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PRESENTACIÓN
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Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
decisión de la Corte IDH de ordenar que los jueces peruanos realicen el con-
trol de validez jurídica de la decisión presidencial de indultar el expresidente
Fujimori. El segundo es un trabajo inédito que he escrito con posterioridad
a la emisión de esta decisión de la Corte. Y la tercera parte se compone de un
único capítulo que recoge un estudio que dentro de poco verá la luz en un
libro colectivo acerca de la vacancia presidencial.
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Tabla de contenido
Presentación................................................................................................................. 3
Primera parte
ACUSACIÓN CONSTITUCIONAL
CONTRA CUATRO MAGISTRADOS DEL TRIBUNAL
CONSTITUCIONA
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Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
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Tabla de contenido
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CAPÍTULO IV: EL CARÁCTER RELATIVO DE LA VINCULACIÓN A LA ORDEN DE LA CORTE
IDH DE ARCHIVAR LA ACUSACIÓN CONSTITUCIONAL
I. Introducción..................................................................................................... 95
II. La prohibición de recurrir.............................................................................. 96
1. El carácter relativo de la prohibición................................................. 96
2. Recurso de reconsideración contra un fallo manifiestamente
injusto...................................................................................................... 98
III. La obligación de obedecer............................................................................ 101
1. Formulación de la obligación.............................................................. 101
2. La posibilidad de desmarcarse justificadamente del derecho
convencional inválido .......................................................................... 101
IV. Conclusión........................................................................................................ 106
Segunda parte
EL INDULTO AL EXPRESIDENTE ALBERTO FUJIMORI
129 CAPÍTULO VI: ANÁLISIS DE LA DECISIÓN DE LA CORTE IDH SOBRE LA VALIDEZ DEL
INDULTO A FAVOR DE ALBERTO FUJIMORI
I. Introducción..................................................................................................... 129
II. El carácter subsidiario de la intervención de la Corte IDH...................... 130
1. Los poderes públicos nacionales como los primeros obligados a
proteger a la Persona a través de la protección de sus derechos
humanos................................................................................................. 130
2. La Convención Americana de Derechos Humanos no dispone
la obligación de agotar la jurisdicción interna en casos de
supervisión, porque no ha atribuido a la Corte IDH la
competencia de supervisión............................................................... 133
III. La vinculación de los jueces internos al derecho convencional............ 134
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Tercera parte
VACANCIA PRESIDENCIAL
10
Tabla de contenido
Epílogo............................................................................................................................ 215
Excursus......................................................................................................................... 223
BIOGRAFÍA..................................................................................................................... 226
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PRIMERA PARTE
ACUSACIÓN CONSTITUCIONAL
CONTRA CUATRO MAGISTRADOS DEL
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
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Primera parte
Acusación constitucional contra cuatro magistrados del Tribunal Constitucional
CAPÍTULO I
LA CAUSA DE LA ACUSACIÓN
CONSTITUCIONAL “SUBSANAR EL ERROR
MATERIAL” DEL VOTO DEL MAGISTRADO
VERGARA*
*
El texto que ahora se publica contiene algunas correcciones de forma y algunos
añadidos que completan el publicado inicialmente en Gaceta Constitucional y Procesal
Constitucional, N.° 120, Lima: diciembre del 2017, pp. 204–211, bajo el título “Caso El
Frontón. Tribunal Constitucional versus Tribunal Constitucional”.
1 En adelante, emplearé la expresión “validez sustantiva” y no la expresión “validez
material”, para evitar los equívocos que luego pueda generar respecto de la expresión
“error material”.
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En Lima, a los 14 días del mes de junio del 2013, el Tribunal Cons-
titucional en sesión de Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los
señores magistrados Urviola Hani, Vergara Gotelli, Mesía Ramírez,
Calle Hayen, Eto Cruz y Álvarez Miranda, pronuncia la siguiente
sentencia, con los votos singulares de los magistrados Urviola Hani y
Eto Cruz, y con los fundamentos de voto de los magistrados Vergara
Gotelli y Calle Hayen, que se adjuntan.
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de las personas, por citar, se debe decir actor y se dice reo”6. De hecho, en la
jurisprudencia del Tribunal Constitucional se ha aceptado como error ma-
terial, por ejemplo, la referencia equivocada a un número para identificar un
fundamento jurídico7, o la errada consignación del número de una Casación8.
El error material al que se refiere el art. 121 del Código Procesal Constitucio-
nal se configura al menos desde los dos elementos siguientes: tiene carácter
formal de modo que su subsanación “no significa transformar el sentido de
la resolución”9; y por ser tal resultan siempre evidentes, como, por otra parte,
expresamente lo prevé el Código Procesal Civil ⎯norma de aplicación suple-
toria a los procesos constitucionales⎯ en su art. 407, al disponer que el juez
puede “corregir cualquier error material evidente que contenga” la sentencia.
En este punto conviene preguntarse lo siguiente: ¿cuál es el error mate-
rial que dice corregir el Auto? Quizá la respuesta pueda ser obtenida de la
conclusión a la que la mayoría llega en el Auto. Ellos deciden: “SUBSANAR
la sentencia de fecha 14 de junio del 2013 y, por ende, tener por no incorpo-
rados en la resolución el fundamento 68 y el punto 1 de la parte resolutiva”.
Desde aquí se puede concluir que el error consiste en haberse incorpo-
rado en la Sentencia (de fecha 14 de junio del 2013), el fundamento 68 y el
punto 1 de su parte resolutiva. Esto se habría debido a que ese fundamento
y esa parte del fallo no contaban con el número de votos requeridos. Así dijo
la mayoría en el Auto:
6 Ledesma Narváez, Marianella, Comentarios al Código Procesal Civil, t. II, Lima: Gaceta
Jurídica, 2015, p. 269.
7 Así, por ejemplo, tuvo dicho que “En el punto 2 de la parte resolutiva de la sentencia
de fecha 4 de noviembre de 2015, donde dice: ‘[...] de acuerdo con los fundamentos 14
y 19 de la presente sentencia’, debe decir: ‘de acuerdo con los fundamentos 12 y 17 de
la presente sentencia’”. Auto en el Exp. N.° 4968–2014–PHC/TC, fundamento 2.
8 En el punto 2 de la parte resolutiva del auto al Exp. N.° 00037–2012–PA/TC, decidió
“SUBSANAR el error material contenido en los antecedentes, en el Fundamento N.°
25 y en la parte resolutiva de la sentencia de autos; consecuentemente, dónde dice
‘Expediente CAS. N.° 3313–2009» debe decir «Expediente CAS. N.° 3317–2009’ «.
9 Morales Godo, Juan, “Aclaración y corrección de Resoluciones Judiciales”, art. cit., p.
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En este punto parece estar claro el desacuerdo. Sin embargo, este des-
acuerdo se debilita y disuelve si se repara en que para el magistrado Vergara, si
bien el juez penal debe decidir si el asunto es o no de lesa humanidad, deberá
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La regla jurídica que desde aquí se concluye puede ser puesta en los tér-
minos deónticos siguientes:
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IV. CONCLUSIONES
A lo largo de estas páginas han sido mostradas razones para sostener que
los magistrados que firman en mayoría el Auto, y que deciden “subsanar un
error material” en la sentencia al Exp. N.° 01969–2011–PHC/TC y, por tanto
“tener por no incorporados en la resolución el fundamento 68 y el punto 1 de
la parte resolutiva”, cometen una incorrección. No solo porque, parece que
no se percatan que están resolviendo un asunto sustancial y no uno de mera
formalidad; asunto que ⎯por otro lado⎯, es jurídicamente imposible de ser
resuelto a través de una “subsanación de error material”; sino porque existen
razones fuertes para sostener que el proceder del magistrado Vergara no está
aquejado de irrazonabilidad, desde que ⎯como se ha visto de un análisis de
su Voto⎯, no ha incurrido en contradicción. Y no lo ha hecho porque la regla
jurídica que brota del fallo de la Sentencia, y de la regla que habría brotado
de la propuesta de solución del Voto del magistrado Vergara son las mismas;
y además porque la justificación que presenta este magistrado en su Voto no
es muy distinta a la que presentó la ponencia de la Sentencia. Estas razones se
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unen a otras que han sido dadas por los magistrados Urviola, Blume y Sardón
en sus respectivos votos singulares en el Auto. Si se acepta corrección a este
análisis, entonces, parece que lo más aconsejable es que se atienda el recurso
de reposición interpuesto con la finalidad de dejar sin efecto el Auto.
Queda pendiente preguntarse por el significado que hay que atribuir a la
incorrección cometida por los cuatro magistrados que dicen haber subsanado
un error material. Particularmente conviene saber si tal incorrección significa
una inconstitucionalidad. Y si se concluyese que efectivamente han incurrido
en inconstitucionalidad, lo que inmediatamente corresponde averiguar es
si está justificada la acusación constitucional que se tramita en el Congreso
contra los cuatro magistrados que firmaron en mayoría el Auto.
Por razones de espacio no es posible resolver estas cuestiones aquí. Pero
siempre hay espacio para afirmar, más bien recordar, que la grandeza de
nuestro país, con desarrollo y justicia para todos, solo podrá ser conseguida
sobre la base de instituciones que cumplen de modo efectivo su finalidad de
servicio a la Persona. Y este servicio solo podrá ser entregado debidamente,
cuando la institución es fuerte. Todos, desde donde nos corresponda estar,
debemos siempre hacer a favor de nuestras instituciones, en particular del
Tribunal Constitucional, por la especialísima responsabilidad que le corres-
ponde por haberle sido otorgada por el Constituyente la posición de Supremo
intérprete y controlador de la validez de las actuaciones públicas y privadas.
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CAPÍTULO II
UNA INCONSTITUCIONALIDAD QUE NO
PERMITE SANCIÓN*
I. INTRODUCCIÓN
Contra la sentencia al Exp. N.° 01969–2011–PHC/TC, fechada con el
14 de junio del 2013, en adelante la Sentencia, se interpuso un recurso de
subsanación de error material, que la mayoría del Tribunal Constitucional
⎯con una composición distinta a la que emitió la Sentencia⎯, decidió
acoger, mediante auto fechado con el 5 de abril del 2017, en delante el Auto.
Sobre este pueden plantearse varias preguntas. Aquí serán atendidas las si-
guientes: primera, ¿es válida la decisión de subsanar que se adopta en el Auto?
Si se concluyese que la decisión es inválida, inmediatamente se abordará la
cuestión de las consecuencias que pueden surguir para los magistrados que
la adoptaron, en particular nos preguntaremos si pueden o no ser pasibles de
acusación constitucional.
* Inicialmente fue publicada con el título “Caso El Frontón: una inconstitucionalidad que
no merece acusación constitucional”, en Gaceta Constitucional y Procesal Constitucional,
n.° 121, Lima: enero del 2018, pp. 71-91. Aquí se recoge con algunos pocos cambios,
principalmente de forma.
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partida se extiende también a las razones que han sido dadas para sostenerla.
Esta decisión fue la siguiente:
Desde esta decisión, es posible concluir una regla en los siguientes términos:
De una lectura del Auto es posible concluir que esta decisión se sostiene
al menos en las siguientes tres razones. La primera está contenida en su fun-
damento 101, y puede ser presentada de la siguiente manera:
1 Este fundamento 10 dice lo siguiente: “el magistrado Vergara Gotelli fue explícito al
señalar que no estaba de acuerdo con lo finalmente incorporado en el fundamento
68 y en el punto 1 de la parte resolutoria de la sentencia, a través de los cuales se
declaraba la nulidad del auto de apertura de instrucción por calificar los hechos
materia del proceso penal como constitutivos de un crimen de lesa humanidad”.
2 Así dice este fundamento 11: “En dicho contexto, es claro entonces que lo contenido en
el fundamento mencionado y en el fallo de la sentencia, relacionado con la calificación
de los hechos delictivos como crímenes de lesa humanidad, carecía de la cantidad
suficiente de votos para conformar una decisión válida. En efecto, dicho extremo
no se ajusta a lo dispuesto en el artículo 10 del Reglamento Normativo del Tribunal
Constitucional, que indica que: ‘El Pleno del Tribunal resuelve y adopta acuerdos por
mayoría simple de votos emitidos’, pues contaba tan solo con tres votos a favor (de los
magistrados Álvarez Miranda, Mesía Ramírez y Calle Hayén)”.
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3 El fundamento 12 dice: “Por el contrario, en autos se verifica más bien que la posición
contraria, conforme a la cual debía desestimarse el extremo del hábeas corpus en que
se cuestiona la calificación de los hechos penales como crímenes de lesa humanidad,
cuenta incluso con la mayoría de votos del Pleno del Tribunal constituido en ese
momento, en la medida que, además de contar con tres votos explícitos a favor
(magistrados Urviola Hani, Eto Cruz y Vergara Gotelli), se beneficiaría también
del voto decisorio del entonces Presidente del Tribunal Constitucional, magistrado
Urviola Hani, conforme estaba establecido en el artículo 10-A del Reglamento
Normativo del Tribunal Constitucional: ‘El Presidente del Tribunal Constitucional
cuenta con el voto decisorio para las causas que son competencia especial del Pleno
en la que se produzca un empate de ponencia’”.
4 “Caso El Frontón: Tribunal Constitucional versus Tribunal Constitucionalˮ, en Gaceta
Constitucional y Procesal Constitucional, N.º 120, Lima: diciembre del 2017, pp. 204-211.
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mundo jurídico con una tal solución. En particular, significa que el voto del
magistrado Vergara nació formalmente con la firma de la ponencia y nació
adherido a ella. Que firmó la ponencia es un hecho incontrovertible; como
incontrovertible es la consecuencia que de allí proviene: que la firma significó
el voto por una solución, el fallo, que sumado al de los otros tres magistrados,
permitió el nacimiento de una sentencia con tal fallo.
5 Con la palabra voto aludo a la “preferencia ante una opción” (RAE) de solución que
emite un magistrado; mientras que con la palabra Voto me refiero al documento en
el que se recogen las razones y/o la propuesta de solución singular que frente a un
problema puede emitir un magistrado.
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Esto significa que un juez podrá declarar como crimen de lesa humanidad,
solamente a los actos que cumplan con las cuatro características referidas, si
no cumple alguna de ellas, no puede ser tenido como uno de lesa humanidad.
Esto abre las puertas para controlar la constitucionalidad de las decisiones
judiciales que declaran un acto como delito de lesa humanidad. Este control
de constitucionalidad lo realiza la mayoría del Tribunal Constitucional en la
Sentencia, y lo hace de la mano de la norma constitucional adscripta N52
(que proviene del fundamento 52 de la sentencia al Exp. N.° 0024–2010–PI/
TC)7. Una tal norma puede ser formulada de la siguiente manera:
Puede discutirse la validez material de las normas N49 y N52, pero aquí la
vamos a dar por válidas, por dos razones. Primera, porque al haber cumplido
con las exigencias de validez formal, nacen con la presunción de validez ma-
terial; y, segunda, porque esa presunción no ha sido destruida hasta ahora, de
hecho, ni el Voto del magistrado Vergara ni la mayoría en el Auto, la discuten.
La ponencia de la Sentencia realiza el control de constitucionalidad sobre
la declaración de lesa humanidad efectuada por el juez penal respecto de los
hechos ocurridos en el ex penal El Frontón, y concluye en el fundamento 68
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que tales hechos “no pueden ser calificados como crimen de lesa humanidad”.
Así quedó dicho:
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15 Fundamento 18 del Voto del magistrado Vergara [La negrita y el subrayado no son
añadidos].
16 Fundamento 21 del Voto del magistrado Vergara [La negrita y el subrayado no son
añadidos].
17 Punto 1 de la propuesta de fallo, Voto del magistrado Vergara.
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18 Continua la propuesta así: “Por consiguiente, el juez penal competente debe dictar la
resolución que corresponda al caso examinado, con sujeción a la debida motivación
de las resoluciones judiciales que señala la Constitución y las leyes, debiéndose tener
presente lo expresado en los fundamentos 18, 22 y 23, supra”.
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19 Por eso, no acierta quien sostenga que, con la subsanación decidida por mayoría en
el Auto, el Tribunal Constitucional ha establecido que los hechos configuran lesa
humanidad, y el juez penal respectivo no tiene más remedio que aceptar que se trata
de un caso de lesa humanidad.
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hizo no puede ser tenido como inválido desde el punto de vista sustancial,
por no ser irrazonable. Por el contrario, debe ser admitido que el voto del
magistrado Vergara a favor de la ponencia de la Sentencia, no solo es un voto
formalmente válido, desde que la acompañó con su firma, sino que también
es un voto sustancialmente válido desde que no puede ser sostenido que el
magistrado Vergara dijo algo (en su Voto) contrario a lo que apoyó con su
firma (el parecer de la ponencia de la Sentencia).
3. La incorrección de R1
La razón R1, como se recuerda, consiste en sostener que el magistrado
Vergara explícitamente mostró en su Voto, su desacuerdo con el fundamento
68 y el puto 1 de la parte resolutoria de la Sentencia. Sin embargo, esta ra-
zón incurre en incorrección porque, primero, como se ha justificado arriba,
preguntarse y responder acerca de si existía o no acuerdo entre lo que mani-
festó el referido magistrado en su Voto, y lo que finalmente firmó, no es un
asunto formal sino uno sustancial que no corresponde resolver a través de
un pedido de subsanación de error material; y segundo, también como se ha
justificado, porque realizado el análisis entre lo que afirmaba la ponencia y
lo que sostuvo el magistrado Vergara en su Voto, no es posible advertir una
contradicción. Por lo demás, no debe perderse de vista que afirmar, como lo
hace la mayoría en el Auto, que el magistrado Vergara firmó un contenido
normativo que es contradictorio con el contenido de su Voto, es poner en
duda que el mencionado magistrado se haya conducido con respeto a la básica
exigencia de razonabilidad que significa el principio de no contradicción. Y
no porque no pueda ser posible, aunque sí extremadamente improbable que
eso ocurra en la calidad de un magistrado del Tribunal Constitucional, sino
porque en el caso concreto no existe tal contradicción.
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1. De haber sido ciertas las premisas de la mayoría del Auto, el voto del
magistrado Vergara debió anularse
La primera razón es que si se asumiese que la mayoría del Auto acierta
cuando sostiene que el magistrado Vergara firmó una cosa y sostuvo lo con-
trario en su Voto, entonces, lo que hubiese correspondido es anular el voto del
referido magistrado por invalidez sustancial al haber vulnerado las exigencias
básicas de la razón. De modo que para mostrar esta nueva incorrección es
necesario suponer como correctas dos situaciones que aquí se ha justificado
que no lo son. En primer lugar, vamos a suponer que el pedido de subsanación
que resuelve el Auto, sí puede atender una cuestión sustancial; y, en segundo
lugar, vamos a suponer que efectivamente el voto del magistrado Vergara es
contrario al fundamento 68 y punto 1 de la parte resolutiva de la Sentencia
que él firmó y en el que sostuvo una cosa y firmó la contraria.
Pues bien, si a través del pedido de subsanación se puede resolver una
cuestión de validez sustancial, y esta se ha resuelto concluyendo que la actua-
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¿Qué razones pueden ser dadas para sostener la validez de un voto del que
la mayoría del Auto ha sostenido su irrazonabilidad por ser contradictorio?
No alcanzo a ver ninguna, ni dentro del Auto ni fuera de él. Y más aún, ¿qué
razones pueden ser dadas para sostener la validez de ese voto a favor de la
minoría que firmó la ponencia de la Sentencia? Veámoslo a continuación.
2. La suma del voto del magistrado Vergara a los votos del magistrado
Urviola y del magistrado Eto, no hacen mayoría
Ahora, y con la sola finalidad de seguir mostrando la incorrección de R3,
supongamos que a pesar de su irrazonabilidad manifiesta, el voto del magis-
trado Vergara quedó subsistente y eficaz. ¿Qué correspondía hacer con él?
A entender de la mayoría en el Auto lo que correspondía era sumarlo a los
votos singulares del magistrado Urviola y del magistrado Eto que votaron
en contra de la ponencia de la Sentencia; y así sumados, entendieron que se
configuraba una nueva mayoría. Así dijeron en el Auto:
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contar con tres votos explícitos a favor (magistrados Urviola Hani, Eto
Cruz y Vergara Gotelli), se beneficiaría también del voto decisorio del
entonces Presidente del Tribunal Constitucional, magistrado Urviola
Hani, conforme estaba establecido en el artículo 10–A del Reglamento
Normativo del Tribunal Constitucional: “El Presidente del Tribunal
Constitucional cuenta con el voto decisorio para las causas que son
competencia especial del Pleno en la que se produzca un empate de
ponencia”21.
Pero, ¿es correcto afirmar que con la subsanación surge una nueva ma-
yoría en la Sentencia? Analicémoslo primero en relación al fallo. La solución
que propuso el magistrado Vergara en su Voto, como ya fue advertido, fue
“Declarar FUNDADA en parte la demanda de hábeas corpus”. Por su parte,
la solución que propuso el magistrado Urviola en su Voto, fue que “Se declare
INFUNDADA la demanda”; y la que propuso el magistrado Eto en su Voto
fue que “la demanda de autos debe ser declarada INFUNDADA en todos
sus extremos”. Se puede concluir con facilidad que en este punto el voto del
magistrado Urviola puede ser sumado al voto del magistrado Eto, pero que
a ellos dos no puede ser sumado el voto del magistrado Vergara porque son
contenidos contrarios: Vergara propone declarar fundada en parte la deman-
da, y los otros dos proponen que se declare infundada por completo. Esto es
incontrovertible.
Ahora, analicémoslo respecto de la justificación, si acaso la mayoría de
votos pudiera ser encontrada no en el fallo sino en sus fundamentos. En el
punto que aquí se discute, y como ya se justificó antes, el magistrado Verga-
ra es de la opinión que no corresponde al Tribunal constitucional calificar
unos hechos como lesa humanidad, porque eso le corresponde al juez penal
ordinario22, siguiendo determinados criterios constitucionales23. Este mismo
criterio es compartido por el magistrado Urviola, quien manifestó que “[m]
ás bien será el órgano jurisdiccional del Poder Judicial encargado del juzga-
miento quien tenga que determinar si el caso constituye o no un crimen de
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3. La incorrección de R3
Consecuentemente, tampoco puede ser reconocida corrección a la razón
R3 porque sostener, como ha hecho la mayoría del Auto, que el magistrado
Vergara firmó un contenido contrario al contenido que expresó en su Voto,
es incurrir en manifiesta irrazonabilidad y, con ello, en invalidez sustancial.
Es decir, en todo caso, el voto del magistrado Vergara debería ser tenido
como jurídicamente inválido y por ello en inexistente, de modo que no podría
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haber sido sumado a los votos singulares de los magistrados Urviola y Eto en
la Sentencia. Y aunque no se aceptase la invalidez del voto del magistrado
Vergara y se persistiese en su eficacia, esta suma no se hubiese podido realizar,
porque no es posible sostener que el Voto del magistrado Vergara es el mismo
que el Voto del magistrado Urviola y que el Voto del magistrado Eto, ni en
los fundamentos ni en la propuesta de fallo.
27 Los precedentes vinculantes del Tribunal Constitucional, 3.a ed., Lima: 2018, estudio
preliminar.
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29 Por eso, el mismo Tribunal Constitucional dice que “tal incongruencia nace de la
propia Constitución”, Exp. N.° 1331–2006–PA/TC, fundamento 8.
30 Lo tengo justificado en “El proceso de ratificación de jueces y fiscales y la prohibición
de reingreso a la carrera judicial”, en Jus Jurisprudencia, N.° 1, Lima: junio del 2007, pp.
282–308; y en Los precedentes vinculantes del Tribunal Constitucional, ob. cit., pp. 404-409.
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¿Qué puede ser dicho de las normas N25b STC N.° 1331–2006–PA y N16
STC N.° 0976–2001–AA creadas por el Tribunal Constitucional? Pueden ser
dicho de ellas que trasgreden la Constitución; y del Tribunal Constitucional,
que ha incurrido en inconstitucionalidad. Así, la norma N25b trasgrede el
contenido constitucional del proceso de ratificación de jueces y fiscales, a
la hora que niega una consecuencia materialmente válida decidida por el
Constituyente: que los jueces y fiscales no ratificados no pueden reingresar al
poder judicial ni al ministerio público. Mientras que la norma N16, trasgrede
el contenido constitucional de la función legislativa prevista al Parlamento y
al Ejecutivo, a la hora que impide eficacia a una decisión de desarrollo cons-
titucional válidamente establecida por el Ejecutivo a través de un decreto
legislativo.
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39 Aun cuando en la práctica haya sido utilizado como verdadero recurso de nulidad.
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VIII. CONCLUSIONES
A lo largo de estas páginas, han sido dadas razones para sostener que la
decisión de subsanar la Sentencia que se adopta en el Auto, es inválida. Se
ha justificado también que la invalidez ha significado inconstitucionalidad,
porque vulnera el contenido constitucional del derecho fundamental al debido
proceso de los demandantes del habeas corpus que resuelve la Sentencia,
tanto en su dimensión formal al negar la garantía de la cosa juzgada, como
en su dimensión material al negar el principio de razonabilidad. Se han dado,
pues, razones para sostener la inconstitucionalidad en la que incurrieron los
magistrados Miranda, Ramos, Ledesma y Espinosa-Saldaña, a la hora de re-
visar la validez material del voto del magistrado Vergara, no para invalidarlo,
lo que habría sido, en todo caso, lo debido, sino para sumarlo a otros votos
singulares a los que no se podía sumar por no votar lo mismo, y así finalmente
cambiar el sentido de un fallo que había adquirido firmeza. Del mismo modo,
también han sido dadas razones para sostener que la acusación constitucional
y consecuente sanción, no procedía contra tales magistrados por no existir la
Ley de Desarrollo Constitucional que permita establecer anteladamente las
sancionables infracciones a la Constitución.
inconstitucionalidad de una norma con rango de ley, que los altos funcionarios que
la propusieron, aprobaron, suscribieron y/o refrendaron cometieron infracción
constitucional. La producción o creación de normas inconstitucionales no supone, per
se, infracción a la Constitución en los términos del artículo 99º de la Constitución.
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Primera parte
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CAPÍTULO III
LA INCONVENCIONALIDAD DE LA
DECISIÓN DE LA CORTE IDH DE
ORDENAR SE ARCHIVE LA ACUSACIÓN
CONSTITUCIONAL*
* Esta es una versión ampliada del artículo que se publicó con el título “La Corte IDH
o el mito de la infabilidad”, en Gaceta Constitucional y Procesal Constitucional, N.° 122,
Lima: febrero del 2018, pp. 181-187.
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Primera parte
Acusación constitucional contra cuatro magistrados del Tribunal Constitucional
2 Zagrebelsky, Gustavo, El derecho dúctil, 7.ª ed., Madrid: Trotta, 2007, p. 93.
3 Lo tengo justificado en “La interpretación iusfundamental en el marco de la persona
como inicio y fin del derecho”, en Anuario de la Facultad de Derecho de la Universidad de
la Coruña; N.° 16, año 2012, pp. 820-852.
4 Lo tengo justificado en “La Constitución del Estado constitucional”, en Advocatus 29,
Lima: junio del 2015, pp. 79-90.
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Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
una decisión será injusta cuando es posible dar razones fuertes para soste-
ner que trasgrede una exigencia de justicia reconocida en la Constitución o
en el Tratado sobre derechos humanos. Por eso, otro modo de llamar a una
decisión injusta es “decisión inconstitucional”, o “decisión inconvencional”,
según la calificación ocurra en el ámbito jurídico nacional o el internacional
sobre derechos humanos.
El segundo elemento está referido al carácter manifiesto de la injusticia.
De una decisión injusta hay que diferenciar la moral de su contenido, de la
representación con la que se exterioriza su contenido. Si nos fijamos en su mo-
ral, pueden ser diferenciados grados de intensidad en la injusticia. Así, de la
decisión injusta puede ser dicho que es extremadamente5 o insoportablemente6
injusta, para significar la negación más intensa posible de una exigencia básica
de justicia; cuando esto ocurre, se ha afirmado, la decisión no nace al mundo
jurídico7, aunque haya cumplido con las exigencias formales o procedimentales
para serle reconocida la apariencia de tal decisión.
De una decisión injusta podemos también fijarnos en la representación con
la que aparece su contenido. De una tal representación será posible identificar
grados distintos de seguridad en la existencia de la injusticia que ataca a una
decisión. Así, de la decisión injusta puede ser dicho que es una decisión mani-
fiesta o no manifiestamente injusta, según la representación con la que aparece
permite que no existan o que sí existan dudas sobre el incumplimiento de una
exigencia de justicia sobre cuya existencia no hay duda. Si sobre una decisión
es posible decir que no existen dudas de su injusticia, las consecuencias de
su eventual y únicamente fáctica aplicación, no podrán ser amparadas por el
derecho. Es decir, no le beneficia la seguridad jurídica, desde que esta protege
5 Según Radbruch, una ley no hace al derecho cuando “la contradicción entre la ley
‘positiva’ y la justicia alcance una medida tan insoportable que la ley deba ceder como
‘Derecho injusto’ ante la justicia. [...] ahí la ley no es solo ‘derecho injusto’, sino que
más bien carece totalmente de naturaleza jurídica”. Radbruch, Gustav, “Gesetzliches
Unrecht und übergesetzliches Recht”, en G. Radbruch, Gesamtausgabe, A. Kaufmann
(Hg.), Heidelberg: C. F. Müller, 1990, vol. 3, p. 89.
6 Cfr. Alexy, Robert, “Eine Verteidigung der Radbruchschen Formel”, trad. de José
Antonio Seoane, “Una defensa de la fórmula de Radbruch”, en Anuario da Facultade de
Dereito da Universidade da Coruña, 2001, vol. 5, pp. 75-95.
7 Cfr. la obra coordinada por el prof. Rodolfo Luis Vigo y titulada La injusticia extrema
no es derecho. De Radbruch a Alexy, Buenos Aires: La Ley, 2004.
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Primera parte
Acusación constitucional contra cuatro magistrados del Tribunal Constitucional
Esta existirá junto a las normas que se le adscriben; y viajará con ellas irre-
mediablemente a integrar los ordenamientos jurídicos nacionales.
Por otro lado, es necesario no perder de vista que las normas conven-
cionales adscriptas que proceden de la interpretación que concreta la norma
convencional directamente estatuida, están destinadas a construir la premisa
normativa con la que se resolverá el problema de relevancia convencional
que la Corte IDH enfrenta. Cuando esta interpretación se ha formulado en
el seno de un proceso contencioso ante la Corte IDH, en la sentencia (de la
única que me es posible tratar ahora), será posible reconocer la presencia no
solo de una o más normas convencionales adscriptas que son concreciones
de normas convencionales directamente estatuidas, sino también será posible
encontrar una o más reglas jurídicas particulares. Estas reglas particulares son
consecuencia de aplicar la premisa normativa construida desde las interpreta-
ciones vinculantes de las normas convencionales directamente estatuidas, a la
premisa fáctica que se construye desde los hechos que conforman el problema
jurídico enfrentado. Por esa razón tienen alcance particular, atañe solamente
a las partes del proceso contencioso respectivo, y en estricto se adhiere a
la norma convencional adscripta de la que procede, e indirectamente a la
norma convencional directamente estatuida concernida en la interpretación
convencional. Esta regla jurídica de alcance inter partes conforma el fallo en
una sentencia de la Corte IDH9.
Llegados a este punto se está en condiciones de concluir que la Corte IDH
crea normas de dos tipos. Unas normas que son producto de la interpretación
constitutiva a través de las cuales se concreta las normas convencionales di-
rectamente estatuidas y que son relevantes para resolver un problema jurídico
convencional; y otras que son consecuencia de la aplicación de las concre-
ciones normativas creadas por la Corte IDH al caso concreto que resuelve, y
que conforman el fallo o la opinión, según se hayan formulado en ejercicio
de la competencia contenciosa o consultiva. Las primeras tienen alcance ge-
prof. Alexy. Cfr. Alexy, Robert, Teoría de los derechos fundamentales, Madrid: Centro de
Estudios Constitucionales, 1993, pp. 66 y ss.
9 Esto mismo ocurre cuando se trata de un proceso consultivo, con la diferencia que no
todas las reglas jurídicas que se establezcan como solución de la consulta formulada
serán de alcance particular, pues, algunas que conforman la opinión de la Corte son
reiteraciones de las normas convencionales creadas.
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Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
neral, y las segundas alcance inter partes. A las primeras, en la medida que se
presentan como razones que justifican la solución del problema jurídico que
resuelven, se las puede denominar como normas justificativas; y a las segundas,
en la medida que resuelven un problema jurídico, se les puede llamar normas
resolutivas. Las normas convencionales directamente estatuidas, en estricto,
no pueden ser tenidas como un producto normativo de la Corte IDH, en la
medida que esta solo las descubre para declararlas, sin crearlas.
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Primera parte
Acusación constitucional contra cuatro magistrados del Tribunal Constitucional
En la medida que las normas creadas por la Corte IDH pueden ser tenidas
como decisiones normativas en sentido amplio, porque deciden un modo de
concretar (una norma convencional directamente estatuida), o de aplicar una
concreción, de ellas puede ser dicho lo siguiente: si una norma convencional
adscripta de tipo justificativo y de tipo resolutivo, cumplen las exigencias
formales para serle reconocida apariencia de norma adscripta justificativa
o resolutiva, entonces, tal norma nace al mundo convencional y es parte del
derecho convencional, y lo hace con la presunción de validez y consecuente
eficacia, salvo se trate de una norma manifiestamente inconvencional.
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Primera parte
Acusación constitucional contra cuatro magistrados del Tribunal Constitucional
por inválidas; de modo que sus destinatarios podrán no seguirla, sin que eso
suponga incumplimiento alguno.
De todos estos tres supuestos, no se pierda de vista que, asumida la vali-
dez material de la norma convencional directamente estatuida, la validez de
la norma convencional adscripta creada por la Corte IDH dependerá de su
ajustamiento a la norma convencional directamente estatuida que pretende
concretar. Si la concreta desajustadamente, la Corte IDH habrá incurrido en
inconvencionalidad a la hora de crear la norma adscripta. Adicionalmente,
si de una norma convencional adscripta justificativa puede ser dicho que es
inconvencional, lo más probable es que la regla convencional resolutiva que se
formule en el fallo de la sentencia o en la opinión de la resolución consultiva,
sea también inconvencional10. Estos dos son los principales canales a través
de los cuales la Corte IDH puede incurrir en inconvencionalidad: a través de
la concreción de la voluntad del legislador convencional; y a través de la apli-
cación de esa voluntad concretada para resolver un problema convencional.
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Esta decisión contiene una regla jurídica convencional que puede ser
puesta en los siguientes términos deónticos:
Esta norma convencional puede ser tenida como una regla convencional
de tipo resolutivo. Como tal, tiene alcance particular, es decir, solo vincula al
Estado peruano. Y efectivamente será una norma convencional existente si ha
cumplido con las exigencias formales suficientes de competencia y procedi-
miento, para serle reconocida la apariencia de tal norma convencional reso-
lutiva. Si no las ha cumplido, en estricto, no habrá nacido al mundo jurídico,
ni al convencional ni al nacional peruano al cual se introduce.
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Quedan descartadas, por tanto, que las medidas cautelares puedan adop-
tarse en asuntos consultivos.
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Cuestiones constitucionales políticas
[E]n cuanto al alegato del Perú relativo a que ‘resulta […] carente de
lógica que como medida provisional se solicite una medida definitiva’,
esta Corte reitera que las medidas que adopte en esta oportunidad
no deben ser evaluadas desde el punto de vista de la lógica de la
protección de los magistrados del Tribunal Constitucional sino
desde de la protección efectiva de los derechos de las víctimas
al acceso a la justicia ante una situación particular, como lo es la
posible afectación a su derecho a contar con jueces independientes
(supra Considerando 26). En el ámbito del Derecho Internacional de
los Derechos Humanos las medidas que se adopten de acuerdo a las
potestades conferidas en el artículo 63.2 de la Convención Americana
pueden tener un amplio ámbito de protección tutelar por la materia
que se trata cuál es la protección de derechos humanos11.
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Acusación constitucional contra cuatro magistrados del Tribunal Constitucional
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15 Cfr. en este mismo libro, el capítulo titulado “Una inconstitucionalidad que no permite
sanción”, apartado iii.
16 Como se justificó en el segundo artículo, el voto del magistrado Vergara es distinto al
voto del magistrado Urviola y del magistrado Eto y a pesar de ello son sumados. Cfr.
en este mismo libro, el capítulo titulado “Una inconstitucionalidad que no permite
acusación constitucional”, apartado iv.
17 Según la Corte IDH, “los miembros del Tribunal Constitucional no podrían ser objeto
de acusación ante el Congreso por el contenido de las decisiones jurisdiccionales
emitidas en el marco de sus funciones, con la excepción de que constituyan la
comisión de un delito, para cuya determinación posteriormente se requiere de un
proceso judicial para determinar su responsabilidad”. Resolución de la Corte IDH de
8 de febrero del 2018. Medidas provisionales respecto del Perú. Caso Durand y Ugarte
vs. Perú, párrafo 31.
18 Cfr. en este mismo libro, el capítulo titulado “Una inconstitucionalidad que no permite
acusación constitucional”, apartado vii.2
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Primera parte
Acusación constitucional contra cuatro magistrados del Tribunal Constitucional
E. En conclusión
La razón que la Corte IDH ha manifestado para justificar que una medida
provisional puede estar conformada por un contenido definitivo tiene defi-
ciencias. Es posible, como aquí se ha mostrado, reconocer que tales deficiencias
son lo suficientemente intensas como para aceptar que la razón manifestada
es solo aparente. Si así se admitiese, tendría que concluirse que la norma con-
vencional R es una norma manifiestamente injusta por ser manifiestamente
irrazonable desde que no existe una relación causal entre la fuente empleada
(las llamadas medidas provisionales), y el carácter permanente que lleva con-
sigo el archivamiento de la acusación constitucional. Puede ser concluido,
entonces, que la regla convencional que ordena el archivamiento no ha nacido
al mundo jurídico, ni al convencional ni al constitucional. Consiguientemente
no tiene existencia jurídica, es decir, no está vigente, por lo que no puede ser
exigido su cumplimiento ni denunciado su incumplimiento.
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Primera parte
Acusación constitucional contra cuatro magistrados del Tribunal Constitucional
VII. EL CIERRE
Estoy convencido de que la inconstitucionalidad en la que incurrieron
los cuatro magistrados del Tribunal Constitucional no alcanza para justificar
una acusación constitucional. Pero ese convencimiento no me lleva a abrazar
acríticamente la decisión de la Corte IDH. Habría sido el camino más sencillo
y menos costoso, pero no el más honesto. Me gusta la decisión de la Corte
IDH; pero no la puedo defender. Por lo demás, debemos evitar que la Corte
IDH se convierta en la Cuarta instancia judicial o en el Tribunal Supremo
de los Estados latinoamericanos, y especialmente evitar que con una hueca
invocación a los derechos humanos resuelva vinculantemente no solo los
problemas jurídicos sino también los asuntos políticos de los Estados. Tal y
como están las cosas hoy, sería el paso previo para convertirla en la Gobernante
latinoamericana, a la cual no solo nadie eligió, sino a la que todos tendríamos
que acatar, bajo apercibimiento de convertirnos en parias.
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Cuestiones constitucionales políticas
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Primera parte
Acusación constitucional contra cuatro magistrados del Tribunal Constitucional
CAPÍTULO IV
EL CARÁCTER RELATIVO DE LA
VINCULACIÓN A LA ORDEN DE LA
CORTE IDH DE ARCHIVAR LA ACUSACIÓN
CONSTITUCIONAL
I. INTRODUCCIÓN
El 11 de diciembre del 2017, los representantes de las víctimas en el caso Du-
rand y Ugarte vs. Perú, solicitaron a la Corte Interamericana de Derechos Humanos
(en adelante Corte IDH), “la interposición de una medida provisional en tutela
de la estabilidad en sus puestos” de los magistrados del Tribunal Constitucional
del Perú Manuel Miranda Canales, Marianella Ledesma Narváez, Carlos Ramos
Núñez y Eloy Espinosa-Saldaña Barrera, alegando que “se les busca destituir a
través de una medida exclusivamente política, que tiene como finalidad impedir la
ejecución de lo dispuesto por la Corte” en la Sentencia del caso Durand y Ugarte”1.
Con el 8 de febrero del 2018 aparece fechada la Resolución de la Corte
IDH, en la que se resuelve esta solicitud y decide:
[R]equerir al Estado del Perú que, para garantizar el derecho de las víctimas
del caso Durand y Ugarte a obtener un acceso a la justicia sin interferencias
en la independencia judicial, archive el procedimiento de acusación cons-
titucional actualmente seguido ante el Congreso de la República contra
los Magistrados Manuel Miranda, Marianella Ledesma, Carlos Ramos y
Eloy Espinosa–Saldaña, al que se ha hecho referencia en esta Resolución.
1 Resolución de la Corte IDH del 8 de febrero del 2018. Medidas provisionales respecto
de Perú. Caso Durand y Ugarte vs. Perú, vistos, punto 3.
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3 Ibid.
4 Ibid., párrafo 10.
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1. Formulación de la obligación
Una vez que la Corte IDH declaró, equivocadamente, como se acaba
de justificar, la inadmisibilidad del recurso de reconsideración presentado, le
recordó al Estado peruano su obligación de cumplir con la aquí denominada
regla convencional R que, como medida provisional, había adoptado la Corte
en su Resolución de 8 de febrero del 2018. Así lo declaró la referida Corte:
8 Resolución de la Corte IDH del 30 de mayo del 2018. Medidas provisionales respecto
de Perú. Caso Durand y Ugarte vs. Perú, párrafo 4.
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Cuestiones constitucionales políticas
Como se hizo líneas atrás, hay que reconocer que toda norma, también la
internacional, reclama de validez para reconocerle eficacia. De modo que la
norma N27, como toda norma jurídica, lleva ínsita una exigencia de validez.
Su contenido normativo quedaría formulado así:
Esta norma puede ser extendida a todas las relaciones jurídicas que en el
ámbito internacional haya adquirido un Estado como consecuencia de haber
firmado un tratado. Así, en el contexto del derecho convencional, la norma
N27 podría tener el siguiente enunciado:
Y es que todo principio ⎯lo mismo que todo derecho y toda competencia
jurídica⎯, tiene un contenido limitado por la razón desde que el derecho pre-
tende ser la razón institucionalizada. Consecuentemente, y en la medida que la
eficacia reclama de la validez de modo que nada inválido puede surtir efectos,
y en la medida que el derecho convencional puede ser inválido, la prohibición
de invocar el derecho interno para no seguir una norma convencional, tiene
una exigencia de razón: que la norma convencional sea válida.
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Primera parte
Acusación constitucional contra cuatro magistrados del Tribunal Constitucional
De modo que:
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Cuestiones constitucionales políticas
Algo parecido sucede con el fallo y, en general, con las normas conven-
cionales regulativas que son constitucionalizadas, aunque no exactamente lo
mismo. Todo fallo, a diferencia de las interpretaciones, viene arropado por
la garantía de inamovilidad de las decisiones firmes, que es elemento confi-
gurador del contenido esencial del debido proceso. Esta garantía se sostiene
en el principio de seguridad jurídica. Este principio y consecuente garantía,
justifican sostener la regla según la cual el fallo firme debe ser cumplido salvo
sea manifiestamente irrazonable. No es suficiente que puedan ser dadas razo-
nes para sostener la inconstitucionalidad (y consecuente inconvencionalidad)
del fallo de la Corte IDH, sino que lo reclamado es que no exista ninguna
razón a favor de la validez constitucional (y convencional) de la decisión de
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Primera parte
Acusación constitucional contra cuatro magistrados del Tribunal Constitucional
la Corte IDH. Solo si este fuese el caso, la regla convencional que significa el
fallo podrá ser inaplicada por las autoridades nacionales9.
No se puede sostener, pues, que la vinculación de los operadores jurídicos
nacionales a las interpretaciones y decisiones de la Corte IDH tiene carácter
absoluto. Se equivoca la Corte cuando pretende imponer sus interpretacio-
nes o decisiones solo con base en la fuerza que proviene de su autoridad, al
margen de la mucha o poca fuerza de las razones que sostienen sus interpre-
taciones y decisiones10. Lo contrario significará que los operadores jurídicos,
particularmente los jueces, se conviertan en servidores no de la justicia sino
de la Corte IDH; y cuando la decisión a imponer tenga implicancias políti-
cas, podrá llegar a significar incluso que la Corte IDH usurpa funciones de
los órganos de gobierno nacional. Es verdad que para incumplir el derecho
convencional “no valen escusas cimentadas en el vacuo argumento de la so-
beranía estatal absoluta”11; pero del mismo modo es verdad que hoy la validez
del derecho no se sostiene solo en la autoridad de quien decide, sino también,
y principalmente, en las razones de la decisión. No se trata, pues de “asegurar
la primacía del orden jurídico internacional”12, por el solo hecho de ser inter-
9 Habrá que insistir en la idea según la cual, cuando se trata de una regla manifiestamente
irrazonable o injusta, tal regla no nace al mundo jurídico y, por tanto, ni requiere
de un pronunciamiento por parte del control de constitucionalidad, ni, si este se da,
significa en estricto una inaplicación, porque la inaplicación reclama la previa y
efectiva existencia.
10 En una ocasión anterior sostuvo la Corte IDH que “[L]a obligación de cumplir con lo
dispuesto en las decisiones del Tribunal corresponde a un principio básico del derecho
de la responsabilidad internacional del Estado, respaldado por la jurisprudencia
internacional, según el cual los Estados deben cumplir sus obligaciones convencionales
internacionales de buena fe (pacta sunt servanda) y, como ya ha señalado esta Corte y
como lo dispone el artículo 27 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los
Tratados de 1969, no pueden, por razones de orden interno, dejar de atender la
responsabilidad internacional ya establecida”. Caso Baena Ricardo y otros vs. Panamá.
Sentencia de 28 de noviembre del 2003. Competencia, párrafo 61.
11 Bazán, Víctor, “El control de convencionalidad: incógnitas, desafíos y perspectivas”,
en Bazán, Víctor y Claudio Nash, Justicia constitucional y derechos fundamentales. El
control de convencionalidad, Santiago de Chile: Centro de Derechos Humanos de la
Facultad de Derecho de la Universidad de Chile-Konrad Adenauer Stiftung, Bogotá,
2012, p. 22.
12 Sagüés, Nestor, “Obligaciones internacionales y control de convencionalidad”, en
Estudios constitucionales, Revista del Centro de Estudios Constitucionales de Chile, año 8, N.°
1, 2010, p. 132.
105
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
nacional; el único derecho que debería prevalecer es el derecho justo por ser
formal y materialmente válido, independientemente que sea el derecho interno
o el derecho nacional.
En este punto conviene recordar que la regla jurídica convencional que
crea la Corte IDH según la cual obliga al Congreso de la República a archi-
var la acusación constitucional contra los cuatro magistrados del Tribunal
Constitucional, es una regla manifiestamente irrazonable. Asumiendo que se
trata de una decisión que muestra una regla resolutiva, y asumiendo también
como válido que la Corte IDH tiene competencia para emitir resoluciones
de supervisión (competencia que puede ser discutida), no es posible mostrar
ninguna razón para sostener que esta Corte tenga competencia para dispo-
ner medidas provisionales que tengan dos características: primera, que sean
dictadas con posterioridad a la sentencia; segunda, que contengan medidas
permanentes y definitivas.
IV. CONCLUSIÓN
Aquí he mostrado razones para concluir que la Resolución significa
un nuevo error de la Corte IDH. Esta vez, el error se construye sobre la
idea, propia del Estado legal de derecho, según la cual la validez jurídica se
sostiene predominantemente en justificaciones de autoridad y no tanto en
justificaciones de razón. El cumplimiento del derecho convencional no se
exige, o por lo menos, no debiera ser exigido, por el hecho de provenir de
órganos internacionales; sino por la seguridad que da reconocer que es un
derecho justo por razonable. Más precisamente, las decisiones de la Corte
IDH no vinculan por proceder de la Corte IDH, sino, y especialmente por ser
decisiones razonables y, por ello, justas. Esto resulta relevante no olvidarlo
en los tiempos que hoy corren, en los que una Corte errática, se va haciendo
cada vez más con la justicia y la política de comunidades estatales institucio-
nalmente débiles. Hoy más que nunca ante una Corte errática, hay que tener
presente no solo que la Corte IDH pueden incurrir en inconvencionalidad,
sino también que el derecho convencional, particularmente el creado por ella,
es un derecho que solo vinculará si es que puede ser reconocido como derecho
válido. Ni la Corte IDH es Corte de Cortes, ni es Gobierno de Gobiernos; del
mismo modo que el derecho convencional por ser tal no se coloca automática
e irremediablemente por encima de los derechos nacionales.
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SEGUNDA PARTE
EL INDULTO AL EXPRESIDENTE
ALBERTO FUJIMORI
Segunda
Primera parte
Acusación constitucional contra cuatroElmagistrados
indulto al expresidente
del TribunalAlberto
Constitucional
Fujimori
CAPÍTULO V
I. INTRODUCCIÓN
El presente trabajo tiene por finalidad mostrar un modo de entender y
resolver la pregunta acerca de la validez jurídica (constitucional y/o conven-
cional) de la decisión del entonces presidente peruano Pedro P. Kuczynski
de indultar al expresidente Alberto Fujimori. Este modo de entender, por su
parte, tiene la pretensión de ser respetuoso con los derechos de quienes en
condición de víctimas de violaciones de derechos humanos acuden al sistema
interamericano de protección; respetuoso con las atribuciones de los Poderes
Públicos peruanos, en particular del presidente de la República; y, desde luego,
respetuoso con la posición jurídica convencional de la Corte IDH.
* Con este mismo título, se publicó este estudio en Castillo Córdova, Luis y Pedro
Grandez Castro, El indulto y la gracia presidencial ante el derecho constitucional y el derecho
internacional de los derechos humanos, N.° 13, Lima: Cuadernos sobre Jurisprudencia
Constitucional, 2018, pp. 43-60.
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Primera parte
Acusación constitucional contra cuatroElmagistrados
indulto al expresidente
del TribunalAlberto
Constitucional
Fujimori
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Cuestiones constitucionales políticas
3 Voto del juez ad hoc Eduardo Ferrer Mac–Gregor Poisot en el caso Corte IDH, “Cabrera
García y Montiel Flores vs. México”, del 26 de noviembre del 2010, considerando. 9.
4 Lo tengo justificado en Los precedentes vinculantes del Tribunal Constitucional, 3.a ed.,
Lima: Gaceta Jurídica, 2018, pp. 67–97.
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Segunda
Primera parte
Acusación constitucional contra cuatroElmagistrados
indulto al expresidente
del TribunalAlberto
Constitucional
Fujimori
Y no podía ser de otra manera desde que el Poder Ejecutivo, cuya cabe-
za es precisamente el presidente de la República, es un poder constituido, y
como tal es un poder limitado por las decisiones del Poder Constituyente.
En relación a la decisión del presidente de indultar a una Perona, dos son
las vinculaciones que ha de cumplir para reconocerle validez. La primera es
de tipo orgánico y debe ser expresado de la manera siguiente: la decisión de
indultar debe sujetarse al contenido constitucional limitado y razonable de
la atribución presidencial de aprobar indultos. La segunda es de tipo material
y se formula de la manera siguiente: la decisión de indultar debe sujetarse al
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Cuestiones constitucionales políticas
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indulto al expresidente
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del TribunalAlberto
Constitucional
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Cuestiones constitucionales políticas
para decidir. Es usual que esta opere en asuntos vinculados con [...] la
concesión de indultos [...]17.
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Primera parte
Acusación constitucional contra cuatroElmagistrados
indulto al expresidente
del TribunalAlberto
Constitucional
Fujimori
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Cuestiones constitucionales políticas
medida que las razones pueden ser correctas o incorrectas, se podrá sostener
que a razones correctas le seguirán decisiones válidas; y a razones incorrectas
le seguirán decisiones inválidas. A diferencia de la validez, la cual no admite
grados (algo es válido o inválido, no puede ser débilmente válido o intensa-
mente inválido), la corrección es un atributo que admite medidas distintas.
Una razón puede ser más o puede ser menos correcta, de modo que de una
tal razón pueda ser reconocido que es una razón fuerte o una razón débil.
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the Truth as Human Right”, en Global Iuris, N.° 16, De Gruyer: febrero del 2016, pp.
101-125.
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del TribunalAlberto
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indulto al expresidente
del TribunalAlberto
Constitucional
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CAPÍTULO VI
ANÁLISIS DEL CONTROL JURÍDICO QUE
SOBRE EL INDULTO A ALBERTO FUJIMORI
HA REALIZADO LA CORTE IDH
I. INTRODUCCIÓN
El 15 de junio del 2018 la prensa peruana daba cuenta de que la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (en adelante Corte IDH) había noti-
ficado al Estado peruano la Resolución de supervisión de cumplimiento de
sentencia en el caso Barrios Altos y caso La Cantuta vs. Perú, del 30 de mayo del
2018 (en adelante La Resolución). Esta resolución interesa especialmente
porque da respuesta a los cuestionamientos que los familiares de las víctimas
de los casos Cantuta y Barrios Altos habían presentado a la Corte IDH a raíz
de la decisión del entonces presidente de la República del Perú, Pedro Pablo
Kuczynski Godard de beneficiar al expresidente Alberto Fujimori con un
indulto por razones humanitarias.
Este trabajo tiene por finalidad mostrar y examinar la respuesta que la
Corte IDH ha dado a la cuestión de la validez jurídica del mencionado indulto.
Así, se formulan y analizan las normas convencionales adscriptas recorda-
das o creadas por la Corte IDH (apartado iv), y los criterios metodológicos
planteados en La Resolución (apartado v). Pero antes, y como contexto
dogmático imprescindible, se estudiará el papel subsidiario de la Corte IDH
respecto de la jurisdicción nacional (apartado ii), y la vinculación de los jueces
nacionales al derecho convencional (apartado iii). Aunque a lo largo de este
trabajo se hará referencia expresa a la Convención Americana sobre Derechos
Humanos (en adelante CADH), cada vez que se haga, se deberá considerar
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Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
1 Véase la evolución de este concepto, así como las dificultades que entraña en
Contreras Vásquez, Pablo, Notas sobre el Corpus Juris interamericano; en Nogueira
Alcalá, Humberto y Gonzalo Aguilar Cavallo, Control de convencionalidad, corpus
iuris y Ius comune interamericano, Santiago de Chile: Triángulo, 2017, pp. 145-154.
2 Kant, Immanuel, Fundamentación de la metafísica de las costumbres, 2.ª ed., Barcelona:
Ariel Filosofía, 1996, p. 187.
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para cumplir a cabalidad con esta obligación. Por esa razón, ellos mismos han
creado sistemas supraestatales que les ayuden en este cometido de protección
a la Persona a través de la protección de sus derechos.
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Sin embargo, estas dos afirmaciones de la Corte IDH son de una correc-
ción discutible. En referencia a su primera declaración según la cual el requisito
del previo agotamiento de la jurisdicción interna no está contemplado en la
CADH para la supervisión del cumplimiento de las sentencias, habría que
sostener que, si la obligación de agotar la jurisdicción interna no ha sido pre-
vista por la CADH para la supervisión de sentencias, ha sido porque la CADH
no ha reconocido a la Corte IDH la atribución de supervisión de sentencias.
Ha sido la misma Corte IDH la que se ha auto atribuido esa competencia,
a través de la creación de una regla jurídica convencional de la que habría
que examinar, más allá de su conveniencia, si se ajusta o no a la voluntad del
legislador convencional.
En referencia a su segunda declaración, la Corte IDH no ofrece razón
alguna para fundamentar porqué “en determinados casos y circunstancias”
7 Corte IDH. Caso Barrios Altos y caso La Cantuta vs. Perú. Resolución de supervisión de
cumplimiento de sentencia del 30 de mayo del 2018, párrafo 33,
8 Ibid.
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Cuestiones constitucionales políticas
9 Ibid., párrafo 64. Continuará diciendo la Corte que “esta Corte considera conveniente
que los órganos jurisdiccionales peruanos competentes puedan pronunciarse al
respecto, para efectuar un análisis que tome en cuenta los estándares expuestos en
la presente Resolución [...] y los serios cuestionamientos relativos al cumplimiento
de los requisitos jurídicos estipulados en el derecho peruano [...]. De ser necesario,
este Tribunal podrá realizar un pronunciamiento posterior sobre si lo actuado a nivel
interno es acorde o no a lo ordenado en la Sentencia o constituye un obstáculo para
el cumplimiento de la obligación de investigar, juzgar y, de ser el caso, sancionar
en los dos referidos casos por no adecuarse a los estándares indicados e impedir
indebidamente la ejecución de la sanción fijada por sentencia penal”.
10 Alexy, Robert, Teoría de los derechos fundamentales, Madrid: Centro de Estudios
Constitucionales, 1993, pp. 66 y ss.
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11 Cfr. Los precedentes vinculantes del Tribunal Constitucional. 3.a ed., Lima: Gaceta Jurídica,
2018, pp. 31-52.
12 Según la octava disposición final y transitoria de la Constitución, “Las disposiciones
de la Constitución que lo requieran son materia de leyes de desarrollo constitucional”.
13 El Tribunal Constitucional ha ampliado las leyes de desarrollo constitucional también
a aquellas normas con rango de ley en las que interviene el Parlamento de modo
indirecto. Cfr. sentencia al Exp. N.° 02050–2002–AA/TC, fundamento 4.
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Cuestiones constitucionales políticas
De esta manera, la norma adscripta puede ser definida como toda norma
respecto de la cual puede ser reconocido un factor de adhesión el cual, pre-
cisamente, le permite adscribirse al contenido de una norma directamente
estatuida. El ensanchamiento del concepto reclama también una diferenciación
en el nombre de los componentes del derecho constitucional adscripto. Así,
a las concreciones de las normas constitucionales directamente estatuidas se
les llamará normas constitucionales adscriptas de origen nacional; y a la regulación
convencional del contenido esencial de los derechos humanos que ingresan
al sistema jurídico interno se le llamará normas constitucionales adscriptas de
origen convencional.
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seguir una norma convencional, tiene una exigencia de razón: que la norma
convencional sea válida. Así, es posible reconocer la existencia de una nor-
ma convencional directamente estatuida en la Convención de Viena, en los
siguientes términos deónticos:
N27: Está prohibido a los Estados invocar su derecho interno
para no cumplir con el derecho convencional, salvo el derecho
convencional sea inválido.
Esta misma regla puede ser formulada a través del conector deóntico
permisión. Esta formulación; sin embargo, reclama reconocer una exigencia
de validez también al derecho interno. De manera que el enunciado permisivo
de la norma sería el siguiente:
N27: Está permitido a los Estados invocar su derecho interno
válido para incumplir el derecho convencional, cuando este sea
inválido.
La norma N27 demuestra que la prohibición de invocar el derecho interno
para incumplir el derecho convencional no tiene valor absoluto, sino relativo:
valdrá en relación a que el derecho convencional sea formal y materialmente
válido. Habrá que insistir en que, si el juez nacional aplica la norma constitu-
cional de origen convencional y deja de lado la norma constitucional de origen
nacional, no es porque reconozca a la primera una jerarquía mayor que a la
segunda, sino porque reconoce validez material a la primera e invalidez a la
segunda. Es verdad que para incumplir el derecho convencional “no valen
escusas cimentadas en el vacuo argumento de la soberanía estatal absoluta”14;
pero del mismo modo es verdad que tampoco vale la simple afirmación de
una (inexistente) jerarquía normativa a favor de la norma convencional para
justificar la inaplicación del derecho nacional15.
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5. Los jueces nacionales no son la boca que se limita a repetir las normas
convencionales
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Cuestiones constitucionales políticas
derecho interno incluido el del nivel constitucional, pero será una decisión
exclusiva del Constituyente nacional. Ni la CADH, ni ningún tratado inter-
nacional, pueden decidir ni han decidido que el derecho convencional se en-
cuentra en un nivel jerárquico superior que el derecho interno, en particular,
que el derecho constitucional. Consecuentemente, la Corte IDH que es poder
constituido por la CADH y que tiene en esta su efectivo límite, no puede no
solo reformar a la CADH para hacerle decir algo que no dice, sino que no
puede sustituir al Constituyente nacional para imponer una determinada
jerarquía normativa. De la misma manera, la Corte IDH no puede pretender
dibujar las atribuciones y competencias de los órganos públicos de un Estado,
en particular, no puede decidir a quienes corresponde ejercer el control de
constitucionalidad de las normas. Pretender hacerlo significará una pretensión
de ejercicio extralimitado de sus atribuciones con la consecuente invalidez
jurídica de sus decisiones.
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23 Con acierto se ha sostenido que “el deber de cumplir con las decisiones de los tribunales
internacionales no debería conducir a la aplicación ciega de la jurisprudencia
internacional”. Abramovich, Víctor, “Introducción: Una nueva institucionalidad
pública. Los tratados de derechos humanos en el orden constitucional argentino”, en
Abramovich, Víctor; Alberto Bovino y Christian Courtis (comps.), La aplicación de los
tratados de derechos humanos en el ámbito local. La experiencia de una década, Buenos Aires:
CELS, 2007, p. vi.
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24 Por desgracia, la Corte IDH parece abrazar todo lo contrario desde que para ella “[e]
l el órgano judicial tiene la función de hacer prevalecer la Convención Americana y
los fallos de esta Corte sobre la normatividad interna, interpretaciones y prácticas
que obstruyan el cumplimiento de lo dispuesto en un determinado caso”. Caso de
Las masacres de Ituango vs. Colombia (resolución de supervisión de cumplimiento de
sentencia. 21 de mayo del 2013, párrafo 30).
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25 Es conocida la discusión que sobre este punto ha tenido Ferrajoli con Guastini.
Para una síntesis de la misma Cfr. Accatio, Daniela, “La distinción entre vigencia (o
existencia) y validez (o el aporte del garantísmo a la teoría de la norma jurídica)”, en
Revista de Derecho, vol. xi, Valdivia: diciembre del 2000, pp. 36-41.
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26 Corte IDH. Caso Myrna Mack Chang vs. Guatemala. Fondo, Reparaciones y Costas, 25 de
noviembre del 2003. En el párr. 156 de la sentencia, la Corte IDH sostuvo lo siguiente:
“En caso de ejecuciones extrajudiciales es fundamental que los Estados investiguen
efectivamente la privación del derecho a la vida y castiguen a todos sus responsables,
especialmente cuando están involucrados agentes estatales, ya que de no ser así, se
estarían creando, dentro de un ambiente de impunidad, las condiciones para que este
tipo de hechos vuelva a repetirse, lo que es contrario al deber de respetar y garantizar
el derecho a la vida”.
27 La letra N se emplea para significar que se trata de una norma; y el número que le
acompaña significa que proviene del fundamento o párrafo 156 de la sentencia que
es su fuente.
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28 Corte IDH. Caso de los hermanos Gómez Paquiyauri vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas,
8 de julio de 2004. En el párr. 145 de la sentencia. Sostuvo la Corte IDH, lo siguiente: “El
Tribunal no entrará a analizar los beneficios carcelarios establecidos en la legislación
interna ni tampoco los otorgados a Francisco Antezano Santillán y Ángel del Rosario
Vásquez Chumo. No obstante, la Corte considera, sin excluir ninguna categoría de
condenados, que el Estado deberá ponderar la aplicación de estos beneficios cuando se
trate de la comisión de violaciones graves de derechos humanos, como en el presente
caso, pues su otorgamiento indebido puede eventualmente conducir a una forma de
impunidad”.
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Cuestiones constitucionales políticas
cumplimiento de sentencia del caso Barrios Altos vs. Perú29, de la que es posible
concluir la siguiente norma convencional adscripta:
N57: Está permitida la aplicación justificada de medidas como
la atenuación de la potestad punitiva o la reducción de la pena,
a fin de evitar impunidad.
Desde estas normas convencionales adscriptas establecidas por la Corte
IDH, puede concluirse lo siguiente:
a. Que los beneficios en la ejecución de la pena establecida a responsa-
bles por vulneraciones graves de derechos humanos, no están prohi-
bidos. El indulto ha de ser tenido como uno de estos beneficios, por
lo que el indulto no está prohibido desde el derecho convencional.
b. Que el indulto no esté prohibido no significa que esté permitido sin
ninguna limitación. El indulto estará permitido siempre y cuando
no represente impunidad.
c. Que para reconocer que una concreta decisión de indultar a un con-
denado por graves violaciones de derechos humanos no representa
impunidad, tal decisión debe estar suficientemente justificada.
No parece haber discusión para reconocer validez material a estas nor-
mas convencionales adscriptas recordadas por la Corte IDH en La Resolu-
ción, no al menos desde un plano general. Esto, desde luego, no asegura por
sí mismo corrección en su aplicación. Junto a estas normas, la Corte IDH
ha recogido normas convencionales adscriptas de carácter general acerca
de estándares internacionales sobre figuras que afectan la pena por graves
violaciones de derechos humanos, como a continuación se pasa a estudiar.
29 Corte IDH. Caso Barrios altos vs. Perú, Resolución de supervisión de cumplimiento de
sentencia, 7 de setiembre del 2012. En el párr. 57 de la Resolución, sostuvo la Corte
IDH, lo siguiente: “Si bien aún en casos de graves violaciones a los derechos humanos
el derecho internacional admite que ciertas circunstancias o situaciones puedan
generar una atenuación de la potestad punitiva o la reducción de la pena, como por
ejemplo la colaboración efectiva con la justicia mediante información que permita el
esclarecimiento del crimen, el Tribunal considera que el Estado deberá ponderar la
aplicación de tales medidas en el presente caso, pues su otorgamiento indebido puede
eventualmente conducir a una forma de impunidad”.
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30 Corte IDH. Caso Barrios Altos y caso La Cantuta vs. Perú. Resolución de supervisión de
cumplimiento de sentencia, 30 de mayo del 2018, párrafo 45.
31 Corte IDH. Caso 19 Comerciantes vs. Colombia. Fondo, reparaciones y costas, 5 de julio del
2004. En el párr. 263 de esta sentencia dijo la Corte IDH que “es preciso que tribunales
penales ordinarios competentes investiguen y sancionen a los miembros de la fuerza
pública que participaron en los hechos. Además, el Estado deberá abstenerse de
recurrir a figuras como la amnistía, la prescripción y el establecimiento de excluyentes
de responsabilidad, así como medidas que pretendan impedir la persecución penal o
suprimir los efectos de la sentencia condenatoria”.
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32 Corte IDH. Caso Rodríguez Vera y otros (desaparecidos del Palacio de Justicia) vs. Colombia.
Excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas, 14 de noviembre del 2014. Dijo
la Corte que “la obligación de investigar abarca la investigación, identificación,
procesamiento, juicio y, en su caso, la sanción de los responsables. Aun cuando es una
obligación de medio, ello no significa que no abarque el cumplimiento de la eventual
sentencia, en los términos en que sea decretada”. Párrafo 460.
33 Corte IDH. Sentencia del 29 de febrero del 2016. Excepción preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas.
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34 Sostuvo la Corte IDH que “de conformidad con el art. 5.1 y 5.2 de la Convención,
toda persona privada de libertad tiene derecho a vivir en condiciones de detención
compatibles con su dignidad personal. Esto implica el deber del Estado de salvaguardar
la salud y el bienestar de las personas privadas de libertad y de garantizar que la manera
y el método de privación de libertad no excedan el nivel inevitable de sufrimiento
inherente a la misma”. Caso Chinchilla Sandoval vs. Guatemala, citado, párrafo 169.
35 Sostuvo la Corte IDH que “las personas privadas de libertad que padezcan enfermedades
graves, crónicas o terminales no deben permanecer en establecimientos carcelarios,
salvo cuando los Estados puedan asegurar que tienen unidades adecuadas de atención
médica para brindarles una atención y tratamiento especializado adecuados,
que incluya espacios, equipo y personal calificado (de medicina y enfermería).
Asimismo, en tal supuesto, el Estado debe suministrar alimentos adecuados y las
dietas establecidas para cada caso respecto de personas que padecen ese tipo de
enfermedades. Los procesos de alimentación deben ser controlados por el personal del
sistema penitenciario, de conformidad con la dieta prescrita por el personal médico,
y bajo los requerimientos mínimos establecidos para el respectivo suministro. En
cualquier caso, y más aún si la persona está evidentemente enferma, los Estados tienen
la obligación de asegurar que se mantenga un registro o expediente sobre el estado de
salud y tratamiento de toda persona que ingresa en un centro de privación de libertad,
ya sea en el propio lugar o en los hospitales o centros de atención donde vaya a recibir
el tratamiento”. Idem., párrafo 184.
36 Estableció la Corte IDH que “corresponde determinar si el Estado proporcionó el
tratamiento debido a la presunta víctima de forma efectiva, adecuada, continua y por
personal médico capacitado, incluida la provisión de medicamentos y alimentación
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Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
requeridos, ya sea dentro o fuera del centro penitenciario, respecto de aquel conjunto
de enfermedades o padecimientos y a lo largo del tiempo en que estuvo recluida.
Asimismo, corresponde determinar si el Estado adoptó las medidas adecuadas cuando
su salud se deterioró”. Idem., párrafo 185.
37 Dijo la Corte IDH que “corresponde al Estado adoptar medidas que aseguren la
atención médica adecuada a los condenados que cumplan pena privativa de libertad
en un establecimiento carcelario, valorando inclusive, de ser necesario, medidas
alternativas a dicha pena o que la modifiquen”. Caso Barrios Altos y Caso La Cantuta vs.
Perú. Resolución de supervisión de cumplimiento de sentencia, 30 de mayo del 2018,
párrafo 50.
38 Sostuvo la Corte IDH que “en casos de graves violaciones de derechos humanos
dicha medida o figura jurídica debe ser la que menos restrinja el derecho de acceso
a la justicia de las víctimas [...] y debe ser aplicada en casos muy extremos y por una
necesidad imperante. Esto no significa que la figura jurídica o medida que tenga
que adoptar el Estado sea necesariamente una que ponga en libertad al condenado
y, mucho menos, que implique la extinción de la pena. Corresponde determinar,
primeramente, de acuerdo con otros factores, si habría una medida que permita una
atención médica efectiva (por ejemplo, asegurar que el condenado, de forma efectiva
y pronta, pueda acudir a las citas o procedimientos médicos correspondientes y
medidas y protocolos que permitan una atención médica de urgencia) [...] o si resulta
necesario aplicar una institución jurídica apropiada que modifique la pena o permita
una libertad anticipada”. Idem, párrafo 53. En este párr. no todo el contenido es
normativo, hay una parte que es teórico dogmático, como luego se advertirá.
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39 Sostuvo la Corte IDH que “si se contempla una medida que afecte la pena dispuesta por
delitos constitutivos de graves violaciones a los derechos humanos, particularmente
si se trata de una figura jurídica que permite que sea el Poder Ejecutivo quien extinga
dicha pena mediante una decisión discrecional, es necesario que exista la posibilidad
de solicitar el control jurisdiccional de la misma”. Idem., párrafo 57.
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Cuestiones constitucionales políticas
40 Sostuvo la Corte IDH que “La Corte recuerda que todas las autoridades de un Estado
Parte en la Convención Americana, entre ellos los jueces y órganos vinculados
a la administración de justicia, tienen la obligación de ejercer un “control de
convencionalidad”, evidentemente en el marco de sus respectivas competencias y de
las regulaciones procesales correspondientes, de forma tal que la interpretación y
aplicación del derecho nacional sea consistente con las obligaciones internacionales
del Estado en materia de derechos humanos”. Idem., párrafo 65.
41 Corte IDH. Caso Gelman vs. Uruguay. Resolución de supervisión de Cumplimiento de
Sentencia. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 20 de
marzo del 2013, párrafo 73.
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Primera parte
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Deben ser recordadas las razones que arriba fueron presentadas para
sostener que los jueces peruanos ⎯en realidad ningún juez nacional de
ningún Estado⎯ tiene la competencia para ejercer control de convenciona-
lidad. Los jueces peruanos no tienen delante de sí al derecho convencional
a secas (como sí lo tiene la Corte IDH), sino que delante tienen el derecho
convencional constitucionalizado, es decir, ellos operarán con verdadero
derecho constitucional. Este derecho constitucional de origen convencional
pasará a integrar el bloque de constitucionalidad con base en el cual el juez
peruano deberá llevar a cabo su función de control constitucional. No es
posible, pues, que el juez realice un control de convencionalidad; este es un
control reservado solamente para la Corte IDH, la que sí opera con derecho
convencional.
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Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
nal (creadas por la Corte IDH) si es que en el caso concreto pueden ser dadas
razones no solo correctas sino además fuertes, para sostener que tal norma
vulnera el contenido esencial constitucionalizado de algún derecho funda-
mental. Esto se aplica para todas las normas convencionales (las de alcance
general y las particulares de ejecución de un fallo), pero ⎯como se adelantó
ya⎯ se matiza respecto del fallo mismo, el cual solo podrá ser incumplido
válidamente si la regla jurídica particular que el fallo significa resulta mani-
fiestamente inconstitucional.
De esta manera, de R2 puede ser dicho que es imposible de ser cumplida
por los jueces peruanos, quienes solo podrán realizar control constitucional,
aunque con un bloque de constitucionalidad conformado también por las
normas constitucionales de origen convencional; y de R3 puede decirse que es
una regla que admite excepciones: el derecho constitucional de origen conven-
cional prevalecerá solo si es materialmente valido; si no lo es, se deberá aplicar
el derecho constitucional de origen nacional. En todo caso, también debe ser
recordado ⎯como ya se justificó arriba⎯ que los jueces peruanos no son
servidores de la Corte IDH, sino que son servidores de la justicia y, como tales,
tendrán que hacer prevalecer el derecho (constitucional de origen nacional o
convencional) válido.
42 Dijo la Corte IDH que “No obstante, esta Corte destaca que, previo a la notificación de
la presente Resolución, no podría haber corrido el plazo de interposición del recurso
respectivo”. Caso Barrios Altos y Caso La Cantuta vs. Perú. Resolución de supervisión de
cumplimiento de sentencia, 30 de mayo del 2018, párrafo 67.
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Segunda
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Dos razones pueden ser advertidas como sostén de la norma N67. Una
primera (R1) es que “el asunto estaba pendiente de una decisión por este tribu-
nal internacional en la etapa de supervisión de cumplimiento de sentencia”43;
y la segunda (R2) es que:
43 Ibid.
44 Ibid.
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Cuestiones constitucionales políticas
45 Dijo la Corte IDH que “[a]dicionalmente, esta Corte identifica que existen serios
cuestionamientos relativos al cumplimiento de los requisitos jurídicos estipulados
en el derecho peruano para otorgar dicho ‘indulto por razones humanitarias’.
A continuación, el Tribunal hace constar dichos cuestionamientos, los cuales
corresponde que sean analizados por las autoridades jurisdiccionales nacionales
competentes”. Caso Barrios Altos y caso La Cantuta vs. Perú. Resolución de supervisión
de cumplimiento de sentencia, 30 de mayo del 2018, párrafo 69.
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guir como regla general, y como excepción se podrán inaplicar siempre que
se muestren suficientes razones fuertes para ello; mientras que los criterios
metodológicos no solo no vinculan, sino que su no seguimiento no reclama
justificación.
A esto hace referencia la Corte IDH cuando dice que “no se deben
otorgar beneficios de forma indebida que puedan conducir a una forma de
impunidad”47, o que el Estado puede adoptar alguna medida para proteger
la vida e integridad del condenado, pero “siempre que la misma se otorgue
debidamente”48, o que se ha de controlar la validez del indulto para “asegu-
rar que sea otorgada de forma debida”49, o que el indulto no debe “impedir
indebidamente la ejecución de la sanción fijada por sentencia penal”50. De lo
que se trata, digámoslo una vez más, es de saber si efectivamente el indulto
a favor del expresidente Fujimori ha sido o no debido, y será debido si es
que existen razones que lo justifiquen suficientemente, y será indebido en
caso contrario.
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A. La metodología conflictivista
La metodología conflictivista propone entender que los derechos fun-
damentales son mandatos de optimización51, con un contenido conformado,
prima facie, por todas las pretensiones que cumplan al menos una propiedad
semántica del enunciado lingüístico empleado para reconocer el derecho
fundamental52. Esta propuesta de definición de los derechos fundamentales,
trae consigo una consecuencia irremediable: asumir como real que los dere-
chos fundamentales entran en conflicto, más precisamente, que el contenido
constitucional de un derecho fundamental puede dar derecho a lo que otro
derecho fundamental prohíbe desde su contenido constitucional53. Asumido
como real el conflicto entre derechos fundamentales, no existe otro modo
de resolverlo más que haciendo prevalecer un derecho fundamental sobre el
otro derecho fundamental.
Frente a esta situación, surge la necesidad de crear un instrumento que
permita resolver el conflicto. El instrumento metodológico creado con esta
finalidad es el llamado principio de proporcionalidad. Se trata, pues, de un
instrumento que permitirá establecer en un concreto conflicto entre derechos
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64 Corte IDH. Caso Barrios Altos y Caso La Cantuta vs. Perú. Resolución de supervisión de
cumplimiento de sentencia, 30 de mayo del 2018, párrafo 52.
65 Idem., párrafo 19.
66 Idem., párrafo 47.
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Corte IDH ha dicho que “la figura del ‘indulto por razones humanitarias’ en
el Perú normativamente busca el fin legítimo de garantizar la vida e integri-
dad del condenado”70. Esto quiere decir que el indulto a favor de Fujimori,
como medida restrictiva del derecho de acceso a la justicia de la víctima y de
sus familiares, tiene por finalidad garantizar la vida e integridad de Alberto
Fujimori. De esta finalidad puede ser dicho que es constitucionalmente válida,
o en términos de la Corte IDH, que es legítima.
70 Corte IDH. Caso Barrios Altos y Caso La Cantuta vs. Perú. Resolución de supervisión de
cumplimiento de sentencia, 30 de mayo del 2018, párrafo 54.
71 Bernal Pulido, Carlos, El principio de proporcionalidad y los derechos fundamentales, 3.ª
ed., Madrid: Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2007, pp. 740 y ss.
72 Corte IDH. Caso Barrios Altos y Caso La Cantuta vs. Perú. Resolución de supervisión de
cumplimiento de sentencia, 30 de mayo del 2018, párrafo 45.
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también para asignar valor grave al grado de afectación del derecho de las
víctimas y sus familiares. Así dijo la Corte IDH:
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Cuestiones constitucionales políticas
juez nacional está de acuerdo con este asignado valor, le corresponde dar las
razones que permitan asignar valores al resto de factores, y así determinar si
existen más razones para que prevalezca el derecho a la vida e integridad de
Alberto Fujimori, o si, por el contrario, existen más razones para que preva-
lezca el derecho de acceso a la justicia de las víctimas y sus familiares. Veamos
cómo podría operar este juicio ponderativo.
La fórmula del peso es la siguiente:
IPiCxGPiAxSPiC
GPi,jC =
IPjCxGPjAx SPjC
Las variables que la conforman, son las siguientes: Pi es uno de los dere-
chos fundamentales en conflicto; Pj es el otro derecho fundamental en con-
flicto; GPi,jC es el peso de Pi en relación a Pj en las circunstancias C del caso,
es decir, es el peso específico de Pi; IPiC es el grado de realización de Pi en el
caso concreto; IPjC es el grado de afectación de Pj en el caso concreto; GPiA
es el peso abstracto de Pi; GPjA es el peso abstracto de Pj; SPiC es la seguridad
de las premisas fácticas en relación a Pi; SPjC es la seguridad de las premisas
fácticas en relación a Pj.
Si en el caso concreto Pi es el derecho fundamental a la vida e integridad
de Alberto Fujimori; y Pj el derecho fundamental de acceso a la justicia de
las víctimas de graves violaciones de derechos humanos, y de sus familias,
entonces, tendríamos las siguientes variables con los siguientes valores:
En relación a Pi:
IPiC: el grado de satisfacción del derecho a la vida e integridad de Alberto
Fujimori con su excarcelación puede ser tenido como intenso, pues no parece
probable una medida que favorezca más a garantizar su vida e integridad que
la excarcelación.
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80 Para Bernal Pulido: “En la Teoría de los derechos fundamentales, Alexy aduce
argumentos que fundamentan una carga de argumentación a favor de la libertad y
la igualdad jurídica. El principio «in dubio pro libertate» expresaría el significado
de esta carga de argumentación. [...]. No obstante, en el Epílogo a la Teoría de los
derechos fundamentales, Alexy defiende una carga de argumentación diferente. En
todo caso de empate que se produzca en razón del control de constitucionalidad de
una ley, la ley debe considerarse como «no desproporcionada», y por tanto, debe ser
declarada constitucional. Dicho de otro modo, los empates no juegan a favor de la
libertad y de la igualdad jurídica, sino a favor del principio democrático”. Bernal
Pulido, Carlos, “La racionalidad de la ponderación”, en Revista Española de Derecho
Constitucional, N.° 77, 2006, p. 65.
81 Ibid.
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Segunda
Primera parte
Acusación constitucional contra cuatroElmagistrados
indulto al expresidente
del TribunalAlberto
Constitucional
Fujimori
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Cuestiones constitucionales políticas
85 Corte IDH. Caso Barrios Altos y Caso La Cantuta vs. Perú. Resolución de supervisión de
cumplimiento de sentencia, 30 de mayo del 2018, párrafo 64.
86 Idem., párrafo 58.
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Segunda
Primera parte
Acusación constitucional contra cuatroElmagistrados
indulto al expresidente
del TribunalAlberto
Constitucional
Fujimori
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Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
modo que exigirlos sería irrazonable por inexistencia de relación causal entre
estos factores y lo que intenta justificar; sino también porque factores como
los mencionados aparecen como requisitos que corresponden ser dispuestos
por el legislador nacional y no por un órgano jurisdiccional, menos aún por un
órgano de jurisdicción convencional. Tales otros factores son requisitos que
corresponde sean decididos por el legislador nacional en la Ley de Desarrollo
Constitucional respectiva. Nuevamente la Corte IDH, inconscientemente,
desde luego, intenta sustituir al Gobierno peruano, esta vez, a su legislador,
para usurpar su competencia y decidir ella. En este marco, es posible sostener
que la procedencia o improcedencia del indulto no depende del cumplimiento
o incumplimiento de esos otros factores advertidos extralimitadamente por
la Corte IDH.
180
Segunda
Primera parte
Acusación constitucional contra cuatroElmagistrados
indulto al expresidente
del TribunalAlberto
Constitucional
Fujimori
181
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
tienen una decisión, si bien todas las decisiones deben estar sostenidas en
razones para serle reconocida razonabilidad y consiguiente validez jurídica,
no a todas las decisiones se les requerirá de la misma manera que muestren
tales razones. De esta manera, una Resolución Suprema que no incluya en
sus considerandos una justificación ordenada y completa de las razones
que la sostienen, no la invalida automáticamente, como sí invalidaría a una
resolución jurisdiccional. Y no la invalidaría siempre y cuando fuese posible
concluir las razones fácticas desde lo actuado en el expediente de indulto, y
las jurídicas desde una interpretación correcta del derecho válido aplicable
(especialmente el constitucional).
VI. CONCLUSIONES
Existen razones que aquí he intentado mostrar, para sostener que en La
Resolución la Corte IDH incurre en una serie de excesos. La impresión que
tengo es que ella habría deseado anular el indulto al expresidente Fujimori,
pero se daba cuenta de que existía un impedimento que esta vez sí no podía
ignorar, no solo porque se trataba de un asunto básico como es el carácter
subsidiario de su intervención, sino también porque muchos ojos de varios
Estados se encontraban atentos a lo que ella pudiese resolver. Todos los demás
impedimentos fueron desatendidos, por eso los errores en los que incurre,
182
Segunda
Primera parte
Acusación constitucional contra cuatroElmagistrados
indulto al expresidente
del TribunalAlberto
Constitucional
Fujimori
89 La Corte IDH ha dicho que “[d]e ser necesario este Tribunal podrá realizar un
pronunciamiento posterior sobre si lo actuado a nivel interno es acorde o no a lo
ordenado en la Sentencia o constituye un obstáculo para el cumplimiento de la
obligación de investigar, juzgar y, de ser el caso, sancionar en los dos referidos casos
por no adecuarse a los estándares indicados e impedir indebidamente la ejecución de
la sanción fijada por sentencia penal”. Idem., párrafo 64.
183
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
de validez jurídica, decida como lo hubiese hecho la Corte IDH. Y esto genera
el que hoy es el mayor peligro que enfrentan los jueces nacionales, no solo
peruanos, sino de todos los Estados firmantes de la CADH y de la competencia
contenciosa de la Corte IDH: convertirse en meros agentes de la Corte IDH,
en sus sirvientes autómatas que se limitan a obedecer sus órdenes a través de
básicos juicios subsuntivos.
Al juez peruano que le concierna revisar la validez jurídica de la Resolu-
ción Suprema N.° 281–2017–JUS, le corresponderá llevar a cabo el respectivo
control constitucional (que no convencional) sin olvidar que es siervo de la
justicia, y no de la Corte IDH ni, desde luego, del Ejecutivo peruano. En ese
marco de ejercicio regular de su función, deberá sostener su decisión sobre
un conjunto de razones que se construyan a partir del derecho constitucio-
nal válido, conformado también por el derecho constitucional de origen
convencional formulado en las páginas anteriores: por ejemplo, la norma
convencional N156 de la sentencia al caso Myrna Mack Chang vs. Guatemala,
la norma N145 de la sentencia al caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri vs.
Perú, la norma N57 de la primera Resolución de supervisión de cumplimien-
to de sentencia del caso Barrios Altos vs. Perú, la norma N263 de la sentencia
al caso 19 Comerciantes vs. Colombia, entre varias otras. En particular, el juez
peruano debe tener presente que hoy la validez del derecho no proviene solo
ni principalmente de la autoridad de la fuente de la que emana, sino de la
justicia de su contenido.
184
TERCERA PARTE
VACANCIA PRESIDENCIAL
Tercera parte
Vacancia presidencial
CAPÍTULO VII
EL SIGNIFICADO DE LA INCAPACIDAD MORAL COMO
CAUSAL DE VACANCIA PRESIDENCIAL*
187
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
188
Tercera parte
Vacancia presidencial
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Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
Según este diccionario, y para lo que aquí interesa destacar, dos acepciones
⎯entre otras⎯ se asignan a la palabra “moral”. Una de ellas es la siguiente:
“conjunto de facultades del espíritu, por contraposición a físico”. Esta acep-
ción inmediatamente vincula la moral con la siquis, es decir, con el conjunto
de funciones mentales de una Persona. De forma tal que la incapacidad
moral significaría ausencia o deficiencia de “facultades del espíritu”, es decir,
incapacidad mental.
Este, por otro lado, parece haber sido el significado querido no solo por
el Constituyente de 1993, sino también por el Constituyente histórico perua-
no. De hecho, es muy probable que, si se analizasen los respectivos diarios
de debates, se pueda concluir que efectivamente, la voluntad del legislador
constituyente fue referir a la incapacidad mental del presidente con la expre-
sión “incapacidad moral”, razón por la cual siempre aparecía a continuación
de la incapacidad física en la disposición que recogía la causal de vacancia
presidencial.
190
Tercera parte
Vacancia presidencial
4 De todos modos, habrá que reconocer que “cualquiera que sea el peso que tenga una
autoridad en la interpretación de lo que la misma dijo o escribió, no se transfiere
naturalmente a la interpretación de la cultura en general o de una tradición jurídica en
particular”. Richard, David A., “La intensión de los Constituyentes y la interpretación”,
en Revista del Centro de Estudios Constitucionales, N.° 1, Madrid: setiembre-diciembre de
1988, p. 143.
5 Cfr. el apartado v.1 de este trabajo.
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Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
bien común. Si esto es así, resulta imprescindible que quien ocupe esta alta
magistratura sea moralmente apto. Esta aptitud le permitirá distinguir lo
público de lo privado, lo general de lo particular, y esta distinción le pondrá
en posición idónea de emplear el poder público que temporalmente se le
encarga para gestionar el bien de todos, y no el bien privado o particular
(personal o de grupo). De forma que de quien pueda ser sostenido que ca-
rece de un contenido moral tal que le impida gestionar el bien común, se
podrá sostener también que carece de lo básico para gobernar el país desde
la Presidencia de la República.
Resulta siendo un imperativo que quien se conduce en su vida privada
y, especialmente, en su vida pública, sin respetar por lo menos básicas exi-
gencias de moralidad, no debe tener a cargo la Presidencia de la República,
porque se mostrará radicalmente inidóneo para conseguir la finalidad que
da sentido al cargo de presidente de la República: la gestión del bien de todos
los peruanos. Surge, pues, la necesidad de evitar que personas moralmente
inidóneas ejerzan esta alta magistratura. Esta necesidad puede ser atendida
desde dos perspectivas. Una perspectiva previa, según la cual el sistema elec-
toral debiera poseer una serie de filtros para evitar que personas sin aptitud
moral lleguen a candidatear por la Presidencia de la República (exigencia
que debería ser predicada también de los congresistas, y en general de todos
los servidores públicos). Junto a esta perspectiva existe otra posterior, según
la cual, si el sistema electoral no impidió que accediera a la Presidencia una
persona moralmente inidónea, se la pueda identificar y destituir legítima
y democráticamente empleando instrumentos que aseguren un cambio de
mando sin sobresaltos. Para esta finalidad, la figura de la vacancia presidencial
aparece como un mecanismo idóneo y eficaz.
En este punto, resulta relevante averiguar si es posible sostener que el
Constituyente peruano de 1993 ha previsto este mecanismo de actuación
posterior. Si no lo ha previsto, entonces estará permitido vacar al presidente
de la República solamente por incapacidad mental, y estará prohibido vacarlo
por inidoneidad moral; y de ser así, habrá que esperar a una reforma constitu-
cional para tener incorporado al sistema constitucional peruano la causal de
inidoneidad moral. De modo que la cuestión se desplaza a saber si es posible
concluir del art. 113.2 de la Constitución una norma constitucional que hoy
permita reconocer incorporado este mecanismo de actuación posterior.
192
Tercera parte
Vacancia presidencial
Para resolver esta cuestión sirve advertir que otra acepción del término
“moral” que el diccionario de la RAE prevé, es la siguiente: “Perteneciente o
relativo a las acciones de las personas, desde el punto de vista de su obrar en
relación con el bien o el mal y en función de su vida individual y, sobre todo,
colectiva”. Esta acepción es perfectamente aplicable a la mencionada formu-
lación lingüística del art. 113.2. No solo porque semánticamente no existe
ninguna dificultad, sino también, y especialmente, porque la justificación
mostrada inmediatamente atrás, permite reconocer como imprescindible el
requisito de moralidad con la que el presidente de la República debe de con-
ducirse en cada una de sus decisiones. Con base en esta segunda acepción es
posible construir un significado jurídico distinto al que permitió formular la
norma N113.2. Esta acepción vincula la moral con la moralidad, es decir, con
el conjunto de reglas morales que guían el actuar de las personas. Desde este
significado, es posible admitir la existencia de una norma constitucional con
el siguiente enunciado deóntico:
N113.2’: Está permitido vacar al presidente de la República por
su permanente incapacidad de conducirse según reglas morales,
declarada por el Congreso.
Otro modo de formular esta misma norma es la siguiente:
N113.2’: Está permitido vacar al presidente de la República por
su permanente inmoralidad, declarada por el Congreso.
De esta manera, es posible advertir que la norma N113.2’ es una norma
que se sostiene al menos en las dos razones siguientes. La primera (Rc) se
construye desde una interpretación literal de la disposición; y la segunda
(Rd) se construye desde una interpretación teleológica, si se considera que el
telos de la vacancia presidencial es evitar que la Presidencia sea ejercida por
una persona que, al conducirse con desprecio de reglas morales esenciales, le
imposibilita permanentemente para gestionar el bien común de la comunidad
política peruana, tal y como fue justificado antes.
En contra de la existencia y validez de la norma N113.2’, puede sostenerse
que en el art. 113 de la Constitución se han recogido una serie de causales
que son precisas y no abiertas, primero; y que son objetivamente constata-
bles, segundo. De modo que “la incapacidad moral rompe con el esquema
193
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
6 De ellas se ha dicho que “todas [...] tienen carácter objetivo y no requieren contradicción.
Son causales que tienen una condición de inobjetables”. García Chávarry, Abraham,
La vacancia por incapacidad moral del presidente de la República. Recuperado de <https://
bit.ly/2QdyTjB>.
7 Ibíd.
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Vacancia presidencial
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Tercera parte
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Cuestiones constitucionales políticas
9 No solo es norma, sino que sus contenidos serán reconocidos como “normas de
las cuales se predicará supremacía normativa, y a las cuales en su conjunto (como
constitución en sentido jurídico) se les atribuye la función de fundar la validez del
ordenamiento jurídico”. Aldunate Lizana, Eduardo, “La fuerza normativa de la
constitución y el sistema de fuentes del derecho”, en Revista de Derecho de la Pontificia
Universidad Católica de Valparaíso, N.° xxxii, 2009, p. 478.
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Cuestiones constitucionales políticas
1. La atribución del Congreso debe ser ejercida con respeto a los derechos
fundamentales del presidente
El Constituyente peruano ha establecido que el fin supremo del Esta-
do peruano es la Persona (art. 1). Este es su valor: la Persona vale como fin
supremo13. Este valor equivale a su dignidad. Este valor o dignidad reclama
promover la máxima realización posible de la Persona14. Si los derechos hu-
204
Tercera parte
Vacancia presidencial
manos son bienes humanos debidos15 a la Persona por ser lo que es y valer lo que
vale, y cuyo goce o adquisición le depararán grados de realización16; entonces,
la máxima realización posible de la Persona se obtendrá a través de la más
plena vigencia posible de sus derechos humanos17. Por eso el Constituyente
peruano también ha decidido que es un deber esencial del Estado peruano
garantizar la plena vigencia de los derechos humanos (art. 44).
De esta manera, debe ser afirmado que el Estado, más precisamente, sus
poderes públicos, deben dirigir su actuación de manera que se promueva la
plena vigencia de los derechos humanos de todas las personas por igual. Di-
cho de otro modo, los poderes públicos deberán ejercer sus atribuciones del
modo que más y mejor promuevan la plena realización de la Persona a través
de la plena vigencia de los derechos fundamentales. Más concretamente, el
Congreso debe desenvolver sus atribuciones con pleno respeto al contenido
constitucional de los derechos fundamentales; especialmente, para lo que
aquí interesa destacar, el Parlamento peruano debe ejercer su atribución
de vacancia presidencial por incapacidad moral, ajustándose plenamente al
contenido constitucional de los derechos fundamentales del presidente, quien
por ejercer la presidencia de la República no deja de ser Persona y no deja de
valer como fin supremo.
En este punto corresponde completar las dos normas constitucionales
que antes fueron concluidas desde la disposición D113.2 de la Constitución.
Como se recordará, tales normas constitucionales se construyeron desde
una interpretación literal pero aislada del art. 113.2 de la Constitución. Sin
embargo, el principio de unidad de la Constitución exige considerar que el
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Cuestiones constitucionales políticas
19 El procedimiento está regulado por el artículo 89-A del Reglamento del Congreso.
20 Ha dicho el Tribunal Constitucional que “el debido proceso en tanto derecho
fundamental también se manifiesta como tal en los procesos y procedimientos al
margen de la naturaleza de que se trate”. Exp. N.° 5156–2006–PA/TC, fundamento
38.
21 Lo tengo justificado en Los derechos constitucionales. Elementos para una teoría general, 3.ª
ed., Lima: Palestra, 2007, pp. 242-244.
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Cuestiones constitucionales políticas
para colaborar con la gestión del bien común se muestren los miembros cir-
cunstanciales del Congreso.
El juez constitucional en el proceso constitucional no está autorizado
para evaluar el grado de corrección de las razones que sostienen la decisión
de vacancia, sino que su control se dirigirá a verificar si tales razones existen
o no. Si las razones de conveniencia o de justicia existen, aun cuando puedan
ser razones débiles, o razones no compartidas, el juez constitucional no podrá
declarar la inconstitucionalidad de la decisión. Esta será declarada solamente
si no existe ninguna razón ni política ni jurídica con alguna corrección, para
sostener una concreta decisión de vacancia, es decir, digámoslo una vez más,
si es manifiestamente arbitraria. De lo contrario, quien estaría ejerciendo de
modo extralimitado su función sería el controlador de la constitucionalidad
y, con ello, estaría incurriendo en inconstitucionalidad. Y es que el control
constitucional tendrá un contenido y alcance definido también por el objeto
a controlar: no es lo mismo, por ejemplo, controlar la constitucionalidad de
una decisión reglada, que de una discrecional; y no es lo mismo controlar la
constitucionalidad de una decisión predominantemente jurídica, que de una
predominantemente política.
Por lo demás, situaciones como estas, reclaman que se cree un proceso
de amparo especial, con jueces y plazos distintos a los previstos para el pro-
ceso de amparo ordinario; por ejemplo, un amparo constitucional que se
inicie en la Corte Suprema como primera instancia, y termine en el Tribunal
Constitucional como segunda y última instancia, con un trámite realmente
preferente y sumario23.
23 En realidad, un amparo de este tipo debería estar abierto como canal de control
constitucional de las decisiones que el Parlamento pueda adoptar respecto de las más
altas magistraturas del Estado.
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Tercera parte
Vacancia presidencial
como para esperar una gestión beneficiosa para el entero cuerpo nacional. Del
mismo modo, perjudica notablemente al interés general que la Presidencia esté
a cargo de una Persona que desenvuelve su actuación pública y privada con
desprecio a las exigencias morales que todos reconocemos como esenciales
para la conducción de la cosa pública. Por esta razón, la autorización para
vacar al presidente de la República por incapacidad moral es una atribución
muy delicada y trascendente cuyo empleo adecuado puede generar tanto bien,
como perjuicio puede ocasionar su empleo injustificado y extralimitado.
Esta constatación reclama, política e incluso moralmente, mucha hones-
tidad y prudencia por parte de los Parlamentarios a la hora de llevar adelante
y decidir en un proceso de vacancia presidencial. Honestidad para no hacer
pasar como interés general lo que no es más que un interés partidario, y
prudencia para no hacer peligrar la gobernabilidad de la comunidad política,
más aún cuando de esa gobernabilidad dependen el normal funcionamiento
de las distintas esferas estatales, como la económica. La comunidad política
tiene mucho por perder si una vacancia presidencial se conduce por intereses
partidarios antes que, por el interés general, y si se conduce de modo tal que
la gobernabilidad se vacía de institucionalidad.
Si bien la honestidad y la prudencia están reclamadas para la decisión de
vacancia por incapacidad mental, lo están de modo especial e intenso para
adoptar la decisión de vacar al presidente de la República por inmoralidad.
Está justificado que se reclame a los congresistas que voten a favor de una
concreta solicitud de vacancia presidencial por incapacidad moral, solamente
si están plenamente convencidos de que están presentes las tres condiciones
que, a modo de elementos objetivadores de la decisión, fueron antes refe-
ridos: primero, que sean verdaderos los hechos; segundo, que tales hechos
sean pasibles de reproche moral; y, tercero, que ese reproche moral sea de tal
contenido e intensidad que descalifica a una Persona para encargarse de la
gestión del bien público desde la Presidencia de la República.
Más que nunca es necesario tomar conciencia que es extremadamente
relevante que se consiga un voto de calidad a la hora que los congresistas voten
una vacancia presidencial. Para conseguirlo ayuda que el voto que se emita no
sea fruto de una consigna política, sino consecuencia de un convencimiento
personal y propio. En la medida que no deben existir intereses partidarios
en juego, sino el interés general como asunto a atender mediante la vacancia,
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Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
entonces, los partidos políticos deben dejar de lado sus intereses propios,
lo que a su vez reclama dejar en plena libertad de decisión a sus integrantes
parlamentarios a la hora de emitir su voto. Esta ha de ser una votación de
conciencia y no de consigna partidaria.
En esta misma línea de conseguir votos de calidad que decidan la vacancia
presidencial por incapacidad moral, si el concreto Parlamentario que vota no
por consigna sino por convencimiento personal, encuentra que tiene duda
acerca de la incapacidad moral del presidente, debe votar en contra de la
vacancia solicitada. Esto es particularmente reclamado para cuando se trata
de una vacancia por incapacidad moral entendida como inmoralidad del
presidente, de modo que, si el concreto Parlamentario tiene alguna duda acerca
del cumplimiento de alguna de las tres condiciones que como elementos de
juicio han sido recordados líneas atrás, entonces, le está exigido decantarse
por rechazar el pedido de vacancia y votar en contra de ella. En estos casos, la
duda favorece a la continuidad del presidente de la República, porque preci-
samente por los riesgos que lleva implícita la vacancia presidencial, lo único
que favorece a la comunidad política es vacar al presidente solamente cuando
exista el pleno convencimiento de su inidoneidad moral. Este principio bien
puede ser denominado in dubio pro Polis o in dubio pro Estado.
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Excursus
EXCURSUS
EL VALOR DE LA TOLERANCIA
Si algo caracteriza a la cultura occidental hoy es su intensa vocación de
apertura. Hoy el aislamiento no solo es una inconveniencia desde que las rela-
ciones humanas están marcadas por la globalización, sino que es un antivalor.
Hoy a lo que se tiende es al conocimiento de experiencias distintas, y a la pro-
moción de la convivencia pacífica de una pluralidad de realidades diferentes.
Hoy más que nunca la tolerancia no solo como valor político, sino también
como valor social, es un bien muy preciado. Razones objetivas y subjetivas hay
para ello y en abundancia, al punto que hoy difícilmente estaríamos dispuestos
a considerarnos como intolerantes; y encontraríamos justificación rápida para
indignarnos si alguien nos llamase de tal manera. Pero si no deseamos que
la también contemporánea amenaza de superficialidad, lleve a concebirnos
como tolerantes sin saber bien qué significa eso, conviene preguntarnos por
lo que implica la tolerancia.
Según el diccionario de la RAE, la tolerancia significa el “2. f. Respeto a
las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes a contrarias
a las propias”. Existen muchos modos de respetar la idea o creencia o prác-
tica contraria a la nuestra. Todos estaremos de acuerdo en reconocer que el
respeto adeudado, ni exige adhesión, ni proscribe la crítica; pero sí rechaza
el insulto. Se pueden reconocer muchas maneras de insultar, y todos también
estaremos de acuerdo en aceptar que una de esas maneras ocurre cuando se
pretende descalificar a la persona que piensa contrario, en lugar de descalificar
las razones que sostienen su idea, su creencia o su práctica no compartida.
A lo largo de estas páginas me he planteado y respondido una serie de
cuestiones políticas que tienen una respuesta también desde el ámbito jurí-
dico; y lo he hecho mostrando razones de cuya corrección estoy persuadido.
223
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
Estas razones finalmente pueden ser incorrectas, pero en ningún caso son
deshonestas: no esconden ni buscan quedar bien con ningún grupo político,
social o económico; solo buscan, desde el derecho constitucional, analizar
críticamente las respuestas que órganos nacionales y la Corte IDH han dado a
problemas de relevante connotación política. El no reconocerme vinculado a
algún grupo, me permite afirmar justificadamente mi convencimiento de que
el derecho (formalmente) convencional creado por la Corte IDH puede llegar
a ser (materialmente) inconvencional; y a afirmar también que, por desgracia,
la mencionada Corte IDH ha incurrido en no pocas extralimitaciones respecto
del Estado Peruano.
Estoy convencido de que la Corte IDH se extralimita cuando ordena al
Estado peruano archivar la denuncia constitucional contra los magistrados
Miranda, Ramos, Ledesma y Espinosa-Saldaña. Y se extralimita también
cuando pretende no solo imponer al juez constitucional peruano una deter-
minada metodología para evaluar la validez jurídica de la decisión de indultar
al expresidente Fujimori; sino también cuando le dice cómo operar con esa
concreta metodología impuesta bajo sanción de nulidad. He mostrado las
razones de ambos convencimientos. Puede compartirse o no esta mi posi-
ción, por considerarse correctas o incorrectas las razones que he mostrado,
como su sostén, pero de ninguna manera se puede juzgar mis intenciones
para atribuirme finalidades espurias que pretenden descalificarme por no
coincidir con lo que pienso.
Quienes lo hacen no solo se conducen con intolerancia e injusticia, sino
que ignoran el verdadero monstruo que hoy a todos nos amenaza: la arbitra-
riedad de una circunstancial mayoría de la Corte IDH que mañana más tarde
puede volver a extralimitarse, esta vez en contra de los convencimientos de
aquellos que hoy son sus defensores. ¿Hay que esperar a que la Corte IDH
decida y/u ordene al Estado peruano en contra de nuestros convencimientos
morales o políticos, para aceptar que ella puede incurrir en inconvencionali-
dad, y recién empezar a cuestionar la validez y eficacia del derecho conven-
cional que crea? Una respuesta afirmativa es, a mi modo de ver, jurídicamente
injusta, políticamente inconveniente y moralmente deshonesta.
Soy consciente de que las respuestas que propongo a varias de las cues-
tiones que en este libro he planteado, son hoy intensamente impopulares.
Pero sería deshonesto conmigo mismo callar de lo que estoy convencido, o
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Excursus
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Biografía
BIOGRAFÍA
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Biografía
“El significado iusfundamental del debido proceso”, en Sosa Sacio, Juan Manuel, El
debido proceso, Lima: Gaceta Jurídica, 2010.
“La Constitución del Estado constitucional”, en Advocatus 29, Lima: junio del 2015.
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Cuestiones constitucionales políticas
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Biografía
EXP N° 01969-2011-PHC›/TC
LIMA
HUMBERTO BOCANEGRA CHÁVEZ A FAVOR
DE JOSÉ SANTIAGO BRYSON DE LA BARRA
Y OTROS
RAZON DE RELATORÍA
La presente resolución sólo es suscrita por los magistrados Urviola Hani, Vergara Go-
telli, Mesía Ramírez, Calle Hayen, Eto Cruz y Álvarez Miranda, y no por el magistrado
Beaumont Callirgos debido a que, aun cuando estuvo presente en la vista de la causa,
no llegó a votar y mediante Resolución Administrativa Nº 66-2013-P/TC de fecha 3
de mayo de 2013, publicada en el diario oficial “El Peruano” el 6 de mayo de 2013, se
ha declarado la vacancia de dicho magistrado por la causal establecida en el artículo 16º,
inciso 4, de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional. Los votos emitidos alcanzan
mayoría suficiente para formar sentencia, conforme al artículo 5° (primer párrafo) de
la Ley N.° 28301.
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Humberto Bocanegra Chávez
contra la resolución expedida en mayoría por la Segunda Sala Especializada en lo Penal
para Procesos con Reos Libres de la Corte Superior de Justicia de Lima, de fojas 454,
su fecha 29 de octubre de 2010, que declaró infundada la demanda de hábeas corpus
de autos.
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Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
ANTECEDENTES
Con fecha 3 de marzo de 2009, el recurrente interpone demanda de hábeas corpus a
favor de los señores José Santiago Bryson de la Barra, Juan Alberto Agreda Huamán,
Edgar Saúl Villanueva Paiva, Jorge Enrique Curzo Ramírez, Augusto Ramos Toledo,
Julio Morales Palacios, Cilas Timoteo Sabria Pallano, José del Carmen Bellodas Arroyo,
Humberto Madrid Sosa, Edgar Félix Rojas Poma, Nicolás David Romero Saldaña,
Carlos Eduardo Castillo Vega, Federico Antonio Pineda Alache, Segundo Rosado
Izquierdo Quispitongo, Antonio Jara Montoya, Américo Manuel Martínez Cárdenas,
Hipólito Fermín Silva Torres, José Antonio Salcedo García, Eduardo Luis Llontop de
la Cruz, Félix Alejandro Alvarez Morales, Toribio Dioses Lupu, Julio César Casusol-
Martínez y William Puerta Calderón.
Solicita que se declare nulo el auto de apertura de instrucción emitido por el juez
del Cuarto Juzgado Penal Supraprovincial con fecha 9 de enero de 2009 (Exp. Nº
2007-00213-0-1801-JR-PE-04). Alega que cuando se emitió dicha resolución judicial
el juez emplazado tenía conocimiento de que una sala penal superior había declarado
prescrita la acción penal para el caso del coprocesado Teodorico Bernabé Montoya, lo
que incluso fue confirmado por el Tribunal Constitucional (Exp. N.º 3173-2008-PHC/
TC). Al respecto, considera que los efectos de la referida sentencia le son extensivos al
caso de los favorecidos al tratarse de sujetos en una situación idéntica. En este sentido
considera que siendo los favorecidos, al igual que Teodorico Bernabé Montoya, pre-
suntos autores de los hechos ocurridos en el establecimiento penal San Juan Bautista
(El Frontón) el 19 de junio de 1986, les corresponde igualmente la prescripción de la
acción penal.
Realizada la investigación sumaria se tomó la declaración del accionante, a fojas
139, quien afirma que se vulnera los derechos a la libertad individual y a la tutela
procesal efectiva de los favorecidos por cuanto el juez penal ha ordenado abrir
proceso por hechos prescritos, dictando comparecencia restringida con impedi-
mento de salida del país a pesar de que la acción penal ya se encontraba prescrita.
Además, considera que ello contraviene lo previsto en el artículo 77 del Código
de Procedimientos Penales.
Por su parte el juez emplazado, a fojas 147, refiere que en cuanto a la alegada prescrip-
ción de la acción penal, en el auto de apertura de instrucción se encuentran plasmados
los argumentos por los que considera que la acción penal se encuentra todavía vigente.
Asimismo, afirma que su judicatura ha cumplido con lo dispuesto por la Tercera Sala
Penal con Reos Libres de la Corte Superior de Justicia de Lima en el hábeas corpus
interpuesto a favor de Teodorico Bernabé Montoya, toda vez que no ha incluido al
referido inculpado en el auto de apertura de instrucción.
Con fecha 29 de enero de 2010, a fojas 338, el Sexto Juzgado Especializado en lo
Penal de Lima declaró infundada la demanda de hábeas corpus, por considerar que la
prescripción no es un derecho fundamental. De otro lado, argumenta que la sentencia
232
Biografía
FUNDAMENTOS
Cuestión previa: Los efectos de la sentencia de hábeas corpus del caso Teodorico
Bernabé Montoya en el presente caso
4. Antes de ingresar al análisis de fondo de la pretensión, resulta necesario referirnos
a la alegación esgrimida por la parte demandante en el sentido de que la presente
demanda deberá ser estimada por cuanto este Tribunal Constitucional anterior-
mente habría confirmado la resolución de hábeas corpus que declaró prescrita la
acción penal de un coimputado de los favorecidos (Teodorico Bernabé Montoya).
233
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
Al respecto, conviene aclarar que no es cierto que este Tribunal haya confirmado
dicha resolución judicial, en la que la Tercera Sala Penal para Procesos con Reos
Libres de la Corte Superior de Justicia de Lima declaró fundada la demanda de
hábeas corpus. Antes bien, este Tribunal Constitucional únicamente determinó
que dicha resolución estimatoria habría adquirido “… la calidad de cosa juzgada,
con efectos interpartes…” (Exp. Nº 3173-2008-PHC/TC, resolución del 11 de
diciembre de 2008, fundamento 8) y que en tal sentido resultaba indebida la
concesión del recurso de agravio constitucional, toda vez que conforme al artículo
202 de la Constitución, corresponde a este Tribunal conocer en última y definitiva
instancia las resoluciones denegatorias de hábeas corpus, lo que además ha sido
explicitado por el Código Procesal Constitucional, que en su artículo 18 dispone
que dicho recurso solo procede cuando la demanda ha sido declarada infundada
o improcedente en segunda instancia.
5. Además, cabe señalar que las sentencias en los procesos constitucionales de la
libertad (hábeas corpus, amparo, hábeas data), a diferencia de los procesos de
inconstitucionalidad, solo producen efectos para quienes han sido parte (Exp. Nº
2579-2003-HD/TC, fundamento 18). En tal sentido, no resulta de recibo preten-
der aplicar los efectos de lo resuelto en la sentencia de hábeas corpus expedida por
el Poder Judicial a favor de Teodorico Bernabé Montoya para sus coimputados,
quienes son los favorecidos en el presente hábeas corpus.
6. Conforme a lo expuesto, el Tribunal Constitucional no evaluará la pretensión
sobre la base de lo resuelto por la Tercera Sala Penal para Reos Libres de la Corte
Superior de Justicia de Lima a favor de Teodorico Bernabé Montoya, toda vez
que este Tribunal carecía de competencia para conocer el referido hábeas corpus.
Por otro lado, en la medida que la demanda sub júdice ha sido desestimada por el
Poder Judicial, el Tribunal Constitucional puede ingresar a conocer el fondo de la
pretensión.
234
Biografía
“El sistema material de valores del Estado de Derecho impone que cualquier
lucha contra el terrorismo (y quienes lo practiquen), se tenga necesariamente
que realizar respetando sus principios y derechos fundamentales. Aquellos
deben saber que la superioridad moral y ética de la democracia constitucional
radica en que ésta es respetuosa de la vida y de los demás derechos funda-
235
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
13. Al respecto, debe tenerse presente que los mismos hechos que son materia de
proceso penal han sido previamente conocidos por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, la cual determinó que se había violado el derecho a la vida a
través de un excesivo uso de la fuerza, así como el derecho de protección judicial
por la negativa del Estado de efectuar una investigación cabal de lo ocurrido.
14. Debe reiterarse, al respecto, el criterio ya sostenido por este Tribunal en el sentido
de que no puede utilizarse la prescripción de la acción penal para avalar situaciones
de impunidad generadas desde el propio Estado. En efecto, si bien resulta inconsti-
tucional mantener la persecución penal ad infinitum, debe tenerse presente que la
prescripción de la acción es una institución eminentemente garantista que supone
la defensa del individuo contra los excesos del poder estatal. En tal sentido, no
puede ser utilizada con la finalidad de encubrir graves actos delictivos que deben
ser investigados (Cfr. Exp. Nº 218-2009-PHC/TC; 03693-2008-PHC/TC); en
otros términos, la necesidad de investigación de hechos graves puede hacer ceder
las expectativas de seguridad jurídica derivadas de la prescripción de la acción
penal. Por otro lado, el Tribunal Constitucional reafirma la validez y vigencia del
artículo 2 de la Convención Americana sobre de Derechos Humanos, según la
cual el Estado peruano se compromete a adoptar las medidas legislativas o de otro
carácter que fueren necesarias para hacer efectivos los derechos y libertades en ella
consagrados. Asimismo, conforme al artículo 27 de la Convención de Viena sobre
el Derecho de los Tratados, el Estado peruano no puede invocar el derecho interno
para justificar el incumplimiento de un tratado. En suma, se trata de equilibrar,
de un lado, los mandatos de seguridad jurídica que subyacen al reconocimiento
constitucional de la prescripción de la acción penal con el deber estatal de investigar
actos violatorios de los derechos humanos y, de otro, el respeto de los compromisos
internacionalmente asumidos.
15. En este sentido, corresponde ahora analizar si, por la forma en que sucedieron los
hechos que son materia de proceso penal, resulta constitucionalmente válido haber
abierto instrucción a pesar de que habrían ocurrido en 1986.
1.3. Los hechos que originaron el proceso penal materia de cuestionamiento conforme
a lo descrito en el auto de apertura de instrucción
16. Conforme a lo señalado en el auto de apertura de instrucción cuestionado, los
acontecimientos que dieron lugar al proceso penal se originaron en virtud de tres
motines que se produjeron de manera simultánea en los establecimientos penales
San Juan Bautista (El Frontón), Santa Bárbara y San Pedro (Lurigancho) el día
18 de junio de 1986. La perturbación del orden interno al interior de los penales
236
Biografía
fue originada por los internos condenados y procesados por delito de terrorismo.
Así lo describe la Corte Interamericana de Derechos Humanos:
f. el 18 de junio de 1986 se produjeron motines simultáneos en tres
centros penitenciarios de Lima: el Centro de Readaptación Social -CRAS-
“Santa Bárbara”, el Centro de Readaptación Social -CRAS- San Pedro
(ex- “Lurigancho”) y el Pabellón Azul del CRAS San Juan Bautista, (ex-El
Frontón). En este último se encontraban detenidos Nolberto Durand
Ugarte y Gabriel Pablo Ugarte Rivera;
g. los presos asumieron el control de los pabellones, luego de haber to-
mado a efectivos de la Guardia Republicana como rehenes y de haberse
apoderado de las armas de fuego que portaban algunos de ellos. Ante
esta situación, las autoridades penitenciarias, en coordinación con las
autoridades judiciales competentes, iniciaron negociaciones con los
amotinados, en las que se avanzó hasta conocer sus reclamos;
(Corte Interamericana, caso Durand y Ugarte, sentencia de fondo, párr.
59, f y g).
17. Según lo descrito en el auto de apertura de instrucción, luego de reiterados inten-
tos para que los internos depongan su actitud beligerante, se inició el operativo
de debelamiento a cargo del general Raul Jares Gago, disponiendo que se abra un
boquete en el extremo sur del Pabellón Azul para facilitar el ingreso de los efectivos
policiales (fundamento quinto), “…por lo que se habrían efectuado disparos de
cohetes Ambrushcontra la puerta principal y la pared lateral sin obtener el resultado
requerido. En ese momento, el operador lanzacohetes (…) sería alcanzado por un
proyectil de arma de fuego a la altura del cráneo, el cual provendría de la acción
de algún interno, lo que generó un intercambio de disparos. Las fuerzas del orden
usarían además granadas fumígeras y lacrimógenas, que ocasionarían incendios al
interior del pabellón; al tener resultados negativos con los lanzacohetes se utilizaría
explosivos C-4, así como mayores disparos de cohetes contra las paredes del edifi-
cio, logrando abrirse una brecha en el muro posterior del edificio. Originando el
desmoronamiento y caída del segundo piso” (fundamento sexto).
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Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
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Biografía
1.5. Violación del derecho de tutela judicial efectiva e investigación de los hechos
23. El derecho a la tutela judicial efectiva, reconocido por nuestra Constitución en
su artículo 139.3, cobra especial relevancia ante casos de violaciones de los dere-
chos humanos, ya que no es posible garantizar ninguno si no existen mecanismos
judiciales para hacer frente a actos que los vulneren o amenacen. Este ámbito del
derecho a la tutela judicial efectiva está previsto en el artículo 3, literal “a” del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que establece que “Toda persona
cuyos derechos o libertades reconocidos en el presente Pacto hayan sido violados
podrá interponer un recurso efectivo”. Asimismo, la Convención Americana sobre
Derechos Humanos establece, en su artículo 25.1, que “Toda persona tiene derecho
a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o
tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fun-
damentales reconocidos por la Constitución, la ley o la presente Convención”. En
virtud de ello, este Tribunal Constitucional ha considerado que “A la condición
de derechos subjetivos del más alto nivel y, al mismo tiempo, de valores materiales
de nuestro ordenamiento jurídico, le es consustancial el establecimiento de me-
canismos encargados de tutelarlos, pues es evidente que derechos sin garantías no
son sino afirmaciones programáticas, desprovistas de valor normativo” [Exp. Nº
1230-2002-HC/TC].
239
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
24. Asimismo, este Tribunal, a través de reiterada jurisprudencia, ha derivado del deber
estatal de protección de derechos fundamentales (artículo 44 de la Constitución) la
necesidad de investigar y sancionar todo acto violatorio de los derechos humanos
(Exp. Nº 2488-2002-HC/TC, fundamentos 21-23; Exp. Nº 2798-2004-HC/TC,
fundamento 10; Exp. Nº 03693-2008-PHC/TC, fundamento 16; Exp. Nº 0218-
2009-PHC/TC, fundamento 16). Ello adquiere particular relevancia en casos de
violaciones del derecho a la vida derivados de un excesivo uso de la fuerza letal. Al
respecto, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha señalado lo siguiente:
240
Biografía
paradero de las personas a favor de las cuales se había interpuesto el hábeas corpus
(Durand y Ugarte, fondo, párr. 100; Neira Alegría, fondo, párr. 77).
27. Esta situación motivó que el Estado peruano haya sido condenado por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos por violación al derecho a un recurso efec-
tivo para tutelar los derechos, lo que abona aún más en favor de la necesidad de la
investigación judicial del presente caso.
28. Asimismo, en el auto de apertura de instrucción se afirma que todo el proceso
posterior a la muerte de los internos, como a la remoción de escombros, recupera-
ción y examen de los cadáveres e inhumaciones de las víctimas, se caracterizó por
un estricto secreto que rodeó estas operaciones, y que los fallecidos habrían sido
enterrados de manera clandestina, lo que deberá ser materia de probanza al interior
del proceso penal:
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Cuestiones constitucionales políticas
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Biografía
34. A su vez, este Tribunal entiende que las necesidades de investigación y sanción no
se verán satisfechas únicamente con el inicio de un proceso judicial, sino que es
necesaria una sentencia en la que de manera definitiva y oficial se determinen las
responsabilidades penales a que hubiera lugar.
35. En efecto, habiendo ocurrido los hechos en el año 1986, resulta indebido que
hasta el día de hoy el proceso siga su curso sin haber concluido en una sentencia
definitiva. Ello resulta indebido, por cuanto las familias de los agraviados merecen
una respuesta del Estado sobre el modo y circunstancias en que se produjeron los
hechos (derecho a la verdad), así como una debida reparación, lo que hasta el día
de hoy tarda más de 25 años.
36. De otro lado, el hecho de que no se haya dictado una sentencia mantiene a los
imputados en un estado de permanente sospecha. Al respecto, ya este Tribunal ha
señalado en reiterada jurisprudencia que resulta prima facie inconstitucional que se
mantenga una persecución penal indefinida en el tiempo. A su vez, esta situación
podría resultar atentatoria del derecho al plazo razonable del proceso.
37. En suma, seguir ad infinitum con el proceso penal genera, de un lado, impunidad
(que agravia a las víctimas del hecho) y de otro lado afecta indebidamente los de-
rechos de los implicados en estos hechos. Es por ello que este Tribunal considera
que la solución del presente caso pasa por evitar acciones que dilaten aún más el
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Cuestiones constitucionales políticas
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Biografía
“No obstante constituir una atribución del Juez Penal calificar si un he-
cho constituye un delito de lesa humanidad, el Tribunal Constitucional
recuerda que también es competencia de la jurisdicción constitucional
ejercer el control sobre la subsunción de los hechos en los tipos penales
que resulten violatorios del principio-derecho fundamental a la legalidad
penal” (Exp. N.º 0024-2010-PI/TC, fundamento 52).
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así si se organiza o se sigue un plan o patrón. No tiene que ser una política formal
del Estado. Un ataque no es sistemático si se trata del azar o ataques aislados.
51. El elemento de intencionalidad de un crimen contra la humanidad exige que el
autor sepa que su conducta era parte de un ataque generalizado o sistemático contra
una población civil.
52. El informe también hace referencia a la exigencia de que el acto responda a una
política en general, lo que ha sido sostenido en repetidas ocasiones en la jurispru-
dencia europea. Sin embargo, indica que los tribunales europeos se han dividido
sobre la materia. Algunos han confirmado la necesidad de ese elemento. Así, en los
casos Barbie (1988) y Touvier (1992), el Tribunal de Casación de Francia exigió
que «el acto criminal está afiliado con el nombre de un Estado que practica una
política de hegemonía ideológica». Del mismo modo, en el caso Menten (1981), el
Consejo Superior holandés afirmó que “el concepto de crímenes contra la humani-
dad /.../ exige que los crímenes (...) formen parte de un sistema basado en el terror
o constituyen un enlace en la conscientemente perseguida política contra grupos
de personas”. Mientras que tal criterio no ha sido considerado en otras ocasiones,
como en el caso Papon por la Corte Francesa de Casación, para configurar un
crimen contra la humanidad.
2.5. Análisis de la configuración del presente caso como crimen de lesa humanidad
53. Conforme a lo precedentemente expuesto, este Colegiado considera que la mo-
tivación relacionada con determinar si un hecho constituye o no un crimen de
lesa humanidad, radica en dilucidar si los hechos configuran alguno de los delitos
previstos en el artículo 7.1º, y si, de acuerdo con las precisiones del artículo 7.2º
del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, han sido cometidos como
parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil y con
conocimiento de dicho ataque.
54. A fin de determinar si los hechos materia de juzgamiento pueden ser considerados
válidamente un crimen de lesa humanidad, este Tribunal Constitucional procederá
a analizar los hechos materia de imputación, así como los pronunciamientos de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre el particular (Neira Alegría y
Durand y Ugarte) y el auto de apertura de instrucción.
55. En cuanto al auto de apertura de instrucción cuestionado, el juez emplazado al
abrir proceso contra los favorecidos consideró que la conducta típica debía subsu-
mirse en el tipo penal de asesinato previsto en el artículo 152º del Código Penal
de 1924, vigente al momento de la ocurrencia de los hechos, y que la acción penal
no habría prescrito, toda vez que se trataría de un crimen de lesa humanidad. El
hecho imputado, tal como está descrito en el auto de apertura de instrucción –que
recibió la calificación de crimen de lesa humanidad por parte del juez emplazado- es
el siguiente:
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la población civil, puesto que resulta evidente que ello no es así, dado que los hechos
acaecidos el 19 de junio de 1986 en el CRAS San Juan Bautista (El Frontón), no
fueron organizados u ocasionados por el Estado o alguna de sus dependencias,
sino por los internos del centro de reclusión, quienes se amotinaron, motivando la
reacción del Estado. Es así que el resultado de la operación para debelar el motín
no fue producto de un plan preconcebido para buscar acabar con la vida de los
internos, sino de los excesos producidos con ocasión del enfrentamiento producido
entre los internos y las fuerzas del orden, y como resultado de decisiones y acciones
tomadas durante el desarrollo de los hechos, por lo que se descarta que la actuación
del Estado haya sido preconcebida o planificada para obtener como resultado la
eliminación física de los internos.
63. En ese sentido, cabe tener presente lo expuesto por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos en la sentencia del Caso Durand y Ugarte, donde se dilucida
quiénes provocaron los hechos materia del proceso penal
De donde resulta que la acción del Estado para debelar el motín fue necesaria, pero
no por ello proporcionada a los fines del operativo:
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Biografía
70. A pesar de aceptarse que los detenidos en el Pabellón Azul del penal
El Frontón podían ser responsables de delitos sumamente graves y se
hallaban armados, estos hechos no llega[ban] a constituir [...] elementos
suficientes para justificar el volumen de la fuerza que se usó en éste y en
los otros penales amotinados y que se entendió como una confrontación
política entre el Gobierno y los terroristas reales o presuntos de Sendero
Luminoso [...] lo que probablemente indujo a la demolición del Pabe-
llón, con todas sus consecuencias, incluida la muerte de detenidos que
eventualmente hubieran terminado rindiéndose y la clara negligencia
en buscar sobrevivientes y luego rescatar los cadáveres. (citando el caso
Neira Alegría y otros, párr. 74).
64. De otro lado, respecto al requisito de que tales actos formaban parte de un ataque
sistemático a la población civil, se aprecia que los hechos ocurrieron en un lugar
claramente establecido –esto es en el CRAS San Juan Bautista (ex-El Frontón), así
como en otros establecimientos penales–, respecto de una población claramente
identificada –los internos en los establecimientos penales en los que se habría pro-
ducido los amotinamientos–, y donde el objetivo no constituía eliminar o ejecutar
a tales internos, sino el debelamiento de un motín.
65. A mayor abundamiento, cabe destacar que la Comisión de la Verdad y Reconcilia-
ción, en sus conclusiones sobre este asunto, no lo califica como un crimen de lesa
humanidad, como erróneamente se afirma en el auto de apertura de instrucción.
66. De otro lado, si bien es cierto que en el debelamiento del motín se incurrió en
un excesivo uso de la fuerza y a su vez en una deficiente investigación por parte
del Estado, lo que llevó al Estado peruano a ser condenado ante instancias inter-
nacionales, no es posible afirmar que en esos años las ejecuciones extrajudiciales
hayan sido una práctica común por parte del Estado, por lo que en el caso no hay
elementos para determinar que el hecho respondió a una política de Estado.
67. Además, en relación a este tema, existen dos pronunciamientos de la Corte In-
teramericana de Derechos Humanos; el Caso Neira Alegría y el Caso Durand y
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Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA en parte la demanda; en consecuencia, NULO el auto de
apertura de instrucción emitido por el juez del Cuarto Juzgado Penal Suprapro-
vincial con fecha 9 de enero de 2009 (Exp. Nº 2007-00213-0-1801-JR-PE-04),
en el extremo que declara que los hechos materia del proceso penal constituyen
crímenes de lesa humanidad, manteniéndose subsistentes los demás extremos de
la imputación.
2. Declarar INFUNDADA la demanda en el extremo en que se cuestiona el haberse
abierto proceso penal contra los favorecidos y, en consecuencia, continúese con el
proceso penal a fin de que el Estado peruano cumpla con sus compromisos inter-
nacionales asumidos con la suscripción de tratados internacionales de protección
de los derechos humanos.
3. Ordenar que en un plazo razonable el Poder Judicial dicte sentencia firme en el
proceso penal que se le sigue a los favorecidos.
Publíquese y notifíquese.
SS.
VERGARA GOTELLI
MESÍA RAMÍREZ
CALLE HAYEN
ÁLVAREZ MIRANDA
254
Biografía
Con el debido respeto que se merecen mis colegas, considero pertinente efectuar la
siguiente precisión.
1. En el presente caso, se solicita que se declare nulo el auto de apertura de instrucción
emitido por el Juez del Cuarto juzgado Penal Supraprovincial con fecha 9 de enero
de 2009, (Exp. Nº 2007-00213-0-1801-JR-PE-04). Sostiene que la resolución
judicial cuestionada, promovió el procesamiento de los favorecidos por hechos
prescritos y les impuso medida de comparecencia restringida, lo cual vulnera los
derechos a la libertad individual y a la tutela procesal efectiva. Señala que constituye
una arbitrariedad el no haber calificado la denuncia penal conforme a lo establecido
en el artículo 77º del Código de Procedimientos Penales.
2. Que a mi criterio resulta innecesario el fundamento jurídico Nº 68 de la sentencia en
mayoría en su parte final, ya que resulta del análisis realizado en base a los criterios
establecidos -con respecto a la calificación de crímenes de lesa humanidad- por el
estatuto de Roma, la Corte IDH, y el Tribunal Constitucional (00024-2010-PI/
TC), que estos delitos no reúnen los requisitos para ser calificados como tales.
3. Siendo ello así, considero que al haber sido indebida la calificación por parte del
Cuarto Juzgado Penal Supraprovincial sobre los hechos acontecidos en el estable-
cimiento penal de la Isla “el Frontón” en junio de 1986, como crímenes de lesa
humanidad, y habiendo resultando del análisis de este Tribunal constitucional que
en estos hechos no confluyen dichos requisitos, ellos no generan la imprescriptibi-
lidad de la que son susceptibles los crímenes contra la humanidad.
SR.
CALLE HAYEN
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Cuestiones constitucionales políticas
EXP 01969-2011-PHC/TC
LIMA
JOSÉ SANTIAGO BRYSON DE LA BARRRAY
OTROS
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Biografía
Bernabé Montoya, sino a toda aquella persona que se le imputa los mismos hechos ya
que se encuentran en situación idéntica.
257
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Cuestiones constitucionales políticas
Por todo esto concretamente se invoca que a través de la resolución judicial cues-
tionada se dio inicio a un proceso penal en contra de los favorecidos cuando los
hechos imputados ya habían prescrito, pues a juicio del demandante el tema de
la prescripción contenido en el auto de apertura de instrucción no se encontraría
conforme a lo establecido en el artículo 77º del Código de Procedimientos Penales,
lo cual involucra un cuestionamiento a la motivación de dicho auto.
Asimismo, se alega la existencia de una sentencia de hábeas corpus que declaró
prescrita la persecución penal a favor de un coprocesado de los beneficiarios por
hechos referidos al caso “El Frontón”, pronunciamiento constitucional que el recu-
rrente considera que resulta extensiva a los favorecidos sosteniendo que los hechos
penales son los mismos y que dicha sentencia de la sala superior fue ratificada por
el Tribunal Constitucional (caso Teodorico Bernabé Montoya STC 03173-2008-
PHC/TC).
Cuestión previa
Del pronunciamiento del fondo de la demanda y los favorecidos que comprende
De los efectos de la sentencia de hábeas corpus del caso Teodorico Bernabé Montoya
respecto del caso de autos
4. En los procesos constitucionales de la libertad (hábeas corpus, amparo, hábeas data),
a diferencia de los procesos de inconstitucionalidad, las sentencias solo producen
efectos para quienes han sido parte [Exp. Nº2579-2003-HD/TC, Fundamento
18]. Ahora bien, en el caso Teodorico Bernabé Montoya el Tribunal Constitucional
determinó que la resolución estimatoria del hábeas corpus emitida por la Tercera
258
Biografía
Sala Penal con Reos Libres de la Corte Superior de Justicia de Lima “(…) tiene
calidad de cosa juzgada, con efectos interpartes (…)”, pues conforme a lo establecido
por los artículos 202º de la Constitución y 18º del Código Procesal Constitucional
corresponde a este Tribunal conocer en última y definitiva instancia las resoluciones
denegatorias de hábeas corpus (infundada o improcedente) emitidas en segunda
instancia [fundamentos 8 y 1], situación que difiere de la demanda de autos que
fue desestimada en segundo grado.
Por consiguiente, la alegación de la demanda que sostiene que este Tribunal ha
ratificado la sentencia estimatoria dictada en segundo grado en el caso Teodorico
Bernabé Montoya debe ser rechazada, así como desestimada la pretensión de que
lo resuelto en dicho proceso constitucional resulta extensivo a los favorecidos del
caso de autos.
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Cuestiones constitucionales políticas
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Biografía
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regulación que se encuentra prevista en el vigente Código Penal de 1991 así como
estuvo en el derogado Código Penal de 1924.
12. En cuanto a la Ley previa (lex previa) nuestra Constitución señala de manera
expresa en su artículo 2º, inciso 24, literal “d” que: “Nadie será procesado ni
condenado por acto u omisión que al tiempo de cometerse no esté previamente
calificado en la ley, de manera expresa e inequívoca, como infracción punible;
ni sancionado con pena no prevista en la ley”. Este principio garantiza a toda
persona –sometida a un proceso o procedimiento sancionatorio– que la conducta
prohibida se encuentre prevista en una ley previa, estricta y escrita, y también que
la sanción se encuentre contemplada previamente en una norma jurídica. Ello im-
plica la existencia de preceptos jurídicos previos al hecho (lex previa) que permitan
predecir con suficiente grado de certeza (lex certa) aquellas conductas, así como la
responsabilidad y eventual sanción al infractor.
Aquí toca destacar que conforme al artículo 103º de la Constitución de 1993
la única excepción a la irretroactividad de la ley se da en materia penal cuando
favorece al reo, esto significa que una norma penal puede ser aplicada de manera
retroactiva pero siempre para favorecer al reo mas no para perjudicarlo, regulación
que de manera similar se encontró regulada en el artículo 187º de la Constitución
de 1979.
13. Del caso penal sub materia no se advierte mayor discusión en cuanto a la prescripción
del delito de homicidio calificado (previsto en Código Penal de 1924), sino que la
cuestionada imprescriptibilidad de la conducta que se atribuye al actor se sustenta
en que aquella constituye el denominado crimen de lesa humanidad tipificado así
por el tratado internacional. Entonces, a fin de que se determine si cabe la aplica-
ción retroactiva de lo establecido en los tratados de los cuales el Perú forma parte,
debemos antes referirnos a tres instrumentos internacionales gravitantes al caso de
autos y de los cuales el Perú forma parte:
i) El “Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional” describe en su artículo
7.1 los crímenes de lesa humanidad a la vez que establece en su artículo 29° la
imprescriptibilidad para dichos crímenes, resultando que su vigencia para el
Estado peruano es a partir del día 1 de julio del 2002 (esto de conformi-
dad a la Resolución Legislativa N.° 27517 de fecha 13 de setiembre de 2001
[publicada el 16 de setiembre de 2001] que lo aprobó, el Decreto Supremo
N.º 079-2001-RE de 05 de octubre de 2001 [publicado el 9 de octubre de
2001] que lo ratificó y el Oficio RE. (GAB) N.º 0-3-A/199 del Ministerio de
Relaciones Exteriores que en aplicación del artículo 6 de la Ley N.º 26647
así lo comunica).
ii) La “Convención sobre la Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y de
los Crímenes de Lesa Humanidad” precisamente reconoce la imprescriptibi-
lidad de los delitos de lesa humanidad, sin embargo su vigencia en el Perú es
a partir del 9 de noviembre de 2003 (esto de conformidad a la Resolución
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Biografía
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Cuestiones constitucionales políticas
cogens que fijan reglas en cuanto a la ley previa así como referente a los delitos de
lesa humanidad, su imprescriptibilidad y la eficacia de los tratados, pues de su mismo
texto saltan regulaciones a efectos de su aplicación en el tiempo, lo cual no puede
ser ignorado y menos llegar a interpretaciones que importen su desconocimiento.
Es por ello que un ordenamiento, ya sea de derecho interno o internacional, debe
ser observado interrelacionando necesariamente todos los preceptos involucrados,
dinámica que con mayor énfasis se presenta en la interpretación de la jurispruden-
cia ya que resulta incierta la interpretación de uno de sus fundamentos de manera
aislada y no como parte de un solojuicio resolutivo.
15. En este sentido interpretativo tenemos que el artículo 15 del Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos enuncia que “[n]adie será condenado por actos u
omisiones que en el momento de cometerse no fueran delictivos según el derecho nacional
o internacional. Tampoco se impondrá pena más grave que la aplicable en el momento
de la comisión del delito (...)” señalando a reglón seguido que “[n]ada de lo dispuesto
en este artículo se opondrá al juicio ni a la condena de una persona por actos u omisiones
que, en el momento de cometerse, fueran delictivos según los principios generales del
derecho reconocidos por la comunidad internacional”, sin embargo la Convención
Americana sobre Derechos Humanos precisa en cuanto al principio de legalidad
y de retroactividad que “[n]adie puede ser condenado por acciones u omisiones que
en el momento de cometerse no fueran delictivos según el derecho aplicable. Tampoco
se puede imponer pena más grave que la aplicable en el momento de la comisión del
delito. Si con posterioridad a la comisión del delito la ley dispone la imposición de una
pena más leve, el delincuente se beneficiará de ello”.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha señalado en el Caso Barrios Altos
Vs. Perú (14 de marzo de 2001) que son inadmisibles las disposiciones de amnistía, las
disposiciones de prescripción y el establecimiento de excluyentes de responsabilidad que
pretendan impedir la investigación y sanción de los responsables de las violaciones graves
de los derechos humanos, sanción del caso cuyo cumplimiento corresponde al Estado
peruano bajo la competencia contenciosa de la Corte, criterio jurisprudencial éste
que ineludiblemente debe ser observado frente a casos similares, sin que ello im-
plique que el Estado tenga la obligación de sancionar dicho criterio jurisprudencial
en los casos en los que sin haber sido de conocimiento de la Corte su imposición i)
resulte de una argumentación que no satisfaga la debida motivación de las resolu-
ciones judiciales al desconocer lo que la Constitución y las leyes norman respecto
a esta temática, y ii)agraviando los derechos fundamentales de los justiciables que
resulte irrazonable por una falta de motivación del juicio resolutivo. Es innegable
la apreciación y eventual aplicación de los criterios jurisprudenciales de la Corte
en los casos de su materia, no obstante ello debe manifestarse dentro del marco
constitucional y legal y sin que su aplicación comporte arbitrariedad, pues es
inconcebible que el juzgador soslaye lo establecido por la Constitución respecto a
la figura de la prescripción, la incorporación de la imprescriptibilidad en el orde-
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Biografía
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Cuestiones constitucionales políticas
Este deber involucra también a los juzgadores sin que ello implique que con el
pretexto de la eficacia de dicha garantía se pueda hacer interpretaciones extravagantes
o caprichosas con un único objetivo, el poder punitivo del Estado. Y es que, en
cuanto materia penal constituye la controversia, de por medio se encuentra una
gama de principios y normas que tutelan el derecho a la libertad individual del
justiciable, por lo que el deberproteccionista del Estado es relativo en tanto el delito
que persigue ya ha sido consumado (Vgr. Los delitos instantáneos como sucede
con el ilícito de homicidio calificado) y no debe entenderse y menos interpretarse
a la plena vigencia de los derechos humanos con el único afán retributivo del Estado
cuyo fin es la sanción penal. Así por ejemplo: agraviar los derechos fundamentales
de los justiciables a partir de la aplicación de ciertos dispositivos establecidos en los
tratados respecto a una contingencia anterior a la fecha de su entrada en vigor en
el Estado parte o, lo que es lo mismo, la aplicación de criterios jurisprudenciales
sustentados en las normas de un tratado cuyo vigor es posterior a los hechos, trans-
grede el principio de irretroactividad de la ley y el de la aplicación de los tratados
que establece la Constitución en sus artículo 103° y 55º, puesto que conforme a
lo allí establecido los tratados son derecho interno a partir de la fecha en la que
entran en vigor y no debe ser aplicados retroactivamente, menos aún de manera
desfavorable al reo.
A ello se debe agregar que resulta ilegal forzar figuras punitivas no vigentes al
momento de los hechos criminosos ya que aun cuando las conductas de los jus-
ticiables puedan ser asimiladas respecto de crímenes vigentes en el ordenamiento
internacional, previamente debe observarse de manera ineludible las disposiciones
que los propios tratados guardan de su aplicación en el tiempo y lo previsto en
los artículos 55° y 2º, inciso 24, literal “d” de la Constitución peruana. Y es que
si bien en los casos penales están inmersos derechos fundamentales que deben ser
reconocidos tanto al inculpado como a la parte agraviada, también lo es que en el
caso de autos son los inculpados del caso penal por los que se ha recurrido en vía
del hábeas corpus a pedir tutela de su derecho a la libertad individual, dicho de
otro modo, es en referencia a los beneficiarios de autos que debe reconocerse o no
la vulneración del derecho a la motivación resolutoria conexo con el derecho a la
libertad personal.
“(…) respecto a la vigencia de la acción penal se tiene que los hechos ante-
riormente enunciados constituyen un grave atentado contra el derecho a la
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para calificar los hechos penales de constitutivos del delito de homicidio califi-
cado – asesinato - lesa humanidad, debió de motivar razonadamente su sanción
de imprescriptibilidad y retroactividad conforme a las normas constitucionales y
legales de la materia explicando dentro de un juicio de ponderación por qué debería
prevalecer ciertos preceptos supranacionales frente a otros y en contraposición a lo
establecido en la Constitución peruana y la ley de la materia anteriormente recreada.
Esto es así en la medida que aun tratándose de normas penales que sancionan
las graves violaciones de los derechos humanos, estas deben ser previas (lex
previa) al hecho cuya ilicitud se pretende investigar y sancionar, ya que el in-
fractor debe predecir con suficiente grado de certeza, en cuanto a la conducta
ilícita, de la responsabilidad y la eventual sanción que le corresponde por parte
del Estado. Entonces queda establecido que conforme a la Constitución los
delitos de lesa humanidad sancionados por el Estatuto de Roma de la Corte
Penal Internacional rigen para el Perú recién a partir del 1 de julio del 2002.
22. ¿Qué duda hay respecto a la imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad?
Pues ninguna, los delitos tipificados como de lesa humanidad por el juzgador penal
son imprescriptibles, pero a partir de que el Estado peruano suscribe los tratados
internacionales sobre la materia.
También toca advertir que si bien la Convención sobre la Imprescriptibilidad
de los Crímenes de Guerra y de los Crímenes de Lesa Humanidad refiere en su
Artículo I que dichos crímenes son imprescriptibles cualquiera sea la fecha en que se
hayan cometido, sin embargo, la Resolución Legislativa Nº 27998 que aprobó la
adhesión del Perú a dicha convención señala expresamente la siguiente reserva:
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Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
Efectos de la sentencia
25. Una vez declarada la nulidad del extremo del auto de apertura de instrucción
que refiere a la argumentación de la prescripción de la acción penal, toca al
Juez penal competente dictar la resolución judicial que corresponda al caso
con sujeción a la debida motivación de las resoluciones judiciales que señala la
Constitución y las leyes, esto es expresando si cabe aplicar la sanción de impres-
criptibilidad retroactivamente en perjuicio del reo y respecto a hechos anteriores
de la fecha de la vigencia de dichos crímenes en el Estado peruano, para lo cual
debe observarse lo expresado en los fundamentos 18, 22 y 23, supra.
26. El deber para con la vigencia efectiva de los derechos humanos no solo implica
al poder persecutorio del Estado sino también la correcta aplicación del derecho
interno (en el tiempo) que se pretende concretar. Por consiguiente, compatibili-
zando el deber de proteger los derechos humanos que implica la adopción de las
medidas pertinentes a fin de su efectividad y tutela (implicando ello a la eficacia
del derecho a la verdad que asiste a toda persona y al Estado) se debe indicar que
de ser el caso una vez concluida la persecución penal, a efectos del pronunciamiento
judicial de la reparación civil y las costas del proceso, el juzgador penal debe prose-
guir con el esclarecimiento de los hechos a efectos del tema civil de la reparación a
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Biografía
las víctimas de las violaciones de los derechos humanos (lo cual es compatible con
lo señalado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en las sentencias
recaídas en los casos Neira Alegría y Durand y Ugarte), claro está, en aquellos casos
en los que las víctimas se hayan constituido en parte civil, porque la prescripción
en la vía penal no agota ni cierra el derecho de tutela en el ámbito civil en tanto
el Juez penal asume competencia si considera dentro del proceso penal a quien se
siente agraviado civilmente, escenario en el que la interpretación de los dispositivos
legales que se opongan deben ser flexibilizados a efecto de la tutela real de los acto-
res civiles. Vale decir, habiendo asumido competencia civil, el Juez penal al haber
aceptado como parte civil al afectado, la declaratoria de prescripción en relación
al tema penal no puede afectar dicha competencia civil a la que en decisión firme
nadie se opuso.
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Cuestiones constitucionales políticas
S.
VERGARA GOTELLI
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Biografía
Con el debido respeto por la opinión de mis colegas magistrados, emito el presente
voto singular por las razones que a continuación expongo:
1. A través de la presente demanda de hábeas corpus se cuestiona el auto de apertura
de instrucción expedido por el Juez del Cuarto Juzgado Penal Supraprovincial
con fecha 9 de enero de 2009 en el proceso que se le sigue a los favorecidos por la
presunta comisión del delito de asesinato, por los hechos ocurridos en el estableci-
miento penal de la isla El Frontón en junio de 1986. Al respecto el recurrente alega
que la acción penal ya habría prescrito y que en otro proceso de hábeas corpus se ha
dictado una sentencia fundada contra otro de los coprocesados, pronunciamiento
que, según refiere, fue avalado por el Tribunal Constitucional (Exp. N.º 3173-
2008-PHC/TC, Caso Teodorico Bernabé Montoya).
2. En este sentido, la presente demanda de hábeas corpus exige determinar si en el
presente caso resulta válido en términos constitucionales abrir instrucción contra
los favorecidos a pesar de que los hechos que se les incrimina han ocurrido en 1986.
I. Cuestión previa: Los efectos de la sentencia de hábeas corpus del caso Teodo-
rico Bernabé Montoya en el presente caso
3. Antes de ingresar al análisis de fondo de la pretensión, resulta necesario referirse
a la alegación esgrimida por la parte recurrente en el sentido de que la presente
demanda deberá ser estimada por cuanto el Tribunal Constitucional anteriormente
habría confirmado la resolución de hábeas corpus que declaró prescrita la acción
penal de un coimputado de los favorecidos (Teodorico Bernabé Montoya). Al
respecto, conviene aclarar que no es cierto que este Tribunal haya confirmado
dicha resolución judicial, en la que la Tercera Sala Penal para Procesos con Reos
Libres de la Corte Superior de Justicia de Lima declaró fundada la demanda de
hábeas corpus. Antes bien, este Tribunal Constitucional únicamente determinó
que dicha resolución estimatoria habría adquirido “… la calidad de cosa juzgada,
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Cuestiones constitucionales políticas
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Biografía
“El sistema material de valores del Estado de Derecho impone que cualquier
lucha contra el terrorismo (y quienes lo practiquen), se tenga necesariamente
que realizar respetando sus principios y derechos fundamentales. Aquellos
deben saber que la superioridad moral y ética de la democracia constitucional
radica en que ésta es respetuosa de la vida y de los demás derechos funda-
mentales, y que las ideas no se imponen con la violencia, la destrucción o el
asesinato” (Exp. Nº 010-2002-AI, fundamento 189).
11. Al respecto, debe tenerse presente que los mismos hechos que son materia de
proceso penal han sido previamente conocidos por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, la cual determinó que se había violado el derecho a la vida a
través de un excesivo uso de la fuerza, así como el derecho de protección judicial
por la negativa del Estado de efectuar una investigación cabal de lo ocurrido.
12. Debe reiterarse, al respecto, el criterio ya sostenido por este Tribunal en el sentido
de que no puede utilizarse la prescripción de la acción penal para avalar situaciones
de impunidad generadas desde el propio Estado. En efecto, si bien resulta inconsti-
tucional mantener la persecución penal ad infinitum, debe tenerse presente que la
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Cuestiones constitucionales políticas
2.3. Los hechos que originaron el proceso penal materia de cuestionamiento conforme
a lo descrito en el auto de apertura de instrucción
14. Conforme a lo señalado en el auto de apertura de instrucción cuestionado, los
acontecimientos que dieron lugar al proceso penal se originaron en virtud de tres
motines que se produjeron de manera simultánea en los establecimientos penales
San Juan Bautista (El Frontón), Santa Bárbara y San Pedro (Lurigancho) el día
18 de junio de 1986. La perturbación del orden interno al interior de los penales
fue originada por los internos condenados y procesados por delito de terrorismo.
Así lo describe la Corte Interamericana de Derechos Humanos:
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excesivo uso de la fuerza al debelar el motín protagonizado por los internos del
establecimiento penal San Juan Bautista, lo que merece investigación judicial y
una respuesta definitiva por parte del Estado acerca del modo en que sucedieron
los hechos.
2.5. Violación del derecho de tutela judicial efectiva e investigación de los hechos
21. El derecho a la tutela judicial efectiva, reconocido por nuestra Constitución en su
artículo 139.3, cobra especial relevancia ante casos de violaciones de los derechos
humanos, ya que no es posible garantizar ninguno si no existen mecanismos ju-
diciales para hacer frente a actos que los vulneren o amenacen. Este ámbito del
derecho a la tutela judicial efectiva está previsto en el artículo 3, literal “a” del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que establece que “Toda persona
cuyos derechos o libertades reconocidos en el presente Pacto hayan sido violados
podrá interponer un recurso efectivo”. Asimismo, la Convención Americana sobre
Derechos Humanos establece, en su artículo 25.1, que “Toda persona tiene derecho
a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o
tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fun-
damentales reconocidos por la Constitución, la ley o la presente Convención”. En
virtud de ello, este Tribunal Constitucional ha considerado que “A la condición
de derechos subjetivos del más alto nivel y, al mismo tiempo, de valores materiales
de nuestro ordenamiento jurídico, le es consustancial el establecimiento de me-
canismos encargados de tutelarlos, pues es evidente que derechos sin garantías no
son sino afirmaciones programáticas, desprovistas de valor normativo” [Exp. Nº
1230-2002-HC/TC].
22. Asimismo, este Tribunal, a través de reiterada jurisprudencia, ha derivado del deber
estatal de protección de derechos fundamentales (artículo 44 de la Constitución) la
necesidad de investigar y sancionar todo acto violatorio de los derechos humanos
(Exp. Nº 2488-2002-HC/TC, fundamentos 21-23; Exp. Nº 2798-2004-HC/TC,
fundamento 10; Exp. Nº 03693-2008-PHC/TC, fundamento 16; Exp. Nº 0218-
2009-PHC/TC, fundamento 16). Ello adquiere particular relevancia en casos de
violaciones del derecho a la vida derivados de un excesivo uso de la fuerza letal. Al
respecto, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha señalado lo siguiente:
La prohibición general a los agentes del Estado de privar de la vida arbitrariamente
sería ineficaz si no existieran procedimientos para verificar la legalidad del uso letal
de la fuerza ejercida por agentes estatales. La Corte ha entendido que la obligación
general de garantizar los derechos humanos consagrados en la Convención, conte-
nida en el artículo 1.1 de la misma, contiene la obligación de investigar los casos de
violaciones del derecho sustantivo que debe ser amparado, protegido o garantizado.
Esta obligación general se ve especialmente acentuada en casos de uso de la fuerza
letal. Una vez que se tenga conocimiento de que sus agentes de seguridad han
hecho uso de armas de fuego con consecuencias letales, el Estado está obligado a
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“(…) que el Estado está obligado a hacer todo el esfuerzo posible para
localizar e identificar los restos de las víctimas y entregarlos a sus fami-
liares, así como para investigar los hechos y procesar y sancionar a los
responsables”
Lo que tuvo que ser requerido nuevamente al Estado peruano a través de la sen-
tencia de cumplimiento de sentencia de 27 de noviembre de 2002 (caso Durand
y Ugarte):
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32. En este sentido, dada la violación del derecho a la tutela judicial efectiva por parte
del Estado peruano al no investigar los hechos con prontitud, y lo ordenado por la
Corte Interamericana en el sentido de investigar y sancionar a los responsables, es
que resulta constitucionalmente válida en el presente caso la apertura de instrucción
objeto de la demanda.
33. No obstante la presente desestimatoria, es menester tener presente que las obliga-
ciones de investigación y sanción no se verán satisfechas únicamente con el inicio
de un proceso judicial, sino que es necesaria una sentencia en la que de manera
definitiva y oficial se determinen las responsabilidades penales a que hubiera lugar.
34. En efecto, habiendo ocurrido los hechos en el año 1986, resulta indebido que
hasta el día de hoy el proceso siga su curso sin haber concluido en una sentencia
definitiva. Ello resulta indebido, por cuanto las familias de los agraviados merecen
una respuesta del Estado sobre el modo y circunstancias en que se produjeron los
hechos (derecho a la verdad), así como una debida reparación, lo que hasta el día
de hoy tarda más de 25 años.
35. De otro lado, el hecho de que no se haya dictado una sentencia mantiene a los
imputados en un estado de permanente sospecha. Al respecto, ya este Tribunal ha
señalado en reiterada jurisprudencia que resulta prima facie inconstitucional que se
mantenga una persecución penal indefinida en el tiempo. A su vez, esta situación
podría resultar atentatoria del derecho al plazo razonable del proceso.
36. En suma, seguir ad infinitum con el proceso penal genera, de un lado, impunidad
(que agravia a las víctimas del hecho) y de otro lado afecta indebidamente los de-
rechos de los implicados en estos hechos, por lo que es preciso evitar acciones que
dilaten aún más el proceso penal. Dadas las circunstancias es preciso, entonces,
exhortar al Poder Judicial para que redoble sus esfuerzos en la culminación del
proceso.
III. Sobre los elementos de los crímenes de lesa humanidad en la Jurisprudencia del
Tribunal Constitucional
37. Finalmente, resulta oportuno precisar, con relación a lo expresado en la ponencia
respecto de si los hechos materia de proceso penal configuran, o no, crímenes de lesa
humanidad (fundamentos 38 al 68), que ello no responde a una alegación planteada
en la demanda ni en el recurso de agravio constitucional, ni resulta necesario para
resolver la pretensión. En efecto, el presente voto ha podido resolver la cuestión
planteada en la demanda sin necesidad de efectuar dicho análisis. Más bien será el
órgano jurisdiccional del Poder Judicial encargado del juzgamiento quien tenga que
determinar si el caso constituye o no un crimen de lesa humanidad. Al respecto,
resulta oportuno reiterar la doctrina jurisprudencial del Tribunal Constitucional
sobre los crímenes de lesa humanidad sentada a través de la sentencia recaída en el
expediente Nº 024-2010-PI/TC.
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38. Conforme a referida sentencia del Tribunal Constitucional, un crimen de lesa hu-
manidad no se presenta como consecuencia de la violación de cualquier derecho
fundamental, sino sólo como consecuencia de la violación de algunos de ellos:
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40. Además, esta violación de derechos para ser considerada un crimen de lesa huma-
nidad, debe darse en el contexto de un ataque generalizado o sistemático contra
una población civil y con conocimiento de dicho ataque:
41. Además, no se requiere que sea una política del Estado, pero debe haber algún
tipo de regla de acción o plan preconcebido. Asimismo, la referida sentencia, de
conformidad con el artículo 7.2.aº del Estatuto Penal de la Corte Penal Interna-
cional, reafirma que el ataque generalizado o sistemático debe haberse realizado “de
conformidad con la política de un Estado o de una organización de cometer esos
actos para promover esa política”, no siendo necesario que aquella sea expresa o
declarada en forma clara y precisa, ni que se decida al más alto nivel. El elemento
político debe ser apreciado en función a las circunstancias concurrentes. (Cfr.
fundamento 48).
42. Además, un solo acto ilícito cometido dentro del contexto descrito y con conoci-
miento aunque sea parcial, basta para que se produzca un crimen de lesa humanidad
y genere responsabilidad penal individual del agente. No se requieren numerosas
ofensas para ello, pues un único asesinato puede configurar este delito. En este
sentido, la existencia de crímenes contra la humanidad, cometidos en el marco
de una acción sistemática o a gran escala, no impide considerar que cada ataque
individual constituye un crimen contra la humanidad. (Cfr. fundamento 48).
43. Conforme a lo expuesto, la característica fundamental de los crímenes contra la
humanidad puede ser definida por la magnitud de sus efectos (“masiva”) o por
su forma (“sistemática”). De modo que los crímenes de lesa humanidad debe ser
cometidos en el marco de una acción masiva o sistemática, dirigida, organizada o
tolerada por el poder político de iure o de facto. (Cfr. fundamento 48).
44. En suma, conforme lo ha señalado la jurisprudencia de este Tribunal, se configura
un crimen de lesa humanidad: a) cuando por su naturaleza y carácter denota una
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Publíquese y notifíquese.
SR.
URVIOLA HANI
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Finalmente, establecí en dicho voto que los hechos relacionados con el debelamiento
del motín, ocurrido en el Penal El Frontón el 19 de junio de 1986, constituían una
“grave violación de derechos humanos” por las siguientes razones:
3 Cfr. Caso Albán Cornejo y otros vs. Ecuador, Sentencia del 22 de noviembre de 2007, Serie C N.º
171, párr. 111
4 Cfr. STC 2730-2006-PA, F. J. 15.
5 Cfr. Dictamen en mayoría de la Comisión Investigadora del Congreso de la República, sobre los
sucesos acaecidos el 18 y 19 de junio de 1986, en los penales de Lurigancho, El Frontón y Santa
Bárbara, Lima, diciembre de 1987, pp. 134, 135 - 167, 238, 255 y 257; Dictamen en minoría de
la Comisión Investigadora del Congreso de la República, sobre los sucesos acaecidos el 18 y 19
de junio de 1986, en los penales de Lurigancho, El Frontón y Santa Bárbara, Lima, diciembre de
1987, pp. 48, 50 - 54 de las Observaciones de Minoría y 134, 156 - 189 y 277 - 281.
6 Cfr. Caso Durand y Ugarte, Sentencia del 16 de agosto de 2000, Serie C N.º 68, párrs. 68, 70 y 71.
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sables de los hechos del Penal El Frontón han prescrito, significaría no solo una
trasgresión de los fundamentos éticos del Estado Constitucional y de la máxima
protección que éste brinda a la dignidad humana, sino un incumplimiento de las
obligaciones derivadas de la sentencia de la Corte Interamericana, lo que puede
derivar en la responsabilidad internacional del Estado y en un control de conven-
cionalidad en etapa de seguimiento de su decisión, tal como ya lo ha hecho ese
tribunal internacional en el caso Barrios Altos y recientemente en el caso Gelman vs
Uruguay, justamente sobre la decisión de la Corte Suprema de ese país de declarar
inconstitucional la ley sobre imprescriptibilidad de graves violaciones de derechos
humanos (Resolución de Seguimiento de la Corte Interamericana de fecha 20 de
marzo de 2013).
En ese sentido, por las consideraciones expuestas, mi voto es porque la demanda de
autos debe ser declarada INFUNDADA en todos sus extremos.
SS.
ETO CRUZ
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VISTO
Las solicitudes presentadas por el procurador de la Procuraduría Pública Especializada
Supranacional, el abogado del Instituto de Defensa Legal, la Secretaría Ejecutiva de
la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos y la directora de la Asociación Pro
Derechos Humanos, en las que se pide subsanar de oficio diversos errores materiales
recaídos en la sentencia de fecha 14 de junio de 2013.
ATENDIENDO A QUE
1. El artículo 121 del Código Procesal Constitucional prevé expresamente que el
Tribunal Constitucional tiene competencia para subsanar sus resoluciones cuando
estas hubieran incurrido en algún error. En efecto, la referida disposición señala
expresamente, en su parte pertinente:
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10. Así, el magistrado Vergara Gotelli fue explícito al señalar que no estaba de acuerdo
con lo finalmente incorporado en el fundamento 68 y en el punto 1 de la parte
resolutoria de la sentencia, a través de los cuales se declaraba la nulidad del auto
de apertura de instrucción por calificar los hechos materia del proceso penal como
constitutivos de un crimen de lesa humanidad.
11. En dicho contexto, es claro entonces que lo contenido en el fundamento men-
cionado y en el fallo de la sentencia, relacionado con la calificación de los hechos
delictivos como crímenes de lesa humanidad, carecía de la cantidad suficiente de
votos para conformar una decisión válida. En efecto, dicho extremo no se ajusta
a lo dispuesto en el artículo 10 del Reglamento Normativo del Tribunal Consti-
tucional, que indica que: “El Pleno del Tribunal resuelve y adopta acuerdos por
mayoría simple de votos emitidos”, pues contaba tan solo con tres votos a favor
(de los magistrados Alvarez Miranda, Mesía Ramírez y Calle Hayén).
12. Por el contrario, en autos se verifica más bien que la posición contraria, conforme
a la cual debía desestimarse el extremo del hábeas corpus en que se cuestiona la
calificación de los hechos penales como crímenes de lesa humanidad, cuenta incluso
con la mayoría de votos del Pleno del Tribunal constituido en ese momento, en la
medida que, además de contar con tres votos explícitos a favor (magistrados Ur-
viola Hani, Eto Cruz y Vergara Gotelli), se beneficiaría también del voto decisorio
del entonces Presidente del Tribunal Constitucional, magistrado Urviola Hani,
conforme estaba establecido en el artículo 10-A del Reglamento Normativo del
Tribunal Constitucional: “El Presidente del Tribunal Constitucional cuenta con
el voto decisorio para las causas que son competencia especial del Pleno en la que
se produzca un empate de ponencia”.
13. Siendo así, corresponde subsanar el error material de la sentencia de autos, consis-
tente en haber incluido indebidamente el fundamento jurídico 68 y el punto 1 de
la parte resolutiva, conforme a los cuales se declaró la nulidad del auto de apertura
de instrucción de la presente causa.
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Con el mayor respeto por la posición de mis colegas magistrados, emito el presente
voto singular, por las siguientes consideraciones.
En primer término, debo mencionar que mi posición, por declarar infundado el hábeas
corpus de autos, fue vencida en la sentencia de fecha 14 de junio de 2013, lo que me
llevó a tener que suscribir un voto singular, como consta en autos.
Sin embargo, no compartir la postura mayoritaria del Tribunal Constitución en dicha
sentencia, no me puede llevar a desconocer la realidad incontrastable de que tal sen-
tencia existe (de fojas 4 a 27 del cuaderno de este Tribunal y debidamente notificada a
las partes), con un fundamento 68 y un primer punto resolutivo, que declaran que los
hechos materia del proceso penal no constituyen crímenes de lesa humanidad, firmada
por cuatro magistrados que hacen mayoría suficiente para emitir resolución (cfr. primer
párrafo del artículo 5 de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional): los señores Mesía
Ramírez, Calle Hayen, Alvarez Miranda y, por supuesto, el magistrado Vergara Gotelli.
La ponencia dice, en su fundamento 10, que “el magistrado Vergara Gotelli fue explícito
al señalar que no estaba de acuerdo con lo finalmente incorporado en el fundamento
68) y en el punto 1 de la parte resolutoria de la sentencia, a través de los cuales se de-
claraba la nulidad del auto de apertura de instrucción por calificar los hechos materia
del proceso penal como constitutivos de un crimen de lesa humanidad”.
Empero, es el propio Vergara Gotelli quien firma una sentencia que dice todo lo
contrario: que los hechos materia del proceso penal no constituyen crímenes de lesa
humanidad. Y no puede decirse que la opinión del magistrado Vergara Gotelli fue
discrepante con la sentencia (como afirma la ponencia), pues en tal caso no la hubiera
firmado y, más bien, hubiera suscrito un voto singular. Los más de ocho años de ex-
periencia del señor Vergara Gotelli como magistrado del Tribunal Constitucional, a
la fecha de esa sentencia, hace inimaginable suponer que desconocía cuándo no debía
firmar una sentencia y emitir un voto singular.
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En tal contexto, ¿cómo puede afirmar la ponencia (fundamento 12) que hubo un
empate en la votación que “se beneficiaría también del voto decisorio del entonces
Presidente del Tribunal Constitucional, magistrado Urviola Hani”? Aunque parezca
elemental la pregunta: ¿puede haber un empate frente a una sentencia firmada por
cuatro magistrados de los seis que conformábamos el Tribunal Constitucional en ese
momento? Asombrosamente, la ponencia niega la realidad de una sentencia firmada
por cuatro magistrados y dice que hubo empate en la votación.
Además, y lo saben bien los magistrados firmantes de la ponencia, pues consta en el
expediente, una sentencia del Tribunal Constitucional como la de autos no ha sido
hecha incorporando fundamentos que provienen de los votos emitidos por los distintos
magistrados, sino que el magistrado ponente elaboró un proyecto de sentencia que fue
firmada por los magistrados que estaban de acuerdo con ella (entre ellos el magistrado
Vergara Gotelli) y los disidentes no firmaron la sentencia y emitieron votos singulares.
¿Cómo puede, entonces, la ponencia disponer “tener por no incorporados a la resolución
el fundamento 68 y el punto 1 de la parte resolutiva”, como si esta sentencia se hubiera
hecho “incorporando” fundamentos provenientes de los votos de los magistrados, como
quien incorpora los pedazos de un rompecabezas?
A mayor abundamiento, considero muy importante acudir a la propia declaración del
magistrado Vergara Gotelli respecto a la presente solicitud de subsanación. Ésta fue
tratada por el Pleno del Tribunal Constitucional en su sesión del 1 de octubre de 2013.
En la respectiva Acta (firmada por los magistrados Vergara, Mesía, Calle, Eto, Álvarez
y el suscrito) consta lo siguiente:
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Cuestiones constitucionales políticas
eliminar errores materiales, es decir, errores ortográficos o numéricos (...), como cálculos
numéricos y equivocaciones en las referencias de las personas, por citar, se debe decir
actor y se dice reo”1. Por ello, se ha afirmado (Exp. N° 277-2005-, Res: 15/07/2005.
Io Sala Civil Comercial) que la subsanación de errores materiales opera “para salvar
errores materiales evidentes que contenga una resolución. Tal solución recae sobre
defecto no sustancial”2.
Desde esta perspectiva, pretender “subsanar” por “error material” una sentencia que
firmó el magistrado Vergara pero con la que —en opinión de la ponencia— supuesta-
mente no estuvo de acuerdo, y en consecuencia pretender cambiar el sentido del fallo de
este Tribunal, es tergiversar el concepto de error material, con la consecuente afectación
del principio básico de la cosa juzgada (artículo 139, inciso 2, de la Constitución), del
carácter inimpugnable de las sentencias del Tribunal Constitucional (artículo 121 del
Código Procesal Constitucional), y del principio de la seguridad jurídica que, según ha
dicho este Tribunal, “forma parte consubstancial del Estado Constitucional de Derecho
[pues] la predecibilidad de las conductas (en especial, las de los poderes públicos) frente
a los supuestos previamente determinados por el Derecho, es la garantía que informa a
todo el ordenamiento jurídico y que consolida la interdicción de la arbitrariedad” (STC
N° 0016- 2002-A1/TC, fundamento 3). Y en defensa de estos principios constitucio-
nales ya me he pronunciado en los Autos recaídos en los expedientes 04617-2012-PA/
TC (Panamericana Televisión S.A.), 03700-2013-PA/TC (Augusto Sipión Barrios) y
02880-2013-PHC/TC (Gerardo Leónidas Castro Rojas), de fechas 18 de noviembre
de 2014, 20 de noviembre de 2014 y 7 de enero de 2015, respectivamente.
Termino refiriéndome a dos asuntos no menos importantes. Primero, ninguno de los
que han pedido la “subsanación de error material” fueron parte en el proceso (lo fueron
los demandantes, el juez emplazado y el Procurador Público del Poder Judicial). Al caso
que, en su fundamento 8, menciona el voto singular de los magistrados Blume Fortini
y Sardón de Taboada, donde los firmantes de la ponencia rechazaron la incorporación
de quienes no fueron parte en el proceso, debo sumar uno recientemente publicado,
donde igualmente quienes suscriben la ponencia declararon improcedentes, por no
ser partes en el proceso, los pedidos de aclaración de la Confederación General de
Trabajadores del Perú CGTP- Región Huánuco y del Sindicato de Trabajadores de la
Dirección Regional de Transportes y Comunicaciones de Tacna. Me refiero al Auto
del Tribunal Constitucional de fecha 8 de setiembre de 2016 recaído en el expediente
N° 05057-2013-PA/TC (Rosalía Beatriz Huatuco Huatuco), publicado en la página
web institucional el 30 de enero de 2017.
1 Ledesma Narváez, Marianella, Comentarios al Código Procesal Civil, Lima, Gaceta Jurídica, 2015,
t. II, p. 269.
2 Ibidem, p. 271
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BLUME FORTINI
SARDÓN DE TABOADA
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Biografía
DE 8 DE FEBRERO DE 2018
MEDIDAS PROVISIONALES
RESPECTO DEL PERÚ
VISTO:
1. La Sentencia de fondo de 16 de agosto de 2000 (en adelante “la Sentencia”)1 me-
diante la cual la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante también
“la Corte Interamericana” o “el Tribunal”) declaró responsable internacionalmente
a la República del Perú (en adelante “el Estado” o “Perú”) por la violación del
derecho a la vida de los señores Nolberto Durand Ugarte y Gabriel Pablo Ugarte
Rivera, quienes se encontraban detenidos en el establecimiento penal de la Isla “El
Frontón” cuando, en junio de 1986, el Estado develó el motín que se dio en el
mismo, resultando en un gran número de reclusos muertos o cuyos restos no fueron
encontrados. Al momento de emisión de la Sentencia se desconocía el paradero
de dichas víctimas. Asimismo, debido a que el señor Durand y el señor Ugarte
fueron detenidos sin mediar orden judicial ni haber sido encontrados en flagrante
delito, y tampoco fueron puestos sin demora a disposición del órgano jurisdiccional
competente, la Corte declaró que el Estado violó el derecho a la libertad personal
de dichas víctimas. Por otra parte, en razón de la aplicación de Decretos-Supremos
que declararon el estado de emergencia y una zona militar restringida, así como
el control efectivo de las Fuerzas Armadas sobre el centro penitenciario “El Fron-
tón”, produciendo implícitamente la suspensión de la acción de hábeas corpus, el
Tribunal encontró al Perú responsable por la violación a los derechos a recurrir
ante un juez o tribunal competente y a la protección judicial. A su vez, la Corte
declaró la violación a los derechos a las garantías judiciales y protección judicial de
1 Cfr. Caso Durand y Ugarte Vs. Perú. Fondo. Sentencia de 16 de agosto de 2000. Serie C No. 68,
disponible en: http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/Seriec_68_esp.pdf.
305
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
los familiares del señor Durand y del señor Ugarte, debido a que las autoridades
estatales no les garantizaron una investigación de la desaparición y muerte de los
referidos señores. Tanto en la Sentencia de fondo como en la posterior sentencia de
reparaciones2, el Tribunal dispuso que el Estado debía cumplir con su obligación
de investigar, juzgar y sancionar (infra Considerando 1).
2. Las dos resoluciones de supervisión de cumplimiento de sentencia emitidas por la
Corte Interamericana el 27 de noviembre de 2002 y el 5 de agosto de 20083, en
las cuales consideró que se encontraba pendiente el cumplimiento de la obligación
de investigar.
3. El escrito de 11 de diciembre de 2017 y sus anexos, mediante los cuales los repre-
sentantes de las víctimas4 solicitaron “la interposición de una medida provisional
en tutela de la estabilidad en sus puestos” de los magistrados del Tribunal Consti-
tucional del Perú Manuel Miranda Canales, Marianella Ledesma Narváez, Carlos
Ramos Núñez y Eloy Espinosa-Saldaña Barrera, alegando que “se les busca destituir
a través de una medida exclusivamente política, que tiene como finalidad de impedir
la ejecución de lo dispuesto por la Corte” en la Sentencia del caso Durand y Ugarte
(supra Visto 1).
4. El escrito de 13 de diciembre de 2017, mediante el cual los representantes de las
víctimas remitieron copia del “Informe Final” suscrito por el Congresista Cesar
Antonio Segura Izquierdo, según le fue encomendado por la Subcomisión de
Acusaciones Constitucionales del Congreso de la República del Perú y la comuni-
cación electrónica de 14 de diciembre de 2017, mediante la cual los representantes
de las víctimas indicaron que ese día “en horas de la noche la Sub[c]omisión de
Acusaciones Constitucionales del Congreso de la República” aprobó un informe.
5. Los escritos presentados por el Estado los días 14 y 15 de diciembre de 2017, me-
diante los cuales presentó sus observaciones a la solicitud de medidas provisionales
(supra Visto 3) y remitió información adicional.
6. El escrito presentado por la Comisión Interamericana el 15 de diciembre de 2017,
mediante el cual remitió sus observaciones a la solicitud de medidas provisionales.
2 Cfr. Caso Durand y Ugarte Vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sentencia de 3 de diciembre de 2001.
Serie C No. 89, disponible en: http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/Seriec_89_esp.pdf.
3 Cfr. Caso Durand y Ugarte Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia. Resolución de
la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 27 de noviembre de 2002 y Caso Durand y
Ugarte Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia. Resolución de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos de 5 de agosto de 2008, disponibles en: http://www.corteidh.or.cr/cf/
Jurisprudencia2/busqueda_supervision_cumplimiento.cfm?lang=es
4 Las organizaciones no gubernamentales Instituto de Defensa Legal (IDL) y Centro por la Justicia y
el Derecho Internacional (CEJIL).
306
Biografía
5 Cfr. Caso Durand y Ugarte Vs. Perú. Medidas Urgentes. Resolución del Presidente de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos de 17 de diciembre de 2017, disponible en: http://www.
corteidh.or.cr/docs/medidas/durand_se_01.pdf.
6 Fue suscrito por las referidas trece personas. Los señores Ágreda Huamán, Bryson De La Barrera,
Casusol Martínez, Curzo Ramírez, Dioses Lupu, Martínez Cárdenas, Puerta Calderón, Rojas
Poma, Romero Saldaña, Sanabria Payano y Silva Torres son once de las veintitrés personas
que presentaron un recurso de agravio constitucional ante el Tribunal Constitucional, resuelto
mediante sentencia de 14 de junio de 2013 (infra Considerando 21), mientras que los señores
Tapia y Abanto son sus abogados. En el referido escrito expusieron múltiples argumentos con base
en los cuales concluyeron que: i) “[e]l Estado peruano ha cumplido íntegramente la obligación
de investigar, encontrándose en proceso de cumplimiento las obligaciones de juzgar y, de ser el
caso, sancionar a los responsables, dado que el proceso penal […] se encuentra en la etapa de
juicio oral”; ii) la sentencia del Tribunal Constitucional de 14 de junio de 2013 “jamás entrañó
el peligro de que se impidiera el cumplimiento de la reparación pendiente relativa a investigar,
juzgar y, de ser el caso, sancionar”; iii) “[l]os magistrados constitucionales [en el auto de 5 de abril
de 2016] no se limitaron a constatar un error en el conteo de votos [de la referida sentencia de
14 de junio de 2013], sino que suplantaron la voluntad del magistrado Vergara Gotelli”; iv) “[l]a
Constitución ordena a la Comisión Permanente [del Congreso de la República del Perú] acusar ante
el Congreso a los magistrados constitucionales por infracción de la Constitución y por todo delito
que cometan en el ejercicio de sus funciones”; v) [l]a acción de los magistrados constitucionales
denunciados vulneró la garantía de la cosa juzgada”; vi) “el magistrado constitucional que prevarica
no se halla protegido por la inamovilidad de su cargo”, y vii) “[e]l procedimiento parlamentario de
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Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
CONSIDERANDO QUE:
1. En las Sentencias que emitió la Corte en el caso Durand y Ugarte Vs. Perú ordenó
al Estado que cumpla con su obligación de investigar los hechos violatorios (supra
Visto 1), y juzgar y sancionar a los responsables8.
2. La solicitud de medidas provisionales fue presentada por los representantes de las
víctimas en el caso Durand y Ugarte Vs. Perú, el cual se encuentra actualmente en
etapa de supervisión de cumplimiento de sentencia. Dicha solicitud fue presentada
para resguardar la “estabilidad en sus puestos” de cuatro magistrados del Tribunal
Constitucional del Perú que emitieron decisiones en los años 2016 y 2017 con
respecto a la sentencia que resolvió una demanda de agravio constitucional9 inter-
308
Biografía
puesta a favor de imputados del proceso penal que se sigue por los hechos ocurridos
en 1986 en el establecimiento penal “El Frontón”.
3. El artículo 63.2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos dispone,
en lo relevante, que “[e]n casos de extrema gravedad y urgencia, y cuando se haga
necesario evitar daños irreparables a las personas, la Corte, en los asuntos que esté
conociendo, podrá tomar las medidas provisionales que considere pertinentes”.
4. Asimismo, el artículo 27.3 del Reglamento del Tribunal establece que “[e]n los
casos contenciosos que se encuentren en conocimiento de la Corte, las víctimas o
las presuntas víctimas, o sus representantes, podrán presentar directamente a ésta
una solicitud de medidas provisionales, las que deberán tener relación con el objeto
del caso”. Asimismo, el artículo 27.6 del Reglamento establece que “si la Corte
no estuviere reunida, la Presidencia, en consulta con la Comisión Permanente y,
de ser posible, con los demás Jueces, requerirá del Estado respectivo que dicte las
providencias urgentes necesarias a fin de asegurar la eficacia de las medidas provi-
sionales que después pueda tomar la Corte en su próximo período de sesiones”.
5. En el Derecho Internacional de los Derechos Humanos las medidas provisionales
tienen un carácter no sólo cautelar, en el sentido de que preservan una situación
jurídica, sino fundamentalmente tutelar, por cuanto protegen derechos humanos,
en tanto que buscan evitar daños irreparables a las personas. Éstas se aplican siempre
y cuando se reúnan los requisitos básicos de extrema gravedad y urgencia y de la
prevención de daños irreparables a las personas10. Las medidas provisionales pueden
ser otorgadas para proteger tanto los derechos a la vida e integridad personal como
también otros derechos consagrados en la Convención Americana11.
6. La disposición establecida en el artículo 63.2 de la Convención obliga a los Estados
a adoptar las medidas provisionales que les ordene este Tribunal. Adicionalmen-
te estos deben cumplir sus obligaciones convencionales de buena fe (pacta sunt
servanda)12.
una demanda de hábeas corpus por la Segunda Sala Especializada en lo Penal para Procesos con
Reos Libres de la Corte Superior de Justicia de Lima.
10 Cfr. Caso Herrera Ulloa respecto de Costa Rica. Medidas Provisionales. Resolución de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos de 7 de septiembre de 2001, Considerando 4, y Asunto
Milagro Sala respecto de Argentina. Medidas Provisionales. Resolución de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos de 23 de noviembre de 2017, Considerando 3.
11 Cfr. Caso Herrera Ulloa respecto de Costa Rica. Medidas Provisionales. Resolución de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos de 7 de septiembre de 2001, Considerando 11, y Asunto
Milagro Sala respecto de Argentina. Medidas Provisionales. Resolución de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos de 23 de noviembre de 2017, Considerando 34.
12
Cfr. Asunto James y otros respecto Trinidad y Tobago. Medidas Provisionales. Resolución de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos de 14 de junio de 1998, Considerando 6, y Asunto Milagro
Sala respecto de Argentina. Medidas Provisionales. Resolución de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos de 23 de noviembre de 2017, Considerando 4.
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Cuestiones constitucionales políticas
13 Los hechos y argumentos planteados por los representantes de las víctimas en la referida solicitud
de medidas provisionales se encuentran en los Considerandos 7 a 9 de la referida Resolución. Cfr.
Caso Durand y Ugarte Vs. Perú. Medidas Urgentes, supra nota 5.
14 Las observaciones del Estado y la Comisión a la solicitud de medidas provisionales se pueden
verificar en los Considerandos 10 a 12 de dicha Resolución. Cfr. Caso Durand y Ugarte Vs. Perú.
Medidas Provisionales, supra nota 4.
310
Biografía
presentado por imputados de dicho proceso”15. Por otra parte, el Presidente tam-
bién dispuso en dicha Resolución ampliar el objeto de la audiencia de supervisión
de cumplimiento que había sido convocada por la Corte para celebrarse el 2 de
febrero de 2018, de manera que también pudiese abarcar “los argumentos de las
partes y la Comisión Interamericana sobre la solicitud de medidas provisionales,
de manera que el Tribunal cuente con todos los elementos necesarios para adoptar
una decisión en razón de la complejidad de la misma y sus implicancias”.
10. Por consiguiente, para adoptar la presente resolución el Pleno del Tribunal valorará
tanto la información y argumentos presentados previo a la audiencia pública que
se efectuó el 2 de febrero como los expuestos en la misma. Asimismo, tomará en
cuenta el documento aportado por el Estado como anexo a su escrito de 6 de febrero
de 2018, en respuesta a la solicitud de información efectuada por el Presidente del
Tribunal previo a dicha audiencia16. Los escritos presentados por el Estado y por
los representantes de las víctimas los días 6 y 7 de febrero de 2018, en los cuales
se refieren a puntos controvertidos durante la audiencia o complementan sus
argumentos, no podrán ser tenidos en cuenta en la presente Resolución debido a
que no se tuvo la oportunidad de que las partes pudieran presentar observaciones
previo a su deliberación y adopción.
11. En la Resolución de la Presidencia de 17 de diciembre de 2017 se resumen los
argumentos e información presentados hasta ese momento17, y seguidamente se
resume lo expuesto con posterioridad a la misma.
15 Cfr. Caso Durand y Ugarte Vs. Perú. Medidas Provisionales, supra nota 4, Considerando 25.
16 Se solicitó al Estado que remitiera “copia de la normativa interna que rige el procedimiento de
acusación constitucional ante el Congreso de la República, la cual fue citada en sus escritos”.
17 Cfr. Caso Durand y Ugarte Vs. Perú. Medidas Urgentes, supra nota 5, Considerandos 7 a 12.
311
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Cuestiones constitucionales políticas
312
Biografía
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Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
d) con relación a los “posibles futuros procesos penales”, indicó que la alegada
conexidad con lo dispuesto en la sentencia del 2013 es “errada” porque tiene
como sustento la señalado en la parte considerativa de la sentencia y no en un
punto resolutivo;
e) “no resulta adecuado que se proponga a los magistrados del Tribunal Cons-
titucional como potenciales beneficiarios de estas medidas, aludiendo a sus
derechos a la estabilidad en sus puestos laborales, a su debido proceso, a su
independencia e imparcialidad […], dejando de lado toda referencia direc-
cional específicamente a las víctimas del caso de la sentencia Durand y Ugarte
cuales son los familiares”. El Estado sostuvo que “de llegarse a adoptar estas medidas,
se daría una situación tal en que la Corte decida proteger a personas que no fueron
reconocidas como víctimas en su sentencia del caso de fondo”.
15. El Perú sostuvo que la medida provisional requerida de cese o archivamiento de la
acusación constitucional con una vigencia indefinida en el tiempo, “atenta contra
el sentido común del uso del lenguaje” por tratarse de “medidas definitivas” en
un procedimiento de medidas provisionales. Sostuvo que “resulta […] carente
de lógica que como medida provisional se solicite una medida definitiva”, por lo
que la Corte debería desestimar la solicitud de medidas provisionales. El Estado
también expuso argumentos relativos a que no se acreditaron los requisitos para el
otorgamiento de las medidas provisionales, respecto a lo cual indicó lo siguiente:
a) no se configura el requisito de extrema gravedad porque el informe de la Subco-
misión de Acusaciones Constitucionales únicamente recomienda la destitución
de uno de los cuatro magistrados acusados y, de acuerdo al artículo 89 del
Reglamento del Congreso, el pleno únicamente puede “aprobar o desaprobar”
ese informe. Según el Estado, “en el peor de los escenarios planteados por la
parte contraria, solo se podría destituir a uno de los magistrados”19. Indicó
que el planteamiento de los representantes “se basa en hechos que son posibles
que puedan ocurrir pero no hay […] certeza de que ello ocurra[, sino que]
faltan diferentes estadios que deberían cumplirse para que, a su vez, pueda
ello representar la concretización o materialización de la amenaza o el riesgo
frente al posible incumplimiento de la obligación de investigar y sancionar
eventualmente los hechos que dieron lugar a la Sentencia del caso Durand y
Ugarte”;
f) “no se evidencia la situación de urgencia porque […] desde el 14 de diciembre
[de 2017, fecha…] en que se [… aprobó] el informe de la Subcomisión de
19 En cuanto al tema de la destitución de un solo magistrado, el Estado aclaró que “no [ha] querido
decir o minimizar que la destitución de uno sea de menos valor”, sino que “lo que se trata de
demostrar es que esto suponga la existencia de una extrema gravedad y la inminencia de poner
en riesgo alguna situación direccionada principalmente al objeto del caso, que es la protección o
garantizar el seguimiento de investigación del proceso penal y evitar de que se produzca o que se
materialice algún peligro que suponga el incumplimiento de esa obligación”.
314
Biografía
20 También señaló que “la Corte podría optar por el mecanismo que estime más conveniente y
efectivo para abordar esta preocupante situación, bien sea a través del mecanismo de supervisión de
cumplimiento de sentencia en el caso Durand y Ugarte, o a través del otorgamiento de la medida
provisional solicitada por los representantes de las víctimas; sin que se advierta que los mismos
resultan necesariamente excluyentes”.
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Cuestiones constitucionales políticas
E) Consideraciones de la Corte
18. La Corte ha señalado que las tres condiciones exigidas por el artículo 63.2 de la
Convención para que pueda disponer de medidas provisionales deben concurrir
316
Biografía
21 Cfr. Caso Carpio Nicolle y otros respecto Guatemala. Medidas Provisionales. Resolución de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos de 6 de julio de 2009, Considerando 14, y Asunto Milagro
Sala respecto de Argentina. Medidas Provisionales, Resolución de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos de 23 de noviembre de 2017, Considerando 24.
22 Cfr. Asunto Belfort Istúriz y otros respecto Venezuela. Medidas Provisionales. Resolución de la Corte
de 15 de abril de 2010, Considerando 5, y Asunto Milagro Sala respecto de Argentina. Medidas
Provisionales, Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 23 de noviembre
de 2017, Considerando 24.
23 Cfr. Asuntos Internado Judicial de Monagas (“La Pica”) respecto de Venezuela. Medidas Provisionales.
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 24 de noviembre de 2009,
Considerando 3, y Asunto Milagro Sala respecto de Argentina. Medidas Provisionales, Resolución de
la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 23 de noviembre de 2017, Considerando 25.
24 Cfr. Caso Carpio Nicolle. Medidas Provisionales respecto de Guatemala, Resolución de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos de 6 de julio de 2009, Considerando 14, y Caso Asunto
Milagro Sala respecto de Argentina. Medidas Provisionales, Resolución de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos de 23 de noviembre de 2017, Considerando 24.
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Cuestiones constitucionales políticas
25 Mediante auto emitido el 5 de abril de 2016, el Tribunal Constitucional se pronunció sobre “las
solicitudes presentadas por el procurador de la Procuraduría Pública Especializada Supranacional,
el abogado del Instituto de Defensa Legal, la Secretaría Ejecutiva de la Coordinadora Nacional
de Derechos Humanos y la Directora de la Asociación Pro Derechos Humanos, en las que se
pide subsanar de oficio diversos errores materiales recaídos en la sentencia de fecha 14 de junio
de 2013”. El Tribunal Constitucional indica que se pronuncia “atendiendo a que” “[e]l artículo
121 del Código Procesal Constitucional prevé expresamente que el Tribunal Constitucional tiene
competencia para subsanar sus resoluciones cuando estas hubieran incurrido en algún error”.
Ante ese auto de abril de 2016, la defensa legal de uno de los imputados en el proceso penal
interpuso un recurso solicitando que se declarara la nulidad de ese auto de 5 de abril de 2016.
El Tribunal Constitucional resolvió dicho recurso, mediante auto de 8 de marzo de 2017,
declararando improcedente el pedido de nulidad. Entre otros fundamentos, señaló que “el artículo
121 del Código Procesal Constitucional prevé la competencia de[l] Tribunal Constitucional ‘para
aclarar algún concepto o subsanar cualquier error material u omisión en que hubiese incurrido
en sus resoluciones’”. Asimismo, sostuvo que “[d]ebe tenerse en cuenta, asimismo, que quienes
presentaron en su momento las solicitudes de subsanación o nulidad en ningún momento pidieron
ser admitidos como partes o partícipes, sino que únicamente pusieron en conocimiento del Tribunal
los vicios que detectaron, con la finalidad de que el órgano colegiado emita un pronunciamiento
de oficio, forma de actuación del Tribunal que constitucionalmente está habilitada en este tipo de
situaciones”. El tribunal indicó, además, que “conforme a los cargos de notificación que obran en
los actuados, la sentencia de 2013 fue notificada entre los días 6 y 16 de setiembre de ese mismo
año, por lo que no es cierto que se trató de un pedido extemporáneo, conforme se verifica a fojas
80 del cuadernillo del Tribunal Constitucional (pedido de aclaración de fecha 16 de setiembre de
2013)”.
La sentencia de 14 de junio 2013 y los autos emitidos por el Tribunal Constitucional el 5 de abril
de 2016 y 8 de marzo de 2017 no fueron aportados por las partes. Esta Presidencia tuvo acceso a
los mismos a través de su publicación en la página web oficial del Tribunal Constitucional http://
www.tc.gob.pe/tc/public/causas/exp-a57ae20285ce9e0612e0e14499ea57fb
26 La sentencia emitida por el Tribunal Constitucional en el 14 de junio de 2013 contiene las siguientes
decisiones:
1. En el punto resolutivo primero se declaraba “fundada en parte la demanda; en consecuencia
NULO el auto de apertura de instrucción emitido por el juez del Cuarto Juzgado Penal
Supraprovincial […] en el extremo que declara que los hechos materia del proceso penal
constituyen crímenes de lesa humanidad, manteniéndose subsistentes los demás extremos de
la imputación”. En el fundamento 68 concluyó que “los hechos no pueden ser calificados
como crimen de lesa humanidad, y en consecuencia terminado el proceso penal opera la
prescripción, sin posibilidad de nuevos procesamientos”.
318
Biografía
a favor de varios acusados en el proceso penal relativo a los hechos del estableci-
miento penal “El Frontón”27. La decisión del Tribunal Constitucional del 2016,
confirmada mediante decisión del 2017, se pronuncia sobre solicitudes planteadas
en el 2013 a la composición anterior del Tribunal Constitucional; es decir, la que
adoptó la sentencia ese año, pero no emitió una decisión sobre dichas solicitudes.
Las referidas decisiones de 2016 y 2017 resuelven “subsanar el error material de la
sentencia de autos, consistente en haber incluido indebidamente el fundamento
jurídico 68 y el punto 1 de la parte resolutiva […] y por ende, [resuelve] tener[los]
por no incorporados […]”. Dentro de los fundamentos para adoptar tal decisión,
se hace referencia a los argumentos contenidos en el voto del magistrado Vergara
Gotteli y se considera que el mismo no estaba de acuerdo con lo incorporado en
el fundamento 68 y en el punto 1 de la parte resolutoria de la sentencia de 2013.
Se determina que la conclusión relativa a que los hechos delictivos no pueden ser
calificados como crímenes de lesa humanidad, “carecía de la cantidad suficiente de
votos para conformar una decisión válida”, debido a que ello no se ajustaba “a lo
dispuesto en el artículo 10 del Reglamento Normativo del Tribunal Constitucio-
nal” relativo al requerimiento de una mayoría simple de votos. Con posterioridad
a la decisión de marzo de 2017, la defensa legal de los imputados en la causa penal
planteó un recurso de reposición ante el Tribunal Constitucional, el cual se en-
cuentra pendiente de pronunciamiento.
22. Para dar cumplimiento a la obligación de investigar, juzgar y, en su caso sancio-
nar, con posterioridad a la Sentencia, el Estado inició dos procesos penales en la
jurisdicción penal ordinaria:
a) Expediente N° 125-04: este proceso inició en agosto de 2002 y en el mismo
se investigaron a 11 personas por los “delitos contra la vida, el cuerpo y la
salud” en perjuicio de 112 personas, entre quienes se encontraban las víctimas
del caso: el señor Durand y el señor Ugarte. En febrero de 2007 se resolvió
formalizar la denuncia penal en dicho proceso, y
319
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Cuestiones constitucionales políticas
320
Biografía
24. Tomando en cuenta que los tres expedientes fueron acumulados en un solo proceso
penal porque tenían el mismo objeto de investigar los diferentes hechos delictivos
ocurridos a los privados de libertad en el establecimiento penal “El Frontón” y que
en septiembre de 2017 inició la etapa de juicio oral del mismo, la Corte considera
improcedente el argumento estatal que se basa en que el auto de apertura de ins-
trucción de 9 de enero de 2009 no correspondía a las víctimas Durand y Ugarte.
Aun cuando ese auto originalmente había sido dictado dentro de un proceso penal
en el cual los señores Durand y Ugarte no eran víctimas, para el momento en que
el Tribunal Constitucional se pronunció en el 2013 sobre el referido recurso de
agravio constitucional que impugnaba dicho auto de apertura, el proceso penal ya
incluía a las víctimas del caso, los señores Durand y Ugarte, por estar los procesos
acumulados. En consecuencia, lo resuelto por el Tribunal Constitucional en el 2013,
2016 y 2017 podría afectar al proceso penal en su totalidad, el cual actualmente
se encuentra en etapa de juicio oral.
25. Adicionalmente, lo resuelto por el Tribunal Constitucional respecto a entrar a
calificar o no los hechos como delitos de lesa humanidad y como prescritos para
futuros procesos distintos al que está en trámite, también podría tener efectos
respecto de la investigación, juzgamiento y sanción de lo ocurrido a las víctimas
del presente caso. Por un lado, la acusación penal formulada en diciembre de
2012 en la causa acumulada califica los referidos hechos de “El Frontón” como
delitos de lesa humanidad. Además, el Perú limita sus argumentos a la relación
con el proceso penal en trámite sin referirse a lo alegado por los representantes
de las víctimas respecto a que en el mismo únicamente están siendo juzgados los
supuestos autores materiales y podría requerirse de otro proceso para determinar
otros posibles responsables de las violaciones cometidas tanto contra los señores
Durand y Ugarte como respecto a las demás personas que perdieron la vida en los
hechos del establecimiento penal “El Frontón” (supra Considerando 13.d), con lo
cual dicha declaratoria de prescripción podría incidir en el cumplimiento cabal de
la obligación de investigar, juzgar y sancionar.
26. En lo que respecta al alegato del Perú relativo a que sería inadecuado adoptar me-
didas provisionales a favor de personas que no fueron declaradas víctimas del caso,
el Tribunal considera que, en el presente caso, aun cuando una medida provisional
beneficie de forma indirecta a cuatro magistrados del Tribunal Constitucional, el
derecho que se estaría tutelando es el de los familiares de los señores Durand y Ugarte
a acceder a la justicia en el juzgamiento y eventual sanción de los responsables,
protegido en los artículos 8 y 25 de la Convención Americana28, que exige que las
28 Este Tribunal ha señalado que los familiares de las víctimas de violaciones de derechos humanos
tienen el derecho de acceso a la justicia para conocer la verdad de lo sucedido, establecer las
respectivas responsabilidades y sancionar a los responsables. Cfr. inter alia, Caso Goiburú y otros vs.
Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de septiembre de 2006. Serie C No. 153, párr.
131; Caso Bulacio Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 18 de septiembre de
321
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
2003. Serie C No. 100, párr. 114, y Caso I.V. Vs. Bolivia. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 30 de noviembre de 2016. Serie C No. 329, párr. 292, y Caso Gutiérrez Hernández
y otros Vs. Guatemala. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de
agosto de 2017. Serie C No. 339, párr. 147.
29 Principios Básicos de Naciones Unidas relativos a la independencia de la judicatura (adoptados
por el Séptimo Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del
Delincuente, celebrado en Milán del 26 deagosto al 6 de septiembre de 1985, y confirmados por
la Asamblea General en sus resoluciones 40/32 de 29 de noviembre de 1985 y 40/146 de 13 de
diciembre de 1985), considerando séptimo y principio 6.
322
Biografía
323
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
Caso Espinoza Gonzáles Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 20 de noviembre de 2014. Serie C No. 289, párr. 309, y Caso Tenorio Roca y otros Vs. Perú.
Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de junio de 2016. Serie C
No. 314, párr. 268.
32 Artículo 99°.- Corresponde a la Comisión Permanente acusar ante el Congreso: al Presidente de la
República; a los representantes a Congreso; a los Ministros de Estado; a los miembros del Tribunal
Constitucional; a los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura; a los vocales de la Corte
Suprema; a los fiscales supremos; al Defensor del Pueblo y al Contralor General por infracción de
la Constitución y por todo delito que cometan en el ejercicio de sus funciones y hasta cinco años
después de que hayan cesado en éstas.
La Constitución Política del Perú no fue aportada por las partes. Esta Corte tuvo acceso a la misma
través de su publicación en la página web oficial del Congreso de la República: http://www4.
congreso.gob.pe/ntley/Imagenes/Constitu/Cons1993.pdf
33 Artículo 93°.- Los congresistas representan a la Nación. No están sujetos a mandato imperativo ni
a interpelación.
No son responsables ante autoridad ni órgano jurisdiccional alguno por las opiniones y votos que
emiten en el ejercicio de sus funciones.
No pueden ser procesados ni presos sin previa autorización del Congreso o de la Comisión
Permanente, desde que son elegidos hasta un mes después de haber cesado en sus funciones, excepto
por delito flagrante, caso en el cual son puestos a disposición del Congreso o de la Comisión
Permanente dentro de las veinticuatro horas, a fin de que se autorice o no la privación de la libertad
y el enjuiciamiento.
Artículo 201°.- El Tribunal Constitucional es el órgano de control de la Constitución. Es autónomo
e independiente. Se compone de siete miembros elegidos por cinco años.
Para ser miembro del Tribunal Constitucional, se exigen los mismos requisitos que para ser vocal de
la Corte Suprema. Los miembros del Tribunal Constitucional gozan de la misma inmunidad y de
las mismas prerrogativas que los congresistas. Les alcanzan las mismas incompatibilidades. No hay
reelección inmediata.
324
Biografía
Los miembros del Tribunal Constitucional son elegidos por el Congreso de la República con
el voto favorable de los dos tercios del número legal de sus miembros. No pueden ser elegidos
magistrados del Tribunal Constitucional los jueces o fiscales que no han dejado el cargo con un año
de anticipación.
325
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
cuando el motivo de las sanciones es haber suscrito el referido auto de 2016 (supra
Considerando 21).
34. Asimismo, la eventual destitución de magistrados es susceptible de provocar un grave
impacto en los tribunales que deben intervenir en el actual proceso penal, como
también en otros que fuesen necesarios para identificar a otros posibles responsables,
e incluso en el recurso pendiente de resolución en el Tribunal Constitucional34.
35. En este sentido, si bien este tribunal internacional ha señalado con an-
terioridad que la garantía de estabilidad e inamovilidad de los jueces no
es absoluta, también ha indicado que los procesos relativos a medidas
disciplinarias, suspensión o separación del cargo no pueden tener una
“aparente legalidad” de manera que “una mayoría parlamentaria” pueda
“ejercer un mayor control” sobre un Tribunal Constitucional con un
“fin completamente distinto y relacionado con una desviación de poder
dirigida a obtener el control de la función judicial a través de diferentes
procedimientos” como pueden ser “el cese y los juicios políticos”35. La
Carta Democrática Interamericana establece, en su artículo 3, que “la
separación e independencia de los poderes públicos” es uno de los “ele-
mentos esenciales de la democracia representativa”. En el artículo 4 del
mismo instrumento se determina que “[l]a subordinación constitucional
de todas las instituciones del Estado a la autoridad civil legalmente cons-
tituida y el respeto al estado de derecho de todas las entidades y sectores
de la sociedad son igualmente fundamentales para la democracia”.
36. En múltiples oportunidades esta Corte se ha pronunciado sobre la im-
portancia de la protección de la independencia judicial. En la Sentencia
del caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú resaltó la necesidad de que
“se garantice la independencia de cualquier juez en un Estado de De-
recho y, en especial, la del juez constitucional en razón de la naturaleza
de los asuntos sometidos a su conocimiento”36. En la Sentencia del caso
34 Con posterioridad a la decisión de marzo de 2017, la defensa legal de imputados en la causa penal
planteó un recurso de reposición ante el Tribunal Constitucional, el cual se encuentra pendiente de
pronunciamiento.
35 Cfr. Caso de la Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador. Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de agosto de 2013. Serie C No. 266, párr. 147 y Caso
del Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de agosto de 2013. Serie C No. 268, párrs. 191 y 107.
36 Cfr. Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de
enero de 2001. Serie C No. 71, párr. 75.
326
Biografía
37 Caso del Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador, Vs. Ecuador. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de agosto de 2013. Serie C No. 268,
párrs. 198 y 199. En igual sentido Cfr. Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso
Administrativo”) Vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de
agosto de 2008. Serie C No. 182, párr. 55; Caso Reverón Trujillo Vs. Venezuela. Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de junio de 2009. Serie C No. 197, párr. 67 y Caso
de la Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de agosto de 2013. Serie C No. 266, párr. 154.
327
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
38 Cfr. Comité de Derechos Humanos. Observación General No. 32, Artículo 14: El Derecho a un
Juicio Imparcial y a la Igualdad ante los Tribunales y Cortes de Justicia, CCPR/C/GC/32, 23 de
agosto de 2007, párr. 19.
39 Caso Reverón Trujillo Vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas, Sentencia de
30 de junio de 2009. Serie C No. 197, párrs. 67 y 68.
40 Caso Reverón Trujillo Vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas, Sentencia de
30 de junio de 2009. Serie C No. 197, párr. 67.
41 De conformidad con el artículo 89 del Reglamento del Congreso del Perú, así como la información
aportada por el Estado y los representantes de las víctimas durante la audiencia pública, después
de la aprobación del informe final por parte de la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales,
estaría pendiente el conocimiento y votación del referido informe por la Comisión Permanente y,
en caso de ser aprobado, por el pleno del Congreso.
328
Biografía
POR TANTO:
LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS,
En uso de las atribuciones que le confieren el artículo 63.2 de la Convención Americana,
y los artículos 27 y 31 del Reglamento,
329
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
RESUELVE:
Por cinco votos a favor y dos en contra,
1. Ratificar la Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos de 17 de diciembre de 2017 y requerir al Estado del Perú que, para
garantizar el derecho de las víctimas del caso Durand y Ugarte a obtener un acceso
a la justicia sin interferencias en la independencia judicial, archive el procedimiento
de acusación constitucional actualmente seguido ante el Congreso de la República
contra los Magistrados Manuel Miranda, Marianella Ledesma, Carlos Ramos y
Eloy Espinosa-Saldaña, al que se ha hecho referencia en esta Resolución.
Disidentes los Jueces Eduardo Vio Grossi y Humberto Antonio Sierra Porto.
Por cinco votos a favor y dos en contra,
2. Requerir al Estado que presente, a más tardar el 15 de abril de 2018, un informe
completo y detallado sobre el cumplimiento de lo dispuesto en el punto resolutivo
1 de esta Resolución.
Disidentes los Jueces Eduardo Vio Grossi y Humberto Antonio Sierra Porto.
Por unanimidad,
3. Disponer que la Secretaría de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
notifique la presente Resolución al Estado, a los representantes de las víctimas y a
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Los Jueces Eduardo Vio Grossi y Humberto Antonio Sierra Porto hicieron conocer a
la Corte sus votos disidentes, los cuales acompañan la presente Resolución.
Corte IDH. Caso Durand y Ugarte Vs. Perú. Medidas Provisionales. Resolución de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos de 8 de febrero de 2018.
330
Biografía
RESOLUCIÓN DE LA
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS
DE 8 DE FEBRERO DE 2018,
MEDIDAS PROVISIONALES
RESPECTO DEL PERÚ,
INTRODUCCIÓN
1. Objeto.
Las razones por las que se emite el presente voto disidente a la Resolución del epígrafe42,
se formulan teniendo muy presente la importancia y respeto que, para una instancia
como la Corte Interamericana de Derechos Humanos43, revisten y deben tener la
independencia y la imparcialidad judiciales. De suerte, por lo tanto, que el presente
voto no debe entenderse, bajo pretexto o circunstancia alguna, como una expresión
que pretendería, al sostener la improcedencia del otorgamiento en autos de las medidas
provisionales en comento, la vulneración las mencionadas independencia e imparciali-
dad, sino precisamente a garantizarlas en el presente procedimiento.
2. Razones.
Las razones que justifican la presente disidencia se agrupan de acuerdo al esquema que
sigue: I. Consideraciones Generales; II. Normas Procesales aplicables; y III. Desvincu-
lación de las medidas provisionales con el Caso Durand y Ugarte Vs. Perú44.
42 En adelante, la Resolución.
43 En adelante, la Corte.
44 Caso Durand y Ugarte Vs. Perú. Fondo. Sentencia de 16 de agosto de 2000. Serie C No. 6.
331
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
A. La independencia judicial.
El resguardo del principio de independencia judicial parece ser la base fundamental
de la Resolución. De ello dan cuenta, directa o indirectamente, sus considerandos 7,
27, 29, 31 y 35 a 40.
Pero, lo más relevante es que en el Punto Resolutivo N° 1 de la Resolución se requiere
“al Estado del Perú que, para garantizar el derecho de las víctimas del caso Durand y Ugarte
a obtener un acceso a la justicia sin interferencias en la independencia judicial, archive
el procedimiento de acusación constitucional actualmente seguido ante el Congreso de la
República contra los Magistrados Manuel Miranda, Marianella Ledesma, Carlos Ramos
y Eloy Espinosa-Saldaña …”.
Sin embargo y pese a todas esas referencias a los principios de independencia e impar-
cialidad judiciales que serían afectados por la eventual destitución de los individua-
lizados magistrados del Tribunal, la consecuencia directa y evidente que el señalado
procedimiento tendría en el cumplimiento de la Sentencia del Caso Durand y Ugarte
Vs. Perú no queda acreditada.
B. Seguridad jurídica.
Por otra parte, es preciso llamar la atención que con ello, la Resolución le da a un
hecho que aún no ha acontecido y que pueda que no ocurra, una certeza que, por lo
tanto, no parece tal.
Efectivamente, en no pocas ocasiones, la Resolución evoca a la seguridad jurídica, in-
dicando que ella es o sería afectada por lo que eventualmente se disponga en el juicio
político antes referido. Los Considerandos 25, 29, 34 y 40 de la Resolución abordan
esta cuestión.
Sin embargo, precisamente es la Resolución la que incorpora un elemento de inseguridad
jurídica en la situación de que se trata. Lo hace al referirse, como base o fundamento
para decretar las medidas provisionales, a un hecho futuro e incierto, es decir, a uno
de los posibles, más no seguro, resultados que podría tener la acusación constitucional
en actual trámite, cual es, la sanción a los magistrados.
C. Juicio político.
La tercera consideración general previa apunta a llamar la atención acerca de que, en
definitiva, las medidas provisionales solicitadas y concedidas en autos, lo son respecto del
juicio político que se les está siguiendo en el Perú45 a cuatro magistrados del Tribunal
Constitucional de ese país46. Los considerandos 26, 29, 31, 32, 39, 40, 42, así como
el Resolutivo N°1 transcrito precedentemente, dan cuenta de ello.
45 En adelante, el Estado.
46 Párrs. 3° de Visto y Considerandos 2, 7 y 12 todos de la Resolución. En adelante, cada vez que se
indique “párr.”, lo será al párrafo pertinente de la Resolución.
332
Biografía
47 Garantías Judiciales. 1. Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de
un plazo razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con
anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella, o para la
determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter.
2. Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se
establezca legalmente su culpabilidad. Durante el proceso, toda persona tiene derecho, en plena
igualdad, a las siguientes garantías mínimas:
a) derecho del inculpado de ser asistido gratuitamente por el traductor o intérprete, si no comprende o
no habla el idioma del juzgado o tribunal;
b) comunicación previa y detallada al inculpado de la acusación formulada;
c) concesión al inculpado del tiempo y de los medios adecuados para la preparación de su defensa;
d) derecho del inculpado de defenderse personalmente o de ser asistido por un defensor de su elección y
de comunicarse libre y privadamente con su defensor;
e) derecho irrenunciable de ser asistido por un defensor proporcionado por el Estado, remunerado o
no según la legislación interna, si el inculpado no se defendiere por sí mismo ni nombrare defensor
dentro del plazo establecido por la ley;
f ) derecho de la defensa de interrogar a los testigos presentes en el tribunal y de obtener la comparecencia,
como testigos o peritos, de otras personas que puedan arrojar luz sobre los hechos;
g) derecho a no ser obligado a declarar contra sí mismo ni a declararse culpable, y
h) derecho de recurrir del fallo ante juez o tribunal superior.
3. La confesión del inculpado solamente es válida si es hecha sin coacción de ninguna naturaleza.
4. El inculpado absuelto por una sentencia firme no podrá ser sometido a nuevo juicio por los mismos
hechos.
5. El proceso penal debe ser público, salvo en lo que sea necesario para preservar los intereses de la
justicia.”
48 “Protección Judicial. 1. Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro
recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus
derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley o la presente Convención, aun cuando tal
violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales.”
2. “Los Estados Partes se comprometen:
a) a garantizar que la autoridad competente prevista por el sistema legal del Estado decidirá sobre los
derechos de toda persona que interponga tal recurso;
b) a desarrollar las posibilidades de recurso judicial, y
c) a garantizar el cumplimiento, por las autoridades competentes, de toda decisión en que se haya
estimado procedente el recurso.”
333
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
sancionatorio, que debido a la actual mayoría existente en el Congreso del Perú, podría
tener el juicio político en desarrollo.
En tal perspectiva, cabría interrogarse si la independencia de que debe gozar toda
función jurisdiccional, no debería igualmente respetarse en el caso del juicio político
seguido en el ámbito del sistema democrático49.
A. Comentario general.
En el ámbito interamericano y considerando que, según la Convención Americana
sobre Derechos Humanos50, éstos “tienen como fundamento los atributos de la persona
humana”51. Consecuentemente, ella únicamente reconoce a algunos de esos derechos52
y lo hace a los efectos de proporcionar “una protección internacional, de naturaleza con-
vencional coadyuvante o complementaria de la que ofrece el derecho interno de los Estados
americanos”. De allí, por ende, que el propósito de la Convención sea asimismo de
determinar “la estructura, competencia y procedimiento de los órganos encargados de esa
materia”53.
Se puede colegir, por tanto, que el sistema interamericano de derechos humanos no está
integrado exclusivamente por las normas que reconocen los referidos derechos, sino que
también lo está por aquellas de orden procesal. Unas y otras son igualmente relevantes
e indispensables para garantizar el debido y oportuno respeto de los derechos humanos.
Lo anterior, es particularmente significativo puesto que la jurisdicción interamericana,
empleando términos de la Convención, debe proporcionar a todo el que comparece
ante ella, sea persona humana sea Estado, las “debidas garantías” de ser un “tribunal
competente, independiente e imparcial” en el ejercicio de su competencia54, consistente
49 Esta Corte ha establecido que “cualquier órgano del Estado que ejerza funciones de carácter
materialmente jurisdiccional, tiene la obligación de adoptar resoluciones apegadas a las garantías
del debido proceso legal en los términos del artículo 8 de la Convención Americana”. Cfr. Caso del
Tribunal Constitucional Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de enero de 2001.
Serie C No. 71, párr. 77, y Caso del Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador.
Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de agosto de 2013. Serie C
No. 268, párr. 166.
50 En adelante, la Convención.
51 Párr. 3° del Preámbulo de la Convención.
52 Voto Parcialmente disidente del juez Eduardo Vio Grossi, Corte Interamericana de Derechos Humanos,
Caso Lagos del Campo Vs. Perú, Sentencia de 31 de diciembre de 2017, (Excepciones Preliminares,
Fondo, Reparaciones y Costas).
53 Párrs. 3° y 6° del Preámbulo de la Convención.
54 Arts.8 y 25.
334
Biografía
1. Las normas.
La facultad de la Corte de dictar medidas provisionales está prevista en el artículo 63.2
de la Convención58. Tal disposición distingue entre las medidas provisionales que la
55 Arts.8 y 62.
56 Dicha función es diferente a la asignada al otro órgano competente “para conocer de los asuntos
relacionados con el cumplimiento de los compromisos contraídos por los Estados Partes” de la Convención,
es decir, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la que “tiene la función principal de
promover la observancia y la defensa de los derechos humanos”.
57 Las razones en que se sustenta el presente voto disidente han sido expuestas también, en términos
similares, en otros votos emitidos por el infrascrito, a saber: Caso Gutiérrez Soler. Medidas
Provisionales respecto de Colombia. Resolución de la Corte de 30 de junio de 2011; Caso Rosendo
Cantú y otra. Medidas Provisionales respecto de México. Resolución de la Corte de 1 de julio de
2011; Caso Kawas Fernández. Medidas Provisionales respecto de Honduras. Resolución de la Corte
de 5 de julio de 2011; Caso Pacheco Teruel y otros. Medidas Provisionales respecto de Honduras.
Resolución de la Corte de 13 de febrero de 2013; Caso Familia Barrios. Medidas Provisionales
respecto de Venezuela. Resolución de la Corte de 13 de febrero de 2013; Asunto Millacura Llaipén
y otros. Medidas Provisionales respecto de Argentina. Resolución de la Corte de 13 de febrero de
2013; Caso Familia Barrios. Medidas Provisionales respecto de Venezuela. Resolución de la Corte
de 30 de mayo de 2013; Caso Artavia Murillo y otros (“Fecundación in vitro”). Solicitud de Medidas
Provisionales respecto de Costa Rica. Resolución de la Corte de 31 de marzo de 2014; Caso García
Prieto y otros. Medidas Provisionales respecto de El Salvador. Resolución de la Corte de 26 enero
de 2015; Caso Mack Chang y otros. Medidas Provisionales respecto de Guatemala. Resolución de la
Corte de 26 de enero de 2015, y del mismo tenor que el presente voto y en el escrito de Constancia
de Queja que, relacionado con las primeras Resoluciones mencionadas, presentó ante la Corte el 17
de agosto de 2011.
58 “En casos de extrema gravedad y urgencia, y cuando se haga necesario evitar daños irreparables a
las personas, la Corte, en los asuntos que esté conociendo, podrá tomar las medidas provisionales que
considere pertinentes. Si se tratare de asuntos que aún no estén sometidos a su conocimiento, podrá actuar
a solicitud de la Comisión.”
335
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
Corte puede decretar “en los asuntos que esté conociendo” y las que puede ordenar en los
“asuntos que aún no estén sometidos a su conocimiento”59.
Respecto de los primeros, habría que llamar la atención, por de pronto, acerca de que
la aludida disposición es precedida por el artículo 62.3 de la Convención, relativa a
la competencia de la Corte60, y especialmente del artículo 63.1 del mismo texto con-
vencional61.
De la interpretación armónica de los citados artículos no se puede sino concluir que la
Corte dispone de la facultad de dictar medidas provisionales mientras ejerce su com-
petencia contenciosa en el caso de que le fue sometido a fin de que resuelva si hubo o
no violación de un derecho o libertad protegidos por la Convención.
Ahora bien, el artículo 63.2 de la Convención prevé también el dictado de medidas
provisionales en aquellos asuntos aún no estén sometidos a su conocimiento y respecto de
los cuales, por lo tanto, aún no ejerce su competencia contenciosa. En tal eventualidad,
la Corte solo puede actuar, según lo prescribe la última frase de la referida disposición,
a solicitud de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos62, es decir, respecto
de tales asuntos, la Corte puede decretar medidas provisionales únicamente si aquella
se lo solicita.
59 “Caso” y “asunto” son, a estos efectos, sinónimos de acuerdo a la Convención, la que alude a “asuntos”
únicamente en su transcrito artículo 63.2, mientras que en otras cinco de sus disposiciones se
refiere a “casos” (artículo 57: a la facultad de la Comisión de recurrir ante ella; artículo 61: a
la competencia de la Corte; artículo 65: a la obligación de informar anualmente de la labor de
la Corte a la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos; artículo 68.1: a la
obligatoriedad de sus fallos, y artículo 69: a la notificación de los mismos). Pero también lo es según
el Estatuto de la Corte, en el que si bien en dos de sus disposiciones se refieren a “asuntos”, una de
ellas lo hace respecto de las funciones del Presidente de la Corte, que bien pueden ser atingentes
a la función consultiva de la Corte e incluso a cuestiones administrativas (artículo 12.2), en las
otras lo hace en cuanto a la competencia contenciosa (artículo 19, incisos 1, 2 y 3, que se refiere
a los impedimentos e inhabilidades de los jueces en asuntos contenciosos). Y aún más, el propio
Reglamento de la Corte, aprobado por ella misma, emplea el vocablo “caso” en 32 de sus artículos
(artículos 2.3, 2.17, 16, 17, 19, 20, 21, 22, 23, 25, 26, 27.3, 30, 32, 34, 35, 36, 37, 38, 39.1,
39.2, 39.4, 40.1, 40.2, 41.2, 42.6, 43, 44.1, 44.3, 48.1, incisos b, d y e, 51.1 y 51.10) y solo en
uno, precisamente el artículo 27.2, relativo a las medidas provisionales decretadas a solicitud de la
Comisión, utiliza el término “asunto”.
60 “La Corte tiene competencia para conocer de cualquier caso relativo a la interpretación y aplicación de
las disposiciones de esta Convención que le sea sometido, siempre que los Estados Partes en el caso hayan
reconocido o reconozcan dicha competencia, ora por declaración especial, como se indica en los incisos
anteriores, ora por convención especial”.
61 “Cuando decida que hubo violación de un derecho o libertad protegidos en esta Convención, la Corte
dispondrá que se garantice al lesionado en el goce de su derecho o libertad conculcados. Dispondrá
asimismo, si ello fuera procedente, que se reparen las consecuencias de la medida o situación que ha
configurado la vulneración de esos derechos y el pago de una justa indemnización a la parte lesionada”.
62 En adelante, la Comisión.
336
Biografía
63 Art. 27:”1. En cualquier estado del procedimiento, siempre que se trate de casos de extrema gravedad y
urgencia y cuando sea necesario para evitar daños irreparables a las personas, la Corte, de oficio, podrá
ordenar las medidas provisionales que considere pertinentes, en los términos del artículo 63.2 de la
Convención.
2. Si se tratare de asuntos aún no sometidos a su conocimiento, la Corte podrá actuar a solicitud de la
Comisión”.
64 Supra, Nota N° 3.
65 Art. 63.2.
66 “El fallo de la Corte será definitivo e inapelable”.
337
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
67 Artículo 66 del Reglamento de la Corte: “1. Cuando en la sentencia de fondo no se hubiere decidido
específicamente sobre reparaciones y costas, la Corte fijará la oportunidad para su posterior decisión y
determinará el procedimiento.
2. Si la Corte fuere informada de que las víctimas o sus representantes y el Estado demandado y, en su
caso, el Estado demandante, han llegado a un acuerdo respecto al cumplimiento de la sentencia sobre el
fondo, verificará que el acuerdo sea conforme con la Convención y dispondrá lo conducente”.
68 Artículo 67, segunda frase: “En caso de desacuerdo sobre el sentido o alcance del fallo, la Corte lo
interpretará a solicitud de cualquiera de las partes, siempre que dicha solicitud se presente dentro de los
noventa días a partir de la fecha de la notificación del fallo”.
69 Artículo 76 del Reglamento de la Corte: “La Corte podrá, a iniciativa propia o a solicitud de parte,
presentada dentro del mes siguiente a la notificación de la sentencia o resolución de que se trate, rectificar
errores notorios, de edición o de cálculo. De efectuarse alguna rectificación la Corte la notificará a la
Comisión, a las víctimas o sus representantes, al Estado demandado y, en su caso, al Estado demandante”.
70 Artículo 69 del Reglamento: “1. La supervisión de las sentencias y demás decisiones de la Corte se
realizará mediante la presentación de informes estatales y de las correspondientes observaciones a dichos
informes por parte de las víctimas o sus representantes. La Comisión deberá presentar observaciones al
informe del Estado y a las observaciones de las víctimas o sus representantes.
2. La Corte podrá requerir a otras fuentes de información datos relevantes sobre el caso, que permitan
apreciar el cumplimiento. Para los mismos efectos podrá también requerir los peritajes e informes que
considere oportunos.
3. Cuando lo considere pertinente, el Tribunal podrá convocar al Estado y a los representantes de las
víctimas a una audiencia para supervisar el cumplimiento de sus decisiones, y en ésta escuchará el
parecer de la Comisión.
4. Una vez que el Tribunal cuente con la información pertinente, determinará el estado del
cumplimiento de lo resuelto y emitirá las resoluciones que estime pertinentes.
5. Estas disposiciones se aplican también para casos no sometidos por la Comisión”.
71 Artículo 65: “La Corte someterá a la consideración de la Asamblea General de la Organización en cada
período ordinario de sesiones un informe sobre su labor en el año anterior. De manera especial y con las
recomendaciones pertinentes, señalará los casos en que un Estado no haya dado cumplimiento a sus fallos”.
Artículo 30 del Estatuto de la Corte: “La Corte someterá a la Asamblea General de la OEA, en cada
período ordinario de sesiones, un informe de su labor en el año anterior. Señalará los casos en que un
Estado no haya dado cumplimiento a sus fallos. Podrá también someter a la Asamblea General de la
OEA proposiciones o recomendaciones para el mejoramiento del sistema interamericano de derechos
humanos, en lo relacionado con el trabajo de la Corte”.
338
Biografía
En otras palabras, visto que la posibilidad de dictar medidas provisionales con relación
a un caso en donde ya se ha dictado sentencia definitiva e inapelable no se encuentra
contemplada en norma alguna, se concluye que la Corte carece de facultad para pro-
ceder en tal sentido.
Lo indicado implica, igualmente, que es en ejercicio de su competencia contenciosa
que la Corte decreta tanto sentencias como medidas provisionales y que estas últimas
son concebidas, no solo como excepcionales, sino también como transitorias hasta que
la Corte resuelva el correspondiente caso.
Pues bien, en mérito de que las medidas provisionales en cuestión fueron requeridas
y concedidas en autos con relación al Caso Durand y Ugarte Vs. Perú en el que ya se
había dictado sentencia definitiva72, resulta evidente que ellas no eran procedentes.
III. Desvinculación de las medidas provisionales con el Caso Durand y Ugarte Vs.
Perú.
Por otra parte, se debe tener presente que las medidas provisionales de autos no tie-
nen vinculación con el Caso Durand y Ugarte Vs. Perú. Ello queda en evidencia al
72 Supra, Nota N° 3.
73 Art.63.1.
339
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
A. Beneficiarios.
Como ya se afirmó, las medidas provisionales decretadas en autos, formalmente lo fueron
en beneficio de las víctimas del Caso Durand y Ugarte Vs. Perú74, en circunstancia de que,
en realidad, los beneficiarios son los cuatro magistrados del Tribunal Constitucional del
Perú75, dado que la medida decretada, es decir, el archivo de la acusación constitucio-
nal76, les aprovecha directamente a ellos al impedir de ese modo que sean sancionados.
Es por tal motivo que se puede sostener que la Resolución incurre en error al señalar
que la medida provisional los beneficia “de manera indirecta”, desconociendo que,
por el contrario, lo hace directamente y que son las víctimas del señalado caso las que
podrían indirectamente obtener provecho de las eventuales consecuencias de la misma.
B. Objeto o finalidad.
El objeto o finalidad de la medida provisional decretada tampoco se relaciona directa-
mente con el Caso Durand y Ugarte Vs. Perú. En efecto, de la medida provisional que
ordena al Estado que“archive el procedimiento de acusación constitucional actualmente
seguido ante el Congreso de la República contra los (aludidos) Magistrados” del Tribunal
Constitucional, la Resolución infiere que la mera continuidad de dichos magistrados
en sus cargos, garantizaría que los hechos consignados en la causa serían estimados
como crímenes de lesa humanidad77, favoreciendo así a las víctimas del citado caso.
Sin embargo, el único objeto cierto y seguro de la medida provisional dispuesta, es el
archivo de la acusación constitucional en comento y, por tanto, la permanencia de los
individualizados magistrados en sus cargos sería una de sus consecuencias.
74 Resolutivo N°1.
75 Supra Nota N° 1.
76 Resolutivo N° 1.
77 Considerando 25.
78 Art. 99° de la Constitución Política del Perú: “Corresponde a la Comisión Permanente acusar ante el
Congreso: al Presidente de la República; a los representantes a Congreso; a los Ministros de Estado; a los
miembros del Tribunal Constitucional; a los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura; a los
vocales de la Corte Suprema; a los fiscales supremos; al Defensor del Pueblo y al Contralor General por
infracción de la Constitución y por todo delito que cometan en el ejercicio de sus funciones y hasta cinco
años después de que hayan cesado en éstas”.
340
Biografía
CONCLUSIÓN.
En definitiva, lo que en el presente voto disidente se plantea es que lo procedente era
que, en el asunto de autos y en virtud de lo previsto en el artículo 63.2 de la Conven-
Art. 100° del mismo texto: “Corresponde al Congreso, sin participación de la Comisión Permanente,
suspender o no al funcionario acusado o inhabilitarlo para el ejercicio de la función pública hasta por
diez años, o destituirlo de su función sin perjuicio de cualquiera otra responsabilidad.
El acusado tiene derecho, en este trámite, a la defensa por sí mismo y con asistencia de abogado ante la
Comisión Permanente y ante el Pleno del Congreso.
En caso de resolución acusatoria de contenido penal, el Fiscal de la Nación formula denuncia ante la
Corte Suprema en el plazo de cinco días. El Vocal Supremo Penal abre la instrucción correspondiente.
La sentencia absolutoria de la Corte Suprema devuelve al acusado sus derechos políticos.
Los términos de la denuncia fiscal y del auto apertorio de instrucción no pueden exceder ni reducir los
términos de la acusación del Congreso”.
79 Párr.3° del Preámbulo de la Convención.
80 Art. 46.1.a): “1. Para que una petición o comunicación presentada conforme a los artículos 44 ó 45 sea
admitida por la Comisión, se requerirá: a) que se hayan interpuesto y agotado los recursos de jurisdicción
interna, conforme a los principios del Derecho Internacional generalmente reconocidos;”
341
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
81 Considerando 14.
342
Biografía
343
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
344
Biografía
terceros, que no fueron parte del caso y a quienes por lo tanto no están legitimados
para representar ante la Corte.
9. Esta arrogación de la representación de los magistrados resulta indiscutible al
examinar el escrito de los representantes de las víctimas de diciembre de 2017,
en el cual solicitaron la “interposición de una medida provisional en tutela de la
estabilidad en sus puestos” de los referidos magistrados.
10. A lo largo de la Resolución no hay ninguna reflexión sobre este aspecto que a mi
juicio resulta fundamental pues rebasa consideraciones meramente formales e impli-
ca un problema sustancia: la idea de que los representantes de las víctimas pueden
presentar solicitudes en nombre de terceros, cuando consideren que guardan alguna
relación directa o indirecta de la sentencia que está en etapa de cumplimiento.
11. Las anteriores reflexiones guardan una relación estrecha con el punto que abordaré
a continuación: la falta de conexidad entre las medidas adoptadas y la obligación
estatal de investigar, juzgar y sancionar a los responsables de las violaciones decla-
radas en la sentencia del año 2000.
345
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
346
Biografía
IV. El carácter definitivo de las medidas otorgadas a favor de los cuatro jueces del
Tribunal Constitucional
19. En la Resolución objeto del presente análisis, la Corte:
reitera que las medidas que adopte en esta oportunidad no deben ser evaluadas desde
el punto de vista de la lógica de la protección de los magistrados del Tribunal Consti-
tucional sino desde de la protección efectiva de los derechos de las víctimas al acceso a
la justicia ante una situación particular como lo es la posible afectación a su derecho a
contar con jueces independientes
347
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
24. Las medidas provisionales en el sistema interamericano deben ser destinadas a pro-
curar que los efectos jurídicos de una eventual Sentencia del sistema interamericano
no resulten ilusorias, pero no deben constituir decisiones definitivas de fondo que
cesen una controversia, cuando ni siquiera se ha valorado su conformidad al derecho
internacional de los derechos humanos, sino una eventual afectación prima facie
a derechos establecidos en la Convención que debería ser de extrema gravedad,
urgente e irreparable.
25. Con la presente medida otorgada en la Resolución, se incumple con dicho fin,
tutelando derechos de fondo y no propiamente las resultas de un eventual caso
que sea sometido a la Corte Interamericana, o que pudiese ser resuelto en la propia
jurisdicción peruana.
26. En este sentido, una formulación distinta que podría cumplir con los requisitos
de provisionalidad habría sido que se mantenga a dichos jueces en sus cargos hasta
tanto se resuelva sobre la convencionalidad de dicha destitución ante las instancias
nacionales e internacionales competentes. Sin embargo, la mayoría de la Corte de-
cidió adoptar una decisión definitiva, en contravención con el carácter provisional
de las medidas.
348
Biografía
RESOLUCIÓN DE LA
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS*
DE 30 DE MAYO DE 2018
MEDIDAS PROVISIONALES
RESPECTO DEL PERÚ
CASO DURAND Y UGARTE VS. PERÚ
VISTO:
1. La Sentencia de fondo de 16 de agosto de 2000 (en adelante “la Sentencia”)1 mediante
la cual la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante también “la Corte
Interamericana” o “el Tribunal”) declaró responsable internacionalmente a la República
del Perú (en adelante “el Estado” o “Perú”) por la violación del derecho a la vida de los
señores Nolberto Durand Ugarte y Gabriel Pablo Ugarte Rivera, quienes se encontraban
detenidos en el establecimiento penal de la Isla “El Frontón” cuando, en junio de 1986, el
Estado develó el motín que se dio en el mismo, resultando en un gran número de reclusos
muertos o cuyos restos no fueron encontrados. Al momento de emisión de la Sentencia
se desconocía el paradero de dichas víctimas. Asimismo, debido a que el señor Durand y
el señor Ugarte fueron detenidos sin mediar orden judicial ni haber sido encontrados en
flagrante delito, y tampoco fueron puestos sin demora a disposición del órgano jurisdiccional
competente, la Corte declaró que el Estado violó el derecho a la libertad personal de dichas
víctimas. Por otra parte, en razón de la aplicación de Decretos-Supremos que declararon
el estado de emergencia y una zona militar restringida, así como el control efectivo de las
Fuerzas Armadas sobre el centro penitenciario “El Frontón”, produciendo implícitamente
la suspensión de la acción de hábeas corpus, el Tribunal encontró al Perú responsable por
la violación a los derechos a recurrir ante un juez o tribunal competente y a la protección
judicial. A su vez, la Corte declaró la violación a los derechos a las garantías judiciales y
protección judicial de los familiares del señor Durand y del señor Ugarte, debido a que
las autoridades estatales no les garantizaron una investigación de la desaparición y muerte
de los referidos señores. Tanto en la Sentencia de fondo como en la posterior sentencia
* El Juez Eugenio Raúl Zaffaroni no asistió al 124º Período Ordinario de Sesiones de la Corte
Interamericana por motivos de fuerza mayor, lo cual fue aceptado por el Pleno. Por esa razón no
participó en la deliberación y firma de esta Resolución.
1 Cfr. Caso Durand y Ugarte Vs. Perú. Fondo. Sentencia de 16 de agosto de 2000. Serie C No. 68,
disponible en: http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/Seriec_68_esp.pdf.
349
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
CONSIDERANDO QUE:
1. En las Sentencias que emitió la Corte en el caso Durand y Ugarte Vs. Perú ordenó
al Estado que cumpla con su obligación de investigar los hechos violatorios (supra
Visto 1), y juzgar y sancionar a los responsables5.
2. De acuerdo a las facultades que le otorga el artículo 63.2 de la Convención Ame-
ricana y los artículos 27 y 31 del Reglamento del Tribunal, en el punto resolutivo
primero de dicha Resolución de 8 de febrero de 2018 (supra Visto 2), la Corte
dispuso “[r]atificar la Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos de 17 de diciembre de 2017 y requerir al Estado del Perú que,
para garantizar el derecho de las víctimas del caso Durand y Ugarte a obtener un
acceso a la justicia sin interferencias en la independencia judicial, archive el proce-
2 Cfr. Caso Durand y Ugarte Vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sentencia de 3 de diciembre de 2001.
Serie C No. 89, disponible en: http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/Seriec_89_esp.pdf.
3 Cfr. Caso Durand y Ugarte Vs. Perú. Medidas Urgentes. Resolución del Presidente de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos de 17 de diciembre del 2017, disponible en: http://www.
corteidh.or.cr/docs/medidas/durand_se_01.pdf.
4 Cfr. Caso Durand y Ugarte Vs. Perú. Medidas Provisionales. Resolución de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos de 8 de febrero de 2018, disponible en: http://www.corteidh.or.cr/docs/
medidas/durand_se_02.pdf.
5 En la Sentencia de fondo la Corte dispuso que “el Estado está obligado a hacer todo el esfuerzo
posible para localizar e identificar los restos de las víctimas y entregarlos a sus familiares, así como
para investigar los hechos y procesar y sancionar a los responsables”. Asimismo, en la Sentencia de
reparaciones y costas el Tribunal homologó el acuerdo entre las partes que disponía “investigar y
sancionar a los responsables de los hechos, en virtud del punto resolutivo séptimo de la sentencia
de fondo dictada por la Corte el 16 de agosto de 2000, y seguir impulsando la investigación que se
tramita ante la 41 Fiscalía Penal de Lima, por el delito de homicidio en perjuicio de 30 personas,
entre las cuales se encuentran Nolberto Durand Ugarte y Gabriel Pablo Ugarte Rivera”. Cfr. Caso
Durand y Ugarte Vs. Perú. Fondo, supra nota 1, punto dispositivo 7 y Caso Durand y Ugarte Vs. Perú.
Reparaciones y Costas, supra nota 2, punto dispositivo 4.c.
350
Biografía
351
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
8 El Estado expuso los motivos por los cuales considera que la Resolución de medidas provisionales
de 8 de febrero de 2018 le generó afectaciones a las siguientes garantías judiciales: a) a la defensa y
equilibrio procesal; b) a la seguridad jurídica, y c) a la debida motivación. Cfr. Escrito del Estado de
solicitud de reconsideración de 12 de abril de 2018.
9 Además, el Estado indicó las razones por las cuales estaba en desacuerdo con la decisión adoptada
por la Corte. En este sentido, cuestionó “afirmaciones incluidas en la Resolución […] con relación
a la supuesta conexidad entre el objeto y la solicitud” de las medidas provisionales. Cfr. Escrito del
Estado de solicitud de reconsideración de 12 de abril de 2018.
10 “El fallo de la Corte será definitivo e inapelable. En caso de desacuerdo sobre el sentido o alcance
del fallo, la Corte lo interpretará a solicitud de cualquiera de las partes, siempre que dicha solicitud
se presente dentro de los noventa días a partir de la fecha de la notificación del fallo”.
11 “Los Estados Partes en la Convención se comprometen a cumplir la decisión de la Corte en todo
caso en que sean partes”.
352
Biografía
9. Teniendo en cuenta lo anterior, la Corte nota que los alegatos del Estado no se re-
fieren a situaciones de hecho desconocidas en el momento de dictarse la Resolución
de febrero de 2018, sino en su disconformidad con lo decidido por el Tribunal en
esa oportunidad.
10. Con base en las consideraciones anteriores, se declara inadmisible la solicitud de
reconsideración presentada por el Perú respecto de la Resolución de medidas pro-
visionales de 8 de febrero de 2018.
11. Con respecto a la solicitud de que la Corte “precise el límite temporal de la me-
dida provisional” (supra Considerando 5), este Tribunal considera que la medida
ordenada al Estado es clara en cuanto se le requirió “archivar el procedimiento
de acusación constitucional” seguido ante el Congreso de la República contra los
referidos cuatro magistrados del Tribunal Constitucional por autos emitidos en
los años 2016 y 201713, que tienen incidencia en el proceso penal actualmente
en trámite por los hechos sucedidos en el establecimiento penal “El Frontón” en
perjuicio de las víctimas Durand y Ugarte, así como en la posibilidad de iniciar
nuevos procesos contra otros eventuales responsables. Dicho proceso penal se realiza
en cumplimiento de la obligación de investigar, juzgar y, de ser el caso, sancionar
las violaciones constatadas por la Corte Interamericana en su Sentencia del caso
Durand y Ugarte. La Corte consideró que con tal procedimiento de acusación con-
tra los magistrados se generaban una incertidumbre jurídica y presiones indebidas
tanto en dicho alto tribunal como en los jueces penales que llevan el proceso penal
actualmente en trámite, así como sobre los que puedan dar inicio a investigaciones
de personas que no sean parte del mismo14.
12. Por tanto, una vez que el Estado informe a esta Corte que dicho procedimiento ha
sido archivado (supra Considerando 11), la Corte podría evaluar el levantamiento
de la referida medida, ya sea por solicitud del Estado o de oficio.
12 Cfr. Caso Genie Lacayo Vs. Nicaragua. Solicitud de Revisión de la Sentencia de Fondo, Reparaciones y
Costas. Resolución de la Corte de 13 de septiembre de 1997. Serie C No. 45, párrs. 11 y 12.
13 Mediante las cuales resolvieron “subsanar un error material” con respecto al conteo de votos de
una sentencia del año 2013 que resolvió un recurso de agravio constitucional presentado por
varios imputados del proceso penal abierto. Cfr. Caso Durand y Ugarte Vs. Perú, supra nota 4,
Considerando 29.
14 Cfr. Caso Durand y Ugarte Vs. Perú, supra nota 4, Considerando 29.
353
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
POR TANTO:
LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS,
en el ejercicio de las atribuciones que le confieren los artículos 63.2, 67 y 68.1 de la Con-
vención Americana sobre Derechos Humanos y los artículos 27 y 31 de su Reglamento,
RESUELVE:
1. Declarar inadmisibles las solicitudes presentadas por el Estado del Perú el 12 de
abril de 2018, según lo indicado en la parte considerativa de la presente Resolución.
2. Disponer que la Secretaría de la Corte notifique la presente Resolución al Estado,
a los representantes de las víctimas, y a la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos.
Corte IDH. Caso Durand y Ugarte Vs. Perú. Medidas Provisionales. Resolución de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos de 30 de mayo de 2018.
354
Biografía
RESOLUCIÓN DE LA
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS*
DE 30 DE MAYO DE 2018
CASO BARRIOS ALTOS Y CASO LA CANTUTA VS. PERÚ
SUPERVISIÓN DE CUMPLIMIENTO DE SENTENCIA
OBLIGACIÓN DE INVESTIGAR, JUZGAR Y, DE SER EL CASO, SANCIONAR
VISTO:
1. La Sentencia de fondo y la Sentencia de fondo, reparaciones y costas dictadas por
la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante “la Corte Interame-
ricana”, “la Corte” o “el Tribunal”) en el caso Barrios Altos1 y el caso La Cantuta2,
ambos contra la República del Perú (en adelante “el Estado” o “el Perú”), los días 14
de marzo de 2001 y 29 de noviembre de 2006, respectivamente. En la Sentencia del
caso Barrios Altos, tomando en consideración el reconocimiento de responsabilidad
del Estado, la Corte determinó que era responsable de las violaciones al derecho a la
vida de 15 personas y al derecho a la integridad personal de 4 personas que fueron
heridas gravemente, una de ellas resultando incapacitada de manera permanente,
en un inmueble del vecindario conocido como “Barrios Altos” 3, en noviembre
de 1991 en Lima. Por otra parte, en la Sentencia del caso La Cantuta, tomando en
consideración el reconocimiento parcial de responsabilidad del Estado, el Tribunal
declaró que el Perú era responsable por violaciones al derecho a la vida, la integridad
personal y la libertad personal en perjuicio de un profesor y nueve estudiantes de
la Universidad Nacional de Educación “Enrique Guzmán y Valle” - La Cantuta,
* El Juez Eugenio Raúl Zaffaroni no asistió al 124º Período Ordinario de Sesiones de la Corte
Interamericana por motivos de fuerza mayor, lo cual fue aceptado por el Pleno. Por esa razón no
participó en la deliberación y firma de esta Resolución.
1 Cfr. Caso Barrios Altos Vs. Perú. Fondo. Sentencia de 14 de marzo de 2001. Serie C No. 75,
disponible en: http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/Seriec_75_esp.pdf.
2 Cfr. Caso La Cantuta Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de noviembre de 2006.
Serie C No. 162, disponible en: http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_162_esp.
pdf.
3 En el caso Barrios Altos, miembros del Grupo Colina irrumpieron en el referido inmueble
mientras se estaba celebrando una fiesta para recaudar fondos con el objeto de hacer reparaciones
en el edificio y ordenaron a las víctimas tirarse al suelo; les dispararon indiscriminadamente por
aproximadamente dos minutos.
355
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
4 Cfr. Caso Barrios Altos Vs. Perú. Interpretación de la Sentencia de Fondo. Sentencia de 3 de septiembre
de 2001. Serie C No. 83, disponible en: http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/Seriec_83_
esp.pdf.
5 Cfr. Caso La Cantuta Vs. Perú. Interpretación de la Sentencia de Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 30 de noviembre de 2007. Serie C No. 173, disponible en: http://www.corteidh.
or.cr/docs/casos/articulos/seriec_173_esp.pdf.
6 Dichas Resoluciones de supervisión de cumplimiento de sentencia se encuentran disponibles en:
http://www.corteidh.or.cr/cf/Jurisprudencia2/busqueda_supervision_cumplimiento.cfm?lang=es.
356
Biografía
7 La solicitud fue formulada mediante escrito de 3 de enero de 2018. En dicha nota de Secretaría
se señaló a Alberto Fujimori, entre otros aspectos, que, con base en lo dispuesto en la Convención
Americana y en el Reglamento del Tribunal, “en la etapa de supervisión de cumplimiento de
sentencia las partes son las mismas que en la etapa de fondo: el Estado del Perú y las víctimas
determinadas en las Sentencias”, y que es a éstas a quienes “se les debe garantizar el derecho al
contradictorio y el derecho de defensa”. Se indicó que, “[p]or consiguiente, normativamente, [él]
no se encuentra legitimado para participar en estos procesos internacionales”, y que en caso de
que deseara presentar alguna opinión o información, podría hacerlo con un escrito presentado en
calidad de amicus curiae, de conformidad con el artículo 44.4 del Reglamento.
8 En respuesta a una solicitud del Presidente de la Corte, el 19 de enero de 2018 el Perú aportó copia
del expediente de indulto de Alberto Fujimori. El Perú solicitó a la Corte “recomendar e instruir a
los señores representantes [...] para que se guarde la debida reserva de la documentación” respecto
a terceras personas. Mediante escrito de 29 de enero de 2018, los representantes presentaron
observaciones respecto de esa solicitud del Perú.
9 La Corte adoptó esa decisión “al ponderar el interés legítimo de protección de la vida privada del
[Alberto Fujimori] frente a su diferente umbral de protección[,] tomando en cuenta el interés
público de la información, en el contexto de la concesión de un indulto y derecho de gracia respecto
a graves violaciones a los derechos humanos”. Asimismo, el Tribunal “tom[ó] en cuenta que el
expediente de indulto contiene documentos que son citados y valorados […] por el Presidente de la
República en la Resolución Suprema [… y] en el informe de la Comisión de Gracias Presidenciales
del Ministerio de Justicia [sobre el indulto]”. Aunado a ello, consideró que la intervención de los
representantes de las víctimas y la Comisión IDH en la audiencia, podría requerir la referencia a
algunos de los documentos de ese expediente.
10 Los representantes de las víctimas designaron a las siguientes organizaciones como sus intervinientes
comunes: i) la Asociación Pro Derechos Humanos (APRODEH), el Instituto de Defensa Legal
(IDL) y la Fundación Ecuménica para el Desarrollo y la Paz (FEDEPAZ) para el caso Barrios Altos,
y ii) la Asociación Pro Derechos Humanos (APRODEH) y el Centro por la Justicia y el Derecho
Internacional (CEJIL) para el caso La Cantuta.
357
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
12. Los cinco informes presentados por el Estado11 y tres escritos presentados por los
intervinientes comunes de los representantes de las víctimas12 en enero y febrero
de 2018, previo a la audiencia pública (infra Visto 13).
13. La audiencia pública sobre supervisión de cumplimiento de sentencia conjunta
para los casos Barrios Altos y La Cantuta, celebrada el 2 de febrero de 2018 en la
sede del Tribunal13, sobre el cumplimiento de la obligación de investigar, juzgar
y, de ser el caso, sancionar, ordenada en ambos casos, en relación con el indulto
por razones humanitarias otorgados a Alberto Fujimori.
14. Los nueve informes presentados por el Estado14, los tres escritos presentados por
los intervinientes comunes de los representantes de las víctimas15 y los dos escritos
presentados por la Comisión16, todos en febrero de 2018, con posterioridad a la
audiencia (supra Visto 13).
358
Biografía
15. Los dieciséis escritos presentados entre enero y marzo de 2018 en calidad de amici
curiae17, y los escritos del Estado mediante los cuales presentó observaciones a cinco
de ellos18.
16. El escrito de 19 de abril de 2018, mediante el cual los intervinientes comunes de
los representantes de las víctimas aportaron alegados “medios probatorios sobrevi-
nientes” (infra Considerando 70) y los correspondientes escritos de observaciones
de 4 de mayo de ese mismo año remitidos por el Estado (infra Considerando 70)
y la Comisión Interamericana19.
17 Escritos presentados por: i) de manera conjunta por César Bazán Seminario, miembro de la
organización Informationsstelle Perú e.V., Jan-Michael Simon, miembro del Max Planck Institut für
ausländisches und internationales Strafecht y Laura Clérico, profesora de Derecho Constitucional
Comparado de la Universidad de Eerlangen/Nürberg; ii) Domingo García Belaunde; iii) de manera
conjunta por Amilcar Romero Beltrán, Flor de María Palaco Caballero y Aliuska Mary Medina
Pacheco, miembros de la organización Ankawa Internacional; iv) Grecia Mugruza Espadín, como
Apoderada Legal del Instituto Peruano de Criminología y Ciencias Penales, quien presentó en
nombre de dicha institución un escrito suscrito por el señor Nicolás Gonzáles-Cuellar Serrano; v)
de manera conjunta por Alicia Ely Yamin y Gonzalo Gianella, en representación de la Iniciativa
de Salud y Derechos Humanos del O’Neill Institute For National Global Health Law y Georgetown
University Law Center; vi) Miguel Pérez Arroyo y Renzo Riega Cayetano, quienes presentaron
el escrito suscrito por el señor Gustavo Gutiérrez Ticse, miembro de la Asociación Peruana de
Derecho Constitucional y Presidente del Instituto de Derecho Público; vii) Erika Guevara Rosas,
Directora para las Américas de Amnistía Internacional; viii) José Miguel Vivanco, Director
Ejecutivo para las Américas de Human Rights Watch; ix) Pedro Junior Calvay Torres, Claudia Lucía
Castro Barnechea, Carolina Loayza Tamayo, Jeanfranco Aldair Paitán Quispe y Victoria Solís
Peña; x) conjuntamente por Dimitri Christopoulos, Presidente de la Federación Internacional de
Derechos Humanos (FIDH); Gastón Chillier, Director Ejecutivo del Centro de Estudios Legales
y Sociales (CELS), y Estela Carlotto, Presidenta de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo; xi)
conjuntamente por las organizaciones Abogados sin Fronteras, la Comisión Internacional de
Juristas, la Clínica de Derechos Humanos de la Universidad de Ottawa, la Clínica de Derechos
Humanos de la Universidad de Quebec en Montreal, la Fundación para el Debido Proceso y el
Instituto de Democracia y Derechos Humanos de la Pontificia Universidad Católica del Perú;
xii) Ligia Bolívar O, Eduardo Trujillo Ariza, Marianna Romero y Thairi Moya, del Centro de
Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB); xiii) por Miguel Ángel
Rodríguez Mackay; xiv) Luis Castillo Córdova de la Universidad de Piura; xv) Carlos Hakansson
Nieto de la Universidad de Piura, y xvi) Carlos Rizo Patrón. Asimismo, mediante comunicación
electrónica de 31 de enero, los señores Miguel Pérez Arroyo y Renzo Riega Cayetano indicaron que
“hac[ían suyo]” el documento presentado en calidad de amicus curiae por el Instituto Peruano de
Criminología y Ciencias Penales.
18 Mediante escritos de 25 de enero de 2018 y de 9, 14 y 28 de febrero de 2018, presentó observaciones
respecto de los escritos presentados por: Jan-Michel Simon, César Bazán Seminario y Laura
Clérico; Amnistía Internacional; Alicia Ely Yamin y Gonzalo Gianella; Human Rights Watch, y
Abogados sin Fronteras, la Comisión Internacional de Juristas, la Clínica de Derechos Humanos
de la Universidad de Ottawa, la Clínica de Derechos Humanos de la Universidad de Quebec en
Montreal, la Fundación para el Debido Proceso y el Instituto de Democracia y Derechos Humanos
de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
19 En dicho escrito, la Comisión Interamericana señaló que “no t[enía] observaciones que formular”.
359
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
17. Los escritos de 15 de mayo de 2018, mediante los cuales el Estado presentó una
consulta respecto a la composición de la Corte que emitiría la presente Resolución
y puso en conocimiento de la Corte una resolución emitida por el Colegiado B de
la Sala Penal que ordenó “impedimento de salida del país de Alberto Fujimori”,
así como la nota de Secretaría de 25 de mayo de 2018, mediante la cual, siguiendo
instrucciones del Presidente del Tribunal, se dio respuesta a la consulta efectuada
por el Perú.
CONSIDERANDO QUE:
1. En el ejercicio de su función jurisdiccional de supervisar el cumplimiento de sus
decisiones20, la Corte ha venido supervisando la ejecución de las Sentencias emi-
tidas en el caso Barrios Altos desde el 2001 y en el caso La Cantuta desde el 2006
(supra Visto 1). El Tribunal y su Presidencia han emitido ocho Resoluciones de
supervisión de cumplimiento (supra Visto 3), en las cuales la Corte ha declarado
que el Estado dio cumplimiento total a seis medidas de reparación21 y cumplimiento
parcial a otras tres medidas del caso Barrios Altos (infra punto resolutivo 2), así
como cumplimiento total a dos medidas de reparación22 y cumplimiento parcial
a otras cinco medidas de reparación en el caso La Cantuta (infra punto resolutivo
3). En ambos casos, una de las medidas de reparación que ha presentado avances,
según ha sido valorado por este Tribunal, es la obligación de investigar, juzgar y,
20 Facultad que además se desprende de lo dispuesto en los artículos 33, 62.1, 62.3 y 65 de
la Convención Americana y 30 de su Estatuto y se encuentra regulada en el artículo 69 de su
Reglamento.
21 El Estado ha dado cumplimiento total a las siguientes reparaciones: i) el pago de la indemnización
a las cuatro víctimas sobrevivientes (punto resolutivo 2.a de la Sentencia sobre reparaciones); ii)
la aplicación de lo dispuesto por la Corte en su Sentencia de interpretación de 3 de septiembre
de 2001 “sobre el sentido y alcances de la declaración de ineficacia de las Leyes Nº 26479 y [Nº]
26492” (punto resolutivo 5.a de la Sentencia sobre reparaciones); iii) dar inicio al “procedimiento
para suscribir y promover la ratificación de la Convención Internacional sobre Imprescriptibilidad
de Crímenes de Lesa Humanidad” (punto resolutivo 5.c de la Sentencia sobre reparaciones); iv) la
publicación y difusión de la Sentencia (punto resolutivo 5.d de la Sentencia sobre reparaciones); v)
la inclusión en la Resolución Suprema que dispuso la publicación del acuerdo sobre reparaciones de
“una expresión pública de solicitud de perdón a las víctimas por los graves daños causados” y una
ratificación de la voluntad de que no vuelvan a ocurrir hechos de esta naturaleza (punto resolutivo
5.e de la Sentencia sobre reparaciones) y, vi) la localización de los familiares de tres víctimas, con el
propósito de otorgarles las reparaciones ordenadas en relación con los hechos de este caso (punto
resolutivo 6 de la Sentencia sobre reparaciones).
22 El Estado ha dado cumplimiento total a las siguientes reparaciones: i) llevar a cabo un acto público
de reconocimiento de responsabilidad (punto resolutivo 11 de la Sentencia), y ii) asegurar que
las 10 personas declaradas como víctimas ejecutadas o de desaparición forzada en la Sentencia se
encuentren representadas en el monumento denominado “El Ojo que Llora”, en caso de que no
lo estén ya y de que los familiares de las referidas víctimas así lo deseen (punto resolutivo 12 de la
Sentencia).
360
Biografía
23 Cfr. Caso Cinco Pensionistas Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia. Resolución de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos de 17 de noviembre de 2004, Considerando 5, y Caso
Masacres de Río Negro Vs. Guatemala. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia. Resolución de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos de 14 de marzo de 2018, Considerando 2.
24 Cfr. Caso Ivcher Bronstein Vs. Perú. Competencia. Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos de 24 de septiembre de 1999. Serie C No. 54, párr. 37, y Caso Masacres de Río Negro Vs.
Guatemala, supra nota 23, Considerando 2.
361
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
25 En la Sentencia del caso La Cantuta, la Corte determinó que el Estado había incumplido su
obligación de adoptar disposiciones de derecho interno a fin de adecuar la normativa interna a las
disposiciones de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, establecida en el artículo 2
de la misma, en relación con los artículos 8.1, 25 y 1.1 del mismo tratado, entre otros, “durante el
período en que las ‘leyes’ de amnistía […] fueron aplicadas en [dicho] caso. Con posterioridad a
ese período y [al momento de emisión de la Sentencia], no [se] demostr[ó] que el Estado [hubiese]
incumplido con dicha obligación […], por haber adoptado medidas pertinentes para suprimir los
efectos que en algún momento pudieron generar las ‘leyes’ de amnistía”. Cfr. Caso La Cantuta Vs.
Perú, supra nota 2, punto resolutivo 7.
362
Biografía
el Estado del Perú debe investigar los hechos para determinar las personas
responsables de las violaciones de los derechos humanos a los que se ha
hecho referencia en [dicha] Sentencia, así como divulgar públicamente
los resultados de dicha investigación y sancionar a los responsables.
26 Cfr. Caso Barrios Altos Vs. Perú, supra nota 1, párr. 41 y Caso Barrios Altos Vs. Perú, supra nota 4,
párr. 15.
27 Ver inter alia, Caso La Cantuta Vs. Perú, supra nota 2, párr. 152; Caso de los Hermanos Gómez
Paquiyauri Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de julio de 2004. Serie C No.
110, párr. 233; Caso Cantoral Huamaní y García Santa Cruz Vs. Perú. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 10 de julio de 2007. Serie C No. 167, párr. 190; Caso Anzualdo
Castro Vs. Perú. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de septiembre de
2009. Serie C No. 202, párr. 182; Caso Osorio Rivera y familiares Vs. Perú. Excepciones Preliminares,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de noviembre de 2013. Serie C No. 274, párr. 244;
Caso J. Vs. Perú. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de noviembre
de 2013. Serie C No. 275, párr. 267; Caso Tarazona Arrieta y otros Vs. Perú. Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de octubre de 2014. Serie C No. 286, párr. 155; Caso
Espinoza Gonzáles Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 20
de noviembre de 2014. Serie C No. 289, párr. 309; Caso Cruz Sánchez y otros Vs. Perú. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 17 de abril de 2015. Serie C No. 292, párr.
460, y Caso Tenorio Roca y otros Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 22 de junio de 2016. Serie C No. 314, párr. 268.
28 Cfr. Caso La Cantuta Vs. Perú, supra nota 2, párr. 225.
363
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
29 Cfr. Caso La Cantuta Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia. Resolución de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos de 20 de noviembre de 2009, Considerandos 7 y 10.
30 Cfr. Caso Barrios Altos Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia. Resolución de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos de 7 de septiembre de 2012, Considerando 14. Ver también
Caso Barrios Altos Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia. Resolución de la Presidenta
de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 7 de diciembre de 2009, Considerando 10.
364
Biografía
31 Cfr. Caso Barrios Altos Vs. Perú, supra nota 30, Considerando 15.
32 Solicitó a la Corte que “declare fundada la defensa procesal de falta de agotamiento de los recursos
internos” y señaló que ello no significaba cuestionar la competencia de la Corte para supervisar sus
propias decisiones.
33 Al respecto, indicó que la jurisprudencia del Tribunal Constitucional en ese respecto establece,
entre otros, que “la gracia presidencial no es […] absolutamente discrecional y puede ser materia
de control constitucional”, de manera que la “garantía de inmutabilidad de la cosa juzgada formal
puede ceder ante supuestos graves de error”. Para ello, el Estado señaló que existen “remedios
procesales efectivos ordinarios y extraordinarios, tales como el “recurso de revisión” en sede penal,
la “cosa juzgada fraudulenta” en sede civil y “el amparo y el hábeas corpus” en sede constitucional.
365
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
34 El Perú remitió copia de dos recursos de nulidad presentados por familiares de las víctimas el 26
y 27 de diciembre de 2017 ante los entonces Presidente de la República y Ministro de Justicia y
Derechos Humanos. También adjuntó la copia del rechazo de uno de dichos recursos por el referido
Ministro el 31 de enero de 2018, al indicar que “no corresponde en sede administrativa emitir
pronunciamiento sobre los argumentos expuestos por los recurrentes, toda vez que [la Resolución
que otorgó el indulto] no podría ser revocada o anulada por el Presidente de la República, en la
medida que solo puede ser objeto de control jurisdiccional constitucional, quedando expedito el
derecho de las recurrentes de ejercer tal garantía de revisión judicial”.
35 Para sustentar su posición, el Estado se refirió a estatutos y diversas decisiones de Tribunales y
mecanismos internacionales, tales como: i) el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional; ii)
las “[s]imilares disposiciones [… de] los Estatutos de los Tribunales ad hoc […] para los crímenes
cometidos en la ex Yugoslavia y Ruanda”; iii) jurisprudencia de esta Corte y del Tribunal Europeo
de Derechos Humanos, señalando que la misma no prohíbe el indulto por razones humanitarias
en tanto se centra, en ambos casos, en la figura de la amnistía; iv) dos observaciones generales del
Comité de Derechos Humanos, y v) un caso del Comité contra la Tortura.
366
Biografía
g) el indulto por razones humanitarias “no es impunidad” pues en “el caso del
condenado Fujimori, el Estado peruano lo procesó, obtuvo su extradición, lo
juzgó, lo condenó a la pena máxima aplicable y ha cumplido casi la mitad de
la misma”;
h) controvirtió lo afirmado por los representantes de las víctimas (infra Consi-
derando 15.e) respecto de que “se trata de un indulto político […que] tiene
la apariencia de un indulto humanitario”36;
i) la Resolución Suprema que concedió el indulto se basó en el “informe médico
expedido por la Junta Médica Penitenciaria”, cumpliendo con el “estándar
mínimo de motivación para efectuar el control constitucional”;
j) rechazó que la referida Junta Médica no fuese objetiva por la participación
de un médico que años atrás fue “médico integrante del equipo de cirujanos
que intervino” a Alberto Fujimori por un cáncer en la lengua y que el mismo
“integró la Junta Médica Penitenciaria no en calidad de médico del solici-
tante, sino en cumplimiento del procedimiento establecido por la Directiva
Administrativa No. 01-2017-DJOS/MINSA”37, y
k) “la causal de otorgamiento [del indulto] no ha sido el cáncer, [sino que] ha
sido la situación cardiaca [la] que puede producir muerte súbita en condiciones
de carcelería”38. Respecto a la objeción de que “[l]as condiciones carcelarias
que t[enía el ex Presidente] Fujimori son superiores a las de los demás penales
del país”, indicó que en atención a su diagnóstico médico, Alberto Fujimori
requiere “atención médica especializada y oportuna”, pues las eventuales
complicaciones de su “enfermedad de mayor riesgo para su vida, fibrilación
auricular paroxística”, requieren que sea atendido “en un plazo no mayor a
cinco minutos”.
12. Respecto a los dos videos presentados por los representantes de las víctimas en abril
de 2018 en calidad de alegados “medios probatorios sobrevinientes” (supra Visto 16
e infra Considerando 16), el Estado solicitó a la Corte no admitirlos como medios
probatorios (infra Considerando 70).
36 Señaló que “[l]a moción de vacancia presidencial fue promovida y presentada por […] un grupo
parlamentario antagónico a la representación parlamentaria del bloque fujimorista [… que] recibió
la adhesión de otros grupos parlamentarios”. Asimismo, indicó que “no es correcto afirmar que
la desaprobación del pedido de vacancia presidencial solo fue posible por las abstenciones de 9
congresistas fujimoristas”, sino que: i) votaron por la abstención 21 parlamentarios pertenecientes a
4 partidos políticos; ii) votaron en contra 19 parlamentarios de un partido político y iii) se retiraron
de la votación 10 parlamentarios de otro grupo parlamentario.
37 También indicó que “[l]a Junta Médica estuvo integrada por tres miembros, por tanto, si los otros
dos integrantes no concordaban con el diagnóstico oncológico arribado por el [referido doctor]
podían haber manifestado su disconformidad”.
38 El Estado señaló que “la enfermedad cancerígena ocupa el rango número seis de las diez
enfermedades decretadas” y es “[l]a segunda enfermedad de mayor gravedad”.
367
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
39 Dicha víctima expresó que su hermano, la víctima Armando Richard Amaro Cóndor, sigue
desaparecido.
40 Asimismo, la víctima del caso La Cantuta, Gisela Ortiz Perea (hermana de la víctima Luis Enrique
Ortiz Pera), remitió un escrito a través de sus representantes y en nombre de los familiares del
referido caso. Indicó que “si seguimos hablando de heridas abiertas es porque nuestros gobiernos no
saben respetar nuestro dolor ni nuestro derecho a la justicia. Esos gestos políticos de no escucharnos,
de no recibirnos, de traicionar compromisos políticos de campaña, de hacernos sentir menos
ciudadanos que la familia Fujimori, no permite que cerremos el necesario duelo […] Recordamos
los crímenes como si fueran ayer […] 25 años de lucha permanente, no pueden ser en vano. Los
juicios y sentencias logradas con tanto esfuerzo no pueden pisotearse. Exigimos que se respeten”.
368
Biografía
369
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
g)el control jurisdiccional interno “no resulta idóne[o …] por cuanto si bien el
proceso de amparo refiere a la posibilidad de impugnar resoluciones judiciales
(y en este caso administrativas) que han adquirido la calidad de cosa juzgada,
este proceso interno no garantizaría de manera eficiente y, sobre todo opor-
tuna el cumplimiento de las disposiciones emanadas por la Corte IDH […],
además que llevan una media de seis […] años para su resolución en última
instancia ante el Tribunal Constitucional”45, y
h) respecto a la resolución emitida en febrero de 2018 por la Sala Penal Nacio-
nal en el caso Pativilca (supra Considerando 11.b), sostuvieron que si bien
implica “un avance fundamental” en relación a ese caso, la misma “no supone
la inaplicación automática de la gracia a otros procesos penales”. También
destacaron que la Sala Penal Nacional ratificó que “la Resolución Suprema
[que otorgó el indulto y derecho de gracia por razones humanitarias] careció
de motivación, denegó el derecho de las víctimas a ser oídas, y no realizó
ponderación alguna entre lo solicitado por Alberto Fujimori y los derechos”
de las víctimas. Señalaron que dicha sentencia “aún no es definitiva”, pues fue
impugnada.
16. En abril de 2018, los intervinientes comunes de los representantes remitieron dos
videos, “en calidad de medios probatorios sobrevinientes” (infra Considerando 70).
oncológico correspondiente] llegó al despacho de [dicha] Comisión […] el día 26 de diciembre [de
ese mismo año], cuando Alberto Fujimori ya estaba indultado”.
45 También indicaron que “ha venido siendo comprometida [la] independencia, conformación y
funciones [del Tribunal Constitucional] en base a un procedimiento de acusación constitucional
contra cuatro de sus integrantes y por el cual la Corte IDH se pronunció recientemente mediante
Resolución de 09 de febrero de 2018”.
370
Biografía
46 Al respecto, se refirió a decisiones del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y del Comité contra
la Tortura de las Naciones Unidas.
371
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
C) Consideraciones de la Corte
18. Se ha sometido ante la Corte Interamericana la controversia jurídica sobre si el
“indulto por razones humanitarias” concedido al ex Presidente Alberto Fujimori
respecto a la pena privativa de libertad impuesta por sentencia penal es contrario
al cumplimiento de la obligación de investigar, juzgar y, de ser el caso, sancionar
las graves violaciones a derechos humanos declaradas en las Sentencias de los casos
Barrios Altos y La Cantuta (supra Considerandos 5 y 7).
19. A tal efecto, este Tribunal primeramente hará un recuento fáctico respecto al
“indulto por razones humanitarias” concedido el 24 de diciembre de 2017 por el
entonces Presidente de la República (infra Considerandos 23 y 24) y la normativa
que lo regula (infra Considerandos 25 a 27). Seguidamente, efectuará consideracio-
nes sobre su facultad de supervisión de cumplimiento respecto a figuras jurídicas,
como el referido indulto, que afecten la ejecución de la pena impuesta en el proceso
penal (infra Considerandos 28 a 35). Posteriormente, analizará la controversia res-
pecto a la alegada incompatibilidad del “indulto por razones humanitarias” con el
Derecho Internacional (infra Considerandos 36 a 45), para lo cual se referirá a los
estándares internacionales y a elementos de ponderación que deben ser tomados
en cuenta para valorar si se configura una afectación desproporcionada al derecho
de acceso a la justicia de las víctimas en lo que respecta a la ejecución de la sanción
impuesta (infra Considerandos 46 a 57). Finalmente, la Corte valorará si el indulto
otorgado a Alberto Fujimori puede ser objeto de control jurisdiccional en el Perú
(infra Considerandos 58 a 71).
C.1. “Indulto por razones humanitarias” otorgado a Alberto Fujimori y normativa que
regula dicha figura en el Perú
20. Alberto Fujimori Fujimori fue condenado en el año 2009 por tribunales penales
internos como autor mediato (siendo en el momento que se cometieron los ilícitos
Presidente de la República47) de delitos relacionados con el caso Barrios Altos y el
caso La Cantuta, entre otros. Al respecto, la Sala Penal Especial de la Corte Suprema
de Justicia falló lo siguiente:
47 Dicho tribunal advirtió que en el proceso se encontraba suficientemente probado que “las órdenes
impartidas por el ex [P]residente de la República Alberto Fujimori Fujimori, siguiendo el plan
trazado de lucha contra la subversión, efectivamente se materializaron, esto es, dieron lugar a los
crímenes de ‘Barrios Altos’ y ‘La Cantuta’, orden sin las cuales, los militares que formaban el Grupo
‘Colina’ jamás pudieron haber actuado”. Cfr. Barrios Altos Vs. Perú, supra nota 30, Considerandos
14 y 15.
372
Biografía
21. El referido tribunal interno impuso a Alberto Fujimori “veinticinco años de pena
privativa de libertad”, la cual, de acuerdo a los cómputos realizados en dicha sen-
tencia “vencerá el diez de febrero de dos mil treinta y dos”49. Dicha sentencia fue
confirmada por la Primera Sala Penal Transitoria en diciembre de 2009 (supra
Considerando 9).
22. Durante la etapa de supervisión de cumplimiento, la Corte ha recibido información
sobre la ejecución de la sentencia condenatoria emitida contra Alberto Fujimori
Fujimori. Los representantes de las víctimas alegaron que en el transcurso del
cumplimiento de dicha condena fueron realizadas “varias” gestiones para que la
misma “no se h[iciera] efectiva”, que fueron rechazadas, tales como una solicitud
de indulto humanitario rechazada en el año 2013, una solicitud de “variación del
lugar de cumplimiento de la pena efectiva por la de arresto domiciliario” y presen-
tación de “recursos extraordinarios de revisión” y hábeas corpus50. Posteriormente,
48 Adicionalmente, dicha sentencia interna estableció: el pago de “daños inmateriales” a favor de los
hermanos de dos víctimas, “pago[s] compensatorio[s]” a favor de los “herederos legales” de veintiún
víctimas y el pago de una “indemnización por daño extrapatrimonial” a favor de “[dos] agraviados”.
Al respecto, estableció que “los tres montos dinerarios serán abonados por el encausado Alberto
Fujimori […] a título personal”. Cfr. Sentencia de la Sala Penal Especial de la Corte Suprema de
Justicia de la República de 7 de abril de 2009 (anexo al informe estatal de 19 de enero de 2018).
49 El 24 de diciembre de 2017 la Comisión de Gracias Presidenciales presentó su informe ante el
entonces Presidente de la República del Perú. De este informe se desprende que el indulto por
razones humanitarias aplicaría a la condena dispuesta en la sentencia penal por los delitos cometidos
en los casos Barrios Altos, La Cantuta y “Sótano del SIE”, y por los cuales Alberto Fujimori había
cumplido el “48.46% de la pena impuesta”. Cfr. Informe de la Comisión de Gracias Presidenciales
de 24 de diciembre de 2017, relativo al Expediente Nº. 235-2017-JUS/CGP (anexo al informe
estatal de 19 de enero de 2018).
50 Respecto a la solicitud de indulto humanitario del 2013, indicaron que fue rechazada porque la
Comisión de Gracias Presidenciales dictaminó que Alberto Fujimori “no tiene una enfermedad
terminal, no tiene un trastorno mental incurable, no tiene una enfermedad incurable ni
degenerativa y las instalaciones (penitenciarias) tampoco coadyuvan en su perjuicio”. Cfr. Escritos
de observaciones de los representantes de las víctimas de 7 de junio de 2017 en el caso Barrios Altos
y de 16 de diciembre de 2013 y 24 de julio de 2017 en el caso La Cantuta, así como audiencia
373
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
pública de 2 de febrero de 2018. Ver también el informe estatal de 28 de octubre de 2013 del caso
La Cantuta.
51 Cfr. Informe de la Comisión de Gracias Presidenciales de 24 de diciembre de 2017, relativo al
expediente Nº 235-2017-JUS/CGP (anexo al informe estatal de 19 de enero de 2018).
52 Cfr. Copia del expediente Nº 235-2017-JUS/CGP que sustentó el indulto y derecho de gracia
por razones humanitarias otorgado a Alberto Fujimori (anexo al informe estatal de 19 de enero de
2018).
53 El 21 de diciembre de 2017 el Congreso de la República rechazó la moción de vacancia contra
el Presidente de la República. El 21 de marzo de 2018 el señor Kuczynski Godard presentó su
renuncia (infra Considerando 69.f ).
54 Cfr. Informe estatal de 26 de diciembre de 2017 y escritos de los representantes de las víctimas de
esa misma fecha.
55 El trámite que tuvo la “solicitud de gracia presidencial por razones humanitarias” presentada
por Alberto Fujimori el 11 de diciembre de 2017 al Director del Establecimiento Penitenciario
Barbadillo consta en el expediente de indulto que fue aportado por el Estado a la Corte el 19
de enero de 2018. Cfr. Copia del expediente Nº 235-2017-JUS/CGP que sustentó el indulto y
derecho de gracia por razones humanitarias otorgado a Alberto Fujimori (anexo al informe estatal
de 19 de enero de 2018).
374
Biografía
25. La Constitución Política del Perú de 1993, en su artículo 118, inciso 21, estipula
como potestades del Presidente de la República “[c]onceder indultos y conmutar
penas” y “[e]jercer el derecho de gracia en beneficio de los procesados en los casos en
que la etapa de instrucción haya excedido el doble de su plazo más su ampliatoria”56.
Dicha norma constitucional no distingue entre indulto y derecho de gracia co-
munes y el indulto y derecho de gracia “por razones humanitarias”. Tal diferencia
está regulada en el Decreto Supremo N° 004-2007-JUS, que crea la “Comisión
de Indulto y Derecho de Gracia por Razones Humanitarias y Conmutación de la
Pena”, posteriormente reformado por el Decreto Supremo N° 008-2010-JUS57.
375
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
26. Los artículos 85 y 89 del Código Penal del Perú estipulan, respectivamente, que
“la ejecución de la pena se extingue” por el indulto y que “[e]l indulto suprime la
pena impuesta”.
27. Específicamente en lo que respecta al indulto y derecho de gracia “por razones
humanitarias”, la normativa peruana establece tres supuestos de otorgamiento58,
siendo que a Alberto Fujimori se le aplicó el del inciso b:
a) Los que padecen enfermedades terminales.
b) Los que padecen enfermedades no terminales graves, que se encuentren en etapa
avanzada, progresiva, degenerativa e incurable; y además que las condiciones
carcelarias puedan colocar en grave riesgo su vida, salud e integridad.
c) Los afectados por trastornos mentales crónicos, irreversibles y degenerativos;
y además que las condiciones carcelarias puedan colocar en grave riesgo su
vida, salud e integridad59.
(Énfasis añadido)
376
Biografía
63 Al respecto, el Estado señaló que el indulto “para su otorgamiento, presupone la culpabilidad del
individuo, producto de la imposición de una condena, previa investigación y sustanciación de
un proceso penal correspondiente”, de manera que el Presidente ejerció dicha “prerrogativa […]
con posterioridad a la [imposición] de la condena”. Adicionalmente señaló que, en virtud de lo
anterior, el “indulto por razones humanitarias” no puede ser equiparado a una amnistía y que, por
tanto, el referido indulto no ha sido prohibido en la obligación de investigar, juzgar y, de ser el
caso, sancionar ordenado en las Sentencias de los referidos casos. Asimismo, aclaró que el “indulto
por razones humanitarias” no afecta la calidad de la cosa juzgada de la sentencia condenatoria, en
tanto la sentencia condenatoria es inmodificable. Cfr. Audiencia pública de 2 de febrero de 2018 e
informes estatales de 2, 14 y 28 de febrero de 2018.
64 Cfr. Audiencia pública e informe estatal de 2 de febrero de 2018.
65 Cfr. Caso Myrna Mack Chang Vs. Guatemala. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia. Resolución
de la Corte de 26 de noviembre de 2007, Considerandos 6 a 13 y punto declarativo primero, y Caso
Rodríguez Vera y otros (Desaparecidos del Palacio de Justicia) Vs. Colombia. Excepciones Preliminares,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 14 de noviembre de 2014. Serie C No. 287, párr. 460.
En el caso Rodríguez Vera la Corte indicó que, aun cuando “[l]a obligación de investigar […] es una
obligación de medio, ello no significa que no abarque el cumplimiento de la eventual sentencia, en
los términos en que sea decretada”.
377
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
66 En el caso Baena Ricardo y otros Vs. Panamá indicó que “para satisfacer el derecho de acceso a la
justicia, no es suficiente con que en el respectivo proceso o recurso se emita una decisión definitiva,
en la cual se declaren derechos y obligaciones o se proporcione la protección a las personas. Además,
es preciso que existan mecanismos efectivos para ejecutar las decisiones o sentencias, de manera que
se protejan efectivamente los derechos declarados. La ejecución de tales decisiones y sentencias debe
ser considerada como parte integrante del derecho de acceso a la justicia, entendido éste en sentido
amplio, que abarque también el cumplimiento pleno de la decisión respectiva. Lo contrario supone
la negación misma de este derecho”. Cfr. Caso Baena Ricardo y otros Vs. Panamá. Competencia.
Sentencia de 28 de noviembre de 2003. Serie C No. 104, párrs. 73, 74, 79, 82 y 83. Asimismo, en
el caso Acevedo Jaramillo y otros Vs. Perú, la Corte señaló que: “para satisfacer el derecho de acceso
a un recurso efectivo, no es suficiente con que en los procesos de amparo se emitieran decisiones
definitivas, en las cuales se ordenó la protección a los derechos de los demandantes. Además, es
preciso que existan mecanismos eficaces para ejecutar las decisiones o sentencias, de manera que
se protejan efectivamente los derechos declarados. Como ha quedado establecido […], uno de los
efectos de la cosa juzgada es su obligatoriedad. La ejecución de las sentencias debe ser considerada
como parte integrante del derecho de acceso al recurso, que abarque también el cumplimiento
pleno de la decisión respectiva. Lo contrario supone la negación misma de este derecho”. Cfr.
Caso Acevedo Jaramillo y otros Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 7 de febrero de 2006. Serie C No. 144, párr. 220. Ver también Caso Mejía Idrovo Vs.
Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de julio de 2011.
Serie C No. 228, párr. 104; Caso Furlan y familiares Vs. Argentina. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2012. Serie C No. 246, párrs. 209-210; Caso
de las comunidades afrodescendientes desplazadas de la Cuenca del Río Cacarica (Operación Génesis)
Vs. Colombia. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de noviembre
de 2013. Serie C No. 270, párr. 405, y Caso Acosta y otros Vs. Nicaragua. Excepciones preliminares,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de marzo de 2017. Serie C No. 334, párr. 153.
378
Biografía
[…]
Si bien aún en casos de graves violaciones a los derechos humanos el
derecho internacional admite que ciertas circunstancias o situaciones
puedan generar una atenuación de la potestad punitiva o la reducción
de la pena, como por ejemplo la colaboración efectiva con la justicia
mediante información que permita el esclarecimiento del crimen, el
Tribunal considera que el Estado deberá ponderar la aplicación de tales
medidas en el presente caso, pues su otorgamiento indebido puede
eventualmente conducir a una forma de impunidad67. (Énfasis añadido)
32. Por consiguiente, tomando en cuenta que en los casos Barrios Altos y La Cantuta
se encuentra abierta la supervisión del cumplimiento de la obligación de investigar,
juzgar y, de ser el caso, sancionar68, en el ejercicio de sus facultades en materia de
supervisión, este Tribunal puede pronunciarse sobre el alegado incumplimiento
de dicha obligación por motivo del “indulto por razones humanitarias” concedido
a Alberto Fujimori durante la ejecución de la pena privativa de libertad.
33. En cuanto al argumento estatal relativo a que los representantes de las víctimas
no han agotado los recursos internos y que ello debería impedirles acceder a esta
jurisdicción respecto al “indulto por razones humanitarias” que fue concedido a
Alberto Fujimori (supra Considerando 11), la Corte recuerda que el análisis que
puede realizar en los casos Barrios Altos y La Cantuta no es el de casos en etapa de
fondo, sino en etapa de supervisión de cumplimiento de sentencia. El requisito
del previo agotamiento de los recursos de la jurisdicción interna no está contem-
plado en la Convención Americana para la supervisión del cumplimiento de la
Sentencia. Por tanto, en uso de sus facultades de supervisión (supra Considerando
1), este Tribunal puede supervisar las actuaciones de cualquier órgano o poder del
Estado que guarde relación con el cumplimiento de las reparaciones ordenadas en
las Sentencias, en el entendido de que lo que puede ordenar al Estado está limi-
tado por sus facultades de supervisión y no ejerce su competencia contenciosa de
determinar la responsabilidad estatal. En la etapa de supervisión de cumplimiento
de sentencia corresponde evaluar, de forma motivada, si el Estado ha cumplido
o no con las reparaciones ordenadas. Según el tipo de reparación que se trate, en
67 Cfr. Barrios Altos Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia, supra nota 30, Considerandos
55 y 57. Ver también, inter alia, Caso Furlan y familiares Vs. Argentina, supra nota 66, párrs. 209 y
210; Caso del Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de agosto de 2013. Serie C No. 268, párr. 228; Caso
de las comunidades afrodescendientes desplazadas de la Cuenca del Río Cacarica (Operación Génesis)
Vs. Colombia, supra nota 66, párr. 405.
68 Cfr. Caso Barrios Altos Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia, supra nota 30, punto
dispositivo 1 y Caso La Cantuta Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia, supra nota 29,
punto dispositivo 2.a.
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Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
69 Cfr. Caso Barrios Altos Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia, supra nota 30, Conside-
randos 60 y 61.
70 Al respecto, el Estado ha alegado que tal conducta de los representantes de las víctimas generaría
estoppel y opusieron los actos propios de los representantes de las víctimas y de sus familiares. El
Estado indicó y probó que los representantes de las víctimas solicitaron ante los entonces Presidente
de la República y Ministro de Justicia que “se declare la nulidad de la Resolución Suprema N.
281-2017” porque la misma no fue suficientemente motivada, porque las razones humanitarias
que dieron lugar al referido indulto no fueron acreditadas y porque el mismo fue resultado de ”una
negociación política”. Adicionalmente solicitaron que se nombrara una Junta Médica Penitenciaria
“con profesionales peritos (nacionales y/o extranjeros) y que dentro de sus competencias clínicas
garanticen un informe imparcial objetivo y veraz”. Además, el Estado aportó el informe emitido
por la Defensoría del Pueblo respecto al referido indulto por razones humanitarias concedido a
Alberto Fujimori, resaltando que en el mismo se señaló que “[…]las víctimas o sus familiares […]
han manifestado públicamente […] que por respeto a la dignidad humana no se opondrían a un
indulto humanitario, en cuyo proceso se haya demostrado fehacientemente que el beneficiado
padece de graves enfermedades que se ven perjudicadas por su reclusión”. No obstante lo anterior, el
Perú señaló que, en sede internacional, los representantes argumentaron que el indulto humanitario
solo debió ser concedido al ex Presidente Fujimori si se cumpliesen los requisitos de la normativa
peruana, así como que el referido indulto resulta incompatible con los crímenes de lesa humanidad,
en tanto dicho tipo de delitos no admiten el perdón de la pena. Cfr. “Recurso de nulidad de indulto
y derecho de gracia” de 26 de diciembre de 2017, presentado ante los entonces Presidente de la
República y Ministro de Justicia, suscrito por Raida Cóndor Saez, Carmen Amaro Cóndor y Gloria
Cano Lengua; adhesión al referido “Recurso de nulidad de indulto y derecho de gracia” suscrito
el 27 de diciembre de 2017 por Andrea Gisela Ortiz Perea, Antonia Pérez Velásquez, Carmen
Mariños Figueroa, Pilar Sara Fierro Huamán, Bertila Bravo Trujillo y Carmen Oyague Velazco;
“Recurso de nulidad de indulto y derecho de gracia” de 27 de diciembre de 2017 presentado ante
los entonces Presidente de la República y Ministro de Justicia, suscrito por Gladys Sonia Rubina
Arquiñego y David Licurgo Velazco Rondón; Informe No. 177 de la Defensoría del Pueblo titulado
“Indulto y derecho de gracia otorgados al expresidente Alberto Fujimori: evaluación normativa y
jurisprudencial” (anexos al informe estatal de 2 de febrero de 2018); informes estatales de 30 de
enero; 6, 14, 20 y 28 de febrero y 4 de mayo de 2018.
380
Biografía
71 Los representantes afirmaron que lo señalado por la Corte en la Sentencia del caso Barrios Altos “no
aplica solamente a medidas eximentes de responsabilidad antes de la emisión de una condena, sino
a cualquier medida que pueda constituirse en un factor de impunidad respecto a graves violaciones
de derechos humanos”. Cfr. Escrito de observaciones de los representantes de las víctimas de 2 de
febrero de 2018. Por su parte, la Comisión Interamericana señaló que “el indulto – sin distinciones
en cuanto a su naturaleza – es una de las figuras legales que los Estados tienen prohibido invocar
para incumplir con sus deberes en materia de verdad y justicia, lo que incluye la sanción de los
responsables, cuando se trata de graves violaciones de derechos humanos y más aún crímenes de
lesa humanidad”. Cfr. Escrito de observaciones de la Comisión de 28 de febrero de 2018.
381
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
para la Ex Yugoslavia, del Tribunal Especial para Sierra Leona, de la Corte Penal
Internacional, del Comité de Derechos Humanos, del Comité contra la Tortura y
de la Sala de Juicios de Primera Instancia de las Salas Especiales para Camboya, y
además se refieren al derecho comparado de Estados de la región72. Por su parte, el
Perú sostuvo que “las restricciones del Derecho Internacional no alcanzan al indulto
humanitario” y que la jurisprudencia de esta Corte “no excluye la posibilidad de
que un condenado por graves delitos en agravio de los derechos humanos pueda
ser beneficiado con un indulto humanitario, en caso [de que] su vida o salud esté
en riesgo” (supra Considerando 11), y controvirtió la interpretación que los repre-
sentantes dieron a las decisiones de esta Corte y de otros tribunales internacionales
y órganos de Naciones Unidas, en tanto argumentó que las mismas principalmente
se refieren a la amnistía y prevención de la impunidad73.
37. Efectivamente, tal como ha sido alegado por el Estado74 y constatado por la Corte
(supra Considerando 26), el “indulto por razones humanitarias” otorgado por el
Presidente de la República del Perú a Alberto Fujimori no se trata de una figura
jurídica que extinga la acción penal e impida la investigación y juzgamiento, sino
que implica una “extinción” de la pena que fue impuesta después de haberse
efectuado un proceso penal en su contra. Sin embargo, se trata de una figura que
permite que el Presidente de la República perdone una condena penal impuesta
por los tribunales competentes del Poder Judicial para delitos de lesa humanidad,
lo cual afecta el derecho de acceso a la justicia de las víctimas (infra Considerando
56).
38. Aun cuando la Corte Interamericana no ha examinado ningún caso en que la alegada
violación consista en la aplicación de la referida figura jurídica peruana o alguna otra
figura jurídica que permita que el Poder Ejecutivo extinga la pena impuesta en casos de
graves violaciones a derechos humanos, sí se ha referido de forma general al deber estatal
de abstenerse de recurrir a figuras “que pretendan […] suprimir los efectos de la sentencia
condenatoria”75 y de efectuar un “otorgamiento indebido de beneficios en la ejecución de
382
Biografía
la pena” (supra Considerando 31), así como a la importancia de que la sentencia se cumpla
“en los términos en que sea decretada”76.
39. En lo que respecta al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en el caso Yeter Vs. Turquía,
indicó que “cuando un agente estatal es acusado de crímenes que violen el Artículo 3, el
procesamiento y juzgamiento penales no deben estar sujetos a prescripción y no debería
permitirse el otorgamiento de una amnistía o indulto”77. El Tribunal Europeo sostuvo que
la baja pena impuesta demostró una seria desproporción entre la gravedad de la ofensa y
el castigo impuesto. Asimismo, en el caso Enukidze y Girgvliani Vs. Georgia, el referido
tribunal indicó que “cuando un agente estatal, particularmente un agente encargado de
hacer cumplir la ley, es condenado por un crimen que viola el artículo 2 de la Convención,
el otorgamiento de una amnistía o indulto difícilmente puede servir el propósito de brindar
un castigo adecuado”78.
40. Por otra parte, en lo que respecta al Derecho Penal Internacional, una figura como el
“indulto por razones humanitarias”, tal como se encuentra estipulada en la normativa
peruana (supra Considerandos 25 a 27), no ha sido incluida en los tratados o instrumentos
internacionales constitutivos o que rigen las jurisdicciones penales internacionales. Aun
cuando los estatutos de los tribunales penales internacionales especiales establecidos para la
76 Cfr. Caso Rodríguez Vera y otros (Desaparecidos del Palacio de Justicia) Vs. Colombia, supra nota 65.
77 Traducción propia. En este caso se impuso a un policía una pena de cuatro años y dos meses
por homicidio culposo de un detenido, de la cual únicamente cumplió veinte días ya que le fue
otorgada libertad condicional. El texto original en inglés indica: “[…] the Court reaffirms that when
an agent of the State is accused of crimes that violate Article 3, the criminal proceedings and sentencing
must not be time-barred and the granting of an amnesty or pardon should not be permissible”. Cfr.
TEDH. Caso Yeter Vs. Turquía, No. 33750/03, Sentencia de 13 de enero de 2009, párr. 70. En
similar sentido, ver: TEDH, Caso Abdülsament Yaman Vs. Turquía, No. No. 32446/96, Sentencia
de 2 de noviembre de 2004, párr. 55; TEDH, Caso Eskí Vs. Turquía, No. 8354/04, Sentencia de 5
de junio de 2012, párr. 34; TEDH, Caso Taylan Vs. Turquía, No. 32051/09, Sentencia de 3 de julio
de 2012, párr. 45.
78 El texto original en inglés indica: “the Court considers that when an agent of the State, in particular
a law-enforcement officer, is convicted of a crime that violates Article 2 of the Convention, the granting
of an amnesty or pardon can scarcely serve the purpose of an adequate punishment”. Cfr. TEDH. Caso
Enukidze y Girgvliani Vs. Georgia, No. 25091/07, Sentencia de 26 de abril de 2011, párr. 274.
383
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
79 La version oficial en inglés del artículo 28 señala que: “If, pursuant to the applicable law of the
State in which the convicted person is imprisoned, he or she is eligible for pardon or commutation of
sentence, the State concerned shall notify the International Tribunal accordingly. The President of the
International Tribunal, in consultation with the judges, shall decide the matter on the basis of the
interests of justice and the general principles of law”. Cfr. Estatuto del Tribunal Penal Internacional
para la ex Yugoslavia, disponible en: http://www.icty.org/x/file/Legal%20Library/Statute/statute_
sept09_en.pdf.
80 La version oficial en inglés del artículo 27 señala que: “If, pursuant to the applicable law of the State
in which the convicted person is imprisoned, he or she is eligible for pardon or commutation of sentence,
the State concerned shall notify the International Tribunal for Rwanda accordingly. There shall only
be pardon or commutation of sentence if the President of the International Tribunal for Rwanda, in
consultation with the judges, so decides on the basis of the interests of justice and the general principles
of law”. Cfr. Estatuto del Tribunal Penal Internacional para Ruanda, disponible en: http://unictr.
unmict.org/sites/unictr.org/files/legal-library/100131_Statute_en_fr_0.pdf.
81 La version oficial en inglés del artículo 23 señala que: “If, pursuant to the applicable law of the State
in which the convicted person is imprisoned, he or she is eligible for pardon or commutation of sentence,
the State concerned shall notify the Special Court accordingly. There shall only be pardon or commutation
of sentence if the President of the Special Court, in consultation with the judges, so decides on the basis of
the interests of justice and the general principles of law”. Cfr. Estatuto de la Corte Especial para Sierra
Leona, disponible en: http://www.rscsl.org/Documents/scsl-statute.pdf.
82 La version oficial en inglés del artículo 30 señala que: “If, pursuant to the applicable law of the
State in which the convicted person is imprisoned, he or she is eligible for pardon or commutation of
sentence, the State concerned shall notify the Special Tribunal accordingly. There shall only be pardon or
commutation of sentence if the President of the Tribunal, in consultation with the judges, so decides on
the basis of the interests of justice and the general principles of law”. Cfr. Estatuto del Tribunal Especial
para el Líbano, disponible en: https://www.stl-tsl.org/en/documents/statute-of-the-tribunal/223-
statute-of-the-special-tribunal-for-lebanon.
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Biografía
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Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
86 Cfr. Naciones Unidas, Comité de Derechos Humanos, Observaciones finales sobre Argelia, U.N.
Doc. CCPR/C/DZA/CO/3, 12 de diciembre de 2007, párr. 7(c).
87 Cfr. Naciones Unidas, Comité contra la Tortura, Observaciones finales sobre Marruecos, U.N.
Doc. CAT/C/MAR/CO/4, 21 de diciembre de 2011, párr. 6, en la que se indica que “[p]reocupan
al Comité ciertas disposiciones existentes en el ordenamiento actual relativo a la tortura, en
particular la posibilidad de amnistía y de gracia para los autores de actos de tortura”; y, Naciones
Unidas, Comité contra la Tortura, Observaciones finales sobre el informe inicial del Líbano, U.N.
Doc. CAT/C/LBN/CO/1, 30 de mayo de 2017, párr. 47, en las que se indica que “[e]l Estado parte
debe derogar las leyes de amnistía de 1991 y 2005. También debe velar por que sus leyes excluyan
la posibilidad de conceder una amnistía a las personas declaradas culpables del delito de tortura o
cualquier otro tipo de indulto que vulnere las disposiciones de la Convención”.
88 Cfr. Naciones Unidas, Comité contra la Tortura, Kepa Urra Guridi Vs. España, Comunicación No.
212/2002, U.N. Doc. CAT/C/34/D/212/2002, 17 de mayo de 2005, párr. 6(7).
89 Cfr. Naciones Unidas, Comité contra las Desapariciones Forzadas, Observaciones finales sobre
Bosnia y Herzegovina, U.N. Doc. CED/C/BIH/CO/1, 3 de noviembre de 2016, párr. 25.
386
Biografía
90 El artículo 1 de la Ley No. 27.156 de julio de 2015 titulada “Prohibición de Indultos, Amnistías
y Conmutación de Penas en Delitos de Lesa Humanidad” dispone que “[l]as penas o procesos
penales sobre los delitos de genocidio, de lesa humanidad y crímenes de guerra contemplados en
los artículos 6°, 7° y 8° del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional y en los tratados
internacionales de derechos humanos con jerarquía constitucional, no pueden ser objeto de
amnistía, indulto o conmutación de pena, bajo sanción de nulidad absoluta e insanable del acto
que lo disponga”.
91 El artículo 14 de la Ley 589 de 2000 “[p]or medio de la cual se tipifica el genocidio, la desaparición
forzada, el desplazamiento forzado y la tortura […]” establece que “[l]os delitos que tipifica [dicha]
ley no son amnistiables ni indultables”. Asimismo, según lo establecido en el “[p]arágrafo” del
artículo 23 de la Ley No. 1820 de diciembre de 2016 “[p]or medio de la cual se dictan disposiciones
sobre amnistía, indulto y tratamientos penales especiales y otras disposiciones”, y el control
automático y definitivo de constitucionalidad de dicha ley, realizado por la Corte Constitucional de
Colombia en marzo de 2018, “[e]n ningún caso serán objeto de amnistía o indulto” los delitos que
correspondan, entre otras, a las conductas siguientes: los delitos de lesa humanidad, el genocidio,
los graves crímenes de guerra, la toma de rehenes u otra privación grave de la libertad, la tortura,
las ejecuciones extrajudiciales, la desaparición forzada, el acceso carnal violento y otras formas de
violencia sexual, la sustracción de menores, el desplazamiento forzado, “además del reclutamiento
de menores, de conformidad con lo establecido en el Estatuto de Roma”. En el evento en que alguna
sentencia penal hubiere utilizado los términos de “ferocidad, barbarie u otro equivalente”, no se
podrá conceder amnistía e indulto exclusivamente por las conductas delictivas que correspondan a
las enunciadas en la referida ley como no amnistiables.
92 El artículo 120 de la Constitución del Ecuador y el artículo 73 del Código Orgánico Integral
Penal disponen la facultad de la Asamblea Nacional de “[c]onceder amnistías por delitos políticos
e indultos por motivos humanitarios” conforme la Constitución y la Ley, y establecen que “[n]o
se concederán por delitos cometidos contra la administración pública ni por genocidio, tortura,
desaparición forzada de personas, secuestro y homicidio por razones políticas o de conciencia”. El
artículo 74 del referido Código establece la facultad del Presidente de la República de “conceder
indulto, conmutación o rebaja de las penas impuestas en sentencia ejecutoriada” y éste último, “o
la autoridad que designe para el efecto” deberá evaluar “si la solicitud es o no procedente”. Además,
el Decreto No. 861 de diciembre de 2015 titulado “Reformas al Reglamento para la concesión de
indulto, conmutación o rebaja de pena”, reitera tal prohibición en el artículo 2 para el otorgamiento
de indultos a “los ciudadanos sentenciados por la comisión de delitos de genocidio, tortura,
desaparición forzada de personas, secuestro y homicidio por razones políticas o de conciencia”,
aunque para “éstos últimos” plantea una excepción, pudiendo ser posible su otorgamiento “en caso
de poseer una enfermedad catastrófica o terminal debidamente comprobada”.
93 El artículo 7 de la “Ley de Indulto” de abril de 2013, establece que “[a]ún concurriendo los requisitos
anteriormente establecidos, se exceptúan del beneficio de Indulto a las personas condenadas por
la comisión de los delitos siguientes: 1) Genocidio, crímenes de lesa humanidad y crímenes de
guerra, definidos como tales por el Derecho interno y por el Derecho Internacional, conforme a
los Convenios y Tratados suscritos y ratificados por Honduras; 2) Otras graves violaciones a los
derechos humanos que hayan causado conmoción social o que se hayan cometido en perjuicio de
niños(as), adolescentes, ancianos(as), mujeres y grupos o personas en situación de vulnerabilidad;
y, 3) Criminalidad organizada cuando se trate de delitos de asociación ilícita, lavado de activos,
387
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
trata de personas, tráfico de órganos, tráfico de armas, tráfico de drogas, extorsión y secuestro. Y los
delitos de parricidio, asesinato cuando medie precio o recompensa, infanticidio, robo seguido de
homicidio, así como las aplicables al incendiario”. Además, el artículo 10, relativo al “[i]ndulto por
razones humanitarias” dispone que “[t]oda persona condenada puede ser beneficiada por la figura
de Indulto por razones humanitarias, aún no cumpliendo con la mitad de la condena, salvo los
casos exceptuados en el Artículo 7 numerales 1) y 2) de la presente Ley […]”.
94 El artículo 97 del Código Penal Federal dispone que “[c]uando la conducta observada por el
sentenciado refleje un alto grado de reinserción social y su liberación no represente un riesgo para
la tranquilidad y seguridad públicas, conforme al dictamen del órgano ejecutor de la sanción y no
se trate de sentenciado por traición a la Patria, espionaje, terrorismo, sabotaje, genocidio, delitos
contra la salud, violación, delito intencional contra la vida y secuestro, desaparición forzada, tortura
y trata de personas, ni de reincidente por delito intencional, se le podrá conceder indulto por el
Ejecutivo Federal, en uso de facultades discrecionales, expresando sus razones y fundamentos […]”.
No obstante ello, el artículo 97 bis de la referida norma indica que “[d]e manera excepcional, por
sí o a petición del Pleno de alguna de las Cámaras del Congreso de la Unión, el Titular del Poder
Ejecutivo Federal podrá conceder el indulto, por cualquier delito del orden federal o común en
el Distrito Federal, y previo dictamen del órgano ejecutor de la sanción en el que se demuestre
que la persona sentenciada no representa un peligro para la tranquilidad y seguridad públicas,
expresando sus razones y fundamentos, cuando existan indicios consistentes de violaciones graves
a los derechos humanos de la persona sentenciada”. También el artículo 17 de la “Ley general para
prevenir, investigar y sancionar la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes”
de abril de 2017 establece que “[n] inguna persona procesada o sentenciada por el delito de tortura
podrá beneficiarse de inmunidades, indultos, amnistías, figuras análogas o con similares efectos”.
Asimismo, el artículo 15 de la “Ley general en materia de desaparición forzada de personas,
desaparición cometida por particulares y del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas” de
noviembre de 2017 señala que “[s]e prohíbe la aplicación de amnistías, indultos y medidas similares
de impunidad que impidan la investigación, procesamiento o sanción y cualquier otra medida para
determinar la verdad y obtener reparación plena de los delitos materia de [dicha] Ley”.
95 El artículo 130 del Código Penal establece que “[e]l indulto, cuyo efecto se limita a la extinción
total o parcial de la pena, será determinado en cada caso por la Asamblea Nacional. Se excluye de
este beneficio a los sentenciados por delitos contra el orden internacional”. A su vez, el título XXII
del referido Código establece que estos delitos son genocidio, delitos de lesa humanidad y delitos
contra las personas y bienes protegidos en conflicto armado.
96 El artículo 116 del Código Penal dispone que “[n]o se aplicará el indulto ni la amnistía en los
delitos contra la Humanidad y en el delito de desaparición forzada de personas”.
97 La Ley No. 5.877 de septiembre de 2017 “[q]ue implementa el Estatuto de Roma que crea la Corte
Penal Internacional” dispone en su artículo 10 que “los hechos punibles y penas tipificadas en la
presente Ley, no podrán declararse extinguidos por indulto, conmutación, amnistía o por cualquier
otro instituto de clemencia que impida el juzgamiento de los sospechosos o el cumplimiento
efectivo de las condenas impuestas”.
388
Biografía
98 El artículo 8 de la Ley No. 18.026 de septiembre de 2006, titulada “Cooperación con la Corte Penal
Internacional en materia de lucha contra el genocidio, los crímenes de guerra y de lesa humanidad”,
establece que “[l]os crímenes y penas tipificados en los Títulos I a III de la Parte II de la presente
ley[, a saber: genocidio, crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra], no podrán declararse
extinguidos por indulto, amnistía, gracia, ni por ningún otro instituto de clemencia, soberana o
similar, que en los hechos impida el juzgamiento de los sospechosos o el efectivo cumplimiento de
la pena por los condenados”.
99 El artículo 29 de la Constitución dispone que “[e]l Estado estará obligado a investigar y sancionar
legalmente los delitos contra los derechos humanos cometidos por sus autoridades. Las acciones
para sancionar los delitos de lesa humanidad, violaciones graves a los derechos humanos y los
crímenes de guerra son imprescriptibles. Las violaciones de derechos humanos y los delitos de
lesa humanidad serán investigados y juzgados por los tribunales ordinarios. Dichos delitos quedan
excluidos de los beneficios que puedan conllevar su impunidad, incluidos el indulto y la amnistía”.
100 La referida legislación especial refiere a la Ley No. 27.156 de julio de 2015 de Argentina (“Prohibición
de Indultos, Amnistías y Conmutación de Penas en Delitos de Lesa Humanidad”) la Ley 5.877 de
septiembre de 2017 de Paraguay (Ley “[q]ue implementa el Estatuto de Roma que crea la Corte
Penal Internacional) y la Ley No. 18.026 de octubre de 2016 de Uruguay (“Cooperación con la
corte penal internacional en materia de lucha contra el genocidio, los crímenes de guerra y de lesa
humanidad”).
389
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
101 El artículo 118.II de la Constitución dispone que “[l]a máxima sanción penal será de treinta años
de privación de libertad, sin derecho a indulto”. El Código Penal de Bolivia expresamente prohíbe
el indulto para los delitos de traición, espionaje, asesinato y parricidio. Además, en el Decreto
Presidencial No. 3030 de diciembre de 2016 titulado “de amnistía, indulto total e indulto parcial”,
el artículo 7 (relativo a las exclusiones del indulto total) dispone que “[n]o se podrán beneficiar con la
concesión del [i]ndulto [t]otal, las personas privadas de libertad, que: a) [h]ubieren sido condenadas
por delitos que no admitan indulto, asesinato, homicidio, feminicidio, infanticidio, traición a la
patria, genocidio, terrorismo, contra la seguridad externa e interna del Estado, parricidio, espionaje,
secuestro, contrabando, robo agravado, delitos de corrupción, trata y tráfico de personas, contra
la libertad sexual, estafa u otras defraudaciones con víctimas múltiples y las personas condenadas
con penas superiores a diez (10) años por delitos tipificados en la Ley No. 10008, de 19 de julio
de 1988, del Régimen de la Coca y Sustancias Controladas[, y] b) [r]eincidentes”. El artículo
12 (relativo a las exclusiones para la concesión del indulto parcial) dispone que “[n]o se podrán
beneficiar con la concesión del [i]ndulto [p]arcial, las personas privadas de libertad, que: a) [c]
uenten con sentencia ejecutoriada por los delitos […]: i. […] que no admitan indulto; asesinato,
homicidio, feminicidio, infanticidio, genocidio, secuestro, terrorismo, contrabando, corrupción;
ii. [c]ualquier delito contra la seguridad externa o interna del Estado; iii. [d]elitos contra la libertad
sexual; iv. [d]elitos de trata y tráfico de personas; v. [c]on concurso real de delitos contra la vida; vi.
[e]stafa u otras defraudaciones con víctimas múltiples; vii. [r]obo Agravado; b) [r]eincidentes; [y]
c) [t]engan sentencia ejecutoriada con penas superiores a diez (10) años por delitos tipificados en la
Ley N° 1008. […]”.
102 El artículo 5 XLIII de la Constitución Política dispone que “a lei considerará crimes inafiançáveis
e insuscetíveis de graça ou anistia a prática da tortura , o tráfico ilícito de entorpecentes e drogas
afins, o terrorismo e os definidos como crimes hediondos, por eles respondendo os mandantes, os
executores e os que, podendo evitá-los, se omitirem”. Además, la Ley No. 8.072 de julio de 1990
que “[d]ispõe sobre os crimes hediondos, nos termos do art. 5º, inciso XLIII, da Constituição
Federal, e determina outras providências”, establece en su artículo 1 que son considerados “crimes
hediondos” el homicidio cuando es practicado como una actividad típica de grupos de exterminio;
el homicidio calificado; las lesiones corporales gravísimas o seguidas de muerte cometidas por
agentes estatales miembros de la Fuerza Pública y miembros del Sistema Penitenciario, o cónyuges
o pariente consanguíneo hasta tercer grado; el robo seguido de lesión corporal grave o muerte; la
extorsión calificada por la muerte, extorsión mediante secuestro y en su forma calificada; estupro;
epidemia con resultado de muerte; falsificación, corrupción o alteración de productos destinados a
fines terapéuticos o medicinales: favorecimiento a la prostitución o explotación sexual de menores,
o de aquellos que por enfermedad o deficiencia mental no tengan el grado de discernimiento
necesario para el acto sexual; genocidio; [y] portación ilegal de armas de fuego de uso restringido.
En su artículo 2 dispone que éstos, junto con la práctica de tortura, tráfico ilícito de estupefacientes
o drogas son “insuscetíveis de anistia, graça e indulto […]”. (Traducción propia)
103 El artículo 9 de la Constitución dispone que “[e]l terrorismo, en cualquiera de sus formas, es por
esencia contrario a los derechos humanos”, y que para “[l]os responsables de estos delitos” “no
procederá respecto de ellos el indulto particular, salvo para conmutar la pena de muerte por la de
presidio perpetuo”. Además, la Ley No. 20588 de junio de 2012 “Indulto General” dispone en el
artículo 6 que: “[n]o procederán los indultos contemplados en [dicha] ley respecto de los delitos
consumados previstos en los artículos 141, incisos tercero, cuarto y quinto; 142; 361; 372 bis; 390
y 391, números 1° y 2°, del Código Penal; en los Párrafos 5, 6, 7 y 8 del Título VII del Libro II,
cuando las víctimas fueren menores de edad; en el Párrafo 5 bis del Título VIII del Libro II, y en los
artículos 433, 436 y 440 del mismo Código[, que tipifican el secuestro con algunos agravantes, la
390
Biografía
Perú104 poseen normas que prohíben el indulto o perdón de la pena para aquellos
actos delictivos considerados en cada derecho interno como los más graves o para
los delitos sancionados en sus jurisdicciones con las máximas penas, incluyendo
algunas graves violaciones de derechos humanos o crímenes de lesa humanidad.
Todo lo anterior no excluye que en los ordenamientos de los referidos Estados se
contemplan otras figuras jurídicas que, sin implicar el perdón de la pena, permiten
su modificación para resguardar la vida e integridad de las personas condenadas.
45. Por tanto, existe una tendencia creciente en el Derecho Internacional de los
Derechos Humanos y el Derecho Penal Internacional respecto a limitar que las
condenas impuestas por tribunales penales por graves violaciones a los derechos
humanos sean perdonadas o extinguidas por decisiones discrecionales de los Po-
deres Ejecutivo o Legislativo. Por ello, esta Corte considera que al analizarse si la
aplicación de una figura jurídica de “indulto por razones humanitarias” constituye
un obstáculo para el cumplimiento de la obligación de investigar, juzgar y, de ser
el caso, sancionar tales violaciones, es preciso valorar si se produce una afectación
innecesaria y desproporcionada al derecho de acceso a la justicia de las víctimas
de tales violaciones y sus familiares, en cuanto a la proporcionalidad de la pena
impuesta en el proceso judicial y su ejecución (supra Considerando 30 e infra
Considerando 46). El “indulto por razones humanitarias” en el Perú permite que
el Poder Ejecutivo conceda la extinción de una pena ordenada por un tribunal
respecto de graves violaciones a los derechos humanos, en razón de los motivos
humanitarios indicados (supra Considerando 27).
391
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
C.4. Elementos de ponderación que deben ser tenidos en cuenta respecto del otorgamien-
to de un “indulto por razones humanitarias” por graves violaciones de derechos
humanos
46. Esta Corte se ha referido a la importancia del principio de proporcionalidad, tanto
en la fijación de la pena como en su ejecución. Ha sostenido que “la respuesta
que el Estado atribuye a la conducta ilícita del autor de la transgresión debe ser
proporcional al bien jurídico afectado y a la culpabilidad con la que actuó el autor,
por lo que se debe establecer en función de la diversa naturaleza y gravedad de los
hechos”105. Asimismo, ha indicado que, “[e]n atención a la regla de proporcionali-
dad, los Estados deben asegurar, en el ejercicio de su deber de persecución de esas
graves violaciones, que las penas impuestas y su ejecución no se constituyan en
factores de impunidad, tomando en cuenta varios aspectos como las características
del delito y la participación y culpabilidad del acusado”106. Adicionalmente, ha
sostenido que “[e]l otorgamiento indebido de […] beneficios puede eventualmente
conducir a una forma de impunidad, particularmente cuando se trate de la comisión
de violaciones graves de derechos humanos”107.
47. Por consiguiente, la obligación internacional de sancionar a los responsables de
graves violaciones a los derechos humanos con penas apropiadas a la gravedad de
105 Cfr. Caso de la Masacre de La Rochela Vs. Colombia, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
11 de mayo de 2007. Serie C No. 163, párr. 196. Ver también inter alia, Caso Vargas Areco Vs.
Paraguay. Sentencia de 26 de septiembre de 2006. Serie C No. 155, párr. 108; Caso Raxcacó Reyes
Vs. Guatemala. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de septiembre de 2005. Serie C
No. 133, párrs. 70 y 133; Caso Heliodoro Portugal Vs. Panamá. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 12 de agosto de 2008. Serie C No. 186, párr. 203, y Caso García
Ibarra y otros Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 17 de
noviembre de 2015. Serie C No. 306, párr. 167.
106 Cfr. Caso Manuel Cepeda Vargas Vs. Colombia. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 26 de mayo de 2010. Serie C No. 213, párr. 150. Asimismo, en el párrafo 153 del
referido caso, la Corte indicó que “un procesamiento que se desarrolla hasta su conclusión y cumpla
su cometido es la señal más clara de no tolerancia a las violaciones a los derechos humanos, contribuye
a la reparación de las víctimas y muestra a la sociedad que se ha hecho justicia”, destacando que
“las sanciones administrativas o penales tienen un rol importante para crear la clase de competencia
y cultura institucional adecuada para enfrentar los factores que explican determinados contextos
estructurales de violencia”. Ver también inter alia, Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros Vs.
Trinidad y Tobago. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de junio de 2002. Serie C No. 94,
párrs. 103, 106 y 108; Caso Heliodoro Portugal Vs. Panamá, supra nota 105; y Caso González y otras
(“Campo Algodonero”) Vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
16 de noviembre de 2009. Serie C No. 205, párr. 377. Adicionalmente, en el caso Rodríguez Vera
la Corte señaló que “la racionalidad y proporcionalidad deben conducir la conducta del Estado en
el desempeño de su poder punitivo, evitando así tanto la lenidad característica de la impunidad
como el exceso y abuso en la determinación de penas”. Caso Rodríguez Vera y otros (Desaparecidos
del Palacio de Justicia) Vs. Colombia, supra nota 65.
107 Cfr. Caso Manuel Cepeda Vargas Vs. Colombia, supra nota 106, párrs. 152 y 153.
392
Biografía
108 Cfr. Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas, artículo III; Convención
Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura, artículo 6. Ver inter alia, Caso Velásquez
Rodríguez Vs. Honduras. Fondo. Sentencia de 29 de julio de 1988. Serie C No. 4, párr. 174;
Caso Osorio Rivera y familiares Vs. Perú, supra nota 27, párr. 114; Caso Comunidad Campesina de
Santa Bárbara Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de
septiembre de 2015. Serie C No. 299, párr. 161, y Caso Tenorio Roca y otros Vs. Perú, supra nota 27,
párrs. 142 y 143.
109 Cfr. Audiencia pública de 2 de febrero de 2018.
110 Cfr. Caso Neira Alegría y otros Vs. Perú. Fondo. Sentencia de 19 de enero de 1995. Serie C No. 20,
párr. 60 y Caso Chinchilla Sandoval y otros Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 29 de febrero de 2016. Serie C No. 312, párr. 168.
111 Cfr. Caso Chinchilla Sandoval y otros Vs. Guatemala, supra nota 110, párr. 169. Ver también Caso
“Instituto de Reeducación del Menor” Vs. Paraguay. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 2 de septiembre de 2004. Serie C No. 112, párr. 159.
112 Cfr. Caso Chinchilla Sandoval y otros Vs. Guatemala, supra nota 110, párr. 171.
393
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
50. En la sentencia del caso Chinchilla Vs. Guatemala113 se establecen diversos estándares
respecto a la atención médica adecuada114, entre los cuales se indica que los Estados
deben asegurar que a las personas privadas de libertad que padezcan enfermedades
graves, crónicas o terminales se les brinde atención médica adecuada, especializada
y continua, ya sea dentro o fuera del centro penitenciario115. En caso de que ello
no se pueda garantizar, las mencionadas personas privadas de libertad no deben
permanecer en establecimientos carcelarios. Si el Estado no puede garantizar dicha
atención en el centro penitenciario, está “obligado a establecer un mecanismo o
protocolo de atención ágil y efectivo para asegurar que la supervisión médica [sea]
oportuna y sistemática, particularmente ante alguna situación de emergencia”.
Los procedimientos establecidos para la consulta externa en hospitales deben tener
“la agilidad necesaria para permitir, de manera efectiva, un tratamiento médico
oportuno”116. Por lo tanto, corresponde al Estado adoptar medidas que aseguren la
atención médica adecuada a los condenados que cumplan pena privativa de libertad
en un establecimiento carcelario, valorando inclusive, de ser necesario, medidas
alternativas a dicha pena o que la modifiquen.
51. Por otra parte, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en el caso Mouisel,
indicó que si bien no se podría derivar de la Convención Europea que existe una
obligación general para liberar a las personas privadas de libertad con base en mo-
tivos de salud, sí existe una obligación estatal de proteger el bienestar físico de las
personas detenidas en centros penitenciarios, por ejemplo, mediante el otorgamiento
de asistencia médica117.
113 En dicho caso, la Corte declaró responsable internacionalmente a Guatemala por, entre otros, el
incumplimiento de la obligación de garantizar los derechos a la integridad personal y a la vida de
María Inés Chinchilla Sandoval, quien se encontraba cumpliendo condena penal en el Centro de
Orientación Femenino (“COF”), donde murió el 25 de mayo de 2004 después de sufrir una caída
de su silla de ruedas. La Corte determinó que el Estado no garantizó diligentemente una debida
atención médica de emergencia a la señora Chinchilla el día de su muerte, ni dentro del COF ni
mediante traslado a un hospital, tomando en cuenta la situación de riesgo en que se encontraba
por las enfermedades y la discapacidad física y sensorial que tenía. Además, en lo que respecta
a las condiciones de detención previo a su muerte, no se le garantizaron facilidades prácticas ni
procedimientos adecuados para su traslado a citas medidas en hospitales, así como tampoco se le
aseguró una supervisión médica periódica, adecuada y sistemática dirigida al tratamiento de sus
enfermedades y de su discapacidad y a prevenir su agravamiento, entre otros. Cfr. Caso Chinchilla
Sandoval y otros Vs. Guatemala, supra nota 110, párrs. 99, 197, 223 y 224.
114 Cfr. Caso Chinchilla Sandoval y otros Vs. Guatemala, supra nota 110, párrs. 171 a 179 y 199.
115 Cfr. Caso Chinchilla Sandoval y otros Vs. Guatemala, supra nota 110, párrs. 184-185.
116 Cfr. Caso Chinchilla Sandoval y otros Vs. Guatemala, supra nota 110, párr. 199.
117 Traducción propia. La cita original indica: “Although Article 3 of the Convention cannot be construed
as laying down a general obligation to release detainees on health grounds, it nonetheless imposes an
obligation on the State to protect the physical well-being of persons deprived of their liberty, for example
by providing them with the requisite medical assistance”. Cfr. TEDH, Caso Mouisel Vs. Francia, No.
394
Biografía
52. Por tanto, dependiendo de factores como situación de salud, riesgo a la vida, con-
diciones de detención y facilidades para ser atendido adecuadamente (ya sea en
el centro penal o mediante traslado a un centro médico), corresponde al Estado
valorar proporcionalmente cuál es la medida de carácter administrativo o figura
jurídica que permita proteger la vida y la integridad del condenado, siempre que
la misma se otorgue debidamente y siguiendo un fin legítimo que no signifique
únicamente dejar de asegurar la ejecución de la pena.
53. En casos de graves violaciones de derechos humanos dicha medida o figura jurídica
debe ser la que menos restrinja el derecho de acceso a la justicia de las víctimas
(infra Considerandos 56 y 57) y debe ser aplicada en casos muy extremos y por una
necesidad imperante. Esto no significa que la figura jurídica o medida que tenga
que adoptar el Estado sea necesariamente una que ponga en libertad al condenado
y, mucho menos, que implique la extinción de la pena. Corresponde determinar
primeramente, de acuerdo con otros factores, si habría una medida que permita
una atención médica efectiva (por ejemplo, asegurar que el condenado, de forma
efectiva y pronta, pueda acudir a las citas o procedimientos médicos correspondien-
tes y medidas y protocolos que permitan una atención médica de urgencia) (supra
Considerando 50) o si resulta necesario aplicar una institución jurídica apropiada
que modifique la pena o permita una libertad anticipada (infra Considerandos 57
y 68).
395
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
55. En este sentido, se debe tener en cuenta que cuando el Presidente de la República
adopta una medida discrecional que implica un perdón de la pena está afectando
directamente el principio de proporcionalidad (supra Considerandos 46 y 47) que
fue garantizado a través de la labor asignada a los jueces y tribunales del Poder
Judicial de emitir una sentencia que individualizó, de manera motivada, la fijación
de la pena, de acuerdo con la gravedad de los hechos delictivos y otros factores y
circunstancias constatadas a través del proceso penal.
56. Por consiguiente, en casos de graves violaciones a los derechos humanos, en que
mediante un proceso penal se fijó una pena proporcional a los bienes jurídicos
afectados, el posterior perdón de la misma por una decisión del Presidente de la
República conlleva una mayor afectación al derecho de acceso a la justicia de las
víctimas de graves violaciones a derechos humanos y sus familiares119 en lo que
respecta a la ejecución de la pena dispuesta en la sentencia penal (supra Conside-
randos 30, 46 y 47).
57. Además, si se contempla una medida que afecte la pena dispuesta por delitos cons-
titutivos de graves violaciones a los derechos humanos, particularmente si se trata
de una figura jurídica que permite que sea el Poder Ejecutivo quien extinga dicha
pena mediante una decisión discrecional, es necesario que exista la posibilidad de
solicitar el control jurisdiccional de la misma, que permita realizar un análisis de
ponderación respecto de la afectación que ocasione a los derechos de las víctimas
y sus familiares, y asegurar que sea otorgada de forma debida, en consideración de
los estándares de derecho internacional expuestos (supra Considerandos 46 a 53
y 55 a 56). Por tratarse de graves violaciones a los derechos humanos y tomando
en cuenta el desarrollo del Derecho Penal Internacional (supra Considerandos 40
a 42)120, resulta necesario que, además de la situación de salud del condenado, se
119 Asimismo, esta Corte ha señalado que “[p]ara que el Estado satisfaga el deber de garantizar
adecuadamente diversos derechos protegidos en la Convención, entre ellos el derecho de acceso
a la justicia, es necesario que cumpla su deber de investigar, juzgar y, en su caso, sancionar y
reparar las graves violaciones a los derechos humanos”, y que “[p]ara alcanzar ese fin el Estado debe
observar el debido proceso y garantizar, entre otros, el principio de plazo razonable, el principio del
contradictorio, el principio de proporcionalidad de la pena, los recursos efectivos y el cumplimiento
de la sentencia”. Cfr. Caso de la Masacre de La Rochela Vs. Colombia, supra nota 105, párr. 146 y
193 y Caso Trabajadores de la Hacienda Brasil Verde Vs. Brasil. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de octubre de 2016. Serie C No. 318, párr. 412.
120 En lo que respecta a la Corte Penal Internacional, además de los requisitos establecidos en el
Estatuto de Roma relativos al cumplimiento de un período de tiempo determinado de la pena y la
cooperación del condenado con las investigaciones y ejecución de las sentencias (supra Considerando
41), en sus Reglas de Procedimiento y Prueba se establecen otros factores o criterios que se deben
tomar en cuenta para determinar la procedencia o no de una reducción de la pena: i) “[l]a conducta
del condenado durante su detención, que revele una auténtica disociación de su crimen”; ii) “[l]
as posibilidades de reinsertar en la sociedad y reasentar exitosamente al condenado”; iii) “[s]i la
liberación anticipada del condenado crearía una gran inestabilidad social”; iv) “[c]ualquier medida
de importancia que haya tomado el condenado en beneficio de las víctimas, así como los efectos de
396
Biografía
tomen en cuenta otros factores o criterios tales como: que se haya cumplido una
parte considerable de la pena privativa de libertad y se haya pagado la reparación
civil impuesta en la condena; la conducta del condenado respecto al esclarecimien-
to de la verdad; el reconocimiento de la gravedad de los delitos perpetrados y su
rehabilitación; y los efectos que su liberación anticipada tendría a nivel social y
sobre las víctimas y sus familiares.
58. A efectos de lo anterior, la Corte a continuación valorará la posibilidad de que
en el Perú se realice el control jurisdiccional del indulto concedido “por razones
humanitarias”, de manera que un órgano jurisdiccional pueda verificar la propor-
cionalidad entre una medida otorgada por el Ejecutivo para resguardar el derecho
a la vida e integridad de una persona condenada penalmente por graves violaciones
a los derechos humanos y el derecho de acceso a la justicia de las víctimas y sus
familiares. Además de realizar la referida ponderación (supra Considerandos 52 y 53
a 57), un control jurisdiccional de dicho indulto deberá permitir la comprobación
rigurosa, estricta y objetiva de la concurrencia de los aspectos fácticos y requisitos
jurídicos exigidos por la normativa peruana respecto a las “razones humanitarias”
del indulto.
una liberación anticipada sobre las víctimas y sus familias”, y v) “[l]as circunstancias individuales
del condenado, incluido el deterioro de su estado de salud física o mental o su edad avanzada”. Cfr.
Regla 223 de las Reglas de Procedimiento y Prueba de la Corte Penal Internacional, disponible en:
https://www.icc-cpi.int/resource-library/Documents/RulesProcedureEvidenceSpa.pdf. Asimismo,
en los casos de los Tribunales Penales para la ex Yugoslavia y Ruanda (supra Considerando 40),
sus respectivas reglas de procedimiento establecen que “al determinar si el perdón o conmutación
es apropiada, el Presidente de dicha Corte deberá tomar en cuenta, entre otros, la gravedad del
crimen o crímenes por los cuales el prisionero fue condenado, el tratamiento de prisioneros en
situaciones similares, su demostración de rehabilitación, así como cualquier cooperación sustancial
del prisionero con el Fiscal”. Cfr. Regla 125 de las Reglas de Procedimiento y evidencia para el
Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, disponible en: http://www.icty.org/en/
documents/rules-procedure-evidence; Regla 126 de las Reglas de Procedimiento y evidencia para el
Tribunal Penal Internacional para Ruanda, disponible en: http://unictr.unmict.org/en/documents/
rules-procedure-and-evidence. Por ejemplo, en el caso de Biljana Plavšić, conocido por el Tribunal
Penal para la ex Yugoslavia, el Presidente le otorgó “liberación anticipada” tras considerar que la
condenada había cumplido dos terceras partes de su sentencia, había cooperado con la Fiscalía
mediante testimonios y entrevistas para la investigación de otros casos y había demostrado
“evidencia sustancial de rehabilitación”. Para este último consideró que la misma: i) había “aceptado
su responsabilidad por sus crímenes desde etapas tempranas del procedimiento”; ii) expresó ante
el Tribunal “su remordimiento de manera completa e incondicional”; y iii) en el reporte del centro
de detención se indicó que “exhibió buen comportamiento durante su encarcelación”. Cfr. Decision
of the President on the application for pardon or commutation of sentence of Mrs. Biljana Plavšić, 14
de septiembre de 2009, párrs. 8 a 12. Disponible en: http://www.icty.org/x/cases/plavsic/presdec/
en/090914.pdf.
397
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
398
Biografía
126 Cfr. Sentencia del Tribunal Constitucional de 25 de enero de 2011, supra nota 123, párrs. 18 y 20.
127 Entre los imputados en dicho expediente relativo al caso La Cantuta no se encuentra el ex Presidente
Fujimori, en tanto este último ya había sido condenado por dichos hechos (supra Considerando
20).
128 Cfr. Resolución de la Sala Penal Nacional de 9 de febrero de 2018, emitida en el expediente No.
00649-2011-0-5001-JR-PE-03 (anexo al informe estatal de 20 de febrero de 2018) y escritos de
observaciones de la Comisión Interamericana y los representantes de las víctimas de 28 de febrero
de 2018.
129 Cfr. Escrito presentado en calidad de amicus curiae por Amnistía Internacional de 1 de febrero
de 2018. Asimismo, en el apartado 6.3.1. de la decisión emitida en el caso Pativilca, la cual fue
aportada por el Estado (infra Considerando 61), se hace referencia a esta sentencia del Tribunal
Constitucional de 11 de noviembre de 2011, emitida en el expediente No. 0012-2010-PI/TC.
Esta Corte tuvo acceso a la referida Sentencia a través de su publicación en la página web oficial del
Tribunal Constitucional: https://tc.gob.pe/jurisprudencia/2011/00012-2010-AI.pdf.
130 En el fundamento 47 de la sentencia el Tribunal Constitucional afirmó lo siguiente:
47. ¿Son solo los crímenes de lesa humanidad los que resultan, desde la perspectiva abstracta,
no indultables o conmutables? El legislador no lo considera así, pues por vía del artículo
2° de la Ley N.° 28704, ha considerado que estas instituciones no son aplicables a
399
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
Tribunal Constitucional (entre estas, el indulto) son las que están estipuladas en la
Constitución Política peruana, que no diferencia entre tipos de indulto (común y
“por razones humanitarias”) (supra Considerando 25). Por ello, pareciera ser que lo
indicado en dicha sentencia, respecto al carácter no indultable de los crímenes de
lesa humanidad, se refiere a ambos tipos de indulto. Sin embargo, el Estado afirmó
que dicha sentencia interna no es relevante para el presente asunto por no referirse
específicamente al “indulto por razones humanitarias”131, y los representantes de
las víctimas omitieron cualquier tipo de explicación al respecto.
64. Ante la situación comprobada de que la jurisdicción constitucional podría realizar
un control del “indulto por razones humanitarias” otorgado a Alberto Fujimori,
en ejercicio de sus facultades de supervisión (supra Considerando 33), esta Corte
considera conveniente que los órganos jurisdiccionales peruanos competentes
puedan pronunciarse al respecto, para efectuar un análisis que tome en cuenta los
estándares expuestos en la presente Resolución (supra Considerandos 45 a 58) y
los serios cuestionamientos relativos al cumplimiento de los requisitos jurídicos
estipulados en el derecho peruano (supra Considerando 58 e infra Considerando
69). De ser necesario, este Tribunal podrá realizar un pronunciamiento posterior
sobre si lo actuado a nivel interno es acorde o no a lo ordenado en la Sentencia
o constituye un obstáculo para el cumplimiento de la obligación de investigar,
juzgar y, de ser el caso, sancionar en los dos referidos casos por no adecuarse a los
estándares indicados e impedir indebidamente la ejecución de la sanción fijada por
sentencia penal.
65. La Corte recuerda que todas las autoridades de un Estado Parte en la Convención
Americana, entre ellos los jueces y órganos vinculados a la administración de justicia,
tienen la obligación de ejercer un “control de convencionalidad”, evidentemente
en el marco de sus respectivas competencias y de las regulaciones procesales corres-
pondientes, de forma tal que la interpretación y aplicación del derecho nacional sea
consistente con las obligaciones internacionales del Estado en materia de derechos
humanos132. En esta tarea deben tener en cuenta no solamente la Convención Ame-
ricana y demás instrumentos interamericanos, sino también la interpretación que
de estos ha hecho la Corte Interamericana133. Asimismo, este Tribunal ha indicado
400
Biografía
134 Caso Gelman Vs. Uruguay. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia. Resolución de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos de 20 de marzo de 2013, Considerando 73.
135 Al respecto, el Estado indicó que el recurso de amparo “forma parte de la denominada tutela de
urgencia” y siendo que en el presente caso “se deben ponderar derechos y valores de la mayor
relevancia, como los derechos de las víctimas a la verdad y a la justicia frente al derecho del
condenado –hoy indultado- a la dignidad, salud y la vida[, …] la justicia deberá pronunciarse de
manera especialmente oportuna”. También resaltó que el tiempo promedio de duración de los casos
Jalilie y Crousillat ante el Tribunal Constitucional peruano (supra Considerando 60) es un “plazo
más que razonable para cualquier estándar de la justicia latinoamericana”. Cfr. Informe estatal de
28 de febrero de 2018.
136 Cfr. Audiencia pública de 2 de febrero de 2018.
401
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
137 Al respecto los representantes manifestaron en reiteradas ocasiones que el procedimiento para
conceder el indulto por razones humanitarias estuvo “plagado de irregularidades”. Cfr. Escritos
de observaciones de los representantes de las víctimas de 26 de diciembre de 2017 y 2 y 14 de
febrero de 2018. Por su parte, el Estado indicó que “no corresponde a la Corte discutir el trámite
procedimental del indulto humanitario, los supuestos vicios del mismo y la fiabilidad del informe
médico, en tanto ello no fue objeto de la convocatoria de audiencia”. No obstante ello, el Estado
presentó argumentos respecto a que el trámite en cuestión se apegó a la normativa peruana interna.
Cfr. Informes estatales de 2, 14 y 28 de febrero de 2018.
138 Respecto de la afirmación de los representantes de las víctimas relativa a que el “médico oncólogo de
cabeza y cuello Juan Postigo Díaz”, era el médico “personal” de Alberto Fujimori, el Estado rechazó
que el mismo fuese el “médico de cabecera” de Alberto Fujimori, sino que “es el cirujano que lo
operó del cáncer a la lengua en el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas […] años atrás,
[en donde] también fue atendido por otros [cuatro] oncólogos de cabeza y cuello”. Señaló que el
referido médico “integró la Junta Médica Penitenciaria no en calidad de médico del solicitante, sino
en cumplimiento del procedimiento establecido” y que, además, éste fue “designado por el Director
General de la Dirección de Redes Integradas de Salud”, siendo por tanto falso que dicho médico
hubiese participado a solicitud del ex Presidente Fujimori. Adicionalmente el Estado afirmó que
los representantes “tampoco han podido explicar de qué manera la actuación de la Junta Médica
no habría cumplido sus funciones conforme a [l]ey por la participación del Dr. Postigo [… ni
cómo] su presencia habría sido determinante para que la [Junta Médica] arribe a determinadas
conclusiones supuestamente [no objetivas] con motivo de la relación médico-paciente que existió
años atrás entre Postigo y Fujimori”. Finalmente, refirió que “[e]l diagnóstico oncológico […] es
decir, el cáncer de lengua no es el diagnóstico de mayor gravedad que ha determinado la Junta
Médica[, … sino que éste consiste en las] enfermedades cardiacas”. Cfr. Audiencia pública de 2 de
febrero de 2018; escritos de observaciones de los representantes de las víctimas de 26 de diciembre
de 2017 y 2 y 14 de febrero de 2018, así como informes estatales de 19 de enero, 2, 9, 14 y 28 de
febrero de 2018.
402
Biografía
razón la “comisión que evaluaba los indultos en [el 2013] rechazó su participación”,
en ese momento, en conformar una Junta Médica que evaluara a Alberto Fujimori,
ya que el mismo no iba a tener la “imparcialidad y objetividad” requerida139;
b) existen diferencias sustanciales entre el acta de la Junta Médica Penitenciaria del 17 de
diciembre de 2017140 y una segunda acta denominada “acta ampliatoria”141 suscrita dos
403
Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
el cual agrava negativamente para el control de la enfermedad neoplásica”. Cfr. Acta ampliatoria
de la Junta Médica Penitenciaria de 19 de diciembre de 2017 (anexo al informe estatal de 19 de
enero de 2018).
142 Al respecto, los representantes de las víctimas señalaron que “[e]n sólo dos días los médicos
de la Junta Médica cambiaron sustancialmente de opinión sobre las recomendaciones […],
aparentemente agrava[n]do el estado de salud del interno y recomenda[n]do el indulto”. Cfr. Escrito
de observaciones de los representantes de las víctimas de 14 de febrero de 2018. Por su parte, el
Estado rechazó que existiese un cambio sustancial entre ambas actas, sino que las distinciones “son
meramente formales” pues la “acta ampliatoria” se “sujeta al formato establecido por el Ministerio
de Salud”. Además, resaltó que las modificaciones formales de la referida segunda acta “no alteran
los diagnósticos médicos”, pues “[l]a recomendación del indulto […] se sustenta en la enfermedad
de mayor gravedad, señalada de manera coincidente en ambas Actas, es decir, la fibrilación auricular
paroxística”. Cfr. Informes estatales de 19 de enero, 14 y 28 de febrero de 2018.
143 Cfr. Oficio N°058-2017-INPE/18-239-SALUD de 18 de diciembre de 2017 mediante la cual el
Director del Establecimiento Penal Barbadillo hace llegar a la Comisión de Gracias Presidenciales
del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos el expediente con la documentación respectiva de
la solicitud de indulto del interno Alberto Fujimori y Hoja de trámite de entrada No. 76671-2017
del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de 18 de diciembre de 2017 (anexos al informe
estatal de 19 de enero de 2018).
144 Cfr. Informe No. 177 de la Defensoría del Pueblo titulado “Indulto y derecho de gracia otorgados
al expresidente Alberto Fujimori: evaluación normativa y jurisprudencial” (anexo al informe estatal
de 2 de febrero de 2018), y Sentencia del Tribunal Constitucional de 11 de noviembre de 2011,
emitida en el expediente No. 0012-2010-PI/TC (anexo al informe estatal de 2 de febrero de 2018).
145 El Estado afirmó en reiteradas ocasiones que la “principal” enfermedad es la “fibrilación auricular
paroxística”, la cual está “asociada a un cuadro de hipertensión arterial”, lo cual le produce
“insuficiencia mitral” y “complicaciones”. Respecto a la “enfermedad cancerígena”, el Estado
afirmó que era la “segunda enfermedad de mayor gravedad”, pero posteriormente señaló que
ocupaba el “sexto lugar” de las “diez enfermedades” que padece Alberto Fujimori. La Corte nota
que esta última condición fue la única de la que se dijo, en el acta ampliatoria de la Junta Médica
Penitenciaria, que fuese consecuencia del estado de reclusión de Alberto Fujimori (supra nota
141), aun cuando no constan de los documentos aportados al expediente que sustentó el indulto
por razones humanitarias que, con posterioridad al 2012, Alberto Fujimori hubiese tenido salida
alguna para tratarse una recurrencia del cáncer. De conformidad con el informe médico de 22 de
404
Biografía
diciembre de 2017, correspondiente a Alberto Fujimori, firmado por el Director Ejecutivo del
Departamento de Cirugía en Cabeza y Cuello del Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas,
“[s]u último ingreso al [referido Instituto] fue el 14 de febrero de 2012”. Cfr. Dicho informe se
encuentra anexo al informe estatal de 19 de enero de 2018.
146 Los representantes afirmaron en la audiencia pública que son “de público conocimiento […]
las condiciones magníficas que tenía Alberto Fujimori en el [E]stablecimiento [Penitenciario]
Barbadillo; no solamente por la extensión de cerca de 400 metros cuadrados de una celda, sino por
las visitas ilimitadas y en todo horario […]; por la capacidad de tener talleres de pintura, jardín y
labores agrícolas; enfermería 24 horas al día; seguro médico particular para asistir a la clínica de su
elección; la posibilidad de realizar inclusive reuniones políticas en el penal y hasta […] realizar el
matrimonio de su hija en ese centro penal. Por lo tanto las condiciones carcelarias han sido bastante
buenas, sin igual a ningún preso del Perú y probablemente de América Latina”. Cfr. Audiencia
Pública de 2 de febrero de 2018 y escrito de observaciones de los representantes de las víctimas de
2 y 14 de febrero de 2018. Incluso debe señalarse que en el “Informe de Condiciones Carcelarias”
que consta en el expediente que sustenta el indulto por razones humanitarias, el Director del
Establecimiento Penitenciario Barbadillo certificó que Alberto Fujimori “cuenta con los siguientes
ambientes: Sala de Visitas, comedor, dormitorio, un tópico y un espacio de áreas verdes en donde
el interno puede realizar determinad[o]s ejercicios como caminatas, etc.; sin embargo, cabe recalcar
que […] las condiciones del Establecimiento Penitenciario adolecen de los servicios necesarios
de atención médica”. Cfr. Informe de Condiciones Carcelarias, suscrito por el Director del
Establecimiento Penitenciario Barbadillo, de 12 de diciembre de 2017 (anexo al informe estatal de
19 de enero de 2018). Al respecto, el Estado afirmó que la descripción de las condiciones carcelarias
realizada por los representantes de las víctimas no tiene relación directa con la determinación del
“indulto por razones humanitarias”, sino que la información que se debe analizar es que “[e]n el
establecimiento penal [Barbadillo] no hay atención médica permanente, sólo atención a cargo de
una enfermería” y que “las dolencias del interno obligan a evacuarlo a un centro que cuente con las
condiciones para la prestación de salud que tengan la capacidad de poder afrontar su problemática”.
Cfr. Informes estatales de 2 y 28 de febrero de 2018.
147 Adicionalmente, de conformidad con la documentación del expediente relativo al “indulto por
razones humanitarias”, se puede observar que cuando Alberto Fujimori presentó algún problema de
salud, el mismo tuvo acceso a medicamentos así como traslados para citas médicas, intervenciones
quirúrgicas y atención de emergencia. Por ejemplo, en el Informe de la Comisión de Gracias
Presidenciales, se observa que en agosto de 2017, cuando Alberto Fujimori “presentó sensación de
ahogo y palpitaciones precordiales”, se le “coloc[ó el] pulsioxímetro, evidenciándose taquicardia,
[… por lo cual fue] medicado, notando mejoría parcial [y] siendo luego trasladado a emergencia[s]
de la Clínica Centenario Peruano Japonesa”. Cfr. “Informe del Expediente Nº 235-2017-JUS/
CGP” de la Comisión de Gracias Presidenciales de 24 de diciembre de 2017 (anexo al informe
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Luis Castillo Córdova
Cuestiones constitucionales políticas
estatal de 19 de enero de 2018). A su vez, el Estado señaló que “[e]s de dominio público […] qu[e]
el entonces condenad[o] Fujimori tuvo que ser evacuado en repetidas oportunidades a un centro
médico especializado para recibir atención médica especializada”, sin señalar que en su momento
se presentaron obstáculos para las referidas salidas. Cfr. Informe estatal de 28 de febrero de 2018.
148 Cfr. Informes estatales de 2 y 14 de febrero de 2018.
149 Adicionalmente, en la presentación que los representantes aportaron para la audiencia pública,
afirmaron que la distancia entre el Establecimiento Penitenciario Barbadillo y la Clínica Centenario
es de 20.7 kilómetros, teniendo una duración de “53 minutos sin tráfico”, mientras que la distancia
entre la “[r]esidencial actual” del ex Presidente Fujimori y la referida Clínica Centenario es de 20.5
kilómetros, teniendo una duración de “52 minutos sin tráfico”. El Estado no controvirtió dicha
afirmación ni tampoco señaló si ello obedece a que Alberto Fujimori en adelante dejará de ser
atendido en la Clínica Centenario Japonesa Americana y será atendido en otro centro médico. Cfr.
Presentación de los representantes de las víctimas en la audiencia pública de 2 de febrero de 2018
(anexo al escrito de 1 de febrero de 2018).
150 Cfr. Sentencia del Tribunal Constitucional de 11 de noviembre de 2011, emitida en el expediente
No. 0012-2010-PI/TC, fundamento 45. Ver también Informe No. 177 de la Defensoría del Pueblo
titulado “Indulto y derecho de gracia otorgados al expresidente Alberto Fujimori: evaluación
normativa y jurisprudencial” (anexo al informe estatal de 2 de febrero de 2018).
151 Cfr. Escrito de observaciones de los representantes de las víctimas de 2 de febrero de 2018. Al
respecto, los representantes de las víctimas afirmaron que existió un “pacto político clandestino”
entre el entonces Presidente de la República, Pedro Pablo Kuczynski, y determinados representantes
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Biografía
fue votada el 21 de diciembre de ese mismo año sin alcanzar la mayoría requerida
para su aprobación152. Tres días después, el entonces Presidente emitió la Resolución
Suprema que concedió el indulto y el derecho de gracia a Alberto Fujimori (supra
Considerando 23). Posteriormente, en marzo de 2018, se presentó ante el Congre-
so de la República una segunda moción de vacancia contra el entonces Presidente
Kuczynski. Días previos a la votación de la referida segunda moción, un congresista
“presentó videos que fueron difundidos a través de los medios de comunicación, los
cuales contienen reuniones sostenidas por congresistas de la República, entre ellos [el
congresista que presentó los videos], Kenji Fujimori y otros, en los cuales sostienen
conversaciones sobre la votación del [… referido] congresista para la segunda moción
de vacancia”153. Según informó el Estado, a raíz de los referidos videos se presentó
una denuncia ante la Fiscalía de la Nación, ya que, según indica la referida denuncia,
los mismos “presumiblemente evidenciarían un intento de compra de votos, con la
finalidad de evitar la vacancia presidencial”154 (infra Considerando 70). El 28 de marzo
de 2018 la Fiscalía de la Nación “inici[ó] una investigación preliminar” contra tres
Congresistas y un Ministro de Estado155.
del Congreso, así como uno de los hijos del ex Presidente Fujimori. Por ejemplo, aportaron una
nota de prensa relativa a declaraciones brindadas por el referido ex Presidente Kuczynski respecto
de conversaciones sostenidas con Kenji Fujimori, congresista e hijo de Alberto Fujimori, e
indicaron que la desestimación de la moción de vacancia presidencial se debió a la “abstención de
10 congresistas de Fuerza Popular (el partido fujimorista) […] y [t]res días después el [entonces]
Presidente concedió el indulto”. Asimismo, aportaron prueba relativa a que durante el 20 de
diciembre de 2017 –el día previo a la votación de la moción de vacancia presidencial contra el
[entonces] Presidente de la República-, Alberto Fujimori recibió la visita de cinco congresistas
del Perú en el Establecimiento Penitenciario Barbadillo. A su vez, de conformidad con la prueba
aportada por el Estado, estas cinco personas se abstuvieron de votar la referida moción de vacancia
presidencial. Cfr. Copia de las bitácoras de visitas a Alberto Fujimori realizadas del 20 al 21 de
diciembre de 2017 en el Establecimiento Penitenciario Barbadillo (anexo al escrito de observaciones
de los representantes de las víctimas de 2 de febrero de 2018). El Estado rechazó los referidos
argumentos de los representantes e indicó que no existía una estrategia política por parte de un
grupo parlamentario para afectar la autoridad presidencial. Señaló que la agrupación política que
presentó el pedido de vacancia presidencial no fue fujimorista y que el mismo fue desestimado por
la abstención de 21 congresistas (de los cuales solamente 10 pertenecían al grupo parlamentario
Fuerza Popular), los votos en contra de 19 congresistas y el retiro de otros 10 diputados antes de
la votación. Cfr. Moción de orden del día No. 4710 de 14 de diciembre de 2017 del Congreso
de la República del Perú y “Listado de Personas que votaron en contra y se abstuvieron” (anexos
al informe estatal de 25 de enero de 2018), audiencia pública de 2 de febrero de 2018 e informe
estatal de 14 de febrero de 2018.
152 Cfr. Informe estatal de 25 de enero de 2018 y escrito de observaciones de los representantes de las
víctimas de 2 de febrero de 2018.
153 Cfr. Informe estatal de 4 de mayo de 2018.
154 Cfr. Disposición No. 03 “Apertura de Investigación Preliminar” de 28 de marzo de 2018, suscrita
por el Fiscal de la Nación (anexo al informe estatal de 4 de mayo de 2018).
155 Supra nota 154.
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Cuestiones constitucionales políticas
70. Respecto a los dos videos remitidos por los representantes de las víctimas en abril de 2018
en calidad de “medios probatorios sobrevinientes” (supra Visto 16 y Considerando 16),
con el objetivo de demostrar que el indulto otorgado al ex Presidente Fujimori “no estuvo
basado en ninguna razón humanitaria, sino que tenía como base una negociación política
para evitar la vacancia del [entonces] Presidente Kuczynski”, el Estado solicitó a la Corte
no admitirlos como medios probatorios (supra Considerando 12). El Perú argumentó
fundamentalmente que los mismos son parte de una investigación que se encuentra reali-
zando la Fiscalía de la Nación por “presunta comisión de delitos contra la administración
pública y otros” (supra Considerando 69.f), por lo que “la jurisdicción internacional no
puede admitir, actuar y valorar un medio de prueba en tanto está siendo materia de control
probatorio en sede interna […] para determinar su autenticidad y fiabilidad”. Al respecto,
este Tribunal considera que no resulta necesario pronunciarse sobre la referida solicitud del
Estado, en virtud del razonamiento de fondo realizado en la presente Resolución, en la cual
este Tribunal no se está pronunciando sobre los cuestionamientos relativos al cumplimiento
o no de los requisitos jurídicos para el otorgamiento del indulto a Alberto Fujimori (supra
Considerando 64).
71. El Tribunal requiere a las partes que, dentro del plazo dispuesto en el punto
resolutivo 4 de la presenta Resolución, informen sobre los avances por parte de
la jurisdicción constitucional para realizar un control del “indulto por razones
humanitarias” concedido a Alberto Fujimori.
POR TANTO
LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS
en el ejercicio de sus atribuciones de supervisión del cumplimiento de sus decisiones, de
conformidad con los artículos 33, 62.1, 62.3, 65, 67 y 68.1 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, 24, 25 y 30 del Estatuto, y 31.2 y 69 de su Reglamento,
RESUELVE:
1. Declarar que el Estado no ha dado cumplimiento total a la obligación de investigar,
juzgar y, de ser el caso, sancionar las graves violaciones a los derechos humanos
determinadas en las Sentencias emitidas por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos en los casos Barrios Altos y La Cantuta (puntos resolutivos quinto y
noveno de las respectivas Sentencias), de conformidad con los Considerandos 18
a 71 de la presente Resolución.
2. Mantener abierto el procedimiento de supervisión de cumplimiento de las siguientes
medidas de reparación del caso Barrios Altos:
a) el deber de investigar los hechos para determinar las personas responsables de las
violaciones de los derechos humanos a los que se hizo referencia en la Sentencia de
fondo, así como divulgar públicamente los resultados de dicha investigación y la
sanción de los responsables (punto resolutivo quinto de la Sentencia de fondo de 14 de
marzo de 2001);
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Cuestiones constitucionales políticas
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Publicado: Noviembre 2018
Este libro se terminó de imprimir
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