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mindfulness
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© FUOC • PID_00230807 Introducción al mindfulness
Índice
Introducción............................................................................................... 5
Objetivos....................................................................................................... 6
5. Ejercicios de mindfulness................................................................ 28
5.1. La respiración .............................................................................. 28
5.2. Caminar mindfulness..................................................................... 29
5.3. Body scan....................................................................................... 30
Resumen....................................................................................................... 31
Actividades.................................................................................................. 33
Ejercicios de autoevaluación.................................................................. 33
Solucionario................................................................................................ 34
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Bibliografía................................................................................................. 36
© FUOC • PID_00230807 5 Introducción al mindfulness
Introducción
Objetivos
Cabe remarcar, tras la revisión de estas definiciones, que aunque existen dife-
rencias entre las definiciones, también hay características comunes como por
ejemplo atención, autoconciencia y observación.
• Paciencia: permitir que las cosas sucedan a su debido tiempo y vivirlas tal
cual suceden.
• Aceptación: querer ver las cosas tal y como son, sin que tengan por ello
que gustarnos.
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• Dejar pasar: la práctica del desapego. Permitir que la experiencia sea, sin
suprimirla, exaltarla o aferrarnos a la misma.
Al igual que ocurre con la definición del constructo, cuando nos referimos a
los componentes, aunque se pueden encontrar múltiples diferencias, también
es verdad que existe un núcleo común entre todos los autores. Más específica-
mente, podemos decir que existen unos componentes o características comu-
nes en el mindfulness: observar el presente, sin juzgar y con aceptación. Estas
características, necesarias en el trabajo de conciencia plena, se alejan de las
propias de otras técnicas de intervención psicológica en las que se producen
procesos mentales irónicos (como al aplicar una técnica de relajación en la
que generalmente el practicante está muy centrado en evaluar si consigue o
no relajarse, con lo cual le cuesta más conseguirlo).
• Reducir el sufrimiento.
• Dolor crónico, aquel que permanece durante más de tres meses y que ya
se está convirtiendo en un auténtico problema de salud pública.
• Síndrome del burn out o estrés laboral, entendido como un exceso de ten-
sión psicológica en el trabajo y que llega a afectar seriamente a la salud
del trabajador.
Activación del sistema de Activación del sistema de retirada Davidson e Irwin (1999)
aproximación
Una de las formas de meditación más antiguas, metta, fomenta, con la ayuda
de distintas técnicas, los sentimientos de compasión y amor hacia otras per-
sonas y hacia sí mismo.
Por consiguiente, parece que el cerebro humano viene preparado para inter-
relacionarse socialmente con los demás, para comprender sus actos, las inten-
ciones que los orientan y las motivaciones que los impulsan. Y también para
sentir sus emociones. Como afirma Siegel (2001), el cerebro está estructurado
con una capacidad innata para trascender las fronteras de la piel de su propio
cuerpo e integrarse con el mundo, especialmente con el mundo de los otros
cerebros.
Por otro lado, la hipótesis de Siegel (2007) explicaría también la relación entre
mindfulness y empatía. Esta hipótesis ha sido descrita como la de la autoem-
patía o de la sincronización interna. Los sistemas de empatía que hemos des-
crito más arriba permiten que se establezcan vínculos de comunicación entre
individuos que implican una cierta clase de resonancia o sincronización entre
sus respectivos sistemas nerviosos. Una persona se siente sentida por la otra,
y viceversa.
Lo que Siegel sugiere es que estos sistemas neurales que normalmente susten-
tan las experiencias de sincronización y resonancia con otras personas, en la
práctica de mindfulness, se volverían reflexivamente sobre uno mismo para
desarrollar así una autoimplicación (en lugar de la implicación social antes
mencionada), una relación de amor sin temor con la propia experiencia. Es
decir, que en mindfulness estamos desarrollando empatía, comprensión, amor
y compasión con nuestra propia experiencia y con nuestro propio self. Tene-
mos una neurocepción de seguridad con nosotros mismos y, por consiguiente,
nos conectamos, sintonizamos y resonamos con nuestro yo más auténtico. En
mindfulness podemos cambiar de perspectiva y observarnos y experimentarnos
a nosotros mismos como si fuéramos otro.
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Si somos sinceros, no hay normas para ello: depende de la persona y sus prefe-
rencias. Cada persona tendrá que descubrir cuáles son sus mejores momentos.
Lo que sí se puede hacer es dar unas recomendaciones según nuestra propia
experiencia. Por ejemplo, tras una comida copiosa, o cuando nos encontra-
mos faltos de sueño, no son buenos momentos para sentarse a meditar. Por la
mañana temprano, para aquellas personas que suelen despertarse con cierta
lentitud, puede ser recomendable comenzar con una meditación andando. La
ventaja de este tipo de meditación es que, obviamente, no favorece el sueño,
sino más bien el despertar. También puede practicarse cuando se está cansado
o con tendencia a la somnolencia.
1) Acostado, bien sobre una superficie dura, bien sobre una colchoneta o in-
cluso sobre la cama. El inconveniente de esta postura, en la práctica, es que
resulta mucho más fácil que aparezca somnolencia, lo cual, evidentemente, es
un obstáculo para la meditación. Sin embargo, se trata de una postura que la
mayoría de las personas puede adoptar, incluso aquellas que padecen impedi-
mentos físicos de cierta importancia.
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2) Sentado en una silla. Se puede meditar sentado en una silla de respaldo recto
y asiento firme, con las plantas de los pies apoyadas en el suelo y las manos
sobre las rodillas. Esta postura es la más recomendable para las personas a las
que, por tener algún problema físico, no les resulta fácil adoptar cualquiera de
las otras posiciones.
Algunas normas generales para las posturas sentadas en el suelo que hay que
considerar a la hora de llevar a cabo la práctica de la meditación son las si-
guientes:
• La espalda debe estar recta, aunque no rígida. Un truco que puede ayudar-
nos para mantener esta postura es pensar que tenemos un hilo que nos
estira desde la coronilla hacia arriba. Es necesario cuidar este aspecto, ya
que conforme pasa el tiempo de meditación, hay tendencia a irse doblan-
do y abandonar la rectitud inicial.
tados, se dejan las manos apoyadas sobre el suelo, con las palmas hacia
arriba, a ambos lados del cuerpo.
3.1.4. El temporizador
Basta con un temporizador muy sencillo (hoy día, pueden utilizarse también
los teléfonos móviles, siempre que evitemos que suenen por las llamadas). Fi-
jamos una duración en minutos (15, 20 o 30 minutos), lo ponemos en marcha
y nos concentramos en la meditación hasta que el sonido del temporizador
nos avise de que ha transcurrido el tiempo que nos habíamos marcado para
meditar. De hecho, podemos encontrar distintas aplicaciones gratuitas para
teléfonos inteligentes diseñadas específicamente como temporizadores para la
meditación, con distintos sonidos. Una vez provistos de estas herramientas
básicas, podemos iniciar la aventura de la práctica meditativa.
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2) En segundo lugar, las señales que proceden del interior del cuerpo, del mun-
do físico interno; toda la información propioceptiva de los músculos y de las
articulaciones, las sensaciones y dolores viscerales y la información del siste-
ma vestibular, que nos avisa sobre la postura en que nos encontramos y sobre
los movimientos del cuerpo.
4) Por último, y como Siegel señala, para destacar las relaciones humanas (aun-
que esto podría incluirse en el apartado anterior perfectamente) encontramos
el denominado octavo sentido relacional. Este apartado hace referencia a la
capacidad que tenemos las personas de resonar o vibrar emocionalmente con
otras personas, así como de adivinar o imaginar lo que está sucediendo en sus
mentes (teoría de la mente). Este apartado hace referencia al hecho de que
«nuestros cerebros están especialmente estructurados para integrarse con el
mundo y, especialmente, con el mundo de los otros cerebros».
El objeto de identificación más importante en nuestra vida es, sin duda, nues-
tro propio ego, o sea, la imagen mental que hemos formado de nosotros mis-
mos y por la que tenemos un gran apego. Como escribió Ken Wilber (1993), el
ser humano sustituye y se identifica con una representación puramente men-
tal o psíquica de su ser psicosomático total.
«Una vez que te das cuenta de que lo que aparece delante de ti, sea lo que sea, no puede
ser tú y no puede decir yo soy, estás libre de todas tus personas y de sus exigencias.»
Fuente: www.mindful.org
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5. Ejercicios de mindfulness
5.1. La respiración
El propósito de este ejercicio es simplemente notar, aceptar y ser consciente Enlace recomendado
de la respiración (no se trata de la relajación o la reducción del estrés, aunque
Enlace sobre los ejercicios de
esto puede ocurrir). La respiración es algo que todos hacemos (si tenéis pulso, la práctica del mindfulness:
entonces respiráis). Vuestro cuerpo sabe cómo hacer esto, lo ha hecho desde su www.livingwell.org
nacimiento. Se trata simplemente de respirar de manera consciente. La respi-
ración es algo que lleváis con vosotros en todas partes; simplemente no estáis
acostumbrados a ser conscientes de ello.
Sentaros tranquilamente en una silla con los dos pies en el suelo y las manos
en vuestro regazo. Permitiros sentirse en la silla. Cerrad los ojos. Centrad toda
vuestra atención sobre el acto físico de la respiración. Comenzaréis a notar
la respiración a medida que entra el aire por la nariz y viaja a los pulmones.
Observad con curiosidad si las respiraciones de entrada y salida son frías o
calientes, y observad dónde se desplaza la respiración a medida que entra y
sale.
Cerramos los ojos. Ahora empezamos a notar nuestro cuerpo mientras estamos
de pie en silencio. Sensación de la conexión del cuerpo a la tierra, o el suelo.
La toma de consciencia de nuestro entorno, teniendo en cuenta los olores,
sabores, sonidos u otras sensaciones. Notad cualquier pensamiento o emoción.
Concentrad toda vuestra atención en vuestros brazos a los lados. Observad
vuestra respiración, entrando y saliendo de vuestro cuerpo. No hay necesidad
de cambiarlo; solo dejad que sea.
A partir de los pies, prestad atención a las sensaciones físicas en ellos: cualquier
dolor, molestia, frialdad, calor, tensión, tensión, lo que sea. Basta con prestar
atención a las sensaciones físicas y sensaciones. Focalizad la atención en vues-
tros pies. No los juzguéis como algo bueno o malo, no tratéis de cambiarlos,
acabáis de ser conscientes de ellos.
Lentamente, permitid que vuestra conciencia vaya más arriba de vuestros pies,
en los músculos de vuestras piernas, de nuevo simplemente prestando aten-
ción a las sensaciones físicas en esa parte de vuestro cuerpo, incluyendo cual-
quier tipo de opresión, dolor o malestar. Primero los tobillos, después los ge-
melos, las espinillas, las rodillas, los muslos... Os podéis centrar poco a poco
en cada una de las partes de vuestras piernas.
Luego, lentamente, dejad que vuestra conciencia derive más arriba en vuestro
cuerpo, haciendo lo mismo para todas las partes del mismo (los muslos, cade-
ras, nalgas, región pélvica, el estómago, el pecho, la zona lumbar, espalda su-
perior, los dedos y las manos, antebrazos, brazos, hombros, el cuello, la cabeza,
la frente, las sienes, la cara-ojos, las mejillas, la nariz, la boca, la mandíbula).
Luego dejad que vuestra conciencia vaya lentamente y suavemente hacia aba-
jo en vuestro cuerpo, notando cualquier otro lugar donde haya dolor, incomo-
didad o tensión y simplemente daros cuenta de esto, hasta que la conciencia
se centre de nuevo en vuestros pies.
Resumen
• Reducir el sufrimiento.
Actividades
1. Llevad a cabo el ejercicio de la respiración durante una semana todos los días.
2. Practicad el ejercicio del mindfulness caminando durante una semana todos los días.
3. Practicad el ejercicio del body scan durante una semana todos los días.
Ejercicios de autoevaluación
1. Definid mindfulness.
Solucionario
Ejercicios de autoevaluación
1.�Kabat-Zinn (1990) ha definido mindfulness como la conciencia que surge de prestar aten-
ción, de manera intencional, a la experiencia tal y como es en el momento presente, sin
juzgarla, sin evaluarla ni reaccionar a la misma.
2.�Estas son:
2) Paciencia: permitir que las cosas sucedan a su debido tiempo y vivirlas tal cual suceden.
3) Mente de principiante: vivir cada momento y experiencia con frescura, como si fuera la
primera vez.
4) Confianza: en uno mismo y en nuestra sabiduría y bondad, que van siendo adquiridas a
través de la práctica de la conciencia plena.
5) No luchar ni competir: desprenderse del hábito de querer cambiar las cosas que van sur-
giendo, y aceptarlas tal y como son.
6) Aceptación: querer ver las cosas tal y como son, sin que por ello deban gustarnos.
3.�Principios clave:
1) Potencial de conciencia: «No importa cuál sea tu condición, nosotros creemos que hay más
cosas buenas en ti que erróneas» (Kabat-Zinn, 2004). Cada persona tiene una gran capacidad
de conciencia y aceptación que pueden llevarla a un aprendizaje profundo y a la transforma-
ción. Este paradigma implica reconocer a cada participante como a un ser humano pleno,
más que como a un paciente con problemas.
3) Actitud de no saber. Dejar caer las ideas, juicios y pensamientos sobre la experiencia y
abrirnos a ella tal y como ocurre en el momento presente.
5.�El propósito de este ejercicio de exploración corporal consiste en darse cuenta de vuestro
cuerpo, ser conscientes de vuestro cuerpo. No se trata necesariamente de que se relaje vuestro
cuerpo, esto puede ocurrir como un tipo de efecto secundario. Se trata simplemente de ser
conscientes de vuestro cuerpo, en este momento presente.
Por lo general, nuestra respuesta al dolor o incomodidad corporal es para distraernos a no-
sotros mismos o para tratar de aliviar el dolor. En este ejercicio, aceptamos y observamos con
curiosidad nuestro cuerpo en su comodidad e incomodidad.
Hay que sentarse o acostarse en una posición cómoda, asegurándose de que no tenemos
ninguna constricción (aflojad la ropa apretada).
A partir de los pies, prestad atención a las sensaciones físicas en los mismos: cualquier dolor,
molestia, frialdad, calor, tensión, lo que sea. Basta con prestar atención a las sensaciones.
Focalizad vuestra atención en los pies. No los juzguéis como buenos o malos, no tratéis de
cambiarlos, acabáis de ser conscientes de ellos.
Lentamente, permitid que vuestra conciencia vaya más arriba de los pies, en los músculos de
vuestras piernas, de nuevo simplemente prestando atención a las sensaciones físicas en esta
parte de vuestro cuerpo, incluyendo cualquier tipo de opresión, dolor o malestar. Primero
los tobillos, después los gemelos, las espinillas, las rodillas, los muslos, etc. Os tenéis que ir
centrando poco a poco en cada una de las partes de vuestras piernas.
© FUOC • PID_00230807 35 Introducción al mindfulness
Luego, lentamente, dejad que vuestra conciencia derive más arriba en vuestro cuerpo, ha-
ciendo lo mismo para todas las partes de vuestro cuerpo (los muslos, caderas, nalgas, región
pélvica, el estómago, el pecho, la zona lumbar, espalda superior, los dedos y las manos, an-
tebrazos, brazos, hombros, el cuello, la cabeza, la frente, las sienes, la cara (ojos, las mejillas,
la nariz, la boca, la mandíbula).
Después, dejad que vuestra conciencia vaya lenta y suavemente hacia abajo en vuestro cuer-
po, notando cualquier otro lugar donde haya dolor, incomodidad o tensión y simplemente
daros cuenta de esto, hasta que la conciencia se centre de nuevo en vuestros pies.
Comenzad a hacer este ejercicio durante 5 minutos al principio. Se puede hacer en una silla o
en la cama. No os preocupéis por el tiempo que necesitéis (solo prestad atención a las sensa-
ciones en vuestro cuerpo). Si al hacer este ejercicio se presentan pensamientos intrusos, está
bien: notad solo los pensamientos, notad que estáis notando los pensamientos y suavemente
guiad a vuestra conciencia de vuelta a vuestro cuerpo.
© FUOC • PID_00230807 36 Introducción al mindfulness
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