación de las leyes de descanso dominical, multados y prohibidos de participar en la
actividad económica. Bajo el nuevo sistema, se presionarán los que creen, por ejemplo,
que el sábado es el verdadero día de reposo y de adoración. De hecho, la gente tendrá que
obedecer las leyes referentes al descanso dominical para obtener permisos y documentos
de matrícula y para participar en cualquier actividad económica.

Debido a la caída del comunismo en Europa Oriental y Asia Central, Estados Unidos ha
salido rápidamente, no sólo como la única superpotencia, sino también como la nación
que promueve el establecimiento del Nuevo orden económico mundial. Poco a poco,
EEUU ejerce su influencia y liderazgo económicos, militares y técnicos en todo el
mundo.

En EEUU hay gente que pide, y que seguirá pidiendo la introducción de una ley nacional
de descanso dominical como parte de un renacer económico y moral. De hecho, en casi
todos los estados todavía hay leyes que prohíben la realización de ciertas actividades los
domingos, pero éstas no se aplican puesto que la enmienda a la Constitución garantiza la
libertad de conciencia y de culto. Las confesiones evangélicas son los partidarios más
importantes de leyes severas en materia del descanso dominical. Argumentarán que la
recuperación moral y la prosperidad futura de EEUU dependen de la observancia del
domingo como el Día del Señor.

Mientras tanto, en Europa el pontificado trabaja constantemente para conseguir una


unidad europea que se basa, no sólo en la política económica y técnica, sino también en
una unión religiosa fundamentada en el cristianismo de la Iglesia Apostólica Romana. En
el libro The Keys of This Blood (Las llaves de esta sangre) Malachi Martin desvela los
principales planes del pontificado para Europa y el mundo. El papado cree firmemente
que no se puede conseguir paz y prosperidad perdurables en Europa a menos que la
histórica Iglesia europea vuelva a asumir su rol como controlador légitimo de los asuntos
morales y espirituales de Europa, conjuntamente con la dirección de la Unión Europea.

Estados Unidos, seguido por la Unión Europea, encabezará el establecimiento del Nuevo
orden económico mundial. Estas grandes potencias podrán ejercer su influencia
económica, técnica y militar para convencer o presionar a los otros países para que
acepten las reglas del Nuevo orden económico mundial.

¿CUÁNDO SE INSTAURARÁ EL NUEVO SISTEMA GEPOLÍTICO?


Si los planes del Vaticano se realizan según lo previsto, el sistema estará en vigencia en
el año 2000, o poco después. Malachi Martin nos informa sobre el plan del papado:

"Aquellos de nosotros que tenemos menos de setenta años veremos por lo menos
instaladas las estructuras básicas del nuevo gobierno mundial. Aquellos de nosotros de
menos de cuarenta, seguramente vivirán bajo su autoridad y control legislativo, ejecutivo
y judicial. De hecho, los tres rivales mismos --y, a medida que pasa el tiempo, muchos
otros más--hablan de este nuevo orden mundial no como algo que está a la vuelta de una
distante esquina del tiempo, sino como algo que es inminente." Malachi Martin en Las
Llaves de Esta Sangre, pág. 12.

La fecha en la que se establece el nuevo sistema global dependerá de la rapidez con la


que EEUU sigue adelante con sus planes. Según el señor Martin, aunque EEUU encabeza
el establecimiento del nuevo orden mundial, el papado tiene intenciones de encargarse de
la administración ejecutiva y judicial del sistema. El nuevo orden geopolítico está a la
vuelta de la esquina. Será una confederación de todos los aspectos de la civilización
moderna, pero la característica más peculiar de dicho sistema será la unión entre Iglesia y
Estado. Esta unión se parecerá a la de la Edad Media, cuando la Iglesia Católica dominó
Europa. Las leyes referentes al descanso dominical constituirán el signo de la autoridad
eclesiástica del Nuevo orden económico mundial.

REFORMAS CONSTITUCIONALES

El Nuevo orden económico mundial irá acompañado de reformas radicales a las


constituciones nacionales, y EEUU será el primer país en introducir dichas reformas. La
Constitución estadounidense garantiza la libertad de conciencia en cuestiones de fe y de
culto. Es más, estipula que ‘el Congreso no hará ley alguna por la que ... se prohíba
practicar libremente [la religión]’. Por lo tanto, habría que revocar o reinterpretar la
enmienda a la Constitución estadounidense para permitir al Congreso aprobar la
imposición de una ley de descanso dominical.

Habrán reformas parecidas en todo el mundo. Se argumentará que el abuso de las


libertades durante los últimos dos siglos ha llevado al mundo al borde del desastre, y que
es menester restringir las libertades del individuo para el bien común. En Estados Unidos
y Europa las autoridades religiosas afirman ya que la falta de respeto hacia el domingo
como el Día del Señor ha contribuido en gran medida a la anarquía y al desorden en las
sociedades occidentales. Creen firmemente que la observancia del domingo facilitará el
renacer moral y económico de Estados Unidos y de Europa. Todos aceptarán este
argumento, y se realizarán las reformas constitucionales que se necesitan para imponer
las leyes del Nuevo orden mundial, la única salvación de nuestro planeta.

Pronto habrán cambios radicales en los campos socioeconómico, político y religioso de


nuestro mundo, y estas reformas alterarán nuestra vida para siempre. Pero poca gente
entiende lo que está pasando o cómo se verá afectada.

LOS DISIDENTES

La historia ha demostrado claramente que hasta ahora, nunca ha habido conformidad total
con un sistema de control nacional o internacional. Algunos grupos minoritarios
protestarán contra el sistema. No obstante, la mayoría de estos disidentes se verán
acallados por la filosofía, las leyes y los acontecimientos ‘milagrosos’.

Los que se oponen al sistema por razones religiosas no cederán frente ni a los argumentos
ni a la presión legal, y su protesta provocará una crisis. Se castigarán severamente los
detractores del sistema, pero ellos no se callarán. Ni siquiera la amenaza de la pena de
muerte no les disuadirá. Esto ocasionará la crisis más grave de la historia de la
humanidad. Los disidentes presentarán pruebas históricas y escripturales para demostrar
que ningún sistema imperial ni global puede prosperar al pisotear los derechos del
individuo en cuestiones de fe.

Sí, el Nuevo orden económico, religioso y político es inminente, e irá acompañado de la


crisis más grave de la historia. Pero, ¿por qué? ¿Será más complicado de lo que parece?
¿Cuáles cuestiones y principios de derechos se implicarán en dicha crisis? ¿Tendrá éxito
el nuevo sistema, o tendrá repercusiones terribles?

Debemos examinar estas cuestiones.


Capítulo Tres
Un vistazo a tres siglos de libertades

La trayectoria de la lucha por la libertad es quizás tan larga como la historia de la


humanidad. La historia de la libertad misma no representa más que el 6% de la historia de
la civilización escrita. Hace sólo 200 años que existen las libertades civiles y religiosas, y
la trayectoria de la libertad ha sido erizado de problemas antes de y durante estos 200
años.

Antes de la época de Cristo, el imperio autocrático fue el sistema de gobierno


predominante. En aquella época la gente desconocía la libertad de conciencia en
cuestiones civiles y religiosas, y el derecho a elegir un gobierno. Los grandes imperios de
la antigüedad, tales como Egipto, Asiria, Babilonia, Persia, Grecia y Roma eran
totalitarios y no permitían a los individuos apartarse de la religión nacional ni del sistema
político. Quizás Grecia era el imperio más liberal: en algunos de los estados grecos (tales
como Atenas) se elegían los funcionarios, y de esto se originó la palabra demokratia, la
raíz de democracia.

En la Edad de las tinieblas, la iglesia medieval dominó Europa durante más de mil años.
Las masas europeas desconocían la libertad del culto. En Europa hubo dos movimientos
que sentaron las bases del desarrollo de las libertades civiles y religiosas.

LA REFORMA PROTESTANTE

La reforma protestante, que se centró en Alemania, fue el primer movimiento y el más


importante. Este movimiento religioso sentó las bases de la libertad de culto de hoy en
día. Durante la Edad Media el papado ordenó que el gobierno civil ejecutara cualquier
persona que rehuso abjurar tras haber protestado contra las doctrinas y las tradiciones de
la Iglesia Católica. La Iglesia utilizaba los gobiernos civiles de Europa para castigar los
detractores de sus doctrinas y tradiciones.

La Reforma, bajo el liderazgo de Martin Luther, afirmaba que ni la Iglesia ni el Estado


tiene el derecho a obligar a una persona a obedecer o practicar una doctrina o
tradición en la que no cree concienzudamente. Es decir, la Reforma Protestante
defendió el derecho humano fundamental a la libertad de conciencia en cuestiones de fe y
de culto.

Uno de los testimonios más elocuentes de la Reforma, y favor de la libertad individual,


fue la Protesta de los Príncipes Reformados de Alemania a la Dieta de Spires en 1529. El
valor, la fe y la perseverancia de los Príncipes consiguieron la libertad de conciencia de
las generaciones futuras. El nombre de la iglesia reformada, la Iglesia Protestante, y sus
principios constituyen la base del protestantismo y de las constituciones de naciones
libres.

El historiador D’Aubigné resumió los principios de la Protesta:


“Los principios que contiene esta Protesta célebre constituyen la esencia del
protestantismo. Esta Protesta se opone a dos abusos del ser humano en lo que
respecta a la fe: el primer abuso es la intrusión del juez, y el segundo es la
autoridad arbitraria de la iglesia. El protestantismo rechaza estos abusos y
antepone la autoridad de la conciencia al juez, y la autoridad de la palabra de
Dios a la iglesia. Antes que nada, rechaza la intervención del poder civil en lo
divino, y como los profetas y los apóstolos, dice que hay que obedecer a Dios
y no al hombre. El protestantismo exalta la corona de Jesucristo, en vez de la
de Carlos Quinto. Pero va más lejos: establece el principio de que se debe
subordinar toda enseñanza a los oráculos de Dios. (D’Aubigné, libro 13,
Capítulo 6).

Es más, los manifestantes reivindicaron el derecho a expresar libremente su convicción.


No sólo creían y obedecían, sino también enseñaban sus creencias. Resistían los
esfuerzos del prieto y del juez para restringir su derecho a obedecer o enseñarlo que
creían. La Protesta de Spires fue un rechazo de la intolerancia religiosa, y una afirmación
del derecho del individuo a adorar Dios según los dictados de su conciencia, sin la
intervención de la iglesia o de cualquier ley. La Reforma Protestante puso en evidencia el
error de la doctrina católica de que Dios ha otorgado a la iglesia el derecho a controlar la
conciencia y a definir la herejía. Esto es uno de los errores más profundamente arraigados
del papado.

A pesar del labor de la Reforma para restablecer el derecho del individuo a la libertad de
conciencia en cuestiones de fe y de culto, el espíritu de intransigencia persistió en Europa
durante dos siglos; pero, muy lentamente, cedió ante el espíritu de la libertad de
conciencia.

En Inglaterra, durante los siglos XVI y XVII la Iglesia Angliccana, que contó entonces
con el respaldo del Estado, no toleró los disidentes. Se impuso la asistencia obligatoria a
la iglesia, y se prohibieron las reuniones de culto no autorizadas, bajo pena de muerte,
encarcelamiento o exilio. Paradójicamente, la intransigencia religiosa en Inglaterra allanó
el camino para el desarrollo de las libertades en Estados Unidos.

LA BÚSQUEDA DE LA LIBERTAD EN AMÉRICA

Los cristianos ingleses que discrepaban de las doctrinas y las tradiciones de la Iglesia
Anglicana se llamaban puritanos y sufrían mucha persecución hasta que tuvieron que huir
de Inglaterra. A principios del siglo XVII el nuevo rey de Inglaterra afirmó que estaba
empeñado en obligar a los puritanos a someterse, o hostilizarlos hasta que se fueran
[Véase George Bancroft: History of the United States (Historia deEstados Unidos:
primera parte, cap.12; párrafo 6)]. Los puritanos se vieron cazados, perseguidos y
encarcelados; perdieron las esperanzas de ser liberados. Muchos de ellos llegaron a creer
que Inglaterra había dejado de ser un lugar habitable para los que servían a Dios según
los dictados de la conciencia [Véase J G Palfrey, History of New England (Una Historia
de Nueva Inglaterra: cap.3; párrafo 43)]. Al final algunos puritanos decidieron refugiarse
en Holanda. Allí se enfrentaron a dificultades, pérdidas y encarcelamiento. Sus planes se
frustraron, y se les vendieron al enemigo. Pero la perseverancia tuvo su compensación, y
se guarecieron en las tierras de la República Holandesa.

Habían abandonado sus hogares, sus bienes y sus medios de vida. Eran foresteros en
tierras extrañas; ni el idioma ni las costumbres les eran familiares. Tuvieron que
encontrar nuevos empleos para ganarse la vida. Hombres de mediana edad, que habían
trabajado como agricultores toda la vida tuvieron que aprender oficios mecánicos. Sin
embargo, se adaptaron alegremente a la situación; no perdieron ni un momento
lamentándose. Aunque vivían momentos de pobreza, agradecían a Dios de las
bendiciones y gozaban con la comunión espiritual. Según Bancroft (parte 1, cap. 12;
páarafo 15), sabían que eran peregrinos, y recurrían al cielo, su tierra querida, y estaban
en paz.

Cuando se vieron obligados a separarse de la Iglesia Anglicana, los protestantes se


unieron en una alianza solemne: se comprometieron a seguir el camino de Dios. Esto era
el veradero espíritu de la Reforma y el principio fundamental del protestantismo, y por
esta razón los peregrinos salieron de Holanda en busca de un hogar en el Nuevo Mundo.
Lso protestantes habían huido de Inglaterra para refugiarse en Holanda. Luego cruzaron
el Atlántico. Buscaban un país sin rey, sin iglesia y sin papa. El fenómeno misterioso, el
deseo irreprimible de la libertad de conciencia, impulsó su búsqueda de una nueva tierra.

LA LENTA MARCHA DE LAS LIBERTADES

El deseo de la libertad de conciencia sirvió de estímulo a los peregrinos para afrontar los
peligros de la travesía, soportar las penurias y los peligros del páramo, y a poner los
cimientos de una gran nación con la bendición de Dios. Aunque eran honestos y
temerosos de Dios, los peregrinos no entendían el principio de tolerancia religiosa.
Habían pasado grandes dificultades para liberarse, pero no estaban dispuestos a conceder
libertades a los demás. Según Martyn (vol. 5; pág. 70, 71), muy pocos de los moralistas
del siglo XVII entendían bien el gran principio, el brote del Nuevo Testamento, que
reconoce a Dios como el único juez de la fe humana. La doctrina de que Dios autoriza a
la iglesia a controlar la conciencia y a definir la herejía es un de los errores más
profundamente arraigados del pontificado. Aunque los reformadores habían rechazado el
credo de Roma, no se habían librado totalmente del espíritu de intransigencia. Ya no se
había desvanecido la oscuridad en el que el papado había envuelto toda la cristianidad
durante su largo reinado. Un de los pastores destacados dijo en la colonia de
Massachussets Bay que la tolerancia provocó los sentimientos anticristianos en el mundo,
y que el castigo de los herejes no hacía daño a la iglesia (Martyn, vol.5 : pág. 335). Se
decidió que sólo los practicantes podrían participar en el gobierno civil. Se estableció una
iglesia estatal, se obligó a todo el pueblo a contribuir a la manutención económica del
clero, y se autorizaron a los jueces a castigar la herejía. Por tanto, la iglesia ejercía el
poder secular; y dentro de poco, estas medidas ocasionaron inevitablemente la
persecución.

En los siglos XVI y XVII la lucha por la libertad continuó en América. Se necesitaban el
valor y la perseverancia de grandes pensadores para lograr la liberación total de la
conciencia humana en cuestiones de fe y de culto.

EL TRABAJO DE ROGER WILLIAMS (1603 – 1684)

Roger Williams llegó al Nuevo Mundo en 1631, once años después del establecimiento
de la primera colonia. Llegó a gozar de la libertad de culto, como los primeros
peregrinos, pero a diferencia de ellos, creía que esta libertad era el derecho inalienable de
todos, cualquiera sea su credo. Buscaba la verdad de todo corazón y creía firmemente que
no se había desvelado toda la luz contenida en la palabra de Dios. Según Martyn,
Williams fue la primera persona de la cristianidad moderna en afirmar la plenitud de la
doctrina de la libertad de conciencia y la igualdad de las opiniones ante la ley. Williams
declaró que es la obligación del juez contener la criminalidad, pero éste no tiene ninguna
autoridad sobre la conciencia . Según William, el público o los jueces pueden decidir lo
que se deben a los hombres, pero cuando intentan dictar lo que el hombre debe a Dios,
están totalmente fuera de lugar. Esto es peligroso, porque queda claro que si el juez tiene
la autoridad, puede decretar una serie de opiniones o creencias hoy, y otra serie mañana,
como han hecho los diferentes monarcas ingleses y los papas y los concilios de la Iglesia
Católica. Esto genera la confusión (Martyn, vol. 5 : pág. 340).

La asistencia a la iglesia fue obligatoria bajo pena de multas o de encarcelamiento. Según


Bancroft, Williams denunció la ley y opinaba que la peor ley del código inglés era la que
impuso la asistencia a la iglesia parroquial. Consideraba el obligar a los hombres a unirse
con personas de un credo diferente como una flagrante violación de los derechos
naturales; y pensó que al obligar a las personas irreligiosas y mal dispuestas a asistir el
oficio de culto, se les compelaba a ser hipócritas. Dijo que no se debería obligar a
cualquier persona a venerar en contra de su voluntad.

Roger William fue respetado y amado como un pastor devoto, un hombre de gran talento,
de integridad y de bondad. Pero no se toleraban ni su negación del derecho de los jueces a
la autoridad sobre la iglesia, ni su reclamación por la libertad de culto. Se argumentaba
que la aplicación de esta nueva doctrina socavaría las bases del estado y el gobierno
fundamental del país.(Ibid. parte 1, cáp. 15, párrafo 10). En 1635, lo desterraron de las
colonias, y para salvarse Williams tuvo que huir al bosque en medio del frío y las
tormentas invernales.
Williams afirma que durante catorce semanas no tuvo ni comida ni cama, pero los
cuervos le dieron de comer, y un árbol hueco le sirvió de protección contra los elementos
(Martyn, vol. 5 : pág. 349 – 350). Continuó su penosa huida por la nieve y el bosque,
hasta que se refugió con una tribu indígena. Se ganó la confianza y el cariño de la tribu
mientras les enseñaba las verdades del evangelio.

Tras dar vueltas durante meses, llegó a Narrangasset Bay, donde sentó las bases del
primer estado moderno en el que se reconocía el derecho a la libertad de culto. La colonia
de Roger Williams se basó en el principio de que cada hombre debe tener el derecho a
rendir culto a Dios según los dictados de la conciencia (Martyn, vol. 5: pág. 354). Este
estado, Rhode Island, se convirtió en el refugio de los oprimidos, y creció y prosperó
hasta que sus principios fundamentales se hicieron la piedra angular de la República
Americana.

LA CONSOLIDACIÓN DEL TRABAJO QUE COMENZÓ WILLIAMS

Thomas Jefferson (1743 – 1826), el tercer presidente de Estados Unidos, fue un de los
grandes artífices de las libertades civiles y religiosas modernas. Se dedicaba con fervor a
los conceptos de la ley natural, de los derechos inalienables y del gobierno democrático.
En septiembre de 1776 se embarcó en reformas legislativas sin precedentes. En 1786 se
adoptó su proyecto de ley referente a la separación total entre Iglesia y Estado.

James Madison, el cuarto presidente estadounidense, fue otro artífice de la Constitución.


En 1776 fue elegido para la Convención Constitucional y nombrado para la comisión que
preparó una declaración de derechos y redactar el borrador de un plan para el gobierno
estatal. Fue entonces que Madison conoció Thomas Jefferson, y trabaron una amistad que
duró medio siglo. Es más, Jefferson propuso una enmienda referente a la separación entre
Iglesia y Estado en Virginia. En aquel momento se rechazó la propuesta, pero fue
adoptada posteriormente.

Tanto Jefferson como Madison abogaban por los principios de la libertad del individuo y
derechos humanos. Las Declaraciones de derechos y de la Independencia consagraron
estos mismos principios. La Declaración de la Independencia fue redactada por un comité
compuesto de Benjamin Franklin, John Adams, Robert Livingstone y Roger Sherman;
Thomas Jefferson fue presidente de este comité. Por fin, la campaña que se había hecho
durante los siglos XVI y XVII dio origen a la Declaración de la Independencia y la
Constitución de Estados Unidos. Se habían sentado las bases para el desarrollo
progresivo de las libertades en los siglos XIX y XX, y en otras partes del mundo se
sentían cada vez más los efectos de los principios que se habían perfeccionado en
Estados Unidos.

De hecho, se puede decir que entre 1800 y 2000, la humanidad ha gozado de las
libertades más grandes de la historia. Pero hay que recordar que las libertades de las que
disfrutamos hoy son productos de los esfuerzos y los sacrificios de hombres valientes que
trabajaron en los siglos anteriores, y en particular entre 1526 y 1776.

LA DECLARACIÓN DE LA INDEPENDENCIA
Y LA CONSTITUCIÓN ESTADOUNIDENSES

En 1776 los antepasados americanos presentaron su declaración de derechos, la


Declaración de la Independencia. En este gran documento declararon que ‘Nosotros
creemos ser evidente en sí mismo, que todos los hombres nacen iguales y dotados por su
Criador de ciertos derechos inajenables: que entre estos son los principales, la seguridad
de la libertad y la vida, que constituyen la humana felicidad’.
Además, la Constitución garantiza en términos explícitos la inviolabilidad de la libertad
de conciencia: estipula que no habrá examen religiosa alguna para ocupar un cargo, y la
Primera Enmienda establece que ‘el Congreso no hará ley alguna por la que adopte una
religión como oficial del Estado o se prohíba practicarla libremente’.

“Los artífices de la Constitución Americana reconocieron el principio eterno de


que la relación entre el hombre y Dios está por encima de las leyes humanas, y
que los derechos de conciencia son inalienables. No habrá que razonar para
establecer esta verdad; tenemos todos conciencia de ella. Fue esta conciencia que
sostenía a los martirios, torturados y abrasados, a despecho de las leyes humanas.
Creían que su deber para con Dios era más importante que las leyes humanas, y
que el hombre no podía ejercer ninguna influencia sobre sus conciencias. Esto es
un principio connatural que no se puede borrar. (Véase Congressional Documents
USA, No. 200, Document No. 271).

A medida que los europeos iban informándose sobre esta tierra donde cada hombre podía
disfrutar de los frutos de su trabajo, y obedecer los dictados de la conciencia, iban
acudiendo al Nuevo Mundo. Las colonias crecían rápidamente. Según Martyn (vol. 5:
pág. 417) Massachusetts recibía y ayudaba a los cristianos de cualquier nacionalidad que
habían cruzado el Atlántico para huir de guerras, hambruna o represión. Así que el
Commonwealth daba la bienvenida a los fugitivos y los oprimidos. Veinte años después
de la primera llegada a Plymouth, hubo uno mil peregrinos en Nueva Inglaterra.

Los peregrinos estaban dispuestos a trabajar duro para ganar lo justo para subsistir. No se
hacían ilusiones, sino estaban contentos con el progreso lento pero constante de su
condición social. Soportaban con paciencia las penurias del bosque, y sus lágrimas y
esfuerzos contribuían al desarrollo de la libertad en la tierra. Se remite al lector a la obra
de W L Johns, Dateline Sunday, USA (pág. 33, 34) para un resumen del nacimiento de
las libertades religiosas en Estados Unidos.
El 3 de noviembre de 1791, las primeras diez enmiendas a la Constitución estadounidense
llegaron a fomar parte de la ley suprema. En 1789 James Madison presentó ante el
Congreso la versión original de la primera enmienda. La primera frase de esta enmienda
rechazó siglos de precedentes, y garantiza que la religión no será ni maestro ni servidor
del estado. Thomas Jefferson aclamó esta enmienda como una declaración de parte del
pueblo americano de que su asamblea legislativa ya no podría “[hacer] ley alguna por la
que adopte una religión como oficial del Estado o se prohíba practicarla libremente”.

LA REVOLUCIÓN FRANCESA

El segundo movimento europeo que contribuyó al desarrollo de las libertades civiles fue
la Revolución Francesa, que tuvo lugar a finales del siglo XVIII, y que colmó su plenitud
entre 1793 y 1796. Por primera vez en la historia cristiana de Europa, se despojó al
papado del poder político que había ejercido durante más de mil años.

En el siglo XVI el protestantismo había liberado a Alemania del control del pontificado
de una manera pacífica, pero en Francia, esta liberación fue violenta y el ateísmo y el
secularismo jugaron un papel decisivo. En 1798 las fuerzas de Napoleón capturaron el
Papa Pío, y de ese modo se liberó a los estados europeos de la dominación papal. El
protestantismo y el secularismo habían expulsado el pontificado, y puesto fin a la unión
entre Iglesia y Estado en Europa.

UNA BREVE RESUMEN DE LOS ACONTECIMIENTOS QUE PRECEDIERON


AL COMIENZO DEL SIGLO XIX Y DE UNA NUEVA ERA DE LIBERTAD

1526 La reforma protestante empieza en Alemania

1529 La protesta de los Príncipes en Alemania

1620 - 1630 Los puritanos ingleses cruzan el Atlántico para establecer la primera
colonia en América

1635 – 1684 Roger Williams establece la colonia de Rhode Island y reconoce los
derechos individuales en cuestiones de fe

1776 – 1786 Las reformas de libertad de Jefferson que conducen a la Declaración de


la Independencia y la Constitución estadounidenses

1780 – 1796 La Revolución Francesa

1798 La captura del Papa Pío

1800 Establecimiento de la libertad de conciencia


Cuando se acuerda que se ejecutaron millones de personas por sus creencias durante el
milenio de dominación papal, resulta más fácil comprender la lucha por la libertad que
precedió los acontecimientos de 1800.

TODAVÍA QUEDARON VICTORIAS POR OBTENER

El movimiento pasó a concentrar su atención en la esclavitud. La esclavitud es una de las


peores violaciones de los derechos humanos: degrada al ser humano, y reduce el espíritu
y la conciencia a la sumición ciega. Los mismos conceptos que condujeron al desarrollo
de la libertad de conciencia en cuestiones de fe y de culto impulsaron las demandas de la
abolición de la esclavitud.

Se abolió el comercio de esclavos a comienzos del siglo XIX: en 1807 en Inglaterra, 1808
en Estados Unidos y 1803 en los países europeos. Después, se abolió la esclavitud a
mediados del siglo XIX (en 1863 en EEUU), aunque persistió en algunos países
sudamericanos hasta finales del siglo (por ejemplo, en Brasil la esclavitud fue abolida en
1888).

Pero aunque se había liberado los esclavo negros, se les consideraban como ciudadanos
de segunda clase y no se les concedió los mismos derechos civiles que los blancos. Esto
fue el caso especialmente en Estados Unidos, pero de nuevo surgió en el espíritu humano
el deseo irreprimible de la libertad.

En diciembre de 1955 una mujer negra fue detenida por rehusar ir a la parte de atrás de
un autobús en Montgomery, Alabama. Los negros de este pueblo respondieron a esta
detención con un boicoteo que duró un año, y que fue encabezado por Martin Luther
King (1929 – 1968). De esto surgieron muchos ataques contra los negros, hasta 1956,
cuando el Tribunal Supremo declaró ilegal la segregación en el transporte público.

King continuó su lucha y su protesta pacíficas contra la inegualdad racial hasta finales de
la década de los sesenta. Se vio encarcelado y calumniado con frecuencia. Gracias al
trabajo del movimiento de derechos civiles, el presidente John F Kennedy presentó ante
el Congreso un proyecto de ley referente a los derechos civiles. El 28 agosto de 1963,
unos 250.000 manifestantes se dirigieron a Washington, reivindicando empleos y
libertad, y King pronunció su discurso electrizante (“Tengo un sueño”). En 1964 el
Congreso aprobó la Ley de derechos civiles y en 1965 se aprobó la ley regualdora de
derecho al voto. Estas dos leyes concedieron a los negros los mismos derechos de que
gozaban los blancos. Esto fue otra gran victoria para el movimiento de libertad.

Pero quedó mucho camino por recorrer. El prejuicio racial se había hecho brutal y
extremo en Sudáfrica bajo el apartheid. Se mataron a miles de personas para mantener
aquel sistema malvado. Pero otra vez, un hombre luchaba por la libertad: Nelson
Mandela. Aunque Mandela y otros activistas fueron declarados fuera de la ley y
encarcelados, seguían luchando. Por fin, el entonces presidente F W DeKlerk (un blanco)
abrió los ojos, y puso Mandela en libertad en febrero de 1990, y el resto ya es cosa
sabida. Los negros sudafricanos siguieron los pasos de sus homólogos zimbabuenses, que
consiguieron la libertad en 1980.

En Europa Oriental había cáido el comunismo, un sistema de dictadura que intenta


controlar todos los aspectos de la vida, y un de los grandes azotes de la libertad en el
siglo XX. Sin embargo, el comunismo perdura en China y unos cuantos países.

ALCANZAMOS LA CIMA LA LOS DERECHOS HUMANOS

Hoy, se ga rantizan los derechos de todos, incluso los criminales. Últimamente el comité
asesor del monarca británico dictaminó que es inhumano guardar un condenado en el
corredor de la muerte más de cinco años. Le han conmutado la pena de muerte por la
cadena perpetua a más de dos personas (por ejemplo, el caso Pratt y Morgan en Jamaica).

Hemos avanzado mucho desde la época en que se le privaba los derechos a un hombre
recto porque discrepó del papa: hoy se garantiza hasta los derechos de los criminales. De
hecho, el árbol de las libertades se ha desarrollado y ha florecido. Las semillas que se
sembraron en el siglo XVI crecieron lentamente en los siglos XVII y XVIII, más
rápidamente en los siglos XIX y XX, hasta convertirse en el árbol maduro y robusto de
libertades y derechos humanos modernos.

EL PELIGRO INMINENTE

Thomas Jefferson declaró que la vigilancia eterna es el precio de la libertad, y los que
velan deben percibir los primeros señales de que avecina un movimiento contra la
libertad de conciencia. Las personas que viven los primeros años del siglo XXI serán una
generación que nació libre y que se vuelve displicente hacia la libertad. No hay amenaza
más grave para la libertad que la autocomplacencia.

Hoy en día muy poca gente está enterada de la lucha, los sacrificios y la sangre que se
derramó para conseguir las libertades que tomamos por descontado. Y por consiguiente,
surge otra amenaza. La generación que vive el siglo XXI será la más libre de nuestra
historia. Sin embargo, será también los más grandes abusadores de la libertad. Cuando un
pueblo que se olvide del precio de la libertad comienza a abusar de ella, algunas personas
sugerirán que la única manera de controlar dicho abuso es restringir las libertades. Es un
argumento que parece sensato, pero esta solidez es superficial. Es un argumento que atrae
a las personas que se alarman por el aumento de la criminalidad, la anarquía y la
corrupción. Y es una solución fácil para los que no entienden cómo se puede cambiar la
gente para mejor sin violar la conciencia.

En resumen, nos acercamos al tercer milenio y hay dos amenazas para la libertad. La
primera es la autocomplaciencia, y la segunda es el abuso de la libertad. La mayoría de la
gente aceptará con buen agrado la restricción de la libertad de conciencia si está
convencida de que esta medida convertirá el mundo en un lugar más seguro. Pero ¿está
acertado este razonamiento?
Capítulo Cuatro
La libertad, la economía de mercado y el nuevo orden mundial
Unos principios fundamentales

El avance de las libertades ha liberado no solamente la conciencia, sino los mercados a


escala global. El principio de la economía de mercado es parecido al concepto de la
libertad religiosa y de conciencia. La Constitución declara que el Estado no debería
favorecer ni castigar ninguna religión. La Primera Enmienda a la Constitución estipula
que “el Congreso no hará ley alguna por la que adopte una religión como oficial del
Estado o se prohíba practicarla libremente”. En este sentido las constituciones de todas
las naciones libres son similares. Si se aplica este principio al mercado se puede concluir
lógicamente que el gobierno no debería favorecer ningún fabricante o grupo de
fabricantes, ni dar trato preferencial a ningún grupo de bienes o servicios.

Cuando se aplica este principio, la conducta económica de un productor o servicio


dependerá por completo en el flujo y el reflujo competitivo de todos los factores que
determinan el éxito del marketing. Es decir, el éxito o el fracaso depende de la calidad y
el volumen de los bienes y las técnicas de mercadeo, en vez de los favores o las
concesiones propocionados por el Estado.

Por consiguiente, el consumidor es el factor más importante que determina si un producto


tiene éxito o fracasa. El objetivo de toda estrategia de marketing es convencer a los
consumidores para que compren un producto. Los dos factores más importantes que
influencian la elección del consumidor son el coste y la calidad del producto.

A escala internacional la aplicación de este principio significa que ningún país debería
esperar que ni otro país ni el mercado global le conceda favores especiales. Los productos
de cada nación podrían entrar en cualquier mercado y competir con los productos de otros
países. Por tanto, la competencia se basa en el coste, la calidad y las estrategias y técnicas
de marketing, las necesidades del consumidor y las pautas de gasto. O sea, el factor
determinante más importante sería la libre elección del consumidor y los factores que
influyen en dicha elección.

EL LIBRE COMERCIO A ESCALA GLOBAL

Los expertos están de acuerdo en que los países en vías de desarrollo no deberían aislarse
de la economía global. Deberían ingresar en el mercado global y participar en el
comercio global y intentar sacar provecho de las oportunidades para al inversión, el
comercio y los flujos de capital internacionales. Los expertos creen que la economía
abierta y el libre comercio resultan más ventajosos para la economía global y los países
en vías de desarrollo. Sin embargo, estos países se quejan a veces de que no pueden
competir con países industriales en el mercado global. Se suele identificar el coste de la
importación de algunas materias primas y la falta de tecnologías como los factores que
afectan el valor adquisitivo real de la divisa de estos países. El poder adquisitivo de su
divisa afectará la calidad y el volumen de sus productos, la calidad de sus técnicas de
mercadeo, y por tanto su capacidad para competir exitosamente en el mercado global.

LOS SHOCKS ECONÓMICOS

Pero hay otro problema de creciente importancia. Cuando un país ingresa en el mercado
global, se ve expuesto a los shocks externos. Este término describe problemas
económicos que derivan de fenómenos fuera de un país, pero que influyen en la
economía nacional. No entraremos en detalles sobre los mecanismos del shock externo,
pero mencionaremos algunos puntos importantes que guardan relación con nuestro
estudio del nuevo orden mundial.

Ahora examinemos algunos de los fenómenos económicos que pueden ocurrir en países
industriales y que pueden producir shocks externos en las economías de los países en vías
de desarrollo:

1. El comercio y la economía globales suelen tener un carácter cíclico. Algunas


veces el comercio y la economía globales funcionan a niveles de alto rendimiento.
En otros momentos hay un aminoramiento de la actividad económica, o sea una
recesión. Una recesión puede tener efectos terribles sobre el rendimiento
económico de un país en vías de desarrollo.

2. La caída de los precios de algunas materias primas de exportación puede tener


una influencia negativa sobre los países en vías de desarrollo, que dependen de las
ganancias de la exportación de dichas materias primas.

3. El coste y las limitaciones de préstamo.

4. Los cambios en la tasa de interés real a nivel global.

Los expertos están de acuerdo en que desde 1970 el ambiente económico global ha sido
muy inestable y precario. De hecho, las naciones industriales han sufrido dos recesiones
muy graves desde 1970. Entre 1973 y 1974 el precio del petróleo aumentó bruscamente,
y esto provocó una recesión en los países industriales, que resultó nefasta para muchas
economías tercermundistas. Entre 1979 y 1980 el precio del petróleo volvió a aumentar, y
de esto surgió otra recesión a principios de la década de los ochenta.

Los shocks externos pueden ser una sangria para las reservas de divisas de un país en el
caso de shocks de exportación y de importación. Un shock de exportación es una
reducción de las ganancias de materias primas. Un shock de importación es el aumento
del precio de ciertas materias importantes tales como el petróleo.

Para superar estos shocks económicos, muchos países en vías de desarrollo recurren a
entidades crediticias, tales como el Fondo Monetario Internacional (FMI). El FMI suele
prescribir que los países prestatarios acometan modificaciones rigurosas en su estructura
económica. Estos ajustes han producido graves problemas socioeconómicos en los países
en vías de desarrollo, y muchos países se ven obligados a devaluar la moneda nacional

Hasta ahora nos hemos centrado en una perspectiva general de algunos de los factores
que pueden generar crisis económicas en los países en vías de desarrollo, y dificultades
económicas en los países industriales, y esto nos lleva a una conclusión importante. La
economía de mercado debería funcionar bien siempre que la economía global siga siendo
estable. Pero hemos visto que durante el siglo XX y en particular desde 1970, el comercio
y la economía globales se han visto negativamente afectados por varios fenómenos
globales complejos. La creciente frecuencia y severidad de los catástrofes naturales; la
vulnerabilidad de las economías abiertas a la criminalidad y la corrupción
internacionales; la posibilidad de un descenso imprevisto en la productividad; los
elevados tipos de interés; y otros factores ajenos a nuestro voluntad indican que ya no se
puede confiar en las predicciones económicas de los expertos.

CONCEPTOS RELIGIOSOS Y ECONÓMICOS

Muchos religiosos y expertos en economía en EEUU creen que este país era, y sigue
siendo, bendito de Dios. Sin embargo, opinan que el país se aparta de la fuente de sus
bendiciones divinas. En EEUU el número de catástrofes naturales ha aumentado en los
últimos años. Es más, la tasa de criminalidad va en aumento, la vida en las grandes
ciudades se vuelve cada vaz más peligrosa. Por si fuera poco, EEUU es el mercado más
importante de drogas ilegales. Estos problemas llevan a los religiosos y las autoridades a
afirmar, con toda la razón, que los problemas morales y socioeconómicos que se plantean
en EEUU se deben su desviación de Dios. Sugieren que al respetar y venerar el Día del
Señor, se contribuiría en gran medida al saneamiento del país.

Por otro lado, en Europa el papado está difundiendo el mensaje de que al igual que
ningún sistema político es viable a menos que sea basado en la espiritualidad de una
creencia en Dios y en Cristo, ninguna creencia religiosa es viable a menos que se
implique directamente en los sistemas políticos (Véase The Keys of This Blood, p. 492).

Los líderes protestantes en EEUU y el papado en Europa están de acuerdo en que las
leyes de descanso dominical deben formar parte integral de cualquier orden económico
mundial viable. La inestabilidad global puede influir negativamente en las economías de
los países en vías de desarrollo y los países industriales. Los fenómenos complejos y
misteriosos que pueden desestabilizar la economía global suelen ser imprevisibles y
difíciles de analizar. Por estas razones, las autoridades abogan por un Nuevo orden
económico mundial en el que habrán controles más rigurosos de los indicadores
económicos a nivel internacional.
Es más, el descanso dominical aparecerá intrincadamente entretejido en los mecanismos
de la producción y del comercio globales. EEUU será el primer país industrializado en
imponer la veneración y el descanso dominicales mediante el ley civil, y relacionar estas
medidas con la situación socioeconómica. La Unión Europea seguirá rápidamente los
pasos de Estados Unidos. Las potencias económicas más influyentes del mundo
occidental se unirán para establecer legislación religiosa y económica referente al
descanso dominical como parte del Nuevo orden económico mundial.

La mayoría de la gente estará convencida de la necesidad de que se enlace la prosperidad


económica con la moralidad y el respeto al Día del Señor. Es más, la incidencia de
fenómenos extraños, aun más misteriosos que los factores que producen recesiones
globales, convencerán a casi todos de que se puede lograr una recuperación moral y
económica sólo si se impone el descanso dominical. Las autoridades religiosas
estadounidenses serán los principales defensores de este argumento.

UN SIGLO DE INESTABILIDAD Y DE CAMBIOS INCREÍBLES

No cabe duda de que el siglo XX ha visto catástrofes globales sin precedentes. A


comienzos del siglo, estalló inesperadamente la Primera Guerra Mundial. Apenas el
mundo se había recuperado de la trauma de esa guerra cuando, a pesar de la creación de
la Sociedad de Naciones, estalló la Segunda Guerra Mundial. En la época de
entreguerras, hubo una recesión aguda. Al final de la Primera Guerra Mundial, el
comunismo surgió durante la Revolución Rusa en 1917, y se extendió en muchos países
de Europa Oriental al final de la Segunda Guerra Mundial. La proliferación del
comunismo provocó la Guerra Fría, y en aquella época se gastó enormes sumas de dinero
en la acumulación y el desarrollo de armas nucleares.

A principios de la década de los setenta surgió la crisis petrolera que alteró permanente y
súbitamente la economía global. A comienzos de la década de los ochenta hubo otra
recesión global que agravó los problemas que habían asolado los países en vías de
desarrollo desde hacía diez años.

La década de los ochenta fue muy importante, porque a finales de esta época se sentaron
las bases para la caída del comunismo soviético. Esta tendencia persistió durante la
década de los noventa con la caída del comunismo en Europa Oriental y la caída del muro
de Berlín, que separaba Alemania Oriental de Alemania Occidental. A comienzos de los
años ochenta el mundo fue desconcertado por el descubrimiento de un nuevo virus
asesino, el VIH. Hoy esta enfermedad afecta a millones de personas en todas partes del
mundo, y representa una gran parte de los recursos que se asignan a la investigación y los
tratamientos médicos.

La epidemia del VIH es muy importante porque indica una conexión entre la conducta
moral de las personas y los cambios en el ambiente natural. Es más, demuestra que es
imposible prever los desastres. O mejor dicho, se sabe con seguridad que estos cambios
nefastos en los sistemas naturales se producirán con más frecuencia.

A principios de la década de los noventa el tiempo siguió modificándose, con


inundaciones en las grandes ciudades estadounidenses, y se prevé que habrán tormentas
más peligrosas. A la luz de esta inestabilidad potencial y real, cada vez más gente exige
un Nuevo orden económico mundial que incluirá una marca para garantizar un renacer
moral y la prosperidad económica, y para frenar o parar el aumento alarmante de la
inestabilidad global.

En el próximo capítulo nos centraremos en esta marca unificadora, cuya identidad se


revela en la historia.
Capítulo Cinco
La Historia de las leyes de descanso dominical

Es un hecho histórico que la presencia o la falta de legislación de descanso dominical es


el mejor indicador del grado de separación entre Iglesia y Estado, y del nivel de libertad
civil y religiosa en cualquier país de la Cristiandad. Las leyes de descanso dominical han
tenido más influencia en la libertad religiosa, civil y de conciencia que cualquier tipo de
legislación. Un análisis de la historia de las leyes de descanso dominical demuestra que
hay una semejanza asombrosa entre los argumentos a favor de la aprobación y la
imposición de leyes de descanso dominical en el siglo IV y los argumentos presentados
hoy en día.

Más que dos siglos antes de que el pontificado se había hecho con el control político de
Europa (en el 538 dC), se había aprobado y progresivamente impuesto una ley de
descanso dominical en el imperio romano.

LOS ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE


LA PRIMERA LEY DE DESCANSO DOMINICAL

Los siglos IV y V vieron la pérdida de la fuerza socioeconómica y la unidad del imperio


romano. Los bárbaros amenazaroon con invadir el imperio, y la monarquía de hierro caía
lentamente. En aquella época el creciente conflicto entre el paganismo romano y la
religión cristiana creó graves problemas entre las autoridades religiosas y los líderes
políticos. Cada vez más paganos se convertían en cristianos, y la simple cristiandad del
Nuevo Testamento se hacía menos simple y puro, e iba contaminándose por el
paganismo. La popularidad y la influencia de los obispos de Roma crecían
progresivamente a medida que se les enseñaba a la gente a depender en los prietos para la
salvación. En el siglo IV los obispos habían ideado una teoría autocrático de gobierno en
el que utilizarían la autoridad del Estado para promover sus propósitos.

El historiador Neander ha registrado este testimonio:

“De hecho, en la iglesia se había surgido una teoría teocrática errónea que se
originó, no de la esencia del Evangelio, sino de la confusión de las constituciones
del Antiguo y el Nuevo Testamentos. Esto conllevó una oposición poca cristiana
entre el poder espiritual y secular que podría provocar la creación de un estado
sacerdotal. Dicho estado subordinaría lo secular a sí mismo de una manera falsa.

“Esta teoría teocrática reinó ya en los tiempos de Constantino, y los obispos


dependían voluntariamente de él al discutir entre sí, y al insistir en utilizar la
autoridad de del Estado para fomentar sus objetivos” (Torrey’s Neander, Boston
1852, pág. 132).
El descontento político se ofreció a Constantino cuando subió al trono. El trono mismo
estaba inestable, y el imperio romano estaba en crisis. Sin embargo, Constantino se
esforzaba para restablecer la estabilidad hasta que murió en el 337 dC. Reinaba el
paganismo, pero los cristianos eran una minoría influyente que se hacía oír, y que era
capaz de ganarse a Constantino. Con el tie mpo Constantino fue influido, no sólo por la
religión cristiano, sino también por la teoría teocrática de los obispos de Roma. Sin
embargo, el líder se mantuvo firme en gran parte de las creencias y las costumbres
paganas.

Según el historiador Philip Scha ff, Constantino fue “el primer defensor de la idea de una
teocracia cristiana, es decir, un sistema de política que supone que todos los súbditos son
cristianos, combina los derechos civiles y religiosos, y considera la iglesia y el estado
como dos brazos de un gobierno divino en la tierra. [Constantino] consideraba el
cristianismo como la única autoridad que podría lograr la reforma política del imperio, y
creía que el espíritu anciano de Roma se apartaba rápidamente de la religión” [Philip
Schaff, History of the Christian Church (Una Historia de la iglesia cristiana) Quinta
Edición (Revisada) Vol. 3, pág. 15 – 16].

Es más, el historiador romano Neander constató que Constantino se esforzaba para


estabilizar el imperio y reconciliar los cristianos con los paganos, “más por la
gratificación de su ambición, que por la causa de Dios” [Neander, Vol. 3, pág. 31
(Traducción de Torrey)].

? Los obispos querían utilizar la autoridad del Estado para promover sus
objetivos.

? Constantino quería que los obispos apoya sen su ambición de poder y autoridad.

? Los obispos abogaban por el establecimiento de una teocracia cristiana, en el


que la iglesia y el Estado servirían de los brazos de un solo gobierno terrenal.

? Constantino quería que hubiera unidad y armonía en el imperio, sobre todo


entre los paganos y los cristianos.

? El imperio romano estaba en una grave crisis.

? El paganismo amenazaba el cristianismo.

El primer acto que hizo Constantino por los cristianos fue el Edicto de Tolerancia (del
313 dC), que concedió a todos los cristianos la libertad de culto [Véase Eusebius,
Ecclesiasical History (La Historia ecleciástica) libro 10, cap. 5].
De hecho, alboreó una nueva época en el imperio romano para una devota minoría
cristiana. Pero en cuanto se concedió la libtertad religiosa a los obispos de Roma
mediante la supuesta teoría teocrática, los obispos intentaron controlar todo el imperio, y
convertir a todo el pueblo en cristianos, al utilizar la autoridad del estado para promover
sus objetivos de convertir el cristianismo en la religión dominante del imperio romano.

EL VENERABLE DÍA DEL SOL

Citamos de Dateline Sunday, USA (Warren L Johns):

“En su búsqueda de nuevos mecanismos de unidad, Constantino se dio cuenta de


la importancia que tanto los cristianos como los paganos concedían al primer día
de la semana. Hacía mucha tiempo que muchos cristianos calificaban el primer
día de la semana del Día del Señor, y lo observaban cada semana para celebrar la
resurrección de Cristo. Los Mithraists veneraban el sol, y por eso el sol era
sagrado para ellos. Por lo tanto, le resultó conveniente a Constantino satisfacer a
estos dos grupos de su imperio al honrar el “venerable día del sol”, mediante un
edicto gubernamental en el que “[Constantino] se expresó, quizás mencionando
tanto Apollo, el dios del sol, como Cristo, el verdadero hijo de la Rectitud, a sus
súbditos paganos y cristianos” (Philip Schaff, Vol. 3, pág. 15 – 16).

La conservación del antiguo nombre pagano “Dies Solis”, o “domingo” para la


fiesta semanal cristiana se debe, en gran medida, a la unión del sentir cristiano y
pagano que hizo que los súbditos paganos y cristianos de Constantino le
recomendasen el primer día de la semana como el venerable día del sol. Se ha
llamado su decreto célebre “una nueva época en la historia del día del Señor, y
con toda razón. Esto fue su medio de armonizar los elementos cristianos y
paganos del imperio bajo una institución común” [A P Stanley, Lectures on the
History of the Eastern Church (Lecturas sobre la historia de la iglesia oriental),
pág. 227].

“En una época cuando intervenían ya las fuerzas que querían destruir el imperio,
la primera ley de domingo proporcionó un denominador común de unidad”
(Citado de Dateline Sunday, USA, W L Johns, 1967, pág.238 – 239).

LA PRIMERA LEY EXITOSA DEL DOMINGO

Queda claro que los obispos de Roma se aferraban a su teoría sobre el establecimiento de
un gobierno teocrático en el imperio. Es igualmente evidente que esta teoría influenció
profundamente en Constantino: la consideraba como un medio para mantener unido el
imperio, que se desintegraba. Se puede preguntar, ¿qué medios utilizaron los obispos para
obtener la autoridad del Estdo? La respuesta: las leyes de descanso dominical.
Constantino impuso la siguiente ley para los obispos:
‘El Emperador Constantino a Helpidio”

“Que los jueces y los habitantes de los pueblos descansen y que todos los talleres se
cierren el venerable día del sol. Sin embargo, en el campo, los que cultivan la tierra
pueden trabajar libremente y legalmente, porque a menudo puede ser que no hay día más
adecuado para sembrar semillas y plantar vides, no sea que se pierda la munificencia del
Cielo por negligencia del tiempo oportuno. Dictado el siete de marzo, Crispo y
Constantino, siendo cónsules por segunda vez’ (el 321 dC) [Code of Justinian (El Código
de Justinio, libro 16, título 10, ley 1. Véase también Neander, pág. 300].

De hecho, como constató W L Johns en la cita anterior, la iglesia y el Estado impusieron


la primera ley de descanso dominical para crear un denominador común durante una
crisis en el imperio romano, y en una época cuando la iglesia romana quería poner en
marcha su teoría de gobierno teocrático.

EL OBJETIVO DE LAS PRIMERAS LEYES DE DESCANSO DOMINICAL

A T Jones, historiador, teólogo, experto en libertades religiosas y civiles, activista de


libertad de conciencia, y reformador americano del siglo XIX, ha escrito un excelente
análisis de la importancia del desarrollo de las leyes de descanso dominical durante el
siglo IV. Ahora citamos de su libro Civil Government and Religion (El gobierno civil y
la religión):

“Ésa no fue la primera ley de descanso dominical que obtuvieron [los obispos]: la
primera ley ya no existe. Pero aunque no ha perdurado, todavía sobreviven las razones
que la motivaron. Sozoman dice que el motivo de esta ley era permitir que “se observe el
día sin interrumpir los propósitos de la devoción’. Neander respalda la afirmación de
Sozoman [Church History (Historia de la iglesia ) vol. 2, pág.298]. La explicación dada
por Sozoman revela el secreto de la legislación; demuestra que fue introducida de parte
de la iglesia, para complacer a la iglesia”.

“Al leer el edicto anterior, se ve que los obispos empezaron con moderación. No
prohibieron todo trabajo; sólo exigieron que la gente de la ciudad y los mecánicos
descansasen, pero los campesinos podían trabajar libremente y legalmente.

“Esta ley de descanso dominical del 321 dC continuó vigente hasta el 386 dC, cuando:

“Se impuso los antiguos cambios que Constantino había introducido con
más rigor, y en general, se prohibieron las transacciones de todo tipo. Se
consideraban a los que transgredieron como culpables del sacrilegio” (Neander,
Id., pág.30)
Puesto que no se permitía a la gente a trabajar, jugaban, y por consiguente cada domingo
los circos y los teatros se llenaban de gente. Pero la ley fue diseñada, desde el principio,
para que se dedicara el domingo a la oración, y para que la gente pudiera ir a la iglesia.
Consiguientemente, para lograr este objetivo, se tomó otra medida. Durante un congreso
de la iglesia en Cartago en el 401 dC, los obispos adoptaron la resolución de mandar una
solicitud al emperador, en el que pidieron “que se celebrasen los espectáculos públicos
los días de la semana en vez de los domingos y los días festivos”. La explicación que se
dio en apoyo a la solicitud fue, “la gente se congrega más al circo que en la iglesia”. (Id.,
nota 5).

“Muchos hombres, e incluso practicantes, trabajaban en los circos y los teatros. Pero, en
vez de renunciar a sus empleos, trabajaban los domingos. Los obispos se quejaron de que
estas personas se vieron obligadas a trabajar: calificaron esto de “persecución”, y
pidieron una ley que protegería a estas personas de dicha “persecución”. La iglesia había
llegado a componerse de mucha gente no conversa, que se preocupaban más por los
intereses y los placeres mundanos que por la religión. Puesto que el gobierno era piadoso,
le pareció correcto obligar a todos a mostrarse respetuosos con Dios, que le respetaran o
no. Pero siempre que la gente podía ganar dinero trabajando los domingos, trabajaban en
vez de ir a la iglesia. Se había aprobado una ley que le prohibía la realización de
cualquier tipo de trabajo los domingos, pero la gente acudía en masa a los circos y los
teatros en vez de a la iglesia. Esto no les complacía a los obispos: no habían prohibido el
trabajo por eso. Se había prohibido el trabajo para que la gente pudiera ir a la iglesia, pero
en vez de esto, acudió al circo y al teatro, y los obispos atraían un público muy modesto.
Esto hería el orgullo de los obispos, y por eso el próximo paso fue, como figuró en la
petición, celebrar los espectáculos públicos los días de semana, para que las iglesias y los
teatros no estuvieran abiertos simultáneamente. Porque, si los dos se abrieran al mismo
tiempo, (¿)los cristianos (?) y los demás, siendo incapaces de ir en ambos lugares al
mismo tiempo, irían al circo o al teatro en vez de a la iglesia. Dice Neander:

“Debido a la pasión predominante, sobre todo en las grandes ciudades, por acudir
en masa a los diferentes espectáculos púbicos, dio la casualidad de que cuando
estos espectáculos coincidían con las fiestas religiosas consagradas por la iglesia,
resultaron ser obstáculos para la devoción de algunos cristianos, pero hay que
admitir que se trataba de personas para quienes el cristianismo no era una cuestión
del corazón y de la vida” (Id.).

“No cabe duda de que un teatro o un circo obstaculizaría la devoción de personas cuyo
cristianismo no era una cuestión del corazón y de la vida. Es decir, un teatro o un circo
siempre será un obstáculo para la devoción de personas cuya religión no es lo suficiente
como para prevenir que vayan allí, pero que profesan ser cristianos para mantener su
popularidad y promover sus intereses egoístas. Por otro lado, que sea abierto durante las
horas de oración o todo el tiempo, un circo o un teatro nunca obstaculizará la devoción de
las personas para quienes el cristianismo es una cuestión de la vida y del corazón. Pero,
aquella gente no tenía ni la religión ni la rectitud para hacer el bien. Por lo tanto, querían
que el estado les quitara toda oportunidad de hacer el malo, para que pudieran ser
cristianos. De este modo Satanás mismo podría ser cristiano, pero no dejaría de ser
Satanás, seguiría siendo Satanás.

Dice Neander:

“En realidad los pastores se vieron obligados a quejarse de que en dichas


competiciones se frecuentaba más el teatro que la iglesia” (Id.).

“La iglesia no toleraba la competencia: quería tener el monopolio, y lo consiguió. No fue


posible conceder la petición de Cartago en seguida, pero en el 425 dC se aprobó la ley; y
se explicó la razón de la primera ley de descanso dominical, concretamente –

“para que la devoción de los fieles estuvieran libre de obstáculos” (Id., pág. 301).

“Sin embargo, hay que recordar que sólo había un ‘obstáculo’ para la devoción de los
fieles. El circo o el teatro estaba abierto al mismo tiempo que la iglesia, y los ‘fieles’
fueron al teatro o al circo en vez de a la iglesia, y por eso se pertubó su “devoción”. Por
supuesto, la única manera de liberar la ‘devoción’ de los ‘fieles’ de este obstáculo fue
cerrar los circos y los teatros durante el oficio religioso.

“En la lógica de este esquema teocrático, siempre había un paso más que tomar, y
sucedió de la manera siguiente. En primer lugar, la iglesia consiguió la prohibición de
todo trabajo los domingos, para que la gente pudiera ocuparse de los asuntos divinos.
Pero la gente fue al circo y al teatro en vez de a la iglesia. Luego la iglesia obtuvo la
promulgación de leyes para cerrar los circos y los teatros, para que la gente pudiera
ocuparse de asuntos divinos. Pero aun entonces, la gente no era devota, ni se ocupó de los
asuntos divinos, porque les faltaba la auténtica religión. Por consiguiente, el paso
siguiente a tomar, fue obligarle a la gente a ser devota, y a ocuparse de los asuntos
divinos, y se tomó este paso. Los obispos teocráticos eran capaces de hacerlo. Estaban
listos a presentar una teoría que satisfaría las demandas del caso, y el gran padre santo de
la iglesia católica, Agustín, ideó esta teoría católica. Escribió:

“Sería mejor utilizar la enseñanza, en vez del castigo o el dolor, para llevar a los
hombres a servir a Dios. Sin embargo, no se debería abandonar el castigo porque
la instrucción es mejor. A menudo es esencial utilizar el sufrimiento para
reconciliar la gente con Dios, para que se colme la plenitud de su desarrollo
religioso” (Schaff’sChurch History, vol. 2, sección 27).

“Neander hace un comentario sobre esta teoría:

“Fue Agustín quien propuso y estableció una teoría que contuvo la semilla de
todo un sistema de despotismo espiritual, de intolerancia y persecución, y que
terminó en los tribunales de la Inquisición” (Church History, pág. 217).
“La historia de la Inquisición es la historia de la puesta en marcha de la teoría de
memoria infausta de Agustín. Pero esta teoría no es más que el orden lógico de la teoría
en la que se fundaron toda una serie de leyes de descanso dominical.
“Luego dice Neander:

“De esta manera la iglesia recibió la ayuda del Estado para promover sus fines’

“Esta exposición es correcta: Constantino tomó muchas medidas para favorecer los
obispos. Les dio dinero y preferencia política. Les permitió a tomar decisiones
irrevocables, como Jesucristo, en casos polémicos. Pero no les concedió autoridad sobre
la gente no practicante, salvo que en el caso de la ley del domingo. Las decisiones de los
obispos, que Constantino declaró irrevocables, eran vinculantes sólo para los que
eligieron voluntariamente ese tribunal, y no afectaron a los demás. Antes de esta época, si
cualquier que acudió al tribunal de los obispos estuviera insatisfecho con la decisión,
podía apelar ante el juez civil. El edicto acabó con la posibilidad de apelar, pero sólo
afectó a los que optaron por recurrir al arbitraje de los obispos. Pero bajo la ley de
descanso dominical, se concedió a la iglesia la autoridad para obligar a los no
practicantes y a los que no estaban dentro de la jursidicción de la iglesia a obedecer las
órdenes de la iglesia. Bajo la ley de descanso dominical se le otorgó a la iglesia los
poderes civiles, para que pudiera obligar a los no practicantes a comportarse como
practicantes. Se puede analizar la historia de la época de Constantino, y se verá que “bajo
la ley de descanso dominical Constantino dio a la iglesia poderes que ésta nunca había
ejercido antes”. Neander tiene razón cuando declara que “de este modo la iglesia recibió
la ayuda del Estado para promover sus fines”. (A T Jones, Civil Government and
Religion, pág. 85 -90).

LAS LEYES DE DESCANSO DOMINICAL EN EUROPA MEDIEVAL

Durante la Edad Media los concilios eclesiales respaldaron y impusieron la santidad del
domingo. En todos los países europeos las leyes de descanso dominical iban
acompañadas de penas civiles cada vez más severas. Aquí tenemos algunos ejemplos de
la historia europea:

El domingo figuró por primera vez en la legislación inglesa en el siguiente documento:

“Yo, Ine, [del 688 – 726 dC], rey de los sajones occid entales, bajo los consejos de
mi padre Cenred, y mis obispos Hedde y erkenwald, en presencia de todos mis
regidores y sabios distinguidos, y también una gran concurrencia de los servidores
de Dios, teniendo en cuenta la salud de nuestro alma y la estabilidad de nuestro
reino... he hecho varias promulgaciones, de las cuales la tercera: Sin un siervo
trabaja el domingo a las órdenes de su señor, que sea libre; y que el señor pague
una multa de treinta chelines. Pero si el siervo va a trabajar sin el conocimiento
del señor, que sea azotado, o pague un rescate. Pero si un liberto trabaja el
domingo sin órdenes de su señor, que pierda su libertad, o sesenta chelines; si es
un prieto, que pague ciento veinte chelines” (Haddan y Stubbs, Council, etc.,
Oxford, 1871, pág. 214)

El canon decimoséptimo del sínodo del rey Ethelred, convocado en Enmha en 1009, dice:
“Hay que observar afanosamente la fiesta del día del sol como es apropiado, y en
los días santos la gente debe abstenerse del comercio, de las reuniones, de la caza
y del trabajo secular” (Cancian 4, pág. 297).

Después de que Hungría adoptó el cristianismo en el 1092 dC, el rey Esteban dictó una
ley de descanso dominical, que se adoptó con unas cuantas adiciones durante el consejo
nacional en Szaboles (1092). Incluímos la sustancia de esta ley, que fue documentada por
Hefele:

“Se azotará cualquier que omite asistir a su iglesia parroquial los domingos o los
días de fiesta. Si un miembro lego caza en aquel día, perderá un caballo, y podrá
rescatarlo con un buey. Si cualquier miembro del clero va de caza, será depuesto
de su cargo, hasta que haga reparación. Si omite asistir a la iglesia, o comercia,
perderá un caballo. Si levanta un puesto para vender, tendrá que derribarlo o
pagar una multa de cincuenta y cinco libros. Si un judío trabaja los domingos,
perderá las herramientas del trabajo” (Hefele 5, 205, 206, sección 590).

LAS LEYES DE DESCANSO DOMINICAL


EN LOS SIGLOS XVII Y XVIII EN ESTADOS UNIDOS

Las leyes estrictas de descanso dominical fueron características, no sólo en Europa en la


Edad Media, sino también en Estados Unidos antes del establecimiento de la libertad de
conciencia. La intolerancia religiosa dominó en EEUU en los siglos XVII y XVIII.
Citamos otra vez de la obra de Warren L Johns:

“No es de extrañar que las leyes que prohibieron la realización de ciertas


actividades los domingos florecieran en este clima de intolerancia, donde el clero
dominaba la iglesia y el Estado. En 1629 la colonia de Massachusetts Bay
declaró: “Para que se pueda observar el día de reposo de una manera religiosa,
ordenamos que todos los habitantes y los empleados del asentamiento dejen de
trabajar todos los sábados a las tres de la tarde, y que dediquen el resto del día al
cataquesis y a la preparación para el día de reposo, bajo la dirección del pastor”
[Records of the Governor (Documentos del gobernador), vol. 1, pág. 395].

“En noviembre de [1630], se azotó a John Baker por “cazar aves en el día de
reposo” (Ibid.).

“En 1610 la ley de descanso dominical de Virginia prohibió que se participara en


los juegos de azar los domingos, y exigió que todos asistieran a oficios religiosos
por la mañana y la tarde, y que catequizaran, bajo pena de la pérdida de los
suministros y la prestación por una semana, por la primera infracción; por la
segunda infracción la persona perderá su prestación y se le azotará; y por tercera
vez, se ejecutará el infractor” [Peter Force, Tracts Relating to The Colonies en
North America (Folletos sobre las colonias en Norteamérica) Vol. 3, No. 2, pág.
10, 11].

“Estaba prohibido viajar a caballo, a pie o en barco a reuniones fuera del pueblo o
a reuniones no autorizadas por la ley los domingos. Los comerciantes, artífices y
peones no podían trabajar ni en tierra ni en agua. Se prohibían los juegos, deportes
y el esparcimiento, y sólo estaban exentos los trabajos indispensables y las obras
de beneficencia. En la colonia de Plymouth se exigía la asistencia a la iglesia, y se
denunciaban las personas que durmieron o jugaron en la iglesia durante los oficios
religiosos al día de reposo. Se prohibieron la equitación violenta y el fumar
tabaco” [The Compact With the Charter and Laws of the Colony of New
Plymouth (El Pacto con la carta y las leyes de la colonia de New Plymouth)
Boston 1836, pág. 93, 157, 158].

“Los infractores se sometían a multas severas: el cepo, azotainas y la jaula. Según


se informa, un hombre llamado Birdseye de Milford, Conneticut, fue condenado a
una paliza por besar su mujer de forma escandalosa el domingo (Ralph Nader,
Blue Law Causes Examined (Una Explicación de los motivos de las leyes de
descanso dominical) Harvard Law Review, 25 de noviembre de 1959].

“Según la historia de la señora Alice Morse Earle, The Sabbath in Puritan New
England [El día de reposo en Nueva Inglaterra bajo el puritanismo], el ‘cobrador
de diezmos’ fue un de los responsables de hacer respetar el domingo puritano.
Este individuo entraba en las casas para cerciorarse de que nadie quedaba en las
casas en el ‘día de reposo’ [el domingo], y apresuraba a los que holgazaneaban...
Estaba autorizado a impedir a la gente a trabajar los domingos. De hecho, el
cobrador de diezmos siempre estaba ocupado los domingos, trabajando como
detective y llevando a juicio a las personas por incumplimiento de deberes
religiosos.

“En 1670 se les acusó y juzgó a dos amantes, John Lewis y Sarah Chapman, por
sentarse juntos bajo un manzano en el huerto de Goodman Chapman”. “Un
soldado de Dunstable tuvo que pagar una multa por trabajar duro en el día del
Señor; es decir, por mojar un pedazo de un sombrero viejo y ponerlo en sus
zapatos para proteger la pie. En 1656 el capitán Kemble, de Boston, tuvo que
pasar dos horas en el cepo, por ‘conducta lasciva y indecorosa’, que consistió en
besar su mujer ‘en pública’ en el día de reposo, en su puerta tras haber vuelto de
un viaje de tres años. Un capitán británico fue azotado por una infracción
parecida. Se azotó un hombre que se había caído en el agua y se ausentó de la
iglesia para secar su único traje. Estaba prohibido fumar los domingos. La falta de
asistencia a la iglesia estaba penada con multas. Hubo otras leyes igualmente
estúpidas y radicales que prohibían a la gente andar, conducir o ir a caballo los
domingos, salvo que fueran a la iglesia o al cemeterio” (The Blue Laws of
England vol. 58 (1963) No. 1, pág. 18,19.

“El rígido control que la iglesia llevaba sobre el Estado era la realidad de la vida
en las colonias. Las leyes severas de descanso dominical servían de recordatorio
de esta unión. Quedaba mucho camino por recorrer para lograr la libertad de
conciencia” (Warren L Johns, Dateline Sunday, USA, pág. 4 –7).

Los años que precedieron a 1798 fueron muy memorables en lo que respecta al desarrollo
de los derechos humanos y la libertad de conciencia. La historia de esa época demuestra
claramente que se iba relajando la imposición de las leyes de descanso dominical sólo a
medida que se iban estableciendo los principios de libertad religiosa y de separación entre
Iglesia y Estado.

MASON, JEFFERSON Y MADISON CONSTRUYERON


LA BARRERA DE SEPARACIÓN ENTRE IGLESIA Y ESTADO

Examinemos ahora la trayectoria de la libertad religiosa en Estados Unidos. Citamos de


la obra de Warren L Johns, abogado y experto en la Constitución, (Dateline Sunday,
USA):

“Con la llegada de los baptistas, los cuáqueros y los presbiterianos al Sur, llegó el
momento de considerar cuidadosamente la adopción de la religión en el contexto
político. Estas minorías vivían en Virginia, donde la Iglesia Anglicana dominaba
los asuntos religiosos, y la tierra de los líderes más perspicaces de la Revolución:
George Mason, James Madison y Thomas Jefferson, de Albermarle County.
Según E M Halliday, Jefferson creía que la libertad total de conciencia era
inseparable del principio de gobierno de la mayoría. Dicho principio partía de la
premisa de un público bien informado, cuyos miembros podían elegir entre
alternativas políticas o morales, totalmente libres de la coacción mental [E M
Halliday, Nature’s God and the Founding Fathers (El Dios de la naturaleza y los
fundadores de la nación americana), American Heritage Vol. 14 (1963), No. 6,
pág. 7]. Esto explica por qué Jefferson luchó toda la vida por la separación entre
Iglesia y Estado.

“En las reuniones de la Cámara de Burgesses en Williamsburg, Virginia, se


discutían cuestiones de libertad civil y religiosa. Se presentaron constantemente
ante este foro demandas por el reconocimiento de los derechos humanos
fundamentales. Los ciudadanos de Virginia sometían constantemente a la
asamblea legislativa peticiones y demandas para que se protegieran estos
derechos. En 1776, cuando James Madison de Port Conway llegó como delegado,
la Cámara de Burgesses reexaminaba toda la estructura del gobierno de Virginia.
Madison integró una comisión que redactaba una declaración de derechos que
serviría de base filosófica para el nuevo gobierno. El señor George Mason de
Gunston Hall fue el autor principal de los artículos de esa declaración, que se
convertiría en el prototipo de manifestos parecidos en los otros estados, y
finalmente, de las diez primeras enmiendas a la Constitución de Estados Unidos.”
[E M Halliday, Nature’s God and the Founding Fathers (El Dios de la naturaleza
y los fundadores de la nación americana), American Heritage Vol. 14 (1963), No.
6, pág. 100].

La decimosexta y última parte de la ‘Declaración de derechos’ que fue adoptada


por la Cámara de Burgesses el 12 de junio de 1776 reflejó las ideas de Jefferson, y
la versión final de este documento fue influido por los pensamientos de
Madison.El documento declaró que la religión, o sea, la obligación que debemos
a nuestro Creador, y la manera de que la practicamos, puede ser dirigido por la
razón y la convicción, pero no por la fuerza ni la violencia, y por eso todo hombre
tiene el mismo derecho a la libre práctica de la religión. [American Archives,
Fourth series, Vol. 6, pág. 1561, 1562].
“Patrick Henry redactó la versión original de este artículo, que incluyó una
referencia a ‘la plena tolerancia en la práctica de la religión’. Madison insistió en
que se incluyera ‘libre práctica’, y consiguió la omisión de ‘tolerancia’ en la
versión final. Argumentó que un Estado que podría ‘tolerar’ sería también capaz
de prohibir.

“La Iglesia Anglicana siguió siendo la religión adoptada de la colonia de Virginia.


‘El gobierno había dejado de pagar los sueldos de los pastores anglicanos... pero
era imposible casarse legalmente ... a menos que un clérigo anglicano celebrara la
ceremonia, y la herejía contra la fe cristiana siguió siendo ilegal. (Halliday, Op.
cit., pág. 101).

Los presbiterianos presionaban para la abolición de la adopción. En octubre de 1776,


poco después de la firma de la Declaración de la Independencia, el presbiterio de
Hanover presentó ante la asamblea general de Virginia una petición, pidiendo la
eliminación de ‘cada tipo de cautiverio religioso y civil’, y constatando que ‘cada
argumento a favor de la libertad civil se fortalece cuando se aplica en el contexto de la
religión’. Añadieron esta declaración:

“No pedimos que se adopte nuestra religión, ni podemos aprobar dicha adopción
ni concederla a los demás... Estamos inducidos a solicitar que se revoquen todas
las leyes vigentes en este commonwealth que permiten la doctrinación religiosa;
solicitamos que se garanticen a las personas de todas sectas religiosas la libre
práctica de sus modos de adoración y que sean exentas de todo impuesto que
apoye cualquier iglesia, salvo que lo que sea de su elección privada o obligación
voluntaria” [Dissenters Petition from Bishop Meade, Old Churches, Ministers and
Families of Virginia (Petición de los disidentes de Bishop Meade, Antiguas
Iglesias, Pastores y Familias de Virginia), Vol. 2, Appéndice, pág. 440 - 443. pág.
73, 74 en American State Papers].

En 1784 Patrick Henry abogó por un impuesto general llamado ‘A Bill


Establishing Provision for Teachers of the Christian Faith’ (‘Proyecto de ley
reguladora de la provisión para los pastores de la fe cristiana’). Madison denunció
este proyecto de ley por ser ‘detestable debido a su principio deshonroso y
tendencia peligrosa’ [Writings of James Madison, (Los escritos de James
Madison), Vol. 1, pág. 130, 131, American State Papers pág. 99].

“Madison puso objecciones a cualquier concepto que dio preferencia al cristianismo por
encima de las otras creencias religiosas y que estuvo por debajo de una separación entre
Iglesia y Estado.

“En respuesta a una sugerencia de dos miembros de la asamblea general (George Wilson
y Cary Nicholas), Madison se puso a escribir para animar a un público que ya estaba a
favor de la libertad. En A Memorial and a Remonstrance (Una petición y una protesta),
que fue impreso y circulado para firmar en 1785, Madison advertió que ‘es normal
alarmarse del primer experimento con nuestras libertades’. Mencionó los hombres libres
en todas partes de América que rehusaron esperar hasta que el poder usurpado se hubiera
fortalecido mediante el ejercicio. Después aplicó su lógica a la cuestión de la libertad
religiosa, preguntando:

“¿No es evidente que la misma autoridad que puede adoptar el cristianismo,


excluyendo a las otras religiones, podría adoptar con la misma facilidad cualquier
secta de cristianos, excluyendo a las otras sectas? ¿No está claro que la misma
autoridad que puede obligar a un ciudadano a contribuir sólo tres peniques de su
propiedad para apoyar cualquier religión, podría obligarle a conformarse a
cualquier otra religión?” (Ibid., pág. 84 – 85)

“El impacto de la lógica precisa de Madison provoó una reacción pública tan intensa que
los defensores de la “Provisión para los pastores de la Religión Cristiana” se dieron por
vencidos. Diferentes sectas religiosas habían firmado la petición, e incluso gran número
de la vieja jerarquía.

“Madison aprovechó esta oportunidad para abogar por la adopción de un ‘Act for
Establishing Religious Freedom’ (‘Acta del establecimiento de la libertad religiosa’), que
fue redactado en 1779, pero se archivó en aquel momento a falta de apoyo. El contenido
de este documento fue tan valorado que Jefferson lo elegió, junto con la autoría de la
Declaración de la Independencia y el establecimiento de la Universidad de Virginia,
como los logros destacados de su vida que deberían grabarse en su lápida.

“Sin embargo, el clima de 1785 fue muy diferente de él de 1774. Despúes del conflicto
costoso y muy reñido con Gran Bretaña, los reformadores políticos estaban dispuestos a
conceder libertades religiosas tan incondicionales como la libertad política que solicitaba
la gente. La asamblea aprobó la ley en diciembre de 1785:

“Ningún hombre no se verá obligado a frecuentar ni apoyar cualquier lugar de


culto; ni será obligado, dominado, molestado ni cargado en su cuerpo ni sus
bienes; sino que todo hombre será libre de profesar y mantener sus opiniones en
cuestiones de religión, y no se disminuirán, aumentarán ni afectarán sus derechos
civiles. [Writings of Thomas Jefferson, In Norman Cousins, In God We Trust
(Escritos de Thomas Jefferson, en Norman Cousins, Confiamos en Dios) New
York: Harper & Brothers Publishers, 1958: pág. 126,127].

“¡Se había logrado la separación legal entre Iglesia y Estado en Virginia!

“La noticia del acta de separación entre Iglesia y Estado de Virgina corrió, aun al
extranjero. Pero cuando Jefferson instó a los líderes políticos de Nueva Inglaterra a que
separasen el Estado de la Iglesia en sus colonias, no se le dieron muc ho ánimo. John
Adams resumió la opinión de algunas personas: ‘Yo sabía que tenían mejores
posibilidades de hacer que los cuerpos celestiales se desviasen de su órbita, que de hacer
que la gente de Massachusetts renunciara el templo y el descanso dominical en aquel
momento’. [“Diary of John Adams” (“Diario de John Adams”) en American State Papers,
pág. 101].

“Estuvieron dadas las circunstancas para la intervención federal. Hombres filosóficos


tales como Thomas Jefferson sintieron que había llegado el momento de que se
concediera “cada derecho fundamental”. Llegó la siguiente advertencia de Monticelo:

“El espíritu de los tiempos puede cambiar, y va a cambiar. Los líderes van a
volverse corruptos, y el pueblo se volverá indiferente. Tal vez un solo fanático
provoque la persecución, y trate injustamente a hombres mejores. No está de más
repetir esto: hay que establecer cada derecho fundamental sobre una base legal
mientras nuestros líderes sean honestos, y nuestro pueblo sea unido. Una vez
terminada esta guerra todo irá de mal en peor. No habrá entonces que solicitar
constantemente el apoyo del pueblo. Se olvidaré del pueblo, y por consiguiente,
sus derechos serán pisoteados. El pueblo va a olvidarse de sí mismo, salvo que en
lo que respecta a ganar dinero, y nunca se les ocurrirá unirse para hacer respetar
sus derechos. Por consiguiente, los grilletes, que no se habrán roto al final de esta
guerra, se pondrán cada vez más pesados, hasta que se restablezcan o expiren
nuestros derechos” [Thomas Jefferson, Notes on Virginia (Notas sobre Virginia)
Pregunta XVII (En American State Papers, pág. 101).

Cuando se levantó el Congreso Federal sobre la Constitución en septiembre de 1787, se


había producido un documento impresionante. Garantizó que no habría examen religioso
para ocupar un cargo en el nuevo gobierno. Pero la Constitución no contenía ni una
Declaración de Derechos ni una garantiza de la separación entre Iglesia y Estado. Esta
deficiencia le dejó a George Mason tan consternado que rehusó firmar o aprobar el
trabajo del Congreso. Cuando Jefferson vio el anteproyecto, se llevó una desilusión a la
carencia de una garantiza de libertad religiosa, pero por lo demás, le resultó aceptable y
declaró que confiaba en que, gracias al ‘sentido común y las buenas intenciones del
pueblo americano’, se conseguirían las enmiendas deseadas. [Reynolds contra Estados
Unidos 98 U.S. 145 (1878)].

“En cuanto los estados locales iniciaron los trámites para la ratificación de la
Constitución, se dieron los primeros pasos hacia la redacción de una declaración de
derechos. Virginia, Nueva York y Nueva Hampshire pidieron una declaración de libertad
religiosa. Como era de esperar, James Madison desempeñó un papel importante.

“Fue Madison quien presentó una larga lista de enmiendas a la primera reunión del
Congreso en 1789. A la cabeza de la lista fue una enmienda referente a la libertad de
culto que Madison mismo había redactado. Sus colegas hicieron algunos cambios al
documento, pero formó parte de las diecisiete propuestas que se enviaron al Senado. Al
final, se enviaron doce enmiendas, y se ratificaron diez.

“Cuando se introdujeron las diez primeras enmiendas a la Constitución en 1791, la


separación entre Iglesia y Estado se incorporó en la legislación estadounidense. ‘El
congreso no hará ley alguna por la que adopte una religión como oficial del Estado o
se prohíba practicarla libremente’.

“Entretanto, se empezó la lucha por la separación entre Iglesia y Estado en los nuevos
gobiernos estatales, y Virginia desempeñó un papel pionero. Pero en las primeras
constituciones durante la guerra, sólo dos de los trece nuevo estados (Rhode Island y
Virginia) gozaban de libertades religiosas y de una separación total. Seis estados pidieron
la adopción del protestantismo, dos abogaron por la religión cristiana, y cinco estados
solicitaron una adopción nominal; siete estados conservaron provisiones acerca de la
Biblia, la Trinidad y una creencia en el Cielo y el infierno. Al final de la Revolución casi
todos los estados habían aceptado el principio de la separación entre Iglesia y Estado.

Massachusetts abolió algunos de los últimos vestigios de la adopción religiosa, y fue el


último de los trece estados originales en renunciar a las tradiciones formales de la seudo-
teocracia. Pero aun entonces la separación no estuvo completa. Un símbolo de la
adopción religiosa, una ley que prohibía la realización de ciertas actividades los
domingos, permaneció en la legislación de la mayoría de los estados” (Warren L Johns,
Dateline Sunday, USA, pág. 24-31.

Las leyes que prohíben ciertas actividades los domingos siguen formando parte de la
legislación de la mayoría de los estados, pero las enmiendas a la Constitución (Artículo I)
prohíben, o deberían prohibir la imposición de estas leyes.

“El Congreso no hará ley alguna por la que adopte una religión como oficial del
Estado o se prohíba practicarla libremente, o que coarte la libertad de palabra o
de imprenta, o el derecho del pueblo para reunirse pacíficamente y para pedir al
gobierno la reparación de agravios.”

Si alguna vez se revoca esta enmienda, perderemos las libertades y los derechos que
tomamos por descontados, y éstos serán reemplazados por la unión entre Iglesia y Estado.

En realidad, según Jefferson, la vigilancia eterna es el precio de la libertad.


Capítulo Seis
La paradoja americana

Los EE.UU. se considera obviamente como el líder internacional en cuestiones de


derechos humanos. Cualquier nación que busca establecer relaciones mutuamente
amistosas con América se requiere a tener por lo menos cierto estándar básico de
derechos humanos que son aceptables a los EE.UU.

Como nación, América ‘fue concebida en la libertad’ y se jacta una enmienda muy
maravillosa respecto a su constitución que garantiza la libertad de conciencia y la
separación de iglesia y estado. Mas América nunca ha conseguido librarse totalmente de
las leyes de descanso dominicales (the Sunday blue laws). Además, América tomó un
período desmesuradamente largo de tiempo antes de dar a los negros americanos, un
grupo racial minoritario, todos los derechos y privilegios garantizados bajo la
Constitución.

A través de la historia de América como República, ha habido, incluso hasta las épocas
muy recientes la imposición de sanciones penales contra los individuos que ‘violaron’ las
leyes de descanso dominicales (the Sunday blue laws).

Para construir un análisis apropiado de esta paradoja hay que entender varios hechos
básicos, enumerados como sigue:

1. Las leyes de descanso dominicales (the Sunday blue laws) son leyes estatales.
Los EE.UU. como nación, no tiene hasta ahora ninguna ley federal ni nacional
dominicales.

2. La Declaración de la Independencia indica muy claramente:

“Tenemos estas verdades para ser auto evidentes, que todos los hombres son
creados iguales; que ellos son dotados por su Creador con ciertos derechos
inalienables; entre los cuales son la vida, la libertad, y la busca de la felicidad.”

3. En la Constitución de los EE.UU. las dos enmiendas que versan sobre los
derechos humanos y que son de importancia crucial para la libertad de la
conciencia son la primera y la decimocuarta.

LAS ENMENDAS DE LA CONSTITUCION


ARTICULO 1

El Congreso no hará ley que respete el establecimiento de la


religión, ni que prohibirá el ejercicio del mismo; ni abreviará la libertad del habla,
ni de la prensa; ni el derecho de la gente de congregarse pacíficamente a fin de
solicitar al Gobierno para una compensación de agravios.
ARTICULO XIV

Ningún estado hará ni hará cumplir ninguna ley que abrevie los privilegios
o las inmunidades de los ciudadanos de los Estados Unidos; además ningún
estado privará a cualquier persona la vida, la libertad o la propiedad sin el proceso
debido de la ley, ni negará a cualquier persona dentro de su jurisdición la
protección equitativa de las le yes.

4. Es un hecho innegable que las leyes de domingo son religiosas en su origen así
como en su propósito.

La Conclusión:

5. Por lo tanto, según la primera enmienda, por lo que se aplica a los distintos
estados mediante la decimocuarta enmienda, las leyes dominicales son
inconstitucionales.

Empleando estas cuatro premises y su conclusión ineludible, (#5), nosotros podemos


proceder ahora a examinar la historia y la ley de la paradoja americana.

LA HISTORIA DE LA APLICACION DE LA PRIMERA Y LA


DECIMOCUARTA ENMIENDAS

La Enmienda decimocuarta se añadió a la Conctitución de los EE.UU. EN 1868. Para


1925, el Tribunal Supremo de los EE.UU. había decretado que las garantías de la libertad
de conciencia en la primera Enmienda eran aplicables a los gobiernos estatales mediante
las provisiones de la decimocuarta Enmienda. [La Referencia Legal: Véase Gitlow
contra Nueva York, 268 EE.UU. 652 (1925)].

Para 1940 el Tribunal Supremo confirmó que la libertad religiosa garantizada por la
primera Enmienda era aplicable a los estados por la decimocuarta Enmienda. [La
Referencia Legal: Véase Thornhill contra Alabama, 310 EE.UU. 296 (1940); Cantwell
contra Connecticut 310 EE.UU. 296, (1940)].

Pero mientras se desarrollaba gradualmente la protección legal de derechos humanos, las


leyes estatales dominicales todavía se imponían a los individuos frecuentemente con
sanciones penales. Y muchos de los casos revelaron que las regulaciones de la ley estatal
dominical eran arbitrarias, caprichosas y absurdas. He aquí algunos ejemplos citados del
libro del abogado Warren Johns, Dateline Sunday, EE.UU. p. 113, 114:

“En Pennsylvania, en donde el Tribunal Superior introdujo la doctrina de la


‘regualción civil’ en 1848, la Asociación de Pittsburgh Sabbath hizo los arreglos
para la detención de los miembros de la Sociedad de Sinfonía de Pittsburgh por
‘proporcionar música al público el domingo’ en 1929. Dos años más tarde en un
suburbio de Filadelfia ‘un policía arrestó a un muchacho por patear un fútbol el
domingo. Cuando el padre protestó el … policía disparó y mató al padre.’ ” (La
fuente original de la cita, American State Papers, 566, 567).

“Un alguacil diputado del Condado de Washington detuvo a dos Adventistas del
Séptimo día por trabajar el domingo, uno –una madre lisiada que anda con
muletas- por lavar la ropa en su local, y el otro un hombre que donó y acarreó una
carga de Madera a una iglesia para calentarla para los servicios religiosos. (La
fuente original de la cita, American State Papers, 567). El lugar era Virginia, el
año, 1932.”

“Ocho muchachos de Lincoln Nebraska, fueron multados $5 cada uno en 1921


por jugar las herraduras en un terreno vacío el domingo. En 1930 en Nueva
Jersey se paró un partido de fútbol, y en 1924 un tribunal de Nueva Jersey invocó
una ley de descanso de 1798 y consideró ilegal tocar un fonógrafo o escuchar la
radio el domingo por ser ésta la “música por amor de la alegría.”

“Cuando un ‘espía’ de la ley dominical miró en la intimidad de un hogar de


Baltimore en 1926 y vio a un hombre que planchaba sus pantalones el domingo,
el acto se informó y resultó en una multa. En Georgia, en 1930, el estado donde
la doctrina ‘del poder de la policía’ se había promulgado en el caso de
Hennington, se evidenció el uso arbitrario de la ley dominical. ‘La policía del
Condado de Clayton protegió y ayudó un circo ambulante a levantarse en la
ciudad y a poner un espectáculo; también cooperaron con aviones que llevaron a
la gente para paseos e hicieron mucho dinero; y todavía arrestaron a un colporteur
de la biblia por entregar un libro que explica la Biblia, el domingo, desde que la
persona que pidió el libro, rogó que el libro fuese entregado entonces porque era
el único día que él era en casa’.” (La fuente original de la cita, American State
Papers, 563).

LA PARADOJA LEGAL

Lleguemos al grano del problema.

Después de la adición de la primera Enmienda en los EE.UU. ha habido diferencias en la


opinión legal con respecto a las leyes estatales dominicales y su aplicación.

Por una parte ha habido jueces bien eruditos, sumamente respetados, y magníficamente
experimetados que han afirmado que las leyes dominicales son regulaciones meramente
civiles, y que la aplicación de tales leyes no constituye una infracción de la libertad
religiosa.

Por otra parte, ha habido jueces igualmente bien aprendidos, sumamente respetados y
también maginíficamente experimentados que han afirmado con igual inexorabilidad que
estas leyes dominicales son religiosas de origen, propósito e intención, y que la
aplicación de tales le yes de hecho constituye una infracción de la libertad religiosa del
individuo.

Y, en tercer lugar, también ha habido jueces bien aprendidos de categoría que no se


preocuparon para demostrar si pensaron que las leyes dominicales eran meramente civiles
o religiosas, pero que declararon sencillamente que una vez que la ley dominical está en
los libros del Estado, ellos harían cumplir las sanciones penales puestas a la infracción de
las leyes, hasta que los legisladores juzgaran conveniente cambiar o abolirlas.

Ocupémonos primero de esta tercera posición. El presidente y los jueces de los EE.UU.
se obligan a preservar, proteger y defender la Constitución de los EE.UU.

El artículo III de la Constitución de los EE.UU, Sección 2, lee como sigue:

“El poder jud icial se extenderá a todos los casos, en materia de la ley
y la equidad, que surjan bajo esta Constitución, las leyes de los
Estados Unidos, y los tratados hechos, o que se harán, bajo su
autoridad.”

Aquí se indica bastante claramente que la Constitución, por ser la ley más alta del país, es
de importancia primaria y fundamental con respecto a la aplicación de todas las demás
leyes. Es decir, está dentro de las prerrogativas y los deberes de un juez de declarar
inconstitucional una ley que viole la libertad de conciencia, y por lo tanto liberar al
acusado de cualquier carga.

Hay otro punto importante que se deba mencionar aquí. Es un punto referente a una
debilidad en el proceso democrático. Imagínese que la mayoría de la gente en una
democracia votaron por proscribir, digamos, el bautismo por la inmersión. Pues, le toca a
la Constitución proteger a la minoría contra la mayoría en cuestiones de la conciencia.

John Stuart Mill escribió:

“Si la humanidad en su totalidad, menos uno, fuera de una opinión,


la humanidad no sería más justificada en callar a esta persona, que
él, si tuviera el poder, se justificaría en callar la humanidad.” John
Stuart Mill, On Liberty, (Indianapolis: Bobbs -Merrill
Company, 1956), p. 21.

En los EE.UU., y cualquier otro país libre, el Tribunal Supremo tiene la responsabilidad
de apoyar los derechos constitucionales de la minoría contra la oposición de la mayoría.

Así que, si jamás ocurre una demanda por algo que es inconstitucional, el Tribunal
Supremo debería apoyar la Constitución.
Esto nos lleva ahora al grano de este capítulo. Ha habido variación considerable en la
interpretación de la constitución. Se han dado a los jueces los mismos hechos, ellos han
leído la misma constitución, han tenido los mismos precedentes, y todavía han llegado a
conclusiones diferentes, aun contrarias.

Permita que ahora pasemos a estudiar las otras dos opiniones judiciales de la cuestión
bajo consideración.

LA TEORIA DE ‘LA REGULCION CIVIL’

Reclamar que las leyes dominicales son simplemente regulaciones civiles equivaldría a
admitir la ignorancia total de su historia, o aun peor, una falsificación de los hechos para
conseguir un fin deseado.

Los defensores pricipales de la legislación dominical han sido grupos religiosos


entusiastas que han exigido el respeto por el “Día del Señor”, o el domingo, día de
reposo.

Además, si se propuso que el domingo fuera meramente un día festivo civil para el
bienestar público en los EE.UU. semejante al Día del Trabajo o al Día de Acción de
gracias, ¿por qué las penales criminales por la infracción? No hay penas por violar otros
días festivos civiles.

Por otra parte varios tribunales estatales han dado en varias ocasiones una razón religiosa
por apoyar las leyes dominicales, por el tribunal de Massachusetts en 1923. Citamos de
Dateline Sunday USA, de Warren John, p. 115:

“En 1923 el mismo tribunal decidió contra las entregas de pan el


domingo y explicó que el estatuto que prohibió la realización del trabajo,
del negocio, o del trabajo el domingo, ‘fue decretado para asegurar el
respeto y la reverencia para el ‘Día del Señor,’ y que el día no debería
ser meramente un día de descanso del trabajo, sino también un día
dedicado al culto privado y público, y a la meditación religiosa y el
reposo, impertubados por cuidados o diversions seculares’.” (La fuente
original de la cita de [Commonwealth contra McCarthy, 244
Massachusetts 484 (1923)]).

Todavía, a pesar de estos hechos, algunos jueces han escogido lenguaje de varias
decisiones del tribunal para sostener su conclusión que las leyese dominicales modernas
son meras regulaciones civiles.

Las decisiones del Tribunal Supremo de los EE.UU. de 1961, sobre las infracciones de la
ley dominicales siguieron la teoría de la regulación civil y penalizaron a los acusados por
las infracciones de la ley dominical. Las decisiones provocaron la reacción general.
La revista del Tiempo (The Time Magazine) del 25 de octubre de 1963 declaró:

“Rara vez ha sido discutido con motivo más débil, un asunto de la libertad.”

Las leyes de descanso de los EE.UU están llenas de contradiccciones erráticas. En


Pennsylvania es ilegal vender una bicicleta el domingo, pero es legal vender un triciclo;
en Massachusetts está contra la ley dragar para la ostra, pero está bien cavar para las
almejas; en Conneticut se pueden vender lícitamente antigüedades genuinas, pero no se
pueden vender las reproducciones. El código de la ley de descanso de Nueva York es
escencialmente confuso. Los bares pueden abrirse a la 1:00 de la tarde, pero los partidos
de béisbol no pueden comenzar hasta las 2:00 de la tarde. No es ilegal vender las frutas,
pero sí las verdures, un neumático de automóvil pero no un gato de neumático, el tabaco
pero no una pipa. Es ilegal vender la mantequilla o la carne cocida después de las 10:00
de la mañana, salvo que las charcuterías pueden vender estos alimentos entre las 4:00 y
las 7:30 de la tarde”.

La Free Press de Detroit no se agradó de la decisión, al notar que ‘Las maquinaciones de


los grandes pensadores fascinan frecuentemente, y no se comprenden fácilmente por los
que se confían en el sentido común en vez de los detalles técnicos. El redactor quedó
estupefacto de la conclusión del tribunal que decía que ‘las leyes que prohiben la
realización del negocio el domingo no tienen nada que ver con la religión,’ y observó que
‘aun los jueces deben haber sabido que esto es ridículo’. Entonces él agregó:

‘No alcanzamos a ver cómo es posible, que cuando las palabras se


escriben en la ley, los jueces pueden fingir que no lo son. … La
fraseología clara y todas las prácticas pasadas indican que las leyes
de descanso se piensan para hacer cumplir los conceptos religiosos.
Incluso cuando proporcionan excepciones tales como la de
Michigan, pueden impedir el derecho de la minoría de tener una
creencia distinta.

‘Desde esta semana en adelante pueden considerarse


constitucionales, pero eso no quiere decir que sean razonables. El
tribunal ha decretado a favor de la monoría y ha dejado totalmente
a un lado los derechos religiosos de de las minorías. (La cita
original, Detroit Free Press, June 1, 1961).

El Washington Post criticó también la decisión y predijo que habría nuevas pruebas
constitucionales. ‘Si, como tememos, la decisión desova una crecida de leyes de
descanso, el motivo religioso llegará a ser tan obvio que el tribunal ya no será capaz de
ignorarlo.’ ” (W. L. Johns, Dateline Sunday, U.S.A., p.p. 161, 162-163.)

“Gilbert S. Fell, ministro de la Central Methodist Church en Atlantic City, observó un


poco antes de las opiniones conocidas del Tribunal Supremo de 1961 que ‘cualquiera que
sea la causa –tal vez el llamado resurgimiento religioso de los años 50- aumenta la
agitación para leyes más rigurosas de la observancia del Día de Reposo.’ Al afirmar su
creencia personal en el valor religioso magnífico de un día santo semanal, él constó como
vigorosamente opuesto a ‘las tentativas recientes de reimponer las leyes del Día de
Reposo.’ Citó varias razones por formarse esta opinión:

‘En primer lugar, estas leyes son contrarias a la Primera Enmienda


… Desde que no desearía observar el sábado como Día de Reposo,
no comprendo cómo puedo imponer a otros grupos que observen
mi deseo …

‘En segundo lugar, para denominar estas leyes “medidas de salud”


… resulta una farsa y una ficción. Tal vez al principio estas leyes,
hasta cierto punto, estaban destinadas como medidas de salud –
aunque esta interpretación fuera dudosa- pero seguramente en la
actualidad disponemos de tantas horas de ocio, que los sociólogos
consideran problemática su amplitud.

En tercer lugar estas leyes violan la afirmación Protestante de la


elección libre personal. Deje que los que deseen observar el Día
de Reposo lo hagan.

‘En cuarto lugar, las leyes dominicales tienden a ser


discriminatorias. En Nueva Jersey parece probable que se apruebe
una ley que permite que el domingo un hombre salga a beber hasta
la embriaguez, pero que a la vez le prohibe comprar un gorro de
baño o un palillo mondadientes ese mismo día.” (La fuente
original de la cita –Gilbert S. Fell, Blue Laws- A Minority
Opinion, The Christian Century).

Poco después de las decisiones del Tribunal Supremo de 1961, la Asamblea General 174
de la United Presbyterian Church en los Estados Unidos oyó un informe de su Comité
Especial sobre asuntos de Iglesia y Estado. El informe recomendaba que ‘esta Asamblea
General afirme su convicción que la iglesia misma tiene la importante responsabilidad
única para asegurar de sus miembros una observancia voluntaria del Día del Señor. La
iglesia no debe buscar, ni aun parece buscar, el poder coactivo del estado para facilitar
que los Cristianos observen el Día del Señor.’ ” Warren John, Dateline Sunday,
EE.UU, pp. 218-219.

LA TEORIA DE LA LEY RELIGIOSA

Mientras que algunos jueces han discutido que las leyes dominicales son simplemente
regulaciones civiles, otros han mantenido que son, definitivamente religiosas. Y el
hecho es que son religiosas tanto en su origen como en su propósito.
Quizás el mejor análisis moderno de la naturaleza religiosa de la legislació n dominical
fue dado por el Juez William O. Douglas, que disintió de la mayoría en los casos de la ley
dominical del Tribunal Supremo en 1961.

En nuestro próximo capítulo nosotros presentaremos la declaración del Juez Douglas en


su totalidad. Cada estudiante de la libertad religiosa debería leerla detenidamente.

Pero antes de que pasemos al Disenso Douglas necesitamos considerar todavía otra
opinión judicial sobre las leyes de dominicales.

En los mismos casos del Tribunal Supremo sobre las leyes dominicales en 1961, el Juez
Felix Frankfurter decidió que el interés de la comunidad facilitado por las leyes
dominicales, pesó más que la libertad religiosa del individuo. Razonó que era más
importante mantener una atmósfera de reposo general para la comunidad entera el
domingo, que permitir que un individuo realizara trabajo o negocio el domingo, aunque
el individuo tuviese otra persuasión religiosa.

Esta opinión, que sugiere que el individuo deba someter su creencia religiosa
concienzuda a la práctica o la creencia o la tradición de la mayoría, es peligrosa. Es la
misma cosa que la Primera Enmienda se pensaba prevenir.

Se propone tal opinión como una de las razones por la legislación dominical en el nuevo
sistema geopolítico.
LA CONCLUSION

Hemos visto que hay una variación considerable en la interpretación legal y judicial de la
Constitución de los EE.UU en cuanto se refiere a las leyes dominicales en los Estados
Unidos de América. Las opiniones diferentes son mutuamente exclusivas; no se puede
apoyarlas todas porque todas no pueden ser correctas. Y sin embargo, todas las opiniones
variadas han tenido influencia en las decisiones del Tribunal Supremo de los EE.UU.
Esta es una de las razones por las cuales los EE.UU, a pesar de las provisiones
maravillosas de su Constitución, podría encontrar fácil aprobar una ley federal dominical,
si las condiciones socio-económicas lleguen a ser poco estables, y los fanáticos religiosos
hagan campañas para apoyar la teoría de que una nación Cristiana debería imponer la
observancia religiosa dominical, para que mejoren los valores morales de la sociedad y
restauren a la nación el favor divino.

En el capítulo siguiente presentaremos el Disenso Douglas; un tratado estupendo y un


análisis incisivo sobre el debate de la ‘ley dominical contra la Constitución’.
Capítulo Siete
El Disenso Douglas

por EL JUEZ WILLIAM O. DOUGLAS


Reproducido de Dateline Sunday, USA, por Warren John

(El Juez William O. Douglas, del Tribunal Supremo de los Estados Unidos disintió de la
mayoría con respecto a los casos de las leyes dominicales en 1961. Creyó él que las leyes
de descanso ante el tribunal constituyeron una violación tanto de la “establishment
clause”, como de la “free exercise clause” de la Primera Enmienda. A excepción de las
notas a pie de página, la declaración del Juez Douglas se reproduce aquí por completo,
según lo registrado en McGowan contra Maryland, 366, EE.UU. 561-581 [1961].)

La cuestión no se plantea de si un día fuera de siete puede ser impuesto por el Estado
como un día de descanso. Tampoco se plantea la cuestión de si el domingo a la fuerza de
la costumbre y el hábito puede retenerse como un día de descanso. La cuestión que sí se
plantea es si un Estado puede imponer sanciones penales sobre los que, a diferencia de la
mayoría Cristiana que compone nuestra sociedad, van a misa un día diferente, o no
comparten los escrúpulos religiosos de la mayoría.

Si el “libre ejercicio” de la religión estuviera sujeto a regulaciones razonables, como lo es


bajo ciertas constituciones, o si todas las leyes “que tienen que ver con el establecimiento
de la religión” no fueran proscritas, yo podría entender cómo fuera posible que los
hombres razonables, que representan una civilización mayoritariamente Cristiana,
podrían pensar que estas leyes dominicales, no intervendrían irracionablemente con el
libre ejercicio de la religión de un individuo y por tanto no habrían tomado ningunas
medidas hacia el establecimiento oneroso de ninguna religión.

Pero ésta no es la premisa de la que comenzamos, pues hay acuerdo que el hecho de que
un Estado, y no el Gobierno Federal, haya promulgado estas leyes dominicales, no
cambia nada el alcance del poder que afirma. Porque la perspectiva clásica es que la
Primera Enmienda debe aplicarse a los Estados con la misma firmeza con que se aplica
contra el Gobierno Federal. Véase Lovell v. City of Griffin, 303, EE.UU. 444, 450;
Minersville School District v. Gobitis, 310 EE.UU 586, 593; Murdock v. Pennsylvania,
319 EE.UU. 105, 108; Board of Education v. Barnette, 319 EE.UU. 624, 639; Staub v.
City of Baxley, 355 EE.UU. 313, 321; Telley v. California, 362 EE.UU. 60. Tal vez la
declaración más explícita era en el caso del Board of Education v. Barnette, supra, 639.

Siendo esto mi punto de partida, yo no veo cómo un Estado puede hacer que los
ciudadanos que hacen constar su protesta, se abstengan de hacer actos inocentes el
domingo porque hacer esos actos ofende a los sentimientos de sus vecinos Cristianos.

Las instituciones de nuestra sociedad se fundan en la creencia de que hay una autoridad
más alta que la autoridad del Estado; que hay una ley moral que el Estado es incapaz de
alterar; que el individuo posee los derechos, concedidos por el Creador, los cuales el
gobierno debe respetar. La Declaración de la Independencia expresó el tema ahora
familiar:

“Tenemos estas verdades para ser auto evidentes, que todos los hombres son
creados iguales, que ellos son dotados por su Creador con ciertos derechos
inalienables, entre los cuales son la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.”

Y la Constitución así como también la Declaración de Derechos encerraron esos


principios.

La influencia Puritana ayudó a formar nuestra ley constitucional y nuestro derecho


consuetudinario como ha dicho Dean Pound: El Puritano “relegó a primer rango la
conciencia y el juicio individuales.” The Spirit of the Common Law (1921), p. 42. Por
esas razones declaramos en Zorach v. Clauson, 343 EE.UU. 306, 313, “somos una gente
religiosa cuyas instituciones presuponen la existencia de un Ser Supremo.”

Pero los que idearon la Primera Enmienda decidieron que si y cuando Dios debiera ser
servido, Su servicio no será motivado por las medidas coactivas del gobierno. "El
congreso no hará ley que respete un establecimiento de la religión, ni prohibirá el
ejercicio libre del mismo" -tal es el mandato de la Primera Enmienda, hecho aplicable al
Estado en virtud de la “Due Process Clause of the Fourteenth”. Esto significa, que yo
entienda, que si un estímulo religioso debiera introducirse en los asuntos de nuestra
gente, debe hacerse por individuos y grupos, no por el Gobierno. Esto significa por fuerza
que, primero el dogma, el credo, los escrúpulos o las prácticas de ningún grupo o ninguna
secta religiosos deben considerarse mejores que ningunos otros; segundo, que el gobierno
no debe impedir que nadie practique la religión de su elección; tercero, que el Estado no
requiera que nadie practique una religión o en efecto que practique ninguna; y cuarto,
que el Estado no puede obligar que nadie se comporte de tal manera para que no ofenda
los escrúpulos religiosos de otro. La idea, que yo lo entienda, era limitar el poder del
gobierno para actuar en cuestiones religiosas (Board of Education v. Barnette, supra;
McCollum v. Board of Education, 333 EE.UU. 203), no era limitar la libertad de los
hombres religiosos de actuar de una manera religiosa ni restringir la libertad de los ateos
ni los agnósticos.

La Primera Enmienda ordena al gobierno que no tenga ningún interés en la teología o el


ritual; amonesta al gobierno que se interese en permitir que prospere la libertad religiosa
–sea encaminado el resultado a producir a Católicos, Judíos o Protestantes, sea dirigir a la
gente hacia el sendero de Buda, sea terminar en una nación predominantemente
musulmana, sea producir a la larga a ateos o agnósticos. En cuestiones de este índole, el
gobierno debe permanecer neutral. Esta libertad incluye claramente la libertad de la
religión con el derecho de creer, hablar, escribir, publicar y abogar los programas
antirreligiosos. (Board of Education v. Barnette, supra, 641). La cláusula del “libre
ejercicio” por cierto no exige que todos abracen la teología de alguna iglesia o fe, o que
observen las prácticas religiosas de ninguna secta mayoritaria o minoritaria. La Primera
Enmienda por medio de su cláusula del "sistema" previene, por supuesto, la selección de
una iglesia "oficial" por el gobierno. Con todo es evidente que la prohibición extiende
más allá de eso. Dijimos en Everson v. Board of Education, 330 EE.UU. 1, 16, que
resultaría un “sistema” religioso si el Gobierno financiera una iglesia o varias iglesias.
Porque, ¿cuál podría ser una mejor manera de "establecer" una institución, que hallar los
fondos que la mantendrán? La cláusula del "sistema" también protege a los ciudadanos
contra cualquier ley que escoge cualquier costumbre religiosa, práctica, o ritual, que tiene
el apoyo del gobierno, y multa, encarcela, o de otro modo penaliza a una persona por no
observarla. El Gobierno simplemente no podría coligarse con un solo grupo religioso y
decretar una circuncisión universal y simbólica. Ni puede requerir que todos los niños
sean bautizados, ni podría darles exenciones de impuestos sólo a ellos cuyos niños fueron
bautizados.

¿Podría requerir un día de ayuno de la salida del sol a la puesta del mismo por todo el
mes musulmán de Ramadán? Diría que no. ¿Entonces por qué puede categorizar de
criminal hacer otros actos, tan inocentes como comer, durante el día que los Cristianos
reverencian?

El domingo es una palabra pesadamente cubierta de conotaciones y tradiciones que se


derivan de las raíces Cristianas de nuestra civilización, las cuales coloran todos los juicios
que la conciernen. Esto es lo que los filósofos denominan "la magia de la palabra."
Se podría enfocar mejor el punto de estos casos si nosotros nos imagináramos que una
legislatura de un estado, dominada por Judíos ortodoxos y Adventistas del Día Séptimo,
aprobara una ley que haría crimen dejar una tie nda abierta los sábados. ¿Sería un
Bautista, un Católico, un Metodista, o un Presbiteriano obligado a obedecer esa ley o ir a
la cárcel o pagar una multa? O suponga que los musulmanes crecieran en la fuerza
política aquí y emplearan todos los medios para hacer aprobar por una legislatura de un
estado, una ley que haría crimen dejar abierta una tienda los viernes. ¿Tendríamos que
someternos, nosotros los demás bajo el temor de sanciones criminales? El doctor John
Cogley resumió recientemente la dominación de la influencia de tres religiones en
nuestros asuntos.

Esta influencia religiosa ha remontado más allá de la Primera y la Decimocuarta


Enmiendas. Cada estudiante de la Escuela del domingo sabe el Cuarto Mandamiento:

“Acuérdate del día de reposo para sant ificarlo.

“Seis días trabajarás , y harás toda tu obra;

“mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú,
ni tu hijo, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de
tus puertas.

“Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas
que en ellos hay, y reposó en el séptimo dí; por tanto, Jehová bendijo el día
séptimo y lo santificó. Exodo 20: 8-11.

Este mandato religioso para la observancia del Séptimo Día llegó a ser, bajo el
Emperador Constantine, un mandato para la observancia del Primer Día "conforme a la
práctica de la Iglesia Cristiana." Véase Richardson v. Goddard, 23 How. 28, 41. Este
mandato religioso ha tenido una historia muy diversa. Impuesto unas veces por las
autoridades eclesiásticas, otras tantas por las autoridades civiles, y otras por ambas, ha
sobrevivido bien a través de los siglos. La norma general de estas leyes en los Estados
Unidos se estableció en el siglo dieciocho y brota, muy directamente, del estatuto inglés
del siglo diecisiete. 29 Charles II, C. 7. La reacción judicial a las leyes dominicales
siempre ha sido muy variada. Algunos jueces han afirmado que los estatutos tienen una
meta "puramente" civil, es decir, la limitación del tiempo de las horas de trabajo y la
provisión para unas horas de ocio común y universal. Pero otros jueces han reconocido el
significado religioso del domingo y que las leyes existían para imponerlo. En general,
ambos lados del argumento han recurrido a la ley del caso sobre el tema. Antes de que la
Primera Enmienda se hizo aplicable a los Estados por medio de “The True Process
Clause of the Fourteenth”, el Tribunal por lo menos por obiter dictum aprobó las leyes
estatales dominicales en tres ocasiones. Soon Hing v. Crowley, 113 EE. UU .703, en
1885; Hennington v.Georgia, 163 EE. UU .299, en 1896; Petit v. Minnesota, 177 EE.
UU. 164, en 1900. Y en Friedman v. Nueva York, 341 EE.UU. 907, el Tribunal, por un
voto dividido, despidió una apelación de una decisión neoyorquina que apoyaba la
validez de una ley dominical contra una protesta que se basó en la Primera Enmienda.

Los casos de Soon Hing, Hennington, y Petit se apoyaron todos en el poder policial del
Estado -el derecho de salvaguardar la salud de la gente por requerir la suspensión de las
actividades normales un día fuera de siete. El Tribunal en el caso de Soon Hing rechazó
la idea que las leyes dominicales se apoyaron en el poder del gobierno de "legislar para
la promoción de las observancias religiosas." 113 EE. UU. 710. The New York Court of
Appeals en el caso de Friedman siguió el razonamiento de los casos anteriores, 302 N. Y.
75, 80, 96 N. E. 2d 184, 186.

La ley dominical de Massachusetts implicada en una de estas apelaciones fue una vez
caracterizada por el tribunal de Massachusetts como una mera regulación civil que
aseguraba un "período fijo de descanso." Commonwealth v. Has. 122 Mass. 40, 42. Esa
decisión era, según el District Court en el caso de Gallagher, "una improvisación ad hoc"
hecha "a causa de la observación que la ley dominical sería más vulnerable al ataque
constitucional bajo la Constitución del estado si el motivo religioso del estatuto fuera más
reconocido explícitamente. " 176F. Supp. 466, 473. Ciertamente antes del caso Has, los
tribunales de Massachusetts, habían indicado que la meta de la ley dominical era
religiosa. Véase Pearce v. Atwood, 13 Mass. 324, 345-346; Bennett v. Brooks, 91
Mass.118, 121. Después del caso Has el tribunal de Massachusetts interpretó la ley
dominica; como una medida religiosa. Se ve en Davis v. Somerville, 128 Mass. 594, 596,
35 Am. Rep. 399, 400.

Y véase Commonwealth v. Dextra, 143 Mass. 28,8 N. E. 756. En Commonwealth v.


White, 190 Mass. 578, 581,77 N. E. 636, 637, el tribunal se negó a liberalizar su
interpretación de una excepción en su ley dominical para el trabajo de "la necesidad." Esa
palabra, dijo, "fue incluída originalmente para asegurar la observancia del día del Señor
de acuerdo con las opiniones de nuestros antepasados, y de aquel entonces ha sido
guardado por las mismas razones. "En Commonwealth v. McCarthy, 244 Mass. 484. 486,
138 N. E. 835, 836, el tribunal volvió a reiterar que la meta de la ley era “asegurar el
respeto y la reverencia por el Día del Señor."

Las leyes dominicales de Pennlsylvania que tenemos por delante en Nos.36 y 67 han
recibido la misma interpretación. “El descanso y la paz, el día de Reposo, acompañados
del derecho y el privilegio del culto público y privado, y sin la molestia del puro trabajo
mundano, son exactamente lo que buscaba proteger la aprobación del estatuto.”
Sparhawk v. Union Passenger R. Co., 54 Pa. 401, 423. Y véase Commonwealth v.
Nesbit, 34 Pa. 398, 405, 406-408. Una declaración reciente por parte del Tribunal
Supremo de Pennsylvania se halla en Commonwealth v. American Baseball Club, 290 Pa.
136, 143, 138 A. 497,499: "El Cristianismo forma parte de la jurisprudencia de
Pennsylvania … y su gente es gente cristiana. El domingo es el día santo entre los
Cristianos." El tribunal de Maryland, al confirmar la validez de la ley recusada en No.8,
se fió de Judefind v. State, 78 Md. 510, A. 405, y Levering v. Park Commissioner, 134
Md. 48, 106 A. 176. En el caso de Levering el tribunal se fió del extracto de la decisión
de Judefind 134 Md. en 54-55, 106 A. en 178.

Tenemos entonces, en cada uno de los cuatro casos, leyes dominicales que se originan del
Exodo, que fueron traídos aquí por los virginianos y los puritanos, y que ahora se
mantienen, se interpretan y se justifican porque respetan las opiniones de nuestras sectas
religiosas dominantes y proporcionan un día necesario de descanso.

La historia se resumió apropiadamente hace un siglo por el Presidente Terry del Supreme
Court of California, en Ex Parte Newman, 9 Cal. 502, 509.

Ese caso tenía que ver con la validez de una ley dominical bajo la Consititución de
California que garantizaba el “libre ejercicio” de la religión. Calif. Const., 1849, Art. 1,
#4. El Juez Burnett explicó por qué concluyó que la ley dominical, que allí buscaba
aplicarse contra un hombre que vendía la ropa el domingo, violaba la constitución de
California:

El Tribunal escoge lo apropiado de las diferentes decisiones para apoyar su posición de


que en la actualidad, estas leyes dominicales son “normas civiles”. A pesar de lo que
haya sido escrito o dicho la fuente de estas leyes es el Cuarto Mandamiento; y estas leyes
sirven y satisfacen las predisposiciones religiosas de nuestras comunidades Cristianas.
Porque la manera en que un Estado califica sus leyes no nos son de obligatoriedad
jurídica cuando se nos presenta una decisión constitucional. Llegamos a nuestras propias
decisiones con respecto al carácter, efecto y la puesta en vigor práctica de la norma para
determinar su constitucionalidad. Véase Carpenter v. Shaw, 280 U.S. 363, 367-368;
Dyer v. Simms, 341 U.S. 22, 29; Memphis Steam Laundry v. Stone, 342, U.S. 389, 392;
Society for Savings v. Bowers 349 U.S. 143, 151; Gomillon v. Lightfoot, 364 U.S. 339,
341-342.

Me parece evidente que mediante estas leyes el Estado hace obligatorio que un individuo,
bajo sanción de la ley, a dejar de trabajar o de entretenerse el domingo a causa de las
convicciones religiosas de la mayoría acerca de ese día. Mediante la ley el Estado hace
que el domingo sea un símbolo de respeto u observanc ia. Dejar de trabajar o de
entretenerse por deferencia hacia los sentimientos religiosos de la mayoría sobre el
domingo depende de la preferencia de una persona. ¿Por qué autoridad puede el
gobierno exigirlo?
Hay casos donde los actos se juzgan inmorales por nuestras normas y por eso se
consideran criminales. Pero éstas son contrarias a las normas de otras sectas religiosas.
Ese tipo de casos, hasta la actualidad, ha sido limitado a la poligamia (Reynolds v. United
States,98 U.S. 145) y otras situaciones extremas. El último ejemplo es Prince v.
Massachusetts, 321 U.S. 158, que apoyó un estatuto que hacía criminal que una niña
menor de los doce años de edad, vendiera diarios, publicaciones periódicas o mercancías
en una calle o algún recinto público. Se sostuvo a pesar de que se descubrió que la niña
consideraba que era su deber religioso hacerlo. Pero eso sólo se sostuvo a causa del
efecto que esta actividad pueda ejercer sobre un menor.

Ningunos de los actos que aquí se ven, tienen que ver con los menores. Ningunos de los
actos que hoy son criminales bajo la constitución tiene que ver con algo que se ha
juzgado ser inmoral.

El comportamiento que hoy se considera criminal incluye el vender de comida y artículos


sanos, no malsanos. Los que están involucrados son adultos, no menores. Los actos
inocentes que ahora se clasifican de criminales, subrayan la ruptura drástica que hacemos
con la tradición.

Estas leyes se sostienen porque, según se dice, la Primera Enmienda tiene que ver con las
convicciones religiosas o la opinión, no con el comportamiento. Pero es una declaración
de derechos rara que hace posible que la secta religiosa predominante sojuzgue a la
minoría porque ésta, por hacer lo que inherentemente no es malsano ni antisocial, no
conforma con las creencias religiosas de la mayoría. Algunos tienen escrúpulos
religiosos contra comer la carne de cerdo. Estos escrúpulos a pesar de lo raro que puedan
parecer a otros, son protegidos por la Primera Enmienda. Véase United States v.
Ballard, 322 U.S. 78, 87. ¿Es posible que un cuerpo legislativo estatal que tuviera esos
escrúpulos, pueda hacer criminal que el no creyente venda la carne de cerdo? Algunos
tienen escrúpulos religiosos contra la matanza del ganado. ¿Podría un cuerpo legislativo
estatal, dominado por ese grupo, hacer criminal manejar un matadero?

El Tribunal pesa la necesidad que tiene la gente de descansar, divertirse, dormir tarde,
visitar a su familia, y así por el estilo, contra el mandato de la Primera Enmienda que dice
que nadie tiene que ceder a las creencias religiosas de otro. Aquí, no hay por qué pesar
nada. No se apoya por la constitución. De la misma manera que un cuerpo legislativo de
musulmanes ni hindúes pueden obligar que las minorías conformen con su régimen
semanal, tampoco puede hacerlo un cuerpo legislativo de Cristianos. Se debe respetar el
régimen religioso de cada secta –a menos que sea criminal. Pero no se puede obligar que
nadie conforme con ella ni abstenerse de hacer lo que lo ofenda. Es lo que entiendo por
el Establishment Clause y el Free Exercise Clause. Hacer lo contrario refleja lo que pasa
en otras sociedades, pero lo que nos es ajeno. Así que Nigeria en Artículo 23 de su
Constitución, después de garantizar la libertad religiosa, añade, “Nada en esta sección
podrá invalidar ninguna ley que se justifica en una sociedad democrática en lo tocante a
la defensa, la seguridad, el orden, la moralidad o la salud públicos.”
Y véase Artículo 25 de la Constitución india. Puede ser deseable. Pero cuando el
Tribunal lo añade a nuestra Primera Enmienda, como hace hoy, rompemos bruscamente
con lo ideal americano de la libertad religiosa arraigada en la Primera Enmienda.

El Estado, claro está, puede exigir que un día de la semana sea un día de descanso: un
día cuando todas las tiendas y las fábricas quedan cerradas. Hay muchos estados que lo
hacen. Entonces el “día de reposo” llega a ser puramente una medida de la salud. Pero
las leyes dominicales son distintas. Obligan que las minorías obedezcan las creencias
religiosas de las mayorías en cuanto a lo que sea apropiado para una comunidad
Cristiana; coaccionan a los hermanos más débiles, a los que no les interesan las
reivindicaciones de un Día de Reposo, a causa de la apatía o los escrúpulos. ¿Puede ser
que los Cristianos que tanto apoyan estas leyes, puedan oponer fuertemente a su propia
persecución bajo una ley mulsumana que les prohibía hacer actividades seculares durante
los días que violaban los escrúpulos mulsumanes?

En términos constitucionales hay un “sistema” religioso si hay cualquier secta que está
apoyada por las sanciones de la ley. Hay un entrometimiento con el “libre ejercicio” de
la religión si lo que puede hacer un individuo depende de los escrúpulos religiosos de la
comunidad. Así que juzgaría que todas esas leyes son inconstitucionales con respecto a
los que se quejan, que sean o no miembros de una secta que observa su Día de Reposo un
día que no sea el domingo.

Cuando estas leyes se aplican a los Judíos Ortodoxos, como lo son en el 11 y el 67, o a
los sabatarios se subraya su vicio. Si las leyes dominicales son constitucionales, entonces
los mercados kosher son de cinco días a la semana. Así que esas leyes penalizan
económicamente los que observan el sábado antes que el domingo como Día de Reposo.
La presión económica de estas minorías que engendrada por estas comunidades que
apoyan el domingo no tiene solución. No obstante, cuando el Estado se sirve de sus
poderes coercivos –en este caso la ley criminal- para obligar a las minorías a observar un
segundo Día de Reposo, que no es suyo, entonces el Estado busca apoyar y “dar
preferencia o una religión a costa de otra”. Esto contradice los mandatos de la
Constitución. Véase Everson v. Board of Education, supra, 15.

En gran medida la historia de la clásula religiosa de la Primera Enmienda resultaba una


lucha por librarse de las sanciones económicas por ser fiel a su religión. Everson v.
Board of Education, supra, 330 U.S. 11-14. Se impuso un pequeño impuesto en Virginia
por la educación religiosa. Jefferson y Madison encabezaron la lucha contra el impuesto.
Madison escribió su famoso Memorial and Remonstrance contra esa ley. Id., 12. Como
resultado, fracasó esta medida para conseguir impuestos y en vez de ella se decretó el
famoso “Bill for Religious Liberty,” de Virginia, escrito por Jefferson. Id., 12.

La cara contraria de un “sistema” es una carga sobre el “libre ejercicio” de la religión.


Los fondos que recibe el Estado beneficia directamente la iglesia oficial; imponer
impuestos sobre los que no son miembros beneficia la iglesia oficial. Seguramente las
leyes dominicales actuales hacen que los Judíos Ortodoxos y los Sabaritarios tengan que
cargar con más impuestos a causa de sus convicciones y creencias religiosas. Mandar
que dejen de hacer su oficio o negocio el domingo reduce su semana laboral a cinco días,
a menos que violen sus escrúpulos religiosos. Esto hace que sean desventajados y les
penalizan por ser fieles a sus creencias religiosas.

Me niego a imponer sanciones penale s contra estos demandantes dado que hacerlo
involucra a los Estados en asuntos que son contrarios al mandato constitucional. El Padre
Allan C. Parker, Jr., Pastor de la South Park Presbyterian Church, Seattle, Washington, ha
expresado estas mismas opiniones.

Con toda deferencia, ningunas de las opiniones citadas hoy en apoyo de las leyes del
domingo han contestado a esa pregunta.

Capítulo Ocho
¿Tiene razón la Constitución?

La Primera Enmienda a la Constitución de Estados Unidos garantiza la libertad de


conciencia, de religión, de palabra, de la prensa y de reunión. La Enmienda Catorce
garantiza que “ningún Estado podrá dictar ni dar efecto a cualquier ley que limite los
privilegios o las inmunidades de los cuidadanos de los Estados Unidos”.

Las constituciones de todas las democracias del mundo occidental son parecidas a la de
Estados Unidos, aunque no sean todas tan explícitas ni tan completas. Se garantiza la
libertad de culto como uno de los derechos inalienables del individuo. Para entender la
lógica y las premisas esenciales sobre las que se basa la constitución, hay que acordarse
de que los primeros europeos, y los ingleses, en particular, que se refugieron en el Nuevo
Mundo en el siglo XVII querían liberarse de la opresión religiosa y política que
prevalecía en Europa en aquella época.

Los primeros colonizadores eran muy religiosos y al principio su lucha por libertades
civiles y religiosas desarrolló lenta y difícilmente. Con el tiempo se utilizaron los mismos
principios del Evangelio en los que creían como base de las diez primeras y la catorceava
enmiendas a la Constitución estadounidense. Para interpretar bien estas enmiendas es
esencial entender la base bíblica de la libertad de conciencia.

LA DISTINCIÓN ENTRE EL PODER CIVIL Y EL PODER RELIGIOSO

Jesús hizo dos declaraciones que demuestran claramente la distinción entre el Estado y la
iglesia. Las primera se encuentra en San Juan 18:36:

“Mi reino no es de este mundo: si de este mundo fuera mi reino, mis servidores
pelearían para que yo no fuera entregado a los Judíos; ahora, pues, mi reino no
es de aquí”.

En este texto Jesús afirma clara y categóricamente que su reino no es de este mundo, ni
utiliza la fuerza que usan los reinos de este mundo. La segunda declaración se encuentra
en San Mateo 22:21:

“Pagad pues a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios”.

Aquí Jesús establece una clara distinción entre César y Dios, entre lo que al César y a
Dios les corresponde: es decir, lo que debemos a la autoridad civil, y lo que debemos a
Dios. Se debe dar a César lo que es suyo, y se debe dar solamente a Dios lo que es de Él.
El argumentar que se debe dar l César lo que es de Dios, o que se debe dar a Dios, a
través del César lo que es de Dios, es distorsionar las palabras de Cristo, y despojarlas de
su significado. Dicha interpretación serviría simplemente para convertir las palabras de
Jesús en una polémica, y eso es precisamente lo que intentaban hacer los fariseos.
Puesto que la palabra César se refiere al gobierno civil, queda claro que lo que debemos
a César son obligaciones civiles, mientras que nuestra obligación para con Dios es moral
o religiosa. Se puede definir la religión como el reconocimiento de Dios como objeto de
adoración, amor y obediencia. La religión es la relación personal de fe y de obediencia
que tiene el hombre con Dios, y según Alonzo T Jones, es la obligación que debemos a
Dios. Por lo tanto, es evidente que la religión y los deberes religiosos deben dirigirse
solamente a Dios, y puesto que se debe dar a Dios, y no al César, lo que es de Dios, de
esto se deduce que según dijo Cristo, el gobierno civil nunca debería entrometerse en la
religión, o sea, en la relación de fe y de obediencia que tiene el hombre con Dios.

LA DISTINCIÓN ENTRE LA LEY CIVIL Y LA LEY MORAL

Se puede definir la moralidad como la conformidad con la ley moral de Dios. Las
personas religiosas que creen en la Biblia opinan que la ley moral de Dios se documenta
en los Diez Mandamientos (Éxodo 20). Estos mandamientos se dividen en dos partes: los
cuatro primeros, que describen los deberes y relaciones “verticales” que tiene el hombre
con Dios; y los seis últimos mandamientos que describen los deberes “horizontales” que
tiene el hombre para con el prójimo.

Puesto que los cuatro primeros mandamientos describen las responsabilidades y los
deberes que tiene el ser humano para con Dios, no están dentro de la jurisdicción del
gobierno. Por ejemplo, el primer mandamiento declara “No tendrás dioses ajenos delante
de mí”. Esta es una orden vertical que defiene una relación específica entre el hombre y
Dios, según la creencia del hombre, y ningún gobierno es capaz de imponerla. Asimismo,
el cuarto mandamiento nos ordena que observemos el día de reposo, y éste también es
una orden vertical que se centra en la obligación del hombre para con Dios. Por
consiguiente, ningún gobierno debería imponer cualquier día como el día de reposo o de
adoración.

Los seis últimos mandamientos describen los deberes del hombre para con el prójimo y
los principios que ellos contienen figuran en los códigos civiles de las naciones cristianas
y no cristianas. Pero hay que subrayar que cuando el gobierno impone estos principios,
no existen como leyes morales o espirituales, sino como leyes civiles. La palabra civil
significa lo que corresponde a un estado o a una ciudad, o a un ciudadano en su relación
con sus conciudadanos, o con el estado.

LA DISTINCIÓN ENTRE LOS PENSAMIENTOS Y LAS ACCIONES

La moralidad implica los pensamientos, las palabras y las acciones. Los pensamientos de
un hombre pueden violar la ley moral de Dios. Dios considera la soberbia y los malos
pensamientos como inmorales. Sin embargo, el gobierno no tiene ningún control sobre
los pensamientos del individuo, ni puede enjuiciar a una persona por tener malos
pensamientos. Es más, Dios considera el odio como el asesino, pero el Estado no puede
procesar a una persona por pensar en matar a otra persona. Todo esto demuestra que sólo
Dios es el juez de la moralidad, mientras que el Estado se ocupa solamente del derecho
civil.
Examinemos otro ejemplo: Jesús declaró que cualquiera que mira a una mujer para
codiciarla, ya adulteró con ella en el corazón” (Mateo 5:28).

Dios considera la lujuria como inmoral, pero el estado no puede juzgar el individuo en
este asunto. Alfonza T Jones, experto en la Constitución estadounidense que escribió en
el siglo decimonoveno, explica esta cuestión en su libro El gobierno civil y la religión
(Civil Government and Religion) :

“Se puede dar otros ejemplos, pero éstos son suficientes para demostrar que la
obediencia de la ley moral es la moralidad; que esta es una cuestión de los
pensamientos y los propósitos del corazón, y por tanto, dado la naturaleza de este
asunto, la moralidad está fuera del alcance de la autoridad civil. Odiar es matar,
codiciar es idolatrar; codiciar una mujer es cometer adulterio; estos son todos
igualmente inmorales, y constituyen violaciones de la ley moral; pero ningún
gobierno civil intenta castigarlos. Un hombre puede pasar la vida odiando a su
vecino; puede codiciar todo lo que hay en la tierra; puede desear a cada mujer que
ve; puede pasar la vida pensando en estas cosas; pero siempre que se limite a
pensar de ellas, la autoridad civil no puede castigarlo. Sería difícil imaginar una
persona más inmoral que este hombre, pero el Estado no puede castigarlo. No
intenta castigarlo. Demuestra que la moralidad está fuera del alcance del Estado.

“Pero proseguimos con nuestro ejemplo. Si el odio lleva este hombre a herir a su
vecino con palabras o hechos, el Estado lo castigará. Si la codicia lo lleva a tomar
lo que no es suyo, en una tentativa de robar, el Estado lo castigará. Si los malos
pensamientos lo llevan a hacerle daño a una mujer, el Estado lo castigará. Pero
recuerde que en este caso, el Estado no lo castiga por inmoralidad, sino por
incivilidad. La inmoralidad es cuestión del corazón, y sólo Dios puede calcularla.
El Estado no castiga a un hombre por ser inmoral, pero si fuera así, tendría que
castigar a un hombre que odia otro por asesino, porque según los criterios de la
moralidad, odiar es matar. Por lo tanto, queda claro que en la realidad el Estado
no castiga un hombre por ser inmoral, sino por ser incivil.

“Esta distinción se demuestra por el término que se designa al Estado o al


gobierno nacional. Se llama el gobierno civil. El gobierno de Dios es el único
gobierno moral, y la ley de Dios es la única ley moral. Sólo Dios tiene autoridad
para castigar la inmoralidad, que es la transgresión de la ley moral. Los gobiernos
humanos son gobiernos civiles, no morales. Las leyes de los Estados y las
naciones son leyes civiles, no morales. Los gobiernos civiles tienen autoridad para
castigar la incivilidad, es decir, la transgresión de la ley civil. No tienen el
derecho a castigar la inmoralidad, porque esto es el campo del Autor de la ley
moral y de la moralidad, y él es el único juez de la moralidad. Todos que piensan
en el asunto deberían tener esto muy claro, y la distinción se ve confirmado por la
definición de la palabra civil:

“Civil: perteneciente a una ciudad o un Estado, o a un ciudadano en relación con


sus conciudadanos o con el Estado.”
“Por consiguiente, queda claro que debemos a César (al gobierno civil) lo que es
civil, y debemos a Dios lo que es moral o religioso. Otras definiciones reflejan
este mismo hecho. Por ejemplo, Webster define el pecado como ‘cualquier
violación de la voluntad de Dios’, y según las Escrituras, el pecado es ‘la
transgresión de la ley’. Se refiere aquí a la ley moral, los diez mandamientos.
Véase Romanos 7:7:

“Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la


codicia, si la ley no dijera: No codiciarás’.

“Las Escrituras demuestran que el pecado es una transgresión de la ley que


estipula ‘No codiciarás’, y ésta es la ley moral.

“Pero el delito es una infracción de las leyes del Estado. Miremos la siguiente
definición:

‘Un delito es una violación de la ley humana o divina; pero en el uso


actual, el término se aplica comúnmente a acciones contrarias a las leyes
del Estado’.

“Por consiguiente las leyes civiles definen el delito y se ocupan de la


delincuencia, pero no del pecado; mientras que las leyes divinas definen el
pecado, y se ocupan del pecado, pero no de la delincuencia” [A T Jones, Civil
Government and Religion (El gobierno civil y la religión), pág. 17 – 19].

LA PROMOCIÓN DE LA MORALIDAD POR LA IGLESIA,


Y LA PROMOCIÓN DE LA LEY CIVIL POR EL ESTADO

“Las cuestiones espirituales, morales y religiosas le corresponden a Dios solamente, y


Dios sólo debe promo verlas. Sin embargo, los asuntos civiles le corresponden al gobierno
civil, y el gobierno civil debe promoverlos. La Biblia exhorta a los cristianos a obedecer
tanto la ley moral como la ley civil. Por ejemplo, los impuestos son un asunto civil que
debe ser administrado por el Estado, y que se debe pagar al Estado. La Biblia ordena al
cristiano que obedezca las leyes civiles, y que pague los impuestos.

Dios ha asignado a la iglesia el labor de promover la espiritualidad y la moralidad; y ha


asignado al Estado el labor de hacer respetar la ley civil. Cuando estas dos entidades se
quedan separadas, las libertades civiles y religiosas prosperan, y tanto la iglesia como el
estado funcionan mejor que cuando el Estado se entromete en los asuntos espirituales o
cuando la iglesia interpone sus doctrinas en el derecho civil.
Volvemos a examinar el libro de Alonzo T Jones (El gobierno civil y la religión), que se
publicó en 1889:

“Dios es el único gobernador moral; el suyo es el único gobierno moral; y su ley


es la única ley morral, y sólo Dios tiene el derecho a castigar la inmoralidad.
Asimismo, Dios es el único responsable de la promoción de la moralidad. La
moralidad es la conformidad con la ley de Dios, y la obediencia a Dios. Pero la
obediencia a Dios debe surgir del corazón en sinceridad y verdad. Si no, no es la
obediencia; porque, como hemos demostrado en la palabra de Doios, la ley de
Dios tiene conocimiento de los pensamientos y las intenciones del corazón. Pero
‘todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios’. Al transgredir los
hombres se han hecho inmorales. ‘Ya que por las obras de la ley [la obediencia]
ningún ser humano será justificado [considerado como recto o moral] delante de
él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado’(Romanos 3:20).
Todos los hombres se han hecho inmorales al transgredir la ley de Dios, y por
consiguiente, ningún hombre puede hacerse moral al obedecer la ley; porque esta
misma ley declara que él es inmoral. Por tanto, el hombre debe cumplir las
demandas de la ley moral, antes de que puede ser aceptado como moral, o por la
ley, o por su Autor. Pero una persona inmoral nunca podrá cumplir las demandas
de la ley, y todos se han hecho inmorales mediante la transgresión.

“Además, es evidente que si alguna vez los hombres se hagan morales, esto se
logrará por el Autor y la Fuente de toda moralidad. Dios ha hecho previsiones
para esto, porque ‘ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia [la
moralidad] de Dios, testificado por la ley y por los profetas; la justicia [la
moralidad] de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en
él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron [se hicieron inmorales], y
están destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3: 21 – 23). Es sólo por medio de
la moralidad de Cristo que los hombre pueden hacerse morales. La moralidad es
la moralidad de Dios, que se nos da por amor de Jesús, y la recibimos por fe en él
que es el Autor y Consumidor de la fe. Entonces la ley de Dios se imprime en el
alma, el corazón y la mente, sanctificando el alma a la obediencia y la moralidad.
Esta es la única manera de la que los hombres pueden conseguir la moralidad, y
esta moralidad es la moralidad de Dios que se consigue por la fe en Jesucristo; y
no hay otra moralidad en este mundo. Por lo tanto, puesto que la moralidad
proviene de Dios, y se planta en el corazón por el Espíritu Santo, y por fe en el
Hijo de Dios, se demuestra en las Sagradas Escrituras que Dios solamente tiene el
derecho a promover la moralidad.

“Entonces, puesto que Dios es el único promotor de la moralidad, ¿qué medios


utiliza para promover la moralidad en el mundo? ¿A qué entidad ha nombrado
defensor de la moralidad en el mundo: la iglesia o la autoridad civil? La iglesia,
sólo. Es ‘la iglesia del Dios vivo’. Es ‘el pilar y el fundamento de la verdad’. Fue
a la iglesia a quien Dios dijo: ‘Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda
criatura’. ‘He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo’.
Es por medio de la iglesia, y las prédicas de Jesucristo, que se enseña el Evangelio
‘para la obediencia a la fe en todas las naciones’. No hay otra obediencia sino la
obediencia a la fe; no hay otra moralidad sino la moralidad de la fe. Por tanto, es
evidente que Dios ha nombrado la iglesia, (no el Estado) defensor de la moralidad
en el mundo. Así que está resuelta la cuestión de si el Estado debería enseñar la
moralidad o la religión. No está capacitado para hacerlo. El espíritu de Dios y el
Evangelio de Jesús son esenciales para la enseñanza de la moralidad, y los dos
han sido encomendados a la Iglesia, pero no al Estado.

“Aunque este trabajo ha sido encomendado a la Iglesia, ésta no tiene autoridad ni


para premiar la moralidad, ni para castigar la inmoralidad. La Iglesia suplica,
ruega y persuade a los hombres de que se reconcilien con Dios, les enseña los
principios y la práctica de la moralidad. Tiene el derecho a preservar la pureza y
la disciplina de sus miembros por medio de la persuasión moral y las censuras
espirituales. Pero no está autorizada ni para recompensar la moralidad, ni para
castigar la inmoralidad. Sólo Dios tiene el derecho a hacer esto, porque, ya sea la
moralidad o la inmoralidad, surge de los propósitos secretos del corazón; y ya que
sólo Dios conoce el corazón, sólo él puede juzgar el mérito o la culpabilidad que
se implican en cualquier asunto de morales.

“Esto demuestra que ningún hombre, asamblea ni organización tiene el derecho a


catsigar la inmoralidad. Cualquier que intenta hacerlo usurpa la prerrogativa de
Dios. La Inquisición es la consecuencia inevitable de las tentativas de cualquier
asamblea para castigar la inmoralidad; porque para castigar la inmoralidad es
necesario acceder a los pensamientos y las intenciones del corazón. El papado
reivindicó el derecho a obligar a los hombres a ser morales, y castigarlos por la
inmoralidad, y se atrevió a aplicar este principio malvado hasta que se derivó la
consecuencia lógica. Al poner en práctica el principio, se enteró de la necesidad
de acceder a los secretos del corazón de los hombres; y se descubrió que la
utilización de las torturas podía compelar a los hombres a confesar todos los
propósitos secretos de su corazón. Por lo tanto la Inquisición se estableció como
el mejor medio para lograr el fin deseado. Mientras que los hombres acepten el
argumento de que el gobierno civil tiene el dercho a imponer la moralidad, no
tiene sentido condenar la Inquisición, porque ese tribunal no es más que la
consecuencia lógica de este argumento.

“De esta evidencia se deriva el principio de que el gobierno civil, como el término
da a entender, es responsable de los asuntos civiles. La función del gobierno civil
es civil, no moral. Existe para preservar la orden en la sociedad, y garantizar la
seguridad de los ciudadanos al protegerles de la incivilidad. La moralidad
pertenece a Dios, la civilidad pertenece al Estado. Hay que dar la moralidad a
Dios, y la civilidad al Estado. ‘Dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es
de Dios’.

“Pero se puede preguntar, ¿No es verdad que la autoridad civil impone la


observancia de los mandamientos de Dios, que dicen, ‘No hurtarás, no matarás,
no cometerás adulterio y no hablarás contra tu prójimo falso testimonio?’ ¿No es
verdad que la autoridad civil castiga la violación de estos mandamientos?
Respuesta: La autoridad civil no los impone, ni castiga la violación de ellos como
mandamientos de Dios. Es verdad que el Estado prohíbe el asesino, el robo y el
perjurio, y algunos Estados prohíben el adulterio, pero no como mandamientos de
Dios. Desde tiempos inmemoriales, los gobiernos que desconocían a Dios han
prohibido estos hechos.

“Si el gobierno civil intentara imponerlos como mandamientos de Dios, tendría


que castigar por asesinato el hombre que odia otra persona; tendría que castigar
por perjurio el hombre que miente; y tendría que castigar por robo el hombre que
quiere estafar su vecino; porque todos estos hechos constituyen violaciones de los
mandamientos de Dios. Así que si el Estado quiere imponerlos como
mandamientos de Dios, tendrá que castigar los pensamientos y las intenciones del
corazón; pero esto está fuera del alcance de las autoridades terrenales, y queda
claro que si cualquier autoridad lo intentara, reemplazaría a Dios, y usurparía su
prerroga tiva.

“Es más, dicho esfuerzo constituiría una tentativa para castigar el pecado, puesto
que la transgresión de la ley de Dios es el pecado; pero se perdonan los pecados
cuando una persona se arrepiente, y Dios no castiga el pecador por violar su ley
cuando se han perdonado los pecados. Si las autoridades civiles se cometen a
imponer el cumplimiento de la ley, no pueden imponer justamente esta ley sobre
el pecador que Dios ha perdonado. Supongamos, por ejemplo, que un hombre le
roba veinte dólares a su vecino, y se ve detenido, enjuiciado y declarado culpable.
Pero supongamos que entre el momento en el que lo declara culpable, y el
momento en el que el tribunal lo sentencia, el hombre se arrepiente, y Dios lo
perdona. Ahora, para Dios, es como si nunca hubiera violado la ley moral. Ya no
es culpable de transgredir ese mandamiento. Puesto que la ley civil quería
imponer la ley de Dios, la autoridad civil también debe perdonar el hombre,
declararlo inocente y liberarlo. Es más, la ley de Dios declara, ‘Si tu hermano
pecare contra ti, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale. Y si siete veces al día
pecare contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento,
perdónale’. Si la autoridad civil debe imponer la ley de Dios, cuando un hombre
roba, comete perjurio o cualquier hecho violente y se le detiene, si el culpable
dice, ‘Me arrepiento’, hay que perdonarle. Si vuelve a delinquir, y al ser detenido
dice otra vez, ‘Me arrepiento’, hay que perdonarle. Si comete el delito siete veces
al día, y cada vez dice, ‘Me arrepiento’, hay que perdonarle. Queda muy claro que
tal sistema sería perjudicial para el gobierno civil, y esto demuestra de manera
concluyente que ningún gobierno civil podría ni intervenir en la imposición de los
mandamientos de Dios como tal, ni convertir la Biblia en el código civil.

“El gobierno de Dios puede ser sostenido por el perdón perpetuo del pecador
porque mediante el sacrificio de Cristo se ha hecho provisión para ‘salvar
perpetuamente a los que por él se acercan a Dios; viviendo siempre para
interceder por ellos’. Pero bajo el gobierno civil, si un hombre roba o comete
cualquier otro delito, y se lo detiene y lo declara culpable, no importa si Dios le ha
perdonado; hay que castigarlo.

“Cabe examinar la siguiente declaración de W L Harris, el antiguo director de las


escuelas públicas de la Ciudad de St Louis:

‘Un delito, o una violación de la justicia, es un hecho cometido por el


individuo por el que el Estado lo castiga mediante la acción civil. El
Estado mide la gravedad del delito y castiga los delincuentes según su
merecido. La mente judicial es mesurado y punitivo, porque se le ha
enseñado las formas de justicia que garantizan que se pagan los hechos de
cada hombre, ya sea para recompensarlo o castigarlo. Ahora, el pecado es
una infraccón de la ley de la santidad, una desliz de la semejanza de la
forma divina, y como tal es imposible medir el pecado. La desviación de
la forma de lo divino provoca la muerte infinita. No se puede expiar un
pecado mediante ningún castigo finito, sino (como enseña la revelación)
sólo mediante un acto divino de sacrficio.... El Estado acabará por
destruirse si intenta tratar los delitos como pecados, y perdonarlos cuando
se arrepiente el individuo. El sistema jurídico se vería obligado a
investigar más allá del hecho manifiesto y alcanzar la manera de ser, o el
estado de ánimo en las profundidades de la personalidad. Pero siempre que
las intenciones no se expresen en el acto, no pertenecen a la sociedad, sino
sólo al individuo y a Dios. Ninguna institución humana puede ir más allá
del hecho manifiesto, y intentar ocuparse de la sustancia de la libertad
espiritual del hombre... No se deberían combinar el pecado y el delito; un
solo hecho no debería ser considerado como un pecado y un delito por la
misma autoridad. Considérelo como un delito y se podrá aplicarlo una
retribución medida. La ley no enjuicia al asesino más allá de la horca, ha
expiado su crimen al morir. Pero el pecado más nimio, aunque no es un
delito, por ejemplo la ira contra el prójimo, una ira que no se ve expresada
en forma de un hecho violento, pero que se reprime en el corazón, tales
pecados no delictivos desterrarán el alma del Cielo para siempre, a menos
que sean cancelados por el arrepimiento sincero.

“Tal vez los puntos que se han expuesto en este capítulo sean suficientes para
ilustrar el principio que pronunció Cristo. Aunque este principio está claro, y se
acepta por el sentido común y el pensamiento sobrio de cada hombre, el mundo
ha tardado en aceptar y aprender la ve rdad, debido a las ambiciones egoístas de
los hombres. Estados Unidos es el primer y el único gobierno en la historia que se
base en el principio establecido por Cristo. En el Cuarto Artículo de la
Constitución, la nación dice que no habrá examen religioso alguno para ocupar un
cargo público en Estados Unidos. La Primera Enmienda, que garantiza la
adopción de este principio, declara que “El Congreso no hará ley alguna por la
que se adopte una religión como oficial del Estado o se prohíba practicarla
libremente’. Esta Primera Enmienda fue adoptada en 1789 por el primer Congreso
que reunió bajo la Constitución. En 1796 se firmó un tratado con Tripuli en el que
se declaró que el gobierno de Estados Unidos no está de ninguna manera fundada
en la religión cristia na. Este tratado fue redactado por un antiguo clero de la
Iglesia Congregacionalista y firmado por el presidente Washington. No se
insertaron estas cláusulas en la Constitución y en el tratado por falta de respeto
hacia la religión o el cristianismo. Al contrario, se las incluyeron por respeto hacia
la religión, y el cristianismo en particular, como un asunto fuera de la
competencia del gobierno civil, que pertenece exclusivamente a la conciencia y
recae sobre Dios y el individuo. Por causa de esto, esta na ción se estableció
constitucionalmente de acuerdo a los principios de Cristo, exigiendo sólo que los
hombres den a César lo que es de César, y permitiendo que den a Dios lo que es
de Dios, si, como y cuando quieran, o como dijo Washington en respuesta a un
discurso sobre la legislación religiosa:

‘Todo hombre que se conduce como un buen ciudadano es responsable


ante Dios de su fe religiosa, y hay que permitir que adore Dios de acuerdo
a su conciencia’.

“Cabe terminar este capítulo con el tributo de George Bancroft a este principio,
que se ve plasmado en las palabras de Cristo y en la Constitución americana:
‘En los Estados primitivos el gobierno y la religión eran indivisibles. Cada
Estado tenía su dios especial, y a veces estos protectores fueron
derrocados en batalla, y nunca se resucitaron. La guerra del Peloponeso se
originó de una lucha por un oráculo. Roma a veces adoptaba los pueblos
que vencía como ciudadanos, y adoptaba también la adoración de sus
dioses, justificando esta adopción en cada ocasión. No se le ocurrió a
nadie reivindicar la libertad de conciencia en las cuestiones de culto, hasta
que un hombre en Judea encareció a la gente a dar a César sólo lo que es
de César, y esto marcó un hito en la vida de la humanidad, el
establecimiento de una religión pura, espiritual y universal. Esta regla se
cumplió durante los primeros años del Evangelio. Pero en cuanto el líder
del imperio romano adoptó esta religión, fue despojada de su carácter
universal, y entrapada en una conexión impía con un estado impío. Esta
situación siguió hasta que la nueva nación, la nación menos corrumpida
por las burlas vacías del siglo XVIII, el creyente más fiel en el
cristianismo en aquella época, la heredera principal de la Reforma en su
forma más pura, estableció un gobierno en Estados Unidos, y rehuso tratar
la fe como una cuestión que debería ser regulada por una entidad colectiva
o controlada por un monarca o un estado.

‘La nueva nación reivindicó el derecho a la individualidad, incluso en la


religión, y sobre todo en la religión, y se atrevió a dar un ejemplo al
adoptar en sus relaciones con Dios los principios que Dios estableció en
Judea. Esta nación dejó que la autoridad temporal se ocupara de los
asuntos temporales; pero la Constitución americana, en armonía con al
gente de los diferentes estados, negó al gobierno la autoridad para invadir
el centro de la razón, la ciudela de la conciencia, y el santuario del alma.
Lo hizo, no por indiferencia, sino para que el Espíritu infinito de verdad
eterna pudiera desarrollarse en libertad, pureza y poder [Último capítulo
de History of the Formation of the Constitution (Historia de la creación de
la Constitución)].

‘Así que, como está, la Constitución estadounidense sigue siendo el único


memorial de la historia que representa el principio establecido por Cristo
para el gobierno terrenal. Bajo esta Constitución, en las libertades civiles y
religiosas, en la tolerancia y el progreso, esta nación lleva cien años siendo
modelo para el mundo.” [A T Jones, Civil Government and Religion (El
gobierno civil y la religión), pág.19 – 27].

Ahora se debe entender bien que el principio de libertad de conciencia en los asuntos de
fe y de veneración es un derecho fundamental y absoluto del derecho, cuya violación
nunca podría justificarse.
Capítulo Nueve
Las limitaciones de la autoridad civil

En el último capítulo se estableció que los seis últimos mandamientos tratan del deber del
hombre para con el prójimo. Por lo menos tres (o más en ciertas sociedades) de estos seis
mandamientos constituyen la base de los derechos civiles fundamentales que protegen la
vida, la propiedad y la reputación del individuo.

Para que la gente pueda vivir con tranquilidad en cualquier sociedad, y sus derechos
individuales a la vida, la propiedad y la conciencia sean protegidos, el gobierno civil o el
Estado debe imponer ciertas leyes fundamentales que regulan el comportamiento de las
personas en sus relaciones e interacciones humanas.

Puesto que la sociedad no puede funcionar eficazmente en un estado de anarquía, el


gobierno necesita que todos los ciudadanos obedezcan las leyes civiles. Los
departamentos de seguridad del estado, que incluyen la policía y el sistema judicial,
castigan las personas que no cumplen con la ley. En este caso, la constitución garantiza a
todos los ciudadanos el derecho a un juicio imparcial y transparente, e incluso a la ayuda
económica del gobierno para costear los gastos legales.

También se ha establecido que las autoridades deben regular los asuntos civiles. Sin
embargo, éstas no deberían entrometerse en las relaciones entre el ser humano y Dios, ni
en el campo de la fe y la veneración, ni en lo que respecta a los cuatro primeros
mandamientos. El Estado no debería intervenir en las obligaciones del hombre para con
Dios, porque Cristo nos ha ordenado que demos a Dios, no a César, ni a través de César,
lo que le corresponde a Dios.

La Biblia ordena que los cristianos obedezcan todas las leyes que sean justas. El cristiano
debería ser un ciudadano ejemplar y respetar y obedecer todas las autoridades y las leyes
civiles. La Biblia ordena que todos sean respetuosos de la ley, que lleven una vida
ordenada, que paguen sus impuestos y que obedezcan las reglas y leyes civiles. La
evidencia bíblica se encuentra en los libros de Romanos y de Pedro:

“Toda alma se someta a las potestades superiores; porque no ha potestad sino de


Dios; y las que son, de Dios son ordenadas. Así que, el que se opone a la potestad,
a la ordenación de Dios resiste; y los que resisten, ellos mismos ganan
condenación para sí. Porque los magistrados no son para temor al que bien hace,
sino al malo. ¿Quieres pues no temer la potestad? haz lo bueno, y tendrás
alabanza de ella; Porque es ministro de Dios para tu bien. Mas si hicieres lo malo,
teme; porque no en va no no lleva el cuchuillo; porque es ministro de Dios,
vengador para castigo al que hace lo malo. Por lo cual es necesario que le estéis
sujetos, no solamente por la ira, mas aun por la conciencia. Porque por esto
pagáis también los tributos; porque son ministros de Dios que sirven a esto
mismo. Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que temor, temor; al
qe honra, honra. No debáis a nadie nada, sino amaros unos a otros, porque el que
ama el prójimo, cumplió la ley. Porque: no adulterarás; no matarás; no hurtarás;
no dirás falso testimonio; no codiciarás; y si hay algún otro mandamiento, en esta
sentencia se comprende sumariamente: Amarás a tu prójimo como a tu mismo. La
caridad no hace mal al prójimo; así que, el cumplimiento de la ley es la caridad.”
(Romanos 13:1-10)

“Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a
superior, ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los
malhechores y alabanza de los que hacen bien. Porque esta es la voluntad de Dios:
que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos; como
libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo,
sino como siervos de Dios. Honrad a todos. Amad a los hermanos. Temed a Dios.
Honrad al rey” (1 Pedro 2:13-17).

LA AUTORIDAD LIMITADA DEL GOBIERNO

Sin embargo, cuando el gobierno civil sobrepasa el límite al crear y imponer leyes que
estorban la libertad de conciencia del individuo, el cristiano tiene el derecho a
desobedecer estas leyes injustas e inconstitucionales, y solicitar que sean revocadas.
Tanto Pablo como Pedro, los dos escritores que nos exhortan a obedecer al gobierno civil,
fueron encarcelados y ejecutados por su fe porque desobedecieron las autoridades civiles
de Roma, cuyas leyes prohibían la creencia en, y la enseñanza del mensaje cristiano.
Antes, cuando las autoridades judías detuvieron Pedro, y le ordenaron que no predicara a
la gente acerca de Cristo, él y los otros apóstolos declararon que “Es necesario obedecer a
Dios antes que a los hombres” (Hechos 5:29).

Algunas personas citan las palabras de Pablo en Romanos 13:1 para respaldar la teoría de
que el gobierno civil tiene el derecho a actuar o legislar sobre temas que corresponden a
Dios. Dice el texto que “las [autoridades] que hay, por Dios han sido establecidas”. Estas
personas argumentan que puesto que Dios ha ordenado el gobierno, éste último tiene
competencia tanto en los asuntos civiles como en los religiosos. Sin embargo, Romanos
13 repite simplemente las palabras de Jesús: “Dad, pues, a César lo que es de César, y a
Dios lo que es de Dios”.

En Romanos 13 Pablo hace referencia sólo a los seis últimos mandamientos y a cualquier
orden que respecta a un hombre y su prójimo. Alonzo T Jones explica que:

“Queda claro que esta escritura no es más que la exposición de las palabras de
Cristo, ‘dad a César lo que es de César’. La orden de dar a César lo que es de
César demuestra que Jesús reconocce la legitimidad del gobierno civil, y que el
gobierno tiene el derecho a exigir que cumplamos ciertas obligaciones; y hay
cosas que estamos obligados a dar al gobierno civil. Esta escritura de Romanos 13
simplemente parafrasea las palabras de Jesús: ‘Sométase toda persona a las
autoridades superiores; poque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que
hay, por Dios han sido establecidas’.
“En este pasaje el Salvador respondió a una pregunta acerca del tributo. Se le
preguntó, “¿es lícito dar tributo a César, o no?’ Romanos 13:16 se refiere a la
misma cuestión, y dice, ‘pues por esto pagáis también los tributos porque son
servidores de Dios que atiendan continuamente a esto mismo’. En respuesta a la
pregunta de los fariseos acerca del tributo, Cristo dijo, “dad a César lo que es de
César’. Romanos 13:7 da la misma instrucción: ‘pagad a todos los que debéis: al
que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que
honra, honra’. Estas escrituras confirman lo que hemos declarado, que esta parte
de las Escrituras (Romanos 13: 1-9) es un comentario sobre las palabras de Cristo
en San Mateo 22: 17 – 21.

“El pasaje de Romanos se refiere, en primer lugar, al gobierno civil, las


autoridades superiores, los que detentan el poder; pero no se refiere al poder más
alto. Después habla de los líderes, que lleva n la espada y atienden a los tributos.
Después ordena que se pague tributo al que tributo, y dice, ‘no debáis a nadie
nada, sino el amaros unos a otros; por que el que ama al prójimo, ha cumplido la
ley’. Se refiere entonces a los sexto, séptimo, octavo, noveno y décimo
mandamientos, y dice, ‘cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume:
Amarás a tu prójimo como a ti mismo’.

“Hay otros mandamientos en esta misma ley a la que se refiere Pablo. ¿Por qué
entonces dijo, ‘cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás
a tu prójimo como a ti mismo’? Hay los cuatro primeros mandamientos de la
primera tabla de esta misma ley, ‘No tendrás dioses ajenos delante de mí; No te
harás imagen, ni ninguna semejanza; No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en
vano; Acuérdate del día de reposo para santificarlo’. Hay otro mandamiento que
resume todos los mandamientos: ‘Amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y
de toda tu alma, y con todas tus fuerzas’.

“Paul conocía bien estos mandamientos. ¿Por qué entonces, dijo ‘Amarás a tu
prójimo como a ti mismo’? Porque escribió sobre las palabras del Salvador acerca
del gobierno civil.

“Nuestras obligaciones para con el gobierno civil pertenecen exclusivamente al


gobierno y al prójimo, porque la autoridad del gobierno pertenece únicamente a
los hombres en sus relaciones los unos con los otros y con el gobierno. Pero en su
declaración sobre este tema el Salvador distinguue lo que pertenece a Dios de lo
que pertenece al gobierno civil. No se debe dar lo que es de Dios al gobierno civil,
a los que mandan; por esta razón, aunque Pablo sabía que había otros
mandamientos, dijo, cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume:
Amarás a tu prójimo como a ti mismo’, es decir, si hay cualquier otro
mandamiento que trata de la releción entre el hombre y el gobierno civil, se ve
abarcado en este mandamiento, ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’. Esto
demuestra claramente que los que mandan, aunque han sido establecidos por
Dios, han sido designados únicamente para lo que respecta a la relación del
hombre con su prójimo.
“Además, puesto que en esta declaración sobre las obligaciones que los hombres
deben a los que mandan no hay ninguna referencia a la primera tabla de la ley, se
puede deducir que aunque han sido establecidos por Dios, los que mandan no
tienen nada que ver con la relación entre Dios y los hombres.

“Los diez mandamientos contienen ‘el todo del hombre’, y en la enumeración


escritural de las obligaciones que los hombres deben a los que detentan el poder,
no se menciona ninguna de las cosas que figuran en la primera tabla de la ley de
Dios. De esto se puede deducir que los hombres no deben ninguna de las
obligaciones que aparecen en la primera tabla de la ley a los que mandan. O sea,
aunque han sido establecidos por Dios, los que mandan no han sido encargados de
ninguno de los deberes que figuran en los cuatro primeros mandamientos. Estos
son las obligaciones que los hombres deben a Dios, y están fuera del alcance de
los que mandan, puesto que Cristo nos ha ordenado dar a Dios, no a César ni por
medio de César, lo que es de Dios.

EVIDENCIA BÍBLICA DE LAS LIMITACIONES DE LA AUTORIDAD CIVIL

Dios ha establecido los que detentan el poder: ordena el gobierno para promulgar e
imponer las leyes civiles. Sin embargo, Dios no les ortoga autoridad ni sobre la relación
del hombre con Dios ni sobre los cuatro primeros mandamientos. Pongamos como
ejemplo el imperio babilonio de Nabucodonosor. Dios ordenó este imperio, y calificó a
Nabucodonosor de su servidor y declaró que todas las naciones debieran servir a este
último, y a sus descendientes hasta la caída de Babilonia (véase Jeremías 27:6-8).

Ahora que hemos establecido que Dios ordenó esta potencia, vamos a ver si Dios la
otorgó autorización para imponer leyes que afectarían la relación entre Dios y el
individuo, y que interferían en la fe, el culto y los cuatro primeros mandamientos.
Citamos otra vez de la obra de Alonzo T Jones:

“Ahora vamos a ver si Dios estableció esta autoridad para intervenir en lo que
pertenece a Dios. En el tercer capítulo de Daniel, se dice que el rey
Nabucodonosor hizo una estatua de oro, la levantó en el campo de Dura y envió
que se reuniesen los príncipes, sátrapas, capitanes, oidores, tesoreros, consejeros,
jueces y todos los gobernadores de las provincias para que viniesen a la
dedicación de la estatua de oro que el rey había levantado. El pregonero anunció
en alta voz:

‘Mándase a vosotros, oh pueblos, naciones, lenguas, que al oír el son de la


bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de
todo instrumento de música, os postrés y adoréis la estatua de oro que el
rey Nabucodonosor ha levantado; y cualquier que no se postre y adore,
inmediatamente será echado dentro de un horno de fuego ardiendo’.
En obediencia a esta orden, todo el pueblo se postró y adoró la estatua, salvo tres
varones judíos: Sadrac, Mesac y Abed-nego. Se dio parte de esta desobediencia a
Nabucodonosor, y él ordenó que se trajese estos hombres delante de él, y les
preguntó si habían desobedecido a propósito la orden. Después repitió la orden.

“Estos hombres sabían que el Señor mismo les había sometido al rey de
Babilonia. No sólo Isaías (Capítulo 39), sino Jeremías lo habían profetizado.
Cuando Nabucodonosor sitió Jerusalen por última vez, Dios habló a través de
Jeremías, y ordenó al pueblo que si se sometiera le iría bien, pero a todo aquel que
no sometiera le iría mal. Pese a esto, estos varones respondieron al rey
Nabucodonosor:

‘No es necesario que le respondamos sobre este asunto. He aquí nuestro


Dios a quien servimos puede libarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu
mano, oh rey, nos librará. Y si no,sepas, oh rey, que no serviremos a tus
dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado’’

Entonces se les echaron en el horno de fuego ardiendo, que se había calentado


siete veces de lo acustombrado, pero súbitamente el rey Nabucodonosor se
espantó y se levantó apresuradamente y dijo a los de su consejo, ‘¿no echaron a
tres varones atados dentro del fuego?’ Ellos respondieron al rey, ‘Es verdad, oh
rey’. Pero exclamó, ‘He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en
medio del fuego sin sufrir ningún daño, y el aspecto del cuarto e semejante a hijo
de los dioses. El rey llamó a los varones.

“Entonces Nabucodonosor dijo: Bendito sea el Dios de ellos, de Sadrac,


Mesac y Abed- nego, que envió su ángel y libró a sus siervos que confiaron
en él, y que no cumplieron el edicto del rey, y entregaron sus cuerpos
antes de servir y adorar a otro dios que su Dios’.

Hemos demostrado los siguientes hechos: en primer lugar, Dios concedió


autoridad a Nabucodonosor; en segundo lugar, permitió que su gente fuera
sometido a ese autoridad; en tercer lugar, defendió a su gente por medio de un
milagro maravilloso de cierto ejercicio de dicha autoridad. ¿Dios se contradice o
se opone? ¡Todo lo contrario! ¿Qué entonces, demuestra esto? Demuestra que
esto fue un ejercicio excesivo de la autoridad que Dios había concedido. Se ve
con claridad que la autoridad del reino de Babilonia, aunque fue establecida por
Dios, no se estableció para dicho propósito. Aunque fue establecida por Dios, no
se estableció para intervenir en lo que pertenece a Dios, ni en las conciencias de
los hombres. Estas cosas están escritas para la instrucción de las generaciones
futuras y para amonestarnos a nosotros a quienes han alcanzado los fines de los
siglos.

“Otro ejemplo: leímos anteriormente que la autoridad de Babilonia fue concedida


a Nabucodonosor y que todas las naciones le servirían a él, a su hijo, y al hijo de
su hijo, hasta que venga también el tiempo de su misma tierra, y la reduzcan a
servidumbre muchas naciones y grandes reyes. Otras profecías predicen la
destrucción de Babilonia. Jeremías 51: 28 declara que los reyes de Media, sus
capitanes y todos sus príncipes y todo territorio de su dominio deberían prepararse
para destruir Babilonia. En Isaías 21: 2, se ve que Persia (Elam) y Media iban
juntas a destruir Babilonia. En Isaías 45: 1 – 4, se identifica Ciro como el líder del
ejército, más de cien años antes de su nacimiento, y ciento setenta y cinco años
antes de que se produjeron los hechos. Por medio del profeta Dios dice acerca de
Ciro, ‘Yo lo desperté en justicia, y enderezaré todos sus caminos; él edificará mi
ciudad, y soltará mis cautivos, no por precio, ni por dones, dice Jehová de los
ejércitos’. Pero Ciro sólo fue el líder de las fuerzas en la conquista de Babilonia.
Se concedieron el reino y el dominio a Darío el medo; la noche de la caída de
Babilonia, Daniel dijo a Belsasar, ‘Tu reino ha sido roto, y dado a los medos y a
los persas’. Sigue el relato: ‘La misma noche fue muerto Belsasar rey de los
caldeos’. Darío de Media tomó el reino. Leemos sobre él en Daniel 11: 1, las
palabras del ángel Gabriel al profeta, ‘yo mismo, en el año primero de Darío el
medo, estuve para animarlo y fortalecerlo’.

“Por consiguiente, no cabe duda de que Dios estableció la autoridad de Media y


Persia. Darío nombró a Daniel gobernador del imperio. Pero algunos de los
gobernadores y sátrapas estaban celosos de la posición que Daniel había
conseguido e intentaron debilitarlo.

“Tras haberse esforzado para acusar a Daniel en lo relacionado al reino, tuvieron


que admitir que no podían hallar ni error ni falto. Entonces dijeron aquellos
hombres, ‘No hallaremos contra este Daniel ocasión para acusarle, si no la
hallamos contra él en relación con la ley de su Dios’. Por eso se juntaron ante el
rey y le dijeron que ‘todos los presidentes del reino, magistrados, sátrapas,
príncipes y capitanes habían acordado por consejo que el rey promulgara un
edicto real, y lo confirmara, que cualquiera que en el espacio de treinta días
demande petición de cualquier dios o hombre fuera de ti, fuera echado en el foso
de los leones’. Darío no se desconfiaba de sus intenciones, y firmó el decreto.
Daniel sabía que se había hecho el edicto y que el rey lo había firmado, y fue
imposible que Daniel no lo supiera, puesto que era el primer ministro. Sin
embargo, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia
Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su
Dios, como lo solía hacer antes. Ni siquiera cerró las ventanas de su cámara. No
prestó atención al edicto, aunque le prohibió a rezar a Dios, bajo pena de ser
echado en el foso de los leones. Entendía que aunque Dios había establecido la
autoridad de Media y Persia, ésta no fue establecida para intervenir en la
obligación de Daniel para con Dios.

“Como era de esperar, los hombres que habían conseguido la aprobación del
edicto lo hallaron orando y rogando en presencia de su Dios. Fueron
inmediatamente ante el rey y le preguntaron si no había confirmado un edicto que
cualquiera que en el espacio de treinta días pida a cualquier dios o hombre fuera
de Darío fuera echado en el foso de los leones. El rey respondió que era cierto, y
que conforme a la ley de Media y de Persia, no se podía abrogarla. Entonces le
dijeron que Daniel no le respetó al rey, ni acató el edicto que Daró había
confirmado, sino que tres veces al día hacía su petición. El rey se dio cuenta de
que le habían hecho caer en la trampa, pero no tuvo ya remedio. Los sátrapes y
gobernadores le recordaron de la ley y le dijeron, ‘sepas, oh rey, que es ley de
Media y de Persia que ningún edicto u ordenanza que el rey confirme puede ser
abrogado’. La situación no tuvo remedio; había que imponer el decreto. Le
echaron a Daniel en el foso de los leones. A la mañana siguiente el rey fue al foso
y llamó a voces a Daniel, y Daniel le respondió, ‘oh rey, vive para siempre. Mi
Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen
daño, porque ante él fui hallado inocente; y aun delante de ti, oh rey, yo no he
hecho nada malo’.

“Así que Dios ha demostrado otra vez que aunque él estableció los que detentan el
poder, éstos no han sido establecidos para intervenir en lo que respecta a la
relación entre el hombre y Dios. Las palabras de Cristo confirma esto, y
Romanos 13: 1-19 hace una exposición adicional del principio.” [A T Jones, Civil
Government and Religion (El gobierno civil y la religión pág. 32 – 37).

EN LA SOCIEDAD HAY QUE RENUNCIAR A CIERTOS DERECHOS,


PERO NO AL DERECHO A CREER

“Cuando se crean las sociedades, cada individuo renuncia a ciertos derechos, y en


cambio se le garantiza ciertos otros derechos que tienen relación con su persona y
su propiedad; la sociedad no puede sobrevivir a menos que se protejan estos
derechos.

“Tengo el derecho a proteger a mi persona y mi propiedad de toda violación.


Cada individuo tiene este mismo derecho, pero si cada persona tuviera que ejercer
este derecho, dada la condición actual de la naturaleza, todos los hombres
pelearían con sus prójimos. Esto es pura anarquía y en dicha situación no puede
existir la sociedad. Supongamos que cien personas se encuentran en un lugar
donde no hay orden establecido; cada persona tiene los mismos derechos. Pero si
cada hombre tiene que ejercer el derecho a protegerse, tendrá asegurado sólo la
medida de protección que él sólo puede procurarse; y hemos visto que esta
protección es poca eficiente. Por lo tanto, todos se reúnen, y cada persona cede el
derecho individual a la entidad, y en cambio a este sacrificio, tiene la autoridad de
la entidad para su protección.

“Por consiguiente obtiene la ayuda de los noventa y nueve personas para


protegerse de la violación de sus derechos; y los derechos de su persona y
propiedad son cien veces más seguros que antes.
“Pero ¿cómo se puede concebir una situación en que un hombre tendría motivos
justificados para renunciar al derecho a creer? ¿Qué conseguiría a cambio?
Cuando un hombre renuncia al derecho a creer, casi renuncia el derecho a pensar.
Cuando renuncia al derecho a creer, renuncia a todo, y le es imposible recibir un
equivalente; ha renunciado a su alma misma. La vida eterna depende de la
creencia en el Señor Jesucristo, y cualquiera que renuncia al derecho a creer,
renuncia a la vida eterna. Dice la Escritura, ‘yo mismo con la mente siervo a la ley
de Dios’. Un hombre que renuncia al derecho a creer, renuncia a Dios.

“Consiguientemente, ningún hombre, asociación u organización podría pedir con


razón que un hombre renuncie al derecho a creer. En lo que respecta a las
organizaciones, cada hombre tiene el derecho a creer como le parezca; y siempre
que él sea protestante, cristiano o hombre, nunca puede ni va a renunciar a este
derecho.

¿CÓMO SE ESTABLECEN LOS QUE MANDAN?

“Algunos cristianos no entienden bien el término ‘establecido por Dios’. Creen que
significa que Dios ha nombrado personalmente o directamente un presidente, primer
ministro o soberano. ¡No! El término ‘establecido por Dios’ se refiere al permiso de Dios,
su voluntad permisiva que deja que los pueblos elijan sus propios gobiernos. En 1889,
durante un momento crítico del debate sobre la libertad de conciencia, A T Jones,
historiador y defensor de las libertades religiosas realizó un importante análisis del
significado del término ‘establecido por Dios’:

“Otra cuestión importante que hay que considerar con respecto a esto es ¿cómo
establece Dios los que mandan?¿Se establecen directa o milagrosamente, o
providencialmente? Hemos visto en la Escritura que Dios estableció la autoridad
de Nabucodonosor, rey de Babilonia. ¿Envió Dios un profeta o un prieto para
elegirlo rey? ¿ Envió un ángel, como a Moisés y a Gideón? Ningún de los dos.
Nabucodonosor era rey porque su padre era rey. ¿Cómo se hizo rey el padre de
Nabucodonosor? En el 625 aC, tanto Babilonia como Media fueron sólo
provincias del imperio de Asiria, y las dos provincias se sublevaron al mismo
tiempo. El rey de Asiria nombró Nabopolasor comandante de una gran fuerza y le
envió a Babilonia para sovocar la revuelta; mientras que el rey encabezó otras
fuerzas a Media, para aplastar la insurrección allí. Nabopolaso tuvo tanto éxito en
Babilonia que el rey de Asiria le puso al mando de esa provincia. Así que
Nabopolasor recibió su autoridad del rey de Asiria. El rey de Asiria recibió su
autoridad de su padre Asur-bani-pol; Asur-bani-pol recibió la suya de su padre
Esar- hadon; Esar-hadon recibió su autoridad de su padre Sargón; y Sargón recibió
su autoridad de las tropas, es decir, del pueblo. Así que la autoridad del rey de
Babilonia, y de Nabucodonosor, su hijo, o del hijo de su hijo era simplemente
providencial, y provenía del pueblo.
“Pongamos por ejemplo Victoria, reina de Gran Bretaña. ¿Cómo consiguió su
autoridad? Simplemente porque era la siguiente en la línea de sucesión al trono
cuando murió Guillermo IV. Su linaje desciende de Guillermo el Conquistador.

“Pero, ¿quién era Guillermo el Conquistador? Era un jefe normando que inició el
ataque contra Inglaterra al frente de sus tropas, y estableció su autoridad allí.
¿Cómo se hizo jefe de los normandos? Los normandos lo eligieron, y en este
linaje queda claro que la autoridad de la reina Victoria emanó solamente del
pueblo.

En la otra línea, la casa que reina ahora en Gran Bretaña, representada por
Victoria, es la casa de Hanover. Hanover es una provincia de Alemania. ¿Cómo
llegó la casa de Hanover a reinar en Inglaterra? Cuando murió la reina Ana, Jorge
de Hanover era el siguiente en la línea de sucesión al trono, y se hizo rey de
Inglaterra bajo el título de Jorge I. ¿Cómo recibió su dignidad principesa? Por
medio de su linaje, de Enrique el León, hijo de Enrique el Orgulloso, que recibió
el ducado de Sajona de Frederick Barbarossa en 1156. Enrique el León, hijo de
Enrique el Orgulloso, era un príncipe de la casa de Guelph, de Swabia. El padre
de la casa de Guelph era un príncipe del Alamanni que invadió el imperio
romano, y estableció su autoridad en lo que se concoce hoy como el Sur de
Alemania, y originó lo que es ahora la nación y el imperio alemanes. Pero, ¿quién
le hizo príncipe? Las tribus salvajes de Alemania. Así que la reina Victoria
descendió de este linaje de realza.

“Además, el poder imperial de la reina Victoria se ve limitado por el pueblo.


Según cuenta la leyenda, Gladstone, primer ministro y presidente de la Cámara de
los Comunes, llevó un documento a la reina para que lo firmase. La reina no
aprobó el documento, y rehuso firmarlo. Gladstone la dijo, ‘Su majestad debe
firmarlo’. Exclamó la reina, ‘¡Debo firmarlo! ¡Debo firmarlo! ¿Sabes quien soy
yo? ¡Soy la reina de Inglaterra!’. Gladstone respondió, ‘Si, su majestad, pero yo
soy el PUEBLO de Inglaterra’, y ella tuvo que firmar el documento. El pueblo de
Inglaterra puede comandar la reina de Inglaterra. En su calidad de reina, ella es
simplemente representante de la autoridad del pueblo. Si los ingleses decidieran
prescindir del lujo de la realza, y optaran por una república, sería ni más ni menos
que un ejercicio legítimo de su derecho, y el gobierno creado de ese modo, la
autoridad establecida, sería establecida por Dios al igual que la autoridad que
existe hoy.

“Las palabras ‘las [autoridades] que hay, por Dios han sido establecidas’ no se
refieren a los soberanos personales. Se refieren al poder gubernamental que se ve
representado por el soberano, y ese soberano consigue su poder del pueblo. A
parte de la teocracia de Israel, nunca ha habido un gobernante en la tierra cuya
autoridad no fue obtenida, principal-, última-, explícitamente o con permiso del
pueblo. No son los soberanos particulares, ni ningún sistema de gobierno cuya
autoridad ha sido establecida por Dios, sino el genio del gobierno mismo. La falta
de gobierno es la anarquía; la anarquía es ni más ni menos que la confusión
gubernamental. Según la Escritura, ‘Dios no es el autor de la confusión’. Dios es
el Dios del orden. Ha establecido el orden, y ha inculcado esa idea del gobierno,
de autoprotección, que es la primera ley de la naturaleza, y que se organiza en
diferentes formas en todas partes de la tierra. Son los hombres quienes deciden
qué tipo de gobierno quieren. Un pueblo tiene un sistema, otro pueblo opta por
otro sistema. El genio del orden civil surge de Dios; Dios ha establecido el
ejercicio del gobierno dentro de su campo legítimo; y la Declaración de la
Independencia afirmó simplemente la verdad eterna de Dios, cuando declaró que
los gobiernos obtienen sus poderes legítimos del consentimiento de los
gobernados. No importa si se ejerce en un sistema de gobierno u otro, la autoridad
y el orden gubernamentales que se ejercen han sido establecidos por Dios. Se el
pueblo deciden alterar su sistema, todavía es la misma autoridad; ya se debe
respetarla, porque todavía está establecida por Dios en su ejercicio legítimo, o sea,
en lo que respecta a los hombres y su relación con sus prójimos. Pero Dios no ha
establecido niguna autoridad para intervenir ni en lo que respecta a Dios ni en las
relaciones de los hombres con dios.

“En el último capítulo demostramos que la Constitución de Estados Unidos es el


único sistema de gobierno en la tierra que ha sido en armonía con el principio
expuesto por Cristo, es decir, que exige que los hombres le dé lo que es de César,
y que rehusa intervenir en la relación entre el hombre y Dios. La Constitución
originó de los principios de la Declaración de la Independencia, y hemos
demostrado que la Declaración de la Independencia simplemente afirma la verdad
de Dios. El pueblo americano no aprecia el valor de la Constitución bajo la que
viven. No honran los hombres nobles que dedicaron su vida, sus bienes y su honor
sagrado, para que las generaciones futuras hereden estos principios. ¡Que
rendamos homenaje al honor de estos hombres nobles, a la integridad de los
principios de la Declaración de la Independencia!¡Toda lealtad a la Constitución,
que da a César lo que es de César, y deja que los hombres den a Dios lo que él les
exige en su palabra santa!” [A T Jones, Civil Government and Religion (El
gobierno civil y la religión), pág. 39 – 42).
Capítulo Diez
El carácter de la Primera Enmienda

La Primera Enmienda contiene dos cláusulas que se centran en la libertad de culto: la


Cláusula de Adopción, que estipula que “el Congreso no hará ley alguna por la que
adopte una religión”, y la Cláusula de Libre Práctica, “que prohíba practicarla
libremente”.

LA CLÁUSULA DE ADOPCIÓN

Cualquier actividad o ley del gobierno que establece una práctica religiosa o que respalda
una religión o una creencia, una práctica o tradición religiosa, o que favorece un grupo
religioso, constituye una violación de la Cláusula de Adopción de la Primera Enmienda.
En 1971 el tribunal supremo de Estados Unidos estableció una prueba (en el caso de
Lemon vs Kurtzman; Ref. 310 US 296) que decide si una acción del gobierno constituye
la adopción de una religión. Esta prueba consiste en tres preguntas:

1. ¿tiene la actividad un propósito secular (no religioso)?


2. ¿promueve o obstaculiza la religión?
3. ¿constituye la implicación excesiva del gobie rno en la religión?

Por ejemplo, si el gobierno declarase un día festivo para el descanso y el esparcimiento,


no habría violación de la Primera Enmienda. Sin embargo, si el gobierno insistiera en que
no se deba hacer ningún tipo de trabajo ni juego en ese día por razones de religión, o si
insistiera en que la gente adoren en ese día, esto constituiría una violación de la Primera
Enmienda.

LA CLÁUSULA DE LIBRE PRÁCTICA

La Cláusula de Libre Ejercicio protege el derecho del individuo a creer, enseñar y


practicar su religión de acuerdo a sus convicciones. Se puede examinar los siguientes
ejemplos para demostrar como funcionan las dos Cláusulas:

1. Si el gobierno insistiera en que todos fueran a la Iglesia Episcopal (Anglicana),


esto sería una violación de la Cláusula de Adopción. Si el gobierno prohibiera a la
gente ir a la iglesia Anglicana, esto también constituiría una violación de la
Cláusula de Libre Ejercicio.
2. Asimismo, si el gobierno exigiese que todos guardaran un día de reposo, esto
sería una violación de la Cláusula de Adopción. Si el gobierno prohibiera a una
persona observar un día de adoración, esto constituiría una violación de la
Cláusula de Libre Ejercicio.

¿QUÉ SIGNIFICA ‘LA BARRERA DE SEPARACIÓN ENTRE IGLESIA Y ESTADO’?

El término ‘barrera de separación’ proviene, no de la Primera Enmienda, sino de la


obra de Thomas Jefferson. La Primera Enmienda no fue destinada a eliminar los
principios y los pensamientos religiosos de la vida pública, ni a prohibir que los
políticos apliquen principios religiosos en su vida pública. James Madison presentó la
versión orginal de la Primera Enmienda ante el Congreso en 1789. Cuando se le
preguntó qué significa esta enmienda, contestó que el Congreso no debiera adoptar
una religión como oficial del Estado, ni imponer la observancia de ésta mediante la
ley, ni obligar a ningún ciudadano a adorar Dios de una manera que sea contraria a
los dictados de la conciencia. La ‘barrera de separación’ no significa que el gobierno
debe oponerse a la religión, sino que los líderes no debieran utilizar la ley para
imponer doctrinas ni prácticas religiosas, ni deberían obligar a ningún ciudadano a
cumplir un deber religioso del que no es partidario.

De hecho, cuando un gobierno concede la libertad de conciencia, actúa en


conformidad con el cristianismo del Nuevo Testamento. Sin embargo, cuando un
gobierno no concede esta libertad, e impone o proscribe cualquier religión, y viola de
este modo las conciencias de las personas de una creencia diferente, es un gobierno
anti-cristiano. La base de esta conclusión es el principio enunciado por Cristo: “Pagad
pues a César lo que es de César y a Dios lo que es de Dios”.

Algunas personas arguyen que el término ‘barrera de separación entre Iglesia y


Estado’ significa el establecimiento de un estado impío, pero esto no es verdad. Esta
separación significa simplemente que el Estado da a todos el derecho a practicar su
religión, sin obligar a cualquier persona a practicar una religión en la que no cree. El
Estado no debería oponerse a la religión, ni ser hostil a ella. Debería permitir a todos
la libertad y la seguridad para que puedan practicar su religión.

Algunas personas quieren que el gobierno se oponga a la religión y establezca un


estado laico y humanista (o ateo), pero esto también constituiría una violación de los
principios de libertad de conciencia consagrados en la constitución. En el caso de
Abington Township vs Schmepp 374 US 203 (1963), el Tribunal Supremo de EEUU
declaró que el estado no puede establecer ninguna ‘religión de laicismo’, en el sentido
de oponerse o ser hostil a la religión, dando preferencia de este modo a los no
creyentes por encima de los creyentes. En resumen, el término ‘barrera de separación
entre iglesia y estado’, cuando se aplica correctamente, es un principio de libertad de
culto, y es en armonía con las palabras de Cristo: “Pagad pues a César lo que es de
César y a Dios lo que es de Dios’. James Madison expresó bien esta idea cuando dijo
que la religión y el gobierno son más puros cuanto más se ven separados.

El PROTESTANTISMO Y EL REPUBLICANISMO

La Constitución estadounidense establece un gobierno del pueblo, con permiso del


pueblo y de parte del pueblo. Garantiza el derecho del ciudadano a elegir el gobierno
por decisión propia durante elecciones libres, limpias y abiertas. Es más, garantiza la
libertad de palabra, de prensa, de reunión y de manifestación pacífica. Éstas son las
libertades fundamentales del republicanismo democrático, el modelo de gobierno más
libre.
Las constituciones de todas las naciones libres de la cristiandad son parecidas.
Además, la Constitución garantiza la libertad de culto, o de conciencia, en los asuntos
de fe, de adoración y de deber religioso. Establece los principios de la separación
entre y Iglesia y Estado. Estos son los principios fundamentales e inalienables del
protestantismo.

El republicanismo y el protestantismo se parecen a los dos cuernos de de un cordero.


El cuerpo del cordero representa el carácter benévolo del gobierno que promueve la
libertad.

Un gobierno que es realmente protestante garantiza las libertades fundamentales. Un


gobierno que es verdaderamente cristiano conserva el estado de derecho y permite a
sus ciudadanos todas las libertades religiosas y los derechos civiles. En cuanto un
gobierno utiliza la ley para imponer una religión o un deber religioso, se aparta del
principio de Jesús (“Pagad pues a César lo que es de César y a Dios lo que es de
Dios’), y deja de ser cristiano, aunque la religión que se impone sea una forma de
cristianismo popular.

A pesar de la claridad de estos principios, desde 1791, cuando se adoptó la Primera


Enmienda, en cada generación ha habido personas religiosas que quieren que se
utilice la asamblea legislativa para hacer respetar prácticas religiosas, y en particular
las leyes del domingo. Por ejemplo, durante las décadas de los 1880 y los 1820
ciertos grupos intentaron prohibir el transporte dominical del correo en Estados
Unidos. Se argumentó que el Congreso debiera imponer el reposo dominical al
ordenar el cese del labor público, o sea, el transporte del correo los domingos. Sin
embargo, siempre ha habido personas que entienden bien los principios de la libertad
de conciencia consagrados en la Primera Enmienda, y estas personas han resistido las
tentativas para imponer prácticas religiosas mediante la ley civil.

Cabe terminar este capítulo examinando una parte de un informe de una comisión del
Senado estadounidense sobre este tema, de la sesión de 1828- 1829 (hace 169 años).
Los argumentos son incontrovertibles, y conviene considerar cuidadosamente los
principios contenidos en el informe.

INFORME DEL CONGRESO –


EL TRANSPORTE DOMINICAL DEL CORREO

“El Senado pasó a la deliberación del informe y la resolución siguientes que fueron
presentados por el señor Johnson, con los que coincidió el Senado:-

“La comisión, a la que se remitió las diversas peticiones relativas al correo en el día
de reposo, o sea, en el primer día de la semana, presenta el siguiente informe, -

“Es un hecho comprobado y reconocido en todas las naciones, que sean cristianas o
paganas, que se necesita un descanso del trabajo ordinario de la vida. Se ha decidido
por un día de cada siete ; y de acuerdo con los deseos de la gran mayoría de las
personas que habitan este país, se ha dejado el primer día de la semana, que se llama
comúnmente el domingo, para este propósito.

“La asamblea legislativa ha aprobado este principio, para que se suspenda todo
comercio público en ese día, salvo que el trabajo imprescindible o de gran
importancia pública. La comsisión no quiere intervenir en este principio. Dicha
observancia no podrá provocar ningún daño, siempre que se ejerza en su ámbito
legítimo. Sin embargo, hay que recordar que el objeto del gobierno es proteger a
todas las personas para que puedan eje rcer sus derechos, tanto religiosos como
civiles, pero no debería decidir por cualquier persona si ella vaya a estimar un
día por encima de los demás, o estimar todos los días como sagrados.

“Estamos conscientes de que los buenos ciudadanos de esta nación tienen diferentes
creencias acerca del día de reposo; y nuestro gobierno está diseñado para proteger a
los unos y los otros. Los judíos en este país son tan libres como los cristianos, y
tienen el derecho a la misma protección. Su obligación de guardar el día de reposo
deriva del cuarto mandamiento de su decálago, y en conformidad con esa orden, ellos
rinden homenaje al séptimo día de la semana, que llamamos el sábado. Un grupo de
cristianos en este país, que se celebran por su piedad, y que son buenos ciudadanos, al
igual que cualquier otro grupo, están de acuerdo con los judíos, y observan el mismo
día.... El gobierno judío fue una teocracia, que impuso las prácticas religiosas; y
aunque la comisión espera que ningún grupo de los ciudadanos de este país
introduzca ningún sistema de coacción en nuestras instituciones civiles, el ejemplo de
otras naciones nos enseñaría a vigilar con cuidado al primer indicio de dicho sistema.
A la luz de estas creencias religiosas, la comisión opina que el Congreso no debe
intervenir. Decidir cuáles son las religiones verdaderas o falsas no está en el
alcance de la asamblea legislativa.

“Nuestro gobierno es una institución civil, no religiosa. Nuestra Constitución


reconoce que todos tienen el derecho a elegir su propia religión y practicarla
libremente, sin coacción. Cualesquiera que sean las creencias religiosos de los
ciudadanos, y por diferentes que sean, tienen el derecho a la protección del gobierno,
siempre que no invadan los derechos de los demás. Se opina que el transporte
dominical del correo no afecta los derechos de conciencia. Los que solicitan el cese
de éste parecen ser impulsados por un fervor religioso que sería loable si fuera
limitado a su ámbito debido; pero ellos adoptan una postura que sería apta para
una institución eclesiástica, no civil. Parecen considerar como axioma que la
práctica constituye una violación de la ley de Dios. Si el Congreso adoptara esta
postura en su calidad de asamblea legislativa, establecería el principio de que la
asamblea legislativa es el tribunal apropiado para determinar cuáles son las leyes de
Dios. Esto implicaría una decisión legislativa sobre una polémica religiosa, y una
cuestión sobre la que buenos ciudadanos tienen diferentes opiniones, sin alterar el
orden de la sociedad o amenazar las libertades. Una vez introducido este principio,
resultaría imposible definir sus limitaciones.
“Entre todas las persecuciones que manchan las páginas la historia, ninguna
víctima nunca ha sufrido sino que por la violación de lo que el gobierno definió
como la ley de Dios. Para evitar que se nos afronten los mismos problemas en este
país, la Constitución ha negado al gobierno la autoridad para definir la ley divina.
Esto es el derecho de cada ciudadano; y siempre que respete los derechos de los
demás, no puede ser responsable ante ningún tribunal humano de sus conclusiones. Al
juicio de la comisión, las combinaciones relgiosas extensas para promover un fin
político siempre son peligrosas. Esta primera tentativa requiere el establecimento de
un principio que, al juicio de la comisión, sentará las bases para modificaciones
peligrosas del espíritu de la Constitución y de los derechos de los ciudadanos. Si se
permite esto, se puede prever que las medidas futuras del gobierno serán
caracterizadas, si no controladas por la misma influencia. Todo despotismo
religioso empieza con la combinación y la influencia, y cuando dicha influencia
comienza a obrar sobre las instituciones políticas de un país, el poder civil
cederá ante ella; el desastre de otras naciones proporciona una terrible
advertencia de la consecuencia de esto.

“Cuando se transporta el correo los sábados, el judío y el que observa el sábado


pueden abstenerse de participar en ello, por escrúpulos concienzudos. Cuando se
transporta el correo el primer día de la semana, otro grupo de personas puede
abstenerse, por los mismos escrúpulos religiosos. El gobierno tiene la misma
obligación para con estos dos grupos; y la comisión no puede identificar ningún
principio en que se debería respetar las demandas de un grupo más que las del otro, a
menos que se argumente que la conciencia de la minoría es menos sagrada que la de
la mayoría.

“Si se incorpora en nuestras instituciones la observancia de un día santo, ¿no se


prohibirá el movimiento de un ejército, un asalto durante una guerra o no se dictará
una orden de que los oficiales de marina se queden fondeados mientras están en el
océano en aquel día? Habría que hacerlo en nombre de la coherencia. No se tiene la
certeza de que se deba terminar aquí. Una vez establecido el principio de que la
religión, o la observancia religiosa debe ser entretejida con nuestra legislación, hay
que perseguirlo hasta su fin. En nombre de la coherencia, haremos provisión para la
construcción de lugares de culto y para la manutención de los ministros cristianos, si
creemos que dichas medidas promoverán los intereses del cristianismo. La comisión
cree firmemente que la única manera de evitar estas consecuencias, y los males que se
producirán, es adherirse al espíritu de la Constitución, que considera el gobierno
solamente como una institución civil que carece de autoridad religiosa. Lo que las
otras naciones llaman la tolerancia religiosa, llamamos los derechos religiosos.- No se
ejercen en virtud de la indulgencia del gobierno, sino como derechos, de los que el
gobierno no puede privarle ningún grupo de ciudadanos, por pequeño que sea. El
poder despótico puede invadir estos derechos, pero la justicia los garantiza.

“Si la asamblea legislativa comete un solo hecho que implica la resolución de una
polémica religiosa, habrá sobrepasado sus limitaciones. Se sentará entonces el
precedente y las bases de aquella usurpación de la prerrogativa divina en este país que
ha sido el azote de los habitantes más justos del Antiguo Mundo.

“En lo que respecta a la observancia religiosa, nuestra Constitución reconoce


solamente el poder de la persausión. Los profesores del cristianismo deberían
recomendar su religión por medio de actos de bondad, la mansedumbre cristiana y
los ejemplos de temperancia y de santidad. Deberían unirse para enseñar a los
ignorantes, para auydar a las viudas y los huérfanos, para propagar el Evangelio de su
Salvador en el mundo; deberían dar un ejemplo para recomendar sus preceptos; y el
gobierno les protegerá con toda legitimidad. El gobierno no puede oponerse a ellos, ni
necesitará su auyda. Su influencia moral contribuirá en mayor medida a la promoción
de los intereses de la religión que cualquier medida que solicitan que el Congreso
apruebe. Los peticionarios no se quejan de ninguna violación de sus derechos. Gozan
de todo lo que los cristianos deberían pedir al gobierno – la protección de cualquier
obstáculo al ejercicio de sus creencias religiosas.

“Queda resuelto, que la comisión está dispensada de la consideración de este tema”.

Aquella comisión entendía bien el significado y el propósito de la Primera Enmienda.


Según A T Jones, sus argumentos son incontrovertibles, y hay que considerarlos
cuidadosamente hoy en día, cuando se toman por descontadas las libertades.
Capítulo Once
La Oposición a la Primera Enmienda
Una perspectiva general de la libertad de conciencia

Los principios de libertad de conciencia consagrados en las constituciones de las naciones


demócratas y cristianas se derivan de los principios establecidos durante la Reforma
protestante que tuvo lugar en el siglo XVI. Volvamos a examinar los preceptos
establecidos en la Protesta de los Príncipes alemanes durante la Dieta de Spires de 1529:

“Los principios contenidos en esta célebre Protesta constituyen la esencia del


protestantismo. Esta Protesta se opone a dos abusos del ser humano en lo que
respecta a la fe: el primer abuso es la intrusión del juez, y el segundo es la
autoridad arbitraria de la iglesia. El protestantismo rechaza estos abusos y
antepone la autoridad de la conciencia al juez, y la autoridad de la palabra de Dios
a la iglesia. Antes que nada, rechaza la intervención del poder civil en lo divino,
y como los profetas y los apóstolos, afirma que hay que obedecer a Dios y no al
hombre. El protestantismo exalta la corona de Jesucristo, en vez de la corona de
Carlos Quinto. Pero va más lejos: establece el principio de que se debe subordinar
toda enseñanza a los oráculos de Dios”. (D’Aubigné, libro 13, Capítulo 6).

En el tercer capítulo se estableció que los primeros colonos protestantes europeos que
acudieron a EEUU no entendían perfectamente el significado de estos principios. Por
consiguiente, ellos fundaron iglesias estatales y permitieron solamente a los practicantes a
votar o ocupar cargos en el gobierno civil. Sin embargo, estas prácticas tuvieron
repercusiones negativas: se aceptó esta norma para preservar la pureza del Estado, pero
acabó por corrumpir la iglesia. Puesto que se había insistido en que el pueblo observara la
religión, muchos individuos fueron motivados por la política secular, y se incorporaron a
la iglesia sin haber experimentado ningún cambio de idea. Por consiguiente, con el
tiempo, la membresía de la iglesia llegó a consistir en gran medida en personas no
conversas; y individuos que propugnaban errores o que desconocían el poder renovador
del Espíritu Santo se hicieron clérigos. Se vieron otra vez, como se había visto tantas
veces durante la historia de la iglesia desde los tiempos de Constantino, los malos que se
producen cuando se intenta fortalecer la iglesia con la ayuda del Estado, y cuando se
apela a los poderes seculares para que apoyen el Evangelio de Él que dijo “mi reino no
es de este mundo”. La unión entre Iglesia y Estado, aunque no parezca estrecha, y aunque
parece acercar el mundo a la iglesia, en realidad sólo sirve para acercar la iglesia al
mundo.

Según George Bancroft, un gran historiador americano del siglo XIX, Roger Williams
fue “la primera persona en la cristiandad moderna en establecer un gobierno civil
fundamentado en la doctrina de la libertad de conciencia y de la igualdad de las opiniones
ante la ley (George Bancroft, Histroy of the USA: Part One, cap. 15; párrafo 16). Rhode
Island, el estado gobernado por Williams, creció y prosperó, y los principios que
cimentaron este estado se convertieron en los pilares de la República Americana. Los
grandes defensores de la libertad de conciencia, tales como Thomas Jefferson, James
Madison y George Mason, continuaron el labor que comenzó Roger Williams hasta que
se había consolidado la libertad. (Véase Congressional Documents (USA) Núm. 200,
documento 271).

LOS PROTESTANTES SE OPONEN AL PROTESTANTISMO

Pese a la trayectoria fenomenal del desarrollo de las libertades, siempre ha habido


organizaciones, incluso organizaciones protestantes y cristianas de origen
estadounidense, que han intentado utilizar la ley civil para hacer que la gente cumpla los
deberes religiosos. Es más, en la mayoría de los casos, estas organizaciones han
procurado obligar a la gente a reposar y venerar los domingos.

A finales del siglo XIX surgieron cuatro organizaciones protestantes que solicitaban que
el gobierno civil impusiera leyes del domingo: The National Women’s Temperance
Union (una asociación de mujeres cristianas); National Reform Association (una
asociación que abogaba por reformas), Lord’s Day Alliance, y Sunday Law Association
(dos asociaciones que promovían el descanso dominical). Entre 1884 y 1888, estas
organizaciones intentaron imponer el cristianismo mediante las leyes para convertir los
Estados Unidos en una nación cristiana. Sin embargo, al imponer creencias y prácticas
ellos rechazaban los mismos principios fundamentales del protestantismo.

En mayo de 1888, el senador Henry W Blair presentó ante el Congreso una resolución y
un proyecto de ley. La resolución (el 25 de mayo de 1888) propuso una enmienda a la
Constitución estadounidense referente a la adopción de la religión, y el proyecto de ley
(21 de mayo de 1888) fue presentado para imponer una ley nacional de descanso
dominical. El senador Blair expresaba las ideas de las organizaciones anteriormente
mencionadas. No obstante, Alonzo T Jones, defensor de las libertades religiosas, protestó
contra la enmienda y el proyecto de ley, y tuvo éxito. En la publicación periódica
Christian Statesman, se publicó la reacción de la National Reform Association (NFA).
Aquí examinaremos los argumentos de la NFA y el análisis y la refutación de A T Jones
de este ataque contra la Primera Enmienda:

“Todos deben tener en cuenta que ésta es una nación cristiana, y que creemos que
perecemos sin el cristianismo. Por lo tanto hay que mantener nuestro carácter
cristiano por todos los medios. Hay que inscribir este carácter en nuestra
Constitución y insistir en que las personas que vienen a nuestro país respeten las
leyes de la moralidad.” (Christian Statesman, 2 de octubre de 1884).

En respuesta a este comentario, dice A T Jones:

“El imponer a los hombres las leyes de la moralidad cristiana sería ni más ni
menos que bligarles a ser cristianos, y en realidad, hipócritas. La gente percibirá
inmediatamente que esto es una violación de los derechos de conciencia; y el
vicepresidente de la Asociación Nacional de Reforma (ANR) sostiene que el
poder civil tiene el derecho a hacer esto. El reverendo David Gregg, pastor de la
iglesia de Park Street en Boston, y vicepresidente de la ANR, declaró en el
Christian Statesman (la edición del 5 de mayo de 1884) que la autoridad civil
tiene el derecho a controlar las conciencias de los hombres”.

“Dice el reverendo M A Gault, secretario de distrito y socio destacado de la organización:

‘Lo que proponemos para acabar con estas malas influencias, es que el gobierno
imponga la ley moral, reconozca la autoridad de Dios sobre esta ley, y tome
medidas contra cualquier religión que no cumpla con ella’.

“Otro vicepresidente de la Asociación, el reverendo E B Graham, declaró en un discurso


que se publicó en el Christian Statesman el 21 de mayo de1885:

‘Se puede decir, con justa razón, que si a los opositores de la Biblia no les gustan
nuestro gobierno, ni su carácter cristiano, que se vayan a una tierra salvaje y
desolada, y que en nombre del diablo, y por el diablo, se afinquen allí, y
establezcan un gobierno infiel y ateo, y si pueden soportarlo, que se queden allí
hasta que se mueren’.

“¿En qué difiere esta actitud del despotismo de Rusia? En el Century de abril de 1888, el
señor Kennan expresó su opinión sobre las leyes de Rusia referentes a los delitos contra
la fe, y citó una serie de leyes que estipulan que se privarán los derechos civiles y se
enviarán al exilio en Siberia a las personas que censuran la fe cristiana, la iglesia
ortodoxa, las Escrituras, el Santísimo Sacramento, los santos, sus imáge nes, la virgen
María, los ángeles, Cristo o Dios. Éste es el sistema que existe en Rusia, y sigue la línea
de los deseos de la Asociación Nacional de Reforma. Sin embargo, en tanto que el
gobierno ruso está contento con mandar a los disidentes a Siberia, ol s Reformadores
Nacionales quieren enviarlos al diablo.

“Durante una Convención sobre reforma nacional celebrada en la Ciudad de Nueva York
el 26 y el 27 de febrero de 1873, dijo Jonathan Edwards, doctor en teología:

“Queremos que haya un Estado y una religión, y vamos a conseguirlo. En lo que


los asuntos estatales requieran la religión, habrá religión, la religión de Jesucristo.
En este país el juramento y la moralidad cristianos dispondrán de una base legal
innegable. Utilizamos la palabra religión en el sentido riguroso, es decir, la
relación personal de fe y de obediencia que tiene el hombre con Dios.”

Queda claro que, según la definición que ha proporcionado, la Asociación quiere que el
Estado intervenga en la relación personal de fe y de obediencia que tiene el hombre con
Dios. El señor Edwards prosigue:

‘Ahora se nos advierte de que si se introduce esta doctrina dentro de la


Constitución, sería opresiva, y que violará los derechos de conciencia; y se nos
dice que hay ateos, deístas, judíos y bautistas del séptimo día que sufrirán a raíz
de esta doctrina’.

“A continuación, el señor Edwards define los términos ateo, deísta, judío y bautista del
séptimo día, y los cataloga todos como ateos:

‘En lo que respecta a nuestra enmienda, todas estas persona s forman un grupo.
Utilizan los mismos argumentos y las mismas tácticas contra nosotros. Hay que
considerarlos como una unidad; lamentamos esto, pero no hay más remedio. El
ateo, que cree que el hombre es el ser más sagrado y que nadie sobrevive a la
tumba, es el líder de la protesta y del descontento. El grupo trabaja principalmente
para promover los intereses del ateo, y el éxito del grupo sería un triunfo para este
último. Los demás son los apéndices en este conflicto. Deben llevar su nombre, y
en este caso, hay que tratarlos como un grupo.’

“¿Cuáles son los derechos del ateo?” El señor Edwards responde a esta pregunta:

‘¿Cuáles son los derechos del ateo? Yo lo toleraría como un loco, porque no creo
está en pleno uso de sus facultades. Yo le toleraré con tal de que no delire, ni sea
peligroso. Lo toleraría como toleraría un conspirador. El ateo es un hombre
peligroso.’

“Examinemos los derechos del ateo. ¿No es verdad que bajo los gobiernos terrenales
cualquier hombre tiene el derecho a ser ateo o cris tiano? Si no, ¿por qué? Queremos que
alguien nos explique. ¿No es verdad que cualquier hombre tiene el derecho a ser ateo, al
igual que el señor Edwards tiene el derecho a ser doctor en teología? ¿Se puede obligarle
a ser otra cosa? ¿Durante cuánto tiempo le tolerará el señor Edwards? - ‘Siempre que no
delire’. Un loco puede ser inofensivo, y podemos permitir que ande como quiera, pero le
guardamos bajo una estrecha vigilancia, porque no sabemos en qué momento el demonio
que le posee vaya a hacerse control de él y el loco vaya a hacerse peligroso. Los
Reformadores Nacionales piensan tratar los disidentes de este modo. Con tal de que los
disidentes se dejen acobardar y avasallar por estos déspotas que se han exaltado, todo irá
bien. Sin embargo, si una persona tiene los principios de un hombre, afirma sus
convicciones como un hombre debería hacer, entonces, está delirando, se vuelve
“peligroso”, y debe ser tratado como un loco peligroso.

“Es más, se tolerarán los disidentes como se toleran los conspiradores. Un conspirador
político intenta destruir el gobierno mismo, y conspira para matar a todos los miembros
del gobierno. Por consiguiente, ha perdido el derecho a la protección del gobierno y al
respeto del pueblo. Es así que los Reformadores Nacionales piensan tratar a los
disidentes, tras haber obtenido el poder que quieren; y la enmienda constitucional
presentado por el señor Blair satisface a estas personas, porque opinan que una vez
adoptada, les garantizará los resultados que quieren.”

“Prosigue el señor Edwards:


‘Sí, toleraré el ateo hasta este punto, pero ya está. ¿Por qué debería tolerarlo? El
ateo no me tolera; no me sonríe ni por piedad ni por desdén. El ateo odia mi fe y
me odia por mi fe.’

“Recordad que estos hombres piensan convertir EEUU en una nación cristiana, y piensan
hacerse intérpretes supremos de la doctrina cristiana en este país. ¡Qué armonía existe
entre las palabras del señor Edwards y el Sermón de la Montaña! ¿Dijo el Salvador,
‘Aborrecid a los que os aborrecen; despreciad los que no os toleran, y persiguid los que
se oponen a vuestra fe’? ¿Fue esto el Sermón de la Montaña? No, no es el Sermón de la
Montaña. Dijo Jesús, ‘Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced
bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen: Para seáis hijos
de vuestro Padre que está en los cielos’. Pero el cristianismo de la Reforma Nacional nos
incitaría a aborrecer a nuestros enemigos, oprimir los que nos aborrecen, y perseguir los
que no sonríen a nuestra fe, ni por piedad, ni por desdén, para que seamos los verdaderos
miembros del Partido Nacional de Reforma’, y esto seremos, si obedecemos.

“Pero el señor Edwards todavía no ha terminado de expresar su ideas tolerantes. Dice:

‘Puedo tolerar las diferencias y las discusiones, puedo tolerar la herejía y la


religión falsa. Puedo debatir la utilización de la Biblia en nuestras escuelas, los
impuestos sobre las propiedades de la iglesia, las capellanías, etcétera, pero hay
asuntos que no se deben debatir. ¿Tolerar el ateísmo, señor?¡Ni pensarlo! Ya he
dicho que el ateo puede vivir, pero, Dios mediante, ¡no dejaremos que el credo del
ateo corrompa las instituciones civiles de esta hermosa tierra!

‘Repitamos que el ateísmo y el cristianismo se contradicen, y son sistemas


incompatibles. ¡No pueden convivir en el mismo continente!’

“¡Esto es aun peor que lo que ocurre en Rusia! El gobierno ruso permite a los disidentes a
vivir en el mismo continente, aunque sea en la región más remota de Siberia. Pero estos
hombres, que dan el bueno visto a la enmienda religiosa del señor Blair, piensan superar
los rusos, y no permitirán que los disidentes vivan con ellos en el mismo continente. En
vista de estas declaraciones de hombres que viven y que abogan por esta enmienda que se
ha propuesto, ¿no es evidente que la enmienda constitucional del señor Blair sigue la
línea de un despotismo religioso que es más despediado que el de Rusia, y cuyo poder es
igualado sólo por el papado?’

“Para colmo de malos, y como si sus intenciones no fueran bastante sinceras, piensan
unirse con la iglesia católica y trabajar con ella. Según el Christian Statesman del 11 de
diciembre de 1884:

‘Cuando los católicos estén dispuestos a cooperar en la lucha contra el avance del
ateísmo político, nos uniremos con ellos con el mayor agrado.’

“El papa Leo XIII declara a los católicos:


‘Todos los católicos deberían hacer todo lo que es en su poder para que las leyes y
las constituciones de los estados se inspiren en los principios de la verdadera
iglesia.’

“Los Reformadores Nacionales obedecen todas la órdenes que el papa ha dado a los
católicos, y ¿ por qué no deberían unirse con el mayor agrado con los católicos? Se puede
tener la seguridad de que Roma aceptará la propuesta de la Reforma Nacional en cuanto
esta Asociación tenga suficiente peso como para promover los intereses católicos. La
enmienda que ha propuesto el senador Blair es precisamente lo que quiere el papado.”

“Por consiguiente, queda claro que si se adopta la enmienda del senador Blair, preparará
el terreno para el establecimiento de un despotismo religioso en este país querido; y esto
es precisamente la intención de los defensores de la enmienda. Si se acepta esta
enmienda, se aceptará también un despotismo religioso.

EL PROTESTANTISMO AL REVÉS

Hoy en día gozamos de la libertad de conciencia y de investigación, y somos testigos de


avances increíbles en todos los campos. Sin embargo, todavía hay organizaciones
protestantes en EEUU que quieren que se utilice la ley civil para imponer creencias y
prácticas cristianas. Están creciendo la membresía y la influencia de organizaciones tales
como la Coalición Cristiana (Christian Coalition) y el Derecho Cristiano (Christian
Right). La influencia de estas organizaciones resultará muy importante a medida que
EEUU irá acercándose a, alcanzando y pasando el año 2000.

Estos grupos protestantes intentan hacer exactamente lo contrario de lo que procuró


lograr la Reforma protestante del siglo XVI. La Reforma acabó con ‘dos abusos del
hombre en lo que respecta a la fe: el primer abuso es la intrusión del juez, y el segundo es
la autoridad arbitraria de la iglesia. El protestantismo rechaza estos abusos y antepone la
autoridad de la conciencia al juez, y la autoridad de la palabra de Dios a la iglesia. Antes
que nada, rechaza la intervención del poder civil en lo divino, y como los profetas y los
apóstolos, dice que hay que obedecer a Dios y no al hombre’.

Pero estos cristianos modernos procuran lograr la intromisión del sistema jurídico en las
cuestiones de fe y de obligación religiosa, es decir, la imposición de la religión de la
mayoría por medio de la ley civil. La obligación de la ley civil es proteger la libertad de
conciencia, pero el Estado no tiene más autoridad en las cuestiones religiosas. Cualquier
gobierno que intenta utilizar su autoridad para controlar o imponer prácticas religiosas
viola los mismos principios por los cuales lucharon los reformadores protestantes.

Es alarmante que, en estos tiempos de libertad y progresismo, los protestantes modernos


quieren que volvamos a la tiranía de la Edad de las tinieblas. Pero estos grupos
argumentan que América podrá conseguir el bienestar moral y la prosperidad sólo si se
impone el cristianismo. Sin embargo, la historia nos ha enseñado que la legislación
religiosa no contiene el desorden, sino que ocasiona la intolerancia y la persecución de
ciudadanos rectos cuyas creencias difieren de las de la mayoría.
EL PONTIFICADO SE OPONE A LA PRIMERA ENMIENDA

La iglesia católica dominó Europa durante más de mil años, y en aquella época el
pontificado no reconoció ni respetó el principio de la libertad de conciencia en las
cuestiones de fe y de adoración. El pontificado considera las doctrinas protestantes de
libertad civil y religiosa como una herejía. Véase más abajo un pasaje del historiador
Josiah Strong sobre la actitud del pontificado hacia la libertad de conciencia, y los
efectos negativos que el éxito de esta política puede tener en Estados Unidos:

“Son muchos los que atribuyen a fanatismo o a la puerilidad todo temor


expresado acerca del catolicismo romano en los Estados Unidos. Los tales no ven
en el carácter y actitud del romanismo nada que sea hostil a nuestras libres
instituciones, y no ven tampoco nada inquietante en el incremento de aquél.
Comparemos, pues, primero, algunos de los principios fundamentales de nuestro
gobierno con los de la iglesia católica.

“La Constitucion de los Estados Unidos garantiza libertad de conciencia. Nada


hay más precioso ni de importancia tan fundame ntal. El papa Pío IX, en su
encíclica del 15 de agosto de 1854, dice: ‘Las doctrinas o extravagancias absurdas
y erróneas en favor de la libertad de conciencia, son unos de los errores mas
pestilentes: una de las pestes que más se debe temer en un estado.’ El mismo
papa, en su encíclica del 8 de diciembre de 1864, anatematizó ‘a los que sostienen
la libertad de conciencia y de cultos’ como tambien ‘a cuantos aseveran que la
iglesia no puede emplear la fuerza.

“El tono pacífico que Roma emplea en los Estados Unidos no implica un cambio
de sentimientos. Es tolerante cuando es impotente. El obispo O'Connor dice: ‘La
libertad religiosa se soporta tan sólo hasta que se pueda practicar lo opuesto sin
peligro para el mundo católico’… El arzobispo de Saint Louis dijo un día: ‘La
herejía y la y la incredulidad son crímenes’; y en los países cristianos como Italia
y España, por ejempio, donde todo el pueblo es católico y donde la religión
católica es parte esencial de la ley del país, se las castiga como a los demás
crímenes’…

“Todo cardenal, arzobispo y obispo de la iglesia católica, presta un juramento de


obediencia al papa, en el cual se encuentran las siguientes palabras: "Me opondré
a los herejes, cismáticos y rebeldes contra nuestro señor (el papa), o sus sucesores
y los perseguiré con todo mi poder.’ “—Josías Strong, Our Country, cap. 5, párrs.
2-4.
El pontificado todavía no ha cambiado de postura: el papa Juan Pablo II sostiene que al
igual que ningún sistema política es viable a menos que se basa en la espiritualidad de
una creencia auténtica en Dios y en Cristo, ninguna creencia religiosa es viable a menos
que esté implicada directamente en el sistema política (Véase Malachi Martin, The Keys
of This Blood, pág. 492).

Ellen G White, la escritora americana más prolífica y famosa, nos ha advertido:

“La iglesia católica romana, con todas sus ramificaciones en el mundo entero,
forma una vasta organización dirigida por la sede papal, y destinada a servir los
intereses de ésta. Instruye a sus millones de adeptos en todos los países del globo,
para que se consideren obligados a obedecer al papa. Sea cual fuere la
nacionalidad o el gobierno de éstos, deben considerar la autoridad de la iglesia
como por encima de todas las demás. Aunque juren fidelidad al estado, siempre
quedará en el fondo el voto de obediencia a Roma que los absuelve de toda
promesa contraria a los intereses de ella.

“La sagacidad y astucia de la iglesia romana asombran. Puede leer el porvenir. Se


da tiempo viendo que las iglesias protestantes le están rindiendo homenaje con la
aceptación del falso día de reposo y que se preparan a imponerlo con los mismos
medios que ello empleó en tiempos pasados.”

CONCLUSIÓN

Siempre hemos sabido que el pontificado se oponía, y sigue oponiéndose a los principios
de la Primera Enmienda. Pero ahora hemos aprendido que también hay muchas
organizaciones protestantes que se oponen a la Primera Enmienda, quizás indirectamente,
pero abogan por la imposición de la religión mediante la ley civil, y esto constituye un
rechazo de las libertades establecidas por la Primera Enmienda. Algunas veces ocurren
cosas raras: los mismos protestantes que protestaron contra la intolerancia religiosa del
Mundo Antiguo, y que dieron origen a la Primera Enmienda, ya no protestan, y a la larga
procurarán imponer su dogma religioso. De este modo se unirán a Roma para oponerse al
principio de la libertad religiosa, y esto será el primer paso hacia el establecimiento del
Nuevo Orden Económico Mundial.

Parece adecuado terminar este capítulo con una cita del profesor Colcord, que proviene
de Los Derechos del Hombre (The Rights of Man), un libro que se escribió a principios
del siglo vigésimo:

“No vale la pena tener ni apoyar una religión que necesita prisiones, potros,
inquisiciones, multas o incendios para mantenerse. No vale la pena abrazar una
religión que rehusa o es incapaz de hablar abiertamente con sus opositores sobre
la verdad, sin el apoyo de la ley para imponer sus preceptos. No merece la pena
apoyar una religión que necesita otra cosa que la verdad y el Espíritu Santo para
mantenerse. No se debería permitir que existe una iglesia que persigue otras
personas para prosperar. No vale la pena proteger un credo si hay que pisotear los
derechos y las libertades de la gente para loga r esto. Ninguna iglesia que convierte
la inconformidad con sus ritos y costumbres en una infracción penal es digna de
ser llamado cristiana. En cuanto una iglesia hace esto, se convierte en
perseguidora.” (W A Colcord, The Rights of Man, pág. 113).

Esto es en perfecta armonía con las palabras de Jesús en Juan 16:1-3.

Capitulo Doce
Estados Unidos, moralmente renovado,
conducirá las demás naciones en el Nuevo Orden Mundial

Durante el siglo vigésimo se han aumentado progresivamente los niveles de delincuencia


en Estados Unidos, y en los últimos treinta años en particular, la criminalidad ha
aumentado a un ritmo alarmante. En las grandes ciudades del mundo, y sobre todo de
EEUU, se cometen crímenes terribles, inhumanos y violentos. Gran parte de estos delitos
se derivan del tráfico y del uso de drogas. Estados Unidos es el mercado más importante
de drogas ilegales del mundo. Hoy en día la criminalidad se hecho más compleja y sigue
el ritmo de los avances técnicos; los criminales pueden defraudar cualquier sistema
financiero o de seguridad.

A medida que los niveles de crímenes violentos van aumentándose, incrementará el


miedo de los ciudadanos respetuosos de la ley. Dicho miedo motivará la búsqueda de
medidas para frenar el recrudicimiento de la violencia. Sin embargo, en EEUU y otras
partes del mundo existen otros problemas, por ejemplo los accidentes mortales y los
catástrofes naturales. Es más, el número de hogares deshechos aumenta a un ritmo
alarmante; cada vez más adolescentes recur ren a conductas desviadas y peligrosas y los
padres americanos temen por sus niños.

A escala mundial, la explotación sexual de niños es otra problemática. Recientemente la


revista The Economist divulgó que cada semana, entre diez y doce millones de hombres
hacen visitas a prostitutas. De hecho, el mundo es plagado por una forma de abuso
infantil cuya envergadura y naturaleza se revelaron sólo en los últimos años. En 1996 los
representantes de 130 países se reunieron en Estocolmo para la primera Conferencia
mundial contra la explotación sexual y económica de los menores. Los datos que se
proporcionaron durante el congreso fueron horrosos:

En Brasil, hay como mínimo 250.000 niños prostitutos; en Canadá, las redes de
prostitución prostituyen a miles de niñas adolescentes; en China hay entre 200.000 y
500.000 niños prostituidos. En Colombia, durante los últimos siete años se ha
quintuplicado el número de niños que se ven explotados; en India, unos 400.000 menores
trabajan en la industria del sexo; en Tailandia hay 300.000 niños prostituidos. En Estados
Unidos, según las fuentes oficiales, hay más de 100.000 menores que se explotan
sexualmente.

Además, la pornografía va en aumento y se infiltra en internet. Aun las iglesias se ven


plagadas de escándalos con respecto a los matrimonios homosexuales.

¿SON ESTOS PROBLEMAS IMPUTABLES A LA LIBERTAD?

Muchos americanos comienzan a preguntarse si el aumento de la criminalidad se debe a


las libertades. Muchas personas creen que cada generación desde la década de los sesenta
ha abusado de las grandes libertades de la Constitución, y de la Primera Enmienda en
particular. Los religiosos y sociólogos sugieren que, a falta de moralidad, las libertades
hacen que la sociedad americana se encamine a un extremo peligroso. Es más, debido al
aumento del número de sectas y suicidios ceremoniales colectivos, muchas personas han
comenzado a dudar que la Primera Enmienda sea acertada y relevante. En la revista The
Economist del 4 de enero de 1997, se publicó un artículo sobre este cuestionamiento de la
Primera Enmienda. Este artículo, “A Slow Retreat From Freedom” (La Lenta Retirada de
las Libertades”) demuestra como el abuso de las libertades puede terminar en la
restricción de ellas. Véase también el artículo “America and Re ligion” (“La religión en
Estados Unidos”) que apareció en The Economist el 8 de Julio de 1995, que proporciona
unas estadísticas y un análisis de la creciente influencia de la religión sobre la política en
EEUU.

En el pasado cuando ocurrió un choque entre la libertad y la fe, aunque hubo luchas
intensas, la libertad ha ganado. Sin embargo, en el futuro, la libertad no será tan exitosa.
Debido a la criminalidad, la anarquía, los catástrofes naturales y las crisis económicas, el
temor en vez de la lógica controlará la gente. Por consiguiente, les resultará más
aceptable la imposición del cristianismo mediante la ley civil.

Se ha establecido anteriormente que en cada época de la historia americana ha habido


personas religiosas que argumentan con firmeza que la decadencia moral es atribuible a
la profanación del domingo. El miedo se intensificará y se apoderará de la mente del
pueblo, y al final estará convencida de que la imposición del descanso dominical
mejorará la moralidad de la sociedad americana. Una vez aprobada la ley nacional del
domingo, EEUU aseverá que este renacer moral le da el derecho a conducir el mundo al
Nuevo orden mundial económico, politico y religioso, para que todos sean preparados
para el advenimiento de Dios.

Las organizaciones como al Coalición Cristiana y el Derecho Cristiano desempeñarán


un papel fundamental en convencer a millones de ciudadanos americanos de que no habrá
mejora de la moralidad ni de la coyuntura socio-económica de EEUU a menos que se
impongan leyes estrictas con respecto a la observancia del domingo. Despúes de su
“renacer moral”, América logrará lo que resulta imposible a los otros países; es decir,
utilizará o la presión económica o la persuasión para que los otros países impongan el
descanso y la adoración dominicales. Dicha imposición constituirá el primer paso hacia la
creación del Nuevo orden mundial.
Capítulo Trece
Dos contradicciones del espíritu protestante

Que las iglesias protestantes utilicen el derecho civil para hacer respetar cualquier
creencia o práctica religiosa sería una violación de uno de los principios fundamentales
del protestantismo, y por consiguiente, contrario al espíritu protestante. Ya se ha
establecido este punto en los capítulos anteriores de esta obra.

Los protestantes creen y enseñan que la única forma de obediencia que le resulta
acceptable a Dios es la que se motiva por el amor, y que se da libre- y voluntariamente en
virtud de la fe del creyente en Dios. Por lo tanto, que se haga cumplir un deber religioso
mediante el derecho civil les obligaría simplmente a los infieles a obedecer de manera
legalista y sin fe auténtica. Dicha obediencia legalista no sólo le resultaría inaceptable a
Dios, sino que también sería pecaminosa porque según Romanos 14:23, “todo lo que no
proviene de fe, es pecado”.

Durante el siglo XVI la Reforma protestante ‘se opuso a dos abusos del hombre en las
cuestiones de fe: el primer es la intrusión del juez civil y el segundo es la autoridad
arbitraria de la iglesia. En cambio, el protestantismo antepone el poder de la conciencia al
juez, y la autoridad de la palabra de Dios a la iglesia. Rechaza la intervención del poder
civil en lo divino, y coincide con los profetas y los apóstolos en que debemos obedecer a
Dios y no a los hombres’ (Véase D’Aubigné, libro 13, capítulo 6). Asimismo, durante el
siglo XVIII, los artífices de la Constitución americana reconocieron el principio eterno de
que la relación que un hombre tiene con Dios está por encima de las leyes humanas, y
que los derechos de conciencia son inalienables. No habrá que razonar para establecer
esta verdad; tenemos todos conciencia de ella. Fue esta conciencia que sostenía a los
martirios, torturados y abrasados, a despecho de las leyes humanas. Creían que su deber
para con Dios era más importante que las leyes humanas, y que el hombre no podía
ejercer ninguna influencia sobre sus conciencias. Esto es un principio connatural que no
se puede borrar. (Véase Congressional Documents USA, No. 200, Document No. 271).

Por consiguiente, si los poderes civiles establecieran el domingo como día de reposo y de
veneración, sería un acto contrario a los espíritus protestante y cristiano. Es más, según la
Iglesia Católica, el día que guardan los protestantes (el domingo) es tambíen contrario al
espíritu protestante.

Uno de los principios fundamentales del auténtico protestantismo es que la Biblia es la


única guía infalible de la Iglesia, y que cada doctrina debe ser establecida claramente a
partir de la Biblia. La Iglesia Católica declara que los protestantes que guardan el
domingo como día de reposo y de adoración desobedecen la Biblia, y que reconocen la
autoridad de la Iglesia Católica, puesto que fue esta última, y no la Biblia, que introdujo
la observancia del domingo como día de reposo y de adoración.

La siguiente serie de pasajes de publicaciones católicas acerca del origen y el significado


de la observancia del domingo es muy reveladora.
"Pregunta: ¿Cómo se puede comprobar que la Iglesia tiene la
autoridad para imponer fiestas y días festivos?

"Respuesta: A través del mismo acto de cambiar el sábado al domingo, lo


cual aceptan los protestantes; y, por lo tanto, éstos indulgentemente se
contradicen al observar el domingo estrictamente y romper con otras
fiestas ordenadas por la misma Iglesia". [Daniel Ferris, ed., Manual of
Christian Doctrine (Manual de doctrina cristiana) (1916), pág. 67].

“Pregunta: ¿Cuál es el día de reposo?

"Respuesta: El sábado.

"Pregunta: ¿Por qué nosotros observamos el domingo en lugar del


sábado?

"Respuesta: Nosotros observamos el domingo en lugar del sábado porque


la Iglesia Católica transfirió la solemnidad del sábado al domingo". [Pedro
Geiermann, C.S.S.R., The Converts Catechism of Catholic Doctrine
(Catecismo de doctrina católica de los conversos) (1957), pág. 50].
"En ninguna parte de la Biblia se declara que la adoración se deba cambiar
del sábado al domingo ... Ahora, la Iglesia ... instituyó, por la autoridad de
Dios, el domingo como el día de adoración. Esta misma Iglesia, por la
misma autoridad divina, enseñó la doctrina del purgatorio mucho antes
que la Biblia fuera hecha. Tenemos, por lo tanto, la misma autoridad en
cuanto al purgatorio que tenemos en cuanto al domingo". [Martin J. Scott,
Things Catholics Are Asked About (Cosas que se les pregunta a los
católicos) (1927), pág. 136].
"Podrás leer la Biblia desde el Génesis hasta el Apocalipsis, y no
encontrarás ni una sola línea que autorice la santificación del
domingo. Las Escrituras mandan la observancia religiosa del
sábado, el día que nosotros nunca santificamos". Cardenal James
Gibbons, The Faith of Our Fathers, (La fe de nuestros padres),
edición 88, pág. 89:
"La Iglesia Católica ... por virtud de su misión divina, cambió el
día de sábado a domingo." [James Gibbons The Catholic Mirror
(El espejo católico) el 23 de septiembre de 1893]
Según la Iglesia Católica, que los protestantes observan el domingo como el día de
reposo es contrario al espíritu protestante, puesto que es contrario a la Biblia. Además,
que los protestantes utilizan la ley civil para imponer dicha observancia es también
contrario a su espíritu, porque constituye una violación del principio protestante de la
libertad de conciencia. Por lo tanto, que los protestantes utilicen la ley civil para imponer
es descanso dominical sería una doble contradicción del espíritu protestante.
En el próximo capítulo veremos si es justa la acusación de los católicas contra los
protestantes.
Capítulo Catorce
¿Es justa la acusación?

En nuestro capítulo anterior examinamos la acusación de la Iglesia Católica contra la


observanc ia del domingo por los Protestantes. El pontificado ha argumentado
consistentemente que si los Protestantes observaran el principio de sola scriptura (solo la
Biblia) observarán el séptimo día como Día de Reposo porque no hay base escriptural por
observar el domingo. Veamos si la acusación Católica contra los Protestantes sea verdad.

Supongamos que podríamos encontrar un individuo que no tuvo previa propensión


religiosa alguna y a quien le gustaba la investigación honesta y objetiva. Y supongamos
que le dieron la Biblia como su única fuente de referencia, y le pidieron que determinara
basado sólo en la Biblia cuál de los días es el Día de Reposo Cristiano. ¿A qué conclusión
piensa usted que llegará?

No hay desacuerdo entre los Cristiano que durante la época del Antiguo Testamento, era
el séptimo día el Día de Reposo del Señor.

Sin embargo cuando tratamos con el Nuevo Testamento, la mayoría de los Cristianos
creen que se termina el antiguo Día de Reposo, y que lo supera otro día. Necesitamos
estudiar bien el Nuevo Testamento para saber la veracidad de esta afirmación.

Nos preguntamos, ¿Qué día observaron Cristo y sus apósteles como el Día de Reposo?
Sus costumbres y sus enseñanza sobre esta cuestión deben poner fin a toda la polémica, y
ese día debe ser observado por todos los Cristianos de hoy. El día de Reposo se menciona
al menos sesenta y cuatro veces en el Nuevo Testamento, y en cada una de las ocasiones
se refiere al séptimo día, sin indicación alguna que había dejado de ser una obligación
que había que cumplir. Cristo, durante su vida terrestre, observó con santidad el séptimo
día, y enseñó a sus discípulos que debían hacer lo mismo.

"Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga,


conforme a su costumbre, y se levantó a leer. Mas él pasó por en medio de ellos,y se fue.
Descendió Jesús a Capernaum, ciudad de Galillea; y les enseñaba en los días de
reposo." (San Lucás 4:16, 30, 31.)

Ya que era Su "costumbre," sigue que el Día de Reposo lo hallaba habitualmente en la


sinagoga, dedicado al culto divino. Siempre defendía el Día de Reposo y la ley del Día de
Reposo. Con respecto a la ley de Dios, de que forma parte el mandamiento que trata del
Día del Reposo, dijo él:

"Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierre, ni una jota ni una tilde
pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido." (San Mateo 5:18).

Y para los que falsificarían cualquier parte de esta ley, le da el siguiente aviso:
"De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y
así enseñe a os hombres, muy pequeño sera llamado en el reino de los cielos; mas
cualquiera que los haga y los enseñe, éste sera llamado grande en el reino de los cielos."
(San Mateo 5:19.)

Hay muchos que afirman que Cristo observaba el Día de Reposo porque vivía bajo la
antigua ley, y que observaba todas las ordenanzas ceremoniales, hasta que, mediante Su
muerte, las clavó a la cruz. Tales personas, desde luego, incluyen entre las ordenanzas
ceremoniales el Día de Reposo. Luego pregunta con aire de triunfo, "En el Nuevo
Testamento, ¿dónde ordenan a los Cristianos que guarden el séptimo día como Día de
Reposo después de la cruz?"

Hay una afirmación que equivale a un mandato dado por Cristo mismo, y a los Cristianos
también. Es ésta:

"Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo." (San Mateo
24:20.)

Con estas palabras Cristo identifica el día que todavía sería el Día de Reposo cuarenta
años después de su resurrección. Por tanto su afirmación constituye veritablemente un
mandato. Al leer todo lo que había pasado antes el en capítulo veinticuatro de San Mateo,
se verá que predecía la destrucción del Templo en Jerusalén, cuando esa ciudad se caería
bajo el dominio de los Romanos; lo que según la historia tuvo lugar en A.D. 70 -cuarenta
años después de que hubiera hecho esa profesía. Cristo, por poder predecir esta
destrucción, y que no quedará piedra sobre piedra en ese edificio magnífico (San Mateo
24:2), podía saber igualmente el momento exacto en que ocurriría. Sabía que sería
cuarenta años después del momento en que hablaba; y sabiéndolo, ordenó a sus eguidores
(los Cristianos) con una actitud que decía que ya no importaba más cuál día sería el Día
de Reposo que cuál estación sería el invierno.

¿Podría pedir evidencia más fehaciente cualquier persona que quería hacer la voluntad de
Dios que estas palabras de Cristo con respecto a la continuación del Día de Reposo en la
Epoca Cristiana? Tenemos por eso tanto el ejemplo de Cristo como su precepto con
relación a este asunto.

Cristo observó fielmente el Día de Reposo, porque era parte de la ley debida de Dios; la
transgresión de ella era pecado. Lo hizo de modo que pudiese conseguir la honradez de
observar fielmente el Día de Reposo para que sustituya por la contravención de ella por
los hombres.

Cristo nunca guardó el domingo, el primer día de la semana, como el Día de Reposo.
Tampoco ordenó a nadie que lo hiciera; así que resulta evidente que no es pecado trabajar
el primer día de la semana. Si fuera pecado, Cristo, por nunca observarlo, no tendría la
honradez de observar fielmente el domingo para que pudiera sustituir la contravención
ajena de él. Esto prueba que el Señor sabía que observar el primer día de la semana nunca
sería un requisito que Dios exigiría a Sus hijos. Si fuera eso El mismo habría dado el
ejemplo y habría avisado a sus discípulos sobre él; pero en ninguna parte de los
Evangelios tenemos constancia de que mencionó el primer día de la semana.

Desde que Cristo es nuestro modelo en todo lo que tiene que ver con la honradez en la
vida Cristiana, no hay principio relacionado con la honradez que se requiere a los
Cristianos, que no hizo El mismo. ¿Es razonable creer que si el Señor hubiera pensado en
cambiar el día que deberían observar los Cristianos, habría permanecido totalmente
callado con respecto a este asunto tan importante? Y sin embargo, terminó su sacerdocio
terrestre, completó su obra de redención, subió al cielo, sin dar mandato alguno con
respecto a ningún otro día que se debía observar más que el que fue dado en Sinai, el cual
es el séptimo día.

LOS APOSTELES GUARDARON EL SEPTIMO DIA

Consideremos ahora a los apósteles, a fin de descubrir cuál fueron su costumbre y


enseñanza con respecto al Día de Reposo. De todos los apósteles, tal vez ninguno tuvo
una posición tan destacado en sus obras ni en el número de epístolas que escribió que el
apóstol Pablo, y en cuanto a su costumbre leemos:

"Pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de
los judíos. Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió
con ellos." (Los Hechos 17:1, 2).

En Corinto donde trabajó Pablo un año y medio, enseñando la palabra de Dios entre el
pueblo, se dice:

"Y discutía en la sinagoga todos los días de reposo, y prsuadía a judíos y a griegos."
(Los Hechos 18:4).

También en Antioquía y Filipos observó el Día de Reposo, y enseñó en la sinagoga ese


día (Los Hechos 13:14, 16:12, 13). Por ser fabricante de tiendas, Pablo hacía este oficio
durante los días laborales, y éstos incluían el domingo, el primer día; pero el Día de
Reposo observaba fielmente, y siempre se encontraba en cualquier lugar de culto,
predicando y enseñando la Palabra de Dios. En casi todas las ciudades donde predicaba,
fundó iglesias Cristianas de entre los Judíos y los Gentiles. La mayoría de sus epístolas se
dirigían a estas iglesias que había fundado y organizado. En ningún momento se refirió al
primer día de la semana como el que debían observar los Crisitianos como un día santo.

LOS GENTILES GUARDAN EL DIA DE REPOSO

Argumentan los que afirman que desde la resurrección, el primer día de la semana es el
día que se debía observar los Cristianos, que Pablo iba a la sinagoga el séptimo día de la
semana simplemente porque allí tendría la oportunidad de predicar el evangelio a los
Judíos, pero que los Cristianos gentiles observaban el primer día de la semana como el
Día de Reposo. Esta declaración se refuta por el hecho de que cuando Pablo estuvo en
Antioquía, predicaba el evangelio en la sina goga el Día de Reposo (el séptimo día).
"Cuando salieron ellos de la sinagoga de los judíos y de los prosélitos piadosos
siguieron a Pablo y a Bernabé, quienes hablándoles, les rogaron que el siguiente día de
reposo les hablasen de estas cosas." (Los Hechos 13:42).

Muchos de estos Gentiles eran evidentemente Cristianos, porque Pablo, hablándoles, "les
persuadía a que perseverasen en la gracia de Dios." (versículo 43).

Si el argumento arriba mencionado que apoya el primer día de la semana fuera verdad,
entonces estos Gentiles habrían rogado a Pablo que les predicase el próximo día, que
habría sido el primer día de la semana. Y si Pablo se acostumbrara a observar el primer
día de la semana, les habría dicho a los Gentiles, "Pues nosotros como Cristianos, desde
la resurrección de Jesús, observamos el primer día de la semana. ¿Por qué esperan el
próximo día de reposo (el séptimo día)? Vendré a hablarles a ustedes los Gentiles
mañana."

Pero no dijeron nada semejante ni Pablo ni los Gentiles, sino esperaron el próximo Día de
Reposo, y el versículo cuarenta y cuatro dice: "Y el siguiente día de reposo se juntó casi
toda la ciudad para oír la palabra de Dios."

Fijémonos más allá de esto que en lo que Pablo mismo dice con respecto a las cosas que
enseñaba tanto a los Judíos como a los Gentiles. Cuando se defendió ante Félix, dijo:

"Pero esto te confieso, que según el Camino que ellos llaman herejía, así sirvo al Dios de
mis padres, creyendo todas las cosas que en la ley y en los profetas están escritas." (Los
Hechos 24:14).

Ante Festo declaró que no había ofendido en nada "contra la ley de los Judíos" (Los
Hechos 25:8).

Ante Agripa declaró que al predicar tanto a pequeños como a grandes no había enseñado
"nada fuera de las cosas que los profetas y Moisés dijeron que habían de suceder." (Los
Hechos 26:22)

La observancia del Día de Reposo era una de esas cosas que defendían tenazmente los
Judíos de la época de Pablo; y si los apóstoles hubieran enseñado que el Día de Reposo
ya no era obligatorio y que el primer día de la semana se debía observar en su lugar, los
Judíos claramente le habrían denunciado fuertemente. El hecho de que no lo hicieron deja
claro que Pablo nunca enseñó aun a los Cristianos Gentiles a observar otro día que el Día
de Reposo original.

DIAS DE REPOSO SEMANALES Y CEREMONIALES


Pero dice alguien: "No declaró Pablo de modo terminante en Colosenses 2:14-16 que
Jesús anuló el "acta de los decretos," quitándola de en medio, clavándola en la cruz, y que
nadie les juzgara en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de
reposo?"

Pablo efectivamente hizo tal afirmación en Colosenses, pero al hablar de los días de
reposo (en plural), no refirió al Día de Reposo semanal, sino a esos días que se
reservaban para el cumplimiento de ciertas ceremonias bajo la ley levítica, los cuales se
denominaban "días de reposo" simplemente porque el pueblo fue prohibido a trabajar
esos días específicos. Estos días de reposo ceremonials, que dijo Pablo que fueron
calvados en la cruz, se comentan en Levítico 23. El versículo 24 dice: "Habla a los hijos
de Israel y diles: En el mes séptimo, al primero del mes tendréis día de reposo, una
conmemoración al son de trompetas, y una santa convocación."

También en los versículos 27 y 32, se hablan de otros días como días de reposo
ceremoniales. Luego para demostrar la distinción entre éstos y los días de reposo
semanales, el Señor afirma claramente en el versículo 38 que eran todos "además de los
días de Jehová."

Hay más evidencia que el apóstol se refería a estos días de reposo ceremoniales, y no el
Día de Reposo semanal, en Colosenses 2:17, cuando dice que son "una sombra de lo que
ha de venir."

Los tipos y las sombras empezaron a tener existencia de resultas del pecado, pero el Día
de Reposo se inició en la creación antes de la entrada del pecado al mundo; por tanto no
se puede incluir entre los tipos y las sombras a que se refiere Pablo. Estos días de reposo
ceremoniales que eran sombras de lo que había de venir, anunciaron a Cristo; pero el Día
de Reposo, el séptimo día remonta a la creación. El Día de Reposo no es principalmente
un tipo o una sombra de algo que ha de venir; es un memorial de un evento pasado.
Entonces es bien consecuente con lo que dice en Colosenses con respecto a los días de
reposo que eran parte del acta de los decretos, y que fue clavada en la cruz, igual que en
su ejemplo y su enseñanza en cuanto al mandamiento sobre el día del Reposo. Es
evidente que Pablo entendió la diferencia entre las sombras ceremoniales y la ley moral
de los diez mandamientos. Escribió así a los Corintios: "La circuncisión nada es, y la
incircuncisión nada es, sino el observar los mandamientos de Dios." (1 Cor. 7:19).

Nos hemos referido a Pablo y sus obras específicamente porque era sobre todo un apóstol
que fue mandado a los Gentiles. Así que si tuviera base alguna el argumento de que los
Gentiles de los tiempos de los apósteles observaban un día distinto al que fue impuesto en
el cuarto mandamiento, parece probable que Pablo habría dicho algo sobre ello. Pero no
sólo queda callado Pablo sobre este punto, sino que también el Nuevo Testamento en su
totalidad no contiene mandato ni enseñanza, ni de Cristo, ni de ninguno de sus apóstoles,
para cambiar el día de culto del séptimo día de la semana al primero.
NO HAY NADA SAGRADO CON RELACION AL DOMINGO

Para demostrar más la veracidad de esta afirmación, desde que la mayoría de los que se
declaran Cristianos observan el primer día de la semana como el Día de Reposo, nos
fijaremos en cada texto del Nuevo Testamento donde se menciona el primer día de la
semana. Esto hará que no sea ninguna posibilidad que dejemos de ver cualquier evidencia
bíblico de la santidad del domingo. La lista completa sigue:

1. San Mateo 28:1: "Pasado el día de reposo, al amanecer del primer día de la
semana, vinieron María Magdalena y la otra María, a ver el sepulcro."

2. San Marcos 16:2: "Y muy de mañana, el primer día de la semana, vinieron al
sepulcro, ya salido el sol."

3. San Marcos 16:9: "Habiendo, pues, resucitado Jesús por la mañana, el primer día
de la semana, apareció primeramente a María Magdalena, de quien había echado
siete demonios."

4. San Lucás 24:1: "El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al
sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras
mujeres con ellas."

5. San Juan 20:1: "El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana,
siendo aún oscuro, al sepulcro; y vio quitada la piedar del sepulcro."

6. San Juan 20:19: "Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la
semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban
reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a
vosotros."

7. Los Hechos 20:7: "El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir
el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente; y alargó el discurso
hasta la medianoche."

1 Corintios 16:2: "Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte
algo, según haya prosperado, guardándolo, para qeu cuando yo llegue no se recojan
entonces, ofrendas."

Los primeros cinco textos, como se verán, simplemente afirman el hecho de que era el
primer día de la semana que resucitó Jesús de los muertos. Seguramente no hay evidencia
aquí que apoya la observancia del domingo. El sexto texto, San Juan 20:19, no puede
entenderse de ser una referencia a una reunión religiosa. El texto dice que "los discípulos
se habían reunido por miedo a los Judíos," y no para observar el día en honor de la
resurrección de Cristo. Sus enemigos habían empezado el falso rumor que los discípulos
habían robado el cadáver de Jesús mientras los guardias dormían cerca de la tumba. Era
verdad que Jesús ya no estaba en la tumba, y el sello romano con que se la había sellado,
había sido roto. El castigo por romper este sello podría ser la muerte, y por esto habían
hecho acusaciones contra los discípulos. Así que, por "miedo" a los Judíos habían ido a
su domicilio, y habían cerrado las puertas con llave. Además, los discípulos no creyeron
en este momento que Jesús se había resucitado de los muertos.

"Habiendo, pues, resucitado Jesús por la mañana, el primer día de la semana, apareció
primeramente a María Magdalena, de quien había echado siete demonios. Yendo ella, lo
hizo saber a los que habían estado con é, que estaban tristes y llorando. Ellos, cuando
oyeron que vivía, y que había sido visto por ella, no lo creyeron. Pero después apareció
en otra forma a dos de ellos que iban de camino, yendo al campo. Ellos fueron y lo
hicieron saber a los otros; y ni aun a ellos creyeron. Finalmente se apareció a los once
mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de
corazón, porque o habían creído a los que le habían visto resucitado." (San Marcos 16:
9-14).

Todo esto ocurrió el mismo día que resucitó Jesús de los muertos. Entonces, ¿cómo
podrían ellos estar celebrando este día en honor de Su resurrección, cuando no creyeron
que había sido resucitado de los muertos? No hay en absoluto ninguna evidencia aquí
para apoyar la santidad del domingo.

COMO TRATO PABLO EL DOMINGO

El séptimo texto que menciona el primer día de la semana se encuentra en Los Hechos
20:7. Tenemos ahora delante el único registro en el entero Nuevo Testamento de una
reunión religiosa que se celebró el primer día de la semana. Al examinar el texto mismo y
su contexto, se verá que esta reunión no se celebró el primer día de la semana porque
había algo sagrado que se relacionaba con ella, por parte de los que la observaban, sino a
causa de las circunstancias del momento. En esta reunión, que tuvo lugar en Troas, Pablo
enseñaba al pueblo, "y alargó el discurso hasta la medianoche. Y había muchas lámparas
en el aposento alto donde estaban reunidos." (Los Hechos 20: 7,8).

Para entonces se verá que ésta era una reunion nocturna. Entonces, tuvo lugar por la
noche, o la parte oscura del primer día de la semana, que corresponde a la noche de
nuestro sábado, ya que llega primero la parte oscura de cada día, según la calculación
bíblica de los días de la semana, un día termina a la puesta del sol y el próximo empieza
en ese momento.

"Y fue la tarde y la mañana un día." (Génesis 1:5).

"De tarde a tarde guardaréis vosotro reposo." (Levítico 23:32).


Los Judíos, así bien como Cristo y los apósteles, consideraban la puesta del sol como el
fin de un día y el comienzo de otro.

"Cuando llegó la noche, luego que el sol se puso, le trajeron todos los que tenían
enfermedades." (San Marcos 1:32).

Esperaron hasta que hubiera pasado el Día de Reposo antes de llevar a los que tenían
enfermedades; por tanto, el Día de Reposo termina a la puesta del sol el sábado por la
tarde, y empieza el primer día. Esta reunión en Troas, entonces, se celebró el sábado por
la noche, y duró hasta el domingo por la mañana. Las razones por esta reunión eran las
siguientes:

El apóstol Pablo estaba camino de Jerusalén, después de haber visitado las iglesias que
había fundado a través de Macedonia y Troas. El Espíritu del Señor le había explicado a
Pablo que en Jerusalén le esperaron prisiones y tribulaciones, y sabía que no tendría el
privilegio de reunirse con estos creyentes otra vez, que nunca más vería sus rostros. (Los
Hechos 20:23, 37, 38). Naturalmente, tenía muchas cosas a decirles, y como última
despedida adecuada, deseaba partir pan con ellos; después de que había gran llanto suyo,
y se echaron al cuello de Pablo, le besaron y se despidieron, doliéndose en gran manera
por la palabra que les había dicho, de que no verían más su rostro (Los Hechos 21:13, 14.

El hecho de que el apóstol y estos primeros Cristianos no consideraban este primer día de
la semana como un día santo, se ve claramente en dos hechos:

Primero, mientras enseñaba Pablo y partía pan con los discípulos en Troas, los otros
discípulos navegaban el barco, que era indudablemente una tarea ardua, alrededor del
promontorio de Troas a Assos, una distancia de unas treinta y cuatro millas. Es algo
ciertamente que no habrían hecho si observaban el día como el Día de Reposo Cristiano.
(Léase Los Hechos: 20:13, 14).

En segundo lugar, al amanecer, que sería el comienzo de la parte de luz del primer día de
la semana, es decir, el domingo por la mañana, Pablo mismo se puso en camino en un
viaje de diecinueve millas por tierra a Assos; esto demuestra que no consideraba que el
día era sagrado, ni mucho más, ya que tal viaje no coincidiría con su idea y costumbre de
observar el Día de Reposo.

UN SERVICIO INDIVIDUAL ANTES QUE CONGREGACIONALISTA

El próximo texto nuestro, y el ultimo para mencionar el primer día de la semana se halla
en 1 Corintios 16: 1, 2.

"En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené
en las iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga
aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se
recojan entonces ofrendas."
Afirman los que observan el domingo que las iglesias se acostumbraban a reunirse para el
culto el primer día de la semana, y que Pablo les ordenó a recoger una colecta pública en
estas reuniones por los santos pobres en Jerusalén, pero dan por sentado lo que no enseña
el texto. Esta sagrada escritura no da tal mandato. No hay ni la menor idea de una reunion
semanal, y en vez de una colecta pública, cada uno debía "poner aparte algo"; y muchas
traducciones del texto lo interpretan "él mismo en casa." ¿Dónde debía poner aparte? -
"Como haya prosperado". No debía ponerse en el cesto de colecta. No había evidencia
alguna que el día era o debería ser observado como el Día de Reposo. Con este texto
muere la última esperanza de hallar evidenc ia de la santidad del domingo en el Nuevo
Testamento.

EL SEPTIMO DIA ES EL DIA DEL SENOR

Hay otro texto, sin embargo, que los que observan el primer día emplean para apoyar su
afirmación, aunque no menciona el primer día de la semana, y vamos a examinarlo por
un momento. Se encuentra en el Apocalipsis 1:10, donde dice Juan el revelador:

"Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de
trompeta."

Se pretende que el domingo debería llamarse apropiadamente el día del Señor en vez del
Día del Reposo, y que era el primer día de la semana al que se refirió Juan en su
expresión, "el día del Señor." Pero, ¿es verdad? Se refirió él al primer día de la semana?
Este texto seguramente no lo dice. Tendrá que buscar otro texto distinto al del
Apocalipsis 1:10 para enterarse de que cuál es el día del Señor; y sin duda la Biblia
destaca el día, y el único día, al que tal término - "el día del Señor"- podría denominar. En
San Marcos 2:28 dice Cristo:

"El Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo."

Así que si Cristo es Señor del Día de Reposo, entonces, francamente, ¿qué día es el "día
del Señor? Sólo puede haber una sola respuesta -El Día de Reposo.

Otra vez, mediante el profeta Isaías, pronuncia el Señor estas palabras:

"Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares
delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni
buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras."

¿Qué día denomina el Señor su día santo? -el Día de Reposo. Entonces si el Señor
denomina el Día de Reposo su día santo, ¿qué día es el día del Señor? Otra vez la
respuesta es, El Día de Reposo, el séptimo día de la semana. Por esta razón el Apocalipsis
1:10, solo demuestra que el amado discípulo Juan, desterrado a la isla solitaria de Patmos,
casi setenta y cinco años después de Calvario, era todavía un observador fiel del Día de
Reposo santo del Señor, el séptimo día de la semana.

¿QUIEN CAMBIO EL DIA DE REPOSO?

Nuestro estudio hasta aquí ha demostrado el hecho de que desde Génesis hasta el
Apocalipsis hay un solo día de Reposo que surge, y éste es el séptimo día de la semana.
En ningún lugar dentro de las cubiertas de la Biblia hay un sólo mandato para la
observancia del domingo, el primer día de la semana. La palabra "domingo" no se
encuentra en la Biblia. Ni hay pizca de evidencia que se puede hallar, desde el primer
versículo de San Mateo hasta el último versículo del Apocalipsis, que dice que el primer
día de la semana se consideraba sagrado o era observado como el Día de Reposo
Cristiano por los apóstoles o los primeros Cristianos durante la época que cubre el
registro del Nuevo Testamento. Alguien hará la pregunta:

"Entonces, ¿cómo ha desarrollado este cambio? Si ni Cristo, ni Sus apóstoles transfirió el


Día de Reposo del séptimo día al primero de la semana, ¿quién tiene la culpa?

Es una pregunta muy lógica, y la Biblia nos proporciona la respuesta. Esta fase de la
cuestión del Día de Reposo (el intento de cambiarlo, es un tema de profecía.)

Más de quinientos años antes de la Epoca Cristiana, mediante el profeta Daniel, el Señor
predijo un poder que iba a aparecer y que "pensaría cambiar" los "tiempos y las leyes" de
Dios.

No resultará difícil aplicar la profecía, porque el poder acusado por el tribunal supremo
de la palabra incambiable de Dios se confiesa culpable a la acusación. Esta profecía se
encuentra en el capítulo siete del libro de Daniel. Como se registra en este capítulo,
Daniel tuvo una visión, en la cua l vio cuatro bestias grandes levantarse del mar, distinta
la una de la otra. La cuarta era una bestia indeterminada, un monstruo desemejante a
cualquier criatura del reino animal, y sobre su cabeza había diez cuernos. Después salió
otro cuerno, y para establecerse, desarraigó tres de los primeros cuernos.

Cuando Daniel buscó un significado de esta visión, un ángel apareció y le reveló la


interpretación.

Dijo el angel:

"Estas cuatro grandes bestias son cuatro reyes que se levantarán en la tierra." (Daniel
7:17).

Estas bestias de la visión de Daniel eran símbolos de gobiernos terrestres. Sigue la


interpretación:

"Dijo así: La cuarta bestia será un cuarto reino en la tierra, el cual será diferente de
todos los otros reinos, y a toda la tierra devorará, trillará y despedazará." (versículo 23).
Cada estudiante de la historia sabe que Roma era el cuarto gran imperio universal, (168
B.C.-476 A.D.), Babilonia, Medio-Persia, y Grecia eran los tres primeros.

"Y los diez cuernos significan que de aquel reino se levantarán diez reyes." (versículo
24).

La historia también nos dice que cuando cayó el gran Imperio Romano, diez divisiones, o
reinos, se levantaron en su territorio. Los tres cuernos que desarraigó el pequeño cuerno
que salió después eran los Vándalos, los Heruli y los Ostrogoths.

El CAMBIO, TEMA DE LA PROFECIA

En cuanto a este pequeño cuerno, el ángel al dar la interpretación dijo:

"Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y
pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y
tiempos, y medio tiempo." (versículo 25).

Tenemos ahora que preguntarnos, ¿Qué poder se levantó en el territorio del Imperio
Romano, que sojuzgó tres otros poderes para establecerse; que ha hablado palabras contra
el Altísimo, y que ha quebrantado a los santos del Altísimo? La historia, que demuestra el
cumplimiento de la profecía, responde que ha habido sólo un poder que ha cumplido la
obra que debía hacer este pequeño cuerno, y este poder es el pontificado, o la Iglesia
Católica Romana. Era este poder ante el cual cayeron tres reinos arrianos - los Vándalos,
los Heruli y los Ostrogoths- porque estos poderes creían y apoyaban las doctrinas de
cierto doctor llamado Arius, y ellos estorbaban la exaltación del Obispo de Roma a la
posición de Pontifex Maximus, y negaron las pretenciones orgullosas que le atribuían.
Así es que, antes de que el papado pudiese establecerse total y seguramente, estos
oponentes tenían que removerse, y esto se cumplió para A.D. 534, A.D. 493 y A.D. 538
respectivamente.

¿Ha hablado ese poder palabras contra el Altísimo? Sin duda lo ha hecho, mediante los
títulos blasfemos que le han dado al Papa. Le han declarado "infalible", y le han llamado
el "cura de Cristo", otro título "Dios sobre la tierra", "el soberano del universo". Se
pretende que tiene el poder de "perdonar los pecados" y a "deshacerse de las mismas
leyes de Cristo." ¿Qué palabras más orgullosas que éstas se podrían hablar contra el
Altísimo por el ser humano?

¿Quebrantó el pontificado los santos del Altísimo? Que hable la historia. Pase lista de los
largos días de las Edades Bárbaras cuando las hogueras de la Inquisición, el potro, y la
horca condenaron a la muerte los más nobles y los más puros de los santos de Dios, y se
propagaron la desolación sobre las mejores zonas de la tierra. La sangre de entre incuenta
y ciento millones de mártires da ruidosamente una respuesta afirmativa a esta profecía.

UNA CONFESION ABIERTA DE CULPABILIDAD


¿Se ha entrometido la Iglesia Católica en los tiempos y las leyes de Dios? Dejemos que
hable por sí misma. La ley de Dios se contiene sumariamente en los Diez Mandamientos.
La Iglesia Católica Romana ha tocado con manos impías el cuarto mandamiento, y
sustituyó la observancia del domingo, el primer día de la semana, por la observancia del
Día de Reposo, el séptimo día, que impone estríctamente el cuarto mandamiento. En este
asunto la Iglesia Católica se hace totalmente responsible del cambio, y lo señala como
indicio de su autoridad eclesiástica. Lean las siguientes preguntas y respuestas citadas de
The Convert's Catechism of Catholic Doctrine, por el padre Peter Geiermann, C. SS. R.,
publicado por B. Herder, de St. Louis, Missouri, 1910, p. 49, 50.

(Para los que no lo saben, el Pontificado tiene una versión abreviada de los diez
mandamientos originales. El segundo mandmiento ha sido omitido y el tercero se
entiende como el segundo. Así que el cuarto mandamiento se considera el tercero.

"Pregunta: ¿Cuál es el tercer mandamiento?

"Respuesta: El tercer mandamiento es: Acuérdate del día de reposo para santificarlo.

"Pregunta: ¿Cuál es el Día del Reposo?

"Respuesta: El sábado es el Día del Reposo.

" Pregunta: ¿Por qué observamos domingo en vez de sábado?

"Respuesta: Observamos domingo en ve z de sábado porque la iglesia Católica, en el


Consejo de Laodicea (A.D. 336), cambió la solemnidad de sábado a domingo.

"Pregunta: ¿Por qué lo hizo la iglesia?

"Respuesta: Lo hizo porque Cristo se resuscitó el domingo y el Espíritu Santo descendió


sobre los Apósteles el domingo.

"Pregunta: ¿Por qué autoridad lo hizo?

"Respuesta: Lo hizo la iglesia mediante el poder divino que le ortogó Jesús Cristo.

SER FIELES A DIOS Y A LA PALABRA DE SU VERDAD


Las citas arriba mencionadas, constituyen una confesión obvia por parte de la Iglesia
Católica ante la acusación que le hace la Palabra de Dios. Y, ¡qué desafío se le presenta al
Protestante que quiere ser leal al nombre que lleva! Gracias a Dios todavía quedan
discípulos suyos que son fieles al Señor Jesús Cristo, quienes en lo tocante a la religión
no ceden ante los mandamientos de nadie salvo al Señor Todopoderoso. La polémica del
Día de Reposo plantea uno de los asuntos más serios con que se enfrenta el mundo
cristiano de hoy. Este libro tal vez, pasará a manos de alguien que hasta el momento haya
ignorado el verdadero Día de Reposo del Señor, y que, al igual que el escritor, creía que
durante muchos años estaba obedeciendo la Palabra de Dios por observar el domingo,
primer día de la semana. Se lo suplico de todo corazón a ustedes todos que ahora han sido
alumbrados en cuanto a este asunto. ¿Por qué no se juntan al lado de la verdad de Dios?
Aunque sea poco popular actualmente, a la larga es seguro que triunfará.

EL NUEVO PACTO

La fe y la obediencia de Jesús nos son de suma importancia. La Biblia nos proporciona


muchas rezones por las cuales es tan importante obedecer a Jesús Cristo. Dejen que
consideremos tres de ellas:

La obediencia y la justicia de Cristo justifican al creyente y le hace justo. Nos lo dice


Romanos 5:18,19.

Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la
misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida.
Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos
pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.
Romanos 5:18,19.

Obedecer a Jesús resulta ser el modelo perfecto que debe imitar el creyente si quiere
practicar la verdadera Cristianismo. Nos lo dice 1 Pedro 2:21.
Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos
ejemplo, para que sigáis sus pisadas. 1 Pedro 2:21

La obediencia de Jesús se demuestra en la vida del creyente mediante el Espíritu Santo


que habita su corazón. Nos lo comunica Efesios 3:17 al igual que Gálatas 2:20.

Para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y
cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál
sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que
excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. Efesios 3:
17-19.

Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que
ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí
mismo por mí.

Esto nos lleva a una conclusión importante, y ésta es: cualquier práctica religiosa, por lo
popular que sea, que no se basa en la obediencia de Cristo, no puede ser parte del
verdadero Cristianismo. Fíjense en las distintas sectas del Cristianismo que existen en el
mundo actual y comparen sus prácticas religiosas con la vida de Cristo y sus
mandamientos. Les sorprenderán las muchas prácticas religiosas que son populares,
pero las cuales por no subrayar la obedeciencia a Cristo no pueden ser parte del erdadero
Cristianismo.

Consideren el bautismo. Cristo y Sus discípulos practicaron el bautismo por inmersión


para con esos creyentes que eran lo suficientemente mayores para entender, creer y
escoger el medio de salvación por Cristo. En ninguna parte del Nuevo Testamento
encontraremos ni el menor indicio que apoye el bautismo de los nenes por rociarles o
verter agua sobre ellos. La práctica del bautismo infantil, (por rociar o verter agua sobre
su frente) vino del paganismo, y se infiltró en el Cristianismo en la época que siguió la
muerte de los Apóstoles.

El Apóstol Pablo había predicho una apostasía de la temprana iglesia Cristiana - lean
ustedes el segundo capítulo de 2 Tesalonicenses. Esta apostasía de la pureza de la verdad
del Nuevo Testamento ocurrió de manera paulatina al principio, y entonces con más
rapidez. Con el tiempo resultó en la formación del Pontificado que dominó Europa
durante la Ead Media.
Las iglesias que enseñan prácticas que no están basadas en la Biblia sostienen que fueron
añadidas al Nuevo Testamento por los primeros padres de la iglesia, después de la muerte
de los Apóstoles. Tales afirmaciones son totalmente insostenibles.

Jesús Cristo estableció el Nuevo Testamento por Su vida y su muerte. Por su obediencia
absoluta y su muerte de sacrificio El llegó a ser el autor de la salvación eterna para la raza
perdida.

El Antiguo Testamento se basó sobre las promesas del pueblo para obedecer por su
propio esfuerzo. El Nuevo Testamento se estableció sobre mejores promesas, las
promesas de Dios para perdonar, limpiar, y hacer justo al pecador creyente. Lean Hebreos
8:6-13.

Al establecer el Nuevo Testamento, Jesús incluyó a la vez, todo lo que era necesario para
la salvación de los hombres. Durante los tres años y medio entre su bautismo y su muerte,
confirmó el pacto y estableció las prácticas y los decretos que después debería obedecer
Su iglesia.

El Apóstol Pablo explicó a los galateos en Gálatas 3:15 que después de que haya sido
ratificado un testamento ¡no hay nada que se pueda añadir, ni quitar de él!

''Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto, aunque se de hombre, una vez


ratificado, nadie lo invalida, ni le añade.''

Además, Pablo les dijo a los hebreos, en Heb. 9:15-17, que la muerte del testador hace
cumplir el Pacto o el Testamento. Así que entendemos que la muerte de Cristo confirmó,
ratificó e hizo cump lir el Nuevo Testamento. Por eso, no se podía añadir nada tras Su
muerte. Lo primero que hizo Jesús al comenzar Su sacerdocio era dejarse bautizado por
Juan el Bautista en el Jordán. Por tanto estableció el bautismo por la inmersión como el
único bautismo auténtico y correcto para el Cristiano en el Nuevo Testamento.
Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la
remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la
promesa de la herencia.

Porque donde hay testamento, es necesario que intervenga muerte del testador.

Porque el testamento con la muerte se confirma; pues no es válido entre tanto qeu el
testador vive.

De igual manera podemos examinar la cuestión del día del culto para los Cristianos. La
observancia del domingo se incorporó paulatinamente en la práctica Crisitiana mucho
después de la muerte de Cristo y Sus discípulos. Cristo observó el séptimo día (S. Lucás
4:16, S. Marcos 2:27, 28). Los discípulos, después de la muerte de Jesús, observaron el
séptimo día. Lean S. Lucás 23:52 a 56 y S. Lucás 24:1; lean también Hechos 16:13;
Hebreos 4:4, 9, 10; S. Mateo 24:20.

Puesto que es la obediencia de Cristo que justifica al pecador y que establece el Nuevo
Pacto; y vis to que la santidad del domingo no era parte de la obediencia de Cristo,
entonces observar el domingo no puede ser parte del nuevo pacto. ¡Y no podría haber
sido añadido al pacto tras la muerte del testador!
Capítulo Quince
Los Estados Unidos en la profecía

A comienzos y a mediados del siglo XIX, el clima de libertad del culto animó a los
estudiosos de la Biblia para que estudiasen la palabra de Dios en busca de nueva
evidencia y un mejor entendimiento de la voluntad de Dios. Durante y después de 1831
se desarrolló un interés profundo en las profecías de Daniel y del Apocalipsis. El estudio
de las profecías de Daniel llevó a muchos cristianos sinceros a creer que había llegado la
época de la historia calificada del “tiempo del fin” en Daniel 12. Cristianos americanos
de todas confesiones estudiaban las profecías con fervor y seriedad sin precedentes. La
profecía de tiempo más larga de la Biblia, la profecía de los 2300 días de Daniel 8:13- 14,
se convertió en el tema profético central. A raíz de este estudio de la Biblia se desarrolló
en Estados Unidos un gran renacimiento religioso, que alcanzó su mayor intensidad entre
1840 y 1844.

Sin embargo, este gran renacer no tuvo lugar sólo en EEUU: cuenta la historia que esto
fue un fenómeno mundial. Es más, según la cuenta histórica, en aquel tiempo muchos
cristianos creían que el fin de la profecía de los 2300 días era señal del final del mundo.
Basado en el principio de día-año [un día representa un año en la profecía (Números
14:34; Ezequiel 4:6)], se concluyó que los 2300 años representan 2300 años. Los
estudiosos de la Biblia habían establecido que la época profética comenzó en el 457 aC y
por consiguiente, ésta terminaría en octubre de 1844.

Estudios más profundos demostraron que el cese de los 2300 años indicó un cambio en el
trabajo de Jesucristo en el Cielo como sumo sacerdote. Más tarde, se llegó a la conclusión
de que Jesucristo, el sumo sacerdote de los cristianos bajo la nueva alianza, comenzó la
última fase de su trabajo de intercesión por su pueblo, un trabajo que implica la
preparación de éstos para el segundo advenimiento de Jesús. Estos conocimientos
avanzados llevaron a un estudio del santuario del Antiguo Testamento como modelo del
santuario celestial. Se vio poco después que, al igual que el santuario terrenal, el
santuario celestial tiene dos partes y y allí se cumplen dos oficios de cultos, como se
explica en Hebreos.

En la segunda parte, es decir, el Lugar Santísimo del santuario terrenal, se halló la ley
moral de Dios, los diez mandamientos, que fueron depositados en el arca de la Alianza.
Asimismo, en el Apocalipsis 11:19, se presenta el santuario celestial, y el Lugar
Santísimo, que alberga el arca de la Alianza. El descubrimiento de esta verdad llevó a una
revaluación cuidada de la ley moral de Dios, los diez mandamientos. Los individuos que
examinaron los mandamientos se dieron cuenta de que en la Nueva Alianza la ley de
Dios queda grabada en la mente del creyente, y se establece por la fe (Hebreos 110:16;
Romanos 8:1-4, 3:31).

LA LEY DE DIOS ES INMUTABLE

“Fue abierto el templo de Dios en el cielo, y fue vista en su templo el arca de su pacto.”
(Apocalipsis 1: 19, V.M.). El arca del pacto de Dios está en el lugar santísimo, en el
segundo departamento del santuario. En el servicio del tabernáculo terrenal, que servía
“de mera representación y sombra de las cosas celestiales,” este departamento sólo se
abría en el gran día de las expiaciones para la purificación del santuario. Por
consiguiente, la proclamación de que el templo de Dios fue abierto en el cielo y fue vista
el arca de su pacto, indica que el lugar santísimo del santuario celestial fue abierto en
1844, cuando Cristo entró en él para consumar la obra final de la expiación. Los que por
fe siguieron a su gran Sumo Sacerdote cuando dio principio a su ministerio en el lugar
santisímo, contemplaron el arca de su pacto. Habiendo estudiado el asunto del santuario,
llegaron a entender el cambio que se había realizado en el ministerio del Salvador, y
vieron que éste estaba entonces oficiando como intercesor ante el arca de Dios, y ofrecía
su sangre en favor de los pecadores.

“El arca que estaba en el tabernáculo terrenal contenía las dos tablas de piedra, en que
estaban inscritos los preceptos de la ley de Dios. El arca era un mero receptáculo de las
tablas de la ley, y era esta ley divina la que le daba su valor y su carácter sagrado a
aquélla. Cuando fue abierto el templo de Dios en el cielo, se vio el arca de su pacto. En el
lugar santísimo, en el santuario celestial, es donde se encuentra inviolablemente
encerrada la ley divina—la ley promulgada por el mismo Dios entre los truenos del Sinaí
y escrita con su propio dedo en las tablas de piedra.

“La ley de Dios que se encuentra en el santuario celestial es el gran original del que los
preceptos grabados en las tablas de piedra y consignados por Moisés en el Pentateuco
eran copia exacta. Los que Ilegaron a comprender este punto importante fueron inducidos
a reconocer el carácter sagrado e invariable de la ley divina. Comprendieron mejor que
nunca la fuerza de las palabras del Salvador: “Hasta que pasen el cielo y la tierra, ni
siquiera una jota ni un tilde pasará de la ley.” (S. Mateo 5:18 V.M.) Como la ley de Dios
es una revelación de su voluntad, un trasunto de su carácter, debe permanecer para
siempre “como testigo fiel en el cielo.” Ni un mandamiento ha sido anulado; ni un punto
ni un tilde han sido cambiados. Dice el Salmista: “¡Hasta la eternidad, oh Jehová, tu
palabra permanece en el ciel!" "Seguros son todos sus preceptos; establecidos para
siempre jamás."(Salmos 119:89; 111:7 V.M).
“En el corazón mismo del Decálogo se encuentra el cuarto mandamiento, tal cual fue
proclamado originalmente: "Acordarte has del día del Sábado, para santificarlo. Seis días
trabajarás toda tu obra; mas el séptimo día será Sábado a Jehová tu Dios: no hagas obra
ninguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija; ni tu siervo; ni tu criada; ni tu bestia, ni tu extranjero,
que está dentro de tus puertas: porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, la
mar y todas las cosas que en ellos hay; y en el día séptimo reposó: por tanto Jehová
bendijo el día del sábado, y lo santificó."(Exodo 20:8-11, Versión Valera de la S.B.A.)

“El espíritu de Dios obró en los corazones de esos cristianos que estudiaban su Palabra, y
quedaron convencidos de que, sin saberlo, habían transgredido este precepto al despreciar
el día de descanso del Creador. Empezaron a examinar las razones por las cuales se
guardaba el primer día de la semana en lugar del día que Dios había santificado. No
pudieron encontrar en las Sagradas Escrituras prueba alguna de que el cuarto
mandamiento hubiese sido abolido o de que el día de reposo hubiese cambiado; la
bendición que desde un principio santificaba el séptimo día no había sido nunca
revocada. Habían procurado honradamente conocer y hacer la voluntad de Dios; al
reconocerse entonces transgresores de la ley divina, sus corazones se llenaron de pena, y
manifestaron su lealtad hacia Dios guardando su santo sábado.

“Se hizo cuanto se pudo por conmover su fe. Nadie podía dejar de ver que si el santuario
terrenal era un figura o modelo del celestial, la ley depositada en el arca en la tierra era
exacto trasunto de la ley encerrada en el arca del cielo; y que aceptar la verdad relativa al
santuario celestial envolvía el reconocimiento de las exigencias de la ley de Dios y la
obligación de guardar el sábado del cuarto mandamiento. En esto estribaba el secreto de
la oposición violenta y resuelta que se le hizo a la exposición armoniosa de las Escrituras
que revelaban el servicio desempeñado por Cristo en el santuario celestial. Los hombres
trataron de cerrar la puerta que Dios había abierto y de abrir la que él había cerrado. Pero
“el que abre, y ninguno cierra; y cierra, y ninguno abre” había declarado: "He aquí, he
puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie podrá cerrar.” (Apocalipsis 3:7,
8,V.M) Cristo había abierto la puerta, o ministerio, del lugar santísimo, la luz brillaba
desde la puerta abierta del santuario celestial, y se vio que el cuarto mandamiento estaba
incluído en la ley allí encerrada; lo que Dios había establecido, nadie podía derribarlo.

“Los que habían aceptado la luz referente a la mediación de Cristo y a la perpetuidad de


la ley de Dios, encontraron que éstas eran las verdades presentadas en el capítulo 14 del
Apocalipsis. Los mensajes de este capítulo constituyen una triple amonestación (véase el
Apéndice), que debe servir para preparar a los habitantes de la tierra para la segunda
venida del Señor. La declaración: "Ha llegado la hora de su juicio”, indica la obra final de
la actuación de Cristo para la salvación de los hombres. Proclama una verdad que debe
seguir siendo proclamada hasta el fin de la intercesión del Salvador y su regreso a la
tierra para llevar a su pueblo consigo. La obra del juicio que empezó en 1844 debe
proseguirse hasta que sean falladas las causas de todos los hombres, tanto de los vivos
como de los muertos; de aquí que deba extenderse hasta el fin del tiempo de gracia
concedido a la humanidad. Y para que los hombres estén debidamente preparados para
subsistir en el juicio, el mensaje les manda: "¡Temed a Dios y dadle gloria," y adored al
que hizo el cielo y la tierra, y el mar y las fuentes de agua!" El resultado de la aceptación
de estos mensajes está indicado en las palabras: “ En esto está la paciencia de los santos,
los que guardan los mandamientos de Dios, y la fe de Jesús.” Para subsistir ante el juicio
tiene el hombre que guardar la ley de Dios. Esta ley será la piedra de toque en el
juicio. El apóstol Pablo declara: "Cuantos han pecado bajo la ley, por la ley serán
juzgados; . . . en el día en que juzgará Dios las obras más ocultas de los hombres… por
medio de Jesucristo.” Y dice que “los que cumplen la ley serán justificados.” (Romanos
2:12-16, V.M.) La fe es esencial para guardar la ley de Dios; pues "sin fe es imposible
agradarle." Y "todo lo que no es de fe, es pecado." (Hebreos 11:6, V.M.; Romanos
14:23.)

“El primer ángel exhorta a los hombres a que teman al Señor y le den honra y a que le
adoren como Creador del cielo y de la tierra. Para poder hacerlo, deben obedecer su ley.
El sabio dice: "'Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es la suma del
deber humano." (Eclesiastés 12:13, V.M.) Sin obediencia a sus mandamientos, ninguna
adoración puede agradar a Dios. "Este es el amor de Dios, que guardemos sus
mandamientos.” “El que aparte sus oídos para no escuchar la ley, verá que su oración
mismo es cosa abominable." (I Juan 5:3; Proverbios 28:9, V.M.)

“El deber de adorar a Dios estriba en la circunstancia de que él es el Creador, y que a él es


a quien todos los demás seres deben su existencia. Y cada vez que la Biblia presenta el
derecho de Jehová a nuestra reverencia y adoración con preferencia a los dioses de los
paganos, menciona las pruebas de su poder creador. "Todos los dioses de los pueblos son
ídolos mas Jehová hizo los cielos" (Salmo 96:5.) "¿A quién pues me compararéis, para
que yo sea como el? dice el Santo. ¡Levantad hacia arriba vuestros ojos, y ved! ¿Quién
creó aquellos cuerpos celestes?" "Así dice Jehova, Creador de los cielos (él sólo es Dios),
el que formó la tierra y la hizo? Jehova, y no hay otro Dios!" (Isaias 40:25, 26 45:18,
V.M) Dice el salmista: "Reconoced que Jehová el es Dios: el nos hizo, y no nosotros a
nosotros mismos." "Venid, postrémonos, y encorvémonos; arrodillémonos ante Jehová
nuestra Hacedor!" (Salmos 100:3; 95:6, V.M.) Y los santos que adoran a Dios en el cielo
dan como razón del homenaje que le deben: "Digno eres tú, Señor nuestro y Dios nuestro,
de recibir la gloria y la honra y el poder, porque tu creaste toda las cosas!" (Apocalipsis
4:11, V.M)

“En el capítulo 14 del Apocalipsis se exhorta a los hombres a que adoren al Creador, y la
profecía expone a la vista una clase de personas que, como resultado del triple mensaje,
guardan los mandamientos de Dios. Uno de estos mandamientos señala directamente a
Dios como Creador. El cuarto precepto declara: "El séptimo día será Sábado a Jehová tu
Dios: … porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, la mar y todas las cosas
que en ellos hay; y en el día séptimo reposó ; por tanto Jehová bendijo el día del Sábado,
y lo santificó."(Exodo 20:10, id, Versión Valera de la S.B.A.) Respecto al sábado el
Señor dice además, que será una "señal… para que sepáis que yo soy Jehová vuestro
Dios," (Ezequiel 20:20, Id.). Y la razón aducida es: "Porque en seis días hizo Jehová los
cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó, y reposó." (Exodo 31:17.)
“La importancia del sábado, como institución conmemorativa de la creación, consiste en
que recuerda siempre la verdadera razón por la cual se debe adorar a Dios,"—porque él
es el Creador, y nosotros somos sus criaturas. "Por consiguiente el sábado forma parte del
fundamento mismo del culto divino, pues enseña esta gran verdad del modo mas
contundente, como no lo hace ninguna otra institución. El verdadero motivo del culto
divino, no tan sólo del que se tributa en el séptimo día, sino de toda adoración, reside en
la distinción existente entre el Creador y sus criaturas. Este hecho capital no perderá
nunca su importancia ni debe caer nunca en el olvido.—J. N Andrews, History of the
Sabbath, cap. 27. Por eso, es decir, para que esta verdad no se borrara nunca de la mente
de los hombres, instituyó Dios el sábado en el Edén y mientras el ser él nuestro Creador
siga siendo motivo para que le adoremos, el sábado seguirá siendo señal conmemorativa
de ello. Si el sábado se hubiese observado universalmente, los pensamientos e
inclinaciones de los ho mbres se habrían dirigido hacia el Creador como objeto de
reverencia y adoración, y nunca habría habido un idólatra, un ateo, o un incrédulo. La
observancia del Sábado es señal de lealtad al verdadero Dios, que hizo el cielo y la tierra,
y el mar y las fue ntes de agua." Resulta pues que el mensaje que manda a los hombres
adorar Dios y guardar sus mandamientos, los ha de invitar especialmente a observar el
cuarto mandamiento.

“En contraposición con los que guardan los mandamientos de Dios y tienen la fe de
Jesus, el tercer ángel señala otra clase de seres humanos contra cuyos errores va dirigido
solemne y terrible aviso: ¡Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe su marca en
su frente, o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios!” (Apocalipsis
14:9,10, V.M.) Para comprender este mensaje hay que interpretar correctamente los
símbolos. ¿Qué representan la bestia, la imagen, y la marca?

“La ilación profética en la que se encuentran estos símbolos empieza en el capítulo 12 del
Apocalipsis, con el dragón que trató de destruir a Cristo cuando nació. En dicho capítulo
vemos que el dragón es Satanás (Apocalipsis 12:9); fue él quien indujo a Herodes a
procurar la muerte del Salvador. Pero el agente principal de Satanás al guerrear contra
Cristo y su pueblo durante los primeros siglos de la era cristiana, fue el imperio Romano,
en el cual prevalecía la religión pagana. Así que si bien el dragón representa primero a
Satanás, en sentido derivado es un símbolo de la Roma pagana.

“En el capítulo 13 (versículos 1-10 V.M.) se describe otra bestia, "parecida a un


leopardo", a la cual el dragón dio su poder y su trono, y grande autoridad." Este símbolo,
como lo han creído la mayoría de los protestantes, representa al papado, el cual heredó el
poder y al autoridad del antiguo Imperio Romano. Se dice de la bestia parecida a un
leopardo: “Le fue dada una boca que hablaba cosas grandes y blasfemias… Y abrió su
boca para decir blasfemias contra Dios, para blasfemar su nombre, y su tabernáculo, y a
los que habitan en el cielo. Y le fue permitido hacer guerra contra los santos, y vencerlos,
y le fue dada autoridad sobre toda tribu, y pueblo, y lengua y nación." Esta profecía, que
es casi la misma que la descripción del cuerno pequeño en Daniel, se refiere sin duda al
papado.
"Le fue dada autoridad para hacer sus obras cuarenta y dos meses.” Y dice el profeta:
"Vi una de sus cabezas como si hubiese sido herida de muerte." Y además: "Si alguno
lleva en cautiverio, al cautiverio irá; si alguno mata con espada, es preciso que el sea
muerto a espada." Los cuarenta y dos meses son lo mismo que "un tiempo, y dos
tiempos, y la mitad de un tiempo," tres anos y medi, o 1.260 días de Daniel 7, el tiempo
durante el cual el poder papal debía oprimir al pueblo de Dios. Este periodo, como fue
indicado en capítulos anteriores, empezó con la supremacía del papado, en el año 538 de
J. C., y terminó en 1798. Entonces, el papa fue hecho prisionero por el ejército francés,
el poder papal recibió su golpe mortal y quedó cumplida la predicción: "Si alguno lleva
en cautiverio, al cautiverio irá.”

“Y aquí preséntase otro símbolo, El profeta dice: “Vi otra bestia que subía de la tierra; y
tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero." (Apocalipsis 13:11.) Tanto el aspecto
de esta bestia como el modo en que sube indican que la nación que representa difiere de
las representadas en los símbolos anteriores. Los grandes reinos que han gobernado al
mundo le fueron presentados al profeta Daniel en forma de fieras, que surgían mientras
"los cuatro vientos del cielo combatían en la gran mar (Daniel 7:2) En Apocalipsis 17, un
ángel explicó que las aguas representan "pueblos y naciones y lenguas." (Apocalipsis
17:15.) Los vientos simbolizan luchas. Los cuatro vientos del cielo que combatían en la
gran mar representan los terribles dramas de conquista y revolución por los cuales los
reinos alcanzaron el poder.

Pero la bestia con cuernos semejantes a los de un cordero ”subía de la tierra." En lugar de
derrribar a otras potencias para establecerse, al nación así representada debe subir en
territorio hasta entonces desocupado, y crecer gradual y pacíficamente. No podía, pues
subir entre las naciones populosas y beliosas del viejo mundo, ese mar turbulento de
"pueblos, muchedumbres y naciones y lenguas. Hay que buscarla en el continente
occidental.

“¿Cuál era en 1798 la nación del nuevo mundo cuyo poder estuviera entonces
desarrollándose, de modo que se anunciara como nación fuerte, capaz de llamar la
atención del mundo? La aplicación del símbolo no admite duda alguna. Una nación, y
sólo una, responde a los datos y rásgos característicos de esta profecía; no hay duda de
que se trata aquí de Estados Unidos de Norteamérica. Una y otra vez el pensamiento y
lostérminos del autor sagrado han sido empleados inconscientemente por los oradores e
historiadores al describir el nacimiento y crecimiento de esta nación. El profeta vio que
la bestia “subía de la tierra; y, según los traductores, la palabra dada aquí por "subía"
significa literalmente "crecía o brotaba como una planta." Y, como ya lo vimos, la nación
debe nacer en territorio hasta entonces desocupado. Un escritor notable, al describir el
desarrollo de los Estados Unidos, habla del “misterio de su desarrollo de la nada”, y dice:
"Como silenciosa semilla crecimos hasta llegar a ser un imperio."—G. A.Townsend, The
New Compared with the Old, pág. 462. Un periódico europeo habló en 1850 de los
Estados Unidos como de un imperio maravilloso, que surgía y “que en el silencio de la
tierra” crecía constantemente en poder y gloria.” —Dublin Nation, Eduardo Everett, en
un discurso acerca de los peregrinos, fundadores de esta nación, dijo: " ¿Buscaron un
lugar retirado que por su oscuridad resultara inofensivo y seguro en su aislamiento, donde
la pequeña iglesia de Leyden pudiese tener libertad de conciencia? ¡He aquí las inmensas
regiones sobre las cuales, en pacífica conquista,... han plantado los estandartes de la
cruz!"—Discurso pronunciado en Plymouth, Massachusetts, el 22 de diciembre de 1824.

“Y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero”. Los cuernos semejantes a los de un
cordero representan juventud, inocencia y mansedumbre, rasgos del carácter de los
Estados Unidos cuando el profeta vio que esa nación "subía" en 1798. Entre los primeros
expatriados cristianos que huyeron a América en busca de asilo contra la opresión real y
la intoleancia sacerdotal, hubo muchos que resolvieron establecer un gobierno sobre el
amplio fundamento de la libertad civil y religiosa. Sus convicciones hallaron cabida en la
declaración de la independencia que hace resaltar la gran verdad de que “ todos los
hombres son creados iguales," y poseen derechos inalienables a 1a "vida, a la libertad ya
la búsqueda de la felicidad." Y la Constitución garantiza al pueblo el derecho de
gobernarse a sí mismo, y establece que los representantes elegidos por el voto popular
promulguen las leyes las hagan cumplir. Además, fue otorgada la libertad religiosa, y a
cada cual se le permitió adorar a Dios según los dictados de su conciencia. El
republicanismo y el protestantismo vinieron a ser los principios fundamentales de la
nación. Estos principios son el secreto de su poder y de su prosperidad. Los oprimidos y
pisoteados de toda la cristiandad se han dirigido a este país con afán y esperanza.
Millones han fondeado en sus playas, y los Estados Unidos han llegado a ocupar un
puesto entre las naciones mas poderosas de la tierra. Pero la bestia que tenía cuernos
como un cordero “hablaba como dragón. Y ejerce toda la autoridad de la primera bestia
en su presencia. Y hace que la tierra y los que en ella habitan, adoren la bestia primera
cuya herida mortal fue sanada ... diciendo a los que habitan sobre la tierra, que hagan una
imagen de la bestía que recibió el golpe de espada, y sin embargo vivió."(Apocalipsis
13:11-14, V.M.) Los cuernos como de cordero y la voz de dragón del símbolo indican
una extraña contradicción entre lo que profesa ser y lo que practíca la nación así
representada. El "hablar" de la nación son los actos de sus autoridades legislativas y
judiciales. Por estos actos, la nación desmentirá los principios liberales y pacíficos que
expresó como fundamento de su política. La predicción de que hablará "como dragón" y
ejercerá "toda la autoridad de la primera bestia," anuncia claramente el desarrollo del
espíritu de intolerancia y persecución de que tantas pruebas dieron las naciones
representadas por el dragón y la bestia semejante al leopardo. Y la declaración de que la
bestia con dos cuernos "hace que la tierra y los que en ella habitan adoren a la bestia
primera," indica que la autoridad de esta nación será empleada para imponer alguna
observancia en homenaje al papado.
“Semejante actitud sería abiertamente contraria a los principios de este gobierno, al genio
de sus instituciones libres, a los claros y solemnes reconocimientos contenidos en la
declaración de la independencia, y contrarios finalmente a la constitución. Los
fundadores de la nación procuraron con acierto que la iglesia no pudiera hacer uso del
poder civil, con los consabidos e inevitables resultados: la intolerancia y la persecución.
La constitución garantiza que "el congreso no legislará con respecto al establecimiento de
una religión ni prohibirá el libre ejercicio de ella,” y que "ninguna manifestación religiosa
será jamá s requerida como condición de aptitud para ninguna función o cargo público en
los Estados Unidos." Sólo en flagrante violación de estas garantías de la libertad de la
nación, es cómo se puede imponer por la autoridad civil la observancia de cualquier
deber religioso. Pero la inconsecuencia de tal prcedimiento es mayor que lo representado
por el símbolo. Es la bestia con cuernos semejantes a los de un cordero - que profesa ser
pura, mansa, inofensiva - y que habla como un dragón.

“Diciendo a los que habitan sobre la tierra, que hagan una imagen de la bestia." Aquí
tenemos presentada a las claras una forma de gobierno en el cual el poder legislativo
descansa en el pueblo, y ello prueba que los Estados Unidos de Norteamérica constituyen
la nación señalada por la profecía.

“¿Pero qué es la "imagen de la bestia"? ¿Y cómo se formará? La imagen es hecha por la


bestia de dos cuernos, y es una imgen de la primera bestia. Así qüe para saber a qué se
asemeja la imagen y cómo será formada, debemos estudiar los rasgo s característicos de la
misma bestia: el papado.

“Cuando la iglesia primitiva se corrompió al apartarse de la sencillez del Evangelio y al


aceptar costumbres y ritos paganos, perdió el Espíritu y el poder de Dios; y para dominar
las conciencias buscó el apoyo del poder civil. El resultado fue el papado, es decir, una
iglesia que dominaba el poder del estado y se servía de él para promover sus propios fines
y especialmente para extirpar la "herejía." Para que los Estados Unidos formen una
imagen de la bestia, el poder religioso debe dominar de tal manera al gobierno civil que
la autoridad del estado sea empleada también por la iglesia para cumplir sus fines.

“Las iglesias protestantes que siguieron las huellas de Roma al aliarse con los poderes
mundanos, manifestaron el mismo deseo de restringir la libertad de conciencia. Ejemplo
de esto lo tenemos en la larga persecución de los disidentes por la iglesia de
Inglaterra. Durante los siglos XVI y XVII miles de ministros no conformistas fueron
obligados a abandonar sus iglesias, y a muchos pastores y feligreses se les impusieron
multas, encarcelamientos, torturas y el martirio.

“Fue la apostasía lo que indujo a la iglesia primitiva a buscar la ayuda del gobierno civil,
y esto preparó el camino para el desarrollo del papado, simbolizado por la bestia. San
Pablo lo predijo al anunciar que vendría “la apostasía, y sería revelado el hombre de
pecado." (2 Tesalonicenses 2:3, V.M;) De modo que la apostasía en la iglesia preparará el
camino para la imagen de la bestia.

“La Biblia declara que antes de la venida del Señor habrá un estado de decadencia
religiosa análoga a la de los primeros siglos. "En los postreros días vendrán tiempos
peligrosos. Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero,
jactanciosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a sus padres, ingratos, impíos, sin
afecto natural, implacables, calumniadores, incontinentes, fieros, aborrecedores de los
que son buenos, traidores, protervos, hinchados de orgullo, amadores de los placeres,
más bien que amadores de Dios; teniendo la forma de piedad, mas negando el poder de
ella (2 Timoteo 3:1-5V.M.) “ Empero el Espíritu dice expresamente, que en tiempos
venidores algunos se apartarán de la fe, prestando atención a espíritus seductores, y a
enseñanzas de demonios." (I Timoteo4:1,.V.M.) Satanás obrará con todo poder, y con
señales, y con maravillas mentirosas, y con todo el artificio de la injusticia." Y todos los
que "no admitieron el amor de la verdad, para que fuesen salvos," serán dejados para que
acepten la operación de error, a fin de que crean a la mentira." (2 Tesalonicenses, 2:9-11,
V.M.) Cuando se haya llegado a este estado de impiedad, se verán los mismos resultados
que en los primeros siglos.

“Muchos consideran la gran diversidad de creencias en las iglesias protestantes como


prueba terminante de que nunca se procurará asegurar una uniformidad forzada. Pero
desde hace años se viene notando entre las iglesias protestantes un poderoso y creciente
sentimiento a favor de una unión basada en puntos comunes de doctrina. Para asegurar tal
unión, debe necesariamente evitarse toda discusión de asuntos en los cuales no todos
están de acuerdo, por importantes que sean desde el punto de vista bíblico.

“Carlos Beecher, en un sermón predicado en 1846, declaró que el pastorado de "las


denominaciones evangélicas protestantes no está formado sólo bajo la terrible presión del
mero temor humano, sino que vive, y se mueve y respira en una atmósfera radicalmente
corrompida y que apela a cada instante al elemento más bajo de su naturaleza para tapar
la verdad y doblar la rodilla ante el poder de la apostasía. ¿No pasó así con la iglesia
romana? ¿No estamos reviviendo su vida? ¿y qué es lo que vemos por delante? ¡Otro
concilio general? ¿Una convención mundia l! ¡Alianza evangélica y credo universal! '--
Sermón, "The Bible a Sufricient Creed," pronuncíado Fort Wayne, Indiana, el 22 de
febrero de 1846. Cuando se haya logrado esto, en el esfuerzo para asegurar completa
uniformidad, sólo faltará un paso para apelar a la fuerza. Cuando las iglesias principales
de los Estados Unidos, uniéndose en puntos comunes de doctrina, influyen sobre el
estado para que imponga los decretos y las instituciones de ellas, entonces la América
protestante habrá formado una imagen de la jerarquía romana, y la inflicción de penas
civiles contra los disidentes vendrá de por sí sola.

“La bestia de dos cuernos "hace [ordena] que todos, pequeños y grandes, así ricos como
pobres, así libres como esclavos, tengan una marca sobre su mano derecha, o sobre su
frente; y que nadie pueda comprar o vender, sino aquel que tenga la marca, es decir, el
nombre de la bestia o el numero de su nombre." (Apocalipsis 13:16, 17, V.M.) La
amonestación del tercer ángel es: “ ¡Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y reciben su
marca, en su frente, o en su mano,...él tambíén beberá del vino de la ira de Dios!" "La
bestia" mencionada en este mensaje, cuya adoración es impuesta por la bestia de dos
cuernos es la primera bestia, o sea la bestia semejante a un leopardo, de Apocalipsis 13,
el papado. La “imagen de la bestia” representa la forma de protestantismo apóstata que se
desarrollará cuando las iglesias protestantes busquen la ayuda del poder civil para la
imposición de sus dogmas. Queda aún por definir lo que es “la marca de la bestia”.

“Después de amonestar contra la adoración de la bestia y de su imagen, la profecía dice:


“Aquí está la paciencia de los santos; aquí están los que guardan los mandamientos de
dios, y la fe de Jesús”. En vista de que los que guardan los mandamientos de Dios están
puestos así en contraste con los que adoran la bestia y su imagen y reciben su marca, se
deduce que la observancia de la ley de Dios, por una parte, y su violación, por la otra,
establecen la distinción entre los que adoran a Dios y los que adoran a la bestia.

“El rasgo más característico de la bestia, y por consiguiente de su imagen, es la violación


de los mandamientos de Dios. Daniel dice del cuerno pequeño, o sea del papado:
“Pensará en mudar los tiempos y la ley’. (Daniel 7:25) Y San Pablo llama al mismo poder
el “hombre de pecado” que había de ensalzarse sobre Dios. Una profecía es complemento
de la otra. Sólo adulterando la ley de Dios podía el papado elevarse sobre Dios; y
quienquiera que guardase a sabiendas la ley así adulterada daría honor al poder que
introdujo el cambio. Tal acto de obediencia a las leyes papales sería señal de sumisión al
papa en lugar de sumisión a Dios.

“El papado intentó alterar la ley de Dios. El segundo mandamiento, que prohibe el culto
de las imágenes, ha sido borrado de la ley, y el cuarto mandamiento ha sido adulterado de
manera que autorice la observancia del primer día en lugar del séptimo como día de
reposo. Pero los papistas aducen para justificar la supresión del segundo mandamiento,
que éste es inútil puesto que está incluído en el primero, y que ellos dan la ley tal cual
Dios tenía propuesto que fuese entendida. Este no puede ser el cambio predicho por el
profeta. Se trata de un cambio intencional y deliberado: “Pensará en mudar los tiempos y
la ley”. El cambio introducido en el cuarto mandamiento cumple exactamente la profecía.
La única autoridad que se invoca para dicho cambio es la de la iglesia. Aquí el poder
papal se ensalza abiertamente sobre Dios.

“Mientras los que adoran a Dios se distinguen especialmente por su respeto al cuarto
mandamiento – ya que éste es el signo de su poder creador y el testimonio de su derecho
al respeto y homenaje de los hombres, - los adoradores de la bestia se distinguirán por sus
esfuerzos para derribar el momento recordativo de Creador y ensalzar lo instituído por
Roma. Las primeras pretensiones arrogantes del papado fueron hechas a favor del
domingo (Véase el Apéndice); y la primera vez que recurrió al poder del estado fue para
imponer la observancia del domingo como “día del Señor”. Pero la Biblia señala el
séptimo día, y no el primero, como día del Señor”. Cristo dijo: “El hijo del hombre es
Señor aun del sábado”. El cuarto mandamiento declara que: “El día séptimo es el día de
descanso [marge n, sábado, “consagrado a Jehová”. Y por boca del profeta Isaías el Señor
lo llama: “Mi día santo”. (S. Marco 2:28; Exodo 20:10; Isaías 58:13, V.M.).

“El aserto, tantas veces repetida, de que Cristo cambió el día de reposo, está refutado por
sus propias palabras. En su sermón sobre el monte dijo: “No penséis que vine para
invalidar la Ley, o los Profetas: no vine a invalidar, sino a cumplir. Porque en verdad os
digo, que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni siquiera una jota ni un tilde pasará de la
ley, hasta que el todo sea cumplido. Por tanto cualquiera que quebrante uno de estos más
mínimos mandamientos, y enseñare a los hombres así, será llamado muy pequeño en el
reino de los cielos; mas cualquiera que los hiciere y enseñare será llamado grande en el
reino de los cielos”. (S. Mateo, 5:17-19, V.M.)

“Es un hecho generalmente admitido por los protestantes, que las Sagradas Escrituras no
autorizan en ninguna parte el cambio del día de reposo. Esto se confirma en
publicaciones de la Sociedad Americana de Tratados y la Unión Americana de Escuelas
Dominicales. Una de estas obras reconoce “que el Nuevo Testamento no dice
absolutamente nada en cuanto a un mandamiento explícito a favor del día de reposo, o a
reglas definidas relativas a su observancia” – Jorge Elliot, The Abiding Sabbath, pág.
184.

“Otra dice: “Hasta la época de la muerte de Cristo, ningún cambio se había hecho en
cuanto al día;” y “por lo que se desprende del relato bíblico, los apóstolos no dieron...
mandamiento explícito alguno que ordenara el abandono del séptimo día, sábado, como
día de reposo, ni que se lo observara en el primer día de la semana.” A. E. Waffle, The
Lord’s Day, págs. 186-188.

“Los católicos romanos reconocen que el cambio del día de descanso fue hecho por la
iglesia, y declaran que al observar el domingo los protestantes reconocen la autoridad de
ella. En el Catecismo Católico de la Religión Cristiana, al contestar una pregunta relativa
al día que se debe guardar en obediencia al cuarto mandamiento, se hace esta declaración:
“Bajo la ley antigua, el sábado era el día santificado; pero la iglesia, instruída por
Jesucristo y dirigida por el Espíritu de Dios, sustituyó el sábado por el domingo; de
manera que ahora santificamos el primer día y no el séptimo. Domingo significa día del
Señor, y es lo que ha venido a ser”.

“Como signo de la autoridad de la iglesia católica, los escritores católicos citan “el
mismo acto de cambiar el sábado al domingo, cambio en que los protestantes
consienten... porque al guardar estrictamente el domingo, ellos reconocen el poder de la
iglesia para ordenar fiestas y para imponerlas so pena de incurrir en pecado.”- H.
Tuberville, An Abridgement of the Christian Doctrine, pág. 58. ¿Qué es, pues, el cambio
del día de descanso, sino el signo o marca de la autoridad de la iglesia romana, “la marca
de la bestia”?

“La iglesia romana no ha renunciado a sus pretensiones a la supremacía; y cuando el


mundo y las iglesias aceptan un día de descanso creado por ella, mientras rechazan el día
de descanso de la Biblia, acatan en la práctica las tales pretensiones. Pueden apelar a la
autoridad de la tradición y de los padres para apoyar el cambio; pero al hacerlo pasan por
alto el principio mismo que los separa de Roma, es a saber, que la Biblia, y la Biblia sola
es la religión de los protestantes.”

“Los papistas pueden ver que los protestantes se están engañando a sí mismos, al cerrar
voluntariamente los ojos ante los hechos del caso. A medida que gana terreno el
movimiento en pro de la observancia obligatoria del domingo, ellos se alegran en la
seguridad de que ha de concluir por poner a todo el mundo protestante bajo el estandarte
de Roma.

“Los romanistas declaran que “la observancia del domingo por los protestantes es un
homenaje que rinden, mal de su grado, a la autoridad de la iglesia [católica].” Mons. De
Segur, Plain Talk About the Protestantism of Today, pág. 213. La imposición de la
observancia del domingo por parte de las iglesias protestantes es una imposición de que
se adore al papado, o sea la bestia. Los que, comprendiendo las exigencias del cuarto
mandamiento, prefieren observar el falso día de reposo en lugar del verdadero, rinden así
homenaje a aquel poder, el único que ordenó su observancia. Pero por el mismo hecho de
imponer un deber religioso con ayuda del poder secular, las mismas iglesias estarían
elevando una imagen a la bestia; de aquí que la imposición de la observancia del
domingo en los Estados Unidos equivaldría a imponer la adoración de la bestia y de su
imagen.

“Pero los cristianos de las generaciones pasadas observaron el domingo creyendo guardar
así el día de descanso bíblico; y ahora hay verdaderos cristianos en todas las iglesias, sin
exceptuar la católica romana, que creen honradamente que el domingo es el día de reposo
divinamente instituído. Dios acepta su sinceridad de propósito y su integridad. Pero
cuando la observancia del domingo sea impuesta por la ley, y que el mundo sea ilustrado
respecto a la obligación del verdadero día de descanso, entonces el que transgrediere el
mandamiento de Dios para obedecer un precepto que no tiene mayor autoridad que la de
Roma, honrará con ello al papado por encima de Dios: rendirá homenaje a Roma y al
poder que impone la institución establecida por Roma: adorará la bestia y su imagen.
Cuando los hombres rechacen entonces la institución que Dios declaró ser el signo de su
autoridad, y honren en su lugar lo que Roma escogió como signo de su supremacía, ellos
aceptarán de hecho el signo de la sumisión de Roma, “la marca de la bestia”. Y sólo
cuando la cuestión haya sido expuesta así a las claras antes los hombres, y ellos hayan
sido llamados a escoger entre los mandamientos de Dios y los mandamientos de los
hombres, será cuando los que perseveren en la transgresión recibirán “la marca de la
bestia”.

“La más terrible amenaza que haya sido jamás dirigida a los mortales se encuentra
contencida en el mensaje del tercer ángel. Debe ser un pecado horrendo que atrae la ira
de Dios sin mezcla de misericordia. Los hombres no deben ser dejados en la ignorancia
tocante a esta importante cuestión; la amonestación contra este pecado debe ser dada al
mundo antes que los juicios de Dios caigan sobre él, para que todos sepan por qué deben
consumarse, y para que tengan oportunidad para librarse de ellos. La profecía declara que
el primer ángel hará su proclamación “a cada nación y tribu, y lengua y pueblo”. El aviso
del tercer ángel, que forma parte de este triple mensaje, no tendrá menos alcance. La
profecía dice de él que será proclamado en alta voz por un ángel que vuele por medio del
cielo; y llamará la atención del mundo.

“Al final de la lucha, toda la cristiandad quedará dividida en dos grandes categorías: la de
los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús, y la de los que adoran la
bestia y su image n y reciben su marca. Si bien la iglesia y el estado se unirán para obligar
a “todos, pequeños y grandes, así ricos como pobres, así libres como esclavos”, a que
tengan “la marca de la bestia” (Apocalipsis 13:16, V.M.), el pueblo de Dios no la tendrá.
El profeta de Patmos vio que “los que habían salido vistoriosos de la prueba de la bestia,
y de su imagen, y del número de su nombre, estaban sobre aquel mar de vidrio, teniendo
arpas de Dios”, y cantaban el cántico de Moisés y del Cordero”. (Apocalipsis 15:2, V.M.)

E.G White, El conflicto de los siglos, capítulo 25.


Capítulo Dieciséis
Algunos principios absolutos
Aquí citamos del capítulo 36 del Conflicto de los Siglos de Ellen G. White:

“Desde el origen de la gran controversia en el cielo, el propósito de Satanás ha consistido


en destruir la ley de Dios. Para realizarlo se rebeló contra el Creador, y aunque expulsado
del cielo, continuó la misma lucha en la tierra. Engañar a los hombres para inducirlos
luego a transgredir la ley de Dios, tal fue el objeto que persiguió sin cejar. Sea esto
conseguido haciendo a un lado toda la ley o descuidando uno de sus preceptos, el
resultado será finalmente el mismo. El que peca “en un solo punto” manifiesta
menosprecio por toda la ley; su influencia y su ejemplo están del lado de transgresión; y
viene a ser “culpado de todos” los puntos de la ley. (Santiago 2:10).

“En su afán por desacreditar los preceptos divinos, Satanás pervirtió las doctrinas de la
Biblia, de suerte que se incorporaron errores en la fe de millares de personas que profesan
creer en las Santas Escrituras. El último gran conflicto entre la verdad y el error no es
más que la última batalla de la controversia que se viene desarrollando desde hace tanto
tiempo con respecto a la ley de Dios. En esta batalla estamos entrando ahora; es la que se
libra entre las leyes de los hombres y los preceptos de Jehová, entre la religión de la
Biblia y la religión de las fábulas y de la tradición.

“Los elementos que se coligarán en esta lucha contra la verdad y la justicia, están ya
obrando activamente. La palabra santa de Dios que nos ha sido transmitida a costa de
tanto padecimiento, de tanta sangre de los mártires, no es apreciada debidamente. La
Biblia está al alcance de todos, pero pocos son los que la aceptan verdaderamente por
guía de la vida. La incredulidad predomina de modo alarmante, no sólo en el mundo sino
también en la iglesia. Muchos han llegado al punto de negar doctrinas que son el
fundamento mismo de la fe cristiana. Los grandes hechos de la creación como los
presentan los escritores inspirados, la caída del hombre, la expiación y el carácter
perpetuo de la ley de Dios son en realidad rechazados entera o parcialmente por gran
número de los que profesan ser cristianos. Miles de personas que se envanecen de su
sabiduría y de su espíritu independiente, consideran como un debilidad el tener fe
implícita en la Biblia; piensan que es prueba de talento superior y científico argumentar
con las Sagradas Escrituras y espiritualizar y eliminar sus más importantes verdades.
Muchos ministros enseñan a sus congregaciones y muchos profesores dicen a sus
estudiantes que la ley de Dios ha sido cambiada o abrogada, y a los que tienen los
requerimientos de ella por válidos y dignos de ser obedecidos literalmente, se los
considera como merecedores tan sólo de burla o desprecio.

“Al rechazar la verdad, los hombres rechazan al Autor de ella. Al pisotear la ley de Dios,
se niega la autoridad del Legislador. Es tan fácil hacer un ídolo de las falsas doctrinas y
teorías como tallar un ídolo de madera o de piedra. Al representar falsamente los
atributos de Dios, Satanás induce a los hombres a que se formen un falso concepto con
respecto a él. Muchos han entronizado un ídolo filosófico en lugar de Jehová, mientras
que el Dios viviente, tal cual está revelado en su Palabra, en Cristo y en las obras de la
creación, no es adorado más que por un número relativamente pequeño. Miles y miles
deifican la naturaleza al paso que niegan al Dios de ella. Aunque en forma diferente, la
idolatría existe en el mundo cristiano de hoy tan ciertamente como existió entre el antiguo
Israel en tiempos de Elías. El Dios de muchos así llamados sabios, o filósofos, poetas,
políticos, periodistas - el Dios de los círculos selectos y a la moda, de muchos colegios y
universidades y hasta de muchos centros de teología - no es mucho mejor que Baal, el
dios-sol de los fenicios.

Ninguno de los errores aceptados por el mundo cristiano ataca más atrevidamente la
autoridad de Dios, ninguno está en tan abierta oposició n con las enseñanzas de la razón,
ninguno es de tan perniciosos resultados como la doctrina moderna que tanto cunde, de
que la ley de Dios ya no es más de carácter obligatorio para los hombres. Toda nación
tiene sus leyes que exigen respeto y obediencia; ningún gobierno podría subsistir sin
ellas; ¿y es posible imaginarse que el Creador del cielo y de la tierra no tenga ley alguna
para gobernar los seres a los cuales creó? Supongamos que los ministros más eminientes
se pusiesen a predicar que las leyes que gobiernan a su país y amparan los derechos de
los ciudadanos no estaban más en vigencia, que por coartar las libertades del pueblo ya
no se les debe obediencia? ¿Por cuánto tiempo se tolerarían semejantes prédicas? ¿Pero
es acaso mayor ofensa desdeñar las leyes de los estados y de las naciones que pisotear los
preceptos divinos, que son el fundamento de todo gobierno?

“Mas acertado sería que las naciones aboliesen sus estatutos y dejaran al pueblo hacer lo
que quisiese, antes de que el Legislador del universo anulase su ley y dejase al mundo sin
norma para condenar al culpable o justificar al obediente. ¿Queremos saber cuál sería el
resultado de la abolición de la ley de Dios? El experimento se ha hecho ya. Terribles
fueron las escenas que se desarrollaron en Francia cuando el ateísmo ejerció el poder.
Entonces el mundo vio que rechazar las restricciones que Dios impuso equivale a aceptar
el gobierno de los más crueles y despóticos. Cuando se echa a un lado la norma de
justicia, queda abierto el camino para que el príncipe del mal establezca su poder en la
tierra.

“Siempre que se rechazan los preceptos divinos, el pecado deja de parecer culpa y la
justicia deja de ser deseable. Los que se niegan a someterse al gobierno de Dios son
completamente incapaces de gobernarse a sí mismos. Debido a sus enseñanzas
perniciosas, se implanta el espíritu de insubordinación en el corazón de los niños y
jóvenes, de suyo insubordinados, y se obtiene como resultado un estado social donde la
anarquía reina soberana. Al paso que se burlan de la credulidad de los que obedecen las
exigencias de Dios, las multitudes aceptan con avidez los engaños de Satanás. Se
entregan a sus deseos desordenados y practican los pecados que acarrearon los juicios de
Dios sobre los paganos.

“Los que le enseñan al pueblo a considerar superficialmente los mandamientos de Dios,


siembran la desobediencia para recoger desobediencia. Rechácense enteramente los
límites impuestos por la ley divina y pronto se despreciarán las leyes humanas. Los
hombres están dispuestos a pisotear lo ley de Dios por considerarla como un obstáculo
para su prosperidad material, porque ella pohibe las prácticas deshonestas, la codicia, la
mentira y el fraude; pero ellos no se imaginan lo que resultaría de la abolición de los
preceptos divinos. Si la ley no tuviera fuerza alguna ¿por qué habría que temerse el
transgredirla? La propiedad ya no sería segura. Cada cual se apoderaría por la fuerza de
los bienes de su vecino. Ni siquiera se respetaría la vida. La institución del matrimonio
dejaría de ser baluarte sagrado para la protección de la familia. El que pudiera, si así lo
desease, tomaría la mujer de su vecino. El quinto mandamiento sería puesto a un lado
junto con el cuarto. Los hijos no vacilarían en atentar contra sus padres, si al hacerlo
pudiesen satisfacer los deseos de sus corazones corrumpidos. El mundo civilizado se
convertiría en una horda de ladrones y asesinos, y la paz, la tranquilidad y la dicha
desaparecerían de la tierra.

“La doctrina de que los hombres no están obligados a obedecer los mandamientos de
Dios ha debilitado ya el sentimiento de la responsabilidad moral y ha abierto anchas las
compuertas para que la iniquidad aniegue el mundo. La licencia, la disipación y la
corrupción nos invaden como ola ahumbrador. Satanás está trabajando en el seno de las
familias. Su bandera flota hasta en los hogares de los que profesan ser cristianos. En ellos
se ven la envidia, las sospechas, la hipocresía, la frialdad, la rivalidad, las disputas, las
traiciones y el desenfreno de los apetitos. Todo el sistema de doctrinas y principios
religiosos que deberían formar el fundamento y marco de la vida social, parece una mole
tambaleante a punto de desmoronarse en ruinas. Los más viles criminales, echados en la
cárcel por sus delitos, son a menudo objeto de atenciones y obsequios como si hubiesen
llegado a un envidiable grado de distinción. Se da gran publicidad a las particularidades
de su carácter y a sus crímenes. La prensa publica los detalles escandalosas del vicio,
iniciando así a otros en la práctica del fraude, del robo y del asesinato, y Satanás se
regocija del éxito de sus infernales designios. La infatuación del vicio, la criminalidad, el
terrible incremento de la intemperancia y de la iniquidad, en toda forma y grado, deberían
llamar la atención de todos los que temen a Dios, para que vieran lo que podría hacerse
para contener el desborde del mal.

“Los tribunales están corrumpidos. Los magistrados se dejan llevar por el deseo de las
ganancias y el afán de los placeres sensua les. La intemperancia ha obcecado las
facultades de muchos, de suerte que Satanás los dirige casi a su gusto. Los juristas se
dejan pervertir, sobornar y engañar. La embriaguez y las orgías, la pasión, la envidia, la
mala fe bajo todas sus formas se encuentran entre los que administran las leyes. “La
justicia se mantiene a lo lejos, por cuanto la verdad está caída en la calle, y la rectitud no
puede entrar.” (Iasías 59:14, V.M.)

“La iniquidad y las tinieblas espirituales que prevalecieron bajo la supremacía papal
fueron resultado inevitable de la supresión de las Sagradas Escrituras. ¿Pero dónde está la
causa de la incredulidad general, del rechazamiento de la ley de Dios y de la corrupción
siguiente bajo el pleno resplandor de la luz del Evangelio en esta época de libertad
religiosa? Ahora que Satanás no puede gobernar al mundo negándole las Escrituras,
recurre a otros medios para alcanzar el mismo objeto. Destruir la fe en la Biblia responde
tan bien a sus designios como destruir la Biblia misma. Insinuando la creencia de que la
ley de Dios no es obligatoria, empuja a los hombres a transgredirla tan seguramente como
si ignorasen los preceptos de ella. Y ahora, como en tiempos pasados, obra por
intermedio de la iglesia para promover sus fines. Las organizaciones religiosas de
nuestros días se han negado a prestar atención a las verdades impopulares claramente
enseñadas en las Santas Escrituras, y al combatirlas, han adoptado interpretaciones y
asumido actitudes que han sembrado al vuelo las semillas del escepticismo. La doctrina
de los tormentos eternos ha inducido a muchos a dudar de la Biblia. Y cuando se le
presenta al pueblo la obligación de observar el cuarto mandamiento, se ve que ordena
reposar en el séptimo día; y como único medio de librarse de un deber que no desean
cumplir, muchos de los maestros populares declaran que la ley de Dios no está en
vigencia. De este modo rechazan al mismo tiempo la ley y el sábado. A medida que
adelante la reforma respecto del sábado, esta manera de rechazar la ley divina para evitar
la obediencia al cuarto mandamiento se volverá casi universal. Las doctrinas de los
caudillos religiosos han abierto la puerta a la incredulidad, al espiritismo y al desprecio
de la santa ley de Dios, y sobre ellos descansa una terrible responsabilidad por la
iniquidad que existe en el mundo cristiano.

“Sin embargo, esa misma clase de gente asegura que la corrupción que se ve
generalizando más y más, debe achacarse en gran parte a la violación del así llamado “día
del Señor” (domingo), y que si se hiciese obligatoria la observancia de este día, mejoraría
en gran manera la moralidad social. Esto se sostiene especialmente en los Estados Unidos
de Norteamérica, donde la doctrina del verdadero día de reposo, o sea el sábado, se ha
predicado con má s amplitud que en ninguna otra parte. En dicho país la obra de
temperancia que es una de las reformas morales más importantes, va a menudo
combinada con el movimiento en favor del domingo, y los defensores de éste actúan
como si estuviesen trabajando para promover los más altos intereses de la sociedad; de
suerte que los que se niegan a unirse con ellos son denunciados como enemigos de la
temperancia y de las reformas. Pero la circunstancia de que un movimiento encaminado a
establecer un error esté ligado con una obra buena en sí misma, no es un argumento en
favor del error. Podemos encubrir un veneno mezclándolo con un alimento sano pero no
por eso cambiamos su naturaleza. Por el contrario, lo hacemos más peligroso, pues se lo
tomará con menos recelo. Una de las trampas de Satanás consiste en mezclar con el error
una porción suficiente de verdad para cohonestar aquél. Los jefes del movimiento en
favor del domingo pueden propagar reformas que el pueblo necesita, principios que estén
en armonía con la Biblia; pero mientras mezclen con ellas algún requisito en pugna con la
ley de Dios, los siervos de Dios no pueden unirse a ellos. Nada puede autorizarnos a
rechazar los mandamientos de Dios para adoptar los preceptos de los hombres.

“Merced a los errores capitales, el de la inmortalidad del alma y el de la santidad del


domingo, Satanás prenderá a los hombres en sus redes. Mientras aquél forma la base del
espiritismo, éste crea un lazo de simpatía con Roma. Los protestantes de los Estados
Unidos serán los primeros en tender las manos a través de un doble abismo al espiritismo
y al poder romano; y bajo la influencia de esta triple alianza ese país marchará en las
huellas de Roma, pisoteando los derechos de la conciencia.

“En la medida en que el espiritismo imita más de cerca al cristianismo nominal de


nuestros días, tiene también mayor poder para engañar y seducir. De acuerdo con el
pensar moderno, Satanás mismo se ha convertido. Se manifestará bajo la forma de un
ángel de luz. Por medio del espiritismo han de cumplirse milagros, los enfermos sanarán,
y se realizarón muchos prodigios innegables. Y como los espíritus profesarán creer en la
Biblia y manifestarán respeto por las instituciones de la iglesia, su obra será aceptado
como manifestación del poder divino.

“La línea de separación entre los que profesan ser cristianos y los impíos es actualmente
apenas perceptible. Los miembros de las iglesias aman lo que el mundo ama y están listos
para unirse con ellos; Satanás tiene resuelto unirlos en un solo cuerpo y de este modo
robustecer su causa atrayéndolos a todos a las filas del espiritismo. Los papistas, que se
jactan de sus milagros como signo cierto de que su iglesia es la verdadera, serán
fácilmente engañados por este poder maravilloso, y los protestantes, que han arrojado de
sí el escudo de la verdad, serán igualmente seducidos. Los papistas, los protestantes y los
mundanos aceptarán igualmente la forma de piedad sin el poder de ella, y verán en esta
unión un gran movimiento para la conversión del mundo y el comienzo del milenio tan
largamente esperado.

“El espiritismo hace aparecer a Satanás como benefactor de la raza humana, que sana las
enfermedades del pueblo y profesa presentar un sistema religioso nuevo y más elevado;
pero al mismo tiempo obra como destructor. Sus tentaciones arrastran a multitudes a la
ruina. La intemperancia destrona la razón, los placeres sensuales, las disputas y los
crímenes la siguen. Satanás se deleita en la guerra, que despierta las más viles pasiones
del alma, y arroja luego a sus víctimas, sumidas en el vicio y en la sangre, a la eternidad.
Su objeto consiste en hostigar a las naciones a hacerse mutuamente la guerra; pues de
este modo puede distraer los espíritus de los hombres de la obra de preparación necesaria
para subsistir en el día del Señor.

“Satanás obra asimismo por medio de los elementos para cosechar muchedumbres de
almas aún no preparadas. Tiene estudiados los secretos de los laboratorios de la
naturaleza y emplea todo su poder para dirigir los elementos en cuanto Dios se lo
permita. Cuando se le dejó que afligiera a Job, ¡cuán prestamente fueron destruídos
rebaños, ganado, sirvientes, casas e hijos, en una serie de desgracias, obra de un
momento!

Es Dios quien protege a sus criaturas y las guarda del poder del destructor. Pero el mundo
cristiano ha manifestado su menosprecio de la ley de Jehová, y el Señor hará exactamente
lo que declaró que haría: alejará sus bendiciones de la tierra y retirará su cuidado
protector de sobre los que se rebelan contra su ley y que enseñan y obligan a los demás a
hacer lo mismo. Satanás ejerce dominio sobre todos aquellos a quienes Dios no guarda en
forma especial. Favorecerá y hará prosperar a algunos para obtener sus fines, y atraerá
desgracias sobre otros, al mismo tiempo que hará creer a los hombre que es Dios quien
los aflige.

“Al par que se hace pasar ante los hijos de los hombres como un gran médico que puede
curar todas sus enfermedades, Satanás producirá enfermedades y desastres al punto que
ciudades populosas sean reducidas a ruinas y desolación. Ahora mismo está obrando.
Ejerce su poder en todos los lugares y bajo mil formas: en las desgracias y calamidades
de mar y tierra, en las grandes tempestades de granizo, en las inundaciones, en los
ciclones, en las mareas extraordinarias y en los terremotos. Destruye las mieses casi
maduras y a ello siguen la hambruna y la angustia; propaga por el aire emanaciones
malíficas y miles de seres perecen en la pestilencia. Estas plagas irán menudeando más y
más y se harán más y más desastrosas. La destrucción caerá sobre hombres y animales.
“La tierra se pone de luto y se marchita”, “desfallece la gente encumbrada de la tierra. La
tierra también es profanada bajo sus habitantes; porque traspasaron la ley, cambiaron el
estatuto, y quebrantaron el pacto eterno” (Isaías 24:4. 5 V.M)

Y luego el gran engañador persuadirá a los hombres de que son los que sirven Dios los
que causan esos males. La parte de la humanidad que haya provocado el desagrado de
Dios lo cargará a la cuenta de aquellos cuya obedienc ia a los mandamientos divinos es
una reconvención perpetua para los transgresores. Se declarará que los hombres ofenden
a Dios al violar el descanso del domingo; que este pecado ha atraído calamidades que no
concluirán hasta que la observancia del domingo no sea estrictamente obligatoria; y que
los que proclaman la vigencia del cuarto mandamiento, haciendo con ello que se pierda el
respeto debido al domingo y rechazando el favor divino, turban al pueblo y alejan la
prosperidad temporal. Y así se repetirá la acusación hecho antiguamente al siervo de Dios
y por motivos de la misma índole: “Y sucedió, luego que Acab vio a Elías, que le dijo
Acab: ¿Estás tú aquí, pertubador de Israel? A lo que respondió: No he pertubado yo a
Israel, sino tú y la casa de tu padre, por haber dejado los mandamientos de Jehová, y
haber seguido a los Baales.” (I Reyes 18:17, 18, V.M.) Cuando con falsos cargos se haya
despertado la ira del pueblos, éste seguirá con los embajadores de Dios una conducta muy
parecida a la que siguió el apóstata Israel con Elías.

El poder milagroso que se manifiesta en el espiritismo ejercerá su influencia en perjuicio


de los que prefieren obedecer a Dios antes que a los hombres. Habrá comunicaciones de
espíritus que declararán que Dios los envió para convencer de su error a los que rechazan
el domingo y afirmarán que se debe obedecer las leyes del país como a la ley de Dios.
Lamentarán la gran maldad existente en el mundo y apoyarán el testimonio de los
ministros de la religión en el sentido de que la degradación moral se debe a la
profanación del domingo. Grande será la indignación despertada contra todos los que se
nieguen a aceptar sus aseveraciones.

“La política de Satanás en este conflicto final con el pueblo de Dios es la misma que la
seguida por él al principio de la gran controversia en el cielo. Hacía como si procurase la
estabilidad del gobierno divino, mientras que por lo bajo hacía cuanto podía por
derribarlo y acusaba a los ángeles fieles de esa misma obra que estaba así tratando de
realizar. La misma política de engaño caracteriza la historia de la iglesia romana. Ha
profesado actuar como represenatante del cielo, mientras trataba de elevarse por encima
de Dios y de mudar su ley. Bajo el reinado de Roma, los que sufrieron la muerte por
causa de su fidelidad al Evangelio fueron denunciados como malhechores; se los declaró
en liga con Satanás, y se emplearon cuantos medios se pudo para cubrirlos de opobrio y
hacerlos pasar ante los ojos del pueblo y ante ellos mismos por los más viles criminales.
Otro tanto sucederá ahora. Mientras Satanás trata de destruir a los que honran la ley de
Dios, los hará acusar como transgresores de la ley, como hombres que están deshonrando
a Dios y atrayendo sus castigos sobre la tierra.

“Dios no violenta nunca la conciencia; pero Satanás recurre constantemente a la violencia


para dominar a aquellos quienes no puede seducir de otro modo. Por medio del temor o
de la fuerza procura regir la conciencia y hacerse tributar homenaje. Para conseguir esto,
obra por medio de las autoridades religiosas y civiles y las induce a que impongan leyes
humanas contrarias a la ley de Dios.

“Los que honran el sábado de la Biblia serán denunciados como enemigos de la ley del
orden, como quebrantadores de las restricciones morales de la sociedad, y por lo tanto
causantes de anarquía y corrupción que atraen sobre la tierra los altos juicios de Dios. Sus
escrúpulos de conciencia serán presentados como obstinación, terquedad y rebeldía
contra la autoridad. Serán acusados de deslealtad hacia el gobierno. Los ministros que
niegan la obligación de observar la ley divina predicarán desde el púlpito que hay que
obedecer a las autoridades civiles porque fueron instituídas por Dios. En las asambleas
legislativas y en los tribunales se calumniará y condenará a los que guardan los
mandamientos. Se falsearán sus palabras, y se atribuirán a sus móviles las peores
intenciones.

“A medida que las iglesias protestantes rechacen los argumentos claros de la Biblia en
defensa de la ley de Dios, desearán imponer silencio a aquellos cuya fe no pueden rebatir
con la Biblia. Aunque se nieguen verlo, el hecho es que están asumiendo actualmente una
actitud que dará por resultado la persecución de los que se niegan en conciencia a hacer
lo que el resto del mundo cristia no está haciendo y a reconocer los asertos hechos en
favor del día de reposo papal.

“Los dignatorios de la iglesia y del estado se unirán para hacer que todos honren el
domingo, y para ello apelarán al cohecho, a la persuasión o a la fuerza. La falta de
autoridad divina se suplirá con ordenanzas abrumadoras. La corrupción política está
destruyendo el amor a la justicia y el respeto a la verdad; y hasta en los Estados Unidos
de la libre América, se verá a los representantes del pueblo y a los legisladores tratar de
asegurarse el favor público doblegándose a las exigencias populares por una ley que
imponga la observancia del domingo. La libertad de conciencia que tantos sacrificios ha
costado no será ya respetada. En el conflicto que está por estallar veremos realizarse las
palabras del profeta: “Airóse del dragón contra la mujer, y se fue para hacer guerra contra
el residuo de su simiente, los que guardan los mandamientos de Dios, y tienen el
testimonio de Jesús.” (Apocalipsis 12:17, V.M.)”

(E.G. White El conflicto de los siglos, capítulo 36.


Capítulo Diecisiete
¿Utopía o desastre?

Es un hecho dado que en nuestro mundo muchos cambios proceden lenta y uniformmente
durante mucho tiempo hasta que llegan a un punto crítico, más allá del que siguen con
una velocidad extrema y desastroza. En el laboratorio de física el peso que se sujeta a un
alambre de metal, verticalmente suspendido causa una tensión. El peso se incrementa
progresivamente, ocasionando al primero, un estirón de alambre lenta, uniforme, casi
imperceptible. El peso se crece más. De repente rompe el alambre. De nuestra ciencia
básica sabemos que la presión produce una tensión. La tensión incrementa lenta y
uniformemente al principio, pero cuando ha pasado el punto crítico acelera al punto de
ruptura. Grandes nubes negras flotan a través del cielo. Enormes cargas eléctricas
aumentan, ocasionando un agujero pequeño e imperceptible –entonces el relámpago
deslumbrante.

Vesuvius, la gran montaña que daba a las antiguas ciudades de Pompeii y Herculaneum,
parecía tan inactiva como había estado durante siglos. Desde luego de vez en cuando
había un retumbo. Pero todo salía bien. Luego con una brusquedad cataclisma, el 24 de
agosto de 79 A.D., Vesuvius que había estado retumbando por días, sufrió una erupción
violenta, que causó una destrucción total en dos ciudades.

Era igual en Lisboa. Cayó un terremoto terrible el 1 de noviembre de 1755, y una serie
de terremtos mató a 60.000 personas dentro de unos pocos minutes; estos choques se
sintieron por una distancia de un millón de millas cuadradas. El 26-28 de agosto de 1883,
Krakatoa, después de rezongar ininterrumpidamente por varios días, arrojó vapor y
cenizas antes de estallar y lanzar una montaña –millones de toneladas- al cielo. Causó
tanta turbulencia al mar que 36.000 personas en Java y Sumatra se ahogaron y un buque
de Guerra holandesa se arrojó dos millas tierra adentro.

La historia de las calamidades naturales sobre nuestro planeta nos enseña que los grandes
cambios se efectúan repentinamente.

Sin embargo, los hombres no quieren escucharlo. Sostienen que los cambios que ocurren
en la tierra son relativamente pequeños y durarán miles o millones de años antes de llegar
al punto de una crisis global. Nos asegura que todo seguirá como siempre, y no hay por
qué temer. No aprenderán. Sobre nuestro planeta los grandes cambios ocurren sin previo
anuncio.

Volvamos a recalcar que los cambios globales se desarrollan uniforme, lenta e


imperceptiblemente hasta que alcanzan cierto punto crítico, más allá de que proceden con
una aceleración repentina y extrema hacia su destrucción. La Biblia nos da el mecanismo
que rebasa los desastres globales tales como el Gran Diluvio y la destrucción de Sodoma
y Gomorra. La consecuencia del pecado es separar nuestro planeta del control clemente
de Dios sobre los elementos.

La consecuencia de la misericordia de Dios es contener las fuerzas de la naturleza que ha


sido dañadas por el pecado. La misericordia divina ejerce su control con tal que el nivel
de la iniquidad quede bajo cierta intensidad crítica. Durante tales tiempos el deterioro
global tiende a ser informe, lento y apenas perceptible, salvo para los que saben cómo
buscar y lo que buscan. Cuando se alcanza el punto crítico, la misericordia cede a lo que
la Biblia denomina “la ira”. Durante el ministerio de la ira, el Señor retira su control
protector y entrega al ser humano y su ambiente a las consecuencias de sus elecciones
inmorales. Esta separación crítica de Dios, ocasionado por el pecado, provoca la fase de
una aceleración repentina hacia la destrucción.

Hay un pasaje de la Sagrada Escritura en el Apocalipsis 7: 1 que describe el freno


clemente sobre las fuerzas del mal.

“Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que
detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la
tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol. Vi también a otro ángel que subía de
donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles,
a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar, diciendo: No
hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus
frentes a los siervos de nuestro Dios.” El Apocalipsis 7: 1-3.

Cuando las fuerzas del mal, denominados los vientos del conflicto en el Apocalipsis 7:1,
ya no son frenadas, una destrucción terrible envolverá a nuestro planeta. El mecanismo
de la destrucción se ve claramente en la Biblia.

“Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no
puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando
de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después
que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.
Amados hermanos míos, no erréis. Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de
lo alto del Padre de luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.”
Santiago 1: 13-17.

“He aquí que no se ha acortado la mano de JEHOVA para salvar, ni se ha agravado su


oído para oíar; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros vuestro
Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.” Isaías
59: 1-2.

“Por un breve momento te abandoné, pero se recogeré con grandes misericordias. Con
un poco de ira escondí mi rostro de ti porun momento; pero con misericordia eternal
tendré compassion de ti, dijo JEHOVA tu Redentor.” Isaías 54: 7-8.

“Y se encenderá mi furor contra él en aquel día; y los abandonaré, y esconderé de ellos


mi rostro, y serán consumidos; y vendrán sobre ellos muchos males y angustias, y dirán
en aquel día; ¿No me han venido estos males porque no está mi Dios en medio de mí?
Pero ciertamente yo esconderé mi rostro en aquel día, por todo el mal que ellos habrán
hecho, por haberse vuelto a dioses ajenos.” Deuteronomio 31: 17-18.

“Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los
hombres que detienen con injusticia la verdad;

Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el
uso natural por el que es contra naturaleza.

Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente
reprobada, para hacer cosas que no convienen.” Romanos 1: 18, 26, 28.

No podemos saber cuánto debemos a Cristo por la paz y la protección de que


disfrutamos. Es el poder restrictivo de Dios lo que impide que el hombre caiga
completamente bajo el dominio de Satanás. Los desobedientes e ingratos deberían hallar
un poderoso motivo de agradecimiento a Dios en el hecho de que su misericordia y
clemencia hayan coartado el poder maléfico del diablo. Pero cuando el hombre traspasa
los límites de la paciencia divina, ya no cuenta con aquella protección que le libraba del
mal. Dios no asume nunca para con el pecador la actitud de un verdugo que ejecuta la
sentencia contra la transgresión; sino que abandona a su propia suerte a los que
rechazan su misericordia, para que recojan los frutos de lo que sembraron sus propias
manos. Todo rayo de luz que se desprecia, toda admonición que se desoye y rechaza,
toda pasión malsana que se abriga, toda transgresión de la ley de Dios, son semillas que
que darán infaliblemente su cosecha. Cuanod se le resiste tenazmente, el Espíritu de
Dios, concluye por apartarse del pecador, y éste queda sin fuerza para dominar las malas
pasiones de su alma, y sin protección alguna contra la malicia y perfidia de Satanás.” C.
S. 39-40.

EL TIEMPO DE ANGUSTIA
Y en aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está por los hijos de tu
pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces,
mas en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallaren escritos en el
libro. [Daniel 12: 1.]

Cuando termine el mensaje del tercer ángel, la misericordia divina no intercederá más por
los habitantes culpables de la tierra. El pueblo de Dios habrá completado su obra. Habrá
recibido ‘la lluvia tardía,’ ‘el refrigerio de la presencia del Señor,’ y estará preparada para
la hora de prueba que le espera. Los ángeles se apuran, van y vienen de acá para allá en
el Cielo. Un ángel que regresa de la tierra anuncia que su obra está terminada; el mundo
ha sido sometido a la última prueba, y todos los que han resultado fieles a los preceptos
divinos han recibo el “sello del Dios vivo”. [El Apocalipsis 7: 1-4.] Entonces Jesús
dejará de interceder en el santuario celestial. Levantará sus manos y con gran voz dirá,
‘Hecho es,’ y todas las huestes de los ángeles depositarán sus coronas mientras él anuncia
en tono solemne. ‘El que es injusto, sea injusto aún; y el que es sucio, sea sucio aún; y el
que es justo, sea justo aún; y el que es santo, sea aún santo. Apocalipsis 22: 11, V.M.)
cada caso ha sido fallado para vida o para muerte. Cristo ha hecho propiciación por su
pueblo, y borrado sus pecados. El número de sus súbditos está completo; ‘el reino y
señorío, y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo,’ van a ser dados a los
herederos de la salvación, y Jesús va a reinar como Rey de reyes y Señor de señores.

Cuando él abandone el santuario, las tinieblas envolverán a los habitantes de la tierra.


Durante ese tiempo terrible, los justos deben vivir sin intercesor, a la vista del santo Dios.
Nada refrena ya a los malos y Satanás domina por completo a los impenitentes
empedernidos. La paciencia de Dios ha concluído. El mundo ha rechazado su
misericordia, despreciado su amor y pisoteado sy ley. Los imnpíos han dejado concluir
su tiempo de gracia; el Espíritu de Dios, al que se opusieran obstinadamente, acabó por
apartarse de ellos. Desamparados ya de la gracia divina, están a merced de Satanás, el
cual sumirá entonces a los habitants de la tierra en una gran tribulación final. Como los
ángeles de Dios dejen ya de contener los vientos violentos de las pasiones humanas,
todos los elementos de contención se desencadenarán. El mundo entero sera envuelto en
una ruina más espantosa que la que cayó antiguamente sobre Jerusalén.

Un solo ángel dio muerte a todos los primogénitos de los egipcios y llenó al país de
duelo. Cuando David ofendió a Dios al tomar censo del pueblo, un ángel causó la terrible
mortandad con la cual fue castigado su pecado. El mismo poder destructor ejercido por
santos ángeles cuando Dios se lo ordena, lo ejercerán los ángeles malvados cuando él lo
permita. Hay fuerzas actualmente listas que no esperan más que el permiso divino para
sembrar la desolación por todas partes.

Los que honran la ley de Dios han sido acusados de atraer los castigos de Dios sobre la
tierra, y se los mirará como si fueran causa de las terribles convulsions de la naturaleza y
de las luchas sangrientas entre los hombres, que llenarán la tierra de afflicción. El poder
que acompañe la última amonestación enfurecerá a los malvados; su ira se ensanará
contra todos los que hayan recibido la mensaje, y Satanás despertará el espíritu de odio y
persecución en n grado de intensidad aún mayor.

Cuando la presencia de Dios se retiró de la nación judía, tanto los sacerdotes como el
pueblo lo ignoraron. Aunque bajo el dominio de Satanás y arrastrados por las pasiones
más horribles y malignas, creían ser todavía el pueblo escogido de Dios. Los servicios
del templo seguían su curso; se ofrecían sacrificios en los altars profanados, y cada día se
invocaba la bendición diina sobre un pueblo culpable de la sangre del Hijo amado de
Dios y que trataba de matar a sus ministros y apóstoles. Así también, cuando la decisión
irrevocable del santuario haya sido pronunciada y el destino del mundo haya sido
detrminado para siempre, los habitanted de la tierra no lo sabrán. Los formas de la
religión seguirán en vigor entre las muchedumbres de en medio de las cuales el Espíritus
de Dios se habrá retirado finalmente; y el cello satánico con el cual el príncipe del mal ha
de inspirarlas para que cumplan sus crueles designios, se asemejará al celo por Dios.

Una vez que el sábado llegue a ser el punto especial de controversia en toda la cristiandad
y las autoridades religiosas y civiles se unan para imponer la observancia del domingo, la
negativa persistente, por parte de una pequeña minoría, de ceder a la exigencia popular, la
convertirá en objeto de execración universal. Se demandará con insistencia que no se
tolere a los pocos que se oponen a una institución de la iglesia y a una ley del estado;
pues vale más que esos pocos sufran y no que naciones enteras sean precipitadas a la
confusion y anarquía. Este mismo argumento fue preentado contra Cristo hace mil
ochocientos años por los “príncipes del pueblo.” “Nos conviene –dijo el astuto Caifás-
que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación se pierda.” (S. Juan 11:50).
Este argumento parecerá concluyente y finalmente se expedirá contra todos los que
santifiquen el sábado un decreto que los declare merecedores de las penas más severas y
autorice al pueblo para que, pasado cierto tiempo, los mate. El romanismo en el Viejo
Mundo y el protestantismo apóstata en la América del orte actuarán de la misma manera
contra los que honren todos los preceptos divinos. C.S. 671- 673

“Cuando el decreto promulgado por los diversos príncipes y dignitaries de la cristiandad


contra los wue observan los mandamientos, suspenda la protección y las garantías del
gobierno y los abandone a los que tartan de aniquilarlos, el pueblo de Dios huirá de las
ciudades y de los pueblos y se unirá en grupos para vivir en los lugares más desiertos y
solitarios. Muchos encontrarán refugio en puntos de difícil acceso en las montañas.
Como los cristianos de los valles del Piamonte, convertirán los lugares elevados de la
tierra en santuarios syous y darán gracias a Dios por las “fortalezas de rocas.” (Isaías
33:16). Pero muchos seres humanos de todas las naciones y de todas clases, grandes y
pequeños, ricos y plbres, negros y blancos, serán arrojados en la más injusta y cruel
servidumbre. Los amados de Dios pasarán días penosos, encadenados, encerrados en
cárceles, sentenciados a muerte, algunos abandonados adrede para morir de hambre y sed
en sombríos y repugnantes calabozos. Ningún oído humano escuchará sus lamentos;
ninguna mano humana se aprontará a socorrerlos.” C.S. 683-684.

LAS ULTIMAS SIETE PLAGAS

Después de que se haya dado el último aviso y todos se hayan decidido, se terminará la
mediación de Cristo en el santuario celestial. Se soltarán los cuatro vientos de conflicto
mencionados en el Apocalipsis 7:1. Entonces las últimas siete plagas perjudicarán la
tierra. Estas plagas serán las destrucciones progresivas que caerán sobre el planeta de
resultas de que Dios se habrá separado de la tierra a causa del pecado. El pecado grave
habrá sido la aplicación del culto del domingo y la imposición de sanciones civiles contra
los que guardan el séptimo día como el verdadero día de Reposo.

Estas plagas están escritas en el Apocalipsis, capítulo 16.

LAS PRIMERAS CUATRO PLAGAS

“Oí una gran voz que decía desde el templo a los siete ángeles: Id y derramad sobre la
tierra las siete copas de la ira de Dios. Fue el primero, y derramó su copa sobre la
tierra, y vino una úlcera maligna y pestilente sobre los hombre que tenían la marca de la
bestia, y que adoraban su imagen. El Segundo angel derramó su copa sobre el mar, y
éste se convirtió en sangre como de mueto; y murió todo ser vivo que había en el mar. el
tercer angel derramó su copa sobre los ríos, y sobre las Fuentes de las agues, y se
convirtieron en sangre. Y oí al angel de las aguas, que decía: Justo eres tú, oh Señor. El
que eres y que eras, el Santo, porque has juzgado estas cosas. Por cuanto derramaron la
sangre de los santos y de los profetas, también tú les has dado a beber sangre; pues lo
merecen. También oí a otro, que desde el altar decía: Ciertamente, Señor Dios
Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos. El cuarto angel derramó su copa
sobre el sol, al cual fue dado quemar a los hombre con fuego. Y los hombres se
quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre Dios, que tiene poder sobre estas
plagas, y no se arrepintieron para darle Gloria.” APOCALIPSIS 16: 1-9.

En el Apocalipsis se lee lo siguiente con referencia a esas mismas plagas tan temibles:
“Vino una plaga mala y dañosa sobre los hombres que tenían la señal de la bestia, y sobre
los que adoraban su imagen.” El mar “se convirtió en sangre como de un muerto; y toda
alma viviente fue muerta en el mar.” También los ríos, y … las fuentes de las aguas, …
se convirtieron en sangre.” Por terribles que sean estos castigo, la justicia de Dios está
plenamente vindicada. El ángel de Dios declara: “Justo eres tú, oh Señor, … porque has
juzgado estas cosas: porque ellos derramaron la sangre de los santos y de los profetas,
también tú les has dado a beber sangre; pues lo merecen.” (Apocalipsis 16:2-6) Al
condenar a la muerte al pueblo de Dios, los que lo hicieron son tan culpables de su sangre
como si la hubiesen derramado con sus propias manos. Del mismo modo Cristo declaró
que los judíos de su tiempo eran culpables de toda la sangre de los santos varones que
había sido derramada desde los días de Abel, pues estaban animados del mismo espíritu y
estaban tratando de hacer lo mismo que los asesinos de los profetas.

“En la plaga que sigue, se le da poder al sol para “quemar a los hombres con fuego. Y
los hombres se quemaron con el grande calor.” (Apocalípsis 14:8,9.) Los profetas
describen como sigue el estado de la tierra en tan terrible tiempo: “El campo fue
destruído, enlutóse la tierra; … porque se perdió la mies del campo.” “Secáronse todos
los árboles del campo; por lo cual se secó el gozo de los hijos de los hombres.” “El grano
se pudrió debajo de sus terrones, los bastimentos fueron asolados.” “¡Cuánto gimieron
las bestias! ¡cuán turbados anduvieron los hatos de los bueyes, porque no tuvieron
pastos! … Se secaron los arroyos de las aguas, y fuego consumió las praderías del
desierto.” (Joel 1:10, 11, 12, 17, 18, 20.) “Y los cantors del templo alularán en aquel
día, dice el Señor Jehová; muchos serán los cuerpos muertos; en todo lugar echados serán
en silencio.” (Amós 8:3.)

“Estas no serán universals, pues de lo contrario los habitantes de la tierra serían


enteramente destruídos. Sin embargo serán los azotes más terribles que hayan sufrido
jamás los hombres. Todos los juicios que cayeron sobre los hombres antes del fin del
tiempo de gracia fueron mitigados con misericordia. La sangre propiciatoria de Cristo
impidió que el pecador recibiese el pleno castigo de su culpa; pero en el juicio final la ira
de Dios se derramará sin mezcla de misericordia.

“En aquel día, multitudes enteras invocarán la protección de la misericordia divina que
por tanto tiempo despreciaran. ‘He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales
enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de
Jehová. E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando
palabra de Jehová, y no la hallarán.” AMOS 8: 11-12.

‘El pueblo de Dios no quedará libre de padecimientos; pero aunque perseguido y


acongojado y aunque sufra privaciones y falta de alimento, no será abandonado para
perecer. El Dios que cuidó a Elías no abandonará a ninguno de sus abnegados hijos. El
que cuenta los cabellos de sus cabezas, cuidará de ellos y los atenderá en tiempos de
hambruna. Mientras los malvados estén muriéndos de hambre y pestilencia, los ánge les
protegerán a los justos y suplirán sus necesidades. Escrito está del que “camina en
justicia” que “se le dará pan y sus aguas serán ciertas.” “Cuando los pobres y los
menesterosos buscan agua y no la hay, y la lengua se les seca de sed, yo, Jehová, les
escucharé; yo, el Dios de Israel, no los abandonaré.” (Isaías 33:16; 41:17, V.M.)

“ ‘Mas aunque la higuera no floreciere, y no hubiere fruto en la vid; aunque faltare el


producto del olivo, y los campos no dieren de comer; aunque las ovejas fueren destruídas
del aprisco, y no hubiere vacas en los pesebres; sin embargo los que teman a Jehová se
regocijarán en él y se alegrarán en el Dios de su salvación.” (Habacuc 3: 17-18.)

“Jehová es tu guardador; Jehová es tu sombra a tu mano derecha; el sol no te fatigará de


día, Ni la luna de noche. Jehová te guardará de todo mal; El guardará tu alma.’ ‘El te
librará del lazo del cazador, de la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá, y debajo
de sus alas estarás seguro; escudo y adarga es su verdad. No temerás el terror nocturno;
ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que en
medio del día destruya. Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra; Mas a ti no llegará.
Ciertamente con tus ojos mirarás y versa la recompens a de los impíos. Porque has puesto
a Jehová, que es mi esperanza, al Altísimo por tu habitación, no te sobrevendrá mal, ni
plaga tocará tu morada.’” [SALMO 121: 5-7; 91: 3-10.]

“Sin embargo, por lo que ven los hombres, parecería que los hijos de Dios tuviesen que
sellar pronto su destino con su sangre, como lo hicieron los mártires que los precedieron.
Ellos mismos empiezan a temer que el Señor los deje perecer en las manos homicidas de
sus enemigos. Es un tiempo de terrible agonía. De día y de noche claman a Dios para que
los libre. Los malos triunfan y se oye este grito de burla: “¿Dónde está ahora vuestra fe?
¿Por qué no os libra Dios de nuestras manos si sois verdaderamente su pueblo?” pero
mientras esos fieles cristianos aguardan, recuerdan que cuando Jesús estaba muriendo en
la cruz de Calvario los sacerdotes y príncipes gritaban en tono de mofa: “A otros salvó, a
sí mismo no se puede salvar; si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y
creeremos en él.’ [MATEO 27: 42.] Como Jacob, todos luchan con Dios. Sus
semblantes expresan la agonía de sus almas. Están pálidos, pero no dejan de orar con
fervor.

Si los hombres tuviesen la vision del cielo, verían companies de ángeles poderosos en
fuerza estacionados en torno de los que han guardado la palabra de la paciencia de Cristo.
Con ternura y simpatía, los ángeles han presenciado la angustia de ellos y han escuchado
sus oraciones. Aguardan la orden de su jefe para arrancarlos al peligro. Pero tienen que
esperar ser bautizados con el bautismo. La misma dilación que es tan penosa para ellos,
es la major respuesta a sus oraciones. Mientras procuran esperar con confianza y
paciencia como no lo hicieron durante su experiencia religiosa anterior. Sin embargo, el
tiempo de angustia sera acortado por amor de los elegidos. ‘¿Y acaso Dios no defenderá
la causa de sus escogidos, que claman a él día y noche? … Os digo que defenderá su
causa presto.’ [SAN LUCAS 18: 7,8. V.M.] El fin vendrá más pronto de lo que los
hombres esperan. El trigo sera recogido y atado en gavillas para el granero de Dios; la
cizaña sera amarrada en haces para los fuegos destructores.

Los centinelas celestials, fieles a su cometido, siguen vigilando. Por más que un decreto
general haya fijado el tiempo en que los observadores de los mandamientos puedan ser
muertos, sus enemigos, en algunos casos, se anticiparán al decreto y tratarán de quitarles
la vida antes del tiempo fijado. Pero nadie puede atraversar el cordon de los poderosos
guardians colocados en torno de cada fiel. Algunos son atacados al huir de las ciudades y
villas. Pero las espadas levantadas contra ellos se quiebran y caen como si fueran de
paja. Otros son defendidos por ángeles en forma de guerreros. C.S. 686-689.

LAS ULTIMAS TRES PLAGAS

La Biblia denomina de Babilonia al Cristianismo falso, y el río Eufrates a su apoyo


popular. El Apocalipsis 17:1, 15. Bajo la quinta plaga la oscuridad envuelve la tierra, El
Apocalipsis 16:10. Bajo la sexta plaga la gente que había sido engañada para que
apoyara el sistema de la marca de la bestia se dará cuenta de su equivocación, y dejará de
apoyar el sistema. Además, se vengarán, y desahogarán su cólera en los líderes religiosos
que les llevaron por el mal camino. Habrá mortandad sin precedentes.

Durante la séptima plaga, un gran terremoto y piedras de granizo que se caen, generarán
la destrucción total de la civilización. Pero la voz de Dios librará a sus seguidores fieles.
El Apocalipsis 16:17-21.

Cuando los que honran la ley de Dios hayan sido privados de la protección de las leyes
humanas, empezará en varios países un movimiento simultáneo para destruirlos.
Conforme vaya acercándose el tiempo señalado en el decreto el pueblo conspirará para
extirpar la secta aborrecida. Se convendrá en dar una noche el golpe deisivo, que
reducirá completamente al silencio la voz disidente y reprensora.

El pueblo de Dios –algunos en las celdas de las cárceles, otros escondidos en ignorados
escondrijos de bosques y montañas- invocan aún la protección divina, mientras que por
todas partes companies de hombres armadas, instigados por legions de ángeles malos, se
disponen a emprender la obra de muerte. Enotnces, en la hora de supreme apuro, es
cuando el Dios de Israel intervendrá para library a sus escogidos. El Señor dice:
“Vosotros tendréis canción, como en noche en que se celebra pascua; y alegría de
corazón, como el que va … al monte de Jehová, al Fuerte de Israel. Y Jehová hará oír su
voz potente, y hará ver el descender de su brazo, con furor de rostro, y llama de fuego
consumidor; con dispersión; con avenida, y piedra de granizo.” (Isaías 30:29,30).

Multitudes de hombres perversos, profiriendo gritos de triunfo, burlas e imprecaciones,


están a punto de arrojarse sobre su presa, cuando de pronto densas tinieblas, más
sombrías que la obscuridad de la noche caen sobre la tierra. Luego un arco iris, que
refleja la Gloria del trono de Dios, se extiende de un lado a otro del cielo, y parece
envolver a todos los grupos en oración. Las multitudes encolerizadas se sienten
contenidas en el acto. Sus gritos de burla expiran en sus labios. Olvidan el objeto de su
ira sanguinaria. Con terribles presentimientos contemplan e símbolo de la alianza divina,
y ansían ser amparadas de su deslumbradora claridad.
Los hijos de Dios oye n una voz clara y melodiosa que dice: “Enderezaos,” y, al levanter
la vista al cielo, y ven la Gloria de Dios y al Hijo del hombre sentado en su trono. En su
divina forma distinguen los rastros de su humillación, y oyen brotar de sus labios la
oración dirigida a su Padre y a los santos ángeles: “Yo quiero que aquellos también que
me has dado, estén conmigo en donde yo estoy.” (S. Juan 17:24, V.M.) Luego se oye
una voz armoniosa y triunfante, que dice: “¡Helos aquí! ¡Helos aquí! santos, inocentes e
inmaculados. Guardaron la palabra de mi paciencia y andarán entre los ángeles;” y de los
labios pálidos y trémulos de los que guardaron firmemente la fe, sube una aclamación de
victoria.

Es a medianoche cuando Dios manifiesta su poder para library a su pueblo. Sale el sol en
todo se esplendor. Sucédense señales y prodigios con rapidez. Los malos miran la
escena con terror y asombro, mientras los justos contemplan con gozo las señales de la
liberación. La naturaleza entera parece trastornada. Los ríos dejan de corer. Nubes
negras y pesadas se levantan y chocan unas con otras. En medio de los cielos
conmovidos hay un claro de gloria indescriptible, de donde baja la voz de Dios semejante
al ruido de muchas aguas, diciendo: “Hecho es.” (Apocalipsis 16:17.)

Esa misma voz sacude los cielos y la tierra. Síguese un gran terremoto, “cual no fue
jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra.” (Vers. 18.) El firmamento
parece abrirse y cerrarse. La gloria del trono de Dios parece cruzar la atmósfera. Los
montes son movidos como una caña al soplo del viento, y las rocas quebrantadas se
esparcen por todos lados. Se oye un estruendo como de cercana tempestad. El mar es
azotado con furor. Se oye el silbido del huracán, como voz de demonios en mission de
destrucción. Toda la tierra se alborota e hincha como las olas del mar. su superficie se
raja. Sus mismos fundamentos parecen ceder. Se hunden cordilleras. Desaparecen islas
habitadas. Los puertos marítimos qeu se volvieron como Sodoma por su corrupción, son
tragados por las enfurecidas olas. “La grande Babilonia vino en memoria delante de
Dios, para darle el cáliz del vino del furor de su ira.” (Vers. 19.) Pedrisco grande, cada
piedra, “como del peso de un talento” (vers. 21), hace su obra de destrucción. Las más
soberbias ciudades de la tierra son arrasadas. Los palacios suntuosos en que los magnates
han malgastado sus riquezas en provecho de su gloria personal, caen en ruinas ante su
vista. Los muros de las cárceles se parten de arriba abajo, y son libertados los hijos de
Dios que habían sido apresados por su fe.” C.S. 693-695.

Cuando la voz de Dios ponga fin al cautiverio de su pueblo, será terrible el despertar para
los que lo hayan perdido todo en la gran lucha de la vida. Mientras duraba el tiempo de
gracia, los cegaban los engaños de Satanás y disculpaban su vida de pecado. Los ricos se
enorgullecían de su superioridad con respecto a los menos favorecidos; pero habían
logrado sus riquezas violando la ley de Dios. Habían dejado de dar de comer a los
hambrientos, de vestir a los desnudos, de obrar con justicia, y de amar la misericordia.
Habían tratado de enaltecerse y de obener el homenaje de sus semejantes. Ahora están
despojados de cuanto los hacía grandes, y quedan desprovistos de todo y sin defensa.
Ven con terror la destrucción de los ídolos que prefirieron a su Creador. Vendieron sus
almas por las riquezas y los placeres terrenales, y no procuraron hacerse ricos en Dios. El
resultado es que sus vidas terminan en fracaso; sus placeres se cambian ahora en
amargura y sus tesoros en corrupción. La ganancia de una vida entera les es arrebatada
en un momento. Los ricos lamentan la destrucción de sus soberbias casas, la dispersión
de su oro y de su plata. Pero sus lamentos son sofocados por el temor de que ellos
mismos van a parecer con sus ídolos.

Los impíos están llenos de pesar, no por su indiferencia pecaminosa para con Dios y sus
semejantes, sino porque Dios haya vencido. Lamentan el resultado obtenido; pero no se
arrepienten de su maldad. Si pudiesen hacerlo, no dejarían de provar cualquier medio
para vencer.

El mundo ve a aquellos mismos de quienes se burló y a quienes deseó exterminar, pasar


sanos y salvos por entre pestilencias, tempestades y terremotos. El que es un fuego
consumidor para los transgresores de su ley, es u seguro pabellón para su pueblo.

El ministro que sacrificó la verdad para ganar el favor de los hombres, discierne ahora el
carácter e influencia de sus enseñanzas. Es aparente que un ojo omnisciente le seguía
cuando estaba en el púlpito, cuando andaba por las calles, cuando se mezclaba con los
hombres en las diferentes escenas de la vida. Cada emoción del alma, cada línea escrita,
cada palabra pronunciada, cada acción encaminada a hacer descansar a lo s hombres en
una falsa seguridad, fue una siembra; y ahora, en las almas miserables y perdidas que le
reodean, él contempla la cosecha.

El Señor dice: “Curan la llaga de mi pueblo livianamente, diciendo: ¡Paz! ¡paz! cuando
no hay paz.” “Habéis entristecido el corazón del justo con vuestras mentiras, al quien yo
no he entristecdo, y habéis robustecido las manos del inicuo, para que no se vuelva de su
mal camino, a fin de que tenga vida”. [Jeremías. 8: 11; Ezequiel 13: 22. V.M.]

“¡Ay de los pastores que pie rden y que dispersan las ovejas de mi dehesa! … He aquí
que yo os castigaré por la maldad de vuestros hechos.’ ‘Aullad, oh pastores, y clamad; y
revolcaos en ceniza, oh mayorales del rebaño; porque cumplidos son los días
determinados para vuestro deguello; … y os dispersaré, … y los pastores no tendrán
adonde escapar, ni los mayorales del rebaño adonde escapar.’ (Jeremías 23: 1, 2; 25: 34,
35 V.M.)

Los ministros y el pueblo en que no sostuvieron la debida relación con Dios. En que se
rebelaron contra el Autor de toda ley justa y recta. El rechazamiento de los preceptos
devinos dio origen a miles de fuentes de mal, discordia, odio e iniquidad, hasta que la
tierra se convirtió en un vasto campo de luchas, en un abismo de corrupción. Tal es el
cuadro que se presenta ahora ante la vista de los que rechazaron la verdad y prefirieron el
error. Ningún lenguaje puede expresar la vehemencia con que los desobedientes y
desleales desean lo que perdieron para siempre: la vida eternal. Los hombres a quienes
el mundo idolatró por sus talentos y elocuencia, ven ahora las cosas en su luz verdadera.
Se dan cuenta de lo que perdieron por la transgresión, y caen a los pies de aquellos a
quienes despreciaron y ridicularizaron a causa de su fidelidad, y confiesan que Dios los
amaba.

Los hombres ven que fueron engañados. Se acusan unos a otros de habersearrastrado
mutuamente a la destrucción; pero todos concuerdan para abrumar a los ministros con la
más amarga condenación. Los pastores infieles profetizaron cosas lisonjeras; indujeron a
sus oyentes a menospreciar la ley de Dios y a perseguir a los que querían santificarla.
Ahora, en su desesperación, estos maestros confiesan ante el mundo su obra de engaño.
Las multitudes se llenan de furor. “¡Estamos perdidos! –exclaman- y vosotros sois causa
de nuestra perdición;” y se vuelven contra los falsos pastores. Precisamente aquellos que
más los admiraban en otros tiempos pronunciarán contaa ellos las más terribles
maldiciones. Las manos mismas que los coronaron con laureles se levantarán para
aniquilarlos. Las espadas que debían servir para destruir al pueblo de Dios se emplean
ahora para matar a sus enemigos. Por todas partes hay luchas y derramamiento de
sangre.

Alcanzará el estrépito hasta el fin de la tierra, porque Jehová tiene una contienda contra
las naciones; entra en juicio con toda carne: y en cuanto a los impíos ; los entregará a la
espada.’ [Jeremías. 25: 31, V.M.] El gran conflicto siguió su curso durante seis mil
años; el Hijo de Dios y mensajeros celestials lucharon contra el poder del maligno, para
iluminar y salvar a los hijos de los hombres. Ahora todos han tomado su resolución; los
impíos se han unido enteramente a Satanás en su guerra contra Dios. Ha llegado el
momento en que Dios ha de vindicar la autoridad de su ley pisoteada. Ahora el conflicto
no desarrolla tan solo contra Satanás, sino también contra los hombres. “Jehová tiene una
contienda con las naciones;” “y en cuanto a los inicuos los entregará a la espada.”

La marca de la redención ha sido puesta sobre los “que gimen y se angustian a causa de
todas las abominaciones que se hacen.” Ahora sale el angel de la muerte representado en
la vision de Ezequiel por los hombres armadas con instrumentos de destrucción, y a
quienes se les manda: “¡Al anciano, al joven, y a la doncella, y a los niños, y a las
mujeres, matadlos, hasta exterminarlos! Mas no so lleguéis a ninguno en quien esté la
marca: ¡y comenzad desde mi santuario!” Dice el profeta: “Comenzaron pues por los
ancianos que estaban delante de la Casa.” (Ezequiel 9:1-6, V.M.) La obra de destrucción
empieza entre los que profesaron ser guardianes espirituales del pueblo. Los falsos
centinelas caen los primeros. De nadie se tendrá piedad y ninguna escapará. Hombres,
mujeres, doncellas, y niños perecerán juntos.

“Jehová sale de su lugar para castigar a los habitantes de la tierra por su iniquidad; la
tierra también descubrirá sus homicidios, y no encubrirá sus muertos.” (Isaías 26:21
V.M.) “Y ésta será la plaga con que herirá Jehová a todos los pueblos que hayan peleado
contra Jerusalén: se les consumirán las carnes estando sobre sus pies, y los ojos se les
consumirán en sus cuencas, y se les consumirá la lengua en su boca. Y sucederá en aquel
día que habrá entre ellos una gran consternación procedente de Jehová; y trabará cada
cual la mano de su prójimo.’ (Zacarías 14:12, 13, V.M.) En la loca lucha de sus propias
desenfrenadas pasiones y debido al terrible derramamiento de la ira de Dios sin mezcla de
piedad, caen los impíoa habitantes de la tierra: sacerdotes, gobernantes y el pueblo en
general, ricos y pobres, grandes y pequeños. “Y los muertos de Jehová en aquel día
estarán tendidos de cabo a cabo de la tierra; no serán llorados, ni recogidos, ni
enterrados.” (Jeremías 25: 33.) C.S. 711-714.

EL SEGUNDO ADVENIMIENTO DE CRISTO

Después de que las siete plagas hayan terminado su obra destructiva, Cristo volverá a la
tierra. Vendrá envuelto en la gloria brillante. Cada cual le verá, y sobre todo los fieles le
contemplarán llenos de un regocijo indescriptible. En el Segundo advenimiento de Cristo
los justos muertos se resuscitarán, los justos vivos se cambiarán, y los justos todos serán
arrebatadas para recibir al Señor en el aire, para empezar su largo viaje rápido al cielo
donde se pasarán el milenio.

“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios,
descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los
que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatodos juntamente con ellos en las
nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.” [1 Tesa.
4: 16,17.]

“Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le
ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se
iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones convestiduras blancas, los cuales
también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo
Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al
cielo.” [Los Hechos 1: 9-11.]

“He aquí que viene con las nubes, y todo ojos le verá, y los que le traspasaron; y todos
los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén.” [Apoc. 1: 7.]

“Y el cielo de desvaneció como un pergamino que se enrolla y todo monte y toda isla se
removió de su lugar. Y los reyes de la tierra, y los grandes, ls ricos, los capitanes, los
poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de
los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del
rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran
día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie? [Apoc. 6: 14-17.]

“He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos


transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto
mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya vestido de
incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la
palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu
aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu Victoria? Ya que el aguijón de la muerte es el pecado,
y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la Victoria por
medio de nuestro Señor Jesucristo. Así que, hermanos míos amados,estad firmes y
constante, creciendo en la obra del Señnor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el
Señor no es en vano.’ [1 Cor. 15: 51-58.]

“Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán
todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del
cielo, con poder y gran Gloria. Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y
juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.”
San Mateo 24: 30-31.

“No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi
Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a
preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os
tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.” San Juan 14:1-
3.

“Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los qaue recibieron facultad de juzgar, y vi las
almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los
que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus
frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.” El Apoc. 20:4.

Capítulo Dieciocho
Los Supervivientes
Una destrucción de cataclismo imprevista y contundente será el último resultado del
Nuevo Orden Económico Mundial que se ha propuesto. Habrá tal destrucción aplastante
de la vida humana que resulta inimaginable. Lo que será aun más sorprendente es que el
mundo habría sido avisado, y sin embargo la gran mayoría se habría negado a creer el
aviso. Salomón escribió de este fenómeno extraño en el cual el descreimiento lleva al
pecador a la destrucción total.

“Por cuanto llamé, y no quisisteis oír, extendí mi mano, y no hubo quien atendiese, sino
que desechasteis todo consejo mío, y mi reprensión no quisisteis. También yo me reiré
en vuestra calamidad. Y me burlaré cuando os viniere lo que teméis. Cuando viniere
como una destrucción lo que teméis, y vuestra calamidad llegare como un torbellino;
cuando sobre vosotros viniere tribulación y angustia. Entonces me llamarán, y no
responderé; me buscarán de mañana, y no me hallarán. Por cuanto aborrecieron la
sabiduría y no escogieron el temor de Jehová, ni quisieron mi consejo, y menospreciaron
toda reprensión mía, comerán del fruto de su camino, y serán hastiados de sus propios
consejos.” (Proverbios 1:24-31.)

En el catástrofe global del Diluvio, había ocho supervivientes. En el holocausto de


Sodoma y Gomorra había tres supervivientes. Igualmente en la destrucción final habrá
supervivientes. De la misma manera, habrá los que quedarán fieles al Señor, a Su verdad,
Su ley, Su verdadero Día de Reposo, cuando el mundo entero se unirá para aplicar el
culto de domingo mediante la ley civil.

Conviene terminar este estudio con una descripción de las características de los
supervivientes, porque, de veras, tales características son esenciales para la
sobrevivencia.

SUS NOMBRES SE ESCRIBIRAN EN EL LIBRO DE LA VIDA

“En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe qeu está de parte de los hijos de
tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hast entonces;
pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el
libro.” Dan. 12:1.

“Y la adoraron tods los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el


libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo.” El
Apocalipsis 13:8.

El nombre de una persona se escribe en el Libro de la Vida en el momento de su


conversión.
“Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de Nuevo,
no puede ver el reino de Dios. … Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el
que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.” San Juan
3:3, 5.

“Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eternal; y esta vida está en su Hijo.
El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.” 1
Juan 5:11-12.

Hay un texto interesante en el Apocalipsis que revela la verdad que la última generación
del verdadero pueblo del Señor deben triunfar para que sus nombres se escriban en el
Libro de la Vida.

“El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de
la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.” El
Apocalipsis 3:5.

“Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que
vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio.” Hechos 3:19.

Los que sobreviven la última crisis de la tierra deben haberse convertido verdaderamente
desde el principio y deben vencer como ha vencido Jesús.

“Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y
me he sentado con mi Padre en su trono.” El Apocalipsis 3:21.

VENCERAN COMO VENCIO JESUS

Cuando el Hijo del Señor se hizo hombre, El tomó sobre sí la pecadora carne y sangre del
ser humano caído, y El venció mediante su fe en Su Padre y su rendición absoluta a El.
Su vencimiento sobre los deseos pecadores de la naturaleza humana, y sobre el miedo de
la muerte es el triunfo que deja que sus seguidores fieles venzan. De veras Jesús fue
tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Venció para que nosotros
venzamos.

“Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo
mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es,
al diablo, y library a todo los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida
sujetos a sevidumbre. Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a
la descendencia de Abraham. Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos,
para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a dios se refiere, para
expiar los pecado del pueblo. Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es
poderoso para socorrer a los que son tentados.” Heb. 2:14-8.

“Porque tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de
Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no
pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según
nuestra semejanza, pero sin pecado.” Heb. 4:15-16.

“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción;
pero confiad, yo he vencido al mundo.” San Juan 16:33.

Por permanecer en Jesús mediante la fe y la rendición, la última generación de


verdaderos creyentes vencerán toda forma de pecado y ante la muerte quedarán fieles al
Señor.

SERAN SELLADOS CON EL SELLO DEL DIOS VIVO

El pueblo de Dios de los últimos tiempos habrán recibido totalmente la honradez de


Cristo y por tanto obedecerán los mandamientos del Señor y la fe de Jesús. El cuarto
mandamiento es el del verdadero Día de Reposo. Este descanso será sólo en Cristo.

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os hare descansar. Llevad
mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazó; y
hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.”
San Mateo 11:28-30.

“Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su
reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas. Porque en cierto
lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día.”
Heb. 4:9, 10, 4.

La observancia del verdadero Día de Reposo será la señal o el sello especiales de los que
sobrevivirán la última crisis de la historia.
“Y les di también mis días de reposo, para que fuesen por señal entre mí y ellos, para
que supiesen que yo soy Jehová que los santifico. Y santificad mis días de reposo, y sean
por señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo soy Jehová vuestro Dios.” Eze.
20:12, 20.

SERAN SANTIFICADOS EN LA VERDAD

“Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.” San Juan 17:17

“Se hará oposición y se ridiculizará a los que traten de obedecer a todos los
mandamientos de Dios. Para pode soportar la prueba que les espera deben comprender la
voluntad de Dios tal cual está revelada en su Palabra, pues no pueden honrarle sino en la
medida del conocimiento que tengan de su carácter, gobierno y propósitos divinos y en la
medida en que obren conforme a las luces que les hayan sido concedidas. Sólo los que
hayan fortalecido su espíritu con las verdaderas de la Biblia podrán resistir en el ultimo
gran conflicto. Toda alma ha de pasar por la prueba decisive: ¿Obedceré a Dios antes
que a los hombres? La hora crítica se acerca. ¿Hemos asentado los pies en la roca de la
immutable Palabra de Dios? ¿Estamos preparados para defender firmemente los
mandemientos de Dios y la fe de Jesús? C.S. 651-652.

“Cuando Dios manda a los hombres avisos tan importantes que las profecías los
representan como proclamados por santos ángeles que vuelan por el cielo, es porque él
exige que toda persona dotada de inteligencia les preste atención. Los terribles juicios
que Dios pronunció contra losque adoran la bestia y su imagen (Apocalipsis 14:9-11)
deberían inducir a todos a estudiar diligentemente las profecías para saber lo que es la
marca de la bestia y cómo pueden evitarla. Pero las muchedumbres cierran los oídos a la
verdad y prefieren fábulas. El apóstol Pablo, refiriéndose a los últimos días, dijo:
“Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina.” (2 Timoteo 4:3.) Ya hemos
entrado de lleno en ese tiempo. Las multitudes se niegan a recibir las verdades bíblicas
porque éstas contrarían los deseos de los corazones pecaminosos y mundanos; y Satanás
les proporciona los engaños en que se comp lacen.

“Pero Dios tendrá en la tierra un pueblo que sostendrá la Biblia y la Biblia sola, como
piedra de toque de todas las doctrinas y base de todas las reformas. Ni lasopiniones de
los sabios, ni las deducciones de la ciencia, ni los credos o decisions de concilios tan
numerosos y discordantes como lo son las iglesias que representan, ni la voz de la
mayorías, nada de esto, ni en conjunto ni en parte, debe ser considerado como evidencia
en favor o en contra de cualquier punto de fe religiosa. Antes de aceptar cualquier
doctrina o precepto debemos cerciorarnos de si los autoriza un categorical “Así dice
Jehová.”
“Satanás trata continuamente de atraer la atención hacia los hombres en lugar de atraerla
hacia Dios. Hace que el pueblo considere como sus guías a los obispos, pastores y
profesores de telolgía, en vez de estudiar las Escrituras para saber por sí mismo cuáles
son sus deberes. Dirigiendo luego la inteligencia de esos mismos guías, puede entonces
también encaminar las multitudes a su voluntad. C.S. 652-653.

“Sólo los que hayan estudiado diligentemete las Escrituras y hayan recibido el amor de la
verdad en sus corazones, serán protegidos de los poderosos engaños que cautivarán al
mundo. Merced al testimonio bíblico descubrirán al engañador bajo su disfraz. El
tiempo de prueba llegará para todos. Por medio de la criba de la tentación se reconocerá
a los verdaderos cristianos. ¿Se sienten los hijos de Dios actualmente bastante firmes en
la Palabra divina para no ceder al testimonio de sus sentidos? ¿Se atendrán ellos en
semejante crisis a la Biblia y a la Biblia sola? Si ello le resulta possible, Satan0s les
impedirá que logren la preparació necesaria para estar firmes en aquel día. Dispondrá las
cosas de modo que el camino les esté obstruído; los aturdirá con bienes terrenales, les
hará llevar una carga pesada y abrumadora para que sus corazones se sientan recargados
con los cuidados de esta vida y que el día de la prueba los sorprenda como ladrón. C.S.
683.

SERAN HOMBRES Y MUJERES DE FE PARA SIEMPRE

“Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe
de Jesús.” El Apocalipsis 14:12

“Los tiempos de apuro y angustia que nos esperan requieren una fe capaz de soportar el
cansancio, la demora y el hambre, una fe que no desmaye a pesar de las pruebas más
duras. El tiempo de gracia les es concedido a todos a fin de que se preparen para aquel
momento. Jacob prevaleció porque fue perserverante y resuelto. Su Victoria es prueba
evidente del poder de la oración importuna. Todos los que se aferren a las promesas de
Dios como lo hizo él, y que sean tan sinceros como él fue, tendrán tan buen éxito como
él. Los que no están dispuestos a negarse a sí mismos, a luchar desesperadamente ante
Dios y a orar mucho y con empeño para obtener su bendición, no lo conseguirán. ¡Cuán
pocos son los que jamáas suspiraron por Dios con ardor hasta tener como en tensión
todas las facultades del alma! Cuando olas de indecible desesperación envuelven al
suplicante, ¡cuán raro es verle atenerse con fe inquebrantable a las promesas de Dios!

“Los que sólo ejercitan poca fe, están en mayor peligro de caer bajo el dominio de los
engaños satánicos y del decreto qeu violentará las conciencias. Y aun en caso de soportar
la prueba, en el tiempo de angustia se verán sumidos en mayor afflicción porque no se
habrán acostumbrado a confiar en Dios. Las lecciones de fe que hayan descuidado,
tendrán que aprenderlas bajo el terrible peso del desaliento.
“Deberíamos aprender ahora a conocer a Dios, poniendo a prueba sus promesas. Los
ángeles toman nota de cada oración ferviente y sincera. Sería mejor sacrificar nuestros
propios gustos antes que descuidar la comunión con Dios. La mayor pobreza y la más
absoluta abnegación, con la aprobación divina, valen más que las riquezas, los honores,
las comodidades y amistades sin ella. Debemos darnos tiempo para orar. Si nos dejamos
absorber por los intereses mundanos, el Señor puede darnos ese tiempo que necesitamos,
quitándonos nuestros ídolos, ya sean éstos oro, casas o tierras feraces.

“La juventud no se dejaría seducir por el pecado si se negase a entrar en otro camino que
aquel sobre el cual pudiera pedir la bendición de Dios. Si los que proclaman la última
soleme amonestación al mundo rogasen por la bendición de Dios, no con frialdad e
indolencia, sino con fervor y fe como lo hizo Jacob, encontrarían muchas ocasiones en
que podrían decir: “Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma.” (Génesis 32:30.)
Serían considerados como príncipes en el cielo, con poder para prevalecer con Dios y los
hombres.

“El ‘tiempo de angustia, cual nunca fue después que hubo gente’ se iniciará pronto; y
para entonces necesitaremos tener una experiencia que hoy por hoy no poseemos y que
muchos no pueden lograr debido a su indolencia. Sucede muchas veces que los peligros
que se esperan no resultan tan grandes como uno se los había imaginado; pero éste no es
el caso respecto de la crisis que nos espera. La imaginación más fecunda no alcanza a
darse cuenta de la magnitud de tan dolorosa prueba. En aquel tiempo de tribulación, cada
alma deberá sostenerse por sí sola ante Dios. ‘Si Noé, Daniel y Job estuvieren ‘ en el
paísm ;¡vivo yo! dice Jehová el Señor, que ni a hijo ni a hija podrán ellos librar por su
justicia; tan sólo a sus propias almas librarán.’ (Ezequiel 14:20.)

“Ahora, mientras que nuestro gran Sumo Sacerdote está haciendo porpiciación por
nosotros, debemos tratar de llegar a la perfección en Cristo. Nuestro Salvador no pudo
ser inducido a ceder a la tentación ni siquiera en pensamiento. Satanás encuentra en los
corazones humanos algún asidero en que hacerse firme; es tal vez algún deseo
pecaminoso que se acaricia, por medio del cual la tentación se fortalece. Pero Cristo
declaró al hablar de sí mismo: ‘Viene el príncipe de este mundo; mas no pudo encontrar
nada en el Hijo de Dios que le permitiese ganar la victoria. Cristo guardó los
mandamientos de su Padre y no hubo en él ningún pecado de que Satanás pudiese sacar
ventaja. Esta es la condición en que deben encontrarse los que han de poder subsistir en
el tiempo de angustia.

“En esta vida es donde debemos separarnos del pecado por la fe en la sangre expiatoria
de Cristo. Nuestro amado Salvador nos invita a que nos unamos a él, a que unamos
nuestra flaqueza con su fortaleza, nuestra ignorancia con su sabiduría, nuestra indignidad
con sus méritos. La providencia de Dios es la escuela en la cual debemos aprender a
tener la mansedumbre y humildad de Jesús. El Señor nos está presentando siempre, no el
camino que escogeríamos y que nos parecería más fácil y agradable, sino el verdadero, el
que lleva a los fines verdaderos de la vida. De nosotros está, pues, que cooperemos con
los factores que Dios emplea, en la tarea de conformar nuestros caracteres con el modelo
divino. Nadie puede descuidar o aplazar esta obra sin grave peligro para su alma. C.S.
679 –681.

SERAN SIN MANCHA DELANTE DEL TRONO DE DIOS

“Y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios.”
El Apocalipsis 14:5.

“Y a aquel que es poderoso par guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante
de su Gloria con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea golria y
majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén.” San Judás 24, 25.

Reflejarán completamente el carácter de Cristo. Aunque el mundo entero estará en contra


de ellos, demostrarán el Espíritu perdonador, cariñoso, no vengativo de Cristo.
Reflejarán la paciencia, la perseverancia y la resistencia de Cristo. Todos sus pecados
serán borrados, y estarán llenos de la victoria de Cristo.

TENDRAN ESCRITAS EN LA FRENTE EL NOMBRE DEL PADRE

“Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento
cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente.”
El Apocalipsis 14:1.

Los supervivientes de la última crisis del mundo tendrán tal conocimeinto del Señor,
intelectual y espiritualmente, que sus mentes serán guardados por la promesa de Su
sabiduría, su poder y su amor infinitos. Tendrán tal entendimiento claro de Su carácter
que aguantarán los terrores de la última crisis sabiendo que hay que dejar que el pecado
se madure en auto-destrucción antes de que el Señor intervenga para salvarlos. Por tanto
darán al mundo una demostración del carácter cariñoso del Señor, una exposición que
será semejante a la que dio Cristo cuando El estuvo en la tierra.
LA ULTIMA PALABRA AL LECTOR

Estamos viviendo en los tiempos del fin del mundo. Las señales de los tiempos que
rápidamente se cumplen, declaran que el regreso de Cristo está cercano. Los días en que
vivimos son solemnes e importantes. El Espíritu de Dios se retira gradual pero
seguramente de la tierra. Las plagas y los juicios se caen claramente sobre los que
menosprecian la gracia de Dios. Las calamidades por tierra y mar, el estado de inquietud
de la sociedad, las alarmas de la guerra, portentosos. Predicen que los eventos que se
acercan son de la mayor magnitud. Las agencias del mal están uniendo sus fuerzas, y
están fortaleciéndose. Están reforzándose para la última gran crisis. Grandes cambios
pronto van a tener lugar en nuestro mundo, y los finales movimientos serán rápidos.
Este libro le ha proporcionado el saber básico que se necesita para hacer la decisión
correcta y estar entre los supervivientes de la última crisis de la Tierra.

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