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Capitulo IV Que Es El Ser Humano
Capitulo IV Que Es El Ser Humano
EL PROBLEMA ANTROPOLÓGICO
El pensamiento filosófico surge en Grecia en el s. vi a.c. para dar respuesta a los interrogantes
sobre la realidad y el ser humano. Eran los mitos y la magia, saberes pre- racionales ambos, los
que con anterioridad intentaban proponer distintas respuestas- Al preguntarse acerca de qué
es el hombre, pronto se hizo una distinción, había una para los antiguos griegos el alma
(psique) era el aliento que mantiene con vida el cuerpo inanimado, al cual abandona cuando
este muere, es cuando aparecen los primeros planteamientos filosóficos que son una
racionalización de las ideas mágicas y mitológicas de los antiguos griegos.
Toda concepción que admita la tesis de que el hombre está compuesto de dos elementos
radicalmente distintos defiende el dualismo antropológico. El dualismo antropológico
tradicional mantiene que el hombre consta de alma y cuerpo y se encuentra claramente en la
filosofía de Platón, Descartes, en la tradición aristotélico-tomista (aunque más moderado) y en
casi todas las filosofías hasta el empirismo.
Platón pensó que el hombre es un compuesto de dos realidades muy distintas: el cuerpo y
el alma. Por eso se dice que su concepción del hombre es dualista, porque cree que
estamos formados por dos realidades. Vamos a ver sus principales características y cómo se
relacionan.
El cuerpo:
Expresiones actuales como "hacer lo que me pide el cuerpo" tienen mucho que ver con el
pensamiento de Platón. A veces, tenemos ganas de hacer cosas que sabemos, razonando,
que no son las que deberíamos hacer. Piensa en actividades como comer en exceso, ser
perezosos, etc. En casos extremos, como las adicciones de cualquier tipo, esto se ve más
claro. Por ejemplo, las adicciones a sustancias como el alcohol o el tabaco son ejemplos de
que el cuerpo puede "pedir" cosas que perjudican a la razón, que no son razonables. O que,
como diría Platón, estorban al alma.
El alma:
Según Platón, el alma es inmaterial e inmortal, es decir que no es algo físico: no puede
verse, tocarse, pesarse... También es inmortal. Está encarcelada y prisionera en el cuerpo. Se
divide en tres partes o tendencias: racional, irascible y concupiscible. Con estas tres partes,
Platón quiere decir que realizamos tres tipos de actividades con el alma: razonar, tener
fortaleza o valor, y tener prudencia o templanza.
Platón defiende un claro dualismo antropológico: creerá que en el hombre encontramos dos
principios opuestos: el cuerpo que nos vincula con la realidad material y pertenece al Mundo
Sensible, y el alma que es el principio inmaterial, divino e inmortal y que nos vincula con
el Mundo de las Ideas.
Para Platón el hombre se identifica más con el alma que con el compuesto de alma y cuerpo
por lo que creyó que la encarnación del alma es una situación transitoria y contraria a su
destino. La idea del cuerpo como el origen del mal y la ignorancia y del alma como lo bueno
y la dimensión positiva del hombre se concreta en su concepción del cuerpo como cárcel del
alma.
Para Platón, el hombre está compuesto por alma y cuerpo, pero en su teoría le da más
importancia a la primera por considerar que el cuerpo es mortal y perecedero, mientras que
el alma es inmortal y a medida que va cambiando de cuerpos en sucesivas reencarnaciones,
va conociendo más y se hace más sabia.
Según Platón, son los deseos y las pasiones del cuerpo los que ocasionan estados de desorden
y de inquietud en el alma de los hombres. En consecuencia, sólo mediante una continua
disciplina espiritual puede el hombre sabio dominar sus apetitos carnales y alcanzar la serena
contemplación de las ideas puras. Esto se explica porque según Platón sólo el sabio es capaz
de someter sus impulsos corporales al dominio de la razón
Aristóteles al principio fue fiel seguidor de las doctrinas de Platón, incluso llegó a
aceptar la Teoría de las Ideas. Posteriormente la concibió como una retirada del mundo y
efectuó una serie de críticas a tal Teoría:
b) Si tenemos ideas de lo que las cosas son en un sentido positivo, también debemos
tener ideas de lo que las cosas no son (sentido negativo), y esto nos llevaría inevitablemente a
multiplicar el número de las ideas.
c) La doctrina de las ideas no explica la producción de las cosas, su génesis, ya que las
ideas nos dicen lo que las cosas son, pero nada explican de cómo llegan a ser. No explicita
como las cosas provienen de las formas, no explica el cambio de las cosas.
Aristóteles tiene un tratado titulado Acerca del Alma en el que expone sus ideas sobre
el alma y su unión sustancial con el cuerpo (frente a la unión accidental de Platón), doctrina
que ha ejercido una gran influencia a lo largo de la historia del pensamiento occidental. Aquí se
separa del dualismo antropológico de Platón. Para Platón, como para Pitágoras y la religión
del orfismo el hombre estaba dividido en alma y cuerpo, y el cuerpo era la cárcel del alma. Sin
embargo, Aristóteles dice que el hombre es la unión sustancial del alma y el cuerpo.
Así, la gran diferencia con Platón es que para Aristóteles el conocimiento arranca de los datos
que nos proporcionan los sentidos, de una percepción sensible. Aristóteles decía: “no hay
nada en el entendimiento que antes no estuviese en los sentidos”.
Aristóteles, Las repuestas a los problemas de la filosofía griega los resolvió de una forma
mucho más comprensible que Platón: el problema del cambio y del movimiento, el
conocimiento científico, suprimió el dualismo ontológico, epistemológico y antropológico, etc.
Para Aristóteles el hombre es un compuesto de cuerpo (materia) y alma (forma), y esta unión
es sustancial. No existe el cuerpo sin el alma, ni el alma sin el cuerpo. Así aplica su teoría
hilemórfica al hombre. Nos decía que no es el alma la que piensa sino todo el hombre gracias
al alma. Me parece asombroso como es capaz de vincular conceptos que ha utilizado en su
Física, Metafísica… a la Antropología, cómo es capaz de elaborar un sistema filosófico tan
coherente. Además me parece que aquí también supera a Platón. Estoy de acuerdo con esta
concepción antropológica de Aristóteles.
Sobre las funciones del alma trata a todos los seres vivos como seres naturales: la
facultad vegetativa la tienen las plantas, la facultad sensitiva la tienen los animales además de
la vegetativa, y el hombre es el único ser que tiene la facultad intelectiva además de las
anteriores.
. Para Aristóteles es posible que exista un cuerpo sin alma, pero no un alma sin cuerpo. En
este sentido, el alma es inseparable del cuerpo; nunca podría existir un alma “fuera” de un
cuerpo, al modo en que Platón, en el Timeo, pensaba el dualismo alma-cuerpo.
Aristóteles comprende que todo cuerpo natural que participa de la vida tiene alma,
esto es, que toda materia que participa de la vida tiene forma. Por ese se ha dicho que
Aristóteles lleva a cabo una traducción del dualismo antropológico platónico (cuerpo-alma) a
un hilemorfismo (materia-forma). Por esta misma razón Aristóteles define al alma como la
“forma específica de un cuerpo natural [material] que en potencia tiene vida”.
Para Platón el cuerpo tiene un sentido peyorativo, mientras que para Aristóteles el
cuerpo es una fuente de movimiento B. el compuesto de cuerpo y alma en Platón diferencia
estos dos elementos que pertenecen a naturalezas distintas C. para Platón cuerpo y alma son
dos entidades diferentes, en tanto para Aristóteles éstas están en continua relación
CULTURALISMO
El Culturalismo es una corriente que aborda los estudios de la comunicación, donde la cultura
es vista como un contexto de re-significación sin dejar de lado su escenario socio-histórico .
Dentro de las características que podemos distinguir se encuentran:
“La tradición cultural comenzó con sus reflexiones, sobre la cultura desde su vínculo con la
civilización, girando posteriormente hacia sus dimensiones sociales y simbólicas, encontrando
en ello la necesidad de reflexionar sobre otras dimensiones más amplias, como la cultura
popular”. (Galindo, 2008:183)
Tomemos en cuenta que los estudios culturales reflejan una serie de aspectos de la vida del
hombre en sociedad. Elementos como el arte, la política, la economía, los medios masivos de
comunicación y por supuesto, más recientemente, las culturas populares, son colocadas
dentro de los campos de acción en donde las ideas culturalistas ejercen influencia.
Una de las ideas principales del culturalismo es que hay que conocer todas las ideas para no
comprometerse con ninguna.
Defiende que los valores de cada cultura son autónomos: no se pueden poner en relación ni
comparar, cada cultura es un mundo aislado. Como hemos comentado anteriormente, facilita
el desinterés y la incomunicación, por el hecho de que se excluye a priori que tengamos
verdaderos valores en común o que los podamos compartir.
En su obra Filosofía de las formas simbólicas, expone que el hombre, a diferencia del animal,
utiliza símbolos que le permiten configurar el mundo cultural, de forma tal que la
manifestación del espíritu humano se da dentro de ese sistema simbólico expresado
fundamentalmente en el ámbito del lenguaje, del mito, de la religión.
Decía Cassirer que el ser humano es un animal simbólico, lo que quiere decir que pensamos y
actuamos simbólicamente. A base de símbolos, vamos construyendo un universo propio que
va más allá del mundo físico captado por nuestros sentidos. Este universo simbólico se acaba
convirtiendo en el verdadero hogar del ser humano, el cristal desde el que miramos hacia el
mundo físico, la tierra sobre la que germinan las diferentes culturas y el vehículo de nuestro
progreso o retroceso, según el caso. Lenguaje, mitología, música, arte, religión… todas ellas, y
muchas más, son representaciones de ese mundo interior que sólo sale a la luz a través de lo
simbólico al mismo tiempo que dan forma a la red con la que capturamos nuestras
percepciones de lo real. Pensamos el mundo, lo simbolizamos y compartimos esos símbolos
con los demás. Somos autores de un mundo humanizado donde nos sentimos cómodos y
seguros ante la intuición de lo desconocido, ante lo que escapa a nuestro control. Desde el
mismo momento en que el ser humano comenzó a habitar en este mundo cultural, los
símbolos ejercieron sobre las personas una influencia tan fuerte que aún perdura, en algunos
casos, varios miles de años después de que aparecieran los primeros microorganismos del
universo humano cultural. Los mismos símbolos que las personas utilizaron para construir
una realidad acorde a sus propias dimensiones serían los encargados de modificar las
identidades individuales y colectivas de manera irreversible. En la construcción del mundo
dimos forma a nuestra propia identidad, esa identidad quedó a merced de las variaciones de
lo simbólico y cada símbolo apareció como una nueva creación que demostraba la existencia
de múltiples identidades cambiantes. Las posibilidades eran infinitas. Así, como consecuencia,
dibujamos un círculo a nuestro alrededor y lo hicimos crecer con cada nuevo giro que daba. Y,
mientras tanto, nuestra manera de ver el mundo giraba al mismo ritmo que la rueda de los
símbolos.
El animal simbólico abre una nueva perspectiva antropológica que rompe con el
raciocentrismo clásico. El animal racional de Aristóteles se convierte, a través de este nuevo
punto de vista, en un animal capaz de representar y comunicar el mundo a través de símbolos.
Y, lo más importante, un animal que no sólo crea símbolos sino que también vive en ellos. Ya
no somos animales cuya característica principal es la razón, sino que, además, ahora también
somos capaces de crear y descifrar símbolos. Ahora bien, esta capacidad para lo simbólico
implica de manera necesaria la capacidad de razonar: somos animales simbólicos porque
previamente somos racionales; creamos e interpretamos signos porque somos capaces de
pensar en ellos; trazamos los límites de nuestro mundo humano y simbólico porque somos
capaces de imaginarlo. Es decir: somos capaces de representar el mundo a base de símbolos
porque previamente hemos sido capaces de pensarlo y, en la medida de nuestras capacidades,
comprenderlo. Los símbolos son nuestra herramienta y nuestro lenguaje. Y sin ellos
quedaríamos abocados a los impensables peligros que nos depara la jungla del caos y la
irracionalidad.
Los símbolos son representaciones sensibles de ideas, y las ideas son representaciones
subjetivas de diferentes tipos de realidades. Estas representaciones, tanto las simbólicas como
las ideales, pueden ser compartidas por un grupo humano hasta otorgarles cierto grado de eso
que llamamos objetividad, y que no es más que la tendencia de lo simbólico a la
universalización: los símbolos pueden y deben ser compartidos, ya que sólo así pueden llegar a
funcionar como tales. Los símbolos son una parte esencial de la comunicación humana y, como
tal, se pueden transmitir de unos individuos a otros, de unos grupos a otros, de unas
tradiciones a otras… Y es, precisamente, en este movimiento continuo, donde lo simbólico
adquiere su plenitud de significado. Porque la importancia del símbolo no reside tanto en
transmitir una imagen cerrada, un mensaje unidireccional o un dogma estático, como en
enriquecerse con las vivencias, reflexiones y opiniones de todos aquellos que comparten un
imaginario común. Cada sujeto reinterpreta lo simbólico a la luz que, previamente, esos
mismos símbolos han arrojado sobre las cosas y sobre sí mismos, de forma que el círculo de lo
simbólico se cierra constantemente sin llegar a detenerse nunca. Desde esta perspectiva, los
símbolos son algo vivo y en constante evolución, una realidad inmaterial que nace para
instalarse en el consciente colectivo y reinterpretar la realidad continuamente bajo una óptica
cada vez más compleja.
El lema del símbolo y el lema del signo son una problemática muy compleja y muy vasta, con
una múltiple perspectiva y diferentes respuestas
Ambos transmiten ideas en las culturas pre alfabetizadas o prácticamente analfabetas. Pero su
utilidad no es menor entre las verbalmente alfabetizadas: al contrario, es mayor. En la
sociedad tecnológicamente desarrollada, con su exigencia de comprensión inmediata, los
signos y símbolos son muy eficaces para producir una respuesta rápida. Su estricta atención a
los elementos visuales principales y su simplicidad estructural, proporcionan facilidad de
percepción y memoria.
En las muchas etapas que componen la evolución, en la forma de comunicación humana, del
desarrollo del lenguaje hablado a la escritura, los signos visuales representan la transición de la
perspectiva visual, a través de las figuras y los pictogramas, a las señales abstractas. Sistemas
de notación capaces de transmitir el significado de conceptos, palabras o sonidos simples
Símbolo.
Es un objeto que designa a otro objeto, aportándonos información acerca del referente. El
símbolo tiene una capacidad de sugerencia. Aporta muchos significados, y es irreducible a un
campo semántico concreto. El símbolo no solamente da qué pensar, sino también da qué
imaginar. El símbolo nunca se acaba, no está cerrado, nos habla de la apertura del hombre. El
símbolo en una cultura no nos transmite algo circunstancial o secundario, sino transmite
elementos centrales, profundos.
EXISTENCIALISMO
Los existencialistas afirman que el hombre es un ser "arrojado al mundo", esta frase parece
expresar el sentir europeo de aquellos años y puede ser interpretada de modo literal: los
europeos se sienten arrojados en mundo inhóspito, arrojados de sus hogares destruidos y de
la seguridad de sus creencias, valores e ideales.
Existir es ser un ser temporal: Es ser fuera de sí mismo; el hombre no es sino ese
extrañamiento que de sí mismo hace, pero ese extrañamiento no es sino temporalización.
Pasado, presente y futuro, son mis propias proyecciones, mi temporalización, las tres maneras
de mi extensión. Puedo decir que tengo un pasado, que tengo un presente y que tengo un
futuro; pero no soy ninguno de ellos, gracias a ellos puedo decir que soy. El pasado lo fui, no lo
soy; y lo fui de modo tal que me es imposible no haberlo sido. En este sentido el pasado es
irremediable. El futuro es lo que no soy, pero puedo serlo; es al futuro a lo que estoy abierto,
no al pasado. Pero toda proyección se hace del presente, que a su vez es también proyección,
es el esquema de mis posibilidades.
A partir de las reflexiones anteriores, Sartre concluye que otra dimensión fundamental del
para sí es la libertad: dado que el para-sí no es tiene que hacerse; así, por su libertad, el
hombre es su propio fundamento. De aquí se deriva el principio característico del
existencialismo: “la existencia precede a la esencia”, “no hay una naturaleza humana”: el
hombre no tiene ser, por lo que sólo le cabe hacerse y ser aquello que ha querido ser. La
libertad absoluta del hombre da lugar a los sentimientos de angustia, desamparo y
desesperación, sentimientos que abren la puerta a la conducta de mala fe, u ocultación de la
propia responsabilidad y muestra de la tentación de ser una mera cosa.
Como para todos los filósofos existencialistas, la temporalidad es también para Sartre una
categoría fundamental en la comprensión de la realidad humana; la vida humana se
desenvuelve en las tres dimensiones de la temporalidad, pasado, presente y futuro. Como
doctrina de la acción, el existencialismo señala la importancia del presente, pues sólo en el acto
encontramos realidad, pero como doctrina de la libertad acaba otorgando al futuro la primacía
en el mundo humano: es el futuro lo que nos mueve, e incluso lo que hace inteligible mi
presente, pues éste sólo es real y tiene un sentido para mí en tanto que es un medio para
alcanzar mis fines, en tanto que es una fase para la realización de mi proyecto.
EL SER EN EL MUNDO
Para el existencialismo, existir es estar en el mundo y relacionarse con las cosas y otros seres
existentes. Pero no se trata simplemente de estar entre las cosas, sino en dirigirse hacia ellas.
Esta actitud se entiende como trascendencia, esto es, salir de la propia conciencia para
dirigirse hacia el Mundo. Estar en el Mundo es algo plenamente activo. El hombre está entre
las otras cosas, andando entre ellas de una manera interesada (práctica): cuida las cosas, se
ocupa de ellas. Así, el hombre crea lo único que constituye su 'verdadero' mundo. un conjunto
de relaciones de los útiles entre sí y respecto al hombre. Así se constituye el espacio humano
del Mundo
Existir es un ser en el mundo: El hombre es el ser para quien hay un mundo; pero no hay por
un lado una realidad hombre y por otro una realidad mundo, sino que el hombre por el simple
hecho de ser hombre es, ya, ser en el mundo, ser abierto al mundo.
Uno de sus postulados fundamentales es que en el ser humano "la existencia precede a
la esencia" (Sartre), es decir, que no hay una naturaleza humana que determine a los
individuos, sino que son sus actos los que determinan quiénes son, así como el significado de
sus vidas. El existencialismo defiende que el individuo es libre y totalmente responsable de sus
actos. Esto incita en el ser humano la creación de una ética de la responsabilidad individual,
apartada de cualquier sistema de creencias externo a él.
Dice Sartre en L'Action que todo objeto consta de esencia y existencia. La primera es un
conjunto de propiedades que definen al objeto. La esencia del agua, según esto, sería el estar
compuesta de dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno. Son propiedades que no pueden
desaparecer ni cambiar, pues ya no se trataría de agua, sino de otra cosa. Son propiedades
necesarias. Eso es lo que debe entenderse por "propiedades constantes".
La existencia es por su lado una "presencia efectiva en el mundo". Presencia ante algo o
alguien, se entiende. Efectiva también y no meramente posible o figurada. Y ha de darse en el
mundo, es decir, entre las cosas.
Añade Sartre que para muchas personas la esencia viene antes de la existencia y que esa
convicción procede la fe cristiana. Puesto que Dios habría creado el mundo según sus ideas, en
las que estaban presentes las propiedades necesarias de las cosas, ha de entenderse que la
esencia de cada una de ellas es anterior a su existencia. Esta es una forma de pensar que
permanece viva en muchos que no tienen fe, según él.
Es sabido que, según la tesis de Sastre, en el hombre y solo en el hombre estas cosas suceden
al revés, pues ahí la existencia precede a la esencia. Venimos a este mundo y no somos nada,
una cosa más entre las cosas. Lo que seamos lo construiremos nosotros. Esta es una tarea de la
que no podemos evadirnos. Estamos condenados a ser libres, dijo.
Lo cual es cierto, sin duda alguna. Sartre sostiene además que el modelo al que hemos de
ajustar nuestro ser también hemos de construirlo nosotros. En lo cual vuelve a tener razón. La
existencia, la vida, es el medio del que hemos de hacer uso para conquistar nuestro ser. Esto
no se desenvuelve por sí solo sin que nosotros tengamos nada que ver
Si esto es lo que significa para Sartre la existencia, un acto de libertad por el que uno se
convierte en un santo o en un canalla, habrá que convenir en que dice la verdad. Pero si las
ideas de esencia y existencia que él usa se refieren a los antiguos conceptos encerrados en
ambos términos, entonces debe estar en un error.
Se ha de añadir algo más. Toda cosa es producida por otra y producida a partir de otra, que en
ningún caso puede ser ella misma. Lo que se produce no puede ser anterior a la producción de
sí mismo. Ni el hombre se hace a partir del hombre ni, generalizando esta idea, el ente se hace
a partir del ente. Tampoco a partir de uno cualquiera de sus elementos, sea la esencia o la
existencia, porque éstas se producen con él.
EL CONCEPTO DE “ANGUSTIA”
De manera que Kierkegaard menciona que la angustia es el camino también para la que la
humanidad sea salvada. La ansiedad nos informa sobre nuestras opciones, nuestro propio
conocimiento y nos conduce desde un estado de auto conciencia inmediata a uno de auto
conciencia de reflexión. (Jean-Paul Sartre denominaba a estos términos como conciencia pre
reflexiva y conciencia reflexiva). Un individuo es plenamente consciente de su potencial tras la
experiencia de la angustia. Por lo tanto, la angustia puede ser una posibilidad para pecar, pero
también puede ser el reconocimiento o la realización de nuestra propia identidad y libertad
EL PROBLEMA METAFÍSICO
Introducción: La metafísica
TEÍSMO
LA METAFÍSICA
Una de las grandes pasiones de Aristóteles fue la observación y el análisis de la naturaleza. Una
de las primeras preocupaciones de los filósofos fue encontrar una explicación racional de loo
que les rodeaba, una explicación comprensible y clara de la naturaleza. Este interés se tradujo
en una investigación sobre el cambio y el movimiento, de ahí las distintas respuestas de
Heráclito.
A la metafísica corresponde la tarea de elaborar algunos conceptos generales acerca del ser
como son los de esencia, sustancia, accidentes, materia y forma:
La esencia; aquello que una cosa es y por lo cual se distingue de todas las demás. La esencia de
algo se expresa en su definición. No admite grados, o son o no son.
La sustancia observa el cambio de las cosas y afirma la existencia de un sujeto que permanece
a través de todas las mutaciones. Hay dos tipos de sustancias: la sustancia primera, que son
cosas concretas, lo particular y la sustancia segunda, que es lo universal de cada cosa.
Los accidentes, que son una contraposición de la sustancia, son modificaciones adventicias que
sobreviven a la sustancia. (La sustancia es lo que permanece a los accidentes, no existe sola).
Luego está la teoría hileomórfica. Con esta teoría Aristóteles intenta dar solución al problema
de la unidad y la multiplicidad de las cosas. Las sustancia individuales están integradas por los
principios de materia (hylé) y forma (morphe).
Forma que es lo que hace que algo sea lo que es. La forma es común a los individuos de una
misma especie.
Puesto que conocer algo científicamente es conocer sus causas, la física debe preocuparse por
establecer las causas de los seres naturales.
La causa o principo radical de cada cosa es su propia naturaleza y por ello hay que atenerse.
Establece pues, cuatro causas:
1. La causa material (Ej: el bronce de la estatua)
2. La causa formal (Ej: la forma de la estatua)
3. La causa motriz o eficiente (Ej: el escultor)
4. La causa final (Ej: adornar un templo)
Aristóteles piensa, en definitiva, la mayoría de las veces, como biólogo y por eso afirma que el
fin y el motor se reducen a la forma: es ella quien mueve al ser vivo desde adentro, como
naturaleza y su perfeccionamiento, como enteléchia, es la finalidad de la vida. Aparece así la
prioridad formal que caracteriza la metafísica aristótelica.
EL PRIMER MOTOR INMOVIL.- Al final del la Física afirma Aristóteles la existencia de la
eternidad del movimiento y del tiempo. La cadena de generaciones, no tiene comienzo y
remonta al infinito. Tampoco tendrá fin porque el movimiento y el tiempo no terminan jamás.
Afirma entonces que un primer motor es necesario para causar el movimiento eterno del
cosmos. Puesto que el movimiento es el paso de la potencia al acto, debe haber un motor
(kinetikón) que haga pasar al móvil de la ptencia al acto, merced a que él ya posee en acto
aquello que el móvil solo posee en potencia.
"Todo lo que se mueve es movido por otro" pero si el motor mueve en tanto que es a su vez es
movido, ambos movimientos son simultáneos. Se puede multiplicar al infinito el número de los
motores movidos simultáneamente, pero en este caso, la serie no tiene que ser infinita sino
que ha de existir un primer motor que siendo inmóvil, cause el movimiento del mundo: así
pues, el movimiento del mundo es eterno pero posee un primer motor. El primer motor
mueve al mundo desde toda la eternidad
Primera vía: El movimiento como actuación del móvil: Es cierto y consta por el sentido
que en este mundo algunas cosas son movidas. Pero todo lo que es movido es movido por
otro. Por tanto, si lo que mueve es movido a su vez, ha de ser movido por otro, y este por
otro. Mas así no se puede proceder hasta el infinito… Luego es necesario llegar a un primer
motor que no es movido por nada; y este todos entienden que es Dios.
Segunda vía: Experiencia de un orden de causas eficientes: Vemos que en este mundo
sensible existe un orden de causas eficientes; pero no vemos ni es posible que algo sea
causa eficiente de sí mismo, porque de lo contrario sería anterior a sí mismo, lo cual es
imposible. Ahora bien, no es posible que en el orden de causas eficientes se proceda hasta
el infinito… Luego es necesario suponer una causa eficiente primera, que todos llaman Dios.
Tercera vía: La contingencia o limitación en el existir: Nos encontramos con cosas que
tienen posibilidad de existir y de dejar de existir, pues algunas se engendran y se
corrompen. Ahora bien, lo que tiene posibilidad de no existir alguna vez no existe. De ahí
que si todas las cosas tuviesen esa posibilidad de no existir, alguna vez no habría existido
nada, y por consiguiente ahora tampoco, pues de la nada no procede nada. Pero dado que
ahora existe algo, es que no todas las cosas tienen posibilidad de existir y de no existir, que
algo ha de ser necesario, y esto, en última instancia, es Dios.
Cuarta vía: Diversos grados de perfección en las cosas: Encontramos en este mundo
cosas más o menos buenas, más o menos verdaderas, más o menos nobles, y otras
cualidades así. Ahora bien, el más y el menos se dicen de cosas diversas según la diversa
aproximación a lo que es máximo en ese orden. Por eso ha de haber algo que sea óptimo,
nobilísimo, máximamente verdadero y, por consiguiente, máximo ser. Y como lo que es
máximo en un género es causa de todo lo que se contiene bajo ese género, ha de haber un
máximo ser causa de la bondad, de la verdad, de la nobleza y de las demás cualidades por el
estilo; y este es Dios.
Quinta vía: El gobierno de las cosas: Vemos que algunas cosas que carecen de
conocimiento, esto es, los cuerpos naturales, obran con intención de fin… Ahora bien, las
cosas que no tienen conocimiento no tienden a un fin si no son dirigidas por algún
cognoscente e inteligente. Luego existe algún ser inteligente que dirige todas las cosas
naturales a un fin; que es lo que llamamos Dios.
En efecto, esta polémica surge del hecho de que el argumento analiza el concepto de Dios y
afirma que el propio concepto implica la existencia de Dios. Si podemos concebir un Dios,
entonces, razona, este debe existir. Así, la principal crítica al argumento suele ser que no
ofrece premisa alguna a la demostración más allá de cualidades inherentes a la proposición no
demostrada, conduciendo a un argumento circular en el que las premisas se basan en las
conclusiones, las cuales a su vez se basan en las premisas, conformando una falacia por
petición de principio.
Las principales diferencias entre las distintas versiones del argumento provienen
principalmente de los diferentes conceptos de Dios que se toman como punto de partida.
Anselmo, por ejemplo, comienza con la noción de Dios como un ser tal que nada mayor puede
ser concebido, mientras que Descartes comienza con la noción de Dios como el ser poseedor
de todas las perfecciones.
Sin embargo, el filósofo que mejor desarrolló este argumento apriorístico fue el monje
benedictino Anselmo de Canterbury, filósofo escolástico, teólogo y Padre de la Iglesia. Hasta el
punto que suele ser presentado como autor del mismo: “el argumento ontológico de san
Anselmo”.
La influencia de San Agustín le llevó a intentar demostrar desde un punto de vista racional
verdades que conocemos por revelación. El célebre aforismo agustiniano “fides quaerens
intellectum” le empujaba a llevar hasta el extremo el uso de la razón en defensa de las
verdades de fe.
San Anselmo llegó a la conclusión de que la esencia divina es “la suprema de todas o mayor
que todo lo que ha sido hecho por ella”
Este método, que puede calificarse como epistemológico, le sirvió para buscar la existencia de
Dios desde un punto de vista racional. En su Monologio (1076) expuso diversos argumentos a
posteriori para demostrarla basándose en el principio de causalidad al igual que haría Santo
Tomás de Aquino con sus famosas “cinco vías”. En otra de sus obras, el Prosologio (1078)
enunció en el segundo capítulo el argumento ontológico. Aquí, usando un método a priori,
desciende desde Dios a los hombres.
Según Santo Tomás el alma racional del hombre era limitada ya que debía tener en cuenta los
sentidos del cuerpo, debe partir desde lo particular concreto a lo universal abstracto.
La relación del cristianismo con la filosofía viene determinada, ya desde sus inicios, por el
predominio de la fe sobre la razón. Esta actitud queda reflejada en el "Credo ut intelligam" de
San Agustín, tributario en este aspecto del "Credo quia absurdum est" de Tertuliano, y que se
transmitirá a lo largo de toda la tradición filosófica hasta Santo Tomás de Aquino, quien
replanteará la relación entre la fe y la razón, dotando a ésta de una mayor autonomía.
No obstante, también santo Tomás será, en este sentido, deudor de la tradición filosófica
cristiana, de carácter fundamentalmente agustiniano, aceptando el predominio de lo teológico
sobre cualquier otra cuestión filosófica, así como los elementos de la fe que deben ser
considerados como imprescindibles en la reflexión filosófica cristiana: el creacionismo, la
inmortalidad del alma, las verdades reveladas de la Biblia y los evangelios, y otros no menos
importantes que derivan de ellos, como la concepción de una historia lineal y trascendente, en
oposición a la concepción cíclica de la temporalidad típica del pensamiento clásico.
Sin embargo, esa relación de dependencia de la razón con respecto a la fe será modificada
sustancialmente por santo Tomás de Aquino. A lo largo del siglo trece, el desarrollo de la
averroísmo latino había insistido, entre otras, en la teoría de la "doble verdad", según la cual
habría una verdad para la teología y una verdad para la filosofía, independientes una de otra, y
cada una con su propio ámbito de aplicación y de conocimiento. La verdad de la razón puede
coincidir con la verdad de la fe, o no. En todo caso, siendo independientes, no debe interferir
una en el terreno de la otra. Santo Tomás rechazará esta teoría, insistiendo en la existencia de
una única verdad, que puede ser conocida desde la razón y desde la fe.
Sin embargo, reconoce la particularidad y la independencia de esos dos campos, por lo que
cada una de ellas tendrá su objeto y método propio de conocimiento. La filosofía se ocupará
del conocimiento de las verdades naturales, que pueden ser alcanzadas por la luz natural de la
razón; y la teología se ocupará del conocimiento de las verdades reveladas, de las verdades
que sólo puede ser conocidas mediante la luz de la revelación divina. Ello supone una
modificación sustancial de la concepción tradicional (agustiniana) de las relaciones entre la
razón y la fe. La filosofía, el ámbito propio de aplicación de la razón deja, en cierto sentido, de
ser la "sierva" de la teología, al reconocerle un objeto y un método propio de conocimiento.
No obstante, santo Tomás acepta la existencia de un terreno "común" a la filosofía y a la
teología, que vendría representado por los llamados "preámbulos" de la fe (la existencia y
unidad de Dios, por ejemplo). En ese terreno, la filosofía seguiría siendo un auxiliar útil a la
teología y, en ese sentido, Sto. Tomás se refiere a ella todavía como la "criada" de la teología.
Pascal se pregunta qué debe hacer una persona que, no estando convencida de la existencia
de Dios, duda también de los argumentos de los ateos y teme, por lo tanto, que su duda lo
prive de la salvación. Apoyándose en la teoría de juegos, el francés concluye que es mejor
rodearse de un ambiente religioso e intentar creer, porque la ganancia que podría alcanzarse
es siempre mayor que la posible pérdida
La apuesta de Pascal es un argumento creado por Blaise Pascal en una discusión sobre la
creencia en la existencia de Dios, basado en el supuesto de que la existencia de Dios es una
cuestión de azar. Blaise Pascal argumentaba que es mejor "apostar" por creer en Dios que no
hacerlo.
El argumento plantea que, aunque no se conoce de modo seguro si Dios existe, lo racional es
apostar que sí existe. "La razón es que, aún cuando la probabilidad de la existencia de Dios
fuera extremadamente pequeña, tal pequeñez sería compensada por la gran ganancia que se
obtendría, o sea, la gloria eterna."[1] Básicamente, el argumento plantea cuatro escenarios
“Si Dios no existe, uno no pierde nada al creer en él, mientras que si existe, uno pierde todo
por no creer”.
Las Verdades del Corazón
"El Corazón tiene sus razones que la razón no conoce"
Actividades en Clase
Observar el video
En grupos realizar el resumen y exposición del mismo
En su cuaderno escribir su opinión sobre el tema
AGNOSTICISMO
El agnosticismo (del griego , ‘sin’; ‘conocimiento’) es la postura que considera que los valores
de verdad de ciertas afirmaciones —especialmente las referidas a la existencia o inexistencia
de Dios, además de otras afirmaciones religiosas y metafísicas— son desconocidas o
inherentemente incognoscibles.[1] [2] [3] De acuerdo con el filósofo William L. Rowe, en el sentido
popular, un agnóstico es aquel que ni cree ni descree en la existencia de Dios, mientras que un
teísta y un ateo cree y descree respectivamente. [2] Se diferencia del ateísmo, en que este es el
descreimiento en dioses, mientras que el agnosticismo es la mera suspensión de la creencia. [4]
El biólogo británico Thomas Henry Huxley acuñó la palabra agnóstico en 1869. Sin embargo,
algunos pensadores y obras de la antigüedad ya habían promovido puntos de vista agnósticos,
incluido el agnosticismo de Sanyaia Belatthaputta (filósofo indio del siglo V a. C.) respecto de la
existencia de cualquier forma de vida más allá de la muerte,[5] [6] [7] el de Protágoras (filósofo
griego del siglo VI a. C.) sobre los dioses[8] y el del «Himno de la creación», parte del texto
sagrado indio Rig-veda (uno de los textos conocidos más antiguos, compuesto probablemente
entre 1500–1200 a. C.), acerca del origen del universo.[9] [10] [11]
Hay muchos límites del conocimiento humano. Pero los principales, son: muy elevada
inconsciencia humana y la infinita estupidez humana como dice Eisntein. También la falsa
interpretación sujetiva humana de las cosas, del mundo y de sí mismos. El Oráculo de Delfos
decía: "Conocete a tí mismo" Pero el ser humano adolece por completo esto. El ser humano
nada sabe desí mismo, no sabe lo que es, para qué y por qué está aquí. También la
precipitación. Descartes dice: que los sentidos nos engañan y nos limitan, lo mismo Platón.
Pitágoras dice que el cuerpo es lacárcel del alma. Platón dice que los humanos están
encarcelados en la inconsciencia, en un lugar subterráneo, equivalente al cuerpo o a su propia
mente que nada sabe
Los empiristas dicen que el pensamiento humano es demasiado limitado para conocer, aquí es
que atribuyen el origen del conocimiento a la experiencia y a las fuentes observacionales y
sensoriales en los humanos. Entonces el poderconsciente en los humanos es demasiado
pequeño, los empiristas demostraron eso.
Kant puede ver que los límites del conocimiento humano, se encuentran precisamente en la
experiencia, aquello que losempiristas afirmaban como fuente de conocimiento, y que la razón
en ocasiones cae en excesos, al querer fundar el conocimiento en lo suprasensible, entonces
dice que no se puede conocer lo nouménico,que lo único que se puede conocer, está en el
plano fenoménico, esos son sus límites.
Pero siempre hay principios supremos, el conocimiento puede ir más allá según el trabajo
interno de los humanos, y eso está demostrado. La razón y la experiencia son fuentes
fidedignas, ambas aportan muchas cosas, pero se requiere comprensión, voluntad, desarrollo
consciente y otras atribuciones para llegar a tener conocimiento, y sobre todo objetividad,
para que el conocimiento no quede limitado.
La diferencia entre pensar y conocer
Ateísmo
EL PROBLEMA POLÍTICO
Liberalismo clásico
Neoliberalismo
Marxismo
Proletariado y burguesía