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RURALES?
Las políticas de género: La política de Francia en pro de la integración del género se apoya en
cuatro principios fundamentales:
Los derechos: la lucha contra la pobreza está estrechamente vinculada a la reducción de las
discriminaciones de género. La mejora de los principales indicadores del desarrollo consiste en reforzar
la capacidad de las mujeres, hacerlas más autónomas y darles poder de decisión. Este enfoque está
vinculado al principio de empoderamiento (Empowerment).
La eficacia: las mujeres son la palanca del cambio. Según demuestran varios estudios, como el
informe del Banco Mundial de 2012, trabajar en pro de la igualdad y la reducción de las discriminaciones
tiene un impacto directo en la eliminación de la pobreza y la extrema pobreza. La integración del género
es, por tanto, una herramienta de transformación política y un factor acelerador de la eficacia y
sostenibilidad de las acciones de desarrollo.
El ciclo de vida: la política de género incluye que se tomen en cuenta las necesidades específicas
de las distintas categorías de población, de los distintos tramos de edad o grupos de población. Abordar
la cuestión de la igualdad de mujeres y hombres supone tener un conocimiento profundo de las
necesidades y posición de una población específica. Por ejemplo, la adolescencia es un tramo de edad
en el que los factores de vulnerabilidad son elevados. Las acciones de desarrollo destinadas a los
jóvenes, chicos y chicas, deberán tomar en cuenta sus necesidades específicas y estratégicas.
Ejes de intervención: Los ejes de intervención que fomenta la nueva estrategia de género dan
preferencia a la manera de consolidar los medios y las capacidades para integrar mejor los retos de
género en todas las acciones y en todos los sectores de la cooperación:
Todos los programas y proyectos deberán incluir el análisis de género. Ello supone un análisis
sexo específico de las condiciones y posición de las mujeres, del acceso y beneficio de los recursos, del
acceso a la toma de decisiones. Además del análisis sistémico, las acciones deberán utilizar el impacto
diferenciado en las mujeres y los hombres, seleccionar indicadores capaces de contribuir a la igualdad y
la lucha contra las desigualdades.
Consolidar las capacidades de los actores: un plan de formación de los agentes del Ministerio de
Asuntos Exteriores y Desarrollo Internacional (MAEDI) y de la red de socios dará lugar a sesiones de
sensibilización y formación sobre la integración práctica de la dimensión de género. Se desarrollará una
metodología que comprenda herramientas operativas, para facilitar la integración de género y
desarrollo.
Apoyar y aprovechar los trabajos de investigación: el objetivo es entender mejor los retos de
género en los contextos específicos mediante el apoyo de la pericia francesa y francófona en género y
desarrollo.
Rendir cuentas: todas las acciones de desarrollo deberán incluir el género y obtener resultados
palpables en materia de igualdad de mujeres y hombres.
Se fundó en 1919 partiendo de un principio: no puede haber paz universal y permanente sin un
trato digno a los trabajadores y las trabajadoras. Con ese objetivo, la institución establece normas
internacionales, elabora políticas y diseña programas para fomentar el trabajo digno para hombres y
mujeres en todo el mundo. A día de hoy se siguen obteniendo logros cruciales en ámbitos tan
fundamentales como la erradicación definitiva del trabajo infantil y la lucha contra las formas
contemporáneas de esclavitud.
La OIT, orientada hacia el futuro, acompaña los cambios del mundo del trabajo, como ilustran
las nuevas normas que se han tomado para luchar contra la violencia y el acoso laboral.
Francia, miembro fundador de la OIT, apoya activamente su misión y participa en la labor que
desempeña de forma notable. En este contexto y a través del Ministerio de Trabajo, Empleo e Inserción,
entre otros, Francia:
• fomenta las posiciones francesas, colaborando con la delegada del Gobierno francés ante el
Consejo de Administración de la Oficina Internacional del Trabajo;
Desde la creación de la OIT, Francia se ha implicado para ampliar la difusión de los principios y
los derechos fundamentales del trabajo en el mundo. Bajo el liderazgo del primer director general de la
organización, el sindicalista Albert Thomas (1919-1932), Francia aportó una contribución significativa a
la organización con la adopción de nuevas normas internacionales. En octubre de 2021, Francia había
ratificado 128 convenios, entre los que figuran todos los convenios fundamentales y de gobernanza, y
ocupa el 2.º puesto en términos de ratificación.
Los principales aspectos de la protección de los trabajadores tratados por la OIT son:
• el desempleo;
• la protección de la maternidad;
• el trabajo infantil;
• la edad mínima.
Francia, que atribuye gran importancia al derecho, siempre ha apoyado la actividad normativa
de la OIT. Ha firmado los ocho convenios fundamentales promulgados por la organización a lo largo de
su historia, y son los siguientes:
• Convenio sobre la libertad sindical y la protección del derecho de sindicación, (Convenio 87,
1948);
• Convenio sobre las peores formas de trabajo infantil (Convenio 182, 1999)
En 2019, la 108.ª reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo (CIT) coincidió con el
centenario de la OIT. En el marco de esta CIT y de otros eventos, Francia ha impulsado varias iniciativas
fuertes en favor de los derechos de los trabajadores.
Durante la reunión de ministros de Trabajo del G7 de los días 6 y 7 de junio de 2019, y bajo la
presidencia de Francia, los miembros del G7 se comprometieron a actuar juntos para reducir las
desigualdades sociales en la globalización.
• apoyar el acceso universal a una protección social adaptada a los cambios en el mundo del
trabajo;
Por primera vez, se adoptó una declaración tripartita entre los miembros del G7 y las
organizaciones internacionales de trabajadores y empleadores para respaldar el trabajo de la OIT en
favor de la reducción de las desigualdades sociales.
Por otra parte, la Declaración del Centenario reitera enérgicamente los medios de actuación de
la organización: el papel crucial del diálogo social y el de las normas internacionales del trabajo para
obrar en aras de la justicia social.
Adoptado durante la 108.ª reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo (reunión del
Centenario) en junio de 2019, el Convenio 190 de la OIT es la primera norma internacional que persigue
acabar con la violencia y el acoso en el mundo laboral. El Convenio entró en vigor el 25 de junio de 2021.
Para Francia, que ha convertido la igualdad de género en una «gran causa del mandato presidencial»
2017-2022, la ratificación del Convenio es una prioridad política.
La Alianza 8.7 es una iniciativa a la que se le dio nombre pensando en el objetivo de las Naciones
Unidas y cuya secretaría corre a cargo de la OIT. Francia, país pionero de la Alianza 8.7, es presidenta de
la misma desde 2019.
Francia ha suscrito todos los textos internacionales que protegen y promueven los derechos del
niño, entre ellos el más destacado, la Convención internacional sobre los Derechos del Niño(PDF, 52,9
Kb) que firmó y ratificó en 1990, así como los dos Protocolos Facultativos, sobre la participación de los
niños en los conflictos armados (2000) y sobre la venta de niños, la prostitución infantil y la utilización de
niños en la pornografía (PDF, 2,27 Mb) (2000).
Con ocasión de los 25 años de la Convención sobre los Derechos del Niño, Francia ratificó el
tercer Protocolo Facultativo de la Convención el 7 de enero de 2016. Este Protocolo permite a niños,
representados o no, presentar comunicaciones en el Comité de los Derechos del Niño cuando
consideren que se han violado sus derechos reconocidos en la Convención y en los Protocolos.
• Más información en la página de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos
(OACDH)
Proteger a los niños en los conflictos armados: Según un informe de Unicef publicado en
septiembre de 2015, 230 millones de niños viven en países o en zonas de conflictos armados, de los
cuales 15 millones están directamente afectados por los combates y 13 millones no pueden acudir al
colegio por los conflictos, y ello únicamente en Oriente Próximo. Desde 1999, el Consejo de Seguridad
ha adoptado nueve resoluciones temáticas dedicadas a la situación de los niños en los conflictos
armados. En especial, las resoluciones 1539 (2004) y 1612 (2005), adoptadas por iniciativa de Francia,
crean un mecanismo de vigilancia y de comunicación de la información sobre seis tipos de violaciones de
los derechos del niño y un grupo de trabajo del Consejo de Seguridad encargado de hacer un
seguimiento de estas violaciones. Estas resoluciones instan a las partes en los conflictos que reclutan a
niños en sus fuerzas armadas a elaborar planes de acción para liberarlos y reinsertarlos. En junio de
2015, se aprobó la resolución 2225 del Consejo de Seguridad, que condena los secuestros de niños.
Francia presidió el Grupo de Trabajo del Consejo de Seguridad sobre los niños y los conflictos
armados desde su creación en noviembre de 2005 hasta diciembre de 2008.
Hace 10 años, en febrero de 2007, Francia organizó junto con Unicef la conferencia «Liberemos
a los niños de la guerra». Tras la conferencia, se adoptaron los Principios y Compromisos de París, unas
directrices para luchar contra el reclutamiento de niños en las fuerzas armadas. Desde entonces, 105
Estados los han suscrito.
Desde 2000, 115.000 niños soldados han sido liberados, de ellos 57.600 entre 2007 y 2015.
Para seguir avanzando, Francia organiza junto con Unicef, el 21 de febrero de 2017, una
conferencia ministerial para hacer un balance de la situación de las actuaciones llevadas a cabo y
relanzar la movilización internacional sobre este tema.
Francia apoya la campaña «Niños, no soldados», dirigida por Leila Zerrougui, Representante
Especial del Secretario General para la cuestión de los niños y los conflictos armados, y Unicef.
Lanzada en marzo de 2014 para trabajar con las ocho fuerzas de seguridad nacionales recogidas
en los anexos del informe anual del Secretario General (Afganistán, República Democrática del Congo,
Birmania, Somalia, Sudán del Sur, Sudán, Chad y Yemen).
Todos estos países han firmado planes de acción con las Naciones Unidas para prevenir y acabar
con el alistamiento y el uso de niños. Chad ha completado las exigencias de su plan de acción y ha sido
retirado de la lista de los anexos del informe anual del Secretario General en julio de 2014.
En la práctica, el compromiso francés se ha traducido en acciones concretas a favor de la
desmovilización y de la reinserción de los niños soldados.
Entre 2008 y 2012, un programa plurianual de cooperación por un importe de dos millones de
euros para mejorar la protección de los niños en los conflictos armados en la región africana de los
Grandes Lagos llegó a cerca de 13.000 niños y permitió desmovilizar a unos 2.000 niños soldados.
Francia apoya en República Centroafricana desde 2015, a través de Unicef y de ONG locales
(Kizito y Don Bosco), proyectos a favor de los niños soldados:
En 2016-2017, Francia financiará proyectos de reinserción para 125 niños, con el objetivo de
desarrollar estructuras de acogida para los niños soldados, de invertir en su educación y formación
profesional y de fomentar su inserción profesional mediante un acompañamiento específico.
Entre 2014 y 2016, el Centro de Gestión de Crisis y Apoyo del ministerio francés de Asuntos
Exteriores ha contribuido a las actuaciones de Unicef de reinserción de niños soldados por un importe
de 401.335 €, a los que se añaden los 84.092€ de apoyo a las ONG locales Don Bosco y Kizito.
Una cierta forma de integrismo republicano se ha revelado como un callejón sin salida y el
Derecho francés, bajo la influencia del Derecho europeo y de los ejemplos extranjeros, en especial el
estadounidense, ha evolucionado con el fin de reconocer en la práctica una igualdad real de derechos.
Se ha pasado de la abstracción del hombre y del ciudadano a un hombre situado y encarnado en su
singularidad. Sin embargo, el proceso de segmentación social no debe llegar hasta cuestionar la unidad e
indivisibilidad de la República, por ejemplo, mediante una diferenciación de los componentes del pueblo
francés. En su Sentencia n.º 91-290 DC de 9 de mayo de 1991, el Consejo Constitucional censuró la
mención del “pueblo corso, integrante del pueblo francés”, subrayando que la Constitución solo
reconoce al pueblo francés, compuesto por todos los ciudadanos franceses “sin distinción de origen,
raza o religión”. Sin duda, algunas adaptaciones constitucionales son viables, como lo demuestra la
introducción de la paridad en beneficio de las mujeres o las medidas a favor de determinados territorios
de la República. Las medidas de diferenciación son reconocidas principalmente por el legislador. Este
reconocimiento va acompañado de una legislación muy abundante y también de instituciones y políticas
públicas especializadas.