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9.2. El Bienio reformista (abril 1931- noviembre 1933).

Reformas estructurales y
realizaciones sociales, culturales y territoriales. Reacciones desde los diversos
posicionamientos.
El Bienio reformista o transformador (abril 1931-noviembre 1933) constituye la primera
etapa de la Segunda República Española, en la cual se profundizaron y radicalizaron las
reformas realizadas con el propósito de modernizar el país. Alcalá Zamora ejercía de
presidente de la República (diciembre 1931-abril 1936) y Azaña ocupaba la presidencia del
Gobierno (octubre 1931-septiembre 1933).
A lo largo de este periodo se realizaron multitud de reformas.
La reforma agraria tenía como objetivos entregar tierras al campesinado, eliminar el poder
económico de los grandes terratenientes, incrementar la producción y mejorar niveles de
vida. Se expropiaron las tierras a la Grandeza de España sin indemnización, cuyas tierras
se destinaron al campesinado. Sin embargo, este proceso fue muy lento (Instituto de
Reforma Agraria, IRA), provocando el descontento de los campesinos y los terratenientes.
Las reformas laborales promovidas por Largo Caballero regularon las relaciones laborales.
Se aprobó la Ley de Contratos de Trabajo que priorizaba contratos colectivos en las
empresas y ramas industriales para establecer condiciones de trabajo. También, la Ley de
Jurados Mixtos que creaban jurados mixtos los cuales vigilaban el cumplimiento de la ley
anterior.
La reforma militar fue clave para reforzar la autoridad del Estado republicano frente al
ejército y fueron alentadas por el propio Azaña. Entre las medidas destacan: la supresión de
la Ley de Jurisdicciones, la reducción de gastos de defensa y exigir formación para
ascensos.
La reforma educativa estuvo influenciada por la Institución de Libre Enseñanza y Fernando
de los Ríos, que quería crear un sistema educativo unificado, público, laico y gratuito. Para
ello se prohibió la enseñanza de religión, se cerraron colegios religiosos y se abrieron
nuevas escuelas con dotación de becas.
La reforma religiosa para separar Estado e Iglesia. Sin embargo, se mantuvo la subvención
del clero y los centros religiosos. Entre las medidas destacan: la Ley de Congregaciones
religiosas,la disolución de la Compañía de Jesús y la limitación de bienes por parte de la
Iglesia.
En Cataluña, aceptaron unirse al gobierno y la Constitución, a cambio de obtener un
gobierno autonómico. Además, presentaron un proyecto de Estatuto de Autonomía
(Estatuto Nuria), que las Cortes aprobaron en septiembre de 1932. Posteriormente, se
celebran las primeras elecciones a Parlamento autónomo de Cataluña, ganando Esquerra
Republicana con Francesc Maciá.
En el País Vasco, su estatuto fue bloqueado en las Cortes durante el Bienio Cedista,
provocando el acercamiento del PNV a la izquierda republicana y al PSOE. Durante la
Guerra Civil, el PNV se mantuvo fiel a la República y el Estatuto fue aprobado en octubre de
1936.
A la izquierda del gobierno republicano se situaban la CNT, la FAI y los comunistas. Las
masas trabajadoras impulsadas por su descontento por el resultado de las reformas
aplicadas acometieron numerosas huelgas y enfrentamientos callejeros, como ocurrió en
1933 en Casas Viejas. El cual fue un movimiento anarquista que asaltó el cuartel de la
Guardia Civil, en donde un grupo se hizo fuerte en una choza, contra los cuales se llevó a
cabo una fuerte represión, incendiándose la choza y fusilando a muchos de ellos. Este
hecho provocó la impopularidad de la República entre los trabajadores.
La derecha no republicana provocó varias insurrecciones militares y formaron diversos
grupos políticos. Como la conspiración en abril de 1931, promovida por
oficiales nostálgicos de la Dictadura de Primo de Rivera y descontentos
con las reformas del gobierno. Sanjurjo, encabezó el golpe de Estado el 10 de agosto de
1932 que fue exitoso únicamente en Sevilla. Debido a su fracaso los republicanos hicieron
caso omiso a la peligrosidad de esta conspiración.
Además, se crearon nuevas formaciones políticas que se propusieron acceder al poder
desde otros medios como. Los carlistas y tradicionalistas cuyos grupos existentes se
unieron formando la Comunión tradicionalista (1932). Los Monárquicos Alfonsinos formaron
la Renovación Española (1933), fundada por Antonio Goicochea. Los fascistas constaban
de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista fundadas por Ramiro Ledesma y Onésimo
Redondo y la Falange Española fundada por José Antonio Primo de Rivera, que se unieron
para formar FE de las JONS (1934). La Derecha Corporativa católica formaba la Acción
Popular (1932) liderada por José María Gil Robles que posteriormente se convertiría en una
coalición más amplia, La Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA,1933).
Finalmente, Alcalá Zamora tuvo que disolver las Cortes y convocar elecciones el 19 de
noviembre en las cuales triunfa la CEDA y el Partido Radical.

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