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¿QUÉ GESTIÓN HA TOMADO SU PAÍS PARA EL EMPODERAMIENTO DE MUJERES EN ZONAS

RURALES?

El principio de igualdad es una de las acciones prioritarias de la política internacional de Francia,


como se traduce en la nueva estrategia «Género y desarrollo 2013-2017» del Ministerio de Asuntos
Exteriores y Desarrollo Internacional.

Objetivos y principios de acción: La estrategia «Género y desarrollo» se ajusta a las prioridades


nacionales y el diálogo con la sociedad civil, junto a socios implicados en la defensa de los derechos de la
mujer. Se han organizado varias iniciativas con las organizaciones de solidaridad internacional para
sensibilizar, promocionar e integrar el género en la ayuda pública al desarrollo.

También se insiste en que se tome en cuenta el aspecto sectorial de la cooperación,


consolidando la capacidad de actores y socios en la acción exterior (Agencia Francesa de Desarrollo,
Instituto Francés, Campus France, FEI y cooperación descentralizada). Se concede un interés particular a
la investigación, la colecta de datos y el análisis de contextos.

La estrategia «Género y desarrollo» se propone convertirse en una herramienta de trabajo para


cambiar el enfoque de la formulación, la realización y el seguimiento-evaluación de las acciones de
cooperación. Permite que se tomen mejor en cuenta los determinantes estructurantes que crean
desigualdades y discriminaciones. Habría que examinar los proyectos desde el principio, aplicando
criterios de análisis de género. Y después de realizarlos, los resultados obtenidos deberían indicar
cambios en pro de un mayor empoderamiento de las mujeres y el respeto de sus derechos
fundamentales.

En cuanto a la influencia y la promoción, Francia también integra la igualdad de mujeres y


hombres en el diálogo bilateral, europeo y multilateral. Al actuar en diversos aspectos de la acción, la
integración de la herramienta género podría convertirse en un elemento acelerador de los procesos de
cambios sociales.

Las políticas de género: La política de Francia en pro de la integración del género se apoya en
cuatro principios fundamentales:

Los derechos: la lucha contra la pobreza está estrechamente vinculada a la reducción de las
discriminaciones de género. La mejora de los principales indicadores del desarrollo consiste en reforzar
la capacidad de las mujeres, hacerlas más autónomas y darles poder de decisión. Este enfoque está
vinculado al principio de empoderamiento (Empowerment).
La eficacia: las mujeres son la palanca del cambio. Según demuestran varios estudios, como el
informe del Banco Mundial de 2012, trabajar en pro de la igualdad y la reducción de las discriminaciones
tiene un impacto directo en la eliminación de la pobreza y la extrema pobreza. La integración del género
es, por tanto, una herramienta de transformación política y un factor acelerador de la eficacia y
sostenibilidad de las acciones de desarrollo.

Empoderamiento y toma de poder: la noción de empoderamiento es individual y colectiva a la


vez. Está ligada a cuestiones de poder y acceso a las esferas decisionales, políticas, económicas y
comunitarias.

El ciclo de vida: la política de género incluye que se tomen en cuenta las necesidades específicas
de las distintas categorías de población, de los distintos tramos de edad o grupos de población. Abordar
la cuestión de la igualdad de mujeres y hombres supone tener un conocimiento profundo de las
necesidades y posición de una población específica. Por ejemplo, la adolescencia es un tramo de edad
en el que los factores de vulnerabilidad son elevados. Las acciones de desarrollo destinadas a los
jóvenes, chicos y chicas, deberán tomar en cuenta sus necesidades específicas y estratégicas.

Ejes de intervención: Los ejes de intervención que fomenta la nueva estrategia de género dan
preferencia a la manera de consolidar los medios y las capacidades para integrar mejor los retos de
género en todas las acciones y en todos los sectores de la cooperación:

Todos los programas y proyectos deberán incluir el análisis de género. Ello supone un análisis
sexo específico de las condiciones y posición de las mujeres, del acceso y beneficio de los recursos, del
acceso a la toma de decisiones. Además del análisis sistémico, las acciones deberán utilizar el impacto
diferenciado en las mujeres y los hombres, seleccionar indicadores capaces de contribuir a la igualdad y
la lucha contra las desigualdades.

Consolidar las capacidades de los actores: un plan de formación de los agentes del Ministerio de
Asuntos Exteriores y Desarrollo Internacional (MAEDI) y de la red de socios dará lugar a sesiones de
sensibilización y formación sobre la integración práctica de la dimensión de género. Se desarrollará una
metodología que comprenda herramientas operativas, para facilitar la integración de género y
desarrollo.

Nombrar un corresponsal género y desarrollo en la red del MAEDI, y en la red de operadores y


socios. Esos agentes están formados, y coordinan y comparten las buenas prácticas de manera
transversa.

Apoyar y aprovechar los trabajos de investigación: el objetivo es entender mejor los retos de
género en los contextos específicos mediante el apoyo de la pericia francesa y francófona en género y
desarrollo.
Rendir cuentas: todas las acciones de desarrollo deberán incluir el género y obtener resultados
palpables en materia de igualdad de mujeres y hombres.

¿QUÉ LINEAMIENTOS HA TOMADO SU PAÍS PARA OTORGAR A LA POBLACIÓN LA IGUALDAD


DE DERECHOS EN EL TRABAJO DECENTE?

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) es la única agencia tripartita de la Organización


de las Naciones Unidas (ONU): congrega a representantes de Gobiernos, empleadores y trabajadores de
187 Estados miembros.

Se fundó en 1919 partiendo de un principio: no puede haber paz universal y permanente sin un
trato digno a los trabajadores y las trabajadoras. Con ese objetivo, la institución establece normas
internacionales, elabora políticas y diseña programas para fomentar el trabajo digno para hombres y
mujeres en todo el mundo. A día de hoy se siguen obteniendo logros cruciales en ámbitos tan
fundamentales como la erradicación definitiva del trabajo infantil y la lucha contra las formas
contemporáneas de esclavitud.

Francia es un miembro activo de la Organización Internacional del Trabajo y cuenta con un


puesto permanente en el Consejo de Administración. Como tal, participó, entre otras cosas, en la
adopción de la Declaración del Centenario para el Futuro del Trabajo.

La OIT, orientada hacia el futuro, acompaña los cambios del mundo del trabajo, como ilustran
las nuevas normas que se han tomado para luchar contra la violencia y el acoso laboral.

Historia y organización de la Organización Internacional del Trabajo

Francia, miembro fundador de la OIT, apoya activamente su misión y participa en la labor que
desempeña de forma notable. En este contexto y a través del Ministerio de Trabajo, Empleo e Inserción,
entre otros, Francia:

• fomenta las posiciones francesas, colaborando con la delegada del Gobierno francés ante el
Consejo de Administración de la Oficina Internacional del Trabajo;

• contribuye y realiza el seguimiento de la labor de la OIT;

• es miembro del Consejo de Administración de la OIT, que se reúne anualmente;


• participa en la Conferencia Internacional del Trabajo, que congrega todos los años a los
delegados de los Gobiernos, los trabajadores y los empleadores de los Estados miembros de la OIT;

• apoya programas de cooperación prioritarios.

Desde la creación de la OIT, Francia se ha implicado para ampliar la difusión de los principios y
los derechos fundamentales del trabajo en el mundo. Bajo el liderazgo del primer director general de la
organización, el sindicalista Albert Thomas (1919-1932), Francia aportó una contribución significativa a
la organización con la adopción de nuevas normas internacionales. En octubre de 2021, Francia había
ratificado 128 convenios, entre los que figuran todos los convenios fundamentales y de gobernanza, y
ocupa el 2.º puesto en términos de ratificación.

Los principales aspectos de la protección de los trabajadores tratados por la OIT son:

• la duración del trabajo;

• el desempleo;

• la protección de la maternidad;

• el trabajo infantil;

• el trabajo nocturno de la mujer;

• la edad mínima.

Francia, que atribuye gran importancia al derecho, siempre ha apoyado la actividad normativa
de la OIT. Ha firmado los ocho convenios fundamentales promulgados por la organización a lo largo de
su historia, y son los siguientes:

• Convenio sobre el trabajo forzoso (Convenio 29, 1930);

• Convenio sobre la libertad sindical y la protección del derecho de sindicación, (Convenio 87,
1948);

• Convenio sobre el derecho de sindicación y de negociación colectiva (Convenio 98, 1949);

• Convenio sobre igualdad de remuneración (Convenio 100, 1951);

• Convenio sobre la abolición del trabajo forzoso (Convenio 105, 1957);

• Convenio sobre la discriminación (Convenio 111, 1958);


• Convenio sobre la edad mínima (Convenio 138, 1973), fijada en trece años para los trabajos
ligeros, quince años para la admisión al empleo o al trabajo y dieciocho años (excepcionalmente
dieciséis años siempre que se cumplan estrictamente determinadas condiciones) para la admisión a
todo tipo de empleo o trabajo peligroso;

• Convenio sobre las peores formas de trabajo infantil (Convenio 182, 1999)

El Centenario de la OIT, marcado por iniciativas fuertes

En 2019, la 108.ª reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo (CIT) coincidió con el
centenario de la OIT. En el marco de esta CIT y de otros eventos, Francia ha impulsado varias iniciativas
fuertes en favor de los derechos de los trabajadores.

La coherencia de las políticas: el G7 Social de 2019 bajo presidencia francesa

Durante la reunión de ministros de Trabajo del G7 de los días 6 y 7 de junio de 2019, y bajo la
presidencia de Francia, los miembros del G7 se comprometieron a actuar juntos para reducir las
desigualdades sociales en la globalización.

Llamaron a reforzar la cooperación multilateral para:

• reducir las desigualdades sociales;

• apoyar el acceso universal a una protección social adaptada a los cambios en el mundo del
trabajo;

• preparar a las personas a las transformaciones digitales;

• garantizar la igualdad profesional entre hombres y mujeres.

Por primera vez, se adoptó una declaración tripartita entre los miembros del G7 y las
organizaciones internacionales de trabajadores y empleadores para respaldar el trabajo de la OIT en
favor de la reducción de las desigualdades sociales.

Un enfoque de trabajo centrado en lo humano: Declaración del Centenario de la OIT


La Declaración del Centenario de 2019 es una declaración ambiciosa que define las
orientaciones futuras de la OIT en un mundo del trabajo que no deja de cambiar. Esta declaración llama
a todos los Estados miembros a actuar por un mundo del trabajo que se centre en lo humano.

Se han definido tres ámbitos de actuación prioritarios:

• inversión en el potencial humano;

• inversión en las instituciones del trabajo;

• inversión en el trabajo digno.

Por otra parte, la Declaración del Centenario reitera enérgicamente los medios de actuación de
la organización: el papel crucial del diálogo social y el de las normas internacionales del trabajo para
obrar en aras de la justicia social.

Lucha contra la violencia y el acoso en el mundo del trabajo: Convenio 190

Adoptado durante la 108.ª reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo (reunión del
Centenario) en junio de 2019, el Convenio 190 de la OIT es la primera norma internacional que persigue
acabar con la violencia y el acoso en el mundo laboral. El Convenio entró en vigor el 25 de junio de 2021.
Para Francia, que ha convertido la igualdad de género en una «gran causa del mandato presidencial»
2017-2022, la ratificación del Convenio es una prioridad política.

Erradicación del trabajo infantil y del trabajo forzoso: Alianza 8.7

La Alianza 8.7 es una iniciativa a la que se le dio nombre pensando en el objetivo de las Naciones
Unidas y cuya secretaría corre a cargo de la OIT. Francia, país pionero de la Alianza 8.7, es presidenta de
la misma desde 2019.

La Alianza 8.7 persigue varios objetivos:

• erradicar el trabajo infantil de aquí a 2025;

• acabar con el trabajo forzoso;

• y con las formas contemporáneas de esclavitud y la trata de seres humanos.


¿QUÉ CONVENIOS INTERNACIONALES TIENE SU PAÍS CON OTROS PAÍSES PARA
SALVAGUARDAR LOS DERECHOS DE LAS MUJERES Y NIÑOS?

Francia ha suscrito todos los textos internacionales que protegen y promueven los derechos del
niño, entre ellos el más destacado, la Convención internacional sobre los Derechos del Niño(PDF, 52,9
Kb) que firmó y ratificó en 1990, así como los dos Protocolos Facultativos, sobre la participación de los
niños en los conflictos armados (2000) y sobre la venta de niños, la prostitución infantil y la utilización de
niños en la pornografía (PDF, 2,27 Mb) (2000).

Con ocasión de los 25 años de la Convención sobre los Derechos del Niño, Francia ratificó el
tercer Protocolo Facultativo de la Convención el 7 de enero de 2016. Este Protocolo permite a niños,
representados o no, presentar comunicaciones en el Comité de los Derechos del Niño cuando
consideren que se han violado sus derechos reconocidos en la Convención y en los Protocolos.

En septiembre de 2012, Francia entregó su quinto informe periódico de aplicación de la


Convención sobre los Derechos del Niño al Comité dedicado. El Comité subrayó sobre todo, durante el
examen del informe en enero de 2016, el carácter constructivo del diálogo con la delegación francesa.
En las conclusiones, el Comité de los Derechos del Niño celebra la ratificación de numerosos
instrumentos internacionales, así como la adopción de medidas legislativas internas a favor de una
mayor protección de los niños.

• Más información en la página de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos
(OACDH)

En el plano europeo: Francia ha participado activamente en la adopción de las Directrices de la


Unión Europea sobre los derechos del menor (2007) y de las Directrices de la Unión Europea sobre los
niños y los conflictos armados (2003, revisadas en 2008).

También ha participado en el lanzamiento de la campaña del Consejo de Europa sobre la


protección de los niños contra la explotación y el abuso sexual y ha sido uno de los primeros firmantes
del Convenio del Consejo de Europa para la protección de los niños contra la explotación y el abuso
sexual, que entró en vigor el 1 de julio de 2010.

Proteger a los niños en los conflictos armados: Según un informe de Unicef publicado en
septiembre de 2015, 230 millones de niños viven en países o en zonas de conflictos armados, de los
cuales 15 millones están directamente afectados por los combates y 13 millones no pueden acudir al
colegio por los conflictos, y ello únicamente en Oriente Próximo. Desde 1999, el Consejo de Seguridad
ha adoptado nueve resoluciones temáticas dedicadas a la situación de los niños en los conflictos
armados. En especial, las resoluciones 1539 (2004) y 1612 (2005), adoptadas por iniciativa de Francia,
crean un mecanismo de vigilancia y de comunicación de la información sobre seis tipos de violaciones de
los derechos del niño y un grupo de trabajo del Consejo de Seguridad encargado de hacer un
seguimiento de estas violaciones. Estas resoluciones instan a las partes en los conflictos que reclutan a
niños en sus fuerzas armadas a elaborar planes de acción para liberarlos y reinsertarlos. En junio de
2015, se aprobó la resolución 2225 del Consejo de Seguridad, que condena los secuestros de niños.

Francia presidió el Grupo de Trabajo del Consejo de Seguridad sobre los niños y los conflictos
armados desde su creación en noviembre de 2005 hasta diciembre de 2008.

Hace 10 años, en febrero de 2007, Francia organizó junto con Unicef la conferencia «Liberemos
a los niños de la guerra». Tras la conferencia, se adoptaron los Principios y Compromisos de París, unas
directrices para luchar contra el reclutamiento de niños en las fuerzas armadas. Desde entonces, 105
Estados los han suscrito.

Desde 2000, 115.000 niños soldados han sido liberados, de ellos 57.600 entre 2007 y 2015.

Más de 8.000 niños liberados en 2015.

Para seguir avanzando, Francia organiza junto con Unicef, el 21 de febrero de 2017, una
conferencia ministerial para hacer un balance de la situación de las actuaciones llevadas a cabo y
relanzar la movilización internacional sobre este tema.

Francia apoya la campaña «Niños, no soldados», dirigida por Leila Zerrougui, Representante
Especial del Secretario General para la cuestión de los niños y los conflictos armados, y Unicef.

Lanzada en marzo de 2014 para trabajar con las ocho fuerzas de seguridad nacionales recogidas
en los anexos del informe anual del Secretario General (Afganistán, República Democrática del Congo,
Birmania, Somalia, Sudán del Sur, Sudán, Chad y Yemen).

Todos estos países han firmado planes de acción con las Naciones Unidas para prevenir y acabar
con el alistamiento y el uso de niños. Chad ha completado las exigencias de su plan de acción y ha sido
retirado de la lista de los anexos del informe anual del Secretario General en julio de 2014.
En la práctica, el compromiso francés se ha traducido en acciones concretas a favor de la
desmovilización y de la reinserción de los niños soldados.

Entre 2008 y 2012, un programa plurianual de cooperación por un importe de dos millones de
euros para mejorar la protección de los niños en los conflictos armados en la región africana de los
Grandes Lagos llegó a cerca de 13.000 niños y permitió desmovilizar a unos 2.000 niños soldados.

Francia apoya en República Centroafricana desde 2015, a través de Unicef y de ONG locales
(Kizito y Don Bosco), proyectos a favor de los niños soldados:

En 2016-2017, Francia financiará proyectos de reinserción para 125 niños, con el objetivo de
desarrollar estructuras de acogida para los niños soldados, de invertir en su educación y formación
profesional y de fomentar su inserción profesional mediante un acompañamiento específico.

En 2017, Francia apoyará también un proyecto de Unicef de protección comunitaria a favor de


los niños de Vakaga, incluidos los niños asociados a grupos armados y otros niños vulnerables, por un
importe de 100.000 € para reforzar los mecanismos de protección y de acogida de los niños y promover
oportunidades alternativas a los oficios relacionados con las armas para los niños relacionados con
grupos armados.

Entre 2014 y 2016, el Centro de Gestión de Crisis y Apoyo del ministerio francés de Asuntos
Exteriores ha contribuido a las actuaciones de Unicef de reinserción de niños soldados por un importe
de 401.335 €, a los que se añaden los 84.092€ de apoyo a las ONG locales Don Bosco y Kizito.

¿QUÉ ACCIONES TOMA TU PAÍS PARA PROMOVER LA INCLUSIÓN SOCIAL, ECONÓMICA Y


POLÍTICA DE TODAS LAS PERSONAS, INDEPENDIENTEMENTE DE SU EDAD, SEXO, DISCAPACIDAD,
RAZA, ETNIA, ORIGEN, RELIGIÓN O SITUACIÓN ECONÓMICA U OTRA CONDICIÓN?

El principio de igualdad no es un principio jurídico como cualquier otro. Es al mismo tiempo un


principio de igualdad política y de igualdad civil. Esto explica que el principio de igualdad se invoque con
mucha frecuencia ante el Consejo Constitucional francés. La cuestión jurídica principal es la relación
entre el principio de igualdad y el principio de no discriminación. La categoría de las discriminaciones
merece ser examinada con el fin de mostrar, en especial, las particularidades del caso francés.
Siguiendo la tradición de Alexis de Tocqueville, la igualdad se presenta a menudo como una
pasión francesa. Una cosa es cierta: el debate político-jurídico es muy intenso. Por un lado, algunas
personas denuncian el carácter mitológico de la igualdad republicana, que oculta las discriminaciones
reales que afectan principalmente a las mujeres o a personas de las minorías llamadas ”visibles”. Por
otro lado, se critica el comunitarismo. A algunas personas les preocupa la deriva del discurso sobre las
discriminaciones calificadas a menudo de “positivas” como consecuencia de la jurisprudencia del
Tribunal Supremo de los Estados Unidos.

En el ámbito jurídico, la cuestión principal es la relación entre el principio de igualdad y el


principio de no discriminación. El primero parece más general que el segundo. Este último prohíbe las
diferencias de trato basadas en los criterios que se enumeran en los textos, mientras que el primero
permite concebir cualquier diferencia de trato, por el motivo que sea. En varios textos, la prohibición de
discriminar se asocia siempre a una lista de criterios de diferenciación prohibidos. Es preferible hablar de
principios de no discriminación. Se ha adoptado, así, una visión unitaria del principio de igualdad,
presentando los principios de no discriminación como especificaciones del principio de igualdad.

Una cierta forma de integrismo republicano se ha revelado como un callejón sin salida y el
Derecho francés, bajo la influencia del Derecho europeo y de los ejemplos extranjeros, en especial el
estadounidense, ha evolucionado con el fin de reconocer en la práctica una igualdad real de derechos.
Se ha pasado de la abstracción del hombre y del ciudadano a un hombre situado y encarnado en su
singularidad. Sin embargo, el proceso de segmentación social no debe llegar hasta cuestionar la unidad e
indivisibilidad de la República, por ejemplo, mediante una diferenciación de los componentes del pueblo
francés. En su Sentencia n.º 91-290 DC de 9 de mayo de 1991, el Consejo Constitucional censuró la
mención del “pueblo corso, integrante del pueblo francés”, subrayando que la Constitución solo
reconoce al pueblo francés, compuesto por todos los ciudadanos franceses “sin distinción de origen,
raza o religión”. Sin duda, algunas adaptaciones constitucionales son viables, como lo demuestra la
introducción de la paridad en beneficio de las mujeres o las medidas a favor de determinados territorios
de la República. Las medidas de diferenciación son reconocidas principalmente por el legislador. Este
reconocimiento va acompañado de una legislación muy abundante y también de instituciones y políticas
públicas especializadas.

La profusión de conceptos empleados muestra hasta qué punto la igualdad conforma un


territorio cambiante y complejo tanto desde una perspectiva jurídica como desde el punto de vista
sociopolítico. La cuestión de la lucha contra la discriminación sigue siendo especialmente importante en
la sociedad francesa. El último informe presentado por el Defensor de los derechos aborda
precisamente la lucha contra la discriminación por motivos de origen y la necesidad de actuar con
rapidez. El informe recomienda, en particular, centrarse en las políticas públicas relacionadas con el
empleo, el acceso a la vivienda y los controles de identidad (cuya trazabilidad debería estar garantizada).
La República sigue siendo la garante de la igualdad de oportunidades para los ciudadanos. Está en juego
el ideal republicano, un ideal heredado de la Revolución, de lucha contra las desigualdades sociales y
contra las discriminaciones ilegales. Esta es probablemente la razón por la que el principio de igualdad
tiene tantas manifestaciones que no poseen necesariamente valor jurídico. Por tanto, los gobiernos
permanecen muy atentos a la “crisis de la igualdad”, a la que intentan poner freno con una serie de
políticas públicas

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