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INSTITUTO ZACATECANO DE ESTUDIOS UNIVERSITARIOS IZEU

MAESTRÍA EN PSICOLOGÍA CRIMINAL

DOCENTE: VICTOR EDUARDO MASCORRO CERVANTES

“FACTORES CAUSALES DEL HOMICIDIO – SUICIDIO”

ALUMNO: JORGE GONZÁLEZ JR. BRIONES

FECHA: 10/09/2020
HOMICIDIO - SUICIDIO

Se comenzaría definiendo en primera instancia lo que es un Spree Killer o Asesinos


itinerantes. Este particular termino está reservado para aquellos individuos que llegan a
cometer dos o más crímenes, en lugares diferentes de forma consecutiva en un periodo
bastante corto de tiempo mientras se desarrolla uno y otro, por lo que no parará la comisión
de sus actos sino hasta que sea detenido.

Los llamados Spree Killer suelen llevar a cabo crímenes que se derivan de una acción
concreta. No presentan un periodo de enfriamiento, es decir, pueden cometer asesinatos
tantas veces como ellos lo consideren sin remordimiento alguno. Tan así que pueden
cometer por la mañana sus asesinatos y por la tarde acudir a trabajar.

Algunas características que se pueden mencionar de un asesino itinerante es que, son


individuos fríos y calculadores, sin ninguna disposición o capacidad emocional y empatía
por alguna persona. Otras características interesantes son los altos niveles de
egocentrismo que muestran ante quienes considera como amenaza o enemigos, por lo que
lo único importante para el asesino es el cumplimiento exitoso de sus objetivos.

Usualmente, el asesino itinerante no pide características especificas de sus víctimas, sino


que las elige de forma aleatoria.

Una característica muy marcada dentro de este tipo de asesinos es la comisión del delito
(homicidio) y culminar su acto con el fenómeno del suicidio. Los Homicidas - Suicidas
parecen tener relación con el ámbito familiar y la presencia de distintos estresores como la
existencia de conflictos familiares o conyugales o bien la pérdida del trabajo, en otras
palabras, la perspectiva criminológica de la tensión social podría dar razón de por qué
ocurren estos eventos desde un punto de vista dogmático, sin embargo, las teorías
criminológicas clásicas por sí solas no son idóneas para explicarlo debido principalmente a
su enfoque explicativo de las conductas criminales –en este caso homicidas–, dejando de
lado conductas violentas de naturaleza distinta como lo son las conductas autolesivas o
suicidas.

El teórico Agnew (1992) con su propuesta de la teoría general de la tensión, ésta ultima
provoca en el individuo emociones de carácter negativo como la ira, sentimientos de celos,
miedo, angustia, venganza, odio, etc. así la respuesta del mismo individuo ante esa
negatividad serán conductas que logren equilibrar ese escisión emocional que también
tendrán como objetivo contrarrestar el malestar que es producido por las emociones no
positivas, aliviando por medio de una conducta antisocial o quebrantamiento normativo la
tensión producida.

Partiendo de esta perspectiva teórica, Harper y Voigt (2007) proponen un modelo teórico
integrador que se encuentra basado en los elementos básicos de la teoría general de la
tensión sobre geometría/génesis de la violencia, ofreciendo una primera aproximación
teórica centrada en explicar la conducta homicida-suicida. De su trabajo, Harper y Voigt
(2007) desprenden la existencia de 3 elementos básicos:

• Estructuras intensas de conflicto, o elementos estructurales proclives a generar


violencia como el estatus social, las relaciones desiguales u otros desencadenantes
como enfermedades o la pérdida del trabajo.
• Elementos de fracaso, frustración o anomia/anomalía social.
• Elementos relacionados con el poder y el control

Desde este modelo explicativo, ante la imposibilidad de conseguir objetivos deseables o


que el asesino cree necesario para su persona, como dinero o un estatus de superioridad,
la pérdida de la pareja, o el no tener el dominio de la situación serían estructuras de conflicto
motoras generadoras de sentimientos de frustración, fracaso o pérdida de control en el
agresor, y esto en primer lugar lo conduce a perpetrar la conducta homicida (Harper & Voigt,
2007). La consecutiva conducta suicida sería fruto de la completa determinación de acabar
con los sentimientos de frustración, fracaso con lo que intentará otorgar a la víctima/s parte
de la responsabilidad del fracaso, humillación o bien una respuesta a los sentimientos de
culpabilidad del agresor (Harper & Voigt, 2007).

Wallace (1986), crea un modelo etiológico de 4 tipificaciones de homicidas – suicidas


basándose en lo ocurrido en Nueva Gales del Sur. Este modelo parte del supuesto motivo
del agresor para cometer un homicidio y posteriormente un suicidio:

• Conflicto: Suele originarse posteriormente a una disputa con la víctima. Dentro de


esta categoría se distinguen dos subcategorías, la primera, refiriéndose a individuo
cuya respuesta antes la situación o conflicto presente es inmediata; la segunda,
corresponderá a una agresión con un grado de planificación más elevado.
• Altruismo: Se hace visible una carencia de intencionalidad hostil para con la
víctima, siendo considerada por el actor intelectual la conducta homicida como
aquella menos dolorosa. Desprende dos posibles consecuencias: el suicidio
ampliado, donde las víctimas son dependientes del agresor y éste considera menos
doloroso acabar con sus vidas antes de acabar con la suya propia, y los compasivos,
quienes actúan promovidos a su ver por razones humanitarias y deciden acabar con
algún tipo de sufrimiento que padece la víctima y, acto seguido, realizan el acto
suicida.
• Psicopatológicos: La actuación de un homicidio y culminación con el suicidio es a
causa de un trastorno mental grave.
• Otros: No es concordante con ninguna de las anteriores y la muerte de la víctima
puede ser producida por cuestiones accidentales o simplemente ésta es
desconocida.

Las motivaciones del homicida – suicida establecidas por Wallace (1986), Marzuk et al.
(1992) y Harper y Voigt (2007) se resumiría de la siguiente forma:

• Altruista: La conducta del homicida – suicida se encuentra fundada por la creencia


de que está haciendo un bien para la víctima, por lo que esta categoría se divide a
su vez en dos subtipos, por compasión y suicidio ampliado. El primero se refiere a
un punto de vista “humanitario” pues se tiene la percepción (real o errónea) de que
la víctima se encuentra sufriendo y el homicidio es la acción más benéfica para
liberarlo de dicho sufrimiento; el segundo subtipo menciona que, Debido a la
relación de dependencia entre la víctima o víctimas con el agresor, éste percibe el
homicidio como la forma de no dejar desamparadas a las víctimas.
• Conflictiva: La reacción es de forma hostil que mantiene una intensión lesiva a
causa de una situación que produjo enfado. Existe el posesivo, que son promovidos
por la pérdida o abandono de la pareja o sentimientos celotípicos y; vengativo a
casusa de un conflicto que afecta de manera negativa al agresor y opta por tomar
represalias contra la víctima, quien de manera supuesta le ha causado prejuicios.
• Problemas financieros u otros estresores sociales.
• Psicopatológica: Presencia de una alteración en el agresor.
• Creencias Religiosas: Extremo fanatismo en el que se puede cometer un
homicidio – suicidio.

Un ejemplo claro puede ser como el que ocurrió en el Tiroteo de Columbine llevado a cabo
por Dylan Klebold y Eric Harris, quienes a partir de una tensión social comenzaron a
resguardar odio no sólo con sus supuestos perpetradores, sino con personas que se
interpusieran en su camino.
Esta cuestión no solamente genero una conducta homicida, sino que logró hacer un
desequilibrio emocional y percepción anómala de la realidad en los autores intelectuales
del tiroteo.

Es interesante observar que muchas de las cuestiones mencionadas anteriormente


intervinieron en dicho tiroteo para su consumación; como lo es la falta o ausencia de
vínculos relacionales con otras personas ajenas a su círculo social primario: la familia. l
tiroteo masivo en Columbine cambió las escuelas en los EE. UU. para siempre. En estás,
se implementaron políticas de cero tolerancias con respecto al acoso escolar y hacia el
control de armas. Además, los equipos SWAT ahora entrenan regularmente para
situaciones de disparos activos en escuelas y universidades (Glenn W. Muschert, 2010).

Las ciencias criminológicas podrían profundizar un poco más en estas temáticas para su
pronta prevención, dado a que, particularmente el fenómeno del suicidio ha sido poco
estudiado y profundizado. Sería bueno que más estudiosos de las ciencias forenses se
interesarán por esta temática.

REFERENCIAS

• Harper, D. W., & Voigt, L. (2007). Homicide Followed by Suicide. An Integrated


Theoretical Perspective. Homicide Studies, 11(4), 295–318. doi:
10.1177/1088767907306993
• Marzuk, P. M., Tardiff, K., & Hirsch, C. S. (1992). The Epidemiology of
MurderSuicide. Journal of the American Medical Association, 267(23), 3179–3183.
doi: 10.1001/jama.1992.03480230071031
• Wallace, A. (1986). Homicide: The Social Reality. Sydney, Australia

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