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Se puede decir que el humanismo cristiano se concibe como una corriente de pensamiento que
tiene como centro a la persona, en el seno de la comunidad, donde esta se humaniza plenamente
y se realiza, haciendo suyas las propuestas de Jesucristo con su mensaje de amor como valor
principal. Es decir; es una corriente que opta por la persona, que cree en la persona, en sus
capacidades, en la posibilidad de mejorar, de aprender, de ir construyéndose a lo largo de la vida.
De allí que, se considera a la persona como un ser digno, libre y social, que tiene sentido en sí
misma y que crece en la sociedad mediante la solidaridad con los otros, de esta manera se puede
conocer a profundidad y mejor esta corriente filosófica. Ahora bien, para dar a conocer el
humanismo cristiano es imprescindible seguir y aplicar los principios del humanismo, en primer
orden: la dignidad humana universal y la libertad individual, junto con la primacía de la felicidad
humana esto es esencial y acorde con los principios de las enseñanzas de Jesús.
Sobre todo, entre jóvenes ¿Qué y cómo hacer para que conozcan el humanismo cristiano y
ponerlo en práctica?
Nuestra sociedad amerita un cambio cultural y depende de cada ciudadano el provocar ese
cambio. En esta relación, la juventud debe conocer que es el humanismo cristiano, cuyo propósito
se centra en el desarrollo integral de las personas basado en los valores cristianos, y que se
fundamenta en tres grandes principios:
La Dignidad: El ser humano es hijo de Dios y está hecho a su imagen y semejanza. Y de este hecho,
brota su dignidad y su inviolabilidad. Esto significa que el ser humano tiene una serie de derechos
fundamentales adquiridos desde el momento de la concepción hasta la muerte.
La Libertad: Las personas somos libres y, en ese sentido, podemos orientar nuestra vida como
deseemos. Llegados a este punto, conviene tener en cuenta que la libertad no es hacer lo que uno
quiera, sino querer lo que uno hace. La libertad no es aséptica, tiene una orientación hacia el bien.
Esta libertad de la que hablamos nos la da Dios y nos la damos también entre nosotros. Por eso
estamos llamados a salvaguardar y a potenciar la libertad de los demás.
La Solidaridad: No somos personas individualistas creadas para vivir solas y aisladas; sino en
comunidad. Y esto significa que el límite de libertad propia es la libertad de los demás. La
fraternidad que el humanismo cristiano propone brota de un hecho: no hay hermanos sino hay
padre. Nosotros somos hermanos porque consideramos que tenemos un mismo padre, Dios. Y eso
es lo que nos hace dignos, libres y hermanos de los demás.
Menciona dos o tres personas que han realizado acciones, empresas, propuestas o enseñanzas
inspiradas en el humanismo cristiano.
La formación académica de la Universidad Católica del Táchira, está basada en los valores del
humanismo cristiano. Estos principios empapan nuestras acciones diarias con el objetivo de
formar a personas capaces de conformar una buena sociedad. De alguna forma, damos lo que
hemos recibido. Y los valores de la formación humana nos acompañan en la vida, como
profesionales y como personas, allá donde vayamos. En tal sentido, el humanismo cristiano
proporciona a la universidad orientación institucional, valores y virtudes para el liderazgo, criterios
morales para la estrategia y la organización, una cultura humana y humanizante, la certeza que
proporciona la luz de la fe y, para muchos, una especial motivación para la acción.
La metodología de enseñanza y aprendizaje del Liceo Nacional Fermín Ruiz Valero es un ejemplo
de acción inspirada en los valores del humanismo cristiano. A través de ella, estudiantes de
diferentes años en el nivel de educación media general tratan de crecer en sus estudios con la
posibilidad que estos les brindan oportunidades para mejorar la sociedad.
Para nadie es un misterio que en nuestra época educar es una labor muy compleja, más aún, en
estos tiempos difíciles. En efecto, conducir y promover a nuestros estudiantes a un cierto estado
de formación, que no es otra cosa que el estado de virtud, es muy difícil, pero a la vez maravillosa,
porque educar es humanizar, educar es personalizar.