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vía comunitaria

2022

El blog de Nanín

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Este texto pertenece al dominio público
Cualquier persona puede utilizar este trabajo libremente

Cultura libre y dominio público

*Hace menos de tres siglos que fue impuesto el derecho de autor o


de propiedad intelectual.

*Los individuos y las comunidades humanas, a partir de su


experiencia vital, desde hace más de cien milenios vienen creando,
transmitiendo de generación en generación y acumulando los
saberes que constituyen el conocimiento humano, un bien comunal
y universal necesario a la continuidad y reproducción de nuestra
especie. Nada puede justifcar la apropiación del conocimiento en
ninguna de sus formas.

Omnia sunt communia

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EL PATO MECÁNICO

2022
vía comunitaria
Autoedición, 30 de diciembre de 2022

Por orden cronológico, este volumen recoge


los textos publicados en mi blog durante 2022.

“El Blog de Nanín”: https://blognanin.blogspot.com/

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índice

7. Economía negacionista
21. Mangasverdes, la izquierda vaciada
24. Este vacío que nos hacina en macrogranjas urbanas
26. Vacunas, elecciones y requencome
29. La cagada del pato mecánico
34. ¡Ay, Ukrania!
50. La guerra de Ucrania: ¿por qué el imperialismo se agrede así mismo?
66. Carta abierta a Pablo Iglesias, de Marga Mediavilla (Habas Contadas)
73. ¿Por qué las izquierdas están condenadas a perder siempre, incluso cuando
gobiernan?
77. Democracia monoteista, del Mercado y del Estado: el otro sin rostro
81. Lo de Francia y Ucrania-Rusia
85. El Apocalipsis según Franco Berardi
88. Soluciones locales
90. No hay política, solo economía, “realidad” en estado puro
93. Nada que hacer, todo por imaginarias
97. La prisa que mata el lento ciclo de la vida
99. La próxima revolución global (la segunda), esbozo de teoría y programa
105. Las izquierdas, atrapadas en el bucle de Moebius
109. María Zambrano: persona y democracia
114. El Manifesto Conspiracionista
119. Gran Transición o huida hacia ninguna parte
131. Comunicación, comunidad, democracia
137. Desastre y dilema: refexiones sobre la catástrofe ecológica y el movimiento
climático
139. El arte de volver un calcetín para que parezca otro
144. Epigénesis: yes you can, homo sapiens
150. Retroizquierda, ¿extinción por licuación o liquidación?
155. Distancia social y espacio público (o estatal), como los cuerpos
170. Aquí estamos
174. ¿Qué va delante, el pensamiento o la experiencia?
177. La consecuencia es la causa y punto
182. El comienzo de todo, una nueva historia de la humanidad
186. Viejos deseos para años nuevos

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martes, 8 de febrero de 2022
ECONOMÍA NEGACIONISTA

Me apresuro a añadir que la innovación y la expansión no son un fn en sí mismas.


La única razón para este ajetreo es un mayor placer de vivir (Nicholas Georgescu-
Roegen)

Para la mayoría de los economistas de última generación, el nombre de


Nicholas Georgescu-Roegen les dirá más bien poco. El pasado año 2021 se
cumplió el cincuenta aniversario de la publicación de su principal obra, La ley
de la entropía y el proceso económico, un libro en el que el autor analiza el
proceso económico desde el punto de vista de la segunda ley de la
termodinámica, esto es, como un proceso que articula mecanismos que llevan
a productos y materiales de baja entropía a otros de alta entropía, como los
residuos. La obra, que cabalga entre la economía y la física, supuso un
importante hito en la construcción de la denominada economía ecológica, y
hasta el reconocido Paul Samuelson, premio nobel de economía sólo un año
después, declaró que “pocos economistas podrán sentirse cómodos tras haber
leído este libro”.

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Destinado a realizar una enmienda a la totalidad a la ciencia económica, el libro
fue completamente ignorando por sus colegas de profesión, salvo algún
aislado comentario elogioso. Su mensaje es la toma en consideración de los
procesos físicos que acompañan al crecimiento económico: a mayor
crecimiento, mayor entropía generada y menos recursos con baja entropía para ser
utilizados en el futuro. Georgescu-Roegen realizó una revisión en profundidad
de la naturaleza científca de la economía, vinculando sus principios a las
ciencias “duras”, como la física, la química o la biología. De esta manera, su
aportación es considerada una pieza fundamental para entender la economía
ecológica, corriente que ha tenido un recorrido mucho más fecundo en el
ámbito de la ecología que en el de la economía. Ni su especialización
matemática, ni el rigor cuantitativo de su aproximación, evitó su marginación
en el debate económico. El carácter académico de su obra quedó
defnitivamente dañado cuando en 1981 un joven propagandista proveniente
de la revolución contracultural norteamericana “ejecutó” una vulgarización de
su pensamiento en uno de sus primeros best seller: “Entropía, una nueva visión
del mundo”. Este propagandista era Jeremy Rifkin, el ideólogo de la “Tercera
Revolución Industrial”, inspirador y asesor de las políticas que a día de hoy nos
son presentadas por la Unión Europea y el Foro Económico Mundial en un
“paquete”, el de la Gran Transición Energética y el Green New Deal o Pacto
Verde “para combatir el Cambio Climático”, junto a la Agenda 2030 adoptada
en 2015 por la Asamblea General de la ONU para el Desarrollo Sostenible,
presentado como plan de acción “a favor de las personas, el planeta y la
prosperidad, para fortalecer la paz universal y el acceso a la justicia”. Esta nueva
estrategia está destinada a regir los programas de desarrollo mundiales
durante los próximos años y al adoptarla los Estados se comprometieron a
movilizar los medios necesarios para su implementación mediante alianzas
centradas especialmente en las necesidades “de los más pobres y vulnerables”.

Pues bien, tras estas declaraciones de buenas intenciones y de sus bonitas


palabras, hay quienes percibimos realidades bien distintas y contradictorias
(eso sí, bien envueltas), que los hechos ya están desvelando, por encima de la

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aceleración introducida en medio de una pandemia que está siendo
aprovechada para justifcar la oportunidad de los grandes cambios anunciados.

La pugna geopolítica que hoy vemos desplegarse en confictos energéticos, a


resolver mediante diplomacia armada, no debieran distraernos del cambio
radical que han experimentado las estrategias de los dos capitalismos salientes
de la Segunda Guerra Mundial, cuando ambos modelos han evolucionado
desde entonces hasta confuir en un modelo único, que se iniciara a partir de la
descomposición de la URSS y cuyo referente es hoy el híbrido modelo de la
República Popular de China, en camino de convertirse, si no lo es ya, en la
primera potencia económica del mundo y líder indiscutible de la tercera
revolución industrial. La única revolución hoy en marcha es de signo
inequívocamente capitalista. No ver que el capitalismo conocido por las
presentes generaciones ha llegado a su límite y que está virando radicalmente
en esa nueva dirección a la que apunta todo ese “paquete” de la Transición
Energética, del Pacto Verde y de la Agenda 2030, no verlo supone una sublime
distracción, que resulta perfectamente funcional a las estrategias desplegadas
por este neocapitalismo “verde y revolucionario”. Esta economía es
negacionista de la Entropía. Incluso me atrevo a afrmar que la ecuación
entrópica de esta economía neocapitalista “no cuadra” si no es también
transhumanista y eugenista.

Un estudio de la revista Nature reveló que, por primera vez en la historia, en


2020 la masa de lo fabricado por la humanidad superó en peso a la masa de
los seres vivos. Por esta razón, algunos científcos sugieren que hemos entrado
en el antropoceno, una nueva era geológica marcada por el impacto de la
especie humana en la Naturaleza. El concepto "antropoceno" —del griego
anthropos, que signifca humano, y kainos, que signifca nuevo— fue
popularizado en el año 2000 por el químico neerlandés Paul Crutzen, Premio
Nobel de química en 1995: “Estaba en una conferencia y alguien dijo algo sobre el

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holoceno. De repente, pensé que ese término era incorrecto. El mundo había
cambiado demasiado. No, dije, estamos en el Antropoceno”.

Solo la masa de plásticos existente en el planeta ya duplica la masa de todos


los animales terrestres y acuáticos. Y la masa antropogénica (edifcios, coches,
ropa, botellas, electrodomésticos, muebles, etc.), en 1900 era de 35 gigatones,
es decir, el 3 % de su peso actual. Desde entonces, este tipo de masa se ha
duplicado hasta alcanzar en la actualidad un incremento anual de 30 gigatones,
lo que equivale a una producción, cada semana, de una masa antropogénica
equivalente al peso de cada individuo humano.

Es más que sorprendente que por el paradigma científco dominante el


Antropoceno sea atribuido, de forma genérica e indiscriminada, a los efectos
negativos del excesivo consumo humano de recursos naturales, mientras que
la ley de la Entropía concebida por Nicholas Georgescu-Roegen es considerada
“poco científca” precisamente por su perspectiva humana o antrópica. Sin
duda que ello es debido a un interés extracientífco, que más tiene que ver con
el benefcio capitalista que con una auténtica ciencia económica.

Las propuestas metodológicas aportadas por Nicholas Georgescu-Roegen en


su obra “La ley de la Entropía y el proceso económico” suponen una seria ruptura
epistemológica respecto de la “ciencia normal” que han venido haciendo los
economistas. Suponen una concluyente aportación a la flosofía y la historia de
la ciencia aplicada a la economía, ayudan a comprender y relativizar los
fundamentos de la ciencia económica establecida y, sobre todo, replantean la
posibilidad de gestionar los problemas ecológicos de nuestro tiempo
trascendiendo el universo del valor en el que permanecía estancada la
economía desde Adam Smith, ampliando su objeto hacia otros campos del
conocimiento y, especialmente, hacia esa “economía de la física” que es la
termodinámica. Lo que Nicholas Georgescu propone es un auténtico “cambio
de paradigma” al impugnar no solo la “función de utilidad” de la teoría
económica dominante, sino también la propia “función de producción”
generalmente asumida por los economistas, que la situaban a salvo de toda
crítica.

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Sin disponer del conocimiento económico especializado y sin manejar el argot
académico-científco, como es mi caso, resulta difícil comprender (y más aún
explicar) una ley como la de la Entropía, ausente del curriculum escolar y que,
en el mejor de los casos, acaba siendo defnida mediante una simplifcación
excesiva, algo así como: “el universo se desmenuza y tiende al desorden y el caos,
aunque se conserve la energía”. Pero se evita por todos los medios explicar sus
consecuencias en la economía y especialmente en el sistema económico
capitalista, precisamente fundamentado en la producción de alta entropía.

La mente humana puede comprender con claridad un fenómeno físico


únicamente si puede representarlo por medio de un modelo mecánico, por lo
que no es sorprendente que desde que apareciera en escena la
termodinámica, los físicos dirigiesen sus esfuerzos a reducir los fenómenos
calóricos a locomoción, con resultado de una nueva termodinámica conocida
por el nombre de “mecánica estadística”. En un intento de explicar el signifcado
del término, se han utilizado analogías, como el barajar de naipes o el batido
de huevos. Mediante una analogía más llamativa, se ha comparado el proceso
entrópico con la total devastación de una biblioteca por una turba
desenfrenada, nada se destruye (Primera Ley de la Termodinámica), pero todo
se dispersa a los cuatro vientos. En consecuencia, de acuerdo con la nueva
interpretación, la degradación del universo es incluso más extensa que la
contemplada por la termodinámica clásica: abarca no solamente la energía
sino también las estructuras materiales. Los físicos, cuando lo expresan en
términos no técnicos, dicen: en la Naturaleza, hay una tendencia constante a que
el orden se convierta en desorden.

Por tanto, el desorden aumenta continuamente, el universo tiende así al caos y


dentro de este marco teórico, es natural que la Entropía tenga que volverse a
defnir como medición del grado de desorden. Ahora bien, el desorden es un
concepto muy relativo, si no totalmente inexacto: algo se encuentra en desorden
sólo con respecto a algún propósito: un montón de libros, por ejemplo, puede estar
en perfecto orden para los vendedores de una librería, pero no para el
departamento de catalogación de una biblioteca. La idea de desorden surge en
nuestras mentes cada vez que encontramos un orden que no satisface el
propósito específco que tenemos en ese momento.

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Un aspecto de la agitada historia de la termodinámica parece haber pasado
totalmente desapercibido, se trata del hecho de que la termodinámica nació

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gracias a un cambio revolucionario sobrevenido en el panorama científco a
comienzos del pasado siglo XIX,. Fue en esa época cuando los hombres de
ciencia dejaron de preocuparse casi exclusivamente por las cuestiones celestes
y prestaron también su atención a algunos problemas terrenales. Los puristas
sostienen que la termodinámica no constituye un capítulo legítimo de la Física,
dicen que debe acatar el dogma de que las leyes de la Naturaleza son
independientes de la propia esencia humana, mientras que la termodinámica tiene
un regusto a antropomorfsmo, lo que es incuestionable, mientras que la idea de
que los humanos podamos pensar la Naturaleza en términos no
antropomórfcos es una insuperable contradicción.

La afnidad entre economía y termodinámica es más profunda de lo que pueda


parecer a primera vista. Si el objetivo primario de la actividad económica es la
conservación y reproducción de la especie humana, ésto exige la satisfacción
de algunas necesidades básicas que, en cualquier caso, se encuentran sujetas a
evolución. El bienestar casi fabuloso, sin hablar del lujo extravagante,
alcanzado por muchas sociedades pasadas y presentes, nos ha llevado a
olvidar el hecho más elemental de la vida económica, que entre todas las cosas
necesarias para la vida únicamente las puramente biológicas son
absolutamente indispensables para la supervivencia. Los pobres no han
podido olvidarlo y como la vida biológica se alimenta de baja entropía, nos
encontramos con la primera indicación importante de la relación existente
entre baja entropía y valor económico. Esta cuestión está relacionada con la
jerarquía de necesidades: actualmente, lo que se encuentra siempre en el foco
de atención de un individuo medio contemporáneo no es lo vitalmente más
importante, antes bien, se trata precisamente de las necesidades menos
urgentes. Una observación casual demuestra que toda nuestra vida económica
se alimenta de baja entropía, es decir, de telas, madera, porcelana, cobre, etc.,
todas las cuales son estructurás extraordinariamente ordenadas. Este
descubrimiento no debería sorprendernos, porque es la consecuencia natural
del hecho de que la termodinámica se desarrollara a partir de un problema
económico y, por lo tanto, no pudo evitar defnir el orden de forma que se
pudiese distinguir entre, pongamos por caso, un trozo de cobre electrolítico —
que nos es útil— y las mismas moléculas de cobre cuando se encuentran
esparcidas de tal modo que no nos resultan de utilidad alguna. Podemos tomar
entonces como hecho que la baja entropía es una condición necesaria para
que una cosa sea útil.

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La utilidad en sí misma no es aceptada como causa de valor económico, ni
siquiera por los economistas refnados que no confunden el valor económico
con el precio. Es la termodinámica la que explica por qué las cosas que son
útiles tienen también un valor económico, que no ha de confundirse con el
precio. Así, por ejemplo, la tierra, aún cuando no se pueda consumir, deriva su
valor económico del hecho cierto de que constituye la única red con la que
podemos captar la forma de baja entropía más vital para nosotros. Otras cosas
son escasas en un sentido que no es aplicable a la tierra, primero porque la
cantidad de baja entropía decrece, y segundo porque no podemos utilizar más
que una sola vez una cantidad dada de baja entropía.

Los pueblos de las estepas asiáticas no se habrían visto obligados a


embarcarse en la Gran Migración por el agotamiento de los elementos
fertilizantes en los pastizales. Historiadores y antropólogos podrían ofrecer
otros ejemplos de la relación entre entropía y emigración. La termodinámica
clásica explica por qué no podemos utilizar dos veces la misma cantidad de
energía libre, valga como ejemplo el carbón, que se convierte en cenizas en
sentido que va del pasado hacia el futuro, según la fecha del tiempo que
explicara Ilya Prigogine.

La popular máxima económica “no se puede conseguir nada a cambio de nada”


debería reemplazarse por “no se puede conseguir nada si no es a un coste mayor
en términos de baja entropía”. Esto es lo que no son capaces de entender los
economistas que son negacionistas de la directa relación existente entre
economía y entropía. La mayoría de los economistas no han prestado atención
a la ley de la Entropía, que entre todas las leyes físicas, es la más económica. La
literatura sobre el desarrollo económico demuestra que la mayoría de los
economistas profesa una creencia que equivale a pensar que el proceso
económico puede proseguir, incluso crecer, sin estar continuamente
alimentado con baja entropía, lo que es evidente tanto en las propuestas de
política económica como en los trabajos analíticos, pues únicamente tal
creencia puede llevar a la negación del fenómeno de la superpoblación, a la
reciente moda de que la simple educación de las masas es un curalotodo o a
argumentar que todo lo que un país ha de hacer para estimular su economía
es trasladar su actividad económica a líneas más productivas. No puede uno
por menos de preguntarse entonces por qué España se toma la molestia de
formar trabajadores especializados sólo para exportarlos a otros países de
Europa Occidental.

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Un claro síntoma de tal desenfoque es la práctica general consistente en
representar el lado material del proceso económico a través de un sistema
cerrado, es decir, de un modelo matemático en el que se ignora por completo
la continua entrada de baja entropía del entorno. Pero incluso este síntoma de
la economía moderna estuvo precedido por otro mucho más habitual: la
noción de que el proceso económico es totalmente circular. Términos como fujo
circular se han acuñado con el fn de adaptar la jerga económica a este punto
de vista. No se necesita más que hojear un manual corriente para encontrarse
el diagrama típico con el que se trata de inculcar en la mente del estudiante la
circularidad del proceso económico. La epistemología mecanicista a la que se
ha aferrado la economía analítica desde su mismo origen, es la única
responsable de la concepción del proceso económico como sistema cerrado o
como fujo circular. Ninguna otra concepción podría quedar más lejos de una
interpretación correcta de los hechos; aunque se tomase en consideración la
faceta física del proceso económico, este proceso no es circular sino
unidireccional, porque el proceso económico consiste en una transformación
continua de baja entropía en alta entropía, es decir, en desecho, en
contaminación.

Desde un punto de vista puramente físico, el proceso económico es entrópico:


no crea ni consume materia o energía, sino que solamente trasforma la baja
entropía en alta entropía. Pero si el conjunto del proceso físico del entorno
material es igualmente entrópico. ¿qué distingue entonces el primer proceso
del segundo? Las diferencias son dos, ambas fáciles de establecer. Primera: el
proceso entrópico del entorno material es automático, en el sentido de que
prosigue por sí mismo aún sin intervención humana. Segunda: el proceso
económico, por el contrario, depende de la actividad de los seres humanos que
seleccionan y dirigen la baja entropía del entorno. Mientras que en el entorno
material no hay más que reorganización, en el proceso económico hay también
una actividad humana seleccionadora.
Por consiguiente, en la producción de más alta entropía, es decir, en la
producción de desechos, el proceso económico es más efciente que la
reordenación automática, lo que nos lleva a preguntarnos ¿cuál podría ser,
entonces, la razón de ser del proceso económico?, sin que hallemos otra
respuesta que “la verdadera solución del proceso económico no es un fujo de
salida de desechos, sino el placer de vivir”. Aquí esta la diferencia entre este
proceso y el avance entrópico del entorno material. Sin reconocer este hecho,
sin introducir el concepto de placer de vivir en nuestro bagage analítico, no
estaremos en el mundo económico real, ni podremos descubrir la verdadera

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fuente de valor económico, que no es sino el valor que la vida tiene para cada
individuo portador de vida.

No podemos llegar a una descripción inteligible del proceso económico


mientras nos limitemos a conceptos puramente físicos. Sin los conceptos de
actividad intencional y placer de vivir no podemos concebir la economía en
modo humano. La baja entropía es una condición necesaria para que una cosa
tenga valor, pero no es condición sufciente. La relación entre valor económico
y baja entropía es del mismo tipo que la que existe entre precio y valor
económico, aunque nada podría tener precio sin tener valor económico. Las
cosas pueden tener valor económico y, sin embargo, no tener precio. A efectos
de establecer un paralelismo, basta mencionar el caso de las setas venenosas
que, a pesar de contener baja entropía, no tienen valor económico.
Ciertamente, el proceso económico es entrópico en cada una de sus fbras,
pero las sendas por las que discurre se trazan en virtud de la categoría de
utilidad para la especie humana y, por consiguiente, sería completamente
erróneo igualar el proceso económico a un vasto sistema termodinámico,
pretendiendo que pueda ser descrito por ecuaciones basadas en las de la
termodinámica, que no permitan establecer discriminación alguna entre el
valor económico de una seta comestible y el de una venenosa. El valor
económico distingue entre el calor producido por la combustión de carbón, o
de gas, o de madera, en una chimenea. No afecta a la tesis fundamental: la
esencia básica del proceso económico es entrópica y la Ley de la Entropía rige en
grado sumo este proceso y su evolución.

Si tuviéramos que establecer el balance del valor sobre la base de estas


entradas y salidas, llegaríamos a la conclusión absurda de que el valor del fujo
de baja entropía, del que depende el mantenimiento de la propia vida, es igual
al valor del fujo de desechos, esto es, igual a cero. La aparente paradoja se
esfuma si reconocemos el hecho de que el verdadero “producto” del proceso
económico no es un fujo material sino un fujo psíquico, es el placer de vivir de
cada uno de los miembros de la población y es este fujo psíquico el que
constituye la noción de renta en el análisis económico.
Otro hecho elemental es que el placer de vivir depende de tres factores, dos
favorables y uno desfavorable. El placer diario de vivir se ve aumentado por un
incremento en el fujo de bienes de consumo que se pueden consumir
diariamente, así como por un tiempo de ocio más prolongado. Por otra parte,
el placer de vivir disminuye si se han de trabajar más horas o en una tarea más
exigente. Una cuestión que actualmente requiere un énfasis especial es la de

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que el efecto negativo del trabajo sobre el placer diario de vivir no consiste
solamente en una disminución del ocio: realizar un esfuerzo manual o mental
disminuye ciertamente el ocio.

Todo lo que directa o indirectamente ayuda al placer de vivir pertenece a la


categoría de valor económico y es preciso recordar que esta categoría no tiene
una medida en el estricto sentido del término, ni es idéntica a la noción de
precio, porque éste es solamente un refejo localista de los valores. Depende,
en primer lugar, de que los objetos en cuestión puedan o no ser “poseídos”, en
el sentido de que su uso pueda serle negado a algunos miembros de la
colectividad. La irradiación solar es el más valioso elemento para la vida y, sin
embargo, no puede tener precio alguno debido a que su uso no puede
controlarse como no sea a través del control de la tierra.

La concepción de la renta de Marx está basada en el conocido principio de que


nada puede tener valor si no es debido al trabajo humano. Marx tiene razón si
tomamos el caso del primer martillo de piedra producido a partir de alguna
piedra cogida del lecho de un arroyo: ese martillo de piedra fue producido
solamente por el trabajo en base a algo fácilmente ofrecido por la Naturaleza;
pero lo que Marx pasaba por alto es que el siguiente martillo de piedra se
produjo con ayuda del primero, en realidad a una tasa de reproducción mayor
que 1:1.

En el enfoque de un empresario, los salarios son parte de los costes de


producción, pero en el placer de vivir de un obrero no representan una
contrapartida de coste. A diferencia de lo que sucede en una economía
desarrollada, en los países superpoblados la mayor parte del ocio es no
deseado y en esta situación se viene abajo la argumentación de la demanda de
reserva, por motivos relacionados entre sí, como bien explica Nicholas
Georgescu-Roegen con este ejemplo: si un campesino no tiene ningún uso
alternativo para los huevos con los que, contra su voluntad, se ve obligado a
regresar del mercado, no podemos hablar de una demanda de reserva en sentido
estricto; y, en segundo lugar, una abundancia excesiva de huevos puede hacer que
el precio de los mismos se reduzca casi a cero. Ahora bien, la misma ley no es
aplicable al trabajo, porque los salarios no pueden caer por debajo de cierto
mínimo, ni siquiera aunque exista un abundante exceso de oferta de trabajo, ni
aunque en muchos sectores se use el trabajo hasta el punto en que su
productividad marginal sea cero. Por consiguiente, en la pseudomedida del

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bienestar de cualquier país en el que el ocio no es deseado, a ese ocio ha de
atribuirse sencillamente un precio nulo.

El hecho de que el proceso económico consista en una transformación


continua e irreversible, de baja en alta entropía, tiene algunas consecuencias
importantes que debieran ser evidentes para quien desee descender, aunque
sea por un momento, desde las más altas esferas, de los modelos de desarrollo
crecentistas al nivel de los hechos obvios y elementales. Es un lugar común que
los humanos tengamos que satisfacer primero nuestras necesidades biológicas
antes de dedicar tiempo y energía a producir mercancías que satisfagan
necesidades secundarias e incluso superfuas. Sin embargo, parece que
ignoramos e incluso negamos con demasiada frecuencia la prioridad que la
producción de alimentos debe tener sobre la producción de otros bienes de
consumo. El hecho cierto es que fuimos homo agrícola antes de convertirnos en
homo faber, que durante miles de años la agricultura fue “madre y nodriza” de
todas las demás artes, que todas las primitivas innovaciones técnicas
procedieron de la agricultura. La agricultura fue, y sigue siendo, la nodriza de
todas las demás artes por la sencilla razón de que, si la agricultura no hubiese
sido capaz de desarrollarse por sí misma al nivel en que podía alimentar tanto
a los que labraban el suelo como a los dedicados a otras actividades, la
humanidad seguiría viviendo todavía en estado salvaje.

Así pues, todas las economías avanzadas escalaron a lo alto de su actual


desarrollo económico sobre la amplia base de una agricultura desarrollada. Si
bien es cierto que en la actualidad unos pocos países pueden encontrar una
exclusiva fuente de desarrollo en los recursos minerales (caso de algunos
países petroleros), ésto sucede sólo porque sus recursos pueden usarse ahora
por las economías ya desarrolladas. Como resultado de la moderna creencia de
los economistas en que la industrialización es una panacea, todo país
económicamente subdesarrollado aspira a convertirse en industrializado hasta
los dientes, sin pararse a considerar si posee o no los necesarios recursos de la
Naturaleza dentro de su propio territorio. Cuando esta cuestión es tratada en
los organismos planifcadores de países conocidos por sus escasos recursos
naturales, se recurre invariablemente al caso de Japón como justifcación de
sus planes de construir incluso una industria pesada.

Ahora bien, si idealmente hubiese capacidad de poner en práctica, de la noche


a la mañana, los planes económicos a largo plazo de cualquier país del mundo,
seguro de que al día siguiente descubriríamos que habíamos estado

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planifcando una inmensa capacidad productiva industrial que deberá
permanecer en gran medida ociosa, como consecuencia de los insufcientes
recursos minerales. A medida que estos planes se realicen gradualmente en un
futuro próximo, la capacidad productiva industrial se volverá en contra. Tarde o
temprano, será preciso introducir cierta coordinación de todos los planes para
evitar una duplicación derrochadora. Tendremos que abandonar también
muchas de las ideas a las que nos aferramos actualmente en cuestiones de
desarrollo económico y sustituirlas por una más amplia perspectiva de lo que
signifca el desarrollo económico en términos de transformación entrópica.

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La historia económica de la humanidad no deja duda alguna acerca de esta
lucha entrópica. Sin embargo, esta lucha se encuentra sometida a ciertas leyes,
algunas de las cuales se derivan de las propiedades físicas de la materia y otras
de la propia esencia humana de nuestra especie. Para nuestra comprensión
solamente cuenta una imagen integrada de esas leyes físicas y económicas.
Si los economistas llegaran a comprender que la energía libre no puede usarse
más que una vez, nos habrían presentado una imagen clara del límite de los
recursos naturales disponibles en la Tierra y, por tanto, de la dimensión real de
la lucha de la humanidad por su existencia. La conclusión es mucho más frme
que la alcanzada por economistas estadísticos, como William Stanley Jevons, en
el caso del carbón: incluso con una población constante y con un fujo constante
per cápita de recursos mineros extraidos, la dote de la humanidad se agotará en
última instancia si la carrera de la especie humana no fnaliza antes debido a otros
factores. Por la misma razón, podemos disculpar a Jevons por otra de sus
afrmaciones: “por mucho que se la explote, una granja sometida al cultivo
adecuado continuará rindiendo siempre una cosecha constante”. En una mina no
hay reproducción, una vez explotado al máximo, el mineral empezará pronto a
fallar y a descender hacia cero. Curiosamente, la misma idea, incluso en una
forma más frme, sigue gozando todavía de gran popularidad, no sólo entre los
economistas sino también entre los agrónomos: “debidamente utilizadas y
merced a su poder de reproducción, pueden las plantas de la tierra suministrarnos
indefnidamente alimentos, madera y los restantes productos naturales que
necesitamos”. Actualmente sí disponemos de conocimiento ya no es justifcable
la ignorancia, ni la difcultad en desentrañar las diferencias fundamentales que
existen entre agricultura y minería como bases del proceso económico.

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¿Seguiremos confando en un hipotético milagro tecnológico que revierta la
degradación entrópica del planeta?, ¿o es, quizá, una opción esperar a una
oportuna corrección por intervención divina?, ¿es que nadie ha mirado la Tierra
y se ha dado cuenta de que nos hemos quedado solos en la tarea de cuidar la
vida, que no existe nadie, ninguna otra especie capaz de asumir la
responsabilidad de retrasar la entropía, de corregir el plano inclinado por el
que nos deslizamos rápidamente hacia el agotamiento de los recursos
naturales, de los que depende la reproducción de la vida de nuestra propia
especie?

Quienes pensamos una economía comunal, no sólo la justifcamos por razón


de justicia o democracia, también lo hacemos con fundamento profundamente
ecológico y entrópico. Siendo, como pensamos, la Tierra y el Conocimiento
humano bienes comunales universales, debiendo por ello estar al margen de
los mercados, ¿qué sentido tendría un sistema de producción como el
capitalista, fundado en una intrínseca necesidad de explotar el trabajo
humano, de expansión y acumulación de excedentes?, ¿qué sentido un
derecho de apropiación privada basado en un intercambio de mercancías
necesariamente especulativo, qué sentido si el trabajo es comunitario, si su
fnalidad es social y equitativa, es contar con un seguro de responsabilidad civil
en el manejo ecológico de la tierra y el conocimiento, un proceso productivo
intrínsecamente sostenible, interesado en la máxima durabilidad de los
recursos naturales a fn de asegurar una continuada disponibilidad y utilidad,
para la comunidad y para cada uno de los individuos que la integran?
Solo una economía comunal puede hacer recaer en la comunidad y en cada
individuo la responsabilidad en el uso de la Tierra y el Conocimiento. Y aún así,
no será sufciente a futuro, si no es una economía radicalmente ecológica y
política en sentido tan científco como democrático. A diferencia de la
democracia capitalista, la democracia comunal integra la economía, con lo que
ésta deja de estar separada de lo político, que en democracia comunal tiene
obligada forma de autogobierno, defnitivamente liberado de la dictadura
“científca” de una economía negacionista, que, a mayores de otras interesadas
ignorancias, niega la ley de la Entropía contra toda evidencia empírica que
pudiera llevar a pensar que toda ciencia sólo es respetable si considera como
hipótesis la satisfacción de las necesidades humanas y el placer de vivir que
dijera Nicholas Georgescu-Roegen hace 50 años.

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viernes, 11 de febrero de 2022

MANGAS VERDES, LA IZQUIERDA VACIADA

La condición esencial para pensar en términos políticos a escala global es ver la


unidad del sufrimiento innecesario que existe hoy en el mundo. Este es el punto de
partida. (John Berger)

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No hacía falta esperar a que surgiera la Covid19, era previsible. La pandemia de
infoxicación global se venía cociendo desde la crisis del 2008 en los foros
competentes. Mediáticamente fue preparándose un clima social y político
“preparatorio”, coincidiendo con el cambio de rumbo de la agenda geopolítica
de la globalización capitalista, forzada ésta por repentinos vértigos y urgencias
energéticas y climáticas, potencialmente desencadenantes de masivas
rebeliones sociales. Llevo tiempo señalando el papel de “tapón” que vienen
desempeñando las izquierdas sindicales y políticas, taponando las vías de agua
que a cada momento se abren en el sistema de la globalización capitalista.
Unos, los liberalsocialistas, porque esperan remontar su posicionamiento
electoral a base de pescar en caladeros centristas; y los que critican a éstos
porque están entretenidos en contradictorias tácticas de “radicalismo
transversal”, cansados de estar sentados, en una eterna y mística espera del
resurgir de conciencia de la clase obrera.Y así deambulan, desorientados,
disparando fuego amigo sin ton ni son, por descampados identitarios que
irreversiblemente les van alejando de una clase obrera que ni sabe que lo es ni
quiere serlo, que solo existe en las afueras coloniales de este moderno mundo
low cost global, estatal y capitalista, el mismo mundo que ayudaron a construir
estas izquierdas "neo", a base de "bienestarismo analgésico" -como diría Pedro
García Olivo-, en consensuada competencia con neoliberales y neofascistas.

Auguro que esta pandemia de infoxicación, esta viscosa sublimación del


pensamiento único, signifcará su tumba por décadas. Con su autismo dócil y
acrítico, estas neoizquierdas le han hecho la cama al neofascismo en auge, que
si hasta ahora no tuvo problema en integrarlos en su agenda neoliberal, como
vistosa y funcional oposición, llegado el momento se los llevará por delante sin
pensárselo dos veces. No se han enterado, ni quieren enterarse de por dónde
sopla el aire, y en poco tiempo veremos que ni siquiera serán tema de
conversación...no falla, se recoge lo que se siembra.

Con dos sospechosos años de silencio y retraso, estamos viendo surgir en


estos días algunas pocas reacciones autocríticas, a buenas horas mangas
verdes. Pero sean bienvenidas aunque sea a destiempo y, lo más probable,
demasiado tarde. Traigo, como ejemplos, estos dos artículos, uno de Angeles
Maestro, y otro de Jesús García Blanca, publicados recientemente en LA HAINE :

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El silencio suicida de la izquierda ante la gestión de la pandemia Covid

Angeles Maestro-La Haine-05/02/2022


"La ausencia de posiciones críticas por parte de las organizaciones de la
izquierda ha dejado sin referencia alguna a los colectivos más conscientes de
la clase obrera".
Soy antivacunas, antisistema y antifascista

Jesús García Blanca-La Haine-09-02-2022

"Soy antivacunas porque soy antisistema, y soy antisistema porque soy


antifascista. Y podría añadir que si las cosas se llevan hasta las últimas
consecuencias, no se me ocurre que se pueda ser a antisistema y antifascista
sin ser antivacunas. Enseguida explico este aparente embrollo".

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viernes, 11 de febrero de 2022

ESTE VACÍO QUE NOS HACINA EN MACROGRANJAS URBANAS

Por el santoral hoy es día de las santas Bonajunta y Humbelina. Y mañana


(13F), de Santa Fusca y Santa Viridiana. Mírelo, si no se lo cree...y al margen del
santoral hoy es el Día de Refexión, señor Cayo...sí, sí, como se lo digo. Hay que
ver, ya hay días "mundiales" de todo, incluso hay un calendario de "días
mundiales raros". Precisamente mañana, el 13F, es uno de ellos, Día Mundial
del Infel o del Amante; ni casualidad, ni cachondeo, señor Cayo, mire que sin
salir de febrero también se celebra un día mundial del Orgullo Zombie (5F), del
Hombre del Tiempo (7F), de los Sonidos Curativos (16F), y el de los Amores
Imposibles es el 20F, que coincide con el Día Mundial de Amar a tu Mascota.

Pues ale, me pongo a refexionar sobre una noticia de ayer mismo, en vísperas
de las votaciones a las Cortes de Castilla y León: “Greenpeace documenta el
foco de gripe aviar en Íscar (Valladolid) para denunciar que las macrogranjas
son una bomba de relojería”: https://es.greenpeace.org/es/sala-de-
prensa/comunicados/macrogranja-aviar/

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Me disculpen las paisanas y paisanos de la ONG "Paz Verde" (Greenpeace), si
traduzco (entre paréntesis) algunas palabras de la noticia relativa al “pueblo de
los taburetes”, que es como llamábamos los de Valladolid al pinariego e
industrioso pueblo de Iscar, donde resulta que se localiza la industria avícola,
¿o aviar?, causante de esta alarmante noticia:

“Las explotaciones industriales (grandes ciudades) son el entorno perfecto para la


proliferación de este tipo de virus, ya que numerosos individuos genéticamente muy
similares se ven obligados a vivir hacinados. Este es precisamente el modelo
predominante en España y cada vez más en el mundo. Si a ésto se suma que los
animales (ciudadanos) se suelen trasladar a largas distancias (vacaciones,
migraciones) se da una segunda condición que facilita la propagación del virus
(pandemia). Y ésto no es porque falten las medidas de bioseguridad (sistema
sanitario) en estas explotaciones, sino simplemente porque estos ambientes crean
el hábitat ideal para los patógenos.”

No me diga que esta noticia de la pandemia aviar no está bien traída, que no es
acertada metáfora. Porque “aviados” o “apañados” estamos (según se diga en
Valladolid o Palencia), “de nunca acabar” en todo caso, ¿a que sí, señor Cayo?...

Pues fíjese usted, qué oportuno el chiguito ese murciano que llaman Pedro-
García-Olivo (que no, no es ningún candidato de la E al revés), que es un profe,
murciano y escritor anarquista, uno de esos que como usted ya no cree ni en la
Virgen del Carmen que se le apareciera de cuerpo presente, ni aunque lo
hiciera con una rosa en el puño o rodeada de gaviotas y aros olímpicos de color
violeta, que no, pero a lo que iba, fíjese qué detalle el suyo, que ayer, aunque
pareciera sin querer, le dedicaba a usted unas palabras:

“Sí, se vació una parte grande de la llamada España. Quienes ahora dicen
defenderla, desde los partidos y las instituciones, más bien se defenden a sí
mismos y alimentan sus anhelos de protagonismo político. El interior de la
Península se convertirá en un desierto. Pero también se vació la crítica publicitada,
que sigue muriendo en las arenas del Estado Social, del bienestarismo
analgésico. La crítica se nos presentará como una suerte de nada, un hueco
acariciado por palabras gastadas y silencios estratégicos. Se vació el corazón

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de las gentes, hasta el punto de que demasiadas historias de amor lo serán
también de economía. Las emociones fueron desecadas. El vacío de la
persona contemporánea occidental es difícilmente superable. Le cabe, por
supuesto, el narcótico de las compras y de los viajes, que es la forma estándar
de ratifcar su insignifcancia y su culpa. Entre tanto vacío, entre tanta falsía,
me acerco al almendro de mi patio y le hago una foto. Porque está lleno y no
miente; le asiste la belleza de no ser humano”.

Ya hay que estar harto, ¿verdad, señor Cayo?, para llegar a decir todo ésto,
siendo murciano y no leonés o castellano...ah, y no se me moleste, que lo de
“persona contemporánea occidental” no va por usted, que ya sé que usted es
castellano viejo, ni leonés ni manchego.

Y el lunes San Valentín, 14F, Día de los Enamorados, señor Cayo: resaca y
recuento electoral defnitivo. Y otro lunes más al sol, habitual, desolador, de
esta tierra de hidalgos con iphone, venidos a menos sin parar desde los
tiempos de la Mesta y puede que me quede corto...Y aún hay pardillos de
capital y provincia que ven gran modernidad y progreso humano en el cambio
de los tiempos, ¡ovejas, señor Cayo, nos cambian las ovejas por gallinas, por
vacas y gochos industriales!, no sé dónde iremos a parar, señor Cayo, no sé.

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viernes, 18 de febrero de 2022

VACUNAS, ELECCIONES Y REQUENCOME

Foto de EL ESPAÑOL, con esta nota:"En un colegio de Salamanca ha desaparecido el


censo electoral, un vocal se negó a usar la mascarilla, la Junta Electoral de Zona ha
ordenado su sustitución por un suplente y seguidamente la Policía le ha abierto un
expediente al vocal negacionista".

El pasado 13F me cayó en suerte la obligación de actuar como vocal de una


mesa electoral en las votaciones a las Cortes de Castilla y León. Enterado por la
prensa que podía solicitar la exención por ser mayor de 65 años y
considerando mi défcit de entusiasmo para tales eventos, llamé por teléfono a
la Junta Electoral de zona para preguntar por el procedimiento para solicitar
dicha exención. Me dijeron que ya no había lugar porque habían pasado los
siete días que para ello establece la normativa electoral. Me acordé de mi
condición de no vacunado y, por si colaba, volví a llamar otra vez para explicar
que se me había olvidado alegar que, además de ser viejo, no estoy vacunado.
Me dijeron que lo tenían que consultar y hubo un largo silencio al otro lado del
teléfono antes de decirme que, aunque fuera de plazo, presentara la solicitud
de exención por razón de mi edad (?). Y así lo hice al día siguiente, por escrito y
presencialmente, comprometiéndose la Junta Electoral a notifcarme por
teléfono su decisión al respecto. Nadie me llamó y llegado el día me presenté

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puntualmente en el local electoral, ese domingo a las 8 de la mañana. A la
entrada pasaban lista y al tiempo que daba mi nombre, observé que estaba
tachado en amarillo; y enseguida me dijeron que podía irme a casa. Y allí me
fui, más contento que unas pascuas.

El Estado puede obligarme a estar en una Mesa electoral y también podría


obligarme a votar y a vacunarme, pero, de momento, se queda con las ganas y
no se atreve a hacer ninguna de las dos cosas. Podría estarle agradecido, pero
no, no puedo porque cada vez que hay elecciones y no voto, siempre hay
alguien que, en nombre del Estado y del supuesto bien común que representa,
me recuerda que solo si voto estoy autorizado a críticar y hasta para hablar de
política. Y con la vacunación de la Covid, el Estado se ha comportado conmigo
mucho peor todavía: durante dos años (y no sé hasta cuando), me he visto
sometido a un sistemático y persistente acoso mediático y social, bien
directamente, a cargo de los medios al servicio del Estado, o bien en modo
inducido, a cargo de un asfxiante entorno social, que nunca pude imaginar tan
acrítico ni tan sumiso.

A día de hoy, estoy sano y contento, porque me voy librando de la gripe y de la


covid, de vacunas y elecciones. Como otros años, ni siquiera he pasado la gripe,
o si la he pasado ha sido sin enterarme, como tantas otras veces, sin necesidad
de vacunarme. Y no es que yo desconfíe de las vacunas en general y por
sistema, como sí desconfío de las elecciones. La vacuna de la gripe no me la he
puesto nunca, porque tengo comprobado que en cada epidemia funciona bien
mi sistema inmunológico; y siendo así, no veo justifcado someterme al riesgo
de una vacunación precipitada, sin diagnóstico ni prescripción médica, masiva
e indiscriminada, además de comunicada y gestionada caóticamente.

Me va a ser difícil superar los agravios e insultos de los que he sido objeto,
como la sarta de argumentos simplones y pseudocientífcos que he tenido que
soportar durante estos dos largos años. Solo espero que pase el tiempo, para
que se me pase este cabreo que tengo y para que el conocimiento realmente
científco se imponga sobre la propaganda estatal y sobre su relato único y
totalitario, más comercial y político que científco.

Soy dado a que me duren poco los rencores y, de hecho, ahora solo tengo un
pequeño requencome, que diría mi abuela Rosa. Y es que todavía no me
explico por qué el Estado me envió a casa el pasado 13F, librándome de las
elecciones...¿sólo por no estar vacunado?

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miércoles, 23 de febrero de 2022

LA CAGADA DEL PATO MECÁNICO

Me refero al pato autómata ideado y construido en el siglo XVIII por un


ingeniero visionario llamado Jacques de Vaucanson, un pato metálico capaz de
moverse, comer y defecar como un pato real. Crear vida artifcial se convirtió
en su obsesión tras alucinar con la mecánica perfecta que observara en el reloj
de una iglesia, de tal modo que su primer intento consistiría en un autómata
musical, un fautista de latón que tocaba hasta doce piezas musicales
diferentes y al que incluso llegó a ponerle una “piel” que imitaba a la humana.
Se llegó a decir de aquel ingenio mecánico que “solo le faltaba darle un alma”.
Pero el éxito de este robot fue superado posteriormente por su invento más
famoso, un pato dotado con sistema digestivo, que comía grano y lo digería
antes de cagarlo. Sin duda, todo un prodigio de la mecánica, dotado con un
complejo sistema de músculos artifciales, de conductos digestivos y sobre
todo, con un sistema químico que lograba digerir el grano y convertirlo en
excremento; si bien, no deja de ser sorprendente que a nadie pareciera
preocuparle el hecho científco de que el excremento arrojado por el pato no

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fuera un resto de lo ingerido sino todo el nutriente al completo, y que, por
tanto, a aquel pato le faltaba, además del alma, un estómago real.

Antes de esta histórica cagada artifcial, el flósofo Francis Bacon (1626) había
resumido perfectamente la utopía burguesa y su ideal científco: “la vida
humana liberada del esfuerzo de trabajar”, ¿para qué, si el trabajo puede ser
hecho por autómatas?
Tanto Vaucanson como Bacon se adelantaron a su tiempo y aquel ideal
burgués tendría que esperar a que la ciencia avanzara algo más. De momento,
el trabajo tendrían que seguir haciéndolo esclavos y sirvientes, los de siempre,
aquellos que no siendo propietarios de la Tierra, ni poseedores del
Conocimiento, necesitan trabajar para poder vivir. Porque la tarea de pensar
era considerada por aquellos burgueses como la propiamente humana,
antítesis del trabajo manual y servil y, por eso, la tarea propia de aquellos que
podían vivir sin necesidad de trabajar. Podría decirse, como los campesinos de
Carlo Levi en “Cristo se detuvo en Éboli”: “nosotros no somos hombres”, no
realmente, ni burgueses, ni cristianos, porque somos otra cosa...somos
trabajadores, autómatas imperfectos y provisionales por tanto, destinados a
ser sustituidos algún día por robots mucho más perfectos.
Pues ese día ha llegado, porque la ciencia, sin otra cosa más interesante que
hacer, se ha volcado en ello. Ya hay robots capaces de desempeñar casi todos
los trabajos y no solo aquellos que precisan de más fuerza y resistencia,
también y especialmente aquellos que son repetitivos, como los propios de las
cadenas de producción en casi todas las fábricas y talleres. Y pueden hacerlo
con gran precisión, rapidez y economía, que acerca a cero los costes
marginales por unidad de producto. Es facil de entender, porque el coste
marginal es el incremento del coste al producir N+1 unidades de determinado
producto, respecto al coste de producción de N unidades del mismo producto.

La utopía burguesa está a punto de ebullición, pero no sin graves


contradicciones, porque olvida un pequeño detalle: no todos los hombres son
burgueses propietarios, ni siquiera de pequeñas parcelas y, por tanto, hay una
inmensa masa de autómatas trabajadores a punto de ser declarados
"obsoletos", sin otra función que la de meros consumidores. Y aquí es donde,
aparentemente, falla la utopía burguesa, porque si los antiguos autómatas no
trabajan, sin ingresos, ¿con qué pagarán los productos que consuman y de
cuya venta han de vivir los inteligentes dueños de la tierra y del conocimiento?

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Muchos comentaristas políticos y científcos de ofcio economista, se han
precipitado al deducir un seguro suicidio capitalista en base a esta
contradicción aparentemente insuperable. Se han precipitado porque sí existe
solución a esta contradicción. Sucederá, ya está sucediendo, como explicaré a
continuación.
La ecuación planteada tiene como solución única, primero, evitar la rebelión
social que pudiera provocar una incontrolable revuelta de las masas
desocupadas, al tiempo que, progresivamente, habría que eliminar de la
ecuación a los “disfuncionales”, para lograr así un punto de equilibrio, de tal
modo que queden solo los sufcientes expertos, básicamente informáticos e
ingenieros, los estrictamente necesarios para el manejo y mantenimiento de
las máquinas productoras, junto a aquellos que, sin ser expertos en nada,
tengan que realizar los trabajos no cubiertos por las máquinas. Tienen
calculado que solo así quedará sufciente reserva de bienes naturales
disponibles en el planeta. En todo caso, gran parte de los nuevos autómatas
podrán tener apariencia humana, incluso estar programados para “pensar” en
modo algoritmo, a condición de resultar tan económicos como los autómatas
de Vaucanson, o sea, privados de alma y estómago.

En su novela utópica “La Nueva Atlántida”, Francis Bacon describe una tierra
mítica, llamada Bensalem, en la que pone en boca de uno de los hombres
sabios que la habitan la descripción del método utilizado en sus invenciones.
Los mejores ciudadanos de Bensalem pertenecen a un centro de enseñanza
denominado “La Casa de Salomón”, donde se llevan a cabo experimentos
científcos con el objetivo de comprender y conquistar la Naturaleza y aplicar
este conocimiento en la mejora de la sociedad. En su utopía, Bacon apuesta por
una reforma de la sociedad a través de la ciencia aplicada, la tecnología; una
sociedad en la que los hombres pueden alcanzar la armonía mediante el
control de la Naturaleza, incluida la humana, de modo que en la Nueva
Atlántida logran la felicidad debido a su perfecta organización social, centrada
en la Naturaleza y en las normas científco-técnicas, si bien, Bacon ponía gran
énfasis en valorar al máximo la propia existencia, cuidando cada cual de sí
mismo como condición previa de la armonía social.

No me digan que esta utopía no parece una profecía de la sociedad que


estamos viendo nacer, que no suena con la melodía del proyecto

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ecotecnológico en curso, eso que llaman Green New Deal, sustanciado como
“cuarta revolución industrial” teorizada por Klaus Schwab, fundador del Foro
Economico Mundial o Foro de Davos, teoría que le sirve para describir las
claves de la nueva revolución tecnologica o nueva utopía burguesa, que
prefero llamar "propietarista" y no meramente capitalista, que solo
correspondería a la época industrial a punto de ser superada.

Para el diseño de las nuevas máquinas y autómatas, dotados de inteligencia


artifcial, Klaus Schwab, como buen capitalista y científco, conoce muy bien las
ventajas económicas que se derivan de prescindir de un alma y un estómago,
elementos que solo ocasionan inconvenientes, cuando no sufrimientos,
además de cuantiosos costes de producción y mantenimiento a cargo del
Estado. No es que Klaus Schwab sea antirreligioso, por prescindir del alma
humana en los autómatas, simplemente su religión es científca en modo
tecnológico; como tampoco debiera sorprendernos que en su proyecto de
nueva sociedad apenas mencione al Estado, en un acto refejo - como de
vergúenza ajena -, porque el artilugio estatal a Schwab le sigue pareciendo,
como a los liberales y socialistas modernos, tan impresentable como necesario
al proyecto transhumanista, a pesar del alto coste que conlleva.

Cuando ésto escribo, un gran revuelo informativo se esparce por todo el


mundo: los tanques rusos están ocupando parte del territorio de Ucrania y se

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suceden los bombardeos cerca de Odessa, de Kiev y por otras ciudades de la
exrrepública rusa.

Hasta hace pocos días pensábamos que la guerra-guerra quedaría como


estrategia eugenésica residual, limitada a las fronteras “exteriores”, las del
mundo subdesarrollado; pensábamos que esa estrategia quedaría reducida a
muchas y pequeñas guerras libradas por el control de las últimas materias
primas del planeta, pensábamos que el proyecto transhumanista y eugenésico
continuaría por otros métodos: guerras comerciales, cibernéticas y
bacteriológicas en modo de pandemias, esterilizaciones camufadas, medicina
industrial y variadas políticas contraceptivas... pero este ultimo movimiento del
Estado Ruso viene a confrmar que la guerra puede extenderse al conjunto del
mundo también en su descarnada forma bélica. Tal es la necesidad y la prisa
por deshacerse de la parte sobrante de la población mundial.

Sin alma ni estómago, el Pato Mecánico sigue excretando su gran cagada: todo
lo que toca, todo lo que come.

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jueves, 10 de marzo de 2022

¡AY, UKRANIA!

La guerra hoy: de la realpolitik a la welpolitik, o de Guatemala a


Guatepeor

El conservador príncipe Klemens von Metternich (1773-1859), ministro de


Asuntos Exteriores al tiempo que Canciller del Imperio Austriaco, fue el
defensor de las monarquías europeas y enemigo de Napoleón I, que a partir
del Congreso de Viena y de la derrota en Warterloo del imperio napoleónico a
manos de una coalición internacional (1815), propuso la restauración del
Antíguo Regimen formulado como “La Europa de Hierro”. Pedía encontrar un
método para equilibrar el poder entre los imperios europeos. Fue Otto von
Bismarck (1815-1898), artífce de la unifcación alemana y fgura clave de las
relaciones internacionales durante la segunda mitad del siglo XIX , apodado
como “el Canciller de Hierro”, quien cumpliera la petición del príncipe Klemens
y quien acuñara el término “realpolitik” como método de creación y
mantenimiento de un sistema de alianzas internacionales que aseguraran la
supremacía y seguridad del Imperio Alemán. La realpolitik como política o
diplomacia “pragmática”, es decir, basada en las circunstancias dadas en lugar
de en principios ideológicos o premisas éticas o morales. Se trataba de buscar
la paz equilibrando el poder entre los imperios europeos intentando evitar la

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carrera armamentística. Pero a principios del siglo XX esta política pragmática
fue abandonada y sustituida por la doctrina Weltpolitik: la nueva política
mundial iniciada por el Káiser Guillermo II al acceder al trono en 1890, quien
tras apartar al viejo Bismarck de la cancillería, se propusiera la construcción de
la hegemonía mundial de Alemania. Así se recuperó la carrera armamentística
que condujera a la Primera Guerra Mundial (1914-1918).

La realpolitik tuvo como principal precursor a Nicolás Maquiavelo (1469-1527),


autor de “El príncipe” y considerado como fundador del pensamiento político
moderno, quien sostenía que todo gobernante (príncipe) debería tener como
principal preocupación conseguir y retener el poder para lograr el benefcio de
su Estado, obviando las consideraciones éticas o religiosas, por inútiles a esa
fnalidad. Para Maquiavelo, todo gobernante debía aprender a “utilizar el mal
para lograr el bien,” empleando los engaños e intrigas que hicieran falta para no
incurrir en las argucias de los Estados rivales. Tuvo como primer alumno al
Cardenal Richeliu en su “razón de Estado” ensayada durante la Guerra de los
Treinta Años (1618–1648), defnida como guerra religiosa entre católicos y
protestantes- la guerra más letal de la historia europea hasta la I Guerra
Mundial -, en la que lo religioso actuaba de coartada para motivaciones más
relacionadas con el poder político que con la religión. Al poco fue convertida en
conficto internacional de intereses netamente políticos Esta guerra supondría
la decadencia del Imperio Español y dejó una Europa arrasada, abriendo paso a
la confguración de una nueva geopolítica mundial.

Pero lo cierto es que mucho antes que Maquiavelo, el estratega militar chino
Sun Tzu (544-496 aC) y el historiador griego Tucídides (460 -395 aC) son hoy
considerados como los más antiguos precursores de la realpolitik, al coincidir
en que “los mandatos éticos y religiosos de sus respectivas culturas eran inútiles
para explicar o asegurar el éxito político”. En alemán, el término realpolitik es
frecuentemente utilizado para distinguir las políticas modestas (realistas) de las
políticas exageradas. Hoy en día, a la parte “realista” de un partido o ideología
política no le importa ceder en algunos de sus principios, si es necesario, con
tal de conseguir cierto progreso en otros considerados más importantes;
mientras que los sectores más “fundamentalistas” evitan ceder en sus principios
aunque esto suponga renunciar a posiciones que les permitan infuir en su
desarrollo o en la toma de decisiones.

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El pragmatismo es entendido hoy como corriente flosófca centrada en la
vinculación entre práctica y teoría, describiendo el proceso en el que “la teoría
se extrae de la práctica y se aplica de nuevo a la práctica para formar lo que se
denomina práctica inteligente”. Posiciones características del pragmatismo,
incluyen el instrumentalismo, el empirismo radical, la relatividad conceptual y
el fabilismo. Para esta corriente la flosofía ha de tener en cuenta los métodos y
conocimientos de la ciencia moderna, siendo su idea axial “la redención de las
ideas de verdad, bien o belleza en la flosofía postkantiana”. Según los
pragmatistas, si bien el conocimiento objetivo podría ser imposible, “se puede
redefnir la verdad como aquello que funciona desde nuestra limitada forma de
experimentar la realidad”.

Charles Sanders Pierce describió el pensamiento de la escuela pragmatista con


esta máxima : “Considera los efectos prácticos de los objetos de tu concepción.
Luego, tu concepción de esos efectos es la totalidad de tu concepción del objeto”.

El realismo geopolítico, desarrollado en general en Alemania, Gran Bretaña y


los Estados Unidos como respuesta al idealismo político, percibe al Estado
como entidad suprema, siguiendo la estela antígua del pensamiento político de
Sun Tzu, Tucídides, Maquiavelo y del más cercano Thomas Hobbes, cuya
concreta propuesta es dejar atrás el estado de naturaleza y producir una
sociedad-Estado como “red de seguridad”, que percibe al Estado como una
entidad suprema y de máxima relevancia.

Para esta corriente de pensamiento el elemento conductor entre la razón y los


hechos es “el interés defnido en función del poder”; y éste es el principal
indicador de la política internacional, que permite hacer una relimitación de lo
político que permitiría pensar que un estadista piensa y actúa en el marco del
interés defnido como “acrecimiento del poder”. Refere a que las motivaciones
del estadista y sus inclinaciones ideológicas son inútiles para defnir la política
internacional. Supone que las buenas intenciones tampoco justifcan, ni moral
ni políticamente, la satisfacción de las políticas, porque el interés que

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determina la acción política es coyuntural y relativo, depende siempre del
contexto político, económico y cultural.

El realismo político clásico entiende que la política posee leyes invariables


enraizadas en la naturaleza humana, donde el ansia de poder para alcanzar
intereses variables es muy amplia y muy fuerte. Hace un cálculo racional de
costes y benefcios para la política nacional, en la que el Estado se sitúa como
estructura que trasmite su necesidad de poder a las relaciones internacionales,
que serán más o menos confictivas en función de las características internas
de cada Estado. Supone que el mundo esta políticamente organizado por
Naciones y, por ello, “el interés nacional“ es el elemento clave, y para ello surge
el Estado-Nación. El mundo está formado por Naciones que compiten entre sí y
se enfrentan por el poder, todas las políticas exteriores, de todas las naciones,
referen a su propia supervivencia y de ahí surge el patrón Estado: “para
proteger la identidad física, política, y cultural, frente a la amenaza constante de las
demás naciones”, por lo que la relación entre interés nacional y estatal, entre
Nación y Estado, es así explicada como producto histórico y como “un Todo”. La
relación entre Estados-Nación no es benévola, sino egoísta y competitiva,
asume que el sistema internacional es anárquico, en el sentido de que no
existe ninguna autoridad por encima de los Estados-Nación. Así mismo, el
realismo político clásico parte de considerar la primacía de la soberanía del
Estado-Nación, no de las instituciones internacionales, de las ONG o de las
corporaciones multinacionales. Para el realismo político, el Estado-Nación es el
principal actor en las relaciones internacionales, cada Estado es un actor
“racional” en el sentido de que actúa siempre según sus propios intereses,
siendo el objetivo principal de cada Estado garantizar su propia seguridad. Y
buscando esta seguridad los Estados intentan acumular el máximo de recursos
a su disposición, de modo que las relaciones interestatales estén
condicionadas por su relativo nivel de poder, a su vez determinado por sus
propias capacidades económicas y militares, porque piensan que “todos los
Estados son inherentemente agresivos”, que su expansión territorial es la propia
de su condición estatal y que solo queda limitada ante el poder superior de
otros Estados.

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Pues bien, tras la Segunda Guerra Mundial, surgió una nueva escuela, el
realismo estructuralista o neorrealismo, siguiendo la tradición americana de
las ciencias políticas, que vino a redefnir la teoría realista como una ciencia
positivista que incorpora el concepto de “estructura política dentro de la idea de
la anarquía de los Estados-Nación”. Es un modelo sistémico en contraposición a
una explicación reduccionista, un modelo para el que existe una primacía de
los condicionantes impuestos por la estructura internacional; excluye los
factores internos para simplifcar la teoría y se centra solo en las grandes
potencias, donde hay más interés de actuar internacionalmente. Es un modelo
explicativo donde la variable independiente sería la distribución de
capacidades y la variable dependiente sería la estrategia adaptativa de los
Estados, es decir, su capacidad para la emulación, para la innovación y para el
equilibrio de poder. Se impone el enfoque de “realismo defensivo”, cobrando
importancia el equilibrio ofensivo-defensivo, cuya balanza puede oscilar de un
lado a otro dependiendo de factores como la geografía donde tengan lugar las
ofensas y las defensas, si hay recursos de interés para el agresor, su capacidad
tecnológica y, sobre todo, la fuerza militar de los ejércitos. La presencia o
ausencia de Estados agresivos, que puedan iniciar confictos bélicos, resulta
trascendental. En general, los Estados preferen mantener el status quo y
apuestan por el equilibrio de poder, para no estar en continuo enfrentamiento
o bajo amenaza, lo que supone un gasto interminable en defensa y seguridad.

La conquista militar ya no es rentable y los Estados agresivos son una


anomalía. Hasta hace apenas unos días (estallido de la guerra en Ucrania), la
amenaza parecía provenir solo de grupos reducidos, terroristas, no de los
Estados. El realismo defensivo entiende que la agresividad contiene a los
rivales y suscita el apoyo de terceros. Se produce a consecuencia de la
ambición de las élites políticas y económicas y sostiene que la conducta de los
Estados que pueden contrapesar al agresor está condicionada por la
percepción que tienen sobre éste, estando condicionada su defensa y su
protección a la proximidad geográfca de un Estado económica y militarmente
más poderoso con intenciones ofensivas. El realismo ofensivo es un enfoque
estructural referido a todas las grandes potencias. Estas potencias poseen

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capacidades ofensivas y pueden perjudicarse entre sí porque no se contentan
con un nivel adecuado de poder, y porque su expansión y supervivencia son
sus principales e inseparables objetivos.

Como decía Miranda E. Carlos en “Hobbes y la anarquía internacional“ (1984),


con referencia al realismo neoclásico en auge: “Los actores, tanto en las
relaciones internacionales como en el estado de naturaleza, se hallan en un estado
de guerra al menos potencial, de todos contra todos. La competencia, la
desconfanza, la búsqueda de gloria, están en la base de la política exterior de
todos los Estados. Las consideraciones morales (…) son siempre secundarias ante el
“interés nacional”. Las proclamas de comportamiento moral en asuntos
internacionales son, en su mayor parte (…) retórica o hipocresía.”

&&&

¡Ay Ucrania, ay la paz! Me diréis que ahora lo importante es detener la guerra


y tomar partido por los agredidos. Yo digo que siempre hay que ponerse del
lado de los agredidos, de las víctimas, pero también digo que a quienes dirigen
la guerra a uno y otro lado les da igual el partido que tome yo o quienes lean
ésto que escribo. Decidirán lo que convenga a sus propios intereses, no lo que
convenga a los que combaten, ni mucho menos a nosotros, espectadores de la
guerra ahora emplazados a opinar y tomar partido.

A nosotros, a los no propietarios ni gobernantes de ningún Estado, a los que


siempre acaban poniendo los cadáveres en todas las guerras, nos han hecho
creer que el Estado es una invención moderna y asociada al “progreso” de
forma natural; que en Europa, con la frma de los tratados de la Paz de
Westfalia (1648), los que pusieron fn a la guerra de los Treinta Años en
Alemania y a la guerra de los Ochenta Años entre España y los Países Bajos,
quedaban consagrados los principios de soberanía territorial, de no injerencia
en asuntos internos y el trato de igualdad entre los Estados al margen de su
tamaño, de su riqueza económica y de su fuerza militar. Pero la Historia ofcial
que nos enseñaron en las escuelas y universidades desprecia su propio
método científco cuando ignora el germen milenario del Estado, ignora su
existencia de más de 5.000 años y, de paso, intencionadamente, evita

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identifcar el rol histórico del Estado como “guardaespaldas ancestral” de las
oligarquías que se hicieron propietarias de la Tierra y gobernantes de las
sociedades humanas desde tiempos inmemoriales.

Primero fue la Propiedad y luego, en consecuencia, sus Estados y sus


Guerras. Fue la apropiación de la Tierra y del Conocimiento (por entonces
representado por chamanes y sacerdotes), lo que enseguida necesitó de la
Fuerza para perpetuarse, y lo hizo, como Estado, apenas surgieron las primeras
ciudades a partir de la invención de la agricultura y la consiguiente
acumulación de tierras y excedentes en propiedad. Karl Marx no pudo
imaginar que su teoría de la acumulación primitiva pudiera llegar a ser tan
acertada desde la perspectiva histórica actual, tras el fracaso de la moderna
revolución proletaria, precisamente ahora, cuando la evolución histórica ha
situado a nuestra especie al borde de un abismo existencial. Es, pues, equívoca
y distractora la teoría histórica que sitúa el origen del capitalismo en la
modernidad, ocho milenios después de su germen neolítico, tras la apropiación
privada o colectiva de la tierra, y su automática conversión en mercancía.
Pienso que hoy Marx comprendería que el Estado es posterior, y consecuencia
por tanto, de aquella apropiación o robo primitivo de la Tierra Común. Puede
que llegara a comprender que sus directas secuelas fueran los “derechos de
herencia y patriarcado”, instrumentos igualmente genuinos, consecuentes y
constituyentes de todos los Estados; ahí es donde se encuentra la explicación
de su innata voluntad acumulativa y expansionista, colonial, guerrera y
depredadora al cabo. Ni la Propiedad, ni sus Estados, pudieron tener nunca
verdaderos amigos, como mucho solo socios, aliados coyunturales en el mismo
Negocio de la propiedad, la producción y el mercado, asignando al resto – a la
mayor parte de la sociedad – el rol de súbditos, productores/explotados
cuando no esclavos, al tiempo que clientes/consumidores.

En paralelo, mercado y guerra. Cualquiera puede comprender que la


competencia en los mercados es paralela a la guerra en los campos de batalla.

39
La Propiedad enviará a sus Estados a la guerra cuando en ello vea posible
hacerse con el monopolio de los mercados. Si hiciera falta, no dudará en
sacrifcar a sus súbditos, ni siquiera a sus propios socios.

No pudo imaginar Karl Marx que la Propiedad de la Tierra pudiera llegar a


desvelarse hoy como auténtico “pecado original” de la especie humana, el que
sirviera para institucionalizar el patriarcado y la esclavitud, así como una
sofsticada división social por el trabajo, además de desencadenar la envidia,
por la propiedad y por el poder, conceptualizada como lucha de clases. Hoy,
como siempre, lo esencial de cada Estado, su razón de ser, es su Fuerza
armada, imprescindible para la defensa de los derechos de propiedad, de
patriarcado y de clase, para su imperiosa necesidad de conservar el monopolio
de la violencia, junto a su innata vocación colonial-imperial. La Fuerza armada
de los Estados incluye a las Policías como al conjunto de instrumentos legales e
institucionales que sirven para legitimar el “status” totalitario que hace posible
el control de las sociedades contenidas en cada Estado, alumbradas y
bautizadas por el propio Estado como “Naciones”. La Fuerza armada es, pues,
el instrumento cohercitivo, disuasorio y represivo imprescindible ante
cualquier eventual rebelión social, como es el instrumento militar necesario
para la conquista de nuevos territorios y poblaciones, de nuevas materias
primas y nuevos mercados. La Fuerza armada se dice “instrumento de paz”
cuando logra superar a la Fuerza de los Estados con los que compite por la
supremacía económica, territorial, militar. Todos los imperios económicos lo
son, sobre todo, por la supremacía de la Fuerza militar que sostiene a su
potencia económica. La Propiedad y sus Estados no conocen otra lógica.

El Estado es condición existencial de la Propiedad y el Gobierno, implica un


orden social necesariamente jerárquico, organizado en clases sociales
incompatibles con cualquier forma de democracia real o autogobierno en
asamblea de pares. De ahí que la expresión “Estado Democrático” sea un
oximorón, algo imposible. Por eso que se defna más frecuentemente como

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“Estado de Derecho”, si bien sabemos que tal “derecho” se refere a la
apropiación oligárquica de la tierra y el conocimiento. La democracia genuina
no admite grados, no puede ser incompleta ni representativa, la democracia
solo puede ser sin clases y en modo completo, o sea: autogobierno en asamblea
de iguales, o no es democracia.

En todas las guerras los muertos y heridos los pone la gente del Común, en
ningún caso los ponen las oligarquías propietarias o gobernantes. El Común
queda repartido entre los dos frentes que combaten en una guerra y entre sus
respectivas retaguardias civiles, de familiares, vecinos y amigos. El Común está
por construir, será la clase social única y universal del próximo futuro a
condición de lograr la disolución del orden jerárquico impuesto por las
oligarquías propietarias y gobernantes, mediante la abolición defnitiva de sus
instrumentos de dominación, la Propiedad y sus Estados. Seguiremos por un
tiempo, cada vez más breve, imaginando revoluciones y futuros diferentes, que
no dejarán de ser fcción, literatura, representaciones o mapas-esbozos de la
realidad, pero no la realidad necesaria a la dignidad y supervivencia de nuestra
especie. La división en clases sociales es la razón original de todas las guerras,
ya pasó el tiempo en que una clase social, la proletaria, se propusiera a sí
misma como clase social universal y única, porque fracasó en su intento
igualitario, dejándose dirigir por vanguardias que la traicionaron. Ahora hay
que llamar a todos los socialistas, comunistas, anarquistas y ecologistas
conscientes y honrados, a construir juntos el Común, la clase única del Nuevo
Tiempo que ya barruntamos, la humanidad empática, ecológica y fraternal que
quiere ser usuaria del mundo y renuncia a ser su propietaria, la que quiere
autogobernarse comunalmente, en comunidades convivenciales fundadas a
partir de un Pacto del Común, formando mancomunidades y redes
confederales en todas las escalas territoriales, compartiendo los universales y
naturales bienes de la Tierra y del Conocimiento. Nunca podrán desaparecer
los confictos que son inherentes a las diferencias y a las relaciones sociales,
pero cabe pensar que se puedan resolver mejor en un sistema democrático y
universal de paz, y no necesariamente con violencia, destrucción y muerte. No
cabe pensar otro futuro que un sistema global de paz entre individuos y

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sociedades. Y entre nosotros y la Naturaleza de la que somos parte, porque
destruir la Naturaleza signifca nuestra propia extinción como especie, lo que
hoy presentimos como nunca sucediera en la historia de la humanidad. Puede
que todavía estemos a tiempo de evitarlo, dependerá del tiempo que tardemos
en comprenderlo y en ponernos a ello, antes de que el camino sea irreversible.

¿Estrategias de paz basadas en la Fuerza? Podemos seguir dejando el diseño


de la sociedad futura en manos de los “expertos” en Geopolítica, para que
puedan seguir decidiendo por nosotros “las mejores estrategias para la paz,
basadas en la Fuerza”, en el arte de la guerra y en la supremacía, al cabo, de la
“racionalidad” propietarista, estatal, nacionalista. Podemos sentir
desesperación e impotencia ante la agresión de Ucrania por el Estado ruso.
Que nadie dude que ni nuestra opinión, ni nada de lo que podamos sentir ante
esta barbarie, será tenido en cuenta por los Estados en conficto. Podemos
darle todas las vueltas que queramos, pero en todo caso solo llegaremos a
conocer algunas claves de esta guerra si comprendemos que EEUU y China son
los Estados contendientes en la sombra y los únicos benefciarios de esta
guerra, mientras que la gente del Común se mata entre sí, a uno y otro lado de
la frontera. Sabed que no hay camino más contrario al de la paz que el de la
racionalidad nacionalista y guerrera en esencia, en ésta como en todas las
guerras.

El Estado lo pretende, pero no es la sociedad. La cuestión fundamental es


que los Estados no defenden a la población en general, sino a sus estructuras:
ejércitos, policías, jueces, políticos y demás funcionarios que operan en un
determinado territorio nacional-estatal, protegen en todo caso a la “nación” de
propietarios, gobernantes y funcionarios de todo tipo. La “razón de Estado” es
su prioridad, el interés de la sociedad es secundario, supeditado a la
conveniencia abstracta del Estado, que no puede ser otra que la de su clase
propietaria y gobernante, la de perpetuar su poder. Así no puede darse una
democracia, ni siquiera formal. Los representantes de los partidos políticos,
formen parte o no del Gobierno, obedecen en primer lugar a la razón de
Estado y de esta manera la democracia queda siempre “pendiente”, evitada y
supeditada a la voluntad política de quienes organizan y dirigen a la sociedad.

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Si los individuos y los pueblos están “despolitizados” no es porque no les
interese la política, que también, sino porque hemos sido acostumbrados a
actuar como irresponsables, a farlo todo a unos representantes a los que
mantenemos con los impuestos pagados al Estado, unos representantes a los
que no conocemos más que de verlos en la televisión, de cuyas verdaderas
intenciones nada sabemos. Las estatales “naciones” las forman hoy mayorías
irresponsables y mediocres, por su falta de interés por todo lo que les
conciernen y que afectará irremediablemente a sus vidas. Por dejar en otras
manos su propio destino.

Militarismo, nuevo virus, nueva pandemia. En apenas una semana, hemos


visto surgir una “nueva Europa” a partir de la decisión del estado alemán de
dotar a su ejército de un fondo extraordinario de cien mil millones de euros.
Las sanciones golpean ya a millones de personas en Rusia y encaminan a la
precariedad más absoluta al menos a treinta millones de trabajadores a uno y
otro lado de las fronteras en guerra. Putin retoma la ofensiva en Ucrania y
amenaza con apuntar hacia Europa sus fuerza nuclear. La UE se entrega al
militarismo y frente a la barbarie en marcha, y a pesar de la invisibilización
mutua de la propaganda de guerra por ambos lados, aparecen las primeras
chispas de resistencia al militarismo: madres de soldados, jóvenes,
desertores… aunque solo sea una chispa esperando prender entre la gente del
Común a ambos lados de la frontera.

Ya dije que las más perjudicadas por esta guerra son, sin duda, las poblaciones
ucranianas y en segundo lugar las rusas y europeas, mientras que los únicos
benefciarios serán a la postre las dos grandes superpotencias comerciales y
militares, EEUU y la República Popular de China. Pero conviene matizar algunos
detalles que expresan las muchas contradicciones que dibujan el contexto
geopolítico de este conficto:

1. Ucrania no es un estado miembro de la Unión Europea y, por tanto, ningún


“patriota” ucraniano puede atribuirse la representación de Europa, no puede
decir que lucha “por la libertad de Europa”, porque las poblaciones de Ucrania
no son más europeas que las rusas.

2. La UE no es Europa, del mismo modo que los EEUU no son América, ni


España es Iberia. Europa no es un continente, es la parte más occidental de un
inmenso continente euroasiático. La UE es un bloque de estados, un

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protoimperio en construcción liderado por el estado alemán; la UE es un
imperio fallido, cuyos estados miembros, para entenderse entre sí hablan una
lengua “extranjera”, la inglesa y propia del antiguo imperio británico, ahora
integrado en el imperio USA.

3. Ucrania es el territorio poblado por comunidades eslavas contenidas en un


Estado-Nación. Como España es una parte del territorio peninsular habitado
por comunidades ibéricas igualmente contenidas en otro Estado-Nación. Iberia
es el nombre de esa península, la más meridional del continente euroasiático,
no existe un continente europeo. Que los habitantes de Ceuta y Melilla tengan
cultura hispanoeuropea no elimina su condición natural de ciudades africanas,
ni su condición histórica de colonias del Estado español. Y es así de igual
manera que las islas Canarias son un archipiélago africano por razón
geográfca y que, por razón política, son una colonia del caduco imperio
español. Es así por lo mismo que la ciudad de Gibraltar es una colonia inglesa,
situada en la geografía ibérica como consecuencia de una conquista militar,
como todos los casos anteriormente citados.

4. La cosmovisión capitalista del mundo tiene por ideal el Monopolio de los


mercados respaldado por la fuerza militar de los Estados, por lo que todo
Estado es militar, imperial y colonial en potencia. Los Estados que no logran el
status de imperio no es porque no quieran, sino porque no cuentan con la
sufciente fuerza económico-militar para lograrlo.

5. Las guerras siempre son confictos entre Estados, no entre pueblos. Los
“ejércitos populares” no existen, todos los ejércitos son apéndices de un
Estado, son su brazo armado. Los militares son profesionales de la guerra y
todos son funcionarios contratados por los Estados. Pero no entenderemos
nada sin discernir la función histórica de los Estados y su directa relación con el
interés económico de las oligarquías nacionales que dictan la política de cada
uno de los Estados. Sin ese punto de partida no entenderemos las
contradicciones que son constitutivas de los Estados, que por una parte
comparten y colaboran en una misma defensa global del Mercado, mientras
que cada oligarquía nacional, por la propia dinámica competitiva del orden
capitalista, está necesariamente abocada a librar una brutal competencia con
otras oligarquías nacionales, que fácilmente puede derivar en conficto
armado, entre estados “guardaespaldas” obligados a competir por ampliar sus
mercados y territorios, en defensa de sus respectivas oligarquías nacionales. Lo
vemos a pequeña escala en el comercio, incluso local, en el que dos comercios

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próximos pueden forman parte de una misma asociación empresarial al
mismo tiempo que harán todo lo posible por arruinar a la competencia, o bien
para integrarla en el propio negocio y así lograr su ideal capitalista: el
Monopolio. Monopolio es a Negocio lo mismo que Estado o Imperio es a
Guerra o Política; se le puede dar todas las vueltas que se quiera, sin
posibilidad de encontrar otra explicación que no sea fcticia. Y de igual manera
podemos apreciar esta misma dinámica en la competición política entre
partidos: todos contra todos, derechas contra izquierdas, aunque todos formen
parte del mismo Negocio, cada cual lucha por su cuota electoral creando su
clientela con las mismas técnicas de marketing que una marca comercial, todos
persiguiendo el mismo ideal que éstas, la mayoría absoluta, es decir, el
absoluto control del mercado electoral, o sea: el Monopolio.
6. El Estado milenario. Si durante los casi seis mil años que tiene la historia del
Estado, la expansión territorial ha sido su dinámica propia, identifcada con la
expansión económica-mercantil, la tecnifcación fnanciera de las transacciones
económicas en la reciente globalidad capitalista ha cambiado radicalmente
estas dinámicas, de modo que la conquista y ocupación de territorios ajenos ya
no es condición necesariamente asociada a la conquista del Mercado; es
condición ideal, conveniente, pero no necesaria; ahora al imperio le basta una
relación de vasallaje al modo feudal. A los modernos estados imperiales el
dominio fnanciero del Mercado les permite, de facto, la automática sumisión
económica, política y militar de los Estados subordinados, generando una
relación de vasallaje similar a la feudal, como es el caso del Estado español y
los europeos respecto del imperio USA. Pero este proceso es similar en torno a
todos los estados con ambición imperialista en el actual contexto geopolítico
de la globalización capitalista, en el que se está conformando una nueva
geometría de bloques imperiales, actuando China y EEUU como núcleos
aglutinadores de todo este proceso, que de no romper con su inercia histórica,
acabará resolviéndose en una lucha a muerte por el Monopolio, razón que nos
permite barruntar malos tiempos, hasta poder decir que suenan tambores de
guerra y que a comienzos del siglo XXI el mundo huele a Tercera Guerra
Mundial.

7. Todo ejército es estatal y su función es militar en esencia, guerrera al cabo,


sea en forma agresiva o defensiva. Pero una cosa es la narrativa estatal que
justifca la existencia de los ejércitos en la necesidad de autodefensa y otra
cosa es la realidad: una vez que se tiene la Fuerza, se puede justifcar la
agresión justifcándola como defensa propia, cuando no como “guerra
preventiva”, ante una potencial agresión. Entiendo y justifco el derecho a la

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autodefensa, tanto personal como colectiva, pero es irracional admitir el
derecho a la agresión como está sucediendo ahora mismo, en Ucrania. Al
protoimperio ruso no le vale ninguna justifcación. Como tampoco valían en el
caso de las fagrantes agresiones ejecutadas por EEUU y su OTAN en la última
historia. Es fácil de imaginar la reacción de EEUU si, por ejemplo, México
permitiera la instalación de misiles rusos en su territorio, junto a la frontera de
EEUU. ¿Alguién se acuerda de la crisis de los misiles rusos en Cuba y sus
consecuencias?...pero aún siendo esto así, siendo tan cínica como vergonzosa
la sumisión europea al poderío imperialista de USA, sigue sin estar justifcada la
agresión del ejército ruso a la población ucraniana.

8. La OTAN, capitalismo contra capitalismo. Siguiendo su propia lógica


existencial, la OTAN debió disolverse tras el desmoronamiento de la Unión
Soviética. Pero lejos de eso, siguió expandiéndose forzando un innecesario
acoso y humillación al Estado ruso, un estado tan capitalista como todos los
asociados a la OTAN. No estamos ante un conficto entre dos bloques
ideológicos antagónicos, como sucediera en el periodo de la Guerra Fría, ahora
ambas partes comparten la misma ideología y estamos, por tanto, librando una
guerra de fondo entre bloques capitalistas que pugnan por el Monopolio a
escala del Mercado global, en una lucha a muerte por las últimas reservas de
materias primas que restan en un planeta esquilmado. El peligro es máximo,
como nunca antes lo fue, porque estamos asistiendo a una nueva
conformación de los bloques en liza, determinado por la decadencia del
imperio USA en paralelo al auge del imperio chino, lo que anuncia una lucha en
la que a los dos imperios contendientes les interesa la guerra y consecuente
ruina del contrario, a condición de que suceda lo más lejos posible de sus
respectivos territorios y, en todo caso, como siempre, a condición de que los
muertos los pongan los “otros”, o sea, los pueblos o gente del Común.

9. La Madre Rusia. Acabo de leer el nuevo libro de Carlos Taibo, “Marx y Rusia.
Un ensayo sobre el Marx tardío”, publicado en enero de este mismo año, antes
de que estallara la guerra en Ucrania. En este libro nos desvela el autor a un
viejo Marx interesado por el movimiento de los naródniki, el movimiento de los
campesinos rusos autoorganizados como comunas rurales y enfrentados a los
kulàks, los propietarios de las tierras. Este libro analiza la deriva del
pensamiento marxiano en sus últimos años, acerca de realidades sociales que
para él eran nuevas, proponiendo un debate sobre el desarrollo histórico de
las formaciones sociales premodernas o precapitalistas, lo que en palabras de
Shanin, serían las “tradiciones revolucionarias vernáculas, producto singular de las

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sociedades nativas”. Carlos Taibo le reconoce a Marx el propósito sincero de
aprender de estos movimientos populares y de abrir nuevas perspectivas a su
pensamiento, un nuevo Marx que protestaba contra la mecanización, la
racionalización abstracta, la reifcación, la disolución de los lazos comunitarios y
contra la mercantilización de las relaciones sociales. De tal manera que le
plantearon a Marx “problemas teóricos y prácticos muy serios”, que tiempo
atrás había despachado, ligeramente, con Proudhon y Bakunin. El movimiento
de las comunas rurales rusas fue, según dice el autor del libro, una especie de
socialismo agrario construido sobre entidades económicas autónomas, entre
varios pueblos, enlazados en una Federación que sustituía al Estado. Su
primera organización surgió en la década de 1860 con la denominación de
“Tierra y Libertad”. Al parecer, los naródniki pensaban que el socialismo no era
necesariamente, como sí pensaba Marx, resultado del desarrollo industrial, y
compartían el mismo propósito general de derrocar a la monarquía y al
sistema de propiedad, para distribuir la tierra entre los campesinos, pero...al
mismo tiempo, contradictoriamente, pensaban que el campesinado no
conseguiría la revolución por sus propios medios, que la Historia sólo podía ser
hecha por héroes, personalidades destacadas “que guiarían a los campesinos
hacia la revolución”. No era la primera vez, ni el primer lugar donde ésto
ocurría, esta pasividad, este miedo a la libertad y a la responsabilidad que
conlleva, ésto ya sucedió en Iberia, a las comunidades campesinas de la Alta
Edad Media. Pero es de agradecer esta referencia a las comunas rurales rusas
en este momento en que la Madre Rusia anda nuevamente perdida en su
propia nostalgia, desesperada por reencontrar su alma zarista, de estado
imperial...y así no puede imaginar siquiera otro camino que no sea el de la
guerra.

10. Encrucijada existencial, entre la empatía y la entropía. Pasará la guerra de


Ucrania, perdurarán por un tiempo sus graves secuelas y seguiremos
atrapados en la misma encrucijada, entre dos direcciones opuestas e
imposibles de conciliar, porque se excluyen mutuamente. Lo más cierto es que
ya nada será igual.
Estamos entrando en un Tiempo Nuevo, con dos posibles comienzos: uno ya
condimentado, como reinicio capitalista, “verde y revolucionario” y con guión ya
marcado: Agenda 2030, Green New Deal, cuarta revolución industrial,
inteligencia artifcial, subcontrata de la propiedad, de la producción y del
trabajo bajo el Monopolio del Acceso, Estado difuso y Eugenesia “humanitaria”.
Y otro comienzo, también necesariamente revolucionario, y también en
ciernes, pero mucho más atrasado, emplazado a resolver la ecuación

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paradójica que conforman la empatía y la entropía: paz o guerra, extinción o
naturaleza, Estado o Comunidad, ser o no ser.
Que yo sepa, no hay otra.

48
martes, 15 de marzo de 2022

LA GUERRA DE UCRANIA: ¿POR QUÉ EL IMPERIALISMO SE AGREDE A SÍ


MISMO?

Autor: Karlos Luckas. Fuente: https://karlosluckas.blogspot.com/

LA GUERRA DE UCRANIA: ¿POR QUÉ EL IMPERIALISMO SE AGREDE ASÍ


MISMO?

En unos momentos en que los acontecimientos sobre la crisis bélica de Ucrania


se vienen sucediendo en tiempo real, cuando las informaciones son masivas y
los análisis abundan, sobre todo en el objetivo de la desinformación, la
intención de este análisis es centrarse en aquellas cuestiones geoestratégicas
más relevantes que puedan explicar las claves de este conficto en el marco de
las contradicciones inter-imperialistas, y con ello, intentar aportar una
explicación basada en lo esencial, aclarando las ideas en medio de un mar de
confusiones.

Debe tenerse este análisis como complementario a los ya efectuados por Félix
Rodrigo Mora y Antonio Hidalgo. El primero, muy acertado en las cuestiones
básicas y de principio, desde una perspectiva revolucionaria; y el segundo,
aporta un análisis histórico-político, correcto y muy complet (ambos se pueden
consultar en la relación de referencias que se acompaña al fnal del artículo).

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1. El pasado 24 de febrero de 2022, parte de las tropas rusas acantonadas en la
frontera de Ucrania comenzaron una operación militar de alto nivel contra
dicho Estado, invadiéndolo por varias partes de sus actuales fronteras. Ante
ello, la mayoría de los analistas de política exterior y geoestrategia se quedaron
perplejos, salvo los estrategas del Pentágono, por una razón muy simple, era
justamente la reacción que esperaban de Rusia, de hecho, la deseaban, la
buscaban y la propiciaban a partir de una estrategia de continua provocación a
Rusia, alentando un cambio de alianzas geoestratégicas de Ucrania desde la
crisis de 2013-14, y el contencioso de Crimea, aunque en realidad, el
imperialismo occidental viene cercando a la antigua Unión Soviética desde el
mismo momento en que ésta comienza a desmoronarse en 1989.

2. Es sabido que, ante el derrumbe de la antigua URSS, a partir de 1989, existió


un “pacto” no escrito entre las élites gobernantes de los EE. UU. y Rusia por el
que el imperialismo occidental (EE. UU.-Europa) respetaría las fronteras
heredadas de la guerra fría en el sentido de que no se extendería la presencia
de la OTAN hasta los límites de la nueva Federación Rusa. Sabemos que ello no
se cumplió, sino justo lo contrario, en 1997 se toma la decisión, y dos años
después se ejecuta, con la ampliación de la OTAN, incorporando a Polonia,
República Checa y Hungría, estados todos que pertenecieron al ámbito anterior
del Pacto de Varsovia.

3. El 11-S signifcó una agudización de la política exterior imperialista más


agresiva por parte de los EE. UU. y, sobre todo, sus aliados más directos, los
Estados imperialistas anglosajones, comenzando por Inglaterra, y el
sometimiento paulatino de la nueva Rusia, con el pacto de control de armas
estratégicas ofensivas de 2002, la invasión de Irak en 2003, y una nueva
ampliación de la OTAN con la incorporación de más Estados antiguos “aliados”
de la URSS, en 2004, Bulgaria, Eslovenia, Estonia, Letonia, Lituania y Rumanía;
posteriormente, Albania y Croacia en 2009. En 2017, se
aprueban los procesos de adhesión en curso de Bosnia y Herzegovina, Georgia
y Macedonia (esta última con difcultades por la posición de Grecia). Y
fnalmente las futuras integraciones previstas de Finlandia, Suecia y Serbia.
Lógicamente, aquella que marca el origen del actual conficto, es la posible
incorporación de Ucrania a la UE, y por tanto, a la alianza militar imperialista
hegemonizada por los EE. UU., a la OTAN.

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4. El origen histórico de este conficto no se encuentra en las simplezas que
propagan los medios de “desinformación” de los Estados imperialistas
occidentales respecto a una supuesta “maldad” de Putin y argumentos por el
estilo. En realidad, lo que sucede es que las diferentes potencias imperialistas
mundiales (EE.UU., UE, Rusia y China) se encuentran en estos momentos
históricos -como sucede siempre- en una lucha por la hegemonía mundial,
partiendo cada una de ellas, respecto de las otras, desde una correlación de
fuerzas específca que determina sus políticas imperialistas-militares.
Comprender esto requiere especifcar la posición actual de cada una de tales
potencias.

La primera cuestión es desechar la teoría “conspiranoica” respecto a que el


mundo está dominado por una especie de élite multimillonaria que detenta el
poder económico, político y militar. La globalización económica, la
deslocalización y la migración de capitales en busca de mejores rentas no son
más que fenómenos ordinarios de la dinámica del funcionamiento del
capitalismo imperialista. Ya Lenin, en su conocido texto El imperialismo, fase
superior del capitalismo, lo explicaba, al tiempo que criticaba la posición
denominada como ultra-imperialismo. En realidad, los Estados nación
modernos, en su fase imperialista, tienen plena vigencia, y son éstos los que
deciden, en última instancia, la economía, que nunca ha sido “autónoma”, sino
política. Todos los Estados imperialistas, occidentales, orientales o del Oriente
Medio, hacen lo propio, invierten masivamente capitales en distintos Estados
de todo tipo (EE. UU. invierte en Europa, en China y Rusia, y los demás hacen lo
propio, Rusia y China, en EE. UU. y Europa, etc.), son acciones económicas de
“benefcio mutuo”, pero siempre prevalecerá, en la perspectiva de la
hegemonía mundial, la posición de fuerza de cada cual. Y cuando las
condiciones lo exijan, pasarán de unas relaciones económicas de “benefcio
mutuo” al enfrentamiento militar. Ello es consustancial con la naturaleza
inherente de las dinámicas de los Estados nación y el capitalismo en la época
moderna, y la historia de los últimos 300 años lo avalan.

5. Lo más relevante del momento histórico presente es determinar la


correlación de fuerzas entre las distintas potencias imperialistas mundiales
capaces de disputar la hegemonía mundial (EE. UU.,UE, Rusia y China); solo así
podremos conocer los elementos principales de las respectivas estrategias en
la compleja geopolítica mundial, y dentro de ésta, la propia situación del
conficto entre Rusia y Ucrania.

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El elemento más decisivo y determinante es el declive histórico de los EE. UU., y
aliados más inmediatos (el mundo anglosajón). En realidad, el imperialismo de
los EE. UU. vino a suponer una prolongación o sustitución del imperialismo de
Inglaterra, en apogeo en el siglo XIX, y ya en declive claro a principios de los
años 20 del siglo XX. Durante ese siglo, gracias a la posición obtenida por las
guerras mundiales, la guerra fría y sus guerras “locales”, realmente de
enfrentamiento estratégico con la URSS, los EE. UU. (y aliados anglosajones y
europeos) ha ganado la posición hegemónica imperialista mundial, y se ha
mantenido como primera potencia militar y económica hasta el presente. Pero,
desde los años 70 del siglo XX, a partir de la derrota norteamericana en el
Sudeste de Asia, su posición no ha dejado de conocer un proceso de declive
histórico, conociendo recientemente un último episodio con el abandono
precipitado de Afganistán.

Por tanto, comprender la cuestión del conficto de Ucrania-Rusia debe ser


enmarcado en este contexto. Efectivamente, el fondo de la controversia para
los EE.UU. no reside en “enfrentarse a la hegemonía rusa”, ello es solamente
una parte secundaria de la estrategia de poder en la política de supervivencia
como potencia imperialista dominante, el verdadero rival es la R.P. China, la
potencia imperialista en ascenso, que ya es la primera potencia mundial, desde
el punto de vista económico, y aunque aún no militarmente, pero lo será a
corto plazo, puesto que se encuentra en pleno desarrollo de la tecnología
adecuada, y de los propios armamentos, capaces y necesarios para competir y
superar a los propios de los EE.UU. (como las armas hipersónicas).

6. El conficto Rusia-Ucrania, ¿cómo explicarlo? Veamos la posición


geoestratégica de Rusia hoy y sus antecedentes. En realidad, la actual crisis
militar Rusia-Ucrania ha sido provocada por los EE.UU. y aliados anglosajones
con la fnalidad de debilitar a una potencia imperialista que se encuentra en
cierta fase de recuperación económica y militar, pero que, sobre todo, es un
“aliado estratégico” del rival principal del imperialismo occidental, China, ya
sabemos el dicho “los amigos de mis enemigos, mis enemigos son”. El
imperialismo yanki-anglosajón, si quiere sobrevivir en este siglo XXI, tiene que
debilitar a su máximo rival, que es China, comenzando por cortarle aquellos
apoyos que serán decisivos en el futuro, desde el punto de vista económico,
energético y militar, teniendo en cuenta que ya hay manifestaciones concretas
de inquietantes “acuerdos estratégicos” entre Rusia y China, por encima de sus
propias rivalidades históricas que los han enfrentado en el pasado (conficto
chino-soviético en época de Mao, sobre todo a partir de la muerte de Stalin en

52
1953, confictos “fronterizos”, y la cuestión territorial de Vladivostok, enclave
reclamado por China). A su vez, por su parte, China se manifesta en este
conficto cada vez más del lado de Rusia, por la sencilla razón de que es
plenamente consciente de la estrategia de “cerco” que EE. UU. desea someter a
China con esta “provocación militar” ruso-ucraniana.

7. La “trampa” del imperialismo anglosajón. Recordando la historia.


Históricamente, y aún más, en estos momentos en que Rusia se encuentra muy
cercada respecto al dominio territorial que heredó del imperio zarista (puesto
ya en entredicho en la historia de la época moderna por Napoleón y Hitler), el
llamado Eje Báltico-Mar Negro es sagrado para Rusia, y cualquier historiador lo
sabe, los yankis los primeros. La razón es sencilla: es completamente esencial
para el control efectivo de la soberanía territorial de Rusia. Por tanto, cualquier
política de control fronterizo que ponga en peligro esta “soberanía”, sabe
perfectamente que encontrará la posición más beligerante posible por parte de
las élites gobernantes del imperialismo ruso, les va en ello su propia
supervivencia, y lo defenderán con uñas y dientes, y armas nucleares, si hace
falta. Por tanto, la estrategia diseñada por los EE. UU. de “cercar” a Rusia por el
SE incorporando a Ucrania a la OTAN ha sido un acto “bélico” de primera
magnitud, además con pleno conocimiento de causa.

Casualmente quienes aseguraron, de forma insistente, en que Rusia


intervendría militarmente en Ucrania fue precisamente EE. UU. ¿Casualidad o
premeditación? Veamos algunos hitos de estos hechos:
La Rusia zarista de 1913. Además de los territorios de la Federación Rusa
actual, poseía: Finlandia, Letonia, Lituania, Estonia, Polonia, (gran parte),
Bielorrusia, Ucrania, Moldavia. Y en el Cáucaso norte: Georgia, Armenia y
Azerbaiyán, hasta la frontera con Turquía.

La URSS-Rusia en 1917, después de la revolución de octubre, y en particular,


después de la I GM, con el Tratado de Brest-Litovsk, en 1918, tiene que pagar el
precio de ceder poder territorial: Desde Polonia, Finlandia, Ucrania, Estados
Bálticos, pero Ucrania, (incluyendo la península de Crimea) y Bielorrusia se
integran posteriormente en la URSS. Esta situación se mantiene hasta 1984.
El derrumbe de la URSS (1989-1992). Los Estados “federados” se hacen
independientes, con todo lo que tenían dentro, tanto en industrias como en
armamento. Y Crimea se conserva en el ámbito de soberanía rusa mediante
una especie de contrato de arrendamiento.

53
8. Ucrania, como Estado nación fallido: Esta es una realidad reconocida por
cualquier analista histórico que tenga un mínimo de rigor. Efectivamente, como
es sabido, la composición etnia y cultural de las comunidades que habitan
Ucrania básicamente es: un 77,8% constituida por ucranianos étnicos
localizados esencialmente en la zona oeste; un 17,3% de población de origen
ruso, localizada en la cuenca del Donbáss, en las regiones del Este
autoproclamadas como Repúblicas Populares de Donetsk y de Luhansk, y en
Crimea, anexada a Rusia mediante “referéndum de autodeterminación” de
marzo de 2014, pero que previamente, en marzo de 1954, ésta fue “cedida” a la
RSS de Ucrania por Kruschev en “conmemoración del 300 aniversario de su
incorporación al “imperio ruso”. Después existen igualmente comunidades
minoritarias de orígenes diversos como son: rumanos y moldavos (0,8%),
bielorrusos (0,6%), tártaros (0,5%), polacos, húngaros, búlgaros, griegos,
gitanos, judíos.

Sabemos que el nacionalismo es la flosofía política del Estado nación


moderno, y que no existe ningún Estado nación que sea étnicamente puro, ni
siquiera los clásicos de origen étnico. Sencillamente, ello no es posible. Pero lo
que ha sucedido históricamente es que aquellas élites con capacidad de
dotarse de un Estado propio, incluyendo un poder militar capaz de sobrevivir a
los embates de Estados vecinos, con una población circunscrita a un territorio
determinando, solo en tales condiciones, podemos asegurar que se obtiene
con ello la capacidad de constituir un Estado nación independiente, incluyendo,
como todos, a múltiples comunidades y pueblos en su interior. Como vemos en
sus antecedentes históricos, el territorio denominado como Ucrania,
básicamente poblado por tribus eslavas en el siglo V a.n.e., comienza a
conformar un núcleo poblacional homogéneo con forma estatal monárquica,
en parte de dicho territorio, a partir del siglo VII, por el año 882, el denominado
Rus de Kiev. Cierto es que durante cientos de años, el núcleo esencial de las
comunidades eslavas asentadas en Ucrania ha sufrido numerosos procesos de
asimilación y dominación por parte de los Estados más potentes de su entorno:
desde las invasiones tártaras y cosacas, pero sobre todo, por parte de las
potencias limítrofes de Austria, Polonia y Rusia. Con la Revolución de Octubre
de 1917 se proclama la República Popular Ucraniana independiente, y su
liberación de Austria y Polonia en 1918, produciéndose una “unifcación de
varios de sus territorios” bajo el control de la recién creada URSS.
Posteriormente, la rusifcación promovida por Stalin, de 1921-1929, signifcó
una “integración forzosa” en la URSS acompañada de una muy dura represión

54
de la población originaria. Luego, con el derrumbe de la URSS en 1989, se
proclama la República independiente de Ucrania, cuestión que sucede en 1991.

Como podemos comprobar por la historia política de Ucrania, en el conjunto


del territorio determinado como tal, no ha existido una élite capaz de mantener
un poder único, sobre una base social mínimamente homogénea políticamente
capaz de integrar un Estado relativamente estable, sobre todo por el hecho de
que en su región circundante existían ya Estados nación imperialistas potentes
como Austria, Polonia y Rusia. Esa debilidad estructural ha provocado a lo largo
de la historia una fractura poblacional y cultural muy difícil de “asimilar” con los
mecanismos propios de los Estados nación modernos (una idea de “patria”,
una cultura inventada, un idioma unifcado, una educación unifcada estatal,
etc.), por el contrario, existen regiones en el territorio ucraniano con
asentamientos de comunidades de culturas diferentes unas a otras, (la
ucraniano-polaca o la ucraniano-rusa, como las más dominantes).

9. Ucrania y su importancia estratégica.

La cuestión de los recursos: el gas. En estos momentos históricos en que ya se


empiezan a notar los efectos del “cénit” del petróleo, el recurso del gas es vital
para las economías imperialistas occidentales, y Rusia tiene reservas inmensas
de este recurso energético que viene suministrando a Europa, en gran parte a
través, entre otros, del gaseoducto que atraviesa Ucrania. En particular, el que
realiza el suministro a Bielorrusia y a Polonia, pero no a Alemania, que se hace
directamente desde Rusia. Ello viene a signifcar que en el actual conficto Rusia
podría estrangular a Polonia, pero no a Alemania, lo cual es una ventaja para
no tener directamente enfrente a una verdadera potencia imperialista que
hegemoniza la dirección política y económica de Europa, y con la que
necesitará “entenderse” cuando se supere esta crisis.
La cuestión de la importancia estratégica para Rusia del control territorial del
Este. Parecía estable el orden geopolítico creado por los vencedores de la II
GM, con un potente Consejo de Seguridad formado por cinco Estados con
capacidad nuclear, EE. UU., Reino Unido, Francia, RP China y URSS. El fnal
formal de la guerra fría, y el derrumbe de la URSS en 1989 cambia por
completo este panorama.

El imperialismo occidental, sobre todo EE. UU. creen que la debilidad de la


“nueva” Rusia podría signifcar su asimilación al capitalismo occidental, y así
sucedió en décadas, hasta que las renovadas élites rusas, con Putin a la cabeza,

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y como consecuencia de cierta recuperación económica y política, con sus
enormes recursos energéticos en el curso de la crisis actual, comienza a
desplegar una nueva política (económica y militar) propia, con el
fortalecimiento del Estado e incrementando su papel imperialista nuevamente,
aprovechando que el imperialismo occidental se encuentra en una fase
avanzada de declive histórico, y contando además con el ascenso de la R.P.
China como potencia imperialista mundial, un aliado potencialmente
estratégico para Rusia (ambos dentro de los BRICS).

De estas nuevas condiciones, las “licencias” y concesiones rusas del pasado ya


no son posibles, como la “cesión” al imperialismo occidental y a la OTAN de las
republicas bálticas, o la guerra de Yugoslavia.
La crisis de Ucrania no es más que el primer paso de la recomposición
imperialista de Rusia. En ese sentido, para Rusia es esencial el control
estratégico de los territorios del este de Ucrania, pues nunca dejará su
soberanía en manos de una Ucrania que va directamente encaminada a
integrarse en la UE, y en consecuencia, en la OTAN. Crimea, Georgia y Osetia
del sur y Abjasia son los más recientes ejemplos. En el conficto bélico de 2008,
Rusia, con las autoproclamadas republicas pro-rusas de Osetia del sur y
Abjasia, a pesar de que Georgia continúa como Estado soberano
independiente, solicita la integración en la UE y la OTAN, pero sabe
perfectamente que, al igual que está sucediendo con Ucrania, su situación
estratégica en el Cáucaso le hace una zona vital para los intereses territoriales
estratégicos de Rusia, cuestión que lógicamente impedirá ese “cambio de
bando” imperialista pretendido por la élites del poder georgianas. La lección de
los Estados bálticos ya está aprendida y desde luego, muy difícilmente, la
renovada Rusia va a permitir que parte de sus “antiguos” dominios territoriales
se vayan diluyendo, incrementado el cerco del imperialismo occidental hacia
sus fronteras. Hoy se sabe que las promesas de Bush-padre a Gorbachov de
que se respetarían las fronteras vigentes en aquel momento de crisis, y que la
OTAN no estaría situada directamente en las líneas de frontera de la antigua
URSS, solo fue un “comentarios de sobremesa”. En aquellos momentos de
pérdida histórica de poder, en su fase de recomposición política y económica,
Rusia tuvo que aceptar cómo los belicistas de Clinton y Bush-hijo expandieran
la OTAN hacia el Este, hasta dejar a Moscú a tiro de misil de medio alcance.

Los hechos son los siguientes: la pretendida presencia de la OTAN (ya presente en los
Estados Bálticos, Polonia y Turquía), en Crimea, Georgia, Ucrania, y a partir de la crisis
militar actual, también con Finlandia y Suecia, signifcaría. Además el cerco total a la

56
Rusia postsoviética, en fase de recomposición imperial. Ello es claro y evidente, y
Rusia está en la obligación de no ceder un palmo más de sus intereses territoriales
estratégicos si quiere ser uno de los baluartes imperialistas de este siglo, XXI, y tiene
condiciones para ello.

10. La fnalidad del imperialismo de los EE. UU. en la crisis ucraniana.


Desde la década de los 90 del siglo XX, en que la URSS se encuentra en una fase
de “desguace”, el imperialismo occidental, sobre todo EE.UU. (con sus aliados
anglosajones), y Alemania, desde un punto de vista estratégico, aprovecharon
aquellos momentos de debilidad de las élites mandantes en la antigua URSS
para arrebatarle condiciones materiales de su potencial económico y militar, y
que su papel de “rival” esencial desde la II Guerra Mundial, desapareciera en las
lucha por la hegemonía mundial. Pero hoy la situación ha cambiado
sustancialmente, Rusia se confrma como una potencia imperialista, económica
y militarmente capaz de disputar, junto con China, la hegemonía mundial. Por
lo tanto, debilitar a Rusia, cercarla militarmente con la OTAN es más parte de la
estrategia de debilitar a China, el verdadero rival por el poder mundial de este
siglo. Rusia, no solamente es Europa, es Asia, es la antesala de China y el
Pacifco (Corea, Japón, India, Australia, etc.).

Para el imperio de los EE. UU. y sus aliados anglosajones, y resto de Europa, en
fase de declive histórico, el enemigo principal es la R.P. China, y la crisis
provocada en Ucrania no es más que un proyecto de debilitamiento de los
posibles apoyos que pueda tener China en un futuro. China tiene la hegemonía
económica mundial, pero no la militar. En un enfrentamiento bélico con el
imperio occidental, todavía saldría perdiendo, salvo que cuente con una Rusia
modernizada económica y militarmente, y eso se pretende impedir.
Los EE. UU. saben perfectamente que mantener el inmenso ejército que tiene
desplegado por todo el mundo es algo insostenible en el tiempo, su elevado
coste lo hace inviable, cuestión que ni Rusia ni China poseen, pero tampoco
sufren ese tremendo gasto. Justamente por ello, los EE. UU. vienen aplicando la
política del “caos sostenible” sobre todo en Oriente Medio (Afganistán, Irak,
Siria, Libia, Egipto, etc.), cuya fnalidad es crear el caos en tales territorios,
arrebatárselos a la esfera de infuencia de Rusia, para luego abandonarlos, en
tal situación de crisis y debilidad, que sus fuerzas armadas puedan entrar y
salir de los territorios devastados cuando lo deseen.

Pero persisten dos problemas geoestratégicos: el papel histórico de Israel,


como bastión del imperialismo occidental en la región, y Arabia Saudita y

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Turquía, como “aliados estratégicos” bastante incómodos, y todo ello, con la
disputa interimperialista en la zona, con Irán, potencia militar considerable, con
posibilidades de armas nucleares, y aliada de Rusia. En este contexto, una
Rusia “herida”, acorralada, debilitada puede ser muy peligroso para los
intereses del imperialismo occidental en Oriente Medio, pues podría incentivar
una acción militar anti-occidental a través de Irán, o incluso en el eje Canarias-
Sahara Sahel, o más al sur del continente africano, como Malí, donde Rusia
tiene tropas mercenarias (grupo Wagner) haciéndole la competencia a las
propias neocolonialistas francesas en la región. De hecho, se están
produciendo movimientos “políticos” por agentes de la región, como
Marruecos o Israel. El primero, se abstuvo de condenar la agresión miliar de
Rusia a Ucrania en la votación promovida por EE. UU. en la Asamblea de N.U.
de la ONU del 3-3-22, y que no tenía más sentido que enviar un mensaje a
Moscú de “neutralidad”, en un cálculo estratégico que pasa por reconocer la
importancia de Rusia en la región, su papel de sostenedor militar de Argelia, y
agente con el que contar en la resolución defnitiva del conficto del Sahara. De
hecho, Argelia ha comenzado unas arriesgadas operaciones militares con fuego
real cerca de la frontera con Marruecos en un claro aviso de que si las cosas se
ponen agudas en el conficto europeo, Rusia apoyaría militarmente un
escenario militar en el Sahara en el que Argelia podría, en unos momentos en
que cuenta claramente con superioridad militar frente a Marruecos, proceder a
la ocupación militar del Sahara, o incluso, entrar en guerra abierta con
Marruecos. Respecto del segundo actor, Israel, conocedor de su antagonismo
con Irán, no dudaría en hacer desaparecer del mapa a esa potencia nuclear, si
tuviera las armas para ello, y Rusia se las proporcionaría en cuestión de pocos
días si las condiciones históricas fueran lo sufcientemente críticas para su
justifcación. Ese es el motivo de que Israel fuese precipitadamente a Moscú, en
medio de la presente crisis de Ucrania, para “ofrecerse” como intermediario en
el conficto.

Por otra parte, queda la posición de la RP China, el gran “rival” del imperialismo
occidental y la verdadera razón de la provocación yanki sobre Rusia en el
contencioso de Ucrania. Estratégicamente China es perfecta conocedora del
plan Biden. China viene estudiando con mucha paciencia la situación pues sabe
que el interés occidental es justamente cercar a la R.P. China en su expansión
económica, política y militar, fnalmente, cuando reúna las condiciones para
ello, y sabe también que Rusia es un aliado estratégico, a pesar de sus
“diferencias” en el pasado. China es una frontera “segura” para Rusia por el
Oeste, pero también lo es Rusia para China por el Este. Y esto es decisivo.

58
Además Rusia posee recursos estratégicos para China, a pesar de las enormes
infraestructuras que deberán crearse, pero estamos ya en una nueva época
histórica en que grandes cambios se avecinan para todos los actores, sobre
todo para Rusia y Europa que tendrán que modifcar profundamente sus
actuales estructuras de provisión de recursos energéticos. Pero es más, la R. P.
China tiene su zona de expansión imperialista de primer orden en sudeste
asiático y en el pacífco, pero antes debe resolver los contenciosos de Corea y
de Taiwán. Y, desde luego, una rotura como la provocada en Ucrania (como
efecto mariposa), puede tener resultados de “tormenta” en toda Asia. Los
planes de rearme japonés, australianos, coreanos del sur, India (azuzada por su
anterior imperio colonial, Inglaterra), ya están en marcha. La R. P. China ha
pasado de sostener una especie de neutralidad sobre la crisis de Ucrania, a
manifestar claramente una posición de apoyo a Rusia, acusando directamente
a la OTAN y al imperialismo occidental de la responsabilidad sobre los
acontecimientos de Ucrania.

11. Los intereses de los EE. UU. y los de Europa, el papel de Alemania.
Después de la II Guerra Mundial, la potencia imperialista principal del “Eje”,
Alemania, cuyos intentos de dominar Europa le vienen desde el momento en
que se constituye como Estado nación en el siglo XIX, en que empieza a
competir con Inglaterra, en franco retroceso histórico como primera potencia
imperialista mundial. Alemania quedó en una situación de derrota aún más
humillante con las reparaciones de guerra acordadas en el Tratado de Versalles
después de perder la I Guerra Mundial, en 1919. Después de la II Guerra
Mundial, Alemania quedó dividida entre los dos bloques imperialistas que
iniciarían inmediatamente la guerra fría, el bloque encabezado por EE. UU., y el
bloque “socialista”, encabezado por la URSS. Como es conocido, en 1989, con el
derrumbe de la URSS se inicia un proceso de recomposición de Alemania, de
tal forma que ésta se convierte en la primera potencia económica europea,
promotora de la unión europea y con las aspiraciones, de nuevo, de
convertirse, mediante la base política y económica de Europa, ahora
incrementada, en una renovada potencia imperialista mundial, para lo cual
necesita desembarazarse de la presión dominante del bloque imperial EE.UU. y
aliados anglosajones (Inglaterra, Canadá, Australia, Sudáfrica). Razones
estratégicas de todo orden aconsejan a la “nueva Alemania”, a conformar una
alianza estratégica con Rusia, pues ésta ofrece la resolución de muchas de sus
carencias “históricas”. Rusia tiene las fuentes de materias primas más grandes
del planeta en su inmenso territorio, que son totalmente necesarias para el
desarrollo económico de Alemania (y Europa). Rusia es, además, la potencia

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nuclear más importante, y Alemania no tiene armas nucleares, y Rusia puede
servir de “fel escudero” siempre y cuando sea capaz Alemania de domesticar a
ese “oso”, ofreciéndole lo que más quiere Rusia, sentirse parte histórica de
Europa y de su propio proyecto imperial. En realidad, ¿la situación en Ucrania
perjudica tales proyectos? No está claro. Rusia no ha dejado de suministrar gas
a Alemania, a pesar de la crisis, de las condenas y de la ayuda militar alemana,
también a Ucrania. Lo decisivo es que Alemania ha declarado, a raíz de la crisis
de Ucrania, que se va a rearmar militarmente y así, el Canciller Olaf Scholz,
declara la decisión de aprobar un crédito de 100 mil millones de euros para
dotar unas modernas Fuerzas Armadas alemanas, al modo de cómo ya lo había
hecho Hitler en 1933, y que justamente creó las condiciones del inicio de la II
Guerra Mundial. Lógicamente este será solo el primer paso, que seguirá
Francia, el otro gran socio de un renovado imperialismo europeo, que ya lo ha
declarado, y que serán seguidos de Italia y España. Eso signifcará un rearme
de todos los Estados nación imperialistas europeos, por su propia cuenta, y su
previsible posterior integración en una “unidad militar europea”, al margen de
la OTAN.
Todo ello nos indica que la crisis de Ucrania signifcará una aceleración de la
historia, de tal forma que los proyectos estratégicos de dominio imperial
europeos que se encontraban estancados por razones de tipo económico,
coronavirus incluido, verán un impulso incontenible, gracias a que las
necesidades bélicas se ponen en primer lugar en la agenda política a fn de
defenderse de la política militar de la Rusia de Putin.

12. Las evidencias. Lo que parece evidente es que, de la crisis de Ucrania,


todos los Estados imperialistas de primer orden (EE. UU., Rusia, la UE y China),
como los de segundo orden (Brasil India, Sudáfrica, Corea del Sur, Japón,
Australia, Nueva Zelanda, Canadá), e incluso los de tercer orden (Turquía,
Arabia Saudita, Pakistán, Israel, etc.), verán una oportunidad de oro de
recomponer sus posiciones de poder. Pero esto es un juego de la teoría de
suma cero, de tal forma que lo que ganan unos, lo pierden otros. Y en esto
reside lo esencial del asunto geopolítico: aquellos que posean las mejores
condiciones político-económicas, y especialmente militares, son los llamados a
ganar. En el corto plazo, el imperialismo yanki y sus aliados anglosajones, luego
los imperialistas europeos, encabezados por Alemania, en tercer lugar, la
propia Rusia, que decantará a su favor aliados estratégicos algo titubeantes
como China. Pero será al fnal China la que tenga las mejores condiciones para
vencer en la lucha por la hegemonía mundial del siglo XXI. Su economía es la
más potente pues existe el hecho incontrovertible que sustentada sobre la

60
base de la esclavitud y de explotación de sus comunidades y de los pueblos del
mundo en que tienen inversiones de capital, ya es la primera del mundo, su
sistema político de dictadura de partido único es estable y es la envidia de las
élites del poder mundial.
13. La posición revolucionaria. Es una evidencia histórica que las guerras son
el origen de los Estados, y en la época de la modernidad, el origen de los
Estados nación, así viene sucediendo desde el siglo XVII. Primero surgen los
Estados nación modernos y luego, sobre la base de sus respectivos potenciales
militares, las potencias imperialistas. La guerra revolucionaria es una excepción
en los últimos 300 años. De hecho, de tales procesos revolucionarios, con
fundamento también en las acciones militares, cuando han tenido éxito,
paradójicamente han fnalizado constituyendo también Estados nación, y en su
desarrollo dinámico histórico, han devenido en potencias imperialistas tan
dictatoriales o agresivas, o más, que las propias de origen en un Estado nación
liberal: tales son los casos de Rusia y China.
Siendo esto cierto, no cabe duda de que también de las experiencias históricas
debemos aprender estrategias y tácticas que en su momento, de forma
transitoria, fueron correctas. Es en este sentido en que debemos estudiar la
posición de la izquierda ante las perspectivas de la I Guerra Mundial, en
particular la lucha de líneas en el seno del infuyente y poderoso PSD de Rosa
Luxemburgo, Karl Liebknecht, y en particular la posición de Lenin, que se
enfrenta tanto a Plejanov como a Trotsky. En 1914, el grupo parlamentario
socialdemócrata alemán vota el presupuesto de incremento del armamento
para la guerra, es decir, la representación de la ideología socialista, “defensora
de la clase obrera”, votaba junto a la burguesía alemana para fnanciar una
guerra imperialista de agresión. Ello signifcó la bancarrota defnitiva de la II
Internacional, y el hundimiento de una organización política de izquierdas que
tenia más de un millón de miembros, 40 diarios, universidades, publicaciones,
bibliotecas, y una base de electores en torno a los cuatro millones. Pero es que,
además, ello sucede en todos los partidos hermanos europeos, en que los
socialistas se hacen patriotas, salvo el caso serbio y el bolchevique
(inicialmente, en la posición de Lenin). En Alemania, dentro del PSD, la
oposición la sostiene Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht, cuestión que les
costará posteriormente sus propias vidas. Esta oposición la encabezan con la
consigna, tan justa como revolucionaria: “el enemigo principal está en nuestro
propio país”. En Rusia, Lenin está completamente de acuerdo con la postura de
Rosa y Karl, y los diputados bolcheviques votan en contra de los presupuestos
de guerra. Ya en el exilio Lenin precisa la posición bolchevique como
“derrotismo revolucionario”, que vendrá a signifcar la defnición del gobierno

61
de cada país como “el enemigo de su propio pueblo”, planteando, en
consecuencia, la necesidad de crear una nueva Internacional, y
estratégicamente defender la política de “transformar la guerra en guerra civil”.
Esa es una posición revolucionaria y correcta. Lenin se enfrenta además con la
posición “timorata” (así la califcó) de Trotsky, mayoritaria en el partido en
aquellos momentos aún (El Manifesto de la Conferencia) y su tesis de
“rechazar el derrotismo revolucionario y abogar por una paz sin anexiones ni
indemnizaciones”. La posición de Lenin era dialéctica y muy acertada, como
luego se mostraría en la historia con la toma del poder bolchevique en 1917:
combinar el derrotismo respecto de la política militarista del Estado, con la
lucha por la paz, mediante la guerra civil y la revolución, movilizando al pueblo
para derribar el poder del Estado. Otra cuestión diferente es que el concepto
mismo de revolución en Lenin, como posteriormente en Mao, no fuera tan
diferente al modelo del imaginario moderno social que se inicia con la
Revolución Francesa de 1789, y que degenerara rápidamente en un modelo de
Estado nación de capitalismo burocrático y de orden político dictatorial.

Lamentablemente, el momento político e histórico actual es el que es. A la


crisis de Ucrania, y la mundial, que ya está en curso, difícilmente se le pueda
oponer una política acertada como la de Lenin de principios del siglo XX,
sencillamente porque no existe un movimiento político revolucionario capaz de
promoverlo e imponerlo en todos los frentes de lucha civil y militar.
Únicamente, hoy, podemos hacer referencia a la estrategia puesta en práctica
por el movimiento popular de liberación del Kurdistán, bajo la dirección del
PKK, y su líder, aún encarcelado Abdullah Öcalan (condenado criminalmente a
cadena perpetua en la isla de Imrali desde 1999). La guerra inter-imperialista
de Siria iniciada en 2011 signifcó un ejemplo revolucionario al mundo ofrecido
por parte de la estrategia político-militar de las fuerzas populares dirigidas por
el PKK en las zonas de presencia kurda, como la conocida revolución de Rojava,
creando la región autónoma del Norte y Este de Siria y sus siete cantones con
un amplio autogobierno de democracia directa en toda la Siria septentrional:
Afrin, Jazira, Manjib, Eufrates, Raqqa, Taqba, y Deir ez-Zor. El pueblo kurdo en
armas, con las fuerzas populares militares de autodefensa YPG e YPJ, se
enfrentaron con éxito, combinando la guerra contra los enemigos fascistas e
imperialistas del Estado Islámico, con la revolución, haciendo realidad la tesis
de combinar la guerra popular revolucionaria, con la guerra contra las fuerzas
militares fascistas invasoras, creando, al mismo tiempo, un poder popular
revolucionario de democracia directa en los territorios liberados.

62
En la actual crisis de Ucrania, la verdad ha de imponerse por si misma, con
independencia de sus resultados. Y si hoy es de menester unas consignas,
éstas han de ser:
1º Respecto a la guerra en sí, promover el derrotismo revolucionario en los
propios Estados nación, impulsando la revolución mediante la movilización
popular del pueblo en armas.
2º. El impulso de la revolución ha de signifcar la conquista de una autentica
soberanía popular sobre la base de la democracia directa, ejercida mediante
asambleas omnisoberanas, que garanticen la verdadera libertad, basada en la
vida comunal, la economía comunal, la libertad de conciencia y la cultura
popular revolucionaria.
3º Es evidente que tales propósitos no son viables en estos momentos si antes
no se constituye un auténtico movimiento revolucionario de nuevo tipo,
integral, que sea capaz de reunir a los que verdaderamente optan por una
salida verdaderamente revolucionaria frente al caos que se avecina, en el
Estado español, y en todo el mundo.

K.Luckas

Notas y artículos de interés.

-Félix Rodrigo Mora. Comunicado contra la guerra entre los estados de Rusia y
Ucrania
-Antonio Hidalgo Diego. Guerra en Ucrania: cambio en la geopolíticamundial
-Público. La mediación de Israel no consigue resolver la crisis de Ucrania
-ABC. El día en que Kruschev regaló la península de Crimea a Ucrania DW.
Alemania invertirá un fondo especial de 100.000 millones de euros en defensa.
-Prensa Obrera. Los bolcheviques y la Primera Guerra Mundial
-El País. El presidente de China, Xi Jinping, pide “contención máxima”en Ucrania
para evitar que la situación quede “fuera de control”
-El País. China insiste en culpar a EE UU y la OTAN de la guerra en Ucrania.
-ECSAHARAUI. Guerra Rusia-Ucrania: El petróleo acaricia su máximo de 2008 y
el gas sobrepasa la barrera de los 300 euros.
-NIUS-. Los dilemas de Marruecos ante la guerra en Ucrania.
-La Razón. Expertos militares franceses sitúan a Canarias en el “eje de fricción”
entre España y Marruecos
-UFVdu. La Crisis de Ucrania - Florentino Portero

63
-The New York Times. ¿Qué pasaría en la economía global si Rusia invade
Ucrania?
-El Confdencial. Slavoj Zizek. 'iGoodbye Lenin'i en Ucrania:
aceptadlo,izquierdistas, Putin es un nacionalista conservador.
-ESglobal. El Donbás y la geopolítica defensiva de Rusia.
-Negocios TV. Bernardo Navazo: "A Estados Unidos no le interesa Ucrania"
-Diego Ruzzain. Rusia VS OTAN con Santiago Armesilla.
-Canal YT Santiago Armesilla. Conficto entre UCRANIA, RUSIA y la OTAN:
Análisis actualizado.
-Historia Geopolítica. La Guerra en Ucrania podría tener consecuencias
globales | -Canal 1. Discurso premonitorio de Vladimir Putin ya advertía de las
razones de Rusia para atacar a Ucrania.
-El Bosquejo, Programa 10: Geopolítica en Ucrania, con el Equipo de redacción
de Amor y falcata.
-Enrique de Vicente. Coronel Pedro Baños: Ucrania, El Poder y la manipulación.
-Negocios TV. Biden y occidente han tirado un Boomerang que les acaba de
impactar en el rostro económico.
-RNE. Dezcallar, CNI: "Putin tiene razones pero no razón"
-El País. Los mapas del inicio de la guerra en Ucrania: la ofensiva rusa hasta el
28 de febrero.
-Portal Libertario OACA. No queremos sus guerras, pero el militarismo es la
base del sistema actual.
-Swissino.ch, Australia aumentará sus fuerzas militares en casi un tercio
-El Confdencial. La lección más amarga sobre Ucrania es que Kim Jong-il tenía
razón.
-Política Exterior. Francia-Alemania: un eje crucial pero sin ritmo.
-Política Exterior. Sanciones europeas: mitos y realidades.
-Política Exterior. La nueva Rusia y la ampliación de la OTAN
-Política Exterior. Agenda Exterior: ¿nos equivocamos al dialogar con Putin?
-Política Exterior. El lugar de Rusia en el mundo
-Política Exterior. Rusia siempre quiso la guerra

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domingo, 10 de abril de 2022

CARTA ABIERTA A PABLO IGLESIAS, DE MARGA MEDIAVILLA (HABAS


CONTADAS)

A Pablo Iglesias no hace falta presentarle, todo el mundo sabe quién es el


exsecretario general del partido Podemos y exvicepresidente segundo y
ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030 del Gobierno de España entre
2020 y 2021. Pero poca gente sabe quién es la persona que le dirige esta carta
abierta, Margarita Mediavilla: licenciada en Ciencias Físicas y doctora por la
Universidad de Valladolid, actualmente es profesora titular en el Departamento
de Ingeniería de Sistemas y Automática de la Escuela de Ingenierías
Industriales de esta misma Universidad. Sus líneas de investigación se
centraron en la ingeniería de control y la robótica hasta el año 2003, en que
orienta su investigación hacia la energía y la sostenibilidad. Desde el año 2008
sus líneas de investigación se centran en la Dinámica de Sistemas aplicada a
modelos energía-economía-medio ambiente (WoLiM, MEDEAS) y al estudio de
la transición hacia las energías renovables en el contexto del agotamiento de
los recursos fósiles y cambio climático. Desde el año 2016 trabaja en el
proyecto europeo MEDEAS (http://www.medeas.eu/), cuyo objetivo es la
creación de una nueva herramienta para la toma de decisiones en la transición
de la Unión Europea hacia un sistema energético sostenible. Participa en
publicaciones y foros de debate como el blog Ultima Llamada
(http://www.eldiario.es/ultima-llamada/), la Revista 15/1515 (https://www.15-
15-15.org/webzine/es/) y el Foro Transiciones (http://forotransiciones.org/), así
como en movimientos de fomento de la soberanía alimentaria y el consumo
ecológico (Ecogermen http://ecogermen.com/) y en Ecologistas en Acción. Sus
artículos de divulgación y publicaciones no académicas se recogen en su blog
Habas Contadas https://contadashabas.wordpress.com/.

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Reproduzco aquí su carta porque en ella Margarita da en el clavo de un debate
hasta ahora evitado por las izquierdas, a las que pienso les va a salir muy caro
su acrítico seguidismo pseudocientífco, más bien político, al rebufo de la
verdad corporativa del Estado y de la todopoderosa industria farmacéutica.
Aunque se tarde un tiempo, no podrán evitar los juicios y condenas
pendientes, menos aún el debate pendiente, a partir de datos realmente
científcos. Se tardará, pero no podrán ocultar el manoseo informativo que
logró adocenar sumisamente a la sociedad española, la más sumisa de toda
Europa, incapaz de exigir de sus gobernantes una información realmente
científca y no pura propaganda. Este es el texto de la carta, publicada el
pasado 5 de Abril en su blog "Habas Contadas":

Estimado Pablo,

Hace unos meses pude ver aquella entrevista tuya en la que arremetías con enorme
beligerancia contra quienes han optado por no inyectarse las vacunas covid y
defendías la vacunación obligatoria. Me sorprendió enormemente, más que tu
mensaje en sí, la vehemencia y seguridad con que hablabas de una medida que, en
aquellos momentos, se me antojaba, como mínimo, inmensamente compleja y
espinosa.

He de reconocer que la lógica que exponías en tu discurso era clara como el agua y
perfectamente coherente. Decías, más o menos, algo así: “si es cierto que las
vacunas son la única solución conocida a una enfermedad que está saturando las
unidades de cuidados intensivos, es lógico que sean obligatorias para poder
proteger a las personas más débiles que necesitarán el cuidado hospitalario”.

Tu razonamiento es lógicamente perfecto. Se basa en valores de solidaridad,


cohesión social y cuidado de los más débiles que suscribo completamente. Pero la
lógica y los valores sólo son instrumentos útiles cuando se basan en premisas
verdaderas. La lógica necesita del empirismo. Sin ese cuidadoso análisis de los
datos que nos permite acercarnos lo más honestamente posible a la realidad, la
lógica se convierte en entelequia manipulable y capaz de llevarnos a las mayores
aberraciones.

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Tampoco los valores altruistas sirven para mucho cuando son conducidos
ciegamente. No deberíamos olvidar la cantidad de veces que valores como el
“compromiso social” el “amor a la patria” y la “caridad cristiana” han sido
utilizados a lo largo de nuestra historia para quemar herejes, fusilar ilustrados o
enterrar vecinos en las cunetas.

Y me temo, Pablo, que ese razonamiento tuyo tan impecable estaba basado en tres
premisas cuya veracidad, a estas alturas, no sé si todavía eres capaz de sostener:
que las vacunas eran la única solución y que son seguras y efcaces. Porque
imaginemos, por ejemplo, que los datos confrmasen algo que en estos momentos
todavía suena bastante “conspiranoico”, pero quizá algún día se convierta en la
versión ofcial (como tantas otras cosas que han cambiado de bando estos meses):
que las vacunas tienen muchísimos efectos adversos y, aunque reducen muertes
por covid, causan más ingresos en UCI de los que evitan. Si esta suposición que
ahora parece “rocambolesca” se confrmase, Pablo, tu clara y coherente lógica se
volvería contra ti y te acusaría de ese crimen que ves en los otros: de la muerte de
los más débiles, no tanto por egoísmo, como por inconsciencia.

¿Cuál es la diferencia entre la lógica del ideal solidario y la lógica de la barbaridad


extrema? Ninguna. Lo que separa la barbaridad del heroísmo es la conciencia, la
sensibilidad ante la realidad, la visión libre de dogmas y prejuicios.

Y bien… ¿qué nos dice la realidad? Para saberlo es preciso revisar los datos, todos
los datos, no solo aquellos que aparecen en los medios de comunicación de masas,
que sabemos bien (y tú más que nadie, Pablo) a quién pertenecen.

No soy experta en biología, ni médico ni epidemióloga, pero mi trabajo consiste en


revisar y analizar cientos de estudios científcos. A mediados de 2020 empecé a
analizar estudios sobre esta enfermedad que estaba condicionando tantísimo
nuestras vidas y tropecé con un aspecto especialmente insidioso: los ensayos
clínicos de los tratamientos precoces. A la luz de los datos que empezaron a
destapar notables médicos y científcos de todo el mundo (y que me tomé el trabajo
de revisar desde las fuentes originales, cosa que pocas personas hacen) la brillante
narrativa ofcial del “seguras, efcaces e imprescindibles” se empezó a hacer añicos
en mi mente.

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No voy a explicar los estudios que me llevaron a dudar en un primer momento y a
confrmar, más adelante, que el discurso ofcial estaba lleno de peligrosísimas
verdades a medias, porque convertiría esta carta en un texto ilegible, pero, para
quien quiera tomarse el trabajo de revisarlos, he escrito varios posts[1] y existen
buenas recopilaciones[2]. A estas alturas, quien quiere abrir los ojos, puede ver que
hay millones de datos que muestran que el discurso ofcial sobre la covid y las
vacunas ha estado lleno hasta arriba de inconsistencias.

Existen pocas personas en este mundo con conocimientos científcos sufcientes


para juzgar si, como afrman los doctores de la FLCCC, se conocen ya más de una
docena de tratamientos precoces cuya efcacia es superior a la de las vacunas y
cuyo uso podría haber salvado millones de vidas; o si, como afrman los doctores
Peter McCullough, Tess Lawrie, Luc Montagnier o Robert Malone, las vacunas covid
son las inyecciones más tóxicas de la historia de la medicina[3]. Pero lo que sí tengo
conocimientos sufciente para juzgar (tanto yo como cualquier persona que lea
inglés, tenga una formación mínima y se tome la molestia), es que existe una
cantidad inmensa de información científca sólida y enormemente relevante para la
vida de millones de personas que debería hacer sido debatida extensamente en los
medios de comunicación, en los parlamentos y en todo tipo de organizaciones
sociales y, durante dos años, ha sido marginada, silenciada, censurada…y, lo que es
peor, autocensurada.

A pesar de que la pandemia ha salido súbitamente del foco de atención mediático


(o quizá, precisamente, por ello) es de una importancia extrema que la sociedad
preste atención a las cicatrices que estos dos años han dejado en el tejido social.
Creo que no exageran quienes dicen que 2020 dio paso una nueva época histórica
con unas tendencias políticas extremadamente preocupantes que algunos llaman
“globalismo”.

No creo que lo que estamos viendo estos años sea la manipulación “de siempre”,
como me decís muchos amigos y amigas a quienes intento explicar (inútilmente) la
imperiosa necesidad de que vuestras organizaciones reaccionen. Y lo creo, no sólo
porque la cantidad de información ocultada es varios órdenes de magnitud mayor,
sino porque se ha establecido un peligroso precedente que podríamos llamar “la

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excepción sanitaria”: el miedo a criticar la ofcialidad en cuestiones relacionadas
con la salud.

Personas y organizaciones que durante décadas habéis sacado a la luz numerosas


corrupciones empresariales y gubernamentales, estáis teniendo unos reparos
ridículos a la hora de investigar la corrupción farmacéutica que ha acompañado a
la pandemia, porque, decís “no ser expertos en medicina”. Es cierto que la
avalancha informativa es inmensa y es lógico que nos sintamos incapaces de
distinguir la realidad de la falsedad, pero ¿no podemos siquiera exigir a las
autoridades sanitarias que nos expliquen bien los datos y promuevan debates
públicos entre científcos sin confictos de intereses? ¿Tan peligroso es dejar debatir
públicamente a todas esas personas a las que se ha silenciado y marginado por ser
“antivacunas”? Peligroso…¿para quién?

Podríamos debatir, pero no lo hacemos, porque la manipulación mediática no sólo


ha crecido en magnitud sino en calidad. Los medios de incomunicación de masas
han trabajado extensamente los prejuicios y han conseguido que la izquierda y
gran parte de sus mentes más lúcidas renuncien voluntariamente a saber.
¿Veremos dentro de unos años cómo a la “excepción sanitaria” se suma la
“excepción ecológica”, la “excepción política”, o la “excepción tecnológica” y nos
acostumbramos a ver con malos ojos el pensamiento crítico y el tener opiniones
disidentes de las versiones ofciales en todo?

La ausencia de debates reales sobre este tema ha hecho extremadamente difícil


informarse, pero los datos están ahí para quien se tome el trabajo de revisarlos. Lo
malo es que revisar los datos no sólo requiere tiempo, también requiere humildad,
porque es frecuente que los datos nos digan que todo aquello en lo que creíamos es
mentira. Quizá por eso este país ha sido el menos crítico con las vacunas de
Europa: nunca hemos sido muy dados a la humildad ni tampoco al empirismo.

Es mucho más sencillo y agradable “crearse una opinión” a través de las


“narrativas” que se nos ofrecen, y durante estos dos años se han utilizado
narrativas muy hermosas. Se nos habló de la necesidad de contar con “un estado
fuerte que imponga medidas orientadas al bien común”. Esta es una narrativa muy
del gusto de la gente de izquierda por todos esos valores “socialistas” del

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compromiso, la responsabilidad, el esfuerzo colectivo, la sanidad pública, etc. Ha
sido también una narrativa “ecologista”, al asociarse la pérdida de biodiversidad
con las pandemias e incluso “feminista” por el empleo de la palabra “cuidados”.

Pero, si los insidiosos datos empiezan a hablar, quizá nos demos cuenta de que la
preciosa narrativa no era más que un vulgar cuento y no ha habido estados fuertes
protegiendo el bien común sino algo mucho más parecido a lo de siempre:
gobiernos que actúan al dictado de los grandes fondos de inversión internacionales
con los que estamos endeudados hasta las cejas.

He visto que la cuna del hombre la mecen con cuentos, que los gritos de angustia
del hombre los ahogan con cuentos, que el llanto del hombre lo taponan con
cuentos, que los huesos del hombre los entierran con cuentos …decía León Felipe

Aquellos que nos decimos de izquierda ¿queremos ver la realidad o preferimos


cuentos “socialistas, ecologistas y feministas” porque nos han enseñado que criticar
las vacunas es “hacer el juego a la ultraderecha”? Porque… ¿quién nos ha enseñado
que los antivacunas son de ultraderecha… quizá los mismos que nos enseñaron
que la creación de las vacunas de ARNm fue el más fabuloso ejercicio de la ciencia
de todos los tiempos mientras escribían en la letra pequeña del artículo que sirvió
para su autorización que había el mismo número de muertes en el grupo placebo
que el vacunado y no se podía demostrar que redujeran la mortandad [4]?

El gobierno español participó hace unas semanas en la primera reunión del órgano
intergubernamental encargado de la negociación de un acuerdo internacional
vinculante sobre prevención, preparación y respuesta ante pandemias promovido
por la OMS. ¿Dónde están todas las organizaciones sociales que se opusieron hace
años tan activamente a otros acuerdos internacionales como el TTIP? ¿Van a
investigar qué se está negociando en este nuevo tratado internacional? ¿No es muy
probable que, como otros tratados internacionales, esté dirigido por intereses
corporativos y destinado poner los benefcios de las grandes empresas por delante
de las políticas estatales y la vida de las personas?

¿Por qué ahora no hay reacción del movimiento alterglobalización ante un tratado
dirigido por una institución fnanciada ampliamente por multinacionales
farmacéuticas y fundaciones como la de Bill y Melinda Gates? ¿No es un poco

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vergonzante que la única oposición a esta oleada globalizadora venga de los
sectores ultranacionalistas mientras la izquierda alterglobalizacion se alinea con
instituciones internacionales que hace muchos años dejaron de estar controladas
por los gobiernos democráticos?

El mundo se ha vuelto mucho más complicado desde marzo de 2020. El tradicional


eje derecha-liberal versus izquierda-socialdemócrata partidaria del estado se ha
roto. Estamos viendo un panorama mucho más complejo de estados permeados
por los intereses corporativos, derechas nacionalistas opuestas al globalismo y
clases populares sufriendo los intereses de ambos. A todo ello se suma el choque
contra los límites planetarios y un más que probable aumento del autoritarismo de
tintes “ecofascistas”. La izquierda debe saber posicionarse en este nuevo panorama
y ofrecer alternativas para este mundo tan complejo y no caer en la trampa de
todas esas narrativas-cuento con las que la poderosa industria mediática digital
nos está intentando adormecer.

Publicada originalmente en Diario 16

[1]https://contadashabas.wordpress.com/2021/12/09/dinamicas-incubadas-en-un-ano-de-
pandemia-que-deberian-preocupar-al-mundo-ecologista/

https://contadashabas.wordpress.com/2021/02/09/evidencias-y-noticias-sobre-la-
ivermectina/

[2]https://contadashabas.wordpress.com/2021/10/24/la-pandemia-desde-otros-angulos-si-
se-nos-permite/

https://covid19criticalcare.com/

https://bird-group.org/ https://worldcouncilforhealth.org/

https://c19early.com/

[3]https://tv.gab.com/channel/endtimeevangelist/view/dr-peter-mccullough-vax-most-
lethal-61f2de345eb4cb218eb03ed7

[4] Este dato fue presentado por el doctor Joan Ramón Laporte en el Congreso de los
Diputados https://odysee.com/@Ant%C3%ADtesis:5/Joan-Ramon-Laporte-congreso y puede
revisarse en el material suplementario de este artículo (tabla S4)
https://www.nejm.org/doi/suppl/10.1056/NE

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domingo, 17 de abril de 2022

¿POR QUÉ LAS IZQUIERDAS ESTÁN CONDENADAS A PERDER SIEMPRE,


INCLUSO CUANDO GOBIERNAN?

La trampa-contradicción entre teoría y práctica (éthica y moral)

Lo resumiré con una explicación sencilla tomada, hasta donde es posible, al


margen de la infoxicación totalitaria que promueve la propaganda del
conocimiento paracientífco dominante, cuya confusa, deliberada e implícita
complejidad esconde, la mayor parte de las veces, aquello que es obvio y que,
precisamente por serlo, pasa desapercibido. Ësta es mi respuesta: porque las
izquierdas, desde sus orígenes, comparten con las derechas el mismo culto por
la Propiedad y la Jerarquía, modernamente actualizadas como Capitalismo y
Estado. Siendo así, quienes ocupan la realidad, gracias al poder real que
proviene de la alianza propiedad/estado (o sea las derechas), tienen todas las
bazas para ganar siempre, incluso cuando temporalmente no gobiernan.
Acabo de leer el último libro de Heleno Saña, esclarecedor como todos los
suyos, dedicado a refexionar sobre la dualidad humana, esa constitución del
ser que le permite consciencia de sí, de su propio y libre comportamiento en

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sociedad; ética y moral, teoría y práctica o costumbre, del ethos o del “ser”
social propiamente humano, una dualidad que le permite optar entre obrar
bien o mal, no como categorías abstractas, sino como concreto
comportamiento social/antisocial, donde las fnalidades de individuo y
sociedad se identifcan. Y aquí reside el nudo gordiano que explica la
enfermedad, la esquizofrenía, que padecen las izquierdas, como la autista
comodidad de las derechas en un mundo construido a su medida.

Urge desvelar esta perfecta mentira científca, que sostiene una civilización que
me permito seguir denominando “neolítica” con científca argumentación
histórica. No existen, ni pueden existir, sociedades “libres”, esta expresión es
un absurdo oximorón, es como decir “nieve negra”, que se puede decir, cierto,
a sabiendas de que es un imposible, porque la nieve es blanca o no es nieve y
ésto es una verdad absoluta, ya que lo más que se puede hacer es teñir la
nieve de negro. La libertad es cualidad de la conciencia que emana de un
cerebro y solo tiene cerebro el individuo, no existe un cerebro colectivo, ni los
pueblos ni las naciones tienen cerebro propio, ésta es una expresión literaria,
pura fcción, la misma fcción mental que provoca la esquizofrenia en la que
están atrapadas las izquierdas desde su común origen proletario/burgués,
como mínimo desde la revolución francesa. El individuo social es naturalmente
empático, por su conciencia sabe distinguir entre obrar bien o mal, su ethos le
lleva a considerar al prójimo como a un igual, le obliga al deber de convivir con
normas sociales dirigidas al bien común. Va contra su propia conciencia
empática todo orden social que promueva el mal, sea contra él o contra
cualquiera de sus iguales, mientras que un individuo carente de empatía,
imagina y promueve unas normas “universales” que le favorezcan a él aunque
hagan daño a los “otros”. Esta es la patología propia de las derechas, la de un
individuo que entiende la sociedad ordenada en función de su propio interés y
hace de este deseo una categoría de gobierno universal; de ahí su natural
comodidad con el mal social que es en sí el orden jerárquico, el Estado y su
imposible democracia, que ordena la sociedad como “natural” sistema de
dominio sobre la propiedad de la Tierra, del Conocimiento y de las vidas de los
“otros” humanos, los desposeídos, los no gobernantes.

Creerse representante del bien, al tiempo que profesar el culto al mal social
que es la Propiedad y el Estado, es el origen de la esquizofrenia mental que
destruye a las izquierdas, es lo que frena e imposibilita la revolución integral
necesaria. No hay solución al colapso de la civilización que presentimos
próximo, que no pase por la cura de estas dos enfermedades: la esquizofrenia

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de las izquierdas y la autista carencia de empatía que padecen las derechas.
Permítame Heleno Saña completar su refexión: una sociedad sana no puede
ordenarse sobre la misma dualidad del individuo, no puede ordenarse sobre
esta ambigüa dualidad, que es la propia de la enfermiza doctrina liberal, una
sociedad sana solo puede inclinarse éthicamente por el bien moral, del Común
humano, necesariamente. Nunca desaparecerá esa tensión o conficto entre
individuo y sociedad, pero no por eso tenemos que admitir que la sociedad
legisle a favor del mal, ni siquiera en condiciones de igualdad con el bien.
Pero vayamos al simultáneo origen histórico de izquierdas y derechas:
Revolución Francesa, primeras décadas de la revolución industrial y últimos
años del siglo XVIII, reinado de Luis XVI, la revolución es el levantamiento
popular del llamado Tercer Estado, integrado por burgueses y proletarios,
contra los otros dos Estados, los respectivamente integrados por religiosos y
nobles, por la autoridad religiosa los primeros, propietarios del conocimiento, y
los otros, los feudales señoríos territoriales, como autoridad legal y militar
propietaria de tierras y vidas. Los representantes, burgueses y proletarios, de
quienes se enfrentan al poder de curas y nobles, se reparten los asientos de la
Asamblea, unos a la derecha y otros a la izquierda...y así hasta ahora van ya
233 años.

Espero que alguien pueda convencerme del orígen civil y moderno del Estado-
Nación, contra la evidencia histórica de su neolítico orígen religioso, como
ciudad-estado, en la región sumeria del Creciente Fértil, hace no menos de
6.000 años. Su legitimidad histórica se sostiene solo a partir de la ancestral,
continuada y sumisa creencia en un “orden jerárquico natural”, que establece
un orden social naturalmente supeditado a la autoridad política-estatal,
cultural y militar, representante en la Tierra de la divina Justicia, que “así reina
en la Tierra como en el Cielo”.
Veáse también el mismo origen neolítico/mental de la institución del derecho
“natural” de Propiedad, del derecho a la apropiación individual o tribal del
Conocimiento, de la Tierra y por extensión, de las especies incluida la humana.
Obsérvese el absurdo científco montado históricamente sobre el falso
supuesto de que puede ser apropiado aquello que es inasible por ser
inmaterial, como lo es la creatividad intelectual, todo el conocimiento humano
producido en sociedad y en relación dialéctica y simbiótica con la Naturaleza de
la que nuestra especie forma parte inseparable.
Y me digan, con razonamiento bien científco, si la institución del Patriarcado
como derecho “natural” a la apropiación de la vida de “mujeres-madres
legítimas”, garantes de una herencia igualmente legítima, o la institución de la

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esclavitud, aún en su contemporánea forma asalariada, como apropiación de la
vida de los trabajadores y de la servidumbre de la Hacienda, no provienen
ambas instituciones de la atávica creencia en un hipotético “derecho natural” a
la Propiedad de la Tierra, del Conocimiento y del Gobierno. Este derecho de
presura sobre la Naturaleza y sobre las vidas humanas, al servicio de la
Propiedad y el Gobierno, pudo pasar por “natural” durante los religiosos siglos
pasados, pero hoy ya no se sostiene, no en un mundo sobrepoblado y al borde
del colapso energético, climático, ecológico y existencial al cabo. ¿Quién podrá
convencerme, con mínima seriedad científca, que hay una posible solución
ecológica (como esa broma de la Transición Energética, del Green New Deal o
de la Agenda 2030), mientras persista el neolítico “derecho natural” a la
apropiación mercantil de los comunales universales que son la Tierra y el
Conocimiento, sobre los que hoy sólo es razonable un derecho de uso
igualmente universal?, ¿quién, mientras persista el orden jerárquico que
consagra la subordinación de las vidas humanas al orden patriarcal y comercial
que gobierna el mundo, esa ancestral alianza de oligarquías propietarias y
gobernantes? ¿quién, mientras siga vigente el pacto social por el que nos
regimos, un pacto que hemos suscrito (sin saberlo), según la cachonda teoría
del flósofo Thomas Hobbes (1), autor de el Leviatán?

Espero otra explicación mejor, a la que me sumaré con entusiasmo. Mientras


espero que alguien pueda convencerme con un paradigma mejor, lo que
propongo es un nuevo pacto social, un Pacto del Común, global y local, a partir
de estos principios básicos: 1º.Principio de posibilidad: sí hay alternativa.
2º.Principio de emancipación universal: la autoconstrucción del sujeto
empático, político en modoccomunitario, para el cuidado de sí, de la vida y de
la Tierra en su conjunto. 3º.Principio de legítima propiedad: por el derecho de
uso responsable del Procomún universal (Tierra y Conocimiento). 4º.Principio
de democracia real (local y directa) y de solidaridad global (mancomunada y/o
confederal).

Nota:
(1) Leviatán, o La materia, forma y poder de un estado eclesiástico y civil
comúnmente llamado Leviatán, es el libro más conocido de Thomas Hobbes, flósofo
y político inglés. Publicado en 1651, su título hace referencia al monstruo bíblico
Leviatán, de poder descomunal ("Nadie hay tan osado que lo despierte... De su
grandeza tienen temor los fuertes... No hay sobre la Tierra quien se le parezca, animal
hecho exento de temor. Menosprecia toda cosa alta; es rey sobre todos los
soberbios") La obra de Hobbes, marcadamente materialista es una justifcación del
Estado Absoluto, a la vez que la proposición teórica del Contrato Social, por el que

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establece la doctrina del derecho moderno como base de las sociedades y de los
gobiernos legítimos.

viernes, 22 de abril de 2022

DEMOCRACIA MONOTEISTA, DEL MERCADO Y DEL ESTADO: EL OTRO SIN


ROSTRO

Las religiones monoteístas fundamentan su carácter totalitario en un principio


ontológico, el principio de que sólo Uno puede y debe ser señor de todo y de
todos, así el Ser es uno y por eso “no soporta nada ni a nadie junto a sí”, su
consecuencia es la intolerancia, el fanatismo y la supresión del otro. Las masas,
promercantiles y proestatalistas son a su modo monoteístas, maníaco-
activistas, mesiánicas y expansionistas. La subordinación al Estado
(monoteismo ideológico) tuvo su punto culminante en el comunismo de
Estado, que hizo suya la verdad de los monoteísmos religiosos (judaismo,
cristianismo e islamismo), tomando dogmáticamente las propuestas proféticas
de la religión sobre el fn último, adaptadas a las demandas y consignas del
modernismo burgués/proletario, persiguiendo el universalismo político a
través del monoteísmo ideológico. Si Moisés, Jesús y Mahoma fueron sus

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respectivos profetas, en el comunismo de Estado lo fue Marx, proclamando
como valor supremo la esencia productiva del ser humano.
Si todas las primeras utopías surgieron de un entramado sociorreligioso, el
pensamiento utópico moderno pierde su referencia trascendente hasta
arraigarse en un suelo nutricio inmanente, total y absolutamente materialista,
que transmuta toda posible ira antiestatal o anticapitalista en metafísica
consumista. La fase tardía de la modernidad se hace así tiempo "líquido” en
expresión de Zygmunt Bauman, para signifcar el tránsito de una modernidad
estable y sólida a una líquida , voluble , en la que los modelos y estructuras
sociales ya no perduran lo sufciente como para enraizarse y gobernar las
costumbres y en el que, sin darnos cuenta, hemos acabado viviendo bajo el
imperio de la caducidad y la seducción, de la acumulación funcional y del
individualismo exacerbado, lo que ha determinado una nueva confguración de
las relaciones humanas, tornándolas precarias, transitorias y volátiles.

Lo que vivimos es una renuncia a la memoria, como condición de un tiempo


post-histórico. La complejidad del ser humano se disgrega en un contacto
instrumental que rehuye la franquicia del cara a cara. Internet se convierte así
en un simulacro del encuentro persona a persona, en una sociedad donde
rozarse en un supermercado o acariciar por la calle a un niño puede dar
motivos para disculparse o para ser sospechoso de desorden sexual.En esta
líquida modernidad hay que hablar de conexiones en lugar de relaciones, de
descompromiso en lugar de compromiso mutuo, convertidos en navegantes
solipsistas por la web. El Eros contemporáneo se siente temeroso de establecer
lazos fuertes, produce la angustia ambivalente de querer “vivir juntos y
separados”, la de una sexualidad sin compromiso, entre parejas que
comparten vidas semiadosadas.
Se habla de “excedentes” y ello signifca “gente superfua”, innecesaria, cuantos
menos trabajadores haya, mejor funciona la economía. Para la economía lo
mejor sería que los desempleados desaparecieran. Con esta racionalidad
utilitarista, en la actual producción social los pobres se corresponden con los
residuos que las fábricas vierten, contaminando sus entornos. Los pobres son
detritus, se abandonan como stocks improductivos en las aceras, quietos como
estatuas de carne en las esquinas de los barrios periféricos de las grandes
urbes, se alcoholizan en los suburbios, formando parte del aire tóxico de los
cordones industriales. La pobreza no se reduce, sin embargo, a la falta de
comodidades y al sufrimiento físico, es también condición social y psicológica,
el grado de decoro se mide por los estándares establecidos por la sociedad
consumista, la imposibilidad de alcanzarlos es en sí misma causa de angustia y

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mortifcación, ser pobre signifca estar excluido, con sentimiento de culpa y
vergüenza, carente de autoestima, la “vida normal” es la de los consumidores y
su consecuencia es un resentimiento nihilista que, al desbordarse, se
manifesta en forma de actos agresivos o autodestructivos, o de ambos a la
vez.
Hasta aquí, yo estaría de acuerdo con esta negativa conciencia del tiempo
presente, tan profusamente explicada por flósofos contemporáneos, como
Bauman, Sloterdijk o tantos otros, el problema que tengo con ellos es que no
veo que se mojen, porque acertando en el diagnóstico se sumergen, bien
secos, en su propia incertidumbre salpicada, sin pretensión de atisbar caminos
de salida. Resulta muy difícil no coincidir en ese oscuro diagnóstico, lo
realmente raro es encontrar propuestas de salida.
Al respecto de esa búsqueda de respuestas, según Vasquez Rocca, Sloterdijk (1)
se refere a un proceso de intoxicación voluntaria, a la manera del homeópata
que debe intoxicarse a sí mismo antes de poder dar consejo alguno. El teórico
debe estar dispuesto a arriesgar su identidad en la práctica. Al referirse a este
tipo de “experimentos con uno mismo”, Sloterdijk no piensa en un experimento
de vivisección en las propias carnes, ni tampoco en la psicosis romántica del
psicoanálisis, sino que más bien hace referencia a un fenómeno perteneciente
a la historia de la medicina moderna, al movimiento homeopático que se
remonta a hace más de doscientos años, los mismos de la modernidad
ilustrada. Se discute la convicción heterodoxa de que el médico estaría
obligado a intoxicarse a sí mismo con todo lo que él más tarde prescribirá a los
enfermos, quien quiera ser médico necesita previamente ser su propio
conejillo de Indias, el pensador valioso y útil es el que se contamina él mismo
con las materias con las que trabaja, con sustancias de alto contenido tóxico. Y
este planteamiento no ha cambiado, todos los grandes pensadores del siglo XX
han sido, de algún modo, maestros del pensamiento peligroso.

Pondré un ejemplo de pensamiento peligroso”, imagine el lector que en el


debate reciente entre Macron y Le Pen, un solo comentarista hubiera dicho la
verdad: que ganó Le Pen...eso sí sería peligroso, y por eso nadie lo dijo, porque
sabían que la verdad les hubiera condenado al ostracismo, que nunca más les
contrataría ningún periódico, ninguna televisión, ninguna empresa, ningún
gobierno. Mienten, pero les cabe la sospecha de que con esa mentira le hacen
la propaganda gratuita a la extrema derecha, no aciertan a comprender por
qué el próximo tiempo será, ya es, de Le Pen y de la extrema derecha, no
pueden comprender que esta facción ideológica es la sucesora natural del
progresismo liberal de Macron y de Sánchez, que lo es gracias a ellos, pero,

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sobre todo, por razón de que el tandem capitalismo-global/estado-nación así lo
necesita ahora, cuando ha llegado a su límite extremo, de depredación y
acumulación, y así lo exige para su reproducción contemporánea, para su
transmutación tecnófla y transhumanista. Necesita de la candidez
conspiranoica de las masas, así entretenidas. La extrema derecha es la forma
"natural" de gobierno militar, del nuevo orden mundial, porque el fascismo
solo puede ser monoteísta y militar, ésta es su patológica forma propia. Véase,
si no, el programa-espectáculo diario sobre la guerra de Ucrania, interestatal e
intercapitalista, donde los que mueren son todos del mismo lado, los mismos
muertos de todas las guerras (todas estatales), gente llevada al matadero "por
su nación", por una bandera.
La verdad es hoy defnitivamente peligrosa: fascismo es trabajo asalariado, es
internet, es nacionalismo y democracia de mercado; antifascismo es abolición
del “sagrado” derecho al estado de excepción, a la expropiación de la tierra
común, del conocimiento y del autogobierno o democracia. La verdad es bien
sabida, que sólo en democracia comunitaria el individuo puede ser alguien, la
pluralidad es posible sólo en comunidad de individuos igualmente libres y
responsables. La "democracia" de mercado o estatal, la representativa, es
necesariamente monoteísta o fascista; en ella el individuo es un ausente,
convidado de piedra, un individuo y un pueblo-nación fantasma, la democracia
sólo puede ser real a condición de ser plural y directa, asamblearia, sólo si
tiene la palabra y el rostro, plural y reconocible, del otro.
Sin necesidad de ser flósofo o político, cada individuo sabe su particular
verdad, la que habita en su propia conciencia, como sabe la verdad Común, esa
comprensión del ser humano “que se fundamenta en la responsabilidad por el
otro”, como dijera Emmanuel Lévinas. Comparto plenamente la tesis del
flósofo lituano-francés, según la cual, la subjetividad se construye desde la
alteridad, como ser-para-el-otro, en la que el yo adquiere su identidad desde la
responsabilidad por el humano “otro”. Lévinas, a pesar de su creencia religiosa
(era creyente judío), por su condición de prisionero de guerra llegó a
experimentar en carne propia la ontología del ser propiamente humano,
alejado de toda especulación flosófca, y por eso no dudó en atacar a su
antiguo maestro, Heidegger, cuya ontología del ser asociaba egoísmo y
voluntad de poder.

Nota: (1) El Artículo “Peter Sloterdijk: Experimentos con uno mismo, ensayos de
intoxicación voluntaria y constitución psicoinmunitaria de la naturaleza humana” tuvo su
origen en el marco de las Jornadas de “Biología Cultural”, que se desarrollaron bajo la
dirección de Humberto Maturana, biólogo, flósofo y escritor chileno, que junto con su

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alumno y colaborador Francisco Varela, desarrolló su concepto original de la
autopoiesis en su libro “De máquinas y seres vivos”.

martes, 26 de abril de 2022

LO DE FRANCIA Y UCRANIA

¿Qué esperar en tiempos de fragmentación social y crisis sistémica


acelerada? ...A veces me alegro de ser tan viejo, porque así no tendré que ver lo
que verán mis hijos y mis nietos en los próximos años. A veces siento un
inmenso cansancio, lo siento sobre todo cuando me paro a refexionar en el
inmediato futuro, a cuyo desenlace yo no asistiré. Pero la vida me puede, y
como un sísifo penitente vuelvo cada mañana a pensar futuros posibles... y ya
quisiera yo que la fatiga de vivir, como dice Byung Chul Han en su libro “La
sociedad del cansancio”, fuera un “amable desarme del yo”.

Pase lo que pase en las legislativas francesas de junio, en las que lo más
previsible será una república ingobernable, dará igual para la marcha que
siguen todas las francias de este mundo, donde lo único que por ahora podría
mejorar es esa ilusión de las masas por la “igualdad republicana” que esperan
recibir de una república propia y exclusiva, un estado protector que proteja y
amamante solo a los propios nativos y patriotas, los desocupados y la pequeña
burguesía, antes que a nadie.
En el bando de la ira, protagonista de las elecciones francesas, como de tantas
otras, no solo se sienten incluidos los perdedores de la globalización neoliberal,
también los capitales nacionales y las clases medias precarizadas tienen su

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alma patriotera, cuando de lo que se trata es de hacer balance contable. Ellos y
ellas también necesitan del estado protector para recomponer sus cuentas, su
propio derecho a la acumulación de capital y al consumo. Y es esta suma de
patrióticas ilusiones e intereses la que en volandas llevará al gobierno de la
República a estas masas, de la mano de las corporaciones nativas, igualmente
poseídas por la ira contra la globalización neoliberal. Calculo que durará poco
más de una década, la del Gran Reajuste global, energético y fnanciero. Pero
será, me temo, al precio de muchos millones de muertes voluntarias y de otras
contabilizadas como efectos colaterales, porque el saldo fnal tendrá un
inevitable coste demográfco, de millones de vidas “sobrantes” durante al
menos una década de guerras generalizadas, entre capitales, entre repúblicas y
monarquías estatales, y entre sus bloques. Lo de Francia, como lo de Ucrania,
me parece solo un ensayo anticipador de la década que viene, ese gran
reajuste de cuentas.

Sin embargo, de toda catástrofe se puede esperar un reequilibrio de resultado


impredecible y cierto es que también cabe una remota esperanza. Porque la
materia de lo social tiene mucho de magma geológico, que evoluciona lenta
pero imprevisiblemente (como la lava que nutre a los volcanes) pero que por
algún sitio acaba por reventar, construyendo al exterior relieves nuevos,
mundos radicalmente diferentes.Tengo la hipótesis de que por debajo de las
noticias y de las novedades tecnológicas, en lo profundo de la historia de las
sociedades humanas, desde hace al menos diez mil años viene cociéndose un
magma de mentalidades contradictorias, cuyos componentes esenciales son la
propiedad, el poder y el amor por la vida.Y tengo la intuición (nada que pudiera
parecerse a la pretenciosa exactitud de las ciencias), de que esas
contradicciones están a punto de reventar. Y el amor por la vida es, sin duda, el
componente magmático más impredecible, la parte más díscola y contraria a la
ley de la entropía, el más resistente a la sentencia de descomposición que pesa
sobre la Materia, sobre el futuro de éste y de todos los mundos que pudieran
existir.

Somos la especie con más posibilidades de sobrevivir a sus límites materiales,


entrópicos, somos los únicos depredadores que en potencia tenemos el
conocimiento que puede realimentar el ciclo de la energía vital por tiempo
indefnido. A diferencia del resto de las especies, los humanos sabemos cómo
cuidar la diversidad y el equilibrio ecológico de la biosfera, sabemos cómo
nutrir la Tierra sin agotarla, para que siga siendo fértil y nos siga alimentando,
al igual que sabemos que la energía del sol, del agua, la del viento y la

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geotérmica, pueden seguir moviendo por tiempo ilimitado los molinos, que es
lo que son, al cabo, todos los motores que nos sirven para producir la energía
extra que necesitamos, para que nuestra especie siga sobreviviendo y
reproduciéndose en un mundo limitado, éste: apenas un resto del magma
original, en un rincón de las galaxias.

No todo está perdido a pesar de los malos precedentes y de los pésimos


augurios. Pensemos que las sociedades humanas, aunque nos parezca que su
historia, al menos durante los últimos milenios, viene siendo determinada
exclusivamente por la Propiedad y el Poder, pensemos que sin la fuerza
convivencial, subterránea y equilibradora del amor por la vida, ni siquiera
hubieran sido posibles estos pocos miles de años, dada la potencia destructora
de esa perversa alianza histórica entre la Propiedad y el Poder (hoy
actualizadas como capitalismo y estado). Hace tiempo que hubiéramos
desaparecido si no fuera porque en el sustrato de nuestras sociedades vienen
operando también las fuerzas cotidianas y domésticas del amor por la vida, el
gusto por convivir entre nosotros y con la naturaleza de la que somos parte,
esa inclinación natural por cuidar de los “otros”, de la tierra y de la misma vida,
por aquello que le otorga sentido a nuestra existencia, como a la del planeta
mínimo que habitamos, perdido en el silencioso confín de las esferas celestes.

Este deseo mío pudiera parecer ilusorio - y reconozco que lo es en cierta


medida - pero me atrevo a discutir que tiene mayor fundamento material que
todas las ilusiones fundadas en la abstracta fe religiosa profesada por las
ciencias prometeicas de la Propiedad y el Estado, sencillamente porque éstas
chocan con la realidad material de un mundo limitado. Soy bien consciente de
que esas fuerzas aliadas, las de la Propiedad y del Estado, no pueden ser
diluidas fácilmente; tengo muy claro que la propia libertad, el imprevisible
constituyente del ser humano, alimenta sin cesar tanto la conducta dirigida
hacia el bien como la orientada hacia el mal. Mi esperanza opera a favor de un
cambio radical en la correlación de fuerzas, para que el mal común pase a la
oposición, que no pueda legislar ni gobernar, que se quede en su lugar, la
disidencia o la delincuencia, como excepción y minoría, hasta el fn de los
tiempos. Y no como ahora, que ordena y manda con el voto o la abstención de
la mayoría de la sociedad, contaminada por una tradición histórica de miles de
años, de amaestrada costumbre social, moral por la que hoy, todavía, esclavos
y señores, poseedores y desposeídos, siguen compartiendo un mismo deseo
de apresar el mundo y la vida para sí, la misma mentalidad depredadora y
propietarista.

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Yo sueño otro modo de trascendencia real, material, que proviene del combate
contra el mal que gobierna este mundo, no de la falsa paz de los vencidos, no
de una falsa esperanza en el favor de dioses que solo existen en nuestra
imaginación fantástica y en la literatura religiosa. Este combate, por sí mismo
nos acerca a la perfección evolutiva del ser convivencial y trascendente que
queremos ser cada uno y en conjunto. Tras el combate sí creo que será posible
sentir una fatiga reconciliadora al fnal de cada batalla y de la propia vida, ese
cansancio amable al que me refería al principio, tras haber desarmado a
nuestro yo propietario, exclusivo y dominante.

Sueño un mundo aldeano real, no una virtual aldea global, no la


representación teatral de una ilusoria asamblea, sea estatal o global, sino
muchas asambleas democráticas, comunitarias y convivenciales,
mancomunadas y confederadas en red, plurales, presenciales y soberanas de
verdad, donde cada individuo sea lo más importante para la comunidad y ésta
lo más importante para cada individuo. Donde ética y ecología, economía y
política, no sean ciencias estancas, como hoy lo son la física y la sociología, las
matemáticas o la flosofía...una vida donde la ciencia y el arte no tengan tapias
de por medio. No se trata de cumplir la prometeica promesa de poseer la
Tierra y la Sabiduría, sino de compartir el uso de los comunales universales,
que no siendo propiedad de nadie, pertenecen al uso del Común humano. No
se trata solo de cambiar o mejorar el Sistema, eso sería casi nada, se trata de
construir otra forma de vivir, radicalmente dedicada a con-vivir, cuidando la
tierra madre y la vida toda.

De ahí que lo de Francia y Ucrania no pasaría de ser una mala noticia pasajera,
pero una más, si no fuera por las muertes que la "ilustran" y que
momentáneamente acaparan los titulares de celulares, periódicos y
televisores...aunque en la memoria histórica de ambas batallas, electoral y
territorial, solo acaben trascendiendo los daños económicos al capital y a los
salarios, junto a las ganancias o menguas en las respectivas fronteras estatales,
ideológicas y territoriales. Nótese que no son batallas entre pueblos, que éstos
se reparten a uno y otro lado del territorio a defender o a conquistar, nótese
que en Francia y en Ucrania lo que se libra es una batalla territorial, ideológica,
militar y comercial, interna al Sistema, entre facciones igualmente estatales y
capitalistas. Y tómese nota.

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jueves, 28 de abril de 2022

EL APOCALIPSIS SEGUN FRANCO BERARDI

Franco Berardi, “Bifo”, piensa la realidad, la refexiona, la interpreta y luego


propone qué hacer. No se queda pensando, es un flósofo de la acción
refexionada. Dice algo en lo que estoy muy de acuerdo: que las pantallas nos
apartan del mundo, que nunca estuvimos más informados, ni nunca peor, que
la sobreabundancia de información, la infoxicación, nos impide pensar,
refexionar, interpretar la realidad, y que por eso no sabemos qué hacer ni a
donde ir, y que en esa tesitura somos impredecibles, podemos tirar en
cualquier dirección, como le sucede a cualquiera que se sienta perdido en
medio de una densa niebla, sin referencias en el paisaje. Bifo es, como muchos
de nosotros, hijo de los sesenta, cuando la consigna era “socialismo o barbarie”.
Pero lo que resultó de aquello fue el triunfo de la barbarie; el socialismo que
naciera de las luchas obreras y feministas no fue capaz de mantener su
posición, cedió ante la barbarie neoliberal, de la que fueron cómplices los
gobiernos socialdemócratas.

“Lo inevitable por lo general no sucede, porque prevalece lo impredecible”, es frase


atribuida a John Keynes, que Franco Berardi repite como un mantra. Dice que
es fácil ver sucediendo ya lo inevitable, una Tercera Guerra Mundial con

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apariencia de lucha entre potencias imperialistas y en realidad como una
extendida guerra civil global, que enfrenta a clanes fnancieros, movimientos
políticos y creencias religiosas, en un contexto en el que la democracia y la
opinión crítica no valen nada, al lado de la cultura identitaria, de la rabia y la
depresión, que expresan muy bien el triunfo histórico de la barbarie.
En uno de sus últimos libros, “Respirare. Caos y poesía” (Prometeo Libros, Buenos
Aires, 2020), Bifo insiste en algo que también a mí me obsesiona, acerca del
triunfo del pensamiento abstracto, conspiranoico, simplista y descerebrado al
cabo, que abre los caminos a la brutalidad del fascismo postmoderno:
“La abstracción ha ganado terreno en el pasado reciente. La fnanciarización de la
economía es la prueba más evidente de esta expansión del reino de la abstracción.
La sumisión creciente de la vida a la abstracción está provocando un contragolpe:
la vida reacciona contra la abstracción, y ese regreso a lo vital toma la forma de
una reafrmación agresiva de la identidad, sea nacional, religiosa, racial. El retorno
del cuerpo descerebrado, distanciado de la razón universal y de la empatia
corpórea, se manifesta como una reaparición del fascismo postmoderno a escala
mundial.
Hay dos tendencias técnicamente interconectadas y culturalmente distintas: una se
basa en la hipertrofa del cerebro sin cuerpo, en la inervación de la red digital en el
sistema neural; la otra, en la explosión demente del cuerpo descerebrado, en el
frenesí identitario que está devastando el orden político de la civilización humana.
Al haber perdido la fe en la universalidad de la razón y sin tener acceso a la esfera
de las decisiones (la democracia real)(1), la población se aferra a las identidades
imaginarias que se asientan en la mitología de la nación, de la raza y de la
identidad. Es así como el orden abstracto del sistema de control coexiste y se
entrecruza con el Caos de la mente hiperestimulada de la metrópolis global”.
Su último libro es “La segunda venida: neorreaccionarios, guerra civil global y el
día después del Apocalipsis” (Caja Negra, Buenos Aires, 2021). Este libro invita a
prepararnos para cuando acontezca lo imprevisto. “No dejemos de pensar –nos
dice Bifo– porque puede que lo impredecible pronto requiera ser pensado, y ese es
nuestro trabajo: pensar en tiempos de trauma apocalíptico”.

La idea de que el mundo pueda cambiar para mejor parece enterrada cuando
ha pasado un siglo después de la revolución comunista. Pero el hecho de que
ya nada vaya a salvarnos no debería verse como una fatalidad: si este mundo
está muerto, entonces puede aparecer otro que nos saque de esta existencia
de zombis. La segunda venida para la que tenemos que predisponer nuestras
mentes es la de un comunismo otro, sin Estado, que tendrá muy poco que ver
con el de 1917. Podemos concebir el Apocalipsis como una metáfora comunista

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o del Común, como yo prefero decir para no caer en equívocos: la metáfora de
un posible despliegue convivencial de nuestro potencial creativo, de la mente y
de la solidaridad humanas.

Que nadie espere a reaccionar cuando llegue el Apocalipsis, porque ya estamos


metidos en él, lo que es “es” y no tiene vuelta de hoja. Lo que ahora toca es
interpretarlo y comprenderlo para no seguir flosofando sobre todo y sobre
nada. Lo que ahora hace falta es juntar refexión y propuesta, ya no vale seguir
especulando sobre posibles evasiones. Como Franco Berardi, detesto a los
flósofos y a los poetas que no se mojan.

Nota: (1) El paréntesis aclaratorio es mío.

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jueves, 28 de abril de 2022
SOLUCIONES LOCALES

La fuerza del agua es contínua, ahí está, disponible a todas horas para ser
aprovechada. Los ríos no fallan, como sí lo hace el viento, o el sol cada noche y todos
los días nublados...pero, por alguna misteriosa razón prescindimos de las soluciones
sencillas, como si la gravedad o el sentido común no tuvieran fundamento científco.

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jueves, 16 de junio de 2022
NO HAY POLÍTICA, SOLO ECONOMÍA, REALIDAD EN “ESTADO” PURO

El Tancredo, aguafuerte. Picasso,1957


(Quedarse parado y esperar que los vientos soplen a favor... hacer el Tancredo)

Quienes se meten en política, aunque lo hagan honradamente, incluso “contra


el sistema”, enseguida se convierten en patéticos tancredos caídos de bruces
contra el suelo, actores secundarios en el teatrillo democrático donde se
representa la Política. En su desolación, verán que allí no hay nadie, solo el
Estado, la Economía ocupando todo el Vacío.

Este sistema estatal, la economía, es tan antíguo como el patriarcado o el


neolítico mismo. En esencia, técnicamente no es otra cosa que una gran
operación bancaria, una gigantesca Transferencia de rentas que va de las
masas productoras a las élites parasitarias, de los gobernados a los
gobernantes. La simpleza de esta operación técnico-fnanciera se esconde tras
una apariencia de complejidad científca muy moderna y progresista, que no
puede ser más efciente ni más exitosa.
El colapso en ciernes es económico y solo económico, por eso no habrá nada ni
nadie que se libre. No viene por una crisis ecológica, provocada por un
evidente y previsible cambio climático, ni por una crisis de la política,
provocada por el agotamiento de la democracia representativa. No, el colapso
del sistema proviene de su crisis energética. Si no fuera porque le escasea la
energía, su sostenibilidad sería eterna, porque no tiene rival. Incluso en
permanente estado de crisis no correría peligro, ¿cómo iba a ser, si la realidad

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es la Economía y ésta es la única alternativa?. ¡Ay, si no fuera por el clima global
de sumisión al que hemos llegado!...pero qué le vamos a hacer, si a estas
alturas ya no podemos echarle la culpa a nadie, ni siquiera al Estado, que si nos
ha penetrado a placer ha sido con nuestro consentimiento. Ya no podemos
decir que la Economía sea algo aparte, solo cosa de ricos, porque todos, hasta
los sin techo, somos Estado.

La energía del sistema durante la época en que se fraguó la globalización, no


ha sido política sino económica, su energía vital era fósil, limitada por tanto,
basada fundamentalmente en el petróleo. Sin petróleo no viviríamos en la
globalización, al menos no en la que conocemos. El petróleo ha sido la “sangre”
del sistema durante más de un siglo. Me pregunto si los limites del petróleo
serán los del sistema. Pero dicen los expertos en la materia que hemos llegado
al "pico" pero no a los límites, que ahí abajo queda petróleo para rato, lo que
pasa es que está muy hondo y sale muy caro ponerlo en las gasolineras, que de
seguir extrayendo petróleo habría que subir el precio hasta un nivel
socialmente insoportable, que arruinaría el Benefcio, causando una grave
inestabilidad del sistema.

De ahí la lógica de la Transición Energética en marcha, que no es sino la


maniobra de escape a esa situación crítica, que el sistema “sabe” que no es
sostenible, que solo es solución a muy corto plazo, solo para ganar tiempo y
disfrutar de una prórroga, con religiosa esperanza científca en un milagro
tecnológico que resuelva lo que las energías renovables no pueden hacer, una
transfusión sanguínea que sustituya el petróleo por electricidad.
Sabe que eso no es posible ni rentable, porque producir electricidad con
molinos gigantescos y kilómetros de placas fotovoltaicas no basta, además hay
que utilizar la mayor parte de esta electricidad "verde" para producir hidrógeno
del mismo color, para seguir moviendo el motor de la economía global, los
motores de barcos, aviones, trenes, camiones, coches y máquinas, de un lado
para otro, por todo el mundo. Saben los expertos (y no tenemos por qué dudar
de lo que dicen) que eso no es rentable, solo sirve de momento, a base de
subvenciones (más transferencias), ni tampoco es posible, porque para todo
ello se necesitan materiales tan limitados o más que el petróleo o que el viejo
carbón (cobre, tierras raras,…), que no existen en la Tierra en cantidad
sufciente.
Sabe, pues, el sistema, que está muy próximo a su tope y por eso prepara su
propia revolución: el paso defnitivo de la economía material a la virtual, a base
de Inteligencia Artifcial y la promesa de un nuevo mundo y una nueva

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existencia posthumana "que será mucho mejor", con felicidad a la carta y una
existencia libre de virus. Su único problema es que los casi ocho mil millones
de personas que son su clientela, son corpóreas y no virtuales, que como
mínimo necesitan comer, vestirse, tener una casa y un buen programa de
entretenimiento con variedad de canales, y ese es un gasto que el Estado no
podrá atender con una renta básica universal, cuando la mayor parte de esa
gente no tenga trabajo, no pueda consumir, ni pagar impuestos y, por tanto, el
Estado ya no pueda prosperar, solo sobrevivir, con tan exigua Transferencia de
Rentas.
Por supuesto que no entra en sus previsiones que el mundo se acabe, ni que
se extinga nuestra especie, al menos no tan pronto como auguran las mentes
colapsistas y/o conspiranoicas. Pero sí sabe que las únicas estrategias posibles,
las que ya maneja, no son muchas: precariedad o eugenesia (generalizadas), o
un mix de ambas.Veremos, dijo un ciego. Lo que no se le puede pedir al Estado,
o sea, a la Economía, es que se meta en política. Sería pedirle su propia
desaparición o suicidio. Ni, mucho menos, podemos pedirle lo imposible,
aquello que no cabe en la realidad: que haga compatible su existencia con la de
su clientela.
No tengo preparada ninguna moraleja, lo siento.

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lunes, 20 de junio de 2022
NADA QUE HACER, TODO POR IMAGINAR

Fotomatón Us Army, Enjambre de Drones marca "Manada de Lobos"

Por fn la imaginación tomó el poder, ya era hora y mira que ha costado, 54


años han tenido que pasar desde aquella primavera en Montparnasse, ya
estaba harta de la chata realidad, tan vacía ella, de paisajes curvos, de matices
y relieves de color, de aquellos bosques impenetrables todos del mismo color
verde aburrido poblado de alimañas, y ciudades obsoletas con callejas
estrechas donde no entraba el sol, que te lo tenías que imaginar de reflón
refejado al vies, en los escaparates que te salían al paso. Ahora, sin embargo,
con la imaginación todo es posible, incluso aquello que creíamos inimaginable
o científcamente imposible. Porque la imaginación sí que es democrática,
accesible para cualquier ciudadano del mundo no como la realidad, aquella
antigualla, ¿os acordáis? del pasado, una campiña urbana llena de verjas y de
carteles de prohibido el paso y de cuidado con el perro que muerde, todo
normas e impedimentos. Que no piense nadie que la fcción es para vagos que
buscan atajos para ser directamente felices sin pasar por los obligados tragos y
baches que imponía la realidad (según se cuenta). No, porque incluso también
ahora puedes imaginar que sufres realmente, todo lo que que realmente te
duele, cuanto puedas imaginar sufrir, por ejemplo, que lo que te hace disfrutar
de verdad es la cruda y simple realidad las cosas como son, tal cual, todo lo

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reales que tú quieras imaginar sufriendo de verdad. ¿Quien podía (otro
ejemplo) imaginar que Juanma llegaría a gobernar con mayoría absoluta en el
país de Al-Andalus, ese país de ensueño situado al borde de Europa?, ¿o que
Melenchon pudiera llegar a pactar algún día, lo veremos, con Marie Le Pen
contra Macron para salvar de la República a la revolución francesa?, ¿quién
podía pensar que sería posible?: fumar sin tabaco vapores con sabor a canela y
chocolate o jugar a tenis en la cancha de un teclado...me diréis que soy
presumido, pero yo lo supe hace muchos años, que Ésto llegaría, lo supe el
mismo día que estrené mi primer Corel Drawn y pude ampliar cualquier cosa
que se me ponía por delante, alterar sus dimensiones y proporciones, copiar y
pegar, cortar y pegar, incluso duplicar la cosa hasta el infnito. Y de ahí, a solo
un paso, supe que podría tener hijos por internet, volar sin casco ni carnet,
hacer quedadas para botellones y masturbatones populares, eligiendo
compañía y pudiendo elegir también entre “sin o con” pesar de conciencia,
incluso con indiferencia moral, por encima del bien y del mal, ale, como el
mismísimo Niestzche. Acaso, ¿no es eso lo que también hacía la Naturaleza en
su antaña realidad?, dejar a los seres que se comieran los unos a lo otros,
fueran animales o inertes, que jugaran entre sí a ver quien era más bruta, si la
fuerza de la razón o la razón de la fuerza, vertebrados comiendo invertebrados
y viceversa, propietarios y proletarios, animales y vegetales todos igualmente
depredadores insaciables de nutrientes, veganos y carnívoros, sí, eso hacía la
cruel Naturaleza, dejarlos a su suerte, que se comieran hasta reventar todo lo
que pudieran, los unos a los otros y viceversa, lombrices, oxígeno, luz,
nitrógeno...todos incluso los minerales y las tierras raras se comían, que tanto
escaseaban en un planeta que por entonces ya se quedaba pequeño. Y no es
de extrañar en una realidad tan mínima, y tan exageradamente tacaña. Por eso
que sea mejor un planeta sin límites, generosamente plano e interminable, una
Naturaleza sobrante de todo tipo de nutrientes, sin que falte oxígeno en
ninguna estantería y, si falta, que se pueda poner aunque sea de oferta, un aire
acondicionado que resulte barato o sea que se pueda reponer
inmediatamente, por ejemplo con solo un click de Corel Drawn, cortar y pegar.
No quepo de contento en mí, por fn la literatura se dedica a lo suyo, a
imaginar y no a especular o a perder el tiempo en rodeos al cabo flosófcos

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sobre ilusorias realidades en realidad fcticias, es lo que siempre imaginé que
acabaría sucediendo, siendo la literatura un campo realmente abierto y
asequible a cualquier cerebro, autor o lector mínimamente inteligente, ese
lugar de papel digital donde todo cabe en realidad, imaginar cielos que se
desploman blandamente mientras suena la novena sinfonía de la UE de
Bethoven, océanos evaporables formando nubes de azúcar que se derriten al
poco en chupiteles de merengue, dioses y humanos de verdad alternando
juntos, lo mismo en chiringuitos de playa que en catedrales góticas. No sé, la
verdad, cómo pude resistir tantos años sin vacunarme soportando realidades
tan cargantes, en estado tan lastimero que me lo decían muchos amigos del
facebook con la imaginación que tú tienes y que todavía te resistas a vacunarte,
expuesto a coger cualquier cosa. Solo ahora caigo en la cuenta de tamaño
error tan colosal, pero ya está, esta misma semana toca meterme la octava
dosis y ya no habrá bicho ni cepa ni variante que pueda infectarme,
defnitivamente estaré a salvo completamente inmune (imagino), de por vida. Y
por si fuera poco entre lo de Macron y Juanma me llega la buena nueva que me
ha repletado el día, que en un lugar intermedio que se llama Groenlandia,
entre Oriente y Occidente científcos de verdad, chinos de Wuhan y americanos
de Silicon Valley han inventado un arma defnitiva que acabará en bloque con
todas las guerras, “Manada de Lobos” es su nombre comercial que ya de por sí
da señales de su agudeza científca, que deja a las claras su intención
flantrópica tanto que impresiona y tanto que parece realmente de fcción,
pensar que fuera posible disuadir a cualquier tirano de invadir países a la ligera
y que se lo tengan que pensar dos veces los dictadores de tres al cuarto antes
de empezar una guerra. Es un arma modular y desechable y de bajo coste y
digo yo que plegable y fácilmente transportable y que cambiará dice el
portavoz el paisaje, cualquiera que sea éste, de los futuros campos de batalla
para siempre, incrementando la velocidad y el alcance, la visión y letalidad que
es de lo que se trata que lo entienda el enemigo, quien quiera que sea de sus
unidades estratégicamente situadas a no menos de tres mil millas de prudente
distancia del frente de batalla. Es un killer wolfpack o manada de lobos
asesinos tan es así de fuerte que realmente se acabará denominando Air
Launched Efects (efectos lanzados desde el aire) si quiere penetrar mejor en

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los mercados porque no es otra cosa que una gran manada de drones
realmente inteligentes dirigidos por militares científcamente muy preparados
que vuelan los drones quiero decir de forma coordinada favoreciendo así
efectos escalables a las tropas de infantería que se desplazan por el suelo
facilitando por supuesto su labor disuasoria o no, si hiciera falta, pudiendo
detectar- localizar- interrumpir- engañar haciendo creer, o no, una pesadilla
interminable con efectos letales realmente disuasivos y disuasorios en un solo
segundo que pasa en el suspiro que tarda el GPS de a bordo que funciona sin
piloto de carne y hueso con inteligencia realmente artifcial a distancia como lo
están haciendo ya ahora mismo los solitarios drones Switchblade -Navaja de
Muelle- en Ucrania Occidental pero mucho más efectivos que éstos porque
aquellos son auténticos y verdaderos enjambres de lobos-drones que
husmean cada centímetro cuadrado del enemigo a batir y se lanzan al
territorio y a cada cuerpo que se menea en picado hasta dejarlo arreglado para
siempre si no se rinde al momento y es no cabe duda una FAPRD, Fuerza Aérea
Portátil Realmente Defnitiva de potencia sin precedente...y es que la OTAN
hace cosas chulísimas, así que en realidad ya no puedo pedir más ni estar más
contento, o sí, no sé.

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viernes, 24 de junio de 2022
LA PRISA QUE MATA EL LENTO CICLO DE LA VIDA

Fotografía de Anka Zhuravleva: volando-hacia-los-sueños

No sé por qué, pero algo en común tenían estas palabras que hoy me
encontré, de dos personas que no se conocen. Ya ves tú: una fotógrafa y un
terrícola, poetas ambos a su modo. Y me dio por juntarlas e ilustrarlas con una
imagen a propósito: un gato que mira un sueño, que no entiende, por ser
humano.

Avanzamos huyendo de nosotros mismos, optamos por identifcarnos de forma


determinante a través del hacer. ¿Qué nos aporta el hacer que no deja hueco para
lo inactivo? Huimos de lo lento, albergando una asfxia, haciendo para que nos
signifque, para llegar a… ¿dónde? Unas manos cansadas, un cuerpo agotado, una
mente exhausta… tanto interés en saber hacia dónde ir, que nos despojamos hasta
de nosotros mismos con tal de alcanzar algo que todavía no sabemos qué es. Y lo
que sí nos contiene, que es un cuerpo, y lo que si nos mantiene, que es la mente, lo
relegamos a no sé qué plano, sin otorgarles su importancia, su entidad. ¿Y si nos
tenemos de aliados, que no como esclavos ahogados por una velocidad sin sentido?
Maremoto, fotógrafa.

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El ciclo de la vida: los animales carnívoros comen animales herbívoros, los animales
herbívoros comen plantas, las plantas comen tierra y la tierra come animales.
Gustavo Duch, terrícola.

-Mar Argüello: https://www.instagram.com/maremotofoto/

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martes, 5 de julio de 2022
LA PRÓXIMA REVOLUCIÓN GLOBAL (LA SEGUNDA), ESBOZO DE TEORÍA Y
PROGRAMA

La Edad Estatal: total, nueve mil años de Historia

Cuando digo “revolución global” me refero a un proceso histórico en el que


cambian radicalmente las condiciones de la existencia humana, del conjunto de
la especie, nada que ver con las revoluciones políticas que se leen en los libros
de Historia, acerca de rebeliones más o menos violentas y dirigidas a cambiar
unos gobiernos por otros.

Hasta donde conocemos, la primera revolución global fue, sin duda, la que tuvo
lugar y tiempo en el Creciente Fértil, esa franja de terreno fresco y verde
situada entre los ríos Tigris y Eufrates, por donde parece seguro que salieron
de Africa los primeros emigrantes climáticos, camino de Asia, para extenderse y
poblar luego todo el continente euroasiático y de allí dar el salto a las Américas
sorteando los océanos Pacífco y Ártico por el estrecho de Bering, un puente
helado por entonces, de tan solo ochenta kilómetros, que viene a ser la
distancia en línea recta entre Valladolid y Zamora. Aquellas tribus pudieron
pasar andando de un continente a otro, pero hoy tendrían que hacerlo en
piragua, pues apenas queda hielo, según acreditan las imágenes capturadas

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por los satélites en estos últimos años. Así que lo primero que hay que
desmentir es que ni los vikingos ni Cristóbal Colón descubrieron América, que
fueron aquellas tribus euroasiáticas procedentes de Africa. Y de eso hace unos
diez mil años.

Por entonces, probablemente fueron mujeres recolectoras quienes pensaron


que mejor que deambular de aquí para allá recogiendo frutos silvestres, sería
plantar semillas en una tierra blanda y húmeda y construir una cabaña al lado
para esperar allí a que la tierra empezara a dar sus frutos. Las primeras
pruebas debieron de darse bien, ¡menuda diferencia!...los cazadores hombres
debieron elucubrar otro tanto sobre esa misma estrategia: ¿qué tal si en vez de
perseguir a las manadas de antílopes los encerramos en un corral cerrado con
tapial de piedras y los llevamos cada mañana a pastar por las praderas y
montes cercanos, guiados por un cazador reconvertido a pastor, con la ayuda
de uno o más perros?

Todo parecía indicar que en aquello consistía la primera revolución global de


nuestra especie. Pero no es así, no fue solo por el “invento” de la agricultura y la
ganadería, no fue hace diez mil años. Todavía tuvieron que transcurrir unos
cuantos siglos de vida tribal en pequeñas comunidades agrícolas y pastoriles,
hasta que se produjera la verdadera revolución neolítica: fue a partir de la
fundación del primer Estado, fue en aquellas mismas planicies fértiles situadas
entre lo que hoy son Irak y Turquía. La ciudad de Çatalhöyük, en Turquía, fue
fundada hace unos 9.000 años y Uruk, en Irak, hace no menos de 7.000 años.
Solo había un paso del nacimiento de aquellas primeras ciudades al
surgimiento de los primeros Estados, en realidad las primeras ciudades ya
debieron ser pequeños Estados, organizados en los tres estamentos dirigentes,
comunes a todo aparato estatal: propietarios de la tierra, propietarios del
conocimiento (religioso en origen) y propietarios de las armas como del arte de
la guerra. Cada ciudad-estado controlaba el territorio más cercano, del que se
abastecía. Los gobernantes de las ciudades más poderosas empezaron a
dominar a las vecinas ciudades, creando un dominio territorial cada vez más
extenso y complicado de controlar. A los gobernantes de los primeros estados
surgidos en Mesopotamia y Egipto, se les consideraba enviados de los dioses o
directamente dioses, por el inmenso poder que concentraban, lo que les
permitía contar con grandes cantidades de mano de obra obediente, para
construir murallas, palacios, templos y gigantescas tumbas. Y si funcionaron así
tuvo que ser porque aquellas sociedades campesinas compartían un conjunto
de ideas, que aquí denominaré “mentalidades”, en el sentido de “ideas

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colectivas” empleado por su primer investigador, el medievalista Jacques Le
Gof.
La mentalidad religiosa propiciaba que a los gobernantes se les considerara
estrechamente relacionados con los dioses, por lo que nadie los elegía y nadie
los podía quitar, porque eran superiores al resto de los humanos. La creencia
religiosa convencía a la gente de que ésto tenía que ser así, una teocracia,
fuente original y legitimadora del poder estatal. La creencia religiosa justifca al
poder y promueve la obediencia de los súbditos, su natural predisposición a la
aceptación sumisa de la jerarquía. Por estamentalidad jerárquica, parecen
“naturales” las diferencias sociales, pensar que no todas las personas son
iguales en derechos y que “de natural” las hay libres y propietarias, como las
hay esclavas y sin propiedades. Por ello que pareciera natural que los esclavos
procedieran de las poblaciones hechas prisioneras en las frecuentes guerras.
Pensemos que la esclavitud ha pervivido hasta hace bien poco y que el trabajo
asalariado solo es una sofsticada forma de esclavitud.

La sociedad humana evolucionó desde las tribus o jefaturas hasta los Estados,
mediante un gradual proceso de transformación que permitió a un pequeño
grupo estructurar la sociedad jerárquicamente y mantener el orden gracias a la
apropiación de los símbolos de poder. Los grupos dominantes en la sociedad
tribal fueron aumentando su poder y, a la vez, construyeron gradualmente la
jerarquía y la segmentación social que constituyen la base de todo Estado,
desde su orígen.
La estratifcación económica sirve de fundamento a una de las teorías del
Estado más antíguas, basada en evidencias antropológicas, que fuera
planteada por Friederich Engels en “El orígen de la familia, la propiedad privada y
el Estado”, en 1.884. Engels desarrolló esta teoría a partir de “Ancient Society” de
Lewys Henry Morgan y de los apuntes de Karl Marx en su “modo asiático de
producción”. Engels argumentaba que el Estado se desarrolló a partir de la
necesidad de proteger la propiedad privada, sosteniendo que el excedente de
producción creado por la intensifcación agrícola provocó la división y
especialización de la fuerza laboral, segmentándola en clases, unas que
trabajarían la tierra y otras que podrían dedicar su tiempo a distintas tareas. La
rivalidad de clases y la necesidad de garantizar la propiedad privada de
aquellos que vivían de los excedentes agrícolas, desembocarían en la creación
del Estado. Estos argumentos fueron ampliados por el antropólogo Morton
Fried, quien sostenía que la estratifcación social fue la dinámica primaria
subyacente al desarrollo del Estado. En defnitiva: la mentalidad propietarista y
jerárquica servía de justifcante de la sumisión al nuevo orden estatal surgido

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en el Neolítico avanzado. Esta es, para mí, la Primera Revolución Global, que si
por mi fuera yo denominaría Edad Estatal, en la que todavía estamos. Mi propia
teoría es que la sumisión al Estado, desde el principio fue debida a que estas
“mentalidades” a las que vengo refriéndome se asentaban sobre primarios
instintos animales de nuestra especie: los de propiedad territorial y jerarquía
(sexual en origen); y de ahí su “naturalidad” y su éxito. Tendrán que pasar miles
de años hasta que a día de hoy la ciencia neurológica comenzara, con Michael
Gazzaniga, a identifcar la conciencia como instinto animal superior y propio de
la especie humana.Empezando a pensar en un "cerebro ético" y yo añadiría que
ecológico, por si alguien no entendiera que la ecología que nos interesa es ética
en esencia.

La producción y acumulación de excedentes propiciaba el comercio y éste la


concentración de la población en ciudades, haciendo que el modelo de vida
urbana fuera el propio del Estado, desde sus orígenes hasta hoy. Y desde
entonces ninguna población humana ha dejado de estar sometida a alguna
forma de Estado. Todos los Estados quisieron ser imperios y todos tuvieron a la
gran urbe, junto a la industria y al comercio, como modelo único: de
concentración y acumulación, de la propiedad, del poblamiento, de la
producción y del comercio...concentración y acumulación, ¿es que no nos
suena ésto a lo que hoy llamamos “capitalismo”?, ¿es que acaso no es evidente
ese emparentamiento que explica un vínculo íntimo entre Estado y
Capitalismo?...pues aquí seguimos estando, varios miles de años después, solo
que ahora perfectamente atascados y paralizados, por un Miedo cuya causa no
acertamos a ver.

La Segunda Revolución Global será necesariamente superadora de la actual


Edad Estatal, que a estas alturas del presente siglo XXI está llegando a su fase
terminal y que, con toda probabilidad, no podrá alargarse más allá de la mitad
de este siglo. Provisionalmente, denomino “Edad Comunal” a esta Segunda
Revolución Global, en base a lo que será su núcleo desencadenante: el
reconocimiento y declaración de la Tierra y el Conocimiento como bienes
comunales universales, sujetos solo a derecho de uso, liberados de todo
derecho o forma de apropiación o propiedad. No hay otra solución al colapso
global en ciernes, ninguna solución que sea realmente seria, ética y científca al
tiempo, es decir, realmente sostenible. Por eso que la Ciencia de la próxima
Edad Comunal, si es, será necesariamente ecoética en esencia.
Si en su origen el primer Estado fue una alianza de propietarios, sacerdotes y
mercenarios (guerreros y burócratas), cambiesé comunidad sacerdotal por

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comunidad científca y se verá que el Estado ha permanecido inamovible en su
básica estructura: siempre la misma alianza de élites dominantes, hace nueve
milenios como ahora, una monarquía en esencia, sustentada por el aval
religioso/científco y/o por el poder fáctico de un engrasado aparato
burocrático-militar.

El Estado creó la "Nación" como comunidad fcticia, casi al mismo tiempo que
creara el capitalismo como economía fnanciera e igualmente fcticia. Nunca
fue identifcado el Estado como “Pueblo”, ni siquiera por sí mismo, siempre el
Estado se refrió al Pueblo como “otro" ente o cosa. Como se reconoce y se dice
en la mentalidad popular: “siempre hubo ricos y pobres”, o lo que viene a ser lo
mismo, “siempre hubo gobernantes y gobernados”, siempre “Estados y Pueblos”,
hoy como siempre todas las guerras son económicas y militares al tiempo y
todas son entre Estados. En ellas los Pueblos SOLO ponen los muertos,
siempre. Se sostiene el Sistema estatal sobre un falso argumento: la existencia
de un Pacto Social que nunca nadie puso por escrito, ni nadie frmó, por el que
las sociedades humanas “necesitan un Estado”, un poder superior al Común
“para no matarnos entre nosotros”. Se supone que el Común de los humanos no
está capacitado para autogobernarse y prescindir del Estado.
De suceder, la Segunda Revolución Global tendrá como condición de necesidad
un verdadero Pacto Social del Común, un contrato social realmente escrito,
refrendado y pactado, como compromiso entre humanos que siendo diferentes
quieren convivir integrados en comunidad y naturaleza, y que por eso se
reconocen mutuamente como ”igualmente libres” y con igual responsabilidad.
No solo signifcará un cambio radical en las condiciones de existencia, implicará
también una revolución epistemológica, un vuelco integral en nuestra forma de
conocimiento, será “otra Ciencia", holística, no reduccionista y encapsulada en
compartimentos estancos; será una ciencia no funcional al poder del Estado,
que se deba solo a la necesidad humana de conocer y convivir en comunidad y
simbiosis, en un mismo medio social y natural.Necesariamente será una
Ciencia del Común, que no pueda volver a aislarnos individualmente, de la
Sociedad y Naturaleza que somos.

No será fácil, pensemos que todo paradigma científco es provisional y que vale
en tanto es la mejor hipótesis, la mejor explicación posible. Valga para
entender esta difcultad epistemológica el citado ejemplo de las “mentalidades”
anteriormente citadas: el pensamiento solo puede ser individual, no existe un
pensamiento colectivo, porque no existe un órgano cerebral colectivo; el
pensamiento es producto de un único y corpóreo cerebro, un órgano

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necesariamente individual, mientras que una mentalidad es producto cultural,
de un colectivo social, pero no de un cerebro. El pensamiento es a la ética
como la mentalidad es a la moral. Y ésto es solo un mínimo ejemplo, al
principio de todo lo que ha de cambiar radicalmente, si realmente queremos
conocer, sobrevivir y superar el Estado zoológico en el que permanecemos
atrapados desde hace no menos de nueve mil años.

Ha llegado el momento de ponerse a ello porque no hay otra opción. Y aunque


parezca demasiado tarde, lo primero es salvar el pellejo, a ser posible
compartiendo lo que tengamos y combatiendo juntos, al Miedo, en comunidad.
¿Quien podrá esperar mayor seguridad que la experimentada en auténtica
comunidad? Nos pondremos a ello aunque nos lleve unas cuantas décadas. Lo
haremos a partir de un verdadero Pacto Social del Común, fundaremos nuevos
Ayuntamientos, ahora Comunales, para segarle sus pies municipales al Estado,
serán comunidades realmente democráticas y soberanas, ayuntamientos
vinculados en redes globales de cooperación y ayuda mutua, en
mancomunidades y confederaciones. Será para dejar atrás, defnitivamente, la
primitiva Edad Estatal, para que cuanto antes podamos decir que “fue aquel
tiempo en que la Tierra estuvo parcelada en propiedades particulares y fronteras,
objeto de apropiación y comercio, como el Conocimiento convertida en mercancía,
al igual que el Trabajo humano...fue aquel tiempo primitivo en el que se llamaba
democracia a cualquier cosa”.

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jueves, 21 de julio de 2022
LAS IZQUIERDAS, ATRAPADAS EN EL BUCLE DE MOEBIUS

M. C. Escher - Mobius Strip II, 1963

Hasta 1789 no hubo izquierdas ni derechas. En esa fecha la burguesía y el


campesinado del estado francés, junto a los primeros proletarios, renegaron
de la estructura tradicional de un Estado "antíguo" que se mantenía a costa de
los tributos aportados por ellos, mientras que eclesiásticos y aristócratas
disfrutaban del privilegio de un “histórico” derecho de exención. La revolución
francesa venÍa a reformar la estructura social tradicional, basada en una
economía feudal, y a eliminar privilegios; pero en realidad no cambió el
“sistema”: los que antes se repartían los asientos del poder en tres
“estamentos”, pasaron a repartírselo en uno solo, con asientos situados a
ambos lados del hemiciclo, a izquierda y derecha.

Lo que cambió la revolución francesa no fue la estructura estatal, fue la


situación de los asientos de aquellos que se disputaban el timón del Estado. Y
sucedió lo que tenía que suceder, que aquella revolución solo fue un salto
histórico, por el que la sociedad francesa pasó de estar gobernada por el
regimen absolutista de un monarca, Luis XVI, a estarlo bajo el regimen
absolutista de Napoleón Bonaparte, un general republicano.

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Por mucha imaginación que se le ponga, sea en modo monárquico o
republicano, el Estado es lo que es y no puede ser otra cosa, conclusión a la
que puede llegar cualquiera que repase los últimos siete mil años de historia.
Que no por casualidad esa es la edad del Estado. Lo que en realidad vino a
decir la revolución francesa fue: “el Estado sí, pero no así”, dicho que a algunas
personas nos suena muy actual.
Sumadas, la mentalidad ilustrada (revolución epistemológica), la industrial
(revolución tecnoeconómica) y la republicana (revolución política), fueron los
ingredientes constructores del mito del Progreso, fundante del imaginario
ideológico del "moderno" Estado-Nación-Capitalista.
Durante los siglos previos, la lucha de clases fue mucho más sencilla. Cada
persona sabía cual era su sitio en la sociedad: se pertenecía al Estado o al
Pueblo, no había más clases, solo estaban esas dos: la de quienes tenían
acceso al poder o a sus benefcios y la de quienes no tenían acceso ni
benefcios. La Modernidad no cambió nada sustancial, nada que modifcara la
estructura estatal basada en la desigualdad y en la división social en clases,
pero sí introdujo una creciente complejidad en las relaciones sociales, que
"parecía" cambiarlo todo.

Para los liberales, el Progreso pasaba a ser el motor de la Historia, al igual que
la lucha de clases lo era para los proletaristas, de ideología mayoritariamente
marxista. Ambas mentalidades eran igualmente “modernas”, enfocadas
igualmente en una misma idea del Progreso, reducida exclusivamente a lo
económico. La lucha de clases no era una novedad, era lo natural, la que
siempre se dio en todas las épocas y en todas las sociedades, y siempre
resuelta a favor de las élites que tuvieran el control y la fuerza militar del
Estado. La novedad era la propia idea de Progreso, en la que burgueses y
proletaristas coincidían, al igual que todas las facciones ideológicas -socialistas,
comunistas y fascistas- que fueron surgiendo con esa misma matriz
“progresista-estatalista”, de titularidad -no se olvide- burguesa-liberal-
republicana.

La única excepción fue la facción proletaria de ideología anarquista, que


imaginaba el Progreso sin clases sociales, al igual que el comunismo, pero sin
necesidad del Estado. Esta última ideología moderna, la anarquista, fue, sin
duda, la más cercana a la ancestral visión popular, opuesta al Poder por
sistema. Pero fracasó en su intento, como le sucediera durante siglos a todos
los Pueblos. Tampoco el anarquismo acertó con la fórmula, sabía su fnalidad,
libertaria y emancipadora del sistema estatal de clases, pero no sabía cómo

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recorrer ese camino; la primaria aversión anarquista a toda organización y
programa lo hicieron imposible. Y así, a pesar de sus históricos momentos de
brillo popular y de conquistas parciales, el movimiento anarquista se fue
disolviendo por sí mismo, en su propio caldo nihilista, hasta quedar hoy como
marginal “estilo de vida”, disidente dentro del Estado, pero tan integrado como
irrelevante.
Es su religiosa creencia, en el imaginario moderno del Progreso, lo que ata a las
izquierdas al Sistema Estado, es su visceral desconfanza en la capacidad de
autogobierno de las comunidades humanas, de la gente del Común. Eso las
emparenta con las derechas, es lo que impide a las izquierdas comprender qué
es el Estado y que éste no es sino “el Sistema” al que dicen enfrentarse,
entrando así en un bucle de Moebius en el que no encuentran salida,
sencillamente porque en este bucle no la hay. Creen circular "al otro lado", en
un lugar donde solo existe un único lado.
Así, su anticapitalismo o su antifascismo no pueden ser “antisistema”, cuando
el capitalismo es la forma económica del Estado y el fascismo su recurso de
última instancia. Las izquierdas modernas son prosistema, tanto como las
derechas, con la desventaja de que éstas, jugando en campo propio tienen
ganada la partida de antemano. Las izquierdas no son antisistema, ni pueden
serlo mientras sigan esperando el despertar de una ilusoria conciencia de
clase, o el advenimiento, no menos ilusorio, de un Estado "Mejor".

Díganme un momento de la Historia en que las personas y las comunidades


humanas hayan podido vivir sin el peso del Estado. Y díganme cuándo, como
ahora, el Estado se ha entrometido tanto en la intimidad de nuestras vidas, sin
dejar un mínimo hueco sin controlar o legislar. No lo hay, habría que
remontarse a la prehistoria, porque la Historia también es propiedad del
Estado.
Sin abandonar el imaginario “progresista” de la Modernidad, no hay salida a la
trágica situación a la que aceleradamente nos aproximamos, al colapso
económico, ecológico y social, inevitable a medida que se vaya agotando la
energía fósil que ha mantenido en movimiento al Sistema durante los últimos
cien años, el siglo del petróleo y su ilusorio Estado de Bienestar. No serán las
epidemias globales, ni el cambio climático, será el agotamiento del petróleo lo
que destruirá la ilusión burguesa de Progreso. Las derechas, históricas titulares
de la propiedad y gobierno del mundo, lo saben; y por eso nos educan para lo
Peor y ya inminente. ¿Por qué, si no, las prisas por acelerar la transición
energética o la inteligencia artifcial?, ¿por qué la masiva propaganda de guerra
global, por todos los medios y en todas las latitudes, por qué poner de moda el

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ecofascismo nuclear?, ¿cómo explicar el regreso a la guerra económico-militar
entre bloques de estados capitalistas y comunistas, cuando éstos últimos ya no
existen?... ¿es que nadie ve en la guerra de Ucrania una perfecta cinta de
Moebius?

Lo diré una vez más: las izquierdas, atrapadas en el ideario burgués de la


Modernidad, son el tapón que impide la revolución comunal hoy necesaria,
solo viable a condición de concebir la vida humana sin la necesidad del Estado.
Lo hagan o no, de todas formas el colapso de la civilización burguesa está
cantado, sucederá porque ya es demasiado tarde para evitarlo. Sin embargo, a
pesar de todo, tengo una irreductible confanza en la superioridad de nuestro
instinto ético y ecológico sobre nuestros más primarios instintos animales, los
de propiedad y jerarquía, responsables últimos del atasco evolutivo en el que
ahora se siente bloqueada nuestra especie, por primera vez en su conjunto.
Por eso sé que, no tardando, comenzaremos a autoorganizarnos en
comunidades de cooperación y ayuda mutua, al menos para resistir y
sobrevivir al colapso que se avecina, con esa inteligencia mínima. Si bien,
siempre pesará en la memoria de la conciencia humana el próximo sacrifcio
de millones de personas inocentes, en el altar del Progreso.

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miércoles, 24 de agosto de 2022
MARÍA ZAMBRANO: PERSONA Y DEMOCRACIA

Hace 64 años de la publicación del libro de María Zambrano Alarcón (Vélez-


Málaga,1904 – Madrid, 1991) titulado “Persona y democracia”, publicado en
Puerto Rico en 1958. La autora vivía en Roma desde 1953. Se hizo una segunda
edición en 1988 (Barcelona, Anthropos) y otra en 1996 (Madrid, Siruela). En
estas dos nuevas ediciones se añadía al título el subtítulo “La historia
sacrifcial”, además de un prólogo fechado en Madrid, en julio de 1987.

Reconozco que no había leído nada de M.Z. desde mis tiempos del COU y que
entonces lo hice por obligación académica. Ha sido todo un descubrimiento
este libro dedicado a pensar la relación entre persona y democracia, que viene
a ser sintetizado en su tercer capítulo, en el que describe la democracia como
“humanización de la sociedad”.
La autora llegó a decir de este libro que es “un testimonio de lo que pudo ser la
historia y no ha sido: un triunfo glorioso de la vida”. Viene a afrmar que la
realidad vivida por el individuo humano a lo largo de la historia ha consistido
en lo que alguien ha decidido por él lo que había que hacer, para sentenciar a
continuación que a partir de ahora este individuo «debe extender la conciencia
histórica al resto de los que integran esta sociedad, abriendo un cauce a una
sociedad digna de esta conciencia y de esta persona de donde brota». Se
trataría, pues, de lograr una sociedad más humanizada y que su historia
actuase sin tener que hacer sacrifcios a los dioses, sin que aparezca una
deidad que exija nuevos sacrifcios...quiere ser consciente de las decisiones que

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le afectan y protagonista de los aconteceres en los que su vida está
involucrada. Cada hombre forma parte de la sociedad y quiere participar en las
decisiones; ha pasado ya el tiempo de que otro u otros actúen o decidan por él.

El proceso de humanización de la sociedad: Zambrano tituló la tercera parte


de su libro «La humanización de la sociedad: la democracia», en la que quería
decir que el hombre habría entrado en una etapa nueva de la historia de la
humanidad desde el momento en el que percibió que, como hombre, estaba
viviendo necesariamente en una sociedad, dentro de ella, y que solo en ella
cobraba su sentido. En una etapa histórica anterior se afrmaba que el hombre
se relacionaba con la naturaleza, pero esa relación era aislada, cuando el
hombre se había perdido en ella o se había enfrentado con ella para conocerla.
Antes de esa relación existió otra con los dioses, pues aquel hombre antiguo en
su grupo, tribu o pueblo demandaba protección de aquellos seres divinos
mientras le fueron propicios, hasta que esa protección dejó de funcionar. El
hombre debió sentir entonces una soledad como individuo que produjo la
aparición de la envidia y, con ella, la tragedia de una sociedad fundada en el
sacrifcio no aceptado: una primera forma de desigualdad entre los hombres
(hombres que saben algo, hombres que creen saber y hombres que no saben).

La soledad del hombre le daría una dimensión nueva: la intimidad, en la que


está cuando se da cuenta de la nueva situación, tiene que vencer el espanto
inicial de estar solo y de no saber quién o quiénes pueden estar cerca. Y llega
un momento en que se habitúa a esa soledad y vive de nuevo: es como un
terror inicial que triunfa sobre la muerte; un pánico inicial que se suele superar
con una relación con lo otro, con el otro, con los otros.
En el segundo apartado del capítulo tercero la refexión de Zambrano gira en
torno al pensamiento de Ortega y Gasset cuando habló de la diferencia entre
creencias e ideas: en las creencias se está, las ideas se tienen. Explica
Zambrano el sentido preciso de algunas expresiones como la de «individuo» e
«individualismo» o la de «liberalismo político» en la democracia. Y rectifca la
tendencia general del hombre a identifcar el futuro con el origen [de algo
nuevo], cuando de manera revolucionaria, creyendo que lo que pretende es
algo absolutamente nuevo, lo proyecta en un pasado a modo de Paraíso o de
Edad de Oro. Y concluye que no es posible asentar el futuro sobre el pasado.
Prosigue matizando la propuesta de Ortega de que «si la historia es [un]
sistema», no puede ser como los sistemas lógicos, porque el sistema de la
historia no depende de la lógica, sino que se fundamenta en el tiempo futuro,
algo que aún no es sino un proyecto, y esta interpretación replantea el conficto

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de individuo y sociedad con una solución posible en la idea de Estado (Hegel),
que termina siendo una nueva deidad, y en la idea de Rousseau, cuando
proponía lo contrario: que fuese desde el individuo como se lograse un pacto
interindividual. Si, como decía Ortega, la historia es sistema y se expresa en
forma de razón narrativa (no con premisas y consecuencias), la conclusión a la
que Zambrano llega es una visión o descubrimiento: el de la persona, es decir,
del individuo dotado de conciencia, que se sabe a sí mismo y que se entiende a
sí mismo como valor supremo: es un futuro por descubrir, mas no una realidad
presente ya explícita.

Sigue un epígrafe dedicado a la primera aparición del individuo —sería mejor


decir ciudadano—, que acaeció en la polis griega a partir del siglo VII a.C.,
cuando esta sociedad abandonó los sistemas tribales, el régimen de fratrías y
reinos, así como en otros ámbitos geográfcos los sistemas de monarquías
absolutas orientales y egipcias. Ser individuo era un privilegio divino —incluso,
entre los hebreos, se consideraba que ellos eran no el individuo, sino el pueblo
elegido por Dios—. La polis griega signifcaba la integración en ella de la familia,
de la tribu y de la fratría: el individuo griego, es decir, el ciudadano, es uno más
entre los restantes ciudadanos, al que por elección se le encomienda la función
de gobernar; por tanto, aparece el político elegido en asamblea de ciudadanos,
no un heredero o un conquistador del poder por las armas. De esta forma, el
hombre griego se presenta como individuo libre de los lazos familiares,
tribales, «fraternos», de clase o de sangre.

Es importante señalar que hubo esclavos y que existía una diferencia entre el
trato que recibían los esclavos públicos —del Estado, de la polis— y el de los
esclavos privados, que solía ser mejor, por propio interés del amo.
Zambrano distingue lo que se entiende por clase y por individuo. La clase social
de los hombres libres no tiene un ancestro que los denomine y caracterice, a
diferencia de la familia, tribu y fratría; ha perdido su cualidad sagrada y, por
tanto, es solo una agrupación humana; y constituye una clase social: la de los
ciudadanos libres. Es así como en Grecia surge a la vez el hombre (libre), el
ciudadano, el hombre sin ninguna máscara, y, al mismo tiempo, perdura el
grupo de los esclavos, de quienes no alcanzaban el nivel de ciudadanía. La
nueva condición del hombre valdrá más que antes al ser, primero, hombre
libre y, en segundo lugar, tener un valor distintivo respecto al esclavo. Ya no
infuye su origen de sangre ni tampoco que haya estado revestido de poder. Lo
que cuenta desde que el hombre es considerado ciudadano y libre es el hecho

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de que se convierte, se «revela» como medida, como una unidad constitutiva
de una sociedad nueva: la polis.
Y posteriormente vuelve al tema de las ideas y creencias de Ortega y Gasset,
para recordar los puntos que distinguen las unas de las otras:
-Las ideas son hijas de la duda, pensamientos que surgen de la soledad del
hombre y, por tanto, son individuales; quien piensa en ideas está pensando
orientado hacia el futuro y lo prepara.

-Las creencias pertenecen al pasado y las usamos y aplicamos sin darnos


cuenta en muchas ocasiones, dado que vivimos de ellas; las creencias no
solemos pensarlas, sino que las sentimos llegar de un pasado más o menos
lejano y nos dan seguridad cuando el porvenir se oscurece y se cierra. En las
sociedades primarias solo hay creencias, entre las cuales destacan religiones,
cuyos dioses se enmascaran y, a veces, aterrorizan a los hombres, lo que
impide que en dichas sociedades haya libertad. Por otro lado, las culturas en
las que el hombre no se ha revelado en su valor propio, como ser racional, no
pueden tener flosofía, sino tal vez una sabiduría o una poesía religiosa o
narrativa, pero sin capacidad de razonar humanamente, porque se carece de
libertad para pensar y actuar.
Zambrano recordará que Teognis de Mégara (localidad cercana a Atenas),
quien vivió en el siglo vi a.C. cantaba en sus versos que «los hombres eran
propiedad de los dioses». Si Sócrates dijo lo que dijo a fnales del siglo V a.C.
(«Solo sé que no sé nada...») y fue condenado a muerte y ejecutado en el 399,
la frase de Teognis no habría tenido sentido si se hubiese pronunciado en el
siglo IV a.C. La actitud del hombre griego y su forma de pensar respecto a los
dioses había cambiado radicalmente a lo largo del siglo V a.C. Sócrates será
condenado a muerte por ser fel a sus ideas y creencias y, sobre todo, por decir
que era consciente de no saber nada y, por ello, ser el más sabio. Sócrates
supo hacer gala de su condición de hombre libre cuando apelaba a su
conciencia y a su pensamiento, dijera la polis lo que dijera; pero estaba
dispuesto a acatar la sentencia que se dictase por respeto y coherencia de
hombre libre que ha de aceptar el juego democrático. Y lo aceptó, a pesar de
que le ofrecieron poder escapar de la cárcel; quiso que se cumpliera la
sentencia del tribunal para hacer patente el error de la justicia ateniense, por
muy democrática que fuese considerada.
Hasta esos siglos de aparición del hombre como individuo, el hombre había
aparecido siempre enmascarado como perteneciente a una clase social, en una
función (pública) o como alguien extraordinario por encima o por debajo de lo
humano. Al irse desarrollando este nuevo hombre en la vida ciudadana, se fue

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despojando de las máscaras para quedarse solo con la imagen simple de
hombre.
Y decía María Zambrano que la democracia tiene una dimensión temporal, que
lleva tiempo, mucho tiempo. El tiempo necesario para el contraste de
pareceres, el uso público de la razón, el debate libre, la formación de
consensos, la revisión de las decisiones, la exigencia de responsabilidades: la
calidad de estos procesos es incompatible con la prisa. De tal modo que al
respecto acababa sentenciando:

“Las sociedades donde la gente “no tiene tiempo” no pueden permitirse la


democracia. Dicho sea de paso: ésa es una de las razones del antagonismo
profundo entre capitalismo –con su impulso hacia la constante aceleración—y
democracia. Sin olvidar nunca que sin democracia en las fábricas y ofcinas y
campos, sin democracia en los centros de trabajo, no hay democracia. Y que
sin democracia para decidir sobre la investigación científca y el desarrollo
tecnológico, en este nuestro mundo de potencia tecnocientífca creciente, no
hay democracia.”

Nota: es muy recomendable esta comunicación de Enric Luján


(https://interferencia.digital), grabada en video: “El pensamiento político de María
Zambrano”, accesible con este enlace: https://youtu.be/5n5hKH6tjl8

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miércoles, 31 de agosto de 2022
EL MANIFIESTO CONSPIRACIONISTA

“Se organiza alrededor de cada uno toda una “presión social” implacable, que va
desde la comedura de tarro de los telediarios hasta el cacareo de los colegas,
pasando por el bombardeo de las redes sociales. Luego, se les eructa, se les
recrimina, se les amenaza de excomunión a los recalcitrantes y a los renegados. Y
para terminar, se disemina la vida de esos irreductibles con miles de pequeños
impedimentos mezquinos, miles de fatigosos inconvenientes, miles de diminutas
prohibiciones sin llegar, sin embargo, a acabar con ellos. Se les sustrae
imperceptiblemente de la vida social. En resumen: se les hace desaparecer”

“La izquierda se ha vuelto irracional por medio del racionalismo, oscurantista


debido a su cientifcismo, insensible a causa de su sensiblería, mórbida debido a su
higienismo, detestable por su flantropía, contrarrevolucionaria a causa de su
progresismo, estúpida por haberse creído cultivada y malvada a fuerza de querer
pertenecer al lado del Bien”

(Del Manifeste Conspirationniste)

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Un libro recién publicado en Francia está conmocionando a (lo que sea) la
izquierda francesa. Es el Manifeste Conspirationniste, de autoría anónima-
colectiva, según es costumbre de Tiqqun o El comité Invisible. A primeros de
octubre estará a la venta en España, traducido y editado por Pepitas de
Calabaza. Este libro contiene todos los ingredientes para producir estupor en la
opinión pública y especialmente en las izquierdas, como veremos también aquí
a partir del próximo octubre. El libro se dirige a desmontar, pieza por pieza, la
“versión ofcial” de la pandemia, ese tema respecto del cual no se admiten
preguntas. Como dice Enric Luján en su Interferencia Digital: “el mérito de sus
autores probablemente resida en haber confgurado el más peligroso artefacto
político contra el relato ofcial de lo vivido en 2020 (y más acá, digo yo), de ahí la
inquietud generada por un simple libro”.

Volveré sobre el texto cuando pueda leerlo con detenimiento y en castellano.


De momento, he ido a la versión francesa original y he traducido la
introducción:

“Somos teóricos de la conspiración, como todas las personas sensatas ahora.


Durante dos años que nos han paseado e investigado, tenemos toda la perspectiva
necesaria para decidir entre 'verdadero y falso'. Las ridículas autocertifcaciones
que se suponía que debíamos completar tenían la intención de hacernos consentir
en nuestro propio confnamiento y convertirnos en nuestros propios carceleros. Sus
diseñadores ahora están felices por eso. La puesta en escena de una pandemia
mundial mortal, 'peor que la gripe española de 1918', fue en efecto una puesta en
escena. Desde entonces, se han fltrado documentos que atestiguan esto; lo
veremos luego. Todos los modelos terrorífcos estaban equivocados. El chantaje en
el hospital resquebrajado también fue solo chantaje. El espectáculo concomitante
de clínicas privadas casi ociosas, y sobre todo alejadas de cualquier requerimiento,
bastaba para dar fe de ello. Pero la persistencia desde entonces en hacer pedazos
los hospitales y su personal es prueba defnitiva de ello. La furiosa determinación
de barrer con cualquier tratamiento que no implicara experimentar con
biotecnologías sobre poblaciones enteras, reducidas al estado de conejillos de
indias, tenía algo de sospechoso. Una campaña de vacunación organizada por el
gabinete McKinsey y un 'pase sanitario' más allá, la brutalización del debate público
cobra todo su sentido.Podría decirse que esta es la primera epidemia mortal de la
que la gente necesita estar convencida de que existe. El monstruo que lleva dos
años avanzando sobre nosotros no es, de momento, un virus coronado por una
proteína, sino una aceleración tecnológica dotada de un calculado poder

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desgarrador. Todos los días somos testigos del intento de realizar el demente
proyecto transhumanista de convergencia de tecnologías NBIC (Nano-Bio-Info-
Cognitive). Esta utopía de la revisión completa del mundo, este sueño de una
gestión óptima de los procesos sociales, físicos y mentales ya ni siquiera se molesta
en ocultar.
No hubiéramos tenido reparos en imponer como remedio a un virus resultado de
experimentos de ganancia de función en el marco de un programa de 'biodefensa',
otro experimento biotecnológico llevado a cabo por un laboratorio cuyo director
médico se precia de 'hackear el software'. de vida. “Siempre más de lo mismo”
parece el último principio ciego de un mundo que ya no tiene principios.
Recientemente, uno de estos periodistas en la atención que pueblan las redacciones
parisinas cuestionó a un científco un tanto honesto sobre el origen del SARS-CoV-2.
Éste tuvo que admitir que la grotesca fábula del pangolín marcaba cada vez más
tiempo frente a la hipótesis de la manipulación de cierto laboratorio P4. Y el
periodista para preguntarle si 'esto no corre el riesgo de llevar agua al molino de
los teóricos de la conspiración'. El problema con la verdad ahora es que prueba a
los teóricos de la conspiración. Estamos ahí. Ya era hora de lanzar una comisión de
expertos para poner fn a esta herejía. Y restablecer la censura.
Cuando toda razón abandona el espacio público, cuando aumenta la sordera,
cuando la propaganda endurece su regla de hierro para forzar la comunión
general, debemos salir al campo. Eso es lo que hace el teórico de la conspiración.
Partir de sus intuiciones y embarcarse en la investigación. Tratando de entender
cómo llegamos aquí y cómo salir de este pequeño bache del tamaño de una
civilización. Encuentra cómplices y enfréntate. No te resignes a la tautología de lo
existente. No temas ni esperes, sino busca serenamente nuevas armas. La
fulminación de todos los poderes contra los teóricos de la conspiración prueba
bastante cuánto se les resiste la realidad. La invención de la propaganda por parte
de la Santa Sede (la Congregatio de propaganda fde o Congregación para la
Propagación de la Fe) en 1622 no convenía a largo plazo a la Contrarreforma. El
desprestigio de los aullidos acaba absorbiendo sus aullidos. La concepción de la
vida que tienen los ingenieros de esta sociedad es evidentemente tan plana, tan
lacunaria, tan errónea que sólo pueden fracasar. Solo lograrán devastar el mundo
un poco más. Por eso es de nuestro interés vital cazarlos sin esperar a que fallen.
Así que hicimos como cualquier otro teórico de la conspiración: hicimos la
investigación. Esto es lo que informamos. Si nos atrevemos a publicarlo es porque
creemos haber llegado a varias conclusiones capaces de iluminar la época con una
luz cruda y veraz. Nos sumergimos en el pasado para dilucidar lo nuevo, cuando
todas las noticias tendían a encerrarnos en el laberinto de su eterno presente. Era
necesario contar la otra cara de la historia contemporánea. Al principio se trataba

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de no dejarnos imponer por la potencia de fuego y el pánico de la propaganda
reinante. Acostumbrarse al nuevo sistema de cosas constituye entonces el principal
peligro, que incluye el de convertirse en su loro. Temer el epíteto “conspiración” es
uno de ellos.
El debate no es entre conspiración y anticonspiración, sino dentro de la
conspiración. Nuestro desacuerdo con los defensores del orden existente no se
trata de la interpretación del mundo, sino del mundo mismo. No queremos el
mundo en el que están andamios; por cierto, pueden quedarse con sus andamios
para ellos. Esto no es una cuestión de opinión; es una cuestión de incompatibilidad.
No escribimos para persuadir. Es demasiado tarde para eso. Escribimos para
armar nuestro campo en una guerra que se libra en los cuerpos mismos con las
almas como foco, una guerra que ciertamente no se opone a un virus y a la
'humanidad' como la dramaturgia espectacular quiere que sea. Así que tratamos
de hacer que la verdad fuera “útil como un arma”, como aconsejó Brecht. Nos
ahorramos el estilo demostrativo, las notas a pie de página, la lenta progresión de
la hipótesis a la conclusión. Nos limitamos a las piezas y municiones. La conjura
consecuente, que no sirve de adorno a la impotencia, concluye con la necesidad de
conspirar, porque lo que nos enfrenta parece decidido a aplastarnos. En ningún
momento nos permitiremos comentar el uso que cada uno puede, en tales
momentos, hacer de su libertad. Nos ceñiremos a plastifcar los obstáculos
mentales más engorrosos. No pretendemos que un libro sea sufciente para
arrancarnos de la impotencia, pero también recordamos que algunos buenos libros
encontrados en nuestro camino nos han ahorrado muchas servidumbres. Los
últimos dos años lo han estado intentando. Han sido para todas las personas
sensibles, y sensibles a la lógica. Todo parecía hecho para volvernos locos. Se aferró
a algunas amistades sólidas para que pudiéramos compartir lo que sentíamos y lo
que pensábamos, nuestro asombro y nuestra revuelta. Hemos soportado los
últimos años juntos, semana tras semana. La búsqueda siguió lógicamente. Este
libro es anónimo porque no pertenece a nadie; pertenece al movimiento de
disociación social en curso. Acompaña lo que sucederá – en seis meses, en un año o
en diez. Habría sido sospechoso, además de imprudente, que se autorizara con un
nombre o con varios. O que sirva a alguna gloria. “La diferencia entre un
pensamiento verdadero y una mentira es que la mentira requiere lógicamente un
pensador y no el pensamiento verdadero. No se necesita a nadie para concebir el
verdadero pensamiento. […] Los únicos pensamientos para los que un pensador es
absolutamente necesario son las mentiras. (Wilfred R. Bion, Atención e
Interpretación, 1970)”

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sábado, 24 de septiembre de 2022
GRAN TRANSICIÓN O HUÍDA HACIA NINGUNA PARTE

Decía Karl Popper que “el futuro se encuentra siempre presente, como una
promesa, una atracción y una tentación”. Podemos interpretar esta presencia
del futuro como transición, cierto, pero en modos bien divergentes: con la
intención de mejorar el mismo orden que rige el presente (modo reformista),
o como transformación integral (modo radical), que se propone Otro orden.

A comienzos del presente siglo se conformó un grupo de trabajo integrado por


científcos y académicos de gran prestigio, con la denominación de Grupo de
Escenarios Globales (GSG), auspiciado por la ONU a través de su Programa de
las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y cofnanciado por el Stockholm
Environment Institute, la Rockefeller Foundation, la Nippon Foundation. Los
autores del ensayo resultante, declararon en el mismo que fue “una
apasionante exploración del pasado, el presente y el futuro”. A pesar de que su
publicación en 2006 es anterior a la global crisis fnanciera de 2008, a la

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conmoción global que supuso la pandemia del covid19 y a la guerra de Ucrania
que está en curso como anticipo de una tercera guerra mundial de nuevo tipo,
el texto resulta muy interesante, porque viene a reconocer que el cambio
global se acelera y las contradicciones se profundizan, por lo que “se necesitan
con urgencia nuevas formas de pensar, actuar y ser”.
Y a la exploración de estas “novedades” dedicaron su tiempo estos científcos,
cuyo resultado es una propuesta de Gran Transición, planteada como
oportunidad histórica de dar forma a “un mundo justo de paz, libertad y
sostenibilidad” . Entre otros escenarios, se propone el que denominan de la
Gran Transición, para el que identifcan estrategias, agentes de cambio y
valores para una nueva agenda global. Aunque hubiera sido escrito más
recientemente, pienso que tanto la crisis del 2008, como la Pandemia y la
guerra de Ucrania, no hubieran cambiado lo esencial de su propuesta; al
contrario, estos últimos acontecimientos les hubieran reafrmado en sus
conclusiones y en su apuesta reformista, que conviene tener muy en cuenta,
porque aún siendo autodeclarada como progresista, viene a reconocer su
dramática improbabilidad ante la magnitud y profundidad de las
contradicciones a superar como “legado de la época moderna” que nos ha
conducido al umbral de la actual sociedad planetaria. Se referen así a la época
de los Estados-Nación, pero se cuidan de no decirlo expresamente, y hasta
exageran su antigüedad innecesariamente, cuando sin rigor histórico alguno
estos “expertos” le otorgan a la Modernidad una edad de mil años.

Sí me parece muy interesante este documento es porque trasluce la visión del


presente y las expectativas de futuro que se tienen desde la corriente
ideológica hoy dominante, la que a sí misma se presenta como “progresista” y
“políticamente correcta”, en modo que queda bien resumido en la expresión
“pensamiento único”. Cobra un interés trascendental, que podemos denominar
como “trágico” en una actualidad que hoy vemos precipitarse en el contexto
geopolítico de una guerra, la de Ucrania, que nos avisa de lo que viene: una
guerra sin cuartel entre dos concepciones del mundo que se excluyen
mutuamente a pesar, es mi propia visión, de que comparten un mismo
principio organizador de la sociedad, el del Estado: por un lado en su forma
imperial-unipolar representada por una OTAN liderada por Wasington y por
otro lado en su forma imperial-multipolar, representada por Rusia, respaldada
por las grandes potencias económicas emergentes, con economías igualmente
capitalistas, China e India fundamentalmente. Así, lo que podemos esperar es
un escenario de guerra mundial, “fría” como mínimo, que ya está servido.

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Lo que me propongo con esta refexión es dilucidar la razón de sus miedos, los
de esta visión “progresista”, a un fracaso histórico ante la fuerza de
acontecimientos (se cuidan de esquivar la situación geopolítica) que les llevan a
augurar una probable Transición hacia soluciones autoritarias, frente a las que
proponen un horizonte de futuro progresista-reformista, que presuponen más
“democrático y ecológico”.

Juegan con la ambigüedad de un esquema que nos sugiere estar en la fase


temprana de una transición acelerada, en un período de turbulencias que
impiden predecir el carácter del Sistema Global que surgirá de esta transición,
por lo que la forma última de lo que haya de venir “dependerá en gran medida
de opciones humanas que todavía no se han efectuado y de acciones que todavía
no se han emprendido”. Queda bien claro en su referencia a Wittgenstein: “la
mosca dentro de la botella tiene difcultades para observar a la mosca que está
dentro de la botella”.
También pretendo elucidar la razón que les lleva a descartar cualquier
posibilidad revolucionaria que pudiera exceder el campo de su visión
estratégica, a mi entender reducida a una simplista y falsa confrontación
ideológica -democracia versus autoritarismo-, cuando en realidad se trata de
una lucha interestatal por el dominio capitalista del mundo, sea por un único
bloque o repartido en varios bloques.

A grandes rasgos, en su previsión de escenarios, defnen tres arquetipos de


pensamiento social -evolucionista, catastrofsta y transformacionista- que
corresponden a distintas y divergentes concepciones acerca de cómo funciona
el mundo. Según ésto, los evolucionistas son optimistas que piensan que los
rasgos dominantes, los de la modernidad, pueden traer prosperidad,
estabilidad y salud ecológica. Los catastrofstas temen terribles consecuencias
para el futuro del mundo, porque piensan que no podrán ser resueltas las
tensiones sociales, económicas y ecológicas, que son cada vez más profundas.
Y los transformacionistas serían aquellos que compartiendo estos miedos,
creen que la transición global puede ser enfrentada como “una oportunidad
para crear una mejor civilización”.

A partir de este simple esquema, exponen tres visiones diferentes así


resumidas: ajuste paulatino (optimistas- evolucionistas), cataclismo discontinuo
(pesimistas-nihilistas) y renovación estructural (posibilistas-reformistas). En su
visión progresista no cabe ninguna otra visión que no sea reformista y, menos
aún, una “revolucionaria”, nada que pudiera parecerse a una propuesta de

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transformación radical e integral, es decir, al margen y contraria a los aparatos
de dominación que vienen determinando la evolución histórica de nuestras
sociedades -Estado y Mercado- hasta convertir la existencia humana en una
permanente lucha identitaria y de poder entre pueblos, culturas, clases y
géneros, extendida a la totalidad de individuos durante las últimas décadas de
la globalización capitalista, dejando tras de sí un rastro de devastación social y
ecológica de igual magnitud global.
El sistema de organización de la sociedad moderna confgurado a partir del
siglo XVIII no pudo ser disuelto por ninguna de las revoluciones sucedidas
durante esa época, ni siquiera por la única que pudo hacerlo en el momento
“proletario” tras la revolución industrial en que se dieron las condiciones de
oportunidad. Pero el sistema de producción y acumulación de capital
fundamentado en su naturaleza extractiva y depredadora tenía que chocar
algún día con sus límites naturales. Y ahora es ese momento.

Sin embargo, disiento de quienes creen que este sistema se disolverá en sus
propias contradicciones, la prueba es la previsión de escenarios planteados por
este Grupo de Escenarios Globales (GSG) auspiciado por la ONU, abierta a
incertidumbres que incluyen todas las posibilidades, incluso las más caóticas y
autoritarias, eso sí, todas excepto la de una transformación o revolución
integral... ¡cómo iban a poder, siquiera imaginar, un “mundo mejor” sin Estado
ni Mercado!, ¿cómo, si éstas abstracciones forman parte inamovible de su
propio imaginario de la Modernidad, como si fueran auténticas e
incuestionables realidades geológicas. Como dijera Fredric Jameson, “hoy
parece más fácil imaginar el fn del mundo que el fn del capitalismo”...pues no
digamos respecto del fn del Estado.

Después de la caída del muro de Berlín, el capitalismo logró erigirse como


único sistema político-económico viable. En su libro “Realismo capitalista”,
publicado en el Reino Unido hacia fnes de 2009, Mark Fisher, crítico musical y
teórico de la cultura, defnió acertadamente el capitalismo como el marco
ideológico en el cual vivimos (donde quiera que sea). Mark Fisher expone
claramente en este libro de qué manera el “realismo capitalista” permea todas
las áreas de la experiencia humana contemporánea, cubriendo el horizonte de
lo pensable y cerrando la capacidad de imaginar un nuevo escenario social,
cultural, económico y político. Solo que, una vez más, como tantos otros
intelectuales contemporáneos, olvida que esta ideología capitalista es un
producto histórico, del Estado Moderno, que sin el respaldo del aparato estatal
la ideología capitalista hubiera podido ser pensada, pero no realizada, porque

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el Estado como forma jerárquica de organización social, que divide a la
sociedad en gobernantes y gobernados, es su previa y necesaria condición de
existencia.
¿Pero a dónde vamos?, se preguntan en ese informe encargado por la ONU,
para concluir en ésto: las nuevas épocas históricas surgieron de las crisis y
oportunidades que presentaba cada época precedente, pero en la transición
planetaria resulta insufciente reaccionar ante las circunstancias históricas. Ahora
sabemos que nuestras acciones pueden hacer peligrar el bienestar de las
generaciones futuras y por eso la humanidad se enfrenta a un desafío sin
precedentes para anticiparse a las crisis por venir, considerando las alternativas
futuras y adoptando las opciones adecuadas. El problema del futuro, que antes era
materia para soñadores y flósofos, se ha movido al centro de las agendas
científcas y de desarrollo...Así dejan muy claro a quien le corresponde tomar las
decisiones sobre el futuro, a las élites tecnocientífcas, ¡adiós al sueño moderno
de la democracia liberal!
Se preguntan después por los futuros globales que podrán surgir de los
turbulentos cambios que dan forma a nuestro mundo y para organizar su
refexión reducen las posibilidades a unos pocos guiones estilizados que
representan las principales alternativas, por lo que llegan a considerar tres
clases de escenarios, así nombrados: 1. Mundos Convencionales, 2.
Barbarización y 3. Grandes Transiciones, caracterizados respectivamente por:
una continuidad esencial (1), un cambio social fundamental pero no deseable
(2) y por fundamentales y favorables transformaciones sociales (3).

El primer escenario, el de los “Mundos Convencionales” supone que el


sistema global en el siglo XXI evolucionará, sin discontinuidades ni
transformaciones fundamentales, a partir de las mismas fuerzas y valores
dominantes que conducen actualmente la globalización, que seguirán siendo
las que conformarán el futuro (Estado y Mercado). Solo harán falta algunos
ajustes, en la política y los mercados, para ir solucionando los problemas
sociales, económicos y ecológicos a medida que éstos vayan surgiendo. En este
escenario sitúan como agentes a las Fuerzas del Mercado y a la Reforma
Política, respectivamente responsables de promover una economía global
resuelta en un mercado global competitivo, abierto e integrado, en el que las
preocupaciones sociales y ecológicas son secundarias. Se supone que en este
escenario los gobiernos estatales emprenderán una Reforma Política amplia y
coordinada, a fn de reducir la pobreza y alcanzar la sostenibilidad del medio
ambiente.

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El segundo escenario, el de “Barbarización”, considera la posibilidad de que
estos problemas no puedan ser resueltos y que, por consiguiente, nos
conduzcan a sucesivas crisis que superen la capacidad de las instituciones
convencionales para resolverlos. En este escenario la civilización planetaria
“caería en la anarquía o en la tiranía”, se dice, sin apreciar diferencia alguna
entre ambas situaciones.
Como agentes de este segundo escenario sitúan al Colapso, en el que los
confictos y las crisis entran en una espiral descontrolada y las instituciones se
desploman, junto a un Mundo-Fortaleza como respuesta autoritaria a la
amenaza de colapso, ante un mundo fracturado, parecido a un apartheid
global, con las élites enclaustradas en enclaves interconectados y protegidos,
con la mayoría de la población mundial empobrecida y situada a merced de la
intemperie.
Y en el tercer escenario, el de la “Gran Transición” -al que presentan como
apuesta propia- dicen esperar profundas transformaciones históricas en los
valores fundamentales y en los principios de organización de la sociedad.
Según este escenario, surgirán “nuevos valores y paradigmas de desarrollo, que
enfatizan la calidad de vida y la sufciencia material, la solidaridad humana, la
equidad global, la afnidad con la naturaleza y la sostenibilidad del medio
ambiente.”
Como posibles agentes de esta Gran Transición, sitúan en primer lugar a una
visión “Ecocomunalista”, que sería una especie de biorregionalismo o localismo,
con democracia directa y autarquía económica que, según se expresa en el
ensayo, “aunque resulte popular para algunas subculturas ambientalistas y
anarquistas, es difícil visualizar un camino plausible que lleve desde las tendencias
globalizantes de hoy hasta el ecocomunalismo y que no pase por alguna forma de
Barbarización”. Y un segundo agente de este escenario sería un Nuevo
Paradigma de Sostenibilidad (por el que directamente se inclinan los autores
de ese trabajo), un paradigma “que cambiaría el carácter de la civilización global,
en vez de replegarse hacia el localismo, pasando a valorizar la solidaridad global,
la fertilización intercultural y la conectividad económica, buscando una transición
liberadora, humanista y ecológica”.
Describen estos escenarios remarcando sus diferentes respuestas a los
desafíos sociales y ecológicos: las Fuerzas del Mercado se apoyarían en la
lógica auto-correctiva de los mercados competitivos; la Reforma Política
dependería de la acción gubernamental para buscar un futuro sostenible, y en
Mundo-Fortaleza, le correspondería a las Fuerzas Armadas imponer el orden,
proteger el medio ambiente y prevenir la caída en el Colapso, mientras que
para su Gran Transición reservan “un futuro sostenible y deseable que surge de

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nuevos valores, de un modelo revisado de desarrollo y de la participación activa de
la sociedad civil”...¡qué majos estos expertos de la ONU!
Describen a continuación las fuerzas impulsoras que serían el común punto de
partida de todos los escenarios descritos, las mismas fuerzas que condicionan
y modifcan el Sistema:

1.Demografía: la población es cada vez más vieja, aumentará en


aproximadamente un 50% hacia 2050 y la mayoría de los tres mil millones de
personas adicionales nacerán en países en desarrollo. Con la tendencia a la
urbanización, habrá casi cuatro mil millones de nuevos habitantes urbanos que
plantearán grandes desafíos al desarrollo de las infraestructuras, al medio
ambiente y a la cohesión social. Las bajas tasas de fertilidad llevarán gradualmente
a un aumento del promedio de edad y a una creciente presión sobre la población
productiva para mantener a los adultos mayores. Pero, ¡milagro!, una Gran
Transición aceleraría la estabilización de la población, moderaría los
porcentajes de urbanización y buscaría esquemas de asentamientos más
sostenibles.

2.Economía: los mercados de productos, fnancieros y laborales han pasado a


integrarse e interconectarse crecientemente en una economía global (mercado
capitalista), los avances tecnológicos y los acuerdos internacionales para liberalizar
el comercio han catalizado el proceso de globalización capitalista, enormes
empresas transnacionales dominan crecientemente un mercado planetario,
desafando las prerrogativas tradicionales de la nación-estado, los gobiernos
enfrentan difcultades en aumento para prever o controlar las alteraciones
fnancieras y económicas que se difunden a lo ancho de una economía mundial
interdependiente, que puede verse directamente en los efectos paralizantes de las
crisis fnancieras regionales, pero también indirectamente en el impacto de los
ataques terroristas o de los temores sobre la salud, tales como la enfermedad de
las vacas locas en Europa (y del Covid a escala global, sucedido con
posterioridad a la publicación de este informe)... pero no hay que preocuparse,
porque en la Gran Transición, las preocupaciones sociales y ecológicas se
refejarán en políticas que “limiten” el mercado, ya que “una sociedad civil
vigilante” generará un comportamiento corporativo responsable junto a nuevos
valores que cambiarán los esquemas de consumo y producción.

3. Cuestiones sociales: la creciente desigualdad y la pobreza persistente


caracterizan la escena global contemporánea, crece imparablemente la
desigualdad económica entre las naciones y dentro de éstas. La transición hacia un

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desarrollo promovido por el Mercado debilita los sistemas y normas tradicionales,
provocando una considerable dislocación social, caldo de cultivo para la actividad
delictiva... Pero (tomen nota): en la Gran Transición serán respetados los
compromisos de la Declaración Universal de Derechos del Hombre de 1948 en
cuanto a justicia y a un nivel de vida digno para todos, en el contexto de un modelo
de desarrollo global plural y equitativo.

4. Cultura: la globalización, la tecnología de la información y los medios de


comunicación electrónicos estimulan la cultura del consumo en un proceso que, a
la vez, es consecuencia y causa de la globalización económica. Paradójicamente, un
mercado global unifcado también activa las reacciones identitarias, nacionalistas y
religiosas. Tanto la globalización como la reacción fundamentalista contraria a la
globalización, necesariamente implican problemas para las instituciones
democráticas (los Estados y sus corporaciones o bloques internacionales), el
terrorismo ha surgido como signifcativa fuerza impulsora en el escenario mundial.
Su simpatía entre las masas parece enraizarse en la furia y la desesperación de
sentirse excluidos de las oportunidades y la prosperidad y en el clamor por el
consumismo o en su negación, resulta a veces difícil escuchar voces en pro de la
solidaridad global, la tolerancia y la diversidad que, sin embargo, “son las voces
precursoras (prometeicas) de la Gran Transición”.

5. La Tecnología: transforma la estructura de la producción, el carácter del trabajo


y el uso del tiempo libre. El avance continuo de la tecnología de la computación y de
la información se encuentra en primera línea de la actual ola de innovación
tecnológica. La biotecnología podría afectar signifcativamente a las prácticas
agrícolas, a los productos farmacéuticos y a la prevención de enfermedades, al
mismo tiempo que suscita un conjunto de problemas éticos y ecológicos. La
miniaturización tecnológica puede revolucionar las prácticas médicas, la ciencia de
los materiales, el rendimiento de las computadoras y muchas otras aplicaciones...
pero no insistan en preocuparse, que “la Gran Transición modelará el desarrollo
tecnológico a fn de promover la plena realización del ser humano y la
sostenibilidad del medio ambiente”.

6. Medio ambiente: la degradación global del medio natural es otra signifcativa


fuerza impulsora. Ha aumentado la preocupación internacional por el impacto de
la actividad humana sobre la atmósfera, la tierra y los recursos hídricos, por la
bioacumulación de sustancias tóxicas, la desaparición de especies y la degradación
de los ecosistemas. La percepción de estos hechos nos díce que los países por
separado no pueden mantenerse al margen de los impactos globales sobre el

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medio natural y ésto cambia las bases de la geopolítica y de la gobernabílidad
global... pero, mecanismos autocorrectivos ¿aportarán ajustes con la rapidez y a
escala sufcientes? Creerlo es un problema de fe y optimismo, con escasa base en el
análisis científco o en la experiencia histórica. No existe, simplemente, seguro
alguno que impida que las vía Fuerzas del Mercado no comprometan el futuro,
exponiéndolo a cambios aún mayores y más perjudiciales en los ecosistemas de la
Tierra.

No tienen inconveniente en reconocer que las bases, tanto teóricas como


empíricas, de tan positiva expectativa son extremadamente débiles. La
experiencia durante los dos últimos siglos (los de la economía capitalista de los
Estados-Nación) sugiere más bien que se requieren programas de bienestar
social (¿otro Estado del Bienestar, convenientemente renovado?)
específcamente orientados a reducir el empobrecimiento provocado por el
Mercado capitalista. Y auguran que en este escenario, es altamente probable
que persista la pobreza global, si no llegan a combinarse el crecimiento de la
población y la distribución de ingresos...o sea: lo que puede esperarse de un
Mercado capitalista consternado y arrepentido de sus propias barbaridades.

Los expertos de la ONU se han preguntado ¿a dónde queremos ir?, y su


refexión les ha llevado a ambiguas y confusas respuestas sobre el futuro
global, más bien a inquietantes incertidumbres que, cierto es, no ocultan.
Efectivamente, la trayectoria global que asume la persistencia de las tendencias
y valores hoy dominantes, resulta contradictoria e inestable, apuntando hacia
paisajes sociales de barbarie y empobrecimiento social, económico y ecológico.
Pero, en un redoblado esfuerzo prometeico, estos expertos anuncian un
esperanzador futuro en su último descubrimiento científco-antropológico:
resulta que hasta ahora no sa bíamos que nosotros, los seres humanos,” somos
viajeros y no ratones”.

A mitad de su larga refexión, estos científcos reconocen que el ritmo y la escala del
cambio tecnológico y social requerido es intimidante, lo que vienen a expresar
gráfcamente en esta contundente frase: “la vía reformista a la sostenibilidad es
como subir a una escalera mecánica que baja”. Por eso se replantean un camino que
va de la sostenibilidad a la deseabilidad: “a las preocupaciones pragmáticas sobre la
factibilidad de la vía reformista cabe añadir una crítica normativa: ¿es deseable (la vía
reformista)?, ¿será ese un lugar de felicidad, con posibilidades de elección y exploración
individual y social?...para concluir en que “podría ser un mundo sostenible pero
indeseable”.

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En medio de mi propia refexión, ha llamado mi atención el texto de un manifesto
publicado en 2018 por la revista alemana Kosmoprolet (comunistas
antiautoritarios), con el que me identifco en muchos de sus puntos, y en el que
entre otras muchas cosas se dice que “partiendo de la irracionalidad del orden
actual por una parte, y de las posibilidades que ésta abre por otra, surgen los
primeros contornos de una comunidad libre: la reconstrucción de la maquinaria
según las necesidades de los productores; la abolición de la automatización ddnde
esta sea inútil y agotadora, la conversión de las actividades necesarias para
volverlas más agradables, y, en caso de que eso no sea posible, la rotación de las
tareas necesarias pero desagradables; el fn del trabajo asalariado y de cualquier
entrelazo entre consumo y rendimiento; el desarrollo de una verdadera riqueza
social”. Y aún así, sus autores anónimos reconocen en dicho manifesto que
todo ello dice poco o nada sobre las formas sociales en las que estos cambios
serían posibles. Esta consideración me parece crucial, porque, como ellos
mismos reconocen, “son precisamente las nuevas formas sociales a desarrollar las
que formarán el eje central de este cambio”. Con ello vienen a deducir que no
importa cuán violento se haya vuelto el carácter destructivo-irracional de los
métodos de producción actuales, ni qué potencial abarquen las nuevas
tecnologías, mientras que la coexistencia de varios miles de millones de
personas se mantenga bajo las formas sociales actuales (los Estados-Nación y
sus bloques corporativos), nada cambiará.

Así, estos comunistas antiautoritarios asimilan el “realismo de izquierda” que


perpetúa la organización social-estatal, con el “realismo capitalista” defnido
por Mark Fisher y al que me referí anteriormente. Al igual que rechazan el
pseudo-radicalismo que celebra revueltas aisladas, predicando la máxima
destrucción y que para una sociedad “diferente”, solamente ofrece frases
triviales sobre la completa libertad del individuo. Su conclusión al respecto me
parece realmente acertada: “más bien se trata de establecer una mediación
social diferente, en la cual la totalidad social no sea contraria a las exigencias
individuales, sino que precisamente sea fruto del trabajo consciente de los
individuos”.

El “realismo socialista” resultante de la Revolución de Octubre, convirtió el


programa marxista de “retirada del Estado en la sociedad” en algo
completamente contrario, entronizando el poder estatal con rasgos totalitarios;
lo que nos da una idea de la magnitud del desafío que supone superar el
capitalismo sin recurrir a la fuerza del Estado. Yo voy más allá y a mayores de
una cierta intuición, pienso - con el aval de la experiencia histórica- que no es

127
que éste desafío sea difícil, sino que es absolutamente imposible superar el
capitalismo mientras persista la forma social del Estado. Esto es: una
comunidad libre tendría que superar ambas cosas, el proceso de vida material
hoy ejercido a ciegas y legitimado por la ideología del naturalismo social que se
expresa bajo el marco de la competencia generalizada, para pasar a una
organización autónoma de las comunidades en modo planifcado, cooperativo
y consciente, al tiempo que son recuperadas funciones necesarias que hoy
cumple el Estado, de tal forma que éste desaparezca defnitivamente, como
aparato de coacción, separado e impuesto sobre la sociedad y los individuos.
Como se dice en ese manifesto, solamente una comunidad igualitaria que tenga
a su disposición los fundamentos materiales necesarios para organizar su vida
puede llegar al punto en el que el Estado (al el mismo Marx describió como
resumen externo de una sociedad desgarrada y en contradicción consigo misma) se
vuelva superfuo. La separación de la política y la economía, que es una
característica central del capitalismo, sería por lo tanto abolida.

Sin embargo, en las luchas de las últimas décadas no ha surgido ninguna otra
forma que trate de organizar una comunidad sin Estado. De forma más
reciente, las actuales movimientos sociales, todos originados por la
fragmentación de la clase asalariada, pero que a diferencia de los viejos
consejos obreros, no son al mismo tiempo el fundamento organizacional de
una nueva sociedad, porque no solo permanecen separados de la esfera
productiva –es decir: de la palanca decisiva para la disolución de la relación
social compuesta por el capital– sino que, más allá de un descontento general,
carecen de fundamento práctico alguno. Incluso cuando las asambleas fueron
masivas tuvieron en común que dentro de ellas cada persona –debido a la
desconfanza en la política ofcial– se aferraba con vehemencia a su identidad
“ciudadana”. Cada individuo se representaba solo a sí mismo y el resultado fue
mayormente una palabrería interminable y sin rumbo, lo que causó que todos
los implicados pronto perdieran el interés en las asambleas (no pudo ser más
obvio en el caso del movimiento 15M en España)...y concluyen: sentarse a
discutir constantemente sobre todos los problemas no es ciertamente un
modelo a seguir para la Comuna.

Efectivamente, la desaparición del aparato estatal no tiene por qué conducir a


un “estado amorfo”, sino que, por el contrario, su abolición exigiría una
autoorganización social compleja y extremadamente desarrollada, que tendría
que incluir un enfoque completamente diferente sobre los problemas de los
que hoy en día son responsables la ley, la justicia penal y las prisiones. Hay que

128
considerar que la mayor parte de lo que hoy en día se persigue como delito,
nace de la necesidad material y que desaparecerá con ella, no puede ser más
obvio para el caso de los delitos contra la propiedad...si bien, sería fantasioso
pensar que sin Propiedad y sin Estado desaparecerán automáticamente todos
los delitos.

...En fn que (provisionalmente) ésta es mi conclusión: no podemos dejarnos


contagiar por un estado de excepticismo crónico, por cómoda que sea esta
posición ante las abrumadoras y excepcionales incertidumbres que nos suscita
el futuro a partir de los datos del presente; hay que repasar la historia, el
conjunto de antecedentes que ayudan a completar la explicación de lo que está
sucediendo, comprender que el devenir histórico no está predeterminado y
que siempre podemos cambiarlo. Que dejarse contagiar por ese estado de
crónico excepticismo conduce solo al nihilismo y a la parálisis, que
inequívocamente acaba siendo cómplice pasivo de la inercia que sigue el
mundo que nos dejó en herencia la Modernidad burguesa, producto del Estado
de siempre, en todas sus formas históricas...esa deriva capitalista hacia el
consumo compulsivo de la vida, hacia lo inerte, esa pulsión de muerte,
Thánatos, perfectamente pornográfca y contraria al Eros o pulsión de vida...
(aunque me cueste recurrir a Freud para expresarlo).

129
miércoles, 28 de septiembre de 2022
COMUNICACIÓN, COMUNIDAD, DEMOCRACIA

Ya sé que la actualidad manda y que ahora lo correctamente pertinente sería hablar


de la conmoción política que suponen los resultados de las elecciones políticas en
Italia y sus inmediatas repercusiones (cosa que haré próximamente). Eso es cierto,
pero solo a medias, porque es precisamente esa exclusiva atención a lo inmediato lo
que nos impide atender a lo sustancial, descuidando aquellos principios y valores sin
los que no se puede explicar la actualidad, ni siquiera la que sucede en Italia.

Me urge, antes que nada, manifestar mi posición antropocéntrica inequívoca: no sé


de ningún cerebro no-humano que pueda pensar cuanto existe y sucede en modo
que produzca consciencia. Y mientras ésto sea así, tengo que afrmar que ésto de
pensar con con-ciencia sólo puede hacerlo un cerebro humano.

Si somos capaces de tener pensamientos afnes, incluso comunes, en origen se debe,


sin duda, a nuestra remota experiencia comunicativa en la tribu, a partir de aquella
máxima proximidad social que tuvimos durante milenios vividos en el reducido

130
espacio de una caverna. No es por nada que los humanos primitivos se tuvieran y aún
se tengan a sí mismos, a la tribu, como los únicos “humanos” en medio de un exterior
visto desde allí como naturaleza-mundo, dominada por “animales”.
Entonces no había medios, la Era de los Medios comienza con la escritura, una nueva
forma de comunicación a distancia, pero sin llegar a borrar la necesidad de
comunicación directa, presencial, cuerpo a cuerpo. Parece ser que las experiencias de
transmisión telepática pudieran tener su fundamento en una reactivación de aquella
primitiva función comunicativa, prealfabética y hasta preoral. pero de máxima
proximidad espacial, local. De ser así, toda la historia de los Medios sería la de una
transferencia de pensamientos, algo así como una aspiración fnal a un directo
acercamiento entre cerebros, sin velos interpuestos.

Y si existiera de verdad una tendencia a la repetición técnica de lo arcaico, en el


horizonte de las telecomunicaciones y las comunicaciones masivas esta
repetición debería llegar a reproducir los antíguos diálogos locales, de
proximidad espacial, entre los cerebros y sus cuerpos. Esto es lo que ve Peter
Sloterdijk en la proliferación de los teléfonos móviles, que en plena era de la
aldea global estarían aportando esa reproducción de la comunicación oral más
arcaica.
Pero, sin embargo, lo que ahora prima es una transferencia de pensamientos
des-regulada y mixta, con medios que funcionan en simultáneas direcciones,
horizontal-comunicativos y vertical-informativos. Entre los primeros sobresale
el libro, al cual le ha salido una competencia muy potente con los sistemas
electrónicos y digitales. En este proceso, la comunicación es, o al menos lo
parece, cada vez más horizontal, y tan es así que se llega a un punto desde el
cual los participantes en la comunicación llegan a creer que ya nada les llega
desde arriba y que están “solos en el mundo”, con sus cerebros, sus medios, sus
equivocaciones y sus ilusiones, abocados a una ciudadanía mundial electrónica,
en medio de un imparable proceso de densifcación del mundo, en una especie
de “tele-vecindad” de todos con todos.

La palabra telecomunicación implica un manejo tele-operativo del mundo,


defnido por acciones a distancia, frente a las que correspondería una
conciencia “tele-moral”. Esta horizontalidad comunicativa no puede ser más
ilusoria, se sabe por la titularidad de su propiedad y por el efciente mecanismo
de control algorítmico que incorporan de fábrica estas “redes sociales”. Esta
ilusión de horizontalidad, de libertad y democracia, es el invento más exitoso
que haya puesto en marcha el proyecto burgués de la Modernidad. El absoluto
control de la propiedad, de todo y del mecanismo algorítmico se debe, aunque
no sólo, a que su clientela es un amorfo conglomerado de individuos extraños

131
entre sí, que no comparten vidas ni lugares comunes, gente a los que “la
magia” del algoritmo les permite creer que forman parte de una libre y
democrática nación digital o comunidad de amigos.
Pero el “ser-con-otros” no es algo que se pueda agregar desde fuera, a quienes
integran un grupo que comparta sus vidas en el mismo lugar. Este sentido
existencial, del ser y estar adentro, es el que caracteriza y hace especial la
sociabilidad humana en el modo que propiamente llamamos “comunidad”; no
solo referida a pensamientos, sino, sobre todo, a experiencia vital, a vidas
compartidas. Esta comunicación en proximidad, comunitaria, convivencial,
sería así la propia y más confable, la que nos produce el sentimiento de
intimidad como vínculo directo con los demás, con aquellos individuos que
“son con-nosotros en un lugar”; y no en esos etéreos no-lugares en los que
somos agregados “voluntariamente”, formando artifciales “comunidades”,
digitales y/o burocráticas, no menos etéreas, que nos ofertan una amplísima
gama de ideologías e identidades a la carta.

Muy al contrario, la condición de intimidad comunicativa es incluyente por sí


misma, nos hace ser y estar dentro del mundo, juntamente con otros, sin
forzar nada, tan es así que solo en esa condición llegamos a tener una
auténtica experiencia de “comunidad”. Este estar-dentro signifca un íntimo
compromiso de identidad personal y colectiva. Dice Sloterdijk que ésto le pasó
desapercibido a pensadores como Heidegger, que no pudo verlo por su
concepto del “dasein”, que refere a la soledad de la existencia humana, en la
que no cabe este íntimo sentimiento de comunidad convivencial, ese “ser y
estar-dentro”, en la común experiencia de existencias y mundos compartidos
Por eso que el dasein de Heidegger sería solo temporal y no espacial, no tiene
en cuenta el lugar, ajena a la dimensión espacial y corpórea de la comunicación
en su íntima forma convivencial-directa-local.
Nada ganamos pensando de manera individualista esta soledad-del-ser, en eso
coinciden, pienso yo, los individuos que son-juntos en el Común y lo Común que
nos permite entendernos, actuar juntos y mantenernos relacionados incluso
confictivamente, con comunicación a la vez íntima y comunal, en torno a lo
que es propio de todos y de cada cual.
Necesitamos una nueva teoría ontológica de la comunicación, el fantasma de
la “comunidad” está en la base de toda comunicación y hasta de todo
pensamiento humanista...“el fn del humanismo no será ciertamente el fn del
mundo, pero sí el de nuestro mundo”, dice el más pesimista Sloterdijk,
refríendose al mundo de quienes ciframos nuestras expectativas (acerca del
progreso evolutivo de nuestra especie) en el desarrollo de la sensibilidad a

132
través de la la experiencia ética y la comunicación empática. Yo soy más
optimista, estoy convencido de que todavía es posible la amistad, incluso el
amor, entre humanos diferentes y distantes, y no sólo entre los de nuestra
tribu.
En ésto le doy la razón a Sloterdijk: “el rotar de los astros ha dejado de ser el
único vector del tiempo en el mundo interior del Capital, (allí) por fuerza siempre es
de día”. Lo pienso cada vez que voy a las grandes urbes (los espacios no-
lugares, propios de los Estados y sus Capitales), me pregunto si tanta luz será
solo por razón de seguridad.

En la historia del ser humano, su tiempo no es uno cualquiera, simplemente


encaminado a la muerte, sino un tiempo sufciente para comprender lo que
también es el espacio: ese lugar donde poder convivir.
Pudiera parecernos que con la irrupción de la última globalización se acaba la
confusa historia humana, que llegados a la posthistoria tocaría comenzar a
narrar lo perdido a través del tiempo (y del espacio), donde la eliminación del
sentido y el enfoque del tiempo se vuelve hacia un espacio cada vez más
denso, más estrecho y pequeño (será por eso que Sloterdijk sostiene que su
flosofía está centrada en el espacio y no en el tiempo). En la posthistoria el
tiempo ha sido absorbido por el espacio, al que en esa lógica global
correspondería un nuevo ser humano, uno bien permeable y preparado para
vivir su soledad siempre en masa y siempre a la intemperie...eso sí,
artifcialmente iluminada.

Este nuevo modo de percibir y relacionarnos con el mundo, necesariamente


modifca nuestra conducta con el prójimo; la elevada densidad urbana implica
una probabilidad cada vez más elevada de encuentros entre humanos, sea
bajo la forma de transacciones o de confictos; allí donde se imponen las
condiciones de densidad, se supone que la falta de comunicación no es
aceptable, tampoco los dictados unilaterales. Pero solo se supone. Cierto que
la elevada densidad garantiza la resistencia permanente contra la expansión
unilateral, una resistencia que desde el punto de vista cognitivo se puede
califcar como entorno estimulante para los procesos de aprendizaje, puesto
que los actores sufcientemente fuertes, en medios densos se hacen unos a
otros inteligentes, cooperativos y amistosos, al tiempo -como es natural-, que
también se trivializan entre sí. Y es así porque se interponen el uno en el
camino del otro, pero ¿han aprendido a equilibrar intereses opuestos?

133
Si la cooperación mira solo al reparto de benefcios, se da por supuesto que las
reglas de juego de la reciprocidad también son evidentes para los demás.
Efectivamente, se da por supuesto, como que en el mundo capitalista y
posthistórico todos los indicadores apuntan necesariamente al futuro, porque
en éste reside la única promesa que se puede hacer a una asociación de
consumidores: que el confort no va a tener un fnal y que los derechos
humanos constituyen el fundamento jurídico del consumismo. Esta última
globalización nos ha permitido ver en ella la necesidad de un constante
aprendizaje, un aprender a estar en lugares con extensiones concéntricas; y
que el ser-en-el-mundo conserva un rasgo fundamental que “deja fuera todo
aquello en lo que él mismo no pueda estar presente”, según expresa el propio
Sloterdijk.
Navegar sobre estructuras de espacio-tiempo se nos hace incomprensible,
exige un sujeto nuevo, alguien que pueda entender y adaptarse a un mundo en
que las protecciones ya no existen, en donde la historia individual es la que
predomina. Ahora la cuestión es: ¿servirá el humano que todavía somos como
materia prima para la producción de ese nuevo sujeto-máquina,
defnitivamente adaptado al nuevo orden global capitalista? ...que cada cual se
conteste.

Yo pienso que no sirve, que com-unidad y com-unicación son dos poderosos


instintos íntimamente relacionados que tenemos de fábrica, inherentes a un
ser entrenado a experimentar, sí, pero no apto para una vida capitalista,
solitaria y a la intemperie, que sea para siempre.

Somos una especie tecnológica y la comunicación es un campo idóneo para la


aplicación tecnológica. Cierto es que si somos una exitosa especie depredadora
se debe en su mayor parte a nuestra inteligencia tecnológica. Como cierto es
que la superpoblación y el desarrollo hipertecnológico que caracterizan a la
globalización eran previsibles aunque la historia no hubiera tomado un
derrotero jerárquico-estatal, ni su forma patriarcal, propietarista, consumista,
capitalista. De nada sirve darle vueltas, hay que manejar la realidad a partir de
como es, no es posible ni deseable una marcha atrás, no nos volvamos idiotas,
como si no supiéramos que nada ya sucedido puede volver a suceder.

Si hoy la comunicación nos “parece” horizontal lo es gracias a la prestidigitación


tecnológica. Nunca hubo emisores tan potentes y absolutos, ningún Imperio
llegó a tanto, con tal poder de propiedad sobre Todo, lo vivo y lo inerte. Por
algo se dice que la información es poder, lo que no se dice de la comunicación.

134
Y no se dice por temor de los ciudadanos: no sea que se haga de noche
cuando llegue la noche.

135
viernes, 30 de septiembre de 2022
DESASTRE Y DILEMA: REFLEXIONES SOBRE LA CATÁSTROFE ECOLÓGICA Y
EL MOVIMIENTO CLIMÁTICO

Hoy traigo a estas páginas un texto relativamente reciente publicado en la


revista alemana Kosmoprolet, editada por un grupo de personas y grupos
anarquistas y comunistas antiautoritarios (“Amigos de la sociedad sin clases” de
Berlín, “Era de Hielo” de Zurich y “La Banda Vaga” de Freiburg).

Trata sobre la catástrofe ecológica y el movimiento social contra el cambio


climático. Lo hago porque aporta una refexión que puede interesar a la gente
que hoy se siente involucrada en este movimiento desde muy variadas
posiciones ideológicas.

Personalmente, estoy muy de acuerdo con el análisis y visión general que


presentan acerca de la cuestión climática y su inequívoca vinculación con el
orden social estatal-capitalista, incluso coincido con su propósito
revolucionario de una sociedad mundial sin clases, si bien, como tantas otras
veces, me siento obligado a precisar: siendo necesaria la refexión y el análisis
teórico, solo es un paso en la construcción de un paradigma realmente
revolucionario; el siguiente es la concreción de un proyecto de organización

136
social alternativa, y aún así todavía sería insufciente a falta de una estrategia, de
un operativo que haga posible abordar la confrontación con el sistema a superar, a
sabiendas que la transformación integral del orden actual ocupará un largo y
doloroso periodo de este siglo XXI. Así que en esa estamos todavía, lo que no nos
debiera apartar de objetivos cotidianos igualmente urgentes, haciendo que éstos
tengan la revolución por horizonte.

La traducción se puede leer en este sitio:

https://www-kosmoprolet-org.translate.goog/de/desaster-und-dilemma?

137
domingo, 2 de octubre de 2022
EL ARTE DE VOLVER UN CALCETÍN PARA QUE PAREZCA OTRO

138
“Cómo perder un país. Los siete pasos de la democracia a la dictadura”
(Anagrama, 2019), escrito en 2019 por la periodista turca Ece Temelkuran, se ha
puesto de moda nada más saber el resultado de las elecciones italianas. Y está
pasando con otros libros de parecido sentido como, por ejemplo, “Cómo
mueren las democracias” , de Steven Levitsky y Daniel Ziblatt, o “Camino de
servidumbre”, de Friedrich A. Hayek.

De este libro-ensayo se está diciendo estos días que sistematiza las estrategias
empleadas en todo el mundo por los populistas de extrema derecha, que cada
vez son menos anécdota y más defnitorios de los tiempos que corren: Trump,
Bolsonaro, Johnson, Le Pen, Orban, Salvini, Abascal… El objetivo del libro: que
los que aún vivimos en países donde los populistas neofascistas no han implantado
regímenes autoritarios, dejemos de frustrarnos con estériles esfuerzos intentando
empatizar con sus partidarios desde la lógica, el debate racional “o con técnicas
propias de la terapia de pareja como la empatía...y que dediquemos esas energías
a organizarnos entre los que aún seguimos defendiendo la democracia para
formar un movimiento de solidaridad internacional contra esos fanáticos, que ya
han tejido su propia red”.

Ece Temelkuran ha escrito un manual para pensar que antes que lo peor (la
dictadura), es preferible la normalidad de lo malo (la democracia), que así vista
se diría que es lo mejor de lo posible, si no lo único. Ya viene siendo una vieja
costumbre de las izquierdas liberales ésto de recurrir al fascismo como chivo
expiatorio de todos los males del mundo, de los que, claro, esas izquierdas son
inocentes.

La promesa de nueva normalidad tras la Pandemia ha sido algo así: descubrir lo


felices que éramos antes de Aquello, esa felicidad que hasta pasado el
confnamiento no sabíamos apreciar, algo así como lo que les pasa a los de
Madrid de toda la vida, que solo aprecian la ciudad cuando regresan de unas
soñadas vacaciones en el campo, tras pasar unos días en los que descubren lo
inhumano que en realidad es ese sitio (mal llamado “descampado”), todo él
situado al aire libre y a merced de la intemperie. Lo describía muy bien el
artículo de El Confdencial frmado por Héctor García Barnés que compartí hace
unos días (“Yo no pienso marcharme de Madrid jamás (porque no tengo donde ir”).
Pues eso es lo que les pasa a la mayoría que son de Madrid y de izquierdas "de
toda la vida": que no tienen a dónde ir. Ellos son los destinatarios de manuales
como éste de Ecce Temelkuran, para que descubran lo bien que se vive Madrid
y en Democracia,a pesar de todo.

139
De todos modos, quienes temen el robo de la Democracia a partir de la llegada
al gobierno italiano de Giorgia Meloni debieran repasar la causa de sus
temores, porque resulta imposible robar algo, como la democracia, que todavía
no existe, que sigue siendo un sueño.

La propia Meloni ha dicho: “quiero un gobierno que no provoque censuras y


choques polémicos inútiles de los que no tenemos necesidad...no podemos
permitirnos pasos en falso, y mucho menos medidas que no estén en consonancia
con las cuentas del Estado...no quiero a Salvini, es florruso”.

Un artículo publicado por el diario La Repubblica señalaba que Mario Draghi, ex


presidente del Gobierno italiano (2021-2022) y del Banco Central Europeo
(2011-2019) hará de garante de Meloni ante Bruselas, París y Berlín, con tres
condiciones: apoyar a Ucrania, fdelidad a la OTAN y contención del gasto para
no hacer explotar la deuda. Meloni ya ha dicho que va a cumplir las tres
condiciones y, claro, Draghi está obligado a decir que no ha hecho ningún
pacto con la extrema derecha ni se ha comprometido a garantizar nada. ¿Pero
qué puede hacer una fascista apoyando a Ucrania, a la OTAN y dispuesta a
respetar las reglas económicas del más riguroso neoliberalismo?...lo veremos:
cabreará a los neoliberales de izquierdas con una calculada bronca en torno a
algunos derechos civiles (aborto, eutanasía y feminismo de género) al tiempo
que les dará gustito manteniendo “lo esencial” que les une: la Democracia
estatal y el Mercado capitalista. Los derechos sociales seguirán estancados en
el mejor de los casos, tal como mandan las leyes de la Acumulación, que ni la
fascista Meloni, como ningún otro fascista, de ninguna otra época, nunca pensó en
transgredir. Ese es el juego que se traen entre sí los neoliberales de derechas y de
izquierdas, para sostener la democracia liberal que, como se sabe, es el sistema de
autogobierno que el soberano Pueblo se da a sí mismo al introducir una papeleta en una
urna de vez en cuando. Gobierno neoliberal-neonacionalista frente a oposición
neoliberal-neoglobalista. La novedad es el prefjo neo, de ahí no pasa la cosa: la
pepsi/cocacola de toda la vida. Pero el público que asiste al espectáculo espera, al
menos, un poco de sangre, ¡qué menos!, mientras el Estado y el Mercado siguen su
arcaica costumbre de estar a lo suyo, que es, como se sabe, velar por nosotros, el
Pueblo, su estimada y soberana clientela, que en caso de queja o reclamación,
siempre - ¡por supuesto!- tendremos su Razón de nuestra parte.

140
En una reseña progresista del libro de Ecce Temelkuran leo que el neoliberalismo “es
el origen de estos movimientos populistas de extrema derecha y neofascistas, que sus
instituciones fnancieras han vaciado de sentido y justicia social a las democracias
representativas, dejándolas reducidas a una sucesión de ceremonias institucionales”, y
que “el vacío ético del neoliberalismo, su negación del hecho de que la naturaleza humana
necesita sentido y busca desesperadamente razones para vivir, crea un terreno abonado
para la invención de causas”, para concluir con esta perspectiva flosófca que
impregna todo el libro: “el neofascismo le ha dado esa causa que le faltaba al
neoliberalismo”.

Se olvida que hablamos de una ideología neoliberal cuyo auge está asociado a la
época de Margaret Tatcher y que a partir de entonces -década de los ochenta- el
movimiento obrero ya no existía y el monopolio cultural del progresismo de
izquierdas alcanzó su máximo socialdemócrata, en las mismas Suecia, Francia y
España que a no tardar veremos gobernadas por estos neoliberales-neofascistas-, se
olvida que esos progresistas ganaron el gobierno con medidas reformistas que
ayudaron a consagrar la economía capitalista y que abandonaron masivamente todo
proyecto de emancipación de las clases populares, se olvida que lo que ahora está
sucediendo sigue a la debacle del Estado del Bienestar fundado sobre una “mejor
oferta”, que no alteraba los fundamentos del orden capitalista, sino que, más bien, los
consolidaba. Cómo van a pensar que el actual auge de la ultraderecha hunde sus
raíces en aquella rendición masiva del progresismo izquierdista a la economía liberal,
no, balones fuera.

En las modernas democracias, todas liberales, se puede ser de todo, de extrema


derecha a extrema izquierda, se puede ser anticomunista y antifascista, todo menos
antiliberal y antiestatal.No se puede, siquiera soñar, el deseo de una sociedad sin
clases, una Tierra para todos y un Estado para nadie...no, porque eso sería
antidemocrático. De ahí que se vendan tan bien estos manuales.

Me permito recordar a los liberales de manual, progresistas y conservadores que,


antes que otra cosa, el fascismo es totalitarismo, o sea, amor al Estado absoluto, a la
propiedad y a la jerarquía social en todas sus formas clasistas, políticas o económicas,
arcaicas, feudales o modernas. Eso de que el liberalismo no quiere al Estado es un
mantra que no cuela a poco que se conozca la historia de las sociedades. Nunca como
ahora, en plena era neoliberal-democrática hubo Estados más poderosos. Baste

141
asomarse al presente: las dos grandes potencias del momento, las que se disputan la
hegemonía mundial, la USA liberal y la China comunista, son dos Estados igualmente
capitalistas...y es que todo Estado que se precie quiso siempre ser Imperio global,
ganar la hegemonía total, igual que toda empresa capitalista aspira al monopolio en el
Mercado, ¿natural, no?

A mí se me ocurre que mejor que pensar en cómo regresar al sitio de dónde venimos,
sería empezar por saber a dónde queremos ir.

142
miércoles, 5 de octubre de 2022
EPIGÉNESIS: YES YOU CAN, HOMO SAPIENS

1.Mi tesis: una revolución integral no solo es deseable, necesaria y posible,


más todavía si le asiste la razón científca.

2.Exposición (que incluye antecedentes)

Etimológicamente, la palabra epigénesis procede del griego, con el signifcado


literal de “después o por encima (epi) del principio (génesis)”. El diccionario de
la RAE dice que epigénesis es “la doctrina según la cual los rasgos que
caracterizan a un ser vivo se confguran en el curso de su desarrollo, sin estar
preformados en el huevo fecundado”. En un diccionario médico leo esta
defnición: “teoría embriológica sostenida actualmente por todos los autores, según
la cual los organismos se desarrollan paso a paso desde la estructura más simple,
como es el cigoto, hasta el feto a término. A esta teoría se oponía el
preformacionismo” (que es la antigua y conservadora teoría biológica que

143
piensa el desarrollo del embrión como simple crecimiento de un organismo ya
preformado).

En ambas defniciones se confunde el fenómeno, la epigénesis, con la teoría


científca que trata de estudiarlo y explicarlo, la epigenética. Se ha venido
atribuyendo la paternidad de la epigenética, como rama de la embriología, al
biólogo escocés Waddington (1905-1975), pero la cosa viene de antíguo.
Sabemos que en el siglo IV antes de Cristo ya Aristóteles le había dedicado
mucho tiempo a esta cuestión, que intentó explicar mediante un elemental
método empírico: incubó 21 huevos de gallina y abrió uno cada día para
comprobar el estado del embrión y tomar nota de los cambios que se iban
sucediendo.

Conrad Hal Waddington, primero geólogo y biólogo después, es reconocido por


su intento de integrar las diferentes parcelas del conocimiento en los campos
de la embriología, la genética y la teoría de la evolución natural. La epigénesis
se comprende muy bien con este sencillo ejemplo: dos gemelos idénticos, que
tienen la misma constitución genética desde su nacimiento hasta el fnal de sus
vidas, a medida que crecen y se desarrollan experimentan diferencias en su
entorno, algunas de las cuales podrán alterar su apariencia y su
comportamiento, permitiendo que estos rasgos diferenciales sean heredados
por sus respectivos descendientes; o sea, que aunque ambos compartan los
mismos genes, siempre es posible que algunos estén activos en uno de los
gemelos pero no en el otro, lo que viene a signifcar que siendo genéticamente
idénticos, no lo son epigenéticamente.

Si me meto en estos jardines del conocimiento científco es porque estoy muy


cansado de escuchar constantemente que me digan eso de que soy un
contumaz optimista sin causa, y que la revolución integral que pienso es
absurda, porque los humanos no tenemos arreglo, porque no podemos
cambiar lo que somos, porque así es nuestra natural condición de seres
egoístas...porque siempre ha sido así y lo será por siempre.El dicho popular
que sintetiza ese pensamiento, preformacionista y conservador, es expresado
socialmente en la manida frase “siempre hubo ricos y pobres, y siempre los
habrá”, que viene a sentenciar la creencia popular en que somos portadores de

144
un gen egoísta que predetermina el orden social y que, en consecuencia, es
inevitable que éste sea igualmente insolidario. O sea, que las sociedades
humanas están condenadas a vivir en plutocracias, que no otra cosa es el
gobierno de los ricos sobre los pobres, aunque por vergüenza de nuestra mala
conciencia, acostumbremos a nombrarlas como “democracias”.

Me apresuro a decir que en tal contexto, gobierno de “ricos” es sinónimo de


gobierno de “propietarios”, donde el resto somos los desposeídos, todos
pobres de nacimiento, de lo que nadie tendría la culpa, tampoco cada uno de
nosotros, porque de haber un culpable sería ese gen egoista que a todos nos
ha tocado en suerte y que en algunos de nosotros es más fuerte y espabilado
que en otros.

No es por casualidad que la palabra plutocracia refera a su origen mitológico


en la Grecia antígua, en la que Pluto era el dios de los ricos. Plutocracia viene de
la conjunción de playtos (riqueza) y cracia que signifca gobierno. Y es muy
ilustrativo que en la mitología romana el mismo Pluto de los griegos era el dios
romano de los muertos, al mismo tiempo que lo era también del mundo
subterráneo. En esta mitología romana, Pluto equivalía al Hades griego,
cancerbero y dios del inframundo, de ese tenebroso lugar bajo tierra al que
estaban predestinadas las almas de los muertos.

Tiene pleno sentido que los antiguos romanos asociaran este submundo con el
dios griego de la riqueza, porque para ellos la riqueza procedía, se extraía, de
las profundidades de la tierra, o sea, de las minas. Ya sabemos a qué venía
tanta afción del imperio romano por la minería, que explica su compulsivo
afán de conquista y colonización de nuevos territorios. Ese imperio hizo ley del
derecho de presura, de apropiación o propiedad de la Tierra, por herencia o por
conquista. Y hasta hoy, ese derecho ha ido a Misa en todo el mundo. Y sigue
vigente después de unos cuantos miles de años, al margen de si este derecho a
la rapiña nos viene, o no, impreso en los genes.

No olvidemos que nos seguimos guiando por el Derecho romano y que en éste
la propiedad sobre la Tierra, incluye de facto tanto a los minerales del subsuelo
como a los vegetales y animales que crecen sobre la tierra y que, por tanto, el

145
derecho de propiedad, individual o colectiva, comporta un gobierno totalitario
sobre vidas y minerales. Así, vamos viendo de qué va la moderna geopolítica,
que actualiza comercial y políticamente el antiguo arte de la guerra, dedicado a
la conquista y colonización de nuevas tierras, con las que acumular capital y
ampliar la Hacienda. No viene de más recordar que el trabajo asalariado no es
sino un ingenioso eufemismo moderno, para no decir "esclavitud", la natural
consecuencia del derecho a la propiedad y gobierno de la Tierra, extendido a la
esclavitud de quienes sirven a la Hacienda como al consumo de todo lo
contenido en sus lindes, sea de origen natural o producto del trabajo humano.

Volviendo a la epigénesis, el caso es que fue Conrad Hal Waddington quien


propuso a mediados del siglo XX la explicación epigenética como causal del
desarrollo de los organismos pluricelulares, basado en las interacciones entre
genes y entre éstos y su entorno.La teoría del gen egoista, formulada por
Richard Dawkins en 1976, proponía que los seres vivos pluricelulares son
producto del procedimiento por el que consiguen reproducirse los genes (que
así serían los “verdaderos individuos). Stephen Jay Gould refutó esta teoría
dominante en los años noventa y, sin embargo, a continuación hubo un vuelco
en la investigación científca, que rescataba la epigénesis y postergaba a la
teoría del gen egoísta. Sin que podamos descartar próximos vuelcos en la
teoría científca, lo cierto es que Wadmington justifcó muy bien la posibilidad
de evolución genética y demostró que ésta puede producirse sin cambiar el
ADN. A mí me sirve para pensar que el deseo, la necesidad y la ciencia pueden
llegar a congeniar.

Llama mi atención la importancia que las Ciencias Naturales le asignan a la


epigénesis, cuando la Geología la defne como un lento proceso de sustitución
de un mineral en el interior de una roca, mientras que en la Biología se asocia a
la defnición de los rasgos de un organismo a lo largo de su desarrollo,
combinando la causalidad (génesis) con el proceso (genética), y explicando así
la existencia de un epigenotipo -procedente de una herencia- junto a una red de
interacciones en el desarrollo de la especie (fenotipo). Para el caso de nuestra
especie, todo ésto viene a signifcar que nuestro desarrollo no depende solo de

146
un programa genético, sino que depende también de los intercambios e
interacciones con nuestro medio natural-social, es decir, con aquellos factores
externos no codifcados por el ADN.

A donde quiero llegar es que nuestra naturaleza humana no viene


predeterminada de fábrica, ni por tanto es inmutable la forma social en que
nos relacionamos entre nosotros y con el resto de la Naturaleza; vamos, que no
está previamente decidido que homo sappiens tenga que vivir en regímenes
plutocráticos hasta el fn de los tiempos, por culpa del gen egoísta.

Tengo, pues, sobradas razones para poder decir que mi optimismo


antropológico no es voluntarista por sí, que también le asiste el conocimiento
científco. Y que la organización plutocrática de las sociedades humanas,
aunque tenga una antigüedad de miles de años (por cierto, la misma edad que
las instituciones de la Propiedad y el Estado), no estando predeterminada, sí es
cierto que para su conservación y reproducción resulta tan decisiva como
nefasta esa creencia popular en la inmutabilidad de nuestra naturaleza egoísta,
la que nos lleva a organizar nuestras sociedades en "inevitables" plutocracias...
todo por el caprichoso designio de los genes, o los dioses, que igual me da.

3.En conclusión (provisional)

Sin cambiar el ADN, eso que hace de cada uno de nosotros un animal
específcamente humano, es posible cambiar el curso de la historia humana,
abandonar nuestra "natural" forma de vida insolidaria y depredadora,
organizar nuestra convivencia de otros modos, no necesariamente en modo
"consumidor-propietario", no en ciudades o naciones-estado...porque no
estamos condenados, por Nada ni por Nadie, a vivir en una eterna Plutocracia.
Que si ésto sucede, principalmente se debe a que ricos y pobres siguen
creyendo que esta forma de vida es la natural e inmutable, contribuyendo
efcazmente a la reproducción en bucle de la lucha de clases, como a la
devastación sistemática de la biosfera, sin solución de continuidad que no pase
por la extinción de nuestra especie.

147
De ahí que me permita la licencia de reciclar aquí el exitoso eslogan publicitario
que empleara en su campaña electoral aquel simpático plutócrata llamado
Obama: ¡yes you can, homo sappiens!

148
martes, 25 de octubre de 2022
RETROIZQUIERDA, ¿EXTINCIÓN?, ¿POR LICUACIÓN O LIQUIDACIÓN?

Acabo de leer en el último “Mientras Tanto” un artículo de Albert Recio Andreu


con el título “Neofascismo posmoderno”, en el que una vez más se constata un
pesar generalizado por la práctica desaparición de las izquierdas en los mapas
políticos, ahora de Suecia y de Italia, donde no hace mucho sus partidos
socialdemócratas y comunistas fueron modelos de referencia para todas las
izquierdas. Dice el autor de este artículo que “nos merecemos un análisis en
profundidad del proceso, más allá de los errores que ha cometido todo el espectro
de la izquierda”.
Pareciera que a continuación se propusiera hablar de esos errores, pero no,
una vez más echa balones fuera, las izquierdas no tienen responsabilidad en lo
que sucede, porque: “una oleada de este tipo obedece a un proceso más
profundo, de transformación de las sociedades desarrolladas, que es necesario
entender si de verdad queremos trabajar para que las cosas cambien. El hecho de
que el neoliberalismo se haya podido implantar sin alterar sustancialmente los

149
procesos democráticos indica que la aceptación de las desigualdades y los
desastres que ha propiciado se han podido implantar sobre una base social que
ha sido incapaz de reaccionar. En cierta medida, la oleada derechista es una
continuación de este proceso de anomia social generado por las dinámicas
económicas y sociales de las sociedades maduras”.

Así que lo que sucede, según Albert R.A., habría que atribuirlo a que hay una
base electoral aquejada de una enfermedad, anomia social, que le impide
reaccionar, pero (digo yo) que no la impide cambiar su voto hacia la derecha
neofascista. Y en esa lógica, a continuación propone: “por eso, creo que la
cuestión requiere un análisis transversal que permita entender los mecanismos, las
dinámicas y las estructuras que han propiciado esta evolución social que conduce a
la minimización de la cultura de izquierdas”…

¿Otro análisis transversal?, ¿no era eso lo que ya hicieron Siryza y Podemos,
minimazar la cultura de izquierdas?, ¿no es eso, reversionado, lo que se
propone liderar Yolanda Díez?...sí, ya sé que entre sus defensores se piensa
que hay que desechar esa idea unilateral y común, que prolifera en los ámbitos
mediáticos y que identifca transversalidad con consenso entre izquierdas y
derechas, una especie de centrismo social-liberal o populismo centrista
potencialmente ganador de elecciones. Ya sé que interpretan “transversal” en
el sentido de “diálogo social” o “negociación colectiva”, como proceso
cooperativo para conseguir benefcios para todas las partes implicadas, aunque
haya dinámicas contrapuestas en otros aspectos, incluido el modelo de sociedad a
implementar en el futuro.

Estas izquierdas “neomarxistas” no pueden comprender el misterio subyacente


al avance electoral de las derechas “neofascistas”, les parece sencillamente
increíble que siendo la mayoría social “de izquierdas”, gente trabajadora,
“precarizada y vulnerable”, incluso “antimachista”, como gustan decir, acaben
votando precisamente a los machistas que vulneran sus derechos y les
precarizan... y para ese misterio no encuentran otra explicación más simple
que el estado de anomia, esa difusa enfermedad que hasta hace bien poco
llamaban alienación, la de una clase social-proletaria carente de conciencia de
clase, sin dejar de ser proletaria.

150
Se deduce la conclusión de que la responsabilidad de todo Ésto recae en la
“anomia social”, esa enfermedad fantasma y sin duda causada por un
contagioso virus neofascista, culpable de esta pandemia ideológica que aqueja y
trastorna a la humanidad en esta era posmoderna y global, sumergiéndola en
una distópica y líquida “nueva normalidad” que se escurre entre las manos;
pero que más bien me parece a mí (con permiso de Z.Bauman), que tira a
viscosa de color verde-moco.

Sienten estas izquierdas líquidas, posmodernas y neomarxistas, una especie de


espanto y desazón ante el espectáculo actual de su propia licuación o
liquidación (que vendría a ser lo mismo). Le sucedería a todo humano que
metido a pez y que no pudiendo prosperar en ese medio, dedicara su poco
tiempo de vida a refexionar sobre el ser y el discurrir de los ríos hacia el
Océano. En la salsa de su retrotopía, estas retroizquierdas le han cogido miedo
a su propia idea de “revolución”. Y no me extraña, a tenor de los antecedentes
históricos y sus modernos resultados al cabo de todas las modernas
revoluciones proletaristas.

Resulta ilustrativa la doble defnición de anomia -política y médica- que fgura


en los diccionarios; por una parte, “estado de desorganización social o
aislamiento del individuo como consecuencia de la falta o la incongruencia de las
normas sociales”, y por otra: “trastorno del lenguaje que se caracteriza por la
incapacidad o la difcultad de reconocer o recordar los nombres de las cosas”.

Para no verse incluidas en él, evitan ampliar su campo de visión. Son menos
marxistas de lo que dicen y sospecho que el propio Marx hoy no se reconocería
en ellas, en unas izquierdas anticapitalistas y antifascistas de boquilla, que
evitan cuestionar (siquiera científcamente) las fuentes históricas del Capital y
del Estado...no sea que estos aparatos les resulten útiles, aunque fuera
“provisionalmente”, en caso de ganar las próximas elecciones.

Y ahí están, atrapadas, cociéndose en su última salsa anómica, perdida la


memoria histórica del rol que jugaron en la fase “sólida” de la posmodernidad.
Haciendo invisible la carga de esa responsabilidad, actúan como autistas ahora,
en su fase líquida, ¿o es que no fue de aquel sólido imaginario progresista-

151
estatal, el del estado de bienestar, de donde naciera el furor emprendedor y la
globalización fnanciera que le hiciera la cama al neoliberalismo?, ¿no era eso
minimizar la cultura de izquierdas?, ¿queda alguien que se acuerde de aquel
“sólido” socialismo posmoderno, que en su versión indígena-felipista tuviera
por icono social al Banco de Santander junto al ministro Boyer y su esposa
flipina?

Podrían pensar que ante un tiempo tan radicalmente inédito, además de


caótico y peligroso a escala de especie, pudiera interesarles el ensayo de algo
realmente nuevo y a la altura de los tiempos, pero no, ¿cómo van a darme la
razón, si digo que sirven de tapón que impide la eclosión de la rebelión integral
necesaria?, ¿cómo, si todavía piensan que el Capital y el Estado admiten “algún
arreglo” por su parte?

Ay si, por ejemplo, pudieran darse cuenta de que la profesión política solo
existe al otro lado de la gente que vive de su trabajo, como profesión tan ajena
a sus vidas como las de sus jefes de la fábrica, de la tienda o la ofcina... ay, si al
menos probaran a intervenir “políticamente” desde esa otra orilla donde la vida
se produce cotidianamente, como contrapoder popular, en paralelo y
destituyente, al margen de los índices de audiencia y de su posible
correspondencia con la matemática parlamentaria.

Podrían pensar que la organización de la política, en partidos, ya solo interesa a


un tipo muy especial de proletarios con ansia de prosperidad y consumo.
Podrían probar otra forma de organización social de la política, comunitaria por
ejemplo, pero no...lo tienen claro porque se hicieron adictos a las democracias
de Estado precipitadamente, nada más ver cómo se derrumbaba el muro de
Berlín. Precipitadamente, se aprestaron a denostar al descompuesto orden
soviético, equiparando ellos mismos socialismo con capitalismo “de Estado”.
Son las mismas izquierdas que ahora, a la primera, se sienten ofendidas por
esa coletilla y llaman fascista a cualquiera que hable de ecologismo o
feminismo “de Estado”. Nunca se pararon a desentrañar ese misterio por el

152
que los proletarios y campesinos rusos llegaron a despreciar a los jefes de la
nomenklatura soviética, tanto como a los caciques del orden feudal-zarista.

No saben por qué y de ahí su espanto y desazón. No solo por lo que está
pasando en el mundo, sobre todo es por el auge electoral de las otras
retrotopías (disculpen) “de Estado”.

153
sábado, 5 de noviembre de 2022
DISTANCIA SOCIAL Y ESPACIO PÚBLICO (O ESTATAL), COMO LOS CUERPOS

“Sólo podían seguir viviendo a condición de ser como máquinas”

(“Una avanzada del progreso”, de Joseph Conrad, 1897)

Algunas notas previas

*El cosmólogo Max Tegmark, profesor de Física en el Instituto Tecnológico de


Massachusetts (MIT), divide el desarrollo de la vida en tres fases a partir de su
capacidad de autodiseño: 1.Fase biológica, cuyo hardware y software son fruto
de la evolución (por ejemplo las bacterias surgidas hace unos 4.000 millones de
años). 2.Fase cultural, cuyo hardware es fruto de la evolución pero en la que la
vida pudo diseñar parte de su software. 3.Fase tecnológica, surgida a fnes del
siglo xx, en la que la vida será capaz de diseñar tanto su hardware como su
software.Esta tipología encierra los tres elementos distintivos del
transhumanismo: a) la comprensión del ser vivo como un dispositivo, b) la
superación tecnológica del ser humano y c) la autodeterminación total del
sujeto.

154
*Antonio Diéguez, catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia en la
Universidad de Málaga, es el autor de “Cuerpos inadecuados. El desafío
transhumanista a la flosofía” (editorial Herder, 2021). Resume el pensamiento
transhumanista afrmando que esta corriente considera que el ser humano se
encuentra en un soporte inadecuado, el de su propio cuerpo. Ese es el motivo
por el que la tecnología puede brindarnos la oportunidad de rediseñar ese soporte
que no se adecúa a la idea transhumana. En este sentido, transhumanismo es
aquella flosofía que busca adecuar la realidad humana a la mente transhumana y
transformarla desde su ideal meliorativo.

*Del Manifesto Conspiracionista, 2022, Comité Invisible: “nuestro desacuerdo


con los defensores del orden existente no es por la interpretación del mundo, sino
por el mundo mismo. No queremos el patibulario mundo que están construyendo.
De hecho, pueden quedarse todos los patíbulos para ellos. No es una cuestión de
opinión; es una cuestión de incompatibilidad.”

Una mínima conciencia de especie

No había sucedido nunca antes, es la primera vez que los humanos tenemos
una mínima conciencia de especie y de habitar un mismo mundo, una Tierra
común, sin que todavía sepamos qué hacer con esta nueva conciencia. Está
sucediendo porque tampoco nunca antes habíamos tenido un presentimiento
de peligro tan cierto y tan común a toda la especie, de compartir un mismo
riesgo de extinción. Aunque hubo síntomas previos, que hacían presentir un
futuro peligroso, solo empezó a extenderse como sentimiento global tras la
destrucción de las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaky, por sendas
bombas atómicas, en agosto de 1945.

Conversator, mejor que sapiens

Pienso que la razón por la que los humanos somos una especie animal
diferente, se debe a que aprendimos a hablar y a hacer en común. Nuestro
apellido de especie, sapiens, es untanto presuntuoso, mejor hubiera sido homo
conversator, al menos indicaría una mínima intención de convivir y
reproducirnos sin necesidad de matarnos entre nosotros a base de tanta
sapiencia tecnológica.

155
Cuando se renuncia a conversar, la convivencia se convierte en un conficto
permanente e irresoluble, aparece la atomización en masa y la distancia social
ocupando el espacio público. Conversar exige una posición igualitaria,
horizontal, entre diferentes que hablan; por supuesto que hay comunicación
en un decir unidireccional, en lo que le dice el carcelero a un preso, por
ejemplo, pero conversar es otra cosa, incompatible con cualquier forma de
relación jerárquica, en la que el hacer no puede ser libre, solo sumisa, en el
mejor de los casos. La historia humana muestra la derrota contínua de la
conversación, los iguales solo pueden serlo confnados en el interior de su piso
o de su clase social a lo sumo; solo allí pueden conversar, sin participar en el
mundo.

No pudo haber conversación duradera desde que las comunidades humanas


fueron organizadas piramidalmente, como Estados. Toda relación jerárquica
impide la conversación entre los que hablan, allí no es posible la vida en
auténtica libertad y comunidad, lo más un parque humano.

Si pienso ésto es porque pienso que conversar ya supone un reconocimiento


previo del otro que habla conmigo. Y, además, tengo comprobado que de la
conversación surgen, expontáneamente, cierto que no siempre ni
necesariamente, nuevas ideas y proyectos...y también un básico sentimiento, o
vínculo, de comunidad entre diferentes, que al conversar se reconocen
mutuamente como iguales.

¿Qué tal una república sin Estado?

Si después de siete mil años de vivir gobernados bajo Estados, sin parar de
matarnos y hasta devastar el planeta, aún estamos como estamos, se me
ocurre proponer una dirección diferente: una república convivencial, sin Estado
y, por tanto, sin clases, donde la política no sea una industria del poder, ni
ofcio profesional, nada aparte de la convivencia cotidiana, que no consista en
vociferar sino en conversar, no en mandar callar o en mandar hacer, sino en un
hablar y hacer en común, para que lo de sapiens sea por algo.

Antes, necesitaríamos comprender eso que es el Estado: una realidad histórica


y, por tanto, contingente, temporal y no eterna. La herramienta de la que se

156
han servido las élites propietarias y gobernantes durante los siete mil años de
edad que cumple el Estado, la herramienta que les ha permitido hacerse
dueñas de la Tierra, del Conocimiento y, de paso, de los cuerpos humanos y del
resto de especies. Sin esta comprensión, será (casi) imposible superar el
sistema de “vida capitalista" que ya no soportan ni ellas, las élites capitalistas,
que para sobrevivir en el mundo que se avecina se conforman con conservar
su mejor herramienta, el Estado. Esa revolución ya está en marcha y es la suya,
porque suya es la iniciativa y porque ellas han ganado la lucha de clases que
viene siendo la historia del homo sapiens.

Foucault lo llamó biopolítica y ellas transhumanismo

Lo llaman así porque siguen creyendo que el capitalismo ha sido y es una


forma de humanismo, con algunos fallos, sí, y por eso están dispuestas a
mejorarlo. Se proponen superar tecnológicamente nuestra rudimentaria
naturaleza animal, para liberarnos de estos cuerpos que arrastramos, tan
vulnerables y precarios (como ahora se dice), tan rústicos e imperfectos, ¿para
qué seguir cargando cuerpos (hardward) enfermizos y caprichosos, cuerpos
deseantes e impredecibles, contenedores de cerebros (software) dotados de
un sistema lógico-informático anticuado y no menos impredecible, pudiendo
disponer de cuerpos con piezas de repuesto garantizado y cerebros siempre
nuevos, a cada poco actualizados? Eso es lo que anuncian, que sin ese lastre
seremos felices sin necesidad de comer perdices, ni nada.

A partir del descubrimiento de la célula, el poder político creyó hallar el


principio de la biología, aquello que le permitiría manipular eso que desde
entonces llamaron “vida”. No sabían que célula viene de celda, ni que los
cuerpos que forman éstas carecen de explicación y sentido, sin vínculo entre
ellas y sin participar en el mundo. Célula o cuerpo, celda con prefjo bio que
confunde, que solo sirve a la propaganda de una ciencia comercial y militar,
mercenaria al servicio del poder, que por eso un tal Foucault lo llamó
biopolítica.

“Las células son los verdaderos ciudadanos autónomos, que reunidos por miles de
millones, constituyen nuestro cuerpo, el Estado Celular (Ernst Haeckel, 1899). Celda de
monasterio, celda de cárcel, celda de comisaría: hete aquí una civilización que ha visto en

157
la celda -esto es, en la célula- la unidad elemental de la vida. En nuestros días, el autor de
Ni Dios ni Gen, el biólogo Jean Jacques Kupiec, considerando que la biología dominante,
con su determinismo genético no deja lugar a la variación aleatoria, defende una
concepción anarquista de lo vivo.

Desde que se dedica a dar caza a los terroristas (básicamente conspiracionistas), la


contrainsurgencia pretende extirparlos quirúrgicamente del cuerpo social en tanto que
cuerpos cancerosos, lo que vuelve un tanto sospechosa la concepción que Occidente tiene
del cáncer”. (fragmento del Manifesto Conspiracionista, 2022)

Ese concepto jerárquico/religioso de la existencia

Es una pena que tan poca gente lo vea: cómo, detrás del espectáculo de un mundo
empeñado en la innovación constante, éste permanece estático, girando sin parar
sobre un eje fjo, que no cambia desde hace unos cuantos miles de años. Lo mismo
que le sucede a ese hamster que pedalea sin cesar en su jaula paranoica, rotando y
rotando, como un poseso, que no logra moverse del sitio por mucho que acelere. No
verlo condena a nuestra especie a una deriva incapaz de salir de ese carril de vía
única, que rota y rota pensando que “progresa”, sí, inexorablemente, por puro
agotamiento: hacia su propia extinción.

Seguimos usando el mismo pensamiento que traemos desde el Neolítico Medio,


cuando siendo campesinos sedentarios, agricultores tribales, pasamos a ser
campesinos urbanos, mercantiles, patriarcales y, al cabo, estatales. Practicábamos la
agricultura conservando el instinto depredador que nos hiciera prosperar en la
evolución como cazadores-recolectores. Entonces no podíamos pararnos a pensar en
lo que diría Darwin muchos siglos más tarde, acerca de la evolución natural. Solo
podíamos comprender la existencia como básica lucha por la supervivencia, en medio
de una Tierra que, paralela a los cielos, era como éstos, inmensa y plana también,
además de inhóspita y peligrosa, toda repleta de bestias. Por la agricultura nos
hicimos animales “más humanos”, que se pensaron a sí mismos como descendientes
de los dioses y que enseguida fundaron ciudades en las que levantar templos, donde
mediar y alternar con los dioses para obtener sus favores. Y mercados donde
intercambiar excedentes, para la obtención y acumulación de ganancias, cuantas más
mejor. Y, sin embargo, el capitalismo ya estaba inventado en su matriz primigenia.
Incluso antes de la aparición de los primeros homínidos, cada especie lo practicaba a
su manera y según sus posibilidades. Las hormigas son un buen ejemplo de especie
capitalista. El capitalismo humano siguió su propio camino “natural”, y de hay su

158
popularidad y su éxito, hasta ahora. Bastante más sofsticado que el de las hormigas,
inventó la agricultura, la ciudad, el templo, el mercado, la esclavitud, el patriarcado y
de remate el Estado. Tuvo que hacerlo para defender el derecho individual al cultivo y
presura de la tierra salvaje. Así de natural creció la afción a la acumulación de
grandes propiedades y excedentes, el Capital, eso que se piensa “burgués y
moderno” pero cuya huella fósil quedó impresa en los campos y ciudades, los
burgos, a poco de concluir el Cuaternario. Se piensa que el Capital y su religión
(capitalismo) fueron invento del Estado-Nación-Moderno, se pasa por alto que
éste fue inventado por aquel Capitalismo Primitivo, poscuaternario.

Aquel tosco capitalismo dio un gran salto cuando las tribus de cazadores-
recolectores dejaron de ser nómadas, tribus matriarcales, al poco de inventar
la agricultura. Cierto que la civilización agraria tardó tiempo en hacerse
netamente patriarcal, que la mujer-madre pudo ser el centro de la vida social
de la tribu durante los primeros siglos de la agricultura; pero fue así solo hasta
que una alianza de grandes propietarios y sacerdotes, secundados por
mercenarios, constituyeron el primer Estado en las fértiles llanuras de Sumeria.
Tuvieron que hacerlo para defender, con armas y leyes, el derecho a la presura
o propiedad de la Tierra y proteger, en consecuencia, la transmisión legítima
del Capital, instaurando el derecho de herencia. ¿Y a quién podía corresponder
ese derecho, sino los hijos "legítimos", los nacidos en la hacienda-propiedad de
sus “legítimos” padres, a quién sino a los paridos por una mujer-madre? Que
así, “de natural”, ella misma pasó a ser propiedad de su cónyuge, el macho
propietario. Por eso, a su “naturalidad” se debe que el patriarcado y la
esclavitud hayan tenido tanto éxito histórico como el Capitalismo y como su
principal herramienta, el Estado.

Además, sin el trabajo de siervos y esclavos resultaba imposible una economía


"natural"; imposible el progreso del Capital sin la defensa y protección del
Estado, lo que permitía acumular propiedades y acrecentar el benefcio.
Imposible, si el derecho a la apropiación de tierras productivas no incluía el
derecho de los grandes propietarios a servirse del trabajo esclavo,
imprescindible para la producción del Capital. Tan natural como el propio

159
capitalismo fue su necesidad de la esclavitud. Pero tampoco ésta fue una
innovación tan reciente, porque “los otros”, los extranjeros, emigrantes y
extraños, los "sin-tierra", desde antiguo ya nacían destinados a ser esclavos. En
la lucha por la supervivencia, todo competidor-propietario era o socio o
enemigo natural, mientras que todo sin-tierra resultaba útil como esclavo.

No puede ser más paradójica esta evolución neolítica de las sociedades


capitalistas contemporáneas; asistimos a una insólita lucha de clases: por una
parte, “anticapitalistas” que dicen querer derribar al sistema, por “antinatural”,
pero que se resisten a hacerlo dada su total dependencia del mismo. De la otra
parte, consumados “capitalistas” que quieren cargárselo porque ya no es
rentable y porque se ha vuelto inefciente, por “demasiado natural”...y pueden
hacerlo. Pero ambas partes tienen un problema común, al menos en
apariencia: se ha roto el vínculo por el que se necesitaban mutuamente, y ya
solo los asalariados están interesados en conservar un sistema en el que ellos
no caben por ser innecesarios; pero siguen pensando en hacerse con la
poderosa herramienta capitalista, el Estado, pensando que si ya no saben, ni
pueden vivir de la Tierra, quizá pudieran vivir del Estado. Todavía no se han
enterado de que el Estado no produce nada y que eso es imposible, porque al
Estado ya no le cuadran las cuentas y en adelante ya solo podrá dar una renta
básica a muy pocos, a los estrictamente necesarios.

La razón capitalista y la fuerza del Estado

Basada exclusivamente en la fuerza del Estado, solo se sustenta esta razón de


fuerza referida a los tiempos recientes, solo a partir de considerar la tecnología
nuclear de los ejércitos contemporáneos, pero no se justifca su absoluto
predominio durante los siglos previos a la invención del arma atómica. No se
explica sin contar con la sumisión mayoritaria de los desposeídos y
gobernados, solo se explica si aceptamos que la evolución de homo sapiens, al
menos hasta ahora, ha seguido un camino paralelo al de las hormigas
capitalistas. Es así aunque comparar la organización social de humanos y
hormigas revuelva nuestras exquisitas vísceras. Véase, si no, la organización
piramidal-colaborativa de un hormiguero, su natural división en clases sociales:
reina, princesas, zánganos, niñeras, soldados y obreras...¿puede haber más

160
parecido con cualquier monarquía (o república) constitucional que se
considere?

El agotamiento del sistema hormiguero

Llegados al total agotamiento energético (por no decir petrolero) del orden


social basado en el "sistema hormiguero”, seguir discutiendo sobre lo que fue
el pasado, si fue más o menos natural o legítimo, puede ser un ejercicio
intelectual entretenido, pero nada práctico, y completamente inútil a presente
y a futuro. Las hormigas podrán seguir con su sistema hasta el fn de los
tiempos, pero nosotros no, porque de seguir ahí sabemos que seremos
sacrifcados. Hay que abandonar el hormiguero, tenemos que hacerlo por
mucho que otro mundo nos parezca imposible.

Somos la única especie que cuenta su propia historia, ninguna otra tiene una
Historia. La cuestión que hoy se nos plantea, por primera vez en esa historia,
no consiste, como otras veces, en cómo tomar el poder, no, la cuestión ya no va
de optar por una u otra forma de capitalismo, si privado o estatal, es mucho
más urgente y elemental, está planteada como posibilidad, o no, de sobrevivir
al agotamiento de este sistema.

A día de hoy, transhumanismo

Esta urgencia explica que la inteligencia de las élites haya tomado la delantera
y hasta que parezcan más “anticapitalistas” que nosotros, los gobernados y sin-
tierras, que estamos más necesitados del capitalismo que ellas, que ni
sabemos plantar una lechuga que llevarnos a la boca, ni tenemos tierra donde
hacerlo. Y, lo peor: no tenemos un proyecto alternativo para salvar el pellejo, ni,
mucho menos, para gobernar el futuro nosotros mismos. Ni ganas tenemos.

Como dije, se ha roto la dependencia mutua entre patrones y asalariados, la


que sostenía el orden social-capitalista a la vez que nutría la lucha de clases; el
desarrollo hipertecnológico, la devastación de la biosfera, y el agotamiento de
la energía fósil que permitió el espectacular desarrollo económico en el último
siglo, nos han convertido en factores obsoletos y prescindibles, en una masa
humana cuya supervivencia depende totalmente de la venta de su trabajo en
un mercado laboral que ya no necesita nuestro trabajo. Mejor que nosotros,

161
las élites han comprendido el drama existencial de nuestra especie y se
disponen, por eso, a ejecutar su propio proyecto de supervivencia, el que
vienen diseñando desde hace décadas, cuando en el tiempo de la Guerra Fría
empezaron a calcular que su propio agotamiento sería inevitable.

Mientras la masa del hormiguero humano se revuelve y disputa una batalla


estéril, entre globalistas y nacionalistas, conspiranoicos y colaboracionistas,
machistas y feministas, entre ecologistas verdes y colorados, izquierdas o
derechas más o menos fachas y populistas, ellas, las élites, las anónimas
accionistas del viejo sistema capitalista, hace tiempo que pusieron a trabajar su
inteligencia de supervivientes natos. Han creado una masa útil de pintorescos
conspiranoicos como antes crearon naciones-hormiguero y sus
correspondientes “enemigos”. Promueven conspiraciones de entretenimiento,
para conspiracionistas afcionados, mientras ellos conspiran contra nosotros
profesional y efectivamente: para sobrevivir, que ese es “el asunto” ahora, lo
que más les importa en estos terminales tiempos del viejo capitalismo.

Su proyecto se llama “transhumanismo” y ya forma parte de nuestros hábitos


cotidianos, en la economía diaria, en la cultura y en la política, sin necesidad de
organizarse como partido político. La invasión de dispositivos tecnológicos es
su avanzadilla, a la que la mayoría de humanos ya somos adictos. El proyecto
transhumanista no es tan nuevo como pudiera parecernos; ya en los años
veinte del siglo pasado, J.B.Sanderson Haldane (1892-1964), el biólogo
fundador de la genética de poblaciones, avanzó que la tecnología sería capaz
de conseguir que los seres humanos pudieran vivir fuera del Planeta Tierra. El
biólogo J.S. Huxley (1887-1975), que además de hermano del autor de “Un
Mundo Feliz” (Aldous Huxley), fuera el primer director general de la UNESCO,
fundador del Fondo Mundial para la Naturaleza y secretario de la Sociedad
Zoológica de Londres, popularizó el término "transhumanismo". Interesado
principalmente por la eugenesia como posibilidad de controlar la evolución
humana, JS Huxley concibió el transhumanismo como medio de conseguir la
mejora de la raza humana a través de las técnicas que por entonces se

162
empezaban a estudiar en el contexto flosófco-científco de la eugenesia,
originalmente emparentada con el darwinismo social.

Podemos llamarlo transhumanismo, aunque sus titulares hagan un uso


discreto del término. Da igual, es la cultura de lo “trans” inducida en las
costumbres de las sociedades contemporáneas: trans-former, trans-género,
trans-sexual, trans-modernidad, trans-nacional, trans-capitalismo...Marisa
Belausteguigoitia, mejicana y doctora en estudios culturales por la Universidad
de Berkeley, reconoce un nuevo campo epistemológico para “lo trans”, que
según ella no es un inter (entre territorios), sino un “más allá de”: “con lo trans
se genera otro territorio, no se pasa una frontera, sino que se transgrede los
contenidos de esos espacios, de esos cuerpos que se atraviesan, quedan
transgredidos y afectados. Al decir “lo trans” se cambia la perspectiva del sujeto y
su relación con el objeto. Lo trans genera un campo de existencia de algo nuevo y
complejo”.

Coincido con Belausteguigoitia en una sola cosa: cuando dice que la


modernidad ha fracasado; solo que ella dice que “por no haber entendido lo
trans” y yo que por agotamiento de sí misma (y del petróleo, que no se nos
olvide). Con todo, el transhumanismo no es un proyecto monolítico, en su
interior está dividido en una compleja red de facciones que compiten por
gobernar el futuro. Estas son solo algunas de esas facciones:

-Extropianismo: es la corriente más volcada en la eugenesia.

-Postpoliticismo: defende el abandono o superación de las ideas políticas por


medio de la tecnología, porque si tenemos una superinteligencia ésta podría
tomar todas las decisiones de la sociedad muchísimo mejor que los seres
humanos y, por tanto, no sería necesaria la política.

-Immortalismo: sostiene que la prolongación de la vida y la inmortalidad


tecnológica es posible y deseable.

-Postgenerismo: consiste en la superación de los géneros a través de la


biotecnología avanzada y tecnologías de reproducción asistida. Lo presentan

163
como una forma de ayudar a las mujeres, llegando a afrmar que éstas han
sido maldecidas con la carga del embarazo, el parto y la crianza, y que la
tecnología puede liberarlas de esta carga. No habría entonces hombres y
mujeres, sino sólo cyborgs de género neutro.

-Singularitarianismo: se centra en hacer avanzar la singularidad lo antes


posible.

-Tecnogaianismo: consiste en aprovechar todas las nuevas tecnologías para


intentar devolver a la tierra a su estado natural, restaurando todo el daño que
hemos hecho a la tierra los seres humanos.

(Fuente: “El desafío del transhumanismo: cuerpo, autenticidad y sentido”, de Sara


Lumbreras)

Un manifesto anticolaboracionista

Acabo de leer el “Manifesto Conspiracionista”, escrito por el colectivo francés y


anarquista autodenominado Comité Invisible, en el que se describe al detalle
cómo la crisis sanitaria de la pandemia causante del Covid19 es el último y gran
ensayo del “Preparedness”, anteproyecto experimental, transhumanista, que
tiene ya una larga historia de ensayos, que se remontan a los tiempos de la
Guerra Fría y aún antes, con precedentes bien signifcativos y concluyentes:

¿Hay que recordar que el Foro Económico Mundial, fundado en 1971 por klaus
Schwab -admirador de Karl Popper- con el objetivo de “educar en el capitalismo a
países que parecen resistirse a ojos de la comunidad internacional”, reúne en sus
pequeños saraos a las mil mayores empresas del mundo? En uno de los
documentos relativos a este ejercicio puede leerse: “los gobiernos tendrán que
colaborar con las empresas de comunicación para investigar y desarrollar enfoques
más sofsticados, para contrarrestar la desinformación. Esto signifca desarrollar la
capacidad de inundar los medios con información rápida, precisa y coherente (…)
Por su parte, la prensa debe compremeterse a dar prioridad a los mensajes
ofciales y a eliminar los falsos, también por medio de las tecnologías”.

(...)

164
La pandemic preparedness fgura expresamente en la agenda global desde 2002.
Surge de una estrategia militar harto más ambiciosa y un poco más antigua: la all-
hazards preparedness, la preparación contra todos los peligros posibles. La
preparedness es una vieja noción que se remonta por lo menos a la Segunda
Guerra Mundial. Fue entonces el caballo de batalla de todo tipo de manifestaciones
patrocinadas por la facción más imperial del capital americano, aquella que ardía
en deseos de conquistar, mediante la entrada en la guerra, los mercados
mundiales. Los ingenieros veían la Primera Guerra Mundial no como un desastre
para la civilización, sino como una oportunidad única para poner en práctica sus
ideas”.

Ciencias del comportamiento, cibernética y psicología social...aplicadas al viejo


arte policial/militar de doblegar la voluntad de un interrogado o de un
prisionero, todo actualizado y largamente ensayado, toda una experiencia
científco-militar al servicio de la manipulación de individuos y masas, todo un
ofcio y una auténtica industria del control social, perfectamente actualizada,
tecnifcada y programada al servicio de empresas y gobiernos...hacen que
suene a chiste la importancia y el peligro que le asignan a unos
conspiracionistas amateurs que pudieran atentar contra toda esta industria del
control social, que tiene a los Estados, a las Empresas, a las Administraciones
Públicas, a los Medios de Comunicación, a Policías y Ejércitos, a Centros de
Investigación Científca, a Laboratorios y Universidades...todos dedicados
profesionalmente a la Conspiración, todos los días y a todas las horas. No hace
falta ser un infltrado, ni tener una gran inteligencia, para saber que lo de
“inventar enemigos” forma parte de la vieja estrategia que durante siglos ha
servido para reclutar patriotas voluntarios para las guerras, porque nadie
estaría dispuesto a jugar su vida por defender al Estado, pero sí para luchar
contra los “enemigos de la Patria”...lo cierto es que les sigue funcionando. Y a
propósito de ésto, me fjo en algunas cosas que se dicen en el Manifesto
Conspiracionista, cosas como éstas:

“El derecho a la privacidad se está erosionando, la (auto)censura está aumentando


rápidamente, la salud del individuo se está convirtiendo cada vez más en un asunto
de Estado, el número de acciones intrusivas por parte de los servicios de seguridad

165
está aumentando exponencialmente: en las últimas décadas, el control del
gobierno sobre la vida privada de personas va en aumento, mano a mano. La
visión distópica evocada por Hannah Arendt de que después de la caída del
nazismo y el estalinismo surgiría un nuevo tipo de totalitarismo, dirigido por
burócratas y tecnócratas aburridos, es sorprendentemente realista en el horizonte
social.

(…)

El mundo está en las garras de la formación masiva, un tipo de hipnosis peligrosa y


colectiva, mientras somos testigos de la soledad, la ansiedad fotante y el miedo
que da paso a la censura, la pérdida de privacidad y la entrega de libertades. Todo
está impulsado por una narrativa de crisis singular y enfocada que prohíbe los
puntos de vista disidentes y se basa en el pensamiento grupal destructivo.

(…)

El totalitarismo no es una coincidencia y no se forma en el vacío. Surge de una


psicosis colectiva que ha seguido un guión predecible a lo largo de la historia, su
formación gana fuerza y velocidad con cada generación, desde los jacobinos hasta
los nazis y los estalinistas, a medida que avanza la tecnología. Los gobiernos, los
medios de comunicación y otras fuerzas mecanizadas utilizan el miedo, la soledad
y el aislamiento para desmoralizar a las poblaciones y ejercer control,
persuadiendo a grandes grupos de personas para que actúen en contra de sus
propios intereses, siempre con resultados destructivos.

(…)

En La psicología del totalitarismo, el profesor de psicología clínica de renombre


mundial Mattias Desmet deconstruye las condiciones sociales que permiten que se
arraigue esta psicosis colectiva. Al observar nuestra situación actual e identifcar el
fenómeno de la “formación de masas”, un tipo de hipnosis colectiva, ilustra
claramente lo cerca que estamos de rendirnos a los regímenes totalitarios. Con
análisis detallados, ejemplos y resultados de años de investigación, Desmet
presenta los pasos que conducen a la formación masiva, que incluyen:

-Una sensación general de soledad y falta de conexiones y vínculos sociales.

166
-Una falta de signifcado: 'trabajos de mierda', insatisfactorios, que no ofrecen un
propósito.

-Ansiedad y descontento fotantes, que surgen de la soledad y la falta de sentido.

-Manifestación de frustración y agresión por ansiedad.

-Surgimiento de una narrativa consistente, de funcionarios gubernamentales,


medios de comunicación, etc., que explota y canaliza la frustración y la ansiedad.

Además de un análisis psicológico claro, y basándose en el trabajo esencial de


Hannah Arendt sobre el totalitarismo (Los orígenes del totalitarismo), Desmet ofrece
una aguda crítica del 'pensamiento grupal' cultural que existía antes de la
pandemia y se avanzó durante la crisis de COVID. Advierte contra los peligros de
nuestro panorama social actual, el consumo de medios y la dependencia de
tecnologías de manipulación y luego ofrece soluciones simples, tanto individuales
como colectivas, para evitar el sacrifcio voluntario de nuestras libertades.

(…)
Jamás ha sido tan imprevisible nuestro futuro, jamás hemos dependido tanto de las
fuerzas políticas, fuerzas que parecen pura insania y en las que no puede confarse
si se atiene uno al sentido común y al propio interés. Es como si la Humanidad se
hubiera dividido a sí misma entre quienes creen en la omnipotencia humana (los
que piensan que todo es posible si uno sabe organizar las masas para lograr ese
fn) y entre aquellos para los que la impotencia ha sido la experiencia más
importante de sus vidas. (Hanna Arendt, Los orígenes del totalitarismo)
(…)

La cristalización del fenómeno del totalitarismo lo convierte en un régimen que


sigue leyes suprahumanas que rigen el universo: las leyes de la Naturaleza y su
desarrollo en el fascismo, y las de la Historia y su desarrollo en el estalinismo; y por
ello ambos afrman perseguir alcanzar la Humanidad y plasmar la justicia en la
Tierra.

Las ideologías totalitarias explican el pasado y anticipan el futuro, son redondas,


cerradas, no hay lugar para la impredecibilidad de la acción humana, luego hay
que negarla; se trata de transformar la propia naturaleza humana para
acomodarla a la Idea, sea ésta la Naturaleza o la Historia. Una vez esto aceptado,
el individuo se vuelve superfuo, solo es un engranaje, luego queda eliminada la

167
pluralidad, la espontaneidad y la imprevisibilidad característica de los seres
humanos, y éstos quedan reducidos entonces a pura animalidad.

Apruebo la mayor parte de lo que dice el Comité Invisible en su Manifesto


Conspiracionista, porque yo también me siento identifcado con esos “enemigos
de la sociedad que contagian el Covid a los buenos ciudadanos”; yo también me he
sentido acosado por la Autoridad Sanitaria, y condenado a sufrir el aislamiento
social y la indiferencia, incluso por “amigos” y vecinos. No obstante, y
entendiendo lo que tienen en la cabeza, eso de que “lo vivo es anarquista” y
que yo comparto, sigo esperando que algún día me expliquen, estos amigos
franceses del Comité Invisible, cómo piensan ellos que “lo vivo-humano" podría
vivir libremente, cómo participar en el mundo, sin necesidad de ser gobernado,
es decir: cómo, sin Capital ni Estado.

168
viernes, 11 de noviembre de 2022
AQUÍ ESTAMOS

Elogio a la naturaleza. Están volviendo por fn a las ciudades.Delfnes, jabalíes,


osos, pirarucús, pavos reales, inciertos benteveos.La especie en extinción, cobarde y
escondida, escucha apenas las trompetas de los ángeles.Todavía no lo creen. Las
mansas palomas los atacan, los monos se ríen de ellos y los sabios delfnes, lejanos
hermanos del extinto, los observan con sorna e indiferencia.Son sus últimos
tiempos. Respiran aún, se agitan, poseen la estéril esperanza de Pandora. Su
futuro, una burbuja uterina y aislante. Su presente, un parloteo inmediato,
escrutado, dirigido.Su pasado, un conjunto de ruinas incomprensibles y sin sentido.
“Y soltaron a los cuatro ángeles que esperaban la hora, el día, el mes y el año, listos
para exterminar a un tercio de los hombres.”

Apocalipsis 9,15. Les queda ese alivio (Jorge Idel, "El fnal de la espera
animal". Buenos Aires, Ed. Puertas Abiertas, 2020)

169
Aquí estamos, algo más de siete mil novecientos millones de hijos y nietos de
campesinos, en esta fase terminal del Antropoceno y penúltima del Neolítico
Moderno. O puede que no.

Teoría del atasco


Todos somos cada cual en medio de un atasco: algunos de los atrapados abandonan
sus asientos, salen a la vía pública para mirar hacia adelante, para intentar atisbar
hasta dónde llega el atasco y averiguar qué es lo que allí sucede, cuál es su causa.
Como la vista no alcanza, de inmediato surgen diferentes opiniones-teorías que
provocan una discusión generalizada, que se interrumpe cada vez que la fla avanza.
Cuando eso sucede, todos experimentan un episodio de alegría, tienen la impresión
de que ya no habrá más parones después del último y que a partir de ahora la
circulación será fuida. Pero no, a veces la fla avanza hasta un kilómetro y otras
apenas unos metros antes de un nuevo parón. Nadie podrá negar que la fla avanza,
qué remedio, retroceder es imposible; así que, se quiera ver o no, el hecho cierto es
que circulamos en una vía de único sentido con doble carril que permite adelantar a
otros, pero no retroceder. Circulamos sobre una cinta transportadora que se llama
“Tiempo” y a cada parón sucede, repetido, siempre lo mismo, hay quien sale del coche
y quien se queda allí sentado, resignado. Y entre los que salen, siempre hay unos
cuantos que vociferan, más o menos lo mismo, una y otra vez: ¡pero dónde está la puta
autoridad...tocándose los huevos, que para eso les pagamos, cabrones! Los sentados se
quedan pensando que no es para tanto, que ésto pasa en todas las grandes ciudades,
¿no queríamos ser modernos?...pues algo habrá que pagar por ello.
Bien mirado, en esta hipótesis del atasco lo único irreversible es la muerte por efecto
del paso del tiempo; excepto eso, todo lo demás es evitable: el vivir hacinados en
grandes ciudades, el viajar cada uno en su coche y el movernos todos por la misma
autovía de dirección única.

Teoría del tobogán


Todos somos “uno” en lo alto de un tobogán, un niño miedoso que por primera vez
sube tan alto, y que allí arriba siente lo que es el miedo en modo vértigo. Ha ido a la
escuela y allí aprendió, lo que ya sabía por experiencia, sobre la ley de la gravedad.
Por eso sabe que en cuanto apoye su culo y empiece a descender ya no podrá volver
atrás. Y eso le produce espanto, miedo al vacío que le espera allá abajo, al fnal de un
tobogán que no ve dónde acaba. Está a punto de agacharse para empezar a bajar y
calla como un cordero a punto de ser degollado.
En su libro “¿Por qué callan los corderos?” habla Rainer Mausfeld (*) sobre una forma
de “tortura blanca”, invisible porque parece voluntaria.
Podría darse la vuelta y no tirarse por el tobogán, porque este niño es un
“ciudadano libre”, pero le acosa la duda, esa confusión le incomoda por
sentirse atrapado entre fuerzas contrarias: su libertad (nadie le obligó a subir

170
hasta ahí (“yo controlo”, decía) y esa otra fuerza de la gravedad, que le atrae y le
empuja a dejarse caer por el tobogán. Sabe que no tendrá ningún control a
partir del momento que pegue su cuerpo al tobogán y empiece a resbalar hacia
el futuro. Tiene pánico, pero va a tirarse por el tobogán ¿porque es lo que ha
elegido?
En esta hipótesis lo único irreversible es la ley de la gravedad y eso sólo a partir
de un punto crítico. Superado ese pico, estaremos más solos que nunca,
abdonados a la ley de la gravedad. Sólo nos quedará dejarnos caer y esperar
algún disfrute con ello.

Teoría del pastor innecesario


La lucha de clases es la versión moderna de la histórica lucha que se remonta
al Neolítico Medio, por ver quién se hace con el pastoreo del rebaño humano.
Esa es la fecha en que fuera inventado el famoso derecho de propiedad
privada sobre la Tierra, sobre la Ciencia o conocimiento transmitido por los
dioses y sobre las vidas de las tribus humanas. En esa época, también, y de
seguido, fueron inventados otros bonitos derechos humanos, como el de
herencia, o los de esclavitud y patriarcado, todos ellos patentados por un
puñado de ilustrados sacerdotes junto a los primeros terratenientes
emprendedores y primeros creadores de empleo de la Historia, secundados
por un pequeño ejército de securatas, militares y escribanos. Se sabe por las
crónicas que, con el paso del tiempo, tan benemérita asociación recibiría el
nombre de “Estado” en la Alta Modernidad...pero vamos, que no era cosa muy
distinta a lo que desde antiguamente se llamó siempre “reino”, o “imperio”, sin
más criterio que el tamaño. Pues bien, el pastor que de siempre veíamos
caminando por delante del rebaño, ahora se ha hecho invisible, el muy cabrón
ha puesto un pastor eléctrico en su lugar y ahora nos controla por GPS, con su
smartphone.
He ahí la paradoja democrática, a saber: el problema que remite a la relación
entre pastor y rebaño, élites y pueblo, cuya investigación sistemática se
remonta a la Antigüedad. Tucídides (454-399 a.C.), militar e historiador
considerado padre del realismo científco, afrmaba que las masas son
propensas a pasiones y afectos a costa de la razón: “las opiniones de la masa
son inconstantes y veleidosas; de sus fallos suelen responsabilizar a otros”. Sostuvo
que una buena forma de organización social debía tener en cuenta las
debilidades de la naturaleza humana, cosa que según su entender era inviable
en una democracia. Guiado por el gobierno de Pericles, consideraba como
ideal una forma que “por su nombre fuera una democracia, pero, de hecho fuera
gobernada por su primer ciudadano”.

171
En el discurso político, "el pueblo" es a menudo comparado con un rebaño que
tiende a manifestar afectos irracionales y que, por tanto, hay que controlar. La
dirección política de un pueblo presupone, pues, descifrar el silencio del
rebaño e interpretarlo en el sentido e interés de la actuación política que se
persigue. Se pone como ejemplo a un Richard Nixon que en su momento
interpretó el "silent mayority" (silencio de la mayoría) como consentimiento a la
Guerra de Vietnam. (Cita de Rainer Mausfeld).

Igual habría que hacer algo


Porque, salvo la dirección del tiempo (que va siempre hacia adelante) y la que
sigue la gravedad (que tira siempre hacia abajo), todas las demás direcciones
son posibles a condición de pastar por cuenta propia. Porque, aunque sea en el
contexto de los límites naturales (como la redondez de la Tierra, la fecha del
tiempo o la fuerza que nos sujeta al planeta), lo cierto es que nuestras vidas-
sin-pastor nos pertenecen, aunque sea en el margen de esas contingencias
naturales, lo que no es poco. Véase que en el tramo que transcurre del
nacimiento a la muerte, puede caber toda una eternidad, proporcional, sí, pero
sufciente a condición de ser libre y bien aprovechada. Así que habría que hacer
algo, como poner en práctica, por ejemplo, un programa político (y personal)
realmente novedoso, algo que de tan simple nos pareciera más irresistible que
imposible...un suponer, algo así como: a) participar en el mundo sin echar a
perder nuestras particulares vidas, que son la única pertenencia legítima con la
que venimos al mundo; y b) procurar invertir el tiempo disponible en el
cuidado mutuo entre iguales-diferentes, sin descuidar la hacienda común que
compartimos con todos los seres no-inertes (**)

Notas:

(*) Rainer Mausfeld (1949) es un psicólogo alemán, especialista en la psicología de la


percepción y la ciencia cognitiva. Entre sus libros publicados están: "Fachada de la
democracia y el estado profundo. En el camino a una era autoritaria ", “Tortura sin
rastro”, "Fachada de la democracia y el estado profundo. En el camino a una era
autoritaria ", siendo el último publicado “¿Por qué callan los corderos? Cómo la
democracia elitista y el neoliberalismo están destruyendo nuestra sociedad y nuestros
medios de vida.

(**) Por no-inertes me refero a aquellos seres animados con los que, además de un
mundo, compartimos un alma (de ánima o movimiento), ese aliento que distingue a lo
vivo de lo inerte.

172
lunes, 28 de noviembre de 2022
¿QUÉ VA DELANTE, EL PENSAMIENTO O LA EXPERIENCIA?

Cuenta la leyenda que mil honderos fueron enviados a Sicilia a combatir por
Cartago en el 311 a.C. y que allí participaron con brillantez en la batalla de
Ecnomus. Anibal envió a 870 de ellos a África antes de marchar sobre Italia y dejó
500 en Iberia. En el 206 a.C. los cartagineses reclutaron hasta dos mil honderos en
Menorca, que marcharon junto a Anibal, combatiendo en Cannas, en Zama y en
Trebia, donde rechazaron a la caballería romana y hostigaron severamente a los
legionarios romanos, llegando a herir de gravedad a un cónsul romano.

Solemos complicarnos la existencia con dilemas como éste y no sé si ello


tendrá remedio. Lo digo por mí mismo, y luego que cada cual se la complique
como quiera. A veces me siento atrapado en tal dilema, sin tener nada claro el
orden que sigue el cerebro, si el comportamiento obedece a un pensamiento
previo o si éste es posterior y resultado de la experiencia. En setenta años me
ha dado tiempo a leer un montón de libros que hablan de este dilema, pero no
puedo evitar, cada vez que pienso en ello, que me venga a la cabeza el

173
recuerdo de un sargento aragonés, que nos daba unas chapas teóricas muy
entretenidas, todas enfocadas a la supervivencia y a la guerra en la montaña,
pero que a mí, entonces como ahora, me sigue pareciendo que funcionan
como navaja de usos múltiples. Fue hace algo más de cincuenta años, en la
Compañía de Esquiadores-Escaladores donde hice la mili. Ahora mismo no me
acuerdo de su nombre y bien que lo siento, porque guardo de aquel sargento
un grato recuerdo y en más de una materia le reconozco una autoridad
flosófco-práctica que bien merecería un monumento en mi memoria.

A veces disfruto como perro con un hueso si hallo argumentos y razones


convincentes en los libros, pero también es cierto que tampoco faltan veces en
las que lejos de disfrutar, me calientan la cabeza algunos de esos libros,
amenazando con gripar mi cerebro. Digo todo ésto porque ahora, como nunca
antes, siento la necesidad de hallar respuestas convincentes, en esta época tan
compleja y confusa, de tanta precariedad e incertidumbre.
Resumiré tres de las teorías que mejor recuerdo entre las muchas que aquel
sargento aragonés, rústico y bonachón, nos soltaba a modo de teorías acerca
del superior valor de la experiencia y a fn de rellenar las mañanas o tardes en
que llovía o nevaba con tal furia que la Compañía quedaba varada en aquel
solitario refugio de montaña, situado en lo alto del Pirineo aragonés, muy cerca
de la frontera con Francia. Diré que improvisaba, no leía ni seguía manual o
guión alguno, contaba sus flosofías de la vida con el pretexto de explicar la
guerra en la montaña como si fueran chascarrillos y lo hiciera entre la gente de
su aldea, se pasaba el reglamento militar por el arco del triunfo y aquello era
muy de agradecer en aquellas soledades.

1.Teoría del buen aseo: agua la justa y nada de pringues. Estábamos negros
todos, a poco de empezar el invierno, de la quemazón del sol al rebotar contra
la nieve y de la ventisca cuando te azotaba la piel, negros, de tantas horas de
exposición a la intemperie y a la altura de aquellas montañas. Quien más y
quien menos usaba cremas protectoras después del aseo mañanero y más de
una vez el sargento nos lo decía con insistencia en algunas de sus teóricas: no
os lavéis con jabón, que le dajáis a la piel sin su grasa natural... ¡y nada de
cremas, que a saber lo que llevan!

2.Teoría de la buena orientación en la montaña: mejor bajar que subir y,


en todo caso, de perdidos al río. Todas las teorías de orientación son una
chorrada, nos decía. Si te pierdes en la montaña no hay tiempo que perder

174
leyendo manuales, lo primero es no parar de bajar hasta encontrar un arroyo,
que te llevará a un río, que tendrá un puente por el que pasará un camino, que
te llevará hasta una casa donde vivirá un paisano o paisana a quien podrás
preguntar por el mejor camino y que, incluso, hasta es muy posible que te
invite a comer algo con un trago de vino.

3.Teoría de la buena estrategia: conocer el terreno y defender primero los


principales pasos de montaña. Su teoría militar no podía tener más lógica,
decía que la guerra de montaña puede ganarla un ejército pequeño si conoce
el terreno y gana la posición en los pasos de montaña. Y nos lo demostró un
día que hicimos unas maniobras de guerra con una Compañía de las tropas
francesas de montaña. Se suponía que la tropa enemiga tenía que cruzar la
divisoria de fronteras para llegar a ocupar las poblaciones situadas al otro lado
del valle. Comenzamos a la misma hora, pero antes del mediodía nosotros
estábamos arriba de los collados cuando los militares franceses todavía
estaban ocupados en trepar por aquellas empinadas laderas. Ganada la cota,
decía el sargento que hasta con piedras se puede ganar una batalla.
Me lo imagino manejando con pericia una honda, como un general delante de
un batallón de cabreros.

Nota: la verdad-verdad es que en aquellas maniobras el ejército de la República Francesa


envió allá arriba un helicóptero ligero, un Alouette equipado con ametralladora, que nos
entretuvo durante más de una hora en el collado, tiempo sufciente para que no
pudiéramos impedir el paso de su tropa al otro lado de la montaña, consumando así la
invasión de España.

175
miércoles, 7 de diciembre de 2022
LA CONSECUENCIA ES LA CAUSA Y PUNTO

Obra de Bansky

Según Fernando Valladares, hoy, por primera vez, los humanos tenemos un
"Problema" común a toda la especie y dice que es el problema medioambiental.
Lo dice en una larga entrevista publicada en NAIZ
(https://www.naiz.eus/es/info/especial/20220821/ni-sanitaria-ni-geopolitica-ni-
energetica-la-crisis-es-ambiental-punto). Fernando Valladares es un reputado
científco, ecólogo, divulgador en primera línea contra el cambio climático,
miembro de la organización Rebelión Científca que, como él mismo explica, se
dedica a generar una nueva narrativa que sirva para aumentar la
concienciación sobre un asunto que ven cada vez más grave (el “Problema”).

“Lo que verdaderamente amenaza a la economía es el cambio climático” y como


prueba, nos recuerda que “cada diez años el cambio climático mata a tanta gente
como la II Guerra Mundial”.../...”la madre de todas las crisis que estamos viviendo
actualmente es ambiental, con tres vértices que son la crisis de biodiversidad, el

176
cambio climático y la contaminación”. Comparte las estadísticas que controla:
“una de ellas es que si se suman todos los confictos bélicos actuales no se llega ni a
la décima parte de la gente que muere por el cambio climático”.

Valladares se alegra de que la frase tuviera un gran impacto, porque “uno a


veces no sabe bien en qué consiste la fórmula que le hace a la gente caer en la
gravedad de los asuntos”. No tiene inconveniente en citar como prueba científca
la coincidencia de su diagnóstico con el del Foro Económico Mundial en Davos.
Impresionante.

Así que, en su lógica científca, el Problema habría que abordarlo “cambiando la


forma de difusión científca en este asunto”. Según Valladares y la organización
Rebelión Científca, hay que hacer todo lo que haga falta para convencer al
resto del mundo de su científca ignorancia, a ese resto del mundo que, sin
dudar, etiquetan de "negacionista".

Reconoce, sin pudor, que está muy bien lo que hacemos ahora (en referencia, sin
duda, a la Transición Energética), lamentando no haberlo hecho en 1972,
porque no estaríamos en la situación actual. Lo dice como si ignorara que el
sistema económico mundial fuera concretamente capitalista, y estatal la forma
social de la globalización, organizada en bloques estatales-corporativos, a la
altura del proceso de globalización fnanciera y de la concentración corporativa
de las empresas multinacionales. Como si no supiera que el mecanismo
implícito al modelo de desarrollo global, de los Estados-nación capitalistas, solo
puede enfocarse hacia el benefcio inmediato, ontológicamente incapaces de
pensar a largo plazo. Y lo dice alguien que presume de científco y marxista.

El Problema para Valladares es el desastre medioambiental, la contaminación y


la pérdida de biodiversidad, que así, porque él lo diga, dejan de ser
consecuencias del orden global realmente existente, que así desaparece como
causa original del "Problema" y también, de paso, de la nueva narrativa de
Valladares.

Se trata de una narrativa “científca” basada en un principio de inversión de la


realidad que supera al tercer principio -el de transposición- de Goebbels, que
consistía en cargar sobre el adversario los propios errores o defectos,

177
respondiendo al ataque con el ataque, y “si no puedes negar las malas noticias,
inventa otras que las distraigan”. A mi entender, el principio de inversión es
refejo de una patología que aqueja a toda esa izquierda neomarxista,
ecologista e identitaria, que dedica sus días a pegarse tiros en los pies y darle
alas al neofascismo rampante. Todavía no se han percatado que los llamados
“negacionistas” se les parecen mucho y que, al igual que ellos, no identifcan
como “el Problema” ni a la forma social del Estado, ni a su forma económica
capitalista.

Esta patología se parece mucho a una variante de esquizogénesis (*). No la ven,


porque no les parece que la política forme parte del conocimiento científco;
claro, para ellos es “otra cosa”, porque ellos no son “políticos”, sino ecologistas
y decrecentistas, como los del Foro Económico de Davos y no como los
negacionistas. No ven que éstos son el neoliberalismo lumpen y neofascista
que la izquierda burguesa amamantó con el furor consumista que en su día
fuera catalogado como “Estado de Bienestar”, no ven que el neofascismo que
ahora ven enfrente es su natural descendencia, gente que solo quiere seguir
consumiendo, a la que le importa un comino el medio ambiente, el cambio
climático, la devastación de la biodiversidad y la democracia burguesa, porque
su clamor es básicamente “proletario”, que lo que reclaman es volver al Estado
Protector y al Buen Capitalismo, que quieren el pleno empleo prometido y más
salario, que tienen pánico de la precariedad que les promete el ecologismo
decrecentista, al que ven como política “ofcial” del futuro. Quieren Crecimiento
a toda costa, porque parar de consumir lo ven como muerte cívica. Tal es el
sentido “proletario” de “vida cívica”, el barro del que vienen estos lodos
neofascistas.

Pero no hay manera de que esta izquierda lo entienda, al menos por ahora, no
por las buenas. Dice Valladares que hablar de decrecimiento es más inclusivo y
que es un debate abierto “porque no tenemos bien claro en qué consiste”, siendo
ésto último lo más científco de todo lo que dice en esa entrevista.

178
Concluyo: atrapados en el círculo vicioso de sus contradicciones, neomarxistas
decrecentistas y neofascistas crecentistas, nos sumergen a todos en el mismo
saco de su propia y ciega Decadencia. Quien se atreva a llevarles la contraria,
será aislado y perseguido, pero estará prendiendo la mecha de una revolución
integral (**) que si en tiempos pasados siempre fue deseable, ahora es
absolutamente necesaria. Por evidente, racional y científca razón de
supervivencia.

Notas:

(*) En biología se entiende por esquizogénesis el proceso de reproducción


asexual y por división simple, que es característico de las bacterias. El término
esquizogénesis nos remite a la esquizofrenia que Deleuze introdujera en el
debate flosófco-político en “El anti-edipo”, primer volumen de "Capitalismo y
esquizofrenia", en el que describe cómo el capitalismo canaliza en última
instancia todos los deseos a través de una economía axiomática basada en el
dinero, una organización unimental o simple, sin desvíos ni efectos, que es
abstracta en lugar de ser local o material. En antropología crítica ha comenzado
ha emplearse este término en el sentido de “construcción del Otro", en el
tiempo y el espacio, en oposición al estatuto epistemológico de la antropología
académica convencional. El desarrollo de dicho estatuto ha implicado una
forma específca de "construcción del Otro”, donde el uso y las concepciones
sobre el tiempo han jugado un papel preponderante, transformando no solo la
forma en que se concibe al “otro”, sino especialmente la manera en que se
construye la narrativa que da cuenta de ese “otro” (reseña de Fabian, Johannes.
2002 . “El tiempo y el otro: la construcción del objeto de estudio en
antropología”, Columbia University). Se traduce en una asignación de
imaginarios y signifcados generalizados que se construyen desde entornos
académicos y se trasladan desde allí a los espacios políticos. La comprensión
que se tenga sobre el tiempo (lineal, cíclico, espiral, interno, externo, etc.),
permite establecer el concepto de lo que es la sociedad, las estructuras de
poder y la construcción que desde allí se hace de los “otros”. La antropología
clásica, fel a su vocación colonialista, para el estudio y análisis de los otros y su
ubicación en el tiempo, parte de su propia superioridad de enunciación,

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eurocéntrica y colonialista, considerando su lugar como centro de la verdad.
Johannes Fabian explica que este desarrollo sucede en el siglo XIX y que
proviene de dos ideas principales de la Ilustración, en las que se percibe el
tiempo como dimensión inmanente a la naturaleza o al universo; y como
consecuencia de ello, las relaciones entre las partes del mundo pueden ser
entendidas como relaciones temporales en las que opera una suerte de
concepción evolucionista, que lleva a un “uso esquizogénico del tiempo”.

Recientemente, David Graeber y David Wengrow han abundado en la


explicación del proceso de esquizogénesis, en su libro “El amanecer de todo.
Una nueva historia de la humanidad” (2021), para explicar la frecuencia con la
que muchas comunidades humanas construyeron su propia identidad en
oposición y competencia con otra sociedad “vecina”.

(**) Defno la revolución integral como proceso de transformación radical del


orden hegemónico vigente, dirigido hacia la autonomía personal y el
autogobierno comunal, desde la pluralidad y diversidad propia de la
creatividad humana, cuya condición necesaria es la ausencia del Estado y de su
economía capitalista.

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jueves, 15 de diciembre de 2022

EL COMIENZO DE TODO, UNA NUEVA HISTORIA DE LA HUMANIDAD

David Wengrow, arqueólogo (izquierda) y David Graeber, antropólogo, coautores del


libro.(Fuente de la Imagen: democracynow.or)

En este mismo año de 2022, por la editorial Ariel, acaba de ser publicado en
castellano este libro con el título “El amanecer de todo. Una nueva historia de la
humanidad”, del que son coautores David Wendrow y David Graeber, con
traducción de Joan Andreano Weyland.

David Wengrow (1972) es un arqueólogo británico, profesor de arqueología


comparada en el Instituto de Arqueología del University College London.
Finalista del Premio Orwell en 2022, ha contribuido con ensayos sobre temas
como la desigualdad social y el cambio climático para The Guardian y The New
York Times. Es autor de “La arqueología del Egipto arcaico”, “Los orígenes de los
monstruos·, “¿Qué hace la civilización? ”
David Graeber (1961-2020) fue antropólogo y activista anarquista
estadounidense, doctorado por la Universidad de Chicago. Desde 2007 y hasta
su fallecimiento, fue profesor en el departamento de antropología en el
Goldsmiths College de la Universidad de Londres. Fallecido prematuramente,
David Graeber se hizo mundialmente famoso con sus libros “Deuda: 5000 años

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de historia”, “Burocracia” y “Trabajos de mierda”. Graeber fue muy conocido,
además, como activista político y social, incluyendo su papel en las protestas
contra el Foro Económico Mundial en Nueva York (2002) y líder del movimiento
Occupy Vall Street (2011), siéndole atribuida la expresión “somos el 99%”.
Tengo que reconocer que éste es uno de los libros que más me ha costado
leer, no sólo por sus 848 páginas, sobre todo porque incluye una cantidad
inmensa de nueva información sobre la investigación arqueológica y
antropológica más reciente y actualizada, que cuesta ordenar y recolocar en la
secuencia cronológica que tenemos de la historia, además de obligarme a
cuestionar algunas ideas al respecto de mi propia interpretación de la
evolución humana a partir de las primitivas comunidades, en un largo proceso
que nada tiene de lineal, ni de simple, que se contradice radicalmente con la
idea de progreso evolutivo que tenemos bien asentada a través de nuestra
educación en un paradigma histórico construido a la medida de un imaginario
de la modernidad, que observa e interpreta la historia humana desde una
posición de centralidad y superioridad “occidental”, con una visión ilustrada,
inequívocamente burguesa, colonial y eurocéntrica, que hace invisibles otras
realidades históricas, de comunidades humanas que evolucionaron a su modo
y asincrónicamente, en formas sociales cambiantes y complejas, en otros
lugares de Eurasia, Africa, Australia o las dos Américas.

La idea de un progreso continuo, que comienza con pequeños grupos de


cazadores-recolectores y que evoluciona hacia sociedades modernas a través
del descubrimiento de la agricultura, desencadenante ésta del nacimiento de
las ciudades y enseguida de estados e imperios, es un cliché muy arraigado en
nuestra memoria, que imagina la historia como un contínuo proceso lineal, que
avanza de lo simple a lo complejo, a fn de que su propia complejidad acabe
por justifcar la necesidad de una única forma de organización social-
jerárquica: la forma de Estados e Imperios contemporáneos con una única e
inevitable forma de ecología económica-depredadora, la capitalista.

Las numerosas evidencias materiales, profusamente descritas en este


abundante trabajo de investigación arqueológica y antropológica, escrito con
un mínimo uso de lenguaje de jerga científca que es de agradecer, buscan
demostrar la falsedad de tal imaginario y la necesidad de superarlo. Es todo
nuestro marco conceptual el que debe ser cuestionado, ésto es lo que nos
proponen en este libro sus dos autores, que descubren el manejo interesado
de las ideas de Freud y Darwin, y fjan el pensamiento burgués de la
modernidad ilustrada, atrapado en un círculo vicioso que va del indígena

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inocente -el del Jardín del Edén- pensado por Rousseau, al leviatán estatal
pensado por Hobbes, como inevitable condena del ser humano, lo que tendría
su causa última en el atrevimiento de los humanos a comer de la fruta
prohibida del Conocimiento.

La lectura de este libro tiene consecuencias en nuestra idea acerca del futuro
de la especie humana, en un momento como el presente en el que a muy
pocos humanos les gusta el mundo en que vivimos, pero en el que solo una
ínfma minoría pensamos que el destino de nuestra especie no esta escrito y
predeterminado, por una narrativa de la historia que ha logrado construir una
concreta forma de la realidad, más fundada en mitos que en ciencia, y que
sigue una lógica lineal y tecnológica, que va de lo simple a lo complejo, y que en
base a ello justifca como inevitable la necesidad de un gobierno global, en una
deriva de la historia humana hacia un mundo futuro necesaria e
inevitablemente gobernado de arriba hacia abajo, por quienes son titulares de
la Propiedad del mundo, guiados por el sabio “consejo de expertos, gente
"científca" que "porque sabe" se atribuye la titularidad del conocimiento y
experiencia acumulado por nuestra especie a lo largo de cientos de miles de
años. Todo ello a pesar de que la propia investigación científca esté
confrmando no solo sus grandes lagunas de conocimiento acerca de las
sociedades humanas del pasado, sino que, en buena medida, tal conocimiento
fue construido sobre mitos y no sobre datos realmente científcos.

Algunos de nosotros llevamos tiempo pensando y reuniendo pruebas de que


tal estafa tiene su origen en el imaginario moderno y colonial creado en el siglo
XVIII, el de una “civilización occidental” inventora del mito del Progreso, que
vino a salvar al resto del mundo, catalogado como conglomerado de sociedades
indígenas, a salvarlo de su primitivo estado de naturaleza, básicamente salvaje y
tribal. Quienes así pensamos, somos conscientes de que superar el colapso
sistémico en el que ahora estamos atrapados, será prácticamente imposible sin
antes superar el metarrelato mítico y pseudocientífco de ese imaginario
moderno del Progreso. Por eso que, al menos por mi parte, yo agradezca la
publicación de este libro de Graember y Wendrow.

Teniendo pendiente una relectura más detenida de este voluminoso libro, de


momento extraigo algunas valiosas conclusiones. La primera, para tomar nota
de algunos de mis errores en la comprensión del pasado. Después y de forma
práctica, para una mejor defnición de la revolución integral hoy necesaria, más
fada a la creatividad práctica de las comunidades humanas y a su inmensa

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potencialidad y diversidad, más que a un proyecto intelectual de “futuro
universal”.
Por eso que me disponga a rehacer mi propuesta de un pacto del común, no
como proyecto, sino como básico y global acuerdo de convivencialidad y
comunidad, encaminado a resolver local y comunalmente, el desastre global
en el que ahora nos sentimos atrapados y que, por primera vez, concierne al
conjunto de nuestra especie. La propuesta va de compartir, allí donde seamos
capaces, la tierra y el conocimiento que nos son comunes. Quiero guiarme,
sobre todo, por el principio de libertad, al que tengo por consustancial aversión
humana a la uniformidad y a la jerarquía, ese instinto libertario que llamamos
conciencia y que nos hizo sappiens.

Este libro ha venido a decirme que mi optimismo no es voluntarista, ni


simplemente utópico, que también tiene un fundamento racional y
concretamente científco.

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martes, 27 de diciembre de 2022

VIEJOS DESEOS PARA AÑOS NUEVOS

La matanza de los inocentes, de Nicolas Poussin (1594-1665), Museo Condé de


Chantilly, Francia.

Soy culpable de publicar lo que sigue el día de los Santos Inocentes y no es


broma. Esta efeméride institucionaliza el derecho a gastar inocentes bromas
una vez al año. Se conmemora la matanza de los niños menores de dos años
nacidos en Belén (Judea), ordenada por el rey Herodes I el Grande, con el fn de
deshacerse del recién nacido Jesús de Nazaret. En el rito romano de la Iglesia
católica, la celebración del día de los Santos Inocentes tiene grado de festa
incluida en el calendario romano general. En el orbe cristiano es costumbre
realizar en esta fecha bromas de toda índole, incluso es costumbre “moderna”
que los medios de comunicación hagan bromas o tergiversen su contenido de

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tal modo que la información parezca real. Es una libertad que se dan los
agentes mediáticos para dar rienda suelta a su sentido del humor, oportunidad
que supuestamente ejercen solamente una vez al año al acabar las
celebraciones de la Navidad. Luego vendrán las noticias serias, el balance de
las cosas chulísimas que hace el Estado para salvar a las clases más
vulnerables; o sobre la transición energética, que si no sirve a salvar a Europa
de una larga guerra extendida desde Ucrania, al menos servirá para pintarla de
verde occidental, militar, pero es lo que hay. Y aunque de momento nada se
diga, también nos darán noticias nuevas, procedentes de China, sobre la
prórroga de la pandemia.

Con altibajos, y muy lentamente, eso sí, gracias a la pandemia he aprendido a


obtener alegría del estudio y la refexión en soledad. Si bien, hecho mucho de
menos la otra forma de aprendizaje, la conversación social en la que uno
obtiene otra forma de alegría más sustanciosa y operativa.Y es que todavía va a
costarme superar el dolor padecido en el largo aislamiento social soportado
durante los años de pandemia, cuyos efectos aún persisten a pesar del
disimulo decretado...que no consigue hacerme olvidar el acoso al que he sido
sometido junto a otras gentes no dadas a comulgar con ruedas de molino.
Supero como puedo la depresión que me sobreviene cada vez que no puedo
con ello, que me asalta, aún más en fechas festivas, en las que no veo qué
celebrar, ni con quién.

Como sé que nada de ésto será leído por quienes están entretenidos en
celebrar unas festas declaradas ofcialmente entrañables, puedo permitirme
cierta intimidad, como si me dirigiera a solo unos pocos amigos, a esos que
supuestamente me acompañan en la no celebración de unas festas que a mí
me parecen más del fn de una época que de un fnal de año. Me refero a
quienes, como yo, no encuentran razón para celebrar ninguna festa. Creo que
fue George Orwel quien dijo aquello de que quien escribe debiera saber que en
realidad no lo hace para el mundo, que todo cuanto escribe son modestas
cartas a los amigos.

A esos pocos amigos no afliados al facebook, les digo que solo comparto a
medias su actual desazón por la opinión “pública” fabricada en las redes
sociales y por la pésima calidad de la programación televisiva; les digo que lo
miren de otro modo, que a pesar de su banalidad, interesan mucho a quienes
quieran saber de qué van los tiempos que corren, además del ahorro que ello
supone en los trabajos de investigación de las ciencias sociales, que de las

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redes y la tele obtienen la mayor parte de los datos que necesitan para
construir sus científcas explicaciones con sujeción al “método científco”, el que
les sirve para cobrar su nómina. De allí sacan todo lo que les permite explicar
todo “lo que piensa la gente”, la psicología popular que le da verbo y cuerpo al
espíritu global de nuestra época, esa servidumbre voluntaria que en su día
anticipara Étienne de La Boétie, en su discurso escrito en 1574, en latín y a la
edad de dieciséis años...todo un rodeo de casi cinco siglos de investigación les
ha costado a las ciencias sociales llegar a la misma conclusión que La Boétie.

Corren tiempos de pensamiento confuso, que encuentra justifcación en la


supuesta complejidad de la época. No acertaremos a comprender
mínimamente ese espíritu si dejamos que nos pase desapercibida la metódica
sustitución operada en el paso del antíguo Régimen al moderno y de éste al
contemporáneo, cargados de rasgos regresivos, que nos remiten al pasado
feudal y a su pensamiento mítico-religioso. Si viéramos esa transmutación de la
creencia religiosa por otra científca (en modo más bien tecnológico), a poco
que discurriéramos veríamos que esta mutación cultural nos devuelve al
estado previo y que cuestiona a fondo el mito del Progreso, esa ciega creencia
en el contínuo crecimiento de la riqueza y el consumo, como destino obligado
de la evolución humana. Encuentro en todo ello una explicación nada sencilla:
los humanos preferimos la fcción porque nos es más soportable que la realidad.

Me disgusta reconocerlo al igual que me incomoda darle razón a esos flósofos


que anuncian el colapso próximo de la civilización, con fundamento explicativo
en la historia común a todas las derrotas revolucionarias, que vendrían a
confrmar la humana necesidad de un Amo. Con lo que, a partir de tal sentencia,
sólo cabría esperar, como único y último recurso, al momento en que el Amo
nos haga insoportable la vida...ay, estos flósofos alternativos que tan
fácilmente explican la historia y hasta los modos del ser y el pensar humano,
todo lo que pasa y lo que habría que hacer, pero que callan, que no se atreven
a arriesgar siquiera una mínima propuesta, de cómo llevar a cabo esa rebelión
que pudiera despejar el camino hacia la emancipación.

Deduzco por ello que la revolución muy necesaria no les debe parecer, que
para esos flósofos nada sucede con importancia sufciente que pudiera
justifcarla y que, por tanto, el dominio del Amo todavía es soportable...así que la
revolución es opcional y evitable, pero no así el colapso, esa maldición bíblica
ante la que nada podemos hacer, que no sea esperar, impacientes, a que

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suceda la promesa del Progreso, ese milagro tecnológico que habrá de
concretarse en inteligencia artifcial y una eterna energía de fusión nuclear.

Por muy fuera de lugar que pudiera parecer todo ésto, estando el mundo hoy de
festa, mi deseo al estrenar un año nuevo no es de menos festa, sino de otra y
más festa, ¡qué menos que un tercio de los días del año!, ¿por qué menos que
las celebradas en siglos pasados por los campesinos medievales?

También es mi deseo que en nuestras relaciones personales llegue a primar un


básico principio de convivencia, de básica educación y empatía, por encima del
principio divisor que nos organiza en guetos ideológicos, esa costumbre de lo
políticamente correcto, y faccioso por defnición, que nos lleva a evitar toda
conversación y trato amistoso con quien piensa diferente.

Y para el año nuevo guardo un deseo muy especial para mis amistades y
vecindades, sean de izquierdas, derechas o centros: que se lo piensen, eso que
hoy signifca ser de un solo lado y por qué seguir profesando creencias que ni
Karl Marx ni Adam Smith hoy profesarían...ay, si flósofos y multitudes
“alternativas” lo fueran realmente y no de fcción. Pero no me resigno, no
mientras los mitos literarios y las religiones científcas sigan ocupando el sitio
de la realidad.

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PD: En serio, os deseo un alegre día de los santos inocentes y que el año nuevo os
pille confesados, estéis o no vacunados.

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