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Texto I.

TIEMPOS INTERESANTES
22 junio, 2023

1. La frase “que vivas en tiempos interesantes” es una “maldición china”


inventada en Inglaterra, para aludir a períodos históricos de muchos
cambios y alta intensidad, en los cuales ocurren transformaciones que
cambian de modo permanente la vida de los seres humanos. Esos cambios
incluyen realidades desconocidas, hallazgos científicos e invenciones tecnológicas
que se traspasan luego a productos bélicos, a nuevas formas de producción y a
procesos políticos trascendentes. Al final todos estos descubrimientos
probablemente alargarán la vida y mejorarán la condición material e
intelectual de los seres humanos; pero igualmente quienes los vivan
tendrán grandes sobresaltos (de ahí la “maldición”) y, cuando todo eso
sea parte de la historia, el período será evaluado con una mirada muy diferente
de la que tuvieron los que lo vivieron en carne propia, con la excitación, el
temor y la perplejidad que acompañan tantas transformaciones.
2. La digitalización, las tecnologías de la información, los avances
genéticos, no sólo han transformado la economía, la cultura y la ciencia, sino
también la vida cotidiana. Un par de décadas atrás muy pocas personas sabían
lo que era una computadora; ahora van por la calle con un aparato portátil que
les permite ingresar a redes y sitios invisibles, para conversar, comprar, trabajar
y hasta relacionarse con personas en otros continentes y a las cuales no verán
efectivamente en sus vidas. Ahora sí, vivimos en un mundo que, aunque
todavía no es completamente global, llega a todos lados, y este rasgo es
evidente hasta para quienes se rebelan contra él, usando por cierto las mismas
redes de comunicación.
3. Se trata, en definitiva, de una Nueva Época, un período de carácter
general, que se parece a otros que ya han ocurrido en la historia y transformado
la existencia humana de manera duradera e irreversible. En ellos coinciden
innovaciones de todo orden: científicas, culturales, económicas y políticas;
positivas y también negativas. Pero lo dominante en estos procesos
históricos es que todos ellos conllevan descubrimientos disruptivos, que
provocan rupturas en la visión del mundo de su tiempo. La disputa por
dominar el nuevo conocimiento y las aplicaciones que surgen de él, son la base
del cambio de época en lo político y lo institucional. Los que dominen ese
cambio, gobernarán el mundo que nace. Y es natural que eventos tan
importantes o increíbles provoquen sobresaltos y cambios en la vida de la gente,
mientras la realidad se acomoda a ellos y se resuelven los conflictos de
predominio entre actores que buscan dominar la nueva realidad.
4. Este nuevo período de transformaciones sucede a otro, igualmente
creativo. El siglo pasado, el “siglo corto” concluido con el fin de la Guerra Fría
fue un período de enormes progresos y grandes contradicciones. El
mundo cambió, en ese poco tiempo, más de lo que había cambiado durante toda
la era cristiana. Según el Fondo de Población de la ONU, el mundo tenía, en
pleno Renacimiento (año 1500), 500 millones de habitantes; en medio de la
Revolución Industrial (1800) 980 millones; al concluir la Segunda Guerra Mundial
(1950) 2.500 millones. Y en nuestro tiempo (2020) viven en el planeta 7.500
millones de personas. En los últimos setenta años la población mundial se
ha triplicado y en los próximos 30 llegara a 8.910 millones de
habitantes.
5. Al mismo tiempo la economía mundial vivió un crecimiento
exponencial. Hace apenas 55 años el ingreso per cápita de todas las personas
de este mundo se empinaba por sobre los 450 dólares americanos (dólar del
año 2015); hoy ese ingreso per cápita mundial es de alrededor de diez mil
dólares. Mientras la economía mundial se multiplicaba varias veces, nuevos
descubrimientos permitían aumentar en casi tres décadas la esperanza de
vida de los habitantes de la tierra; el analfabetismo disminuyó también
sustantivamente y más naciones se incorporaron al desarrollo.

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6. Las naciones independientes pasaron, de poco más de cincuenta
que formaron las Naciones Unidas a ciento noventa y tres que integran
hoy esa Organización, al centro de un sistema multilateral más complejo y
completo. En realidad, el multilateralismo es probablemente el signo mayor
de nuestra época en el plano internacional; iniciado aún en plena guerra con los
acuerdos de Bretton Woods, que llevaron a la formación del Banco Mundial
y el FMI, se extendió luego regional y sectorialmente en instituciones de política
pública de gran envergadura. La creación de la Organización Mundial de
Comercio, la Unión Europea, la OEA, la Unión Africana, la APEC, los Objetivos de
Desarrollo del Milenio, el auge de las instituciones de derechos humanos, así
como un sinnúmero de pactos comerciales y de inversión, parecían estructurar
una sociedad mundial sin precedentes que, aunque basada en la coexistencia
de estados independientes, parecía en condiciones de alcanzar un cierto grado de
gobernanza global.

7. Vivimos hoy nuevamente “tiempos interesantes”. La humanidad se


encuentra nuevamente, como ocurrió en el Renacimiento o con la Primera, o la
Segunda Revolución Industrial, en un período en el cual se suceden de manera
acelerada nuevos inventos que cambian nuestras vidas. No se trata de un
pronóstico, sino de una realidad que ya está en pleno desarrollo.

8. Nunca el mundo había progresado tanto y tan rápido en la


ciencia y la técnica. El crecimiento exponencial de la población mundial no es
sólo atribuible al aumento de la natalidad, sino también al aumento sustantivo de
la supervivencia. Mucha gente en el mundo vive mucho más hoy día, goza de
mejor salud, tiene mejor nutrición, los adelantos de la tecnología facilitan la vida
de los seres humanos y el progreso de la medicina ofrece condiciones de
sanidad suficientes como para disfrutar de esos progresos. Las distancias se han
acortado, las comunicaciones acercan a los habitantes del planeta, y la velocidad
del cambio es asombrosa. La World Wide Web (www) tiene menos de 30 años
y hoy vivimos conectados a ella el día entero, mientras algunos grandes inventos
que nos habían provocado gran impresión, como el Palm o el Fax, han dejado de
tener mayor vigencia.

9. La cantidad de inventos que se desarrollaron en los últimos años ha sido


tan inmensa que realmente parece difícil hablar de un mismo mundo si
comparamos el de hoy con lo que vivíamos hace tres décadas atrás, cuando
recién terminaba la Guerra Fría. En la última década del Siglo pasado
comenzaron a hacerse más evidentes los acontecimientos científicos y
tecnológicos disruptivos que caracterizan los cambios de Época en la historia de
la humanidad. La historia es siempre continua y no se presenta de la
noche a la mañana; no podemos decir exactamente cuando ocurrió la
disrupción. Pero sí sabemos que, si se compara lo que cada uno de nosotros
cada día, hace no más de treinta años, con nuestra actividad diaria de hoy, la
diferencia se muestra tan agresiva como lo fueron en su momento la llegada de
la imprenta de tipos móviles y los descubrimientos de fines el Siglo XV, la
máquina a vapor y el telar a mediados del Siglo XIX, y la luz eléctrica, el teléfono
y el automóvil en la primera mitad del Siglo XX.

10. La Tercera Revolución Industrial tuvo su inicio con el paso de


aparatos de cálculo electrónico, máquinas que realizaban cálculos a una
velocidad desconocida, dejando de lado la “regla de cálculo” y las máquinas
mecánicas de computación y que se fueron haciendo cada vez más pequeñas y
manejables. Luego vino el “salto” a las PC, las computadoras personales, que
cambiaban el lenguaje binario a un lenguaje común, permitiendo que cualquiera
que pudiera manejar una máquina de escribir, acelerara su trabajo en
magnitudes antes desconocidas.

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11. La Era Digital se nos vino encima a toda velocidad, gracias a la
incorporación de los “chips” y a la nanotecnología y de pronto nos
encontramos en un mundo nuevo, cada cual con su PC. El temor inicial de que la
digitalización provocara una disgregación del trabajo se superó rápidamente
con la creación de redes de transmisión telefónica que permiten circular la
información a una velocidad cada vez mayor. De la noche a la mañana el
mundo comenzó a “navegar por Internet”, con unos aparatos cada vez más
pequeños y fáciles de manejar, para la comunicación y la producción. Pronto
vendría el “Internet de las cosas” y también nuestra vida cotidiana se
transformaría de manera disruptiva, a medida que artefactos que en un
momento parecieron logros increíbles (el fax, por ejemplo) eran superados en
pocos años por desarrollos que hacen toda actividad cada vez más simple y
veloz.

12. Lo más notable de la nueva Época es que, aunque su origen está en la


digitalización y la comunicación electrónica, el proceso disruptivo se extiende a
otros campos de la ciencia que también experimentan enormes saltos. La
nanotecnología, la robótica, la informática, las biotecnologías, la física quántica y
sus derivados técnicos inundan la producción de bienes, la salud, la información,
el comercio, interactúan entre sí, para producir cada vez más nuevos artefactos y
nuevos procesos, cambiando cada vez más nuestro propio lenguaje.

13. El número de patentes que se inscriben a diario aumenta de manera


sideral año a año, a medida que la ciencia y la tecnología se expanden mucho
más allá de lo que podíamos imaginar pocas décadas atrás. Este proceso
acumulativo es de tal magnitud que ya se habla de una “Cuarta
Revolución Industrial” para distinguir entre la Era Digital propiamente tal y
una Época en la que la nueva ciencia inunda todos los campos del saber
humanos.

14. El avance científico disruptivo es un rasgo esencial y casi siempre


inicial de una Nueva Época. Luego ese avance se plasma en nuevas técnicas
útiles en la creación de artefactos aplicables, la mayor parte de las veces de
uso militar, que luego da paso a usos civiles. Normalmente la producción que
se desarrolla a partir de esto genera competencia, entre personas y entre
estados. En estos períodos la mayor competencia es por el predominio científico
técnico; el supuesto es que quien domine mejor la ciencia y la tecnología
de punta, está en la mejor posición para imponer hegemonía en aquella
parte del mundo a la que pertenece.

15. Así fue con la Primera y Segunda Revolución Industrial. Y a comienzos


de este siglo se sostenía que algo similar ocurrirá con la Tercera.
Aparentemente, el protagonista de la Segunda, Estados Unidos se encontraba
de nuevo en la cúspide. Su avance tecnológico con el Internet parecía
incontrarrestable y ello parecía dar nueva fuerza a su economía, a su poder
militar y también a su ascendiente político. Se proclamó en esos años de
comienzo del siglo, la existencia de un mundo unipolar. Y, por tanto,
correspondía a Estados Unidos liderar el mundo, asumir la carga de su
hegemonía e imponer sus condiciones.

16. Desde entonces, sin embargo, otros actores entraron en la


competencia por el predominio científico, con bastante éxito. China ha pasado
a ser una potencia científico-técnica de primer nivel, en abierta
competencia con Estados Unidos. En múltiples áreas, como la tecnología 5G,
la comunicación quántica, los drones, el reconocimiento facial y de voz,
pareciendo estar incluso en la delantera y compite con fuerza en áreas
industriales como las energías renovables, el uso comercial del Internet, y el
equipamiento industrial y electrónico. Y aunque Estados Unidos sigue liderando
en áreas claves como la inteligencia artificial, la biogenética y los semi
conductores, y su mayor capacidad militar-industrial no está en riesgo, la

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contienda por la supremacía ya está trabada. El país o alianza de países que
sea capaz de dar forma al uso de las grandes tecnologías emergentes-la
Inteligencia Artificial, la computación quántica, la biotecnología, la
manipulación genética (CRISPR) y las telecomunicaciones toma la
ventaja en esta Nueva Época, como ocurrió con quienes dominaron la ciencia
y la tecnología en los anteriores cambios de Época. Algunas de estas
transformaciones atemorizan a sus propios creadores: la posibilidad de una
“inteligencia artificial” que no sólo ayude a los seres humanos en su empleo y
su vida personal, sino que sea capaz de trascenderlos, ha hecho dudar a muchos
de quienes antes la promovían. Lo mismo ocurre con algunos otros desarrollos
en las ciencias espaciales o la genética.

17. Pero tras estos cambios, las relaciones de poder siguen siendo un
aspecto fundamental del cambio histórico. La realidad internacional sigue hoy
constituida por Estados Nacionales de muy diversa envergadura económica,
geográfica y militar. Nada indica que esos actores centrales estén dispuestos a
ceder ese predominio en favor de todos o algunos de los 193 estados que forman
las Naciones Unidas o a adoptar decisiones que perjudiquen claramente a sus
mandantes para reparar las evidentes diferencias en la distribución del poder en
el mundo. Por cierto, existen nuevos actores no nacionales, que deben
adaptarse al cambio o enfrentarse con él: la tensión creciente, entre las grandes
empresas tecnológicas de Estados Unidos, China o la Unión Europea, ha sido
puesta de relieve muchas veces; y la forma en que se llegue a un consenso
sobre ellas, como ocurrió en otras épocas, dando importante peso al derecho
internacional, son parte del escenario disruptivo que hoy enfrentamos.

18. Las tendencias proteccionistas, el incumplimiento de pactos recientes


en asuntos cruciales como el medio ambiente, la tensión cada vez mayor en el
Medio Oriente, el surgimiento de ideologías nacional populistas de
derecha, el debilitamiento de Naciones Unidas y la inacción de la OMC, son
todos signos preocupantes que afectan al sistema internacional. Puede decirse
que han existido a lo largo de tres cuartos de siglo, graves desafíos al orden
internacional. Pero existe una gran diferencia: en esos casos los desafíos eran
producto de la Guerra Fría y la rivalidad militar e ideológica que trajo consigo la
Guerra Fría; o del surgimiento convulso del Tercer Mundo como producto de la
descolonización. Los desafíos actuales se generan en los países centrales del
orden global y ponen en cuestión acuerdos o instituciones que constituyen la
real expresión de ese orden. (El Líbero)
José Miguel Insulza

PREGUNTAS TIEMPOS INTERESANTES

1. La frase “que vivas en tiempos interesantes”, quiere expresar la siguiente


idea, en el marco global del texto de José Miguel Insulza:

A. Nuestra época es muy poco interesante.


B. El “siglo corto” fue el fin de lo interesante.
C. La época actual es en extremo interesante.
D. Las épocas interesantes han concluido.
E. La postmodernidad ha puesto fin a la historia.

2. ¿Qué caracteriza las épocas de “tiempos interesantes”, según el Texto?

A. La continuidad de las tradiciones y viejas estructuras sociales.


B. El retroceso o abandono del pensamiento disruptivo en la ciencia.
C. Una compleja y dinámica maraña de cambios en diversos ámbitos.
D. La mantención de las relaciones de poder entre las potencias.
E. Los menores niveles de conflicto por el equilibrio de fuerzas militares.

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3. En el primer párrafo se establece que, los “tiempo interesantes” repercuten,
en quienes los viven, de la siguiente forma:

A. Producen una dinámica de vacío y aburrimiento.


B. Producen miedo y perplejidad en sus contemporáneos.
C. Crean una sensación de paz y tranquilidad interior.
D. Permiten mirar el futuro con optimismo y seguridad.
E. Impactan de forma inocua en las dinámicas sociales.

4. ¿Cuál es la mejor “síntesis” del párrafo 2 del texto TIEMPOS


INTERESANTES?

A. La tecnología ha mantenido un campo de impacto restringido a la economía.


B. Los cambios tecnológicos son imperceptibles durante los últimos treinta años.
C. La tecnología sólo ha afectado a los países productores de dichos artefactos.
D. Las transformaciones tecnológicas han alterado toda nuestra vida cotidiana.
E. La dinámica tecnológica se ha mantenido circunscrita a las comunicaciones.

5. Según el párrafo, 3 que es lo “dominante” de los ciclos históricos


denominados “TIEMPOS INTERESANTES”:

A. Los bajos niveles de conflictos sociales y culturales.


B. La presencia de inventos disruptivos en varias áreas.
C. La estabilidad en las relaciones internacionales.
D. La baja innovación y continuidad tecnológica.
E. El abandono de la dinámica de creación científica.

6. ¿Qué impacto tendrá lograr la “vanguardia” en la dinámica de los “TIEMPOS


INTERESANTES”, en el enfoque de José Miguel Insulza?

A. Ser el principal contaminante del planeta.


B. Acelerar el colapso del capitalismo global.
C. Encabezar la lucha de los países subdesarrollados.
D. Eliminar las diferencias entre zonas del planeta.
E. Gobernar los cambios, controlando el Mundo.

7. ¿Qué características tuvo el “siglo corto” según el autor del Texto I?

A. Un acelerado crecimiento de la población del Planeta.


B. La disminución de la esperanza de vida femenina.
C. La estabilidad de los patrones tradicionales de vida.
D. La disminución de la población en las zonas urbanas.
E. La disminución del ingreso percápita de la población.

8. ¿Qué dinámica ha vivido la economía mundial desde mediados del siglo


pasado se puede inferir de la información entregada en el párrafo 5?

A. Un aumento de la capacidad de consumo de la población global.


B. Una disminución del impacto ambiental de la población global.
C. Un crecimiento igualitario del PIB entre los diversos continentes.
D. Una contracción del crecimiento económico producto del capitalismo.
E. Una disminución de la población empleada en el sector servicios.

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9. ¿Los organismo internacionales (ONU, FMI, BM y OCDE) en diversos ámbitos
organizados ya desde el periodo de la Segunda Guerra Mundial, y en especial
en la inmediata postguerra apuntaban, se puede concluir a:

A. Coordinar las condiciones de la Tercera Guerra Mundial.


B. Terminar con las economías capitalistas de libre mercado.
C. Eliminar el comercio internacional, generando autonomía.
D. Concentrar la inversión en los países subdesarrollados.
E. Mejorar los niveles de coordinación y gobernanza global.

10. Según el párrafo 7, del Texto I: ¿Qué características tienen los “tiempos
interesantes” en la actualidad?

A. Son una profecía de la ciencia ficción.


B. Son una exageración de los periodistas.
C. Son una dinámica en plena expansión.
D. Son una época superada en el siglo XX.
E. Son una conjetura sin base en la realidad.

11. ¿Con qué periodo histórico, compara el autor nuestro actual momento actual,
que él denomina “tiempos interesantes” (ver párrafo 7)?

A. Con la época de la peste negra y las Cruzadas.


B. Con el Renacimiento y la primera revolución industrial.
C. Con los siglos del feudalismo y la sociedad señorial.
D. Con la antigüedad clásica y la sociedad esclavista.
E. Con el periodo de la guerra “total” de los 31 años.

12. ¿Qué frase sintetiza de mejor forma la idea desarrollada en el párrafo 8?

A. Progreso acelerado a escala global.


B. Estancamiento a escala micro social.
C. Retroceso de la condiciones de vida.
D. Unificación de los estados nación.
E. Aumento de las distancias entre países.

13. La frase: “La historia es siempre continua y no se presenta de la noche


a la mañana; no podemos decir exactamente cuando ocurrió la
disrupción.” Quiere señala que en los procesos históricos es posible:

A. Fijar con exactitud milimétrica el inicio de los procesos históricos.


B. Saber exactamente cuando terminó una época y comenzó otra era.
C. Tener sólo una idea aproximada de cuando se inicia un periodo histórico.
D. Dar por terminada una época histórica a voluntad de los individuos.
E. Mezclar épocas históricas según las preferencias culturales individuales.

14. ¿Qué palabras encierran de mejor forma los argumentos desarrollados en los
párrafos 8 y 9?

A. Religión y tradición.
B. Pobreza y enfermedad.
C. Violencia y miedo.
D. Ciencia y tecnología.
E. Analfabetismo e ignorancia.

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15. ¿Qué transformación radical ha provocado la Era Digital? (Ver párrafo 11)

A. La reducción de la circulación de información.


B. La disminución de la producción industrial.
C. El aumento en la circulación de información.
D. El aumento del analfabetismo digital global.
E. El aumento en los salarios de la mano de obra.

16. ¿Con respecto al “proceso disruptivo” desatado por la Era Digital,


podemos señalar como correcta la siguiente afirmación? (Ver párrafo 12)

A. Las transformaciones de la Era digital sólo afectan las redes digitales.


B. La Era Digital es un proceso con presencia solo en países desarrollados.
C. La revolución industrial concluyó su ciclo con la explosión de la Era Digital.
D. La transformación de la Era Digital es tentacular en toda la sociedad global.
E. Las tecnologías del proceso disruptivo de la Era Digital aún son especulación.

17. ¿Cuál era de los “temores” iniciales frente a la digitalización del trabajo?
(Ver párrafo 11)

A. La disgregación del trabajo.


B. La creación de redes telefónicas.
C. El aumento excesivo de información.
D. La disminución de los empleos estables.
E. La saturación de las redes telefónicas.

18. La suma de creatividad, (analizar párrafo 13) manifestada en la explosión


sideral de patentes que se inscriben año a año, lleva algunos autores a
denominar nuestro actual ciclo de transformación:

A. Primera revolución industrial.


B. Ciclo de contracción económica.
C. Contra revolución tecnológica.
D. Cuarta revolución industrial.
E. Revolución económica neoliberal.

19. ¿Cuál es el objetivo macro (objetivo estratégico) de la competencia en la


dinámica del “El avance científico disruptivo”? (Analizar párrafo 14)

A. Imponer la hegemonía del ganador en la competencia científico tecnológica.


B. Impedir el uso militar de las nuevas tecnologías por su peligrosidad latente.
C. Terminar con las diferencia de desarrollo entre el primer mundo y el tercero.
D. Compartir adelantos científicos tecnológicos para equilibrar la fuerza militar.
E. Restringir el uso de las nuevas tecnologías únicamente a los ámbitos civiles.

20. El mayor peligro latente de la dinámica del “El avance científico


disruptivo”, analizar párrafo 14, es que los procesos aludidos se
transformen en:

A. Una dinámica sin capacidad de innovación acelerada.


B. Un agotamiento de la fuerza creativa en el ámbito científico.
C. La meta final de la ciencia y tecnología incapaz de progresar.
D. Un conflicto abierto entre grandes potencias por el poder global.
E. El abandono del paradigma científico por su peligrosidad ecológica.

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21. ¿Qué país fue “el gran protagonista” de la Segunda Revolución Industrial y
estaba, a inicio a inicios del Siglo XXI, en la cúspide de su poder, al punto
que se pensaba en un “mundo unipolar”?

A. Estados Unidos.
B. China.
C. Alemania.
D. Japón.
E. Inglaterra.

22. ¿Qué potencia económica global, con acelerado desarrollo en las tres últimas
décadas, es el gran nuevo factor en la era de los “tiempos interesantes?

A. Estados Unidos.
B. China.
C. Alemania.
D. Japón.
E. Inglaterra.

23. ¿Cuál sería la última mega creación que “atemoriza”, incluso, a sus propios
creadores?

A. La red de internet.
B. La energía nuclear.
C. La comunicación satelital.
D. La tecnología de energía solar.
E. La inteligencia artificial.

24. ¿Qué actores tradicionales, pese a la dinámica de acelerados cambios, siguen


siendo el factor clave en “las relaciones de poder” a escala internacional?

A. Las grandes empresas transnacionales.


B. Las cadenas de noticias internacionales.
C. La mega banca global, europea y norteamericana.
D. Los diversos Estados Nacionales y sus redes de poder.
E. Las alianzas militares de los países del Tercer Mundo.

25. En el cambiante contexto internacional, según José Miguel Insulza, han


surgido nuevas amenazas para los equilibrios globales. ¿Qué factores se
consideran “nuevas amenazas” para sistema internacional?

A. La conformación de alianzas militares globales.


B. El desarrollo de tecnología militar intercontinental.
C. El proteccionismo y las ideologías populistas de derecha.
D. La presencia de regímenes de carácter autocrático.
E. El surgimiento de gobiernos revolucionarios en África.

26. ¿Cuál sería la particularidad de las “nuevas amenazas” para el orden y la paz
internacional?

A. Surgen en los países “centrales” del orden internacional.


B. Se desarrollan en países subdesarrollados del Tercer Mundo.
C. Los países del Primer Mundo están al margen de los peligros.
D. Impulsan el uso de la tecnología militar para lograr sus objetivos.
E. Desarrollan estrategias revolucionarias con un carácter marxista.

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Texto II. QUÉ CAMINO ELEGIR
El Mercurio, 20 junio, 2023

1. “Para ellos dialogar es llegar a acuerdo: para mí, no”, dijo Luis Silva en una
entrevista cuando aún era el consejero estelar del Partido Republicano. “Ellos” no era la
izquierda, sino Chile Vamos. Para que no quedaran dudas, llevó la diferencia al plano
filosófico. “En democracia la regla de la mayoría está para resolver el desacuerdo”. Si
hay una discrepancia “respondo ‘votemos’”; y si quien pierde porfía, bueno, “llamamos
a la fuerza pública porque para eso está, para hacer efectivo el derecho”. Dando
una aparente señal de concordia concluyó: “Yo no quiero pasar máquina, pero aquí la
apertura al acuerdo es de quien está en minoría”.

2. Sus palabras desataron una polvareda. Beatriz Hevia, elegida finalmente por
los republicanos para presidir el Consejo Constitucional, se desmarcó diciendo que “acá
no se trata de que la mayoría pase máquina”, sino que todos “podamos ponernos de
acuerdo desde nuestros distintos puntos de vista y veredas”. Karen Araya,
representante del Partido Comunista, la secundó: “aquí no estamos para pasar cuentas o
pasar máquinas, sino por el contrario, estamos para lograr acuerdos”.

3. ¿Qué revelan estos dos caminos, el de Silva por un lado y el de Hevia y Araya
por el otro?

4. En una columna reciente, Carlos Peña hizo ver una distinción relevante.
Respecto a la democracia, señaló, conviven dos concepciones: la “asociativa o
deliberativa” y la “mayoritaria”. Para la primera, ella es “una forma de concebir la
vida colectiva como una empresa común”, a la cual se llega a través de la deliberación,
en un pie de igualdad, acerca de lo que es bueno para todos. Hevia y Araya se parecen
inclinar por esta visión. Para la segunda, ella es un “método para agregar preferencias”
preexistentes, las cuales, una vez esclarecidas, se resuelven mediante el voto. Silva se
inscribe en esta concepción; cosa curiosa, pues choca con las enseñanzas de filósofos
contemporáneos altamente influyentes en el mundo judeocristiano contemporáneo, y que
Silva seguro estudió durante su formación.

5. Pienso, por ejemplo, en Paul Ricoeur. En la medida en que la sociedad se


vuelve más compleja , indica, sus conflictos enfrentan no solo intereses divergentes,
sino también convicciones divergentes; controversias donde chocan nociones de
grandeza o bien común frente a las cuales no siempre es posible alcanzar un acuerdo,
menos un consenso. Ante este tipo de diferencias, que envuelven cuestiones morales,
no es cosa de elegir entre el Bien y el Mal, el blanco y el negro, sino entre un gris y otro
gris. De aquí surge un concepto clave en su obra: el de compromiso, al que define
como “una barrera entre el acuerdo y la violencia”. Así, concluye, en una sociedad
compleja y pluralista no hay otra alternativa que encontrar “la intersección de diversos
órdenes de grandeza”, aunque ella sea “siempre débil y revocable”, lo cual es imposible
si reina la intransigencia o se opta —como propone Silva— simplemente por el voto, la
regla de la mayoría y la fuerza pública.

6. Se me viene a la cabeza también el filósofo judío Emmanuel Levinas. Pienso


en lo que él denomina la “asimetría fundamental”, esto es, que “soy responsable del otro
sin esperar la reciprocidad, aunque me costara la vida. La reciprocidad es asunto suyo.
El Yo tiene siempre una responsabilidad de más que todos los demás”. En este sentido,
“yo no soy igual a otro”, sino que “me veo obligado respecto del otro”, sin mediar
motivo: ni transformación, ni imitación, ni reconocimiento. “La apertura al acuerdo es de
quien está en minoría”, afirma Silva; para Levinas, esa apertura es mi responsabilidad.

7. Chile necesita con urgencia decidir sobre cuestiones fundamentales, desde la


Constitución al pacto fiscal, desde las pensiones a la delincuencia y el terrorismo. Está
por definir qué camino elegimos: si el de Silva, fundado en la oposición amigo-enemigo
de Carl Schmitt, o el de Hevia y Araya, más próximo a las enseñanzas de Ricoeur y
Levinas. (El Mercurio)
Eugenio Tironi

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PREGUNTAS TEXTO II. QUÉ CAMINO ELEGIR

27. La declaración del Consejero Republicano Luis Silva: “Para ellos dialogar es
llegar a acuerdo: para mí, no”, quiere dejar en claro que, su opción para el
tercer intento de lograr una nueva constitución es:

A. Lograr un acuerdo transversal que posibilite una nueva constitución.


B. Organizar la movilización de los sectores más radicales y rupturistas.
C. Imponer su mayoría política, incluso a los sectores de la derecha tradicional.
D. Impulsar la unidad de la derecha para lograr un Estado Social de derecho.
E. Dialogar sólo con la izquierda del Consejo para de esa formar presionar.

28. Según el párrafo 1 del Texto II ¿Cuál es la función de la fuerza pública?

A. Golpear a las personas de ideas de izquierda.


B. Hacer efectivo el Estado de derecho vigente.
C. Amenazar con la fuerza a las elites de derecha.
D. Proteger los intereses del gobierno en el poder.
E. Limitar la libertad de expresión de la oposición.

29. ¿Cuál fue finalmente la posición expresada por la Consejera Beatriz Hevia?

A. Imponer la voluntad de la mayoría.


B. Renunciar al factor de la mayoría.
C. Aceptar la posición de la izquierda.
D. Trabajar por lograr un acuerdo político.
E. Unir a toda la derecha tras republicanos.

30. ¿Cuáles son los “dos caminos” en disputa al interior del Consejo
Constitucional según el texto de Eugenio Tironi?

A. Renunciar a una nueva constitución o impulsar la movilización.


B. Apoyar la democracia o imponer una dictadura de la derecha.
C. Dialogar y llegar a acuerdos o imponer la voluntad de la mayoría.
D. Rechazar los métodos pacíficos o apoyar la institucionalidad.
E. Impulsar un Estado Nacional o luchar por un Estado plurinacional.

31. ¿Qué característica tiene la democracia “asociativa o deliberativa”?

A. Se basa en la regla de la mayoría manda.


B. Impide la expresión de las minorías políticas.
C. Buscar el acuerdo más allá de las diferencias.
D. Clausura los debates apoyado en la violencia.
E. Rechaza el dialogo como opción de lograr acuerdos.

32. ¿Qué característica tiene la democracia “mayoritaria”?

A. Se basa en la regla de la mayoría manda.


B. Impide la expresión de las minorías políticas.
C. Buscar el acuerdo más allá de las diferencias.
D. Clausura los debates apoyado en la violencia.
E. Rechaza el dialogo como opción de lograr acuerdos.

33. ¿Qué plantea Paul Ricoeur para resolver los debates y conflictos en una
sociedad compleja que opta por vivir en democracia?

A. Impedir la expresión de los sectores antisistema.


B. Terminar con los debates de carácter ideológico.
C. Eliminar las posiciones políticamente equivocadas.
D. Buscar los denominadores comunes como acuerdo.
E. Aplicar la regla de las mayorías sin contrapesos.

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34. ¿Qué plantea el filósofo judío Emmanuel Levinas, en lo que él denomina la
“asimetría fundamental”?

A. La democracia se funda en la reciprocidad y el compromiso ético mutuo.


B. La democracia se funda en el imperio de la violencia legalizada del Estado.
C. La democracia es el imperio de la mayoría y la capacidad de construirlas.
D. La democracia es una máscara para ocultar los intereses de los poderosos.
E. La democracia es el engaño de los que cuentan los votos a los que votan.

35. Luego de leer y meditar la argumentación de Eugenio Tironi podemos


“inferir” que el autor es partidario de:

A. La posición del Consejero Republicano Abogado Luis Silva.


B. La necesidad de romper con los moldes institucionales.
C. La necesidad de dialogar y lograr acuerdos transversales.
D. La estrategia política de imponer la voluntad de la mayoría.
E. La minoría debe ser anulada en los debates constitucionales.

Texto III. “EL CLAVO QUE SOBRESALE SE ENCONTRARÁ CON EL MARTILLO”

CECILIA CIFUENTES, 20 junio, 2023

Escribo esta columna desde Japón, mientras en Chile conocemos los


desastrosos resultados del SIMCE 2022, y no puedo dejar de pensar en las
similitudes y diferencias entre ambos países, sobre todo a la luz de enfrentar lo
que creo es la mayor restricción que tiene nuestro país en su proceso de
desarrollo: el capital humano.

Lo planteaba en forma muy clara un estudio del FMI en 2015: “en el largo
plazo el crecimiento depende principalmente de las habilidades de las personas”.
Por supuesto, los efectos de la pandemia en la educación fueron gravísimos, e
imposibles de revertir sin un esfuerzo serio y prolongado. Pero no es sólo la
pandemia, este es un problema que lleva años, y que sólo se ha agravado desde
2020.

Además, tanto o más importante que el conocimiento formal son las


habilidades blandas, en las que enfrentamos una creciente pérdida de hábitos de
disciplina y una desaparición del principio de autoridad, que hace muy difícil la
tarea de los profesores. Una inserción laboral femenina que no se ha hecho cargo
de los roles parentales en la familia, y un gremio de profesores sólo concentrado
en sus derechos, pero olvidado completamente de sus deberes con los alumnos,
completan un cocktail que está en la base de la grave crisis en materia de
educación.

Se requiere una gran voluntad política y liderazgo para avanzar en


soluciones, condiciones que parecen inexistentes en el Gobierno y en el Mineduc.
Mientras tanto, se dice que para recuperar el crecimiento se requieren políticas
de desarrollo industrial que generen mayor valor agregado, olvidando que un
requisito esencial es contar con capital humano calificado para llevarlas a cabo.
Los estudios muestran las dificultades que tienen las empresas para encontrarlo.

Japón, por su parte, tiene muy buenos indicadores de calidad de


educación, a lo que ayuda una cultura de mucha disciplina y laboriosidad, sin
embargo, es un país que dejó de crecer hace décadas. ¿Puede ser también el
capital humano una restricción para ellos? Sí lo es, en una forma además que
nos permite extraer lecciones valiosas. Aunque hay factores macroeconómicos y

11
políticos detrás de este estancamiento, dos elementos vinculados con el factor
trabajo son muy relevantes.

El primero es la demografía; la natalidad en Japón es muy reducida, sólo


1,3 hijos por mujer en 2021, lo que ha llevado a una caída de la población de
más de tres millones de habitantes desde 2011. Otros tres millones de
habitantes se perderán en el próximo quinquenio. En Chile la natalidad es de 1,5
hijos por mujer, pero si se mantiene el ritmo de caída de la última década, en
2031 nuestra tasa de natalidad será inferior a la de Japón. Es urgente
implementar políticas que intenten revertir esta situación, tarea igualmente
compleja que la de mejorar la calidad de la educación.

Otro elemento negativo de Japón en materia de capital humano es de


orden cultural, reflejado en un refrán japonés que he escuchado varias veces en
estos días; “el clavo que sobresale se encontrará con el martillo”, lo que genera
una estructura muy rígida, que castiga al que intenta destacarse y que ha
llevado a que sean otros los países asiáticos que lideren la innovación y el
desarrollo.

Escasa movilidad dentro de las empresas y en la política, junto con parejas


que prefieren cuidar mascotas a tener hijos, son trabas importantes al desarrollo
japonés. Lamentablemente, nuestra cultura igualitarista y un cierto desprecio por
los roles parentales hacen que nuestro país deba mirar con atención las lecciones
de Japón. (DF)
Cecilia Cifuentes

PELIGROS DE LA SEGUNDA VUELTA PRESIDENCIAL


20 junio, 2023
Aunque las noticias de cada día me confirman que es un error que el país
no vaya a consagrar un régimen parlamentario, quisiera, dentro del marco fijado
por la Comisión Experta, representar una falla que es necesario corregir.
La elección directa de Presidente condujo muchas veces a un presidencialismo de
minoría, pues el electo obtenía el mayor número de sufragios, pero sin alcanzar
una mayoría absoluta.

En la república del 25, la mitad de los jefes de Estado no llegaron al 50%


más uno de los votos, lo que ocurrió con Gabriel González (40,1%); Carlos
Ibáñez (46,8%); Jorge Alessandri (31,2%), y Salvador Allende (38,6%). Esta
situación, en Chile y en distintos países, ha intentado ser remediada
estableciendo el balotaje, esto es, una segunda vuelta en que compiten los dos
candidatos que hayan obtenido las dos más altas votaciones. El mecanismo,
siendo eficaz para forzar una mayoría absoluta en favor del Presidente electo,
muestra, cada vez más, riesgos que obligan a una consideración más detenida.

La crítica más frecuente al mecanismo es decir que hay un “voto duro”,


que es aquel que el candidato obtiene en la primera vuelta (que es convencido y
leal), y otro, que es el que hace la diferencia para la victoria, que es “blando”,
una opción de mal menor y, por tanto, volátil.

Pero lo grave es que el balotaje alimenta una proliferación de postulantes


que aunque saben que no van a obtener la mayoría absoluta, podrán con una
minoría de votos pasar a la segunda vuelta y ahí intentar triunfar captando los
votos de los derrotados en la primera ronda.

El fenómeno puede ser bien descrito en el caso de Perú, donde en 2021


hubo 18 candidatos y pasaron al balotaje Castillo y Fujimori. Los peruanos fueron
sometidos a un dilema atroz: o votar por un semianalfabeto de extrema
izquierda, que en la primera ronda había alcanzado un 19% de los votos; o por
una corrupta de extrema derecha, que logró el 11.

12
Guatemala es otro ejemplo, donde el cómico Jimmy Morales, en 2015, y
Alejandro Giammathei, en 2019, que en la primera vuelta obtuvieron 24 y 14 por
ciento, respectivamente, en el balotaje conquistaron la presidencia.

En Costa Rica, en la presidencial de 2022 hubo 25 postulantes y en


definitiva se quedó con la presidencia un candidato que en la primera vuelta
había obtenido el 17 por ciento de los votos.

En Chile, estamos lejos de esos niveles, pero con una tendencia


preocupante. A partir de 2013 el número de candidatos presidenciales saltó de
cuatro a ocho y el umbral para pasar a la segunda vuelta ha descendido siendo
de 22,70% en 2017 (la votación de Guillier), y en 2021, de 25,8 por ciento (la de
Boric). De continuar esta tendencia, es probable que la segunda vuelta en 2025
se dé entre dos candidatos cuyas votaciones, sumadas, no alcancen un 50% de
la masa electoral. Los riesgos de acercarnos a una situación similar a las de Perú
o Guatemala, aunque distantes, no son descartables, especialmente cuando hace
un año un candidato sin programa, sin pisar el territorio nacional, sin organizar
un solo acto de campaña, ni participar en foro alguno, sacó más votos que la
candidata de la ex-Concertación y, también, del abanderado de los partidos de
derecha.

Cada vez más las estrategias electorales se centrarán en dos momentos:


uno, ganar el derecho a pasar al balotaje; y dos, apostar a una segunda vuelta
donde el voto no es fruto de una adhesión racional, sino del miedo y el rechazo a
una propuesta presentada como más nefasta.

La mejor forma de elegir al gobernante es un asunto debatible. Tanto


presidencialismo como parlamentarismo permiten la emergencia de líderes
nacionales y la personalización de la política. En ambos sistemas el elector,
directa o indirectamente, indica su preferencia para jefe de Estado. Pero en años
recientes se ha hecho más evidente que, en el marco de una fragmentación de
partidos y una proliferación de candidatos presidenciales, se ha abierto una
oportunidad para grupos antisistema, aventureros, candidatos sin trayectoria (ni
programas ni equipos conocidos) que saben que nunca obtendrán una mayoría
absoluta, pero sí, a partir de un 15 o 25% obtenido en la primera ronda, que
podrían ganar en la segunda.

¿Qué se propone como corrección? Algo simple; que si en la primera


vuelta la suma de las dos primeras mayorías no alcanza el 50% de los votos, se
agregue la siguiente minoría relativa como una tercera opción en el balotaje. (El
Mercurio)
Genaro Arriagada

Texto IV. ALLENDE: DEMÓCRATA Y SOLITARIO


19 junio, 2023

Cercanos los 50 años de su muerte por mano propia, algunos


chilenos vuelven a discutir si Salvador Allende fue o no un demócrata. No
es raro, el talante político de Bernardo O´Higgins siguió controvertido medio
siglo después de su muerte en el exilio.

13
Extramuros es diferente. Luis Alberto Sánchez, gran intelectual y patriarca
del Para peruano, lo describió en sus memorias como “un socialista sincero”, que
se alejó de sus amigos apristas por influencia de Fidel Castro. El discurso con sus
últimas palabras es una pieza clásica de los textos políticos a nivel global. En las
más diversas ciudades del mundo tiene estatuas y su nombre está en plazas y
calles. Esto ratifica lo que el mismo Allende decía, con humor, cuando se
golpeaba un antebrazo: “toque aquí, compañero, ésta es carne de estatua”.

Como contrapunto interesante, Henry Kissinger no quiere recordar que lo


definió como “enemigo jurado de la democracia”. Castro, por su lado nunca
rectificó su invención de que Allende murió como un guerrillero… pero tampoco la
repitió. Por eso, cuando dos décadas después se levantó el monumento a Allende
a pocos pasos de la Moneda -su última residencia en la tierra-, hubo una suerte
de resignación en sus adversarios o enemigos y también una reacción llamativa:
“Sólo falta que lo canonicen”, dijo Lucía Hiriart, esposa del entonces exdictador y
senador vitalicio Augusto Pinochet.

Vidas poco paralelas

Hoy se sabe que Allende había acumulado decisiones duras y


dramáticas para ser liberadas y comunicadas el 11 de septiembre de
1973, en palacio, donde él estaba “para defender la dignidad del cargo”.
En paralelo, el lenguaje de Pinochet en sus diálogos con otros militares, ese
mismo día, fue anticlimático. Las grabaciones existentes muestran que no dejó
huellas de caballerosidad y que hasta pasó por su mente la posibilidad de subir al
presidente a un avión “y después se cae”. Tras el desenlace, sondeó la
posibilidad de exiliar su cadáver: “Hasta para morir tuvo que joder, habría que
enterrarlo en Cuba”. Paradójicamente, un desinformado Allende se había
preocupado por su suerte, pues lo suponía prisionero de los líderes del golpe.

En cuanto a responsabilidades políticas la diferencia es todavía más


profunda, pues Allende las asumió con su propia vida. Pinochet, en cambio,
nunca asumió la indelegable responsabilidad del mando, propia de cualquier jefe
militar. Las graves violaciones de los derechos humanos durante su dictadura las
endosó a sus subalternos y luego, ante los jueces, invocó una supuesta
discapacidad mental.

Amistad complicada

¿De dónde viene, entonces, ese concepto de Allende como enemigo de la


democracia?

Creo que ese calificativo no puede fundarse en textos, discursos o actos


públicos de Allende, en sus más de 40 años de actividad. Contrariando a
Kissinger, ni siquiera lo compartía Nathaniel Davis, embajador de los Estados
Unidos durante su mandato. En su libro Los dos últimos años de Salvador Allende
-a mi juicio una de las semblanzas más perceptivas y equilibradas del
expresidente- lo reconoce como un demócrata que verdaderamente quería llevar
a Chile hacia el socialismo a través de los medios institucionales.

Al parecer, la descalificación de Allende como demócrata se apoya, en lo


fundamental, en su compleja y asimétrica amistad con Castro. Marginalmente,
suelen citarse frases que dijera en una entrevista que le hizo y editó Regis
Debray, entonces publicista del mismo Castro y en un controvertido proyecto de
reforma constitucional sobre el Área de Propiedad Social que, naturalmente,
manejaron abogados.

Paradójicamente, Castro atornillaba al revés del interés allendista, pues


temía que el éxito eventual de “la vía chilena” liquidara su vía guerrillera y, por

14
ende, su liderazgo regional o tricontinental sobre las izquierdas revolucionarias.
En 1971 vino a Chile, en insólita visita de 25 días, que sirvió para alentar a los
castristas chilenos y agrupar a la oposición. Más insólito aún fue lo que ya
recordamos: ese discurso suyo “de homenaje” a Allende en el cual le falsificó su
muerte. Inventó que, tras destruir un tanque con un bazucazo, había muerto en
duelo singular con los militares. Acribillado a balazos, Fue una invención
destinada a acreditar sus tesis propias, pues terminó diciendo que “los chilenos
saben ya que no hay ninguna otra alternativa que la lucha armada
revolucionaria”. Con razón Gabriel García Márquez, que lo conoció de cerca,
dijo: “No creo que pueda existir en este mundo alguien que sean tan mal
perdedor”.

Desunida Unidad Popular

A vida cumplida, está claro que la eventual dictadura proletaria fue ajena a
Allende y que la razón de su fracaso estuvo en la inviabilidad de su
proyecto. Doloroso decirlo para quienes lo compartimos y/o
implementamos. Era utópico, en plena Guerra Fría, ejecutarlo desde las
instituciones, con base en sólo un tercio del electorado y, sobre todo, con los
partidos de izquierdas sin una estrategia compartida.

Es que el presidente no sólo chocó con la oposición de derechas, el recelo


de Castro y la desestabilización inducida por Richard Nixon con apoyo de
Kissinger. También sufrió las almas antagónicas de la Unidad Popular, su
alianza de gobierno. En su propio Partido Socialista la línea mayoritaria la
lideraba Carlos Altamirano, convencido de que el enfrentamiento armado era
inevitable. En el Partido Radical, el Mapu y la Izquierda Cristiana hubo escisiones
profundas entre los sostenedores del proyecto allendista y los entusiastas de un
marxismo-leninismo en versión castrista. Los comunistas, que fueron su apoyo
más firme, no se resignaban a revisar su disfuncional tesis de la dictadura
proletaria. Su jefe Luis Corvalán, entrevistado al respecto por su camarada
periodista Eduardo Labarca, a lo más concedió que el gobierno se encaminaba
hacia “una dictadura legal del pueblo de Chile”.

Era el costo en diferido del proceso electoral previo. Como Allende no


era el candidato natural de su propio partido, su mandato nació
enredado en compromisos que atentarían contra su coherencia y
gobernabilidad. Durante tres años, debió consensuar (“cuotear”) hasta los
cargos menores. Desde su frustración, muchas veces optaba –esto me consta-
por dar instrucciones directas a los mandos medios. De ahí, también, su aprecio
por la disciplina y pulcritud del establishment militar, expresada en su alta
consideración hacia el jefe del Ejército, general Carlos Prats. Todo eso solía
expresarlo, sarcástico, diciendo que, como Presidente, él era un simple
coordinador de los partidos de la Unidad Popular.

En julio de 1972, percibiendo lo explosivo de la polarización en desarrollo,


envió una carta a los jefes de los partidos oficialistas, denunciando como
inconcebible la pretensión de desconocer “el sistema institucional que nos rige”.
Pese a ser dirigido a un colectivo, el documento no pudo ser respondido
colectivamente. Cada jefe respondió por su cuenta.
Si alguna vez un gobernante conoció verdaderamente la soledad del
mando, ése fue Allende. Todo Chile pudo asomarse a su drama interno en mayo
de 1973, cuando en pleno discurso soltó un sollozo ante las cámaras.

Soledad sin mando

Al filo del último día, el cuadro se le había cerrado de tal modo que sólo
disponía de “antiopciones”: conducir el proyecto original era imposible; ceder a
la oposición de izquierdas rompiendo la institucionalidad, aceleraría la reacción

15
militar; gobernar con los militares siguiendo el “modelo uruguayo” era romper
una coherencia política vital; resistir el golpe anunciado con las fuerzas de que
disponía era iniciar una guerra civil; declarar rota la Unidad Popular era una
redundancia. Forjar una alianza alternativa era extemporáneo. Por eso, mientras
jugaba con la idea de un plebiscito, en cuya eficacia tal vez no creía, se iban
ordenando en su mente las que serían conocidas como sus “últimas palabras”.

Así fue como ese 11-S chileno, Allende se presentó al país no ya como un
líder sectorial, sino como “un hombre digno que fue leal con la patria”. Desde esa
definición fue duro con los líderes del golpe, ignoró a los partidos de gobierno y,
en contra de las sugerencias de Castro, llamó a los suyos a no sacrificar sus
vidas. Implícitamente, él sacrificaría la suya.

Todo ello dicho con serenidad impresionante, entre el humo, el espanto y


el olor a pólvora, porque ese día se sentía libre y a solas con la Historia. (El
Líbero)

José Rodríguez Elizondo

EL RELATO DEL BORIC REBELDE


14 junio, 2023

En días pasados, ante su propio partido Convergencia Social, el


Presidente Boric llamó a conjugar la rebeldía -que, como veremos, es un tópico
central de su discurso, de la imagen que tiene de sí mismo y de aquella
construida por los media-con una doble determinación organizacional.

Por un lado, con la militancia dentro de una organización política que se


halla comprometida con la consecución de “una sociedad socialista, democrática,
libertaria y feminista” y que adscribe a “un horizonte de emancipación de toda
forma de explotación y sometimiento de la vida”. Se trata pues de ser rebelde y
parte de un partido que busca transformar la sociedad.

Por otro lado, y dado que dicho partido es eje de una alianza que
gestiona el gobierno de una sociedad capitalista democrática, la rebeldía debe
expresarse gubernamentalmente también. Se trata pues de ser rebelde
como parte de la élite política encargada de la administración del Estado.

16
Precisamente, es en este contexto que Boric declaró: “Sé que nuestra
militancia viene de esos lugares (donde la gente está peleando por salir
adelante), pero no nos olvidemos, en el momento en que celebramos entre
nosotros, que no podemos volvernos hacia nosotros mismos… El momento de ser
gobierno lo pone más difícil aún. Es raro que seamos gobierno después de cuatro
años de existir como partido. (…) La militancia es importante, por eso estar en
los territorios es importante… La rebeldía puede ser parte del gobierno
también, parte de la esencia de ser militante de un partido de izquierda, y da lo
mismo cómo ese partido se llame”.

Me pregunto cuál es el significado que el Presidente atribuye a ser


rebelde y cómo los medios de comunicación y las redes sociales interpretan este
término para armar el relato del Boric rebelde.

El propio Presidente suele emplear la palabra rebelde, primero que todo,


para exaltar una virtud juvenil o bien como un arma para remecer la comodidad
burguesa. Así, por ejemplo, ante la pregunta de un medio de comunicación sobre
“qué da la juventud”, responde: “Arrojo”. Y luego agrega: “La juventud permite
mantener una dosis de incomodidad con el poder, nos permite seguir siendo
rebeldes” (CNN, 10 de junio 2022).

En otro momento afirma: “De los jóvenes espero siempre rebeldía. Como
decía un gran Presidente de Chile de cuya muerte se cumplen ahora 50 años,
Salvador Allende, ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta
biológica” (El Mostrador, 24 de marzo 2023). En el idioma habitual de ciertos
círculos: ser rebeldes estaría en el ADN de la juventud, dicho con un infundado
determinismo biológico.

En el mismo sentido, dirigiéndose a las y los estudiantes con ocasión de


recibir la medalla de Patrono de la Universidad de Chile en la inauguración del
pasado año académico, expresa: “Chile necesita a sus estudiantes organizados,
rebeldes, contestatarios” (Diario Uchile, 13 de abril 2022).

También en reiteradas oportunidades Boric ha manifestado su admiración


por figuras que él vincula al ser rebelde. Por ejemplo, en un tuit de la
Nochebuena de 2019, escribe: “Mi mamá es católica (yo no), y hoy decidió que
hagamos en conjunto un pesebre irreverente por el Chile rebelde. Admiro a mi
vieja. Feliz navidad a tod@s, muy especialmente a quienes han luchado porque
tengamos un Chile digno. Pa’ allá vamos”.

En otro tuit declaraba: “A propósito de Stella Díaz Varin, mujer rebelde


que remeció la poesía chilena, les recomiendo este libro de conversaciones con la
tremenda Claudia Donoso. Y de Elvira Hernández, su desgarrador libro a nuestra
bandera. Un abrazo!” (1 de junio de 2022).

Y si se quiere completar una trilogía de mujeres icónicas de la rebeldía


admirada por el Presidente -por cierto, habría más- puede citarse el mensaje que
ya electo dejó inscrito en el Museo de la Memoria, en homenaje a la poetisa
Griselda Núñez (La Batucana) en conmemoración del día de la mujer. Allí
escribió: “¿Y qué pasa si La Batucana se vuelve canon? ¿Perderá acaso la
rebeldía de sus versos urgentes de hambre, de justicia, de dignidad? No, porque
la Batucana es rebeldía de esa que no se apaga con el repetir de tantos años
de olvido. No, porque la población sigue siendo cierta y la pobreza sigue llorando
en Chile”. Y termina con: “No, fundamentalmente, porque las seguimos
necesitando rebeldes para el nuevo Chile que estamos tejiendo” (El Dínamo, 8
de marzo 2022). Aquellos eran todavía días de entusiasmo y exaltación con que
se tejía el nuevo país.

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Hay también usos menos poéticos o heroicos, incluso algunos enfilados a
épater le bourgeois –“hacer caer abierto de piernas, por algún hecho o dicho
asombroso, al burgués”, según su traducción original al español -donde el ser
rebelde se confunde con sublevarse, por ejemplo, ante una convención
vestimentaria, como ocurrió en el caso de Boric y sus compañeros, al dejar caer
la corbata.

Así, en 2017 decía Boric con indisimulado orgullo: “Creo que nos hemos
rebelado a asumir el carácter del Congreso como si fuera entrar a una suerte de
club en el cual te van homogeneizando”. Y explica: “Por ejemplo, el tema de la
corbata. En el Congreso entrabas y respetabas reglas no escritas. Nosotros
veníamos de la movilización social, y estábamos haciendo política desde hace
tiempo. Por tanto, es importante desmitificar la idea de que la política es
patrimonio exclusivo de los políticos tradicionales” (Qué Pasa, 7 de abril, 2017).
Todavía cuatro años más tarde, en plena campaña primaria, el futuro Presidente
retoma este mismo tópico en entrevista con un diario argentino: “Y al romper
con los códigos del Club de la Unión que tenía el Parlamento, también hubo
mucha crítica. El episodio de la corbata es bien ejemplificativo de aquello. Lo
tomé como algo muy ridículo, que estuvieran haciendo show por no andar con
corbata, y después entendí que todos esos símbolos eran mecanismos de
disciplinamiento para homogeneizar a quienes entraban. Por lo tanto, para mí
era muy importante mantener la dosis de rebeldía que nos había llevado hasta
allá». (La Cuarta, 1 de junio 2021).
2

A su turno, los media alimentan -a lo largo de la carrera de Boric hacia el


poder- la imagen del joven rebelde, hasta convertirlo en su sello de identidad y
en una marca registrada. “Desde su look rebelde hasta sus salidas de protocolo:
así es el ‘estilo Boric’ que llegará a La Moneda”, comentaba con entusiasta
anticipación Meganoticias (22 de diciembre de 2021). También la prensa
internacional se hacía eco de esa retórica. “En la recta final electoral, este joven
de ascendencia croata y catalana ha abandonado su estilo de universitario
rebelde por una imagen de ‘alumno ordenado’, coherente con el tono moderado
y de negociador de esta nueva etapa”.

De esa forma se expresaba Agence France Presse en un reportaje titulado:


“Gabriel Boric, un líder millennial para un Chile en transición”, cuyo retrato se
dibujaba así: “Gabriel Boric lleva ‘un faro que ilumina en una isla desierta’
tatuado en un brazo y se relaja leyendo, pero su vida real es la de un activista de
izquierda que desde muy joven anhela un Chile con bienestar social” (France 24,
18 de noviembre 2021). ¿No es este, acaso, un magistral retrato de nuestro
Presidente millennial que entonces se hallaba en vías de consagrarse?

Incluso, empezaba ya entonces a especularse sobre aquellos efectos


mediáticos. “La prensa tradicional -manifestaba un medio electrónico- ha
apostado por escindir al Presidente electo en dos: el joven moderado
concertacionista, y el peligroso rebelde izquierdista, en una narrativa tipo
doctor Jeckyll y mister Hyde, que busca ponerle las riendas al nuevo gobierno
para que se comporte como pide la derecha, tal como ya hizo con Ricardo Lagos
y Michelle Bachelet (Interferencia, 30 de diciembre 2021).

Sin embargo, la verdad era justamente la contraria. Los media más


avezados, y el propio Boric y sus comunicadores, buscaban justamente hacer del
Presidente una figura a la vez rebelde y moderada, un millennial rupturista e
institucional al mismo tiempo, un líder tatuado y sin corbata, pero plenamente
integrado a la tradición de las letras y al gusto estético posmoderno, como
habremos de ver en un momento.

18
Como sea, las tensiones a que da lugar esa doble caracterización aparecen
mencionadas -ahora cada vez más frecuentemente- por los medios de
comunicación. Un diario español, por ejemplo, señalaba en enero pasado:
“Desde que salió a la figuración nacional como un líder estudiantil en 2011, Boric
interpretó el personaje del joven rebelde e informal al que todo le sale bien.
Esa magia se ha extinguido; los chilenos están descubriendo que el Presidente es
como la leña húmeda: produce más humo y confusión que fuego y calor” (El
Debate, 11 de enero 2023).

En vena similar, un analista local percibe un verdadero cambio de marea


desde las muchedumbres que ungieron a Boric “sus discursos, su poesía, su ética
y su estética de joven de clase media alta rebelde” hacia las muchedumbres
que ahora lo ‘apalean’ en las urnas (C. Valdivieso, Ex Ante, 12 de mayo 2023).
Al final, entonces, sólo quedaba la poesía de los rebeldes que el propio
Boric suele invocar como refugio: “Enrique Lihn y Gabriela Mistral son mis
autores de cabecera. Gabriela Mistral tiene una cantidad de cosas desconocidas…
Hay un poema que dice ‘Ay Lucila, por qué te engabrielaron’… tiene una prosa
poética que va mucho más allá de las rondas infantiles, tiene un lenguaje como
si en los tiempos de Cristo hubiese llegado al Valle del Elqui. Y Enrique Lihn es el
personaje más rebelde que conozco y lúcido de la literatura chilena (La
Cuarta, 1 de junio 2021).
3

Efectivamente, la caracterización de personaje rebelde que ha


acompañado a Boric durante su carrera y que él mismo cultiva con constantes
alusiones y admiraciones, se halla entretejida con el relato constituido por
los media. A su turno, dicho relato tiene mucho que ver con estilos, modos,
maneras, formas de comportamiento, usos, prácticas, costumbres y modas del
campo de la apreciación cultural y de los signos en rotación. Cubre una vasta
superficie de significados, desde la poesía hasta la moda, desde la música hasta
la política, desde el look hasta el consumo de símbolos. Como todo relato de esta
naturaleza, es el resultado de un trabajo de construcción colectiva. En vez de
una estatua, levanta un mito. A él concurren múltiples voces: de los literati
(gentes de letra, intelectuales) en primer lugar, pues sin su mediación la figura
del rebelde no tendría legitimidad cultural, y de la prensa enseguida, la que
contribuye a crear y reproducir esa figura como fenómeno cultural.

A continuación mostramos dos instancias de esa construcción,


seleccionadas entre medios disponibles en la red, con el propósito de ilustrar el
argumento nada más que citando pasajes representativos del discurso.

La primera instancia se titula “Gabriel Boric: Tejiendo el tallo y la hoja


hacia el brillo. Perfil musical de un Presidente joven”, texto aparecido
originalmente en Rockaxis, en enero de 2022. De entrada muestra su propósito:
“Gabriel Boric, dice, es el Presidente más joven de la era moderna chilena.
Devenido en ícono pop para el internet y referente político del mundo post
pandémico, su historia es también la de una juventud que decidió tomar el
control de la nación. Analizamos su mundo musical, el rol que la música tuvo en
su campaña y cómo esto jugó a favor en su triunfo electoral”.

Pero antes de entrar en materia, muestra a Boric como mito en gestación.


“El perfil cultural de Gabriel Boric es materia de estudio y concluirá en muchas
tesis de historiadores del futuro. En época de globalización y mediatización de la
cultura audiovisual, el estallido social demostró que el factor creativo es una
dimensión política inserta en el debate con toda propiedad. En esta materia,
donde lo simbólico toma la importancia que antes fue exclusiva de lo técnico,
nuestro nuevo Presidente electo es generoso. Un espejo cultural de su
generación”. ¡Qué tal!

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Pues bien: “¿Cómo es el perfil musical del Presidente electo? ¿Qué rol jugó
la música en su campaña? ¿Qué similitudes existen entre su imagen y, por
ejemplo, arquetipos de rebeldía como Jim Morrison y Miguel Henríquez? ¿Es
algo realmente significativo o sólo configura un rasgo superficial en su carrera?”.

Prosigue así la operación de mitologización, donde la rebeldía se funde con


la historia global de la rebeldía juvenil, la política de las izquierdas
posmodernas, la música rockera y los jockeys y vestimentas de alta gama. Pero
dejemos hablar a los entendidos: “Boric es rockero. Esto es así y habrá pocos
que se atrevan a refutarlo. Pero ojo, que esta condición no es un techo, sino un
desde. Existe un Gabriel Boric militante de Izquierda Autónoma que en
diciembre de 2011 ganó la elección a la presidencia de la Federación de
Estudiantes de la Universidad de Chile (a Camila Vallejo) con 25 años de edad,
un look a medio andar entre el Gue Guevara y Daniel Cohn-Bendit y que
registraba en Twitter su gusto por Radiohead y el grunge. Luego, existe un Boric
diputado, líder del Frente Amplio, miembro del Movimiento Autonomista y que
obtuvo el segundo porcentaje más alto de votos en las parlamentarias de 2017.
Famoso, entre otras cosas, por desfilar por los pasillos del Congreso y sets de
televisión con jockeys de Nine Inch Nails, Deftones, Gatillazo, Pearl Jam,
Rammstein, Pantera y Misfits, usar mohicano y chaqueta de cuero y ser el primer
político en la historia de Chile en protagonizar la portada de una revista de rock”.
Me recuerda el titular de una noticia que decía: “Medio inglés afirma que Gabriel
Boric será el Presidente con el mejor gusto musical en la historia”. Y agregaba a
continuación: “El gusto musical de Gabriel Boric ha sido destacado en el mundo.
Radiohead, Nine Inch Nails, Deftones y hasta Taylor Swift forman parte de su
catálogo” (Concierto.cl, 21 de diciembre de 2021).

Lo notable aquí, me parece a mí, es la fusión del liderazgo político con la


militancia de izquierdas, la música rock, el look atractivo y los símbolos
internacionales de la rebeldía, su iconografía: el Che y Cohn-Bendit, con sus
propias melodías inmemoriales. Estamos, sin duda, frente a unas izquierdas
postsoviéticas, de intereses postmaterialistas y de refinadas estéticas de ‘alta’ y
‘baja’ cultura entremezcladas, ya lo veremos a continuación, donde la circulación
y el consumo, ¡no la producción (extractivista)! son el desiderátum de una buena
vida.

La segunda instancia a la que recurriremos es el texto “Claves literarias


para entender al Presidente Boric”, del escritor chileno Ariel Dorfman, amigo de
muchas jornadas, a quien invoco aquí como testigo de primera mano del proceso
de fabricación del mito literario-político del Presidente rebelde. En su ensayo
que aquí cito, él se pregunta: “¿Son irreconciliables las dos pasiones de la vida
de Boric: el fervor por una literatura recalcitrante y sacrílega y la dedicación a
una forma flexible y pragmática de servicio apasionado a su pueblo? ¿Puede ser
fiel a ambos amores?”. Por mi parte, leo esta pregunta como un eco avant la
lettre de aquella otra que se plantea Boric al comienzo de este artículo, cuál es,
si el militante de una organización que administra el poder supremo de
la nación puede ser un rebelde a la vez. La respuesta de Dorfman es que sí
es posible, precisamente por el papel que la literatura juega en la vida de Boric
(y, agrego yo, en la reconstrucción de esa vida como relato mitológico).

Por el lado del amor a la literatura, en el caso de Boric no se trataría de un


asunto accesorio y fugaz, sino que ese amor sería medular. En efecto, cuenta
Dorfman,“de niño, el pequeño Gabriel recitaba extensos versos que su abuelo le
había leído y, en la adolescencia, participó asiduamente en un taller de jóvenes
escritores, componiendo coplas incandescentes y editando una revista literaria.
La viabilidad de una carrera literaria tiene que haber sido reforzada por el hecho
de que tantos poetas chilenos destacados nacieran en provincias alejadas:
Pablo Neruda en Temuco, Gabriela Mistral en el Valle del Elqui, Nicanor Parra en
Chillán, Pablo de Rokha en Licantén y Gonzalo Rojas en Concepción, por nombrar

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sólo algunos que viajaron a Santiago para afianzar sus ambiciones literarias.
Muchas décadas después, Boric hizo una similar peregrinación”. Pero con otra
ambición; la política como vocación.

Además, y esto es clave para nuestra discusión aquí, sus lecturas y


simpatías formarían parte de su socialización rebelde. Efectivamente, señala
Dorfman, “el disidente que ingresó al Palacio Presidencial en marzo del 2022
estaba decidido a llevar a cabo un programa político utópico e iconoclasta,
impulsado por las recientes insurgencias ecológicas, feministas y LGBTI, así
como por las luchas históricas de los trabajadores y los pueblos originarios. Pero
también fue influenciado por una literatura polémica y profética creada por
poetas y narradores nuestros, marginales y subversivos (Pedro Lemebel, Germán
Carrasco, Diamela Eltit, Elicura Chihuailaf, Griselda Núñez, Roberto Bolaño,
Alejandro Zambra), para quienes el verso de Enrique Lihn de que “sobre Chile
pesa una lápida” (y que Boric declamó en las aulas del Congreso) personifica al
país represor y atávico contra el que serebelan”.

De igual modo, sería la literatura -ensayo, prosa y poesía- la que


alimentaría “su capacidad, por ejemplo, para cuestionar sus propias ideas
preconcebidas [la que] está vaticinada por una frase de Albert Camus, su autor
extranjero favorito: ‘La duda debe seguir a la convicción como una sombra’. Y su
voluntad de acoger contribuciones de generaciones anteriores más
experimentadas, incorporando a su coalición a las mismas figuras veteranas de
centro izquierda que había descalificado tan virulentamente, no es tan
sorprendente, dada su estima por escritores (Jorge Teillier, Stella Varín Díaz,
Armando Uribe, Jorge Edwards y el propio Lihn) que publicaron su obra más
sustancial muchos años antes del nacimiento del joven Presidente”.

El papel de la literatura en la formación de una vocación política a la vez


rebelde y flexible, profética al mismo tiempo que gubernativa,
simultáneamente iconoclasta y respetuosa de las generaciones pasadas, más
cercana -en las letras de izquierda- a la duda metódica de Camus que a los
compromisos dogmáticos de Sartre, sería por consiguiente tan decisiva, o algo
más, que la influencia de la música rockera y los jockeys. Combinadamente por
esas corrientes culturales navegaba hasta hace poco Boric hacia su consagración
entre las 100 personas más influyentes del mundo según la revista Time, en
2022. En esa oportunidad, Jospeh Stiglitz, Premio Nobel de Economía, escribió
entusiasmado: “He is making Chile the social, economic, and political laboratory
of the world once again”
4

Con todo, como vimos antes, ni la literatura ni la música pudieron salvar al


Presidente Boric del giro electoral de las masas hacia las derechas, según
expresa literariamente Ariel Dorfman: “Muy pronto, empero, la despiadada
realidad de ese Chile conservador y tradicional comenzó a pesar justamente
como una lápida sobre este agitador político deslumbrado por poetas que se
burlan impertinentemente del status quo”. Está por verse si se trata del peso de
la noche, el fantasma portaliano de Karmy Bolton, o de un fenómeno
sociológicamente más complejo, culturalmente más intrigante y políticamente
más ominoso.

Abierta permanece mientras tanto la pregunta de si se puede ser rebelde


y gobernante, jefe de Estado y soñador, militante de la “emancipación de toda
forma de explotación y sometimiento de la vida” -como proclama el partido de
Boric- a la vez que encargado responsable del orden y la seguridad del Estado,
lejos de la poesía y las bellas artes. Nada, en realidad, más distante de la
república del poder que la república de las letras.

El rebelde, propiamente, no puede ser fiel a ambos amores; la


conservación del orden y su disrupción. ¿Por qué? Porque en la definición usual

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(y clásica) el rebelde está llamado a “excitar indignación y promover
sentimientos de protesta”. Boric y su partido (en sentido lato) llevaron a efecto
esta tarea, con relativo éxito, primero en la esfera estudiantil y luego desde el
Parlamento sin corbata.

Pero, ¿podía Boric continuar avanzando con esa trayectoria -cuyo cénit
llegó el 18-O de 2019- y luego se expresó como manifiesto refundacional en la
propuesta de la Convención Constitucional? Y ahora, desde el gobierno, ¿puede
él, o pueden los militantes de su partido, cultivar la ética del rebelde, es decir,
excitar la indignación contra la base material (capitalismo) y la superestructura
política (democracia) de la sociedad que ellos gobiernan y agitar en su contra el
sentimiento de protesta?

La respuesta parece de suyo evidente: no, no se puede.


En los hechos, Boric y su equipo han llegado gradualmente a la misma
conclusión. Han transformado su lenguaje desde la poesía revolucionaria a la
prosa del realismo, idioma oficial de la república del poder. Quizá sientan
nostalgia de su ser rebelde que va desvaneciéndose. Incluso puede ser que
por un instante, como ocurrió a Boric en aquel encuentro con los militantes de su
partido donde comenzamos esta indagación, recupere la memoria de su ser
rebelde y se ilusione con la posibilidad de poder revivirlo, ahora desde el seno
del gobierno. Pero el Presidente sabe que ya no es posible. Como escribe
Camus, su ídolo (supuestamente), “gobierno y revolución son incompatibles en
sentido directo. ‘Implica contradicción -dice Proudhon- que el gobierno pueda ser
alguna vez revolucionario, y ello por la sencilla razón de que es gobierno’”.
Gobernar es un asunto de responsabilidad y eficacia, de gestión y
eficiencia; no de indignación y sentimiento de protesta. (El Líbero)

José Joaquín Brunner

COMPETENCIA CENTRÍPETA SIN CENTRO


13 mayo, 2023

Los resultados de la elección al Consejo Constitucional confirmaron que


Chile se encuentra en una nueva etapa política, que comenzó con las elecciones
de 2021, configurada por el fin de dos eras: la de la Concertación y la de
Sebastián Piñera con Chile Vamos, acompañada por el surgimiento de una nueva
estructura de la competencia política.
Estos bloques partidistas que dominaron la política nacional durante tres décadas
recibieron en la primera vuelta presidencial de 2021 solo 24,3% de los votos.
Fue menos de lo que logró Gabriel Boric, 25,8%, quien se impuso ampliamente
sobre José Antonio Kast en la segunda vuelta.

Los partidos tradicionales enfrentaron las elecciones del 7 de mayo pasado


debilitados en el electorado y sin figuras descollantes que movilizaran a la
ciudadanía. De ahí su derrota. Sí la tuvo el Partido Republicano, con Kast, y
Apruebo Dignidad, con la figura del Presidente Boric.

El sistema de partidos está fragmentado y con tendencias centrífugas. Sin


embargo, la competencia política está concentrada en dos bloques, tendiendo a
una dinámica centrípeta: Apruebo Dignidad, con un liderazgo de Boric cuya
fortaleza depende de si se convierte en líder de la coalición gobernante y no se
desgasta como un árbitro entre las dos “almas” de los partidos que apoyan su
gobierno, y el Partido Republicano, con el liderazgo de Kast, la principal figura de
la oposición.

En sus respectivos discursos la noche de la elección, Boric y Kast


coincidieron en esa visión estratégica. El primero llamó al otro a no cometer los

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errores en que incurrió su sector en el anterior proceso constituyente, mientras
que el segundo evitó un discurso triunfalista, llamando a sus votantes a la
prudencia y a moderar sus expectativas.

Boric y Kast comparten un fin común, que puede ser el imán que ordene la
competencia hacia el centro y no hacia los extremos y —quizá— marque el
futuro: la nueva Constitución. Le hace bien al país que esta lleve la firma del
joven Presidente, y que el próximo gobierno de derecha no deba cargar con el
peso de la dictadura. Son ellos quienes pueden destrabar los desencuentros que
habrá en el Consejo Constitucional.

En pocas palabras, la polarización política se puede evitar sin un partido


centrista. Ocurrió en Alemania Federal después de la Segunda Guerra Mundial,
con la CDU de Konrad Adenauer y la socialdemocracia de Willy Brandt.

El otro efecto de la victoria de Kast es que pone fin a la era Piñera. Kast es
un político de carrera (King, 1981), con una amplia experiencia. Nació en 1966 e
ingresó al Movimiento Gremial cuando era estudiante de la Universidad Católica,
y en 1987 fue su candidato a la presidencia de la FEUC, siendo derrotado en
segunda vuelta.

Entró de lleno a la política en 1996, concejal (1996-2000); diputado UDI


(2002-2018), jefe de bancada (2007, 2008 y 2011), secretario general del
partido (2012-2014) y candidato a presidente de este en 2008 y 2010, siendo
derrotado en ambas oportunidades.

Intentó ser candidato por tercera vez en 2015, pero chocó de nuevo con el
veto de los “coroneles”, lo que lo impulsó a renunciar a la UDI y seguir su
carrera, formando un nuevo partido y compitiendo en las elecciones
presidenciales.

Piñera no fue un político de carrera, como lo reflejan sus semanas de


inacción sin saber qué hacer en días decisivos ante el estallido social. Era —es—
un hombre de negocios que entró tardíamente a la política, en 1989,
aumentando su fortuna cuando fue senador y sin separarse de sus actividades
empresariales. No se preocupó de su sucesión y en dos ocasiones entregó el
poder a la izquierda después de sus gobiernos.

Piñera deja un legado negativo para la derecha. Los partidos


conservadores exitosos tienen organización territorial y autonomía del poder
económico (Ziblatt, 2017). Ninguno de estos requisitos cumplió la derecha bajo
el liderazgo de Piñera, pues este no fue líder de la coalición de gobierno y él
mantuvo una relación directa con el sector financiero.

Más que desconocer el triunfo de Kast y los republicanos o caricaturizarlo


(“alza de la ultraderecha”), se requiere examinar las causas que lo produjeron.
(El Mercurio)

Carlos Huneeus

EDUCACIÓN: EL TIEMPO SUSPENDIDO


23 junio, 2023

23
De todos los fenómenos sociales, la educación es quizá el que mejor
refleja los cambios que la sociedad experimenta. Ello proviene de la índole que
posee. Por una parte, la educación es un mecanismo a cuyo través una cierta
conciencia colectiva pasa de una generación a otra; por otro lado, es formadora
de las élites, al menos en los niveles superiores. El primer rasgo hace de la
educación un aspecto clave de la identidad social; el segundo, un lugar donde
quienes se situarán por arriba en la escala invisible del prestigio y del poder
aprenden a desempeñar su papel.

Así, cuando la educación experimenta cambios, ello se refleja tanto en la


conciencia de sí misma que la sociedad transmite, como en el tipo de élites, de
minorías intelectuales o profesionales que va formando.

Ambas dimensiones hacen de la educación un verdadero campo de batalla


cultural.

Hace cincuenta años, como se muestra en estas páginas, la sociedad


chilena estaba en proceso de tránsito. Y ello se reflejaba muy intensamente en
cada uno de esos niveles.

Desde luego, el papel transmisor de la cultura que se efectúa mediante el


sistema escolar está en esos años muy presente y la conciencia de que la
sociedad se estructura en clases está muy viva. Y ello explica en parte muy
importante la ENU (la Escuela Nacional Unificada). Proveer a todos los niños y
niñas de una misma experiencia cognitiva y social contribuiría, se pensó
entonces, no solo a fortalecer una misma conciencia colectiva, sino también a
sentar las bases de la igualdad. Evitar que el sistema escolar transmitiera la
posición de clase y que la cuna no marcara a fuego el destino personal fue el
objetivo explícito, y valioso, de esa iniciativa.

Esa mayor conciencia acerca de la centralidad de la educación, se


manifestó, también, en la educación superior. Esta había experimentado una
muy rápida expansión. Mientras en 1940 solo un 1,7% del grupo entre 20 y 24
años estaba incorporado a una institución universitaria, y el año 1960 un 4%, en
1973 esa cifra se empinaba a 16%. Para esta fecha casi la mitad del gasto
público en educación iba a las universidades. Esta expansión estuvo acompañada
de una creciente conciencia por parte de quienes iban a la universidad de su
situación privilegiada. La expansión de la matrícula contribuyó a acrecentar,
entre quienes accedían, la conciencia de que la mayoría estaba excluida.

Hace cincuenta años hubo pues un profundo cambio cultural.

Se tomó conciencia de que el aparato escolar, el sistema escolar, era clave


en la reproducción de la estructura de clases y que si se quería acabar con ella, o
moderar su impacto en la trayectoria vital de las personas, era imprescindible
igualar la experiencia educativa. Es cierto que una de las inspiraciones
ideológicas del proyecto (la idea de aparatos ideológicos del Estado, de
Althusser) influyó en ese proyecto que, sin embargo, tenía un propósito valioso
que a cincuenta años sigue poseyendo sentido. Los estudiantes universitarios,
por su parte, tenían una conciencia agudizada acerca de la situación de privilegio
que poseían en una sociedad que (no obstante la expansión que el sistema había
experimentado hacia 1973) seguía excluyendo a las grandes mayorías.

La pregunta que, luego de cincuenta años cabe plantear, es la siguiente:


¿qué cambios se han experimentado?

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Si dejamos de lado la expansión del sistema escolar y la elevación de la
escolaridad a doce años (un objetivo alcanzado recién en el gobierno de Ricardo
Lagos) no cabe duda de que el problema planteado por la ENU (el problema,
cabe subrayar) sigue estando plenamente presente y hasta ahora sin solución:
¿cómo evitar que el sistema escolar reproduzca con fidelidad el origen de clase?
Una de las ironías de esta última década es que nunca se habían hecho mayores
esfuerzos discursivos por evitar que la educación reprodujera la cuna; pero
nunca ello se había acrecentado más que en el último tiempo, con el agravante
de que el acceso masivo a la educación superior oculta o disfraza la profunda
estratificación escolar que sigue existiendo.

En el caso de la educación superior, son dos etapas generales las que


quizá habría que distinguir. Una de ellas, que alcanza los largos años de la
dictadura, es la época que Jorge Millas llamó de la universidad vigilada. Entonces
la comedia (un rector militar lanzándose en paracaídas en un campus
universitario), la tragedia (profesores desaparecidos en las narices de la
autoridad universitaria) y la impostura (profesores mediocres que a falta de
debate se erigieron en intelectuales) poblaron la universidad. La otra comienza a
aparecer luego de recuperada la democracia y el debate; pero entonces poco a
poco, la conciencia agudizada de los universitarios acerca de la exclusión de las
mayorías, se transformó en una conciencia agudizada de sus propias
reivindicaciones.

Como se ve, uno de los problemas está suspendido en el tiempo puesto


que sigue pendiente lograr que el sistema escolar no reproduzca la cuna; el otro
ha desaparecido puesto que el proceso de individuación que ha experimentado la
sociedad chilena ha sustituido en los jóvenes la conciencia del privilegio, por la
conciencia de sus propias incomodidades. (Emol)

Carlos Peña

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