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CIRUGÍA

DE MICHANS
Pedro Ferraina - Alejandro Oria

CIRUGÍA
DE MICHANS

ERRNVPHGLFRVRUJ

Editorial El Ateneo
617 Ferratna, Pedro
H'.R Cirugía de Michans / Pedro Fcrraimi y Alejandro Oria
5a. «t., Ja. reimpresión - Buenos Aires: Hl .Ateneo, 2U02.
1077 p.; 28 X 2Ü crr..

LS UN 350-02-0371-5
I. Título II. Oria Alejandro - 1. Cirugía

Publicado per Editorial Hl Arenco


con el título de Patología quirúrgica
en 1960, 1987, 1989 y 1994 (1°, 2', Jl y 4a edición).

r.íte libro está especialmente destinado a los estudian-


tes de America Latina y se publica dentro del Programa
Ampliado de Libros de Texto v Materiales de Instruc-
ción (PAI.TKX) de la Organización Panamericana de la
Salud, r>rganisrri> internación a i constituido por los paí-
ses de las Américas, para la promoción de la salud de
sus habitantes. Se deja constancia cloque este programa
está siendo ejecutado con la cooperación financiera del
Banco inte ['americano de Desarrollo.

Queda hecho el depósito que no establece ninguna ley


Quinta edición, modificada por Editorial 007.
© 2008, NO COMERCIALIZABLE!
Tirada de 1 ejemplar
Versión electrónica única
Provincia de Buenos Aires.
Enero de 2008
PEDRO FERRAÍNA

Profesor Titular de Cirugía.


Jefe de la División Cirugía Gastroenterológica del
Hospital de Clínicas "José de San Martín".
Director de la Carrera de Médicos Especialistas en Cirugía Digestiva,
Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires.

ALEJANDRO ORIA

Profesor Titular de Cirugía.


Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires.
Jefe del Servicio de Cirugía del
Hospital General de Agudos "Cosme Argerich", Buenos Aires.

Colaboradores
E d u a r d o A C A S T K L L O . Docente de la Cátedra de Cirugía gía Esofágica, Departamento de Cirugía, Hospital General de
Torácica. Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires, Agudos "Ignacio Pirovano", Buenos Aires,
Médico del Departamento de Cirugía. Hospital de Niños "'Ricar-
Claudio B A R R E D O . Profesor TiLular de Cirugía, Facultad de
do Gutiérrez". Buenos Aires.
Medicina. Universidad de Buenos Aires, Jefe de Cirugía Gene-
Sergio E, A L E J A N D R E . Profesor Auxiliar de Cirugía, Facultad ral, Hospital General de Agudos "José M. Penma", Buenos Aires,
de Medicina, Universidad de] Salvador. Miembro de la Unidad
F o r t u n a t o B E N A I M . Ex Profesor Regular Adjunto de Cirugía.
Docenle Hospitalaria "Prof. Dr. Luis Gücincs", Facultad de Me-
Profesor Consulto, Universidad del Salvador. Ex Director del Hos-
dicina. Universidad de Buenos Aires.
pital de Quemados, Buenos Aires.
Hugo S. A L U M E . Profesor 'ulular de Cirugía. Facultad de Me-
dicina, Universidad del Salvador. Jefe del Departamento de Ciru- M a r i o L. HENATI. Medico del Departamento de Cirugía. Hos-
pital Italiano, Buenos Aires.
gía. Hospital General de Agudos "Enrique Tormí", Buenos Aires.

J u a n E.ÁLVAREZ R O D R Í G U E Z . Docente Autorizado de Ci- E d g a r d o T. L. B E R N A R D E L L O . Profesor Titular de Cirugía.


rugía. Facultad de Medicina, Universidad de Rueños Aire.s. Jefe Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Jefe del
de Unidad de Cirugía General, Hospital General de Agudos Departamento de Cirugía. I lospilal General de Agudos "Parmcnio
"Cosme Argerich". Buenos Aires. Pinero", Buenos Aires.

Néstor O. A M A T O , Docente Aclseiipto de Cirugía, Facultad de E n r i q u e M. B E V E R A G G J . Ex Profesor Titular de Cirugía, Fa-


Medicina, Universidad de Buenos Aires. Médico de la División cultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Jefe del De-
Cirugía General, a cargo del Sector Coloproctología. Hospital parlamento de Cirugía General, Hospital Italiano. Buenos Aires.
General de Agudos "Cosme Argerich''. Buenos Aires. R i c a r d o B I A N C H L Medico de la División Cirugía, Hospital
O s e a r C. A N D R Í A N I . Docente Adscriplo de Cirugía. Facultad General de Agudos "Cosme Argerich", Buenos Aires,
de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Direcíor Asociado O s e a r L. B I L E N C A . Jefe de la División Cirugía General. Hos-
de la Unidad de Hepatología, Cirugía Hepatobiliar y Trasplante pital General de Agudos "Juan A. Fernández", Buenos Aires.
Hepático. Fundación Favaloro. Buenos Aires.
Luis A. R. B O E R R . Jefe del Departamento de Medicina. Hospi-
Carlos j . A R O Z A M l i N A . Jefe d e Trabajos Prácticos del Depar- tal de Gastrocnterología "Dr. Carlos Bonorino Udaondo", Bue-
tamento de Cirugía, Hospital de Clínicas "José de San Martín". nos Aires.
Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires,
F e r n a n d o A. HONADF.O L A S S A L L E . Subjefe del Departamen-
E d u a r d o lí. A R R I B A L Z A G A . Docente Autorizado de Cirugía to de Cirugía y Jefe del Sector Coloproctología, Hospital Italia-
y Médico de la División Cirugía Torácica. Hospital de Clínicas no, Buenos Aires.
"José de San Martín" Facultad de Medicina, Universidad de
Buenos Aires. Francisco C. B O N O F I G L Í O . Medico del Servicio de Anes-
tesiología y Coordinador de Anestesia en Trasplante Hepático y
M a r í a del C a r m e n B A C Q U E . Médica del P r o g r a m a d e Pulmonar, Hospital Italiano, Buenos Aires.
Trasplantes. Hospital de Clínicas "José de San Martín". Facul-
tad de Medicina. Universidad de Buenos Aires. Directora del Carlos G. del R O S C O . Profesor Adjunto de Medicina Interna,
Í.N.C.U.C.A-I. Hospital de (Tínicas "José de San Martín", Facultad de Medici-
na, Universidad de Buenos Aires.
Adolfo E. B A D A L O J S L Profesor Adjunto de Cirugía, Facultad
de Medicina, Universidad del Salvador. Jefe de la Sección Ciru- Aldo B R A C C O . Profesor adjunto tle Cirugía y Jefe de la Divi-
VIII COLABORADORES

sióti Cirugía \"afiliar. Hospital de Clínicas "José de San Martín", Ga.st.ro en I ero logia. Hospital de Clínicas "José de San Martín",
Facultad de Medicina. Universidad de Buenos Aires, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires.
Eduardu BLMASCHNY. Profesor Adjunto de Cirugía, Facul- Juan A. DE PAULA. Médico del Servicio de Gastruenterolo-
tad de Medicina. Universidad de Buenos Aires, Jefe de Cirugía gía, Hospital Italiano, Buenos Aires. Ex Director del Instituto de
General, Ilo.-pttal Israelita "E/rufi", Buenos Aires. Gastroenterología "Dr, Jorge Pérez Comparte", Buenos Aires.
.Juan C. Ji. CAFASSO. Jefe del Departamento de Cirugía, Hos- Daniel L, DEHONIS. Docente Autorizado de Cirugía. Médico
pital Privado del Sur, Bahía Blanca. de la División Cirugía Oncológica, Hospital de Clínicas "José de
San Martín", Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Ai-
Juan M. CAMPANA. Profesor Adjunto de Cirugía. Facultad de
res.
Medicina. Universidad de Buenos Aires. Jefe de la División Ci-
rugía. Hospiti! General de Agudos "Parmenio Pinero", Buenos Horacio DELLA TORRE. Jefe del Servicio de Cirugía. Hospi-
Aires. lal "Antonio A. Cetrángolo", Vicente López, provincia de Bue-
nos Aires.
Enrique S, CARUSO. Profesor Titular de Cirugía, Facultad de
Medicina, Universidad de Buenos Aires. Jefe del Servicio de Ci- Julio DIEZ. Profesor adjunto de Cirugía y Medico de la Divi-
rugía Torácica. Hospilal Italiano, Buenos Aires, sión Cirugía Gastroentcrológica, Hospital de Clínicas "José de
Carlos A. CASALNUOVO. Jefe de la División Urgencias y San Martín", Facultad de Medicina, Universidad de Buenos
Médico de la División Cirugía Gastroentcrológica, Hospital de Aires.
Clínicas "José de San Martín", Facultad de Medicina, Universi- F^duardo J. DONNELLY. Jefe del Servicio de Coloproctología,
dad de Buenos Aires. Hospital Británico, Buenos Aires.
Demetrio CAVADAS. Médico del Departamento de Cirugía Ge-
Ermencgildo A. ENRICE Profesor Titular de la Cátedra de
neral. Sector Cirugía Gastrocsoíágica, Hospital Italiano, Buenos
Flebulogía y Einíulogía, Universidad Católica Argentina, Bue-
Aires nos Aires. Consultor del Servicio de Flebología y Líníología,
Oreste L. CERASO. Miembro Fundador de la International Hospital Militar Central "Cosme Argericlí', Buenos Aires
Association íor the Study of Pain (1ASP) y de la Asociación Ar-
Hu¡»o ESTEVA. Profesor Asociado de Cirugía Torácica. Jefe de
gentina para el Estudio del Dolor, Capítulo de la ÍASP
la División Cirugía Torácica y Jefe del Equipo de Trasplantes de
Mario R. CHKRJOVSKY. Director de la Escuela de Medicina, pulmón, Hospital de Clínicas "José de San Martín", Facultad de
Facultad de Ciencias Biológicas, Universidad Hebrea Argentina Medicina, Universidad de Buenos Aires,
"Bar lian".
Jorge E. FALCO. Jefe de Trabajos Prácticos de Cirugía y Médi-
Luis CHIAPPETTA PORRAS. Docente Autorizado de Ciru- co de la División Cirugía Oncológica, Hospital de Clínicas "José
gía, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Jefe de de San Martín", Facultad de Medicina, Universidad de Buenos
Unidad de Cirugía, Hospital General de Agudos " C o s m e Aires.
Argcrieh", Buenos Aires.
Alberto R. FERRERES. Docente Adscnpto de Cirugía. Médico
Dardo M. ,T. CHIESA. Profesor Adjunto de! Curso Superior de del Departamento de Cirugía, Hospital de Clínicas "José de San
Cirugía Digestiva, Universidad Católica Argentina, Buenos Ai- Martín", Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Jefe
res. del Servicio de Cirugía, Hospital "Dr, Carlos A. Boccalandro",
provincia de Buenos Aires.
Conrado R. CIMINO. Profesor Adjunto de Cirugía. Facultad de
Medicina. Universidad de Buenos Aires. Jefe de Unidad de Ciru- Guillermo A. FLAHERTY. Docente Adscnpto de Cirugía y
gía, Hospital General de Agudos "Juan A. Fernández", Buenos Subdirector de la especialidad de Cirugía Plástica. Hospital de
Aires. Clínicas "José de San Martín", Facultad de Medicina. Universi-
Jorge L. CORBELLE (h.). Docente Autorizado de Cirugía, Fa- dad de Buenos Aires.
cultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Médico de la B e r n a r d o FRIDER. Jefe de la División Clínica Médica, Hospi-
División Cirugía, Hospital General de Agudos "Carlos G. Du- tal General de Agudos "Cosme Argeríeh", Buenos Aires.
rand". Buenos Aires.
MiguelA. R. GALMES. Docente Adscripto de Cirugía y Jefe de
Daniel E. CORREA, Ex Jefe de Cirugía, Hospital Provincial Trabajos Prácticos de la Carrera de Especialista en Cirugía
"Dr. Castro R en don". Neuquén. Torácica, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires.
E n r i q u e COVIAN. Docente Autorizado de Cirugía, Facultad de Médico del Departamento de Cirugía, Hospital General de Agu-
Medicina. Universidad de Buenos Aires. dos "Carlos G, Durand", Buenos Aires.

H. Pablo CURUTCHET. Profesor Titular de Cirugía y Medico Hugo A. GARCÍA. Docente Adscripto de Cirugía, Facultad de
del Departamento de Cirugía, Hospilal de Clínicas "José de San Medicina. Universidad de Buenos Aires. Médico del Servicio de
Martín", Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Emergencias, Hospital General de Agudos "Carlos G, Durand" y
Hospital Policial "Churruca-Visca", Buenos Aires.
E d u a r d o F. DANGUISK. Docente Aulonzado de Cirugía. Mé-
dico ce la División Cirugía Gastroenlcrológica, Hospital de Clí- Javier L. GARDELLA. Jete de Trabajos Prácticos de Netiro-
nicas "José ele San Martín". Facultad de Medicina, Universidad eirugía, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires.
de Buenos Aires.
Mar iano C T I M E - N E Z . Docente AutorÍ7¿ulo de Cirugía y Medico
Jorge R. DARUICH. Jefe de la Sección Hepalología, División de la División Cirugía Gastrocnterológica, Sección Cirugía
COLABORADORES IX

Percutánea, Hospital de Clínicas "'José de San Martín", Facultad to de Cirugía, Hospital General de Agudos "Juan A. Fernández",
de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires.
Cesar A, G N O C C H I . Jefe de la Unidad de Internación del De- Carlos L O V E S I O . Director del Departamento de Medicina In-
partamento de Medicina, Hospital de Clínicas "José de San tensiva, Sanatorio Parque. Rosario.
Martín", Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires.
Luis F. L O V I S C K K . Profesor Asociado de Cirugía, Facultad de
Miguel A. G O M E Z f . Ex Profesor Titular de Cirugía, Facultad Medicina, Universidad del Salvador. Médico de la Sección Ciru-
de Medicina. Universidad de Buenos Aires. Ex Jefe de la Divi- gía Esofágica, Hospital General de Agudos "Ignacio Pirovano",
sión Cirugía. Hospital General de Agudos "Parmenio Pinero", Buenos Aires.
Buenos Aires.
Jorge M. M E R E L L O L A R D I E S . Médico de la División Ciru-
Osear G O N Z Á L E Z A G U I L A R . Profesor Titular de Cirugía, Fa- gía Gastroenterológica, Sección Cirugía Laparoscópica, Hospi-
cultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Jefe del De- tal de Clínicas "José de San Martín", Facultad de Medicina. Uni-
parlamento de Cirugía, Hospital Municipal de Oncología "María versidad de Buenos Aires.
Curie". Buenos Aires.
N o r b e r t o A. M E Z Z A D R I . Medico de la División Cirugía
Carlos C.ONZALKZ D E L S O L A R . Médico del Servicio de Oncológica, Hospital de Clínicas "José de San Martín", Facultad
Gastroenterología, Hospital Británico, Buenos Aires. de Medicina, Universidad de Buenos Aires.
Luis G R A M Á T I C A . Profesor Titular de Cirugía, Facultad de Vicente M I T I D I K R I . Jefe de Trabajos Prácticos de Anatomía,
Ciencias Médicas, Universidad Nacional de Córdoba. Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires.
Adoll'o G R A Z I A N O . Jefe del Departamento de Cirugía, Hospi- M a n u e l R. M O N T E S I N O S . Docente Autorizado de Cirugía.
tal de Gastroenterología "Dr. Carlos Bonorino Udaondo", Bue- Médico de la División Cirugía Oncológica, Hospital de Clínicas
nos Aires. "José de San Martín", Facultad de Medicina, Universidad de
Jorge A. G U A S C H . Docente Autorizado de Cirugía, Facultad Buenos Aires.
de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Médico de la Escue- E d u a r d o I). N A P O L L Médico del Servicio de Cirugía General,
la Municipal de Cirugía Cardiovascular, Hospital Genera). de- Hospital General de Agudos "Cosme Argerich", Buenos Aires.
Agudos "Cosme Argerich". Buenos Aires.
Ricardo A. NAVARRO. Jefe de la Sección Cirugía Torácica,
Jorge O. G U E R R I S I . Jefe de Ci rugía Plástica y Reparadora, Hos- Departamento de Cirugía, y Jefe del Programa de Trasplante
pital General de Agudos "Cosme Argerich". Buenos Aires. Pulmonar. Hospital Privado. Córdoba.
Luis V. G U T I É R R E Z . Profesor Adjunto de Cirugía, Facultad de
J o r g e L. NAZAR. Jefe de la Sección Cirugía Torácica. Centro
Medicina. Universidad de Buenos Aires. Jefe de Cirugía. Hospi-
de Estudios Médicos c Investigaciones Clínicas (CE.V1IQ, Bue-
lal General de Agudos "José M. Ramos Mcjía", Buenos Aires.
nos Aires. Cirujano Torácico del Instituto de Investigaciones
Néstor H E R N Á N D E Z , Docenie Adscripto de Cirugía, Facultad Médicas "Alfredo Lañan", Buenos Aires.
de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Médico del Servicio
J o r g e A. NE1RA. Encargado Docente de Trauma Hospital Ge-
de Cirugía General y Secretario del Comité de Docencia e Inves-
neral de Agudos "Juan A, Fernández", Buenos Aires.
tigación, Hospital General de Agudos "Cosme Argerich", Bue-
nos Aires. Carlos O C A M P O . Docente Adscripto de Cirugía, Facultad de
Medicina, Universidad de Buenos Aires. Médico del Departamen-
Elias H U R T A D O H O Y O . Profesor Titular de Cirugía. Facultad
to de Cirugía, Hospital General de Agudos "Cosme Argerich",
de Medicina, Universidad de Buenos Aires, Jefe del Departamento
Buenos Aires
de Cirugía, Hospital General de Agudos "Carlos G. Durand",
Buenos Aires. Guillermo O J E A QUINTANA. Vlédico del Departa memo de
Osear C. I M V E N T A R / A . Jefe de Trasplante Hepático. Hospi- Cirugía, Sector Coloproctología. Hospital Italiano, Buenos Ai-
tal de Pediatría "Prof. Dr. Juan P. Garrahan" y Hospital Genera res.
de Agudos "Cosme Argerich", Buenos Aires. Alberto M. PALADINO, Docenie Autorizado de Cirugía, Fa-
Claudio I R Í B A R R E N . Docente Autorizado de Cirugía, Facul- cultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Jefe de Lni-
tad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Medico del Ser- dad de Cirugía, Hospital General de Agudos "Cosme Argerich",
vicio de Cirugía, Hospital Británico, Buenos Aires, Buenos Aires.

Alfredo J. K A M I N K E R . Médico Hematólogo a cargo de la Sec- Carlos M, P A L A D I N O . Docente Autorizado de Cirugía, Facul-
ción Hemoslasia y Trombosis, División Hematología, Hospital tad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Médico de la
de Clínicas "José de San Martín", Facultad de Medicina, Univer- Lindad de Cirugía Vascular, Escuela Municipal de Cirugía
sidad de Buenos Aires. Vascular, Hospital General de Agudos "Cosme Argerich", Bue-
nos Aires.
Ricardo LA M U R A . Medico de la División de Cirugía Vascular
y Subjefe del Programa de Trasplantes, Hospital de Clínicas "José E d u a r d o F. PATARO. Jefe del Servicio de Cirugía, Hospital "Pre-
de San Martín", Facultad de Medicina, Universidad de Buenos sidente Perón", Avellaneda, provincia de Buenos Aires.
Aires.
H e r n á n ,'f. PAVLOVSKY. Académico Emérito de Cirugía. Miem-
R o b e r t o A. L I V I N G S T O N . Docente de Cirugía. Facultad de bro Titular de la Asociación Argentina de Cirugía. Maestro de la
Medicina, Universidad de Buenos Aires. Medico del Departamen- Medicina, 1994.
X COLABORADORES

Santiago G. P E R E R A . Ex Profesor Titular de Cirugía, Facultad E n r i q u e A. S I V O R L Profesor Adjunto de Cirugía, Facultad de


de Medicina. Universidad de Buenos Aires. Medicina, Universidad de Buenos Aires. Jefe de) Servicio de Ci-
rugía, Hospital Italiano. Buenos Aires.
Mario PERMA.N. Jefe del Servicio de Terapia Intensiva, Hospi-
tal Italiano, ríñenos Aires. Jorge A. S I V O R L Profesor Adjunto de Cirugía, Facultad de
Medicina, Universidad de Buenos Aires. Director del Hospital
Guillermo E. P F ü N D . Docente Adscripto de Anatomía y Ciru-
Italiano, Buenos Aires.
gía Vascular v Médico de la División Cirugía Vascular del Depar-
tamento de Cirugía y del Equipo de Trasplante Renal, Hospital Carlos H. S P E C T O R . Profesor Regular Adjunto de Cirugía,
de Clínicas "José de San Martín", Facultad de Medicina. Univer- Facultad de Medic;na. Universidad de Buenos Aires. Jefe de Ci-
sidad de Buenos Aires. rugía Torácica, Instituto de Oncología "Ángel H. Roffo", Buenos
Aires.
J u a n J. P O D E R O S O . Profesor Adjunto de Medicina y Coordi-
nador del Laboratorio de Metabolismo del Oxígeno, Hospital de Néstnr C S P I Z Z A M I G L I O . Especialista en Ciiugía Torácica.
Ciir-.icis "José de San Martín", Facultad de Medicina. Universi- Médico del Departamento de Cirugía. Hospital General de Agu-
dad de Huertos Aires. dos "Carlos G. Durand", Buenos Aires.
Luis G. POI1ESTA. Director de la Unidad de He-patología y Tras- Francisco S U A R E Z A N Z O R E N A . Docente Adscripto de Ciru-
plante Hepático, Fundación Favaloro. Buenos Aires. gía y Médico de la División Cirugía Gastroenterológica, Hospital
Moisés R O S E M B E R G . Jefe de Cirugía, Hospital Nacional de de Clínicas "José de San Martín", Facultad de Medicina, Univer-
Rehabilitación Respiratoria "María Ferrer", Buenos Aires. sidad de Buenos Aires.

E d u a r d o N. SAAD. ProfesorTitulni de Cirugía, Facultad de Me- M a r g a r i t a I. T E L E N T A . Jefa del Servicio de Anatomía Patoló-
dicina. Universidad de Buenos Aires. Profesor Titular de Ciru- gica, Hospital Italiano, Buenos Aires,
¿ÍEL Facultad de Medicina. Universidad del Salvador. Jefe del Ser-
Jorge C. 'VRAINIM. Jefe de Cirugía Cardiovascular y Director
vicio de Cirugía General y Torácica, Hospital Francés, Buenos
de la Unidad Docente Hospital "Presidente Perón". Avellaneda
Aires
Subjefe de Cirugía Cardiovascular, Hospital Privado Antártida,
Carlos T. S A M P E R E . Profesor Adjunto de Cirugía, Facultad de Buenos Aires.
Medicina. Universidad de Buenos Aires. Director de la Escuela
Carlos A. VACCAR.O. Médico del Departamento de Cirugía.
Municipal de Cirugía Cardiovascular, Hospital "Cosme Argench",
Sección Coloproctologfa, Hospital Italiano, Buenos Aires.
Buenos Aires
Osear VARAONA, Jefe del Servicio de Ortopedia y Trauma-
Carlos F. S A N C I N E T O . Docente Adscripto de Ortopedia y
tología, Hospital "l-rof. Dr. Mariano Castex", San Martín, pro-
Traumatología, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos
vincia de Buenos Aires.
Aires. Médico del Servicio de Ortopedia y Traumatología, Hos-
pital Italiano, Buenos Aires. Bartolomé VASSALLO. Cirujano torácico y Jefe, de Trasplante
Héctor S A N T A N G E L O . Profesor Consulto de Cirugía, Univer- Pulmonar. Hospital Italiano, Buenos Aires.
sidad de Buenos Aires. Consultor de Cirugía. Hospital Naval, R a m ó n A. VIVAS. Jefe del Servicio de Cirugía Torácica, Hospi-
Buenos Aires. tales del Milagro. Arenales y San Bernardo, Salta.
Edttardo de S A N T I B A Ñ E S . Profesor Adjunto de Cirugía, Fa-
Patricio ZAEFFERE1R. Médico de la División Cirugía Vascular.
cilitad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Jefe del Equi-
Hospital de Clínicas "José de San Martín", Facultad de Medici-
rc de Trasplante Hepático, Hospital Italiano, Buenos Aires.
na, Universidad de Buenos Aires. Cirujano Vascular, Centro de
Rubén SJANO Q U I R O S . Ex Profesor Titular de Cirugía, Facul- Educación Médica e Investigaciones Clínicas (CEMIC), Buenos
:r..i de Medicina, Universidad de Buenos Aires Aires.

Roberto SIMKTN. Docenle Autorizado de Cirugía, Facultad de Hugo Z A N D A L A Z I N I . Médico de la División Cirugía, Hospi-
.'-_-ir.... Universidad de Buenos Aires. tal General de Agudos "Cosme Argerich", Buenos Aires.
En 1960, Juan Ramón Michans —Pro fe sor Ti tu lar de la Universidad de Buenos Aires,
Jefe de Cirugía, Miembro de Número de la Academia Nacional de Medicina y Presidente
de la Academ ia Argentina de Cirugía y de la Asoci ación Argentina de Cirugía— cul mina-
ba con su tratado de Patología Quirúrgica, uno de los grandes anhelos de su vida. Había
conseguido reunir a destacados cirujanos y patólogos argentinos, que, según decía en su
prefacio, "son para el estudiante los maestros de hoy y los mentores de mañana".
lisa primera edición, diagramada al estilo de los clásicos tratados europeos, fue libro
de texto en el pregrado de numerosas universidades de habla hispana y órgano de consulta
para los jóvenes egresados.
En la década del 601a cirugía general había tenido tantos cambios que Juan R, Michans,
ya retirado de la actividad hospitalaria, decidió rehacer la obra. Me convocó entonces a su
casa de la calle Paraná. En la biblioteca, donde pasara largas horas compaginando los
manuscritos, rodeado por el cariño de Graciela Rocatagliata de Michans y de sus hijas, se
empeñó en esa tarea Su hi ja Gcorgina lo ayudó entonces con el mismo entusiasmo con el
que ahora cooperó en la preparación de esta edición.
Cuando redactamos el que en ese momento era el nuevo capítulo de enfermedad ulcerosa
gastroduodenal. se descartaron muchos conocimientos aceptados durante más de 50 años.
introduciendo conceptos actualizados de fisiopatología. Parecía que no iba a haber cam-
bios cercanos, pero, como se comprobará en la Sección VI de esta edición, parte de lo que
era moderno ya ha sido también desechado o reemplazado.
La segunda y la tercera edición tuvieron el mismo éxito. Michans y la Editorial "El
Ateneo" nuevamente habían cumplido sus anhelos. Después, con la muerte de su compa-
ñera de 40 años y la de su hija Mercedes, en plena juventud, se fue apagando la vida del
maestro. Tuve la tristeza, en julio de 1984, de acompañarlo en sus últimas horas. Murió
serenamente, dejando entre los cirujanos argentinos un "espíritu guía"' para que sus es-
fuerzos al gestar y modificar el "Tratado de Cirugía" continuaran presentes en las nuevas
generaciones.
En 1987. bajo la dirección del doctor Jorge E. Corbelle, se publicó la cuarta edición.
Ahora sale ala luz la dirigida por Pedro Ferraina y Alejandro Oria, ambos profesores de 1 a
Universidad de Buenos Aires y jefes de cirugía, con quienes he tenido el placer de trabajar
en distintas etapas de nuestra carrera universitaria. Son dos exponentes de la verdadera
medicina académica, que convocaron a colaborar a más de cien clínicos y cirujanos ar-
gentinos dedicados a la educación médica, con alto nivel didáctico y loable vocación de
servicio.
Alo largo de nueve secciones, en forma clara, con modernos esquemas y un coordina-
do estilo literario, se abarcan los grandes aspectos de la cirugía general. Es la que se
aprende en el pregado, son los temas para el ingreso a las residencias médicas, pero tam-
bién son las consultas diarias en la medicina asistencia! para cirujanos, para clínicos y
para lodos los profesionales de la salud que quieran incursionar en el campo quirúrgico.
XII PROLOGO

Escribir el prólogo de esta nueva edición es para mí un destacado honor, y además, la


satisfacción de sentir que el espíritu de Michans sigue vi vo y el orgullo de ver a esta nueva
generación de cirujanos tomar el relevo de las antorchas, que dieron brillo a las escuelas
medicas argentinas. (done by 007)
Prefacio de los autores
Dirigir una nueva edición de la Cirugía de Juan R. Michans tiene para nosotros un
significado muy especial. En primer lugar es un gran honor ya que ningún otro texto
quirúrgico argentino ha alcanzado tanto prestigio. En segundo lugar implica el compro-
miso de reeditar, con toda la jerarquía que merece, una obra a la cual siempre hemos
recordado con respeto y cariño. Quienes como estudiantes aprendimos cirugía en este
libro, no hemos olvidado la claridad y homogeneidad de su estilo, así como la ilustrativa
sencillez de las figuras. Reproducir estas cualidades en una nueva edición, con más de
100 coautores, es también un desafío.
Desde la edición original mucho ha cambiado la cirugía y especialmente el rol del
cirujano. A éste se le exigen hoy cada vez más conocimientos clínicos en la patología que
opera, sobre lodo en sus aspectos preoperatorios y postoperatorios. Para ello debe actua-
lizarse continuamente en el manejo del enfermo crítico, un campo en el que se han produ-
cido extraordinarios avances, sobre todo en los aspectos moleculares de la respuesta
inflamatoria a la injuria, la anestesia y reanimación, el control de las infecciones y el
soporte nutricional. También el cirujano debe ser hoy competente en los nuevos métodos
por imágenes, al menos en la medida suficiente como para efectuar ecografías intraope-
ratorias, diagnósticos de urgencia en trauma e incluso procedimientos percutáncos guia-
dos. En cuanto a su tradicional y específico terreno de acción —la técnica operatoria— no
sólo debe poseer una formación cabal en los procedimientos quirúrgicos convencionales,
sino que también debe incorporar nuevas habilidades en técnicas videoendoscópicas.
Como consecuencia inevitable, la cirugía se ha fragmentado progresivamente en
especialidades que le permiten al cirujano, en un campo más reducido, afrontar tales exi-
gencias. En este sentido, ya desde hace tiempo la gran mayoría de los procedimientos en
cirugía cardiovascular central, cirugía pediátrica y cirugía plástica no pertenecen a la ci-
rugía general. En cambio, competen a ella especialidades como la cirugía torácica, la
cirugía vascular periférica, el trasplante de órganos, la cirugía del trauma y la oncología
quirúrgica. Sin estas especialidades la formación del cirujano general sería imperfecta, y
de la misma manera, ningún especialista en ellas puede prescindir de una formación com-
pleta en cirugía general. Por último, las incursiones recientes de cirujanos generales en
estudios de investigación sobre biología genética y biología molecular permiten avizorar
nuevas áreas de cspccialización, aunque también con firmes raíces en la cirugía general.
Esta nueva edición de la Cirugía de Michans ha sido concebida a partir de los pro-
gramas de enseñanza de la cirugía general vigentes en los centros hospitalarios de Buenos
Aires. Hemos buscado el equilibrio entre las necesidades del estudiante universitario, el
médico residente y el cirujano general que necesita actualizarse. Debido al paso del tiem-
po, casi nada queda del texto original; sin embargo, creemos haber rescatado el espíritu de
la obra de Michans, cual es que autores reconocidos por su experiencia y calidad docente
desarrollen cada lema en forma clara, lógica y concisa.
XIV PREFACIO DE LOS AUTORES

Nuestro agradecimiento a todos los autores y en particular a los profesores H. Pablo


Curutchct y Tulio Samperc, quienes coordinaron respectivamente las secciones de Cabe-
za y Cuello y Sistema Vascular Periférico. Estamos especialmente reconocidos al señor
Enrique Lohrmann, al profesor Carlos Perrero y al doctor Carlos Galli Mainini por sus
valiosos consejos y excelente trabajo editorial, complementado por laencomiable labor
del cuerpo de correctores. Las ilustraciones fueron realizadas por el señor Esteban Mas,
a quien agradecemos el esfuerzo y la dedicación para interpretar los dibujos originales
de los autores.
Al inicio de la obra tuvimos que lamentar el fallecimiento repentino del profesor
Miguel Ange! Gómez, quien debía acompañarnos como codirector. Su desaparición, en
la etapa más productiva de la vida, es una pérdida sensible para la cirugía argentina.

Pedro Ferraina
Alejandro Oria
(muchas gracias
por este excelen-
te libro!)
XV Indice
SECCIÓN I. PARTE GENERAL

1. Respuesta a la injuria 1
Juan J. Poderoso

2. Desequilibrios hidroelectrolíticos , 19
Carlos Lovesio

3. Shock 48
Carlos G. del Bosco

4. Infección en cirugía , , 60
Eduardo F. Dan guise

5. Soporte nutricional del paciente quirúrgico 84


Mario Perman

6. Hemostasia y trombosis en cirugía 99


Alfredo .1. Kaminker

7. Anestesiología 112
Francisco C. Bonofiglio

8. Dolor en cirugía .. , 132


Oreste L. Ceraso

9. Heridas y cicatrización. 143


Guillermo A. Flaherty

10. Bioseguridad 148


Juan C. R. Cqfasso

11. Principios de oncología quirúrgica 155


H. Pablo Cumtchet

12. Aspectos medicolegales de la práctica quirúrgica 180


Alberto R. Ferreres

SECCIÓN II. TRAUMA

13. Atención inicial del paciente traumatizado 185


Jorge A. Neira y Miguel A. Gómez

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XVI ÍNDICE

14. Trauma encéfalocrancano 190


Javier L Gardella

15. Trauma maxilofacial. 194


Jorge O. Guerrisi

16. Trauma torácico , 201


Horacio Dalla Torre

17. Trauma abdominal 209


Sergio E. Alejandre,

18. Trauma pelviano , 228


Carlos F. Sanártelo

19. Trauma de los miembros .......... 233


Osear Varaona

20. Quemaduras ..... 236


Fortunato Benaim

SECCIÓN III. CABEZA Y CUELLO


21. Tiroides y paratiroides 244
Manuel R. Montesinos

22. Glándulas salivales 258


Osear González Aguilar

23. Quistes y fístulas congénitas, tumores inflamatorios y neuplasias


extraglandulares primitivas del cuello 262
Daniel L. Debams

24. Tumores malignos del tracto aerodigestivo superior 265


Narberto A. Mezzadri

SECCIÓN IV. MAMA

25. Embriología, anatomía, fisiología y semiología general de la mama.


Enfermedades benignas 281
Elídanlo T. L. Bernardeiltt

26. Cáncer de mama 292


Fd'ardo T, L, Bernardeiln

SECCIÓN V. TÓRAX

27. Anatomía del tórax. Toracotomías 300


Migue!A. Galmét y Néstor C. Spizzamiglio

28. Pared torácica 309


Eduardo Acastelio, Bartolomé Vassallo y Eduardo F. Potaro

29. Tráquea 318


Moisés Rosembi'rg

30. Pleura 322


Mario Cherjovsky, Jorge L. Nazar, Enrique- S. Caruso, Elias Hurtado Hoyo y
Eduardo N. Saad

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INDICE XVII

31. Pulmón 345


Horacio A. Delta Torre, Carlos H, Spectoi; Hugo 5. Alume, Ramón A. Vivas, Elias
Huruuío Hoyo y Eduardo B. Ambalzaga

32. Mediastino 371


Miguel A.-Calmes y Eduardo B. Arribalzaga

33. Diafragma 378


Juan M. Campana. Ricardo Bianchiy Ricardo A. Navarro

34. Esófago 385


Enrique II. Covián, Adolfo E. Badaloni. Héctor D, Satuángelo, Ricardo Bianchi,
Enrique A. Sívon, Margarita 1. Te lenta y Eduardo D. Napoli

SECCIÓN VI. ABDOMEN

35. Pared abdominal. Hernias y eventraciones 417


Jorge M. Merelio Lardies y Eduardo D. Napoli

36. Peritoneo. Anatomía y fisiología. Infecciones. Tumores 451)


Eduardo Bumaschny y Daniel E. Correa

37. Hígado . 477


Osear C. Andriani, Jorge R. Daruirh. Juan E. Alvarez Rodrigue?., Francisco Suárez
Anzorena. Daniel E. Correa, Osear C. ímvencarza, Pedro Ferraina, Luis C. Podt'stá
v Eduardo de Santibáñes

38. Vías biliares 556


Pedro Ferraina. Bernardo Frider, Julio Diez,, Carlos F. González del Solar,
Mariano /'.'. Giménez, Hugo Zandalazini, Luis Chiappetta Porras, Alejandro Oria,
Santiago C. Perera. Hugo A. García y Jorge A. Sívori

39. Páncreas 643


Alejandro Oria, Pedro Ferraina. Luis Gramática y Carlos Ocatnpo

40. Bazo 696


Jorge L. Corbelle (h.¡ y Daniel E. Correa

41. Estómago y duodeno. , 705


Carlos J. Arozamena. Luis V. Gutiérrez., Jorge L. Corbelle (ftj, Conrado R.
Cimino. Alberto M. Paladino, Enrique. M- Beveraggi, Demetrio Cavadas,
Margarita 1. Telentay Carlos A Casalnuovo

42. Intestino delgado 760


Vicente Milidieri, Juan A. De Paula, Osear L. BHenea, Adolfo Graziano, Luix A. R.
Boerr, Néstor Hernández, Roberto A. Livingston, Alejandro Oria, Jorge C. Trainini
y Eduardo F. Danguise

43. Apéndice cecal 806


Carlos O campo

44. Colon y recto 816


Vicente Milidieri. Juan A De Paula, Claudio Barreda, Adolfo Graziano. Fernando
Bonadeo Lassalle, NésíorO. Amato. Eduardo J. Donnellv, Néstor Hernández, Mario
L Benati y Guillermo M. Ojea Quintana

45. Ano 878


Vicente Mitidieri, Claudio Iribarren, Mario L. Benait y Carlos A. Vaccaro

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XVIII ÍNDICE

47. Abdomen agudo médico 904


César A. Gnocelú

48. Retroperitoneo , 910


Hernán .}. Pavlovsb,' y H. Pablo Curutchct

SECCIÓN VII. SISTEMA VASCULAR PERIFÉRICO

49. Arterias 930


Carlos M. Paladino, Rubén Sumo Quirós, Carlos T. Sampere Jorge A. Guaxch,
Aldo Braceo y Futrido Züefferer

50. Venas 974


Roberto Sitnkin

51. Linfáticos 987


Ennenegildo A. Enrici

SECCIÓN VIII. TEJIDOS BLANDOS

52. Tumores de la piel , 1004


Jorge E. Falco

53. Melanoma 1009


Jorge E. Falco

54. Sarcomas de partes blandas 1017

Jorge E. Falco

SECCIÓN IX. TRASPLANTE DE ÓRGANOS

55. lnmunobiología del rechazo 1023


María de! Carmen Bacqué
56. Procuración de órganos para trasplante 1030
Guillermo E. Pfund

57. Trasplante renal 1035


Aldo Braceo

58. Trasplante de hígado 1040


Eduardo de Santibáñes

59. Trasplante de pulmón 1049


Hugo Esteva

61. Trasplante de páncreas 1053


Ricardo La Mura

Indice alfabético 1061

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Juan J. Poderoso mismo modo, los traumatismos se han incrementado, en espe-
cial por accidentes. El número de accidentes de tránsito es par-
INTRODUCCIÓN ticularmente alto en nuestro medio; en 1994 hubo alrededor
de 8000 muertos por accidentes viales en la Argentina, frente
La injuria o lesión producida por traumatismos o agresio- a un número similar en los Estados Unidos, pero con una po-
nes físicas y biológicas despierta una cadena de efectos blación 10 veces mayor.
sistémicos, metabólicos e inmunológicos. La cirugía en sí mis- El común denominador de la sepsis, el trauma, la cirugía y
ma une a sus propiedades curativas el inconveniente de las quemaduras es que, con diferentes modalidades, conducen
seccionar, manipular, alterar e inclusive lesionar tejidos. El a una respuesta inflamatoria generalizada de efectos nocivos
uso de materiales inertes no biológicos como prótesis favore- sobre la estructura y la función de órganos y sistemas. El si-
ce respuestas celulares y tisulares inespecíficas y la penetra- guiente punto es describir y definir esta respuesta; muchas de
ción de otros agentes hostiles como bacterias y virus. sus características todavía permanecen oscuras, lo cual justi-
Por otro lado, el contexto en que se desarrollan los proce- fica que no podamos controlar su intensidad y, por lo tanto, su
dimientos quirúrgicos implica en buena medida una injuria potencialidad letal.
previa importante, ya por infección, como ocurre en la perfo-
ración de una viscera hueca, ya por trauma físico, como se
observa en el aplastamiento muscular, o por efecto de armas Grados o estadios en la respuesta a la injuria
de fuego, o de productos tisulares liberados, como en la
pancreatitis aguda. Los grados o estadios en la respuesta a la injuria han sido
Hace ya muchos años Francis Moore describió con admi- establecidos en el Consenso del Colegio Americano de Pato-
rable precisión los cambios del medio interno, electrolíticos, logía Torácica y de la Sociedad Americana de Medicina Críti-
del balance acuoso y del pH que acompañan a la cirugía. El ca en 1991 (American College of Chest Physicians, 1992). En
conocimiento más preciso del metabolismo hidroelectrolítico particular, estos estadios toman como modelo la sepsis
salvó muchas vidas, aunque, paradójicamente, j_a administra- sistémica, pero se hacen extensivos a las otras causas descriptas.
ción desmesurada de agua y sodio se asoció con la aparición En figura 1-1 se observa que distintos agentes biológicos (bac-
de trastornos pulmonares como el síndrome de dificultad res- terias, virus, etc.) conducen a una infección y luego, del mis-
piratoria del adulto (SDRA). El conocimiento de estos temas mo modo que otros agresores como el trauma, llevan a un
es hoy día más amplio y adecuado, pero todavía no se han síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SIRS). El
identificado todos los efectores de la respuesta sistémica a la síndrome séptico es pues el SIRS asociado o desencadenado
injuria, por lo cual la morbimortalidad sigue siendo muy alta. por bacterias u otros agentes patógenos. La progresión del SIRS
Las principales causas del inicio de una respuesta a la in- conduce al daño tisular, que es el eje del síndrome de disfunción
juria son: orgánica múltiple (MODS), el cual a su vez casi siempre cul-
1. Sepsis sistémica por bacterias, parásitos, hongos o vi- mina en shock o déficit de perfusión tisular con hipotensión y
rus. gran mortalidad. En el caso de la sepsis, algunos aceptan la
2. Traumatismos graves o con daño muscular. sepsis severa como escalón previo al MODS.
3. Cirugía mayor. Estos grados establecidos por el Consenso tienen el méri-
4. Pancreatitis aguda. to de proporcionar criterios evolutivos y también el de desli-
5. Quemaduras. gar a los cuadros de la noxa inicial. En efecto, el ingreso de
6. Quimioterapia antitumoral con interferón y/o citoquinas. bacterias al torrente sanguíneo desencadena una serie de pro-
La prevalencia de la sepsis continúa su aumento sostenido cesos que pueden proseguir en forma independiente (a veces
en los últimos años en el medio hospitalario, y constituye la inexorablemente) de la presencia o no de aquéllas, una vez
principal causa de muerte en el enfermo crítico. En Estados que han sido depuradas de la circulación sanguínea. La sim-
Unidos, el número de pacientes afectados se estima en 400.000 plificación que significa separar causas de respuesta a la inju-
por año, a pesar de la utilización de complejos -y extremada- ria en infecciosas y no infecciosas puede ser cuestionada. Por
mente caros- procedimientos de sostén vital y antibióticos. ejemplo, el intestino puede ser alterado por la malnutrición, la
La tasa de mortalidad por sepsis se aproximó en ese país al proliferación de la microflora y el daño isquémico producido
37 % en el período 1979-1987 (Increase in National Hospital en un traumatismo severo. El resultado puede ser la pérdida
Survey Rates for Septicemia, 1989) y aumentó a 60-90 % en de la barrera protectora intestinal y la traslocación bacteriana
los que desarrollaron shock séptico (Parrillo JE, 1993). Del o de endotoxinas y el desarrollo de injuria sistémica. Así, mu-

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2 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

éste ha desaparecido de la circulación. Ello significa que el


diagnóstico de SIRS, y de la sepsis en particular, no requiere
de hemocultivos positivos o no debe excluirse por hemocultivos
negativos. La racionalidad de este hecho se apreciará más ade-
lante cuando se describa el mecanismo de la inducción de la
respuesta inflamatoria.
El término infección queda limitado a cualquier respuesta
inflamatoria local que indique la presencia de microorganismos
patógenos en tejidos del huésped que deben estar exentos de
ellos; bacteriemia (o en forma equivalente, fungemia, viremia,
etc.) es la confirmación de la presencia de los microorganismos
en la sangre.
Síndrome de disfunción orgánica múltiple (MODS). La
progresión de la respuesta a la injuria determina una situación
evolutiva con variaciones continuas caracterizada por la inca-
pacidad de los órganos vitales para mantener su homeostasis o
su función normal, es decir, por el síndrome de disfunción or-
gánica múltiple o MODS. El MODS incluye anormalidades
en la función pulmonar, hepática, cardíaca, cerebral y renal.
Las alteraciones son variables en cuanto a su intensidad y
simultaneidad. El MODS puede asimismo ocurrir en forma
inmediatamente posterior al efecto de la noxa (MODS prima-
rio), porque la causa del darlo es ejercida de manera directa
sobre un órgano específico (por ejemplo, contusión pulmonar,
hemopericardio o daño renal por hemolisis), o puede ser se-
cundario, como una consecuencia de la respuesta del huésped
a un proceso que evoluciona continuamente, en forma inde-
pendiente de las causas que le dieron origen. En este caso, las
alteraciones de los órganos son el producto de la progresión
de la respuesta inflamatoria en sus efectos celulares y
chas situaciones terminan en realidad siendo mixtas (Cena FB, vasculares, y son una medida de la inexorabilidad de algunos
1987). Del mismo modo en la pancreatitis aguda experimental mecanismos patogénicos no obstante las estrategias terapéuti-
por doble ligadura duodenal en la rata, Peralta y colaborado- cas, y un índice de severidad y de pronóstico reservado. En
res (1996) han confirmado que la sobreinfección bacteriana y efecto, la presencia del MODS es el principal factor relacio-
los hemocultivos positivos son la regla, lo cual se correlaciona nado con la mayor mortalidad posterior de la sepsis y con el
con la mayor infección bacteriana en la pancreatitis en el ser desarrollo de shock.
humano. Los criterios de evaluación del MODS incluyen medicio-
nes específicas para cada órgano: Pa02, relación PA02/Pa02 y
Definiciones gradiente arterioalveolar de 02 para la función pulmonar;
bilirrubina y alteraciones en la concentración de protrombina
Respuesta inflamatoria sistémica. El síndrome de respues- y factor V de la coagulación para la función hepática; índice
ta inflamatoria sistémica (SIRS) ha sido definido como la res- cardíaco, presión pulmonar de enclavamiento y diferencia
puesta inflamatoria o el proceso inflamatorio desencadenado A-V de 02 para la función cardíaca; urea plasmática y urinaria
por las diferentes causas ya mencionadas (infección, trauma, y relación U/P de sodio para la función renal, etcétera.
quemadura, pancreatitis, etc.). El SIRS incluye por lo menos Sepsis severa y shock. En el contexto de las referencias
la presencia de más de una de las siguientes manifestaciones de la Conferencia del Comité de Consenso, el término
clínicas: septicemia es confuso y debe ser desterrado de la práctica. En
1. Temperatura corporal mayor de 38°C o menor de 36°C. este momento sepsis severa se define como la conjunción de
2. Frecuencia cardíaca mayor de 90 latidos por minuto. la presencia de sepsis asociada a MODS. El estado de shock
3. Taquipnea, con una frecuencia respiratoria mayor de 20 se caracteriza por la incapacidad de mantener la tensión arterial
respiraciones por minuto o hiperventilación, expresada por una y la perfusión tisular, y la definición de shock séptico es ob-
PaC02 menor de 32 mmHg. via: shock asociado a sepsis severa. Las consideraciones par-
4. Un recuento de glóbulos blancos mayor de 12.000 célu- ticulares del estado de shock son tratadas en el capítulo 3.
3 3
las/mm o menor de 4000 células/mm , o la presencia de más Si el paciente ha tenido uno o más de los siguientes crite-
de 10 % de neutrófilos inmaduros o "en banda", en ausencia rios en un período de 24 horas, se considera que en ese día ha
de neutropenia inducida por quimioterapia antineoplásica. presentado disfunción orgánica (Knaus WA, 1989):
El SIRS es la expresión clínica de la presencia de citoquinas *Disfunción cardiovascular (presencia de uno o más de los
circulantes. siguientes criterios):
Sepsis. Cuando el SIRS es provocado por una infección *Frecuencia cardíaca < 54/min
bacteriana, fúngica, parasitaria o viral, el cuadro recibe en par- *Presión arterial media < 49 mmHg (presión sistólica < 60
ticular la denominación de sepsis. En estos casos, el especia- mmHg)
lista, cirujano o experto en medicina crítica debe saber que la *Aparición de taquicardia ventricular o fibrilación
respuesta definida como SIRS puede asociarse con la presen- ventricular
cia del agente causal en la sangre o desarrollarse después que *pH sérico < 7,24 con una PaC02 < 49 mmHg

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1. RESPUESTA A LA INJURIA 3

Disfunción respiratoria: Endotoxinas y exotoxinas. Uno de los causantes posibles


*Frecuencia respiratoria < 5 o > 49/min del inicio de la cascada inflamatoria séptica (y no séptica, re-
*PaC0 2 > 50 mmHg cuérdese la traslocación bacteriana en la isquemia intestinal)
*D A-a 0 2 > 350 mmHg (D A-a 0 2 = (713 x Fi0 2 ) - PaC0 2 - es la endotoxina, un lipopolisacárido (LPS) componente de la
Pa0 2 ) parte externa de la membrana bacteriana formada por una se-
*Dependiente de respirador o CPAP en el segundo día de rie asociada de moléculas (fig. 1-2). Las endotoxinas se hallan
disfunción orgánica constituidas por tres regiones distintas: el lípido A, un núcleo
Disfunción renal: polisacárido y cadenas laterales polisacáridas llama'das
*Flujo de orina < 479 ml/24 hs o < 159 ml/8 horas antígeno O. El lípido A es un fosfolípido compuesto por una
*BUN sérico > 100 mg % (> 36 micromoles/II) columna vertebral del disacárido glucosamina con un amplio
*Creatinina sérica > 3,5 mg % (> 310 micromoles/I) número de ácidos grasos de cadena larga unidos por uniones
Disfunción hematológica: de tipo amida o éster.
*Recuento de glóbulos blancos < 1000/mm3 El lípido A se une al antígeno O por medio del núcleo
*Recuento de plaquetas < 20.000/mm 3 polisacárido que actúa a manera de puente (fig. 1-3). Este nú-
*Hematócrito < 20 % cleo polisacárido contiene una molécula de 8 carbonos (2-ceto-
Disfunción neurológica: 3-desoxioctonato) distintiva de la molécula LPS y que es vir-
*Puntuación en la Escala de coma de Glasgow < 6 (en au- tualmente idéntica en todas las especies bacterianas. La varia-
sencia de sedación) ción antigénica entre los distintos lipopolisacáridos de las di-
ferentes cepas bacterianas se debe a variaciones de los
Escala de coma de Glasgow: Suma de la mejor respuesta de apertura antígenos O. El lípido A, por el contrario, es una parte de la
ocular, verbal y motora, de acuerdo con el siguiente esquema de pun-
tuación: molécula altamente conservada que parece ser invariable (Fink
Ocular: Apertura: espontánea (4); al estímulo sonoro (3); al estímu- MP, 1993;Giroir BP, 1993). Los seres humanos son exquisita-
lo doloroso (2); ausente (1). mente sensibles al lipopolisacárido y se requieren sólo unos
Motora: Obedece orden verbal (6); respuesta a estímulos dolorosos: pocos microgramos / kilogramo de peso para iniciar un estado
localiza el dolor (5); retiro (4); rigidez de decorticación de shock. Existen varias líneas de evidencias que sostienen el
(flexión) (3); rigidez de descerebración (extensión) (2); au- papel patogénico del LPS en la sepsis por gramnegativos:
sente (1). En voluntarios normales la administración endovenosa de
Verbal: Orientado (5); confuso (4); incoherente (3); sonidos ininte- mínimas cantidades de endotoxina genera muchas de las ca-
ligibles (2); ausente (1).
racterísticas clínicas de la sepsis (fiebre, leucocitosis,
linfopenia, caída de la fracción de eyección del ventrículo iz-
Mecanismos patogénicos en la respuesta quierdo, caída de la resistencia vascular periférica,
inflamatoria a la injuria hipercortisolemia) (Suffredini AF, 1989).
1. Los niveles de endotoxina están elevados en pacientes
Los mecanismos patogénicos en el desarrollo de la res- con sepsis, y los pacientes con shock séptico con endotoxemia
puesta inflamatoria han sido estudiados en forma exhaustiva tienen mayor probabilidad de desarrollar fallas orgánicas
en la sepsis (a la cual se tomará como modelo de respuesta (Danner RL, 1991) y STRA (Parsons PE, 1989).
mefabólica a la injuria), y comprenden: 2. En pacientes hospitalizados con fiebre, la presencia de
1. Activación del sistema inmunológico específico e endotoxina circulante es un marcador predictivo del desarro-
inespecífico. llo de sepsis de alta sensibilidad y especificidad (Van Deventer
2. Producción de radicales libres del oxígeno y del SJH, 1988).
nitrógeno. Cuando se inicia la sepsis por gramnegativos, el huésped
3. Activación endotelial y de los neutrófilos. no sólo está expuesto al LPS unido a la pared bacteriana, sino
también a la endotoxina libre que se genera durante el proceso
Activación del sistema inmunológico: de replicación y crecimiento bacterianos y a la que se libera
la cascada inflamatoria durante el tratamiento con antibióticos como resultado de la
disrupción de las membranas bacterianas (Sheenep JL, 1988).
El primer elemento implicado en la génesis de la sepsis lo La endotoxina libre prácticamente no genera efectos sobre el
constituyen las toxinas bacterianas. La sepsis puede ser pro- huésped; sus acciones se producen después de unirse por me-
ducida tanto por microorganismos gramnegativos como dio del lípido A a una glucoproteína plasmática de alta afini-
grampositivos, y en menor proporción por otros agentes bio- dad, llamada proteína ligadora de lipopolisacáridos (PLL). Esta
lógicos, mediante la liberación de factores mediadores se halla normalmente presente en el suero en bajas concentra-
inflamatorios por parte de las células del huésped. La severi- ciones, pero su concentración se centuplica durante la respuesta
dad del cuadro no depende del agente etiológico.

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4 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

Membrana externa bacteriana macrófagos y monocitos incrementan la biosíntesis y secreción


de TNF en un factor de 10.000 (Giroir BP, 1993), juntamente
con un incremento en la liberación de IL-1 (Cannon GC, 1990).
Núcleo polisacárido El TNF y la IL-1 son las citoquinas responsables de la
mayor parte de las manifestaciones clínicas de la sepsis. En
los últimos años se han descripto otras citoquinas producidas
por macrófagos y linfocitos con efectos diversos. El aumento
de IL-1 se asocia a un aumento de IL-6 (Sironi M, 1989) que
actúa en forma sinérgica con la primera; otras citoquinas, como
IL-10, tienen un efecto inhibitorio sobre la respuesta
Lípido A Antígeno O inflamatoria (De Waal Malefyt R, 1991; FiorentinoDF, 1991).
El TNF es producido primariamente por monocitos y
macrófagos, si bien existen datos en modelos animales que
Fig. 1-3. Unión del lípido A al antígeno O.
demuestran que el riñon, el páncreas, el pulmón, el corazón, el
bazo y el útero pueden ser fuentes importantes de TNF duran-
te la endotoxemia in vivo (Giroir BP, 1992). Una vez liberado,
de fase aguda. La PLL opsoniza partículas con LPS y bacte- el TNF y la IL-1 pueden actuar localmente dentro de su
rias gramnegativas mediante la adhesión a neutrófilos y célu- micromedio ambiente, o ser liberados a la circulación, donde
las del sistema reticuloendotelial (Schumman RR, 1990). Esta se unen a proteínas transportadoras o bien a receptores
adhesión se halla mediada por una glucoproteína de membra- extracelulares solubles. Estos receptores son secretados por
na llamada CD14. Resumiendo, PLL es capaz de adherirse las células (por ejemplo, células endoteliales y neutrófilos)
por un lado al LPS (que es parte de la pared bacteriana) y por durante la respuesta inflamatoria aguda (Natanson C, 1994).
otro a CD14, que está presente en neutrófilos y células del La unión a proteínas transportadoras y a receptores circulan-
sistema reticuloendotelial. CD14 se encuentra ligada a gluco- tes puede incrementar la vida media del TNF e IL-1, proteger
fosfatidilinositol y estrechamente asociada a otra proteína con a las citoquinas de la degradación por proteasas activadas y
actividad fosforilante. Este mecanismo puede ser el responsa- modificar la interacción de las citoquinas con los receptores
ble de la transducción de la señal generada por el complejo celulares (Natanson C, 1994). La acción de IL-1 puede ser
(bacteria con)-LPS-PLL-CD 14 y la subsecuente amplificación modulada por el antagonista del receptor de IL-1 (IL- 1ra), una
de la respuesta inflamatoria (Wright SD, 1990; Stefanova I, citoquina de fase aguda estructuralmente similar a IL-1, capaz
1991), expresada como la liberación de un conjunto de de interactuar con su receptor y de inhibir competitivamente
citoquinas, fundamentalmente TNF e IL-1 (fig. 1-4). el efecto de aquél sobre su célula blanco, ya que carece de
Después de la sefial generada por la interacción del com- actividad agonista sobre el receptor (Dinarello CA, 1993 a), y
plejo LPS-PLL con el receptor de membrana CD14, los por inhibidores específicos (Dinarello CA, 1993 b).

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1. RESPUESTA A LA INJURIA 5

El TNF e IL-1 generan una gran variedad de respuestas en En presencia de metales como Fe2+, el 02 puede aceptar
el huésped, entre ellas fiebre (Dinarello CA, 1986), sueño, co- otro electrón y transformarse en peróxido de hidrogéno
lapso hemodinámico (Okusawa S, 1988), inducción de sínte- o s + 0 2 - - > H202
sis hepática de reactantes de fase aguda, aumento de la expre- El peróxido de hidrógeno no es en realidad un radical li-
sión de los genes de la superóxido-dismutasa y ciclooxigenasa, bre, pero se trata de un compuesto muy reactivo con gran po-
inducción de la síntesis de citoquinas antiinflamatorias como der de oxidación y que puede reaccionar nuevamente con O2
IL-4, IL-6, IL-10, IL-l ra , factor de transformación de creci- para formar hidroxilo y H 2 0:
miento b, inducción de la síntesis de factor activador de H 2 0 2 + 0 2 -> OH - + H 2 0
plaquetas (PAF), activación de la coagulación (Van der Poli, En la propagación, el grupo hidroxilo es capaz de reaccio-
1990), leucopenia (Van der Poli, 1992; Perlmutter DH, 1986; nar con lípidos y formar lipoperóxidos:
Dinarello CA, 1991; Dejana E, 1987), anorexia, artralgias, OH- + R-H -> ROO
mialgias generalizadas y cefaleas (Smith JW II, 1992). Tam- El efecto de oxidación de las dobles ligaduras por radica-
bién tienen efecto sobre los neutrófilos, activándolos (priming) les hidroxilo modifica la fluidez de las membranas y afecta su
de manera tal que incrementan su producción de enzimas y funcionamiento.
especies reactivas del oxígeno, tales como peróxido de hidró- La producción de radicales libres ocurre en tres procesos
geno, anión superóxido y óxido nítrico (NO). El máximo efecto metabólicos: la activación de los neutrófilos, el metabolismo
de priming sobre la producción de NO ocurre cuando se aso- mitocondrial y la conversión de hipoxantina en xantina y áci-
cian LPS, citoquinas y otro efector de la acción de éstas como do úrico. La activación de los neutrófilos por productos
el interferón gamma (Carreras MC, 1994). Asimismo, TNF e bacterianos como péptidos o derivados del complemento cau-
IL-1 promueven paralelamente la expresión de un grupo de sa la liberación de Oj a través del sistema de la NADPH-
glucóproteínas de superficie en las células endoteliales, las que oxidasa. Este sistema está constituido por FMN, FAD,
también actúan como moléculas de adhesión, y comprenden a citocromo b y NADPH. En esencia, parte de la enzima se ha-
las selectinas E (llamada también ELAM-1, endothelial lla en la membrana, y después de la estimulación se le acoplan
leukocyte adhesión molecule-l) y P, a las moléculas de adhe- péptidos citosólicos que migran a la membrana y se integran
sión intercelular 1 y 2 (ICAM 1 y 2) y a la molécula de adhe- en la enzima ahora activa. La activación de la traslocación de
sión de células vasculares 1 (VCAM-1). De esta manera, las estos péptidos es desencadenada por su fosforilación. Las
citoquinas favorecen la adhesión de los neutrófilos activados enzimas fosforilantes o quinasas son activadas por productos
a las células del endotelio, después de lo cual se produce la intracelulares dentro del proceso de transducción de señales
migración de aquéllos hacia el intersticio tisular (Curzen NP, iniciado por derivados bacterianos o complemento en la mem-
1994). Al mismo tiempo, existen evidencias de que TNF e IL- brana.
1 inducen a la óxido mtrico-sintetasa en células musculares Las mitocondrias producen anión superóxido cuando el
lisas vasculares (Busse R, 1990), lo cual llevaría a una mayor flujo normal de electrones desde la primera enzima de la ca-
producción de NO y a la vasodilatación progresiva caracterís- dena de transporte de electrones, la NADH-deshidrogenasa, y
tica del síndrome séptico. Los niveles de TNF tienen valor el aceptor final, el oxígeno, se interrumpe a nivel de la
predictivo para la probabilidad de shock en presencia de sepsis ubiquinona, un intermediario ubicado en la parte media del
(Marks JB, 1990) y para la morbimortalidad en pacientes con ciclo, y los electrones son transferidos en forma directa al oxí-
shock séptico (Calandra T, 1990). El inicio de la cascada sép- geno. La interrupción de la cadena mitocondrial se hace fácil-
lica puede asociarse también a infecciones por grampositivos. mente con sustancias no fisiológicas como la antimicina, pero
Ciertas cepas de Staphylococcus aureus producen exotoxinas no se conocen con certeza los bloqueadores fisiológicos. Dado
específicas cuyo efecto final es inducir la liberación de TNF e que casi todos los tejidos tienen mitocondrias, éste es el meca-
IL-1 (Ikejima T, 1988). El síndrome de shock tóxico nismo más general de producción de radicales libres. Recien-
estreptocócico tiene probablemente una fisiopatogenia simi- temente hemos propuesto que el óxido nítrico puede producir
lar (Hachett SP, 1992). En la actualidad, la endotoxina de los efectos similares.
gérmenes gramnegativos sería capaz de iniciar la cascada de La xantina-oxidasa produce ácido úrico y O2, pero sólo en
activación inmunológica en el 30-50 % de los casos de sepsis algunos tejidos como el intestino y el hígado, y no en otros
asociada a estos gérmenes (Bone RC, Increase in National como el corazón.
discharge survey rates for septicemia 1990). Por el contrario, Por último, el anión superóxido puede reaccionar con el
la incidencia de sepsis por grampositivos puede aumentar en • NO espontáneamente, para formar un potente y agresivo
el futuro a causa de la extrema variabilidad antigénica de es- oxidante, el peroxinitrito:
tos gérmenes y de las exotoxinas que producen, y porque pue- 0' 2 + N O - > O N O O -
den favorecer la aparición de endotoxemia en forma secunda- El peroxinitrito puede nitrar aminoácidos y proteínas y
ria (véase Traslocación bacteriana) (Bone RC, 1994). afectar la función de enzimas, como la misma superóxido-
dismutasa y las de las membranas mitocondriales.
Producción de radicales libres del oxígeno Los efectos tóxicos de los radicales libres son
antagonizados por mecanismos enzimáticos y no enzimáticos.
Los radicales libres del oxígeno son sustancias muy Entre los primeros se hallan la superóxido-dismutasa, que
reactivas e inestables que poseen un electrón no apareado y dismuta al 0 2 en H 2 0 2 ; la catalasa, que convierte al H 2 0 2 en
son capaces de mantener cadenas de propagación que finali- H 2 0 y 0 2 , y la glutatión peroxidasa, que oxida al glutatión en
zan en la lipoperoxidación de membranas, en la formación de presencia de H 2 0 2 . El glutatión, la vitamina E y la vitamina C
hidroxibases en el ADN y en la peroxidación de aminoácidos son antioxidantes no enzimáticos.
y proteínas. El más difundido es el anión superóxido (02) que Radicales libres, respuesta inflamatoria y sepsis.
se produce cuando el 02 reacciona directamente con un elec- 1. Neutrófilos. Los neutrófilos y macrófagos pueden ser acti-
trón, según la reacción: vados por factores del complemento como C3 activado y C5
0 2 + e- -> 0 2 activado, por péptidos bacterianos y por anticuerpos. En la

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6 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

sepsis, el aumento de citoquinas circulantes (fundamentalmente En el caso particular del músculo esquelético, el aumento de
IL-1 y TNF) lleva a los neutrófilos a un estado de activación, radicales libres se produce en la mitocondria y se observa un
con mayor producción de enzimas lisosómicas (elastasa, significativo deterioro de la función mitocondrial presumible-
lactoferrina, lisozima, mieloperoxidasa, colagenasa, etc.) mente ligado a lipoperoxidación. Es posible que el mismo efec-
(Malech HL. 1987) e incremento del burst respiratorio, que to de aumento de producción de radicales libres se deba a la
lleva a mayor producción de radicales libres. El anión actividad mitocondrial en el hígado, pero por el contrario las
superóxido es convertido a peróxido de hidrógeno, y en pre- mitocondrias no aparecen alteradas o aun se observan
sencia de oligometales como el hierro, a radicales hidroxilo. hiperactivas, probablemente por la mayor concentración de
La mieloperoxidasa puede interactuar con los derivados del defensas antioxidantes que el órgano tiene, como glutatión y
superóxido para formar ácido hipocloroso y cloro libre (Malech vitamina E o alfa-tocoferol.
HL, 1987; Clark RA, 1990; BabiorBM, 1988). El H 2 0 2 y sus 3. Radicales libres y sepsis clínica. Existen numerosas evi-
productos generados en el neutrófilo, las cloraminas, tienen dencias acerca de un aumento de radicales libres circulantes
un gran poder bactericida y parasiticida. Sin embargo, estos en la sepsis clínica. Keen y colaboradores (Keen RR, 1991)
productos son capaces de producir injuria grave al endotelio han confirmado un aumento de lipoperóxidos en la sangre
vascular (Bone RC, 1992), y las significativas cantidades de venosa pulmonar de pacientes con foco séptico en ese órgano.
radicales libres formadas por grandes cantidades de neutrófilos Otros estudios demostraron una marcada disminución de los
pueden causar daño tisular. niveles circulantes de vitamina E.
Existen evidencias claras de que la injuria pulmonar agu- La disminución de la superóxido-dismutasa y de la catalasa
da (Bersten A, 1989) y la disfunción hepática (Doi F, 1993) en la sangre de pacientes proclives a desarrollar el síndrome
que ocurren en el curso de la sepsis están mediadas al menos de dificultad respiratoria del adulto ha sido considerada como
parcialmente por la acción de los neutrófilos. Los neutrófilos un marcador de esta situación.
circulantes en los pacientes con síndrome de MODS se han Oxido nítrico. Desde 1989 se sabe que el factor de relaja-
encontrado activados, pero más a menudo presentan una dis- ción endotelial o EDRF es el óxido nítrico (*NO). El punto
minución marcada de su actividad, tal vez "quemada" en el significa que el óxido nítrico también tiene un electrón
proceso inflamatorio o inhibida por el mismo proceso (Carre- desapareado y, por lo tanto, que es un radical libre, en este
ras MC, 1994). La inhibición puede representar defectos de caso del N .'
expresión de receptores específicos. Este efecto es opuesto al El óxido nítrico es producido por diferentes tejidos. El
que ejerce el TNF alfa que preactiva (priming) a los neutrófilos endotelio es capaz de liberar óxido nítrico y actuar sobre los
para que respondan en forma más acentuada al estímulo vasos sanguíneos para mantener un tono vasodilatador per-
inflamatorio. Es probable que se trate de mecanismos distin- manente. Esta acción ha sido confirmada en vasos arteriales
tos en diferentes estadios; en el SIRS, proliferación neutrófila tan diferentes como las arterias basilar y umbilical. El efecto
y preactivación, y en el MODS, disminución de la actividad. vasodilatador se ejerce por la difusión del «NO hacia la capa
2. Radicales libres, mitocondrias y sepsis. En nuestro me- muscular arterial o arteriolar, donde el radical activa a la
dio hemos demostrado que, en modelos experimentales de guanilato-ciclasa que convierte el GMP en GMP cíclico. Este
sepsis y de pancreatitis, la respuesta inflamatoria conlleva un ejerce un efecto vasodilatador al retornar el Ca2+ a los depósi-
aumento de radicales libres del oxígeno medido en diferentes tos intracelulares o al producirse cierto eflujo del catión. La
tejidos, como músculo esquelético, hígado y páncreas. El efecto guanilato-ciclasa es una hemoproteína, y el efecto del óxido
puede observarse en modelos de inoculación bacteriana por nítrico se produce al unirse al Fe2+ de aquélla (fig. 1-5).
peritonitis experimental o tras la administración de endotoxina. El «NO es producido igualmente por células vinculadas

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1. RESPUESTA A LA INJURIA 7

con la inmunidad inespecífica, como neutrófilos y macrófagos. cionados. Ciertos efectos de la dexametasona, droga contro-
En nuestro medio hemos confirmado que los neutrófilos libe- vertida en el tratamiento del shock, se deben a su capacidad
ran «NO en el mismo momento que liberan superóxido, y que para inhibir la producción de iNOS. En otros casos, se ha pro-
ambos reaccionan para formar peroxinitrito. El *NO tiene ac- puesto un mecanismo protector para el óxido nítrico en la
tividad parasiticida como se ha demostrado en su acción con- sepsis, por ejemplo, de la función hepática.
tra Trypanosoma cruzi o Leishmania.
Asimismo, el «NO actúa como cotransmisor sináptico en Activación endotelial y de los neutrófilos
el sistema nervioso central, estimulando las vías excitatorias
glutamatérgicas; entre otras funciones, se ha vinculado su efec- Los estudios animales sugieren que la liberación de
to a la olfacción y a la memoria-aprendizaje. endotoxina y de TNF así como de las interleuquinas 1, 6 y 8 y
El óxido nítrico es sintetizado a partir del aminoácido el factor de activación plaquetario o PAF pueden activar a los
arginina por un complejo enzimático que posee FAD, FMN, neutrófilos en la producción de radicales libres del oxígeno y
citocromo b y NADPH: óxido nítrico-sintetasa o NOS, de también en la inducción de iNOS. Las citoquinas aumentan
acuerdo con la reacción: entonces la liberación de anión superóxido y óxido nítrico,
L-Arg + NADPH + 0 2 -» L-citrulina + NADP + + «NO pero también de elastasa, con daño endotelial. Asimismo, au-
Existen diferentes tipos o isoformas de NOS que se deno- mentan la expresión de proteínas como las integrinas, que pro-
minan según el tejido adonde se hallaron en forma predomi- mueven la adhesión de los neutrófilos al endotelio en forma
nante. La NOS tipo I o neuronal y la NOS tipo III o endotelial complementaria con los receptores de adhesión endoteliales.
son constitutivas (cNOS), o sea que liberan en forma continua Un ejemplo de integrina es el complejo CD11/CD18, que, es-
pulsos de «NO en respuesta a diferentes estímulos, en general timulado por TNF, es esencial para la migración tisular de los
Ca2+; el Ca2+ ingresa al endotelio o a la terminal sináptica por neutrófilos. De este modo, los neutrófilos son rápidamente
estímulos como agentes vasodilatadores (bradicinina, secuestrados en tejidos como los pulmones poco después del
acetilcolina) y el glutamato unido a receptores NMDA, res- comienzo de la sepsis, tanto en el ser humano como en mode-
pectivamente. Se debe destacar que los nitrovasodilatadores los animales. El aumento de la permeabilidad capilar resul-
se convierten en «NO en el organismo. tante favorece el edema tisular (rico en neutrófilos) y la ruptu-
La NOS tipo II representa una forma no constitutiva e ra de la barrera endotelial con pérdidas de proteína hacia el
inducible (iNOS) y no dependiente de Ca2+; esto significa que intersticio. La liberación de interleuquinas por estímulo de
sólo se expresa cuando es genéticamente inducida ante la pre- endotoxina-TNF se realiza en primer lugar en los macrófagos,
sencia de inductores como el alfa-TNF, el interferón gamma y aunque luego se incrementa su producción por el endotelio y
la IL-1, además del LPS. los mismos neutrófilos. La activación de la cascada del com-
El efecto inductor se expresa en células macrofágicas, en plemento por endotoxina y TNF aumenta la activación de los
neutrófilos, en el endotelio y en células de la microglia, así neutrófilos. La activación plaquetaria contribuye a la libera-
como también en el hígado y el miocardio. ción de agentes vasoactivos como tromboxano A2 y leuco-
Desde hace algunos años se ha relacionado la respuesta trienos que provocan vasoconstricción, y por el contrario, el
inflamatoria o séptica con una enorme producción de óxido •NO, que en bajas concentraciones tiene un efecto inhibidor
nítrico. Se confirmó un aumento de los metabolitos del óxido de la adhesión de los neutrófilos al endotelio y de la agregación
nítrico, nitritos y nitratos en la sangre de pacientes con sepsis plaquetaria, puede promover vasodilatación segmentaria, y al
y del óxido nítrico espirado en la dificultad respiratoria del reaccionar con grandes cantidades de radicales libres del oxí-
adulto. La administración de análogos de la L-arginina, como geno, producir peroxinitrito, que aumenta mucho más el daño
la nitroarginina y la N-monometil-L arginina o NMMA, corri- endotelial y de las membranas celulares.
gió el efecto vasodilatador del shock séptico en casos selec- El endotelio, considerado hasta hace poco como una sim-

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8 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

pie capa de células escamosas de revestimiento, es aceptado ses clínicas, no creen necesario aquello, y aún más, algunos
hoy como un órgano dinámico y complejo con múltiples fun- no aceptan la linealidad de la relación en esta situación.
ciones. Las células endoteliales liberan anticoagulantes y Las mitocondrias, que consumen más del 90 % del oxíge-
antitrombóticos como trombomodulina y activador tisular del no, fueron implicadas en el daño séptico. Desde hace muchos
plasminógeno (TPA) que aumenta la producción de plasmina. años, Mela y colaboradores han insistido en el desacoplamiento
Ya se ha mencionado la liberación de «NO, a la que debe unir- de la fosforilación oxidativa y en la disminución del consumo
se la de prostaciclina, ambos potentes vasodilatadores y de 02 mitocondrial en la endotoxemia y bacteriemia experi-
anti trombóticos. mentales.
En respuesta a la liberación de citoquinas en el proceso Nosotros hemos observado hechos análogos tanto en el
inflamatorio, el endotelio expresa un grupo de glicoproteínas hombre como en el animal de experimentación. La coinciden-
de adhesión llamadas selectinas. En el proceso de adherencia cia de un daño mitocondrial con disminución de la diferencia
de neutrófilos al endotelio se hallan implicadas dos selectinas, arteriovenosa de oxígeno descripta en la sepsis sugiere un efec-
E-selectina y P-selectina. La E-selectina se expresa en presen- to de "shunt" o cortocircuito arteriovenoso funcional, al no
cia de TNF e ILl y la P-selectina, en cambio, es estimulada poder captar los tejidos todo el oxígeno ofrecido. Si se brinda
por histamina y trombina. Otras moléculas que favorecen la un mayor aporte de oxígeno, el consumo puede aumentar por-
adhesión de neutrófilos al endotelio son VCAM-1 (vascular que, al estar parcialmente desacopladas, las mitocondrias res-
cell adhesión molecule), inducida por TNF e ICAM-1 piran más, aunque inefectivamente.
(intercellular adhesión molecule). Como luego se hallaron modelos en que las mitocondrias
De acuerdo con lo expresado en el punto correspondiente, hepáticas no estaban desacopladas y en cambio mostraban
el endotelio libera óxido nítrico, en particular a través de la mayor captación de oxígeno, hemos pensado que la relación
iNOS estimulada por TNF e ILl, que también aumentan la lineal entre aporte y captación de 02 puede deberse a que las
polución endotelial de radicales libres del oxígeno. Tres horas mitocondrias hiperactivas pueden consumir más oxígeno, siem-
después de la iniciación de la endotoxemia, la producción de pre que el flujo y el aporte sean aumentados, estando el flujo
•NO es masiva, y esto aumenta progresivamente la disminuido por microtrombosis y vasodilatación. Que las
vasodilatación y facilita la hipotensión arterial. Sin embargo, mitocondrias respiren más, no significa que el tejido se en-
el endotelio también libera factores constrictores como las cuentre indemne; de hecho, el hígado está en general muy da-
endotelinas (ET), pequeños péptidos con gran poder ñado en la sepsis.
vasoconstrictor. La ET1 es producida por la entrada de Ca2+ al La linealidad de la relación aporte-consumo de O, es un
endotelio, lo cual significa que su liberación es producida por índice de mal pronóstico en los pacientes críticos de terapia
el mismo estímulo que activa la cNOS. La liberación de intensiva. El aumento del aporte para llevarlos a un consumo
endotelinas inducida por ILl y TNF ha sido confirmada en óptimo parece agravar la situación y la mortalidad. Esto hace
modelos animales y en el shock séptico en el ser humano. La suponer que la enorme producción de radicales libres del oxí-
liberación simultánea de agentes vasodilatadores como el «NO geno y de peroxinitrito por la reacción con el «NO, liberado
y de vasoconstrictores como ET puede parecer paradójico, más masivamente, ha dañado a las mitocondrias, y que al forzar un
aún si se considera que tienen efectos antagónicos sobre su mayor flujo, el consumo más elevado de oxígeno, en esta si-
producción. En realidad, es probable que cada uno antagonice tuación, agrava el daño.
¡a acción del otro, aunque algunos efectos -como inhibir la
agregación plaquetaria- son comunes. El daño endotelial, la
microtrombosis, la vasodilatación y vasoconstricción y el daño
tisuiar serían una función de todos ellos.

Efectos metabólicos de la respuesta inflamatoria

La respuesta inflamatoria genera diferentes efectos


metabólicos generales y específicos en cada tejido.

Efectos sobre el consumo de oxígeno

Desde la clásica descripción de Danek y colaboradores, se


ha propuesto que la sepsis tiene un patrón de variación del
consumo de oxígeno característico. En tanto que en condicio-
nes normales la disminución del oxígeno disponible no altera
el consumo de oxígeno total (alrededor de 250 ml/min) hasta
que la disponibilidad de 0 2 es crítica (alrededor de 300 mi/
min/m2; normal 1000 ml/min/m2), en la sepsis, toda vez que Efectos sobre el metabolismo intermedio
disminuye la disponibilidad, disminuye el consumo. Esto im- (done by 007)
plica una relación lineal entre el aporte y el consumo de O . La alteración del metabolismo intermedio es muy signifi-
Esa relación lineal no se circunscribe a la sepsis y ha sido ob- cativa. Se ha descripto resistencia periférica a la insulina que
servada en otras respuestas inflamatorias como la pancreatitis. justifica la hiperglucemia que suele acompañar el estado sép-
Este principio tiene importancia porque ha dado lugar a tico; en algunos casos y en las sepsis agudas suele observarse,
conductas terapéuticas diferentes: unas propugnan aumentar en cambio, hipoglucemia, probablemente relacionada con una
el volumen minuto cardíaco y la disponibilidad de 02 para gran liberación de insulina. La hiperglucemia tiende a ser man-
mantener la mayor utilización del 0 2 ; otros autores, sobre ba- tenida por el aumento de catecolaminas y cortisol circulantes.

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1. RESPUESTA A LA INJURIA

En correspondencia, la gluconeogénesis se halla aumentada a nal producido por la misma sepsis o por hemorragia, pancrea-
expensas de un intenso catabolismo muscular. La "fusión" de titis o traumatismo permite que bacterias y endotoxinas pue-
las masas musculares es un hecho clínico característico de la dan alcanzar el hígado por vía sanguínea y linfática y estimu-
sepsis, y el nivel plasmático de aminoácidos esenciales para la lar la producción de citoquinas y radicales libres del oxígeno
estructura de proteínas, como valina, leucina e isoleucina, está por las células de Kupffer y de inducir iNOS en ellas y en los
muy aumentado. Los ácidos grasos circulantes aumentan y se hepatocitos. Según algunos autores, como Buhar y colabora-
eleva la producción de triglicéridos; por el contrario, la sínte- dores, la excesiva producción de *NO es benéfica y protectora
sis hepática de colesterol aparece disminuida. para los hepatocitos, aunque otros efectos, como un aumento
en el catabolismo proteico, han sido relacionados con el «NO.
La falla multiorgánica. Los elementos del MODS El compromiso hepático es relativamente más tardío que el
pulmonar, lo cual puede vincularse con la mayor concentra-
Daño pulmonar y sepsis. El pulmón es afectado prácti- ción de defensas antioxidantes, como glutatión en el hígado.
camente en todos los casos de sepsis en forma ligera o mode- Otros efectos de la sepsis. La sepsis altera el riñon y pro-
rada (injuria pulmonar aguda) a grave (síndrome de dificultad duce cambios en la filtración glomerular y en el flujo
respiratoria del adulto). Los hechos fisiopatológicos que ex- plasmático renal. La disminución de estos parámetros altera
plican el daño pulmonar se vinculan con un aumento de la la función tubular, lo cual se traduce en un aumento de la
permeabilidad endotelial inducido por la interacción entre creatinina y de la urea con aumento de la diuresis y alteracio-
granulocitos y plaquetas unidos al endotelio y la liberación de nes en el U/P de sodio. Las modificaciones en la filtración
radicales libres del oxígeno y probablemente otros mediado- glomerular, el aumento en la secreción de hormona antidiu-
res como óxido nítrico. El aumento de la permeabilidad rética y la excesiva administración de fluidos parenterales con-
endotelial lleva a edema alveolar e intersticial y a pérdida del ducen con frecuencia a la aparición de tercer espacio y de
surfactante con colapso alveolar y alteraciones de la relación edemas.
ventilación-perfusión, aumento de la admisión venosa pulmo- Los mismos hechos asociados a hipotensión llevan a una
nar e hipoxemia progresiva con grados variables de hiperten- ruptura en la barrera hematoencefálica con aparición de edema
sión pulmonar asociada. La muerte de los pacientes sépticos cerebral, que se traduce en cambios del sensorio, desorienta-
muchas veces ocurre por insuficiencia respiratoria; consecuen- ción, obnubilación y estupor a coma (encefalopatía séptica).
temente, la mortalidad del síndrome de dificultad respiratoria
del adulto de causa séptica es mayor del 50 %. Tratamiento de la sepsis
Daño miocárdico y sepsis. El corazón es sensible a los
efectos de las sepsis. Sin embargo, desde hace algunos años se El destacable progreso en la comprensión de la fisio-
ha observado que las anomalías de la función cardíaca depen- patogenia de la sepsis no ha sido lamentablemente acompaña-
den de la situación previa del órgano. En los pacientes de ma- do por un progreso equivalente en su tratamiento. La tasa de
yor edad con daño cardíaco previo, los efectos de la mortalidad por sepsis en la Argentina fue estimada por nues-
bacteriemia, aun en el período de SIRS, son deletéreos y pue- tro grupo en alrededor del 50 %, un poco más alta que en los
den conducir rápidamente al estado de shock. En los enfermos Estados Unidos (37 %) (Increase in National Hospital Survey
más jóvenes, sin daño cardíaco previo, el compromiso del co- Rates for Septicemia, 1989), y la del shock séptico, principal
razón no impide cierto grado de compensación hemodinámica, complicación del MODS, es seguramente más alta (hasta 80 %)
como taquicardia y aumento del volumen minuto cardíaco, in- (Parrillo JE, 1993). La generalización de la internación en
clusive con aumentos de la contractilidad miocárdica en los unidades de cuidados críticos, en donde el ritmo cardíaco, la
primeros estadios. Los minuciosos estudios de Parrillo y cola- presión arterial, el rendimiento cardíaco y la disponibilidad de
boradores han permitido apreciar cambios en las propiedades oxígeno pueden ser monitoreados en forma constante, ha de-
diastólicas del miocardio. Así, los pacientes con mejor pro- terminado, sin duda, un moderado descenso de la mortalidad
nóstico tienden a exhibir mayor "compliance" diastólica y di- por shock séptico, la cual era prácticamente inevitable hasta
latación miocárdica que aquellos en quienes el corazón per- ese momento. No obstante, las modalidades terapéuticas más
manece de tamaño normal aunque relativamente más rígido y recientes no disminuyeron de manera significativa la mortali-
sin duda con limitaciones para utilizar el mecanismo de dad por shock séptico (Natanson C, 1994), que sigue siendo la
Starling. primera causa de muerte en las unidades de cuidados críticos
Efectos de la sepsis sobre el hígado y la traslocación de los Estados Unidos (Parrillo JE, 1990).
bacteriana. El hígado sufre cambios coincidentes con altera- El tratamiento de la sepsis (incluyendo la sepsis severa y
ciones en la síntesis de factores de la coagulación, como fac- el shock séptico) está constituido por tres pilares básicos, que
tores II y V, disminución de la síntesis de albúmina, trastornos han alcanzado diferentes grados de desarrollo.
en la conjugación y excreción de la bilirrubina y colestasis El primero de ellos es el tratamiento del gatillo del
con injuria y necrosis hepáticas. En parte, el daño hepático síndrome, la infección (fig. 1-8). Para ello se administran al
puede adscribirse a un aumento de radicales libres del oxíge- paciente antibióticos adecuados a la epidemiología de cada
no vinculado a una activación mitocondrial y al estímulo de sitio en particular, ajustando los distintos esquemas según los
las células de Kupffer, que son macrófagos fijos sensibles al resultados de los cultivos. La mejoría de la sobrevida asociada
efecto de las citoquinas como el alfa-TNF. Recientemente, ha con el inicio rápido de un esquema antibiótico efectivo (Kreger
ganado terreno la teoría de la traslocación bacteriana intesti- BE, 1980) subraya la importancia de la identificación de los
nal. Normalmente, el intestino posee defensas inmunológicas microorganismos causales y del comienzo temprano del trata-
celulares e inmunoglobulinas que impiden el paso de bacte- miento antibiótico. Al mismo tiempo, debe efectuarse el dre-
rias hacia la vena porta y el hígado. Sin embargo, aun en con- naje de las colecciones existentes, cuya esterilización suele
diciones normales, una pequeña cantidad de bacterias puede ser imposible con el solo uso de antibióticos. Si bien la pre-
superar la defensa intestinal. La teoría de la traslocación sión selectiva de los antibióticos, máxima en las unidades de
bacteriana sugiere que cualquier cambio en la barrera intesti- cuidados críticos, determina la aparición de cepas resistentes

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10 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

de microorganismos y la necesidad de nuevos antibióticos cular y metabólica, y ulteriormente se demostró que los pacien-
-en un ciclo que se repite una y otra vez-, este aspecto del tes críticos en quienes se alcanzaban niveles suprafisiológicos
tratamiento, como concepto, es probablemente el que se halla de volumen minuto, DO ; y V 0 2 presentaban una menor inci-
más cerca de su techo de desarrollo. Un avance significativo dencia de disfunción orgánica múltiple y menor mortalidad
en el drenaje de las colecciones ha sido la introducción de téc- (Shoemaker WC, 1988).
nicas de evacuación percutánea. Si bien se ha asumido que el La convicción de que un V 0 2 inadecuado era el mecanis-
uso de estas técnicas con preferencia al drenaje quirúrgico con- mo patogénico principal del shock y uno de los determinantes
vencional podría disminuir la mortalidad de los pacientes más ostensibles del desenlace, sumado a las evidencias clínicas
gravemente enfermos, la información disponible es contradic- obtenidas (Shoemaker WC), llevó a la generalización del tra-
toria. La disminución de la mortalidad observada desde la in- tamiento del shock séptico con monitoreo hemodinámico
troducción del drenaje percutáneo parecería correlacionarse invasivo y manipulación con drogas cardioactivas a fin de
mejor con el diagnóstico temprano y la localización más preci- obtener niveles de índice cardíaco > 4,5 1/min/m2 de superfi-
sa del absceso que con la técnica de drenaje empleada (Deveney cie corporal, D 0 2 > 600 ml/min/m2 y V 0 2 > 170 ml/min/m2,
CW, 1988; Levison MA, 1992). Si bien es necesaria mayor para replecionar de oxígeno a los tejidos y prevenir la
experiencia para poder extraer conclusiones definitivas, este disfunción orgánica. Estas variables habían sido identificadas
aspecto parece tener grandes posibilidades de desarrollo. previamente como valores medianos máximos que distinguían
El segundo pilar de tratamiento es el[sostén de las funcio- a pacientes sobrevivientes al shock con respecto a los no so-
nes vitales (fig. 1-8) alteradas secundariamente por la sepsis. brevivientes (Shoemaker WC, 1973). La elevación de la DO,
Esto incluye el uso de ventilación mecánica, diálisis y drogas a niveles llamados "supranormales" mejoró los resultados en
vasoactívas para corregir las alteraciones hemodinámicas pre- el tratamiento de pacientes con shock séptico (Edwards JD,
sentes. En los pacientes críticamente enfermos con sepsis, como 1989; Tuchschmídt J, 1992). La estrategia propuesta consiste
se ha expresado antes, existe una relación anormal entre el en administrar volumen de fluidos (ya sean cristaloides o
consumo tisular de oxígeno (V0 2 ) y la disponibilidad de oxí- coloides) en tanto se obtenga incremento en el índice cardía-
geno (D0 2 ), que genera un estado patológico de "dependencia co, la D 0 2 y la V0 2 , fijando como límite una presión pulmonar
del suministro" (supply dependence) (Dantzker D, 1989). El capilar enclavada (PCPE) de 18 mmHg con el fin de evitar el
oxígeno es el sustrato presente en la circulación que más de- edema pulmonar. Si los valores propuestos no son alcanzados,
pende del suministro, al tiempo que las reservas tisulares en se administra un agente inotrópico, como dobutamina, en do-
relación con su consumo son más bajas que para cualquier sis progresivamente mayores, hasta llegar a ellos, a menos que
otro metabolito. se produzca taquicardia sinusal > 140 latidos / minuto, arritmias
Se ha observado que los pacientes sépticos que muestran o evidencias de isquemia miocárdica. Si se genera hipotensión
un patrón de dependencia del suministro tienen mayor morta- (debido al efecto p - adrenérgico), es posible corregirla admi-
lidad que aquellos que no lo presentan (Bihari D, 1987; nistrando más volumen y sumando agentes con actividad
Gutiérrez G, 1986). Esta tendencia, junto con la aparente in- vasopresora (dopamina en dosis con actividad oc-adrenérgica
capacidad de los tejidos periféricos de aumentar la tasa de ex- (> 15 (ig/kg/min) o norepinefrina (Shoemaker WC, 1990 a).
tracción de oxígeno, ha llevado a que algunos investigadores Si bien en muchas unidades de terapia intensiva esta estra-
propusieran la manipulación activa de la D 0 2 para alcanzar tegia de tratamiento fue adoptada con entusiasmo, algunos in-
niveles preestablecidos de V0 2 , ya que los tejidos mantienen vestigadores permanecen escépticos respecto de su efectivi-
la capacidad de utilizar el oxígeno si éste les es ofrecido en dad. El hecho de que aproximadamente las dos terceras partes
niveles adecuados (Bihari D, 1987; Kaufman BS, 1984). La de los pacientes alcancen los valores deseados con la adminis-
disponibilidad de tecnología que permitía el monitoreo tración intravenosa de fluidos (Shoemaker WC, 1990 b) o con
hemodinámico invasivo y la medición de la saturación de oxí- apoyo inotrópico moderado plantea la posibilidad de que sim-
geno en la sangre posibilitó el uso clínico de las variables de plemente presenten una mayor reserva fisiológica y por ende
transporte de oxígeno como índices de la función cardiovas- mejor pronóstico, ya que en un número sustancial de pacien-

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1. RESPUESTA A LA INJURIA 11

tes es imposible incrementar el consumo de oxígeno a pesar tes inotrópicos (Lee RM, 1988). El nivel óptimo de PPE se
de un apoyo inotrópico agresivo. En estos casos los resultados debe determinar mediante el monitoreo hemodinámico, ya que
son malos, y el uso de altas dosis de agentes inotrópicos se va a ser aquel que permita la mejor D0 2 . En efecto, si el uso
asocia a un incremento en las complicaciones, tales como de altos niveles de PPE lleva a una buena Pa0 2 pero determina
taquiarritmias, isquemia miocárdica y mala distribución del una caída significativa del volumen minuto, el resultado pue-
flujo sanguíneo tisular (Hayes MA, 1993). de ser una peor D0 2 , con la consecuente hipoxia tisular, y
En un estudio reciente, el tratamiento de pacientes críticos mayor riesgo de disfunción orgánica (Raimondi G, 1989).
dirigido a obtener valores supranormales de D 0 2 no demostró Existen SDRA cuya gravedad torna insuficiente el uso de
mejorar los resultados con respecto a un grupo control. En PPE. El empleo de óxido nítrico por vía inhalatoria en estos
este estudio, los pacientes fueron aleatorizados después de tra- pacientes permite la vasodilatación selectiva de las áreas del
tarlos con reposición de volumen hasta alcanzar una presión lecho vascular pulmonar que se hallan ventiladas, mejorando
óptima de llenado auricular izquierda. Sólo aquellos pacientes así la relación ventilación-perfusión y posibilitando una D0 2
que no alcanzaban los valores preestablecidos eran asignados no alcanzable por otros medios (Rossaint R, 1993). Aún no
luego a tratamiento con dobutamina o al grupo control. existen datos que permitan evaluar el impacto de esta modali-
Sorprendentemente el grupo control presentó menor mortali- dad terapéutica en la mortalidad de los pacientes con shock
dad (34 %) que el grupo tratado (54 %) (p = 0,04, intervalo de séptico acompañado de SDRA grave, pero los estudios reali-
confianza 0,9 a 39,1 %), lo cual sugeriría que en algunos ca- zados brindan perspectivas alentadoras.
sos los esfuerzos agresivos destinados a incrementar el consu- El tercer pilar posible del tratamiento de la sepsis es toda-
mo de oxígeno pueden ser deletéreos, quizá como consecuen- vía un área colmada de hipótesis atrayentes y carente de he-
cia de una exacerbación de la mala distribución del ñujo san- chos concretos. El desarrollo de nuevas drogas para el trata-
guíneo en la microcirculación, peoría de la perfusión de órga- miento de la sepsis se ha basado en parte en la premisa de que
nos vitales y mayor incidencia de disfunción orgánica múlti- neutralizando o interfiriendo las toxinas bacterianas o los
ple en presencia de dosis elevadas de dobutamina. El subgrupo mediadores potencialmente dañinos liberados por el huésped,
de pacientes con shock séptico no mostró diferencia significa- es posible detener o enlentecer el síndrome séptico. El nivel
tiva entre el grupo tratado y el grupo control en cuanto a mor- de detalle obtenido en la fisiopatología del síndrome permitió
talidad (Hayes MA, 1994). Por lo tanto, en qué medida es ne- elaborar distintas estrategias de tratamientos, que se resumen
cesario elevar la D 0 2 a niveles normales o supranormales con- en la tabla 1-1.
tinúa siendo materia de controversia.
Paralelamente, el tratamiento de la falla respiratoria, fre- Tabla 1-1
cuente en el shock séptico, es de fundamental importancia. En
modelos caninos de shock endotóxico se ha demostrado un
incremento en el porcentaje del gasto cardíaco dirigido a los
músculos respiratorios, en el ñujo sanguíneo total de los múscu-
los respiratorios y en el consumo diafragmático de oxígeno
(Hussain SN, 1985). El uso de ventilación mecánica disminu-
yó el flujo sanguíneo dirigido a los músculos respiratorios a
una cuarta parte y produjo un incremento de la perfusión del
tracto gastrointestinal, el cerebro y los músculos esqueléticos.
Sobre la base de estos resultados se ha propuesto que es nece-
sario el inicio temprano de la ventilación mecánica en los pa-
cientes con sepsis e hiperventilación, hipótesis que no ha sido
aún firmemente demostrada en ensayos clínicos (Lee RM,
1988). La decisión de iniciar ventilación mecánica en el pa-
ciente séptico, por otra parte, no difiere de la de otros pacien-
tes con insuficiencia respiratoria. Cuando el aparato respirato-
rio es incapaz de satisfacer las necesidades metabólicas, se
considera que existe insuficiencia respiratoria, y habitualmente
ésta se halla presente cuando la Pa0 2 es menor de 50 mmHg o
la PaC0 2 es mayor de 50 mmHg (coexistiendo con una caída
del pH). Aproximadamente el 30-40 % de los pacientes con
shock séptico desarrollan el síndrome de dificultad respirato-
ria del adulto (SDRA), y en estos casos existe una refractariedad
al uso de fracciones inspiratorias de oxígeno (Fi0 2 ) elevadas,
por la presencia de un importante shunt intrapulmonar. En ta-
les circunstancias se requiere el uso de presión positiva de fin
de espiración (PPE) a fin de reclutar unidades alveolares colap-
sadas, disminuir el shunt y permitir el uso de menores FiÓ 2
con una mejor PaO,. El incremento de las presiones
intratorácicas y la inflación pulmonar puede determinar una
disminución indeseada en el gasto cardíaco, especialmente
cuando se usan niveles elevados de PPE o existe depleción de
volumen intravascular, o si el paciente dispara el respirador.
En estos casos, debe intentarse restablecer un gasto cardíaco
adecuado mediante la reposición de fluidos y el uso de agen-

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12 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

Tratamientos antiendotoxina dios esencialmente no pudieron reproducir la mejoría en la


sobrevida en pacientes con sepsis, ni lograron reproducir la
Como ya se ha expresado anteriormente, en algún momento observación original de Baumgartner (Baumgartner JD, 1985)
se pensó que la endotoxina era el mediador universal del shock acerca de la disminución de la incidencia de shock séptico por
séptico (Van Dervort AL, 1994). Posteriormente se supo que gramnegativos en pacientes quirúrgicos de alto riesgo (The
las bacterias grampositivas podían ocasionar el síndrome en intravenous immunoglobulin collaborative Study Group,
ausencia de endotoxemia (Natanson C, 1989), a través de la 1992). El paso siguiente en la evolución de la inmunoterapia
liberación por parte de las células del huésped de mediadores pasiva de la sepsis fue el desarrollo de anticuerpos mono-
idénticos a los implicados en el shock mediado por endotoxina. clonales, con los cuales se obviaban los inconvenientes plan-
La endotoxina es sólo uno de los muchos productos teados previamente para los anticuerpos policlonales dirigi-
bacterianos que pueden disparar la sepsis, y es posible que se dos contra el núcleo del LPS.
produzca sepsis y shock séptico en su ausencia. Por lo tanto, Anticuerpos monoclonales dirigidos a epítopes del nú-
los enfoques terapéuticos dirigidos a bloquear los efectos de cleo polisacárido y al lípido A: E5 y HA-1A. El anticuerpo
la endotoxina sólo tendrán éxito en los casos de sepsis media- monoclonal (AcM) HA-1 A (fig. 1-9) es una IgM cuyo sitio de
da por gramnegativos, que constituyen aproximadamente en- unión al LPS no ha sido definido con precisión (Teng NNH,
tre el 30 y el 50 % del total. Existen diferentes tipos de 1985), si bien se asume habitualmente que está dirigida contra
anticuerpo antiendotoxina que pueden ser empleados para neu- el lípido A del LPS (Ziegler EJ, 1991). HA-1A demostró ini-
tralizar sus efectos biológicos: cialmente un efecto protector contra infecciones heterólogas
1. Anticuerpo dirigido contra cadenas laterales (antiantígeno por gramnegativos en modelos animales (ratones inoculados
O): vacunas octavalentes contra P. aeruginosa. con recuentos bacterianos normalmente letales) (Teng NNH,
2. Antinúcleo polisacárido policlonal: R595; J5. 1985) y conejos neutropénicos infectados con P. aeruginosa
3. Anticuerpo monoclonal humano IgM antilípido A: HA-1 A. (Ziegler EJ, 1987). Aunque una serie de estudios similares
4. Anticuerpo monoclonal murino IgM antilípido A: E-5. mostraron resultados que arrojaban dudas sobre el efecto de
Anticuerpos anticomponente polisacárido del LPS. Las HA-1 A, ya sea por eficacia marginal (FeeLeyTW, 1987) o no
cadenas laterales de polisacáridos son altamente inmuno- mostrar eficacia alguna (Baumgartner JD, 1990), se sentaron
génicas, pero sus características antigénicas varían entre las las bases que determinaron el estudio del anticuerpo
distintas cepas bacterianas. Debido a la amplia diversidad exis- monoclonal en el hombre.
tente en los antígenos O, utilizar inmunoterapia pasiva con Ziegler y colaboradores llevaron a cabo un trabajo
anticuerpos específicos para cada serotipo es irrealizable en la prospectivo, aleatorizado a doble ciego, controlado con
práctica clínica diaria: se requeriría un anticuerpo diferente placebo, en el cual se enrolaron 543 pacientes con signos de
para cada serotipo bacteriano, de manera que para tratar una sepsis, que recibieron 100 mg de HA-1 A (dosis única) o
infección por E. coli se necesitarían unos 50 anticuerpos dife- albúmina (controles). Esta población presentó bacteriemia
rentes. Este enfoque sólo ha sido empleado en situaciones muy documentada por gramnegativos en el 37 %, y el análisis de la
específicas (bacterias con pocos serotipos que generan alta eficacia de HA-IA se realizó en este subgrupo. En ese estu-
morbimortalidad, como P. aeruginosa). dio, los autores demostraron una disminución significativa de
La estrategia para diseñar un anticuerpo "de amplio espec- la mortalidad a 28 días en pacientes con sepsis y bacteriemia,
tro" se centró entonces en los componentes comunes para to- al igual que en pacientes con shock séptico y bacteriemia. Al
das las bacterias: el núcleo polisacárido y el lípido A. mismo tiempo, no se observaron efectos adversos atribuibles
La posibilidad de obtener cepas de bacterias gramnegativas al HA-IA y no se detectaron anticuerpos anti-HA-1 A (Ziegler
mutantes, con LPS carente de cadenas laterales (antígeno O), EJ, 1991) (el HA-IA tiene una cadena J de origen murino en
y en algunos casos, de componentes del núcleo polisacárido, su estructura, motivo por el cual era putativamente
permitió lograr anticuerpos dirigidos a un componente común inmunogénico) (Teng NNH, 1985),-Este trabajo generó un
a todas las bacterias gramnegativas. enorme entusiasiho ante la perspectiva de atacar la raíz misma
Los experimentos con modelos de sepsis en animales de- de la fisiopatología de la sepsis, y permitió vislumbrar un fu-
mostraron el valor potencial de la inmunización pasiva con turo tratamiento de ésta basado en una combinación de
anticuerpos heterólogos (Ziegler EJ, 1973; Spier JS, 1989) y antibióticos, anticuerpos antiendotoxina y agentes que bloquea-
llevaron al primer ensayo clínico en el hombre en 1982. En ran o interfirieran las citoquinas mediadoras de la respuesta
este estudio, con diseño prospectivo, aleatorizado a doble cie- inflamatoria sistémica y el daño tisular (Wolff SM, 1991), y
go, controlado con placebo (suero no inmune), se usaron fue determinante en la liberación de HA-IA para su uso clíni-
anticuerpos policlonales provenientes de voluntarios huma- co en Europa. El estudio realizado por Ziegler y colaborado-
nos sanos inyectados con una vacuna obtenida de E. coli res con HA-IA originó posteriomente una gran polémica res-
imitante (J5). El estudio demostró una clara mejoría de la pecto de la validez de los resultados obtenidos. En efecto, como
sobrevida en los pacientes con bacteriemia por gramnegativos, se dijo anteriórnente, la única diferencia que tuvo significa-
con sepsis, sepsis severa y shock séptico (Ziegler EJ, 1982). ción estadística observada por los autores fue la mortalidad a
Posteriormente, otros autores consiguieron resultados alenta- 28 días en aquellos pacientes con bacteriemia por
dores con antisueros policlonales antiendotoxina (Baumgartner gramnegativos y sepsis (HA-l-A: 30 %; placebo: 49 %, re-
JD, 1985; Lachman E, 1984). El empleo de antisueros huma- ducción de mortalidad del 39 %) o shock séptico (HA-IA:
nos policlonales para tratar pacientes sépticos presenta varios 33 %; placebo 57 %, reducción de mortalidad del 42 %). El
inconvenientes, tales como los problemas prácticos asociados análisis de la probabilidad de sobrevida por medio de curvas
con la preparación, la dificultad para valorar la actividad bio- de Kaplan-Meier mostró una p significativa (p = 0,014 y 0,017,
lógica de cada preparado (y por ende, la dificultad para respectivamente) en ambos grupos a favor de HA-IA. La va-
estandarizarlo) y la posibilidad de efectos tóxicos en los vo- lidez de los resultados fue cuestionada posteriormente, ya que
luntarios vacunados y de transmisión de infecciones por me- el análisis de los datos realizado en una reunión de la Food
dio de la sangre (Baumgartner JD, 1987), otros nuevos estu- and Drug Administration (FDA) de los Estados Unidos difirió

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1. RESPUESTA A LA INJURIA 13

con el informado en el trabajo original. Debido a que el proto- tos adversos graves atribuibles a E5 en este estudio. El segun-
colo original del estudio no fue respetado y la eficacia de la do ensayo clínico abarcó 847 pacientes. En los 530 pacientes
droga no se demostró de manera concluyente, sumado a las con bacteriemia por gramnegativos sin shock refractario, el
reservas expresadas por el comité asesor de la FDA y por tratamiento con E5 no modificó la sobrevida. Aunque se ob-
Warren y colaboradores, la FDA denegó la aprobación del HA- servó una tendencia hacia la mejoría de la sobrevida en aque-
1A para su uso clínico en los Estados Unidos, si bien se consi- llos pacientes con disfunción orgánica sin shock refractario
deró que la evidencia del beneficio del empleo del HA-1A era (pacientes con coagulación intravascular diseminada, SDRA
lo suficientemente sugestiva como para justificar la realiza- o insuficiencia renal aguda), no alcanzó una significación es-
ción de un segundo ensayo clínico, que fue iniciado en junio tadística. Sin embargo, E5 protegió contra el desarrollo de al-
de 1992 con el nombre de Centoxin HA-1A. Efficacy in Septic gunas fallas orgánicas, aunque sólo se alcanzó significación
Shock Trial (CHESS trial), diseñado para evaluar la mortali- estadística en la protección contra el SDRA y la disfunción
dad a 14 días en pacientes con bacteriemias por gramnegativos del sistema nervioso central. Esto sugiere que una indicación
y shock. El estudio se suspendió en enero de 1993 debido a para el uso de E5 sería la presencia de disfunción orgánica en
que el análisis preliminar realizado por Ceptocor reveló una pacientes con infección documentada por gramnegativos que
mortalidad excesiva en el grupo de pacientes sin bacteriemia no se hallen en shock (HoffmanWD, 1994).
que recibieron HA-1A con respecto al grupo placebo (Luce Sin embargo, al efectuar un metaanálisis combinando da-
JM, 1993). Esto determinó que HA-1A fuera retirado del mer- tos de los dos estudios, E5 demostró disminuir el tiempo trans-
cado europeo. No se prevén nuevos estudios con HA-1A. currido hasta la recuperación de las disfunciones orgánicas y
El E5 (fig. 1-9) es un anticuerpo monoclonal de origen mejorar la sobrevida de los pacientes con infección por
murino de tipo IgM, con una alta especificidad de unión, diri- gramnegativos con disfunción orgánica que no se hallaran en
gido contra el lípido A (Young LS, 1989). Los estudios reali- shock refractario (aquel que no responde a fluidos endovenosos
zados en animales mostraron resultados variables, pero suges- ni vasopresores). En razón de estos datos, un tercer ensayo
tivos de eficacia por lo menos marginal en la mayoría de ellos multícéntrico con E5 está siendo realizado.
(Wheeler AP, 1990; Greenman RL, 1991; Young LS, 1989; Neutralización de la endotoxina con proteína recom-
Fink MP, 1993). Subsecuentemente, se realizaron dos grandes binante bactericida incrementadora de la permeabilidad
ensayos clínicos multicéntricos, aleatorizados, controlados con (PBIP). Esta proteína fue aislada de los granulos azurófilos
placebo. de los neutrófilos humanos y posee una potente actividad
El primero de ellos incluyó a 468 pacientes, de los cuales antimicrobiana contra bacterias gramnegativas (fig. 1-9). La
316 (67,5 %) tenían bacteriemia por gramnegativos. En este PBIP se une al LPS por el lípido A y neutraliza su actividad
subgrupo, 179 pacientes (56,6 %) presentaban shock. En los biológica, ejerciendo un efecto antagónico sobre la proteína
316 pacientes con bacteriemia no se observó mejoría de la ligadora de lipopolisacáridos (PLL). De este modo, PBIP ejer-
sobrevida con el E5. Sin embargo, en el subgrupo de pacien- cería una regulación negativa sobre la respuesta inflamatoria
tes con bacteriemia sin shock refractario (137 pacientes), el desencadenada por la interacción LPS-PLL. La especificidad
E5 se asoció a una mejoría en la sobrevida de 2,3 veces con de unión y afinidad de PBIP por el LPS ha demostrado ser,
respecto al grupo control (p = 0,01), así como a una mayor tanto in vivo como in vitro, superior a la de los anticuerpos
resolución de fallas orgánicas (54 % para E5 contra 30 % para monoclonales usados en ensayos clínicos, HA-1A y E5 (Marra
placebo, p = 0,05) (Bone RC, 1995). No se comprobaron efec- M, 1994). En modelos animales de desafíos con endotoxina

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14 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

en dosis letales, la PBIP demostró un claro efecto protector ción de la producción de TNF y algún tipo de interferencia en
(Fisher CJ Jr.. 1 9 9 4 ) . Si efectivamente la PBIP es un la acción de éste (Waxman K, 1990).
modulador negativo fisiológico de la respuesta inflamatoria Los corticosteroides actúan en un paso ulterior de la
desencadenada por la endotoxina, es factible que la adminis- biosíntesis del TNF, bloqueando la activación del ARNm de
tración exógena de PBIP sea efectiva en el tratamiento de la TNF e impidiendo su traducción (Beutler B, 1986). Este efec-
sepsis por bacterias gramnegativas. to es independiente de los inhibidores de la traducción, y, como
Comentarios acerca de las terapéuticas antiendotoxina. sería de esperar, aditivo al de éstos.
Hasta el momento, las evidencias existentes no permiten con- A pesar de que en modelos animales de endotoxemia o
siderar los tratamientos dirigidos a neutralizar la actividad bio- bacteriemia por gramnegativos la administración temprana de
lógica de la endotoxina como estándares de cuidado, y aún es corticosteroides demostró ser beneficiosa (Pitcairn M, 1975;
incierto si este enfoque del tratamiento del shock séptico será Hinshaw LB, 1978; Hinshaw LB, 1979), estos beneficios no
alguna vez efectivo. han podido ser demostrados en los trabajos más importantes
Existen datos que sugieren que la endotoxina tiene un va- (por la calidad y el número de pacientes) realizados hasta la
lor limitado como blanco terapéutico. La endotoxina induce fecha (Bone RC, 1987, The Veterans Administration Systemic
tolerancia rápidamente en el shock séptico de novo, por lo cual Sepsis Cooperative Study Group 1987). Se ha sugerido que,
la inhibición de sus efectos biológicos sólo sería efectiva en de todos modos, es necesario investigar más antes de poder
las primeras fases de la sepsis (Van Dervort AL, 1994). La llegar a conclusiones definitivas sobre la cuestión, ya que: 1)
endotoxina extravascular, que podría ser capaz de estimular la Estos estudios no evalúan críticamente el subgrupo de pacien-
liberación de mediadores endógenos implicados en la génesis tes con sepsis por gramnegativos. El trabajo del VAMC mues-
del shock séptico, es inaccesible a todos los agentes neutrali- tra datos sugerentes de que los corticoides podrían ser útiles
zadores que actúan en el compartimiento endovascular. La PLL en este subgrupo, pero limitaciones en el número y poder esta-
y CD14 (el receptor del complejo LPS-PLL) constituyen blan- dístico de la muestra le impiden obtener conclusiones definiti-
cos hipotéticos de la inmunoterapia pasiva. Se ha demostrado vas (Nicholson DP, 1989). 2) El trabajo de Bone y colabora-
que la depleción de PLL del suero y el bloqueo de CD14 con dores presentaba una distribución desigual, con mayor núme-
anticuerpos monoclonales específicos determinan que la acti- ro de pacientes con niveles elevados de creatinina y shock al
vación del macrófago y la secreción de TNF en presencia de ingreso en la rama asignada al tratamiento con corticosteroides,
endotoxina disminuyan notablemente (Schumman RR, 1990; lo cual determinó que se le hicieran algunas críticas
Wright SD, 1990). Los datos actuales son insuficientes para (Neugebauer E, 1988). 3) La disminución en la activación para
predecir el papel real de estos enfoques en el tratamiento de 3a la traducción del ARNm del TNF se logra con dosis bajas de
sepsis. esteroides. Los ensayos clínicos en seres humanos usaron do-
sis elevadas, con lo cual los efectos beneficiosos pueden ha-
Tratamientos que actúan en la fase de síntesis y ber sido anulados por el efecto inmunosupresor de los
secreción de citoquinas y anticuerpos anticitoquinas corticoides en esas dosis. Al mismo tiempo, la disminución de
la producción de citoquinas es óptima administrando los
Teniendo en cuenta las correlaciones precedentes, y que esteroides antes del inicio del tratamiento antibiótico. Se halla
esa secuencia de activación es común a todo síndrome sépti- en marcha un ensayo clínico para investigar el efecto de las
co, independientemente del agente etiológico, la perspectiva dosis bajas de esteroides administradas previamente al
de bloquear o modular esa secuencia para evitar la sepsis es antibiótico en niños con sepsis.
más interesante que la neutralización de la endotoxina, que Los anticuerpos monoclonales anti-TNF, a diferencia de
limita los beneficios del tratamiento a aquellos pacientes in- los anteriores, tienen una acción específica sobre el TNF, neu-
fectados por bacterias gramnegativas. tralizando su actividad biológica. En 1985, Beutler y colabo-
Estrategias para modular los efectos de TNF e IL-1. La radores demostraron que los anticuerpos policlonales anti-TNF
transcripción del gen de TNF a ARN mensajero, la traducción podían ser beneficiosos en la endotoxemia (Beutler B, 1985).
de este ARNm a proteína y el procesamiento postraducción Posteriormente, se desarrollaron anticuerpos monoclonales,
hasta la secreción de TNF maduro son procesos independien- que también demostraron efectividad en modelos animales
temente regulados, por lo cual podrían ser bloqueados por dro- (Tracey KJ, 1987; Hinshaw LB, 1992; Jesmok G, 1992). Aun-
gas de manera también independiente. que en modelos murinos de peritonitis bacteriana el uso de
En la figura 1-10 se esquematizan todos los pasos que, teó- anticuerpos monoclonales anti-TNF no modificó la sobrevida
ricamente, son pasibles de intervención farmacológica. (Bagby GJ, 1991; Zanetti G, 1992; Echtenacher B,1990), las
Los agentes que incrementan la concentración de evidencias de los otros estudios mencionados llevaron a ensa-
adenosinmonofosfato cíclico (AMPc) disminuyen la produc- yos clínicos en seres humanos. Un ensayo de fase II en 80
ción de TNF (Endres S, 1991), como ocurre con la dobutamina, pacientes empleando un anticuerpo monoclonal muríno anti-
la amrinona y la pentoxifilina. En el caso particular de la TNF no demostró mejoría en la sobrevida (Fisher CJ, 1993).
pentoxifilina, existen evidencias de que mejora la sobrevida En un ensayo multicéntrico de fase III llevado a cabo en pa-
en modelos animales de sepsis y shock endotóxico (Waxman cientes con shock séptico, si bien se objetivó una disminución
K. 1990: Tighe D, 1990; Chalkiadakis G, 1986) en virtud de en la mortalidad a 28 días, ésta no alcanzó niveles de signifi-
sus múltiples mecanismos de acción, ya que incrementa la cación estadística (Wherry J, 1993). Un segundo ensayo clíni-
deformabilidad de los glóbulos rojos y causa liberación de co de mayor magnitud se halla en planeamiento para dirimir
prostaciclina, con lo cual podría tener un efecto de mejoría en el valor real de esta terapéutica en pacientes con shock séptico
las alteraciones de la microcirculación características de la (Ann. Intern. Med. 120: 771-783, 1994).
sepsis; disminuye la adhesividad de los polimorfonucleares La otra alternativa de bloqueo específico de la acción del
(PMN) activados al endotelio, y posiblemente afecte también TNF es el uso de receptores de TNF solubles (rsTNF), de los
la liberación lisosómica y de anión superóxido por los PMN. cuales se conocen el tipo I y el tipo II. En los sujetos sanos hay
Parte de estos efectos parecen estar mediados por la inhibi- niveles circulantes detect&bles de receptores solubles de TNF,

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1. RESPUESTA A LA INJURIA 15

Aumento del AMPc:


B2-agonistas
pentoxifilina
amrinona

Corticosteroides

Anticuerpos
anti-TNF

Receptores
solubles de TNF

Fig. 1-10. Sitios pasibles de bloqueo de la activación inmunológica.

que se originan a partir del clivaje proteolítico de receptores te una posibilidad teórica de actuar en forma específica sobre
de TNF unidos a células (Dinarello CA, 1993). La estrategia IL-1, ya que su procesamiento requiere un paso de clivaje
de utilizar receptores solubles para ligar el TNF y neutralizar proteolítico (Thornberry NA, 1992). La inhibición de esta
de tal modo su efecto biológico presenta una desventaja con enzima convertidora puede ser una forma de modular de ma-
respecto al uso de anticuerpos monoclonales anti-TNF, debi- nera específica el efecto de IL-1. Finalmente, se puede blo-
do a que la menor vida media de los rsTNF obligaría a la quear a IL-1, una vez que éste ha sido secretado, mediante
infusión frecuente o continua, mientras que los anticuerpos receptores solubles de IL-1; anticuerpos antirreceptor de IL-1
monoclonales anti-TNF presentan una vida media prolongada o antagonistas del receptor de IL-1 (IL-l ra ).
que permite emplear dosis únicas o repetidas sólo una vez. Receptores solubles de IL-1 (rslL-1). Los rsIL-1 están for-
Para resolver este inconveniente, se han diseñado moléculas mados por los dominios extracelulares del receptor para IL-1.
quiméricas que combinan, por ejemplo, el dominio extraceiuiar Existen dos tipos de receptor para IL-1. El tipo I se descubrió
de dos receptores de TNF humanos con una cadena pesada de en células endoteliales, hepatocitos, fibroblastos, queratinocitos
inmunoglobulina (Peppel K, 1991). Esta molécula presenta una y linfocitos T. El tipo II se encuentra en monocitos. neutrófilos
vida media que se aproxima a la de un anticuerpo producido y linfocitos B. Los rsIL-1 usados son de! tipo I. y se unen y
naturalmente. Los ensayos clínicos de rsTNF en animales neutralizan a IL-1. El rsIL-1 mejoró la sobrevida de ratones
! babuinos) revelaron una reducción en la severidad del estado con alotrasplante cardíaco (Fanslow WC. 1990) y se halla ac-
de shock inducido por E. coli (Zee KJ, 1992). Los ensayos en tualmente en ensayos clínicos de fase II para tratamiento del
seres humanos arrojaron serias dudas sobre la utilidad clínica SIRS en el hombre (Dinarello CA, 1993)'
potencial de los rsTNF. En un ensayo en fase II aleatorizado a Anticuerpos antirreceptor de IL-1 (anti-IL-lR). En mode-
doble ciego, 141 pacientes con síndrome séptico recibieron los de inflamación sistémica en ratones, el uso de anti-IL-lR
placebo o dosis bajas, intermedias o altas de rsTNF Los resul- disminuyó la anorexia, la pérdida de peso corporal y la pro-
tados en pacientes que recibieron dosis altas e intermedias de ducción de IL-6 (Gershenwald IE, 1990). La significación de
rsTNF fueron significativamente peores que los que recibie- estos hallazgos es incierta en el mejor de los casos y, por lo
ron placebo. Si este efecto deletéreo no puede ser explicado tanto, no se han efectuado ensayos clínicos en el hombre.
por un desequilibrio en la aleatorización o por un efecto Antagonista del receptor de IL-1 (IL-lr"). El IL-l ra es un
idiosincrásico de la droga, el uso clínico de rsTNF tiene los compuesto presente naturalmente en varios fluidos corpora-
días contados (Ann. Intern. Med. 120:771-784, 1994). les. Inhibe la actividad de IL-1 compitiendo con éste por su
Las estrategias posibles para bloquear la actividad de IL-1 receptor celular (Arend WP, 1991). En pacientes con SIRS o
son similares a las descriptas para TNF. Existen drogas que con endotoxemia, los niveles endógenos de IL-l r a se
actúan en forma no específica, ya que su efecto no se limita a incrementan y llegan a centuplicar los niveles de IL-1
la IL-1. Así, los corticoides, cuya acción sobre el TNF ha sido (Granowitz EV, 1991; Fisher E, 1992 a). Es impreciso el sig-
previamente explicada, disminuyen la expresión transcrip- nificado funcional de este fenómeno, ya que las respuestas
cional y postranscripcional de IL-1 (Knudsen PJ, 1987). Exis- generadas por IL-1 se producen de todas maneras, por cuanto

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16 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

la ocupación de un mínimo porcentaje de receptores por IL-1 subgrupo pertenece un paciente dado, el uso de tratamientos
es suficiente para desencadenar su efecto biológico (Dinarello anticitoquinas debe continuar en el marco de protocolos de
CA. 1991). En los ensayos clínicos, el incremento progresivo investigación bien diseñados, hasta tanto se sepa con exacti-
de la relación moléculas de IL-l r "/IL-l determinó mejoría en tud si existe alguna población de pacientes sépticos que se
las tasas de sobrevida en modelos animales (Ohlsson K, 1990; beneficie con su uso, y cuáles son las características que defi-
Alexander HR. 1991). En seres humanos, los niveles nen a esa población.
plasmáticos de IL-1 ra empleados eran 10.000 veces superiores
a ios niveles de IL-1 (Fisher CJ, 1994 b). En modelos anima- Estrategias terapéuticas basadas en la modulación
les. la administración de IL-1"1 redujo la mortalidad en rato- de la acción de los neutrófilos
nes. conejos y babuinos expuestos a dosis letales de endotoxina
íFisher E, Ohlsson K, 1990; Alexander HR, 1991) o E. coli El papel de los neutrófilos en la sepsis se conoce cada vez
(Fisher E, 1992 b). con mayor detalle. Existen evidencias de que el neutrófilo, a
En el hombre existen hasta la fecha dos trabajos principa- través de la liberación de enzimas lisosómicas y especies
les: un estudio de fase II abierto, controlado con placebo, reactivas del oxígeno (peróxido de hidrógeno, anión
aleatorizado, en pacientes con sepsis o shock séptico, en el superóxido), es responsable del daño endotelial difuso que lleva
cual se usaron infusiones continuas de IL-l ra durante 72 horas. a la hiperpermeabilidad vascular y la disfunción multiorgánica.
Las dosis mayores se correlacionaron con una mejor sobrevida Como se expresó anteriormente, el aumento de citoquinas
a 28 días (p = < 0,02) (Fisher CJ, 1994 b). Un segundo estudio circulantes (en especial IL-1 y TNF) lleva a los neutrófilos a
de fase III aleatorizado, controlado con placebo adoble ciego, un estado de activación, con mayor producción de enzimas
que incluyó 893 pacientes con sepsis y shock séptico, no mos- lisosómicas (Malech HL, 1987) e incremento del "burst" res-
tró diferencias significativas en la mortalidad a 28 días. Sin piratorio, que lleva a mayor producción de radicales libres.
embargo, un análisis retrospectivo realizado sobre un modelo Estos productos son capaces de producir injuria grave al
de predicción del riesgo de muerte por sepsis demostró que en endotelio vascular (Bone RC, 1992). Simultáneamente, en la
el subgrupo de pacientes que presentaban un riesgo de muerte membrana del neutrófilo se incrementa la expresión de molé-
igual o mayor al 24 %, el uso de IL-l ra produjo una disminu- culas de adhesión, llamadas integrinas. Estas moléculas de
ción de la mortalidad del 22 % (p = 0,03). Asimismo, un aná- adhesión interactúan con otras moléculas, cuya expresión en
lisis secundario y retrospectivo demostró un aumento del tiem- la membrana de las células endoteliales también se incrementa
po de sobrevida en aquellos pacientes con disfunción de uno o como consecuencia de la acción de las citoquinas. De tal ma-
más órganos y/o un riesgo de muerte > 24 %. Un segundo nera, las citoquinas actúan a la vez sobre los neutrófilos y el
ensayo clínico se halla en curso para confirmar prospecti- endotelio favoreciendo la interacción y adhesión entre sí. En
vamente esta observación (Suffredini AF. Anticytokine un paso posterior, los neutrófilos pasan hacia el tejido, y posi-
therapies. En Natanson C, moderador. Selected treatment blemente, al tiempo que controlan el foco infeccioso, generen
strategies in septic shock on proposed mechanisms of daño tisular por la liberación de las sustancias tóxicas ya men-
pathogenesis. AnnlnternMed 120: 771-783,1994). (Dinarello cionadas. Es notable que esta respuesta de adherencia de
CA, 1993). neutrófilos al endotelio pueda producirse en lechos vasculares
Comentarios acerca de la terapéutica anticitoquinas. que se hallan a distancia del foco infeccioso primario, y en un
Una de las preocupaciones acerca del uso de inhibidores de la grado tal de generar taponamiento ("plugging") vascular de-
acción biológica de las citoquinas es en qué medida el blo- bido a la gran cantidad de neutrófilos adheridos. Esto se ob-
queo de una reacción de defensa del organismo, altamente serva particularmente en dos territorios vasculares: el pulmonar
conservada en la escala filogenética -lo cual habla de su valor y el hepático (Hersch M, 1990). El "plugging" condiciona fe-
para la supervivencia-, puede resultar en un efecto contrapuesto nómenos colaterales de alteración del flujo capilar e hipoxia,
al buscado, incapacitando inmunológicamente al huésped. Los y por la liberación de mediadfc-res leucocitarios. activación de
estudios en animales son situaciones cuidadosamente contro- la coagulación y fenómenos de coagulación intravascular lo-
ladas, homogéneas, que difieren de la situación real observa- cal. Como se dijo anteriormente, existen evidencias claras de
da en los estudios en seres humanos, caracterizados por una que la injuria pulmonar aguda (Bersten A, 1989) y la disfunción
alta heterogeneidad en la población, tipo de infección y grado hepática (Doi F, 1993) que ocurren en el curso de la sepsis son
de desarrollo de la respuesta inflamatoria sistémica. Esto es mediadas al menos parcialmente por la acción de los
más que suficiente para explicar la disparidad que muchas veces neutrófilos, y a partir de este conocimiento, surgen estrategias
existe entre los resultados obtenidos en etapas preclínicas y destinadas a modular esa acción y evitar el daño tisular. Pese a
los observados en fases ulteriores. Es posible que sea necesa- la clara lógica de esta secuencia, los resultados obtenidos no
rio subclasificar a los pacientes para entender mejor qué han sido los esperados. Se podría pensar que inhibiendo la
subgrupo es pasible de" beneficiarse de cada tratamiento en adherencia de los neutrófilos al endotelio el daño local (y en
particular. Tal vez el beneficio de la terapéutica anticitoquinas consecuencia la disfunción orgánica) sería menor y que una
sea posible sólo en quienes presenten una respuesta inflama- mayor activación neutrofílica podría llevar a un daño tisular
toria excesiva que lleve a mayor disfunción endotelial (y a aún mayor. Sin embargo, el neutrófilo es una de las llaves cen-
mayor disfunción orgánica), y que este mismo tratamiento, en trales de la estrategia de defensa del organismo frente a la in-
un paciente con una respuesta inflamatoria "adecuada", sea fección. La función anormal de éste o una disminución de su
perjudicial respecto de un tratamiento convencional que se li- número lleva a un aumento del riesgo de infección. Existen
mite al uso de antibióticos y drenaje con apoyo hemodinámico. estudios que han evaluado el efecto de anticuerpos
De hecho, en algunos modelos animales que tenían un alto monoclonales anti-CDllb/CD18 y el uso de factores de
grado de similitud con las situaciones reales observadas en el estimulación (G-CSF).
hombre, el uso de anticuerpos anti-TNF ha resultado deletéreo Anticuerpos anti-CDllb/CD18. Los estudios realizados
para el huésped (Echtenacher B, 1990). inhibiendo la adherencia de los neutrófilos al endotelio han
Por el momento, dada la imposibilidad de predecir a qué resultado desalentadores. Los anticuerpos monoclonales anti-

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1. RESPUESTA A LA INJURIA 17

CDllb/CD18 inhiben la adherencia de los neutroñlos a las do por la endotoxina, reduciendo el flujo linfático pulmonar
células endoteliales inducida por endotoxina, TNF o comple- (Schneider J et al,1988), los niveles de tromboxano B2 y la
mento, y consecuentemente, el daño endotelial y la migración presión pulmonar. Asimismo, se ha observado una mejoría de
al tejido. la función contráctil diafragmática. En nuestro medio, se com-
Cuando se emplearon AcM anti-CD 1 lb/CD 18 en modelos probó una menor producción de radicales libres por el múscu-
animales, los resultados fueron dispares. Algunos modelos lo esquelético en la peritonitis experimental en la rata tras la
permitieron atenuar el daño pulmonar agudo inducido por administración de SOD (Peralta et al,1993). Efectos similares
neutroñlos activados en condiciones de sepsis (Ismail G, 1987; se demostraron con la administración de catalasa. que con-
Walsh CJ, 1991), pero en otros los resultados fueron negati- vierte al H 2 0 2 en H 2 0 y O r
vos (Sharrar SR, 1991). El uso de AcM anti-CD 1 lb/CD 18 en En otras experiencias se han utilizado atrapadores de
animales que, después de recibirlos eran infundidos con TNF oxirradicales de bajo peso molecular. El dimetilsulfóxido dis-
recombinante, se asoció a una disminución de la mortalidad minuyó la mortalidad por endotoxemia en ratas. Los nitrones,
en las primeras 24 horas en el grupo de animales tratados, pero usados originalmente para detectar radicales libres como
a 7 días tanto la mortalidad global como la disfunción atrapadores del "spin", fueron empleados en otros modelos.
cardiorrespiratoria no mostraron diferencia entre el grupo con- Por ejemplo, el alfa-fenil-N-terbutilnitrono ha determinado una
trol y el tratado (Eichacker PQ, 1992). En un estudio posterior sobrevida de 83 % a 7 días en ratas sometidas a endotoxina,
efectuado por el mismo grupo se evaluó el efecto de AcM anti- comparada con la mortalidad del 100 % a las 24 horas de los
CD 1 lb/CD 18 en perros infectados con E. coli y tratados con animales no protegidos. Finalmente, la vitamina E o aJr'a-
antibióticos. Sorpresivamente, los perros tratados con AcM tocoferol ha mejorado la hemodinamia y la sobrevida de ani-
anti-Dllb/CD 18 presentaron parámetros de función cardio- males con peritonitis experimental. Los efectos potenciales de
vascular y perfusión periférica significativamente peores que los atrapadores de radicales libres en la sepsis humana, como
los que recibieron placebo, así como una tendencia a mayor la N-acetilcisteína, son preliminarmente promisorios en el
mortalidad (Eichacker PQ, 1993). Debido a la asociación con síndrome de dificultad respiratoria del adulto.
niveles elevados de endotoxina en el suero, los investigadores Inhibidores de la liberación de óxido nítrico. Los
han sugerido que el efecto deletéreo de los AcM anti-CDl Ib/ inhibidores de la óxido nítrico-sintetasa o NOS han demostra-
CD18 podría deberse a la mayor dificultad del huésped en la do ciertos efectos favorables en la sepsis. La N-monometil-L-
depuración de productos bacterianos tóxicos (Eichacker PQ, arginina o NMMA revierte la hipotensión inducida por alfa-
1994). La información disponible acerca del valor de uso de TNF o por endotoxina en perros (Kilbourn RG, 1990) y en
AcM antimoléculas de adhesión es fragmentaria. Un ensayo ratas. En pacientes con shock séptico, la administración de
clínico para valorar el efecto del anticuerpo monoclonal 60.3 este inhibidor pudo revertir la hipotensión refractaria. Sin
(que liga a CD18) en la prevención de la disfunción orgánica embargo, en pacientes con sepsis se pudo observar que una
múltiple en pacientes politraumatizados se halla actualmente marcada vasoconstricción y caída del índice cardíaco puede
en realización (Curzen NP, 1994). Estos datos permitirán te- seguir a este tipo de tratamiento (Lorente JA, 1993). En reali-
ner una visión más exacta de cuál es el papel posible para este dad, el NMMA inhibe tanto a la iNOS inducible como a la
tipo de anticuerpos en el tratamiento de la sepsis. Por el mo- cNOS constitutiva y, por lo tanto, puede abolir no sólo a un
mento, aun cuando los AcM anti-CDl lb/CD 18 pueden ate- exceso de óxido nítrico sino como el necesario para mantener
nuar el daño causado por los mediadores inflamatorios en las abiertos los vasos sanguíneos en forma regulatoria fisiológi-
primeras fases de la infección bacteriana, la activación de los ca. La dexametasona que inhibe la iNOS no tiene ventajas clí-
neutroñlos y su capacidad de adhesión son elementos esen- nicas en los grandes estudios. El óxido nítrico puede ejercer
ciales en la respuesta inmune, y su inhibición podría ser en efectos tanto beneficiosos como perjudiciales durante el curso
última instancia una estrategia peligrosa. clínico del shock séptico. En la medida en que sea posible
G-CSF. El factor estimulante de las colonias de granulo- utilizar inhibidores selectivos para la forma inducible de la
citos (G-CSF) es un potente estimulador in vivo e in vitro de la enzima (como los derivados de la aminoguanidina, en estudio
maduración y función de los neutrofilos. Su capacidad para en el presente) o selectivos para ciertos lechos vasculares es
incrementar el número de neutroñlos circulantes y acelerar el factible que se observen los beneficios clínicos que no han
reclutamiento de neutrofilos en los tejidos infectados hace que podido demostrarse con el uso de inhibidores no selectivos.
su uso como adyuvante en el tratamiento de la sepsis sea una
hipótesis atractiva. Ha demostrado ser efectivo en modelos
inmunocompetentes de infección y en un modelo canino de
sepsis, en el cual se observó un aumento de la depuración de BIBLIOGRAFÍA
endotoxina circulante y mejoría del tiempo de sobrevida y de
American College of Chest Physicians/Society of Critical Care Me-
la función miocárdica. Sin embargo, estos estudios no repro- dicine Consensus Conference. Definition for Sepsis and Organ
ducen la secuencia real de eventos tal como se daría en la sepsis Failure and Guidelines for the Use of Innovative Therapies in
clínica, y no se han efectuado aún estudios que brinden una Sepsis. Crit Care Med. 20 (6) 864-873, 1992.
perspectiva real de su posible utilidad clínica. Baumgartner JD, Glauser MP, McCutchan JA et al. Prevention of
Atrapadores de radicales libres del oxígeno gramnegative shock and death in surgical patients by antibody to
(scavengers). Diferentes agentes capaces de inhibir una exce- endotoxin core glycolipid. Lancet 2: 59-63, 1985.
siva producción de radicales libres del oxígeno en la sepsis Beal AL, Cerra FB. Múltiple Organ Failure Syndrome in the I990s,
han demostrado su utilidad potencial en diferentes modelos JAMA. 271:226-233, 1994.
de sepsis experimental y en algunos casos en patología huma- Carreras MC, Catz SD, Pargament C, Del Bosco G, Poderoso JJ.
Decreased production or nitric oxide by human neutrophils during
na. La superóxido-dismutasa (SOD) acelera enormemente la septic múltiple organ syndrome. Inflammation 18: 151-161, 1994.
conversión de 0 2 " a H 2 0 2 . La administración exógena de SOD Eichacker PQ. The neutrophil as a therapeutic target in septic shock.
recombinante humana ha reducido el daño pulmonar provoca- En Natanson C, moderator. Selected treatment strategies for septic

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18 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

shock based on proposed mechanisms of pathogenesis. Ann. Parrillo JE. Pathogenetic Mechanisms of Septic Shock. New Eng. J.
Intern. Med. 120:771-83, 1994. Med. 328 (20):1471-773, 1993.
Knaus \VA. \\ agner DP Múltiple systems organ failure: epidemiology Peralta J, Reides C, García S, Llesuy S, Pargament G, Carreras MC,
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Shock based on Selected Mechanisms of Pathogenesis. Ann. treatment of gram negative infections. Rev. Infect. Dis. (suppl.
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Parrillo JE (moderator). Septic Shock in Humans: advances in the Ziegler EJ, Fisher CJ Jr, Sprung CL et al. Treatment of gram-negative
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Desequilibrios hidroelectrolíticos

Carlos Lovesio Los compartimientos líquidos del cuerpo no son, por su-
puesto, espacios hídricos fijos de idéntica composición en el
DISTRIBUCIÓN Y BALANCE DEL AGUA tiempo. Están en constante intercambio unos con otros y, a
Y DEL SODIO causa de las distintas propiedades de la estructura y de la fun-
ción celulares, difieren en su composición de modo importan-
Utilizando técnicas de dilución se estableció que el total te.
de agua corporal, en los adultos, representa entre el 40 y el . El balance medio diario de un adulto normal se representa
60 % del peso total. La amplia variación se debe principal- en la tabla 2-2. Incluso en condiciones de máxima reabsorción
mente a la relación recíproca que existe entre el agua corporal de agua, el organismo es incapaz de evitar la pérdida insensi-
y el agua que contiene la grasa, ya que en las grasas neutras no ble y continua de fluidos a través de la piel, los pulmones y el
existe virtualmente agua. Por lo tanto, una persona obesa tie- aparato digestivo. Para reemplazar estas pérdidas extrarrenales
ne menos agua en relación con su peso que una delgada. Del debe disponer de una ingesta adecuada de agua.
mismo modo, se observa una diferencia significativa entre
varones y mujeres, como consecuencia, principalmente, del
distinto contenido graso en uno y otro sexo. Tabla 2-2. Balance diario del agua
Como resultado del crecimiento y del envejecimiento, se
Ingresos (en mi) Egresos (en mi)
produce una disminución en la proporción del agua corporal
total, en particular en el compartimiento extracelular (tabla Procedencia Obligatorios Facultativos Obligatorios Facultativos
2-1). del agua

Tabla 2-1. Distribución del agua corporal durante la vida, Bebidas 650 1000 Orina 700 1000
expresada en porcentaje del peso corporal Alimentos 750 Piel 500
Oxidac. Pulmón 400
celular 350 Heces 150
Agua corporal total (%) Agua
extracelular (%) Subtotales 1750 1000 1750 1000
Edad Varón Mujer
0-11 días 76,4 41,6 TOTALES 2750 2750
11-180 días 72,8 34.9
6 meses-6 años 62,2 27.5
2-7 años 65,5 25,6
7-14 años 64,2 17,5 Un adulto normal requiere 35 ml de agua por kg y por día;
23-54 años 54,3 48.6 23,4
71-84 50,8 43,4 25,4
un niño, de 50 a 60 ml/kg/día, y un lactante, 1.50 ml/kg/día.
La cantidad total de sodio en el organismo oscila entre 4200
y 5600 mEq. Sólo de 5 a 15 mEq de sodio por litro se hallan en
El total del agua corporal se distribuye en dos comparti- el interior de las células. Las sales de sodio constituyen el 90 %
mientos principales: el líquido extracelular y el líquido o más del total de solutos que contiene el líquido extracelular.
intracelular. Por definición, el líquido extracelular comprende Su concentración normal en el suero y en el líquido intersticial
toda el agua que se encuentra fuera de las células, y puede ser oscila entre 140 y 145 mEq/i, con un total de 2400 mEq para
dividido en los siguientes compartimientos: el líquido extracelular. En el líquido extracelular se encuentra
a) Plasma. aproximadamente la mitad del sodio total del organismo. Gran
b) Líquido intersticial y linfa: en rápido intercambio con parte del sodio restante se halla en forma poco susceptible al
el plasma y en lento intercambio con el plasma (tejido intercambio, ligado a la estructura cristalina del hueso.
conjuntivo y cartílago). Una persona cuyo peso permanece invariable ingiere dia-
c) Agua ósea inaccesible. riamente entre 90 y 100 mEq de sodio y excreta un valor equi-
d) Líquidos transcelulares (líquidos de las glándulas valente. La excreción urinaria puede variar en el adulto de 2 a
salivales, páncreas, hígado y árbol biliar, tiroides, gónadas, 400 mEq por día, normalmente en respuesta a cambios en la
piel, mucosas del aparato digestivo y respiratorio, LCR, líqui- ingesta. La transpiración excesiva provoca pérdidas de sodio
do intraluminal del aparato digestivo). del orden de los 100 a 200 mEq por litro.

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20 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

En el tubo digestivo se produce la absorción del sodio pro- Determinación de la osmolalidad


veniente de la dieta. La eliminación de sodio se lleva a cabo
fundamentalmente por el riñon. El determinante primario de La osmolalidad de los líquidos biológicos puede obtenerse
la excreción de sodio o primer factor es el clearance de filtra- en forma rápida, simple y segura mediante el empleo de un
ción glomerular. La aldosterona, o segundo factor, ejerce su osmómetro. Sin embargo, en caso de no disponerse de este
acción más manifiesta en el túbulo contorneado distal. El ter- instrumento, se puede aplicar la siguiente fórmula para obte-
cer factor es el péptido natriurético auricular (ANP). ner una predicción bastante adecuada de la osmolalidad
plasmática:
Osmolaridad
Osmolalidad plasma mOsm/1 = 2(Na mEq/1) +
Presión osmótica y osmolaridad + glucosa mg%/20 + urea mg%/3

De acuerdo con la ley de Raoult, cuando se agrega un soluto La fórmula precedente determina la osmolalidad total del
a un solvente, el potencial químico de las moléculas del sol- plasma. Si se desea obtener la osmolalidad efectiva, debe
vente desciende en proporción a la fracción molar de las partí- restarse la contribución de la urea, que, como ya se citó, atra-
culas de soluto. Esto se evidencia por un descenso de la pre- viesa las membranas celulares y por ende no ejerce efecto
sión de vapor y del punto de congelación y por un aumento de osmótico en los compartimientos del organismo.
la presión osmótica del solvente. El fenómeno de la presión En los sujetos sanos, la presión osmótica de los fluidos
osmótica es una de las propiedades coligativas de las solucio- orgánicos se mantiene dentro de un rango marcadamente es-
nes, que depende del número de partículas disueltas en la so- trecho. Aun en presencia de cambios significativos en la dieta,
lución, independientemente de su masa o carga.í el medio ambiente y la actividad, la osmolalidad del plasma
La presión osmótica es proporcional a la concentración rara vez se desvía de su valor basal de 285 mOsm/kg. Esta
molar de partículas de una solución. Un mol de una sustancia constancia se logra fundamentalmente por el ajuste rápido en
es su peso molecular expresado en gramos. La concentración el ingreso o egreso de agua, que contrarresta los cambios en la
molal se expresa como moles de soluto por kilogramo de sol- concentración de solutos. El elemento principal en este siste-
vente. La concentración molar, por su parte, se expresa en ma homeostático es un grupo de neuronas osmosensibles lo-
moles de soluto por litro de solución. calizado en el hipotálamo, adyacente al cuerpo celular de la
La osmolalidad está directamente relacionada con la con- neurohipófisis. Estos osmorreceptores son capaces de detec-
centración de partículas libres en una solución, tal como se tar pequeños cambios en la concentración plasmática de sodio
expresa en la fórmula: y otros solutos y convertir esta información en señales nervio-
sas que influyen sobre la sed y la secreción de hormona
Osmolalidad = 0 . n = osmoles por kg de agua antidiurética.
donde n es el número de partículas disueltas en un kilo de
agua y 0 es el coeficiente osmótico. Síndrome de hipernatremia

Anatomía osmolar Definición. Se agrupan bajo esta designación las situacio-


nes clínicas en las cuales el sodio sérico aumenia por encima
Osmolalidad sérica. La osmolalidad sérica normal oscila de 150 mEq/1.
entre 280 y 292 mOsm/kg de agua con un promedio de 285 Como el sodio tiene un acceso muy limitado al interior de
mOsm. El sodio y sus sales y otros electrólitos contribuyen las células, su aumento en el espacio extracelular condiciona
con alrededor de 275 mOsm/kg de agua. La glucosa y los com- una inmediata salida del agua intracelular, con el objeto de
puestos nitrogenados no proteicos generan alrededor de 10 mantener el equilibrio osmótico. De este modo se genera una
mOsm/kg. Las proteínas son compuestos polivalentes y con- pérdida neta de agua intracelular y una deshidratación
tribuyen muy poco a la osmolalidad. La contribución aniónica, intracelular verdadera.
por su parte, es menor que la participación catiónica en la Etiología. La causa de la hipernatremia es en prácticamente
osmolalidad sérica. todos los casos una pérdida de agua que excede a la pérdida de
El cálculo de la osmolalidad sérica o plasmática brinda sodio, y el estado hipernatrémico refleja, en definitiva, un in-
una relación entre la suma de solutos intracclulares y greso inadecuado de agua (tabla 2-3). La existencia de un
extracelulares osmóticamente activos y el volumen total de mecanismo de sed normal es de fundamental importancia fi-
agua del organismo. Como en condiciones normales las sales siológica en estos casos, ya que es virtualmente imposible una
de sodio constituyen la mayor parte del soluto del líquido hipernatremia acentuada en un individuo con un mecanismo
extracelular, la concentración de sodio en el plasma o en el de sed intacto y con libre acceso al agua.
suero es también una medida de la relación entre el total de El SNC puede influir en el desarrollo de una hipernatremia
solutos y el total de agua del organismo. Excepciones a esta tanto al causar la pérdida excesiva de agua del organismo como
regla son la hiperglucemia y las hiperlipidemias acentuadas, al contribuir a la incapacidad del individuo para ingerir una
así como la uremia. cantidad adecuada de agua. Lajiérdida excesiva de agua habi-
Osmolalidad urinaria. La excreción osmolal urinaria va- tualmente no es suficiente para explicar el desarrollo de
ría ampliamente con la dieta. Homes halló que el hombre nor- hipernatremia, aun en la situación extrema de la diabetes insí-
mal excreta entre 767 y 1620 mOsm/24 horas, mientras que la pida. La deshidratación y la hipernatremia son poderosos esti-
mujer elimina entre 433 y l l 4 6 mOsm/24 horas. mulantes de la sed, de modo que la hipernatremia sólo se po-
Normalmente, la relación entre osmolalidad urinaria y dría producir cuando existe un deterioro asociado del meca-
osmolalidad sérica es mayor de uno. En la sobrecarga acuosa nismo de la sed o cuando el sujeto no tiene un libre acceso al
y en la diabetes insípida esta relación es menor que uno, y en agua. Los pacientes con diabetes insípida presentan un sodio
la insuficiencia renal crónica es igual a uno. sérico normal si están conscientes y pueden obtener agua. Una

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2. DESEQUILIBRIOS HIDROELECTROLITICOS 23

110 mEq/1 pueden aparecer signos neurológicos graves. En en solución hipertónica. El diurético permite eliminar agua y
general, se admite que las manifestaciones neurológicas pare- sodio, y la administración de solución hipertónica retorna sodio
cen correlacionarse de manera poco estricta tanto con la mag- al organismo. El resultado neto es la pérdida de agua.
nitud del descenso sérico de sodio como con la rapidez de éste. En la hiponatremia sintomática de menos de 48 horas de
En la fase temprana de la hiponatremia se puede observar duración es recomendable realizar una corrección rápida. Se
confusión mental progresiva, fatiga, cefaleas, náuseas, vómi- debe administrar solución hipertónica de cloruro de sodio (514
tos y anorexia. Después pueden aparecer alteraciones de la mEq/1) a un ritmo de infusión tal que el sodio sérico aumente
conducta y trastornos motores, como calambres, asterixis, a razón de 2 mEq/1/hora, sin superar un nivel de corrección de
mioclonos multifocales y ataxia. 20 mEq/1/día, hasta lograr un nivel de 125-130 mEq/1. Este
Existen además otros signos neurológicos: reflejos prime- régimen puede ser modificado en pacientes con insuficiencia
ramente hiperactivos y luego hipoactivos o ausentes, debili- cardíaca o renal grave. Dada la posibilidad de inducir daño
dad muscular, hiperventilacíón o respiración suspirosa, pará- neurológico, se recomienda que el sodio no supere los 130
lisis bulbar o seudobulbar y signo de Babinski. Pueden sobre- mEq/1. El régimen precedente aumenta la sobrevida en pacien-
venir crisis convulsivas generalizadas o parciales, con depre- tes no alcohólicos con hiponatremia sintomática de un nivel
sión posictal, que suele considerarse como estado comatoso. promedio del 58 % al 95 %.
Se han descripto casos de lesión cerebral irreversible por En la hiponatremia de más de 48 horas de duración, que
hiponatremia. constituye la mayoría de los casos de hiponatremia sintomática
Los hallazgos clínicos característicos del SIADH son: a) en los pacientes internados, el tratamiento debe realizarse len-
hiponatremia asociada con hipoosmolalidad del suero y del tamente, ya que una corrección más rápida puede producir la
fluido extracelular; b) orina hipertónica con respecto al plas- lesión neurológica de mielinólisis centropontina. En estos ca-
ma o por lo menos sin capacidad de dilución máxima; c) sos, el nivel de corrección no debe superar los 25 mEq/1 du-
excreción continuada de sodio con la orina a pesar de la rante las primeras 48 horas, y no sobrepasar un nivel de sodio
hiponatremia (este hallazgo no es necesario para el diagnósti- sérico de 130 mEq/1.
co si el paciente está sometido a una ingesta restringida de El tratamiento varía en gran parte con la causa que condi-
sodio); d) ausencia de enfermedad renal o suprarrenal; e) au- ciona el síndrome y está en relación con el tipo fisiopatológico.
sencia de hipotensión, deshidratación o azoemia; f) ausencia
de edemas clínicos; g) mejoría de la hiponatremia y de la pér- METABOLISMO DEL POTASIO
dida urinaria de sodio por restricción de la ingesta hídrica.
Pronóstico. El pronóstico del síndrome hiponatrémico está, Distribución en el organismo
en buena medida, signado por la enfermedad de origen. De
cualquier modo, en algunas circunstancias se convierte en fac- El potasio es el catión más importante de la célula y su
tor decisivo en la evolución del paciente, y si se resuelve en metabolismo mantiene estrecha relación con la función celu-
forma adecuada termina sin secuelas aparentes. Cuando la lar. La principal función fisiológica del potasio es la conserva-
hiponatremia no es tratada en forma conveniente, puede llegar ción de la excitabilidad de algunas células y son los trastornos
a producir daño cerebral irreversible, independientemente de en el tejido excitable los que suelen crear problemas clínicos
la causa que la desencadene. agudos.
En general, la mayoría de los pacientes con hiponatremia En el líquido extracelular la concentración normal de
sintomática (sodio sérico <128 mOsm/1) que no sufren daño potasio oscila entre 3,5 y 5 mEq/1, lo cual representa, para un
neurológico permanente son hombres o mujeres posmeno- adulto de 70 kg, alrededor de 56 mEq del catión. La concen-
páusicas, mientras que aquellos que mueren o desarrollan daño tración normal de potasio en el plasma varía entre 3,5 y 4,0
permanente suelen ser mujeres en etapa gestacional o niños mEq/1 y es aproximadamente 0,5 mEq/1 más baja que la del
pequeños. suero, en el cual la liberación de potasio desde las células du-
Inicialmente se sostuvo que el desarrollo de daño cerebral rante la formación del coágulo aumenta su concentración. La
en la hiponatremia era más común en pacientes con formas concentración en el líquido intracelular es de alrededor de 150
crónicas que con formas agudas. Estudios recientes, que in- mEq/1. El potasio corporal total alcanza, en promedio, los 3500
cluyen más de 600 pacientes con hiponatremia posoperatoria, mEq en el varón y los 2500 mEq en la mujer. Sólo el 2 % del
muestran que el desarrollo de daño cerebral no está relaciona- total, aproximadamente, es extracelular. A causa de este he-
do con la duración de la hiponatremia. cho existe confusión cuando se habla de deficiencia o exceso
Tratamiento. La velocidad y el método de tratamiento de de potasio sobre la base de la concentración sérica del catión,
;a hiponatremia dependen de la severidad de los síntomas y ya que en ciertas circunstancias esa concentración puede no
Jel estado del volumen extracelular. Los pacientes con reflejar adecuadamente el potasio corporal total. ^
hiponatremia acompañada de grave depleción del volumen El exceso o la depleción de potasio, en realidad, deben ser
habitualmente presentan mayores riesgos por la hipovolemia definidos en términos de cambios en el potasio corporal total
que por la hiponatremia. La manifestación mayor de la en relación con un punto de referencia aceptable. Este punto
hiponatremia severa sintomática es el edema cerebral, que de referencia es necesario puesto que los cambios en el potasio
puede conducir a la herniación y a las convulsiones incontro- corporal total tienen en sí escasa significación. Por ejemplo.
lables. en pacientes con desnutrición grave existe una pérdida de gran-
El tratamiento de la hiponatremia requiere de la adminis- des cantidades de potasio pero no una depleción de éste, ya
tración de sodio o la remoción de agua o ambos. En muchos que también disminuye la cantidad de aceptares de potasio
casos de hiponatremia aguda que requieren una corrección (proteínas y glucógeno).
rápida, la causa del descenso de la natremia es el exceso de Este punto de referencia aceptable es difícil de conseguir.
agua, y por esta razón está indicada la eliminación de la mis- Parámetros tales como el peso o la superficie corporal no son
ma. La remoción rápida de agua se logra administrando un satisfactorios. Sin embargo, se ha propuesto una definición
diurético de asa tipo furosemida, adicionado al aporte de sodio conveniente, que se denomina capacidad total de potasio y

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24 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

que es la suma de todos los aniones y otros grupos químicos extracelular parecen influir en la reabsorción proximal de
no pertenecientes al espacio extracelular capaces de fijar o potasio, no así las modificaciones del equilibrio ácido-base.
aceptar iones potasio. Esta capacidad total tiene muchos com- En la rama ascendente del asa de Henle, el potasio es
ponentes: músculo, hígado, células hemáticas, etc. reabsorbido pasivamente como resultado del potencial
Aunque la naturaleza química exacta de la capacidad total electrogénico establecido por el transporte activo de cloro. Al
de potasio permanece oscura y su magnitud aún no ha podido igual que en el túbulo contorneado proximal, no parece existir
ser determinada por métodos directos, es posible hacer un es- ninguna relación fija entre la reabsorción de potasio y la
tudio detallado acerca de los cambios en su magnitud; esto reabsorción de sodio y de hidrógeno en el asa de Henle.
constituye una parte esencial de la definición de la depleción El potencial negativo intraluminal del túbulo contorneado
o exceso de potasio, situación que ha sido puntualizada en tér- distal en su porción cortical favorece la entrada pasiva de
minos de la relación o razón entre el contenido de potasio del potasio en la orina. Sin embargo, en estudios destinados a de-
organismo y su capacidad total, la cual se representa por Kr. terminar la relación entre potencial transcelular y transporte
de potasio, se demostró que la concentración de potasio
intraluminal es menor de lo previsible, lo cual sugiere la exis-
Rol fisiológico del potasio tencia de una reabsorción activa del catión. En el análisis final
surge que el transporte neto de potasio en este segmento es el
La mayoría de los cambios que se producen en la función resultado de un balance entre la secreción pasiva y la
de las células musculares cardíacas y esqueléticas durante la reabsorción activa, con predominio de la secreción en la ma-
hipopotasemia o la hiperpotasemia pueden ser explicados por yoría de las situaciones fisiológicas. La naturaleza y la locali-
los cambios en el potencial de membrana de reposo. La zación celular de los mecanismos de transporte de potasio en
hipokalemia produce un aumento en la diferencia de concen- el túbulo contorneado distal aún no están claramente defini-
tración trasmembrana de potasio, lo cual favorece su salida das. En este segmento del nefrón existe una relación entre la
desde la célula. En consecuencia, el interior de la célula se secreción de potasio y la reabsorción de sodio.
hace más electronegativo y aumenta el potencial de membra-
En el túbulo colector, lo mismo que en otros segmentos
na de reposo. Esto determina la hiperpolarización y la dismi-
tubulares, la concentración de potasio intracelular es relativa-
nución de la excitabilidad celular. En contraste, la hiperkalemia
mente alta y la de sodio baja en comparación con la concen-
disminuye el potencial de membrana de reposo, efecto que
tración en el fluido extracelular. La membrana peritubular pa-
determina una despolarización y un aumento de la excitabilidad
rece regular el contenido de potasio intracelular en un amplio
celular. A medida que la célula se despolariza, salen iones sodio
margen de variaciones. Muchas evidencias sugieren que exis-
del mioplasma y activan la bomba sodio-potasio. Esto parece
te una relación rígida entre el intercambio de sodio y el de
aumentar la capacidad de la célula para incorporar potasio,
potasio a este nivel.
con lo cual la hiperpotasemia se atenúa.
Los segmentos cortical y medular del sistema colector son
capaces de secretar o reabsorber potasio en función de los ni-
Balance de potasio veles séricos de éste. Sin embargo, la magnitud en que tales
segmentos contribuyen al mantenimiento del balance de potasio
En un adulto normal con una dieta media, el ingreso de en condiciones normales no ha sido establecida con certeza.
potasio es equivalente a su eliminación y suele ser de 50 a 100 Diversos factores modulan la magnitud de la excreción
mEq por día. Los infantes requieren 2 a 3 mEq por kilo de renal de potasio, tales como la integridad de la célula tubular
peso corporal y por día. distal, el nivel de aldoster,ona circulante, la concentración de
El ingreso de potasio depende del potasio ingerido y ad- sodio y cloro en el túbulo, el volumen plasmático, el estado
ministrado, y del potasio liberado de las células por desinte- ácido-base, etc. La secreción de potasio depende del flujo de
gración celular. orina en el túbulo distal, mientras que en el túbulo colector
La cantidad de potasio perdida por el sudor, la descamación cortical depende de la presencia de una adecuada concentra-
de la piel y las heces es mínima, del orden de 5 a 10 mEq/día. ción de sodio luminal, que debe ser superior a 30 mEq/1.
Por lo tanto, el riñon es la vía principal de excreción y a través El riñon normal es extraordinariamente eficaz para con-
de él se eliminan entre 40 y 75 mEq por día. servar sodio en pacientes privados del ingreso de este ion, pero
El potasio es filtrado libremente a nivel del glomérulo re- la conservación de potasio después de la supresión de su apor-
nal. de una manera similar a lo que ocurre con la inulina. La te es relativamente ineficiente. No obstante, existe una limita-
concentración de potasio en el líquido de filtrado no difiere de da excreción de potasio en pacientes sometidos a esta situa-
la del plasma, de lo cual se deduce que su clearance glomerular ción. Se admite, por otra parte, que la determinación de la
es idéntico ai de la inulina. Cuando disminuye la filtración excreción urinaria de potasio puede ser un índice útil para eva-
glomerular. se produce una respuesta adaptativa renal que nor- luar la gravedad y la duración de su depleción. De tal manera,
malmente previene el desarrollo de hiperpotasemia, y que se si la excreción es menor de 10 mEq/24 horas, se puede admitir
evidencia por un aumento en la excreción fraccional de potasio. que existe una depleción crónica del catión, aun cuando la
Esta respuesta puede verse superada en caso de un aporte concentración sérica no esté muy descendida. El hallazgo de
exógeno elevado de potasio o cuando la filtración glomerular una baja excreción urinaria de potasio con volumen de orina
se reduce en forma significativa, habitualmente por debajo de normal también es útil, porque prácticamente excluye una in-
10 ml/min. capacidad renal de conservación como causa de la depleción.
Alrededor del 70 % del potasio filtrado es reabsorbido en
la parte inicial del túbulo contorneado proximal mediante un Hipopotasemia
sistema de transporte activo.
En la parte más distal del túbulo proximal, la presencia de Definición. Se define como hipopotasemia o hipokalemia
un potencial luminal positivo puede facilitar la reabsorción el cuadro bioquímico clínico que aparece cuando el potasio
pasiva del catión. Los cambios en el volumen del líquido sérico desciende a 3,5 mEq/1 o menos. La hipokalemia sinto-

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2. DESEQUILIBRIOS HIDROELECTROLIT1COS 25

mática generalmente se produce cuando el potasio alcanza tiga muscular, debilidad y calambres. Las concentraciones
valores de 2,5 mEq/1, pero se debe tener en cuenta que puede menores de 2 mEq/1 se asocian con isquemia muscular, evi-
existir una depleción severa del potasio corporal total con ni- denciada por aumento en la CPK, la aldolasa y las transami-
veles de potasio sérico próximos a lo normal. nasas, y rara vez por rabdomiólisis con mioglobinuria.
Es muy difícil en clínica humana apreciar con precisión la La participación de la musculatura lisa se puede eviden-
existencia y la magnitud de una depleción potásica: la multi- ciar por la presencia de íleo paralítico.
plicidad de criterios generalmente utilizados indica su La depleción crónica de potasio puede producir modifica-
ineficacia cuando son empleados en forma aislada. No es ne- ciones funcionales y anatomopatológicas del riñon. Al respec-
cesario insistir sobre la insuficiencia de la potasemia como to, se han descripto albuminuria, cilindruria, isostenuria y
dato aislado. El seguimiento de ésta en función dei aporte poliuria en pacientes con déficit de potasio. Desde el punto de
potásico permite extraer conclusiones válidas, pero a posteriori. vista histopatológico es clásica la descripción de la vacuoliza-
La existencia reconocida de una causa de depleción potásica ción de las células tubulares.
no es un criterio fiel, por lo difícil que resulta en muchas cir- La manifestación de la hipopotasemia más riesgosa para
cunstancias su comprobación precisa. El método más exacto la vida está condicionada por su acción sobre el aparato
es la determinación del potasio intercambiable por dilución cardiovascular. En efecto, el potasio por sí mismo afecta la
isotópica con K42, pero no es de uso corriente ni de fácil reite- excitabilidad, la conducción y el automatismo cardíacos. En
ración. la hipopotasemia puede existir un aumento de la presión dife-
Etiología. Las causas de hipopotasemia se exponen en la rencial por disminución de la presión diastólica y arritmias,
tabla 2-5. incluso con evolución hacia el paro cardíaco.
En el electrocardiograma se observa disminución hasta
inversión de la onda T, depresión del segmento STy aparición
Tabla 2-5. Causas de hipopotasemia de la onda U. Mientras la onda T y la onda U estén separadas,
la duración del QT no se modificará. En los estadios más avan-
I. Ingreso insuficiente zados, ambas ondas se fusionan y el espacio QT no es
• Líquidos parenterales desprovistos de potasio mensurable. En la hipopotasemia acentuada el QRS puede es-
• Alcoholismo severo
• Desnutrición tar alargado. Smawics sostiene que el diagnóstico electrocar-
diográfico de hipopotasemia, basado en los trastornos de la
II. Pérdidas de potasio por el tubo digestivo repolarización ventricular, debe establecerse con los siguien-
• Vómitos, succión gástrica, síndrome pilórico tes hallazgos:
• Diarreas, empleo crónico de laxantes a) Depresión del segmento ST de 0,5 mm o más.
• Fístula biliar o intestinal b) Amplitud de la onda U mayor de 1 mm.
• Adenoma velloso de rectosigmoide c) Amplitud de la onda U mayor que la de la onda T en la
• Ureterosigmoidostomía misma derivación.
III. Pérdidas renales Commel clasifica las arritmias cardíacas asociadas con
1. Con patología renal depleción del potasio en dos categorías:
• Fase de recuperación de la insuficiencia renal aguda 1) Trastornos del ritmo que pueden coexistir con hipopo-
• Hipopotasemia crónica familiar con hiperpotasuria tasemia, aunque ésta no sea de por sí y como causa aislada su
• Acidosis tubular renal productora, en los cuales incluye: trastornos de la conducción
• Síndrome de Toni-Fanconi intracardíaca, extrasístoles supraventriculares, taquiarritmias
2. Sin patología renal auriculares y excepcíonalmente arritmias ventriculares.
• Empleo de diuréticos 2) Trastornos del ritmo causados específicamente por la
• Síndrome de Cushing hipopotasemia, en particular el trastorno denominado "torsade
• Hiperaldosteronismo de pointes".
• Hipomagnesemia
• Síndrome de Bartter La causa inmediata de muerte por depleción de potasio es
generalmente el paro cardíaco en sístole. El examen post
IV. Desplazamiento de potasio hacia el interior de la célula mortem de los tejidos de animales muertos por depleción de
• Corrección de la cetoacidosis diabética potasio muestra cambios degenerativos característicos en el
• Alcalosis metabólica o respiratoria miocardio, con fibrosis e infiltración celular.
• Parálisis periódica familiar hipokalémica La confirmación del diagnóstico de hipopotasemia se rea-
• Intoxicación por bario liza por la determinación de los valores séricos del catión.
• Hipotermia prolongada Tratamiento. En la mayor parte de los casos la
• Tirotoxicosis
hipopotasemia no es una urgencia y basta la terapéutica oral.
V. Empleo de nutrición parenteral En ocasiones, la ingestión de alimentos ricos en potasio es
suficiente. Si no es así, está indicada la terapéutica con com-
puestos que contienen potasio, tales como el gluconato de
potasio. Debe administrarse en forma líquida, después de las
Cuadro clínico. La disminución de los niveles de potasio comidas para reducir al mínimo la irritación gástrica. No se
produce trastornos de los tejidos excitables, fundamentalmen- deben utilizar tabletas con revestimiento entérico, por el ries-
te en el tejido muscular. Se observan debilidad y pérdida de go de producir perforaciones del intestino delgado.
los reflejos tendinosos profundos, que pueden evolucionar Si existe un déficit grave, puede administrarse por vía
hacia la parálisis flaccida, e incluso se han referido casos de endovenosa en concentraciones de hasta 80 mEq por litro o 40
tetraplejía. Sí son afectados los músculos de la respiración, el mEq por hora sin que exista riesgo de hiperpotasemia. Cuan-
paciente puede morir por paro respiratorio. Con niveles do la deficiencia es muy acentuada, con vigilancia constante
plasmáticos de potasio menores de 3,0 mEq/1 se producen fa- del electrocardiograma y análisis de sangre pueden adminis-

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26 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

trarse hasta 60 mEq por hora. En lactantes, excepcionalmente Tabla 2-6. Causas de hiperpotasemia
será necesario superar la dosis de 3 mEq/kg/24 horas.
Recientemente se ha insistido en la necesidad del empleo I. I.Disminución de la excreción renal de potasio
conjunto de cloro para la corrección de los estados hipopota- 1. Con reducción marcada en el clearance de filtración glomerular
sémicos asociados con alcalosis. La administración de potasio • Insuficiencia renal crónica (CIFG < 10 ml/min)
• Insuficiencia renal aguda
se debe realizar en solución, preferentemente en solución sali- 2. Con clearance de filtración glomerular normal o escasamente
na. ya que la solución de dextrosa puede estimular la libera- disminuido
ción de insulina y derivar potasio al interior de las células, • Falta absoluta o relativa de mineralocorticoides (enferme-
agravando la hipopotasemia. dad de Addison)
Una situación particularmente crítica es la generada por la • Ingreso deficitario de sodio
arritmia denominada "torsade de pointes". Esta exige un tra- • Defecto en la secreción tubular de potasio (uropatía obstruc-
tamiento individual, que se basa en la colocación de un catéter tiva, trasplante renal, amiloidosis, LES, nefropatías tubulo-
endocavitario para estimulación electrosistólica con frecuen- intersticiales)
cias altas. Mientras se lleva a cabo esta maniobra, se aconseja • Defecto selectivo de aldosterona
• Bloqueo inducido por drogas (espirolactona, triamtireno,
instalar un goteo de isopropil-noradrenalina, que actúa como amilorida, ciclosporina A)
resincronizante, repolarizando por una parte las células par- • Seudohipoaldosteronismo I y II
cialmente despolarizadas y acelerando por la otra la frecuen- II II.Traslocación de potasio celular
cia de los centros de automatismo. Están formalmente contrain- • Acidosis metabólica
dicadas las drogas con efecto batmotrópico negativo. Por su- • Acidosis respiratoria aguda
puesto, concomitantemente con las medidas antedichas se ini- • Deficiencia de insulina
ciará el reemplazo de potasio. • Empleo de succinilcolina
• Intoxicación digitálica aguda
• Parálisis periódica hiperpotasémica familiar
III.Ingreso elevado de potasio
Hiperpotasemia • Suplementación oral de potasio en pacientes con insuficiencia
renal o cardíaca
Definición. La hiperpotasemia o hiperkalemia es un esta- • Administración endovenosa de potasio
do clínico en el cual el nivel de potasio en el suero es de 5,5 • Transfusión de sangre de banco
mEq/1 o más. • Fuentes endógenas de potasio (rabdomiólisis, hemolisis intra-
En general, los estados clínicos asociados con disminu- vascular, hematomas, quemaduras, quimioterapia de linfomas,
ción de la excreción renal de potasio explican la mayoría de leucemia, mielomas)
los casos de hiperpotasemia, y dentro de éstos merecen espe- IV. Desviación urinaria
cial atención la insuficiencia renal aguda oligoanúrica y las • Anastomosis urinario-yeyunal
formas oligúricas de insuficiencia renal crónica.
Etiología. Las causas de hiperpotasemia se enumeran en Con valores de potasio sérico de hasta 6,5 mEq/1, los cam-
la tabla 2-6. bios electrocardiográficos son mínimos. Entre 6,5 y 8 mEq/1
Diagnóstico. Antes de establecer el diagnóstico de aparecen la agudización notable de la onda T, el aplanamiento
hiperkalemia se deben descartar las seudohiperkalemias. La hasta desaparición de la onda P y la depresión del segmento
causa más común es !a hemolisis in vitro. También se puede ST. Con valores de 8 o más mEq/1 se observa ensanchamiento
obtener un valor falsamente elevado de potasio sérico, si se del QRS, bloqueo cardíaco; arritmias variables, ritmo
realiza una aplicación prolongada de un torniquete en el miem- idioventricular y paro cardíaco por asistolia. En casos aisla-
bro antes de la extracción o si se hace realizar una manio- dos se han descrito patentes ECG compatibles con infarto de
bra de cierre y apertura de la mano muy prolongada y enérgi- miocardio, que desaparecieron cuando el potasio volvió a ci-
ca. La hiperplaquetosis (> 1.000.000/mm3) y la hiperleucosis fras normales.
O 50.000/mm3) pueden asociarse con un aumento del potasio
sérico por liberación del mismo durante el proceso de separa-
ción del suero. En estos casos es necesario realizar una deter- Tabla 2-7. Signos y síntomas de hiperpotasemia
minación conjunta de potasio sérico y plasmático.
Sistema afectado Presentación
La hiperpotasemia causa debilidad muscular, pérdida de
los reflejos tendinosos profundos, parestesias y raramente sín- Neuromuscular Parálisis ascendente
:e reías mentales (tabla 2-7). Parálisis flaccida
La repercusión fisiológica de la hiperpotasemia sobre el Disartria, disfagia
corazón constituye una emergencia médica. A medida que Respiratorio Paro respiratorio
aumenca la concentración sérica de potasio, se produce una
distorsión en la relación de Ki/Ke. La disminución de esta re- Circulatorio Hipotensión
lación determina una disminución en el potencial de membra- Arritmias
na de repose. Corno consecuencia de la hiperpotasemia ocurre Paro cardiocirculatorio
un acortamiento en la duración del potencial de acción en to-. Gastrointestinal íleo
dos los tejidos cardíacos, el cual es un reflejo del aumento de Náuseas, vómitos
la permeabilidad de membrana al potasio. Dolor abdominal
Con hiperpotasemias moderadas (entre 5 y 7 mEq/1) se
Nervioso central Síncope
puede demostrar una aceleración transitoria y mínima de la
conducción cardíaca, pero con niveles superiores a 7 mEq/1 se Endocrino Parálisis en la enfermedad de Addison
comprueba una depresión profunda y rápida de la conducción
Urinario Síndrome urémico
y de la excitabilidad miocárdica.

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2. DESEQUILIBRIOS HIDROELECTROLITICOS 27

Se debe tener presente que todas estas manifestaciones son nistrar de 50 a 200 mEq de bicarbonato. La alcalinización es
evidenciables en pacientes con electrocardiograma previamente particularmente eficaz en presencia de acidosis metabólica.
normal, ya que la existencia de anomalías anteriores hace muy Resinas de intercambio catiónico. La más utilizada en nues-
difícil la evaluación de los cambios ocasionados por las modi- tro medio es el Kayexalate, que elimina aproximadamente 1
ficaciones electrolíticas. Salvador señala que el electrocardio- mEq de potasio en recambio por sodio por cada gramo de resi-
grama aislado pierde valor en la correlación con los valores de na. Si el paciente coopera, se administra por boca, a razón de
la kalemia si no se tienen en cuenta los siguientes elementos 20 a 50 g tres o cuatro veces por día. Es conveniente producir
que modifican su sensibilidad: velocidad de variación de la concomitantemente diarrea con el agregado de sorbitol al 70 %,
kalemia, presencia de otros trastornos electrolíticos, desequili- para evitar la constipación que produce la resina y la absor-
brios ácido-base, hipoxemia y anomalías cardíacas latentes o ción masiva de sodio. Si no es posible darla por boca, se admi-
presentes. Debe recordarse, por ejemplo, que la hipocalcemia nistrará por enema de retención, la cual se prepara disolvien-
y la hiponatremia pueden incrementar las manifestaciones do 50 g de Kayexalate en una mezcla de 50 mi de sorbitol y
electrocardiográficas de la hiperpotasemia. 150 mi de agua. Esta forma de tratamiento puede repetirse
Tratamiento. En los pacientes en los cuales existe una cada 4 a 6 horas, si es necesario. El riesgo de la terapéutica es
causa capaz de provocar hiperpotasemia, deben arbitrarse las la absorción masiva de sodio, con aparición de insuficiencia
medidas tendientes a evitar, en primer término, y a tratar si es cardíaca, edemas e hipertensión.
necesario, la hiperpotasemia (tabla 2-8). Empleo de drogas betaestimulantes. Recientemente se ha
descripto el empleo de isopropilnoradrenalina en forma de
Tabla 2-8. Tratamiento de la hiperpotasemia nebulizaciones reiteradas como método para disminuir el
potasio en forma rápida, mientras se disponen otras medidas
1. Supresión de las fuentes de potasio de acción más prolongada.
• Ingreso oral o endovenoso Diálisis. La diálisis debe utilizarse tempranamente en el
• Drogas que contienen potasio tratamiento de la insuficiencia renal aguda, antes de que so-
• Remoción de tejidos necróticos o traumatizados brevengan alteraciones graves del medio interno. En presen-
2. Infusión de calcio: antagonista fisiológico del potasio cia de hiperpotasemia, la diálisis debe ser considerada como
3. Infusión de bicarbonato: corrección de la acidosis
4. Infusión de solución salina hipertónica medida de urgencia de tratamiento.
5. Infusión de glucosa e insulina
6. Remoción del potasio METABOLISMO DEL CALCIO (007)
• Administración de resinas de intercambio y sorbitol
• Diálisis Distribución en el organismo
• Expansión de volumen y diuréticos en paciente sin oligoanuria
7. Empleo de marcapaso cardíaco en presencia de arritmias El organismo de un adulto contiene aproximadamente 1400
mg de calcio. La mayor parte se encuentra en el esqueleto como
fosfato, el 2-3 % en los tejidos blandos y el 1 % en el líquido
Las medidas encaminadas a evitar el ascenso del potasio extracelular.
sérico son la eliminación del potasio de la dieta, el control de El calcio plasmático representa el 0,03 % del calcio total
fuentes inadvertidas de potasio exógeno (sangre de banco, del organismo, y puede ser dividido en tres fracciones: a) uni-
penicilina potásica, sustitutos de la sal de mesa bajo la forma da a las proteínas (40 %); b) difusible pero no ionizada, for-
de sales de potasio), la incisión precoz de hematomas y absce- mando quelatos con bicarbonato, fosfato y citrato (10 %); y c)
sos, y la resección de tejidos mortificados. ionizada (50 %). La fracción ionizada es la única fisiológica-
La hiperpotasemia grave constituye una emergencia mé- mente activa y regulada homeostáticamente.
dica debido al riesgo de paro cardíaco. El nivel de potasio sérico
y la presencia o ausenci?. de modificaciones del electrocardio- Determinación del calcio sérico
grama deben determinar la agresividad del tratamiento.
Administración de calcio. El calcio antagoniza directamen- El nivel de calcio plasmático ionizado varía dentro de un
te los efectos de la hiperpotasemia a nivel de la actividad de rango muy limitado, entre 4,4 y 5,3 mg/dl. Los factores de
membrana celular, limitando la despolarización causada por corrección para expresar los mg/dl en mEq/1 y mM/1 son 0,5 y
los elevados niveles de potasio extracelular; y debe utilizarse 0,25, respectivamente.
inmediatamente si existe toxicidad cardíaca grave. Se admi- Múltiples estudios han demostrado una escasa correlación
nistran por vía endovenosa de 10 a 30 mi de la solución de entre los niveles de calcio sérico total y de calcio ionizado.
cloruro de calcio, con vigilancia ECG permanente. El efecto Aun cuando se corrige para los niveles de pH y proteínas cir-
suele ser transitorio si no se trata la hiperpotasemia con otras culantes, esta correlación persiste escasa. En definitiva, aun-
medidas. que se utilice la corrección, el nivel de calcio iónico en los
Administración de glucosa e insulina. Esta solución actúa pacientes críticos sólo se puede conocer correctamente a tra-
desplazando el potasio extracelular al interior de la célula para vés de la determinación directa.
su utilización en la síntesis de glucógeno. Se deben adminis- Una regla habitualmente utilizada es que por cada g/dl de
trar de 200 a 500 mi de glucosa al 10 % con 10 UI de insulina variación en los niveles de albúmina sérica se produce un cam-
corriente, por vía endovenosa en 1 o 2 horas. El efecto de esta bio paralelo de 0,8 mg/dl en el nivel de calcio sérico total. Un
infusión persiste por algunas horas y se la puede repetir sin nomograma que evidencia esta relación permite calcular los
riesgos. cambios en los niveles de calcio sérico total (fig. 2-1).
Alcalinización del medio extracelular. La alcalinización La concentración de calcio iónico se modifica con el pH,
del medio extracelular con bicarbonato de sodio provoca des- el cual altera la unión del calcio a los grupos carboxilo de las
plazamiento del potasio, que penetra en la célula. Según la proteínas. La acidosis aguda disminuye la unión a proteínas y
urgencia de la situación y el pH del paciente, se pueden admi- aumenta el nivel de calcio ionizado, mientras que la alcalosis

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28 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

produce un incremento en la reabsorción de calcio desde el


hueso, aumenta la reabsorción de calcio en el túbulo contor-
neado distal del riñon, y estimula la formación del metabolito
activo de la vitamina D, el 1,25 dihidroxicolecalciferol. Este
último facilita en forma directa el pasaje de calcio desde el
intestino delgado hacia el plasma y ejerce un efecto permisivo
sobre la reabsorción ósea estimulada por la HP.
Los síndromes clínicos caracterizados por una alteración
del calcio iónico se deben generalmente a trastornos en la ab-
sorción de calcio intestinal o en el metabolismo óseo del catión,
de magnitud suficiente como para superar los mecanismos
compensatorios normales del riñon.
A pesar de que el riñon parece jugar un rol secundario en
la patogénesis de los trastornos del calcio, conviene conocer
algunos aspectos de su actividad. El 60 % del calcio filtrado
es reabsorbido pasivamente en el túbulo contorneado proximal
y es proporcional a la reabsorción de sodio y de agua. La
reabsorción en este lugar es facilitada por la contracción del
volumen extracelular y disminuye con la expansión de volu-
men. En la rama ascendente del asa de Henle se reabsorbe el
20 % del calcio filtrado, siendo este proceso sensible al efecto
de la fursemida.
En clínica se pueden comprobar hipercalcemias, hipocal-
cemias y alteraciones del metabolismo del calcio asociadas
Fig. 2-1. Nomograma de la relación calcio-proteínas. con osteomalacia o raquitismo, osteoporosis, osteodistrofias
renales, enfermedad de Paget y nefrolitiasis.
aguda aumenta la unión del calcio a las proteínas, con lo cual
disminuye el calcio ionizado. Consecuentemente, la hiperven- Hipocalcemia
tilación puede provocar signos y síntomas de hipocalcemia.
Una hiperventilación suficiente, como para aumentar el pH Etiología. La hipocalcemia es el resultado de un trastorno
de la sangre en 0,1-0,2 unidades, produce una reducción del en la disponibilidad de HP o de vitamina D o de la presencia
10-15 % en la concentración de calcio iónico. La mayoría de de quelantes de calcio circulantes. No es una manifestación
los autores insisten en la necesidad de determinar los niveles del déficit de calcio en la dieta, puesto que la HP y la vitamina
de calcio iónico en los pacientes críticos. D son suficientes para mantener un nivel sérico normal de cal-
cio iónico.
Homeostasis del calcio La causa más común de déficit de HP es iatrogénica, des-
pués de una operación en el cuello. Otras causas son los
El calcio ionizado se mantiene en equilibrio por interacción traumatismos cervicales, la infiltración glandular por neoplasia
de tres agentes homeostáticos: la hormona paratiroidea (HP), o amiloide, o la presencia de una enfermedad autoinmune.
la vitamina D y la calcitonina. En condiciones normales, la En estudios recientes en terapia intensiva, las causas más
concentración de calcio sérico es regulada por un mecanismo frecuentes de hipocalcemia fueron la hipomagnesemia, la sepsis
de retroalimentación negativa en el que intervienen la concen- y el empleo de drogas (tabla 2-9).
tración de calcio iónico y la HP. Otras hormonas (glucocorti- Cuadro clínico. La severidad de las manifestaciones de la
coides, hormona del crecimiento, hormona tiroidea, andrógenos hipocalcemia depende no solamente del nivel de calcio sérico,
y estrógenos) pueden modificar la calcemia y el metabolismo sino de la velocidad con la cual este descenso se produce des-
óseo, alterando la secreción o la acción de 1 JS reguladores pri- de el valor normal. Un descenso relativamente pequeño pero
marios. abrupto del calcio iónico puede producir síntomas, mientras
El calcio proviene de los alimentos lácteos, particularmente que la hipocalcemia crónica moderada generalmente se tolera
la leche y los quesos, los huevos y ciertos vegetales de hoja bien.
i repollo y espinaca). En los sujetos con equilibrio calcico sólo El signo característico de la hipocalcemia es el aumento
se absorbe la quinta parte y el resto se elimina con las heces. en la irritabilidad de la membrana neuronal con el desarrollo
Cuando la dieta es escasa en calcio se produce una mayor ab- de tetania. La tetania evidente puede variar entre el espasmo
sorción. Muchos pacientes con litiasis urinaria tratados con muscular y las convulsiones. La tetania latente puede ser de-
dietas pobres en calcio y con fosfato de celulosa, para fijar el mostrada por los signos de Chvostek y de Trousseau. Los pa-
calcio en el tracto digestivo, no desarrollan osteoporosis, pero cientes con hipocalcemia frecuentemente se quejan de calam-
se detecta en ellos hipercalciuria idiopática y un aumento de bres musculares y parestesias. La contracción de los músculos
la absorción del calcio, no obstante las medidas de protección. respiratorios puede producir laringoespasmo, broncoespasmo
Hay pocas evidencias de que el bajo suministro de calcio sea y paro respiratorio. Estas manifestaciones pueden ser particu-
perjudicial para los adultos sanos. La situación es diferente larmente críticas en el posoperatorio de la cirugía cervical.
durante el crecimiento, la lactancia y la gestación, en que por En la tabla 2-10 se citan las distintas manifestaciones de la
un aumento de los requerimientos la dieta debe ser rica en este hipocalcemia.
mineral. Diagnóstico diferencial. Si se constata un descenso del
Una reducción en la concentración de calcio ionizado pro- calcio sérico total, es necesario certificar la presencia de un
duce un aumento en la secreción de HP. Esta, por su parte, descenso del calcio iónico a través de la determinación directa

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2. DESEQUILIBRIOS HIDROELECTROLITICOS 29

Tabla 2-9. Causas de hipocalcemia o exceso de fosfato debe ser tratada con reposición de magnesio
y eliminación de fosfato, respectivamente.
Relacionadas con la parathormona La hipocalcemia se trata con la administración de calcio
1. Insuficiencia paratiroidea y/o suplemento de vitamina D (tabla 2-11). La hipocalcemia
• Congénita (hipoparatiroidismo) grave sintomática es una emergencia médica que requiere pron-
• Adquiridas (traumatismo, cirugía, infarto, infiltración ami-
loide, cáncer) to tratamiento para evitar el colapso cardiovascular. Se reco-
2. Supresión paratiroidea mienda la administración de 10 ml de gluconato de calcio al
' Hipomagnesemia o hipermagnesemia 10 % (93 mg de calcio elemental) en 10 minutos por vía
• Quemaduras endovenosa. Si persiste la hipocalcemia, se aconseja iniciar la
• Sepsis infusión endovenosa de 1-2 mg/kg/hora. Es conveniente pres-
• Pancreatitits cribir dos ampollas de gluconato de calcio en solución cada 4
• Drogas (aminoglucósidos, cimetidina, cisplatino, bloqueantes horas durante las primeras 24 horas. La adecuación del trata-
beta) miento se puede seguir con los signos de Chvostek y de
3. Varios Trousseau, pero siempre es conveniente realizar el dosaje
• Síndrome del hueso hambriento seriado del catión en sangre.
• Postiroidectomía
II Relacionadas con la vitamina D
1.1. Activación alterada Tabla 2-11. Tratamiento de la hipocalcemia
• Insuficiencia renal
• Insuficiencia hepática
2. Pérdida aumentada Preparados Volumen Contenido Dosis
' Síndrome nefrótico
• Enfermedad inflamatoria intestinal Endovenoso
• Drogas (difenilhidantoína) Calcio Gluconato de 10 ml 93 mg Ca 10 ml/10 min
III. Relacionadas con quelantes calcio 10 %
• Hiperfosfatemia Cloruro de 10 ml 272 mg Ca 3 ml/10 min
• Pancreatitis calcio 1 0 %
• Embolismo graso Oral
• Aumento de la actividad osteoblástica (cáncer) Gluconato de 1000 ml 92 mg Ca 2-4 g/día
IV. Relacionadas con aumento de la captación por proteínas calcio
• Administración de albúmina
• Alcalosis metabólica Ergocalciferol 1200 üg/día
V. Relacionadas con drogas Vitamina 1,25-dihidroxi- 0,25-1,0 üg/
• Citrato, heparina, teofilina, protamina, glucagón, colchicina, colecalciferol día
norepinefrina, mitramicina, calcitonina, diuréticos de asa,
EDTA, glucocorticoides, curarizantes
Después de estabilizar los niveles séricos, la concentra-
Tabla 2-10. Manifestaciones clínicas de la hipocalcemia ción puede ser mantenida adecuadamente en rangos normales
con la administración oral. Si ello no es posible, se puede adi-
Generales Fatiga, debilidad. cionar vitamina D. En presencia de insuficiencia renal grave,
Neurológicas Signos de Chvostek y de Trousseau, tetania, mo- se debe administrar el 1,25 dihidroxicolecalciferol.
vimientos extrapiramidales, espasmo muscular,
parestesias, convulsiones. Hipercalcemia
Psiquiátricas Irritabilidad, ansiedad, depresión, psicosis, de-
mencia. Etiología. La respuesta fisiológica normal a la hipercal-
Respiratorias Espasmo laríngeo, broncoespasmo, apnea. cemia es una inhibición de la síntesis de parathormona y de
1,25 dihidroxicolecalciferol, con la resultante disminución en
Cardiovasculares Hipotensión, insuficiencia cardíaca, arritmias, la movilización de calcio del hueso, absorción desde el intes-
prolongación del QT y el ST en el electrocardio- tino y reabsorción por el túbulo renal.
grama, fracaso de la digitalización.
La hipercalcemia se produce cuando el ingreso de calcio
Otras Eccema, dolor abdominal, osteomalacia, catara- al espacio extracelular excede la capacidad de los ríñones para
tas. excretarlo; por lo tanto, la hipercalcemia puede ser atribuida a
un aumento en el ingreso de calcio o a una disminución en la
del mismo. Una revisión de la historia clínica, el examen físi- excreción. Las etiologías más comunes en los pacientes críti-
co y los tratamientos recibidos pueden sugerir la etiología ini- cos son las enfermedades malignas, la administración de cal-
cial (drogas, cirugía). Las causas renales se descartan con la cio exógeno, la inmovilización y el hiperparatiroidismo (tabla
determinación de urea y creatinina séricas. Se deben determi- 2-12).
nar los niveles de fosfato y magnesio. Cuadro clínico. En la tabla 2-13 se indican las manifesta-
Si los exámenes precedentes no permiten el diagnóstico, ciones clínicas de la hipercalcemia.
se debe realizar una determinación de parathormona sérica y La crisis hipercalcémica es una emergencia médica carac-
de vitamina D y comenzar con suplementos de calcio hasta terizada por insuficiencia renal aguda y embotamiento. Es una
obtener los resultados. Un nivel bajo de parathormona sugiere presentación rara en la hipercalcemia de cualquier etiología,
hipoparatiroidismo, mientras que un nivel alto indica una res- más común en pacientes con hipercalcemia asociada a proce-
puesta apropiada de las glándulas paratiroideas a la sos malignos. Cuando el calcio excede los 15 mg %, se pre-
hipocalcemia de otro origen. senta hipotensión ortostática, taquicardia o shock, náuseas y
Tratamiento. La hipocalcemia por deficiencia de magnesio vómitos, marcada debilidad muscular, letargo y fiebre.

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30 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

Tabla 2-12. Causas de hipercalcemia Tabla 2-13. Signos y síntomas asociados a la hipercalcemia

1. Procesos malignos asociados con reabsorción ósea 1. Sintomatología general


• Metástasis óseas de tumores sólidos • Anorexia
• Tumores sólidos sin metástasis: factor similar a la hormona • Náuseas y vómitos
paratiroides (seudohiperparatiroidismo) • Confusión y letargo
• Enfermedades hematológicas: mieloma, linfornas (producción • Poliuria
de factor activador de los osteoclastos) • Constipación
2. Hiperparatiroidismo 2. Manifestaciones renales
• Hiperplasia (familiar, neoplasias endocrinas múltiples) • Hipercalcemia aguda (insuficiencia renal aguda, alteración de
• Adenoma la capacidad para concentrar la orina)
• Hiperparatiroidismo terciario • Hipercalcemia crónica
3. Hipercalcemia hipercalciúrica familiar • Azoemia prerrenal
4. Trastornos endocrinos • Nefropatía hipercalcémica
• Hipertiroidismo • Defectos de transporte tubular (hipercalciuria, natriuresis, fosfa-
• Feocromocitoma turia, pérdida de magnesio y potasio)
• Insuficiencia suprarrenal 3. Manifestaciones cardiovasculares
• Acromegalia • Anomalías de la conducción: retardo AV, bloqueo AV
5. Procesos granulomatosos • Cambios electrocardiográficos: acortamiento QT, ST-T plano
' Sarcoidosis: producción de 1,25 (OH) 2D3 • Hipotensión
• Tuberculosis • Potenciación del efecto digitálico
• Histoplasmosis, coccidioidomicosis 4. Manifestaciones gastrointestinales
6. Inmovilización • Ulcera péptica
7. Hipervitaminosis D y A • Pancreatitis
8. Síndrome de leche y álcali 5. Manifestaciones neuromusculares
9. Diuréticos tiazídicos • Depresión
10. Administración de litio • Deterioro mental
11. Recuperación de la insuficiencia renal aguda • Debilidad proximal de los músculos
12. Postrasplante renal 6. Manifestaciones esqueléticas y articulares
13. Enfermedad de Paget • Condrocalcinosis
• Seudogota
• Osteítis fibrosa quística
Diagnóstico diferencial. La magnitud de la evaluación que • Osteoporosis (fracturas por aplastamiento)
7. Calcificaciones metastásicas
se requiere depende del grado de hipercalcemia. Cuando el
• Nefrocalcinosis
calcio sérico sólo está levemente elevado es importante ase- • Condrocalcinosis
gurarse de que se está ante una hipercalcemia verdadera, de • Queratopatía en banda
modo que conviene efectuar el dosaje del calcio ionizado. El • Prurito
calcio sérico total puede modificarse en pacientes que reciben • Calcinosis pulmonar
tiazidas, fosfato, difenilhidantoína, estrógenos o antiácidos que 8. Crisis hipercalcémica
fijan fósforo. Siempre que sea posible, hay que suspender su
administración en forma temporaria y volver a determinar el
calcio sérico. administrar de 2 a 3 litros de solución salina en las primeras 3
En presencia de una hipercalcemia pronunciada se necesi- a 6 horas, con control hemodinámico.
ta una evaluación más amplia. Se recomienda la determina- La furosemida facilita' la calciuresis d i s m i n u y e n d o la
ción de la HP inmunorreactiva, el calcio urinario de 24 horas reabsorción tubular de sodio y calcio. La dosis inicial de
y una investigación que incluya el fósforo, la creatinina, el furosemida es 10 a 40 mg cada 2 horas por vía endovenosa. A
cloro y el pH sanguíneo. Se debe descartar una neoplasia cuan- medida que el calcio disminuye, la dosis de furosemida se re-
do la hipercalcemia supera los 14 mg/dl. En ausencia de lesio- ducirá.
nes osteolíticas, deben sospecharse causas hormonales de una La combinación de solución salina y furosemida produce
hipercalcemia oncogénica. una excreción de calcio de 2000-4000 mg/24 horas. Para que
Si la hipercalcemia es leve o moderada, se debe insistir en ello ocurra, se requieren altos volúmenes urinarios, que en el
la búsqueda de un hiperparatiroidismo primario. caso de las hipercalcemias graves deben alcanzar a los 400-
Tratamiento. El tratamiento definitivo de la hipercalcemia 500 ml/hora. Se debe recomponer el medio interno adminis-
está dirigido a corregir la enfermedad de base. Frecuentemen- trando 20 mEq de potasio y 2 mEq de magnesio por hora.
te. sin embargo, se requieren medidas agudas para disminuir Una serie de drogas disminuyen la reabsorción de sodio
los niveles de calcio iónico a valores seguros hasta revertir la desde el hueso. La calcitonina inhibe la reabsorción osteo-
causa (tabia 2-14). El umbral de hipercalcemia sintomático es clástica del hueso y aumenta el clearance renal de calcio. Es
variable, pero en general los síntomas aparecen con valores útil en los estados de hiperreabsorción: neoplasias, inmo-
superiores a 12 mg/dl. y las complicaciones graves, con nive- vilización, enfermedad de Paget. El 75-90 % de los pacientes
les superiores a 14-15 mg/dl. c o n h i p e r c a l c e m i a p o r n e o p l a s i a s r e s p o n d e n b i e n a la
Las medidas generales incluyen hidratación para diluir el calcitonina. La droga desarrolla resistencia al cabo de 48 ho-
calcio sérico y p r o m o v e r la e x c r e c i ó n renal, intentos de ras de empleo, como resultado de una subregulación. Su efec-
movilización, restricción del calcio de la dieta y suspensión to puede ser mantenido por 5 a 6 días con la administración de
de las drogas hipercalcemiantes. corticoides. Los efectos colaterales de la calcitonina consisten
La diuresis sódica es el primer intento terapéutico en el en náuseas, vómitos, anorexia, enrojecimiento facial, calam-
tratamiento de la hipercalcemia. El sodio inhibe la reabsorción bres, diarreas y prurito.
de calcio en el túbulo proximal y en el asa de Henle. Se deben La mitramicina es una sustancia citotóxica que disminuye

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2. DESEQUILIBRIOS HIDROELECTROLITICOS 31

Tabla 2-14. Tratamiento de la hipercalcemia tración. El EDTA es eliminado por la diálisis, y la combina-
ción de ambas medidas terapéuticas es particularmente útil en
Comienzo Res- Segu- el tratamiento de la hipercalcemia grave en pacientes con in-
Droga y acción Dosis de acción puesta ridad suficiencia renal.
La hipercalcemia asociada con el hipertiroidismo y la in-
A. Calciuresis
Solución salina 2000-3000 Inmediato 80% +++
suficiencia renal puede responder al tratamiento con propra-
ml/3-6 horas nolol y corticoides, respectivamente.
Furosemida 20-40 mg/2 Inmediato 90% ++ Tanto la hemodiálisis como la diálisis peritoneal pueden
horas ser utilizadas para disminuir los niveles de calcio sérico en
pacientes con profunda hipercalcemia, que no responden a otras
B. Disminución de la modalidades terapéuticas o que presentan riesgo de vida.
reabsorción ósea
Calci tonina 4-8 MCRU/ 1-2 horas 83 % +++ EQUILIBRIO ACIDO-BASE
kg, subcutá-
nea, c/12-24
horas
Definiciones y terminología

Mitramicina 25 üg/kg, 12-24 horas 89% + Se entiende por equilibrio ácido-base el mantenimiento en
endovenosa, un nivel normal de la concentración de iones hidrógeno en los
c/2 a 7 días fluídos del organismo..
El ion hidrógeno (H+) es un protón, o sea, un átomo de
Hidrocortisona 3 mg/kg/día, 1-5 días 50% ++ hidrógeno desprovisto de su electrón periférico; la concentra-
endovenosa ción de iones hidrógeno de una solución es la que determina
su grado de acidez.
C. Formación de com- Por definición, los ácidos son las especies químicas capa-
piejos con calcio
ces de liberar protones (dadores de protones) y las bases son
Fosfato oral 1-3 g/día Varios días 60% ++
Fosfato endove- 50 mMol/6 Horas 100% +/- las especies químicas capaces de captar protones (aceptares
noso horas de protones).
EDTA 15-50 mg/ Inmediato ? +/-
kg/4 horas CO,H2 o C0 3 H- + H+
D. Remoción directa ácido base protón
Diálisis Inmediato ++
La reacción del ácido acético con el agua permite un ejem-
plo. El agua actúa como una base aceptando el protón del áci-
do acético y se forma el ion hidronio, que es el ácido conjuga-
el nivel de calcio sérico inhibiendo la actividad osteoclástica do de la base agua. La base conjugada del ácido acético es el
y alterando el metabolismo de la vitamina D. Es efectiva en la ion acetato. Importa conocer que esta teoría no está limitada a
mayoría de las hipercalcemias por neoplasias. Una vez obte- los sistemas acuosos.
nida la respuesta deseada, la droga debe suspenderse y
readministrarse cuando la cifra de calcio llega a un nuevo nadir, CH,-COOH + H 2 0 <-> CH,-COO + H,0 +
para evitar la hipocalcemia. Los efectos tóxicos de la mitra- ácido base base ácido
micina son más evidentes en pacientes con insuficiencia renal
El agua puede actuar como base y como ácido indistinta-
e incluyen trombocitopenia, nefrotoxicidad y hepatotoxicidad.
mente, es decir, como dadora y como aceptara de protones.
Los glucocorticoides disminuyen la reabsorción osteo-
Este tipo de compuestos se denominan anfóteros.
clástica del hueso, inhiben la fosfatasa alcalina ósea, bloquean
Una solución se define como neutra cuando tiene la mis-
la síntesis de prostaglandinas, inhiben los efectos de la vitami-
ma cantidad de iones hidrógeno que de iones oxhidrilo. Una
na D sobre la absorción intestinal de calcio, y pueden ser
solución tal es el agua pura, donde la concentración de iones
citotóxicos en neoplasias hematológicas. Son útiles en el tra-
hidrógeno y oxhidrilo es igual, pero en cantidades extremada-
tamiento de la hipercalcemia de la sarcoidosis, las hiper-
mente pequeñas, una diezmillonésima de iones H+ y de iones
vitaminosis A y D, el mieloma múltiple, el cáncer de mama y
OH' (10.7) por litro de agua. Una solución se define como
rara vez en el hiperparatiroidismo. Los glucocorticoides no
acida cuando contiene mayor cantidad de iones hidrógeno que
deben ser utilizados como agentes únicos en el tratamiento de
de iones oxhidrilo y como alcalina en el caso inverso. De cual-
la hipercalcemia grave.
quier manera, el producto de la concentración de iones hidró-
Los fosfatos orales o endovenosos disminuyen los niveles geno y oxhidrilo siempre es constante e igual a 10 a la poten-
de calcio en todas las formas de hipercalcemia, aparentemente cia 14.
precipitando el calcio. En las hipercalcemias crónicas se reco-
Si se adiciona una base al agua pura y se aumenta la con-
mienda dar fosfatos por vía oral; se administra el equivalente
centración de iones oxhidrilo a 10~-\ automáticamente la con-
de 1-1,5 g de fósforo elemental en dosis divididas. También se
centración de iones hidrógeno disminuirá a 10~9. Es suficiente
puede emplear, por vía endovenosa, un litro de fosfato disódico
conocer una de las concentraciones para deducir la otra.
y fosfato monopotásico. Tiene el riesgo de producir calcifica-
Dadas las dificultades de interpretración que crea el em-
ciones de los tejidos blancos y de inducir una insuficiencia
pleo de notaciones a potencias negativas, Sorensen introdujo
renal aguda.
la notación de pH, que por definición es el logaritmo de base
El EDTA forma quelatos estables excretables de calcio. Si
10 de la inversa de la concentración de iones hidrógeno.
bien disminuye el nivel de calcio en forma efectiva, puede
producir nefrotoxicidad y dolor intenso en el sitio de adminis-
pH = -log10 (H+)

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V^ft^lfi&f-'

32 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

El pH será por tanto más bajo cuanto mayor sea la concen- Ecuación de Henderson-Hasselbalch
tración de hidrogeniones. es decir, cuanto más acida sea la +)
solución. El pH se extiende desde cero (solución normal de un l/(H = 1 / K x C 0 3 H 7 C03H2
ácido fuerte) hasta 14 (solución normal de una base fuerte); y
pH = pK + log C 0 3 H 7 C 0 3 H 2
el valor 7 corresponde a la neutralidad.
Sin embargo, para el medio extracelular del hombre, el valor
normal y denominado neutro es 7,40, y se habla de acidemia Cada ácido tiene un pK determinado, que es tanto más bajo
Guarido el pH es menor de 7,35 y de alcalemia cuando el pH es cuanto más disociable es aquél: 6,80 para el ácido fosfórico,
mayor ce 7.45. 6,10 para el ácido carbónico, 3,90 para el ácido láctico.
Decir que el pH plasmático normal es 7,40 equivale a de-
cir que la concentración de iones hidrógeno del plasma es de Sistemas buffer o tampones
10""" o. lo que es lo mismo, de 10"8 x 10(w. Siendo 10o" el
log de 4. surge que Si se agregan 100 mEq de ácido clorhídrico a un litro de
agua pura, el pH de la solución baja rápidamente de 7 a 1. Si,
(H + )= 1 0 8 x 4 - 10"9 = 40 en cambio, se agrega al agua una mezcla de bicarbonato-ácido
carbónico, el pH desciende solamente en una unidad. En efec-
Como 1 nanoequivalente es igual a 10 9 equivalentes, se to, el ácido fuerte HC1 reacciona con la sal bicarbonato de
deduce que el pH normal de 7,40 involucra la existencia de 40 sodio para producir otra sal (CINa) y un ácido débil, poco di-
nanoequivalentes de hidrógeno. Si el pH es de 7,00, la con- sociado, el ácido carbónico.
centración de hidrógeno será de 1 x 10"7 o de 100 x 10-9 =100 Una mezcla que amortigua las variaciones del pH de una
nanoequivalentes. solución a la cual se le agrega un ácido o un álcali, se denomi-
La concentración de iones hidrógeno en el medio intrace- na sustancia buffer o tampón. Esta sustancia está constituida
lular, por su parte, oscila entre 100 y 120 nanoequivalentes. por dos partes: un ácido débil y su sal alcalina de una base
Los iones hidrógeno pueden ser de dos tipos: fuerte, o una base débil y su sal acida de un ácido fuerte. En el
a) ligados a aniones fijos o no volátiles, tales como el momento en que el buffer se encuentra disociado en el 50 %, o
sulfato, el fosfato y el lactato. Estos iones son responsables de sea, cuando su pK es igual al pH de la solución, su efectividad
alteraciones metabólicas: alcalosis o acidosis, según el caso. es máxima.
b) ligados a aniones volátiles, es decir, esencialmente al En el organismo existen cuatro buffer principales:
ion bicarbonato, para formar el ácido carbónico, el cual se 1. El sistema bicarbonato-ácido carbónico: el más impor-
descompone en anhídrido carbónico y agua, eliminados por el tante por razones que se analizan a continuación.
pulmón y el riñon, respectivamente. De estos iones hidrógeno 2. El sistema fosfato disódico-fosfato monosódico: tiene
dependen los trastornos denominados respiratorios. una escasa concentración plasmática, pero su pK de 6,8, próxi-
mo al pH del plasma, lo hace sumamente eficaz como buffer.
Ecuación de Henderson-Hasselbalch Se trata además de un excelente buffer urinario.
3. El sistema proteinato-proteína: estas sustancias actúan
Se entiende por ácido fuerte un ácido totalmente disocia- como buffer puesto que poseen en su molécula gran cantidad
do, como el caso del ácido clorhídrico (H + + Cl"). De modo de grupos ácidos y básicos. Dentro de los grupos ácidos se
similar se definen las bases fuertes, ejemplificadas por el encuentran los carboxilos terminales de los aminoácidos, y
hidróxido de sodio. Por el contrario, un ácido débil es un áci- dentro de los grupos básicos, los grupos amino y guanidínicos.
do poco disociado, como el ácido carbónico. 4. En el glóbulo rojo, la hemoglobina y la oxihemoglobina
Cada sustancia posee una constante de disociación K. Para son dos importantes sistemas lucifer. La hemoglobina, en los
mayor comodidad, se utiliza el logaritmo de base 10 de su valores fisiológicos de pH entre 7,00 y 8,00, realiza la mayor
inversa, que se denomina pK. De acuerdo con la ley de acción parte de la amortiguación por los grupos imidazólicos de la
de las masas, cuando un ácido se disocia, la velocidad de la histidina.
reacción es proporcional al producto de las concentraciones
molares de sus constituyentes. Por ejemplo, en la relación Regulación del equilibrio ácido-base
reversible
1
Ingreso de iones hidrógeno. En condiciones fisiológicas,
+ ni el metabolismo de los glúcidos ni el de los lípidos genera
C C 3 H, <-> CO„ H" + H
iones hidrógeno. En efecto, estos dos tipos de compuestos se
2
transforman totalmente en sustancias neutras (anhídrido car-
la velocidad de la reacción 1 es proporcional a K { x ( C 0 3 ty bónico y agua). Los fosfolípidos y las proteínas, por su parte,
y ¡a de la reacción 2 es proporcional a K 2 x ( C 0 3 H ) x (H + ). aportan de 50 a 100 mEq de iones hidrógeno cada 24 horas en
Cuando la reacción llega al punto de equilibrio, las velocida- condiciones nutricionales normales.
des 1 y 2 son iguales Los aminoácidos azufrados constituyen la mayor fuente
de iones hidrógeno. Hunt demostró que en el curso de la
K, x ( C 0 3 H 2 ) = K 2 x (C0 3 H") X (H + ) ingestión de diferentes regímenes, la relación entre iones hi-
(H + ) = Kj x ( C 0 3 H 2 ) / K 2 x (C0 3 H") drógeno y sulfatas excretados es relativamente estable: 0,6 a
0,9 mEq de sulfato por cada mEq de hidrógeno. Las
K, / K 2 = K fosfoproteínas son otra fuente potencial de iones hidrógeno.
+
(H ) = K x ( C 0 3 H 2 ) / (C0 3 H") El papel de los fosfoaminolípidos en la acidogénesis se
puede deducir de su composición. Los fosfoaminolípidos en
K es la constante de disociación del ácido carbónico. Por que el radical fosfórico está ligado a una base nitrogenada li-
comodidad se pueden utilizar los logaritmos negativos. beran el ácido fosfórico a razón de 1,8 mEq de hidrógeno por

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2. DESEQUILIBRIOS HIDROELECTROLITICOS 33

cada mM de fosfoaminolípido. Cuando el radical fosfórico está Eliminación de iones hidrógeno. Componente respira-
ligado a un catión mineral, se libera una sal diácida del ácido torio. El aparato respiratorio desempeña un papel tan funda-
fosfórico en una proporción de 0,8 mEq de hidrógeno por cada mental e inmediato como el de los sistemas buffer en la
mM de fosfolípido. estabilización del estado ácido-base. Basta tener presente la
Los iones hidrógeno en el organismo. Entre el momento ecuación de Henderson-Hasselbalch para comprobar que el
en que los iones hidrógeno son liberados por el metabolismo pH es función directa de la relación bicarbonato-ácido carbó-
de los alimentos y aquel en que se excretan con la orina sufren nico, donde el valor del ácido carbónico equivale al del
una neutralización por los sistemas buffer, lo cual explica que anhídrido carbónico. Normalmente, la relación precitada es
su concentración libre varíe escasamente alrededor de su va- de 20 a 1
lor normal de 40 mM/litro. Si se supone que en el curso de una acidosis metabólica el
Los sistemas buffer desempeñan un papel fundamental en bicarbonato desciende a 12 mEq/1 y el valor de la PaCO no
la defensa inmediata de los desequilibrios ácido-base. El más varía, permaneciendo en 1,2, el resultado final será
accesible al estudio es el sistema ácido carbónico-bicarbona-
to, el cual traduce bastante fielmente el estado de los otros pH = 6,l +log 12/1,2 = 7,10
sistemas extracelulares. Tres razones explican la importancia
del sistema bicarbonato-ácido carbónico, teniendo presente que Si, por el contrario, una estimulación respiratoria determi-
sus características fisicoquímicas implicarían una eficacia na una disminución de la PaC0 2 , la relación bicarbonato-áci-
mediocre en los medios biológicos, ya que su pK (6,1) está do carbónico aumentará nuevamente y el pH se aproximará a
bastante alejado del pH de los líquidos extracelulares. Estas 7,40. Esta compensación respiratoria no llega a ser completa,
razones son: pero permite llevar el pH a un valor cercano a lo normal.
a) La masa de bicarbonato-ácido carbónico es muy consi- Componente renal. Si bien el riñon no actúa en forma in-
derable. Doce litros de líquido extracelular contienen 324 mEq mediata a la instalación de un trastorno ácido-base, su partici-
de bicarbonato. pación asegura la eliminación definitiva de la carga acida o
b) La segunda está ligada a una característica biológica alcalina aportada.
única de los sistemas buffer. En éstos, el descenso de la con- El riñon puede excretar orina con un pH que oscila entre
centración de la forma alcalina genera obligatoriamente un 4,3 y 8,0. A un pH de 4,3, la orina tiene una concentración de
ascenso de la forma acida, y a la inversa, de modo que la masa hidrógeno unas 800 veces mayor que la sangre con un pH de
total del buffer permanece constante. En el sistema bicarbona- 7,40. Por su parte, a un pH de 8,0, la concentración de bicar-
to-ácido carbónico, en cambio, la masa total del buffer puede bonato puede llegar a 250 mEq/1, mientras que con un pH de
variar en intervalos breves gracias a la eliminación aguda o a 4,3 el contenido de bicarbonato es insignificante. Estos pare-
la retención de anhídrido carbónico, consecutiva a un aumen- cen ser los máximos gradientes de ion hidrógeno que pueden
to o disminución de la ventilación alveolar. Esta particulari- establecerse entre la sangre y la orina a través de la célula
dad hace que las concentraciones respectivas de las dos for- tubular.
mas del buffer puedan variar en el mismo sentido. Con buffer urinarios adecuados, el riñon humano puede
c) La tercera razón es de orden metabólico. En el curso de excretar más de 480 mEq de ácido por día. El buffer urinario
la acidosis metabólica, el riñon no excreta bicarbonato, y por ideal es un ácido débil cuyo pK se encuentra próximo al punto
otra parte, recupera el bicarbonato que ha servido para amorti- medio del pH urinario. En orden decreciente de efectividad,
guar los ácidos, excretando el exceso de ion hidrógeno bajo la los buffer urinarios importantes son los fosfatos (pK = 6,8), la
forma de acidez titulable y de amonio. creatinina (pK = 4,9) y el ácido beta hidroxibutírico (pK =
Mecanismo buffer intracelular. Pitts demostró la impor- = 4,7).
tancia de los buffer intracelulares mediante experiencias de Mecanismos de acidificación urinaria. La secreción tubular
sobrecarga acida o alcalina aguda en cerdos nefrectomizados. de hidrógeno puede explicarse por la excreción de acidez
Es así como en una acidosis metabólica aguda, sobre 100 % titulable y de amonio, y por la reabsorción de bicarbonato por
de iones hidrógeno inyectados, 43 % son amortiguados en el las siguientes vías:
medio extracelular, prácticamente en su totalidad por el bicar- 1. Conversión de las sales buffer alcalinas en su forma aci-
bonato, y 57 % en el interior de las células, sobre todo por el da y el incremento concomitante de la acidez titulable.
intercambio de iones hidrógeno por iones sodio o potasio li- 2. Establecimiento de un gradiente de hidrógeno entre cé-
berados por los fosfatos o las proteínas endocelulares. Por el lulas y orina, interacción del hidrógeno con el amoníaco y for-
contrario, en la alcalosis metabólica aguda, las dos terceras mación de ion amonio.
partes del bicarbonato son retenidas en el medio extracelular 3. Interacción del hidrógeno secretado con el bicarbonato
y el tercio restante es amortiguado en el interior de las células. urinario y formación de ácido carbónico en la luz tubular,
En los trastornos respiratorios agudos, ya sea en el sentido deshidratación del ácido carbónico y difusión del C0 2 dentro
ácido o alcalino, del 97 al 99 % del anhídrido carbónico es de la célula tubular.
amortiguado en el interior de las células. De los tres factores citados, acidez titulable, amoniuria y
Según Winters y Dell, la proporción en que cada buffer reabsorción de bicarbonato, sólo la salida de iones correspon-
cubre los requerimientos orgánicos es la siguiente: diente a los dos primeros equivale a una neoformación de bi-
carbonato con excreción real de iones hidrógeno que pueden
Bicarbonato 53 % ser considerados como perdidos por el organismo. Por el con-
plasmático 35 % trario, la salida de iones hidrógeno intercambiados con los iones
globular 18 % sodio del bicarbonato intratubular no es más que la recupera-
Proteinato 7% ción del bicarbonato filtrado sin pérdida de ácido por el orga-
Hemoglobina-oxihemoglobina 35 % nismo. Si la tasa de bicarbonato es excesiva, no es reabsorbido
Fosfatos 5% en su totalidad, y una parte se elimina en la orina. Esta frac-
100% ción corresponde a una pérdida de iones oxhidrilos o, lo que

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34 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

es lo mismo, a una ganancia de iones hidrógeno. De tal modo, to presente en el plasma cuando la sangre ha sido sometida a
se puede decir que el débito de iones hidrógeno eliminados la oxigenación completa de la hemoglobina y cuando la PaC0 2
por el riñon es: se ha estabilizado a 40 mmHg y la temperatura a 37°C.
Para cada valor de pH existe una concentración única de
Débito H+ = acidez titulable + amoniuria - bicarbonato bicarbonato estándar. Además, este valor no es influido por
excretado las modificaciones de la PaC0 2 in vitro, pero sí in vivo.
Los valores normales de bicarbonato estándar en el plas-
Balance de hidrógeno metabólico. El nombre de hidró- ma humano están comprendidos entre 20 y 25 mEq/1.
geno metabólico se aplica a los protones que ingresan o aban- Exceso de base. Fue definido por Siggaard Anderssen como
donan los fluidos del organismo, produciendo un aumento o la cantidad de ácido o base fuerte, en miliequivalentes por li-
una disminución del componente metabólico del equilibrio tro, que debe agregarse al plasma o a la sangre para alcanzar el
ácido-base. pH 7,40 a 37°C y cuando la PaC0 2 es de 40 mmHg. En condi-
El balance de hidrógeno metabólico es la diferencia entre ciones normales, el exceso de base oscila entre +2,3 y -2,3
el ingreso y la salida de hidrógeno metabólico al líquido mEq/1.
extracelular. El balance es positivo cuando el ingreso supera a Los valores negativos de exceso de base indican el núme-
la salida; negativo, cuando la salida es superior al ingreso; y ro de miliequivalentes de protones en exceso por litro de plas-
neutro, cuando ambos términos se igualan. ma o sangre entera; los valores positivos definen un déficit de
Componente metabólico del equilibrio ácido-base. En protones, también en mEq/1.
la ecuación de Henderson-Hasselbalch el componente respi- Según Siggaard Anderssen, el exceso de base constituye
ratorio queda perfectamente definido por el valor de la PaC0 2 . el elemento más adecuado para valorar el componente
En cambio, el componente metabólico (bicarbonato) resultan- metabólico o no respiratorio del equilibrio ácido-base de la
te de la interacción de los mecanismos buffer y del riñon es de sangre, pues su valor in vitro es independiente de los valores
difícil corporización; de ahí que hayan surgido múltiples de la PaCO r
parámetros tendientes a concretar este valor. El exceso de base en sí no informa qué ácido o base fija es
En 1948, Singer y Hasting definieron la concentración de la responsable de determinado desequilibrio; por otra parte,
base buffer en el plasma y sangre entera como el componente puede ser normal en caso de una acumulación simultánea de
metabólico o no respiratorio del equilibrio ácido-base. Astrup, ácidos y bases fijas. Recientemente se ha insistido en la posi-
por su parte, propuso el bicarbonato estándar como medida de bilidad de interpretaciones erróneas del exceso de base, en
tal componente, mientras que Siggaard Anderssen introdujo particular en presencia de PC0 2 muy elevadas.
el concepto de exceso de base con el mismo objeto. Anhídrido carbónico total. Es la suma del anhídrido car-
Concentración de base buffer. Se define como la suma de bónico disuelto, el ácido carbónico, el anión bicarbonato y el
las concentraciones de los aniones con capacidad buffer, es CO, carbamínico.
decir, los aniones de ácidos débiles. La base buffer del plasma Los valores normales de anhídrido carbónico total son 28
está representada por la suma de las concentraciones de bicar- + 5 mEq/1, o 62 + 10 volúmenes por ciento.
bonato y proteinato. Bicarbonato real. Es la concentración de bicarbonato en
En el plasma normal, centrifugado en condiciones la sangre cuando el pH y la PC0 2 no se estandarizan, o sea, el
anaerobias, con pH de 7,40 y PaC0 2 de 40 mm Hg, el valor de valor del bicarbonato en la sangre en las condiciones de ex-
tal suma es; tracción. Es de aproximadamente 1 mEq menos que el anhídri-
do carbónico total.
Base buffer normal plasma = (C0 3 H) + (proteinato) = Bicarbonato T40 (Armstrong). Representa la concentra-
= 41,7mEq/l ción de bicarbonato estándar del líquido extracelular y se de-
fine como la concentración de bicarbonato del plasma que
Por su parte, la base buffer presente en los eritrocitos (bi- debería hallarse si se ajustara la pC0 2 a 40 mm Hg in vivo, en
carbonato, fosfato, hemoglobinato y oxihemoglobinato) alcan- lugar de hacer la equilibración tonométrica de la sangre.
za a 55,7 mEq/1. La concentración de base buffer normal en la Todos los parámetros metabólicos obtenidos a partir de
sangre entera depende del valor del hematócrito, según la si- nomogramas construidos in vitro (base buffer, bicarbonato
guiente fórmula: estándar, exceso de base) son valores pCO, dependientes, de
modo que durante una hipercapnia progresiva grave produci-
Base buffer normal de sangre = 41,7 + 0,42 x (Hb) rán una pérdida aparente de bicarbonato que genera una
seudoacidosis metabólica.
Los valores antedichos, que corresponden a los informes El bicarbonato T40 es el más constante de los parámetros
originales de Singer y Hasting, no concuerdan con los publi- metabólicos descritos hasta el presente, puesto que varía como
cados ulteriormente por otros investigadores. máximo en 2 mEq/1 para todos los rangos de pC0 2 .
La base buffer de la sangre no constituye un parámetro
fisiccquírnico. porque no pueden establecerse las condiciones Anión gap (anión restante)
finales de la titulación. A medida que se agrega ácido o base
fuerte, el pH disminuye o aumenta, y algunos aniones, que Concepto. Seleccionando la natremia y la potasemia den-
dentro de los límites de pH sanguíneos compatibles con la vida tro de los cationes, y la cloremia y el bicarbonato dentro de los
no tienen capacidad buffer. actúan como tales en las circuns- aniones, el ionograma corriente no reconoce los otros iones,
tancias experimentales. denominados no mensurados o no dosados, que vendrían a
Bicarbonato estándar. Astrup propuso como medida del completar a los precedentes sobre el ionograma teórico, per-
componente no respiratorio o metabólico del estado ácido-base mitiendo el exacto balance entre cargas positivas catiónicas y
la concentración de bicarbonato estándar. cargas aniónicas negativas, necesario para el mantenimiento
El bicarbonato estándar es la concentración de bicarbona- de la electroneutralidad, y que son: cationes no dosados: cal-

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2. DESEQUILIBRIOS HIDROELECTROLITICOS 35

ció (5 mEq/1) y magnesio (1,5 mEq/1); y aniones no dosados: rara observación en la clínica, ya que sus concentraciones son
proteinato (60 g/1), fosfatos (2 mEq/1), sulfatos (1 mEq/1) y habitualmente bajas en relación con la del sodio, y un
ácidos orgánicos (5 mEq/1), con un total aproximado de 24 decremento significativo de ellas es incompatible con la vida.
mEq/1. Es más frecuente que el aumento del anión gap se deba a
Él cálculo del anión gap o anión restante se ha propuesto un incremento en la concentración de aniones no mensurados.
para remediar esta insuficiencia de dosajes. El principio es El aumento de los aniones no mensurados puede responder a
que los iones no dosados manifiestan su presencia en negativo una acumulación de ácidos fijos, como ocurre en la acidosis
sobre el ionograma corriente y que su valor puede conocerse láctica o en la cetoacidosis, o a la elevación de los aniones de
confrontando los iones dosados. La fórmula utilizada parte de ácidos inorgánicos (sulfato, fosfato), como en la acidosis
la diferencia entre la suma de los cationes dosados sodio y urémica. La acumulación de amones exógenos (salicilatos,
potasio y la suma de los aniones dosados cloro y bicarbonato, metanol) también puede conducir a un aumento del anión gap.
que definen el anión restante. En una acidosis con anión gap aumentado no complicada,
El anión restante puede estimarse del siguiente modo: por cada mEq de aumento en el anión gap, debe existir una
disminución concomitante de 1 mEq/1 en la concentración de
Anión restante = Na • (Cl + CO3H-) o (Na + K) - (Cl + bicarbonato. Cualquier desviación significativa de esta regla
+ CO,H-) implica la existencia de un desorden mixto del equilibrio áci-
do-base.
Como la concentración de potasio sérico es baja y por lo Disminución del anión gap (tabla 2-17). Intervienen los
general constante, más comúnmente se utiliza la primera de siguientes mecanismos: aumento de los cationes no
las ecuaciones para estimar el anión restante; esta ecuación mensurados, disminución de los amones no mensurados o error
permite establecer un valor normal de alrededor de 12 ± 2 de laboratorio en la determinación de sodio, cloro o bicarbo-
mEq/1. El anión restante, en realidad, mide la diferencia entre nato.
los aniones no mensurados y los cationes no mensurados (ta-
bla 2-15). Tabla 2-17. Causas de descenso del anión gap
Tabla 2-15. Concentraciones normales de cationes 1. Aumento de cationes no mensurados
y de aniones no mensurados en mEq/1 • Hiperpotasemia
• Hipermagnesemia
Cationes no men suradas Aniones no mensurados • Hipercalcemia
• Retención de cationes anormales: gammaglobulina, litio, THAM
Potasio 4.5 Proteínas 15 2. Disminución de aniones no mensurados
Calcio 5 Fosfatos 2 • Hipoalbuminemia
Magnesio 1,5 Sulfatos 1 3. Error de laboratorio
Ácidos orgánicos 5 • Seudohiponatremia
• Hipercloremia por intoxicación con bromuro
TOTAL 11 TOTAL 23

La disminución del anión gap atribuible a un aumento en


Anormalidades en el anión gap. De lo citado anterior- la concentración de cationes no mensurados puede ocurrir en
mente se desprende que un cambio en el anión restante puede la hiperpotasemia, hipermagnesemia o hipercalcemia, o cuan-
involucrar un cambio en los cationes o en los aniones no do se acumulan cationes anormales: gammaglobulina en el
mensurados, excepto que medie un error de laboratorio en la mieloma, litio o THAM.
determinación de sodio, cloro o bicarbonato. La disminución del anión gap por un decremento en la
Aumento del anión gap (tabla 2-16). El anión gap puede concentración de los aniones no mensurados se constata en la
incrementarse por uno de tres mecanismos: disminución de hipoalbuminemia, que es probablemente la causa más frecuente
los cationes no mensurados, aumento de los aniones no de descenso del anión gap.
mensurados o error de laboratorio.
El delta gap (A gap)
Tabla 2-16. Causas de aumento del anión gap
El término delta gap describe la diferencia entre el aumen-
1. Disminución de los cationes no mensurados to en el anión gap y la disminución en el bicarbonato.
• Hipopotasemia
• Hipomagnesemia Delta (A) gap = Delta anión gap - delta bicarbonato
• Hipocalcemia
2. Aumento de los aniones no mensurados El delta anión gap y el delta bicarbonato se calculan por
• Aniones orgánicos: lactato, cuerpos cetónicos las fórmulas:
• Aniones inorgánicos: fosfato, sulfato anión gap = anión gap observado - anión gap máximo
• Proteínas: hiperalbuminemia normal
• Aniones exógenos: salicilatos, nitrato, penicilina
• No identificados: paraldehído, etilenglicol, metanol, urea bicarbonato = bicarbonato mínimo normal - bicarbonato
3. Error de laboratorio observado
• Incremento falso del sodio sérico Los valores que se consideran normales son para el anión
• Disminución falsa del cloro o el bicarbonato séricos gap máximo 15 mEq/1 y para el bicarbonato mínimo de 25
mEq/1.
Un aumento en el anión gap por una disminución de los El valor normal del delta gap debe ser cero, y en las acidosis
cationes no mensurados (potasio, calcio o magnesio) es de no complicadas debe permanecer en cero debido a que el anión

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36 SECCIÓN í. PARTE GENERAL

gap y la concentración de bicarbonato se mueven en iguales bólico o respiratorio con una respuesta compensadora por el
cantidades en direcciones opuestas. parámetro restante. Una alteración ácido-base combinada es
La determinación del delta gap es útil para detectar tras- una alteración compleja que puede comprender desviaciones
tornos mixtos del equilibrio ácido-base. La relación puede ser unidireccionales primarias en los componentes metabólico y
resumida como sigue. Cuando el descenso del bicarbonato es respiratorio, las alteraciones primarias bidireccionales en el
mayor que el aumento en el anión gap, determinando un delta componente metabólico o una combinación de éstas.
gap negativo, pueden existir tres situaciones posibles. Lo más
común es que exista una acidosis mixta con anión gap normal Acidosis metabólica
y elevado, o una acidosis con anión gap elevado asociada a
una alcalosis respiratoria crónica con una acidosis hiper- Definición. La acidosis metabólica se define como un pro-
clorémica compensatoria. Mucho menos frecuentemente pue- ceso fisiopatológico anormal en el que primariamente tiene
de coexistir una acidosis con anión gap elevado con un estado lugar una ganancia de ácido fuerte o una pérdida de bicarbo-
de anión gap bajo tal como una paraproteinemia, hipoalbu- nato del fluido extracelular.
minemia, intoxicación con litio o bromuro, hipercalcemia, Una persona normal experimenta diariamente una ganan-
hipermagnesemia o hiponatremia. cia de ácidos fuertes de 50 a 80 mEq, producidos por el
Por otra parte, si el delta anión gap es mayor que el delta catabolismo proteico, y una pérdida de ácidos por vía renal,
bicarbonato, resultando en un delta gap positivo, generalmen- cuantitativamente igual a la ganancia. Como la ganancia de
te existe una acidosis metabólica de anión gap elevado asocia- bicarbonato es despreciable y su pérdida no tiene lugar en el
da a una alcalosis metabólica primaria. individuo normal, el balance de hidrógeno metabólico es igual
a cero. Cuando este equilibrio se altera y la producción de
Nomograma de alineamiento de Siggaard-Anderssen hidrógeno supera a la eliminación, el balance se hace positivo
y se produce acidosis.
Mediante el conocimiento del pH y de la PaC0 2 , datos que En términos de la ecuación de Henderson-Hasselbalch, el
se pueden obtener mediante electrodos específicos, es posible bicarbonato sérico está disminuido en relación con el ácido
obtener los restantes valores necesarios para definir un tras- carbónico. La relación normal C0 3 H/C0 3 H 2 disminuye y el
tomo ácido-base, a través de su integración en el nomograma pH también. Desde el punto de vista del laboratorio, la acidosis
de alineamiento propuesto por Siggaard-Anderssen (fig. 2-1). metabólica se caracteriza por un pH sanguíneo inferior a 21
mmol/1, una PaC0 2 por debajo de 35 mmHg y un exceso de
Terminología de las alteraciones clínicas ácido-base base negativo.
Etiología. Las causas de acidosis metabólica se enumeran
La terminología ácido-base puede entenderse fácilmente en la tabla 2-18.
cuando se considera la ecuación de Henderson-Hasselbalch.
Sistemas buffer en la acidosis metabólica
24 . pC0 2
H+= Mecanismos buffer extracelulares. El ingreso de ácidos
HCO; fuertes en el líquido extracelular provoca la disminución de
aniones buffer y determina el descenso del bicarbonato y de
La acidemia se refiere, específicamente, a una elevación los buffer no bicarbonato.
de la concentración sanguínea de hidrogeniones, mientras que El mecanismo buffer no modifica los valores de PaC0 2 ,
la alcalemia señala una depresión de la concentración de ya que el sistema aire alveolar-sangre permite su reajuste in-
hidrogeniones en sangre. La acidosis se refiere a un incremento mediato.
primario en la pC0 2 (hipercapnia) y a una reducción primaria Mecanismos buffer intracelulares. Pitts demostró la im-
en la concentración de bicarbonato (hipobicarbonatemia). Pri- portancia de los buffer intracelulares mediante experiencias
mario significa que la alteración inicial provoca un cambio de sobrecarga acida aguda en cerdos nefrectomizados. Es así
inicial en la pC0 2 o la (CO,H~) que, por lo menos en forma como en la acidosis metabólica aguda, sobre 100 % de iones
transitoria, incrementa la concentración sanguínea de H+. Por hidrógeno administrados, 43 % son amortiguados en el medio
otro lado, la alcalosis se refiere a una reducción primaria en la extracelular, fundamentalmente por el bicarbonato, y el 57 %
pCO, (hipocapnia) o a un incremento en la (C03H~) (hiper- restante en el interior de las células, a través del intercambio
biearbonatemia) que inicialmente reduce la (H+) sanguínea. de iones hidrógeno por iones sodio y potasio liberados por los
Cuando se produce una alteración primaria en la (CO,H+) o en fosfatos o por las proteínas endocelulares.
la pCO2. tiene lugar un cambio secundario, o compensatorio, El incremento en la concentración de iones hidrógeno
en el otro parámetro en una dirección que sirve para restaurar extracelulares determina un reajuste de los flujos de hidróge-
la concentración sanguínea de H+ a lo normal. Por ejemplo, no, potasio y sodio, de modo que la concentración de hidróge-
una caída primaria en la concentración plasmática de C03H~ no intracelular aumenta y la concentración de potasio y de
incrementa en forma transitoria la concentración de H+, que es sodio intracelular disminuye. El calcio tiende a dejar el hueso
un estado de acidosis (reducción primaria en el C 0 3 H ) acom- y es reemplazado por hidrógeno. La velocidad de difusión del
pañado por acidemia (incremento en la concentración de H+). hidrógeno hacia el interior de la célula es bastante lenta, de
Con la elevación en la (H+) sanguínea se estimula el centro modo que se requiere un tiempo relativamente prolongado antes
respiratorio, llevando al aumento de la ventilación alveolar de que la neutralización intracelular adquiera jerarquía, al con-
que reduce la pCO,. volviendo así la (H+) sanguínea a lo nor- trario de lo que ocurre con la compensación extracelular. Sin
mal. Por lo general, la maniobra compensadora no logra co- embargo, en última instancia, la neutralización intracelular es
rregir en forma completa la alteración en la (H+) sanguínea. mayor cuantitativamente que la neutralización extracelular.
Una alteración ácido-base simple se define como una al- El movimiento de hidrógeno hacia el interior de la célula
teración unidireccional primaria aislada en un término meta- se refleja en el fluido extracelular por un aumento en la con-

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2. DESEQUILIBRIOS HIDROELECTROLITICOS 37

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38 SECCIÓN 1. PARTE GENERAL

Tabla 2-18. Causas de acidosis metabólica cia respiratoria sobreagregada, la respuesta respiratoria a la
acidosis metabólica es extremadamente rápida y ocurre den-
A. Con anión gap elevado tro de minutos después de la adición de la carga acida. Esta
1. Cetoacidosis respuesta puede ser utilizada clínicamente para sospechar la
' Diabética
• Alcohólica gravedad de la acidosis.
• Ayuno Si la acidosis metabólica se hace crónica, la compensa-
• Errores congénitos del metabolismo (enfermedad por depó- ción ventilatoria se torna cada vez menos efectiva, posible-
sito de glucógeno I) mente porque el esfuerzo muscular necesario para mantenerla
2. Acidosis láctica no puede sostenerse durante períodos muy largos. Por otra
• Tipo A: hipoperfusión tisular parte, si el pH de la sangre desciende por debajo de 7,10, la
• Tipo B1; enfermedades sistémicas (diabetes, enfermedades respuesta respiratoria no aumenta sino que tiende a disminuir.
malignas) Mecanismo de compensación renal. Si bien el riñon no
• Tipo B2: asociado a drogas o toxinas actúa en forma inmediata a la instalación de un desequilibrio
• Tipo B3: errores congénitos del metabolismo
3. D-acidosis láctica ácido-base, su participación asegura la eliminación definitiva
4. Insuficiencia renal de la carga acida o alcalina aportada. El máximo de compen-
5. Tóxicos sación renal para un trastorno ácido-base se logra a los 3 a 5
• Salicilalos días de instalado el trastorno primario.
• Alcoholes En condiciones normales, el riñon elimina entre 50 y 80
• Paraldehído mEq de iones hidrógeno por día provenientes del metabolismo
B. Con anión gap normal endógeno. En presencia de acidosis, este valor puede llegar a
1. Pérdidas gastrointestinales de bicarbonato 500 mEq por día, dados por 100 mEq de acidez titulable y 400
• Diarreas mEq de amonio.
• Drenaje biliar, pancreático o intestinal En otro apartado de este mismo capítulo se estudia el fra-
• Anastomosis urinariodigestiva
• Ingestión de productos con Cl~(Cl,Ca, Cl2Mg, C1NH4) caso renal para la eliminación de hidrógeno.
2. Pérdidas renales de bicarbonato Estándares de compensación máxima. En el estado esta-
• Acidosis tubular renal ble de la acidosis metabólica existe una relación precisa, bien
• Hipoaldosteronismo definida y predecible entre la magnitud del descenso del bi-
• Hiperparatiroidismo carbonato y el grado de hipocapnia, la cual se expresa por la
3. Otros ecuación:
• Acidosis dilucional
• Acidosis de hiperalimentacíón PaC0 2 esperada = 1,5 (C0 3 H- medida) + 8 ± 2
• Insuficiencia renal temprana
La PaC0 2 que existe en relación con cualquier decremento
en la concentración de bicarbonato sérico oscila dentro de una
centración de potasio, y se ha calculado que por cada 0,1 de banda muy estrecha. En la medida en que la PaC0 2 disminuya
disminución de la cifra de pH, se incrementa en 0,6 mEq la muy por encima o muy por debajo para el grado de cambio en
potasemia. el bicarbonato sérico, se deberá considerar que la respuesta
Se debe tener en cuenta también el poder buffer del hueso, pulmonar a la hipocarbonatemia es anormal y esta alteración
ya que el calcio es susceptible de intercambiarse con iones de la relación normal C0 3 H7PC0 2 es indicativa de que un tras-
hidrógeno en el curso de la acidosis metabólica de larga evo- torno ácido-base respiratorio primario se ha sobreimpuesto a
lución, lo cual explica ciertas descalcificaciones que se pro- la acidosis metabólica. En conclusión, es posible diagnosticar
ducen bajo estas circunstancias. un trastorno ácido-base mixto por la inadecuada correlación
Mecanismo de compensación pulmonar. El sistema ner- entre la PaC0 2 y el descenso de la concentración de bicarbo-
vioso, responsable del control de la ventilación alveolar, es nato.
sensible ai aumento en la concentración de iones hidrógeno Cuadro clínico. Sistema nervioso central. La existencia
que se produce cuando un ácido se adiciona al líquido de trastornos neuropsíquicos directamente ligados a la acidosis
extracelular. El mecanismo por el cual un aumento en la con- no puede ser negada. Se trata sobre todo de trastornos de la
centración de hidrógeno estimula la ventilación alveolar no es conciencia: somnolencia, estado confusional y desorientación,
totalmente conocido, pero parece involucrar receptores en el que pueden llegar al estupor y al coma de instalación progre-
sistema nervioso central y quimiorreceptores periféricos en los siva. La hipotonía muscular y la arreflexia son la regla.
cuerpos carotídeos y aórtico. El incremento resultante en la Las alteraciones citadas aparecen solamente en acidosis
ventilación alveolar es causado tanto por un aumento del vo- graves, cuyo pH está por debajo de 7,10. La rapidez de insta-
lumen corriente como de la frecuencia respiratoria, con mayor lación de la acidosis desempeña un papel agravante muy sig-
incremento proporcional del volumen corriente. nificativo. Plum y Posner han demostrado, por otra parte, que
Como consecuencia del aumento de la ventilación alveolar, los trastornos neuropsíquicos sólo aparecen cuando hay una
el exceso de anhídrido carbónico que ocasiona la neutralización caída del pH del LCR.
por el buffer bicarbonato del hidrógeno adicionado se elimi- Aparato cardiovascular. A través de un estímulo
na. De tal modo, si el individuo tiene un sistema nervioso y un simpaticomimético se produce un aumento de la frecuencia
aparato respiratorio normales, la PaC0 2 descenderá a límites cardíaca y del gasto cardíaco, siempre que el pH no sea infe-
predecibles en función de la magnitud del descenso del pH. Se rior a 7,25. Por debajo de este valor el gasto cardíaco disminu-
admite generalmente que una PaC0 2 de 12 mmHg es el límite ye y pueden aparecer arritmias. Con valores de pH inferiores a
de respuesta respiratoria que se puede esperar en el curso de la 7,00 existe riesgo de paro cardíaco.
acidosis metabólica. A nivel periférico se comprueba un estancamiento sanguí-
Excepto en pacientes con daño neurológico o insuficien- neo, que tiene como consecuencia un déficit de perfusión

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2. DESEQUILIBRIOS HIDROELECTROLÍTICOS 39

tisular, con hipoxia y agravación de la acidosis. La acidosis tiene la suma constante y define la acidosis metabólica
provoca atonía de la musculatura lisa de los vasos sanguíneos, hiperclorémica con anión gap normal. En la acidosis con anión
que pierden su reactividad a las catecolaminas. gap elevado, el aumento en el anión gap debe igualar el
Aparato respiratorio. Una hiperpnea considerable —res- decremento en la concentración de bicarbonato, puesto que el
piración de Kussmaul— permite la disminución de la PaC0 2 cambio en el anión gap refleja el ácido acumulado que titula al
y de este modo el mantenimiento de la relación C0 3 H / C0 3 H 2 álcali. Cuando no se mantiene la estequiometria entre el incre-
por un tiempo transitorio. El inconveniente de esta hiperpnea mento en el anión gap y el decremento en la concentración de
es el gasto energético y acuoso que involucra. bicarbonato, se debe admitir la existencia de un trastorno
Respuesta endocrina. Siempre que aumentan los protones metabólico combinado.
en el líquido extracelular se produce una hipersecreción de Tratamiento. La terapéutica de la acidosis metabólica debe
adrenalina y de 17-hidroxicorticoides, lo cual determina una estar dirigida inicialmente a tratar la causa productora, inclu-
intensa vasoconstricción periférica con hipoxia tisular. yendo en algunos casos medidas adicionales de soporte. En la
Laboratorio. La acidosis metabólica se caracteriza por un acidosis láctica tipo A, el objetivo terapéutico clave es la
pH sanguíneo por debajo de 7,35. una tasa de bicarbonato resucitación hemodinámica para optimizar la disponibilidad
plasmático inferior a 21 mmol/1, una PaC0 2 por debajo de 35 de oxígeno. Esta terapéutica también es importante para mu-
y un exceso de base negativo. chas etiologías de acidosis láctica tipo B en las cuales la
La acidosis metabólica se asocia frecuentemente con un hipoperfusión tisular oculta puede jugar un rol sustancial en la
aumento del anión gap. En estos casos, los aniones generado- génesis de la acidosis. Además de la resucitación cardiorrespira-
res de tal incremento se originan en ácidos, que titulan al bi- toria, es necesario tratar la causa de base de la acidosis láctica.
carbonato y producen acidosis. Esta terapéutica puede involucrar la administración de
De acuerdo con el estado de la cloremia, las acidosis antibióticos adecuados y el drenaje quirúrgico de focos en los
metabólicas han sido divididas en dos grandes grupos: con procesos sépticos, la quimioterapia de enfermedades malig-
anión gap normal e hipercloremia y con anión gap aumentado nas, la interrupción de ciertas drogas y la modificación dieté-
y cloremia normal o baja (tabla 2-19). Esta oposición se funda tica en ciertos tipos de acidosis láctica congénita. En la
en las consecuencias muy diferentes de la titulación del bicar- cetoacidosis diabética será necesario restablecer el equilibrio
bonato según que el ácido adicionado sea clorhídrico u otro. hídrico y administrar insulina, y en la acidosis de la insufi-
ciencia renal el tratamiento de elección será la diálisis.
Además de la conducta terapéutica precedente de índole
Tabla 2-19. Tipos de acidosis metabólica etiológica, en algunos casos se debe tratar sintomáticamente
(cifras en miliequivalentes) la acidosis, para evitar los efectos desfavorables que involucra.
Acidosis con Acidosis con Recientemente ha sido reevaluada la utilidad del bicarbo-
Normal anión gap normal anion gap elevado nato de sodio como agente buffer en el tratamiento de la
acidosis metabólica. El beneficio potencial de su empleo resi-
Sodio 140 140 140 de en la mejoría de los efectos deletéreos de la acidosis sobre
Cloro 105 115 105 el aparato cardiovascular. La acidosis severa puede determi-
Bicarbonato 25 15 15 nar una disminución de la contractilidad cardíaca con dismi-
Anión gap 10 10 20 nución del volumen minuto cardíaco, vasodilatación e hipoten-
sión, disminución del flujo sanguíneo hepático y renal, bradi-
cardia y aumento de la susceptibilidad a las arritmias. Estos
Diagnóstico. La evaluación diagnóstica de la acidosis efectos adversos generalmente aparecen cuando el pH dismi-
metabólica requiere una síntesis de la información clínica con nuye por debajo de 7,20. Sin embargo, el efecto inotrópico
los datos de gases en sangre y electrólitos séricos. El conoci- negativo de la acidosis metabólica no ha sido demostrado en
miento de los valores de los electrólitos séricos permite iden- forma concluyente.
tificar el ácido causal, y por ende, definir la etiología de la En nuestro criterio, sólo se hará tratamiento sintomático
acidosis. El anión gap refleja aquellos aniones distintos del cuando el pH sea menor de 7,10 o cuando después del trata-
cloruro y del bicarbonato, necesarios para contrabalancear las miento etiológico adecuado persistan signos o síntomas im-
cargas positivas del sodio. Como se indicó, el anión gap co- putables a la acidosis. En estos casos utilizamos como sustan-
rresponde a cia buffer el bicarbonato de sodio.
Anión gap = Na+ - (Cl- + C0 3 H - ) Como el déficit de base que se pretende corregir es el del
espacio extracelular -que constituye la tercera parte del peso
El anión gap normal, habitualmente entre 10 y 14 mEq/1, corporal-, basta multiplicar ese déficit por litro por el volu-
está constituido por las proteínas con carga negativa, fosfatos, men del líquido extracelular para obtener el valor de bicarbo-
sulfates y aniones orgánicos. Un aumento en el anión gap co- nato que debe utilizarse.
rresponderá, con raras excepciones, a la acumulación de un
ácido. En la ecuación siguiente se ilustra la dinámica del fenó- Cantidad de bicarbonato en mEq = exceso de base x 0,3 x
meno: X peso
CO3HNa + H+ X- = Na+ X" + C0 3 H 2 Esta cantidad se administra en forma fraccionada, inten-
tando una corrección parcial del trastorno. Tras esa correc-
Los ácidos fuertes reaccionan con el C0 3 HNa del suero ción, se evaluará nuevamente el estado ácido-base. Las solu-
para formar la sal sódica del ácido y C0 3 H 2 . La deshidratación ciones que se pueden emplear son bicarbonato de sodio al
de este último produce anhídrido carbónico y agua, siendo el 7 %, en viales de 100 mi que contienen 83 mEq de bicarbona-
C0 2 eliminado por el pulmón. El reemplazo del bicarbonato to; y bicarbonato de sodio 1/6 molar, en el cual un mililitro
por aniones distintos del cloruro aumenta el anión gap. El re- contiene un miliequivalente.
emplazo estequiométrico del bicarbonato por el cloruro man- El rol de la terapéutica con bicarbonato en el paciente

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40 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

acidótíco sin deterioro cardiovascular obvio es poco claro, administrar nuevas dosis en los pacientes que responden a las
puesto que la administración del álcali tiene varios efectos 2 y 4 horas y luego con intervalos de 12 horas.
adversos. La alcalinización puede resultar en una desviación a
la izquierda de la curva de disociación de la hemoglobina que Alcalosis metabólica
puede dificultar la liberación de oxígeno a nivel capilar. La
infusión de bicarbonato hipertónico puede causar hiperosmo- Definición. La alcalosis metabólica es un proceso
laridad o insuficiencia cardíaca congestiva debido a la gran fisiopatológico anormal, caracterizado por un déficit primario
cantidad de sodio. Se han descripto trastornos electrolíticos de la concentración de hidrogeniones extracelulares, de ori-
tale; como hipopotasemia e hipocalcemia como complicación gen no respiratorio. Este déficit puede originarse en una ga-
de la administración de bicarbonato. Como ya se citó, la ad- nancia de bicarbonato o en una pérdida primitiva de hidróge-
ministración de bases, en presencia de acidosis láctica, puede no. El déficit en la concentración de hidrógeno tiene como
constituir un estímulo para la generación de ácido láctico, re- consecuencia inmediata un aumento en la concentración
sultando en un aumento de su producción. Una serie de traba- extracelular de bicarbonato y una elevación del pH.
jos recientes insisten en los efectos contraproducentes de la En términos de la ecuación de Henderson-Hasselbalch, el
administración de bicarbonato durante el paro cardíaco, por lo bicarbonato sérico está elevado en relación con el ácido car-
cual su empleo ha sido limitado considerablemente en esta bónico. La relación normal CO3H- / CO3H2 se incrementa y el
situación. pH se eleva. La alcalosis metabólica primaria se define por un
El THAM (trihidroxiaminometano) es un buffer alcalino pH arterial superior a 7,45, una concentración de bicarbonato
que se puede utilizar en el tratamiento de la acidosis metabólica. plasmático mayor de 25 mmol/1 y una hipoventilación
Es una base débil que actúa secuestrando protones. Las venta- compensatoria con aumento de la PaC0 2 .
jas que se le han adjudicado sobre el bicarbonato son: la ad- Etiopatogenia. Para la producción y mantenimiento de una
ministración de una base libre de sodio, su rápida eliminación alcalosis metabólica se deben satisfacer dos requisitos: a) adi-
renal y su mayor volumen de distribución. Presenta, sin em- ción de bicarbonato a la sangre a partir de fuentes renales o
bargo, una serie de efectos secundarios que hacen que su utili- extrarrenales, proceso denominado generación de bicarbona-
zación sea muy limitada. to; b) incremento renal de la capacidad de reabsorción neta de
Recientemente se ha comenzado a emplear un nuevo buffer bicarbonato a fin de mantener el bicarbonato generado, proce-
conocido como CarbicarbK, constituido por 0,33 M de carbo- so que se denomina recuperación de bicarbonato (tablas 2-20
nato de sodio y 0,33 M de bicarbonato de sodio en solución. y 2-21).
El Carbicarb tendría la misma capacidad buffer del bicarbo-
nato pero produciendo sólo 2/3 de la cantidad de anhídrido
carbónico generado por este último. Tabla 2-20. Causas de alcalosis metabólica
La diálisis es un método útil de tratamiento cuando existe
I. Pérdida excesiva de ácidos
una acidosis láctica severa juntamente con insuficiencia renal 1. Renal
o insuficiencia cardíaca congestiva. Tanto la hemodiálisis como • Exceso persistente de mineralocorticoides
la diálisis peritoneal son efectivas cuando se utilizan en con- • Déficit de potasio
junción con un buffer bicarbonato. La hemodiálisis puede ser 2. Extrarrenal
dificultosa en pacientes con marcada inestabilidad cardiovascu- • Pérdida de jugo gástrico (vómitos, succión nasogástrica)
lar, recomendándose en estos casos la hemofiltración conti- • Pérdida fecal de ácidos
nua asociada con una infusión de alcalinos. 3. Pasaje de hidrógeno al espacio intraceiuiar
La diálisis es de elección en pacientes con acidosis láctica • Hipopotasemia rn
severa asociada con tóxicos (alcohol, fenformina), ya que al • Síndrome de realimentación
II. Ganancia excesiva de bicarbonato
mismo tiempo que se sustraen cationes hidrógeno del organis- 1. Ingreso oral o parenteral de bicarbonato o alcalinos (síndrome
mo, se elimina el tóxico. Se recomienda en estos casos el em- de leche-álcali, transfusión masiva)
pleo de una solución de diálisis desprovista de lactato. La 2. Conversión de ácidos metabólicos acumulados
diálisis asegura la remoción del ácido láctico, la provisión de 3. Estado posthipocápnico
un sistema buffer adecuado, la extracción del tóxico y la eli- III. Alcalosis por contracción
minación del exceso de agua y sodio. 1. Empleo de diuréticos
El dicloroacetato parece ser útil en el tratamiento de la 2. Sudoración en la firosis quística
acidosis láctica. El mismo produce un descenso en los niveles
de lactato y un aumento en el pH sistémico en casos de acidosis
láctica tipo A y B y se ha demostrado eficaz en el tratamiento
de la acidosis que no responde a la administración de bicarbo- Tabla 2-21. Mantenimiento de la alcalosis metabólica
nato. El dicloroacetato parece actuar de varias formas. Esti-
mula ia actividad de la piruvato deshidrogenasa, por inhibi- I. Incremento de la reabsorción proximal de bicarbonato
ción de una kinasa inactivadora, lo cual promueve la oxida- 1. Aumento de la secreción de hidrógeno
• Hipercapnia
ción del piruvato. Esta estimulación se asocia con una mejor • Hipopotasemia
utilización del lactato y un aumento en el contenido de ATP en • Exceso de fosfato
el tejido miocárdico. En adición, el dicloroacetato induce 2. Disminución de la retrodifusión de bicarbonato
vasodilatador periférica, la cual también mejora la perfor- • Reducción del volumen sanguíneo efectivo
mance cardíaca. El dicloroacetato puede ser utilizado en com- • Hipoparatiroidismo con reducción del AMP cíclico
binación con agentes alcalinizantes. La dosis recomendada para II. Incremento de la reabsorción distal de bicarbonato
el tratamiento agudo de la acidosis láctica en el adulto es de •.Exceso persistente de mineralocorticoides
50 mg/kg diluido en 50 mi de solución fisiológica, e infundido • Déficit de potasio
en un período de 30 minutos por vía endovenosa. Se pueden III. Disminución de la masa de nefrones funcionantes

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2. DESEQUILIBRIOS HIDROELECTROLITICOS 41

Es decir, que los factores que sustraen protones del orga- En los pacientes con alcalosis metabólica crónica e
nismo pueden engendrar alcalosis metabólica, pero el mante- hipopotasemia se comprobó, en cambio, que la orina excretada
nimiento de ésta depende de una disminución de la pérdida tenía un pH menor de 7 en vez de ser manifiestamente alcalina.
urinaria de bicarbonato, ya sea por una reducción de la fun- De ahí que se haya introducido la denominación de aciduria
ción renal o por una readaptación del mecanismo tubular de paradójica para estos estados.
reabsorción de bicarbonato. Varias explicaciones han sido propuestas para justificar la
presencia de orinas acidas en una alcalosis sistémica. Un con-
Sistemas buffer en la alcalosis metabólica cepto corriente es que el ion hidrógeno se excreta con prefe-
rencia al potasio en intercambio con sodio, como resultado
Mecanismo buffer extracelular. El efecto del mecanismo del bajo nivel de potasio intracelular o del incremento del con-
buffer es inmediato a la presencia de la alteración primaria. La tenido de ion hidrógeno en la célula tubular renal. La variable
pérdida de protones involucra ganancia de oxhidrilos, de acuer- que determina cuál de los dos iones, hidrógeno o potasio, se
do con la ecuación de disociación del agua. intercambiará con el sodio, es la concentración intracelular de
La ganancia de bicarbonato promueve, por la ecuación de iones sodio, potasio e hidrógeno. Recientemente se ha insisti-
interacción buffer, la elevación de la concentración de anión do en la importancia de la hipocloremia en la génesis de la
buffer no bicarbonato. aciduria paradójica (ver luego).
Ninguno de los desplazamientos del equilibrio modifica la Compensación respiratoria en la alcalosis metabólica.
PaCO2 en sangre, en la medida en que el sistema aire alveolar- Teóricamente, la elevación de la PaCO 2 es el mecanismo res-
sangre es un sistema abierto. piratorio de compensación de la alcalosis metabólica. De este
Mecanismo buffer intracelular. Aunque se presume que modo, el ion hidrógeno contenido en el fluido extracelular
existen, los mecanismos buffer intracelulares son poco conoci- como ácido carbónico se eleva, con lo cual la relación bicar-
dos. Los estudios de Swan, Pitts y otros permitieron demostrar bonato/ácido carbónico vuelve a lo normal y el pH se acerca a
que la amortiguación intracelular en la alcalosis metabólica 7,40.
representa aproximadamente el 32 % de la amortiguación total. Sin embargo, los datos reunidos sugieren que la compen-
El mecanismo de control intracelular del pH en la alcalosis sación respiratoria es infrecuente en pacientes con alcalosis
metabólica está representado fundamentalmente por el inter- metabólica, y no existe un decremento significativo en el vo-
cambio catiónico. El déficit de hidrógeno extracelular deter- lumen minuto respiratorio ni en la ventilación alveolar efecti-
mina una salida del protón a este medio. Para mantener la va. Tampoco se han observado alteraciones en la Pa0 2 ni en la
electroneutralidad, ingresan en la célula sodio y potasio. Esto diferencia alveoloarterial de oxígeno. Los estudios realizados
condiciona una alcalemia intracelular con hipopotasemía sugieren que la compensación respiratoria en la alcalosis
extracelular. metabólica puede estar limitada en parte por los requerimien-
En la depleción primitiva de potasio, la secuencia es dis- tos de oxígeno del organismo.
tinta, ya que éste sale de la célula y es reemplazado por sodio. A pesar de lo dicho, la literatura contiene múltiples ejem-
En lugar de producirse un reemplazo 1:1, sólo dos tercios de plos de acentuada hipercapnia consecutiva a la alcalosis
la depleción de potasio son reemplazados por sodio y el resto metabólica, en pacientes sin patología pulmonar. Las diferen-
por hidrógeno, de manera que se produce una alcalosis cias observadas en el ajuste ventilatorio han sido atribuidas a
extracelular y una acidemia intracelular. distintos factores: velocidad de desarrollo e intensidad de la
Compensación renal en la alcalosis metabólica. En la alcalosis, presencia o ausencia concomitante de hipopotasemia,
alcalosis metabólica aguda en la que no existe una existencia de insuficiencia renal o de deshidratación, enfer-
hipopotasemía importante, por ejemplo, en la inducida por la medad respiratoria coincidente, etcétera.
administración de bicarbonato. la orina es alcalina. Este efec- La variabilidad del ajuste respiratorio del pH sanguíneo
to se explica mediante el mecanismo descripto por Pitts y col., en seres humanos y en animales de laboratorio sin enferme-
quienes demostraron que el riñon estabiliza el bicarbonato del dad pulmonar ha sido expresada como "límites de confianza
plasma en valores comprendidos entre 24 y 28 mEq/1. Por en- del 95". Como regla general, la PaCO, aumenta 0,7 mm Hg
cima de 28 mEq/1, el bicarbonato actúa como una sustancia por cada 1,0 mEq/1 de aumento de bicarbonato, cuando la
con umbral renal y se excreta libremente. Con orina de pH 6 alcalosis metabólica alcanza su máxima posibilidad de com-
se puede aceptar que todo el bicarbonato se ha reabsorbido. pensación (Delta PCO, = 0,7 x delta bicarbonato).
Por encima de 6, y siempre que no exista una infección de las Cuadro clínico. Es dificultoso separar los signos y sínto-
vías urinarias, debe admitirse que el riñon está eliminando bi- mas de la alcalosis metabólica de los que dependen de la en-
carbonato. fermedad causal, y especialmente, de las manifestaciones de
La reabsorción de bicarbonato se realiza fundamentalmente la hipopotasemia y de la hipocalcemia.
en el túbulo contorneado proximal. En el túbulo contorneado Los primeros estudios de este estado ponían énfasis en la
distal, en cambio, tiene lugar el intercambio potasio-sodio-hi- anorexia, náuseas y vómitos sin dolor, asociados con cambios
drógeno. característicos en el estado mental: confusión y desconcierto,
En la alcalosis por pérdida de hidrógeno o por aporte de que pueden evolucionar hacia el letargo y el coma.
bicarbonato, en la célula del túbulo contorneado distal ocurre La alcalosis cursa con una disminución del calcio ionizado,
un intercambio potasio-hidrógeno por el cual entra potasio en factor que genera tetania. El hecho de que no exista tetania en
la célula y sale hidrógeno de ésta para estabilizar el pH algunos pacientes con alcalosis grave se ha explicado por la
extracelular. Ello determina una alcalosis intracelular con in- existencia concomitante de hipopotasemia.
hibición del sistema enzimático de la anhidrasa carbónica, y Entre los signos de hipopotasemia deben mencionarse el
de tal modo cesa la eliminación de hidrógeno y la reabsorción cansancio muscular o la parálisis, la arreflexia, el íleo y la
de bicarbonato. Se produce, además, una hiperpotasuria, con distensión abdominal. Los efectos cardiovasculares incluyen
eliminación de potasio a la luz tubular y a la orina. En defini- taquicardia, arritmias e incremento en la susceptibilidad a la
tiva, se excreta orina alcalina, con potasio aumentado. acción de la digital. Los hallazgos electrocardiográficos en la

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42 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

alcalosis metabólica son los que se derivan de la hipopotasemia, Tabla 2-22. Clasificación de la alcalosis metabólica
e incluyen aumento en la amplitud de la onda U y decremento
o inversión de la onda T. Generalmente el intervalo QT I. Con respuesta ai cloruro de sodio
no está prolongado, a menos que el calcio se halle muy dismi- 1. Pérdida de cloruro por riñon
• Empleo de diuréticos
nuido. • Corrección hipercapnia crónica
La alcalosis metabólica se asocia con hipoventilación. La • Terapéutica con aniones poco reabsorbibles: fosfato, sulfato
depresión respiratoria con hipoxemia está bien documentada 2. Pérdida digestiva de cloruro
en pacientes con alcalosis metabólica; y existe una correla- • Vómitos, drenaje nasogástrico
ción inversa entre la magnitud de la hipoxemia y la hipercapnia. • Diarrea (adenoma velloso, cólera)
La sobreimposición de alcalosis metabólica en pacientes 3. Alcalosis por contracción
con insuficiencia respiratoria crónica es una causa muy fre- 4. Ganancia neta de base exógena
cuente de hipoxemia. La alcalemia constituye una causa fre- ' Bicarbonato, lactato, citrato, acetato, antiácidos
cuente de dificultad para retirar a pacientes críticos de la asis- • Transfusiones masivas
II. Sin respuesta al cloruro de sodio
tencia respiratoria mecánica. 1. Alcalosis renal normotensiva
Laboratorio. Parámetros ácido-base. Un pH superior a • Síndrome de Bartter
7.45 asociado con un exceso de base mayor de +3 o un bicar- • Depleción de potasio
bonato plasmático por encima de 28 mEq/1 definen a la alcalosis • Hipercalcemia
metabólica. La base buffer total se encuentra por encima de • Hípoparatiroidísmo
49 mEq/1 para 15 g de hemoglobina. • Alcalosis de realimentación
Como ya se adelantó, el valor de la compensación respira- 2. Alcalosis renal hipertensiva
toria, y por ende, de la PaC0 2 , es mucho menos predecible y • Hipercorticismo endógeno o exógeno
más irregular en la alcalosis metabólica que en otros trastor- • Híperaldosteronismo
nos ácido-base. Se admite que cifras de PaC0 2 mayores de 55
mmHg son indicadoras de un trastorno respiratorio asociado y
no de compensación pulmonar. hipofosfatemia. E! cloruro urinario es el dato urinario más útil,
Cloruro plasmático. La pérdida de cloruro ha sido desta- existiendo siempre un valor inferior a 10 mmol/1.
cada recientemente como factor de significación en el mante- La alcalosis metabólica sin respuesta al cloruro de sodio
nimiento de la alcalosis metabólica; tanto es así que se ha su- habitualmente es secundaria a una alcalemia de origen renal.
gerido una clasificación de la alcalosis metabólica en función Estos desórdenes se caracterizan por un volumen extracelular
de su respuesta terapéutica a la administración de cloruro. normal o alterado y un alto contenido de cloruro en orina (> 20
Potasio. Soribsner y Burnell intentaron relacionar el con- mmol/1). Las alcalosis sin respuesta al ácido clorhídrico son
tenido total de potasio del organismo con el pH del líquido generadas y mantenidas por el riñon y se subclasifican de acuer-
extracelular. Se ha demostrado al respecto que existe una rela- do con la presión arterial.
ción inversa entre el pH y el contenido de potasio extracelular. Tratamiento. En condiciones normales, la concentración
Cada 0,1 unidad de cambio de pH hay un cambio recíproco de de iones hidrógeno en el líquido extracelular es mantenida
0,4 a 0,5 mEq/1 de potasio extracelular. Por lo tanto, es habi- dentro de un rango relativamente estrecho, a través de la ac-
tual el hallazgo de hipopotasemia en pacientes con alcalosis ción de los mecanismos buffer de la sangre, del pulmón y del
metabólica. riñon. Aunque muchos procesos metabólicos generan un ex-
Sodio. Es poco probable que el sodio plasmático se modi- ceso de iones hidrógeno, el organismo presenta mecanismos
fique en la alcalosis metabólica. Sin embargo, puede descen- eficaces para su remoción activa y para la retención de bicar-
der a causa de su derivación por la misma vía que el cloruro. bonato. En cambio, los mecanismos para combatir la alcalosis
Calcio. La alcalosis produce una disminución del calcio son mucho menos eficaces que los que contrarrestan la acidosis,
ionizado en la sangre. Cuando los niveles de calcio ionizado y a causa de ello, la alcalosis es bastante más difícil de tratar
en el plasma alcanzan valores de 2,5 a 4 mg%, puede aparecer que la acidosis.
tetania. Su instalación depende de la velocidad del descenso y Como ya se citó, la alcalosis metabólica grave está casi
del grado de disminución de la concentración de calcio iónico, siempre asociada con un déficit del potasio intracelular y un
así como de los valores de los otros electrólitos. agotamiento concomitante de cloruros. Si la función pulmonar
Oxígeno. En la alcalosis metabólica, la curva de disociación y la renal están conservadas, la sola administración de cloruro
de la oxihemoglobina se desplaza hacia la izquierda, aumenta de potasio y la expansión de volumen corregirán el estado
el contenido de oxígeno en la sangre arterial y disminuye el alcalótico.
valor de la P50. En pacientes con pérdidas asociadas de agua y electrólitos,
como ocurre en quienes presentan un síndrome pilórico o
Estados asociados con alcalosis metabólica diarreas prolongadas, se deberán reponer en forma equilibra-
da los distintos elementos perdidos. En la tabla 2-23 se mues-
La alcalosis metabólica se ha clasificado en dos grupos de tran las pérdidas de un paciente con vómitos reiterados. La
acuerdo cor. la respuesta terapéutica a la administración de reposición, a su vez, se llevará a cabo como se indica en la
cloruro de sodio. En la tabla 2-22 se indican las distintas tabla 2-24.
etiologías responsables de ambas formas de alcalosis La combinación de alcalosis plasmática y aciduria refleja
metabólica. la depleción de potasio, y no puede emprenderse el tratamien-
Los hallazgos físicos asociados a la alcalosis metabólica to sin la administración de este catión.
con buena respuesta al cloruro de sodio sugieren depleción de El cloruro de potasio es el agente terapéutico ideal porque
volumen: pérdida de peso, hipotensión ortostática, taquicardia. estos pacientes en general presentan una depleción asociada
En el laboratorio se constata hipocloremia con aumento pro- de cloro y de potasio. El potasio administrado penetra en las
porcional del bicarbonato, hipopotasemia, hipocalcemia e células, invierte el paso de hidrógeno y de sodio, y reduce de

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2. DESEQUILIBRIOS HIDROELECTROLITICOS 43

Tabla 2-23. Pérdidas de agua y electrólitos en un paciente La pC0 2 en la sangre arterial está en equilibrio con la pC0 2
con vómitos reiterados (2 litros por día) en el aire alveolar, la cual a su vez depende en forma directa-
mente proporcional de la concentración alveolar de dióxido
Elemento Pérdida Cantidad de carbono. La disminución en la ventilación alveolar deter-
2500 ml
mina un ascenso de la concentración alveolar de C0 2 , y por
Agua Obligatoria
Por vómitos 2000 ml ende, una elevación de su presión alveolar, y de la presión
parcial del gas en la sangre arterial.
TOTAL 4500 ml Etiología. La hipoventilación alveolar puede ocurrir se-
cundariamente a un daño neurológico central por traumatismo,
Sodio Por vómitos (60 mEq/1) 120 mEq
tumor, infección o isquemia. En pacientes con hipoventilación
Cloruro Por vómitos (100 mEq/1) 200 mEq alveolar primaria, el centro respiratorio es insensible a los in-
crementos de la PaC0 2 , no obstante la normalidad de la con-
Potasio Orina (por día) 75 mEq ducción nerviosa y de la función muscular.
Por vómitos (10 mEq/1) 20 mEq La hipoventilación también puede ser el resultado de en-
TOTAL 95 mEq
fermedades neurológicas periféricas o neuromusculares, como
poliomielitis, polineuritis, miastenia grave y distrofia muscu-
lar.
Tabla 2-24. Reposición de líquido y electrólitos en una alcalosis Un mecanismo similar opera cuando existen factores me-
metabólica por vómitos reiterados (2 litros diarios) cánicos que impiden la ventilación, como el asma grave, la
obstrucción aguda de la vía respiratoria superior y los trauma-
Elemento Pérdida Reposición Total tismos torácicos.
La causa más frecuente de hipoventilación alveolar es la
Agua 4500 mi Sol. dextrosa 3500 ml enfermedad pulmonar obstructiva crónica descompensada. En
Sol. fisiológica 1000 ml 4500 ml
estos casos, la hipoventilación se debe a anormalidades
Sodio 120 mEq Sol. fisiológica 1000 ml 145 mEq pulmonares y de la pared torácica, pero también existen alte-
raciones secundarias del centro respiratorio.
Cloruro 200 mEq Sol. fisiológica 1000 ml En los últimos años se ha utilizado con frecuencia la técni-
Cloruro de potasio 90 mEq 235 mEq ca de hipercapnia permisiva para el tratamiento de los pacien-
tes con insuficiencia respiratoria, lo cual la ha transformado
Potasio 95 mEq Cloruro de potasio 90 mEq 90 mEq en una causa habitual de acidosis respiratoria en terapia inten-
siva.

Los mecanismos buffer en la acidosis respiratoria


este modo el bicarbonato extracelular. Por su parte, el aumen-
to de cloro provocará una redistribución en el intercambio Los ácidos distintos al ácido carbónico que en los fluidos
tubular renal, facilitando la eliminación de sodio y la reabsor- orgánicos se encuentran disociados en hidrógeno y anión se
ción de hidrógeno y de potasio. difunden con mucha lentitud a través de las membranas celu-
En los últimos años aparecieron varios trabajos que hacen lares. El C0 2 , en cambio, lo hace muy rápidamente. La
referencia al tratamiento de alcalosis metabólicas graves, re- amortiguación inicial del dióxido de carbono o del ácido car-
fractarias al tratamiento convencional, con infusión endovenosa bónico en el espacio extracelular genera bicarbonato en pro-
de ácido clorhídrico. La cantidad y la velocidad de la adminis- porción con el incremento de la PaC0 2 y con los buffer
tración del ácido clorhídrico se calculan en función del déficit extracelulares no bicarbonato disponibles. La concentración
estimado de cloro y de hidrógeno. El déficit de cloro se esta- de bicarbonato en el fluido extracelular se incrementa rápida-
blece de acuerdo con la concentración de cloro plasmático y mente a medida que aumenta la PaCO 2 hasta ciertos límites.
el espacio de cloro, que es el 20 % del peso corporal, de acuer- El aumento del bicarbonato en el fluido extracelular es menor
do con la fórmula: que el aumento esperado cuando la sangre total se expone in
vi tro a una tensión igual de C0 2 . Esta diferencia entre la curva
Déficit de cloro = (20/100 1/kg) x Peso corporal x de titulación para el CO2 in vitro e in vivo se debe a la mayor
x (Cl deseado-Cl medido) capacidad buffer de la sangre en comparación con el fluido
La dosis inicial de cloruro no debe exceder 4 mmol/kg, y intersticial, con el cual se produce el equilibrio in vivo. La
el reemplazo ulterior se realizará de acuerdo con los datos de capacidad de la sangre para tamponar el ácido carbónico resi-
laboratorio obtenidos. La infusión debe realizarse en una vena de primariamente en la molécula de hemoglobina y en las pro-
gruesa, a través de un catéter, para evitar los riesgos de teínas del plasma.
hemolisis y de flebitis. Se administrará en períodos de 6 a 24 La mayor parte del hidrógeno generado cuando el C0 2 se
horas, bajo control estricto de pH, electrólitos y urea plas- acumula en el fluido extracelular entra en última instancia en
máticos, y se puede repetir todas las veces que sea necesario la célula y es amortiguado en el espacio intracelular.
hasta normalizar los parámetros ácido-base. En un período aproximado de diez días, el intercambio
iónico entre los fluidos intracelular y extracelular, especial-
Acidosis respiratoria mente en el músculo y en el hueso, puede amortiguar hasta el
25 % del exceso de hidrógeno generado extracelularmente por
Definición. La acidosis respiratoria se define como un pro- la retención de C O r Con la acidosis respiratoria prolongada
ceso fisiopatológico anormal en el cual la ventilación alveolar se produce una disminución de la producción intracelular de
se encuentra disminuida y produce un ascenso de la PaC0 2 ácido láctico.
por encima de los valores considerados normales. Existe un aumento en la concentración de potasio extrace-

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44 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

hilar en la acidosis respiratoria. La razón de esto no es total- piratoria crónica y de experiencias en animales se han podido
mente conocida. establecer los límites de confianza 95 % de la respuesta a la
Compensación renal en la acidosis respiratoria. Cuando hipercapnia crónica (fig. 2-3 y tabla 2-25).
la presión parcial de C0 2 en la sangre arterial se eleva, existe Todos los valores que se sitúan fuera de las zonas de res-
un significativo incremento en la capacidad del riñon para puesta fisiológica hablan de un trastorno ácido-base que com-
resorber bicarbonato, lo cual se relaciona en forma directa con plica a la hipercapnia. Así, un valor de hidrogeniones superior
la magnitud del incremento de la PaCO,. El estímulo para el al previsible en el curso de la hipercapnia aguda permite afir-
incremento de la reabsorción renal de bicarbonato parece ser mar la existencia de una acidosis metabólica sobreagregada.
el aumento de la PaCO, y no el incremento en la concentra- A la inversa, una acidemia inferior a la de la respuesta a la
ción arterial de hidrógeno. hipercapnia crónica implica la existencia de una alcalosis
Presumiblemente el aumento en la PaCO 2 arterial causa metabólica coexistente.
un incremento equivalente en la presión de C02 de las células Un valor de hidrogeniones que se sitúe entre las dos zonas
tubulares renales, lo cual determina un incremento en la for- de respuesta puede dar lugar a múltiples interpretaciones.
mación de ácido carbónico y una elevación de la concentra- Cuadro clínico. Los síntomas de la insuficiencia respira-
ción de hidrógeno intracelular y de su secreción. Además del toria con hipoventilación constituyen por lo común manifes-
aumento en la reabsorción de bicarbonato, el aumento de la taciones mespecíficas de la hipoxemia y de la hipercapnia o
excreción renal de hidrógeno da como resultado la generación son determinados por la enfermedad de base. Clásicamente se
de novo de bicarbonato por los túbulos renales. Simultánea- reconocen síntomas respiratorios, nerviosos, urológicos, cir-
mente con el aumento de la reabsorción y la generación de culatorios y metabólicos generales.
bicarbonato, el riñon incrementa el rango de excreción de Aparato respiratorio. Los síntomas respiratorios habitual-
cloruro y se produce una eventual hipocloremia. mente reflejan la enfermedad subyacente, y pueden consistir
Esta respuesta renal a la acidosis respiratoria tarda varios en el aumento o decremento de la producción de esputo, cam-
días en desarrollarse totalmente y constituye el factor predo- bios en sus características, aumento de la disnea o instalación
minante en la regulación de la concentración extracelular de de nuevos síntomas y signos pulmonares, como dolor torácico
hidrógeno. En última instancia, es un factor más efectivo en la
protección de los niveles de pH sanguíneos que los sistemas
buffer, de más rápida acción. La respuesta renal suele estar
bien desarrollada en 48 horas y alcanza su máximo dentro de
los cinco días.
Las respuestas a la retención aguda y crónica de C0 2 han
sido estudiadas y pueden expresarse como el pH previsto para
determinado incremento de pC0 2 . Esto sirve para que la per-
sona responsable del cuidado de estos pacientes evalúe la po-
sibilidad de la coexistencia de otros trastornos ácido-base. Dos
métodos se han utilizado para caracterizar la respuesta del
hombre normal a la acidosis respiratoria. El primero, experi-
mental, se realiza a través de la evaluación de sujetos someti-
dos a la inhalación, durante periodos variables, de una mezcla
gaseosa enriquecida en C0 2 . El segundo, clínico, se efectúa
por medio del análisis de pacientes con hipercapnia crónica.
Respuesta a la hipercapnia aguda. La respuesta obtenida
en sujetos sometidos a concentraciones crecientes de C0 2 en
la mezcla inhalada se caracteriza por un ascenso curvilíneo de
la tasa de bicarbonato proveniente esencialmente de los buffer
del organismo. A pesar de esta compensación, la concentra-
ción de iones hidrógeno se eleva en proporción con la pC0 2 ;
cada milímetro de aumento de pC0 2 produce un incremento
de la concentración de hidrogeniones de 0,76 nM/1. Estos ha-
llazgos han permitido calcular los límites en los cuales se si-
túan. para una pC0 2 determinada, con una probabilidad del
95 % la concentración de hidrogeniones y la tasa plasmática
de bicarbonato (tabla 2 -25).
Respuesta a la hipercapnia crónica. El análisis del equi-
librio ácido-base en pacientes con insuficiencia respiratoria
crónica demuestra que el aumento de la PaC0 2 se acompaña
de un alza curvilínea de la tasa plasmática de bicarbonato. A
cada nivel de hipercapnia crónica, esta elevación es sensible-
mente mayor que la que se produce en el caso de acidosis res-
piratoria aguda. Sin embargo, la compensación resulta insufi-
ciente para llevar a lo normal la concentración de hidrogenio-
nes; la relación entre concentración de hidrogeniones y la
PaC0 2 persiste lineal, pero cada mmHg de elevación de PaC0 2
no eleva la concentración de hidrógeno más que en 0,32 nM/1.
A partir de observaciones en pacientes con insuficiencia res-

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2. DESEQUILIBRIOS HIDROELECTROLITICOS 45

o hemoptisis junto con tromboembolismo pulmonar, fiebre zando respiradores para asistir o controlar la respiración del
asociada con infección, etcétera. paciente, ya sea mediante la intubación endotraqueal o por
Sistema nervioso central. En los períodos agudos de insu- traqueostomía. Otros grupos han informado de resultados su-
ficiencia respiratoria es muy frecuente el hallazgo de trastor- mamente satisfactorios con un manejo intensivo conservador,
nos neurológicos. Estos han sido imputados fundamentalmente basado en la kinesioterapia, el aporte de mezclas gaseosas en-
a la retención de C0 2 , teniendo como factores coadyuvantes a riquecidas con oxígeno, broncodilatadores, heparina, control
la hipoxemia y la acidosis. Plum y Posner hallaron en pacien- estricto del medio interno, etc. En el momento actual, el enfo-
tes con insuficiencia respiratoria una buena correlación entre que de tratamiento más racional parece ser aquel que reserva
la intensidad de la signología neurológica y la gravedad de la la asistencia ventilatoria mecánica para los pacientes que in-
acidosis respiratoria del líquido cefalorraquídeo. gresan comatosos al establecimiento asistencia! o que no res-
Los síntomas precoces de la retención de CO2 son: debili- ponden adecuadamente al tratamiento conservador.
dad, fatiga, confusión, ocasionalmente hiperactividad, perío-
dos maníacos y cefaleas. Los aumentos nocturnos de la PaC0 2 Alcaiosis respiratoria
en algunos pacientes producen trastornos del sueño y cefa-
leas. Cuando los niveles de PaC0 2 son muy elevados, aparece Definición. La alcaiosis respiratoria se define como un
un estado de obnubilación que puede progresar al coma. Los proceso fisiopatológico anormal en el cual la ventilación
signos físicos son temblor, asterixis similar a la del coma he- alveolar es exagerada en relación con el grado de producción
pático, debilidad, incoordinación motora, ocasionalmente de anhídrido carbónico por el organismo, lo cual lleva a un
signos de compromiso de pares craneanos, edema de papila y descenso de la PaC0 2 por debajo de los límites normales.
hemorragias retinianas (en el 10 % de los casos) y con fre- La PaC0 2 está en equilibrio con la pC0 2 en el aire alveolar,
cuencia signos de piramidalismo. Los reflejos tendinosos fre- la cual a su vez depende en forma directamente proporcional
cuentemente están disminuidos o ausentes. de la concentración alveolar de anhídrido carbónico. Los in-
El coma aparece con niveles de PaC0 2 muy variables, com- crementos en la ventilación alveolar, que definen el estado de
prendidos entre 70 y 150 mm Hg, conforme al pH arterial y la hiperventilación, determinan una reducción en dicha concen-
rapidez de elevación de la PaC0 2 . tración alveolar, con un concomitante descenso de la presión
En algunos casos de acidosis respiratoria se ha descrito el arterial del gas.
síndrome de seudotumor cerebral, con incremento de la pre- Etiología. La alcaiosis respiratoria por hiperventilación ha
sión del LCR y papiledema. sido observada en múltiples estados clínicos (tabla 2-26).
Aparato cardiovascular. Aunque el volumen minuto car-
díaco habitualmente aumenta con la inhalación de C0 2 , la Tabla 2-26. Etiología de la alcaiosis respiratoria
contractilidad cardíaca puede ser influida adversamente por
los niveles elevados de PaC0 2 . • Sepsis
• Estados hiperdinámicos: anemia, beriberi, hipertiroidismo, fiebre
El efecto más importante de la insuficiencia respiratoria • Anestesia general, con ventilación mecánica
aguda sobre el aparato cardiovascular es la hipertensión • Asistencia respiratoria mecánica
pulmonar, la cual es imputable más a la hipoxia que a la • Insuficiencia cardíaca congestiva
hipercapnia. • Intoxicación por salicilatos, paraldehído, alcohol
La frecuencia de arritmias en pacientes hospitalizados por • Residencia en zonas elevadas
enfermedad pulmonar obstructiva crónica es muy elevada, del • Cirrosis hepática
90 %, y el 60 % de ellas requieren tratamiento. • Enfermedades del SNC: traumatismo de cráneo, ACV, encefalitis
A nivel periférico, la elevación de la P a C 0 2 produce • Síndrome de hiperventilación
vasodilatación local, efecto similar al de otros ácidos. • Ansiedad, miedo
• Empleo de hormonas: epinefrina, progesterona
Aparato urinario. La retención de líquidos, manifestada • Enfermedades pulmonares intersticiales
por edemas periféricos, aumento del tamaño cardíaco y rápida • Hipoxemia
pérdida de peso durante el tratamiento, acompaña a la insufi-
ciencia respii^toria en muchos pacientes con enfermedad
pulmonar obstructiva crónica.
Laboratorio. Por definición, la acidosis respiratoria se Mecanismos buffer en la alcaiosis respiratoria
caracteriza por la existencia de un pH por debajo de lo normal
asociado a una PaC0 2 elevada. Los mecanismos y márgenes Durante los primeros 3 minutos de hiperventilación alveolar
de compensación ya fueron analizados. aguda, la mayor parte del CO, eliminado corresponde al que
En la hipercapnia crónica, la reabsorción renal de bicarbo- se encontraba en el aire alveolar antes de comenzar la
nato varía con la PaC0 2 . El incremento del umbral renal para hiperventilación. Después de ese lapso, el C0 2 espirado pro-
la eliminación de bicarbonato se acompaña de un aumento en viene en su mayor parte del anhídrido carbónico tisular y
la excreción de cloro, amonio, potasio y fosfato. El resultado hemático, de modo que el contenido de CO, total del organis-
es hipocloremia, aumento del bicarbonato plasmático, mo disminuye rápidamente.
depleción del cloruro total, reducción del potasio intercam- El pH arterial comienza a aumentar entre 15 y 20 segun-
biable y, en relación con la acidez de la sangre, una moderada dos después que se inicia la hiperventilación, y llega a su máxi-
hipopotasemia. mo en 10 a 15 minutos. El nivel de bicarbonato plasmático
Si se administran diuréticos, puede sobreponerse a la desciende en un tiempo similar.
acidosis respiratoria una alcaiosis por contracción. El mecanismo de interacción buffer de la sangre conduce
Tratamiento. El tratamiento de la acidosis respiratoria a la disminución de la concentración de bicarbonato, según la
aguda en pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva cró- siguiente fórmula:
nica ha sido considerablemente discutido en los últimos años.
Ciertos grupos se inclinan por el tratamiento agresivo utili- CO2 + H2O --> C0 3 H 2 + Buff --> BuffH + CO3H-

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46 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

Alrededor del 20 % del déficit de hidrógeno extracelular maria pueden presentar síntomas sugestivos de enfermedad
causado por la alcalosis respiratoria aguda es reemplazado por cardíaca.
hidrógeno proveniente del líquido intracelular. Simultáneamen- Alteraciones psiconeurológicas. El flujo sanguíneo cere-
te. se produce una entrada de sodio y de potasio en la célula a bral disminuye durante la hipocapnia. Este cambio de flujo se
partir del líquido extracelular. acompaña de una elevación del lactato en el cerebro, a expen-
En ¡a alcalosis respiratoria hay un aumento característico sas de un aumento de la glucólisis anaeróbica.
del ácido láctico, que parece responder a una combinación de Durante la hiperventilación y la hipercapnia son hallazgos
factores, como la disminución de la liberación de oxígeno ha- bastante frecuentes la incapacidad de concentración, la ansie-
cia los tejidos, por desviación de la curva de disociación de la dad y la reducción de la actividad psicomotriz junto con un
hemoglobina a la izquierda, la vasoconstricción periférica, la incremento de la irritabilidad. La aparición de vértigo y sínco-
liberación de epinefrina y un efecto directo de la PaC0 2 sobre pe en hiperventilación es bien conocida, y se explica sobre la
la metabolización del lactato. base de una reducción del flujo sanguíneo cerebral.
Cuando la PaC0 2 disminuye y se mantiene en niveles en- La hiperventilación y la alcalosis respiratoria resultante
tre 15 y 20 mmHg por un período mínimo de 3 horas, la pueden estar asociadas con tetania, la cual es clínicamente
alcalosis extracelular se acompaña de alcalosis intracelular indistinguible de la variedad hipocalcémica. El calcio sérico
proporcional, con pérdida de bicarbonato en ambos comparti- total permanece estable, pero la fracción ionizada disminuye.
mientos. La observación clínica de que la hiperventilación puede
Compensación renal de la alcalosis respiratoria. La ob- precipitar un ataque de pequeño o gran mal epiléptico se com-
servación de que la disminución en la pC0 2 determina un in- pleta con los estudios de EEG en hipocapnia. La presencia de
cremento en la excreción de bicarbonato es probablemente el una patente electroencefalográfica típica de epilepsia en pa-
motivo de la presunción de que el déficit de bicarbonato nece- cientes que reconocidamente la padecen y en los cuales el tra-
sario para compensar la alcalosis respiratoria es el resultado zado entre los ataques es normal ha sugerido el empleo rutina-
de la excesiva pérdida renal de bicarbonato. Sin embargo, es- rio del EEG con hiperventilación en la práctica clínica.
tudios posteriores indican que la contribución del mecanismo Alteraciones respiratorias. Trimble y col. estudiaron los
renal para compensar la alcalosis respiratoria es de pequeña efectos de la hipocapnia y de la alcalosis respiratoria en pa-
significación cuantitativa. cientes con insuficiencia respiratoria, y comprobaron que aqué-
Compensación pulmonar de la alcalosis respiratoria. El llas agravan significativamente la función pulmonar, ya que
pulmón es una ruta adicional a través de la cual puede produ- inducen broncoconstricción, la cual genera un trastorno de
cirse una pérdida de bicarbonato. Para que este mecanismo distribución de la ventilación, y aumentan la resistencia de la
intervenga se requiere la conversión del bicarbonato a ácido vía aérea y el trabajo respiratorio.
carbónico, y ello hace necesaria la presencia de un ácido más La alcalosis, por otra parte, al producir una desviación de
fuerte que el carbónico. Por su parte, el incremento en la con- la curva de disociación de la hemoglobina a la izquierda, au-
centración sanguínea de ácido láctico y pirúvico en respuesta menta la afinidad del oxígeno por la hemoglobina y se intensi-
a la reducción en la PaC0 0 ha sido observado repetidamente. fica de tal modo la hipoxia tisular. Por otra parte, se ha demos-
El desarrollo de un déficit de bicarbonato en presencia de trado un aumento del consumo periférico de oxígeno en pa-
un aumento simultáneo de los ácidos láctico y pirúvico puede cientes sometidos a hiperventilación pasiva.
ser explicación de este mecanismo.
En los estudios experimentales en perros, la progresión del Estados clínicos asociados con alcalosis respiratoria
déficit de bicarbonato real no termina cuando el pH vuelve a
valores normales. Frente a una hipocapnia sostenida, la pérdi- Alcalosis respiratoria en el enfermo grave. En un estudio
da continua de bicarbonato determina una acidosis metabólica. sobre 8607 análisis de gases en sangre en pacientes graves,
El desarrollo de ésta parece estar relacionado primariamente Mazzara y col. comprobaron que en el 45 % de los casos exis-
con la intensidad y la duración de la hipocapnia. tía alcalosis respiratoria. La acidosis respiratoria se constató
Se puede concluir que el proceso de compensación de la solamente en el 13 % de los casos, lo cual sugiere que la
alcalosis respiratoria, si bien homeostáticamente tiende a lo- hiperventilación es considerablemente más frecuente que la
grar un restablecimiento completo del pH, es un estado pato- hipoventilación en el enfermo grave.
lógico caracterizado por la pérdida progresiva de bicarbonato. Aunque los estudios originales en la insuficiencia respira-
Cuadro clínico. Algunos hallazgos característicos de la toria destacaban la patente de hipoventilación alveolar pura
hipocapnia merecen ser citados como constituyentes de un con hipoxemia e hipercapnia, la experiencia continuada ha
cuadro clínico específico. demostrado que la hipoxemia puede asociarse con hipercapnia,
Alteraciones cardiovasculares. La hiperventilación causa hipocapnia y eucapnia. Aunque se admite que la hipoxemia es
descenso de la presión arterial, disminuye el flujo sanguíneo el mayor estímulo para la hiperventilación, la observación de
cerebral por vasoconstricción cerebral intensa, y reduce la re- que la hipocapnia puede persistir una vez que se ha restaurado
sistencia vascular pulmonar con incremento en el flujo la Pa0 2 a niveles normales indica que participan otros facto-
pulmonar. En el hombre se ha comprobado un aumento en el res. La hipoxemia estimula la ventilación a través de la activa-
volumen minuto cardíaco, un incremento en la frecuencia car- ción de los quimiorreceptores carotídeos y aórticos, con trans-
díaca y un descenso en la resistencia periférica total. misión de los estímulos excitatorios a través de los nervios
Desde el punto de vista electrocardiográfico, se ha descri- vago y glosofaríngeo al centro respiratorio del bulbo.
to un aplanamiento del segmento ST, con eventual inversión La hiperventilación con alcalosis respiratoria es un hallaz-
de la onda T. Las alteraciones morfológicas del complejo QRS go frecuente en las sepsis por gérmenes gramnegativos. La
son raras. Es importante reconocer la existencia de cambios alcalosis respiratoria, asociada con aumento del volumen mi-
electrocardiográficos producidos por la hiperventilación, ya nuto cardíaco, hipotensión arterial y vasodilatación periférica,
que algunos pacientes con síndrome de hiperventilación pri- es de observación común en los estadios tempranos de la sepsis.

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2. DESEQUILIBRIOS HIDROELECTROLITICOS 47

Rout, Lane y col. evaluaron 41 pacientes con accidente de concentraciones del 5 al 10 % de CO2 en la mezcla respira-
cerebrovascular agudo y comprobaron que la hiperventilación toria que es habitualmente recomendada en el tratamiento de
con alcalosis respiratoria estaba vinculada habitualmente a un la alcalosis respiratoria, por las siguientes razones:
mal pronóstico. En pacientes con PaC0 2 menor de 35 mmHg a. El centro respiratorio de pacientes cuya PaCC 2 arterial
la mortalidad fue del 70 %. ha estado reducida por algún tiempo parece tener una sensibi-
La hiperventilación con alcalosis respiratoria es también lidad incrementada al CO2. La administración de este gas en
frecuente en pacientes con cirrosis hepática y sobre todo con concentración elevada en la mezcla respiratoria, aunque pue-
encefalopatía hepática. Los estudios clásicos al respecto con- de restaurar parcial o completamente la PaCO2 no elimina la
sideran que la alcalosis respiratoria es el trastorno ácido-base hiperventilación. En algunos pacientes puede ocurrir un in-
típico de esta enfermedad. Sin embargo, ¡as investigaciones cremento en la ventilación, y por ende, aumentar considera-
ulteriores indican que en presencia de insuficiencia hepática blemente el estrés impuesto por el trabajo respiratorio.
se pueden encontrar todas las patentes de desequilibrio ácido- b. En presencia de un grado de compensación de la alcalosis
base, con predominio de los trastornos mixtos. respiratoria, la restauración de la PaC0 2 a lo normal determi-
Las enfermedades broncopulmonares, el edema agudo de na un descenso del pH, y en momentos en que hay un déficit
pulmón y el embolismo pulmonar pueden causar hiperven- de bicarbonato, el pH puede descender a niveles críticos de
tilación con alcalosis respiratoria. La disminución de la dis- acidez. Un animal o un hombre consciente resiste este descen-
tensibilidad pulmonar, la alteración de la relación V/Q y el so brusco del pH por hiperventilación continua. Esta es proba-
shunt venoarterial son causas frecuentes de hipoxemia e hiper- blemente una respuesta del centro respiratorio a un incremen-
ventilación en los pacientes críticos. El uso de asistencia res- to en la concentración de hidrogeniones, y justifica la obser-
piratoria mecánica puede complicar o agravar el trastorno vación de que la hiperventilación tiende a continuar después
ácido-base preexistente. de un período de hiperventilación voluntaria.
Intoxicación por salicilato. La hiperventilación es el sig- Queda por lo tanto en claro que, antes de imponer cual-
no clínico más destacado en la intoxicación por salicilato. El quier corrección de la alcalosis respiratoria, es necesario rea-
curso característico del trastorno ácido-base es primeramente lizar una exacta evaluación del estado ácido-base del pacien-
una alcalosis respiratoria seguida después de una acidosis te. Cuando éste es conocido y los valores que se obtienen indi-
metabólica. La hiperventilación con alcalosis respiratoria ha can una alcalosis respiratoria descompensada, la restauración
sido reconocida como el resultado de un efecto estimulante de la PaC0 2 por supresión farmacológica del centro respirato-
directo del salicilato sobre el centro respiratorio. rio, con diazepóxidos o barbitúricos, es probablemente prefe-
Síndrome de hiperventilación primaria. La importancia rible a la administración de una mezcla de C0 2 .
clínica del síndrome de hiperventilación primaria está en su En presencia de grados significativos de compensación de
reconocimiento, puesto que su presentación, generalmente la alcalosis respiratoria, el reemplazo del déficit de bicarbona-
múltiple e inespecífica, simula a menudo una enfermedad or- to debe ser la medida terapéutica inicial.
gánica.
La siguiente es una lista parcial de las distintas formas clí-
nicas que han sido enunciadas del síndrome. BIBLIOGRAFÍA
a. Dolor precordial intenso, con sensación de opresión (done by 007)
b. Disnea y ansia de aire Adrogue H: Acid base and electrolyte disorders. Contemporary
c. Ataques de llanto y estado de depresión management in critical care. Churchill Livingstone, New York,
d. Vértigo Í991.
e. Síncope Brenner B and Rector F: The kidney, 4th. ed. W.B. Saunders Co.,
f. Experiencia de pánico, ansiedad o excitación Philadelphia, 1991.
g. Visión borrosa Darby J and Nelson P: Fluid, electrolyte and acid base balance in
h. Palpitaciones neurosurgical intensive care. In Andrews B: Neurosurgical
i. Parestesias, especialmente periorales y en los dedos Intensive Care. McGraw-Hill Inc., New York, 1993.
Lovesio C: Trastornos del agua, del sodio y de la osmolalidad. En
Tratamiento. Está fuera del alcance de este capítulo el Medicina Intensiva, 4a. ed. El Ateneo, Buenos Aires, 1993.
análisis detallado de todas las medidas terapéuticas que pue- Tannen R: Potassium disorders. In Kokko J and Tannen R (eds.):
den utilizarse en las distintas entidades específicas que se aso- Fluids and Electrolytes, W.B. Saunders Co., Philadelphia, 1986.
cian con alcalosis respiratoria. Wysolmerski J and Broadus A: Hypercalcemia of malignancy. Ann.
Es importante, sin embargo, prevenir acerca del empleo Rev.Med. 45:189, 1994.

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Shock
(done by 007)

Carlos G. del Bosco Parámetros hemodinámicos generales. Las diferentes


etiologías de los estados de shock y la multiplicidad de medi-
GENERALIDADES ciones hemodinámicas a las que se accede mediante la utili-
zación de catéteres de Swan-Ganz determinan, entre otros fac-
Los estados de shock constituyen una situación fisiopato-
tores, la notable complejidad de la hemodinamia del shock.
lógica compleja y policausal que desafía frecuentemente a ci-
Más adelante, y en relación con cada tipo de shock, desarro-
rujanos, internistas, anestesiólogos y traumatólogos. En el de-
llaremos los perfiles circulatorios correspondientes. En este
sarrollo del capítulo consideraremos inicialmente aspectos clí-
punto haremos referencia a las respuestas generales de las prin-
nicos y fisiopatológicos generales, para luego profundizar en
cipales variables hemodinámicas. En la tabla 3-1 se resumen
las formas particulares del síndrome.
Definición y clínica. Se acepta la existencia del shock
cuando existen evidencias de reducción crítica de la perfusión
tisular en varios órganos. En términos generales los pacientes Tabla 3-1. Parámetros hemodinámicos
en shock presentan taquicardia, hipotensión arterial, alteracio- y del transporte de oxígeno
nes del estado de conciencia, oliguria y acidosis metabólica.
Fisiopatología general. Aspectos fisiológicos básicos. Para Frecuencia cardíaca (FC) 60-90/min
comprender las alteraciones de la fisiología circulatoria nor- Presión sistólica sistémica (PS) 100-140 mmHg
mal y del transporte de oxígeno que pueden originar hipoper- Presión diastólica sistémica (PD) 60-90 mmHg
fusión crítica, es indispensable analizar los componentes fi- Presión del pulso (PS - PD) 30-50 mmHg
siológicos básicos del sistema circulatorio. El primero de ellos Presión arterial media (PA): PS + 2 PD
es el volumen intravascular, determinante principal de las pre- 3
siones vasculares, del retorno venoso y del llenado ventricular. Volumen sistólico (VS) 50-100 mi
Su decremento, ya sea por pérdida de sangre entera, de plas- índice sistólico (IS): VS 35-50 ml/m2
ma o de agua, puede generar hipotensión y caída del retorno y SC
del llenado cardíaco. El segundo componente es el corazón. Presión auricular derecha (PAD) 2-8 mmHg
El volumen minuto está determinado por la frecuencia cardía- Presión pulmonar sistólica (PPS) 16-24 mmHg
Presión pulmonar diastólica (PPD) 5-12 mmHg
ca, la contractilidad, la precarga y la poscarga. Diversas ano-
malías cardíacas estructurales o funcionales pueden disminuirlo Presión pulmonar arterial media (Ppa) 9-16 mmHg
y originar el cuadro que nos ocupa. El tercer componente es el Presión capilar pulmonar media wedge (Ppw) 5-12 mmHg
territorio arteriolar de resistencia, determinante principal del Volumen minuto (VM): VS x FC 4-6 1/min
índice cardíaco (IC): VM 2,5-3 1/min/m2
trabajo cardíaco y de la distribución de los flujos regionales. SC _
La vasoconstricción arteriolar provoca aumento de la impedan- Resistencia vascular sistémica: PA - PAD x 80 900-1200 dinas.
cia a la eyección ventricular izquierda y caída del flujo en la VM seg/cm5
microcirculación. En ocasiones, las modificaciones del tono 120-200 dinas.
Resistencia vascular pulmonar: Ppa - Ppw
arteriolar son regionales y se generan alteraciones de tipo dis- seg/cm5
VM
tributivo del flujo. El cuarto elemento a considerar es el flujo
transcapilar. El aumento de la presión hidrostática intravascular
o el incremento patológico de la permeabilidad capilar pue- Transporte de 02 (T02): VM x Ca0 2
den determinar pasaje patológico de fluidos al intersticio y Contenido arterial de 02 (Ca02): 1,39 x Sa0 2 x [Hb] + 0,0031 x
caída del volumen intravascular y formación de edemas. El x Pa0 2
quinto componente está determinado por el lecho vascular Contenido venoso mixto de 02 (Cv02): 1,39 x Sv02 x [Hb] +
venoso de capacitancia, reservorio del 80 % del volumen + 0,003 1 X F V 0 2
intravascular en condiciones normales. Su incremento patoló-
gico disminuye el volumen sanguíneo efectivo y el retorno Diferencia arteriovenosa de 0 2 : Ca0 2 - Cv02
venoso. Por último, el sexto elemento es la integridad anató- Consumo de oxígeno (V02): VM x (Ca02 - Cv02)
mica arterial y venosa. Las obstrucciones vasculares, según CaO2 - CvO2
Fracción de extracción O2:
su topografía, pueden disminuir el retorno venoso o la eyección
ventricular izquierda o derecha, y eventuales soluciones de
SC = superficie corporal; Sv02 = saturación sangre venosa mixta;
continuidad, provocar pérdidas de la volemia. SaO2 = saturación sangre arterial; seg = segundos.

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3. SHOCK 49

fórmulas y valores normales hemodinámicos y del transporte del shock. La irreversibilidad del cuadro depende de la mag-
de oxígeno. nitud de la deuda de 02 acumulada, y este concepto justifica la
Frecuencia cardíaca. La taquicardia es la regla. Es evi- necesidad de terapéuticas muy enérgicas y precoces que evi-
dencia de la respuesta simpática compensadora, que intenta ten la hipoxia tisular progresiva.
mantener el volumen minuto y la perfusión. La bradicardia y En la mayor parte de los casos el defecto primario se co-
la bradiarritmia son la excepción, y de estar presentes sugie- rresponde con un transporte de 02 disminuido, ya sea por caí-
ren respuestas vagales reflejas y/o lesiones estructurales car- da primaria del volumen minuto, o por decremento de los con-
díacas del tipo del infarto agudo de cara inferior. tenidos arteriales de 02 debido a disminución de la hemoglo-
Tensión arterial. Su importancia se vincula con la relación bina o de su saturación. Otras formas de shock se asocian a
que existe entre la tensión arterial media y la perfusión tisular. situaciones de hipermetabolismo con aumento de los requeri-
Dentro del rango existente entre 60 y 120 mmHg, la perfusión mientos tisulares de 0 2 . Esto suele ocurrir en pacientes sépti-
orgánica está autorregulada. Por debajo de 60 mmHg, el flujo cos, traumatizados o quemados, en los que el transporte de 02
se hace dependiente de la tensión media y se inicia la puede estar normal o incrementado pero ser inadecuado frente
hipoperfusión. En emergencia hemodinámica, la respuesta sim- a necesidades sistémicas elevadas.
pática vasoconstrictora reduce la precisión de las mediciones En condiciones normales, el consumo de 02 sistémico se
con manguito, lo que hace recomendable el monitoreo mantiene independiente del transporte de 0 2 , merced a cam-
intraarterial de presiones. Es importante destacar que el mis- bios en la extracción tisular de 0 2 . Esta extracción de 02 es, en
mo fenómeno simpático-adrenérgico puede, aun en estados de condiciones normales, del 25 % (se extrae en los tejidos un
hipoflujo importante, mantener valores normales de tensión 25 % del contenido arterial de 0 2 ), pero puede incrementarse
arterial durante algún tiempo. El observador no advertido puede hasta el 75 % en estados de hipoflujo severo. Por debajo de un
así subestimar la gravedad de la situación. nivel crítico de flujo, los incrementos en la extracción ya no
Presión venosa central y presión wedge. Ambas variables alcanzan a compensar la situación y el consumo de 02 cae.
hemodinámicas son utilizadas como índices indirectos del Comienza entonces, el metabolismo anaeróbico, con la conse-
volumen intravascular y de la precarga ventricular. En reali- cuente producción y liberación de los ácidos pirúvico y láctico.
dad expresan el grado de adecuación, en un determinado mo- En anaerobiosis la eficiencia energética se derrumba y sólo
mento, de la volemia a la función de bomba, y sólo se corres- dos moles de ATP son producidos por mol de glucosa, en con-
ponden con el volumen sanguíneo en situaciones extremas de traste con los 38 moles de ATP por mol de glucosa de la
hipovolemia o de sobreexpansión. Por otra parte, las relacio- aerobiosis fisiológica.
nes existentes entre ambas variables y la precarga ventricular
pueden ser difíciles de precisar, dada la influencia que pueden SHOCK CARDIOGENICO
ejercer modificaciones de la distensibilidad ventricular rela-
cionadas con patologías cardíacas o con la utilización de pre- Definición. El shock cardiogénico se define como aquella
sión positiva espiratoria. En ventrículos con distensibilidad situación hemodinámica generada por la incapacidad del co-
disminuida, presiones de llenado elevadas suelen generar razón (como resultado del deterioro de su función de bomba)
una impresión errónea, sugerente de llenado ventricular ade- de suministrar a los tejidos el flujo sanguíneo necesario para
cuado. cubrir sus requerimientos metabólicos en estado de reposo.
Volumen minuto. La relación que existe entre el volumen Implica la existencia de un bajo volumen minuto y de una
minuto y el llenado ventricular constituye un excelente hipoxia tisular en condiciones de volemia adecuada.
indicador de la capacidad inotrópica del músculo cardíaco. La Clínica y hemodinamia. El cuadro se diagnostica ante la
posibilidad de evaluar la respuesta del volumen sistólico a la presencia de hipotensión arterial sistólica (< 90 mmHg o 30
expansión es útil para diferencial' aquellas situaciones en las mmHg por debajo de los valores habituales durante por lo
que el bajo gasto depende de hipovolemia, de aquellas en las menos 30 minutos), evidencia de hipoperfusión tisular
que se origina en decrementos primarios o secundarios de la (oliguria, cianosis, extremidades frías, relleno capilar lento y
contractilidad. La existencia de volúmenes minuto muy dis- alteraciones de la conciencia), y la persistencia del shock lue-
minuidos es indicador de mal pronóstico en todas las formas go de la corrección de factores generadores de disfunción
de shock. En el shock séptico, por el contrario, situaciones de miocárdica o de hipoperfusión periférica (acidosis, hipoxia,
alto gasto no implican pronóstico favorable. En última instan- hipovolemia, arritmias). Con frecuencia existen evidencias de
cia, el volumen minuto de una situación particular debe consi- isquemia miocárdica (dolor torácico, alteraciones electrocar-
derarse siempre en relación con las condiciones de perfusión diográficas, movilidad enzimática), signos clínicos (desplaza-
tisular y las demandas metabólicas del paciente. miento del choque de la punta), radiológicos y ecocardiográ-
Hipoperfusión tisular. Los estados de hipoperfusión tisular ficos de cardiomegalia, taquicardia, auscultación de 3° y 4o
ocurren como consecuencia de la falta de adecuación del trans- ruido, ritmo de galope, diversos soplos de disfunción valvular,
porte de 02 a las necesidades de los tejidos. Esta situación de turgencia yugular y semiología de edema pulmonar. Cuando
hipoperfusión orgánica es el fenómeno fisiológico que expli- existan posibilidades de monitoreo hemodinámico del peque-
ca las alteraciones de la conciencia, la oliguria y la frialdad de ño circuito (Swan-Ganz), serán evidentes el incremento de la
la piel de los miembros, entre otros signos clínicos. En pa- diferencia arteriovenosa de O, (> de 5,5 ml/dl), la depresión
cientes con shock asociado a hiperdinamia, como por ejemplo del índice cardíaco (< 2,2 1/min/m2) y presiones wedge supe-
el shock séptico, la piel de las extremidades puede estar ca- riores a 15 mmHg. En algunos pacientes la instalación del cua-
liente en relación con la vasodilatación periférica existente. dro depende de la rapidez evolutiva del evento desencadenante.
La falta de adecuación entre el transporte de 02 y la de- Sirven como ejemplo los casos de enfermos valvulares cróni-
manda tisular genera una deuda de oxígeno, que en caso de cos o con miocardiopatías, que no obstante presentar perfiles
que no sea corregida la emergencia hemodinámica subyacen- hemodinámicos como el descripto, han logrado una adapta-
te, tiende a incrementarse. La disminución del consumo ción relativa al bajo gasto que les permite actividades de baja
sistémico de O2. se correlaciona fuertemente con la mortalidad o moderada intensidad. Por el contrario, la claudicación súbi-

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50 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

ta del volumen minuto en algunos infartos agudos de miocardio volumen minuto, que termina por superar las compensaciones
precipita el shock en minutos. periféricas descriptas.
El sustrato anatomopatológico más común es la pérdida Epidemiología clínica y pronóstico. A pesar de los nota-
de más del 40 % de la masa muscular del ventrículo izquierdo. bles progresos en la comprensión hemodinámica y bioquímica
En ocasiones el fenómeno es acumulativo, y un pequeño in- del fenómeno, la mortalidad del shock cardiogénico no ha dis-
farto alcanza para descompensar un miocardio previamente minuido en los últimos años. Diferentes estadísticas la ubican
dañado en forma extensa. En otras oportunidades, el factor entre el 40 y el 90 %. Del análisis de distintas publicaciones
desencadenante es una lesión del aparato valvular o del tabi- puede definirse un perfil característico de los pacientes que
que interventricular. desarrollan esta grave complicación. La causa más común es
En la tabla 3-2 se resumen las etiologías más frecuentes. por lejos el infarto agudo de miocardio, y suele presentarse en
Fisiopatología. La caída inicial del volumen minuto y de pacientes añosos, con lesiones agudas de cara anterior, e his-
la presión arterial activa mecanismos simpáticos gatillados por toria de infartos previos, de diabetes y de angina o insuficien-
los barorreceptores y los quimiorreceptores. Se generan así cia cardíaca. Los niveles enzimáticos suelen ser elevados y
taquicardia, vasoconstricción arterial y venosa, aumento de la los sustratos vasculares más comunes son: obstrucción de la
contractilidad miocárdica y pasaje de fluidos al compartimiento descendente anterior, enfermedad coronaria polivascular y
intravascular. La hipoperfusión renal, secundaria al bajo gas- oclusión persistente de la arteria responsable del infarto. Estu-
to, y el estímulo simpático activan a su vez el sistema renina- dios recientes enfatizan, como un dato de gran valor pronósti-
angiotensina. La angiotensina II incrementa la vasoconstricción co, a la capacidad de las paredes cardíacas no involucradas
y la síntesis de aldosterona, lo que determina una mayor por la necrosis de desarrollar una hipercinesia compensadora.
reabsorción renal de agua y sodio y el consecuente aumento La ausencia del fenómeno, ya sea por fibrosis previa o por
de la volemia. La dilatación auricular genera la liberación del hipoflujo, complica notablemente la evolución.
péptido auricular natriurético, que estimula la excreción renal Tratamiento. Se desarrollará, por razones de espacio, el
de sodio y agua y contrarresta los efectos de la angiotensina tratamiento de los estados de shock cardiogénico asociados a
II. Por último, la hipotensión aumenta la liberación de hormo- infarto o isquemia, dada su alta incidencia en relación con el
na antidiurética, lo que a su vez exagera aún más la reabsorción resto de las etiologías posibles.
de agua. El hipoflujo tisular es responsable de la acumulación En primer lugar, y de igual manera que en cualquier otro
de metabolitos vasodilatadores, y la autorregulación determi- estado de shock, deben implementarse los procedimientos y
na vasoconstricción cutánea, intestinal y esquelética, priorizan- maniobras de resucitación y soporte. Es fundamental una ade-
do el flujo cerebral, cardíaco y renal. En cardiopatías isquémi- cuada ventilación y oxigenación, la corrección de alteraciones
cas avanzadas, el decremento de la presión de perfusión em- hidroelectrolíticas y ácido-base, el alivio del dolor y la restau-
peora aún más la contractilidad miocárdica (mayor isquemia), ración del ritmo sinusal. Si el paciente necesita intubación
contribuyendo a una caída automantenida y progresiva del endotraqueal, y se estima probable la utilización de
trombolíticos, debe evitarse la vía nasotraqueal por los ries-
gos de sangrado que implica. Es indispensable además el
Tabla 3-2. Etiologías y factores desencadenantes monitoreo hemodinámico del pequeño circuito mediante un
del shock cardiogénico catéter de Swan-Ganz, y el registro permanente de la presión
arterial media y del pulso y de la diuresis horaria. Los objeti-
A. Disfunción ventricular izquierda vos iniciales son la optimización de las presiones de llenado
1. Disfunción sistólica
• Infarto agudo de miocardio (precarga) y de la poscarga, y el incremento de la contractilidad
• Isquemia miocárdica mediante inotrópicos. En lo referente a la precarga, en la ma-
• Miocardiopatías yor parte de los casos la presión wedge está elevada y muchos
• Drogas depresoras (bloqueantes calcicos, antiarrítmicos, pacientes presentan edema agudo de pulmón, situaciones en
bloqueantes beta) las cuales la disminución de la volemia es positiva. Un míni-
• Contusión miocárdica mo de porcentaje de enfermos evidencia hipovolemia inicial,
• Miocarditis y en éstos una expansión cuidadosa y controlada (por ejem-
2. Disfunción diastólica (relajación rígida) plo: 250 mi de cristaloides) puede incrementar el volumen
• Miocardiopatías hipertróficas minuto. La droga vasoactiva de primera elección es la
• Miocardiopatías restrictivas dobutamina en dosis de 3 a 10 mg/kg/min. Su utilidad se rela-
• Taponamiento
3. Aumento de la poscarga ciona con su capacidad para incrementar el flujo diastólico
• Estenosis aórtica coronario y el flujo en el área isquémica, además de sus pro-
• Miocardiopatías obstructivas (dinámicas o no) piedades inotrópicas, que pueden aumentar la contractilidad y
• Coartación de aorta el volumen minuto y disminuir las presiones de llenado. Si no
4. Anormalidades valvulares o estructurales hay respuesta a la dobutamina, o si la hipotensión y la
• Estenosis mitral, insuficiencias mitroaórticas hipoperfusión son marcadas, la droga a utilizar es la dopamína
• Mixoma auricular en dosis crecientes a partir de 2 mg/kg/min, buscando su ac-
• Disfunción o ruptura de músculos papilares ción vasoconstrictora periférica, en un intento de mantener la
• Ruptura del tabique o de la pared libre ventricular perfusión de los órganos vitales. Cuando la hipotensión es pro-
B. Falla ventricular derecha funda e inmanejable con otros fármacos, puede utilizarse
1. Disminución de la contractilidad
• Infarto del ventrículo derecho norepinefrina en dosis a partir de 2 mg/kg/min. La utilidad de
• Isquemia del ventrículo derecho los inhibidores de la fosfodiestearasa (amrinona y milrinona)
2. Aumento de la poscarga es motivo de controversia; se sabe que pueden mejorar la
• Tromboembolismo pulmonar contractilidad, el volumen minuto y las presiones pulmonares;
• Hipertensión pulmonar primaria y secundaria sin embargo, algunas series demuestran aumento de la morta-
• Presión positiva espiratoria lidad con el uso de estos fármacos.

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3. SHOCK 51

Los vasodilatadores pueden ser beneficiosos en los pacien- Tabla 3-3. Etiología del shock hipovolémico
tes con shock cardiogénico, pero deben utilizarse con suma
precaución dada la posibilidad de que se exagere la hipotensión 1. Hemorragia
y se reduzca aún más el flujo coronario. Puede usarse nitrogli- • Gastrointestinal
• Trauma
cerina en dosis progresivas a partir de 5 mg/kg/min. Son espe- • Rupturas vasculares (ej.: disección aórtica)
cialmente útiles en presencia de insuficiencia mitral y se reco- 2. Pérdidas gastrointestinales
mienda su uso luego de haber estabilizado la tensión arterial y ' Vómitos
con monitoreo hemodinámico ya instituido. • Diarrea
Los pacientes con shock cardiogénico asociado a infarto • Sonda nasogástrica
agudo del ventrículo derecho constituyen un problema • Ostomías quirúrgicas
fisiopatológico particular. El ventrículo derecho es especial- • Fístulas digestivas
mente sensible a la hipovolemia, y son frecuentes en las 3. Pérdidas renales
necrosis de esta ubicación las bradiarritmias y los bloqueos • Diuréticos
• Diuresis osmótica
auriculoventriculares. Es indispensable expandir a estos en- • Diabetes mellitus
fermos hasta recuperar presiones de llenado adecuadas, res- • Diabetes insípida
taurar el ritmo sinusal y la sincronía auriculoventricular, me- 4. Pérdidas cutáneas
diante marcapaso endocavitario si es necesario, y utilizar • Quemaduras
dobutamina. • Dermopatías exfoliativas
Otro concepto central del tratamiento del shock cardio- 5. Redistribución al espacio extravascular
génico asociado a infarto o isquemia se basa en la necesidad • Trauma
de una restauración precoz del flujo coronario. En estos térmi- • Sepsis
nos es recomendable indicar una angiografía coronaria pre- • Quemaduras
• Posquirúrgica
coz, y si los hallazgos lo justifican, una angioplastia en agudo.
Las técnicas de revascularización quirúrgica no han demos-
trado todavía su utilidad, en relación con las elevadas tasas de
mortalidad operatoria que presentan. Se insinúan como técni- taponamientos cardíacos, los neumotorax hipertensivos y la
cas promisorias el by-pass cardiopulmonar percutáneo y los utilización de presión positiva espiratoria. El retorno venoso
dispositivos mecánicos de asistencia ventricular izquierda. también puede disminuir en relación con la caída del tono
Sorprendentemente, la terapéutica trombolítica no ofrece en venoso. Esta particular respuesta vascular se asocia con
los enfermos con shock las significativas reducciones de mor- sobredosis de sedantes y narcóticos, reacciones anafilácticas
talidad evidenciadas en el infarto agudo sin shock. Por último, y anestesias peridurales.
los balones contrapulsadores intraaórticos, que dan la posibi- Fisiopatología. Ante un paciente con shock hipovolémico
lidad de disminuir la poscarga e incrementar la perfusión es fundamental comprender que luego de transcurrido un de-
diastólica coronaria, sin incrementar el consumo de oxígeno, terminado tiempo en estado de shock, las posibilidades de re-
se presentan como dispositivos útiles para la estabilización, cuperación se alejan aun cuando pueda reponerse todo el vo-
aunque no se dispone, hasta hoy, de estudios controlados que lumen perdido. Es lo que se conoce como "período de reversi-
demuestren disminución de la mortalidad. bilidad", y lo que hace urgente la reposición de sangre o solu-
ciones. Existen varias hipótesis al respecto: 1) bloqueo del le-
SHOCK HIPOVOLEMICO cho vascular por adherencia de neutrófilos al endotelio; 2)
isquemia intestinal con endotoxemia endógena y traslocación
Definición. Se entiende por shock hipovolémico aquella bacteriana; 3) disminución de la distensibilidad ventricular
situación en la cual la reducción crítica de la perfusión tisular cardíaca y 4) sobreliberación de óxido nítrico por daño
se origina en una pérdida aguda del volumen intravascular. endotelial y vasodilatación extrema en estadios avanzados. El
Cuando esta disminución sobrepasa una determinada magni- primero de los mecanismos justifica además el fenómeno de
tud, se genera un decremento del llenado del territorio venoso "no reperfusión" que presentan algunos pacientes reanimados
de capacitancia y una caída del retorno venoso. Esta situación tardíamente. El tiempo de reversibilidad es variable, pero la
origina presiones de llenado cardíacas anormalmente bajas y mayor parte de los autores lo ubica entre 2 y 3 horas.
caída del volumen minuto. Concomitantemente, se dispara una Diagnóstico. Los pacientes con shock hipovolémico pre-
importante liberación de catecolaminas endógenas que tiende sentan, sumados a los hallazgos clínicos comunes del estado
a equilibrar el cuadro, merced a su capacidad venoconstrictora de shock, algunas características particulares. Las hemorra-
a nivel del lecho de capacitancia. Este mecanismo puede lle- gias externas son evidentes, y las internas se diagnostican por
gar a compensar, en sujetos jóvenes, pérdidas de hasta un 25 % el tacto rectal, por el drenaje con sondas o mediante imágenes.
de la volemia. En etapas iniciales, la hipovolemia se hace evi- El examen puede demostrar deshidratación o palidez y el la-
dente en el ortostatismo, posición en la que se objetiva boratorio caída del hematócrito y aumento de la urea sanguí-
hipotensión arterial sistólica y taquicardia reactiva. nea con creatinina normal, en relación con el hipoflujo
Etiología. El déficit de volumen intravascular es la causa esplácnico. Deben considerarse también las eventuales pérdi-
más frecuente de shock, y puede originarse como consecuen- das de fluidos por vía digestiva o renal. En 1989, el Colegio
cia de la pérdida de: 1) sangre (hemorragia), 2) plasma (que- Americano de Cirujanos propuso una interesante clasificación
mados) y 3) agua y electrólitos (pérdidas digestivas y rena- de los grados posibles de hipovolemia (tabla 3-4).
les). En la tabla 3-3 se resumen las principales etiologías del Tratamiento. La disminución de la volemia debe corre-
shock hipovolémico. girse con la mayor urgencia. La elección de la vía a utilizar
Es interesante mencionar una serie de situaciones clínicas depende de la cantidad de fluido a reponer, de las característi-
que pueden generar estados de shock por disminución del re- cas de ese fluido y de la velocidad con que deba administrar-
torno venoso sin hipovolemia. Entre ellas se destacan los se. El flujo que puede obtenerse a través de un catéter

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52 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

Tabla 3-4. Clasificación clínica de la hipovolemia de líquido intersticial cuya corrección resultaría esencial. Por
(varón de 70 kg) el contrario, la utilización de coloides prioriza el relleno del
compartimiento intravascular para restaurar la volemia y el
TIPO I TIPO II TIPO III TIPO IV transporte de oxígeno como medida de emergencia.
Pérdida de
Actualmente existen suficientes evidencias, a partir de
750 o < 750-1500 1500-2000 >2000
sangre (ml) modelos experimentales de shock hemorrágico y de estudios
clínicos de shock traumático, que la reposición de sangre (en-
Pérdida de 15 % o < 15-30 % 30-40 % >40% tera o glóbulos sedimentados) y solución salina resulta ade-
sangre (%) cuada para la resucitación, sin necesidad de utilizar coloides.
El hematócrito óptimo puede variar según la situación clí-
Frecuencia <100 >100 > 120 > 140 nica. En general, valores de 35 % resultan aceptables tenien-
cardíaca do en cuenta que la viscosidad de la sangre comienza a elevar-
se rápidamente con valores superiores a 45 %.
Tensión Normal Normal Disminuida Disminuida
arterial
Las catecolaminas del tipo de la dopamina (en dosis infe-
riores a 10 mg/kg/min) o la epinefrina (en dosis inferiores a
Relleno Normal Lento Lento Lento 10 mg/min) pueden resultar útiles como medida complemen-
capilar taria de la reposición de volumen ya que incrementan el tono
venoso, el retomo venoso y la presión arterial media. No obs-
Frecuencia 14-20 20-30 30-40 >35 tante, deben considerarse sólo como medida transitoria, ya que
respiratoria el problema es la inadecuada reposición de fluidos y no la dis-
minución de la contractilidad miocárdica o vascular.
Diuresis 30 o > 20-30 5-15 Mínima En el shock hipovolémico por depleción hidroelectrolítica,
(Ml/h)
las soluciones cristaloides son de elección.
Estado Ligeramente Moderada- Ansioso y Confuso y/o
Los límites de la reposición en pacientes sin patología
mental ansioso mente confuso letárgico cardiopulmonar previa pueden establecerse según la presión
ansioso arterial, la frecuencia cardíaca, el ritmo diurético, la desapari-
ción de livideces y la presión venosa central. En esos enfer-
mos se ha observado buena correlación entre presión venosa
central y presión capilar pulmonar. En términos generales im-
intravenoso depende directamente del diámetro del mismo, e portan más los cambios de la presión venosa central que su
inversamente de su longitud, por lo que en casos de reposición valor absoluto.
masiva resultan de elección catéteres cortos y de grueso cali- Existe, sin embargo, un pequeño grupo de pacientes en los
bre. Vale la pena recordar que la necesidad de ejercer presión que difícilmente pueda tenerse la certeza de haber alcanzado
sobre una bolsa de sangre para acelerar su goteo es evidencia niveles óptimos de volemia. Son enfermos que corrigen la pre-
de acceso vascular inadecuado. El acceso óptimo es aquel que sión venosa central y normalizan la tensión arterial, pero con
permite el pasaje "a chorro" espontáneo. Es conveniente dis- signos persistentes de hipoperfusión (livideces, oliguria). Es
poner de por lo menos dos accesos venosos, y en pacientes en estos casos donde la medición de presiones de precarga y
traumatizados de tres o más ubicados por encima y por debajo de volumen minuto mediante un catéter de Swan-Ganz ad-
del diafragma. quiere su máxima utilidad, ya que nos permite decidir la utili-
En lo concerniente a las terapéuticas de reposición, de zación de agentes inotrópicos ante evidencias de depresión
acuerdo con Biancolini CA (1995) nos parecen pertinentes las miocárdica, o bien intentar mayor beneficio de la expansión.
siguientes recomendaciones. En el shock hipovolémico por Finalmente, debe tenerse en cuenta la influencia negativa de
hemorragia, el único tratamiento racional es la urgente y rápi- otras medidas terapéuticas que pueden resultar necesarias, tal
da reposición de sangre, en los volúmenes necesarios para como ocurre con la intubación orotraqueal y la asistencia res-
obtener la estabilidad hemodinámica. La transfusión de gló- piratoria mecánica, que incrementan la presión intratorácica,
bulos rojos sedimentados no sólo incrementa la volemia y por o con la utilización de sedantes y/o analgésicos, que reducen
lo tanto el volumen minuto cardíaco, sino que además aumen- el tono venoso. En ambas situaciones se reduce aún más el
ta la cantidad de hemoglobina (los dos elementos clave de la retomo venoso.
ecuación del transporte de oxígeno). Los cristaloides (solu- Todo el sostén hemodinámico no debe hacer olvidar que el
ción fisiológica, solución de Ringer) y los coloides (dextrán tratamiento etiológico de una hemorragia consiste en detener-
40 o 70 en solución fisiológica) sólo tienen indicación para la. Algunas situaciones particulares apremian una actitud qui-
corregir la volemia al comienzo del tratamiento, cuando aún rúrgica. A continuación se resumen las pautas generales que
no se dispone de sangre, o durante el tratamiento por las vías indican la necesidad de una intervención, las cuales deben siem-
disponibles que transitoriamente queden sin sangre para in- pre entenderse en el contexto de cada caso en particular:
fundir.
Si bien los coloides producen un incremento más sosteni- • Pérdida de alrededor de 250 ml/h durante más de 4 horas.
do de la volemia, en caso de daño endotelial (distress respira- • Pérdida de más de 2000 ml en 24 horas.
torio, por ejemplo) se redistribuyen rápidamente en el espacio • Reiteración de una hemorragia que fue controlada en prin-
extravascular, lo que puede agravar el edema pulmonar o cipio con tratamiento médico.
tisular. • Falta de sangre del grupo del paciente.
Inicialmente la controversia coloides vs. cristaloides se basó • Cuando la intervención estuviera indicada por otros moti-
en conceptos acerca de la fisiopatología del shock hemorrágico. vos ajenos a la hemorragia.
En favor de la utilización de cristaloides se invocó un déficit • Cuando la sangre provenga de un sector donde el riesgo de

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3. SHOCK 53

una hemorragia masiva estuviera presente (corazón, gran- Tabla 3-5. Agentes responsables de reacciones
des vasos). anafilácticas y anafilactoides
• Cuando el riesgo de cohibir la hemorragia quirúrgicamente
sea leve (arteria superficial de los miembros). 1. Proteínas
• Venenos
• Sueros de origen animal
SHOCK ANAFILACTICO Y ANAFILACTOIDE • Alimentos
• Pólenes
Definición y fisiopatología. El shock anafiláctico es la más • Hormonas (insulina, ACTH, parathormona, vasopresina)
grave de las reacciones por hipersensibilidad. La interacción • Enzimas (tripsina, penicilinasa, papaína)
del antígeno responsable con inmunoglobulinas del paciente, 2. Antibióticos
o la acción directa de ciertas drogas en las reacciones • Penicilina
anafilactoides, desencadena la liberación de histamina y de • Sulfamidas
otros mediadores por parte de mastocitos y basófilos. Los • Cefalosporinas
mediadores liberados son responsables de la expresión clínica • Aminoglucósidos
de la hipersensibilidad. En estas situaciones se destacan el • Anfotericina B
broncoespasmo, la hipercrinia bronquial, la vasodilatación, el • Nitrofuranos
3. Anestésicos locales
incremento de la permeabilidad capilar, el edema y la depre- • Lidocaína
sión miocárdica. En el shock anafiláctico y anafilactoide se • Procaína
expresan con intensidad los efectos vasodilatadores arteriales 4. Polisacáridos
y venosos de los mediadores liberados y el aumento patológi- • Dextrano
co de la permeabilidad endotelial. El flujo de fluidos desde el 5. Vitaminas
compartimiento intravascular a los compartimientos intrace- » Tiamina
lular e intersticial genera hipovolemia importante. El cuadro • Acido fólico
suele iniciarse pocos minutos luego de la administración 6. Hemoderivados
parenteral de la sustancia disparadora. Si la administración fue • Sangre
por vía oral, el período de latencia es impredecible. • Glóbulos sedimentados
• Plaquetas
Etiología. Los agentes más frecuentemente responsables • Leucocitos
de reacciones anafilácticas se resumen en la tabla 3-5. • Plasma
Clínica. En la tabla 3-6 se esquematizan los principales • Protamina
hallazgos clínicos. 7. Narcóticos y relajantes
Tratamiento. Es fundamental suspender inmediatamente • Codeína
la administración de la droga o sustancia responsable o sospe- • Morfina
chosa. Debe además asegurarse la permeabilidad de la vía aé- • Meperidina
rea (intubación orotraqueal) y administrarse oxígeno al 100 %. • Relajantes musculares
8. Medios de contraste radiográfico
La epinefrina es el fármaco de elección y puede administrarse • Productos yodados
por vía subcutánea en dosis de 0,3 a 0,5 mi y repetirse con
intervalos de 20 minutos. En casos graves o con falta de res-
puesta es conveniente la vía intravenosa por goteo de una di- Tabla 3-6. Clínica de las reacciones anafilácticas
lución de 1 mg de epinefrina en 250 mi de dextrosa en agua, a y anafilactoides
regular según tensión arteria. La administración inyectable
sublingual o por el tubo endotraqueal son alternativas posi- • Sensación de muerte inminente
bles. Si el alérgeno ha sido inyectado y el sitio se puede ubi- • Congestión y prurito nasal
car, es válida la inyección local de epinefrina en dosis de 0,2 • Dificultad respiratoria
mg. Es urgente la expansión del volumen intravascular con • Opresión torácica
500-1000 mi de solución salina normal o Ringer lactato. El • Estridor
• Edema laríngeo y faríngeo
broncoespasmo se trata con metaproterenol o albutenol, por • Taquipnea
inhalación y con aminofilina como droga de segunda línea. Se • Broncoespasmo
recomienda la utilización de antihistamínicos y corticoides con • Cianosis
el objeto de acortar el proceso y prevenir una eventual • Taquicardia
recurrencia. Puede administrarse difenhidramina 25-50 mg IM • Hipotensión
c/6 horas e hidrocortisona 500 mg IV c/6 horas. El glucagón • Arritmias
está indicado como soporte hemodinámico, en pacientes con • Alteraciones del ST y de la onda T
tratamiento betabloqueante previo. En el caso de picaduras de • Urticaria
abejas, de ser posible, es conveniente la extracción cuidadosa • Edema y eritema cutáneo
del aguijón sin comprimir.
intravascular y sólo un pequeño porcentaje permanece en es-
SHOCK TRAUMÁTICO tado de shock una vez corregida la hipovolemia.
La posibilidad de una causa cardiogénica debe sospecharse
En el politraumatizado en estado de shock pueden estar en accidentes con desaceleración rápida, contusión esternal
presentes diversos mecanismos patogénicos. Sin embargo, es y/o heridas penetrantes supradiafragmáticas. El sustrato ana-
importante considerar a la hipovolemia como causa fundamen- tómico del cuadro puede ser el taponamiento cardíaco, la con-
tal, hasta que se demuestre lo contrario. De hecho, todos los tusión miocárdica, la ruptura cardíaca, las lesiones valvulares
pacientes con trauma múltiple tienen déficit del volumen traumáticas y raramente el infarto agudo de miocardio. La pre-

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54 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

sencia de turgencia yugular asociada a alteraciones electrocar- ca, sigue siendo la primera causa de muerte postoperatoria y
diográficas orienta hacia el origen cardiogénico y el diagnós- en unidades de cuidado intensivo no coronarias.
tico suele ser confirmado por la ecocardiografía. El fenómeno séptico se entiende actualmente como la res-
Otro diagnóstico diferencial es el de neumotorax hiper- puesta inflamatoria sistémica a la infección y es posible dife-
tensivo, evento responsable de rápido deterioro por disminu- renciar en él estadios de gravedad creciente, definidos en sus
ción aguda del retorno venoso e insuficiencia respiratoria. criterios diagnósticos por la "American College of Chest
La existencia de un componente neurogénico es otro pro- Physicians/Society of Critical Care Medicine Consensus
blema a dilucidar. Es válido recordar que en los adultos las Conference" de 1991. Las definiciones son las siguientes:
heridas craneanas aisladas no originan shock. Los cuadros 1. Infección: fenómeno microbiano caracterizado por la
hemodinámicos neurógenos necesitan de graves lesiones respuesta inflamatoria a la presencia de microorganismos o la
espinales o de disfunción del tronco encefálico. En estas si- invasión de tejidos normalmente estériles por microorganis-
tuaciones existe pérdida del tono simpático y la hipotensión mos.
no se asocia a taquicardia ni vasoconstricción cutánea. Los 2. Síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SIRS):
pacientes en esta situación deben ser tratados como respuesta inflamatoria sistémica a diversos insultos clínicos,
hipovolémicos y las drogas vasoactivas sólo se indicarán lue- definida por dos o más de las siguientes condiciones: a) tem-
go de la expansión de la volemia. El seguimiento de acuerdo peratura > 38°C o < 36°C; b) frecuencia cardíaca > 90 lati-
con la presión venosa central es de suma utilidad. dos/minuto; c) frecuencia respiratoria > 20 respiraciones/mi-
La posibilidad de la existencia de shock séptico inicial en nuto o P a C 0 2 < 32 mmHg, y d) recuento de leucocitos
un traumatizado reciente es remota; sin embargo, debe consi- > 12.000/mm3 o < 4000/mm 3 o > 10 % de formas inmaduras
derarse esta eventualidad en pacientes que ingresan con retra- (en banda).
so o desarrollan el cuadro luego de varias horas, en especial 3. Sepsis: respuesta sistémica a la infección, criterios diag-
en heridas penetrantes abdominales. nósticos del SIRS asociados a proceso infeccioso confirmado.
Otra alternativa a considerar es la hipotermia (temperatu- 4. Sepsis severa: sepsis asociada a disfunción orgánica,
ras centrales inferiores a 35°C). Es frecuente en alcoholistas e hipoperfusión o hipotensión (ej.: acidosis láctica, oliguria o
intoxicados, en víctimas expuestas a bajas temperaturas o con alteración aguda del estado de conciencia).
inmersión total o parcial y en politransfundidos con sangre a 5. Shock séptico: hipotensión inducida por sepsis persis-
baja temperatura. Las lesiones espinales favorecen la instala- tente a pesar de una adecuada reposición de fluidos, y conco-
ción del cuadro y es importante recordar que el recalentamiento mitante con hipoperfusión o disfunción orgánica. Bajo trata-
colabora con la recuperación hemodinámica. miento inotrópico o vasopresor puede no haber hipotensión
Tratamiento. En la sección referida a Trauma se desarro- pero se acepta el diagnóstico de shock si existe hipoperfusión
lla en profundidad el manejo de los pacientes politrauma- o disfunción orgánica.
tizados. 6. Hipotensión séptica: presión sistólica < 90 mmHg o caída
> 40 mmHg de la presión sistólica en ausencia de otras causas
SHOCK SÉPTICO de hipotensión.
7. Síndrome de disfunción orgánica múltiple (MODS): pre-
Antecedentes y definición. El problema es antiguo: la sencia de funciones orgánicas alteradas en un paciente aguda-
sepsis (del griego sepsis: podredumbre) y el shock séptico mente enfermo, en grado tal que la homeostasis no pueda ser
acompañan al hombre desde sus orígenes y como ejemplo bas- mantenida sin intervenciones terapéuticas.
tan la plaga, la fiebre tifoidea, la gangrena, las peritonitis y las Etiología y fisiopatología. La agresión inicial determinante
infecciones puerperales. Sin embargo, su importancia clínica del SIRS puede tener diferentes ¿rígenes que incluyen el trau-
se incrementa a partir de la década del 50, cuando la medicina ma, la aspiración, las quemaduras y la pancreatitis. Cuando el
desarrolla capacidades que le permiten mantener con vida a estímulo es infeccioso el diagnóstico es sepsis, y la respuesta
enfermos o traumatizados muy graves que comienzan a infec- inflamatoria se entiende como la consecuencia del reconoci-
tarse con los gramnegativos de su flora normal o de la flora miento de macromoléculas de origen microbiano en tejidos o
hospitalaria (infecciones institucionales). La sepsis histórica en la circulación, por el sistema inmune del huésped. Bacte-
se transforma en una enfermedad del progreso médico, conse- rias por sí mismas, componentes de la pared o exotoxinas ac-
cuencia del paradigma que guió el cuidado crítico en las últi- tivan vías humorales (cascadas del complemento, de la coagu-
mas décadas: "Monitoreo y sostén del órgano o del sistema lación y fibrinólisis) y diferentes respuestas celulares. El sis-
claudicante en enfermedades agudas o postraumáticas". La tema macrofágico cumple un rol central en la modulación de
estrategia fue exitosa en lo referente a disminuir la mortalidad la respuesta, pero también son activados polimorfonucleares,
inicial por claudicación fisiológica de un órgano, pero generó plaquetas y células endoteliales, liberándose varias docenas
el problema que nos ocupa. de mediadores entre los que existen complejas interacciones,
Recientemente, diferentes aspectos fisiopatológicos, con frecuencia bidireccionales, y sinergismos. Esta complica-
nosológicos y terapéuticos de la sepsis y del shock séptico han da respuesta bioquímica es en ocasiones convergente y en otras
sido cuestionados o reformulados. Diez años de sofisticación redundante, y se hace difícil diferenciar cuáles de los meca-
creciente del sostén vital (instrumentación del transporte de nismos activados son fundamentales y cuáles epifenómenos.
02 en terapia intensiva) y nuevos antibióticos no han modifi- Los lipopolisacáridos bacterianos (LPS) estimulan
cado la mortalidad de ambas entidades (sepsis 34 % y shock monocitos y macrófagos a liberar citocinas como el factor de
séptico 49 %), lo cual sugiere el desconocimiento de aspectos necrosis tisular (FNT) y la interleucina 1 (IL-1) uniéndose
esenciales de su patogenia. Por otra parte, diversos ensayos directamente a las células (se conocen diversos sitios de unión)
multicéntricos evidenciaron una notable heterogeneidad en los o luego de interactuar con moléculas plasmáticas. Una proteí-
criterios diagnósticos utilizados. Lo antedicho generó una cri- na de fase aguda denominada "LPS binding protein" (LBP) se
sis en la manera de entender y tratar este fenómeno que, a une al lípido A de los LPS. Los LPS-LBP se constituyen en
pesar de cuantiosas inversiones en investigación y terapéuti- ligando de los receptores CD14 que favorece la unión de los

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3. SHOCK 55

LPS a las células endoteliales y la estimula a liberar citocinas isquemia, trauma, shock y sepsis. La fosfolipasa calciodepen-
y moléculas de adhesión. Cuando el complejo LPS-LPB se diente A2 activa su síntesis a partir de fosfolípidos de mem-
conforma y se une al macrófago, la liberación de FNT por brana, por una vía diferente de la de la síntesis de los eicosanoi-
parte de éste es superior a las logradas por la estimulación con des liberados por la ciclooxigenasa y la lipoxigenasa. Entre
LPS solamente. Otra molécula recientemente descubierta, la las numerosas actividades biológicas del FAP se describen:
septina, comparte con la LBP la capacidad de amplificar la broncoconstricción, depresión miocárdica, inducción de
respuesta de macrófagos y monocitos a bajas concentraciones arritmias, disminución del grupo coronario, hipotensión, au-
de LPS. Este fenómeno de sensibilización inducido por LBP y mento de la resistencia vascular sistémica y pulmonar, necrosis
septina parece sugerir la importancia del reconocimiento pre- intestinal, agregación plaquetaria, incremento de la permea-
coz y en bajas concentraciones de LPS en plasma, para gene- bilidad microvascular y liberación de vasodilatadores endóge-
rar una efectiva respuesta a las infecciones por bacterias nos (prostaciclina, ADP y adenosina). Es probable que la pro-
gramnegativas. ducción intestinal local del FAP, determinante de isquemia
Los roles del FNT y de la IL-1 fueron estudiados extensa- y/o necrosis, contribuya a la disfunción orgánica múltiple de
mente. Ambas moléculas han sido detectadas en sangre de se- la sepsis y del shock mediante endotoxemia endógena o trans-
res humanos y animales, durante infecciones bacterianas o lue- locación bacteriana.
go del inoculo de endotoxina, y la administración de Otra importante respuesta humoral es la relacionada con
recombinantes en voluntarios sanos reproduce la clínica de la el sistema de coagulación. El factor XII puede ser activado
sepsis grave y el shock. Sin embargo, los niveles séricos en- por fragmentos de grampositivos, por LPS y por el lípido A de
contrados en estudios clínicos difieren considerablemente, lo los gramnegativos. Activado toma una nueva configuración,
cual hace difícil establecer correlaciones con la clínica. Los transformándose en una proteasa activa capaz de gatillar el
pacientes con meningococemia son una excepción; en ellos sistema de las cininas, activar el factor XI y disparar fenóme-
los niveles de FNT circulante se relacionan directamente con nos de fibrinólisis mediados por plasmina. La bradicinina, de-
la mortalidad. Por otra parte, también se reconoce la capaci- rivada de la fragmentación de la calicreína, es un poderoso
dad moduladora de los antagonistas del receptor de IL-1. Se vasodilatador e hipotensor. El factor XI activado determina
trata de una citocina de fase aguda similar a la IL-1, capaz de consumo de factores y eventualmente coagulación intra-
bloquear el receptor de IL-1 y evitar la activación de las célu- vascular diseminada (CID). CID y fibrinólisis conforman fre-
las blanco. Otro aspecto interesante es el rol protectivo que el cuentemente el escenario hematológico del shock séptico.
FNT y la IL-1 pueden ejercer. Ambas moléculas activan En esta compleja situación fisiopatológica, recientemente
neutrófilos, macrófagos y linfocitos e incrementan la expre- se han logrado progresos notables en lo referente a la com-
sión genética y la liberación de proteínas de fase aguda y de prensión de la disfunción endotelial y al rol de los radicales
factores estimulantes de colonias de granulocitós. En modelos libres del oxígeno en el shock séptico. Ambos aspectos justifi-
experimentales de infección por patógenos intracelulares can por su importancia que se los desarrolle por separado.
{Candida y Legionella), la inhibición del FNT empeora la evo- Disfunción endotelial en el shock séptico. El shock sépti-
lución. En el mismo sentido, bajas dosificaciones de IL-1 y de co constituye una forma de respuesta inflamatoria devastadora
FNT protegen a ratas de inóculos letales de bacterias y de generada por una agresión infecciosa. Se caracteriza —desde
endotoxinas. Otros efectos beneficiosos de ambas moléculas el punto de vista hemodinámico— por hiperdinamia,
están determinados por la liberación de proteínas de fase agu- vasoconstricción esplácnica, caída de la resistencia periférica,
da, de antiproteasas y de otras citocinas con capacidad depresión miocárdica y dependencia del consumo de oxígeno
antiinflamatoria, como IL-4, IL-6 e IL-10, y la "down del transporte. Esta compleja condición circulatoria y me-
regulation" de los receptores de FNT e IL-1. El efecto protec- tabólica se relaciona con diversos mecanismos fisiopatológicos,
tor se expresa también mediante mecanismos de protección entre los cuales, en los últimos años, han adquirido especial
de la injuria tisular, como la inducción de la expresión genética importancia los vinculados con la disfunción endotelial. El de-
de la manganeso superóxido dismutasa y de la ciclooxigenasa. sarrollo de estos conceptos, que aportan nuevas interpretacio-
Este delicado balance entre roles agresivos y roles protectores nes al conflictivo problema del shock séptico, es paralelo a la
de las principales citocinas involucradas debe ser especialmente comprensión de la existencia de un verdadero '"órgano endote-
considerado a la hora de especular sobre eventuales terapéuti- lial", responsable de múltiples funciones endocrinas. Los
cas bloqueantes o inhibidoras. 1500 g de células endoteliales distribuidos estratégicamente
Otro importante aspecto fisiopatológico a tener en cuenta en la economía intervienen activamente en la autorregulación
es el de las respuestas humorales a la infección, entendiendo de ios flujos orgánicos, en condiciones de salud y enferme-
como tales a la activación de las cascadas del complemento y dad.
de la coagulación. La vía clásica es activada por fragmentos Los efectos de las alteraciones estructurales y funcionales
de la pared bacteriana y por anticuerpos y la vía alternativa del endotelio en los cuadros inflamatorios sistémicos, alcan-
por LPS y grampositivos. Las fracciones C3a y C5a inducen zan su mayor expresión clínica en el distress respiratorio, even-
vasodilatación, aumento de la permeabilidad vascular, to frecuente en el shock séptico y la sepsis. En esta situación,
agregación plaquetaria y agregación y activación neutrófila. el aumento de la permeabilidad endotelial genera edema
La posterior liberación de especies reactivas del oxígeno, de intersticial y alveolar, asociado a un aumento de la resistencia
enzimas lisosomales y de derivados del ácido araquidónico vascular pulmonar e hipertensión del pequeño circuito. Esto
exagera el daño endotelial, la vasodilatación y el edema no es más que la visión, especialmente expresiva a nivel
intersticial por lesión capilar. En el shock séptico se han pulmonar, de la endotelitis generada por la cascada inflamatoria
descripto altas concentraciones del complemento sérico acti- de la sepsis. El mismo proceso, cuando se expresa en varios
vado asociadas a la mortalidad. Otro factor humoral de impor- órganos, origina la más temida complicación séptica: el
tancia es el factor de activación plaquetaria (FAP). Se trata de síndrome de disfunción orgánica múltiple.
un potente mediador lipídico inflamatorio, con diversos efec- La cascada de eventos inflamatorios se dispara luego de la
tos en la homeostasis de múltiples órganos en situaciones de liberación de endotoxinas por bacterias gramnegativas o de

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56 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

otros elementos comparables originados en grampositivos, su inducción por corticoides, y libera grandes cantidades de
hongos, parásitos o virus. Estas sustancias generadas en los NO en respuesta a citocinas y lipopolisacáridos bacterianos,
microorganismos activan la liberación de mediadores por par- luego de un período de latencia de 2 a 6 horas. Ambas requie-
te de monocitos, macrófagos y leucocitos activados. Los ren NADPH y tetrahidrobiopterina como cofactores.
neutrófilos liberan elastasas y radicales libres del oxígeno y se El NO activa la guanilato ciclasa soluble luego de unirse a
adhieren al endotelio lesionándolo. Estudios clínicos y expe- su grupo hem, y determina el incremento del GMP cíclico
rimentales han demostrado el secuestro pulmonar de intracelular, lo que ocasiona la relajación del músculo liso
polimorfonucleares en etapas precoces del distress asociado a vascular, en un proceso susceptible de ser bloqueado por el
sepsis, y su recuperación por lavado broncoalveolar, eviden- azul de metileno (inhibidor de la guanilato cilasa) o por análo-
ciando la grave alteración estructural presente en el endotelio. gos de la L-arginina (L-N monometilarginina, por ejemplo).
Entre las citocinas liberadas existen además claras evidencias La administración de análogos en animales ha evidenciado
de que el FNT y las interleucinas 1 y 6 activan receptores aumento de la presión arterial y disminución de los flujos re-
endoteliales e incrementan la permeabilidad capilar, expresión gionales esplácnicos. El NO ejerce también un efecto depresor
endotelial de la respuesta inflamatoria sistémica. Los de la contractilidad miocárdica.
neutrófilos activados liberan, además, leucotrienos y Existen diversas evidencias que relacionan al NO con el
prostanoides, incluyendo tromboxano A2. Las plaquetas, en shock séptico. La incubación de células endoteliales con
respuesta al FAP liberado por monocitos y leucocitos, secretan lipopolisacáridos bacterianos determina una rápida liberación
elementos vasoactivos y quimioatractantes que lesionan el de NO, y en pacientes con shock séptico los metabolitos del
endotelio. Las interacciones citocinas-células endoteliales, la NO en plasma (nitritos y nitratos) están aumentados. Por otra
disfunción endotelial y el aumento de la permeabilidad capi- parte, en numerosos modelos experimentales y en algunos ca-
lar constituyen aspectos centrales del complejo escenario de sos clínicos se ha demostrado aumento de las resistencias
la respuesta inflamatoria sistémica asociada a la infección. vasculares sistémicas y de la presión arterial media luego de
El endotelio ha sido considerado tradicionalmente como la utilización de inhibidores de la NOS, en condiciones de
una estructura inerte desde el punto de vista fisiológico, sólo hipotensión refractaria a drogas vasoconstrictoras. Las
relacionada con funciones de barrera. Sin embargo, actualmente endotoxinas, el FNT y la IL-1 activan a la NOS "inducible" en
se lo reconoce como un tejido metabólicamente activo y con endotelio y músculo liso vascular, en tanto que los pacientes
múltiples funciones. Algunas de ellas se relacionan con el tratados con IL-2 (en protocolos oncológicos experimentales)
mantenimiento de la permeabilidad vascular y de la fluidez excretan grandes cantidades de metabolitos del NO.
sanguínea. En ese sentido, las células endoteliales sintetizan y Otro aspecto fundamental de la fisiopatología endotelial
liberan diversas sustancias anticoagulantes y antitrombóticas. es el relacionado con los factores vasoconstrictores derivados
Entre éstas se encuentran la trombomodulina, que se une a la del endotelio. En 1988 se aisló un polipéptido de 21 aminoáci-
trombina disminuyendo su afinidad por el fibrinógeno, y el dos con poderosa acción vasoconstrictora, al que se denominó
activador tisular del plasminógeno, que cataliza la conversión endotelina. Poco después se reconoció que, en realidad, se tra-
del plasminógeno en plasmina responsable de la lisis de los taba de tres moléculas similares en el número de aminoácidos,
coágulos de fibrina. Las células endoteliales sintetizan ade- pero ligeramente diferentes en su secuenciación. Se las deno-
más moléculas de tipo heparínico, que contribuyen a la minó endotelina 1, 2 y 3 (ET-1, ET-2, ET-3), respectivamente,
inactivación de la trombina circulante. Por otra parte, la sínte- y en 1990 se individualizó una enzima "endotelino-converti-
sis y liberación de prostaciclina y óxido nítrico endotelial tie- dora". En el caso de la ET-1 (la más estudiada de las tres
nen efecto antitrombótico, dada su capacidad vasodilatadora e endotelinas), se sabe que su acción vasoconstrictora se ejerce
inhibidora de la agregación plaquetaria. mediante el incremento de las concentraciones de calcio
En lo referente a la respuesta inflamatoria, el endotelio intracelular, en relación con la activación de la fosfolipasa C,
juega un rol importante en los fenómenos tempranos no espe- que determina aumento en la síntesis de inositol trifosfato y
cíficos mediados por histamina y bradicinina, y en la adherencia diacilglicerol. Es probable también que la proteína quinasa C
y migración de neutrófilos, siendo este último proceso conse- sea el segundo mensajero del proceso de vasoconstricción
cuencia de la expresión de un grupo de glucoproteínas endote lino-dependiente.
adhesivas denominadas selectinas. La síntesis y liberación de endotelinas ha sido demostrada
Otro aspecto central de las relaciones del endotelio con el en relación con diferentes estímulos. Entre otros, se recono-
shock séptico pasa por comprender sus funciones relaciona- cen como activadores del sistema a la adrenalina, a la
das con la regulación del tono vascular. En 1980, Furchgott angiotensina II, a la trombina, a la hipoxia, a las endotoxinas y
concluyó un experimento fundamental en anillos de aorta de a diferentes estímulos mecánicos sobre la luz vascular. Los
conejo aislados. Demostró que la vasodilatación inducida por acúmulos plaquetarios y el tromboxano A2 también favorecen
acetilcolina sólo se expresaba en presencia de endotelio intac- la síntesis de estas moléculas. Hay acuerdo en considerar a las
to. Propuso entonces la existencia de un factor de relajación endotelinas como factores principales en la regulación de los
endotelial, que posteriormente fue identificado como el óxido flujos locales y sistémicos en condiciones de salud y enferme-
nítrico (NO). El NO es un radical libre de bajo peso molecular dad. Su acción vasoconstrictora ha sido demostrada en diver-
y muy breve vida media (pocos segundos), sintetizado a partir sas especies animales y en el hombre, y la respuesta
de un aminoácido semiesencial, la L-arginina, por una enzima hemodinámica a la infusión intravenosa se caracteriza por
denominada NO sintetasa (NOS) en una reacción que puede hipotensión transitoria seguida por hipertensión sostenida. En
ser inhibida por análogos de la L-arginina. Se han identificado el caso particular del shock séptico, el incremento de su libe-
diversos genes relacionados con la NOS y ésta existe en dos ración y de sus concentraciones plasmáticas está demostrado
formas. Una forma es la conocida como "constitutiva", calcio en diversos modelos experimentales y en casos clínicos. Es
y calmodulina dependiente, y responsable del tono vasodi- probable que los niveles séricos se correlacionen con la mor-
latador basal; y otra denominada "inducible", que es calcio y talidad en el shock séptico. El carácter distributivo del shock
calmodulina independiente. Esta última puede ser inhibida en séptico, determinado entre otros elementos por la coexisten-

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3. SHOCK 57

cia de vasoconstricción esplácnica y vasodilatación sistémica, incorporar un electrón forma agua. Por su parte, los neutrófilos
puede explicarse por el aumento simultáneo de la liberación y las células endoteliales pueden también producir óxido
de endotelinas vasoconstrictoras y de óxido nítrico vasodila- nítrico, otro radical libre que reacciona con el superóxido para
tador. formar peroxinitrito, el que es tóxico por sí mismo o puede
El endotelio influye también en la regulación del tono descomponerse a radical hidroxilo. Cuando la capacidad
vascular en condiciones fisiológicas y de infección, mediante oxidante de las sustancias mencionadas supera a las defensas
la liberación de prostanoides derivados del ácido araquidónico, antioxidantes, se produce estrés oxidativo. Entre los mecanis-
por la vía de la ciclooxigenasa. El principal de estos mediado- mos antioxidantes conocidos se identifican diversas enzimas.
res es la prostaciclina, que ejerce su acción vasodilatadora Las tres más importantes son la superoxidodismutasa, la
mediante la activación de la adenilatociclasa, incrementando catalasa y la glutatión peroxidasa. La superoxidodismutasa
el AMP cíclico intracelular. Otro derivado del ácido cataliza la dismutación del anión superóxido a peróxido de
araquidónico por la misma vía enzimática es el tromboxano hidrógeno, y la catalasa reduce el peróxido de hidrógeno a
A2, un potente vasoconstrictor (relacionado con la hipertensión agua. La glutatión peroxidasa existe en dos formas: una que
pulmonar de la sepsis) y responsable también del aumento de contiene selenio en su molécula y cataliza la reducción del
la permeabilidad capilar. peróxido de hidrógeno y de los hidroperóxidos lipidícos, y otra
Todo el fenómeno séptico puede entenderse como una cas- que no contiene selenio y cataliza solamente la reducción del
cada de eventos bioquímicos en la que cada componente o peróxido de hidrógeno. Existen también antioxidantes endóge-
mediador que interviene amplifica la respuesta inflamatoria. nos no enzimáticos, que pueden ser divididos en compuestos
Estas complejas interacciones y sus efectos determinan el gra- de fase lipídica y compuestos de fase acuosa. Entre los prime-
do de lesión endotelial, y su consecuencia, el daño tisular. Es- ros se incluye al alfa-tocoferol y al beta-caroteno, que actúan
quemáticamente el proceso puede entenderse de la siguiente directamente como "scavengers" de radicales libres, protegien-
forma: luego de la exposición a endotoxinas u otros elementos do las membranas celulares de la lipoperoxidación. Los com-
microbianos, los macrófagos activados liberan citocinas. El puestos de fase acuosa están representados por la vitamina C,
FNT y las IL-l y 2 son capaces de dañar el endotelio e los uratos, la bilirrubina, la cisteína, la ceruloplasmina, la
incrementar su permeabilidad, así como de activar a los transferrina y la albúmina. Al parecer, este grupo también ejerce
neutrófilos y a las células endoteliales facilitando su adhesión. su acción protectora funcionando como "scavengers" (recolec-
Simultáneamente, los macrófagos y las células endoteliales tores de basura).
sintetizan y liberan NO, endotelinas y prostanoides En la sepsis grave, este complejo equilibrio bioquímico
disregulando el tono vasomotor y deprimiendo la contractilidad entre sistemas oxidantes y antioxidantes se altera, en relación
miocárdica. Las plaquetas activadas por el FAP y las cascadas con la activación de grandes cantidades de neutrófilos y
de la coagulación descontroladas pueden complicar la situa- macrófagos, lo que resulta en una excesiva generación de ra-
ción con coagulación intravascular y fibrinólisis. dicales libres. Estos, una vez superadas las defensas, atacan a
La comprensión de la fisiopatología de la disfunción diversos componentes celulares, siendo sus blancos preferi-
endotelial asociada al shock séptico ofrece algunas posibili- dos lípidos, proteínas y ácidos nucleicos. Los componentes
dades terapéuticas interesantes, pero que todavía no han supe- lipidícos de las membranas celulares y de las organelas son
rado la etapa experimental. En este sentido es atractiva la po- frecuentemente dañados por la lipoperoxidación de ácidos
sibilidad de inhibir la síntesis de NO mediante la utilización grasos poliinsaturados, proceso que desorganiza la fisiología
de análogos de la L-arginina, intentando superar la de las membranas y puede ocasionar la muerte celular. El mis-
vasodilatación refractaria del shock séptico. Los inhibidores mo proceso puede generar nuevos productos tóxicos oxidantes,
de la NO sintetasa que se han utilizado son los siguientes: N- capaces de gatillar en forma de cascada el daño tisular, en la
monometil-L-arginina (L-NMMA); N-nitro-L-arginina metil medida en que los electrones reactivos pasen de molécula en
éster (L-NAME); N, N-dimetil-L-arginina (ADMA); N-amino- molécula. Este fenómeno es especialmente visible en el distress
L-arginina; aminoguanid* t>,y L-N-iminoetil-ornitina(L-NIO), respiratorio asociado a la sepsis y al shock, condición en la
Las moléculas mencionadas corrigen en modelos experimen- cual el pulmón infiltrado de neutrófilos activados se lesiona
tales la hipotensión arterial, elevando la resistencia periférica, de manera precoz y muy evidente clínicamente; pero también
pero no modifican la mortalidad. Su utilidad se ve limitada es muy importante en otros órganos que sufren el estrés
porque al inhibir tanto a la NO sintetasa inducible como a la oxidativo de manera menos expresiva. Esta sobreproducción
constitutiva, determinan el agravamiento del hipoflujo de radicales puede también ocurrir en órganos con bajo grado
esplácnico endotelino dependiente. de infiltración neutrófila, como por ejemplo el hígado, donde
Radicales libres. Existen diversas evidencias de que los el fenómeno se atribuye a la producción mitocondrial.
radicales libres del oxígeno pueden tener responsabilidad en Perfil hemodinámico. La caracterización del perfil
el daño tisular de la sepsis y el shock séptico. Se considera un hemodinámico del cuadro pudo definirse luego de una etapa
radical libre a una molécula con uno o más electrones no de controversias en la que contribuyó a la confusión la fre-
apareados en su orbital externo. En esta condición, las molé- cuente hipovolemia que los enfermos sépticos presentan en
culas son muy inestables y altamente reactivas. Bajo determi- etapas iniciales. Compensado este factor mediante reposición,
nadas circunstancias, el oxígeno puede dar origen a metabolitos es evidente que la gran mayoría de los casos cursan con volu-
reactivos capaces de generar daño tisular. Los metabolitos tóxi- men minuto elevado, taquicardia y baja resistencia periférica.
cos del oxígeno se originan en el proceso de reducción Está claro además que a pesar de la hiperdinamia, las fraccio-
secuencial del 0 2 al agua. La reducción univalente del 0 2 ge- nes de eyección ventriculares izquierda y derecha están dis-
nera el radical anión superóxido que se dismuta espontánea- minuidas y los volúmenes de ambos ventrículos aumentados.
mente a peróxido de hidrógeno y oxígeno. En presencia de Este interesante fenómeno es transitorio y, superado el shock,
ciertos metales (hierro, cobre o manganeso) o de hemopro- los volúmenes y la contractilidad se normalizan. En la tabla
teínas, el superóxido y el peróxido de hidrógeno dan origen al 3-7 se ejemplifican los patrones hemodinámicos típicos de la
radical hidroxilo, que es extremadamente reactivo y que al fase aguda y de recuperación del shock séptico.

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58 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

Tabla 3-7. Performance cardiovascular en fase aguda námica y respiratoria. El apoyo debe comenzar con expansión
y de recuperación del shock séptico mediante la infusión rápida de cristaloides o coloides intrave-
(Modificado de Parrillo y Palmer)
nosa, en tanto se monitorean indicadores clínicos de perfusión
y diuresis horaria y eventuales signos de sobrehidratación o
Fase aguda Recuperación hipervolemia. De no ser efectivas estas medidas se recurrirá a
agentes vasoactivos, cuya dosificación debe ser de menor a
Presión arterial media 40 mmHg 75 mmHg mayor, intentando titular la menor dosificación con la que se
recuperan condiciones de perfusión normales. De no lograrse
Presión venosa central 2 mmHg 5 mmHg compensar el cuadro, o de existir dudas diagnósticas o de in-
Volumen minuto
terpretación fisiológica, debe instrumentarse el monitoreo
11,25 1/min 5,25 1/min
hemodinámico del pequeño circuito, mediante el uso de
Frecuencia cardíaca 150/min 70/min catéteres de Swan-Ganz.
Los fármacos que pueden utilizarse son la dopamina, la
Volumen sistólico 75 ml 75 mi dobutamina, la epinefrina y la norepinefrina. El objetivo de la
5
compensación hemodinámica es restituir una adecuada
Resistencia vascular 270 dinas, seg/cm 1067 dinas, seg./cm5 oxigenación tisular y revertir los trastornos secundarios a la
sistémica hípoxia tisular. La cuestión referente a si el transporte de oxí-
geno debe o no incrementarse por encima de sus valores nor-
Fracción de eyección 33% 60%
males permanece todavía como un tema de controversia. Pro-
bablemente llevar el transporte a valores supranormales sea
un método ineficaz para resolver un problema que básicamen-
Otro aspecto importante son las características periféricas te es distributivo. El flujo incrementado se orientará
de la hemodinamia del cuadro. Al ya mencionado decremento preponderantemente hacia órganos ya sobreperfundidos y no
de la resistencia vascular se le agregan la disminución de la hacia los territorios vasocontraídos. La posibilidad de preve-
utilización de oxígeno periférica y de otros nutrientes y dife- nir o revertir este fenómeno esplácnico hipoperfusivo mediante
rencias arteriovenosas de oxígeno pinzadas, indicadoras de que drogas adecuadas es probablemente uno de los más valiosos
el oxígeno no alcanza a las células o que de llegar a ellas no se objetivos a lograr en investigaciones futuras.
lo utiliza en forma apropiada. La naturaleza de este comporta-
Posibilidades terapéuticas futuras. Las nuevas posibili-
miento no se conoce, hasta la fecha, adecuadamente,
dades terapéuticas surgen de avances en el conocimiento de la
sugiriéndose que podría deberse a la hipoperfusión de territo-
fisiopatología del shock séptico, e intentan aportar fármacos
rios vasocontraídos o a subutilización por depresión metabólica
capaces de neutralizar o inhibir a las toxinas bacterianas y a
celular. La discordancia en la respuesta de diferentes lechos
mediadores potencialmente peligrosos. Las propuestas son
vasculares está demostrada, conformando un panorama en el
interesantísimas, aunque a la fecha no se han traducido toda-
que predomina la vasodilatación que, sin embargo, coexiste
vía en medicamentos capaces de modificar la evolución. Los
con vasoconstricción esplácnica. Esto determina otro aspecto
tratamientos "antiendotoxina" constituyen uno de los campos
característico del shock séptico, cual es su condición
más interesantes. Las endotoxinas son lipopolisacáridos cons-
distributiva.
tituyentes de la pared externa de las bacterias gramnegativas
Tratamiento. Las medidas terapéuticas habituales para el capaces de inducir respuestas inflamatorias protectoras o un
tratamiento del shock séptico incluyen el uso de antibióticos, grave daño multiorgánico cuando están presentes en cantida-
el drenaje quirúrgico de los focos y los procedimientos de sos- des excesivas. Diversas propiedades inmunoquímicas especí-
tén vital hemodinámicos y respiratorio. ficas se han asociado con diferentes componentes de la molé-
La elección de la terapia antibiótica depende del sitio de la cula de endotoxina. La cadena lateral de polisacáridos varía
infección sospechada o probada, de las condiciones del hués- entre las diferentes bacterias y >s determinante de su
ped y de las probabilidades de contaminación con microorga- especificidad antigénica, encontrándose expuesta en la super-
nismos antibiótico-resistentes. En términos generales, en un ficie externa del microorganismo. El núcleo de oligosacáridos
paciente en el que no se objetiva con claridad el foco, debe y el lípido A constituyen parte de la pared celular y sus estruc-
considerarse una cobertura que incluya Staphylococcus aureus turas moleculares son similares en todos los gramnegativos.
y enterobacilos gramnegativos como E. coli y Klebsiella sp. La cadena lateral carece de toxicidad, en tanto el lípido A es
Si el huésped es inmunocomprometido deben usarse anti- altamente tóxico cuando se lo administra experimentalmente.
bióticos activos sobre Pseudomonas aeruginosa. En infeccio- Estos conocimientos determinaron el desarrollo de diferentes
nes abdominales, ginecológicas o necrotizantes de tejidos blan- líneas de investigación que probaron la eventual utilidad de
dos debe sospecharse la presencia de anaerobios {Bacteroides anticuerpos contra la cadena lateral de la endotoxina,
fragilis, por ejemplo). Las infecciones nosocomiales o de las monoclonales contra el núcleo y el lípido A, péptidos y
salas de terapia intensiva suelen corresponder a endemias lo- lipoproteínas neutralizantes de la endotoxina y derivados del
cales por gérmenes multirresistentes como enterobacterias y lípido A inductores de tolerancia. A pesar de lo atractivo de la
estafilococos meticilino-resistentes. propuesta teórica y de ensayos experimentales optimistas, di-
El drenaje quirúrgico o percutáneo de las colecciones, así versos protocolos clínicos no han demostrado hasta la fecha
como el completo desbridamiento y resección de las áreas beneficios en pacientes.
necróticas, debe implementarse lo antes posible. Si el foco Otro campo novedoso es el de las terapéuticas "anticito-
susceptible de drenaje es el responsable de la inestabilidad clí- cinas". Las citocinas son péptidos reguladores de la amplitud
nica, es poco probable que el hecho de postergar la cirugía y duración de la respuesta inflamatoria y en la sepsis han sido
esperando beneficios del tratamiento médico ayude en la evo- estudiadas extensamente, en especial el FNT y la IL-1. Ambas
lución. se detectan elevadas y son responsables tanto de respuestas
Es esencial además la inmediata estabilización hemodi- beneficiosas como perjudiciales. Probablemente el fracaso de

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3. SHOCK 59

varios ensayos clínicos con anticuerpos monoclonales especí- punto, funciones que además de patogénicas son también de-
ficos en lo referente a mortalidad, se deba al bloqueo de las fensivas. Otro aspecto controvertido es el momento en que
respuestas adecuadas inducido por los agentes anti-FNT y anti- deben suprimirse y también el hecho de que los monofármacos
IL-1. antimediadores sólo bloquean un aspecto de la cascada de even-
La función neutrofila es también un objetivo de interés. Se tos inflamatorios de la sepsis grave y del shock séptico.
han investigado anticuerpos monoclonales anti CD11/18, un
receptor de la superficie celular que regula la adhesión BIBLIOGRAFÍA
neutrofilo-endotelio (primer paso de la migración hacia el in- (done by 007)
tersticio). La bibliografía hasta el momento es contradictoria, Biancolini CA: Shock hipovolémico. En Pacin J (ed.): Terapia Inten-
no pudiendo discriminarse todavía en qué situaciones serían siva, 2a ed. Panamericana, Buenos Aires, 1995, p. 293-296.
beneficiosos y en cuáles no. Gherardi C y Del Bosco CG: Sepsis. En Pacin J (ed.):Terapia Inten-
siva, 2a ed. Panamericana, Buenos Aires, 1995, p. 264-279.
La inhibición de la sobreproducción endotelial de óxido Goldberg RJ, Gore IM, Alpert IS et al.: Cardiogenic shock after
nítrico mediante la utilización de análogos de la L-arginina se myocardial inf arction: incidence and mortality from a community-
ha propuesto como útil en la hipotensión asociada a sepsis. Su wideperspective, 1975 to 1988. N. Engl. I. Med. 325:1117-1122,
efectividad hemodinámica es clara; sin embargo, no se tradu- 1991.
ce en disminución de la mortalidad, probablemente porque KollefM and Goodenberger D: Critical care and medical emergencies.
cierto tono vasodilatador basal es necesario para mantener la In Ewald GA and McKenzie CR (eds.): Manual of Medical
perfusión visceral, en una situación como el shock séptico en Therapeutics, 2^ ed. Little, Brown Co., Boston, 1995, p. 190-
la que también están incrementados mediadores vasocons- 194.
trictores poderosos (endotelina, por ejemplo). Parrillo IE: Pathogenic mechanisms of septic shock. N. Engl. J. Med.
328:1471-1477, 1993.
Es razonable suponer que las dificultades de los tratamien- Walley KR and Wood DL: Shock. In Hall JB, Schmidt GA and Wood
tos antedichos para encontrar un espacio en la terapéutica clí- LD (eds.): Principies of Critical Care. McGraw-Hill, New York,
nica se deban a lo problemático que resulta inhibir, en su justo 1992, p. 1393-1416.

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Eduardo F. Danguise de cuerpos extraños o contaminación fecal. Incluye a las ope-
raciones de visceras perforadas o de órganos inflamados con
Definición. Corresponde al conjunto de cuadros anatomo- presencia de pus, o cuando se seccionan tejidos limpios para
clínicos resultantes de la invasión del organismo por bacte- tener acceso a una colección de pus.
rias, hongos y virus, que determinan procesos inflamatorios Esta clasificación esquemática es imprecisa por necesidad,
localizados o generalizados y que son pasibles casi siempre porque es imposible reconocer en el momento de la operación
de un tratamiento combinado medicoquirúrgico. si los microorganismos están presentes, ya que los cultivos
requieren 1 -2 días para conocer el resultado, y de efectuarse
una coloración de Gram, ésta tiene limitada sensibilidad (>105-
Fisiopatología de la infección del sitio quirúrgico 106 microorganismos/ml). La incidencia esperada de infección
de herida es relativamente baja (1-4 %) para clase 1, levemente
Se define al sitio quirúrgico como el lugar anatómico que alta (4-10 %) para clase 2 y muy alta (> 10-35 %) para clases
involucra la intervención quirúrgica desde la incisión en la 3 y 4.
piel hasta el órgano y los tejidos vecinos donde se efectúa la Los microbios que contaminan la herida quirúrgica y pue-
cirugía propiamente dicha. Por esta razón, la herida o sitio den provocar infección provienen de distintos lugares: 1) su-
quirúrgico puede ser dividido en tres compartimientos: dos perficie externa del huésped, piel o mucosa, donde se efectúa
incisionales (superficial y profundo) y la zona de órganos y la herida superficial; 2) microflora autóctona de la viscera co-
cavidades. La incisión superficial comprende la piel y el teji- rrespondiente; 3) contaminación exógena del ambiente o per-
do celular subcutáneo, y la profunda, la aponeurosis y el pla- sonal quirúrgico debido a una ruptura de la técnica quirúrgica
no muscular, mientras que la zona de órganos y cavidades abar- aséptica, o 4) combinación de esos lugares. La infección qui-
ca cualquier sitio anatómico, distinto del incisional, que haya rúrgica subsecuente a las heridas tipo 1, en las cuales las visce-
sido abierto o manipulado durante el acto quirúrgico. ras no son comprometidas, es causada por microflora de la
La infección puede ocurrir en alguno de los tres comparti- piel (Staphylococcus aureus, S. epidermidis, Streptococcus
mientos o en combinaciones de ellos y es la consecuencia de pyogenes y otros estreptococos). Gérmenes gramnegativos,
la ruptura de la función de barrera creada por la herida en sí como Escherichia coli, son responsables de un pequeño nú-
misma, asociada con la invasión de microorganismos a un com- mero de estas infecciones. En los casos de infecciones de la
partimiento corporal que normalmente es estéril. clase 2, los gérmenes recuperados son de ambos tipos (75 a
La propensión de una herida quirúrgica a convertirse en 85 %), aunque más frecuentemente corresponden a los de la
infectada está determinada por varios factores: magnitud del viscera en cuestión. Por ejemplo, operaciones efectuadas so-
inoculo y tipo de microorganismos contaminantes, y activi- bre. el íleon o el colon están asociadas con un alto porcentaje
dad de las defensas locales y sistémicas del huésped. Dado de infección de herida, comparada con cirugía limpia. Gérme-
que es dificultosa la evaluación de esos factores prospectiva- nes entéricos gramnegativos aerobios como E. coli y Klebsiella
mente, las heridas quirúrgicas son clasificadas de manera em- pneumoniae, y anaerobios como Bacteroides fragilis, Bacte-
pírica según el probable grado de contaminación en: roides spp. u otros anaerobios aislados son los responsables
Clase 1 limpia: cirugía electiva, cerrada en forma prima- de esas infecciones.
ria y sin drenajes, no se entra en los tractos respiratorio, La infección de la herida ocurre como consecuencia de la
genitourinario y gastrointestinal, bajo riesgo de contaminación contaminación microbiana durante el curso de la cirugía y se
endógena, sin ruptura de la técnica aséptica, no traumática y completa con el desarrollo bacteriano después del cierre de la
sin inflamación presente. incisión. Para que esto ocurra, una multivariedad de factores
Clase 2 limpia contaminada: cirugía no traumática, con- promueven el desarrollo bacteriano dentro de la herida, los
tacto con mucosas de los aparatos mencionados, con mínima cuales comienzan a actuar desde el preoperatorio (abrasiones
contaminación, mínimos errores en la técnica aséptica, sin evi- de la piel por rasurado inadecuado preoperatorio, tiempo
dencias de inflamación o infección en los tejidos involucrados. operatorio prolongado, excesiva pérdida de sangre durante la
Clase 3 contaminada: contacto con mucosas con amplia operación, formación de hematomas, infección concomitante
contaminación, fallas importantes en la técnica, herida trau- en un sitio distante a la herida quirúrgica, etc.), por lo cual la
mática reciente (menos de 4 horas de evolución), inflamación vasta mayoría de medidas profilácticas empleadas en la pre-
presente. vención de la infección quirúrgica, muchas de las cuales per-
Clase 4 sucia: heridas traumáticas de más de 4 horas de manecen aún hoy en el empirismo, están dirigidas a disminuir
evolución, con retención de tejidos desvitalizados, presencia el grado de contaminación microbiana en la herida operatoria.

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4. INFECCIÓN EN CIRUGÍA 61
(done by 007)

Los microorganismos que entran en el campo quirúrgico, nor- fensa locales (macrófagos) y con los reclutados en la herida
malmente estéril, encuentran una variedad de defensas endóge- (leucocitos polimorfonucleares, neutrófilos, complemento,
nas del huésped, que explican el porqué de la relativa baja anticuerpos), los cuales reducen el número de bacterias y pre-
incidencia de la infección de la herida operatoria. Estas defen- vienen su proliferación impidiendo que se establezca la infec-
sas son: 1) barreras físicas; 2) defensas inmunológicas como ción. La inmunosupresión o un inadecuado nivel tisular de
las inmunoglobulinas, sistema del complemento y citoquinas; antibióticos o su empleo para gérmenes resistentes puede fa-
y 3) fagocitos. La piel en sí misma y el tejido celular subcutá- vorecer el desarrollo de infección aun con un bajo inoculo bac-
neo actúan como una barrera física para prevenir la entrada y teriano. Por otra parte, incluso en un huésped normal, el anti-
subsecuente difusión de gérmenes dentro de la herida y teji- biótico puede no ser suficiente para evitar el desarrollo de una
dos circundantes. Normalmente los tejidos contienen un bajo infección si el inoculo bacteriano es extremadamente grande.
nivel de inmunoglobulinas que actúan directamente contra una
variedad de bacterias patógenas grampositivas y gramnega-
tivas. También están presentes pequeñas proporciones de com- Etiología
ponentes del complemento. La fagocitosis está determinada
por la presencia de macrófagos y leucocitos polimorfonu- Microorganismos productores de infección quirúrgica.
cleares. Los primeros actúan fagocitando microbios que en- Este capítulo no intenta efectuar una revisión completa de la
tran en el campo quirúrgico normalmente estéril y, por lo tan- extensa variedad de patógenos responsables de infecciones
to, representan la primera línea de defensa del huésped en quirúrgicas, sino que enfoca a una amplia clasificación que
muchas zonas del cuerpo. A medida que el proceso de injuria resulta útil en la organización del vasto número de datos
va progresando, se activan tanto el sistema del complemento evaluables concernientes al tema. Las bacterias son genérica-
como la cascada de la coagulación estimulando la respuesta mente divididas en dos grupos, aerobias y facultativas, por un
cicatrizal e inflamatoria. Posteriormente, proteínas séricas lado, y anaerobias, por el otro, a su vez agrupadas en cocos y
(fracciones del complemento, inmunoglobulinas, fibrinógeno) bacilos grampositivos y gramnegativos
y otras sustancias entran en la superficie de la herida en res- Cocos grampositivos. Los cocos grampositivos de impor-
puesta a la injuria en sí misma y esta respuesta es aumentada tancia quirúrgica son el estafilococo y el estreptococo. Los
por la presencia de microorganismos patógenos. Las fraccio- estafilococos están divididos en coagulasa-positivos y coagu-
nes del complemento representan una importante defensa del lasa-negativos. Se presentan aislados, en pares, en racimos o
huésped, tanto a nivel celular como inactivando directamente en cadenas cortas. Crecen con facilidad en agar-sangre, su
por medio de lisis a los microorganismos. Primeramente, las desarrollo más característico ocurre en aerobiosis y las colo-
fracciones C3a y C5a durante la activación de esta cascada nias son de tamaño pequeño a moderado. Su actividad hemo-
contribuyen a incrementar marcadamente la permeabilidad lítica es variada y algunas cepas pueden presentar una corona
vascular, y C5a funciona como un leucocito polimorfonuclear de hemolisis.
y un macrófago. La activación de macrófagos y linfocitos T Los estafilococos coagulasa-positivos corresponden a
da lugar a la secreción de diversas citoquinas (interleuquina 1, Staphylococcus aureus y son los patógenos más comunes aso-
interleuquina 6, interleuquina 8, factor de necrosis tumoral a, ciados con infecciones de heridas no sujetas a contaminación
factor transformador de crecimiento y otros), con función endógena. En esta década, la mayoría de los estafilococos
reguladora de la respuesta inflamatoria, que causa futuros re- coagulasa-positivos deben ser considerados resistentes a la
clutamientos de leucocitos polimorfonucleares y macrófagos penicilina y requieren tratamiento con antibióticos penicini-
adicionales, incrementando la fagocitosis y la actividad lasarresistentes. El extenso uso de antibióticos betalactámicos
bactericida de las células que se encontraban previamente en penicilinasarresistentes en las últimas dos décadas ha provo-
el sitio de la herida. cado la emergencia de estafilococos dorados meticilinorre-
El complejo C3b ubicado sobre una superficie antigénica sistentes (EAMR). Estos microorganismos no tienen intrínse-
realza la opsofagocitocis, y el complejo C5b-9 sobre una mem- camente mayor patogenicidad que los otros estafilococos, pero
brana provoca la lisis después de la formación de aberturas en son más difíciles de tratar por su resistencia a los antibióticos.
la membrana celular. Los leucocitos polimorfonucleares están La prevalencia de EAMR varía considerablemente por regio-
presentes dentro del flujo sanguíneo, pero solamente en pe- nes geográficas. Son especialmente comunes en casos de
queño número dentro del tejido; entran en el área de infección endocarditis asociadas con el uso de drogas endovenosas. De-
por diapédesis, después del estímulo quimiotáctico son atra- ben ser tratados con vancomicina o un agente similar.
pados por macrófagos y provocan el colapso bacteriano con la El estafilococo coagulasa-negativo (Staphylococcus epider-
producción de N-formipéptidos y activación del sistema del midis), habitualmente encontrado en la flora normal de la piel,
complemento. Este proceso de reclutamiento generalmente fue considerado por muchos años contaminante e incapaz de
insume varias horas y coincide con el período crítico durante provocar una enfermedad grave. Sin embargo, estudios clíni-
el cual ocurre el interjuego entre la proliferación bacteriana y cos serios han demostrado lo contrario, y es frecuente hallarlo
la eliminación de la infección por las defensas del huésped. en pacientes que han sufrido trauma o procedimientos quirúr-
Estudios experimentales han demostrado que la causa de gicos complejos y en quienes tienen dispositivos intravascu-
infección de la herida está relacionada con diversos factores, lares. Son los microorganismos más comunes recuperados en
de los cuales el más importante es la magnitud del inoculo la bacteriemia nosocomial, endocarditis, infecciones protésicas,
bacteriano; de tal manera que heridas contaminadas con más prótesis vasculares y mediastinitis posquirúrgicas. La mayo-
de 105 microorganismos frecuentemente desarrollan infección. ría de los estafilococos coagulasa-negativos son meticilinorre-
No obstante, no debe sorprender que enfermedades asociadas sistentes, y de indicarse una terapia empírica, debería ser con
con inmunosupresión o mala perfusión tisular, que impiden la vancomicina.
actividad de las defensas locales del huésped, se vinculan tam- Las especies de estreptococos comprenden el estreptococo
bién con un alto porcentaje de infección de la herida. Los (3-hemolítico, S. pneumoniae, α-hemolítico y enterococo. Las
antibióticos actúan en conjunción con los mecanismos de de- primeras tres especies son sensibles a la penicilina G y la ma-

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62 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

yoría de los otros antibióticos beta-lactámicos. El estreptococo rosas dentro del tracto gastrointestinal normal incluida la boca.
p-hemolítico, recuperado con poca frecuencia de las infeccio- Resultaría simplista definirlas hoy como las que se desarro-
nes de heridas de partes blandas, puede por sí solo causar in- llan en medios desprovistos de oxígeno y requieren un bajo
fecciones amenazantes para la vida. Streptococcus pneumoniae potencial redox. Según Smith, los gérmenes anaerobios pue-
es el germen más común de neumonía adquirida en la comuni- den definirse por tres características básicas: 1) crecen mejor
dad, pero es el patógeno menos frecuente en pacientes qui- en ausencia de aire que en su presencia; 2) son incapaces de
rúrgicos hospitalizados. El estreptococo α-hemolítico (S. viri- multiplicarse a partir de un pequeño inoculo, salvo que el po-
dans), comúnmente encontrado en las mucosas y en la piel, tencial de oxidorreducción del medio sea bajo; 3) mueren en
puede ser recuperado de la cavidad peritoneal después de per- contacto transitorio con el oxígeno atmosférico.
foraciones gastrointestinales altas, pero raramente se lo en- Se las puede clasificar sobre la base de su capacidad de
cuentra como principal agente causal en infecciones quirúrgi- esporular, su morfología, su manera de colorearse con el mé-
cas significativas. todo de Gram y sus características ecológicas. Existen tam-
La importancia del enterococo en la infección quirúrgica bién clasificaciones de tipo mixto en que se tienen en cuenta
es controvertida. Comúnmente se lo obtiene integrando una dos o más de las características anteriores.
flora mixta en infecciones intraabdominales, y es raro aislarlo Se admiten cuatro grupos que se adaptan bastante bien a la
solo. En modelos animales de infección, el enterococo clara- clínica:
mente puede incrementar la virulencia de otras bacterias. La • Grupo de los clostridios.
bacteriemia por este microorganismo en asociación con una • Grupo de los bacteroides.
infección quirúrgica indica serio compromiso de las defensas • Grupo de los cocos anaerobios estrictos.
del huésped y constituye un signo de grave pronóstico por sí • Grupo de las corinebacterias.
mismo. Claramente es causa de enfermedad severa en los Según su crecimiento y desarrollo en presencia de oxíge-
tractos biliar y urinario y probablemente contribuye a aumen- no, se distinguen:
tar la morbilidad y mortalidad en pacientes de alto riesgo con 1) Anaerobios estrictos: incapaces de crecer en placas de
serias enfermedades de base o tratamientos que comprometen agar en presencia de niveles de oxígeno superiores al 0,5 %.
las defensas del huésped. Contribuye a la significancia patógena 2) Anaerobios moderados: especies capaces de crecer en
del enterococo la relativa resistencia a la antibioticoterapia. presencia de concentraciones de oxígeno de 2-8 %, y que pue-
Un solo antibiótico puede resultar poco seguro para erradicar den sobrevivir 60-90 minutos en el aire atmosférico sin pérdi-
infecciones profundas o bacteriemia, y es más confiable la da de viabilidad apreciable.
asociación antibiótica de gentamicina con alguna ampicilina 3) Microaerófilos: capaces de crecer en un medio de culti-
(u otra penicilina de generación avanzada) o vancomicina. vo con una atmósfera de C 0 2 del 10 % y de sobrevivir algunas
Bacilos aerobios facultativos. Gran variedad de bacilos horas en el aire atmosférico; pueden recuperarse en cultivos
gramnegativos están asociados con infecciones quirúrgicas. cuando se siembran.
Muchos de ellos están incluidos en la familia de las enterobac- 4) Aerotolerantes: una vez cultivados pueden permanecer
teriáceas y comprenden los géneros Escherichia, Proteus y viables en presencia de oxígeno por muchas horas.
Klebsiella. Son considerados juntos porque es relativamente En líneas generales admitimos que las infecciones por
común encontrarlos así en infecciones quirúrgicas y, además, anaerobios son producidas por dos grandes grupos de gérme-
porque son relativamente sensibles a una amplia variedad de nes:
antibióticos, especialmente cefalosporinas de primera y segun-
da generación. Otros géneros dentro de las enterobacterias, a) Gérmenes anaerobios simbióticos: aquellos que viven
también comunes en el tema que nos ocupa, son Enterobacter, en la superficie del organismo (piel y cavidades naturales) y
Morganella, Providencia y Serrada. Estos gérmenes presen- no suelen provocar trastornos, adquiriendo el carácter de
tan en general gran resistencia antibiótica. La terapéutica anaerobios al asociarse con otros gérmenes.
antibiótica empírica dirigida a esos microorganismos requiere b) Gérmenes anaerobios telúricos: los que se encuentran
cefalosporinas de tercera generación, penicilinas de amplio en la naturaleza (capas superficiales del suelo) y en menor
espectro, monobactamos, carbapenemes, quinolonas o amino- proporción en el intestino grueso de los animales y del hom-
glucósidos. Es más frecuente encontrarlos en infecciones adqui- bre. Producen endosporas a veces de extraordinario tamaño.
ridas en él hospital e infecciones quirúrgicas postoperatorias.
Los bacilos gramnegativos aislados de infecciones originadas Entre los principales gérmenes del grupo de los simbióticos
en la comunidad, como apendicitis agudas, es raro que mues- hay que destacar los siguientes:
tren resistencia a los antibióticos. • Grupo de los estafilococos anaerobios. Staphylococcus
Bacilos gramnegativos aerobios, como especies de Pseudo- aerogenes es productor de gas y de un número determinado de
monas y Acinetobacter, se encuentran más comúnmente en toxinas. Staphylococcus putrifices ocasiona putrefacción y, por
neumonías hospitalarias, y en pacientes quirúrgicos pueden lo tanto, importantes destrucciones tisulares.
aislarse de la cavidad peritoneal o de infecciones severas de • Grupo de los estreptococos anaerobios. Se destacan
partes blandas. Estas especies son resistentes a los antibióticos, Streptococcus putridus, con marcado efecto proteolítico y S.
por lo cual requieren tratamientos específicos con ceftazidima, Streptococcus fetidus, que produce un olor nauseabundo.
aztreonam, imipenem, ciprofloxacina, acilureidopenicilinas o Ambos se diferencian del grupo anterior en que no son pro-
aminoglucósidos. Una significativa proporción de esos gérme- ductores de toxinas.
nes son resistentes, por lo cual se aconseja comenzar con una • Grupo del coli común. Abunda en los aparatos digestivo
terapia empírica basada en la asociación de dos antibióticos y urinario. Son también productores de olor fétido, así como
antes de conocer la sensibilidad "in vitro". Los pacientes críti- de sustancias de alto poder tóxico.
cos pueden beneficiarse con el empleo de dos agentes efecti- • Grupo de los Proteus. Se distingue entre ellos el Proteus
vos aun después que la sensibilidad es conocida. vulgaris, que produce fermentos proteolíticos y toxinas. Es
Anaerobios. Las bacterias anaerobias son las más nume- muy abundante sobre todo en las cavidades genitales.

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4. INFECCIÓN EN CIRUGÍA 63

Dentro del grupo de los gérmenes telúricos se encuentra va con dosis totales de anfotericina, 3 a 5 mg/kg administrada
el grupo de los clostridios, algunos de los cuales son los de durante 10 a 14 días. Existen pocos datos acerca de la eficacia
mayor toxicidad y capacidad letal para el organismo humano. del tratamiento con ketoconazol.
Son bacilos grandes grampositivos y forman esporas de gran Virus. No causan ninguna infección que requiera una in-
tamaño, que incluso supera el del propio bacilo, por lo cual en tervención quirúrgica para su resolución
conjunto adquieren el aspecto de maza. Otra propiedad es la Los pacientes trasplantados inmunosuprimidos tienen un
posibilidad de tener flagelos. significativo riesgo de infecciones virales, especialmente por
Las infecciones producidas por clostridios son de gran in- citomegalovirus. Sin embargo, la infección viral más común
terés quirúrgico. Estas infecciones pueden tener un origen en el paciente quirúrgico es la transmitida por sangre (por ejem-
postraumático o postoperatorio, así como visceral, y pueden plo, transfusión), como la hepatitis por viras B (HBV), la he-
además producir septicemias y bacteriemias. patitis por virus C (HBC) y el virus de la inmunodeficiencia
Existen cerca de 100 especies diferentes, pero solamente humana (HIV). Afortunadamente, debido al uso actual de tests
una décima parte tienen interés en patología humana. para la detección de HBV y HIV en unidades de sangre es
Además del Cl. tetani y del Cl. botulinico, que son pro- difícil la transmisión de estos virus. Por el contrario, resulta
ductores de toxinas, el resto de los clostridios tienen la parti- más común la transmisión de HBC. El citomegalovirus tam-
cularidad de producir gangrena gaseosa. Entre los principales bién suele ser transmitido por transfusiones de sangre.
clostridios cabe citar: Sinergia bacteriana. Establecidos los principales grupos
-Cl. perfringens de microorganismos productores de infecciones quirúrgicas,
-CL oedematiens desarrollaremos las posibles sinergias bacterianas. El sinergis-
-Cl. septicum mo bacteriano se define como la presencia de dos o más orga-
-Cl. novyi nismos microbianos en un solo huésped. Esta situación se cum-
-Cl. histolyticum ple en muchas patologías del área quirúrgica, en especial en
1) Clostridium perfringens. Es un germen que se encuen- sepsis intraabdominales.
tra muy difundido en la naturaleza y aparece en el 100 % de Es posible identificar varios mecanismos cuya interacción
las muestras de tierra y en el 90 % de las gangrenas. Produce puede considerarse sinérgica:
fermentos proteolíticos y sacarolíticos que dan lugar a necrosis a) Un germen puede facilitar la transmisión o coloniza-
tisular y fermentación de azúcares, respectivamente, así como ción en el huésped de otro microorganismo.
fermentos lipolíticos destructores de las grasas. La produc- b) Un germen puede disminuir la resistencia local o gene-
ción de toxinas es otra de las características del bacilo, y cabe ral del huésped y hacerlo más accesible a otro microorganismo
citar entre ellas a la hemolisina, miotoxina, neurotoxina y una (sobreinfección).
toxina de acción general. También se reconoce la existencia c) Un germen puede proveer de factores de crecimiento a
de un factor de difusión en el germen, que es importante para otro germen y facilitar su desarrollo y virulencia.
la acción a distancia y extensión de las toxinas. Algunos de estos mecanismos se cumplen en las infeccio-
2) Clostridium oedematiens o de Novy. Se encuentra en el nes intraabdominales postoperatorias, las que son siempre
70 % de las muestras de tierra, y causa edema a nivel de las polimicrobianas. Los gérmenes productores son las enterobac-
heridas, en las que se observa en el 40 % de los casos. Es un terias y los anaerobios, a los que se asocian muchas veces los
germen que produce pocos fermentos y no suele mostrar mu- enterococos. Las enterobacterias, así como Streptococcus
cha agresividad. faecalis, favorecen el desarrollo de los anaerobios por los si-
3) Clostridium septicum o vibrión séptico de Pasteur. Apa- guientes mecanismos: descienden el potencial redox, secretan
rece sólo en el 10 % de las muestras de tierra analizadas. Pro- factores (posiblemente vitamina K, que utilizan las especies
duce fermentos proteolíticos y una toxina hemolítica. bacteroides para su crecimiento) y producen catalasas que al
4) Clostridium histolyticum. Poco frecuente en las mues- desdoblar el peróxido de hidrógeno (potente bactericida) fa-
tras de tierra (2 %), así como en las heridas. Cuando aparece, vorecen el crecimiento anaerobio.
lo suele hacer asociado a otros clostridios. Produce un fer- Como contrapartida, los gérmenes anaerobios colónicos
mento de efectos histolíticos sobre el tejido conjuntivo y una (Bacteroides fragilis y B. melaninogenicus) secretan una cáp-
toxina de acción general. sula antifagocítica, elaboran penicilinasas y cefalosporinasas,
Hongos. Son infrecuentemente patógenos primarios en el producen una heparinasa que al inactivar a la heparína estabiliza
sitio de infecciones quirúrgicas. El género Candida, sin em- los coágulos y depósitos de fibrina, con lo cual se dificulta la
bargo, se observa a menudo como oportunista en pacientes concentración de anticuerpos, antibióticos y complemento en
con severas infecciones quirúrgicas que han recibido tratamien- el foco.
to antibiótico de amplio espectro, el cual suprime la flora La combinación de gérmenes con acción sinérgica se ob-
endógena normal. Candida recuperada de heridas abiertas serva también en otras infecciones quirúrgicas. Nos referimos
usualmente representa contaminación y no verdadera invasión, a las infecciones gangrenosas de los tejidos blandos y, dentro
y la recuperada de úlceras pépticas perforadas, generalmente de ellas, a la fascitis necrotizante y la gangrena cutánea siner-
no requiere tratamiento. Sin embargo, la que se recupera de gística de Meleney, como veremos más adelante.
un absceso intraabdominaí, de la orina o de esputo debe ser
considerada para su tratamiento. Infecciones intraabdominales
por Candida son frecuentes en asociación con infecciones Resistencia bacteriana
pospancreatitis agudas graves. La terapéutica para Candida es
exitosa con bajas dosis de anfotericina B, que son las utiliza- La resistencia bacteriana a las drogas antimicrobianas cons-
das para sepsis sistémicas causadas por otros hongos, como tituye un gran desafío de la medicina actual. En el origen de
Cryptococcus, Blastomyces e Histoplasma. Pacientes quirúr- esa resistencia intervienen múltiples factores. En términos ge-
gicos con colonización micótica en varios sitios u hongos en nerales es posible establecer dos tipos de resistencia: natural y
abscesos bien drenados pueden ser tratados de manera efecti- adquirida. La primera es la que presenta en forma primaria

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64 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

ciertos tipos de bacterias a determinado grupo de drogas, por cional de la tolerancia cabe cuando la CBM es 32 veces mayor
ejemplo, las enterobacteriáceas a las penicilina, los anaerobios que la CIM. Su significado clínico es aún controvertido, pero
a los aminoglucósidos, etcétera. se insiste en la determinación de la CIM y CBM para su iden-
La adquirida puede originarse de dos maneras: 1) por mu- tificación.
tación al azar, seguida de una selección, o 2) por la selección
de mecanismos naturales preexistentes. Esta segunda es segu-
ramente la más importante en la clínica y en muchas especies Mecanismos de defensa del huésped
bacterianas se concreta por un factor de resistencia, también
denominado factor de transferencia de resistencia, que es una Las defensas del huésped actúan en dos direcciones: pre-
estructura constituida por ácido desoxirribonucleico. Puede viniendo la invasión de microorganismos que causan la infec-
estar integrado al cromosoma bacteriano, pero lo más frecuente ción y conteniéndola y erradicándola cuando ésta ha ocurrido.
es encontrarlo libre, autónomo, en el citoplasma, comportán- Por muchos años las doctrinas científicas dividían las defen-
dose como un episoma o plásmido, es por lo tanto un factor de sas del huésped en dos componentes: humoral y celular. Esto
resistencia extracromosómico. Estas moléculas de ADN tie- se ha mantenido en los últimos años, pero la complejidad de
nen un peso molecular comprendido entre 30 y 70 üg x 105. su acción ha obligado ha efectuar una estratificación adicio-
Constan de dos partes: el factor de transferencia de resistencia nal. Dos puntos deben ser tenidos en cuenta: 1) aunque indivi-
(FTR), responsable de la replicación y la transferencia, y el dualmente los mecanismos de defensa actúan en serie como
factor determinante de resistencia (DR), que codifica la resis- barreras a la infección, muchos componentes también pueden
tencia de todos aquellos agentes nocivos para la población actuar en tándem o sinérgicamente en su prevención y conten-
bacteriana. Las bacterias que poseen estos genes se denomi- ción; 2) muchos componentes de los mecanismos en conside-
nan donadoras y las que carecen de ellos receptoras. ración son capaces de provocar efectos deletéreos sobre el
Los genes de transferencia han dado motivo a debate res- huésped y producir por sí mismos enfermedad.
pecto de su ubicación: para algunos autores estarían unidos en Barreras defensivas. Las barreras defensivas de los ma-
el citoplasma bacteriano y para otros separados. Podrían darse míferos son numerosas y variadas, pero todas sirven para
tres situaciones al transferirse: 1) el modelo completo; 2) sólo separar tejidos corporales estériles del ambiente externo o de
el factor de transferencia, 3) sólo el determinante de resisten- aquellas partes del cuerpo que poseen flora microbiana resi-
cia. dente. Por lo tanto, la piel, las mucosas y los planos epiteliales
Se ha estudiado el mecanismo de transmisión que permite de varios órganos constituyen barreras físicas efectivas contra
a ciertas especies (enterobacteriáceas, algunas cepas de esta- la invasión microbiana. En determinados sectores, estas ba-
filococos y de anaerobios), habitualmente sensibles a deter- rreras pueden desarrollar adaptaciones que incrementan su
minadas drogas, volverse resistentes sin entrar en contacto con efectividad para esa función. La piel directamente expuesta,
aquéllas. Se admite que existen dos mecanismos esenciales: como manos y pies, es particularmente gruesa y resistente.
la conjugación y la transducción. En la conjugación, la bacte- Más aún, estructuras de la piel como las glándulas sebáceas
ria donante cargada del FR completo (FTR y genes determi- secretan componentes químicos que mantienen relativamente
nantes de resistencia) localiza a otra bacteria que no lo posee bajo el pH, provocando un efectivo freno bacteriano. La
y por medio de una conjugación o pelo sexual le cede su mate- secreción mucosa de glándulas especializadas dentro de los
rial genético con gran rapidez. Una vez adquirido el FR o bronquios e intestino proveen un plano mucoso que represen-
episoma, la bacteria receptora cambia su expresión fenotípica, ta una barrera a la invasión bacteriana. En el tracto respirato-
el gen incorporado se replica más rápido que su propio cromo- rio, la función ciliar elimina los microbios atrapados en ese
soma y adquiere una absoluta independencia. En la trans- plano mucoso. En el tracto alimentario, el pH gástrico y el
ducción, mecanismo de transferencia menos frecuente, los ele- peristaltismo intestinal previenen la adherencia bacteriana y
mentos extracromosómicos que denominamos plásmidos la invasión. Aunque la disrupción traumática de alguna de esas
(equivalentes a los episomas) son llevados de una bacteria a barreras inmediatamente puede producir infección, distintas
otra por virus. Estos virus se conocen con el nombre de enfermedades que afectan las barreras en un órgano en parti-
bacteriófagos. Hasta el momento las bacterias vinculadas con cular pueden también disminuir la función protectora y gene-
este mecanismo son las enterobacteriáceas y los estafilococos. rar una infección aguda o crónica.
En las primeras predomina la transferencia por conjugación y Flora microbiana. Los términos comensal, residente, in-
en los estafilococos por transducción. Las enterobacteriáceas dígena y autóctono han sido usados para describir aquellos
desarrollan multirresistencia frente a penicilinas y cefalos- microorganismos que residen en nuestro cuerpo y que conti-
porinas por producción de enzimas, denominadas betalacta- nuamente están en contacto con varios aspectos de los meca-
masas que rompen el anillo betalactámico. nismos de defensas del huésped. Muchos de ellos son
Se ha establecido resistencia en bacterias gramnegativas simbióticos, promoviendo las defensas mientras que concomi-
entéricas a los aminoglucósidos. Los factores R determinan la tantemente se benefician del medio ambiente corporal. La
aparición de enzimas fosforilantes que actúan sobre el grupo importancia de esta microflora no debe ser subestimada. Bajo
hidroxilo del aminoglucósido impidiendo la fijación de éste circunstancias normales, su papel es crítico en el desarrollo
sobre el ribosoma bacteriano; en los últimos años cepas de del sistema inmune neonatal y actúa juntamente con otros
bacilo piociánico y coli se han mostrado capaces de elaborar mecanismos de defensa para prevenir la invasión de patógenos
una adenilosintetasa, que inactiva la droga por la adenilación no residentes. Desafortunadamente, por la proximidad y com-
del anillo de glucosamina. posición, la microflora autóctona también puede convertirse
Otro mecanismo de resistencia descrito es la tolerancia, en el inoculo inicial cuando se rompe la barrera de defensa.
fenómeno demostrado "in vitro" y que se manifiesta por una La composición de la microflora intestinal se establece
notable discordancia entre la concentración inhibitoria míni- después de la ingestión de microbios que son adquiridos des-
ma (CIM) y la concentración bactericida mínima (CBM) de de el nacimiento y durante la alimentación inicial, y permane-
un antibiótico frente a determinado germen. La definición fun- cen relativamente constantes el resto de la vida. Aunque esta

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4. INFECCIÓN EN CIRUGÍA 65

flora actúa promoviendo el sistema inmune, las interacciones antígenos a los linfocitos T. Estos vuelven a estimular a los
específicas que produce no están todavía dilucidadas comple- linfocitos B a convertirse en plasmocitos maduros (a través de
tamente. Estudios experimentales han demostrado que su au- la secreción de citoquinas, como las interleuquinas 4 y 6) des-
sencia lleva a un escaso desarrollo de los linfáticos intestina- tinados a la producción de anticuerpos que actúan directa-
les y falta de respuesta local a muchos antígenos, con dismi- mente contra los antígenos específicos. Un antígeno puede ser
nución del número y respuesta de las células hepáticas de definido como una sustancia que estimula la respuesta
Kupffer. inmunitaria del huésped, toda vez que el sistema inmune la
La microflora intestinal también contribuye con la función reconoce como extraña. Por lo tanto, un antígeno puede ser un
de barrera física y química a nivel de las mucosas, en que microorganismo invasor, una partícula inerte o algún compo-
muchos microorganismos autóctonos se adhieren a proteínas nente químico que dispara la respuesta del sistema inmune.
en ciertas áreas de las células mucosas. Esto sirve a dos pro- Las defensas humorales consisten en anticuerpos (inmuno-
pósitos: 1) sitios de unión potencial son ocupados por microor- globulinas; Ig) y complemento. Todas las clases de Ig (IgM,
ganismos patógenos (los que no pueden adherirse no causan IgG, IgA, IgE, y IgD) y subclases IgG (1 a 4 en seres huma-
infección, fenómeno denominado resistencia a la colonización; nos) están compuestas por cadenas proteicas de alto y bajo
y 2) la presencia de un sustancial plano físico mucobacteriano. peso molecular. Los anticuerpos específicos (IgG e IgM ) ac-
Este plano se mantiene independientemente del constante re- túan como poderosas opsoninas que favorecen la fagocitosis
cambio de enterocitos, células mucosas y bacterias a través de al rodear a la bacteria y hacerla más sensible. Esta acción se
un alto porcentaje de división tanto de las bacterias como de ve favorecida por el complemento sérico, que facilita aún más
las células intestinales dentro de este microambiente. la fijación de la partícula a la membrana del fagocito. Como
La orofaringe contiene microorganismos aerobios y expresamos, los anticuerpos son formados por el plasmocito,
anaerobios; entre los primeros se halla una gran variedad de célula bien equipada para la producción de inmunoglobulinas
grampositivos y entre los segundos lactobacilos, Branhamella, por su citoplasma dotado de un retículo endoplásmico rugoso.
Bacteroides melaninogenicus y B. oralis. Los microbios de la El síndrome de insuficiencia del mecanismo humoral de la
orofaringe usualmente no pasan al intestino porque el estóma- inmunidad se traduce por ausencia o disminución de las célu-
go en sí mismo representa una significativa barrera a la inva- las plasmáticas y de inmunoglobulinas y una mayor suscepti-
sión de microorganismos debido a su bajo pH, el cual mata a bilidad a las infecciones, fundamentalmente bacterianas
la mayoría de los microorganismos, a menos que haya un gran Mecanismo celular. Una amplia variedad de tipos celula-
número de ellos o que sean acidorresistentes (por ejemplo: res promueven las defensas del huésped en diferentes niveles.
Mycobacterium). Esta función de barrera explica probablemen- Como se mencionó, los macrófagos pueden actuar como ini-
te por qué son pocos los gérmenes (0 a 102 de grampositivos ciadores de la respuesta inmune a través de los linfocitos T.
aerobios facultativos, lactobacilos y Candida) que están pre- Sin embargo, los macrófagos son células pluripotenciales, y
sentes en este sector del intestino. El pasaje de gérmenes de la en el proceso de atrapamiento y procesamiento antigénico
orofaringe y la progresión de otros al yeyuno puede ocurrir pueden activarse. Los macrófagos activados secretan una va-
durante la comida, en que el pH gástrico está elevado tempo- riedad de monoquinas, que son descriptas en el síndrome de
rariamente, o en pacientes con enfermedades que alteran el respuesta inflamatoria sistémica. También actúan como
pH o la motilidad. fagocitos en los tejidos y en el flujo sanguíneo, y como son
El yeyuno contiene pocos microorganismos, en su mayo- residentes naturales de muchos tejidos, representan la primera
ría aerobios grampositivos y lactobacilos. Inversamente, el línea de defensa en muchos sectores antes que sean activados.
íleon contiene gran número de aerobios y anaerobios, sobre Los polimorfonucleares están presentes dentro del torrente
todo cuando la válvula ileocecal es incontinente. En el colon, sanguíneo, pero sólo en pequeña proporción en los tejidos, y
anaerobios estrictos y facultativos están presentes en abun- pasan al área de infección mediante diapédesis después que
dante cantidad y variedad. Sólo se encuentra un pequeño nú- estímulos quimiotácticos son liberados por macrófagos (pro-
mero de aerobios (Streptococcus fecalis, Escherichia coli y ductos de degradación bacteriana como N-formilpéptidos, y
otras enterobacteriáceas) en una proporción de 10 a 300 : 1 activación del complemento). Este proceso de reclutamiento
por anaerobios {Bacteroides fragilis, Bacteroides spp, Fu- generalmente requiere varias horas y coincide con el período
sobacterium y muchos otros). Los microbios representan una crítico durante el cual ocurre el ínterjuego entre la prolifera-
tercera parte de la heces, en una proporción de 10" a 1012 por ción bacteriana y su anulación por las defensas del huésped.
gramo de materia fecal. Por lo tanto, el número de bacterias en Desafortunadamente el incremento de esta respuesta produce
el colon se aproxima a 10'° a 1012 por gramo de materia fecal efectos deletéreos para el organismo. La secreción de enzimas
para Bacteroides y 108 a 101() por gramo de heces para E. coli. lisosómicas (catepsina, elastasa), radicales libres (superóxido,
Otros organismos están presentes en forma variable pero en hidroxilos), óxido nítrico y citoquinas por macrófagos y
número alto. polimorfonucleares puede directamente dañar células próxi-
Dos puntos deben ser destacados: 1) los anaerobios se ha- mas, tanto como tejidos a distancia del sitio de la infección.
llan en gran proporción en ambos extremos del tracto Citoquinas. Véase Síndrome de respuesta inflamatoria
gastrointestinal (orofaringe y colorrecto), aunque los tipos es- sistémica.
pecíficos difieren en ambos sitios; y 2) un incremento en la (done by 007)
diversidad y el número de ambos grupos de microorganismos
se observa en la microflora intestinal examinado progresiva- Diagnóstico de las infecciones
mente el tracto intestinal en dirección aboral, desde el estóma-
go hacia colon y recto. Toma de muestra bacteriológica
Mecanismo humoral. La estimulación del sistema inmu-
ne ocurre después que una variedad de células antigénicas Supuración de la herida. Antisepsia de la piel con yodopo-
(linfocitos B, macrófagos, células dendríticas, células de vidona. Punción y aspiración por piel sana. En aquellos casos
Langerhans) actúan incorporando, procesando y presentando en que debe efectuarse una intervención quirúrgica, toma de

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66 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

muestra de tejido infectado y/o exudados macroscópicamente del postoperatorio tiende más a deberse a una infección de las
representativos. vías urinarias, en particular si se ha cateterizado al paciente o
Supuración en cavidades (pleura, peritoneo, etc.). Pre- si todavía tiene colocada la sonda vesical. La que empieza
ferentemente por punción o muestra quirúrgica del extremo después del quinto día obliga a descartar una infección de la
del drenaje en contacto con la profundidad. No tomar la mues- herida quirúrgica. ¿Ha recibido una transfusión de sangre en
tra a través del sector del drenaje que está en contacto con el las ultimas 12 horas? Es necesario verificar el ingreso y egreso
exterior. En la intervención quirúrgica propiamente dicha, de líquidos, ya que la fiebre puede estar asociada a deshidra-
muestra del exudado y/o tejido. tación. El examen físico ordenado y sistemático puede revelar
Hemocultivo. Suspender antibióticos 24/48 horas antes datos de interés. Las sondas nasogástricas pueden inflamar y
preferentemente. Antisepsia de la piel con yodopovidona, en bloquear la trompa de Eustaquio y producir otitis media. El
distintos sitios de extracción, con intervalos de 15 minutos y examen de la boca y las fauces puede evidenciar moniliasis u
en el momento de la bacteriemia de ser posible. Por lo menos otra infección local. La parotiditis produce dolor y fiebre.
tres muestras de 10 mi cada una. Uso de material descartable Deben inspeccionarse las extremidades en busca de dolor o
y transporte en medios de cultivo o jeringa tapada. inflamación en el sitio de una venopuntura actual o reciente,
Urocultivo. 1) Sin sonda vesical: chorro medio. 2) Con así como también, y especialmente en las inferiores, indicios
sonda vesical: punción próxima! de la sonda u orina emitida de trombosis venosa profunda. Se recabará información acer-
por sonda recién colocada o punción suprapúbica. ca de cuidados de catéteres utilizados para alimentación
Material respiratorio. 1) Infección extrahospitalaria: intravenosa. Debe efectuarse semiología respiratoria orienta-
esputo. 2) Infección intrahospitalaria: fibrobroncoscopia en da al diagnóstico de atelectasia o neumonitis. El examen del
condiciones bacteriológicas adecuadas. Recuento de colonias, abdomen puede inducir a la utilización de estudios comple-
número de neutrófilos y células epiteliales de la muestra. mentarios para el diagnóstico de foco, recordando que la
Catéter endovenoso. Antisepsia con yodopovidona, ex- semiología del abdomen operado es de difícil interpretación.
tracción del catéter y envío de la punta a cultivo en frasco Finalmente, los exámenes complementarios básicos que
estéril. se deben realizar en un paciente febril en el postoperatorio son
hemograma, eritrosedimentacion, radiografía de tórax, ecogra-
fía de abdomen y pelvis, cultivo y antibiograma de orina,
Fiebre en el postoperatorio
hemocultivos, cultivo de herida, retiro de catéteres endoveno-
La fiebre es frecuente en el postoperatorio y muchas ve- sos y cultivo de la punta.
ces, pero de ninguna manera siempre, se debe a una infección.
Por este motivo, la fiebre en el paciente operado exige una
investigación detallada para establecer su causa. Aunque cual- Prevención de la infección en el sitio quirúrgico
quier agente infeccioso puede producir fiebre, la magnitud de
la respuesta depende de la fisiología del paciente y de la Afortunadamente, el estricto cumplimiento de los princi-
patogenicidad microbiana. Por ejemplo, es conocido que a pios de cuidados de heridas operatorias y la aplicación de los
veces los niños responden a infecciones menores con fiebre conocimientos concernientes a la fisiopatología de sus infec-
alta, mientras que los ancianos y pacientes inmunocompro- ciones previenen la mayoría de las complicaciones infeccio-
metidos pueden ser eutérmicos y hasta hipotérmicos en una sas en la práctica quirúrgica.
amplia gama de enfermedades infecciosas. Al iniciar la eva- Contaminación bacteriana. Avances en ingeniería y ar-
luación del paciente febril en el postoperatorio debe observar- quitectura aplicados en salas de quirófano han colaborado en
se el tipo y el momento de aparición de la fiebre. Cuando es en la limitación de la contaminación ambiental llevándola a muy
picos, en particular si se asocia con escalofríos, es más suges- bajos niveles. Esto no tuvo la repercusión esperada en la re-
tiva de infección invasiva en actividad acompañada de bacte- ducción de infecciones de herida, porque los dos grandes lu-
riemia. Por el contrario, la febrícula sugiere un proceso inflama- gares que pueden provocar una significativa contaminación
torio de evolución más lenta, tal vez no vinculado con ningu- bacteriana lo constituyen la contaminación exógena por técni-
na causa bacteriana. La fiebre de la infección en sí se debe a ca quirúrgica incorrecta y la contaminación desde la piel del
ciertos agentes de la pared bacteriana (lipopolisacáridos) que paciente o de otros tractos que contienen bacterias (digestivo,
producen pirógenos al incubarlos con leucocitos en vivo. Es- respiratorio, etc.). De las dos, la contaminación endógena es
tos pirógenos circulantes alteran el registro del termostato la responsable de la mayoría de las infecciones de todos los
hipotalámico y la fiebre ocurre al elevarse la temperatura cen- tipos de herida, excepto las clasificadas como limpias. El uso
tral como consecuencia del cambio de la regulación térmica. de luz ultravioleta para descontaminación de salas quirúrgicas
Por lo tanto, la fiebre del postoperatorio es un signo temprano y sistemas de ventilación de flujo laminar puede ser de utili-
y significativo de anormalidad fisiológica que exige una eva- dad en determinadas ocasiones, como, por ejemplo, coloca-
luación atenta inmediata. ción de prótesis ortopédicas. Quizás, más importante que los
beneficios que puedan aportar los sistemas de filtración termi-
El diagnóstico diferencial de la fiebre en el postoperatorio
nal de alto flujo sea la limitación en el número y circulación
es un aspecto importante en el seguimiento del paciente ope-
de personal dentro y fuera del quirófano, así como también de
rado, porque diversos trastornos son capaces de suscitar una
su actividad y conversación.
respuesta febril y su corrección requiere distintos procedimien-
tos terapéuticos. Un enfoque esquemático pero útil en la in-
vestigación de este problema podría resumirse de la siguiente
manera: ¿El paciente recibe drogas a las cuales podría ser o se Preparación preoperatoria del paciente
sabe alérgico? ¿Recibe drogas que suelen producir fiebre?
¿Cuándo comenzó? La fiebre en las primeras 48 horas sugiere Muchos pacientes hospitalarios o con enfermedades gra-
un origen pulmonar; en cambio, la que comienza al tercer día ves tienen períodos prolongados de internación que incre-

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4. INFECCIÓN EN CIRUGÍA 67

mentan el número de microorganismos en su piel y especial- daño de los tejidos es el factor más importante para prevenir
mente en áreas de intertrigo. Por esta razón, todos los pacien- su infección. (done by 007)
tes requieren un baño con jabón antiséptico de clorhexidina o Todos los tejidos desvitalizados y los cuerpos extraños de
yodopovidona la noche anterior a la operación. De ser posi- las heridas traumáticas deben ser eliminados. Cuando el
ble, todos los focos sépticos a distancia deben ser tratados en desbridamiento completo no es posible, la herida no debe ser
las operaciones electivas. cerrada, para disminuir la magnitud del inoculo bacteriano. Se
Las bacterias de la piel adquieren relevancia cuando el área requieren más de 1.000.000 de estafilococos para producir una
operatoria es rasurada, ya que la injuria dérmica que se produ- infección clínica cuando son inyectados en el subcutáneo o en
ce promueve el desarrollo bacteriano. En efecto, está demos- forma intradérmica en un tejido normal, pero cuando esos
trado que el rasurado prequirúrgico incrementa la infección mismos gérmenes son introducidos en un material de sutura,
aproximadamente en 100 veces cuando se lo compara con el como, por ejemplo, seda, sólo 100 pueden ser suficientes para
corte del vello con tijeras o su eliminación por depilación con desarrollar una infección significativa. En ese sentido la elec-
cremas. ción del material de sutura adquiere suma importancia; tanto
es así que se ha demostrado experimentalmente en heridas
contaminadas que las suturas monofilamento son preferibles
Equipo quirúrgico a las multifilamento. Por tal motivo no debe utilizarse seda en
la reparación de grandes vasos con alto potencial de infec-
Resulta obvio señalar que la contaminación bacteriana ción, porque si ésta ocurre, involucra la sutura y puede provo-
puede ocurrir a partir del equipo quirúrgico, pero es necesario car una hemorragia cataclísmica. Esta grave complicación es
reiterar que éste es uno de los más importantes proveedores de mucho menos frecuente cuando se emplean ligaduras y suturas
bacterias que causan infección en operaciones clasificadas de polipropileno. En la actualidad, las mejores suturas irre-
como limpias. Aparte de las recomendaciones universales de absorbibles para uso en heridas contaminadas son el polipro-
cumplimiento de las normas de asepsia, es interesante desta- pileno y el nailon. No deben ser usados materiales absorbibles
car que el momento durante la operación en que se produce la para cierre de fascias o intestino en heridas infectadas o alta-
mayor ruptura de la técnica aséptica es cuando el equipo se mente contaminadas. La técnica del cierre es también impor-
coloca el camisolín estéril y los guantes, y se procede a dispo- tante: el uso de sutura continua es preferible en la mayoría de
ner las compresas que enmarcan el campo quirúrgico. Otros las instancias de heridas muy contaminadas.
factores que contribuyen en este aspecto es la contaminación La presencia de hematomas, seromas y espacio muerto
a través de las manoplas de la luz de la lámpara cialítica por el favorece el crecimiento y localización bacterianas e impide la
gorro quirúrgico y la rotura de los guantes durante la opera- liberación de células fagocíticas. Un error frecuente en el cie-
ción, especialmente en aquellas que son prolongadas. rre de heridas contaminadas es dejar espacios muertos entre
los planos. Cuando queda un espacio muerto potencial en una
herida quirúrgica, ésta se comporta como potencialmente con-
Contaminación endógena taminada pero no todavía infectada, y si no es posible oblite-
rarlo por suturas fasciales y dérmicas, el mejor método de pre-
Otro lugar importante de contaminación bacteriana, pero venir la colección de secreciones es utilizando un sistema ce-
no siempre tenido en cuenta, es la contaminación endógena de rrado de drenaje aspirativo. Por el contrario, un drenaje abier-
la herida quirúrgica en el momento de la apertura del tracto to incrementa la infección, de ahí que no se deba usar un dre-
respiratorio, digestivo o genitourinario. La contaminación ocu- naje tipo Penrose en heridas que no estén infectadas.
rre en grados variables cuando se produce la sección de una
viscera hueca, pero afortunadamente los esfuerzos que se ha-
cen para reducir su magnitud permiten un bajo porcentaje de Factores sistémicos
infección bacteriana. Antes que la viscera sea incidida es nece-
sario aislarla del resto del campo quirúrgico mediante com- Han sido observadas alteraciones de las defensas del hués-
presas y utilizar instrumental independiente del que se utiliza- ped en diversas enfermedades como leucemia, diabetes melli-
ra después de terminado este paso operatorio. Lo mismo debe tus, uremia, recién nacidos prematuros, trauma, quemados, cán-
ocurrir con los guantes utilizados. cer avanzado, pacientes añosos, obesidad, desnutrición, enfer-
Cuando la contaminación operatoria ha ocurrido es reco- medades con inmunodeficiencia, e inmunosupresión. Cuando
mendable la irrigación del campo operatorio con abundante debe efectuarse un tratamiento quirúrgico a pacientes con en-
solución salina y el agregado de antibióticos tópicos, aunque fermedades como las señaladas se han de tomar todas las pre-
esto último puede ser controvertido. cauciones posibles para que no ocurra una infección del sitio
quirúrgico; entre ellas se incluyen la corrección y el control de
la enfermedad de base.
Técnica quirúrgica Estudios recientes han indicado que la malnutrición, aun
subclínica, puede causar un importante impacto en los meca-
Como previamente ha sido señalado, las infecciones de la nismos de defensa. Muchos pacientes quirúrgicos tienen al-
herida asociadas con injuria u operaciones electivas tienen un gún grado de desnutrición, especialmente los hipermetabólicos.
profundo efecto sobre la morbilidad y la mortalidad. Todos El tipo de malnutrición caloricoproteica progresiva es proba-
los pacientes deben recibir un especial cuidado de la herida blemente la causa más importante de deficiencias inmuno-
quirúrgica, pero más aún aquellos que pueden sufrir alguna lógicas adquiridas y conduce a serias infecciones en pacientes
repercusión en sus mecanismos de defensa o un alto potencial quirúrgicos. Por lo tanto, una de las medidas más importantes
de contaminación de heridas consideradas limpias. El trata- en la prevención de la infección es reconocer la desnutrición,
miento suave y cuidadoso de la herida tratando de atenuar el cuantificarla y de ser posible corregirla en el preoperatorio o

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68 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

lo más temprano posible en el postoperatorio. La alimenta- Categorías que reflejan ia calidad de las evidencias sobre las
ción por vía oral es la preferible o en su defecto otra vía de que se basan las recomendaciones
acceso al tubo digestivo, y en última instancia, la vía parenteral.
En pacientes con estrés, hay recientes evidencias de un incre- Grado Definición
mento de los requerimientos de proteína y arginina.
I Evidencia proveniente al menos de un trabajo
Otros factores importantes que se deben tener en cuenta apropiadamente randomizado y controlado
tanto en el intraoperatorio como en el postoperatorio son el II Evidencia proveniente de por lo menos un traba-
mantenimiento de una buena perfusión tisular y la provisión jo clínico con buen diseño sin randomización, un
de oxígeno especialmente a nivel cutáneo. La alteración de estudio de corte o caso control (de preferencia
estos factores interfieren con la liberación de células fagocíticas multicéntrico), estudios seriados en varios perío-
y se incrementa la posibilidad de infección. dos o resultados dramáticos de experiencias no
controladas
III Evidencias de opiniones de autoridades respeta-
das, basadas en la experiencia clínica, estudios
Inmunoterapia descriptivos o informes de comités de expertos
• Procedimientos de inmunización activa y pasiva para la
prevención de infecciones quirúrgicas sólo tienen cabida en
pocas instancias específicas. El tétanos es una de ellas, ya que
el uso de inmunoterapia ocupa un lugar destacado en la pre- Información general y fundamentos para el uso de la
vención de esta enfermedad y el acto quirúrgico es una buena profilaxis antibiótica en cirugía
oportunidad para actualizar el plan de vacunación. Si es posi-
1. ¿Qué importancia tienen las infecciones de la herida
ble, se debería acompañar el alta con un documento del estado
quirúrgica ?
de vacunación y si se requieren dosis suplementarias.
• La infección de la herida es la causa más importante de
• Pacientes con vacunación completa: los que recibieron
infección nosocomial en el paciente quirúrgico, y ocupa el
3 dosis de toxoide: 1, 2, 6-12 meses y un refuerzo antes de los
segundo o tercer lugar como causa de infección nosocomial
10 años: no necesitan vacunación.
en los pacientes hospitalizados.
• Pacientes con vacunación completa y refuerzo, pero
• La infección quirúrgica ha limitado el desarrollo de téc-
con más de 10 años desde la última dosis: vacunar con una
nicas quirúrgicas.
dosis de toxoide 30 días antes de la cirugía o como mínimo 15
• La presencia de infección quirúrgica duplica el tiempo
días antes. En caso de cirugía de urgencia, se indica toxoide
de internación e incrementa 20 %-30 % el costo hospitalario y
más inmunoglobulina específica. No se requieren dosis poste-
puede producir discapacidad por 6 meses o más.
riores.
2. ¿Cuál es la contribución de la PAC para mejorar este
• Pacientes que ignoran el estado de su plan o cuando
panorama ?
éste es incompleto: indicar toxoide e inmunoglobulina espe-
• La contaminación bacteriana de una herida es inevitable.
cífica prequirúrgica. Considerar la dosis de vacuna como la
El desarrollo de infección del sitio quirúrgico depende de,la
primera e indicar al alta la segunda dosis a los 30 días y la
generación de condiciones propicias para que los microor-
tercera dosis entre los 6-12 meses de la primera.
ganismos habitualmente saprofitos se desarrollen en los teji-
dos en el momento de la intervención quirúrgica y del tamaño
del inoculo bacteriano presente en ese momento.
Profilaxis antibiótica en cirugía • El uso apropiado de la PAC disminuye en forma signifi-
cativa el porcentaje de infección del sitio quirúrgico porque
En las siguientes páginas se brindará información general
previene la proliferación bacteriana favorecida durante la in-
sobre profilaxis antibiótica en cirugía (PAC) y las guías para
cisión quirúrgica, y esa reducción en algunos procedimientos,
cada procedimiento. A continuación de algunas recomenda-
supera al 50 %.
ciones se anexa la categorización que realizara la Infectious
• La profilaxis antibiótica en cirugía no evita las infeccio-
Diseases Society of America (IDSA), acorde con las eviden-
nes nosocomiales no relacionadas con el sitio quirúrgico.
cias que las avalan, según se describe en las siguientes tablas:
• La profilaxis antimicrobiana no es un sustituto de la prác-
tica de medidas de control de infecciones de comprobada efi-
Categorías que reflejan la solidez (a favor o en contra) cacia. Es complemento de la preparación apropiada del pa-
de las recomendaciones* ciente, la adecuada evaluaciórrpreoperatoria jerarquizando la
ausencia de infección concurrente, la buena técnica quirúrgi-
ca, el quirófano seguro y los cuidados postoperatorios.
Categoría Definición 3. ¿Por qué debe normatizarse la PAC?
• El uso inapropiado de PAC selecciona microorganismos
A Buenas evidencias a favor de su uso resistentes, expone al paciente a efectos adversos y aumenta
B Moderadas evidencias a favor de su uso los costos
C Escasas evidencias a favor de su uso • La PAC ocupa del 30 al 50 % del uso de antimicrobianos
D Moderadas evidencias para recomendar en con- en un hospital. Su empleo puede alterar las características de
tra
E Buenas evidencias para recomendar en contra la ecología del paciente y del hospital, principalmente cuando
se prolonga en forma innecesaria y lleva al desarrollo de resis-
tencia.
*Tomado de Peter Gross y colabs.: Purpose of Quality Standards • En nuestro país los pocos estudios realizados muestran
for Infectious Diaseases. Clin. Inf., Dis. 18:421-427, 1994. tasas más elevadas de uso inapropiado, generalmente superio-

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4. INFECCIÓN EN CIRUGÍA 69

res al 70 %. Los errores que se observan con más frecuencia operaciones limpias. Sin embargo, se considera que en nues-
son la prolongación de la PAC y la ausencia de dosis prequi- tro medio, actualmente, es apropiado aceptar su uso aun en
rúrgica. estos casos, haciendo hincapié en lograr la implementación
4. ¿En qué pacientes debe utilizarse PAC? sistemática de la dosis prequirúrgica y la limitación de su du-
' La PAC se recomienda en operaciones con riesgo de ración a los tiempos establecidos en cada una de la situaciones
infección mayor o igual al 5 % o en aquellas en que el riesgo específicas.
es menor pero su presencia podría acarrear elevada morbimor- 5. Cuáles son los criterios utilizados para seleccionar los
talidad, en tanto que sus beneficios en otros procedimientos antibióticos utilizados en PAC?
son menos claros. • El espectro de microorganismos que se cubrirá con la
En 1994, la IDSA publicó una categorización sobre las PAC debe dirigirse a aquellos que son causa prevalente de in-
recomendaciones de PAC. A partir de ese documento se esta- fección del sitio quirúrgico, representados por la ñora habi-
blecen en líneas generales las siguientes categorías de uso: tual del paciente
• La profilaxis antibiótica en cirugía tiene indicación pre- • El agente elegido debe alcanzar niveles por encima de la
cisa en los siguientes procedimientos: CIM para esos microorganismos y mantenerlos durante todo
1. Cirugía de cabeza y cuello que involucre la orofaringe el tiempo quirúrgico. Por esta razón se prefieren agentes de
(A.I). vida media prolongada.
2. Cirugía vascular de abdomen o miembros inferiores • No deben usarse agentes que induzcan fácilmente resis-
(AI). tencia bacteriana.
3. Craneotomía (A.I). • Deberán considerarse: toxicidad, alergia e interacción
4. Cirugía que involucre el tracto gastrointestinal, ya sea potencial con otras drogas.
esofágica, de intestino delgado, colon o gástrica, o el tracto • Los agentes seleccionados deben ser de bajo costo.
biliar de alto riesgo1 (A.I). • De acuerdo con estos criterios, los antibióticos más fre-
5. Procedimientos ortopédicos con inserción de implantes cuentemente utilizados son las cefalosporinas de primera ge-
(A.I). neración.
6. Histerectomía (A.I). • El uso de antimicrobianos más nuevos y de mayor espec-
7. Operación cesárea de alto riesgo2 (A.I). tro debe restringirse exclusivamente a situaciones especiales.
8. Procedimientos que incluyan implantación de materia- El infectólogo debe evaluar estas situaciones puntuales con el
les protésicos permanentes 4 (B.III). fin de asegurar que el beneficio individual sobrepase la des-
9..Cirugía cardiovascular central (A.I). ventaja para la comunidad.
• La profilaxis antibiótica en cirugía es optativa en los si-
guientes procedimientos: Teniendo en cuenta estos principios, se considera que den-
1. Cirugía mamaria y hernioplastia3 (B.I). tro de las cefalosporinas de primera generación, la cefazolina
2. Otros procedimientos limpios donde el contexto clínico es electiva sobre la cefalotina por presentar ventajas farma-
indica alto riesgo de infección3 (B.III). cocinéticas de mucha jerarquía en esta situación particular (pico
3. Procedimientos biliar y gástrico de bajo riesgo1 (B.III). sérico más elevado y vida media más prolongada).
4. Procedimientos limpios donde ocurre contaminación Considerando que en nuestro país el uso de la cefalotina
intraquirúrgica (C.III). está ampliamente difundido y no existen estudios comparati-
5. Operación cesárea de bajo riesgo2. vos que demuestren ventajas de alguna de las drogas sobre la
• Procedimientos "mínimamente invasivos": no hay datos otra, y teniendo en cuenta la existencia de evidencias científi-
disponibles en relación con éstos (colecistectomía laparos- cas para su empleo con esta indicación, es lícito utilizarla como
cópica, resección intestinal asistida por laparoscopia), pero se droga alternativa.
podrían aplicar los mismos estándares que para la cirugía tra- 6. ¿En qué momento debe utilizarse la PAC?
dicional (C.III). ' El momento óptimo de administración de la PAC es de
Tal como se describe en el párrafo anterior, el uso de la 30 a 60 minutos antes de la incisión (preinducción anestésica
PAC es controvertido e incluso no recomendado en muchas -ia-) excepto en operación cesárea donde la PAC se adminis-
tra después de clampear el cordón (A.I). El objetivo de esta
1,2
indicación es lograr niveles inhibitorios del antimicrobiano
Factores de riesgo
Cirugía gástrica:
Modificación natural o farmacológica de la secreción acida
3
gástrica Muchos autores creen que estos procedimientos no requieren
Cáncer profilaxis antibiótica. Ciertos factores clínicos aumentan el riesgo de
Sangrado infección postoperatoria y deben alentar la administración de agen-
Obstrucción tes profilácticos. Estos factores incluyen:
Obesidad morbosa - Puntaje de ASA 3, 4 o 5.
Cirugía biliar: - Diagnóstico preoperatorio de 3 o más condiciones médicas ma-
>60 años yores.
Síntomas recientes de inflamación aguda - Duración esperada de la cirugía mayor de 2 horas, o más del 75
Litiasis coledociana percentilo para ese procedimiento.
Ictericia - La presencia de un porcentaje no deseable de infección de heri-
Cirugía biliar previa das en la institución.
4
Operación cesárea: Este estándar está ampliamente recomendado y practicado, aun-
Ruptura prematura de membranas que no hay datos específicos sobre cada uno de los tipos de prótesis o
Cesárea de urgencia materiales extraños disponibles (por ejemplo, shunt, válvulas
Episodio febril de causa no aclarada protésicas, etc.).

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70 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

elegido en ese período crítico, en el que ocurre la contamina- 10. ¿Cuánto debe durar la profilaxis antibiótica en ciru-
ción microbiana de la herida. gía?
7. ¿ Cómo deben prepararse y administrarse los antimicro- • La dosis de eficacia comprobada en PAC es la prequi-
bianos ? rúrgica. Su ausencia desvirtúa la finalidad de la profilaxis,
• Cefalotina: diluir la cantidad de droga elegida en 10 mi transformándola en una práctica inadecuada de dudosa utili-
de agua destilada e inyectar por vía intravenosa en 3-5 minu- dad médica (B.II).
tos. • En la mayoría de las situaciones es suficiente una sola
• Cefazolina: diluir la cantidad de droga elegida en 10 mi dosis preoperatoria, principalmente en cirugía limpia y limpia
de agua destilada, e inyectar por vía intravenosa en 3-5 minu- contaminada, recomendándose no administrar dosis posqui-
tos. rúrgicas (C.III).
• Clindamicina: diluir la cantidad de droga elegida (600 Como regla general, la PAC no debe prolongarse más allá
mg) en 100 mi de solución fisiológica o dextrosa al 5 % e de las 24 horas del postoperatorio (B.III).
infundir por vía intravenosa en 30 minutos. • No existe evidencia científica que avale la difundida prác-
• Vancomicina: diluir la cantidad de droga elegida (1 g) en tica de prolongar la PAC por 24-48 horas en neurociragía,
250 mi de solución fisiológica o dextrosa al 5 % e infundir cirugía ortopédica con colocación de material de osteosíntesis
por vía intravenosa en 60 minutos. y cirugía cardíaca (C.III).
• Metronidazol: infundir el frasco ampolla (500 mg) en 30 • La presencia de drenajes y/o catéteres no justifica la pro-
minutos. longación de la PAC.
• Ornidazol: diluir una ampolla de 1 g en 100 mi de solu- • En las cirugías sucias, donde hay una infección estable-
ción fisiológica o dextrosa en agua al 5 % e infundir en 30 cida, la PAC se transforma en tratamiento, cuya duración se
minutos ajustará de acuerdo con la situación clínica.
• Gentamicina: diluir la cantidad de droga elegida en 100 11. Cuáles son las dosis de antibióticos recomendadas para
mi de solución fisiológica o dextrosa al 5 % e infundir por la PAC?
vía intravenosa en 30 minutos. ° Las dosis nunca deben ser menores que la dosis estándar
• Trimetoprima-Sulfametoxazol (TMS): diluir la cantidad terapéutica de la droga utilizada.
elegida de droga en 250 mi de solución fisiológica o dextrosa • Se recomienda seleccionar una dosis cercana a la dosis
al 5 % e infundir por vía intravenosa en 60 minutos máxima del rango terapéutico de la droga en cuestión.
0
Cefoxitina: diluir la cantidad de droga elegida en 10 mi • Las dosis recomendadas en el adulto se especifican en la
de agua destilada e inyectar en 3-5 minutos guía de profilaxis antibiótica en cirugía.
• Ampicilina: diluir la cantidad de droga elegida en 10 mi • En la siguiente tabla se especifican las dosis recomenda-
de agua destilada e inyectar en 3-5 minutos das en pediatría.
• Piperacilina: diluir la cantidad de droga elegida en 100
mi de solución fisiológica o dextrosa al 5 % e infundir por vía
intravenosa en 30 minutos. Antibiótico Dosis (mg/kg/dosis)
• Cefuroxima: diluir la cantidad de droga elegida en 10 mi Cefazolina 50
de agua destilada e inyectar en 3-5 minutos. Cefalotina 50
8. ¿Por qué vía debe administrarse la PAC? Cefuroxima 100
• La PAC debe administrarse por vía intravenosa, excepto Cefoxitina 50
en aquellos procedimientos en que se especifica otra vía. Clindamicina 15-20
9. ¿ Cuándo se debe administrar una dosis intraoperatoria? Metronidazol 15-20
• Debe considerarse la realización de una dosis intraope- TMS 3-6TMP/15-30
ratoria cuando: SMX*
a. La cirugía es prolongada (mayor de 2 horas). Vancomicina 15-20
Gentamicina 2,5
b. Ocurre hemorragia severa (> 50 % de la volemia). Ampicilina-Sulbactam 50
«A continuación se consignan las vidas medias de los agen- Ampicilina 50
tes más utilizados y el intervalo en que deberá realizarse una Piperacilina 75
dosis intraoperatoria.
• Contraindicado en menores de 2 meses. En menores de 2 me-
ses, la dosis no está definida.. (done by 007)
Antimicrobiano Vida media Reiterar dosis a las
12. ¿Cómo se puede asegurar el cumplimiento de la
Cefalotina 0,5 hora 2 horas normatización ?
Cefazolina 1,8 hora 4 horas
» La sola existencia de una normatización para PAC no
Cefuroxima 1,5 hora 4 horas
Cefoxitina 1 hora 4 horas
garantiza que ésta sea correctamente puesta en práctica.
Ampicilina 1 hora 4 horas • Para que efectivamente se cumpla, se requiere una estra-
Piperacilina 1 hora 4 horas tegia institucional de implementación.
Gentamicina 2 horas 2-4 horas. Sólo si hay • Es necesario que esa estrategia sea planificada en forma
hemorragia severa multidisciplinaria, incluyendo servicios quirúrgicos, aneste-
Clindamicina 2,4 a 3 horas No requiere dosis IO sia, infectología, farmacia y enfermería.
Metronidazol 8 horas No requiere dosis IO • El resultado de esta estrategia debe ser periódicamente
Ornidazol 11 horas No requiere dosis IO monitoreado a través de estudios de incidencia breve o
Vancomicina 3-9 horas No requiere dosis IO
prevalencia que permitan detectar las falencias del programa
TMS 8-11 horas No requiere dosis IO
e instrumentar las modificaciones necesarias para mejorarlas.

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4. INFECCIÓN EN CIRUGÍA 71

• La PAC es un complemento de otras medidas en la prevención • La dosis prequirúrgica no debe omitirse bajo ningún concepto.
de infecciones del sitio quirúrgico. • Una sola dosis es suficiente para la mayor parte de los casos.
• Deben utilizarse antibióticos de espectro reducido. • La PAC no debe extenderse en ningún caso por más de 48 horas.

Guía de profilaxis antibiótica en cirugía

1. Cirugía en ortopedia y traumatología

A. Colocación de prótesis articulares y material d,e osteosíntesis:


Elección: Cefazolina 1 g preinducción, luego 1 g cada 8 horas x 24 horas.
Alternativa: Cefalotina 1 g preinducción, luego 1 g cada 6 horas x 24 horas.
Alergia a fi-lactámicos: Vancomicina 1 g, más Gentamicina 1,5 mg/kg preinducción, y luego Vancomicina 1 g cada 12
horas más Gentamicina 3 mg/kg monodosis x 24 horas.
B. Fractura expuesta I, II, III a:
Elección: Cefazolina 1 g preinducción, luego 1 g cada 8 horas x 24 horas.
Alternativa: Cefalotina 1 g preinducción, luego 1 g cada 6 horas x 24 horas.
Alergia a ¡3-lactanticos: Clindamicina 600 mg preinducción, luego 600 mg cada 8 horas x 24 horas. En la fractura expuesta
Illa agregar Gentamicina 1,5 mg/kg preinducción.
C. Fractura expuesta III b y c:
Elección: Cefazolina 1 g más Gentamicina 1,5 mg/kg preinducción. Luego Cefazolina 1 g cada 6 horas más Gentamicina
3 mg/kg cada 24 horas x 72 horas.
Alternativa: Cefalotina 1 g más Gentamicina 1,5 mg/kg preinducción. Luego Cefalotina 1 g cada 6 horas más Gentamicina
3 mg/kg cada 24 horas x 72 horas.
Alergia a p-lactámicos: Clindamicina 600 mg más Gentamicina 3mg/kg cada 24 horas x 72 horas, luego Clindamicina 600
mg cada 8 horas más Gentamicina 3 mg/kg cada 24 horas x 72 horas.
D. Amputación:
Elección: Clindamicina 600 mg más Gentamicina 1,5 mg/kg preinducción, luego Clindamicina 600 mg cada 8 horas más
Gentamicina 3 mg/kg monodosis diaria por 24 horas.
Alternativas: 1. Cefazolina 1 g más Metronidazol 500 mg preinducción, luego Cefazolina 1 g cada 6 horas más Metro-
nidazol 500 mg cada 8 horas por 24 horas.
2. En lugar de Metronidazol: Ornidazol 1 g en la inducción, monodosis.
Cefazolina: Cefalotina 1 g preinducción, luego 1 g cada 8 horas por 24 horas.
3. Cefoxitina: 2 g preinducción. Luego 1 g cada 6 horas por 24 horas.
E. Otros procedimientos:
Elección: Cefazolina 1 g preinducción, como única dosis.
Alternativa: Cefalotina 1 g preinducción, como única dosis.

Procedimiento Esquema electivo Esquema alternativo Alergia a fi-lactámicos Duración


Fractura expuesta Cefazolina lg ia c/8 hs. Cefalotina lg c/8 hs. Clindamicina 72 horas
Illb-c + Gentamicina + Gentamicina 600 mg ia c/8 hs.
1,5 mg/kg ia 1,5 mg/kg ia + Gentamicina
3 mg/kg c/24 hs. 3 mg kg c/24 hs. 1,5 mg/kg ia
3 mg/kg c/24 hs.
Fractura expuesta Cefazolina Cefalotina 1 g ia Clindamicina 24 horas
I, II 1 g ia c/8 hs. c/6 hs. 600 mg ia c/8 hs.
Illa ídem ídem + Gentamicina
1,5 mg/kg ia
3 mg/kg c/24 hs.
Colocación prótesis/ Cefazolina 2 g ia Cefalotina lg ia Vancomicina 1 g 24 horas
material de osteosíntesis c/8 hs. c/6 hs. ia c/12 hs.
+ Gentamicina
1,5 mg/kg ia
3 mg/kg c/24 hs.
Amputación Clindamicina Cefazolina lg 24 horas
600 mg ia c/8 hs. ia c/6 hs./
+ Gentamicina Cefalotina 2 g ia c/6 hs.
1,5 mg/kg ia + 5-nitroimidazólicos
Otros procedimientos Cefazolina 1 g ia Cefalotina 1 g ia Clindamicina 600 mg ia Monodosis

ia: preinducción anestésica

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72 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

2. Cirugía de cabeza y cuello

A. Amigdalectomía/adenoidectomía: No hay datos que sustenten una recomendación de profilaxis.


B. Cirugía rinológica con realización de injerto, reoperación:
Elección: Cefazolina 2 g en la preinducción, como única dosis.
Alternativa: Cefalotina 2 g en la preinducción, como única dosis.
Alergia a ¡3-lactámicos: Clindamicina 600 mg, en preinducción.
C. Cirugía que atraviesa cavidad bucal o cirugía mayor de cabeza y cuello:
Elección: Clindamicina 600 mg más Gentamicina 1,5 mg/kg preinducción, luego Clindamicina 600 mg cada 8 horas más
Gentamicina 3 mg/kg c/24 horas x 24 horas.
Alternativa: 1. Cefazolina 2 g preinducción anestésica luego 1 g cada 8 horas x 24 hs.
2. Ampicilina-Sulbactam 1,5 gramos preinducción y luego 0,750 g cada 6 horas x 24 horas.

Procedimiento Esquema electivo Esquema alternativo Alergia a B-lactámicos Duración


Rinológica con Cefazolina 2 g ia Cefalotina 2 g ia Clindamicina Monodosis
realización de injertos 600 mg ia
Mayor de cabeza y Clindamicina Ampicilina- No utilizar AMS 24 horas
cuello o que atraviesa 600 mg ia c/8 hs. Sulbactam 1,5 g
cavidad bucal + Gentamicina 0,750 g c/6 hs.
1,5 mg/kg ia
Cefalotina 2 g ia
c/8hs.

3. Cirugía plástica

En estos procedimientos el uso de profilaxis es optativo.


Elección: Cefazolina 1 g preinducción como única dosis.
Alternativa: Cefalotina 1 g preinducción, como única dosis.
Alergia a B-lactámicos: Clindamicina 600 mg preinducción única dosis.

Procedimiento Esquema electivo Esquema alternativo Alergia a ¡3-lactámicos Duración


A elección Cefazolina 1 g ia Cefalotina 1 g ia Clindamicina Monodosis
600 mg ia

4. Cirugía oftalmológica

No hay estudios adecuadamente controlados que avalen estas recomendaciones (CIII).


A. Traumatismo penetrante:
Ciprofloxacina 750 mg cada 12 horas por vía oral por 24 horas.
Excepciones: a) Si el traumatismo tiene factores de riesgo (FR) para infección por B. cereus (objeto de metal, madera o en
tareas rurales): agregar Clindamicina 600 mg cada 8 horas por 24 horas.
b) Si se usa por vía IV, Ciprofloxacina 200 mg cada 12 horas.
B. Cirugía oftalmológicas programadas (todas las otras):
Administración tópica de Gentamicina o Tobramicina en gotas desde la noche previa.
Al finalizar la cirugía: administración subconjuntival de Cefazolina o Cefalotina 100 mg.
Profilaxis sistémica: Cefazolina o Cefalotina 1 g preinducción u Ofloxacina 400 mg vo.

Procedimiento Esquema electivo Esquema alternativo Alergia a ¡3-lactámicos Duración


Cirugía oftalmológica Cefazolina lg Cefalotina lg ia Ofloxacina 400 Monodosis
programada ia mg vo
+ Gentamicina
o Tobramicina Tópica la noche previa
gotas (12-24 hs.)
+ Cefazolina
o Cefalotina 100 mg SC al finalizar la cirugía
Traumatismo penetrante Ciprofloxacina Agregar 24 horas
750 mg c/12hs. Clindamicina
600 mg c/8 hs. si FR

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4. INFECCIÓN EN CIRUGÍA

5. Cirugía torácica

A. Resección pulmonar, cirugía del mediastino:


Elección: Cefazolina 1 g preinducción, luego 1 g cada 8 horas por 24 horas.
Alternativa: Cefalotina 1 g preinducción, luego 1 g cada 6 horas por 24 horas.
Alergia a B-lactámicos: Clindamicina 600 mg en inducción, luego 600 mg cada 8 horas por 24 horas.

Procedimiento Esquema electivo Esquema alternativo Alergia a B-lactámicos Duración

Resección pulmonar, Cefazolina lg Cefalotina 1g ia Clindamicina 24 horas


cirugía mediastino ia c/8 hs. c/6 hs. 600 mg ia c/8 hs.

Nota: No requieren profilaxis antibiótica la colocación de tubo pleural y el traumatismo de tórax.


En el traumatismo de tórax que requiere colocación de tubo pleural, 24 horas de profilaxis con cefalosporinas de primera
generación podría ser de utilidad.

6. Cirugía vascular

A. Colocación de prótesis vasculares (centrales o periféricas):


Elección: Cefazolina 1 g preinducción, luego 1 g cada 8 horas por 24 horas.
Alternativa: Cefalotina 1 gramo en la preinducción, luego 1 g cada 6 horas por 24 horas.
Alergia a B-lactámicos: Vancomicina 1 g preinducción, luego Vancomicina 1 g cada 12 horas x 24 horas.
B. Colocación de marcapasos definitivo:
Elección: Cefazolina 1 g preinducción, como vínica dosis.
Alternativa: Cefalotina 1 g preinducción, como única dosis.
Alergia a B-lactámicos: no administrar profilaxis.
C. Otra cirugía vascular sin colocación de prótesis arteriales:
Elección: Cefazolina 1 g preinducción, luego 1 g cada 8 horas por 24 horas.
Alternativa: Cefalotina 1 g preinducción, luego 1 g cada 6 horas por 24 horas.
Alergia a B-lactámicos: Vancomicina 1 g preinducción, luego 1 g cada 12 horas por 24 horas.

Procedimiento Esquema electivo Esquema alternativo Alergia a B-lactámicos Duración


Colocación marcapasos Cefazolina lg ia Cefalotina lg ia Monodosis
definitivo1

Colocación prótesis Cefazolina 1 g ia c/8 hs. Cefalotina 1 g ia Vancomicina lg ia 24 horas


arteriales c/6 hs. c/12hs.
Otras cirugías Cefazolina lg ia Cefalotina 1 g ia Vancomicina lg ia Monodosis3
vasculares s/colocación
de material implantable2

' No requieren profilaxis: colocación de Swan-Ganz, colocación de marcapasos transitorios, estudios hemodinámicos y
arteriografías.
2
Indicación precisa en cirugía de aorta, miembros inferiores y confección de accesos de hemodiálisis.
Indicación dudosa en cirugía de cuello y miembro superior.
No indicada: cirugía de várices y otras venosas.
3
Salvo que la cirugía dure más de 4 horas, en que debe extenderse a 24 horas.

D. Cirugía cardiovascular central con o sin colocación de material protésico:


Elección: Cefazolina 1 g preinducción, luego 1 g cada 8 horas por 24 horas.
Alternativa: Cefalotina 1 g preinducción, luego 1 g cada 6 horas por 24 horas.
Alergia a B-lactámicos: Vancomicina 1 g en inducción, luego Vancomicina 1 g cada 12 horas x 48 horas.

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76 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

Procedimiento Esquema electivo Esquema alternativo Alergia a B-lactámicos Duración


Intestino delgado, Preparación mecánica Clindamicina 600 mg Monodosis
colon y recto Metronidazol 500 mg u Gentamicina 1,5 mg/kg
Ornidazol lg
+ Gentamicina
1,5 mg/kg ia Cefoxitina 2 g ia

Apendicectomía Metronidazol 500 mg u Clindamicina 600 mg Monodosis.


Ornidazol lg Cefoxitina 2 g ia + Gentamicina Si perforación o
+ Gentamicina 1,5 mg/kg ia gangrena continuar 3 a
3 mg/kg ia 5 días
Traumatismo penetrante Metronidazol 500 mg u Cefoxitina 2 g ia Clindamicina 600 mg ia Monodosis.
de abdomen Ornidazol 1 g + Gentamicina Si perforación viscera
+ Gentamicina 1,5 mg/kg ia hueca continuar 3-5 días
3 mg/kg ia

10. Cirugía ginecológica y obstétrica

A. Histerectomía abdominal o vaginal y cirugía vaginal:


Elección: Cefazolina 1 g preinducción, como única dosis.
Alternativa: Cefalotina 1 g preinducción, como única dosis.
Alergia a B-lactámicos: Clindamicina 600 mg más Gentamicina 1,5 mg/kg preinducción.
B. Aborto:
Bl. Espontáneo del primer trimestre: Doxiciclina 200 mg por vía oral y luego 100 mg cada 12 horas por 24 horas (en
especial si hay factores de riesgo para enfermedades de transmisión sexual (ETS) o antecedentes de enfermedad inflamatoria
pelviana (EIP).
Alergia a tetraciclinas: Clindamicina 600 mg más Gentamicina 1,5 mg/kg preinducción.
Nota: Realizar tratamiento completo si se documenta C. trachomatis y/o TV. gonorrhoeae en estudios previos al procedi-
miento. (done by 007)
B2. Primer trimestre con sospecha de maniobras abortivas. Segundo y tercer trimestre:
Elección: Cefazolina 1 g preinducción, luego 1 g cada 8 horas por 24 horas.
Alternativa: Cefalotina 1 g preinducción, luego 1 g cada 6 horas por 24 horas
Alergia a B-lactámicos: Clindamicina 600 mg más Gentamicina 1,5 mg/kg preinducción, luego Clindamicina 600 mg cada
8 horas hasta completar 24 horas más Gentamicina 3 mg/kg, única dosis.
C. Cirugía mamaria:
Elección: Cefazolina 1 g preinducción, como única dosis.
Alternativa: Cefalotina 1 g preinducción, como única dosis.
Alergia a B-lactámicos: Clindamicina 600 mg preinducción.
D. Colocación de DIU e histerosalpingografía:
Doxiciclina 200 mg por vía oral 2 horas antes del procedimiento.
Alergia a tetraciclinas: Clindamicina 600 mg vo 2 horas antes del procedimiento.
E. Cesárea:
Elección: Cefazolina 2 g inmediatamente después de clampear el cordón como única dosis.
Alternativa: Cefalotina 2 g inmediatamente después de clampear el cordón como única dosis.
Alergia a B-lactámicos: Clindamicina 600 mg + Gentamicina 1,5 mg/kg dosis única inmediatamente después de clampear
el cordón como única dosis.

Procedimiento Esquema electivo Esquema alternativo Alergia a B-lactámicos Duración


Histerectomía Cefazolina 1 g ia Cefalotina 1 g ia Clindamicina 600 mg Monodosis
abdominal o vaginal + Gentamicina
1,5 mg/kg ia

Aborto primer trimestre Doxiciclina 200 mg Clindamicina 600 mg Monodosis


sin sospecha de luego 100 mg + Gentamicina
maniobras abortivas vo c/12 hs. por 24 hs. 1,5 mg/kg ia
Aborto primer trimestre Cefazolina 1 g ia Cefalotina 1 g ia c/6 hs. Clindamicina 600 mg ia 24 horas
(con sospecha de c/8 hs. c/8 hs.
maniobras abortivas, + Gentamicina
segundo y tercer 1,5 mg/kg ia
trimestre)

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4. INFECCIÓN EN CIRUGÍA 77

Procedimiento Esquema electivo Esquema alternativo Alergia a B-lactámicos Duración


Colocación DIU Doxiciclina 200 mg vo Clindamicina 600 mg Monodosis
Histerosalpingografía 2 hs. antes del procedi- vo 2 hs. antes del
miento procedimiento

Cesárea Cefazolina 2 g Cefalotina 2 g Clindamicina 600 mg Monodosis inmediata-


+ Gentamicina mente después del
l,5mg/kg clampeo del cordón

Cirugía mamaria Cefazolina 1 g ia Cefalotina 1 g ia Clindamicina 600 mg ia Monodosis

11. Procedimientos mínimamente invasivos

• Se utilizarán los esquemas propuestos para los procedimientos convencionales correspondientes.


• Procedimiento endoscópico sobre la vía biliar obstruida: Piperacilina 4 g preprocedimiento. Continuar hasta lograr la
desobstrucción: 4 g cada 8 horas.

12. Profilaxis antibiótica en mordeduras humanas y animales

El inicio de la profilaxis antibiótica de las mordeduras debe comenzar dentro de las primeras 24 horas después de produci-
da, preferentemente dentro de las 8 horas. Al mismo tiempo debe realizarse limpieza agresiva y desbridamiento quirúrgico si
fuera necesario.
Esquema de elección: Amoxicilina/Acido clavulánico 500 mg cada 8 horas vo por 3 a 5 días.
Alternativa: Penicilina V 500 mg cada 6 horas por 3 a 5 días.
Alergia a B-lactámicos: Doxiciclina 100 mg cada 12 horas por 3 a 5 días.

Antibióticos en cirugía tro frente a gramnegativos, mientras que también le otorgan


actividad frente a estafilococos meticilinosensibles y anaero-
El desarrollo de este tema no intenta ser exhaustivo, sino bios, facultativos y bacterias aerobias que son resistentes a las
que está orientado a aquellos antibióticos que son más común- penicilinas debido a la producción de beta-lactamasas. Estas
mente indicados en el tratamiento de pacientes con infeccio- últimas son producidas por especies de Escherichia coli,
nes quirúrgicas. Pseudomonas, Enterobacter, Citrobacter y Serrana; no obs-
Una de los más numerosas y más variadas clases de tante, no son susceptibles a esos inhibidores y, por lo tanto, no
antibióticos es el grupo de los beta-lactámicos. La penicilina son sensibles a la combinación de los antibióticos con ácido
G fue el prototipo de este grupo, y actualmente incluye las clavulánico o sulbactam a menos que sean sensibles al
penicilinas, las cefalosporinas, los carbapenemes y los mono- antibiótico solo.
bactamos. Los cuatro poseen un anillo beta-lactámico y va- Cefalosporinas. Es el grupo de antibióticos más nume-
rios sitios de cadenas que determinan su actividad antibacte- roso y más frecuentemente usado. Se divide comúnmente en
riana, estabilidad enzimática y características farmacocinéticas. tres generaciones, entre las cuales existen diferencias impor-
Actúan sobre la bacteria por unión a una o varias proteínas tantes. Las cefalosporinas de primera generación tienen exce-
transportadoras de penicilina e interfieren con la síntesis de la lente actividad frente a estafilococos meticilinosensibles y to-
pared celular de la bacteria. dos los estreptococos, excepto los enterococos; mediana sen-
Penicilinas. Se dividen en aquellas que son estables frente sibilidad para el grupo de las enterobacteriáceas, como E. coli,
a la penicilinasa estafilocócica y aquellas que no lo son. Las Proteus mirabilis y muchas especies de Klebsiella. La dife-
penicilinas antiestafilocócicas son activas frente a estafilococos rencia más importante entre los miembros de la primera gene-
meticilinosensibles, pero tienen una actividad reducida frente ración es la vida media. La cefazolina, con vida media larga,
a especies estreptocócicas y especialmente no actúan contra puede administrarse cada 8 horas, manteniendo por más tiem-
bacilos gramnegativos y anaerobios. Todas las restantes peni- po buenas concentraciones en la sangre y los tejidos cuando
cilinas son hidrolizadas por la penicilinasa estafilocócica y, es usada como profilaxis, comparada con otros miembros de
por lo tanto, resultan inadecuadas para el tratamiento de infec- esta clase.
ciones causadas por estos gérmenes. Tienen una excelente ac- Las cefalosporinas de segunda generación han aumentado
tividad frente a otros cocos grampositivos, con excepción del su espectro sobre los gramnegativos, comparadas con las de
enterococo, el cual presenta una resistencia variable. La ma- primera generación. Pueden emplearse para infecciones ad-
yor diferencia entre las penicilinas es en su espectro frente a quiridas en la comunidad o cuando la sensibilidad del ger-
bacilos gramnegativos aerobios y facultativos. Las más avan- men es conocida. Esta clase de antibióticos no es recomenda-
zadas acilureidopenicilinas son muy activas frente a esos gér- ble para el tratamiento de infecciones hospitalarias por baci-
menes, incluso gramnegativos multirresistentes. los gramnegativos. La distinción más importante dentro de este
Recientemente, varias penicilinas han sido combinadas con grupo es con respecto a la actividad sobre anaerobios, pudién-
un inhibidor de beta-lactamasas, ácido clavulánico o sulbactam. dose observar un grupo con buena actividad (cefoxitina, cefote-
Estas combinaciones permiten al antibiótico retener su espec- tan) y otro con escasa o nula actividad (cefamandol, cefora-

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78 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

nida, y cefonicid). Dentro de cada uno de esos grupos existen menta considerablemente en pacientes con infecciones que
los que tienen vida media corta (cefoxitina y cefamandol) y comprometen la vida. Por esta razón, las dosis y los intervalos
vida media larga (cefotetan, ceforanida, y cefonicid). de administración deben ser individuales y de ser posible su
Las cefalosporinas de tercera generación tienen su espec- determinación por niveles séricos; no es recomendable la uti-
tro expandido en forma importante sobre bacilos gramnega- lización de nomogramas o esquemas de dosificación. Esto úl-
tivos, incluso especies resistentes, convirtiéndose en alterna- timo no es muy usual en la práctica diaria, por lo cual actual-
tiva frente a los aminoglucósidos, sobre los cuales tienen ma- mente los aminoglucósidos son reservados para tratamiento
yor seguridad. En cambio, su espectro está notablemente re- de microorganismos resistentes conocidos o como parte de una
ducido sobre estafilococos y estreptococos comparadas con combinación sinérgica para tratar infecciones enterocócicas
las de primera y segunda generación. La cobertura para graves o determinadas infecciones por bacilos gramnegativos.
anaerobios varía de pobre a buena. La diferencia más impor- Antianaerobios. Los antibióticos con importante activi-
tante en este grupo está relacionada con la actividad antipseudo- dad antianaerobia no son agrupados lógicamente, excepto por
monas, diferenciándose aquellas que sí la tienen (cefoperazona esta característica. La droga más antigua efectiva antianaerobia
y ceftazidima) y aquellas que no (cefotaxima, ceftizoxima y es el cloranfenicol. No obstante ser aún muy activo frente a la
ceftriáxona). mayoría de los anaerobios patógenos por controles "in vitro",
Monobactamos. Astreonam es el representativo dentro de es poco común su uso debido a su potencial toxicidad sobre la
esta clase de antimicrobianos. Tiene cobertura sobre gramne- médula ósea. La clindamicina posee excelente actividad fren-
gativos, incluso la mayoría de las especies de Pseudomonas, te a la mayoría de las bacterias anaerobias tanto como frente a
similar a los aminoglucósidos, y como éstos, actividad muy las grampositivas. La escasa actividad para bacilos gramne-
escasa sobre cocos grampositivos y anaerobios. Tienen la se- gativos aerobios y facultativos implica que este antibiótico debe
guridad de otros betalactámicos, y no se conocen reacciones usarse esencialmente asociado a otros antibióticos para cubrir
cruzada en pacientes con alergia a penicilinas o cefalosporinas. esos patógenos, los cuales generalmente acompañan a los
Carbapenemes. Imipenem es el primer representante de anaerobios en las infecciones clínicas.
este grupo y probablemente el de mayor espectro comparado El metronidazol es el antibiótico que posee la más com-
con cualquier otro antibiótico. Tiene una excelente actividad pleta actividad para todos los patógenos anaerobios. Sin em-
frente a cocos grampositivos, con la excepción de los estafilo- bargo, no es activo frente a microorganismos aerobios o facul-
cocos meticilinorresistentes, y sólo mediana para el enterococo. tativos gramnegativos o grampositivos. Por lo tanto, siempre
Es muy activo frente a todas las bacterias anaerobias y la ma- debe estar asociado con otro antibiótico para lograr la cober-
yoría de los gérmenes gramnegativos, incluidas la mayoría de tura total. Dado que, como se mencionara más arriba, no cu-
las especies de Pseudomonas, pero es inactiva para la Pseudo- bre a los cocos grampositivos, la asociación con aminoglu-
monas cepacia y Xanthomonas maltophilia y especies de cósidos en las infecciones mixtas deja un importante grupo de
Proteus indolpositivos. Como con otros antibióticos, las patógenos sin cobertura. Por esta razón es mejor combinar el
Pseudomonas desafortunadamente desarrollan resistencia du- metronidazol con una cefalosporina de tercera generación, es-
rante el tratamiento. En la actualidad existe otro componente quema de uso muy habitual en la práctica diaria y de reconoci-
de este grupo de antibióticos denominado meropenem con da eficacia.
actividad similar. Macrólidos. La eritromicina es un antibiótico macrólido
Quinolonas. Esta clase de antibióticos fue durante mucho con mediana actividad antianaerobia en las concentraciones
tiempo representada solamente por el ácido nalidíxico, utili- que deben ser alcanzadas sistemáticamente. Su uso ha sido
zado sólo para infecciones del tracto urinario. Más reciente- muy difundido, sin embargo, como agente oral en combina-
mente, gran variedad de antibióticos quinolónicos han sido ción con un aminoglucósido para la reducción del número de
desarrollados (norfloxacina, ciprofloxacina, etc.). Tienen una bacterias en la luz del intestino antes de las operaciones
gran actividad sobre gramnegativos incluida la Pseudomona, colónicas. En las concentraciones alcanzadas dentro de la luz
La mayoría tiene actividad frente cocos grampositivos, inclui- del colon, se logra marcadamente la supresión del crecimien-
das algunas especies de estafilococos meticilinorresistentes y to de anaerobios. La eritromicina es activa frente a la mayoría
es buena frente a anaerobios. de los cocos grampositivos y especies de Neisseria. Por ello,
Aminoglucósidos. Durante muchos años esta clase de en algunas oportunidades es utilizado como alternativa en pa-
antibióticos fueron los más utilizados para el tratamiento em- cientes alérgicos a la penicilina. Ha demostrado, además, acti-
pírico de infecciones graves por gérmenes gramnegativos. En vidad frente a micoplasmas, clamídia, Legionella y Rickettsia.
los últimos años, en cambio, la disponibilidad de cefalosporinas Es también un antibiótico efectivo frente a Campylobacter
de tercera generación, nuevas penicilinas, monobactamos, jejuni.
carbapenemes y nuevas quinolonas ha reducido en gran medi- Tetraciclinas. Hace dos décadas fueron la clase de anti-
da su indicación. Tienen un amplio espectro sobre aerobios y bióticos con actividad antianaeróbica significativa. Tiene ade-
gramnegativos facultativos y prácticamente ninguno para co- más mediana actividad frente a algunos bacilos gramnegativos
cos grampositivos, pero son un componente importante de te- y muchos cocos grampositivos. En esta década han sido rele-
rapéutica sinérgica frente a enterococos cuando se combinan gadas a una tercera elección en la mayoría de las infecciones
con penicilina o vancomicina. Los aminoglucósidos no tienen quirúrgicas.
actividad sobre anaerobios o bacterias facultativas en ambien- Glicopéptidos. El representante de este grupo de
te anaerobio. antibióticos es la vancomicina, activa esencialmente frente a
El uso clínico de los aminoglucósidos es dificultoso debi- cocos grampositivos, especialmente estafilococos meticili-
do a que el límite entre niveles terapéuticos y toxicidad es norresistentes, para los cuales es la única elección que existe
muy estrecho, y ésta se manifiesta primariamente por daño en la actualidad. Tiene también una moderada actividad con-
renal y del octavo par (ramas auditiva y vestibular). Esta clase tra el enterococo, es activa frente a la mayoría de especies de
de antibióticos se distribuye en el espacio intersticial, com- Clostridium, especialmente C. difficile, el primer patógeno
partimiento corporal que se modifica con la enfermedad y au- responsable de diarrea asociada a antibióticos.

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4. INFECCIONEN CIRUGÍA 79

Formas particulares de infección quirúrgica neo, sino también en toda área rica en tejido conjuntivo laxo y
pasible de una inoculación o contaminación bacteriana
Celulítis simples (flemones de cuello, periamigdalino, perifaríngeos, del piso
de la boca, del mediastino, de las vainas tendinosas, periné.
Definición. Se denomina así a la inflamación inespecífica etc.).
no supurada del tejido celular subcutáneo. Etiología. No tienen un patrón bacteriológico propio cuan-
Etiología. Las causas posibles de una celulitis son muy do aparecen cerca de los orificios naturales (boca, vagina, ano).
variadas. Pueden ser por radiaciones, trastornos circulatorios La presencia de anaerobios es constante, pero aun en estos
crónicos de origen venoso, particularmente en piernas, o in- casos son como regla infecciones polímicrobianas por flora
fecciones. Estas últimas pueden ser producidas por gérmenes mixta (aerobios, anaerobios). En el tronco y los miembros,
aerobios y anaerobios. No hay correlación clínico-bacterio- lejos de los orificios que habitualmente albergan anaerobios,
lógica. Las soluciones de continuidad de la piel (heridas, úlce- los gérmenes predominantes son cocos grampositivos aerobios
ras) favorecen su aparición. y enterobacterias.
Clínica. Existen formas agudas y crónicas. Las primeras Clínica. Son cuadros más graves que las celulitis simples.
son generalmente de origen infeccioso; las crónicas se ven Frecuentemente existen problemas de terreno en el paciente
sobre todo en las celulitis de origen venoso y como conse- que lo predispone al desarrollo de flemones. De modo general
cuencia de procedimientos radiantes. puede decirse que el proceso sobrepasa la etapa anatómica de
En las formas agudas, en lo local están presentes todos los la celulitis simple al no poder controlar el organismo el proce-
signos de la inflamación, que son máximos en el centro del so, porque los mecanismos defensivos locales y generales no
área. No hay fluctuación y los límites periféricos de la zona de logran circunscribir la infección.
celulitis se pierden insensiblemente en los tejidos vecinos. Esto Las manifestaciones locales son más llamativas que en las
establece una diferencia clínica clara con la erisipela, como se celulitis y toda la región asiento del flemón se ve involucrada
verá mas adelante. El paciente puede tener manifestaciones El edema es importante. Las manifestaciones de compromiso
generales y humorales de un proceso infeccioso. de estructuras profundas son frecuentes, sobre todo en el cue-
En las formas crónicas, los síntomas y signos de inflama- llo (vía aérea, tubo digestivo, mediastino).
ción están muy atenuados. La esclerosis cicatricial se va insta- Las manifestaciones generales son las comunes a iodo pro
lando progresivamente y el tejido conjuntivo maduro sustitu- ceso infeccioso severo. Son tanto más graves cuanio peores
ye al celular laxo. La densidad de vasos linfáticos y sanguí- son los factores asociados (diabéticos, desnutridos, etc.)
neos disminuye marcadamente. La esclerosis y la pobreza
vascular exponen a la ulceración de la zona, sobre todo ante
traumatismos mínimos. Finalmente, la dermis, los planos Erisipela
fasciales profundos y el periostio se solidarizan a expensas de
la maduración del colágeno que sustituye al tejido celular nor- Definición. Es la infección que asienta en el tejido celulai
mal. de la dermis de los tegumentos producida por el estreptococo
Es frecuente que en esta evolución crónica se injerten epi- B-hemolítico (dermitis estreptocócica). No se trata de una for-
sodios agudos donde son evidentes los síntomas y signos de ma especial de infección sino de una infección estreptocócica
inflamación. con una localización especial.
Tratamiento. La celulitis aguda no tiene tratamiento qui- Etiología. Existen condiciones generales (diabetes), regio
rúrgico, sino exclusivamente médico: reposo con el miembro nales (alteraciones circulatorias crónicas) y locales (úlceras.
en posición declive, apositos mojados en solución de alcohol- mal perforante plantar, heridas, fístulas) que exponen particu-
éter o colocación de bolsas con hielo, antibióticos y correc- larmente a su aparición. El germen causal no es específico de
ción de posibles alteraciones generales o regionales favorece- esta afección. Hace algunos años se llegó a hablar de un
doras de la infección. estreptococo "erysipelatis". Posteriormente se vio que el
El tratamiento con antibiótico suele ser casi como regla estreptococo no tenía especificidad alguna, sino que es el mis-
empírico. Si hay una úlcera o herida debe ser diferido hasta mo que se ve en otras formas de infección.
realizar un correcto estudio bacteriológico. Si por las condi- Clínica. El paciente tiene manifestaciones locorregionales
ciones del paciente y las características de la infección no pu- y generales.
diera esperarse esta información, por lo menos antes de co- En lo local, el cuadro comienza como un proceso inflama-
menzar a suministrar antibióticos se obtendrán muestras del torio. Al cabo de 24 o 48 horas aparece una placa llamada
material para estudio bacteriológico. erisipelatosa, caracterizada como una mancha roja de bordes
irregulares. Rápidamente se nota que la parte central se vuel-
ve más pálida que la periferia. La piel es tensa y brillante en
Flemón toda la extensión de la mancha. Al pasar los dedos desde la
piel vecina a la placa se percibe una sobreelevación de los
Definición. Generalmente el flemón aparece en el curso bordes de ésta (rodete). La placa es sumamente dolorosa al
evolutivo de una celulitis infecciosa. Se caracteriza por la apa- tacto.
rición de pus en el área de la celulitis, que infiltra el tejido Puede tomar cualquier territorio cutáneo. El edema es tan-
celular subcutáneo y en profundidad sigue el camino del teji- to mayor cuanto más laxo es el tejido subyacente (cara, escroto.
do celular que rodea los vasos y la aponeurosis y tabiques labios mayores, etc.). No es raro ver flictenas y extravasaciones
¡ntermusculares. El pus no se acumula constituyendo una ca- sanguíneas.
vidad, como es característico en los abscesos. En el flemón el No es frecuente que aparezcan adenopatías regionales. En
pus es un hallazgo: al incidir o punzar la zona se obtiene un estos casos es imperativo el diagnóstico diferencial con las
exudado purulento. celulitis graves de ¡as partes blandas.
Los flemones se ven no sólo en el tejido celular subcutá- A los 4 a 6 días del comienzo las manifestaciones ¡ocales

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80 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

se estacionan y lentamente comienzan a regresar. En pacien- (estafilococo) o fluido, gris amarronado, fétido (anaerobio).
tes inmunodeprimidos la erisipela puede tomar una marcha Si se deja decantar el pus, se observa que está constituido en
gangrenosa, con necrosis de la piel y el tejido celular. El cua- su mayor parte por una capa superficial de suero y se deposita
dro debe distinguirse de la gangrena bacteriana sinérgica de una capa profunda constituida por tejidos necróticos, restos
Meleney y de las celulitis extensas graves, ya que la conducta leucocitarios y bacterias.
terapéutica difiere sustancialmente. Clínica. Los abscesos dan origen a sintomatología local y
Además de la manifestaciones locales, existe un cuadro general. Localmente, se expresan como un proceso inflamatorio
infeccioso general más o menos severo, sobre todo en pacien- circunscripto que, cuando asienta en el tejido celular subcutá-
tes añosos, diabéticos y desnutridos. neo, da lugar a los cuatro signos cardinales de la inflamación:
Tratamiento. El tratamiento de la erisipela es médico: dolor, rubor, calor y tumefacción. La piel se encuentra indurada,
corrección de los trastornos generales, reposo, miembro en tumefacta, sensible o francamente dolorosa al tacto. Es llama-
posición declive, enfriamiento de la zona. El antibiótico de tiva la gran hipertermia local, que indica la evolución del pro-
elección es la penicilina. ceso. Lo que más molesta al enfermo es el dolor local intenso,
permanente, o lo que es más característico, de tipo pulsátil,
que lo lleva a la adopción de actitudes antálgicas. Cuando el
Absceso proceso en su evolución se autolimita, aparece la fluctuación,
que ocurre por lo general entre el 5° y 7° día. La fluctuación es
Definición. El absceso es el producto de un proceso un signo característico: colocando un dedo en uno de los po-
inflamatorio exudativo, constituido por una colección circuns- los del absceso, se percibe cómo es rechazado cada vez que se
cripta de pus, alojado en una cavidad neoformada. Esta cavi- provoca una depresión en el polo opuesto con otro dedo. Este
dad puede estar localizada en el tejido celular, por debajo de la signo indica que el pus está coleccionado y es el momento
aponeurosis, o en cavidades corporales circuscripto por oportuno para su evacuación.
visceras. Los procesos que supuran en una cavidad preformada, En algunas ocasiones el absceso es profundo (absceso
por el contrario, reciben otras denominaciones, sinovitis glúteo por inyectable) y es posible que falte alguno de los ele-
supuradas, artritis supuradas, etc. Los derrames purulentos mentos característicos de la inflamación. Puede predominar
acumulados en el interior de una serosa toman el nombre de el dolor, la contractura regional muscular antálgica o el edema
empiemas. cutáneo; en estos casos "dudosos", la punción exploradora y
Etiopatogenia. Los gérmenes más frecuentemente respon- la aspiración con jeringa confirman el diagnóstico.
sables de la formación de abscesos son los estafilococos do- Los síntomas generales están dominados por un síndrome
rados y el estreptococo, pero en ciertas localizaciones (absce- toxiinfeccioso, con fiebre en picos (no sostenida), escalofríos,
so perianal) o en pacientes con disminución de sus defensas sudoración, anorexia, que lleva en ocasiones a un rápido dete-
(diabéticos, inmunodeprimidos, etc.) pueden ser debidos a rioro del estado general (sobre todo en los abscesos de locali-
gérmenes gramnegativos y anaerobios. zación visceral).
La puerta de entrada puede ser diversa: laceraciones cutá- Evolución. La evolución natural de un absceso bien cons-
neas, heridas, inyectables con técnica y material no asépticos, tituido es la evacuación espontánea al exterior, para eliminar
etc. Otras vías posibles de llegada del agente agresor son la los restos necróticos y cuerpos extraños que contiene en su
hematógena, la linfática y por contigüidad. cavidad. Esta eventualidad nunca debe aguardarse: todo abs-
Una vez inoculado el germen, se desencadena un proceso ceso demanda ser evacuado quirúrgicamente en el momento
inflamatorio tendiente a limitar y destruir el foco, con libera- oportuno; de no actuar así, en su evolución se extiende clivando
ción de mediadores que producen vasodilatación, quimiotaxis los espacios celulares para abrirse en la piel o dentro de una
y bacteriólisis. Se altera la permeabilidad vascular en el foco viscera hueca, o puede ser el punto de partida de una sepsis.
con diapédesis leucocitaria. Los capilares son obliterados por Una vez evacuado su contenido completamente, tiende a
la compresión resultante de los tejidos inflamados, que lleva a la curación rápida, salvo que la causa local de la infección sea
la isquemia y necrosis celular. Fermentos proteolíticos y mantenida por un cuerpo extraño, una foco de osteítis, etcéte-
colagenasas de origen bacteriano (hialuronidasa estreptocócica) ra.
digieren y necrosan los tejidos circundantes, lo cual explica la Diagnóstico. El diagnóstico de los abscesos superficiales
tendencia de las colecciones supuradas a abrirse paso en los se basa en la existencia de los elementos inflamatorios locales
tejidos. A nivel del foco, como resultado de los fenómenos más fluctuación. En el caso de abscesos en zonas de pasaje de
relatados, existe una importante hipoxia, acidosis e hipertonía. paquetes vasculares (cuello, ingles, axilas, etc.) se debe reali-
Anatomía patológica. Esquemáticamente, el absceso zar el diagnóstico diferencial con posibles aneurismas com-
adopta una forma esferoidal en donde pueden distinguirse: una plicados. Por ello, la incisión debe estar siempre precedida
parte central cavitada, ocupada por el pus, cosstituida por teji- por la punción exploradora. En los abscesos profundos el diag-
dos necrosados, restos celulares, leucocitos con degeneración nóstico se realiza mediante el empleo de métodos por imáge-
grasa de su citoplasma, pignosis y cariorrexis, y en ocasiones nes y la punción dirigida.
hematíes, linfocitos y plasmocitos; una capa fibrocutánea, que Tratamiento. La medida terapéutica fundamental frente
rodea al pus con neutrófilos conservados; por fuera de ésta, a un absceso es el drenaje al exterior por el trayecto más corto
una zona de tejido de granulación, donde se observa vasodi- y la toma de muestra de pus para el estudio bacteriológico.
latación, vasos de neoformación y proliferación fibroblástica Esto se logra mediante la incisión quirúrgica precedida de anes-
que indica el comienzo de la reparación, y una banda fibrosa, tesia local (por ejemplo, absceso glúteo).
más o menos diferenciada, constituida por tejido muy vasculari- Actualmente, los abscesos profundos de diferentes topo-
zado que funciona como barrera para impedir la diseminación grafías pueden ser drenados por punción y aspiración del con-
del proceso, y que lo separa de los tejidos sanos. (done by 007) tenido, seguidas de la colocación de un catéter de calibre sufi-
El aspecto del pus es variable, según el germen responsa- ciente para asegurar el mantenimiento de un drenaje adecuado
ble; es espeso, amarillento, cremoso, bien ligado, inodoro y realizar lavados de la cavidad.

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4. INFECCIÓN EN CIRUGÍA 81

Los antibióticos tienen un papel secundario en el tratamien- Sintomatología. Al inicio se observa una pequeña .eleva-
to de los abscesos y suelen no ser necesarios en la mayoría de ción de la piel que se torna rojiza, pruriginosa, y al aumentar
los casos si el drenaje quirúrgico ha sido adecuado. La elec- de tamaño produce dolor al tacto y luego en forma espontá-
ción del antibiótico está relacionada con el germen supuesta- nea. Se aprecia induración local y los pacientes adoptan posi-
mente responsable. Este puede ser conocido con certeza si se ciones antálgicas. A los 5 días aparecen pústulas en el vértice
ha realizado el estudio bacteriológico correspondiente. de la induración. Durante el proceso de esta enfermedad pue-
den palparse adenomegalias regionales y constatarse ligera
hipertermia.
Forúnculo Diagnóstico. Es clínico. En ciertas regiones como en la
axila este proceso debe diferenciarse de la hidrosadenitis, de
Definición. Es el proceso inflamatorio agudo, focal, pro- evolución más prolongada, con mayor induración, dolor más
ducido por el estafilococo dorado, originado en el aparato intenso y topografía sugestiva.
pilosebáceo o glándulas de la piel. Tratamiento. Es sintomático, deben evaluarse afecciones
Etiología. Los estafilococos grampositivos causan habi- generales (diabetes). Se harán curaciones periódicas usando
tualmente infecciones en la piel. De los diversos estafilococos, antisépticos locales y tratamiento del dolor con analgésicos.
S. aureus es para el hombre el patógeno más importante. La No creemos indicada la administración de antibióticos en el
mayoría de estos gérmenes son hemolíticos y coagulasa posi- forúnculo aislado.
tivos, propiedad ésta, probablemente por trombosis en los va- Conceptos más importantes:
sos de las zonas afectadas, responsable de focalizar las lesio- 1) No se debe acelerar quirúrgicamente su evolución.
nes. Este proceso ocurre generalmente en las áreas pilosas, 2) No se debe malaxar el forúnculo.
húmedas del cuerpo. Cuando el germen penetra por los orifi- 3) Se le debe explicar al paciente su enfermedad.
cios naturales de la piel (folículos pilosos, glándulas sudorípa- Pronóstico. Benigno en el forúnculo aislado y en perso-
ras), según la virulencia, resistencia del huésped y profundi- nas sanas. En el del labio superior, el ala de la nariz y los sur-
dad de penetración, dará lugar a afecciones de diversa impor- cos nasogenianos, el pronóstico es más reservado, ya que es-
tancia. Cuando no va más allá de la región superficial del tas localizaciones poseen conexiones venosas que entrañan el
folículo piloso, se origina una pústula pequeña, foliculitis su- riesgo de embolización en los senos craneanos.
perficial: traccionando del pelo, éste no sale, lo cual demues- El forúnculo periorificial mal tratado puede extenderse y
tra su indemnidad y la superficialidad del proceso. En otros dar lugar a infecciones del cuello con eventual compromiso
casos penetra hasta el fondo del folículo y se genera una pe- respiratorio.
queña supuración local con inflamación perifolicular; esto La furunculosis como enfermedad debe hacemos buscar
constituye la foliculitis profunda. En estos casos, si se tracciona trastornos nutritivos pasajeros, enfermedades metabólicas, etc.,
del pelo, éste se desprende, demostrando la destrucción del que deberán ser tratados considerando la corrección del
folículo. Estos procesos generalmente autolimitados son muy desequilibrio general.
comunes en la zona de la barba. Las autovacunas y las vacunas antiestafilocócicas sólo tie-
Si el germen atraviesa la débil barrera de las glándulas nen una base empírica y no se aconsejan.
sebáceas y continúa en profundidad, se producirá tumefacción
de esta barrera epitelial, creándose una cavidad cerrada, don-
de los gérmenes exaltarán su virulencia. Aquí, repetimos, se Ántrax
conjugan virulencia del germen y terreno, por lo cual estas
infecciones son de observación frecuente en diabéticos o en Definición. Es un proceso infeccioso de la piel, con puerta
inmunodeprimidos. de entrada piloglandular, que engloba el fondo epitelial del
La penetración de los gérmenes es facilitada por el roce de folículo atravesándolo e invadiendo la dermis, desde donde,
la piel, mala higiene, etc., existen zonas del cuerpo proclives, en sucesivas etapas ascendentes, llega a la piel aflorando por
en estas condiciones, a sufrir esos procesos: nalgas, cara inter- varias bocas. Esta definición se contrapone con la clásica que
na de los muslos, nuca, axilas. decía que era un conjunto de forúnculos.
Anatomía patológica. Luego de afectado el aparato Etiopatogenia. Clásicamente se lo engloba entre las in-
pilosebáceo y de constituirse la cavidad cerrada, se produce fecciones estafilocócicas. Si bien el estafilococo dorado es su
una reacción tóxica microbiana con destrucción de las células principal agente etiológico, se observa un sinergismo entre éste
epiteliales, que se acumulan en el fondo del folículo. Esto pro- y otras bacterias (estreptococo, otras cepas de estafilococos).
duce dilatación excéntrica de la cavidad y compresión de la Al igual que en el forúnculo existe un terreno predispo-
capa periférica de mala envoltura pilosa, con mortificación nente. Su localización es en la nuca, la región dorsal, los glúteos
por isquemia más edema e inflamación, que conducen al y la cara.
esfacelo de la zona isquémica (bulbo piloso). Este proceso es Anatomía patológica. Los gérmenes que penetran en el
rodeado por inflamación del tejido celulograso que constitu- folículo piloso se dirigen a la profundidad destruyendo el fon-
yen las columnas adiposas de Collins-Warren. A su vez, de do epitelial, que a este nivel constituye la base de los pilares
éstas salen prolongaciones que conectan los folículos entre sí, de Collins y Warren. Luego de tomar este tejido conjuntivo
y se explicaría de tal modo la vía de propagación de la infec- graso, el proceso infeccioso invade el celular subcutáneo, la
ción a partir del folículo pilosebáceo hacia otras estructuras, fascia superior y los planos aponeuróticos, aflorando en zonas
superficiales o profundas. Como resultado de esta reacción vecinas a veces a 5 o 10 cm del foco inicial.
inflamatoria, se produce la supuración del folículo piloso y Esta zona comprometida presenta: edema, tumor, calor,
del tejido de vecindad. Esta supuración se evacuará espontá- induración y enrojecimiento; la piel sufre la isquemia conse-
neamente y queda en el interior de la cavidad el "clavo" cutiva, lo cual significa la mortificación de los planos subya-
(folículo piloso), cuerpo muerto que en 3 o 4 días se despren- centes. La piel se torna violácea, infiltrada, y a los pocos días
derá y es expulsado al exterior. se abre por numerosas bocas, de las cuales sale el pus y que no

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82 SECCIÓN [. PARTE GENERAL

son el punto de partida de la infección, sino los trayectos de Etiología aparente: Microorganismos anaerobios y sobre-
retorno. A diferencia del forúnculo, el ántrax es difuso y muy agregados. Se presenta correlacionada con tres circunstancias:
virulento. a) Postoperatorio: es la más frecuente (25 %). Habitual-
Sintomatología. La inflamación no está localizada. La piel mente poscirugía visceral complicada. En orden de frecuencia
se presenta roja, y se vuelve pálida a la digitopresión, con do- del órgano complicado es: intestino delgado (oclusión, perfo-
lor intenso. En la evolución se torna violácea, y a los pocos ración y necrosis), apendicectomía (aun con moderada infla-
días aparecen numerosas vesículas que pronto se ulceran y mación microscópica), cirugía colorrectal programada, coloslo-
que corresponde a los trayectos de salida de la infección. Co- mías maduradas prematuramente, poscirugía de úlcera gastro-
mienza a aparecer la supuración, se ensanchan los orificios duodenal, complicación hemorrágica, cirugía ginecológica.
uniéndose los trayectos y formando grandes esfacelos. poshisterectomía por atipia cervical o miomatosis, coloniza-
El dolor se torna intolerante, de tipo punzante y de carác- ción retroperitoneal desde sitios alejados, por vía linfática, des-
ter periódico, que cede cuando la infección desaparece. de focos periféricos.
Tratamiento. Es médico y quirúrgico, de acuerdo con el b) Trauma: menos frecuente (12 %), habitualmente por
germen responsable, y de su sensibilidad o resistencia. El tra- lesión visceral oculta. A veces por inoculación directa. Se de-
tamiento quirúrgico está indicado cuando en la base del ántrax tecta tardíamente; por su carácter progresivo es de grave pro-
existen sospechas de abscedación. nóstico.
c) Sin causa aparente local: comúnmente por extensión
de procesos perineales leves.
Infecciones severas de partes blandas Hallazgos anatomopatológicos: 50 % con celulitis y
miositis local; 50 % difunde por el celular profundo y fascias
Factores etiológicos semejantes (infecciones bacterianas), a las regiones lumbar e inguinofemoral. A veces se halla con-
terreno de implantación común (piel, celular subcutáneo, mús- finada a los bordes de la herida y otras veces se extiende, en
culo, aponeurosis o fascia) y conductas terapéuticas afines cuyo caso debe ser ampliamente abierta..
han contribuido a que varios autores homogeneizaran bajo un Conduce con frecuencia a eventraciones abiertas agudas
solo acápite entidades nosológicas diferentes. Así, gangrena con o sin evisceración, según el sitio de abordaje. En gangrenas
sinergística bacteriana, fascitis necrotizante, celulitis crepitante, fulminantes la piel permanece intacta, pero es frecuente ver
necrosis celulocutánea fulminante, celulitis gangrenosa, etc., flictenas, que contienen un líquido rojo-anaranjado y placas
son nombres propios que tratan de englobar estas graves afec- cutáneas azul-negruzcas con celular tenso de color púrpura.
ciones. Pensamos que infecciones severas de las partes blan- Permanece a veces confinada a los planos profundos cuan-
das es una buena denominación genérica. do el agente etiológico es el Clostridium oedematiens y
Siguiendo a Neidhart y destacando como hecho aglutinante Bacteroides fragilis. La infección parietal no significa nece-
la destrucción parcial de las partes blandas parietales, las cla- sariamente peritonitis, pero se ven contaminaciones superfi-
sificamos en tres grupos: 1) enfermedad de Fournier, 2) celu- ciales-profundas y a la inversa.
litis subcutánea estreptocócica; 3) gangrena gaseosa y celuli- Se pueden entonces agrupar en: relativamente limitadas y
tis anaeróbica. altamente invasivas (de mal pronóstico, pues difunden en 6 a
1. Enfermedad de Fournier. Es una necrosis cutánea ful- 12 horas).
minante de los tegumentos genitales (1884). Raramente afec- Hallazgo bacteriológico: La asociación aerobio-anaerobio
ta testículos, órganos eréctiles y músculos perineales. Etiología está presente en la mayor parte de los casos. Por ejemplo
aparente: estreptococo hemolítico y otros. Forma de comien- aerobios: enterobacterias E. coli, Proteus, acompañados por
zo: rubicundez, tumor y edema, seguidos de la aparición de Staphylococcus fecalis y S. aureus; los anaerobios casi siem-
una escara negruzca y gran deterioro del estado general. Se pre son oportunistas del tubo digestivo o tracto genital:
extiende a la región abdominopelviana. Tratamiento: Drenaje Clostridium welchii o C. perfringens como grampositivo y
y/o resección de la escara, antisepsia local y antibioticoterapia Bacteroides fragilis como gramnegativo.
general adecuada, cuidados intensivos. La cirugía es princi- Presentación clínica: se debe sospechar la presencia de
palmente reparadora. Alta mortalidad: 50 %. gangrena frente al dolor sordo, profundo o constrictivo de la
2. Celulitis subcutánea estreptocócica. Se diferencia de pared abdominal en el postoperatorio. La extracción de uno o
la anterior, por no involucrar de entrada a los tegumentos dos puntos en busca de suero, sangre o gas es el procedimien-
(Meleney, 1929). Etiología aparente: estreptococo hemolílico, to que debe realizarse para confirmar su presencia. El enfisema
asociado a microorganismos piógenos, como estafilococo do- subcutáneo, si bien es patognomónico, en algunas oportuni
rado, lo cual la diferencia de la gangrena anaeróbica. dades es Ja consecuencia de un drenaje abdominal mal coloca-
Anatomopatológicamente, se caracteriza por celulitis do y no un signo de origen infeccioso.
necrotizante difusa del celular subcutáneo, infiltrado por abs- Los primeros síntomas se pueden hallar a las 24 horas del
cesos, trombosis intravascular y necrosis. Afecta principalmen- postoperatorio en casos de infecciones profundas preexistentes,
te a las piernas y se extiende al abdomen. La limitada lesión pero en ocasiones sólo se revelan entre los 3 y 5 días, ya que
superficial oculta la amplia extensión profunda. Se acompaña pueden ser malinterpretados algunos signos posquirúrgicos.
de grave deterioro del estado general, con shock séptico. Tra- Evolución: A las 48 horas de diagnosticada la complica-
tamiento: al contrario de lo que ocurre en la enfermedad de ción muere el 50 % de los pacientes. En caso de control efec-
Fournier, las maniobras quirúrgicas son la base del tratamien- tivo del proceso, se establece un ciclo de poblaciones
to. Amplia apertura y desbridamiento, aun a riesgo de ampliar bacterianas sucesivas. La aparición de Pseudomonas
la necrosis tegumentaria, antisepsia local, antibioticoterapia aeruginosa, a pesar de las complicaciones que causa, es a
general, cuidados intensivos. Alta tasa de mortalidad. menudo el signo que marca el fin del proceso gangrenoso.
3. Gangrena de la pared abdominal o Parietitis abdo- Prevención: Se logra extremando los hábitos quirúrgicos
minal gangrenosa. Comprende habitualmente todos los pla- y los recaudos operatorios.
nos (celulitis. fascitis, miositis). Tratamiento: Antibioticoterapia adecuada, cuidados inten-

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4. INFECCIÓN EN CIRUGÍA 83

sivos y actitud quirúrgica agresiva con franca exposición de operative piocedure, and patientnsk index Am J. Med. 91:152S-
las zonas infectadas y auxilio de prótesis para la contención 157S,1991
visceral. Dellinger EP: Severe necrotizing soft-tissue infections: Múltiple
Debe quedar claro que las condiciones de respuesta diseaseentities requiringacommon approach. JAMA 246: 1717.
1981.
inmunitaria del paciente desempeñan un importante papel en
Dunn DL: Infection. In Greenfield LJ (ed.): Surgery: Scientific
el pronóstico de la evolución. Utilizamos en todas las circuns- Principies and Practice. JB Lippincott. Philadelphia, 148-170.
tancias como cura antiséptica local la sacarosa en cristales o 1992.
solución, por sus demostradas propiedades antibacterianas y Horan TC, Gaynes RP, Martone WJ, et al. CDC Definitions of
detergentes. Nosocomial Site Infeclions, 1992. A Modofocation of CDC
Definitions. Infecí Control Hosp Epidemiol 13: 606-608, 1992.
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Culver DH, et al: Surgical wound infection rates by wound class. Infection. Scientific American, Inc.. New York. 1989

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Mario Perman La DCP causa, directa o indirectamente, una serie de com-
plicaciones tales como:
MARCO DE REFERENCIA DEL
SOPORTE NUTRICIONAL a) Alteraciones del proceso de cicatrización: mayor inciden-
cia de dehiscencias de heridas y anastomosis y de la apari-
La adecuada nutrición desempeña un papel umversalmen- ción de escaras de decúbito, cicatrización más lenta de
te aceptado en el mantenimiento de la salud y en la recupera- heridas y escaras.
ción de las enfermedades. En algunas patologías es imposible b) Disfunción inmunológica: mayor incidencia de infeccio-
o dificultosa la ingesta oral o se debe mantener el aparato di- nes.
gestivo en reposo, pero no existen enfermedades que se bene- c) Problemas respiratorios: predisposición a atelectasias, in-
ficien privando al organismo de nutrientes, y más aún, la in- fecciones e insuficiencia respiratoria; aumento del tiempo
anición puede causar depieción de tejidos o de nutrientes esen- de asistencia respiratoria mecánica postoperatoria.
ciales que provoca un estado de desnutrición y complica la d) Alteración de la función de los músculos esqueléticos y
evolución de la enfermedad. viscerales: dificultad para toser o moverse en la cama, pro-
La desnutrición caloricoproteica (DCP) se puede desarro- longación del tiempo de rehabilitación, disfunción
llar por una ingesta nutricional insuficiente o inadecuada, por miocárdica y motora gastrointestinal.
alteraciones de la digestión-absorción o del metabolismo de e) Disfunción del aparato digestivo: hipotrofia de la mucosa
ios nutrientes, y/o por el aumento de los requerimientos intestinal con alteraciones digesto-absortivas y de la fun-
nutricíonaies debidos a hipermetabolismo (aumento de la pro- ción de la barrera intestinal, con aumento de la
ducción/utilización de calorías) o hipercatabolismo (aumento permeabilidad de macromoléculas y translocación de bac-
de la degradación proteica y la pérdida urinaria de nitrógeno). terias endoluminales.
La DCP se desarrolla en forma relativamente rápida en pa- f) Hipoalbuminemia, hipoosmolaridad plasmática e intole-
cientes hospitalizados cuando actúan concomitante o rancia al aporte de sodio.
sinérgicamente estos factores patogénicos, lo cual se denomi-
na desnutrición hospitalaria. La mayor parte de las alteraciones funcionales de la DCP
La desnutrición hospitalaria es la causa más frecuente de mejoran o se resuelven con el soporte nutricional.
desnutrición en los países desarrollados. Bistrian y colabora- El tiempo de inanición es un factor importante en la eva-
dores observaron que casi el 50 % de los pacientes quirúrgi- luación de la DCP. Se ha determinado que 3 días de ayuno
cos (1974) y con patologías médicas (1976) presentaban DCP total no causan trastornos funcionales ni cambios de la com-
de grado moderado a severo; Hill y colaboradores (1977) en- posición corporal, pero un ayuno de 15 días, aunque sea par-
contraron un porcentaje similar de DCP en pacientes con cial, habituaimente se asocia con déficit funcionales. La muerte
postoperatorios prolongados, la cual pasó inadvertida, clínica por inanición se produce entre los 60 y 70 días de ayuno total
y terapéuticamente, para los médicos tratantes. Los mismos (pérdida del 30 al 40 % de la masa proteica corporal). Al igual
autores en estudios posteriores observaron DCP en casi un 20 % que en la inanición primaria y en ciertas enfermedades cróni-
de pacientes de cirugía general, cercana al 50 % en pacientes cas, Kotler y col. (1989) observaron que en un grupo de pa-
con patología quirúrgica gastrointestinal y en más del 50 % cientes con síndrome de inmunodeficiencia adquirida la muerte
cuando la hospitalización se prolongó por complicaciones qui- se produjo cuando perdieron del 40 ai 50 % del peso corporal,
rúrgicas. independientemente de que tuvieran o no una patología aso-
La DCP se caracteriza por una depleción de las reservas ciada potencialmente mortal.
energéticas y proteicas del organismo, y esto se asocia con La magnitud de la pérdida de peso y el tiempo de produc-
alteraciones funcionales y/o cambios estructurales en diver- ción son factores de trascendencia clínica. La pérdida de me-
sos órganos o sistemas, cuya magnitud depende tanto del ni- nos del 10 % del peso corporal habituaimente no afecta las
vel de depieción como de la rapidez de la pérdida proteica. En funciones fisiológicas ni cambia el pronóstico de la enferme-
ia DCP severa o clínicamente significativa, no sólo se alteran dad de base; las pérdidas mayores del 20 % suelen causar una
varias funciones fisiológicas, sino que aumentan las compli- DCP clínicamente significativa (definida como la que presen-
caciones postoperatorias y se prolongan los tiempos de ta alteraciones funcionales de algunos órganos o sistemas), ia
internación y de convalecencia posquirúrgica (Windsor J., cual se asocia con un aumento de la morbimortalidad de la
1988). enfermedad de base. La disminución rápida de peso es de

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5. SOPORTE NUTRICIONAL 85

mayor significación clínica porque tiene una pérdida propor- La presencia de injuria (trauma, cirugía, inflamación
cionalmente mayor de proteínas que de grasas. aséptica, hipoxia o isquemia/reperfusión tisular) o infección
Dado lo anterior, salvo en situaciones agudas y graves del (bacteriana, micótica, viral) inhibe la respuesta de ahorro
postoperatorio inmediato (en las cuales la prioridad es la proteico al ayuno. La respuesta metabólica a la injuria/in-
resucitación y/o la estabilización de las funciones vitales) o en fección se caracteriza por una serie de cambios hormonales y
pacientes posquirúrgicos con enfermedades terminales, se debe metabólicos cuyos objetivos son diferentes en distintos mo-
considerar al soporte nutricional como parte del tratamiento mentos evolutivos: en la fase inicial están dirigidos a recupe-
de patologías médicas o quirúrgicas que cursen con rar las funciones vitales y posteriormente a movilizar energía
desnutrición o tengan riesgo de padecerla. y sustratos para sostener la respuesta inflamatoria, la función
El soporte nutricional de los pacientes hospitalizados tien- inmunológica y la reparación tisular.
de aprevenir o retardar la aparición de la desnutrición hospi- Los cambios hormonales y metabólicos que se producen
talaria o a replecionar la masa proteica en casos de DCP. inmediatamente después de una injuria o infección grave se
Los beneficios del soporte nutricional de los pacientes denominan fase ebb, de shock, de bajo flujo o de bajo volu-
deplecionados (por enfermedad crónica o como consecuencia men minuto cardíaco, y están orientados a restituir el flujo y la
de una patología aguda) se suelen constatar entre el segundo y oxigenación tisular, los volúmenes de fluidos corporales y la
el cuarto día de iniciado el soporte nutricional; esta rápida función de los órganos vitales. Los principales cambios de esta
mejoría subjetiva y objetiva se debe a la repleción tisuíar de fase son:
ATP y de electrólitos; posteriormente se observa una mejoría
lenta y progresiva debida a la repleción de la masa proteica a) Disminución del consumo de oxígeno y del gasto de
corporal. energía.
En los pacientes con injurias quirúrgicas agudas, con in- b) Hipotermia.
fección o no, el soporte nutricional se asocia con una mejoría c) Aumento de la producción de catecolaminas y disminu-
de la morbimortalidad y/o de los tiempos de internación y de ción de la insulina.
rehabilitación. El efecto favorable del aporte exógeno de pro- d) Aumento de la glucemia, del ácido láctico y de los áci-
teínas, calorías y micronutríentes no se debe a una disminu- dos grasos libres en plasma.
ción del catabolismo proteico, sino al aumento de la síntesis El tratamiento de esta fase debe estar exclusivamente orien-
de proteínas que cumplen roles esenciales en la curación/re- tado a restablecer un adecuado transporte y consumo de oxí-
paración, tales como las funciones inflamatorias, inmunoló- geno; mientras no se logren estas prioridades terapéuticas, el
gicas y de reparación tisular. soporte nutricional es inapropiado y probablemente iatro-
génico, dado que el organismo es incapaz de utilizar adecua-
damente los sustratos exógenos.
METABOLISMO INTERMEDIO EN EL AYUNO Cuando se recupera el consumo de oxígeno, se inicia la
Y EN LA INJURIA/INFECCIÓN segunda etapa de la convalecencia, denominada fase hiper-
metabólica, hipercatabólica o de alto flujo o volumen minuto
En el organismo no existen depósitos proteicos, y toda la cardíaco. Esta respuesta metabólica se inicia después de com-
proteína corporal es estructural y está cumpliendo alguna fun- pletada la fase anterior y habitualmente llega a su máximo
ción a nivel de órganos, tejidos o sistemas. En condiciones entre el 3° y el 5o día de producida la injuria, a partir de lo cual
normales, la proteína corporal se mantiene constante debido a disminuye hasta normalizarse entre el 7o y el 10° día si la inju-
un equilibrio dinámico entre la síntesis y la degradación ria fue moderada y la evolución normal. Cuando la injuria es
proteica. Si la degradación proteica es mayor que la síntesis severa (politraumatizados, grandes quemados), la respuesta
(objetivable por un balance negativo de nitrógeno), la proteí- puede persistir durante un tiempo mayor; cuando en la evolu-
na corporal disminuye progresivamente, y cuando la pérdida ción se presentan complicaciones (infección, nueva cirugía),
es mayor del 5 %, se empiezan a observar grados diversos de la respuesta se reactiva; si se desarrollan disfunciones orgáni-
deterioro funcional a nivel muscular, visceral, inmunológico, cas múltiples, la respuesta suele permanecer activa hasta la
etcétera. muerte o la curación (Bessey P, 1996).
El ayuno induce en el organismo una serie de adaptacio- Esta respuesta metabólica es habitualmente iniciada por
nes metabólicas cuyo objetivo es el ahorro proteico. Los cam- varios mediadores (factor de necrosis tumoral, interleuquinas,
bios más importantes de esta respuesta metabólica al ayuno interferones, etc.; véase cap. 1).
son: El hipermetabolismo expresa un aumento de la produc-
a) Disminución del gasto energético de reposo (produc- ción/utilización de calorías por el organismo, como consecuen-
ción/consumo de calorías) aproximadamente en un 15 %. cia del aumento del metabolismo oxidativo a nivel de órganos
b) Empleo de combustibles energéticos alternativos: au- esplácnicos, sistema inmunológico, heridas y otros sitios de
mento de la producción hepática de cuerpos cetónicos y de la inflamación, y el desarrollo de "ciclos metabólicos fútiles" de
utilización de éstos (debido a una adaptación enzimática) por la glucosa, los triglicéridos y ciertos aminoácidos, en los cua-
el sistema nervioso central; lo anterior implica una mejor ne- les se produce un gasto ineficiente de energía, debido en parte
cesidad de glucosa. a la necesidad de los tejidos de mantener una alta disponibili-
c) El menor requerimiento de glucosa disminuye la nece- dad de sustratos fácilmente oxidables.
sidad de neoglucogénesis y por lo tanto de la degradación El hipercatabolismo proteico se define por el aumento de
proteica para proveer aminoácidos precursores. De esta ma- la degradación proteica y de la pérdida urinaria de nitrógeno
nera la degradación proteica, que al principio del ayuno es en con balance nitrogenado negativo, pero en realidad es la ex-
promedio de 75 g/día (nitrógeno en orina mayor de 12 g/día), presión de un aumento del recambio o turnover proteico, es
disminuye a 20 g/día cuando se completa la adaptación decir, tanto de la síntesis como de la degradación proteicas. El
metabólica al ayuno (excreción urinaria de nitrógeno menor aumento de la síntesis proteica se produce principalmente a
de 5 g/día). nivel del hígado (proteínas reactantes de fase aguda), de las

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86 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

heridas y del sistema inflamatorio e inmunológico, mientras Tabla 5-1. Adaptaciones metabólicas ante e! ayuno prolongado
que el incremento de la degradación proteica tiene lugar pre- y la presencia de injuria/infección
dominantemente en el músculo esquelético (autocanibalismo
muscular). Dado que el aumento del catabolismo es propor- Ayuno Injuria
cionalmente mayor que el de la síntesis proteica, se produce
Gasto energético de reposo Disminuido Aumentado
un balance negativo de nitrógeno. Combustibles preferentes Lípidos Varios
El principal cambio del metabolismo de las proteínas es el Cociente respiratorio 0.75 0,85
aumento del catabolismo. Los aminoácidos liberados por la Glucemia Normal/baja Hiperglucemia
degradación proteica siguen diferentes caminos metabólicos Celonemia Presente Ausente
en el organismo: Insulinemia Disminuida Aumentada (resist.)
a) Síntesis proteica a nivel de órganos o sistemas relacio- Hormonas contrarregulares Niveles basales Aumentadas
nados con la curación/reparación. Proteólisis Disminuida Aumentada
Nitrógeno urinario Disminuido Aumentado
b) Síntesis de glucosa por neoglucogénesis (los aminoáci-
Neoglucogénesis Aumentada Muy aumentada
dos más utilizados son la alanina y la glutamina). Lipólisis Aumentada Aumentada
c) Producción tisular de energía (utilización de las cade- Grasa corporal Disminuida Disminuida
nas carbonadas de la leucina, isoleucina y valina como com- Músculo esquelético Disminuido Muy disminuido
bustibles a nivel del músculo esquelético). Proteína viceral Conservada Variable
Los cambios en el metabolismo de los hidratos de carbono Pérdida de masa proteica Gradual Rápida
determinan: Respuesta a realimentación Anabolismo Poca
a) Hiperglucemia de ayuno. Palologías de base Enf. crónicas Pacientes críticos
b) Aumento de la producción de glucosa por neogluco-
génesis, principalmente a partir del ácido láctico y de la alanina
(ciclos de Cori y de la alanina).
c) Aumento de la oxidación parcial de la glucosa hasta áci- niveles atómico, molecular, celular, tisular y corporal total.
do pirúvico/láctico (las células del sistema inflamatorio utili- En la práctica, la evaluación del estado nutricional con fines
zan casi exclusivamente glucosa en forma anaeróbica). clínicos (para estimar el riesgo nutricional e indicar y/o
d) Producción de insulina aumentada con resistencia monitorear el soporte nutricional) se basa en un modelo de
insulínica de tipo "posreceptor", principalmente a nivel del composición corporai de dos compartimientos: la masa grasa
músculo esquelético. (reserva energética) y la masa magra o masa libre de grasa,
e) La administración exógena de glucosa a los pacientes que contiene la proteína, el glucógeno, los minerales y el agua
injuriados aumenta su oxidación, habitualmente hasta un aporte corporal.
máximo de 5 a 7 mg/kg/min (la capacidad de oxidación suele En la DCR la depleción de la grasa y de la proteína corpo-
ser inversamente proporcional al nivel de injuria del pacien- rales se acompaña de un aumento concomitante del agua
te). extracelular, lo cual implica que la pérdida de la masa proteica
f) La administración de insulina disminuye la glucemia, es proporcionalmente mayor que la disminución del peso cor-
aumenta sólo en forma moderada la oxidación de la glucosa y poral. Aunque el peso corporal suele subestimar la verdadera
mayoritariamente la disposición no oxidativa de ésta. magnitud de la depieción proteica, el porcentaje de pérdida
A nivel del metabolismo de las grasas se observa un au- de peso (comparación del peso actual con el peso usual o ha-
mento de la lipólisis, de la liberación de ácidos grasos libres y bitual del paciente) y el tiempo en el cual se produjo la pérdi-
de la oxidación de triglicéridos, con una disminución de la da de peso (las pérdidas rápidas se asocian con mayor depieción
producción de cuerpos cetónicos y de la lipogénesis; en gra- proteica) tienen significado diagnóstico y pronóstico en el
dos severos de injuria/infección se puede comprobar marco de la evaluación nutricional de un paciente quirúrgico.
hipertriglicerídemia y esteatosis hepática. Los valores considerados como críticos son: pérdida de peso
En la tabla 5-1 se resumen los principales cambios < 10 %, bien nutrido; 10-20 %, desnutrido leve; > 20 %, des-
metabólicos observados en el ayuno prolongado y en las si- nutrido grave.
tuaciones de injuria/infección. La grasa corporal contiene la reserva energética del orga-
nismo, y se puede medir o estimar por distintos métodos:
densitometría (peso bajo agua), dilución de isótopos
EVALUACIÓN DEL ESTADO NUTRICIONAL DE radiactivos, conductividad eléctrica corporal, bioimpedancia,
LOS PACIENTES QUIRÚRGICOS interactancia infrarroja, imágenes tomográficas, ecográficas o
radiográficas, y por antropometría (medición del espesor de
La evaluación nutricional es un procedimiento clínico, pliegues subcutáneos en distintas áreas del cuerpo).
bioquímico y/o instrumental destinado a conocer el estado de En la práctica clínica, los depósitos de grasa corporal se
las reservas de calorías, proteínas y otros nutrientes específi- estiman a partir del interrogatorio, del examen físico y de la
cos del organismo. A partir de los resultados de la evaluación medición (con calibres tipo Lange o Harpendeen) de la grasa
nutricional se puede estimar el riesgo nutricional (RN). El RN subcutánea a nivel de una o varias zonas del cuerpo, tales como:
es el grado de aumento de la morbimortalidad de la enferme- tricipital, bicipital, subescapular, abdominal, suprailíaca, muslo
dad actual y de sus tratamientos clínicos o quirúrgicos produ- y gemelos.
cido por la desnutrición caloricoproteica, desarrollada en eta- La proteína corporal se puede medir o estimar por diver-
pa prehospitalaria o durante la internación (desnutrición hos- sos métodos: activación neutrónica (nitrógeno corporal total),
pitalaria). contador corporal total (potasio corporai total), dilución
Wang y colaboradores (1992), utilizando una compleja isotópica múltiple (potasio total intercambiable y agua
metodología, propusieron estudiar la composición corporal intracelular), absorciometría con fotones de diferente energía
mediante un modelo de cinco compartimientos, denominados (DPA o DEXA), conductimetría de cuerpo entero (TOBEC),

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S SOPORTE NUTRICIONAL 87

bioimpedancia (de doble o múltiple frecuencia) o fracciona- fatigabilidad y la relajación muscular del aductor del pulgar
miento antropométrico. mediante la estimulación eléctrica del nervio cubital.
Dado que la proteína corporal se localiza principalmente Desde el punto de vista práctico, el método de la evalua-
en el músculo esquelético y las visceras, se ha propuesto esti- ción global subjetiva propuesto por Detsky en 1987 permite
mar la masa proteica mediante la cuantificación de estos dos una aceptable estimación del estado nutricional, mediante un
componentes. Para estimar la proteína muscular se utilizan las minucioso interrogatorio de los antecedentes clinicodietéticos
mediciones de la circunferencia muscular del brazo (para cal- recientes y un examen físico orientado a la búsqueda de sig-
cular el área muscular del brazo) y de la excreción de creatinina nos de depleción o déficit de nutrientes. En la búsqueda de
en orina de 24 horas (para calcular el índice creatinina-talla). antecedentes dietéticos recientes se evalúan la magnitud, rapi-
pero considerando los diversos problemas metodológicos de dez y características de la pérdida de peso, los cambios globales
estas técnicas, un examen físico minucioso, orientado a la ins- o selectivos de la ingesta de alimentos y la existencia de pro-
pección y la palpación de ciertos grupos musculares (cintura blemas digestivoabsortivos. Los antecedentes clínicos brindan
escapular, temporales, eminencias tenar e hipotenar e interóseos información respecto de las características evolutivas de la
de la mano), permite obtener una información clínicamente enfermedad de base y de las alteraciones funcionales posible
útil para la evaluación nutricional. mente causadas por una depleción nutricional. En el examen
La medición del tamaño y el volumen del hígado, riñon y físico se evalúan la magnitud de la masa muscular y de la gra
bazo por tomografía computada hace posible una buena esti- sa corporal y los indicios de deficiencias únicas o múltiples de
mación de la masa proteica visceral, pero es mucho más fre- micronutrientes. Si a este método subjetivo se agregan dos
cuente valorarla a partir de los niveles plasmáticos de proteí- parámetros objetivos, el porcentaje de pérdida de peso y el
nas sintetizadas por el hígado (albúmina, transferrina. valor de la albúmina sérica, un observador entrenado conclu-
prealbúmina, proteína transportadora de retinol. etc.) y por ye la evaluación nutricional con uno de los siguientes diag-
algunos parámetros inmunológicos. nósticos: a) bien nutrido; b) probablemente desnutrido o
La albuminemia es un buen indicador pronóstico desnutrición de leve a moderada; c) desnutrición significati-
(predictivo de morbimortalidad), pero al igual que otras pro- va o severa.
teínas séricas, sólo es un marcador nutricional válido en pa- Luego de evaluar el estado nutricional, se debe determinar
cientes desnutridos crónicos sin injurias asociadas. Los valo- si corresponde realizar algún tipo de soporte nutricional y en
res críticos para este parámetro son: > de 3,5, bien nutrido; qué momento iniciarlo (temprano o diferido). La respuesta se
3.4-3, desnutrición leve o moderada; 2,9-2,5, desnutrición gra- obtiene a partir de ¡a medición o estimación dei grado de
ve. La hipoalbuminemia de los pacientes con patologías agu- hipermetabolismo (por calorimetría indirecta o con fórmulas
das se debe a varios factores: disminución de la síntesis hepá- predictivas) y del nivel de hipercatabolismo proteico (dosaje
tica inducida por citoquinas, incremento del catabolismo, au- de urea o nitrógeno urinario) causado por la enfermedad de
mento de la permeabilidad capilar con pasaje y secuestro base v sus tratamientos o complicaciones.
extravascular de albúmina, dilución por balance positivo de
agua y disminución de la síntesis por falta absoluta o relativa
de nutrientes. La albuminemia tampoco sirve para evaluar el EVALUACIÓN DEL CATABOLISMO PROTEICO
resultado del soporte nutricional mientras estén presentes los Y DEL BALANCE DE NITRÓGENO
cambios metabólicos del síndrome de respuesta inflamatoria
sistémica (SRIS). La prealbúmina y otras proteínas plasmáticas Los aminoácidos liberados en el catabolismo proteico pue-
de corta vida media serían algo más sensibles que la albúmina den seguir una de las siguientes vías metabólicas: reutilización
como marcadores del estado nutricional para sintetizar nueva proteína, oxidación tisular directa para
La depleción proteica (a nivel del compartimiento visceral) producir energía (uso de la cadena carbonada como combusti
produce diversas disfunciones del sistema inmunológico, las ble), síntesis de glucosa por vía de la neoglucogénesis y elimi-
cuales se normalizan con la repleción nutricional. El recuento nación urinaria de los aminoácidos no utilizados. Cuando se
de linfocitos (> de 1500, bien nutrido; 1500-1000, desnutrido emplea la cadena carbonada como combustible o para formar
leve: < de 1000, desnutrido grave) y eventualmente de sus glucosa, los grupos amínicos se transaminan o se unen y dan
tracciones, y los tests cutáneos de inmunidad celular se utili- lugar a urea, la cual se excreta con la orina y/o se acumula en
zan como parámetros inmunológicos en la evaluación del es- el organismo si existe disfunción renal. Dado lo anterior, la
tado nutricional. Estos tests tienen algún valor como indica- pérdida urinaria de nitrógeno es proporcional al catabolismo
dores de DCP en patologías de lenta evolución (por ejemplo, proteico.
en ¡a desnutrición preoperatoria no asociada a neoplasia), pero En individuos normales con dieta habitual, alrededor del
en los pacientes agudos o con complicaciones postoperatorias 80 % del nitrógeno total urinario (NTU) corresponde ai
no son parámetros confiables del estado nutricional dado que nitrógeno de la urea urinaria (NUU), pero este porcentaje es
también se modifican por varias causas no nutricionales. variable en función del grado de catabolismo proteico y de la
La DCP altera la estructura y la función de casi todos los cantidad de proteína ingerida. El NTU se puede medir directa-
órganos o sistemas del organismo; por lo tanto, las evaluacio- mente por los métodos de piroquimioluminiscencia (equipo
nes funcionales son parámetros muy importantes del estado muy confiable pero costoso) o de Kjeldahl (manual, laborioso
nutricional. En la práctica cotidiana se puede evaluar la fuerza y confiable). Como habitualmente no se dispone de estos mé-
muscular y la resistencia muscular de varias maneras: con un todos, en la práctica cotidiana es frecuente estimar el NTU a
dinamómetro de mano, con el manguito inflable de un partir del NUU:
tensiómetro, con pruebas de ejercicio reglado (test de la cami- a) Dosar la urea en la orina de 24 horas y calculai la urea
nata de 6 minutos), midiendo las presiones inspiratoria y urinaria (UU) de 24 horas, multiplicando el resultado de la
espiratoria máximas con neumovacuometros o la ventilación urea en la orina (gramos/litro) por la diuresis de 24 horas (en
voluntaria máxima con ventilómetros. Mayor sensibilidad y litros).
especificidad se logra midiendo la fuerza de contracción, la b) Calcular el NUU. multiplicando la UU de 24 horas poi

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88 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

0,467 (factor de conversión de la urea a nitrógeno de la urea). mica o térmica, incorporada a los tejidos en el crecimiento
c) Estimar el NTU, sumando al NUU un factor fijo de 2 g corporal o acumulada en forma de depósitos de grasa. El gasto
o variable del 20 % del NUU, lo cual corresponde al nitrógeno energético (GE), que corresponde a la energía producida, uti-
urinario no ureico: creatinina, amonio, ácido úrico, etc. lizada y/o acumulada por el organismo, se puede medir por
(Blackburn G, 1977). calorimetría directa o indirecta y por los métodos de Fick y
Para estimar adecuadamente el NTU a partir del NUU es del agua doblemente marcada.
importante medir la urea en orina de 24 horas (en ningún caso La calorimetría directa (mide la pérdida de calor del orga-
menos de 12 horas dado que la variación horaria de la excreción nismo) y el método del agua doblemente marcada (elimina-
puede inducir a error), recolectar toda la diuresis de 24 horas, ción diferencial de deuterio y oxígeno 18) son métodos
preferentemente refrigerada o con el agregado de antibacte- confiables y reproducibles para medir el GE, pero sólo utiliza-
rianos (timol, ácido clorhídrico) para evitar la descomposi- dos en investigación clínica y en pacientes ambulatorios. En
ción bacteriana de la urea. los pacientes críticos que tienen colocado un catéter en la arte-
En caso de disfunción renal con retención nitrogenada el ria pulmonar (catéter de Swan-Ganz) se puede calcular el con-
NUU no representa la totalidad de la urea producida en el or- sumo de oxígeno (V0 2 ) mediante la ecuación de Fick (VO2 =
ganismo; por lo tanto, se debe calcular la aparición o genera- volumen minuto cardíaco x diferencia arteriovenosa de oxí-
ción de urea, que suma o resta al NUU los cambios en más o geno); multiplicando el V 0 2 por 4,86 kcal/1 (valor calórico
en menos de la urea corporal total. del oxígeno cuando el cociente respiratorio es de 0,85) se ob-
El nivel de catabolismo se define como leve, moderado o tiene una estimación del GE que puede servir para indicar o
severo según que el NTU sea < 10 g/día, de 10 a 15 o > de 15 monitorear el aporte calórico de pacientes internados en tera-
g/día, respectivamente. Los niveles más altos de catabolismo pia intensiva.
se suelen observar en pacientes politraumatizados (incluyen- La calorimetría indirecta (CI) se basa en ¡a medición del
do grandes quemados) y con injuria cerebral aguda (trauma- V 0 2 y la producción de dióxido de carbono (VC0 2 ), a partir
tismo de cráneo o hemorragia cerebral); los pacientes sépticos de las cuales se calcula el GE utilizando la ecuación de Weir:
y en el postoperatorio de grandes cirugías también suelen pre-
sentar hipercatabolismo de moderado a severo. No es GE = (3,94 x V0 2 ) + (1,11 x VC0 2 ) - (2,17 x NTU)
infrecuente encontrar pacientes traumatizados o con infeccio-
nes posquirúrgicas con NTU mayores de 25 g/N/día, lo cual Con cualquiera de los métodos de CI (cerrados, abiertos,
implica un catabolismo de más de 750 g de masa magra por por dilución) se puede medir el GE en forma confiable y re-
día (cada gramo de nitrógeno equivale a 6,25 g de proteínas o producible (variaciones de + 2 a 5 %). A partir del cociente
aproximadamente a 30 g de masa magra). respiratorio (CR = VC0 2 /V0 2 ) y del valor del NTU se calcula
A partir del balance de nitrógeno se puede estimar el cam- el CR no proteico, el cual permite evaluar la cantidad de
bio neto de la masa proteica corporal (ganancia de proteína hidratos de carbono, grasas y proteínas oxidados por el orga-
con balance positivo de nitrógeno y a la inversa) partiendo de nismo (Branson R, 1990).
la premisa de que casi todo el nitrógeno se incorpora a la pro- Los resultados del CI se expresan como GE de reposo
teína y que en promedio la proteína corporal contiene un 16 % (GER) en kcal/día. El GER es la parte cuantitativamente más
de nitrógeno. El cálculo del balance de nitrógeno implica una importante del GE total y su valor está principalmente deter-
serie de posibles errores que limitan su empleo; no obstante, minado por la cantidad de masa magra o masa libre de grasa
en la práctica clínica es útil para monitorear el soporte del organismo (Horton E, 1983). Existe una serie de factores
nutricional, considerando los resultados en términos de ten- que pueden aumentar o disminuir los valores del GER en las
dencias en el mismo paciente. El balance de nitrógeno se cal- condiciones clínicas habituales (McClave S, 1992).
cula de la siguiente manera: Cuando no se dispone de un equipo de CI, se puede esti-
mar el GER mediante fórmulas predictivas. Aunque se han
Balance de nitrógeno = Ingreso de nitrógeno (oral, enteral publicado más de 100 fórmulas predictivas, la ecuación de
y/o parenteral) - Egreso de nitrógeno (urinario + fecal + Harris-Benedict (H-B), calculada a partir del sexo, peso, altu-
tegumentario y por otras vías cambios del nitrógeno no proteico ra y edad, es la que más se utiliza en la actualidad:
+ nitrógeno que se pierde con otros fluidos corporales).
GER en HOMBRES (kcal/día) = 66,5 + (13,75 x peso en
En la práctica clínica el cálculo se puede simplificar: kg) + (5,0 x altura en cm) - (6,78 x edad en años)

• Ingresos de nitrógeno = gramos de proteínas orales o GER en MUJERES (kcal/día) = 65,1 + (9,56 x peso en
enterales y gramos de aminoácidos endovenosos dividido kg) + (1,58 x altura en cm) - (4,68 x edad en años)
por 6,25
Egreso urinario = NTU medido o estimado a partir del NUU La ecuación de H-B por sí misma predice correctamente
» Nitrógeno fecal = 0 en pacientes sin catarsis y 1,5 a 2 g/día el GER en el 80 al 90 % de los individuos sanos no obesos
cuando la catarsis es normal (pero sólo el 40 al 64 % de los obesos sanos). En algunas si-
Pérdidas cutáneas y otras = 7 mg/kg/día en los hombres y tuaciones clínicas (determinadas por la propia enfermedad o
8 mg/kg/día en las mujeres por los tratamientos), el GER medido por CI es menor
(hipometabolismo) o mayor (hipermetabolismo) que el GER
estimado por la ecuación de H-B; esta limitación llega a ser
MEDICIÓN Y ESTIMACIÓN DEL GASTO importante en los pacientes críticos en terapia intensiva, en
ENERGÉTICO los cuales la estimación del GER es correcta en menos del
50 % de los casos (McClave S, 1992).
La energía que se incorpora al organismo con los alimen- Para calcular los requerimientos calóricos de los pacientes
tos puede ser convertida en energía mecánica, eléctrica, quí- hospitalizados hipermetabólicos, Long y colaboradores (1979)

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5. SOPORTE NUTRICIONAL 89

propusieron factores de corrección del GER estimado por H- función de los órganos esenciales para la sobrevida en un
B. En función del factor actividad sugieren adicionar un 10 % postoperatorio complicado.
del GER a los pacientes que tienen movilidad en la cama y En principio, todo paciente quirúrgico debe tener una eva-
hasta un 30% cuando se mueven fuera de la cama; debido al luación del estado nutricional (tanto prequirúrgica como en
factor injuria sugieren adicionar entre el 5 y el 20 % en los un postoperatorio complicado) con el objeto de determinar la
postoperatorios no complicados; en traumas severos, del 20 al presencia de desnutrición y el nivel de riesgo nutricional. Por
50 %; en infecciones graves, del 20 al 60 %; y en quemados, lo tanto, si corresponde, se deben formular objetivos genera-
según la superficie quemada, hasta un 100 % de incremento les y específicos del soporte nutricional, pero siempre dentro
sobre el GER estimado. En la actualidad se considera que ¡a de un marco de posible cumplimiento, determinado por la si-
ecuación de H-B (sin ningún agregado) subestima discreta- tuación clínica de cada paciente. En términos generales y en
mente el GER de los pacientes que cursan un postoperatorio forma conceptual, se pueden esperar los siguientes resultados
normal o complicado de grandes cirugías, pero si al H-B se le del soporte nutricional:
adicionan los factores de actividad e injuria citados, en la ma- 1. En los pacientes deplecionados se puede lograr repleción
yoría de los casos se sobreestima el GER. proteica antes de la cirugía, salvo en casos de ciertas neoplasias
En los pacientes injuriados o infectados es frecuente ob- avanzadas o infecciones crónicas.
servar que el nivel del hipercatabolismo es proporcionalmen- 2. En el postoperatorio se puede lograr repleción proteica
te mayor que el del hipermetabolismo y, por lo tanto, la esti- sólo en pacientes poco o nada injuriados o infectados (no
mación del GER a partir de la medición del NTU (nomograma hipercatabólicos).
de Kinney) tampoco es confiable. 3. En ambos casos, el máximo balance positivo de nitrógeno
que se puede lograr está en el orden de 4 a 5 g N/día.
4. En pacientes con hipercatabolismo moderado a severo
OBJETIVOS DEL SOPORTE NUTRICIONAL EN el objetivo es mantener o reducir la pérdida de la proteína cor-
PACIENTES QUIRÚRGICOS poral; esto significa un balance equilibrado de nitrógeno o lo
más cercano a cero que sea posible.
5. En pacientes con hipercatabolismo severo es poco pro-
Dadas las evidencias de los efectos adversos de la bable conseguir un balance positivo de nitrógeno, aun en pa-
desnutrición caloricoproteica, en especial la depleción de la cientes deplecionados. En estas circunstancias el aporte
proteína corporal, los objetivos del soporte metabólico- exógeno de nutrientes no frena la degradación proteica (prin-
nutricional están dirigidos a disminuir la morbimortalidad y cipalmente muscular), pero permite aumentar la síntesis
acortar los tiempos de internación y de recuperación proteica a nivel de tejidos u órganos importantes para la cura-
postoperatoria. Por lo tanto, los objetivos generales del sopor- ción y/o la reparación, lo cual se asocia con una mejoría de la
te nutricional son: morbimortalidad y del tiempo de recuperación postoperatoria.
6. En los pacientes severamente hipercatabólicos o que
a) Detectar y corregir, si es posible, la desnutrición preo- cursan un síndrome de disfunciones o fallas orgánicas múlti-
peratoria. ples es casi imposible lograr un balance equilibrado de
b) Prevenir o reducir la depleción proteica que ocurre duran- nitrógeno, sea por la magnitud de la degradación proteica, por
te la internación, sea en el preoperatorio o en el postopera- la intolerancia metabólica al suministro de nutrientes o por las
torio. fallas de órganos. En estos casos el objetivo de soporte
c) Optimizar el estado metabólico del paciente grave. metabólico está dirigido a: mantener la síntesis proteica a ni-
d) Replecionar la masa proteica cuando se inicia la fase vel del hígado, del sistema inmunológico y de los tejidos de
anabólica postinjuria. reparación; sostener la estructura y la función de órganos; evi-
tar déficit de nutrientes específicos que alteren la eficiencia de
Para definirlos objetivos específicos del soporte nutricional la respuesta inflamatoria sistémica, y prevenir las alteraciones
de un paciente quirúrgico determinado, se deben analizar los metabólicas producidas por la sobrecarga de calorías, de
ítem mencionados anteriormente: glucosas y de grasas.
Además de los objetivos primariamente nutricionales an-
tes enunciados, algunas variantes del soporte nutricional per-
a) Evaluar el estado nutricional para determinar la presencia
mitirían mejorar el pronóstico de los pacientes quirúrgicos gra-
y la significación clínica de una eventual depleción proteica.
ves o complicados. La nutrición enteral, iniciada dentro de
b) Medir o estimar el grado de hipermetabolismo y de
las 24 horas de la injuria, preferentemente en el yeyuno y uti-
hipercatabolismo proteico.
lizando formulaciones convencionales, parece mejorar la evo-
c) Identificar las alteraciones metabólicas y las disfunciones
lución de pacientes politraumatizados y/o con trauma de crá-
de órganos producidas por la enfermedad actual.
neo; se supone que la administración temprana de nutrientes
mantiene el trofismo de la mucosa intestinal y la función de
De esta manera, se pueden definir los siguientes objetivos barrera intestinal, lo cual se asocia con menor hipercatabolismo
específicos del soporte nutricional de los pacientes quirúrgi- y más baja incidencia de complicaciones infecciosas
cos: postoperatorias (Minard G, 1994). Otro desarrollo reciente del
soporte nutricional es la administración concomitante de al-
• Repleción proteica = recuperación de la masa proteica gunos nutrientes en dosis farmacológicas; la farmaconutrición
deplecionada en el preoperatorio o en el postoperatorio. (glutamina) y la inmunomadulación nutricional (arginina, áci-
• Mantenimiento de la masa proteica = evitar o atenuar la dos grasos de la serie omega 3, ácidos nucleicos, aminoácidos
depleción postoperatoria de la proteína corporal. de cadena ramificada) parecen disminuir las complicaciones
• Soporte metabólico de la función de órganos y sistemas = y el tiempo de internación de pacientes injuriados y/o infecta-
aporte de sustratos a fin de facilitar la síntesis proteica y la dos (Ortiz Leyba C, 1994).

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90 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

IMPLEMENTACION DEL SOPORTE maltosa), lípidos (aceite, crema) y proteínas (caseinato, soja),
NUTRICIONAL agregando colaciones de dietas poliméricas industrializadas o
administrando la totalidad de los requerimientos en forma de
Luego de evaluar el estado nutricional, de medir o estimar dietas industrializadas por vía oral (formulaciones poliméricas
el grado de hipermetabolismo y de hipercatabolismo y de de- líquidas de diversos sabores).
finir si un paciente quirúrgico determinado requiere soporte En pacientes ancianos o después de postoperatorios com-
nutricional. corresponde planificar su implemenlación. Para plicados, se suele observar anorexia postoperatoria, lo cual
ello, ante cada paciente se deben formular preguntas tales implica una ingesta insuficiente de calorías y proteínas para
como: cubrir los requerimientos nutricionales, a veces aumentados,
a) ¿En qué momento se debe iniciar el soporte nutncional del postoperatorio. Por lo tanto, además de indicar una dieta
postoperatorio? acorde con las necesidades y las posibilidades del postope-
b) ¿Qué vía de alimentación se utilizará? ratorio de cada paciente, se debe controlar la cantidad de ali-
c) ¿Cuáles son los requerimientos nutricíonales del paciente mento que realmente ingiere, ya sea por el simple interrogatorio
en ese momento en particular? o mediante la técnica del registro caloricoproteico (registro
d) ¿Cómo formular, preparar, administrar y monitorear el de todo lo que el paciente come y bebe durante 24 a 72 horas
soporte nutncional de ese paciente? para calcular la cantidad de calorías y proteínas ingeridas).
Sobre la base del recuento calórico se puede adoptar la con-
ducta de fortificar, complementar o sustituir los alimentos para
Momento de inicio cumplir los objetivos nutricionales.
Si a pesar de todo la alimentación oral resulta insuficiente.
No existen recomendaciones precisas con respecto al mo- se puede suplementar la vía oral con alimentación enteral, ad-
mento de inicio del soporte nutricional; no obstante, se sugie- ministrada por sonda nasogástrica o preferentemente nasoye-
ren las siguientes recomendaciones generales (ASPEN, 1993): yunal, ya sea mediante goteo continuo de 24 horas o en forma
aj En pacientes bien nutridos, se debería iniciar el soporte discontinua durante la noche o entre las comidas principales.
nutricional entre el 7° y el 10° día del postoperatorio, si la Si la vía oral está contraindicada por disglucia, alteración del
ingesta es insuficiente o nula o se prevé que así sea. nivel de conciencia, cirugía faringoesofágica, etc., pero existe
b) En pacientes desnutridos o hipercatabólicos es dable una función normal del aparato digestivo, el soporte nutricional
iniciar el soporte nutricional entre el 5° y el 7° día. se realiza por vía enteral.
c) En pacientes con desnutrición e hipercatabolismo de Cuando no se puede utilizar la vía enteral por intolerancia
moderado a severo, el inicio debería ser entre el 3o y 5o día. digestiva (íleo alto, distensión), complicación (fístula, hemo-
d) En ciertas patologías convendría iniciar tempranamente rragia, diarrea), reposo funcional (pancreatitis, enfermedad
el soporte nutricional, en especial la nutrición enteral. inflamatoria) o imposibilidad de colocar una sonda u ostomía,
Lo anterior se basa en algunos conceptos generales: se utilizará la vía parenteral, tanto por vena central como
a) Inicio tanto más temprano cuando mayor es el grado de periférica. La alimentación parenteral puede cubrir la totali-
depleción proteica previa, a los fines de disminuir el riesgo dad de los requerimientos nutricionales cuando la vía digesti-
nutricional. va no es utilizable, o bien ser un complemento de la vía entera]
b) Inicio tanto más temprano cuando mayor es el grado de cuando ésta es insuficiente por enfermedad o durante la
hipercatabolismo, para disminuir la magnitud de la depleción progresión de la nutrición enteral.
proteica.
c) El uso temprano del aparato digestivo mantiene el
trofismo de la barrera intestinal y disminuye la incidencia de Requerimientos calóricos y proteicos
complicaciones.
d) El inicio temprano de la nutrición enteral requiere ad- No es posible definir requerimientos calóricos y proteico*
ministración en el yeyuno, sin esperar la aparición de ruidos del soporte nutricional que sirvan para todos los pacientes
intestinales o la emisión de gases, dado que el íleo postope- quirúrgicos en general; esto se debe a la variación individual
ratorio es del estómago y colon y no del yeyunoíleon. determinada por el estado nutricional preoperatorio, el tipo de
e) El soporte nutricional postoperatorio temprano se pue- cirugía, el nivel de la respuesta inflamatoria sistémica. el tiempo
de iniciar sólo después de haber logrado la estabilidad clínica y las características del postoperatorio, la presencia de com-
y hemodinámica del paciente: adecuado transporte y consumo plicaciones infecciosas y no infecciosas, edad, existencia de
de oxígeno, estabilidad hemodinámica y respiratoria, correc- disfunciones de órganos, etc. Para evitar los efectos deletéreos
ción de desequilibrios de la glucemia, de los electrólitos y del de la sobrealimentación o la hipoalimentación, es convenien-
estado ácido-base te definir los requerimientos en función de los objetivos del
soporte nutricional de cada paciente en particular y en un mo-
mento determinado de la evolución de la enfermedad, acorde
Vías del soporte nutricional con lo expuesto en las secciones anteriores.
Requerimientos energéticos. La medición de los reque-
El soporte nutricional se puede realizar por las vías oral. rimientos energéticos por calorimetría indirecta es una técni-
enteral o parenteral, en forma conjunta o alternada a los fines ca sencilla y confiable, pero no es imprescindible en los pa-
de alcanzar los objetivos nutricionales cientes de bajo riesgo nutricional y no complicados. Partiendo
Si no hay contraindicaciones, la vía oral es la de elección. de los objetivos nutricionales y considerando el estado
El soporte nutricional por vía oral (alimentación oral especia- nutricional y el grado de hipermetabolismo, a los fines de ini-
lizada) se basa en la indicación de alimentos de alta densidad ciar el soporte nutricional se pueden estimar los requerimien-
calórica y/o contenido proteico, fortificando los alimentos con tos sobre la base del peso corporal o del GER calculado me-
suplementos industrializados de hidratos de carbono (dextrino- diante la ecuación de Harris-Benedict. Posteriormente se ajus-

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5 SOPORTE NUTRICIONAL 91

taran los requerimientos en función del monitoreo de los re- administrar AP por uno de ellos y fármacos u otras soluciones
sultados y de los efectos adversos. endovenosas por el otro o los otros.
a) Mantenimiento de la masa proteica: pacientes normo-
nutridos, normometabólicos = 25 a 28 kcal/kg/día, o lo que
indique el GER calculado mediante la ecuación de Harris- Aporte de energía y sustratos calóricos
Benedict.
b) Mantenimiento de la masa proteica: pacientes normonu- Acorde con lo considerado anteriormente, la cantidad de
tridos, hipermetabólicos = 30 a 35 kcal/kg/día o Harris- calorías que se aportarán con la AP se define en función de
Benedict + 20 al 30 %. factores tales como: peso corporal, objetivos nutricionales y
c) Repleción de la masa proteica: pacientes deplecionados, tipo y magnitud de las alteraciones metabólicas y de las insu-
normometabólicos = 35 a 40 kcal/kg/día o Harris-Benedict + ficiencias de órganos presentes; luego se debe definir qué
40 al 50 %. sustratos calóricos van a utilizarse y de qué manera se admi-
d) Repleción de la masa proteica (en realidad, disminu- nistrarán.
ción de la tasa de depleción proteica): pacientes deplecionados, Glucosa. Es el sustrato energético más frecuentemente
hipermetabólicos = 30 kcal/kg/día o Harris-Benedict + 25 al utilizado en la AP, dado su bajo costo y su fácil metabolización
30 %. por la mayoría de los pacientes; en ocasiones puede ser la úni-
e) Soporte metabólico: pacientes normonutridos o desnu- ca fuente calórica de la AP. Se presenta en forma de solucio-
tridos, hipermetabólicos = 25 a 28 kcal/kg/día o GER según nes de dextrosa monohidratada en concentraciones de hasta el
Harris-Benedict. 70 %, las cuales aportan 3,4 kcal por cada gramo de glucosa
Requerimientos proteicos. La repleción de la masa (la glucosa anhidra aporta 4 kcal/g).
proteica requiere lograr un balance positivo de nitrógeno. La Un adulto sano puede metabolizar 0,5 g de glucosa/kg/
injuria y la infección aumentan los requerimientos proteicos, hora o tolerar sin problemas la infusión endovenosa de 400 a
el soporte nutricional no disminuye el hipercatabolismo pero 500 g al día. dado que aumenta la secreción de insulina (en 6
puede facilitar la síntesis proteica en algunos sectores del or- horas puede aumentar 4 a 6 veces sobre los niveles basales) y
ganismo aunque el balance de nitrógeno persista negativo; sólo la supresión de la producción endógena de glucosa. El aporte
en el hipercatabolismo leve a moderado se suele lograr balan- de 1 mg de glucosa/kg/min (alrededor de 100 g/día) disminu-
ce positivo de nitrógeno. Para mejorar el balance de nitrógeno ye la producción endógena de glucosa e implica un ahorro
se debe aumentar el aporte de calorías y/o el de proteínas; en proteico (hasta un 50 % de disminución de la urea urinaria por
pacientes normocatabólicos tal vez sea más fácil aumentar el menor neoglucogénesis); la inhibición de la neoglucogénesis
aporte calórico (relación kcal no proteicas/gramos de nitrógeno es proporcional al aporte de glucosa; y el máximo de ahorro
= 150-200/1), pero en los hipercatabólicos es preferible au- proteico se alcanza cuando el aporte exógeno es igual o mayor
mentar el aporte proteico (relación 80-120/1). que la producción endógena de glucosa (supresión total de la
La medición o la estimación del NTU a partir del NUU neoglucogénesis con unos 250 g de glucosa/día). Si se infun-
permite evaluar el grado de hipercatabolismo, estimar los re- de mayor cantidad de glucosa que la necesaria para inhibir la
querimientos proteicos y controlar los resultados del soporte neoglucogénesis, la oxidación de la glucosa no es total (con e!
nutricional en función del balance de nitrógeno. A partir del aporte de 4 mg/kg/minuto se oxida 1,25 mg/kg/minuto). En
NTU, el requerimiento proteico sería la cantidad de nitrógeno estas circunstancias la administración exógena de insulina
que permita lograr un balance nitrogenado acorde con el obje- aumenta el clearance plasmático de glucosa (disminuye la
tivo propuesto (balance positivo, neutro o lo menos negativo glucemia) pero no la oxidación de ésta.
posible), teniendo en cuenta que el balance nitrogenado de- Cuando la injuria es importante (por la magnitud de la ci-
pende tanto del aporte proteico como del calórico. rugía o de sus complicaciones), se observa hiperglucemia, re-
En condiciones de salud se requiere de 0,5 a 1 g de proteí- sistencia insulínica e inadecuada supresión de la neogluco-
na/kg/día para mantener el balance nitrogenado. En términos génesis por la glucosa exógena; en estas circunstancias el aporte
generales, un paciente normonutrido y poco catabólico puede de más de 4 a 5 mg/kg/min de glucosa no aumenta su oxida-
mantener el balance de nitrógeno con un aporte de 1 a 1,5 g de ción ni mejora la síntesis de proteínas, y por el contrario, au-
proteína/kg/día; los pacientes deplecionados y/o severamente menta la lipogénesis. Sobre la base de lo anterior, la dosis
catabólicos requieren 1,5 a 2 g de proteínas/kg/día o aún más. máxima de glucosa para pacientes injuriados es de 5 mg/kg/
lo cual implica que las proteínas pueden representar del 20 al minuto, aunque en pacientes críticos con fallas parenqui-
10 % del valor calórico total. Los requerimientos proteicos matosas la dosis máxima actualmente recomendada es de 5
serán menores en presencia de disfunción renal y/o hepática. g/kg/hora (Barton R, 1994, y McMahon M, 1993). La hiper-
glucemia en el curso de la AP de un paciente injuriado no dia-
bético requiere, en principio, disminuir el aporte de glucosa, y
ALIMENTACIÓN PARENTERAL si la glucemia no mejora se puede considerar la administra-
ción de insulina.
La alimentación parenteral (AP) se puede administrar (con Lípidos. Las emulsiones de triglicéridos se utilizan en la
ciertas limitaciones) por una vena periférica, pero con mucha AP como fuente de energía y/o para proveer ácidos grasos esen-
mayor frecuencia se utiliza un catéter central insertado en la ciales. Aunque las calorías procedentes de la glucosa son algo
vena cava superior por punción percutánea de las venas más eficientes que la de los triglicéridos para mejorar el ba-
subclavia o yugular interna, o por una punción o canalización lance de nitrógeno, el uso de mezclas de glucosa/lípidos en
de las venas yugular externa, basílica o cefálica; el empleo de pacientes injuriados se asocia con menores complicaciones
un catéter femoral ubicado en la vena cava inferior es posible metabólicas de la AP. Si la AP se realiza sólo con glucosa y
pero menos frecuente. Los catéteres de un lumen y de uso ex- aminoácidos, cada 4 a 7 días se deben administrar 50 a 100 g
clusivo para la AP son los más utilizados, pero en determina- de lípidos para evitar la deficiencia de ácidos grasos esencia-
das condiciones se usan catéteres de doble o triple lumen para les

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92 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

La dosis sugerida de lípidos es de 1 a 2 g/kg/día, pero en Aporte de agua y electrólitos


los pacientes severamente injuriados se recomienda no utili-
zar más de 1 g/kg/día para disminuir el riesgo de complicacio- En la desnutrición y la injuria, la pérdida de proteína cor-
nes. Las grasas habitualmente aportan del 25 al 50 % de las poral se acompaña de aumento del agua extracelular, con edema
calorías no proteicas (25 % en pacientes con falla paren- visible o sin éste; en pacientes deplecionados, la realimentación
quimatosa múltiple y hasta el 50 % cuando existe intolerancia con hidratos de carbono produce retención de agua y sodio. El
a la glucosa). La administración de lípidos se monitorea me- agua endógena liberada por la degradación tisular (que en con-
diante el dosaje de triglicéridos plasmáticos; cuando la infusión diciones normales es de 200 a 300 ml/día) puede significar un
de lípidos es continua, se aceptan valores de hasta 300 mg/dl, aporte de 500 ml/día o mayor en los estados hipercatabólicos;
y cuando se realizan infusiones intermitentes, el dosaje de los la oxidación de los nutrientes provistos por la AP aportan de
triglicéridos plasmáticos debe ser normal a las 12 horas de 300 a 500 ml/día de agua. El agua endógena y de oxidación es
completada la administración. libre de sodio.
Actualmente se dispone de emulsiones lipídicas de trigli- Para definir el volumen total de la AP, primero se deben
céridos de cadena larga (concentraciones al 10, 20 y 30 %) y estimar las necesidades hídricas diarias, los requerimientos
de una mezcla por partes iguales de triglicéridos de cadenas y/o las limitaciones impuestas por la enfermedad de base y la
larga y media (concentraciones al 10 y 20 %). Estas emulsiones cantidad de fluidos necesaria para otros propósitos (dilución
son isotónicas (se pueden administrar por venas centrales o de medicamentos, administración de coloides, etcétera).
periféricas); dado el agregado de glicerol, las emulsiones al Las necesidades hídricas diarias están compuestas por:
10 % aportan 1,1 kcal/ml y las del 20 % proveen 2 kcal/min. los requerimientos basales de agua (diuresis, materia fecal y
Si los lípidos se administran por un goteo paralelo a la AP, pérdidas insensibles que oscilan entre 2000 y 3000 ml/día o
la infusión de cada frasco no debe durar más de 12 horas (por 30 ml/kg/día para un adulto promedio) + las pérdidas anor-
el riesgo de contaminación bacteriana de la emulsión), ni me- males (líquido gástrico, diarrea, fiebre, etc.) - el agua endógena
nos de 6-8 horas (por una mayor probabilidad de complicacio- y de oxidación de sustratos + los déficit o excesos previos de
nes pulmonares). Si se administran mezclados en una bolsa de agua corporal. La AP puede aportar la totalidad de los requeri-
AP (sistema 3 en 1) se pueden infundir durante 24 horas, lo mientos de agua o sólo una parte y el resto ser administrado
cual facilita su metabolismo, especialmente en los pacientes por otra vía.
con injuria grave. Los requerimientos de electrólitos de los pacientes quirúr-
Fuentes calóricas alternativas. El uso de ácidos grasos gicos son muy variables, por lo cual se estiman a partir de la
de cadena corta, cuerpos cetónicos, glicerol y maltosa aún no determinación de los niveles plasmáticos, de las pérdidas por
tiene indicaciones clínicas. En algunos países de Europa se orina y otros fluidos, de los excesos o déficit previos que de-
utilizan mezclas de glucosa/fructosa/xilitol (en una proporción ban ser corregidos, de la capacidad de regulación renal y de
1:2:1) a los fines de disminuir las complicaciones o mejorar la las limitaciones impuestas por la enfermedad de base y las
eficiencia de la glucosa, especialmente en pacientes diabéti- disfunciones de órganos.
cos, con trauma de cráneo o con injuria y/o sepsis grave. Estos En una AP siempre se debe administrar cierta cantidad de
sustratos son metabolizados por algunos tejidos en forma prác- sodio, potasio, calcio, fósforo y magnesio, salvo cuando los
ticamente independiente de la insulina, son convertidos a niveles plasmáticos sean elevados (K, Mg, P) o exista un ex-
glucosa en el hígado, producen escaso estímulo secretor de ceso corporal (Na en edema) de algunos de los electrólitos. La
insulina y sus efectos colaterales son dosis dependientes y poco administración de electrólitos se realiza en forma conjunta y
frecuentes con la dosificación habitual. durante las 24 horas, teniendo en cuenta las dosis relativas
para evitar posibles interacciones entre los compuestos de cal-
cio, fósforo y magnesio.
Aporte proteico y soluciones de aminoácidos En la tabla 5-2 se observan los requerimientos promedio
(en mEq/día) de un paciente quirúrgico estable (que no tiene
déficit o excesos previos, ni enfermedades que alteren sus ne-
La mayoría de las AP se realizan con soluciones estándar cesidades diarias), estimados sobre la base de una AP estándar
de aminoácidos; las formulaciones de aminoácidos de diver- que aporta 30 a 35 kcal/kg/día, 1,5 g/kg/día de proteína y 2000
sas marcas son algo diferentes, pero en términos clínicos no mi de volumen. Los aportes sugeridos para iniciar una AP pue-
parece haber diferencias significativas en los resultados. Las den ser utilizados hasta tanto se disponga de la información
distintas concentraciones de aminoácidos disponibles facili- bioquímica para realizar un cálculo más ajustado.
tan la preparación o permiten optimizar los requerimientos
proteicos en función de los requerimientos de fluidos.
Las formulaciones especiales para pacientes con insufi- TabJa 5-2. Aporte de electrólitos en Ja alimentación
parenteral
ciencia renal (ocho aminoácidos esenciales + histidina) o para
pacientes con insuficiencia hepática (enriquecida en Requerimientos (mEq/día) Para iniciar la AP (mEq/día)
aminoácidos de cadena ramificada y pobre en aromáticos y
azufrados) se utilizan sólo en circunstancias especiales dada Sodio 50 a 200 150
la baja relación costo-beneficio que poseen. Las formulaciones Potasio 40 a 150 75
con elevada proporción de aminoácidos de cadena ramificada Fósforo 30 a 75 45
(45 al 50 % del total) mejoran el balance nitrogenado de pa- Calcio 4,6 a 21 7
cientes con injuria o sepsis graves (¿balance positivo a nivel Magnesio 8 a 35 15
muscular?), lo cual no se acompaña de una mejoría significa- Cloro 50 a 150 100
Acetato o
tiva de la morbimortalidad en comparación con las
lactato 50 a 100 50
formulaciones estándar, que son mucho más baratas.

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5. SOPORTE NUTRICIONAL 93

Aporte de oligoelementos y vitaminas C en injuriados graves) o aumento de los requerimientos de


otras (C, folatos, A y del grupo B en injuria grave o infec-
Los requerimientos de oligoelementos están en relación ción).
con la edad, la situación clinicometabólica de los pacientes y Dado que los requerimientos vitamínicos de los pacientes
la eventual deficiencia de aquéllos, lo cual a su vez depende quirúrgicos serían variables en diversas situaciones clínicas y
de las reservas tisulares previas, de los ingresos insuficientes que su conocimiento no es completo, en términos generales se
para cubrir las pérdidas adicionales y de las necesidades para indica la misma dosis utilizada en la AP de pacientes crónicos
formar nuevos tejidos. estables, que es un preparado multivitamínico de doce vitami-
Los niveles plasmáticos de los oligoelementos no reflejan nas hidrosolubles y liposolubles, definido por un grupo de
las reservas tisulares; los métodos confiables para determinar expertos de la Asociación Médica Norteamericana (AMA/
las reservas son costosos o no disponibles en la práctica coti- NAG, 1979). Como las formulaciones multivitamínicas de
diana. Los requerimientos de oligoelementos en los pacientes adultos no contienen vitamina K, si no existe contraindica-
quirúrgicos complicados son prácticamente desconocidos. En ción (pacientes anticoagulados con riesgo de trombosis), se
la tabla 5-3 se observan las dosis recomendadas de oligoele- recomienda administrar 5 a 10 mg de vitamina K por semana.
mentos para la AP de pacientes estables (en general crónicos No existe consenso respecto de la necesidad o la utilidad clí-
domiciliarios) y la dosificación sugerida para pacientes críti- nica de dosis suplementarias de algunas vitaminas (folatos,
cos. (done by 007) grupo B en general o vitaminas A, C o E) en los pacientes
severamente injuriados y/o sépticos.
Tabla 5-3. Requerimientos de oligoelementos
en la alimentación parenteral
Formulación y preparación de la alimentación
Dosis recomendada Dosis sugerida en parenteral
en pacientes estables pacientes críticos
Para formular la AP de un paciente quirúrgico se deben
Cinc 2,5 a 4 mg/día (*) + 5 mg/día considerar en forma secuencial varios de los ítem analizados
2 mg en hipercatabolismo 10 a 15 mg con fístula, anteriormente:
+ pérdidas digestivas diarrea, ostomía, etc. a) Definir los objetivos nutricionales y estimar los reque-
rimientos caloricoproteicos para tal fin.
Cobre 0,5 a 1,5 mg/día (*) 1 mg/día; 1,5 mg/día si
hay pérdidas digestivas
b) De acuerdo con lo anterior, establecer la dosis de glucosa
y de lípidos (ténganse en cuenta las dosis máximas y las posi-
Cromo 10 a 15 ug/día (*) 12 ug/día bles intolerancias de cada uno) y la cantidad y el tipo de
aminoácidos por utilizar (compatibilizar las calorías por gra-
Selenio 30 a 120 ug/día 60 (üg/día y 100 (ug/día mo de nitrógeno y las posibles limitaciones al aporte proteico).
si hay pérdidas digestivas c) Definir la cantidad de calorías y proteínas que se admi-
nistrará el primer día de AP y cuál será el esquema de su
Manganeso 0,15 a 0,8 mg/día (*) 0,5 mg/día progresión (por ejemplo: 50 % el primer día y 100 % el 2°, o
35 %, 70 % y 100 % para un plan de progresión en 3 días).
Molibdeno 100 a 200 ug/día 100 ug/día
d) Estimar las necesidades de fluidos y la cantidad que se
usará con la AP, a partir de lo cual se define la concentración
(*) Recomendación efectuada por el panel de expertos de la Asocia- de las soluciones de macronutrientes por utilizar.
ción Médica Norteamericana. e) Establecer los requerimientos de electrólitos, el tipo de
sales y las dosis teniendo en cuenta los posibles problemas de
solubilidad y estabilidad en las mezclas de AP.
En las AP relativamente cortas (1 a 2 semanas) de pacien- f) Determinar el aporte de cinc y de vitaminas, el uso even-
tes quirúrgicos adultos puede obviarse el aporte de oligoele- tual de otros oligoelementos o el suplemento de alguna vita-
mentos, con excepción del cinc, que al igual que los electrólitos mina en particular.
y vitaminas siempre debe administrarse desde el inicio de la g) Evaluar el eventual agregado de algún fármaco compa-
AP. El cinc, entre otras funciones, es importante para la sínte- tible con la mezcla de AP: ranitidina, insulina, albúmina, etcé-
sis proteica, la cicatrización de heridas y la función inmu- tera.
nológica. Los pacientes hipercatabólicos tienen una elevada h) Definir la modalidad de infusión (bomba o goteo por
pérdida de cinc con la orina; otra vía importante de pérdida es gravedad) y el flujo (ml/hora o gotas/minuto) en función del
por los fluidos digestivos (10 a 17 mg/l o kg de líquido de volumen por infundir y el tiempo de infusión determinado.
ileostomía o de diarrea). En términos generales, la administra- Las dosis de 24 horas de los macronutrientes y micronu-
ción de cobre se puede iniciar a partir de la 2a. o 3a. semana trientes (10 o más componentes) se mezclan en un contenedor
de AP, la de cromo y selenio a partir de la 5a. o 6a. semana y la único; el material de las bolsas contenedoras puede ser PVC,
de manganeso y molibdeno luego de varios meses (AP cróni- EVA (etilenvinilacetato) o un multilaminado de EVA + EVOH
ca). En la insuficiencia renal se debe disminuir el aporte de (etilenvinilalcohol, que actúa como barrera al pasaje de oxí-
cinc y cromo y en la obstrucción biliar el de cobre y manga- geno). El contenido de las bolsas puede administrarse con flu-
neso. jo continuo durante 24 horas o con el sistema de AP cíclica
Las vitaminas en la AP son necesarias para mantener las durante un lapso de 12 a 14 horas. Las bolsas de alimentación
funciones metabólica, la reproducción celular, la reparación parenteral se pueden preparar con el sistema denominado 2 en
tisular, la respuesta inmunológica, etc. Algunas patologías 1 (que contiene glucosa, aminoácidos y micronutrientes) o el
cursan con depleción de los depósitos de ciertas vitaminas (A, sistema 3 en 1 o todo en uno (lo anterior más el agregado de
B6 y folatos en la desnutrición; B1 B2 y B6 en el alcoholismo; lípidos).

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94 SECCIÓN 1. PARTE GENERAL

Dado que el contenido de las bolsas de AP es un buen medio ALIMENTACIÓN ENTERAL


de cultivo de microorganismos, la preparación de las mezclas
de AP debe ser realizada en condiciones de máxima asepsia Los objetivos del soporte nutricional se pueden alcanzar
para evitar la contaminación. Las bolsas serán preparadas por tanto por la vía parenteral como enteral, o mediante el uso
un personal entrenado en el manejo de técnicas asépticas, den- concomitante de ambas vías. La alimentación enteral (AE) tiene
tro de una campana de flujo laminar ubicada en un área ciertas ventajas respecto de la AP: es menos costosa, es más
bacteriológicamente controlada. Se requiere de una estricta fisiológica y mantiene el trofismo del aparato digestivo. Son
supervisión farmacéutica para evitar errores de formulación y numerosas las evidencias experimentales que relacionan el
de dosificación de los nutrientes y para determinar los posi- trofismo de la mucosa digestiva con una menor incidencia de
bles problemas de estabilidad y/o compatibilidad entre los infecciones (por disminución de la traslocación bacteriana y/o
varios nutrientes que componen una bolsa de AP. un mejor estado inmunológico) y con un menor nivel de
hipercatabolismo (la menor permeación de endotoxinas
endoluminales estimularía menos la liberación de citoquinas
que generan el estado hipermetabólico/hipercatabólico). Ade-
Formulaciones especiales de alimentación parenteral más, la AE iniciada tempranamente (12 a 36 horas después de
un trauma o una injuria quirúrgica) y/o el uso de formulaciones
La AP por vena periférica (APP) es una alternativa para especiales con propiedades inmunomoduladoras permiten ob-
pacientes quirúrgicos no deplecionados. poco injuriados, que tener algunos beneficios clínicos tales como: la incidencia
requieren AP por un tiempo relativamente corto y en quienes global de complicaciones, el tiempo y los costos de internación.
no se puede o no conviene colocar un catéter venoso central.
Una indicación posquirúrgica frecuente de APP es el comple- La AE puede realizarse en el estómago, duodeno o yeyuno
mento de la vía enteral (durante la progresión de la alimenta- mediante una sonda nasogástrica o nasointestinal, una
ción enteral o cuando ésta se disminuye o suspende tempora- gastrostomía o una yeyunostomía. Las sondas pueden ser de
riamente por intolerancia digestiva, diarrea, etc.) o cuando se diferente material, longitud y grosor; pueden o no tener un
quiere suplementar el aporte enteral con algún nutriente espe- peso en el extremo distal y un tutor metálico interno para faci-
cífico (aminoácidos en casos de hipercatabolismo severo). litar la colocación pospilórica. Existen varias técnicas para
realizar gastrostomías o yeyunostomías quirúrgicas y diver-
La APP habitualmente no cubre la totalidad de los requeri-
sos métodos para colocar gastrostomías o gastroyeyu-
mientos nutricionales debido a las limitaciones impuestas por
nostomías percutáneas, mediante técnicas endoscópicas y
la osmolaridad de la mezcla (máximo de 600 mOsm/1), el pH
radioscópicas.
(de 5 o mayor) y las cantidades máximas de electrólitos. La
vía periférica puede cubrir la totalidad de los requerimientos La AE se puede realizar con alimentos licuados y homoge-
de la AP en pacientes de escaso tamaño corporal o cuando se neizados, preparados en la cocina o con formulaciones indus-
puede administrar gran volumen. trializadas, sea en formas líquidas o en polvo. De acuerdo con
las formulaciones y los componentes utilizados, las dietas pue-
La presencia de disfunciones orgánicas únicas o múltiples
den ser poliméricas, oligoméricas, elementales y modulares.
obliga a formular la AP de manera especial.
La AE se puede administrar por infusión continua o intermi-
a) Insuficiencia renal: se debe disminuir el aporte de tente, mediante goteo por gravedad o con bomba de infusión
aminoácidos (desde 0,6 g/kg/día en pacientes normocatabólicos Para lograr una AE efectiva se debe monitorear el volumen
no dializados hasta 1,2 g/kg/día o mayor en hipercatabólicos infundido y la presencia de intolerancias o complicaciones
dializados) o eventualmente usar fórmulas especiales digestivas y pulmonares.
(aminoácidos esenciales en normocatabólicos que no sean can-
didatos a hemodiálisis). Se deben considerar sobre todo los
requerimientos hídricos, la eventual restricción de potasio. Vías de acceso y administración de la
fósforo, magnesio, cinc y cromo, las posibles intolerancias a alimentación enteral
los hidratos de carbono y lípidos y la dosificación de la vita-
mina A. La AE se puede administrar en el estómago en la mayoría
b) Insuficiencia respiratoria: se debe evitar el aporte ex- de los pacientes: la sonda nasogástrica es fácil de colocar, la
cesivo de calorías, en particular las de la glucosa; puede ser infusión puede realizarse en forma continua o en bolos inter-
necesario aumentar el aporte de fósforo y magnesio o dismi- mitentes, con bomba de infusión o sin ella, y si el vaciamiento
nuir la dosis de aminoácidos (los aminoácidos estimulan el gástrico es adecuado, se pueden usar formulaciones de dife-
centro respiratorio y pueden causar dificultad respiratoria). rente densidad calórica y osmolaridad.
c) Insuficiencia cardíaca: se deben usar soluciones con- En algunos pacientes (injuria neurológica, politrauma-
centradas con bajo contenido de sodio; si se utilizan diuréti- tizados, asistencia respiratoria mecánica) se suele observar un
cos. puede ser necesario aumentar el aporte de potasio. retardo en la evacuación gástrica (gastroparesia); en estos ca-
magnesio y cinc. sos, la AE en el estómago implica mayor riesgo de bronco-
d) Hepatopatías crónicas con disfunción hepática: se dis- aspiración del contenido gástrico, especialmente en los pacien-
minuye el aporte proteico (entre 0,6 y 1 g/kg/día) o se em- tes con disminución del nivel de conciencia. Cuando se admi-
plean dosis mayores de la formulación especial de aminoácidos nistra AE en el estómago se debe monitorear el residuo gástrico
para hepatópatas (durante tiempos relativamente breves, por cada 4 a 6 horas (aspiración del contenido gástrico por la son-
ser fórmulas disbalanceadas); el aporte calórico aconsejado es da); el volumen de contenido gástrico residual es un indicadoi
de 25 a 30 kcal/kg/día, un 70 % del cual debe provenir de la del retardo de la evacuación gástrica y. por lo tanto, del riesgo
glucosa. Puede ser necesario restringir el aporte de agua y sodio. de broncoaspiración.
A veces se requiere suplementar el aporte de vitaminas Un residuo gástrico escaso no descarta la gastroparesia.
liposolubles y las del grupo B. dado que la aspiración del contenido gástrico también depen-

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5. SOPORTE NUTRICIONAL 95

de de la situación de la sonda dentro del estómago. Un residuo hidratos de carbono (dextrinomaltosa). Es posible realizar una
mayor de 100 a 150 ml durante una infusión continua o des- AE totalmente modular apelando a cantidades variables de
pués de 2 horas de haber administrado un bolo de AE obliga a proteínas, hidratos de carbono, grasas, minerales, oligoele-
interrumpir momentáneamente la infusión y hacer una prueba mentos y vitaminas.
terapéutica con fármacos procinéticos. Si la administración de El uso de formulaciones con el agregado de fibras en pa-
cisaprida (5 a 10 mg por sonda) o metoclopramida (10 a 20 cientes en quienes el aparato digestivo se mantiene en condi-
mg por vía endovenosa) disminuye el residuo gástrico, se puede ciones de normalidad parece disminuir la incidencia de cons-
continuar la infusión de AE en el estómago, con precaución y tipación y de diarrea. Las formulaciones especialmente dise-
evaluando la dosis óptima del procinético. Si el residuo no ñadas para pacientes con insuficiencia renal, hepática, respi-
disminuye, se debe colocar una sonda nasoyeyunal. ratoria o diabetes son de utilidad en algunos casos. Las
Las sondas nasoyeyunales de fino calibre permiten admi- formulaciones a base de aminoácidos y oligopéptidos (dietas
nistrar la AE sin problemas, aun en pacientes con gastroparesia, elementales y peptídicas) se utilizan sólo en circunstancias
reflujo gastroesofágico o alteración del nivel de conciencia; la especiales de patología intestinal o pancreática. Las formula-
posición yeyunal significa la sonda a nivel del ángulo de Treitz, ciones inmunomoduladoras parecen ser útiles para disminuir
porque la AE administrada en el duodeno tiene riesgos simila- complicaciones y tiempos de internación de pacientes severa-
res a la gástrica. La ubicación yeyunal de la sonda se puede mente injuriados (Ortiz Leyba C, 1994).
lograr por pasaje transpilórico espontáneo (sonda semirrígida Para indicar una AE a un paciente determinado se deben
con peso en la punta), mediante alguna de las técnicas de co- contestar varias preguntas:
locación a ciegas o dirigiendo la sonda con visualización a) ¿Qué tipo de formulaciones corresponde utilizar:
endoscópica o radioscópica. La administración previa de estándar o especiales?
fármacos procinéticos o de eritromicina (efecto agonista de la b) ¿Cuáles son los requerimientos caloricoproteicos? ¿Exis-
motilina) habitualmente ayuda el pasaje transpilórico con cual- ten limitaciones al uso de hidratos de carbono, grasas y proteí-
quiera de las técnicas. nas?
Antes de iniciar una AE, y periódicamente durante el uso, c) ¿Cuáles son los requerimientos de fluidos? ¿Qué volu-
se debe constatar la posición (gástrica o yeyunal) de la sonda; men está disponible para utilizar por vía enteral?
el método más conveniente es la radiografía de abdomen (pre- d) ¿Es necesario agregar minerales o vitaminas a la
ferentemente en decúbito lateral derecho y con contraste formulación?
radiológico si la sonda no es radioopaca). dado que la e) ¿De qué manera se inicia y cómo se hace progresar la
auscultación en el hipocondrio izquierdo del aire insuflado con AE hasta conseguir los objetivos caloricoproteicos?
jeringa es una técnica de baja confiabilidad. La AE se puede iniciar con formulaciones isotónícas y la
Cuando la AE se prolonga más de 4 a 6 semanas o existen progresión se realiza aumentando la concentración y/o el vo-
problemas en la colocación o el manejo de las sondas lumen de la formulación, según mejor convenga a las necesi-
transnasales, se debe optar por una gastrostomía quirúrgica o dades del paciente. En términos generales, se puede iniciar la
percutánea (técnica endoscópica o radioscópica), una gastro- AE con una infusión equivalente al 30 % de los requerimien-
yeyunostomía percutánea o una yeyunostomía quirúrgica. tos calóricos estimados; si la tolerancia es buena, cada 6, 8 o
La AE se puede administrar en forma continua o intermi- 12 horas se aumenta el volumen de la infusión para alcanzar
tente (en porciones o bolos). El duodeno y el yeyuno sólo to- los objetivos nutricionales en 48 a 72 horas de iniciada la AE.
leran AE continua, mientras que el estómago permite admi-
nistración continua o intermitente. La AE en el yeyuno prácti-
camente obliga a usar una bomba de infusión, mientras que en Complicaciones de la alimentación enteral
el estómago se puede utilizar bomba o goteo por gravedad; es
aconsejable emplear una bomba de infusión siempre que sea Las complicaciones de la alimentación enteral pueden ser
posible, dado que de esta manera se asegura la administración mecánicas (producidas por la colocación, ubicación y manejo
del volumen indicado y se disminuye la incidencia de de las sondas de administración), gastrointestinales,
intolerancias y complicaciones. pulmonares y metabólicas.
Mecánicas. La obstrucción y la salida accidental de la son-
da son las complicaciones mecánicas más frecuentes. Para dis-
Tipos de dietas e indicación de la alimentación enteral minuir la incidencia de obstrucciones (en especial de las son-
das finas yeyunales) se recomienda lavar la sonda con 10 a 20
Las dietas de cocina (alimentos licuados) pueden adminis- mi de agua (preferentemente tibia) cada 6 horas durante la
trarse en el estómago mediante sondas o gastrostomías grue- infusión y cada vez que se termina de pasar un alimento; se
sas; estas dietas se suelen indicar en pacientes domiciliarios utilizarán formas farmacéuticas líquidas o medicamentos di-
con enfermedades o secuelas neurológicas crónicas. En ios sueltos, evitando en lo posible administrar comprimidos moli-
pacientes hospitalizados generalmente se utilizan formula- dos sin disolver.
ciones industrializadas de diferente tipo, las cuales permiten La salida accidental de la sonda (durante maniobras de
cubrir casi todas las indicaciones de la AE. movilización del paciente) o su retiro voluntario (por parte de
Las formulaciones industrializadas son de composición fija pacientes con disminución del nivel de conciencia) implican
y generalmente cubren los requerimientos de calorías, proteí- sólo problemas de recolocación de la sonda, pero el desplaza-
nas. minerales, oligoelementos y vitaminas de la mayoría de miento parcial e inadvertido (punta de la sonda en estómago
los pacientes. A estas formulaciones estándar se las puede alto o esófago) puede ser causa de broncoaspiración de la AE.
modularizcir (para adecuar una formulación fija a los requeri- Es conveniente colocar una marca en la sonda (cinta adhesiva
mientos especiales de un paciente), adicionando proteínas de color) para advertir un eventual desplazamiento; además.
caseinatos) en casos de altas pérdidas nitrogenadas o aumen- se deben realizar controles radiográficos periódicos de la po-
tando el valor calórico mediante el agregado de aceite o de sición de la sonda.

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96 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

Otras complicaciones mecánicas menos frecuentes son: nías nosocomiales (en especial las asociadas a la asistencia
molestias nasofaríngeas; erosiones, ulceraciones y necrosis a respiratoria mecánica), tanto por aumentar la colonización
nivel de la nariz, la faringe, la laringe y el esófago; sinusitis, bacteriana del estómago (por pH gástrico mayor de 5) y las
otitis y absceso del tabique nasal; estenosis laríngeas y vías aéreas superiores, como por las microaspiraciones de la
esofágicas; esofagitis; fístula traqueoesofágica; ruptura de AE debidas a regurgitación gastroesofágica. La prevención se
várices esofágicas y perforaciones de esófago y bronquios. logra usando sondas finas ubicadas en el yeyuno o, en su de-
Gastrointestinales. Los problemas o complicaciones di- fecto, con administración gástrica en posición semisentada
gestivas de la AE son: la gastroparesia, los vómitos o regurgita- (Marsé P, 1994).
ciones, la distensión abdominal, la constipación y la diarrea. Metabólicas. Las complicaciones metabólicas de la AE
La constipación es una complicación frecuente de la AE, son similares a las de la AP y se enuncian más adelante.
como consecuencia de trastornos de la motilidad colónica y/o
de formulaciones de absorción completa sin residuos; cuando
la constipación es de varios días, se debe descartar el bolo MONITOREO DEL SOPORTE NUTRICIONAL
fecal con un tacto rectal y la impactación fecal alta con una
radiografía de abdomen. En algunos pacientes las formu- Los objetivos del monitoreo del soporte nutricional son:
laciones con fibras disminuyen la incidencia de constipación a) Reevaluar periódicamente los requerimientos calórico-
y en otros se requiere un tratamiento profiláctico con vaselina proteicos.
o laxantes. El tratamiento puede ser con laxantes por sonda b) Objetivar la eficacia clínica del soporte nutricional (re-
(citrato de magnesio, fosfato de sodio, lactulosa, polietilen- sultados en relación con los objetivos propuestos).
glicol, etc.), enemas comunes o enemas por goteo en las c) Prevenir o detectar tempranamente las complicaciones
impactaciones fecales. (monitoreo preventivo).
La gastroparesia y el alto residuo gástrico fueron citados. Los objetivos a y b se monitorean de acuerdo con la meto-
La distensión abdominal puede ser un signo de insuficiencia dología propuesta para la evaluación del estado nutricional,
digestoabsortiva o expresión de complicaciones como isquemia del catabolismo proteico y del gasto energético.
intestinal (de la mucosa o transmural), sobrecrecimiento bacte- El monitoreo preventivo se realiza a los fines de evitar o
riano o un bolo fecal. La aparición de distensión abdominal, disminuir la incidencia de efectos adversos y complicaciones
especialmente si se acompaña de dolor, obliga a suspender la del soporte nutricional, o bien para detectar oportunamente
AE hasta hacer una interpretación diagnóstica. y/o disminuir la gravedad de las complicaciones metabólicas.
La diarrea es una complicación frecuente de la AE, y su El tipo y frecuencia de los parámetros clínicos y bioquímicos
incidencia depende tanto de la definición que se utilice como a monitorear depende de factores tales como: postoperatorio
de la presencia de uno o varios de los factores patogénicos normal o complicado, edad, disfunciones de órganos, alimen-
posibles: administración concomitante de antibióticos (disbac- tación enteral o parenteral, duración del soporte nutricional,
teriosis, sobrecrecimiento bacteriano, colitis pseudomembra- etcétera.
nosa); antiácidos (sales de magnesio) y jarabes (alta dosis de A continuación se describe un protocolo de monitoreo de
sorbitol); errores de administración (pasaje brusco o "en bo- AP para pacientes quirúrgicos complicados; tomándolo como
los" en el yeyuno, alimentos fríos); preparaciones contamina- base, se lo puede simplificar en pacientes no complicados o
das; dosis excesivas; intolerancia a la lactosa; hípoaibumi- que reciben AE, o bien ampliar y/o modificar según las nece-
nemia; malabsorción (enfermedades intestinales y pancreáticas sidades clínicas de cada paciente.
previas, atrofia por desuso, desnutrición). 1) Basal. Antes de iniciar una AP se deben conocer los
niveles plasmáticos basales de: glucosa, urea, creatinina, sodio,
La diarrea puede ser trivial o trascendente. Si no mejora o potasio, calcio, fósforo, magnesio, estado ácido-base (puede
desaparece dentro de las 24 horas de haber disminuido la AE a ser en sangre venosa), hemograma, bilirrubina, transaminasas,
la mitad (no es imprescindible suspender la AE), con o sin el fosfatasa alcalina, triglicéridos, albúmina, proteínas totales y
agregado de sustancias astringentes o crema de bismuto, se tiempo de protrombina. En orina de 24 horas: urea o nitrógeno
deben realizar exámenes complementarios para llegar a un total (si se dispone). GER por calorimetría indirecta (si se cuen-
diagnóstico etiológico o funcional. Ante la sospecha de dia- ta con un metabolímetro).
rrea malabsortiva se puede estudiar el gap osmolar (diferen-
2) Diariamente. Balance de fluidos, peso corporal (si se
cia entre la osmolaridad medida y la calculada en base al sodio
puede), glucemia y/o glucosuria (una o más veces según nece-
y potasio fecales), el pH, el anión orgánico o la presencia de
sidad).
hidratos de carbono o grasas en el examen funcional de la
Los primeros 4 días o hasta corregir algún valor anormal o
materia fecal. Las diarreas secretoras o inflamatorias de ori-
lograr la estabilidad de los valores plasmáticos: urea, sodio,
gen bacteriano requieren un coprocultivo y la búsqueda de
potasio y eventualmente calcio, fósforo, magnesio, estado áci-
leucocitos y toxina de Clostridium difficile en la materia fecal.
do-base (puede ser en sangre venosa), triglicéridos y creatinina.
No se deben indicar frenadores de la motilidad intestinal
3) Cada 3 a 4 días. En plasma: calcio, fósforo, magnesio,
(loperamida, morfínicos) en presencia de distensión abdomi-
estado ácido-base (puede ser en sangre venosa), triglicéridos
nal, leucocitos en la materia fecal o sospecha de etiología in-
y creatinina. En orina de 24 horas: urea o nitrógeno total (si se
fecciosa.
dispone) y eventualmente sodio y potasio.
Pulmonares. La broncoaspiración del contenido gástrico 4) Cada 7 a 8 días. Perfil completo similar al basal.
es más frecuente cuando existe retención gástrica y/o trastor-
nos del nivel de conciencia; en estas circunstancias se deben
extremar las medidas de prevención: evitar residuos gástricos COMPLICACIONES METABÓLICAS
elevados, controlar la posición de la sonda y el ritmo de admi- DEL SOPORTE NUTRICIONAL
nistración (bombas de infusión), posición semisentada (a 35°)
del paciente durante la administración gástrica de la AE. En términos generales, el exceso o el déficit, absoluto o
La AE sería uno de los factores patogénicos de las neumo- relativo, de cada uno de los nutrientes que se administra con el

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5. SOPORTE NUTRICÍONAL 97

soporte nutricionai puede causar alguna complicación magnesio, fósforo y calcio, o por alteraciones del estado áci-
metabólica. do-base.
Las complicaciones metabólicas más frecuentes de la AP Las complicaciones relacionadas con los oligoelementos
en los pacientes quirúrgicos son las producidas por la glucosa y las vitaminas son raras en el curso del soporte nutricionai de
y los electrólitos. En orden de frecuencia le siguen las los pacientes posquirúrgicos adultos. Las complicaciones he-
hepatobiliares y las del metabolismo de las grasas. Son menos páticas de la AP (hígado graso y colestasis intrahepática) tam-
comunes las producidas por los aminoácidos, por el déficit de poco son frecuentes, dados los tiempos relativamente breves
oligoelementos y vitaminas y por las alteraciones del estado de AP. El diagnóstico de colecistitis aguda acalculosa o litiásica
ácido-base. Las complicaciones metabólicas más frecuentes se debe tener presente en casos de fiebre o complicación ab-
en el curso de la AE son la hiperglucemia y la deshidratación, dominal de pacientes posquirúrgicos con AP.
seguidas de las que se relacionan con el aporte de electrólitos,
proteínas y grasas (Rombeau J, 1993; Perman M. 1987;
Rombeau J, 1990; Esteban A, 1994). SOPORTE NUTRICIONAL PREOPERATORIO
La hiperglucemia es debida a un exceso de aporte de Y EN EL DOMICILIO
glucosa, ya sea absoluto o relativo, a las alteraciones
metabólicas de la injuria o a la presencia de diabetes; también Los pacientes con desnutrición preoperatoria severa tie-
puede ser causada por hipopotasemia o uso de fármacos nen mayor morbimortalidad postoperatoria, pero no se ha de-
hiperglucemiantes (corticoides, difenilhidantoína, diuréticos). mostrado claramente una relación causal directa entre el esta-
En términos generales se debe mantener una glucemia menor do nutricionai preoperatorio y el pronóstico quirúrgico (tal vez
de 180 o 200 mg/dl y una glucosuria negativa, utilizando porque la misma enfermedad genera mecanismos patogénicos
insulina en los pacientes diabéticos y primariamente disminu- que causan desnutrición y mayor incidencia de complicacio-
yendo el aporte hidrocarbonado en los pacientes injuriados/ nes postoperatorias). No obstante, si se sospecha que la
infectados. desnutrición es realmente un factor patogénico de complica-
El aporte de más de 5 mg de glucosa/kg/min aumenta la ciones posquirúrgicas, es de suponer que la repleción nutri-
lipogénesis, produce esteatosis hepática y aumenta el consu- cionai preoperatoria debería mejorar el pronóstico, y hay cier-
mo de oxígeno y la producción de dióxido de carbono, lo cual to consenso de la utilidad del soporte nutricionai preoperatorio
puede producir hipercapnia y dificultad respiratoria en pacien- en algunos grupos de pacientes (ASPEN. 1993; Carbonnell F,
tes con enfermedades respiratorias crónicas. 1995):
La AP sin lípidos da lugar a un síndrome de deficiencia de
ácidos grasos esenciales, con alteraciones de la piel y faneras, a) Pacientes desnutridos que requieren una operación ma-
de la cicatrización de heridas, de los eritrocitos, plaquetas y yor que no se puede realizar en forma inmediata (demora ma-
membranas celulares. Este síndrome se previene con la infusión yor de 4 o 5 días): se debe instituir un plan de alimentación
de 50 a 100 g de triglicéridos de cadena larga, administrados oral con suplementos en el domicilio o dentro de las 24 a 72
una a dos veces por semana. La excesiva infusión de lípidos horas de ingreso al hospital. Si la ingesta oral es insuficiente o
puede ser un factor patogénico del hígado graso y de la inadecuada (30 al 50 % por encima del GER), es conveniente
colestasis hepática. suplementar la vía oral con alimentación enteral o parenteral,
La infusión de dosis altas de lípidos o en tiempos cortos periférica o central, según corresponda o sea más operativa.
puede causar aumento de la resistencia vascular pulmonar e b) Pacientes con desnutrición severa, que requieren una
hipoxemia. La administración de hasta 1 g de lípidos/kg/día operación mayor que habitualmente tiene una tasa elevada de
no genera complicaciones pulmonares. In vitro, los lípidos in- complicaciones, quienes no presentan contraindicaciones para
terfieren con el sistema inmunológico a distintos niveles, pero demorar la cirugía ni están severamente catabólicos. En estos
en la práctica es discutible la existencia de alteraciones pacientes la incidencia de complicaciones es menor cuando se
inmunológicas clínicamente significativas. Las alteraciones realiza un plan de soporte nutricionai preoperatorio (parenteral
hematológicas y de la coagulación son raras. Los lípidos y/o enteral) capaz de aportar una cantidad de nutrientes sufi-
endovenosos no provocan ni agravan una pancreatitis aguda. cientes para lograr repleción nutricionai durante un tiempo
En los pacientes hiperlipémicos se deben monitorear frecuen- mínimo de 7 días y un máximo de 14 días, probablemente.
temente los niveles plasmáticos de triglicéridos. Cuando la desnutrición es de grado leve y moderado, o
La acidosis metabólica hiperclorémica y la hiperamo- cuando el tipo de cirugía tiene baja incidencia de complica-
niemia causadas por aminoácidos ya no se observan con las ciones, no se justifica el soporte nutricionai preoperatorio por-
actuales formulaciones. En general, los aminoácidos estimu- que no mejora el pronóstico y porque se agregan las compli-
lan el centro respiratorio (aumento de la respuesta hiperventi- caciones y los costos del soporte nutricionai. El soporte
latoria a la hipercapnia), lo cual puede provocar disnea en nutricionai preoperatorio no justifica la demora de una cirugía
pacientes con patología respiratoria. Las dosis altas de de drenaje de un foco séptico o de descompresión/desobs-
aminoácidos o proteínas (> de 1,5 g/kg/día), o cuando la rela- trucción de un órgano; en estos casos corresponde realizar un
ción calorías no proteicas/gramos de nitrógeno es baja (< 100/ plan de soporte nutricionai en el preoperatorio inmediato.
1), pueden aumentar la producción y el nivel plasmático de Estudios no controlados sugieren que la alimentación
urea, a pesar del incremento de su excreción urinaria. parenteral preoperatoria podría reducir la tasa de complica-
El soporte nutricionai debe adaptarse al tratamiento de los ciones postoperatorias y de la longitud de la resección intesti-
trastornos hidroelectrolíticos observados en el postoperatorio nal en pacientes con enfermedad de Crohn complicada, de las
¡aumento del líquido extracelular, hiponatremia) aumentando complicaciones postoperatorias de la cirugía valvular cardía-
o disminuyendo el aporte de sodio y agua según sea necesario. ca en pacientes deplecionados y de algunas otras situaciones
Si el monitoreo es adecuado, raramente se observan compli- clínicas particulares.
caciones sintomáticas por exceso o déficit de aporte de potasio, Aunque la mayor parte de los estudios de nutrición

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98 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

preoperatoria se han realizado con alimentación parenteral, la entrenar al paciente y su familia en la preparación y adminis-
vía enteral es igualmente efectiva cuando se aporta la misma tración de la AE, en la conexión y desconexión de las bolsas
cantidad de calorías y proteínas (con la AE se tarda más tiem- de AP, en el manejo de las bombas de infusión, en la detección
po en llegar a lo previsto). La elección de una u otra vía de- y solución de problemas o complicaciones habituales y en el
pende de cada paciente en función de cuál ofrece mejor rela- reconocimiento de las complicaciones que requieren una con-
ción costo/eficiencia/beneficio. sulta médica inmediata. Además del entrenamiento, el equipo
La AP realizada durante un lapso menor de 3 o 4 días antes médico debe asegurar un control periódico del estado
de la cirugía no cumple objetivos primariamente nutricionales, nutricional y metabólico de los pacientes y su disponibilidad
pero puede ser de alguna utilidad para facilitar el manejo para resolver las complicaciones urgentes en el momento en
intraoperatorio o postoperatorio inmediato, debido a: que éstas se presenten. Los insumos y nutrientes pueden ser
provistos por el hospital o por empresas dedicadas a tal fin
a) Reposición de déficit de agua y minerales (K, Mg, P,
etc.).
b) Repleción de glucógeno hepático por síntesis a partir de BIBLIOGRAFÍA
la glucosa.
c) Repleción de los depósitos presinápticos de cateco- ASPEN. Board of Directors: Guidelines forthe use of parenteral and
laminas en las terminaciones nerviosas. enteral nutrition in adult and pediatric patients. J. Par. Ent. Nutr..
La AE y AP preoperatoria se puede implementar en el do- 17(supl.):20SAy23SA, 1993.
micilio de los pacientes, de una manera similar a como se rea- Bessey P. Metabolic response to trauma and infection. En Fischer J.
liza el soporte nutricional domiciliario, temporario o crónico, (ed): Nutrition and metabolism in the surgical patient (2a. ed.),
en patologías quirúrgicas, tales como: 577. Little, Brown and Co., Boston, 1996.
Bistrian B, Blackburn G y col. Prevalence of malnutrition in general
medical patients. JAMA 235: 1567, 1976.
a) AE en el yeyuno de pacientes con complicaciones de Branson R. The measurement of energy expenditure: instrumentation.
pancreatitis agudas o crónicas (persistencia de inflamación o practical considerations and clinical application. Resp. Care 1090.
fístulas). 35: 640.
b) AE en pacientes con secuelas neuroquirúrgicas. Carbonnell F. Nutrition préopératoire: quels malades? Nutr. Clin,
c) AE en pacientes con fístulas faringoesofágicas y Métabol. 9: 181, 1995.
esofágicas (con sondas o gastrostomías), gástricas y duodenales Detsky A, McLaughlin J y col. What is subjective global assessment
(por yeyunostomías), o AP en fístulas del intestino medio. La of nutritional status? J. Par. Ent. Nut. 11:8, 1987.
posibilidad de atención domiciliaria de estos pacientes suele Hill G. Disorders of nutrition and metabolism in clinical surgery.
Churchill Livingstone, Edinburgh, 1992.
estar determinada por el manejo de los drenajes y/o de la heri- KotlerD., Tierney A. y col.: Magnitude of body-cell mass depletion
da y no tanto por el de la AE o AP. and the timingof death from wastingin AIDS. Am. J. Clin. Nutr,
d) AE nocturna como complemento de la alimentación oral 50:444, 1989.
en pacientes con desnutrición postoperatoria severa o en indi- Long C, Schaffel N y col. Meiabolic response to injury and illness:
viduos en fase de readaptación de un intestino corto que no estimation of energy and protein needs from indirectcalorimetry
requiere AP. and nitrogen balance. J. Par. Ent. Nutr. 3: 452, 1979.
e) AP crónica domiciliaria (alimentación parenteral cícli- Marsé P, Ibánez J y col. Reflujo gastroesofágico y nutrición emeral
ca nocturna), en la fase de readaptación de grandes resecciones Med. Intensiva 18:426, 1994.
intestinales o durante toda la vida de pacientes con intestino Minard G, Kudsk K. Is early feeding beneficial? How early is early''
New Horizons. 2: 156, 1994.
corto extremo (resecciones masivas del intestino delgado y Ortiz Leyba C, Jiménez F y col. Inmunomodulación nutricional: es-
colon derecho por infarto en el territorio de la mesentérica tado actual. Med. Intensiva 18: 445, 1994.
superior). Wang Z, Pierson R y col. The five-level model: a new approach to
La implementación de un plan de soporte nutricional do- organizing body-composition research. Am. J. Clin. Nutr. 56: 19
miciliario requiere de un equipo profesional capacitado para 1992

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Alfredo ./. Kaminker Fisiología de la coagulación

Este capítulo se ocupará de la fisiología de la hemostasia, El complejo sistema hemostático es responsable en el hom-
de las pruebas de coagulación más relevantes para el diagnós- bre del mantenimiento de la sangre en estado fluido en condi
tico de los trastornos hemorragíparos y de las alteraciones eiones fisiológicas y de Ja reacción frente a la injuria con se-
hemostáticas relacionadas con el sangrado perioperatorio. llado de las brechas en la pared vascular. El funcionamiento
Se incluirá un apartado especial dedicado a las complica- adecuado de este sistema depende de la clásica tríada de
ciones de la transfusión masiva, se comentarán ciertos aspec- Virchow: la indemnidad del endotelio vascular, el reclutamiento
tos de la nueva modalidad denominada autotransfusión y se y agregación plaquetarios y la activación de la coagulación
profundizarán algunos problemas del manejo de la coagula- sanguínea (fig. 6-1).
ción intravascuiar diseminada, dada la importancia que revis-
ten esta:, situaciones en el contexto del paciente quirúrgico en
estado crítico. Endotelio
Además se abordarán ios fundamentos del examen
prequirúrgico de la hemostasia y finalmente se hará una des- El endotelio vascular normal mantiene la fluidez de la san-
cripción del manejo de los agentes antitrombóticos de uso más gre mediante la producción de inhibidores de la coagulación
frecuente en un entorno perioperatorio o en pacientes pasibles sanguínea y de ¡a agregación plaquctaria, a través de la modu
de ser sometidos a cirugía, lación del tono y la permeabilidad vasculares y proporcionan-

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100 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

do una interfase de separación entre los componentes hemáticos Por otra parte, la exposición de sitios de la membrana
y las estructuras del subendotelio. Las células endoteliales sin- plaquetaria para la adsorción y concentración de una serie de
tetizan y segregan los componentes de la membrana basal y proteínas plasmáticas promueve la coagulación y resulla en (a
de la matriz extraeelular, que incluyen proteínas adhesivas, formación de una red de fibrina que refuerza el friable tapón
colágeno, fibronectina y factor von Willebrand. El endotelio, plaquetario, conviniéndolo en un coágulo fibrinoplaquetario
por otra parte, sintetiza y segrega trombomodulina y heparán de mayor consistencia, que además se retrae por un proceso
sulfato, que recubren su superficie y la tornan no trombogénica; también dependiente de la acción de las plaquetas.
además modula la fibrinóiisis mediante la síntesis y la secreción Las plaquetas no se adhieren a las células del endotelio
de activador tísular del plasminógeno y los correspondientes vascular indemne, sino a áreas de disrupción de dicho endotelio
inhibidores (inhibidor del activador del plasminógeno; PAI). que exponen sitios de unión para las proteínas adhesivas, fac-
bloquea la agregación plaquetaria vía liberación de prosta- tor von Willebrand, colágeno, fibronectina y fibrinógeno, que
ciclina (PGI2 y óxido nítrico (NO), y regula el tono de la pa- participarían en la formación de un puente entre las plaquetas
red vascular a través de la síntesis de eudotelinas que inducen y el tejido conectivo subcndotelial. Una vez adheridas al suben-
vasoconstricción, y de PGI, v NO que producen vasodilaiación dotelio, las plaquetas se extienden sobre dicha superficie y se
(fig. 6-2). produce un fenómeno de reclutamiento, con adherencia de
Los defectos de la función vascular pueden conducir a he- nuevas píaquetas a la monocapa plaquetaria inicial, seguida
morragias si el endotelio se torna más permeable a las células de la formación de un tapón plaquetario.
sanguíneas, o bien si la respuesta vasoconstrictora está altera- Diversas proteínas de la membrana plaquetaria actúan como
da debido a anomalías intrínsecas de la pared vascular o de los receptores para las proteínas plasmáticas adhesivas. El factor
tejidos de sostén extravasculares, o si la fibrinolisis fisiológi- von Willebrand, que se une al complejo glicoproteico (GP) Ib/
ca no es limitada por la normal producción de PAL La injuria IX, y el colágeno, que reacciona con la GP IV y con la inlegrina
endotelial puede ser mediada en estos casos por inmuno- Ia/IIa, interactúan con plaquetas en reposo. El fibrinógeno, en
complejos. virus o enzimas proteolíticas liberadas por ios cambio, tiene por condición sine qua non para su unión la ac-
leucocitos en la respuesta inflamatoria. tivación plaquetaria, que induce un cambio conformacional
La pérdida de la calidad antítrombótica de la superficie de en el GP Ilb/IIIa de la membrana, al que se une con. elevada
las células endoteliales puede ser la consecuencia de la esti- afinidad.
mulación por trombina, citocinas, endotoxinas o productos La superficie de las plaquetas presenta también receptores
sintéticos (DDAVP) y resultar en una descontrolada extensión específicos para diversas sustancias que inducen la agregación
intravascular de la reacción hemostática inducida por una le- y secreción plaquetarias. Los agonistas de mayor relevancia
sión vascular. fisiológica son la trombina, el difosfato de adenosina (ADP),
el colágeno, el ácido araquidónico y la adrenalina. Estos re-
ceptores están acoplados al sistema de las proteínas G e
Plaquetas involucran una serie de reacciones que tienen por vía final
común la activación de la fosfolipasa C, con producción de
La participación de las plaquetas en la hemostasia es un diacilgliccrol (DAG) que activa a la proteinquinasa C (PKC)
componente fundamental de este proceso fisiológico. Las re- y de trifosfato de inositol (IP3) que induce ?a movilización de
acciones involucradas incluyen la adhesión plaquetaria al bor- calcio ionizado. Como consecuencia de todas estas reacciones
de del vaso seccionado, la extensión de dichas plaquetas se produce la rcmodelacion de las proteínas del citoesqueleto
adherentes sobre la superficie del subendotelio expuesto, la de las plaquetas y la secreción de los granulos en que están
secreción de productos almacenados en los gránulos plaque- secuestrados los diversos componentes plaquetarios. El resul-
tarios y la formación de agregados plaquetarios. tado de estas interacciones entre agonistas y receptores es la

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6. HEMOSTASIA 101

exposición de receptores específicos para factores de la coa- Esta asociación molecular entre cofador, enzima y sustrato es
gulación circulantes que proporcionan una superficie catalítica muy frecuente en el sistema de la coagulación y tiene por fina-
adecuada para la activación del factor X y la consiguiente con- lidad lograr eficiencia y velocidad máximas en las reacciones.
versión de la prolrombina en trombína. La regulación del sistema por relroalimentación positiva que-
La activación plaquetaria y sus efectos son modulados por da ilustrada a través de la acción de la calicreína, que por una
varias sustancias reguladoras, siendo la más importante el AMP parte acelera la activación por contacto vía activación adicio-
cíclico (cAMP), cuya síntesis es estimulada por diversas nal del factor XII y por otra mejora la interacción del HK con
prostaglandinas, tanto de origen plaquetarío (PGD2) como la superficie de activación al incrementar más de diez veces la
endotelial (prostaciclina o PGI2). Las células endoteliales con- afinidad de la unión luego de liberar del HK un nonapéptido
tribuyen también a frenar la activación plaquetaria descon- con efecto sobre el tono vasomotor (bradiquinina). La regula-
Lrolada mediante la producción de una ectoenzima capaz de ción por retroalimcniación negativa se ejemplifica a través del
destruir al ADP (ADPasa), y de un inhibidor de la trombína efecto de la calicreína sobre el factor XII activado y del efecto
(trombomodulína), y a través de la producción de óxido nítrico, del factor XI activado sobre el HK, que resultan en perdida de
potente vasodilatador que además aumenta la concentración la capacidad de unión a la superficie de activación.
de guanosinmonofosfato cíclico (cGMP) c inhibe la actividad El factor XI es el único que desempeña un rol relevante en
plaquetaria. la respuesta in vivo a la injuria vascular, ya que la ausencia de
factor XII, precalicreína y HK se traducen sólo en alteracio-
nes de las pruebas de coagulación in vitro pero sin repercu-
Coagulación sanguínea sión clínica alguna. Esta observación sugiere una activación
directa de) factor XI, quizás con participación de las plaquetas.
Tradicionalmcnte el sistema de la coagulación se divide o bien que la coagulación sanguínea in vivo es iniciada por el
para su estudio en sistema extrínseco y sistema intrínseco, si factor IV o el factor X de la vía extrínseca.
bien esto es arbitrario debido a la interacción existente entre Vía final común: complejo protrombinasa. La pro-
ambas vías. -rombina es convertida en trombina por acción del factor X
Sistema extrínseco. La principal vía de activación de la activado. El complejo protrombinasa. resultante de la inte-
cascada de la coagulación in vivo es el sistema extrínseco, que racción de cuatro componentes (factor X activado, factor V
involucra tanto a los componentes hemáticos como a los ele- activado, fosfolípidos y calcio), acelera la velocidad de acti-
mentos vasculares. El componente crítico de este sistema es el vación significativamente (más de 300.000 veces). El factor
factor tisular que funciona como un cofactor y es análogo a V activado del complejo protrombinasa procede probablemente
los quininógenos de alto peso molecular (HK) de la fase de de los granulos plaquetarios. un sitio de anclaje a las plaquetas
contacto, al factor VIII del sistema intrínseco y al factor V de para el factor X activado. La generación de trombina por ac-
la vía final común, Este factor es sintetizado en los macrófagos ción del factor X activado e independiente del factor V activa-
y las células endoteliales, es inducible por endotoxínas y por do ha sido descripla en células tumorales, en endotelio hipóxico
citoquinas como la interleuquina-I y el factor de necrosis y en macrófagos.
tumora1, y es inhibido (en presencia del factor X activado) por El sistema de la coagulación está sujeto a la regulación por
el inhibidor de la vía extrínseca cuando forma un complejo una serie de inhibidores proleolíticos plasmáticos que contro-
con el factor VII activado. lan el grado y la velocidad de activación del sistema. El prin-
El principal componente plasmático de la. vía extrínseca cipal inhibidor del sistema de contacto es el inhibidor de C1
es el factor VII, que es una proteína sintetizada como proci- que actúa sobre el factor XII activado y sobre la calicreína. La
mógeno en presencia de vitamina K y transformada por diver- α1-antitripsina actúa sobre el factor XI activado, pero su rol
sas serinaproteasas en su forma activa luego de un número principa] in vivo se asocia a la inhibición de la elastasa de los
imitado de escisiones proleoiílicas. La actividad coagulante neutrófilos. La antitrombina III (ATIII) es el inhibidor más
del factor VII es incrementada por el factor XII activado del relevante de los factores IX activado, X activado y de la
sistema de contacto, por el factor IX activado y por autoacti- trombina, en particular en presencia de heparina y ausencia de
-ación en presencia de tromboplastina tisular. El factor VII unión a fibrina. Otro inhibidor de interés, si bien habitualmen-
activado forma un complejo enzimático con el factor tisular te desempeña un rol secundario, es la α2.-macroglobulina, que
que activa a los factores IX y X, dando origen al complejo actúa por atrapamiento de enzimas coagulantes y fibrinolíticas,
protrombinasa de la vía final común. pudiendo servir como reservorio de la actividad cnzimálica
Sistema intrínseco. La activación de la coagulación por que está protegida de la acción de otros inhibidores en la es-
la vía intrínseca se produce exclusivamente a expensas de com- tructura de esta macromolécula (fig. 6-3).
ponentes contenidos dentro del sistema vascular, y es inde- Formación de fibrina y fibrinólisis. La trombina actúa
pendiente del factor VII. Las proteínas que inician la activa- sobre múltiples sustratos que incluyen al fibrinógeno, los fac-
ción de este sistema participan también en la respuesta infla- tores XIII, V y VIII, la glicoproteína V de la membrana pla-
matoria. en la activación del sistema del complemento, en la quetaria, y las proteínas C y S, por lo que desempeña un rol
fibrinólisis, en la producción de quininas y en las interacciones central en la formación del tapón hemostático. El efecto de
con superficies de contacto (by-pass cardiopulmonar). potenciación sobre la activación de los factores V y VIII da
El mecanismo de puesta en marcha de la coagulación de- lugar a un aumento de la producción de los complejos de acti-
pende en primera instancia de la unión del factor XIL que por vación del factor X (tenasa) y de la prolrombina (protrombi-
autoactivación se transforma en una serinaproteasa con acti- nasa), que resulta en una actividad de trombina muy elevada
vidad catalítica sobre otros sustratos, la precalicreína y el fac- con formación de hebras de fibrina. Además la trombina des-
tor XI, que son convertidos en calicreína y factor XI activado. empeña un rol significativo en el reclutamiento y la agregación
La precalicreína y el factor XI existen en la circulación en plaquetarios.
forma de un complejo bimolecular con HK que se une a las El precursor de la fibrina, el fibrinógeno, es una glicopro-
superficies y facilita la interacción de cimógenos y enzimas. teína voluminosa que está presente en elevada concentración

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tanto en el plasma como en los granulos plaquctarios y que de monomeros de fibrina e interacción de las protofibrillas de
interactúa no sólo con la trombina sino lambicn con otras pro- doble filamento que llevan a la formación de hebras largas y
teínas que incluyen al tactor XÍIII la fibronectina, la α2-anti- delgadas o bien de hojas cortas y anchas de fibrina. El grado
plasmina, cl plasminógeno y el activador tisular de plasmi- de asociación lateral contribuye probablemente a la fuerza
nógeno. La localización y concentración de estas proteínas tensil del coágulo, en tanto que la resistencia a la degradación
influye en el ordenado proceso de formación de la fibrina, por la plasmina está influirla principalmente por el entre-
entrecruzamiento de las hebras y lisis. La trombina se une al cruzamiento de las hebras, mediado por el factor XIII que.
dominio central del fibrinógeno y libera los fibrinopéptidos A activado por la trombina. forma enlaces isopeptídicos cova-
y B. con formación de monomeros y polímeros de fibrina. La lentes entre moléculas de lisina y glutamina de las cadenas y
elongación progresiva de la cadena del polímero se produce para formar dimeros v-v también entre cadenas α (fig 6-4).
por semisuperposición, aproximación lateral de las moléculas La malla de fibrina, además, liga a las plaquetas entre sí y

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6. HEMOSTASIA 103

contribuye a su fijación a la pared vascular a través de su unión que limita la fibrinogenólisis a la región que circunda al coá-
a los receptores plaquetarios y mediante las interacciones con gulo.
otras proteínas adhesivas como la trombospondina, la fibro- La respuesta hemostática rápida y eficiente frente a la he-
nectina y el fibrinógeno plaquetario. Luego de la unión a los morragia. sin extensión más allá del sitio de injuria y sin per-
respectivos receptores plaquetarios estas proteínas funcionan sistencia en el tiempo fuera de los requerimientos fisiológi-
-orno puentes entre las proteínas plasmáticas y las plaquetas, cos, depende de un delicado balance de todos los procesos
entre las plaquetas y la pared vascular y entre las fibras de involucrados. En consecuencia, cualquier intervención tera-
fibrina plasmáticas y la matriz subendotelial. péutica destinada a corregir un defecto en este proceso debe
Existen diversos mecanismos para controlar y localizar la ser cuidadosamente controlada para prevenir un disbalance que
respuesta hemostática: por ejemplo, el flujo vascular, capaz conlleve un riesgo trombótico.
de arrancar pequeños grupos plaquetarios inadecuadamente
fijados a la pared vascular o al tapón plaquetario, la
hemodilución. el efecto proteolítico de la trombina sobre los Evaluación de las alteraciones de la coagulación
factores V y VIII activados en presencia de trombomodulina y
proteína C. y la fibrinólisis. Las pruebas de laboratorio destinadas a evaluar la hemosta-
Durante el período inicial de formación del tapón hemos- sia se dividen en pruebas de orientación y pruebas de diagnós-
tático las plaquetas y las células endotelialcs liberan inhibidores tico específico. Cuando las primeras se encuentran alteradas
dell activador del plasminógeno que facilitan la formación de se profundiza el estudio utilizando las últimas.
fibrina. Secundariamente, las células cndotelialcs liberan Las pruebas de orientación actualmente en uso incluyen:
activador tisular de plasmínógeno que tiene la capacidad de el tiempo de protrombina de Quick, el tiempo de tromboplastina
convertir al plasmínógeno (en particular al que se halla unido parcial activado (APTT). el tiempo de trombina, el recuento
a la fibrina) en la forma enzirnáticamente activa o plasmina. plaquetario y el tiempo de sangría.
La plasmina tiene actividad catalítica sobre el plasmínógeno LAS pruebas de diagnóstico incluyen: el dosaje de factores
(retroalimentación positiva) y produce además degradación de de coagulación y de fibrinógeno. la determinación de PDF
la fibrina con reducción progresiva del tamaño del coágulo. (productos de degradación del fibrinógeno y la fibrina) y del
Hste proceso es balanceado por la presencia en el coágulo de D-D (dimcro D) y la confirmación de un anticoagulante circu-
α2-antiplasmína unida a la fibrina y por PAI-1 (fig. 6-5). lante.
Durante el proceso de disolución del trombo los productos Sensibilidad de las pruebas. Básicamente, es la siguiente:
de degradación de la fibrina son liberados a la circulación, a. Tiempo de Quick. es sensible al déficit de factores II. V,
pudiéndose diferenciar de los productos de degradación del VII y X.
fibrinógeno por la presencia de entrecruzamientos específicos b. APTT: Es sensible al déficit de factores de vía intrínse-
como en el dímero D. El proceso de fibrinólisis puede liberar ca, inhibidor de factor VIII, anticoagulante lúpico, heparinemia,
pequeñas cantidades de trombina y plasmina activas de la su- hipofibrinogenemia y PDF circulantes.
perficie del coágulo, que son rápidamente neutralizadas en la c. Tiempo de trombina. Sensible al déficit de fibrinógeno,
circulación por la ATIII y la α2-antiplasmina plasmáticas, lo la disfibrinogenemia, la heparina y los PDF circulantes.

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104 .SECCIÓN I. HARTE GENERAL

d. Tiempo de Reptilase. Se alarga en presencia de altera- vados, asociadas a la hipotermia. Otras, en cambio, pueden
ciones del fibrinógeno pero no de heparina. Se utiliza para conducir a una sobreproducción de trombina o de un estado
descartar heparina circulante ante un tiempo de trombina hipercoagulable que resulta en trombosis patológica.
selectivamente alargado.
e. Tiempo de sangría. Es sensible a la alteración del núme-
ro y la función de las plaquetas, Alteraciones de la coagulación debidas a Ja reposición
f. PDF. Se valoran en suero y plasma y no discriminan de volumen
entre productos de degradación del fibrinógeno y de la fibrina.
g. Dímero D. La determinación se efectúa en plasma y sólo Existen pacientes en estado crítico que requieren con fre-
se eleva cuando existe degradación de fibrina estabilizada por cuencia la reposición de grandes volúmenes de fluido y de
el factor XIII activado por trombina. Es un indicador indirecto sangre y hemoderivados y que obligan a indican en algunos
de trombinoformación y permite por lo tanto discriminar en- casos, lo que se denomina transfusión masiva. Es imprescin-
tre consumo intravascular y fibrinólisis primaria. Se eleva en dible que el diagnóstico y tratamiento de estos pacientes con
diferentes condiciones tromboembólicas, pero su aumento en transfusión masiva esté a cargo de un equipo inlerdisciplinario
el postoperatorio y en presencia de colecciones hemáticas le (intensivistas, cirujanos, hematólogos, hemoterapeutas, etc.)
quita especificidad en estos casos. entrenado en este tipo de patología.
Algunas combinaciones posibles de pruebas alteradas Se conocen numerosas definiciones de transfusión masi-
en pacientes críticos. Se las expone en la tabla 6-1. va:
1. Reemplazo del volumen sanguíneo total de! paciente en
un período de 24 horas (Klein, 1994).
Tabla 6-1. Algunas combinaciones posibles de pruebas 2. Transfusión de más de 10 unidades de sangre entera o
alteradas en pacientes críticos de 20 unidades de glóbulos rojos desplasmatizados (Rutledge,
1986).
Pruebas alteradas Trastorno posible 3. Reemplazo de más del 50 % del volumen sanguíneo
circulante en 3 horas o menos (Lim. 1973).
1. Tiempo de Quick bajo Déficit de factores K-dependientes 4. Administración aguda de más de 1,5 vez el volumen
con descenso de facto- Anticoagulación oral
res II, VII, IX y X, sanguíneo estimado del paciente (Míller, 1973).
pero factor V normal 5. Reemplazo del volumen sanguíneo total del paciente
por sangre de banco homologa en menos de 24 horas (Hewitt,
2. Tiempo de Quick bajo Falla hepática 1990).
con descenso de facto- Trunkey y Wudel definen la hemorragia exsanguinante
res II, VIL IX y X. y como la producida por una pérdida de por lo menos 150 mi/
también de factor V min.
3. APTT prolongado se- Déficit de algún factor de la vía intrínseca Como consecuencia de la reposición de volumen agresiva,
lectivamente Anticoagulantc circulante pero necesaria para salvar ¡a vida, se producen una serie de
Heparinemia modificaciones en la homeostasis que incluso pueden ayudar
Hiponbrinogenemia a incrementar su morbimortalidad.
Se han reportado múltiples complicaciones relacionadas
4. Tiempo de Quick + Falla hepática, déficit de factores K-de-
APTT prolongados pendientes o anticoagulación oral (por con la transfusión masiva como: 1) alteraciones melabólicas;
(combinación de) caída concomitante del factor IX) 2) hipotermia; 3) toxicidad por citrato; 4) alteraciancs en el
Si se asocia a plaquetas descendidas, equilibrio ácido-base; 5) cambios en el nivel de potasio; 6)
fibrinógeno bajo, factor VIII disminui- cambios en el nivel de 2-3 DPG; 7) anormalidades plaquetarias:
da y PDF elevados y/o D-D elevado: 8) cambios en la concentración de factores de coagulación; 9)
consumo intravascular. reacciones transfusionalcs; 10) transmisión de infección; 11)
igual combinación pero con plaquetas enfermedad injerto-huésped, y 12) inmunosupresión.
normales y D-D normal: proteólisis Dicha acción se ejerce a través de los efectos producidos
primaria.
por el almacenamiento de la sangre ("lesión por almacena-
Tiempo de Quick y APTT prolongados
+ fibrinógeno y plaquetas descendidas miento") o por los efectos dilucionales sobre las plaquetas y
+ PDF y D-D normales: hemodilución. los factores de coagulación.
Clínicamente se produce sangrado micro vascular, que ori-
5. Recuento plaquetario Drogas, sepsis, CID o hemodilución gina trasudación de sangre a través de la mucosa, de las heri-
bajo das o de los sitios de punción y desarrollo generalizado de
6. Tiempo de sangría Uremia, sepsis, antiplaquelarios, expan- plaquetas.
prolongado sión con dextrano o empleo de circu- Dentro de las consecuencias generadas por el
lación extracorpórea. "almacenamiento" se encuentran: a) hiperkalemia (de impor-
tancia en pacientes con insuficiencia renal), asociada también
a aumento de fosfato y amonio; b) desviación a la izquierda de
la curva de disociación de la hemoglobina y cambio en la
Alteraciones de la coagulación deformabilidad de los glóbulos rojos iníundidos, desarrolle
en los pacientes críticos de microagregados, liberación de sustancias vasoactivas.
desnaturalización de las proteínas; c) sobrecarga de volumen:
Las alteraciones de la coagulación y de la fibrinólisis ocu- d) alcalosis metabólica (transfusión de glóbulos rojos que cap-
rren comúnmente en cirugía. Como se verá, algunas de ellas tan K+ y metabolismo del citrato con hipokalemia asociada), y
se producen por la hemodilución y la reposición de hemoderi- c) hipocalcemia,

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6. HEMOSTASIA 105

Trastornos del potasio. La sangre almacenada puede con- transfusiones masivas y encontramos que el 73 % presentaron
tener 30-40 mEq/l de potasio en tres semanas. Desde ci punto hemodilución, 7 % tuvieron estudios de coagulación norma-
de vista clínico se ha demostrado que la transfusión de sangre les y un 20 % activación intravascular.
que no excede de 100-150 ml/min raramente se asocia con Cuando se presenta sangrado microvascular, sin hipotermia
alteraciones del potasio. severa, un nivel de plaquetas entre 50.000 y 100.000/mm3 cons-
Wilson estudió 417 pacientes con transfusión masiva: 22 % tituye indicación de transfusión plaquetaria. No obstante, no
presentaron hiperkalemia y 18 % hipokalcmia. Cuando se eo- se justifica la infusión de concentrados de plaquetas en forma
rrigió la aeidosis solamente el 5 % permaneció hipokalemico. profiláctica.
Acido láctico y pH. El contenido de ácido láctico se incre- Coagulación intravascular diseminada (CID). Cuando se
menta durante el almacenamiento de sangre con una caída del asocian trastornos más serios de la coagulación, generalmente
pll. llevando a un descenso de la glucólisis y del 2-3 DPG con son producidos por CID y se relacionan con hipoperfusión
desplazamiento temporario hacia la izquierda de la curva de tisular provocada por shock, enfermedad subyacente y/o le-
disociación de la hemoglobina y compromiso de la oxigenación sión tisular. Se ha descrito que la CID puede aparecer en el
tisular. El 2-3 DPG se regenera rápidamente y retorna al nivel 30 % de los pacientes.
de 50 % a las 24 horas de la transfusión con afinidad normal Es importante reconocer que cuando esta patología está
por el oxígeno, aunque el trastorno puede prolongarse en pa- presente debe ser considerada como una enfermedad en sí
cientes con otros daños metabólicos. Se debe recordar que la misma (hipoperfusión tisular) y no como consecuencia de la
utilización de CPDA o de AS-1 para conservar la sangre pro- transfusión, la que produce la coagulopatía. Esto se manifies-
duce menor disminución de 2-3 DPG. ta en el análisis de la mortalidad.
El pH de la sangre almacenada es de aproximadamente La diferenciación entre CID y hemodilución dependerá del
6,3. El citrato de sodio administrado se transforma en el híga- hallazgo del incremento de PDF o del dímero D y de las anor-
do en bicarbonato. De esta manera, el pll postransfusional malidades de laboratorio desproporcionadamente mayores que
puede oscilar entre 7,48 y 7,50 y en consecuencia puede aso- las esperables en caso de hemodilución aislada (habitualmen-
ciarse con aumento en la redistribución de potasio (ya sea por tc pérdida de factores lábiles, en particular V y VIIIc).
alteraciones del balance interno con desplazamiento intra- En general el mejor tratamiento de la CID es remover la
celular o del balance externo por aumento de la excreción causa, aunque una vez establecido el diagnóstico se necesita a
tubular). Debe tenerse cuidado en la reposición rutinaria de menudo efectuar la reposición de PFC, concentrados plaque-
bicarbonato ya que puede producirse alcalosis metabólica. larios, crioprecipitados, etc. Nosotros encontramos que la du-
Alteraciones de las plaquetas. La sangre de banco está ración del shock y los niveles bajos de proteínas totales se
desprovista de plaquetas (a las 24 horas entre l-6°C) y contie- relacionaron en forma proporcional con ia mortalidad. Tam-
ne cantidades adecuadas de factores de coagulación (I, II VII, bién los valores altos del APTT se asociaron a la duración del
IX. X, XI y XII) pero los factores V y VIII están disminuidos. shock, evidenciando que la gravedad del shock está en rela-
Se considera que la concentración crítica de factor VIII es del ción con la severidad de la coagulopatía.
35 %. No obstante, el factor VIII es una proteína de fase aguda Hipotermia. La infusión de grandes volúmenes de hemo-
y el estrés de la cirugía y/o el trauma aumentan su producción. derivados fríos, la reposición de fluidos a temperatura ambien-
Existen dos mecanismos básicos que producen alteracio- te, la cirugía con apertura de cavidades y la anestesia pueden
nes de la coagulación en pacientes traumatizados: a) la dilu- producir hipotermia en el paciente. La hipotermia aumenta la
ción de las plaquetas junto a la dilución de factores de coagu- afinidad de la hemoglobina por el O2, y deteriora la función
lación y b) el consumo de plaquetas y de factores asociados a plaquetaria.
activación intravascular de la coagulación, expresión del fac- Los pacientes que tienen una temperatura menor de 34QC
tor tisular y de la liberación del activador tisular del plasmi- no coagulan normalmente, aunque ia concentración de facto-
nógeno desde los tejidos traumatizados y/o isquémicos, y de res sea norma). Debe recordarse además que se ha descrito
la fibrinólisis secundaria. que la hipotermia aguda de! nodulo sinoauricular (infusión por
Por lo general, la plaquetopenia dilucional es menor que vías centrales) puede producir arritmias fatales.
ia determinada por la simple dilución, ya que la liberación de La hipotermia puede agravar la coagulopatía por altera-
plaquetas del bazo y de la medula ósea podría suplir parcial- ción enzimática y debe ser enérgicamente tratada mediante
mente el descenso. Debe recordarse que también la hipotermia recalentamiento activo interno (infusión de líquidos a 37o C,
afecta adversamente la función plaquetaria. nebulizaciones, CAVR. etc.) asociado a recalentamiento pasi-
La reposición de volumen con cristaloides y/o coloides, vo o activo externo.
junto a la infusión de glóbulos rojos desplasmatizados, produ- Nunca debe utilizarse únicamente el recalentamiento ex-
ce concomitantcmente una trombocitopatía debida a un tras- terno ya que al producirse vasodiiatación mientras el paciente
torno funcional (falla en el eje proteína soluble-factor von tiene bajo volumen minuto, puede empeorar hemodinámi-
Willebrand-GPIb-glicoproteína de superficie plaquetaria), camente.
usualmente asociado con un eonteo plaquctario inferior a Es fundamental el tratamiento agresivo de la hipotermia.
1OO.OOO/mm3 (curva de wash-out vs. reserva de plaquetas sin- para lo cual es necesario tener registros continuos de la tem-
tetizadas o liberadas desde el bazo y la médula ósea hacia la peratura central con una termocupla o midiendo la temperatu-
circulación) y prolongación del APTT y del TP causada prin- ra en ia arteria pulmonar cuando el paciente está monitoreado
cipalmente por hipofibrinogenemia y descenso de factores V con un catéter de Swan-Ganz.
y VIII. Por este motivo, en nuestro protocolo se hace hincapié en
La trombocitopenia se correlaciona con la cantidad de san- el tratamiento de la hipotermia, por medio de recalentamiento
gre transfundida y puede comenzar a ser clínicamente signifi- interno y cvcntualmente externo para mantener la temperatura
cativa en un adulto después de la administración de 15-20 U corporal en valores mayores o iguales a 35 o C.
(equivalentes a 1,5-2 veces el volumen sanguíneo total del Hipocalcemia. La hipocalcemía puede resultar de la unión
paciente). Nosotros estudiamos 30 pacientes que recibieron del calcio con el citrato del anticoagulante en la sangre de ban-

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106 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

co. Se ha descrito que el citrato puede producir disminución sobre la sacarosa. Se comercializa en dos í'ormas: dextrán-40
transitoria del calcio ionizado, y dar lugar a hipotensión, au- en 10 % de solución salina (peso molecular con un rango entre
mento de la presión de fin de diástole del ventrículo izquierdo 10,000 y 80.000 y un promedio de 40.000) y dextrán 70 en
y de la presión de la arteria pulmonar y de la presión venosa 6 % de solución salina (peso molecular con rango entre 25.000
central. y 125.000 y un promedio de 70.000), por lo que también cons-
Sin embargo, con las posibles excepciones de: 1) infantes tituye una molécula polidispersa. Ambas preparaciones son
prematuros; 2) enfermedad hepática severa; 3) fase anhepática hiperoncóticas (el D40 tiene una presión oncótica de 176 mm
del trasplante hepático y 4) aquellos que reciben gran infusión Hg y el D70 de 58 mmHg).
de productos con citrato (más de 100 ml/min), el citralo es Produce un volumen de expansión similar al hidroxietil
rápidamente metabolizado por el hígado por lo que no se de- almidón. Alrededor del 80 % del dextrán 70 infundido perma-
sarrolla hipocalccmia significativa en la transfusión masiva. nece en el compartimiento intravascular y menos del 50 % se
La mayoría de los pacientes adultos normotérmicos pueden encuentra presente a las 24 horas. El dextrán 40 tiene una vida
tolerar la infusión de una unidad de glóbulos rojos cada 5 mi- media de 4-6 horas y ei efecto expansor (1-1.7 vez) es mayor
nutos sin requerir aporte de calcio. a la hora. Las moléculas de menos de 50.000 se excretan por
Deben monitorearse el nivel de calcio iónico en plasma y ei riñon (aumento de la densidad urinaria con producción de
la prolongación del QT a fin de determinar la necesidad de orinas viscosas y mayor riesgo de IRA), las mayores son
terapéutica suplementaria con calcio. metabolizadas por el sistema retieuloendotelial al pasar al in-
La acidosis metabólica, la hipotermia, la hipocalcemia y tersticio y las más grandes se excretan por el intestino.
la hipokalemia ejercen efectos adversos sobre la coagulación Tanto el dextrán 40 como el dextrán 70 tienen una alta
que mejoran con ta corrección de estos trastornos. hiperviscosidad relativa (5,1-5,4 y 3.4-3,9 respectivamente).
Ambos pueden mejorar el flujo en la microcirculación, al dis-
minuir la agregación eritrocitaria, la adhesividad plaquetaria
Alteraciones de la coagulación producidas y el FP3 y la viscosidad sanguínea por la hemodilución. La
por coloides formación de rouleaux en los glóbulos rojos puede producir
tests de aglutinación falsamente positivos. También cubren pa-
En relación con los coloides y las alteraciones de coagula- redes de vasos y elementos celulares y disminuyen la elastici-
ción se expondrán a continuación algunos datos. dad y la fuerza ténsil de los coágulos de fibrina.
Albúmina. Está disponible en nuestro país al 20 %. Es La anafilaxia {0,032 % en la actualidad) se ha relacionado
una solución monodispersa ya que todas las moléculas tienen con la liberación de histamina y la activación del complemen-
el mismo peso molecular. Su vida media es de 16 horas, pero to. Se utiliza para ello el DI, que al bloquear la formación de
puede reducirse a 2 a 3 horas cuando el paciente presenta inmunocomplejos mediante la unión con el anticuerpo dismi-
síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SRIS) con ta nuye la severidad de la reacción (de severa a leve).
consiguiente extravasación al líquido intersticial. En esta con- Se han descrito alteraciones en la actividad del FVII1 y de
centración es hiperoncóliea (88-103 mmHg) y produce factor von Willebrand debidas a la interferencia en la inter-
movilización de líquido desde el líquido intersticial al acción de las plaquetas y el endotelio vascular. Parece promo-
mtravascular. La relación de expansión es de 4:1 (50:200 mi). ver además la fibrinólisis. La dosis máxima a utilizar es de
La desventaja obvia es el precio. No hay evidencias de altera- 20 ml/kg.
ciones directas de la coagulación relacionadas con la infusión La eliminación del dextrán por la orina puede aumentar la
y las reacciones alérgicas son raras. viscosidad de la misma y producir dísfunción renal (tapones
Hidroxietilalmidón. Es un expansor sintético derivado del tubulares) en pacientes con patología renal previa o en shock
almidón. Se trata de una solución polidispersa con un peso hipovolémico, por lo que se recomienda hidratarlos previa-
molecular con rango entre 10.000 y más de 1.000.000 UD y mente con soluciones salinas.
un promedio de 450.000 UD. Se comercializa al 6 % en solu- Gelatinas. Se obtienen por la hidrólisis del colágeno bo-
ción salina. También es hiperoncótico (58-88 mmHg) y de alta vino para dar soluciones con un peso molecular de entre 30.000
hiperviscosidad relativa (4,5). La relación de expansión es si- y 35.000 (con rangos entre 5.000 y 100.000 UD). Se trata tam-
milar a la de la albúmina. (El volumen expandido es de 100- bién, de esta manera, de moléculas polidispersas. con una
170 % del volumen infundido). oncoticidad de 26-29 mmHg (isooncóticas), por lo que no pro-
Las pequeñas moléculas (< 50.000 UD) se eliminan por el ducirían deshidratación del líquido intersticial y de una
rinón y en menor extensión se distribuyen en los tejidos. Las hiperviscosidad relativa de 1,7-2,1 (similar a la albúmina ai
moléculas más grandes son degradadas por la amilasa y por el 5 % : 1.9-2,3).
sistema reticuloendotelial y su efecto persiste por 24 horas Se elimina por excreción renal, no se almacena en e! siste-
(entre 12 y 48 horas), Puede ocurrir hiperamilasemia (hasta 3- ma retieuloendotelial y es bioquímicamente inerte (se degra-
5 días después de la administración). da por prolcasas hepáticas c intestinales).
La prolongación del APTT y la disminución de factores Existen dos tipos de preparaciones comerciales de gelati-
(aumento de tiempo de Quick) que ha sido descrita parece nas: con puentes de urca y succiniladas. Las primeras tienen
deberse a la hemodilución, aunque se han informado mayores 10 veces más calcio y potasio que las segundas (6,26 mM/l y
descensos proporcionales de factor VIII que ios debidos a sim- 5.1 mM/l vs. < 0,4 mM/l, respectivamente).
ple hemodilución. No existe problema de sangrado cuando se Se han descrito 0.146 % de reacciones anafilacloideas vin-
lo utiliza hasta un máximo de 20 ml/kg y la anafilaxia es rara culadas a la liberación de histamina o a activación de comple-
(0.0004-0,0006 %). No interfiere con la tipificación. mento. No se han informado alteraciones de la coagulación
Dextrán. El dextrán (polímero de glucosa) se obtiene propias además de las provocadas por la hemodilución. No
sintéticamente por acción bacteriana de la dextrán -sacarasa interfieren con la compatibilidad sanguínea.

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6. HEMOSTASIA 107

Coagulación intravascular diseminada ocurrir lo siguiente; a) los datos de laboratorio indican consu-
mo sin sangrado clínico: se administra heparina; b) se encuen-
La coagulación intravascular diseminada (CID) no se con- tra la falla hemostática asociada a sangrado uterino severo: se
sidera una enfermedad en sí misma, sino un mecanismo inter- reponen el fibrinógeno y las plaquetas; c) si además existe
mediario de enfermedad que aparece en distintos contextos evidencia de fibrinólisis importante, con PDF muy altos y
patológicos. Las manifestaciones clínicas están determinadas fibrinógeno muy bajo, y el flujo urinario es bueno, se puede
por la caída de los factores de la coagulación y de las plaquetas, utilizar ácido cpsilon-aminocaproico a razón de 24 g/día por
la aparición de PDF con efecto antitrombina y el incremento vía endovenosa.
de la fibrinólisis con tendencia al sangrado. El depósito de En todos los accidentes obstétricos descritos, de existir san-
fibrina en los vasos de la microcirculación puede llevar a la grado incoercible se procede a la histerectomía si el riesgo
disfunción isquémica de ciertos órganos y a la necrosis tisular, vital es inminente.
la macrotrombosis y la anemia microangiopática. 4. Shock. Sea cual fuere su etiología, puede complicarse
Dada ia heterogeneidad de los pacientes y de la etiología con CID y aparición de necrosis dérmica y acral. Se supone
es dificultoso diseñar estudios controlados y determinar trata- que se debe a daño endotelial con expresión de factor tisular
mientos absolutamente reglados. secundario a toxinas, infecciones, anafilaxia, anoxia y acidosis.
El desarrollo de la CID depende de la enfermedad de base, El tratamiento implica el control del shock, la reposición de
la velocidad de flujo, la función hepática, la función medular, los elementos consumidos y la administración de heparina si
la función del sistema retictiloendotelial, la velocidad de hay necrosis.
trombinoformación y el estado de los moduladores. 5. Sepsis severa. La mortalidad depende, más que de la
El espectro clínico puede variar desde una alteración ex- CID, de la edad del paciente, del germen involucrado y de la
presada exclusivamente en las pruebas de laboratorio, hasta presencia o no de shock. Recientemente el pronóstico fue re-
un cuadro de sangrado masivo o de insuficiencia orgánica gra- lacionado con los niveles de APTT. Se sugiere realizar exclu-
ve. sivamente terapéutica de reemplazo con plaquetas, plasma y
Desde el punto de vista diagnóstico, es fundamental tener crioprecipitado. Se puede administrar heparina solamente ante
en cuenta tanto ei contexto clínico en el que ocurren las altera- evidencias de necrosis dérmica o necrosis acral, tromboembo-
ciones, como la realización de estudios de hemostasia en for- lismo venoso o arterial, o cuando no se consigue incrementar
ma seriada. Esto último se justifica por la modificación de ef fibrinógeno solamente con terapéutica sustilutiva. Algunos
determinados factores en ciertas circunstancias asociadas a autores la utilizan en el aborto séptico.
CID. Así. el fibrinógeno y el factor VIII están aumentados en 6. Tumores sólidos. En estos casos, la CID suele ser de
el embarazo; las plaquetas se hallan disminuidas en la sepsis, evolución crónica y se asocia con fenómenos tromboembólicos
el híperesplenismo o las leucemias; ciertos factores están venosos y endocarditis marántica con embolismo arterial o no,
disminuidos en las hepatopatías; y los PDF se encuentran au- En tales circunstancias es eficaz la heparina subcutánea por
mentados por fibrinogenólisis en hemorragias extravasculares períodos prolongados.
o en derrames serosos. 7. Leucemia promielocítica. Como la destrucción tisular
De las diferentes pruebas utilizadas en el diagnóstico, no puede liberar sustancias tromboplásticas y proteolílicas gra-
hay una en particular que se considere patognomóniica. pero la nulares. se sugiere administrar heparina durante ia inducción
combinación de trombocilopcnia con caída de fibrinógeno. y hasta 7 días después para evitar fenómenos de consumo. En
elevación de los PDF y descenso del factor VTÍT parece ser la algunos casos se ha usado ácido épsilon-aminocaproico cuan-
más útil; últimamente se ha agregado el dímcro-D, que discri- do se observaron niveles de α-antiplasmina menores del 30 %.
mina entre consumo y proteólisis primaria. Y recientemente la inducción de maduración de los blastos
El manejo de la CID incluye principios generales que son con ácido aII-transretinoico.
críticos, como eí control de la enfermedad de base, el trata- 8. Traumatismo de cráneo. Sólo se produce CID cuando
miento de soporte de ia hipovolemia, la hipoxemia y la acidosis. hay destrucción de masa encefálica (proyectil de arma de fue-
que exacerban el sangrado, y de aspectos específicos que de- go), rica en tromboplastina tisular. El proceso suele autolimi-
tallaremos para las situaciones más comunes. tarse, pero si existe consumo y el paciente será operado, se
En general, cuando se utiliza heparina en la CID, la dosis deben reponer el crioprecipitado y las plaquetas previamente.
recomendada es baja, del orden de 7-10 U/kg/hora en infusión 9. Aneurisma aórtico. Si no está fisurado y se realizará
intravenosa continua. Debe administrarse con cautela y aso- cirugía electiva, se administra heparina. Si está fisurado y se
ciada a la reposición de los factores deficitarios. opera de urgencia, se reponen el crioprecipitado y las plaquetas
En otras situaciones se aplican los siguienies criterios: solamente. En ocasiones la CID prenuncia ia ruptura del
1. Desprendimiento normopiacentario El proceso se aneurisma.
autolimita con la evacuación del útero. Se transfunde sangre 10. Hemangiomas gigantes. En niños pueden crecer y pro-
entera para compensar el hematoma rctroplaccnlario. Se indu- ducir consumo local. Si por otro motivo deben operarse, se
ce el parto y, si el fibrinógeno es menor de 100 mg/dí y hay repone crioprecipitado y plaquetas y se da heparina previa-
sangrado, se administra crioprecipitado. mente. Si el crecimiento del tumor o de los tumores es exage-
2. Feto muerto y retenido. Se monitorea el nivel de fibri- rado. se prefiere trombosar selectivamente los vasos tumorales
nógeno y se procede de ¡a siguiente forma; a) sí eí fibrinógeno con infusiones locales de crioprecipitado más ácido épsilon-
es normal en el preparto, se monitorea y se induce el parto en aminocaproico.
el momento más adecuado; b) en el parto con fibrinógeno bajo 11. Reacciones hemolíticas con incompatibilidad o sin ésta.
se aplica heparina para elevarlo y se induce el parto; c) si el A la terapéutica de reemplazo se le adiciona heparina, excepto
parto ha comenzado y se detecta el fibrinógeno bajo (menos si existen heridas abiertas. Algunos autores utilizan la beparina
de 100 mg/dl), se administra crioprecipitado. profilácticamente cuando prevén reacciones transfusionales.
3. Embolia de líquido amniótico. El 15 % de las embara- 12. Asfixia por inmersión. Puede haber hemolisis y shock.
zadas con esta complicación fallecen. Si sobreviven puede ambos desencadenantes de CID.

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108 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

13. Hígado graso del embarazo. En esta situación la CID de coagulación no demuestran consumo ni fibrinólisis prima-
se asocia a niveles muy bajos de ATIII, por lo cual se sugiere ria; sin embargo, la corrección del defecto mediante la infusión
agreaar a la terapéutica de reemplazo habitual concentrados de un antifibrinolítico, como el ácido épsilon-aminocaproico,
de ATIII (2000-3000 UI para un adulto). a un ritmo de 24 g/día, sugiere la presencia de fibrinólisis lo-
14. Quemados graves. Se utiliza reposición. No está claro cal aumentada.
el papel de la heparina. En los pacientes que se complican con una sepsis el san-
15. Golpe de calor Se sugiere administrar crioprecipitado grado puede deberse a trombocitopenia, a injuria microvascular
{hay fibrinogenopenía) y plaquetas si disminuyen. por inmunocomplejos circulantes o a un consumo intravascular
16. Dificultad respiratoria. Puede acompañarse de CiD de asociado; en cualquier caso, la corrección del defecto depen-
grado variable. No se sabe si es causa o efecto del síndrome. de básicamente del control médico o quirúrgico de la infec-
! 7. Mordeduras de serpientes. Se utiliza antiveneno espe- ción.
cífico. Si hay CID, se dan crioprecipitado, plaquetas y PFC Si el sangrado perioperatorio se debiera a un defecto de
según necesidad. No se demostró la utilidad de la heparina. coagulación congénito del tipo de las hemofilias o la enferme-
dad de von Willcbrand no detectado antes de la operación, la
situación puede ser catastrófica y el diagnóstico complicarse
por la dificultad para estudiar a un paciente que ha sido ya
Sangrado perioperatorio
profusamente transfundido.
El sangrado perioperatorio puede deberse a causas quirúr- En ciertas oportunidades, el defecto es multifactorial y
gicas de índole local o a un defecto sistémico de la hemosiasia. pueden asociarse una sepsis y un consumo de grado variable
En ambos casos se puede expresar como un débito hemático con una insuficiencia hepática vinculada a shock y/o a una
mayor que el esperado por los drenajes para ese tipo de ciru- falla renal, ambas inductoras de coagulopatía.
gía o como un sangrado por la herida, pero en el caso de un En caso de insuficiencia hepática, si el sangrado es mode-
defecto sistémico de coagulación e! paciente puede sangrar rado puede controlarse con infusiones de plasma fresco con-
por otros sitios como los de punción, las vías endovasculares. gelado a razón de 10 ml/kg de peso monitoreando la toleran-
traqueostomías, catéteres vesicales u otros sangrados mucosos, cia hemodinámica; pero sí la hemorragia es severa, puede ser
o bien expresarse como una caída inexplicable del hematócrito. necesario administrar de 1000 a 2000 U de complejo protrom-
Las causas locales generalmente requieren una reoperación bínico en concentrado.
para su corrección y con cierta frecuencia se deben a la pre- Si el sangrado es vínculable a una falla renal con trombo-
sencia de un vaso menor no ligado durante la intervención, citopatía urémica lo recomendable es mantener un hematócrito
coincidentalmente con un episodio de hipotensión, que recién mayor de 30 %, e infundir desmopresina y eventualmente
comienza a sangrar cuando se alcanzan presiones arteriales crioprecipitado si el sangrado es incoercible.
normales en el postoperatorio. Algunos cirujanos, conscientes Los pacientes sometidos a trasplante hepático atraviesan
de esta situación, prefieren en estos casos esperar la correc- por una fase anhepática; algo similar ocurre en las resecciones
ción total del episodio hipotensivo para proceder a la última hepáticas importantes, en que la isquemia del órgano genera
revisión del campo y al cierre de la herida. La cuantificación simultáneamente un déficit de factores protrombínicos aso-
del débito implica la movilización y control de permeabibilidad. ciado a una exacerbación de los fenómenos fibrinolíticos, lo
cual debe manejarse con reposición, como en la insuficiencia
Las causas sistémicas que se observan habitualmente pue-
hepática, y con antifibrinolíticos.
den deberse a:
i) Desarrollo de un proceso de coagulación intravascular El defecto generado por la bomba de circulación extracor-
diseminada (véase más adelante). pórea se debe a una trombocitopatía inducida por el dispositi-
2) Inducción de un defecto de coagulación por transfusión vo; éste activa a las plaquetas, que luego circulan "exhaus-
masiva, tema ya tratado en este capítulo. tas", y entonces es necesario transfundir plaquetas para corre-
3) Complicación con una sepsis. girlo.
4) Aparición de un fenómeno de proteólisis o de fibrinólisis Si se requiriera operar a un paciente anticoagulado con
primaria. heparina en infusión continua, sólo se debe suspender la
infusión 2 horas antes del procedimiento; pero si hubiera reci-
5) Expresión de un defecto de coagulación congénito o
bido un bolo endovenoso de 5000 o más unidades, debe admi-
adquirido no detectado en el preoperatorio.
nistrarse protamina neutralizando 1:1 la heparina.
6) Aparición de un defecto adquirido de la coagulación
durante el postoperatorio. Si el paciente involucrado recibiese anticoagulantes ora-
7) Inducción de una coagulopatía vinculada a la propia ci- les y debiera operarse con urgencia, se sugiere administrar al-
rugía, como en el trasplante hepático, la hepatectomía parcial rededor de 2000 U de concentrado protrombínico, repetirlo a
o la cirugía cardíaca con circulación extracorpórea. las 12 horas y proporcionar 10 mg endovenosos lentos de vi-
tamina K (diluida en 50 ml de solución fisiológica en 30
En las transfusiones masivas, ya mencionadas, puede pro-
minutos). (done by 007)
ducirse una coagulopatía por un fenómeno predominantemente
dilucional, debido a que los hemoderivados de banco que se En el caso de intervenir a un paciente que recientemente
suelen transfundir son pobres en factores lábiles como el V y haya recibido fibrinolíticos del tipo de la estreptoquinasa, se
el VIII y en plaquetas. A esto se une el efecto de la hipotermia debe reponer crioprecipitado y plasma fresco congelado; es-
por la transfusión masiva y cvenlualmente un consumo aso- tos productos contienen fibrinógeno, factor VIII y factor V.
ciado a una condición comórbida. usualmente deplecionados por la droga.
En estos casos se sugiere suplementar los expansores con
plasma fresco congelado y con plaquetas a demanda según lo Examen prequirúrgico de la hemostasia
sugieran los estudios de coagulación.
Existen pacientes en quienes se observa un sangrado en El examen prequirúrgico de la hemostasia incluye un
napa sin causa quirúrgica aparente y en los cuales los estudios interrogatorio, el examen físico y pruebas de laboratorio.

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6. HEMOS TAS IA J09

El interrogatorio se orienta a la obtención de antecedentes sobreviene como consecuencia no deseable de la exageración


hcmorrágicos personales y familiares. Incluye el monto de de una respuesta fisiológica del tipo de la coagulación de la
sangrado en cirugías previas, extracciones dentarias, trauma- sangre a agresiones vasculares como la cirugía, el trauma, o la
tismos, y datos referidos a las menstruaciones y los partos, ateromatosis, o en situaciones en que se enlentece el flujo san-
De las intervenciones son relevantes sobre todo aquellas guíneo, lo cual es beneficioso ante un evento hemorrágico.
como la exéresis de amígdalas o de adenoides, en las cuales la Existen diversas drogas que interfieren diferentes meca-
hemostasia depende de mecanismos de coagulación intactos y nismos de la hemostasia con el objeto de evitar la formación.
no de prolijas hemoslasias quirúrgicas. la progresión o el embolismo a partir de la fragmentación de
Existen casos como el de la cirugía prostática —órgano un trombo, dando lugar, además, a que el organismo, utilizan-
rico en activadores de la fibrinólisis— o la de mama en la que do sus componentes fibrinolíticos naturales, se desembarace
pueden involucrarse extensas superficies cruentas que presen- del mismo. (done by 007)
tan de por sí una mayor tendencia al sangrado, y que pueden Este grupo incluye a los antiplaquetarios y los anticoagu-
potenciar o desenmascarar un defecto de coagulación preexis- lantes. Por otra parte, existen otras drogas destinadas a elimi-
tente. nar el trombo o el émbolo en el sitio en que se localice y que
Son importantes también los antecedentcs de hematomas comprenden el grupo de los agentes trombolíticos.
espontáneos o fáciles, lesiones purpúricas, hemartrosis o he- Antiplaquetarios. Son drogas que tienen como objetivo
morragias mucosas, sobre todo si han ocurrido en sitios dife- bloquear algún paso que conduzca a la agregación de las
rentcs y más aún en forma concurrente. plaquetas, lo cual constituye un evento inicial en la genera-
El examen físico se dirige a descartar causas adquiridas de ción de un fenómeno trombótico.
sangrado potencial como los síndromes mielo o linfoproli- El fármaco más ampliamente difundido es \a aspirina, que
ferativos. tratando de localizar adenomegalias u otras organo- actúa a través de la acetilación irreversible de la cicloxigenasa
megalias, petequias, o signos relacionablcs con uremia o insu- plaquetaria. Su utilización por décadas permite un conocimien-
ficiencia hepática, entre las más frecuentes, to profundo de su perfil de seguridad, con el fin de usarla en
Los exámenes de laboratorio deben incluir un nomograma, grandes grupos de población. Es particularmente efectiva para
que puede alertar sobre la presencia de una hemopatía, ade- prevenir eventos trombóticos del lado arterial del árbol vascular
más de pruebas de coagulación clásicas. y ha demostrado su eficacia en la prevención primaria y se-
Existen nutridas controversias en la literatura respecto de cundaria de la muerte de origen cardiovascular, de episodios
la utilidad y del número de pruebas necesarias, y que tratan de cerebrales isquémicos, infarto de miocardio y accidentes
inferir el riesgo de un accidente hemorrágico perioperatorio a cardioembólicos.
partir de la envergadura y la duración de la cirugía y de la Otra droga de utilización más reciente es ia ticlopidina,
presencia o no de antecedentes previos. que ejerce su efecto anliplaquclario inhibiendo la expresión
Pero en la práctica, para verificar con seguridad un ante- de la glicoproteína Ilb/IIla, la cual es el receptor para fihri-
cedente negativo se requiere un interrogatorio muy prolijo que nógeno que posee la membrana plaquetaria y que permite, a
soslaye además la variación individual en el umbral de alarma. través de la formación de puentes irreversibles entre las mis-
de los pacientes con el fin de jerarquizar la magnitud de un mas, la agregación de plaquetas entre sí. Su eficacia es similar
episodio hemorrágico determinado. o aun mayor que la de la aspirina pero su uso masivo se ve
Algunos autores sugieren, como método estimativo, la limitado a pacientes con intolerancia, alérgicos o insensibles a
necesidad de transfusiones, lo cual no siempre está exento del la aspirina, dado que es capaz de producir neulropenia severa,
juicio subjetivo, en este caso, del médico tratante. Asimismo, si bien reversible, en el 2 % de los casos.
el interrogatorio puede no detectar un defecto que baya sido El clopidogrel constituye un pariente químico de la mis-
adquirido en forma relativamente reciente. ma, cuyo menor efecto leucopeni7.ante aún debe confirmarse.
Finalmente, eí diagnóstico de una coagulopatía preexis- Existen, todavía en fase experimental, otras estrategias
tente, en un paciente que ha sido profusamente transfundido antiplaquetarias como el bloqueo del receptor para fibrinógeno
con sangre y otros hemoderivados de banco por una hemorra- con anticuerpos monoclonales altamente específicos, su anta-
gia masiva a posteriori de una cirugía, puede resultar virtual- gonismo con peptidos competidores de la secuencia que une
mente imposible y transformarse en una situación de manejo el fibrinógeno al receptor, o el diseño de péplidos que interfie-
extremadamente dificultoso, ren en la unión del factor von Wilíebrand al receptor plaque-
Por lo tanto, se sugiere que una rutina de coagulación taria, entre otros.
prequirúrgica debiera incluir: La seguridad, la eficacia y la aplicabilidad práctica de es-
a) Un tiempo de Quick, para valorar la vía extrínseca de la tos fármacos tan promisorios está siendo sometida a la prueba
coagulación. de los ensayos clínicos.
b) Un APTT o KPTT para valorar la vía intrínseca (facto- Anticoagulantes. Heparina. La heparina constituye un
res VIII y IX ) y los inhibidores de coagulación. glícosaminoglicano compuesto por una cadena en la que al-
c) Un tiempo de trombina y un dosaje de fihrinógeno para ternan unidades de D-glucosamina y de ácido idurónico. Su
evaluar fibrinoformación y descartar activación de coagula- efecto anticoagulante se debe a una secuencia pentasacárida
ción. específica de alta afinidad por el inhibidor natural de Ja coa-
d) Un recuento plaquetario y un tiempo de sangría para gulación antitrombina III (ATIII), al cual potencia induciendo
valorar cantidad y calidad de las plaquetas. un cambio conformacional en la molécula. Tiene un peso
molecular promedio de 15.000 D (heparina regular o no frac-
cionada) que le confiere su máxima actividad antitrombínica.
Agentes antítrombóticos y trombolíticos
Si se fracciona y se reduce a fragmentos con peso molecular
promedio de 4000 a 5000, pierde en actividad antitrombina y
Agentes antitrombóticos
gana en potencia contra el factor X de la coagulación activa-
La trombosis constituye un evento fisiopatológico, que do, pasando a constituir el grupo de las heparinas de bajo peso

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110 SECCIÓN I PARTE GENERAL

molecular. Esta configuración diferente de la molécula le con- primera. La vida media mayor de la warfarina le confiere la
fiere en modelos experimentales una mayor vida medía, me- ventaja de una estabilidad mejor de los tiempos de protrombina
jor biodisponibilidad por la vía subcutánea y menor potencial pero también le quita versatilidad. Requiere una dosis de car-
hemorragíparo, condición esta última que debe confirmarse ga para inducir su efecto en 3-4 días, y la desaparición de este
en los ensayos clínicos. efecto es un poco más lenta cuando se suspende la droga. Des-
La heparina no fraccionada o regular, administrada por vía de el ángulo de la eficacia antitrombótica, de la seguridad frente
endovenosa es el anlicoagulante de elección cuando interesa al riesgo hemorrágico y del potencial teratogénico, no existen
obtener rápidamente niveles de anticoagulación útiles como diferencias significativas entre ambas.
para frenar un foco de trombosis en actividad o evitar su Los anticoagulantes orales son peculiares respecto de la
progresión inmediata o un desprendimiento embólico. gran variación en la susceptibilidad individual a la droga, vin-
Habitualmenlc se comienza el tratamiento con un bolo culada a su variable absorción, metabolismo y excreción, así
endovenoso de 70 U/kg/día o 12 a 15 U/kg/hora. como a la ingesta de alimentos ricos en vitamina K, por lo
Para monitorear el tratamiento asegurando la eficacia y cual su administración requiere un monitoreo de laboratorio
disminuyendo el riesgo de sangrado se propone mantener un estricto.
APTT entre 2 y 3 veces el equivalente al nivel basal del pa- La prueba crítica para el control es el tiempo de Quick
ciente, si bien alternativamente se sugiere en la actualidad de- expresado como razón internacional normatízada (1NR-RIN)
lectar los valores límites correspondientes a concentraciones El INR se obtiene dividiendo el tiempo de Quick del paciente
de heparina entre 0.2 y 0,4 U/ml, con el reactivo local de cada (en segundos) por el tiempo del normal y elevando el resulta-
laboratorio, y mantenerlo en esos valores. do a una potencia denominada ISI. El ISI es el índice de sensi-
Los controles se efectúan dos veces en el primer día de bilidad internacional de cada tromboplasfina. que se obtiene
tratamiento y luego por lo menos diariamente. En cuso de uti- al calibrarla contra un patrón internacional de la OMS y que
lizar la vía subcutánea la determinación del APTT se efectúa a cada fabricante rotula en su producto
las 6 horas de la inyección, buscando obtener valores de dos a De esta forma se estandariza internacionalmeme la expre-
tres veces superiores al basal, y las aplicaciones se hacen cada sión del tiempo de Quick y un INR determinado significa un
12 horas. nivel de anticoagulación dado independientemente del lugar y
En los últimos años han surgido numerosas propuestas para del reactivo utilizado. En la mayoría de las indicaciones se
utilizar heparinas de bajo peso molecular. Estos preparados se utiliza un INR de 2 a 3 con excepción del caso de las prótesis
aplican por vía subcutánea una vez por día para efectuar valvulares v el tromboembolismo recurrente, en que trepa a
tromboprofilaxis y cada 12 horas para tratamientos como el 2,5-3,5.
de la trombosis venosa profunda. No se conocen actualmente Es importante la interacción positiva o negativa de los
pruebas de laboratorio adecuadas para rnonilorearlos, pero se anticoagulantes con diferentes drogas. En la práctica, cuando
pueden aplicar sin controles de laboratorio con un grado de se incorpora una nueva medicación a un paciente anticoagulado
eficacia y seguridad aceptables, si bien no es posible precisar se controla su efecto individual sobre el INR del paciente.
el nivel de anticoagulación en el paciente individual. Para antagonízar el efecto del anlicoagulante por un san-
Para tromboprofilaxis las dosis mencionadas oscilan entre grado o una cirugía de emergencia, se lo neutraliza con dosis
40 y 60 UI anti Xa/kg y para tratamiento 150 Ul/kg de peso. de vitamina K que oscilan entre 1 y 10 mg por vía endovenosa
Entre los efectos colaterales de la heparina se contabilizan lenta, según que se. busque solamente llevar el INR a niveles
el sangrado, la osteoporosis y la trombocitopenia inducida a terapéuticos o bien directamente suprimir su efecto. Para una
través de un mecanismo inmunológico y que puede asociarse corrección urgente se utilizan concentrados de factores
a tromboembolismo paradójico. protrombínicos (600-1200 U), o alternativamente, por razo-
La neutralización de la heparina se. efectúa con protamina nes de costo. 4-6 unidades de plasma fresco congelado según
en una proporción de 1:1 en unidades. So existen antídotos tolerancia hemodinámica.
contra las heparinas de bajo peso molecular. Con respecto a las contraindicaciones por la anticoagu-
Se dispone de una nueva generación de fármacos, deno- lación, se han restringido en la actualidad a pacientes con san-
minados anlitrombinas directas, que para ejercer su efecto no grado activo, coagulopatía demostrable, neurocirugía o ciru-
dependen de la ATIII, son de naturaleza peplídica y compren- gía oftálmica recientes y tumores cerebrales necrosables, en
den la hirudina, el hirulog. el hirugen y el argatroban. cuya cuyo caso, si se trata de un tromboembolismo venoso, se suele
aplicación clínica potencial se halla en fase de estudio. interrumpir el flujo de la cava.
Anticoagulantes orales. Los anticoagulantes orales se uti-
lizan cuando el objetivo es mantener a un paciente antieoagu-
lado por períodos prolongados (más de dos sermmas). Tratamientos trombolíticos
El mecanismo de acción se basa en el antagonismo con la
vitamina K, que interviene en la adición postranslacional en el Los tratamientos trombolílicos se efectúan con drogas no
hepatocíto de un grupo carboxilo a los residuos de ácido f'ibrinoespecíficas como la estrcptoquinasa (SK) y la uroquinasa
glutámico en posición a (α-carboxilación), de los factores II, (UK), y fibrinoespecíficas como el activador tisular del plas-
VII, IX y X de la coagulación (llamados K dependientes). minógeno (tPA).
La carboxilación es un paso indispensable para las modi- El primer grupo forma complejos con el plasminógeno cir-
ficaciones de conformación que permite a los faclores K de- culante y genera un estado hiperfibrinolítico en el plasma, de-
pendientes formar complejos en presencia de calcio sobre una gradando tanto la fibrina constitutiva del trombo como el
micela fosfolipídica con otros factores de la coagulación. Los fibrinógeno circulante.
anticoagulantes orales inducen la síntesis de factores "acar- En cambio, el tPA sólo activa el plasminógeno unido a
boxílicos" no funcionantes. fibrina, con alta selectividad local sobre el trombo y escaso
En nuestro medio se puede disponer del acenocumarol y efecto sistémico. La fibrinoespeciíicidad del tPA le confiere
de la warfarina. esta última de vida media más larga que la posiblemente mayor potencial trombolítico pero no disminu-

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6. HEMOSTASIA 111

ye el riesgo global de hemorragia, como se hipotetizó al dise- b) La segunda alternativa es la recuperación intraqui-
ñar la droga; además, su costo es significativamente mayor. rúrgica con equipos que simultáneamente succionan, filtran y
Las aplicaciones actualmente más difundidas para el trata- anticoagulan la sangre del campo quirúrgico, o bien la utiliza-
miento trombolítico son el infarto agudo de miocardio, el ción de otros implementos que la lavan de detritos, hemo-
tromboembolismo pulmonar con compromiso hemodinámico globina libre, productos quirúrgicos, etc.
o falla del ventrículo derecho y la flegmasía alba dolens, Ambas modalidades han resultado útiles y producen un
fin situaciones como las anteriores, la administración de ahorro significativo de transfusiones homologas. Pero la últi-
estreptoquinasa a razón de 1.500.000 U en 2 h, o de tPA, 100 ma modalidad, que permite una recuperación ultrarrápida, se
mg en 90 minutos, seguida de anticoagulación convencional, propone en pacientes con requerimientos masivos como en el
pueden ser alternativas novedosas y útiles. trauma y el transplante hepático. Algunos autores consideran
En contextos clínicos como el accidente cerebrovascular que debe contraindicarse en campos sépticos, como los que
agudo o la trombosis venosa profunda convencional la utiliza- involucran al intestino, y en ncoplasias (diseminación).
ción de trombolíticos se halla en fase experimental y amplia- c) La hemodilueión es una variante que podría ser útil,
mente controvertida por su relación costo (hemorrágico)-be- aunque hasta el momento su aplicación es motivo de contro-
neficio. (done by 007) versias.
Existen ciertas aplicaciones menos usuales como la admi-
nistración de estreptoquinasa, 1.500.000 EV, para desobstruir BIBLIOGRAFÍA
prótesis valvulares mecánicas ocluidas por trombos, o la utili-
zación regional de uroquinasa intraarterial para oclusiones Bowie W and Owen C: Clínica! and laboratory diagnosis of
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Colman R., Hirsh J, MarderV and Salzman E (eds.): Haemostasis
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Si bien esta estrategia se conoce desde hace más de 100 Davie E: Biochemical and molecular aspeets of the coagulation
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diante eritropoyetina (en estudio). mericana de la Salud (en prensa).
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do se sabe que la pérdida quirúrgica es potenciaímente eleva- Livingstone, New York, 1991,
da. Se usa principalmente en cirugía ortopédica electiva, ciru- Rapaport S and Rao L: The tissue factor paihway: how il has become
gía cardíaca, placenta previa y en el parto de multigestas. a "prima ballerina". Thromb. Haemost. 74:7, 1995.
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existe la posibilidad teórica de conservarla hasta 10 años a Vcrstraete M: Thc fibrinolític system from Petri disches to genetic
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dad y disponibilidad en el momento adecuado, está en discu- Wudcl J, Morris J, Yates K ct al.: Massive transfusión: outeome in
sión. blunt trauma patients. J. Trauma 31:1, 1991.

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Francisco C. Bonofiglio desencadenado una respuesta de estrés. La respuesta hormo-
nal está en relación con la duración y la envergadura de la
INTRODUCCIÓN cirugía y su magnitud tendrá amplia repercusión en el curso
del intraoperatorio y postoperatorio. El desencadenante es el
El doctor Horace Wells, un odontólogo preocupado por
trauma producido en los tejidos, desde donde parten impulsos
calmar el dolor de sus pacientes, concurrió a una demostra-
neurales aferentes que informan al SNC. La respuesta
ción circense donde el público podía experimentar los efectos
neurohormonal puede comenzar con las maniobras de
de un gas hilarante. En esa ocasión Wells observó que uno de
intubación e incrementarse en la cirugía y probablemente por
los voluntarios que inhaló este vapor se produjo un profundo
algunas drogas anestésicas. Sin embargo, el empleo de deter-
corte en una pierna sin demostrar signos de dolor. Wells com-
minadas técnicas anestésicas puede atenuar e incluso abolir la
prendió rápidamente el significado de este hecho y un día des-
llegada de información a los centros nerviosos.
pués se hacía extraer una muela por otro colega en forma to-
talmente indolora, bajo los efectos de ese gas hilarante que en ACTH y cortisol. Aumenta la concentración plasmática de
la actualidad conocemos como óxido nitroso. El doctor Wells estas sustancias en respuesta al estrés, independientemente de
practicó una serie de extracciones dentales, y cuando creyó sus mecanismos de retroalimentación y del ritmo circardiano.
dominar la técnica, preparó con la ayuda de su colega W. Sus valores, al igual que el de otras hormonas, permanecen
Morton una mostración para dar a conocer este nuevo proce- altos por un tiempo variable después de la finalización de la
dimiento. Lamentablemente, algunos problemas técnicos lle- cirugía. Su liberación es intermitente y se observa durante la
varon a fracasar esta presentación de Wells, quien a partir de intubación traqueal, la incisión en la piel, la tracción de las
ese momento fue tratado como un mentiroso. Sin embargo, visceras y el despertar del paciente. Su máxima expresión se
Morton continuó este camino y perfeccionó la técnica que le alcanza en la extubación traqueal. La liberación de cortisol
permitió lograr una exitosa anestesia general delante del ciru- disminuye con la administración de opiáceos, así como tam-
jano J. Warren, quien ante numerosos espectadores extirpó sin bién con la premedicación anestésica.
dolor una malformación vascular del cuello de un paciente. TSH y hormona tiroidea. Algunos autores refieren que esta
hormona y su factor liberador no se movilizan y, por el contra-
Este acontecimiento, que permanece en la historia de la rio, sus niveles disminuyen durante la cirugía. En cambio, otros
ciencia mundial, se realizó el 16 de octubre de 1846 en el Hos- investigadores señalan la elevación de T3 durante el postopera-
pital General de Massachusetts (Boston), y marcó el comien- torio.
zo de la era de la anestesia moderna. Hasta ese momento las
Aldosterona y renina. Aumentan durante la cirugía y con-
operaciones debían realizarse en forma rápida y eficaz y el
tinúan durante el primer día del postoperatorio. La ketamina
dolor era mitigado con procedimientos físicos (frío, tornique-
inhibe este incremento, que es impulsado fundamentalmente
tes, etc.) o químicos (mandragora, opio, etc.) alcanzándose
por la cirugía.
generalmente sólo en forma parcial el objetivo buscado. A partir
Hormona antidiurética. Aumenta de modo significativo
del descubrimiento de Wells y el desarrollo de Morton, se po-
durante la anestesia superficial o de acuerdo con la enverga-
día administrar un gas que inducía al paciente a un suefio pro-
dura de la intervención.
fundo y que lo mantenía dormido y sin dolor durante todo el
tiempo que este gas se administrara, mientras que una vez re- Factor natriurético. Aumenta casi exclusivamente duran-
tirado el vapor, el paciente recuperaba su estado de concien- te la anestesia con circulación extracorpórea.
cia. Catecolaminas. Su liberación se encuentra en relación con
el nivel de respuesta del sistema nervioso simpático. La
adrenalina y la noradrenalina aumentan durante la anestesia y
ANESTESIA GENERAL la cirugía y se incrementan notablemente si además se presen-
ta hipoxia, hemorragia, sepsis e hipotermia. Por el contrario.
Fisiopatología del paciente sometido a anestesia y la acidosis disminuye la secreción de catecolaminas.
cirugía El estrés quirúrgico y su respuesta hormonal y simpática
alteran la fisiología normal del paciente modificando los le-
La cirugía y la anestesia son poderosos estímulos para la chos vasculares, aumentando el catabolismo proteico y la
liberación de catecolaminas y hormonas, que provocan cam- glucogenólisis, reteniendo líquidos y sodio y promoviendo el
bios fisiopatológicos en todo paciente quirúrgico. Cuando ante aumento de la presión arterial, la frecuencia respiratoria y los
una noxa se activan en defensa del organismo los ejes niveles de insulina en sangre, entre otros efectos y acciones.
hipofisario-corticosuprarrenal y simpático suprarrenal, se ha Clínicamente, el estímulo simpático adrenal y el hipofisario

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7. ANESTESIOLOGÍA 113

corticosuprarrenal pueden manifestarse mediante modificacio- 3. Inyección de relajantes musculares de acción ultracorta
nes de la fisiología cardiovascular, respiratoria, renal y meta- para facilitar la intubación traqueal.
bólica, creando un estado hipercatabólico que lleva a un ma- 4. Intubación traqueal.
yor consumo de oxígeno para compensar estos requerimien- Drogas inductoras. Las drogas inductoras anestésicas se
tos. Una parte de la energía generada se utiliza en reparar los clasifican en:
tejidos lesionados y otra parte para compensar la acción de las • Barbitúricos
hormonas y las catecolaminas liberadas. • No barbitúricos
En el postoperatorio, la deuda de oxígeno se incrementa La administración de drogas inductoras tiene como finali-
por causas aún no del todo conocidas, junto a una mayor utili- dad alcanzar rápidamente un plano anestésico profundo que
zación de la glucosa. Esto se normaliza y vselve a niveles permita la intubación traqueal y continuar el mantenimiento
prequirúrgicos dentro de los primeros 7 días de la interven- de la anestesia con agentes inhalatorios. Los agentes inductores
ción. son fármacos seguros, que producen una agradable, rápida y
La técnica anestésica tiene mucho que ver con la magni- profunda llegada a la hipnosis. De este modo se evitan las fa-
tud de este cuadro. Es conocido que la anestesia regional, en ses de excitación y los prolongados períodos de inducción
especial la que se practica en la mitad inferior del organismo, inhalatoria, administrándose la dosis justa requerida de acuer-
bloquea todas las aferencias neurales hacia el SNC. En cam- do con el peso, edad y estado clínico del enfermo. Los agentes
bio, la anestesia general, en la que se administran exclusiva- inductores también pueden ser utilizados como drogas de man-
mente agentes inhalatorios para el mantenimiento, facilita la tenimiento de la anestesia cuando se los administra en infusión
respuesta neuroendocrina. continua endovenosa.
Los opiáceos atenúan el estrés quirúrgico, sobre todo cuan- Barbitúricos. Se emplean los de acción corta, y el tiopental
do se los utiliza en altas dosis. Su uso es casi obligado durante sódico (Penthotal) es el fármaco más utilizado de este grupo.
la inducción y el mantenimiento de la anestesia, y su acción es El mecanismo de acción del tiopental sódico probablemente
ampliamente valorada tanto por el anestesiólogo como por el se lleve a cabo sobre el receptor del ácido γ-aminobutírico
cirujano. La administración conjunta de anestésicos inhala- (GABA). El GABA es un neurotransmisor inhibidor que ac-
torios y opiáceos es la técnica más empleada en la actualidad túa sobre un receptor, el cual posee un canal de cloro cuya
para practicar la anestesia general, y se denomina anestesia activación inhibe la función neuronal provocando su hiperpola-
balanceada. rización. Los barbitúricos actúan no sólo potenciando la ac-
ción del GABA, sino que además tienen acción directa sobre
el canal de cloro. También actuarían potenciando canales de
Práctica de la anestesia general potasio e inhibiendo los canales de sodio y calcio de las
neuronas.
Se puede definir a la anestesia general como a la ausencia Los barbitúricos actúan sobre todo el sistema nervioso cen-
de toda percepción sensorial inducida por el uso de fármacos. tral y su sobredosificación conduce a depresión respiratoria y
La anestesia general moderna es un acto médico basado en los circulatoria. La acción farmacológica está de acuerdo con la
siguientes pilares: concentración que alcanza en el sitio de acción. La hipnosis se
1. Hipnosis. obtiene con dosis que son consideradas seguras para su admi-
2. Relajación muscular. nistración, y se observa aun antes que otro tipo de acciones.
3. Analgesia. La inducción que produce el tiopental se vincula con su mo-
4. Bloqueo de las respuestas al estrés quirúrgico. delo farmacocinético de distribución en los tejidos. Cuando es
A ello debe sumarse el control de las funciones vitales inyectado en la sangre, alcanza una concentración máxima que
comprometidas por la patología del enfermo y modificadas llega rápidamente al tejido nervioso cerebral, donde actúa pro-
por la práctica anestésico-quirúrgica. A su vez, la anestesia duciendo hipnosis. Al cabo de unos minutos comienza a ser
general se divide en tres períodos bien definidos, con caracte- captado por tejidos con menor flujo sanguíneo que el cerebro,
rísticas propias y cuidados particulares en cada uno de ellos: como el muscular, y disminuye su concentración en sangre.
inducción, mantenimiento y despertar. Esta redistribución de la droga baja su nivel plasmático inicial
y, por lo tanto, desaparece la hipnosis. En una etapa posterior
su característica altamente lipofílica lo lleva a unirse al tejido
Inducción anestésica graso. Su persistencia en el organismo por un período de va-
rias horas depende de su metabolismo, su excreción y la libe-
Es el período de la anestesia en que se induce el sueño del ración de los tejidos que lo captaron después de su redistri-
paciente. Esta etapa va precedida de la premedicación con bución inicial. En caso de reintervenir a un paciente en las 24
fármacos que facilitan y sirven de mordientes para las drogas horas siguientes a la inyección de tiopental, sólo es necesario
inductoras. La premedicación siempre debe realizarse con administrar el 50 % de la primera dosis para alcanzar el mis-
opioides solos o en conjunto con drogas sedantes, ya que re- mo efecto hipnótico.
ducen los reflejos tusígenos que despierta la maniobra de Su dosis es de 3 a 5 mg/kg para adultos y de 5 a 6 mg/kg
intubación. También en los minutos previos a la inducción para niños, y disminuye en relación directa con la preme-
puede preoxigenarse al paciente. Esta acción consiste en ha- dicación administrada y la condición del paciente. En ancia-
cer respirar al enfermo oxígeno que enriquece el aire inspira- nos o en enfermos de condición crítica las dosis se deben dis-
do. Aumentar la concentración de oxígeno transportado y di- minuir entre un 30 y un 50 %. En los primeros porque existe
suelto prolonga el tiempo de aparición de hipoxia cuando se un número menor de receptores y menor funcionalidad de los
presentan dificultades en la maniobra de intubación. La órganos que se encargan de metabolizar las drogas. En el pa-
inducción se compone de diferentes fases: ciente grave, porque está alterada la perfusión de los tejidos y
1. Administración de drogas inductoras. se mantiene por lo tanto una concentración sanguínea más alta
2. Ventilación manual del paciente. que lo deseado.

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114 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

Su acción sobre el aparato cardiovascular en dosis hipnótica su acción es hipnótica, pero se diferencia de los barbitúricos
se traduce en ligera hipotensión por vasodilatación y depre- por no ser facilitador del dolor ni anticonvulsivante. Tampoco
sión de la contractilidad miocárdica. El tiopental sódico es tam- deja la sensación de soñolencia que suele padecerse con el
bién un potente anticonvulsivante y es utilizado en perfusión tiopental en las primeras horas del postoperatorio. Esta última
continua en altas dosis, como protector del SNC, después de cualidad le otorga condiciones ideales en los pacientes
episodios severos de hipoxia. ambulatorios. La inducción es rápida con una dosis de 2 mg/
Benzodiazepinas. Son drogas de amplio uso en medicina. kg y persiste durante 5 a 10 minutos por lo menos. Sus efectos
Su mecanismo de acción se da por su ligando sobre el receptor respiratorios están marcados por la apnea que se observa en la
del GABA, en un sitio específico de la subunidad alfa. En el inducción, precedida de una disminución del volumen corriente
mismo lugar se unen las drogas antagonistas de la acción benzo- respiratorio y taquipnea. Tiene la característica de disminuir
diazepínica, como el flumazenil, cuya molécula no posee acti- la presión arterial sistólica, diastólica y media en un 20 %. Al
vidad intrínseca. El rango de afinidad por el receptor determi- igual que los barbitúricos, disminuye el flujo sanguíneo y el
na la potencia de las diferentes benzodiazepinas. consumo cerebral de oxígeno.
Son drogas altamente liposolubles (existen excepciones) Puede utilizarse para el mantenimiento en perfusión de 100
y de esta cualidad depende el comienzo y la duración de sus üg/kg/minuto.
efectos. En general, cuando se las utiliza para la inducción
anestésica, se administran por vía endovenosa. En inducción
anestésica sólo dos de las benzodiazepinas tienen un efecto Ventilación manual del paciente
hipnótico útil en este período: flunitrazepam y midazolam. El
flunitrazepam es utilizado con menor frecuencia después de la Después de administrar las drogas inductoras, el enfermo
aparición del midazolam, cuyas características se acercan más debe ser ventilado manualmente, no sólo para sostener la de-
al sedante ideal para utilizar en anestesiología. Con una dosis presión respiratoria, sino también para comprobar que se pue-
de 0,15 mg/kg el midazolam induce al sueño dentro del pri- de mantener la oxigenación en el caso de fracasar en el intento
mer minuto de inyectado y alcanza su pico máximo en esta de intubación endotraqueal.
acción alrededor de los 6 minutos. Con la misma dosis se com- La ventilación manual se practica con una mascarilla de
prueba la reducción del flujo cerebral y ligera hipercapnia. ventilación que se adapta a una válvula espiratoria. Esta vál-
Cuando se la administra con opiáceos es posible observar vula tiene un sector por donde ingresan los gases frescos, una
apnea, por lo cual se debe estar preparado para controlar la válvula "pop-off que permite salir el excedente de gases, una
respiración con ventilación manual. Su efecto sobre el siste- bolsa reservorio y un sistema universal de conexiones para
ma cardiovascular es prácticamente nulo y en ocasiones sólo adaptarse a la máscara o al tubo endotraqueai. A su vez, la
puede detectarse una hipotensión de curso breve. Sin embar- máscara tiene una forma especial que permite incluir tanto la
go, no bloquea los efectos sobre la presión arterial y la fre- boca como la nariz en su interior. Alrededor de sus bordes
cuencia cardíaca que produce la intubación traqueal. presenta una goma inflable, para mejorar la adaptación a los
El midazolam no produce analgesia y su efecto hipnótico contornos de la cara donde se apoya. Debe ser transparente,
se prolonga por unos 10 a 15 minutos y finaliza con la para observar las secreciones o vómitos si se producen duran-
redistribución de la droga en los tejidos. Tiene la propiedad de te la ventilación manual.
dar amnesia por alrededor de 2 horas y su vida media de eli- La ventilación se inicia una vez logrado el efecto hipnótico,
minación es tan prolongada como la del diazepam. Puede uti- colocando la máscara apoyada en un extremo sobre la barbi-
lizarse en perfusión continua como coadyuvante de una anes- lla del paciente y el otro, más angosto, sobre la raíz de la nariz.
tesia general en combinación con opiáceos. Esta técnica es Luego con el pulgar y el índice de la mano izquierda se com-
muy segura y estable desde el punto de vista cardiovascular. primen y aseguran estos extremos sobre la cara, mientras el
Recientemente, el midazolam ha sido empleado con éxito por resto de los dedos apoyados en el borde de la mandíbula infe-
vía nasal y oral en la sedación preanestésica de los niños. rior la elevan desobstruyendo la vía aérea. Esta última manio-
Ketamina. Utilizada como inductor y para el mantenimien- bra es de radical importancia, ya que generalmente la lengua
to de la anestesia general en perfusión continua, la ketamina cae hacia atrás impidiendo el flujo de aire. La compresión de
es una droga con características muy peculiares y un rango de la bolsa reservorio llena de gases frescos impulsa a éstos hacia
seguridad muy alto. Produce analgesia que se prolonga varias el árbol respiratorio del paciente, mientras que la espiración
horas después de su administración, no deprime la respiración, se produce en forma pasiva. Debe constatarse la ventilación
tiene un marcado efecto broncodilatador y puede ser adminis- por la elevación del tórax o por auscultación del murmullo
trada por las vías endovenosa, intramuscular y oral. Sus des- vesicular. Asegurada la ventilación, se inyectan relajantes
ventajas son: produce nistagmo y salivación intensa (dismi- musculares de acción ultracorta y se procede a la intubación
nuye con atropina) y es necesario el empleo simultáneo de endotraqueai. Ambos temas serán tratados en sus capítulos
sedantes para inhibir la aparición de sueños vividos (pesadi- respectivos.
llas) e ilusiones sensoriales.
La ketamina aumenta el flujo y el consumo de oxígeno en
el tejido cerebral, así como también la presión intracraneana. Mantenimiento de la anestesia
Durante su administración aumenta la presión arterial y la fre-
cuencia y el gasto cardíacos. Este efecto está dado por un au- Consiste en perpetuar la anestesia durante el tiempo que
mento de las catecolaminas circulantes, ya que inhibe su se prolongue la cirugía mediante la administración continua
recaptación por un efecto de tipo cocaínico. No debe adminis- de drogas endovenosas, inhalatorias o una combinación de
trarse en el shock, ya que altera aún más la redistribución de ambas (anestesia balanceada). Durante la cirugía es necesario
flujos en estos pacientes. obtener el mayor grado de relajación muscular para facilitar la
Propofol. Es una de las drogas inductoras incorporadas al exposición de las visceras y el trabajo del cirujano. Las drogas
arsenal anestesiológico en la década del 80. Es liposoluble y relajantes musculares logran este efecto en forma reversible y

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7. ANESTESIOLOGÍA 115

son empleadas fundamentalmente en las intervenciones abdo- minuto. El sevoflurano posee las mismas características pero
minales. no actúa sobre la frecuencia cardíaca. Estas drogas no sensibi-
Al finalizar la cirugía se interrumpe la administración de lizan el miocardio a las catecolaminas ni inducen la aparición
los medicamentos y se recupera al paciente en un tiempo va- de arritmias como ocurre con el halotano.
riable de acuerdo con la técnica anestésica empleada. E¡ des- El enflurano es más depresor respiratorio que el halotano,
pertar incluye la reanudación de la respiración, la extubación y librado el paciente a ventilación espontánea durante su ad-
y la comprobación de que el paciente puede mantener la esta- ministración, se observa respiración superficial y rápido in-
bilidad hemodinámica y respiratoria. El período de vigilancia cremento de la presión parcial de anhídrido carbónico. El
de las primeras horas de la recuperación debe completarse en sevoflurano, el desfíurano y el isoflurano causan depresión
la sala de recuperación anestésica. respiratoria, pero el segundo no estimula la taquipnea. Todas
Agentes anestésicos volátiles. Como se explicó anterior- son broncodilatadoras e inhibidoras del reflejo de vasocons-
mente, estos agentes, mal llamados gases anestésicos por ad- tricción pulmonar inducida por la hipoxia. El mayor poder
ministrarse en forma inhalatoria, son líquidos que poseen la dilatador del músculo bronquial lo posee el enflurano, mien-
particularidad de volatilizarse a la temperatura del ambiente. tras que el halotano es más irritante de la mucosa bronquial.
El único verdadero gas anestésico que se emplea en la actuali- El isoflurano estimula los reflejos en la vía aérea y la produc-
dad es el óxido nitroso, cuyas características físicas y quími- ción de secreciones.
cas difieren notablemente de los líquidos volátiles. Debido a Tanto el enflurano como el halotano aumentan el flujo ce-
que se trata de agentes inhalatorios, no es posible hablar de rebral, mientras que el sevoflurano y el isoflurano no lo ha-
dosis en su administración y por lo tanto se ha creado el con- cen, encontrando una excelente indicación en rieurocirugía.
cepto de concentración alveolar mínima (CAM). La CAM de Aún se discute la acción del desfíurano sobre los vasos cere-
cada agente inhalatorio es aquella que impide el movimiento brales.
en respuesta a una incisión quirúrgica en el 50 % de los pa- Los agentes volátiles relajan el músculo esquelético y
cientes y se alcanza en relación con la concentración adminis- potencian la acción de los relajantes musculares en grado varia-
trada. De tal modo es posible comparar estos fármacos tanto ble. También disminuyen el flujo renal, efecto que es reversible
en la práctica clínica como en los modelos experimentales. al finalizar la anestesia. El enflurano a concentraciones altas
El mecanismo de acción de los agentes volátiles sobre e! puede liberar flúor y lesionar el riftón; su administración tiene
cerebro se encuentra en investigación; sin embargo, existen una contraindicación relativa en la insuficiencia de ese órgano.
indicios de que podrían actuar sobre la interfase lipidoproteica El halotano es reconocido como una droga hepatotóxica, y
de las membranas neuronales. Los lípidos interactúan en la se ha descrito después de su uso hepatitis fulminante, pero su
función de las enzimas unidas a las membranas. Al desplazar presentación es de muy baja incidencia. La enfermedad hepá-
estos lípidos de las proteínas se impediría la activación de las tica por halotano tiene dos etiologías: 1) debido a mecanismos
membranas excitables. Como no actúan sobre un receptor en de hipersensibilidad, donde la droga actúa como hapteno; y 2)
particular, se los denomina estructuralmente inespecíficos. por la producción de sustancias radicales originadas en e!
La potencia y el tiempo de inducción y despertar en los metabolismo anaeróbico del halotano y bajo determinadas cir-
pacientes se relacionan con su solubilidad en la sangre y el cunstancias (hipoxia, inducción enzimática previa, obesidad
resto de los tejidos del organismo. Cuanto más soluble es una etc.). El isoflurano y sevoflurano no parecen tener esta poten-
droga en el tejido adiposo, más lenta es su eliminación y por cia tóxica, aunque han sido mencionados en la generación de
ende el despertar. Los agentes inhalatorios de uso actual son: hepatitis y en la liberación de flúor a la sangre.
halotano, enflurano, isoflurano, sevoflurano y desflurano. Son El sevoflurano junto al desfíurano (todavía de uso restrin-
fundamentalmente hipnóticos potentes que no poseen cuali- gido a algunos países) son fármacos que han alcanzado pro-
dades analgésicas y que se eliminan por vía inhalatoria des- gresos significativos en la búsqueda del anestésico ideal. Ei
pués de un ínfimo metabolismo (entre 0,5 y 5 % de acuerdo sevoflurano logra una inducción y un despertar sumamente
con la droga). rápidos, no es irritante para la vía aérea, posee una marcada
El halotano es la droga estándar con la que se comparan estabilidad hemodinámica, no aumenta el consumo de 02 ce-
las demás, y fue la primera que presentó importantes cualida- rebral ni estimula el sistema simpático. Los estudios sobre
des buscadas durante aftos en los anestésicos. Es un fármaco toxicidad no han logrado demostrar la producción de patolo-
no inflamable, potente, que permite un rápido despertar y po- gías originadas en su administración y no requiere de equipos
see una baja incidencia de efectos tóxicos. especiales, como el desfíurano, para su administración.
Todas las drogas anestésicas actúan sobre el sistema Oxido nitroso. Es un gas inodoro, incoloro e inorgánico
cardiovascular. El halotano y el enflurano disminuyen la pre- ya que carece de átomos de carbono en su molécula. Esta cua-
sión arterial, el primero por depresión cardíaca y el segundo lidad llevó durante aftos a la creencia de que no se metabolizaba
por su efecto vasodilatador. También disminuye la frecuencia en el organismo. En realidad, se metaboliza una pequeña can-
cardíaca con ambos, aunque es mucho más pronunciada con tidad, pero en su mayoría es eliminado por vía inhalatoria sin
halotano, el que además sensibiliza el miocardio a la acción transformaciones.
de las catecolaminas. Durante la administración de estas dro- Su uso actual es como complemento de la anestesia gene-
gas se observa en ocasiones, la aparición de un ritmo nodal ral durante el mantenimiento. Posee una débil potencia
alto con desaparición de la onda P, reversible al disminuir la hipnótica y analgésica. Debe administrarse combinado con
dosis del anestésico. En estos episodios no se observan oxígeno en una proporción que no supere el 70 % ya que, de lo
descompensaciones hemodinámicas. contrario, puede provocar hipoxia. Es depresor leve de la fun-
El isoflurano y el desfíurano poseen una adecuada estabi- ción cardíaca. Su empleo disminuye la CAM de los agentes
lidad hemodinámica sin cambios significativos en la presión volátiles y su rápida difusibilidad desde el alvéolo a la sangre
arterial. Ambos producen una ligera vasodilatación, pero la o a la inversa favorece e! paso de otras moléculas de drogas
caída de las resistencias periféricas se compensa con el au- anestésicas disminuyendo las fases de despertar y de inducción
mento de la frecuencia cardíaca y por lo tanto del volumen (efecto segundo gas).

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116 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

Cuando se detiene la administración de óxido nitroso, debe nar la retención urinaria por su acción depresora sobre el mús-
indicarse oxígeno al 100 % durante algunos minutos para im- culo detrusor y el prurito.
pedir que desplace a los otros gases. Este efecto se llama Los opioides empleados en combinación con los agentes
hipoxia por difusión y no produce acciones letales sobre el inhalatorios disminuyen su CAM, producen analgesia y po-
paciente. tencian la acción hipnótica de esas drogas. Se los continúa
La molécula de óxido nitroso se introduce en todas las ca- utilizando durante el postoperatorio junto a otros recursos
vidades corporales en intercambio con el nitrógeno. Por cada analgésicos para paliar el dolor. Pueden ser administrados ade-
molécula de nitrógeno ingresan 34 moléculas de óxido nitroso, más por vía epidural otorgando una analgesia profunda, pero
con lo cual puede ocupar un espacio mayor, comprometiendo sin disminuir los efectos adversos conocidos. Los opiáceos
a pacientes que padecen neumoperitoneo, embolismo aéreo o son antagonizados, cualquiera que sea su vía de administra-
neumotorax a tensión. Por esta razón tampoco debe ser admi- ción, con naloxona.
nistrado durante las cirugías laparoscópicas. Relajantes musculares. Son drogas de uso rutinario en
Su uso prolongado inhibe la metionina sintetasa interfi- anestesia, para facilitar el acceso a cavidades y la mejor expo-
riendo en la síntesis de leucocitos y glóbulos rojos en la mé- sición de las visceras. Su acción se limita sólo al músculo
dula ósea. estriado. El mecanismo de acción consiste en desplazar a la
Opiáceos. Son drogas que actúan en el SNC produciendo acetilcolina y ocupar el receptor de este mediador, ubicado en
analgesia al reaccionar con receptores que están destinados a la placa mioneural. La acetilcolina estimula la apertura del
recibir péptidos endógenos denominados endorfinas. Estos canal central de su receptor específico y el intercambio de iones
receptores se designan con los nombres: mu, kappa y delta, y lleva a la despolarización de la membrana y, por ende, a la
poseen además subgrupos dentro de estas variedades. Estas contracción muscular. Existen dos tipos de relajantes muscu-
drogas pueden interactuar en los distintos receptores, y su ac- lares: 1) despolarizantes: actúan sobre el receptor y estimulan
ción predominante sobre alguno de ellos determina el grado la apertura del canal iónico con contracción muscular antes de
de potencia analgésica, de depresión respiratoria o de euforia su acción relajante (succinilcolina); y 2) no despolarizantes:
(fig. 7-6). ocupan el receptor desplazando a la acetilcolina pero sin abrir
Los opioides más comúnmente utilizados en anestesia son: su canal iónico (no poseen actividad intrínseca). Las contrac-
morfina, fentanilo, sulfentanilo y alfentanilo. Sus acciones son ciones musculares de la succinilcolina o fasciculaciones se
conocidas y se caracterizan por producir analgesia, cierto gra- pueden evitar con la inyección, previa a su administración, de
do de soñolencia y en algunos casos euforia. También estimu- una pequeña dosis de relajante no despolarizante. A este acto
lan la zona quimiorreceptora gatillo del centro del vómito y se lo llama precurarización y su importancia radica en evitar
provocan frecuentemente vómitos y náuseas. La miosis es un esos movimientos involuntarios que dan dolor muscular y ele-
signo clínico característico en la administración de opioides. van ligeramente el potasio en la sangre.
En el aparato respiratorio causan depresión respiratoria, La succinilcolina debe evitarse en niños porque puede des-
que es máxima dentro de los primeros 10 minutos de la inyec- encadenar hipertermia maligna en pacientes con insuficiencia
ción de morfina y llega a los 20 minutos con el fentanilo. Du- renal y quemados para no alterar la kalemia y en pacientes
rante la anestesia con ventilación controlada este efecto care- pléjicos porque las fasciculaciones no son evitables por la
ce de importancia clínica. precurarización. Es utilizada por su acción ultracorta y su po-
Aunque provocan cierto grado de vasodilatación, en el derosa relajación muscular durante la intubación endotraqueal,
paciente sano bajo anestesia la administración de opioides no aunque existe la tendencia a reemplazarla por otros modernos
altera en modo significativo la presión arterial y el ritmo car- relajantes. Existen en la actualidad un importante número de
díaco. El fentanilo y el sulfentanilo son hemodinámicamente relajantes no despolarizantes disponibles comercialmente.
más estables que la morfina. Pueden aumentar el tono del Entre los más utilizados se hallan:
esfínter de Oddi, lo cual constituye un inconveniente al reali- Tubocurarina. Es la droga patrón del grupo: produce rela-
zar cirugía de la vía biliar, sobre todo si se desea explorar radio- jación durante 30 a 40 minutos y origina hipotensión por libe-
lógicamente el colédoco. ración de histamina. Se metaboliza en el hígado y se excreta
La vida media es variable de acuerdo con la droga. La con la bilis y por el riñon. Se contraindica parcialmente en la
morfina tiene una vida media de 4 a 5 horas y el fentanilo de 1 insuficiencia renal.
a 2 horas, mientras que el sulfentanilo y el alfentanilo son de Pancuronio. Aumenta la frecuencia cardíaca y la presión
acción mucho más breve. arterial. Su acción es de 15 minutos y sus efectos son acumula-
Las dosis elevadas y la velocidad de inyección (en espe- tivos en las reinyecciones. Se elimina por el riñon y está
cial con el fentanilo y el sulfentanilo) producen rigidez mus- contraindicado en la insuficiencia renal.
cular conocida como tórax leñoso, por la incapacidad de po- Rocuronio. Aumenta ligeramente la frecuencia cardíaca a
der ventilar al paciente en este estado. Esa situación es supe- causa de su acción vagolítica. Posee una vida media prolonga-
rada con pequeñas dosis de relajantes musculares. da (161 minutos) y un inicio de acción muy rápido (60 segun-
Sobre la base de su potente acción analgésica, su breve dos). Debe utilizarse con cuidado en el paciente anciano.
período de acción y su mayor estabilidad hemodinámica, el Vecuronio. Otorga una importante estabilidad hemodi-
fentanilo ha desplazado a un segundo plano a la morfina, en la námica. Su vida media es de alrededor de 15 minutos y puede
práctica anestésica. El sulfentanilo es 10 veces más potente prolongarse por acumulación. No se debe utilizar en la insufi-
que la morfina, pero su acción ultracorta (10 minutos) ha limi- ciencia renal.
tado el uso de esta droga a intervenciones breves. Las reinyec- Mivacurio. Es de acción muy corta y puede reemplazar a
ciones pueden dar acumulación y prolongar el efecto más allá la succinilcolina en la intubación traqueal. Es metabolizado
de lo deseado si no se respeta su vida media. por una seudocolinesterasa plasmática y produce metabolitos
Entre los efectos adversos que pueden esperarse con el que no son activos. Promueve cierto grado de hipotensión y
empleo de estas drogas en el postoperatorio se deben mencio- rush facial que puede evitarse inyectándolo lentamente.

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7. ANESTESIOLOGÍA

Doxacurio. Su vida media es muy prolongada y da una puede interrumpir la circulación en la mucosa traqueal (pre-
ligera hipotensión inicial por liberación de histamina. No se sión de perfusión 30 mmHg) y facilitar la traqueomalacia, cuya
metabolíza en el organismo y se excreta en un 75 % por vía secuela es la estenosis de la luz del órgano. Mientras se en-
renal y el resto con la bilis. Es muy estable desde el punto de cuentran insuflados adoptan una forma oval para permitir una
vista hemodinámico y se potencia hasta un 30 % con los distribución homogénea de la presión interna sobre toda la
anestésicos inhalatorios. superficie en contacto con la mucosa. Para prevenir compli-
Pipecuronio. Posee una vida media prolongada. Se meta- caciones los manguitos deben ser desinflados periódicamente
boliza sólo un 20 % de la droga, que se elimina en su mayor durante la intubación prolongada.
parte por el riñon. No posee efectos acumulativos. Es hemo- El tubo endotraqueal de doble luz permite la intubación
dinámicamente muy estable. selectiva de ambos pulmones y la ventilación de un solo pul-
Atracurio. Su metabolismo y su excreción son indepen- món durante la cirugía pulmonar. Otro tubo que permite, la
dientes del hígado y el riñon, por lo cual se puede inyectar con ventilación unipulmonar es el tubo con bloqueador, que posee
seguridad en las insuficiencias hepática y renal. Su vida me- adosada lateralmente una guía rígida con un segundo mangui-
dia es de 20 minutos y causa ligera hipotensión por liberación to, que puede llevarse hasta el bronquio fuente y sellar la en-
de histamina. Su metabolito, la laudonosina, puede provocar trada de gases a ese sector.
convulsiones por acumulación. Laringoscopio. Al ser introducido en la boca, el laringos-
En caso de persistir acción relajante residual al finalizar la copio permite la visión directa de las cuerdas vocales para ia
anestesia, se los puede antagonizar con el uso de neostigmina. correcta introducción del tubo traqueal. Está compuesto por
La administración de relajantes musculares debe ser monito- un mango y una hoja o pala con luz. El mango es el lugar
reada durante la intervención mediante el neuroestimulador. donde se fijan las diferentes hojas que pueden ser utilizadas, y
en su interior se alojan las baterías que proveen luz a una pe-
queña pero potente lámpara. La hoja puede ser recta (uso fre-
Manejo de la vía aérea cuente en pediatría) o curva, útil tanto en infantes como en
adultos. La hoja del laringoscopio se introduce en la boca y se
La hipoxia es la causa de muerte más frecuente en la prác- adapta a las estructuras de esta región anatómica, ayudando a
tica anestésica. Asegurar y controlar la ventilación es un obje- desplazar la lengua y elevando la epiglotis cuando su punta se
tivo prioritario del anestesiólogo, que ocupa gran parte de su ubica en el surco glosoepiglótico.
entrenamiento para adquirir conocimientos y habilidades en
el manejo de la vía aérea. La introducción a este capítulo de la
anestesiología comienza con la intubación traqueal. Intubación endotraqueal por vía oral
Se ha definido a la intubación traqueal como la inserción
de un tubo dentro de la tráquea para la administración de anes- La intubación orotraqueal puede llevarse a cabo tanto en
tesia, mantenimiento de la vía aérea, aspiración de secreciones, el paciente despierto como en el que se encuentra bajo
ventilación de los pulmones y prevención de la entrada de inducción anestésica. Se procede a la intubación vigil cuando
material extraño al árbol bronquial. La práctica rutinaria de se desea prevenir la aspiración del contenido gástrico, en pa-
este método a partir de 1920 incorporó uno de los grandes cientes que han ingerido alimentos en las últimas 4 horas. Si
avances en la administración de anestesia general, aumentan- estos enfermos son anestesiados y relajados durante el proce-
do la seguridad del paciente quirúrgico. dimiento, el contenido del estómago puede avanzar por el esó-
El correcto manejo de la vía aérea y la intubación traqueal fago e ingresar al árbol bronquial provocando graves lesiones
debe ser conocida y practicada por todos los médicos cual- pulmonares.
quiera que sea su especialidad, ya que es un procedimiento La intubación traqueal es una maniobra muy reflexógena.
que puede salvar la vida de un paciente bajo cualquier cir- En su ejecución se activan estímulos simpáticos a nivel laríngeo
cunstancia que comprometa su ventilación. que causan taquicardia e hipertensión. La administración de
Tubos endotraqueales. Se fabrican en la actualidad de mate- opioides, que atenúan estas respuestas, es obligada y puede
rial plástico inerte para impedir las reacciones antigénicas. Se complementarse aplicando anestesia tópica en la laringe y la
clasifican con un número que se corresponde con su diámetro glotis, para inhibir los impulsos aferentes que parten desde la
interno. En la anestesia pediátrica el número del tubo a utili- mucosa. La intubación se facilita con relajantes musculares
zar vana de acuerdo con la edad, mientras que en el adulto en de corta duración, que mejoran la apertura bucal e impiden el
general se emplean los números 7.0 a 8.0 para las mujeres y movimiento de las cuerdas vocales.
8.0 a 8.5 para los hombres. Posición de la cabeza. Debe permitir la alineación de los
Cuando se realiza una intubación, debe disponerse no sólo ejes faríngeo y laríngeo en una misma posición. Para lograr
del tubo con el número que corresponde al paciente, sino tam- este objetivo, la cabeza debe ser colocada en una posición neu-
bién de otros dos con la numeración inmediatamente superior tral que consiste en elevarla ligeramente sobre los hombros
e inferior ya que pueden existir variaciones en el calibre con la ayuda de una almohada y una suave hiperextensióri que
traqueal. Los tubos endotraqueales vienen dotados, a unos cen- ayuda además a fijar la tráquea. Esta posición es conocida con
tímetros de su extremo distal, de un manguito insuflable que el nombre de "husmear al viento".
rodea toda su circunferencia. Este elemento, que se insufla Si se sospecha o se conoce la presencia de lesiones en la
después de colocado el tubo, permite aislar la vía aérea impi- columna cervical cuyo desplazamiento puede provocar grave
diendo la entrada de material extraño y la fuga de gases duran- daño neurológico, la cabeza debe ser sostenida por un segun-
te la ventilación. El manguito insuflable no se usa en la prácti- do operador durante la intubación para evitar los movimientos
ca pediátrica ya que las estructuras anatómicas en la región laterales y de flexión y extensión.
subglótica del niño permiten una buena obturación de la vía Técnica de intubación orotraqueal. Se abre la boca con
aérea. La presión con que es insuflado el manguito debe con- los dedos índice y pulgar de la mano derecha y se introduce el
trolarse y no ser mayor de 15 a 20 mmHg; en el caso contrario laringoscopio sostenido por el mango con la mano izquierda.

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118 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

La hoja del laringoscopio debe hacerse progresar sobre el lado Una intubación difícil debe ser prevista durante la visita
derecho de la boca hasta la fosa amigdalina. Cuando se alcan- preanestésica. Cuando se presenta una intubación difícil, lo
za esta región, el laringoscopio es llevado a una posición cen- indicado es no insistir después de tres intentos fallidos y ase-
tral, con lo cual se logra el desplazamiento de la lengua. La gurarse que durante todo el tiempo el paciente esté bien venti-
punta de la hoja debe luego avanzar hasta ubicarse en el surco lado. La persistencia puede llevar a complicaciones, ya sea
de unión de la lengua con la raíz de la epiglotis (surco gloso- por lesiones o por hipoxia. Es conveniente suspender el pro-
epiglótico). En esa posición se ejerce con la mano derecha una cedimiento hasta reevaluar el caso y contar con todos los ele-
suave presión hacia arriba y hacia adelante. La maniobra es mentos necesarios.
correcta si la hoja del laringoscopio no se apoya sobre los dien- En los últimos años han surgido nuevas técnicas y equipos
tes del paciente. En ese momento se podrá visualizar la glotis, que ayudan a superar los obstáculos de la intubación difícil.
lo cual permite colocar el tubo endotraqueal bajo visión direc- Mencionaremos brevemente a algunos de ellos:
ta. El tubo debe ser introducido hasta que el manguito haya Máscara laríngea. Se llama máscara laríngea a un tubo
pasado por debajo de las cuerdas vocales o aproximadamente que tiene en uno de sus extremos un conector universal para
hasta la marca lateral que indica los 20 cm desde la punta con cualquier sistema de ventilación y en el otro extremo un man-
bisel. Debe colocarse además un mordillo dentro de la cavi- guito o mascarilla inflable en forma de corazón ligeramente
dad bucal, que impedirá durante el despertar que el enfermo alargado. Este extremo, cuando es colocado en la laringe e
muerda el tubo, anulando el flujo de aire. El mordillo y el tubo inflado, sella parcialmente esa cavidad independizándola de
se fijan para evitar su desplazamiento. la boca y permitiendo la ventilación del paciente. Para su co-
La intubación nasal se realiza con tubos de un calibre locación el enfermo debe ser inducido anestésicamente, pero
menor que e! indicado por vía oral. Es más conveniente en no es necesario el uso de relajantes musculares. Entre las ven-
intubaciones prolongadas para pacientes despiertos, ya que es tajas podemos mencionar:
mejor tolerada, y posee menos riesgos de modificar su posi- • Su uso es relativamente fácil y no requiere de importante
ción original. El tubo se introduce por una narína previamente experiencia previa. Simplemente se la introduce en la boca
lubricada, y una vez que está en la faringe, se dirige bajo vi- avanzándola por el dorso de la lengua hasta llegar a la resis-
sión directa, mediante el uso del laringoscopio, hacia la glotis. tencia de la hipofaringe, que impedirá su progresión. Una vez
En caso de impedimentos para abrir la boca, el operador acer- ubicada, se insufla la mascarilla.
8
ca su oído al extremo del tubo y escucha los sonidos de la No requiere el uso de laringoscopio ni de visión directa
respiración del paciente. Los sonidos aumentan o disminuyen de la glotis.
de intensidad según que la punta del tubo se acerque o se aleje • Se la puede utilizar de acuerdo con sus medidas en pa-
de la glotis, orientando así la dirección. La introducción en la cientes de cualquier edad, incluso lactantes.
tráquea permite detectar el flujo de aire por el interior del tubo. • Se puede ventilar al paciente manualmente o con el uso
Confirmación de la posición del tubo endotraqueal. Unas de respiradores.
vez terminada la maniobra de intubación, se debe confirmar la • Puede ser empleada por médicos poco entrenados en la
posición del tubo endotraqueal mediante el empleo de uno o intubación traqueal.
más de los siguientes métodos: Las desventajas son:
• Auscultación del tórax: para asegurar la posición dentro • No impide la aspiración del contenido gástrico si hay
de la tráquea y la ventilación de ambos pulmones. reflujo o vómitos durante la anestesia. Se recomienda colocar
• Movimiento de la pared torácica: la elevación del tórax una sonda nasogástrica antes que la máscara laríngea y eva-
confirma la ubicación traqueal del tubo. cuar el estómago.
• Registro capnográfíco: la aparición de Ja curva capno- • Por lo descripto en el punto anterior, no debe utilizarse
gráfica confirma la ubicación en el árbol respiratorio. en operaciones de más de 30 minutos de internación, en inter-
Confirmar la intubación por estos métodos descarta la po- venciones de envergadura en las que aumente la presión abdo-
sibilidad de haber introducido el tubo en el esófago con grave minal (cirugías laparoscópicas) o cuando se deban emplear
riesgo de hipoxia para el paciente. En ese caso se deberá reti- modos ventílatorios complejos para pacientes con problemas
rar el tubo e intentar su reubicación. Entre ambas intubaciones respiratorios.
el paciente debe ser ventilado con máscara y se evaluará la • Una epiglotis elongada puede obstruir parcialmente la
necesidad de reinyectar anestésicos o relajantes musculares. luz de la máscara.
Si se confirma la ubicación traqueal del tubo pero se com- • Puede existir fuga de los gases respiratorios.
prueba una elevada presión en la vía aérea (más de 25 mm La máscara laríngea es un recurso genuino para superar
Hg) en ausencia de patología pulmonar que lo justifique, es una intubación difícil o imposible. En general, los impedimen-
posible que se lo haya introducido hasta un bronquio fuente. tos anatómicos de la intubación traqueal no evitan la coloca-
La presión será elevada porque se está administrando el volu- ción de este elemento. Su uso no debe reemplazar a la intuba-
men corriente calculado para ambos pulmones en uno solo. ción traqueal cuando ésta se halla indicada debido al peligro
Complicaciones de la intubación traqueal: de aspiración gástrica. La máscara laríngea también puede ser
• Intubación esofágica. utilizada con éxito en la reanimación cardiorrespiratoria, ase-
• Intubación bronquial. gurando en pocos segundos la ventilación del paciente.
• Epistaxis en la intubación nasal. Laringoscopio fibroóptico flexible. Es un moderno instru-
• Trauma dental. mento incorporado a la práctica anestesiológica. La luz es trans-
• Trauma de partes blandas. mitida por fibras ópticas y tiene además un canal de trabajo
• Fallo en el intento de intubación. que permite la aspiración de líquidos. Las fibras ópticas co-
• Estimulación vagal. rren por un largo (60 cm) y delgado (4 mm) cordón que permi-
• Estimulación simpática. te la introducción del equipo por la glotis y alcanzar con faci-
• Laringospasmo. lidad la carina y los bronquios fuentes. El diámetro externo
• Hipoxia. del cordón hace posible montar sobre él un tubo endotraqueal

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7. ANESTESIOLOGÍA 119

número 4,5 o mayor. Después de inducir al paciente se intro- Monitoreo cardiovascular no invasivo
duce el equipo en la boca y se busca la glotis. Al localizarla se
espera la apertura de las cuerda vocales y se progresa el equi- Presión arterial no invasiva. La presión arterial fue la
po por la tráquea. La intubación se completa haciendo correr primera variable controlada durante la anestesia general. En
el tubo hasta introducirlo en la luz de la tráquea, retirando lue- la actualidad son bien conocidos los cambios que este
go el endoscopio. Esta maniobra también puede realizarse por parámetro puede sufrir tanto por influencia de los fármacos
vía nasal. anestésicos, como por circunstancias dependientes de la ciru-
La intubación con laringoscopio fibroóptico flexible per- gía. La presión arterial debe ser controlada cada 5 minutos y
mite sortear limitaciones en el movimiento del cuello y en la registrada en la ficha o historia de anestesia, y es sin duda el
apertura bucal y también facilita la intubación cuando existen parámetro más útil para informar sobre el curso del procedi-
alteraciones anatómicas en la boca o cuando es imposible la miento. Casi todos los eventos intraoperatorios tienen posibi-
visión directa de la glotis. lidad de modificar este parámetro, y mantenerlo dentro de los
Cuando se lo utiliza en cirugía torácica, permite controlar límites normales implica el mayor desafío del anestesiólogo.
la correcta posición de los tubos de doble luz para ventilación La caída de la presión arterial en forma sostenida tiene rela-
selectiva, así como también explorar el árbol respiratorio, as- ción con la mala perfusión de los tejidos y puede dejar secue-
pirar sus secreciones y revisar las suturas bronquiales al fina- las temporarias o permanentes en los distintos órganos y siste-
lizar el procedimiento. En ocasiones es necesario para recon- mas. En general, la hipotensión se trata con la expansión del
firmar la posición de los tubos convencionales durante la ope- compartimiento vascular, administrando sustancias cristaloides
ración. o coloides. En otras circunstancias es posible recurrir a trans-
En caso de no tener éxito con la maniobra de intubación fusiones de hemoderivados o drogas vasoconstrictoras, y fi-
aun con los elementos descriptos se puede recurrir a la traqueos- nalmente, a recursos adecuados al caso que permitan restable-
tomía. Sin embargo, los avances técnicos y tecnológicos han cer presiones de perfusión normal (por ejemplo: drogas íno-
relegado esta intervención a un último lugar en la elección del trópicas o vasopresoras).
manejo de una vía aérea difícil. La tensión arterial puede medirse en forma no invasiva
con el método tradicional. Últimamente se están utilizando
sistemas automáticos, que detectan la presión arterial median-
Monitoreo te el empleo del sistema Doppler cada 1, 2 o 5 minutos. El
Doppler se basa en registrar el movimiento de la pared de la
Monitoreo significa vigilancia, y ésta es la palabra que arteria distal al manguito, y los valores obtenidos poseen una
mejor sintetiza una de las actividades más importantes del buena correlación con la presión arterial registrada en forma
anestesiólogo dentro del quirófano. Si bien la anestesiología invasiva. De los sistemas de medición de la presión arterial
comprende el arte de producir hipnosis y analgesia por medio por métodos no invasivos, el uso de la oscilometría es el más
de fármacos, el otro capítulo de la actividad del anestesiólogo confiable. Este método consiste en un sistema de doble man-
es el control, interpretación y corrección de los parámetros guito, donde el proximal ocluye el flujo de la arteria y el distal
vitales que pueden ser afectados por el curso de la anestesia, registra el pulso arterial. Este manguito oscila con las fases de
la cirugía o la patología del paciente. (done by 007) cambios del ciclo cardíaco. El equipo es capaz de registrar no
En 1986, la Sociedad Americana de Anestesiólogos sólo la presión sistólica y diastólica, sino también la presión
(American Society of Anesthesiologists, ASA) estableció pará- arterial media y la frecuencia cardíaca. Su confiabilidad dis-
metros mínimos de monitoreo con obligación de cumplimien- minuye en hipotensiones muy marcadas, y en estos casos de-
to por parte de las instituciones y los profesionales de los Es- ben utilizarse métodos de medición invasivos.
tados Unidos. En la Argentina, la Federación Argentina de Aso- Monitoreo electrocardiográfico. La información que se
ciaciones de Anestesiología (FAAA) estatuyó en 1992 un obtiene del monitoreo electrocardiográfico depende de lo que
estándar mínimo de monitoreo para todos los pacientes qui- es posible observar, y esto, a su vez, de la combinación y can-
rúrgicos sometidos tanto a anestesia regional como general. tidad de electrodos que utilizamos. La combinación de los elec-
Este monitoreo intenta fijar márgenes de seguridad mediante trodos da lugar a diferentes derivaciones que pueden realzar
tecnología adecuada, para un meticuloso control del paciente, diferentes rasgos o características del electrocardiograma.
independientemente de que se trate de una cirugía de pequeña Para obtener un trazado electrocardiográfico dinámico
o de gran complejidad, con el objetivo de disminuir los ries- durante el intraoperatorio se pueden utilizar tres o cinco elec-
gos derivados de la intervención o de errores humanos. El trodos. En el primer caso deberá utilizárselo de tal forma que
monitoreo mínimo no excluye el uso de técnicas más sofistica- puedan localizarse fácilmente las derivaciones D II o V5 para
das cuando las circunstancias así lo requieran. La FAAA ha observar, además de las modificaciones eléctricas, alteracio-
dictaminado como monitoreo mínimo los siguientes paráme- nes del segmento ST. En cambio, con el uso de cinco electro-
tros: dos se podrán ver diferentes derivaciones en forma simultá-
• Control de la presión arterial cada 5 minutos. nea o seleccionar la que se prefiera.
• Control de la saturación capilar de oxígeno: oximetría de La derivación preferentemente buscada por los anestesió-
pulso logos es V5, ya que detecta el 89 % de todas las isquemias
• Control de la C 0 2 espirada: capnografía. miocárdicas. Su mayor limitación se encuentra en las isquemias
• Control de niveles espirados de gases anestésicos. del territorio dependiente de la coronaria derecha, donde la
• Monitoreo electrocardiográfico. preferencia se inclina hacia la derivación V4. Algunos apara-
• Control de la presión en la vía aérea. tos de monitoreo electrocardiográficos vienen provistos de un
Describiremos a continuación las características de cada equipo de análisis automático del segmento S-T. Sus resulta-
uno de ellos, así como también de otros monitoreos emplea- dos se correlacionan bien con el diagnóstico clínico de isquemia
dos en cirugías de alta complejidad. endocárdica, y su mayor problema es la presencia de artefac-

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120 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

tos que alteran la línea de base del electrocardiograma y dis- de los tejidos del territorio radial (tromboembolismo, etc.), y
minuyen su confiabilidad. su utilidad es discutida por algunos autores.
La arteria cubital es la que provee en más del 80 % de los
individuos el mayor flujo de sangre a la mano y por ello su
Monitoreo hemodinámico invasivo punción es relegada a una segunda opción detrás de la radial,
ya que su lesión o trombosis podría implicar mayores perjui-
Presión arterial invasiva. Consiste en el registro de la cios a la circulación de la extremidad.
presión arterial mediante una cánula o catéter introducido den- Las arterias cubital y axilar se presentan como alternativas
tro de una arteria y conectado a un transductor, que transfor- para ubicar sitios de punción en caso de encontrarse vedado el
ma la presión localizada en el árbol arterial (energía mecáni- acceso a otros vasos.
ca) en una serial electrónica que se puede leer en forma numé- Monitoreo de la presión venosa central. Se lleva a cabo
rica en una pantalla. Como se trata de un método invasivo, es en pacientes quirúrgicos cuando existe la posibilidad de im-
decir, potencialmente capaz de producir mayores injurias que portante reposición de líquidos y/o sangre y se impone la ne-
los métodos no invasivos, las indicaciones para la colocación cesidad de controlar la presión venosa central (PVC). Este
de una vía arterial deben ser precisas: parámetro informa sobre el comportamiento del volumen
• Operaciones de alta complejidad o en las que se espera intravascular siempre que no exista fallo ventricuiar derecho
una gran reposición de líquidos y fluidos. y/o izquierdo, valvulopatía tricuspídea o pulmonar e hiperten-
• Politraumatizados sometidos a tratamientos quirúrgicos. sión pulmonar severa. Otras indicaciones para colocar una vía
• Estados de shock hipovolémico, shock cardiogénico y venosa central en un paciente quirúrgico son: enfermos que
falla multiorgánica. requieran la administración de drogas vasoactivas o irritantes,
• Cirugía de grandes vasos y con circulación extracorpórea. cirugía con peligro de embolismo aéreo e insuficiencia renal.
• Pacientes bajo hipotermia e hipotensión inducidas. La medición de la PVC se realiza mediante la inserción de
• Pacientes en los que es imposible obtener registros de un catéter cuya punta debe ubicarse en la aurícula derecha o
presión arterial por métodos no invasivos. en una de las grandes venas intratorácicas que se encuentran
• Pacientes que requieren de drogas inotrópicas o balón de cercanas a esta cavidad. La técnica para colocar el catéter pue-
contrapulsación. de ser por punción o por disección quirúrgica, aunque ésta ha
• Pacientes con graves enfermedades cardíacas y/o pulmo- caído prácticamente en desuso a partir de la amplia aceptación
nares agudas o crónicas. de la técnica de Seldinger modificada para punciones venosas
• Pacientes que requieren controles frecuentes de su P 0 2 centrales. El registro de la PVC se podrá obtener de la siguiente
arterial y de su estado ácido-base. forma:
Sitios de punción arterial. La arteria más frecuentemente 1. Conectando el catéter con una columna de agua, que
utilizada por los anestesiólogos para el registro invasivo de la tendrá una escala graduada en centímetros y cuyos resultados
presión arterial es la radial (fig. 7-1). Esta preferencia se debe serán entonces en cm H 2 0. En este caso es de buena práctica
a su superficialidad y a su fácil acceso y localización. Existe observar las oscilaciones que ocurren en la columna de agua
además la posibilidad de evaluar mediante el test de Alien si la con las variaciones de la presión intratorácicas durante la res-
perfusión de la mano se mantendrá intacta una vez canulada piración.
la arteria radial, a través de la circulación colateral que provee 2. Mediante la conexión del catéter con un transductor de
el arco palmar alimentado en el otro extremo por la arteria presiones, obteniéndose así el registro numérico en mmHg y
cubital. Este test se lleva a cabo presionando en forma simul- la curva venosa característica. La observación en la pantalla
tánea sobre la arteria radial y cubital de la mano donde se rea- del monitor de la curva venosa asegura la correcta colocación
lizará la punción, para luego solicitar al paciente que abra y del catéter.
cierre la mano hasta que la palma tome un color pálido exan- Sitios de punción para el cateterismo de venas centrales:
güe. El test es positivo cuando al soltar la presión en la arteria vena yugular interna. Es el vaso más ampliamente utilizado
cubital, mientras se mantiene sobre la radial, la palma de la por los anestesiólogos para la canalización venosa central. Las
mano recupera su color normal dentro de los próximos 5 se- características de esta vena son:
gundos. Para completar este examen deberá repetirse la ma- • Múltiples puntos de abordajes.
niobra, pero retirando en ese segundo tiempo la presión sobre • Alto nivel de éxitos con baja incidencia de complicacio-
la arteria radial y esperando la recuperación de la circulación nes comparadas con otros sitios de punción.
palmar. El test de Alien asegura la integridad del arco palmar, • Claros reparos anatómicos.
pero no excluye otros trastornos que pueden alterar la perfusión • Corto trayecto hasta la aurícula derecha.
Cuando la vena yugular es seleccionada, en general se uti-
liza el lado derecho y es necesario colocar al paciente en posi-
ción de Trendelenburg, para facilitar la ingurgitación del vaso.
El reparo anatómico más importante lo constituye el músculo
esternocleidomastoideo, y la punción puede realizarse por de-
lante o por detrás de éste, en las técnicas denominadas ante-
rior y posterior, respectivamente. También es posible utilizar
otras vías como la intrafascicular (atravesando el músculo) y
la interfascicular, donde la vena se la ubica entre los fascícu-
los esternal y clavicular del esternocleidomastoideo (fig. 7-2).
La vía anterior es considerada la más adecuada para aquellos
profesionales con escasa experiencia en esta técnica y consis-
Fig. 7-1. Sitio de punción de la arteria radial y posición correcta de la te en realizar la punción sobre el borde anterior del esterno-
mano. cleidomastoideo, a nivel del cartílago tiroides, sosteniendo la

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7. ANESTESIOLOGÍA 121

va en la vena durante la punción y está abierta a la atmósfera.


La posición de Trendelenburg reduce este riesgo.
5. Arritmias. Muy frecuentes cuando el catéter toca el
endocardio o la válvula tricúspide.
6. Lesión de nervios adyacentes al sitio de punción.
Las punciones venosas centrales deben ser practicadas por
personal idóneo o bajo su directa supervisión, manteniendo
las más rigurosas técnicas de asepsia.
Técnica de Seldinger modificada para punciones venosas.
La técnica de Seldinger disminuye el riesgo de complicacio-
nes y facilita la cateterización de la vena una vez localizada.
Para su aplicación deberá disponerse del material adecuado
que consiste en:
• Jeringas y agujas de diferentes calibres.
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Un mandril o guía (fabricado con una malla metálica su-
mamente flexible y terminada con un borde curvado en forma
de J y otro recto y más rígido).
• Un catéter generalmente siliconado, con punta en forma
de cono para facilitar su inserción, multiperforado, de sufi-
ciente longitud para permitir alcanzar la medición de la PVC,
Fig. 7-2. Sitios de punción de la vena yugular interna en relación con el y con una luz que permita la rápida administración de líqui-
músculo estenocleidomastoideo. 1, Anterior; 2, posterior; 3, infrafascicular; dos. Algunos de estos catéteres poseen dos o más lúmenes.
4, interfascicular. La técnica consiste en ubicar primero la vena con una agu-
ja de pequeño diámetro (por ejemplo, 20 Gauge) conectada a
aguja con una inclinación de 30° respecto de la piel y con una una jeringa que aspira sangre al penetrarla. De esta forma, dis-
dirección de arriba hacia abajo y de adentro hacia afuera. La minuye la posibilidad de daño de los tejidos y los riesgos in-
aguja deberá introducirse lateral y externamente al latido herentes a una punción arterial no deseada. Una vez ubicada
carotídeo, el cual deberá ser palpado permanentemente con la la vena, la aguja y la jeringa se mantienen en su posición y
mano izquierda durante la punción. sirven de guía para orientar la posición del vaso a una segunda
Vena yugular externa. Es fácilmente observable en el cue- punción, esta vez con una aguja de calibre 18 Gauge o mayor.
llo, sobre todo si se utiliza la posición de Trendelenburg y se Se debe estar seguro de que la sangre aspirada sea venosa y no
coloca un dedo presionando sobre su nacimiento de forma de arterial. El diámetro de esta aguja permitirá, una vez punzada
impedir el drenaje venoso. Posee la desventaja de recorrer un la vena, pasar por ella la guía metálica hasta introducirla en
trayecto tortuoso y por lo tanto en ocasiones es difícil hacer forma segura dentro del vaso. El extremo en J se reservará
progresar el catéter. para aquellas venas de recorrido sinuoso y que supongan un
Vena subclavia. Puede ser abordada en su trayecto más obstáculo para el avance del catéter, mientras que el extremo
proximal a la aurícula izquierda, tanto por encima como por recto se utilizará para aquellas venas que desemboquen en for-
debajo de la clavícula. Requiere para su abordaje de la posi- ma directa en las venas cavas superior e inferior.
ción de Trendelenburg y una almohadilla debajo de la colum- Una vez colocada la guía dentro de la vena, se retiran las
na que permita llevar los hombros hacia atrás favoreciendo su jeringas y agujas y se monta el catéter sobre esta guía por el
exposición. Sus desventajas consisten en un menor porcentaje orificio proximal, debiendo el mandril asomar en el orificio
de éxitos en su localización y un mayor número de complica- más distal. El próximo paso consiste en empujar el catéter
ciones si se la compara con la punción de la vena yugular in- siliconado sobre la guía hacia el interior de la vena, con la
terna. precaución de tomar el extremo de la guía que sobresale al
Vena cefálica. La vena cefálica era el vaso más adecuado final del catéter para evitar que se introduzca dentro del vaso,
cuando se utilizaba la disección quirúrgica para colocar un lo cual constituiría una grave complicación de la técnica. Una
catéter central. En la actualidad esta técnica se reserva para vez introducido el catéter, se confirmará su posición mediante
los casos en que es imposible realizar las punciones de las radioscopia o la obtención de la curva correspondiente en el
venas antes mencionadas. El porcentaje de éxitos en alcanzar monitor.
una vena central o la aurícula derecha con el catéter por esta Monitoreo de la presión en la arteria pulmonar. Está
vía varía entre el 60 y el 75 %, por lo cual es necesario confir- indicado en los pacientes quirúrgicos bajo las siguientes con-
mar su posición mediante radioscopia. diciones:
Las complicaciones más frecuentemente observadas du- • Enfermedad cardíaca grave, insuficiencia cardíaca, coro-
rante las punciones venosas centrales, especialmente cuando nariopatía inestable, enfermedades congénitas.
se utilizan las venas del cuello y la subclavia, son: • Enfermedades pulmonares graves (fibrosis, tromboembo-
1. Punción arterial lismo) o después de neumonectomías.
2. Neumotorax o hidrotórax, que se produce cuando al • Trasplante hepático o pulmonar en cualquiera de sus va-
perforarse la vena durante la introducción del catéter los líqui- riedades.
dos administrados se vuelcan en la cavidad torácica, y • Trasplante cardíaco después de terminado el implante.
quilotórax, cuando durante las punciones sobre el lado dere- • Pacientes hemodinámicamente inestables, o que requie-
cho del cuello se lesiona el conducto torácico. ran drogas inotrópicas o balón de contrapulsación.
3. Taponamiento cardíaco. Es poco frecuente y sucede si • Pacientes que requieren reposición masiva de sangre o
el catéter perfora alguna de las cavidades cardíacas. grandes volúmenes de cristaloides y son portadores de enfer-
4. Embolismo aéreo. Ocurre cuando existe presión negati- medad coronaria.

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122 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

• Pacientes críticos con shock hipovolémico, shock sépti- Oximetría de pulso


co, falla multiorgánica, trauma masivo o cualquier otra condi-
ción que exija un amplio monitoreo de todo el sistema cardio- La oximetría de pulso permite estimar la oxigenación de
vascular. la sangre mediante el registro de la saturación de la
La medición de la presión de la arteria pulmonar se lleva a hemoglobina del lecho arterial. Es una técnica no invasiva,
cabo mediante un catéter de flotación con balón, que permite continua y confiable, que requiere de la presencia de un lecho
además la obtención del volumen minuto cardíaco. Este pulsátil para funcionar.
sofisticado elemento es conocido también por el nombre de Al igual que los cooxímetros que determinan la saturación
sus creadores como catéter de Swan-Ganz. de la hemoglobina en el laboratorio, el oxímetro de pulso se
Su colocación se llevará a cabo canalizando una vena cen- basa en el registro de porcentaje de oxihemoglobina estimado
tral, por medio de la técnica de Seldinger, con una cánula o de acuerdo con la cantidad de luz roja e infrarroja que este
introductor de 8,5 French. Una vez ubicado el introductor, se pigmento puede absorber. La diferencia entre la luz emitida
pasa el catéter por su interior a través de una válvula que impi- por un diodo emisor en ambas frecuencias y la recogida por
de el reflujo de sangre. El catéter es avanzado unos 15 cm un diodo fotodetector después de atravesar los tejidos informa
(dependerá de la vena central seleccionada para su introduc- rápidamente sobre la cantidad de oxígeno transportado por la
ción) y luego se infla el balón de su extremo distal. Este balón hemoglobina disponible.
ayudará a que flote el extremo distal en el flujo sanguíneo y Por utilizar sólo dos longitudes de onda distintas (a dife-
facilitará su recorrido cuando progrese por las cavidades car- rencia de los cooxímetros que utilizan cuatro), los oxímetros
díacas hasta alojarse en la arteria pulmonar. La ubicación del de pulso no detectan ni la metahemoglobina ni la carboxihemo-
catéter durante su recorrido es controlada mediante el trazado globina, por lo cual en presencia de éstas puede sobrestimar
de las distintas curvas de presión que se van registrando en los (MetHb) o subestimar (COHb) sus resultados. Por supuesto,
diferentes compartimientos cardíacos y vasculares. la presencia de sustancia que absorba luz roja o infrarroja en
El catéter de Swan-Ganz contiene dos lúmenes, uno cuyo el lecho arterial modifica los valores de la oximetría. Los ca-
orificio proximal se sitúa en la aurícula derecha y otro en la sos más frecuentes, aunque con efectos pasajeros, son cuando
arteria pulmonar. Además es posible observar otros dos extre- se inyecta azul de metileno, índigo carmín o cualquier otro
mos sobresaliendo de la parte distal. Uno de ellos corresponde colorante de uso médico. También los resultados pueden ser
a la conexión con la computadora, que permite obtener el vo- variables en pacientes con ictericia, aunque se requieren valo-
lumen minuto, y con el otro es posible inflar y desinflar el res muy altos de bilirrubina para que esto suceda.
balón. Este último elemento no sólo es útil para asegurar la Junto al valor numérico de la saturación de hemoglobina,
progresión del catéter hasta su ubicación final, sino también el equipo presenta la curva del pulso y un sonido cuyo timbre
para aislar el extremo proximal mediante la oclusión total de varía de acuerdo con los valores registrados. El oxímetro de
la rama de la arteria pulmonar donde se encuentra alojado. De pulso es sumamente confiable, con una distorsión de alrede-
esta forma la punta del catéter sólo registra las presiones capi- dor del 2 % en valores del 70 al 100 % de saturación. Durante
lares y a través de ellas la presión en la aurícula izquierda, su uso debe tenerse presente que el número registrado en la
obteniendo valiosísima información de todo el sistema hemo- pantalla representa el valor de la saturación de la hemoglobina
dinámico. El balón sólo debe permanecer inflado el tiempo y no de la presión parcial de oxígeno arterial. Con este con-
suficiente para la medición, ya que de lo contrario podría pro- cepto se pueden observar amplios cambios en la Pa0 2 que
vocar infarto pulmonar. acompañan a pequeñas modificaciones de la saturación regis-
Al catéter de Swan-Ganz se le pueden adicionar otros sis- trada, según el lugar de la curva de disociación de la hemo-
temas para ampliar el espectro de utilidad que ya posee. Es globina donde ambos valores se encuentren. De este modo,
posible encontrar comercialmente catéteres que además po- cualquier Pa0 2 mayor de 150 mmHg presentará una saturación
seen incorporados marcapasos, sistemas para la medición con- del 100 % mientras que una Pa0 2 de 90 podrá presentar una
tinua de saturación venosa mixta, elementos para determinar saturación de alrededor del 97 %. Una buena correlación en la
la fracción de eyección del ventrículo derecho, etcétera. caída de ambos valores se establece cuando la Pa0 2 es menor
Ya sea mediante la medición directa o a través de cálculos de 75 a 80 mmHg.
con el uso de un catéter para arteria pulmonar es posible obte- La utilidad de sus resultados y el hecho de tratarse de un
ner los siguientes parámetros: equipo no invasivo con información en tiempo real han hecho
• Volumen minuto cardíaco. de la oximetría de pulso (junto a la capnografía) un auxiliar
•PVC. invalorable en el quirófano, que alerta tempranamente tanto
• Presión de la arteria pulmonar, sistólica, diastólica y de errores técnicos como humanos y aumenta la seguridad del
media. paciente.
• Presión de enclavamiento y presión en cuña o presión
wedge.
• Consumo, transporte y entrega de oxígeno. Capnografía
• Resistencia vascular pulmonar.
• Resistencia vascular sistémica. Se basa en el monitoreo no invasivo y continuo del CO2
• índice del trabajo sistólico del ventrículo derecho. espirado. Se denomina capnometría a la medida de la presión
' Temperatura central. parcial de C0 2 en la vía aérea del paciente durante el ciclo
• Frecuencia cardíaca. respiratorio, y capnograma a la curva que se observa en la
Entre las complicaciones se pueden mencionar: infeccio- pantalla del equipo de acuerdo con la concentración registra-
nes, taquiarritmias y bradiarritmias, ruptura de la arteria da. En un capnógrafo deben observarse ambas informaciones,
pulmonar, daño de las válvulas tricúspide y pulmonar e infar- ya que se complementan.
to pulmonar. El C0 2 es producido como resultado del metabolismo ce-

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7. ANESTESIOLOGÍA 123

lular y transportado hacia los alvéolos por la sangre. Su con- correctamente en la vía aérea (los pacientes que bebieron lí-
centración sanguínea tiene injerencia en el estado ácido-base quidos carbonatados antes de la intubación pueden presentar
y está regulada por la ventilación pulmonar y la frecuencia curvas de bajo valor en el capnógrafo, que desaparecen rápi-
respiratoria. La concentración espirada informa sobre la ven- damente si la intubación fue realizada en el esófago).
tilación y el estado hemodinámico del paciente (ya que su lle- En la actualidad, con el auge de la cirugía laparascópica,
gada al alvéolo dependerá del volumen minuto cadíaco del que tiene entre sus complicaciones el embolismo aéreo, la
paciente). capnografía se presenta como el más rápido detector de esta
El C0 2 está permanentemente presente en los capilares patología, aun antes de que se produzca deterioro hemodinámi-
pulmonares, y por diferencia de presión pasa al alvéolo co del paciente.
pulmonar desde donde es eliminado por la espiración. Esta
diferencia de presión entre la sangre del capilar pulmonar y el
alvéolo es constante. Por lo tanto, el registro de C 0 2 observa- Otros sistemas de monitoreo en anestesia
do en el equipo es normalmente de 3 a 5 mm Hg menor de la
PaC0 2 en pacientes que no padecen de patología pulmonar. Control de la diuresis. La diuresis normal durante el acto
El capnograma normal, representado en la figura 7-3 mues- anestésico es de 1 ml/kg/hora. Una diuresis adecuada no sólo
tra que durante la espiración la curva se inicia en una línea de significa el buen funcionamiento renal, sino que también es
base 0 e irrumpe bruscamente en la vía aérea. Esta primera expresión de una adecuada perfusión de los tejidos. Bajos va-
aparición corresponde a una mezcla de C0 2 , proveniente en lores en la producción de orina se observan en pacientes en
parte de la ventilación y en parte del gas residual que perma- estado de shock, hipovolémicos o con restricción de líquidos.
nece en el espacio muerto anatómico. La tercera posición de Monitoreo de la temperatura. En el acto anestésico es de
la curva correspondiente a la meseta representa el final de la suma importancia el registro de la temperatura para detectar
exhalación, donde el C 0 2 proviene exclusivamente del alvéolo. hipotermia, así como también hipertermia. Esta puede signifi-
El punto más elevado es el máximo nivel exhalado de C0 2 . car la presencia de una grave enfermedad conocida como
Este valor es el llamado C 0 2 del final de espiración y es el que "hipertermia maligna". Esta patología se presenta como una
se correlaciona con los niveles de este gas en sangre arterial. miopatía que se manifiesta ante la presencia de determinadas
El ciclo se repite con cada ventilación, y la comparación de su sustancias, entre las que sobresalen algunas drogas anestésicas.
forma entre cada ciclo, las alteraciones en el trazado normal La hipotermia es la alteración de la temperatura más frecuen-
de la curva y el valor obtenido son los que permiten llegar a un temente encontrada durante el acto anestésico. Su presencia
diagnóstico de las patologías del paciente o de diversas situa- es multifactorial y responde fundamentalmente a: 1) las modi-
ciones que se pueden presentar en el curso del acto anestésico. ficaciones que las drogas anestésicas producen en la circula-
De este modo, si la curva del capnograma desaparece brusca- ción (vasodilatación) y sobre el centro termorregulador; 2) la
mente puede significar la desconexión del sistema de ventila- exposición de las visceras durante la cirugía; 3) los lavados de
ción del paciente o la presencia de un abrupto cese de la circu- las cavidades; 4) la ventilación mecánica con gases fríos y
lación pulmonar (tromboembolismo pulmonar masivo). Asi- poco humidificados; y 5) la temperatura del ambiente. En la
mismo, una caída constante del registro capnográfico sin cam- cirugía laparoscópica, los gases fríos utilizados para producir
bios en la ventilación representa alteraciones hemodinámicas neumoperitonéo contribuyen al enfriamiento actuando sobre
en el paciente. Durante la reanimación cardiopulmonar el re- el epiplón, que funciona como un enorme intercambiador de
gistro de la curva y valores en el capnógrafo puede indicar la calor. La hipotermia puede ser beneficiosa cuando se la pro-
viabilidad de las maniobras o la recuperación del latido car- duce en forma controlada e inducida, como en la cirugía car-
díaco. díaca. Cuando la hipotermia es inadvertida, puede generar gra-
El capnógrafo también informa sobre la presencia de alte- ves alteraciones de la coagulación por compromiso de la fun-
raciones en la ventilación/perfusión pulmonar y sobre la efi- ción plaquetaria, arritmias cardíacas con fibrilación ventricular,
cacia de la ventilación mecánica. Tiene utilidad indiscutible inhibición de la inmunidad, hipopotasemia, modificaciones del
cuando existen dudas sobre la ubicación del tubo endotraqueal, estado ácido-base y alteraciones neurológicas. La presencia
ya que sólo se registra C 0 2 cuando la intubación se practicó de midriasis puede confundir a un anestesiólogo no prevenido
sobre la hipotermia, llevándolo a sospechar isquemia cerebral.
Durante la recuperación anestésica, la temperatura se ele-
va muy lentamente, y el paciente experimenta una sensación
muy desagradable. El mecanismo que utiliza el organismo para
recuperar la temperatura es el temblor, que puede incrementar
el consumo de oxígeno hasta 400 veces su valor. Sin duda,
esta situación no es deseable, porque se suma al oxígeno re-
querido durante el acto anestésico quirúrgico y aumenta la
deuda de oxígeno. La situación empeora cuando se trata de
pacientes en condición crítica.
El monitoreo de la temperatura debe realizarse en sitios
que se acerquen a la temperatura del hipotálamo (ubicación
del centro termorregulador). Para ello deben preferirse las lo-
calizaciones llamadas centrales, como: el oído medio (tempe-
Fig. 7-3. Capnograma normal. A-B representa la línea de base durante el ratura timpánica), el tercio inferior del esófago (temperatura
comienzo de la espiración. B-C, una abrupta curva ascendente que repre- esofágica), la sangre de la arteria pulmonar (cuando se utiliza
senta la aparición del CO2, de origen mixto. C-D, curva horizontal o plateau, catéter de Swan-Ganz) y la cavidad nasofaríngea. Todo otro
cuyo punto más elevado (D) coincide con el valor de la capnometría. D-E, sitio seleccionado puede no representar la temperatura central
brusco regreso a la línea de base al finalizar la espiración. por influencias de líquidos corporales o del medio ambiente.

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124 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

La prevención de la hipotermia se practica administrando todos los recursos terapéuticos disponibles para mantener los
suero y sangre a 37°C, gases calentados durante la ventilación valores normales durante el acto quirúrgico.
mecánica, uso de colchones y mantas térmicas, uso de líqui- Monitoreo de la coagulación. La coagulación depende de
dos calientes para el lavado de cavidades y finalmente mante- un complejo sistema de interacción entre elementos, que pue-
niendo la superficie corporal del paciente seca. La temperatu- den variar su concentración y funciones durante la cirugía de-
ra ambiental también afecta al paciente. Se recomienda que el bido a múltiples factores. Es necesario el control de la coagu-
quirófano se mantenga a 21°C o más cuando se intervienen lación en intervenciones donde se espera sangrado importan-
adultos y a 26°C cuando la operación se practica en niños. te, resección de hígado o trasplante de órganos, y en todas las
Monitoreo del bloqueo neuromuscular. Durante la cirugía situaciones quirúrgicas en que la pérdida de sangre sea mayor
es necesario administrar drogas relajantes musculares para a la habitual o llame la atención del cirujano y del anestesiólogo.
mantener un campo quirúrgico adecuado. El monitoreo de la La sospecha de coagulación intravascular diseminada o de
relajación muscular ayuda a controlar la acción de estas dro- fibrinólisis también es indicación del monitoreo de la coagu-
gas durante la cirugía, sin producir reinyecciones innecesa- lación.
rias, con el riesgo de sobredosis, acumulación o reaparición El examen solicitado debe incluir recuento de plaquetas,
del bloqueo después de la recuperación del paciente. El equi- tiempo de protrombina, KPTT y fibrinógeno. Estas pruebas
po utilizado se llama neuroestimulador, y mediante la estimula- pueden acompañarse de aquellas que estudien la calidad del
ción eléctrica de la placa mioneural permite cuantificar la con- sistema de coagulación, como el tromboelastograma y el
tracción muscular según el nivel de relajante que se encuentre sonoclot. Ambos equipos se basan en el análisis de la viscosidad
en la sangre circulante. del coágulo e informan sobre estados de hipercoagulabilidad
Monitoreo de los gases anestésicos. Es posible detectar o hipocoagulabilidad. También determinan la presencia de
durante la espiración los agentes anestésicos inhalatorios eli- fibrinólisis o de sustancias anticoagulantes. Los niveles de fac-
minados después de haber actuado en el paciente. Estos agen- tores de la coagulación en sangre son de dudosa ayuda en el
tes pasan del alvéolo a la sangre por diferencia de presión y diagnóstico de las alteraciones de este sistema, por la influen-
mantienen una concentración muy cercana a la administrada, cia que sobre ellos ejercen la acidosis, la hipotermia y la
ya que son escasamente metabolizados por el organismo. De hipocalcemia aun con niveles normales.
esta forma, durante el mantenimiento de la anestesia y des- Ecocardiograma transesofágico. Provee información so-
pués del equilibrio que estas drogas alcanzan en los distintos bre la anatomía cardíaca, el movimiento de las paredes de las
tejidos, la cantidad exhalada se acerca a la que se administra. distintas cavidades y válvulas, así como también del flujo y
Este monitoreo es útil para evitar sobredosis, controlar el equi- volumen del torrente sanguíneo del corazón y los grandes va-
po que vaporiza esos agentes, conocer el porcentaje de óxido sos. Se encuentra indicado en cirugía de la aorta torácica y
nitroso, descartar contaminaciones de la mezcla gaseosa y ayu- enfermedades cardíacas congénitas, en la detección de
dar a la recuperación anestésica del paciente. embolismo aéreo y en la cirugía cardíaca cuando se desea ex-
Monitoreo del estado ácido-base. La ventilación mecáni- plorar el movimiento valvular, función sistólica y diastólica y
ca, la transfusión de sangre o la producción de ácido láctico, llenado de las cavidades, y determinar zonas isquémicas des-
entre otras causas, pueden modificar el estado ácido-base del pués de la revascularización coronaria. Utiliza un sistema de
paciente quirúrgico. Su control periódico es aconsejable en ultrasonido que se envía hacia la cavidad torácica desde el
pacientes bajo condiciones críticas o durante intervenciones tercio inferior del esófago y que es parcialmente reflejado por
que suponen importantes cambios en la homeostasis. las estructuras cardíacas.
Electroencefalograma y potenciales evocados. Son utili- Saturación venosa mixta de oxígeno. De todos los siste-
zados en el paciente quirúrgico cuando se realizan interven- mas de monitoreo del oxígeno es el que más rápidamente pre-
ciones cercanas a estructuras nobles del cerebro que no se de- dice la hipoxia. Es invasivo, pero funciona en tiempo real y en
sean lesionar o para la detección temprana de la isquemia ce- forma continua. La saturación venosa de oxígeno es la resul-
rebral. En cirugía cardiovascular, el EEG se emplea para ob- tante final del recorrido del oxígeno en el organismo desde su
servar la recuperación de la hipotermia luego de la circulación ingreso y su transporte hasta su consumo en los tejidos. Al
extracorpórea y para prevenir daños neuronales por hipoper- cambiar su concentración en algún punto de esta trayectoria,
fusión durante la instauración de esta técnica. El EEG es útil afecta rápidamente los niveles de saturación de la hemoglobina
como monitoreo de la concentración cerebral de agentes anes- en la sangre venosa mixta de la arteria pulmonar. Es muy sen-
tésicos inhalatorios y permite conocer la profundidad anestésica sible pero poco específica ya que no señala la causa de la alte-
de acuerdo con el trazado observado. Por el contrario, la recu- ración.
peración de un trazado normal se correlaciona con la disminu- Monitoreo del oxígeno transcutáneo. Muy utilizado en re-
ción de la acción de las drogas anestésicas y es un signo del cién nacidos y prematuros, es útil para detectar tanto la hipoxia
pronto despertar del paciente. El uso de estos equipos requiere como la hiperoxia. En anestesiología no es frecuentemente
de la presencia de un neurofisiólogo en el quirófano y una requerido debido a sus resultados artificiales cuando se usa
estrecha comunicación entre este profesional, el anestesiólogo electrobisturí y a su escasa confiabilidad en adultos.
y el cirujano. Monitoreo del oxígeno conjuntival. La perfusión de la
Monitoreo de lapresión intracraneana. Resulta sumamen- conjuntiva palpebral depende de la arteria oftálmica, rama de
te útil en pacientes neuroquirúrgicos y en aquellos que por la carótida interna. Por lo tanto, la presión parcial de oxígeno
otras patologías pueden presentar edema cerebral y deben ser conjuntival se correlaciona con la presión parcial del oxígeno
intervenidos. Entre estos casos se destacan los pacientes con que recibe el cerebro por vía carotídea. En la práctica este
politraumatismos o con hepatitis fulminante que requiere de método se encuentra aún limitado por problemas técnicos.
trasplante hepático. El instrumento para controlar la presión Saturación de oxígeno en el bulbo de la yugular. Medir la
intracraneal debe ser colocado por el neurocirujano antes de saturación de oxígeno en la yugular supone conocer cuánto de
que el paciente sea llevado al quirófano, y deben implementarse este elemento remanente encontramos en el drenaje venoso

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7. ANESTESIOLOGÍA 125

del cerebro una vez utilizado por el metabolismo neuronal. fórmula se aproxima al de los tejidos corporales después de la
Este método es de uso frecuente en cuidados críticos y se pue- inyección, lo cual favorece su mecanismo de acción. Mientras
de realizar durante el acto anestésico cuando se sospecha ries- esta transformación se realiza, se produce un período de
go de injuria o isquemia cerebral. latencia en la aparición de sus efectos, que puede ser acortado
si se agregan en proporción adecuada sustancias alcalinas a la
solución por inyectar.
Hipertermia maligna Para prolongar la acción de los anestésicos locales, se re-
curre a adicionar en sus fórmulas drogas vasoconstrictoras
Es un síndrome de origen genético, que se desencadena (fenilefrina o adrenalina), las que retardan el pasaje de la dro-
por diversos factores, entre los que se encuentran el ejercicio ga desde el sitio de acción a la sangre. De este modo, los
violento y la administración de algunos fármacos anestésicos, fármacos permanecen mayor tiempo en contacto con el tejido
en especial la succinilcolina, el halotano y la atropina. nervioso. Deben evitarse estas sustancias vasoconstrictoras en
Su fisiopatología se basa en una exagerada liberación de el caso de inyectar anestésicos locales en zonas perfundidas
calcio desde el retículo sarcoplásmico, que estimula la unión con arterias terminales, por la posibilidad de provocar lesión
de la troponina a la miosina y provoca una contracción pro- isquémica irreversible. Por otro lado, los agentes vasoconstric-
longada del músculo estriado. Ésto desencadena una elevada tores pasan en ocasiones a la circulación sistémica y pueden
producción de C0 2 , destrucción muscular y mioglobinuria, li- generar taquicardia e hipertensión arterial.
beración de K+ al medio, aumento de la CPK plasmática y un La inyección de anestésico local debe realizarse en el sitio
estado hipercatabólico. anatómico indicado, evitando hacerlo inadvertidamente en
Los síntomas clínicos son: contracción muscular, taquipnea vasos, ya que estas drogas tienen también efectos sistémicos.
por la hipercarbia, arritmias cardíacas graves, fiebre mayor de Las altas concentraciones sanguíneas producen acciones so-
40°C, coma e insuficiencia renal por mioglobinuria. bre el SNC, el corazón y los músculos.
La terapéutica debe instalarse tempranamente junto con En el SNC pueden provocar convulsiones, y en los casos
medidas de orden sintomatológico y de reanimación, y la sus- más graves, la muerte por alteraciones en la respiración. En
pensión de todos los agentes anestésicos. El tratamiento espe- situaciones leves, el paciente presenta disforia, parestesia,
cífico es con dantroleno sódico, droga que produce el desaco- mareos, estado mental alterado, cambios en el gusto y contrac-
ple de la troponina y la miosina. El paciente se puede recupe- ción muscular. Sobre el corazón causan disminución de la exci-
rar íntegramente, quedar con distintos grados de secuelas o tabilidad y de la velocidad de conducción eléctrica (la lidocaína
fallecer después del episodio. En los pacientes en quienes se tiene indicaciones precisas como droga antiarrítmica). La in-
sospecha esta enfermedad pueden efectuarse estudios de la- yección intravascular inadvertida en un paciente normal cau-
boratorio basados en biopsias de músculos que demuestran la sa efectos indeseables, tanto en el ritmo como en la fuerza de
excitabilidad del tejido muscular ante la presencia de halotano contracción cardíaca. Los anestésicos locales rara vez presen-
u otras sustancias como la cafeína, lo cual confirma el diag- tan reacciones de hipersensibilídad, que en general son desen-
nóstico. En general resulta difícil reconocer a los pacientes cadenadas por las sustancias que acompañan su fórmula.
portadores de esta miopatía, y es de ayuda interrogarlos du- Se metabolizan en el hígado y se eliminan por la orina. La
rante la evaluación preanestésica sobre los antecedentes fami- bupivacaína es la preferida del grupo cuando se busca un efecto
liares de la enfermedad. anestésico más prolongado.

ANESTESIA REGIONAL
Anestesia local infiltrativa
Se denomina anestesia regional (o de conducción) a la abo-
Se denomina así a la técnica que consiste en inyectar un
lición de la conducción de los nervios sensitivos mediante téc-
anestésico local en los tejidos que serán intervenidos. En ge-
nicas apropiadas.
neral, la cantidad de anestésico local que se utiliza es peque-
ña, y es la única técnica que no requiere de un extenso moni-
Anestésicos locales toreo del enfermo, aunque resulta conveniente el control de la
presión arterial, sobre todo si se utilizan soluciones que po-
Las drogas anestésicas locales basan su acción bloqueadora seen adrenalina. (done by 007)
del impulso nervioso en la interferencia de los canales de Na+ Deben evitarse las drogas vasoconstrictoras cuando la anes-
localizados en la membrana de las células que forman los ner- tesia infiltrativa se practique donde existen arterias termina-
vios periféricos. El bloqueo de estos canales de Na+ puede lle- les, como en dedos, orejas, pies, nariz y pene. De ser posible,
varse a cabo por distintos mecanismos según el fármaco utili- esta técnica debe restringirse a cirugía menor, ya que las gran-
zado, pero en general todos actuarían de manera directa sobre des intervenciones requieren importante cantidad de drogas
aquél. De esta forma, se impide la entrada de ese catión a la para producir anestesia.
célula y, por ende, la generación del potencial de acción. Cuan-
do este efecto se consigue en una longitud extensa del axón,
se alcanza la anestesia de la zona inervada por esta estructura. Anestesia local intravenosa
Características generales de los anestésicos locales. Por
tratarse de drogas poco solubles, se las transforma en hidroso- Descripta por A.Bier, es una técnica adecuada para opera-
lubles al combinarlas con sales clorhidratadas. De esta forma ciones en la extremidad superior, por debajo del codo. Consis-
también se las transforma de bases débiles a ligeramente aci- te en exanguinar el brazo utilizando una venda de Esmarch, y
das. Ello le agrega estabilidad tanto a la droga como a las sus- mantenerlo de esa forma mediante un torniquete insuflado por
tancias vasoconstrictoras que pueden adicionárseles para au- encima de la presión arterial sistólica. En un segundo tiempo,
mentar su tiempo de acción. El pH ligeramente ácido de la se inyecta un importante volumen del anestésico local en una

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126 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

vena previamente localizada en la zona exanguinada de esa ca sentado por varios minutos. La droga cae en el espacio dural,
extremidad. En un lapso no mayor de 5 minutos, se produce hasta alcanzar la zona más declive, donde se encuentran las
anestesia del miembro por debajo del nivel del manguito. prolongaciones nerviosas que inervan esta región anatómica.
La anestesia se logra por la difusión de la droga desde las La anestesia que se obtiene ocupa sólo la zona perineal, sin
venas, hacia los tejidos y nervios circundantes. La permanen- involucrar las piernas, lo cual significa deambulación postope-
cia del anestésico en el brazo dependerá de la eficacia del ratoria inmediata con analgesia total por varias horas. Una
manguito en detener la circulación. En caso de soltarse, la droga ventaja adicional de las soluciones hiperbáricas es que se pue-
pasa masivamente a la circulación general y provoca toxici- de utilizar una menor dosis de anestésico.
dad sistémica. Una medida útil es colocar dos manguitos, que La distribución de las drogas en el espacio intradural de-
se pueden soltar alternativamente durante la cirugía, dejando penderá de la edad del paciente, su altura y peso y la presión
pasar parte de la droga a la circulación general. Esta técnica intraabdominal existente (menor dosis en embarazadas y an-
permite el metabolismo gradual de la lidocaína y disminuye cianos). El nivel anatómico que alcance el bloqueo anestésico
los riesgos de una absorción masiva. no depende de la dosis de la droga sino del volumen inyecta-
Una vez alcanzado el efecto analgésico, el manguito debe do. Puede ascender inadecuadamente si durante la inyección
reubicarse sobre la zona anestesiada, evitando las molestias y se aspira LCR y se reinyecta junto al anestésico provocando
el dolor por compresión que aparecen al cabo de corto tiempo. turbulencias o borboteo en el espacio raquídeo.
Para evitar lesiones isquémicas de los tejidos, el tiempo máxi- Durante la anestesia intradural, se produce también el blo-
mo de insuflación del manguito es de aproximadamente 90 queo simpático de la zona anestesiada y, por consiguiente, la
minutos. Por el contrario, nunca se debe retirar antes de los 30 vasodilatación en todo ese territorio. Como resultado de este
minutos, con el objeto de evitar el ingreso masivo de anestési- efecto es posible observar hipotensión, que debe prevenirse
cos locales al torrente sanguíneo. administrando previamente cristaloides en cantidad suficiente
La droga que se emplea en la anestesia local endovenosa para mantener el relleno del compartimiento intravascular.
es la lidocaína. La máxima eficacia de la técnica de Bier se La punción para alcanzar la región subaracnoidea debe
consigue en el brazo; sin embargo, también puede utilizarse realizarse en el espacio ubicado entre L4-L5 o por debajo de
con un porcentaje relativamente alto de éxitos en el miembro éste. De tal forma se evita que la aguja no entre en contacto
inferior. con la médula espinal, que finaliza en L2. La piel, el tejido
subcutáneo y los ligamentos que se atraviesan durante la pun-
ción deben ser previamente infiltrados con lidocaína para evi-
Bloqueo intradural (subaracnoideo o raquídeo) tar molestias al paciente.
En la técnica tradicional, el paciente es colocado en decúbi-
Consiste en la inyección de una solución anestésica en el to lateral y la punción se efectúa en la línea media. La aguja de
líquido cefalorraquídeo, bloqueando la transmisión nerviosa punción atraviesa la piel, en la región donde se ubica el espa-
de las estructuras que inervan el abdomen inferior, periné y cio intervertebral, y se dirige en forma horizontal o con una
extremidades inferiores. ligera inclinación hacia arriba siguiendo el trayecto de la
Si se utiliza una solución de anestésico en combinación apófisis espinosa. La punción finaliza cuando se obtiene LCR;
con glucosa, se obtiene una solución hiperbárica (es decir, más luego se conecta al pabellón de la aguja con la jeringa y se
pesada que el LCR). Las soluciones hiperbáricas tienen la ven- procede a la inyección lenta del anestésico (fig. 7-4).
taja de poder ser concentradas en determinadas regiones del La aguja de punción debe ser del calibre más pequeño po-
espacio intradural de acuerdo con la posición en que se colo- sible para evitar el drenaje copioso de LCR y el trauma de la
que al paciente. De este modo, se puede lograr el bloqueo se- duramadre, dos de los factores señalados como causales de la
lectivo de diferentes zonas del organismo, conservando la sen- cefalea postoperatoria durante la bipedestación. En general, el
sibilidad y motncidad de estructuras adyacentes. Así, para pro- calibre de las agujas disponibles para punción intradural es
ducir anestesia selectiva del periné, se administra una solu- inferior a 20 Gauge, y se recomiendan con punta roma para
ción hiperbárica y luego se solicita al paciente que permanez- divulsionar las fibras de la duramadre sin romperlas. Las agu-

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7. ANESTESIOLOGÍA 127

jas deben tener mandril para impedir que durante su recorrido • Posee aletas laterales que posibilitan el progreso de la
por los tejidos la luz se ocupe con material perteneciente a las aguja sin obstruir la visión del orificio del pabellón. De esta
estructuras anatómicas. Este material puede no permitir el dre- forma se puede utilizar la técnica de aspiración de la gota pen-
naje del LCR una vez alcanzado el espacio. diente para identificar el espacio peridural.
Las contraindicaciones absolutas de esta técnica son: • El orificio distal es lateral y se halla al final de la ligera
1. Infecciones o enfermedades de la piel en la zona de pun- curva del extremo de esta aguja. En el pabellón existe una
ción. muesca que indica la ubicación del orificio cuando se realiza
2. Enfermedades de la médula espinal. la punción peridural.
3. Shock. Para la punción epidural, el paciente es sentado con la ca-
4. Trastornos de la coagulación o la prescripción previa de beza hacia abajo para facilitar la apertura de los espacios
fármacos anticoagulantes. intervertebrales, o en decúbito lateral en caso de pacientes
5. Intervenciones muy prolongadas. sedados o con antecedentes de lipotimias.
En general el sitio de punción es en L2-L3 y L3-L4, pero
Las contraindicaciones relativas son: puede realizarse a otros niveles de acuerdo con la región ana-
1. Intervenciones en el abdomen superior. tómica que se desea anestesiar. Por ejemplo, el bloqueo en
2. La observación de sangre en el LCR, que no cesa inme- D5-D6 es utilizado para la analgesia y el tratamiento del dolor
diatamente (no inyectar el anestésico). postoperatorio en la cirugía torácica. En la región cervical no
3. Imposibilidad de conseguir la punción después de tres es frecuente la práctica de la anestesia peridural, pero en caso
intentos. de realizarlo el espacio más adecuado es C7-D1. Antes de efec-
4. Administración previa de fármacos con efecto antia- tuar la punción se deben inyectar anestésicos locales en la piel,
gregante. tejido subcutáneo y ligamentos que atravesará la aguja, dado
5. Deformidad de la columna vertebral. que su calibre y el lento avance en búsqueda del espacio
peridural causan molestias en el paciente.
Alrededor de un 14 % de los pacientes puede padecer do- La localización del espacio peridural se puede llevar a cabo
lor lumbar después de la punción y entre el 0,2 al 24 %, según con diferentes métodos. Entre los más utilizados por su sim-
distintas series, de cefaleas, con una mayor incidencia en em- pleza se encuentra la identificación por pérdida de la resisten-
barazadas. La cefalea pospunción se presenta desde las prime- cia. En este caso el operador, después de seleccionar el espa-
ras horas y hasta el segundo día posterior a la anestesia. En cio, coloca la aguja de Tuohy en posición para iniciar la ma-
general es de grado variable, pero puede ser incapacitante para niobra y la introduce produciendo presión y retándola sobre
el paciente. Se asocia a náuseas, vómitos, fotofobia y acufenos su eje hasta penetrar la piel. Los tejidos que atravesará la agu-
y puede existir depresión con pérdida de apetito y cambios ja cuando avanza por la línea media son: piel, celular subcutá-
psicológicos significativos. neo, ligamento supraespinoso, ligamento interespinoso, liga-
El tratamiento de la cefalea pospunción dural incluye: fa- mento amarillo y finalmente espacio peridural. Durante su
jas abdominales, hiperhidratación oral, mantener el decúbito progresión, la aguja va conectada a una jeringa con solución
dorsal y analgésicos. En los casos severos se puede recurrir al salina y una burbuja de aire, o directamente con una aguja
parche de sangre, cuya efectividad, si se realiza dentro de las llena de aire. El avance debe ser lento, asegurando la aguja,
primeras 48 horas, es del 95 %. El parche de sangre consiste que es tomada con el pulgar y el índice de la mano izquierda
en retirar 5 a 10 mi de sangre de una vena periférica mediante (fig.7-5). Con la otra mano se sostiene la jeringa, empujando
una técnica de rigurosa asepsia e inyectarlos en el espacio el émbolo constantemente con movimientos de borboteo. Es
peridural correspondiente a la punción. Aunque su mecanis- normal encontrar resistencia cuando se intenta empujar el
mo de acción sigue siendo discutido y prevalece el miedo a las émbolo, observándose además deformación de la burbuja si
infecciones, es una técnica altamente eficiente y muy utiliza- utilizamos una jeringa con solución salina. Al alcanzarse el
da en todo el mundo. espacio peridural, desaparece la resistencia a la inyección de
aire y la burbuja no se deforma. Justamente, antes de penetrar
en el espacio peridural se atraviesa el ligamento amarillo, cuya
Bloqueo epidural (o peridural) dureza obliga a incrementar la presión de empuje sobre la aguja
para poder atravesarlo. Esta maniobra debe ser particularmen-
Entre el material necesario para la punción epidural debe te cuidadosa, ya que inmediatamente después de este ligamento
contarse con agujas de vidrio que ayudarán a identificar la aparece el espacio peridural sumamente estrecho (5 mm en su
presión negativa del espacio peridural, como luego se detalla- parte más ancha) y en vecindad con el espacio intradural. Una
rá, y la aguja de Tuohy. vez localizado el espacio peridural, se deben evitar movimien-
Esta aguja tiene características especiales, entre las que se tos bruscos del paciente, porque la aguja puede invadir el es-
destacan: pacio intradural. Como medida de precaución hay que retirar
• Posee mandril para impedir que los restos de los tejidos la jeringa para observar el posible drenaje del LCR. Identifi-
que atraviesa queden en su luz impidiendo la identificación de car correctamente la ubicación de la aguja es de suma impor-
la pérdida de resistencia al alcanzar el espacio epidural. tancia, ya que las dosis de anestésicos epidurales causarían
• Su extremo distal se encuentra ligeramente curvado, y su gravísimas complicaciones si alcanzan el espacio intradural.
punta puede ser muy afilada o roma, de acuerdo con la prefe- La otra técnica de identificación del espacio peridural es
rencia del operador. La punta roma evita en mayor medida la la descripta por el médico argentino Avelino Gutiérrez, cono-
punción indeseada del espacio intradural y es la más adecuada cida como de la gota pendiente. Esta técnica consiste en avan-
para identificar la resistencia del ligamento amarillo. zar con la aguja y su mandril hasta encontrar el ligamento
• El calibre de la aguja de Tuohy es generalmente de 16 o amarillo. Allí, se retira el mandril para colocar líquido dentro
18 Gauge. Ambas medidas admiten el pasaje por su luz de del pabellón de la aguja de Tuohy hasta que una gota quede
catéteres para la práctica de anestesia peridural continua. pendiente o asomando por el orificio. La aguja se introduce

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128 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

Fig. 7-5. Localización del espa-


cio epidural y posición correcta
de las manos.

cuidadosamente, y al alcanzar el espacio peridural, la gota será hipotensión puede tardar hasta 30 minutos en aparecer, por lo
prácticamente aspirada hacia su interior debido a la presencia cual el control hemodinámico de los pacientes debe ser muy
de presión negativa. estricto, sobre todo durante este período. La hidratación
De las dos técnicas descriptas, la de mayor confiabilidad parenteral debe ser enérgica y no menor a 1500 ml de solución
para identificar el espacio peridural es la que utiliza la pérdida salina en un adulto de 70 kg. La vasoplejía puede almacenar
de la resistencia, porque en alrededor del 12 % de los pacien- hasta un litro de líquido intravascular en las venas del territo-
tes es difícil identificar la presión negativa por cuestiones téc- rio afectado por el bloqueo. Como efecto compensador se ob-
nicas o porque disminuye su negatividad bajo determinadas serva vasoconstricción de la región no bloqueada. El bloqueo
circunstancias como, por ejemplo, el decúbito lateral. simpático es un efecto no buscado, que acompaña al bloqueo
La negatividad del espacio peridural puede alcanzar pre- sensitivo y motor, aunque en ocasiones este último puede no
siones máximas de -14 cm H 2 0, aunque lo normal se encuen- estar presente.
tra entre -2 y -8 cm H 2 0. Aumenta durante la inspiración pro- Durante la anestesia peridural se inyecta un considerable
funda, con la tos y cuando el ligamento amarillo no se encuen- volumen y concentración de la droga, para permitir y facilitar
tra relajado. la difusión desde el espacio peridural hacia las células nervio-
El espacio peridural se encuentra conformado por la grasa sas donde deben actuar. El anestésico puede difundirse tanto
peridural y los vasos y linfáticos propios. La grasa peridural en sentido cefálico como caudal.
varía de grosor en relación con la grasa corporal total, y su En la actualidad, se utiliza la colocación de catéteres que
ancho mayor se encuentra en la región posterior. Su naturale- admiten la reinyección del fármaco. Esta técnica es sumamen-
za permite una buena aceptación de los anestésicos locales de te útil en cirugías prolongadas, en pacientes obstétricas para
características üposolubles. Puede perder su distensibilidad con conducir sin dolor el trabajo de parto, en ancianos que requie-
la edad, aumentando la resistencia que ofrece a la inyección ren baja dosis del anestésico y para el tratamiento del dolor en
de líquidos. Se encuentra sumamente vascularizado, y el sis- el postoperatorio.
tema venoso vertebral drena en las venas de este espacio. La La regresión del bloqueo en pacientes sin patologías
introducción de la aguja por la línea media trata de evitar la preexistentes comienza aproximadamente en 100 minutos para
punción de las venas peridulales que se encuentran en mayor la lidocaína y en 200 minutos para la bupivacaína, con impor-
número y grosor en la zona lateral del conducto medular. tantes variaciones individuales. El monitoreo y los cuidados
La inyección del anestésico dentro del espacio peridural intraoperatorios, al igual que las contraindicaciones absolutas
debe ir precedida de una dosis de prueba, porque si la punta de y relativas son similares a las mencionadas para el bloqueo
la aguja se encuentra en un vaso o en el espacio intradural y no intradural.
ha sido advertido, la administración de una importante con- Con esta técnica se pueden practicar operaciones sobre el
centración de la droga en estos sitios se acompañará de efec- abdomen superior (incluida la cirugía renal), la columna lumbar
tos tóxicos sistémicos. En cambio, si una pequeña dosis es y sacra, el abdomen inferior, el periné y las extremidades infe-
administrada en forma intravenosa o raquídea se manifestarán riores. En manos expertas se ha efectuado la anestesia peridural
signos menores de la presencia de los anestésicos en un lugar para proceder a la cirugía de mama, lo cual exige un impor-
no deseado. Se ha postulado que esta dosis de prueba se reali- tante control sobre la ventilación de la paciente.
ce con unos pocos mililitros del anestésico local asociado a 15
üg de adrenalina. En caso de inyectarse en el torrente sanguí-
neo, la frecuencia cardíaca se elevará alrededor de 20 latidos Complicaciones neurológicas
en el plazo de 60 segundos.
La inyección de anestésicos peridurales da lugar a un blo- La incidencia de complicaciones neurológicas es suma-
queo simpático de grado variable, y en general relacionado mente baja tanto para la anestesia epidural como para la
con el nivel de bloqueo alcanzado. El bloqueo peridural pro- intradural. Sin embargo, constituye una de las complicaciones
duce menor bloqueo simpático y mayor estabilidad cardíaca más temidas por la posibilidad de causar secuelas permanen-
que el intradural, pero existe un mayor riesgo de absorción tes. Las lesiones neurológicas que se presentan como compli-
vascular de los anestésicos en el espacio peridural que cuando cación de la anestesia peridural y raquídea son: meningitis
se lo inyecta en el LCR. El bloqueo simpático se traduce clínica- bacteriana, meningitis aséptica, lesiones medulares, de la cola
mente como hipotensión, la que en general es antagonizada de caballo, de raíces nerviosas y de los nervios periféricos.
con la administración de cristaloides antes del bloqueo. La Aunque a veces no es posible determinar fehacientemente las

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7. ANESTESIOLOGÍA 129

causas, los factores más importantes para el desarrollo de se- tilla. La complicación más temida y frecuente de este procedi-
cuelas neurológicas son: miento es el neumotorax, por la relación de la cúpula pulmonar
1. Hematoma epidural: señalado por algunos autores como con el lugar de punción.
la principal causa de secuelas neurológicas. • Bloqueo interescalénico. Toma el plexo cervical en su
2. Neurotoxicidad: no es responsabilidad de los anestésicos recorrido entre ambos músculos escalénicos en la columna
locales sino de las sustancias coadyuvantes o conservadores cervical. Dado la altura del bloqueo permite la cirugía del hom-
que se agregan a la solución. En la actualidad, prácticamente bro. Su técnica es relativamente sencilla y presenta pocas com-
se han descartado todos estos productos químicos de la fór- plicaciones.
mula, en especial el metilparabeno, señalado como probable • Bloqueo infraclavicular. Es difícil la ubicación del plexo
inductor de la formación de aracnoiditis adhesiva. con esta técnica cuando no la practican manos expertas. Una
3. Traumatismo por la aguja de punción. forma adecuada sería utilizar un estimulador nervioso conec-
4. Contaminación bacteriana con inflamación de las tado a la aguja de punción, que permita ubicar al plexo con
meninges. exactitud.
• Bloqueo axilar. Es útil para la cirugía de la mano por
debajo del codo. La técnica es relativamente sencilla para el
Otras técnicas de bloqueos regionales anestesiólogo habituado a este bloqueo. El punto de inserción
de la aguja es en el hueco axilar, y el abordaje del plexo puede
Bloqueos de la extremidad superior ser por encima, por debajo o atravesando la arteria axilar.
Bloqueos de los nervios periféricos de la mano. Consis-
Plexo braquial. Debido a la extensión y a las distintas te en el bloqueo de los nervios cubital, radial y mediano por
estructuras anatómicas por las que atraviesa, se lo puede abor- separado. Tienen la ventaja de ser relativamente fáciles y pue-
dar en diferentes regiones. La selección de cada una de ellas den utilizarse cuando existan contraindicaciones para bloquear
dependerá de la habilidad del operador y el sitio donde se rea- el plexo braquial. La práctica de esta técnica requiere del co-
lizará la intervención. rrecto conocimiento de la anatomía y del trayecto de esos ner-
• Bloqueo supraclavicular (Kulenkampff). Toma al plexo vios, ya que su abordaje se realiza en los sitios donde se en-
braquial en el lugar donde se encuentran más agrupados sus cuentra más periféricos.
troncos principales. La región anatómica donde se lo practica Bloqueo de nervios digitales. Sumamente útil en procedi-
es 1 cm por detrás de la línea medioclavicular en el hueco mientos quirúrgicos menores. Los nervios digitales corren por
supraclavicular, y la aguja debe dirigirse hacia la primera cos- las caras laterales de los dedos y se acompañan de los vasos

Epidura!
Anestésicos Subaracnoideo
locales Plexual
Perineural

Endovenoso
Anestésicos Subaracnoideo
locales Intraperitonal
Intrapleural
Intraartícular

Analgésicos
Antitérmicos
Opioides

Receptor
opioides

, Peridural
• Opioides <f
Subaracnoideo
•Analgésicos antitérmicos
•Antagonistas NMDA:
Ketamina (no competitivo)
Antidepresivos (no competitivos)

Fig. 7-6. Diferentes niveles donde pueden actuar los agentes utilizados para proporcionar analgesia (O. L. Ceraso).

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130 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

digitales. Los anestésicos se inyectan en forma radiada a am- • Respuesta al estrés quirúrgico. Como se expresó al co-
bos lados de la raíz del dedo que se desea bloquear. Jamás menzar el capítulo, el paciente sometido a cirugía y anestesia
debe utilizarse adrenalina en la solución anestésica cuando se sufre un movimiento hormonal con modificaciones a nivel
bloquean estos nervios, porque la vasoconstricción de las ar- cardiorrespiratorio, en el consumo de oxígeno y en su metabo-
terias vecinas puede provocar la isquemia y necrosis de los lismo en general. La anestesia general con alta dosis de
tejidos. opiáceos atenúa la respuesta al estrés quirúrgico, pero se ha
demostrado que no la suprime totalmente. En cambio la anes-
tesia regional es capaz de inhibir por completo la liberación
Bloqueos de la extremidad inferior de hormonas por el estímulo quirúrgico, ya que bloquea las
aferencias neurales hacia el SNC.
• Bloqueo del nervio somático lumbar. Indicado en pacien- • Hipertermia maligna. Esta enfermedad puede desenca-
tes donde no se puede practicar o se encuentra contraindicado denarse con la administración de algunos fármacos que se uti-
el bloqueo epidural o intradural. Alcanza para anestesiar sólo lizan en anestesia general. En los pacientes con antecedentes
la extremidad sin incluir la zona sacra. El abordaje puede ser o bajo sospecha de padecerla, el bloqueo regional constituye
por vía paravertebral o inguinal. una alternativa más segura y confiable.
• Bloqueo del plexo sacro. Permite la anestesia de la re- • Enfermedad tromboembólica. La incidencia en la forma-
gión del periné y la porción superior del muslo. Su técnica es ción de trombos a nivel de la pantorrilla, que pueden dar lugar
bastante difícil y requiere de experiencia para practicarlo. a la formación de émbolos que se alojen en el árbol vascular
• Bloqueo del nervio ciático. El ciático provee analgesia pulmonar, es menor con la anestesia regional. Ello se debe a la
en la parte posterior del muslo y en toda la pierna, incluido el vasodilatación que produce y que da lugar a un aumento en el
pie, mediante sus dos divisiones: ciáticos poplíteos externo e flujo que impide la estasis sanguínea.
interno. Sus indicaciones son muy limitadas, reservándose su • Inmunidad. La anestesia regional tendría escaso efecto
uso más amplio para el tratamiento del dolor originado en las sobre el sistema inmunitario, mientras que la anestesia gene-
zonas inervadas por este nervio. ral disminuiría la quimiotaxis de los neutrófilos y favorecería
• Bloqueo del nervio crural. Su sitio de abordaje es senci- el crecimiento bacteriano, en especial con el uso de óxido
llo buscándolo en la proyección superficial del ligamento nitroso.
inguinal y por fuera de la arteria femoral. Es útil en la cirugía • Flujo hepático. La anestesia general provoca una dismi-
del muslo. nución marcada del flujo hepático, en grado variable de acuerdo
• Bloqueo del nervio femorocutáneo. Se lo ubica para su con el agente utilizado, mientras que la anestesia regional tie-
abordaje 2 cm por debajo del ligamento inguinal e interna- ne una influencia mucho menor sobre este sistema.
mente a la espina ilíaca anterosuperior. • Hemorragia. La anestesia regional parece reducir la he-
• Bloqueos a nivel de la rodilla. A este nivel es posible morragia en la cirugía de la pelvis y la cadera. Aunque algu-
boquear los nervios sáfenos y ciáticos poplíteos interno y ex- nos investigadores han encontrado diferencias importantes con
terno. respecto a la anestesia general (reducción del sangrado en un
• Bloqueos intraarticulares. Recientemente se han revalo- 30 %), faltan aún mayores estudios para confirmar estos valo-
rizado este tipo de bloqueos, debido a la amplia difusión de la res.
cirugía artroscópica de rodilla. • Complicaciones respiratorias. Las infecciones pulmo-
• Bloqueos metatarsiano y digital del pie. El bloqueo nares y las atelectasias postoperatorias tienen menor inciden-
metatarsiano se efectúa en el dorso del pie en forma radiada a cia en los pacientes que reciben anestesia general.
partir del espacio metatarsiano. El digital se realiza en la mem-
brana interdigital, a cada lado del dedo que se desea anestesiar.
SALA DE RECUPERACIÓN POSTANESTESICA

Bloqueo epidural caudal o del canal sacro La sala de recuperación postanestésica es el lugar dentro
del área del quirófano donde debe ser llevado el paciente des-
Indicado para mejorar la anestesia de la cirugía de ano, pués de cualquier intervención para su control al menos du-
vulva, escroto y pene. De acuerdo con el volumen de anestésico rante las primeras dos horas del postoperatorio.
inyectado, se puede extender la zona de analgesia permitiendo Mientras se practica una operación, el paciente se encuen-
la práctica de la herniorrafia y la cirugía de las extremidades tra permanentemente vigilado por el anestesiólogo, debido a
inferiores. Es más fácil de realizar en niños que en el adultos, las drogas que se administran y a los cambios que en su
donde presenta un alto porcentaje de fracasos. fisiología se producen por la intervención y la anestesia. Al
finalizar el acto quirúrgico muchos riesgos potenciales per-
manecen latentes, sobre todo porque el despertar no es sinó-
DIFERENCIAS ENTRE LA ANESTESIA GENERAL nimo de eliminación total de las drogas anestésicas. Enviar al
Y LOS BLOQUEOS REGIONALES enfermo a su habitación puede significar privarlo del cuidado
que exige en los minutos posteriores a la cirugía y evitar la
Si bien la diferencia más apreciable entre la anestesia ge- detección temprana de complicaciones. La sala de recupera-
neral y la anestesia regional lo constituye el hecho de que en ción anestésica es el ámbito ideal para prolongar el monitoreo
la segunda el paciente se mantiene despierto o a lo sumo con intraoperatorio y permitir que el cirujano y el anestesiólogo
cierto grado de sedación, existen otras marcadas divergencias permanezcan cerca de su paciente. Los cuidados están dirigi-
en los cambios que ambas producen en la fisiología del pa- dos a iniciar el tratamiento del dolor postoperatorio, controlar
ciente quirúrgico y en las ventajas y beneficios que se pueden los drenajes, asegurar la ventilación, prevenir vómitos y tem-
obtener de cada una de ellas en los distintos procedimientos. blores, obtener las muestras para exámenes complementarios,
Entre las más importantes podemos mencionar: monitorear el ritmo cardíaco y la presión arterial, detectar he-

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7. ANESTESIOLOGÍA 131

morragias, administrar líquidos y sangre, etc. Durante su es- Firestone L. Anestésicos Generales. En Lebowitz P: Clínica Anes-
tancia en la sala de recuperación el paciente completa la tesiológica. Bases moleculares de la acción de los farnacos anes-
metabolización de las drogas anestésicas y vuelve a la vigilia tésicos, Vol.13, 2:12-18. Salvat Editores, Barcelona, 1990.
y al autocontrol. Hunter J. New neuromuscular blocking drugs. N. Eng. J. Med
332:25;1691-1699, 1995.
En caso de urgencia puede ser trasladado al quirófano en
Ingelmo P. Hipertermia maligna: nuevos horizontes diagnósticos.
pocos minutos o ser tratado en el mismo lugar. Actas 25 ü Congreso Argentino de Anestesiología, 200-205, 1995.
La sala de recuperación anestésica está destinada sólo a Kehlet H. Respuestas endocrinas a la anestesia regional. En Lebowitz
enfermos ambulatorios o que luego de la cirugía no necesitan P: Clínica Anestesiológica, Vol. 13,1: 8-13. Salvat Editores, Bar-
cuidados especiales y son transportados a su habitación. Los celona, 1990.
que requieren de la unidad de cuidados intensivos son trasla- Kenneth R. Anestésicos locales. En Lebowitz P.: Clínica
dados allí sin el paso previo por este lugar. El alta de la sala de Anestesiológica. Bases moleculares de la acción de los fármacos
recuperación es dada por el anestesiólogo, en el momento que anestésicos. Vol. 13,2: 1-11. Salvat Editores, Barcelona, 1990.
considera que el paciente ha alcanzado los criterios de estabi- Kitz R, Vandam I. Alcance de la práctica anestésica moderna. En
lidad que se emplean en esa unidad. Miller R (ed.). Anestesia, 2" ed., 3-22. Doyma. Barcelona.
Marshall B, Longnecker D. Anestésicos generales. En Goodman y
En esta sala debe haber personal de enfermería entrenado Gilman: Las bases farmacológicas de la terapéutica, 8a ed. 289-
en áreas críticas, equipamiento adecuado para el monitoreo y 311. Panamericana, Buenos Aires, 1991.
los recursos necesarios para atender urgencias. Oyama T, Wakayama S. Respuestas endocrinas a la anestesia gene-
ral. En Lebowitz P: Clínica Anestesiológica, Vol. 13,1:1-7. Salvat
Editores, Barcelona, 1990.
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Anesthesiology 24:111-113, 1963. Salo M. Effects of anaesthesia and surgery on the inmune response.
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Cabarrocas E. Farmacología clínica comparada de los nuevos airway. 219-228 Saunders Co., Philadelphia, 1994.
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rio, 21-25. 1993 inplicancias medicolegales. Rev Arg Anest. 51:1 ",15-36, 1993.

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Oreste L. Ceraso ciceptores); b) nociceptores somáticos profundos (muscula-
res, óseos, cardiovasculares, etc.) y c) receptores silentes.
Introducción. El dolor y la cirugía siempre aparecieron Transmisión. Es la propagación de los impulsos a través
como un hecho indisoluble. Este concepto erróneo conspiró del sistema sensorial. El proceso que produce la injuria genera
para que el dolor relacionado con lo quirúrgico aún hoy no una actividad eléctrica que se transforma en sensación, en la
tuviese una solución adecuada. Mientras el dolor intraope- que están incluidas varias sustancias algésicas. Esta sensación
ratorio es de competencia de la anestesiología, el dolor periférica puede trasmitirse a la médula espinal a través de las
preoperatorio y postoperatorio (dolor perioperatorio) incum- fibras A delta o las fibras C.
ben más a la analgesiología, y sólo de esta modalidad tratare- Las fibras A delta conducen los estímulos en forma rápida
mos en este capítulo. e inervan mecanotermonociceptores que pueden ser activados
El dolor es una de las afecciones más complejas, y por mediante una estimulación mínima; hacen relevo en las capas
otro lado, más invalidante, que aqueja al ser humano. Es un profundas del asta dorsal de la médula espinal y ascienden en
problema multidimensional —psicofísico-socio-cultural— con forma cruzada por el tracto espinotalámico. Las fibras A beta
implicancias socioeconómicas, que trasciende al paciente y se también conducen los estímulos de los mecanonociceptores,
proyecta a la familia y al resto de la sociedad. pero poseen un umbral más elevado. Las terminaciones libres
Sobre la base de los conocimientos disponibles hoy es de las fibras C, de conducción lenta, solamente se activan
posible iniciar el camino de la prevención o profilaxis del do- mediante estimulaciones más intensas, las que pueden ser
lor. mecánicas, térmicas o químicas; hacen relevo en la parte más
Tratar el dolor cuando está instaurado, ya no es suficiente. superficial del asta dorsal de la médula espinal, la sustancia
Es un desafío que nos permitirá prevenir la más invalidante gelatinosa de Rolando (SGR), y también ascienden en forma
de las afecciones, puesto que el dolor es la causa más común cruzada por el tracto espinotalámico.
que vulnera un derecho humano primario, el de vivir en armo-
nía psicofísica (Ceraso OL, 1993). Se han descripto varios neurotransmisores intervinientes
Definición. El comité de taxonomía de la International en la nocicepción a nivel medular (fig. 8-2).
Association for the Study of Pain (IASP, 1986) definió al do- Modulación. Es el proceso por el cual la transmisión
lor como: "Experiencia sensorial y emocional desagradable, nociceptiva es modificada a través de diversas influencias
asociada o no, con daño real o potencial de los tejidos, o neurales, en distintos niveles del neuroeje (ganglio de la raíz
descripto en términos de ese daño". Cada ser aprende qué es posterior, médula y a nivel periférico). La estimulación de las
el dolor a través de la experiencia. fibras A beta en la misma región del estímulo nociceptivo
Recuerdo anatomofisiopatológico. Entre el sitio activo puede disminuir la sensación de dolor y aun aboliría. Esto se
del tejido dañado y la percepción del daño se produce una se- debe a que en las células de la SGR existe un mecanismo
rie compleja de hechos electromecánicos, que se denominan denominado de la compuerta (Melzack R y Wall PD, 1965)
colectivamente nocicepción y que comprenden cuatro proce- (fig. 8-2), por lo cual la excitación de las fibras A beta ejercen
sos neurofisiológicos conocidos como: transducción, transmi- una acción frenadora de los estímulos que acceden a través de
sión, modulación y percepción (fig. 8-1 y tabla 8-1). las fibras C. Esta inhibición se ejerce a nivel de las células T,
Transducción. Es el proceso por el cual los estímulos las cuales reciben un resultado aritmético entre los estímulos
nóxicos son convertidos en una actividad eléctrica en las ter- nociceptivos que llegan por las fibras C y A delta y los estímu-
minaciones nerviosas por medio de receptores específicos. En los inhibidores que llegan por las fibras A beta (fig. 8-1).
relación con el dolor, existe una categoría específica de recep- Si en este resultado predominan los estímulos nociceptivos,
tor denominado nociceptor. El nociceptor no es más que la las células T transmitirán hacia los centros de acción (a través
terminación periférica de una neurona bipolar situada en el del haz espinotalámico) una sensación nociceptiva. De lo con-
ganglio de la raíz posterior, cuya terminación central penetra trario, no habrá sensación dolorosa. Los impulsos nociceptivos
en las astas posteriores de la médula espinal (figs. 8-1 y 8-2). que llegan a la médula también pueden ser inhibidos en el asta
Los nociceptores se encuentran en la piel, tejido celular sub- dorsal por fibras descendentes, originadas en centros superio-
cutáneo, músculos, articulaciones y visceras (Cervero F, 1986). res tales como la sustancia gris periacueductal.
Se han descripto (tabla 8-2): A la modulación fisiológica se puede agregar la modula-
a) nociceptores periféricos (mecanonociceptores, termono- ción que producen ciertos fármacos (fig. 8-1).

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8. DOLOR EN CIRUGÍA 133

Fig. 8-1. Nociceptores y mecanismo del dolor.

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Tabla 8-1. Características fundamentales de los procesos neurofisiotógicos de la nocicepción
8. DOLOR EN CIRUGÍA 135

Tabla 8-2. Nociceptores (Tomado de Bonica JJ, 1990)

Nociceptores: representan la capacidad de la unidad sensorial de distinguir, efectivamente, entre eventos inocuos y nocivos, en las señales
que lleva al SNC. Se trata de ramificaciones terminales especializadas de las fibras nerviosas sensitivas, que pueden ser estimuladas por
cualquier tipo de sensación. Esta activación puede ser:
Directa: estímulo umbral o
Indirecta: estímulo —> daño tisular —> liberación sustancias algógenas

Anatomía Estimulado por Campos receptivos Umbral de activación

Nociceptores cutáneos

Mecanonociceptores Fibras A delta Estímulos intensos o no- 3-20 zonas de <1 mm 2 Umbral elevado, más alto
civos mecánicos. No res- distribuidos en un área de que los mecanorrecep-
ponden a frío intenso ni 1-8 cm2 tores sensitivos, en un
a sustancias algogénicas factor de 5-1000 veces
ni al calor nocivo. Pueden (0,7-13,2 g). Si no hay
sensibilizarse. Adapta- estimulación son silen-
ción lenta ciosos

Mecanonociceptores Grupo importante de fi- Estímulos mecánicos in- 1-2 zonas de 1-2 mm 2 de Semejante a mecanonoci-
Polimodales C bras periféricas no mie- tensos (>1 g) térmicos, sensibilidad uniforme, de ceptores. Algunos pue-
Aferentes linizadas (>95 % de uni- químicos. Adaptación hasta 5 mm2 den disparar con estímu-
dades sensoriales C en lenta. Pueden sensibili- los no nóxicos y otros con
piel humana) zarse un umbral muy alto (0.7-
13,2 g)

Mecanonociceptores Nociceptores de calor A Estímulos calóricos me- Con áreas menores de 5 40-46° C--> 45-35°C
mielinizados delta cánicos intensos (>45° mm 2
C). Latencia corta

Nociceptores de frío Tienen aferencias tipo A Estimulación fuerte de Con áreas de 1 a 145 mm2 Alto umbral al frío
delta o C frío. Insensibles a la
estimulación mecánica
Nociceptores
somáticos
profundos

Musculares 75 % de terminaciones Estiramiento. Presión lo- Pequeños, únicos o en Varía para las fibras A: es
nerviosas libres de fibras cal. Contracciones isqué- grupos de hasta 4 bajo para las C
mielinizadas A delta y no micas. Fibras A: ergocep-
mielinizadas C tivas. Fibras C: nocicepti-
vas. Movimientos ino-
cuos —> sensación de pre-
sión profunda. Movi-
mientos nóxicos: —> do-
lor

Oseo Terminaciones nerviosas Movimientos articulares Bajo umbral


(periostio) libres mielínicas A delta Estímulos mecánicos
y no mielínicas C

Dentales Estímulos químicos, tér-


m i c o s , mecánicos y
polimodales. A delta res-
ponden al dolor dentinal.
C responden a calor no-
civo

Cardiovasculares Fibras C y algunas A del- Factores humorales


ta, acompañando al sim- del músculo isquémico
pático. Período de laten- prostaglandinas y bradi-
cia: 10-20 seg. quinina

Sistema respiratorio Receptores J: Fibras C Sensible a presión y ga-


con características de ses irritantes
polimodales nociceptivas
en la mucosa. En laringe:
fibras mielinizadas

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136 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

Tabla 8-2. Nociceptores (continuación)

Anatomía Estimulado por Campos receptivos Umbral de activación

Córnea Fibras A delta y C Estímulos mecánicos, Grandes


térmicos y químicos;
pueden sensibilizarse por
el calor

Membranas Frío o calor extremos La inflamación disminu-


orofaríngeas y nasal Estímulos mecánicos ye el umbral

Nociceptores
viscerales
abdominales

Tracto gastrointestinal 2/3 sup. de esófago: fi- Distensión importante


bras A delta y C en el Contracciones
vago isométricas importantes.
1/3 inf.: simpáticas que
entran en la médula entre
T5yT8
Estómago e intestino: fi-
bras simpáticas que en-
tran en médula entre T6
y L2
Colon descendente y rec-
to: entran entre S2 y S4

Aferentes esplácnicas Estímulos mecánicos y Para las aferentes es-


de tensión plácnicas: hasta 8 sitios
mecanosensitivos a lo
largo de la arteria mesen-
térica, de los vasos me-
sentéricos y en la pared
de la viscera: son termi-
naciones A delta y C

Fibras C Isquemia En vasos sanguíneos

Aferentes polimodales C Estímulos nóxicos mecá- Mucosa rectal


nicos, térmicos y quími-
cos

Sistema biliar Distensión Pequeños Fibras nociceptivas de


umbral alto o fibras noci-
ceptivas de umbral bajo
Sistema urinario Aferentes simpáticas que Distensión. Contracción
entran en la médula a ni- isométrica por obstruc-
vel T100/L2 (A delta y C) ción (cálculos)

Hígado Fibras A delta y C Alargamiento de la cáp-


sula

Bazo ídem hígado

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8. DOLOR EN CIRUGÍA 137

Corteza

ENC: Encefalina
APP: Polipéptido aviario
pancreático
CCK: Colecistoquinina
SP: Sustancia P
SOM Somatostatina
TRH: Factor liberador
tirotrofina
5HT: Serotonina
A II: Angiotensina II
NI: Neurotensina
PIV: Polipéptido intestinal
vasoactivo
FLG: Factor liberador de
gastrína
ON: Oxido nítrico
DI: Dinorfina
MET: Metaencefalina
RO: Receptores opioldes

Fig. 8-2. Neurotransmisores que intervienen en la


nocicepción a nivel medular.

CUADRO C
SENSIBILIZACIÓN CENTRAL
Características
+ Aumento espontáneo de las descargas.
+ Aumento en la capacidad de respuesta a los
estímulos nerviosos: hiperalgesla
y a los estímulos no nocivos: aliodinia
+ Expansión de los campos receptivos de las
neuronas nociceptivas del cuerno dorsal de la
médula espinal.

Fig. 8-3. Características de la sensibilización


central.

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138 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

Percepción. Es el proceso final por el cual la transducción, neuronas centrales (hiperexcitabilidad central o sensibilización
la transmisión y la modulación interactúan con la psicología central) (fig. 8-3).
del individuo para crear la experiencia emocional y, como tal, El daño cutáneo local evoca hiperalgesia a partir de estí-
subjetiva que percibe como experiencia dolorosa. mulos mecánicos y térmicos dentro del área dañada (hiper-
Los impulsos nociceptivos aferentes, modulados a nivel algesia primaria) y alodinia por estímulos mecánicos, pero no
medular, ascienden hacia los centros relacionados con la sen- por estímulos térmicos, en el área circundante al daño (hiper-
sación del dolor. ¿Cuál será el resultado final de la estimulación algesia secundaria).
en términos de sensación percibida por el paciente? Depende- La hiperalgesia secundaria es el resultado de una altera-
rá de la interpretación que el paciente pueda realizar como ción en el procesamiento central de las aferencias, mientras
resultado final de la interacción entre el tipo de impulsos que que la hiperalgesia primaria proviene de la combinación de
llegan y ciertos elementos propios de él, tales como raza, per- sensibilización de receptores periféricos e hiperexcitabilidad
sonalidad, experiencia previa sobre el dolor, nivel socio- central. En este proceso de neuropíasticidad tienen importan-
cultural, circunstancia, etc. cia fundamental, los protooncogenes, llamados "inmediate
En la percepción del dolor están integrados muchos siste- early genes" (Zimmermann M, 1993).
mas neurohumorales. Además de los opioides endógenos, par- Esto significa que la organización entre los circuitos
ticipan otros péptidos, como aminoácidos neurotransmisores medulares ha cambiado de forma tal que ha perdido especi-
(glutamato, aspartato, ácido γ-aminobutírico, etc.). ficidad y somatotopia y aumentado en su capacidad de res-
En la respuesta de un paciente al dolor pueden intervenir puesta y sensibilidad. La excitación o estimulación de las fi-
ciertos estados o situaciones especiales por las que esté atra- bras C, además de su efecto estimulante directo (fase 1), indu-
vesando la persona en ese momento. Por ejemplo, se sabe que ce un estado de facilitación central (fase 2) en la cual las célu-
el estrés puede actuar como un inhibidor de la percepción del las dinámicas de amplio rango (DIRA) de la médula dorsal
dolor (soldados en acción de guerra, deportistas de alta com- muestran una descarga exagerada para determinado nivel de
petición, etc.). El estrés podría ser un desencadenante natural impulsos de las fibras C. Este fenómeno recibe el nombre de
o fisiológico del sistema intrínseco inhibidor del dolor, al que wind-up (Alarcon G y Cervero F, 1990) (fig. 8-4 y tabla 8-3).
se ha denominado analgesia inducida por estrés.
Neuroplasticidad. La descripción realizada sobre trans-
ducción, transmisión, etc., puede dejar la impresión de que Tabla 8-3. Similitudes y diferencias entre wind-up e hiperalgesia
estamos ante un sistema rígido de circuitos nerviosos, en el
que cada fibra y cada célula cumple una función permanente y Similitudes:
estable y, por lo tanto, casi totalmente previsible. La realidad • Igual a lo que ocurre después del daño tisular, se piensa que los
indica que ello no es así. El sistema posee un alto grado de inputs tónicos desde las aferentes nociceptivas C provocan sensi-
bilización central por medio del wind-up.
plasticidad, o sea, de adaptación. Al igual que otros sistemas • La activación del receptor NMDA involucrada en wind up se com-
sensoriales, las vías nociceptivas reaccionan a la injuria cam- para a la que ocurre en la hiperalgesia provocada por daño tisular.
biando su respuesta, desarrollando nuevas propiedades. La le- Ambos fenómenos pueden ser bloqueados por los antagonistas
sión periférica de un nervio lo torna a éste en: espontánemente NMDA.
activo, mecánicamente sensitivo y sensible a la norepinefrina,
llevándose a cabo una extensa reorganización, lo cual consti- Diferencias:
0
tuye la neuropíasticidad (Cervero F, 1993). El wind-up ocurre en un período de segundos posterior a la
La injuria puede producir cambios en la nocicepción, de estimulación, mientras que la hiperalgesia se desarrolla en un pe-
ríodo de minutos, horas y aún días después de la estimulación.
modo que el dolor puede ser evocado por estimulación de in- • En la hiperalgesia, la activación del receptor NMDA produce cam-
tensidad subnormal (alodinid), y mediante estímulos nocivos bios intracelulares (translocación de la proteinquinasa C y activa-
con dolor de intensidad aumentada {hiperalgesia). Estos cam- ción de la produción de óxido nítrico), mientras que no se sabe si
bios pueden provocarse tanto por sensibilización de los recep- estos cambios son necesarios para que ocurra wind-up.
tores periféricos, como por la excitabilidad aumentada de las

Fig. 8-4. Neurotoxicidad: mecanismo de facilitación central.

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8. DOLOR EN CIRUGÍA 139

Los mecanismos de wind-up están estrechamente relacio- postoperatorio sigue constituyendo un problema sin solución
nados con los de la hiperalgesia. Si bien existen datos que adecuada.
muestran similitudes entre estos dos fenómenos, también ha- Si bien la indiferencia por el dolor es un hecho generaliza-
bría diferencias (tabla 8-3). Los diversos fármacos analgésicos do, existe una situación muy particular con el dolor posto-
actúan de manera diferente sobre las dos fases del wind-up y peratorio. Se da por sobreentendido que este período debe cur-
para algunos de ellos, también su acción va a estar condicio- sar con dolor. Antes del advenimiento de la anestesia quirúrgi-
nada según se los administre antes o después del estímulo no- ca se pensaba lo mismo del dolor intraoperatorio. Este tipo de
civo (Wall PD, 1988) (fig. 8-3). pensamiento, por demás generalizado, desalentó y postergó
Estos hechos plantean interesantes alternativas en la los intentos de cambio. ¿Por qué no pensar hoy que el dolor
profilaxis del dolor postoperatorio, puesto que concuerdan con posquirúrgico puede y debe ser mitigado adecuadamente?
que el control del dolor, antes de la incisión quirúrgica, puede En muchos pacientes el dolor es tratado inadecuadamente,
reducir significativamente los requerimientos de analgésicos lo cual causa un sufrimiento inútil. Se estima que entre el 5 y
en el postoperatorio, además de anular o disminuir la respues- el 20 % tienen dolor moderado, entre el 25 y el 40 % padecen
ta neurohormonal indeseable a la cirugía (Cepeda MS y Carr dolor intenso, y en el 40 al 70 % de los casos el dolor es seve-
DB, 1993). ro. Las intervenciones translaparoscópicas disminuyen la pro-
¿Por qué calmar el dolor? Estudios clínicos han docu- blemática, pero no la solucionan. Para resolver el problema, la
mentado el efecto deteriorante que produce el dolor agudo. analgesia debería ser de competencia de un número suficiente
Sea cual fuere la etiología de la injuria tisular (isquemia o de profesionales entrenados en analgesia (médicos, psicólo-
destrucción), el daño causará la liberación local de prostaglan- gos, enfermeros) en una verdadera acción interdisciplinaria
dinas, serotonina, bradiquinina, noradrenalina, H+, K+ y sus- (no multidisciplinaria).
tancia P. Estas sustancias incrementarán la respuesta de los El tratamiento del dolor postoperatorio debe perseguir los
nociceptores periféricos a los estímulos nóxicos, por lo cual siguientes objetivos:
producirán la sensación de dolor y una respuesta sistémica de a) Reducir o abolir el dolor en forma estable con técnicas
lucha o huida, con la liberación de hormonas de estrés. seguras y simples.
No tratar el dolor agudo puede terminar en una catástrofe b) Aleccionar al paciente acerca de la necesidad de comu-
orgánica. La incontrolada liberación de las hormonas de estrés nicar inmediatamente la aparición de dolor, para recibir una
por no tratar el dolor puede exacerbar el daño, dificultar la rápida evaluación y un tratamiento eficiente.
cicatrización de las heridas, facilitar la infección y, por ende, c) Producir el mayor bienestar y satisfacción del paciente.
prolongar la hospitalización. d) Contribuir a disminuir las complicaciones postopera-
Los efectos perjudiciales señalados son más evidentes en torias y en lo posible acortar el período de internación.
los pacientes críticos y débiles. No existe una fórmula mágica para lograr los objetivos
Los pacientes pediátricos cardíacos que fueron tratados con enunciados. La variabilidad entre pacientes, los diferentes ti-
altas dosis de opioides sistémicos durante el período postope- pos de intervenciones, los numerosos fármacos y técnicas dis-
ratorio experimentaron un menor riesgo de muerte, compara- ponibles, las características asistenciales particulares de cada
do con los que no recibieron altas dosis de opioides. Ello tam- institución, etc., hacen menester una atención que individualice
bién es válido para los adultos (Ceraso OL, 1995). al paciente como un todo, dentro de un contexto asistencial
El concepto de que un paciente con enfermedad crítica determinado.
está demasiado enfermo para ser tratado con analgésicos debe A fin de seleccionar la mejor opción terapéutica para cada
ser cambiado. paciente, se deben considerar por lo menos los siguientes fac-
El dolor por sí mismo puede llevar a una respiración su- tores: cuadro clínico, tipo de paciente, equipo quirúrgico y
perficial y a la supresión del reflejo tusígeno, en un intento de medio asistencial.
"entablillar" el tejido dañado, seguido por retención de secre- Cuadro clínico. Ciertos procedimientos quirúrgicos pro-
ciones bronquiales, que si no se evacúan llevan a la neumonía. vocan un dolor más intenso que otros: la incisión en el tórax o
Las algias no tratadas aumentan los riesgos en los pacientes en el abdomen superior es más doíorosa que las operaciones
con enfermedades concomitantes, sometidos a cirugía mayor en otras zonas del cuerpo (abdomen inferior, brazos, etc.).
o en los extremos etarios de la vida. Cuando por temor a Siempre que sea posible, se deberá determinar el sitio, el
incrementar el dolor se disminuye o anula la actividad física, carácter, la irradiación, el modelo temporal, los factores que
aumenta la estasis venosa y la agregación plaquetaria, lo cual aumentan o disminuyen el dolor y cualquier otro hecho aso-
eleva el riesgo de trombosis profunda. Estos hechos acreditan ciado. Los dermatomas involucrados deben ser criteriosamente
la necesidad de tratar el dolor en el preoperatorio tanto como señalados. Es importante establecer si el dolor es somático,
en el postoperatorio. visceral o de ambos tipos. El dolor somático es agudo, defini-
do y se lo localiza con precisión. Duele donde está el estímu-
lo, como ocurre con las quemaduras.
Dolor postoperatorio El dolor visceral es un dolor difícil de localizar, vago y
obtuso. Puede ser de tipo cólico o bien como un calambre.
El dolor agudo se diferencia sustancialmente del dolor cró- Puede ser referido a otras áreas. La calidad del estímulo es
nico tanto en su fisiopatología como en su terapéutica. El do- importante, ya que mientras la distensión del intestino produ-
lor postoperatorio es una típica expresión del dolor agudo y a ce un dolor severo, el corte con bisturí no causa dolor. La na-
él nos referiremos. turaleza indefinida del dolor visceral, su referencia a varios
Pese a que el control efectivo del dolor es fundamental segmentos espinales a distancia del órgano enfermo y su
para un óptimo cuidado del paciente quirúrgico, a pesar de los mimetización con el dolor de estructuras somáticas pueden
avances realizados en el conocimiento de la fisiopatología del crear confusión en el diagnóstico (fig. 8-5).
dolor y de la farmacología de los analgésicos, el dolor Tipo de paciente. La incidencia, intensidad y duración del

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140 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

dolor postoperatorio varían en forma considerable. La razón • el comienzo de acción es rápido, con alivio casi inmedia-
de esta variación radica en la cantidad de factores que influ- to del dolor;
yen sobre el dolor. Esto indica que cada paciente debe ser tra- • facilita la titulación del fármaco elegido, permitiendo
tado con un criterio holístico en lo que a su situación psico- detectar con rapidez cualquier variación individual;
físico-socio-cultural se refiere, e individualista en cuanto a que • rápida declinación del pico plasmástico, limitando el tiem-
ese paciente es parecido pero no es igual a ningún otro, por lo po en el que pueden aparecer efectos adversos.
cual necesita la individualización en los fármacos, en las do- La administración por infusión continua requiere una vi-
sis. la técnica, etcétera. gilancia cuidadosa del paciente, sobre la base de una adecua-
Equipo quirúrgico. Otros factores que intervienen son los da información acerca de la cinética del fármaco elegido.
necesarios manejos quirúrgicos y anestésicos, como la prepa- La autoadministración, conocida como terapia analgésica
ración preoperatoria del paciente, las técnicas quirúrgicas y controlada, puede ser realizada por el paciente con la sola pre-
anestésicas y el cuidado postoperatorio. La pericia del ciruja- sión de un botón que acciona un inyector especial, el cual
no y la extensión de los procedimientos operatorios determi- libera una cantidad determinada de droga (previamente pro-
nan la intensidad del trauma quirúrgico, el que, a su vez, ge- gramada). Se necesita una instrucción previa del paciente, ya
nera —en parte— la intensidad del dolor y las complicacio- que no todos pueden beneficiarse con este método (estado de
nes. En forma similar, la calidad del cuidado preanestésico, conciencia, edad, cultura, capacidad intelectual, etc.).
intraanestésico y postanestésico influyen en la incidencia e Puede asociarse un opioide con un analgésico-antitérmico
intensidad del dolor postoperatorio, tanto directa como indi- (dipirona, ibuprofeno, ketorolac, etc.) con buenos resultados
rectamente. (Bazzolo D y col, 1995).
Medio asistencial. Todos los factores que reducen la an- Téngase en cuenta que no existe el analgésico ideal, pero
siedad y el temor que sufre habitualmente cualquier paciente es posible aproximarse a la analgesia ideal mediante la combi-
que será sometido a una intervención quirúrgica adquieren nación de fármacos y/o técnicas que actúen en diversos nive-
importancia: desde la simplicidad en los trámites administra- les (transducción, transmisión, modulación y percepción)
tivos para la admisión, hasta un ambiente de tranquilidad y (fig. 8-2). Es la denominada analgesia equilibrada, que con-
sobriedad en el ámbito de internación, pasando por una ade- templa varios de los múltiples factores involucrados en el do-
cuada atención en quirófano, en la sala de recuperación, etcé- lor agudo. La prevención del dolor es más importante que su
tera. supresión después de aparecido. No se debe esperar que el
Tratamiento. El dolor postoperatorio puede ser parcial o dolor sea intenso para tratarlo. Con referencia a los opioides,
totalmente aliviado por uno o más fármacos y/o técnicas (ta- el riesgo de droga-dependencia es despreciable cuando se los
bla 8-4). emplea para el tratamiento del dolor. La tolerancia no limita la
Analgésicos por vía sistémica. Los opioides son los fár- eficacia clínica, incluso en pacientes con dolor crónico.
macos más útiles para el tratamiento del dolor postoperatorio, Prevención. El trauma quirúrgico produce un bombardeo
pero en nuestro medio todavía están relegados a un segundo nociceptivo aferente que puede alterar la excitabilidad de las
plano. De una encuesta a médicos de diversas especialidades neuronas periféricas y centrales. Además de los cambios
(principalmente cirujanos y anestesiólogos) sólo el 10 % pre- electrofisiológicos, de la expansión de los campos receptivos
fería la morfina como analgésico postoperatorio (Ceraso OL y y el progresivo wind-up de la descarga neuronal del asta pos-
col., 1987). Esto contradice los esquemas aceptados en la ac- terior de la médula, también se demostraron cambios morfo-
tualidad, ya que en el dolor agudo (postoperatorio, politrau- lógicos y electrofisiológicos postsinápticos dentro de la mé-
matismo, etc.), en las primeras horas se debe administrar un dula espinal inducidos por el trauma quirúrgico: neuroplas-
opioide potente (morfina, buprenorfina, petidina, nalbufina) y ticidad. Las secuelas de estas alteraciones pueden perdurar más
en las horas siguientes, un opioide débil o un analgésico allá del estímulo nóxico inicial (Ferrante FM y Vade Boncouer
antitérmico, en forma simultánea o sucesiva, ya que se los TR, 1993).
puede asociar. Durante la anestesia general, la médula espinal es bloquea-
La administración de hipnoanalgésicos no sólo depende da en forma insuficiente, lo cual permite el ingreso aferente
del dolor del paciente, sino también de las facilidades del moni- nociceptivo masivo desde el sitio de la operación. Al contra-
toreo y las actitudes del personal hacia estos compuestos. rio, bajo anestesia regional, la médula espinal no recibe o son
El empleo correcto de los opioides provee un marcado ali- mínimos los estímulos nociceptivos. La prevención de las des-
vio del dolor. No se deben asociar opioides agonistas (morfi- cargas aferentes asociadas al estímulo quirúrgico puede reali-
na, fentanilo) con agonistas parciales (buprenorfina) o zarse mediante la aplicación de anestesia regional previa a la
agonistas-antagonistas (nalbufina). Muchas veces estos incisión. Esta analgesia, llamada preemptive, puede prevenir
fármacos son empleados inadecuadamente. El error más fre- los cambios neuroplásticos dentro de la médula espinal y su
cuente es la administración de rutina, sin tomar en cuenta la concomitante secuela fisiopatológica.
intensidad del dolor, la edad, el estado físico y emocional del Dos serían los factores responsables del dolor postopera-
paciente y las variaciones farmacológicas entre los diversos torio: los impulsos aferentes que arriban en el momento en
hipnoanalgésicos. Esto se debe a la práctica de la demanda que el paciente acusa dolor, y la hiperexcitabilidad originada
según dolor o cada equis horas, sin evaluar con anterioridad la durante el acto quirúrgico (wind-up) que perdura en el tiempo.
eficacia de la dosis o, lo que es lo mismo, sin individualizar la La incisión quirúrgica es un mecanismo primario que ac-
dosis. Es frecuente que tanto médicos como enfermeras des- túa como cebo para los cambios prolongados en la excitabilidad
deñen la gran variabilidad farmacocinética, la eficacia medular que produce la transmisión aferente de las fibras C.
analgésica y aun los efectos indeseables. Desencadenado este estado hiperexcitable, la médula espinal
Es preferible la administración endovenosa (continua, in- responde excesivamente a los estímulos (aferencias). Si se
termitente, autoadministración) a la administración intramus- administran opioides previos a la cirugía, se puede suprimir
cular, ya que: esta sensibilización central con dosis mucho menores que las
• elimina la variabilidad interindividual de la absorción; necesarias de administrarlos en el postoperatorio (Ferrante FM

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8. DOLOR EN CIRUGÍA 141

Dolor visceral
Las aferentes simpáticas viscerales hacen sinapsis con las mismas neuronas con las que contactan las aferentes somáticas noclceptivas. Esto
determina que los estímulos viscerales nocivos viajen juntos con los estímulos somáticos nocivos hacia el cerebro, por el haz espinotalámlco. Esta
convergencia somatovisceral explica algunos hechos clínicos.
• la actividad motora somática refleja espasmo muscular el que puede estimular el peritoneo parietal y enviar un "input" nocivo al cuerno dorsal,
desencadenando un estímulo noclceptlvo.
• la actividad simpática refleja eferente puede determinar:
- espasmo de los esfínteres viscerales en una zona amplia.
- isquemia visceral y posterior estimulación nociva-, angor pectoris, infarto, etc.
- sensibilización de los nociceptores viscerales (por liberación de noradrenalina y cambios mlcrocirculatorios).
• El aumento de la actividad simpática puede sensibilizar los nociceptores cutáneos, lo que puede ser la causa -al menos en parte- del dolor referido.
• El dolor referido se "siente" en el área cutánea correspondiente a las neuronas del asta dorsal, que están por encima de aquellas a las que
convergen las aferentes viscerales. Esto se acompaña de hiperalgesia en esta área de la piel.

Reflejos motores y viscerales


en otras áreas

GE: ganglio espinal


GS: ganglio simpático
RP: raíz posterior
RA: raíz anterior
HET: haz espinotalámico
CD: columna dorsal
HET

Zona cutánea
de dolor referido

Reflejos motores y
viscerales en otras
áreas

Aumento
actividad
simpática
en la piel

Inspirado en Bonica J.J. (1990) y Cousins M. (1989)


(done by 007)

Fig. 8-5. Dolor visceral.

y Vade Boncouer TR, 1993). La administración de analgésicos en forma única o asociada por vía intravenosa, sin desconocer
antes de los estímulos nociceptivos iniciales previene el me- la posibilidad de emplear ketamina, clonidina, etcétera.
canismo de cebo. Se evitaría así la prolongada hiperexcitabi- La combinación equilibrada de fármacos demostró la po-
lidad de las neuronas del asta dorsal de la médula espinal. Lo sibilidad de eliminar casi por completo el dolor postoperatorio,
dicho deja en claro que se puede hacer profilaxis del dolor no sólo en reposo, sino también durante la movilización:
postoperatorio, pero no se puede caer en la torpeza de supo- deambulación, tos, etc. (Dahl JB y col, 1990; Dahl JB y col.
ner que una dosis única de un analgésico o una técnica deter- 1992).
minada pueda dar solución universal al dolor postoperatorio. En la profilaxis del dolor postoperatorio merece especial
Es necesario una dedicación personalizada (por parte de un mención el dolor que se produce en el miembro fantasma
profesional idóneo) e individualizada (cada paciente es un pro- postamputación. Cuanto mayor sea el dolor previo a la ampu-
blema por resolver). De ahí la necesidad de una analgesia equi- tación, más posibilidad habrá de desarrollar un miembro fan-
librada que afecte el proceso fisiológico de la transducción, la tasma doloroso en el período postamputación. El bloqueo
transmisión y la modulación. Ello es posible combinando la raquídeo extradural con bupivacaína y/o morfina 3 días antes
anestesia regional con opioides o bien administrando aneste- de la amputación reduce casi a cero la incidencia del dolor del
sia regional e infusión de opioides y/o analgésicos antitérmicos, miembro fantasma durante el primer año (Bach S y col, 1988).

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142 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

Tabla 8-4. Tratamiento del dolor postoperatorio

Vía de administración Fármacos Técnica

Farmacológico Endovenosa Opioides y/o Continua


analgésicos-antitérmicos Intermitente
Autoadministración
Intramuscular Opioides y/o
(no recomendable) analgésicos-antitérmicos
(*) Raquídea Anestésicos locales Dosis única y/o
- Subaracnoidea Opioides continua o
- Peridural Ketamina intermitente
- Caudal Clonidina
Subcutánea Opioides
- Intraarticular Opioides y/o
-Interpleural anestésicos locales
Oral (no recomendable) Analgésicos-antitérmicos
y/o opioides

No farmacológico - HIPNOSIS
- MUSICOTERAPIA
- HIPERESTIMULACION
- Estimulación eléctrica transcutánea
- Acupuntura
Profilaxis - Medicación previa con opioides
- Bloqueo de nervios periféricos con anestésicos locales
- Bloqueo raquídeo peridural
- Analgésicos-antitérmicos combinados con otro tipo de anal gesia intraoperatoria

(*) En todos los casos se pueden asociar coadyuvantes: ansiolíticos, neurolépticos, antidepresivos.

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Guillermo A. Flaherty que convierte al fibrinógeno en fibrina, provocando la coagu-
lación. Además de esta función, la trombina activa las plaque-
Los traumatismos fueron las primeras patologías recono- tas. La vía intrínseca se activa por contacto de la sangre con el
cidas por el hombre, y en tal sentido las medidas que imple- endotelio dañado y a través de cuatro reacciones secuenciales
mento para el cuidado de sus heridas establecieron histórica- se produce la activación del factor X, la enzima requerida para
mente las bases de la terapéutica. Una herida es una solución la formación de trombina. La vía extrínseca comienza cuando
de la continuidad normal de los tejidos, mientras que el poder el factor VII o proconvertina (glucoproteína circulante) es
de autorreparación que tienen todos los seres vivos se deno- activado por la tromboplastina (factor tisular proteico), libe-
mina cicatrización. rada por el endotelio y otros tejidos dañados y termina con la
formación de trombina. El coágulo de fibrina obtenido por la
vía intrínseca y/o extrínseca, no sólo produce hemostasia, sino
Fisiopatología que, junto con la fibronectina, permite la formación de una
matriz provisoria para la migración de monocitos, fibroblastos
La cicatrización cutánea corresponde a la compleja inte- y queratinocitos; esta matriz es de aparición temprana en el
racción entre muchos tipos de células (con sus citoquinas o proceso de cicatrización porque depende del daño vascular y
mediadores) y la matriz extracelular. Clásicamente, el proce- permanece hasta la reparación del endotelio.
so de cicatrización se divide en tres fases: inflamatoria, El aflujo de leucocitos al área dañada es lo que caracteriza
proliferativa y de remodelado, siendo esta división concep- y le da nombre a esta etapa de la cicatrización. Los neutrófilos
tual para explicar un proceso que es continuo. son los primeros en llegar atraídos por los factores quimio-
Fase inflamatoria. Esta etapa de la cicatrización se carac- tácticos liberados en la cascada de la coagulación, como la
teriza por el aflujo de células sanguíneas y la liberación de sus calicreína y fibrinopéptidos. Estos factores modulan la acción
citoquinas y mediadores. La injuria provoca la sección de los de las moléculas intracelulares de adhesión, las cuales asegu-
vasos sanguíneos con extravasación de glóbulos rojos y otros ran la unión célula a célula o permiten la diapédesis de los
constituyentes del espacio intravascular. Las plaquetas son las neutrófilos. Actualmente se sabe que las células endoteliales
células más importantes en este primer momentoy dan lugar a no son testigos pasivos en el proceso inflamatorio. Los neu-
los procesos de activación, adhesión y agregación. Al entrar trófilos liberan elastasa y colagenasa que facilitan su pasaje a
en contacto con la trombina generada localmente y con las través de la membrana basal vascular; una vez en el sitio, inter-
fibras de colágeno expuestas (sus aminoácidos prolina e accionan con la matriz para fagocitar las bacterias y proteínas
hidroxiprolina son determinantes), las plaquetas son activa- en el lecho de la herida. Permanecen en la herida sólo unos
das y liberan los mediadores que contienen en sus granulos: días, pero la contaminación prolonga su presencia, sin que esto
fibrinógeno, fibronectina (que son ligantes de la agregación), sea crítico, así como la neutropenia tampoco entorpece el pro-
factor VIII de von Willebrand (que interviene en la adhesión ceso de cicatrización.
plaquetaria al fibrinógeno mediante receptores de la superfi- A continuación predominan los monocitos, que al princi-
cie plaquetaria), ADP, trombina, tromboxano A2 y 5-hidroxi- pio son atraídos por los mismos factores que los neutrófilos y
triptófano. Como resultado tiene lugar la agregación de las luego por productos de degradación, trombina y factores de
plaquetas y la formación del tapón plaquetario; al mismo tiem- crecimiento. Una vez que alcanzaron el tejido afectado, los
po las células endoteliales producen citoquinas que inhiben monocitos se transforman en macrófagos tisulares y sinteti-
esta agregación para limitarla así al sitio de la herida. La zan y secretan factores de crecimiento (PDGF; FGF: factor de
trombocitopenia o la función plaquetaria alterada (por ejem- crecimiento fibroblástico), que son citoquinas importantes en
plo, por uso de aspirina) pueden interferir con este proceso. la inducción de migración celular y proliferación así como en
Las plaquetas son también muy importantes por segregar fac- la producción de matriz. Los macrófagos también participan
tores de crecimiento que pueden encontrarse en los fluidos de en la descontaminación de la herida; junto con otros leucocitos
la lesión; uno de ellos, el factor de crecimiento derivado de fagocítan, digieren y destruyen organismos patógenos, detritos
plaquetas (PDGF) ejerce una acción mitogénica y quimiotáctica tisulares y neutrófilos residuales mediante intermediarios de
sobre los fibroblastos. oxígeno activo y proteínas enzimáticas. Estos importantes pro-
La coagulación, como respuesta a la pérdida de plasma y cesos realizados por los monocitos-macrófagos permiten la
de otros elementos sanguíneos por el daño vascular, es produ- inducción de la angiogénesis y la formación de tejido de
cida por dos importantes cascadas: las vías intrínseca y extrín- granulación.
seca. Ambas vías llevan a la formación de trombina, enzima Fase proliferativa. Los fenómenos que se desarrollan du-

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144 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

rante esta fase pueden agruparse en las etapas de reepite- intervienen en la adhesión dermoepidérmica (laminina y
lización, angiogénesis, fibroplasia y contracción de la herida. colágeno tipo IV) y que pueden retardar esta migración epi-
Reepitelización. Uno de los mayores objetivos del cuerpo dérmica; en 7 a 9 días después de recuperar la barrera funcio-
durante la reparación de una herida cutánea es restablecer la nal de la piel, la membrana basal recobra la normalidad. Los
piel como barrera funcional. La epidermis reacciona a la le- factores de crecimiento también influyen en la migración ce-
sión dentro de las 24 horas. Los queratinocitos responden ini- lular: el TGF-β es mediador en la regulación del crecimiento
cialmetite a la presencia de injuria epidérmica migrando dérmico, estimula la producción y depósito en la matriz de la
desde el borde libre de la herida. La migración de las células fibronectina por parte de los queratinocitos (cuya prolifera-
epidérmicas en una herida de espesor parcial en cuyo lecho ción inhibe mientras migran), y estimula la migración epidér-
persisten remanentes anexiales cutáneos, puede también pro- mica. Mientras estas células migran buscando restablecer la
ducirse desde tales remanentes. Cuando se conservan estas es- continuidad cutánea, las células remanentes entre la lengua
tructuras, como los folículos pilosos, a las 12 horas comienza migratoria de epitelio y las células normales del borde de la
la migración de células epidérmicas: se achatan y proyectan herida permanecen en activa proliferación, estimuladas por
prolongaciones de tipo seudopódico y se inhibe su potencial factores de crecimiento. (done by 007)
proliferativo. Se pierde la unión estrecha de las células entre Angiogénesis. Es el proceso de neovascularizacíón y es
sí y con la membrana basal, teniendo la fibronectina un rol llevado a cabo por las células endoteliales que migran a la
importante en la migración continua de estas células. La tem- herida desde las puntas de los capilares, al comienzo sin proli-
prana matriz provisoria, formada por fibrina, fibronectina y feración, y estimuladas por sustancias aportadas por células
colágeno tipo V, permite a los queratinocitos migrar y disecar vecinas y por la matriz, tales como fibronectina, heparina y
debajo de la escara y de los detritos que cubren el lecho; los factores plaquetarios. Como efecto secundario de la migra-
queratinocitos disecan bajo la escara porque necesitan hume- ción comienza la proliferación para la formación de nuevos
dad para migrar, lo que podría ser la razón del éxito de la cura vasos que transportarán oxígeno y nutrientes a la herida; tam-
oclusiva en acelerar la cicatrización. La fibronectina, origina- bién contribuyen a la angiogénesis una baja tensión de oxíge-
da al principio en el plasma y posteriormente en el plasma y no, el ácido láctico y los factores de crecimiento de los fibro-
los fibroblastos, puede también derivar de los queratinocitos blastos y macrófagos. La hipoxia puede ser un potente estí-
migratorios, lo que sugiere que esta lengua migratoria de cé- mulo para el TGF-β y para la síntesis de colágeno, lo que po-
lulas epiteliales puede proveerse de su propio enrejado donde dría ser la causa de la excesiva fibrosis de ciertas heridas cró-
apoyarse para continuar avanzando. La membrana basal tam- nicas.
bién sufre cambios: desaparecen dos proteínas importantes que Además de la neoformación vascular, las células endo-

Herida punzante Herida incisa o cortante

Herida contusa Herida desgarrante Fig. 9-1. Tipos de heridas.

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9. HERIDAS Y CICATRIZACIÓN 145

teliales intervienen en la migración de leucocitos a través de el proceso de reparación, alcanzando su máximo a las dos o
sus moléculas intracelulares de adhesión. tres semanas de la lesión. La resistencia a la tensión (que es
Fibroplasia. Cuando se desarrolla tejido de granulación una valoración funcional del colágeno) aumenta el 40 % al
se hace evidente que el proceso de cicatrización transcurre nor- mes de la injuria y puede continuar aumentando hasta un año
malmente. El tejido de granulación está constituido principal- después; sin embargo, en su máximo no supera el 80 % de
mente por los vasos de neoformación que migran al lecho y incremento. También ocurren cambios en el tipo de colágeno
luego proliferan y por los fibroblastos, que son las células más presente: el tipo III, que es el más sintetizado por los fibro-
importantes para la formación de la matriz dérmica. La blastos durante la reparación, va siendo reemplazado por el
trombina estimula a los fibroblastos a producir fibronectina, tipo I durante un año o más, mediante la interacción controla-
la que forma una matriz sobre la cual migran los fibroblastos da de síntesis de colágeno nuevo y lisis del viejo producida
hacia la herida a las 48-72 horas de producida la injuria, por el por las colagenasas. Esto lleva a cambios en la orientación de
mismo mecanismo que las células epidérmicas (contracción las fibras de la cicatriz, conservando sólo aquellas paralelas a
de microfilamentos intracelulares), y es estimulada por facto- las líneas de tensión. Además disminuye la cantidad de molé-
res quimiotácticos de los macrófagos. culas de agua y glicosaminoglicano.
La matriz de fibronectina no sólo es soporte para la migra- Existen tres tipos importantes de enzimas para la degrada-
ción de fibroblastos, sino que también es andamiaje para las ción del colágeno: colagenasas bacterianas, proteasas lisosómi-
fibras colágenas e interviene en la contracción de la herida. La cas y colagenasas tisulares, las que requieren, para poder
proliferación de fibroblastos es estimulada por la baja tensión actuar, que previamente otras enzimas (hialuronidasa) expon-
de oxígeno en el centro de la herida y, a medida que la neo- gan las fibras de colágeno por remoción de sustancias no
vascularización avanza y aporta más oxígeno, el estímulo para colágenas. Los dos primeros grupos actúan sobre colágeno frac-
la proliferación disminuye. cionado, previamente digerido y fagocitado. El último grupo,
En el área de la herida, los fibroblastos realizan varias fun- el de las colagenasas tisulares, es el más importante y son se-
ciones a través de cambios fenotípicos; estas funciones son: gregadas por células epiteliales, fibroblastos, macrófagos y
migración, producción y secreción de sustancias para la ma- leucocitos, con la estimulación adecuada; todas las colagenasas
triz, incluyendo colágeno, proteoglicanos y elastina, en condi- requieren ion calcio para funcionar y son inhibidas por
ciones de acidez y baja tensión de oxígeno. Pero si hay anoxia quelantes del tipo del EDTA.
o carencia de vitamina C, se inhiben los enlaces cruzados de A su tiempo, la dermis postraumática retorna al estado
las fibras colágenas. El colágeno tipo I es el normal en la dermis pretrauma y la reparación se considera completa.
del adulto; el tipo III es abundante en el feto y escaso en el
adulto, pero predomina en la cicatrización: aparece a las
48-72 horas y llega al máximo entre el 5° y el T día. CICATRIZ HIPERTRÓFICA Y QUELOIDE
La síntesis de proteínas de la matriz (tejido conectivo) ocu-
rre al mismo tiempo que la del colágeno y es durante esta eta- Llamamos cicatriz al tejido nuevo resultante de la cura-
pa que los fibroblastos alteran su carácter fenotípico para con- ción de una herida; su aparición es siempre inevitable y su
vertirse en miofibroblastos y participar de la contracción de la evolución impredecible. Normalmenle es plana y blanca, pero
herida. en individuos predispuestos puede presentar una evolución
Contracción de la herida. Las fuerzas contráctiles produ- anormal, con un crecimiento fibroso exagerado en respuesta
cidas por el tejido de granulación derivan de las proteínas al trauma, inflamación, cirugía o quemaduras, y que ocasio-
contráctiles de los miofibroblastos, los que se alinean dentro nalmente puede ocurrir espontáneamente: es el caso de la ci-
de la herida siguiendo las líneas de contracción, la cual es uni- catriz hipertrófica y la cicatriz queloide, que frecuentemente
ficada y requiere comunicación célula a célula y célula a ma- ocasionan problemas estéticos y funcionales significativos.
triz. La fibronectina también participa de este proceso junto Ambas se caracterizan por el abundante depósito de glicopro-
con el colágeno. teínas (fundamentalmente el condroitín-4-sulfato) y colágeno,
La importancia de la contracción depende del número de cuyos nódulos de fibras arremolinadas y desordenadas son
células y de la concentración del colágeno en el andamiaje, así típicos. Clínicamente se las puede diferenciar, siguiendo a
como de la magnitud de la profundidad de la herida; en las Peacock y Madden, por el hecho de que las cicatrices hiper-
pérdidas cutáneas de espesor total, profundas, la contracción tróficas son elevadas pero permanecen dentro de la línea nor-
es importante, disminuyendo hasta en un 40 % el tamaño de la mal de la incisión o de la lesión y tienden a regresar de manera
herida; en las injurias superficiales, con conservación de anexos progresiva, mientras que el queloide rebasa los límites de la
que permiten la reepitelización, la contracción será menor. En herida cutánea original, invade los tejidos circundantes y con
algunas heridas, por la extensión de las mismas o por la región una frecuencia muy alta recidiva después de su eliminación
anatómica que comprometen, la contractura cicatrizal no es quirúrgica. Para otros autores no son más que diferentes mo-
deseable o conveniente por la secuela funcional remanente, y mentos evolutivos de un mismo proceso patológico de la cica-
por lo tanto se la debe evitar colocando un injerto de piel. triz. Existe una predisposición familiar para la formación de
Fase de modelado. Es la tercera etapa de la cicatrización queloides, siendo la incidencia muy alta en la raza negra y en
y consiste en la degradación de sustancias de la matriz y los ios individuos de piel oscura; las regiones predilectas para el
cambios que ésta sufre con el tiempo. Durante la reparación se desarrollo del queloide son los lóbulos retroauriculares, hom-
depositan macromoléculas dérmicas como fibronectina, ácido bros, cara anterior del tórax, brazos y ángulo mandibular, pero
hialurónico, proteoglicano y colágeno, que sirven de andamiaje se puede presentar en cualquier otra zona. Comienza a mani-
para la migración celular y el soporte de tejidos. Mucho des- festarse a la tercera o cuarta semana de la injuria, con enroje-
pués de recuperada la barrera funcional de la piel, continúan cimiento de la cicatriz, prurito y, en ocasiones, dolor; crece en
desarrollándose procesos relacionados con la herida y la repa- forma progresiva durante ocho o nueve meses para terminar
ración. en dos o tres meses su maduración, si bien en ciertos casos
La cantidad total de colágeno aumenta tempranamente en este tiempo se puede prolongar hasta dos años.

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146 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

Como tratamiento de las cicatrices hipertróficas se indi- producida por un instrumento con filo, herida incisa o cortan-
can inyecciones intralesionales de corticoides (triamcinolona), te. Cuando una contusión se complica con la solución de con-
compresión elástica, uso de planchas de gel de silicona o tera- tinuidad cutánea, tendremos una herida contusa; si la herida
pia tópica con cremas de corticoide o ácido retinoico. Para los fue tan importante que desflecó los tegumentos en forma
queloides el tratamiento inicial se basa en inyecciones anfractuosa se denomina herida desgarrante. En ciertas oca-
intralesionales de corticoides con adyuvancia de compresión siones se presentan heridas combinadas: contuso-cortantes,
elástica o uso de planchas de gel de silicona; la radioterapia contuso-desgarrantes, etc.
superficial es eficaz en ciertos casos así como la resección Las heridas por arma de fuego son las más.complejas y
quirúrgica sola, pero la posibilidad de recidiva es muy alta; es variadas ya que se pueden presentar desde una herida simple
por esto que se aconseja la resección quirúrgica acompañada hasta una con destrucciones extensas, no sólo de tegumentos
de infiltración de los bordes de la herida con corticoides y sino también de huesos.
radioterapia superficial inmediata (comenzar la terapia radiante Las heridas por morderura tienen características de
el mismo día de la operación). No debe usarse la radioterapia contusodesgarrantes: bordes muy mortificados, con desgarros
en niños y adolescentes y se debe tener presente su potencial y pérdidas de tejidos. Son frecuentes y pueden ser ocasiona-
efecto carcinogenético. La cirugía con láser, la electroestimu- das por animales y por personas; por la cantidad de gérmenes
lación y los tópicos con retinoides o interferón son otras medi- habituales de la boca, se consideran como heridas muy conta-
das terapéuticas. minadas (el mayor riesgo de infección lo tiene la mordedura
de gato, luego la de hombre y finalmente la de perro, que es la
más frecuente).
TRAUMATISMOS: CONTUSIONES Y HERIDAS

De acuerdo con lo definido por Héctor Marino, se llama Tratamiento


traumatismo al efecto accidental e instantáneo de un agente
mecánico sobre tejidos u órganos, con una intensidad tal como Los pacientes con lesiones cutáneas severas (sobre todo
para vencer su resistencia. Si los tegumentos que recubren esos faciales) presentan a menudo otras lesiones que amenazan sus
tejidos u órganos mantienen su continuidad, se habla de una vidas y que deben ser tratadas en primer lugar; algunas de ta-
contusión, mientras que si hay solución de continuidad se tra- les lesiones son las que producen obstrucción respiratoria,
ta de una herida. shock, hemorragias y lesiones neurológicas. Se deben evaluar
Contusión. Es una lesión traumática de la piel que conser- lesiones asociadas (fracturas, secciones nerviosas, pérdidas
va su integridad pero que presenta rotura de vasos sanguíneos funcionales, etc.) y patologías previas al traumatismo. A con-
y linfáticos subyacentes o incluso lesiones importantes de otros tinuación se procede a la curación de las heridas:
tejidos; según la magnitud del trauma y la evolución de la le- 1) Anestesia. Según el caso se optará por la aplicación de
sión, se puede producir la necrosis cutánea. Clínicamente pre- anestesia local o general.
sentan, de acuerdo con su importancia: dolor, equimosis, hema- 2) Limpieza. Se debe efectuar un lavado exhaustivo de la
toma, derrame seroso y mortificación de los tejidos. El trata- herida y de los tejidos circundantes con agua y jabón o con
miento requiere aliviar el dolor, indicar antiinflamatorios y sustancias antisépticas detergentes para la eliminación mecá-
aplicar un vendaje suave para evitar la formación de un nica de materiales extraños, coágulos y gérmenes, seguida de
hematoma; si éste está instituido y es importante, se deberá irrigación a presión con abundante solución fisiológica.
evaluar la oportunidad de drenarlo. Si la mortificación tegu- 3) Desbridamiento y escisión. Se recortarán limitadamente
mentaria ocasionara necrosis cutánea se deberá realizar una los bordes irregulares de las heridas para proporcionar un
cura quirúrgica. margen uniforme, sin tejidos contusos ni contaminados.
Heridas. Son lesiones traumáticas de la piel con solución 4) Sutura. Se podrá realizar la sutura primaria hasta 24
de continuidad de la misma. En las heridas agudas, la posibili- horas después de ocurrida la lesión, si se administra un
dad de afrontar los bordes con puntos de sutura o telas adhesivas antibiótico sistémico. Entre 24 y 36 horas después de la inju-
disminuye o elimina la distancia que las células deben migrar ria se podrá intentar la sutura previo reavivamiento de los bor-
y permite una cicatrización por primera intención. Cuando des, con la administración de un antibiótico pero advirtiendo
las heridas curan sin que se haya logrado la aposición de sus sobre la posibilidad de una dehiscencia por infección. Des-
bordes se habla de cicatrización por segunda intención; en pués de las 36 horas de ocurrida la herida, no se suturará; se
este caso, el tiempo necesario hasta la reepitelización depende harán curaciones frecuentes esperando un cierre por segunda
de varios factores: la profundidad de la herida (las superficia- o la oportunidad de una reparación.
les curan más rápido), la localización (la cara cura más rápido Las heridas profundas se suturarán por planos, haciéndolo
que las extremidades inferiores), la forma geométrica de la con catgut quirúrgico o fibra de ácido poliglicólico de calibre
lesión, etc. entre 3-0 y 5-0 en músculo, aponeurosis, tejido celular y dermis,
La herida de bordes netos, limpios, sin lesiones de vecin- mediante puntos separados a nudo interno; la piel se suturará
dad, se califica como simple, mientras que la herida de bordes con seda calibre 6-0 con aguja atraumática, aplicando puntos
irregulares con lesiones agregadas en planos profundos (vascu- separados colocados a 2 mm del borde de la herida y a 5 mm
lares, tendinosas, etc.) es llamada compuesta. Por su profun- entre sí. Las suturas de piel se deben realizar sin ajustar, ya
didad, las heridas se dividen en superficiales y penetrantes que el edema postoperatorio se encargará de ello, aumentando
(por ser éstas las que alcanzan alguna de las cavidades natura- la tensión. También puede cerrarse una herida superficial me-
les del organismo: tórax, abdomen, etc.). Si la herida ocasiona diante una sutura continua intradérmica con nailon monofi-
fenómenos generales por su extensión, por los órganos que lamento calibre 5-0, aproximando los bordes epidérmicos con
afecta o por infección, se denomina herida complicada. cintas adhesivas (Steri-strip).
La herida producida por un elemento agudo, como un pun- Las suturas se retirarán según la región y la tensión de los
zón, puñal o aguja, se denomina herida punzante; la herida bordes. En general es aconsejable: a) en cara: 5°-7° día (párpa-

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9. HERIDAS Y CICATRIZACIÓN 147

do: 3°-5° día); b) en miembros y tronco: 7o-10o día, y c) en Eaglstein WH: New directions in wound healing. Wound Care Ma-
mano, planta de pie, cuero cabelludo: 10°-15° día. nual Convatec, Preface. E. R. Squibb Sons, 1990.
5) Profilaxis antitetánica. En el caso de mordeduras, Falanga V and Eaglstein WH: Wound healing: Practical aspects. Prog.
profilaxis antirrábica. Dermatol. 22:1-10, 1988.
González Rentería, J: Cicatrices hipertróficas y queloides. Texto de
6) Medidas generales. Antibióticos, antiinflamatorios, Cirugía Plástica. Reconstructiva y Estética. Salvat, Barcelona,
analgésicos, vitaminas, etcétera. 1986.
7) Curaciones frecuentes. Cada 24-48 horas, para asegu- Katz MH, Alverez AF and Kisner RS: Human wound fluid from acute
rarse un correcto control de la evolución de la herida. wounds stimulates fibroblast and endothelial cell growth. J. Am.
Una vez lograda la curación de las heridas se evaluarán las Acad. Dermatol. 25:1054-1058, 1991.
condiciones resultantes de las cicatrices y, si éstas ocasiona- Kisner RS and Eaglstein WH: The wound healing process. Dermatol.
ran alteraciones estéticas o funcionales, se podrán corregir Clin. North Am. 11:629-637, 1993.
después de 8 meses a través de cirugía plástica. Marino H: Traumatismos. En Michans J: Patología Quirúrgica. El
Ateneo, Buenos Aires, 1971.
Mertz P and Ovington L: Wound healing microbiology. Dermatol.
Clin. North Am., 11:739-746,1993.
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1993.
Carneo T. Mehrhof A and Cohén K: Wound healing biology. Surg. Newcomer V and Young E: Unique wounds and wound emergencies.
Clin, North Am. 64:721-731, 1984. Dermatol. Clin. North Am, 11:715-726, 1993.
Clark R: Biology of dermal wound repair. Dermatol. Clin. North Quetglas J: Cirugía de urgencia de la piel. Texto de Cirugía Plástica,
Am. 11:647-661, 1993. Reconstructiva y Estética, Salvat, Barcelona, 1986.

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Juan C. R. Cafasso Condiciones ambientales
Definición
(007) Muchas pueden ser las alternativas por considerar dentro
Seguro significa exento de todo peligro o riesgo, y si lo de este título. Para una mejor comprensión dividiremos este
vinculamos con la vida, entenderemos la razón del término aspecto en los siguientes rubros:
bioseguridad. Lo más antiguo aplicado a la prevención de ries-
go fueron las acciones dirigidas al aislamiento y las medidas a) Acondicionamiento físico (muros, cielos rasos, pisos, etc.).
higiénicas, entre ellas las generales a partir del conocimiento b) Acondicionamiento climático (aire acondicionado, hume-
de los microorganismos productores de enfermedades infec- dad ambiental, etc.).
ciosas y el enrarecimiento ambiental con el advenimiento de c) Acondicionamiento de infraestructura (instalación eléctri-
los gases tóxicos. ca, instalación contra incendios, sistema de gases médi-
cos, instalación de obras sanitarias, redes de agua, fría y
Aspectos edilicios caliente).
d) Sistema de recolección de residuos y materiales usados.
La arquitectura y la ingeniería pueden, por medio de ba-
rreras arquitectónicas, recordarle al usuario la obligatoriedad
o conveniencia de aportar medidas de higiene y seguridad más
estrictas que las habituales en el resto del hospital, pero de Acondicionamiento físico
ninguna manera estas trabas son infranqueables para un espí-
ritu dispuesto. Se aconsejan bloques quirúrgicos que estén en Las salas de operaciones tendrán como características más
relación con servicios interdependientes, en especial esterili- salientes la total ausencia de ángulos vivos, salientes o nichos
zación central, laboratorio, diagnóstico por imágenes, medici- que entorpezcan la limpieza. Los materiales que se emplearán
na de urgencia y terapia intensiva, teniendo muy en cuenta en su construcción deben tener como característica esencial la
áreas de exclusión de zonas contaminadas a través de sistemas durabilidad ante la acción de agentes limpiadores como el
de circulación (fig. 10-1). hipocloríto de sodio, el glutaraldehído, detergentes, etcétera.

Fig. 10-1. Bloque de cirugía y su vincu-


lación.

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10. BIOSEGURIDAD

Acondicionamiento climático

La conveniencia de la climatización del bloque quirúrgico


en general y del quirófano en particular obtiene los siguientes
beneficios inmediatos:

a) Reducción del riesgo de infección.


b) Control del grado higrométrico, para impedir la desecación
de los tejidos y la producción de electricidad estática, que
podría ocasionar la explosión del gas de anestesia.
c) Asegurar al máximo el confort del equipo quirúrgico.

Las condiciones ambientales que deben satisfacer los sis-


temas de acondicionamiento de aire del bloque quirúrgico son
las siguientes:

a) Proveer dentro del quirófano un mínimo de 20 renovacio-


nes del total del volumen de aire por hora, de las cuales 4
deben ser de aire fresco. Fig. 10-2. Filtro Hepa.
b) Establecer una humedad relativa de 50/55 % constante se-
gún requerimiento. chocado con un obstáculo, a una distancia igual a dos veces y
c) Establecer una temperatura constante y variable a volun- media la amplitud del obstáculo. Las corrientes turbulentas se
tad durante todo el año de 20/25° C (con picos máximos y evitan gracias a velocidades de presión relativamente lentas.
mínimos acorde con las prestaciones de los equipos insta- El flujo laminar puede ser horizontal o vertical. El flujo
lados). laminar horizontal puede ser parcial o total. En el primero de
d) Los equipos deberán tener capacidad de proveer 100 % de los casos el aire es impulsado desde un panel cuyas dimensio-
aire exterior climatizado y filtrado, sin necesidad de nes corresponde, más o menos, al área de evolución del equi-
reciclaje del aire inyectado. po quirúrgico. Los flancos del panel están prolongados por
e) Los equipos, especialmente los forzadores y/o ventilado- cortinas transparentes suaves o rígidas, cuya longitud abarca
res, deben ser capaces de vencer la contrapresión produci- también la zona en la que se mueve el equipo quirúrgico (fig.
da por las etapas de filtrado del aire antes de su inyección. 10-3). El aire es capturado por medio de espacios acondicio-
Además, la presión generada por aquéllos debe ser sufi- nados entre las cortinas y la cara trasera del panel de impul-
ciente para mantener una presión positiva mínima de 1 mm sión. Este sistema horizontal cuenta con una variante que es
ca (columna de agua) medida en cualquier sector del local. inscribir la totalidad del panel de impulsión en una de las pa-
f) Preventivamente, se deben proyectar las instalaciones de redes del quirófano y recoger el aire en el muro opuesto. La
forma tal que, por duplicación o sobredimensionamiento ventaja del flujo laminar horizontal es que evita el depósito de
de éstas, ia asistencia permanente de ventilación forzada partículas y gérmenes sobre el campo operatorio al producir
quede asegurada. un arrastre constante. Entre los inconvenientes, citaremos el
hecho de que se invade como mínimo una de las paredes del
Mucha ha sido la variación de los sistemas de acondicio- quirófano (aparato de impulsión) y también que si los miem-
namiento. A medida que se desarrollaban nuevas técnicas qui- bros del equipo quirúrgico proyectan su sombra sobre el cam-
rúrgicas fueron cambiando las necesidades y las exigencias" po operatorio, éste queda situado en una zona no laminarizada.
con respecto al aire acondicionado. Pasaremos a continuación La cantidad de aire renovado en estas dos variantes alcanza a
revista a los sistemas más aceptados: 135 vol/hora para una sala de 100 m3.
Sistema tradicional. Esta instalación cumple todos los El flujo laminar vertical consta de un panel impulsor de
requisitos de humedad, renovaciones horarias, pureza de aire aire colocado en el techo y su ventaja es, respecto de las ante-
y confiabilidad. La ventaja fundamental radica en el bajo cos- riores variantes, que nadie puede situarse entre el flujo de aire
to inicial y de mantenimiento. El filtro Hepa colocado a la y el campo operatorio. El inconveniente de este sistema es ia
salida de la tubería de inyección es fácilmente removible (fig. sombra que proyecta la lámpara escialítica, y existe además la
10-2). Respecto de los inconvenientes, los principales se re- posibilidad de que las partículas emitidas por los miembros
fieren a turbulencias y cantidad de renovaciones horarias. A del equipo quirúrgico que trabajan directamente sobre la heri-
mayor cantidad de renovaciones, mayor será la velocidad del da sean atraídas hacia ésta; por ello se recomienda el uso de
aire inyectado y, en consecuencia, aumentan en proporción escafandras. La cantidad de aire renovado de acuerdo con este
directa las turbulencias producidas dentro de los locales. Es- método puede variar entre 150 y 500 vol/hora para un local de
tas manifestaciones adquieren particular importancia si el área 100 m3.
servida es el quirófano. Sin embargo, el sistema de climatiza- Los estudios efectuados por Lidwell sobre aerobiocon-
ción convencional es eficaz si lo comparamos con lo que su- taminación de diferentes quirófanos con flujo tradicional y
cedería si no existiese ningún tipo de ventilación en un qui- otros con diferentes sistemas de flujo horizontal y vertical de-
rófano. mostraron que aquellos locales que cuentan con flujo laminar
Sistema de flujo laminar. Se creó para superar los in- vertical con escafandras se contaminan menos de 1 partícula
convenientes del flujo turbulento. El principio consiste en que da nacimiento a una colonia por m3; en aquellos en que se
insuflar aire a través de rejillas que orientan el flujo para for- utiliza sistema de aire tradicional turbulento se detectaron más
mar láminas paralelas. Estas láminas se desplazan a velocidad de 100 pnc m3 (nacimiento de colonias por partículas).
constante (0,35 a 0,50 m/seg) y se rehacen después de haber Siempre dentro de los sistemas de flujo laminar, existen

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150 SECCIÓN 1. PARTE GENERAL

Fig. 10-3. Flujo laminar. I, fil-


tros Hepa; 2, ventilador; 3, pre-
filtros; 4, cortinas plásticas; 5,
retorno.

diversos subtipos con variantes adecuadas a las diferentes es- Sistema de recolección de residuos
pecialidades quirúrgicas que se pueden desarrollar, como la
cúpula de Charnley (flujo unidireccional), la cúpula de Weber A la parte arquitectónica le cabe la responsabilidad de pro-
y el techo de Allander. Todas estas instalaciones tienen como veer los lugares adecuados para el depósito transitorio de los
base los mismos principios del flujo laminar vertical y se dife- desechos resultantes del trabajo ejecutado. Si bien los resi-
rencian entre sí por las distintas posiciones de las cortinas y duos no deberían permanecer dentro del ámbito quirúrgico,
las rejas de salida o de impulsión. por necesidades de personal o bien de recorridos, éstos deben
El llamado "sistema Jaubert" es una instalación de recien- depositarse en espacios adecuados hasta tanto sean recogidos.
te diseño y menos costoso que las descriptas anteriormente.
Aplica un flujo unidireccional vertical sobre una superficie de
12 m3 que corresponde al área requerida para el equipo quirúr- Prevención de infecciones
gico y la mesa de operaciones. Dado que la mayor concentra-
ción de gérmenes se verifica a nivel del campo operatorio, La infección es uno de los problemas que obliga a ser es-
este sistema concentra su climatización en esa zona. Aplica tricto en su profilaxis; la fuente endógena es la más frecuente,
una tasa de renovación de 50 vol/hora obteniendo un grado de no obstante lo cual hay que extremar los cuidados respecto de
aerobiocontaminación inferior a 5 pnc/m3 después de 30 mi- la exógena (tabla 10-1).
nutos de funcionamiento y tras una intensa contaminación El origen principal se da en el personal del quirófano, am-
humana accidental del orden de 1000 pnc/m3. Es decir que biente, equipos y materiales; las medidas principales estarán
consigue una descontaminación superior al 99 %. Este méto- encaminadas a eliminar el agente del reservorio o al menos la
do recicla 44 vol/hora de aire e incorpora 6 vol/hora de aire fuente.
exterior, por lo tanto, no estaría permitida su utilización en
Tabla 10-1. Origen de las infecciones
quirófanos generales con 100 % de aire exterior según lo dis-
puesto por la Resolución 2385 del Ministerio de Salud y Ac- Endógena Exógena
ción Social de la Nación, pero sí se podría construir para
quirófanos menos complejos utilizados en cirugías ambu- Origen Paciente Personal del Ambiente, equi-
latorias. quirófano pos, materiales
Debemos aclarar que, si bien los beneficios del uso de sis- Localización Piel, nariz Tracto Piel, nariz
tema de flujo laminar relacionados con la aerocontaminación del germen gastrointestinal
de quirófanos son importantes, se deben considerar los costos
derivados de su operación e instalación, fundamentalmente lo Gérmenes más S. aureus B.gram(-) S. aureus
relacionado con el recambio de los filtros Hepa de alto costo y frecuentes S. epidermidis E. coli S. epidermidis
los locales destinados a la instalación de los equipos. Estos Clostridium sp. P. aeruginosa
locales deben ser insonorizados y con altísimos requerimien- S. fecalis Klebsiella
tos de aislaciones mecánicas para cortar las vibraciones de los Aspergillus sp.
ventiladores, forzadores, etc.; por lo tanto, la decisión final de
la colocación de este sistema debe ser tomada en conjunto por Modo de Contacto con Contacto
transmisión sitios infectados aire-manos
un equipo multidisciplinario (médicos, arquitectos, mante-
o colonizados
nimiento y finanzas).

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10. BIOSEGURIDAD 151

La virulencia se basa en la adherencia microbiana y la ca- b) En la educación del personal que se mueve en el área y
pacidad de producir enzimas y toxinas. que maneja los elementos estériles.
El huésped se defiende por mecanismos definidos: los ge- c) En crear y mantener un ambiente quirúrgico estéril du-
nerales o inespecíficos y los específicos vinculados con la re- rante todo el transcurso de la operación.
acción antígeno-anticuerpo. Se deberán tener muy en cuenta d) En los procedimientos de la desinfección empleados,
las medidas de prevención en el paciente, así como también en la esterilización terminal que deba realizarse al fin de la
en los agentes de salud que intervienen (véase capítulo 4). intervención.
Observando la estadística multicéntrica en diferentes paí-
ses, la herida quirúrgica en situación electiva sigue teniendo
alrededor del 2 % de infección, pero en nuestro país esa cifra Estándares de la eficiencia
es superada y ronda el 5 %. Tendrá mucho valor la prepara-
ción del paciente, la elección del antibiótico, la idoneidad de
La técnica estéril es la base de la cirugía moderna. Es muy
los cirujanos, el control de la esterilización, el uso de guantes,
importante que el servicio de cirugía cuente con estándares en
gasas, drenajes, compresas y, si fuera posible, vestimenta
la ejecución que completan la descripción del trabajo; éstos
descartable, así como también el control de la calidad del aire
constituyen criterios precisos para evaluar las tareas, así como
ambiental con filtros adecuados y presión positiva con reno-
también valoran lo realizado en cuanto a su calidad y forma.
vaciones aceptadas.
Un ejemplo de estos estándares son:
Los tres pilares básicos para obtener un quirófano seguro Estándar No 1. Verificar fecha y proceso de esterilización
desde el punto de vista infectológico son: asepsia, desinfec- de todo el material que ingrese al quirófano. No utilizar nada
ción y esterilización. cuyos testigos no estén cerrados o con fechas vencidas de
En cuanto a la preparación del material será bien lograda mantenimiento de la esterilización.
si se cumplen los pasos siguientes: descontaminación, limpie-
Estándar No 2. Los camisolines sólo se consideran estéri-
za, enjuague y secado, clasificación, armado, empaqueta-
les de la cintura a los hombros por el frente. El que viste
miento, esterilización, control, almacenamiento, transporte y
camisolín estéril debe mantener sus manos a la vista por enci-
duración de la esterilización. Respecto de los primeros pasos
ma del nivel de la cintura. Se debe considerar que la transpira-
es aconsejable el lavado ultrasónico, ya que es 16 veces más
ción axilar puede humedecer la tela y ser zona contaminante.
efectivo y 54 veces más rápido que el cepillado manual. Es
Si el instrumentador está subido a una tarima e intenta alcan-
necesario el uso adecuado de cada procedimiento para la rea-
zar el campo quirúrgico, debe recordar que la parte del cami-
lización de ia esterilización y mantener un buen control de
solín situada debajo de la cintura no debe tocar la mesa estéril
calidad. Todo este proceso deberá ser acompañado de una co-
o el área cubierta con sábanas estériles.
rrecta central de lavado y esterilización construida de acuerdo
con normas universales para áreas asépticas y con un personal Estándar No 3. Las mesas de instrumentos sólo son estéri-
altamente capacitado y formado específicamente para esta ta- les al nivel de las cubiertas. No se consideran estériles los bor-
rea. des de las sábanas que caen al costado de las mesas. Todo
elemento, sutura, instrumento, etc., que caiga a los costados
de la mesa debe considerarse contaminado.
Tabla 10-2. Origen probable de la contaminación Estándar N° 4. El enfermero circulante evitará acercarse
microbiana en el quirófano al campo estéril para transferir artículos estériles o verter sue-
ros en vajillas. El instrumentador le acercará al circulante la
Frecuente Flora residual del paciente vajilla en este caso. El cirujano y los ayudantes girarán en sen-
Tejidos infectados o contaminados tido contrario al campo estéril cuando necesiten hacer una in-
Poco Manos del equipo quirúrgico dicación. Al abrir un paquete se debe exponer el contenido
frecuente Uso de drenaje, catéteres, etc. estéril para que el instrumentador lo tome. Después de haber-
Presencia de portadores: pacientes se abierto un frasco de suero, su contenido debe usarse o
o equipo quirúrgico desecharse; el pico abierto se puede contaminar con el am-
biente. Se evitará que el líquido humedezca la zona estéril; la
Infrecuente Material quirúrgico contaminado humedad permite una rápida contaminación.
Ambiente contaminado Estándar N° 5. No pasar cerca de un campo estéril o de
Equipo de filtración de aire una persona que viste ropa estéril. Disminuir al máximo los
Infección de otros tejidos a distancia movimientos y las conversaciones dentro del quirófano, pues
Dispositivos por vía venosa o de monitoreo
generan partículas que son vehículo de gérmenes contaminan-
tes que pueden caer en la herida. Mantener las puertas cerra-
das para evitar las corrientes de aire.
Importancia del cumplimiento de las
Estándar N° 6. Evitar la contaminación por pérdida de in-
técnicas de asepsia tegridad de las barreras microbianas. Asegura la esterilidad en
un paquete si se cumple con las siguientes normas:
La enfermería quirúrgica tiene la obligación de adherirse
estrictamente a los sólidos principios de las técnicas de man-
tenimiento de la asepsia para brindar seguridad al paciente. a) Colocar el elemento estéril sobre superficies estériles.
Estos principios deben aplicarse: b) Desechar todo paquete que contenga humedad.
c) Manejar los paquetes con las manos limpias y secas.
a) En la preparación del escenario quirúrgico, asegurándo- d) Almacenar los paquetes en áreas limpias y secas.
se que todo el material que ha de utilizarse esté correctamente e) Evitar la presión inadecuada en los paquetes estériles para
esterilizado, en fecha de ser utilizado y con su empaque com- evitar que salga aire estéril y sea reemplazado con aire con-
pleto. taminado.

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152 SECCÍON I. PARTE GENERAL

Estándar N° 7. Mantener en el número más bajo posible la cuadas de esterilización y aseo deben seguirse sin desviación
existencia de microorganismos. El personal que trabaja en el aiguna.
quirófano continúa siendo el reservorio más importante de f) Evitar que permanezca algún cuerpo extraño en la heri-
microorganismos que contaminan el ambiente. da del paciente. Se contarán todas las agujas, gasas e instru-
mentos. Todos los artículos deben protegerse y después
desecharse con el objeto de evitar lesiones en el personal.
Propagación de microorganismos g) Manejar cuidadosamente y rotular todas ias muestras y
cultivos por medio del etiquetado adecuado.
Se identifican tres aspectos importantes que constituyen
fuentes para la infección y propagación de microorganismos:
a) El área de intercambio exterior, que generalmente está Inspección de los equipos antes de ser controlados
abierta al personal.
b) El área restringida inmediata que está abierta al perso- El paciente en la sala de operaciones es conectado a varios
nal autorizado quirúrgicamente vestido. equipos electrónicos que tienen un elemento conductor conec-
c) El área limpia de trabajo o zona interna ocupada por el tado al paciente. Los monitores cardíacos, registradores de ECG
grupo humano quirúrgico y los pacientes e incluye zona de y desfibriladores tienen electrodos unidos a la piel del pacien-
lavado de manos, sala de inducción anestésica y quirófanos. te, preparada de antemano con gel para disminuir su resisten-
Las fuentes son: la piel, el pelo y nasofaringe del paciente cia. Casi todos son móviles, razón por la cual están sujetos al
y del personal; partículas contaminadas en objetos inanima- mal trato de la manipulación. El riesgo mayor de estos apara-
dos, superficies, paredes, pisos, equipos, etc. El aire y el polvo tos se dabe al daño del cordón eléctrico y de la clavija del
constituyen vehículos de transporte de partículas cargadas de tomacorriente, por el poco cuidado que puede tenerse al ma-
microorganismos; éstos permanecen suspendidos en el aire y nejarlos. El paciente con conexiones a equipos no debidamen-
pueden depositarse en heridas abiertas. De ahí la trascenden- te aislados puede accidentalmente hacerse conductor de co-
cia de controlar los movimientos y las conversaciones. Es im- rriente de fuga de otro equipo.
portante contar con un sistema de ventilación y climatización Los monitores de presión arterial están conectados direc-
en cuanto a la humedad y la temperatura del aire con renova- tamente a los vasos sanguíneos de pacientes mediante solu-
ción constante. ciones salinas conductoras. Los electrodos de marcapaso y per-
manencia pasan por alto la resistencia de la piel. El paciente
está expuesto a corriente de fuga debido a que se halla conec-
Enfermería en la sala de operaciones tado a varios instrumentos de funcionamiento electrónico.
Estos, junto con los objetos puestos a tierra, la mesa de opera-
Las actividades en el cuidado de pacientes son las funcio- ciones y el personal quirúrgico, pueden ser eslabones en el
nes referidas a su protección, bienestar y seguridad, y a la res- choque de microamperes.
ponsabilidad hacia ellos como componentes básicos. Estas El personal de enfermería tiene a su cargo:
actividades involucran una interacción verbal y no verbal que
va más allá de la mera identificación de un paquete a su llega- 1. Revisar todas las conexiones; no debe haber ningún con-
da al área quirúrgica. tacto doblado, suelto o gastado.
El enfermero en la sala de operaciones realiza actividades 2. Inspeccionar los cordones de corriente; éstos deben estar
de asistencia técnica, que son aquellas que se refieren a las seguros y apretados al agarre del conector.
destrezas mecánicas necesarias para preparar el escenario qui- 3. Ver si el equipo no muestra daño mecánico, perillas suel-
rúrgico seguro, la obtención de aparatos, materiales descar- tas, etcétera.
tabas y demás elementos necesarios, el mantenimiento de la 4. Examinar todos los accesorios y cables de conexión al pa-
asepsia, el manejo de las situaciones de emergencias, el re- ciente, debido al desgaste natural de aisladores y conecto-
cuento de gasas, la asistencia a los miembros del equipo qui- res.
rúrgico y el mantenimiento del orden, como principales com-
ponentes. Electrobisturíes:

Además de las inspecciones generales que anteceden, se


Cómo minimizar los riesgos en el quirófano debe:

a) No dejar solo al paciente sedado, ya que se angustia al 1. Inspeccionar todos los cables y aislantes. No deben estar
sentirse abandonado y puede caerse y lesionarse. deshilachados o gastados.
b) Usar una mecánica corporal adecuada para movilizar al 2. Examinar las placas, que deben tener buen contacto del
paciente y sujetarlo. conector cuando se enchufa en el tomacorriente del apara-
c) Identificar correctamente a los enfermos en las distintas to.
áreas. 3. Verificar el sistema de alarma.
d) Crear y mantener un ambiente terapéutico óptimo en el 4. No apoyar nada encima de la unidad.
quirófano. Esto implica el control físico de la temperatura y la 5. Si se utiliza la placa de metal, no debe estar rajada o do-
humedad, así como del personal. Una atmósfera tranquila y blada; los bordes deben ser lisos.
relajada permite la concentración del personal y el funciona- 6. Aplicar una capa suave y uniforme de gel sobre toda la
miento ordenado de forma que todo se realice bien. Debe exi- placa, comprendiendo los bordes.
girse la estricta observancia de las normas de conducta ética. 7. Colocar la placa lo más cerca posible del campo operatorio,
e) Controlar que los principios obligatorios de asepsia sean evitando las protuberancias óseas y áreas con vello
respetados por el persona] en todo momento. Las normas ade- escarificadas o excesivamente adiposas. La placa debe es-

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10. BI0SEGUR1DAD 153

tar en contacto directo, firme y liso, con la piel desnuda en anticuerpo antiantígeno de superficie (Anti-HBs Ac) es de 10
un área que tenga buen suministro sanguíneo. No se desli- dólares o más, se puede vacunar sin "testeo" previo.
zará por debajo del paciente. Inmunización para HBV. La exposición de un trabajador
8. Colocar la placa en un sitio donde no se acumulen líqui- de la salud susceptible, por vía cutánea, entraña un riesgo esti-
dos. mado en el 20 %. Por tal motivo se recomienda la aplicación
9. No permitir que ningún aislador (tela) se halle entre la de una dosis de ínmunoglobulina específica anti-B (HBIG) de
placa y el paciente. 0,06 ml/kg por vía intramuscular dentro de las 24 horas de la
10. Si el paciente se mueve, se verificará nuevamente la posi- exposición, seguida de vacunación con una primera dosis den-
ción de la placa. Cerciorarse de que ninguna porción de la tro de la semana. Esta práctica logra la prevención de aproxi-
superficie cutánea toque el contacto de los terminales o madamente 70-75 % de las infecciones.
alguna otra superficie metálica. Hepatitis D (virus delta). El riesgo de adquirir una infec-
ción por este agente parecería ser más bajo de acuerdo con
Desfibriladores: análisis retrospectivos. Los factores serían similares que para
HBV con influencia de la prevalencia del virus en la comuni-
1. Revisar las paletas de los conectores, las masillas y los dad que se muestra variable.
cables para descartar grietas o falsas conexiones. Hepatitis C. La transmisión ha sido documentada a partir
2. Probar la carga que debe marcar hasta 400 vatios/seg en de punciones accidentales por agujas o por exposición de he-
menos de 10 segundos (durante la prueba la descarga de ridas de la piel. Los grupos de mayor prevalencia son pacien-
energía ha de ser superior a 100 vatios/seg; para ello se tes en hemodiálisis y prolitransfundidos. En un estudio
cerrará el interruptor del desfibrilador). No descargar la multicéntrico se observó una tasa de ataque del 5.8 % entre
energía mediante las paletas. los hemodializados y del 0,8 % para el plante] médico. Se es-
3. Cargar el desfibriiador hasta 10 vatios/seg. Mantener uni- tima la posibilidad de infección del equipo quirúrgico entre
das las paletas y presionar el interruptor de descarga (la estos dos valores.
energía debe descargarse a cero). Riesgo del personal quirúrgico para HIV. Es mayor cuan-
do el contacto se realiza por punción con agujas y bisturí; menos
en el contacto a través de mucosas y lesiones de piel, y extre-
Medidas de prevención de infecciones madamente raro a través de la piel sana. En observaciones
en el equipo quirúrgico dentro del quirófano se ha encontrado que ocurren punciones
accidentales en el 5,6 % de 2016 operaciones. El 95 % se debe
Hepatitis B. Es el principal peligro de la infección profe- a accidentes con agujas y 3,6 % por hojas de bisturí. Sufrió
sional en el equipo quirúrgico, aunque no ha sido correcta- más accidentes el personal con menor experiencia, durante
mente jerarquizado. procedimientos prolongados y en las urgencias. Un doble de
La presencia de antígeno de superficie (Hbs Ag) indica la los accidentes fue en cirugía general, comparada con ortope-
posibilidad de infección activa o latente. Se estima en unos dia y urología. La mayoría de las lesiones fueron sobre la mano
200 millones la cifra de portadores crónicos en el mundo. En no hábil y las tres cuartas partes durante el cierre de la herida.
los Estados Unidos ocurren 300.000 casos nuevos al año, y de En un estudio piloto del Centro de Control de Infecciones de
éstos, 12.000 son trabajadores de la salud. De acuerdo con Atlanta se encontró que en el 30 % de 206 operaciones al me-
esas cifras, 250 trabajadores de la salud morirán anualmente, nos una persona había tenido contacto con sangre. La forma
15 por hepatitis fulminante, 200 por cirrosis y 35 por cáncer más común fue por piel sana, luego ropa húmeda, defectos en
hepático. Se observó que entre el 10-30 % de los empleados los guantes y un 7 % por punción. Otros estudios demostraron
en salud tienen evidencias de contacto con HBV. un porcentaje similar. El riesgo de seroconversión después de
Los grupos de prevalencia están constituidos por homo- la exposición accidental percutánea se eslima en 4/1000 pun-
sexuales, adictos, hemodializados, reclusos y politransfun- ciones, es decir, muy inferior al HBV. La mayoría de los pro-
didos, y los contactos sexuales de ellos. gramas de prevención y control de la infección por HIV están
El riesgo del cirujano está relacionado con la frecuencia y de acuerdo en el uso de medidas de protección universales.
el tiempo de exposición. Es mayor durante los años de forma- Para el empleo adecuado de estas barreras se recomienda co-
ción. Si se toma una medía de 40 arios de ejercicio profesio- nocer las siguientes normas:
nal, este riesgo podría estimarse en el 40 %. 1. Las tareas de los trabajadores de la salud deben clasi-
Inmunización activa para la hepatitis B. Se debe vacunar ficarse en:
a todos los trabajadores de la salud que tengan contacto con Grupo I: Procedimientos que impliquen exposición esperada
sangre o líquidos corporales. Las vacunas disponibles han de- a sangre, líquidos corporales o tejidos.
mostrado ser efectivas y seguras. Desde hace algunos años Grupo II: Procedimientos que pueden implicar una exposición
son preparadas por recombinación genética con una concen- no planificada a sangre, líquidos corporales o tejidos.
tración de 10 üg/ml. Sobre un huésped normal se logra inmu- Grupo III: Procedimientos que no implican exposición a san-
nidad en el 90 % de los vacunados después de 3 dosis. Las dos gre, líquidos corporales o tejidos.
primeras con intervalos de un mes y la tercera a los 6 meses,
aplicadas por vía intramuscular en región deltoidea. 2. Ningún trabajador puede efectuar una tarea del grupo I
La necesidad de revacunación no ha sido totalmente eva- antes de recibir el entrenamiento que garantice que:
luada, pero suele recomendarse al cabo de 5 a 7 años. La va- a) conoce los mecanismos de transmisión de HIV y HBV;
cunación en personas con anticuerpos específicos no ha pro- b) identifica y clasifica tareas de categoría I, II y III;
ducido efectos adversos. La realización de pruebas serológicas c) conoce los tipos de barreras protectoras disponibles, su fun-
antes de la vacunación debe decidirse de acuerdo con la rela- ción y las bases racionales para su uso;
ción costo/beneficio. Si se estima una prevalencia menor del d) conoce cómo descartar y desinfectar los elementos usados;
8 % y la evaluación serológica con anticore (Anti-HBc) o e) conoce qué hacer en caso de exposición;

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154 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

3. Los trabajadores de la salud que tienen lesiones abiertas cientes del HIV-HBV Algunos organismos recomiendan el
o dermatitis, o están inmunodeprimidos, deben abstenerse de "testeo" serológico de los pacientes expuestos a la sangre de
atender enfermos infectados. sus empleados. Se discute si los portadores de HIV-HBV de-
4. Usar guantes o manoplas si es probable que las manos ben ser transferidos a áreas de menor riesgo, en donde no se
entren en contacto con sangre o líquidos. realicen procedimientos invasivos. La mayoría de los hospita-
5. Usar camisolines si es probable que las vestimentas en- les prefieren analizar cada paso en particular desde un punto
tren en contacto con sangre o piel expuesta de pacientes. de vista biológico, profesional y psicológico.
6. Usar barbijo más protección ocular si es probable Conducta ante una exposición ocupacional a HIV. Des-
salpicaduras de sangre o líquidos corporales. pués de la exposición el empleado elaborará un informe minu-
7. Las agujas y objetos punzantes y cortantes descartables cioso del accidente; copias de éste se enviarán al jefe inmedia-
usados no se deben doblar o volver a cubrir. Se descartarán en to, al departamento de medicina laboral, a la oficina de perso-
un recipiente resistente a ser perforado, no llenado más que en nal y al servicio de infectología. Se realizará en forma inme-
sus dos terceras partes. Luego se sellará para su eliminación diata un examen clínico, serológico y psicológico del acci-
por incinerador, y de no ser posible esto, se descontaminará dentado, que se repetirá cada 3 meses durante el primer año.
con lavandina al 1 %. (done by 007) Se brindará información y el apoyo necesario de acuerdo con
8. Mantener en cada sector la división de los residuos en el caso.
ordinarios y contaminados, y proceder de igual modo con la Algunas entidades ofrecen zidovudina a sus empleados
ropa usada. Los residuos líquidos serán descontaminados an- luego de la exposición, a pesar de no haber datos sobre su
tes de su eliminación por las vías habituales. efectividad. Se suelen administrar 200 mg cada 4 horas duran-
9. Los derrames de sangre o de líquidos corporales deben te 6 semanas. En los pacientes tratados de esta forma no se
limpiarse de la siguiente forma: observó seroconversión, pero esto es difícil de evaluar porque
a) Usar guantes y otras barreras si están indicadas. el riesgo es muy bajo sin tratamiento.
b) Cubrir con toallas de papel. Se trata de definir el perfil de los empleados que tienen
c) Aplicar lavandina al 10 % durante 10 minutos. más posibilidades de sufrir accidentes de acuerdo con sus ap-
d) Lavar con agua y jabón. titudes psicofísicas para evitar que realicen procedimientos de
e) Desinfectar con lavandina al 1 %. riesgo.
10. Traslado de muestras: se rotulará el envase con los da- Problemas eticolegales en la atención de pacientes HIV
tos del paciente y el diagnóstico. El material se colocará en positivos. Se debate el derecho del paciente a ser atendido, el
doble envase hermético plástico o similar. derecho del profesional a negarse a brindar atención y el se-
11. Las prácticas invasivas a estos pacientes serán progra- creto médico en cuanto al diagnóstico, entre otras cosas. La
madas al finalizar los turnos del día y las realizarán quienes progresión geométrica de los casos ha persuadido a los traba-
mayor experiencia posean. jadores de la salud que con protección adecuada estos pacien-
12. En caso de exposición accidental a sangre o líquidos, tes se deben tratar igual que los otros, pero la realización de
lavar con abundante agua y jabón de yodopovidona. Luego prácticas invasivas continúa generando conflictos. Los comi-
aplicar alcohol al 70 % y dejar actuar durante 2 o 3 minutos. tés de ética tienen que evitar la discriminación del paciente y
Si se produjo herida, previamente favorecer el sangrado. Si se del empleado, así como la realización de pruebas serológicas
interesó mucosas, lavar con agua. sin las recomendaciones dadas. En cuanto al secreto médico,
13. El responsable del cumplimiento de las normas de se sugiere advertir a quienes tienen mayor riesgo si el paciente
bioseguridad es el jefe del sector. se niega a hacerlo.

BIBLIOGRAFÍA
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H. Pablo Curutchet gando en forma progresiva radioterapia, quimioterapia e
inmunoterapia, con lo cual se obtuvieron avances significati-
ONCOLOGÍA BÁSICA vos en el control de la enfermedad. Esta asociación terapéuti-
ca multimodal constituyó un progreso muy asociado a las dis-
Introducción
tintas especialidades con un equipo multidisciplinario para el
En nuestro país el cáncer constituye la causa más frecuen- tratamiento de cada tipo y localización del tumor.
te de muerte después de las enfermedades cardiovasculares y El desafío actual es incluir las investigaciones biológicas
es un complejo problema terapéutico que el cirujano enfrenta sobre carcinogénesis, regulación del ciclo celular, genética
diariamente. La magnitud de este problema está demostrada molecular, oncogenes, genes supresores y factores de creci-
por el hecho de que 3 de cada 10 personas que viven actual- miento a la dinámica clínica para el diagnóstico y tratamiento
mente desarrollan algún cáncer en alguna etapa de su vida. de la enfermedad. De no adaptar rápidamente los avances del
Afecta a personas de cualquier edad, origen étnico y racial, laboratorio a la medicina clínica, junto con la perspectiva, tec-
sexo, religión y situación socioeconómica. nología y posibilidades de cada especialidad, los distintos es-
Cáncer es un término genérico que proviene del latín y pecialistas aisladamente estarán relegados al papel de espec-
significa cangrejo. Se usó para describir un tumor debido a tadores en el futuro tratamiento del cáncer.
que las venas dilatadas alrededor del área parecían las extre-
midades del molusco.
Existen evidencias de que esta enfermedad se padeció desde Epidemiología
hace millones de años. Esqueletos de dinosaurios que vivie-
ron en este planeta hace 60 millones de años han mostrado El estudio de la distribución y determinantes de la enfer-
lesiones compatibles con el diagnóstico de cáncer. También medad en poblaciones humanas ha provisto importante infor-
han sido diagnosticados cánceres de hueso y vejiga en mo- mación sobre el patrón y las causas de cáncer en diferentes
mias egipcias. Escritos de Hipócrates contienen descripciones poblaciones alrededor del mundo. Las localizaciones tumorales
y recomendaciones terapéuticas para el cáncer. Desde enton- continúa manteniendo similar incidencia, y en el último año
ces fue usado para describir más de 280 enfermedades indivi- las más frecuentes para ambos sexos fueron el cáncer de mama,
duales, que progresan diferentemente en el tiempo, pero com- el de pulmón y el de colon si se excluyen los tumores de la
parten ciertas características. Estas incluyen el desarrollo en piel.
cualquier tejido de un crecimiento maligno derivado de una Si se diferencian ambos sexos, el cáncer de pulmón en la
célula anormal del huésped. La célula anormal prolifera mujer ha mostrado una creciente incidencia y está en segundo
autónomamente, invade a través de barreras tisulares norma- lugar luego del de mama, y en el hombre el cáncer de próstata
les, se disemina a tejidos locales y distantes, y se reproduce ocupa fácilmente el primer lugar (41 %) debido a su detección
indefinidamente. La masa de células anormales formadas y precoz por medio del antígeno prostático específico (APE),
diseminadas de ese modo, si no es eliminada, lleva a la muerte continuando en segundo lugar el de pulmón (tabla 11-1 y fig.
del huésped. 11-1). Esto tiene implicancias importantes ya que su conoci-
La historia natural describe, y cuando es posible explica, miento permite diagnósticos más tempranos seleccionando las
los progresivos pasos y etapas de la evolución del cáncer en poblaciones de riesgo. Aumenta la eficacia terapéutica racio-
individuos y en poblaciones. Fue llamada progresión biológi- nalizando los recursos y tiene un significativo impacto sobre
ca y recientemente, sobre la base de los modernos conocimien- los planes de salud y el desarrollo estratégico para el control
tos, ha sido asociada a la biología molecular. Esta evolución del cáncer. La necesidad de estos estudios es obvia ya que
desde su comienzo hasta su terminación varía con las caracte- cualquier enfermedad que presente un aumento en la inciden-
rísticas genéticas del huésped, la célula original, el tejido de cia requiere nuestra atención.
origen, factores carcinogénicos que afectan a ambos, entida- En 1985 el número estimativo de nuevos casos por año fue
des mórbidas coexistentes y factores asociados que alteran la de 7,6 millones, de los cuales alrededor de 3,9 se registraron
resistencia del huésped. Por eso el cáncer en su origen y desa- en hombres y 3,5 en mujeres. Para el año 2000 una predicción
rrollo tiene factores multietiológicos progresando a través de conservadora estima que habría 10,3 millones de nuevos ca-
múltiples etapas de su evolución antes y después de su sos por año entre países desarrollados o en desarrollo (tabla
detección clínica y diagnóstica. 11-2). Aparte del nivel de desarrollo, la distribución geográfi-
Su tratamiento en la primera mitad de este siglo se basó en ca tiene influencia observándose una variación llamativa en la
erradicar el tumor visible, primero con cirugía y luego agre- incidencia de diferentes tipos de cánceres.

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156 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

Tabla 11-1. Nuevos casos estimados por sexo en todas las localizaciones*

Total Homl ires Mujeres

LOCALIZACIONES 1.359.150 764.300 594.850


Cavidad bucal y faringe 29.400 20.150 9.300
Órganos digestivos 222.500 117.800 104.700
Colon y recto 133.500 (60 %) 67.600 (3o) 65.900 (3o)
Aparato respiratorio 193.900 112.200 81.700
Pulmón 177.000 (90,9 %) 98.900 (2o) 78.100 (2o)
Órganos reproductivos 407.800 325.700 82.100
Próstata 317.100 (1o)
Útero 49.700
Mama 185.700 1.400 184.300 (1o)
Huesos y partes blandas 6.400 3.500 2.900
Melanoma 38.300 21.800 16.500
Órganos urinarios 83.500 56.800 26.700
Vejiga 38.300 28.300 14.600
Cerebro y SNC 17.900 10.400 7.500
Ojos 1.930 1.000 930
Glándulas endocrinas 17.030 4.700 12.330
Tiroides 4.000 (85,1 %) 11.600 (24 %)
Leucemia 27.600 15.300 12.300
Sangre y tejidos linfoides 74.600 41.600 33.000
Otros no especificados 50.000 30.800 19.200

Excluye:
Carcinoma basocelular y espinocelular de piel + 800.000
Carcinoma de mama "in situ" 30.000
Melanoma "in situ" 17.800

* Instituto Nacional del Cáncer, Estados Unidos, 1996.

Fig. 11-1. Nuevos casos estimados y mortalidad por cáncer en 1996. Distribución por sexo y localización. (Instituto Nacional del Cáncer, EE.UU. CA
Cáncer Journal for Clinicians 1:5, 1996.)

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11. ONCOLOGÍA QUIRÚRGICA 157

Tabla 11-2. Número estimado de nuevos casos por año importante frecuencia de hepatitis B, son responsables de la
(en miles) de los 16 cánceres más comunes en 1985 en países elevada incidencia de carcinoma hepatocelular en algunas par-
desarrollados y en desarrollo (Adaptado de Parkin y tes de África y China. La alta frecuencia de carcinoma orofa-
colabs., 1993) ríngeo en la India se asocia con mascar tabaco y el fruto de la
almendra. La incidencia y mortalidad elevadas del cáncer de
Localización Países desarrollados Países en desarrollo Total
esófago en Normandía se atribuyen al papel etiológico con-
Casos Rango Casos Rango (Na) junto del alcohol y el tabaco. Otras diferencias geográficas en
(Na) varios tumores sólidos comunes no tienen clara explicación.
El cáncer de colon y el de mama son más frecuentes en países
Pulmón 542 1 353 2 896 occidentales que orientales. (done by 007)
Estómago 327 4 428 1 755 La mortalidad por cáncer es variable de acuerdo con la
Mama 422 3 298 5 720 localización y el estadio de la enfermedad. Salvo que el por-
Colon/recto 465 2 212 8 678 centaje de curación aumente como resultado de una terapéuti-
Cuello uterino 94 10 344 3 437
ca mejor o de un diagnóstico más temprano, la mortalidad au-
Boca/faringe 112 8 301 4 412
Linfoma 149 6 167 9 316
mentará paralelamente al aumento en la incidencia. En los
Hígado 73 14 242 7 315 cánceres donde las causas son conocidas pueden estimularse
Esófago 61 15 243 6 304 planes preventivos, pero en otros donde no se conoce la
Próstata 218 5 73 15 291 etiología o el tratamiento curativo es difícil, la respuesta sur-
Vejiga 145 7 98 11 243 girá sólo de la investigación experimental, básica y clínica.
Leucemia 93 11 122 10 216 Por ejemplo, la mortalidad estimada por cáncer en 1996 mues-
Páncreas 104 9 81 14 185 tra el liderazgo del cáncer de pulmón en ambos sexos, pero
Ovario 81 13 81 14 162 mientras que en el hombre mantiene una tasa estable, en la
Laringe 59 16 82 12 141 mujer continúa incrementándose (fig. 11-2). Siendo el tabaco
Útero, (cuerpo) 92 12 48 16 140 el agente causal de este tumor bien conocido, si se siguieran y
cumplieran normas estrictas de salud pública, disminuiría la
incidencia y por lo tanto la mortalidad por este cáncer. La epi-
demia entre las generaciones jóvenes continuará en el próxi-
En muchos casos la alta incidencia de cáncer en determi- mo siglo excepto que ocurran rápidamente dramáticos cam-
nadas regiones o en ciertos países está relacionada con algún bios en el hábito de fumar.
agente causal. La alta incidencia de cáncer gástrico en Japón La lenta elevación en el número de muertes por cáncer en
es asociada a la ingesta de alimentos muy salados y ahumados muchos países depende, en forma importante, de factores de-
y contaminados con aflatoxinas. También éstas, junto con la mográficos (el aumento en la proporción de personas ancia-

Fig. 11-2. Tasa de mortalidad por 100.000 habitantes ajustada a la edad en ambos sexos. (Instituto Nacional del Cáncer, EE.UU., 1930-1992.)

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158 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

ñas, en quienes la mayoría de los cánceres son más frecuen- La epidemiología descripta ha producido importantes pro-
tes) y de una limitada disponibilidad y refinamiento de proce- gresos en la prevención y detección precoz del cáncer en
dimientos y facilidades para diagnosticar el cáncer antes de la muchos países y en distintas localizaciones. El énfasis de es-
muerte. Generalmente hay índices de mortalidad más altos en tos análisis en regiones geográficas con alta incidencia apor-
hombres que en mujeres. Esto es debido a la diferente distri- tarán los mecanismos para lograr una reducción en la mortali-
bución anatómica del cáncer en los dos sexos: en el hombre dad.
hay mayor incidencia de cáncer de baja curabilidad (pulmón,
estómago, esófago, próstata), mientras que en la mujer los cán- Etiología
ceres más frecuentes tienen mejor pronóstico (mama, útero)
(tabla 11-3). Existen innumerables factores que están ligados a la apari-
En nuestro país la mortalidad ajustada por edad en los años ción de un cáncer. Generalmente se especifica que entre 2 % y
1990 y 1991 mostró una prevalencia de los cánceres de pul- 8 % de todos los cánceres humanos tienen un origen ocupacio-
món, colon y recto y próstata en el hombre, y del cáncer de nal. Recientes avances en biología molecular han permitido el
mama, colon y recto y cuerpo uterino en la mujer (tabla 11-4). desarrollo de pruebas que pueden identificar a trabajadores
El análisis de la mortalidad por cáncer desde 1930 hasta expuestos a varios carcinógenos. Son por ahora demasiado
1992 muestra una interesante disminución para el cáncer costosas y su valor predictivo todavía no es muy significativo.
gástrico en ambos sexos, no claramente explicada ya que los Por fortuna varios tipos de evidencia indican que una gran
programas de detección temprana no son populares en Occi- proporción (50 % a 80 %) de los cánceres humanos son poten-
dente. El descenso en la mortalidad del cáncer uterino se debe cialmente prevenibles porque su causa (factor que determina
probablemente a la detección precoz y al tratamiento de la su incidencia) es preponderantemente exógena. Esta eviden-
displasia cervical resultante del uso rutinario y frecuente del cia proviene principalmente de estudios epidemiológicos que
examen citológico cervical. Se observa, como ya se mencio- incluyen: a) tendencias temporales en la incidencia y mortali-
nó, una elevada y creciente mortalidad en el cáncer de pulmón dad por cáncer; b) variaciones geográficas y efectos de la mi-
en ambos sexos debido al hábito de fumar (fig. 11-2). gración; c) identificación de factores causales específicos (ci-
garrillo, agentes químicos ambientales u ocupaciones, radia-
ción, factores dietéticos, socioeconómicos y varios específi-
cos); y d) el hecho de que la mayoría de los cánceres humanos
Tabla 11-3. Distribución de la mortalidad por cáncer distribuida no muestran un modelo de herencia simple. La modificación
porcentualmente de acuerdo con su localización y el sexo* de los factores externos y/o la respuesta del huésped a ellos es
el enfoque más promisorio para la prevención de la mayoría
Localización Hombres (%) Mujeres (%)
de los cánceres humanos. Esto constituye un permanente de-
Pulmón 32 25 safío porque en varios tipos prevalentes de cánceres (mama,
Próstata 14 próstata, colon y varios otros órganos) la causa precisa no es
-
Mama - 17 todavía conocida con certeza.
Colon y recto 9 10
Páncreas 5 5
Estómago 3 Carcinógenos físicos
Ovario 6
Útero (cuello) 2 Algunas sustancias conocidas producen un efecto irritativo
Oral 2 1
5 3
crónico sobre determinados epitelios. Ya fue mencionada la
Urinario
Leucemia y linfoma 9 8 acción del tabaco sobre el árbol laringotraqueobronquial.
Otros 19 20 Radiación ionizante. La interacción de radiación ionizante
con la materia biológica genera una variedad de lesiones
Excluye carcinoma espino y basocelular y carcinomas "in situ" moleculares que ocurren en cualquier organela o subcomparti-
miento de la célula. La lesión más grave para la sobrevida
celular es aquella que compromete la estructura y la función
Instituto Nacional del Cáncer, Estados Unidos, 1996.
del ADN. Si luego de la lesión se produce una reparación in-
correcta del ADN, el resultado final puede estar asociado a
Tabla 11-4. Mortalidad ajustada por edad por 100.000 mutaciones permanentes y la inducción de carcinogénesis. Este
habitantes en localizaciones seleccionadas, Argentina 1990-1991 mecanismo usualmente involucra cambios cromosómicos, mu-
tación, multimetilación alterada y activación de oncogenes.
Localización Hombres Mujeres Total En presencia de varios oncógenos externos o internos, la ra-
diación puede acelerar la inducción tumoral.
Global 153.3 96,4 249,7 En el hombre los resultados de la exposición están relacio-
Oral 4,3 0,8 5,1 nados con la dosis y el tiempo. La radiación gamma y la radia-
Colon/recto 13.6 9,2 22,8 ción X como consecuencia de la exposición ocupacional ge-
Próstata 13,6 - 13,6 neran dosis carcinogénicas, aunque la proporción de todos los
Mama - 21,3 21,3
cánceres atribuible a la radiación es baja (2 % a 3 %). El sitio
Pulmón 38,4 6,0 44,0
Útero: cuello 4,5 4.5 y la magnitud del riesgo varían con el tipo de exposición (todo
- el cuerpo o localizada), el tipo de radiación (rayos gamma o
cuerpo - 6.4 6.4
Estómago 11,7 4.8 16,5 X, neutrones, o varios radionúclidos como el yodo), la edad y
Leucemia 5,2 3,2 8,4 la dosis. Hay muchos ejemplos reconocidos, como el cáncer
de tiroides en adultos que recibieron irradiación cervical en la
CA- Cáncer Journal for Clinicians 1:5, 1996. infancia o tumores secundarios en la piel de áreas irradiadas

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II. ONCOLOGÍA QUIRÚRGICA 159

muchos años antes o en profesionales sin protección adecua- El asbesto es el carcinógeno pulmonar más importante, y los
da en el manejo permanente de rayos X o por el uso de pintura datos de múltiples centros muestran que en los enfermos que
radiactiva. Sobrevivientes de la bomba atómica mostraron una mueren por asbestosis el cáncer del pulmón está presente en el
alta y temprana incidencia de leucemia y posteriormente de 20 % al 50 %, con una alta proporción de mesoteliomas
cáncer de mama, pulmón, estómago, tiroides, colon, mieloma pleurales. El tabaco desempeña un papel muy importante en
múltiple, riñon, vejiga y esófago. Hay más de 200 observacio- la incidencia del cáncer de pulmón. Su aparición es 10 veces
nes clínicas de cáncer tiroideo en niños menores de 5 años en mayor en los fumadores con una relación dosis-respuesta. En
el área de Chernobyl. aquellos que fuman un paquete o más el riesgo aumenta 15 a
Radiación ultravioleta. Las personas que se exponen por 20 veces y éste es 2 o 3 veces mayor para fumadores de tabaco
su trabajo a la luz solar tienen una frecuencia más alta de cán- negro. También agentes químicos como el carbón, el alquitrán
cer de piel que los que no lo hacen, y presentan usualmente y algunos hidrocarburos puros como el 1,2 dibenzo-antraceno
carcinomas basocelulares y espinocelulares, localizados con inducen crónicamente cáncer de piel y de pulmón. Las aminas
preferencia en la cara y el cuello, manos y brazos. También aromáticas producidas en plantas especiales en la fabricación
existe una mayor incidencia de melanoma, con una tasa del de caucho y de coberturas de cables de alta tensión, o en plan-
doble de mortalidad cada 7 a 10 años. tas de gas, producen papilomas múltiples y cáncer del árbol
Las bandas de luz ultravioleta se dividen en UVA (400 a urinario, que es más común en la vejiga, a menudo en el área
315 nm), UVB (315 a 290 nm) y UVC (290 a 200 nm). El del trígono.
ozono de la atmósfera absorbe longitud de ondas de 320 nm y Algunos aceites como el de isopropilo o de parafina en
llegan a la superficie de la Tierra solamente UVA y UVB; de trabajadores expuestos inducen cáncer de piel, laringe, senos
estas dos, la primera abarca el 95 % de la radiación ultravioleta paranasales y bronquios. Metales como el cromo, níquel y
que atraviesa esa capa. La oblicuidad de la incidencia en áreas cadmio se asocian a una amplia variedad de tumores, y es co-
alejadas del Ecuador permite absorber mayor cantidad de on- nocido en el noroeste de nuestro país el arsenicismo crónico y
das y disminuye en esas áreas la proporción del cáncer de piel. la alta incidencia en el carcinoma epidermoide de piel.
La longitud de la onda UVB es la más carcinogénica y la que Por lo menos otros 50 tipos de agentes químicos o de mez-
produce mayor efecto inmunológico local y general, y es po- cla de ellos han sido implicados en la causa del cáncer huma-
tenciada por los rayos infrarrojos, el viento y la humedad. El no, y estudios bioquímicos paralelos en este campo revelan
sistema inmune parece ser modulado de alguna manera por la datos sobre el metabolismo carcinogenético, activación, unión
UVB y esas alteraciones pueden tener un papel importante en macromolecular y detoxificación de carcinógenos activados.
la patogenia de los tumores dérmicos. La luz ultravioleta pro- Factores hereditarios. La historia familiar ha sido reco-
veniente de la UVB es responsable en la inducción y promo- nocida como un factor de riesgo mayor para casi todos los
ción de epiteliomas basocelulares, espinocelulares y melano- tumores malignos humanos. Esto puede representar una com-
mas, encontrándose una alta prevalencia en pieles crónicamente binación de factores genéticos, el hecho de compartir factores
expuestas al sol. ambientales o ambas cosas, y de alguna manera puede aumen-
Carcinógenos químicos. La carcinogénesis por agentes tar el riesgo de determinados cánceres. Hay claros ejemplos
químicos puede ocurrir como resultado del contacto externo o de desarrollo del mismo cáncer en una familia: cáncer de colon
después de la ingestión o inhalación del agente. El primer in- en poliposis familiar o predisposición familiar asociada al cán-
dicio de causalidad en cáncer humano fue en el siglo XVIII cer de mama que se observa aproximadamente en el 15 % de
con la astuta observación clínica por Percival Pott, en 1775, los casos. Otros tipos de cánceres como el melanoma asocia-
de la asociación del hollín con el cáncer de escroto en los do al síndrome del nevo displásico y el carcinoma medular de
deshollinadores de chimeneas. Desde entonces se han descripto tiroides parecen tener una asociación más directa e implican
múltiples relaciones entre la exposición ocupacional y otros una heterogeneidad y una transmisión vertical que traducen
carcinógenos específicos en el lugar de trabajo y en el am- una dominación autogénica. En otras familias pueden verse
biente. La estimación de la mortalidad en cáncer por exposi- asociaciones de varias enfermedades que pueden incluir la pre-
ción ocupacional varía desde menos del 4 % hasta el 20 % o sencia de una o más neoplasias como el síndrome de Gardner
más según distintos informes. Este amplio margen revela la (poliposis colónica, exostosis múltiples y tumores benignos
falta de datos sobre el potencial carcinogenélico de muchas de piel: quistes dermoideos y fibromas).
industrias químicas y el déficit en la salud pública de un siste- Neoplasia endocrina múltiple (MEN). La combinación de
ma de vigilancia efectiva para las enfermedades ocupaciona- tumores endocrinos y otras enfermedades presenta en estos
les. Una estimación razonablemente baja de mortalidad en pacientes una patente de herencia autosómica dominante. Exis-
países industrializados es de alrededor del 10 %. ten tres tipos de síndromes:
Dos aspectos son importantes: 1) Todos los cánceres ocu- MEN 1: hiperparatiroidismo por hiperplasia de células prin-
pacíonales son consecuencia de la actividad humana y pueden cipales, tumores secretantes pancreáticos de diverso tipo y tu-
ser prevenidos alterando esta actividad; y 2) la mayoría son mores pituitarios funcionantes que provocan síndrome de
reconocidos primariamente por la observación clínica. Por ello Cushing o acromegalia, o clínicamente no funcionantes. Estu-
el enfoque más efectivo para su prevención es efectuar: a) con- dios de genética celular sugieren una pérdida en la banda
troles previos al uso de nuevos compuestos químicos y de pro- cromosómica 11 q 12 tanto en el tipo familiar como en el espo-
cesos industriales; b) tomar medidas efectivas para controlar rádico o una pérdida de los cromosomas 11p y 11. El compro-
la exposición tóxica, y c) exigencia de equipos protectores, miso de las tres glándulas ocurre en el 35 % de los casos, y en
como máscaras oxígenadoras y ropa especial. el resto están comprometidas dos de ellas, más comúnmente
La historia ocupacional es de capital importancia dado que la hipófisis y la paratiroides.
los cánceres ocupacionales no son clínica ni patológicamente MEN 2: este síndrome está dividido en dos tipos: Il-a y II-
distintos de los causados por otros factores. Por ejemplo, el b. Ambos presentan carcinoma medular de la tiroides y
cáncer de pulmón causado por asbestos es indistinguible del feocromocitoma o hiperplasia medular adrenal bilateral. En el
causado por el cigarrillo o del que no tiene un origen aparente. tipo Il-a se agrega alteración paratiroidea, usualmente

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160 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

hiperplasia bilateral de células principales, y parece estar aso- Tabla 11-5. Relación entre tipo de virus y tumores humanos
ciado a la pérdida de los cromosomas 1 y 10 y a una pérdida
de la supresión demostrada por el cromosoma lp 32. El tipo Familia de Tipo Tumores Cofactores
Il-b. mucho más raro, presenta además hábito marfanoide, virus humanos
neuromas de lengua o conjuntiva y cambios ganglioneuroma- _
tosos en los plexos gastrointestinales. Adenovirus Tipo 2, 5, 12 Ninguno
Hepadnavirus Hepatitis B Carcinoma Aflatoxinas, al-
Síndrome de Lynch. La figura de este síndrome es un hepatocelular cohol, cigarrillo
modelo hereditario autosómico dominante. Se expresa fami-
liarmente como un cáncer no poliposis colónico hereditario.
Se divide en dos categorías: tipo Lynch I: localizado única- Herpesvirus Epstein-Barr Linfoma de Malaria
mente en el colon derecho o como cánceres múltiples, y con Burkitt
una mayor sobrevida que el cáncer no hereditario; y tipo Lynch Linfoma inmu- Inmunodeficien-
II, asociado a otras formas y localizaciones de cáncer, sobre noblástico cia
todo endometrio, ovario, estómago y aparato urinario, y que Carcinoma na- Nitrosaminas
presenta un peor pronóstico que el anterior. La frecuencia es sofaríngeo HLA genotipo
Enfermedad de
del 5 % al 20 % de los cánceres colónicos en algunos centros. Hodgkin
Virus. El desarrollo moderno de la biología molecular data Flavivirus Hepatitis C ¿Carcinoma he-
de 1960 con los estudios sobre la oncología viral. El descubri- patocelular?
miento de la transcriptasa reversa, la teconología de recombi-
nación del ADN, los enlaces para mensajeros del ARN, los Papilomavirus HPV-16,-18, Cáncer anoge- Cigarrillo, anti-
oncogenes y más recientemente los genes tumorales supreso- -33,-39 nital y vías aé- conceptivos ora-
res derivan de esos estudios. Muchos tipos de virus están aso- reas superiores les, otros facto-
ciados a tumores humanos, pero ninguno de ellos por sí solo res
es suficiente para la inducción de la neoplasia con los que se
HPV-5,-8 , Cáncer de piel Luz solar
los asocia. Se piensa que cada uno participa en las primeras -17 Cáncer genético
etapas de la carcinogénesis, y que eventos genéticos celulares
adicionales son importantes como etapas subsecuentes envuel- Poliomavirus BK.JC ¿Tumores neu- -
tas en el complicado proceso de la transformación maligna. rales?
Una acumulada experiencia sugiere que tantos los ARN ¿Insulinomas? -
como los ADN virales pueden participar en las fases de inicia-
ción y promoción de la tumorogénesis en el hombre, especial- Retrovirus HTLV-1 Leucemia de Incierto
mente en cánceres linfohemáticos, nasofaríngeos, hepáticos y células T del
adulto/
del cuello uterino. Los virus oncogénicos ARN se subdividen
Linfoma
experimentalmente en tipos de acción aguda, que inducen
sarcomas, leucemia y tumores linfoides, y los de acción cróni- HTLV-2 Leucemia de Desconocido
ca, que inducen leucemia y tumores mamarios. Los tres gru- células de
pos de virus oncogénicos ADN son: a) los papovavirus que Harry
incluyen virus papiloma y simiano en tumores animales, y el
JC y BK que se aislaron de tumores humanos; b) los adenovirus,
y c) los herpesvirus (tabla 11-5).
El virus de Epstein-Barr (VEB) se asocia con el linfoma
de Burkitt y el carcinoma nasofaríngeo. La demostración del muestras positivas con intervalos de 6 meses). Solamente en
potencial oncogénico del VEB en seres humanos proviene de China hay entre 500.000 y 1.000.000 de casos de CHC por
estudios sobre linfosarcoma asociado a condiciones de inmuno- año, y el 80 % de los casos son atribuidos a infección viral.
deficiencia, donde un defecto en las funciones de los linfocitos El virus 2 del herpes simple, agente causal del herpes
T y la infección con VEB representan dos factores de riesgo genital, se asocia con un riesgo significativamente aumentado
bien identificados. La presencia de secuencias de ADN viral de carcinoma de cuello uterino. También el papilomavirus
en las células malignas de la mayoría de los linfomas de Burkitt humano (HPV) se asocia a este cáncer. Los métodos de hibrida-
es una fuerte evidencia del papel protagónico de esos virus en ción del ADN han explorado este virus en células neoplásicas
este cáncer, aunque también se reconocen translocaciones de una variedad de tumores escamosos, y su presencia llegó
cromosómicas como secuencia patogénica importante en su hasta el 85-90 % en la mayoría de las series estudiadas. Hasta
desarrollo. ahora se han identificado los tipos 16, 18, 31, 33 y 35. Ambos
El virus de la hepatitis B (HBV) se asocia al carcinoma tipos de virus se relacionan epidemiológicamente con la trans-
hepatocelular (CHC) constituyendo esta situación un proble- misión sexual, y tienen una alta incidencia en mujeres con acti-
ma mundial en salud pública. La identificación de la asocia- vidad sexual temprana y/o con múltiples parejas.
ción de HBV-CHC ha sido el mayor avance epidemiológico
en cáncer en los últimos años, y este tipo de CHC es el primer
cáncer que puede ser prevenible con una vacuna HBV. En al- CARCINOGÉNESIS
gunas áreas como el este asiático y el África tropical, la infec-
ción por HBV es endémica y alrededor del 10 al 20 % de la Transformación celular
población es portadora con infección crónica y sus enferme-
dades asociadas son la mayor causa de muerte (la infección Bajo circunstancias habituales, la población de células
crónica es definida por la presencia permanente en el suero de progenituras inmaduras ("stem cell") puede sufrir tres cam-
antígenos de superficie de hepatitis B —HBsAg— en dos bios: a) diferenciarse en formas maduras para constituir el com-

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11. ONCOLOGÍA QUIRÚRGICA 161

ponente celular de un tejido normal; b) replicarse a sí mismas,


y c) producirse la muerte de las células. Al efectuarse la muta-
ción puede aparecer un cuarto cambio: reproducción a una
nueva forma celular. El cáncer parece iniciarse desde muta-
ciones adicionales en las células hijas (fig. 11-3). La causa
espontánea en seres humanos de esta transformación celular a
un genotipo maligno todavía no es conocida. Algunas subclases
o subgrupos de células malignas pueden morir mientras otras
con características comunes a éstas persisten y pueden domi-
nar diferenciándose en forma significativa en un sistema celu-
lar heterogéneo. En general, la heterogeneidad de subclones
es usualmente aparente entre las células de un tumor, ya que
domina el más agresivamente maligno. Las dos característi-
cas fundamentales del tejido neoplásico son alteraciones he-
reditarias en el genoma (el conjunto haploide de cromosomas
con sus genes) y el escape de la regulación normal del creci-
miento.
La transformación a células malignas imprime una serie
de modificaciones: aumento del tamaño del núcleo, relación
aumentada núcleo/citoplasma y nucléolo prominente. También
le confiere ciertas propiedades llamativas: no muestran inhi-
bición por contacto con otras células y crecen y se dividen
sobre otras células a diferencia de las benignas, constituyendo
un conjunto independiente que escapa de las reglas celulares Fig. 11-3. Resultado de las sucesivas mutaciones desde una célula única
normales. Las células benignas no crecen sin adherirse a un formando subclones de células tumorales T2; T3; T4; T5 y T6. Los círcu-
sustrato; las malignas no necesitan de esa condición y crecen los negros representan células no viables, quedando sólo aquelllas con ven-
libremente a lo largo de superficies tisulares. Tampoco son tajosas propiedades de crecimiento.
diferenciadas y no pierden su capacidad de replicarse, a la in-
versa de las benignas. En su estado indiferenciado las células
malignas presentan a menudo propiedades de tejido lectiva para crecer a diferencia de las células normales veci-
embrionario, capacidad que es producida por sustancias nas. Se ha especulado que durante la vida de un individuo
detectables en el plasma de pacientes con cáncer. Por ejemplo, muchas células malignas en el cuerpo pueden sufrir un proce-
la producción de alfafetoproteínas en el hígado embrionario so de iniciación, pero al no progresar mueren o son neutraliza-
es similar a la que induce el cáncer hepatocelular. Finalmente, das por mecanismos inmunológicos.
la mayor distinción es la capacidad de invadir tejidos vecinos Siguiendo a esta etapa de iniciación puede ocurrir otra de
y replicarse en tejidos distantes, matando al huésped si no son expansión clonal selectiva o crecimiento, cuyos mecanismos
erradicadas. íntimos todavía no son conocidos. La etapa de promoción com-
prende alteraciones de la expresión genética con una expan-
sión clonal selectiva similar y proliferación de células inicia-
das. No es aditiva sino que puede ser reversible por exceso de
Crecimiento y proliferación celulares
intervalo entre repetidas aplicaciones del elemento promotor
El desarrollo de un tumor maligno involucra complejas sin crecimiento del tumor. La próxima etapa de conversión
interacciones entre varios factores, algunos exógenos (ambien- permite la emergencia de pequeños nidos de células cancero-
tales) y otros endógenos (genéticos, inmunológicos, hormo- sas potencialmente reversibles, que comienzan un curso irre-
nales, etc.). Estos agentes que inician ese proceso lo hacen versible hacia la malignidad clínica, sin poder detectarse su
dañando el ADN celular. presencia en el huésped. Es muy posible que consista en un
El término carcinogénesis se usa para describir la cascada
de eventos que convierten a una célula normal en una célula
cancerosa. Es interpretado presuntamente como un proceso Tabla 11-6. Etapas de la secuencia cronológica en la
carcinogénesis y su relación con las fases clínicas de la
de múltiples etapas impulsado por daños genéticos y cambios enfermedad neoplásica
epigenéticos (fig. 11-4). Se han descripto seis etapas para ex-
plicar la secuencia de cambios cronológicos en la carcinogé- FASE SUBCLÍNICA
nesis: iniciación, crecimiento, promoción, conversión, propa- Iniciación < Mutación genética
gación yprogresión. Esto describe un concepto operativo más Crecimiento < Expansión clonal
que cambios mecánicos celulares y moleculares bien conoci- Promoción < Proliferación genética
dos (tabla 11-6). Conversión < Irreversibilidad maligna
El estado de iniciación del cáncer, como ya se mencionó, (10 a 1000 células)
comienza en células progenitoras a través de mutaciones por Progresión < Crecimiento expansivo
exposición a carcinógenos incompletos. Estos agentes son ca- (crecimiento) (1000 a 1.000.000 células)
paces únicamente de iniciar el primer paso y se piensa que Preclínico
cambian irreversiblemente la estructura o composición de ba- FASE CLÍNICA
ses del componente nuclear ADN, proceso a través del cual Agrandamiento< Expansión y ruptura celular
comienza el desarrollo del cáncer. Estas células mutadas exhi- y diseminación metástasis
ben una respuesta alterada a su microclima y una ventaja se-

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162 SECCIÓN 1. PARTE GENERAL

Progresión
Iniciación Crecimiento Promoción Conversión Propagación Invasión Metástasis

• Químicos

- Radiación

Virus

• Activación de protooncogenes
• Inactivación de genes supresores

Fig. 11-4. Modelo temporal del desarrollo progresivo desde una célula normal hasta una célula maligna. Los fenómenos moleculares envueltos en la
carcinogénesis aparecen encuadrados.

grupo de sólo 10 a 1000 células, número muy escaso para su madurez, el número celular permanece esencialmente cons-
detección por análisis cualitativos o cuantitativos. La etapa de tante. Sin embargo, mantener esta constante es un proceso di-
progresión del cáncer microscópico se caracteriza por un cre- námico. La división celular ocurre a ritmo rápido: aproxima-
cimiento expansivo de grupos de células cancerosas que ani- damente 1 trillón (1012) de células mueren cada día y deben
dan en un tejido particular. Puede ser de corta evolución o ser reemplazadas. Los lugares más activos de replicación ce-
requerir varios años, y su composición puede incrementarse lular son el tracto gastrointestinal, la médula espinal y la piel.
desde 1000 a 1 millón de células, todavía muy escasas para En el adulto el número de células nuevas es igual al número
ser detectadas por los métodos disponibles y el tumor es por de células que mueren. Esto es básico para comprender el cre-
lo tanto totalmente asintomático para ser sospechado por la cimiento celular normal y anormal.
clínica. La etapa final de agrandamiento y diseminación se Toda población celular abarca tres grupos de subpobla-
caracteriza por una expansión del tumor primario, la ruptura y ciones celulares. El primero está ocupado por las células en
separación de células de ese núcleo con movimiento hacia los división que proliferan continuamente y se mueven desde una
tejidos y órganos adyacentes y la penetración de células indi- mitosis a otra; comprende el compartimiento de las células en
viduales o grupos de células en el torrente sanguíneo, que las proliferación a través de un proceso bioquímico y anatómico
transporta hacia óganos y tejidos distantes. Establecen resi- que se produce entre cada división. El segundo es el de las
dencia en ellos y continúan creciendo, proceso conocido como células diferenciadas terminales que inmediatamente dejan el
metástasis. crecimiento celular y están destinadas a morir sin dividirse
Con esta última etapa concluye la fase subclínica del cán- nuevamente. La tercera subpoblación, células no proliferativas,
cer que lleva con una transición dinámica hacia la fase clínica. no entra regularmente en el proceso de división pero puede
Si los cánceres se descubren o se diagnostican en este punto, incorporarse al grupo en división si se le aplica un estímulo
antes de la formación de micrometástasis, generalmente no apropiado (Go).
detectables, puede alcanzarse la cura con tratamientos locales Tanto las células normales como las cancerosas se repro-
(cirugía o radioterapia). Si las micrometástasis ocurren antes ducen por mitosis en un ciclo celular que tiene cuatro fases
del diagnóstico, su curación es mucho menos probable, inten- ordenadas y estrictamente reguladas alrededor de dos fenó-
tando su control con formas de terapia sistémica (aumento de menos importantes: la síntesis de ADN o fase S (síntesis), donde
los mecanismos inmunológicos internos o tratamientos quí- ocurre la replicación de ADN, y la división de una célula ma-
micos, hormonales o inmunológicos externos). dre en dos células hijas o fase M (mitosis), donde ocurre la
separación cromosómica (cariocinesis). Al final de ella una
célula normal contiene un número diploide de cromosomas y
Ciclo celular una dotación celular de ADN también diploide (2n). El inter-
valo entre la fase M y la fase S es llamado Gl, y el que está
El crecimiento celular puede ser aumentado por el número entre la fase S y la M se llama G2. Las células que no están en
de células (factor de crecimiento), por el tamaño celular (vo- mitosis o células "dormidas" se hallan presentes en la mayo-
lumen celular) o por ambos. En el desarrollo humano el pri- ría de los tejidos, se las distingue bioquímica y a menudo
mer mecanismo es el más significativo. El adulto humano pro- microscópicamente y se las conoce como células Go (fig.
medio está compuesto por alrededor de un cuadrillón (1015) de 11-5.A).
células derivadas de un solo cigoto. Después de alcanzar la Este ciclo es un proceso dinámico con una progresión or-

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11. ONCOLOGÍA QUIRÚRGICA 163

Muerte
celular

Comienzo - Punto de restricción


CONTROL G1 G1
p33 cdk2 , P34 cdM P33 cdk5
Ciclinas E y O
G1 G1/S S G2 G2/M M
Punto de control 1a Punto de control 2°

Fig. 11-5. A, Dinámica del ciclo celular eucariótico y lugar de acción de los reguladores p34cdc2 y p33cllk2 que controlan la progresión en varias etapas. B,
Esquema de los dos principales puntos de control del ciclo. (Modificado de Tannock I.F: The basic science of Oncology. Me Graw-Hill, Inc., 1992; y
Mendelsohn J, Howley PM, Israel MA, Liotta LA: The Molecular Basis of Cáncer. WB Saunders Company, Philadelphia, 1995.)

denada en todas las fases, y desde el punto de vista práctico es El ciclo celular regula la fiel duplicación de la informa-
conveniente clasificar a las células dentro de dos comparti- ción genética y la exacta división de la duplicación cromo-
mientos: el proliferativo o la fracción de crecimiento que in- sómica en las células hijas. Hay dos puntos de control en el
cluye las células en fases Gl, S, G2 y M, y el no proliferativo ciclo durante los cuales se monitorea la fidelidad de la dupli-
o de quietud celular, compuesto por las células en fase Go cación de ADN y la exacta segregación cromosómica, y que
prolongada, o más raramente de células "descansando"en fase permiten reparar la información genética para que cada célula
S (So) o G2 (G2o). hija la reciba completa e idénticamente a la célula progenitura.
Durante la fase Go-Gl las células se preparan para entrar El primero es el punto de restricción o de "competencia", y
en fase S progresando a través de etapas definidas, depen- fue identificado en estudios primarios como el sitio en que
dientes de la síntesis proteica, que es regulada por quinasas y una célula comienza su compromiso para completar el ciclo
sensitiva a los factores de crecimiento extracelulares y a la (fig. 11-5, B). Existen conocidos reguladores del ciclo celular
provisión de nutrientes. Las células en Gl siguieron varios como el p34c,ic2. Este es un gen (cdc2) que codifica con una
pasos preliminares en Go preparándose para entrar en la fase quinasa proteica (p34) y controla la progresión del ciclo celu-
S. Muchas células Go pueden ser estimuladas por influencias lar en varias de sus etapas; se lo conoce como regulador uni-
externas para entrar en Gl y eventualmente en S. Este fenó- versal. Actualmente hay muchos homólogos del cdc2 que son
meno se conoce como "reclutamiento", y es más fácil para las englobados como quinasas ciclinodependientes (cdks) y están
células cancerosas ya que dependen menos de las condiciones siendo investigados suponiéndose que son controlados por
y señales externas que las normales. Por ejemplo, a diferencia ciclinas reguladoras. El segundo es cuando la entrada de célu-
de las células benignas, pueden crecer en suspensión de culti- las Gl en fase S puede ser restringida por anormalidades en
vos libres de matriz extracelular. Como consecuencia pueden este sistema, obstruyéndose el bloqueo normal de re-replicación
entrar más fácilmente en fase de proliferación y los factores (en el cual los genes son replicados más de una vez durante la
que modulan o permiten la salida de Go y la progresión a Gl fase S) produciendo lo que se conoce como aneuploidía o ni-
son críticos para determinar el ritmo de crecimiento. veles aberrantes de ADN en las células neoplásicas.

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164 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

Medición del crecimiento tumoral go de presentar micrometástasis. Hasta ahora la aneuploidía o


el aumento de la fase S no tiene significado como factor pro-
Citometría de flujo. La citocinética es el estudio de la nóstico negativo aislado de otros factores negativos, como la
dinámica de la proliferación celular y el crecimiento tisular. invasión venosa y linfática, el alto grado nuclear, o los ganglios
La primera se aplica específicamente a un aumento del núme- linfáticos regionales comprometidos. Sin embargo, en algu-
ro de células cancerosas que actualmente puede cuantificarse nas subpoblaciones de tumores con buenos factores pronósti-
por modernos métodos de laboratorio. El segundo se refiere a cos, su presencia puede implicar la ventaja de tratamientos
un aumento del volumen tumoral que resulta obviamente de la adyuvantes como en el cáncer de mama con ganglios axilares
proliferación celular, pero también se agregan cambios en el negativos.
tamaño celular, edema, hemorragia e infiltración por células Se está extendiendo el uso de la CF para medir otras varia-
normales. Ambos tienen importancia relevante tanto para el bles además del contenido de ADN celular. Particularmente
investigador básico como para el oncólogo clínico, ya que el anticuerpos monoclonales con marcación fluorescente para
crecimiento, invasión y propagación de un tumor dependen de detectar proteínas en las membranas y citoplasmas de tumores
la reproducción de las células cancerosas. sólidos y hematológicos, facilitando la inmunofenotipificación
Él estudio del ritmo de la proliferación celular se efectúa de ellos, y para el recuento de células progenitoras en varios
midiendo las fases del ciclo celular. Su duración total en el estadios de diferenciación. También sirve para el recuento de
cáncer humano oscila entre 2 y 4 días, y es más prolongado células con expresión de proteínas multirresistentes a las dro-
que el de algunas células normales, como las de la médula gas, receptores de estrógeno y progesterona, citoqueratinas,
espinal y de la mucosa gastrointestinal, que pueden ser de 24 a productos de oncogenes y otros antígenos tumorales asocia-
36 horas, lo cual indica que el cáncer es más a menudo una dos. El anticuerpo monoclonal K67 conjugado con tintura
enfermedad de proliferación persistente que de una prolifera- fluorescente es útil para distinguir las células en fases Go de
ción rápida. Gl, dado que se une a un antígeno nuclear proliferativamente
Hasta hace poco la dinámica del ciclo celular se medía con relacionado e identifica células en todas las fases del ciclo,
técnica de radioautografía que informaba el índice de timidina excepto en Go, y es más sensitivo que el LI para determinar la
marcada en tritio (LI: labeling Índex) e indicaba la fracción de actividad proliferativa. El desarrollo de un anticuerpo mono-
células que estaban en fase S durante la exposición con clonal a la bromodesoxiuridina (BrdU) y a la yododesoxiuridina
timidina, generando gráficos y curvas con el porcentaje de (IUDR) incorporadas al ADN durante la fase S permite una
mitosis marcadas (MLI: mitotic label index). alternativa no radiactiva a la timidina marcada para estimar la
Las técnicas modernas están basadas en la variación del duración de las fases del ciclo celular. Además de los estudios
contenido del ADN que ocurre durante el ciclo celular, medi- in vitro, administrados por vía intravenosa, están siendo tam-
do por un conjunto de métodos automatizados llamados bién investigados para estudiar el ritmo del crecimiento tumoral
citometría de flujo (CF). Después de teñir suspensiones celu- humano in vivo, inyectados varias horas antes de la biopsia
lares con colorantes fluorescentes de ADN, varios miles de quirúrgica. Luego de la digestión química del material en la
células coloreadas son pasadas a través de un rayo láser que suspensión de células aisladas, se analizan por CF las células
excita la marca fluorescente y permite la cu anti fie ación y el que incorporan BrdU. Correlacionando dos parámetros, es
gráfico del contenido de ADN. La mayor desventaja es que no posible evaluar las células que incorporaron el anticuerpo a
visualiza ni caracteriza a las células, incluyendo en la medi- través de la fase S calculando un tiempo de duplicación tumoral
ción células normales y malignas de varios tipos. Sin embar- estimativo.
go, su velocidad y aplicabilidad en alta escala lo han converti- Fracción de crecimiento y tiempo de duplicación
do en el método más aceptado para el estudio citocinético. tumoral. Las fases del crecimiento tumoral son dos. La pri-
Permite usar células de tejidos frescos o conservados en mera es llamada fase p re clínica (período latente o tiempo de
parafina, obteniéndose un histograma de ADN o citograma de inducción tumoral). Durante este período ocurren un número
flujo que muestra la frecuencia de distribución de células con de eventos celulares y moleculares en un orden cronológico
varios contenidos de ADN por célula (fig. 11-6). Una pobla- que, al repetirse infinitamente, resultan en la progresión de un
ción diploide tiene una curva con un pico alto y angosto a 2N cáncer que produce síntomas y puede ser clínicamente detec-
correspondiendo a Go y Gl, y otra con uno bajo y ancho alre- table. La duración puede ser corta, de pocos meses después de
dedor de 4N que refleja las células en G2-M. Las células con la iniciación (por ejemplo: linfoma de Burkitt), o tan larga que
contenido de ADN entre 2N y 4N son llamadas la fracción en requiera varios años (cáncer de colon, pulmón, vejiga). Se es-
fase S (FFS) y el índice de proliferación (IP) a las células en tima que el promedio de la fase preclínica en la mayoría de los
fase S o G2 o M. Esta técnica es particularmente útil en la cánceres humanos es de 15 a 20 años y puede llegar hasta 40-
identificación de células con cantidad anormal de ADN en el 50 años, la cual abarca tanto como el 75 % del tiempo de la
pico Go-Gl, llamado "aneupliode". Variaciones de la ploidía historia natural de su desarrollo. El paciente no tiene síntomas
son: cercadiploide (2n - 10 %), hipodiploide (menos que 2n), de este proceso latente y progresivo por el cual el tumor crece
hiperdiploide simple (entre 2n y 4n), tetraploide (4n), hasta 1 cm3 y contiene 1 billón de células; para llegar a ese
cercatetraploide (4n -10 %), hipertetraploide (más que 4n) o volumen se requieren 30 divisiones exponenciales de dupli-
combinaciones llamadas multiploides. Cada pico aneuploide cación tumoral desde la célula inicial (fig. 11-7). En la fase
Go-Gl corresponde a un pico G2-M con el doble de ADN. El clínica la variabilidad y duración del crecimiento están direc-
índice de ADN es la relación entre el canal de fluorescencia tamente relacionadas con la proporción de masa celular en
del pico Go-Gl maligno y el pico Go-Gl normal. Un índice proliferación; el agregado de células efectivas de la inmuni-
menor que 0,9 y mayor que 1,1 es usualmente considerado dad del huésped (como linfocitos, macrófagos y neutrófilos),
anormal. la infiltración fibroblástica y las células normales del parén-
La aplicación clínica de la CF es identificar poblaciones o quima comprometido (como células endoteliales vasculares y
subpoblaciones de células agresivas en un tumor primario, que linfáticas) aumentan el volumen. Este proceso es dinámico y
pueda predecir en los tumores con estadios tempranos el ries- está influido por la regulación de la entrada de células "dormi-

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11. ONCOLOGÍA QUIRÚRGICA 165

Población celular con valores diploldes Población celular con aneuplo¡de-"near diploide"

Población celular con DNA aneuploide Población celular aneuploide-multiploide

Fig. 11-6. Análisis del ADN y del ciclo celular.

das" (Go) en el ciclo, determinando el número de células en historia natural de la mayoría de los tumores sólidos y oscila
etapa proliferativa. entre el 4 % y el 25 % de ésta y llega hasta el 37 % durante el
En los primeros años este crecimiento es claramente segmento exponencial lineal de la curva de crecimiento.
exponencial, con una gran fracción de crecimiento y un corto El crecimiento clínico del tumor puede ser expresado por
período para duplicar el volumen. A medida que transcurre el el "tiempo de duplicación tumoral" (TDT). Representa el ba-
tiempo, la duplicación volumétrica se alarga y decrece la frac- lance entre el ritmo intrínseco de proliferación de la masa ce-
ción de crecimiento. La inclinación general de esta curva pue- lular y los mecanismos inhibitorios de defensa del huésped, y
de ser expresada matemáticamente como una función expo- expresa el tiempo que toma el tumor en duplicar su volumen.
nencial decreciente, y su ecuación fue descripta en el siglo En los tumores sólidos, a medida que avanza la duplicación de
XVIII por Gompertz, llamándose por ello crecimiento gom- la masa celular, parece haber una desaceleración final del cre-
pertziano a todo desarrollo biológico que tiene esta caracte- cimiento, lo cual puede explicarse por un inadecuado aporte
rística (fig. 11-8). La fracción de crecimiento fluctúa sobre la sanguíneo en su centro o una depleción de los nutrientes del

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166 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

cientes, sobre todo en las lesiones metastáticas fácilmente


medibles, como son las pulmonares con una radiografía de
tórax. La distancia en días en una línea logarítmica entre dos
diámetros tumorales es el TDT, y ha demostrado ser bastante
exacto y reproducible para cuantificar el ritmo y la forma de
crecimiento tumoral en pacientes individuales. Vana entre 5 y
650 días, con una media en la mayoría de 20 a 120 días. Es de
ayuda para evaluar el pronóstico y la respuesta a los tratamien-
tos sistémicos y justificar el tratamiento quirúrgico en las
metástasis pulmonares y hepáticas de determinados tumores
(sarcomas, mama, melanoma, colon).

Oncogenes

Conceptos modernos establecen que el cáncer en sus va-


rias formas y tipos es una enfermedad genética. Esto no impli-
ca que los factores ambientales no desempeñen también un
papel importante en la mayoría de ellos. Hasta ahora se cono-
ce la causa de alrededor de un 30 % de los tumores humanos,
y es probable que en casi todo el desarrollo del cáncer ambos
factores, ambientales y genéticos, tengan un protagonismo fun-
damental. Por ejemplo, la presencia de ciertas enzimas nece-
sarias para metabolizar sustancias carcinogenéticas son con-
troladas por un solo gen con alelos paralelos (dos secuencias
alternativas), como sucede en el cáncer de pulmón. Por otro
lado, información reciente indica que la protección solar en
Fig. 11-7. Curva de crecimiento de un cáncer hipotético. Se producen 30 pacientes con xeroderma pigmentoso (clásica enfermedad
duplicaciones volumétricas antes de la aparición de manifestaciones clíni- genética) puede prevenir el desarrollo del cáncer de piel.
cas. Después de esta fase, pocas duplicaciones volumétricas dan lugar a un La enfermedad genética se caracteriza por desviaciones
crecimiento exagerado que compromete al huésped. (Adaptado de Tannock,
1992.)
de los mecanismos genéticos normales que regulan el creci-
miento celular. Estas desviaciones se manifiestan en diferen-
tes formas, incluso como cambios cromosómicos que se pue-
den detectar microscópicamente. Se han establecido algunos
de ellos como guía para la localización de genes aparentemen-
te responsables en el desarrollo de la proliferación neoplásica.
Estos cambios cromosómicos pueden ser numéricos (agregan-
do o suprimiendo cromosomas) o estructurales: translocación,
amplificación, mutación puntual, eliminación, inversión o
inserción de porciones de cromosomas que transforman un gen
normal en un gen alterado (oncogén).
La translocación ocurre cuando dos o más cromosomas
intercambian sectores sin pérdida de material genético, inter-
cambio que puede ser balanceado o disbalanceado y lleva a
una yuxtaposicin anómala del material. Esto resulta en la crea-
ción de un gen "análogo" que expresa una proteína anormal
(fig. 11-9).
La transformación es el resultado de la alteración o muta-
ción de genes reguladores principales que llevan codificados
Fig. 11-8. Curva de crecimiento de la célula normal y el crecimiento productos que tienen efectos pleiotípicos sobre el crecimiento
exponencial gompertziano de la célula atípica. A medida que el volumen y la diferenciación celular. El cromosoma Filadelfia (Ph), cam-
tumoral aumenta en el tiempo, la cinética dei crecimiento se reduce en
bio citogenético visto en la leucemia mielocítica crónica, es
forma exponencial. (Love RR (ed.): Manual of Clinical Oncology, 6' ed.
Springer-Verlag, Geneva, 1994.) un ejemplo clásico de translocación asociada al cáncer, y fue
el primer cambio cromosómico característico en una enferme-
dad humana. El protooncogén c-abl es translocado desde el
cromosoma 9 al locus bcr del cromosoma 22. La transcrip-
ción del nuevo locus bcr/abl resulta en la formación de una
huésped requeridos para continuar el crecimiento acelerado. fusión proteica. Esta nueva proteína aumenta la actividad de
Es habitual que las muestras histológicas de grandes tumores tirosina-quinasa y la capacidad transformadora. El linfoma de
presenten necrosis central. Burkitt se caracteriza por la transformación del protooncogén
La medida del TDT representa una estimación aproxima- c-myc desde el cromosoma 8 al 2, 14 o 22. Al situarse cerca de
da de la cinética celular, ya que hay una gran divergencia en- los genes transcriptores, se involucra en la producción de
tre los diferentes tipos histológicos de cáncer. Sin embargo, es inmunoglobulina, de la cual resulta una disregulación de la
útil para comparar la agresividad biológica en diferentes pa- expresión c-myc. En otros tumores un oncogén puede ser en-

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11. ONCOLOGÍA QUIRÚRGICA 167

Fig. 11-10. Activación oncogénica a través de la amplificación. El locus de


un gen puede ser amplificado por la replicación repetida del DNA. (Cooper
G.M.: Oncogenes, Jones & Bartlett, Boston, 1990.)

Fig. 11-9. Representación esquemática de la translocación del cromosoma


Filadelfia (Ph). Existe un cambio recíproco entre el cromosoma 9 y el 23.
Debido a que el material que se separa del 22 es más pequeño que el que
recibe del 9, el cromosoma Ph es más chico que el cromosoma 22 normal.

contrado en un número aumentado de copia genética por célu-


la, y se observa un aumento de ADN en un área específica de
un cromosoma, fenómeno conocido como amplificación. Es-
tas áreas son llamadas HSRs. En pacientes con neuroblastoma,
se encuentran HSRs del oncogén N-myc sobre los cromosomas
4, 9 y 13, y esta amplificación se correlaciona con el pronósti-
co. En los enfermos en que se demuestra amplificación N-myc, Cromosoma 2
aun en estadios iniciales, los tumores son biológicamente más
activos. En la clínica la observación de este fenómeno signifi- Fig. 11-11. Amplificación del gen N-myc translocado a otro cromosoma.
ca un mayor índice de recurrencia y progresión tumorales, con
mayor resistencia a la quimioterapia (figs. 11-10 y 11-11).
Otro mecanismo capaz de alterar un gen normal es la mu- La inversión e inserción cromosómicas son menos comu-
tación puntual, con un cambio de un único nucleótido en el nes y causan una yuxtaposición anormal de material genético,
ADN. Los más frecuentemente alterados son los miembros de el cual como en la translocación puede llevar a la formación
la familia genética ras. El producto de estos genes es una pro- de genes análogos que producen una proteína anormal capaz
teína de la membrana plasmática capaz de unirse a la de ofrecer iniciar la neoplasia y contribuir a la transformación
guanosina-trifosfato (GTP). Estas son llamadas proteínas G y maligna (figs. 11-13 y 11-14). En la tabla 11-7 se ofrece una
están involucradas en la señal intracelular de transducción (véa- lista parcial de genes anormales y su mecanismo de activa-
se más adelante). ción.
La eliminación o pérdida del material cromosómico es Para detectar cambios cromosómicos asociados al cáncer
común en el adenocarcinoma de colon, pulmón, mama y prós- deben examinarse células afectadas en estado de división con
tata, y puede representar un proceso paulatino de cambios estudios y complejos análisis citogenéticos. Evidencia sufi-
genéticos que llevan a la transformación maligna y al comple- ciente sostiene la hipótesis de que los tumores humanos pue-
to desarrollo del cáncer, especialmente cuando existe la pérdi- den derivar de la activación de los oncogenes celulares, pro-
da de un gen supresor. Esto permitirá la expresión de un gen venientes de mutaciones activantes de genes que regulan el
análogo en el cromosoma homólogo (fig. 11-12). crecimiento y el desarrollo normales. Esas mutaciones en el

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SECCIÓN I. PARTE GENERAL

Tabla 11-7. Alteración genética asociada a tumores humanos


(Modificado de Cooper G. M.; Jones y Bartlett, Boston 1990)

Tumor Gen alterado Mecanismo de


(oncogén) activación

Leucemias mielógena crónica c-abl Translocación


y linfática aguda

Linfoma de Burkitt c-myc Translocación

Linfoma folicular de células B b-cl-2 Translocación

Neuroblastoma. Carcinoma de N-myc Amplificación


pulmón

Carcinoma de pulmón L-myc Amplificación

Carcinoma de mama y ovario erb-B-2 Amplificación

Carcinoma de colon y páncreas K-ras Mutación puntual

Leucemias mieloide y linfoide N-ras Mutación puntual


agudas
Fig. 11-12. Representación esquemática de eliminación (deleción) del
cromosoma 5, vista frecuentemente en síndromes míeiodisplásicos y tu-
mores de colon, pulmón, mama y próstata. La deleción puede ser tan pe-
queña que sólo es reconocida molecularmente.

inv(16)(p13q22)

Fig. 11-14. Inversión de tipo pericéntrico en el cromosoma 16 en laleucemia


aguda no mielocítica.

tiempo conducen a múltiples defectos en muchos genes, ha-


cen imposible la replicación completa del A D N y crean el
fenotipo maligno. En ese contexto el interrogante es si la ma-
lignidad constituye el resultado de múltiples mutaciones ad-
quiridas en el tiempo en muchos genes o si la mutaciones en
pocos genes claves conducen a cánceres específicos. En con-
tra del concepto general están los datos obtenidos del estudio
de los virus tumorales. M u c h o s de los recientes avances en
oncología molecular provienen de su descubrimiento y segui-
damente de los oncogenes retrovirales, lo cual ya se presumía
desde hace tiempo. Sin embargo, la falta de una evidencia con-
vincente para una etiología infecciosa en la mayoría de los
cánceres y la dificultad de aislar virus humanos tumorales os-
curecieron el significado de los oncogenes virales. Esto fue el
Fig. 11-13. Inserción de material genético de un cromosoma 3 dentro de su paso inicial para comprender el papel de los genes específicos
homólogo en leucemia no mielocítica aguda. en la transformación maligna.

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11. ONCOLOGÍA QUIRÚRGICA

Un virus consiste en un pequeño atado de información ciación celular. No obstante, para la mayoría de los tumores
genética, en la forma de ADN o ARN envuelto en una cober- humanos no hay evidencia de una etiología viral a pesar de la
tura proteica. La caracterización molecular de estos virus re- plétora de virus animales aislados que han mostrado un papel
vela que pueden ser clasificados según tengan un genoma com- importante en el desarrollo de varios tumores humanos (tabla
prendido por ADN o ARN. Experimentos genéticos utilizan- 11-5). (done by 007)
do un virus con genoma simple mostró que en algunos siste- Frente a esta falta de evidencia es considerada entonces la
mas la transformación celular fue causada por la acción de posibilidad de que "oncogenes latentes celulares" están pre-
uno o muy pocos genes virales. Análisis genéticos demostra- sentes como una parte normal del genoma humano. La activa-
ron que en muchos de estos virus sólo fue suficiente un gen ción mutacional de tales oncogenes podría ser suficiente para
para inducir una capacidad transformadora. Resultados simi- inducir la transformación del fenotipo de una manera análoga
lares se obtuvieron con virus ADN tumorales, tales como el a la transducción viral de genes similarmente activados.
virus simiano 40 (SV40) y ei virus polioma, en los que fue Los hipotéticos "genes virales" o "celulares" y responsa-
aislado el gen que produce la transformación completa. bles de inducir y mantener el fenotipo maligno estimulando la
Los datos acumulados de los estudios sobre oncogénesis proliferación celular atípica fueron llamados "oncogenes". Las
viral sugieren que el genotipo maligno podría ser inducido por formas no alteradas de los genes responsables de la transfor-
uno o pocos eventos en genes particulares, y que tales genes mación de tumores tanto de aparición natural (celulares) como
podrían ser transmitidos por virus. De esta forma, la transfor- por inducción viral (virales) son sus precursores normales lla-
mación es el resultado de la activación o mutación de genes mados protooncogenes. Se hallaron varios en la mayoría de
reguladores claves que tienen codificados productos con un los cromosomas del genoma humano. Parecen representar
profundo efecto pleiotípico sobre el crecimiento y la diferen- homólogos de oncogenes transformadores de virus ARN. La

Fig. 11-15. Estructura de los receptores tirosina-quinasa con sus familias y subfamilias.

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170 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

mayoría de los oncogenes virales tienen homólogos en todos mador del virus del sarcoma de Rous (v-svc) y su papel crucial
los genomas de vertebrados analizados. en el crecimiento celular fue demostrado cuando se descubrió
Es discutido el papel normal de los protooncogenes. Mu- que también existía como un prooncogén celular (C-src).
chos son expresados durante el período de proliferación, de- La fosforilización y desfosforilización de proteínas sirve
sarrollo y diferenciación, y pueden ser entonces los compo- como un mecanismo rápido y reversible que media en la ac-
nentes clave para la regulación del crecimiento celular. Su ac- ción del GF. La primera regula la acción proteína-proteína y la
tivación o función anormal puede entonces llevar a una proli- actividad proteica, actuando finalmente sobre la expresión
feración desregulada y a una desdiferencíación característica genética. Las enzimas que catalizan la acción covalente de uno
del estado neoplásico. Son incorporados en el genoma viral o más fosfatos se llaman quinasas proteicas. La acción de és-
durante los momentos de recombinación entre el virus y el tas es revertida por enzimas llamadas fosfatasas proteicas, las
ADN del huésped. Durante este proceso de transducción el que remueven el grupo fosfato. Un número importante de vías
gen normal puede ser mutado o reacomodado. Estas formas de señales de transducción usan quinasas y/o fosfatasas
alteradas de protooncogenes pueden diferir en su secuencia proteicas. Los receptores de GF asociados con actividad
reguladora o codificación proteica, y estas alteraciones son tirosina-quinasa son: factor de crecimiento epidérmico (EGF),
responsables de la transformación potencial de los retrovirus. insulina, factor de crecimiento derivado de plaquetas (FCDP)
Los oncogenes aislados de los virus son designados con la y factor de crecimiento fibroblástico (FCF). La asociación de
letra V (V-src) y los aislados del ADN celular del huésped son GF específicos con sus respectivos receptores inicia la
designados C (C-fos). autofosforilización de éstos y gatilla la cascada de la señal de
Los factores de crecimiento (GF) son pequeños péptidos transducción.
que se unen a los receptores celulares para producir respues- Las mutaciones que activen este mecanismo, ya sea pro-
tas intracelulares que determinan la proliferación y diferen- vocando un aumento del receptor de la actividad tirosina-
ciación celular. La primera relación entre los GF y los onco- quinasa o sobreexpresando estas proteínas, pueden convertir
genes se estableció en 1984 entre el receptor para el factor de esos protooncogenes en genes transformadores. También se
crecimiento epidérmico y el oncogén V-erb B. ha demostrado que la amplificación de otros receptores tirosina-
Los GF tienen características funcionales y estructurales quinasa lleva a la transformación por un aumento de la activi-
relacionadas con los receptores proteicos tirosina-quinasa dad intracelular de esa proteína.
(RPTQ) en tres regiones o dominios distintos y cada uno con Miembros de la familia de receptores de los EGF (entre
sus propias funciones. Uno es el compartimiento extracelular ellos HER-2 neu y EGFR) han demostrado estar amplificados
de unión y ligadura; el del centro es la región transmembrana o sobreexpresados en algunos casos de tumores humanos, como
celular creada por una secuencia de aminoácidos hidrófobos el cáncer de pulmón y el de mama.
que sujetan las proteínas, y el tercero en la región citoplasmática Se han efectuado muchos progresos en el esclarecimiento
es la porción carboxiterminal y el dominio de la acción tirosina- de los mecanismos moleculares que regulan el crecimiento
quinasa donde se fosforilan los residuos de tirosina sobre las normal, la diferenciación y la muerte celular, y actualmente es
proteínas celulares, los que funcionarían luego como segun- claro que el cáncer se desarrolla a partir de una desregulación
dos mensajeros (fíg. 11-15). La interacción de los GF con sus y desviación de este mecanismo. Se sabe que la activación del
receptores en la superficie celular lleva a una estrecha asocia- mecanismo de los GF a través de alteraciones genéticas por
ción que capacita a los GF para medir su actividad con una genes afectados u oncogenes contribuye al desarrollo y
concentración monomolar extremadamente baja. La activación progresión de la mayoría, si no de todos los cánceres huma-
de los RPTQ es el detonante para una serie de eventos nos. Recientes investigaciones han destacado la unión directa
bioquímicos que derivan en su propia activación. La actividad entre los factores de crecimiento, receptores con actividad
tirosina-quinasa es el área más importante y su integridad es tirosina-quinasa y oncogenes.
absolutamente necesaria para la señal de los receptores. La transformación de los oncogenes puede ser el resultado
La mayor parte de los oncogenes conocidos codifican pro- de la producción de péptidos mitogénicos, lo cual se llama
teínas asociadas a la superficie interna de la membrana celu- modelo de "estimulación autocrina", y se caracteriza porque
lar. Estas moléculas pueden transmitir señales desde los re- una célula produce un factor de crecimiento por el cual res-
ceptores de GF en la superficie celular sobre mensajeros ponde con mayor proliferación celular. Este tipo de estimula-
citoplasmáticos secundarios que llevan a la proliferación ce- ción de los factores de crecimiento depende de la presencia de
lular. Existe una cascada de señales desde la superficie celular sus factores en la superficie celular, y los oncogenes pueden
hacia el núcleo que pueden transducír una activación o inhibi- ser responsables de alterar la expresión y la actividad de estos
ción de las enzimas y proteínas citoplasmáticas principales, lo receptores. Una alta afinidad de los receptores o un aumento
cual se conoce como señal de transducción. Los protoonco- en el número puede tener un efecto proliferativo similar a ni-
genes son las moléculas envueltas en este mecanismo y sus veles crecientes de factores de crecimiento. Tumores en los
productos tienen íntima participación en el crecimiento y la que se encontró un alto número de receptores de EGF son
diferenciación celular normal, existiendo una interacción en- carcinomas epidermoides de cabeza y cuello, cáncer de colon
tre diferentes vías de señal de transducción. Una clase de es- y de mama, y ello fue correlacionado con recurrencias tem-
tos protooncogenes codifica las proteínas que son los elemen- pranas y una menor sobrevida libre de enfermedad.
tos intermediarios del mecanismo que traduce la señal sobre A partir de los oncogenes integrados a la actividad de la
el GF. La familia de los oncogenes ras y src son ejemplos de membrana celular se ha visto últimamente que la transforma-
proteínas asociadas a la membrana y comprometidas en la se- ción maligna incluye señales mitogénicas anormales transmi-
ñal de transducción. tidas al núcleo celular, con la subsecuente pérdida de la expre-
Las proteínas ras son proteínas G que median la señal des- sión genética normal. Estos oncogenes que codifican proteí-
de los RPTQ. La proteína src es un importante transductor de nas localizadas en el núcleo se llaman nucleasas y tienen en
la acción de los GF y tiene una intensa actividad tirosina-qui- esa región una variada actividad. Algunos conocidos como el
nasa. Fue originalmente descubierto como el agente transfor- c-fos, c-jun y c-myb funcionan como una molécula reguladora

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11. ONCOLOGÍA QUIRÚRGICA 171

de la translación y son a su vez regulados por la actividad de la parte del p53 del gen p21, que es un inhibidor de quinasas
proteína-quinasa C. Otros, como el c-myc o n-myc, pueden dependiente de ciclinas y que por su acción es capaz de inhibir
funcionar controlando el ciclo celular al estimular la progresión los cambios necesarios para continuar el ciclo en cualquiera
de células de la fase G a la fase S, lo cual trae como resultado de sus puntos críticos, deteniéndolo. Además actúa directa-
una persistente proliferación celular. El c-erb A funciona con mente sobre el complejo de replicación del ADN inhibiéndolo,
un aumento de su potencial de transformación debido a la pér- y en ciertas condiciones estimula el circuito de muerte celular
dida de su capacidad de unirse a la hormona tiroidea. programada (apoptosis). La región del cromosoma 17 que con-
Es evidente que existe cierta unión y cooperación en la tiene el gen p53 presenta alteraciones en muchos tipos de cán-
señal mitogénica de los circuitos de transducción entre un nú- cer, como el de pulmón, colon, mama, vejiga, ovario y óseo.
mero de oncogenes con funciones tan variables como factores En esos casos se ha observado que el paso de un tumor no
de crecimiento y sus receptores, tirosina-quinasa no recepto- invasor a otro maligno se acompaña de la abolición de la fun-
res, proteína G, quinasas citoplasmáticas y proteínas regu- ción de p53 en ambos alelos del gen, es decir que si uno de los
ladoras de traslación. Expresiones aberrantes o mutaciones de genes estaba mutado en el estado de tumor benigno, es nece-
estos oncogenes pueden conducir a la formación de proteínas sario la pérdida de la función del segundo gen (llamada pérdi-
activadas con la subsiguiente consecuencia de una estimulación da de "heterocigocidad") para su desarrollo maligno. Una en-
mitogenética irregular y la transformación neoplásica. fermedad hereditaria muy rara, el síndrome de Li-Fraumeni,
Es improbable que una transformación maligna se deba a caracterizado por múltiples tumores mamarios y de otros teji-
un solo suceso genético. Para producir múltiples cambios en dos, es producida por el gen mutado de la p53.
el elaborado circuito bioquímico celular se requiere de la co- Otros genes vinculados al desarrollo tumoral son el BRCA
operación de varios oncogenes con una expresión o actividad 1, pues se encuentra en el cromosoma 17 y afecta sólo al 2 %
anormal. La capacidad de proliferar localmente, extenderse a de las pacientes con cáncer de mama de tipo familiar, y el
los tejidos vecinos y diseminarse es entonces probablemente FCC, localizado en el cromosoma 2 con susceptibilidad al cán-
secundaria a una secuencia de acontecimientos genéticos. Es- cer de colon familiar.
tos conducen a una activación oncogénica que resulta en una Es evidente que la activación de oncogenes dominantes y
expresión genética y una aumentada actividad de las onco- la pérdida de genes supresores tienen un papel fundamental
proteínas. Estos genes actúan de una forma tan dominante y no sólo en el desarrollo, diferenciación y crecimiento de la
con una regulación tan positiva que su introducción dentro de célula normal, sino también en la patogénesis de la célula
las células puede llevar a la transformación maligna. Muchos neoplásica. El futuro próximo promete que estos adelantos en
tumores humanos están asociados a una expresión y actividad la biología molecular serán muy útiles en la atención del en-
anormales de numerosos oncogenes. fermo con cáncer.
Hay otros tipos de genes que se describen como regulado- El principal desafío es el desarrollo de una terapéutica
res negativos de la proliferación celular y son conocidos como molecular antineoplásica, ya sea mediante la introducción de
genes supresores de tumores o también como oncogenes genes funcionales supresores en la célula neoplásica, el mane-
recesivos o antioncogenes. La pérdida de estos genes puede jo de los productos proteicos de los oncogenes para desarro-
permitir el desarrollo de un tumor. Estos genes sólo expresan llar un inhibidor único de la tirosina-quinasa o el uso de
su falta de función en estado homocigoto, es decir, cuando anticuerpos monoclonales contra los receptores aumentados
ambos están alterados. Su función normal es la regulación del de los factores de crecimiento. El cirujano que desee ofrecer
ciclo celular y parecen ser imprescindibles para evitar el desa- una atención óptima tendrá que comprender los mecanismos
rrollo de un tumor maligno, ya que su pérdida lleva a una falta moleculares que involucran la presentación, desarrollo, trata-
de inhibición de la señal de crecimiento y de proliferación. miento y pronóstico del paciente con cáncer.
Actúan como controladores de esta señal y suprimiendo la
transformación maligna. Hay indicios de que copias transfor-
madas de estos genes supresores están vinculadas a cáncer de Invasión y metástasis
mama, colon, riñon y pulmón. Los principales genes supreso-
res son: el codificante de la proteína del retinoblastoma pBR y El aspecto más temible del cáncer es su posibilidad de in-
el codificante de la proteína p53. En el primero, la fosfori- vasión local y de diseminación a distancia. La resección qui-
l a c i ó n de la proteína BR en la fase Gl libera el factor de rúrgica radical local del tumor primario no es curativa en mu-
transcripción EZF y queda libre para unirse a la secuencia chos pacientes por la presencia oculta de metástasis. Estas
TTTCGCGC de promotores de varios genes necesarios para pueden estar localizadas en diferentes órganos y en diferentes
la división y además al promotor de su propio gen (E2F), con regiones del mismo órgano.
lo cual por retroalimentación se produce más E2F que refuerza El principal desafío en su tratamiento es la heterogeneidad
esta acción. En una célula que no debe dividirse la pBR no es de la célula cancerosa que se manifiesta en una amplia gama
fosforilada, de manera que al retener "secuestrado" el factor de características biológicas, tales como receptores de super-
de transcripción E2F inhibe la prosecución del ciclo celular. ficie, enzimas, cariotipos, morfología celular, propiedades de
De esta manera la abolición de la función de pBR facilita el crecimiento y capacidad para invadir y diseminarse. La
desarrollo tumoral. El gen p53 en células normales induce el progresión de este proceso depende de las propiedades intrín-
poco crecimiento, interfiriendo con la replicación del ADN e secas de la célula tumoral y de la respuesta del huésped, y
impidiendo la división celular. Es un factor de transcripción comprende varias etapas.
localizado en el cromosoma 17 p 13.1 y se encuentra abolido 1. Transformación de una célula normal en una tumoral y
funcionalmente en más del 50 % de los tumores malignos, por crecimiento: los nutrientes para la expansión inicial son pro-
lo cual se ha sugerido que es uno de los principales elementos vistos por simple difusión.
"supresores" del desarrollo tumoral y se lo conoce también 2. Vascularización extensa: se hace necesaria cuando el
como supresor universal. Este control sobre el ciclo celular tumor llega a un diámetro de 1-2 mm. Los factores angio-
parece establecerse básicamente mediante la activación por génicos establecen una red capilar de los tejidos vecinos.

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172 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

3. Invasión local: venas de paredes muy finas permiten la ONCOLOGÍA QUIRÚRGICA


penetración de las células tumorales, y es el mecanismo más
común para que entren en la circulación. Introducción
4. Desprendimiento y embolización: para alcanzar el to-
rrente sanguíneo o linfático la célula tumoral debe ponerse en El enfoque global del enfermo con cáncer sólido no es un
contacto y atravesar la membrana basal de la estroma, y esto privilegio de la oncología quirúrgica, sino que la detección, el
requiere adherirse, disolver la matriz, moverse y penetrar. La diagnóstico y el tratamiento de estos pacientes son una res-
mayoría de las células tumorales circulantes son destruidas. ponsabilidad interdisciplinaria y la combinación de diversos
5. Sobrevida: algunas células sobreviven a la acción de los métodos terapéuticos (quirúrgico, radiante, químico, hormo-
mecanismos defensivos del huésped. nal e inmunológico) constituye la base para obtener los mejo-
6. Retención: por adherencia a las células endoteliales o a res resultados. Sin embargo, la cirugía desempeña un papel
la membrana basal subendotelial del lecho capilar de órganos insustituible en el tratamiento del tumor primario y en algunas
distantes. localizaciones metastáticas, como lo demuestra el hecho de
7. Extravasación: con igual mecanismo que la invasión que el cáncer es la causa de operaciones en un elevado núme-
local. ro de enfermos. En Estados Unidos, en 1993, aproximadamente
8. Proliferación: continúa creciendo en el parénquima del el 90 % de los 1.170.000 pacientes nuevos con cáncer tuvie-
órgano, desarrollando una red capilar y evadiendo las defen- ron algún procedimiento quirúrgico para el diagnóstico, tera-
sas del huésped. péutica o manejo de complicaciones durante su tratamiento.
Las diferentes etapas del proceso metastático pueden ob- Por otro lado, la cirugía sigue siendo en el 90 al 95 % de los
servarse en la figura 11-16. casos la modalidad terapéutica inicial para los cánceres huma-

Tumor primario Angiogénesis Invasión Embolismo

Fig. 11-16. Etapas del proceso metastático. Si una célula diseminada del tumor primario no sobrevive a alguna de las etapas, no se producirá una lesión
metastática. (Adaptado de Fidler IJ y Balch CM.)

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II. ONCOLOGÍA QUIRÚRGICA 173

nos más frecuentes, como el de pulmón, mama, colon rectal, La sofisticación de algunas de las nuevas técnicas diagnós-
próstata y melanoma. ticas, el refinamiento de la tecnología disponible actualmente
La oncología quirúrgica debe considerar por lo tanto los en la terapia radiante, el desarrollo de tácticas en el manejo
procedimientos necesarios para el manejo de la enfermedad combinado de nuevas drogas, ya sea como beneficio neoadyu-
con un enfoque total más que con una operación aislada, dado vante, adyuvante o paliativo, y la aplicación de procedimien-
que en la mayoría de los tumores el tratamiento quirúrgico no tos quirúrgicos complejos en el diagnóstico y tratamiento exi-
constituye la única terapéutica. Debido a que las células nor- gen esta interrelación. Ensayos clinicoquirúrgicos randomi-
males y malignas comparten aspectos bioquímicos, fenotípicos zados continúan demostrando el beneficio de la quimioterapia
y de otra índole similares, es difícil establecer diferencias en- adyuvante en una variedad de situaciones clínicas: cáncer óseo,
tre ellas, lo cual limita el rápido desarrollo de terapéuticas es- de mama, colorrectal, ovario, testículo y pulmón y sarcomas
pecíficas. Por lo tanto, el tratamiento local de los tumores só- de partes blandas. La aplicación de esta terapéutica junto con
lidos depende de una adecuada separación del tumor de los radioterapia ha mejorado los índices libres de enfermedad y la
tejidos normales vecinos con terapéuticas locales oportunas sobrevida global luego de la resección quirúrgica del tumor
(cirugía y/o radioterapia). Esto implica que cuando el cáncer local. Enfermos con potencial posibilidad para la recidiva de-
se diagnostica antes de su diseminación clínica es potencial- bido a enfermedad microscópica residual o metastática
mente curable con el tratamiento del tumor primario. subclínica son los que se benefician de esta estrategia. El de-
Hasta tanto pueda revelarse el mecanismo íntimo del pro- safío consiste en poder seleccionar a los pacientes con enfer-
ceso del cáncer, el cirujano está envuelto en los dos principa- medad sistémica microscópica y el orden de aplicación y la
les objetivos actuales: diagnóstico temprano y tratamiento ade- intensidad de las distintas variables terapéuticas para lograr
cuado. La cirugía continúa siendo en ese aspecto el tratamien- mayor efectividad de acuerdo con el tipo biológico del tumor
to más efectivo para la enfermedad local (tumor primario) y en tratamiento.
para la enfermedad regional (áreas ganglionares). Intenta el A fin de aplicarlos racionalmente, se han desarrollado im-
control loca! y regional de la enfermedad erradicando total- portantes y múltiples investigaciones para identificar a los pa-
mente el tumor con un margen de tejido sano alrededor y las cientes con gran riesgo de recidiva locorregional o disemi-
áreas de drenaje linfático para evitar la recurrencia locorre- nación, como análisis de biomarcadores subclínicos, factores
gional y la eventual diseminación de la enfermedad. Es consi- de crecimiento tumoral, estudio del ciclo celular, citometría
derada como la terapia local adecuada para la citorreducción y de flujo y otras determinaciones histopatológicas con el estu-
extirpación de la masa celular. Este concepto de la extirpación dio del suero, del tumor o de tejidos del enfermo.
del tumor en bloque es violado frecuentemente por el des- Después que el tumor se ha diseminado a otros órganos o
conocimiento biológico de la enfermedad neoplásica y por la sistemas, la lógica convencional sugiere que la cirugía tiene
falta de criterio oncológico en la estrategia y táctica quirúr- un papel secundario en el manejo subsecuente. No obstante.
gicas. es posible la resección quirúrgica de la enfermedad metastática
Aproximadamente un 70 % de los cánceres muy agresivos única o múltiple en determinado órgano, que ofrece en ciertos
tienen potencialmente micrometástasis luego de un tratamien- tumores una sobrevida prolongada: resecciones de metástasis
to quirúrgico curativo sobre un tumor aparentemente locali- pulmonares en sarcomas de partes blandas con una sobrevida
zado. Sin embargo, esto no va en detrimento del control local a 5 años del 40 al 60 % en casos seleccionados, o resecciones
de la enfermedad con una apropiada extensión de la resección de metástasis únicas en carcinoma colorrectal, con sobrevidas
quirúrgica (por ejemplo: melanoma, mama, carcinoma que exceden el 30 % a 5 años, con un TDT prolongado.
epidermoide, pulmón, colon). La mayoría de los pacientes con Resulta por lo tanto obvio que la cirugía en el tratamiento
extensión del tumor primario a las áreas regionales (cuello, del cáncer es todavía vital porque constituye el miembro fun-
axila, ingle, ganglios paraviscerales) tendrán metástasis ocul- damental de un gran equipo que comparte la responsabilidad
tas o subclínicas y una alta posibilidad de desarrollar enfer- del diagnóstico, estadificación, tratamiento, rehabilitación y
medad sistémica durante el seguimiento. Otros pueden pre- seguimiento del paciente. El papel del cirujano oncólogo debe
sentar además recidiva locorregional. Estas dos posibilidades establecerse en todos esos aspectos, teniendo la responsabili-
dependen de un número importante de factores discriminantes dad para el diagnóstico del tumor primario, la extensión clíni-
o pronósticos, como ya se mencionó: estado de los ganglios, ca (estadio), la adecuada terapéutica primaria con un definiti-
número de ganglios comprometidos, intervalo libre de enfer- vo tratamiento quirúrgico y el manejo de otras estrategias esen-
medad y datos biológicos del tumor (grado de diferenciación ciales para el control del tumor y para mejorar la calidad de
nuclear, ploidía del ciclo celular y porcentaje de células en vida del paciente (paliación, citorreducción, reconstrucción y
fase S). La presencia de uno o varios de estos factores ha de- rehabilitación). Debido a que cada variable histológica tumoral
terminado el enfoque de las eventuales metástasis ocultas con es diferente en su historia natural y en su respuesta terapéuti-
tratamientos combinados para mejorar el tiempo de intervalo ca, es necesario que mantenga un rol primario en conjunto con
libre de enfermedad. Múltiples investigaciones clínicas han los radioterapeutas y quimioterapeutas.
demostrado que los tratamientos combinados mejoran las cur-
vas de curación en estos pacientes cuando existe control local
de la enfermedad. Diagnóstico
El cambio en la concepción del cáncer como una enferme-
dad con manifestaciones sistémicas ha llevado a incorporar Importantes progresos han posibilitado el diagnóstico de
racionalmente el concepto y el tratamiento de la enfermedad la enfermedad en un estadio inicial llamado diagnóstico pre-
microscópica peritumoral local, regional o sistémica. El con- coz. En varios órganos, muchos cánceres están siendo diag-
cepto clave en el proceso del manejo de esta enfermedad es nosticados en un estadio tan temprano de su desarrollo que es
hoy "trabajo en equipo". La elección terapéutica es goberna- posible especular con un compromiso nulo o mínimo de los
da primero por el tipo de tumor y después por su localización, ganglios regionales y la ausencia de metástasis alejadas
su extensión y el estado del paciente. subclínicas. Como resultado de la generalización de métodos

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174 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

modernos, se detectan cada vez más enfermos con cáncer intraabdominales y retroperitoneales (hígado, suprarrenales,
preclínico. El desarrollo del programa de catastro con citología páncreas y retroperitoneo).
cervical en cáncer ginecológico; la experiencia japonesa en El objetivo primario es determinar si un tumor es benigno
cáncer gástrico temprano y los programas emergentes para o maligno, y en este caso puede diferenciar muchas veces el
detección de cáncer de mama, cavidad bucal, piel y colon son tipo de tumor permitiendo el uso de técnicas especiales (inmu-
ejemplos del intento para detectar pacientes asintomáticos con nomarcación) para su clasificación adecuada. Con una técnica
cáncer, en los cuales la enfermedad es curable si son tratados correcta para obtener un material representativo y un cito-
adecuadamente. patólogo entrenado, la especificidad del procedimiento oscila
Otra importante área en el diagnóstico precoz es el mejor entre el 95 y 100 % y la sensibilidad entre el 80 y el 95 %,
reconocimiento de las lesiones o situaciones premalignas, tanto según el tamaño, el contenido y la localización de los tumo-
clínica como patológicamente: displasia de epitelios bucal y res. En todos los órganos los falsos positivos no deberían ser
cervical, lesiones esofágicas crónicas como la esofagitis distal mayores del 0 % al 2 %, y los falsos negativos, del 10 al 15 %.
con úlcera de Barret, poliposis colónica y detección de pobla- Debido a que la exactitud del test oscila entre 82 y 99,5 % en
ciones de alto riesgo por factores propios y familiares: hiper- la mayoría de las series, cuando el resultado no es absoluta-
plasia mamaria ductal atípica, síndrome del nevo displásico, mente confirmatorio de lesión maligna, debe procederse a otra
radioterapia cervical en la infancia, fumadores. biopsia que obtenga material para estudio histológico antes de
Una vez detectada la presencia del tumor, el primer objeti- emprender la resección de un órgano.
vo en el enfermo con cáncer es establecer su diagnóstico Punción cilindrica. Esta se obtiene a través de una aguja
histológico, y eso no puede ser reemplazado con otros estu- de calibre variable (14 a 18 Fr) que permite extraer un cilindro
dios previos que generalmente retrasan y encarecen el enfo- de tejido tumoral de acuerdo con el tipo de aguja que se utili-
que del caso. Si el paciente no tiene biopsia previa en el mo- ce. Las más usadas son las de Vim-Silverman y la tru-cut
mento de la consulta, la obtención del tejido es esencial antes (Travenol), que permiten obtener uno o varios pequeños seg-
de planificar la estrategia terapéutica, y la muestra extraída mentos para su estudio histológico.
debe ser representativa del tumor. No siempre es fácil conse- Esto hace posible el análisis morfológico de las células, el
guirla, y ello depende de la localización y el tamaño del tu- parénquima tumoral y el tejido normal peritumoral, facilitan-
mor. En distintas variables clínicas, éste puede presentarse do el estudio de técnicas inmunohistoquímicas para la ade-
como un nodulo fácilmente visible o accesible en el examen cuada clasificación del tumor. Su uso es electivo en tumores
físico, o como lesiones en los distintos órganos que se detec- superficiales y más limitado para tumores viscerales o profun-
tan por estudios endoscópicos o por imágenes dirigidos según dos debido a probables complicaciones por el calibre de la
determinadas sintomatologías o por estudio de catastro en en- aguja. En ciertos tipos de tumores (partes blandas u óseas), a
fermos asintomáticos (cáncer de mama, de colon, melanoma, veces no es fácil la diferenciación de lesiones regenerativas
etc.). Técnicamente debe lograrse acceso al tejido tumoral para por la cantidad de tejido obtenido y a causa de ello se puede
obtener una muestra para su estudio patológico.

Diagnóstico anatomopatológico

Los procedimientos para establecer el tipo histológico del


tumor y sus distintas variables y características van desde los
más simples y menos agresivos hasta los más complejos. El
cirujano debe seleccionar el que a su criterio brinde la mejor
posibilidad diagnóstica con el menor costo y la menor mor-
bilidad. El criterio general para todos es obtener una muestra
representativa del tumor a fin de evitar resultados falsos y una
demora innecesaria.
Citología. El análisis citológico permite el examen
morfológico de células individuales o en grupos, sin su estroma
de soporte o parénquima. La introducción de la punción-aspi-
ración con aguja fina (PAAF) por Martin y Ellis en 1930, ac-
tualizada desde las últimas dos décadas por especialistas eu-
ropeos y sobre todo suecos, mejoró radicalmente las posibili-
dades diagnósticas (fig. 11-17). Permite obtener material de
tumores sólidos, de líquidos de cavidades o visceras, o por
descamación y exfoliación de superficies epiteliales (piel, cue-
llo uterino, mucosa bronquial, digestiva, etc.). Los tumores
palpables son fácilmente accesibles, y para aquellos profun-
dos y diagnosticados por procedimientos radiológicos, la pun-
ción se realiza guiada por ecografía o por tomografía compu-
tada.
De tal forma, este procedimiento tiene una extensa aplica-
ción diagnóstica. Los sitios y órganos donde se usa habitual-
mente son: mama, partes blandas, tiroides, próstata, ganglios
linfáticos, glándulas salivales, pulmón y últimamente órganos Fig. 11-17. Punción-aspiración con aguja fina.

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11. ONCOLOGÍA QUIRÚRGICA 175

requerir una biopsia incisional. A diferencia de la PAAF, ha La biopsia excisional peritumoral debe dejarse únicamen-
sido cuestionada por la posibilidad de implante tumoral en el te para tumores de piel o partes blandas de hasta 1,5 cm, en los
trayecto de la aguja. Si bien esto fue comunicado en escasas que la extirpación total de la lesión no compromete el trata-
publicaciones, no excluye el procedimiento, y es fundamental miento quirúrgico posterior. Tiene la ventaja de obtener todo
la adecuada orientación de la dirección de la punción sobre la el tumor para su estudio patológico, evitándose teóricos pro-
futura incisión quirúrgica, extirpándose ese trayecto en el blemas de muestreo con las biopsias parciales. La gran des-
momento de la intervención. ventaja es que en los tumores de más de 2 cm agrede exagera-
Biopsia incisional y excisional. Implican una interven- damente los tejidos peritumorales e implica la necesidad de
ción con anestesia local o general, y la diferencia radica en la un margen de resección más amplio debido a que es necesario
resección de una parte o de todo el tumor a través de un proce- extirpar la cicatriz y el área pericicatrizal con una extensión
dimiento quirúrgico. El objetivo fundamental de obtener teji- mayor de la inicialmente considerada. Esto puede comprome-
do tumoral para su correcto estudio histológico estriba en la ter de alguna manera la reconstrucción del defecto y el resul-
toma de material representativo de la lesión sin comprometer tado estético final.
tejido sano peritumoral que luego complique el tratamiento Desde hace mucho tiempo se ha demostrado en varios es-
local. La elección de uno u otro procedimiento dependerá, por tudios que no hay diferencias en la evolución de la enferme-
lo tanto, del tamaño y la localización del tumor. dad con ambos tipos de biopsias, si el tratamiento definitivo
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó se realiza inmediatamente después. Lo que debe estar pros-
hace 20 años una serie de reglas generales para aplicar en la cripto es la extirpación inicial de un presunto tumor con tejido
realización de las biopsias, que permanecen vigentes todavía: peritumoral sin diagnóstico histológico previo, aceptando como
1. El material obtenido debe ser representativo de toda la válida una apreciación subjetiva previa de benignidad.
lesión.
2. Deben manejarse los tejidos peritumorales con extremo
cuidado para evitar la diseminación local de células o a la cir- Estadificación
culación general.
3. Se deben evitar zonas de necrosis, hemorragias o infec- Una vez detectada la extensión de la enfermedad por me-
ción cuando se selecciona el sitio de la biopsia. dio del examen del paciente y los estudios por imágenes nece-
4. Debe incluirse tejido marginal sano en la muestra, siem- sarios en cada caso y la certificación citológica o histológica
pre que sea posible, especialmente en piel y mucosas. Los del tipo de tumor, debe procederse a la estadificación del en-
pólipos y otras lesiones proliferativas deben incluir tejido de fermo. Este es un requisito para indicar el tratamiento y eva-
la base de la lesión. luar el pronóstico, y sirve como guía objetiva para determinar
5. Debe evitarse la contaminación por células tumorales la sobrevida, recurrenciay probabilidad de curación. Debe estar
de los tejidos sanos en las lesiones profundas. Evitar los dre- basada sobre un juicio objetivo de la extensión local, regional
najes y nunca por contraabertura. y sistémica de la enfermedad, aunque, a pesar de agregarle
6. Debe obtenerse material adecuado en el primer intento factores anatomopatológicos, siempre adolece del defecto del
evitando las biopsias repetidas sobre la misma lesión. desconocimiento de la biología, el genio evolutivo y la real
7. Evitar dañar o coagular el material que debe ser obtenido. extensión del tumor.
La biopsia incisional es preferida para grandes tumores El sistema de estadificación debe ser amplio como para
que requieran resecciones locales amplias o compartimentales, incluir todas las variables en cada caso; simple y reproducible
como tumores óseos, de partes blandas o grandes melanomas, para que los datos puedan ser analizados y transmitidos desde
dado que es esencial su documentación histológica completa un médico a otro o una institución a otra, y finalmente flexi-
antes del plan terapéutico y el tipo de intervención. Previa- ble, para que sea posible incorporar nueva información. Estos
mente es fundamental en estos tipos de tumores la orientación requisitos permiten comparar grupos similares de pacientes
de la incisión en relación con las líneas de la piel y la direc- para determinar la efectividad de los tratamientos y la evolu-
ción de los grupos musculares para planificar la incisión de la ción de los enfermos en distintos tipos de tumores y para dise-
futura resección, facilitando el cierre del defecto y favoreciendo ñar y conducir estudios prospectivos multiinstitucionales a fin
el resultado cosmético y funcional. Deben ser longitudinales de obtener datos estadísticos significativos.
en los miembros y paralelas a las líneas de Langer en el torso, La usada universalmente es la propuesta por el Joint
cara y cuello. Su ubicación inadecuada puede comprometer y Commitee on Cáncer de Estados Unidos y la UIIC (Unión In-
complicar el plan quirúrgico al requerir resecciones exagera- ternacional contra el Cáncer). Está basada en establecer y des-
das de piel y tejidos superficiales que dificulten el cierre del cribir la extensión anatómica de tres componentes:
defecto, necesitándose a veces el uso de colgajos cutáneos o T: extensión del tumor primario.
injertos de piel que podrían haberse evitado con una incisión N: ausencia o presencia y extensión de los ganglios regio-
adecuadamente planificada. nales metastáticos.
En ciertos tumores viscerales donde no pudo obtenerse M: ausencia o presencia de metástasis a distancia.
material preoperatorio es necesaria una biopsia incisional por El agregado de números a estos tres componentes indica
procedimientos mínimamente invasivos (laparoscopia) o du- la extensión de la enfermedad, estableciéndose así distintos
rante la intervención por biopsia por congelación para decidir estadios que indican terapéuticas alternativas y pronóstico di-
la terapéutica. Esta situación debería ser actualmente de ex- ferente:
trema necesidad con los distintos procedimientos de que dis-
pone el cirujano para el diagnóstico de certeza preoperatorio. Tumor primario (T).
No es adecuado actualmente que se practique una interven- Tx: No puede establecerse.
ción quirúrgica con el desconocimiento previo del tipo de tu- To: No hay evidencia de "tumor primario".
mor y las variables estratégicas que esto puede implicar para Tls: Carcinoma in situ.
su tratamiento. TI, T2, T3, T4: Aumento del tamaño o de la extensión

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176 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

anatómica local, con variables distintas según el órgano en intervención de determinada magnitud con una morbilidad y
que se desarrolle el tumor primario. mortalidad aceptables. Es necesario establecer las condicio-
No: Sin metástasis ganglionar. nes fisiológicas del enfermo, el estadio, la localización y las
NI-2: Metástasis de acuerdo con el tamaño y la bilatera- características biológicas del tumor y las expectativas de
lidad de los ganglios. curabilidad o paliación en cada caso.
Mo: Sin metástasis clínicamente demostrables. El juicio quirúrgico debe equilibrarse entre obtener eí con-
MI: Con metástasis en uno o varios órganos, puntualizan- trol local de la enfermedad con el mejor resultado funcional y
do cada uno de ellos. estético posible. Si no se obtiene lo primero, los otros dos as-
pectos pierden su potencial significado, porque se comprome-
Para cada localización tumoral se describen clasificacio- te seriamente la curación. El primer objetivo es evaluar ade-
nes complementarias: cuadamente la radicalidad de la intervención necesaria. Este
Clasificación patológica: designada PTNM, suplementa concepto se fue modificando en los últimos años, en que se
y modifica a la anterior por la evidencia obtenida por la explo- introdujeron procedimientos quirúrgicos más reducidos que
ración quirúrgica o por el estudio anatomopatológico; por ejem- obtienen igual porcentaje de curación que otros anteriormente
plo: carcinoma de páncreas con diseminación abdominal más mutilantes. La tendencia y aplicación de tratamientos más
histológicamente comprobada, o carcinoma de mama con conservadores se atribuyen en principio a un cambio de per-
ganglios clínicamente No, en que el estudio histológico poste- cepción fisiopatológica del cirujano oncólogo sobre la forma
rior demuestra invasión microscópica de uno o varios cam- de diseminación de la enfermedad neoplásica. La observación
biando a NI. La certificación patológica de metástasis a dis- de la biología tumoral determinó que la diseminación puede
tancia implica la necesidad de su examen microscópico; por hacerse inicialmente sistémica por vía hematógena antes de
ejemplo: hígado, pulmón, huesos, etcétera. alcanzar los ganglios regionales, lo cual cuestionaría alguna
La clasificación para el tumor recidivado (r TNM), es de- de las clásicas operaciones radicales en bloque. Pero lo funda-
cir aquel que reaparece después de un intervalo libre de enfer- mental en este cambio fue la alternativa de tratamientos
medad, o la clasificación de la autopsia (a TNM) tienen menor adyuvantes a la cirugía como la radioterapia y quimioterapia.
aplicación clínica. La combinación de estos tratamientos con la cirugía y el or-
El estadio clínico que se obtiene de todas estas clasifica- den de aplicarlos dan como resultado en muchos tumores ope-
ciones es esencial para seleccionar y evaluar el tratamiento y raciones más limitadas y menos multilantes, que presentan
los resultados finales sobre la sobrevida para cada localiza- iguales índices de curabilidad que con los clásicamente más
ción y estadio tumoral. Una vez establecida la estadificación radicales (por ejemplo: cuadrantectomía más radioterapia frente
de un tumor, debe permanecer inmodificable en los registros a mastectomía radical en el cáncer de mama localizado).
médicos. A la clasificación TNM es conveniente agregarle la En esas condiciones se fue intentando la elección de trata-
gradación histológica que acompaña generalmente el tipo mientos combinados que permiten la preservación de órganos
histológico de tumor: anteriormente mutilados. Este concepto se extendió a varias
localizaciones y tipos de tumores. La amputación de miem-
Gx: Grado histológico no puede establecerse. bros por sarcomas como primer tratamiento, que era de alre-
Gl: Bien diferenciado. dedor del 40 %, se redujo con tratamientos combinados hasta
G2: Moderadamente diferenciado. el 5-10 % en las últimas series publicadas. Las resecciones
G3: Pobremente diferenciado. abdominoperineales por carcinoma de recto son ahora menos
G4: Indiferenciado. frecuentes que la resección anterior baja debido a adelantos
técnicos (suturas mecánicas) y tratamientos combinados (ra-
Con todos estos datos se establece finalmente la clasifica- dioterapia pelviana). La conservación de la laringe en tumo-
ción y estadificación más adecuada de un tumor; por ejemplo: res ¡ocalmente avanzados, posible en un 20 a 25 % de los pa-
carcinoma epidermoide de lengua T2 NI Mo, Estadio III, cientes en forma inicial o definitiva, ofrece importantes y atra-
moderadamente diferenciado G2 (la clasificación para cada yentes alternativas. En la medida en que estas estrategias con-
órgano se desarrollará en los capítulos respectivos). tinúen mejorando con ensayos prospectivos y randomizados,
y aunque parezca todavía demasiado utópico, se podrán ofre-
cer tratamientos quirúrgicos menos agresivos con igual
TRATAMIENTO QUIRÚRGICO sobrevida y curabilidad que con los clásicamente más muti-
lantes. Mientras la oncología contemporánea vaya conocien-
Hay tres razones para indicar cirugía en el tratamiento pri- do la utilidad de esos tratamientos, la cirugía oncológica con-
mario del cáncer: 1) cuando es usada con el objetivo de tinúa manteniendo un papel primario como terapéutica inicial
erradicar la enfermedad local totalmente; 2) cuando es parte en el manejo de los tumores sólidos.
de un programa terapéutico combinado tratando de curar la El cirujano oncólogo debe tener una clara perspectiva de
enfermedad en situación en que la cirugía sola no sería sufi- los objetivos del procedimiento quirúrgico. La disponibilidad
ciente para conseguirlo por la diseminación microscópica o de modalidades terapéuticas adyuvantes no implica desenten-
macroscópica de la enfermedad; 3) en situaciones tumorales derse de los aspectos técnicos ni de la radicalidad necesaria de
incurables (dolor, infección, hemorragia) tratando de mejorar la operación indicada.
la calidad de vida. La operación radical significa extirpar en bloque todo el
tumor macroscópico con el tejido que lo rodea, obteniendo
márgenes amplios de resección peritumoral en las tres dimen-
Primario local radical (curativo) siones y con biopsias intraoperatorias que indiquen la ausen-
cia de tejido tumoral, lo cual lleva implícito el concepto de
Antes de indicar el tratamiento quirúrgico, el cirujano debe curabilidad local. Esto explica que la neoplasia debe ser extir-
asegurarse de que las condiciones del paciente permitan una pada intacta e incluir la incisión de la biopsia previa, si exis-

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11. ONCOLOGÍA QUIRÚRGICA 177

tiera, y las estructuras que la envuelven cercanamente, sin violar de mejorar la calidad de vida con la menor morbilidad. El ci-
los planos contiguos al tumor o a los tejidos interpuestos entre rujano oncólogo debe conocer las indicaciones del total de los
las estructuras que tienen que ser resecadas. Estos márgenes procedimientos posibles para seleccionar el más adecuado y
pueden estar deliberadamente comprometidos en la vecindad efectuarlo o hacerlo efectuar por equipos especializados en
de estructuras funcionalmente importantes, como órganos vi- cirugía convencional, mínimamente invasiva, percutánea o
tales, arterias y venas fundamentales (aorta, cava, porta, mesen- endoscópica. Desde derivaciones quirúrgicas del tránsito in-
térica superior, femoral, etc.). Casi todas pueden ser reempla- testinal o biliar mediante operaciones tipo "by pass", el resta-
zadas protésicamente si el criterio de radicalidad lo exige, ad- blecimiento de la nutrición mediante gastrostomías o
mitiendo que generalmente aumenta la morbilidad. yeyunostomía alimentarias, hasta la colocación de dilatadores,
Los márgenes mínimamente aceptados para calificar a una tutores o "stents" esofágicos, colónicos o biliares para solu-
operación como radical o localmente curativa son variables cionar temporariamente la obstrucción. Todas estas indicacio-
para cada órgano, localización y tipo de tumor. No es igual nes deben evaluarse con un análisis racional y honesto de la
para un melanoma, donde la amplitud siempre es posible y ecuación costo-beneficio para el paciente.
dependerá de la profundidad de la lesión, que en un cáncer de
estómago avanzado, donde la integridad de la serosa, de los
órganos vecinos y los ganglios regionales determinan la even-
tual curación, o de un cáncer de cabeza de páncreas en el que Enfermedad metastática
la obtención de márgenes amplios y libres es casi una utopía.
Estas características propias de cada órgano se reflejan en la El orden de la diseminación de una neoplasia no es
sobrevida global a 5 años: melanoma 70 %; estómago 20 %; predecible dado que puede efectuarse por varias rutas: sanguí-
páncreas 4 %. nea, linfática, directa o serosa en cavidades. A su vez, distin-
tos tumores en determinados órganos tienen diferente tenden-
La necesidad de reducir márgenes profundos cercanos a
cia a desarrollar metástasis a distancia. Su crecimiento puede
estructuras anatómicas esenciales no autoriza a resignar már-
ser expresado como tiempo de duplicación tumoral (TDT) para
genes amplios en otras áreas peritumorales aunque implique
cualquier población celular que tenga fracciones de crecimiento
el sacrificio de estructuras no esenciales. En la era de las mo-
diploides o aneuploides. Este crecimiento puede producirse
dalidades terapéuticas combinadas, la práctica de la cirugía
por tres mecanismos: a) un ciclo celular corto con mayor nú-
oncológica moderna demanda extirpación quirúrgica adecua-
mero de células en la unidad de tiempo; b) reactivación de
da y amplia cuando es posible, diferenciando correctamente
células en fase Go (en reposo o dormidas) en el ciclo celular
entre cirugía radical y conservadora. Esta es factible cuando
aumentando la producción celular, y c) disminución en el rit-
existen otras modalidades terapéuticas adyuvantes que tienen
mo de muerte celular. En un tumor agresivo existe un corto
un probado y efectivo control local. El procedimiento debe
ciclo celular, con un aumento de la fracción de crecimiento,
ser radical cuando el tamaño tumoral es importante y la dispo-
con una fase S (síntesis) corta y una menor pérdida celular. En
nibilidad de tratamientos adyuvantes es inefectiva.
la mayoría de los tumores sólidos estos mecanismos indican
la agresividad de un tumor caracterizado por el TDT. Este pre-
senta una enorme variabilidad que va desde 15 días en algu-
Paliativo
nos sarcomas hasta más de 600 días en adenocarcinomas
Este tratamiento implica el intento terapéutico quirúrgico (mama, colon, melanomas). El uso de este parámetro es útil
para mejorar la sobrevida o la calidad de vida en los procesos para evaluar el tratamiento de pacientes con metástasis
incurables. Puede efectuarse sobre el tumor primario o sobre pulmonares y hepáticas.
la enfermedad metastásica. La indicación para la cirugía de las metástasis debe consi-
derar tres condiciones generales:
1. Control local del tumor primario.
Tumor primario 2. Posibilidad de su resección con un margen adecuado sin
amenazar la función vital del órgano.
Pueden presentarse variadas situaciones clínicas. Cuando 3. Morbilidad y mortalidad aceptables y menor que la evo-
se planifica una operación electiva curativa debido a una ade- lución natural de la metástasis.
cuada estadificación clínica y en la intervención se demuestra Con estos conceptos es posible enfrentar el tratamiento
mayor extensión del tumor primario, o diseminación quirúrgico de metástasis hepáticas en el carcinoma de colon y
metastática, el procedimiento se convierte en netamente pa- tumores endocrinos, con sobrevidas de hasta 40 % a 5 años en
liativo. Es aquí donde el juicio del cirujano oncólogo debe casos seleccionados. Las metástasis hepáticas de otro origen
demostrar su capacidad para brindarle al paciente el mejor no ofrecen buena posibilidad paliativa.
beneficio, y ello dependerá de la situación en cada caso. Esto La extirpación de metástasis pulmonares de sarcomas óseos
sucede preferentemente en la cirugía abdominal. o de partes blandas abrió un panorama alentador. Si su creci-
La infiltración del tumor primario a órganos vitales deter- miento es lento y el intervalo libre de enfermedad es prolon-
minará la conveniencia de aliviar el dolor, la obstrucción del gado, la resección de múltiples metástasis unilaterales o bila-
tránsito intestinal, biliar o urinario y la infección mediante terales da una sobrevida de alrededor del 50 %. También se
procedimientos antálgicos, derivativos o de "toilette" tumoral. justifica la extirpación de metástasis de carcinoma de colon,
El hallazgo de metástasis hepáticas determina la utilidad de su melanoma, carcinoma renal o adenocarcinomas de otra locali-
resección inmediata o diferida de acuerdo con su número y su zación cuando son únicos y el tumor primario está controlado.
ubicación. Cuando se pueda determinar por estadificación En estas condiciones, las metástasis cerebrales solitarias pue-
preoperatoria la imposibilidad o inconveniencia de intentar den ser consideradas para su resección quirúrgica cuando la
extirpar el tumor, la elección de procedimientos paliativos secuela que origine la cirugía no altere marcadamente la fun-
dependerá de las complicaciones presentes o potenciales a fin ción cerebral.

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178 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

Rehabilitación celular y fascia, y en alguno de ellos el músculo subyacente.


Los más conocidos son el del antebrazo o radial nutridos por
Actualmente es prioritario ofrecerle al paciente la rehabi- los vasos homónimos; el paraescapular por los vasos
litación de la función y de la estética después de tratamientos escapulares inferiores y sus ramas superficiales; el dorsal an-
quirúrgicos mutilantes. Este objetivo tiene dos aspectos: el de cho por la misma arteria; el recto anterior del abdomen por la
la reconstrucción inmediata y la rehabilitación tardía. arteria epigástrica y mamaria interna, y el glúteo por los vasos
glúteos superiores.
La mayor sofisticación se obtiene con los colgajos com-
Reconstrucción inmediata puestos, los colgajos osteomiocutáneos, en los que se agrega
un sector óseo en continuidad que constituye la parte funda-
De acuerdo con la magnitud y el tipo de intervención efec- mental para reconstrucciones del maxilar inferior y la cavidad
tuada, son múltiples los recursos técnicos de que dispone el intraoral. Los más usados son el colgajo de peroné con los
cirujano oncólogo. Desde el punto de vista general puede vasos homónimos y el de cresta ilíaca con los vasos circunfle-
recurrirse a prótesis de distintos tipos y materiales o al uso de jos ilíacos.
tejidos propios. Las primeras se usan generalmente para re- El uso de todos estos colgajos es múltiple y cada uno tiene
construir defectos óseos (mandíbula, pared torácica, rodilla, ventajas y desventajas para cada caso, correspondiendo al ade-
cadera, huesos craneales, etc.) y son habitualmente metálicas cuado juicio del cirujano elegir el más conveniente.
(acero, titanio, aluminio o combinadas). Últimamente existen De los colgajos viscerales el más conocido y usado es el
materiales biológicos, como los bancos de huesos o de piel, de yeyuno, constituido por una o dos asas con su pedículo
que permiten solucionar situaciones complejas, por ejemplo vascular, ramas directas de los vasos mesentéricos superio-
defectos parciales en la columna o extremidades, o en grandes res. El advenimiento de este colgajo fue el ideal para las re-
resecciones cutáneas. construcciones tubulares faringoesofágicas y reemplazó total-
Generalmente los defectos de partes blandas y de cobertu- mente y con un mejor resultado técnicas anteriores más com-
ra mucosa se reparan con tejidos locales (colgajos) o a distan- plejas con otro tipo de colgajos. Ofrece la ventaja de ser un
cia (injertos). tubo peristáltico casi igual al extirpado y con una ausencia de
Colgajos. Es un sector de piel y tejido celular con fascia secuela en la zona dadora. Su ductilidad es tan amplia que
y/o músculo de la vecindad del defecto creado por la resección, puede ser usado en defectos muy variados del tracto digestivo
que al rotar lo ocupan totalmente. Algunos son fasciocutáneos superior.
y su base está constituida por todo el ancho del pedículo, al
tiempo que su vascularización es mantenida por la irrigación
dérmica de algún pedículo cercano a su base, por ejemplo fron- Rehabilitación tardía
tal, lateral o central, deltopectoral, occipitoacromial, nasoge-
niano y cualquier otro designado de acuerdo con el defecto Una vez consolidado el período de recuperación postope
por cubrir. Uno de sus inconvenientes es que generalmente ratoria y aun cuando sean necesarios los tratamientos adyu-
requieren injerto de piel para cubrir el área dadora, por lo cual vantes, debe iniciarse el trabajo de restituir al paciente a su
actualmente se los usa en situaciones excepcionales. entorno social y laboral. Esta etapa es tan importante como las
Una variable más moderna son los colgajos miocutáneos anteriores y debe enfocarse con equipos especializados para
en los que se usa solamente una isla de piel de la dimensión cada situación de acuerdo con la disminución funcional o es-
del defecto creado, apoyada y nutrida por un músculo que rota tética que se presente en cada caso. La colaboración de
basado en un pedículo específico; por ejemplo: pectoral, tra- kinesiólogos, fisioterapeutas, fonoaudiólogos, protoodontistas,
pecio, dorsal, recto anterior del abdomen, recto interno, etc. psicólogos y enfermeras especializadas debe ser estrecha, for-
Su uso significó un cambio considerable en la estrategia qui- mando un equipo multidisciplinario para trabajar según las
rúrgica porque permite reconstrucciones mucho más amplias necesidades de cada caso.
con mejor funcionalidad y mejor resultado estético de la zona
dadora, ya que generalmente ésta no requiere de injertos
dérmicos para su cobertura. Expectativas futuras
El mayor y más apasionante impacto se produjo en la últi-
ma década con el advenimiento de los colgajos libres, tam- Se basan por ahora en poder determinar más exactamente
bién llamados microquirúrgicos. El concepto fue usar cual- la extensión de la enfermedad antes de emplear intervencio-
quier sector de piel y fascia con o sin músculo o viscera que, nes intencionalmente radicales.
teniendo un pedículo vascular bien definido y con un calibre La posibilidad de que reaccionen anticuerpos antitumorales
adecuado, permita seccionarlo y trasladar el colgajo uniendo con subclases de inmunoglobulinas conjugadas con radioisó-
la vena y la arteria de su pedículo (dador) a los vasos viables topos puede ofrecer una técnica apasionante para la detección
en el defecto (receptores) mediante una anastomosis microqui- intraoperatoria de tumores abdominales. El uso de detectores
rúrgica. cuyo calibre oscila entre 1 y 3 mm. Este importante radioisotópicos manuales (Neoprobe 1000) puede detectar en
avance impulsó a los cirujanos a estudiar todos los sectores esas condiciones un tumor clínicamente oculto. La futura uti-
del organismo que pudieran ofrecer una unidad alimentada por lización de anticuerpos monoclonales marcados con radio-
un pedículo reconocido, llevando a la investigación y al cono- isótopos puede proveer una evaluación más exacta de la ex-
cimiento más profundo del sistema vascular. De esta forma se tensión de la enfermedad con una adecuada estadificación,
consiguen resultados funcionales y estéticos admirables, y hasta permitiendo al cirujano oncólogo emplear estrategias más ra-
hace poco tiempo inimaginables, permitiendo resecciones cionales al definir la magnitud de la diseminación subclínica
tumorales más amplias y complejas con una reconstrucción y el estudio de los márgenes del tumor primario o recidivado.
funcional más adecuada. El uso de la laparoscopia o de toracoscopias diagnósticas
Estos colgajos pueden estar constituidos por piel, tejido para evaluar con el mismo criterio la resecabilidad del tumor

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11. ONCOLOGÍA QUIRÚRGICA 179

primario y la extensión tumoral redunda en menor costo, me- Blaud KY, Karakousis CP and Copeland EM: Atlas of Surgical
nor morbilidad y hospitalización, con menores molestias que Oncology. W.B. Saunders Co., Philadelphia, 1995.
la exploración abdominal a cielo abierto. Un porcentaje im- De Vita VT Jr., Hellman S and Rosenberg SA: Cáncer. Principies and
portante de pacientes se puede beneficiar evitando una Practice of Oncology. J.B. Lippincott Co., Philadelphia, 1996.
laparotomía no terapéutica al descubrirse una diseminación Flider IJ and Baich CM: The biology of cáncer metástasis and
de la enfermedad no sospechada con los estudios preoperatorios
implications for therapy. Curr. Probl. Surg. 24:137-209, 1987.
no invasivos. Permite la detección de pequeñas metástasis
peritoneales o viscerales y conocer el estado de los ganglios Freireich EJ and Stass SA: Molecular Basis of Oncology. Blackweli
linfáticos en múltiples tumores, como páncreas, estómago, Science, London, 1995.
esófago, hígado, útero, próstata y linfomas. Es también útil Love RR: Manual of Clinical Oncology, 6th. ed. Springer-Verlag,
para determinar la efectividad de los tratamientos una vez fi- Geneva, 1994.
nalizados, compitiendo favorablemente con la laparotomía Mendelson J, Howley PM, Israel MA and Liotta LA: The Molecular
diagnóstica ("second look"), o cuando existe elevación de Basis of Cáncer. W.B. Saunders Co., Philadelphia, 1995.
marcadores específicos como el CEA en tumores de colon o Parker SL, Tong T, Bolden S and Wingo PA: Cáncer Statistics, 1996.
el CA-125 en el carcinoma de ovario. CA Cáncer J. Clin. 46:3-27, 1996.
Ross DW: Introduction to Molecular Medicine. Springer-Verlag, New
BIBLIOGRAFÍA York, 1996.
Stellman JM and Stellman SD: Cáncer and the workplace. CA Cáncer
Armitage JO, Lichter AS and Niederhuber JE: Clinical Oncology.
Churchill Livingstone, 1995. J. Clin. 46:70-92, 1996.
Tannock IA and Hill RP: The Basic Science of Oncology. McGraw
Hill Inc., New York, 1992.

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Alberto R. Ferreres Numerosas alusiones a los errores e inexperiencia de los
médicos, a menudo plenas de humor, existen en documentos
Antecedentes históricos
artísticos y literarios, por ejemplo, en las obras de Shakespeare.
A través de la historia de la medicina y del derecho, la de Cervantes y muy especialmente de Moliere.
responsabilidad del médico ha sido, en términos generales, No obstante, la consolidación del origen jurídico de la res-
admitida y reconocida. ponsabilidad médica surge en Francia en el siglo pasado, cuan-
En la antigua Persia se autorizaba el ejercicio de la profe- do dos médicos, los doctores Helie y Thouret Noroy, a distan-
sión después de haber tratado —con éxito— a tres enfermos cia de 7 años, produjeron en el ejercicio de su profesión daños
indigentes. El Código de Hammurabi, el conjunto de leyes más en ia salud de los respectivos pacientes sometidos a su aten-
antiguas que se conoce, no habla de los médicos sino exclusi- ción profesional. Llevada la cuestión ante la justicia civil en
vamente de los cirujanos, cuya actividad aparece regulada con los dos procesos, ésta concluyó que había existido impruden-
honorarios y castigada cuando se cometen errores. Este códi- cia y negligencia, condenándolos al pago de sendas
go establecía la pena de cortar las manos al cirujano que pro- indemnizaciones. (done by 007)
vocaba una herida grave en un hombre notable o que producía El proceso Helie ocurrió en 1825, cuando este profesional
ceguera luego de una operación de catarata. En caso de daño fue llamado a atender una paciente que se hallaba en trabajo
menor se debía una compensación pecuniaria al enfermo. de parto, el cual era distócico y con presentación de hombro.
En el antiguo Egipto, el Libro de Toth de reglas profesio- Al acudir se encontró con una procidencia de hombro derecho
nales condenaba a muerte a los médicos que provocaban daño fuera de la vulva, y sin llamar en consulta a ningún otro colega
por apartarse de las normas allí escritas. El Código de Manú, ni intentar maniobra correctiva alguna, lo amputó. Idéntica
en la antigua India, establecía castigos para tratamientos inco- conducta adoptó frente a la procidencia del otro miembro. El
rrectos y prohibía a los médicos prestar asistencia a crimina- recién nacido sobrevivió y su padre inició un reclamo ante el
les. Tribunal de Domfront que, luego de consultas a la Academia
Los cirujanos aztecas abandonaban a sus pacientes cuan- Francesa de Medicina, concluyó que el médico había obrado
do los augurios mágicos determinaban días adversos en el ca- "imprudentemente y con una precipitación increíble, no habien-
lendario. Practicaban la eutanasia y ejercían una severa auto- do intentado ninguna maniobra obstétrica ni llamado en con-
ridad social. sulta a ningún otro colega, pese a que no había urgencias inter-
En Grecia estaban prohibidos el aborto y la castración; con vencionales y había tenido todo el tiempo necesario", conde-
la escuela de Kos la medicina griega alcanza su mayor apogeo nando al médico a pagar una indemnización vitalicia al niño.
apoyada en un criterio racional y natural. Hipócrates, líder de El proceso Thouret Noroy ocurrió siete años después, en
esa escuela, traza los principios éticos vigentes hasta hoy y 1832. Este profesional fue llamado a prestar atención médica
establece en forma específica las obligaciones del médico, la a un operario, a quien ie practicó una sangría por estimarlo
rrotección del paciente, el respeto a los maestros y colegas, el necesario para su salud. Detenida la hemorragia colocó un
secreto médico, la moderación en los honorarios y el rechazo vendaje y se retiró, formándose en el lugar de la herida quirúr-
a la eutanasia. gica una tumoración dolorosa. Llamado nuevamente el profe-
La Ley Aquilia en la antigua Roma protegía a los pacien- sional, ordenó pomadas locales. Posteriormente el enfermo
tes de la negligencia o imprudencia de ciertos médicos, con evolucionó con una fístula arteriovenosa y posterior gangrena
normas básicas sobre el concepto de responsabilidad. Asimis- y consecuente amputación, todo manejado por otro profesio-
mo, se admitía que la relación médico-paciente era una forma nal. La víctima entabló una demanda contra el profesional
de arrendamiento de servicios, contrato consensúal, de uso fre- actuante en primer término, y el Tribunal concluyó en "la exis-
cuente, de gran utilidad práctica y para el cual no se exigían tencia de impericia, negligencia grave, falta grosera y olvido
formalidades especiales, pudiendo el consentimiento manifes- de las reglas elementales".
tarse por cualquier medio. En ambos casos existió apelación ante el Tribunal de Ca-
En 1140 el rey normando Roger tuvo la inquietud de con- sación, correspondiendo al Procurador General de Justicia
trolar la responsabilidad médica y decretó que "...quien desee emitir dictamen jurídico. El fiscal Dupin emitió su célebre dic-
ejercer la medicina deberá presentarse ante nuestros oficiales tamen: "...el médico y el cirujano no son indefinidamente res-
y examinadores para someterse a su juicio... De esta manera ponsables, pero lo son a veces; no lo son siempre, pero no se
velamos por que nuestros subditos no se vean expuestos a la puede decir que no lo sean jamás. Queda a criterio del juez
inexperiencia de los médicos'' determinar cada caso, sin apartarse de esta noción fundamen-

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12. ASPECTOS MEDICOLEGALES 18 J

tal: para que un hombre sea considerado responsable de un • Ignorancia de los riesgos y del eventual desenlace desfa-
acto cometido en el ejercicio de su profesión es necesario que vorable: muchos autores tratan de disminuir este factor a tra-
haya cometido una falta en dicho acto: sea que le hubiera sido vés del logro del consentimiento informado.
posible, con más vigilancia sobre sí mismo o sobre sus actos, • Interés pecuniario en las partes: muchas veces la posibi-
asegurarse, sea que lo que se le incrimine sea tal, que la igno- lidad de una indemnización o el cobro de un seguro tienta a
rancia sobre este punto no sea admisible en su profesión... Para los familiares de la víctima a iniciar una demanda.
que haya responsabilidad civil, no es necesario buscar si exis-
tió intención; basta que haya habido negligencia, impruden-
cia, impericia grosera y, por lo tanto, inexcusable". Marco teórico y práctico
En los Estados Unidos los juicios por malpraxis han teni-
do un crecimiento vertiginoso en los últimos 50 años y repre- Debemos distinguir tres conceptos fundamentales y cono-
sentan un componente fundamental en el aumento de los cos- cer sus diferencias: malpraxis, responsabilidad profesional
tos de la atención médica, originando lo que algunos autores médica y patoiatrogenia.
definen como "medicina defensiva" y una preocupación para Malpraxis. Es la desviación de ios estándares de cuidado
los profesionales del arte de curar. aceptados que causa un daño en la salud del paciente. El Dic-
En nuestro país, e! primer antecedente es la sentencia de la cionario de Derecho Black la define de la siguiente manera:
Cámara Nacional del Crimen del 14 de abril de 1910, origina- "La omisión por parte del médico de prestar apropiadamente
da por un accidente anestésico. Posteriormente el 20 de abril los servicios a que está obligado en su relación profesional
de 1918 se consigna un fallo de la Cámara de Apelaciones de con su paciente, omisión que dé por resultado cierto perjuicio
San Nicolás. Isaac Halperín, en su trabajo "La responsabili- a éste".
dad civil de los médicos por faltas cometidas en e! desempeño Para su concreción se requieren tres elementos:
de su profesión" (LL 1-217, 1936), registra en los repertorios Violación de los estándares de cuidado: el cuidado brin-
de jurisprudencia 4 casos. Alsina Atienza en su artículo "La dado debió tener una brecha con los parámetros comparativos
carga de ias pruebas en la responsabilidad del médico: obliga- de a r c u a d a calidad de atención médica.
ciones de medio y de resultado" (JA, 1958-III-588) aporta 4 Nexo de causalidad: implica que el resultado obtenido es
casos más. Al año 1970 se informan más de 50 causas inicia- consecuencia directa del accionar o no del profesional; signi-
das conforme J. Mosset Iturraspe (Responsabilidad civil del fica el cumplimiento de la relación causa-efecto, por ejemplo,
médico, ed. Astrea, 1979). Del año 1979 en adelante, y muy intervención quirúrgica (colectomía segmentaria) y lesión qui-
especialmente en el último lustro, hemos asistido a un creci- rúrgica inadvertida en el período postoperatorio (sección del
miento estadístico notable en las demandas por presunta uréter).
malpraxis, tanto en la esfera penal como en la civil. Daño: la efectivización de un daño es elemento sine qua
non en el logro de una conducta de malpraxis, ya que la ausen-
cia de lesión es impedimento para su concreción.
El motivo de los juicios por responsabilidad Responsabilidad profesional médica. Consiste en la obli-
profesional médica gación que tiene toda persona que ejerce una rama del arte de
curar de responder ante la justicia por los daños ocasionados
En primer lugar vale la aclaración que la denominación con motivo del ejercicio de su profesión. Una sentencia de la
habitual "juicios por malpraxis" es incorrecta, ya que quien Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires en
determinará la existencia de malpraxis es el tribunal a través los autos "López, C. y otro contra Sanatorio Beltrán s/daños y
de su sentencia. perjuicios" sostuvo: "La responsabilidad profesional es aque-
Son varios los motivos que explican el crecimiento verti- lla en la que incurre el que ejerce una profesión al faltar a los
ginoso de los reclamos por presunta malpraxis en nuestro me- deberes especiales que ésta le impone y requiere; entre otros.
dio. Entre otros, debemos mencionar: el médico debe poseer el caudal de preparación que común-
• Déficit en la relación médico-paciente: muchas veces, la mente tienen los de su profesión, es decir: le incumbe emplear
ruptura de este vínculo fundamental es lo que desencadena el los ordinarios cuidados, pericia y diligencia que guardan los
comienzo de un reclamo. médicos y cirujanos de la localidad en casos iguales, responde
• Despersonalización de ia medicina: frente a las actuales por los daños derivados de la ignorancia de los conocimientos
exigencias de la práctica diaria, la medicina se ocupa de enfer- necesarios y de pericia, de ia omisión de razonables atencio-
medades y no de enfermos. nes o por no haber empleado su mejor juicio".
• Conocimiento del tema a través de los medios de difu- En este extracto están condensadas, de la mejor manera
sión: ya no sorprende la aparición en periódicos y semanarios posible, las variables de un caso de responsabilidad médica y
de actualidad, de artículos titulados "daño médico", "cirugía ia vara de exigencia que se le solicita al profesional, que no es
innecesaria", etc., lo cual implica una mayor penetración del de máxima sino comparativa con otros profesionales de su zona
tema en la población y, por ende, una mayor posibilidad de y en circunstancias similares.
reclamo. Patoiatrogenia. Debemos hacer la salvedad de que el tér-
• Mayor exigencia de resultados favorables: muchas veces mino iatrogenia, usado habitualmente, es incorrecto, ya que
los médicos no alertan acerca de los eventuales riesgos que etimológicamente significa originado en el accionar médico.
implica una conducta intervencionista, y frente a un hecho ad- Patoiatrogenia implica cualquier daño ocasionado o resultan-
verso o complicación desfavorable, la sorpresa de la familia te, de manera directa o indirecta, de la actividad del médico.
es mayúscula. incluyendo secuelas de tipo colateral y adversas al paciente.
• Falta de información acerca de la enfermedad y su pro- La responsabilidad profesional médica, si bien es una sola,
nóstico: la falta de tiempo y la inexistencia, en tiempos de tiene tres aspectos: penal, civil y administrativo. A este último
medicina multidiscipiinaria, de un médico de cabecera expli- aspecto no lo abordaremos dada la complejidad y extensión
ca esta desinformación. de los dos primeros.

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182 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

El ordenamiento legal que regula la actividad médica está Negligencia es lo inverso a sentido del deber, la falta de
dado fundamentalmente por los códigos de fondo: Código celo o indiferencia. Es el incumplimiento de los elementales
Penal y Código Civil, a través del articulado correspondiente, principios inherentes al arte o profesión. Es "no hacer o hacer
la ley 17.132 de Ejercicio Profesional y los códigos de forma, de menos".
Código Procesal Penal y Civil. Impericia es actuar sin la capacitación necesaria y expresa
Aspecto penal. Desde este punto de vista, cualquier in- la falta de conocimientos técnicos en determinado aspecto del
fracción a alguno de los artículos es un delito, que es una con- arte y ciencia de la medicina.
ducta típica, antijurídica y culpable, y reconoce para su pro- Las sanciones que impone el ordenamiento legal son: multa,
ducción requisitos objetivos: inhabilitación y/o prisión.
' infracción al deber de cuidado Otro punto fundamental, no siempre tenido en cuenta por
• relación de causalidad los colegas, es el relativo a que la responsabilidad profesional
• nexo de determinación en la esfera penal siempre es personal. Esto significa que se
• resultado típico obtenido puede iniciar una querella criminal exclusivamente contra un
y requisitos subjetivos: médico y no contra instituciones (sanatorios, hospitales, obras
' previsibilidad sociales, entidades de medicina prepaga, etc.). Lo que se per-
• voluntad para conducirse con los medios seleccionados sigue siempre es una sanción personal, muchas veces el casti-
Dentro del Código Penal los siguientes artículos tienen que go con prisión.
ver con la responsabilidad profesional médica: Aspecto civil. Son varios los artículos del Código Civil
Art. 84: Homicidio. Será reprimido con prisión de 6 meses que se refieren a la responsabilidad profesional, nos interesa
a 3 años e inhabilitación especial, en su caso, por 5 a 10 años, recordar dos:
al que por imprudencia, negligencia, impericia en su arte o Art. 512. La culpa del deudor en el cumplimiento de la
profesión, o inobservancia de los reglamentos o deberes de su obligación consiste en la omisión de aquellas diligencias que
cargo, causare la muerte a otro. exigiere la naturaleza de la obligación y que correspondieren
Art. 94: Lesiones. Se impondrá prisión de 1 mes, de 2 años a las circunstancias de las personas, del tiempo y del lugar.
o multa de $1000 a $15.000 e inhabilitación especial por 1 a Art. 1109. Todo el que ejecuta un hecho que por su culpa o
4 años, al que por imprudencia o negligencia, por impericia en negligencia ocasiona un daño a otro, está obligado a la repara-
su arte o profesión, o por inobservancia de los reglamentos o ción del perjuicio.
deberes a su cargo, causare a otro un daño en el cuerpo o la Cabe consignar que la relación médico-paciente es básica-
salud. (done by 007) mente una relación contractual. Los autores denominan a este
Art. 106: Abandono de persona. El que pusiere en peligro contrato, peculiar por cierto, ya que suele ser no escrito y su-
la vida o la salud de otro, sea colocándolo en situación de des- jeto a diversas variables, contrato de asistencia médica o de
amparo, sea abandonando a su suerte a una persona incapaz prestación médica asistencial. El hecho de que la responsabi-
de valerse y a la que deba mantener o cuidar, o a la que el lidad profesional tenga un origen contractual extiende el pla-
mismo autor haya incapacitado, será reprimido con prisión de zo de prescripción (lapso en el cual un presunto damnificado
2 a 6 años. puede iniciar un reclamo) a 10 años, siendo la prescripción en
La pena será de reclusión o prisión de 3 a 10 años si a el ámbito penal de 2 años. Asimismo se le aplican todas las
consecuencia del abandono resultare grave daño en el cuerpo normativas que hacen a la esfera de las obligaciones contrac-
o en la salud de la víctima. tuales.
Si ocurriere la muerte, la pena será de 3 a 10 años de reclu- Clásicamente se ha hablado dentro de los deberes de los
sión o prisión. médicos de obligaciones de medio y de resultado. Las prime-
Art. 108: Omisión de auxilio. Será reprimido con multa de ras exigen del deudor (en el caso de referencia, el profesional)
$750 a $12.500, el que encontrando perdido o desamparado a la carga de adoptar la prudencia y diligencia necesarias para
un menor de 10 años o a una persona herida o inválida o ame- conducir a un determinado fin: la curación del enfermo. En las
nazada de un peligro cualquiera omitiere prestarle el auxilio de resultado, el deudor se compromete a un determinado fin
necesario, cuando pudiere hacerlo sin riesgo personal, o no propuesto, objeto del contrato celebrado. Existe entre los es-
diere aviso inmediatamente a la autoridad. tudiosos del derecho la tendencia a asimilar la obligación en
En los dos primeros artículos se requiere en forma inexo- algunas especialidades médicas (tradicionalmente la cirugía
rable la calidad de profesional del arte de curar, y la sanción plástica embellecedora y la anestesia) a obligaciones de resul-
trae aparejada la accesoria de inhabilitación, o sea, la suspen- tado. No obstante, dentro de la esfera médica, conocemos la
sión de la matrícula del ejercicio profesional. inexactitud de estos parámetros, ya que algunas situaciones
El presupuesto fundamental en la responsabilidad profe- son absolutamente imprevisibles o bien previstas, inevitables,
sional médica es la existencia de la llamada culpa médica, que como, por ejemplo, una reacción cicatrizal anómala en el caso
es el grado más bajo de culpabilidad. Es la falta de previsión de un queloide.
de un resultado típicamente antijurídico que pudo y debió ha- En el ámbito civil, lo que motiva un reclamo es el incum-
berse previsto al obrar (culpa inconsciente), o la representa- plimiento en la relación jurídica que vincula a un paciente con
ción de un resultado típicamente antijurídico que se confía evi- un médico, relación en la que en la mayoría de las oportunida-
tar. obrando en consecuencia (culpa consciente o con repre- des participa un tercero (institución o tercer pagador, hospital,
sentación). Dentro de las conductas culposas incluimos la im- sanatorio, obra social, mutual, medicina prepaga). Cabe con-
prudencia. la negligencia y la impericia. signar que una demanda civil se puede iniciar contra cualquiera
Imprudencia es lo opuesto a prudencia, es obrar con lige- de los nombrados, en general contra todos ellos, y existe la
reza. Es afrontar un riesgo sin haber tomado las debidas pre- obligación de reparar el daño y perjuicio ocasionados a la víc-
cauciones para evitarlo, procediendo con apresuramiento in- tima, reparación que consiste en el resarcimiento material.
necesario, sin detenerse a pensar los inconvenientes que re- Hay numerosos temas dentro del ámbito de la responsabi-
sultarán de esa acción. Es básicamente "hacer de más". lidad profesional del cirujano que, si bien exceden el marco de

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12. ASPECTOS MEDICOLEGALES 183

este trabajo, trataremos de ilustrar brevemente para conoci- Relación médico cirujano-anestesista
miento de los lectores y sin ánimo de agotarlos.
El concepto de jefe de equipo impone la figura central en
cabeza del cirujano, que responde y es responsable por los
Consentimiento informado actos de sus dependientes. Un caso peculiar se origina en la
relación médico cirujano-anestesista, dada la autonomía cien-
La doctrina del consentimiento informado, cuyo primer
tífica y técnica de este último. Vázquez Ferreyra habla de una
antecedente se remonta a un caso inglés del siglo XVIII (Slater
división del trabajo, tanto en sentido horizontal como vertical.
vs. Baker & Stapleton), fue plasmada en un leading case del
La primera es la que se da entre profesionales que, por su ca-
año 1914 en el juicio "Schloendorff vs. Society of New York
pacitación, competencia e independencia se encuentran en si-
Hospital" a través del dictamen del juez Cardozo, integrante
tuación de igualdad, mientras la segunda es la que se establece
de la Corte de Apelaciones del Estado de New York, quien
entre el cirujano jefe y los dependientes en sentido estricto
sostuvo: "Todo ser humano adulto y sano mentalmente tiene
(ayudantes, instrumentadoras, personal de enfermería, etc.).
derecho a determinar qué es lo que se hará con su propio cuer-
La división del trabajo en sentido horizontal es la que se apli-
po, debiendo responsabilizarse el cirujano que practique una
ca al vínculo entre cirujano y anestesista; no obstante la auto-
operación sin el consentimiento de su paciente". Este criterio
nomía mencionada, el jefe de equipo cirujano puede ser al-
ha sido sustentado en reclamos posteriores, como lo demues-
canzado en su responsabilidad en los casos en que pudo o de-
tran "Canterbury vs. Spence" (Cámara de Apelaciones del
bió vigilar los actos del anestesista, por ejemplo, en el caso
Distrito de Columbia, 1972) y "Kearns vs. Superior Court"
específico de ausencia del anestesista de la sala de operacio-
(Corte Suprema de Massachusetts, 1982).
nes o en el período de recuperación postanestésica inmediata.
En nuestro ordenamiento legal, la ley 17.132 establece en
su artículo 19, inciso 3: "Los profesionales que ejerzan la
medicina están obligados a... respetar la voluntad del paciente
en cuanto sea negativa a tratarse o internarse, salvo los casos Oblitos
de inconsciencia, alienación mental, lesionados graves por
causa de accidentes, tentativas de suicidio o de delitos. En las
operaciones mutilantes se solicitará la conformidad por escri- Cabe consignar que se debe hablar exclusivamente de oblito
to del enfermo salvo cuando la inconsciencia o alienación o la y no de oblito quirúrgico, según se desprende de la última edi-
gravedad del caso no admitiera dilaciones". Asimismo tam- ción del Diccionario de la Lengua Española, que ha aceptado
bién se ha aceptado la vigencia, por aplicación analógica, de el término oblito con su significado de "olvido quirúrgico".
lo preceptado en el artículo 13 de la ley 24.193 (Trasplantes): En la jurisprudencia se ha visto últimamente el uso frecuente
"Los jefes y subjefes de los equipos deberán informar a cada de la regla res ipsa loquitur ("las cosas hablan por sí mismas");
paciente y su grupo familiar, de manera suficiente, clara y adap- se trata de una forma de evidencia circunstancial que crea una
tada a su nivel cultural, sobre los riesgos de la operación de presunción de negligencia. No obstante, desde el punto de vista
ablación e implante —según sea el caso—, sus secuelas físi- estrictamente médico, debemos considerar al oblito, a priori,
cas y psíquicas, ciertas o posibles, la evolución previsible y como una contingencia inherente a cualquier procedimiento
las limitaciones resultantes, así como de las posibilidades de quirúrgico, máxime tratándose de aquellos que se desarrollan
mejoría que, verosímilmente, puedan resultar para el receptor. en la cavidad abdominal. Por supuesto, la vara del tribunal no
Luego de asegurarse que el dador y el receptor hayan com- será idéntica en el caso de una compresa alojada en la cavidad
prendido el significado de la información suministrada, deja- pelviana después de una intervención quirúrgica de urgencia
rán a la libre voluntad de cada uno de ellos la decisión que por hemoperitoneo, que en el de una pinza alojada en la cavi-
corresponda adoptar. Del cumplimiento de este requisito, de dad torácica. Será de fundamental importancia para el ciruja-
la decisión del dador y de la del receptor, así como de la opi- no, y eventualmente para la institución, acreditar un adecuado
nión médica sobre los mencionados riesgos, secuelas, evolu- control del instrumental y de las compresas utilizadas en el
ción, limitaciones y mejoría, tanto para el dador como para el procedimiento, un correcto seguimiento postoperatorio y las
receptor, deberá quedar constancia documentada de acuerdo medidas tendientes a descartar la presencia de un cuerpo ex-
con la normativa a establecerse reglamentariamente". traño, ya que en repetidas oportunidades se consagra un des-
La actual difusión de la doctrina del consentimiento infor- cuido en el manejo del período postoperatorio.
mado refleja el conflicto, dentro de la relación médico-paciente,
que opone al paternalismo médico en el manejo terapéutico
con la autonomía de la voluntad del paciente en la toma de Responsabilidad profesional del médico residente
decisiones.
Debemos recordar que la declaración de la voluntad, en
este caso, de un paciente dentro del contrato de asistencia Es indudable la existencia de responsabilidad profesional
médica, puede ser formal o no formal, positiva o tácita, o in- desde el momento de la matriculación del médico. No obstan-
ducida por una presunción de la ley (conforme al artículo 915 te, el rigor de la ley podrá ser atemperado, en cada caso en
del Código Civil). Pero de fundamental importancia es la in- particular y por la condición de médico en formación que pue-
formación brindada, sobre todo aquella vinculada con efectos de acreditar un médico residente. La ley 22.127 (Sistema Na-
colaterales, reacciones adversas y complicaciones, y la ade- cional de Residencias de la Salud) establece en su artículo 16
cuada documentación de que aquélla ha sido ofrecida, que: "la ejecución de los actos de progresiva complejidad en-
englobada dentro de los derechos de los pacientes a recibir comendados al residente en cumplimiento de los programas
información, criterio consagrado por la Cámara Nacional Ci- de residencia, se desarrollarán bajo su propia responsabilidad
vil y Comercial Federal, Sala I, sentencia del 28 de diciembre profesional, sin perjuicio de la que eventualmente pudiera re-
de 1993. caer sobre el instructor que hubiera dispuesto su realización".

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¡84 SECCIÓN I. PARTE GENERAL

La historia clínica le cas du docteur Helie. Ann. d'Hyg. Publique et Med. Légale.
III, 112-160, 1830. Citado en Bonnet EFP. Tratado de Medicina
La historia clínica es un documento público y como tal Legal. López Libreros Editores. Buenos Aires, 1986.
documenta el acto médico. Todo aquello que no está registra- Albanese S: Casos médicos: relaciones jurídicas emergentes del ejer-
do en la historia clínica se presume como no realizado. "La cicio de la medicina. Ediciones La Rocca, Buenos Aires, 1994.
American College of Surgeons: Patient Safety Manual, Chicago, 1985.
realidad no es lo que pasó o lo que usted sostiene que aconte-
Barbado AR: Responsabilidad de los profesionales del arte de curar:
ció; la realidad es lo que consta en la historia clínica" (Brittain, sistematización de jurisprudencia. Zavalía Editor, Buenos Aires,
1989). Es una prueba de fundamental importancia frente a 1995.
cualquier reclamo, ya que a partir de ella se avala la conducta Brennan TA, Leape LL, Laird NM et al: Incidence of adverse events
y accionar de los médicos involucrados. and negligence in hospitalized patients: results of the Harvard
Uno de los métodos aconsejados por abogados america- Medical Practice Study I. N. Engl. J. Med., 324: 370, 1991.
nos para la confección de una historia clínica es el denomina- Bueres AJ: Responsabilidad civil de los médicos. Hammurabi, Bue-
do SOAP, variante de la "problem-oriented medical record". nos Aires, 1994.
Este consiste en lo siguiente: CNCiv., sala A, 12 de junio de 1979, LL, 1979-D-423.
CNCiv., sala D, 16 de febrero de 1984, LL, 1984-C-586.
S {Subjective): información primaria registrada que con-
CNCiv., sala D, 30 de septiembre de 1981, Repertorio LL, XIII, A-I,
siste en lo que el paciente relata. 717, sumario 187.
O (Objective): información objetiva, hallazgos del examen CNCiv., sala E, 26 de agosto de 1987, ED, 126-448.
físico, resultados importantes de laboratorio y de otros estu- CNCiv., sala F, 2 de septiembre de 1983, Repertorio LL, XLIV, A-I,
dios complementarios significativos. 690, sumario 392.
A (Assessment): evaluación del estado clínico y de la si- CNCiv. y Com. Fed., sala I, 28 de diciembre de 1993, DE, 160-97.
tuación actual. CSJN, 28 de diciembre de 1989, JA, 1990-11-443.
P (Plan): plan diagnóstico y terapéutico que, acorde a los Kern KA: An overview of 711 general surgery liability cases: the
anatomy of surgical malpractice claims. Bull. Am. Coll. Surg..
hallazgos descriptos y consignados, se dispondrá efectivizar.
80: 34,1995.
Se aconsejan guardar los siguientes recaudos al confec- Leape LL, Brennan TA, Laird NM et al: The nature of adverse events
cionar una historia clínica: in hospitalized patients: results of the Harvard Medical Practice
• Debe ser completa, actualizada, legible y rubricada. Study II. N. Engl. J. Med., 324: 377,1991.
• D e b e guardar cierta consistencia interna; esto es, la ade- Localio AR, Lawthers AG, Brennan TA et al: Relation between
cuada interrelación para vincular el diagnóstico, el tratamien- malpractice claims and adverse events due to negligence: results
to, los estudios solicitados, la medicación administrada, el se- of the Harvard Medical Practice Study II. N. Engl. J. Med., 325:
guimiento, etcétera. 245,1991.
• Debe reflejar la secuencia lógica y ser una verdadera hoja López Bolado J: Los médicos y el Código Penal. Editorial Universi-
dad, Buenos Aires, 1987.
de ruta para comprender sin fisuras el accionar médico en la
Maccagno A: Los juicios por malpraxis (conferencia). Primeras Jor-
atención de determinado paciente. nadas Universitarias de Malpraxis. Facultad de Medicina. 8 de
• Debe ser completada en el mismo momento o en el in- septiembre de 1995.
mediatamente posterior al acto médico realizado. Martínez Marull A: Responsabilidad ética y jurídica de las institu-
• Todas las evoluciones deoen ser pertinentes, relevantes y ciones médicas. Rev. Argent. Cirug., número extraordinario, 1988.
objetivas. No se deben incorporar impresiones personales ni Medone A y Califano JE: Malpraxis médica: efectos y prevención.
diagnósticos tentativos. Toda decisión terapéutica debe estar La Prensa Médica Argentina. Buenos Aires, 1995.
avalada por una secuencia lógica de hechos relevantes y datos Mosset Iturraspe J, Lorenzetti RL: Contratos médicos. Ediciones La
objetivos que apoyen tal conducta. Rocca, Buenos Aires, 1991.
Nora P (Editor): Professional liability and risk management. American
• Todas las evoluciones deben incluir fecha, hora y firma y
College of Surgeons. Chicago, USA, 1994.
sello del profesional interviniente. Es conveniente que tam- Sanguinetti FA: Responsabilidad ética y jurídica del cirujano. Rev.
bién conste la firma del responsable del paciente o del servi- Argent. Cirug., número extraordinario, 1988.
cio, avalando lo consignado. Taragin MI, Willett LR, Wilczek AP et al: The influence of standard
• No se deben dejar espacios libres. of care and severity of injury on the resolution of medical
• Es fundamental la ausencia de contradicciones entre los malpractice claims. Ann. ínter. Med., 117: 780, 1992.
distintos especialistas que atienden a determinado paciente. Urrutia AR, Urrutia DM, Urrutia CA et al: Responsabilidad médico-
• Es fundamental incorporar a la evolución diaria los, re- legal de los cirujanos. Ed. Héctor Macchi, Buenos Aires, 1995.
sultados de los estudios complementarios significativos. Vázquez Ferreyra R: Prueba de la culpa médica. Hammurabi, Bue-
nos Aires, 1991.
• Se debe completar la historia clínica pensando que podrá
Vázquez Ferreyra R: Daños y perjuicios en el ejercicio de la medici-
ser leída, examinada, auditada e impugnada por auditores, abo- na. Hammurabi, Buenos Aires, 1992.
gados. peritos y jueces. Yungano AR, López Bolado JD, Poggi VL, Bruno AH: Responsabi-
lidad profesional de los médicos. Editorial Universidad, Buenos
BIBLIOGRAFÍA Aires, 1982.
Zuccherino RM: La praxis médica en la actualidad. Depalma, Bue-
Academie de Medecine de Paris: Question de responsabilité médicale: nos Aires, 1994

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SECCIÓN II. TRAUMA

Atención inicial del paciente traumatizado

Jorge A. Neira y Miguel A. Gómez 4) limpiar las fauces y la orofaringe aspirando en forma
frecuente, y breve, ya que el paciente ventila por el mismo lu-
Definición. Son las medidas de atención que deben pres- gar por donde se aspira;
tarse al traumatizado desde el lugar del accidente hasta su hos- 5) si es imprescindible, colocar transitoriamente una vía
pitalización. Comprende la atención prehospitalaria y la aten- nasofaríngea (cánula de Mayo). Se debe tener presente que la
ción hospitalaria inicial. vía nasofaríngea es de escasa efectividad, puede facilitar el
reflejo nauseoso y está contraindicada en la fractura de la base
del cráneo o del macizo facial;
ATENCIÓN PREHOSPITALARIA 6) oxigenar adecuadamente al paciente. Para ello se debe
aumentar la fracción inspirada de oxígeno (FI0 2 ) utilizando
Incluye la atención en el lugar del accidente y durante el
máscaras multigraduadas (FIO2 0,50) o bolsas resucitadoras
traslado al hospital. En el lugar del accidente, lo primero es
con reservorio (FI0 2 0,85).
determinar el nivel de conciencia del traumatizado. Esto se
Necesidad inmediata de vía aérea. Según el caso, puede
hace mediante preguntas simples, a la vez que se le ordena no
estar indicada una intubación endotraqueal urgente, ya sea
moverse. Puede ser necesario realizar la extricación del pa-
nasotraqueal u orotraqueal, o el acceso quirúrgico a la vía
ciente. o sea la extracción de los elementos que lo atrapan. El
aérea. La elección dependerá de las lesiones asociadas y de la
axioma extraer el auto del paciente y no el paciente del auto
experiencia del equipo actuante.
ilustra cómo debe realizarse la extricación.
Los objetivos principales de la atención prehospitalaria son
asegurar la permeabilidad de la vía aérea (lo cual permite ven-
tilar y oxigenar adecuadamente), controlar la hemorragia, Sospecha de traumatismo de la columna cervical
diagnosticar lesiones asociadas y eventualmente iniciar su
Sin lesión de la base del cráneo ni del macizo facial. Si
tratamiento. Todas las maniobras de atención y movilización
el paciente respira, la intubación nasotraqueal es prioritaria.
del paciente deben realizarse con protección de la columna
En cambio, si el paciente está en apnea o el operador carece
cervical y dorsolumbar (ver más adelante).
del entrenamiento necesario, está indicada la intubación
orotraqueal con fijación manual simultánea de la cabeza por
Permeabilidad de la vía aérea un segundo operador (el collar cervical no asegura la inmovi-
lidad del cuello).
En toda maniobra de acceso a la vía aérea se debe tener Con lesión de la base del cráneo, sin lesión del macizo
presente la posibilidad de que exista un traumatismo de la co- facial. Se debe sospechar una lesión de la base del cráneo cuan-
lumna cervical. Esta eventualidad debe ser sospechada firme- do existe otorragia, rinorragia, hemotímpano, ojos de mapache,
mente en todo sujeto inconsciente y en todo traumatismo con hematoma mastoideo o hemorragia subconjuntival (ver Trau-
lesión por encima de las clavículas. Ante la sospecha de lesión ma encefalocraneano). En este caso, la vía nasotraqueal está
en la columna cervical, se deberá decidir rápidamente si exis- contraindicada y es prioritaria la intubación orotraqueal con
te o no una necesidad inmediata de acceder a la vía aérea. fijación manual de la cabeza. Si ello no es posible, se debe
Necesidad no inmediata de vía aérea. En esta situación. recurrir a un acceso quirúrgico (punción cricotiroidea o
el acceso a la vía aérea puede ser diferido hasta la obtención cricotiroidotomía) (fig. 13-3).
de radiografías de la columna cervical. Hasta entonces, debe La punción cricotiroidea requiere un catéter 12 o 14 G co-
mantenerse al paciente con maniobras de protección de la co- nectado a un tubo en T (10 a 15 1/min de 0 2 ) o a un adaptador
lumna cervical. Ellas consisten en: con bolsa resucitadora. La cricotiroidotomía se hace mediante
1) mantener la cabeza en posición neutra, evitando los una incisión con bisturí a través de la membrana cricotiroidea.
movimientos de flexión, extensión y rotación del cuello; Luego se reemplaza la hoja por el mango, y se hace girar a
2) colocar un collar tipo Philadelphia y estabilizar lateral- éste 90°, para después introducir por el orificio un catéter
mente la cabeza con bolsas de arena. Antes de esto debe colo- endotraqueal pediátrico Na 7. En caso de contar con el set ade-
carse la tabla corta para el caso de que exista extricación y la cuado y entrenamiento suficiente, se puede emplear la técnica
tabla larga para el resto de los casos (figs. 13-1 y 13-2); de Seldinger. Es necesario tener presente que la punción
3) efectuar en caso necesario las maniobras básicas de ele- cricotiroidea permite ventilar correctamente sólo durante 30 a
vación del mentón o tracción de la mandíbula, sin hiperextender 45 minutos, a partir de los cuales se deberá contar con una vía
el cuello; aérea más adecuada.

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186 SECCIÓN II. TRAUMA

Fig. 13-1. Atención inicial del traumatizado.


A, un operador mantiene la cabeza en posi-
ción neutra, mientras el otro acerca la tabla
corta. B, colocación y fijación de la tabla cor-
ta. C, collar de Philadelphia. D, colocación
del collar.

Fig. 13-2. Atención inicial del


traumatizado. A, colocación del pa-
ciente en la tabla larga mediante la
técnica de rodamiento. B, fijación a
la tabla larga.

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13. ATENCIÓN INICIAL DEL TRAUMATIZADO 187

Con lesión severa del macizo facial. La punción crico-


tiroidea o la cricotiroidotomía son prioritarias. También pue-
de emplearse la punción traqueal con ventilación en jet o la
traqueostomía.
Con probable fractura de laringe, sin gran deformidad
anatómica. Esta situación debe sospecharse cuando existe
disfonía, cornaje, o sensación de crepitación. Es prioritaria la
intubación endotraqueal con fibroendoscopia. Si esto no es
posible se debe recurrir a la punción traqueal con ventilación
jet, seguida por traqueostomía.
Cartílago tiroides Asociada a fractura de laringe con gran deformidad
anatómica o con heridas abiertas del complejo laringotra-
queal. La única opción posible es la traqueostomía, si es fac-
tible precedida por la punción traqueal con ventilación en jet.

Ventilación y oxigenación

Una vez asegurada la vía aérea se debe tener presente que


ventilación y oxigenación no son sinónimos (ventilar signifi-
ca movilizar volúmenes de aire). La hipoxemia es un factor
dominante en el traumatizado por lo que tanto la ventilación
como la oxigenación deben ser adecuadas.
La respiración boca a boca no es un buen método de
oxigenación debido a que la fracción inspirada de oxígeno es
del 16 %, o sea, menor que la del aire ambiente. En los pacien-
tes que ventilan espontáneamente, se deben utilizar máscaras
multigraduadas con FI0 2 conocidas (en lo posible mayores de
0,50). En los pacientes intubados se aconseja usar bolsas
resucitadoras con mezclas enriquecidas. Se debe recordar que
si se ventila con una bolsa resucitadora sin utilizar el reservorio
la FIO2 es de aproximadamente 0,5, y si se lo utiliza, de aproxi-
madamente 0,8 a 0.9.

Control de la hemorragia

Distintas variables permiten una evaluación aproximada


de la magnitud de la hemorragia.
Estado de conciencia. Un paciente lúcido rara vez tiene
un déficit importante de la volemia. Una caída de la volemia
por debajo del 50 % origina pérdida de la conciencia.
Color de la piel. Un color rosado de la piel en cara, cuello
y extremidades indica que la pérdida de volemia no es crítica.
Un color pálido grisáceo es índice de hipovolemia severa. Tam-
bién es útil determinar el tiempo de relleno capilar a nivel de
la eminencia hipotenar, el pulgar y el lecho ungueal. El tiem-
po normal de relleno capilar es menor de 2 segundos.
Frecuencia, regularidad y presión del pulso. Un pulso
regular, de baja frecuencia y lleno, es de buen pronóstico. El
hallazgo de pulsos carotídeos o femorales indica la presencia
de por lo menos el 50 % de la volemia. El hallazgo del pulso
radial denota una presión arterial mayor de 80 mmHg. En cam-
bio, la ausencia de los pulsos carotídeos o femorales indica
una pérdida superior al 50 % de la volemia. Una disminución
en la presión del pulso es el signo más precoz del shock
hipovolémico.
Medidas de control. El sangrado en el traumatizado pue-
Fig. 13-3. Accesos quirúrgicos a la vía aérea. A, reparos anatómicos para de ser visible (hemorragia externa) u oculto (hemorragia en
identificar la membrana cricotiroidea. B, punción cricotiroidea para colo- las cavidades torácica o abdominal, hemorragia perifracturaria)
cación de un catéter. C, cricotiroidotomía mediante incisión quirúrgica. (tabla 13-1).

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SECCIÓN 11. TRAUMA

Tabla 13-1. Causas ocultas de hemorragia ticulaciones luxadas, así como las articulaciones por encima y
y cálculo aproximado de la pérdida por debajo de las fracturas. En las fracturas expuestas se lim-
piará la herida y se la cubrirá con apositos estériles, sin inten-
Lesión Pérdida aproximada de sangre tar introducir bajo la piel los fragmentos óseos emergentes.
Fractura compuesta de pelvis 1500/2000 ml Las fracturas muy anguladas deben ser alineadas suavemente.
Fractura de fémur 800/1200 ml Todo entablillado debe ser firme y no comprometer la circula-
Cada costilla 100/150 ml ción. Siempre se controlarán los pulsos distales a la lesión,
Fractura tibia y peroné 300/500 ml antes y después de entablillar.
Cavidad pleural hasta 3000 ml En las amputaciones traumáticas se debe aplicar un ven-
Cavidad abdominal hasta 4000 ml daje compresivo en el territorio amputado (ver Trauma de los
miembros). Sólo se recurrirá al torniquete como último recur-
so. El segmento amputado tiene que ser lavado, envuelto en
Para controlar la hemorragia de partes blandas se utiliza gasas humedecidas y colocado en una bolsa de plástico con
un vendaje compresivo. En caso de que el vendaje no sea efec- hielo.
tivo porque el sangrado proviene de un vaso de calibre consi-
derable, se empleará un torniquete. Este debe ser colocado lo
más distal posible y debe registrarse la hora en que se lo apli- Normas de traslado
ca. Recordar que el torniquete desencadena el metabolismo
anaeróbico, puede incrementar una hemorragia venosa, e in- La primera es haber cumplido con los objetivos ya anali-
cluso puede aumentar el daño del vaso lesionado. zados. La segunda consiste en efectuar una categorización o
La estabilización de fracturas mediante férulas inflables triage de campo. Esto permite seleccionar por su nivel de com-
permite detener el sangrado perifracturario y al mismo tiempo plejidad el centro de atención más conveniente para el pacien-
tiene un efecto analgésico. El pantalón antishock puede indi- te. En la tabla 13-2 se detalla una serie de parámetros de triage
carse en fracturas pelvianas y fracturas proximales de los miem- que indican la necesidad de transportar al paciente a un centro
bros. especializado en trauma. La tercera norma incluye una serie
Acceso venoso. No es aconsejable colocar vías intra- de medidas para el traslado, tales como asegurar el paciente a
venosas en el lugar del accidente. En lo posible, esto debe rea- la tabla larga, monitorear periódicamente los signos vitales y
lizarse durante el traslado. Si se sospechan lesiones por enci- determinar el score de Glasgow (tabla 13-3).
ma del diafragma, el sistema a utilizar debe ser el de la cava
inferior; en cambio, si las lesiones fueran por debajo del
diafragma, se empleará el sistema cava superior. Tabla 13-2. Parámetros de "triage" para transporte
directo a un centro de trauma
Se deben usar venas periféricas y catéteres cortos, de grueso
calibre. La colocación de vías centrales debe ser diferida hasta
después de la resucitación. Estas vías tienen el riesgo poten- A. EVALUACIÓN CLÍNICA PREHOSPITALARIA
cial de producir neumotorax o hemotórax y pueden complicar
gravemente la recuperación del traumatizado. Sobre la base de cualquiera de los siguientes parámetros:

1. Escala de Glasgow: menor de 13


Evaluación de traumatismos asociados 2. Presión arterial sistólica: menor de 90 mmHg
3. Frecuencia respiratoria: menor de 10 o mayorde 29
Tórax. En los traumatismos torácicos interesa diagnosti- B. EVALUACIÓN POR TIPO ANATÓMICO Y/O POR MECANIS-
car y tratar rápidamente las lesiones que producen síndromes MO DE PRODUCCIÓN DE LA LESIÓN
torácicos agudos (ver Trauma torácico). El tórax móvil puede
ser estabilizado inicialmente mediante el apoyo manual o la 1. Heridas penetrantes de tórax, abdomen, cabeza, cuello, axilas o
colocación de una bolsa de arena. El paciente debe ser coloca- ingles
do sobre el lado del volet costal. En el neumotorax abierto 2. Dos o más fracturas de fémur o de húmero
puede ocluirse totalmente el orificio con gasa vaselinada o 3. Combinación de cualquier lesión con quemaduras de más del
adhesivo plástico, o parcialmente con tela adhesiva plástica. 15 % de superficie, o quemaduras de cara o de vías aéreas
En el neumotorax hipertensivo está indicada la descompresión 4. Tórax móvil
con trocar transparietal. La aspiración pleural no es necesaria 5. Evidencia de impacto a alta velocidad:
- Caída desde 7 metros o más de altura
en la etapa prehospitalaria y la fracción de oxígeno que se re- - Choque de vehículos a más de 32 km/h sin cinturones de
comienda es 0,8 a 1. seguridad o a más de 40 km/h con cinturones de seguridad
Es innecesario evacuar el hemotórax, aunque su volumen - Desplazamiento posterior del eje frontal del vehículo
debe reponerse. El taponamiento cardíaco debe ser tratado - Deformación del compartimiento del pasajero
mediante pericardiocentesis subcostal, sobre todo si el tiempo - Eyección del traumatizado fuera del vehículo
de traslado será largo. Es conveniente drenar el pericardio - Vuelta o rodada del vehículo
mediante un catéter. Los elementos empalados no deben ser - Sobreviviente de accidente con víctimas fatales
extraídos sino inmovilizados. (done by 007)
Abdomen. No se debe reintroducir al abdomen las visceras C. OTROS PARÁMETROS
exteriorizadas, sino cubrirlas con gasas estériles o papel de l.Edad
aluminio. Debe reponerse el volumen de la hemorragia Menos de 5 años o más de 55 años
intraabdominal.
Extremidades. Es imprescindible examinar todas las zo- 2. Enfermedad cardiorrespiratoria previa
nas con edema o deformaciones. Se deben inmovilizar las ar-

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13. ATENCIÓN INICIAL DEL TRAUMATIZADO 189

Tabla 13-3. Escala o puntaje de Glasgow Con respecto a la vía aérea, las conductas son similares a
las de la etapa prehospitalaria. La ventilación y la oxigenación
Apertura ocular Puntos deben ser monitorizadas mediante la determinación periódica
Espontánea 4 de gases en sangre. El objetivo es mantener al paciente con
Al habla 3 una pa0 2 de 100 mmHg y una pC0 2 normal; excepto en los
Al dolor 2 pacientes con trauma encefalocraneano grave (score de
Ninguna 1 Glasgow menor o igual a 8), en cuyo caso la pC02 debe man-
tenerse entre 28 y 32 mmHg.
Mejor respuesta motora
La hipotensión al ingreso puede ser secundaria a una he-
Obediencia a órdenes 6 morragia externa o interna, o a un shock sin hemorragia
Localizador; 5 (neumotorax hipertensivo, taponamiento cardíaco, disfunción
Retirada 4 míocárdica, lesión medular). En caso de hemorragia, el núme-
Flexión normal 3 ro de vías venosas dependerá del estado del paciente. Como
Extensión 2 promedio, los pacientes graves requieren 4 líneas venosas. Una
Ninguna 1
vez que se han conseguido dos, se comienza con los procedi-
Mejor respuesta verbal mientos diagnósticos urgentes y otros integrantes del equipo
consiguen las restantes. El paciente puede ya contar con vías
Orientación 5 establecidas durante el traslado, lo cual permite iniciar de in-
Conversación confusa 4 mediato la reposición.
Términos jnapropiados 3
Ruidos incomprensibles 2
Se deben administrar, lo más rápidamente posible, 2000
Ninguna 1 ml de cristaloides (20 ml por kg en los niños). La reposición
ulterior dependerá de la respuesta inicial, que puede ser rápi-
TOTAL DE ESCALA: PUNTOS da, transitoria o nula. La respuesta rápida es característica de
las pérdidas menores al 20 % de la volemia, con detención
espontánea del sangrado. Se manifiesta por la normalización
casi inmediata y definitiva de los parámetros hemodinámicos.
En la respuesta transitoria existe una normalización inicial
ATENCIÓN HOSPITALARIA INICIAL rápida, seguida por signos de hipoperfusión tisular cuando dis-
minuye o cesa la reposición. Es característica de una pérdida
Debe considerarse que todo traumatizado grave se dete- del 20 al 40 % de la volemia o de la presencia de un sangrado
riora progresivamente, y por ende, las maniobras salvadoras continuo. En la gran mayoría de estos casos existe indicación
de vida deben realizarse antes de que se alcance un conoci- quirúrgica urgente. La respuesta nula es característica de las
miento definitivo de la patología de base. Es decir que la filo- hemorragias exsanguinantes y sólo una corrección quirúrgica
sofía de esta fase del manejo de un traumatizado es contar con inmediata puede a veces salvar la vida.
un plan de acción rígido que permita cubrir las situaciones Una vez iniciada la reposición de cristaloides debe indi-
que ponen en peligro la vida. Para el médico, el momento de carse, lo más rápidamente posible, la administración de san-
pensar y reflexionar no es cuando se enfrenta al traumatizado gre. Tanto la sangre de banco como las soluciones de cris-
grave. Si se desea salvar a estos pacientes se debe actuar en taloides pueden provocar hipotermia si no son calentadas pre-
forma rápida y refleja. viamente. En lo posible, las soluciones de cristaloides deben
Lo primero es el examen del paciente con el fin de reevaluar ser administradas a 38° C y la sangre a temperatura ambiente.
las conductas de la etapa prehospitalaria. Nuevamente los ob- La determinación del estado neurológico completa el exa-
jetivos principales son asegurar una vía aérea permeable con men inicial del paciente. Debe tenerse presente que el score de
protección de la columna cervical, ventilar y oxigenar al pa- Glasgow real sólo se obtiene cuando los gases en sangre son
ciente, y controlar la hemorragia y el estado de la circulación. normales y existe estabilización hemodinámica.

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Trauma encefalocraneano

Javier L. Gardella La concusión leve es un trastorno temporal de las funcio-


nes neurológicas superiores, sin pérdida de la conciencia. Se
Definición. El trauma encefalocraneano (TEC) es la con-
caracteriza por confusión, desorientación y amnesia de corta
secuencia de la transformación de la energía exógena sobre
duración (5 a 15 minutos).
las estructuras craneanas (cobertura y/o contenido), como re-
La concusión cerebral clásica se define por la pérdida de
sultado del impacto de un objeto sobre esas estructuras o a la
conciencia por un período no mayor de 6 horas. El paciente
inversa. Existen otras modalidades de lesión, tales como las
puede presentar apnea, hipertensión arterial, bradicardia y
quemaduras por descarga eléctrica, ácidos y álcalis, radiacio-
miosis, y desarrollar también actitudes de decorticación o
nes ionizantes y microondas.
descerebración. Al despertar puede presentar un cuadro
Epidemiología y etiología. La mayor incidencia del TEC
confusiona] agudo y luego amnesia retrógrada. Pueden existir
se observa entre los 10 y los 20 años, aunque las edades extre-
lesiones asociadas (fracturas de cráneo, contusiones corticales,
mas también muestran una mayor propensión. La relación en-
hematoma extradural).
tre varones y mujeres es de 3 a 1.
La injuria axonal difusa se define por la presencia de un
Las circunstancias etiológicas más comunes, en orden de- coma postraumático mayor de 8 horas, no producido por le-
creciente, son los accidentes vehiculares, caídas, violencia ur- siones expansivas o isquémicas, y un puntaje de Glasgow
bana, prácticas deportivas y otras (accidentes domiciliarios e menor o igual a 8. Aunque pueden existir lesiones focales, el
industriales y autoagresiones). En la Argentina, los TEC gra- sustrato anatomopatológico es microscópico y consiste en la
ves (escala de coma de Glasgow menor o igual a 8) se distri- disrupción axonal interhemisférica y diencefálica. Se descri-
buyen de la siguiente manera: 54 % por accidentes vehiculares, ben formas clínicas leves, moderadas y graves, de mortalidad
24 % por caídas y el resto por causas diversas. creciente. En este sentido, la injuria axonal difusa es causa de
La mayor incidencia del TEC en la población pediátrica un tercio de las muertes por TEC.
ocurre entre los 3 y 5 años, con una relación entre varones y Fracturas de cráneo. Son lesiones por impacto, de mane-
niñas de 2 a L El 52 % son por caídas accidentales (general- ra que existe una relación entre la presencia de trazos
mente lactantes) y el 32 % por accidentes de tránsito. El resto fracturarios y la gravedad del traumatismo. La sola existencia
comprende accidentes domiciliarios o en juegos infantiles. En
el 10 % de todos los casos existen causas predisponentes, ta-
les como convulsiones, encefalopatía o discrasia sanguínea.
Clasificación. Según el mecanismo patogénico, las lesio- Tabla 14-1. Lesiones primarias y secundarias
en el trauma encefalocraneano
nes por TEC pueden ser primarias o secundarias (tabla 14-1).
Las primarias son el resultado de la absorción energética (por Primarias
parte del cráneo y cerebro) durante el impacto. En cambio, las
secundarias son consecuencia directa de las primarias, ya sea Lesiones del cuero cabelludo
por mecanismos fisiopatológicos simples (hematomas) o com- Injuria cerebral difusa
Fractura de cráneo
plejos (hiperemia, edema). Contusiones corticales
Asimismo, las lesiones pueden ser focales o difusas. Las Neumoencéfalo traumático
lesiones focales son únicas o múltiples y se caracterizan por Hemorragia subaracnoidea
ser circunscriptas y visibles al ojo desnudo. Las lesiones difu- Lesiones vasculares
sas son extendidas y no visibles macroscópicamente. A estas Lesiones de los pares craneanos
últimas se las vincula con el efecto de sacudida que la acelera-
ción rotacional induce en el encéfalo. Secundarias
Hiperemia cerebral (swelling)
Edema cerebral
Lesiones primarias Hematoma extradural
Hematoma subdural agudo y crónico
Injuria cerebral difusa. Es una lesión cerebral extendida Hematoma intracerebral
sin exteriorización macroscópica. Es la forma más frecuente Hidrocefalia
de presentación del TEC y se reconocen tres formas clínicas: Lesión cerebral isquémica
concusión leve, concusión cerebral clásica e injuria axonal Hipertensión endocraneana aguda
difusa.

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14. TRAUMA ENCEFALOCRANEANO 191

de una fractura de cráneo es indicación de observar la evolu- región temporal, con extensión a la parietal. Se produce por
ción del enfermo aun cuando no existiera daño neurológico. cizallamiento de una arteria meníngea (en particular la
El paciente con fractura y sensorio conservado al ingreso meníngea media), por sangrado del diploe en fracturas con
desarrolla un hematoma en el 10 % de los casos; en cambio, si hundimiento o por laceración de senos durales. Ocurre en el
se encuentra desorientado, el riesgo asciende al 66 %. El 70 % 3 % de todos los TEC, especialmente en jóvenes.
de las fracturas asientan en la convexidad del cráneo y el 30 % Su presentación aguda suele ser típica, ya que existe un
en la base; sin embargo, lo más frecuente es que la fractura de intervalo lúcido posterior al TEC y luego focalización progre-
la base sea el resultado de una propagación del trazo de la siva con deterioro del sensorio y finalmente coma. También
convexidad. El hallazgo de una fractura de la base del cráneo puede presentarse mucho tiempo después del TEC, por ruptu-
indica riesgo cierto de complicaciones inmediatas y tardías. ra de un seudoaneurisma.
Contusiones corticales. Consisten en áreas de hemorra- El hematoma extradural se caracteriza clínicamente por la
gia, edema o hemorragia subaracnoidea que evolucionan a la presencia de anisocoria con midriasis homolateral a la fractu-
necrosis y reparación glial. Son las lesiones parenquimatosas ra, foco motor contralateral (hemiparesia progresiva o plejía)
más frecuentes y se producen por un mecanismo de golpe y y disfasia progresiva si está afectado el hemisferio dominante.
contragolpe al chocar el manto cortical contra el hueso y tabi- La radiografía de cráneo (frente) puede mostrar un trazo
ques durales. fracturario que intercepta un surco vascular. La tomografía
Los focos contusivos poseen una notable capacidad muestra una imagen hiperdensa biconvexa, el trazo de fractu-
edematógena y contribuyen, por su confluencia, al desarrollo ra y lesiones asociadas.
de hematomas intraparenquimatosos. Por estos dos mecanis- Esta lesión es una urgencia medicoquirúrgica. Evacuado
mos, edema y hemorragia, se comportan como lesiones tempranamente, en un paciente vigil, la mortalidad del
expansivas intracraneanas. Las contusiones son más frecuen- hematoma extradural es mínima. En pacientes en cama ascien-
tes en los lóbulos frontales y temporales. de al 30 %.
Neumoencéfalo traumático. Es el ingreso de aire al espa- Hematoma subdural agudo. Es una colección de sangre
cio subaracnoideo cistornal, intraparenquimatoso o al sistema entre la duramadre y la aracnoides. Se puede originar por la
ventricular. Se debe a la comunicación con el exterior o con efracción de venas puente corticodurales o por la ruptura de
una cavidad neumática, y puede ser el resultado de fracturas o vasos corticales, secundaria a laceraciones de la corteza (me-
lesiones penetrantes. Generalmente los neumoencéfalos son canismo contusional). Ocurre en el 45 % de los TEC graves y
producidos por fracturas de los senos paranasales o de las cé- su mortalidad global es de alrededor del 60 %. Se identifica en
lulas mastoideas. El neumoencéfalo masivo se comporta como la tomografía como una lesión hiperdensa extendida sobre la
una lesión ocupante. convexidad hemisférica. Evacuado tempranamente (menos de
Hemorragia subaracnoidea. Es un hallazgo frecuente en 4 horas), la mortalidad del hematoma subdural disminuye al
TEC moderados y graves. Sus complicaciones son el 40%.
vasoespasmo, con su consecuencia isquémica, y la hidrocefalia Hematoma intracerebral. Ocurre por coalescencia de fo-
por bloqueo de las granulaciones de Pachioni y de las cister- cos contusivos corticales hemorrágicos o por lesiones produ-
nas basales. cidas por objetos penetrantes. En la tomografía, el hematoma
Lesiones vasculares mayores. No son frecuentes, y la más aparece próximo a la corteza cerebral y rara vez en la región
común es la fístula carotidocavernosa. Esta puede ser unilate- de los núcleos de la base, lo cual permite diferenciarlo del
ral o bilateral, en este último caso por fractura de la silla turca. hematoma espontáneo.
Debido al robo circulatorio, la fístula determina hipoflujo Hidrocefalia. La hidrocefalia postraumática aguda se pro-
encefálico. duce por distintos mecanismos, el más frecuente de los cuales
es un bloqueo de la cisterna ambiens, ya sea por herniación
transtentorial, hematoma o edema. Otro mecanismo es el blo-
Lesiones secundarias queo del sistema ventricular por coágulos, proyectil o disección
del acueducto. La clínica de la hidrocefalia suele estar enmas-
Hiperemia cerebral o "swelling". Es una alteración del carada por los signos de hipertensión endocraneana. En la
flujo sanguíneo cerebral consistente en una vasodilatación que tomografía existe una disociación entre el amplio tamaño
aumenta la rigidez cerebral. Por su naturaleza difusa, la ventricular y el aumento relativo de los surcos de la convexidad.
hiperemia aumenta la presión endocraneana y puede evolu- Lesión cerebral isquémica. Es una lesión por hipoxia ce-
cionar al edema cerebral. Es común que se asocie con injuria rebral que afecta las regiones del neocórtex, ganglios básales,
axonal difusa, contusiones y lesiones focales. En la tomografía hipocampo, cerebelo y cisura calcarina.
computada se la identifica por un aumento en la densidad de Cualquiera que sea el tipo de lesión primaria, el factor
la sustancia blanca y disminución del sistema ventricuiar y de concausal más importante en la lesión cerebral isquémica es
los surcos de la convexidad. la hipotensión sistémica y sobre todo el shock. También pue-
Edema cerebral. Esta lesión evoluciona a partir de la den contribuir a la isquemia los episodios convulsivos y la
hiperemia merced a dos componentes, uno vasogénico y otro hipertermia. En la tomografía, la lesión isquémica se mani-
citotóxico, con neto predominio del primero. Su desarrollo fiesta por hipodensidades en territorios vasculares limítrofes,
implica una lesión de la barrera hematoencefálica por com- imágenes en cuña hipodensa e infartos.
promiso endotelial y glial. El edema cerebral genera un mayor Hipertensión endocraneana aguda. Se la define como un
incremento de la rigidez cerebral y la disminución de su aumento de la presión intracraneana superior a 15 mmHg. Es
compliance. En la tomografía se detecta por una atenuación un hallazgo frecuente en el TEC y su origen puede ser tanto la
en la densidad de la sustancia blanca y un colapso parcial o injuria estructural (masa o lesión ocupante) como el daño se-
total de las estructuras ventriculares y cisteraales. cundario de los mecanismos de homeostasis. En efecto, el
Hematoma extradural. Se desarrolla por la acumulación edema vasogénico resultante de la disrupción de la barrera
de sangre entre el cráneo y la duramadre, habitualmente en la hematoencefálica aumenta el volumen cerebral. Esto eleva la

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192 SECCIÓN II. TRAUMA

presión endocraneana, y si este ascenso no puede compensar- grafías simples del cráneo siempre que exista lesión de partes
se mediante una disminución del flujo sanguíneo cerebral, so- blandas, amnesia peritraumática, alteración de la conciencia,
breviene hipoxia e isquemia, que desvían el metabolismo ha- presencia de signos neurológicos focales o fístula de líquido
cia la glucólisis anaerobia, lo cual lleva a la acidosis, un pode- cefalorraquídeo. Resultan imprescindibles una placa antero-
roso vasodilatador cerebral. La vasodilatación aumenta el vo- posterior, otra anteroposterior hemiaxial (Towne) y una de
lumen sanguíneo cerebral y, por ende, la presión endocraneana, perfil estricto que incluya hasta la séptima vértebra cervical.
de lo cual resulta una mayor disminución aún de la perfusión La radiografía simple identifica la presencia de fracturas,
cerebral. su topografía y su proyección sobre estructuras vasculares.
Los signos clínicos en la hipertensión endocraneana co- También detecta la presencia de cuerpos extraños y diagnosti-
rresponden al desplazamiento y torsión del encéfalo, al blo- ca el neumoencéfalo. Finalmente, puede pronosticar el riesgo
queo en la circulación del líquido cefalorraquídeo y al tipo de de hematoma intracraneano. En un paciente orientado y con
lesión cerebral presente. Por lo general, la hipertensión fractura, el riesgo de hematoma es de 1:32; en el no orientado
endocraneana se manifiesta con cefaleas, vómitos, somnolen- de 1:4, y en el paciente en coma de 1:2.
cia, estupor y coma, papiledema, respuestas motoras compro-
metidas, reflejos alterados de distintos niveles del encéfalo, Tabla 14-2. Hallazgos clínicos en el trauma encefalocraneano
hipertensión o hipotensión, bradicardia y trastornos respirato- que sugieren complicaciones evolutivas inmediatas
rios. Se consideran parámetros biológicos críticos a la pCCt,
mayor de 45 mmHg, p 0 2 menor de 50 mmHg, presión arterial Hallazgos clínicos Complicación
media mayor de 180 mmHg, presión de perfusión cerebral
menor de 60 mmHg, presión endocraneana mayor de 25 Hipoxemia, shock Lesión secundaria isquémica
mmHg, hipertermia y caída del volumen minuto. Anisocoria Enclavamiento temporal
Foco progresivo Hematoma, infarto, contusión
Convulsiones focales Contusión, laceración
Recuperación detenida Hidrocefalia, hematoma subdural
Medidas diagnósticas generales crónico
Soplos Fístula arteriovenosa
Examen clínico. Debe definir si hubo o no un TEC, diag- Fracturas, heridas penetrantes Hematomas, neumoencéfalo,
nosticar su gravedad clínica, detectar lesiones y sospechar com- meningitis
plicaciones evolutivas inmediatas.
Diagnóstico de la presencia de un TEC. Debe considerar-
se que existió un TEC en toda lesión de la frente y del cuero Métodos por imágenes. Tomografía computada. Es el
cabelludo, así como cuando existe el antecedente de un déficit método de elección en los TEC. Está indicado con carácter
neurológico ya recuperado (aturdimiento, pérdida de concien- urgente en todos los TEC moderados y graves (escala de
cia, crisis convulsiva, parestesias, amnesia), y naturalmente, Glasgow menor o igual a 13), en todos los pacientes que estén
cuando se comprueban signos neurológicos al ingreso. anisocóricos o focalizados, y siempre que exista un descenso
Diagnóstico clínico de gravedad. La escala de coma de de 2 puntos en el puntaje de Glasgow en un enfermo
Glasgow (véase Atención inicial del politraumatizado) permi- hemodinámica y respiratoriamente compensado.
te clasificar los TEC en leves, moderados y graves. El TEC Resonancia nuclear magnética. Es un método no indica-
leve cursa con un puntaje de 13 a 15; representa el 55 % de do por lo prolongado de los tiempos de adquisición de imáge-
todas las admisiones hospitalarias por TEC y el promedio de nes y los problemas derivados de la acción del campo magné-
internación es de 48 horas. En este grupo, la presencia de una tico sobre monitores y aparatos a los que puede estar conecta-
fractura de cráneo aumenta 20 veces la posibilidad de indica- do el paciente.
ción quirúrgica. El TEC moderado cursa con un puntaje de 9 a
12. Comprende el 24 % de los TEC y es un grupo con alta Tratamiento
probabilidad de complicaciones evolutivas. No es infrecuente
decir de estos enfermos que hablaron y murieron, por lo cual Medidas terapéuticas generales. En los TEC graves es
el control de los parámetros vitales y neurológicos debe ser imprescindible monitorear la presión venosa central y la pre-
estricto. El TEC grave representa el 21 % de las admisiones y sión de perfusión cerebral (presión de perfusión cerebral =
comprende a los pacientes en coma o con un puntaje según la presión arterial media - presión endocraneana). El objetivo es
escala de Glasgow menor o igual a 8. mantener un flujo cerebral constante y uniforme, lo cual de-
Detección de lesiones. El examen físico debe evaluar la pende de una efectiva presión de perfusión cerebral. Es im-
motilidad ocular intrínseca y extrínseca, la presencia de focos prescindible el control de la pO2, y la pC0 2 , la normalización
motores (crisis jacksonianas, parestesia o plejía y signo de de la volemia y la prevención o tratamiento de la hipotensión
Babinski), los pares craneanos I, II, VII y VIII, la demostra- o las arritmias, así como la reducción del metabolismo cere-
ción de fracturas y de fístula de líquido cefalorraquídeo. Los bral mediante la sedación y el tratamiento de las convulsio-
signos clínicos que orientan hacia una fractura de la base del nes.
cráneo son la equimosis mastoidea (signo de Battle) o Indicaciones quirúrgicas. Ningún paciente debe ser ope-
periorbitaria, hemotímpano, otorragia u otorrea, disminución rado sin antes corregir en forma efectiva el shock y la hipoxia.
de la agudeza visual o auditiva, paresia o parálisis facial, Por ello, en presencia de otras lesiones de tórax o abdomen
anosmia, rinorrea, signos meníngeos y síndrome encéfalo- que comprometan la vida, éstas deben ser resueltas en primer
pático. término. Las medidas para controlar la hipoxia y la presión
Sospecha de complicaciones evolutivas. En la tabla 14-2 endocraneana deben mantenerse durante el traslado al
se detallan una serie de hallazgos del examen clínico que per- quirófano, la operación y el retorno a la unidad de cuidados
miten sospechar complicaciones evolutivas. intensivos.
Radiografía simple de cráneo. Se deben indicar radio- Los objetivos del tratamiento quirúrgico son: 1) remover

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14. TRAUMA ENCEFALOCRANEANO 193

toda masa o lesión expansiva que cause aumento de la presión tro 30 veces superior. Son lesiones perforantes con estallido
endocraneana o que genere déficit neurológico; 2) remover en el orificio de salida.
los focos edematógenos (contusiones hemorrágicas) con más Los proyectiles de arma corta operan con menor veloci-
de 2,5 cm de diámetro; 3) restituir la hermeticidad mediante el dad, pero su efecto deletéreo se basa en la forma del proyectil
cierre de brechas y fístulas; 4) derivar el líquido cefalorraquídeo y en su masa. Con frecuencia modifican su trayectoria endocra-
en la hidrocefalia; 5) extraer cuerpos extraños migrantes, neana, sobre todo los de calibre 22 y 32. Son lesiones pene-
epileptógenos, en posición riesgosa o que perpetúan situacio- trantes, y la fragmentación de un proyectil no encamisado agre-
nes sépticas; 6) descomprimir pares craneanos; 7) tratar fístulas ga daño por causa de las esquirlas.
vasculares o aneurismas; 8) en los traumatismos moderados y En los sujetos que sobreviven a una herida de bala intra-
graves colocar transductores para monitorear la presión craneana son frecuentes los siguientes hallazgos: edema de la
endocraneana y el flujo sanguíneo cerebral regional. sustancia blanca, hemorragia en el trayecto, hematoma subdural
y hemorragia subaracnoidea. Los objetivos del tratamiento
quirúrgico son la evacuación de hematomas, el desbridamiento
Etiologías específicas del TEC del cerebro contundido y la remoción de esquirlas y fragmen-
tos óseos accesibles. (done by 007)
Heridas de bala. La gravedad de las lesiones por arma de Heridas punzantes. Los objetos lesivos son por lo general
fuego dependen de la velocidad del proyectil, su masa, destornilladores, tijeras, pinchapapeles, escofinas y otras he-
deformabilidad, fragmentación y trayectoria y de la densidad rramientas. Pueden ingresar en el cráneo por la convexidad o
del tejido que atraviesa. La ecuación e = m.v2 (e = energía; por la base, sobre todo por el techo orbitario. Las lesiones con-
m = masa; v = velocidad) explica las dos variables sobre las sisten en hematomas subdurales e intraparenquimatosos, he-
que se trabaja en la industria armamentista. Existe una ten- morragia subaracnoidea y efracción corticosubcortical. Es-
dencia a reducir la masa y obtener efectos devastadores ope- tas lesiones se complican por el desarrollo de focos de cerebritis
rando sobre la velocidad y el diseño del proyectil. o absceso y por fístula de líquido cefalorraquídeo.
Los proyectiles de arma larga, con velocidad que supera la La remoción del objeto punzante debe ser efectuada por el
del sonido (alta velocidad), al impactar en el cráneo producen neurocirujano en un medio quirúrgico adecuado. Durante el
un efecto de cavitación, merced al cual se operan deformacio- traslado del paciente, el objeto debe ser inmovilizado en for-
nes orgánicas que remedan el paso de un proyectil de diáme- ma efectiva para no producir daño mayor.

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Trauma maxilofacial
Jorge O. Guerrisi Fracturas orbitarias

Definición. Los traumatismos maxilofaciales son lesiones Existen en el esqueleto craneofacial zonas resistentes y
que afectan huesos y tejidos blandos de tres áreas anatómicas zonas débiles.
bien definidas: 1) tercio superior de la cara, que incluye el Las áreas resistentes se corresponden con arbotantes o pi-
hueso frontal, el seno frontal, el etmoides, la órbita, el malar, lares de hueso compacto que se extienden rodeando a las órbi-
los párpados y la vía lagrimal; 2) tercio medio de la cara, que tas (fig. 15-2).
abarca el maxilar superior, el malar, la nariz y los párpados; y Las áreas débiles están constituidas por sectores óseos
3) tercio inferior de la cara, que incluye el maxilar inferior, los laminares, ocupados por los senos maxilares y frontales, y las
labios, la lengua y los dientes. En la práctica esta división no salidas de los troncos nerviosos, como el infraorbitario.
se cumple estrictamente ya que los traumatismos graves se Las órbitas se comprometen en el 89 % de los traumatismos
extienden a las tres áreas mencionadas. craneofaciales por su ubicación topográfica y por las caracte-
Epidemiología y etiología. La incidencia de los trauma- rísticas osteoestructurales de sus paredes.
tismos maxilofaciales ha aumentado significativamente en los Según el sector orbitario, diferentes son los huesos afecta-
últimos años como consecuencia de factores inherentes a las dos, lo cual genera fracturas orbitarias con patogenia, cuadro
personas, al desarrollo tecnológico de los vehículos con mo- clínico, evolución y tratamiento diferentes.
tor y a los cambios sociales y de convivencia de los pueblos.
El porcentaje de las injurias faciales es comparativamente
más alto que el de otras áreas, debido principalmente a que la
cara está expuesta y sin protección.
Dejando a un lado las lesiones de guerra, en la vida civil el
80 % de las lesiones traumáticas son originadas por acciden-
tes de tránsito (motos y automóviles) y el 20 % restante por
asaltos, armas de fuego y accidentes en el hogar.
Es importante considerar que las lesiones maxilofaciales
graves rara vez aparecen solas, sino que siempre se asocian a
traumas en otras parte del organismo (fig. 15-1). Las asocia-
ciones más comunes y de mayor gravedad son las que afectan
el cerebro y la columna cervical (Ruskín JD, 1990).
Siendo el accidente automovilístico la causa más frecuen-
te del trauma maxilofacial, el movimiento por el cual la cara y
el cráneo impactan sobre el tablero o el parabrisas del vehícu-
lo es complementario al del mecanismo de látigo que contri-
buye a lesionar la columna cervical.
Desde e! punto de vista didáctico y topográfico, y para una
mejor comprensión de la fisiopatogenia, el diagnóstico y el
tratamiento de las diferentes lesiones faciales, es conveniente
describirlas según se encuentren en el tercio superior, el tercio
medio o el tercio inferior.

Traumatismos del tercio superior de la cara

Representan el 37 % de los traumatismos maxilofaciales,


e involucran aquellas fracturas que afectan los huesos que for-
man la órbita y la región nasoetmoidal; pueden extenderse al Fig. 15-1. Localización de lesiones asociadas y su incidencia en porcenta
cráneo: al hueso frontal y/o a la base del cráneo. jes.

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15. TRAUMA MAX1LOFAC1AL 195

el fondo de saco conjuntival inferior; luego, mediante una pinza


de prensión, se tracciona hacia arriba de la conjuntiva ocular;
si el ojo excursiona normalmente (test negativo) no hay atra-
pamiento; por el contrario, la inmovilidad ocular indica que el
test es positivo.
En el 71 % de los traumatismos orbitarios el globo ocular
no sufre ninguna lesión ni alteración funcional.
La radiografía mentonaso-placa o en posición de Water es
la ideal para el estudio de las paredes orbitarias (fig. 15-4).

Fig. 15-2. Los arbotantes rodean la base de la órbita y se continúan con


los del cráneo y los del tercio medio de la cara.
Fracturas orbitomaxilomalares. Son aquellas fracturas
que involucran el piso orbitario, el reborde orbitario inferior,
el hueso malar y el seno maxilar. La zona más débil es el piso
orbitario, que es primero en fracturarse o "estallar" en los
traumatismos orbitarios. Cuando el impacto se ejerce sobre el
globo ocular, la ruptura del piso actúa como un mecanismo de
protección del ojo ya que lo primero que se rompe es aquél, en Fig. 15-3. El atrapamiento de los tejidos tendinoadiposos perioculares (1)
tanto que el globo ocular permanece intacto (es el mecanismo y/o de los músculos extrínsecos oculares (2) en los trazos de fractura (3),
de la denominada fractura blowout). impide la excursión del ojo hacia arriba.
La fractura en trípode del hueso malar es una lesión clási-
ca que afecta la pared externa, el piso y el reborde orbitario
inferior, de los que forma parte.
Diagnóstico. Desde el punto de vista semiológico, las frac-
turas orbitarias presentan signos y síntomas que orientan so-
bre el sector orbitario afectado y la gravedad del trauma.
El edema y el hematoma palpebral son los signos más co-
munes, pero los más demostrativos son el signo de Rowe, la
enoftalmía y la diplopía.
El signo de Rowe es patognomónico e indica la efracción
del periostio orbitario, lo cual permite la extensión del
hematoma desde el lugar de la fractura hasta el borde corneano
de la conjuntiva.
Cuando en la fractura del piso de la órbita se produce una
importante brecha ósea, se origina una severa desproporción
entre el continente y el contenido orbitario, cuya caída ai seno
maxilar disminuye la protrusión del globo ocular; esto se tra-
duce por enoftalmía (Tessier, 1977).
En algunos casos (8 %) se produce una exoftalmía transi-
toria debido a que el edema y el hematoma fracturarlo aumen-
tan el contenido de la órbita y empujan el globo ocular hacia
adelante.
La diplopía ocurre cuando la función de los músculos
recto inferior y oblicuo menor se ve restringida al ser atrapa-
dos en los trazos de fractura del piso orbitario. Cuando el rec-
to superior hace rotar al globo ocular hacia arriba, los múscu-
los atrapados se oponen y dejan al ojo en una posición más
baja que la del lado opuesto, produciendo la visión doble (fig.
15-3).
Fig. 15-4. Posición de Water donde se observan trazos fracturados {fle-
La positividad del test de tracción ("forced duction test") chas) en el reborde orbitario inferior y externo, en el piso orbitario y en la
certifica el atrapamiento del recto inferior, y es un signo pared del maxilar superior. El velamiento del seno maxilar es un signo
patognomónico de fractura del piso orbitario. Este test se rea- indirecto de fractura orbitaria. Las flechas a nivel mandibular muestran
liza colocando unas gotas de lidocaína (Xylocaina) al 2 % en fractura bilateral.

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196 SECCIÓN II. TRAUMA

En el caso de fracturas orbitarias complejas con compro-


miso del cono orbitario o asociadas a lesiones craneoencefálicas
la tomografía computada es útil para aclarar el diagnóstico.
Fracturas orbitonasoetmoidales. Otro tipo frecuente de
fracturas a nivel del tercio superior de la cara son las denomi-
nadas fracturas nasoetmoidales.
Se producen por impacto directo sobre la raíz nasal y afec-
tan la nariz, el seno frontal y el tercio anterior de las paredes
internas orbitarias.
La pared interna de las órbitas es un sector estructuralmente
débil que se rompe con facilidad, lo cual suele dar lugar a
lesiones óseas importantes.
Estas fracturas pueden extenderse hacia la base del cráneo
y comprometer el etmoides; se la debe sospechar frente a un
traumatismo nasoetmoidal severo.
Diagnóstico. El edema y el hematoma bipalpebral asocia-
do al hundimiento de la raíz nasal es un signo frecuente de
este tipo de fracturas. También son signos característicos el
ensanchamiento interorbitario y el desplazamiento de uno o
de los dos cantos internos (telecanto traumático).
Las heridas a nivel de la región nasoorbitaria son asimis-
mo frecuentes en este tipo de traumatismos.
Puede existir, igualmente, lesión de la vía lagrimal: 1) las
heridas en el borde palpebral pueden lesionar el canalículo
inferior; 2) el conducto lacrimonasal o el saco lagrimal pue- Fig. 15-5. Los arbotantes del tercio medio de la cara son tres: /
maxilonasoorbitario; 2, maxilopterigoideo y 3, maxilocigomaticomalar.
den ser lesionados cuando quedan atrapados entre los frag-
mentos óseos nasomaxilares.
Las posiciones radiográficas mentonaso-placa y fronto-
naso-placa son suficientes para establecer el diagnóstico, aun- La fractura de LeFort III es la verdadera disyunción
que en traumatismos graves con lesiones complejas y/o dudo- craneofacial. Los trazos de fractura se extienden desde la raíz
sas a nivel frontal o etmoidal es fundamental el estudio me- nasal, la pared interna, el piso y la pared externa lateral de la
diante tomografía computada. órbita, pasan por la articulación frontomalar y la arcada
Tratamiento. Las etapas principales en el tratamiento qui- cigomática, y terminan en la disyunción pterigomaxilar a ni-
rúrgico de cualquier fractura orbitaria son: 1) exposición de vel de la articulación de la apófisis pterigoides del esfenoides
los sectores involucrados; 2) reducción y alineación de los frag- con la tuberosidad del maxilar superior (fig. 15-6).
mentos fracturados; 3) fijación rígida mediante el uso de En la fractura de LeFort II o fractura piramidal los trazos
microplacas o míniplacas con tornillos, y 4) empleo de autoin- parten desde la raíz nasal, se extienden por la pared interna, el
jertos óseos para reemplazar sectores óseos u obturar brechas piso y el reborde orbitario inferior, y continúan por la cara
parietales. anterior del seno maxilar hasta separar la apófisis pterigoides
El tratamiento correcto de estas lesiones evita importantes de la tuberosidad del maxilar superior (fig. 15-7).
secuelas postraumáticas estéticas y funcionales, como enoftal- La fractura de LeFort 1 afecta sólo la infraestructura del
mía, diplopía, hundimiento del malar, etcétera. maxilar superior, separando ¡as apófisis alveolar y palatina del
resto del maxilar superior. Se extiende desde una articulación
pterigomaxilar hasta la otra, pasando por la abertura piriforme
(fig. 15-8).
Traumatismos del tercio medio de la cara

El 41 % de los traumatismos inaxüofaeiales se producen


en esta área y lesionan principalmente el maxilar superior, aun-
que las órbitas y las estructuras nasoetmoidales también son
afectadas en alrededor del 85 % de los casos.
En la mesoestructura del maxilar superior existen arbotan-
tes o pilares constituidos por hueso compacto y resistente, que
no sólo forman verdaderas columnas de engranaje óseo entre
la cara y el cráneo, sino que además se convierten en los luga-
res ideales para la colocación de los elementos de fijación rí-
gida interna destinados a estabilizar las fracturas, una vez que
éstas han sido reducidas (fig. 15-5).
La clasificación de las fracturas del maxilar superior,
descriptas por el cirujano francés Rene LeFort en 1890, cono-
cidas como LeFort I, II y III, si bien va perdiendo vigencia
dado que el mecanismo del trauma y las características de los
agentes traumáticos son muy diferentes de los de fines del si- Fig. 15-6. La fractura de LeFort III produce una verdadera separación en-
glo XIX (Manson, 1994), aún hoy se sigue utilizando. tre el cráneo y la cara.

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15. TRAUMA MAXILOFACIAL 197
(done by 007)

Diagnóstico. El examen clínico muestra un importante


edema palpebral bilateral con hematomas periorbitarios. En el
perfil se produce la clásica "cara de plato" por la retrusión del
tercio medio facial, aunque en los primeros días el edema de
la cara puede ocultar ese signo.
El examen palpatorio de la raíz nasal, la apófisis montante
del maxilar superior, el reborde y la pared orbitaria externa
muestran las irregularidades de los trazos de fractura.
La palpación bimanual, tomando la cabeza con la mano
izquierda y el maxilar superior con la mano derecha, permite
mover la estructura mediofacial separándola del cráneo (fig.
15-9, 7 y 2).
Otra maniobra importante consiste en palpar ese movimien-
to con la mano izquierda a nivel de la raíz nasal y la apófisis
orbitaria externa, certificando así la separación del cráneo de
la cara.
Fig. 15-7. La fractura de LeFort II afecta al tercio medio de la cara. Las radiografías mentonaso-placa y perfil estricto son su-
ficientes para visualizar los trazos fracturarlos.
El traumatismo que causa la fractura de LeFort III es ge-
neralmente tan intenso que puede lesionar el etmoides (base
de cráneo), el seno frontal y a veces la mandíbula, por lo cual
es necesario completar el estudio con una tomografía compu-
tada de cráneo.
En la fractura de LeFort II, el edema y el hematoma
bipalpebral son semejantes a los de la fractura de LeFort III,
pero la palpación bimanual permitirá detectar irregularidades
a nivel de la raíz nasal y el reborde orbitario inferior, y no a
nivel de la unión frontomalar. Las radiografías simples, mento-
naso-placa y perfil estricto, permiten aclarar el diagnóstico.
Con la TC se podrán visualizar fracturas más complejas aso-
ciadas a nivel de los huesos del tercio superior facial y el crá-
neo.
En el caso de las fracturas de LeFort I, la alteración de la
oclusión dentaria, junto con los datos aportados por la palpación
bimanual, son suficientes para establecer el diagnóstico clíni-
co.
La semiología palpatoria es fundamental para el diagnós-
Fig. 15-8. La fractura de LeFort I involucra la infraestructura del maxilar tico, ya que sólo podrá detectar movimientos anormales en el
superior, separando el sector alveolodentario de la mesoestructura del maxi- sector inferior del maxilar superior, no así en los sectores me-
lar superior. dio y superior.

Fig. 15-9. Estas maniobras sir-


ven para comprobar el despla-
zamiento horizontal del tercio
medio de la cara (1) y la exis-
tencia de movilidad superoin-
ferior, separando la cara del crá-
neo (2).

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198 SECCIÓN II. TRAUMA

La mentonaso-placa y el perfil estricto son las posiciones Cualquier fractura que involucre el periodonto debe ser
radiográficas ideales para confirmar este tipo de fractura. En considerada una fractura expuesta debido al contacto directo
el 82 % de los casos se asocia a otras fracturas que pueden con la cavidad bucal.
afectar las órbitas, la nariz o la mandíbula. Diagnóstico. Los datos semiológicos dependen de: 1) ubi-
Tratamiento. El tratamiento quirúrgico en estas fracturas cación y orientación del trazo fracturado; 2) dentición com-
debe cumplir con algunos requisitos: pleta o incompleta, 3) edad y condiciones generales del pa-
1. Exploración directa de todos los trazos fractúranos. ciente.
2. Reducción de los fragmentos óseos. Es necesario tener en cuenta que en los pacientes cons-
3. Los trazos fracturados deben ser correcta y sólidamente cientes el diagnóstico clínico se ve facilitado porque aparecen
estabilizados y fijados. signos y síntomas, como imposibilidad de abrir la boca, des-
4. Obtención de una oclusión dentaria funcional y estable. plazamiento de la mandíbula y de la arcada dentaria, localiza-
5. Las alteraciones estéticas y funcionales deben ser corre- ción del dolor, etc., lo cual no es posible de obtener con el
gidas en el mismo acto operatorio. paciente inconsciente.
6. Debe evitarse la formación de secuelas postraumáticas El edema y el hematoma en el sitio de la fractura están
como, por ejemplo: retrusión del tercio medio de la cara, in- siempre presentes.
versión de la oclusión dentaria, etcétera. Las alteraciones de la oclusión dentaria permiten sospe-
char el sitio de la fractura y la orientación de los trazos, ya que
los músculos masticadores desplazan los fragmentos óseos y
Traumatismos del tercio inferior de la cara
por lo tanto las piezas dentarias.
Las fracturas de la mandíbula representan entre el 10 y el El examen endobucal, además de las alteraciones de la
25 % de las fracturas faciales. oclusión dentaria y de la visualización de los trazos de fractu-
Los traumatismos mandibulares pueden ser aislados o ra a nivel de las encías, permite observar el edema y el hema-
acompañarse de fracturas del maxilar superior, el malar o la toma que se extienden en el piso de la boca en las proximida-
órbita. des de la zona fracturada.
Patogenia. En la mandíbula existen una serie de factores La palpación bimanual, tomando la mandíbula entre los
que condicionan el lugar y la orientación de los trazos fractu- dedos índice y pulgar de cada mano, permite determinar el
ranos: 1) áreas de mayor resistencia constituidas por hueso "escalón óseo" y dentario que se produce al realizar un movi-
compacto a nivel del borde basal mandibular y en la sínfisis miento de arriba abajo.
mentoniana; 2) en contraposición hay zonas de menor resis- La fractura doble a nivel del sector anterior de la mandíbu-
tencia como el trayecto del nervio dentario y la salida del agu- la puede contribuir a la obstrucción respiratoria.
jero mentoniano, el cuello del cóndilo, la zona del tercer molar En la cara lingual del sector anterior de la mandíbula se
(retenido), el área del canino y su raíz, y 3) las fracturas son insertan los músculos depresores de la mandíbula y algunos
consideradas favorables o desfavorables según la ubicación y músculos linguales; la fractura anterior bilateral deja "suelto"
la dirección de los trazos correspondientes, ya que la posición el fragmento óseo central, que es llevado hacia atrás por los
de los cabos óseos se modifica por la acción de los músculos músculos mencionados "desplazando" el piso de la boca y la
masticadores que en ellos se insertan (fig. 15-10). lengua hacia el cávum, lo cual obstruye el pasaje del aire ha-
La mayoría de los autores están de acuerdo en la inciden- cia la glotis.
cia de las fracturas dentro de las distintas regiones de la man- Las radiografías de perfil, posteroanterior y oblicuas dere-
díbula (fig. 15-11). cha e izquierda, son útiles para establecer el diagnóstico, pero
El impacto de afuera adentro y la acción de los potentes la radiografía panorámica es la que permite visualizar la man-
músculos masticadores son las causas que permiten que las díbula en toda su extensión, desde un cóndilo al otro, y reem-
fracturas se expongan con más frecuencia hacia la cavidad oral. plaza a ¡as anteriores.

Fig. 15-10. 1, los músculos depresores (milohioideo, genihioideo, etc.) retroponen el fragmento fracturarlo anterior; 2, fractura de trazo favorable cuyo
desplazamiento es evitado por la acción de los músculos elevadores (masetero, temporal, etc.); 3, fractura de trazo desfavorable donde el fragmento
posterior es llevado hacia arriba por la acción de los músculos elevadores, mientras el fragmento anterior es descendido por acción de los depresores.

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15. TRAUMA MAXILOFACIAL 199

La TC carece de valor para el estudio de los traumatismos


de mandíbula.
Tratamiento. La fijación rígida interna mediante placas y
tornillos es el tratamiento que se utiliza hoy en todos los cen-
tros especializados del mundo (fig. 15-12).
Este método ha reemplazado a la clásica fijación inter-
dentaria con arcos peine, aunque, según los casos y el estado
del paciente, todavía puede ser utilizada con éxito.
Las ventajas de la fijación interna rígida son:
1. Permite una alimentación inmediata, pues no se usa la
fijación interdentaria.
2. Es ideal para el tratamiento de los desdentados comple-
tos.
3. Permite la exposición directa de las fracturas.
4. La recuperación postoperatoria es más rápida y confor-
table que con el tratamiento clásico. Fig. 15-11. Porcentajes de incidencias: las fracturas mandibulares son más
frecuentes a nivel del cuello del cóndilo, gonión y sínfisis mentoniana.

CONSIDERACIONES GENERALES EN CUANTO


A LA TÁCTICA Y TÉCNICA QUIRÚRGICAS
DE LAS FRACTURAS FACIALES

En el caso de traumatismos maxilofaciales graves, con


compromiso de las estructuras craneoencefálicas, y en los que
una exploración quirúrgica endocraneana es imprescindible,
si las condiciones del paciente lo permiten, las lesiones facia-
les deben ser tratadas en el mismo acto operatorio que las cra-
neanas.
El tratamiento en un tiempo operatorio favorece el pro-
nóstico del paciente porque:
1. Disminuye el número de operaciones posteriores, ya que
todas las lesiones son tratadas en el mismo acto quirúrgico.
2. El tratamiento simultáneo de las lesiones craneales y
faciales disminuye el número de complicaciones inmediatas
así como también la cantidad y calidad de las secuelas.
3. Las fracturas orbitarias y nasoetmoidales asociadas a
las lesiones craneanas también ven favorecido su tratamiento
al combinarse el abordaje facial con el endocraneano, con lo
cual se amplía enormemente el campo operatorio.
4. Es importante recordar que en los casos de fracturas
conminutas con grave destrucción ósea, es necesaria la utili-
zación de autoinjertos óseos, que se extraen habitualmente de
la cresta ilíaca, las costillas o el cráneo.
El abordaje simultáneo permite emplear como área dadora
la plaqueta craneana de la craniectomía.
Para poder realizar un correcto tratamiento combinado de
las lesiones faciales y craneanas en el mismo acto operatorio, Fig. 15-12. Radiografía postoperatoria de un traumatizado panfacíal que
se requiere una sincronización precisa entre el equipo neuro- muestra la amplia variedad de placas y tornillos usados en la reconstruc-
quirúrgico y el de cirugía maxilofacial. ción ósea mediante el método de fijación rígida interna.
Desde el punto de vista táctico-quirúrgico es necesario te-
ner en cuenta una serie de requisitos, no sólo para lograr un
buen resultado, sino también para evitar secuelas y complica- pleta del maxilar superior, el malar e incluso el reborde orbitario
ciones: inferior.
1. Exploración directa de los trazos de fracturas. 4. El abordaje ideal para el piso, el reborde inferior, la pa-
2. La incisión coronal es la principal vía de abordaje para red externa y la pared interna de la órbita es la incisión subciliar
las fracturas del tercio superior de la cara, ya que no sólo per- semejante a la de una blefaroplastia estética. Esta vía es rápi-
mite la exploración de las lesiones de todas las paredes da, permite una exploración directa y amplia y no deja ningún
orbitarias (excepto el piso de la órbita), sino además de las tipo de secuelas, ni siquiera estéticas, ya que la cicatriz resul-
regiones malar, nasoorbitaria y los huesos frontal, parietal y tante es prácticamente imperceptible.
temporal (fig. 15-13). En los grandes traumatismos craneofaciales o panfaciales
3. Para las fracturas del tercio medio de la cara se usan dos es necesario asociarla a incisiones coronal y endobucales.
tipos de incisiones: coronal y endobucal. Esta última se reali- 5. En las fracturas de mandíbula las vías de abordaje va-
za a nivel de vestíbulo superior y permite la exploración com- rían de acuerdo con el lugar donde aquéllas se producen.

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200 SECCIÓN II. TRAUMA

Fig. 15-13. Incisiones en cirugía


maxilofacial. 1, incisión coronal; 2.
incisión subciliar; 3, incisión vesti-
bular superior; 4, incisión vestibular
inferior y 5, incisión submandibular.

Para el caso de las lesiones entre premolares, a nivel del faciales es el de darle el lugar correcto dentro de las priorida-
sector anterior, la incisión vestibular inferior permite un des en el tratamiento de un politraumatizado.
abordaje amplio de las fracturas y la visualización directa de Si bien las lesiones faciales casi nunca son fatales y su
ambos nervios mentonianos. tratamiento generalmente es diferido, cualquier negligencia
Para las lesiones ubicadas entre los premolares y el cóndilo puede ser desafortunada. (done by 007)
puede recurrirse al abordaje externo submandibular. La reparación definitiva de las lesiones óseas faciales pue-
Sin embargo, existen autores que utilizan la vía endobucal, de diferirse, pero su evaluación y su atención inicial deben ser
mediante una incisión en el surco vestibular posterior. Si bien rápidas, exhaustivas y correctas; de lo contrario, pueden po-
permite un abordaje amplio del área mandibular, la fijación ner en peligro la vida del paciente o dejar graves secuelas es-
fracturaría es dificultosa, aunque en la actualidad existen ins- téticas y funcionales (Didman RO, 1977).
trumentos que permiten colocar las placas y tornillos de la
fijación rígida interna a través de la piel, dejando una cicatriz
puntiforme sobre el borde inferior de la mandíbula. BIBLIOGRAFÍA
Con las fracturas del cóndilo y del cuello condilar también
existen tendencias al tratamiento quirúrgico a cielo abierto, a Didman RO and Converse JM: The clinicai management of facial
través de un abordaje endobucal o preferentemente por una injuries and fractures of the facial bones. In Converse JM (ed.):
incisión preauricular (Calloway DM, 1992). ReconstructivePlástic Surgery. W. B. Saunders Co., Philadelphia.
Sin embargo, para estas fracturas sigue siendo útil la clási- 1977, pp. 599-747.
ca fijación interdentaria durante tres semanas, con lo que se Manson PN: Some thoughts on the classification and treatment of
the LeFort fractures. Ann. Plast. Surg. 17:356, 1986.
puede obtener un resultado funcional óptimo y una apertura Ruskin JD and Tu, HK: Integrated management of the maxillofacia:
normal de la boca; la finalidad principal del tratamiento de trauma patients with múltiple injuries. Oral and Maxillofacia.
estas lesiones es la de lograr una movilidad normal de la arti- Surg. Clin. North Am. 2:15, 1990.
culación temporomandibular afectada. Tessier P: Orbital trauma. In.Tessier P et al.: Plástic Surgery of the
El concepto fundamental en la reparación de las injurias Órbita and Eyelids. Masson, París, 1977.

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Trauma torácico
Horacio Della Torre mulación de sangre en el espacio pleural; está presente en más
del 90 % de los traumatismos, solo o asociado a neumotorax.
Definición. Se entiende por traumatismo torácico al cua-
La sangre puede provenir de una herida pulmonar o de un vaso
dro agudo provocado por una causa externa y súbita que afec-
de la circulación menor o de la circulación sistémica (vasos
ta a la caja torácica, a su continente, o a ambos. Aunque las
intercostales, mamaria interna, etc.). La presencia de aire en
lesiones de causa iatrogénica puedan ocasionar cuadros simi-
la cavidad pleural se debe usualmente a una efracción del pul-
lares, no se las incluye como traumatismos de tórax (tabla
món.
16-1).
Clasificación. Desde Guy de Chauliac (siglo XIV), se ha
dividido al traumatismo torácico en abierto o cerrado según Tabla 16-2. Lesiones halladas en los traumatismos torácicos y
exista o no solución de continuidad en la pared del tórax. Si no sus porcentajes relativos
afecta la integridad de la pleura parietal, se lo conoce como no
penetrante, mientras que es penetrante si llega a la cavidad Frecuentes
pleural. Perforante es aquel que presenta herida de entrada y
salida. De acuerdo con las asociaciones lesiónales, se lo clasi- Hemoneumotórax o hemotórax 95 %
fica también en torácico puro, toracoabdominal, cervicoto- Heridas del pulmón 70%.
rácico o torácico en politraumatismo. Fracturas costales 30 % ,

Frecuencia intermedia
Tabla 16-1. Causas iatrogénicas de traumatismo torácico
Enfisema subcutáneo generalizado 21 %
• Neumotorax por punción pleural o pulmonar Respiración paradójica 30%
• Hemoptisis por punción pulmonar Heridas cardiopericárdicas 8%
• Neumotorax por anestesia de Kulenkampf
• Neumotorax barogénico en respiración mecánica Poco frecuentes
• Lesión cardíaca por cateterismo
• Lesión por marcapaso cardíaco Neumotorax puro 3%
• Lesión por catéter de Swan-Ganz Hernia diafragmática 3%
• Hemotórax por lesión de subclavia o vena cava por catéter Fractura de clavícula 2%
Heridas traqueobronquiales 1%
Heridas de grandes vasos (aorta + vena cava) 1%
Epidemiología y etiología. En el 15 % de los accidentes Fractura de escápula 1%
existe algún traumatismo del tórax, puro o asociado a otras Fractura de esternón 1%
lesiones, cifra que aumenta al 25 % si se considera a los muer- Fractura de la primera costilla 0.5%
tos por accidentes. Alrededor del 20 % de los traumatismos Heridas del esófago 0,3 %
torácicos son fatales. Toda asociación de un traumatismo Quilotórax 0,1 %
torácico con otras lesiones incrementa el riesgo de muerte. Las
lesiones asociadas de peor pronóstico son las craneoencefálicas
(81 % de las muertes) y las cervicales. Lesiones pulmonares. En las heridas por arma blanca, los
El 70 % de los traumatismos cerrados se origina en acci- más afectados son los lóbulos superiores. No existe diferencia
dentes de tránsito, distribuyéndose el resto entre caídas de al- en las heridas por arma de fuego, mientras que en las contu-
tura (10 %), aplastamientos o derrumbes (10 %) y golpes va- siones los lóbulos comprometidos con más frecuencia son los
rios (10 %). En la vida civil, las heridas penetrantes represen- inferiores. Se distinguen dos tipos de lesiones según haya o no
tan más del 60 % de los traumatismos torácicos. Aproximada- alteración de la viscera: heridas o desgarros y contusiones.
mente la mitad de ellas son por arma de fuego y la otra mitad Heridas y desgarros. Las heridas son producidas por arma
por arma blanca (Gómez, MA, 1987). blanca o proyectil. Las de arma blanca presentan un borde
Patología. Las lesiones pueden clasificarse en frecuentes, cortante, limpio, y si no llegan al hilio son de evolución favo-
de frecuencia intermedia y poco frecuentes (tabla 16-2). rable. Las perforantes por arma de fuego suelen ser puntifórmes
en su ingreso y desfloradas en el orificio de salida, que a me-
nudo es el que sangra en el momento de la operación. El tra-
Lesiones frecuentes yecto intrapulmonar del proyectil habitualmente queda ocu-
pado por un hematoma. La posibilidad de una lesión en el hilio
Hemotórax y hemoneumotórax. El hemotórax es la acu- o del mediastino o aun contralateral es mayor en las heridas

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202 SECCIÓN II. TRAUMA

por arma de fuego que en las de arma blanca. Los disparos de suelen ser puntiformes y ello facilita su oclusión por un coá-
escopeta a corta distancia, aunque son de observación muy gulo. Esta diferencia explica la mayor frecuencia de hemope-
rara, causan lesiones importantes con destrozo del parénquima, ricardio con taponamiento en las segundas.
que aparece perforado como un colador. Desgarros. Son similares a las lesiones anteriores, pero
Los desgarros pulmonares son ocasionados por el extremo más anfractuosos. Suelen ser producidos por un extremo cos-
de alguna costilla fracturada y desplazada, por lo que se trata tal o esternal fracturado y habitualmente lesionan también e!
de lesiones irregulares, anfractuosas y de difícil solución. miocardio.
Todas las lesiones descriptas son sangrantes hacia la pleura Contusiones. La contusión anterior y roma, como la oca-
y/o hacia la vía aérea (hemoptisis). Se acompañan de aerorragia, sionada por la coz de un caballo o por un manubrio de bicicle-
razón por la cual el hemoneumotórax es la regla. El cuadro ta, puede provocar hemopericardio con integridad del saco.
general es el de una compresión endotorácica, y si se produce Por ¡a misma razón es común que ocurra taponamiento.
un mecanismo valvular, hipertensivo. Estallidos. Son muy raros. Fueron descriptos inicialmente
Contusiones. La contusión pulmonar se asocia a las contu- como hallazgos necrópsicos. Se producen por grandes
siones torácicas y se caracteriza por derrames hemorrágicos traumatismos en la región esternal o abdominal. Se ha argu-
dentro del parénquima pulmonar, de formas y tamaño varia- mentado que pueden deberse a las mismas causas que origi-
bles. Coexiste hemoptisis. Los hematomas pueden ser absor- nan desgarros cardíacos: compresión del tórax, por la cual el
bidos en unos pocos días, ser evacuados en una vómica corazón queda atrapado entre el esternón y la columna, o brus-
hemática o llevar a dificultad respiratoria por edema intersticial cas compresiones abdominales y de miembros inferiores. Como
e intraalveolar y alteraciones de la membrana alveolocapilar. el estallido deja ampliamente abierto el saco pericárdico, cur-
Fracturas costales. La fractura traumática de una sola cos- sa sin hemopericardio.
tilla es rara; habitualmente se trata de dos o más y la línea Lesiones cardíacas. Pueden producirse tres grados de le-
fracturaría está ubicada en las zonas laterales o anteriores del sión: conmoción, contusión y desgarro o laceración (Turco E,
tórax por la menor cobertura muscular. Las costillas más ex- 1984),
puestas son la quinta, la sexta y la séptima. Las más altas tie- 1. Conmoción. Está relacionada con todo traumatismo romo
nen buena protección muscular, por lo que su fractura es rara. que afecte la pared anterior del tórax en forma aguda. Los tras-
Los extremos fracturarios de la primera costilla pueden lesio- tornos que ocasiona son arritmias pasajeras que pueden durar
nar los vasos subclavios o el plexo braquial. Cuando las frac- minutos o hasta 24 horas, y que no dejan secuelas. Los trastor-
turas ocurren desde la novena costilla hacia abajo existe la nos electrocardiográficos se reflejan fundamentalmente en la
posibilidad de lesión del diafragma y de una hernia de las zona de la onda P. No obstante su benignidad, se han observa-
visceras abdominales. Si son posteriores y muy bajas (de las do muertes por conmoción.
tres últimas costillas) puede asociarse daño renal. 2. Contusión. Ya implica el desarrollo de hematomas y
La fractura o las fracturas ocurridas pueden permanecer petequias en el tejido miocárdico. Puede estar afectado el rit-
en su lugar o desplazarse hacia el interior de la caja torácica mo y el sistema de conducción, con alteraciones del QRS.
ocasionando hemotórax, neumotorax o herida del pulmón. Además, las modificaciones en el segmento ST indican la pre-
En alrededor de un tercio de las contusiones las fracturas sencia de contusión y pueden ocurrir bloqueos de rama, blo-
se producen en doble arco y afectan dos o más costillas próxi- queos auriculoventriculares completos y extrasístoles
mas; esto puede determinar respiración paradójica, también polifocales. Se han obtenido patentes similares mediante la
llamada tórax inestable o volet costal. inyección de sangre en el miocardio.
3. Desgarro o ruptura cardíaca. Por lo general las ruptu-
ras de las paredes son hallazgos de autopsia. Las únicas que
Lesiones de frecuencia intermedia pueden tener alguna posibilidad de sobrevida son las de aurícula
en las que un trombo ocluya la brecha parietal.
Enfisema subcutáneo. Es la presencia de aire en el tejido Las rupturas valvulares más frecuentes corresponden a la
celular subcutáneo. Puede ser localizado, alrededor de una válvula aórtica, seguidas por las mitrales y las tricuspídeas.
herida penetrante o de un tubo de avenamiento pleural, o bien De las heridas penetrantes que reciben atención médica
generalizado, lo cual ocurre con cierta frecuencia en las con- tienen mejor sobrevida las de arma blanca (90 %) que las de
tusiones con hemoneumotórax o neumotorax hipertensivo. En arma de fuego (60 %).
estos casos el aire se origina en rupturas pulmonares, llega al Casi todas las estadísticas afirman un predominio de le-
mediastino (neumomediastino) y desde ahí, a través de las siones en el ventrículo derecho respecto del izquierdo, y en
vainas de los vasos, a todo el organismo. tercer lugar en la aurícula derecha. Las cifras recogidas en el
Lesiones cardiopericárdicas. Existen dos cavidades en el Hospital Cetrángolo de Buenos Aires difieren, ya que el
organismo en las que la acumulación de líquido lleva rápida- ventrículo más afectado fue el izquierdo, con 38 % de las le-
mente a la compresión de los órganos en ellas comprendidos y siones miocárdicas, seguido por la aurícula derecha (25 %) y
a la muerte: la cavidad meníngea y la pericárdica. La seriedad el ventrículo derecho (20 %).
de las lesiones iniciales determina que la mayoría de los pa-
cientes fallezcan en el lugar del accidente o durante el trasla-
do. (done by 007) Lesiones poco frecuentes
En uno de cada 12 traumatismos torácicos existe una le-
sión cardiopericárdica y en la mitad de ellos taponamiento car- Neumotorax puro. Es raro. Se debe a rupturas del
díaco. parénquima pulmonar, de un bronquio o excepcionalmente del
Lesionespericárdicas. Heridas. Las producidas por arma esófago. Dos variantes muy graves son el neumotorax
blanca son habitualmente lineales, de bordes netos y a menu- hipertensivo y el neumotorax abierto.
do quedan abiertas comunicando el espacio pericárdico con el Hernia diafragmática. Las heridas o estallidos del
pleural. Por el contrario, las ocasionadas por arma de fuego diafragma comunican las cavidades abdominal y torácica; por

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16. TRAUMA TORÁCICO 203

diferencia de presiones, las visceras abdominales se despla- pués de ingresar al hospital. A veces ocurren pequeñas
zan al tórax. Las contusiones afectan principalmente el centro efracciones que son contenidas por la adventicia y se forman
frénico, mientras que las heridas lesionan la zona muscular. luego seudoaneurismas.
Se produce una hernia sin saco, más frecuentemente del lado Respecto de las heridas, las de arma blanca ofrecen un pro-
izquierdo por la presencia del hígado a la derecha. Las visceras nóstico relativamente mejor que las de arma de fuego.
migradas pueden ser el estómago, el ángulo esplénico del colon Venas cavas y sus ramas. Casi todas las lesiones son por
y el epiplón; si lo hace el bazo, y está roto, puede ser la causa heridas penetrantes y afectan la vena cava superior. Aproxi-
del hemotorax (ver Hernias diafragmáticas traumáticas, cap. madamente la mitad de los pacientes llegan vivos al hospital.
33). Como en el caso de la aorta, pueden manifestarse por
Fractura de clavícula. Acompaña frecuentemente a la frac- hemopericardio o hemotorax masivo pero derecho.
tura de las primeras costillas, cuando se produce una caída Lesiones del esófago. Son muy raras. Pueden producir
con gran energía cinética y es detenida por el hombro. La frac- hidroneumotórax, al que se asocia neumomediastino localiza-
tura se localiza en el tercio externo, desplazándose hacia arri- do en las fosas supraclaviculares. Si hay mediastinitis, el pro-
ba ambos extremos. nóstico es grave. En otros casos la lesión del esófago es cu-
Heridas traqueobronquiales. Son lesiones muy graves que bierta y obturada por los tejidos vecinos.
se asocian a neumotorax o hemoneumotórax hipertensivo, Fisiopatología Todas las lesiones descriptas pueden ac-
enfisema subcutáneo y mediastínico o hemoptisis. tuar sinérgicamente para constituir uno o más de los grandes
Heridas de grandes vasos. Aorta y sus ramas. Las contu- síndromes descriptos por Bracco (1960) (fig. 16-1).
siones con desgarros o desinserciones tienen lugar por Síndrome de compresión endotorácica. Significa la des-
desaceleración brusca o compresión torácica. El sitio de rup- aparición de la presión negativa intratorácica al ser ocupada
tura más común es inmediatamente después de la salida de la por aire, sangre, quilo, líquidos orgánicos o visceras abdomi-
arteria subclavia izquierda, a nivel del conducto arterioso, y nales.
es de dirección transversal. Se asocia hemotorax cataclísmico Compresión pleural. La compresión puede ser relativa, o
y/o taponamiento cardíaco, de acuerdo con el lugar de la le- sea que la presión negativa ha desaparecido pero es menor
sión. que la atmosférica, o real, cuando la presión intratorácica iguala
La mayor parte de los pacientes fallecen en el lugar del a la atmosférica o ¡a supera. Cualquiera que sea la causa, el
accidente, durante el traslado o en los primeros minutos des- mecanismo fisiopatológico produce efectos similares: compre -

Fig. 16-1. Grandes síndromes


torácicos agudos. A, compresión
endotorácica por ocupación pleural;
desplazamiento del mediastino ha-
cia el lado sano y descenso del
hemidiafragma. B, depresión endo-
torácica; atracción del mediastino y
del hemidiafragma. C, respiración
paradójica en inspiración. D, respi-
ración paradójica en espiración.

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204 SECCIÓN II TRAUMA

sión y colapso del pulmón (a veces bilateral), desplazamiento


del mediastino, dificultad del relleno venoso auricular por des-
aparición de la presión negativa intratorácica y, en casos ex-
tremos, compresión del pulmón contralateral (fig. 16-1, A).
Si la efracción broncopulmonar tiene un mecanismo
valvular, es decir, que permite el paso de aire a la cavidad
pleural pero no su salida, se establece hipertensión progresiva
(neumotorax hipertensivo). La cavidad se encuentra a mayor
presión que la atmosférica y la situación es grave.
Si se trata de un neumotorax abierto, a diferencia del ante-
rior el aire entra y sale libremente de la cavidad a través de la
herida, y somete al mediastino a un bamboleo característico
(traumatopneá). La respiración y la hemodinamia se ven afec-
tadas. El esfuerzo inspiratorio hará entrar aire por la vía natu-
ral y por la herida. Si la relación entre la superficie de sección 20 40 60 80 100 120 140 160 180 200 mi
de la herida y la vía natural se acerca a 1, el esfuerzo respirato- Volumen de líquido intrapericárdlco
rio dejará de ser útil ya que el aire ingresará más fácilmente
por la herida que por las vías naturales, lo cual compromete Fig. 16-2. Curva de voluen/presión intrapericárdica.
seriamente la vida.
Compresiónpericárdica. Hemopericardio y taponamiento. se mantiene, se establece un shunt venoarterial.
La presión normal del saco pericárdico, como la pleural, es Síndrome de respiración paradójica. Es la consecuencia
negativa. La elasticidad del pericardio permite grandes derra- de las fracturas en doble arco de dos o más costillas, lo cual da
mes (800 mi o más) siempre que la acumulación se efectúe lugar a un segmento osteomuscular desconectado del funcio-
lentamente. En cambio, toiera sólo pequeñas cantidades en namiento del resto de la caja torácica y sometido sólo a la
forma brusca. Como se trata de una cavidad cerrada, la canti- variación de presiones en ella. De esta manera, durante la ins-
dad de líquido que alojará depende exclusivamente de su piración la zona afectada se deprime por efecto de una mayor
distensibilidad, limitada por ia elasticidad y la consistencia de presión negativa intrapleural y por el contrario se expande
las paredes cardíacas. Cuando la presión del saco se eleva, durante la espiración, mientras todo el resto de la caja efectúa
comprime seriamente al miocardio. Las cavidades derechas, el movimiento contrario. Es posible que el mediastino acom-
de paredes más delgadas, son las que primero se ven afectadas pañe con un movimiento pendular (fig. 16-1, C y D). Se pro-
impidiendo un buen relleno y el consecuente vaciado. Se ori- duce hipoventilación de tipo restrictivo, que lleva a hipoxemia
gina entonces una insuficiencia cardíaca derecha. Como las con o sin hipercapnia. Muy frecuentemente se asocia el
cavas no tienen válvulas, la presión venosa aumentada se tras- síndrome de depresión endotorácica.
mite, se ingurgitan las yugulares y se lentifica todo el retorno El segmento afectado puede localizarse en la región poste-
venoso. Las venas del cuello y de los miembros superiores se rior, lateral o anterior. Las primeras son las fracturas mejor
encuentran turgentes y no se colapsan aunque se las eleve por toleradas pues la posición en decúbito dorsal ayuda a la com-
encima del nivel del corazón, ya que la presión venosa central presión. Por otra parte, las condiciones anatómicas propias de
asciende a más de 12 cm de agua. las costillas y la masa muscular posterior hacen que sea me-
Si la compresión progresa y comprime la fuerte musculatura nos intensa la repercusión funcional. Por el contrario, las frac-
de las cavidades izquierdas, afectará entonces el lleno y el gasto turas laterales, y peor aún las anteriores, son mal toleradas.
sistólicos. La compensación se hará con taquicardia, pero si ia La gravedad del cuadro depende de las lesiones internas.
dificultad continúa, ¡a presión anerial disminuye. Tan fuerte ya que es frecuente que existan concomitantemente daños
es ia compresión que pequeños espacios creados, como los pulmonares o pleurales.
que ocurren en cada inspiración, permiten o mejoran el lleno y Un 10 % de todos los traumatismos torácicos y un tercio
el gasto sistólicos, que se detienen o empeoran durante la de las contusiones presentan el síndrome de respiración para-
espiración. La expresión clínica es la aparición de pulso para- dójica.
dójico. Finalmente, la presión arterial cae y el corazón se de- Síndrome hemorrágico. La hemorragia está presente en
tiene (fig. 16-2). el 95 % de los traumatismos torácicos. Puede manar a través
Síndrome de depresión endotorácica. A la inversa del de una herida, exteriorizarse por hemoptisis, o bien acumular-
anterior, en este caso existe una acentuación patológica de la se en las cavidades pleurales o el pericardio, ocasionando un
presión negativa intrapleural, que puede llegar a -30 o -40 cm síndrome de compresión. Según la cantidad y la velocidad del
de agua. La causa es la obstrucción o más raramente la ruptura sangrado, la hipovolemia podrá llevar a una descompensación
de un bronquio segmentario, lobular o fuente que produce la hemodinámica. En los traumatizados, las pérdidas son mayo-
ateiectasia del territorio de ese bronquio. Como la circulación res de lo que aparentan por hematomas no visibles y edema de
sanguínea se mantiene, el aire contenido es absorbido y el los tejidos lesionados.
parénquima afectado disminuye de volumen. Se genera así una La sangre en las pleuras coagula lenta y parcialmente. El
presión negativa intratorácica de mayor o menor valor según sufrimiento de tejidos en contacto con el hemotórax aumenta
el tamaño de la ateiectasia, que atraerá hacia sí a todas las el riesgo de infección (empiema), que llega al 10 % de los
estructuras vecinas (parénquima restante, mediastino, casos. Por otra parte, la reabsorción de la sangre conduce a la
diafragma, etc.) (fig. 16-1, B) Si el paciente tiene colocado un fibrosis y el encarcelamiento del pulmón subyacente.La
tubo intrapleural. se podrá observar la elevación y hasta la as- reabsorción sin secuelas es rara (ver Empiema pleural, cap.
piración de ia columna líquida. Como la circulación pulmonar 30).

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16. TRAUMA TORÁCICO 205

Síndrome funcional cardiovascular. Descripto por Euge-


nio Turco (1984), consiste en una serie de trastornos de origen
cardíaco comparables con los de un corazón pulmonar (cora-
zón traumático agudo). Hay un agrandamiento de las cavida-
des cardíacas derechas y una rotación del eje del corazón, por
la cual estas cavidades pasan a ocupar la región anterior. Pue-
den asociarse también trastornos del ritmo cardíaco.
Diagnóstico. Manifestaciones clínicas. El único signo
siempre presente en todo traumatismo es el dolor, más intenso
en las contusiones con fracturas óseas que en las heridas. Los
pacientes podrán llegar compensados o descompensados; esto
último es lo menos frecuente. Por lo tanto, en la mayoría ha-
brá tiempo para un buen examen que permita el diagnóstico
de las lesiones descriptas anteriormente. No obstante, un pa-
ciente compensado al comienzo puede luego descompensarse
(fig. 16-3).
En los pacientes descompensados la urgencia impondrá que
prive el criterio clínico, y habrá que prescindir de todo proce-
dimiento que no sea terapéutico en sí mismo. El paciente po-
drá llegar con cuadros predominantes de insuficiencia respi-
ratoria o de descompensación hemodinámica. Fig. 16-4. Enfisema subcutáneo generalizado por contusión torácica
Cursan con insuficiencia respiratoria predominante el
neumotorax abierto, la respiración paradójica y el neumotorax
hipertensivo. La simple inspección permite el diagnóstico de
los dos primeros. El diagnóstico de neumotorax descripto por coexisten ambas, el taponamiento puede pasar inadvertido. El
Laënnec mantiene toda su vigencia: "enfermo fatigado con el diagnóstico de hemotórax (con o sin aire) no es difícil con el
tórax distendido, que retumba notablemente a la percusión, antecedente del traumatismo, la presencia de matidez a la per-
pero no deja oír ruidos respiratorios". Ya hemos dicho que la cusión y el alejamiento del murmullo vesicular a la aus-
presencia de hemoptisis indica lesión pulmonar o, mucho más cultación, junto con la aparición de soplo pleural y pecto-
raramente, bronquial. riloquia áfona. La sospecha de lesión cardiopericárdica nace
En las grandes contusiones es frecuente el enfisema sub- cuando la zona pectoral anterior, por dentro de ambas líneas
cutáneo generalizado. El aire se acumula especialmente en los hemiclaviculares, fue afectada por el traumatismo. Se investi-
tejidos laxos, como los párpados o el escroto, y comunica el garán entonces los signos clínicos de taponamiento: elevación
aspecto de muñeco de goma de Michelín (fig. 16-4). El pa- de la presión venosa central, taquicardia frecuentemente acom-
ciente emite una voz nasal característica y su aspecto deforme pañada de pulso paradójico e hipotensión arterial; de ellos el
contrasta con las pocas molestias que por ello sufre. La más firme y constante es la elevación de la presión venosa
palpación de los tejidos blandos produce crepitación, también puesta de manifiesto por ingurgitación yugular. El paciente se
característica. Cualquier forma de aumento de la presión encuentra pálido y sudoroso, acusa dolor torácico o bien "an-
espiratoria (tos, broncoespasmo, ventilación mecánica, etc.) siedad dolorosa" y difícilmente soporte la posición decúbito
agravará el cuadro. Cuando se agrega hemoptisis e hipertensión dorsal, sino que sufre ortopnea o busca la posición sentada de
endotorácica, se debe pensar en la efracción de un bronquio plegaria. No obstante, aproximadamente la mitad de los pa-
importante. Si el traumatismo ha involucrado la base o el cientes con lesión cardiopericárdica no presentan, en el mo-
hipocondrio izquierdo y se comprueba ausencia de murmullo mento del ingreso, signos de taponamiento, por lo cual toda
vesicular auscultatorio y en su lugar ruidos hidroaéreos, debe lesión que afecte la región esternal o sus inmediaciones debe-
presumirse lesión del diafragma y migración de visceras al rá hacer sospechar, investigar y descartar cualquier lesión de
tórax. Pueden coexistir signos de oclusión intestinal alta o pericardio, corazón o grandes vasos.
hematemesis. El shock de tipo hipovolémico sin hemorragia visible o
La descompensación hemodinámica puede obedecer a dos comprobable es otra forma de presentación. Y como ya se ha
grandes causales: hipovolemia o taponamiento cardíaco. Si dicho, cuando por el contrario existe una hemorragia externa

Fig. 16-3. Formas clínicas del trauma torácico.

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206 SECCIÓN II.. TRAUMA

importante, el shock es comúnmente atribuido a esa causa y la límite llega hasta el segundo arco costal posterior, y Grado III,
existencia de un hemopericardio concomitante puede no ser cuando la opacidad es total (fig. 16-5). También algunos se'
descubierta. refieren a un Grado IV cuando aparecen signos de hipertensión.
Métodos complementarios. La radiografía simple de tórax, Pequefios derrames (menores de 250 mi) pueden pasar
en posición de pie o semisentado, resulta de la mayor utilidad inadvertidos en el fondo de saco pleural.
y es posible obtenerla en la enorme mayoría de los casos. Que- Cuando la acumulación de sangre en el saco pericárdico
darán excluidos los pacientes con presunción de lesión verte- ocurre con indemnidad de ambos campos pleuropulmonares,
bral o aquellos muy descompensados que necesiten de cirugía se puede observar la clásica silueta "en botellón" (fig. 16-6).
de extrema urgencia, como en el caso del neumotorax Sin embargo, lo más común en las lesiones cardiopericárdicas
hipertensivo o del taponamiento cardíaco. es que, si el agrandamiento existe, se encuentre disimulado
En primer lugar, la radiología simple permite diagnosticar por el velamiento del hemitórax contiguo. Cuando es posible
con precisión el número y la ubicación exacta de las fracturas ver ambos contornos cardíacos, la primera manifestación
costales, especialmente si ocurren en los arcos posteriores o radiológica de derrame pericárdico consiste en la rectificación
laterales, no así en los anteriores. Si existe enfisema subcutá- del borde izquierdo de la silueta cardíaca, tipo mitral, lo cual
neo, también se podrá ver aire en el tejido celular e incluso se conoce como signo de Maynard (1978) (fig. 16-7). Aconti-
disecando los planos musculares, especialmente del pectoral nuación se va modificando la forma de la silueta cardíaca, ya
mayor. El neumomediastino se traduce' por la separación de que se borran los arcos y desaparecen los ángulos y muescas.
las hojas pleurales mediastínicas. Muchas veces las lesiones La imagen obtenida cambia al variar la posición del enfermo
pleurales se manifiestan horas después del accidente, por lo (si se efectúa una radiografía en decúbito dorsal, el líquido se
que en los casos sin patología inicial aparente, se deberá repe- desplaza hacia arriba y la silueta se ensancha en la parte alta).
tir la radiografía del tórax horas o días después. La imagen ocasionada por una atelectasia corresponderá a
El neumotorax se evidencia por hiperclaridad, y es clásico una opacidad, idealmente de tipo piramidal con el vértice ha-
establecer tres grados: Grado I, cuando el límite pulmonar se cia el hilio pulmonar, acompañada de retracción del mediastino
encuentra por fuera de las líneas hemiclaviculares; Grado II, y del hemidiafragma, fruto de la acentuación de la presión
cuando el límite se encuentra en los alrededores de esa línea, y negativa intrapleural.
Grado III, cuando el colapso pulmonar es total. Algunos lle- La toma de registros electrocardiográficos, en presencia o
gan al Grado IV cuando existen signos de hipertensión. no de lesión cardíaca, debe llevarse a cabo desde los primeros
La opacidad es típica de los hemotórax, que también pue- momentos de la atención. Puede brindar valiosa información
den ser clasificados en tres grados: Grado I, cuando el límite siempre que se realicen registros seriados en el transcurso de
llega hasta el cuarto arco costal posterior; Grado II, cuando el las horas. En más de la mitad de los traumatismos (sin lesión

Fig. 16-5. Grados de hemotórax. A, grado I. B, gra-


do II. C, grado III. (Tomado de Della Torre HA y
col., 1990.)

Fig. 16-6. Imagen pericárdica en botellón por herida de arma blanca. Fig. 16-7. Diagrama del contorno radiológico normal del corazón. La línei
di continua muestra la alteración del borde izquierdo de la silueta cardía:;
en el hemopericardio incipiente. (Tomado de Maynard AL, 1978.)

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16. TRAUMA TORÁCICO 207

pericárdica), el electrocardiograma evidencia signos tales como traumatismo, por lo que desde el comienzo se lo atenderá de
bloqueos de rama o auriculoventriculares completos, modifi- manera especial. El dolor dificulta o inhibe el movimiento res-
caciones del ST y extrasístoles polifocales. En los pacientes piratorio y la tos productiva. De ese modo la ventilación se
con derrame pericárdico, el electrocardiograma mostrará torna deficiente, se acumulan secreciones y se favorece la apa-
taquicardia, disminución del voltaje de los complejos QRS y rición de atelectasia. Las secreciones también deben ser
cambios del segmento ST y de la onda T. La herida cardíaca humidificadas (nebulizaciones con solución fisiológica y ade-
tiene una traducción similar a la del infarto de miocardio. cuada hidratación general) para favorecer la expectoración.
Los análisis de laboratorio iniciales de importancia son la Se utilizarán analgésicos no depresores respiratorios (por ejem-
determinación del hematócrito y de los gases en sangre, siem- plo meperidina diluida 1:9), administrándose para un adulto
pre que hubiera manifestación clínica de insuficiencia respi- joven de unos 70 kg, 3 mi subcutáneos o por tubuladura cada
ratoria. Probablemente el primer hematócrito sea el más alto 3-4 horas, combinado o no con algún antiinflamatorio no
de una serie decreciente, ya que, como es sabido, la compen- esteroideo (diclofenac, 75 mg, intramuscular cada 12 horas).
sación de la sangre perdida se hace mediante hemodilución. Si el origen del dolor son fracturas costales, puede ser preferi-
La ecografía se ha constituido en el procedimiento más ble la anestesia del foco fracturario o de los nervios intercostales
informativo para el diagnóstico y seguimiento de pacientes afectados con lidocaína al 2 %. Si el paciente es sometido a
con derrame pericárdico (Glaser K, 1994) y siempre resulta toracotomía, es preferible actuar directamente sobre los ner-
útil como guía en la pericardiocentesis. El derrame inicialmente vios intercostales, ya sea infiltrándolos con solución clorurada
se deposita en la porción declive posterior. Con mayores can- hipertónica o bupivacaína, o bien dejando esta última (75-100
tidades, el espacio anecoico se ubica también en la parte ante- mg) en la gotera vertebral.
rior, entre la pared ventricular derecha y la torácica. Sin em- Indicaciones quirúrgicas. El tratamiento inicial de los
bargo, los patrones ecogénicos pueden sufrir cambios según traumatismos torácicos ofrece tres posibilidades:
haya o no coágulos. I. Pacientes compensados en los que el tratamiento sólo
La tomografía axial computada no es un método utilizado consistirá en observación, kinesioterapia respiratoria y
en la emergencia torácica. Su uso queda restringido a algunos analgesia. Ejemplos de éstos son los traumatismos con fractu-
casos no urgentes, de derrame pericárdico dudoso o de ras de dos o tres costillas, sin desplazamiento ni repercusión
hemotórax no resueltos, para precisar la localización o deter- pleural.
minar la existencia de tabiques o compartimientos pleurales, II. Pacientes compensados en los que la naturaleza de las
y permite, en alrededor de un 70 % de los casos, tomar la de- lesiones, sin poner en riesgo la vida, exige conductas activas
cisión sobre la conducta quirúrgica que se adoptará para una mejor y más rápida restitución anatomofuncional.
(avenamiento, toracoscopia o toracotomía) (Rahamounth, A, Podrán utilizarse procedimientos menores o mayores. Ejem-
1992). plos son una herida lateral por arma blanca con hemotórax de
La pleurocentesis y la pericardiocentesis son métodos Grado II o fracturas costales con hemoneumotórax.
confirmatorios del diagnóstico y eventualmente de gran utili- III. Pacientes descompensados en los que mediante proce-
dad terapéutica. dimientos quirúrgicos menores o mayores, o con la ayuda de
Tratamiento. El primer objetivo terapéutico es de orden asistencia respiratoria mecánica o ambos, se pretende evitar el
vital, o sea, evitar la muerte del paciente; el segundo de orden riesgo de muerte. Ejemplos son una herida cardiopericárdica
lesional: reparar los daños anatómicos ocasionados por el o un aplastamiento torácico con respiración paradójica e insu-
traumatismo; y el tercero es funcional: evitar que queden se- ficiencia respiratoria.
cuelas o incapacidades permanentes. Procedimientos quirúrgicos menores. La figura 16-8 ilus-
Generalidades. Los heridos (arma blanca o de fuego) tie- tra una serie de procedimientos quirúrgicos menores que con
nen una incidencia de HIV positivo mucho más elevada que la frecuencia son el primer paso terapéutico en el trauma torácico.
población general. De acuerdo con ello, y por no conocerse la Buena parte de los enfermos encuentran en ellos la curación
situación de cada paciente en este aspecto, todo el personal temporaria o definitiva. La obstrucción de la vía aérea debe
que intervenga directa o indirectamente en la atención de he- ser tratada inicialmente con intubación orotraqueal o
ridos debe guardar los recaudos que impone la bioseguridad. nasotraqueal. Es necesario tener presente que la intubación
La naturaleza de las lesiones, con mayor razón si hay muer- traqueal con presión positiva comunica esta presión a la cavi-
tes, o si quedan incapacidades permanentes, hace que con fre- dad torácica. Si se presume neumotorax valvular hipertensivo
cuencia el sobreviviente, los familiares o la justicia inicien o taponamiento cardíaco, antes de la intubación se debe
acciones legales. Por ese motivo, el médico actuante debe con- descomprimir la cavidad comprometida: de lo contrario, la
signar en la historia clínica todos los detalles que atañen al presión positiva puede determinar un paro cardíaco irreversi-
estado del paciente en el momento del ingreso (ebriedad, tóxi- ble. En el neumotorax hipertensivo y el taponamiento cardía-
cos, etc.), no ya con fines médicos, sino legales. Por las mis- co, la punción pleural y la punción pericárdica pueden salvar
mas razones se debe dejar constancia escrita de la prevención la vida del paciente. Todo neumotorax abierto debe ser ocluido
antitetánica y de la antibioticoterapia profiláctica obligadas. rápidamente pero agregando una toracostomía con tubo, pues
La sangre de un hemotórax reciente (menos de 6 horas) y si existe un mecanismo valvular, el neumotorax se transfor-
no contaminada por ruptura visceral o bronquial puede ser mará en hipertensivo.
autotransfundida (Symbas PN, 1972). Para ello debe ser reco- El enfisema subcutáneo no requiere habitualmente trata-
gida en una bolsa de donación y luego infundida en la forma miento y se deben proscribir las punciones e incisiones de des-
habitual. La infusión de líquidos en el taponamiento cardíaco carga. En casos graves, en los que el aire comprime las vías
debe hacerse con precaución, ya que el líquido ingresado pue- aéreas, está indicado realizar una traqueostomía. En el
de elevar anormalmente la presión venosa y acelerar el paro hemotórax y el hemoneumotórax, el drenaje pleural debe efec-
cardíaco. tuarse con tubos que tengan como mínimo 9 mm de diámetro
Dolor. Es el único síntoma común y presente en todo interno.

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208 SECCIÓN II. TRAUMA

En forma mediata, una vez estabilizado el enfermo, el au-


tor es partidario de una toracotomía amplia para el tratamien-
to de:

1. Hemotórax de segundo grado.


2. Herida penetrante baja (eventual lesión diafragmática).
3. Tórax móvil (para enclavijamiento).
4. Hernia diafragmática.

Vías de abordaje. La toracotomía posteroíateral clásica,


por el sexto espacio intercostal, brinda un abordaje adecuado
para la mayor parte de las lesiones torácicas. Puede ser trans-
Bloqueo del nervio intercostal Toracostomía con tubo formada en toracolaparotomía o toracofrenotomía. (done by 007)
La toracotomía anterolateral, de rápido acceso y cierre,
está indicada en las lesiones cardiopcricárdicas. Permite que
sea ampliada mediante una esternotomía transversa hacia el
otro lado, proporcionando así un campo adecuado para tratar
cualquier lesión del miocardio y de la raíz de los grandes va-
sos. Como el paciente está en decúbito dorsal, si es preciso
agregar una laparotomía, no se necestia cambiarlo de posi-
ción.
La toracotomía lateral, oligotraumática, o la toracotomía
axilar vertical ampliada, sin sección muscular y habitualmen-
te de unos 10 o 12 cm de largo, o bien la videotoracoscopia, se
emplean en la resolución de lesiones pleurales como hemato-
Traqueostomía Toracocentesis mas coagulados.
La esternotomía media puede estar indicada ante la sospe-
cha de lesión de la vena cava superior, el tronco innominado o
la aorta, pero tiene el inconveniente de que exige instrumental
adecuado para la sección esternal y la demora que implica.
Por otra parte, se la puede transformar rápidamente en una
cervicomediastinotomía.

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Trauma abdominal
Sergio E. Alejandre to de contusión provocado por la energía cinética dispersada
por el proyectil {cono de Mach), cuya magnitud será directa-
Definición. Se entiende por traumatismo abdominal la ac- mente proporcional a la velocidad de éste. Se trata de un dato
ción de cualquier noxa externa, no infecciosa, que a través de de fundamental importancia al encarar la reparación quirúrgi-
la piel o desde la luz intestinal provoca un daño en cualquiera ca, por la posible futura necrosis de la zona aledaña a la perfo-
de los tejidos, órganos o aparatos de la región. ración. Si el compromiso es de visceras macizas debe añadir-
Epidemiología. El 2 % de las consultas por trauma co- se el efecto de cavitación.
rresponden a la región abdominal. Su importancia radica en Anatomía. Esquemáticamente al abdomen se lo divide en
que casi el 90 % requiere internación y la mitad serán someti- tres compartimientos: cavidad peritoneal, espacio retroperi-
dos a una laparotomía exploradora. Asimismo, las lesiones ab- toneal y pelvis.
dominales no reconocidas son la causa de muerte prevenible El compartimiento intraperitoneal se subdivide en una re-
postraumática más frecuente. gión superior o toracoabdominal y una inferior. La superior
Las muertes por lesiones viscerales forman el segundo pico comprende el diafragma, hígado, bazo, estómago y colon
de la curva de mortalidad por trauma, durante la llamada hora transverso. Su importancia radica en que durante la espiración,
dorada del traumatizado; es decir, son pacientes que a me- cuando los diafragmas ascienden, los órganos nombrados pue-
nudo llegan vivos a los servicios de emergencia y sus posibili- den resultar afectados en los traumatismos del tórax, ya que se
dades de sobrevivir son elevadas cuando se los somete a una sitúan por detrás de las últimas costillas. Se debe recordar que
sistemática apropiada de diagnóstico y tratamiento. durante una espiración profunda el ascenso diafragmático pue-
Etiopatogenia. Según su etiología se los puede dividir en: de alcanzar la mamila por delante y el vértice de la escápula
I. Traumatismos cerrados (27 % del total). En su mayoría por detrás, lo cual implica que un traumatismo a ese nivel,
son producidos por accidentes de tránsito vehicular (automó- sobre todo del tipo penetrante, puede comprometer cualquiera
viles, motocicletas, arrollamiento de peatones, etc.), caídas o de los órganos antes mencionados. Las fracturas costales ba-
golpes con objetos contundentes, aplastamientos y explosio- jas obligan a descartar lesiones viscerales abdominales. La
nes. región intraperitoneal baja contiene el intestino delgado y la
II. Traumatismos abiertos o penetrantes, que a su vez se porción intraabdominal del colon.
dividen en: El espacio retroperitoneal contiene parte del duodeno y
A. Por arma de fuego (26 %). colon, los ríñones, uréteres y grandes vasos, como la arteria
B. Por arma blanca (45 %). aorta y la vena cava inferior. La característica de esta región
C. Otros (2 %): empalamientos, perforaciones endolu- es la dificultad para llegar al diagnóstico de lesión de esos
minales del tubo digestivo (frecuentemente iatrogénicas órganos.
durante exámenes endoscópicos), estallidos y desga- La pelvis contiene el recto, la vejiga, los órganos genitales
rros (en general accidentes laborales industriales). femeninos y los vasos ilíacos.

Fisiopatología. Traumatismos cerrados. Suelen respon-


der a la acción de mecanismos de aceleración y desaceleración MANEJO INICIAL DEL TRAUMATISMO
bruscas que producen contusiones internas y desgarros, o a DEL ABDOMEN
lesiones por hiperpresión, ya sea por golpe directo, por
aplastamiento o por onda expansiva. Las visceras sólidas son El manejo inicial del paciente con traumatismo abdominal
las más vulnerables puesto que absorben la mayor cantidad de debe seguir las mismas prioridades descriptas para cualquier
energía debida a este tipo de fuerzas, por lo cual el hígado, el politraumatizado. Esto significa que inicialmente se ha de. com-
bazo y el riñon, en este orden, resultan los órganos más fre- pletar el examen primario siguiendo el orden A (vía aérea con
cuentemente comprometidos. control de la columna cervical), B (respiración y oxigenación),
Traumatismos abiertos. En ellos la posibilidad de lesión C (circulación y control de la hemorragia externa), D (deterio-
de un órgano es directamente proporcional al volumen que ro neurológico) y E (exposición completa). Recuérdese que la
ocupa dentro de la cavidad abdominal, ya que al penetrar un evaluación del abdomen se lleva a cabo durante el denomina-
cuerpo extraño, las visceras más grandes serán las más frecuen- do examen secundario, que se efectúa en el paciente presunta-
temente lesionadas. El intestino delgado, el hígado, el estó- mente estabilizado y que ha sido sometido a las maniobras de
mago y el colon son en orden decreciente las más afectadas. resucitación, si es que éstas fueron necesarias.
En el caso de las heridas por arma de fuego, si comprome- Presentación clínica. La evaluación inicial del abdomen
ten visceras huecas, al daño perforativo debe sumarse el efec- no intenta realizar el diagnóstico de cuál es el órgano lesio-

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210 SECCIÓN II. TRAUMA

nado sino determinar si existe o no la necesidad de una a tener una idea aproximada de la gravedad potencial de las
laparotomía inmediata. lesiones, así como sospechar otras posibles dadas las circuns-
Existen casos en que la presencia de signos inequívocos y tancias. Por ejemplo, ser eyectado del vehículo en un choque
claros de compromiso abdominal grave indican, sin demora y aumenta 400 veces la posibilidad de padecer una lesión grave.
sin método diagnóstico previo, la cirugía de urgencia. Por ejem- El uso inapropiado de cinturones de seguridad transversales
plo. el paciente que se presenta en shock hipovolémico con un aumenta la incidencia de estallidos duodenales. Sólo una sos-
claro trauma en la región, como un disparo de arma de fuego, pecha iniciada por la observación de un tipo de mecanismo
herida de arma blanca, signos parietales de agresión localiza- lesional hace indicar a veces un estudio complementario que
da o signos de irritación peritoneal. Otra circunstancia similar puede demostrar una lesión, la cual de otra manera podría ha-
la constituye un paciente con hipovolemia aguda, sin hemo- ber pasado inadvertida.
rragias externas, con ausencia de hemotórax radiológico y sin Examen físico. Inspección. El paciente debe ser desvesti-
fracturas de pelvis o huesos largos; en este caso, la única cavi- do completamente y se deben identificar y anotar todo tipo de
dad capaz de poder albergar una hemorragia tan significativa excoriaciones, contusiones, laceraciones u orificios penetran-
es el abdomen. tes. Tomando las precauciones necesarias con la columna ver-
La mayoría de las veces no se trata de casos tan dramáti- tebral, se lo debe rotar para inspeccionar el dorso. La región
cos y claros, y entonces el médico debe esmerar y profundizar perineal suele ser olvidada frecuentemente. La región tora-
su capacidad diagnóstica. El abdomen, a diferencia del tórax, coabdominal merece una atención especial por la posibilidad
no cuenta con un método tan categórico como la radiografía de compromiso de ambas cavidades.
torácica, que resuelve prácticamente casi todas la decisiones Palpación. La presencia de dolor y defensa a la palpación
en la urgencia. Por el contrario, muchas veces sólo la combi- es un dato de difícil interpretación en el traumatismo del ab-
nación de una prolija anamnesis, los datos aportados por los domen. En general, el dolor visceral es temprano y mal locali-
testigos del accidente, una evaluación minuciosa y repetida, y zado. La contractura muscular es frecuentemente voluntaria,
la combinación de diversos factores hacen inclinar al médico o puede responder a lesiones de vecindad tales como fracturas
por uno u otro método diagnóstico para poder decidir una con- costales bajas o pélvicas. Signos de irritación peritoneal son
ducta. claros índices de lesiones viscerales o hemorragias.
El dolor y los signos de hipovolemia constituyen la forma Percusión. Más que por su significado semiológico clási-
más frecuente de presentación de los pacientes. El dolor no co, la percusión es útil como signo de reacción peritoneal sutil
siempre es debido a lesiones propiamente abdominales, sino cuando resulta dolorosa su realización. Por lo demás, zonas
que puede ser referido por compromiso de estructuras vecinas de matidez localizadas pueden corresponder a hematomas. La
como fracturas costales bajas, pélvicas o de las vértebras presencia de timpanismo hepático, por aire libre intraperitoneal,
lumbares, excoriaciones, contusiones o hematomas parietales. suele ser un signo tardío y de infrecuente aparición.
Puede ser de tipo peritonítico en los casos de lesión de visceras Auscultación. El abdomen debe ser auscultado para deter-
huecas o de hemorragias que tengan algún tiempo de evolu- minar la presencia o ausencia de ruidos hidroaéreos. La san-
ción. Las manifestaciones de hipovolemia varían desde una gre en la cavidad o una peritonitis por perforación de una
ligera taquicardia o sensación de sed, hasta el shock hemo- viscera hueca producen íleo. Este también puede ser el resul-
rrágico de IV grado con inconsciencia y ausencia de pulsos y tado de lesiones extraabdominales como hematomas retroperi-
presión registrable. toneales o fracturas importantes.
En muchos otros casos no existe signo ni síntoma referido Tacto rectal. Es de fundamental importancia ya que brinda
específicamente, ya que el paciente se encuentra inconsciente una serie de datos indispensables para la evaluación del
por un traumatismo cefalocraneano, o bien insensible por una traumatizado. La ausencia de tonismo rectal puede ser un sig-
lesión medular que enmascara el diagnóstico. En estas circuns- no indirecto de lesión medular y su hallazgo modifica toda la
tancias, el actuar del médico dentro de una sistemática orde- valoración del examen semiológico. También se puede apre-
nada, con un alto índice de sospecha permanente y una ciar una disrupción de las paredes rectales por incrustamiento
reevaluación constante del paciente, permite detectar lesiones de fragmentos óseos, proyectiles o cuerpos extraños. Asimis-
severas intraabdominales que no se manifestarían hasta un mo pueden palparse fracturas óseas pelvianas y puede hallar-
peligroso período avanzado de complicaciones. se sangre, lo cual indica una disrupción del tracto digestivo.
Anamnesis. Está destinada a recabar la mayor cantidad de El cambio de posición de la próstata es un signo indirecto de
datos referidos a las circunstancias y el entorno del accidente, posible ruptura uretral.
a fin de poder inferir las posibilidades de daños y la magnitud Tacto vaginal. De significado similar al rectal, también
de éstos. Si el paciente se encuentra consciente, es la persona pueden palparse fragmentos óseos o una disrupción de las pa-
más adecuada para poder contestar las preguntas. De no estarlo, redes vaginales; la presencia de sangre indica lesión de los
el personal que actuó en el lugar, policías, bomberos, enfer- órganos genitales.
meros o testigos, podrá brindar una información muy valiosa. Intubación. Sonda nasogástrica. Su colocación tiene como
En los traumatismos cerrados, frecuentemente por acci- objetivo descomprimir el estómago a fin de posibilitar y faci-
dentes vehiculares, deben averiguarse las características del litar el examen físico y evitar la aspiración de un vómito, so-
choque, dirección del impacto, velocidad aproximada, posi- bre todo en pacientes inconscientes o que serán anestesiados.
ción dentro del vehículo, si fue o no eyectado del habitáculo, Además tiene interés para investigar en el contenido gástrico
uso o no del cinturón de seguridad, tipo de cinturón, uso de la presencia de alcohol, sustancias ingeridas o sangre. Si bien
casco, tiempo transcurrido desde el accidente, presencia de en la mayoría de los casos la sangre hallada ha sido deglutida
otras víctimas fatales, etc. En los traumatismos penetrantes, el a causa de un traumatismo orofacial concomitante, en alguna
tipo de arma, tamaño de la hoja si era un cuchillo, cantidad de oportunidad puede ser la única manifestación temprana de una
puñaladas. Si se trata de un arma de fuego, calibre de ésta, lesión duodenal o del tracto digestivo superior, sobre todo si
distancia del disparo, cantidad y dirección de los impactos, se extrae después de evacuar el estómago y su aspecto es rojo
cantidad de sangre en el lugar, etc. Todos estos datos ayudarán rutilante, lo cual evidencia una pérdida reciente.

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17. TRAUMA ABDOMINAL 211

La contraindicación formal para la colocación de la sonda Las heridas por arma de fuego requieren casi siempre la
nasogástrica es la sospecha de traumatismo de base de cráneo realización del par radiográfico de abdomen, a fin de locali-
por la posible fractura de la lámina cribiforme, que posibilita- zar, en el plano frontal y sagital, el proyectil o los proyectiles,
ría la introducción accidental del catéter dentro de la cavidad y determinar sus trayectos relacionándolos con sus orificios
endocraneana. Se debe sospechar tal eventualidad ante un pa- de entrada. En las heridas traspasantes, sin proyectil retenido,
ciente que presente signos que orienten hacia este tipo de la línea imaginaria que une ambos orificios, de entrada y de
traumatismo (véase el capítulo 14). Si se sospecha una fractu- salida, es la que marcará la posibilidad de compromiso
ra de la base del cráneo, se debe introducir la sonda por vía peritoneal del trayecto.
orogástrica, en lo posible bajo visualización directa y guián- Dada la alta incidencia de lesiones viscerales en estos
dola en forma instrumental o manual para asegurarse de que traumatismos y su gravedad, debe indicarse la laparotomía
toma la inclinación adecuada hacia la faringe inferior. exploradora inmediata.
Catéter urinario. La colocación del catéter urinario (son- Ante cualquier herida penetrante en el tórax inferior se debe
da tipo Foley) tiene como objetivos evacuar la vejiga y apre- recordar que, según el momento respiratorio del impacto, por
ciar las características de la orina. La presencia de hematuria la elevación de los diafragmas, pueden estar comprometidas
es un indicador de posible lesión del árbol urinario, aunque su las visceras abdominales.
ausencia no la descarta. También permite medir la diuresis ho-
raria. Este parámetro es de fundamental importancia, ya que Traumatismos cerrados o contusos
en la etapa del manejo inicial es el único dato objetivo que
permite inferir una perfusión visceral aceptable a través de un Sin duda son los que mayores dificultades ofrecen. Ini-
conveniente filtrado glomerular. De esta manera se puede es- cialmente no se trata de hacer diagnóstico de viscera lesiona-
timar si la reposición volémica que se está efectuando al da sino de determinar la presencia de algún elemento que nos
traumatizado es la correcta o resulta insuficiente. indique la necesidad de realizar una laparotomía. En la in-
La contraindicación formal para colocar una sonda tipo mensa mayoría de los casos ese elemento es la presencia de
Foley es la sospecha de una lesión uretral. Esta lesión, muy sangre intraperitoneal, pero también puede ser aire extra-
rara en las mujeres, es sumamente frecuente en el hombre. visceral o retroperitoneal, bilis, orina, fibras vegetales o cual-
Cerca del 10 % de las fracturas traumáticas de ¡a pelvis se quiera que implique una disrupción del tracto gastrointestinal.
acompañan de lesión de la uretra posterior y el 70 % de éstas La regla en los traumatismos cerrados es que la ausencia
son incompletas en un primer momento. Es obligatorio des- de signos iniciales no descarta un hemoperitoneo. Sólo el 20 %
cartar esa lesión cuando el examen físico muestra sangre en el de los pacientes tiene manifestaciones semiológicas en el pri-
meato urinario, hematomas escrotales o perineales, deseo e mer examen físico. Por esto queda claro el valor de la
imposibilidad de orinar por parte del paciente, una próstata reevaluación permanente del abdomen.
alta y móvil o reemplazada por un hematoma en el tacto rectal, Es en estos traumatismos donde casi siempre se debe re-
así como la palpación de fragmentos óseos a través de las pa- currir a métodos complementarios para la toma de decisiones,
redes del recto con la misma maniobra. Frente a cualquiera de por lo cual se describirán las distintas posibilidades marcando
los signos mencionados o a la visualización de una fractura las ventajas y desventajas de cada una. Se debe tener en cuen-
ósea o diastasis pubiana en la radiografía de frente de pelvis, ta que el empleo de uno u otro dependerá de múltiples facto-
se debe realizar una uretrografía retrógrada previa a cualquier res, tales como la indicación, disponibilidad, urgencia, expe-
intento de cateterismo. Sólo con la constatación de una uretra riencia y costos. En la mayoría de los casos, la utilización de
completa y sin fuga del material de contraste se puede colocar uno solo alcanza para indicar o descartar la laparotomía, pero
una sonda de Foley. En caso de lesión o duda, es preferible otras veces, para determinadas regiones, existen indicaciones
recurrir a la punción suprapúbica y esperar la consulta con un precisas de alguno en particular o la combinación de varios.
urólogo. Punción abdominal. Es el más antiguo de todos los méto-
Procedimientos diagnósticos específicos. Hasta aquí, el dos usados. Tiene sólo un 60 % de sensibilidad para el diag-
manejo inicial del traumatismo de abdomen sigue una siste- nóstico de hemoperitoneo, lo cual lo hace inaceptable para
mática única, cualquiera que sea su etiología. De ahora en más, descartar una lesión intrabdominal. Sólo se justifica su
los algoritmos diagnósticos y terapéuticos variarán según se implementación si se efectúa con aguja fina, únicamente en
trate de traumatismos abiertos o cerrados. cuadrantes inferiores, y sin atribuirle valor alguno en caso de
ser negativa. La ventaja es que puede ser realizada en forma
Traumatismos abiertos o penetrantes inmediata y en cualquier ámbito donde se encuentre el pacien-
te, y su positividad ahorra tiempo y costos. En ciertas oportu-
Las lesiones por arma blanca, en general, son las que me- nidades se puede usar en forma combinada con ecografía o
nos dificultades ofrecen para la toma de decisiones. La acción tomografía computada para certificar o descartar una imagen
del cirujano estará dirigida a certificar o descartar la presencia dudosa obtenida por estos métodos.
de penetración peritoneal para decidir una laparotomía. Este Lavado peritoneal diagnóstico (LPD). Es el "metro pa-
objetivo se logra mediante la exploración de la herida, con trón" de los métodos complementarios de diagnóstico. Tiene
todas las normas de asepsia, exploración que se realizará en un 98 % de sensibilidad para detectar hemoperitoneo. Tanto
caso necesario, bajo anestesia local, pudiéndose ampliar la le- es así, que su mayor crítica está dirigida a la sobreindicación
sión cutánea y muscular a fin de ver directamente si están afec- de laparotomías, debido a que muchas de ellas se realizan por
tadas las capas profundas de las paredes del abdomen. No se lesiones mínimas que no requieren tratamiento quirúrgico al-
aconseja reemplazar la exploración quirúrgica descripta por la guno.
introducción de estiletes, sondas, catéteres o líquidos de con- El método consiste en la introducción de un catéter por
traste. Estas maniobras pueden provocar lesiones viscerales y una pequeña incisión mediana infraumbilical con anestésico
contaminación innecesaria, o crear dudas que confunden y local, o mediante un trocar por punción, dentro de la cavidad
complican aún más la decisión terapéutica. peritoneal. Se realiza la aspiración del contenido, si lo hubiere

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212 SECCIÓN 11. TRAUMA

(sangre, bilis, etc.); de lo contrario se instilan de 500 a 1.000 bajo costo, de fácil repetición para el seguimiento del paciente
ml de solución fisiológica o Ringer-lactato, se la deja por unos y no requiere traslado. Los pequeños equipos portátiles per-
minutos y se procede a la recolección del líquido por efecto miten su utilización aun durante la etapa de resucitación, e
sifón, mediante el descenso del mismo frasco por debajo del inclusive en forma simultánea con otras maniobras.
nivel del abdomen. Si bien puede realizar diagnóstico de lesión en algunos
Son indicaciones del LPD las siguientes: traumatismos de visceras sólidas, durante el manejo inicial del
a) Cuando el examen abdominal es equívoco por la pre- paciente sólo se le requiere que diagnostique la presencia
sencia de lesiones de vecindad, como fracturas costales bajas, intraperitoneal de líquido (fig. 17-1). Con un mínimo entrena-
pélvicas o de las vértebras lumbares, que pueden producir do- miento, cualquier cirujano puede realizarla; de hecho, se cal-
lor y contracturas de dificultosa interpretación. cula en 40 horas de aprendizaje el tiempo necesario para de-
b) Cuando el examen físico no es confiable, por ejemplo, tectar líquido intraperitoneal por ecografía.
en pacientes inconscientes por un traumatismo cefalocraneano, Los espacios que se investigarán son el fondo de saco de
drogados, intoxicados, alcoholizados o con lesiones medulares Douglas (rectovesical o rectovaginal), el espacio de Morrison
altas que enmascaran cualquier signo abdominal. (hepático-renal derecho), el lecho esplénico y ambos espacios
c) Cuando el examen semiológico es impracticable; por parietocólicos (fig. 17-2). Estos son los puntos declives en la
ejemplo, en pacientes que habiendo sido insuficientemente posición de decúbito dorsal donde se suele acumular la sangre
evaluados, son intervenidos bajo anestesia por lesiones en otras libre en cavidad. Si el operador posee experiencia, también
localizaciones o sometidos a otros estudios diagnósticos podrá informar acerca de las características de los parénquimas
(arteriografías. etc.) y presentan hipotensión o signos de hepático, esplénico y renal, uréter y vejiga, ocupación del
hipovolemia no explicables por las patologías diagnosticadas retroperitoneo o pelvis por hematomas, hemopericardio,
hasta ese momento. hemotórax, etc. La ecografía no proporciona datos sobre le-
La única contraindicación absoluta del LPD es que ya exis- siones de visceras huecas y su utilidad para las lesiones
ta una indicación de laparotomía. Son contraindicaciones re- pancreáticas y diafragmáticas es dudosa.
lativas la existencia de laparotomías previas que por adhe- Tomografia axial computada. Es un excelente método diag-
rencias intracavitarias dificulten la difusión del líquido, las nóstico, con una sensibilidad cercana al 92 % para detectar
coagulopatías, la obesidad mórbida, la cirrosis descompensada sangrado intraperitoneal y con una alta especificidad de le-
y el embarazo avanzado. sión. Su gran ventaja es que permite la evaluación simultánea
Son criterios de positividad: de varias visceras y puede identificar el sitio de lesión, sobre
1. La aspiración de más de 5 mi de sangre u otro fluido, todo en órganos sólidos. Además es el método de elección para
como orina, bilis o líquido entérico. ver el páncreas y el retroperitoneo, y si se realiza con contras-
2. La salida del líquido por un tubo previamente colocado
en el paciente, como una sonda vesical, que significaría un
estallido intraperiloneal de la vejiga.
3. En caso de dudas sobre la positividad del estudio, se
envía una muestra del líquido recogido al laboratorio. Tienen
valor positivo el hallazgo de más de 100.000 glóbulos rojos o
500 glóbulos blancos por mnv\ la presencia de fibras vegeta-
les, pigmentos biliares o bacterias, o cifras de amilasa supe-
riores a 175 UI.
El LPD tiene 2 % de falsos negativos, lo cual significa que
2 de cada 100 pacientes presentan lesiones que requieren
laparotomías y no son diagnosticadas. Se trata en general de
traumatismos aislados de páncreas, duodeno, diafragma, in-
testino delgado o vejiga. La explicación sería que no presen-
tan hemorragia intraperitoneal, como en los dos primeros ca-
sos, o ésta es mínima y no llega a ser detectada por el recuento
globular, como puede suceder en los tres últimos.
La mayor parte de los falsos positivos se originan por de-
fectos de técnica (contaminación con sangre de la cavidad
peritoneal por la incisión o la punción) o por grandes
hematomas retroperitoneales que pueden trasudar glóbulos
rojos hacia la cavidad. Se debe tener cuidado al indicar una
laparotomía en un paciente con fracturas pélvicas que presen-
ta como único criterio un recuento aumentado de glóbulos ro-
jos.
El LPD es un método fácil de realizar, pero requiere un
mínimo adiestramiento ya que como cualquier acto quirúrgi-
co puede traer complicaciones. Tiene la gran ventaja de no
requerir infraestructura, se puede implementar en el lugar del
manejo inicial, no demanda la estabilidad hemodinámica del
paciente y es de bajo costo.
Ecografía. Es un método diagnóstico de gran difusión ac-
tual. Tiene 95 % de sensibilidad para detectar sangrado Fig. 17-1. Detección de líquido intraperitoneal por ecografía. La flecha
intraperitoneal, es de rápida implementación, no invasivo, de señala una colección que ocupa el espacio de Morrison.

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17. TRAUMA ABDOMINAL 213

te endovenoso, brinda datos sobre funcionalidad renal y sobre libre en cavidad (neumoperitoneo) sugiere la lesión de una
el estado del árbol vascular. Su interpretación es menos de- viscera hueca, y la observación de aire retroperitoneal demar-
pendiente del operador que la ecografía. Es de gran utilidad cando el borde del músculo psoas o una burbuja suspendida a
para realizar tratamientos conservadores no operatorios de le- la altura lumbar pueden ser las únicas manifestaciones de una
siones de visceras sólidas sin compromiso hemodinámico, ruptura retroperitoneal del duodeno o de las porciones fijas
como se describirá más adelante. del colon.
El inconveniente que presenta es que requiere trasladar al Urograma excretor. Resulta de utilidad cuando se sospe-
paciente y demanda un tiempo promedio de ejecución de 30 a cha una lesión renourinaria, ya sea por la presencia de
50 minutos, por lo cual sólo puede implementarse en pacien- hematuria, por visualización de fracturas lumbares, lesiones
tes hemodinámicamente estables y bajo un continuo control externas o contusiones, o simplemente por la modalidad
aun en la sala de rayos. Por otra parte, su costo es mucho más traumática. Puede realizarse en forma simultánea con la ra-
elevado. diografía de abdomen. Es imprescindible cuando se sospecha
Radiografía simple del abdomen. Como ya ha sido dicho, la necesidad de una nefrectomía para conocer el estado fun-
el traumatismo abdominal forma parte del examen secunda- cional del riñon contralateral.
rio, por lo cual se supone que el paciente cuenta con la tríada Su implementación requiere la administración de contras-
radiológica de rigor (radiografías de la columna cervical de te endovenoso y la permanencia del paciente en un lugar con
perfil, de tórax de frente y de pelvis de frente). Por esta razón equipo de rayos por lo menos durante 15 minutos. A partir de
la radiografía simple del abdomen se indica recién en esta eta- los 5 minutos debe comenzar a visualizarse la arquitectura
pa, ya que la mayoría de los datos que brinda ya pudieron ser pielocalicial renal.
demostrados, al menos parcialmente, por las placas de tórax y Brinda imágenes anatomofuncionales de ambos ríñones,
de pelvis. uréteres y vejiga, y puede detectar deformaciones, retardos en
Los signos que se pueden encontrar están referidos con la tinción, fugas del material de contraste o amputaciones que
mayor frecuencia a lesiones de partes óseas que hacen sospe- impliquen estallidos masivos u obstrucciones vasculares com-
char compromiso visceral concomitante. Las fracturas de las pletas por desgarros o trombosis. Gran parte de la informa-
últimas costillas deben llevar a pensar en probables trauma- ción puede ser reemplazada en la actualidad por la ecografía y
tismos hepáticos o esplénicos, según sean derechas o izquier- la tomografía computada dinámica con contraste.
das, respectivamente (fig. 17-3). Las fracturas de las apófisis Uretrocistografía retrógrada. Por lo general, se la utiliza
transversas de las vértebras lumbares pueden acompañarse de para descartar una lesión uretral antes de la colocación de un
traumatismos renales, y las fracturas y diastasis pélvicas, de catéter vesical, cuando existe algún signo de sospecha como
lesiones uretrales, vesicales o vasculares. La presencia de aire los nombrados oportunamente.

Fig. 17-2. Sitios donde en el trauma abdominal se debe investigar la pre-


sencia de líquido por ecografía. /, Espacios subfrénico y pleural derechos;
2, espacio pericárdico; 3, subfrénico y pleural izquierdos; 4, paravesicales
y fondo de saco de Douglas.

Fig. 17-3. La presencia de fracturas costales izquierdas bajas (flecha) su-


giere una lesión esplénica.

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214 SECCIÓN II. TRAUMA

Su implementación requiere la introducción de un catéter


con balón uno o dos centímetros en la uretra, al cual se lo
insufla con 1 mi de aire o de solución fisiológica, y en forma
muy lenta se inyecta material de contraste hidrosoluble estéril
visualizándolo con un equipo de radioscopia o con intensi-
ficador de imágenes, o simplemente realizando una radiogra-
fía oblicua de la zona en forma simultánea. Descartada la le-
sión uretral, puede continuarse el estudio inyectando material
de contraste diluido en 150 a 250 mi de solución fisiológica,
que inyectado sólo por efecto gravitatorio al elevar el reci-
piente, debe completar el lleno vesical, obteniendo radiogra-
fías de frente, perfil y oblicuas de la pelvis. La lesión vesical o
uretral se identifica por la fuga del material de contraste (fig.
17-4). En caso de lesión vesical puede diferenciarse si la le-
sión es extraperítoneal o intraperitoneal (fig. 17-5).
Arteriografía. Su uso está limitado a la detección de lesio-
nes del árbol vascular. Sus indicaciones más frecuentes son
para diagnosticar una lesión del pedículo renal (ante la
amputación del riñon en el urograma) o en aquellos pacientes
con fracturas pélvicas y gran descompensación hemodinámica
en quienes se descartó un hemoperitoneo. En este caso, la
arteriografía selectiva puede ser diagnóstica y terapéutica
mediante la embolización hemostática del vaso lesionado.
Endoscopio. Únicamente tiene valor en el diagnóstico de
lesiones gastroduodenales, sin indicación de laparotomía. Tam-
bién se implementa para evaluar el recto extraperítoneal ante
lesiones penetrantes o grandes fracturas pélvicas con fragmen-
tos óseos peligrosos. Fig. 17-5. Uretrocistografía retrógrada. Fuga de contraste (flecha) hacia la
cavidad abdominal por estallido intraperitoneal de la vejiga.
Estudios contrastados gastrointestinales. Son de rara apli-
cación en el manejo inicial del traumatismo abdominal. Ave-
ces resultan muy útiles para diagnosticar lesiones duodenales
aisladas que no suelen ser advertidas por la endoscopia. las del intestino delgado y esplénicas, y tiende a subestimar el
Videolapawscopia diagnóstica. Permite la exploración y volumen del hemoperitoneo. Requiere estabilidad hemodi-
visión directa del abdomen por un monitor, mediante la intro- námica del paciente y la realización de un neumoperitoneo
ducción de una cámara de video. Presenta buena sensibilidad con dióxido de carbono bajo anestesia general, lo cual limita
para el diagnóstico de lesiones hepáticas, gástricas, colónicas, en gran parte sus posibles indicaciones ya que en poiitrau-
diafragmáticas y renales, así como para certificar el compro- matizados pueden ser prácticas de alto riesgo. El perfecciona-
miso peritoneal en las heridas penetrantes. No es tan útil para miento de los equipos y la implementación de técnicas sin
neumoperitoneo ni anestesia general abrirán sin duda un nue-
vo e interesante capítulo dentro del diagnóstico y tratamiento
del traumatismo abdominal.

MANEJO DEFINITIVO DEL TRAUMATISMO


ABDOMINAL

Estadificación general. Una vez superada la etapa inicial,


la causa más frecuente de morbimortalidad de los traumatismos
abdominales es la sepsis. Moore (1981) describió un índice
que predice la posibilidad de complicaciones sépticas en pa-
cientes sometidos a laparotomías por traumatismos penetran-
tes, que denomina PATI (Penetrating Abdominal Trauma
Index). Después de mostrar su efectividad como valor
predictivo de sepsis, en 1990 fue modificado y extendido para
todas las heridas del abdomen, ya sea por traumatismos abier-
tos o cerrados, creándose así el ATI (Abdominal Trauma Index).
Este índice otorga de 1 a 5 puntos a la lesión de cada órgano,
según su magnitud, que multiplicado por un factor de riesgo
propio de cada órgano, resulta en un valor determinado. La
suma de los valores de todos los órganos afectados da como
resultante el valor total del ATI para ese paciente. En los pa-
Fig. 17-4. Uretrocistografía retrógrada. Se observa una fuga de contraste cientes que superan los 25 puntos, el riesgo de infección
(flecha) que indica lesión de la uretra posterior. intraabdominal es mayor del 50 %.

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17. TRAUMA ABDOMINAL 215

Traumatismos viscerales Tabla 17-1. Clasificación de las lesiones hepáticas

Traumatismos hepáticos
Lesión Descripción
Aspectos generales. El hígado es uno de los órganos más
afectados tanto en los traumatismos penetrantes como contu- Grado I • Hematoma Subcapsular, < 10 % de superficie
• Laceración Ruptura capsular o parenquimatosa
sos. Su lesión grave es uno de los factores responsables de la
< de 1 cm de profundidad
mortalidad prehospitalaria en aquellos pacientes que no dan
tiempo a prestar atención médica y fallecen en el lugar del Grado II • Hematoma. Subcapsular, del 10 al 50 % de superfi-
accidente o en camino al hospital por hemorragias masivas. El cie, o intraparenquimatoso < de 10
traumatismo hepático es el causal del 16 % de las muertes por cm de diámetro
accidentes. • Laceración 1-3 cm de profundidad, < 10 cm de
Diagnóstico. Se debe sospechar la posibilidad de una le- longitud
sión hepática en todos los pacientes sometidos a mecanismos
de desaceleración brusca, fundamentalmente accidentes Grado III • Hematoma Subcapsular, > 50 % de superficie o
expansivo; subcapsular o parenqui-
vehiculares o caídas, en aquellos que presentan fracturas cos- matoso roto; intraparenquimatoso
tales bajas del lado derecho o heridas en la región torácica > 10 cm o expansivo
inferior. • Laceración > 3 cm de profundidad del parénquima
Los signos y síntomas más frecuentes son los referidos a
la hipovolemia por el hemoperitoneo. Pueden manifestarse en Grado IV • Laceración Parenquimatosa del 25-75 % del
forma progresiva y solapada, o con el clásico shock hemorrá- lóbulo hepático o de 1 a 3 segmentos
gico. Más raramente se describe la evolución en dos tiempos, de Couinaud del mismo lóbulo
caracterizada por una descompensación inicial ante la forma-
ción de un hematoma parenquimatoso o subcapsular, la recu- Grado V • Laceración Parenquimatosa, > 75 % del lóbulo
hepático o > de 3 segmentos de Coui-
peración transitoria del paciente, y un segundo episodio de naud del mismo lóbulo
descompensación volémica, más grave que el primero, por la • Vascular Lesión de las venas yuxtahepáticas
ruptura de la cápsula hepática y la producción abrupta del (por ejemplo, vena cava retrohepáti-
hemoperitoneo. La lesión puede afectar también la vía biliar ca o venas suprahepáticas)
con el consecuente coleperitoneo, que empeora el pronóstico
y la recuperación del paciente. Grado VI • Vascular Avulsión hepática
El diagnóstico presuntivo se basa en la certificación del
hemoperitoneo o la presencia de un cuadro peritonítico por
sangre y/o bilis. Tanto la ecografía como la tomografía com- (toracofrenolaparotomía) y es de cierre sencillo. Una vez iden-
putada pueden demostrar e incluso cuantificar el daño. tificado el lugar del sangrado, se realizará la hemostasia tran-
Clasificación. Para valorar los traumatismos hepáticos se sitoria, aunque sea por compresión directa o taponamiento de
sugiere la clasificación según la Escala de Lesiones de Órga- la zona, mientras se descartan otras lesiones abdominales. En
nos (Organ Injury Scaling), del Comité de la Asociación Ame- ciertas circunstancias puede recurrirse al clampeo transitorio
ricana para la Cirugía del Trauma (AAST) (1994) (tabla del pedículo hepático en forma manual o instrumental, a nivel
17-1). del hiato de Wislow (maniobra de Pringle), a fin de bloquear
Indicación quirúrgica. La indicación de la laparotomía el flujo hepático arterial y venoso hasta tanto se pueda efec-
surge habitualmente de la comprobación de un hemoperitoneo. tuar la hemostasia directa. Este proceder no debe extenderse
Toda lesión grave o que se acompañe de descompensación más allá de 20 minutos para evitar la necrosis isquémica del
hemodinámica o de presunción de coleperitoneo y/o lesiones parénquima.
asociadas debe ser explorada sin pérdida de tiempo. Sin em- Las técnicas por emplear dependerán de cada caso en par-
bargo, la experiencia cotidiana demuestra que en el 50 % de ticular según las circunstancias y la conveniencia. Podrá ser
los casos de lesiones hepáticas únicas no se requiere maniobra sólo la aspiración de la sangre peritoneal y el drenaje, si es
quirúrgica alguna durante la laparotomía ya que se produce la que el órgano ya produjo la autohemostasia efectiva; la sutura
autohemostasia y no existe sangrado activo. En general co- simple de las lesiones superficiales; la exploración y sutura
rresponden a los grados I y II de la clasificación. Este es el selectiva vascular y biliar en las lesiones profundas; el desbri-
fundamento para la aparición de protocolos no operatorios en damiento o exéresis de porciones de parénquima desvitalizado;
los traumatismos aislados de visceras sólidas (hígado, bazo, completar segmentectomías o hepatectomías atípicas que prác-
riñon), que cuentan con mayores posibilidades de aplicación ticamente realizó el traumatismo; la colocación de sustancias
en los traumatismos cerrados, en los pacientes pediátricos, en hemostáticas en las superficies cruentas con hemorragias en
centros de alta especialización y complejidad, siempre y cuando napa, tales como colágeno fibrilar u otros derivados. En los
se cumplan las normas y condiciones que se especificarán más casos de compromiso biliar importante podrán estar indicados
adelante. los drenajes biliares a través de colecistostomía o colocación
Procedimientos quirúrgicos. Decidida la laparotomía, ésta de un tubo de Kehr en el colédoco. En ocasiones debe reali-
debe realizarse sin demora ya que, como fue explicado, la prin- zarse una colangiografía intraoperatoria para determinar el
cipal indicación es la hemorragia y en estas circunstancias el lugar de lesiones complejas y de difícil acceso. En los trauma-
tiempo es vida. La incisión debe ser mediana supraumbilical e tismos del confluente cava-suprahepática debe recurrirse por
infraumbilical, como para cualquier traumatismo abdominal, lo general al abordaje combinado por el tórax y el abdomen,
ya que es de rápida ejecución, permite una correcta explora- realizando una toracotomía derecha baja anterolateral, o am-
ción de todo el abdomen, cualquier lesión puede resolverse a pliando la incisión mediana a una toracofrenolaparotomía, a
través de ella, es de fácil ampliación aun hacia el tórax fin de poder efectuar el clampeo y la reparación venosas. En

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216 SECCIÓN II. TRAUMA

circunstancias extremas, generalmente lesiones de grado V, Tabla 17-2. Clasificación de las lesiones esplénicas
cuando se trata de pacientes politransfundidos, con tiempo
prolongado de hipotensión e hipoperfusión y coagulopatías Lesión Descripción
dilucionales, el intento de reparación definitiva insume mu-
cho tiempo y sólo agrava el pronóstico del paciente al facilitar Grado I • Hematoma Subcapsular, no expansivo, < 10 % super-
la insuficiencia multiorgánica posterior. En estas circunstan- ficie
cias está indicado el taponamiento ("packing"), que consiste • Laceración Capsular no sangrante, 1 cm profundidad
en obtener hemostasia directa por la colocación de una com-
presa o de gasas para cohibir el lugar del sangrado. Después Grado II • Hematoma Subcapsular, no expansivo, 10-15 %
superficie, parenquimatoso, no expan-
de cerrar la laparotomía, el paciente es enviado a terapia in- sivo, 2 cm de diámetro
tensiva y reexplorado al cabo de algunas horas, cuando se en- • Laceración Capsular sangrante, I -3 cm profundidad
cuentre mejor compensado, perfundido y con una coagulación
aceptable (véase Control del daño, al final del capítulo). Grado III • Hematoma Subcapsular, expansivo, 50 % de super-
El trasplante hepático por estallido masivo postraumático ficie o roto y sangrante con menos
ha sido realizado en varias oportunidades en centros muy es- de 2 cm de diámetro
pecializados. • Laceración > 3 cm de profundidad
Complicaciones. La hemorragia es la complicación más
Grado IV • Hematoma Roto y sangrante, más de 2 cm de diámetro
temida de esta cirugía. La hemobilia puede presentarse conse- Desvascularización > del 25 % de] bazo
• Laceración
cutiva a necrosis e infección. La bilirragia suele aparecer en el
postoperatorio inmediato como consecuencia de lesiones in- Grado V • Laceración Estallido
advertidas de los conductos biliares, y puede ocasionar un • Vascular Desvascularización total
coleperitoneo si no se dirige al exterior mediante los drenajes.
La necrosis hepática aparece como consecuencia de una insu-
ficiente toilette del tejido y va seguida de infección.
Los hematomas y los abscesos pueden ser intrahepáticos, cepción conservadora del bazo. Singer (1973) fundamentó
subhepáticos o subfrénicos En el transcurso de los días puede estadísticamente un informe epidemiológico en niños esplenec-
aparecer ictericia como consecuencia de la compresión de los tomizados cuyo índice de sepsis ascendía al 4-5 % (60 veces
hematomas, iatrogenia durante la cirugía o sepsis. superior al de la población normal), con una mortalidad del 50
al 58 % de los casos. En adultos la incidencia oscila entre el 1
y el 2 %. La sobreinfección por neumococo postesplenectomía
Traumatismos esplénicos es fatal en el 75% de los casos a pesar de la antibioticoterapia.
Indicación quirúrgica. Ante la certificación del hemoperi-
Aspectos generales. El bazo ocupa el primer lugar en fre- toneo, la conducta quirúrgica siempre es ¡a más segura, pero,
cuencia de lesión en los traumatismos cerrados que llegan vi- al igual que en el hígado, por ser el bazo una viscera maciza,
vos a las guardias de emergencia, y el quinto lugar en las le- en ciertas circunstancias pueden implementarse tratamientos
siones penetrantes del abdomen. conservadores no operatorios (fig 17-6). Estos, en general, son
Diagnóstico. Se debe sospechar la posibilidad de una le- de más frecuente aplicación en niños, dado que es en ellos
sión esplénica en todos los pacientes sometidos a mecanismos donde la conservación del órgano adquiere mayor relevancia,
de desaceleración brusca, accidentes vehiculares o caídas, es- además de poseer cualidades hemostáticas más efectivas que
pecialmente si presentan fracturas costales bajas del lado iz- los adultos. Estas conductas sólo se podrán adoptaren centros
quierdo o heridas en la región torácica inferior. altamente especializados y en estricto cumplimiento de proto-
Los signos y síntomas más frecuentes son los referidos a colos de control y seguimiento.
la hipovolemia por el hemoperitoneo. Pueden manifestarse en Procedimientos quirúrgicos. La decisión de una lapa-
forma progresiva y solapada, o con el clásico shock hemorrá- rotomía no implica en absoluto la ablación obligada del órga-
gico. Aquí también se describe el cuadro en dos tiempos, ori- no, como se hacía hasta no muchos años atrás.
ginado por una descompensación inicial ante la formación de Hoy se cuenta con numerosas técnicas quirúrgicas que tien-
un hematoma subcapsular, la recuperación transitoria del pa- den a conservar el bazo o, al menos, su función inmunológica.
ciente y el segundo episodio de descompensación volémica, Esplenorrafia: consiste en la sutura de la lesión consiguien-
más grave que el primero, por la ruptura de la cápsula esplénica do su hemostasia. Al procedimiento pueden agregarse com-
y ia producción abrupta de hemoperitoneo. puestos derivados del colágeno fibrilar, fibrina, etc., que con-
El diagnóstico se basa en la certificación del hemoperitoneo siguen formar un coágulo hemostático en los sangrados leves
que indicará la laparotomía exploradora. En forma específica, o en napa. También se emplean ligaduras aisladas o electrocau-
tanto la ecografía como la tomografía computada pueden de- terio.
mostrar e incluso cuantificar el daño. Ligadura de la arteria esplénica: consigue un descenso de
Clasificación. La más aceptada es la clasificación de la la presión hidrostática que puede posibilitar la autohemostasia.
Asociación Americana para la Cirugía del Trauma (tabla Requiere de la indemnidad de los vasos cortos gástricos, dado
17-2). que serán la única fuente de irrigación del bazo.
Tratamiento. La cirugía del trauma esplénico ha cambia- Esplenectomías parciales: se basan en estudios que de-
do notoriamente en los últimos años a partir del conocimiento muestran la existencia de una segmentación esplénica, que
de las funciones del bazo. Si bien Morris y Bullok en 1919 posibilita la resección del segmento afectado mediante la liga-
llamaron la atención sobre la elevada frecuencia de sepsis en dura selectiva de su pedículo vascular.
niños esplenectomizados, recién en 1952, cuando King y Autoimplante esplénico: en aquellos casos en que la
Shumaker demostraron las complicaciones infecciosas, el pro- esplenectomía es inevitable por la magnitud de ¡as lesiones, se
blema cobró real magnitud y nació entre los cirujanos la con- procede a realizar lonjas de tejido esplénico o una papilla

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17. TRAUMA ABDOMINAL 217

Contraste en estómago
Hematoma esplénico

Hígado

Fig. 17-6. La tomografía computada muestra un


hematoma subcapsularesplénico pasible de una con
ducta inicialmente no quirúgica.

descapsulada mediante la trituración por raspado con el bistu- incluso hemorragia suprarrenal ¡síndrome de Waterhouse-
rí, que luego se esparcen sobre el epiplón mayor confeccio- Friederichsen).
nando un bolsillo con éste a fin de evitar adherencias. La téc- La profilaxis antibiótica prolongada y las vacunas poliva-
nica está contraindicada cuando existe contaminación perito- lentes, en especial antineumocócica, aún son de resultados in-
neal por lesiones concomitantes del tracto gastrointestinal. ciertos.
Esplenectomía total: es la extirpación total del órgano, la
cual debe realizarse cuando no queda otra alternativa.
Complicaciones. La complicación inmediata más temida Traumatismos gástricos
y más frecuente es la repetición del hemoperiloneo. Esta cir-
cunstancia es más común cuando se realizan cirugías conser- Aspectos generales. Se suelen producir por heridas pene-
vadoras y obliga a la reintervención. En el postoperatorio in- trantes de arma blanca o de fuego. Es muy infrecuente la le-
mediato, la infección de la herida, los abscesos y las infeccio- sión gástrica por contusión. La incidencia de lesión gástrica.
nes intercurrentes en otros órganos y apáralos son más fre- dentro de la totalidad de los traumatismos abdominales, es de)
cuentes en aquellos pacientes a los que se les ha practicado 7 al 15 % en los penetrantes y del 0.3 al 1 % en las contusio-
una esplenectomía total. Pueden presentarse hematomas del nes. Estas ocurren más frecuentemente en traumatismos por
lecho esplénico y abscesos subfrénicos. El riesgo de pancreatitis accidentes automovilísticos, caídas de importante altura y
y/o fístula, por lesión de la cola pancreática al clampear o menos frecuentemente por maniobras de reanimación cardio-
movilizar el hilio esplénico, es una eventualidad que debe te- pulmonar. El mecanismo más común es un brusco aumento de
nerse en cuenta. la presión intraabdominal como resultado de un impacto di-
En cuanto a las complicaciones alejadas, se deben a la recto en un estómago lleno que se desgarra. Un ejemplo es la
mayor incidencia de infecciones y sepsis, sobre todo en la distensión gástrica que ocurre por ventilación con máscara
población pediátrica. La sepsis postesplenectomía se caracte- facial durante maniobras de reanimación. Si el estómago
riza por la repentina aparición de náuseas, vómitos, confusión distendido es luego objeto de una compresión brusca contra la
y a menudo muerte en pocas horas (70-75 % de los casos). Se columna vertebral durante el masaje cardíaco, ello puede pro-
agregan coagulación intravascular diseminada, hipoglucemia, ducir el estallido gástrico.
alteraciones hidroelectrolítícas, shock e insuficiencia Categorización. Para categorizar a ¡as lesiones traumáticas
multiorgánica. Los gérmenes más frecuentes son: estreptococo, del estómago se utiliza el "Abdominal Trauma Index (ATI)"
meningococo, Escheñchia coli y Haemophüus influenza, o (tabla 17-3).
diferentes virus. Las autopsias revelan patrones de sepsis c Diagnóstico. El paciente con lesión gástrica presenta do-

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218 SECCIÓN II. TRAUMA

Tabla 17-3. Categorización de los traumatismos gástricos Tabla 17-4. Categorización de los traumatismos duodenales

Factor de riesgo Puntaje Factor de riesgo Puntaje

1. Sólo pared 1. Sólo pared


(3) 2. Perforación de lado a lado (4) 2. < 25 % de la circunferencia
3. Desgarro menor 3. > 25 % de la circunferencia
4. Resección de bordes 4. Pared duodenal e irrigación
5. > 35 % de resección 5. Requiere duodenopancreatectomía

lor abdominal con defensa muscular que puede llegar al abdo- Diagnóstico. La clínica de la lesión duodenal frecuente-
men en tabla si pasó suficiente tiempo para provocar la reac- mente se encuentra enmascarada por el hemoperitoneo o las
ción peritoneal difusa. Se acompaña de íleo y puede haber lesiones asociadas, sobre todo en los traumatismos penetran-
hematemesis o salida de sangre por la sonda nasogástrica. tes, donde el diagnóstico suele realizarse durante la laparoto-
Puede estar presente el shock. En los traumatismos cerrados, mía. En traumatismos cerrados, el médico debe mantener un
la radiografía simple de tórax de ingreso puede mostrar aire alto índice de sospecha e indagar la mayor cantidad de deta-
subdiafragmático (neumoperitoneo) que es orientativo de le- lles sobre el accidente, tales como el estado del vehículo y la
sión de viscera hueca, pero este signo falta en más del 35 % de cabina, la dirección del impacto, la deformidad del volante, o
los casos. Ante la duda diagnóstica, se puede utilizar la prue- las caídas de alturas que pueden acompañar a este tipo de le-
ba de insuflación con aire que se evalúa clínica y radiológi- sión. La ubicación retroperitoneal hace que la aparición de sín-
camente. El lavado peritoneal puede ser positivo para sangre tomas abdominales sea muchas veces tardía, y se ha descripto
o líquido gástrico. La laparoscopia presenta falsos negativos en ocasiones un dolor testicular intenso y priapismo que se
en el 16 % de las contusiones y en el 19 % de los traumatismos explicarían por la irritación de los nervios gonadales. Un san-
abiertos. La ecografía y la tomografía computada son de uso grado persistente por la sonda nasogástrica puede ser el único
infrecuente; se utilizan sólo ante un traumatismo cerrado y no signo de sospecha al comienzo. (done by 007)
diagnostican específicamente las lesiones gástricas. La seriada La radiología directa del abdomen puede mostrar la pre-
esofagogastroduodenal con sustancia hidrosoluble y la TAC sencia de aire contorneando el riñon o el borde del psoas dere-
contrastada muestran la fuga de la sustancia fuera de los con- cho en las rupturas retroperitoneales. La ingestión de líquido
tornos gástricos, pero al igual que la endoscopia son comple- de contraste hidrosoluble por boca o por sonda nasogástrica
mentarias. puede mostrar hematomas parietales o perforación duodenal.
Tratamiento. Ante una lesión gástrica se efectúa regulari- La endoscopia tiene una sensibilidad inferior a la seriada para
zación de los bordes, resección de éstos en caso de heridas por el diagnóstico de rupturas del duodeno. La ecografía sólo per-
proyectil y sutura. En heridas extensas y cercanas al píloro, su mite objetivar el hemoperitoneo y colecciones retroperito-
cierre puede estrechar la luz y, por lo tanto, se debe confeccio- neales. La tomografía computada con contraste oral y
nar una piloroplastia. La gastrectomía es excepcional. Sólo se endovenoso es el método más sensible para el diagnóstico de
la efectúa ante laceraciones muy extensas (como perdigonada lesión del duodeno y órganos retroperitoneales. Permite
a corta distancia, heridas múltiples, etc.); en general son visualizar laceraciones, fugas del material de contraste y
resecciones en cuña o subtotales. La gastrectomía total está hematomas parietales, así como la presencia de lesiones de
indicada en lesiones extensas de la mitad superior gástrica. otros órganos. Sólo puede efectuarse en pacientes hemo-
Complicaciones. La morbilidad específica es del 5-7 % y dinámicamente estables. El lavado peritoneal en estos casos
las causas más frecuentes son absceso de pared, absceso es equívoco y poco fiable.
intraabdominal, sepsis, hemorragia por sonda nasogástrica, Tratamiento. En las formas contusas no perforantes, con
dehiscencia de sutura con peritonitis y fístula, empiema y hematomas intramurales pequeños o moderados y sin lesiones
neumopatía. La mortalidad específica es del 0,3-0,5 % y se asociadas de indicación quirúrgica, puede implementarse una
debe generalmente a sepsis con falla múltiple de órganos y conducta expectante con reposo digestivo y descompresión por
sistemas. sonda nasogástrica. En las lesiones perforantes, los procedi-
mientos varían desde la simple sutura del defecto en los casos
leves, pasando por la anastomosis duodenoyeyunal, la
Traumatismos duodenales diverticulización duodenal o la exclusión duodenal con liga-
dura del píloro y gastroenteroanastomosis en casos más gra-
Aspectos generales. La incidencia de las lesiones duode- ves (figs. 17-7 y 17-8), hasta la duodenopancreatectomía en
nales oscila entre el 3 y el 5 % de los traumatismos abdomina- los casos mas extremos.
les. Las heridas penetrantes son las responsables en el 75 % de Complicaciones. La más temida es la fístula duodenal y
los casos. Las lesiones en los traumatismos cerrados se produ- la consiguiente sepsis, que obliga a la inmediata reintervención
cen por impacto directo con aplastamiento duodenal contra la para su cierre o drenaje adecuado. Además deben sumarse las
columna (volante del automóvil en un choque frontal) o por complicaciones de las frecuentes lesiones asociadas que con-
mecanismos de desaceleración brusca y cizallamiento (caídas tribuyen a la alta morbimortalidad de estos pacientes.
de grandes alturas). La segunda porción es la más afectada y
en la mayoría de los casos existen lesiones asociadas (páncreas,
intestino delgado y colon en orden de frecuencia). Traumatismos pancreáticos
Categorización. Para categorizar a las lesiones traumáticas
del duodeno se puede utilizar el "Abdominal Trauma Index Aspectos generales. Ocurren en el 3 al 12 % de los
(ATI)" (tabla 17-4). traumatismos abdominales y en más del 90 % de los casos la

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17. TRAUMA ABDOMINAL 219

edad del paciente es inferior a 40 años. Se caracterizan por la


dificultad del diagnóstico preoperatorio y la frecuente presen-
cia de lesiones asociadas.
Clasificación. La clasificación de Donovan (1972) es útil
y además sirve como guía terapéutica (tabla 17-5).

Tabla 17-5. Clasificación de Donovan


de las lesiones pancreáticas
Contusión
Hematoma
Fractura o sección del cueipo sin compromiso del Wirsung
Fractura o sección del cuerpo con compromiso del Wirsung
Fractura o sección de la cabeza sin compromiso del Wirsung
Fractura o sección de la cabeza con compromiso del Wirsung
Estallido

Diagnóstico. Varía según se trate de traumatismos abier-


tos o cerrados. En los abiertos, el compromiso multivisceral
Fig. 17-7. Diverticulización duodenal. 1, cierre de la herida y duodenostomía es la regla y la sintomatología depende en general de las lesio-
lateral; 2, drenaje biliar externo; 3, antrectomía y gastroenteroanastomosis. nes asociadas. En los cerrados, los síntomas suelen ser tardíos
y engañosos, y si la lesión es única, la ubicación retroperitoneal
hace que la repercusión abdominal sea mínima y de aparición
tardía. El 50 % de las lesiones pancreáticas están asociadas a
traumatismos duodenales, hecho que facilita su diagnóstico.
Ante signos mínimos, la modalidad traumática debe alertar
sobre una posible lesión pancreática (por ejemplo, conductor
que sufre un impacto frontal contra el volante, que aplasta el
páncreas contra la columna). Clínicamente, el paciente pre-
senta dolor espontáneo o provocado en la región epigástrica,
con las irradiaciones características. Es acompañado de una
acalmia engañosa. También se debe sospechar de un trauma-
tismo epigástrico asociado a fracturas costales o vertebrales,
lo cual indica la importante magnitud de aquél. En los cuadros
no diagnosticados a tiempo puede desarrollarse una necrosis
peripancreática progresiva.
El dosaje de amilasemia es de dudosa utilidad ya que su
sensibilidad varía del 8 al 70 % y, por lo tanto, un valor nor-
mal no indica indemnidad pancreática. Es más confiable cuan-
do se la determina en el líquido de punción y su concentración
es mayor de 100 UI/litro.
La ecografía abdominal es un método útil en manos expe-
rimentadas. Su inconveniente más importante en el trauma es
la interposición gaseosa que impide una completa exploración.
El lavado peritoneal diagnóstico puede presentar falsos nega-
tivos por la ubicación retroperitoneal de las lesiones.
La tomografía axial computada es el mejor método diag-
nóstico. Su sensibilidad oscila entre el 96 y el 98 %. La mayo-
ría de los falsos negativos corresponden a estudios que se rea-
lizan durante las primeras 12 horas del traumatismo. Se debe
utilizar contraste endovenoso y se puede asociar al mismo tiem-
po el oral para diagnosticar con mayor precisión. Permite iden-
tificar la lesión, cuantificar su magnitud e identificar lesiones
asociadas intraperitoneales y retroperitoneales (fig. 17-9).
La pancreatografía endoscópica sólo está indicada cuando
no existe disrupción del páncreas en la tomografía computada
y, por ende, la colocación de un stent en el conducto de Wirsung
por vía endoscópica es una conducta por considerar. En el
período alejado, la pancreatografía también es útil para eva-
luar estenosis ductales, fístulas o seudoquistes.
Tratamiento. Al páncreas se lo puede dividir en derecho e
izquierdo tomando como referencia el eje mesentericoportal;
Fig. 17-8. Exclusión pilórica. A, cierre de la herida, gastrotomía anterior y son más difíciles de solucionar las afecciones del lado dere-
cierre del píloro desde la luz gástrica, B, gastroenteroanastomosis. cho.

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220 SECCIÓN II. TRAUMA

En los traumatismos extrínsecos no penetrantes el meca-


nismo es la contusión visceral que produce desgarro, laceración
o estallido, con destrucción tisular y compromiso vascular.
Generalmente son debidos a accidentes automovilísticos, la-
borales o deportivos.
Los traumatismos penetrantes endoluminales son el resul-
tado de la ingestión de espinas, huesos, mondadientes u obje-
tos metálicos; o de la introducción por el ano de objetos, como
en los empalamientos o en los estudios endoscópicos. En to-
dos estos casos la pared se perfora de adentro hacia afuera.
Los traumatismos penetrantes extraluminales son por heridas
de arma blanca o de fuego, y la lesión en estos casos se produ-
ce de afuera hacia adentro. En los traumatismos intrínsecos
tiene lugar el desgarro anorrectal como consecuencia de la des-
proporción fetopélvica.
Clasificación. El ATI (Abdominal Trauma Index) (tabla
17-7) y la clasificación de Flint (tabla 17-8) son las más apro-
piadas.

Tabla 17-6. Clasificación de los traumatismos intestinales


según el mecanismo de producción

Mecanismo extrínseco
No penetrantes (traumatismos cerrados)
Penetrantes
Endoluminales
por ingestión
por introducción anorrectal
Extraluminales
herida por arma blanca
herida por arma de fuego
Mecanismo intrínseco
Fig. 17-9. Sección completa del páncreas por traumatismo cerrado. La
tomografía computada dinámica muestra la ausencia de perfusión a nivel Traumatismo del parto
del istmo.

En todo traumatismo, la presencia de un hematoma retro- Tabla 17-7. Categorización de las lesiones de intestino
peritoneal central o la sospecha de una lesión obliga a explo- delgado y colon
rar el área pancreática. El reconocimiento, la localización pre-
cisa y la descripción de la naturaleza de la lesión son de vital Factor de riesgo Puntaje
importancia para implementar la terapéutica adecuada.
Yeyunoüeon
Las conductas quirúrgicas más utilizadas van desde el sim-
(2) 1. Sólo pared
ple drenaje y/o exploración de un hematoma en los casos sin 2. Perforación
compromiso canalicular hasta las resecciones parciales como 3. Menos del 25 % de circunferencia o dos
la esplenopancreatectomía corporocaudal en los traumatismos o tres lesiones
izquierdos o la duodenopancreatectomía cefálica en los dere- 4. Más del 25 % de circunferencia o cuatro
chos con compromiso canalicular severo. o cinco lesiones
Complicaciones. En general están relacionadas con el com- 5. Pared e irrigación o más de cinco
promiso del conducto de Wirsung, que es lo que marca la gra- lesiones
vedad del daño. Las inmediatas son las fístulas pancreáticas.
los abscesos intraabdominales, el compromiso respiratorio (4) Colon
1. Serosa
(atelectasias, neumopatías, fallas respiratorias), la sepsis y el 2. Sólo pared
síndrome de falla multiorgánica. El tratamiento de éstas varía 3. Menos del 25 % de la circunferencia
en cada caso en particular. 4. Más del 25 % de la circunferencia
5. Pared colónica e irrigación

Traumatismos de intestino delgado, colon, recto y ano


Tabla 17-8. Clasificación de Flint de las lesiones colónicas
Aspectos generales. Las lesiones intestinales representan
un grave problema debido a la alta morbimortalidad por las Grado I: Lesión aislada de colon, con escasa contaminación, sin
complicaciones sépticas. En su mayor parte son debidas a he- shock y mínima demora en el tratamiento
ridas penetrantes, y las inadvertidas siguen siendo una causa Grado II: Perforación traspasante o laceración, con moderada
frecuente de muerte evitable. contaminación
Pueden ser clasificadas según el mecanismo de produc- Grado III: Severa pérdida tisular, con desvascularización, intensa
ción y las características del agente traumático (tabla 17-6). contaminación, estado de shock y lesión asociada

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17. TRAUMA ABDOMINAL 221

Diagnóstico. En los traumatismos cerrados las manifesta- del 10 % y sus causas más frecuentes son la falla múltiple de
ciones clínicas más importantes son dolor abdominal espontá- órganos y sistemas por sepsis y el tromboembolismo pulmonar.
neo, defensa muscular con reacción peritoneal y ausencia de
ruidos hidroaéreos. El cuadro puede presentarse en la forma
descripta o en una más solapada. La proctorragia es un signo Traumatismos renales
importante de lesión anorrectal. El cuadro clínico es similar
en las formas penetrantes aunque en ocasiones se agrega Aspectos generales. Las lesiones renales y de las vías uri-
evisceración. En la modalidad intraluminal la aparición de dolor narias están presentes en el 10 % de las laparotomías por
abdominal brusco junto a la visualización de la perforación traumatismos abdominales. Sólo en el 15 % de los casos se
por el endoscopio son determinantes. En la perforación por presentan como lesiones únicas y la mayoría de las veces se
enclavamiento de espinas de pescado o fragmentos de huesos asocian a lesiones viscerales múltiples.
el dolor y los signos de irritación peritoneal son progresivos. El riñon es un órgano bien protegido, ya que está situado
La lesión anorrectocolónica por empalamiento se puede sos- entre las visceras abdominales por delante, fuertes músculos
pechar por proctorragia y dolor abdominal o anal, y fisuras en como el psoas y el cuadrado lumbar por detrás, y la parte infe-
la mucosa esfinteriana. (done by 007) rior de la caja costal hacia afuera. Por todo esto se infiere que
La radiografía simple de abdomen puede mostrar en el 60- para producirse una lesión renal el trauma debe ser de magni-
65 % de los casos neumoperitoneo o aire en el retroperitoneo. tud y generalmente irá acompañado de lesiones en otros órga-
El lavado peritoneal puede ser positivo y específico de lesión nos, sobre todo cuando el impacto es en las caras anterior y
intestinal si presenta fibras de alimentos, bacterias o bilis. Si lateral.
bien no es el método "ideal", ya que tiene 2-7 % de falsos Clasificación. Se utiliza la clasificación de Sargent y
negativos, resulta el más útil para el diagnóstico de lesiones Marquardt (1950): Grado I: Contusión; Grado II: Laceración;
intestinales. Grado III: Ruptura-perforación, y Grado IV: Lesión pedicular.
La TAC puede orientar hacia el diagnóstico de lesión in- La incidencia por grados es: Grado I, 70 %; Grados II y
testinal si muestra líquido intraperitoneal lejos de un órgano III, 15 a 20 %, y Grado IV, 10 %.
sólido, engrosamiento de la pared intestinal o hematoma en el Diagnóstico. La manifestación clínica más frecuente es la
mesenterio o el mesocolon. La ecografía tiene alta sensibili- hematuria, ya sea macroscópica o microscópica. Se define
dad para el diagnóstico de líquido libre en cavidad (98 %), como microhematuria la presencia de más de 5 glóbulos rojos
pero es baja (48 %) para el diagnóstico de lesión de viscera por campo en la orina. La magnitud del sangrado en la orina
hueca. La laparoscopia puede detectar la presencia de líquido no siempre se relaciona con el daño renal producido. Se ob-
entérico y en ocasiones visualizar la lesión intestinal. servan importantes hematurias en lesiones leves y a la inver-
La anoscopia, la rectosigmoidoscopia y la fibrocolonos- sa. Este signo puede no aparecer hasta en el 25 % de los casos,
copia pueden ser de utilidad para el diagnóstico de fisuras ana- por lo que la ausencia de hematuria no descarta una lesión
les, perforaciones y lesiones rectocolónicas sangrantes, y para renal.
observar fragmentos óseos o cuerpos extraños endoluminales. En lesiones pediculares y en efracciones renales severas
Tratamiento. Intestino delgado. Si la lesión es por una (estallido) se puede presentar shock hipovolémico, lo cual
herida penetrante por arma blanca, salvo que exista compro- constituye una emergencia medicoquirúrgica que requiere ac-
miso vascular mesentérico, la sutura simple suele ser la con- tuación inmediata. Ante la presencia de hematuria, historia de
ducta adecuada. En las heridas por arma de fuego o múltiples traumatismo cerrado violento (sobre todo dorsolumbar),
debe realizarse una prolija exploración e identificación de to- equimosis, edema o excoriaciones en partes blandas de los flan-
das ellas, para luego decidir si conviene efectuar la reparación cos, fracturas de costillas inferiores o vértebras lumbares su-
individual o la resección segmentaria de la zona afectada. periores, se deben utilizar métodos complementarios para des-
Colon. La conducta varía según la etiología, característi- cartar la lesión renal.
cas de la lesión, tiempo transcurrido y grado de contamina- La radiología comienza con el urograma excretor, que pue-
ción (clasificación de Flint). De esta manera se puede realizar de mostrar la falta de funcionalidad de un riñon, debido a una
una simple sutura (herida de arma blanca, bordes netos, míni- interrupción pedicular o un estallido renal. Se puede presentar
ma demora y sin contaminación), una sutura con colostomía excreción escasa o retrasada en contusiones o espasmos vascu-
proximal de protección, o también la exteriorización de la por- lares. Otros signos son la acumulación irregular del contraste,
ción del colon afectado, transformando la lesión en una extravasación de éste por laceración o ruptura, defecto de re-
colostomía, e incluso colectomías con anastomosis o no. lleno por coágulos y borramiento del espacio nefropsoico por
Recto y ano. Se debe intentar reparar la lesión por vía ab- colección perirrenal, con desplazamiento ureteral o sin éste.
dominal o transanal, con el agregado de colostomía proximal Es tan importante observar las características del riñon
de protección y un amplio drenaje de la zona perineal por el traumatizado como del contralateral.
peligro de celulitis retroperitoneal. En el caso de cuerpos ex- La ecografia puede mostrar hematomas intrarrenales, co-
traños endoluminales, la simple extracción endoscópica está lección líquida perirrenal debida a hematoma o urinoma, frac-
indicada cuando no exista perforación parietal. tura renal o patologías preexistentes (agenesia unilateral,
Complicaciones. La morbilidad oscila entre el 12 % y el hidronefrosis, quistes, tumores, etc.). Una ecografia normal
42 % y es directamente proporcional a la demora entre la inju- no descarta la lesión renal severa, ya que no refleja el funcio-
ria y el tratamiento quirúrgico, lo cual determina mayor con- namiento del riñon ni detecta la trombosis vascular renal.
taminación y diseminación bacteriana. La presencia de shock La tomografia computada en combinación con el urograma
hipovolémico, coagulopatía o lesiones asociadas aumenta la tiene más de 95 % de sensibilidad para el diagnóstico de le-
posibilidad de dehiscencia de las suturas intestinales. Los abs- sión renal. Debe indicarse ante imágenes dudosas o normales
cesos, la peritonitis y la sepsis son las complicaciones del pielograma con hematuria persistente. Se puede realizar
postoperatorias más comunes. La mortalidad es de alrededor como primer método de estudio en el caso de que se la dispon-

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222 SECCIÓN II. TRAUMA

ga en el acto o esté indicada por alguna otra lesión asociada. 2. La lesión renal es diagnosticada junto a otras lesiones
Es muy precisa para diagnosticar pequeñas extravasaciones, por traumatismo cerrado. Se toma en cuenta lo anterior y el
laceraciones parenquimatosas, hematomas intrarrenales o tipo de lesión asociada, aunque por lo general la cirugía está
perirrenales y oclusión o extravasación vascular, y por esto indicada.
último ha sustituido a la arteriografía (fig. 17-10). 3. La lesión renal es por herida penetrante. Aunque la le-
La arteriografía se emplea sólo ante la imposibilidad de sión sea menor, siempre debe explorarse.
realizar una tomografía. La efectividad de la resonancia nu- 4. La lesión es diagnosticada durante el acto quirúrgico. Si
clear magnética está en estudio, aunque hasta el momento pa- lo que se encuentra es un hematoma retroperitoneal, éste debe
rece ser menor que la de la tomografía. La videolaparoscopia. ser explorado cuando es pulsátil o expansivo, cuando es de
sólo permite identificar el hematoma perirrenal y sus caracte- gran tamaño y sin límites precisos, y en todos los casos en que
rísticas. Todos estos métodos diagnósticos se emplean sólo si la herida sea de origen penetrante (véase más adelante).
el paciente se encuentra compensado; en caso contrario se in- Procedimientos quirúrgicos. Se debe ser lo menos
dica laparotomía inmediata sin estudios previos. reseccionista posible. La nefrectomía total sólo se indica ante
Indicaciones quirúrgicas. Se pueden presentar distintas estallidos renales, lesiones hiliares severas y lesiones
situaciones: pediculares no pasibles de reparación, o con varias horas de
1. La lesión renal es diagnosticada como única lesión en evolución. Si la lesión está en un polo y es de tipo anfractuoso,
un traumatismo cerrado. Según el caso, se puede optar por se efectúa nefrectomía polar, y si es lineal, se sutura. En las de
una conducta conservadora o por la exploración quirúrgica. localización pedicular es fundamental conocer el tiempo trans-
La conducta conservadora está indicada en las laceraciones currido desde el momento del traumatismo, ya que si la
menores y pequeñas extravasaciones subcapsulares, siempre isquemia supera las 12 horas, el riñon es irrecuperable y evo-
y cuando el paciente se mantenga compensado y no disminu- luciona a la atrofia con hipertensión arterial. Cuando el riñon
ya marcadamente el hematócrito con el correr de las horas. Se es recuperable, pueden efectuarse reparaciones vasculares o
interviene ante extravasaciones extracapsulares o pedi'culares, reimplantes.
exclusión renal, laceraciones mayores, colecciones perirrenales Complicaciones. Las complicaciones específicas más fre-
importantes o un desequilibrio hemodinámico. cuentes son la hemorragia parenquimatosa y vascular por fa-

Fig. 17-10. Tomografía computada que muestra un


hematoma renal y extrarrenal por traumatismo cerrado.

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17. TRAUMA ABDOMINAL 223

lla de suturas, la trombosis vascular renal y el hematoma isquiopubiana, y que presentan anuria o hematuria, se impone
abscedado perirrenal. En caso de presentarse hematuria, ésta realizar el estudio contrastado de la vejiga y la uretra. La
es generalmente transitoria. cistografía puede mostrar la extravasación difusa del contras-
te hacia la cavidad abdominal o el espacio perivesical.
La ecografía puede revelar una colección perivesical. La
Traumatismos ureterales tomografia con contraste marca la fuga vesical y la colección
pelviana perivesical.
Aspectos generales. Las lesiones ureterales se producen Tratamiento. Consiste en la regularización de los bordes
generalmente por traumatismos penetrantes. Es muy rara la y la sutura de la herida colocando una sonda de Foley de tres
avulsión ureteral, propia del traumatismo cerrado extremada- vías transuretral. Cuando la lesión es anfractuosa puede
mente violento, caso en el cual se produce por lo común en la agregarse una talla vesical.
unión ureteropélvica. La laceración ureteral distal por contu- Complicaciones. Las posibles complicaciones son:
sión, si bien excepcional, es más frecuente en los niños. hematuria, en general transitoria; urinoma por filtración, que
Diagnóstico. La lesión ureteral se manifiesta únicamente debe ser drenado sólo en caso de infección, hematoma perineal
por hematuria macroscópica o microscópica, la que puede es- y menos frecuentemente fístula vesicocutánea, vesicorrectal o
tar ausente en el 10-20 % de los casos. Si así ocurre, el diag- vesicovaginal.
nóstico es generalmente tardío y se presume la lesión por el
dolor en el flanco con masa palpable.
El urograma excretor muestra la extravasación del líquido Traumatismos uretrales
de contraste en el 90 % de las lesiones. La ecografía sólo pue-
de identificar una colección inespecífica en el retroperitoneo. Aspectos generales. Las lesiones de la uretra son más fre-
La tomografia con contraste también detecta la fuga del uréter cuentes en el hombre. En la mujer son excepcionales dada la
señalando su acumulación en la región posterior. corta longitud de aquélla y la menor incidencia de traumatismos
La consecuencia de la falta de diagnóstico será el urinoma, en el sexo femenino.
el absceso y la estrechez, con la posterior hidronefrosis. A la uretra masculina se la clasifica en anterior y posterior
Tratamiento. Generalmente las lesiones abarcan poca lon- de acuerdo con la posición respecto del diafragma urogenital.
gitud del uréter (no más de 2 cm) y se resuelven con la regula- La anterior comprende la uretra peniana y bulbar, y su lesión
rización de los bordes y anastomosis terminoterminal. En la generalmente se produce por acción directa de un elemento
necesidad de resecar un gran segmento del uréter, puede optarse (impacto del manubrio al caer de una bicicleta, o al saltar una
por la ligadura de éste y la nefrostomía, difiriendo para un verja, por herida de arma de fuego, etc.). La uretra posterior
segundo tiempo la realización de un colgajo vesical con abarca la prostática y la membranosa y es la más frecuente-
neoabocamiento ureteral. mente afectada (90 %). Su lesión es producto de un traumatismo
Complicaciones. Se pueden presentar fístulas urinarias violento, que desgarra tejidos blandos produciendo fracturas
que, de no estar correctamente drenadas, pueden transformar- pelvianas.
se en urinomas. La hematuria por lo general es transitoria. Las lesiones pueden ser completas o incompletas. En la
uretra posterior, si la lesión es completa, se produce la eleva-
ción de la próstata y la vejiga a causa de la sección de la inser-
Traumatismos vesicales ción prostática inferior en la uretra y su fijación ligamentaria
anterior en el pubis. El espacio anatómico que ocupaban la
Aspectos generales. Las lesiones de la vejiga se clasifi- próstata y la vejiga es reemplazado por un urohematoma. Ini-
can en intraperitoneales, extraperitoneales y mixtas. La lesión cialmente el cuello vesical permanece competente y el grado
vesical es más factible cuando la vejiga está llena en el mo- de extravasación urinaria es menor prevaleciendo la fuga san-
mento del traumatismo; en cambio, cuando está vacía, se es- guínea.
conde en el fondo de la pelvis, donde es difícilmente alcanzable Diagnóstico. La injuria uretral se puede sospechar ante la
por el impacto. Las lesiones intraperitoneales ocurren en ge- imposibilidad de orinar, la presencia de sangre en el meato,
neral por traumatismos en el hipogastrio y rara vez se acom- edema o hematoma a nivel de los genitales y e! periné, o la
pañan de fractura pelviana. Las extraperitoneales se producen existencia de una fractura de pelvis. El tacto rectal es funda-
por impacto anterolateral con fractura de la pelvis e incrustación mental, ya que comprueba la ausencia de la próstata, reempla-
de fragmentos óseos que perforan la pared vesical. zada por una zona empastada correspondiente al hematoma.
Diagnóstico. Las manifestaciones clínicas de las lesiones El diagnóstico se confirma mediante la uretrografía retrógra-
intraperitoneales son hematuria, tenesmo vesical y dolor ab- da. Como ya se ha explicado, debido a la frecuente presencia
dominal. La hematuria puede estar ausente en el 10 % de los de lesiones asociadas en la vejiga, la uretrografía debe conti-
casos. El dolor predomina en. el hipogastrio y no hay defensa nuarse con la cistografía.
muscular importante si la lesión es única. En más del 90 % de Tratamiento. Aún es tema de controversia entre los urólo-
los casos existen otras lesiones viscerales asociadas. En las gos. Las conductas actualmente aceptadas son la uretroplastia
lesiones extraperitoneales se agrega el hematoma perineoes- con drenaje perineal en agudo, o la cistostomía sola, para dife-
crotal. rir la reparación definitiva días o meses después, cuando se
El lavado peritoneal y la punción abdominal pueden orien- resuelva el hematoma. La primera conducta trae aparejada una
tar en las lesiones intraperitoneales cuando se obtiene orina, la mayor incidencia de incontinencia, impotencia y resangrado.
que generalmente viene mezclada con sangre. La cistotomía produce sólo mayor estrechez uretral y es en
El método diagnóstico por excelencia es la cistografía re- general más inocua.
trógrada, que siempre se efectúa con la uretrografía por la fre- Complicaciones. Ante la sospecha de traumatismo uretral
cuente asociación con lesión uretral. En todos los pacientes nunca debe intentarse el sondeo vesical, dadas las posibilida-
con fractura de la pelvis, sobre todo del pubis o de la rama des de convertir una lesión incompleta en completa, producir

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224 SECCIÓN 11. TRAUMA

una falsa vía con aumento de la hemorragia, infección del atrás por la pared lateroposterior del abdomen, por arriba por
urohematoma perivesical y aumento del riesgo de futura im- el diafragma y por delante por el peritoneo. Zona 3 (pélvica):
potencia. incontinencia y estrechez uretral. su límite superior está dado por dos líneas, una transversal
que une ambas crestas ilíacas y la otra anteroposterior que une
la cara superior de la vejiga con el promontorio; el resto de los
Hematoma retroperitoneal traumático límites se corresponden con los de la pelvis. Zona 4 (hiliar-
retrohepática): es una zona común a la central y lateral dere-
Aspectos generales. El manejo del paciente traumatizado cha, que comprende la cara posterosuperior del hígado entre
que presenta hematoma retroperitoneal ha sido y sigue siendo los ligamentos triangulares (bare área) y la porción retrope-
motivo de controversia entre los cirujanos. La evolución de ritoneal del pedículo hepático. Zona 5 (combinada): se cons-
los distintos hematomas varía entre la resolución espontánea tituye cuando el hematoma ocupa más de una zona.
y total, sin consecuencias, hasta el desenlace fatal por shock Del 15 al 20 % de los hematomas retroperitoneales asien-
hipovolémico o sepsis con falla múltiple de órganos y siste- tan en la zona 1, del 30 al 40 % en la zona 2, del 30 al 45 % en
mas en los días o semanas siguientes al trauma. la zona 3, del 5 al 15 % en la zona 4 y del 15 al 25 % en la zona
El 70 al 80 % de los hematomas retroperitoneales son pro- 5. El 25 % de las fracturas pélvicas se acompañan de un
ducidos por traumatismos cerrados y el 20 al 30 % por trauma- hematoma importante y requieren una transfusión de más de 1
tismos abiertos. La disyuntiva siempre se presenta entre optar litro de sangre.
por el tratamiento expectante o la intervención quirúrgica para Diagnóstico. Presentación clínica. La clínica del pacien-
la exploración del hematoma y tratar su causa. Si bien en la te portador de un hematoma retroperitoneal traumático es por
actualidad se sabe que la atención del traumatizado exige la lo general debida a las lesiones de los órganos que lo produ-
presencia de un equipo profesional multidisciplinario, tal vez cen. Los signos y síntomas más frecuentemente hallados son
sea en el tratamiento del paciente con hematoma retroperitoneal dolor abdominal, shock, dolor pélvico, hematuria, íleo paralí-
donde ello se torna absolutamente imprescindible. tico, equimosis y edema lumbar o suprapúbico y ausencia de
Clasificación. Con fines diagnósticos y terapéuticos, con- pulsos en los miembros inferiores. El íleo es en ocasiones la
viene clasificar a los hemalomas retroperitoneales según el única manifestación propia del hematoma. El shock está pre-
sector del retroperitoneo donde asientan. Ballesteros y Ale- sente entre el 30 y el 45 % de los casos y su existencia deter-
jandre (1994) han propuesto para ello dividir al retroperitoneo mina la gravedad del traumatismo. Los pacientes que presen-
en cinco zonas (fig. 17-11). Zona 1 (central): limitada hacia tan shock al ingreso tienen una mortalidad del 20-50 %, y puede
arriba por el diafragma, hacia abajo por una línea que une el ascender al 70 % si requieren en el preoperatorio, intraopera-
promontorio con la cara superior de la vejiga, hacia afuera por torio o postoperatorio la transfusión de más de 5 litros de san-
los bordes mediales de los psoas, por delante por el peritoneo gre. El 80 % de los pacientes con hematoma retroperitoneal
y hacia atrás por la pared posterior del abdomen. Zona 2 (late- necesitan más de 2 unidades de sangre en las primeras 24 ho-
ral): corresponde a los flancos y se divide en derecha e iz- ras. Se efectúan distintos métodos diagnósticos para determi-
quierda, limitada hacia adentro por los bordes mediales de los nar la presencia de las características del hematoma.
músculos psoas, hacia abajo por las crestas ilíacas, por fuera y Radiografía simple de abdomen. Puede mostrar el
borramiento del músculo psoas o desplazamiento del gas
visceral normal, producto de la presencia del propio hematoma.
La visualización de aire libre en el cuadrante superior dere-
cho, bordeando el polo superior del riñon, o de aire frente a la
primera vértebra lumbar en la incidencia de perfil son signos
indirectos que sugieren un estallido retroperitoneal del
duodeno. La radiografía simple de la pelvis puede permitir el
diagnóstico de fracturas y/o luxaciones. Es importante obser-
var si existe diastasis de la sínfisis pubiana.
El urograma excretor se indica ante la presencia de
hematuria macroscópica o microscópica, o de traumatismo
lumbar importante con sospecha de lesión renal, para evaluar
la morfología y la función de ambos ríñones. La uretrocisto-
grafía retrógrada se realiza cuando existe algún signo de sos-
pecha de posible ruptura de la uretra.
Métodos por imágenes. La ecografía puede mostrar el
hematoma conformado en más del 70 % de los casos. Es im-
portante para evaluar la relación de vecindad del hematoma
con las distintas estructuras retroperitoneales. La TAC es un
estudio de alta precisión para el diagnóstico del retroperitoneo.
Muestra la ubicación, el tamaño y la relación del hematoma
con órganos vecinos. Utilizando contraste endovenoso, reem-
plaza a la arteriografía. Permite diagnosticar la lesión que ori-
ginó al hematoma y las lesiones asociadas de otros sectores.
Es el estudio indicado para diagnosticar el hematoma de la
zona 4. En las lesiones vasculares se observan alteraciones del
Fig. 17-11. Clasificación anatómica de las zonas donde asientan los contorno de la pared del vaso y la extravasación del contraste,
hematomas retroperitoneales. 1, zona central; 2, laterales; 3, pélvica; 4, o un "stop" por trombosis.
híliar-retrohepática. Si bien la arteriografía puede ser reemplazada por la TAC

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17. TRAUMA ABDOMINAL 225

con contraste a nivel abdominal, en la pelvis es de gran utili- La mortalidad varía entre el 15 y el 38 %. La causa más
dad, ya que además de identificar el origen del sangrado, pue- frecuente es la hipovolemia por hemorragia no controlada en
de hacer la hemostasis por embolización. el paciente agudo y la falla múltiple de órganos y sistemas por
Tratamiento. Una vez realizado el diagnóstico de hemato- sepsis en la fase tardía.
ma retroperitoneal, ya sea por métodos complementarios o
durante una laparotomía indicada por trauma penetrante o le-
siones asociadas, la conducta dependerá, sobre todo, de la ubi- TRATAMIENTO NO OPERATORIO DE LOS
cación de aquél. Los hematomas de la zona 1 (central) siem- TRAUMATISMOS ABDOMINALES
pre se exploran por la posibilidad de corresponder a lesiones
de grandes vasos, esófago, duodeno o páncreas. Los de la zona Con el advenimiento de los métodos de diagnóstico por
2 (lateral) pueden no ser explorados cuando los métodos diag- imágenes, hoy puede especificarse el lugar de la lesión
nósticos preoperatorios (radiología simple, urograma, ecogra- traumática abdominal con un amplio margen de seguridad.
fía, tomografía) muestran sólo contusiones, laceraciones pe- Esto, sumado a que en gran número de casos que se inter-
queñas o extravasaciones subcapsulares menores, cuando son vienen por lesiones aisladas de viscera maciza, al momento de
hematomas pequeños o moderados, cuando no existe aire li- realizar la laparotomía el cirujano encuentra que ya se ha pro-
bre retroperitoneal, y siempre que los pacientes se mantengan ducido la autohemostasia del órgano, posibilita qué en pacien-
hemodinámicamente estables sin descenso progresivo del tes seleccionados, se puedan implcmentar protocolos "no
hematócrito. En cambio deben ser explorados cuando existen operatorios" para su tratamiento.
exclusión renal, extravasación ureteral, aire retroperitoneal, Este tipo de conducta sólo puede llevarse a cabo en cen-
límites difusos, inestabilidad hemodinámica o descenso pro- tros de alta complejidad con experiencia en trauma, y siguien-
gresivo del hematócrito. Si el hematoma es diagnosticado du- do estrictos protocolos de observación y seguimiento. Las le-
rante la laparotomía, debe ser explorado cuando es pulsátil o siones pasibles de un tratamiento no operatorio son las de bazo
crepita y cuando es de gran tamaño o de límites difusos. o hígado únicas, con escaso sangrado en la cavidad. Se indica
Los que se localizan en la zona 3 (pélvica) son el resultado esta terapéutica preferentemente en niños o jóvenes lúcidos,
del sangrado por fractura ósea, por lesión vascular provocada internados en áreas de cuidado intensivo, hemodinámicamente
por fragmentos óseos desplazados o por acción directa de un estables y con diagnóstico preciso de la lesión por tomografía
elemento contuso o penetrante sobre los vasos, con o sin le- computada o ecografía. El paciente debe ser evaluado y segui-
sión vesical, ureteral, uretral o rectocolónica asociada. En los do por el equipo quirúrgico en un medio donde exista disponi-
traumatismos cerrados, más del 80 % de los hematomas bilidad inmediata de quirófano, anestesia y todo lo necesario
retroperitoneales de esta zona se asocian a fracturas pélvicas, para una intervención urgente. El tratamiento no operatorio
las cuales pueden presentarse como única lesión y ser las res- debe interrumpirse cuando el paciente requiere una transfu-
ponsables del sangrado, o asociadas a injurias vasculares o sión sanguínea o aparecen una taquicardia antes inexistente o
viscerales. No deben explorarse aquellos hematomas produci- signos de peritonitis.
dos por mecanismo cerrado cuando el paciente muestra diuresis
espontánea sin hematuria, uretrocistograma normal, tacto rectal
sin lesiones ni proctorragia, pulsos femorales presentes, TAC CONTROL DEL DAÑO
sin aire libre retroperitoneal y lavado peritoneal negativo. Si
el sangrado óseo es de poca cuantía, generalmente cesa es- Definición. Se denomina control del daño (damage con-
pontáneamente con el reposo. Si la hemorragia es de magni- trol) al tipo de intervención quirúrgica en la que se efectúan
tud (requiere más de un litro de sangre para estabilizar al pa- maniobras rápidas y simples para controlar la hemorragia y/o
ciente), por lo general se trata de fracturas inestables, y debe las lesiones viscerales que originan peritonitis, seguidas por el
considerarse la fijación externa del anillo pélvico. Después de cierre inmediato de la laparotomía.
la estabilización hemodinámica se opta por la observación; en Estas intervenciones por lo general se reducen a una rápi-
caso de continuar la hemorragia, debe indicarse una arterio- da exploración abdominal, la identificación de las lesiones y
grafía a los fines de identificar el vaso sangrante e intentar su la colocación de taponamientos ("packings'') en los lugares de
embolización. sangrado (hígado, pelvis, etc.) o de pinzas coprostáticas
Los hematomas correspondientes a la zona 4 se producen (clamps) en las lesiones de intestino.
por lesión de los conductos biliares, la vena porta o sus ramas Indicaciones. Se realiza en pacientes con traumatismos
hiliares y las ramas arteriales hepáticas, ya sea en el hilio o en abdominopélvicos devastadores, que por la urgencia extrema
la región posterosuperior hepática. Estos hematomas deben del caso son llevados a cirugía en situaciones críticas o des-
ser explorados siempre, con todos los recaudos para contra- pués de haber sido sometidos a procedimientos de reanimación
rrestar una posible hemorragia exanguinante, clampeando pre- y reposición volémica, por lo cual presentan en el preoperalorio
viamente el pedículo hepático (maniobra de Pringle) y tenien- o intraoperatorio alguna de las siguientes situaciones:
do presente la necesidad eventual de abordar directamente la hipotermia (temperatura corporal de 35°C o menor), coagulo-
cava inferior y las suprahepáticas. En los hematomas de la patía (tiempo de protrombina de 16 segundos o mayor y/o
zona 5 la indicación depende de la situación particular de cada KPTT mayor de 55 segundos), acidosis (pH menor de 7,30),
una de las áreas involucradas. lesión masiva sangrante imposible de reparar en forma prima-
Complicaciones. La morbilidad oscila entre el 45 y el 55 % ria, transfusión de más de 10 unidades de sangre y/o arritmia
y en general se debe a las lesiones asociadas extraperitoneales severa intraoperatoria; también se lleva a cabo en una situa-
y retroperitoneales. Las complicaciones inmediatas más fre- ción de necesidad por falta de medios o experiencia del equi-
cuentemente halladas son los abscesos de pared e intraabdomi- po actuante.
nales, el tromboembolismo pulmonar, el resangrado, la insu- Fisiopatología. La hipotermia, la acidosis y la coagulopatía
ficiencia respiratoria y el síndrome compartimental abdomi- son consecuencia del shock hipovolémico y de la administra-
nal. ción de grandes volúmenes de cristaloides y de sangre utiliza-

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226 SECCIÓN II. TRAUMA

dos para la resucitación. La inadecuada perfusión tisular cau- cuente es la hipertensión por la colocación de taponamientos
sa acidosis metabólica. La hipotermia lleva a la disfunción en las lesiones hepáticas severas o en hemorragias
plaquetaria y puede originar arritmias letales. El recambio de retroperítoneales por fracturas pélvicas. Las hemorragias
la volemia produce el "lavado" de los factores de la coagula- postoperatorias de cualquier causa pueden conducir al aumen-
ción y de las plaquetas. En los pacientes que presentan uno to de la presión intraabdominal; las más comunes son las pos-
solo de los factores mencionados la mortalidad alcanza a l l 8 %, teriores a cirugía vascular. La dilatación intestinal severa (im-
mientras que cuando se suman cuatro o más factores llega al portantes íleos postoperatorios por grandes colecciones sépti-
100 %. cas, etc.) puede provocar aumento de la presión abdominal.
Shoemaker (1988) demostró que la deuda de oxígeno que La mayoría de las veces el SCA se presenta en postope-
adquieren los pacientes durante la cirugía se relaciona con la ratorios de intervenciones por traumatismos abdominopel-
aparición de falla multiorgánica en el postoperatorio. Talbert vianos severos, pero también hay que considerar su presencia
(1992) describió los factores que contribuyen a generar la deuda en pacientes con postoperatorios complicados de cirugía ma-
de oxígeno como dependientes del shock hemorrágico yor programada y en hematomas retroperitoneales no explo-
traumático, el tiempo de duración del acto quirúrgico, la ac- rados con evolución tórpida.
ción de los agentes anestésicos, la pérdida continua de sangre Fisiopatología. La presión intraabdominal normal es igual
y la evaporación intraoperatoria. a cero y puede variar en mínimo grado con los movimientos
Cuando se detecta alguna de las situaciones descriptas, se diafragmáticos de acuerdo con la respiración. El aumento de
torna imperioso efectuar el control rápido de la causa la presión del abdomen por encima de 20 mmHg produce di-
desencadenante, como, por ejemplo, la detención de la hemo- versos cambios funcionales en los distintos órganos y siste-
rragia, la reducción al máximo posible del tiempo anestésico- mas:
quirúrgico y la realización del tratamiento inmediato a fin de Alteraciones renourinarias. Aumento de la resistencia
brindarle al paciente la posibilidad de una segunda operación vascular renal, disminución del flujo sanguíneo renal, estasis
con mejores oportunidades de sobrevida. sanguínea intraparenquimatosa cortícomedular, disminución
Etapas del procedimiento. Primera etapa (control de la de la filtración glomerular (IRA), compresión ureteral.
hemorragia y de la contaminación). Realizada la laparotomía Alteraciones cardiovasculares. Disminución del retorno
de urgencia e identificadas las lesiones, ante la presencia de venoso (por compresión de la vena cava inferior), disminu-
alguno de los factores descriptos y la imposibilidad de una ción del gasto cardíaco, aumento de la resistencia vascular
reparación rápida y eficaz, se debe recurrir al taponamiento sistémica y disminución del flujo esplácnico.
y/o clampeo, con cierre inmediato de la laparotomía. Alteraciones respiratorias. Aumento de la presión intra-
Segunda etapa (resucitación en unidad de cuidados inten- pleural e intratorácica, compresión de la vía aérea, falla respi-
sivos). El paciente es compensado mediante la corrección de ratoria progresiva (inicialmente hipercapnia y acidosis, segui-
la acidosis, coagulopatía, hipotermia y otras alteraciones que da de hipoxia).
puedan existir, lo cual puede requerir entre 24 y 72 horas. Lo Alteraciones hepáticas. Colestasis por disminución del flu-
importante es reoperar al paciente lo antes posible una vez jo sanguíneo.
compensado. Si la hipertensión abdominal no es tratada, las fallas son
Tercera etapa (tratamiento definitivo de las lesiones). Se progresivas y letales. Con el aumento de la presión abdominal
reopera al paciente en condiciones aceptables para efectuar se deteriora aún más la ventilación. A la disminución de oxí-
las reparaciones definitivas. Se retiran los taponamientos y se geno en sangre se le suma la progresiva caída del gasto cardía-
controla la hemostasia. Se completa el tratamiento de las lesio- co y de la circulación esplacnica, lo cual empeora aún más la
nes viscerales mediante resecciones, anastomosis o colostomía, perfusión visceral. La aparición de shock cierra el círculo vi-
según corresponda. cioso, ya que se produce un aumento del edema intestinal y
Complicaciones. Se presentan en el 35-45 % de los casos. retroperitoneal que eleva aún más la presión abdominal.
Las causas más frecuentes son el resangrado, los abscesos Diagnóstico. Generalmente el primer signo clínico en apa-
intraabdominales, las necrosis hepáticas parciales por isquemia, recer es la oliguria, que se presenta muchas veces en pacientes
las fístulas biliares o entéricas, el síndrome compartimental con tensión arterial y PVC normales que no responden a me-
abdominal y la obstrucción intestinal. La mortalidad es del didas diuréticas; posteriormente se suman todos los signos y
40 % y su causa más frecuente es la falla múltiple de órganos síntomas debidos a las fallas respiratorias, cardíacas y de otros
y sistemas. órganos.
La evolución clínica del SCA es similar al del síndrome de
falla múltiple de órganos y sistemas; por lo tanto, ante estos
SÍNDROME COMPARTIMENTAL ABDOMINAL cuadros siempre hay que pensar en la posibilidad de la exis-
tencia de hipertensión abdominal.
Definición. Se denomina síndrome compartimental abdo- Métodos de medición de la presión intraabdominal. Para
minal (SCA) al conjunto de signos y síntomas que reflejan la medir la presión abdominal se pueden utilizar tres métodos
disfunción progresiva de los distintos órganos y sistemas por diferentes: punzar el abdomen o la vena femoral con una agu-
un aumento agudo de la presión intraabdominal. ja o trocar y conectarlo a un manómetro; o utilizar la vejiga
Etiología. Las causas que llevan a un aumento de la pre- como trasductor empleando una sonda de Foley intravesical
sión intraabdominal pueden ser crónicas (ascitis, grandes tu- conectada a una columna de agua o a un manómetro. Los tres
mores, etc.) o agudas. Sólo estas últimas producen SCA y las métodos reflejan la misma presión intraabdominal. Dado que
principales son el edema intramural del intestino delgado y los dos primeros son cruentos y pueden presentar complica-
del retroperitoneo, secundario a la injuria por reperfusión, pro- ciones, se prefiere la medición transvesical. Esquemáticamente,
pia del shock hipovolémico y a los volúmenes de cristaloides este último método consiste en evacuar la vejiga mediante la
y sangre administrados para la resucitación. Otra causa fre- colocación de una sonda de Foley, inyectar por ésta 150 ml de

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17. TRAUMA ABDOMINAL 227

Fig. 17-12. Determinación de la presión intraabdo-


minal por manometría transvesical.

solución fisiológica y conectarla a un manómetro o columna traumatismos sectoriales: Manejo del hematoma retroperitoneai
de agua tomando como referencia de 0 cm la altura de la sínfisis traumático. Comisión de Trauma de la Asociación Argentina de
pubiana con el paciente en decúbito dorsal (fig. 17-12). Cirugía. Buenos Aires, 1994.
Tratamiento. Si el paciente presenta algunos de los sínto- Donovan AJ: Diagnóstico y tratamiento de lesiones en páncreas y
duodeno. Clin. Quir. N. A. 649, 1972.
mas de SCA y la medición de la presión abdominal es mayor Flint L, Vitale G, Richardsonn J et al.: The injured colon. Ann. Surg.
de 20 mmHg, debe ser intervenido quirúrgicamente. Se efec- 193(5)619-623,1981.
túa laparotomía descompresiva, se explora toda la cavidad para King H, Shumaker H: Splenic studies I. Susceptibility in infection
identificar y tratar las diferentes causas de la hipertensión ab- after splenectomy performed in infancy. Ann. Surg. 136:239,
dominal tales como colecciones flemáticas o de otro tipo, etc. 1952.
Se deja el abdomen abierto colocando una malla sintética fija- Moore E, Cogbill T, Jurkovich GJ, Shackford SR, Malangoni MA
da a la pared abdominal para contener las visceras. En los días and Champion HR: Organ Injury Scaling: Spleen and Liver (1994
siguientes a la descompresión, si el paciente presenta mejoría Revisión). J. Trauma 38:323-324, 1995.
de sus parámetros clínicos, se comienza la aproximación pro- Morris D, Bullock F: The importance of the spleen in resistance to
gresiva de los bordes de la herida, al tiempo que se realizan infection. Ann. Surg. 70:513, 1919.
Sargent IC, Marquardt CR. Renal Injuries. J. Urol. 63:1, 1950.
mediciones de la presión abdominal para evitar la repetición Shoemaker W, Appel P, Kram H: Tissue oxygen debt as a determinant
de la hipertensión. of lethal and non lethal posoperative organ failure. Crit. Care
Med. 16:117, 1988.
Singer D. Postsplenectomy sepsis. Perspective on pediatric pathology.
BIBLIOGRAFÍA p. 285. Chicago Year Book Medical Publisher, 1973.
Talber S, Trooskin S, Scalea T et al.: Packing and reexpioration for
Ballesteros M, Alejandre SE: Pautas de diagnóstico y tratamiento en patients with non-hepatic injuries. J. Trauma 33:121. 1992.

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Trauma pelviano
Carlos F. Sancineto provee estabilidad tanto rotatoria como vertical (figs. 18-1 a
18-3).
Definición. Se denomina traumatismo pelviano, desde el
Fisiopatología. Las fuerzas traumáticas que actúan a ni-
punto de vista ortopédico, a las lesiones óseas y/o ligamentosas
vel pelviano son de rotación interna, de rotación externa y de
que afectan la integridad de la pelvis. Sin embargo, esta am-
cizallamiento vertical.
plia definición engloba tanto a las lesiones deportivas como a
Toda vez que un trauma provoca el aumento del diámetro
las traumáticas, y a las de baja energía como a las de alta ener-
transverso del anillo pelviano, aumenta el volumen del retro-
gía. En el presente capítulo se tratarán solamente las lesiones
peritoneo en una proporción de la cuarta potencia del radio de
inestables del anillo pelviano. Son lesiones inestables aque-
la pelvis. Esto surge de homologar el volumen de la cavidad
llas que producen la interrupción de la estructura anular de la
pelviana al de una esfera. Este tercer espacio se llenará rápi-
pelvis como consecuencia de traumas de alta energía y que se
damente de sangre, que será marginada de la circulación. Aun
comportan con marcada repercusión del estado general. Se
en ausencia de lesión vascular mayor, la inestabilidad mecáni-
excluyen las fracturas acetabulares, por tratarse de lesio-
ca pelviana es, per se, causa de inestabilidad hemodinámica.
nes articulares y tener un comportamiento fisiopatológico dis-
tinto.
Epidemiología. Las lesiones inestables del anillo pelviano
son el tercer grupo lesional entre los politraumatizados. En
algunas series se encuentran presentes hasta en el 20 % de los
casos y su mortalidad global sigue siendo alta. Las causas más
frecuentes de trauma pelviano son en primer lugar los acci-
dentes automovilísticos, seguidos por los motociclísticos. los
arrollamientos y las caídas de altura.
Anatomía. Para entender la fisiopatología de las lesiones
inestables pelvianas es necesario recordar la constitución ana-
tómica de la pelvis ósea. Ambos huesos ilíacos se encuentran
unidos por delante en la sínfisis púbica, mientras que por de-
trás se articulan con el sacro mediante superficies articulares
que requieren, para ser estables, de la indemnidad de podero-
sos ligamentos. Entre ellos se destacan el ligamento sacro-
ciático, que inhibe las fuerzas que deforman la pelvis en rota-
ción externa, y el ligamento sacrotuberoso, inhibidor de los Fig. 18-1. Esquema de los elementos constitutivos del anillo pelviano. T.
desplazamientos caudocefálicos de una hemipelvis con res- ligamento sacrotuberoso. No señalado, pero dirigido desde el sacro a la
pecto a la otra. En conjunto forman el piso de la pelvis. La espina ciática del ilíaco, se encuentra el ligamento sacrociático. Ambos
forman el sostén del piso pelviano. A, ligamento sacroilíaco anterior. P,
articulación sacroilíaca propiamente dicha está estabilizada complejo sacroilíaco posterior; sus fibras se entrelazan con las contraíate-
hacia adelante por el ligamento sacroilíaco anterior y hacia rales actuando como los tensores de un puente colgante. (Tomado de Young.
airas por el complejo ligamentario sacroilíaco posterior, que J.W. y Burgess.A. R„ 1987.)

Fig. 18-2. Esquema de una pelvis en


visión outlet. A su lado se ve de qué
manera el sacro encaja entre los
ilíacos como en un arco romano de
medio punto. (Tomado de Tile, M.,
1995.)

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18. TRAUMA PELVIANO 229

Fig. 18-3. Esquema de una pelvis en


visión inlet. A su lado se ve cómo
en esta proyección no existe encaje
por la morfología de las superficies
articulares. Sin indemnidad ligamen-
taria, los huesos en el hemianillo
posterior se separan y el sacro sufre
un desplazamiento relativo hacia el
interior de la cavidad pelviana. (To-
mado de Tile, M, 1995.)

La lesión del hemianillo posterior provoca mayor inestabili- Lesiones por cizallamiento vertical. Se producen cuando
dad y los mayores volúmenes de sangrado. McMurtry (1980) el paciente sufre una gran desaceleración en el sentido del eje
publicó una serie de 98 pacientes de los cuales 32 tuvieron mayor del cuerpo. Las imágenes radiográficas son variables,
requerimientos de 10 a 65 unidades de sangre, con un prome- ya que son la resultante de fracturas o luxaciones anteriores o
dio de 21. Todos presentaban compromiso del anillo posterior posteriores con trazos verticales y que se expresan por la mi-
y 13 murieron. De los restantes 66, sin lesión ostensible del gración de una hemipelvis con respecto a la otra en sentido
anillo posterior, sólo murieron 4. Todos los muertos del pri- caudocefálico. Condicionan gran inestabilidad mecánica y a
mer grupo y 4 de los sobrevivientes tenían acentuada inestabi- largo plazo son las que dejan mayor incapacidad ortopédica
lidad posterior. Todas las muertes estaban asociadas a shock residual. No aumentan tanto el volumen del retroperitoneo
hipovolémico. como las anteriormente descriptas, por lo que se asocian con
Clasificación. Biomecánica. De las varias clasificaciones, menor inestabilidad hemodinámica. Son fácilmente reductibles
se presenta la de Pennal y Tile (1980) modificada por Young y y difíciles de contener.
Burgess(1987). Según ella, cada una de las fuerzas deformantes Lesiones por patrón complejo. Representan la asociación
que actúan sobre el anillo pelviano condiciona un mecanismo de dos fuerzas traumáticas, aunque siempre predomina una de
traumático. ellas. El grado de inestabilidad corresponderá a la fuerza pre-
Lesiones por compresión lateral. Un gran impacto lateral dominante.
tiende a cerrar la pelvis en rotación interna. Puede ser de tres Según el estado de las partes blandas. La clasificación
tipos: anterior sólo tiene en cuenta los mecanismos traumáticos. Sin
Tipo 1. Fractura por impactación del sacro y fracturas de embargo, las fracturas pelvianas, al igual que cualquier otra
ramas anteriores en el plano coronal o ruptura de la sínfisis fractura, se subdividen también de acuerdo con la integridad
con luxación y bloqueo de esta estructura. Es estable tanto de las partes blandas en fracturas cerradas o expuestas.
mecánica como hemodinámicamente. Con respecto a las expuestas, se desarrollará la clasifica-
Tipo 2. Agrega al tipo 1 la ruptura del complejo sacroilíaco ción general de Gustilo y Anderson modificada y se harán al-
posterior o su equivalente fracturario en el ilíaco. Tiene mayor gunas consideraciones especiales para la pelvis.
inestabilidad mecánica pero no hemodinámica. Grado 1. De baja energía y lesión cutánea menor de 1 cm
Tipo 3. Agrega al tipo 2 la apertura en rotación interna de de longitud. Sí se produce en un ambiente altamente contami-
la hemipelvis contralateral. De ello dependerá el mayor o me- nado, pasa al grado 3.
nor compromiso hemodinámico. Grado 2. Transicional entre el anterior y el siguiente. Son
Lesiones por compresión anteroposterior. Son provocadas lesiones de alta energía y la herida cutánea tiene entre 1 y 10
por una fuerza que imprime una marcada rotación externa a cm de longitud. El criterio en caso de contaminación es igual
una hemipelvis con respecto a otra, ya sea desde adelante o al anterior.
desde atrás. También posee tres variedades. Grado 3. Alta energía, lesión cutánea mayor de 10 cm, alta
Tipo 1. En él se encuentra diastasis pubiana de menos de contaminación. Importante daño muscular y perióstico.
2.5 cm o fracturas verticales de las ramas iliopubianas e Grado 3A. No requiere procedimientos plásticos mayores
isquiopubianas con separaciones equivalentes. La separación para cubrir el hueso.
anterior es un indicador indirecto de la lesión posterior, la cual Grado 3B. Requiere procedimientos plásticos mayores para
debe pesquisarse siempre, expresada como separación de la proveer cobertura; mayor destrucción de músculo y periostio.
articulación sacroilíaca. Es estable tanto mecánica como Grado 3C. Se asocia a daño vascular.
hemodinámicamente. Si bien esta clasificación es aceptada en casos de trauma
Tipo 2. Se produce la ruptura del ligamento sacrociático y de las extremidades, para extrapolarla al trauma pelviano es
del sacroilíaco anterior, con lo cual la pelvis se abre más de necesario hacer algunas consideraciones. Las denominadas
2,5 cm. De esta forma se torna inestable tanto mecánica como lesiones asociadas, como la rectal o la vaginal, en realidad son
hemodinámicamente. En el momento de la presentación el fracturas expuestas. La contaminación fecal, cualquiera que
paciente puede mostrar una diastasis pubiana menor de 2,5 sea el tamaño de la herida, lleva a considerar a la fractura como
cm, ya que las partes blandas tienen una elasticidad que tiende de grado 3. Por tanto, aun en ausencia de lesión tegumentaria,
a cerrar la pelvis. Deben examinarse ambas articulaciones el cirujano está obligado a pesquisar la integridad del tubo
sacroilíacas; si están abiertas, la lesión es inestable. digestivo, ya que, como se verá luego, la conducta ortopédica
Tipo 3. Agrega al tipo anterior la lesión del complejo será distinta según se trate de una fractura expuesta o cerrada.
sacroilíaco posterior; es más inestable porque suma inestabili- El concepto de baja energía en la pelvis es discutible, puesto
dad vertical. Es una lesión exanguinante y se asocia a severo que para producir la disrupción del anillo siempre se requiere
trastorno hemodinámico. de alta energía.

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230 SECCIÓN II. TRAUMA

Diagnóstico. Presentación clínica. Siempre debe sospe-


charse la presencia de una lesión pelviana ante un paciente
politraumatizado. La semiología clásica ortopédica consiste
en evaluar la movilidad impuesta por compresión lateral de
ambas alas ilíacas. Esta maniobra podrá provocar dolor ante-
rior a nivel de la sínfisis o de las ramas, o posterior a nivel del
sacro o de las sacroilíacas. Una segunda maniobra consiste en
ejercer una fuerza de rotación externa de una hemipelvis con
respecto a la otra y colocar la mano a nivel de la sínfisis para
apreciar el grado de diastasis. Por último, puede ejercerse trac-
ción longitudinal desde uno de los miembros inferiores para
poner en evidencia desplazamientos en el sentido vertical. No
obstante la gran información que pueden llegar a suministrar,
todas estas maniobras entrañan peligro, en especial durante la
etapa inicial, ya que pueden ocasionar la ruptura de los coágu-
los que se hubieren formado en el retroperitoneo y desencade-
nar una hemorragia cataclísmica. Un buen estudio radiográfico
suministra abundante información con menos riesgo.
Dentro de la semiología que debe llevarse a cabo figura la
evaluación neurológica, no siempre fácil cuando los pacientes
están inconscientes. El examen del periné y los tactos rectal y
vaginal son imprescindibles. Estos últimos permiten determi-
nar si una fractura pelviana es expuesta o no, condicionando
el tipo y el tiempo de tratamiento. Por último, el examen
urológico clínico y radiográfico debe acompañar a todo
traumatizado pelviano.
Métodos complementarios. La información que brinda la
radiografía de pelvis de frente (fig. 18-4) es limitada. Los da-
tos pueden ampliarse mediante dos proyecciones adicionales
que son fácilmente obtenibles aun en la sala de guardia con un
equipo portátil y sin movilizar al paciente. Una es la proyec-
ción inlet de pelvis o de entrada al anillo pelviano (fig. 18-5).
Se toma con el rayo orientado a 40° desde la cabeza hacia la
sínfisis del pubis. Permite diagnosticar diastasis pubianas y
sacroilíacas, y es específica para poner de manifiesto el des-
plazamiento anteroposterior de una hemipelvis con respecto a
la otra. En ella pueden verse con mucha claridad fracturas sa-
cras que pasan inadvertidas en la radiografía de frente. La otra Fig. 18-5. Proyección radiográfica normal de pelvis en visión inlet. Se puede
proyección es la outlet de pelvis o de salida, que se toma con apreciar todo el perímetro del estrecho superior de la pelvis. Cuando exis-
el rayo incidiendo aproximadamente a 40° orientado desde los ten desplazamientos, esta radiografía permite verlos tanto en el plano hori-
pies hacia la sínfisis púbica (fig. 18-6). Permite ver el anillo zontal como en el anteroposterior.
pelviano en su máxima proyección longitudinal y por lo tanto
evidencia desplazamientos caudocefálicos de una hemipelvis
con respecto a la otra, al igual que fracturas sacras en el plano
vertical.
Con estas tres proyecciones radiográficas un observador
entrenado puede alcanzar una certeza diagnóstica de hasta un
94 % cuando se trata de lesiones inestables. Esta es la
metodología de elección en la etapa inicial de atención al
politraumatizado, ya que suma al bajo costo un alto índice de
disponibilidad y la sencillez de su ejecución. Pasada la etapa
inicial, y estabilizado el paciente desde el punto de vista
hemodinámico, la tomografía axial computada adquiere je-
rarquía diagnóstica. Permite evidenciar lesiones óseas no visi-
bles en la radiografía simple, como las lesiones del anillo pos-
terior, en especial las fracturas del ilíaco o lesiones de los
pedículos sacros o fracturas sacras no desplazadas. Es impor-
tante subrayar que muchas veces el diagnóstico se hace sobre
lesiones que no tienen marcada repercusión clínica. Lo
invalorable de la tomografía es que muestra las partes blandas
Fig. 18-6. Proyección radiográfica normal de pelvis en visión outlet. Se
que pudieran estar comprometidas, sobre todo cuando se la aprecia desplegada la pelvis con una longitud máxima. La sínfisis del pu-
hace con contraste endovenoso. bis se muestra de frente. Permite evidenciar desplazamientos en el plano
La angiografía digital es la tercera metodología diagnóstica vertical.

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18. TRAUMA PELVIANO 231

que puede emplearse, aunque también se puede transformar La fijación quirúrgica de urgencia consiste en el empleo
en terapéutica si fuera necesario. de tutores externos. Estos dispositivos, en manos de un equi-
La resonancia nuclear magnética tiene un papel poco cla- po entrenado, pueden ser colocados en 30 minutos (fígs. 18-7
ro. En realidad, su principal contribución es en el diagnóstico y 18-8). Si bien son útiles para cerrar la pelvis y estabilizarla,
de las lesiones trombóticas de las grandes venas pelvianas y no resultan suficientes en el caso de lesiones inestables poste-
de la cava. No aporta datos para el estudio esquelético y no riores. Estas requieren del suplemento de fijación interna pos-
tiene adecuada resolución, aun para evaluar lesiones del plexo terior en una etapa ulterior del tratamiento, ya que ello no se
lumbosacro y/o de sus raíces. hace rutinariamente de urgencia.
Tratamiento. La conducta ortopédica, en las lesiones es- Estudios biomecánicos han demostrado que el empleo de
tables, consiste en reposo en cama, rehabilitación, medidas de dos placas de fijación interna a nivel de la sínfisis del pubis
sostén y prevención de las complicaciones tromboembólicas. proveen mayor estabilidad que cualquier tutor externo. Esto
El tratamiento de las lesiones inestables es quirúrgico. De ha llevado a que cada vez más cirujanos que han elevado su
acuerdo con el tipo de paciente, la experiencia del centro tra- nivel de entrenamiento y trabajan en centros con recursos apro-
tante y la disponibilidad de recursos, se podrá optar entre la piados, empleen la fijación interna anterior de urgencia.
fijación externa y la fijación interna, o bien una combinación En cuanto a la fijación del anillo posterior, podrá consistir
de métodos. en la fijación interna por vía endopelviana con placa y torni-
Cuando una lesión pelviana aumenta el volumen intra- llos de la articulación sacroilíaca, o bien en el empleo de tor-
pélvico y genera descompensación hemodinámica, debe nillos asociados a barras sacras cuando se decide el tratamien-
procederse al cierre del anillo pelviano y a su estabilización. to por vía exopelviana. En todos los casos, el tratamiento defi-
Para ello se cuenta en la etapa de transporte con el pantalón nitivo de los traumatismos del anillo posterior es quirúrgico,
ya que son las que dejan el mayor porcentaje de incapacidades
neumático antishock. En su defecto puede emplearse una cin-
por discrepancia de longitud de miembros y dolores perma-
cha ancha.

Fig. 18-7. A, lesión por compresión enteroposterior de tipo 3. Amplia Fig. 18-8. A, lesión por cizallamiento anterior. Se observa la fractura del
diastasis pubiana y apertura de ambas articulaciones sacroilíacas; B, el mis- sacro y el desplazamiento posterior que siempre se asocia al vertical. Por
mo caso luego de haber fijado la pelvis mediante un tutor externo anterior. delante, luxación amplia del pubis. B, el mismo caso luego de la resolución
La paciente logró estabilidad mecánica y hemodinámica. quirúrgica. Se procedió a realizar la fijación anterior mediante dos placas
con tornillos y la posterior con tornillos ilíacos sacros. Este montaje com-
binado anterior y posterior devuelve a la pelvis el mismo grado de estabili-
dad que tenía antes del accidente.

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232 SECCIÓN II. TRAUMA

nentes por incongruencia de la articulación sacroilíaca o Pronóstico. La mortalidad de las fracturas inestables del
seudoartrosis sacra. (done by 007) anillo pelviano es del 10 al 25 % cuando son cerradas y supera
Deben hacerse dos consideraciones adicionales. Una co- el 50 % cuando son abiertas. Cuando las fracturas cerradas se
rresponde al empleo de la embolización como complemento asocian con lesión torácica o urológica, la mortalidad es del
de la fijación externa en la urgencia. Permite detener el san- 20 %, mientras que si existe neurotrauma quirúrgico o lesión
grado de vasos arteriales de hasta 2 mm con alta eficacia y abdominal que requiere cirugía, asciende al 50 %. Si hay si-
escaso riesgo. En vasos venosos no es efectivo y en vasos multáneamente neurotrauma quirúrgico y necesidad de laparo-
arteriales mayores es dudosa su aplicabilidad. tomía, la mortalidad supera el 90 %.
La otra se refiere a las fracturas expuestas. Aquí, como en
otras partes del aparato locomotor, el concepto de tratamiento
es el de fijación quirúrgica y desbridamiento. Este debe tener BIBLIOGRAFÍA
en cuenta las características especiales de la pelvis. En ella
debe considerarse la necesidad de una colostomía cuando a la Failinger MS and McGanity PL: Unstabie fractures of'the pelvic ring.
lesión pelviana se asocian algunas de las siguientes: 1) lesión J.B.J.S. 74-A: 781-791, 1992.
McMurtry R, Walton D et al.: Peivic disruption in the polytrauraatized
colorrectal; 2) lesión abierta al periné; 3) lesión abierta a las
patient: amanagementprotocol. Clin. Orthop. 151: 22-30, 1980.
nalgas, y 4) lesión por desguantamiento posterior. Pennal GF, Tile M et al.: Pelvic disruption: assessment and
En estas asociaciones, la mortalidad aumenta al doble cuan- clasification. Clin. Orthop. 151:12-21, 1980.
do la colostomía se realiza tardíamente. Por lo tanto, debe efec- Young JW, Burgess AR et al.: Pelvic fractures: valué of plain
tuarse cuanto antes y ubicarla en el hemiabdomen superior, lo radiography in early assessment and management. Radiology.
cual permite realizar ulteriores procedimientos ortopédicos. 160:445-451, 1986.

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Trauma de los miembros

Oscar Varaona neumotorax, sobre todo en manos poco experimentadas. La


anestesia troncular de la mano, por bloqueo de los nervios
INTRODUCCIÓN mediano y radial en la muñeca, y del cubital en el codo, es un
método útil aunque la tolerancia al manguito neumático es
Se estudiarán en este capítulo las fracturas expuestas y las menor que en el bloqueo axilar. Las anestesias tronculares de
amputaciones traumáticas. Sin embargo, debe tenerse presen- los dedos deben efectuarse sin epinefrina y están absolutamente
te que según del Sel (1961) los traumatismos graves de los contraindicadas en los pacientes con enfermedad de Raynaud
miembros son todos aquellos que independientemente de su o síndromes similares.
extensión y localización pueden originar complicaciones mor- Procedimientos quirúrgicos. Un copioso lavado preo-
tales si no son tratados en forma correcta. Esto implica que la peratorio de la herida es esencial para arrastrar elementos con-
ausencia de fractura expuesta o de amputación no descarta la taminantes. También es necesario rasurar la extremidad y
gravedad del trauma. recortar las uñas. Debido a las dificultades técnicas del san-
grado, el manguito neumático resulta imprescindible. También
es imprescindible la correcta profilaxis antibiótica.
FRACTURAS EXPUESTAS La cirugía de las fracturas expuestas incluye dos pasos fun-
Definición. Son aquellas en las que la lesión de piel y par- damentales: 1) desbridamiento y lavado de Ja herida en condi-
tes blandas ha permitido la comunicación directa entre el ex- ciones de máxima asepsia, y 2) estabilización ósea. Eventual-
terior y el foco fracturarlo. mente también puede ser necesaria una reparación vascular.
Clasificación. Se acepta internacionalmente la de Gustilo Desbridamiento y lavado. El desbridamiento debe ser
y Anderson (1976) (tabla 19-1). amplio para permitir que el lavado incluya en su arrastre ma-
Manejo preoperatorio. Dado que estos pacientes son a teriales que durante la exposición inicial son inaccesibles. Tal
menudo politraumatizados, el manejo inicial consiste en la es el caso de ¡as fracturas expuestas puntiformes de la extre-
adopción de una serie de medidas que ya han sido detalladas midad distal del antebrazo, en las cuales el cubito se exteriori-
(véase Atención inicial del poli traumatizado, cap. 13). Otras, za y luego se recoloca llevando al interior elementos contami-
en cambio, son más específicas del trauma de los miembros. nantes (trozos de ropa, pasto, etc.). La retención de estos ele-
Un interrogatorio exacto sobre las circunstancias del acciden- mentos puede ser causa de complicaciones graves, tales como
te es de gran importancia para evaluar el grado de contamina- la gangrena gaseosa. El lavado debe hacerse con no menos de
ción de la herida, así como la cantidad de energía cinética li- 10 1 de solución fisiológica o agua estéril.
berada durante el traumatismo. También debe investigarse la Los tejidos desvitalizados deben ser extirpados desde la
presencia de enfermedades sistémicas como cardiopatías, dia- superficie hacia la profundidad, incluyendo piel, celular sub-
betes y SIDA. Las radiografías de la extremidad traumatizada cutáneo, aponeurosis, músculo y eventualmente hueso. En la
deben ser tomadas con férulas radiotransparentes para evitar piel, la exéresis debe ser económica para evitar brechas impo-
un trauma adicional durante el transporte, sobre todo de partes sibles de cubrir. El desbridamiento muscular debe basarse en
blandas o elementos vasculares. Además de la lesión ósea, las los parámetros de Gregory: color del músculo, consistencia,
radiografías deben identificar las lesiones de partes blandas, contractilidad y capacidad de sangrar al corte. El músculo vi-
tales como cuerpos extraños, presencia de aire, etc. Finalmen- tal tiene color rojizo y consistencia elástica, se contrae cuando
te la obtención de una situación hemodinámica estable es prio- es tomado con una pinza y sangra cuando se lo corta. La re-
ritaria antes de cualquier tratamiento en miembros trauma- moción del músculo desvitalizado es esencial para una toilette
tizados. (done by 007) eficaz, ya que su permanencia constituye el principal medio
Tratamiento. Anestesia. La anestesia general es la mejor de cultivo para gérmenes anaerobios de la fractura expuesta.
opción en las fracturas expuestas de los miembros inferiores. También los tendones privados del paratendón deben ser ex-
La anestesia peridural y la raquídea deben evitarse en lo posi- tirpados, ya que evolucionan a la necrosis por falta de irriga-
ble por el riesgo de hipotensión. En los miembros superiores, ción.
las lesiones proximales deben ser abordadas con anestesia ge- Debe actuarse en forma conservadora con las estructuras
neral; en cambio, las distales pueden ser objeto de un bloqueo, óseas. Sólo se resecarán los fragmentos óseos desprovistos de
ya sea axilar, troncular o de los dedos. El bloqueo axilar es conexiones con partes blandas que aseguren la irrigación. Se
menos riesgoso que el supraclavicular descripto por debe evitar, en lo posible, establecer brechas óseas que difi-
Kulenkampf. Este entraña riesgos de lesión vascular o de cultarán la reconstrucción. El cartílago articular debe ser pre-

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234 SECCIÓN II. TRAUMA

servado al máximo pues constituye una importante barrera de Tabla 19-2. Indicaciones de fijación externa
defensa para la articulación afectada. También deben preser- en las fracturas expuestas
varse los elementos nerviosos y vasculares. En estos últimos
puede existir la necesidad de una reparación directa (cabo a • En las fracturas de grados II y III
cabo o mediante un injerto venoso). • Cuando existen quemaduras graves
Estabilización ósea. Existen diversas técnicas cuya indi- • Cuando se requieren procedimientos reconstructivos extensos
cación depende muchas veces de las preferencias del cirujano. de cobertura tisular
El yeso circular provee suficiente estabilidad en condiciones • Cuando se requiere movilización y rehabilitación precoces
favorables, especialmente si se combina con la osteodesis
(transfixión ósea con clavos de Kirschner) o la tracción bipolar
con sus variantes. Sus desventajas son: 1) la posibilidad de
generar un síndrome compartimental a partir de los espacios
interfasciales; y 2) la dificultad para monitorear la herida, ya AMPUTACIÓN TRAUMÁTICA
que la ventana del yeso puede ser insuficiente en lesiones ex-
tensas. Definiciones. Se denomina amputación completa a la se-
La tracción esquelética consiste en la tracción transolecra- paración total, sin conexión alguna de un segmento de miem-
niana en el miembro superior y la tracción supracondílea, bro. En la amputación incompleta, el segmento carece de fun-
transtibial o transcalcánea en el miembro inferior. Está-indi ca- ción circulatoria y menos de 1/8 de la superficie de piel man-
da en las lesiones con gran conminución ósea, especialmente tiene la conexión del segmento con el resto del miembro. Se
cuando se debe controlar la evolución de las partes blandas o denomina segmento no viable al privado parcialmente de su
cuando no se cuenta con fijación externa. circulación y que puede evolucionar a la necrosis de no me-
diar la cirugía.

Tabla 19-1. Clasificación de las fracturas expuestas


(Gustilo y Anderson) Reimplante de miembros
Tipo Longitud Nivel de Lesión de Lesión
contami- partes ósea
Definición. Se denomina reimplante al procedimiento qui-
de de la
fractura herida nación blandas rúrgico cuyo objetivo es restituir la circulación y la capacidad
funcional de un segmento amputado. El reimplante salvamen-
1 < 1 cm Nulo Mínima Trazo único, mí- to es un procedimiento destinado a salvar partes útiles del seg-
nima conminu- mento amputado (por ejemplo: restablecer la capacidad prensil
ción en el miembro superior). Se denomina revascularización al
tratamiento quirúrgico del segmento no viable.
U > 1 cm Moderado Moderada, Moderada Selección de pacientes. En la tabla 19-3 se detallan las
algún daño conminución contraindicaciones generales de un reimplante. Sin embargo,
muscular
existen circunstancias especiales que deben tenerse en cuenta.
III A < 10 cm Severo Severa + Conminuta, Así, por ejemplo, aun en condiciones desfavorables cabe in-
aplasta- pasible de tentar el reimplante cuando la lesión es bilateral. En esta si-
tamiento cobertura tuación, uno de los segmentos amputados puede incluso ser
reimplantado en el muñón contralateral (cross limb replant).
B > 10 cm Severo Gran pér- Pobre cobertura, En amputaciones de los dedos de la mano, siempre se debe
dida de requiere procedi- intentar el reimplante cuando se trata del dedo pulgar, en las
sustancia miento recons- amputaciones múltiples y en los niños. Con excepción del
tructivo pulgar, que siempre debe ser reimplantado, el reimplante de
un dedo aislado sólo debe indicarse cuando la sección es distal
C > 10 cm Severo Severísima Pobre cobertura,
pérdida de requiere procedi-
a la inserción del flexor superficial y, por ende, cabe esperar
sustancia + miento recons- un resultado funcional adecuado. Deben ser excluidos de esta
lesión vas- tructivo regla los músicos y los ciegos (por requerimiento funcional) y
cular (de ur las mujeres jóvenes (por razones estéticas).
gente repar;a-
ción)
Tabla 19-3. Contraindicaciones generales
del reimplante de miembros
Además de no aumentar la contaminación del foco, la
fijación externa permite monitorear adecuadamente las partes • Politraumatismo grave
blandas e incluso corregir la alineación del foco fracturario • Enfermedad sistémica severa
después del acto quirúrgico. Las indicaciones de la fijación • Aplastamiento o avulsión con daño importante del lecho vascular
externa se detallan en la tabla 19-2. La principal indicación de • Más de 6 horas de isquemia normotérmica (20 a 25° C). En caso
la. fijación interna es cuando existen lesiones vasculares, es- de los dedos este período puede ser mayor (Varaona O, 1984)
pecialmente si se utilizan procedimientos de revascularización. • Trastornos psíquicos severos
En estos casos es fundamental la estabilidad del foco fracturario • Edad mayor de 60 años (contraindicación relativa)
para garantir la viabilidad de la anastomosis.

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19. TRAUMA DE LOS MIEMBROS 235

Procedimientos quirúrgicos. Hasta la llegada al centro anastomosis venosa (véase capítulo 49: Obstrucción arterial
donde se realizará el reimplante, el segmento amputado debe aguda). Con respecto a la técnica de sutura vascular, se reco-
ser objeto de cuidados especiales. Estos incluyen: 1) el lavado mienda el método de la biangulación excéntrica.
(no cepillado) con solución fisiológica; 2) el ferulado de las La reparación de las masas musculares debe hacerse con
lesiones óseas inestables; 3) la colocación del segmento en sutura directa y con tensión adecuada; en caso contrario, la
una bolsa plástica sellada y luego el conjunto en un recipiente función del miembro será pobre. No debe preservarse múscu-
de telgopor que contenga hielo. Es imprescindible evitar que lo de dudosa vitalidad, y para ello es útil seguir las normas
el segmento entre en contacto con el líquido proveniente del enunciadas en el tratamiento de las fracturas expuestas. Para
hielo circundante. la reparación tendinosa se recomienda el método de Kessler
El reimplante consiste básicamente en un tiempo óseo y que combina la sutura de aproximación deslizante con otra en
otro de partes blandas. En el tiempo óseo, el acortamiento o el peritendón.
resección ósea medida (0,5 cm para los dedos, 1 cm para la La ausencia de tensión por el acortamiento óseo también
mano y 3 cm para el antebrazo) permite la sutura vascular di- es fundamental para la sutura nerviosa. La técnica más em-
recta, sin interposición venosa. Tanto en el antebrazo, como pleada es la de Millessi (1971), que consiste en la sutura de
en el brazo o el miembro inferior, no debe dudarse en realizar grupos fasciculares, alejando el epineurio epifascicular del
acortamientos mayores si las características de la lesión lo jus- nivel de la sutura.
tifican. Para la osteosíntesis de los dedos se prefiere la fijación
con clavijas (alambres de Kirschner) o el alambrado intraóseo
que fija los extremos de la falange con lazadas de alambre. En BIBLIOGRAFÍA
el antebrazo, el brazo y los miembros inferiores, el enclavijado Gustilo R and Anderson J: Prevention of infection in the treatment of
intramedular es el procedimiento de elección. (done by 007) one thousand and twenty-five open fractures of long bones.
Durante el tiempo de partes blandas debe realizarse la re- Retrospective and prospective analyses. J. Bone Joint Surg. 58A:
paración tendinosa, muscular, nerviosa, arterial y venosa. Se- 453-458, 1976.
gún el caso, el orden de las reparaciones puede variar. Así, por Millessi H: The interfascicular nerve gran. J. Bone Joint Surg. 53A:
ejemplo, cuando ha habido un tiempo prolongado de isquemia 813, 1971.
y existen masas musculares en juego, conviene realizar la Sel JM del: La ortodoxia y la seguridad en el tratamiento de las heri-
das graves de los miembros. Bol. Soc. Arg. Ortop. Traum. 26:275,
anastomosis arterial antes que la correspondiente venosa. De
1961.
esta manera, la perfusión arterial remueve los metabolitos de Varaona O y De Paoli J: Tiempo límite de isquemia en reimplante de
la isquemia y previene la repercusión sistémica posterior a la miembros. Revista Asoc. Argent. Ortop. Traum. 4:286-301, 1984.

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Quemaduras

Fortunato Benaim Agentes físicos. Comprenden tres tipos de noxas: térmi-


cas, eléctricas y por radiación.
Definición. Las quemaduras son lesiones producidas en
Noxas térmicas. Son las dependientes de cuerpos sólidos,
los tejidos vivos por la acción de diversos agentes físicos, quí-
líquidos o gaseosos capaces de alterar la temperatura de los
micos o biológicos. Tales lesiones varían desde un simple
tejidos: en más (calor) o en menos (frío). Ejemplo: metales
enrojecimiento hasta la destrucción total de las estructuras afec-
calientes, líquidos hirviendo, inflamables, explosiones de ca-
tadas.
lentadores, hielo seco, aire helado, etc.
Noxas eléctricas. Pueden ser de origen industrial (corrien-
te eléctrica), médico (electricidad médica) o atmosférico (des-
Etiología carga eléctrica).
Noxas por radiación. Son aquellas originadas en todas las
Los diversos agentes etiológicos de las quemaduras se de-
fuentes productoras de energía radiante: sol, elementos de apli-
tallan en la tabla 20-1. cación terapéutica (radium, rayos X), liberación de energía
nuclear (explosiones atómicas), etc.
Agentes químicos. Incluyen todos los elementos cáusti-
Tabla 20-1. Etiología de las quemaduras
cos (ácidos o álcalis), que en su acción sobre los tejidos pro-
I. AGENTES FÍSICOS vocan destrucción de tipo corrosivo. De ahí su denominación
de quemaduras corrosivas o químicas (fósforo, ácido nítrico,
1. Noxas térmicas (calor o frío) ácido muriático, soda cáustica, etc.).
Agentes biológicos. Algunos organismos vivos, en con-
• Sólidos
• Líquidos tacto con los tejidos, causan lesiones irritativas cuyo cuadro
• Gases anatomopatológico es idéntico al de las quemaduras, razón por
• Vapores la cual se incluyen en este capítulo.
• Llama o fuego directo

2. Noxas eléctricas Clasificación


• Electricidad industrial
• Electricidad médica Tanto desde el punto de vista descriptivo como pronósti-
• Electricidad atmosférica co, conviene clasificarlas según la profundidad y la extensión.

3. Noxas radiantes
•Sol Según la profundidad
• Radium
• Rayos X Aunque la profundidad de las quemaduras ha sido clasifi-
• Energía atómica cada de muy diferentes maneras, desde un punto de vista prác-
tico lo que interesa al cirujano es saber cuál curará espontá-
II. AGENTES QUÍMICOS neamente y cuál requerirá un injerto. En el primer caso, la
Agentes cáusticos curación ocurre por un proceso de epidermización; en el se-
gundo caso (quemadura profunda con destrucción total de la
•Ácidos piel), la cicatrización se producirá por segunda intención, y el
•Álcalis cirujano tendrá que evitar las ciacatrices patológicas aplican-
do oportunamente injertos de piel. Para facilitar esta diferen-
III. AGENTES BIOLÓGICOS
ciación, seguidamente se propone la clasificación descripta por
Seres vivos el autor.
• Insectos
• Medusas
• Peces eléctricos Clasificación de Benaim (1991)
• Batracios
Si se relaciona la profundidad de la lesión con las posibili-

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20. QUEMADURAS 237

dades evolutivas, se pueden distinguir tres tipos de quemadu-


ras: superficiales, intermedias y profundas, a las que se pro-
pone designar con las letras A, AB y B, respectivamente, su-
primiendo así las confusiones derivadas del uso de las clasifi-
caciones en grados.
Quemaduras superficiales o tipo A. Son las lesiones que
afectan solamente la epidermis, o la epidermis y parte de la
dermis papilar. La conservación parcial o total de la capa
germinativa asegura una reproducción de células epidérmicas
superficiales como para reemplazar en un plazo de 7 a 10 días
los elementos epiteliales destruidos. Comprende dos subtipos:
eritematosas y flictenulares.
Eritematosas. En este tipo de quemadura la única altera-
Ligera irritación
ción local es la vasodilatación del plexo vascular superficial, terminaciones nerviosas
cuya congestión da el color rojo característico que ha origina-
do el nombre de eritematosas. Como consecuencia de esta Fig. 20-1. Quemadura de tipo A eritematosa.
congestión local hay irritación de las terminaciones nerviosas,
que producen escozor, prurito y a veces dolor. La destrucción
es mínima y se reduce a una descamación de la capa córnea de
la epidermis. El resto de los elementos cutáneos no sufren al-
teración (fig. 20-1).
La curación se produce espontáneamente y queda por un
tiempo una hiperpigmentación local que desaparece con la
descamación.
El ejemplo más típico de este tipo de quemadura es el que
produce la exposición al sol.
Flictenulares. Se caracterizan por la aparición de una
flictena o ampolla debida a la salida del plasma a través de la
pared de los capilares del plexo superficial, cuya permeabilidad
ha sido alterada por efecto de la noxa actuante. La intensidad
y el tiempo de acción de esta última determinan en primera
instancia la vasodilatación; posteriormente, por la acción de
los mediadores químicos o enzimáticos, se modifica la estruc- Vasos con dilatación y
tura de la pared capilar (fig. 20-2). La salida del plasma alteración de la psrmsabilidad
(plasmaféresis), levanta la epidermis y da origen a las flictenas Flictena Edema
o ampollas características de estas quemaduras (fig. 20-3).
La destrucción tisular en estas quemaduras se circunscribe
a la epidermis. El líquido amarillo (plasma modificado) que Irritación terminaciones nerviosas

se acumula en las flictenas sufre, en 48 a 72 horas, un proceso


de coagulación asemejándose a una gelatina. Las ampollas
pueden presentarse intactas o desgarradas por traumatismos Fig. 20-2. Quemadura de tipo A flictenular.

Fig. 20-3. Quemadura del miembro infe-


rior. /, tipo A flictenular; 2, escara tipoB; 3,
escara intermedia: tipo AB.

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238 SECCIÓN II. TRAUMA

externos, quedando en estos casos el cuerpo papilar al descu- hipertrófica y presenta cambios en su coloración con zonas
bierto; esto hace que aumente el dolor debido a la vecindad de hiperpigmentadas y otras descoloradas. En otros casos, por
las terminaciones nerviosas. complicación local (infección) o porque la presencia de la
El plasma que sale de los vasos con pared alterada, se acu- escara intermedia priva de oxígeno a las células vivas rema-
mula también en los tejidos adyacentes (edema), infiltrándo- nentes, el proceso destructivo se profundiza e invade el resto
los y aumentando su consistencia. La irritación y compresión de la dermis reticular y las faneras, convirtiéndose en una le-
de las terminaciones nerviosas hace que estas quemaduras sean sión de espesor total. En este caso, la escara intermedia se
muy dolorosas (hiperalgesia). El plexo vascular profundo suele convierte en profunda y el aspecto y evolución se confunden
permanencer indemne o presentar una vasodilatación reaccio- con las lesiones que afectan la piel (tipo B) en todo su espesor.
na!. La designación de tipo AB que se ha propuesto para iden-
Quemaduras intermedias o tipo AB. En este tipo de que- tificar a estas quemaduras intermedias obedece a la idea de
maduras se produce la destrucción total del cuerpo papilar, situarlas entre las superficiales o tipo A, que siempre curan
pero se conservan en forma total o parcial la zona reticular espontáneamente por regeneración epitelial, y las profundas o
dérmica y sus faneras. El plexo vascular superficial está tipo B, que por la destrucción de todas las capas cutáneas no
trombosado y la epidermis y el cuerpo papilar están totalmen- tienen posibilidad alguna de tal evolución.
te destruidos; por lo tanto, no hay posibilidad de regeneración Las quemaduras intermedias, o tipo AB, tal como ha que-
epitelial a punto de partida del estrato germinativo (fig. 204). dado expuesto, tienen como alternativas:
La epidermis y parte superficial de la dermis destruida pre- 1. Curar espontáneamente: gracias a un tratamiento bien di-
sentan un aspecto blanquecino que al cabo de 10 días adquiere rigido que evite la infección local o la asfixia de las célu-
la apariencia típica de tejido necrótico, formándose una escara las vivas remanentes o ambos trastornos. En este caso se
que, al abarcar las estructuras mencionadas (epidermis, cuer- hablará de quemadura tipo AB-A, vale decir que, siendo
po papilar de la dermis y parte de la dermis reticular), se deno- intermedias AB, logran una epitelización espontánea como
mina escara intermedia o escara AB para diferenciarla de la lo hacen las tipo A, y por lo tanto se las identifica como
escara total o escara B, característica de las quemaduras pro- AB-A.
fundas. 2. Profundizarse: por las razones expuestas, al destruirse los
En este tipo de lesiones no hay flictenas y el color blan- elementos epiteliales que potencialmente estaban capaci-
quecino se hace más evidente al quitar la epidermis quemada. tados para una reproducción activa, desaparece toda posi-
El plasma que emigra de los vasos más profundos infiltra la bilidad de un nuevo revestimiento epitelial espontáneo. A
dermis y la hipodermis dando a los tegumentos un aspecto esta alternativa se la designa AB-B, indicando así que se
edematoso que se percibe fácilmente a la palpación. trata de una quemadura intermedia AB que se transformó
Las terminaciones nerviosas de la red superficial también en profunda B.
están afectadas, razón por la cual este tipo de quemadura es
poco dolorosa y se acompaña por tanto de hipoalgesia. Quemaduras profundas o tipo B. Se caracterizan por una
La destrucción del estrato germinativo elimina la posibili- mortificación completa de todos los elementos de la piel in-
dad de restitutio ad integrum y la reparación se produce a ex- cluyendo epidermis y dermis, que da origen a la llamada escara
pensas de los elementos epiteliales remanentes pertenecientes (fig. 20-5). El área quemada tiene un color castaño negruzco,
a folículos pilosos, glándulas sebáceas y conductos excretores con aspecto acartonado, duro al tacto. A través de las capas
de glándulas sudoríparas que no hayan sido afectados por la superficiales coaguladas puede observarse la trama vascular
destrucción hística. trombosada como las nervaduras de una hoja (fig. 20-3). Hay
Estos focos de epitelización crecen progresivamente y se analgesia por destrucción completa de los elementos nervio-
extienden en forma divergente hasta contactar unos con otros sos sensitivos cutáneos.
y unirse a las células epidérmicas provenientes de la piel sana. • El tejido necrosado se va delimitando y se hace evidente
Todo este proceso requiere tres o cuatro semanas, obteniéndose alrededor de la segunda semana. Si se espera la evolución es-
como resultado una cicatriz plana que a veces se convierte en pontánea se observa que la escara se elimina entre la tercera y
cuarta semana, apareciendo en el fondo tejido de granulación
que va rellenando la pérdida de sustancia. En estos casos la

Fig. 20-5. Quemadura de tipo B.


Fig. 20-4. Quemadura de tipo AB.

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20. QUEMADURAS 239

epitelización se produce únicamente a expensas de la perife- e identificar el tipo de gérmenes presentes, así como la canti-
ria, por avance convergente. Cuando la superficie cruenta es dad de los mismos.
muy extensa este proceso se hace lento, y en ocasiones la ca- Las biopsias deben tomarse de varios lugares para obtener
pacidad de crecimiento del tejido epitelial se agota dejando una información más completa. Tal tipo de estudio se conside-
ulceraciones crónicas residuales. En el mejor de los casos se ra hoy en día como el más recomendable para conocer el gra-
cubre toda la granulación de epitelio, en un tiempo que varía do de destrucción de tejidos y de invasión bacteriana; estos
con el diámetro de la pérdida de sustancia. Queda siempre una dos elementos de juicio son fundamentales para aconsejar una
cicatriz, que se hace retráctil en los sitios donde normalmente terapéutica inicial quirúrgica, eliminando los tejidos no via-
hay movimiento (pliegues de flexión, manos, cuello, cara) y bles desde los primeros momentos.
determina secuelas funcionales estéticas muy serias que de- En resumen, los datos prácticos para efectuar el diagnós-
ben prevenirse aplicando el tratamiento correcto. tico de profundidad son: el aspecto de la lesión, la exploración
de su sensibilidad y la biopsia.
Diagnóstico de la profundidad de una quemadura

Aspecto de la lesión. Al describir la patología local, se Según la extensión


señalaron algunos elementos de orden semiológico que per-
miten hacer el diagnóstico de profundidad de una quemadura. La extensión de una quemadura puede medirse en crn2 de
El color rojo, la presencia de las ampollas, o ambos facto- piel afectada, o bien en porcentajes de superficie corporal.
res, son elementos característicos de una quemadura tipo A La regia de los 9 descripta por Pulaski y Tennisson (1957)
con sus dos variantes: eritematosa y flictenular. El color blan- (fig. 20-6) es fácil de recordar y asigna valores de 9 a los dife-
co rosado que después se convierte en tejido necrótico, identi- rentes segmentos del cuerpo; a saber, cabeza y cuello 9 %;
fica las quemaduras intermedias tipo AB. El aspecto de cuero cada extremidad superior 9 %; parte anterior del tronco 18 %
o cartón con el dibujo de una red de vasos trombosados es (2x 9); parte posterior del tronco 18 %; cada extremidad infe-
característico de las quemaduras profundas o tipo B. rior 18 %. El 1 % que resta para completar el 100 %, corres-
Sensibilidad. La exploración de la sensibilidad dolorosa, ponde a la región genital o perineo. Tal regla, aunque no es de
que puede efectuarse con una aguja esterilizada, permitirá ave- una precisión matemática, resulta suficiente para las necesi-
riguar si hay hiperalgesia (quemadura tipo A), hipoalgesia (que- dades de la práctica.
madura tipo AB) o analgesia (quemadura tipo B) y dibujar en La llamada regla de la palma de la mano consiste en esti-
el esquema corporal de la historia clínica la distribución mar cuántas veces será necesario aplicar la palma de la mano
topográfica de las lesiones y sus respectivas profundidades: sobre las zonas quemadas cuyas superficies se desea calcular.
estos datos son muy importantes para el control ulterior de la La palma de la mano de un adulto equivale aproximadamente
evolución de cada área. al 1 % de su área corporal. Se obtiene así en forma directa el
Estado de los folículos pilosos. El llamado signo del pelo número que representará el porcentaje de superficie compro-
sirve para conocer el estado del folículo piloso. Consiste en metida.
tomar con una pinza uno de los pelos de la zona quemada que
se explora y traccionar de él. Si el pelo sale con facilidad, sig- Pronóstico
nifica que su folículo está afectado, agregando un elemento de
juicio más para deducir la profundidad a la que ha llegado la Los criterios pronósticos de una quemadura se basan en el
destrucción cutánea. conocimiento de su profundidad, extensión, localización, edad
Uso de colorantes y otras pruebas. Se han hecho mu- del paciente, estado previo y lesiones concomitantes. Se debe
chos intentos para facilitar el diagnóstico de profundidad de
las quemaduras aplicando sobre ellas o inyectando en el to-
rrente sanguíneo diversas sustancias (colorantes, fluoresceína).
Al circular el elemento inyectado por las zonas afectadas, si
los plexos superficiales están conservados, aparecerá una
coloración o fluorescencia que permitirá comprobar hasta dón-
de ha llegado la destrucción del tejido. Si los plexos están
trombosados, no habrá coloración ni fluorescencia.
Se han empleado también la termografía y el Doppler-lá-
ser como medios de estimar la profundidad de la lesión.
Biopsia. La obtención de un trozo de tejido quemado, sea
con un sacabocado o con un bisturí, llevando la toma en pro-
fundidad, permite estudiar al microscopio, con técnicas
histológicas adecuadas, el estado de los distintos componen-
tes de las capas cutáneas. El estado de viabilidad de estas es-
tructuras, así como el de las glándulas sebáceas y otras faneras,
puede diferenciarse con coloraciones específicas para colágeno,
o para fibras elásticas, o bien con la coloración más corriente
de hematoxilina y eosina.
La presencia de glándulas sebáceas sanas indica la posibi-
lidad de regeneración epitelial. Cuando estas glándulas están
dañadas, son índice de profundidad de destrucción. La biopsia
permite además efectuar estudios bacteriológicos y determi-
nar si existe o no invasión bacteriana en los planos profundos Fig. 20-6. Extensión de las quemaduras.

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240 SECCIÓN II. TRAUMA

diferenciar el pronóstico vital del secuelar, este último rela- madura cuya extensión total es de 40 % de la superficie corpo-
cionado con la posibilidad de secuelas estéticas, funcionales y ral y que de ese porcentaje, 30 % corresponde a lesiones su-
psíquicas. perficiales (A) y 10 % a profundas (B). Por tanto, aplicando la
tabla corresponde encuadrar el caso en un grupo III, o sea,
quemadura grave.
Pronóstico vital

Se basa en la extensión que ocupa la quemadura en la su-


perficie corporal, y la profundidad de cada lesión, agregándose Pronóstico secuelar
los factores que puedan aumentar el riesgo, como la edad, el
estado clínico previo y la presencia o no de lesiones concomi-
tantes. Para determinar este pronóstico se recurre a la valoración
Combinando la profundidad y la extensión se puede dife- conjunta de la profundidad y la localización de la lesión en
renciar a las quemaduras en leves, moderadas, graves y críti- estudio.
cas (tabla 20-2). Los pacientes menores de 12 años, mayores Para el diagnóstico de profundidad se emplea la clasifica-
de 60, o con patología concomitante, deben ser encuadrados ción ya expuesta. Las quemaduras tipo A por lo general no
en el grupo inmediato superior. dejan secuelas; las del tipo AB (intermedias), cuando evolu-
cionan espontáneamente hacia la curación (ÁB-A), dejan se-
cuelas que varían desde discromías hasta cicatrices hiper-
tróficas.
Tabla 20-2. Pronóstico vital según la profundidad En las quemaduras tipo B, si el injerto se efectúa adecua-
y la extensión de las quemaduras
(pacientes de 12 a 60 años de edad) damente, las únicas secuelas que pueden quedar son las de la
operación (fig. 20-7), pero cuando el injerto no se realiza en el
Profundidad Grupo l Grupo II Grupo III Grupo IV momento oportuno o la técnica es deficiente, se originan re-
de la lesión (leves) (moderadas) (graves) (críticas) tracciones cicatrizales que conducen a deformidades alarman-
tes (fig. 20-8).
TIPO A Hasta 10 % 11 % a 30 % 31 % a 60 % Más del 60 % Para el estudio de la localización se dividen las regiones
Superficiales del área corporal en dos grandes grupos, según la importancia
funcional y/o estética de cada una de ellas, designándolas con
TIPO AB Hasta 5 % 6 % a 15 % 16 % a 40 % Más del 40 % los nombres de áreas de localización especial y general.
Intermedias Las locaüzaciones especiales comprenden las siguientes
TIPO B Hasta 1 % 2 % a 5 % 6 % a 20 % Más del 20 % zonas; cráneo, cara, cuello, nuca, hombros, axilas, pliegues
Profundas del codo, codo, palma de la mano y dedos, dorso de manos y
dedos, genitales, perineo, región inguinal, rodilla, hueco po-
plíteo, región aquiliana, dorso y planta de los pies (fig. 20-9).
Las locaüzaciones generales son las zonas restantes en las
El valor hallado en la tabla puede expresarse en un que- cuales las posibilidades de una secuela funcional son meno-
brado cuyo numerador es el porcentaje que corresponde a la res: tórax, abdomen, espalda, nalgas, brazos, antebrazos, mus-
extensión total de la quemadura, y el denominador, las letras los y piernas.
que identifican la profundidad, seguidas por la extensión que Si se combinan localización y profundidad pueden califi-
les corresponden. Un ejemplo aclarará estos conceptos: carse también las quemaduras de localización especial, como
40 leves, moderadas, graves o críticas, según que no dejen se-
el código = III, significa que se trata de una que- cuelas (leves), o que éstas sean mínimas (moderadas) o im-
A:30; B:10 portantes (graves), o que quede una mutilación (críticas).

Fig. 20-7, A, quemadura de tipo B en axila, miembro superior y tórax; B, el mismo paciente después del injerto.

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20. QUEMADURAS 241

Además de ser el foco de activación de los mediadores


inflamatorios, las lesiones cutáneas permiten la entrada y re-
producción de gérmenes, con la consiguiente posibilidad de
sepsis sistémica. De hecho, ésta es actualmente la principal
causa de muerte por quemaduras. La sepsis, a punto de partida
de las lesiones cutáneas, tiene efectos especialmente devasta-
dores. Esto se atribuye a que durante la respuesta inflamatoria
inicial (primer golpe), el sistema inmunitario inespecífico
(macrófagos y neutrófilos) se carga, aumentado su capacidad
de respuesta (Demling RH, 1994). La infección secundaria
(segundo golpe), descarga una nueva y aún más poderosa in-
flamación autodestructiva que lleva rápidamente a la falla
múltiple de órganos y sistemas. Por otra parte, el paciente que-
mado sufre un déficit significativo en el sistema inmunitario
específico, en gran parte debido al hipercatabolismo proteico
secundario a la respuesta hipermetabólica temprana.

Fig. 20-8. Secuela de una quemadura de cuello, tórax y axilas. Tratamiento

En primer lugar deben definirse los criterios de internación


Fisiopaíología para un paciente quemado. Las quemaduras leves deben ser
tratadas en forma ambulatoria mediante curaciones locales.
La quemadura grave es el arquetipo de injuria capaz de Las quemaduras moderadas deben ser internadas cuando se
desarrollar una respuesta inflamatoria autodestructiva. Las le- trata de neonatos, infantes o ancianos, cuando asientan sobre
siones por quemadura combinan la pérdida masiva de líqui- áreas funcionales o en ambos miembros, y en circunstancias
dos y electrólitos con la activación local brusca de múltiples especiales como el embarazo. Todos los pacientes con quema-
mediadores inflamatorios (citoquinas, prostaglandinas, leuco- duras graves o críticas deben ser internados en centros de alta
trienos, óxido nítrico). Estos mediadores son producidos por complejidad donde puedan ser asistidos por un equipo
macrófagos, neutrófilos, plaquetas y células endoteliales. Cuan- multidisciplinario de experiencia.
do la injuria es grave, pasan al nivel sanguíneo, donde actúan
sobre células proinflamatorias circulantes o fijas en tejidos y
órganos sistémicos. Como consecuencia de esta actividad Medidas generales
inflamatoria descontrolada, se produce filtración capilar difu-
sa y coagulación iritravascular diseminada. Ambas pueden ser En las quemaduras graves, las medidas terapéuticas gene-
causa de disfunciones orgánicas múltiples y eventualmente de rales son en gran parte similares a las que se emplean en cual-
falla multiorgáníca (ver capítulo 1). quier enfermo crítico internado en un área de cuidados inten-
Los órganos más comúnmente afectados son el riñon y el sivos. Incluyen la analgesia y sedación, reposición hidroelec-
pulmón. Este último es especialmente susceptible si además trolítica, prevención y tratamiento de las disfunciones o fallas
existen lesiones por inhalación de gases tóxicos y combustión orgánicas, soporte nutricional adecuado y administración ra-
incompleta. También es de importancia la pérdida de la inte- cional de antibióticos.
gridad de la mucosa intestinal (falla intestinal), debido a que
ha sido reconocida como causa de endotoxemia y traslocación
bacteriana. -• Reposición hidroelectrolítica
* !> Debido a las cuantiosas pérdidas, la resucitación del que-
mado grave requiere medidas especiales para la reposición
hidroelectrolítica. El tratamiento adecuado de la grave hipovo-
lemia es esencial para prevenir el shock y la injuria orgánica.
La reposición hidroelectrolítica se realiza habitualmente
siguiendo regímenes de administración basados en la exten-
sión de las quemaduras con respecto a la superficie corporal.
Para calcular ésta se emplean las tablas de Dubois para adul-
tos y niños (fig. 20-10), y se unen con una recta la estatura y el
peso que corresponden al paciente. El punto de corte de esta
recta en la escala promedio brinda la superficie corporal.
Localízación Fórmulas de primer día. Fórmula de Brooke modifica-
de las da. Consiste en administrar 3 ml de solución de Ringer lactato
quemaduras por porcentaje de superficie quemada y por kg de peso corpo-
que pueden dejar ral. Es de notar que en quemaduras extensas, el volumen así
secuelas funcionales calculado no debe exceder el 15 % del peso corporal.
Fórmula de Galveston. Esta fórmula también puede ser
utilizada en niños. Consiste en administrar 5000 ml de Ringer
Fig. 20-9. Localizaciones especiales. lactato por m2 de superficie corporal quemada (pérdida por

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242 SECCIÓN II. TRAUMA

Fig. 20-10. Tablas de Duboís para el cálculo de la superficie corporal.

quemaduras), más 2000 ml de solución de Ringer lactato por siste en la administración de oxígeno al 100 % mediante más-
m2 de superficie corporal total (pérdidas básicas). cara o por intubación.
Tanto en la fórmula de Brooke como en la de Galveston, la En caso de sospecharse una lesión de vías aéreas por gases
mitad del volumen calculado debe ser administrada en las pri- irritantes, debe realizarse una laringoscopia de inmediato. Si
meras 8 horas de evolución (no de internación) y la otra mitad existe lesión se intubará rápidamente al paciente para prevenir
en las siguientes 16 horas. (done by 007) la asfixia por edema de glotis. En lo posible debe evitarse la
Fórmulas de segundo día. En la fórmula de Brooke se traqueostomía.
debe administrar la mitad del volumen de Ringer lactato cal-
culado para el primer día. Se debe agregar plasma o coloides
(0,3 a 0,5 ml por kg de peso) y dextrosa al 5 % en cantidad Medidas locales
suficiente para mantener una diuresis horaria de 50 ml.
En la fórmula de Galveston se debe proporcionar la mitad En la actualidad se recomienda que el tratamiento local de
del volumen administrado el primer día, manteniendo la mis- las quemaduras sea temprano y agresivo. El objetivo es elimi-
ma cantidad para las pérdidas básicas. nar los tejidos necróticos durante el transcurso de la primera
semana y reemplazarlos por injertos. Esta técnica, llamada de
escisión tangencial (Janzekovic Z, 1970), disminuye la acti-
Terapia respiratoria vación inflamatoria local, y por ende, favorece la desactivación
de la respuesta inflamatoria sistémica. Por otra parte, los teji-
También presenta aspectos particulares en caso de intoxica- dos muertos abren la puerta de la infección ya que representan
ción por monóxido de carbono o lesión de las vías aéreas por un medio excelente para la reproducción microbiana.
gases irritantes. El diagnóstico de intoxicación por monóxido Curaciones. Todas las curaciones deben realizarse en un
de carbono se basa en la presencia de cefalea, rubicundez, ex- ambiente aséptico (quirófano). Existen tres tipos de curación:
citación, vómitos y eventualmente coma. El tratamiento con- expuesta, oclusiva y mixta (tabla 20-3).

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20. QUEMADURAS 243
(007)
Tabla 20-3. Técnica de las curaciones locales
expuestas, oclusivas y mixtas

Expuestas
1. Colocación del paciente sobre sábanas estériles
2. Lavado con povidona yodada o derivados de amonio cuaternario
3. Eliminación de flictenas y restos epidérmicos, rasurado de áreas
quemadas y áreas vecinas (margen 10 cm)
4. Secado con gasa estéril y cambio de sábanas
5. Aplicación de sulfadiazina argéntica o povidona yodada
6. Mantener el ambiente a 33° C
7. Remover la cura dos veces por día

Oclusivas
Puntos 1 a 4, igual que en la curación expuesta Fig. 20-11. Escarotomías.
5. Aplicación de apositos con sulfadiazina argéntica, apositos grasos
o con nitrofurazona
6. Colocación de apositos algodonosos y vendaje común o elástico, los bordes externo e interno de los miembros y en los bordes
de espesor no menor a 5 cm laterales del tórax (fig. 20-11).
7. Remover la cura oclusiva a los 3 o 4 días como máximo, o antes Injertos. Para reemplazar la piel destruida se utilizan
si el vendaje aparece húmedo o corrido homoinjertos (piel humana conservada en bancos) o hetero-
injertos (piel porcina) u otros sustitutos. Sin embargo, la repo-
Mixtas sición cutánea definitiva se logra con autoinjertos. Cuando en
1 Mantener la cara expuesta sin tópicos o con cura húmeda me- quemaduras extensas la zona dadora no fuera suficiente para
diante máscara de gasa embebida en solución salina, a renovar proveer los autoinjertos, puede recurrirse a la piel cultivada en
cada 2 horas el laboratorio (Benaim F. 1991).
2. Mantener las manos ocluidas y elevadas para drenaje postural,
con férula o vendaje en posición de función
BIBLIOGRAFÍA
Benaim F: Avances y nuevos horizontes en el tratamiento de las que-
La curación expuesta está indicada en el paciente que va a maduras. Rev. Arg. Quem. 6: 13-17, 1991.
permanecer en una sala aislada, y que no será trasladado. La Benaim F: Clasificación de las quemaduras por su profundidad. Ne-
oclusiva debe emplearse cuando el paciente será internado en cesidad de unificar el criterio para su designación. Rev. Arg.
una sala general o trasladado a otro centro. La curación mixta Quem. 6: 24-26, 1991.
Demling RH, Lallonde C, Ikegami K.: Physiologic support of the
está indicada en pacientes con quemaduras múltiples y en zo- septic patient. Surg. Clin. North Am.. 74: 637-659, 1994.
nas especiales. Janzekovic Z: A new concept in the early excisión and inmediate
Escarotomía. Es una incisión longitudinal descompresiva grafting of burns. J. Trauma, 10: 1103-1108, 1970.
que se utiliza en escaras constrictivas que rodean completa- Pulaske EJ and Tennisson CN: Treatment of burns. W. Saunders &
mente un miembro o el tórax. Esta incisión debe hacerse en Co. Philadelphia, 1975, p. 9 (citado por Artz y Reiss).

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SECCIÓN III. CABEZA Y CUELLO

Tiroides y paratiroides

Manuel R. Montesinos mo, inerva a los restantes músculos intrínsecos de la laringe.


En un 0,5 % de los casos presenta del lado derecho un trayec-
Embriología. La glándula tiroides se origina a partir del to no recurrente y se dirige en forma directa desde el neumogás-
esbozo tiroideo. Este aparece como una proliferación celular trico a la laringe.
endodérmica en la línea media de la cara ventral de la faringe, El drenaje linfático se realiza lateralmente a los ganglios
en el lugar que se llamará agujero ciego, durante la tercera yugulares medios y bajos, y hacia abajo a los pretraqueales,
semana de la vida intrauterina. El esbozo tiroideo desciende recurrenciales y mediastínicos superiores.
en la región anterior del cuello como un divertículo bilobulado Las glándulas paratiroides son 4 en el 80 % de las perso-
hasta su posición definitiva por delante de la laringe hacia la nas, dos superiores y dos inferiores; en el 13 % existen cinco y
séptima semana. en el 6 % sólo tres. Su tamaño normal es de 5 X 3 X 1 mm, pero
La tiroides permanece unida al agujero ciego a través del oscila entre 12 x 2x 1 hasta 2 x 2 x 1. Su peso promedio es de
conducto tirogloso, cuyo extremo distal origina el lóbulo pira- 35 a 40 mg, aunque puede variar entre 10 y 78 mg. Tienen un
midal de la glándula. Normalmente, el conducto tirogloso se
atrofia y desaparece entre la octava y la décima semana. Las
paratiroides se originan como una proliferación del endodermo
de la tercera y cuarta bolsa faríngea. La tercera bolsa da ori-
gen a las paratiroides inferiores y al timo; esto explica la even-
tual presencia de las paratiroides en el mediastino anterior, ya
que acompañan al timo en su descenso. La cuarta bolsa origi-
na tanto las paratiroides superiores como las células parafoli-
culares de la tiroides, secretoras de calcitonina; a partir de es-
tas células se produce el carcinoma medular. Ello explica la
asociación entre patología paratiroidea y ese tumor en algu-
nos síndromes.
Anatomía. La tiroides es una glándula endocrina situada
por delante y a los costados de los primeros anillos traqueales.
Normalmente, pesa alrededor de 20 g. Está formada por dos
lóbulos laterales unidos por un istmo central, del cual surge en
el 80 % de los casos una prolongación ascendente, llamada
lóbulo piramidal o pirámide, generalmente desviada hacia la
izquierda, que representa el remanente del conducto tirogloso.
Por delante, la tiroides se relaciona con los músculos infrahioi-
deos y hacia los costados con el paquete vasculonervioso del
cuello. La firme adherencia de la tiroides a la tráquea es la que
produce el ascenso de la glándula durante la deglución.
La irrigación proviene de las arterias tiroideas superior e
inferior. La arteria tiroidea superior es la primera rama de la
carótida externa y entra en la glándula por el extremo superior
de cada uno de los lóbulos, dividiéndose en tres ramas. Entre
estas ramas suele transcurrir el nervio laríngeo externo, rama
del laríngeo superior, que va a inervar el músculo cricotiroideo.
La arteria tiroidea inferior es rama de la subclavia. Luego de
ascender desde la base del cuello, se dirige en forma horizon-
tal hasta el tercio medio de la cara lateral del lóbulo tiroideo.
En esta porción es cruzada por el nervio laríngeo inferior o
recurrente, ya sea por delante o por detrás. Este nervio se diri- Fig. 21-1. Relaciones de la cara posterior del lóbulo tiroideo: 1, vasos
ge de afuera a adentro y de abajo hacia arriba a los lados de la tiroideos superiores; 2, músculo cricotiroideo; 3, esófago cervical; 4, tráquea;
tráquea hasta penetrar en la laringe por el borde inferior del 5, nervio laríngeo inferior o recurrente; 6, paratiroides superior; 7, arteria
músculo cricotiroideo (fig. 21-1). Con excepción de este últi- tiroidea inferior; 8, paratiroides inferior; 9, lóbulo tiroideo.

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•Él

>1 TIROIDES Y PARATIROIDES 245

color castaño claro u ocre, similar al de una hoja seca. Las salvo en aquellos raros casos en los que existe deficiencia con-
superiores se hallan generalmente alrededor del punto en el génita de hormona tiroidea (bocio hipotiroideo disenzimático).
que el recurrente cruza a la arteria tiroidea inferior; las infe- Radiología. La radiografía simple de cuello no es de utili-
riores se sitúan en la región ventral del polo inferior o aun un dad para el diagnóstico; sirve sólo para objetivar la desviación
poco más abajo en relación con el timo. Existe, sin embargo, de la tráquea y la eventual extensión al mediastino.
un gran variación en la ubicación de estas glándulas, que pue- Centellograma. Los isótopos más usados son el "Te y el
131
den encontrarse entre la bifurcación carotídea y el mediastino. I. Ambos son captados por la glándula, pero solamente el
13I
I es incorporado a la hormona tiroidea. Según el grado de
captación, los nodulos se clasifican en calientes (hiper-
ANOMALÍAS DEL DESARROLLO captantes, en general con inhibición del resto de la glándula),
tibios (captación similar al resto del parénquima) y fríos (au-
Las dos alteraciones del desarrollo más frecuentes son el sencia de captación) (fig. 21-2). Desde el punto de vista prác-
tejido tiroideo ectópico y el quiste tirogloso. tico, los nodulos tibios y fríos se incluyen en la misma catego-
Si bien el tejido tiroideo ectópico puede ubicarse en cual- ría, ya que el nodulo tibio en general es un nodulo frío con
quier punto en el trayecto de descenso de la glándula, la loca- suficiente parénquima sano por delante y por detrás. El
lización más frecuente es en la base de la lengua y da origen a centellograma con 99Tc es más barato, pero no es un estudio
la tiroides lingual. Se presenta como una masa submucosa, funcional, mientras que con 131I permite realizar una curva de
indolora y asintomática, o como una formación de crecimien- captación simultáneamente. Sin embargo, ninguno de estos dos
to progresivo, con dolor, disfagia, disfonía y/o hipertiroidismo. isótopos permite diferenciar claramente entre lesión benigna
La ecografía muestra su estructura sólida. El centellograma y maligna, ya que la frecuencia de un carcinoma en un nodulo
con 131I o con 99Tc confirma su origen tiroideo, y sirve además frío es del 16 %, en el tibio del 9 % y en el caliente del 4 %. El
para demostrar ausencia de tiroides eutópica, lo cual ocurre en centellograma con 131I hace posible conocer la existencia de
el 70 % de los casos. La biopsia por punción con aguja fina nodulos calientes hiperfuncionantes autónomos que inhiben
permite evaluar la presencia o no de un carcinoma. El trata- la función del resto de la glándula. Este fenómeno conduciría
miento es quirúrgico y se realiza cuando el paciente presenta a un bocio multinodular hipertiroideo. Además, el centellogra-
síntomas compresivos o se sospecha una neoplasia. La tiroides ma descubre el bocio cervicotorácico en aquellos casos en que
lingual tiene el mismo riesgo de generar un carcinoma que la tiene captación del trazador.
tiroides normal. Ecografía. Es un estudio no invasivo, económico, accesi-
El quiste tirogloso es tratado en el capítulo 23. ble, que no requiere preparación previa, y que puede repetirse
cuantas veces sea necesario. Permite descubrir nodulos de hasta
1 mm de diámetro y efectuar mediciones precisas (fig. 21-3).
BOCIO NODULAR EUTIROIDEO Lamentablemente, no existe un patrón ecográfico que per-
mita diferenciar claramente entre nodulos benignos y malig-
Definición. Se entiende por bocio el aumento de tamaño nos. Ofrece, sin embargo, mucha utilidad en otras circunstan-
de la glándula tiroides, lo cual implica un peso mayor de 30 g. cias: 1) descubre nodulos no palpables, además del nodulo
El bocio nodular o multinodular eutiroideo (también llamado palpable, por lo cual orienta el diagnóstico hacia un bocio
adenomatoso no tóxico) es una entidad benigna, de etiología
desconocida, que se caracteriza por el aumento del tejido
tiroideo en forma de uno o múltiples nodulos, sin que exista
exceso de secreción hormonal.
Epidemiología. Ocurre con mayor frecuencia en mujeres.
Puede ser esporádico, familiar o endémico por deficiencia de
yodo en la dieta (raro en la actualidad).
Eíiopatogenia. Se cree que se origina por una estimulación
prolongada de TSH, debida a una insuficiencia relativa de hor-
mona tiroidea, si bien esta teoría no ha sido aún confirmada.
Fisiopatología. El estímulo de TSH produciría la hiper-
plasia del epitelio folicular, con la formación de quistes de
contenido coloide de distinto tamaño, no encapsulados.
Anatomía patológica. Microscópicamente los nodulos
están constituidos por material coloide y epitelio folicular con
distinto grado de hiperplasia, con zonas de fibrosis, necrosis y
hemorragia. No existe separación neta con el parénquima sano,
y generalmente están comprometidos ambos lóbulos. Puede
coexistir con adenomas (folicular o de células de Hürthle).
Diagnóstico. Presentación clínica. Se presenta como una
masa cervical indolora que puede ocasionar molestias estéti-
cas o síntomas compresivos (disfagia, disnea, disfonía) según
su dimensión, ubicación y evolución. Sin embargo, puede al-
canzar gran tamaño sin producir síntomas, debido a su creci-
miento lento y al desplazamiento de las estructuras vecinas.
Cuando penetra y ocupa el mediastino anterior constituye un
bocio cervicotorácico (véase cap. 32). Fig. 21-2. Centellograma tiroideo con 99Tc, que muestra un nodulo frío en
Laboratorio. En general, los pacientes son eutiroideos, el lóbulo derecho que resultó ser un carcinoma papilar.

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246 SECCIÓN III. CABEZA Y CUELLO

del método son mayores del 90 % en gran parte de las series,


muy superiores a los valores de los otros métodos anterior-
mente analizados. La punción permite también evacuar quis-
tes simples, que de no reproducirse, quedan definitivamente
tratados.
El empleo rutinario de la biopsia por punción con aguja
fina en los nodulos tiroideos permite seleccionar mejor los
pacientes que requieren tratamiento quirúrgico: disminuyen a
la mitad los casos operados y aumenta al doble la incidencia
de carcinoma en las piezas resecadas.
Diagnóstico diferencial. La secuencia con la que se indi-
can los estudios enunciados dependerá del cuadro clínico, de
la experiencia de los profesionales actuantes, del costo y de la
accesibilidad.
Desde el punto de vista de un análisis costo/beneficio, en
presencia de un bocio nodular eutiroideo, comenzar el estudio
con la biopsia por punción con aguja fina ofrece claros benefi-
Fig. 21-3. Bocio mulünodular. La ecografía muestra un nodulo sólido (fle- cios. Ante un resultado positivo para células neoplásicas, el
cha curva) y otro quístico (flecha recta). paciente debe ser operado, ya que: 1) el porcentaje de falsos
positivos es mínimo, y 2) los resultados de ninguno de los
otros métodos cambiarán la conducta ni serán superiores a la
multinodular; 2) mide exactamente el nodulo sometido a tra- exploración quirúrgica.
tamiento hormonal y permite su control con mayor precisión Ante un resultado negativo para células neoplásicas, en
que con la palpación; 3) distingue entre lesiones qufsticas y nodulos menores de 2 cm se puede intentar un tratamiento con
sólidas, y si bien las qufsticas son generalmente benignas, el hormona tiroidea a fin de suprimir la TSH durante un lapso
20 % de los carcinomas ocurren en nodulos quísticos; 4) per- prolongado (6 a 12 meses) con mínimo riesgo de dejar sin
mite explorar mejor a los pacientes con cuellos cortos y obe- tratar un carcinoma. Esto conduciría a una disminución y des-
sos, así como también en el seguimiento postoperatorio donde aparición del nodulo si fuera hormonodependiente. Si bien esta
las cicatrices dificultan la interpretación de los hallazgos de la conducta está ampliamente difundida, no se ha comprobado
palpación; 5) junto con la medición de calcitonina en sangre, que sea efectivamente útil. Gharib y colaboradores (1987) de-
es el método de screening en población de alto riesgo: fami- mostraron en un estudio aleatorizado que no existía diferencia
liares de pacientes con carcinoma medular, pacientes tratados en la disminución de los nodulos según fueran tratados con
por feocromocitoma, o pacientes expuestos a radioterapia cer- levotiroxina o con placebo. En cambio, la administración pro-
vical durante la infancia o juventud; y 6) sirve para guiar una longada de hormona tiroidea tendría efectos perjudiciales en
biopsia por punción con aguja fina en aquellos nodulos muy el aparato circulatorio y en el esqueleto. Los nodulos mayores
pequeños, en los cuales no existe certeza de que la punción de 2 cm, en ausencia de contraindicaciones de orden general,
con palpación obtenga material de la lesión. deben ser operados; la presencia de una citología negativa
Biopsia por punción con aguja fina. El principal desafío permite elegir el momento de la cirugía sin urgencia.
diagnóstico del bocio nodular es diferenciarlo de un carcinoma. Las mayores dificultades surgen cuando el resultado de la
A tal fin, a los nodulos dominantes, de reciente aparición o de punción es sospechoso. En tales circunstancias, deben ser eva-
rápido crecimiento, especialmente si son fríos, se les realiza luados los datos clínicos, los factores de riesgo y los resulta-
biopsia por punción con aguja fina. Es un procedimiento sen- dos de otros estudios (dosaje de TSH, centellograma,
cillo, económico y seguro, ya que no presenta complicaciones ecografía). Valores de TSH disminuidos y centellograma que
y puede realizarse en forma ambulatoria. Ofrece información muestre un nodulo caliente permiten mantener una conducta
muy específica sobre las características citológicas del nodulo. expectante, mientras que valores de TSH normales o elevados
La calidad de la información mejora con la experiencia del y centellograma que muestre nodulo frío indican la necesidad
cirujano que efectúa la punción y del citopatólogo que obser- de cirugía. No se debe olvidar que muchas veces la idiosincrasia
va los extendidos. y los temores naturales del paciente hacen que no acepte fácil-
Su limitación más importante está en el diagnóstico del mente como primer estudio un procedimiento como la pun-
carcinoma folicular, ya que la diferencia entre los tumores bien ción que, aunque mínimamente, es invasivo.
diferenciados y el adenoma folicular está dada por la invasión En ocasiones existe una clara indicación quirúrgica por
capsular y/o vascular. Estos hechos no pueden ser apreciados sospecha clínica de carcinoma. Esto puede deberse a caracte-
en preparados citológicos, por lo cual muchas de estas lesio- rísticas propias del nodulo (dureza, fijeza, rápido crecimiento,
nes son informadas como tumores o neoplasias foliculares, adenopatías) o del paciente (sexo masculino, historia familiar,
sin especificar si se trata de un carcinoma o de un adenoma. exposición a radiaciones). En tal circunstancia puede prescin-
Otra fuente Je error puede ocurrir en pacientes con enferme- dirse de la punción, ya que no cambiaría la conducta por se-
dad de Graves o con nodulos calientes, ya que la hipercelula- guir.
ridad y las alteraciones nucleares pueden conducir a un diag- Un algoritmo actualmente sugerido por Woeber (1995) en
nóstico equivocado de malignidad. Un problema especial existe el estudio de un bocio nodular eutiroideo se describe en la fíg.
cuando la muestra resulta insuficiente. La forma de evitarlo es 21-4.
realizar un control microscópico del material inmediatamente Tratamiento. La indicación terapéutica se fundamenta en
después de la punción: si la muestra no es adecuada puede la necesidad de descartar un carcinoma, aliviar síntomas
repetirse el procedimiento en ese mismo momento. compresivos o corregir una deformidad del cuello (razón esté-
A pesar de estos hechos, la sensibilidad y especificidad tica).

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21. TIROIDES Y PARATIROIDES 247

se realiza una tiroidectomía subtotal, pero a menudo debe rea-


lizarse una tiroidectomía total debido al extenso compromiso
de la glándula.
En caso de existir contraindicación quirúrgica por enfer-
Biopsia por punción
con aguja fina
medades asociadas, se indica el tratamiento actínico con 131I.

Adenoma tóxico

Se trata de una variante de la enfermedad de Plummer en


Fig. 21-4. Toma de decisiones en el diagnóstico diferencial del nodulo la cual el foco hiperfuncionante es uno solo. Consiste en un
tiroideo mediante la biopsia por punción con aguja fina. nodulo tiroideo centellográficamente caliente, que después de
una larga evolución de crecimiento lento, se torna hiperfun-
cionante. Esto ocurre, en general, al sobrepasar los 3 cm de
De no existir contraindicación de orden general, el trata- diámetro.
miento es quirúrgico, y consiste en la resección del tejido com- Luego de llevar al paciente al eutiroidismo. se elige entre
prometido. En el bocio nodular esto se logra con una lobectomía el yodo radiactivo en baja dosis y la hemitiroidectomía. Para
tiroidea. En el bocio multinodular, si se encuentra algo de ello se considera la edad, el riesgo quirúrgico y la posibilidad
parénquima sano, se realiza una tiroidectomía subtotal, pero de seguimiento. Debido a que la dosis de mI es difícil de cal-
generalmente la totalidad de la glándula está enferma y es ne- cular y a que se expone al resto del parénquima sano a cierta
cesario efectuar una tiroidectomía total. dosis de radiación, si el riesgo quirúrgico es bajo, se prefiere
La mayoría de los bocios cervicotorácicos pueden extir- la hemitiroidectomía. Los nodulos calientes que no presentan
parse por cervicotomía. Los casos de bocios intratorácicos aún hipertiroidismo pueden ser observados en forma prolon-
primarios (raros) con sospecha de malignidad o recidivados gada. Se indica la cirugía cuando existe tendencia al creci-
pueden requerir una esternotomía. miento y cuando no es posible realizar controles periódicos o
En el postoperatorio el paciente debe recibir hormono- existen fenómenos compresivos o estéticos.
terapia para suprimir la TSH y evitar el desarrollo de nuevos
nodulos en el tejido residual (en casos de tiroidectomía
subtotal), o como terapia sustitutiva (en casos de tiroidectomía BOCIO DIFUSO HIPERTIROIDEO O
total). ENFERMEDAD DE GRAVES

Definición. Esta enfermedad, descripta por Graves en 1835.


BOCIO MULTINODULAR HIPERTIROIDEO O se caracteriza por un aumento difuso de la tiroides, hiper-
ENFERMEDAD DE PLUMMER tiroidismo y exoftalmía. En algunos casos puede existir un
mixedema pretibial circunscripto.
Definición. Se trata de un bocio multinodular de larga data Epidemiología. Tiene una incidencia aproximada de 20
en el que aparecen nodulos hiperfuncíonantes que conducen por 100.000 habitantes. Es más frecuente en el sexo femeni-
al hipertiroidismo. no, con una relación mujer/hombre que oscila entre el 7:1 y el
Epidemiología. Ocurre más frecuentemente en mujeres, 10:1. Ocurre a cualquier edad, pero generalmente aparece en-
por encima de los 50 aflos. tre la tercera y cuarta década de la vida. Existe una tendencia
Etiopatogenia. No se conoce la causa de esta afección, familiar y puede coexistir con otras entidades como la tiroiditis
pero se cree que luego de una estimulación prolongada de TSH, de Hashimoto y la anemia perniciosa.
la glándula se torna autónoma en algún punto y comienza a Etiopatogenia. Su etiología exacta es desconocida, pero
manifestarse el hipertiroidismo. se cree que es autoinmune. Se postula un defecto en la función
Anatomía patológica. Se trata de un bocio multinodular de los linfocitos T supresores. lo cual permitiría la producción
con marcada hipervascularización e hiperplasia del epitelio de una inmunoglobulina G por parte de linfocitos B, que ac-
folicular. tuaría como anticuerpo contra el receptor celular de la TSH, y
Diagnóstico. Presentación clínica. Además del bocio, que activa a la adenilciclasa. estimulando así la secreción de
existen síntomas de hipertiroidismo, aunque son más leves que T3 y T4. De esta manera resulta ineficiente el efecto de retroali-
en la enfermedad de Graves. Predominan los cardiovasculares, mentación negativa de las hormonas tiroideas sobre la hipófisis.
como taquicardia e hipertensión, que responden poco a la ya que su secreción es independiente de la TSH.
medicación cardiológica. No existen alteraciones oculares ni Anatomía patológica. La glándula se encuentra global-
psicológicas. mente aumentada de tamaño, en forma difusa, sin nodulos
Laboratorio. El diagnóstico se confirma con la elevación netos. Microscópicamente corresponde a folículos pequeños.
de hormonas tiroideas y disminución de la TSH. con escaso coloide y una hiperplasia del epitelio folicular.
Centellograma. El estudio con 131I muestra varios focos Coexisten zonas de fibrosis e infiltrado linfocitario. En raras
de captación con inhibición del resto del parénquima. ocasiones se acompaña de carcinoma papilar.
Tratamiento. El tratamiento inicial es con metilmercap- Diagnóstico. Presentación clínica. Los síntomas caracte-
toimidazol hasta alcanzar el eutiroidismo. Una vez consegui- rísticos son nerviosismo, irritabilidad, temblor, intolerancia al
do, debe elegirse un tratamiento definitivo, ya que no existe calor, pérdida de peso con aumento del apetito, sudoración
en esta afección tendencia a la remisión espontánea. excesiva, insomnio, palpitaciones, debilidad muscular, diarrea.
En general se prefiere la cirugía pues se trata de bocios alteraciones menstruales.
multinodulares grandes, con nodulos fríos concomitantes y El examen físico permite encontrar un bocio difuso, de
eventuales molestias compresivas o estéticas. De ser posible hasta cuatro veces el tamaño normal con o sin soplo y frémito

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248 SECCIÓN III. CABEZA Y CUELLO

local, taquicardia, hipertensión sistólica, reflejos hiperactivos, Como desventaja puede mencionarse el riesgo de compli-
piel caliente y húmeda. Las alteraciones oculares son más fre- caciones intraoperatorias y postoperatorias, como hematomas,
cuentes en adultos, y comprenden exoftalmía, generalmente crisis tirotóxicas, lesión recurrencial, hipoparatiroidismo e in-
bilateral, simétrica o asimétrica, retracción del párpado supe- fección de la herida.
rior. quemosis y limitación en la movilidad extraocular. El yodo radiactivo (l31I) se utiliza cada vez con mayor fre-
El diagnóstico diferencial debe establecerse con otras cau- cuencia como tratamiento definitivo, ya que no presenta com-
sas de hipertiroidismo que se detallan en la tabla 21-1, con el plicaciones inmediatas severas y es en general bien tolerado.
feocromocitoma y con la neurosis. En algunos casos puede producir sialoadenitis parotídea
actínica, que es transitoria y se resuelve espontáneamente con
Tabla 21-1. Entidades clínicas que se asocian medicación sintomática. Sin embargo, puede demorarse va-
con hipertiroidismo rios meses hasta alcanzar el eutiroidismo. Obliga a un control
médico periódico estricto porque su acción puede durar varios
Bocio difuso hipertiroídeo o enfermedad de Graves años y conducir a un hipotiroidismo alejado. La única contra-
Bocio multinodular hipertiroideo o enfermedad de Plummer indicación formal es la administración durante el embarazo.
Adenoma tóxico por el riesgo de producir cretinismo en el feto. Por lo tanto, la
Tiroiditis subaguda de De Quervain elección del tratamiento queda a criterio del médico actuante
Tirotoxicosis ficticia (por aporte exógeno)
Adenomas hipofisarios secretores de TSH sobre la base de las consideraciones anteriores.
Coriocarcinoma o mola hidatiforme En general, se reserva la cirugía para los pacientes jóve-
Carcinoma tiroideo funcionante (usualmente metastátsico) nes, menores de 30 años, con bajo riesgo quirúrgico y con
bocios grandes. En ellos es poco probable la remisión con dro-
gas antitiroideas. La dosis de yodo debería ser alta y persisti-
Laboratorio. El diagnóstico se confirma con la elevación ría la tiromegalia, con sus consecuencias estéticas y compre-
de las hormonas tiroideas (T3, T4 y T4 libre) y con valores sivas. Es también de elección en pacientes que por motivos
muy bajos de TSH, sin respuesta a la TSH. económicos, sociales o geográficos no pueden mantener un
Centellograma. El centellograma con 131I muestra la glán- control médico periódico, así como en las mujeres en el se-
dula aumentada de tamaño (en general, sin nodulos) y la curva gundo trimestre del embarazo con escasa respuesta al trata-
de captación presenta valores elevados, sin respuesta a la prue- miento médico. Por último, se prefiere la cirugía ante la pre-
ba de inhibición con T3. sencia concomitante de nodulos sospechosos de neoplasia.
Tratamiento. El primer paso en el tratamiento es revertir Actualmente, se reserva el tratamiento actínico para las
la tirotoxicosis mediante la administración de drogas antitiroi- restantes situaciones clínicas, ya que permite controlar ade-
deas que bloquean la síntesis de hormonas tiroideas. En la cuadamente la hiperfunción tiroidea con un bajo índice de com-
Argentina, la más usada es el metilmercaptoimidazol o metima- plicaciones.
zol, que se comercializa en comprimidos de 5 mg. La dosis Como preparación preoperatoria se administra solución de
inicial oscila entre 30 y 40 mg, según la severidad del cuadro, yoduro de potasio (Lugol), 10 gotas por día, por vía oral, 10
y es regulada según parámetros clínicos (frecuencia cardíaca, días antes de la operación, además de las drogas antitiroideas
peso) hasta alcanzar el eutiroidismo. Esto puede demandar 2 a en dosis adecuadas para mantener el eutiroidismo. El objetivo
3 meses, y se confirma con un nuevo dosaje hormonal. En de la medicación es disminuir la vascularización de la glándu-
otros países se emplea preferentemente el propiltiouracilo. la. Otra droga alternativa es el propranolol, 5 a 7 días antes.
Se mantiene la medicación aproximadamente uno a dos, El principio de la cirugía es extirpar la mayor cantidad de
arios y después se reduce la dosis para comprobar si existió tiroides, preservando algo de tejido funcionante como para no
remisión espontánea, lo cual ocurre en alrededor del 50 % de producir un hipotiroidismo y disminuir las posibilidades de
los casos. Durante este tiempo debe controlarse al enfermo lesionar la irrigación de las glándulas paratiroides. Pueden
con hemograma y hepatograma periódicos, ya que el metimazol dejarse dos remanentes tiroideos, uno a cada lado de la tráquea,
puede producir efectos colaterales que obligan a suspender el de aproximadamente 4 g cada uno, y la operación se denomi-
tratamiento: leucopenia con agranulocitosis, hepatitis tóxica, na tiroidectomía subtotal bilateral. Otra técnica alternativa es
alergia cutánea. Ante la reaparición de los síntomas al dismi- conservar un solo remanente paratraqueal de 8 a 10 g
nuir la dosis o ante la imposibilidad de cumplir el tratamiento (lobectomía total de un lado y subtotal del otro).
médico, ya sea por toxicidad medicamentosa o por razones La cirugía ofrece un control de la enfermedad en el 95 %
económicas, es necesario elegir un tratamiento definitivo: la de los pacientes. El hipotiroidismo alejado oscila entre el 2 y
cirugía o el yodo radiactivo. el 45 % según la magnitud de la tiroides residual y se relacio-
El tratamiento quirúrgico consiste en la tiroidectomía na inversamente con el índice de recidiva, que está entre el 2 y
subtotal (resección de la glándula dejando uno o dos remanen- el 12 %.
tes de tejido paratraqueal). Las ventajas de esta conducta son
varias. En primer lugar, trata el bocio, y esto no es desprecia-
ble en bocios grandes, en mujeres jóvenes con cuello delgado, TIROIDITIS
en quienes la masa cervical representa también un problema
estético. Además revierte la tirotoxicosis en forma inmediata, Tiroiditis aguda supurada
lo cual resulta útil en pacientes con tirotoxicosis severas que
no pueden ser controladas fácilmente con medicación. La ci- Esta rara forma de tiroiditis se asocia con otros procesos
rugía permite obtener material para estudio anatomopatológico; infecciosos en la cabeza y el cuello. El cuadro clínico consiste
esto adquiere importancia ante la presencia concomitante de en signos de flogosis local, con dolor exquisito al palpar la
nodulos, especialmente fríos; la asociación de enfermedad de tiroides, y signos generales de infección. No hay alteraciones
Graves con carcinoma de tiroides es muy baja, pero existe. Por en los estudios de función tiroidea.
último. La cirugía puede realizarse en la mujer embarazada. La ecografía muestra zonas abscedadas o necrosadas. La

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21. TIROIDES Y PARATIROIDES 249

punción-aspiración con aguja fina permite recuperar el ger- bremente diferenciado y/o del carcinoma anaplásico mediante
men causal (generalmente cocos grampositivos). la biopsia por punción con aguja fina o biopsia cilindrica con
El tratamiento se lleva a cabo con antibióticos y, ante la aguja gruesa.
falta de respuesta, se realiza la exploración y el drenaje qui- En ocasiones, produce síntomas compresivos que pueden
rúrgicos. requerir resección de la parte media de la glándula y traqueos-
tomía. Otro tipo de cirugía más extensa no es aconsejable de-
bido a la infiltración de estructuras vecinas. El tratamiento ini-
Tiroiditis subaguda de De Quervain cial consiste en administración de hormona tiroidea y corti-
coides.
Esta afección ocurre con igual frecuencia en hombres y
mujeres, generalmente después de una infección respiratoria
viral. Se manifiesta con dolor en la tiroides, leve aumento de CÁNCER DE TIROIDES
tamaño de la glándula y síntomas de hipertiroidismo leve.
Los estudios de laboratorio muestran aumento de tiroxina Epidemiología. El carcinoma de tiroides representa alre-
plasmática, y el centellograma revela una disminución de la dedor del 1 % de todas las neoplasias y el 90 % de los cánce-
captación de yodo radiactivo. res endocrinos. Sin embargo, causa sólo el 0.2 % de las muer-
Los síntomas se alivian con antiinflamatorios no esteroi- tes por cáncer. Esto es debido a una gran diferencia en el com-
deos, y cuando son intensos pueden administrarse corticoides. portamiento biológico de las distintas variedades de carcinoma
La enfermedad retrograda en menos de un mes sin dejar se- de tiroides.
cuelas. La incidencia del tumor en piezas de tiroidectomía por
patología benigna es del 4 %, mientras que en autopsias se
eleva hasta el 24 %, lo cual sugiere que muchos de estos
Tiroiditis linfocitaria crónica o tiroiditis de Hashimoto carcinomas no tienen relevancia clínica.
Como la mayor parte de la patología tiroidea, el carcinoma
La tiroiditis de Hashimoto es un trastorno más frecuente es más frecuente en la mujer. Sin embargo, la presencia de un
que las otras formas de tiroiditis. Existe una tendencia a mani- nodulo tiroideo único en un varón tiene el triple de posibilidad
festarse en miembros de una misma familia. Aparece general- de ser maligno, ya que en el hombre la frecuencia de patología
mente en mujeres en la edad media de la vida. Se cree que su tiroidea benigna es mucho menor. La exposición de la tiroides
causa es autoinmune, ya que se asocia con títulos elevados de a dosis de 200 a 700 rads durante la infancia o juventud se
anticuerpos antitiroglobulina y antifracción microsomal. El relaciona con un aumento en la incidencia del carcinoma. Re-
trastorno inicial sería una disminución de la síntesis hormonal quiere un tiempo de latencia de 5 a 30 años.
que provocaría un exceso de TSH, lo cual originaría el bocio. Anatomía patológica. Desde el punto de vista anatomopa-
La anatomía patológica muestra grandes áreas de fibrosis, tológico, las neoplasias primarias de la tiroides se clasifican
infiltrado linfocitario con centros germinativos y células epite- en grupos con diferencias clínicas y pronósticas, como se ob-
liales grandes con citoplasma eosinófilo. serva en la tabla 21-2.
Puede haber una etapa inicial muy corta con hiperfunción
glandular, dolor local y adenopatías, pero en la mayoría de los
casos el cuadro clínico consiste en un bocio indoloro, bilate- Tabla 21-2. Clasificación anatomopatológica
ral, simétrico (aunque puede ser unilateral y nodular), con leve de las neoplasias malignas de tiroides
aumento de la consistencia y con superficie irregular. En ge-
Carcinomas diferenciados
neral no produce síntomas de hipotiroidismo o éstos son muy Carcinoma papilar
leves. Existe disminución de la tiroxina, aumento de la TSH y Carcinoma folicular
títulos muy elevados de anticuerpos antitiroideos. Carcinoma de células de Hürthle
El centellograma revela captación irregular del trazador. Carcinoma medular
De existir nodulos dominantes debe realizarse la biopsia por Carcinoma indiferenciado
punción con aguja fina, ya que puede asociarse con un Linfoma
carcinoma, con un linfoma o con patología benigna.
El tratamiento consiste en hormonoterapia supresiva, con
lo cual se consigue mejoría del bocio y corrección de eventua- Carcinoma papilar. Representa del 60 al 70 % de los
les síntomas de hipotiroidismo. La tiroidectomía se indica en carcinomas de la tiroides. Su mayor incidencia es entre la ter-
aquellos casos en los que se sospecha una neoplasia o el bocio cera y la cuarta década de la vida. Se presenta en forma espo-
produce molestias estéticas o compresivas. rádica, si bien se han descripto casos familiares.
Histológicamente se caracteriza por papilas compuestas con
un eje conjuntivo vascular rodeado por células epiteliales
Tiroiditis de Riedel neoplásicas. Presenta cuerpos de psamoma (calcificaciones
concéntricas) y núcleos con cromatina finamente dispersa (nú-
Es una afección poco frecuente, caracterizada por un au- cleos en vidrio esmerilado). Ocasionalmente existe formación
mento de tamaño y de consistencia de la tiroides, que adquiere de folículos: es la variante folicular del carcinoma papilar. Esta
una dureza pétrea. variante tiene un comportamiento y un pronóstico similares a
La etiología es desconocida. Algunos piensan que es una los del carcinoma papilar.
etapa terminal de la tiroiditis de Hashimoto. En general, todo tumor papilar en la tiroides debe ser con-
El cuadro histológico es el de una extensa fibrosis que com- siderado como un carcinoma. La multicentricidad oscila entre
promete toda la glándula y puede extenderse a planos muscu- el 26 y el 85 %. La diseminación es predominantemente por
lares vecinos. Debe diferenciarse del carcinoma folicular po- vía linfática a los ganglios cervicales (cadenas recurrencial y

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250 SECCIÓN III. CABEZA Y CUELLO

yugular. En pocos casos existe extensión local a tejidos veci- vascular e infiltrado linfocitario. En la microscopía electróni-
nos. así como también metástasis (pulmonares y óseas). ca se aprecian granulos neurosecretores. La técnica de la inmu-
Los carcinomas tiroideos que presentan antecedente de nohistoquímica presenta tinción positiva para calcitonina.
exposición a radiaciones ionizantes en la infancia (menos del La multicentricidad es rara en las formas esporádicas, y
10 % del total) son en su mayoría papilares, y no difieren en muy frecuente en las formas familiar o asociada a endocrino-
su comportamiento de otros carcinomas no radioinducidos. patía. La diseminación se produce a los ganglios linfáticos
Si bien el carcinoma papilar es el de menor agresividad de cervicales y mediastínicos superiores, y también por vía hemáti-
todas las neoplasias de la glándula, resulta importante señalar ca al pulmón, hígado o hueso.
que este comportamiento cambia en algunas circunstancias Carcinoma indiferenciado o anaplásico. Comprende el
especiales. Cuando el carcinoma papilar se manifiesta en va- 10 al 15 % de los carcinomas de la tiroides. Ocurre con mayor
rones mayores de 40 años o en mujeres mayores de 50, existe frecuencia después de los 60 años. Generalmente existe el an-
una tendencia mucho mayor a la recidiva local y a la metástasis tecedente de un bocio de larga data. Se ha descripto también
a distancia que por debajo de esas edades. Los pocos casos de su asociación con carcinomas diferenciados. Puede estar com-
pacientes fallecidos por carcinoma papilar corresponden en puesto por células gigantes, fusiformes o mixtos.
su mayoría mayores de 50 años, Presenta un comportamiento muy agresivo, con invasión
Otra particularidad de este tumor es que, a diferencia de precoz de los tejidos vecinos, así como metástasis en los
otras neoplasias, la presencia de metástasis ganglionares cer- ganglios linfáticos y a distancia (pulmón, hueso, sistema ner-
vicales no parece ser un signo de mal pronóstico. Aparente- vioso central).
mente esto se debería a que las metástasis ganglionares son Linfoma. Representa entre el 2 y el 4 % de las neoplasias
más frecuentes en pacientes jóvenes, que son quienes tienen de tiroides. Aparece alrededor de los 55 afíos y hay un leve
una mejor evolución. predominio en mujeres. Histológicamente está compuesto por
Otra variedad poco frecuente es el carcinoma papilar de grupos de células pequeñas, uniformes, que infiltran el tejido
células altas, que presenta mayor agresividad clínica. tiroideo y aun los tejidos vecinos. Puede existir diseminación
Carcinoma folicular. Representa del 15 al 20 % de los a ganglios linfáticos cervicales o aun a otros órganos.
carcinomas de tiroides. Ocurren a una edad algo más avanza- Diagnóstico. Presentación clínica. El carcinoma diferen-
da que los anteriores, con mayor incidencia en la quinta déca- ciado se manifiesta como un bocio nodular eutiroideo, duro,
da de la vida. Se asocia con el bocio endémico. de crecimiento lento. En general, no produce síntomas compre-
Histológicamente, la malignidad se establece por la exis- sivos ni de disfunción hormonal. Puede existir disfonía por
tencia de invasión capsular y/o vascular, y no tanto por la parálisis de una cuerda vocal por invasión del nervio laríngeo
morfología celular. Como consecuencia, es el carcinoma más inferior o recurrente homolateral. También pueden encontrar-
difícil de diagnosticar con una biopsia por punción-aspiración se adenopatías cervicales en la cadena yugular. En raras oca-
con aguja fina. siones, éstas pueden constituir la única manifestación clínica
La multicentricidad es del 15 %. Su diseminación es pre- de la enfermedad, sin nodulo tiroideo palpable.
ferentemente por vía hemática (pulmón, hueso, hígado). Con El carcinoma medular tiene la misma presentación clínica
frecuencia las metástasis captan 131I. También puede presentar local, aunque con mayor frecuencia presenta metástasis
metástasis ganglionares regionales, así como invasión local. ganglionares cervicales. Además, hasta el 30 % refieren dia-
Carcinoma de células de Hurthle. Esta rara neoplasia se rrea acuosa, el 10 % enrojecimiento cutáneo, y en raras opor-
caracteriza por estar constituida por grandes células epiteliales tunidades se acompaña de un síndrome de Cushing por pro-
con citoplasma eosinófilo. La presencia de invasión vascular ducción de ACTH ectópíca.
o capsular confirma la malignidad. Su diseminación es tanto El carcinoma indiferenciado se caracteriza por un bocio
linfática como hemática. Tiene un comportamiento similar al de crecimiento rápido, consistencia duropétrea, con invasión
del carcinoma folicular. precoz de los órganos vecinos y de los ganglios cervicales.
Carcinoma medular. Se origina en las células parafolicu- Son frecuentes los síntomas compresivos como tos, disnea.
lares, secretoras de calcitonina, que provienen de las crestras disfonía, disfagia y dolor, acompañados por deterioro del es-
neurales. Por lo tanto, este tumor integra el grupo de los tumo- tado general.
res APUD (Amine Precursor Uptake and Decarboxilase: cap- Exámenes complementarios. El nivel de hormonas tiroi-
tación y decarboxilación de precursores de aminas). Compren- deas es usualmente normal en pacientes con carcinoma de
de entre el 5 y el 10 % de los carcinomas de tiroides, sin predi- tiroides. Los anticuerpos antitiroideos pueden ser normales o
lección por uno u otro sexo. Puede ser esporádico o vinculado estar elevados, y no permiten diferenciar entre patología be-
con síndromes hereditarios: 1) neoplasia endocrina múltiple nigna y maligna.
tipo II A o síndrome de Sipple, en el que se asocia con feocro- El empleo de los distintos exámenes complementarios
mocitoma e hiperplasia o adenoma paratiroideo; 2) neoplasia (centellograma, ecografía, punción con aguja fina) se discutió
endocrina múltiple II B, en el que se asocia con feocromoci- al tratar el manejo del bocio nodular eutiroideo.
toma. hábito marfanoide y neuromas cutáneos múltiples, y 3) La tiroglobulina es un excelente marcador para la recidiva
síndrome familiar, sin ninguna otra neoplasia endocrina aso- o las metástasis de carcinoma diferenciado en pacientes con
ciada. tiroidectomía total, pero no es de valor para el diagnóstico ini-
Estos síndromes hereditarios están originados en un de- cial. La calcitonina, en cambio, se encuentra elevada en enfer-
fecto del protooncogén RET. La determinación de este gen en mos con carcinoma medular o hiperplasia de células C, o pre-
familiares es importante porque permite descubrir a los porta- senta una elevación exagerada ante pruebas de estímulo con
dores y tratarlos antes que se manifieste la neoplasia, así como calcio o pentagastrina. Desciende después del tratamiento y
descartar del seguimiento a quienes no lo tengan. se eleva ante recidivas o metástasis, por lo cual se la emplea
Histológicamente se observan grupos de células neoplási- como marcador en el seguimiento.
cas poliédricas o fusiformes, separadas por áreas de colágeno Tratamiento. El tratamiento de elección del carcinoma
y amiloide. Tiene birrefringencia al rojo Congo, invasión diferenciado (papilar y folicular) y del carcinoma medular es

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21. TIROIDES Y PARATIROIDES 251

quirúrgico. Existe actualmente controversia sobre cuál debe En el postoperatorio se realiza la ablación actínica del teji-
ser la extensión de esta cirugía, ya que hay quienes postulan la do tiroideo remanente mediante una dosis terapéutica de l31I,
necesidad de extirpar toda la glándula (tiroidectomía total), que generalmente es de 100 mCi. Aun cuando se haya proce-
mientras que otros señalan que es suficiente una resección dido a la tiroidectomía total es posible visualizar en el centello-
menor (tiroidectomía subtotal o hemitiroidectomía). grama captación en restos in situ.
El empleo de la tiroidectomía total tiene los siguientes fun- El seguimiento se cumple con dosaje periódico de tiro-
damentos: 1) el lóbulo contralateral presenta otros focos de globulina en sangre. Su elevación corresponde a una reapari-
tumor (multicentricidad) hasta en el 80 % de los casos; 2) du- ción de la enfermedad. El tratamiento de elección de las
rante el postoperatorio permite detectar metástasis sistémicas recidivas locales es la resección quirúrgica. La aparición de
que capten radioyodo con dosis menores del trazador, al no metástasis ganglionares cervicales tiempo después de la ciru-
existir captación cervical; 3) facilita el seguimiento con dosaje gía tiroidea obliga al vaciamiento radical modificado, unilate-
de tiroglobulina, pues al extirpar toda la glándula no queda ral o bilateral. Las metástasis viscerales pulmonares u óseas)
tejido que la produzca y cualquier elevación de este marcador que capten 13II deben ser tratadas con radioyodo. En caso de
puede ser interpretado como correspondiente a una recidiva o no captar el trazador puede intentarse su resección c la radio-
metástasis; y 4) en centros especializados, no presenta un por- terapia externa.
centaje de complicaciones (hipoparatiroidismo, lesión recurren- En todos los casos los pacientes deben recibir hormona
cial) superior a procedimientos más conservadores. tiroidea con fines supresivos (de la TSH), ya que se ha postu-
La tiroidectomía subtotal consiste en resecar todo el lóbu- lado la dependencia hormonal a la TSH en algunos de estos
lo afectado y la casi totalidad del lóbulo contralateral. La tumores y con fines sustitutivos (en la tiroidectomía total).
hemitiroidectomía o lobectomía implica extirpar sólo el lóbu- En escasas oportunidades, el carcinoma diferenciado in-
lo portador del tumor y el istmo, respetando la totalidad del vade estructuras viscerales del cuello (laringe, tráquea, faringe;.
lóbulo contralateral. La aplicación de estas técnicas en el En ellos está indicada la resección de la mayor cantidad posi-
carcinoma de tiroides se basa en: 1) la multicentricidad ble de tejido, preservando estructuras anatómicas funcionantes.
histológica no tendría tanta significación clínica, ya que las y completar el tratamiento con radioyodo o con radioterapia
recidivas en el lóbulo contralateral son inferiores al 10 %; 2) externa. En casos de enfermedad recidivada en el cuello, cuan-
el tejido remanente puede ser destruido con radioyodo sin com- do ya han sido empleados otros recursos terapéuticos, en pa-
plicaciones; 3) la tiroglobulina, si bien menos sensible que en cientes en buen estado general sin metástasis sistémicas y con
casos de tiroidectomía tota!, conserva su valor de marcador; invasión masiva de los órganos del cuello, estaría justificada
4) en la mayoría de las series existe un menor índice de com- la resección visceral (laringectomía, resección parcial de
plicaciones postoperatorias y 5) Shah y colaboradores (1993) tráquea, faringectomía).
no han demostrado diferencia ni en el porcentaje de recurrencia Con respecto al carcinoma de células de Hurthle, si bien
ni en la sobrevida entre estos procedimientos y la tiroidectomía no existen grandes series publicadas debido a su escasa fre-
total cuando se seleccionan adecuadamente los casos. Por lo cuencia, se acepta que su tratamiento debe ser la tiroidectomía
tanto, la elección de la técnica queda a cargo del cirujano se- total, y en caso de metástasis ganglionares cervicales, se agre-
gún su experiencia y preferencia personal y según las caracte- ga un vaciamiento radical modificado. No capta el yodo
rísticas del enfermo. radiactivo y la tiroglobulina no constituye un marcador útil
Carcinoma diferenciado. Se han definido grupos de bajo para su seguimiento. En caso de recidivas irresecables se indi-
y de alto riesgo sobre la base de características del tumor y del ca radioterapia externa.
paciente. (done by 007) Carcinoma medular. El tratamiento aceptado para este
Según Shah y colaboradores (1993), el grupo de bajo ries- tumor es la tiroidectomía total debido a su mayor agresividad
go está constituido por enfermos menores de 45 años sin y a la posibilidad de bilateralidad (sobre todo en las formas
metástasis a distancia, o enfermos de mayor edad con hereditarias). Como en el carcinoma diferenciado, las metás-
carcinoma papilar intratiroideo o folicular sin invasión capsular tasis ganglionares cervicales deben confirmarse con la biopsia
mayor. En ellos estaría justificado emplear una hemitiroidec- por congelación intraoperatoria y tratarse con un vaciamiento
tomía o una tiroidectomía subtotal, ya que las posibilidades de radical modificado. En casos de tumor bilateral se efectuarán
recidivas son escasas. biopsias de ganglios de ambas cadenas yugulares internas.
El grupo de alto riesgo está formado por pacientes con Moley (1995) destaca la importancia de tener presente la
metástasis a distancia, mayores de 45 años, con carcinoma eventual asociación con feocromocitoma ya que de existir, éste
papilar extratiroideo o carcinoma folicular con invasión debe tratarse primero y luego el carcinoma medular. Un
capsular mayor. En ellos se aconseja una tiroidectomía subtotal feocromocitoma no detectado puede producir durante la anes-
o una tiroidectomía total, siempre que la experiencia del equi- tesia crisis hipertensivas con secuelas graves (infarto de
po quirúrgico asegure un bajo porcentaje de complicaciones. miocardio, accidente cerebrovascular) o aun la muerte.
Con respecto al manejo de los ganglios cervicales, se debe No se justifica la ablación con 131I de eventuales restos ni
confirmar su compromiso mediante biopsia por congelación su empleo durante el seguimiento, ya que las metástasis no
intraoperatoria de uno de ellos. En caso de ser positivo, se captan este trazador.
realiza un vaciamiento cervical modificado, conservando el El dosaje de calcitonina en sangre permite monitorear la
músculo esternocleidomastoideo, la vena yugular interna y el reaparición de la enfermedad. Ante recidivas que no sean
nervio espinal, siempre que no estén invadidos por el tumor. resecables o metástasis a distancia, se puede recurrir a la ra-
El espacio submaxilar no es incluido en el vaciamiento a me- dioterapia externa o a la poliquimioterapia, aunque con po-
nos que se presenten a ese nivel adenopatías palpables. En el bres resultados terapéuticos.
carcinoma diferenciado no se justifica el vaciamiento cervical Carcinoma indiferenciado. Debido a su rápido crecimiento
en ausencia de confirmación de enfermedad ganglionar y alta agresividad, los pacientes portadores de esta neoplasia
(vaciamiento profiláctico), pues no ha demostrado ofrecer una no deben ser operados con intención curativa, ya que no es
mayor sobrevida. posible extirpar la totalidad del tumor.

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252 SECCIÓN III. CABEZA Y CUELLO

En estos casos está indicada la biopsia a fin de confirmar tos de tejido tiroideo a cada lado de la tráquea se llama
el diagnóstico y descartar un linfoma o una tiroiditis de tiroidectomía subtotal bilateral. Es la técnica empleada en el
Hashimoto. Ante la inminencia de la obstrucción de la vía aé- bocio difuso hipertiroideo. Su fundamento es conservar las
rea se realiza traqueostomía. arterias tiroideas inferiores para asegurar la irrigación de las
El empleo de la radioterapia junto con la poliquimioterapia glándulas paratiroides.
permite reducir transitoriamente el tumor y ofrecer algún ali- Finalmente, la resección de toda la glándula es la tiroidecto-
vio. mía total, y se emplea en el tratamiento del carcinoma de
Linfoma. Generalmente requiere una biopsia quirúrgica tiroides o cuando existe patología benigna que compromete a
incisional a fin de tipificar correctamente la lesión y diferen- toda la glándula. Un esquema de las distintas técnicas se mues-
ciarla de otros procesos (carcinoma indiferenciado, tiroiditis tra en la figura 21-5.
de Hashimoto). Su tratamiento de elección es la radioterapia Algunos detalles técnicos son importantes para evitar com-
externa, con o sin poliquimioterapia. plicaciones. Así, durante la ligadura y sección del pedículo
Pronóstico. El pronóstico depende del tipo histológico, superior, se debe evitar lesionar al nervio laríngeo externo,
de la extensión de la enfermedad en el momento del tratamiento rama del laríngeo superior, que a ese nivel transcurre horizon-
y de factores individuales (edad, sexo). talmente. Durante la disección de la cara lateral y posterior
Como demostraron Simpson y colaboradores (1987), los del lóbulo tiroideo deben identificarse ambas glándulas
pacientes tratados por carcinoma diferenciado (papilar y paratiroides y deben ser separadas de la tiroides de adentro
folicular) presentan un excelente pronóstico, con sobrevida hacia afuera preservando el pedículo vascular. Asimismo, el
superior al 90 % a 5 años. Sin embargo, pueden identificarse nervio recurrente debe ser disecado hasta su ingreso en la la-
dos subgrupos, uno de bajo y otro de alto riesgo, según crite- ringe por debajo del músculo cricotiroideo a fin de no
rios enunciados precedentemente en el tratamiento. El subgrupo lesionarlo.
de bajo riesgo comprende alrededor del 90 % de los carcinomas Complicaciones postoperatorias. Además de las compli-
diferenciados, y tiene una mortalidad de sólo el 2 %. La curva caciones posibles en toda cirugía, ya sean locales (infección
de sobrevida se superpone casi exactamente con la de la po- de herida) o generales (tromboembolismo), existen complica-
blación sin tumor. El subgrupo de alto riesgo, en cambio, repre- ciones específicas de la cirugía tiroidea: hemorragia, lesión
senta solamente el 10 % del total de carcinomas diferencia- nerviosa, hipocalcemia y crisis tirotóxica.
dos, pero muestra una mortalidad del 50 %. Las metástasis Hemorragia. La hemorragia del lecho operatorio, ya sea
ganglionares cervicales no son por sí solas un factor de mal venosa o arterial, puede deberse a: una hemostasia intraopera-
pronóstico en estas neoplasias. toria incompleta, aflojamiento de una ligadura o clip, despren-
El carcinoma medular tiene globalmente un 65 % de dimiento de un trombo por el esfuerzo de toser, o un trastorno
sobrevida a 5 años, que disminuye en pacientes con factores en la coagulación. Es más frecuente después de la cirugía del
de mal pronóstico: más de 40 años, sexo masculino, enferme- hipertiroidismo (enfermedad de Graves) debido al aumento
dad palpable y metástasis ganglionares cervicales. Los casos en la vascularización de la glándula. Puede ser inmediata (lue-
que integran el síndrome de neoplasia endocrina múltiple tipo go de la extubación) o diferida (hasta 2 o 3 días después).
IIA tienen mejor pronóstico; los que acompañan al tipo IIB Se manifiesta como un engrasamiento del cuello, equimo-
tienen un pronóstico peor, mientras que los casos esporádicos sis, dificultad respiratoria obstructiva alta, con tiraje y estridor,
se corresponden con un pronóstico intermedio.
El carcinoma de células de Hurthle muestra un comporta-
miento similar al carcinoma folicular con una sobrevida a 5
años de alrededor del 80 %. Son factores de mal pronóstico la
presencia de metástasis a distancia, la invasión local y la exis-
tencia de histogramas aneuploides en el estudio del ADN nu-
clear.
El carcinoma indiferenciado tiene uniformemente una mala
evolución, con un 10 % de sobrevida al año, y sin sobrevida a
los 2 años.
El linfoma tiroideo presenta una sobrevida de alrededor
del 50 % a 5 años con tratamiento combinado de quimioterapia
y radioterapia.
Técnica de la tiroidectomía. La resección parcial o total
de la glándula tiroides se realiza con anestesia general e
intubación orotraqueal. El paciente es colocado en decúbito
dorsal con el cuello en extensión. La incisión cutánea es una
cervicotomía transversa arciforme centrada en la línea media
y siguiendo los pliegues normales de la piel de la zona.
La extirpación de un lóbulo tiroideo se denomina
lobectomía o hemitiroidectomía, y se realiza cuando existe
patología benigna en un solo lóbulo. Algunos autores también
proceden a la lobectomía en el carcinoma diferenciado de bajo
riesgo.
La extirpación del istmo, o istmectomía, se lleva a cabo
cuando existe patología a ese nivel y el resto de la glándula se Fig. 21-5. Tipos de resección de la glándula tiroides (en sombreado laparte
encuentra sana. extirpada): A, lobectomía tiroidea o hemitiroidectomía; B, istmectomía; C,
La extirpación de ambos lóbulos preservando dos fragmen- tiroidectomía subtotal bilateral; D, tiroidectomía total.

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21. TIROIDES Y PARATIROIDES 253

por lo cual se ha denominado a esta situación hematoma detrás del lóbulo tiroideo con una disección mínima. Además,
sofocante. Los síntomas son producidos por la acumulación debe tenerse en cuenta la existencia de nervio laríngeo infe-
de sangre en la celda tiroidea, detrás de los músculos infrahioi- rior no recurrente del lado derecho en alrededor del 1 % de los
deos, que ocasionan compresión venosa con edema laríngeo. casos.
El tubo de drenaje, en caso de haber sido colocado, no es La lesión del nervio laríngeo superior es menos frecuente
efectivo para evacuar un gran volumen de sangre y rápida- y más difícil de reconocer. Generalmente ocurre durante la
mente se ocluye con coágulos. ligadura del pedículo superior de la tiroides. Cuando la afecta-
Si la gravedad del cuadro no permite una mínima espera, da es la rama externa del laríngeo superior, se produce la pará-
se abrirá la herida y drenará el hematoma en la cama. Si los lisis del músculo cricotiroideo. cuya función es tensar la cuer-
síntomas no fueran tan severos, el paciente debe ser traslada- da vocal. Por lo tanto sobreviene un trastorno conocido como
do al quirófano. Bajo anestesia general e intubación endotra- fonastenia. Consiste en la incapacidad de mantener el tono de
queal se abre la herida, se evacúan los coágulos y se realiza la la voz en forma prolongada y de emitir sonidos agudos (esto
hemostasia de los vasos sangrantes. Pueden administrarse ' es especialmente grave en cantantes y locutores). La lesión de
corticoides a fin de disminuir el edema laríngeo. la rama interna, sensitiva, que inerva la mucosa laríngea, pro-
Lesión nerviosa. Durante una tiroidectomía se pueden le- duce anestesia y la consiguiente aspiración. En general, la le-
sionar los nervios laríngeos superior o inferior, en forma uni- sión del laríngeo superior es bien tolerada y no requiere trata-
lateral o bilateral. La injuria puede deberse a la sección, liga- miento.
dura, electrocoagulación, pinzamiento o estiramiento involun- Hipoparatiroidismo. La hipocalcemia por hipcparatiroi-
tario de los nervios, así como a su resección intencional en dismo postoperatorio es debida, en general, a la isquemia de
casos de estar invadidos por un tumor. En general, el riesgo de las glándulas paratiroides por lesión de su pedículo vascular
la lesión es directamente proporcional a la magnitud del pro- durante la disección tiroidea. También puede deberse al trauma-
cedimiento e inversamente proporcional a la experiencia del tismo directo sobre las glándulas (electrocoagulación. com-
cirujano. presión) o, más raramente, a la extirpación inadvertida.
La lesión unilateral del nervio laríngeo inferior o recu- El hipoparatiroidismo ocurre en forma transitoria en el
rrente es la más frecuente, y se manifiesta como disfonía y 20 % y en forma definitiva en el 2 % de las tiroidectomías
eventual disnea de esfuerzo. La laringoscopia permite objetivar totales. Estos porcentajes son menores en cirugías más redu-
una parálisis de la cuerda vocal (cuerda fija en posición cidas, como la tiroidectomía subtotal o la hemitiroidectomía.
paramedíana). Cuando coexiste con edema laríngeo (por La hipocalcemia se manifiesta entre las 24 y las 48 horas
traumatismo durante la intubación), se presenta dificultad res- del postoperatorio como parestesias peribucales y en los de-
piratoria que puede requerir traqueostomía. Después de unos dos de manos y pies, como calambres y, en casos más graves,
pocos días, cuando desaparece el edema laríngeo y el estridor, como tetania.
se permite el cierre del traqueostoma. Se investiga clínicamente buscando el signo de Chvostek.
Si la parálisis es transitoria, se recupera espontáneamente Consiste en percutir el tronco del nervio facial por delante del
entre 3 y 6 meses después de la cirugía. En caso de ser defini- trago y observar la contracción involuntaria de los músculos
tiva, la cuerda contralateral compensa parcialmente el déficit. de la comisura bucal homolateral (existe en el 10 % de las
Al cabo de unos meses la cuerda paralizada se va desplazando personas normales). También se reconoce la hipocalcemia con
hacia la abducción por atrofia de sus fibras musculares. En el signo de Trousseau. Consiste en insuflar un manguito de
estos casos, la inyección submucosa de teflón permite que tensiómetro hasta un valor intermedio entre la tensión arterial
pueda alcanzar la línea media y que la cuerda sana ocluya la máxima y mínima. Al cabo de 2 o 3 minutos, en los pacientes
glotis, mejorando el volumen de la voz. con hipocalcemia, aparece una contractura de los músculos de
La lesión bilateral del laríngeo inferior produce una pará- la mano con extensión de las falanges, llamada espasmo
lisis de ambas cuerdas vocales, las que se colocan en posición carpopedal o en mano de partero. La hipocalcemia se confir-
paramediana (adducción), con la consiguiente obstrucción ma con la medición del calcio en sangre.
respiratoria. Requiere traqueostomía inmediata. Si la lesión es Si los síntomas son leves, se trata con calcio y vitamina D
permanente, luego de unos meses, al desplazarse ambas cuer- por vía oral. Si son importantes, se administra una ampolla de
das vocales hacia la abducción, disminuye la obstrucción res- 10 ml de gluconato de calcio al 10 % por vía endovenosa, en 5
piratoria pero aparecen síntomas de aspiración al no poderse a 10 minutos. A continuación, se indican 5 ampollas de
ocluir la glotis durante la deglución. gluconato de calcio en 450 mi de solución de dextrosa al 5 %,
Es infrecuente la lesión simultánea de ambos laríngeos in- a pasar en 24 horas. Simultáneamente se comienza con la me-
feriores por un cirujano entrenado en cirugía tiroidea. En cam- dicación por vía oral.
bio, lo que ocasionalmente ocurre es que un paciente tenga La mejor forma de evitar esta complicación es reconocer
una lesión unilateral que ha pasado inadvertida después de una las glándulas paratiroides durante la cirugía; es característico
cirugía; al ser reoperado, ya sea para completar la tiroidectomía su color castaño ocre, en hoja seca. Se las debe separar de la
o por recidiva de la patología, se produce una lesión acciden- tiroides preservando su pedículo vascular. A tal fin, se ligan
tal del otro nervio y aparecen entonces síntomas de parálisis las ramas de la arteria tiroidea inferior lo más cerca posible
bilateral. del parénquima tiroideo. En caso de desprenderse accidental-
Es por ello sumamente importante examinar el estado de mente una glándula, se la debe seccionar en fragmentos de
las cuerdas vocales mediante laringoscopia antes de una ciru- menos de 1 mm que se implantan dentro de un músculo veci-
gía tiroidea, y mucho más si el paciente ya ha sido operado. no (generalmente el esternocleidomastoideo).
De esta forma, se lo puede prevenir de las posibles complica- Las hipocalcemias transitorias se normalizan dentro de los
ciones, así como también evitar que la primera lesión sea atri- 3 meses de la cirugía, mientras que las permanentes requieren
buida a la segunda intervención. calcio y vitamina D durante toda la vida.
Actualmente se acepta que la mejor técnica para evitar la Crisis tirotóxicas. La crisis tirotóxica o tormenta tiroidea
lesión del laríngeo inferior es identificarlo en todo su trayecto es una rara complicación de la cirugía del hipertiroidismo. Se

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254 SECCIÓN III. CABEZA Y CUELLO

presenta en pacientes que no han sido adecuadamente paratiroideo normal que corresponde al resto de glándula sana.
medicados para la operación y no se encuentran aún El criterio más importante para confirmar el diagnóstico
eutiroideos. Consiste en una crisis adrenérgica desencadenada reside en observar que las restantes glándulas tengan tamaño
por la agresión quirúrgica en un paciente con un exceso de normal y que la biopsia de una de ellas también sea normal. El
hormona tiroidea circulante. Se manifiesta en el postoperatorio adenoma es la lesión más frecuente en el hiperparatiroidismo
inmediato con taquicardia, hipertensión, hipertermia, primario esporádico.
sudoración, ansiedad y obnubilación. Debe tratarse con Hiperplasia. Macroscópicamente todas las glándulas mues-
propranolol endovenoso, abundante hidratación, corticoides, tran aumento de tamaño, aunque pueda no ser en forma homo-
yoduro de potasio y oxigenoterapia. Esta misma situación pue- génea y simétrica. Microscópicamente también existe aumen-
de darse en un paciente hipertiroideo aún no medicado y que to de las células principales y disminución de la grasa. Por lo
sufre una agresión: traumatismo, infección, etcétera. tanto, para diferenciarla del adenoma debe examinarse más de
Una variante de la crisis tirotóxica de menor intensidad una glándula.
(taquicardia, hipertensión) ocurre en los pacientes hiperti- La hiperplasia es la lesión más frecuente en el hiperparati-
roideos preparados para la cirugía solamente con propranolol, roidismo primario familiar y en el asociado al síndrome de
a quienes no se les mantiene el tratamiento en el postoperatorio neoplasia endocrina múltiple tipos í y IIA, y también se obser-
inmediato. El propranolol, a diferencia del metilmercaptoi- va en todos los casos de hiperparatiroidismo secundario.
midazol, no disminuye la hormona circulante, sino que blo- Carcinoma. De aparición excepcional, el carcinoma se
quea sus efectos periféricos. Luego de la tiroidectomía persis- asocia a calcemias superiores a 14 mg % y a dosajes de hor-
te un exceso de hormona en sangre (ya que su vida media es mona paratiroidea muy elevados. Macroscópicamente es una
de una semana), por lo que debe mantenerse esa medicación masa de mayor tamaño y consistencia que en las patologías
preoperatoria durante los primeros días del postoperatorio. anteriores, con adherencia a otros órganos del cuello, y llega a
ser palpable en el 50 % de los casos. Microscópicamente exis-
te aumento de las mitosis y presencia de áreas de necrosis. El
HIPERPARATIROIDISMO PRIMARIO diagnóstico se confirma por la existencia de invasión vascular
y de tejidos vecinos o de metástasis ganglionares o a distan-
Definición. El hiperparatiroidismo primario es la afección cia.
producida por el exceso de secreción de hormona paratiroidea Diagnóstico. Presentación clínica. El hiperparatiroidismo
a partir de una patología primaria de las glándulas paratiroides. primario puede manifestarse bajo distintos cuadros clínicos,
Epidemiología. El hiperparatiroidismo primario ocurre según el tiempo de evolución y el órgano o los órganos afecta-
entre los 30 y 70 años, y es algo más frecuente en las mujeres. dos.
La incidencia anual en pacientes mayores de 60 años es de 1/ Asintomático. A medida que progresa el conocimiento de
500 en las mujeres y de 1/1000 en los varones. esta enfermedad, aumenta el porcentaje de pacientes en quie-
Fisiopatología. El exceso de hormona paratiroidea aumenta nes se la diagnostica por la determinación de la calcemia, so-
la remodelación ósea, con liberación de calcio al líquido licitada dentro de un grupo de exámenes de control general.
extracelular, y estimula la formación de 1,25-hidroxicolecal- Sin embargo, algunos pacientes considerados asintomáticos
ciferol (vitamina D activada) por parte del riñon, lo cual au- refieren sentirse mejor después del tratamiento del hiperpara-
menta la reabsorción de calcio a nivel intestinal e incrementa tiroidismo. Esto es debido a que ciertos síntomas (astenia, de-
la reabsorción tubular de calcio y la eliminación de fosfato. presión, debilidad, falta de concentración) se instalan lenta-
El hiperparatiroidismo primario se manifiesta en forma mente y no son reconocidos como tales.
esporádica, familiar, o integrando el síndrome de neoplasia Síndrome urinario. El exceso de eliminación de calcio y
endocrina múltiple (NEM) de tipo I o IIA. fósforo en la orina, así como su alcalinización, predisponen a
La forma esporádica comprende el 90 % de los casos. La la precipitación del calcio y a la formación de litiasis. Puede
alteración patológica más frecuente es el adenoma (85 %), tratarse de litiasis asintomática o litiasis bilateral múltiple.
seguida por la hiperplasia (12 %), el adenoma doble (2 %)y el Aproximadamente un 5 % de las litiasis urinarias reconocen
carcinoma (1 %). El hiperparatiroidismo familiar consiste en este origen, por lo cual resulta sumamente importante el estu-
una hiperplasia glandular que se transmite en forma autosómica dio metabólico completo de todos los pacientes con urolitiasis.
dominante. No se asocia con ninguna otra neoplasia endocrina. Puede existir alteración de la función renal aun sin litiasis.
El síndrome NEM I está constituido por gastrinoma o Síndrome esquelético. El exceso de reabsorción de calcio
insulinoma pancreático, hiperplasia paratiroidea y adenoma del hueso produce lesiones que, en su forma avanzada, fueron
hipofisario (en general, prolactinoma). Tiene transmisión descriptas como osteítis fibroquística. Se presenta con dolor
autosómica dominante. óseo, deformidades esqueléticas, aumento del riesgo de frac-
El síndrome NEM IIA comprende: carcinoma medular de turas, incluso fracturas patológicas, y artralgias por depósito
tiroides bilateral, feocromocitoma (en general en ambas de calcio en las articulaciones.
suprarrenales) y en algunos pacientes también hiperplasia Síndrome digestivo. En pacientes con hiperparatiroidismo
paratiroidea. Cuando ésta se manifiesta, lo hace de una mane- primario se ha visto un aumento de la frecuencia de úlcera
ra menos severa que en los casos anteriores. péptica gastroduodenal y de pancreatitis.
Anatomía patológica. Adenoma. Macroscópicamente se Crisis hipercalcémica. Ocurre con calcemias mayores de
presenta como el aumento del tamaño de una sola glándula (o 15 mg %, generalmente acompañadas de cierto grado de insu-
excepcionalmente de dos), de color castaño, de consistencia ficiencia renal. Se manifiesta con anorexia, náuseas, debili-
blanda y de superficie lisa. Microscópicamente existe un au- dad, vómitos y síndrome confusional, y de no ser reconocida
mento homogéneo de las células principales, con marcada dis- y tratada, puede llegar al coma. Su tratamiento consiste en
minución del tejido adiposo, escasas mitosis y ausencia de hidratación con solución salina, furosemida, corticoides y
necrosis. En ocasiones se observa un borde de tejido calcitonina.

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21. TIROIDES Y PARATIROIDES 255

Síndrome psíquico. Se han descripto síntomas psíquicos quirúrgico elevado, puede permitirse una observación perió-
asociados al hiperparatiroidismo primario, como pérdida de la dica estricta y eventual tratamiento médico con estrógenos y
concentración, disminución de la memoria y depresión. difosfonatos.
Laboratorio. La hipercalcemia es el primer paso para for- El tratamiento quirúrgico exige algunos requisitos: 1) debe
mular el diagnóstico. Puede ser leve e intermitente, por lo cual, ser realizado por un cirujano con experiencia en el tema, debi-
en caso de duda, debe repetirse la determinación. El aumento do a las variantes anatómicas y patológicas que pueden exis-
de las proteínas plasmáticas (hemoconcentración, mieloma tir; 2) la exposición debe ser completa y debe intentarse iden-
múltiple) puede elevar el calcio sérico total. La hipoalbumi- tificar todas las glándulas dada la posible existencia de com-
nemia, por el contrario, al disminuir la cantidad de calcio uni- promiso pluriglandular. 5 es necesario contar con una
do a proteínas, puede disimular una hipercalcemia. La medi- hemostasia meticulosa, ya que las glándulas se identifican prin-
ción del calcio iónico es un método más preciso, aunque no cipalmente por su color: y 4) debe disponerse de bastante tiem-
siempre accesible. po, pues en ocasiones es preciso efectuar prolongadas
Si bien el hiperparatiroidismo primario es una de las cau- disecciones buscando glándulas actópicas. La intervención se
sas más comunes de hipercalcemia, deben tenerse en cuenta efectúa con anestesia general. Los pasos iniciales son simila-
otros diagnósticos diferenciales: neoplasias con metástasis res a los de la cirugía tiroidea. Una vez abierto el rafe medio,
óseas, medicamentos (tiazidas, vitamina D, carbonato de cal- se exploran las caras laterales y posteriores de ambos lóbulos
cio), hipercalcemia hipocalciúrica familiar, tirotoxicosis, in- tiroideos. Una síntesis de las conductas por seguí: en cirugía
suficiencia renal crónica, inmovilización prolongada. El cua- paratiroidea se muestra en la tabla 21-3.
dro bioquímico se completa con hipercalciuria, hiperfosfaturia
e hipofosfatemia. En casos de afectación ósea, hay elevación
de la fosfatasa alcalina. Tabla 21-3. Conductas en cirugía paratiroidea
El método de certeza para medir la función paratiroidea es
la determinación de hormona paratiroidea intacta. Una eleva- Hallazgo Diagnóstico Operación
ción de esta hormona junto con hipercalcemia y función renal
Una glándula Adenoma Resección del adenoma y
normal confirman el diagnóstico de hiperparatiroidismo pri- aumentada y único biopsia de una de las otras
mario. tres normales glándulas
Ecografía. Es un método inocuo, barato, accesible, no re-
quiere preparación previa, y en manos experimentadas permi- Dos glándulas Adenoma Resección de ambos adeno-
te ubicar el adenoma en la mayoría de los casos. aumentadas y dos doble mas y biopsia de una de las
Centellograma. El centellograma con talio 201 (201Ta) y normales restantes
sustracción de la imagen tiroidea con 99mTc también ha mos-
trado altos porcentajes de éxito. Recientemente se comenzó a Hiperplasia Paratiroidectomía subtotal
asimétrica
emplear el centellograma con Sesta MIBI l31I con altos índi-
ces de especificidad. Cuatro glándulas Hiperplasia Paratiroidectomía subtotal
Ninguno de estos métodos tiene mayor precisión que la aumentadas
exploración quirúrgica por un cirujano entrenado en esta pa-
tología, por lo cual en algunos centros no se realizan estudios Tumor firme, adherido Carcinoma Resección radical
de localización preoperatoria. Si se decide llevar a cabo algún a planos vecinos
estudio a fin de localizar el adenoma, abreviar el tiempo
operatorio y disminuir la disección, debe elegirse alguno de
los métodos no invasivos: ecografia y/o centellograma con
MIBI. La negatividad de estos estudios no invalida la cirugía, Cuando se encuentra una glándula aumentada de tamaño \
y su positividad puede deberse a nodulos tiroideos o adeno- las restantes son de tamaño normal, se interpreta el cuadro
patías. como un adenoma único y se lo reseca. Puede realizarse la
Si luego de una completa exploración quirúrgica no se biopsia incisional de una de las otras glándulas para confirmar
encuentra el adenoma, están indicados los métodos de locali- con congelación intraoperatoria que no se trata de una
zación no invasivos: (ecografía, centellograma, tomografía hiperplasia asimétrica.
computada, resonancia nuclear magnética), y de ser éstos ne- Cuando se encuentran todas las glándulas aumentadas de
gativos, se deben emplear técnicas invasivas, como la tamaño, se interpreta la situación como una hiperplasia difu-
arteriografía selectiva, convencional o por sustracción digital sa. Deben extirparse inicialmente las dos glándulas de mayor
o el dosaje de hormona paratiroidea en distintos niveles de las tamaño. Si la biopsia intraoperatoria confirma la hiperplasia.
venas yugulares. se reseca la mitad de cada una de las dos glándulas restantes.
Tratamiento. El tratamiento definitivo del hiperparatiroi- Al cabo de unos minutos, se observa cuál de los restos glandu-
dismo primario es quirúrgico y está indicado en todos aque- lares conserva mejor irrigación, y se extirpa la otra. De esta
llos pacientes sintomáticos, ya sea con enfermedad ósea, litiasis manera se extirpan en total tres glándulas y media, lo cual se
urinaria, disminución de la función renal, crisis hipercalcémi- denomina paratiroidectomía subtotal.
cas, úlcera péptica o trastornos psiquiátricos. La existencia de dos adenomas es infrecuente (2 a 4 %),
En los pacientes asintomáticos o ligeramente sintomáticos pero debe tenerse en cuenta en el diagnóstico diferencial de
existe cierta controversia, tal como lo expresa Strewler (1995) hiperplasia.
en su revisión del tema. En general, se recomienda la cirugía, Un cirujano entrenado en cirugía paratiroidea puede iden-
ya que se estima que más del 30 % deberán ser operados en tificar visualmente las glándulas paratiroides por su forma,
los siguientes 10 años del diagnóstico, debido al desarrollo de color y ubicación. Sin embargo, en ocasiones resulta difícil
complicaciones. En los pacientes mayores de 60 años, con diferenciarlas de tejido adiposo, ganglios linfáticos o irregu-
calcemia inferior a 11,5 mg %. asintomáticos. y con riesgo laridades de !a tiroides. Por lo tanto, siempre conviene reali-

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256 SECCIÓN III. CABEZA Y CUELLO

zar biopsia por congelación intraoperatoria del tejido reseca- de la absorción intestinal de calcio e hipocalcemia, hiperfos-
do, no sólo para confirmar el diagnóstico (adenoma, hiperplasia fatemia, y déficit en la depuración de hormona paratiroidea.
o carcinoma), sino también para asegurar que el tejido extraí- Anatomía patológica. Casi todos los pacientes con insu-
do es paratiroideo. ficiencia renal crónica presentan cierto grado de hiperplasia
Cuando el hallazgo es sugestivo de un carcinoma, se extir- paratiroidea. En ellos la prevalencia de hiperparatiroidismo
pa la totalidad de la lesión y estructuras adyacentes invadidas secundario es cercana al 70 %. La hiperplasia afecta a las cua-
(músculos pretiroideos, lóbulo tiroideo homolateral). Ante la tro glándulas, generalmente en forma simétrica, las cuales
presencia de metástasis (10 al 30 %) debe realizarse un pueden alcanzar hasta 3 cm de diámetro cada una.
vaciamiento del cuello. Diagnóstico. Presentación clínica. La disminución de la
Si durante la exploración no se encuentra el adenoma en la vitamina D y el aumento de la hormona paratiroidea producen
ubicación habitual de las paratiroides, se exploran el mediastino una excesiva reabsorción y pobre mineralización del hueso,
superior (resecando parte del timo), los espacios retrofaringo- situación conocida como osteítis fibroquística. El cuadro clí-
esofágico y retrolaringotraqueal, y se abren las vainas caro- nico está caracterizado por dolor óseo, deformidades esqueléti-
tídeas. Si aún así no apareciera, puede realizarse la lobectomía cas (cifosis, escoliosis) y, en su forma avanzada, fracturas
tiroidea del lado en el que no se encuentra la glándula debido patológicas. También pueden existir calcificaciones en partes
a la existencia (aunque rara) de paratiroides intratiroidea. Si blandas, prurito intratable, calcifilaxis, debilidad muscular y
resultara negativa una exploración cervical amplia y minucio- en algunos casos inclusive hipercalcemia.
sa, conviene dar por terminada la operación y reevaluar al pa- Radiología. Las radiografías del esqueleto muestran
ciente. reabsorción subperióstica en falanges, pelvis, clavículas, cos-
Resultados. En los casos de hiperparatiroidismo primario tillas, fémur, mandíbula y cráneo.
por adenoma, su resección ofrece una curación superior al Tratamiento. El tratamiento médico consiste en mante-
97 %. un índice de recurrencia del 1 % y de hipoparatiroidismo ner los niveles de calcio y fósforo dentro de límites normales,
del 0,5 %. En cambio, cuando el hiperparatiroidismo primario así como inhibir la actividad de la hormona paratiroidea: 1) se
fue debido a una hiperplasia pluriglandular, la recurrencia os- restringen los fosfatos de la dieta y se administran quejantes,
cila entre el 8 y el 30 % y el hipoparatiroidismo entre el 3 y el como el carbonato de calcio; 2) se mantiene una ingesta oral
4 %. Los pacientes tratados por carcinoma de paratiroides tie- de calcio superior a 1,5 g diario; 3) se administra vitamina D
nen una sobrevida global a 5 años del 30 al 50 %. activada (1,25 dihidroxicolecalciferol), ya sea por vía oral o
endovenosa (posdiálisis); y 4) se trata la acidosis metabólica
con bicarbonato de calcio. Estas medidas, sobre todo si se ins-
talan tempranamente, permiten manejar en forma conserva-
Hiperparatiroidismo primario persistente dora a más del 95 % de los pacientes.
o recurrente Como señalan Packman y Demeure (1995), está indicado
el tratamiento quirúrgico en aquellos pacientes en quienes, a
Es persistente aquel hiperparatiroidismo que continúa des- pesar de un correcto tratamiento médico, presentan dolor óseo
pués de una primera intervención y recurrente aquel que so- o articular intenso, fracturas patológicas, prurito intratable,
breviene después de más de 6 meses. En ambos casos debe crisis hipercalcémicas o un producto fosfocálcico superior a
intentar conocerse todas las características del procedimiento 70. Entre el 70 y el 85 % de los enfermos experimentan mejo-
inicial mediante la revisión de! protocolo quirúrgico y de los ría después de la cirugía.
preparados histológicos.
Existen dos técnicas alternativas: paratiroidectomía subtotal
Deben realizarse los estudios de localización no invasivos
(resección de tres glándulas y media) o paratiroidectomía to-
e invasivos ya mencionados que permitan ubicar la glándula
tal con autotrasplante de paratiroides en un antebrazo. Esta
enferma. El objetivo es disminuir la necesidad de nuevas
última técnica, que requiere criopreservación de tejido
disecciones, ya que las reoperaciones presentan un mayor por-
paratiroideo, no se emplea en la Argentina. El remanente
centaje de complicaciones (lesiones recurrenciales, hipoparati-
paratiroideo en la paratiroidectomía subtotal deberá ser algo
roidismo).
mayor en los candidatos a trasplante renal, a fin de evitar un
Si la primera exploración fue incompleta debe reexplorarse hipoparatiroidismo postrasplante.
el cuello. Si existiera certeza de que la primera operación fue
Es frecuente la hipocalcemia postoperatoria. Puede ser
completa y aun así no se pudo localizar el adenoma, está indi-
debida a reabsorción rápida de calcio por el hueso, hipomagne-
cado explorar el mediastino a través de una esternotomía.
semia o a falta de viabilidad del remanente glandular, y debe
corregirse con calcio y vitamina D. Otras complicaciones po-
sibles son hemorragia y lesión recurrencia].
HIPERPARATIROIDISMO SECUNDARIO La falla del tratamiento quirúrgico puede obedecer al he-
cho de haber dejado una quinta glándula ectópica hiperplásica
Definición. Se entiende por hiperparatiroidismo secunda- o un remanente paratiroideo excesivamente grande.
rio al cuadro clínico producido por un exceso de secreción de Se denomina hiperparatiroidismo terciario al cuadro clí-
hormona paratiroidea como respuesta a un nivel persistente- nico que presentan algunos pacientes con hiperparatiroidismo
mente bajo de calcio iónico plasmático. secundario, en los cuales a pesar de haber desaparecido la causa
Etiopatogenia. Puede tener distintas causas: raquitismo, de la hipocalcemia crónica (como consecuencia de un tras-
síndrome de malabsorción o insuficiencia renal crónica. Esta plante renal), persiste una secreción excesivamente alta de
última es la más frecuente y es la única que puede producir un hormona paratiroidea. Esta situación es de menor severidad
cuadro de tal severidad que requiera tratamiento quirúrgico. que el hiperparatiroidismo secundario, es controlada con tra-
En la insuficiencia renal crónica existe una falta de activación tamiento médico y disminuye progresivamente. En raras oca-
de la vitamina D en el riñon, con la consiguiente disminución siones requiere cirugía.

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21. TIROIDES Y PARATIROIDES 257

HIPOPARATIROIDISMO levothyroxine for solitary thyroid nodules. A doubleblind


controlled clínica} study. N. Engl. J. Med. 317: 70-75, ¡987.
La causa más frecuente de hipoparatiroidismo es el Mansberger AR. Wei JP Surgical erabriology and anatomy of the
traumatismo quirúrgico de las glándulas paratiroides durante thyroid and parathvroid glands. Surg. Clin. North Am. 73:727-
la cirugía tiroidea, y se describe en las complicaciones de esta 746,1993.
Moley JE Medullarv thvroid cáncer. Surg. Clin. North Am. 75:405-
cirugía. También puede ocurrir luego de la paratiroidectomía 420, 1995.
subtotal, cuando el remanente paratiroideo no conserva vitali- Packman KS, Demeure MJ. Indications for parathyroidectomy and
dad suficiente. extent of treatment for patients with secondary hyperparathyroi-
Existen otras causas de hipoparatiroidismo: idiopático, dism. Surg. Clin. North Am. 75:4ó5-482, 1995.
ausencia congénita de paratiroides y timo (síndrome de Di Shah JP, Loree TR, Dharker D. Strong E. Lobectomy versus total
George), deficiencia endocrina múltiple autoinmune. Son afec- thyroídectomy for differentiated carcinoma of the thyroid: a
ciones muy infrecuentes y no requieren tratamiento quirúrgi- matched pair analysis. Am. J. Surg.. 166:331-335, 1993.
co. Simpson WJ, McKinney SE, Carruthers JS et al. Papillary and
follicular thyroid cáncer. Prognostic factors in 1.578 patients. Am.
J. Med. 83:479-488, 1987.
BIBLIOGRAFÍA Strewler GJ. Indications for surgery in patients '.vith minimally
symptomatic primary hyperparathyroidísm. Surs. C;:;. North Am.
Cady B and Rossi RL. Surgery of the thyroid and parathyroid glands. 75:439-449, 1995.
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Gharib H, James EM, Charboneau JW et al. Suppressive therapy with nodule. Surg. Clin. North Am. 75:357-363, 1995.

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Glándulas salivales

Osear González Aguilar Tratamiento. El cultivo de la saliva excretada por el con-


ducto permite un tratamiento antibiótico adecuado. La cirugía
La parótida y la submaxilar son las glándulas salivales está indicada en las infecciones que evolucionan a la supuración
mayores. Por la similitud de sus patologías, ambas serán estu- y la gangrena, y también en la sialoadenitís secundaria a obs-
diadas simultáneamente. trucción canalicular (ver más adelante).

Anomalías congénitas Sialoadenosis

Son raras y a menudo se asocian con otras malformacio- También llamada sialosis o hiperplasia linforreticular
nes. Incluyen las aplasias, las anomalías canaliculares y las (Yoel J, 1975), es una lesión crónica que afecta simultánea-
glándulas accesorias. Las aplasias e hipoplasias se presentan mente múltiples glándulas salivales. Se presenta asociada con
en forma unilateral, se detectan a corta edad y se acompañan distintas enfermedades (tuberculosis, sarcoidosis, leucemia) y
de xerostomía. Entre las anomalías canaliculares, la atresia y con síndromes de etiopatogenia no aclarada (síndromes de
las dilataciones o divertículos son las más frecuentes. Las glán- Sjogren, de Mikulicz, de Melkersson-Rosenthal, diencefálico-
dulas accesorias deben ser diferenciadas de las aberrantes. infundibular).
Estas últimas se sitúan fuera de la glándula normal y pueden Histológicamente se caracteriza por una infiltración linfo-
ser confundidas con glándulas salivales menores que surcan citaria del tejido acinar con hipertrofia del tejido intersticial y
la mucosa oral, lingual, faríngea, laríngea y sinusal. En cam- atrofia de los ácinos glandulares. Clínicamente se manifiesta
bio, las accesorias se sitúan dentro de la misma glándula. Tan- por el agrandamiento indoloro y generalizado de las glándulas
to unas como otras pueden dar origen a fístulas. salivales y xerostomía. El tratamiento es el de la enfermedad
asociada, aunque ocasionalmente puede estar indicada la
resección glandular por motivos estéticos.
Sialoadenitís y sialodocitis

Definición. Se denomina sialoadenitís a la inflamación de Obstrucción canalicular


la glándula salival y sialodocitis a la inflamación de sus con-
ductos excretores. Por lo general ambos procesos se asocian; Definición. Es la obstrucción aguda o crónica del conduc-
sin embargo, algunas inflamaciones con vía de entrada to de Stensen en la parótida y el de Wharton en la submaxilar.
canalicular pueden ser detenidas en su etapa de sialodocitis, Etiopatogenia. En el 90 % de los casos, la obstrucción es
interrumpiendo su difusión al tejido glandular. de causa litiásica. En el 10 % restante se debe a inflamación,
Etiopatogenia. Los agentes causales pueden ser bacterias tumores, trauma o atresia congénita.
o virus. Para la infección bacteriana es indispensable que exista El mecanismo de origen de la litiasis salival es controver-
urn terreno apropiado (inmunosupresión, desnutrición, edad tido. Se lo ha vinculado al recorrido tortuoso y ascendente del
muy avanzada). La vía de infección puede ser canalicular as- conducto de Wharton, a la deficiencia de vitaminas A y C y a
cendente, linfática o flemática. la acción conjunta de factores infecciosos y neurohumorales.
Las sialoadenitis más frecuentes son la urliana y la de ori- En efecto, la presencia de bacterias, virus u hongos en la boca,
gen litiásico.. En años recientes ha cobrado importancia la la ectasia ductal y el espasmo del ostium evacuador por
sialoadenitis vinculada al síndrome de inmunodeficiencia ad- disfunción simpática, son todos factores que pueden incidir
quirida. Esta afecta en forma uni o bilateral a las glándulas en la producción de cálculos salivales.
salivales mayores, bajo la forma de quistes múltiples asocia- Epidemiología. La litiasis salival afecta por igual a am-
dos con adenopatías cervicales. bos sexos y su mayor incidencia ocurre entre la tercera y la
Diagnóstico. El enfermo consulta por dolor espontáneo o sexta década de la vida.
provocado, acentuado durante la masticación y la deglución, Diagnóstico. Presentación clínica. Se caracteriza por el
agrandamiento difuso de la glándula y escasa secreción de sa- agrandamiento brusco de la glándula, generalmente durante la
liva espesa, algunas veces purulenta. La clínica y eventual- masticación y deglución, acompañado de un fuerte dolor, clá-
mente las imágenesobtenidas por sialografía permiten hacer sicamente llamado cólico salival. La sintomatología es recidi-
el diagnóstico y diferenciar las casos poco claros de los proce- vante y puede desaparecer si el paciente elimina el cálculo del
sos tumorales. sistema ductal. Cuando ello no ocurre, la obstrucción induce

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22. GLÁNDULAS SALIVALES 259

una fibrosis progresiva que lleva a la anulación glandular


(sialoadenitis crónica litiásica). También la litiasis puede ma-
nifestarse por una sialodocitis supurativa, debida a la ectasia
ductal y la infección secundaria. La sialodocitis puede pro-
gresar a la sialoadenitis y menos frecuentemente al flemón o
la fístula (fig. 22-1).

Fig. 22-1. Fístula salival (flecha) como secuela de una sialoadenitis Fig. 22-2. Litiasis submaxilar. A diagnóstico por radiografía simple extraoral
parotídea por litiasis. (done by 007) (flecha); B, pieza quirúrgica (submaxilectomía).

Examen físico. Consiste en la inspección y palpación uni- Tabla 22-1. Clasificación de los tumores de las
manual o bimanual del conducto excretor. El examen puede glándulas salivales (OMS, 1992)
identificar cálculos o material purulento que debe ser cultiva-
do. 1. Adenomas
Radiología. Ante la sospecha de una litiasis del conducto Adenoma pleomorfo, mioepitelioma, adenoma de células basales.
de Wharton, la radiografía simple extraoral, focalizada en el tumor de Wharton, oncocitoma, adenoma canalicular. adenoma
conducto excretor y en la glándula, así como la radiografía sebáceo, papiloma ductal, papiloma ductal invertido, papiloma
oclusal del piso de la boca, son suficientes para el diagnóstico intraductal, sialoadenoma papilífero, cistoadenoma. cistoadenorna
y excluyen la necesidad de otros estudios de mayor costo (fig. papilar, cistoadenoma mucinoso.
22-2).
2. Carcinoma
Tratamiento. En la litiasis intraductal, el tratamiento es
la litotomía a través del conducto excretor. Este procedimien- Carcinoma de células acinares, carcinoma mucoepidermoide,
to es sencillo, puede ser efectuado con anestesia local y pre- carcinoma adenoquístico, adenocarcinoma polimorfo de bajo grado.
serva la función de la glándula. Cuando la litiasis es carcinoma epitelial-mioepitelial. adenocarcinoma de células básales.
intraparenquimatosa, o cuando la glándula está destruida por carcinoma sebáceo, cistoadenocarcinoma papilar, adenocarcinoma
mucinoso, carcinoma oncocítico. carcinoma de conducto salival,
fibrosis, la submaxilectomía es el tratamiento de elección. adenocarcinoma, mioepitelioma maligno, carcinoma en adenoma
pleomorfo, carcinoma de células pequeñas, carcinoma de células
escamosas, carcinoma indiferenciado.
Tumores
3. Tumores no epiteliales
Epidemiología. Los tumores de las glándulas salivales re-
4. Linfornas
presentan del 3 al 4 % de todos los tumores de cabeza y cue-
llo. Aproximadamente el 85 % ocurre en la parótida, siendo la 5. Tumores secundarios
patología tumoral la más frecuente de esta glándula. Sólo uno
de cada cuatro tumores parotídeos es maligno, mientras que
esta relación es de uno a uno en la submaxilar.
Anatomía patológica. En la tabla 22-1 se detalla la clasi- El adenoma pleomorfo es el tumor benigno más frecuente.
ficación de los tumores de las glándulas salivales propuestas De los tumores malignos, el carcinoma mucoepidermoide es
por la OMS en 1992. el más común en la parótida y el adenoquístico en la submaxilar.

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260 SECCIÓN III. CABEZA Y CUELLO

Diagnóstico. Presentación clínica. Salvo excepciones, los ceso. La tomografía computada está indicada en los tumores
tumores de las glándulas salivales se presentan únicos y unila- del lóbulo profundo que se extienden al espacio parafaríngeo.
terales (fig. 22-3). Los tumores benignos se caracterizan por Aunque no es imprescindible, contribuye a definir el tamaño,
su crecimiento lento y asintomático, movilidad y consistencia forma y número de las adenopatías cervicales y retrofaríngeas.
duroelástica, así como ausencia de adenopatías cervicales y Citología por punción. La sensibilidad diagnóstica de la
de infiltración en planos vecinos o nervios periféricos. A me- punción citológica con aguja fina alcanza al 90-95 % de los
nudo adquieren gran tamaño y deforman el volumen facial por casos. Sin embargo, no existe acuerdo sobre su indicación; de
elevación del lóbulo de la oreja. Por el contrario, los tumores hecho, la cirugía está indicada en todos los tumores de las glán-
malignos son más pequeños y duros, de crecimiento rápido e dulas salivales, sean benignos o malignos. En ocasiones el
infiltrante en tejidos vecinos y con adenopatías cervicales. Tan- conocimiento preoperatorio de la anatomía patológica permi-
to la parálisis facial en el tumor parotídeo, como la anestesia y te una propuesta quirúrgica más adecuada, ya que sirve de in-
parálisis homolateral de la lengua en el tumor submaxilar, son formación al paciente y al cirujano.
signos claros de malignidad y mal pronóstico. Estadificación. Actualmente se emplea la clasificación
Examen físico. Debe realizarse con el enfermo enfrentado propuesta por el American Joint Committee on Cáncer (AJCC),
al examinador, ambos sentados y con buena luz. En la palpación que divide a estos tumores en cuatro estadios (tabla 22-2).
deben reconocerse la movilidad, la infiltración local y la ex-
tensión del tumor, así como la diseminación ganglionar a los
niveles I, II y III, a los ganglios yugulares bajos y del triángu- Tabla 22-2. Estadificación de los tumores de
lo posterior del cuello. las glándulas salivales (AJCC, 1992)
El examen debe continuar en la boca, identificando la des- Tumor primario (T)
embocadura de los conductos excretores (el de Wharton en el
piso de la boca y el de Stensen en la mucosa yugal, a la altura Tx tumor no detectable
del segundo premolar). El masaje externo de la glándula pue- TI tumor de 2 cm o menos en su mayor dimensión
de mostrar desde un flujo salival normal hasta el contenido T2 tumor de más de 2 cm pero de menos de 4 cm en su mayor
purulento característico de los procesos obstructivos. Poste- dimensión
riormente debe investigarse la orofaringe con los espejos frontal T3 tumor de más de 4 cm pero de menos de 6 cm en su mayor
y laríngeo. Los tumores parotídeos del lóbulo profundo defor- dimensión
man el velo del paladar, desplazando la úvula hacia el lado T4 tumor de más de 6 cm en su mayor dimensión
opuesto. Asimismo, el examen de la base de la lengua, la
Todas las categorías pueden ser: a) sin extensión local; o b) con
valécula y la pared lateral de la orofaringe puede detectar allí extensión e invasión a planos vecinos.
un pequeño carcinoma cuya vía de diseminación linfática es
el nivel ganglionar II. También el examen del resto de la faringe Ganglios linfáticos (G)
y de la laringe permite descartar otro tumor primario sincróni-
co, cuya frecuencia en cabeza y cuello alcanza al 10 %. El Nx los ganglios no son detectados
examen concluye con un recorrido minucioso de todo el man- N0 no se palpan ganglios regionales
to cutáneo de la cabeza y la cara, en busca de neoplasias cutá- N1 metástasis en un solo ganglio homolateral de 3 cm o menos en
neas. En efecto, todas aquellas ubicadas por delante de la lí- su mayor dimensión
nea bicoronal tienen como primera estación ganglionar a la N2 metástasis en un solo ganglio homolateral mayor de 3 cm pero
menor de 6 cm en su mayor dimensión (2a); o en múltiples gan-
parótida. glios homolaterales, ninguno mayor de 6 cm en su mayor dimen-
Métodos por imágenes. La ecografía no aporta mayores sión (2b); o en ganglios bilaterales o contralaterales, ninguno
datos, aunque puede emplearse para la punción guiada en mayor de 6 cm en su mayor dimensión (2c)
nodulos menores de 1 cm o localizados en áreas de difícil ac- N3 metástasis en un ganglio mayor de 6 cm en su mayor dimensión
Metástasis a distancia (M)

Mx metástasis a distancia no detectadas


M0 sin metástasis a distancia
MI con metástasis a distancia

Estadios

I T1a NO M0
T2a NO M0

II Tlb NO M0
T2b NO M0
T3a NO M0

III T3b NO M0
T4a NO M0
cualquier T NI M0 (excepto T4b)

IV T4b cualquier N M0
cualquier T N2 M0
cualquier T N3 M0
Fig. 22-3. Aspecto característico de los tumores de las glándulas salivales. cualquier T cualquier N M1
A, tumor parotídeo; B, tumor submaxilar.

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22. GLÁNDULAS SALIVALES 261

Tratamiento. La cirugía es el tratamiento de elección, tanto extirpación completa del tumor. A este respecto, es de notar
de los tumores benignos como malignos. que algunos carcinomas, sobre todo el adenoquístico, tienen
Tumores benignos. En la parótida, el tratamiento de un tendencia a la permeación neural y perineural.
tumor benigno consiste habitualmente en la ablación del lóbu- La extensión de algunos tumores a estructuras vecinas (T4)
lo comprometido por la lesión, generalmente el lóbulo super- obliga a efectuar resecciones ampliadas a la mandíbula, el piso
ficial. La extirpación de los tumores del lóbulo profundo exi- de la boca, el conducto auditivo, la punta de la mastoides, la
ge la resección del lóbulo superficial y eventualmente el abor- fosa cerebral media y la piel. Estos casos requieren recons-
daje del espacio parafaríngeo mediante osteotomía u ostectomía trucciones inmediatas con colgajos libres, musculocutáneos,
del gonión. En todos los casos, la preservación del nervio fa- injertos o una combinación de estos procedimientos.
cial y de sus ramas es imprescindible. La enucleación de los Radioterapia. La radioterapia postoperatoria está indica-
tumores benignos está contraindicada por el alto índice de da en cualquiera de las circunstancias detalladas en la tabla
recidivas, especialmente si se trata de un adenoma pleomorfo. 22-3.
No obstante, los tumores de menos de 1 cm, ubicados en la
cola de la parótida, pueden ser extirpados sin incluir el lóbulo Tabla 22-3. Indicaciones de radioterapia postoperatoria
superficial. en ios tumores malignos de las glándulas salivales
Dado que la glándula submaxilar es unilobular, la submaxi- • Tumores con alto grado de malignidad, en estrecha vecindad con
lectomía total está indicada en todos los tumores allí alojados. estructuras nerviosas o del lóbulo profundo
La biopsia por congelación es obligatoria durante la cirugía • Metástasis ganglionares
de cualquier tumor parotídeo o submaxilar. • Invasión de estructuras vecinas
Tumores malignos. Cirugía. En todo cáncer de parótida • Extirpación con escaso margen de seguridad
está indicada la parotidectomía total con vaciamiento ganglio- • Recidiva local
nar de los niveles I, II y III (vaciamiento supraomohioideo).
Si los ganglios son positivos, el vaciamiento debe extenderse Pronóstico. La sobrevida a ios 5 años de la cirugía es del
a los niveles IV y V (ver cap. 24: Tumores malignos del tracto 80 al 100 % en los estadios I y II, 9,8 % en el estadio III y 0 %
aerodigestivo superior). en el estadio IV. El tamaño del tumor, la presencia de
Estructuras tales como la rama externa del nervio espinal, adenopatías metastáticas y la ploidía celular, son todos facto-
el músculo esternocleidomastoideo y la vena yugular interna, res de gran valor pronóstico.
pueden ser preservadas (vaciamiento radical modificado) o
incluidas (vaciamiento radical estándar). La elección entre una
u otra técnica depende del grado de malignidad del tumor y de
BIBLIOGRAFÍA
si la preservación compromete o no la radicalidad del procedi-
miento. El nervio facial y sus ramas deben ser preservados en American Joint Committee on Cáncer: Manual for staging of cáncer,
todos los tumores malignos de bajo grado. En cambio, debe 4th. ed. JB Lippincott Co. 49-52, 1992.
ser extirpado cuando existen signos clínicos preoperatorios que Yoel J. Pathology and Surgery of the Salivary Glands. Charles C
indican invasión nerviosa o cuando su preservación impide la Thomas, Illinois, 1975.

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Quistes y fístulas congenitos, tumores inflamatorios
y neoplasias extraglandulares primitivas del cuello

Daniel L. Debonis ios casos) es adyacente al hueso hioides. Su tamaño varía en-
tre 2 y 3 cm, tiene movilidad vertical con la deglución y la
Quistes y fístulas congenitos consistencia es renitente. La punción con aguja fina puede
confirmar la impresión diagnóstica. El tratamiento consiste en
Quiste y fístula tiroglosos
la extirpación completa del quiste junto con la porción central
La glándula tiroides se origina a partir de la faringe ante- del hueso hioides (fig. 23-1). La recidiva es habitual si el tra-
rior (agujero ciego de la lengua en el adulto). Desde allí des- tamiento es incorrecto.
ciende por delante del hueso hioides y de los cartílagos Todo quiste tirogloso puede eventualmente infectarse. Si
laríngeos para ocupar su lugar definitivo, delante de la tráquea. el tratamiento antibiótico es inefectivo, el quiste drenará es-
Durante su migración, la glándula permanece unida a la len- pontáneamente o será drenado por el cirujano, dando origen a
gua por un conducto de pequeño calibre (conducto tirogloso) la fístula tiroglosa. Aunque éste es el mecanismo más fre-
que luego se oblitera. Vestigios no obliterados de dicho con- cuente, la fístula tiroglosa puede también presentarse sin in-
ducto, en cualquier parte del trayecto, darán origen al quiste fección previa. El tratamiento en ambos casos consiste en la
tirogloso. resección del trayecto fistuloso en continuidad con el cuerpo
La ubicación más frecuente del quiste tirogloso (50 % de del hueso hioides.

Quiste tirogloso

Hueso hioides

Cartílago tiroides

Seno cervical

Tiroides

Fig. 23-1. Las líneas interrumpidas señalan los sitios donde se secciona el Fig. 23-2. Desarrollo embriológico del cuello /, //, /// y IV: arcos
hueso hioides al extirpar un quiste tirogloso. branquiales; /, 2,3 y 4: hendiduras branquiales

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23. QUISTES Y FÍSTULAS CONGENITOS 263

Quiste y fístula branquiales y crecimiento lento. Habitualmente las adenopatías se hallan


adheridas firmemente a estructuras vecinas (periadenítis). En
El segundo arco branquial cubre durante su desarrollo cau- caso de no ser tratada, la historia natural de la escrófula es el
dal a la segunda, tercera y cuarta hendidura branquial, for- drenaje espontáneo al exterior (absceso frío).
mando un espacio revestido por epitelio escamoso, llamado Actinomicosis. El Actinomyces israelii forma parte de la
seno cervical (fig. 23-2). En el desarrollo embriológico nor- flora de la cavidad oral. Generalmente su puerta de entrada es
mal, dicho seno debe obliterarse; cuando ello no ocurre, sus un traumatismo de la mucosa de la boca. La infección cervical
vestigios dan origen al quiste branquial. Cuando el quiste se es la forma clínica más común y consiste en la formación de
comunica con el exterior se constituye la fístula branquial. un absceso cuya pared está constituida por tejido fibroso y
La incidencia mayor de esta patología es en el niño y el tejido de granulación. El contenido del absceso se evacúa al
adulto joven. El quiste se manifiesta como un tumor cervical, exterior en forma espontánea a través de trayectos tortuosos.
ubicado en el borde anterior del músculo esternocleidomas- En el material drenado se hallan los típicos granos de azufre,
toideo, de tamaño variable, indoloro y de consistencia renitente. cuyo examen microscópico y cultivo certifican el diagnóstico.
El tratamiento indicado es la extirpación completa. En el caso Además del tratamiento antibiótico, debe evaluarse la necesi-
que exista infección, conviene tratarla primero y luego recién dad de resecar los tejidos involucrados.
operar el quiste.
La fístula branquial se presenta como un orificio de esca-
sos milímetros de diámetro en el borde anterior del esterno- Tumores inflamatorios secundarios
cleidomastoideo. El tratamiento es la extirpación del trayecto
fistuloso en toda su extensión. Los tumores inflamatorios secundarios más frecuentes son
las adenopatías que resultan de una infección intraoral
(faringitis, infección dental). El tratamiento inicial consiste en
Quiste dermoíde antibióticos apropiados para la flora bucofaríngea. El control
del foco infeccioso es imprescindible para evitar que el proce-
El 1,6 % de todos los quistes dermoides asientan en la re- so se propague a otros espacios (piso de la boca, espacio
gión del cuello. El piso de la boca es uno de los sitios en que maxilovertebrofaríngeo o mediastino). Otra etiología de los
se ubican con mayor frecuencia. Se originarían por la inclu- tumores inflamatorios secundarios es la perforación faríngea
sión de células epiteliales en la línea media, en el punto de o esofágica, secundaria a cuerpos extraños o procedimientos
unión entre el primero y segundo arco branquial. Otra teoría endoscópicos (ver Perforación esofágica).
sostiene que se podrían originar por implantes epidérmicos
traumáticos durante la vida intrauterina.
El quiste dermoide se presenta en adultos jóvenes. Su cre- Neoplasias extraglandulares primitivas del cuello
cimiento paulatino y los síntomas que genera son los motivos
de consulta. Siempre existe una deformación del piso de la Tumores benignos
boca, no sólo debida al quiste sino también al edema de las
estructuras vecinas. Los más frecuentes son el lipoma (de origen mesodérmico).
El tratamiento es la exéresis quirúrgica. La mayor o menor el paraganglioma y el neurilemoma (ambos neurogénicos).
complejidad del procedimiento depende del tamaño del quiste Lipoma. Su ubicación más frecuente es en la nuca y en las
y del grado de infiltración de las estructuras vecinas. El exa- regiones supraclaviculares. Es común que presente prolonga-
men anatomopatológico del quiste muestra un epitelio ciones que se extienden a otros compartimientos siguiendo las
escamoso estratificado; y al igual que otros dermoides, el con- fascias cervicales. Los hallazgos del examen físico ¡consis-
tenido se caracteriza por la presencia de anexos de la piel y tencia blanda, móvil, ubicación en el celular subcutáneo per-
músculo liso. miten intuir el diagnóstico. El tratamientc es la extirpación.
Enfermedad de Madelung. Es una lipomatosis simétrica
Tumores inflamatorios múltiple. Se presenta en los pacientes de sexo masculino en
forma de varios lipomas no encapsulados. En la variante tipo
Los tumores inflamatorios del cuello pueden ser primarios I, estos lipomas se localizan en la nuca y en las regiones
o secundarios. En los primarios, el agente infeccioso coloniza supraclaviculares y deltoideas dando el aspecto de cuello de
inicialmente los tejidos o ganglios cervicales, mientras que en búfalo (collar de Madelung). Estos lipomas se pueden exten-
los secundarios, el origen inicial de la infección es extra- der al mediastino provocando obstrucción traqueal o un
cervical. síndrome de la vena cava superior. El alcoholismo es un ante-
cedente habitual en estos pacientes. La etiología se descono-
Tumores inflamatorios primarios ce, y su tratamiento es la extirpación quirúrgica.
Neurilemoma. Se origina en el neurilema de las células de
Pueden ser originados por inflamaciones locales inespe- Schwann. Es el más frecuente de los tumores neurogénicos y
cíficas o específicas. En las infecciones inespecíficas, el dolor se presenta como una masa solitaria, firme y encapsulada. Las
es el signo más importante y puede o no existir eritema cutá- fibras del nervio donde se originó se encuentran en la periferia
neo regional. El cultivo del material, obtenido por punción o del tumor.
por drenaje del foco, identifica al agente etiológico y permite Paraganglioma (tumor del corpúsculo carotídeo o quemo-
seleccionar el tratamiento. Las infecciones específicas requie- dectoma). Se origina en el tejido paraganglionar (neuroecto-
ren ser analizadas por separado. dérmico) y se ubica con mayor frecuencia en la bifurcación
Tuberculosis (escrófula). La forma más común de la tu- carotídea y en el hueso temporal. Existen publicaciones de
berculosis extraglandular es la que afecta los ganglios cervi- casos en otras zonas de la región facial y cervical, pero consti-
cales (escrófula). Son tumores indoloros, de consistencia dura tuyen la excepción. En el estudio histolóaico se observa la

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264 SECCIÓN III. CABEZA Y CUELLO

estroma con nidos de células epiteliales, vasos de paredes muy con el aumento del volumen tumoral. En ocasiones es necesa-
delgadas y fibras nerviosas sin mielina. La forma de presenta- rio un bypass carotídeo, puesto que la extirpación del tumor
ción es la de un tumor cervical lateral de crecimiento muy implica la resección parcial de la porción de la carótida com-
lento y al principio asintomático. Su desarrollo comienza en prometida. En un 5 % de los casos pueden ser malignos, y en
la adventicia de la arteria y se nutre inicialmente de los vasa el 10 % de los pacientes puede presentarse un segundo tumor
vasorum. A medida que aumenta su volumen, los síntomas contralateral.
corresponden a las estructuras desplazadas por el tumor. Los
más comunes son: dolor local, parálisis del nervio involucrado
y disfagia. Es pulsátil, tiene frémito local y puede disminuir Tumores malignos
de tamaño con la compresión (por el componente vascular).
Ante la sospecha de un quemodectoma se debe realizar una Los más frecuentes son los linfomas. Se manifiestan como
angiografía carotídea y una resonancia magnética nuclear. La adenopatías indoloras, de regular tamaño y de consistencia
biopsia, por sus complicaciones, debe excluirse como proce- elástica. La punción con aguja fina es de utilidad para orientar
dimiento diagnóstico. (done by 007) el diagnóstico. La biopsia quirúrgica será necesaria ante la
El tratamiento es la exéresis, aunque ocasionalmente pue- sospecha de un tumor de origen linfático, pues los tratamien-
den ser irradiados. La resección de los tumores pequeños, tos y el pronóstico son diferentes de acuerdo con las distintas
menores de 5 cm, tiene baja morbilidad; ésta se incrementa formas histológicas.

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Tumores malignos del tracto aerodigestivo superior
Norberto A. Mezzadri Etiopatogenia. Los tumores de cabeza y cuello constitu-
yen por sus características un grupo especial de 'lesiones don-
Definición. Con el nombre de tracto aerodigestivo supe- de puede estudiarse el papel de los cambios genéticos
rior (TADS) se designan una serie de estructuras anatómicas moleculares en su desarrollo. Muchas de las investigaciones
dependientes de los aparatos respiratorio y digestivo, relacio- son fragmentarias y preliminares, pero sirven de base para es-
nadas entre sí anatómica y funcionalmente, que se encuentran tudios futuros.
en el área de la cabeza y el cuello. Comprenden la cavidad Es aceptado que las diferencias entre las células normales
bucal (incluidos los labios), la faringe (nasofaringe, orofaringe y las cancerosas está en discretas alteraciones de genes espe-
e hipofaringe), el esófago cervical, las fosas nasales, los senos cíficos que controlan la proliferación celular y su homeostasis.
paranasales y la laringe. Hay dos tipos de genes: los oncogenes dominantes y los genes
Dos terceras partes de los tumores malignos de la cabeza y supresores. Ambos están constituidos por una serie de proteí-
el cuello tienen su origen en el TADS. El tipo histológico más nas con distintas acciones.
frecuente es el carcinoma de células escamosas, y a él nos La supresión del cromosoma 3p y otras alteraciones
referiremos en general, haciendo especial mención cuando así aleatorias de supresiones y reacomodamientos de cromosomas
no lo fuere. han sido identificadas en tumores de cabeza y cuello. Los cam-
Epidemiología. En la Argentina no hay datos estadísticos bios moleculares incluyen amplificación y sobreexpresión de
confiables sobre la incidencia real de los tumores del TADS. receptores de factores de crecimiento epidérmico (EGFR) y
Representan el 3,6 % de todos los cánceres en los Estados amplificación del int-2 y bcl-1, y otros oncogenes. También
Unidos y el 2,2 % de los fallecidos por tumores. Esta patolo- han sido halladas mutaciones del gen supresor p53, relaciona-
gía es más frecuente en las clases sociales de menores recur- das con el pronóstico. El erb-B es una oncoproteína homologa
sos, y los factores de riesgo más importantes son el tabaco y el al EGFR. Fue bien estudiada en el cáncer de mama como fac-
alcohol. Trabajos prospectivos y retrospectivos confirman que tor pronóstico. Aun cuando se ha detectado en tumores del
el riesgo en los fumadores es 25 veces mayor que en los no TADS, su significación pronóstica no está establecida.
fumadores, y que hay una relación directa entre dosis y tipo de Se hallaron alteraciones cromosómicas en distintos secto-
tabaco con el riesgo. Para los fumadores de cigarrillos con res, ep25, 7p, 8p, lOp, 11 q l 3 , 17p y 18q, lo cual sugiere que
filtro y tabaco rubio es menor. Asimismo, quienes dejan el otros genes supresores pueden estar afectados.
hábito al cabo de 10 años tienen un riesgo potencial similar al Se han estudiado cambios del fenotipo. En los oascs fina-
de la población general. El efecto del tabaco se potencia con les de la carcinogénesis se encontraron alteraciones de antíge-
la ingesta de alcohol. Los fumadores y bebedores generalmente nos como citoqueratinas. proteínas de envoltura, antígenos de
presentan un tercer factor agregado, la mala higiene bucal. El grupos sanguíneos y otras glucoproteínas. También han sido
riesgo estimado de éste es 3 veces mayor que en la población descriptas alteraciones de la inmunidad humoral y de la me-
general. diada por células. No se ha establecido ¿i estos cambios son
También se lo ha relacionado con la exposición a sustan- intrínsecos de la enfermedad o del huésped, o si están asocia-
cias industriales: níquel, plomo, derivados de la madera, fi- dos a factores etiológicos o a la extensión de la afección, por
bras textiles y asbestos. lo cual su significación no es clara.
DNA de virus como el HPV ("human papilloma virus") y Anatomía patológica. La región de la cabeza y el cuello
el de Epstein-Barr han sido encontrados en las células de tu- se caracteriza por la heterogeneidad de tejidos que !a confor-
mores en esta localización. El virus de Epstein-Barr, específi- man y por la gran variedad de tumores a que pueden dar ori-
camente, se halló en los distintos tipos de cáncer nasofaríngeo. gen. A pesar de esto, a nivel del TADS el tipo más común (90-
Títulos elevados de anticuerpos contra antígenos virales se 95 %) es el carcinoma de células escamosas, generalmente
observan en los enfermos con estos tumores. originado en los epitelios de revestimiento de las superficies
La posibilidad de una predisposición genética ha sido su- mucosas de las cavidades y con menos frecuencia en el epitelio
gerida en virtud del desarrollo de tumores en personas jóve- de los conductos de las glándulas salivales menores. Puede
nes que no presentan los factores de riesgo antedichos. La fra- categorizarse en tres variedades de acuerdo con su grado de
gilidad cromosómica inducida por mutágenos es considerada diferenciación: bien diferenciados, con 75 % de contenido de
un factor de riesgo independiente. Estos elementos explica- queratina; moderadamente diferenciados, 25 % a 75 % de que-
rían una susceptibilidad individual por la cual no todos los ratinización, y pobremente diferenciados, con menos del 25 %.
expuestos a los distintos factores de riesgo desarrollan un tu- Otras variedades de carcinoma escamoso son el carcinoma
mor. verrugoso y el linfoepitelioma (carcinoma indiferenciado). El

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266 SECCIÓN III. CABEZA Y CUELLO

resto de los tumores malignos se originan preferentemente en luz. Se investigará metódicamente cada subsector de aquélla,
las glándulas salivales menores (1,5 %), linfomas (1,5 %), y incluidas la orofaringe y la laringe. Para este último órgano, el
sarcomas y tumores de origen indeterminado (2 %). examinador deberá valerse de un espéculo y un frontoluz
Conocer la conducta biológica de los tumores es de parti- (laringoscopia indirecta). Esta permite visualizar lesiones de
cular importancia para indicar un tratamiento adecuado. El la base de la lengua, de los surcos glosoepiglóticos, de los
carcinoma de células escamosas tiene un comportamiento bio- senos piriformes y de la endolaringe. La inspección de las zo-
lógico notablemente uniforme en su crecimiento local y nas accesibles del TADS frecuentemente es omitida en un exa-
diseminación metastática. La lesión primaría, a medida que men clínico general. El concepto de que este examen es patri-
crece, invade en superficie y profundidad no respetando es- monio del especialista no es correcto.
tructuras adyacentes. La diseminación a ganglios linfáticos La. palpación metódica, teniendo como referencia las es-
(de acuerdo con el lugar de origen de la lesión primaria) es tructuras anatómicas normales, deberá estar orientada a la bús-
relativamente frecuente, y sigue un patrón predecible en rela- queda de masas o nodulos evidentes o no en la inspección,
ción con las vías preferentes de drenaje linfático. Recién en apreciar sus características físicas (tamaño, consistencia, mo-
una tercera etapa puede haber aparición de metástasis a dis- vilidad, infiltración de la piel, dolor) y evaluar las relaciones
tancia (diseminación hematógena). Su frecuencia es baja com- con las estructuras vecinas.
parada con otros tumores de la economía (7-15 %) y su inci- Deberá tenerse especial cuidado en la identificación de
dencia varía según el sitio de origen de la lesión primaria. Es estructuras anatómicas normales, susceptibles de inducir a
más frecuente en los tumores de la faringe y laringe supra- error, y que pueden corresponder a adenomegalias submaxi-
glótica, raro en los carcinomas de labio y glotis, e intermedio lares, no necesariamente patológicas, al asta del hueso hioides
en las otras localizaciones. o del cartílago tiroides, al polo posterior de la glándula sub-
La baja incidencia de metástasis a distancia implica que maxilar o inferior de la glándula parótida, así como también a
en los enfermos con tumores malignos del TADS la causa de la bifurcación carotídea.
muerte generalmente está en la progresión local de la enfer- El músculo esternocleidomastoideo (ECM) divide cada
medad y sus complicaciones (hemorragia, infección, dolor, región lateral del cuello en dos triángulos, uno anterior (ECM-
invasión de la base del cráneo, obstrucción traqueal o esofágica, reborde inferior del maxilar inferior-línea media) y otro pos-
etc.), y no como sucede en otros tumores del resto del organis- terior (ECM-borde superior del músculo trapecio-clavícula)
mo en que la causa de muerte generalmente reside en la pre- (fig. 24-1). El primero es el más importante y se subdivide en
sencia de metástasis a distancia. cuatro triángulos menores. En la parte superior (triángulo
Este patrón de diseminación ordenada puede verse altera- digástrico o submaxilar) se podrán encontrar nodulos relacio-
do por distintas razones, como progresión de la enfermedad, nados con la glándula submaxilar, polo inferior de la glándula
operaciones previas o radioterapia, que ocasionan la aparición parótida o de su lóbulo profundo, masas en continuidad con
de metástasis en sitios poco habituales. tumores originados en la cavidad orofaríngea, adenopatías
Lesiones premalignas. La mucosa del TADS puede expe- metastáticas, e inclusive lesiones congenitas como el quiste
rimentar distintas alteraciones histológicas que van desde la branquial. En la zona media y superior (triángulo subrnento-
simple hiperplasia del epitelio hasta el carcinoma invasor, pa- niano) se podrán hallar adenopatías metastáticas de tumores
sando por diversas lesiones premalignas: leucoplasia, eritro- del piso de la boca o de la piel del labio. El triángulo carotídeo
plasia y displasia. Histológicamente la leucoplasia (placa blan- superior (borde anterior del músculo ECM-vientre superior del
ca) presenta hiperparaqueratosis que puede estar asociada o omohioideo-vientre posterior del digástrico) contiene la parte
no a hiperplasia. En la que se agregan cambios displásicos superior del paquete yugulocarotídeo. En esta zona pueden
puede progresar a carcinoma (5 %). La eritroplasia se caracte- encontrarse adenopatías, tumores vasculares (tumores del cor-
riza por zonas de mucosa irregular de color rojizo, rodeadas púsculo carotídeo), tumores de origen nervioso (neurinoma,
de mucosa sana. A diferencia de la leucoplasia, comúnmente schwannoma) y lesiones congenitas (quiste branquial). Por
sufre cambios displásicos. Se asocia a carcinoma in situ o in- último, en el triángulo carotídeo inferior (borde anterior del
vasor en el 40 % de las lesiones. Displasia es un término músculo ECM-línea media-vientre superior del músculo omo-
histopatológico que implica cambios morfológicos celulares hioideo) se pueden palpar nodulos originados en adenopatías,
caracterizados por mitosis, pleomorfismo y aberraciones nu- glándula tiroides y nervios periféricos.
cleares. Cuando involucra todo el espesor de la mucosa, se El triángulo posterior es menos rico en patología; en él se
denomina carcinoma in situ. Progresa a carcinoma invasor en pueden hallar adenopatías en relación con la cadena espinal y
un 15 % a 30 % de casos. lesiones congenitas como el linfangioma quístico.
Diagnóstico. El diagnóstico sigue las pautas de un exa- La ubicación topográfica de los ganglios metastáticos per-
men clínico general. A un interrogatorio minucioso sobre la mite sospechar el lugar de origen. Actualmente, para simplifi-
enfermedad actual, y antecedentes personales (factores de ries- car y uniformar las denominaciones, se prefiere usar la clasifi-
go: tabaco, alcohol, mala higiene bucal, otro primario) y here- cación por niveles (fig. 24-2). Nivel I: ganglios submaxilares;
dofamiliares. sigue la inspección cuidadosa de la piel y muco- nivel II: ganglios en el tercio superior de la vena yugular ex-
sas. Debe tenerse en cuenta que tanto el carcinoma basocelular terna; nivel III: ganglios en el tercio yugular-medio; nivel IV:
como el carcinoma de células escamosas, los más frecuentes ganglios en el tercio yugular inferior; nivel V: ganglios en el
de la economía, asientan principalmente en esta zona. Se pres- triángulo posterior (cadena espinal). (Beenken SW y col, 1995.)
tará especial atención a las lesiones pigmentadas y a algunas El estudio de las fosas nasales,-faringe, laringe, tráquea,
características de éstas (aspecto, borde, color) en la búsqueda bronquios y esófago se completará mediante la fibroscopia
del melanoma, patología de rápido incremento en su inciden- (panendoscopia o triple endoscopia). Este procedimiento diag-
cia. nóstico no invasivo y realizable en forma ambulatoria permite
La gran mayoría de los tumores que asientan en la cavidad visualizar lesiones no accesibles al examen directo, el diag-
bucal son fácilmente diagnosticados con una simple inspec- nóstico de tumores sincrónicos y la toma de biopsias.
ción ocular, mediante la ayuda de un bajalenguas y una buena La laringoscopia directa, procedimiento ambulatorio, ge-

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24. TUMORES DEL TRACTO AERODIGEST1VO 267

Músculo digástrico
Triángulo digástrico
Músculo estllohioideo
Músculo digástrico
Músculo esternocleidomastoldeo Triángulo submentoniano

Triangulo carotfdeo superior


Músculo trapecio

Triángulo carotídeo inferior

Triángulo occipital
Músculo omohioideo
Triángulo omoclavicular

Fig. 24-1. Músculos y triángulos del cuello.

neralmente realizado con anestesia general, se utiliza como Estos exámenes son de utilidad en la detección de enfer-
complemento diagnóstico de la fibroscopia. Hace posible la medad residual o recurrente. A tal efecto es necesario tener un
visualización directa de lesiones de la base de la lengua, de los estudio de base 3 a 6 meses después del tratamiento inicial,
senos piriformes y de la laringe. para su comparación posterior.
La ecografía, la tomografía computada (TC) y la resonan- Hay en desarrollo una serie de procedimientos, como la
cia nuclear magnética (RNM) son de utilidad para la evalua- radioinmunocentellografía usando 99mTc unido a anticuerpos
ción de lesiones extracraneanas inaccesibles al examen físico: monoclonales y la tomografía por emisión de positrones, pero
senos paranasales, zonas profundas de la base de cráneo y cue- su verdadera utilidad no se halla establecida todavía.
llo, además de brindar información objetiva sobre el tumor Otros métodos auxiliares de diagnóstico por imágenes son:
primario o sus metástasis (estadificación). La RNM tiene una la radiografía panorámica del maxilar inferior y la angiografía
excelente definición para partes blandas; por el contrario, la selectiva. La primera permite estudiar la estructura ósea del
TC, si bien brinda adecuada información de partes blandas, se maxilar en la búsqueda de invasión directa por tumores adya-
prefiere para la evaluación del compromiso óseo. centes o tumores primarios (ameloblastoma) o metastáticos.
Con la segunda se estudian fundamentalmente los tumores
vasculares (tumores del corpúsculo carotídeo, hemangiomas.
etc.).
Una vez que se tiene e! diagnóstico morfológico y topo-
gráfico de la lesión, se realizará el diagnóstico histológico.
Este es fundamental e imprescindible a fin de orientar correc-
tamente la terapéutica. Ningún médico, por más experiencia
que acredite en la práctica profesional, está habilitado a indi-
car un tratamiento oncológico o de otro tipo suponiendo que
una lesión puede ser un cáncer. El informe histológico es im-
prescindible.
La mayoría de las lesiones de cabeza y cuello son fácil-
mente accesibles, por lo cual la biopsia se puede realizar en el
consultorio externo. La toma de biopsia puede efectuarse me-
diante punción, aspiración con aguja fina, punción con aguja
cilindrica, o extrayendo quirúrgicamente una muestra de teji-
do en forma directa o por vía endoscópica.
Conducta diagnóstica en la masa cervical por metástasis
de una lesión primaria inaparente. La presencia de una masa
cervical es motivo de consulta frecuente en los servicios qui-
rúrgicos. La gran mayoría de las lesiones fuera de la glándula
tiroides son neoplásicas (80-85 %), y el 26 % de éstas,
metástasis de tumores ubicados en la región de la cabeza y
cuello. La gran mayoría de las veces las metástasis cervicales
son una manifestación secundaria y tardía de una neoplasia de
Fig. 24-2. Clasificación en niveles (I, II. III, IV y V) de los ganglios linfáticos la región. Sin embargo, en otras es el signo inicial (25 % de
del cuello. los cánceres de la cavidad oral o faringe, 47 % de los de

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268 SECCIÓN III. CABEZA Y CUELLO

nasofaringe, 23 % de los de la base de la lengua y 23 % en el T4: Tumor mayor de 4 cm.


cáncer tiroideo) y muchas veces único (5 %) de un tumor pri- Labio: invade estructuras adyacentes (hueso, lengua, piel
mario silencioso. Estas lesiones primarias no son sospechadas del cuello).
o no se diagnostican en la primera consulta por un nodulo cer- Cavidad oral: Invade estructuras adyacentes (hueso, múscu-
vical. Incluso, después de repetidos y cuidadosos exámenes, los profundos de la lengua, seno maxilar, piel).
el tumor primario puede no ser hallado. Por estas razones, "todo
aumento de tamaño de un ganglio linfático en el cuello de un Nasofaringe
adulto debe ser considerado neoplásico y generalmente origi- Tx: El tumor primario no puede evaluarse.
nado en un tumor del tracto aerodigestivo superior". TO: No hay evidencia de tumor primario.
T1: Tumor limitado a un subsector de la nasofaringe.
Debido a que estas lesiones no causan síntomas aunque T2: Invade más de un subsector.
alcancen gran tamaño (7-8 cm), la demora en promedio para T3: Invade la cavidad nasal, la orofaringe o ambas.
la primera consulta es hasta de 6 meses. Sin embargo, un T4: Invade la base del cráneo o los nervios craneales.
interrogatorio cuidadoso permitirá en el 30 % de los pacientes
encontrar síntomas relacionados con el tumor primario desde Orofaringe
mucho tiempo antes. Otras veces la demora está originada en Tx: El tumor primario no puede ser evaluado.
razones médicas, por desconocimiento o subestimación del To: No hay evidencia de tumor primario.
problema (tratamientos antibióticos, extracciones dentarias Tis: Carcinoma in situ.
innecesarias, tópicos, etc.). TI: Tumor menor de 2 cm.
El examen físico muestra la presencia de una masa cervi- T2: Tumor entre 2 y 4 cm.
cal topográficamente variable, que deforma de manera leve o T3: Tumor mayor de 4 cm.
importante las estructuras normales. Puede presentar un com- T4: Tumor que invade estructuras adyacentes.
ponente inflamatorio, ulcerarse en la piel o fijarse a planos
Hipofaringe
profundos.
Tis: Carcinoma in situ.
El examen clínico, incluida la triple endoscopia (fibronaso- T1: Tumor localizado a una sola subzona.
laringoscopia, broncoscopia y esofagoscopia), permite hacer T2: Tumor extendido a regiones adyacentes o subzonas, sin
el diagnóstico del tumor primario en el 90 % de los casos. En fijación de la hemilaringe.
el 7-8 % se diagnosticará durante el seguimiento alejado des- T3: Tumor extendido a regiones adyacentes o subzonas, con
pués del tratamiento inicial. En el resto el tumor primario nunca fijación de la hemilaringe.
será encontrado. Los lugares más frecuentes de origen de pri- T4: Tumor masivo que invade cartílago o partes blandas del
mario desconocido son: hipofaringe, nasofaringe, amígdala y cuello.
base de la lengua.
Un error común en el manejo de estos enfermos es realizar Laringe
inicialmente una biopsia quirúrgica del nodulo metastático Tx: El tumor primario no puede evaluarse.
(distorsiona los planos anatómicos, siembra células tumorales, T0: No hay evidencia de tumor primario.
dificulta la terapéutica definitiva). En realidad, éste debe ser Tis: Carcinoma in situ.
el último paso en la búsqueda de un diagnóstico histológico,
que tendría que ser dado por el equipo quirúrgico que en defi- Supraglotis
nitiva trate al enfermo. El procedimiento diagnóstico inicial, T1: Tumor localizado al lugar de origen con movilidad normal.
T2: Invade otras zonas supraglótícas o glóticas sin fijación.
más sencillo para determinar el origen de una masa cervical
T3: Tumor limitado a la laringe con fijación, invasión del área
sin tumor primario aparente es la punción-aspiración con agu-
poscricoidea, paredes mediales del seno piriforme o espa-
ja fina (PAAF). De no obtenerse diagnóstico, el paso siguiente cio preepiglótico.
es la punción cilindrica, y si con ésta los resultados son nega- T4: Sobrepasa los límites laríngeos invadiendo la orofaringe o
tivos, en última instancia se recurrirá a la biopsia quirúrgica. partes blandas del cuello.
De hecho, el tratamiento indicado en estos casos es el
vaciamiento radical del cuello, en lo posible funcional para Glotis
los NI. En los N2 y N3 el vaciamiento debe complementarse T1: Tumor localizado a la cuerda vocal, con movilidad normal.
con radioterapia postoperatoria. a) Limitado a una cuerda vocal.
El control local de la enfermedad es del 80 %. El mayor b) Compromete ambas cuerdas vocales.
número de recurrencias se observa en pacientes con biopsias T2: Extensión supraglótica o subglótica con movilidad normal
quirúrgicas previas y en aquellos con invasión transcapsular. o disminuida de cuerda vocal.
La sobrevida a 5 años varía entre 29 % y 49 %. T3: Localizado a la laringe con fijación de cuerdas vocales y/o
Estadificación. La estadificación de los tumores de cabe- invasión del área poscricoidea.
za y cuello es la forma objetiva de evaluar a los pacientes y T4: Tumor masivo con invasión de cartílago tiroides o tejidos
extralaríngeos.
planificar el tratamiento. Se utiliza el sistema TNM del AJCC
(Amer:c¿n Joint Committee on Cáncer). Subglotis
T1: Localizado a la región subglótica.
Tumor (T ) T2: Extendido a cuerda vocal con movilidad normal o dismi-
Cavidad oral nuida.
Tx: Tumor que no puede ser evaluado. T3: Localizado a la laringe con fijación de cuerda.
T0: Sin evidencia de tumor primario. T4: Invade estructuras vecinas.
Tis: Carcinoma in situ.
T1: Tumor menor de 2 cm. Senos paranasales (sólo maxilar superior, dada la infrecuencia
T2: Tumor entre 2 y 4 cm. de otras localizaciones)
T3: Tumor mayor de 4 cm. Tx: Tumor primario no puede ser evaluado.

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24. TUMORES DEL TRACTO AERODIGESTIVO 269

TO: No hay evidencia de tumor primario. mente se realiza en forma simultánea con la resección del tu-
Tis: Carcinoma in situ. mor primario. Puede ser profiláctico, si no hay enfermedad en
T1: Tumor limitado a la mucosa anual sin erosión o destruc- el cuello, o terapéutico, si la hay. Asimismo puede ser total si
ción ósea. incluye todas las regiones del cuello, o parcial (suprahomo-
T2: Tumor con erosión de la infraestructura, incluyendo pala- mohioideo, supradigástrico, submaxilar, submentoniano, etc.).
dar duro o meato nasal medio. El vaciamiento radical clásico (VRC) incluye, además del
T3: Tumor con invasión de piel de mejilla, pared posterior del tejido linfoganglíonar, estructuras adyacentes (vena yugular
seno maxilar, piso o pared medial de la órbita o celdillas interna, nervio espinal y músculo estemocleidomastoideo). El
etmoidales anteriores. vaciamiento radical modificado o funciona] (VRM) conserva
T4: Tumor que invade el contenido orbitario y/o la lámina alguna de las tres estructuras antedichas, especialmente el ner-
cribiforme, piel de la mejilla, celdillas etmoidales poste-
vio espinal. La sección de éste tiene como secuela el hombro
riores o seno esfenoidal, nasofaringe, paladar blando, fosa
pterigomaxilar o temporal o base de cráneo. doloroso por atrofia del trapecio. Está indicado para los cue-
llos negativos o con adenopatías móviles, siempre que el tu-
Ganglios (N) (común a todos los tumores primarios) mor no haya perforado la cápsula ganglionar.
Nx: No se pueden evaluar. Actualmente, tratando de evitar anarquía en la denomina-
NO: Ausencia de ganglios palpables. ción, se lo prefiere clasificar como: a) radical: reseca cuatro o
NI: Ganglio linfático homolateral de 3 cm o menos en su diá- cinco de los niveles ganglionares del cuello, y puede incluir o
metro. no los elementos anatómicos respetados en el vaciamiento ra-
N2a: Ganglio linfático homolateral entre 3 y 6 cm. dical modificado; b) selectivo: reseca no más de tres compar-
N2b: Ganglios linfáticos homolaterales múltiples no mayores de timientos ganglionares; c) limitado: reseca no más de dos com-
6 cm. partimientos.
N2c: Ganglios linfáticos bilaterales o contralaterales, ninguno
mayor de 6 cm de diámetro. Procedimientos reconstructivos
N3: Ganglio linfático mayor de 6 cm.
Metástasis a distancia (M) (común a todos los tumores prima- La magnitud de la resección oncológica realizada para lo-
rios) grar el control local de la enfermedad deja también importan-
Mx: No se pueden evaluar. tes secuelas anatómicas, funcionales y estéticas. Por ello, jun-
MO: Ausencia de metástasis a distancia. to con la intención de ser radical en la resección, el cirujano
M1: Metástasis a distancia. oncólogo debe elegir y manejar procedimientos reconstructivos
buscando una pronta recuperación funcional y estética. Los
Estadios (común a todos los tumores primarios) miembros del equipo de cirugía oncológica deben estar entre-
0: Tis NO MO nados en las técnicas de cirugía reconstructiva, desde las más
I: T1 NOMO elementales hasta las más complejas.
II: T2N0M0 Los objetivos del tratamiento quirúrgico son lograr la cu-
III: T3 NO MO ración con una adecuada restitución anatómica, funciona] y
T1 o T2 o T3 N1 MO estética, con escasa morbilidad, y en un solo tiempo quirúrgi-
IV: T4 NO MO co. La planificación del tratamiento se hará en colaboración
Cualquier T N2 o N3 MO con neurocirujanos, proctodontistas, radioterapistas, clínicos
Cualquier To N M1 oncólogos, terapistas físicos y fonoaudiólogos, plan que debe
ser aceptado por el enfermo.
La cirugía reconstructiva de cabeza y cuello se vale de
ASPECTOS G E N E R A L E S D E L TRATAMIENTO
múltiples recursos: 1) aprovecha los elementos próximos a la
Cirugía lesión, reordenando los tejidos y acomodándolos a la nueva
situación; 2) traslada o traspone tejidos (injertos. colgajos
Procedimientos resectivos pediculados o libres); 3) Incorpora sustancias, en su mayoría
sintéticas, a fin de reemplazar defectos que no pueden repararse
Resección radical. Es la extirpación de un tumor por me- por medio de sustancias autólogas (mallas sintéticas, placas
dios quirúrgicos, con un margen de tejido sano, en general metálicas, prótesis de silastic, etc.)
confirmado intraoperatoriamente mediante biopsias por con- injertos de tejidos. Es la acción de implantar tejidos to-
gelación. Según el órgano donde se realice el procedimiento mados de otra parte del organismo, que se desprenden com-
se denominará: resección cuneiforme (lesión pequeña, T1, de pletamente de su sitio de origen y se trasladan a otra zona. No
labio o lengua); hemiglosectomía (mitad de la lengua), tienen irrigación propia y pueden ser de piel o mucosa.
glosectomía total (toda la lengua); cordectomía (resección de La epidermis, con o sin dermis, o la mucosa, totalmente
cuerda vocal); hemilaringectomía vertical (resección vertical aisladas de su sitio original (área dadora), son transferidas a la
de una hemilaringe); laringectomía parcial horizontal supe- zona cruenta (área receptora). La zona receptora debe tener un
rior (resección por sobre las cuerdas vocales); laringectomía fondo vascularizado, ya que los injertos se nutren por inva-
total (resección de toda la laringe); maxilectomía (resección sión de vasos de neoformación del tejido subyacente. Las zo-
del maxilar superior). nas dadoras se reepitelizan espontáneamente. Una variante es
Cuando se resecan zonas de límites anatómicos menos pre- el injerto compuesto de piel y cartílago que se utiliza para re-
cisos o por su magnitud el tumor involucra áreas vecinas parar áreas que pueden requerir una estructura (oreja, ala nasal,
(faringe, fosas nasales, piso de boca), las técnicas no tienen párpado).
denominación específica. Colgajos. Son tejidos que se desvinculan parcialmente de
El complemento de la resección radical es el tratamiento su sitio de origen y se trasladan a otra zona llevando su nutri-
de los ganglios cervicales (vaciamiento ganglionar). General- ción a través de un pedículo (colgajos pediculados); o que se

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270 SECCIÓN III. CABEZA Y CUELLO

desvinculan totalmente, recibiendo su nutrición a través de un


pedículo anastomosado con técnicas microquirúrgicas a una
arteria y vena de la zona receptora (colgajo libre).
Los colgajos pediculados pueden ser:
a) Cutáneos con circulación aleatoria. Consisten en piel y
tejido celular subcutáneo (o mucosa), cuya nutrición depende
de los vasos subdérmicos (fig. 24-3). Tienen limitaciones en
cuanto a su longitud y su ancho. Esta relación debe ser de 2/1.
Son útiles para reparar pérdidas de sustancias no muy gran-
des.
b) Cutáneos con circulación axial. Tienen un sistema ana-
tómico definido de arterias y venas que recorren el colgajo. La
proporción entre ancho y longitud no tiene mayor importancia
en su diseño. Por ejemplo: colgajo frontal (fig. 24-4), indiano,
nasogeniano, deltopectoral, etcétera.
c) Miocutáneos. Incluyen piel, tejido celular subcutáneo,
fascia y músculo subyacente, con un pedículo arterial que brin-
da su nutrición. Si se utiliza solamente un sector de piel que se
nutre del músculo subyacente y se traslada la zona cruenta por
debajo de un puente cutáneo, se denominan "en isla". Tienen
la ventaja de que pueden trasladarse a zonas alejadas del área
dadora con la limitación que da la longitud del pedículo
vascular; pueden utilizar grandes áreas de piel y pueden in- Fig. 24-4. Colgajo frontal de circulación axial, irrigado por la arteria tem-
cluir hueso (osteomiocutáneos) (tabla 24-1). poral superficial.

Tabla 24-1. Colgajos miocutáneos y osteomiocutáneos más Elección del procedimiento reconstructivo. La elección
frecuentemente utilizados
de un procedimiento determinado debe estar condicionada a
Miocutáneos Osteomiocutáneos la magnitud de la pérdida de sustancia, la ubicación de ésta y
las condiciones locales.
Pectoral mayor Pectoral mayor + costilla Si la pérdida es pequeña, se realizará un cierre por
Trapecio Trapecio + escápula deslizamiento lateral de colgajos. Esto proporcionará un buen
Dorsal ancho resultado estético y funcional. En casos de pérdidas mayores,
ECM ECM + clavícula se podrá usar un colgajo rotatorio o bien un injerto de piel.
Músculo cutáneo del cuello En caso de pérdidas severas, los colgajos que más se utili-
Fascia lata zan en la actualidad son los miocutáneos, y en centros
Recto anterior abdominal
Recto interno asistenciales altamente especializados los colgajos libres (con
microcirugía), que tienen una versatilidad mayor con mejores
resultados funcionales y estéticos.
d) Colgajos libres. Permiten el traslado a zonas alejadas
Radioterapia
del área dadora, lográndose la nutrición a través de anastomosis
microquirúrgicas (mediante uso de microscopio con 6 o más La radioterapia externa con fraccionamiento convencio-
aumentos) entre las arterias del colgajo y las de la zona recep- nal puede ser usada como alternativa terapéutica primaria, con
tora. criterio curativo, en carcinomas de células escamosas tempra-
Elementos protésicos. Los más usados son las microplacas, nos (T1-T2) o como adyuvante preoperatorio y/o postopera-
placas y mallas de acero inoxidable o titanio, que se usan como torio en tumores de mayor tamaño (Million RR, 1984).
reemplazo, como refuerzo o como elementos de osteosíntesis Como tratamiento primario tiene la ventaja de ofrecer si-
(reconstrucciones de maxilar inferior). milares porcentajes de control local de la enfermedad, con me-
nores secuelas funcionales y estéticas que la cirugía. Las prin-
cipales complicaciones inmediatas que presenta son: mucositis,
disminución del gusto, disfagia, radiodermitis; las crónicas:
xerostomía, atrofia de piel, necrosis de hueso o partes blan-
das; también se han descripto segundos cánceres primarios
relacionados con radioterapia previa. La elección para trata-
miento primario deberá hacerse en función de las secuelas de
la radioterapia. En la mayoría de las localizaciones la indica-
ción estará dada por la posibilidad de preservar el órgano y
consecuentemente la función (base de lengua, laringe), o por
el difícil (amígdala, pared lateral de la faringe) o imposible
acceso quirúrgico con perspectivas de curación (nasofaringe).
En las lesiones del borde lateral de la lengua o del piso de
boca, donde la secuela quirúrgica es de menor importancia
Fig. 24-3. Colgajo de circulación aleatoria que las de la radioterapia, se prefiere la cirugía.

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24. TUMORES DEL TRACTO AERODIGESTIVO 271

Su uso como tratamiento adyuvante preoperatorio o El beta-caroteno es una sustancia natural presente en los
postoperatorio para lesiones avanzadas local o regionalmente vegetales verdes y amarillos y es un precursor de la vitamina
permite lograr resultados superiores a cualquiera de los obte- A. Todas las evidencias sobre su utilidad se basan en estudios
nidos por separado. epidemiológicos sobre cáncer de pulmón y en menor medida
La radioterapia interna o braquiterapia puede ser utilizada de cabeza y cuello, sin que haya estudios randomizados que
en tumores primarios, sola o asociada a radioterapia externa o puedan corroborar esta hipótesis. El mecanismo de acción es
cirugía. Tiene la ventaja de dar una alta dosis de radiación a un desconocido, aunque su metabolito. el retinol, parece tener un
pequeño volumen de tejido. papel activo.
Los retinoides (vitamina A y análogos, naturales y sintéti-
Quimioterapia cos) parecen actuar induciendo una diferenciación en células
que han perdido su capacidad de regulación. Hay numerosos
El papel de la quimioterapia en los tumores de cabeza y estudios clínicos que demuestran la capacidad de inducir re-
cuello no está claramente establecido. misión de lesiones premalignas.
Se distinguen dos situaciones. El uso clínico de estos agentes no está totalmente estable-
Enfermedad recurrente y/o metastática. La indicación cido. Estudios con sustancias de menores efectos colaterales y
habitual es la enfermedad recurrente no pasible de tratamiento mayor acción quimioprotectora permitirán en el futuro preci-
quirúrgico o radiante, y las metástasis a distancia. El objetivo sar su utilidad.
en estas circunstancias es la paliación de síntomas. El uso de
tratamientos combinados logra mejores resultados (respuesta Rehabilitación
completa de hasta el 27 %) que con una sola droga (meto-
trexato, cisplatino, carboplatino, fluorouracilo, hidroxiurea, El tratamiento de los tumores del TADS conlleva la apari-
bleomicina), sin mejora de la sobrevida. ción de deficiencias en el aspecto físico en funciones vitales
Asociada a cirugía o radioterapia. Se plantean tres si- como el habla, la respiración, la masticación, la deglución, el
tuaciones de acuerdo con su modo de uso: gusto, etc. El complemento terapéutico para esta nueva situa-
a) Previa al tratamiento quirúrgico o radiante (neoadyuvan- ción es la rehabilitación, que actualmente comienza en el
cia). El objetivo es disminuir el tamaño tumoral y facilitar la preoperatorio y continúa bien alejado en el postoperatorio.
resección, aumentando los porcentajes de curación. El proceso de rehabilitación comienza en el preoperatorio
b) Después del tratamiento primario con radioterapia o ci- con la planificación del tratamiento en reuniones multidisci-
rugía (adyuvante), a fin de erradicar enfermedad microscópi- plinarias, y una vez determinado éste, con el consentimiento
ca, locorregional o a distancia. del paciente y las consultas necesarias con las distintas espe-
c) Junto con radioterapia. Se basa en la acción radiosen- cialidades (dentista, proctodontista, terapista físico, fono-
sibilizante de algunos quimioterápicos, con el objetivo de po- audiólogo). Una a dos semanas después de la cirugía, comien-
tenciar el efecto citotóxico de la radioterapia sobre la enfer- za la etapa de rehabilitación postoperatoria, en principio dia-
medad locorregional, y además erradicar las metástasis a dis- ria y luego semanalmente.
tancia. Los resultados de largo plazo muestran que la reinserción
La respuesta inicial al tratamiento neoadyuvante es muy del paciente en su medio se realiza plenamente.
alta, con regresiones de hasta el 80 %, sin mejoría en la sobre-
vida alejada. Su única utilidad estriba en que los pacientes con
respuesta completa tienen en general un buen pronóstico con ASPECTOS PARTICULARES DE LOS CANCERES
los tratamientos convencionales. DEL TRACTO AERODIGESTIVO SUPERIOR
Con el objeto de preservar órganos vitales, específicamente
la laringe, los estudios con el uso de quimioterapia neoadyu- Labios
vante más radioterapia demuestran un porcentaje alto (64 %)
de conservación del órgano, sin cambios en la sobrevida global. Los labios integran el límite anterior ce la cavidad bucal.
No hay trabajos de investigación clínica que demuestren Su principal función es asegurar la continencia de la boca, pero
una mejoría en la sobrevida con terapia adyuvante. también desempeñan un papel importante en la deglución, en
Actualmente, el uso de quimioterápicos para el tratamien- la articulación de la palabra y en la estética facial. La irrigación
to de la enfermedad locorregional es un amplio campo de in- sanguínea depende de ambas arterias faciales, a través de una
vestigación. La información disponible no muestra cambios rama coronaria superior e inferior, detalle anatómico éste de
en la sobrevida alejada, por lo cual no están indicados en la importancia en la planificación de las reconstrucciones qui-
práctica cotidiana, excepto con fines de investigación clínica. rúrgicas. La inervación motora se realiza a través de las ramas
bucal y mandibular del nervio facial. La inervación sensitiva
Quimioprevención se cumple por medio de los nervios infraorbitario (labio supe-
rior) y mentoniano (labio inferior), ambos ramas del trigémino.
Se define a la quimioprevención como la administración El drenaje linfático se hace a través de cuatro o cinco vías
de drogas que suprimen el proceso de carcinogénesis y pre- principales hacia los ganglios submentonianos y submaxilares.
vienen el desarrollo de cáncer invasor. Esto es particularmen- El tercio medio inferior drena preferentemente en los submen-
te útil en los enfermos con carcinoma escamoso de cabeza y tonianos en forma bilateral. Los tercios laterales lo hacen ha-
cuello ya que desarrollan una segunda neoplasia a un ritmo cia los ganglios submaxilares homolaterales y esporádicamente
anual del 3-7 %. los contralaterales.
La lesión premaligna más común en cabeza y cuello es la Epidemiología y anatomía patológica. Los tumores de
leucoplasia. Dos tipos de sustancias se han estudiado con ca- los labios corresponden al 15 % de los tumores de la cavidad
pacidad para revertir estas lesiones: los carotenoides y los bucal y aproximadamente al 2 % de todos los tumores del or-
retinoides. ganismo. El tipo histológico predominante es el carcinoma de

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272 SECCIÓN III. CABEZA Y CUELLO

células escamosas (95-97 %), que se desarrolla preferente-


mente en el labio inferior (93 %). El 70 % son lesiones bien
diferenciadas (grados 1 y 2). El resto corresponde a carcinomas
basocelulares (3-5 %), preferentemente en el labio superior.
Macroscópicamente se describen tres variedades: verrugosa
(poco frecuente), ulcerativa (la más agresiva) y exofítica. La
historia natural de la enfermedad muestra que generalmente
son lesiones de lenta evolución y que raramente dan metástasis
en ganglios regionales. Sólo un 5 a 10 % de los enfermos con
carcinoma escamoso de labio las presentan y en un 50 % se
encuentra únicamente un ganglio comprometido. Las lesiones
más avanzadas, de mayor tamaño, pueden comprometer es-
tructuras vecinas, como el otro labio, las estructuras de la cara
(mejilla, mentón, nariz), mucosa yugal y también maxilar in-
ferior y encías. Fig. 24-5. Cáncer de labio. A, Resección cuneiforme. B, Síntesis en tres
Tratamiento. En su estadio inicial (T1 NO M0), el trata- planos: mucosa, muscular y piel.
miento ha sido motivo de controversia por parte de cirujanos
y radioterapeutas durante muchos años. Actualmente existe
consenso en que tanto el tratamiento quirúrgico como la ra- cm se realiza mediante una resección en cuña y cierre prima-
dioterapia ofrecen iguales porcentajes de curación. Una y otra rio (fig. 24-5).
tienen ventajas y desventajas. El tratamiento quirúrgico es Para lesiones que comprometan del 30 % al 65 % del labio
generalmente sencillo, puede hacerse en forma ambulatoria serán necesarias técnicas de transposición de tejidos, y en le-
con anestesia local, su mortalidad es prácticamente nula y su siones laterales, las técnicas de Abbe o Abbe-Estlander rotando
morbilidad es escasa. Deja como secuela una cicatriz. La ra- una cuña de tejido del otro labio, irrigada por la arteria coro-
dioterapia es un tratamiento de larga duración (20-30 días), no naria. Otros procedimientos reconstructivos para lesiones más
exento de secuelas alejadas, como radiodermitis y atrofia del extensas mediales son el de Burow o el de Webster, que des-
labio. En nuestro medio, el tratamiento sugerido es la cirugía. plazan colgajos laterales (fig. 24-6).
En el otro extremo, lesiones de gran tamaño (T4), con in- Los defectos del 65 % al 80 % sin invasión de estructuras
vasión de estructuras vecinas, con o sin ganglios (NO Nl-2), vecinas son correctamente reparados mediante la técnica de
son contraindicaciones claras de la radioterapia como trata- Karapandzic, que consiste sintéticamente en la rotación del
miento aislado y debe ser indicada como un tratamiento adyu- labio remanente y el labio superior. Es estética y funcional-
vante de la cirugía. También incluimos dentro de estas contra- mente muy similar al labio normal, pero tiene el inconvenien-
indicaciones a los pacientes jóvenes y a los que ya han recibi- te de que crea una microstomía. Otra alternativa es el uso de
do tratamiento radiante. colgajos nasogenianos, que sólo dan cobertura anatómica.
El tratamiento quirúrgico consiste en la resección radical En lesiones mayores o que comprometan estructuras veci-
y eventual vaciamiento linfoganglionar de cuello. La recons- nas (maxilar inferior, piso de la boca, lengua, etc.) se utiliza-
trucción debe asegurar ciertos criterios: 1) Tener sensibilidad. rán colgajos libres microquirúrgicos, fasciocutáneos u osteo-
2) Permitir la aposición borde a borde de la zona bermellón fascio-cutáneos.
conservando la función de esfínter y asegurando la conten- Pronóstico. Depende principalmente del tamaño del tu-
ción oral. 3) Permitir una apertura bucal que posibilite la in- mor primario. La sobrevida a 5 años para los T1 es del 90 % y
troducción de los alimentos y las prótesis dentarias. 4) Apa- para los T2 del 84 %. En las lesiones con metástasis ganglio-
riencia estética aceptable. nares se reduce al 50 %. El pronóstico es peor en los pacientes
El tratamiento quirúrgico de las lesiones menores de 1,5 jóvenes y en los tumores poco diferenciados.

Fig. 24-6. Cáncer extenso medial del labio. A, Delimitación de las zonas de sección. B, Resección del tumor y sección de los triángulos de Burow. C,
Aspecto final de la reconstrucción.

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24. TUMORES DEL TRACTO AERODIGESTIVO 273

Cavidad bucal incipientes muchas veces pasan inadvertidos a la simple ins-


pección. Aproximadamente 50 % de los pacientes consultan
La cavidad bucal se extiende desde los labios en la línea ante la presencia de síntomas (dolor, dificultad para deglutir
cutaneomucosa hasta la línea compuesta por la V lingual, los y/o articular la palabra), con lesiones avanzadas que pueden
pilares anteriores del paladar y la unión entre el paladar blan- extenderse a la lengua, el maxilar inferior y la parte superior
do y el duro. Incluye la mucosa yugal, los dos tercios anterio- de la laringe.
res de la lengua, ambos rebordes alveolares, el paladar duro y Anatomía patológica. Los carcinomas escamosos (10 a
el piso de la boca (fig. 24-7, A y B). 15 % de los tumores de la cavidad bucal), los más frecuentes,
El 95 % de los carcinomas de esta zona son carcinomas de evolucionan por lo general como lesiones infiltrantes que tien-
células escamosas. Representan el 5 % de todos los tumores den a ocupar el surco gingivolingual. creciendo a lo largo de
en el hombre y el 2 % en la mujer. La relación hombre/mujer éste y sobrepasando muchas veces la línea media.
ha cambiado de un 6/1 en la década del 50 al 2,4/1 en la actua- La diseminación linfática se realiza preferentemente a los
lidad, fundamentalmente debido al incremento del hábito de ganglios submentonianos y submaxilares homolaterales, así
fumar en la mujer. El 90 % de estos carcinomas se desarrollan como también en forma bilateral en los tumores que sobrepa-
en personas mayores de 40 años, con una media de 60 años. san la línea media. Un 25 a 35 % de los pacientes presentan
El lugar de origen más frecuente es la lengua (50 %), y le ganglios clínicamente positivos al tiempo del primer tratamien-
siguen en orden decreciente el piso de la boca (17 %), el reborde to. En los estadios avanzados, III y IV, estos porcentajes se
alveolar inferior, el superior y el paladar duro. elevan hasta el 70 %.
El desarrollo de un segundo tumor es frecuente ('30 Te).
Lengua con preferencia en el área de cabeza y cuello. El pulmón y el
esófago son los órganos más comúnmente comprometidos fue-
Epidemiología y anatomía patológica. El 50 % de los ra de esta región.
tumores de la boca se localizan en la lengua. La edad prome- Tratamiento. El tratamiento de los estadios iniciales es
dio es de 60 años, con una relación hombre/mujer de 3/1. El sobre todo quirúrgico. La radioterapia externa también se ha
95 % son carcinomas de células escamosas, y el resto está utilizado asociada a terapia intersticial.
constituido por el carcinoma verrugoso y por los tumores de Para los estadios avanzados está indicado el tratamiento
las glándulas salivales menores. quirúrgico y la radioterapia postoperatoria. La resección del
La mayoría se desarrollan en los bordes laterales y tam- tumor primario siempre se acompaña del vaciamiento radical
bién en la punta. El síntoma de presentación generalmente es del cuello, ya sea profiláctico o terapéutico.
el dolor; luego se agregan dificultades para el habla y la deglu- Pronóstico. La sobrevida a 5 años en el estadio I es del
ción. Se presentan como una lesión de crecimiento exofítico o 85-90 %, II: 80 %, III: 65 %, y IV: 30 %.
más comúnmente infiltrante, que se palpa más que se ve, y
que puede invadir la musculatura profunda de la lengua y com- Encía
prometer el nervio hipogloso, el piso de la boca y también el
maxilar inferior. Las encías superior e inferior están constituidas por los
La diseminación linfática se realiza principalmente a los tejidos blandos que cubren el reborde óseo del maxilar supe-
ganglios subdigástricos y submaxilares (nivel 1), aunque pue- rior y de la mandíbula.
den saltar estaciones ganglionares dando metástasis en el ter- El drenaje linfático de la encía superior se realiza a través
cio medio yugular (nivel 3). Entre 25 % y 35 % de los pacien- de dos vías: a) una anterior y/o media hacia los ganglios del
tes se presentan a la primera consulta con ganglios clínicamente tercio superior de la vena yugular interna (nivel 2 >. con esta-
positivos y 5 % son bilaterales. ción intermedia en algunas oportunidades en los ganglios
Tratamiento. La cirugía y la radioterapia tienen similares submaxilares (nivel 1); y b) una posterior, a través del pilar
índices de control de la enfermedad para los estadios tempranos posterior de la amígdala, hacia los ganglios retrofaríngeos y
(I-II). Las lesiones pequeñas (TI) pueden ser manejadas con de éstos a los de la cadena yugular interna,
radioterapia intersticial (braquiterapia) y las de mayor tamaño Se manifiesta como un tumor en la encía. También con
preferentemente con la combinación de ésta y radioterapia molestias o dolor dentario y pérdida de alguna pieza o bien su
externa o cirugía (fig. 24-8). Para tumores de mayor tamaño, extracción odontológica por una defectuosa interpretación del
infiltrantes, extendidos al piso de la boca y el maxilar inferior cuadro que demora su correcta orientación. El crecimiento de
(T3 - T4) está indicada la cirugía (resecciones radicales que la lesión compromete rápidamente el hueso, que puede ulce-
pueden incluir hueso, más vaciamiento ganglionar de cuello rarse, sangrar y dificultar la masticación. Una localización pre-
profiláctico o terapéutico) y radioterapia postoperatoria (fig. ferente es en el triángulo retromolar inferior. El 98 % son
24-9). carcinomas de células escamosas, en su mayoría bien diferen-
Pronóstico. La sobrevida a 5 años para el estadio I es del ciados, en especial los de la encía superior. Representan el
85 % y para el II del 65 %. En los estadios avanzados con 9 % de los carcinomas de la cavidad bucal y tienen una evolu-
ganglios positivos, III y IV, se reduce al 35 %. ción más lenta que sus homólogos de la lengua o el piso de la
boca.
Piso de ia boca El 30 % de los pacientes con lesiones de la encía inferior
presentan ganglios clínicamente positivos en la primera con-
Corresponde al espacio en forma de U que media entre la sulta. El porcentaje de metástasis ganglionares aumenta con
lengua y la cara interna del reborde gingival inferior. En su el tamaño del tumor primario, y puede ser hasta del 70 % para
base, por debajo de la mucosa, se encuentran a ambos lados los T4. Los tumores de la encía superior son más diferencia-
las glándulas salivales submaxilar y sublingual. dos, y las metástasis cervicales, menos frecuentes.
Se puede explorar visualmente y también mediante tacto Tratamiento y pronóstico. Sigue las normas generales de
bimanual, maniobra ésta de importancia ya que los tumores otros tumores de la cavidad oral (fig. 24-10). La tendencia a la

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274 SECCIÓN III. CABEZA Y CUELLO

Paladar óseo

Pilar anterior del istmo de las fauces


Mucosa yugal
Trígono retromolar

Papilas caliciformes

Suelo de la boca

Borde alveolar inferior

LIMITE POSTERIOR

Paladar óseo

Borde alveolar superior


Paladar blando
Labio superior

Pilar anterior del istmo de las fauces

Pilar posterior del istmo de las fauces


LIMITE SUPERIOR

Papilas caliciformes

Labio inferior

Borde alveolar inferior

Suelo de la boca

Fig. 24-7. Anatomía de la cavidad bucal. A, Vista frontal. B, Vista sagital.

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24. TUMORES DEL TRACTO AERODIGESTIVO 275

Fig. 24-8. Hemigiosectomía por cáncer de la lengua (TII). A. Trazado de la incisión. 8, Extirpación del tumor y sentido (flecha) de la reconstrucción. C.
Aspecto final.

invasión ósea implica la necesidad de resecciones óseas; de forman el paladar blando en la parte horizontal del hueso
ahí que la radioterapia tiene un uso limitado. palatino.
La sobrevida a 5 años es del 77 % para los estadios I y II, Son tumores raros. Constituyen el 5 % de los tumores de
60 % para el estadio III y 24 % para el estadio IV. la cavidad oral. Los más frecuentes son los de las glándulas
salivales (3/1 respecto de los carcinomas de células escamosas),
Paladar duro especialmente el carcinoma adenoquístico.
Los síntomas más comunes son una ulceración dolorosa o
El paladar duro, linde superior de la cavidad bucal, está dolor durante la masticación (97 % de los pacientes); el san-
limitado en sus partes anterolaterales por la arcada dentaria grado se presenta en ei 14 % de los casos. Generalmente hay
superior y posteriormente por la inserción de los músculos que una demora importante entre el inicio de los síntomas y la pri-

Fig. 24-9. Resección por cáncer de lengua que incluye además el piso de la Fig. 24-10. Extirpación radical de un cáncer de encía. A, Extensión del
boca y el maxilar inferior. procedimiento. B, Aspecto final.

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276 SECCIÓN III. CABEZA Y CUELLO

mera consulta (hasta de 12 meses). Son muy frecuentes (50 %) diferenciarse de otras lesiones verrugosas de la mucosa. Pue-
los estadios avanzados (T3, T4), con invasión de estructuras de estar en esta etapa clínica durante años con un crecimiento
vecinas. Un tercio de los pacientes se presentan con metástasis lento, o bien tener una corta evolución seguida de un creci-
cervicales en la primera consulta (carcinomas de células miento rápido. Se asocia generalmente, pero no de manera in-
escamosas). Los tumores de glándulas salivales, como en otras variable, a una zona de leucoplasia. No da metástasis
localizaciones, son de crecimiento lento y dan metástasis en ganglionares, pero se puede acompañar de aumento de tama-
estadios avanzados. ño de ganglios linfáticos regionales secundario a procesos
Tratamiento y pronóstico. En el estadio I (carcinoma de inflamatorios vinculados con la lesión primaria. Es práctica-
células escamosas) el tratamiento quirúrgico ofrece iguales mente una lesión de los hombres de entre 50 y 80 años. El
resultados que el tratamiento radiante, por lo cual la elección 50 % de los carcinomas verrugosos de cabeza y cuello asien-
deberá efectuarse en función de los antecedentes del paciente tan en la mucosa yugal, y el 25 % en el reborde gingival. Com-
(antecedente de irradiación en la zona), las posibilidades de prende del 2 al 4 % de todos los carcinomas de células esca-
acceso a terapia radiante y la experiencia del grupo terapéuti- mosas.
co. En los estadios más avanzados, los mejores resultados se El tratamiento de elección es la cirugía. La radioterapia ha
obtienen con la combinación de cirugía (resección radical del sido tradicionalmente contraindicada debido a la posible trans-
tumor incluyendo las estructuras óseas comprometidas y even- formación anaplásica del tumor. Como éste no es un hecho
tual vaciamiento radical de cuello terapéutico) y radioterapia incontrovertible, se la debe considerar como un tratamiento
postoperatoria. alternativo efectivo ante contraindicaciones de la cirugía.
Pronóstico. Está dado fundamentalmente por el estadio
de la lesión, ya que la sobrevida varía entre un 75 % en el Orofaringe
estadio I y un 10 % en el estadio IV.
Los carcinomas de glándulas salivales responden poco a La orofaringe, en continuidad con la cavidad bucal, se ex-
la radioterapia. El tratamiento adecuado es la resección radi- tiende posteriormente desde los pilares anteriores de las fosas
cal con márgenes de tejido sano. Hay que evitar la tendencia a amigdalinas, la V lingual y la inserción de los músculos que
resecciones menores en la presunción de que la lesión es forman el paladar blando en el hueso palatino (fig. 24-7). In-
enucleable. La biología de estos tumores implica que se fijan cluye la base de la lengua, el área amigdalina, el paladar blan-
íntimamente al periostio subyacente, lo cual es origen de do, la cara lingual de la epiglotis y las paredes laterales y pos-
recidivas. Las lesiones tienden a ser más agresivas que las de terior de la faringe.
las glándulas salivales mayores. La sobrevida a 5 años es de El origen de los tumores que asientan en esta región mu-
30 a 4 0 % . chas veces es difícil de establecer debido a que no respetan
límites anatómicos y hay una rica red linfática que facilita la
Mucosa yugal diseminación local y regional.
El tumor más frecuente es el carcinoma de células escamo-
La mucosa yugal corresponde a la superficie oral que me- sas (90 %). Otros tumores se originan en las glándulas salivales
dia entre la unión mucosa-semimucosa de los labios y los menores (carcinoma adenoquístico, carcinoma mucoepider-
rebordes alveolares superior e inferior (surcos gingivoyugales moide) o en el tejido linfático (linfomas).
superior e inferior). En su límite profundo linda con los
músculos faciales. El drenaje linfático se hace hacia los Base de la lengua
ganglios submaxilares (nivel 1).
Epidemiología y anatomía patológica. Comprenden el La base de la lengua se extiende por detrás de la V lingual
8 % de los tumores de la cavidad oral. La lesión más frecuente hasta la cara anterior de la epiglotis, incluyendo las valéculas,
es el carcinoma de células escamosas. Se presenta como una y lateralmente, hasta los pilares anteriores de la fosa amigda-
lesión ulceroínfiltrante, cuya agresividad estará en función del lina. El drenaje linfático se realiza a los ganglios del tercio
grado de diferenciación celular. La lesión en su crecimiento superior yugular (grupo 2).
en superficie puede invadir los rebordes alveolares o bien en Los tumores del tercio posterior de la lengua, menos fre-
profundidad (las más indiferendadas) invadir los músculos cuentes que los de los dos tercios anteriores (relación 1/3),
faciales e incluso ulcerarse en la piel provocando una fístula tradicionalmente han sido considerados de mayor agresividad.
salival orocutánea. En estas circunstancias el porcentaje de Sin embargo, la comparación de resultados a igualdad de esta-
metástasis ganglionares submentonianas es elevado. dio ha demostrado que el pronóstico es similar. El carcinoma
Tratamiento. El tratamiento de elección para los estadios de la base de la lengua se diagnostica en estadios avanzados.
tempranos (I y II) es quirúrgico, resección del primario y even- El 25 % de los pacientes consultan por presentar como
tual vaciamiento ganglionar profiláctico en los T2. Las lesio- primer síntoma un tumor en el cuello; 75 % tienen metástasis
nes próximas a la comisura son mejor manejadas con radiote- ganglionares y 35 % presentan metástasis bilaterales. Esta di-
rapia. Para los estadios III y IV es la cirugía seguida de radio- ferencia se explica por razones anatómicas. La posición ocul-
terapia. ta de la base y patrones diferentes de inervación sensitiva (me-
Pronóstico. La sobrevida a 5 años para los pacientes sin nor densidad de fibras sensitivas que los dos tercios anterio-
metástasis gangüonares cervicales es del 50 a 60 %; con res) determinan que la lesión crezca sin provocar síntomas.
metástasis cernéales, del 20 a 30 %. En su crecimiento local la lesión puede invadir el espacio
El carcinoma verrugoso es una variante del carcinoma de preepiglótico y la laringe, la pared lateral de la faringe o el
células escamosas. Se trata de una lesión de evolución más piso de la boca.
lenta y de menor agresividad. Está formado por células Tratamiento y pronóstico. Los resultados del tratamien-
epiteliales planas, con criterios histológicos de malignidad, bien to radiante o quirúrgico en los estadios I y II son similares.
diferenciado, escasas mitosis e intensa queratinización en la Las complicaciones de disfagia y aspiración laríngea, suma-
superficie. En sus etapas tempranas de desarrollo no puede das al difícil acceso quirúrgico, hacen que el tratamiento de

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24. TUMORES DEL TRACTO AERODIGESTIVO 277

elección sea la radioterapia. El vaciamiento ganglionar profi- En los estadios I y II, la cirugía, acompañada de una buena
láctico o la irradiación del cuello es la indicación dada la alta reconstrucción protésica, y de radioterapia, usando modernas
incidencia de metástasis en estadios tempranos. La sobrevida técnicas de irradiación, logran el control local y una sobrevida
a 5 años es de 60 % y 50 %, respectivamente. alejada satisfactoria. Los estadios III y IV se tratan con la com-
En estadios avanzados el tratamiento adecuado es la com- binación de cirugía y radioterapia postoperatoria. Esta aso-
binación de cirugía (resección radical, generalmente glosecto- ciación obtiene mejores resultados que cada una de ellas por
mía total y laringectomía, con vaciamiento linfoganglionar de separado.
cuello) y radioterapia postoperatoria. Con esta combinación La sobrevida a 5 años es para el estadio I 70 %, estadio II
se logra un adecuado control local de la enfermedad, mientras 45 %, estadio III 32 % y estadio IV 6 7c.
que la sobrevida a 5 años es mala (19 % estadio III, 6 % esta-
dio IV). Paredes faríngeas

Área amigdalina Constituyen las paredes posterolaterales de la orofaringe.


Prácticamente la totalidad de los tumores son carcinomas
Comprende la fosa amigdalina con los pilares anterior y de células escamosas. Se diagnostican en estadios avanzados
posterior. Los tumores que asientan en esta zona se extienden dada la poca sintomatología que provocan. El primer síntoma
libremente hacia otras regiones: trígono retromolar, pared pos- puede ser un tumor lateral metastático del cuello.
terior de faringe, velo del paladar, base de lengua y seno piri- El compromiso ganglionar es alto: 25 % en los T1. 30 %
forme; por esta razón muchas veces es difícil establecer el lu- en los T2, 66 % en los T3 y más del 75 % en los T4. Son
gar de origen. En profundidad invaden la fosa pterigoidea, frecuentes las metástasis contralaterales. Los resultados de la
origen del trismo que presentan estos pacientes en situaciones cirugía y la radioterapia en los estadios iniciales son similares.
avanzadas. Los tumores del pilar anterior tienen, tendencia a En los estadios avanzados son mejores los tratamientos com-
extenderse superficialmente, mientras que los de la fosa lo binados (cirugía y radioterapia postoperatoria).
hacen en profundidad. La sobrevida para los estadios I y II es del 75 y 70 % y
La diseminación linfática de la zona se realiza a los ganglios para los estadios III y IV del 42 y 27 %, respectivamente.
del tercio superior yugular y/o ganglios submaxilares (grupos
1 y 2). Las metástasis contralaterales son frecuentes y están Nasofaringe
relacionadas con la invasión de la lengua, del paladar blando
que sobrepase la línea media o de la pared posterior de la Corresponde al tercio superior de la faringe. Está limitada
faringe. en sus paredes posterosuperior y laterales por estructuras óseas
La gran mayoría de las lesiones son carcinomas de células dependientes de la base del cráneo. Se comunica abiertamente
escamosas (78 %), linfomas (16 %), linfoepiteliomas y tumo- hacia adelante con las fosas nasales y hacia abajo, con inter-
res de glándulas salivales menores. Estos tumores se diagnos- posición del velo del paladar, con la orofaringe. El escaso es-
tican en estadios avanzados. Los síntomas iniciales son vagos pesor de las paredes mucosas sobre las estructuras óseas con-
(sensación de molestia en la garganta, otalgia) y a ellos se agre- diciona el enfoque terapéutico.
gan luego odinofagia y otros signos de invasión local, como Anatomía patológica. Se distinguen tres variedades de
trismo, disfagia, etc. Otras veces la manifestación inicial es carcinoma de células escamosas: tipo I, queratinizante; tipo
una tumoración lateral del cuello, y la lesión primaria es poco II, no queratinizante, y tipo III, indiferenciado. Este último
evidente o incluso no diagnosticable en primera instancia (tu- presenta un infiltrado linfocitario característico (linfoepite-
mor lateral de cuello con primario desconocido). lioma). También se pueden hallar linfomas, plasmocitomas,
Tratamiento y pronóstico. Las opciones de tratamiento fibro-angioma juvenil y adenocarcinomas.
son: cirugía sola, cirugía combinada con radioterapia La diseminación linfática se produce característicamente
preoperatoria o postoperatoria y radioterapia inicial con ciru- hacia los ganglios yugulares altos (grupo 2). Muchas veces el
gía de rescate ante el fracaso de la primera. En los estadios síntoma de inicio (30 %) y en oportunidades única manifesta-
iniciales la radioterapia logra buen control de la enfermedad ción de la enfermedad es la presencia de una adenopatía
local y del cuello. En los estadios avanzados, la combinación subauricular. El 70 % de los pacientes tienen ganglios clínica-
de cirugía y radioterapia postoperatoria proporciona los mejo- mente positivos en la primera consulta.
res resultados. Es característica la marcada incidencia en los chinos de
La sobrevida global a 5 años es de 38 %, 90 % para el Hong Kong, donde llega a representar el 18 % de todas las
estadio I y 17 % para el IV. neoplasias. Es de interés el hallazgo de títulos altos de
anticuerpos contra el virus de Epstein-Barr en este subgrupo
Paladar blando de población, luego demostrado en otras etnias. Dada la ubi-
cación anatómica de la región, los enfermos no presentan sín-
Estos tumores se desarrollan casi exclusivamente en la tomas tempranos. Las manifestaciones iniciales suelen ser
superficie oral. Por lo general son carcinomas de células epistaxis, halitosis, obstrucción nasal, zumbido de oídos (por
escamosas. Tienen tendencia a crecer superficialmente exten- obstrucción del orificio de la trompa de Eustaquio), y en con-
diéndose a los pilares y a la fosa amigdalina. La diseminación diciones más avanzadas, síntomas y signos relacionados con
metastática se realiza a los ganglios subdigástricos y luego a invasión de la base del cráneo y los pares craneales III, IV,
la cadena yugular. V y VI.
Son tumores de evolución lenta, poco sintomáticos, que Tratamiento y pronóstico. Dada la estructura anatómica
en ocasiones provocan odinofagia y trastornos deglutorios por de la región es prácticamente imposible lograr márgenes
alteración funcional o ulceración. Se los diagnostica fácilmente oncológicos de resección, por lo cual el tratamiento de elec-
en la inspección oral. El 40 % de los pacientes presenta ción es la radioterapia. La cirugía está reservada para casos de
metástasis ganglionares en la primera consulta. recurrencia o persistencia tumoral local o en el cuello. La

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278 SECCIÓN III. CABEZA Y CUELLO

quimioterapia está indicada como paliativo en la enfermedad ción a tóxicos (asbesto) o deficiencias nutricionales, son me-
recurrente o persistente, en la cual no se pueden practicar otros nos evidentes.
tratamientos. Anatomía patológica. La laringe está recubierta por un
El pronóstico depende del tipo histológico y el estadio; la epitelio plano estratificado en la región glótica y supraglótica
sobrevida a 5 arios varía del 15 % para el tipo I al 60 % para el y cilindrico ciliado en la subglotis.
tipo III, y del 67 % en el estadio I al 15 % en el IV. La sobrevida Hay una serie de cambios histológicos progresivos del
global libre de enfermedad a 5 años es del 29 %. epitelio laríngeo que van desde la simple leucoplasia, queratosis
y atipia, hasta el carcinoma ín situ y el carcinoma microinvasor.
Laringe Todos ellos, sin poderse afirmar que invariablemente termi-
nen su evolución en un carcinoma invasor, son manifestacio-
La laringe es un sector altamente diferenciado de la vía nes de una predisposición del epitelio del tracto aerodigestivo
aérea. Es una compleja estructura neuromuscular sobre un es- a desarrollar neoplasias. Por otra parte, la asociación de estas
queleto de cartílagos fijos y móviles, articulados entre sí. Ac- lesiones con carcinoma invasor refuerza la hipótesis. Median-
túa como conducto de paso de aire y es el órgano esencial de te microscopia electrónica se han demostrado cambios
la fonación. Mediante uniones musculares con estructuras ve- ultraestructurales indicativos de malignidad potencial en pa-
cinas (músculos esternotiroideo, tirohioideo, constrictor infe- cientes con abuso de tabaco sometidos a biopsias. Además es
rior de la faringe, músculos estilohioideos, y por intermedio frecuente la observación de estas lesiones displásícas en zo-
del hueso hioides, con los músculos milohioideo, genihioideo nas adyacentes a tumores invasores.
e hiogloso) acompaña los movimientos de la deglución. Esas lesiones premalignas pueden presentar color blanque-
Su complejo funcionamiento, su papel vital en la comuni- cino o rojizo, y estas últimas son las de mayor potencial ma-
cación oral y su ubicación central en la encrucijada aerodiges- ligno.
tiva convierten a la patología maligna en un desafío diagnósti- El 95 a 98 % de los tumores son carcinomas de células
co y terapéutico. Además, el comportamiento biológico de los escamosas, generalmente del tipo bien diferenciado, 1 %
tumores originados en las distintas regiones es diferente, de carcinomas verrugosos y el resto adenocarcinomas. linfomas
manera que no puede hablarse de tumores de la laringe como y sarcomas.
una generalidad, sino que para plantear la táctica terapéutica La mayor diferencia en la evolución natural de los carci-
adecuada hay que realizar un diagnóstico topográfico exacto nomas escamosos está dada por la zona de origen y los patro-
y tener un acabado conocimiento del comportamiento bioló- nes de drenaje linfático de las diferentes subzonas. El grado
gico de las neoplasias en las distintas localizaciones. de diferenciación y la interrelación con el tejido adyacente
Las cuerdas vocales la dividen en tres zonas: a) la supra- permiten también predecir el potencial metastático. Los tu-
glotis, que incluye la epiglotis, las cuerdas falsas, los ventrícu- mores bien diferenciados, queratinizados y que parecen estar
los y los repliegues aritenoepiglóticos; b) la glotis, desde un en contacto más que invadir los tejidos vecinos, tienen menor
plano que pasa por la parte media del ventrículo a otro sobre potencial metastático y consecuentemente mejor pronóstico.
el borde superior del cartílago cricoides, constituida por las Otros elementos que predicen el comportamiento son: 1)
cuerdas vocales, comisura anterior y apófisis vocal de los el tamaño: mayor de 2 cm, mayor potencial metastático; 2) la
aritenoides, y c) la subglotis, desde 1 cm por debajo de las ubicación: los tumores supraglóticos, debido a la profusa red
cuerdas vocales al límite inferior del cricoides. linfática de la zona, tienen una incidencia mayor de metástasis
Debido al diferente origen embriológico de las distintas microscópicas (23 % al 50 % para todas las subzonas y esta-
zonas y al drenaje linfático independiente de aquéllas, la la- dios combinados al momento del diagnóstico). En los tumores
ringe puede considerarse como una estructura compartimenta- glóticos, la casi inexistente red linfática de las cuerdas condi-
lizada. ciona un potencial metastático prácticamente nulo. Los
La supraglotis tiene una rica red linfática que condiciona carcinomas infraglóticos, generalmente circunferenciales, se
una alta frecuencia de metástasis cervicales. En cambio, la re- extienden hacia la tráquea y tejidos adyacentes. Tienen una
gión glótica no tiene prácticamente red linfática. Por otra par- frecuencia de metástasis cervicales del 20 % al 30 %.
te, el drenaje linfático de la mitad derecha de la laringe es Diagnóstico. El carcinoma supraglótico infrecuentemente
independiente del izquierdo y las estructuras supraglóticas de provoca síntomas tempranos (otalgia, molestias al deglutir,
las infraglóticas. Estos conceptos, que condicionan en parte el intolerancia a los alimentos fríos o calientes); lo habitual como
comportamiento de estas lesiones, son de utilidad en la plani- primer síntoma es una adenopatía cervical. La disfonía, la di-
ficación de los tratamientos. ficultad respiratoria y la aspiración de saliva o alimentos son
Epidemiología. El cáncer de laringe representa alrededor síntomas tardíos.
del 1% de todos los tumores. La relación hombre/mujer es de Los carcinomas de las cuerdas vocales, por el contrario,
10:1, probablemente porque el hábito de fumar está más di- causan síntomas muy precozmente por alteración en la vibra-
fundido en los hombres. La mayor incidencia se encuentra entre ción de las cuerdas vocales. Cualquier paciente con alteración
los 40 y 70 años. de la voz o ronquera persistente debe hacerlo sospechar, y es
Etiopatogenia. La relación causa-efecto con el tabaco ha imperioso realizar una laringoscopia indirecta y/o una fibro-
sido claramente demostrada. Se ha calculado que el riesgo re- laringoscopia. Los carcinomas subglóticos no producen sínto-
lativo para los fumadores es 39 veces mayor que para los no mas tempranos y generalmente se diagnostican en estadios
fumadores. Incluso se ha observado en Francia la mayor inci- avanzados cuando provocan dificultad respiratoria, hemorra-
dencia entre los fumadores de cigarrillos sin filtro. El aumen- gia o invasión de zonas adyacentes (glotis, esófago).
to del número de mujeres fumadoras explica la creciente inci- Tratamiento. El plan de tratamiento incluye alguno de
dencia. El consumo de alcohol parece potenciar el efecto del estos tres elementos solo o en combinación: cirugía, radiote-
tabaco. rapia y quimioterapia. El objetivo principal es curar la enfer-
Otros factores, como predisposición hereditaria, exposi- medad con la menor secuela, si es posible conservando la fun-

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24. TUMORES DEL TRACTO AERODIGESTIVO 279

ción principal de la laringe: la voz. El especialista debe valo- inferior del cartílago cricoides. Se subdivide en tres zonas: los
rar muy bien el tratamiento, ya que un enfoque muy conserva- senos piriformes, donde asientan el 70 % de los tumores de
dor por preservar la laringe puede poner en peligro la vida del esta zona, la región postcricoidea y las paredes posterolaterales.
enfermo; y una conducta muy radical, por falta de experiencia Epidemiología. Estos tumores son más frecuentes en hom-
en el uso de técnicas preservadoras o el desconocimiento de bres que en mujeres (3/1 ). se asocian al hábito de fumar y
tratamientos alternativos, puede llevar al sacrificio del órga- beber alcohol, y también al síndrome de Plummer-Vinson.
no. Anatomía patológica. El 85 % de las lesiones correspon-
Supraglotis. Los estadios tempranos (III) pueden tratarse den a carcinomas de células escamosas, por lo general pobre-
indistintamente con radioterapia o cirugía preservadora. La mente diferenciados. El resto son linfomas. carcinomas de glán-
sobrevida a 5 años es similar con ambos procedimientos (esta- dulas salivales menores (carcinoma adenoquístico, adenocarci-
dio I 73-80 %; estadio II 50-58 %). El manejo de los ganglios noma) y carcinoma indiferenciado.
cervicales es de fundamental importancia dado el alto porcen- Son tumores agresivos caracterizados por invasión local y
taje de metástasis ocultas (32 %). La mitad de los pacientes altos índices de metástasis regionales (seno piriforme 75 %,
con ganglios positivos presentan una recurrencia en el cuello: pared faríngea 60 % y área postcricoidea 40 %), en todos los
y el 20 % de los cuellos negativos homolaterales presentarán niveles del cuello. No son infrecuentes las metástasis a distan-
metástasis contralaterales. Por estas razones es de indicación cia (24 %'). El diagnóstico suele ser tardío. El 50 % de los
precisa el vaciamiento funcional o radioterapia bilateral en los pacientes se presentan con metástasis cervicales en la primera
cuellos NO. consulta. Frecuentemente invaden estructuras vecinas ¡larin-
Las lesiones avanzadas (estadios III y IV) deben ser trata- ge, esófago cervical, base de la lengua). Los síntomas son poco
das mediante la combinación de cirugía (generalmente larin- evidentes, y en general la resección radical es de elección.
gectomía total y vaciamiento del cuello) y radioterapia Tratamiento. Los estadios tempranos (I y II) tienen indi-
postoperatoria. cación de radioterapia. En los estadios III y IV, no habiendo
Glotis. El carcinoma in situ puede ser curado indistinta- contraindicaciones de resecabilidad (invasión de planos prever-
mente en un porcentaje muy alto con radioterapia, láser o ci- tebrales) y en ausencia de metástasis a distancia, el tratamien-
rugía. La ventaja de la irradiación, es que representa un trata- to de elección es la resección radical (laringofaringectomía.
miento definitivo, que no necesita anestesia general y que brin- que incluye generalmente el esófago cervical, y vaciamiento
da una buena calidad de vida. La ventaja de la cirugía y el radical del cuello con reconstrucción inmediata) y radiotera-
láser es que son más simples y que reservan la radioterapia pia postoperatoria.
para una segunda eventualidad. La sobrevida global a 5 años es de 20 % a 35 % (con
Los estadios tempranos (I y II con movilidad de cuerda ganglios cervicales positivos del 6 % al 10 %).
conservada) son tratados con igual resultado mediante radio- Los protocolos de investigación sobre preservación de ór-
terapia o cirugía (hemilaringectomía). La calidad de la voz es ganos que incluyen la hipofaringe no ofrecen hasta el momen-
sustancialmente mejor con la primera; la cirugía se usa como to resultados promisorios.
rescate en la recurrencia postirradiación. En los estadios II con
movilidad de cuerda disminuida está indicada la hemilarin- Cavidad nasal y senos paranasales
gectomía. La sobrevida global a 5 años es: estadio I 82 % a
96%; estadio II 51 % a 84 %. La cavidad nasal, ubicada en la región centrofacial. se di-
El tratamiento de las lesiones avanzadas (estadio III) es vide en tres subzonas: el vestíbulo, el antro nasal y los cornetes.
quirúrgico (laringectomía total y eventual vaciamiento gangho- A su alrededor, dispuestos de a pares, se ubican ios senos
nar cervical) más radioterapia postoperatoria. Algún subgrupo paranasales: maxilares, etmoidales, esfenoidales y frontales.
de pacientes (lesiones confinadas a la cuerda) pueden ser tra- Los límites anatómicos son de importancia ya que las lesiones
tados con cirugía preservadora, hemilaringectomía o radiote- raramente se diagnostican en forma temprana y comprometen
rapia. La sobrevida a 5 años varía entre 55 % y 72 %. estructuras vecinas. En el seno maxilar se originan del 75 al
El grupo de tumores en estadio IV es heterogéneo. El tra- 77 % del total y en las celdillas etmoidales del 20 al 22 %. Los
tamiento convencional incluye cirugía (laringectomía y tumores primarios de los senos esfenoidai y frontal son muy
vaciamiento ganglionar del cuello) y radioterapia postope- poco frecuentes.
ratoria. La sobrevida a 5 años oscila entre 25 % y 30 %. Anatomía patológica y epidemiología. El 70 % son
Desde hace unos años la quimioterapia asociada a la ra- carcinomas de células escamosas o indiferenciados. Ocurren
dioterapia ha abierto posibilidades en el tratamiento del cán- principalmente en el seno maxilar. Presentan un crecimiento
cer avanzado, en un intento de conservar la laringe. La cirugía local agresivo y las metástasis ganglionares son poco frecuen-
quedaría reservada para rescate de aquellos enfermos que no tes (10 %). Un 5-20 % son adenocarcinomas y 5 % carcinomas
responden o recaen en la enfermedad. Son tratamientos expe- adenoquísticos, ambos originados en glándulas salivales me-
rimentales que deben usarse dentro de estrictos protocolos de nores. El resto corresponde a linfomas, tumores neurogénicos
investigación. (done by 007) (schwannomas malignos, estesioneuroblastoma), melanomas
Subglotis. La cirugía (laringectomía total extendida a ór- y sarcomas. El papiloma invertido es un tumor benigno parti-
ganos vecinos, si es necesario, y vaciamiento ganglionar del cularmente agresivo y con tendencia a recidivar, que en un
cuello) y la radioterapia posoperatoria constituyen el tratamien- 10-15 % de casos puede transformarse en carcinoma epider-
to de elección moide.
Es particularmente interesante la relación entre distintas
Hipofaringe sustancias inhaladas crónicamente y estos tumores. Los obre-
ros del níquel tienen un riesgo de 870 veces (la mayoría son
La hipofaringe comprende la zona de la faringe que se ex- carcinomas de células escamosas o indiferenciados); los del
tiende desde el límite superior de la epiglotis hasta el borde cromo. 21 veces (adenocarcinomas). También se lo halló aso-

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280 SECCIÓN III. CABEZA Y CUELLO

ciado a la producción de alcohol isopropílico y carbón ción para los casos limitados al seno. En estadios avanzados o
hidrogenado, al polvo de la madera y la lana. en otras localizaciones. la resección incluirá el contenido
Diagnóstico. Presentan poca sintomatología cuando están orbitario (exenteración orbitaria) o las partes blandas compro-
confinados a su lugar de origen. En el seno maxilar los sínto- metidas de la cara. Habiendo compromiso de la base del crá-
mas más tempranos suelen ser pérdida de una pieza dentaria o neo será necesario un abordaje combinado por vías craneal y
dolor; en estadios más avanzados puede observarse epistaxis facial (resecciones craneofaciales de fosa anterior, media o
o bloqueo de una fosa nasal; masa en la cavidad bucal, sínto- combinadas). La radioterapia postoperatoria mejora el control
mas relacionados con invasión de la cavidad orbitaria, diplopía local de la enfermedad. No está indicado el vaciamiento
y proptosis; trismo por invasión de fosa pterigomaxilar y mús- ganglionar profiláctico.
culos pterigoideos, o aparición de una tumoración facial. Los La sobrevida global a 5 años para el carcinoma de la cavi-
tumores del seno esfenoidal en íntima relación con los pares dad nasal es del 43 % y para el del seno maxilar del 25 %.
craneales pueden provocar parálisis del tercero, cuarto, quinto
y sexto par, asociado a cefaleas, proptosis y dolor retroocular.
Los tumores etmoidales causan síntomas por invasión de las
fosas nasales (epistaxis, bloqueo nasal), de la cavidad orbitaria BIBLIOGRAFÍA
(diplopía, proptosis) o de las fosas frontales (cefalea). Los ori-
Beenken SW, Maddox WA, Urist MM: Workup of a patient with a
ginados en el seno frontal invaden las celdillas etmoidales y mass in the neck. Advances in Surgery 28:371-382, 1995.
las cavidades orbitarias, y por excepción, la base del cráneo. Million RR, Cassisi NJ. Management of head and neck cáncer. A
Tratamiento. La maxilectomía es el tratamiento de elec- multidisciplinary approach. J.B. Lippincoot Ce, Filadelfia, 1984.

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SECCIÓN IV. MAMA

Embriología, anatomía, fisiología y semiología general de la mama.


Enfermedades benignas

Edgardo T. L. Bernardello numerosas siguen el camino inverso de la mamaria externa


para drenar en la vena axilar, mientras que las del sector inter-
EMBRIOLOGÍA no acompañan a las de la mamaria interna para penetrar en el
tórax y desembocar en la subclavia.
En la primera semana de vida intrauterina aparecen en el Los linfáticos de la mama confluyen en una primera etapa
embrión, a partir del ectodermo, las líneas o crestas de gesta- en el plexo subareolar, el cual, a su vez, drena en el plexo
ción de las mamas. Estas crestas, bien individualizables en el superficial de la mama. Desde allí el grueso de los linfáticos
segundo mes, van atenuándose luego para hacerse más visi- acompañan a la vena mamaria externa para drenar en los
bles en la región pectoral sector en que aparecen brotes simé- ganglios de dicha cadena siguiendo a las afluentes de la vena
tricos desde la futura línea axilar posterior hasta el pliegue axilar. Seguidamente la linfa progresa a través de los ganglios
submamario. De esos cuatro brotes torácicos sólo se desarro- axilares hacia el vértice de la axila, por lo general sin saltear
lla el tercero, que específicamente dará origen a las glándulas estaciones ganglionares.
mamarias normales. En la actualidad ha recobrado interés la división esquemá-
Este brote se engruesa y penetra en el corion constituyen- tica de los ganglios axilares en tres grupos: uno extemo, desde
do el primordio; éste emite prolongaciones por su cara pro- el borde externo del músculo pectoral menor, hacia afuera;
funda a manera de nuevos brotes y en número de 18 a 24, uno medio, inmediatamente por detrás del músculo pectoral
primero sólidos y que luego se ahuecan para formar los futu- menor y uno interno, desde el borde interno del músculo
ros conductos galactóforos. Estas prolongaciones se van a sub- pectoral menor hacia el vértice de la axila, señalado por el
dividir para dar origen a conductos menores y a tubos glandu- tendón de inserción del músculo subclavio.
lares ya al final de la vida intrauterina, momento en que, a
partir de una eversión de la parte más superficial, se forma el Pectoral mayor
pezón.
Trabécula fibrosa
(Lig. de Cooper
ANATOMÍA
Grasa
Macroscopia. La mama es un órgano par de forma premamaria
semiesférica o cónica en la pubertad, situada en la pared ante-
rior del tórax, entre la 3a y la T costilla en el plano vertical y
entre el sector paraesternal y la línea axilar anterior en el pla-
no horizontal, en el que mide de 10 a 12 cm, tamaño que varía Músculo areolar
de acuerdo con la talla.
Está constituida por tejido epitelial —glandular— y tejido Pectoral menor
conectivo —estroma—, rodeada en toda su extensión por teji-
do adiposo, el que también existe en el sector intraglandular.
Está cubierta por la piel, la que presenta un engrasamiento en
la zona central a nivel de la desembocadura de los conductos
galactóforos: el pezón y la aréola. El órgano apoya sobre la Lóbulo
aponeurosis anterior del músculo pectoral mayor (fig. 25-1).
Recibe irrigación, por su parte externa, de ramas de la
arteria mamaria externa, que a su vez es rama de la axilar; por
la parte interna de ramas perforantes de los espacios intercos-
tales tercero, cuarto y quinto a través de ramas de la mamaria Seno
interna, rama de la subclavia; y por su cara profunda a partir galactóforo
de arterias perforantes ramas de las intercostales, que nacen Conducto
galactóforo
en la arteria aorta.
Las venas acompañan el trayecto de las arterias. Las más Fíg. 25-1. Anatomía de la mama.

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^mm mm

282 SECCIÓN IV. MAMA

La inervación de la mama depende de ramos de los ner- SEMIOLOGÍA GENERAL


vios intercostales: 4o, 5° y T para la glándula y 2o al T para la
piel. Antecedentes
Microscopía. La unidad anatomofuncional de la mama es
la unidad canaliculolobulillar, la que alcanza su máxima acti- Se deben indagar los antecedentes hereditarios y los per-
vidad durante el embarazo y la lactancia, pero que sufre varia- sonales. Entre los hereditarios el más importante es. el antece-
ciones cíclicas durante los períodos menstruales. dente de un cáncer de mama por vía materna en un familiar de
Durante la fase progestacional el epitelio de la unidad primer grado: madre, hermana, abuela, que está presente en
canaliculolobulillar muestra actividad mitótica, con prolifera- más del 25 % de las enfermas con esta patología.
ción de los conductillos intralobulillares. En la fase estrogénica Los antecedentes personales están referidos a la actividad
los conductillos muestran un revestimiento epitelial de dos hormonal: edad de la menarca, número de embarazos, tipo de
capas de células. ciclo menstrual, edad de la menopausia, tratamientos hormo-
Durante el embarazo aumenta el número de lobulillos en nales y no hormonales —en la actualidad, reemplazo hormo-
actividad y en el período de lactancia los conductillos intralobu- nal--, calidad de la dieta.
lillares se dilatan —verdaderos ácinos— y se acumula en ellos Entre los antecedentes de enfermedad mamaria previa, si
la secreción láctea. la paciente tuvo ya un carcinoma de mama, existe una posibi-
Luego de la lactancia la glándula vuelve a su estado ante- lidad mayor de un cáncer en la otra mama o de una recidiva en
rior y así repite sus ciclos durante cada embarazo. Con la me- la misma mama. Si ha padecido fibroadenoma o quiste, pue-
nopausia los lobulillos se atrofian y hay marcada disminución den aparecer nuevas formaciones de este tipo pues estas pato-
de los mismos, pero los conductos medianos y grandes se logías son muchas veces múltiples y bilaterales. Si se forma
mantienen y, más aún, sufren dilataciones quísticas. un tumor debajo de una cicatriz de un fibroadenoma operado
no mucho tiempo atrás, casi siempre se trata de un tumor
phyllodes. El antecedente de derrame por el pezón tiene im-
FISIOLOGÍA portancia en una posible mastitis a células plasmáticas.
La edad de las pacientes es un dato epidemiológico de va-
La glándula mamaria sufre, durante todo su desarrollo y lor. Por debajo de los 20 años es excepcional la presencia de
también durante su actividad, constantes procesos evolutivos cáncer de mama. Se trata o bien de un fibroadenoma o de al-
e involutivos. En la época embrionaria se forman los cana- guna de las displasias no cíclicas o selectivas (hiperplasia
lículos; en la adolescencia el sistema lobuloalveolar; en la lobulillar simple, displasia proliferativa juvenil focalizada).
madurez sexual aparecen los ácinos y se producen cambios Entre los 20 y 30 años de edad prevalece el fibroadenoma,
evolutivos e involutivos con cada ciclo menstrual. Pero es du- es muy rara la aparición de quistes pero ya comienza el cáncer
rante el embarazo cuando se suceden los cambios estructura- (2 a 3 % del total de los mismos). Entre los 30 y 40 años la
les específicos con la diferenciación epitelio-canalicular, la sintomatología dolorosa es patrimonio de la displasia mamaria
dilatación acinar y por último la secreción láctea a partir del cíclica, pero ante la presencia de un tumor clínico se debe pen-
alumbramiento, momento en que la glándula mamaria alcan- sar tanto en fibroadenoma como en quiste o en cáncer. Entre
za su función de glándula de secreción externa. los 40 y 50 años se encuentran el quiste y el cáncer, con la
Al finalizar la lactancia la glándula involuciona y retoma aparición del tumor phyllodes. Por encima de los 50 años pre-
su estado previo al embarazo con sectores que evolucionan e valece el cáncer. Pero a pesar de la esquematización expuesta,
involucionan con los ciclos menstruales para volver a desa- en función diagnóstica el médico debe pensar en cáncer de
rrollarse activamente ante otro embarazo. mama a cualquier edad.
Con la menopausia la mama entra en regresión y sufre
marcada atrofia del tejido glandular, el que es reemplazado
por tejido adiposo. Examen físico
Estos procesos dependen de un adecuado funcionamiento
del sistema endocrino, siendo los principales responsables los Inspección. Debe hacerse en un ambiente bien iluminado,
estrógenos, la progesterona y la prolactina. También intervie- primero frente a la paciente sentada, para observar la forma y
nen en el desarrollo de la glándula mamaria las gonadotrofinas, el tamaño de las mamas, la superficie cutánea, la circulación
la somatotrofina y la tirotrofina. venosa, la presencia de eritema, edema o piel de naranja y de
Los estrógenos son mamotróficos al promover el crecimien- costras o ulceraciones. Hay que reparar en la más mínima
to de la mama en la pubertad y mantenerlo y desarrollarlo has- asimetría, la que se acentúa cuando la enferma levanta los bra-
ta los primeros meses del embarazo. Estimulan el crecimiento zos o cuando, con las manos en las caderas, efectúa contrac-
de los canalículos y la formación de brotes lobulillares. ción de los músculos pectorales. Con la paciente sentada fren-
La progesterona actúa completando el desarrollo de la glán- te al examinador se aprovecha para palpar las regiones
dula mamaria ya iniciado por los estrógenos. Estimula la dife- ganglionares (axila, supraclavicular y subclavicular).
renciación de los lobulillos. Antes de efectuar el examen clínico con la paciente acos-
La prolactina es responsable de la lactogénesis —forma- tada, debe pedírsele que extienda los brazos —o que los colo-
ción láctea— y de la lactopoyesis —mantenimiento de la que sobre el respaldo de una silla— e incline el torso hacia
lactancia—. Durante el embarazo, a pesar de existir valores adelante. Con esta maniobra puede también ponerse en evi-
altos en sangre, permanece inhibida por los esteroides sexua- dencia un pequeño hoyuelo de depresión o marcarse más to-
les; éstos, al descender durante el parto, permiten su libera- davía el observado con la paciente sentada.
ción y la lactación, la que se desencadena durante la succión a Palpación. Comienza con la paciente sentada y luego se
través de las vías que estimulan, además de la secreción de completa en posición acostada. Se realiza primero un reco-
prolactina, la secreción de oxitocina, la cual actúa sobre las nocimiento a mano llena y luego la palpación digital "tocando
células míoepiteliales que promueven la eyección láctea. el piano" y siguiendo un orden por cuadrantes. Si se encuentra

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25. EMBRIOLOGÍA. ANATOMÍA. FISIOLOGÍA 283

un nodulo, se analizan sus características de acuerdo con la Tabla 25-2. Aspectos semiológicos simulados
tabla 25-1. de tres nodulos mamarios
Edad 25 años 42 años 60 años
Tabla 25-1. Semiología de los nodulos mamarios Forma o\oíde esférica esférica
Tamaño 2 x 5 em 3 cm 2 cm
Propiedades Características Consistencia dura blanduja dura
Superficie lisa lisa irregular
Localización de acuerdo a horas del reloj
Bordes netos netos esfumados
Forma esférica-ovoide-irregular Movilidad dentro glándula con glándula fija
Tamaño en cm
Adherencia no no a piel
Consistencia dura-renitente-blanda Hoyuelo provocado no no sí
Superficie lisa-abollonada-irregular
Piel de naranja no no no
Bordes netos-esfumados-irregulares . Ganglios axilares no no sí (positivos)
Movilidad no-sí dentro o con la glándula
Fijeza no-sí a ...
Hoyuelo no-sí espontáneo o provocado
Piel de naranja no-sí espontánea o provocada Dolor. Es la causa más frecuente de consulta en mastología,
por lo general debido a patología benigna por causa displásica.
inflamatoria o infecciosa, y muy pocas veces producido por
Hay que buscar también signos provocados si no estaban tumor neoplásico.
presentes a la inspección, o bien remarcarlos si eran dudosos: El dolor de causa inflamatoria es más unilateral que bila-
pequeños hoyuelos o piel de naranja, aflojando con la pinza teral. Si es bilateral, no tiene relación con los ciclos o con el
digital la tensión de la piel sobre el sector sospechoso, o sobre premenstruo como en las displasias mamarias, ni se acompa-
el tumor. ña de fiebre, alteraciones de la piel o adenopatía axilar como
Para investigar la presencia de derrame por el pezón se en las infecciones. Puede aparecer dolor en los quistes de cre-
efectúa presión en la zona areolar y paraareolar siguiendo el cimiento rápido y en el carcinoma inflamatorio.
sentido de las agujas del reloj. Si la maniobra fuera negativa, Derrame por el pezón. Cuando no se acompaña de otros
se realiza la expresión difusa de la mama. Si se obtiene derra- signos mamarios, adquiere mayor importancia pues puede ser
me con alguna de las maniobras descritas, se envían muestras la única manifestación de una lesión papilar o.de un carcinoma,
para citología. aun con mamografía negativa. Por ello el examen clínico que
lo pone de manifiesto cobra valor al localizar el sector mamario
enfermo y además permitir su citología. La tabla 25-3 (Uriburu,
Signos y síntomas 1965) muestra la clasificación y la posible etiología de los
derrames por el pezón. Los derrames serosanguinolentos o
Tres son los signos y síntomas fundamentales en masto- sanguinolentos que aparecen por un poro a la presión de de-
logía: tumor o nodulo, dolor y derrame por el pezón. terminado sector areolar o paraareolar, son altamente sospe-
Tumor o nodulo. Puede adquirir distintas características. chosos de malignidad.
Desde el punto de vista didáctico se resume con ejemplos si-
mulados una metodología de análisis en la tabla 25-2, aunque
cada tumor será descrito en particular. Exámenes complementarios
El primer ejemplo en una paciente de 25 años reúne todas
las características clínicas de los tumores benignos. El segun- En la actualidad el diagnóstico en patología mamaria es
do presupone un quiste por la edad de la paciente y la consis- combinado: clínico y mamográfico siempre, ecográfico de
tencia. El tercero, mujer de 60 años, con tumor fijo adherido a acuerdo con el criterio del examinador, así como también la
piel y hoyuelo espontáneo, es altamente sugestivo de indicación de punción citológica o histológica. Pero el diag-
carcinoma. Los datos expuestos deben analizarse en concor- nóstico definitivo lo da la biopsia quirúrgica.
dancia con todos los elementos de diagnóstico y los hallazgos Mamografía. Es un estudio indispensable. Cuando la clí-
de las regiones ganglionares. nica es negativa, la placa mamográfica puede poner en evi-

Tabla 25-3. Cla sificación de los derrames por el pezón en cinco tipos (Uríburu.)

TIPO A B C2 Cl D

MACROSCOPIA Seroso Opalescente verde, Sanguinolento Serosanguinolento o Sanguinolento


amarillento, espeso sanguinolento

MICROSCOPÍA Células de seudo- Células de seudo- Glóbulos rojos, sin Glóbulos rojos, col- Células epiteliales
calostro calostro, elementos células gajos células epite- atípicas
Células epiteliales de infección: neu- líales típicas
aisladas trófilos, linfocitos

ETIOLOGÍA Displasia mamaria; Conductos dilata- Granuloma intraca- Tumor papilar Cáncer
a veces tumor papi- dos, galactoforitis nalicular hemorrá- Cáncer
lar (un poro) gico Papilomatosis dis-
plásica

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284 SECCIÓN IV. MAMA

dencia lesiones sospechosas no palpables que permiten el diag- autor no comparte— que no operan la patología benigna cuando
nóstico de carcinomas subclínicos. Aun con mamografía nor- lo avala una punción.
mal, su valor radica en que proporciona un estudio de base Biopsia quirúrgica. La biopsia quirúrgica—obtención de
para comparar con mamografías posteriores. un trozo de tejido en el vivo para certificar el diagnóstico de
Las indicaciones de la mamografía se resumen en la tabla una enfermedad— puede ser diferida o por congelación. A su
25-4 y sus hallazgos en la tabla 25-5. No siempre los signos vez, la toma de una biopsia diferida puede hacerse directa-
mamarios de benignidad y de malignidad definen en forma mente o bien a través de lo que se denomina biopsia radioqui-
categórica la enfermedad, si bien la experiencia señala que rúrgica, la cual se utiliza para lesiones no palpables en las que
aun los carcinomas de muy pequeño tamaño muestran alguno éstas deben ser marcadas previamente, la mayoría de las veces
de los signos de malignidad. (done by 007) por mamografía —estereotaxia— y las menos por ecografía.
Signos mamo gráficos de benignidad. La opacidad de den- Las indicaciones de cada tipo de biopsia se esquematizan en
sidad homogénea y borde neto con halo de seguridad es la la tabla 25-6.
imagen típica que muestran los nodulos benignos como los
quistes y los fibroadenomas. Tabla 25-6. Tipos e indicaciones de la biopsia de mama
En calcificaciones, las grandes macrocalcificaciones de los
fibroadenomas, las calcificaciones en anillo de sello o en taza Diferida
de té de las citoesteatonecrosis, y las microcalcificaciones no Congelación Propiamente Por punción Radioquirúrgica
agrupadas de las displasias mamarias, son los signos más co- dicha
munes.
Ecografía. El estudio ecográfico de las mamas —cada vez Todo nodulo Todo nodulo Lesión sospe- Lesión sólida
más utilizado— es el método incruento más sencillo para de- palpable sos- palpable sos- chosa no pal- no palpable
finir un nodulo o una opacidad mamográfica como sólida o pechoso de pechoso de pable no pasi- (opacidad o gru-
quística. En el primer caso mostrará ecos en el interior y en el malignidad benignidad. ble de trata- po sospechoso de
segundo ausencia de los mismos. Patología de miento quirúr- microcalcifica-
Dentro de los nodulos sólidos, los ecos interiores pueden pezón. Derra- gico primario. ciones)
me por el pe- Lesiones avan-
distribuirse en forma regular (benignidad) o irregular (malig- zón. Lesiones zadas
nidad), los bordes de la opacidad pueden también ser regula- papilares
res (benignidad) o irregulares (malignidad) y puede existir re-
fuerzo de la pared posterior (benignidad) o sombra acústica
posterior (malignidad). La biopsia más utilizada es la biopsia por congelación,
Punción. La punción citológica es un método complemen- que es la que informa el patólogo en la propia sala de opera-
tario más. Hasta el presente, el diagnóstico por punción no ciones para que la cirugía continúe o no de acuerdo con el
anula la biopsia quirúrgica, salvo para los casos de carcinomas hallazgo. Pero la aparición de las lesiones no palpables y la
localmente avanzados o en aquellos centros —opinión que el indicación de la neoadyuvancia han reactualizado el uso de la
biopsia diferida, la que puede informarse en sólo 48 horas. La
biopsia por punción es una variante de la biopsia diferida en
Tabla 25-4. Indicaciones generales de la mamografía la que se utilizan las simples agujas de inyección para tomar
material por aspiración o agujas especiales tipo "trocar" que
1. Paciente de alto riesgo toman una muestra de tejido.
2. Luego de la primera consulta (mayor de 35 años)
3. Paciente que va a operarse de mama
4. Control de cirugía mamaria (benigna o maligna) ENFERMEDADES BENIGNAS
5. Para detección de carcinoma preclínico
Anomalías

Tabla 25-5. Principales hallazgos mamográficos Se producen por un defecto del desarrollo embrionario.
de los nodulos mamarios Del primitivo brote ectodérmico de la pared ventral en la que
se forman 7 u 8 pares mamarios, sólo perdura el 4o, que en su
PROPIEDADES BENIGNOS MALIGNOS desarrollo da origen a las mamas. El crecimiento incompleto
o la ausencia total del mismo, o bien la persistencia de los
Opacidad circunscripta circunscripta o no otros brotes que debían haberse atrofiado, dan origen a algu-
Densidad homogénea no homogénea nas de las anomalías mamarias que pueden ser en menos o en
Bordes netos irregulares más (Uriburu, 1977).
Halo de seguridad si-no no Anomalías en menos. Se produce por falta de desarrollo
Espíenlas no sí o por desaparición completa de los brotes mamarios. Com-
Microcalcificación no SI
Macrocalciflcación no-si no prenden diversas afecciones.
Hipomastia o hipoplasia mamaria. Es la ausencia de glán-
dula, pero con persistencia del complejo aréola-pezón.
Amastia o amazia. Es la falta completa y total de la mama:
5;

no aumentada glándula, aréola y pezón. Cuando este defecto está asociado a


Retracción de piel no sí-focalizada deformidades de la pared anterior del tórax y del miembro
Edema de piel no sí-focalizado superior homolateral, se constituye el síndrome de Poland:
hipomastia o amazia (o amastia) con agenesia de la parte
esternal del músculo pectoral mayor, a lo que se agregan anor-

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25. EMBRIOLOGÍA. ANATOMÍA. FISIOLOGÍA 285

malidades de los cartílagos y arcos costales anteriores y del poco móvil, que la ecografía mostrará en detalle con su conte-
miembro superior (acortamiento, sindactilia) y déficit del ve- nido líquido.
llo axilar y del tejido celular subcutáneo en la región pectoral. El tratamiento del hematoma es la punción y evacuación,
Atelia. Es ia agenesia o falta completa del pezón. que suele ser suficiente. Cuando los hematomas están más or-
Todas las afecciones expuestas se corrigen exclusivamen- ganizados, requieren la resección para abreviar considerable-
te por razones estéticas, ya sea con el implante de prótesis o mente el período de curación. Si se agrega infección, se ia
mediante el tallado de colgajos subcutáneos. trata como una mastitis o como un absceso de acuerdo con el
Anomalías en más. Se ven con mayor frecuencia que las grado de evolución.
anomalías en menos y se producen por la persistencia y de- Una consecuencia tardía de los traumatismos es la necrosis
sarrollo de los brotes mamarios primitivos a lo largo de la lí- grasa o citoesteatonecrosis.
nea ventral y hasta por brotes en lugares anómalos: hombro, Necrosis grasa. La necrosis grasa o citoesteatonecrosis es
dorso. un proceso reactivo tisular que acompaña a la mayoría de los
Polimastia. Es la existencia de más de dos glándulas traumatismos, aun también al quirúrgico.
mamarias completas, incluido el complejo aréola-pezón. Se El hematoma que se forma después del traumatismo oca-
localiza con más frecuencia en la región axilar, que corres- siona isquemia del tejido adiposo por compresión vascular,
ponde al segundo par. isquemia que lleva a su lisis y a la producción de un granuloma
La paciente presenta un bulto en la axila con aréola y pe- lipofágico, que con el tiempo puede hialinizarse o calcificarse.
zón que en ocasiones tiene sintomatología dolorosa cíclica y Todo este proceso suele pasar inadvertido desde ei punto
que aumenta de volumen durante el embarazo. En la lactancia de vista clínico y ser sólo un hallazgo mamográfico. Si la mag-
puede tener derrame lácteo. El examen mamográfico pone en nitud del proceso es grande y toma una considerable cantidad
evidencia la presencia de glándula mamaria. de tejido, se palpa un tumor duro, de superficie irregular, de
El tratamiento es quirúrgico y se lo indica sólo en las pa- bordes poco netos, indoloro, móvil con la glándula ¡en otras
cientes con sintomatología o bien por razones estéticas. Con- palabras, con características sospechosas de malignidad), que
siste en efectuar una losange de piel con resección de todo el hasta puede dar fenómenos de retracción cuando ocupa la zona
tejido glandular. retroareolar. El diagnóstico de necrosis grasa lo da la mamo-
Mama aberrante. La mama aberrante tiene los mismos grafía: opacidad redondeada con centro radiotranslúcido ro-
orígenes que la polimastia, pero a diferencia de ella no existe deada por un halo denso, en ocasiones calcificado.
el complejo aréola-pezón. Desde el punto de vista clínico pue- Sólo deben operarse las lesiones clínicas que pueden si-
de existir dolor que acompaña al de las mamas en la tensión mular u ocultar un cáncer.
premenstrual.
El diagnóstico es clínico-mamográfico. La mamografía es
terminante al demostrar la presencia de glándula en la tumora- Infecciones
ción, a diferencia de la lipomastia que contiene tejido adiposo.
El tratamiento es quirúrgico, similar a lo expuesto en poli- Las infecciones de la glándula mamaria se dividen en agu-
mastia. das y crónicas.
Politelia. Es la presencia de más de dos pezones. Suele Mastitis aguda. Es la infección de la mama más común
ubicarse cerca del pliegue submamario en el sector del 5° par, durante el embarazo y la lactancia. El proceso suele asentar en
y presentarse como una pequeña saliencia pigmentada de al- el tejido glandular —verdadera mastitis— o bien en el tejido
rededor de 3 mm. Es pasible de resección por motivos estéti- celular que cubre su cara anterior o posterior —paramastitis—.
cos. Durante la lactancia, la puerta de entrada de los gérmenes
es el pezón, a través de grietas en la piel que lo recubre, o bien
directamente por medio de los conductos galactóforos. Cola-
Traumatismos bora en la aparición de esta patología la mama muy conges-
tionada de leche. La infección por vía hematógena es más rara
La mama, por ser un órgano de ubicación externa, se halla en este período, aunque no fuera de él en enfermas con otros
muy expuesta a los traumatismos. focos infecciosos en actividad.
Contusiones. Las contusiones, aun las de magnitud mo- La mastitis aguda es de comienzo rápido. Sobre una mama
derada, provocan dolor. Este puede ser intenso y comprende congestionada aparece dolor, que no cede o cede poco des-
toda la mama. A las pocas horas aparece edema y a las 48 pués de cada amamantamiento, y que aumenta de intensidad
horas una equimosis extensa que se extiende por gravedad. en forma rápida. Luego aparece eritema y se va delimitando el
En el examen clínico la palpación es dificultosa por el do- tumor para completarse la tetrada de Celso: tumor, dolor, ca-
lor espontáneo, aunque se puede reconocer un aumento global lor y rubor. Al cuadro se le agrega fiebre y pueden aparecer o
de tensión en la mama. A medida que transcurre el tiempo, el no adenopatías axilares dolorosas a la palpación.
tratamiento con hielo, analgésicos y antiinflamatorios dismi- Si no se prescribe un tratamiento correcto, el dolor aumen-
nuye el dolor, el edema y la tensión de la mama, y la mancha ta y el rubor se extiende a toda la mama. El tumor poco defini-
equimótica se desplaza más. La palpación va circunscribien- do del comienzo —más induración que tumor— se delimita a
do una tumoración en la zona del golpe propiamente dicho, un amplio sector de la mama. La palpación reconoce un tumor
tumoración que debe seguir disminuyendo de volumen a me- duro, de bordes imprecisos, muy doloroso, cuya presión con
dida que transcurren los días, hasta desaparecer después del la yema del dedo deja godet. Si la lesión evoluciona hacia la
mes, momento en que recién es oportuno pedir un examen abscedación, el tumor se reblandece.
mamográfico. Cuando el proceso infeccioso es muy profundo y contacta
En ocasiones, a los pocos días del traumatismo puede apa- con el músculo pectoral mayor, la mama protruye hacia ade-
recer un hematoma con características propias: tumor doloro- lante y puede estar ausente el eritema, pero no así el signo de
so, de consistencia poco dura y hasta fluctuante en ocasiones, godet.

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286 SECCIÓN IV. MAMA

En la generalidad de las mastitis no tratadas o con trata- cuando se cierra la fístula. Pero como continúa la patología
miento insuficiente, la colección busca drenaje al exterior a de base —conductos dilatados y obliteración del ducto—, lue-
través de la piel, lo que da lugar a la formación de fístulas que go de un tiempo se repite el cuadro con iguales características
pueden llevar el proceso a la cronicidad. y se restablece esa fístula o aparece otra, hasta que la o las
El estudio por imágenes de excelencia frente a una posible mismas no cierran pues se recubren de tejido escamoso y se
mastitis aguda es la ecografía, en especial si existe colección, hacen crónicas.
pues la define y ubica. También es de utilidad si hay más de un Esta enfermedad es de tratamiento quirúrgico: resección
foco de colección. La mamografía no es necesaria, salvo que del trayecto fistuloso y del galactóforo enfermo.
se sospeche la posibilidad de un cáncer agudo.
El diagnóstico diferencial más importante es con el cáncer
agudo o inflamatorio de mama, en especial cuando la mastitis Displasias mamarias
ocurre fuera de la época de lactancia.
En el cáncer agudo no hay fiebre; el dolor —si lo hay— es Definición. Las displasias mamarias constituyen un grupo
estable y no de mucha magnitud, y el eritema es más pálido. de enfermedades de frecuencia relativamente alta, consecuen-
Aquí sí debe indicarse una mamografía, que además del marca- cia, la mayoría de las veces, de trastornos hormonales que pro-
do edema de piel y de la trama glandular, puede mostrar ducen cambios persistentes en la unidad ductolobulillar, tanto
microcalcificaciones agrupadas, aunque es difícil que defina en el componente epitelial como en el conjuntivo propio. El
directamente el tumor. Siempre se impone la biopsia. término displasia mamaria es el más difundido en habla his-
En sus primeros estadios las mastitis agudas requieren tra- pana, mientras que el más antiguo es enfermedad fibroquística.
tamiento médico: antibióticos efectivos contra estafilococos, Clasificación. Las displasias mamarias se dividen en cí-
que son los gérmenes etiológicos más frecuentes. Cuando la clicas y no cíclicas o selectivas. Las razones de esta división
lesión se ha abscedado, puede efectuarse como primer paso la se resumen en la tabla 25-7.
evacuación de la colección por aspiración con aguja gruesa,
sin abandonar la terapéutica con antibióticos. Si fracasa, hay
Tabla 25-7. Diferencias entre la displasia mamaria cíclica
que drenar ampliamente el foco debridando con energía sus y las displasias mamarias no cíclicas o selectivas
límites para destruir posibles tabicamientos (por ello es acon-
sejable trabajar con anestesia general). Si el drenaje es insufi- Cíclicas No cíclicas
ciente la enfermedad se hace subaguda lo que dificulta la cu-
ración. Si la colección se organiza, hay que resecarla. Afectan a la mujer cíclica Pueden no afectar a mujer cíclica
Mastitis crónica. Las mastitis crónicas pueden ser ines- Son bilaterales Son unilaterales
pecíficas y específicas. De estas últimas, la única que tiene un Son difusas Son focalizadas
interés relativo es la tuberculosa, muy poco frecuente en la Más en el premenstruo No se acentúan en el premenstruo
Son cíclicas No sufren cambios cíclicos
actualidad. Frecuente etiología hormonal No tienen etiología definida
La mastitis crónica piógena es fácil de sospechar cuando Responden al tratamiento No responden al tratamiento
es el corolario del tratamiento insuficiente de una mastitis agu- médico médico
da. Pero cuando el cuadro es de comienzo solapado, se pone
de manifiesto como tumor de aparición más o menos rápida,
sin dolor o con moderado dolor a la palpación. Este tumor es
de consistencia dura, superficie irregular, bordes poco netos y Displasia mamaria cíclica
tiene poca movilidad, lo que hace pensar más en un tumor
maligno que en un nodulo benigno, duda diagnóstica que no Epidemiología. Ocurre en la mujer cíclica entre los 20 y
aclara la mamografía. La ecografía es de gran utilidad, más 50 años de edad. Se la observa por lo general en mujeres
aún si reconoce una colección. Siempre debe resecarse. nulíparas o que han tenido pocos hijos, de buen nivel socio-
Existen otras enfermedades infecciosas que merecen des- económico, que abusan de dietas ricas en grasas o con alto
tacarse por alguna característica en especial. Ellas son el abs- contenido de metilxantinas. Las situaciones continuas de estrés
ceso subareolar recidivante y la mastitis a plasmacélulas (ésta favorecen su aparición.
se describe en el subcapítulo de displasias selectivas). Etiología y patogenia. Existen tres teorías para explicar
Absceso subareolar recidivante. Es una enfermedad que el desarrollo de la displasia mamaria cíclica: a) endocrina, b)
se observa en dos épocas de la vida, pero siempre a partir de neuroendocrina y c) bioquímica.
una patología previa: galactóforos terminales dilatados. Esto a) Teoría endocrina. Se basa en la alteración de la relación
ocurre en las mujeres jóvenes cercanas a los 20 años por alte- estrógenos/progesterona, sea por un aumento real de los
ración congénita de los conductos, y en las mayores de alrede- estrógenos o por una disminución de los valores circulantes
dor de 50 años por procesos inflamatorios endoluminales. La de progesterona. Dicha alteración, al actuar sobre un lobulillo
acumulación de secreciones en los grandes conductos, con el genéticamente predispuesto, desencadena tanto los cambios
agregado de infección, lleva a la galactoforitis y la perigalacto- histológicos como la sintomatología.
forítis. que al no tener salida endoluminal al exterior por Se puede llegar a un mayor nivel de estrógenos por una
oclusión del conducto galactóforo, da origen a una colección mayor producción a través del eje hipófiso-ovárico, por su
en pleno tejido adiposo subareolar. La inspección permite ver deficiente metabolización, o por aporte exógeno. También
un eritema parcial, por lo general en una mitad de la aréola o puede existir mayor cantidad de receptores estrogénicos en el
de su tejido adyacente, mientras que la palpación reconoce un tejido mamario, lo que permite una mayor actividad de los
tumor al principio duro, que luego se va reblandeciendo, do- mismos a ese nivel. La insuficiencia del cuerpo lúteo es res-
loroso y fijo, con evidentes características de absceso. ponsable del hipoprogesteronismo real.
Librado a su evolución natural, el proceso compromete la b) Teoría neuroendocrina. De acuerdo con esta teoría las
piel y se fistuliza, lo que trae aparejado una aparente curación situaciones crónicas de estrés producen un aumento de los

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25. EMBRIOLOGÍA ANATOMÍA. FISIOLOGÍA 287

péptidos opioides que provocan una disminución del tono reconociéndose una nodularidad difusa. Pero si cualquiera de
dopaminérgico con la consiguiente elevación de los niveles estos nodulos tuviera características diferentes de los otros
de prolactina. Al aumentar la prolactina se produce una dismi- —en especial consistencia} superficie—constituye el nodulo
nución de los valores de progesterona, que a su vez causa una dominante de Stout. que obliga a una biopsia.
mayor producción de estrógenos que aumentan la secreción El tumor tridimensional clásico como signo de displasia
de prolactina, con lo que se constituye un círculo vicioso. Se mamaria cíclica es el quiste. Suele medir entre 2 y 5 cm, aun-
imbrican así las dos teorías expuestas. que puede sobrepasar los 8 y 10 cm. Es de consistencia dura si
c) Teoría bioquímica. El consumo exagerado de metilxan- el contenido está a mucha presión, o renitente —específico de
tinas (té, café, chocolate, bebidas colas), de nicotina y de quiste— si no lo es tanto, de superficie lisa, bordes netos y
tiraminas (carnes procesadas, hongos, quesos fermentados, muy móvil (se le puede imprimir movimientos de vaivén en-
vino), produce un aumento de las catecolaminas circulantes, tre dos dedos). Puede ser múltiple y con frecuencia bilateral.
las que actúan directamente sobre los receptores beta de las El derrame por el pezón aparece en el 10 ^ de las pacien-
células mamarias. Está demostrada la mayor concentración tes y es a menudo seroso u opalescente: sale por varios poros
de adenosina monofosfato cíclico (cAMP) en el tejido mama- al exprimir la mama y es casi siempre bilateral. Otras veces es
rio de pacientes displásicas comparada con tejido mamario espeso y de color amarillo-verdoso, cuando hay abundantes
normal. secreciones acumuladas en los grandes ductos.
Anatomía patológica. Desde el punto de vista macros- Radiología. El método diagnóstico indiscutido e impres-
cópico, sólo puede hablarse de displasia mamaria cíclica cuan- cindible es la mamografía. Ella puede demostrar tanto una
do la glándula muestra los quistes típicos. Los cambios a nivel densificación difusa o sectorial de la glándula, como indivi-
de la estructura mamaria, salvo cuando existe una marcada dualizar una opacidad de bordes netos, sinónimo casi siempre
fibrosis, no pueden predecirse. de nodulo benigno. Además pueden aparecer micrcalci-
La displasia mamaria cíclica no presenta un cuadro histo- ficaciones dispersas y bilaterales.
lógico único. En su etapa deficitaria —mastodinia— suele Cuando la clínica y la mamografía lo requieran, en mamas
observarse una falta de desarrollo de los lobulillos con au- densas o frente a opacidades por posibles quistes, debe solici-
mento e induración del tejido conectivo. En la etapa hiper- tarse una ecografía, de valor para reconocer nodulos de conte-
plásica —adenosis— existe una mayor cantidad de lobulillos nido líquido que ocultan la densidad de la glándula, o bien
y aumento en el número de capas del epitelio de los lobulillos para analizar su ecoestructura si son sólidos.
y conductillos. En su última etapa, la involutiva o hiperinvo- Diagnóstico diferencial. El diagnóstico de displasia
lutiva —enfermedad quística—, se dilatan los conductos, se mamaria cíclica es sencillo cuando aparece la mastología cí-
aplana el epitelio, aparecen macroquistes y comienzan a atro- clica bilateral tal como fue descripta. El diagnóstico de un tu-
fiarse los lobulillos. mor displásico sólido —por ejemplo, un tumor adenósico—
Hay algunos cuadros muy proliferativos que hasta mues- es imposible tanto paradla clínica, como para la mamografía y
tran hiperplasia epitelial atípica, lo que obliga a diagnósticos la ecografía; a veces tampoco lo aclara la punción biopsia por
diferenciales con el cáncer. aspiración con aguja fina.
Diagnóstico. Presentación clínica. La displasia mamaria El diagnóstico de quiste es fácil cuando fluctúa a la
cíclica se manifiesta por tres síntomas diferentes. En orden de palpación, no así el de quiste infectado, pues en esas circuns-
frecuencia: dolor, tumor y derrame por el pezón. tancias la clínica se asemeja más a la de los carcinomas. Una
El síntoma más importante es el dolor. Este adquiere tal ecografía oportuna aclara el diagnóstico.
relevancia que se lo reconoce como mastalgia cíclica bilate- Tratamiento. Es médico; la cirugía está reservada sólo
ral. Tiene que cumplir los parámetros expuestos en la tabla ante la duda diagnóstica con el cáncer, y en estas circunstan-
25-8 de intensidad y periodicidad. cias tiene valor de biopsia.
La base del tratamiento médico depende de la posible
Tabla 25-8. Características del dolor etiología de la enfermedad y de la paciente a tratar. Ei primer
en la mastalgia cíclica bilateral paso es la persuasión—quitar a la mujer el temor de la displasia
mamaria en función de un futuro cáncer—. y ia prescripción
Intensidad: Mediana a severa de un régimen higiénico dietético. Si existe aumento en la
Duración: No menor de 2 semanas ingesta de alimentos ricos en metilxantinas. se los debe quitar.
Localización: Bilateral Si se está tomando otros medicamentos que pueden actuar en
Momento: Premenstrual forma similar—aspirinas, estrógenos. sulpirida—, también se
Periodicidad: Por lo menos 3 ciclos deben suprimir.
La medicación de elección es la hormonal. El esquema más
común es con tamoxifeno. 10 mg diarios entre el 3a y el 12o
El examen clínico de estas pacientes revela por lo general día del ciclo, junto a progesterona, 10 a 20 mg diarios del 16o
un aumento difuso de la consistencia de ambas mamas, más al 25o día del ciclo. Ambos medicamentos pueden usarse solos
en los sectores superoexternos, las que tienen superficie a las mismas dosis, por un período mínimo de 3 ciclos.
levemente irregular. Esta palpación provoca dolor, lo cual de- El tamoxifeno puede suministrarse en forma continuada,
pende más de la sensibilidad de la paciente que de la presión de 5 a 10 mg diarios durante 90 días. Luego se espacian los
ejercida por la maniobra. cursos de tratamiento de acuerdo con los resultados.
Cuando el cuadrante superoexterno y la prolongación axilar En los casos con prolactinemia alta, debe usarse bromo-
adquieren mayor consistencia, se los puede abarcar fácilmen- criptina en forma continua, de 2,5 a 5 mg diarios también du-
te con la pinza digital, lo que se denomina signo del platillo. rante 90 días. El danazol es muy efectivo pero tiene efectos
El médico debe desconfiar cuando estos aparentes bloque;, colaterales virilizantes.
displásicos se encuentran en una sola mama o en lugares no Es útil como complemento la vitamina A, en dosis de
habituales. A veces la superficie mamaria es muy irregular, 20.000 o 30.000 unidades por día (actúa sobre la perturbación

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288 SECCIÓN IV. MAMA

epitelial), y la vitamina E, 200 a 400 mg por día (actúa sobre me por el pezón. El nodulo es duro, mide entre 2 y 4 cm, de
la perturbación del tejido conectivo). superficie levemente irregular, bordes poco netos y móvil. Le
El tratamiento de los quistes es la punción-aspiración, con faltan, para fibroadenoma, bordes más netos, superficie lisa y
lo que cerca del 80 % de estas lesiones desaparecen en forma mayor movilidad. Sin embargo, el diagnóstico clínico casi
definitiva. Los casos que se exponen en la tabla 25-9 deben siempre es de fibroadenoma.
operarse. El estudio mamográfico revela una opacidad de bordes
La displasia mamaria cíclica no es pasible de tratamiento esfumados, y hasta en ocasiones irregulares, lo que la confun-
quirúrgico. Sólo debe operarse ante la duda con el cáncer y de con un carcinoma.
con criterio de biopsia. Desde el punto de vista macroscópico la lesión semeja una
mórula: numerosas vesículas de color rojizo que conforman el
Tabla 25-9. Indicaciones de cirugía en los quistes mamarios nodulo. A la microscopía es una lesión altamente proliferativa,
y en la actualidad se la tiende a considerar como una hiperplasia
• Líquido sanguinolento atípica. Cura con la simple resección.
• Citología sospechosa Hiperplasia lobulillar simple. Aparece entre los 20 y 26
• Neumoquistografía sospechosa años como un nodulo parecido a un fibroadenoma, aunque
• Ecografía sospechosa nunca tiene su movilidad ni pueden reconocerse todos sus bor-
• Evacuado queda tumor residual des, por lo que es frecuente palparlo más como induración que
• Reaparece iterativamente como verdadero nodulo.
En la macroscopia no tiene individualidad propia pues la
induración hace cuerpo con la glándula. Al microscopio sólo
Displasias mamarias no cíclicas se observa un aumento zonal del número de lobulillos, con
características normales.
Las displasias mamarias no cíclicas o selectivas compren- Fibroadenoma, El fibroadenoma es una de las displasias
den un grupo de enfermedades que afectan preponderantemente no cíclicas o selectivas, pero por su frecuencia y por
ciertas estructuras o elementos histológicos de la glándula ejemplificar semiológicamente a los tumores benignos, se des-
mamaria. Pueden presentarse desde la pubertad y aun ponerse cribe entre ellos.
de manifiesto más allá de la menopausia, aunque la mayoría Papilomatosis displásica. Es una afección muy poco fre-
acompaña a la actividad cíclica de la mujer. Uriburu las divi- cuente que se manifiesta como un tumor pequeño, poco defi-
de, en relación con las edades de presentación, como se expo- nido, no mayor de 3 cm, ubicado en la zona retro o paraareolar
ne en la tabla 25-10. pues afecta los grandes conductos. A la presión da salida a
derrame sanguinolento por el pezón, derrame que muestra
colgajos de células epiteliales típicas.
Tabla 25-10. Formas de displasia mamaria no cíclica En el microscopio la lesión está formada por numerosos
según la edad de la paciente crecimientos papilares de origen displásico. Cura con la
resección.
Muy jóvenes Jóvenes Adultas jóvenes Adultas
Adenoma del pezón. Es una enfermedad muy poco co-
Hiperplasia Fibroadenoma Papilomatosis Conductos mún que aparece alrededor de los 50 años de edad en forma de
virginal displásica dilatados un pequeño nodulo que apenas llega al centímetro y que se
ubica en el cuerpo del pezón o en la zona subareolar.
Displasia Hiperplasia Fibrosis Adenoma Cuando el nodulo está en el cuerpo del pezón comienza
proliferativa lobulillar de pezón por aumentarlo de volumen. Luego, si llega a la piel del mis-
juvenil simple mo, la ulcera, lo que obliga a hacer el diagnóstico diferencial
focalizada con la enfermedad de Paget.
En el microscopio se observa una gran actividad proli-
ferativa epitelial endoluminal como hiperplasia moderada o
Hipertrofia virginal. Constituye una macromastia, por lo de tipo papilar, y hasta la obliteración total de los ductos por
general unilateral, de la edad puberal. Es debida a una res- crecimientos sólidos.
puesta desmedida del tejido mamario a los estímulos hormo- Fibrosis. La fibrosis mamaria, en su concepción de displa-
nales. Sólo se observa una mama muy aumentada de tamaño sia selectiva y no como un componente histológico más de la
con respecto a la opuesta. La palpación no reconoce ningún displasia cíclica, es una enfermedad que aparece en mujeres
tumor, sino únicamente glándula. El diagnóstico diferencial entre los 35 y 45 años de edad.
debe hacerse —cuando es unilateral— con el fibroadenoma Se presenta en forma de nodulo por lo general único, con
juvenil gigante y con el tumor phyllodes. un tamaño entre 2 y 4 cm, muy duro —tanto o más duro que el
La ecografía es suficiente para estudiar la mama pues no propio carcinoma—; se mueve con la glándula, es de límites
va a reconocer tumor. De existir dudas puede realizarse una netos y no se adhiere a los planos vecinos.
mamografía. pero se debe recordar que son pacientes muy jó- El estudio mamográfico lo muestra como una opacidad
venes. Ei tratamiento es la mastoplastia reductora. sospechosa, pero siempre sin microcalcificaciones.
Displasia proliferativa juvenil focalizada. Este cuadro, En la macroscopia se presenta como un nodulo engarzado
descripto por primera vez por Uriburu y Mosto en 1975 y pos- en la glándula y con su mismo color, elemento de gran valor
teriormente por Rosen bajo el nombre de papilomatosis juve- para diferenciarlo del cáncer. Al seccionarlo, la superficie no
nil, es una enfermedad poco frecuente que afecta a las jóvenes se excava. Está constituido por una gran reacción fibrosa, con
entre los 16 y 25 años de edad. atrofia lobulillar.
Se presenta como un nodulo mamario ubicado por lo ge- Pocas veces esta enfermedad se presenta en forma difusa
neral en las cercanías de la aréola y que puede producir derra- y bilateral, en cuyo caso debe indicarse tratamiento hormonal.

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25. EMBRIOLOGÍA. ANATOMÍA. FISIOLOGÍA 289

Conductos dilatados. También llamada ectasia ductal, es Desde el punto de vista histológico prevalece la prolifera-
una enfermedad de mujeres mayores de 50 años que se produ- ción de la estroma con moderada distorsión de los tubos, sin
ce por una exagerada involución de los conductos galactóforos proliferación epitelial ni atipias. Existen dos variantes micros-
terminales que llegan a alcanzar los 3 o 4 mm de diámetro. Es cópicas: el fibroadenoma pericanalicular y el intracanalicular.
más raro verla por defecto congénito a los 20 años. Se trata de diagnósticos microscópicos; no tienen diferencia-
Se pone de manifiesto a partir de un derrame por el pezón, ción clínica ni mamográfica y no modifican ni el tratamiento
aunque sin el antecedente de derrame previo, puede debutar ni el pronóstico.
por alguna de sus complicaciones. El derrame aparece por Diagnóstico. Presentación clínica. Se trata de un nodulo
varios poros al exprimir la mama. Es un derrame oscuro, par- mamario de fácil reconocimiento: duro, de bordes netos, su-
do verdoso, espeso, sinónimo de la ectasia canalicular, a veces perficie lisa y muy móvil, tanto que da la sensación de mover-
con el agregado de infección. se "dentro de la glándula", escapando a los dedos.
Cuando existe componente infeccioso y el conducto se Cuando tiene una base de implantación amplia —lo que
oblitera, se produce el absceso subareolar recidivante —una no suele ocurrir— presenta menos movilidad, pero siempre va
de sus complicaciones —, patología ya descripta. a mostrar una superficie lisa o levemente abollonada si supera
Otra complicación frecuente es la mastitis a plasmacélulas. los 5 cm. No da adenopatías axilares.
Este cuadro es de comienzo brusco, con dolor en la zona areolar Estudios por imágenes. Dado que el fibroadenoma afecta
y eritema que toma siempre un sector areolar y paraareolar en a pacientes jóvenes, puede no verse en el estudio mamográfico
forma de triángulo abierto hacia la periferia. No hay ni fiebre por la densidad propia de la glándula. Cuando no es así. se
ni adenopatía axilar. presenta como una opacidad de densidad homogénea, de bor-
La palpación sólo reconoce la induración sectorial y no un des netos, a veces con macrocalcificaciones en su interior.
verdadero tumor. El cuadro dura 72 horas, cede paulatinamente En la ecografía se dibuja como un nodulo de bordes netos.
y el dolor y el eritema desaparecen en una semana. La indura- con numerosos ecos regulares en su interior.
ción del sector enfermo perdura, reducida de tamaño, cerca de Diagnóstico diferencial. El diagnóstico no ofrece dificul-
un mes. tades en las mujeres jóvenes portadoras de un tumor de las
No es aconsejable el estudio mamográfico en el período características expuestas, tanto clínicas como mamográficas o
agudo, pues el cuadro es eminentemente clínico. Es preferible ecográficas. Si aparece entre los 30 y 40 años, siempre tiene
esperar un mes hasta que haya terminado el proceso inflama- que existir la duda de un carcinoma de tipo medular o mucoso
torio. con los que puede confundirse. También podría tratarse de un
Como complicación de los conductos dilatados también tumor phyllodes o de un quiste. La ecografía y la punción de-
puede presentarse la fibrosis retroareolar, producto de sucesi- finen aquí el diagnóstico.
vos cuadros inflamatorios que en ocasiones no tienen mani- En las enfermas añosas, al presentarse calcificado, la
festación clínica. El pezón se invagina y se produce una mar- palpación lo reconoce como cáncer por su extrema dureza,
cada induración retroareolar que obliga al diagnóstico dife- pero la mamografía es terminante al mostrar las gruesas macro-
rencial con el cáncer, difícil tanto desde el punto de vista clí- calcificaciones.
nico como mamográfico. Tratamiento. La conducta más prudente consiste en la
resección quirúrgica del fibroadenoma con margen de tejido
sano adyacente, y no en su enucleación (por si se tratara de un
Tumores benignos tumor phyllodes).
En la actualidad algunos autores proponen para las pacien-
Fibroadenoma tes menores de 20 años una conducta expectante: punción as-
piración para confirmar el diagnóstico y observación periódi-
Con la salvedad expuesta al hablar de las displasias selec- ca.
tivas, el fibroadenoma es un tumor semiológico que se pre- Existen otros dos tipos distintos de fibroadenomas: el
senta desde la pubertad, adquiere el máximo de frecuencia entre fibroadenoma gigante juvenil y el fibroadenoma galactofórico
los 20 y 30 años de edad y se lo observa hasta las últimas o fetal de Ewing. El primero, que no difiere de lo expuesto,
décadas de la vida, aunque en estas circunstancias se conside- sólo se caracteriza por su gran tamaño, pues alcanza los 15 cm
ra que son fibroadenomas que comenzaron en la juventud, y o más. El otro, que también suele ser de gran tamaño, puede
que por ello están calcificados. La edad promedio de presen- aparecer antes de la pubertad, cuando todavía no se ha com-
tación es de 27 años y a la mayoría se los diagnostica antes de pletado el desarrollo de la glándula. El estudio histológico es
los 30 años. definitorio: las células de tubos y conductillos están en con-
Una de cada cinco pacientes con esta patología tiene más tacto con la estroma sin interposición de capa basal.
de un fibroadenoma, en la misma mama o bilateral. Con la
ayuda de la mamografía y más aún de la ecografía, es mayor
la posibilidad de diagnosticar fibroadenomas múltiples. Tumor phyllodes
Anatomía patológica. Es un nodulo que por lo general
mide entre 2 y 5 cm, pero que puede alcanzar 6 u 8 cm, aunque El tumor phyllodes de la mama, descripto por primera vez
con este tamaño es probable que se trate de un fibroadenoma por Johannes Müller en 1838, es una enfermedad de relativa
gigante o de un tumor phyllodes. frecuencia. Afecta a las mujeres desde la pubertad hasta más
Es de forma redondeada u oval, a veces lobulada, de con- allá de los 70 años, siendo más frecuente entre los 40 y 50
sistencia dura. Menos común es detectarlo de consistencia años. Es muy raro en el hombre.
blanduja por su componente mixomatoso. La superficie es lisa, Anatomía patológica. Puede presentarse de distintos ta-
los bordes netos y al corte muestra color blanco grisáceo. Esta maños, lo que hace variar su aspecto macroscópico. Cuando
superficie de corte, convexa como en todos los procesos be- es pequeño, forma una masa redondeada de superficie lisa,
nignos, no tiene hendiduras. que al corte muestra una sección convexa de color blanquecí-

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290 SECCIÓN IV. MAMA

no (como el fibroadenoma), ligeramente húmeda, destacán- ecos en su interior, y las cavitarias, aunque nunca con ausen-
dose pequeñas hendiduras propias de la lesión. El aspecto tí- cia total de ecos por el contenido necrótico de las mismas.
pico del tumor phyllodes se observa cuando llega a medir más Diagnóstico diferencial. En la mujer joven debe hacerse
de 10 cm. En estos casos se trata de una gran masa carnosa de con la hipertrofia virginal (importancia de la ecografía que no
contornos lobulados y superficie de corte blanquecina surca- reconoce tumor) y con el fibroadenoma, lo que quedará supe-
da por profundas hendiduras. Pueden aparecer ya focos de ditado a la histología, pues es imposible por la clínica. En la
hemorragia y zonas quísticas de contenido friable. En tumo- edad media de la vida y ante un tumor phyllodes también pe-
res de mayor tamaño se observa alternancia de áreas carnosas queño, se lo debe diferenciar de un quiste (importancia del
firmes con zonas cavitarias de contenido hemorrágico (reciente, estudio ecográfico y de la punción aspiración) o de un carci-
o antiguo, achocolatado), o bien de contenido encefaloide. noma de tipo mucoso o medular. En pacientes añosas se debe
Desde el punto de vista microscópico existe proliferación pensar en carcinomas de tipo mucoso y también en tumores
conjuntivoepitelial con imágenes de distorsión invaginante de papilares o lipomas grandes (en los lipomas la mamografía es
los tubos, similares a las del fibroadenoma intercanalicular, terminante). (done by 007)
aunque más pronunciadas. Lo que establece el diagnóstico es Tratamiento. Es siempre quirúrgico y la táctica depende
la gran proliferación de la estroma, con células atípicas y de la edad de la paciente y del tamaño del tumor. En la mujer
mitosis, cuya intensidad, para algunos autores, permite reco- joven se tiende a ser conservador: resección con margen de
nocer distintos grados de phyllodes de diferente valor pronósti- seguridad (nunca enucleación, proclive a recidiva) o adenomas-
co. Puede observarse además actividad proliferativa del epitelio tectomía subcutánea. En la adulta añosa conviene ser más agre-
de los tubos (hiperplasia), que en raros casos llega a confun- sivo: mastectomía simple con reconstrucción inmediata.
dirse con una lesión lobulillar atípica no invasora. Este tumor Pronóstico. La recidiva es muy frecuente cuando son
no tiene cápsula propia y a menudo se encuentran islotes de enucleados y no resecados, que es lo correcto. La transforma-
estructura phyllodes en el parénquima adyacente aparentemente ción maligna en sarcoma se acerca al 10 %, y del 2 al 4 % de
sano, lo que obliga a resecar en vez de enuclear, por el riesgo las pacientes desarrollan metástasis.
de recidiva. A pesar de los intentos realizados para predecir el com-
Diagnóstico. Presentación clínica. La paciente puede con- portamiento futuro de este tumor, ni el aspecto clínico ni la
sultar por tumor o por aumento de tamaño de la mama. Sucede imagen histológica ni la aparición de recidivas lo pueden afir-
que este tumor comienza siendo pequeño, de crecimiento len- mar. Sin embargo, a mayor número de recidivas, éstas son ín-
to o estacionario durante muchos años —como un aparente dice tal de agresividad que llevan a una mayor posibilidad de
fribroadenoma—, pero que en determinado momento comienza transformación en sarcoma. Por ello es aconsejable para esos
bruscamente a crecer, y en forma acelerada alcanza grandes casos la mastectomía simple con reconstrucción inmediata.
dimensiones.
Cuando la paciente se presenta a la consulta, el tumor tie-
ne por lo general un diámetro superior a los 10 cm. En estas Tumores papilares
condiciones muestra sus características físicas más salientes:
tumor grande que no invade la piel, de superficie lisa o ligera- Epidemiología. Son tumores relativamente frecuentes que
mente abollonada, consistencia dura, límites netos y que se aparecen en la quinta década de la vida. La edad promedio es
mueve con la glándula. de 49 años, con rango entre los 21 y los 77 años.
Cuando adquiere mayor tamaño y se forman cavidades en Anatomía patológica. Desde el punto de vista macros-
su interior, la palpación muestra alternancia de zonas muy duras cópico, estos tumores forman pequeñas lesiones pediculadas
con otras blandujas y sin fenómenos de retracción dérmica. en la luz de los ductos principales, de 8 a 12 mm de largo y 2
En su crecimiento expansivo, y cuando sobrepasa los 20 cm, a 3 mm de espesor, de color pardo claro y superficie lisa y
compromete la piel, exclusivamente por compresión e isquemia brillante, adheridos pobremente a la pared del conducto dila-
pero no por invasión (como sucede en el carcinoma y en el tado, de la cual se desprenden con facilidad.
sarcoma). Puede observarse circulación venosa colateral, Los de mayor tamaño forman un tumor esférico, bien
cianosis, hasta llegar a la ulceración. La ulceración facilita el encapsulado, de entre 10 y 30 mm de diámetro, con un conte-
agregado de infección, y en estas condiciones el tumor nido rojo vinoso friable en su interior.
phyllodes gigante tiene aspecto monstruoso. Los ganglios Al microscopio se observan crecimientos papilares únicos
axilares se mantienen libres hasta tanto no haya compromiso o múltiples, que sobre un débil eje conjuntivo vascular mues-
infeccioso, circunstancia en la que aparecen adenopatías tran células epiteliales sin caracteres atípicos. Cuando el tu-
inflamatorias y desmejora el estado general de la paciente. mor adquiere mayor tamaño, las células de la pared del con-
El tumor phyllodes pequeño (de 2 a 5 cm) no tiene carac- ducto son reemplazadas por las del crecimiento papilar.
terísticas clínicas propias y se lo interpreta como fibroadenoma Diagnóstico. Presentación clínica. El signo más frecuen-
en la paciente joven, o como quiste en la edad media de la te es el derrame por el pezón, que puede ser sanguinolento o
vida. serosanguinolento. Sale por un poro al presionar determinado
Estudios por imágenes. En los tumores phyllodes de ta- sector areolar o paraareolar y es de tipo C1 (glóbulos rojos y
maño mediano (10-12 cm), la mamografía muestra una colgajos papilares típicos).
opacidad redondeada u oval de contornos lobulados netos y En ocasiones puede palparse un tumor oblongo, retro-
densidad a veces no homogénea por la alternancia de zonas areolar, que no es otra cosa que el conducto dilatado ocupado
fibrosas con zonas quísticas o reblandecidas, con o sin macro- por contenido hemorrágico.
calcificaciones. Cuando el tumor es pequeño no escapa su Cuando se presenta como tumor, está ubicado en las cer-
imagen a la general de los nodulos benignos, y cuando es muy canías de la aréola, es duro, de superficie lisa o levemente irre-
grande y toma toda la mama ofrece una opacidad completa no gular, bordes netos y relativa movilidad como todas las lesio-
definida. nes subareolares. La presión del tumor puede dar salida a de-
La ecografía reconoce las zonas carnosas con numerosos rrame sanguinolento.

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25. EMBRIOLOGÍA. ANATOMÍA, FISIOLOGÍA 291

Estudios por imágenes. Cuando el tumor adquiere cierto la glándula mamaria masculina. Esta, de la que sólo quedan
tamaño la mamografía lo muestra como una opacidad de bor- esbozos en el hombre, responde a distintos estímulos —hor-
des relativamente netos y densidad homogénea. La ecografía monales y no hormonales—. De allí que se las puede clasifi-
señala su aspecto quístico con algunos ecos en su interior. En car desde fisiológicas (la más común de ellas es la de la puber-
casos de derrame sanguinolento por el pezón sin tumor palpa- tad), hasta idiopáticas, pasando por las provocadas por altera-
ble, la ecografía es el único método que puede mostrar direc- ciones hormonales primarias (síndrome de Klinefelter), alte-
tamente la protuberancia papilar dentro del conducto dilatado. raciones hormonales secundarias (tumores de testículo), alte-
Diagnóstico diferencial. Es sencillo cuando el tumor es raciones del desarrollo sexual (como en el seudohermafro-
paraareolar y su presión da salida a derrame sanguinolento ditismo masculino), o enfermedades no endocrinas como en
por el pezón. No obstante, algunos carcinomas pueden com- la cirrosis. También suele aparecer como consecuencia de la
portarse de la misma manera y sólo la biopsia diferida lo con- administración de fármacos (entre ellos la sulpirida), o como
firma. enfermedad paraneoplásica en el cáncer de pulmón.
Tratamiento. Siempre es quirúrgico y consiste en la resec- Por lo general bilateral, también puede afectar una sola de
ción del sector mamario enfermo, origen del derrame (pues el las glándulas. La mama casi siempre aumenta moderadamen-
tumor puede ser microscópico), o la resección amplia del tu- te de tamaño, pero en aquellas de etiología hormonal, puede
mor quístico. adquirir dimensiones que la asemejan a una mama femenina.
Cuando se confirma multicentricidad, puede necesitarse La palpación reconoce una formación discoide acorde a!
resección más amplia de todos los conductos terminales de la volumen alcanzado, que ocupa toda el área hipertrofiada. Es
mama. poco dolorosa, se mueve con la glándula —es realmente glán-
dula— y se reconocen sus bordes.
La mamografía es terminante para certificar la existencia
Otros tumores benignos de tejido glandular, pues en ocasiones el aumento de volumen
se debe a acumulación de tejido adiposo —lipomastia— y no
La mama también es asiento de otros tumores benignos, a una verdadera ginecomastia. El estudio radiológico define
pero no a punto de partida del tejido epitelial sino del conjuntivo perfectamente entre glándula y tejido adiposo.
propio. Se los reconoce bajo el título genérico de tumores de El tratamiento de la ginecomastia debe estar dirigido a la
partes blandas. Comprenden, entre otros, los lipomas, fibromas, causa que la produjo. Pero en muchos casos y en las idiopáticas
neurofibromas, histiocitomas, angiomas, linfangiomas, etcé- se debe efectuar la resección quirúrgica, en especial por sus
tera. implicancias estéticas.
Presentan las características clínicas comunes a todos los
tumores benignos, con algunas peculiaridades a la palpación
o a la mamografía. Tienen el tratamiento quirúrgico de los tu-
mores benignos: resección en cuña con margen de tejido sano BIBLIOGRAFÍA
adyacente.
Uriburu JV, MostoAy BernardelloETL: Displasiasmamarias. Nues-
tra concepción actual y nosología. Prensa Med. Argent. 61: 501-
Ginecomastia 508, 1974.
Uriburu JV, Mosto A y Gómez MA: Displasia proliferativa juvenil
Se entiende por ginecomastia el aumento de volumen de focalizada. Prensa Med. Argent. 62: 75-81, 1975.

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Cáncer de mama

Edgardo T. L. Bernardello Anatomía patológica

Los carcinomas de mama comprenden dos grandes gru-


Epidemiología pos: los que se originan en el epitelio ductal o ductales, que
son la gran mayoría, y los que se originan en el epitelio
El cáncer de mama es la primera causa de muerte por cán-
lobulillar. Ambos pueden ser infiltrantes y no infiltrantes.
cer en la mujer. En la Argentina se diagnostican aproxima-
damente 10.000 nuevos casos por año, mientras que en los Es-
tados Unidos la cifra alcanza a 170.000.
Los factores que definen el riesgo de cáncer mamario son Diagnóstico
el antecedente hereditario, la edad y la enfermedad mamaria
previa. Una de cada cuatro pacientes con cáncer mamario tie- Los esfuerzos actuales están dirigidos hacia el diagnóstico
ne dicho antecedente, cifra que se eleva a una de cada dos en temprano del cáncer de mama, antes de su expresión clínica.
el cáncer mamario bilateral. Asimismo, del 5 al 9 % de los Por ello deben analizarse las denominadas detección en masa,
descendientes directos de una enferma con cáncer de mama detección preclínica y detección clínica.
padecerán la enfermedad. Detección en masa. Los programas de detección en masa
La edad media es de 56 años, en tanto que el sector de (o screening) son en parte responsables del leve aumento en la
mayor riesgo (50 % de los casos) se encuentra entre los 40 y incidencia del cáncer de mama, pero también son la causa de
60 años (fig. 26-1). El 6 % afecta a mujeres muy jóvenes por una reducción en la mortalidad de las pacientes a las que se les
debajo de los 35 años. El 18 % de las pacientes con cáncer de diagnostica el cáncer en este tipo de programas, reducción que
mama tiene antecedentes de enfermedad mamaria previa: 15 % oscila entre un 10 y un 30 %, lo cual es más evidente en muje-
de enfermedad benigna y 3 % de enfermedad maligna. Si la res mayores de 50 años. Estos programas están al alcance de
enfermedad mamaria benigna previa muestra lesiones histo- países económicamente fuertes con una ordenada administra-
lógicas de hiperplasia atípica, la posibilidad de desarrollar cán- ción sanitaria y que cuentan con profesionales y técnicos adies-
cer de mama aumenta 5 veces (11 veces si se acompaña del trados para tal fin.
antecedente hereditario de cáncer de mama). El cáncer de mama Las mujeres a examinar deben estar comprendidas en al-
previo eleva 6 veces la posibilidad de un nuevo cáncer de guna franja de alto riesgo y, por razones obvias, lo más prácti-
mama. La mayor actividad estrogénica —menarca temprana, co es utilizar la edad: entre 40 y 60 años, que marca el período
nuliparidad, no amamantamiento y menopausia tardía— fa- de mayor incidencia. La población en estudio debe ser some-
vorece su aparición. tida en el primer examen a clínica y mamografía, repitiendo

Fig. 26-1. Distribución por edades


del cáncer de mama.

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26. CÁNCER DE MAMA 293

cada 2 años como mínimo dichos estudios por el término de 5 Tabla 26-2. Metodología de estudio en las lesiones no palpables
y hasta 10 años.
Estos programas permiten efectuar diagnóstico de cáncer 1. Diagnóstico mamográfíco
de mama en un 3 a 12 por mil de la población en estudio. 2. Marcación estereotáxica
3. Extirpación quirúrgica
Además, en los exámenes periódicos de control se diagnosti- 4. Radiografía intraoperatoria de la pieza
can de 7 a 8 nuevos casos de cáncer de mama por cada 10.000 5. Fijación de la pieza con formalina
estudios negativos en el primer examen. Otra faceta positiva 6. Corte de la pieza en láminas
de los programas de detección en masa es que más de 20 % de 7. Radiografía de las láminas
los cánceres hallados son de estirpe no invasora, cifra que sólo 8. Marcación en las láminas
alcanza el 8 % en los carcinomas clínicos. 9. Estudio histológico diferido
Detección preclínica. La detección preclínica está en ma-
nos de todos los profesionales y es una tarea diaria y continua
que rinde mayor beneficio con menor costo que los programas
específicos de detección en masa. Se debe trabajar en el perío- Tabla 26-3. Características que pueden adoptar los tumores de
do subclínico, el que para cáncer de mama se prolonga por mama y grados de sospecha clínica
más de 7 u 8 años, lo que da oportunidad para su detección a
Tumor Maligno típico Sospechoso No sospechoso
través de la mamografía.
La mamografía permite reconocer, en 3 a 4 % de las pa- Consistencia Dura No muy dura Poco dura
cientes con clínica negativa, imágenes patológicas que se de- Superficie Irregular Algo irregular Lisa
ben biopsiar, pues el 20 % de ellas corresponden a carcinomas Bordes Poco netos Esfumados Netos
subclínicos. Movilidad Con glándula Con glándula Con glándula
Dichas imágenes (tabla 26-1) pueden resumirse en dos: Adherencia Sí-no No No
las opacidades —con sus variantes— y el grupo de microcalci-
ficaciones sospechosas (pequeñas microcalcificaciones agru-
padas).
atípicas, aisladas, o en forma de cúmulos o colgajos. Corres-
Tabla 26-1. Imágenes mamográfícas en lesiones no palpables ponde al tipo D de la clasificación de Uriburu.
que deben ser objeto de biopsia radioquirúrgica Existe otro signo temprano de cáncer de mama que debe
ser cuidadosamente investigado por el médico: los pequeños
1. Opacidad patológica sólida. eccemas de pezón (más raro y sobre el mismo pezón una le-
2. Distorsión circunscripta y focalizada de la trama. sión muy chica compuesta de úlcera y costra). Esta lesión, tan
3. Imagen espiculada en ambas incidencias. pequeña en los comienzos que forma una placa no mayor de 5
4. Grupo de microcalcificaciones sospechosas. mm y que hasta puede curar espontáneamente o con la ayuda
de medicación dérmica local, reaparece al tiempo. Es el pri-
mer signo de la enfermedad de Paget, un tipo especial de cán-
El estudio de la lesión no palpable exige una metodología cer de mama que en sus primeros estadios es no invasor.
rigurosa (tabla 26-2). La lesión debe marcarse antes de la ope-
Hay otros signos de cáncer que denotan enfermedad muy
ración (con carbón, azul de metileno o repararse con arpón)
avanzada (fig. 26-2) y que son reconocidos a la simple inspec-
para que el cirujano reconozca la zona a resecar. Siempre debe
ción, muchas veces sin necesidad de agregar ninguna manio-
hacerse la radiografía de la pieza operatoria durante el acto
bra complementaria: retracción de pezón, retracción de piel.
quirúrgico para tener la seguridad absoluta de que se ha rese-
hoyuelo o hachazo glandular, edema, eritema o úlcera de piel.
cado la lesión, y esperar el estudio diferido.
nodulos cutáneos neoplásicos, bloqueo axilar.
El porcentaje de carcinomas de mama en estas circunstan- Retracción de pezón. La retracción fija del pezón de causa
cias es del 20 % (Bernardello y Margossian, 1995) y de ellos neopiásica se produce por invasión de los cánceres subareolares
el 48 % corresponde a tumores no invasores, que tienen un
excelente pronóstico.
Detección clínica. Semiología. Tumor. La tabla 26-3 re-
sume las características típicas de malignidad de un tumor
mamario, así como las sospechosas y no sospechosas. El tu-
mor es la forma de presentación clínica más frecuente del cán-
cer de mama (77 % de los casos).
Dolor. El dolor no es signo de cáncer, salvo para el cáncer
agudo o inflamatorio, en el que la mama se pone tensa,
edematosa y con eritema. El dolor espontáneo localizado en la
zona del tumor y que lleva a la paciente a palpar su nodulo, es
más un fenómeno de casualidad que de causalidad.
Derrame por el pezón. Acompaña pocas veces al cáncer
de mama, y como signo, cuando hay tumor, queda supeditado
más a las características del tumor que a las del derrame. Pero
en algunos casos es el único signo de carcinoma, pues la
palpación es negativa. En tales circunstancias se trata la más
de las veces de un derrame sanguinolento que sale por un poro
a la presión de determinado sector areolar o paraareolar de la
mama. Su extendido muestra glóbulos rojos y células epiteliales Fig. 26-2. Cáncer de mama avanzado.

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294 SECCIÓN IV. MAMA

a través de su crecimiento infiltrante por contacto, o bien de consulta de mastología debe tener una mamografía a partir de
sus largas espículas en los tumores un poco más alejados. Esta los 35 años de edad —mamografía de base— o aun antes, si el
retracción hace imposible la maniobra del médico para tratar profesional lo juzga oportuno. Este estudio es esencial para
de revertiría al traccionar del pezón hacia afuera (maniobra corroborar la impresión clínica y es el único camino para lle-
que es positiva en ios primeros tiempos de la retracción del gar al diagnóstico de carcinoma subclínico. A partir de esta
pezón por procesos de galactoforitis crónica). Cuando la re- dupla, la indicación de una ecografía mamaria o una punción
tracción del pezón es franca, se acompaña de retracción y biopsia queda a criterio del médico.
edema de la piel areolar. Los cánceres de mama se muestran en la placa mamográfica
En los primeros tiempos del proceso de retracción del pe- como opacidades de densidad no homogénea, de bordes esfu-
zón, cuando la misma no es espontánea, se pone de manifiesto mados o irregulares (fig. 26-3). De los bordes de la opacidad
al levantar la paciente los brazos. El examinador observa o pueden nacer prolongaciones lineales de longitud diversa (cor-
que existe un hundimiento de uno de los pezones o que se tas, medianas y largas), que se conocen con el nombre de
produce una asimetría en la línea horizontal que une a ambos. espículas. Dentro y fuera del nodulo pueden existir microcalci-
Retracción de piel. La retracción marcada de la piel acom- ficaciones agrupadas o en reguero, signo inequívoco de
paña la retracción glandular de muchos cánceres de mama. carcinoma.
Provoca lo que se conoce como "hachazo", se la puede obser- Otras veces las microcalcificaciones agrupadas se presen-
var a simple vista, y hasta se la puede acentuar al hacer que la tan sin opacidad. Cuando las que forman el grupo son nume-
paciente contraiga los músculos pectorales o bien cuando in- rosas, puntiformes e irregulares, también son sinónimo de carci-
clina el torso para que las mamas queden péndulas. noma (fig. 26-4).
Hoyuelo. El hoyuelo espontáneo se produce cuando la piel Pocas veces la opacidad mamográfica de forma nodular
es traccionada en forma permanente por el tumor. Esto es dis- tiene bordes netos como los que muestran los nodulos benig-
tinto del hoyuelo provocado por las maniobras del médico nos. Por ello el profesional no debe despreciar esas aparentes
cuando afloja con la pinza digital los planos de la piel imágenes no neoplásicas. y debe aplicar a la mamografía el
supratumoral y observa cómo ésta se hunde, pues aquí la cau- mismo concepto impuesto a la clínica: toda lesión focalizada
sa es la formación de fibroblastos que llegan hasta la capa puede ser un carcinoma, lo que lo obliga a completar la
subdérmica. metodología diagnóstica hasta que compruebe a través de la
Edema. El edema es un signo inequívoco de cáncer de biopsia que no lo era.
mama avanzado que se produce por bloqueo neoplásico La ecografía complernema el estudio clínico y mamo-
linfático. Puede ser leve y ponerse de manifiesto sólo por las gráfico en muchas circunstancias. A su conocida y específica
marcas que deja el corpino o la presión del dedo del examina- capacidad para diagnosticar lesión sólida o quística y recono-
dor. En un estado más avanzado hay "piel de naranja", pues cer opacidades en mamas densas (displasia fibrosa, mama del
folículos pilosos y orificios de las glándulas sebáceas están embarazo), se le agrega hoy una mayor resolución para lesio-
fijos a la profundidad de la dermis y no acompañan al edema. nes sólidas pequeñas a partir de 0,5 cm, lo que permite, ade-
Su máxima expresión se alcanza en el carcinoma agudo o más de la detección, utilizar el método para marcar lesiones
inflamatorio. no palpables con guía ecográfica.
Eritema. Se produce cuando existen dificultades en el re- Los signos ecográficos para carcinoma son el nodulo de
torno venoso y es muy difícil observarlo en forma aislada, sino bordes irregulares, con ecos similares en su interior y con som-
que por lo general acompaña a otros signos de cáncer de mama bra acústica posterior.
avanzado (tumores grandes, edema de piel, ulceraciones,
nodulos cutáneos).
Ulcera de piel. Se presenta cuando el tumor invade la piel
por contacto y la engloba en su crecimiento expansivo. La
ulceración puede ser pequeña o abarcar varios centímetros y
hasta casi toda la propia mama de acuerdo con la velocidad de
crecimiento de la lesión o el tiempo transcurrido. La úlcera
tiene un fondo rojizo —a diferencia de la úlcera por radione-
crosis, que presenta un fondo pálido, blanquecino, por esfa-
celo— y sus bordes están adheridos a la piel. Pronto el fondo
se vuelve sanioso por el agregado de infección.
Nodulos cutáneos. Son expresión de diseminación cutá-
nea de la lesión, más de origen metastásico que por progresión,
y pueden alcanzar la otra mama y hasta llegar al dorso. For-
man nodulos en el cuerpo de la dermis, por lo general de 1 a 2
cm de diámetro, fijos, no dolorosos, y con la piel que los recubre
eritematosa.
Bloqueo axilar. La palpación de ganglios axilares con ca-
racterísticas neoplásicas —grandes, duros, fijos— siempre es
signo de cáncer de mama avanzado. Adquieren su máxima ex-
presión cuando forman una gran masa que ocupa la axila en su
totalidad, la deforman al protruir, y por su magnitud producen
bloqueo del drenaje linfático del miembro superior. Esto lleva
al edema de brazo, el que puede adquirir grandes dimensio-
nes. Fig. 26-3. Cáncer de mama. Mamografía que muestra una pequeña opacidad
Estudios por imágenes. Toda paciente que concurre a la de bordes esfumados

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26. CÁNCER DE MAMA 295

Tabla 26-4. Clasificación TNM del carcinoma de mama (UICC)


T
TO: No se palpa tumor
T1: Tumor hasta 2 cm
T2: Tumor de 2 a 5 cm
T3: Tumor mayor de 5 cm
T4: a. Tumor adherido a parrilla costal
b. Tumor adherido a piel
c. Tumor adherido a ambas
d. Carcinoma inflamatorio
Tx: No se puede precisar el tumor
Tis: Carcinoma no invasor

N
NO: No se palpan ganglios axilares o son benignos
N1: Se palpan ganglios axilares malignos
N2: Masa ganglionar axilar positiva
N3: Se palpan ganglios positivos en la cadena mamaria interna
Nx: No se pueden precisar los ganglios
Fig. 26-4. Cáncer de mama. Pieza resecada con grupo de microcalcifi- M
caciones (flecha) MO: No hay metástasis
M1: Hay metástasis
La punción biopsia aspiración con aguja fina o la punción Distintas combinaciones del T, del N y del M dan lugar a los EstadK
biopsia histológica con agujas especiales que toman un trozo del cáncer de mama, sobre los cuales se elaboran los diversos trati
mientos.
de tejido para su inclusión en parafina tienen cada vez mayor
uso. La primera siempre debe considerarse como un método ESTADIOS
más de orientación diagnóstica que no excluye a la biopsia Estadio 0: Tis NO MO
quirúrgica. La segunda puede utilizarse como único método Estadio I: TI NO MO
de biopsia cuando no está indicado un tratamiento quirúrgico Estadio IIa: TO NI MO Ilb: T2 NI MO
inmediato, como en los carcinomas Estadio III en los que pri- TI NI MO T3 NO MO
mero hay que efectuar terapia sistémica (neoadyuvancia). No T2 NO MO
se aconseja su uso en lesiones no palpables malignas —jamás Estadio IIIa: TO N2 MO IIIb: cualquier T con N3 MO T4
si es el grupo de microcalcificaciones sospechoso— pues en TI N2 MO con cualquier N MO
T2 N2 MO
estas circunstancias es preferible la resección amplia de la le- T3 NI MO
sión, que proporciona una visión completa de la patología y T3 N2 MO
permite definir los diagnósticos difíciles (hiperplasias atípicas Estadio IV: Cualquier T, Cualquier N con MI
versus carcinomas no invasores) o reconocer carcinomas que
están fuera del foco de las microcalcificaciones.
tra microcalcificaciones dentro de la opacidad, pues los fibro-
adenomas de larga data pueden tener macrocalcificaciones.
Estadificación pero no microcalcificaciones.
El quiste, que aparece en la misma edad que el cáncer.
La estadificación clinicopatológica de los carcinomas de también es de superficie lisa, bordes netos, consistencia
mama es indispensable para adecuar los tratamientos a los dis- renitente y móvil. Cuando el líquido está a mucha tensión, la
tintos estadios de la enfermedad. La clasificación internacio- dureza es la misma que la del cáncer, pero la ecografía y la
nal es la TNM (T: tumor; N: ganglio; M: metástasis) de la punción aspiración aclaran la duda.
Unión Internacional contra el Cáncer (UICC) (tabla 26-4). Más difícil es el diagnóstico diferencial en los quistes in-
fectados o que sufren un proceso inflamatorio, pues en esos
casos tienen ¡a dureza del carcinoma. la superficie se vuelve
Diagnóstico diferencial irregular por la reacción de la glándula adyacente, los bordes
se tornan esfumados, y disminuye mucho la movilidad. Aquí
Debe hacerse con todas las enfermedades mamarias que hay que tener en cuenta la edad, el antecedente de quistes
se manifiestan por un nodulo. Los dos más característicos son punzados, la forma de comienzo (por lo general de formación
el fibroadenoma y el quiste; le siguen los tumores phyllodes y rápida), y el dolor espontáneo o provocado.
la citoesteatonecrosis, que si bien no es un tumor propiamente Lo prudente, si se piensa en quiste infectado, es realizar
dicho, cuando se manifiesta por un nodulo semeja un carci- una punción aspiración con aguja gruesa en el mismo momen-
noma. En ocasiones los procesos inflamatorios focalizados o to (no con aguja fina como en los quistes simples), lo que aclara
difusos, y aun los infecciosos, obligan al diagnóstico diferen- inmediatamente el diagnóstico, o solicitar una ecografía que
cial con el cáncer. pone en evidencia la colección líquida. La mamografía debe
El fibroadenoma se observa por lo general en mujeres jó- hacerse después, ya que siempre existe la posibilidad —aun-
venes, y aunque puede tener la dureza del carcinoma, se dife- que se trate de un quiste— de un carcinoma subclínico.
rencia de éste por su gran movilidad dentro de la propia glán- El tumor phyllodes suele ser de mayor tamaño, no es tan
dula. Su superficie es lisa y los bordes son netos. La mamogra- duro como el carcinoma, su superficie es lobulada y nunca
fía confirma estos hallazgos, pero se debe desconfiar si mués- adhiere a la piel, salvo que esté ulcerado.

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296 SECCIÓN IV. MAMA

La citoesteatonecrosis es indiferencíable del cáncer por la tomografía computada, la resonancia nuclear magnética y la
clínica, pero aquí la mamografía es definitoria al mostrar una punción de médula ósea. En los tumores TI con axila negati-
imagen opaca, rodeada de un halo claro, en ocasiones calci- va, la posibilidad de extensión sistémica es mínima por lo que
ficado. Además suele existir el antecedente traumático. no es necesario indicar estos estudios. Habitualmente, la indi-
Los procesos inflamatorios o infecciosos localizados, si cación de estos estudios se limita a los estadios Ilb y III.
ocurren en pacientes en edad de cáncer y fuera del embarazo o Elección del tratamiento. Depende del estadio (tabla
la lactancia, son de difícil diagnóstico diferencial, salvo que 26-5). En general, la cirugía conservadora está indicada en los
se acompañen de temperatura, pues hasta pueden dar adeno- estadios 0 y I. En el estadio II, si el tumor es menor de 4 cm,
patía axilar. Por lo general la palpación del nodulo mamario con NO o NI, también está indicada la cirugía conservadora,
—tal vez induración más que nodulo— despierta dolor. No aunque si el tumor es mayor de 4 cm debe realizarse una
hay que apresurarse en la indicación quirúrgica, pues en po- mastectomía radical modificada. En el estadio III debe efec-
cos días el cuadro se modifica (mejoría evidente si se los trata tuarse primero neoadyuvancia, luego una mastectomía radical
con antibióticos, o progresión rápida de la infección, aumento modificada y finalmente terapia sistémica. El estadio IV es
del tamaño del nodulo, abscedación, o aparición de eritema en patrimonio de la terapia sistémica.
la zona afectada, o salida de derrame purulento por el pezón), Existen circunstancias especiales que dependen de facto-
situaciones todas que no se dan en forma rápida en los res tales como el tipo histológico del tumor, la edad de la pa-
carcinomas. El diagnóstico diferencial de los carcinomas agu- ciente, el tamaño de la mama y la respuesta eventual a la neo-
dos o inflamatorios de mama se trata en el tópico respectivo. adyuvancia. Así, por ejemplo, en el estadio 0 (carcinoma ductal
no invasor), el vaciamiento axilar y la radioterapia no están
indicados si se trata de un carcinoma lobulillar in situ o de un
Tratamiento carcinoma ductal no comedociano. En las pacientes añosas,
cuando la radioterapia está contraindicada, debe indicarse una
Es indispensable, antes de elegir el tratamiento, diagnosti- mastectomía radical modificada, aun si estuviera indicada la
car adecuadamente la enfermedad y estadificar su extensión cirugía conservadora. También está contraindicada la cirugía
local, regional y sistémica. El diagnóstico local, cuando no se conservadora en los tumores de 4 cm con mama chica, ya que
cuenta con una citología por punción, se debe definir durante la relación volumen mamario/tamaño del tumor no permite
la operación mediante una biopsia por congelación. El diag- armar una mama estéticamente aceptable. En estos casos exis-
nóstico regional queda circunscripto a la región axilar homo- ten protocolos en estudio consistentes en terapia sistémica
lateral, y sólo es clínico pues no hay razón para investigar de preoperatoria (neoadyuvancia), seguida de cirugía conserva-
antemano el estado anatomopatológico de los ganglios. El diag- dora en caso de una respuesta favorable en cuanto al tamaño
nóstico de extensión sistémica depende de la investigación de del tumor. Finalmente, también existen protocolos para el es-
eventuales metástasis. Por lo general es patrimonio de los tadio Illa que utilizan neoadyuvancia, seguida por cirugía con-
métodos por imágenes, mediante la centellografía ósea, la servadora cuando la respuesta es favorable.

Tabla 26-5. Tratamiento del cáncer de mama según el estadio


Estadio Patología Tumorec- Vaciamiento Mastectomía Mastectomía Irradiación Adyuvancia Neoadyu-
tomía axilar radical radical con- vancia
modificada vencional

carcinoma sí
lobulillar in
situ
ídem no sí - -
0 comedocar- -
cinoma
ídem come- sí sí en el _ posquirúrgica ~
docarcinoma multicéntrico
la infiltrante sí * sí de necesidad - posquirúrgica -
Ib infiltrante sí sí de necesidad - posquirúrgica -
Ic infiltrante sí sí de necesidad - posquirúrgica sí selectiva
IIa infiltrante sí sí de necesidad - posquirúrgica sí sí
IIb infiltrante sí sí de necesidad - posquirúrgica sí
Illa infiltrante por por sí • pre o pos- sí
excepción excepción quirúrgica
IIIb infiltrante - - sí de necesidad prequirúrgica
IV infiltrante sólo
tratamiento
sistémico

Sí: indicación de preferencia


De necesidad: cuando no puede realizarse la operación de preferencia
Por excepción: cuando la respuesta locorregional fue excelente
Selectiva: cuando se quiere reducir volumen tumoral
(
*' no en la enferma añosa

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26. CÁNCER DE MAMA 297

Fig. 26-5. Mastectomía radical. A, mastectomía radical modificada conservando el pectoral mayor. Limpieza del primer y segundo espacio intercostal y
de la mitad superior del diedro escapulotorácico. Efectuada esta limpieza, con la mama traccionada hacia adentro se desprenden las inserciones del
pectoral menor en la quinta y cuarta costilla (la inserción superior en la tercera costilla fue cortada en el octavo tiempo operatorio). El pectoral menor, libre
ya de sus conexiones torácicas, queda unido por la continuidad con los elementos del sistema clavipectoral al bloque de extirpación, con el cual sale. B,
mastectomía radical modificada conservando ambos pectorales. Limpieza de la mitad inferior del diedro escapulotorácico y desprendimiento del bloque
de extirpación. Con la mama traccionada hacia abajo y adentro, se limpia entre el músculo dorsal ancho y el subescapular y entre el subescapular y serrato
mayor, ligando las ramas vasculares que van al bloque de extirpación. A continuación se diseca la fascia que cubre el serrato hasta llegar a lo ya
previamente disecado, con lo cual queda desprendido el bloque de extirpación.

Procedimientos quirúrgicos. El tratamiento locorregional de los ganglios axilares homolaterales para luego complemen-
de base es la cirugía. Existen dos tipos de procedimientos: las tar con radioterapia del volumen mamario —por lo general
mastectomías radicales modificadas y las técnicas conserva- 5000 rads— más una sobredosis en la zona de la cicatriz qui-
doras. rúrgica (1500 a 2000 rads). La indicación de tratamiento ra-
Hay dos tipos de mastectomía radical modificada, la que diante inmediatamente después de la cirugía obedece a la ne-
conserva sólo el músculo pectoral mayor y la que conserva cesidad de esterilizar los focos microscópicos de multifocalidad
ambos músculos pectorales (fig. 26-5, A y B). La primera de y/o de multicentricidad neoplásica. Se entiende por multifoca-
ellas reseca la mama asiento del tumor con margen de seguri- lidad a los focos microscópicos neoplásicos en las adyacencias
dad, la aponeurosis anterior y parte de la posterior del múscu- del tumor —otros la definen más que en el sector en el lóbulo
lo pectoral mayor, el músculo pectoral menor y hace un vacia- asiento del tumor— y por multicentricidad a los focos micros-
miento completo de la axila. La segunda, luego de resecar la cópicos en cualquier lugar del resto de la mama.
aponeurosis del pectoral mayor, efectúa directamente el
vaciamiento axilar respetando la integridad del pectoral me-
nor. Con esta última técnica es dificultoso lograr un vacia-
miento axilar completo.
Las técnicas expuestas son amputativas, es decir, eliminan
la mama por completo, aunque en la actualidad puede hacerse
una reconstrucción inmediata con colocación de prótesis o bien
con colgajos dermomusculares. La mastectomía radical clá-
sica ya no se usa y la mastectomía simple no se utiliza como
técnica curativa en el cáncer de mama.
Desde hace más de 15 años se imponen las técnicas qui-
rúrgicas conservadoras: cuadrantectomías, segmentectomías,
o directamente tumorectomías amplias, que a partir de una
incisión arciforme (fig. 26-6) resecan exclusivamente la zona
tumoral con margen de seguridad sin amputar la mama. Estas
técnicas conservadoras deben asociarse con un vaciamiento Fig. 26-6. Incisión arciforme para tumorectomía.

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298 SECCIÓN IV. MAMA

Complicaciones de la cirugía. La cirugía del carcinoma individualización —cuando son positivos— permite por un
de mama no tiene mayores complicaciones. Sólo deben citar- lado indicar tratamiento adyuvante en pacientes posmeno-
se las colecciones linfáticas o hemáticas de la herida y más páusicas utilizando antiestrógenos, y por otro establecer el
raramente la infección, pues en la actualidad no suelen verse mismo tipo de tratamiento ante la aparición de metástasis óseas
los esfacelos de piel, comunes cuando se disecaban en exceso en enfermas premenopáusicas. Pero además de su uso tera-
los colgajos cutáneos. péutico, los receptores hormonales positivos son reconocidos
Una complicación alejada muy molesta es el edema de como elementos de buen pronóstico.
miembro superior producido por dificultad en el drenaje
linfático, aunque esto era más frecuente cuando se irradiaba la
axila, lo que hoy no está indicado, pues cuando la axila es Resultados
positiva se prefiere la terapéutica sistémica como adyuvancia.
Tratamiento sistémico. Cuando se operan enfermas con El pronóstico depende del estadio en que se presentó la
ganglios axilares positivos, cerca del 50 % fallecen en los pri- enfermedad. Las pacientes tratadas de un estadio 0 (tumores
meros cinco años. Por ello se introdujo la terapéutica sistémica no invasores) curan prácticamente todas, salvo que el tumor
inmediatamente después de la cirugía para todas aquellas pa- recidive como invasor o que haya sido inicialmente de este
cientes con axila positiva o, si los ganglios no están invadidos, tipo y no pudo detectarse en el estudio primitivo.
para las que tienen tumores con factores histológicos de mal Las enfermas estadio I tienen una supervivencia superior
pronóstico o receptores hormonales negativos. Esta terapia al 80 % a los 5 años, y de 60 % a los 10. Las de estadio II, de
sistémica que se administra inmediatamente después de la ci- 60 % a los 5 años y del 40 a los 10 años. Las de estadio III
rugía y que puede ser con drogas antiblásticas —quimiote- difícilmente superen el 40 % a los 5 años, dependiendo mucho
rapia—, o con hormonas —hormonoterapia—, recibe el nom- que se trate de IIIa o IIIb. El promedio de supervivencia de las
bre de adyuvancia, a diferencia de la neoadyuvancia, que es la pacientes estadio IV no llega a los 2 años.
que se emplea antes del tratamiento locorregional para algu- Recidivas locorregionales. Las recidivas locorregionales
nos estadios II y III a los efectos de disminuir el volumen del del tratamiento conservador del cáncer de mama ocurren en
tumor y, al mismo tiempo, actuar sobre las metástasis cerca del 10 % de los casos a 10 años de seguimiento, cifra
subclínicas. (done by 007) que puede llegar al 20 % a los 20 años. Son más frecuentes en
Los tratamientos adyuvantes de elección son la quimiote- las premenopáusicas que en las posmenopáusicas. La mayoría
rapia para las pacientes premenopáusicas (por lo general es- de las recidivas aparecen entre el 2Ü y 3er año de la operación,
quemas de poliquimioterapia con CMF —ciclofosfamida, y por lo general en esos casos debe realizarse una mastectomía
metrotexate y fluorouracilo—) y la hormonoterapia para las simple, la que se denomina mastectomía de rescate.
posmenopáusicas con receptores hormonales positivos La recidiva en la mama operada puede ser clínica, de for-
(tamoxífeno, 20 mg diarios). La primera de ellas se realiza por ma nodular o difusa, o bien subclínica, como grupo de micro-
lo general durante seis ciclos —uno cada 21 días— y la calcificaciones o como imagen estelar. La aparición de metásta-
hormonoterapia en forma continua entre 2 y 5 años. sis es más frecuente en las pacientes que han tenido recidiva
locorregional.

Seguimiento
CARCINOMAS ESPECIALES
La forma de seguimiento de la paciente tratada por cáncer
de mama no está perfectamente definida. Unos indican estu- Carcinoma de Paget
dios complejos —enzimáticos y por imágenes— cada 6 o 12
meses, y otros prefieren pedirlos exclusivamente cuando la Este carcinoma se caracteriza por manifestarse inicialmente
clínica lo imponga. Nosotros aconsejamos examen clínico com- como una lesión ulcerocostrosa, muy pequeña, que toma la
pleto cada 6 meses y estudio mamográfico cada año junto con superficie del pezón. En sus comienzos hasta suele mejorar
radiografía de tórax. Reservamos los estudios de alta comple- con topicaciones locales para reaparecer a las pocas semanas.
jidad únicamente para cuando exista sintomatología que los Si no se hace el diagnóstico en un primer momento, la enfer-
requiera. medad se extiende a todo el pezón e invade la aréola (fig.
A partir de la difusión de los tratamientos que conservan 26-7), convirtiendo a ambos en una gran placa de eritema con
la mama, uno de los aspectos más difíciles es el control de la costras y el agregado de infección, que además se acompaña
mama operada e irradiada, pues la cirugía y la radioterapia de tumor mamario clínico. Su pronóstico depende del estadio
modifican la estructura general de la glándula. en que se encuentre.

Factores de pronóstico Carcinoma del embarazo

El factor pronóstico más importante en cáncer de mama es Aquí la dificultad estriba en el diagnóstico, pues la mama
el compromiso axilar. Pero en ausencia del mismo y a los efec- de la paciente embarazada se presenta aumentada de volumen
tos de decidir terapéuticas sistémicas en carcinomas pequeños y de mayor consistencia. No debe indicarse estudio mamo-
con axila negativa, es necesario analizar otros factores de pro- gráfico para evitar las radiaciones, sino ecográfico.
nóstico aportados por el estudio del mismo tumor: receptores En lo que respecta al tratamiento, es difícil indicar trata-
hormonales, grado histológico, necrosis, invasión vascular, etc. miento conservador por el estado de la mama y porque debe
Receptores hormonales. A partir de los trabajos de Jensen, seguirse con radioterapia, no aconsejable por el feto. Cuando
en 1967, se puso de manifiesto, en los tumores mamarios, la la paciente está al final del embarazo, es preferible adelantar
presencia de receptores estrogénicos y progestínicos. Su el parto cuando el feto está maduro y tratar luego a la paciente.

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26. CÁNCER DE MAMA 299

tumores del tejido conjuntivo, su comportamiento es similar


al de los sarcomas de otra parte del organismo, y va a depen-
der de su forma histológica.
Por lo general son tumores de crecimiento rápido que apa-
recen a cualquier edad, pero con mayor asiduidad entre los 40
y 50 años.
El tamaño de estos tumores varía de acuerdo con el tiempo
de demora en la consulta. Por lo general se los diagnostica con
un diámetro aproximado entre 5 y 10 cm, y son de crecimien-
to rápido. Sólo el sarcoma originado en un fibroadenoma
—que no aceptan todos los autores y que no es un sarcoma
puro— puede tener un período inicial de crecimiento lento
por años para, en forma súbita, crecer rápidamente.
Son tumores de superficie lisa, bordes en parte netos y en
parte difusos, de consistencia algo menor que la del carcinoma,
y que en un principio no adhieren a la piel. Cuando aumentan
de tamaño se adhieren a ella y en su crecimiento muestran
circulación venosa colateral, edema y hasta ulceración. No
Fig. 26-7. Enfermedad de Paget de la mama.
suelen tener adenopatías axilares.
El examen mamográfico los muestra como opacidades de
Carcinoma agudo o inflamatorio densidad relativamente homogénea y bordes netos, pero casi
siempre no en todo su perímetro. Cuando son muy grandes, la
Es el más grave de los cánceres de mama. Se presenta por opacidad difusa toma toda la mama y no permite una buena
lo general en forma brusca con dolor difuso en la mama, au- definición.
mento de volumen y eritema que la abarca casi en su totali- El diagnóstico diferencial debe hacerse en primer lugar
dad, pudiendo o no acompañarse de adenopatías. En este mo- con los carcinomas, que son más duros y que a iguales dimen-
mento debe hacerse el diagnóstico diferencial con la mastitis siones se acompañan de fenómenos de retracción. En ocasio-
aguda, más frecuente durante el embarazo y la lactancia. Ob- nes deben diferenciarse de los fibroadenomas pero, salvo que
tenida la biopsia y con el conocimiento de los receptores hor- se trate de una paciente joven, no es edad para este tumor. Más
monales debe indicarse terapia sistémica, de preferencia difícil es separarlos de los tumores phyllodes, más aún cuando
quimioterapia. Si las condiciones locales mejoran ostensible- muchos autores los describen dentro de los sarcomas.
mente, se puede indicar una mastectomía seguida de radiote- El tratamiento es eminentemente quirúrgico, y cuando ad-
rapia con el solo objeto de un mejor control local de la afec- quieren gran tamaño la mastectomía simple es la regla. En los
ción. Es de muy mal pronóstico. tumores pequeños pueden intentarse resecciones amplias sin
amputación, pero debe tenerse presente que las recidivas son
frecuentes en estos casos. No se indican operaciones extendi-
Carcinoma en el hombre das a la axila, pues no se acompañan de adenopatía.
El pronóstico depende de su forma histológica, dado que
El carcinoma en el hombre es de aproximadamente el 1 % se pueden encontrar fibrosarcomas. liposarcomas. rabdomio-
con respecto al de la mujer. Con mucha frecuencia invade la sarcomas, hemangiosarcomas, y hasta carcinosarcomas. Los
piel y toma los ganglios axilares. Debe tratarse con mastectomía tumores grandes, cuando no han sido operados con buen mar-
a la que se agrega terapia sistémica si los ganglios axilares son gen de seguridad, recidivan. Las metástasis más frecuentes son
positivos. las pulmonares, y los resultados de los tratamientos sistémicos
con quimioterapia no pueden homologarse a aquellos de los
carcinomas.
Sarcomas
BIBLIOGRAFÍA
Los sarcomas puros de la mama son tumores poco frecuen-
tes que no alcanzan el 1 % de los tumores malignos del órga- Bernardello ET, Margossían JM, Muller Perder G et al.: Evolución
no. Aunque se los llama genéricamente sarcomas de mama, de las variables epidemiológicas en treinta años de cáncer de
no tienen ninguna especificidad con la mama, pues como son mama. Rev. Argent. Cirug. 68: 147-1 52. 1995.

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SECCIÓN V. TÓRAX

Anatomía del tórax. Toracotomías


ANATOMÍA puede provocar un hemotórax de distinta magnitud; y b) la
disposición oblicua de las costillas, que es necesario recono-
Miguel A. Galmés cer al seleccionar el espacio intercostal. Una punción en el
sexto espacio, en la cara posterior del tórax, no tiene la misma
Generalidades. El tórax es el segmento superior del tron- altura que una en el mismo espacio pero sobre la línea axilar
co. Limita en su extremo superior con el cuello, del cual se media. Esta diferencia puede impedir ubicar correctamente un
separa por una línea que pasa por la horquilla esternal, la cla- derrame pleural o tomar una biopsia en el lugar adecuado.
vícula, la articulación acromioclavicular y la apófisis transversa La primera costilla tiene una conformación diferente: es
de la VII vértebra cervical. El límite inferior hacia el abdomen más corta y ancha, y en la cara superior se advierte en la proxi-
va desde el xifoides a la apófisis espinosa de la XII vértebra midad de la cabeza el tubérculo de Lisfranc, sobre el cual se
dorsal, pasando por la 12a. costilla y el arco costal. Las di- fija el escaleno anterior que forma un canal anterior por donde
mensiones interiores no corresponden a estos límites porque pasa la vena subclavia y uno posterior ocupado por la arteria
los vértices pulmonares sobrepasan a las clavículas y el subclavia (fig. 27-2). Esta disposición adquiere fundamental
diafragma se adentra bastante en la caja torácica. La forma del importancia en las toracoplastias que requieren de la resección
tórax es la de un cono cuya base corresponde al límite infe- costal, en las que es imperioso reconocer las relaciones de la
rior; con el crecimiento y el desarrollo de la musculatura tora- primera costilla con los elementos vasculares y con el ganglio
cohumeral la relación suele invertirse y es más ancho en su estrellado dependiente del sistema simpático, cuya lesión puede
extremo superior. Generalmente es más largo en el hombre ocasionar un síndrome de Claude Bernard-Horner.
que en la mujer, y está aplanado en sentido anteroposterior. En La articulación costotransversal es compuesta y tiene un
determinadas patologías puede modificarse sustancialmente movimiento rotatorio del cuello costal; de este modo sube o
la conformación ósea. En el enfisema pulmonar crónico el diá- baja el extremo esternal de la costilla, y junto con la masa
metro anteroposterior aumenta hasta superar el diámetro trans- muscular de la pared permite los movimientos activos de la
versal: es el "tórax en tonel". inspiración y los pasivos de la espiración.
Esqueleto óseo. La estructura ósea está conformada por
las costillas, el esternón y las vértebras dorsales.
Las costillas son doce a cada lado; las siete primeras están
unidas directamente al esternón y se las denomina verdaderas
o esternales, la 8a., 9a. y 10a. se unen al esternón en forma
conjunta a través de un arco costal que se configura con la
porción cartilaginosa de la costilla unida a la inmediata supe-
rior. Las dos últimas no tienen contacto con el esternón y por
su movilidad se denominan flotantes. Tienen forma de arco
aplanado de afuera adentro. Presentan una cabeza, un cuerpo
y un extremo anterior. Se articulan por su cabeza con la apófisis
transversa de las vértebras dorsales; luego se dirigen hacia abajo
y afuera, cambian de dirección y se orientan hacia arriba y
adelante. Por último, cerca de su extremo anterior varían por
segunda vez de dirección yendo hacia abajo, adentro y ade-
lante. De esta manera la cabeza costal es más alta que sü ex-
tremo anterior. La jaula torácica adquiere entonces una forma
que se abomba hacia atrás por ambos lados del raquis y se
presenta reniforme en un corte transversal (fig. 27-1).
Cada costilla en el borde inferior del cuerpo presenta un
canal costal ocupado por un paquete vasculonervioso que avan-
za sobre la cara interna y queda parcialmente oculto y protegi-
do. La maniobra más difundida en cirugía torácica es la pun-
ción y biopsia pleural con aguja que se realiza a través del
espacio intercostal. Durante la maniobra deben tenerse en cuen-
ta dos reparos anatómicos mencionados: a) el canal costal, para Fig. 27-1. Esqueleto óseo. 7, Primera costilla; 2, costillas verdaderas; 3,
no lesionar la arteria intercostal que transcurre por éste y que costillas falsas; 4, esternón.

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27. ANATOMÍA. TORACOTOMIAS 301

El esternón se compone de un mango o manubrio, un cuer-


po y el apéndice xifoides. A ambos lados se articulan directa-
mente las primeras siete costillas y en una sola articulación la
8a., 9a. y 10a. costilla.
Pared muscular. La pared del tórax presenta dos grupos
musculares, uno superficial y otro profundo.
a) Grupo superficial. 1. Pared anterior y lateral (fig. 27-3).
El pectoral mayor se inserta por dentro en los dos tercios de!
borde anterior de la clavícula, en la cara anterior del esternón,
en los seis primeros cartílagos costales y en el borde superior
de la aponeurosis del recto mayor del abdomen. De esta larga
línea de inserción las fibras convergen para fijarse en el lado
anterior de la corredera bicipital. El borde inferior forma el
pliegue axilar anterior.
El pectoral menor se encuentra enteramente cubierto por
el pectoral mayor; se inserta en el borde anterior de la apófisis
coracoides del omóplato y en la cara externa de la 3a., 4a. y
5a. costilla. Contribuye a formar parte del borde anterior de la
axila. La contracción de ambos pectorales con el cinturón
escapular fijo eleva las costillas, y sirve además como múscu-
Fig. 27-3. Pared lateral del tórax. Se observan los límites del hueco axilar y
los inspiratorios. los músculos del grupo superficial. 1, paquete vasculonervioso; 2, serrato
El serrato mayor se inserta por detrás en el borde espinal mayor; 3, dorsal ancho; 4, oblicuo mayor del abdomen; 5, pectoral menor;
del omóplato y de ahí se dirige hacia adelante fijándose en 6, pectoral mayor.
abanico sobre la cara anterior de las diez primeras costillas;
constituye la pared lateral del tórax. Actúa como músculo
inspiratorio cuando los músculos romboides fijan el omópla-
to.
2. Pared posterior (fig. 27-4). El dorsal ancho es un múscu-
lo aplanado que cubre toda la parte inferior del dorso. Se in-
serta en las apófisis espinosas de las últimas seis vértebras
dorsales y en las cinco lumbares, en la cresta sacra, en el ter-
cio posterior de la cresta ilíaca y en las cuatro últimas costi-
llas. Por su otro extremo se inserta como un grueso fascículo
en la corredera bicipital del húmero. Cubre la pared posterior
del tórax, donde es el más superficial, oculta la parte inferior
del romboides, la aponeurosis del serrato y los músculos
espinales.

Fig. 27-4. Pared posterior del tórax. Se pueden apreciar los músculos del
grupo superficial: 1. trapecio; 2. dorsa! anche: i. romboides (en la parte
izquierda de la figura queda oculto por ei trapecio).

El trapecio cubre la nuca y la parte superior del dorso del


tórax. Se inserta en las vértebras dorsales y 7a. cervical, para
dirigirse luego hacia arriba y adelante e insertarse en la cla-
vícula, el acromion y el omóplato.
El romboides está situado entre la columna vertebral y el
omóplato y cubre al serrato mayor y al menor.
b) Grupo profundo. Corresponde a los músculos intercos-
Fig. 27-2. Vértice del tórax. (Modificada del Atlas de Anatomía Humana tales. Las fibras del intercostal externo se dirigen oblicuamente
de Stefan Kubik, Ed. Labor, 1969, pág. 70). Se observa la relación de la hacia abajo desde atrás hacia adelante fijándose en el canal
primera costilla con los elementos vasculares y nerviosos. /, Primera cos- costal de la costilla superior y en el borde superior de la costi-
tilla; 2, arteria subclavia; 3, arteria carótida primitiva; 4. tronco braquioce- lla inferior.
fálico; 5, vena braquicefálica derecha; 6, cúpula pleural; 7, esternón; 8, El intercostal medio está formado por fibras oblicuas que
plexo braquial; 9, músculo escaleno anterior. se dirigen de adelante hacia atrás y hacia abajo.

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302 SECCIÓN V. TÓRAX

El intercostal interno tiene fibras en la misma dirección conjuntiva. La conjuntiva a su vez se divide en cuatro capas:
que el intercostal medio, al que se une en la mayor parte de su una conectiva submesotelial, que comunica el espacio pleural
recorrido. con los canales linfáticos subpleurales; una elástica superfi-
La dirección de las fibras de los intercostales tiene cial; una conectiva gruesa y laxa con distintos tipos de célu-
implicancia directa en las toracotomías que requieren resección las, y una elástica profunda.
de la pared torácica o en las toracoplastias, ya que marcan el El intercambio líquido está favorecido por una rica vascu-
sentido en que deben legrarse las costillas: el borde superior larización con un delicado equilibrio entre la formación y la
se legra de atrás hacia adelante y el borde inferior de adelante absorción, manteniendo una cantidad suficiente para la
hacia atrás; de esta manera se respeta la integridad de los mús- lubricación. La irrigación de la pleura visceral depende de la
culos intercostales y del paquete vasculonervioso. circulación pulmonar y la parietal de la circulación sistémica.
Diafragma (fig. 27-5), Es un músculo plano y delgado El drenaje linfático de la pleura parietal se hace a través de la
que separa la cavidad torácica del abdomen. Está formado por cadena mamaria, linfáticos intercostales posteriores, ganglios
fascículos que se entrecruzan en el centro mediante láminas axilares y cervicales transversos. La pleura visceral drena en
tendinosas que constituyen el centro frénico. Por fuera de éste, linfáticos del hilio pulmonar. La pleura diafragmática drena
los músculos forman la porción carnosa del diafragma, que se en los ganglios mediastínicos y celíacos.
puede dividir según sus inserciones en vertebral, costal y La inervación de la pleura parietal depende de los intercos-
esternal. tales, la diafragmática y la mediastínica del frénico, la visceral
En la parte interna de la porción vertebral se distinguen está inervada por fibras simpáticas y parasimpáticas que care-
los pilares del diafragma que son dos gruesos fascículos que cen de terminaciones corpusculares de dolor.
se originan en el cuerpo vertebral, denominados derecho e Tráquea. Es la continuación de la laringe. Comienza en la
izquierdo. El derecho es más largo y grueso, y nace de la cara región cervical, en el borde inferior del cartílago cricoides, a
anterior del cuerpo vertebral de L2, L3 y L4. El izquierdo nace la altura de las vértebras cervicales VI y VII, para terminar en
en el cuerpo de L2; ambos se dirigen oblicuamente hacia ade- una bifurcación denominada carina que marca el comienzo
lante y arriba para terminar en el centro frénico. Antes se unen del árbol bronquial, proyectándose a la altura de la IV y V
por sus fascículos internos creando una amplia abertura entre vértebra dorsal. Mide de 10 a 13 cm de longitud. Ubicada en
la columna y los pilares. Este orificio se divide por fascículos el centro del cuello, toma una dirección de arriba hacia abajo
de los pilares en una parte anterior, que ocupa el esófago en su y de adelante hacia atrás, y se desplaza hacia la derecha por el
tránsito al abdomen, y otra posterior, ocupado por la aorta. cayado de la aorta. En su porción superior es superficial
La porción costal corresponde a la inserción costal de la (aproximadamente a 1,5 cm de la piel) y se profundiza a me-
porción carnosa del músculo; se fija a la cara interna de los dida que desciende hasta los 7 cm a nivel de la carina. Está
cartílagos costales 7o, 8o y 9o en el extremo anterior de la 10a., incluida en un tejido conjuntivo laxo que le permite cierta
11a. y 12a. costilla, en tres arcos tendinosos fijos al vértice de movilidad con respecto a los órganos que la rodean.
la 10a., 11a. y 12a. vértebra dorsal y a la apófisis transversa de Tiene la forma de un cilindro aplanado por su cara poste-
la la. lumbar. rior. La cara anterior está constituida por anillos cartilaginosos,
La porción esternal está constituida por dos fascículos que en número de 16 a 20, que son incompletos en su cara poste-
se insertan a cada lado del esternón separados de las costillas rior. El primero es el más alto y el último se prolonga hacia
por una capa celuloadiposa. abajo de la línea media para formar un espolón que toma parte
Constituye el principal músculo inspiratorio. en la constitución de la carina. La cara posterior corresponde
Pleura. La pleura es una serosa derivada del mesodermo a la membranosa; es una lámina muscular lisa, con fibras trans-
que se divide en dos hojas: visceral y parietal. Cada hoja mide versales que se insertan en los anillos cartilaginosos. En su
entre 30 y 40 ü de espesor. Tiene dos capas: mesotelial y cara interna está tapizada por una capa mucosa de tejido celu-
lar laxo.
Se reconocen dos porciones, una cervical y otra torácica.
La primera se relaciona íntimamente en su cara anterior con el
istmo tiroideo, delante del segundo y tercer cartílago; en su
cara posterior están en contacto con el esófago y en sus latera-
les con los lóbulos tiroideos. La relación con la tiroides la hace
partícipe en ocasiones de la patología de la glándula y desem-
peña un importante papel en su cirugía. La porción torácica se
halla relacionada por delante con el tronco braquiocefálico
venoso izquierdo y más abajo con el cayado de la aorta; por
detrás se relaciona con el esófago y lateralmente con las pleuras
mediastínicas. Por su relación con el esófago en toda su exten-
sión es afectada en la patología crónica de este órgano, malig-
na o benigna, constituyéndose compresiones que disminuyen
la luz de la tráquea o fístulas que ponen en comunicación am-
bos órganos.
Árbol bronquial. A partir de la carina, los bronquios, uno
izquierdo y otro derecho, denominados bronquios fuentes,
continúan a la tráquea y mantienen la misma arquitectura ana-
Fig. 27-5. Diafragma. Vista abdominal. /, Agujero de la cava inferior; 2, tómica. El bronquio derecho tiene una dirección más oblicua
hiato esofágico; 3, centro tendinoso; 4, hiato aórtico; J, pilar externo; 6, que el izquierdo, y es más corto (mide 2 cm contra 5 cm del
pilar interno. izquierdo) y más voluminoso. Los bronquios fuentes se sub-

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27. ANATOMÍA. TORACOTOMIAS 303

dividen en bronquios lobulares al entrar en contacto con el


pulmón. La división y su nomenclatura se esquematizan en la
figura 27-6.
Las relaciones bronquiales de importancia quirúrgica se
visualizan en la figura 27-7.
Pulmón. Ambos pulmones tienen una forma similar, pero
el tamaño y el peso son ligeramente superiores para el dere-
cho (600 y 700 g, respectivamente). Están bordeados por la
pleura visceral en toda su superficie. Los pulmones se encuen-
tran divididos en lóbulos por escotaduras que los separan, de-
nominadas cisuras. Estas se profundizan hasta el hilio pero
están unidas por puentes de tejido, de manera que pueden no
reconocerse claramente los límites lobulares, sobre todo en
procesos inflamatorios crónicos y en lesiones neoproliferativas.
Las cisuras tienen una ubicación muy variable; en el pulmón
derecho se reconoce una cisura mayor y una menor, más in-
constante (en ocasiones sólo un esbozo), que dividen al pul-
món en tres lóbulos: superior, medio e inferior. En el pulmón
izquierdo la cisura es una sola y el pulmón queda dividido en
dos lóbulos: superior e inferior. El superior tiene dos segmen-
tos anteriores llamados ungulares, que pueden considerarse
los homólogos del lóbulo medio derecho. (done by 007)
Los segmentos broncopulmonares son subdivisiones de los
pulmones que funcionan como unidades. No existe una divi-
sión exacta, ya que los límites entre ellos están entrelazados
por puentes de tejido conjuntivo que les da el armazón para la
sustentación del lóbulo. Ño obstante, cada uno tiene su propio
bronquio, su arteria y su vena. Esta disposición permite la ex- Fig. 27-6. Árbol bronquial. A, Derecho: 1, Apical; 2, posterior; 3, anterior;
tirpación individual de uno o más de ellos sin trastornar la 4, lateral; 5, medial; 6, superior; 7, basal medial; 8, basal anterior; 9, basal
función de los restantes. lateral; 10, basal posterior. B, Izquierdo: 1 y 2, Apicoposterior; 3, anterior;
Para la nominación de los segmentos se sigue la nomen- 4, angular superior; 5, angular inferior; 6, superior; 7 y 8, basal anteromedial;
clatura clásica que se esquematiza en la figura 27-8. Es útil 9, basal lateral; 10, basal posterior

Fig. 27-7. Relaciones del árbol bronquial. A, Con la vena pulmonar: /, Superior; 2, inferior. B, Con la arteria pulmonar: 1, tronco común; 2, arteria
pulmonar derecha; 3, arteria pulmonar izquierda. Tanto las ramas de las venas como de las arterias llevan los nombres de los bronquios correspondientes.
a los que acompañan en todo su trayecto.

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304 SECCIÓN V. TÓRAX

desde el punto de vista endoscópico reconocer la segmentación nóstico de la enfermedad neoplásica primitiva del pulmón y
para ubicar las lesiones que deberán someterse a una resección es factor decisivo en la decisión de la conducta terapéutica.
quirúrgica.
Desde la visión del cirujano, el hilio pulmonar, la segmen-
tación broncopulmonar y la distribución arterial y venosa ad-
quieren una importancia radical. En la figura 27-9 se repre- BIBLIOGRAFÍA
sentan la ubicación y las relaciones.
Kubik S; Atlas fotográfico en color de anatomía humana. Ed. Labor,
Ganglios m e d i a s t í n i c o s . L o s grupos ganglionares de!
Barcelona, 1969.
mediastino se e s q u e m a t i z a n en la figura 2 7 - 1 0 , según la Rouviere H: Compendio de Anatomía humana. Ed. Salvat, Barcelo-
estadificación del T N M de la U I C C . El valor del reconoci- na, 1972.
miento de los ganglios, su denominación y su ubicación es un Testut L. y Jacob O. Anatomía topográfica. Ed. Salvat, Barcelona.
factor determinante en la cirugía torácica que marca el pro- 1972.

Fig. 27-8. Segmentación pulmonar. A, Pulmón derecho (vista lateral y mediastínica); /, Apical; 2, posterior; 3, anterior; 4, lateral; 5, medial; 6, superior;
7, basal medio; 8. basal anterior; 9, basal lateral; 10, basal posterior. B, Pulmón izquierdo (vista lateral y mediastínica): 7 y 2: Apicoposterior; 3, anterior;
4, superior; 5, inferior; 6, superior; 7 y 8: basal anteromedial; 9, basal lateral; 10, basal posterior.

Fig. 27-9. Hilio pulmonar. (Modificado del Atlas de Anatomía Humana de Stefan Kubik, Ed. Labor, 1969, págs. 102-108.) A, Hilio pulmonar derecho: 1,
Bronquio lobular superior; 2, arteria pulmonar; 3, bronquio intermedio; 4, bronquio lobular inferior; 5, vena pulmonar inferior; 6, vena pulmonar superior.
S, Hilio pulmonar izquierdo: 1. bronquio fuente izquierdo; 2, arteria pulmonar; 3, vena pulmonar superior; 4, vena pulmonar inferior: 5, bronquio lobular
inferior.

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27. ANATOMÍA. T O R A C O T O M I A S 305

Fig. 27-10. Ganglios del mediastino, i.


mediales superiores: 2. paratraqueales;
3, pretraqueales; 4. paratraqueales in-
feriores; 3, subaórticos: 6. paraaórticos:
7, subcarinales; 8, paraesofágieos: i. del
canal costovertebral; 10. lidiares: 11. in-
terlobulares; 12, lobulares; 13. segmen-
tarios.

TORACOTOMIAS Posterolateral (TPL)

Néstor C. Spizzamiglio Permite efectuar múltiples procedimientos, tales como


resecciones pulmonares, decorticaciones, traqueoplastias,
Definición. Se da el nombre de toracotomías a las incisio- broncoplastias, cirugía del mediastino, cirugía del esófago,
nes quirúrgicas de la pared torácica con propósitos diagnósti- algunas operaciones cardíacas, reparación de hernia diafrag-
cos y/o terapéuticos. mática, etc., se la denomina también "toracotomía universal".
Clasificación. Son toracotomías puras aquellas que no Posición (figura 27-11). Se coloca al paciente en decúbito
sobrepasan los límites del tórax y ampliadas aquellas que sí lo lateral opuesto, con el miembro inferior que esté en contacto
hacen (cervicotoracotomía, toracofrenotomía y toracofrenola- con la camilla flexionado y el otro extendido. Se debe acol-
parotomía). Según su extensión, la toracotomía puede ser mí- char entre ambas piernas para evitar lesiones de decúbito.
nima (1 cm), mediana o amplia. Si bien en el pasado las Ambos miembros superiores se dirigen hacia adelante en for-
toracotomías mínimas estaban limitadas a maniobras menores ma perpendicular y apoyados en una tabla apoyabrazos suje-
(drenajes), en la actualidad son las vías por donde se realiza la tándolos para evitar su desplazamiento. La cadera se fija con
cirugía toracoendoscópica asistida por video y compiten con tela adhesiva en forma de cincha a la camilla pasando por un
las amplias en un número importante de patologías, sobre todo punto equidistante entre el trocánter mayor y el reborde del
las pleurales. coxal. Para evitar la rotación del tronco, se colocan dos bretes.
uno anterior y otro posterior, cuidando de ubicarlos lo más
Toracotomías amplias cefálico posible. Previamente se coloca un rollo por debajo de
la axila en forma perpendicular a efectos de ampliar el espacio
Las toracotomías amplias están previstas para realizar intercostal por incidir. La plancha de electrobisturí se ubica
maniobras mayores endotorácicas. Se describen las más utili- por debajo del punto de apoyo de la cadera a la camilla. Las
zadas. planchas autoadhesivas se fijan a la pierna.

Fig. 27-11. Posición del paciente


para la toracotoraía posterolateral.
La línea de puntos marca la incisión.

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306 SECCIÓN V. TÓRAX

Técnica. La incisión comienza en un punto equidistante caciones y exposición que la TPL, lo cual la convirtió para
entre la mitad del omóplato y la columna, baja en forma curva muchos en la toracotomía de elección. Se la puede catalogar
y pasa a 4 cm de la punta de la escápula; luego sigue hacia como un abordaje funcional de la cavidad torácica. La TAVA
adelante hasta la línea axilar anterior y pasa a 5 cm por debajo cumple con los requisitos básicos de permitir encarar los pro-
de la tetilla en el hombre o el pliegue submamario en la mujer. cedimientos quirúrgicos intratorácicos mayores. Ofrece sen-
Se secciona el músculo dorsal ancho, para lo cual es conve- cillez en su ejecución, menor agresividad, rápida recuperación
niente separarlo previamente por disección roma del plano del funcional muscular y respiratoria, y se sigue de menos dolor
serrato. Este se corta a la altura del espacio elegido para el en el postoperatorio. Con el propósito de resolver patologías
abordaje al tórax. en distintas regiones del tórax, existen tres variantes de TAVA: I
En el extremo posterior de este plano se encuentra el múscu- (abordaje medio o convencional), II (superior) y III (inferior)
lo trapecio, que se secciona parcialmente y queda al descu- (Hurtado Hoyo E, 1984).
bierto el romboides mayor, el cual se reclina hacia atrás. Lue- Posición. Es similar a la utilizada en laTPL, pero a dife-
go se secciona con electrobisturí el periostio y se pasa una rencia de ésta, el miembro superior homolateral se coloca ha-
legra corta sobre el borde superior de la costilla para exponer cia arriba en un ángulo de 90° fijándolo a un arco en L inverti-
la superficie pleural. Una vez abierta la pleura, se coloca un do ubicado en el lateral cefálico de la mesa de operaciones.
separador ancho para entreabrir el espacio e introducir luego Técnica. Se realiza una incisión longitudinal vertical que
un retractor costal de Finochietto, con lo cual se consigue la abarca desde el 2a al 11a espacio intercostal, en la línea axilar
abertura deseada de acuerdo con las maniobras endotorácicas media (fig. 27-13). La longitud resultante de la misma depen-
previstas (fig. 27-12). Completada la operación, se insertan derá del hábito del paciente. Una vez incidido el celular sub-
los drenajes pleurales para el manejo del postoperatorio (véa- cutáneo, se diseca el espacio avascular existente entre el mús-
se Manejo del espacio pleural). culo serrato mayor y el dorsal ancho, que se reclina hacia atrás
Para el cierre del plano costal se colocan 4 o 5 puntos cargándolo con una valva tipo Doyen. Por delante se labra un
pericostales fuertes; se retira el rodillo, se acercan las costillas colgajo reclinando al músculo pectoral mayor. Una vez hecho
con un aproximador costal y se procede a anudar los puntos. esto, se divulsiona el serrato en el sentido de sus fibras respe-
Los músculos se cierran con material reabsorbible respetando tando la inervación en las variantes I y II. Cuando se realiza la
su anatomía. Se completa el cierre con la síntesis del celular variante III, el músculo es llevado hacia arriba seccionando
subcutáneo y la piel por planos separados. sólo algunas fibras inferiores en sus inserciones anteriores. Ele-
gido el espacio más conveniente, se comienza el acceso en la
zona más expuesta, que es la lateral.También se secciona el
Toracotomía axilar vertical amplia (TAVA) periostio con electrobisturí y se legra la costilla en su borde
superior. Una vez entreabierto el espacio, se coloca un sepa-
Esta toracotomía ha ganado adeptos en la Argentina y el rador de Finochietto, al cual se lo abre en forma suave y pro-
extranjero, a partir de la década del 70. Tiene las mismas indi- gresiva, cuidando de no forzarlo para no fracturar alguna cos-

Fig. 27-12. Acceso a la cavidad torácica mediante el separador de Finochietto. A, Colocación de] separador; B, apertura del separador. P: pulmón

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27. ANATOMÍA. TORACOTOM1AS 307

guiendo siempre la línea media. Se diseca el manubrio esternal


en su borde superior, cuidando de no lesionar las estructuras
venosas que se hallan en la zona. En el extremo inferior se
secciona la aponeurosis media y se despega la cara posterior
del xifoides con maniobras romas. La disección con ambos
dedos índices, por debajo y por arriba, despega el pericardio
del esternón. De este modo queda ya preparado el espacio para
colocar la sierra esternal, que se acciona de cefálico a caudal.
Una vez completada la sección esternal, se coloca un separador
autoestático y se hace hemostasia de los puntos sangrantes en
el periostio. La hemorragia de la médula ósea se controla con
cera de hueso.

Fig. 27-13. Toracotomía axilar vertical amplia (TAVA). Las líneas de pun-
tos marcan los abordajes superior, medio e inferior.

tilla de apoyo. Luego se completa la apertura en las regiones


extremas del espacio intercostal con electrobisturí, hasta lle-
gar por detrás a visualizar las fibras nacaradas del músculo
dorsal largo y por delante hasta el cartílago costal. Se comple-
ta la apertura del separador de Finochietto y luego se coloca
otro separador, pero tipo Balfour, en sentido transversal para
reemplazar a las valvas de Doyen.
Completado el tiempo endotorácico, se procede al cierre
de la incisión. En el plano costal se procede como en la TPL.
Posteriormente se realiza un surjet en el plano del serrato, donde
se deja un drenaje de polietileno fino que se saca por contraber-
tura y se conecta a un apirofusor. Tiene como finalidad evitar
que se produzca un seroma, que es una de las eventualidades
posibles en este tipo de incisión. Una vez colocado el drenaje,
se afronta la aponeurosis pectorodorsal y el tejido celular sub-
cutáneo con sutura continua y se cierra la piel.

Esternotomía mediana

Esta incisión brinda una buena exposición del corazón y


los grandes vasos, por lo cual es ampliamente utilizada en ci-
rugía cardíaca. Es ideal para el tratamiento de los tumores
malignos del mediastino anterior y permite el abordaje simul-
táneo de las dos cavidades pleurales, de manera que está indi-
cada para la cirugía pulmonar bilateral. Su ventaja reside ade-
más en la rapidez de su ejecución. Tiene limitaciones, como la
exposición del esófago torácico y de la tráquea inferior.
Posición. Decúbito dorsal con los miembros superiores
abiertos a los lados; un rodillo longitudinal en el dorso.
Técnica. La incisión se extiende desde el hueco supracla-
vicular hasta por debajo del apéndice xifoides (fig. 27-14). Se
Fig. 27-14. Esternotomía mediana. A, Línea de incisión; B, sección del
la profundiza con electrobisturí hasta llegar al periostio, si- esternón; C, colocación del separador.

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308 SECCIÓN V. TÓRAX

Abordaje para cirugía asistida por video

Si bien los accesos se hacen por toracotomías mínimas, el


método permite realizar procedimientos mayores. Una
endocámara conectada a un televisor se introduce por una in-
cisión de 10 mm. Una segunda incisión, de 5 mm permite el
uso de pinzas para tracción o de separadores especiales. Una
tercera incisión de 5 o 10 mm, es necesaria para la introduc-
ción de instrumentos de diéresis (tijeras, ganchos) y de sínte-
sis (endosuturas mecánicas) (fig. 27-15). Cuando la pieza por
extraer es mayor que estas incisiones, o cuando se practican
maniobras en el hilio pulmonar (lobectomías), se realiza una
toracotomía "complementaria" no mayor de 6 a 8 cm que fa-
cilita las maniobras. Tiene indicación precisa en: neumotorax,
empiema pleural, derrames pleurales neoplásicos, derrames
pericárdicos, tumores mediastínicos benignos, resecciones
parciales pulmonares, etc. Se cuestiona su utilidad en el cán-
cer de pulmón, excepto en pacientes con alto riesgo y lesiones
nodulares.

BIBLIOGRAFÍA

Hurtado Hoyo E: Toracotomías axilares. Ed. Sánchez Teruelo, Bue


nos Aires, 1984.

Fig. 27-15. Cirugía asistida por video. Toracotomías mínimas para in


ducción de la endocámara y del instrumental.

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Pared torácica

MALFORMACIONES CONGENITAS (Lilly J, 1993). La incidencia es mayor en el sexo masculino,


y en el 40 % de los casos existen antecedentes familiares de
Eduardo Acastello malformaciones torácicas parietales. Se asocia frecuentemen-
te con otras patologías (síndrome de Marfan, síndrome de
Clasificación. Las malformaciones congénitas de la pared Down, síndrome de "prune-belly").
torácica se clasifican según si la patología corresponde a los Patogenia. Existe hipercrecimiento de los cartílagos cos-
cartílagos costales, a las costillas o al esternón (fig. 28-1). Se tales. Anatomopatológicamente se observa desorganización
describirán en particular las más frecuentes. celular de los condrocitos y necrosis aséptica con vacuo-
lización.
Fisiopatología. Esta malformación determina alteraciones
Malformación cartilaginosa aislada respiratorias, cardíacas y óseas. Con frecuencia ocurren
neumonitis e infecciones bronquiales, de manera que los sín-
Es un hipercrecimiento displásico y localizado del tejido tomas más comunes son tos, disnea de esfuerzo y dolor
cartilaginoso. El paciente refiere una tumoracion, a menudo torácico. También se demostró en estos pacientes una dismi-
dolorosa, en una zona correspondiente a los cartílagos costa- nución media del 48 % en la capacidad vital forzada con res-
les. En la radiología simple se comprueba el ensanchamiento pecto a la población normal.
del arco costal anterior correspondiente. El tratamiento qui- Mediante el ecocardiograma se ha observado que hasta el
rúrgico está indicado cuando existe dolor persistente o por ra- 50 % de los pacientes presentan un prolapso de la válvula
zones estéticas. Consiste en la resección del tejido cartilagi- mitral. Otro hallazgo cardiológico de importancia es una dis-
noso, y es de gran importancia el estudio anatomopatológico,
ya que en el 2 % de los casos existe un condroma.

Pectus excavatum

Definición. Es una depresión del esternón sobre la colum-


na vertebral (fig. 28-2), que puede ser simétrica o asimétrica.
Epidemiología. Ocurre en uno de cada 300 nacidos vivos

Localizada Malformación condral aislada


CARTILAGINOSA
Pectus excavatum
Generalizada
Pectus carinatum
Agenesia, hipoplasla
Localizada Costillas supernumerarias
Fusión
COSTAL
Generalizada Enfermedad de Jeune

Costilla bifida
Aislada
Miscelánea
CONDROCOSTAL
Síndrome de Poland
Específica
Toracópagos

ESTERNAL Fisura esternal

Fig. 28-1. Malformaciones congénitas de la pared torácica Fig. 28-2. Pectus excavatum

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310 SECCIÓN V. TÓRAX

minución significativa del volumen sistólico. La alteración ósea Epidemiología. Esta malformación es 6 a 8 veces más fre-
más frecuente es la escoliosis. Ocurre en el 30 al 40 % de los cuente que el pectus excavatum. Es más común en el sexo
casos, sobre todo cuando el pectus excavatum es asimétrico. masculino, y se la puede observar desde la lactancia, aunque
Diagnóstico. Aunque el diagnóstico surge de la simple su mayor incidencia es entre los 7 y 8 años. En el 40 % de los
observación, resulta indispensable complementar con un par casos existen antecedentes familiaries.
de radiografías simples de frente y de perfil. Este estudio per- Patogenia. Al igual que el pectus excavatum, se debe a un
mite calcular el índice de Welch, a partir del índice cardioto- hipercrecimiento cartilaginoso. También la anatomía patoló-
rácico, la angulación de la quinta costilla y la distancia desde gica muestra necrosis aséptica y vacuolización.
el esternón a la columna. Diagnóstico. La inspección y el par radiológiíb de frente
Tratamiento. Indicaciones quirúrgicas. Deben ser ope- y de perfil son suficientes para el diagnóstico. Mediante las
rados los pacientes sintomáticos, los que presentan asimetría placas simples se establece la conformación del esternón y se
en la malformación y todos aquellos con índice de Welch ma- determina si la protrusión es superior o inferior (condroma-
yor de 5. En algunos pacientes la indicación quirúrgica obede- nubrio o condroxifoides, respectivamente).
ce a motivos estéticos, y en este caso la edad ideal para operar La sintomatología más frecuente del pectus carinatum es
es entre los 3 y los 5 años. de origen respiratorio y se debe a infección bronquial. En el
Procedimientos quirúrgicos. La operación consiste en la 21 % de los casos existe escoliosis asociada.
desinserción de los músculos pectorales y rectos de la línea Tratamiento. La cirugía está indicada en los casos mode-
media, seguida por la resección de los cartílagos costales y la rados y severos, en los pacientes sintomáticos y cuando existe
osteotomía esternal superior, fijándola con material irreabsor- asimetría moderada o severa. También la indicación puede
bible. surgir por motivos de estética.
En los pacientes que llegan tarde a la consulta, los que La técnica quirúrgica es similar a la del pectus excavatum,
presentan una deformidad muy severa (índice de Welch ma- aunque según la magnitud y ubicación de la deformidad, de-
yor de 7) o asociada con síndrome de Marfan, es aconsejable ben realizarse dos o tres osteotomías. Los resultados son lige-
utilizar las prótesis de Harvard. Estas se fijan a las costillas y ramente superiores a los del pectus excavatum.
al esternón, y pueden ser retiradas en el postoperatorio alejado
(Shamberger R, 1988).
Resultados. En el 83 % de los casos los resultados quirúr- Enfermedad de Jeune
gicos son muy buenos, en el 8 % buenos, regulares en el 4 % y
malos (recidiva) en el 5 % restante. Definición. También llamada distrofia asfíctica del recién
nacido, esta enfermedad fue descripta por Jeune en 1954. Con-
siste en la presencia de un tórax pequeño, rígido y acampanado,
Pectus carinatum asociado con anomalías cartilaginosas múltiples (fig. 28-4).
Diagnóstico. Puede manifestarse desde el nacimiento por
Definición. También llamado pecho de pollo, es una dificultad respiratoria severa. Según la magnitud de la malfor-
protrusión simétrica o asimétrica del esternón (fig. 28-3). mación existen algunos casos que alcanzan la edad adulta.

Fig. 28-3. Pectus carinatum. Fig. 28-4. Enfermedad de Jeune.

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28. PARED TORÁCICA 311

La radiología simple permite observar costillas cortas, an- Tratamiento. Con frecuencia se debe tratar la columna
chas y horizontalizadas (fig. 28-5). Durante el crecimiento es además de la malformación. Se requieren técnicas complejas,
necesario efectuar espirometrías repetidas para evaluar la in- tales como injertos costales, colgajos musculares y colocación
capacidad respiratoria. de prótesis reabsorbibles o irreabsorbibles.
Tratamiento. No existe un procedimiento quirúrgico es-
pecífico para esta patología. En recién nacidos con grave com-
promiso respiratorio se han descripto diferentes técnicas para Síndrome de Poland
ampliar la caja torácica. En pacientes de mayor edad se pue-
den realizar plásticas de acuerdo con el crecimiento costal. Definición. Consiste en la hipoplasia costal del 2o, 3a, 4o
y/o 5a arco, agenesia o hipoplasia cartilaginosa de los cartílagos
correspondientes, agenesia del pectoral menor y de la porción
Malformaciones osteocondrales aisladas costoesternal del mayor, hipoplasia del tejido subcutáneo,
agenesia o hipoplasia de la glándula mamaria, agenesia o
Se denomina costilla bífida a aquella que se abre en dos en hipoplasia del pezón y braquisindactilia (fig. 28-6). Esta pato-
su extremo anterior, acompañándose de la correspondiente logía afecta más frecuentemente al sexo masculino y al
malformación condral. El diagnóstico puede surgir de un ha- hemitórax derecho.
llazgo casual durante un estudio radiológico, o el paciente Clasificación. Se puede clasificar al síndrome de Poland
puede consultar por dolor o tumor al nivel de la costilla bífida. en tres grados: Grado I: comprende las costillas hipoplásicas,
El tratamiento quirúrgico sólo está indicado cuando existe más agenesias cartilaginosas con la correspondiente hernia de
sintomatología o por razones estéticas. pulmón, más otro componente; Grado II: costillas normales
con hipoplasias cartilaginosas, más carinatum contralateral y
otro componente; Grado III: la pared condrocostal es norma!.
Miscelánea más otro componente.
Diagnóstico. En los casos severos (Grado I) existe respi-
Bajo este acápite se describen malformaciones osteocon- ración paradójica por la hernia pulmonar a través de la agenesia
drales muy diversas y a menudo irrepetibles, tales como cartilaginosa. En los casos más leves, el paciente consulta por
diastasis de costillas con hernias de pulmón a través del orifi- la asimetría torácica.
cio, puentes óseos que unen costillas, hemivértebras que de- La radiología simple es suficiente para confirmar el diag-
terminan escoliosis severas, etcétera. nóstico, y en los casos severos se aprecia la hipoplasia costal y
Diagnóstico. La sintomatología depende del tipo y grave- la agenesia cartilaginosa. La tomografía computada no agrega
dad de la malformación. Además del par radiológico es nece- otros datos de interés diagnóstico o terapéutico.
sario efectuar estudios de la columna, ya sea simples, por Tratamiento. La cirugía está indicada en los grados I y II.
tomografía computada o por resonancia nuclear magnética. Si se puede esperar, la edad óptima para la operación es al

Fig. Z8-5. Radiografía simple de tórax en la enfermedad de Jeune Fig. 28-6. Síndrome de Poland (hemitórax derecho). Obsérvese la
braquisindactilia.

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312 SECCIÓN V. TÓRAX

comienzo de la adolescencia. La técnica consiste en la coloca- Epidemiología. Los tumores de la pared torácica repre-
ción de un injerto costal o de una malla irreabsorbible. Para sentan menos del 5 % de las neoplasias torácicas (Mc Cormack
dar mayor contorno a la configuración del tórax se puede uti- P. y col., 1981). Son más frecuentes en el hombre que en la
lizar un colgajo pediculizado del dorsal ancho. mujer, y alrededor del 50 % son malignos. La edad media de
aparición es de 25 años en los tumores benignos y de 50 años
en los malignos.
Toracópagos Clasificación. De acuerdo con la clasificación preceden-
te, estos tumores se clasifican en: primarios, por invasión di-
Es la denominación de los recién nacidos unidos entre sí recta de órganos vecinos y secundarios o metastáticos (tabla
por el tórax. Además de compartir la parrilla costal, pueden 28-1).
tener pericardio único, malformaciones cardíacas y un puente Diagnóstico. Presentación clínica. El conocimiento de una
hepático. El diagnóstico incluye diversos estudios para des- neoplasia maligna previa puede orientar hacia un tumor
cartar las posibles malformaciones asociadas. El tratamiento metastático o una recidiva local. Sin embargo, en ocasiones
es naturalmente quirúrgico y el procedimiento depende de la una metástasis puede ser la primera manifestación de un
complejidad de las malformaciones.- sarcoma o de un carcinoma extratorácico. Un tumor o una le-
sión ulcerada sobre la región operada en una paciente mastecto-
mizada e irradiada puede ser una recidiva locorregional o un
Fisura esternal sarcoma inducido (fig. 28-7). Es importante el diagnóstico de
traumatismos previos ya que un hematoma puede simular un
Definición. Es la separación por no fusión de ambas valvas tumor benigno.
esternales en la línea media. Según el grado puede ser com- Estos tumores suelen ser de crecimiento lento e inicial-
pleta o incompleta. Se denomina pentalogía de Cantrell a la mente indoloros. A medida que la lesión crece suele aparecer
presencia de una hendidura inferior con septum transverso in- dolor, ya sea local, regional o del tipo de la neuralgia intercostal.
completo, hernia diafragmática anterior con onfalocele y mal- Sus mecanismos de origen suelen ser la compresión nerviosa
formación cardíaca (Sánchez Cascos A, 1989). o la fractura patológica. Aunque la presencia de dolor aumen-
Diagnóstico. La sintomatología depende de los órganos ta la sospecha de malignidad, también se lo puede hallar en
que hacen protrusión a través de la deformidad. Cuando la tumores benignos, en especial los llamados seudotumores
fisura es superior, los signos habituales son bronquitis de re- inflamatorios (tabla 28-2).
petición. La radiología simple es el único estudio necesario Deben evaluarse también otras características semiológicas
para indicar la cirugía, salvo cuando existe una malformación del tumor, tales como consistencia, relación con los planos
cardíaca. profundos y estado de la piel. Un tumor de consistencia leño-
Tratamiento. La cirugía debe ser indicada en el neonato o
el lactante, período durante el cual consiste sólo en la unión de
ambas valvas con material irreabsorbible. Después de este Tabla 28-1. Clasificación de los tumores de la pared torácica
período, la técnica quirúrgica es más compleja y puede reque-
rir desinserciones musculares, injertos costales y prótesis. En /. Primarios
la fisura esternal completa con ectopia coráis, el tratamiento
quirúrgico debe ser realizado en más de un tiempo. (007) Benignos Malignos
Condroma Rabdomioma Condrosarcoma Mieloma
Lipoma Osteoma Osteosarcoma Linfangiosarcoma
BIBLIOGRAFÍA Fibroma Neurofibroma Liposarcoma Rabdomios arcoma
Hemangioma Leiomioma Fibrosarcoma Fibrohistiocitoma
Lilly J, Bailey C: Pectus excavatum. Pediatrics 91: 677-689, 1983. Desmoide Linfoma maligno
Sánchez Cascos A: Asociación de malformaciones cardíacas y Linfangioma Sarcoma de Leiomios arcoma
esternales. An. Esp. Pediatr. 30: 272-274, 1988. Ewing
Shamberger R, Welch K: Surgical repair of pectus excavatum. J. Sarcoma
Pediatr. Surg. 23: 615-622. 1988. inducido

II. Por invasión directa de órganos vecinos

TUMORES Pulmón
Mama
Bartolomé Vassallo Pleura

///. Secundarios o metastáticos


Definición. Se denomina tumores de la pared torácica a
todos aquellos originados en las partes blandas u óseas de las Sarcomas Carcinomas
paredes del tórax, así como los cánceres de pulmón o mama
que invaden planos parietales y las lesiones metastáticas, tan- Fibrosarcoma Mama Tubo digestivo
to de órganos alejados como locorregionales por cáncer Osteosarcoma Riñon Amígdalas
mamario. Otras neoplasias, tales como los mesoteliomas, los Leiomiosarcoma Próstata Ovario
tumores neurogénicos del conducto costovertebral y las Liposarcoma Colon
metástasis pleurales, no son considerados tumores de la pared Sinoviosarcoma Tracto urinario
torácica, ya que si bien asientan en estructuras parietales del Condrosarcoma Mieloma
Fibrohistiocitoma maligno Tiroides
tórax, su origen, evolución y terapéutica justifican su exclu-
Linfosarcoma Pulmón
sión.

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28. PARED TORÁCICA 313

Tabla 28-2. Seudotumores inflamatorios de la pared torácica malignos primarios y metastáticos se manifiestan por imáge-
nes de aspecto lítico o con interrupción de la cortical cuando
Apariencia benigna Apariencia maligna comprometen el plano óseo (fig. 28-8). En ausencia de
osteoporosis, la fractura patológica es un signo inequívoco de
Quiste aneurismático Osteítis costal
Displasia fibrosa malignidad. Las neoplasias parietales, que en su crecimiento
Paríetitis tuberculosa
Malformación costai Condritis se desarrollan hacia el interior de la cavidad torácica, apare-
Adenopatía tuberculosa Absceso cen en la radiología simple formando un ángulo obtuso con la
Hematoma pared, lo cual permite presumir su origen (fig. 28-9). Final-
mente, un tumor ubicado en el espacio intercostal puede evi-
denciarse por un aumento de la separación entre las costillas.
Tomografía computada. Además de definir con exactitud
el tamaño del tumor y su relación con ¡as estructuras vecinas
(fig. 28-10), la tomografía permite evaluar lesiones que sólo
afectan partes blandas y que no son visibles en la radiología
simple. También permite apreciar la existencia de metástasis
pulmonares o mediastínicas, y de derrame pleurai o pericárdico,
Por otra parte, la tomografía es el método de elección para
guiar la punción-biopsia en los tumores pequeños y de difícil
acceso.
Resonancia nuclear magnética. Es especialmente útil en
las lesiones que afectan la columna vertebral para evaluar el
compromiso óseo y medular. También es de valor para inves-
tigar la relación del tumor con estructuras vasculares.
Centellograma óseo. Se lo utiliza para detectar metástasis
óseas en todo el esqueleto. Por lo tanto es de gran valor para
planificar la estrategia quirúrgica.
Angiografía. Es útil cuando la localización del tumor hace
sospechar un compromiso vascular (arteria axilar, subclavia,
Fig. 28-7. Sarcoma inducido por radioterapia en una enferma mastecto- aorta, etc.). También puede ser indicada para evaluar el pedículo
mizada. vascular del colgajo que será empleado para la reconstrucción
quirúrgica, sobre todo si existen intervenciones previas sobre
la región dadora.
sa, doloroso y adherido a la parrilla costal debe ser considera- Punción biopsia. Biopsia incisional y escisional. En los
do maligno. La ulceración de la piel indica invariablemente tumores de la pared torácica está indicado realizar una citología
malignidad, salvo en los pacientes irradiados que pueden pre- o biopsia por punción. Este método es muy confiable y la po-
sentar úlceras aclínicas. La compresión de los vasos axilares o sibilidad de diseminación local en el trayecto de la punción es-
subclavios por el tumor puede originar la desaparición del pulso mínima, más aún si se lo efectúa 24 a 48 horas antes de la
o una remora venosa en el miembro superior. Otras veces el intervención quirúrgica.
tumor erosiona los troncos vasculares produciendo hemorra- La biopsia incisional es la extirpación de una cuña peque-
gias profusas e incluso mortales. Algunas metástasis como las ña del tumor. Es aconsejable en lesiones mayores de 5 cm en
del cáncer de tiroides o del hipernefroma son muy vascula- las que se contempla la posibilidad de quimioterapia o cobalto-
rizadas y pueden presentarse como tumores pulsátiles. terapia previa. Es conveniente incluir la piel y el tejido celulo-
Métodos por imágenes. Radiología simple. Los tumores muscular que cubre el tumor en el sector biopsiado

Fig. 28-8. Metástasis de un paraganglioma en la pared torácica. ,4, Destrucción del tercio interno de la clavícula izquierda flecha). B. La tomografía
computada define los límites del tumor.

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314 SECCIÓN V. TÓRAX

tipos más frecuentes de colgajos utilizados en la cirugía de la


pared torácica.
Las prótesis se confeccionan con materiales sintéticos.
Actualmente se prefiere una combinación de marlex con resi-
nas acrílicas, que otorgan rigidez a la plástica. Esto, combina-
do con los colgajos antes detallados, permite resultados funcio-
nales y estéticos excelentes.
En general, las resecciones pequeñas, que no sobrepasan
dos costillas, pueden resolverse con tejidos vecinos exclusi-
vamente. Las resecciones medianas, que abarcan 3 o 4 costi-
llas (fig. 28-12), requieren frecuentemente plásticas autólogas
o heterólogas y el empleo de colgajos musculares y/o
celulocutáneos. Las grandes resecciones abarcan 5 costillas o
más, o la esternectomía total. Requieren siempre prótesis sin-
téticas (marlex con metilmetacrilato) que deben ser cubiertas
con colgajos musculares, miocutáneos o de epiplón.

Fig. 28-9. Tumor de la pared torácica con desarrollo intracavitario


(metástasis de adenocarcinoma).

En la biopsia escisional se realiza directamente la ablación


del tumor con márgenes oncológicos adecuados. Este proce-
dimiento está indicado en los tumores menores de 5 cm, en
aquellos en los que existe certeza de benignidad y cuando la
extirpación será llevada a cabo independientemente de la ana-
tomía patológica del tumor. Por último, la biopsia por conge-
lación es útil para evaluar la presencia de tumor en los márge-
nes de resección.
Tratamiento. Tumores benignos. Los tumores benignos
de partes blandas deben ser tratados con similares criterios a
los que se utilizan en otras partes del organismo. Su extirpa-
ción completa conduce a la curación; sin embargo, debido a
que algunos son localmente recidivantes, la extirpación debe
realizarse en conjunto con tejidos adyacentes, respetando már-
genes no menores de 3 cm.
Los tumores benignos de estructuras osteocartilaginosas
recidivan localmente, y por lo tanto, deben ser tratados con
criterios similares a los de un tumor maligno. Además, en oca-
siones es difícil diferenciar histológicamente al osteocondroma
y al condroma del condrosarcoma de baja malignidad. Por otra
parte, las recidivas locales del osteocondroma y del condroma
pueden malignizarse.
Tumores malignos. La ablación de los tumores malignos
de la pared torácica enfrenta al cirujano con la necesidad de
reparar soluciones de continuidad a veces muy extensas. Cuan-
do se realizan ablaciones económicas, con el propósito de evi-
tar reparaciones extensas y difíciles, la incidencia de recidiva
local es elevada. No debe dudarse en realizar grandes reseccio-
nes si el tamaño del tumor lo requiere. En estos casos se debe
apelar, para cubrir la solución de continuidad, al empleo de
tejidos propios, materiales protésicos, o ambos.
La participación del cirujano plástico en el planteo quirúr-
gico es fundamental para elegir el tipo más conveniente de
colgajo muscular o musculocutáneo. Cuando no se cuenta con
Fig. 28-10. Fibrohistiocitoma maligno. A, La radiografía simple muestra
músculo próximo para cubrir una prótesis, puede recurrirse al
un nodulo en el hemitórax derecho (flecha). B, La tomografía computada
empleo del epiplón mayor. En la figura 28-11 se ilustran los pone en evidencia el compromiso pleural adyacente al tumor (flechas).

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28. PARED TORÁCICA 315

Fig. 28-11. Colgajos más frecuentemente emplea-


dos en la cirugía de la pared torácica, con su
pedículo vascular correspondiente. (Adaptado de
\ lountain-McKenna.)

Tumores malignos primarios. La mayoría de los tumores Patogenia. La diseminación metastática de carcinomas y
malignos primarios de partes blandas son sarcomas, de los sarcomas se realiza por vía hemática. Los conocimientos ac-
cuales el más frecuente es el fibrohistiocitoma maligno. Cuando tuales no permiten explicar por qué. ocasionalmente, células
la resección es completa, la supervivencia a los 5 años alcanza neoplásicas vehiculizadas por vía sistémica. después de atra-
el 39 %. El rabdomiosarcoma aparece sobre todo en niños y vesar órganos como el hígado y el pulmón, desarrollan
adultos jóvenes. La extirpación quirúrgica, asociada con ra- metástasis aisladas en un sector anatómico determinado. Es
plausible que fenómenos inmunológicos complejos inhiban un
dioterapia y poliquimioterapia, ha elevado la supervivencia a
sinnúmero de células circulantes, e impidan la aparición de
5 años al 70 %.
metástasis en otras regiones. De ahí el concepto de metástasis
El condrosarcoma es el tumor maligno primario más fre-
única y la justificación para resecarlas con expectativas de
cuente de origen osteocartilaginoso. De lento crecimiento, in-
curación.
vade estructuras vecinas y rara vez da metástasis. La supervi-
vencia a los 10 años es del 96 % cuando la extirpación es am- Indicación quirúrgica. La cirugía de los tumores metas-
plia y del 65 % cuando es limitada. La recidiva local en el táticos está indicada con fines curativos o paliativos. En el
primer caso es del 14 % y en el segundo del 60 %, lo cual primer caso puede ser indicada en pacientes con buen estado
habla de la importancia de una extirpación local amplia. E! general y metástasis única proveniente de un tumor primario
osteosarcoma es mucho más maligno que el anterior ya que se conocido y localmente dominado. También es necesario que
disemina rápidamente por vía hemática. La supervivencia a exista no menos de un año entre la aparición de la metástasis y
los 5 años varía entre 20 y 50 %. el tratamiento del tumor primitivo (intervalo libre). Con fines
Tumores metastáticos. Según Pairolero (1985), el 32 % paliativos, la cirugía puede estar indicada en lesiones doloro-
de los tumores de la pared torácica corresponden a lesiones sas, fungosas, sangrantes o ulceradas.
metastáticas. Las más frecuentes se originan en carcinomas Resultados. Los resultados son difíciles de intrepretar, ya
de rifión, próstata y tubo digestivo. También los sarcomas óseos que distintas series publicadas comprenden metástasis de ori-
o de partes blandas metastatizan ocasionalmente en la pared gen diverso tratadas mediante regímenes terapéuticos que in-
torácica. cluyen cirugía sola, cirugía más neoadyuvancia o adyuvan-

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316 SECCIÓN V. TÓRAX

Martini N, McCormack P, Bains M. "Chest Wall Tumors: Clinical


Results of Treatment". En Grillo y Eschapasse (ed.) International
Trends in General Thoracic Surgery, p. 285-291. W. B. Saunders
Company. Philadelphia, 1987.
Pairolero P, Arnold P: Thoracic Wall Defects: Surgical Management
of 205 ConsecutivePatients. Mayo Clin. Proc. 61: 557-562,1986.
Perry R, Venzon D, Roth A, Pass H: Survival after Surgical Resection
for Hígh-Grade Chest Wall Sarcomas. Ann. Thorac. Surg. 49:
363-369, 1990.

SÍNDROME DE COMPRESIÓN
NEUROVASCULAR DEL VÉRTICE TORÁCICO

Eduardo F. Pataro

Definición. Es el conjunto de síntomas y signos produci-


dos por la compresión del plexo braquial y los vasos subclavios
en el trayecto comprendido entre su salida del tórax y su arri-
bo a la axila.
Anatomía. El vértice torácico es un estrecho desfiladero
formado por estructuras osteomusculares, tales como la pri-
mera costilla, los músculos escalenos anterior y medio, la cla-
vícula y la inserción del pectoral menor en la apófisis con-
coides (fig. 27-2). El plexo braquial transcurre en íntimo con-
tacto con estas estructuras, en un plano ligeramente posterior
y superior a la arteria subclavia o axilar. La vena subclavia es
anterior con respecto a la arteria y está separada de ella por el
escaleno anterior; después de cruzar la clavícula se transfor-
ma en axilar y corre unida a la arteria homónima. Finalmente,
el paquete neurovascular penetra en la axila a través de un
desfiladero osteomuscular: la apófisis coracoidesj la inserción
en ella del pectoral menor.
Debido a esta disposición anatómica, existen al menos tres
Fig. 28-12. Resección mediana de la pared torácica. Ei círculo alrededor sitios diferentes donde puede ocurrir compresión neuro-
del tumor delimita el margen quirúrgico adecuado. vascular. El primero es el triángulo interescalénico, cuyos la-
dos están formados por los escalenos anterior y medio, y la
base por la primera costilla. El segundo es el espacio entre la
cia, etc. Así, la supervivencia a los 5 años oscila desde 20 % a clavícula y la primera costilla, o espacio costoclavicular; y el
los 5 años para Martini (1987) hasta 59 % para Perry (1990). tercero, el ángulo formado por la apófisis coracoides y el ten-
Recidiva locorregional del cáncer mamario. La frecuen- dón de inserción del pectoral menor. En ocasiones, una costi-
cia de una recidiva locorregional del cáncer mamario varía lla cervical anómala puede desencadenar la sintomatología.
entre el 7 y el 30 % de los casos a los 10 años de la extirpación Epidemiología. Este síndrome es 3 veces más frecuente
del tumor. (done by 007) en la mujer, y su mayor incidencia ocurre entre los 20 y 30
Patogenia. La recidiva en la piel es el resultado de la años. El comienzo del cuadro puede ser espontáneo o secun-
implantación de embolias carcinomatosas proveniente de va- dario a un trauma. En este último caso aparece semanas o me-
sos sanguíneos o linfáticos. El hecho de que en la mayoría de ses después del accidente.
los casos esté precedida por otras metástasis, permite conside- Diagnóstico. Presentación clínica. Los síntomas neuro-
rar a la recidiva locorregional en la piel como una metástasis lógicos son los predominantes y están representados por dolor
más. A su vez, el compromiso condrointercostal puede expli- en el hombro y el brazo, generalmente nocturno, parestesias,
carse por dos mecanismos: invasión desde partes blandas o pérdida de fuerza y atrofia muscular palmar en los casos avan-
desde adenopatías de la cadena mamaria interna. zados. El compromiso arterial se manifiesta por frialdad de la
Indicación quirúrgica. La recidiva de mejor pronóstico mano, palidez digital, acrocianosis, claudicación al esfuerzo y
es la única, menor de 1 cm, y con un intervalo libre mayor de sensibilidad al frío. El edema, la pesadez y la presencia de
2 años. La ablación quirúrgica, como conducta inicial, ofrece circulación colateral a nivel del hombro y la región pectoral
mejores resultados que la aplicación de cobalto, quimioterapia indican el compromiso venoso. Es posible la presencia simul-
u hormonoterapia. La supervivencia a 5 años alcanza el 40 % tánea de síntomas neurológicos y vasculares.
de los casos. Examen físico. Para diagnosticar este síndrome existen
tres maniobras en las que se investiga la disminución o des-
aparición del pulso radial y la caída tensional en el miembro
BIBLIOGRAFÍA
comprometido, así como la auscultación de un soplo en la fosa
McCormack P, Bains Manjit, Beattie E, Martini N: New Trends in supraclavicular correspondiente. La maniobra costoclavicular
Skeletal Reeonstruction after Resections of Chest Wall Tumors: se lleva a cabo en el sujeto sentado con las manos sobre las
Ann. Thorac. Surg. 31: 45-52, 1981. rodillas, y consiste en erguir el torso llevando los hombros

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n
28. PARED TORÁCICA 317

hacia atrás. La maniobra de Adson consiste en realizar una ultrasonido y relajantes musculares. La cirugía está indicada
inspiración profunda, simultáneamente con la rotación forza- en los cuadros incapacitantes por dolor o pérdida de fuerza, o
da de la cabeza hacía el lado por investigar. En la maniobra de en las complicaciones. El diagnóstico preciso del lugar y cau-
abducción, el brazo debe elevarse 90° en abducción y rotación sa de la compresión no siempre es sencillo, aunque es funda-
externa. mental para seleccionar el procedimiento adecuado. Se han
Exámenes complementarios. Las radiografías simples de descripto diversos procedimientos para descomprimir el pa-
cuello y tórax pueden demostrar alteraciones óseas, tales como quete neurovascular, tales como la sección del escaleno ante-
primera costilla torácica anómala, costilla cervical o procesos rior y la resección de la primera costilla o de la clavícula. La
degenerativos de la columna. El registro de potenciales evo- resección de la costilla cervical anómala es imperiosa ante su
cados y el electromiograma pueden informar sobre el grado y presencia sintomática.
topografía del compromiso nervioso. Pronóstico. Los casos leves pasan por lo general a la
El compromiso vascular puede ser puesto de manifiesto, cronicidad con períodos de exacerbación y acalmia. En cam-
durante las maniobras antes mencionadas, con el ecodoppler- bio, los casos severos llevan a la atrofia muscular y la incapa-
color arterial y venoso. En caso de indicarse un tratamiento cidad funcional. Los resultados de la sección del escaleno an-
quirúrgico, se debe realizar una arteriografía subclavia por terior son mediocres (60 % de recidivas según Lord J. 1973).
cateterismo. Esta operación ha sido abandonada debido a ios mejores re-
Diagnóstico diferencial. Deben descartarse el síndrome sultados obtenidos con la resección de la primera costilla
del túnel carpiano, discopatías y artropatías cervicales, bursitis, (Owens CJ, 1983).
tendinitis y la enfermedad de Raynaud.
Complicaciones. Son predominantemente vasculares y
están representadas por la trombosis arterial, con eventual
embolización distal, y la trombosis venosa. En caso de costi- BIBLIOGRAFÍA
lla cervical puede desarrollarse un aneurisma" postestenótico Lord J. Complications and treatment of thoracic outlet syndrome. En
(véase aneurisma, cap, 49). Complícatíons of Vascular Surgery. Lippincott, Filadelfia, 1973.
Tratamiento. En los casos con sintomatología neurológica Owens CJ. Thoracic outlet compression syndromes. En Haimovici
leve, el tratamiento consiste en kinesioterapía, onda corta, H: Vascular Surgery. McGraw Hill, New York, 1982.

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¿3
Tráquea

Moisés Rosemberg
Aunque la primera operación sobre la tráquea data de 1885,
la cirugía traqueal se desarrolló muchos años más tarde, inclu-
so después de la cirugía cardíaca con circulación extracorpórea.
Esto puede haberse debido, en parte, a la escasa frecuencia de
patologías que justificaran el abordaje quirúrgico de la tráquea;
de hecho, los tumores traqueales siempre han sido infrecuentes,
y aun hoy, representan sólo el 0,1 % de las muertes por cáncer.
Fue la introducción de la asistencia respiratoria mecánica,
durante la década de 1950, lo que incorporó una patología
traqueal nueva, más frecuente que la tumoral: las secuelas
estenóticas de la intubación o del traqueostoma. En la década
de 1960, Hermes Grillo (1964, 1966) publicó sus resultados
clínicos y experimentales con las resecciones de tráquea, e
inició la era actual de esta cirugía.

LESIONES LARINGOTRAQUEALES
POSTINTUBACION Y POSTRAQUEOSTOMIA
Fig. 29-1. Pieza de resección traqueal por estenosis inflamatoria.
Son lesiones inflamatorias, necróticas o cicatrizales que
resultan de la intubación orotraqueal o nasotraqueal y de la
traqueostomía. ta en forma inmediata o después de varios meses, aunque lo
Patogenia. La intubación prolongada puede generar lesio- más frecuente es que aparezca al cabo de dos o tres semanas.
nes por tres mecanismos. El primero está relacionado con los Los síntomas más frecuentes son disnea de esfuerzo, tos.
movimientos deglutorios y de la cabeza del paciente, que des- episodios obstructivos y estridor. Ocasionalmente pueden apa-
plazan al tubo y ocasionan erosiones en los sitios de mayor recer neumonías unilaterales o bilaterales. Todos estos sínto-
contacto. El segundo es por la presión ejercida por el tubo mas dependen del grado de obstrucción de las vías aéreas. La
contra puntos clásicos de contacto, tales como la cara poste- pérdida de la mitad y hasta de las dos terceras partes del diá-
rior del cricoides, cuya convexidad anterior contacta con la metro de la luz traqueal puede no generar síntomas en reposo
convexidad del tubo; y a nivel de la pared anterior de la tráquea, y hacerse evidente sólo con el ejercicio. El estridor audible en
donde habitualmente presiona la punta del tubo. El tercer me- reposo evidencia una obstrucción muy significativa.
canismo, que es el más aceptado, está relacionado con el man- La tomografía lineal sin contraste, de frente u oblicua, es
guito insuflable, cuya presión sobre la pared traqueal puede suficiente para objetivar la lesión, su magnitud, la localiza-
ocasionar lesiones de isquemia. Esta puede originar la deno- ción y la extensión (fig. 29-2). En las lesiones cervicales altas
minada malacia, o sea, la pérdida de sostén de la pared traqueal y subglóticas, la xerografía de perfil suele ser más demostrati-
por destrucción de los cartílagos, o una inflamación circunfe- va. La tomografía axial computada y la resonancia nuclear
rencial que termina en secuelas cicatrizales con distinto grado magnética no agregan mayor información a las imágenes an-
de obstrucción (estenosis traqueal) (fig. 29-1). tes mencionadas.
También la traqueostomía puede generar lesiones secue- Endoscopia. De gran utilidad diagnóstica, la endoscopia
lares, ya sea secundarias al manguito de la cánula, que actúa no sólo muestra directamente la lesión, su severidad, longitud
en forma similar al manguito del tubo, o a la técnica quirúrgi- y ubicación exacta, sino que también permite observar el resto
ca empleada en la confección del traqueostoma, o a cuidados de la tráquea y descartar lesiones a distintos niveles tanto de
defectuosos. ésta como de la laringe. Además, puede realizarse concomi-
Diagnóstico. Presentación clínica. El tiempo transcurri- tantemente una dilatación de la estenosis de ser necesario. En
do entre la extubación o la decanulación y la aparición de sín- caso de que el paciente se encuentre intubado o traqueosto-
tomas es variable. La sintomatología puede hacerse manifies- mizado, debe retirarse el tubo o la cánula. En general se nece-

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29. TRAQUEA 319
(done by 007)

do la presunción no es clara, la conducta debe replantearse a


partir de los 10 días, teniendo en cuenta las condiciones técni-
cas y humanas de la unidad de internación.
Oportunidad quirúrgica. Existen circunstancias que obli-
gan a diferir, transitoria o definitivamente, el tratamiento qui-
rúrgico de las lesiones laringotraqueales. En los pacientes por-
tadores de otras lesiones que también requieren cirugía, el tra-
tamiento de la patología traqueal debe realizarse en último tér-
mino. La obstrucción traqueal que determina infección
pulmonar debe ser tratada ínicialmente con dilataciones. Sólo
una vez curada la infección deberá encararse el tratamiento
quirúrgico de la patología traqueal. De la misma manera, si
por la presencia de insuficiencia respiratoria existe la necesi-
dad de emplear asistencia respiratoria mecánica postoperatoria,
la cirugía traqueal no se encarará hasta que la insuficiencia
respiratoria haya sido resuelta. Los pacientes con secuelas
neurológicas de diferentes grados obligan a un examen ex-
haustivo: en muchos casos es preferible una traqueostomía
temporaria o definitiva que podrá evitar males mayores. Fi-
nalmente, un factor de importancia es el estado evolutivo de la
lesión traqueal. No resulta aconsejable operar durante el pe-
ríodo inflamatorio agudo y es preferible hacerlo durante el
período cicatrizal.
Procedimientos quirúrgicos. La resección de la porción
traqueal afectada, y su reconstrucción mediante anastomosis
terminoterminal, es el tratamiento de elección (fig. 29-3, A y
B). El éxito de la operación depende de que la anastomosis no
sea realizada a tensión y de que la sutura se efectúe sobre bor-
des traqueales sanos. La vía de abordaje estará determinada
por la ubicación de la lesión. Cuando ésta se halla en la mitad
Fig. 29-2. La tomo grafía lineal muestra una estenosis de la tráquea cervi- proximal de la tráquea, la vía cervical es de elección. Para las
cal (flecha) por traqueostoma.
lesiones situadas por encima de la carina, la toracotomía
posterolateral derecha puede ser una opción, al igual que la
sitan algunas horas para que la lesión se haga clínicamente esternotomía. En presencia de más de una lesión, o cuando
evidente. En esta circunstancia se deben tener disponibles los ésta es larga y compromete una resección segura, la utiliza-
elementos para recolocar el tubo o la cánula dado que pueden ción del tubo de silastic ideado por Montgomery es una técni-
aparecer signos obstructivos severos que obliguen a actuar de ca confiable. Este tubo es bien tolerado, no exige cuidados
inmediato. especiales y puede ser reemplazado cada 12 meses.
Examen funcional respiratorio. La curva flujo-volumen Las complicaciones más graves de esta cirugía son la le-
puede determinar la localización intratorácica o extratorácica sión por decúbito del tronco braquiocefálico. cuando éste co-
y evaluar la gravedad de la obstrucción. Es extremadamente incide con el sitio de la anastomosis, y la mediastinitis. ambas
útil como método no invasivo para el seguimiento de dilata- evitables cuando se adquiere experiencia. Otra complicación
ciones. es la reestenosis, que puede ser secundaria a una excesiva trac-
Tratamiento. Prevención. La incidencia de las lesiones ción de la anastomosis, a la desvitalización de la tráquea por
laringotraqueales ha aumentado en los últimos años a raíz de disección exagerada o a la sutura sobre bordes traqueales en-
haberse prolongado el tiempo durante el cual se mantiene fermos. La fístula traqueoesofágica es una complicación excep-
intubado a un paciente. La prevención de estas lesiones co- cional que puede ocurrir por cualquiera de estos tres factores.
mienza desde la misma intubación, que debe ser efectuada con Lesiones laríngeas. Las lesiones laríngeas postintubación
maniobras suaves y cuidadosas, utilizando tubos de diámetro que con mayor frecuencia requieren tratamiento son los
no exagerado. La limpieza frecuente de la cavidad bucal es granulomas y las estenosis subglóticas. El tratamiento de los
importante, así como realizar aspiraciones poco traumáticas. granulomas de las cuerdas vocales, habitualmente ubicados
La traqueostomía, si bien es una intervención quirúrgica me- en la comisura posterior, es puramente endoscópico.
nor, requiere una técnica adecuada. Dado que el traqueostoma Hasta hace poco tiempo, la estenosis subglótica no tenía
es un sitio común de infección, deben evitarse disecciones una solución quirúrgica confiable. Cuando la pared posterior
amplias. Las limpiezas y cambios de cánulas deben ser fre- o chatón cricotiroideo se halla indemne, es posible una repa-
cuentes. ración quirúrgica. Para ello se reseca toda la pared restante y
La opción entre intubación o traqueostomía no debería hoy se asciende la tráquea, que se sutura en pico de pato (técnica
generar dudas. Siempre se debe comenzar por la intubación; de Pearson). Cuando el chatón está comprometido, lo cual es
más aún, decidida una traqueostomía, ésta se efectuará con el frecuente, la reconstrucción debe hacerse ampliando la cara
paciente intubado. Si se presume que la necesidad de una vía posterior por sección vertical del chatón entre ambos nervios
aérea artificial es por menos de 10 días, la intubación está in- laríngeos. El cierre se efectúa sobre un molde que reproduce
dicada. Si, por el contrario, se sospecha que el tiempo necesa- externamente una cavidad similar a la laringe normal y que se
rio será mayor de 20 días, está indicada la traqueostomía. Cuan- retira alrededor de cuatro meses después.

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320 SECCIÓN V. TÓRAX

Fig. 29-3. Tráquea intratorácica. A, lesión por manguito insuflable (flecha). B, normalización de la luz traqueal después de resección y anastomosis.

LESIONES INFECCIOSAS Tabla 29-1. Clasificación de los tumores traqueales


primitivos según el tejido de origen
Aunque las estenosis inflamatorias agudas o cicatrizales
por enfermedades como la tuberculosis y la paracoccidioido- A. Del epitelio de revestimiento
micosis son raras, igual deben ser tenidas en cuenta. Además • Carcinoma epidermoide
del tratamiento médico específico, deberá intentarse, en algu- • Adenocarcinoma
nos casos, la resolución quirúrgica de la obstrucción. B. Del epitelio de glándulas anexas
• Carcinoma adenoquístico (cilindroma)
TUMORES C. Del mesénquima
• Leiomioma y leiomiosarcoma
Los tumores traqueales pueden ser primitivos o secunda- • Fibroma y fibrosarcoma
rios. Los primitivos se originan a partir de los tejidos traqueales, • Fibrohistiocitotna
mientras que los secundarios resultan de la progresión a la
tráquea de tumores originados en órganos vecinos. D. Del cartílago
' Condroma y condrosarcoma
E. De células neuroendocrinas
Tumores primitivos • Carcinoide, tumor de células pequeñas
Pueden clasificarse según su tejido de origen (tabla 29-1).
Epidemiología. Los carcinomas epidermoide y adeno-
quístico son los tipos histológicos más frecuentes. Entre am- El carcinoma adenoquístico es mucho menos agresivo que
bos representan el 90 % de los tumores traqueales, mientras el anterior. Cuando el crecimiento ocurre hacia la luz, la
que el 10 % restante comprende todos los otros tumores, tanto sintomatología permite el diagnóstico temprano; sin embargo,
benignos como malignos. lo más frecuente es que se extienda por la submucosa y com-
Anatomía patológica. El carcinoma epidermoide puede prometa gran parte de la tráquea sin manifestarse clínicamente.
presentarse como una lesión única bien delimitada (exofítica Diagnóstico. Presentación clínica. Los síntomas más fre-
o ulcerada) o también como una lesión difusa. En dos tercios cuentes del carcinoma epidermoide son tos y hemoptisis. El
de los pacientes existen metástasis pulmonares o mediastínicas carcinoma adenoquístico no presenta hemoptisis sino tos,
en el momento del diagnóstico. En su localización alta com- disnea y sibilancias; por esta razón no es infrecuente que estos
promete la laringe y a menudo es imposible determinar exac- enfermos sean diagnosticados inicialmente como asmáticos.
tamente el origen laríngeo o traqueal del tumor. Métodos complementarios. La tomografía lineal y la

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29. TRAQUEA 321

endoscopia siguen siendo los pilares del diagnóstico. La


tomografía computada y la resonancia nuclear han mejorado
la definición de las imágenes y son alternativas válidas. La
endoscopia rígida o fibroscópica es el método indispensable
para el diagnóstico anatomopatológico. Finalmente, el examen
funcional respiratorio, especialmente la curva flujo-volumen,
demuestra el grado de obstrucción y su fijeza, lo cual evita
errores diagnósticos con el asma bronquial.
Tratamiento. El tratamiento de elección en los tumores
primitivos es la cirugía, ya que su sensibilidad a la radiotera-
pia y la quimioterapia es más bien baja. El procedimiento qui-
rúrgico ideal es la extirpación del tumor (fig. 29-4) y la
anastomosis terminoterminal de la vía aérea en bordes libres
de enfermedad. En el adenoquístico, la obtención de bordes
libres es infrecuente; sin embargo, la asociación de cirugía con
radioterapia postoperatoria permite obtener sobrevidas prolon-
gadas.
En tumores inesecables puede estar indicado un tratamiento
paliativo para resolver obstrucciones de la vía aérea que afec-
tan la calidad de vida. Tanto la resección endoscópica con lá- Fig. 29-4. Resección segmentaria de tráquea por carcinoma adenoquístico.
ser, como la colocación de prótesis endoluminales, son proce-
dimientos paliativos de valor.
no soluciona la malacia de los cartílagos traqueales secunda-
ria a la compresión prolongada.
Tumores secundarios
BIBLIOGRAFÍA
Deben diferenciarse los tumores invasivos de las compre-
siones extrínsecas de la luz traqueal. Los cánceres de tiroides, Grillo HC et al.: Extensive resection and reconstruction of mediastinal
laringe, pulmón y esófago pueden invadir por contigüidad la trachea withoutprosthesis or grafts. An anatómica! study onman.
tráquea. En casos muy seleccionados y sin metástasis, puede J. Thorac. Cardiovasc. Surg. 48:741, 1964.
estar justificado extirpar la lesión junto con el tumor primitivo. Grillo HC et al.: Experimental reconstruction of cervical trachea after
La obstrucción por compresión extrínseca puede ser se- circunferential excisión. Surg. Gynecoi. Obstet. 123:99, 1966.
HoustonHEetal.: Primary cancersof the trachea. Arch. Surg. 99:132,
cundaria a grandes bocios, lesiones vasculares congénitas y 1969.
aneurismas. Por lo general, el tratamiento quirúrgico de esas Rosetnberg M et al.: Primary tracheal tutnors. S. Am. Thorac. Sure.
patologías es suficiente para eliminar ¡a obstrucción, aunque 1:23,1993.

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Pleura
FISIOLOGÍA Y MANEJO DEL ESPACIO con lagunas linfáticas. Cuando por diversas situaciones pato-
PLEURAL lógicas el espacio pleural es ocupado por aire u otro gas, se
produce su absorción a la sangre. La velocidad de este proce-
Mario R. Cherjovsky so depende de las concentraciones relativas en sangre y pleura
y de la capacidad de difusión del gas.
Definición. El espacio o cavidad pleural es un espacio En resumen, la especial conformación de las pleuras, su
virtual limitado por la pleura visceral, que recubre el pulmón, revestimiento y su secreción posibilitan la expansión pulmonar
y la pleura parietal, que tapiza la superficie interna de la caja reduciendo el trabajo respiratorio en cuanto al rozamiento. La
torácica, el diafragma y el mediastino. dinámica de presiones permite el libre flujo del líquido acu-
mulado, manteniendo la virtualidad del espacio pleural.
Fisiología
La presión pleura! y sus variaciones
Las pleuras tienen una cubierta de células mesoteliales.
Las que tapizan la pleura visceral son más distensibles que las La presión pleural es la resultante de la presión de la su-
de la pleura parietal, lo cual se debe a su adaptación para la perficie pulmonar (generada por la fuerza retráctil del
expansión pulmonar. El número de sus microvellosidades va- parénquima) y la presión del líquido pleural (afectada por el
na de 100 a 600 por |imm2, y es mayor en la porción caudal de movimiento del líquido hacia el espacio pleural y desde éste).
la pleura. La función principal de estas microvellosidades es En un tórax normal en reposo, la presión es subatmos-
la formación de glicoproteínas, que ejercen un efecto lubri- férica. Esto se debe al juego de presiones que resulta de la
cante. El mayor rozamiento entre las pleuras ocurre en la re- rigidez relativa de la caja torácica y de la fuerza retráctil del
gión caudal, lo cual explica que existan más microvellosidades pulmón subyacente. En el ciclo respiratorio, la presión se hace
a este nivel. aún mas negativa durante la respiración ( de -4 a -8 cm H 2 0) y
Entre ambas láminas pleurales discurre una fina capa de menos negativa durante la espiración (de -4 a -2crn H20). La
líquido pleural de 10 a 27 Ümm de espesor y 1 ml de volumen negatividad de la presión pleural es importante para el retorno
total. De las células que contiene, el 60 al 70 % son monocitos; venoso, ya que la succión que ejerce la presión negativa man-
la concentración proteica es de 1 a 2 g/100 ml, y la de LDH es tiene el flujo desde los sitemas venosos de capacitancia hacia
inferior a la mitad de su valor en suero; ello implica la presen- la aurícula derecha. En condiciones fisiológicas, los espacios
cia de una barrera metabólicamente activa. pleurales derecho e izquierdo tienen igual presion, lo cual
Los capilares de la pleura parietal provienen del circuito mantiene centrado al mediastino.
aórtico; su presión hidrostática (PH) es de 30 cm H 2 0 y la La presión pleural puede hacerse positiva en circunstan-
oncótica (PO) de 34. La presión pleural (PP) en reposo es de cias normales y patológicas. En condiciones normales, la tos
-5 cm H 2 0 y la presión oncótica pleural (POP) de 5. De acuer- y la espiración forzada con glotis cerrada pueden hacer posíti-
do con la ley de Starling, hay 6 cm de H 2 0 que fuerzan (F) al .ya, transitoriamente, .la presión pleural. En distintas patolo-
líquido a pasar desde la pleura parietal a la cavidad pleural: gías, en las que el espacio pleural es ocupado por gas, líquido
o visceras, la presión pleural sufre modificaciones cuya gra-
F= K (PH - PP) - (PO - POP) vedad depende del grado de lesión. Así, por ejemplo, en un
neumotorax de magnitud moderada, la presión pleural puede
Por su parte, los capilares de la pleura visceral provienen mantenerse negativa, lo cual evita un deterioro significativo
del circuito pulmonar y su presión hidrostática es de 11 cm de la función respiratoria. Dos situaciones graves en las que
H 2 0. Según la misma fórmula, restan 13 cm a favor del pasaje se positiviza la presión pleural son el neumotórax abierto, por
del líquido pleural desde el espacio hacia los capilares solución de continuidad en la pared torácica (véase Trauma
pulmonares. En condiciones normales, la pleura produce 100 torácico, cap. 16), y el neumotórax hipertensivo, por pasaje de
mi de líquido por hora y puede absorber 300 ml durante el aire a la pleura mediante un mecanismo valvular (véase
mismo lapso. Esto demuestra la importancia que la biología Neumotorax). En ambos casos, un espacio pleural sufre la pre-
concede a la vacuidad del espacio pleural. sión atmosférica, mientras que el del lado opuesto, por su pre-
El agua, los electrólitos y partículas muy pequeñas pueden sión negativa, atrae al mediastino, lo cual agrava la falla respi-
atravesar las uniones entre las células mesoteliales. También ratoria y eventualmente cardíaca.
existen estomas (visibles con microscopía electrónica) que se La presión pleural también se positiviza durante el curso
localizan en la región caudal de la pleura parietal y comunican de operaciones en las que se incide la pleura. Dado que la

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30. PLEURA
323

mayoría de éstas se realizan con el enfermo en decúbito late- posterior con el octavo espacio intercostal. Es indispensable
ral (véase Toracotomías), la apertura de la pleura y la posición contar con radiografías recientes de tórax (frente y perfil), y la
del paciente afectan significativamente la dinámica cardiorres- ecografía es un método ideal para guiar la punción. Dado que
piratoria. En esta posición, la ventilación mecánica expande se punza en zona declive, el paciente debe estar semisentado,
con facilidad el pulmón del lado operado, mientras que el pul- si ello es posible. La posición más cómoda para el enfermo
món opuesto está comprimido entre la mesa de operaciones y ambulatorio es la de jockey, a horcajadas sobre una silla, con
el mediastino. A su vez, por efecto de la presión atmosférica, los brazos apoyados sobre el respaldo y la cabeza sobre los
disminuye la circulación pulmonar del lado operado, de ma- brazos, o sentado y reclinado sobre una mesa (fig. 30-2).
nera que este pulmón se halla bien ventilado pero mal Luego de la antisepsia de la piel y de colocar campos esté-
perfundido. Para corregir esta falla se emplea la intubación riles, se realiza la anestesia por infiltración hasta llegar a la
traqueal selectiva, la cual permite ventilar cada pulmón por costilla, para luego pasar por sobre su borde superior (y así
separado (fig. 30-1). (done by 007) evitar el paquete vasculonervioso, que transita por el borde
Otro problema que puede presentarse es la hipotensión inferior). El sistema de punción debe ser estanco para evitar la
arterial severa en pacientes con hidrotórax o hemotórax masi- entrada de aire al tórax. Consta de una aguja con mandril agu-
vo, cuando son colocados en posición decúbito lateral. Se debe do y camisa roma, una llave de robinete de tres vías, una jerin-
a que la compresión del mediastino por la masa líquida au- ga de 50 ml y un equipo para infusión de soluciones
menta la presión de la aurícula derecha y disminuye brusca- parenterales (guía para sueros). La aguja se introduce hasta
mente el retorno venoso. Por esta razón es imprescindible obtener líquido y luego se retira el mandril aguzado conectan-
drenar primero el hemitórax, aunque sea parcialmente, con el do la llave de robinete. Utilizando este sistema se evacúa la
paciente en posición semisentada o en decúbito dorsal, y lue- cavidad pleural y se deriva el líquido de la jeringa (a través de
go colocarlo en decúbito lateral. Finalmente, se debe recordar la guía para sueros) a un brocal. Se extraen muestras en tubos
que la apertura de la pleura con anestesia local reproduce la estériles para examen fisicoquímico, citológico y bacterio-
situación del neumotorax abierto, y que por ende puede ser lógico. Conectando la llave a un manómetro o elevando la guía
causa de insuficiencia respiratoria aguda. de sueros se puede medir la presión pleural.
Complicaciones. La más frecuente es el neumotorax leve.
La infección pleural es otra eventualidad posible, debido a que
Manejo del espacio pleural la pleura ocupada no se defiende bien de la infección bacteriana.
Por esta razón es imprescindible respetar las normas de asepsia
Los procedimientos quirúrgicos de empleo más frecuente y antisepsia durante la toracocentesis. El hemotórax es
para modificar las condiciones del espacio pleural son la infrecuente; cuando ocurre, por lo general se debe a una lesión
toracocentesis y el drenaje o avenamiento pleural o toracosto- de los vasos intercostales, o más raramente, a una lesión de
mía. pulmón, corazón o grandes vasos.
Toracocentesis. Es la punción con aguja del espacio pleural Puede ocurrir hipotensión o shock de mecanismo vagal.
con fines diagnósticos y/o terapéuticos. Se la emplea como Otra causa más grave es el desplazamiento del mediastino cuan-
procedimiento diagnóstico en los derrames líquidos de etiología do se evacúa un derrame pleural importante en un paciente
incierta, y puede complementarse, en el mismo acto, con una cuyo bronquio homolateral se halla ocluido. Al no poder
biopsia de la pleura parietal. Con fines terapéuticos se la utili- insuflarse el pulmón homolateral, el contralateral aumenta su
za para evacuar el espacio pleural y como tratamiento inicial contenido gaseoso y desplaza el mediastino, disminuyendo en
del neumotorax hipertensivo. En este último caso, la toracocen- forma abrupta el retorno venoso. La solución más rápida es
tesis permite aliviar la presión del hemitórax y estabilizar al permitir el ingreso de aire a la pleura evacuada para equilibrar
paciente, hasta el avenamiento posterior con tubo de drenaje. y centrar el mediastino.
Técnica. Es conveniente premedicar al paciente con Drenaje o avenamiento pleural. Es la introducción en el
atropina y meperidina, ya que la invasión del espacio pleural espacio pleural de un tubo flexible para drenar aire o fluidos y
puede provocar fenómenos vagales. Exceptuando los derra- equilibrar presiones. Los elementos que componen el sistema
mes tabicados, la punción se efectúa en los sitios más declives de drenaje son un tubo flexible y en lo posible transparente
del espacio pleural, es decir, a nivel de los senos pleurales. El (drenaje pleural), un frasco o dispositivo colector y eventual-
sitio de elección es en el entrecruzamiento de la línea axilar mente una bomba de vacío (fis. 30-3).

Fig. 30-1. Intubación selectiva


de los bronquios para anestesia
durante la cirugía torácica. Los
tubos tienen manguitos insufla-
bles para ventilar en forma in-
dependiente cada hemitórax.

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324 SECCIÓN V. TÓRAX

Fig. 30-2. Toracocentesis: posición del paciente. Fig. 30-3. Sistema de drenaje a un frasco colector.

Los tubos se fabrican de distintos materiales (látex, cloruro de alcohol). El tubo más corto queda libre al aire del ambiente
de polívinilo, caucho de siliconas, etc.), y deben ser elásticos o se conecta a la bomba de vacío. El frasco colector debe ser
y depresibles pero no colapsables. El calibre será tal que per- colocado por lo menos 60 cm por debajo del paciente. Duran-
mita la fácil y total evacuación de las colecciones líquidas o te la inspiración, la presión negativa intratorácica hace ascen-
aéreas; en general se considera suficiente un diámetro interno der la columna líquida 20 a 25 cm como máximo, de manera
de 10 mm. que el líquido del frasco no puede ingresar al tórax. En la
Los frascos colectores, también llamados frascos Bülau, espiración, la presión positiva que se ejerce sobre el espacio
pueden estar confeccionados en plástico o vidrio. Deben ser pleural expulsa a través del tubo de drenaje el líquido o gas
transparentes para poder observar la fluctuación respiratoria hacia el frasco colector.
de la columna aérea, el nivel líquido y si existe burbujeo. Pue- El sistema hasta aquí descripto, de un frasco, es el más
den ser de una sola pieza o estar compuestos por una cámara y utilizado. También existe un sistema de dos frascos, que em-
una tapa oclusora. Ambos tipos de frasco tienen incorporados plea un frasco intermediario entre el tubo de avenamiento y la
dos tubos de vidrio o plástico, que son los encargados de rea- bomba de vacío (fig. 30-4). Está indicado cuando el débito
lizar el mecanismo valvular llamado sello de agua. El tubo diario es importante y se desea evitar el paso del líquido aspi-
más largo recibe el drenaje pleural y debe estar sumergido en rado a la bomba.
el líquido del frasco colector (solución fisiológica con 20 ml Técnica de colocación del drenaje pleural. En el neumo-

Fig. 30-4. Sistema de drenaje a


dos frascos con aspiración con-
tinua intermitente a presión
graduable. P, espacio pleural; B,
Biilau; V, frasco donde se ejer-
ce el vacío; C, columna de agua;
M, manómetro.

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30. PLEURA 325

Fig. 30-5. Sitios de emplazamientos del drenaje pleural en el neumotorax. A, vía anterior; B, vía axilar.

tórax, los sitios más habituales de emplazamiento del drenaje se para designar aquellos casos de neumotorax de etiología no
son el segundo espacio intercostal, en el punto en que éste se traumática.
craza con la línea mamilomedioclavicular, y el cuarto espacio Epidemiología. Es una de las patologías quirúrgicas más •
intercostal a nivel de la línea axilar media (fig. 30-5, .4 y B). El frecuentes del tórax. En el Australian Incident Monitoring
procedimiento debe realizarse con todas las seguridades de Study se detectaron 18 neumotorax por cada 2000 incidencias
asepsia y esterilidad. Se inicia con anestesia local infiltrativa (1 %). La curva de incidencia por edad de! neumotorax es
en la piel, para luego prolongar la infiltración hasta el cuerpo bimodal. Tiene un pico alrededor de los 20 años y otro en la
costal; una vez que la aguja choca con la costilla, se la retira y séptima década. El primero se debe predominantemente a la
luego se la dirige para pasar sobre el borde superior. La intro- ruptura de pequeñas vesículas subpleurales y el segundo es
ducción de la aguja en el espacio pleural permite extraer aire o consecuencia de la complicación de la enfermedad pulmonar
líquido y verificar la corrección del sitio elegido para el em- obstructiva crónica (ruptura de bullas de enfisema).
plazamiento. A partir de este momento puede optarse por dos Etiología. De acuerdo con la etiología se distinguen dos
técnicas diferentes: la cerrada se efectúa con un trocar que tipos de neumotorax: simple y sintomático.
penetra en la cavidad pleural y permite a su través introducir Nuemotórax simple. Es aquel causado por la ruptura de
el drenaje (existen en el comercio trocares que llevan el tubo vesículas subpleurales Se produce preferentemente en varo-
por fuera, lo cual permite un mayor calibre del avenamiento y nes alrededor de los 20 años, por lo que se denominó tam-
simplifica la colocación); la abierta consiste en una incisión bien "neumotórax del conscripto". Las vesículas subpleurales
de 3 a 5 cm de largo, divulsión muscular hasta el cuerpo verte- pueden ser de origen congénito o adquiridas. Las congénitas
bral y luego introducción del drenaje arrastrado por una pinza son las "blebs" o burbujas de Miller y las vesículas a sopapa
curva. También en este momento se puede incidir la pleura e de Kjaergaard. Las adquiridas, llamadas de Fischer-Wassels
introducir el dedo índice para asegurarse de que no existan son secuelas cicatrizales de procesos inflamatorios padecidos
adherencias pleuroparenquimatosas y ubicar mejor el avena- en la primera infancia.
miento (fig. 30-5, B). Neumotorax sintomático. Es secundario a alguna patolo-
Cuando la colección pleural es mixta, es decir, líquida y gía pulmonar subyacente. Las más frecuentes son el enfisema
gaseosa, puede colocarse un tubo multifenestrado desde el se- pulmonar, la tuberculosis y las enfermedades intersticiales;
gundo espacio intercostal hacia el fondo de saco pleural (tubo aunque cualquier noxa que afecte el parénquima pulmonar
pescador). Las colecciones líquidas puras se drenan mediante puede lesionar la pleura visceral y producir un neumotorax en
un tubo colocado en el sitio de mayor declive. Al término de algún momento de su evolución. Así, puede haber neumotorax
distintos procedimientos quirúrgicos, el cirujano a menudo tanto en el curso de un cáncer de pulmón como de una neumo-
drena el espacio pleural con dos tubos: uno para líquidos y nía, un quiste hidatídico o metástasis pleurales.
otro para gases. El primero debe ser colocado en el fondo de Patogenia y fisiopatología. Aunque en algunos pacientes
saco pleurodiafragmático y el segundo en el vértice torácico. puede identificarse un mecanismo de aumento de la presión
en la vía aérea que provoca la ruptura del parénquima pulmonar
y la pleura visceral (vómitos, tos o esfuerzo muscular), en la
NEUMOTORAX ESPONTANEO mayoría de los casos esto no existe y el neumotorax puede
producirse estando el paciente en reposo y aun durmiendo. El
Jorge L. Nazar aire circula dentro de la vía aérea desde los sectores de mayor
presión hacia los de menor presión. La presión subatmosférica
Definición. Es la presencia de gas en la cavidad pleural de la cavidad pleural en la inspiración hace que el aire sea
debida al pasaje a través de una perforación de la pleura aspirado hacia los alvéolos. Al producirse la ruptura pleuropul-.
visceral. Varios autores han cuestionado la denominación de monar el aire es aspirado hacia la cavidad pleural, aumenta la
espontáneo para el neumotorax, puesto que indudablemente presión intrapleural y el pulmón se colapsa. Cuando la presión
tiene una causa que es la perforación pleuropulmonar. No obs- intrapleural se iguala a la atmosférica el paciente deja de ven-
tante, la costumbre hizo que este término siguiera utilizándo- tilar. (done by 007)

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326 SECCIÓN V. TÓRAX

El aumento de la presión intrapleural también tiene reper- consiguiente colapso del pulmón pueden distinguirse, desde
cusión sobre el aparato cardiovascular, puesto que al aumen- el punto de vista radiológico, tres grados (fig. 30-6):
tar la presión en las grandes venas del tórax y las aurículas, se Grado I: el borde pulmonar se encuentra entre la pared
dificulta el retorno venoso y se produce una insuficiencia car- torácica y la línea hemiclavicular.
díaca de aflujo. Grado II: el borde pulmonar se encuentra a nivel de la
De acuerdo con la presión intrapleural, los neumotorax se línea hemiclavicular.
pueden clasificar como normotensivos o hipertensivos. Grado III: el borde pulmonar se encuentra por dentro de la
Diagnostico. Presentación clínica. Los síntomas mas fre- línea hemiclavicular.
cuentes son el dolor y la disnea. También pueden existir tos Otra manera de describir la magnitud del neumotorax es
seca y fiebre, aunque en menr r proporción. hacerlo porcentualmente. Así, un neumotorax de 100 % im-
El dolor es de comienzo brusco, localizado más frecuente- plica un colapso total del pulmón, mientras que uno del 50 %
mente en la región anterior o lateral del hemitórax afectado, y es aquel en el cual el borde del pulmón está a mitad de camino
se incrementa con los movimientos y la tos. Su intensidad no entre el mediastino y la pared torácica. Se llama neumotorax
depende de la cantidad de aire que hay en la pleura mínimo a aquel menor del 10 % (fig. 30-7).
La disnea es muy variable: puede no existir o ser muy im- De acuerdo con la distribución del aire, pueden clasificarse
portante como en el neumotórax sofocante. Depende de la en : a) Totales, cuando el aire se distribuye uniformemente en
magnitud del neumotórax y de la suficiencia respiratoria pre- la cavidad pleural; y b) parciales, localizados, tabicados o
via. Es común ver pacientes con EPOC a los que un pequeño loculados, cuando existen adherencias previas entre las dos
neumotórax les provoca gran insuficiencia respiratoria y en hojas pleurales y el aire se localiza en los sectores en que las
el otro extremo, a pacientes jóvenes con un neumotórax de pleuras no están adheridas. En los neumotorax hipertensivos.
100 % que no tienen disnea. cuando se tiene tiempo para hacer una radiografía, puede ver-
Los neumotorax pueden ser asintomáticos en un pequeño se, además de los signos citados: 1) desplazamiento del medias-
porcentaje de los casos, y descubrirse en una radiografía he- tino hacia el lado opuesto; 2) descenso del hemidiafragma
cha por otra causa. Los neumotorax bilaterales representan homolateral, y 3) aumento de los espacios intercostales
entre el 4 y el 11 % de todos los neumotórax y la mayoría homolaterales.
tienen enfermedades pulmonares subyacentes. Debe recalcarse que el diagnóstico de neumotorax hiper-
En el exámen físico la tríada clásica, descripta por Gailliard, tensivo es clínico y no radiológico y que no se debe perder
es: 1) disminución o ausencia de vibraciones vocales; 2) hiper- tiempo en hacer una radiografía si la dilación pone en riesgo
sonoridad o timparmsmo y 3)disminución o ausencia del mur- a un paciente que está en insuficiencia cardiorrespiratoria se-
mullo vesicular. La comparación entre ambos hemitórax es lo vera.
más importante. Un paciente con enfisema pulmonar puede Tomografía computada. Es más sensible que la radiología
presentar esta tríada signológica en los dos lados sin tener neu- simple para el diagnóstico de neumotorax (87,5 % contra 75 %
motórax, lo cual motiva que la radiología sea indispensable. en una unidad de terapia intensiva); sin embargo, para la ma-
En el neumotórax hipertensivo se añaden a la sintoma- yoría de los casos no es necesaria y se puede definir la con-
tología respiratoria los signos y síntomas de la insuficiencia ducta y hacer el seguimiento solamente con las radiografías
circulatoria. El paciente tiene distintos grados de palidez, sudo- simples. Puede ser de utilidad en neumotorax localizados o
ración, cianosis, taquicardia e hipotensión. En el cuello puede cuando el diagnóstico diferencial con bullas es difícil.
observarse ingugitación yugular y desviación contralateral de Historia natural y complicaciones evolutivas. Librado a
tráque y laringe. El hemitórax afectado puede estar hiperinsu- su evolución natural, un neumotorax puede seguir varios ca-
flado, especialmente en pacientes jóvenes, que conservan la minos: 1) reabsorberse totalmente; 2) incrementarse y hacerse
elasticidad de la pared torácica. El paro cardiorespiratorio hipertensivo; 3) pasar a la cronicidad, con aposición de fibrina
puede sobrevenir si no se actúa rápidamente. En el curso de sobre la pleura visceral; 4) transformarse en hidroneumotórax,
una asistencia respiratoria mecánica, por ejemplo en una anes- por déficit de absorción del líquido pleural normal, y 5) infec-
tesia general, puede producirse un neumotórax hipertensivo tarse, convirtiéndose en pioneumotórax.
cuya primera manifestación clínica es la hipotensión. Diagnóstico diferencial. La mayoría de los errores de diag-
En el neumotórax pueden existir distintos tipos de fluidos nóstico ocurren por insuficiente o incorrecto examen del pa-
en la cavidad pleural: a) hidroneumotórax, con derrame pleural; ciente. Desde el punto de vista clínico, las afecciones que con
b) hemoneumotórax, con sangre, y c) pioneumotórax, con pus. más frecuencia se confunden con un neumotorax espontáneo
El signo de Hamman, que consiste en crepitación produci- son:
da por la contracción cardíaca al desplazar el aire, es más ca- 1) Infarto de miocardio. Cuando la sintomatología predo-
racterístico del enfisema mediastínico pero a veces puede es- minante es el dolor, especialmente en los neumotorax del lado
cucharse. izquierdo. Es muy común ver pacientes con neumotorax en
Radiología. La mayoría de las veces, la radiografía direc- los cuales el primer estudio que se pide en la sala de emergen-
ta simple de tórax confirma la sospecha clínica. En las placas cias es un electrocardiograma.
se puede observar: 1) hiperclaridad; 2) ausencia de trama 2) Crisis asmática. El caso más típico es el paciente as-
vascular y 3) visualización del borde del pulmón. mático, al que ya se lo atendió varias veces con crisis de disnea,
Las radiografías en espiración forzada son útiles cuando y que un día tiene una perforación pleuropulmonar. Un exa-
se sospecha un neumotorax que no se puede ver claramente en men físico adecuado permite constatar el silencio respiratorio
las radiografías comunes (inspiradas), pues al disminuir el en lugar de las sibilancias.
volumen de la cavidad torácica pero no el del neumotorax, 3) Bronquitis aguda. Algunos pacientes pueden tener tos
aumenta el colapso pulmonar. El pulmón colapsado, al tener no productiva y fiebre como síntomas de un neumotórax.
menos aire, aumenta su densidad y esto permite ver mejor el 4) Neumonía. El dolor del neumotórax puede confundirse
borde pulmonar contrastando con el aire del neumotorax con la puntada de costado de la neumonía, más si se acompa-
De acuerdo con la cantidad de aire que se acumula y con el ña de tos y fiebre.

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30. PLEURA 327

Fig. 30-6. Clasificación del neumotorax según su mag-


nitud. A. grado I; B, grado II: C. grado III. Las flechas
señalan el borde pulmonar.

5) Enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Es un diag- será más probablemente una bulla o un quiste, y si la concavi-
nóstico diferencial muy difícil ya que el paciente puede tener dad es interna se tratará de un neumotórax.
disnea y en el examen físico hay timpanismo, ausencia de vi-
braciones vocales y ausencia de murmullo vesicular igual que Tratamiento
en el neumotórax. La radiografía es imprescindible pues el
diagnóstico clínico es imposible. Indicaciones y procedimientos quirúrgicos. Primer epi-
Desde el punto de vista radiológico, la confusión más fre- sodio de neumotórax. 1) Reposo. Se indica en pacientes sin
cuente de los neumotórax es con ¡os quistes y vesículas disnea, con neumotórax mínimos, es decir, menores del 10 %.
pulmonares del enfisema, ya que estas entidades nosológicas El aire se reabsorbe paulatinamente y cabe esperar una reexpan-
se manifiestan en las radiografías por una ausencia de la trama sión completa en menos de una semana. El paciente debe te-
broncovascular. Uno de los elementos que ayuda al diagnósti- ner una comunicación fluida con el médico o con el centro
co diferencial es la observación del borde pulmonar en la ra- asistencial, para poder asistirlo rápidamente en caso de que el
diografía de tórax de frente. Si éste tiene concavidad extema neumotórax aumente.
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328 SECCIÓN V. TÓRAX

para que, como cuerpo extraño, provoque irritación y adheren-


cia de las hojas pleurales, y luego se lo retira. En el 30 % de
los casos el paciente volverá a tener otro neumotorax (recidiva),
circunstancia de la que deberá estar enterado.
2) Por el drenaje no sale aire pero el pulmón no se expan-
de. Es indispensable hacer una broncoscopia para asegurar que
la vía aérea está permeable. La presencia de un tapón mucoso
o, más raramente, de un tumor endobronquial, puede impedir
la expansión pulmonar. También puede colocarse aspiración
continua al frasco bitubulado para acelerar la expansión. Si
ésta no ocurre, puede que se trate de un neumotorax crónico,
con aposición de fibrina sobre la pleura parietal que impide la
expansión, en cuyo caso habrá que intervenir quirúrgicamente.
3) Persiste la pérdida aérea por el drenaje y el pulmón está
expandido en las radiografías. Puede adoptarse una conducta
expectante, ya que es probable que dicha pérdida se interrum-
pa, aunque esto puede demorar varios días.
4) La pérdida aérea persiste y el pulmón no está expandi-
do. En esta circunstancia se puede esperar hasta 48 horas con
aspiración continua, pero si el pulmón no se expande deberá
indicarse un procedimiento quirúrgico.
Fracaso del primer tratamiento o segundo episodio de
neumotórax. Cuando fracasa el avenamiento pleural por los
motivos recién expuestos, hay que intervenir quirúrgicamente
para reparar la perforación pleuropulmonar. Además, para evi-
tar que recidive nuevamente, se provoca la adhesión de la pleura
parietal a la visceral (pleurodesis).
Con respecto a los neumotorax recidivantes se proponen
dos conductas: a) procedimiento quirúrgico mayor en la pri-
Fig. 30-7. Neumotórax mínimo del vértice izquierdo. La flecha señala el mera recidiva (segundo episodio de neumotorax) y b) colocar
borde pulmonar. un avenamiento pleural en el segundo episodio y operar por

2) Punción pleural. Está indicada en los neumotorax hiper-


tensivos con riesgo de paro cardiorrespiratorio. En esos casos
una simple punción con una aguja gruesa (diámetro interno
mínimo: 1 milímetro) puede salvar al paciente mientras se dis-
pone el instrumental para colocar un avenamiento pleural. Este
avenamiento pleural puede ser el tratamiento definitivo y no
necesariamente los neumotorax hipertensivos deben ser so-
metidos a cirugías mayores. Para los demás pacientes con
neumotorax, la punción no está indicada por su alto índice de
fracasos sumado al alto porcentaje de recidivas.
3) Avenamiento pleural con tubo bajo agua. Es el método
de elección para la mayoría de los casos. Se realiza a través de
una toracotomía mínima a nivel del tercer o cuarto espacio
intercostal, en la línea axilar media. Esta localización es mu-
cho más estética que la del segundo espacio intercostal, línea
hemiclavicular, que también ha sido propuesta. Si el neumo-
torax es parcial o tabicado, deberá colocarse el tubo de drena-
je en un lugar donde no haya adherencias (fig. 30-8). La sim-
ple maniobra de introducir el dedo suavemente a través de la
toracotomía mínima antes de hacer penetrar el tubo asegurará
que la cavidad pleural está libre y evitará lesiones del parén-
quima pulmonar. El objetivo de este tratamiento es eliminar el
aire de la cavidad pleural para permitir la expansión del pul-
món, y en estos casos no se actúa sobre la lesión del
parénquima.
Una vez colocado el tubo pueden ocurrir diversas situa-
ciones:
1) El pulmón se expande y cesa de salir aire por el tubo, Fig. 30-8. Neumotorax derecho recidivado. La flecha señala la presencia
evidenciando que la lesión de la pleura visceral ha cicatriza- de adherencias entre las pleuras parietal y visceral, en el sitio del drenaje
do. En este caso el drenaje se deja colocado por cinco días torácico previo.

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30. PLEURA 329

ralmente axilares, con prolongación submamaria en las muje-


res, y sin sección de los músculos torácicos. En la mayoría de
los casos han sido reemplazadas por la videotoracoscopia, que
es menos agresiva, pero aún tienen indicaciones como la pre-
sencia de grandes bullas que harían difícil una resección
toracoscópica o el caso de pacientes con trastornos de la coa-
gulación, o bien con contraindicación para la intubación bron-
quial selectiva. El objetivo es el mismo que el de la videotora-
coscopia: resecar las vesículas, provocar sínfisis pleural y
avenar el tórax.
Pleurodesis. La sínfisis (adherencia) entre las dos hojas
pleurales puede lograrse irritando la pleura por métodos quí-
micos o mecánicos. La pleurectomía parietal también provoca
adherencia entre la pleura visceral y la fascia sndotorácica.
Evolución postratamiento. Una vez superado un neumo-
torax espontáneo, la posibilidad de recidiva debe tenerse siem-
pre en cuenta y debe informarse al paciente de esta eventuali-
dad, aunque no hay métodos para prevenirla. El segundo epi-
sodio puede ocurrir pocos días después del primero o varios
años más tarde. El porcentaje de recidivas varía según el mé-
Fig. 30-9. Tratamiento toracoscópico de un neumotorax por blebs apicales. todo utilizado para tratar el primer episodio:
La flecha señala la línea de agrafes correspondiente a la sutura automática. a) Después de haberse solucionado un neumotorax con
reposo, la posibilidad de que se repita es de alrededor de 50 %
en la mayoría de las estadísticas.
b) Luego de un avenamiento pleural satisfactorio, el pa-
ciente puede tener otro episodio de neumotorax en el 30 % de
procedimiento mayor solamente si se produce una segunda los casos.
recidiva (tercer episodio). Los procedimientos quirúrgicos c) Cuando se efectuó toracotomía con resección de bullas
mayores que pueden utilizarse son: y pleurodesis, la posibilidad de que el paciente tenga otro
1) Videotoracoscopia. Consiste en introducir una fibra neumotorax es de alrededor del 1 % (Donahue DM y col..
óptica conectada a una cámara de video a través de una toraco- 1993).
tomía mínima y por medio de trocares e instrumental espe- La tasa de recidivas luego de toracoscopias parece ser más
cialmente diseñado que se insertan por otras incisiones de 5 a alta que la de las toracotomías en las primeras publicaciones,
10 milímetros, resecar la zona de bullas (fig. 30-9), irritar la pero como se trata de un método de reciente aplicación, es
pleura parietal para producir inflamación y adherencia y avenar probable que con el entrenamiento se disminuyan esas cifras;
el hemitórax con tubos bajo agua. El método requiere aneste- además, aún no hay estadísticas con suficiente número de ca-
sia general e intubación selectiva de los bronquios fuentes para sos y tiempo de seguimiento (Hazelrigg SR y col., 1993).
poder ventilar solamente el pulmón sano mientras se deja que Complicaciones de la cirugía. Una de las complicacio-
se colapse el pulmón del lado en que se va a trabajar. nes más frecuentes después de la cirugía del neumotorax es la
2) Toracotomía. Se utilizan toracotomías pequeñas, gene- pérdida aérea persistente, especialmente en pulmones enfise-

Fig. 30-10. Dificultad respiratoria consecutiva al tratamiento de un neumotorax. A, neumotorax derecho del 50 %; B, luego de la colocación de un tubo de
drenaje pleural {flecha), se observan imágenes pulmonares características de una dificultad respiratoria (distress) (aspecto de vidrio esmerilado).

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330 SECCIÓN V. TÓRAX

matosos, habiéndose informado diversas técnicas para dismi- Tabla 30-1. Etiología de los derrames pleurales
nuirla como los parches de pericardio bovino sobre la sutura o
los adhesivos de fibrina. (done by 007) A. Trasudado o hidrotórax
Le sigue en orden de frecuencia la falta de expansión pul- Insuficiencia cardíaca congestiva
monar, lo cual genera cavidades pleurales residuales que, si Cirrosis
Síndrome nefrótico
no son solucionadas rápidamente, terminan infectándose
(Villegas AH, 1981). B. Exudado
La insuficiencia respiratoria luego de la operación se pro- Enfermedades malignas
duce generalmente en pacientes con deterioro previo de la fun- • Metástasis pleural
ción cardiorrespiratoria por enfermedad pulmonar obstructiva • Carcinoma de pulmón
crónica (fig. 30-10). • Mesotelioma difuso
El porcentaje de atelectasias, como en toda cirugía torácica, • Linfoma
depende del esmero con que se efectúe la asistencia kinésica Infección broncopulmonar
respiratoria y del control del dolor postoperatorio. • Neumonía bacteriana
• Tuberculosis
Las hemorragias postoperatorias se observan en el 2 % de • Neumopatía viral
los casos y el empiema pleural en 3 %. Otras complicaciones Infarto pulmonar (tromboembolismo pulmonar)
menores, aunque frecuentes, son el hematoma y la infección Traumatismo de tórax
de la herida operatoria. Neumotorax espontáneo
Mortalidad. Se han informado recientemente cifras de Patología abdominal
mortalidad entre 0,32 y 1,4 %. La mayoría de los pacientes • Pancreatitis
que fallecen son añosos y padecen de enfermedad pulmonar • Absceso subfrénico
obstructiva crónica. • Esplenectomía
• Trasplante hepático
Enfermedades sistémicas
' Lupus eritematoso
BIBLIOGRAFÍA • Artritis reumatoidea
• Periarteritis nodosa
Donarme DM, Wright CD, Viale G and Mathisen DJ: Resection oí • Mixedema
pulmonary blebs and pleurodesis for spontaneous pneumothorax.
Chest 104: 1767-1769, 1993.
Hazelrigg SR, Landreneau RJ et al.: Thoracoscopic stapled resection
for spontaneous pneumothorax. J. Thorac. Cardiovasc. Surg. 105: Derrame pleural neoplásico. Aproximadamente la mitad
389-392, 1993. de los derrames pleurales son causados por tumores malignos,
Villegas AH: Neumotorax espontáneo. Complicaciones graves cau- constituyendo ésta la causa más común de derrames exudativos
sadas por tratamiento inicial inadecuado. Rev. Argent. Cirug. 40: en pacientes mayores de 60 años. Prácticamente todos los tu-
28. 1981. mores malignos pueden dar metástasis en la pleura. El cáncer
de pulmón es la causa más común en el hombre y el carcinoma
de mama en la mujer, seguidos por el carcinoma de ovario, el
DERRAME PLEURAL de estómago y los linfomas; todos ellos producen aproxima-
damente el 75 % de los derrames pleurales neoplásicos. Hasta
Enrique S. Caruso en el 15 % de los casos el tumor primario puede llegar a ser
desconocido.
Definición. Se denomina así a la acumulación de líquido La obstrucción linfática es la causa predominante del de-
en el espacio pleural, producida cuando el ingreso desde los sarrollo de un derrame pleural neoplásico. El sistema linfático
capilares arteriales de la pleura parietal excede la capacidad puede estar bloqueado en los poros de la pleura parietal, en el
de absorción de las microvellosidades de la pleura visceral. parénquima pulmonar o en las cadenas linfáticas centrales,
Clasificación y etiopatogenia. Al derrame pleural se lo mediastínicas o mamarias internas.
clasifica tradicionalmente en trasudado, o hidrotórax, y Otro mecanismo responde a la invasión pleural directa del
exudado. Los trasudados se desarrollan cuando existe una al- tumor pulmonar o a la diseminación metastática de su superfi-
teración de la transferencia hidrosalina (ley de Starling), con cie. Estas lesiones ocasionan un aumento de la permeabilidad
epitelio pleural y vías linfáticas intactas. Son habitualmente capilar y exudación a la cavidad de líquido rico en proteínas.
bilaterales y originados en enfermedades médicas, como la Simultáneamente se produce una obstrucción de los linfáticos
insuficiencia cardíaca severa (aumento de la presión hidros- subpleurales con la consecuente disminución de la reabsorción,
tática capilar), la cirrosis y el síndrome nefrótico (disminu- pudiendo existir exfoliación de células tumorales en el líquido
ción de la presión coloidosmótica por hipoalbuminemia). pleural.
En los exudados, en cambio, existe un aumento de la Diagnóstico. Presentación clínica. La evaluación de un
permeabilidad capilar a nivel del epitelio pleural, producién- paciente portador de un derrame pleural se inicia con una bue-
dose como hecho más significativo el pasaje de proteínas a la na historia clínica y examen físico. Datos muy importantes
cavidad. En general, las causas más frecuentes son las infec- pueden surgir de la anamnesis: edad, antecedentes personales
ciones (neumopatías bacterianas, tuberculosis), las neoplasias y familiares, ocupación, hábitos (alcohol, tabaco). Interesan
(cáncer de pulmón, metástasis y mesotelioma difuso), el in- también los síntomas de inicio del proceso, doloroso o no, fe-
farto de pulmón (tromboembolismo pulmonar) y los bril o afebril. Debe prestarse atención a síntomas y signos de
traumatismos de tórax. Es de presentación ocasional en el otros sistemas, como insuficiencia cardíaca, cirrosis, enferme-
neumotorax espontáneo, las infecciones abdominales y las dad vascular o neoplásica, etc. En algunas oportunidades la
enfermedades sistémicas. Las etiologías del derrame pleural etiología del derrame se determina fácilmente, mientras que
(trasudados y exudados) se detallan en la tabla 30-1. en otras requiere una investigación más o menos extensa.

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30. PLEURA 331

Los síntomas más comunes son dolor, tos y disnea. El do-


lor se observa fundamentalmente en los procesos agudos, ori-
ginado por el despulimiento de la pleura parietal. Se presenta
como dolor intercostal, la clásica puntada de costado, y puede
irradiarse al abdomen simulando a la derecha un cuadro de
colecistitis y aun de apendicitis.
En pacientes con tumores malignos las formas clínicas cró-
nicas son las más frecuentes. Cuando se presenta en pacientes
con grandes derrames predominan la tos y la disnea. La tos
suele ser seca, persistente y con exacerbación del dolor. La
disnea surge de la compresión del parénquima pulmonar por
la acumulación del líquido en la cavidad pleural.
Habitualmente la severidad de los síntomas depende más
de la velocidad de producción del derrame que del volumen
total. En derrames neoplásicos con lenta reproducción no es
raro observar importantes colecciones de líquido que pueden
permanecer asintomáticas durante un largo tiempo y tener una
manifestación clínica tardía.
Si el derrame ocupa todo un hemitórax, puede desplazar al
mediastino hacia el otro lado, desviar la tráquea y comprimir
el pulmón opuesto. Se dificulta así el retorno venoso por com-
presión de las venas cavas, con aparición de taquicardia y
cianosis. Si el volumen del derrame no se reduce, puede desa-
rrollarse un cuadro grave de insuficiencia cardiorrespiratoria,
con acidosis, arritmias y paro cardíaco.
En el examen físico hay matidez o submatidez a la percu- Fig. 30-11. Imagen de menisco (flecha) en un pequeño derrame pleural.
sión pulmonar, matidez de la columna, disminución o aboli-
ción del murmullo vesicular y ausencia de vibraciones voca-
les; éstos son los signos patognomónicos de un derrame pleural.
Métodos complementarios no invasivos. La radiografía
simple de tórax de frente y de perfil es el primer procedimien-
to que debe utilizarse. La pleura normalmente no es visible a
los rayos. Se requieren como mínimo 100 ml de líquido acu-
mulado en la cavidad pleural para que en la posición vertical
pueda ser detectado. En los derrames pequeños (100 a 300
ml), y obedeciendo a la ley de gravedad, el líquido se ubica en
el seno costofrénico posterior. En estos casos la radiografía de
frente, con el enfermo de pie, habitualmente no muestra alte-
ración. En el perfil este seno, que normalmente es nítido, se
encuentra obliterado por una imagen homogénea, de concavi-
dad superior y ascendente hacia el plano posterior, denomina-
da por Fleischner imagen en menisco (fig. 30-11). Esta ima-
gen representa la primera manifestación radiológica de un de-
rrame..
En los derrames de mediano volumen (500-1500 ml) los
signos radiológicos son más notorios. La radiografía de frente
muestra habitualmente una opacidad homogénea, más densa
en la base, que borra el seno costofrénico lateral y la imagen
diafragmática. En la parte superior se dibuja la curva de
Damoiseau, consistente en un contorno cóncavo hacia arriba
y ascendente hacia afuera (fig. 30-12). El mediastino general-
mente no se halla desplazado; cuando el líquido pleural se Fig. 30-12. Línea curva de Damoiseau (flecha) en el derrame pleural.
acompaña de aire (hidroneumotórax o hemoneumotórax), el
contorno superior es horizontal.
En los pacientes graves que deben ser radiografiados en Cuando existen derrames pleurales loculados o bloquea-
decúbito dorsal, el volumen de líquido pleural debe ser consi- dos, las imágenes radiológicas pueden ser confusas debido a
derable para que se lo pueda detectar (más de 500 ml). La las adherencias que se forman entre las hojas de la pleura. Una
imagen es de una opacidad difusa y homogénea del hemitórax colección subpulmonar puede simular un diafragma elevado o
comprometido. En los derrames grandes, llamados masivos, un absceso subfrénico. Un derrame loculado intercisural pue-
todo el hemitórax se muestra opacificado por una imagen ho- de mostrarse como una tumoración o un absceso de pulmón.
mogénea con densidad semejante a la del corazón y los gran- Si se ubica contra el mediastino puede ser confundido con una
des vasos. En estados avanzados se observa desplazamiento tumoración mediastínica.
contralateral del mediastino y aplanamiento del diafragma La ecografía es un método muy útil para diagnosticar los
homolateral (fig. 30-13). derrames en general y los loculados en particular. Posibilita

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332 SECCIÓN V. TÓRAX

producción de un neumotorax pospunción. Una radiografía de


control evaluará la efectividad del procedimiento.
El aspecto macroscópico del líquido pleural puede dar in-
dicios sobre la etiología del derrame. El derrame citrino es el
más frecuente. Puede ser claro o ligeramente amarillento, y si
es un exudado puede coagular más o menos fácilmente. Se lo
observa tanto en las cardiopatías como en las tuberculosis, las
neoplasias, y ai inicio de las pleuresías virósicas o bacterianas.
El estudio fisicoquímico permite diferenciar los trasudados
de los exudados. Los trasudados son generalmente claros, o
discretamente amarillentos, inodoros, con un peso específico
menor de 1,015, un contenido proteico menor de 3 g/dl y una
concentración baja de la enzima lacticodeshidrogenasa (LDH).
Los criterios más exactos para considerar un líquido pleural
como exudado son: a) relación proteína pleural/plasmática
mayor de 0,5; b) concentración de LDH en líquido pleural
mayor de 200 UI, y c) relación de LDH pleural/LDH plasmática
mayor de 0,6.
La presencia microscópica de hematíes es común en los
Fig. 30-13. Derrame pleural masivo con desplazamiento del mediastino derrames. Cuando su concentración es mayor de 10.000 mm3
hacia el lado opuesto. el líquido adquiere un color rosado (serohemorrágico); es fran-
camente hemorrágico cuando la concentración supera los
100.000/mm3. Se lo encuentra preferentemente en las neopla-
sias primitivas y secundarias de la pleura, la tuberculosis, la
de una manera rápida y económica determinar la naturaleza embolia de pulmón y los derrames traumáticos. Cuando se
líquida de la opacidad, su ubicación y sus límites, e incluso el obtiene sangre, con un sedimento donde predominan linfocitos
espesor de la pared ("peel"). La precisión para diferenciar un y monocitos, asociado a una alta concentración de proteínas y
derrame localizado de una consolidación pulmonar es del 90 %, de LDH, la presunción de malignidad es grande.
muy superior a la radiografía simple que es del 68 %. Cuando Los derrames purulentos son privativos de los empiemas
se desea efectuar una punción diagnóstica de un pequeño de- por gérmenes piógenos o tuberculosos (ver Empiema pleural).
rrame es muy útil realizarla bajo guía ecográfica. Los quilotórax resultan de la lesión, traumática o tumoral, de
En los estudios radiológicos convencionales las imágenes los grandes troncos linfáticos del mediastino.
del parénquima pulmonar y de la pleura se superponen difi- La concentración de la glucosa en el líquido pleural es
cultando su diferenciación. Los cortes horizontales de la considerada de importancia para el diagnóstico de ciertas en-
tomografía axial computada (TAC) evitan este inconveniente, fermedades. El pasaje de la glucosa hacia la pleura se realiza
mostrándose útiles para el estudio de los derrames ubicados por difusión simple con equilibrio sangre/pleura. Existe un
en zonas de la cavidad pleural poco accesibles a otras técni- descenso significativo en el curso de infecciones tuberculosas,
cas. Utilizando la densitometría, colecciones pleurales locu- de ciertos empiemas, y sobre todo en las pleuresías reuma-
ladas pueden ser distinguidas de zonas de consolidación toideas. Esto se produciría a través de un mecanismo de blo-
pulmonar. queo selectivo ocasionado por el proceso patológico. En cam-
En general se recurre a la TAC ante cuadros clínicos y bio, la concentración de glucosa en el líquido pleural se man-
radiológicos muy complejos, habitualmente derrames postope- tiene normal o alta en la insuficiencia cardiaca congestiva, el
ratorios, postraumáticos o crónicos, sin diagnóstico etiológico infarto pulmonar y el lupus eritematoso diseminado.
evidente. El pH pleural es de 7,64. Disminuye en las pleuresías
La resonancia nuclear magnética no aporta más informa- tuberculosas, bacterianas y reumatoideas y en algunas
ción que la ofrecida por los otros procedimientos. Su uso que- neoplasias. Su descenso en los derrames claros paraneumóni-
da muy restringido para el estudio del derrame pleural, salvo cos, antes de la etapa purulenta, avala la conveniencia del dre-
cuando se desea evaluar alguna patología concomitante, bási- naje quirúrgico temprano. El estudio de la concentración de
camente tumores. amilasa en el líquido pleural es muy importante cuando se sos-
Cuando un derrame pleural se presenta en un paciente pecha una fístula pancreaticopleural (ver Pancreatitis crónica,
mayor de 40 años de edad, con antecedentes neoplásicos pre- cap. 39).
vios o simultáneos, afebril, con líquido serohemorrágico y El examen del colesterol, triglicéridos y otros lípidos es
recidivante, ei diagnóstico de neoplásico es prioritario. fundamental para confirmar la presencia de un quilotórax. Los
Métodos complementarios invasivos. Punción pleural, valores deben ser iguales o superiores a los plasmáticos. El
Ante todo derrame de etiología desconocida la punción pleural aumento de la concentración del ácido hialurónico es típico en
se impone como primera y más importante maniobra diagnós- los derrames de los mesoteliomas. Esta elevación se produci-
tica. En muchas oportunidades con la simple extracción del ría por una particular producción del mucopolisacárido por la
líquido es factible establecer la etiología del derrame; permite estroma del tumor de origen mesotelial. Finalmente, en los
además efectuar su estudio fisicoquímico, bacteriológico y últimos años se ha recomendado la búsqueda de marcadores
citológico. biológicos específicos en el estudio de los derrames pleurales.
La técnica de la punción ha sido explicada previamente De todas las sustancias propuestas se destaca el antígeno
(ver Manejo del espacio pleural). Recomendamos el uso ruti- carcinoembrionario (CEA). Su elevación habla en favor de una
nario de una llave de tres vías, indispensable si se desea eva- etiología neoplásica; sin embargo, la sensibilidad es baja y la
cuar totalmente el derrame. Con ella se evitará al máximo la especificidad no es absoluta.

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30. PLEURA

El diagnóstico de derrame pleural neoplásico se confirma distintos cuadrantes, muestras que se procesan para histopato-
por el hallazgo de células neoplásicas en el líquido de pun- logía y bacteriología. Si se toman todas las precauciones téc-
ción, o por la biopsia pleural obtenida con aguja, la toracoscopia nicas las complicaciones del método son escasas y poco fre-
o la toracotomía. Aproximadamente el 50 % de estos derra- cuentes. El neumotorax pospunción se evita utilizando una lla-
mes pueden ser diagnosticados por el hallazgo de células ma- ve de tres vías. El hemotórax, que puede originarse por la le-
lignas en el líquido pleural. Actualmente, con el objetivo de sión del paquete intercostal durante la maniobra biópsica, se
mejorar el índice diagnóstico, se agregan al examen citológico previene introduciendo la aguja a ras del borde superior de la
tradicional de Papanicolaou técnicas inmunohistoquímicas costilla en el espacio intercostal elegido. Se han descripto po-
(anticuerpos monoclonales, antisuero policlonal de antígeno cos casos de implante neoplásico en el trayecto parietal de la
de membrana, inmunoperoxidasa, CEA, etc.). aguja.
En los derrames originados por los linfomas, Hodgkin y Si efectuada la punción y la biopsia pleural con aguja el
no Hodgkin, el índice de diagnóstico citológico es bajo. Esto derrame permanece sin diagnóstico etiológico, corresponde
se debe a que el mecanismo de producción del derrame es la recurrir a otros procedimientos invasivos: toracoscopia, video-
obstrucción linfática central en el mediastino, y no el compro- toracoscopia o biopsia quirúrgica a cielo abierto.
miso directo de la pleura. En el mesotelioma también el diag- Toracoscopia (pleuroscopia) y videotoracoscopia. La
nóstico por citología es poco frecuente; este tumor requiere toracoscopia, también llamada pleuroscopia, se muestra útil
habitualmente una muestra de tejido obtenida por biopsia di- tanto para el diagnóstico como para el tratamiento, en caso de
recta. Si se sospecha que la etiología de la lesión pleural es un derrame pleural neoplásico. El método posibilita la explo-
una enfermedad maligna, una tuberculosis o una colagenopatía, ración de ambas superficies pleurales, así como realizar
la punción debe ser acompañada de una biopsia pleura! con biopsias múltiples y dirigidas de las zonas más patológicas, de
aguja. La asociación de ambos estudios aumenta el índice diag- tamaño suficiente para lograr un certero diagnóstico anatomo-
nóstico. patológico.
Biopsia pleural con aguja. Es un procedimiento mediante El toracoscopio tradicional es un endoscopio rígido, con
el cual se obtienen fragmentos de la pleura parietal utilizando luz fría, que tiene dos canales paralelos, uno que conduce las
una aguja-trocar especialmente diseñada. En los derrames de fibras ópticas para la visión y otro para maniobrar los instru-
origen desconocido constituye un complemento obligado de mentos. Por dentro de éste se puede aspirar el derrame e intro-
la punción pleural. Utilizada individualmente, el índice de sen- ducir las pinzas biópsicas y, de ser necesario, aplicar un
sibilidad diagnóstica es del 50-60 %. Por ser un método que se electrocauterio especial.
realiza "a ciegas", donde la elección de la zona a biopsiar no El procedimiento se puede realizar con anestesia general o
puede ser efectuada con precisión, la sensibilidad es mayor local, ésta siempre auxiliada por medicación sedante contro-
para los procesos pleurales difusos, como la tuberculosis, res- lada por un anestesista. El paciente se coloca en decúbito late-
pecto de los localizados, como los nodulos carcinomatosos. ral intermedio, o simplemente semisentado en los casos de
No está indicado realizarla en los trasudados pleurales. Es un disnea grave. Utilizando una pequeña incisión a nivel del 5° o
procedimiento simple y seguro que puede hacerse con aneste- 6o espacio intercostal, línea axilar media o posterior, se ingre-
sia local en la cama del paciente. Las agujas más conocidas sa en la cavidad pleural a través de un trocar rígido de 10 mm
son las de Abrams, Cope y Silverman, siendo la primera la de diámetro. Inmediatamente se procede a la aspiración de todo
preferida por sus ventajas técnicas. el líquido pleural, y se envían muestras para su estudio.
La aguja de Abrams consta de tres partes (fig. 30-14): a) A través del trocar se introduce el toracoscopio. La explo-
una cánula exterior o trocar, con un extremo punzante que fa- ración permite un examen completo de ambas pleuras. funda-
cilita su introducción. A 0,3 cm de la punta tiene una abertura mentalmente la parietal, incluyendo su sector mediastínico y
o ventana lateral que permite la toma de la pleura parietal (la diafragmático. Bajo visión óptica se puede efectuar la biopsia
"atrapa") cuando se retira el trocar; b) una cánula interna "que dirigida de las lesiones presentes y. dado el tamaño de éstas.
se introduce dentro de ¡a anterior, cuyo extremo es afilado y es factible realizar estudios por congelación. lo que posibilita
secciona el sector pleural, atrapado" por el trocar, constitu- el rápido diagnóstico de muchas afecciones. Finalizado el pro-
yendo la muestra biópsica pleural y c) un mandril que se colo- cedimiento se deja un drenaje pleural bajo agua por el mismo
ca dentro de la cánula interna y posibilita la extracción de al- orificio de la exploración.
gún resto de tejido biopsiado, si es que queda retenido. Los adelantos técnicos recientes en los sistemas ópticos
Normalmente se realizan tres o cuatro tomas biópsicas en por video y el uso de instrumental adecuado han permitido el
desarrollo de la videotoracoscopia. Desde el año 1991 este
procedimiento se ha incorporado a la cirugía torácica y por
ende a la exploración pleural. En los aspectos generales el pro-
cedimiento es semejante a la toracoscopia, pero al mejorar
significativamente la visión, permite seccionar adherencias
pleurales, liberar loculaciones y fundamentalmente explorar y
biopsiar el pulmón y el mediastino.
Tanto para la toracoscopia tradicional como para la video-
toracoscopia, la eficacia diagnóstica es del 91 %, en casi todas
las series publicadas, mientras que la morbilidad es mínima y
la mortalidad nula. Por estas razones son los métodos más pre-
cisos para explorar un derrame pleural, sobre todo para el diag-
nóstico de lesiones malignas. Además son útiles como proce-
dimiento terapéutico (p. ej.: pleurodesis con talco) (Caruso E
Fig. 30-14. Aguja de Abrams (explicación en el texto). y col., 1995).

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J«*»ifc„.

334 SECCIÓN V. TÓRAX

Biopsia pleural por toracotomía. Utilizando los métodos Tabla 30-2. Agentes utilizados para la pleurodesis
descriptos se alcanza un alto índice de precisión diagnóstica y
pocos derrames pleurales quedan sin identificación etiológica. Agente Efectividad
En ellos está indicada la biopsia de la pleura por toracotomía
menor. Este procedimiento se realiza bajo anestesia general Toracocentesis repetidas
utilizando una incisión intercostal lateral, de extensión media- Isótopos radiactivos Oro coloidal 50-60 %
na (6 a 8 cm), a nivel del 5° o 6o espacio. La exploración Fósforo
permite, bajo visualización directa, la toma biópsica de ambas
pleuras, y eventualmente del parénquima pulmonar y el medias- Antimicrobianos Tetraciclina 50-70 %
tino. El cierre de la toracotomía se realiza dejando un tubo de Quinacrina
drenaje bajo agua. Quimioterápicos Bleomicina 50-70 %
No obstante la buena exposición, visión y biopsia, el diag- Fluorouracilo
nóstico no se obtiene en el Í00 % de los casos; en tales cir- Cisplatino
cunstancias, estos derrames se clasifican como idiopáticos. Agentes biológicos Corynehacterium 30-70 %
Tratamiento del derrame pleural neoplásico. Una ca- parvum
racterística muy importante de los derrames pleurales neo- Interferón
plásicos es la tendencia a la recidiva luego de evacuados, la Agentes químicos Hidróxido de sodio 80-90%
reaparición de la disnea y la intensa expoliación proteica. (NaOH al 1 %)
En pacientes asintomáticos, o con síntomas de poca inten-
Materiales esclerosantes Talco 80-95%
sidad y no evolutivos, la observación clínica es una opción
Talco yodado
válida. Cuando el tumor primario es francamente sensible a
los citostáticos (linfomas, carcinoma de pequeñas células, Drenaje pleural con tubo 40%
seminoma, etc.) el tratamiento sistémico quimioterápico es Pleurectomía parietal y 100%
prioritario, en tanto que se puede realizar la evacuación del abrasión
derrame por punción para aliviar los síntomas. Por el contra-
rio, cuando el tumor no se muestra tan sensible (carcinoma de
pulmón, digestivo, etc.), en pacientes que presentan cuadros
más severos, con estado general relativamente bueno y una evacuación, y e) aceptable estado general del paciente, con
razonable expectativa de vida, debe intentarse algún método expectativa de vida lógica.
esclerosante que provoque una sínfisis pleural (pleurodesis). Dentro de los procedimientos terapéuticos paliativos me-
En tales pacientes la punción evacuadora reiterada, como úni- nos invasivos y más efectivos se encuentra la pleurodesis quí-
ca maniobra terapéutica, no suele ser eficiente, y lo mismo mica. La instilación intrapleural de agentes esclerosantes para
ocurre con la colocación de un simple drenaje pleural. En es- el control del derrame pleural neoplásico se halla bien
tos casos lo indicado es realizar una pleurodesis. estandarizada. La introducción de dichos productos en la ca-
Pleurodesis. El objetivo de la pleurodesis es producir vidad pleural se puede efectuar por: a) instilación por punción
adherencias entre la pleura parietal y la visceral lo cual oblitera pleural; b) instilación a través del tubo de drenaje pleural; c)
el espacio pleural (sellado) y evita la reproducción del derra- instilación o insuflación a través de un toracoscopio, y d) apli-
me. El éxito del procedimiento depende de la capacidad del cación directa sobre las superficies pleurales durante una
pulmón para expandirse totalmente, facilitando el contacto toracotomía.
entre ambas superficies pleurales, y del grado de pleuritis que La instilación de agentes líquidos por punción pleural se
cada agente puede producir para favorecer las adherencias. realiza luego de haber evacuado totalmente el derrame. Para
La pleurodesis es un método paliativo para aliviar los sín- evitar el dolor se aconseja instilar previamente de 100 a 200
tomas, nunca para prolongar la sobrevida del paciente; por ello mg de lidocaína líquida. Terminadas las maniobras, y con el
es muy importante considerar la expectativa de vida. La res- fin de favorecer la distribución intrapleural del agente, se man-
puesta es mala en el caso de metástasis múltiples disemina- tiene al paciente durante 2 o 3 horas en posición horizontal,
das, tumor muy activo (melanoma) y metástasis pulmonares, modificando periódicamente su decúbito.
y medianamente mala en el linfoma. El tratamiento electivo consiste en la utilización de un dre-
La lista de agentes que pueden producir pleurodesis es naje pleural seguido de la instilación por el tubo de un agente
numerosa. En la mayoría de los casos se trata de agentes esclerosante (pleurodesis). Como primer paso se coloca un tubo
inespecíficos (tabla 30-2) y la elección se realiza de acuerdo de drenaje bajo agua, manteniéndolo abierto durante 24 horas,
con la accesibilidad del agente, el índice de efectividad, el para lograr la evacuación total del derrame. Con el tubo cerra-
costo, la tolerancia y la comodidad del paciente. Todos dan do mediante un clamp se instilan la lidocaína y el esclerosante
lugar a efectos colaterales con mayor o menor intensidad, es- líquido (hidróxido de sodio, tetraciclina, etc.), manteniendo el
pecialmente dolor y fiebre (pleuritis química). La efectividad bloqueo durante 6 a 8 horas; también se modifica el decúbito
del tratamiento de sínfisis pleural se establece por la ausencia del paciente. Finalmente se suelta el clamp, permitiendo la
de recidiva del derrame hasta la muerte del paciente. salida del líquido residual, y se retira el tubo.
Los agentes que se usan con más frecuencia son el talco, la Tetraciclina y derivados (doxiciclina, minociclina). Fue-
bleomicina y la tetraciclina y sus derivados (doxiciclina, ron los agentes más utilizados para instilación intrapleural,
minociclina). y en nuestro país el hidróxido de sodio. aunque su uso disminuyó por la dificultad para obtenerlos. Su
Se han establecido algunas premisas que avalan la realiza- acción se basaría en el bajo pH de la tetraciclina, que produce
ción de un método de pleurodesis: a) reproducción del derra- una pleuritis, más una estimulación de las células mesotelíales
me luego de la evacuación primaria; b) documentación del en la producción de fibroblastos. La dosis aconsejada es de 1
compromiso neoplásico pleural; c) expansión pulmonar satis- g en 50 mi de solución salina. La instilación provoca dolor
factoria luego de la evacuación; d) mejoría clínica luego de la intenso y fiebre, y su efectividad es del 50 al 70 %.

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30. PLEURA 335

Quinacrina. La quinacrina (Atebrina) es un antiguo


antiparasitario que fue muy utilizado por los autores europeos
y norteamericanos. Puede ser instilado por punción o median-
te un tubo de drenaje pleural. Su efectividad es del 50 al 70 %,
pero tiene importantes efectos colaterales (fiebre, dolor por
pleuritis severa, y hasta trastornos neurológicos). Por este he-
cho, y por la dificultad para obtenerlo, ha sido prácticamente
abandonado.
Quimioterápicos. Actúan como agentes irritantes locales
produciendo una pleuritis química inespecífica, sin efecto
citostático local. Se utilizan la bleomicina, el fluorouracilo y
el cisplatino, administrados por punción. La bleomicina es la
más usada en la actualidad fuera del talco, con un índice de
control del derrame pleural neoplásico del 60-85 %. La dosis
es de 1 unidad por kilo de peso en 50 mi de solución salina, y
habitualmente la tolerancia es buena por el escaso dolor.
Hidróxido de sodio. Fue propuesto por autores chilenos
(Rioseco A y López E, 1978) y rápidamente aceptado en nues-
tro país por su eficacia. Ocasiona una intensa irritación quími-
ca, producto de su pH muy alcalino, induciendo la consecuen-
te sínfisis pleural. Habitualmente se utilizan 100 ml en solu-
ción al 0,5 %, preferentemente en instilación a través del tubo
de drenaje pleural. Se acompaña de gran tolerancia, con pocos
efectos secundarios; el dolor que provoca no es intenso y con-
trola el derrame pleural neoplásico en el 80 a 90 % de los
casos.
Talco. Es el más antiguo y efectivo de los agentes de
pleurodesis. Proporciona un alto índice de control del derra-
me. Se emplea el silicato de magnesio (caolín liviano), libre
de asbesto, en cantidad de 5 g, que puede esterilizarse por ca-
lor seco (autoclave), irradiación gamma u óxido de etileno.
Algunos autores agregan yodo al talco (talco yodado o yodi-
zado) con el objetivo de provocar una mayor reacción pleural
inflamatoria y el consiguiente aumento de la sínfisis fibrosa.
Puede ser suministrado a través del tubo de drenaje (dilui-
do en 50 ml de solución fisiológica), por insuflación o por
espolvoreo (toracoscopia o videotoracoscopia), o bien aplica-
do directamente sobre las superficies pleurales (toracotomía).
La técnica de espolvoreo por toracoscopia posibilita una dis-
tribución uniforme del talco sobre la superficie pleural y es
más eficaz que la instilación a través del tubo de drenaje, con
un rendimiento superior al 95 % (fig. 30-15). Los efectos co-
Fig. 30-15. Derrame pleural recidivante por carcincmatosis. A. al ingreso;
laterales son dolor, fiebre y neumonitis. El índice de morbilidad B, a los 2 meses de un espolvoreo con talco.
es bajo, aunque puede provocar empiema.
Isótopos radiactivos. El oro coloidal y el fósforo fueron
muy utilizados en el período 1950-70, aunque su efectividad morbimortalidad, razón por la cual ha sido prácticamente aban-
es baja (menor del 60 %). Requieren una especial protección donado por alternativas menos invasivas.
del personal tratante. Por su corta vida media, actualmente no Cualquiera de los métodos utilizados para provocar
se los usa. pleurodesis sólo actúa en el control de la reproducción del de-
Agentes biológicos. El Corynebacterium parvum y el rrame, no en la evolución de la enfermedad neoplásica. Por
interferón no han logrado índices de efectividad superiores a ello, el promedio de sobrevida de estos pacientes es bajo, y
otros agentes esclerosantes. normalmente no supera los 6-8 meses (Moores D, 1994).
Shunt pleuroperitoneal y pleurectomía. Es difícil el ma-
nejo de los pacientes en quienes la pleurodesis ha fracasado.
Aquellos con pulmón encarcelado y sin expansión total son BIBLIOGRAFÍA
candidatos a la colocación de un shunt pleuroperitoneal, con
reservorio y bomba manual. Debe hacerse notar que para ello Caruso E, Vassallo B, Beveraggi E y Núñez T: Videotoracoscopia y
se requiere una participación significativa del paciente, buen pleuroscopia: análisis del real alcance de cada método. Rev.
estado físico y especial motivación. La falla del shunt por blo- Argent. Cirug. 68: 232-239, 1995.
queo es del 30 %. MooresD: Management of themalignant pleural effusion. Chest Surg.
Clinics N. A. 4: 481-495, 1994.
Un procedimiento mayor de pleurodesis es la pleurectomía Rioseco A y López E: NaOH intrapleural en pleuresías carcinomatosas
por toracotomía, único método que puede ofrecer una efecti- secundarias a cáncer de mama. Rev. Cirug. Chile 30: 226-231,
vidad cercana al 100 %. Sin embargo, se asocia con una alta 1978:

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336 SECCIÓN V. TÓRAX

EMPIEMA PLEURAL En el período exudativo o de difusión, que dura horas o


días, se observa una inflamación pleural aguda, exudativa, tri-
Elias Hurtado Hoyo vial y congestivoedematosa con vénulas dilatadas e infiltra-
dos difusos de polimorfonucleares; las células mesoteliales
Definición. En el pasado se definía como empiema a la comienzan a ser reactivas; hay acúmulos de fibrina y de colo-
presencia de pus franco en el interior de la serosa pleural. Desde nias bacterianas. Las hojas pleurales están congestivas, de co-
mediados de la década del 80 se amplió la definición a los lor rojizo. Se desarrolla un líquido citrino abundante, pobre en
líquidos claros serofibrinosos en los que se demuestre la exis- células y proteínas, que se va opacificando según el tenor de
tencia de gérmenes en los estudios bacteriológicos. En la ac- fibrina.
tualidad se considera también empiema a los líquidos claros El período fibrinopurulento o de colección se desarrolla
que presentan en el examen fisicoquímico un pH < 7,00, en días (3 a 15). Expresa la colección franca del derrame pleural
glucosa en niveles inferiores a la mitad de los hallados simul- donde el componente líquido puede comenzar a reabsorberse,
táneamente en el plasma y una LDH >1000 Ul/t. Empiema es, y aumentan el número de células y las proteínas; aparecen los
por lo tanto, sinónimo de infección pleural. polimorfonucleares y los piocitos; las células mesoteliales se
Etiopatogenia. La pleura responde con la formación de presentan hiperplásicas. Se ubica preferentemente en la región
un derrame líquido frente a los numerosos estados patológi- posteroinferior de la cavidad. La serosa está tapizada por co-
cos que la agreden. La infección pleural reconoce dos grandes pos fibrinopurulentos y necróticos, mientras que en los tejidos
grupos; en uno los gérmenes son inoculados en la misma pleura, subyacentes persisten los fenómenos exudativos iniciales. El
y en el otro proceden de un foco infeccioso distinto, vecino o depósito fibrinoso se hace en forma de falsas membranas aún
a distancia. No se acepta la infección aislada sin mecanismo poco adherentes, fácilmente removibles por métodos mecáni-
desencadenante. Si bien a veces es difícil su categorización, cos. Es la etapa de empiema que va indicando el bloqueo de la
se consideran las siguientes situaciones: infección y el inicio de la fijación del pulmón.
1. Por inoculación directa. En esta variable el germen lle- El período de organización temprana es el que transcurre
ga directamente del exterior en forma brusca a una pleura sana entre la segunda y la sexta a octava semanas. La fibrina se
o afectada por alguna enfermedad no infecciosa (pleuresía deposita en capas seudoestratificadas sucesivas constituyen-
carcinomatosa, etc.); no existe foco infeccioso previo y la in- do lo que se denomina cascara o peel. Los infiltrados son de
fección comienza en la pleura. Comprende: a) los empiemas predominio linfocitario; las células mesoteliales son franca-
postraumáticos (arma blanca, de fuego); b) los iatrogénicos mente hiperplásicas; comienzan progresivamente los fenóme-
(punciones transparietales, biopsias con aguja gruesa, biopsias nos de angiogénesis. La nueva lámina de fibrina evoluciona a
perbronquiales endoscópicas, postoperatorio de cirugía torá- la organización irreversible; se apoya en la pleura mantenien-
cica); c) los espontáneos (ruptura espontánea del esófago). do un plano de clivaje que permite su fácil remoción quirúrgi-
2. Por inoculación indirecta. El compromiso pleural se hace ca. Se intensifica la reabsorción del componente líquido, lo
por contigüidad desde un proceso infeccioso vecino, o si está cual produce adherencias que evolucionan en forma rápida en
más alejado, por vía linfática o hemática. Las etiologías se la vecindad de los focos patológicos pulmonares subcorticales.
detallan en la figura 30-16. Esta reabsorción del derrame facilita la reexpansión parcial
Anatomía patológica. Se deben diferenciar cuatro perío- del pulmón; lo hace a expensas de sus zonas sanas o por las
dos anatomopatológicos que son la base de procedimientos áreas de menor depósito de fibrina, a causa de lo cual la ex-
terapéuticos específicos (Hurtado Hoyo E, 1994): exudativo o pansión puede no ser uniforme generando bolsas interlobulares,
de difusión, fibrinopurulento o de colección, de organización mediastínicas o diafragmáticas. La cascara tiene mayor gro-
temprana y de organización tardía (paquipleuritis fibrosa o sor en la pleura parietal y en la diafragmática que en la visceral.
fibrotórax). Los dos primeros corresponden al período agudo Asimismo, es más gruesa en las zonas más declives. El pul-
de la enfermedad; el de la organización temprana al período món está encapsulado, fijo por la cascara, lo que impide su
subagudo; a partir de allí se entra en la cronicidad (fig. 30-17). reexpansión. La infección queda localizada.

Neumopatías agudas o crónicas


(bacterianas, tuberculosas, mlcóticas)
Obstrucciones bronquiales
(tumores, cuerpos extraños)

Mediastinitis de origen torácico


(cirugía cardiovascular, esofágica)
Mediastinitis de origen cervical
(flemón del piso de la boca)

Osteítis bacteriana, tuberculosa

Por vía linfática


Fig. 30-16. Etiologías de la infección
Por vía flemática pleural por inoculación indirecta.

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30. PLEURA
337

Fig. 30-17. Períodos anatomopatológicos en


el empiema. /, exudativo: //, fibrinopurulento;
///, de organización temprana: IV. de organi-
zación tardía.

El período de organización tardía, de paquipleuritis fibrosa, nes. La tos irritativa seca o pleurítica es muchas veces el único
de cronicidad o de fibrotórax, se desarrolla en meses o años. síntoma local inicial, sobre todo en los empiemas bacilares.
Señala la reacción del organismo ante la cascara, la cual se La tos productiva señala el compromiso del parénquima
comporta como un autoinjerto que el huésped va a incorporar pulmonar; la expectoración puede ser mucosa, purulenta y/o
como tejido definitivo. Se completa la neoformación vascular hemoptoica; la presencia de sangre debe hacer pensar en la
de la cascara. Esta angiogénesis facilita la llegada de los etiología bacilar o en las neumopatías necrotizantes; en otras
fibroblastos, que la invaden en forma progresiva hasta produ- ocasiones revela la comunicación broncopleural con vaciado
cir una esclerosis organizada. Los hechos que acontecen "ha- de la colección pleural a la vía aérea (vómica).
cia adentro" de la pleura, en su cara endocavitaria, están rela- Para poder comprobar signos físicos el derrame debe al-
cionados con la invasión de los fibroblastos, que progresiva- canzar un volumen significativo, de más de 300 mi; las colec-
mente hacen desaparecer el plano de clivaje virtual del perío- ciones menores, al igual que pequeños derrames enquistados
do anterior, transformando a la pleura y la cascara en un solo mediastínicos o intracisurales, pueden no ser detectados. Al
elemento. "Hacia afuera" de la pleura la paquipleuritis reper- inicio de la inflamación pleural, cuando el derrame es escaso,
cute en los músculos vecinos, que se atrofian por pérdida de la es factible auscultar un frote originado por el roce de las
función; se retraen los espacios intercostales y se desvía la rugosidades de ambas pleuras. Al aumentar el derrame se pro-
columna vertebral, y ya no hay plano de clivaje entre la casca- duce su separación, por lo cual el frote deja de auscultarse.
ra y la pleura; todo es un solo cuerpo, por lo que cualquier Con volúmenes mayores se presenta la signología caracterís-
maniobra que se realice en este período implica resecar am- tica: falta de excursión de la base, anulación de las vibracio-
bas. Las bolsas empiemáticas están ubicadas preferentemente nes vocales, matidez percutoria y alejamiento o anulación del
en la región posterobasal, pero puede encontrárselas en cual- murmullo vesicular. En los casos de pioneumotórax la percu-
quier lugar de acuerdo con la etiología. En los empiemas sión señala hipersonoridad.
bacterianos las fístulas pleuropulmonares son poco frecuen- La presencia de un empiema en el curso de una neumopatía
tes. La apertura hacia el exterior a través de la pared torácica, aguda deberá sospecharse: a) ante la persistencia de fiebre más
o empiema de necesidad, es excepcional en los bacterianos, allá de los 7 días de un tratamiento considerado adecuado en
no así en los tuberculosos; constituyen los abscesos fríos de la función de los cultivos (esputo y/o hemocultivos); b) la apari-
pared torácica. ción de un derrame pleural clínico y/o radiológico, y c) la per-
Diagnóstico. Presentación clínica. La forma de inicio del sistencia o aumento del derrame pleural, más aún si éste no ha
empiema es muy variable, según la causa desencadenante, la sido punzado de inicio. En líneas generales, los estafilococos
bacteriología, el grado de respuesta del huésped y la medica- y los bacilos negativos suelen dar cuadros más agudos y más
ción previa. Puede ser aguda, con gran síndrome clínico, o rápidos que otros agentes (neumococos, estreptococos). En
presentarse en forma de lenta evolución (semanas o meses) infecciones por anaerobios el cuadro clínico es más insidioso,
con cuadros clínicos difíciles de interpretar. Los síntomas ge- con un lapso de alrededor de dos semanas entre la iniciación
nerales son: fiebre, escalofríos, sudoración, taquicardia, ina- de los síntomas y la consulta; no suelen presentar escalofríos;
petencia, deshidratación y oliguria; la comprobación de sig- la temperatura se eleva en forma más lenta y progresiva du-
nos de falla en algún órgano, como por ejemplo la ictericia, rante este período.
define la gravedad clínica. Cuando una infección de la cabeza, y más frecuentemente
Los síntomas pleurales propios son el dolor y la tos seca. del cuello (focos periodónticos, amigdalinos, retrofaríngeos,
El dolor responde a la irritación de los nervios intercostales piso de la boca, heridas de cuello), evoluciona en forma tórpida
por la congestión y edema de la pleura parietal. Se presenta existen altas posibilidades de que estén progresando por vía
como puntada de costado difusa en la base del tórax, que au- descendente al mediastino y/o la pleura. La mortalidad de es-
menta con los movimientos respiratorios, o puede estar locali- tos procesos sin una cirugía adecuada y oportuna oscila entre
zado en un punto fijo y exacerbarse a la palpación suave; des- un 70 y un 90%. (done by 007)
aparece espontáneamente en pocos días o con analgésicos co- En el caso de los piotórax secundarios a otras mediastinitis
munes; puede irradiar hacia el hombro o hacia el abdomen las características clínicas dependerán de su origen. Las rup-
superior en el epigastrio y/o los hipocondrios, dominando el turas esofágicas son cuadros dramáticos con alta mortalidad;
cuadro clínico y simulando cuadros agudos de dichas regio- por lo general el empiema es bilateral, de volumen moderado

1
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338 SECCIÓN V. TÓRAX

a grande y con líquido fétido que puede mostrar restos ali- quidos infectados, por alteración del metabolismo de la glucosa,
menticios que corroboran la sospecha. cuya degradación produce lactatos y C0 2 , se detecta una
El empiema secundario a colecciones abdominales consti- acidosis que no es patognomónica. Esto hace que se recurra a
tuye una de las causas frecuentes de fiebre persistente en el otras determinaciones que sugieren el empiema: pH < 7,20,
postoperatorio mediato de una cirugía abdominal. Por tal mo- dehidrogenasa láctica mayor de 1000 UI/l, recuento leucoci-
tivo, el estudio inicial de estos pacientes debe incluir siempre tario superior a 30.000/mm3, glucosa en niveles de menos de
una radiografía de tórax para evaluar tanto el espacio subfrénico la mitad de los hallados simultáneamente en plasma y ácido
como el supradiafragmático. En general, con una evacuación láctico por encima de 45 mg/ml.
temprana la mortalidad es baja. La citología adquiere importancia cuando en el examen
Estudios complementarios. Radiología simple y otros bacteriológico no se encuentra el germen. La presencia de
métodos por imágenes. Las diferentes técnicas actuales per- polimorfonucleares alterados orienta hacia la infección común;
miten, en la mayoría de los casos, el diagnóstico de las distin- los linfocitos, si el porcentaje es mayor del 50 %, sugieren
tas características anatómicas del derrame, precisar el estadio una tuberculosis. La presencia de eosinófilos abundantes se
evolutivo anatomopatológico y determinar el foco que le da observa en los exudados de pleuresías virósicas y en las para-
origen; no pueden diferenciar entre los distintos tipos de de- neumónicas, indicando buen pronóstico. Un líquido hemorrá-
rrame y un empiema. gico uniforme orienta a derrames neoplásicos o traumáticos o
La radiología del derrame pleural muestra una opacidad a un infarto pulmonar con gérmenes necrotizantes.
difusa y homogénea que borra la imagen pulmonar y oculta el Biopsia pleural En el caso de todos los líquidos claros o
diafragma y el mediastino. La imagen pleural presenta una serohemáticos se impone realizar una biopsia de pleura con
línea superior cóncava (línea de Damoiseau) que se ubica de aguja y remitir el material a bacteriología (directo y cultivo) y
acuerdo con la magnitud del empiema. La presencia de aire a anatomía patológica para citología e histología. La biopsia
transforma a la imagen en una línea recta horizontal que mar- se realiza mediante agujas gruesas tipo Cope o Abrams (véase
ca la interfase líquido-aire característica de los pioneumotórax. Derrame pleural).
Cuando el líquido está tabicado adopta formas disímiles, con Broncofibroscopia. Puede poner al descubierto un cáncer
límites netos y ubicación anárquica. de pulmón, un tumor benigno o algún cuerpo extraño. La
El par simple radiológico en inspiración profunda es im- biopsia directa, el cepillado bronquial, la biopsia perbronquial,
prescindible. El buen uso de las radiografías penetradas, las el lavado bronquial y el lavado bronquioalveolar con cepillo
oblicuas, la tomografía convencional de frente y perfil, el protegido, seguidos del estudio del material recogido, pueden
neumoperitoneo, la ingesta de bebidas gaseosas o de bicarbo- definir el diagnóstico. Este estudio debe ser realizado en for-
nato para el relleno gástrico facilitan el diagnóstico topográfico. ma sistemática en pacientes drenados que no tienen tendencia
El complemento de la ultrasonografía y de la tomografía com- a la reexpansión, para valorar la permeabilidad de la vía aérea
putada ratifica la sospecha clínica, precisando los detalles del y remover secreciones espesas. También se impone ante cual-
espesor de la cascara pleural y sus loculaciones; son muy úti- quier planteo de cirugía mayor (decorticaciones, resecciones
les en derrames atípicos, como el mediastínico y el diafrag- pulmonares, toracoplastias).
mático. La resonancia magnética no suele aportar más datos. Examen funcional respiratorio. La determinación de ga-
El diagnóstico diferencial más importante en algunos ca- ses en sangre arterial adquiere relevancia en los momentos
sos es el absceso de pulmón, que en general se presenta como críticos de la enfermedad, al valorar el grado de insuficiencia
una opacidad redondeada, de bordes irregulares, cuyo ángulo respiratoria. La espirometría o examen funcional respiratorio
de apoyo a la pared torácica es agudo. (basal y con broncodilatadores) determina la incapacidad
Punción pleural con aguja fina. La punción pleural explo- ventilatoria (leve, moderada o grave). El centellograma de
radora es el examen que hará el diagnóstico de certeza. El as- ventilación/perfusión se indica cuando se asocian lesiones
pecto del líquido es variable. La presencia de pus franco, es- parenquimatosas que plantean la posibilidad de una resección.
peso y cremoso establece el diagnóstico de empiema; cuando Formas clínicas. De acuerdo con la gravedad, el empiema
es maloliente orienta hacia infección anaerobia o por se clasifica en leve, moderado y grave (Hurtado Hoyo E, 1994).
enterobacterias. Cuando es serohemático puede sugerir una Leve. Pacientes con enfermedad localizada en el hemitórax
infección necrotizante o bien una tuberculosis. Si es franca- afectado sin repercusión general toxoinfecciosa ni taras aso-
mente hemático debe pensarse en la etiología traumática, en ciadas. Este grupo comprende los empiemas bacterianos agu-
el hemotórax espontáneo o en errores de técnica. Si es citrino, dos que se controlan con tratamiento antibiótico, y los
poco espeso, puede corresponder a la fase inicial de la infec- empiemas crónicos tuberculosos controlados por antibióticos
ción. específicos. Pronóstico favorable.
El examen bacteriológico es el tiempo esencial del estu- Moderado. Pacientes con repercusión general importante
dio: debe hacerse antes de la administración de antibióticos. que responden a la terapéutica instalada, sin sepsis o con sepsis
La recolección y el transporte contemplan el estudio de incipiente de fácil control, y/o con incapacidad ventilatoria de
anaerobios: la técnica asocia un examen directo luego de la moderada a grave, y/o taras asociadas importantes y/o con foco
coloración de Gram y de Ziehl (para BAAR) y cultivo. El extratorácico controlable. Alta morbilidad, baja mortalidad.
antibiograma debe ser solicitado en todos los casos. Grave. Pacientes con repercusión toxoinfecciosa general
En el estudio fisicoquímico el líquido pleural es compati- severa; con síndrome hiperdinámico evolutivo de sepsis y/o
ble con empiema cuando es microscópicamente purulento o falla de órganos y sistemas y/o insuficiencia respiratoria de-
cuando en el examen directo mediante tinción de Gram se pendiente del parénquima pulmonar (frecuencia respiratoria
observan bacterias. Pero en las etapas iniciales de la infección mayor de 35 por minuto, p0 2 < 70 mmHg, pC0 2 > 55 mmHg,
pleural no es fácil diferenciar los simples derrames que acom- lesiones bilaterales severas) y/o desnutrición marcada
pañan a una neumopatía aguda que no evolucionan al empiema (albuminemia menor de 2,5 g/1) y/o infección causada por flo-
de aquellos que sí lo harán. El problema práctico frente a un ra virulenta y/o trastornos del sensorio. Alta mortalidad.
líquido claro es reconocer una pleuresía bacteriana; en los lí- Historia natural. Puede ocurrir lo siguiente:

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30. PLEURA

1. Curación. Puede ser bacteriológica, anatómica y fun- por perforación esofágica, abscesos subfrénicos o esplénicos
cional o simplemente bacteriológica con graves secuelas ana- secundarios a peritonitis o a abscesos hepáticos o esplénicos,
anatómicas y funcionales. El tratamiento médico por sí solo o con etc. Influye en estos cuadros el uso reiterado de maniobras
punciones reiteradas o drenaje pleural puede lograr la cura- diagnósticas o terapéuticas invasivas, como punciones,
ción con restitución completa de la mayor parte de los cateterismos endovenosos, sondeos vesicales, cirugía, etc., y
empiemas bacterianos tratados oportunamente. La mejoría clí- la mala higiene de los enfermos internados. A todas estas si-
nica es inmediata, el dolor y la curva térmica se controlan dentro tuaciones se agrega el empleo prolongado de antibióticos con
de los tres días; la tendencia del derrame es a reabsorberse o al alteración de la flora propia del organismo. La sobreinfección
agotamiento del caudal entre los 8 y 10 días. por gérmenes oportunistas, a menudo una candidiasis, es siem-
2. Cronificación. Las pleuresías purulentas no tienen ten- pre una eventualidad.
dencia espontánea a la reabsorción y a la curación. El retardo Tratamiento. Los objetivos son lograr la curación: a)
diagnóstico o un tratamiento inadecuado o tardío condiciona bacteriológica, tanto general como local; b) anatómica, por lo
una evolución desfavorable. El pasaje a la cronicidad (des- que debe desaparecer la cavidad empiemática, ya sea por la
pués de la sexta a octava semana) es cada vez menos frecuen- reexpansión pulmonar o por algún procedimiento plástico; c)
te; se lo observa todavía en aquellas pleuresías tuberculosas funcional respiratoria, ideal para cada enfermo de acuerdo con
en las cuales está contraindicado un procedimiento quirúrgico el estado previo y las lesiones pulmonares asociadas, y d) con-
mayor oportuno. seguir la rehabilitación psicofísica y social. El tratamiento tiene
Clínicamente se aprecia un enfermo con regresión franca un enfoque multidisciplinario.
de la sintomatología infecciosa alternando con episodios de Las medidas terapéuticas se dividen en médicas y quirúr-
recrudescencia. Persisten la tos y la expectoración mucopuru- gicas. La prioridad depende de la etiología del empiema y so-
lenta, a veces hemoptoica. Esta alternancia de la sintomatología bre todo del momento evolutivo clínico anatomopatológico
señala la retención purulenta. Se constituye una bolsa en que se hace la consulta. En las etapas iniciales muchas ve-
empiemática mal comunicada con el exterior, sea por la fístula ces se superponen las maniobras diagnósticas con las terapéu-
pleuropulmonar espontánea o por mala ubicación del drenaje, ticas; es más, algunos métodos diagnósticos invasivos, como
o bien por una fístula broncopleurocutánea inagotable. la punción diagnóstica, deben ser aprovechados para iniciar la
3. Intercurrencias evolutivas. Se engloban con esta deno- terapéutica.
minación los cambios clínicos bruscos, factibles de observar El tratamiento médico precede, acompaña y continúa al
durante la evolución de un empiema, aun con tratamiento ade- tratamiento quirúrgico. Comprende la antibioticoterapia y las
cuado. Son cuadros que indican progresión anatómica de la medidas generales. Una vez extraído el material por punción
enfermedad infecciosa con compromiso de elementos nobles se inicia el tratamiento antibiótico empírico; de ser posible se
torácicos. Pueden constituir formas clínicas con riesgo inme- realizará a la brevedad el examen directo para orientar con
diato de muerte si no se efectúan en forma rápida las manio- mayor precisión la terapia. Las medidas de orden general se
bras estabilizadoras correspondientes con el criterio de "salva- planifican con el fin de contrarrestar las enfermedades asocia-
taje". Se destacan (Braceo A, 1960): das o predisponentes mediante los tratamientos específicos para
a) El síndrome de compresión endotorácica sobreagudo se cada una de ellas. Adquieren un protagonismo especial el equi-
desencadena por perforación hacia la pleura de los micro- librio proteico y metabólico junto con las medidas kinésicas
abscesos o macroabscesos pulmonares con mecanismo destinadas a la recuperación de la masa muscular perdida du-
valvulado, que provocan un piotórax asfíctico capaz de llevar rante el catabolismo infeccioso,
a la muerte en pocos minutos. En los lactantes se originan por Tratamiento quirúrgico. Las maniobras están dirigidas a
el estallido de los neumonoceles hipertensivos secundarios a evacuar el pus. conseguir la reexpansión pulmonar, eliminar
neumopatías agudas. También se observa en los tuberculosos la cavidad residual y en casos particulares, tratar el foco ori-
por la perforación de cavernas de evolución necrotizante rápi- ginal de origen torácico o extratorácico. Cuanto más tempra-
da y en los quistes hidatídicos hepáticos de evolución torácica, no es el procedimiento quirúrgico, mejores son los resultados
infectados, evacuados en la pieura, pero con lesión pulmonar con maniobras mínimas.
periférica que permite la entrada del aire con mecanismo Punciones pleurales. La mayoría de los autores acepta que
valvular. los derrames paraneumónicos no complicados y los empiemas
b) El síndrome de descompresión endotorácica sobreagudo con líquidos claros y pH > 7,20 pueden ser manejados exclu-
se origina por la inundación rápida de la vía aérea ante una sivamente con tratamiento médico y punciones.
vómica pleural de gran volumen hacia el árbol bronquial. Re- Drenaje pleural. Las indicaciones absolutas en los perío-
conoce una comunicación de diámetro grande. El enfermo no dos de difusión y colección son las siguientes: a) empiemas
alcanza a expectorarla; a la vez genera broncoespasmo que con pus franco, espeso y grumoso; b) síndrome de compre-
agrava más la dificultad de la hematosis. Esta situación es crí- sión endotorácica severo; c) pioneumotórax; d) empiemas con
tica en enfermos con lesiones crónicas bronquiales y en pa- síndrome de sepsis en evolución; e) empiemas bilaterales si-
cientes neurológicos en los que el reflejo tusígeno está franca- multáneos; f) presencia de foco extratorácico, y g) empiema
mente disminuido. posneumonectomía con o sin fístula bronquial. Es el método
4. Sepsis. Comprende los cuadros anatomoclínicos en los que ofrece, como maniobra única de riesgo ínfimo, el mayor
que existe progresión de la enfermedad a nivel sistémico por número de curaciones bacteriológicas, anatómicas y funcio-
falta de defensas o por su agotamiento frente a la agresión de nales (50 %). En los casos con pulmón subyacente sano, la
las bacterias, hongos y/o virus, o generada por la acción de tendencia a la reexpansión pulmonar es rápida, agotándose el
sus toxinas. En estos casos el empiema es en general una com- débito entre 7 y 10 días.
plicación evolutiva de una enfermedad subyacente grave: Decorticación pulmonar. Consiste en la remoción de la
neumonitis necrotizantes, abscesos pulmonares, necrosis de cáscara o "peel" del período de organización temprana con el
lesiones tuberculosas con formación de cavernas de evolución objetivo de permitir la reexpansión pulmonar. Sin embargo.
rápida, mediastinitis de tránsito a partir de focos cervicales o distintos autores utilizan la misma terminología ante manió-

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340 SECCIÓN V TÓRAX

bras realizadas en otros períodos anatomopatológicos, por lo sible y con vía aérea permeable; 5) estado nutricional bueno;
que deben considerarse la decorticación precoz, la típica v la 6) sin fallas orgánicas o de sistemas; 7) sin contraindicación
tardía (fig. 30-18). de anestesia general. En la actualidad está indicado realizar la
La decorticación temprana o precoz es la que se indica en decorticación precoz por cirugía videoendoscópica, tanto en
el período de colección o fibrinopurulento, cuando "el pus es adultos como en niños.
muy denso y cuesta retirarlo con una aguja, con lo que evita La decorticación típica, clásica o verdadera es la que se
que se forme la corteza". Se practica para efectuar la limpieza practica en el período de organización temprana. Consiste en
pleural, toilette o desbridamiento. Con este procedimiento se efectuar la exéresis de la cascara lo más completa posible, tanto
consigue controlar el empiema y la reexpansión pulmonar. de la pleura viscera] como de la parietal, incluida la diafrag-
También se la denomina "toracotomía temprana, porque no mática. Permite eliminar la bolsa empiemática, liberar el pul-
es. en esencia, una verdadera decorticación. Se utiliza una món, facilitar el juego intercostal, restablecer la cinética
toracotomía pequeña-mediana, de 10 a 12 cm, que se ubica en diafragmática y restaurar la estática vertebral. La vía aérea
la región lateral o axilar, la cual puede ser oblicua o vertical; debe estar permeable (comprobación por broncofibroscopia),
mediante ella se remueven todos los detritos bajo visión di- descartando estenosis y acodaduras bronquiales o la presencia
recta. unificándose las cámaras si hubiese tabicamiento. Las de tapones mucosos espesos; el pulmón debe conservar su elas-
críticas al método son pocas: la más importante se refiere al ticidad, y confirmarse que el foco pulmonar está controlado o
hecho de realizar una maniobra mayor que el drenaje en for- que las lesiones pulmonares subyacentes no sean relevantes
ma demasiado precoz que no permita aún definir la evolución (tomografía axial computada). La vía de abordaje tradicional
factible del foco parenquimatoso, y/o efectuarla en pacientes es la toracotomía axilar vertical amplia, variante III, o inferior
en los que el drenaje simple podría lograr los mismos benefi- (Hurtado Hoyo E, 1984). En la actualidad se utiliza la cirugía
cios Para indicar una "decorticación primaria precoz" (Bracco endoscópica asistida por vídeo.
A. 1972) se deben cumplir los siguientes requisitos: 1) estar La decorticación tardía o paquipleurectomía es la manio-
cursándose el período de colección; 2) pus espeso con o sin la bra que se realiza luego de la sexta a octava semana, a veces
presencia de tabicamiento; 3) ausencia de fístula pleuropul- meses o aflos después. Corresponde al período evolutivo de
monar (abscesos, neumotorax); 4) pulmón subyacente reexpan- cronicidad o de organización tardía. Se practica por toracotomía
axilar vertical amplia. Se puede avanzar sólo por el plano
extrapleural, por lo que se considera más correcto el término
de paquipleurectomía. Son empiemas crómeos, fibrosos, en
relación con abscesos pulmonares crónicos, con o sin fístulas
parenquimatosas.
Toracotomía amplia. Se plantea en las mediastinitis y en
procesos subdiafragmáticos; en las primeras la indicación es
de urgencia absoluta, generalmente en períodos iniciales de la
infección, por la necesidad de desbridar el mediastino ante gér-
menes necrotizantes secundarios a flemones del piso de la boca,
periamigdalinos, perifaríngeos, etc. El pus no se colecciona
como en el absceso formando cavidades, sino que es un ha-
llazgo al incidir o punzar la zona afectada; se trata más bien de
un exudado purulento con gran componente necrótico, y no se
llega a la formación de un absceso porque los mecanismos
locales y generales no logran circunscribir la infección: a par-
tir del mediastino se comprometen una o ambas pleuras, y a
veces el pericardio. Otra indicación de toracotomía amplia
inmediata es la perforación espontánea o instrumental del esó-
fago. La patología subdiafragmática suele corresponder a quis-
tes hidatídicos hepáticos de evolución torácica; luego del con-
trol agudo con drenaje bipolar se efectúa a través de una
toracofrenotomía, por vía axilar, el tratamiento de la enferme-
dad hepática y de la secuela pleural.
Ventana pleurocutánea. La técnica consiste en realizar un
orificio en la pared torácica que comunique la pleura al exte-
rior, constituyendo una pleurostomía o toracostomía. Puesto
que la ostomía, para que cumpla con su objetivo, debe permi-
tir el libre drenaje de la secreción de la cavidad del empiema,
se la ubica en el punto más declive de la bolsa empiemática.
Para realizarla se requiere un cierto grado de aposición de
fibrina en la pleura mediastínica con la visceral según el caso,
por lo que se practica a partir de la etapa de colección avanza-
da. La indicación de efectuar una ventana surge de la contra-
indicación temporaria o definitiva de otros actos quirúrgicos
más definidos para lograr la reexpansión pulmonar o para el
Fig. 30-18. Decorticación pleura). El primer círculo corresponde a una relleno de una cavidad residual poscirugía de resección. La
decorticación precoz, el segundo a una decorticación típica y el tercero a ventana pleurocutánea evita tubos prolongados. La mortali-
una decorticación tardía. Las diferencias se detallan en el texto. dad del procedimiento es nula (fig. 30-19).

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30. PLEURA 341

Toracoplastias. Fueron desarrolladas para controlar la en-


fermedad tísica pulmonar ante la falta de otros recursos; en la
actualidad se la propone esporádicamente para reducir una
cavidad pleural residual poscirugía, o para adecuar la caja to-
rácica cuando se evalúa que el lóbulo remanente postresección
no va a ocupar todo el hemitórax; más excepcionalmente se la
plantea frente a cavernas detergidas o a cavernas activas
polirresistentes sin posibilidad funcional de resección. El nú-
mero de costillas por resecar es variable y depende de la loca-
lización y el volumen de la cavidad a tratarse. Se acepta en
general que se deben resecar dos costillas más del límite infe-
rior de la cavidad. La mayoría de las lesiones necesitan la
exéresis de 6 a 7 costillas (fig. 30-20).
Otros métodos de obliteración de la cavidad residual. Se
plantean en períodos muy crónicos, por el fracaso de otros
métodos o por la imposibilidad de realizarlos. Una indicación
importante es en las cavidades empiemáticas postresección
pulmonar con fístulas broncopleurales (bronquio fuente,
bronquio lobular) con el objetivo de lograr su cierre. La
mioplastia pediculada se efectúa a expensas de uno o varios
músculos de la pared torácica.
Los colgajos se hacen del dorsal ancho, de los pectorales
mayores y menores, y del serrato mayor. También se ha utili-
zado el epiplón mayor (fig. 30-21).
Pronóstico. El tratamiento precoz en la etapa aguda (pe-
ríodos de difusión y de colección) con drenaje pleural y
antibioticoterapia racional logra la curación en la mayoría de
los casos. Cuando no hay expansión completa deben utilizarse
las maniobras quirúrgicas específicas (decorticación, venta-
na, etc.), con lo cual en otros pacientes se obtiene la curación Fig. 30-19. Ventana pleurocutánea. Se observa la resección de pared torácica
necesaria para la ostomía, que debe ubicarse en el sitio más declive.
bacteriológica, anatómica y funcional.
Sin embargo, el empiema pleural sigue siendo una enfer-
medad grave. Los índices de mortalidad presentados en las
series de la última década varían ostensiblemente de una a prolongada o por la intervención, y la virulencia de los gérme-
otra, oscilando entre un 3,5 y un 35 %. La comparación se nes de estas infecciones en las que predominan los gramne-
hace difícil por lo heterogéneo de los pacientes, aun de las gativos (Pseudomonas, E. coli, Klebsiella, Enterobacter) y el
mismas series. Los distintos autores coinciden en que la mor- Staphylococcus aureus. Entre los factores de mal pronóstico
talidad está más ligada al factor "terreno", que no facilita el se consideran la edad mayor de 70 años, la presencia de una
control de la enfermedad. Las cifras más bajas de las series neoplasia subyacente y las taras asociadas, como el alcoholis-
corresponden a infecciones extrahospitalarias. Los empiemas mo, diabetes, bronconeumopatías crónicas y lesiones orgáni-
adquiridos en el medio institucional, en especial los postopera- cas neurológicas. renales o cardíacas. La muerte sobreviene
torios, presentan cifras entre un 20 y un 35 %. La causa de esta por toxemia. insuficiencia cardiovascular, accidentes durante
mortalidad no es única y juega un papel la enfermedad prima- la vómica o la pleurotomía. tromboembolismo pulmonar,
ria, la alteración del estado general motivada por la internación progresión de la infección o hemorragias intercurrentes.

Fig. 30-20. Toracoplastia clásica (vista late-


ral y anterior). Exéresis de la primera a la sexta
costilla.

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342 SECCIÓN V. TÓRAX

de los casos, y la pericárdica apenas alcanza el 1 % sobre el


total de estos tumores.
Los mesoteliomas pleurales pueden subdividirse de acuer-
do con diversos criterios: según su extensión se ios denomina
localizados o difusos; según su comportamiento biológico,
benignos o malignos. Existe otra clasificación, histológica, que
se detallará más adelante.
Epidemiología. La incidencia global del mesotelioma es
de 1 por cada 4000 autopsias realizadas en pacientes oncológi-
cos. En los Estados Unidos se informa anualmente un prome-
dio de 2000 a 3000 nuevos casos de mesoteliomas.
La forma benigna, generalmente localizada, tiene su pico
de incidencia promediando los 52 años de edad, con una rela-
ción entre mujeres y varones de 2 a 1. Suele ocurrir en indivi-
duos sin antecedentes de contacto conocido con tabaco y/o
fibras de asbestos.
La forma maligna, usualmente difusa, se manifiesta cerca-
na a los 55 años, con una prevalencia femenina de 5 a 1. En
este tipo de mesoteliomas existe una relación directa con la
exposición a fibras de asbestos y el hábito de fumar. Final-
mente, cabe destacar que los mesoteliomas malignos prevale-
cen 10 a 1 sobre los benignos.
Etiopatogenia. Es reconocida la importancia del asbesto
como factor ambiental desencadenante en la génesis de este
tipo de tumores. Publicaciones de las últimas décadas mues-
tran, para poblaciones expuestas temporaria o permanentemen-
te a fibras de asbestos, una incidencia entre el 23 y el 50 % de
muertes por mesotelioma sobre el total de pacientes onco-
lógicos (Kotela I, 1994). La crocidolita y la tremolita son los
Fig. 30-21. El esquema representa un colgajo miocutáneo pediculado pos- tipos de fibras mayormente asociados a la aparición de un
terior de dorsal ancho y un colgajo pediculado anterior de pectoral mayor. mesotelioma maligno. El asbesto suele ocasionar una reacción
Arriba se muestra cómo se introducen en la cavidad a la que van a obliterar. fibrótica tanto a nivel del parénquima pulmonar como de la
superficie pleural y es en este ambiente de cambios inflama-
torios crónicos que se favorece el crecimiento celular irregu-
lar que precede a la aparición del mesotelioma propiamente
BIBLIOGRAFÍA dicho. La presencia local de cítoquinas y sustancias inmuno-
supresoras, como el óxido nítrico, puede contribuir a tales fi-
Braceo A: Tórax agudo quirúrgico. Rev. Argent. Cirug. 1:33, 1960. nes. La exposición a fibras de asbestos puede anteceder en 2 a
Braceo A: Supuraciones Torácicas. Panamericana, Buenos Aires, 4 décadas a la manifestación clínica de la enfermedad, y no
1972. sólo compromete a personas en contacto directo con la sustan-
Clagett OT and Geraci JE: A procedure for the management of cia (por ej., mineros), sino también a individuos de su entor-
postneumonectomy empyema. J. Thorac. Cardiovasc. Surg. 45: no, ya sea familiares o habitantes vecinos a zonas fabriles.
141-145,1963.
Hurtado Hoyo E: Toracotomías Axilares. Sánchez Témelo. Buenos
Se han informado casos excepcionales en los cuales la apa-
Aires, 1984. rición de un mesotelioma pleural ocurre tras la utilización de
Hurtado Hoyo E.: Empiema pleural. Relato oficial del Congreso Ar- terapia radiante, sola o asociada a quimioterapia, en ocasión
gentino de Cirugía Torácica, 1994. del tratamiento de la enfermedad de Hodgkin. Si bien se ha
documentado la presencia de un mesotelioma pleural maligno
como enfermedad marcadora en pacientes portadores del
TUMORES PLEURALES PRIMITIVOS síndrome de inmunodeficiencia adquirida, aún no se ha esta-
blecido en forma clara un nexo entre ambas patologías (Behling
Eduardo N. Saad C, 1993).
Anatomía patológica. Aspectos macroscópicos. La pre-
Definición. La pleura consta de una estructura básica con sentación del mesotelioma ocurre con dos variantes, acorde
dos componentes: una hoja de estirpe endotelial y otra con su extensión: localizado o difuso.
conjuntiva subyacente. De este concepto surge la antigua de- El mesotelioma localizado resulta generalmente benigno,
nominación de endotelioma y sarcoma pleural, respectivamente con un crecimiento bien circunscripto y sin invasión en pro-
(Bloch, 1905;. Esta definición fue revisada tras las publica- fundidad; se desarrolla a expensas de la hoja visceral de la
ciones de Maximoff, quien demostró, a través del cultivo de pleura, es pediculado y crece libremente hacia la cavidad. Se
tejidos, el origen mesotelial común de ambos constituyentes sitúa en la región cisural y predomina en los segmentos infe-
pleurales, experiencia que sirvió de base para designar actual- riores. Su dimensión varia desde nodulos de 1 cm hasta gran-
mente como mesoteliomas a los tumores pleurales primitivos. des masas que ocupan la totalidad del hemitórax, pero siem-
Se han descripto distintas localizaciones para el desarrollo pre confinados a la superficie pleural, sin invasión del parén-
de mesoteliomas, pero la pleura es el sitio de presentación por quima pulmonar o de la pared torácica. La cápsula es fibrosa,
excelencia (96 %); la localización peritoneal ocurre en el 3 % lisa y brillante, y al corte suele presentar zonas de menor den-

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30. PLEURA 343

sidad correspondientes a degeneración quística del tumor, ocu- pontánea de un factor insulinosímil (IGF II). Se ha descripto
padas por un fluido claro o serohemático. El derrame pleural como excepcional la presentación de un síndrome de vena cava
se asocia en 5 a 10 % de los casos y es seroso. La presencia de superior (Gómez Huelgas. 1994), secundario a la compresión
hemorragia o de necrosis intratumoral, exagerada vasculari- intracavitaria, generado por un tumor benigno de grandes di-
zación, superficie capsular de bordes erosionados, derrame mensiones. Más infrecuentes aún son la aparición de adeno-
serohemorrágico abundante y/o una base de implantación an- patías axilares metastáticas y la paniculítis mesentérica, reac-
cha debe hacer sospechar una etiología maligna, de aparición ción inflamatoria con necrosis de la grasa retroperitoneal como
excepcional en las formas localizadas. extensión del fenómeno inflamatorio pleural (Harris Randall
El mesotelioma difuso, de comportamiento maligno, afec- J, 1994).
ta por igual la hoja parietal y visceral de la pleura y más fre- Las variantes malignas no escapan a la regla de sintoma-
cuentemente a ambas. La extensión es variable, pudiendo lle- tología inespecífica. Se presentan en adultos promediando la
gar a encapsular a! pulmón en forma de coraza inextensible. sexta década de la vida, como un proceso seudoinflamatorio
El espesor de esta capa puede variar de milímetros a varios de origen pleural. La principal manifestación clínica es una
centímetros. Su superficie interna es lisa y la externa está cu- tos seca asociada a dolor torácico permanente y disnea pro-
bierta casi en su totalidad por masas nodulares o polipoideas gresiva, con un deterioro del estado general lento y tardío. La
que, sumadas ai derrame hemorrágico tabicado, presente en matidez a la percusión y la disminución de ia ventilación en el
un 20 a un 35 % de los casos, determina la formación de cavi- hemitórax comprometido son manifestaciones atribuibles al
dades de volumen variable en el espacio pleural. El compro- derrame, que ocurre en la mayoría de los mesoteliomas malig-
miso del parénquima pulmonar y del bronquio homolateral es nos. Por extensión local pueden presentarse cambios de ia voz
habitual. La diseminación ocurre con la siguiente frecuencia: (voz bitonal). Los síntomas osteoarticulares son raros y. como
a ganglios traqueobronquiales 96 %, a pleura contralateral forma clínica extraordinaria, la bibliografía registra casos de
75 %, y a pericardio 33 %. taponamiento cardíaco secundario al derrame pericárdico por
Aspectos microscópicos. Los mesoteliomas se clasifican invasión tumoral. Las metástasis a distancia son raras (pul-
de acuerdo con el tejido predominante (Robins SL, 1987) en: monar central, suprarrenal, renal y óseas) e indicadoras de mala
1) tipo conjuntivo (fibromatoso-sarcomatoso); 2) tipo epitelial evolución.
(tubular-papilar) y 3) tipo mixto. Estudios complementarios. Laboratorio. Las determina-
Variedad conjuntiva: Los fibromatosos son ricos en ele- ciones habituales de laboratorio resultan de escasa utilidad en
mentos fusiformes, con células elongadas entrelazadas por fi- el diagnóstico del mesotelioma. Caídas bruscas del hematócrito
bras de colágeno denso, vasos bien diferenciados, rodeados y aumento del recuento de glóbulos blancos suelen ocurrir en
de tejido conectivo adulto, y mitosis de aparición excepcio- ocasión de complicaciones propias del tumor, como necrosis,
nal; los sarcomatosos cuentan con elementos fibroblásticos, sobreinfección o sangrado. La eritrosedimentación suele ser
reticulares y gigantocelulares (macrofágicos), caracterizándose elevada como resultado del proceso inflamatorio pleural de
por una rica red vascular sin. pared propia y por un alto índice base. Son numerosos los trabajos científicos que intentan aso-
de mitosis. ciar modificaciones humorales con la posibilidad real de de-
Variedad epitelial: son menos frecuentes y consisten en sarrollo y posterior evolución de un mesotelioma. Estudios
un eje conectivo rodeado de una o varias capas de células cú- retrospectivos demuestran una correlación del 35 % entre el
bicas (papilares) o bien aplanadas y dispuestas en haces úni- diagnóstico de mesotelioma pleural y la elevación de ia con-
cos limitando cavidades irregulares (tubular o glanduiiforme). centración de cuerpos de asbestos (superior a 1 por mi de flui-
Esta última variedad resulta prácticamente indiferenciable de do de lavado bronquial o bien mayor de 1000 por gramo de
un adenocarcinoma pulmonar. tejido pulmonar seco). Valores de mucopolisacáridos por en-
Variedad mixta: contiene elementos tanto epiteliales como cima de 120 mcg/ml. así como un dosaje de h.ialuronidasa
conjuntivos. Cabe destacar que todos los aspectos histológicos mayor de 100 mg/l en el derrame pleural sor: altamente sos-
considerados como característicos de un tumor pleural primi- pechosos de mesoteliomas: estas dosificaciones poseen una
tivo pueden ser encontrados en tumores metastáticos, razón sensibilidad aproximada al 70%,. si bien existe un amplio nú-
por la cual el diagnóstico de mesotelioma por citología, o a mero de falsos positivos.
partir de una pieza de biopsia aislada, resulta conflictivo. Métodos por imágenes. La radiología convencional suele
Diagnóstico. Presentación clínica. Las manifestaciones ser el mecanismo más sencillo para la detección temprana de
clínicas escasas e inespecíficas del mesotelioma son respon- estos tumores. En la radiografía simple de tórax pueden iden-
sables del habitual diagnóstico tardío y el mal pronóstico evo- tificarse distintos tipos de lesiones. La presencia de una lesión
lutivo. Para la variante benigna, del 35 al 55 % de los pacien- nodular única, de superficie nítida, lisa o lobulada, de densi-
tes se encuentran asintomáticos en el momento del diagnósti- dad homogénea, con topografía visceral, circunscripta a un
co (hallazgo radiográfico casual) o bien presentan una serie segmento inferior o cisura, con calcificaciones, sin signos de
de síntomas comunes que pueden hacer sospechar la etiología invasión y con derrame pleural ausente o bien de escasa canti-
pleural. Estos son dolor de tipo pleurítico, tos seca, astenia, dad, orienta a la naturaleza benigna del proceso. El diagnósti-
adelgazamiento progresivo y manifestaciones de neumonitis. co diferencial se plantea con patología torácica de similar pre-
En ocasiones el paciente refiere una sensación de peso en el sentación (tuberculosis pleural, carcinoma o metástasis solita-
hemitórax comprometido, cuya localización se modifica con ria). En el caso del mesotelioma maligno, difuso, se observa
la inspiración profunda y que genera un dolor que aumenta un derrame en el 85 al 90 % de los casos, sumado a un
con el decúbito; esto ocurre en aquellos tumores de dimensión engrosamiento pleural extenso e irregular y a una retracción
media y con pedículo largo. En el 20 % de los casos se agre- pulmonar de grado variable; las calcificaciones son raras y la
gan manifestaciones extrapleurales como la osteoartropatía superficie pleural se encuentra despulida, y con bordes
hipertrófica, caracterizada por dolor constante en las extremi- anfractuosos. En ocasiones se observa un pulmón totalmente
dades, y episodios de hipoglucemia en pacientes sin enferme- colapsado, con opacidad completa del hemitórax comprome-
dad endocrina previa, atribuibles a la secreción tumoral es- tido. El agrandamiento de la silueta cardíaca debe suponer la

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344 SECCIÓN V. TÓRAX

invasión pericárdica, así como el ensanchamiento mediastínico, En el caso particular del mesotelioma maligno, difuso y de
el compromiso ganglionar metastático. diagnóstico tardío, el tratamiento resulta simplemente paliati-
La ecografía pleural resulta de singular sensibilidad en el vo.
diagnóstico de derrame pleural, engrosamiento de la pleura La cirugía (videotoracoscópica o convencional) se limita
parietal y bandas fibróticas interpleurales; sin embargo, la es- al drenaje de la cavidad y a la toma de una biopsia. Por déca-
casa especificidad de estos hallazgos la desaconsejan como das se utilizaron diversas técnicas quirúrgicas, de singular
método de estudio diagnóstico. Resulta útil como guía para la morbimortalidad y escaso efecto sobre la sobrevida global con
punción diagnóstica percutánea, en caso de tratarse de derra- respecto a pacientes en similares condiciones no intervenidos.
me escaso o bien de una lesión única y superficial. La radioterapia, en dosis promedio de 40 a 50 Gy, ha de-
La tomografía axial computada (TAC) aporta mayor sen- mostrado prolongar el período libre de recurrencia del derra-
sibilidad y calidad de imagen pero no arroja datos definitivos me pleural, condición que mejora ostensiblemente la calidad
para el diagnóstico etiológico. Es útil con fines de estadificación de vida del paciente, pero no su sobrevida.
de la enfermedad, en la que permite valorar el grado de inva- Se han ensayado diversos esquemas de quimioterapia sea
sión tumoral, ya sea de parénquima pulmonar, pared torácica, sistémica, intracavitaria o bien combinada. La sistémica se
pericardio, mediastino u órganos del abdomen superior. efectúa con cisplatino (50 mg/m2) y mitomicina (8 mg/m2)
Histología. La citología por punción no se recomienda asociados en 4 ciclos semanales iguales. La variante intracavi-
porque no está exenta de complicaciones y sólo permite una taria se lleva a cabo con una dosis única de cisplatino (100
escasa recolección de material. Aun obteniendo una muestra mg/m2) y mitomicina (8 mg/m 2 ). El índice de complicaciones
significativa, el polimorfismo celular que caracteriza al tóxicas resulta relativamente alto y el porcentaje de recurrencia
mesotelioma plantea dificultades diagnósticas. local y de sobrevida no se modifica.
El diagnóstico histológico de mesotelioma suele hacerse a La aplicación de gamma-interferón intracavitado en dosis
través del análisis de material obtenido por biopsia quirúrgica de 40 millones de unidades, dos veces por semana, por dos
de la pleura, ya sea convencional (toracotomía mínima meses, ha producido una respuesta global del 20 %, con buena
diagnóstica) o mínimamente invasiva (cirugía videotoracos- tolerancia, en el control de la extensión local y el desarrollo
cópica. La punción con aguja de grueso calibre, guiada por del derrame (Boutin C, 1994).
ultrasonografía o por tomografía computada, constituye una Pronóstico y evolución. El mesotelioma benigno, locali-
variante intermedia de resultados dispares. zado, presenta un alto índice de curación, de aproximadamen-
Videotoracoscopia. Desde la publicación del trabajo ori- te el 85 % a 5 años. El mesotelioma maligno es una enferme-
ginal de Mengeot y Gailly, en 1986, la videotoracoscopia dad letal caracterizada por una evolución lenta pero sostenida.
emerge como el procedimiento de elección para el diagnósti- La sobrevida promedio es de 6 meses desde la aparición de los
co. Permite la evaluación de lesiones nodulares entre los 3 síntomas, con variaciones leves de acuerdo con el tiempo trans-
mm y los 3 cm, así como la visualización de ambas hojas currido entre la presentación clínica y el diagnóstico, la edad,
pleurales y de la superficie de la pleura diafragmática. A fin el estado general del paciente y la variante histológica del tu-
de evaluar la resecabilidad, la videotoracoscopia presenta un mor.
valor próximo al 5 % de falsos positivos.
Tratamiento. La cirugía es el tratamiento de elección para
aquellos tumores de escasa dimensión, localizados y benig- BIBLIOGRAFÍA
nos. La imposibilidad de predecir recurrencias, aun en este
tipo de tumores, debe alentar a las resecciones, con márgenes Behring C, Wolf P and Haghighn P: AIDS and malignant
histológicos libres de neoplasia. De acuerdo con la localiza- mesothelioma. is there a connection? Chest. 103 (4): 1268-9.
ción, el tamaño y las características de la lesión en cuestión 1993.
pueden efectuarse intervenciones tan dispares como la Boutin C, Nussbaun E et al.: Intrapleural treatment with recombinant
resección local, la pleurectomía con decorticación pleural y la Gamma Interferon in early stage malignant mesothelioma. Cáncer,
74 (9):2460-7,1994.
neumonectomía extrapleural. Gómez Huelgas R et al.: A superior vena cava syndrome secondary
Es en este tipo de lesiones localizadas donde surge la to fibrous mesothelioma. Arch. Bronconeumol. 30 (5): 269-271,
videotoracoscopia como un procedimiento terapéutico de elec- 1994.
ción. Sus particulares ventajas sobre la toracotomía conven- Harris Randall J. Van StolkR and BavuruM:Thoracic mesothelioma
cional se resumen de la siguiente forma (Weatherford DA, associated with abdominal mesenteric panniculitis. Am. J.
1995): a) escaso dolor postoperatorio, deambulación precoz y Gastroenterol. 89 (12), 2236-45, 1994.
menor tiempo total de recuperación; b) menor índice global Kotela I and Kotela Blady A: Incidence of mesothelioma among as-
de complicaciones mayores atribuibles al procedimiento (8 % bestos plant workers. Wiad-Lek, 47 (5-6): 161-163, 1994.
contra 16 % de la cirugía convencional); c) menor tiempo de Mengeot PM and Gailly C: Spontaneous detachment of benign
mesothelioma into the pleural space and removal during
drenaje pleural (2 días contra 5 días, en promedio); d) menor pleuroscopy. Eur. J. Resp. Dis. 68: 141-45, 1986.
tiempo de estadía en Unidad de Cuidados Intensivos (0 contra Weatherford DA, Stephenson JE et al.: Thoracoscopy versus
2 días, promedio), y e) menor tiempo de estadía hospitalaria thoracotomy: indications and advantages. Am. Surg. 61(1): 83-
(5 días contra 8 días, promedio) 86, 1995.

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Pulmón
EMBRIOLOGÍA origen congénito, existe una fuerte presunción ya que se ob-
servan en pacientes jóvenes, preferentemente varones de há-
Horacio A. Della Torre bito asténico. Asimismo, la localización de los blebs es fija
(ramillete subpleural) y no coexisten enfermedades pulmonares
El aparato respiratorio se desarrolla a partir de una hoja ni obstrucciones bronquiales.
endodérmica, que será el futuro revestimiento mucoso de las El diagnóstico, la clínica y la terapéutica no difieren del
vías aéreas, y de una hoja mesenquimática, que originará el resto de los neumotórax espontáneos y serán tratados en el
tejido muscular, cartilaginoso y vascular. En el embrión de 4 apartado respectivo.
semanas aparece un brote ventral en el que se puede apreciar
una porción oral, que dará origen a la laringotráquea y una
porción caudal para el sector broncoalveolar. El brote luego se Quistes broncogénicos
bifurca en dos prominencias (izquierda y derecha) que corres-
ponden a los brotes bronquiales primarios. Más tarde el dere- Definición. Son quistes originados por anomalías en el
cho se trifurca y el izquierdo se bifurca (uno para cada lóbu- brote y desarrollo del árbol bronquial.
lo). Anatomía patológica. Los quistes broncogénicos se for
Los cambios histológicos que se producen incluyen un pe- man a expensas de grupos celulares separados del cuerpo
ríodo glandular hasta el 4o mes; un período canalicular entre pulmonar principal. La cavidad está recubierta por epitelio que
el 4o y 6o mes, y otro alveolar desde el 7o hasta el nacimiento. recuerda al bronquial (cúbico o cilindrico estratificado-ciliado,
Todas las malformaciones que luego se describirán tienen lu- a veces con elementos mesenquimáticos propios del bronquio,
gar por alteraciones en alguna etapa del desarrollo enunciado. como músculo o cartílago), lo cual le da una pared gruesa y
Por ejemplo, cuando ocurren en las primeras generaciones resistente, de color blanquecino brillante. No tienen comuni-
bronquiales, se producen ramilletes de bronquios que termi- cación bronquial a menos que se infecten y lo hagan secunda-
nan en fondo de saco, como un ramo de uvas, lo cual da lugar riamente. Cuando son cerrados, están ocupados por un pro-
a las bronquiectasias. Si falta el desarrollo bronquiolar cana- ducto de secreción glandular espeso y oscuro o amarillento. Si
licular. se formará un quiste broncogénico, y si la falla se pro- se infectan, el contenido es purulento (fig. 31 -1). En este caso.
duce en las últimas generaciones bronquiales, se producirá un el epitelio descripto y característico de una afección congénita
quiste broncoalveolar o un pulmón poliquístico. se destruye por la infección y es difícil diferenciarlo de un
absceso común. Asientan usualmente en los lóbulos superio-
res, pero pueden hacerlo en el mediastino en las regiones
MALFORMACIONES CONGENITAS paratraqueal, carinal o paraesofágica
Diagnóstico. A menos que se infecten, ios quistes bronco-
Se describen aquí sólo aquellas malformaciones que pue- génicos son asintomáticos y usualmente se los descubre a raíz
den manifestarse en el paciente adulto. de una radiografía de tórax. Raramente dan hemoptisis, expec
toración purulenta o disnea. Radiológicamente se ven como
imágenes de paredes delgadas, ovoideas o redondeadas, gene-
Blebs o burbujas subpleurales ralmente en la mitad superior de los campos pulmonares. Cuan-
do se infectan y/o comunican con un bronquio, es habitual que
Definición. Las burbujas subpleurales o blebs son ampo- se presenten imágenes radiológicas hidroaéreas o cavidades
llas desarrolladas en el tejido intersticial de la capa basal de la vacías
pleura visceral, que recubre al pulmón. Diagnóstico diferencial. Debe ser hecho con otras pato-
Etiopatogenia. La ruptura del tejido conjuntivo subseroso logías que ocupan el mediastino (veáse Tumores del medias-
permite la disección de la lámina basal subserosa por aire que tino, cap. 32).
proviene de los alvéolos rotos, lo cual ocasiona el bleb. Esas Tratamiento. De no mediar contraindicaciones de orden
formaciones generalmente se encuentran en los lóbulos supe- general, todo quiste debe ser tratado quirúrgicamente. Si exis-
riores o. de lo contrario, en el segmento apical de los lóbulos ten complicaciones infecciosas o canaliculares, se debe com-
inferiores. La ruptura de alguno de ellos ocasiona el pasaje de pletar inicialmente un tratamiento preparatorio compuesto por
aire a la pleura, y ello se conoce como neumotorax. La fibrosis antibioticoterapia (según el germen y de acuerdo con el anti-
que presentan esas bullas hace que a veces difícilmente cie- bioticograma), asistencia kinésica respiratoria y. si correspon-
rren en forma espontánea. Aunque no se puede asegurar su de, drenaje postural.

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346 SECCIÓN V. TÓRAX

radiografías en inspiración y espiración, tanto en las vesículas


como en el neumotorax, puede dar resultados similares: eva-
cuación espiratoria del aire en el parénquima normal y atrapa-
miento en el sector vesicular y/o pleural. Especialmente en
esos casos es útil la obtención de tomografías axiales compu-
tadas, que en general permiten diferenciar ambas patologías.
La centellografía de ventilación/perfusión mostrará el atra-
pamiento aéreo y la desfuncionalización del sector compro-
metido.
Tratamiento. Deben ser tratados mediante cirugía. Oca-
sionalmente las vesículas se rompen produciendo neumotorax,
lo cual obliga a un drenaje. Ante la persistencia de la pérdida
aérea es imprescindible la toracotomía para el tratamiento de
la vesícula o del complejo vesicular.
La técnica quirúrgica consiste en la resección de las vesí-
culas, lo cual se ve facilitado en las que son casi externas al
pulmón, conectadas al órgano por un pedículo. En ese caso la
ligadura o sutura de éste concluye la operación, ya que el pul-
món remanente suele ser sano. En el caso de sistemas hullosos
parcialmente intrapulmonares y extrapulmonares, se debe lle-
gar hasta tejido sano, resecando el tejido enfermo, para lo cual
se puede recurrir al empleo de sutura mecánica o utilizar el
procedimiento de Crossa. que consiste en la sección medial
Fig. 31-1. Quiste broncogénico de contenido purulento por comunicación de la lesión y la evaginacíón de cada uno de los labios con dos
bronquial. pares de varillas de metal y su ulterior sutura mediante un surjet
continuo (Crossa y col, 1992). En el caso de vesículas intra-
pulmonares puede resultar útil la maniobra de Bracco-Ugon,
La cirugía consiste en la resección del quiste. Cuando se que consiste en la ligadura y sutura del bronquio principal que
aloja dentro del parénquima pulmonar, es necesario efectuar drena la vesícula (como la operación de Nissen para el trata-
el tallado cruento de los bordes, lo cual puede ser sangrante. miento de la tuberculosis), procediendo luego a la resección
En todas las circunstancias se debe ser muy cauto antes de la del parénquima afectado y la sutura de los bronquios segmen-
sección de cualquier elemento, ya que con cierta frecuencia tarios. En ocasiones, en grandes vesículas que ocupan todo un
las anomalías no son únicas (véase más adelante Secuestro lóbulo o segmento, puede ser necesario recurrir a una lobecto-
pulmonar). mía o segmentectomía, aunque en los últimos tiempos, con el
uso de la sutura mecánica, se prefieren las resecciones atípicas.

Vesículas o quistes broncoaiveolares


Pulmón políquístico
Definición. Son quistes congénitos formados en.los últi-
mos tramos del desarrollo bronquial. Definición. Es una malformación rara, que compromete a
Anatomía patológica. Pueden ser solitarios o múltiples. un segmento, un lóbulo o todo un pulmón, con formación de
El epitelio que los recubre es estratificado, sin glándulas. Al- gran cantidad de pequeños quistes. Lo característico de esta
gunos están desprovistos de epitelio y semejan vesículas de afección es el conglomerado de quistes en una región pulmonar
enfisema hulloso (patología adquirida), de las que es muy di- (fig. 31-2).
fícil diferenciarlas, aunque si asientan en parénquima sano, o Anatomía patológica. Todo el parénquima afectado, a ve-
están rodeados por éste es más probable su origen congénito. ces todo el pulmón, presenta una reducción en su volumen por
La pared vesicular es muy delgada, lisa, nacarada o transpa- esclerosis. Cuando los quistes están comunicados con la vía
rente. El quiste puede ser periférico, conectado al pulmón por aérea, son asiento de infecciones secundarias y terminan por
un pedículo, en parte intrapulmonar y extrapulmonar, o ente- parecer bronquiectasias, de las que es muy difícil diferenciar-
ramente intrapulmonar. Puede estar comunicado con un los.
bronquio, y como en el caso de los quistes broncógenos, in- Diagnóstico. Presentación clínica. Como en las otras ano-
fectarse o sobredistenderse. malías aéreas ya estudiadas, suelen ser asintomáticos a menos
Diagnóstico. Presentación clínica. Generalmente cursan que se compliquen mediante infección o hipersinsuflación. Si
en forma asintomática, pero si existe mecanismo valvular, pue- se infectan, el cuadro también es común a cualquier supuración
den distenderse, hacerse hipertensivos y ocasionar disnea. A broncopulmonar crónica. La expectoración mucopurulenta
veces se producen infecciones que provocan tos, esputos abundante, en ocasiones hemática, es la regla.
purulentos y raramente hemoptisis. Aun sin comunicación Radiología. En la radiografía simple de tórax se puede ob-
bronquial, una infección en el parénquima pulmonar contiguo servar una o varias zonas con aire atrapado o múltiples quistes
puede terminar infectando un quiste broncoalveolar. con niveles hidroaéreos en su interior ("nido de golondrinas").
Radiología. La imagen radiológica es la de una hipercla- y si existe cuadro supurativo broncopulmonar, bien pueden
ridad localizada, con mayor o menor tensión endocavitaria. confundirse esas imágenes con las de bronquiectasias. En otros
No es fácil establecer su origen congénito. En ocasiones, las tiempos se efectuaban en estos pacientes broncografías que
vesículas ocupan gran parte de un hemitórax y el diagnóstico ayudaban sobremanera a delimitar el proceso y a conocer con
diferencial con un neumotorax no es sencillo. La obtención de bastante exactitud la magnitud de parénquima que debía rese-

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31. PULMÓN 347

Fig. 31-2. Aspecto del pulmón poliquístico.

carse. Por diferentes razones hoy en día es difícil obtener este


estudio y ha sido reemplazado por la tomografía computada
de alta definición. Las imágenes que brinda son bastante ca- Fig. 31-3. Secuestro intrapulmonar cavitado. La irrigación arterial proviene
de la aorta y el drenaje venoso se dirige a las venas pulmonares.
racterísticas, pero es imposible diferenciarlas de las de
bronquiectasias, lo cual frecuentemente ni siquiera lo logra el
estudio anatomopatológico.
Tratamiento. Es quirúrgico, aunque en ocasiones se de-
ban efectuar grandes resecciones que pueden llegar a incluir
todo un pulmón. Se trata de pacientes debilitados por las
supuraciones, por lo que es fundamental la preparación previa
a la cirugía, con antibióticos, drenaje postural y kinesioterapia
preoperatoria.

Secuestro pulmonar

Definición. Es una malformación caracterizada por la pre-


sencia de tejido pulmonar no comunicado con la vía aérea e
irrigado por la circulación sistémica.
Anatomía patológica. El secuestro puede ser intrapulmo-
nar o extrapulmonar. En ambos casos, el tejido afectado tiene
un aspecto rosado, sin antracosis, bien delimitado del parénqui-
ma que lo rodea (aspecto fetal). El secuestro intrapulmonar o
intralobular, el más frecuente de todos (fig. 31-3), ocurre den-
tro de un lóbulo normal, recubierto por pleura visceral. Puede
tener una comunicación bronquial secundaria por donde es
posible la infección, a veces hasta por tuberculosis. La arteria
nutricia en general proviene de la aorta descendente, es gruesa
y a menudo ingresa en el secuestro a través del ligamento trian-
gular. El drenaje venoso se hace hacia las venas pulmonares. Fig. 31-4. Secuestro extrapulmonar (flecha). Irrigación arterial de la aorta
Casi siempre la porción secuestrada se halla en la gotera ver- y drenaje venoso en la vena ácigos.
tebral izquierda, sin conexión con el árbol bronquial. Al exa-
men, el contenido quístico es mucoso, aunque si existe infec-
ción, puede ser purulento. El secuestro extralobular o extra-
pulmonar (fig. 31-4) difiere del anterior en que se desarrolla Diagnóstico. Presentación clínica. La variedad extra-
como un segmento completo fuera del pulmón normal. Apare- lobular es habitualmente asintomática y constituye un hallaz-
ce como un lóbulo accesorio, recubierto por su propia pleura go quirúrgico o radiológico. En la variedad intrapulmonar, la
visceral y ubicado sobre el hemidiafragma izquierdo en el 90 % existencia de síntomas es más frecuente por la posibilidad de
de los casos. La irrigación proviene frecuentemente de una infección y el primer diagnóstico (erróneo) que surge es el de
rama de la aorta diafragmática. El drenaje venoso es hacia la bronquiectasias. Ocasionalmente puede presentarse como un
vena cava o hacia la ácigos. absceso o un empiema.

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348 SECCIÓN V. TÓRAX

Radiología. Los hallazgos radiológicos dependen de si Tratamiento. En general, la cirugía se realiza ante la im-
existe o no complicación supurativa que lleva secundariamente posibilidad de diferenciar al hamartoma de un cáncer de pul-
a la comunicación bronquial. Si la comunicación no se ha pro- món. Por su carácter benigno, la lesión puede ser tratada me-
ducido, sólo se podrá ver una masa densa y triangular con vér- diante simple enucleación. Cuando la ubicación es hiliar o
tice hiliar, en la parte posterior del lóbulo inferior, habitual- endobronquial, es necesario efectuar resecciones "en mangui-
mente izquierdo, en contacto con el diafragma. Si ha ocurrido to" para preservar parénquima pulmonar.
comunicación bronquial, se podrán apreciar imágenes quísticas
con niveles hidroaéreos que harán pensar en absceso pulmonar
o en bronquiectasias. La arteriografla aórtica dará el diag- Fístula arteriovenosa
nóstico de certeza, ya que la sustancia de contraste individua-
liza la arteria en su nacimiento aórtico y su ramificación den- Definición. Es una comunicación arteriovenosa intrapul-
tro del pulmón. monar, generalmente bajo la forma de un sistema delta o ca-
Tratamiento. Como el secuestro intrapulmonar tiene una vernoso. Se la denomina también aneurisma arteriovenoso
tendencia constante hacia la infección y la hemorragia, siem- pulmonar, hemangioma cavernoso pulmonar, telangiectasia
pre debe ser tratado quirúrgicamente aunque sea asintomático. pulmonar.
El tratamiento habitual es la lobectomía y ocasionalmente la Anatomía patológica. Tiene carácter hereditario y está en
resección segmentaria. relación con la telangiectasia hemorrágica de Rendu-Osler.
Los secuestros extrapulmonares son habitualmente opera- La fístula establece una comunicación entre ramas de la arte-
dos con el diagnóstico de tumores del mediastino, y el trata- ria y de la vena pulmonares sin pasar por el lecho capilar; se
miento consiste en la resección completa. constituye una comunicación o shunt arteriovenoso, con pa-
saje de sangre no oxigenada de la circulación sistémica a la
pulmonar, como si el paciente tuviera un ductus persistente.
Bronquiectasias El tamaño oscila entre 1 y 4 cm y el número de comunicacio-
nes es variable. Siempre se ubican en la periferia pulmonar, y
Las bronquiectasias congénitas. mucho más raras que las las paredes están revestidas por endotelio de aspecto normal.
adquiridas, están frecuentemente asociadas a otras afecciones Generalmente hay una rama aferente y dos o más venas
congénitas, como dextrocardia, mucoviscidosis, traqueoma- eferentes.
lacia o deficiencias en la producción de gammaglobulina y/o Diagnóstico. Presentación clínica. Cuando el cortocircuito
alfa-1-antitripsina. Cuando se asocian dextrocardia y sinusitis, es de significación, el paciente puede presentar cianosis, de-
se constituye el síndrome de Kartagener. dos en palillo de tambor y poliglobulia. No obstante, como la
Las bronquiectasias congénitas son frecuentemente bilate- dinámica cardíaca no se ve seriamente afectada por la fístula,
rales, aunque pueden limitarse a un pulmón y aun a un lóbulo. los pacientes tienen el pulso, la tensión arterial y la presión
El diagnóstico y el tratamiento de esta patología serán consi- venosa normales. Puede haber hemoptisis. En ocasiones es
derados en el apartado correspondiente (véase más adelante). posible auscultar un soplo continuo en las proximidades de la
lesión. (done by 007)
Radiología. En la radiografía de tórax se ve una lesión
Hamartoma densa, de pequeño tamaño, rodeada por pulmón sano, gene-
ralmente circular, ovoidea o en forma de rosario, periférica y
Definición. Son tumores ocasionados por el crecimiento de densidad similar a la de los vasos pulmonares. Si la lesión
anormal de tejidos normales dentro del pulmón. es sospechada, se debe investigar con una arteriografía
Anatomía patológica. Se trata de tumores sólidos, con pulmonar y/o centellografía de perfusión.
cápsuia propia, de consistencia dura, blancoamarillenta, con Tratamiento. Una vez que se la ha diagnosticado, la fístula
predominancia de tejido cartilaginoso y a veces de contenido arteriovenosa debe ser tratada. Existen dos tratamientos que
quístico. Al microscopio se puede observar un conjunto de pueden ser utilizados en forma aislada o complementaria, se-
diversos tejidos: cartílago, zonas con epitelio bronquial, teji- gún el caso. En fístulas amplias y grandes, sobre todo con la-
do graso, fibras musculares y tejido linfático. En general tie- gos interiores y gran calibre venoso de retorno, el tratamiento
nen una ubicación periférica, aunque raramente son endobron- quirúrgico será de elección. En comunicaciones más peque-
quiales. ñas o múltiples está indicada la embolización, que frecuente-
Diagnóstico. Presentación clínica. Suelen ser asinto- mente resulta definitiva. En otras ocasiones, con lesiones múl-
máticos y se los descubre como un nodulo solitario en oportu- tiples y diseminadas, será preferible la embolización de las
nidad de alguna radiografía de tórax de catastro o de control, pequeñas para disminuir la magnitud de la intervención qui-
por lo cual se plantea la duda con el cáncer de pulmón. Si se rúrgica. La operación en si puede consistir en resecciones
ponen en contacto con algún bronquio pueden ocasionar tos pulmonares típicas en fístulas grandes que ocupan casi todo
irritativa y raramente hemoptisis. La presentación endobron- un lóbulo, resecciones segmentarias o ligadura y resección sólo
quial. según su tamaño, ocasiona atelectasia. Endoscópica- del territorio vascular afectado.
mente puede ser confundido con un tumor carcinoide, de ma-
yor frecuencia en esa localización.
Radiología. Muestra la imagen clásica "en moneda" (coin BIBLIOGRAFÍA
lesión). En el momento de la detección habitualmente miden
entre 3 y 5 cm de diámetro. Por su composición rica en tejido Crossa Dorado VI, Poini I, Pérez Penco EJ and Carnquiry G
cartilaginoso, la imagen es densa, a veces con calcio y con Treatment of Dyspnea in Emphysema: Pulmonary Remodelmg.
suaves loculaciones en su superficie. La única manera de efec- Hemo and Pneumostatic Suturing of the Emphysematous Lung.
tuar el diagnóstico es por resección del hamartoma. Research in Surgery. 4: 152-155, 1992

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31. PULMÓN 349

BRONQUIECTASIAS están reguladas por un mecanismo postural y se hacen eviden-


tes cuando una posición determinada del cuerpo desplaza
Carlos H. Spector centrípetamente el contenido de las bronquiectasias hacia los
bronquios principales. La posición corporal que despierta la
Definición. Son dilataciones definitivas de los bronquios, sintomatología permite presumir la topografía de las bron-
cuyas dimensiones ya no se habrán de reducir aunque cesen quiectasias.
las causas originales. Pueden ser congénitas (véase Malfor- Esta sintomatología de base se exacerba periódicamente
maciones congénitas) o adquiridas. por efecto de infecciones virales y bacterianas. Durante estos
Epidemiología. La incidencia de las bronquiectasias ad- episodios puede aparecer fiebre y surgir otras manifestaciones
quiridas ha disminuido durante los últimos años debido al mejor sépticas de gravedad variable. La hemoptisis, a veces impor-
control de las neumopatías de la infancia y a la mayor efecti- tante, puede acompañar a la broncorrea y es un signo de alar-
vidad de los antibióticos para tratar las infecciones pulmonares ma en todo paciente con expectoración crónica, sobre todo si
y las sinusopatías. se trata de un fumador.
Etiopatogenia. En las bronquiectasias adquiridas concu- Laboratorio. Los resultados de los análisis de laboratorio
rren diversos factores como la infección broncopulmonar, la son los comunes en cualquier infección crónica. Es impres-
obstrucción bronquial y la retracción cicatrizal. Los procesos cindible el cultivo y antibioticograma de los gérmenes presen-
infecciosos de la mucosa y submucosa bronquial destruyen tes en la expectoración, así como la búsqueda del bacilo de
las fibras musculares y elásticas, y producen condromalacia o Koch.
incluso calcificación del cartílago. Las glándulas sufren una Radiología convencional. Las radiografías simples pue-
dilatación acinar inicial con aplanamiento celular y luego se den ser negativas cuando las bronquiectasias son poco marca-
atrofian formando pequeños quistes. Las secreciones locales, das y el parénquima no está comprometido. En estadios más
o las provenientes de los senos paranasales en las sinusopatías, avanzados pueden existir atelectasias reducidas o infiltrados
son difícilmente movilizables. Esta retención alimenta y agra- inespecíficos, bronquios de paredes engrosadas e incluso quis-
va el proceso infeccioso, el cual progresa hacia las estructuras tes con niveles hidroaéreos.
peribronquiales del parénquima. Broncografía. La instilación de sustancia de contraste en
El factor obstructivo es muy evidente en los tumores (so- ambos hemiárboles bronquiales, preferentemente en sesiones
bre todo los de baja malignidad, como el carcinoide), los cuer- sucesivas, permite dibujar el árbol bronquial y definir tanto la
pos extraños estacionados durante largo tiempo y las adenome- forma como la extensión de las bronquiectasias (fig. 31-5). La
galias. broncografía puede ser efectuada por punción traqueal, me-
Anatomía patológica. Las bronquiectasias pueden ser di- diante una sonda nasotraqueal o a través de un catéter dejado
fusas 0 circunscriptas a un sector pulmonar. La forma in situ durante el examen broncoscópico. Si bien la tomografía
circunscripta ocurre en el 40 % de los casos, ya sea que esté ha reducido notablemente las indicaciones de la broncografía,
afectado un solo pulmón (15 %) o ambos pulmones simultá- aún no la ha desplazado en los pacientes con indicación qui-
neamente (25 %) (López JA, 1984). Su localización más fre- rúrgica. En estos casos, la definición de las lesiones brindada
cuente es en los segmentos básales, la língula y el lóbulo me- por la broncografía sigue siendo imprescindible para planear
dio. la estrategia quirúrgica.
Macroscopia. Según su aspecto macroscópico, las bron- Tomografía computada. Este método permite identificar
quiectasias pueden ser cilindricas, saculares o moniliformes hasta dilataciones incipientes en bronquios de pequeño cali-
(arrosariadas). En las cilindricas, el calibre es uniforme a lo bre. Debido a su sensibilidad diagnóstica y a que es un estudio
largo de toda la dilatación bronquial, mientras que las saculares no invasivo, muchas bronquiectasias asintomáticas han sido
forman recesos esféricos. detectadas en estudios indicados por otras patologías. Además
El parénquima pulmonar que rodea a las bronquiectasias es el método indicado para seguir la evolución de la enferme-
puede ser inicialmente normal, aunque luego se hacen eviden- dad (fig. 31-6).
tes zonas de atelectasia, neumonitis crónica y fibrosis cicatrizal. Broncoscopia. Tiene por objeto descartar lesiones bron-
Cuando la estenosis bronquiolar genera un atrapamiento aé- quiales obstructivas (tumores, estenosis inflamatorias, cuer-
reo, puede aparecer enfisema regional (Trigo ER, 1969). pos extraños aspirados en forma inadvertida). La endoscopia
Microscopía. El epitelio cilindrico muchas veces se halla siempre debe preceder a la broncografía para poder interpre-
ausente y en su lugar se observa colágeno. Las fibras muscu- tar eventuales imágenes patológicas de los hilios primarios,
lares y elásticas se muestran hipotróficas o están ausentes, se- lobulares o segmentarios.
gún la etapa evolutiva. También el cartílago se encuentra Estudio funcional respiratorio. Las bronquiectasias
hipotrófico y puede aparecer interrumpido. Es común com- circunscriptas y no complicadas no alteran la hematosis, lo
probar anastomosis precapilares entre los circuitos arterial y cual sí ocurre cuando se añaden lesiones pulmonares. En estos
pulmonar. El origen de estas anastomosis puede ser atribuido casos aparecen alteraciones de los volúmenes ventilatorios y
al tejido de granulación y a las adherencias pleurales. de la gasometría.
Diagnóstico. Presentación clínica. Las bronquiectasias Volúmenes ventilatorios. Se observa una reducción de la
pueden ser asintomáticas, tal como lo prueba su hallazgo for- capacidad vital y signos de obstrucción de la vía aérea, en par-
tuito en estudios de tomografía computada y en autopsias. La te reversible por acción de broncodilatadores.
ausencia de infección es lo que caracteriza a las bronquiectasias Gasometría. La hipoxemia, con disminución de la satu-
asintomáticas, aunque incluso sin infección las bronquiectasias ración oxihemoglobínica, es constante en los pacientes
pueden originar episodios de hemoptisis (bronquiectasias se- sintomáticos y se debe a la perfusión de alvéolos no ventila-
cas sangrantes). dos. La erradicación de este espacio muerto, mediante la ex-
Las bronquiectasias sintomáticas se manifiestan por tos y tirpación de los segmentos afectados por las bronquiectasias,
expectoración mucopurulenta que puede llegar a ser abundan- explica en parte los beneficios de la terapéutica quirúrgica en
te (hasta medio litro diario). A menudo la tos y la broncorrea pacientes seleccionados.

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SECCIÓN V. TÓRAX
350

Fig. 31-6. Tomografáa computada. Bronquiectasias basales derechas con


retracción pulmonar.

par quirúrgicamente, los resultados postoperatorios serán in-


satisfactorios (Rayner CF, 1994).
Tratamiento. El tratamiento médico de las bronquiectasias
incluye maniobras fisiokinésicas, fluidificación de las secre-
ciones, antibiotícoterapia y broncodilatadores. Las maniobras
fisiokinésicas consisten en el drenaje postural, la percusión
torácica y la tos asistida. Estas maniobras, asociadas con la
fluidificación mediante nebulizaciones, permite movilizar las
secreciones bronquiales, sobre todo de las regiones centrales
y periféricas de las playas pulmonares. La antibiotícoterapia
se realiza de acuerdo con el antibioticograma y puede ser in-
termitente (durante los episodios agudos) o continua. Los
broncodilatadores están indicados cuando la espirometría de-
muestra broncoespasmo.
La endoscopia tiene un papel importante en la remoción
temprana de los cuerpos extraños intrabronquiales, maniobra
que previene la aparición de bronquiectasias e incluso puede
revertirlas parcialmente. Las broncoaspiraciones repetidas en
las bronquiectasias saculares tienen una efectividad sólo
temporaria debido a la rápida reacumulación de moco y pus.
Indicaciones quirúrgicas. El papel principal de la cirugía
B
es la erradicación por exéresis de las bronquiectasias circuns-
Fig. 31-5. Broncografías. A, Bronquiectasias saculares del lóbulo superior;
B, bronquiectasias cilindricas del lóbulo medio {flechas).
criptas. En esta situación la cirugía es curativa. En cambio,
rara vez está indicada si a pesar del tratamiento quirúrgico
persisten lesiones en otras áreas (cirugía paliativa). Las indi-
caciones de la cirugía en las bronquiectasias circunscriptas se
Centellografía. Los centellogramas de ventilación y per- detallan en la tabla 31-1.
fusión penen de manifiesto las áreas enfermas. La cuantifi- Procedimientos quirúrgicos. El principio básico de la téc-
cación regional de la actividad radiactiva permite evaluar la nica quirúrgica es la economicidad de la resección. Puede es-
participación relativa de cada área pulmonar en la hematosis tar indicada la extirpación de segmentos y aun de subseg-
global. Su determinación preoperatoria es de importancia para mentos, ligando sus respectivos vasos tributarios y bronquios.
estimar la suficiencia del pulmón restante después de la Sin embargo, puede ser necesario realizar lobectomías e in-
resección de las áreas bronquiectásicas. cluso neumonectomías para que el tratamiento sea efectivo
La marcación de neutrófilos con 111In permite identificar (fig. 31-7). En realidad, la extensión del procedimiento de-
las áreas pulmonares con actividad inflamatoria. La correla- pende de la distribución de las bronquiectasias. Si está afecta-
ción entre los resultados de este estudio y los hallazgos de la do más de un segmento del mismo lóbulo conviene realizar
tomografía computada podría tener valor para la indicación una lobectomía, aunque si se trata de lóbulos inferiores con
quirúrgica (Currie DC. 1987). En el caso de existir una activi- segmentos apicales indemnes, éstos merecen ser conservados.
dad inflamatoria generalizada que exceda las áreas por extir- Cuando están afectados ambos pulmones, se puede efectuar el

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31. PULMÓN 351

Tabla 31-1. Indicaciones de la cirugía ABSCESO PULMONAR


en las bronquiectasias circunscriptas*
Definición. Es un proceso bacteriano inespecífico, con
• Complicaciones sépticas reiteradas y de difícil control producción de pus, que ocupa un área del parénquima pulmonar
hasta entonces sana, a la cual necrosa y reemplaza. Esta defi-
• Hemoptisis frecuentes y de magnitud considerable
nición excluye a las neumonitis (que no destruyen tejidos), a
• Molestias severas por síntomas persistentes las infecciones pulmonares específicas (tuberculosis, micosis,
amebiasis) y a otras colecciones de pus que ocupan lesiones
* En enfermos con suficiencia cardiorrespiratoria apropiada. preexistentes, tales como cavidades de quistes hidatídicos,
malformaciones o cavernas (supuraciones secundarias).
Etiopatogenia. Los gérmenes pueden llegar al pulmón sano
por vía bronquial o por vía hemática.
Vía bronquial. La atracción inspiratoria de un material
infeccioso vehiculizado por ios bronquios origina los absce-
sos por aspiración. Por lo general, el factor desencadenante es
una depresión del reflejo tusígeno durante el sueño profundo,
la anestesia general, la intoxicación alcohólica o el coma. Los
gérmenes comunes de la boca, faringe y senos paranasales,
exacerbados por amigdalitis, gingivitis o sinusitis, son arras-
trados hasta las pequeñas ramificaciones bronquiales, donde
producen focos de atelectasia e infección. La aneumatosis, la
isquemia, la inmunodepresión y la diabetes son factores que
favorecen la infección y abscedación del territorio pulmonar
afectado. Debido a este mecanismo patogénico, los abscesos
pulmonares son por lo general únicos y se localizan en las
áreas declives, que en el decúbito dorsal son las más posterio-
res.
Vía hematógena. Los abscesos hematógenos o metas-
táticos se originan por embolias sépticas secundarias a un foco
ubicado en otra parte del organismo. Los gérmenes responsa-
bles embolizan en el pulmón, donde producen una neumonitis
séptica y luego un absceso. Debido a! mecanismo patogénico,
los abscesos son múltiples, sin localización preferente ni to-
pografía segmentaria. Las enfermedades que con mayor fre-
cuencia originan estos abscesos son la endocarditis, las infec-
ciones urinarias y pelvianas, la flebitis supurada y la osteomie-
litis.
Flora bacteriana. En los abscesos aspirativos se suele ha-
llar la flora característica de las vías aerodigestivas superio-
res: estreptococo, estafilococo, bacilo de Friedlander, Haemo-
philus influenzae, Chlamydia pneumoniae, Enterobacter, etc.
En los abscesos hematógenos el germen es por lo general úni-
Fig. 31-7. Pieza quirúrgica (lobectomía) que muestra numerosas bronquiec- co y el mismo que generó el foco primario: Streptococcus
tasias. viridans, Staphylococcus aureus. etc.
Diagnóstico. Presentación clínica. La forma de comien-
zo suele ser aguda y se presenta con uno o más de los siguien-
tes síntomas y signos: hipertermia, dolor torácico, disnea y tos
tratamiento quirúrgico en dos tiempos, lo cual permite la re- seca o productiva, con expectoración mucopurulenta o
cuperación del paciente entre una y otra operación. hemoptoica. Los síntomas respiratorios se manifiestan en re-
La sutura mecánica del bronquio y la cobertura de su muñón lación con el grado de conciencia del paciente, pero en todos
con pleura, grasa pericárdica o un colgajo vascularizado del los casos el cuadro séptico suele ser marcado durante esta eta-
músculo intercostal son recursos que pueden disminuir la in- pa de neumonitis aguda y destrucción de parénquima. No bien
cidencia de fístulas postoperatorias del muñón bronquial. Fi- se constituye el pus, la colección busca la salida a través de un
nalmente, el trasplante pulmonar es una opción en el trata- bronquio y se emite al exterior en forma de vómica purulenta.
miento de las bronquiectasias difusas con deterioro progresi- Entonces suele aliviarse en parte el cuadro general. La cavi-
vo de la función respiratoria y falta de respuesta al tratamiento dad habitualmente se drena de manera insuficiente, por lo cual
médico o quirúrgico. el pus recién se expectora cuando alcanza cierto volumen o en
Anestesia. Es conveniente que durante la cirugía de las el momento en que el paciente adopta una posición en que la
bronquiectasias, la ventilación anestésica se realice mediante colección toma contacto con la mucosa del bronquio y des-
tubos de doble luz. Esto independiza los hemiárboles bron- pierta reflejo tusígeno. La producción es cuantiosa, de carác-
quiales y evita que durante las maniobras quirúrgicas migren ter mucopurulento o fétido y a veces hemoptoico.
secreciones infectadas al pulmón contralateral sano. En algu- Radiología convencional. Las radiografías simples en in-
nos casos, la doble intubación debe ser mantenida durante las cidencias frontal y lateral suelen ser suficientes para diagnos-
primeras horas del postoperatorio. ticar la lesión, determinar la etapa en que se encuentra y esta-

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352 SECCIÓN V. TÓRAX
(007)

blecer las variaciones evolutivas por comparación de sucesi- estéril envainado, a fin de evitar la contaminación con la flora
vas películas. Al comienzo se dibuja un infiltrado; luego de la de otros bronquios, de la orofaringe o del canal del broncos-
evacuación del pus y su reemplazo por aire, se observa una copio.
cavidad, por lo general rodeada de infiltrado, que suele ir re- Punción percutánea. Mediante guía ultrasonográfica,
duciéndose si la evolución es favorable (fig. 31-8). Cuando se radioscópica o de tomografía computada, se puede llevar has-
retiene pus, se marca un nivel hidroaéreo. ta la cavidad del absceso el extremo de una aguja fina y por
Métodos por imágenes. La tomografía computada es com- aspiración obtener material para estudio microbiológico y
plementaria de las radiografías simples, ya que brinda infor- citológico.
mación adicional sobre la extensión y vecindad a la pared del Tratamiento. La gran mayoría de los abscesos responden
absceso, así como su unicidad o multiplicidad. También es útil al tratamiento médico, consistente en antibioticoterapia,
para investigar adenomegalias y pequeños derrames que pue- fluidificación de las secreciones y medidas fisiokinésicas. Es
den pasar inadvertidos en la radiografía simple. imprescindible que los antibióticos sean elegidos mediante
La ecografía puede reemplazar en ocasiones a la tomografía cultivo y antibioticograma del material proveniente del absce-
computada, aunque la información que brinda es por lo gene- so o por hemocultivo.
ral mucho menor. Tampoco la resonancia nuclear magnética Cuando la enfermedad no remite y compromete severa-
supera a la tomografía computada, y su indicación está limita- mente el estado general del paciente, está indicado asociar
da a las embarazadas y cuando se desea específicamente in- maniobras terapéuticas tales como la broncoaspiración o la
vestigar las relaciones del absceso con los grandes vasos neumonostomía. Las broncoaspiraciones reiteradas utilizan-
hiliares o mediastínicos. La broncografía carece actualmente do un broncoscopio pueden contribuir al drenaje del absceso,
de indicación. aunque sus resultados no son constantes y pueden ser mal to-
Broncoscopia. A los efectos diagnósticos, el examen endos- leradas por el enfermo. En cambio, siempre son útiles las as-
cópico sirve para reconocer una patología canalicular que hu- piraciones con sonda nasal de las secreciones que llegan a la
biera sido la condicionante del absceso: estenosis, tumores o glotis. La neumonostomía consiste en el avenamiento al exte-
cuerpos extraños. Ocasionalmente, cuando la comunicación rior del pulmón. Esto puede realizarse mediante una incisión
bronquial es amplia, se puede llegar a penetrar dentro de la en la pared torácica sobre la proyección cutánea del absceso,
cavidad piógena, ver sus paredes anfractuosas, y sobre ellas, seguida por la resección de un segmento costal de 2 cm y la
los acúmulos fibrinopurulentos. Los bronquios vecinos a la colocación de un tubo en la cavidad abscedada. La neumo-
lesión y a veces todo el árbol aéreo suelen presentar conges- nostomía también puede ser realizada por vía percutánea,
tión y con frecuencia en la mucosa se manifiestan los signos guiando el procedimiento por ecografía o tomografía compu-
de la bronquitis crónica agudizada: pliegues engrosados, tada.
vascularización marcada, edema, etc. La luz contiene abun- Los abscesos crónicos, con paredes esclerosas, rodeados
dantes secreciones purulentas, mucopurulentas o hemoptoicas. de parénquima irrecuperable y con frecuencia de paquipleura,
Los procedimientos complementarios destinados a obtener no remiten aun si se realiza el tratamiento correcto. En cam-
muestras para citodiagnóstico y microbiología son el lavado bio, suelen complicarse con hemoptisis, episodios sépticos de
selectivo y el escobillado. Para este último se usa un accesorio difícil control y contaminación de otras áreas pulmonares. Estos

Fig. 31-8. A, Absceso del pulmón derecho (flecha); B, evolución favorable con tratamiento médico.

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31. PULMÓN 353

casos deben tratarse mediante la exéresis quirúrgica. Según la TUBERCULOSIS PULMONAR


extensión de las lesiones pueden realizarse segmentectomías,
lobectomías y hasta neumonectomías (fig. 31-9). También debe Hugo S. Alume
extirparse la paquipleura solidaria con el pulmón enfermo.
Definición. Es la localización pulmonar del Mycobac-
terium tuberculosis.
BIBLIOGRAFÍA Epidemiología. Tres millones de personas mueren por afto,
en el mundo, de tuberculosis pulmonar. Recientemente, como
Currie DC, et al. Indium-lll-labelled granulocyte accumulation in consecuencia del incremento en la incidencia del SIDA, el
respiratory tract of patients with bronchiectasis. Lancet 13: 1335- número de tuberculosos pulmonares ha aumentado significa-
1339, 1987. tivamente.
López JA. Bronquiectasias. En Pi-Figueras J (ed.). Práctica Quirúr-
gica, Vol. I/I, págs. 714-718. SalvatEd. Barcelona, 1984. Anatomía patológica. Las lesiones tuberculosas pulmo-
Rayner CE, Colé PJ, Wilson R. Management of chronic bronchial nares, observables en piezas quirúrgicas y en autopsias, son
sepsis due to bronchiectasis. Clínical Pulmonary Medicine 1:348- muy variadas. Los tuberculomas son nodulos bien definidos,
355, 1994. subpleurales, con áreas de calcificación. Son consecuencia de
Trigo ER, Domínguez RM, Mosto A, Acosta Pimentel M. una reinfección, a diferencia del nodulo de Ghon, que es un
Bronquiectasias. Su fisiopatología. La Semana Médica 135: 1365- foco primario (primoinfección). Las cavernas abiertas, de es-
1367.1969 tructura caseosa o fibrocaseosa, pueden asociarse con bron-
quiectasias. También pueden existir estenosis bronquiales, con
parénquima pulmonar atelectásico o fibrótico o supuración
postestenótica. La lobitis retráctil consiste en parénquima no
funcionante y cicatrizal, con tejido de granulación y fibrosis.
Finalmente, el pulmón puede aparecer destruido cuando está
afectada toda su estructura anatómica y funcional.
Diagnóstico. Presentación clínica. La forma de presenta-
ción de la tuberculosis pulmonar es muy diversa. Puede con-
sistir en el llamado síndrome de impregnación toxibacilar, que
comprende decaimiento, inapetencia, febrícula, sudoración, tos,
dolor torácico y disnea. Otras veces este síndrome no presenta
sintomatología bronquial (tuberculosis miliar o micronodu-
lillar). También la tuberculosis puede manifestarse por una
complicación pleural (neumotorax, derrame pleural). En oca-
siones, la expectoración hemoptoica o la franca hemoptisis es
un síntoma muy llamativo que permite orientar el diagnós-
tico.
Métodos auxiliares. La radiografía de tórax puede mos-
trar imágenes características u otras inespecíficas, de difícil
diagnóstico diferencial con otras afecciones. La reacción de
Mantoux es habitualmente hiperérgica, aunque puede ser ne-
gativa cuando existe compromiso inmunológico (anergia).
Se debe investigar la presencia del bacilo de Koch me-
diante baciloscopia directa del esputo y cultivo. La fibrobron-
coscopia permite investigar el bacilo y la presencia de gérme-
nes comunes y hongos (véase Aspergilosis). En todo estudio
broncofibroscópico se debe realizar además citología.
Cuando los exámenes anteriores no confirman el diagnós-
tico, es necesario recurrir a procedimientos invasivos. En caso
de un derrame pleural, está indicado realizar una pleurocentesis
y biopsia pleural con agujas tipo Abrams o Cope. En la tuber-
culosis, el líquido pleural es comúnmente de aspecto fibrinoso
y la baciloscopia directa es negativa; en cambio, la biopsia de
pleura suele mostrar la reacción gigantocelular de tipo tuber-
culoide. En la reinfección hematógena con lesiones miliares o
micronodulillares, la baciloscopia del esputo es frecuentemente
negativa. Estos casos pueden requerir una biopsia pulmonar
para diferenciarlos de las siembras hematógenas de otras
etiologías (por ejemplo carcinomatosis). En caso de formas
tuberculosas ganglionares de ubicación mediastínica, existen
distintos métodos para confirmar el diagnóstico: biopsia por
mediastinoscopia o mediastinotomía, punción aspirativa con
aguja fina o biopsias quirúrgicas de ganglios supraclaviculares.
Fig. 31-9. Absceso crónico de pulmón. A, Imagen radiológica preoperato- También debe investigarse la presencia de abscesos osifluentes
ria; B, pieza quirúrgica (lobectomía). Apertura de la cavidad del absceso de la columna dorsal e investigar en ellos el bacilo de Koch,
(C) que muestra numerosos detritos en su interior. Tratamiento. El tratamiento de la tuberculosis pulmonar

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354 SECCIÓN V. TÓRAX

consiste en la administración combinada de cuatro drogas Drenaje pleural. Se lo emplea para tratar el empiema y el
(nicotibina. rifampicina, etambutol o estreptomicina, y neumotorax o hidroneumotórax. En los casos de empiema que
pirazinamida) durante un período no menor de 6 meses. Se cursan la etapa exudativa se utilizan drenajes pleurales entre
persigue así obtener la negativización del paciente en el me- el 6o y T espacio intercostal con un diámetro no inferior a 1
nor tiempo posible y reducir al máximo la resistencia cm. En etapas más avanzadas es indispensable resecar un seg-
bacteriana. Este tratamiento lleva a la curación en el 95 % de mento de costilla para colocar tubos de diámetro adecuado.
los casos, siempre que se cumpla adecuadamente y se modifi- Decorticación. Este procedimiento está indicado en ti peel
quen las condiciones que posibilitan la enfermedad y las re- pleural (véase Empiema pleural) y debe ser utilizado sólo cuan-
caídas. do la baciloscopia sea negativa y no existan evidencias de ac-
Indicaciones quirúrgicas. En la actualidad, menos del 5 % tividad tuberculosa en la pleura parietal, esto último determi-
de los enfermos de tuberculosis pulmonar requieren tratamiento nado por biopsia.
quirúrgico. Sin embargo, antes del advenimiento de la rifampi- Resección pulmonar. Está indicada en las secuelas paren-
cina y del etambutol esta cifra llegaba al 15 %. quimatosas. En el pulmón destruido, la neumonectomía es el
El tratamiento quirúrgico puede ser indicado ante compli- procedimiento de elección. Después de la extirpación
caciones evolutivas, secuelas o persistencia de la enfermedad pulmonar, la caja torácica se oblitera progresivamente debido
(González Montaner y col., 1986). a la elevación del diafragma, el desplazamiento de! mediastino,
Complicaciones evolutivas. Incluyen la hemoptisis y las ¡a retracción del hemitórax y el engrosamiento pleural parietal.
complicaciones pleurales. La hemoptisis puede manifestarse La lobectomía está indicada en la lobitis retráctil, generalmente
por esputos hemoptoicos que alertan sobre lesiones ulceradas, ubicada en los lóbulos superiores. En ocasiones, la resección
o por hemoptisis masivas secundarias a compromiso vascular. debe incluir el segmento apical del lóbulo inferior.
Las complicaciones pleurales comprenden el empiema con peel Colapso pulmonar. El colapso pulmonar por toracoplastia
pleural y el pioneumotórax. (véase Empiema pleural) ha sido frecuentemente utilizado en
Secuelas. La curación de la tuberculosis puede obtenerse a el pasado para obliterar lesiones cavitadas. Actualmente, la
expensas de secuelas que afectan definitivamente las estruc- resección ha reemplazado a ¡a toracoplastia en esta indicación;
turas broncopulmonares. Tanto el pulmón destruido como la sin embargo, este método sigue siendo usado para anular ca-
lobitis retráctil representan áreas de espacio muerto que no vidades posteriores a la resección, asociadas con fístulas bron-
participan de ¡a hematosis. Estas lesiones, así como las caver- quiales. En esta situación también puede estar indicado efec-
nas, pueden originar también nuevas complicaciones por in- tuar una ventana pleurocutánea (véase Empiema pleural).
fecciones sobreagregadas (Hurtado Hoyo y col., 1992). Plásticas traqueobronquiales. De indicación poco frecuen-
Persistencia de la enfermedad. La cirugía también está te, se las emplea en lesiones tuberculosas estenosantes, para
indicada en pacientes con baciloscopia positiva persistente y conservar el parénquima pulmonar.
lesiones focalizadas. Complicaciones. Además de las complicaciones comunes
Evaluación prequirúrgica. Además de la evaluación pre- de la cirugía torácica, en la tuberculosis es más frecuente la
operatoria habitual en cualquier intervención quirúrgica, la aparición de cavidades residuales. Debido al terreno, estas
tuberculosis pulmonar exige un adecuado estudio de la fun- cavidades son proclives a la infección secundaria. Por lo tan-
ción pulmonar que permita pronosticar la reserva respiratoria to, uno de los objetivos principales en esta cirugía es obtener
posquirúrgica. Esto posibilitará al paciente sobrevivir sin li- una reexpansión pulmonar postoperatoria completa.
mitaciones funcionales graves.
Los estudios espirométricos indispensables son la capaci-
dad ventilatoria forzada (CVP), la ventilación espiratoria for- ASPERGILOSIS
zada en 1 segundo (VEF1) y la VEF25-75. En la tabla 31-2 se
detalla la reducción que ocasiona cada uno de los procedi- Definición. El Aspergillus es un hongo oportunista, de es-
mientos quirúrgicos sobre estas variables. También se debe tructura esporulada, que sobreinfecta lesiones pulmonares
realizar la prueba de marcha durante 6 minutos y el estudio de preexistentes.
gases en sangre arterial. Como regla general, la resección no Formas clinicopatológicas. Se describen una forma aler-
debe indicarse en pacientes con p 0 2 menor de 60 mmHg, pC0 2 gicobronquial, la invasiva y el aspergiloma. Esta última es la
mayor de 45 mmHg y Sa0 2 menor del 90 %. más común y consiste en bolos fúngicos que sobreinfectan
Procedimientos quirúrgicos. Toracotomía exploradora. cavidades tuberculosas, abscesos, quistes pulmonares y bron-
Está indicada en nodulos solitarios, cuando no es posible des- quiectasias. Aunque existen diversas especies de Aspergillus
cartar un carcinoma. La biopsia por congelación intraoperatoria A. fumigatus es la más frecuente. El Aspergillus se presenta
puede establecer el diagnóstico. sobre todo en situaciones clínicas de inmunodepresión (corticc -
terapia, diabetes, enfermedad linfoproliferativa, SIDA).
Diagnóstico. Presentación clínica. La manifestación clí-
Tabla 31-2. Efecto de las distintas técnicas de resección nica más frecuente es la expectoración hemoptoica e inclus:
pulmonar sobre los valores espirométricos normales la hemoptisis franca. Estos episodios hemorrágicos ocurrer.
en el 80 % de los casos y suelen ser precedidos por tos crónica
Valores Neumonec- Lobecia- Segmen- Irreseca- y expectoración mucosa.
normales lomía mía tectomía bilidad Métodos auxiliares. La radiología generalmente corres-
ponde a la enfermedad de base. El bolo fúngico intracavitaria
CVF 80% 55 % 40 % 35 % 35 % o micetoma, puede ser reconocido más fácilmente en la
tomografía computada que en la radiología convencional.
VEF, (1) >2 >2 >1 >0,6 <0,6
El examen directo del esputo hemoptoico muestra al mi-
VEF25-75 (1) >2 > 1,6 >0,6 >0,6 <0,6 croscopio birrefringencia por oxalato de calcio. En la sangre
pueden detectarse anticuerpos a los antígenos del Aspergillus.

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31. PULMÓN 355

Dado que la infección asienta sobre lesiones tuberculosas quistes hepáticos que atraviesan por contigüidad el diafragma
secuelares, lo común es que la baciloscopia arroje resultados y pueden finalmente fistulizarse en el árbol bronquial (véase
negativos. Hidatidosis hepática).
Tratamiento. La evolución natural de la aspergilosis lle- Anatomía patológica. Al igual que el quiste hidatídico de
va con frecuencia a la muerte por hemorragia. Esto demuestra otras localizaciones, el quiste pulmonar está formado por una
la importancia de su diagnóstico oportuno y su tratamiento capa externa cuticular y otra interna germinativa. El conteni-
temprano. do o líquido hidatídico es transparente; su sedimentación per-
La anfotericína B no ha demostrado ser eficaz en las asper- mite apreciar la arenilla hidatídica, constituida por vesículas
gilosis, ya que, como consecuencia de su ubicación intracavi- prolígeras y escólex.
taria, los hongos son poco accesibles a la droga. Cuando la Por fuera del quiste existe una capa denominada adventi-
enfermedad está limitada a segmentos, un lóbulo o todo un cia o complejo periquístico, formada por el tejido pulmonar
pulmón, y la reserva funcional es aceptable, está indicado efec- como respuesta a la acción local del quiste. Al eliminarse éste,
tuar la resección del parénquima afectado. El riesgo mayor de la adventicia puede ser viable y por ende reversible: o, por el
esta cirugía son las complicaciones hemorrágicas secundarias contrario, puede ocasionar secuelas fibrosas no viables (com-
a fenómenos fibrinolíticos propios del hongo. Un manejo plejo periquístico irreversible). Como se verá más adelante,
perioperatorio adecuado de la coagulación es imprescindible. la elección del procedimiento quirúrgico depende de las ca-
Si la resección está contraindicada por causas locales o racterísticas de la adventicia.
generales, el tratamiento debe dirigirse al control de los episo- Diagnóstico. Presentación clínica. Inicialmente, la hida-
dios hemorrágicos. En este sentido, la embolización arterial tidosis pulmonar primaria es asintomática debido a que el
puede ser efectiva, aunque sus resultados suelen ser tempo- quiste hialino, en su crecimiento, rechaza sin comprometer el
rarios. También se ha utilizado el destechamiento de la cavi- parénquima pulmonar circundante. En una segunda etapa, el
dad infectada, la evacuación de su contenido, abocamiento y quiste se manifiesta clínicamente por la compresión de estruc-
tratamiento con anfotericina B local. Sin embargo, este méto- turas broncovasculares. Los síntomas predominantes son la
do se complica con fístulas bronquiales e infección persisten- tos y la expectoración mucosa, aunque también puede existir
te. También ha sido negativa la experiencia con toracoplastias dolor torácico por irritación de la pleura parietal.
debido a la persistencia del Aspergillus en la cavidad colapsada. La tercera etapa corresponde a las manifestaciones clíni-
cas de las complicaciones del quiste. La hemoptisis es un sig-
no que prenuncia la ruptura quística en la luz bronquial. La
BIBLIOGRAFÍA hemorragia puede ser leve y recurrente, o grave: en este últi-
mo caso generalmente se debe al sangrado de ectasias peri-
González Montaner L y col.: Aspectos quirúrgicos en el tratamiento quísticas. La broncorrea purulenta es consecuencia de la co-
de la tuberculosis respiratoria. Respiración 1:25-30, 1986. municación del quiste con la luz bronquial y de su infección
Hurtado Hoyo E y col.: Pulmón destruido tuberculoso. Rev. Argent. secundaria. Se denomina vómica hidatídica a la eliminación
Cirug. 62: 169-170, 1992.
brusca, mediante la tos, de líquido hidatídico y membranas
(hidatidoptisis). La ruptura de un quiste periférico en la cavi-
dad pleural puede ocasionar disnea progresiva y dolor torácico
HIDATIDOSIS PULMONAR (hidroneumotórax) o sepsis grave por el empiema pleural re-
sultante.
Ramón A. Vivas Menos frecuentemente, el enfermo consulta por las mani-
festaciones clínicas de las llamadas secuelas hidatídicas. Es-
Definición. Es la localización en el pulmón de la forma tas ocurren cuando un complejo periquístico irreversible im-
larval del parásito Echinococcus gramdosus. La hidatidosis pide el colapso de la cavidad intrapulmonar, una vez que la
pulmonar comprende el 92 % de los casos de hidatidosis hidátide se ha eliminado. Como resultado, la cavidad persis-
torácica; en el 8 % restante, el quiste hidatídico puede asentar tente es asiento de una supuración crónica que se manifiesta
en el mediastino o la pleura. por hemoptisis y broncorrea. La evolución prolongada de esta
Tanto el ciclo evolutivo del parásito como la epidemiología situación puede llevar a la formación de bronquiectasias
de la hidatidosis humana serán tratados en otro capítulo (véa- perihidatídicas, una complicación lamentable e incluso más
se Hidatidosis hepática, cap. 37). grave que ia propia patología hidatídica.
Patogenia. Según su patogenia, la hidatidosis pulmonar La presentación clínica de la hidatidosis pulmonar secun-
puede ser primaria o secundaria. daria suele ser grave por la frecuencia de fenómenos anafilác-
La primaria se produce por la llegada al pulmón de un ticos. El quiste de tránsito hepatotorácico puede manifestarse
embrión hexacanto originado en el intestino. Generalmente por bilioptisis debido a la comunicación biliobronquial.
consiste en un quiste único. La hidatidosis pulmonar secunda- Radiología. Los hal lazgos de la radiografía simple de tórax
ria es la consecuencia de la ruptura de un quiste primario, ya en la hidatidosis pulmonar se esquematizan en la figura 31-
sea pulmonar o extrapulmonar, con la consiguiente 10. El quiste no complicado (hialino) presenta una imagen re-
diseminación de vesículas hijas y escólex. Cuando el quiste dondeada con bordes netos y contenido homogéneo, cuyo borde
primario es pulmonar, la diseminación puede hacerse en los se adapta a la presión de estructuras vecinas (signo de la muesca
bronquios (ductogenética de Pérez Fontana) o en la pleura. En de Ivanissevich y Rivas; fig. 31-11). La entrada de aire en el
cambio, si el quiste primario asienta en el hígado o el corazón, espacio pericuticular determina el signo del menisco, mien-
la diseminación intrapulmonar se hace por vía sanguínea. En tras que la fisura de la cuticular, asociada a la pérdida de líqui-
la hidatosis pulmonar secundaria, los quistes suelen ser múlti- do hidatídico y entrada de aire en la hidátide, ocasiona el sig-
ples y bilaterales. no del doble arco (Ivanissevich-Jaubert y Brun). La evacua-
Una forma particular de hidatidosis pulmonar secundaria ción parcial de la hidátide crea una imagen hidroaérea con res-
es el llamado tránsito hepatotorácico. Este es propio de los tos de membranas sobrenadantes (signo del camalote de

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356 SECCIÓN V. TÓRAX

Fig. 31-10. Hallazgos de la radiografía simple del tórax en la hidatidosis pulmonar. A, Signo de la muesca; B, signo del menisco; C, doble arco; D. signo
del camalote; E, membrana encarcelada.

Lagos García y Segers). En cambio, la evacuación completa La ecografía es especialmente útil cuando existe compro-
del quiste, con persistencia de la membrana y colapso de la miso pleural o pericárdico. Además, está siempre indicada para
adventicia, crea una imagen irregular de forma poligonal y el rastreo de otras localizaciones viscerales.
límites poco netos (signo de la membrana encarcelada). Los Laboratorio. La prueba del arco 5 por inmunoelectro-
signos del menisco, doble arco y del camalote son muy espe- foresis es específica de la hidatidosis, aunque su negatividad
cíficos y de gran valor para el diagnóstico diferencial. no descarta la enfermedad. De hecho, en los quistes hialinos
La broncografía es un método complementario valioso,
aunque no está indicada cuando la radiografía simple es sufi-
ciente para el diagnóstico. En los quistes no complicados, la
imagen de dislocación bronquial (fig. 31-12) permite el diag-
nóstico diferencial con otras imágenes nodulares, ya que el
quiste desplaza a los bronquios sin infiltrar su pared. También
la broncografía puede ser útil en el quiste complicado al diag-
nosticar la comunicación bronquial o la presencia de bron-
quiectasias periquísticas.
Métodos por imágenes. La tomografía computada com-
plementa los hallazgos de la radiografía simple y es de gran
valor para identificar el componente líquido del quiste, lo cual
facilita el diagnóstico diferencial con el nodulo pulmonar so-
litario (fig. 31-13). También es útil para precisar las caracte-
rísticas de la pared del quiste e identificar lesiones asociadas, Fig. 31-12. Hallazgos de la broncografía en la hidatidosis pulmonar.
lo cual permite seleccionar más adecuadamente el procedi- Dislocación bronquial: B, bronquiectasias perihidatídicas; C.comunica-
miento quirúrgico. ción bronquial.

Fig. 31-13. Tornografía computada que muestra dos quistes hidatídicos en


Fig. 31-11. Quiste hidatídico pulmonar derecho con signo de la muesca. pulmón derecho. Uno de ellos {flecha) presenta el signo del camalote

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31. PULMÓN 357

asintomáticos es habitualmente negativa debido a que la la hidatidosis pulmonar es la cirugía. La quimioterapia con
estimulación antigénica es escasa o nula. Es la solución de benzimidazoles (mebendazol y albendazol) puede ser utiliza-
continuidad de la membrana quística lo que inicia la actividad da en asociación con la cirugía, o en casos muy seleccionados
antigénica y positi viza la prueba. Después del tratamiento qui- como única terapéutica.
rúrgico del quiste, la prueba se negativiza progresivamente y Los objetivos de la cirugía son la extirpación completa del
el arco 5 desaparece por completo al año. Si ello no ocurriera quiste preservando el parénquima pulmonar y previniendo las
debe sospecharse otro quiste, una siembra intraoperatoria o secuelas hidatídicas. Esto último implica evitar la contamina-
una reinfección. ción parasitaria intraoperatoria y suprimir la cavidad residual.
Otros métodos. La broncofibroscopia permite el acceso a Procedimientos quirúrgicos (fig. 31-14, A-C). Existen di-
bronquios periféricos y ver directamente las membranas en versos procedimientos cuya indicación depende de la locali-
caso de ruptura quística, así como obtener por lavado bron- zación y el tamaño del quiste, así como de las condiciones de
quial material específico. Es especialmente útil en quistes com- la cavidad residual (complejo periquístico).
plicados con serología negativa o dudosa. En el quiste hialino periférico de adventicia mínima, y por
La citología percutánea con aguja fina está contraindicada ende, con complejo periquístico reversible, el tratamiento de
por el riesgo de desencadenar graves reacciones anafilácticas. elección es el procedimiento de Allende-Langer. Consiste en
En enfermos procedentes de áreas endémicas debe evitarse la extirpación del quiste, sutura de los bronquios comunica-
punzar nodulos pulmonares que presenten una densidad lí- dos con la cavidad y cierre de ésta mediante suturas con-
quida en la tomografía computada. céntricas (en jareta) desde la profundidad hacia la superficie.
Tratamiento. El único tratamiento radical y definitivo de En el quiste mediano complicado y periférico, cuyo com-

Fig. 31-14. Procedimientos quirúrgicos en la hidatidosis pulmonar. A, Procedimiento de AUende-Langer; B, procedimiento de Velarde Pérez Fontana; C,
procedimiento de Brea.

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358 SECCIÓN V. TÓRAX

piejo periquístico es irreversible, está indicado el procedimiento Tabla 31-3. Carcinoma de pulmón
de Velarde Pérez Fontana, o sea, la extirpación del quiste y del (Clasificación de la OMS)
complejo periquístico (periquistectomíá), sutura bronquial y
cierre de la cavidad mediante suturas concéntricas. Carcinoma de células pequeñas
En quistes medianos o centrales, voluminosos y compli- -oat cell
-intermedio
cados. la periquistectomíá puede ocasionar lesiones del hilio -combinado
pulmonar. En estos casos está indicado el procedimiento com- Adenocarcinoma
binado de Brea: extirpación del parásito, periquistectomía par- -acinar
cial y sutura bronquial. -papilar
Anestesia. En los quistes de mediano y gran volumen debe -bronquioalveolar
prevenirse la aspiración bronquial que puede ocurrir con la -mucosecretante
posición decúbito lateral. Para ello se recomienda la intubación Carcinoma epidermoide
traqueobronquial con tubos de doble luz tipo Carlens, que per- Carcinoma de células grandes
miten el bloqueo selectivo y facilitan las maniobras quirúrgi- -células claras
-células gigantes
cas.
Abordaje. La vía de abordaje depende de la localización,
el tamaño y la unilateralidad o bilateralidad de los quistes. Las
incisiones más utilizadas son la posterolateral y axilar verti-
de los tipos histológicos (células endodérmicas) y que sólo se
cal, aunque también puede recurrirse a la cirugía videoasistida.
distingue por su grado de diferenciación. Por lo general es de
En los quistes bilaterales, Vivas (1983) ha empleado con éxito
ubicación central y se disemina rápidamente, comprometien-
la esternotomía mediana.
do en forma temprana los ganglios hiliomediastínicos.
El oat cell está formado por células pequeñas, de núcleo
redondo o elíptico, y con citoplasma escaso. Hay otras varie-
BIBLIOGRAFÍA
dades con células poligonales o fusiformes, que se hallan com-
Vivas RA, Lovaglío A, Herrera F: Tratamiento quirúrgico de la binadas frecuentemente en el mismo tumor. Debido a su rápi-
hidatidosis pulmonar bilateral por esiernotomía mediana. Bol. da diseminación, la mayoría de los pacientes la presentan al
Int. Hidat. 13: 38, 1983. momento de la consulta. Las metástasis son en el hígado, hue-
so, médula ósea y sistema nervioso central.
Adenocarcinoma. Actualmente representa el 40 % de to-
dos los casos, porcentaje alcanzado en los últimos años. Esto
CARCINOMA DE PULMÓN es debido en parte a que cada vez se clasifican menos tumores
bajo el rótulo de indiferenciados. Muchos adenocarcinomas
Elias Hurtado Hoyo son periféricos y aparecen cerca de la superficie pleural.
Histológicamente forma glándulas y produce mucina si
Definición. El carcinoma de pulmón comprende los tu- bien es posible identificar cuatro grupos, el bronquioalveolar
mores malignos originados en los epitelios bronquial y alveolar. parecería ser una entidad distinta; se puede presentar como
Epidemiología. Durante las últimas décadas, el cáncer de nódulo solitario, enfermedad multifocal o formas masivas si-
pulmón se ha convertido en la principal causa de muerte por milares a la neumonía que se dispersan de lóbulo en lóbulo.
cáncer en el hombre. En la mujer ha logrado superar la morta- Se disemina por vía hemática y por vía linfática. Los lugares
lidad por cáncer mamario. La incidencia de esta patología es de asiento de las metástasis son cerebro, suprarrenal, hueso,
de aproximadamente 70 de cada 100.000 varones según cifras médula ósea e hígado.
de países desarrollados. Carcinoma epidermoide. Antes era más frecuente. Com-
Factores predisponentes. Existe una probada relación con prende el 30 % de los casos y es histológicamente similar al
el hábito de fumar que va más allá de una relación casual. Hay espinoso de la piel. Las atipias celulares se hallan en el núcleo
criterios de paralelismo entre tiempo de exposición, dosis, y el citoplasma y constituyen a veces unidades concéntricas
especificidad y aparición de ¡a enfermedad. Se ha calculado con centro queratínico formado por láminas o perlas córneas.
que un varón de 35 años que fuma 25 cigarrillos diarios tiene Se origina habitualmente en grandes bronquios, por lo cual se
13 % de posibilidad de morir por cáncer de pulmón antes de los halla a menudo en la región central. La diseminación es
los 75 años. más lenta que en otros tumores y sigue las vías de los ganglios
Otro factor determinante es la polución ambiental en las hiliomediastínicos.
grandes urbes (benzopirenos, hidrocarburos, etc.). Se recono- Carcinoma de células grandes. Son lesiones periféricas y
ce también una contaminación industrial debida a asbestos, subpleurales, con tendencia a la necrosis y la cavitación. Las
arsénico y cromatos. Un capítulo en estudio es la determina- células son grandes y tienen abundante citoplasma, con sig-
ción genética en un individuo dado de padecer cáncer de pul- nos de anaplasia y mitosis atípicas. El núcleo celular es
món. Se han detectado anormalidades cromosómicas, pero no vesicular. Por lo general su diseminación es similar a la del
pudo establecerse si son causa o consecuencia del tumor. El adenocarcinoma. (done by 007)
oat cell presenta mayor número de anormalidades cromo- Diseminación. Durante cierto período el carcinoma crece
sómicas. en el parénquima pulmonar dentro de la pared bronquial y al-
Anatomía patológica. La clasificación de la Organización canza luego los vasos y conductos linfáticos, y da así metástasis
Mundial de la Salud es universalmente aceptada (tabla 31-3). a distancia o en los ganglios. La metástasis por vía aérea pue-
Carcinoma de células pequeñas. Actualmente se consi- de observarse, pero es más rara. Usualmente la diseminación
dera que deriva de las mismas células precursoras que el resto linfática es más temprana que la distante. Existe un patron de

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31. PULMÓN 359

camino linfático que siguen las células de acuerdo con el sitio producir un derrame pleural por difusión retrógrada sin que
de origen y finaliza en el conducto torácico o la gran vena haya metástasis pleurales. Un cuadro clínico característico es
linfática. Puede haber, asimismo, un salto de estaciones linfá- el del bloqueo de la vena cava superior, que produce un síndro-
ticas. Las neoplasias de los lóbulos inferiores se diseminan me mediastínico (véase Mediastino). Algunos pacientes pre-
hacia el mediastino posterior y luego a los grupos subcarínales. sentan parálisis de la cuerda vocal por invasión recurrencial.
En el lóbulo superior derecho los linfáticos drenan hacia el La invasión de la pared torácica se manifiesta con dolor de
mediastino superior; el superior izquierdo drena hacia los tipo radicular. Las consecuencias de la diseminación regional
ganglios que rodean los grandes vasos (aorta y subclavia). se resumen en la tabla 31-5.
El resultado de esto es que según la estación comprometi- Sintomatología dependiente de las metástasis. La mayoría
da se observará compromiso ganglionar hiliar (N1), medias- de los pacientes con estadios avanzados presentan síntomas
íínico (N2 N3) o supraclavicular (N3). También puede haber en el momento de la consulta, entre los cuales la fatiga y la
diseminación retrógrada hacia la superficie pleural, sobre todo disminución de la actividad son las más frecuentes. A pesar de
en los tumores periféricos. que pueden producirse metástasis casi en cualquier órgano,
El crecimiento tumoral en su avance puede comprometer con mayor frecuencia se localizan en el hígado, hueso, cere-
estructuras como el mediastino, la pared torácica o el dia- bro, ganglios linfáticos, suprarrenal y piel. La sintomatología
fragma. Cuando penetra en los vasos, es común la coloniza- dependerá del órgano afectado, y es así como puede haber dolor
ción a distancia en huesos, suprarrenales, hígado, cerebro y y fracturas patológicas en las Iocalizaciones óseas, síndromes
cualquier otro órgano o sistema. neurológicos en las cerebrales, etcétera.
Diagnóstico. Presentación clínica. Pueden faltar en ab- Síndromes paraneoplásicos. Son signos y síntomas no re-
soluto manifestaciones clínicas y el tumor aparecer como ha- lacionados directamente con la invasión neoplásica. Las mani-
llazgo en una radiografía de tórax. Cuando se producen sínto- festaciones pueden ser de origen neurológico (degeneración
mas, éstos pueden depender de la localización del tumor, de la cerebelosa, encefalomielitis), muscular (miositis, miastenia),
diseminación locorregional o de las metástasis. El carcinoma dermatológico (acantosis nigricans, esclerodermia, dermato-
pulmonar presenta a su vez una gran variedad de síndromes miositis), esquelético (hipocratismo digital, uñas en vidrio de
paraneoplásicos, que pueden preceder a cualquier otro sínto- reloj, osteoartropatía hipertrofiante), vascular (tromboflebitis
ma, a veces con una antelación de hasta 2 años. migratoria) y metabólico (síndrome de Cushing, retención
Sintomatología dependiente de la localización del tumor. hídrica por hipersecreción de hormona antidiurética, hiper-
Los síntomas y signos varían según su ubicación central o calcemia por secreción de una hormona similar a ia para-
periférica (tabla 31-4). Tos, expectoración y hemoptisis son thormona).
tres signos que se deben tener en cuenta. En las dos terceras Laboratorio. Los análisis convencionales permiten eva-
partes de los pacientes existen manifestaciones generales como luar el estado general en vista a cualquier tratamiento planea-
anorexia, astenia y pérdida de peso. do. De los específicos (marcadores tumorales), el antígeno
El crecimiento paulatino puede llevar a una obstrucción carcinoembrionario (CEA) es el más utilizado, aunque puede
bronquial con la consiguiente atelectasia, neumonía y ocasio- estar también alterado en fumadores o en procesos inflama-
nalmente absceso pulmonar. El paciente desarrolla ios signos torios. Tiene valor sólo si se halla muy elevado o muestra va-
característicos de esta afección, es decir, fiebre, leucocitosis riaciones en el postoperatorio que indican una recidiva.
y, en los casos de compromiso pleural, dolor tipo puntada de Citología de esputo. Es preferible obtener las muestras
costado. La disnea puede depender además de la falta de ven- después de una broncoscopia. Cuanto más central es el tumor,
tilación de segmentos, de lóbulos o incluso del pulmón en su mayor será la eficacia de la citología.
totalidad. Examen funcional respiratorio. Este estudio es esencial
Sintomatología de la diseminación regional. El compro- para evaluar preoperatoriamente la tolerancia que tendrá el
miso mediastínico se puede deber a una invasión directa del paciente a la cirugía. Incluye la determinación de la capacidad
tumor o a propagación ganglionar linfática (N). Es así como vital, el volumen espirado en el primer segundo y otros pará-
pueden hallarse manifestaciones de obstrucción traqueal, com- metros que permiten determinar si existe alteración de tipo
presión esofágica con disfagia, parálisis recurrencial, paráli- restrictivo u obstructivo.
sis del nervio frénico, etc. En un tumor del vértice pulmonar
con invasión del opérculo torácico el paciente refiere cervico-
braquialgia en el territorio cubital (síndrome de Pancoast-
Tobías). También pueden existir signos de irritación simpática Tabla 31-5. Consecuencias de la diseminación regional
(Pourfour du Petit) o de anulación (Claude Bernard-Horner).
A nivel pericárdico se puede hallar taponamiento por derra- Dolor por invasión pleural o parietal
Tos
me, con arritmia o falla cardíaca. El bloqueo linfático puede
Disnea restrictiva
Absceso pulmonar
Obstrucción de la tráquea
Tabla 31-4. Sintomatología del tumor Obstrucción del esófago
según su localización Parálisis recurrencial
Parálisis frénica
Central Periférico Parálisis del simpático (Claude Bernard-Horner)
Síndrome de Pancoast
Tos Dolor Obstrucción de la vena cava superior
Disnea obstructiva Disnea restrictiva Invasión del corazón o pericardio
Hemoptisis Absceso cavilado con taponamiento, arritmia o falla cardíaca
Sibílancia, estridor Derrame pleural
Neumonitís obstructiva Linfangitis carcinomatosa

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360 SECCIÓN V. TÓRAX

Métodos por imágenes. Radiología convencional. La casi Mediastinotomía. Fue impulsada por Chamberlain y es útil
totalidad de los portadores de cáncer pulmonar tienen radio- para la exploración de los ganglios paravasculares y las lesio-
grafía de tórax patológica, y en un 80 % de los casos es nes del parénquima accesibles por esta vía. Consiste en la
indicadora de por sí del diagnóstico. Las imágenes preceden resección del segundo cartílago costal y el abordaje del medias-
en meses a la sintomatología, pero al ser visibles, está demos- tino sin abrir la pleura mediastínica. Hoy encuentra más indi-
trado que el tumor ya cumplió el 75 % de su ciclo. Las imáge- cación en los tumores no quirúrgicos que tienen contacto an-
nes pueden ser de opacidad nodular, atelectasia, ensanchamien- terior.
to hiliar, etc. Es importante examinar radiografías previas para Biopsia ganglionar. Cualquier ganglio palpable debe ser
poder comparar su evolución. Hay que prestar atención a las biopsiado. La biopsia preescalénica no tiene gran rendimiento
estructuras óseas, sobre todo en los tumores apicales. En los y sólo se la emplea hoy para el estudio de la sarcoidosis.
tumores más avanzados existen signos de invasión, como pa- Punción pleural. Se la debe realizar cuando existe derra-
rálisis diafragmática, derrame pleural, derrame pericárdico, me. En estos casos se extrae el líquido pleural para su estudio
etcétera. citológico y se completa el procedimiento con la toma de
Las radiografías oblicuas y descentradas de vértice mues- biopsia pleural, para lo cual se utiliza alguno de los modelos
tran mejor ciertos tumores de ubicación apical. En líneas ge- de agujas gruesas existentes, como la de Cope o la de Abrahm
nerales una gran variedad de técnicas, de mucha importancia (véase Derrame pleural).
otrora, han sido desplazadas por la tomografía axial computa- Punción transbronquial. Consiste en realizar una punción
da (TAC) y la resonancia nuclear magnética (RNM), que abre- atravesando la pared bronquial por vía endoscópica en aque-
vian tiempo y tienen mayor sensibilidad. llos casos que presenten deformidad de la carina o compresio-
TAC y RNM. Se puede afirmar que la tomografía computa- nes extrínsecas de la gran vía aérea.
da es un estudio imprescindible en estos pacientes. Conviene Videotoracoscopia. Si bien su papel como planteo tera-
que incluya eí abdomen superior para ver las suprarrenaJes. péutico está aún en estudio en lo referente a la patología
Las tomografías cerebral y abdominal se pedirán cuando haya neoplásica, es de suma utilidad diagnóstica para definir el es-
signos o síntomas que así lo justifiquen, aunque es convenien- tado de la pleura en aquellos casos con derrame. Permite tam-
te siempre realizar TAC cerebral en el oat cell, aun en el bién extraer muestras de ganglios linfáticos para su estudio
asintomático. La tomografía dará también una idea sobre el En pacientes con gran riesgo quirúrgico y nodulo periferico
estado del mediastino, aunque las imágenes ganglionares no puede ser usada como terapéutica.
indicarán en modo alguno su origen (neoplásico o reactivo). Toracotomía exploradora. Se recurre a ella cuando todos
Puede también detectar pequeños derrames pleurales insospe- los métodos anteriormente mencionados no llegan al diagnós-
chados. Existe una técnica de cortes con alta resolución (entre tico (aproximadamente 5 % de los casos). Otras veces es du-
1 y 1,5 mm) que estudia mejor los nodulos solitarios. La RNM rante la toracotomía que recién se demuestra la irresecabilidad
no ha demostrado superioridad con respecto a la TAC en el por invasión tumoral de estructuras adyacentes (T4).
pulmón, pero sí es de utilidad para ver invasiones de columna Estadificación. En 1985, el American Joint Committee of
y mediastino, y debe ser tenida en cuenta en los pacientes Cáncer (AJCC), la International Union Against Cáncer (UICC)
alérgicos al yodo. y el Japanese Cáncer Committee (JCC) acordaron un método
Centellograma y ecografía. En el cáncer de pulmón, estos de estadificación que fue adoptado en todo el mundo. El tu-
estudios están destinados a la búsqueda de metástasis. El mor primario (T) es dividido en cuatro categorías según su
centellograma óseo corporal debe pedirse frente a la sospecha tamaño y el grado de invasión local. La diseminación linfática.
de lesión ósea, manifestada por dolor o contacto tumoral con (N) se divide en N1 (broncopulmonares), N2 (mediastínicos
una estructura de esa naturaleza. La ecografía hepática será de homolaterales) y N3 (mediastínicos contralaterales y
utilidad para evaluar las localizaciones hepáticas, y la ecopleura supraclaviculares). La diseminación metastática se mide r por
detectará la presencia de derrame pleural. su presencia (M1) o ausencia (MO) (tabla 31-6 y fig. 31-15
Broncoscopía. Su indicación es de rigor y se realiza pre- Tratamiento. La cirugía sigue siendo la única posibilidad
ferentemente bajo anestesia local. En todos los pacientes en de ofrecer una curación a estos pacientes. Su éxito depende
sospecha o estudio por cáncer pulmonar se debe practicar una del diagnóstico temprano del carcinoma, lo cual no es lo más
fibrobroncoscopia con biopsia, lavado y cepillado bronquial. común. En líneas generales, de la totalidad de pacientes que
Cuanto más central es el tumor, más posibilidades existen de consultan, sólo una cuarta parte será candidata a la toracotomía.
obtener un diagnóstico de certeza. Aunque no se pueda ver la El resto recibirá otro tratamiento paliativo con escasas posibi-
lesión, la broncoscopia es de suma utilidad para el planteo lidades de sobrevivir a los 5 años.
quirúrgico y fundamentalmente para estadificar el tumor. Ade- Evaluación funcional preoperatoria. Es el cálculo de la
más. este procedimiento permite una exploración directa de tolerancia que tendrá el paciente a la cirugía. Se realizará (ade-
las cuerdas vocales (parálisis recurrencial) y de la carina. más de los estudios de rutina, ECG, etc.) una prueba de fun-
Procedimientos diagnósticos invasivos. Punción trans- ción respiratoria. Para que sea tolerada una neumonectomía
parietal con aguja fina bajo control tomográfico. Se la utiliza el paciente debe tener no menos de 1,2 litros de VEF 1 y de un
para el diagnóstico citológico de la lesión y se recurre a ella en litro si lo planeado es una lobectomía. No deberá tener hipoxé-
los pacientes que por alguna razón no serán operados. mia de 60 mm P 0 2 o menos y no debe tener retención de
Mediastinoscopia. Es la exploración del mediastino, en la dióxido de carbono. Se deben evaluar estos parámetros de
región pretraqueal, para el estudio de los ganglios mediastínicos espirometría, gases en sangre, y de corresponder, centellografía
(N2). Se la puede utilizar para obtener el diagnóstico en los de ventilación-perfusión. El ecocardiograma y el ventrículogra-
casos en que han fracasado otros métodos. Algunos grupos ma darán una idea sobre el riesgo cardíaco. Es importante la
quirúrgicos la emplean como rutina preoperatoria para detec- exacta instrucción kinesiológica de los enfermos que seran
tar invasión mediastínica. Es de utilidad cuando se sospechan sometidos a toracotomía para enseñarles a toser, respirar pro-
ganglios patológicos contralaterales o presencia de invasión fundamente, etc. Además, la concurrencia previa a un servicio.
extracapsular. de kinesiología respiratoria hará que afronten la cirugía con

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31. PULMÓN 361

Tabla 31-6. Estadificación del carcinoma de pulmón para decidir un tratamiento adyuvante (quimiorradioterapia
postoperatoria).
/ Características En la pieza de resección el patólogo no sólo debe confir-
mar la histología, sino también informar el G (grado de dife-
TX Células cancerosas sin lesión visible renciación tumoral), el N (alteraciones nucleares) y el M (al-
TI Menor de 3 cm de diámetro sin compromiso pleural teraciones mitóticas) (Hurtado Hoyo y col., 1991). Otro estu-
T2 Mayor de 3 cm de diámetro o compromiso pleural visceral dio de factor pronóstico es la determinación del ADN del tu-
Atelectasia distal hasta el hilio mor (ploidía) por citometría de flujo.
T3 Extensión a pleura, pared, diafragma o pericardio Indicaciones y procedimientos según el estadio del tu-
A menos de 2 cm de la carina
T4 Invasión de órganos mediastínicos mor. Estadios I (Tl-2 NO MO) y II (Tl-2 NI MO). La operación
Derrame pleural neoplásico de elección es la lobectomía. En los tumores que presentan
compromiso proximal de los vasos pulmonares o que atravie-
NO Sin compromiso ganglionar sen la cisura puede requerirse una operación mayor, como la
N1 Compromiso biliar o bronquial homolateral bilobectomía o incluso la neumonectomía. Se recurrirá a
N2 Compromiso mediastínico homolateral resecciones menores (segmentectomía) sólo en aquellos pa-
N3 Compromiso mediastínico contralateral cientes con escasa reserva respiratoria o con elevado riesgo
Compromiso supraclavicular general. Cuando el tumor invade el opérculo bronquial, se re-
curre a procedimientos de resección en manguito ("sleeve
MO Sin metástasis conocida resection") con reimplante del bronquio distal, lo cual permite
M1 Con metástasis reconocida
la conservación del lóbulo inferior.
Estadio IIIa (T3 NO, T3 NI, TI-3 N2, MO). Este estadio
incluye enfermos diversos, como los que tienen T3, los que
tienen N2 y los que poseen ambas características. Es distinta
Estadio Descripción la sobrevida de los pacientes T3 NO MO con respecto a la de
I T1-2N0M0 los T3 N2 MO. De todos modos, el objetivo del tratamiento
quirúrgico es la resección completa del tumor, lo cual también
II T1-2N1M0 se puede lograr con lobectomía, bilobectomía o neumonecto-
mía. En el mediastino, la conducta será la descripta previa-
Illa T3N0-N1M0 mente.
T1-2-3N2M0 Invasión de la pared torácica: se debe realizar una resección
en bloque junto con el parénquima pulmonar correspondiente.
III b T4 NO 1 2 3 MO Hay que tener la precaución de pasar por lo menos a 2 centí-
TI-2-3 N3 MO metros de la zona enferma. Si la resección parietal es muy
IV Cualquier T N con MI amplia y se sospecha que quedará un tórax inestable, se debe-
rá rellenar el defecto con una plancha cementada (véase Tu-
mores de la pared torácica, cap. 28).
Tumor del vértice: el tumor del vértice que origina el
síndrome de Pancoast-Tobías debe ser tratado con irradiación
un mejor estado broncopulmonar, sobre todo aquellos bron- previa, seguida por la resección en bloque de todos los ele-
quíticos crónicos con secreciones bronquiales. Se les efectúa mentos comprometidos. La enfermedad residual debe ser tra-
también en ese ámbito los test de ejercicio y resistencia que tada con radioterapia.
correspondan. Invasión hacia el mediastino: cuando se encuentra com-
Procedimientos quirúrgicos. Hasta la década del 50, la prometido el pericardio, éste se incluirá en la resección. Inva-
neumonectomía fue considerada la operación de elección para siones mayores corresponden por lo general a tumores T4, que
el tratamiento del cáncer pulmonar (fig. 31-16). Actualmente no son resecados salvo en casos excepcionales.
se sostiene que, de ser posible una resección completa con Invasión del diafragma: deberá resecarse toda la parte com-
lobectomía, ésta debe preferirse ya que tiene igual resultado prometida; el defecto producido será reparado con cierre de
oncológico a largo plazo (fig. 31-17). La vía de abordaje habi- puntos separados (resecciones pequeñas) o con la colocación
tual para la mayoría de los casos es la toracotomía axilar ver- de una malla protésica.
tical amplia preconizada por Hurtado Hoyo (1984), aunque Estadio III b (cualquier T N3 MO, T4 cualquier N MO).
otros grupos efectúan la toracotomía posterolateral. Normalmente estos pacientes no son considerados candidatos
En los pasados 20 años resurgió la posibilidad de realizar para la cirugía. Una posibilidad es realizar tratamiento previo
operaciones más económicas como la segmentectomía, en con quimioterapia o radioterapia o una combinación de ambas
pacientes con tumores limitados (Tl-2 NO), pero en líneas (neoadyuvancía). Los pacientes que responden a la neoadyu-
generales se las reserva para los pacientes que no pueden tole- vancia pueden ser operados después de una reestadificación
rar resecciones mayores, ya que este proceder ha mostrado exhaustiva.
mayor índice de recurrencia local (fig. 31-18). Estadio IV(cualquier T, N, MI). En caso de que exista una
La operación se completa con el relevamiento ganglionar sola metástasis cerebral, su extirpación puede estar indicada.
mediastínico. El papel del vaciamiento mediastínico es moti- De hecho, el 25 % de las recurrencias después de cirugía con
vo de discusión. Los defensores de este proceder sostienen intención curativa son metástasis cerebrales.
que mejora la sobrevida, pero no ha sido fehacientemente pro- En cambio, el valor de extirpar una única metástasis
bado. La conducta generalizada es resecar los ganglios perte- suprarrenal no ha sido establecido. Estas metástasis son halla-
necientes a las distintas estaciones de drenaje para lograr una das hasta en el 35 % de los estudios de autopsia en fallecidos
correcta estadificación. Esto tiene valor para el pronóstico y por carcinoma pulmonar.

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362 SECCIÓN V. TÓRAX

Resultados. En el estadio I es de esperar una superviven- implantan en forma directa semillas de oro, iridio o yodo
cia a 5 años del 65 al 75 %; en el estadio II, la supervivencia radiactivos.
desciende aproximadamente a 35 %. En el estadio III a es del Postoperatoria. Tendría mejor efecto en la estirpe epider-
15 %. La mortalidad operatoria no sobrepasa el 2 %. moide, sobre todo para disminuir la recurrencia local. Se
Radioterapia. Preoperatoria. Ha sido preconizada en los indica como terapia complementaria a la cirugía en el estadio
tumores que invaden la pared torácica y en los del surco supe- IIIa, así como también después de resecciones que dejen en-
rior. Sólo en estos últimos ha demostrado utilidad. fermedad residual.
Intraoperatoria. Fue preconizada por Martini (1987). Se Paliativa. Se la aplica con este criterio en los casos ino-

T2 NO MO T1 NO MO
Afecta bronquio Lesión periférica "en r.z'b-.i
principal más de 2 cm
distal a la carina

T2 NO MO
Afecta pleura visceral

T2 N1 MO
Afecta pleura visceral
y ganglios linfáticos T2 N1 MO
peribronqulales e Afecta bronquio
hiliares principal y ganglio
linfáticos hiliares

T1 NI MO
Tumor < 3 cm que
afecta ganglios
linfáticos
peribronquiales (por
extensión directa)

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31. PULMÓN 363

perables o irresecables. Prolonga la sobrevida mejorando el esquemas pero sin resultados categóricos, por lo cual se los
confort. Es útil en el síndrome mediastínico y las metástasis utiliza en los estadios III y IV. Es útil también la administra-
óseas y cerebrales, ción de quimioterapia como sensibilizante a la acción de la
Complicaciones. La más frecuente es la esofagitis, que tiene radioterapia. Las drogas más difundidas son el cisplatino, la
la particularidad de ser transitoria; en cambio, la neumonitis doxorrubicina, la vincristina y la ciclofosfamida. Debido a su
e s por lo general más rebelde. diferente comportamiento biológico distinguiremos al no oat
Quimioterapia. Han sido ensayados y aplicados diversos cell del oat cell.

T3 NO MO
Tumor de surco superior

T3 N1 MO
Tumor periférico que
afecta pared torácica
y ganglios linfáticos T2 N2 MO
intrapulmonares Tumor > 3 cm que
afecta ganglios laterales
hiliares y mediastínicos

T4 N3 MO
Participación de
mediastino, ganglios
linfáticos mediastínicos
homo y oontralaterales,
ganglios Miliares
contralaterales,
ganglios linfáticos
supraclaviculares

Fig. 31-15. Estadios del cáncer de pulmón (Mountain, 1986).

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364 SECCIÓN V. TÓRAX

Fig. 31-16. Esquema de la neumonectomía. Ligadura y sección de la arte-


ria pulmonar y venas pulmonares. Sección del bronquio fuente y cierre del
muñón bronquial mediante sutura mecánica o manual.

Fig. 31-17. Esquema de la la Iobectomía. Ligadura y sección de los vasos Fig. 31-18. Resección pulmonar segmentaria. Sección del parénquima con
arteriales y venosos correspondientes. Sección del bronquio lobular y cie- sutura mecánica (TA. 55).
rre del muñón con sutura mecánica o manual.

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31. PULMÓN 365

No oat cell. Se la aconseja a pacientes en buen estado ge- Tabla 31-7. Tumores broncopulmonares primitivos
neral, por debajo de los 70 años, y que no hayan recibido poco frecuentes
quimioterapia previa. La respuesta terapéutica será evaluada
por la disminución de la masa tumoral. Se logran respuestas MALIGNOS
del orden del 30 al 40 %. Se define como regresión completa
Tumor carcinoide 3-4%
cuando desaparece el tumor durante un mes; parcial cuando
hay disminución de hasta el 50 %; estable cuando no se modi- Carcinoma de céluias bronquiales 1%
fica, y progresión cuando aumenta de tamaño. Adenoquístico o cilindroma
La mortalidad relacionada con el tratamiento es del 1 al mucoepidermoide
5 %. Al realizar tres ciclos de tratamiento debe reevaluarse al
paciente para determinar, sobre la base de los resultados, la Carcinosarcoma 0,8%
continuidad o no de los esquemas.
Oat cell. Este tumor, que tiende a una diseminación más Blastema pulmonar 0,5 %
rápida, tiene mejor respuesta a la quimioterapia y la radiotera-
Tumores linforreticulares 0.5 %
pia. La poliquimioterapia da respuestas completas hasta en la
mitad de los casos, presentándose las remisiones en la segun- Melanoma < 0,1 %
da o tercera aplicación. Se asocia la quimioterapia a la radio-
terapia ya que ésta reduce la masa tumoral. Además, se admi- Tumores malignos de células germinales < 0,1 %
nistran en forma simultánea, lo cual si bien aumenta la toxici- Teratoma
dad mejora los resultados. El lugar más común de metástasis Coriocarcinoma
es el sistema nervioso central, por lo que se suele irradiar el
encéfalo con 3000 rad durante 2 a 3 semanas. Si ya está im- Sarcomas < 0,1 %
plantada y detectada una metástasis encefálica, la dosis se ele-
vará a 4000 o 5000 rad por 4 semanas. Esta combinación de
Tumor bronquioalveolar intravascular < 0,1 %
terapéuticas logra una sobrevida global de 9 a 10 meses. En BENIGNOS
los casos no extendidos, que son los menos frecuentes, el tra-
tamiento preconizado es el de la cirugía "en sandwich", que Adenoma < 0,1 %
consiste en realizar quimioterapia, cirugía y luego nuevamen- De glándulas mucosas
te quimioterapia. Pleomorfo
Inmunoterapia. Se han efectuado ensayos con BCG con
resultados controvertidos. Otro agente investigado es el inter-
ferón. Su uso combinado con otras drogas no ha demostrado
mejoría en los resultados. La interleuquina 2 y los anticuerpos quial, poseen granulos neurosecretores y pueden producir sus-
monoclonales tampoco mostraron eficacia terapéutica. tancias similares a las hormonas o mediadores químicos, ra-
zón por la cual se clasifican entre los tumores pertenecientes
al sistema APUD. Pueden crecer dentro de la luz bronquial o
BIBLIOGRAFÍA en la pared, o ser extrabronquiales.
Epidemiología. Comprende del 3 al 4 % de los tumores
Hurtado Hoyo E: Toracotomías axilares. Ed. Sánchez Teruelo. Bue- bronquiales y es el más frecuente después de los carcinomas
nos Aires. 1984. broncogénicos. Se presenta por igual en ambos sexos en la
Hurtado Hoyo E, Pedernera A, Spizzamiglio N: Cáncer de pulmón.
Factor N. Rev. Arg. de Cirugía 60: 166-174, 1991. edad media (30 a 50 años), con obstrucción parcial o completa
Martini N, Flehinger B: The role of surgery in N2 lung cáncer. Surg. de la luz de los bronquios centrales o formando un nodulo
Clin. North. Am. 67: 1037-1049, 1987. pulmonar solitario sin bordes nítidos.
Mountain C: A new international staging system for lung cáncer. Chest Anatomía patológica. Son histológicamente idénticos a
89 (suppl.): 225-323, 1986. un tumor carcinoide del tubo digestivo. El aspecto macros-
cópico varía según la localización. Si es central, se presenta
como una tumoración sésil o pediculada. con una superficie
surcada por una red de vasos finos que sangra muy fácilmente
TUMORES BRONCOPULMONARES PRIMITIVOS durante la biopsia endoscópica: por hallarse recubierto de una
POCO FRECUENTES mucosa bronquial normal, la citología exfoliativa o una biopsia
muy superficial no permite su diagnóstico preciso. Los peri-
Eduardo B. Arribalzaga féricos se muestran como nodulos circunscriptos, en pleno
parénquima pulmonar, sin límites precisos ni conexión alguna
Comprenden una gran variedad de tumores, muchos de con un bronquio.
ellos extremadamente raros (tabla 31-7). En el carcinoide típico, sin evidencias histológicas de ma-
El diagnóstico, la estadificación y el tratamiento siguen lignidad pueden encontrarse metástasis ganglionares regiona-
pautas idénticas a las que rigen en el carcinoma broncogénico les en un 5 a un 9 % de los casos; las metástasis hepáticas y
no de pequeñas células. Debido a que son dispares en su óseas son menos frecuentes.
histogénesis, se los debe estudiar individualmente. Existe otra forma de carcinoide llamado atípico porque tie-
ne un comportamiento agresivo, que supera al del resto de los
carcinoides, con histología atípica y crecimiento rápido.
Tumor carcinoide Diagnóstico. Presentación clínica. Los síntomas depen-
den de su localización. Si son centrales, la tos, a veces seca e
Originados en las células de Kultchitsky de la mucosa bron- iterativa o acompañada de expectoración hemoptoica, sibilan-

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366 SECCIÓN V. TÓRAX

cias o franca hemoptisis, hará sospechar su existencia. Si son adecuados márgenes libres de enfermedad y extirpación
periféricos, todos asintomáticos, se descubren en los catastros ganglionar sistemática.
radiológicos.
A veces puede manifestarse como un síndrome carcinoide:
broncoespasmo, diarrea y rubefacción episódica, con aumen- Carcinosarcoma
to del ácido 5-hidroxiindolacético en la orina.
Broncoscopia. La imagen broncoscópica es característi- Tumor maligno con componentes epitelial y mesenqui-
ca: un mamelonado fácil de sangrar al contacto con el fibros- mático. Virchow lo consideraba como una "manifestación de
copio, motivo para no realizar la biopsia con el fin de impedir la totipotencialidad del tejido originario, como si el sarcoma y
una hemorragia importante por su volumen. Debido a esta fa- el carcinoma crecieran lado a lado como dos ramas de un mis--
cilidad de sangrar, no se insiste con la biopsia porque la extir- mo árbol" (Burt y Zakowski, 1995), aunque esta histogénesis
pación está siempre indicada. es muy discutida.
Tratamiento. El prolongado curso evolutivo y su bajo Epidemiología. Bergman en 1951 hizo una primera revi-
potencial maligno hacen de la resección pulmonar el tratamien- sión de este poco frecuente tumor y encontró una incidencia
to de elección. Consiste en la resección con traqueobronco- del 0,8 % en 258 tumores broncopulmonares resecados.
tomía en cuña o una lobectomía con resección en manguito; Se presenta predominantemente en hombres, entre los 46
se indica neumonectomía si es un tumor voluminoso con le- y 74 años (promedio, 64).
siones parenquimatosas sin tejido residual funcionante. En sín- Anatomía patológica. Pueden mostrar microscópicamente
tesis, un tratamiento conservador del parénquima en la forma mucha necrosis, en especial en los tipos periféricos. El com-
más temprana posible. (done by 007) ponente epitelial es por lo común escamoso y con menos fre-
La supervivencia postextirpación es, a 5 años, de casi el cuencia el adenocarcinoma. El componente mesenquimático
90 %. El resto de los enfermos puede presentar metástasis en muestra células fusiformes indiferenciadas. Las metástasis en
ganglios linfáticos, huesos, hígado y tejidos blandos, y en es- el momento del diagnóstico pueden ser sarcomatosas. epite-
tos casos está indicada la quimioterapia como complemento liales o ambas. El estudio inmunohistoquímico sirve para de-
terapéutico. El tumor puede recidivar localmente. mostrar la presencia de elementos epiteliales y mesenqui-
máticos y distinguir los carcinosarcomas de los carcinomas
sarcomatoides poco diferenciados.
Carcinoma de células bronquiales Diagnóstico. En el 18 % de los casos es asintomáticos; los
síntomas más frecuentes son tos, hemoptisis, disnea, respira-
Tiene varios tipos histológicos, con comportamiento dife- ción sibilante o dolor torácico.
rente, pero todos nacen de las glándulas de la mucosa bron- Se han descripto dos tipos clínicos: uno periférico y uno
quial. Representan alrededor del 1 % de los tumores pulmo- central, usualmente con tumor endobronquial.
nares primarios. La radiografía de tórax demuestra lesiones bien circuns-
Carcinoma adenoquístico o cilindroma. De aspecto criptas, principalmente en los lóbulos superiores (68 %). La
polipoide, con invasión de la vía aérea en forma cilindrica. Es enfermedad endobronquial e observó en el 62 % de los en-
de aparición más frecuente en la tráquea y/o en los grandes fermos diagnosticados por broncoscopia.
bronquios (véase capítulo 24). De crecimiento muy lento, puede Tratamiento. El 91 % presentó enfermedad exclusivamen-
invadir localmente u originar metástasis a distancia. te local y el tratamiento fue la resección pulmonar.
Macroscópicamente es de aspecto polipoide endoluminal, La supervivencia actuarial global osciló en el 46% y
muy friable, de color rosado claro, con amplia base de implanta- 19 % al año y a los 5 años. Tuvieron peor pronóstico evolutivo
ción en la pared traqueobronquial, de tipo infiltrante, que hace los tumores de localización periférica.
necesario obtener amplios bordes libres durante la cirugía. Si recidivan después de la resección, el comportamiento
Da síntomas irritativos o por obstrucción canalicular. es similar al de los carcinomas broncogénicos "no" de pequeñas
El tratamiento es la extirpación quirúrgica, con suficiente células, con predominio de las metástasis a distancia (hígado,
margen bronquial libre de tumor, y puede ser necesaria la glándula suprarrenal, cerebro, hueso).
neumonectomía. Las recidivas locales se tratan mediante
resección con rayo láser o electrocauterio por fibrobroncos-
copia. Este último procedimiento sólo se indicará en enfer- Blastoma pulmonar
mos con limitada función respiratoria.
Carcinoma mucoepidermoide. Tumor poco frecuente, de El primer caso fue originalmente descripto por Barnett y
células mucosas y escamosas. Origina síntomas de tipo obstruc- Barnard en 1943 y recibió el nombre de blastoma pulmonar_
tivo similares a los de otros tumores bronquiales centrales de en 1961 por Spencer, debido a su similitud con el hipernefroma
crecimiento lento. o tumor de Wilms. Representa el 0,5 % de los tumores de pul-
El diagnóstico se hace por fibrobroncoscopia y biopsia món.
bronquial. Existen dos formas clínicas: con invasión local, Anatomía patológica. Microscópicamente, el tumor
aunque sin metástasis ganglionares; y la otra, mucho menos tiene una mezcla de elementos epiteliales y mesenquimáticos
frecuente, de alto grado de malignidad y con gran diseminación con hemorragias y necrosis como hallazgos frecuentes. El com-
metastática. ponente epitelial puede crecer en los túbulos bronquiales y
El tratamiento es quirúrgico, pero conservador de parén- estar rodeado por estroma de células fusiformes o poligonales.
quima en los de bajo grado de malignidad: resección con bron- Esa estroma también puede mostrar tejido cartilaginoso
coplastia, lobectomía o neumonectomía, según la localización, o músculo esquelético, y las metástasis pueden ser epiteliales,
tamaño y estado funcional del parénquima restante. En los de mesenquimáticas o de ambos elementos.
alto grado de malignidad se efectúa resección completa con Es un tumor con potencial maligno variable, que reprodu-

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31. PULMÓN 367

ce, de manera desordenada, las estructuras embrionarias del de un tumor broncogénico no de pequeñas células y su trata-
órgano de origen. miento es semejante.
Diagnóstico. Aproximadamente el 60 % de los pacientes Coriocarcinoma. Se presenta como un nodulo pulmonar
tienen síntomas como tos, dolor torácico, hemoptisis, disnea, solitario, con hemoptisis, especialmente en mujeres. Se trata
pérdida de peso, fiebre y neumonía recurrente (en orden de- con resección pulmonar y quimioterapia, mediante las cuales
creciente). se obtienen supervivencias de hasta 36 meses.
Comúnmente son periféricos, con tamaños que fluctúan
entre 1 y 28 cm de diámetro (promedio 8 cm). La punción-
biopsia aspirativa con aguja fina puede hacer el diagnóstico Sarcomas primarios pulmonares
preoperatorio.
Tratamiento. El 85 % de los enfermos tienen enfermedad La mayoría son sarcomas de partes blandas que invaden el
locorregional en el momento de la cirugía y son tratados con pulmón, aunque también pueden encontrarse condrosarcomas
resección pulmonar: lobectomía o neumonectomía, según su u osteosarcomas primarios.
tamaño. Son tumores nodulares únicos, con crecimiento lento y
La supervivencia global a 5 y 10 años es de 45 y 33 %, desarrollo de metástasis ganglionares regionales en 20 a 30 %
respectivamente, con una media de evolución de 24 meses. de los casos. El tratamiento es la extirpación quirúrgica.
Los enfermos a quienes se les resecó el tumor tuvieron una
supervivencia más larga en comparación con los que no fue-
ron resecados (120 contra 38 meses) (Koss, 1991; Burt y Tumor bronquioalveolar intravascular
Zakowski, 1995).
Tumor infrecuente, que fue considerado originalmente
como una forma especial del carcinoma bronquioalveolar, con
alto grado de compromiso vascular. Luego, con estudios inmu-
Tumores primarios pulmonares linforreticulares nológicos y de microscopia electrónica, se demostró que su
origen era el endotelio vascular y no las células alveolares (Dail,
Se originan en el tejido linforreticular que se encuentra en
1983). El tumor crece en los alvéolos, bronquíolos y vasos en
el pulmón; son muy infrecuentes y pueden corresponder a en-
forma multifocal simultánea.
fermedad primaria pulmonar de Hodgkin, linfoma no Hodgkin
o plasmocitoma pulmonar. La incidencia de los tres tipos no Epidemiología. Tiene predominio por el sexo femenino,
llega al 0,5 % de los tumores primarios pulmonares. con edades de presentación entre los 11 y 69 años (media de
35); la mitad de los enfermos carecen de síntomas y se sospe-
Se presentan como nodulo pulmonar solitario, son asinto-
cha el diagnóstico por la aparición de nodulos solitarios en
máticos y se pueden diagnosticar por biopsia y punción
estudios radiológicos de catastro.
aspirativa con aguja fina o broncofibroscópica, aunque a ve-
Diagnóstico. De los enfermos con síntomas, los más co-
ces se lo hace por biopsia toracotómica.
munes son discreto dolor torácico o tos, moderada a severa
La quimioterapia es la elección para tratar estos tumores
disnea y/o pérdida de peso. Se diagnostica durante una biopsia
poco frecuentes.
operatoria del nodulo pulmonar, y un 25 % de los enfermos
tienen en ese momento metástasis alejadas (hígado, retroperi-
toneo o intestino delgado). En síntesis, la aparición de un tu-
Melanoma pulmonar primario mor polifocal nodular en una mujer joven y sin síntomas debe
hacer sospechar este tipo.
De extrema rareza según Jensen y Egedorf (1967), para Tratamiento. No existe una terapéutica específica. La
aceptarlo como tumor primario deben reunirse una serie de poliquimioterapia se utiliza únicamente en los enfermos sinto-
condiciones: máticos. La radioterapia es inefectiva.
1) Ausencia de melanoma primario previo o simultáneo. E! curso evolutivo tiene un marcado pronóstico desfavo-
2) Ausencia de antecedentes de lesión cutánea y/o mucosa rable, con progresión lenta pero continua de compromiso
de origen desconocido, tratada o extirpada previamente. pulmonar, secundario al reemplazo del parénquima por el tu-
3) Ausencia de tumor ocular resecado. mor.
4) Tumor pulmonar único.
5) Melanoma simultáneo no demostrable en otros órganos
en el momento de la operación. Tumores benignos
6) Morfología tumoral de un melanoma.
7) Los hallazgos de autopsia con melanoma maligno Adenoma de glándulas mocosas. Tumor poco frecuente,
pulmonar primario deben ser probados siempre. circunscripto generalmente a la tráquea o bronquios fuente,
La evaluación y el tratamiento son coincidentes con las de carácter benigno.
pautas que se siguen para los tumores broncogénicos no de Los síntomas se deben a la obstrucción canalicular que
pequeñas células. origina.
El tratamiento consiste en la exéresis ¡ocal por broncoscopia
o broncotomía, siempre que no existan lesiones pulmonares
Tumores malignos primarios de células germinales distales irreversibles.
Adenoma pleomorfo. De excepcional incidencia, tiene
También de extrema rareza, existen dos tipos: el teratoma carácter similar al de las glándulas salivales y su comporta-
maligno y el coriocarcinoma. miento es benigno. Puede dar recidivas locales después de su
Teratoma maligno. La presentación clínica es similar a la extirpación conservadora.

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368 SECCIÓN V. TÓRAX

BIBLIOGRAFÍA los persistente que obliga a un estudio más preciso para halir
su causa.
Burt M and Zakowski M: Rare primary malignan! neoplasms. En Las metástasis de forma obstructivo-endobronquial se com-
Pearson FG, Deslauriers J, Ginsberg RJ, Hiebert CA, McKnealIy portan casi en forma similar a un tumor primitivo pulmonar
MF and Urschel: Thoracic Surgery, 807-825. Cburchill
Livingstone, New York, 1995. central, con tos, hemoptisis y hasta atelectasias con neumo-
Dail DH. Liebow AA, Gmelich JT et al: ¡ntravascular, bronchiolar nías localizadas en un lóbulo.
and alveolar tumor of the lung (IVBAT); an analysis of twenty En la linfangitis carcinomatosa el síntoma principal es la
cases of a peculiar sclerosing endothelial tumor. Cáncer 51: 452- insuficiencia respiratoria progresiva.
457. 1983. La forma embólica vascular masiva no se distingue de la
Koss MN. Hochholzer L, O'Leary T: Pulmonary Blastomas. Cáncer forma no tumoral.
67: 2368-2372, 1991. Laboratorio. No existen pruebas de laboratorio que sen:
Jensen OA, Egedorf J: Primary malignant melanoma of the lung. específicas de la presencia de metástasis pulmonares, y solo
Scand. J. Respir. Dis. 48: 127-132. 1967. puede haber un valor de eritrosedimentación elevado.
McCormack PM. Martini N: Primary sarcomas and lymphomas of
lung. En Martini N, Vogt-Moykopf Y (eds.): Thoracic surgery: Radiología. La forma miliar, por el hecho de tener distinto
frontiers and uncommon neoplasms. vol. V. 269. CV Mosby. Si tiempo de evolución, con nodulos de diferente tamaño y bor-
Louis, 1989. des netos, se ve en las radiografías simples de tórax o en las
Milano MJ: Tumores carcinoides y tumores de las glándulas de la tomografías computadas como una típica imagen "en suelta
mucosa bronquial. En Boretti JJ y Lovesio C: Cirugía, 700-708 de globos".
Ed. El Ateneo, Buenos Aires, 1989 La forma nodular única es difícil de distinguir de ur
carcinoma broncogénico (fíg. 31-19). Si se conoce la existen-
cia anterior de un tumor extratorácico, la probabilidad de que
el nodulo sea una metástasis se acerca al 90 % cuando el tu-
METÁSTASIS PULMONARES mor es un sarcoma o un melanoma. En cambio, es del 50 % si
se trata de un carcinoma colónico, renal o testicular, y sólo del
Los pulmones son sitios frecuentes de diseminación de 10 % si el tumor se localiza en la cabeza, cuello, pulmón, prós-
tumores malignos de diferente estirpe histológica y de distinta tata o estómago. En esta última circunstancia, lo más frecuen-
localizacíón. El primer intento de resección curativa ocurrió te es que el nodulo visto en las imágenes radiográficas sea un
en 1938, cuando Barney y Churchill extirparon una metástasis carcinoma broncogénico (coexistencia de un segundo tumor
pulmonar de un carcinoma renal y el paciente sobrevivió 23 primario) (Esteva y col., 1994).
años. Ciertas características de las imágenes pueden ayudar a
Epidemiología. Se encuentran metástasis pulmonares, in- identificar el tumor primitivo. Si los nodulos tienen límites
sospechadas clínicamente, en el 25 al 30 % de las autopsias de precisos es posible que el tumor primitivo sea un sarcoma; los
tallecidos por neoplasias extratorácicas. Además, en el 10 % nodulos sin definición de los bordes y con hemoptisis como
de los fallecidos por neoplasias, el pulmón es el único sitio de síntoma principal pueden deberse al coriocarcinoma, con ten-
diseminación metastática. dencia a la hemorragia perimetastática y con bordes que se
Formas anatomopatológicas. Existen cuatro formas de vuelven más nítidos si se realizó quimioterapia (Pearson G y
presentación: nodular intraparenquimatosa, obstructiva- col., 1995).
endobronquial. linfangitis carcinomatosa y embolia vascular Las imágenes de afección intersticial son características
masiva. de las linfangitis carcinomatosas; sin embargo, éstas a veces
De todas ellas, la más común es la forma nodular intraparen- evolucionan con radiología normal.
quimatosa, con tumores bien redondeados y delimitados, que
se forman en el intersticio pulmonar y pueden ser únicos o
múltiples, unilaterales o bilaterales. Si los nodulos son muy
pequeños y se encuentran diseminados por todo el parénquima
pulmonar, se dice que es una forma miliar, muy difícil de dis-
tinguir (por macroscopia) de otras enfermedades (tuberculo-
sis, sarcoidosis, granulomatosis, silicosis).
La forma obstructivo-endobronquial, mucho menos fre-
cuente, es un acumulo de células neoplásicas que invaden las
redes linfáticas de la submucosa bronquial y pueden, al cre-
cer. irrumpir en la luz y formar una obstrucción con aparición
de atelectasia de diversa magnitud.
En la linfangitis carcinomatosa, los linfáticos de la submu-
cosa como del intersticio están comprometidos por las células
neoplásicas.
En la embolia vascular masiva existe un enclavamiento en
los vasos pulmonares de tumor desprendido del primario.
Diagnóstico. Presentación clínica. Depende de la forma
anatomopatológica. aunque la mayoría son asintomáticas.
La nodular intraparenquimatosa periférica no da síntomas
y sólo se detecta por exámenes radiológicos periódicos reali-
zados en pacientes con antecedentes de neoplasias tratadas.
Si. por el contrario, es de localización central, puede originar Fig. 31-19. Metástasis nodular de un tumor mulleríano del útero

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31. PULMÓN 369

tograma, la tomografía axial computada corporal total y el


centellograma óseo, entre otros estudios complementarios
preoperatorios, para conocer así el verdadero estadio evoluti-
vo de la enfermedad metastática.
Historia natural y complicaciones evolutivas. Algunas
formas obstructivas originan un aumento de la sintomatología
con episodios de tos seca reiterada que pueden confundir el
diagnóstico final.
Muy pocas metástasis nodulares intraparenquimatosas se
cavitan (5 %); particularmente lo hacen las de carcinoma
epidermoide de cabeza, cuello y tracto genital femenino. Si su
localización es subpleural visceral, pueden provocar neumo-
torax.
En las linfangitis carcinomatosas, la restricción originada
a partir de la afección del intersticio pulmonar explica el au-
mento progresivo de la insuficiencia respiratoria.
Tratamiento. El avance logrado en los últimos 20 años en
quimioterapia, cirugía y radioterapia y el uso del láser
endobronquial permiten el tratamiento paliativo y en algunos
Fig. 31-20. Metástasis nodulares múltiples y unilaterales (flecha) de casos curativo de enfermos que antes hubieran sido declara-
melanoma (TAC). dos sin terapéutica posible. Lo importante para destacar es el
cambio de actitud y considerar a la cirugía como una forma de
tratamiento efectivo según criterios de selección de enfermos.
La tomografía axial computada (TAC) es útil para locali- En aquellos pacientes que reciben o recibieron quimio-
zar e identificar los nodulos metastáticos (fig. 31-20). terapia o radioterapia es importante considerar la posibilidad
Otros procedimientos. Es necesario precisar la naturaleza de daño pulmonar. Muchos agentes antineoplásicos usados fre-
de la lesión, ya sea por citología o histología, y si no se conoce cuentemente y la asociación de ellos pueden provocar se-
el tumor primitivo, establecer su probable origen. En este diag- vera lesión pulmonar, que puede ser asintomática (Me Cabe y
nóstico, la broncofibroscopia, si bien no es el método princi- col., 1995). Si este compromiso no se reconoce, la cirugía y la
pal, se debe indicar siempre que se sospechen metástasis anestesia general pueden amenazar la supervivencia inmedia-
pulmonares porque su diagnóstico citológico o histológico lle- ta del enfermo: el cuadro clínico postoperatorio es el de un
vará a conocer cuál es el tumor primario (Esteva, 1985). En fulminante síndrome de insuficiencia respiratoria aguda aso-
las linfangitis, el rendimiento diagnóstico es mayor y lo con- ciado con edema pulmonar no cardiogénico (Twohig, 1979).
vierte en un método imprescindible al poder realizar la biopsia Esta condición generalmente es mortal.
tanto de la mucosa como la transbronquial y permitir su iden- Indicaciones quirúrgicas. La experiencia mundial permi-
tificación (Esteva, 1985). La fibrobroncoscopia tiene un ren- te establecer las condiciones en que está indicada la cirugía de
dimiento diagnóstico del 30 al 70 %, según las diversas for- las metástasis pulmonares:
mas clinicopatológicas —mucho menor que en los tumores 1) Tumor primario resecado o resecable con intención cu-
primarios del pulmón—y su localización. Sirve, además, como rativa.
evaluación completa preoperatoria de todo el árbol tráqueo- 2) Ausencia de recurrencia o recidiva local del tumor pri-
bronquial. mario.
El continuo desarrollo de marcadores inmunohistoquímicos 3) Metástasis solamente localizadas en los pulmones.
permite tipificar con mayor precisión el órgano tumoral pri- 4) Tiempo de duplicación de las metástasis mayor de 40
mario en el material biópsico. días, calculado mediante controles radiológicos sucesivos y
La punción-aspiración percutánea con aguja ultrafina y con idénticas técnicas.
control radioscópico o tomográfico simultáneo permite un diag- 5) Adecuada función pulmonar que permita la extirpación.
nóstico citológico del 60 % de los casos, siempre que el 6) Condiciones generales del enfermo que hagan posible
patólogo confirme que el material aspirado es suficiente en la cirugía dentro de límites aceptables de riesgo.
cantidad y calidad, aunque otros autores no creen justificado Estos criterios se evalúan previamente a la decisión de in-
el uso de la punción diagnóstica porque no modificaría la con- dicar la cirugía. En algunos de ellos, como el tiempo de
ducta definitiva en pacientes "operables" (Angelillo y col., duplicación tumoral, se debe tener presente que el crecimien-
1990). Un escaso número de pacientes necesita una biopsia to no es constante a lo largo de toda la vida del tumor y que
por videotoracoscopia o a cielo abierto, con biopsia por con- éste está formado por células normales, células tumorales y
gelación. parénquima residual (Galmarini, 1994). Ello explica por qué
Los estudios funcionales respiratorios son de utilidad diag- sólo del 5 al 12 % de las metástasis pulmonares son resecables
nóstica en aquellos casos con sospecha de linfangitis y ausen- quirúrgicamente al cumplir con la totalidad de los criterios
cia de infiltrado intersticial en la radiografía de tórax. La antes enunciados.
espirometría y las alteraciones de los gases sanguíneos son Ante la posibilidad de reoperar por nuevas metástasis
solamente útiles cuando existen metástasis nodulares intra- pulmonares, se debe reevaluar la capacidad funcional respira-
parenquimatosas diseminadas. toria.
La forma embólica se diagnostica habitualmente en la au- Procedimientos quirúrgicos. La exploración quirúrgica
topsia. puede demostrar lesiones no advertidas en los estudios
El estudio en los enfermos con metástasis pulmonares debe preoperatorios. Debido a que las reoperaciones por nuevas
descartar otras localizaciones y por eso se incluye el hepa- metástasis son frecuentes, la táctica quirúrgica consiste en rea-

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370 SECCIÓN V. TÓRAX

lizar resecciones parenquimatosas reducidas con extirpación po de supervivencia. Se comportan por igual las metástasis
completa del nodulo metastático. Si las lesiones son unilatera- únicas o múltiples resecadas en forma completa.
les, la vía de elección es la toracotomía con palpación de todo Las metástasis de tumores epiteliales dan lugar a una su-
el parénquima pulmonar para detectar metástasis de tamaño pervivencia más prolongada que las de los tumores mesenqui-
pequeño, que se deben extirpar. Hay que tener en cuenta la máticos.
cantidad de parénquima pulmonar remanente y no dejar seg- Basados en estos datos, los intervalos libres de metástasis
mentos o lóbulos sin capacidad funcional residual. mayores de un año para los sarcomas y de 3 años para los
En algunos contados casos de pacientes con limitada fun- carcinomas se pueden señalar como indicadores generales de
ción respiratoria, en quienes una toracotomía no es aconseja- buen pronóstico para el tratamiento quirúrgico de las metástasis
ble, se puede utilizar la videotoracoscopia o la cirugía asistida en el pulmón.
por video (VATS) solamente ante una metástasis única, con El control postoperatorio de estos enfermos debe realizar-
un fácil acceso por esta vía. El papel de la toracoscopía o VATS se principalmente con tomografías computadas de tórax a in-
se reserva principalmente para el diagnóstico biópsico y en tervalos de 4 a 6 meses como seguimiento sistemático, porque
ocasiones para evaluar si existen cambios después de la las placas radiográficas simples no sirven para descubrir en
quimioterapia. forma temprana la recurrencia de las metástasis.
Si coexisten metástasis bilaterales puede usarse la esterno-
tomía mediana, aunque es dificultoso el acceso a las zonas
posteriores y básales pulmonares. No es recomendable la
toracotomía bilateral sucesiva o simultánea por el importante BIBLIOGRAFÍA
deterioro de la capacidad funcional respiratoria.
Angelillo Mackinlay TA. Ansede J, Casas JG, Chimondeguy I
Las formas endobronquiales pueden extirparse con el uso
Salgado R y Barboza Piedras M: Tratamiento quirúrgico ce
de láser o electrocauterio mediante un broncofibroscopio. Su metástasis pulmonares. Rev. Argent. Cirug. 58: 60-67, 199C.
única función es desobstruir la vía aérea y es de carácter palia- Barney JD, Churchill EJ: Adenocarcinoma of the kidney -.•.
tivo. metastases to the lung cured by nephrectomy and lobectonv
En las linfangitis carcinomatosas, la cirugía sólo se usa Urol., 42:269-274, 1939.
para tener un diagnóstico histológico confirmatorio. Se puede Esteva H: Metástasis pulmonares. En Esteva H, Zavaia DC. Bel'.'
mejorar temporariamente la insuficiencia respiratoria con la MS, Angelillo Mackinlay T, Elsner B y Olivera MD: Manual
administración de corticosteroides en dosis altas. fibrobroncoscopia, pp. 195-202. Ed. Científica Interameria:
Resultados. Se han comunicado cifras de supervivencia Buenos Aires, 1985.
del 20 al 40 % en pacientes tratados según los criterios de Esteva H, Arribalzaga EB, Caruso ES, García Morato J, Vassa".".:
Prognostic disease-free interval in pulmonary metástasis. S. -
selección antes mencionados. El 30 al 50 % de esos enfermos I. Thorac. Surg. 2:23-25, 1994.
alcanzaron supervivencias promedio de 67 meses. Galmarini CM: Biología de las metástasis. Rev. Sudam. Onecí
Pronóstico. Los factores pronósticos comprenden: 1) tiem- 42-56, 1994.
po libre de aparición de nuevas metástasis (intervalo libre); 2) Kawai A, Fukuma H, Beppu Y et al: Pulmonary resecticr.
carácter curativo de la resección de] tumor primario, y 3) la metastatic softtissue sarcomas. Clin. Orthop. 310: 188-193. 11-
estirpe del tumor. McCabe BJ, trvine KR, Nishimura MI et al.: Minimal detenr..-
A mayor tiempo libre de aparición de metástasis, mayor expressed by a recombinant vaccinia virus eiicits therara_
supervivencia. Si este intervalo libre de metástasis es superior antitumor cytolytic T lymphocyte responses. Cáncer Res. 55
1741-1747, 1995.
a un año. la posibilidad de sobrevivir es significativamente Pearson FG, Deslauriers J, Hiebert CA, McKneally MF, Ginsber;
más alta (casi se duplica) (Esteva y col., 1994). and Urschel HC: Thoracic Surgery, pp. 827-834. Chu:f
Si la resección del tumor primario fue completa y con ca- Livingstone. New York, 1995.
rácter curativo, la supervivencia es mayor. No existe relación Twohíg KJ, Matthay RA: Pulmonary effeets of cytotoxic agents ::
pronostica entre el número de metástasis resecadas y el tiem- than bleomycin. Clin Chest Med. 11:31-41, 1979.

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Mediastino

ANATOMÍA Sabiston (1980), que divide al mediastino en tres zonas: a)


anterosuperior, b) media y c) posterior. Los límites que defi-
Miguel A. Galmés nen las tres zonas están dados por una línea trazada sobre el
borde anterior del corazón y otra que transcurre por el saco
El mediastino es un espacio que ocupa la porción central pericárdico posterior. La configuración de los compartimien-
del tórax, limitado a sus lados por ambas pleuras, en su extre- tos y sus relaciones, así como los órganos que los componen,
mo superior por el estrecho torácico y en su base por el se ejemplifican en las figuras 32-1 y 32-2.
diafragma. El tejido celuloadiposo mediastínico se continúa El mediastino anterosuperior contiene el timo, el cayado
con el cervical y el retroperitoneal, lo que hace posible la pro- aórtico y sus ramas principales, las venas del tronco braquio-
pagación de enfermedades por continuidad. Por delante está cefálico y tejido linfático. El mediastino medio incluye el co-
delimitado por el esternón y por detrás por las vértebras dor- razón y el pericardio, la tráquea, el hilio pulmonar y ganglios
sales desde la primera hasta la undécima. Con el objeto de tráqueo-bronquiales. El mediastino posterior contiene el esó-
agrupar las enfermedades del mediastino de acuerdo con el fago, los nervios neumogástricos, la cadena simpática, el con-
órgano de origen, surgieron múltiples clasificaciones anato- ducto torácico, la aorta descendente, las venas ácigos y
morradiológicas. La más comúnmente utilizada es la de hemiácigos y ganglios paravertebrales.

Fig. 32-1. Mediastino derecho. MAS, mediastino anterosuperior. MM, Fig. 32-2. Mediastino izquierdo. MAS, mediastino anterosuperior. MM,
mediastino medio. MP, mediastino posterior. 1, tronco simpático; 2, tronco mediastino medio. MP, mediastino posterior. 1, esófago; 2, conducto
braquiocefálico; 3, vena cava superior; 4, tráquea; 5, grasa tfmica; 6, arte- torácico; 3, tronco simpático. 4, diafragma; 5, aorta; 6, bronquio lobular; 7,
ria pulmonar; 7, pericardio; 8, vena ácigos; 9, esófago; 10, diafragma; 11, grasa túnica; 8, arteria pulmonar; 9, vena pulmonar superior; 10, nervio
vena pulmonar superior; 12, vena pulmonar inferior. (Modificado de Kubik, frénico; 11, vena pulmonar inferior; 12, pericardio. (Modificado de Kubik,
S.: Atlas de Anatomía Humana. Ed. Labor, 1969.) S; Atlas de Anatomía Humana. Ed. Labor, 1969.)

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372 SECCIÓN V. TÓRAX

SÍNDROME MEDIASTINICO

Eduardo B. Arribalzaga

Definición. Es el conjunto de síntomas y signos origina-


dos por la compresión de uno o varios órganos del mediastino
de manera simultánea o sucesiva. Muchos de estos órganos se
encuentran relacionados entre sí en un espacio relativamente
reducido y es esta condición anatómica la que explica la di-
versidad de síntomas y signos.
Etiología. Los procesos determinantes de los síndromes
mediastínicos pueden tener su origen en el mediastino o asen-
tar primitivamente en órganos vecinos e invadir en forma se-
cundaria al mediastino. En la mayoría de los casos, los
síndromes mediastínicos se deben a tumores, con menos fre-
cuencia a inflamaciones agudas, y en forma excepcional a
enfisema, hemorragias o desplazamiento por efecto de presio-
nes o tracciones.
Diagnóstico. Presentación clínica. Los síntomas y signos
hallados en el síndrome mediastínico se deben a compresión.
irritación o destrucción de las estructuras anatómicas afecta-
das. El dolor retroesternal o mediodorsal, de intensidad que
varía desde una leve molestia a la opresión intolerable, es un
síntoma muy sugestivo de lesión mediastínica.
Compromiso traqueobronquial Puede presentarse como
una disnea de características variables (moderada e intermi-
Fig. 32-3. Circulación venosa (flechas) en la obstrucción de la vena cava
tente, con tiraje o cornaje, o con crisis paroxísticas nocturnas). superior. A, obstrucción por encima de la vena ácigos. B, obstrucción por
También puede manifestarse por tos coqueluchosa, hemoptisis debajo de la vena ácigos.
o expectoración abundante.
Compromiso venoso. Cuando existe ectasia en el territorio
tributario de la vena cava superior los síntomas iniciales son cial en el abdomen (signo de la "cabeza de medusa"). Si la
cefaleas que aumentan con el decúbito, somnolencia, zumbi- obstrucción ocurre en las venas suprahepáticas (síndrome de
do de oídos, vértigo y aumento del diámetro cervical. Budd Chiari) se agregan ictericia e insuficiencia hepática.
La distensión de la vena yugular con ausencia de latidos Compromiso arterial. Debido a las características de sus
en el extremo de la columna venosa, que no se modifica con la paredes (la elasticidad que impide su compresión) las arterias
inspiración, es signo patognomónico de compresión por enci- son más fáciles de ser rechazadas que comprimidas. Si se afecta
ma del cayado de la vena ácigos. Se distingue de las venas la arteria pulmonar (en realidad una vena por las característi-
yugulares turgentes y con latidos que se reducen en la inspira- cas de su pared) se ausculta un soplo sistólico en el foco auscul-
ción, características de la insuficiencia cardíaca, y de las tatorio homónimo que se propaga a la región subclavicular
yugulares quietas sin latidos, que aumentan de tamaño en la izquierda, y se hipertrofia el ventrículo derecho. Si es la aorta
inspiración, hallazgo típico en la pericarditis constrictiva (sig- el vaso comprimido, se produce un soplo con frémito propa-
no de Kussmaul). Si la compresión perdura, se desarrolla gado a los vasos del cuello. Puede existir retardo y disminu-
cianosis de piel y mucosas en cara, cuello y miembros supe- ción de la onda del pulso así como también caída de la presión
riores, con hemorragias conjuntivales y aumento de la circun- arterial uni o bilateral. La dilatación aneurismática de la aorta
ferencia cervical por edema, denominado en esclavina. Todos originará signos clínicos según el sector involucrado: si es en
estos signos son más sobresalientes por la mañana y con el la porción ascendente, habrá latido "diagonal invertido", con
tiempo se ve exoftalmos y macroglosia. un abovedamiento circunscrito y latidos visibles en la región
Debido al sitio de la obstrucción (por encima de la vena paraesternal derecha.
ácigos), la sangre retorna a la vena cava superior por las venas Si en cambio se localiza en el cayado, la compresión de las
mamarias internas y costoaxilares (fig. 32-3, A). Por esta ra- estructuras adyacentes origina tos irritativa, disfonía, cianosis
zón. la circulación venosa no es particularmente apreciable en de cara y miembros superiores y aparición eventual de hemop-
la pared torácica. En cambio, cuando la obstrucción ocurre tisis. La dilatación de la porción descendente puede alcanzar
por debajo de la vena ácigos, la sangre se deriva a la vena cava un gran volumen sin producir síntomas.
inferior a través de las venas lumbares ascendentes e La existencia de dolor precordial tipo angina de pecho con
hipogástricas (fig. 32-3, B). Esto determina una gran circula- propagación dorsal, manifestaciones encefalopáticas y ausen-
ción colateral toracoabdominal, edema de los miembros infe- cia de pulsos en los troncos arteriales del cayado sugiere la
riores, y eventualmente ascitis. posibilidad de disección del aneurisma.
Obstrucción de cualquiera de los troncos venosos in- Compromiso del conducto torácico. La presencia de un
nominados. Existe ingurgitación yugular homolateral, edema, derrame pleural, con características de quilo abundante y que
cianosis y aparición de circulación colateral en sentido trans- recidiva, indica obstrucción o lesión. La localización derecha
versal al eje mayor del cuello y del tórax. implica lesión del tercio inferior; si en cambio es izquierdo, el
Obstrucción de la vena cava inferior. Produce hipertensión compromiso es alto.
venosa en su territorio con ascitis, hepatomegalia, edema en Compromiso nervioso. Cualquiera de los cuatro troncos
miembros inferiores, circulación colateral profunda y superfi- nerviosos que transcurren por el mediastino puede sufrir irri-

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32. MEDIASTINO 373

lación o parálisis por una lesión. Este hecho anatómico preci- carcinoma broncogénico; 4) linfoma mediastínico; 5) tumor
sa con exactitud la posible existencia de una enfermedad primario del mediastino, con compresión de bronquios y ate-
neoplásica, en general un carcinoma sólido, porque es excep- lectasias regionales.
cional que cualquier otra lesión origine interrupción nerviosa.
Los síntomas referidos a la irritación nerviosa son difíciles de
reconocer y sólo se llega a un diagnóstico certero cuando se MEDIASTTNITIS AGUDA
hace evidente un compromiso funcional. La tos irritativa, el
dolor en el hombro homolateral y el hipo persistente son sig- Definición. Es una inflamación aguda del tejido celulo-
nos de [esión frénica, mientras que la midriasis, la exoftalmía graso del mediastino, la mayoría de las veces con infección
y el aumento de la hendidura palpebral (síndrome de Pourfour agregada y con una amplia variedad de manifestaciones clíni-
du Petit) o también su opuesto (síndrome de Claude Bernard- cas, referidas más al compromiso mediastínico que a los sín-
Horner) lo son de irritación del simpático cervical. La paráli- tomas y signos de la enfermedad de origen.
sis hemidiafragmática, con elevación de la cúpula homolateral, Etiología. Las causas pueden ser de origen torácico o extra-
es sinónimo de lesión del nervio frénico. Puede ser asintomática torácico. Las más frecuentes son las de origen torácico, ya
o asociarse a disnea de esfuerzo al disminuir la función sean secundarias a perforación esofágica o traqueobronquial
ventilatoria. Se deben considerar las causas anatómicas de le- (cuerpo extraño, trauma instrumental, traumatismos torácicos
sión (adenopatía con invasión nerviosa) como las intoxica- cerrados o abiertos, síndrome de Boerhaave) o las que resul-
ciones endógenas (diabetes mellitus), exógenas (alcohol, plo- tan de procedimientos quirúrgicos sobre el corazón (Curtis y
mo o fármacos) o infecciones virales herpéticas. col., 1994) u otros órganos mediastínicos (esófago, timo). Los
Si el nervio neumogástrico es comprometido en su trayec- abscesos piógenos o tuberculosos de la columna vertebral tam-
to descendiente posterior, origina fenómenos de irritación di- bién pueden ser causas torácicas de mediastinitis.
fíciles de reconocer por lo inespecíficos: tos coqueluchosa, Las causas extratorácicas son mucho menos frecuentes. La
disnea asmatiforme, dispepsia, epigastralgia, vómitos ocasio- infección orofaríngea diseminada por el cuello hasta el medias-
nales y a veces bradicardia. Si progresa la lesión, aparecen tino es un proceso grave conocido como mediastinitis necro-
irregularidades de la función respiratoria, simultáneamente con tizante descendente. Otra etiología extratorácica es la infec-
trastornos digestivos inespecíficos. La parálisis recurrencial, ción pancreática.
en cambio, no sólo tiene significado diagnóstico sino también Diagnóstico. Presentación clínica. Inicialmente origina
terapéutico: la existencia de una parálisis derecha indica síntomas inespecíficos: fiebre, dolor retroesternal con o sin
adenopatías metastásicas altas con necesidad de neoadyuvancia puntada hacia un hemitórax, náuseas, disfagia, odinofagia.
quimioterápica previa a la cirugía; en cambio, una parálisis trismo, postración. A medida que progresa la infección, pue-
izquierda demuestra la existencia de adenopatías en la venta- den existir signos de shock séptico.
na aortopulmonar, extirpables en el acto operatorio. En el examen físico puede encontrarse enfisema subcutá-
Compromiso esofágico. Los síntomas más comunes son neo cervical y de la región superior del tórax, taquicardia.
disfagia progresiva, inicialmente a alimentos sólidos y/o hipotensión arterial; también puede existir derrame pleural uni
semisólidos hasta llegar a los líquidos, con sialorrea y dolor o bilateral, que evoluciona en forma rápida al empiema, y sig-
esporádico medioesternal inespecífico. Grandes lesiones nos de derrame pericárdico (pioperícardío). Pueden aparecer
obstructivas o con desplazamientos esofágicos pueden cursar. dilatación venosa cervical y otros componentes del síndrome
sin embargo, en forma asintomática. mediastínico.
Tumores, bocios cervicotorácicos, malformaciones o aneu- El antecedente de un esfuerzo tusígeno o de vómitos.
rismas del cayado aórtico o de sus vasos, o una arteria subclavia traumatismo o instrumentación endoscópica, sirve como ele-
anómala (disfagia lusoria), son las causas más frecuentes. Los mento para sospechar la existencia de una perforación \ la
estudios radiológicos del esófago, con doble contraste, y la eso- ulterior infección mediastínica. Se considerarán también la>
fagoscopia son las herramientas que permitirán el diagnóstico. infecciones orofaríngeas tratadas en forma inadecuada.
Si aparece tos en el momento de la deglución, especial- El tiempo transcurrido entre el inicio de la infección y e!
mente de líquidos, se tendrá que sospechar la existencia de comienzo de los síntomas es muy variable, pero suele ser de
una fístula traqueoesofágica o broncoesofágica. 15 a 36 horas. Muchas veces, sin embargo, la consulta con un
Manifestaciones generales. Determinadas manifestaciones médico demora más de 3 días (García Morato y coi., 1996).
generales pueden ser muy demostrativas de alguna patología Métodos complementarios. Radiología. En las radiogra-
en particular. Así, la existencia de diplopia, ptosis palpebral fías simples de tórax (frente), se ve el mediastino ensanchado,
bilateral y/o debilidad muscular especialmente de extremida- a veces con neumomediastino y nivel hidroaéreo (fig. 32-4).
des superiores, que se acentúa hacia la tarde, asociadas con Hay un desplazamiento de la tráquea (anterior, si la colección
una opacidad retroesternal en el mediastino anterosuperior, pue- purulenta es retrovisceral, y posterior, si es visceral). Por exis-
den sugerir la presencia de un tumor tímico con signos clíni- tir dolor en grado importante, puede encontrarse pérdida de la
cos de míastenia gravís. lordosis cervical como maniobra antiálgica y signos radio-
La presencia de poliadenopatías bilaterales en hueco lógicos de derrame pleural uni o bilateral (Pierson, 1994).
supraclavicular y de ensanchamiento mediastínico sugiere un La tomografía axial computada de tórax es el estudio
linfoma. Si existen poliadenopatías, tumoración mediastínica, radiológico de elección, porque brinda imágenes más claras y
lesiones dérmicas papulosas y quistes óseos, se debe pensar precisas con datos valiosos para el acceso quirúrgico (Wheatley.
en la posibilidad de una sarcoidosis. 1990). Si se agrega sustancia de contraste hidrosoluble por
La asociación de imágenes pulmonares patológicas en una ingestión o instilación traqueobronquial, se ve el sitio exacto
radiografía de tórax con una masa mediastínica, obliga a des- de la perforación (fig. 32-5). La tomografía, sin embargo, puede
cartar: 1) una infección granulomatosa con adenopatías ser innecesaria si el cuadro clínico es característico y la reali-
mediastínicas; 2) una neumopatía de tipo aspirativo secunda- zación de dicho método de diagnóstico retrasa las medidas
ria a patología esofágica; 3) adenopatías metastásicas de un terapéuticas en un enfermo con condición clínica grave.

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374 SECCIÓN V. TÓRAX

flora anaeróbica. De acuerdo con el resultado de los cultivos y


antibiogramas, se rotará el esquema antibiótico.
Si ei origen es una infección orofaríngea, el primer proce-
dimiento quirúrgico es el drenaje del flemón dentario o del
piso de la boca, el drenaje del espacio latero faríngeo, y en al-
gunas oportunidades la traqueostomía para disminuir la seve-
ra obtrucción de la vía aérea, producto de la celulitis cervical.
Si por el contrario el origen es una perforación visceral
(esófago, tráquea, bronquios), el procedimiento quirúrgico de
comienzo es la toracotomía del lado con derrame pleural más
evidente u homolateral respecto del sitio de la perforación.
Durante la toracotomía se evacuará el derrame pleural empie-
mático y, si es necesario, se hará la decorticación pleuropul-
monar correspondiente. Si hay derrame pleural de menor mag-
nitud contralateral, bastará un avenamiento pleural con tubo
bajo agua.
Se buscará luego el lugar de la perforación: si es el esófa-
go, puede suturarse con exclusión del tránsito esofágico (ver
Perforación esofágica). Si la perforación sucedió en la tráquea
cervical, en el sector membranoso, se puede suturar la brecha
a la pared anterior del esófago o anteponer un músculo
Fig. 32-4. Ensanchamiento del mediastino y derrame pleural derecho por infrahioideo (generalmente el omohioideo). Si en cambio es
mediastinitis. (done by 007) del bronquio fuente, la sutura directa con material irreabsor-
bible y la colocación de un parche de pericardio o de grasa
pericárdica para asegurar la sutura e impedir la fuga de aire, es
el procedimiento a usar.
También se debe hacer una pericardiotomía amplia, por-
que siempre existe líquido infectado que se colecciona en el
saco pericárdico. Ello se debe a que la fascia pretraqueal se
fija en el pericardio a través del seno transverso de Theile y es
la puerta de entrada del líquido purulento.
Pronóstico. Esta enfermedad, por lo general de etiología
benigna, tiene una morbimortalidad elevada (40 a 70 %) y no
se debe dudar en indicar una terapéutica "agresiva" una vez
instalada. Ante el menor signo de compromiso infeccioso, de-
mostrado por el examen clínico y/o radiológico, la indicación
de cirugía es mandatoria: eliminación completa de todos los
focos infecciosos, lo más rápido posible. Sólo de esta manera
se podrán disminuir las cifras de morbimortalidad porque el
pronóstico es inversamente proporcional al tiempo que se tar-
de en establecer el diagnóstico e instituir las medidas quirúr-
gicas correspondientes.

TUMORES
Miguel A. Galmés

Clasificación. Es habitual clasificar a los tumores medias-


Fig. 32-5. Mediastinitis por perforación esofágica. Extravasación del con- tínicos según su estirpe histológica y el compartimiento que
traste hidrosoluble instilado durante la tomografía {flecha) y derrame pleural más frecuentemente ocupan (tabla 32-1).
bilateral.

Tabla 32-1. Clasificación de los tumores mediastínicos


Laboratorio. Dentro de los análisis de sangre se observa según el compartimiento que ocupan más frecuentemente
leucocitosis variable, con franco aumento de la eritrosedi-
mentación. El líquido pleural revela pH y glucemia en des- Mediastino Mediastino Mediastino
censo, con aumento de LDH y presencia de leucocitos anterosuperior medio postenor
(neutrófilos predominantemente). En los cultivos de líquidos
purulentos obtenidos en el pre o intraoperatorio, siempre se Timoma Quiste broncogénico Tumores neurogénicos
debe incluir el estudio de la flora anaerobia. Teratoma Quiste pericárdico Quistes enterógenos
Tratamiento. Hay que investigar la eventual puerta de en- Linfoma . Linfoma Meningocele
trada de la infección mediastínica, para indicar las medidas~ Carcinoma Metástasis
Bocio endotorácico
más adecuadas. IniciaJmente el tratamiento con antibióticos
Lipoma
es empírico, con empleo de penicilina a grandes dosis, asocia-
Linfangioma
da con gentamicina y metronidazol para cubrir la presencia de

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32. MEDIASTINO 375

Tumores embrionarios o disembriomas Teratoma. Es un tumor que se origina en las tres hojas
embrionarias. La sintomatología puede iniciarse con una sepsis
Según si se originan en tejidos embrionarios propios del secundaria a la infección del tumor. También pueden existir
mediastino o ajenos a éste, se los denomina respectivamente síntomas por compresión en los casos benignos y por invasión
disembriomas homoplásticos o heteroplásticos. en los malignos. La presencia de calcificaciones intratumorales
permite sospechar un teratoma.
Disembriomas homoplásticos Quiste dermoide. Originado a partir del ectodermo, es un
tumor generalmente benigno que predomina entre los 15 y 30
En su mayoría son tumores quísticos de evolución benig- años. Por lo general es asintomático hasta que adquiere gran
na, asintomáticos hasta que en su crecimiento comprimen es- tamaño, se comunica con la luz bronquial o se infecta secun-
tructuras vecinas o se comunican con la vía aérea o digestiva. dariamente.
El diagnóstico se sospecha en la radiografía simple y se con- Coriocarcinoma. Es el tumor heteroplástico más malig-
firma con los métodos por imágenes, donde aparecen como no. Predomina en el varón joven y se caracteriza por presentar
tumores de baja densidad y límites netos. El diagnóstico de en su interior vellosidades coriónicas y tejido trofoblástico.
certeza es siempre anatomopatológico. El tratamiento es qui- De rápido crecimiento, invade tempranamente los ganglios re-
rúrgico y consiste en la exéresis completa del tumor. El pro- gionales y da metástasis en el pulmón, hígado y cerebro. El
nóstico es por lo general excelente, ya que las recidivas son diagnóstico puede sospecharse por la presencia de ginecomastia
excepcionales. y atrofia testicular, así como por el hallazgo de niveles eleva-
Quiste broncogénico. Es el más común de los disembrio- dos en la orina de gonadotropina coriónica subunidad beta y
mas. Se desarrolla en contacto con la vía aérea y su epitelio es de prolactina B. La curva postoperatoria de estos valores es
bronquial. Aparece a cualquier edad y se hace sintomático por útil para el pronóstico alejado.
compresión de la tráquea o el árbol bronquial, o por infección Seminoma. Es un tumor que se observa en el mediastino
bronquial recurrente debido a su comunicación con la vía aé- anterior de varones jóvenes. Puede ser asintomático hasta al-
rea. Generalmente se ubica en el mediastino anterior y medio. canzar gran tamaño y su diagnóstico obliga al estudio de am-
Quiste gastroenterógeno. Es un quiste de paredes gruesas bos testículos para descartar un tumor oculto a ese nivel. Evo-
revestidas por epitelio esofágico, gástrico o intestinal. Es de luciona con invasión locorregional y con metástasis en el hí-
forma tubular o redondeada y su cavidad puede comunicarse gado y el hueso. El tratamiento es quirúrgico asociado con
con el esófago (lo más frecuente), el estómago o el duodeno. radioterapia.
Se manifiesta clínicamente por disfagia de origen compresivo Disembriomapluritisular y carcinoma embrionario. Son
o por un síndrome acidosensitivo secundario a una úlcera de tumores muy malignos originados en estructuras indiferen-
su mucosa. Esta se puede perforar en el mediastino (mediasti- ciadas. En ambos el tratamiento es quirúrgico, y si bien son
nitis), en la vía aérea (hemoptisis, supuración broncopulmonar) radiosensibles, las recidivas son constantes y el pronóstico es
o en el tubo digestivo (hematemesis). El quiste gastroenteró- pésimo.
geno se localiza preferentemente en el mediastino posterior.
Quiste pericardiocelómico. Es un quiste del mediastino
anterior, en contacto con el diafragma y el pericardio, y a me- Tumores tiroideos
nudo en comunicación con este último. De paredes finas y de En el 95 % de los casos consisten en la prolongación sub-
contenido líquido claro, la evolución clínica es muy benigna y esternal de una glándula tiroides ortotópica (bocio sumergi-
sólo puede complicarse por dolor torácico o trastornos del rit- do). La patología tiroidea más frecuente es el bocio multino-
mo cardíaco. Sólo deben ser tratados quirúrgicamente los ca- dular, y la prolongación glandular al mediastino se origina en
sos sintomáticos o cuando existe duda diagnóstica. el lóbulo tiroideo inferior, de manera que está irrigada por la
Linfangioma quístico. Son quistes multiloculares o caver- arteria tiroidea inferior. Según la vía seguida en su crecimien-
nosos que se adhieren firmemente a los tejidos circundantes y to, el bocio puede ocupar el mediastino anterior (lo más fre-
cuyo contenido es gelatinoso claro. Asientan en la región cuente), el medio o el posterior. En el 5 % da los casos el
cervicomediastinal y menos frecuentemente en el mediastino tumor se origina en tejido tiroideo heterotópico y su irrigación
anterior. Origina sintomatología por compresión, sobre todo es de origen mediastínico.
de la tráquea. La exéresis quirúrgica debe ser completa para
Aunque los tumores tiroideos son por lo general asinto-
evitar recidivas. En caso de exéresis incompleta se realizará
máticos, en su crecimiento pueden originar compresión venosa,
radioterapia.
esofágica o traqueal. El diagnóstico se confirma mediante el
Hemangioma quístico. Son tumores cavernosos de conte- centellograma con 131I. El tratamiento es similar al de cual-
nido hemático y muy adheridos a los tejidos vecinos. Estos quier tumor tiroideo, salvo que los bocios originados en teji-
tumores pueden malignizarse y desarrollar metástasis rápida- dos heterotópicos requieren una esternotomía para su abordaje
mente. quirúrgico.
Meningocele. Es un tumor quístico del mediastino poste-
rior producido por la protrusión de las meninges a través del
agujero de conjunción. Se asocia frecuentemente a malforma- Tumores paratiroideos
ciones del raquis y el diagnóstico se hace por tomografía com-
putada y resonancia nuclear magnética. Son por lo general adenomas originados en glándulas
paratiroides que migraron al mediastino. Las paratiroides su-
periores se originan en el cuarto arco branquial y pueden migrar
Disembriomas heteroplásticos al mediastino posterior a los lados del esófago. En cambio, las
paratiroides inferiores se localizan en el mediastino anterior
La gran mayoría son tumores malignos y francamente in- debido a que migran con el timo; de hecho, muchas de ellas
vasores, que asientan en el mediastino anterior. son intratímicas.

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376 SECCIÓN V. TÓRAX

Los tumores paratiroideos mediastínicos son responsables


del 10 % de los casos de hiperparatiroidismo primario. Dado
que se trata de tumores pequeños, la sintomatología depende
del síndrome clínico (hipercalcemia). Todo hiperparatiroidismo
severo requiere el estudio completo de las paratiroides, me-
diante ecografía, centellograma con talio, tomografía compu-
tada, resonancia nuclear magnética y eventualmente arterio-
grafía tiroidea inferior o mamaria interna. En caso de tumor
paratiroideo mediastínico, el tratamiento puede comenzar con
una embolización de la glándula. El tratamiento quirúrgico
consiste en la resección completa, incluido el timo.

Tumores tímicos
El timo es un órgano con forma de H, ubicado en el
mediastino anterior. Se desarrolla de un brote epitelial origi-
nado en el tercer arco branquial; posteriormente es penetrado
por células linfoides de la médula ósea, células neuroendocri-
nas del sistema APUD y células germinales. En su descenso al
tórax entra en contacto con las glándulas tiroides y paratiroides,
de las que puede obtener tejidos.
Debido a su constitución heterogénea, los tumores tímicos
pueden originarse en células muy diferentes (Le Brigand,
1979): linfoepiteliales (70 a 80 % de los casos), neuroendo-
crinas (carcinoides), germinales (seminomas, germinomas) y
linfáticas.
Los timomas pueden ser benignos o malignos. Aunque la
patente histológica de malignidad no es clara, se puede afir-
mar que el tumor es maligno cuando existe invasión de la cáp-
sula o de tejidos vecinos, diseminación intratorácica o metás-
tasis a distancia (Masaoka A, 1981). Estos tumores crecen rápi-
damente y en ocasiones se necrosa el centro. Las metástasis a
distancia son poco frecuentes.
Diagnóstico. Presentación clínica. Por lo general son
asintomáticos hasta que adquieren gran tamaño o invaden es-
tructuras vecinas. Pueden manifestarse por un síndrome
mediastínico con compromiso de la vena cava superior, lo cual
es de mal pronóstico (timoma invasor). El timoma de origen
linfoepitelial se presenta con alguno de los llamados síndromes Fig. 32-6. Tumor quístico del timo (T) que ocupa el mediastino anterior y
paratímicos. Puede tratarse de un síndrome neuromuscular medio. Aspecto en la radiografía simple (arriba) y en la tomografía compu-
(miastenia gravis, polimiositis, dermatomiositis o miocarditis) tada (abajo)
o un síndrome hematológico (anemia aplástica, anemia auto-
inmune, eritrocitosis, leucemia aguda). Otras formas de pre-
sentación incluyen el lupus eritematoso diseminado, la colitis
ulcerosa y la tiroiditis de Hashimoto. Tumores neurogénicos
La miastenia gravis es una enfermedad autoinmune que
altera la neurotransmisión muscular. El 20 al 40 % de los tu- Ubicados en el mediastino posterior, sobre la gotera costo-
mores tímicos se asocian con miastenia gravis, mientras que vertebral, son tumores originados en los nervios periféricos o
el 80 al 90 % de los miasténicos presentan alteraciones del intercostales, ganglios simpáticos y células quimiorreceptoras.
timo, ya sea hiperplasia o timomas de la serie linfoepitelial. Hasta un 10 % pueden originarse en el nervio neumogástrico.
La miastenia se manifiesta con fatiga muscular fácil, sobre el recurrente izquierdo o el frénico. Los tumores neurogénicos
todo después del ejercicio, y debilidad de los músculos volun- representan el 15 % de los tumores mediastínicos del adulto y
tarios. La intensidad del cuadro clínico es muy variable, y re- hasta el 50 % de los hallados en la infancia.
sulta muy frecuente que en las formas más graves exista un Anatomía patológica. Los neurinomas y los neuro-
timoma. fibromas son tumores de las vainas nerviosas. Los neurinomas
El diagnóstico de tumor túnico puede sospecharse a través son los más frecuentes; aparecen entre los 20 y 50 años como
de la clínica o por el hallazgo de un mediastino ensanchado en tumores sólidos, encapsulados, de crecimiento lento y gene-
la radiografía simple de tórax. La tomografía computada es el ralmente benignos. Los neurofibromas pueden aparecer en for-
método diagnóstico de elección (fig. 32-6). ma aislada o formando parte de la enfermedad de von
La extirpación quirúrgica está siempre indicada. Puede ser Recklinghausen. No están encapsulados y pueden transformar-
sencilla en los timomas encapsulados, mientras que en los in- se en neurosarcomas. Los neuroblastomas predominan en ni-
vasores es frecuente que la exéresis sea incompleta y que se ños y son muy malignos, aunque en el 2 % de los casos puede
deba recurrir a la radioterapia. El pronóstico es muy favorable haber remisiones espontáneas. Los ganglioneuromas son be-
en los tumores no invasores. nignos y generalmente asintomáticos; en cambio, los ganglio-

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32. MEDIASTINO

neuroblastomas son rápidamente metastatizantes. Tanto los reticulosis. El tumor de Castleman es un tumor único del
feocromocitomas como los quemodectomas son tumores por mediastino secundario a una hiperplasia localizada de etiología
lo general benignos. Estos últimos se originan en las células desconocida. Es un tumor asintomático de evolución benigna
de los cuerpos quimiorreceptores ubicados alrededor del ca- que debe ser tratado mediante exéresis completa. Las adeno-
yado aórtico y el nervio neumogástrico. patías neoplásicas son secundarias a enfermedades primitivas
Diagnóstico. Cuando alcanzan un tamaño significativo, los del sistema linfático o metastásicas de órganos vecinos.
tumores neurogénicos pueden provocar dolor por compresión Diagnóstico. La sintomatología depende de la causa de
de una raíz nerviosa o del vértice torácico, u ocasionar un origen y varía desde los casos asintomáticos hasta el síndrome
síndrome de Pourfour de Petit o de Claude Bernard-Horner. mediastínico florido. Si bien lo más frecuente es poder rela-
También puede haber hipertensión arterial o diarrea en los tu- cionar el tumor ganglionar con la enfermedad de origen, en
mores con secreción endocrina, en especial el feocromocitoma. ocasiones ello es imposible y debe recurrirse a la biopsia por
La radiografía simple orienta hacia una patología del punción o quirúrgica. En este sentido, la cadena supraclavicular
mediastino posterior, mientras que la tomografía computada es la más accesible para la obtención de material; en su defec-
permite definir el tumor y sus relaciones con estructuras veci- to, los ganglios mediastínicos altos pueden ser abordados me-
nas (fig. 32-7). La resonancia nuclear magnética está espe- diante una mediastinoscopia o a través de una medias-
cialmente indicada en los tumores con prolongación intra- tinostomía, convencional o videoendoscópica.
medular ("en reloj de arena").
Tratamiento. Consiste en la exéresis quirúrgica. En caso
de tumor residual, se debe indicar radioterapia. Otros tumores

El mediastino puede ser también origen de otros múltiples


Tumores gangüonares tipos de tumores. Meisler los ha clasificado en diferenciados
(conjuntivos y no conjuntivos) e indiferenciados o inclasi-
El tejido linfático del mediastino comprende el conducto ficables. Estos tumores representan el 10 % de todos los tu-
torácico y la gran vena linfática, que desembocan en el con- mores mediastínicos.
fluente yugulosubclavio, y los grupos gangüonares correspon- Los tumores conjuntivos comprenden loslipomas y liposar-
dientes. Estos reciben el drenaje linfático de los órganos comas. fibromas y fibrosarcomas, mixomas, xantomas.
torácicos, especialmente esófago y pulmón, aunque también miomas, hemangiomas y hemangiopericitomas. Los no conjun-
de órganos abdominales, por lo cual la patología subdia- tivos abarcan los tumores amiloideos, cordomas, y tumores
fragmática puede también exteriorizarse en el mediastino. Los del seno endodérmico. Los indiferenciados o inclasificables
tumores gangüonares son de origen inflamatorio, hiperplásico incluyen tumores benignos (quistes anónimos y falsos, granu-
o neoplásico. Las adenopatías inflamatorias pueden ser se- lomas) y malignos (carcinomas indiferenciados, carcinomas
cundarias a inflamaciones agudas de origen viral o bacteriano glandulares y epidermoides primitivos y sarcomas).
(mononucleosis, estafilococia, psitacosis) o a inflamaciones El diagnóstico se realiza por medio de la tomografía com-
crónicas (tuberculosis, sarcoidosis, micosis). Se pueden ob- putada, con el complemento de la citología percutánea o la
servar adenopatías hiperplásicas en anemias, linfadenosis y biopsia quirúrgica. El tratamiento consiste en la exéresis qui-
rúrgica. El pronóstico es bueno en los tumores benignos e in-
cierto en los malignos.

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Diafragma

EMBRIOLOGÍA

Juan M. Campana

Cuando el embrión durante su desarrollo llega a los 2 mm


de longitud, la cavidad celómica está conformada por la cavi-
dad pericárdica, en el extremo cefálico, y por dos canales pleu-
roperitoneales que desembocan en la cavidad peritoneal, en el
extremo opuesto. Mientras la cavidad pericárdica generará al
corazón, los canales pleuroperitoneales harán lo mismo con
los pulmones. La cavidad peritoneal contendrá la parte distal
del tubo digestivo y del aparato urogenital. En este momento
comienza a esbozarse el diafragma, cuya primera función será
separar las cavidades pleural y peritoneal (fig. 33-1).
El desarrollo del diafragma se produce a partir de brotes
mesodérmicos que comienzan su crecimiento cuando el em-
brión tiene 2,1 mm de longitud, y se completa cuando llega a
los 20 mm. La teoría enunciada por Bromann, que es la más
aceptada, distingue cuatro brotes mesodérmicos que se unirán
al final del desarrollo:
1. El mesenterio dorsal, que formará el sector medial y
dorsal del diafragma y, sobre todo, el de las inserciones me-
diante los pilares. Este sector, en su desplazamiento hacia ade-
lante, terminará por fusionarse con el septum transversum.
2. El septum transversum, sector de gran importancia, que
formará la parte anteromedial del diafragma y, por su cara cau-
dal, el hígado. Al migrar desde el extremo cefálico (lugar ori-
ginario de su esbozo primitivo) hacia la parte caudal, el septum
transversum lleva consigo al nervio frénico y termina la sepa-
ración en dos cavidades: la pleuropericárdica (hacia el polo Fig. 33-1. Desarrollo embriológico del diafragma. A, crecimiento dorsal
cefálico) y la peritoneal (hacia el caudal). del septum transversum de His (2 1/2 semanas, derivado del sector caudal
3. Membranas pleuropericárdicas y pleuroperitoneales, del pericardio parietal). Desarrollo del mesoesófago y esbozos de las mem-
branas pleuroperitoneales (pilares de Uskow). B, crecimiento ventromedial
que se originan en el embrión de 7 mm, y de las cuales la de las membranas pleuroperitoneales (8a. semana). Entre las membranas
pleuropericárdica es cefálica y la pleuroperitoneal caudal; ter- pleuroperitoneales y el septum transversum se establece un espacio, el hiato
minan por cerrar la cavidad pericárdica por un lado y la pleural diafragmático, que desaparece a medida que crecen y se desplazan los otros
y peritoneal por el otro. Esto se completa en el embrión de 18 componentes morfogenéticos. C, crecimiento ventrocaudal de los miotomas
a 20 mm. aunque en el período intermedio del desarrollo pue- cervicales primero, segundo y tercero. Estas estructuras son hemianillos de
de haber transitoriamente una comunicación entre la cavidad mesodermo que se desprenden de la periferia corporal, en el mismo plano
pleural y la peritoneal conocida como hiato pleuroperitoneal. anatómico de las membranas pleuroperitoneales. Se insinúa la vena cava
4. Repliegues desde la pared hacia el septum y las mem- inferior. D, cierre del hiato diafragmático. El septum transversum termina
su desarrollo y da lugar al centro frénico. Los vestigios del mesoesófago
branas: formados por tejido mesenquimático en los niveles
forman los pilares del diafragma. Se constituye el orificio de pasaje de la
de inserción. vena cava inferior. El mesodermo de los miotomas cervicales y los restos
De lo expuesto se desprende que las situaciones que con- de las membranas pleuroperitoneales forman las porciones musculares
ducen a una hernia congénita son aquellas determinadas por periféricas del diafragma: pars estemalis, pars costalis y pars lumbalis.
un desarrollo ausente o imperfecto de los esbozos correspon-
dientes. Así puede observarse que las hernias congénitas de
los niños (excepcionales en el adulto) se localizan en los sec-
tores posterolaterales del hemidiafragma. Pueden presentar

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33. DIAFRAGMA

desde la ausencia de un hemidiafragma hasta la obliteración fundamentalmente, de su contenido. El saco presenta en su


imperfecta del hiato pleuroperitoneal (fig. 33-2, B), que deja parte inferior un estrechamiento denominado anillo, que pue-
lugar para el pasaje de visceras desde el abdomen. Estas her- de tener la forma de una brecha longitudinal (entre los haces
nias congénitas posterolaterales no tienen saco. musculares de la inserción esternal) o la de un arco fibroso a
Si el desarrollo imperfecto afecta la parte muscular del manera de puente entre ambos arcos condroesternales (a me-
diafragma, las hernias posterolaterales tendrán saco. Son las nudo VII y VIH). Esto deja por delante un espacio libre y
denominadas hernias por debilidad (Rivarola). ovoideo cuyo límite anterior es la cara posterior del esternón,
Un mecanismo similar que debilita la zona anterior de los cartílagos condroesternales y del apéndice xifoides (fig.
diafragmática favorecerá la aparición de la hernia anterior o 33-2, C).
subcostoesternal, que por su mecanismo fisiopatológico (de- Fácil es comprender que por la acción combinada de la
bilidad) es diferente de la hernia anterior intrapericárdica, presión positiva del abdomen y la negativa de la cavidad
motivada por un severo defecto del desarrollo embriológico. pleural, el saco constituya una verdadera evaginación peritoneal
La hernia del triángulo lumbocostal, dada su relación con que puede estar deshabitada o contener visceras macizas
la pleura, tiene siempre saco seroso. (epiplón) o huecas (colon, estómago, intestino delgado, etc.).
Diagnóstico. La sintomatología depende de las manifes-
taciones clínicas originadas en el contenido. A veces los pa-
HERNIAS CONGÉNITAS cientes manifiestan dolores retroesternales transitorios, a la
manera de un síndrome seudoestenocárdico. En otras ocasio-
Hernias anteriores (o subcostales) nes eructos, dispepsia, vómitos o constipación, si el contenido
del saco es colon o yeyunoíleon. El contenido visceral puede
Sinonimia. Hernia de Morgagni; hernia por el hiato de ocluirse, atascarse o volvularse, originando los síntomas y sig-
Morgagni; hernia de la hendidura de Larrey; hernia retrocos- nos de gravedad que caracterizan a estas complicaciones.
toxifoidea; hernia retroxifoidea. La semiología clásica aporta pocos datos, salvo que se
Giovanni Morgagni, en 1771, fue el primero que la obser- puedan auscultar ruidos hidroaéreos en la parte anterior del
vó durante una autopsia, en la que halló un saco hemiario tórax. La radiología convencional, en cambio, es el mejor
torácico con asas de intestino en su interior que habían pasado método para su diagnóstico. Si el contenido fuera una viscera
por un orificio ubicado por detrás del esternón. hueca, aparecen la clásica imagen hidroaérea o las haustracio-
Patogenia. En este tipo de hernia, más frecuente en los nes colónicas. Esto se confirma mediante el examen contras-
adultos y excepcional en los niños, dicha migración se efectúa tado, que demuestra el contenido visceral del saco. Para ello
'por una brecha ubicada entre los fascículos musculares de las se recurre a enemas baritadas (colon) o a la ingesta de contras-
inserciones del diafragma (costoesternales). Su topografía ana- te, la cual permitirá, por ejemplo, constatar un vólvulo del es-
tómica corresponde al tercio inferior del mediastino anterior, tómago. En el caso particular del epiplocele, su imagen puede
entre el pericardio y la cara posterior del esternón, pudiendo ser indistinguible de otras con aspecto muy similar, tales como
esta formación ser central o lateralizada. Posee un saco las que se observan en neumonitis crónicas, derrames circuns-
peritoneal, cuyo lamaño varía desde 5 a 6 cm de diámetro critos y quistes pericardiocelómicos o dermoides.
hasta 10 y aun 20 cm. La magnitud de este tamaño depende, La tomografía axial computada ofrece la posibilidad de

Fig. 33-2. A, hernia diafragmática


traumática. B, aplasia posterolateral. C,
hernia subcostoesternal. D, hernia poste-
rolateral.

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380 SECCIÓN V. TÓRAX

aclarar estas imágenes y también de medir la densidad de los saje de sangre no oxigenada a la circulación general. Esto ex-
tejidos, revelando si se trata de líquido, tejido adiposo u otros plica la inusual gravedad de esta patología capaz de provocar
sólidos (neumonitis, tumores, etc.)- Debe recordarse que estas la muerte en los primeros instantes de vida mediante hipoxemia
imágenes se proyectan en las radiografías frontales y en el con cianosis paroxística, vómitos con insuficiencia respirato-
perfil torácico por delante de la sombra cardíaca y en la base ria y arritmia severa. El recién nacido muestra un abdomen
del mediastino anterior. casi vacío y un tórax que, a veces, protruye por efecto de su
Tratamiento. Es quirúrgico, a veces porque no puede di- ocupación. Si la muerte no se presentara en estos primeros
ferenciarse esta patología de un tumor, y otras porque la her- instantes, la hernia puede manifestarse más adelante. Por ello
nia es sintomática. La operación tendrá como objetivo identi- es fundamental conocer su existencia.
ficar el saco, seccionar su cuello, reintegrar el contenido al La ecografía durante la etapa intrauterina es un excelente
abodmen y cerrar la brecha mediante puntos separados medio para demostrarla. La radiografía que abarque el tórax y
irreabsorbibles, suturando los fascículos musculares o llevan- el abdomen mostrará al primero ocupado por imágenes hidro-
do el anillo fibroso a la pared esternocostal. Esta intervención aéreas con fuerte desplazamiento del corazón y del pulmón, y
puede hacerse por vía abdominal (a través de una laparotomía al abdomen casi deshabitado.
mediana supraumbilical) o torácica (toracotomía anterior o Tratamiento. Es siempre quirúrgico. Debido al desarrollo
anterolateral). Esta última vía permite desprender el saco de actual de la cirugía, es posible actuar sobre ellas, paliati-
sus adherencias al pericardio, cuando existen, con menor ries- vamente, en forma intrauterina, evitando la mortalidad al mo-
go. mento de nacer. Luego del nacimiento pueden operarse por
vía abdominal (laparotomías transversas o mediales) o por vía
torácica (toracotomía, toracolaparotomía). La operación con-
Hernias posterolaterales siste en reducir la hernia, reintegrar las visceras al abdomen y
cerrar el anillo mediante sutura del mismo con material
Sinonimia. Hernias de Bochdalek; hernias por el foramen irreabsorbible o con la ayuda de mallas protésicas especial-
de Bochdalek. Cuando el hiato pleuroperitoneal no completa mente indicadas en la agenesia del hemidiafragma. La
su cierre de una manera perfecta, a través de éste pueden pro- reexpansión pulmonar, en estos casos, es siempre lenta y nun-
ducirse migraciones de las visceras abdominales hacia el tórax, ca debe descuidarse la presencia de una hipertensión pulmonar
determinando la producción de este tipo de hernia. que requiera tratamiento adecuado.
Patogenia. La imperfección del cierre del hiato mencio-
nado, ubicado en la región posterolateral, antes del segundo
mes de vida intrauterina, puede originar desde una obliteración HERNIAS TRAUMÁTICAS
parcial del orificio hasta la agenesia total de un hemidiafragma
(fig. 33-2, D). Esta malformación es más frecuente a la iz- Sinonimia. Eventración postraumática del diafragma; rup-
quierda por dos motivos: primero, porque el hiato derecho tura traumática del diafragma. Cuando un agente traumático
completa su desarrollo antes que el izquierdo; segundo, por- interrumpe con su acción la continuidad del diafragma, a tra-
que la presencia del hígado a la derecha obra como valla de vés de este orificio se genera la hernia diafragmática traumática.
contención entre los órganos abdominales y el diafragma. El El aumento de los accidentes de tránsito, unido al uso más
90 % de estas hernias se caracterizan por no tener saco. Por frecuente y a la mayor potencia de las armas, hacen que hoy
eso se las llama hernias posterolaterales congénitas sin saco, deba prestársele especial atención a este tipo de patología. La
o también hernias embrionarias. (done by 007) clasificación de Harrington (1948) responde perfectamente a
Otras veces, obliterado el hiato, puede haber una falla en lo que se observa en la práctica diaria respecto de estas her-
la evolución muscular del diafragma, dejando una debilidad nias (tabla 33-1).
que permita ascender al tórax a los órganos abdominales.
Ambas serosas constituirán un saco. A este tipo de hernia, que
ocurre en el 10 % de los casos, se la denomina hernia fetal, o
también hernia posterolateral congénita con saco. Tabla 33-1. Clasificación de las hernias diafragmáticas
Cuando por este mismo mecanismo la topografía de estas traumáticas (Harrington, 1948)
malformaciones sea diferente, se denominarán, de acuerdo con
Rivarola, eventraciones o hernias, parciales o totales (por I. Por traumatismos directos (mecanismo = herida)
debilidad), según que sea todo o solamente una parte del
• Arma blanca
hemidiafragma el sitio afectado. • Arma de fuego
El orificio hemiario puede adoptar una forma ovalada, de • Costilla fracturada
bordes carnosos, o, a veces, configurar un triángulo que tiene
por uno de sus lados a la pared costal. Si la hernia tiene saco, II. Por traumatismo indirecto (mecanismo = estallido)
éste se proyecta hacia el tórax, fuertemente traccionado por la
presión negativa del mismo. En ausencia de saco, las visceras • Golpe
estarán en contacto con las torácicas, casi siempre sin adherir- • Caída
se a ellas. • Compresión
Diagnóstico. La hernia comprime fuertemente al pulmón
III. Por otras causas
y desplaza al mediastino hacia el lado opuesto, lo que deter-
mina la aparición de serios desequilibrios hemodinámicos y • Necrosis inflamatoria (absceso subfrénico, colecciones
respiratorios, agravados, la mayoría de las veces, por una cier- intra o perihepáticas)
ta hipoplasia pulmonar, sobre todo en el sector de los peque- • Necrosis por tubos de avenamiento pleural
ños bronquios y alvéolos. Todo ello conduce a la formación • Posquirúrgicas
de cortocircuitos circulatorios de derecha a izquierda, con pa-

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33 DIAFRAGMA

Patogenia. Una vez establecida la discontinuidad del puede romperse el diafragma. Esta entidad, también conocida
diafragma, la presión positiva del abdomen obra sincrónica- como estallido del diafragma, permite el súbito paso de las
mente con Ja negativa de la cavidad pleural y hace que las visceras abdominales al tórax, aun las de mayor tamaño (híga-
visceras abdominales, preferentemente aquellas que son mó- do, bazo, etc.). Las complicaciones son de excepcional grave-
viles, pasen por el orificio formado e ingresen en el tórax. dad (hemorragia interna, insuficiencia respiratoria, compre-
Cuanto menores sean los antecedentes patológicos de la pleura. sión cardíaca, etc.) y su diagnóstico y tratamiento, en especial
tanto más escasos serán sus procesos adherenciales. Ello per- la reconstrucción diafragmática, deben llevarse a cabo rápida-
mitirá que las visceras ocupen su cavidad con facilidad. Pero mente y en conjunto con las otras lesiones que el paciente pre-
si la pleura hubiera sufrido con anterioridad episodios que sente.
hubieran arrojado sinequias a modo de secuela, la cavidad se Un tiempo después del traumatismo. El antecedente
encontrará parcial o totalmente tabicada y el lugar disponible traumático cobrará un valor tanto mayor cuanto más abundan-
para la migración será menor. Los órganos desplazados com- tes sean los síntomas de hernia que el paciente manifieste, y
primen al pulmón aunque no modifican su estructura histo- cuando la relación topográfica del traumatismo sea de vecin-
lógica. Al aumentar la presión desplazan al mediastino y son dad con el diafragma o con sus inserciones. Estas hernias pue-
origen de fenómenos funcionales (taquicardia, arritmias, etc.) den evolucionar de manera crónica y las visceras desarrollar
que pueden simular cardiopatías. adherencias en el orificio, transformándose en irreductibles,
Estas hernias, que se ubican de preferencia en la cúpula y con los consiguientes fenómenos de oclusión, atascamiento o
región posterolateral del diafragma, son más frecuentes a la estrangulación. Por tal razón está indicada la exploración ante
izquierda y, en general, no tienen saco (figs. 33-2, A y 33-3, la duda sobre la presencia de una injuria diafragmática (Cam-
A). Puede, a veces, comprobarse un deslizamiento peritoneal pana JM, 1977).
(casi siempre es el epiplón que inicialmente las acompaña), y, Los procedimientos quirúrgicos de invasión mínima (video-
en su recorrido transorificial, pueden generar adherencias que laparoscopia o toracoscopia) adquieren hoy un gran valor dado
serán las causantes de futuras complicaciones (atascamiento, que pueden mostrar o descartar tempranamente una herida del
estrangulación). Algunas veces, ya instaladas en el tórax, la diafragma.
presencia del material herniado genera procesos reactivos en El tratamiento de las hernias diafragmáticas traumáticas
la pleura con la consiguiente aparición de derrames. es quirúrgico. La vía preferida es la torácica, mediante una
Diagnóstico. Pueden aparecer hematemesis o melenas en toracotomía por el VII u VIII espacio intercostal, que permita,
el caso de incarceraciones gástricas; detención del tránsito en bajo control visual, liberar las adherencias y reintegrar las
las colónicas o del intestino delgado, o fenómenos de insufi- visceras al abdomen. A veces se presentan dificultades para
ciencia respiratoria cuando la compresión sobre el pulmón sea ello. Si fuera necesario para lograrlo, o si se hiciera impres-
muy intensa o la dilatación viscera! muy amplia. cindible efectuar algún procedimiento sobre una viscera hue-
La radiología, incluyendo los exámenes con métodos con- ca (colostomía, resección intestinal, etc.), se deberá emplear
trastados, es de fundamental importancia para el diagnóstico un abordaje abdominal por separado a fin de lograr el objetivo
de la lesión. Pequeñas hernias (epiploceles) se benefician de y no contaminar la cavidad pleural.
la tomografía axial computada para su diagnóstico. El orificio se cerrará con puntos de material irreabsorbible.
Tratamiento. A estos pacientes puede recibirlos el ciruja- podrá hacerse, además, una imbricación del diafragma
no inmediatamente después del traumatismo o un tiempo des- ("plicatura") para otorgarle mayor resistencia. Si el orificio
pués. fuera muy extenso, podrá recurrirse a una malla protésica con
Inmediatamente después del traumatismo. Se deberá in- el objeto de ocluirlo sin someter la sutura a una tensión exage-
vestigar minuciosamente la solución de continuidad del dia- rada.
fragma tratando de reconstruir imaginariamente la dirección
del proyectil o del arma blanca. En el caso de traumatismos
cerrados, deberá descartarse la posibilidad de heridas del EVENTRACIÓN DIAFRAGMÁTICA
diafragma o de una solución de continuidad por los extremos
de las fracturas costales. En traumatismos torácicos, toraco- Es una elevación anormal permanente de un diafragma sin
abdominales o abdominales graves, como el choque contra el solución de continuidad y cuyas inserciones son normales.
volante en los accidentes de carretera, o cuando la víctima ha Sinonimia. Sobreelevación unilateral idiopática del
estado sometida a una gran compresión o a una onda expansiva, diafragma; relajación del diafragma, eventración idiopática;
enfermedad de Petit; hernia por debilidad.
Patogenia. La eventración diafragmática puede ser idio-
pática o secundaria. A su vez. la idiopática presenta una for-
ma congénita, que se diagnostica en recién nacidos o niños de
corta edad, y una adquirida, que es propia del adulto. La
eventración diafragmática secundaria resulta de enfermeda-
des que comprometen el nervio frénico (tumores del pulmón o
del timo, secciones quirúrgicas o traumáticas).
Fisiopatología. Cualquiera que sea la patogenia, la
eventración diafragmática se caracteriza por una atrofia del
músculo. Aunque sus relaciones con la pleura y el peritoneo
son normales, la pérdida de tonicidad del diafragma hace que
la presión intraabdominal empuje hacia el tórax el contenido
intraperitoneal, merced también a la complacencia otorgada
A B
por la presión negativa pleural (fig. 33-3, B).
Fig. 33-3. A, hernia diafragmática traumática. B. eventración diafragmática Diagnóstico. Si bien la eventración diafragmática puede

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382 SECCIÓN V. TÓRAX

ocasionar una severa sintomatología en el recién nacido, que


exige el diagnóstico y tratamiento con la mayor celeridad, en Mucosa esofágica
el adulto puede pasar totalmente asintomática. A menudo se la Músculo esofágico
descubre en un estudio radiográfico por causas laborales o de
control por otra enfermedad. Unión
escamocilíndrica
Aparte de los signos cardiovasculares (arritmias, taquicar-
dia, episodios de cianosis), se manifiesta por padecimientos Membrana
gastrointestinales tales como constipación, eructos, anorexia, frenoesofágica
dolores retroesternales y episodios nauseosos. En algunos ca- Fascía endotorácíca
sos puede presentarse disnea por insuficiencia respiratoria. El Diafragma
examen físico aporta pocos datos. A veces puede observarse
la elevación del reborde condrocostal durante la inspiración,
determinado por la acción dominante de los músculos inter-
Peritoneo Fascia
costales sobre el hemidiafragma patológico. endoabdominal
Es la radiología, al igual que en todas estas afecciones, la
que permite comprobar la topografía y extensión de la enfer-
medad. También es útil la observación radioscópica, que de-
muestra la disminución o ausencia de movimiento o su carác-
ter paradójico.
Tratamiento. El criterio es diferente en el niño y en el
adulto. El niño requiere a menudo tratamiento quirúrgico ur-
gente, mientras que en el caso del adulto asintomático se lo Fig. 33-4. Hernia por desliza-
miento.
debe mantener bajo control.
Por el contrario, si las manifestaciones clínicas del adulto
fueran muy severas, el tratamiento quirúrgico está indicado.
Este consiste en rehabilitar la tensión y posición del diafragma La cara inferior del músculo diafragmático se encuentra
mediante procedimientos de imbricación ("plicatura") del mis- revestida por la fascia endoabdominal, mientras que la fascia
mo en varios planos con material irreabsorbible. Con ello se endotorácíca recubre la superficie superior. A partir de la fu-
logra un descenso del nivel diafragmático que normaliza la sión de ambas láminas se constituye la membrana frenoeso-
relación entre ambas cavidades. A veces hace falta reinsertar fágica, la cual se inserta en la capa muscular de la porción
el diafragma o colocar una malla protésica. hiatal del esófago permitiendo la fijación de éste al hiato y
La vía de elección es la torácica (toracotomía por el VII asegurando el esófago distal (aproximadamente en 3 cm) en el
espacio intercostal), que brinda un excelente margen de ma- interior del abdomen (fig. 33-4).
niobra sobre las visceras y permite plegar el diafragma. Clasificación. Hay tres tipos de hernias hiatales: hernia
por deslizamiento, hernia paraesofágica o por rodamiento, y
hernia mixta.
BIBLIOGRAFÍA
Campana JM y Delta Torre HA: Traumatismos torácicos y toracoabdo-
minales. Dirección de Sanidad Naval de ia Armada Argentina. Hernia por deslizamiento
Puerto Belgrano, 1984, p. 95-102.
Harrington SW: Various types of diafragmatic hernias treated Definición. Se caracteriza por el pasaje del esófago a tra-
surgically. Report of 430 cases. Surg. Gynec. Obstet. 86:735, vés del hiato esofágico al mediastino posterior. Por lo general
¡948. no existe saco peritoneal, y en el caso de que exista, el esófago
Rivarola JE: Etiopatogenia de la hernia diafragmática posterolateral forma parte de él (deslizamiento).
congénita y ia importancia del bazo en sus formas clínicas. Actas Etiopatogenia. Está vinculada con el deterioro estructural
XVII Congreso Argentino de Tisiología y Neumonología, 1:464- de la membrana frenoesofágica, fenómeno que suele produ-
755, 1979.
cirse por la edad y el estiramiento al cual se ve sometido el
esófago por los movimientos deglutorios y la diferencia de
presión toracoabdominal.
Epidemiología. En una revisión efectuada por Postlehwait,
HERNIAS HIATALES
de 1310 casos de hernia hiatal, el 85 % correspondían al tipo I.
Ricardo Bianchi Sin embargo, su incidencia exacta es difícil de determinar ya
que el diagnóstico depende de la calidad del estudio radio-
Definición. Son hernias adquiridas que se producen por el lógico. Con maniobras de compresión abdominal se demues-
pasaje de las visceras abdominales hacia el tórax a través del tra una hernia por deslizamiento en el 50 al 80 % de la pobla-
hiato esofágico. ción normal. En cuanto a su incidencia según la edad, presen-
Anatomía. Parte de las fibras musculares del diafragma ta su pico máximo a partir de los 50 años.
nacen de los cuerpos y apófisis transversas de las vértebras Diagnóstico. Presentación clínica. Sólo el 5 % de los su-
lumbares superiores. Éstas fibras forman dos fascículos, los jetos con hernia hiatal por deslizamiento presentan síntomas
pilares diafragmáticos, situados a ambos lados de la aorta. atribuibles a ésta (Boyd DP, 1964). La hernia sintomática pro-
Ambos pilares y más frecuentemente el derecho aportan fi- duce pirosis, dolor retroesternal, disfagia, tos nocturna y me-
bras que rodean al esófago para insertarse en el tendón central lena, síntomas atribuibles a esofagitis por reflujo y que serán
del diafragma y constituir el hiato esofágico (véase Anatomía tratados en el capítulo correspondiente (cap. 34).
del tórax, cap. 27). Radiología. La seriada esofagogástrica es el método diag-

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33. DIAFRAGMA

Músculo esofágico

Membrana Estómago
frenoesofágica
Unión
escamocilíndrica
Diafragma

Fig. 33-6. La radiografía simple de tórax muestra al estómago (flecha) as-


cendido en el mediastino (hernia paraesofágica).
Fig. 33-5. Hernia paraesofágica.

nóstico más apropiado. Como se mencionó, la sensibilidad


diagnóstica depende del empeño del radiólogo para demostrar
la hernia.
La endoscopia puede demostrar una zona de separación
entre el cambio mucoso esofagogástrico y los límites del hiato
esofágico. Los estudios de manpmetría esofágica pondrán de
manifiesto la incompetencia del esfínter esofágico inferior,
responsable del reflujo gastroesofágico.
Tratamiento. La hernia hiatal por deslizamiento, sin re-
flujo gastroesofágico, no se debe considerar una enfermedad
y por lo tanto no debe ser tratada. El tratamiento de las hernias
sintomáticas será detallado en el capítulo 34.

Hernia paraesofágica

Definición. Se caracteriza por el pasaje a través del hiato


esofágico de una porción o la totalidad del estómago, que se
extiende en forma paralela al esófago y se sitúa por encima
del esfínter gastroesofágico, el cual conserva su posición nor-
mal.
Etiopatogenia. La hernia paraesofágica se produce a par-
tir de la existencia de un defecto o zona de debilidad en la
región anterior del hiato (Kleitsch, 1958). El segmento abdo-
minal del esófago permanece en su posición infradiafragmática
normal, por acción del ligamento frenoesofágico. La herniación
del estómago a través del hiato se halla cubierta por saco
peritoneal (fig. 33-5), y debido a las diferencias de presión
entre el tórax y el abdomen, este tipo de hernia crece con el
tiempo (fig. 33-6). A medida que se torna más voluminosa, se
ensancha el diámetro del hiato y puede ocurrir una rotación
del estómago que mantiene puntos fijos en el cardias y en el Fig. 33-7. Vólvulo del estómago (E) en una hernia paraesofágica.
píloro, situación que se conoce como vólvulo gástrico intrato-
rácico(fig. 33-7).
Epidemiología. Según Hill (1968) representa el 3,5 % de dencia de disfagia y plenitud posprandial, que se explican por
las hernias hiatales y su mayor incidencia es a partir de la sex- la compresión del esófago adyacente y por el estómago
ta década de la vida. herniado, y que se acentúan por la torsión de éste en algunos
Diagnóstico. Presentación clínica. Existe una alta inci- casos. Otros síntomas que pueden presentarse con cierta fre-

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384 SECCIÓN V. TÓRAX

cuencia son la hematemesis, causada por ulceración en la Adquiridos. Parasitarios. Menos del I % de los quistes
mucosa gástrica debido a ia isquemia, y la neumonitis hidáticos se alojan en el diafragma por diseminación hema-
aspirativa. En otros casos pueden ocurrir complicaciones gra- tógena. Deben diferenciarse de los quistes hidatídicos hepáti-
ves que requieren un tratamiento quirúrgico de urgencia, como cos que atraviesan la cápsula del hígado (hepatodiafrag-
el infarto gástrico agudo y la perforación ocasionados por la máticos).
isquemia secundaria a la torsión de los vasos gástricos. Esto Traumáticos. Son formaciones quísticas de contenido
se observa en casos de vólvulo del estómago. mucoso y paredes constituidas por tejido cicatrizal. Han sido
Radiología. La radiografía simple de tórax permite sospe- observados en asociación con hernias traumáticas del diafrag-
char la hernia parahiatal cuando existen uno o más niveles ma.
hidroaéreos en el área cardíaca. La mayor exactitud diagnóstica Neoplásicos. Los benignos son más frecuentes que los
es aportada por la seriada esofagogástrica, que permite dife- malignos (1,6 a 1). Los benignos más frecuentes son los
renciarla de las hernias por deslizamiento y de las mixtas. La lipomas, fibromas y angiofibromas. Los malignos son habi-
endoscopia resulta útil como elemento complementario, y la tualmente sarcomas y su origen primario diafragmático debe
manometría y pHmetría esofágica son importantes para la in- ser diferenciado del origen metastásico hematógeno.
vestigación de reflujo gastroesofágico. Las metástasis en diafragma son muy raras. Habitualmen-
Tratamiento. Una vez identificada Ja hernia paraesofágica, te se trata de pacientes con enfermedad neoplásica conocida y
debe indicarse el tratamiento quirúrgico porque el índice de diseminada.
complicaciones alcanza al 25 % de los casos. Es recomenda- Diagnóstico. La mayoría de los tumores y quistes del
ble la reparación electiva, más aún en pacientes añosos, ya diafragma son asintomáticos y su diagnóstico resulta de un
que la mortalidad en las intervenciones de urgencia es casi del hallazgo radiológico o de los métodos por imágenes. Cuando
20 % y disminuye a menos del 2 % en la cirugía electiva. El son sintomáticos, la manifestación más frecuente es el dolor.
procedimiento quirúrgico consiste no sólo en la reparación del habitualmente gravativo, de larga evolución, localizado en la
defecto diafragmático, sino también en la realización de algún base del hemitórax afectado y exacerbado a veces por la inspi-
procedimiento antirreflujo para corregir los defectos anatómi- ración profunda. Más raramente, el dolor se localiza en el
cos que se asocian a la incompetencia del esfínter esofágico epigastrio o es referido al hombro homolateral. Excepcional-
inferior. mente, se trata de un dolor pleurítico por irritación pleural.
Otros síntomas que pueden aparecer ocasionalmente son tos e
hipo.
BIBLIOGRAFÍA El diagnóstico de certeza de un tumor o quiste del diafragma
requiere confirmar su ubicación estrictamente diafragmática.
Boyd DP: Surgery ín hiatus hernia. Surg. Clin. North Am. 44: 597, Ello implica descartar malformaciones del diafragma, patolo-
1964. gías que lo comprometen secundariamente y patologías de
Ellis FH, Crozier RE and Shea JA: Paraesophageal hiatus hernia. estructuras u órganos adyacentes. Esta diferenciación suele ser
Arch. Surg. 121:4465. 1986.
Hill LD and Tobias JA: Paraesophageal hernia. Arch. Surg. 96: 735. más sencilla de efectuar en las lesiones izquierdas.
1968. Luego de la radiografía simple del tórax, la radioscopia
Kleitsch WP: Embnology of congenital diafragmatic hernia. Arch. es el primer método a utilizar ya que identifica malformacio-
Surg. 76:886. 1958. nes diafragmáticas que cambian su contorno con los movi-
Postlehwait RW: Surgery of the esophagus, p. 195-255. Appleton mientos respiratorios. Asimismo, la radioscopia puede eviden-
Century-Crofts. New York. 1979. ciar el origen pulmonar de lesiones que sólo contactan con el
diafragma y se separan de él durante la inspiración.
La ecografía, la tomografía axial computada y la reso-
nancia nuclear magnética identifican claramente la naturale-
TUMORES Y QUISTES DEL DIAFRAGMA za sólida o quística de las lesiones. Además permiten efectuar
en forma sencilla una prolija exploración de órganos y espa-
Ricardo A. Navarro cios vecinos al diafragma. Finalmente, el neumoperitoneo y el
Definición. Deben distinguirse los tumores y quistes pro- neumotorax son de uso poco frecuente, aunque deberían efec-
pios del diafragma, esto es, alojados dentro de él y con tuarse cuando la sospecha de lesión diafragmática no puede
ídemnidad de sus cubiertas peritoneal y pleural, de aquellas ser confirmada por otros métodos.
patologías de órganos adyacentes que en su evolución afectan El diagnóstico histopatológico preoperatorio no es impres-
al diafragma luego de comprometer, en primer lugar, sus cu- cindible ya que no modifica el plan terapéutico cuando la in-
biertas peritoneal y pleura!. dicación quirúrgica es clara. En caso necesario, puede reali-
Clasificación. Los tumores y quistes del diafragma pue- zarse mediante citología percutánea guiada por ecografía o por
den ser congénitos o adquiridos. Estos últimos, a su vez, pue- tomografía computada.
den ser parasitarios, traumáticos, o neoplásicos. Tratamiento. Exceptuando los tumores metastásicos, la
Congénitos. El desarrollo embrionario puede originar quis- terapéutica de los tumores y quistes diafragmáticos es la
tes mesoteliales y hamartomas. Los primeros son estructuras resección quirúrgica por toracotomía. En tumores pequeños y
' de contenido líquido, tapizadas por mesotelio. Se los conside- de tamaño moderado la brecha en el diafragma puede cerrarse
ra remanentes del celoma primitivo que han quedado inclui- suturando los bordes de sección. En tumores de gran tamaño,
dos en el músculo diafragmático. Por su parte, los hamartomas el cierre de la brecha requiere la colocación de una malla
son inclusiones de órganos o estructuras vecinas (hígados, protésica. La extirpación de lesiones congénitas puede reali-
suprarrenal, cartílago). zarse a menudo por simple enucleación.

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Esófago

ANATOMÍA La irrigación del esófago abdominal proviene de la arteria


diafragmática izquierda y de las arterias esofagocardiotu-
Enrique H. Covián berositarias anterior y posterior, ramas de la gástrica izquierda
y de la esplénica, respectivamente.
El esófago es un órgano hueco que se extiende desde la La sangre venosa del esófago superior y medio drena ha-
hipofaringe hasta el estómago. En su trayecto se describen un cia el sistema cava a través de las venas tiroideas, cervicales
tercio superior, comprendido entre la quinta vértebra cervical profundas, vertebrales, ácigos derecha y hemiácigos izquier-
y la cuarta dorsal, un tercio medio, entre la cuarta y la séptima da. El esófago inferior drena hacia la vena porta a través de la
dorsal, y un tercio inferior, entre la séptima y la décima vérte- vena coronaria, vasos cortos y venas paracardiales. La impor-
bra dorsal (fig. 34-1). tancia funcional de la comunicación anatómica entre estos
Trayecto y relaciones. En el cuello el esófago ocupa la plexos venosos será tratada en otro capítulo (véase Hipertensión
línea media, entre la tráquea y la columna vertebral. Allí se portal, cap. 37).
relaciona con los nervios recurrentes, que pueden estar sepa- La inervación de la región faringoesofágica comprende
rados de él por tejido areolar laxo o íntimamente adheridos. fibras del glosofaríngeo, neumogástrico y espinal. El esófago
Al comienzo de su trayecto torácico el esófago se desvía lige- torácico y abdominal están inervados por el neumogástrico y
ramente hacia la izquierda; luego se desvía en forma más pro- el simpático. Este último comprende ramos periaórticos, bron-
nunciada hacia la derecha, y por último lo hace de nuevo ha- quiales y esplácnicos. También desde el abdomen ascienden
cia la izquierda para atravesar el hiato esofágico del diafragma. ramos simpáticos provenientes del ganglio celíaco y del plexo
El esófago torácico está al comienzo en relación con el con- periarterial de la arteria gástrica izquierda. Todas estas fibras
ducto torácico hacia atrás y con el cayado de la aorta y sus generan una red nerviosa que envuelve los dos tercios inferio-
ramas hacia adelante. Más hacia abajo se relaciona por detrás res del esófago. Los neumogástricos pierden su individuali-
con la aorta ascendente y por delante con la aurícula izquier-
da. Durante su trayecto torácico el esófago entra en íntimo
contacto con la pleura derecha hacia arriba y con la pleura
izquierda hacia abajo.
La anatomía del esófago abdominal y su relación con el
hiato esofágico han sido descriptas previamente (véase Her-
nias hiatales del diafragma, cap. 33).
Relación del esófago con la faringe. La musculatura
faríngea consiste en tres músculos constrictores superpuestos
y el músculo estilofaríngeo (fig. 34-2). El constrictor superior
se origina en la fosa pterigoidea, el constrictor medio en el
hueso hioides y el inferior en el cartílago tiroides. Todos estos
músculos se insertan, con los del lado opuesto, en el rafe me-
dio posterior.
El esófago continúa a la hipofaringe y comienza en el
músculo cricofaríngeo o esfínter esofágico superior. Este se
origina a ambos lados del cartílago cricoides y es una banda
estriada continua, o sea, sin rafe medio. Por arriba y por deba-
jo del cricofaríngeo existen dos áreas débiles de la pared pos-
terior. El área superior, denominada zona de Laimer, corres-
p o n d e a la faringe y es el lugar de origen del divertículo de
Zenker (fig. 34-2).
Arterias, venas, nervios y linfáticos. El esófago cervical
recibe su irrigación arterial de la arteria tiroidea inferior y de
la subclavia. Ocasionalmente puede recibir ramas del tronco
carotídeo, de la tiroidea superior y de la vertebral. El esófago
torácico está irrigado por la aorta, ya sea directamente o por
ramas esofágicas de las arterias intercostales y bronquiales. Fig. 34-1. División topográfica del esófago (explicación en el texto)

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386 SECCIÓN V. TÓRAX

Fig. 34-2. Musculatura faringo-


esofágica. A, vista posterior; B,
vista lateral. /, constrictor su-
perior de la faringe; 2, múscu-
lo estilofaríngeo; 5, músculo
constrictor medio; 4, músculo
constrictor inferior; 5, área de
Laimer; 6, músculo cricofa-
ríngeo; 7, músculo longitudinal
del cuerpo esofágico; 8, hueso
hioides; 9, cartílago tiroides:
10, cartílago cricoides; //,
tráquea.

dad en el tercio medio del esófago y la recuperan 5 cm por intertraqueobronquiales y mediastínicos anteriores y posterio-
arriba del hiato esofágico, donde se reconstruyen en dos tron- res) y abdominal (ganglios celíacos) (fig. 34-3).
cos vagales: uno anterior y otro posterior. Anatomía microscópica. El epitelio de la mucosa
El drenaje linfático del esófago no sigue los trayectos esofágica es pavimentoso estratificado y no forma queratina.
arteriales y venosos. Existen tres territorios ganglionares: cer- Presenta en profundidad un estrato basal denominado de
vical (ganglios yugulares y traqueales), torácico (ganglios Malpighi o capa germinativa, formado por células con gran
actividad mitótica y destinadas a reemplazar, a medida que
mueren, las células superficiales.
La submucosa alberga los principales vasos arteriales y
Ganglios traqueales
linfáticos del órgano. También existen escasas glándulas que
segregan mucina, y algunos autores han descripto la presencia
de plexos de Meissner, aunque otros lo niegan.
La musculatura esofágica se dispone en dos capas: circu-
lar interna y longitudinal externa, separadas por un tabique
intermuscular donde se encuentra el plexo de Auerbach. En el
esófago cervical las fibras musculares son estriadas volunta-
rias, mientras que en el tercio inferior sólo existen fibras mus-
culares lisas involuntarias. La capa longitudinal externa es más
Ganglios traqueales
espesa en los bordes laterales que en las caras anterior y pos-
terior; además, en el tercio inferior esta capa es cada vez más
delgada. En la porción más distal del esófago aparecen fibras
Ganglios traqueo- descriptas como espiraladas, onduladas y oblicuas. La pre-
bronquiales sencia de estas fibras y el espesamiento muscular correspon-
diente definen morfológicamente al esfínter esofágico inferior.
Ganglios dlafragmátlcos

-Ganglio cardiaco FISIOLOGÍA

La función del esófago es meramente de transporte, ya que


en su interior ningún material ingerido cambia sus caracterís-
Ganglios cellacos ticas. Sin embargo, el esófago también interviene en la
deglución, un proceso en el que se vincula con la función
motora orofaríngea.
La deglución se desencadena por el estímulo de receptores
ubicados en la boca y la faringe. Los impulsos aferentes,
Fig. 34-3. Linfáticos del esófago. vehiculizados por el glosofaríngeo y la rama laríngea superior

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34. ESÓFAGO 387

del vago, llegan al centro de la deglución en el bulbo, donde Tabla 34-2. Agentes que modifican el tono (presión de reposo)
evocan el acto deglutorio. Clásicamente se aceptan tres etapas del esfínter esofágico inferior
en la deglución: oral, faríngea y esofágica. La primera es vo-
luntaria y corresponde al paso del bolo desde la boca a la Estimulantes Inhibidores
faringe; la segunda es involuntaria y se cumple cuando el bolo, Colinérgicos Anticolinérgicos
impulsado por la contracción faríngea, penetra en el esófago Alfa- adrenérgicos Beta- adrenérgicos
atravesando el esfínter esofágico superior; la tercera, también Bloqueadores beta-adrenérgicos Bloqueadores alfa-adrenérgicos
involuntaria, corresponde al tiempo esofágico y finaliza cuan- Anticolinesterasa Dopamina
do el bolo penetra en el estómago. En la tabla 34-1 se detallan Histamina Colecistoquinina (CCK)
los mecanismos que intervienen en las distintas etapas de la Sustancia P Ceruleína
deglución. (done by 007) Motilina Péptido intestinal vasoactivo (VIP)
Gastrina Péptido inhibidor gástrico (GIP)
Indometacina Glucagón
Tabla 34-1. Mecanismos de la deglución Metoclopramida Prostaglandina E1 , E2, A2
Domperidona Nicotina
1. Con las mandíbulas fijas en posición oclusiva, la lengua empuja Proteínas Chocolate
el bolo hacia la orofaringe Alcalinización del antro Menta
2. La lengua cierra la cavidad bucal Café Morfina
3. El paladar blando se eleva y cierra la nasofaringe Xantinas
4. La laringe se eleva y se mueve hacia adelante, de manera que se Acidificación gástrica
cierra la epiglotis y se abre la hipofaringe Grasas
5. Los músculos faríngeos se contraen y empujan el bolo al esófago Oxido nítrico
6. El esfínter esofágico superior (cricofaríngeo) se relaja y permite
el paso del bolo
7. La motilidad esofágica empuja el bolo hacia el estómago
8. La relajación del esfínter esofágico inferior permite que el bolo
pase al estómago Existen fluctuaciones normales en la presión del esfínter
que no exceden los 5 mmHg. El aumento de la presión
intraabdominal provoca un aumento correlativo de la presión
esfinteriana, de tal forma que se mantiene el gradiente entre el
Esfínter esofágico superior. Tanto el esfínter esofágico esófago y el estómago y por ende no ocurre reflujo
superior como el inferior son verdaderos esfínteres, o sea que gastroesofágico.
presentan un tono de reposo, se relajan al recibir el bolo, se
contraen para su propulsión y finalmente vuelven a su estado
de reposo.
MÉTODOS ESPECIALES DE DIAGNOSTICO
El esfínter esofágico superior, o cricofaríngeo, se encuen-
tra cerrado en estado de reposo y aparece en la endoscopia Manometría esofágica. Es la medición de las presiones
como una hendidura transversal que ofrece resistencia cuando endoluminales y sus variaciones en respuesta a la actividad
se la quiere franquear. Su inervación proviene del núcleo am- contráctil del esófago. En la actualidad se emplean
biguo y del núcleo dorsal del vago, y es conducida principal- microtransductores de estado sólido, con equipos que permi-
mente por el vago y el glosofaríngeo. La deglución libera un ten el monitoreo ambulatorio de 24 horas. Esta técnica se pue-
complejo bifásico; primero existe una relajación y luego una de asociar a la valoración del pH esofágico, combinación
contracción que recorre la faringe, el cricofaríngeo y el cuer- diagnóstica confiable para el estudio de los trastornos moto-
po del esófago. res. En la tabla 34-3 se detallan los datos que puede aportar la
Cuerpo esofágico. A diferencia de otras partes del tubo manometría esofágica.
digestivo, el cuerpo del esófago no se contrae en forma espon-
tánea. La contracción inducida por la deglución se traslada
secuencialmente a una velocidad que oscila entre 2 y 4 cm/
seg. Su amplitud varía según el sector esofágico; en la mitad Tabla 34-3. Datos que aporta la manometría esofágica
inferior las ondas son de mayor amplitud que en la mitad su-
perior. 1. Esfínter esofágico inferior
a) Existencia
Se denominan ondas primarias a las que aparentan ser la b) Ubicación y extensión estimativa
continuación de la contracción faríngea. Las ondas secunda- c) Presión de reposo (14 mmHg)
rias se agregan a las primarias a nivel del cayado aórtico, don- d) Capacidad de relajación
de el estímulo del bolo sobre los mecanorreceptores genera e) Respuesta a la compresión
una contracción muscular refleja que, sumándose a las ondas
primarias, aumenta la intensidad de la contracción. Las ondas 2. Cuerpo esofágico
terciarias son de carácter patológico y se atribuyen a contrac- a) Presión basal (inferior a la presión intragástrica)
ciones aisladas. b) Existencia de ondas en la mitad superior e inferior, las caracte-
Esfínter esofágico inferior. Tanto el tono de semicon- rísticas de éstas (intensidad, duración y velocidad) y su natura-
leza (peristálticas, espontáneas y/o repetitivas)
tracción en reposo como la actividad de relajación y contrac-
ción están regulados por fibras del nervio vago y del simpáti- 3. Esfínter esofágico superior
co que interactúan en las células del plexo mientérico, así como a) Existencia
por múltiples mediadores no colinérgicos y no adrenérgicos. b) Ubicación y extensión estimativa
En la tabla 34-2 se detallan los agentes que pueden modificar c) Presión de reposo (35 mmHg)
el tono, o sea, la presión de reposo del esfínter esofágico infe- d) Capacidad de relajación
rior.

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388 SECCIÓN V. TÓRAX

pHmetría intraesofágica. Se realiza mediante la introduc- La disfagia tiene la particularidad de producirse tanto con
ción de un electrodo en el esófago inferior, a 5 cm por encima los sólidos como con los líquidos, y es más notoria al comien-
del cambio mucoso. En condiciones normales, a esta altura zo de la ingesta. Al avanzar la enfermedad, la disfagia puede
del esófago el pH debe ser de 4 o más, de manera que si se no ser percibida por el enfermo debido a que, durante la ingesta,
comprueba un descenso por debajo de esta cifra es lícito pen- los alimentos se estancan en la dilatación esofágica.
sar que ha habido reflujo. El registro del pH durante períodos El dolor retroesternal tiene carácter paroxístico, dura po-
cortos ha sido actualmente reemplazado por la pHmetría de cos minutos o segundos y se irradia a la base de ambos
24 horas, que utiliza registradores pequeños que pueden ser hemitórax, el dorso y el cuello. Puede ser desencadenado por
transportados por el paciente. La determinación de un reflujo la ingestión de líquidos fríos u ocurrir espontáneamente. La
alcalino (pH mayor de 8) es menos confiable, y por esta razón crisis asfíctica también tiene carácter paroxístico y suele des-
se están implementando mediciones prolongadas de las sales pertar al paciente durante el sueño. Ambos síntomas son se-
biliares en el líquido refluido. cundarios a contracciones bruscas del esófago y pueden pre-
Se acepta que puede ser normal la presencia de un pH por ceder a la disfagia, por lo cual tienen valor para el diagnóstico
debajo de 4 durante 5 a 10 % del período total del estudio. temprano.
Otros parámetros que se toman en cuenta son: 1) porcentaje Radiología. El tránsito esofágico con bario pone en evi-
del tiempo en decúbito durante el cual el pH es inferior a 4; 2) dencia los signos radiológicos típicos de la acalasia. Estos in-
porcentaje similar en posición erecta; 3) número total de epi- cluyen: 1) ausencia de cámara aérea gástrica (fig. 34-4); 2) el
sodios en los que el pH es inferior a 4; 4) número de episodios afinamiento uniforme del esófago distal que crea una imagen
mayores de 5 minutos; 5) duración en minutos del episodio de "en cola de ratón" (fig. 34-5); 3) las ondas terciarias (fig. 34-
mayor duración. 5) y el hallazgo de niveles intraesofágicos, más altos cuanto
mayor sea la retención.
En la enfermedad avanzada, sobre todo en la modalidad
TRASTORNOS MOTORES hipotónica (véase más adelante), el esófago se dilata en forma
sigmoidea y se acoda progresivamente. La primera acodadura
Acalasia en aparecer es epifrénica y hacia la derecha (fig. 34-6), segui-
da por otra más proximal hacia la izquierda. Ulteriormente
Definición. Acalasia significa en griego falta de relajación. puede aparecer otra hacia la derecha, por encima del cayado
Ellis y Olsen (1969) han definido a la acalasia como una en- de la aorta, y finalmente otra hacia la izquierda.
fermedad caracterizada por la ausencia o el déficit de relaja- Manometría. Este estudio permite el diagnóstico preciso
ción del esfínter esofágico inferior, en asociación con una fal- de la acalasia mediante el hallazgo de las alteraciones motoras
la de peristalsis del cuerpo esofágico. responsables de su fisiopatología. En el esfínter esofágico in-
Epidemiología. Aparece a cualquier edad, con mayor fre- ferior se detecta una presión superior a la normal y no existe
cuencia entre la tercera y cuarta década de la vida y con inci- relajación o ésta es insuficiente. La presión basal del cuerpo
dencia similar en el varón y la mujer. Es una enfermedad di- esofágico es igual o superior a la gástrica y no existe secuen-
fundida en todo el mundo y endémica en Brasil, donde se aso- cia peristáltica, ya que todas Jas ondas son simultáneas (fig.
cia en el 90 % de los casos con la enfermedad de Chagas. En 34-7).
la Argentina, no más del 10 % de los enfermos de acalasia son
chagásicos.
Etiopatogenia. El único agente etiológico reconocido es
el Trypanosoma cruzi; sin embargo, esta forma clínica de la
acalasia, asociada con megaesófago, ocurre en el marco de la
enfermedad de Chagas, entidad caracterizada por dilataciones
viscerales múltiples (megacolon, megauréter, etc.). Este no es
el caso de la acalasia no chagásica, cuya etiología es aún des-
conocida.
Cualquiera que sea la forma clínica, el mecanismo
patogénico de la acalasia es una alteración neuromuscular de
las paredes.del esófago, que puede ser reproducida experimen-
talmente por la lesión del núcleo motor dorsal del vago, el
núcleo ambiguo, la médula espinal o los troncos vagales. De
hecho, la alteración anatomopatológica casi constante en la
acalasia humana es la destrucción neuronal del plexo intramural
de Auerbach. Al parecer, las principales neuronas destruidas
son las argirófilas, o sea, las transmisoras de la información
que coordina la actividad motriz. La naturaleza primariamente
neurológica de esta afección puede demostrarse in vivo me-
diante el cloruro de betanecol, una droga que desencadena en
el esófago acalásico contracciones amplias y desordenadas, es
decir, el tipo de respuesta descripta por Cannon en órganos
desnervados.
Diagnóstico. Presentación clínica. Los síntomas más fre-
cuentes son disfagia (100 % de los casos), regurgitaciones
(60 %) y pérdida de peso (50 %). Otros síntomas consisten en Fig. 34-4. Acalasia moderada. Ausencia de cámara aérea gástrica, afina-
dolor retroesternal, crisis asfícticas, pirosis y tos. miento del esófago terminal y retardo evacuatorio.

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34. ESÓFAGO 389

Otros estudios. La endoscopio es necesaria para descartar


otras patologías, antes de cualquier tratamiento. Permite ade-
más confirmar el carácter funcional del afinamiento termina]
del esófago, al vencerlo mediante una suave presión del
endoscopio. Esto no ocurre cuando la estrechez es orgánica.
por inflamación o neoplasia.
El centellograma radioisotópico sirve para establecer
cuantitativamente el grado de deterioro de la función de trans-
porte. Es de utilidad para evaluar la progresión de la enferme-
dad o la respuesta terapéutica.
Formas clínicas. Se describen dos formas clínicas de
acalasia. La hipotónica se observa con mayor frecuencia en
asociación con la enfermedad de Chagas. Se caracteriza
clínicamente por una marcada dilatación esofágica
(megaesófago), escaso dolor, adaptación a la disfagia por la
retención alimentaria y frecuentes complicaciones pulmonares;
en la manometría las ondas contráctiles son de baja amplitud.
La hipertónica se observa sobre todo en pacientes no
chagásicos. La dilatación esofágica es poco acentuada, el do-
lor es importante, la disfagia paroxística y las complicaciones
pulmonares son poco frecuentes. En la manometría las ondas
contráctiles son de gran amplitud y duración. La acalasia vi-
gorosa es una modalidad de la forma hipertónica caracteriza-
da clínicamente por dolor intenso y continuo.
Tratamiento. Los únicos medicamentos que han demos-
trado ser útiles en la acalasia son los bloqueadores del calcio.
Estas drogas impiden al ion entrar en la célula y, por ende,
inhiben la contracción muscular. Tanto la nifedipina como el
verapamilo, administrados por vía sublingual, permiten con-
trolar los ataques dolorosos y mejorar en parte la disfagia. Sin
Fig. 34-5. Acalasia moderada. Afinamiento del esófago terminal y ondas embargo, el tratamiento debe ser continuo, ya que si se inte-
terciarias. La cámara aérea gástrica se debe a la mezcla gaseosa administrada.
rrumpe la medicación aparece la recidiva..
Tratamiento endoscópico. Consiste en la dilatación forza-
da del esfínter con un balón inflable, cuya colocación por vía
endoscópica debe ser monitoreada mediante fluoroscopia. Se
instruye al enfermo para que informe de la aparición de dolor
durante la insuflación, signo que señala que se ha alcanzado la
máxima distensión esofágica. Se mantiene la insuflación máxi-
ma durante 60 segundos y se retira el balón, y se observa si
existen en él estrías sanguinolentas, lo cual revela que la dila-
tación ha sido suficiente. La dilatación forzada del esfínter
está especialmente indicada en la acalasia inicial, con poca
dilatación y escasa sintomatología. Los resultados satisfacto-
rios alcanzan al 80 % de los casos.
En años recientes se ha ensayado la inyección endoscópica
repetida de toxina botulínica en el esfínter esofágico inferior,
con una mejoría significativa de la sintomatología. La utilidad
real de este método no ha sido aún suficientemente evaluada.
Tratamiento quirúrgico. El procedimiento que se emplea
es la esofagocardiomiotomía de Heller (fig. 34-8). Esta opera-
ción se ejecuta por vía abdominal y consiste en la miotomía de
los últimos 8 a 10 cm del esófago inferior, incluido el cardias.
Para prevenir la esofagitis por reflujo, secundaria a la insufi-
ciencia esfinteriana, es necesario agregar un procedimiento
valvular antirreflujo. En la actualidad la operación de Heller
puede ser ejecutada por videoendoscopia, con excelentes re-
sultados y mayor comodidad para el enfermo.
Resultados. En el tratamiento de la acalasia se considera
como resultado satisfactorio la desaparición completa del do-
lor, la pérdida de peso y las regurgitaciones. Una reducción
del 90 % en la disfagia también debe considerarse un resulta-
Fig. 34-6. Acalasia avanzada. Dilatación esofágica y rodilla epifrénica que do satisfactorio, ya que ningún tratamiento puede restablecer
ocupa el hemitórax derecho. la peristalsis esofágica.

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390 SECCIÓN V. TÓRAX

Fig. 34-7. Trazado manométrico en la acalasia. Esfínter esofágico inferior hipertensivo. Ondas simultáneas de igual configuración en ambos canales de
registro. El extremo derecho del primer trazado corresponde al cricofaríngeo, que es normal.

Hiato

Esófago

Unión gastroesofágica

Fondo gástrico

Fig. 34-8. Esofagocardiomiotomía abdominal (operación de Heller). A, Exposición de la región del hiato diafragmático y la unión esofagogástrica. B, Se
ha efectuado la miotomía en una extensión de 10 cm; se observa la mucosa denudada y los bordes de la sección muscular reparados. C, Reconstrucción del
ángulo esofagogástrico suturando el fondo gástrico al margen izquierdo del hiato y al labio correspondiente de la miotomía. D, Sutura del fondo gástrico
al borde derecho de la miotomía y al margen derecho del hiato.

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34. ESÓFAGO 39!

Espasmo difuso Esófago en cascanueces

Definición. Bajo esta denominación se incluye un grupo Es un trastorno motor caracterizado manométricamente por
heterogéneo de enfermos que consultan por dolor retroesternal la presencia de ondas muy amplias en el esófago inferior que
con grados variables de disfagia, y en los que la manometría conservan la secuencia peristáltica. Esto último permite dife-
demuestra un esfínter esofágico inferior normotenso, asocia- renciarlas de las ondas del espasmo difuso, que en su mayoría
do con la presencia de ondas simultáneas muy amplias, espe- son simultáneas. En la clínica este patrón manométrico ha sido
cialmente en el tercio inferior del esófago. descripto en pacientes con dolor torácico o disfagia.
Etiopatogenia. A menudo se trata de pacientes con una
constitución psíquica inestable, en los que la sintomatología
aparece sobre todo durante períodos de estrés emocional. En Esfínter esofágico inferior hipertensivo
ocasiones esta entidad se asocia con la presencia de reflujo
gastroesofágico, con hernia hiatal o sin ella (espasmo difuso Como su nombre lo indica, es un trastorno motor cuya única
secundaria). Otras veces la enfermedad evoluciona a medida alteración manometrica es la presencia de un esfínter esofágico
que pasa el tiempo hacia la acalasia, con aperistalsis y ausen- inferior hipertensivo. La sintomatología clínica consiste en
cia de relajación. dolor torácico, disfagia y regurgitaciones. El tratamiento se
Diagnóstico. Dado que la clínica es inespecífica, el diag- basa en sedantes y bloqueadores calcicos, aunque en ocasio-
nóstico se basa en la demostración del patrón manométrico. nes puede estar indicado realizar una dilatación neumática.
Tratamiento. Consiste en la administración de
bloqueadores del calcio, nitritos, sedantes y psicoterapia. Cuan-
do fracasa todo tipo de tratamiento farmacológico y la Trastornos motores en las enfermedades del colágeno
sintomatología afecta significativamente la calidad de vida
puede estar indicada la operación de Effiert, que consiste en Esclerodermia
una miotomía extensa del esófago a través de una toracotomía
izquierda. Cuando el espasmo difuso se asocia con reflujo La esclerodermia es una enfermedad caracterizada por
gastroesofágico está indicado el bloqueo farmacológico de la esclerosis del colágeno intercelular, fibrosis de la capa media
secreción ácida. Si este tratamiento fracasa está indicado rea- de las arterias y atrofia del músculo liso, sin compromiso de
lizar una miotomía extensa combinada con un procedimiento los plexos nerviosos. En el 90 % de los enfermos de
antirreflujo. esclerodermia está afectado el esófago.
Fisiopatología. La atrofia de las fibras musculares lisas
del cuerpo esofágico es lo que provoca las alteraciones moto-
ras, aunque también se sospecha que existe cierto grado de
bloqueo neuromuscuiar. Las consecuencias funcionales inclu-
yen la hipotensión del esfínter esofágico inferior y una activi-
dad contráctil pobre o nula en los dos tercios inferiores del
esófago. Debido a la evacuación esofágica lenta y a la existen-
cia de reflujo gastroesofágico en el 80 % de los casos, la
esofagitis péptica es una complicación muy frecuente.
Diagnóstico. El síntoma más común es la disfagia progre-
siva, que puede acelerarse cuando se instala la esofagitis
péptica. El tránsito esofágico muestra al esófago lleno de aire,
con escasa contractilidad y vaciamiento muy lento (fig. 34-9).
También puede revelar el reflujo y eventualmente una estenosis
péptica. En el 30 % de los casos existe una hernia hiatai.
El centellograma radioisotópico permite cuantificar el re-
tardo del vaciamiento y también identifica el reflujo
gastroesofágico. La manometría pone de manifiesto las alte-
raciones motoras antes expuestas.
Tratamiento. Consiste en la medicación habitual para la
esofagitis péptica. La cirugía antirreflujo está indicada cuan-
do el tratamiento clínico es inoperante y cuando la esofagitis
es ulcerativa o estenosante. El esófago debe ser abordado por
vía abdominal, ya que la función pulmonar está alterada por la
enfermedad de base. Cuando la cirugía fracasa, lo cual no es
infrecuente, está indicada la resección esofágica (Poirier, 1994).

Lupus eritematoso

El compromiso esofágico ocurre en el 20 % de los enfer-


mos de lupus eritematoso. Las lesiones consisten en esofagitis
ulcerativa, secundaria a la arteritis de los vasos que irrigan la
Fig. 34-9. Esclerodermia del esófago. Escasa contractilidad y abundante mucosa. Las manifestaciones clínicas y los hallazgos
aire en ia luz esofágica. radiológicos pueden ser similares a los de la esclerodermia,

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392 SECCIÓN V, TÓRAX

no así el patrón de motilidad esofágica, ya que en el lupus la breves y desaparecen con la subsecuente onda peristáltica. En
alteración muscular es parcelar. El tratamiento es sintomático los pacientes con ERGE se ha observado un aumento signifi-
a causa de la elevada morbimortalidad de la cirugía en esta cativo en la frecuencia de las relajaciones transitorias (Ireland
enfermedad. y col., 1993) y son muchos los autores que lo consideran un
factor patogénico fundamental del reflujo gastroesofágico
(Doddsy col., 1989).
Dermatomiositis Crookes y col. (1995) consideran que la hipotensión del
esfínter esofágico inferior es la causa más importante de su
En el 50 % de los afectados por esta enfermedad hay incompetencia mecánica; en efecto, está demostrado que los
disfagia por compromiso esofágico. Las lesiones predominan pacientes con menor presión de reposo son los que tienen las
en el músculo estriado del tercio superior del esófago, aunque esofagitis más severas. La presencia de una hernia hiatal po-
también existe hipotensión del esfínter esofágico inferior. Dado dría afectar la presión de reposo, ya que el orificio hiatal fun-
que la disfagia es alta, son frecuentes los episodios de ciona como un segundo esfínter, lo cual se demuestra por el
broncoaspiración. aumento de su actividad electromiográfica cuando existe un
La remisión de la sintomatología con tratamiento incremento de la presión abdominal. En caso de hernia hiatal,
corticosteroide es espectacular y de gran valor diagnóstico. el esfínter diafragmático no actuaría sobre el esfínter esofágico
La cirugía puede estar indicada en caso de reflujo intratable. inferior sino sobre el estómago.
Depuración esofágica ineficaz. Una depuración esofágica
ineficaz puede facilitar el desarrollo de esofagitis aun cuando
BIBLIOGRAFÍA el esfínter esofágico inferior fuera competente. Esto ocurre en
individuos que por hipoperistalsis o aperistalsis del esófago
El lis FH. Olsen AM: Achalasia of the esophagus. WB Saunders no pueden eliminar el material refluido fisiológicamente. En
Company, Philaiielphia, 1969. condiciones normales una onda peristáltica puede eliminar un
Poirier NC. Taillefer R, Topan P et al: Antireflux operations in patients
with scleroderma. Ann Thorac Surg 73:58-66. 1994. altísimo porcentaje del reflujo fisiológico y el remanente es
neutralizado por la saliva. Cuando existen trastornos motores
del cuerpo esofágico o la producción de saliva es insuficiente,
la depuración esofágica fracasa. Los trastornos motores pue-
ENFERMEDAD POR REFLUJO den ser la causa primaria de la esofagitis o, a la inversa, pue-
GASTROESOFAGICO den ser la consecuencia de ella, caso en el cual se crea un cír-
culo vicioso irreversible.
Adolfo E. Badaloni También la hernia hiatal puede contribuir al fracaso de la
depuración esofágica. Ello se debe al denominado re-reflujo,
Definición. Se denomina enfermedad por reflujo gastroeso- que consiste en la retrodifusión, durante la deglución, de ma-
fágico (ERGE) a la presencia de síntomas clínicos y/o lesio- terial retenido en la bolsa gástrica hemiaria.
nes anatomopatológicas como consecuencia del reflujo de con- Alteraciones del reservorio gástrico. Incluyen la hiperse-
tenido gástrico al esófago. Esta definición implica que pueden creción ácida, la dilatación gástrica y el malvaciamiento. Es
existir manifestaciones clínicas de reflujo sin lesiones de obvio que si el material refluido tiene alta concentración de
esofagitis, y a la inversa, que la esofagitis por reflujo puede ácido mayor será su poder deletéreo sobre la mucosa esofágica.
ser asintomática. e incluso podría ejercerlo aun si el tiempo de contacto fuera
Epidemiología. La ERGE es la patología digestiva más corto. Barlow y col. (1989) hallaron que el 48 % de los pa-
frecuente del mundo occidental. Se calcula que el 7 a 10 % de cientes con ERGE y esfínter esofágico inferior normal eran
una población sana sufre diariamente de pirosis y que entre el hipersecretores, mientras que sólo lo eran el 20 % de los pa-
15 y el 40 % la sufre al menos una vez por mes. cientes con ERGE y esfínter esofágico inferior defectuoso. Para
La prevalencia endoscópica de la esofagitis por reflujo varía Klinkenberg-Knoll (1993) el hallazgo de hipersecreción acida
desde 0,5 % en Senegal hasta 22,8 % en Inglaterra (Ollyo y en la ERGE es un hecho infrecuente.
col.. 1993). Según datos del Hospital Pirovano de Buenos Ai- La dilatación gástrica acorta la longitud global del esfínter
res. la prevalencia de la esofagitis endoscópica alcanza al 17 %. esofágico inferior y disminuye su resistencia al reflujo
Levine (1994) estima que 20 millones de habitantes de los (Bonavina y col., 1986). La aerofagia es una causa común de
Estados Unidos presentan síntomas por reflujo gastroesofágico; dilatación gástrica que se observa en individuos ansiosos y en
2 millones de ellos desarrollarán como consecuencia del re- los masticadores de chicle. Asimismo, ya se ha mencionado
flujo un epitelio de Barrett, y 200.000 de éstos evolucionarán que la distensión del fondo gástrico es un mecanismo conoci-
al adenocarcinoma de esófago. do de relajación transitoria del esfínter esofágico inferior.
Patogenia. Aunque la patogenia de la ERGE es El retardo de la evacuación gástrica o malvaciamiento au-
multifactorial. los principales mecanismos involucrados son menta la presión intragástrica y ésta puede vencer la resisten-
la incompetencia del esfínter esofágico inferior, la ineficaz cia del esfínter esofágico inferior. Las causas más frecuentes
depuración esofágica del material refluido y las alteraciones de malvaciamiento son la úlcera gástrica y duodenal, la
del reservorio gástrico. gastroparesia diabética, la vagotomía troncular y la medica-
Incompetencia del esfínter esofágico inferior. El esfínter ción anticolinérgica.
esofágico inferior puede ser mecánicamente incompetente por Anatomía patológica. La lesión inicial en la esofagitis por
relajaciones transitorias de su musculatura o por una disminu- reflujo consiste en una hiperplasia de la zona basal de la capa
ción de su presión de reposo. Las relajaciones transitorias son epitelial (fig. 34-10) que alcanza el 50 % del espesor total del
responsables del reflujo fisiológico que se observa en indivi- epitelio (normal hasta el 15 %). También existe formación de
duos normales. Estas relajaciones son desencadenadas por es- papilas con dilataciones vasculares en su interior (Ismail-Beigi
tímulos faríngeos y por la distensión del fondo gástrico; son y col., 1970).

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34. ESÓFAGO 393

Fig. 34-10. Biopsia endoscópica de una esofagitis leve. Existe una


hiperplasia de la capa basal (HB) del epitelio que proyecta papilas hacia la
superficie.

En 1967, Belsey y Skinner propusieron una clasificación


que, si bien ha perdido actualidad, sigue siendo útil para des-
cribir el espectro anatomopatológico evolutivo de la esofagitis
por reflujo (tabla 34-4).

Fig. 34-11. Pieza operatoria de esofagogastrectomía por ERGE. Se obser-


Tabla 34-4. Evolución anatomopatológica de las lesiones de va una úlcera con estenosis (flecha) y acortamiento esofágico. E, estómago
esofagitis por reflujo (Belsey y Skinner, 1967) abierto.
1. Hiperemia y edema de la mucosa
2. Ulceraciones mucosas superficiales recubiertas por una membra-
na fibrinosa de color grisáceo
3. Ulceraciones profundas con fibrosis de la submucosa y acorta-
miento muscular del esófago (fig. 34-11)
4. Estenosis con fibrosis panmural y adenopatías mediastinicas

Epitelio de Barrett. Se denomina así a la transformación


metaplásica del epitelio esofágico lesionado por esofagitis. En
condiciones normales toda lesión del epitelio epidermoide cura
mediante la regeneración de células epidermoides. En el esó-
fago de Barrett, por causas aún desconocidas, el epitelio
epidermoide lesionado es reemplazado por epitelio columnar.
La importancia clínica del epitelio de Barrett deriva de su ca-
pacidad para evolucionar hacia el adenocarcinoma de esófago
(fig. 34-12).
La mucosa metaplásica presenta un color rojo que con-
trasta con el rosado blanquecino del epitelio esofágico nor-
mal. La línea de transición entre ambos epitelios (cambio
mucoso) puede ser regular o irregular (fig. 34-13), ya que e!
epitelio columnar a menudo invade al epidermoide en forma
de lengüetas o de islotes. También la extensión de la metaplasia
es muy variable. Puede abarcar como mínimo 3 cm de longi-
tud a partir de la unión esofagogástrica o incluso extenderse
hasta el esófago cervical.
Microscópicamente pueden diferenciarse tres tipos de
metaplasia columnar: 1) la de tipo fúndico es similar al epitelio
del cuerpo o del fondo gástrico y presenta células parietales y Fig. 34-12. Pieza operatoria de esofagectomía teñida con Lugol. El área
principales; 2) la de tipo cardial o transicional exhibe acúmulos oscura corresponde a epitelio epidermoide (EE) teñido por el colorante; el
profundos de glándulas mucosas y una relación cripta/glándu- área clara, al epitelio metaplásico de Barrett (EM) donde asienta un
la de 1:1: 3) la de tipo intestinal presenta células caliciformes carcinoma (Ca). Existen islotes epidermoides (IE) en el epitelio metaplásico.

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394 SECCIÓN V. TÓRAX

dispersas entre células cilindricas. A la metaplasia de tipo in- es una sensación de ardor o quemazón retroesternal, que pue-
testinal se la denomina incompleta debido a la ausencia de de irradiarse al epigastrio alto, al dorso interescapular, a la
células de Paneth y de células absortivas. Es frecuente la pre- base del cuello o a ambos brazos. Esta sensación puede con-
sencia "en mosaico" de estos tipos de metaplasia; cuando ello vertirse en dolor, sin diferenciación clara entre ambos sínto-
ocurre, la metaplasia intestinal predomina en el extremo mas. La regurgitación es el ascenso y/o expulsión por la boca
proximal de la mucosa de Barrett. de contenido gástrico con sabor ácido, amargo o ambos. Se
Hasta el 90 % de los adenocarcinomas que se desarrollan diferencia del vómito por no estar precedida por esfuerzos, y
en un epitelio de Barrett se originan en una metaplasia intesti- de la regurgitación de la acalasia por no contener restos
nal. Según el criterio actual de la Organización de Estudios alimentarios ni presentar sabor desagradable. La regurgitación
Estadísticos de las Enfermedades del Esófago (OESO), es su- suele aparecer poco tiempo después de las comidas, ai aga-
ficiente la presencia de metaplasia intestinal para calificar como charse o inmediatamente después de acostarse, sobre todo en
epitelio de Barrett a extensiones de epitelio columnar inferio- decúbito dorsal o lateral derecho. A menudo los síntomas des-
res a 3 cm a partir de la unión esofagogástrica. piertan ai enfermo, quien suele sentir acidez o sabor amargo
Displasia. El grado de displasia es el marcador preneoplási- en la boca o la faringe. Es común observar manchas de conte-
co por excelencia del epitelio de Barrett; en efecto, el adeno- nido gástrico en la almohada.
carcinoma de Barrett se desarrolla según la secuencia displasia- La disfagia es un signo menos frecuente que obedece a
carcinoma. Reid y col. (1988) sugieren clasificar los hallaz- diversos mecanismos. Puede ser el resultado de un espasmo
gos displásicos del modo siguiente; grado I, displasia negati- del esófago secundario al reflujo, de un edema mucoso por
va; grado EL displasia indefinida o de bajo grado, y grado III, esofagitis o de complicaciones avanzadas como la estenosis
displasia de alto grado. Esta última se caracteriza por una fibrosa o el adenocarcinoma.
marcada desorganización arquitectural, pleomorñsmo nuclear, La ERGE puede manifestarse por síntomas atípicos que
numerosas mitosis y escasa o nula secreción mucinosa. En la son consecuencia de los efectos del reflujo sobre órganos
displasia de alto grado la prevaiencia de carcinoma oculto al- extraesofágicos (tabla 34-5). Su presencia debe alertar acerca
canza al 43 % de los casos (Heitmiller y col., 1996). de la posibilidad de un reflujo gastroesofágico, sobre todo cuan-
Diagnóstico. Se puede presumir la existencia de una ERGE do fracasa el tratamiento habitual de esas patologías o cuando
a partir de la sintomatología clínica. El hallazgo de una hernia su presentación clínica no es la clásica. Finalmente, el reflujo
hiatal, una esofagitis endoscópica o un esfínter esofágico in- puede originar en ocasiones síntomas ambiguos referidos al
ferior hípotenso y sin segmento abdominal refuerza la presun- cuello, miembros superiores, tórax y epigastrio. Se denomina
ción diagnóstica; sin embargo, sólo la demostración de reflujo globo histérico una sensación opresiva en la garganta, no re-
gastroesofágico mediante el tránsito de bario, la pHmetría de lacionada con la deglución ni con alteración anatómica algu-
24 horas o el centellograma radioisotópico permite confirmar na. El dolor anginoso, en ausencia de patología coronaría,
el diagnóstico. puede ser desencadenado por reflujo gastroesofágico, aunque
Presentación clínica. Se denomina reflujo gastroesofágico también ha sido observado en el esófago "en cascanueces"
fisiológico al que ocurre normalmente postingesta y que por (véase Trastornos motores). (done by 007)
lo general es asintomático u oligosintomático. En cambio, el Radiología. El tránsito esofagogastroduodenal identifica
reflujo gastroesofágico patológico es aquel que, como ya se al reflujo sólo en el 25 a 70 % de los casos, porcentaje que
ha mencionado, determina las manifestaciones clínicas y/o depende de la calidad del estudio y del empleo de la
anatomopatológicas de la ERGE. cinerradiografía. También puede demostrar una hernia hiatal,
El reflujo patológico tanto puede provocar síntomas típi- la cual existe en el 45 a 80 % de los pacientes con ERGE.
cos como cursar asintomático o con sintomatología atípica. Otros hallazgos de la radiología son la úlcera (fig. 34-14) y la
Los síntomas típicos son la pirosis y la regurgitación. La pirosis estenosis (fig. 34-15).
Endoscopía.. Es el método de elección para diagnosticar
esofagitis. La toma de biopsias confirma el diagnóstico y per-
mite identificar o descartar lesiones preneoplásicas y
neoplásicas. La vídeoendoscopia ha sido un gran avance, ya
que posibilita rever y discutir en grupo los resultados del exa-
men.

Tabla 34-5. Enfermedades y síntomas que pueden ser


consecuencia del reflujo gastroesofágico
Pérdida del esmalte dental
Laringitis, ronquera, afonía
Faringitis
Globo histérico
Apnea, muerte súbita del lactante
Bronquitis crónica, tos crónica
Asma bronquial
Neumonía recurrente
Fig. 34-13. Aspecto endoscópico de un esófago distal donde se observan Fibrosis pulmonar
dos áreas de metaplasia columnar de Barrett {flechas) rodeadas por epitelio Otitis
epidermoide. Se aprecia el borde irregular del cambio mucoso.

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34. ESÓFAGO 395

Aunque existen muchas clasificaciones endoscópicas de


esofagitis, la más aceptada es la nueva clasificación de Savary-
Miller, recientemente modificada por Ollyo y col. (1993) (ta-
bla 34-6). En ella se agrupan las lesiones crónicas en los gra-
dos 4 y 5, y se separa al esófago de Barrett del resto de las
lesiones, tanto agudas como crónicas.

Tabla 34-6. Nueva clasificación de Savary-Miller para la


esofagitis por reflujo

Grado 1 Erosiones únicas o múltiples en un solo pliegue. Pueden


ser eritematosas o eritemato-exudativas
Grado 2 Erosiones múltiples que comprometen múltiples pliegues
y pueden ser confluentes
Grado 3 Erosiones múltiples circunferenciales
Grado 4 Ulcera, estenosis o acortamiento esofágico
Grado 5 Epitelio de Barrett

La OESO recomienda al endoscopista asentar sus obser-


vaciones en un esquema planimétrico, detallando la altura del
cambio mucoso (distancia en centímetros desde los incisivos
superiores), el límite proximal de los pliegues gástricos, el ni-
vel de ia impronta hiatal y la ubicación exacta de todas las
lesiones.

Fig. 34-15. Estenosis esofágica (flecha pequeña) y hernia por deslizamiento


(flecha grande) en un esófago de Barrett. Entre ambas ei esófago es tubular.

Laboratorio. En caso de esófago de Barrett la histoquímica


permite la determinación de las mucinas presentes. Las mucinas
neutras son características de la metaplasia intestina comple-
ta, de observación excepcional en el esófago. Las mucinas
acidas no sulfatadas, o sialomucinas, pueden ser halladas en
la metaplasia intestinal incompleta tipo II, mientras que las
mucinas acidas sulfatadas, o sulfomucinas, son características
de la metaplasia intestinal incompleta tipo III. Las sulfomucinas
se asocian frecuentemente con el desarrollo de carcinoma de
Barrett, aunque tanto su eficacia diagnóstica como pronostica
es limitada.
La citometría de flujo ha sido empleada con el propósito
de corregir las interpretaciones dudosas del grado de displasia.
El 70 % de los pacientes con una fracción aneuploide o
tetraploide desarrollan displasia de alto grado o carcinoma
durante un período de seguimiento de 34 meses (Reid y col.,
1988).
pHmetría de 24 horas. Es el mejor método para confirmar
la presencia de reflujo, ya que su eficacia alcanza al 95 % de
los casos. Está especialmente indicada en enfermos con sínto-
mas atípicos o extradigestivos compatibles con reflujo. Cuan-
do se sospecha que una patología respiratoria puede ser se-
cundaria a reflujo es útil colocar un segundo electrodo 1 cm
distal al borde inferior del cricofaríngeo. El hallazgo en am-
bos electrodos de un pH inferior a 4 refuerza el diagnóstico de
patología respiratoria por reflujo.
La pHmetría de 24 horas también está indicada para con-
Fig. 34-14. El tránsito con bario muestra una úlcera (flecha blanca) y firmar el diagnóstico de ERGE en pacientes cuyos síntomas
estenosis de la unión esofagogástrica. La flecha negra señala la impronta persisten durante el tratamiento médico o recurren rápidamente
del orificio hiatal. BG: bolsa gástrica hemiaria. después de suspenderlo (Crookes y col., 1995).

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396 SECCIÓN V. TÓRAX

Monitoreo prolongado de la bilirrubina. Bechi y col. (1993)


han desarrollado un método para evaluar el reflujo duodenal
mediante la detección, durante 24 horas, de la presencia de
bilirrubina en el esófago. Utilizan una sonda fibroóptica co-
nectada a una fuente que emite luz en la longitud de onda de
máxima absorción de la bilirrubina. Es interesante notar que
en individuos normales el reflujo de bilirrubina no supera el
3 % del tiempo total de registro, mientras que llega al 20 % en
los enfermos con esófago de Barrett.
Manometría. El hallazgo manométrico de un esfínter
esofágico inferior hipotenso predice un mal resultado a largo
plazo del tratamiento médico; asimismo permite augurar un
buen resultado de la cirugía antirreflujo. También la
manometría es el método de elección para investigar
hipoperistaltismo o aperistaltismo del cuerpo esofágico.
Estudios de la función gástrica. El centellograma
radioisotópico puede identificar la presencia de reflujo, aun-
que es especialmente útil para evaluar un malvaciamiento
gástrico. Cuando existe reflujo y el esfínter esofágico inferior
es normal, la acidimetría está indicada para descartar el
síndrome de Zollinger-Ellison u otras situaciones clínicas de Fig. 34-16. Seudorregresión del epitelio de Banett. En la biopsia endos-
hipersecreción gástrica. cópica postoperatoria de un esófago de Banett tratado mediante cirugía
Historia natural. Aunque el término "historia natural" no antirreflujo se observa un islote de epitelio epidermoide (EE) que asienta
puede aplicarse en sentido estricto ya que todos los pacientes sobre epitelio metaplásico (EM).
de ERGE reciben en forma intermitente o continua tratamien-
to farmacológico, existen estudios que brindan una idea aproxi-
mada sobre la evolución alejada de la esofagitis por reflujo.
Ollyo y col. (1993) estudiaron un grupo de enfermos con dos 1 a 3, los bloqueadores H2 pueden ser reemplazados por
esofagitis de grados 1 a 3. Observaron que, a lo largo del tiem- bloqueadores de la bomba de protones (PPI), mientras que en
po (X: 4,5 años), en el 45 % de los casos la ERGE había con- los grados 4 y 5 la base del tratamiento la constituyen los PPI
sistido sólo en un episodio aislado, en el 32 % había evolucio- en altas dosis. De ser necesario, deben realizarse dilataciones
nado en forma recurrente no progresiva y en el 23 % restante hasta obtener un calibre esofágico adecuado para la nutrición.
en forma recurrente progresiva. En este último subgrupo apa- Debido a que la tasa de recaídas es elevada (alrededor del
recieron úlceras o estenosis en el 38 % de los casos. Los mis- 80 % a los 6 meses) se suele utilizar un régimen de manteni-
mos autores investigaron la evolución hacia el epitelio, de miento con PPI al 50 % de la dosis empleada para la terapéu-
Barrett en enfermos con esofagitis, pero sin metaplasia al co- tica activa.
mienzo del estudio. A los 3 años (promedio) de seguimiento, Se debe considerar que el tratamiento médico ha fracasa-
el 18,2 % de 1022 pacientes con esofagitis de grados í a 4 do cuando con todas las medidas antes mencionadas no se
había desarrollado un esófago de Barrett. También observaron obtiene una respuesta satisfactoria o cuando el paciente re-
que la secuencia esofagitis-metaplasia podía producirse en un quiere dosis elevadas de PPI para evitar la recaída. Es impres-
plazo muy corto (4 a 6 semanas). cindible investigar la causa del fracaso; de hecho, algunas si-
La reversibilidad del epitelio de Barrett secundaria a la tuaciones clínicas especiales deben ser descartadas antes de
curación de la esofagitis es un aspecto controvertido de la considerar la terapéutica quirúrgica (tabla 34-7).
ERGE. Se han descripto regresiones parciales en alrededor del
20 % de los enfermos tratados mediante cirugía antirreflujo y
también se ha observado este fenómeno en pacientes tratados Tabla 34-7. Causas de fracaso del tratamiento médico
con inhibidores de la bomba de protones. Debe teneise en cuen- de la ERGE
ta que en ocasiones el epitelio epidermoide tegeneíado puede
cubrir al epitelio metaplásico, fenómeno conocido como Diagnóstico erróneo
seudorregresión (fig. 34-16), que naturalmente no evita el ries- Hipersecreción acida
go de evolución al carcinoma (Badaloni, 1988). Inadecuada inhibición acida
Tratamiento. Los pacientes con ERGE pero sin esofagitis Hipoperistaltismo o aperistaltismo esofágico
pueden ser manejados mediante medidas higienico-dietéticas Malvaciamiento gástrico
Hipotensión del, esfínter esofágico inferior
(supresión de los factores que disminuyen la presión de repo- Reflujo alcalino
so del esfínter esofágico inferior, tabla 34-3) y tratamiento Medicación concomitante
farmacológico basado en bloqueadores H2, cisaprida y Desequilibrios emocionales
sucralfato. Estos pacientes (con excepción de los que presen-
tan manifestaciones extradigestivas) rara vez sufren compli-
caciones y además no requieren exámenes repetidos.
En los pacientes con ERGE y esofagitis el objetivo del Indicaciones quirúrgicas. En la tabla 34-8 se enumeran
tratamiento es eliminar los síntomas, curar la inflamación y las indicaciones quirúrgicas más frecuentes de la ERGE. Esta
prevenir sus complicaciones. En ios casos de esofagitis ae gra- cirugía ha avanzado notablemente en los últimos años, en par-

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Í4. ESÓFAGO 397

te debido a que la nueva tecnología diagnóstica permite una riamente mediante algún procedimiento antirreflujo o
selección más adecuada de los enfermos. Además, la posibili- valvuloplastia. La técnica umversalmente más empleada es la
dad actual de realizar los procedimientos antirreflujo por vía fundoplicatura descripta por Nissen en 1956 (fig. 34-17). Esta
laparoscópica ha hecho más atractiva la cirugía para internistas técnica requiere para su ejecución que el esófago abdominal
y pacientes. mida por lo menos 4 cm y que el fondo gástrico permita una
Procedimientos quirúrgicos. El 85 a 90 % de los enfer- sutura sin tensión. (done by 007)
mos con indicación quirúrgica pueden ser tratados satisfacto- Las complicaciones postoperatorias de la operación de
Nissen son la disfagia, el desgarro de la sutura con pérdida de
la válvula, la recidiva hemiaria y la imposibilidad de eructar
Tabla 34-8. Indicaciones quirúrgicas en la ERGE por hipercontinencia de la válvula (gas bloat syndrome). Con
el objeto de prevenir estas complicaciones, diversos autores
+Imposibilidad de realizar tratamiento médico han propuesto variantes de la técnica de Nissen. Para evitar la
+Trastornos motores asociados (hipoperistaltismo o aperistaltismo) disfagia. De Meester (1996) aconseja efectuar la fundoplicatura
+Jóvenes con severa incompetencia del esfínter esofágico inferior sobre una bujía 60 F que actúa como calibrador. La sutura del
+Patología respiratoria u otra extradigestiva con regurgitaciones per- hiato y de la valvuloplastia es fijada con puntos en U de
sistentes
+Estenosis esofágica recidivante o úlcera penetrante polipropileno sobre parches de politetrafluoroetileno (fig. 34-
+Pacientes asintomáticos con esofagitis severa 18). A fin de evitar la hipercontinencia valvular se han descripto
+Presencia de otra patología quirúrgica intraabdominal valvuloplastias parciales, tales como la de Nissen-Rossetti (fig.
+Esófago de Barrett con displasia de alto grado 34-19) y la de Lind modificada por Pinotti (fig. 34-20). Esta
última técnica está especialmente indicada cuando existe un

Fig. 34-17. Operación de Nissen. A, cierre del hiato esofágico y sección de los vasos cortos para movilizar el fondo gástrico. B, colocación de puntos que
toman el fondo gástrico anterior, la pared muscular del esófago y el fondo gástrico posterior. C. valvuloplastia terminada. D, corte transversal que muestra
a la valvuloplastia envolviendo al esófago en 360°.

Fig. 34-18. Modificación de De Meester para la operación de Nissen. A. colocación de un punto en "U" sobre un parche en el hiato esofágico. 8.
valvuloplastia corta y colocación de un punto en "U" con técnica similar.

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398 SECCIÓN V. TÓRAX

esófago hipoperistáltico, con ondas menores de 30 mmHg y valvuloplastia, a la esofagogastrectomía y a la coloplastia.


predominio de ondas no propulsivas. Además es el procedimiento de elección en el reflujo
Otros procedimientos. En casos de esófago acortado e im- duodenogástrico posterior a cualquier tipo de gastrectomía.
posible de elongar para obtener una longitud intraabdominal La desviación duodenal total o "switch" duodenal es una
suficiente, y siempre que la peristalsis esofágica sea adecua- técnica aplicable a enfermos en los que se desea conservar el
da, está indicado realizar la técnica de Collis-Nissen (fig. 34- estómago y el píloro, en similares indicaciones que la deriva-
21), que consiste en crear un neoesófago intraabdominal a ción duodenal total. Consiste en un asa en Y de Roux
expensas de la curvatura mayor gástrica y agregarle una anastomosada al duodeno suprapapilar, de manera que la
fundoplicatura. secreción biliopancreática se vuelca en el duodeno excluido
La derivación duodenal total es un procedimiento que ex- (fig. 34-23).
cluye por completo la posibilidad de reflujo biliopancreático. La indicación de una resección esofágica en la esofagitis
Se trata de una antrectomía reconstruida en Y de Roux, aso- por reflujo representa un fracaso del médico o del enfermo
ciada con una vagotomía troncular y una valvuloplastia(fig. para prevenir o tratar adecuadamente una patología benigna
34-22). Este método está indicado en el reflujo posquirúrgico, que jamás debería ser objeto de tamaña intervención. En la
ya sea posterior a una operación de Heller, al fracaso de una tabla 34-9 se enumeran las indicaciones más frecuentes de

Fig. 34-19. Operación de Nissen-Rossetti. A y B, sin seccionar los vasos Fig. 34-21. Operación de Collis-Nissen. A, Con el esófago calibrado me-
cortos, el fondo gástrico anterior es llevado primero por detrás del esófago diante una bujía se secciona la curvatura mayor con una sutura automática
(flecha) y luego por delante (flecha), para suturarlo (C), finalmente, a la y se crea un neoesófago. El fondo gástrico remanente es llevado por detrás
cara anterior gástrica. del neoesófago para confeccionar (B) una valvuloplastia.

Fig. 34-20. Operación de Lind modificada por Pinotti. A, el fondo gástrico Fig. 34-22. Derivación duodenal total. A, antrectomía, vagotomía troncular
anterior y el posterior son suturados al esófago dejando libre su cara lateral y valvuloplastia; B, montaje en Y de Roux.
derecha. B, el corte transversal muestra que la valvuloplastia es de 270°.

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BEIfc
34. ESÓFAGO 399

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esofagectomía en la ERGE (los procedimientos quirúrgicos
serán descriptos al abordar el cáncer de esófago).
Resultados. En manos experimentadas los resultados ac-
tuales de la operación de Nissen y de sus modificaciones pare- DIVERTÍCULOS ESOFÁGICOS
cen ser similares por vía convencional y laparoscópica (Perdikis
Héctor D. Santángelo
y col, 1996). La morbilidad actual es de alrededor del 13 % y
la mortalidad inferior al 1 %. A los 10 aftos de seguimiento los
Definición. Los divertículos son protrusiones saculares de
resultados son satisfactorios en un 90 a 95 % de los casos.
la pared esofágica, de naturaleza adquirida. La bolsa
diverticular comunica siempre con la luz esofágica a través
del cuello diverticular.
Tabla 34-9. Indicaciones de esofagectomía en la ERGE Clasificación y anatomía patológica. Según su mecanis-
mo de origen se los clasifica en divertículos por pulsión (o
+Ulceras circunferenciales que no epitelizan yuxtaesfinterianos) y divertículos por tracción (epibronquiales
+Ulceras penetrantes en mediastino o mediotorácicos).
+Esófago acortado y fracaso de procedimientos antirreflujo Los divertículos por pulsión se originan por encima de
+Estenosis recidivante e hipomotilidad severa
+Fracaso de procedimientos quirúrgicos conservadores esfínteres, ya sea el músculo cricofaríngeo ¡divertículo
+Displasia de alto grado faringoesofágico de Zenker) o el esfínter esofágico inferior
(divertículo epifrénico). Al igual que otros divertículos por
pulsión del aparato digestivo, se producen en sitios congénita-
mente débiles de la pared muscular, y la bolsa diverticular
comprende una capa mucosa, escaso tejido areolar y algunas
BIBLIOGRAFÍA fibras musculares. En cambio, los divertículos por tracción se
originan por una retracción inflamatoria que evagina la pared
Badaloni A: Can the ectopic epithelium regress after antireflux esofágica. Generalmente el factor desencadenante es la infla-
surgery? In Giuli R (ed): Benign Lesions of the Esophagus and mación de los ganglios traqueobronquiales. A diferencia de
Cáncer. Answers to 210 Questions. Springer-Verlag, Berlin, 1988, los anteriores, los divertículos por tracción poseen todas las
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Belsey R, Skinner DB: Surgical management of esophageal reflux faríngea, que emerge entre las fibras de los músculos constrictor

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400 SECCIÓN V. TÓRAX

inferior y cricofaríngeo (fig. 34-24). Se considera que su sitio


de origen es la denominada zona de Laimer, en la pared mus-
cular faríngea (véase Anatomía del esófago).
Epidemiología. Es el más frecuente de los divertículos
esofágicos. En Occidente se lo puede hallar en 1 de cada 1000
estudios radiológicos del esófago, mientras que en África y en
gran parte de Oriente es casi desconocido. Es tres veces más
frecuente en el varón que en la mujer, y la edad promedio de
aparición es alrededor de los 50 años.
Etiopatogenia. Múltiples hipótesis han sido propuestas
para explicar la etiopatogenia del divertículo de Zenker. La
mayoría de ellas responsabilizan a la hipertensión endofaríngea
secundaria a una disfunción del músculo cricofaríngeo; sin
embargo, la naturaleza de la disfunción es controvertida. Se la
ha atribuido a la relajación incompleta del cricofaríngeo du-
rante la deglución (Cook, 1993), a un espasmo secundario al
reflujo gastroesofágico (Hunt, 1970) o a una incoordinación
motora consistente en relajaciones y contracturas prematuras
(Ellis, 1991). Todas estas hipótesis fueron cuestionadas, de Fig. 34-25. Etapas en el crecimiento del divertículo de Zenker. Se aprecia
manera que ninguna puede ser aceptada definitivamente. la horizontalización progresiva del cuello diverticular. Las flechas indican
También existen evidencias que apuntan hacia una patolo- el tránsito preferente del contenido esofágico.
gía muscular intrínseca. Lerut y col. (1988) observaron que
las fibras musculares del cricofaríngeo y de la hipofaringe en
los pacientes con divertículo de Zenker presentan atrofia, les la sintomatología se reduce a molestias cervicales
fibrosis, necrosis, ausencia de anticolinesterasa y otros hallaz- inespecíficas relacionadas con la deglución. Una vez que se
gos que sugieren una causa miogénica para la disfunción ha formado la bolsa diverticular la sintomatología es caracte-
cricofaríngea. rística e incluye disfagia, regurgitación de alimentos no dige-
Historia natural. Lo que caracteriza la evolución natural ridos, halitosis, deglución ruidosa, tos y broncorrea por infec-
del divertículo de Zenker es el crecimiento progresivo de la ción pulmonar, y cambios en la voz. En los divertículos de
bolsa diverticular. A su vez, el cuello diverticular adopta una gran tamaño la disfagia es pronunciada, así como la pérdida
posición cada vez más horizontal, de modo que compite con de peso. No es infrecuente que el enfermo haya aprendido por
el esófago para recibir su contenido alimentario (fig. 34-25). sí solo a vaciar en forma periódica la bolsa diverticular, com-
Cuando la bolsa adquiere gran tamaño, presiona al esófago y primiéndola digitalmente contra la columna.
lo obstruye; además es frecuente que el cuello diverticular Radiología. El diagnóstico surge del tránsito esofágico con
adquiera un diámetro mayor que el de la luz esofágica. bario (fig. 34-26). Este método identifica el divertículo e indi-
Diagnóstico. Presentación clínica. En los estadios inicia- ca su localización y tamaño; además, la obtención de placas

Tiroides
Cricofaríngeo

Divertículo

Esófago

Tráquea

Fig. 34-24. Vista posterior de la faringe y del esófago. Se observa la


emergencia del divertículo de Zenker entre el coñstrictor inferior y el Fig. 34-26. Demostración de un divertículo de Zenker (flecha) mediante el
cricofaríngeo. tránsito de bario.

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34. ESÓFAGO 401

tardías permite apreciar el grado de retención en la bolsa Tratamiento. Todos los divertículos de Zenker sinto-
diverticular. Con el objeto de descartar otras patologías es ne- máticos deben ser operados. Esta conducta se basa en su inexo-
cesario incluir en el estudio al resto del esófago, el estómago y rable progresión y en la inexistencia de un tratamiento médico
el duodeno. efectivo.
Endoscopía. Por lo general este estudio es innecesario e Procedimientos quirúrgicos. El procedimiento de elección
incluso puede ser riesgoso, dada la posibilidad de perforación es la extirpación del divertículo o diverticulectomía, combi-
diverticular. Sólo está indicado en circunstancias especiales, nada con la sección o miotomía del músculo cricofaríngeo para
tales como la sospecha de un carcinoma o la presencia de un evitar la recidiva. En la figura 34-27 se describen los pasos de
cuerpo extraño. la intervención. El cierre del plano mucoso puede hacerse en

Fig. 34-27. Extirpación del divertículo de Zenker (diverticulectomía) con miotomía del cricofaríngeo. A, incisión sobre el borde anterior del músculo
estemocleidomastoideo. B, Los tres separadores desplazan respectivamente a la glándula tiroides (I), al esternocleidomastoideo (2) y al músculo omohiodeo
(3). Se ha disecado el divertículo (d) que aparece entre el constrictor inferior (4) y el cricofaríngeo (5). C, sección del cuello diverticular y cierre del plano
mucoso mediante puntos separados. D, cierre del plano muscular (6) y miotomía del cricofaríngeo. Se observa la mucosa esofágica en el fondo de la
miotomía (7).

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402 SECCIÓN V. TÓRAX

forma manual, como lo indica la figura, o mediante una sutura Habitualmente el cuello del divertículo es amplio y situa-
mecánica. Cualquiera que sea la sutura empleada, debe poner- do por debajo de la bolsa, de manera que la retención
se especial cuidado en no estrechar la luz esofágica. Muchos alimentaria intradiverticular es mínima. Debido a la patología
autores recomiendan extender la miotomía cricofaríngea 2 a 3 de base, estos divertículos pueden inflamarse y muy ocasio-
cm en el esófago cervical para eliminar por completo la zona nalmente perforarse en un bronquio y originar una fístula
esfinteriana de alta presión (Ellis, 1995). esofagobronquial. De todas maneras, sólo en muy contadas
La miotomía como único procedimiento quirúrgico (sin ocasiones deben ser tratados quirúrgicamente, y en tal caso el
diverticulectomía) ha sido indicada en divertículos menores procedimiento indicado es la diverticulectomía.
de 4 cm. El propósito es eliminar el riesgo de fístula esofágica
postoperatoria, aunque a costa de un índice mayor de recidivas.
Con el mismo propósito, algunos autores (Skinner, 1988) pre- BIBLIOGRAFÍA
fieren tratar los divertículos de mediano tamaño mediante la
denominada diverticulopexia. Este procedimiento consiste en Collard JM, Otte JB, Kestens PJ: Endoscopio stapling and techniques
elevar el fondo de la bolsa diverticular y suturarlo a la fascia of esophagodíverticulostomy for Zenker's diverticulum. Ann
prevertebral, de manera que la bolsa suspendida no pueda ThoracSurg 56:573-576, 1993.
llenarse. Habitualmente se asocia a este procedimiento una CookJ. GabbM, Panagopoulos U: Zenker's diverticulum is adisorder
of upper esophageal sphincter opening. Gastroenterology
miotomía del cricofaríngeo. 103:1229-1238, 1993.
En enfermos ancianos, con riesgo quirúrgico muy eleva- Ellis FH Jr: Pharyngoesophageal Zenker's diverticulum. Adv Surg
do, en especial cuando existe patología respiratoria severa, 28:171-189, 1995.
puede estar indicado el tratamiento endoscópico del divertículo Ellis FH Jr: Is cricopharyngeal myotomy alone effective in the
de Zenker. Consiste en abrir endoscópicamente ambas pare- management of small pharyngoesophageal diverticula? In Giuli
des (íntimamente adheridas) del esófago y del divertículo, de R, McCallum RW (eds): Primary Motility Disorders of the
modo que la bolsa quede ampliamente comunicada con la luz Esophagus. Answers to 450 Questions. Springer-Verlag,
esofágica. En años recientes Collard y col. (1993) utilizaron Heidelberg, 1991, pp 1164-1169.
Feussner H, Siewert H: Zenker's diverticulum and reflux.
con este fin una sutura mecánica (endo GIA 30) que anastomosa Hepatogastroenterology 39:100-104, 1992.
por vía endoscópica la bolsa diverticular al esófago. La expe- Hunt P, Connell SM, Smiley TB: The cricopharyngeal sphincter in
riencia con esta técnica es aún limitada. gastric reflux. Gut 11:303-306, 1970.
Resultados. La mortalidad actual de la diverticulectomía LerutT, GuelinckP, Don Ret al: Does themusculus cricopharyngeus
con miotomía es inferior al 2 %. Las complicaciones más fre- play a role in the génesis of Zenker's diverticulum? Enzyme,
cuentes, aunque temporarias, son la paresia recurrente (4 %) y histochemical and contractility properties. In Siewert JR, Hubsher
la fístula esofagocutánea (3 %). A los 5 años de la cirugía el AH (eds): Diseases of the Esophagus. Springer-Verlag, Berlín,
porcentaje de recidivas es de alrededor del 4 %. 1988, pp 1018-1023.
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Divertículos epifrénicos Skinner DB, Altorki I, Ferguson M et al: Zenker's diverticulum.
Clinical factors and surgical management. Dis Esophagus 1:19-
Son divertículos por pulsión que se originan en el esófago 22, 1992.
inferior. En más del 70 % de los casos se asocian con otra
patología esofágica, como hernia hiatal, acalasia o espasmo
difuso (Payne, 1974). Debido a esta circunstancia no es fácil
diferenciar la sintomatología propia del divertículo de la se- TUMORES BENIGNOS
cundaria a otra patología.
Diagnóstico. La mayoría de los divertículos epifrénicos Ricardo Bianchi
son asintomátícos. Si adquieren gran tamaño pueden producir
disfagia, regurgitaciones y broncoaspiración. El diagnóstico Clasificación. La clasificación de Harrington divide a los
se hace mediante el tránsito esofágico con bario, y la endos- tumores esofágicos benignos en extramucosos (o intramurales)
copia es necesaria para descartar otras patologías. La mano- e intramucosos. Según la forma de crecimiento los tumores
metría esofágica es útil para investigar trastornos motores. intramucosos pueden dividirse a su vez en pediculados
Tratamiento. La cirugía está indicada en los divertículos intraluminales y sésiles.
sintomáticos. Cuando una patología asociada requiere cirugía
es conveniente tratar el divertículo simultáneamente, aun cuan-
do en apariencia fuera asintomático. El procedimiento de elec- Tumores intramurales
ción es la diverticulectomía, complementada con una miotomía
distal. Leiomioma

El leiomioma es el tumor benigno más frecuente del esó-


Divertículos por tracción fago (más del 70 % de los casos). Tres veces más común en el
hombre que en la mujer, puede aparecer a cualquier edad y en
Son los divertículos esofágicos menos frecuentes. Como cualquier localización, aunque predomina en el tercio infe-
ya se ha mencionado, son secundarios a inflamaciones rior. Habitualmente consiste en una masa única y bien encap-
ganglionares, por lo general de etiología tuberculosa o micótica sulada, que se separa con facilidad de los tejidos vecinos.
(histoplasmosis), que atraen hacia afuera las paredes esofágicas. Diagnóstico. La forma de presentación clínica depende del
Por esta razón se originan siempre a nivel de los ganglios tamaño tumoral. Los leiomiomas menores de 5 cm son por lo
traqueobronquiales (vértebras dorsales cuarta y quinta). general asintomátícos, mientras que los mayores se exteriori-

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34. ESÓFAGO 403

zan lenta y progresivamente por disfagia, regurgitaciones y


pirosis. Los leiomiomas gigantes pueden obstruir por comple-
to el esófago y determinar afagia y broncoaspiración. A dife-
rencia de otros leiomiomas del tubo digestivo, el leiomioma
esofágico sangra sólo excepcionalmente. y cuando ello ocurre
debe pensarse en un leiomiosarcoma.
En el tránsito esofágico con bario el tumor puede aparecer
como un defecto lacunar uniforme, sin irregularidades de la
mucosa. En la esofagoscopia la mucosa es normal y la biopsia
está contraindicada, debido a que la toma debe ser muy pro-
funda para obtener una muestra representativa. Por otro lado.
la fibrosis secundaria a la toma biópsica puede adherir el tu-
mor a la mucosa y dificultar la exéresis quirúrgica.
La ecografía endoscópica es diagnóstica, ya que permite
identificar la masa así como su relación con los tejidos veci-
nos. El patrón ecográfico del leiomioma es característico y
puede diferenciarlo del leiomiosarcoma. También la tomografía
computada y la resonancia nuclear magnética identifican al
tumor y son útiles para descartar otras patologías.
Tratamiento. Sólo deben ser operados los leiomiomas
sintomáticos. El procedimiento de elección es la enucleación
quirúrgica del tumor, que en el caso de lesiones del tercio in-
ferior se realiza por toracotomía izquierda (fig. 34-28).

Otros tumores intramuraies

Los neurofibromas y los mioblastomas son de una extre-


mada rareza. Los mioblastomas pueden ser pediculados y tam-
bién se tratan por enucleación.

Tumores intraluminaies pediculados

Comprenden alrededor del 10 % de los tumores benignos.


Denominados genéricamente pólipos fibrovasculares, estos
tumores están constituidos por tejido fibroso laxo y un pedículo
muy vascularizado. En algunos casos puede existir predomi-
nio de tejido mixomatoso o graso (fibromixoma, fibrolipoma).
Los pólipos fibrovasculares asientan por lo general en el
tercio superior del esófago y se caracterizan por un crecimien-
to progresivo, quizá favorecido por la peristalsis esofágica. Fig. 34-28. Tratamiento quirúrgico del leiomioma esofágico. A. disección
Diagnóstico. Cuando alcanzan un tamaño suficiente pro- del esófago por toracotomía izquierda. La línea interrumpida señala el sitio
ducen disfagia y regurgitaciones. También se ha descripto as- donde se incide la capa muscular (miotomía); B. enucleación de! tumor: C.
fixia por taponamiento de la vía aérea, secundaria a la cierre en un plano del tejido muscular.
regurgitación de la masa tumoral. La endoscopia es indispen-
sable para el diagnóstico, así como para seleccionar el trata-
miento. por células escamosas hiperplásicas. Su origen ha sido atri-
Tratamiento. Los pólipos fibrovasculares pequeños pue- buido a inflamaciones crónicas (reflujo gastroesofágico, taba-
den ser extirpados endoscópicamente mediante el asa co, estasis alimentaria) y más recientemente al herpesvirus
diatérmica. En cambio, el tratamiento quirúrgico es preferible (Changy col., 1990).
en los de gran tamaño, debido a que la vascularización del Aunque la gran mayoría de los papilomas son
pedículo exige una hemostasia manual. Ocasionalmente, un asintomáticos, en ocasiones pueden producir disfagia y deben
pólipo de gran tamaño y de pedículo largo puede ser ser extirpados endoscópicamente. Otros tumores sésiles, como
traccionado mediante maniobras endoscópicas hacia la cavi- adenomas, hemangiomas y hemangioendoteliomas, suelen ser
dad bucal, de manera que la sección del pedículo puede hacer- un hallazgo de autopsia.
se allí bajo visión directa (Siddins y col., 1991).

QUISTES Y DUPLICACIONES
Tumores sésiles
Definición. Los quistes esofágicos se originan como
Son los tumores benignos del esófago menos frecuentes. divertículos embrionarios del intestino anterior. Sus paredes
El papiloma de células escamosas puede ser único o múltiple incluyen una capa epitelial mixta (escamosa y columnar), teji-
y consiste en un núcleo central de tejido conectivo cubierto do areolar y algunas fibras musculares. En cambio, las

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404 SECCIÓN V. TÓRAX

duplicaciones son verdaderos esófagos dobles de origen Tabla 34-10. Clasificación anatomopatológica de los tumores
embrionario, ya que sus paredes poseen todas las capas del malignos del esófago
esófago normal. Por lo general la duplicación se extiende en
forma paralela al esófago y las capas musculares de ambas Epiteliales
estructuras pueden entremezclarse. Carcinoma epidermoide
Displasia
Epidemiología. Aun siendo muy raros, los quistes son Carcinoma in situ
mucho más frecuentes que las duplicaciones. Del total de Carcinoma superficial
duplicaciones del tubo digestivo, sólo del 10 al 20 % ocurren Carcinoma verrugoso
en el esófago. Carcinoma de células claras
Diagnóstico. Ambas malformaciones suelen ser detecta- Carcinosarcoma
das en una radiografía de tórax (véase Tumores del mediastino, Adenocarcinoma
cap. 32) o en estudios contrastados del esófago. Los síntomas Conjuntivos
más frecuentes son disfagia y dolor retroesternal, este último Leiomiosarcoma
Rabdomiosarcoma
especialmente cuando existe infección. La tomografía com- Otros sarcomas
putada y la resonancia nuclear magnética son indispensables Otros
para el diagnóstico diferencial. Melanoma
Es imprescindible investigar otras malformaciones a me- Linfoma, enfermedad de Hodgkin
nudo asociadas, tales como espina bífida, defectos vertebrales Plasmocitoma
diversos y malformaciones intraespinales.
Tratamiento. Las formas sintomáticas deben ser tratadas
quirúrgicamente. La mayoría de los quistes pueden ser extir-
pados sin abrir la luz esofágica, a diferencia de las
moderada o severa. En cambio, cuando esas alteraciones ocu-
duplicaciones, en las que es necesaria la resección esofágica.
pan todo el espesor de la mucosa reciben el nombre de
carcinoma in situ. Se llama carcinoma superficial al que sólo
compromete mucosa y submucosa, sin límite para su exten-
BIBLIOGRAFÍA sión en superficie. Es el equivalente del carcinoma gástrico
Chang F, Syranen S, Seen Q et al: Human papilloma virus (HPV) temprano.
DNA in esophageal precancer lesions and squamous cell Carcinoma verrugoso. Es un tumor raro, de crecimiento
carcinoma from China. Int J Cáncer 45:21-25, 1990. exofítico y con escasa infiltración. Muy similar al papiloma
SiddinsH, CadeK: Fibromuscularpolyps of theesophagus.AustNZ de células escamosas (véase Tumores benignos), es de mejor
JSurg 61:237-240, 1991. pronóstico que el carcinoma epidermoide.
Carcinoma de pequeñas células. También es infrecuente.
De histología similar al homónimo del pulmón, es altamente
agresivo, hasta el extremo de que habitualmente ya se ha dise-
CÁNCER DE ESÓFAGO minado cuando se hace el diagnóstico. Su origen ha sido atri-
buido a células endocrinas de la mucosa esofágica o a células
Enrique A. Sivori* totipotenciales de la capa basal (Beyer, 1991).
Carcinosarcoma. Crece como un gran pólipo endoluminal
Definición. El término cáncer de esófago se aplica indis- y se caracteriza histológicamente por su aspecto sarcomatoso,
tintamente al carcinoma epidermoide y al adenocarcinoma, que con células fusiformes en la estroma. El pronóstico es favora-
son sus formas anatomopatológicas más frecuentes. ble.
Anatomía patológica. En la tabla 34-10 se detalla la cla- Adenocarcinoma. Sigue en frecuencia al carcinoma
sificación anatomopatológica de los tumores malignos del esó- epidermoide. Puede originarse en epitelio columnar
fago. metaplásico (esófago de Barrett), en mucosa gástrica ectópica
Carcinoma epidermoide. Es el tumor maligno más fre- o en glándulas submucosas.
cuente. Macroscópicamente puede ser vegetante, estenosante Macroscópicamente el adenocarcinoma es similar al
o ulcerado, aunque esta última es la variedad más común. La carcinoma epidermoide. Microscópicamente, los originados
ulceración es al comienzo longitudinal y se hace circular tar- en epitelio de Barrett o en mucosa gástrica ectópica son simi-
díamente, lo cual explica por qué la disfagia es un síntoma lares a los adenocarcinomas gástricos de tipo intestinal. En
tardío. Microscópicamente puede ser diferenciado, cambio, los originados en glándulas mucosas o submucosas
semidiferenciado o indiferenciado. El primero se caracteriza son idénticos a los mucoepidermoides de las glándulas
por la formación de globos córneos y la presencia de salivales. El carcinoma adenoescamoso es un tipo muy raro
queratinización intracelular y extracelular. de adenocarcinoma que tiene un componente epitelial cilin-
Displasia, carcinoma in situ, carcinoma superficial. El drico y otro epidermoide.
epitelio epidermoide normal puede sufrir alteraciones de la Epidemiología. El carcinoma epidermoide representa
maduración celular, que consisten en la presencia de núcleos aproximadamente el 75 a 85 % de los tumores malignos del
pleomórficos e hipercromáticos, con pérdida de la polarización esófago, mientras que el adenocarcinoma comprende del 10 al
y mitosis a cualquier nivel del epitelio. Cuando estas altera- 15 %. En algunas series la frecuencia del adenocarcinoma es
ciones sólo comprometen la capa basal, con células maduras mucho más elevada por la inclusión de los tumores de la unión
en ¡a superficie, se las denomina displasia, que puede ser leve, cardioesofágica, que a causa de su origen gástrico son todos
adenocarcinomas. No obstante, la incidencia del adenocarci-
noma de esófago ha aumentado notoriamente en Occidente
* Con la colaboración de la Dra. Margarita T. de Beveraggi durante los últimos años debido a la mayor frecuencia de

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34. ESÓFAGO 405

carcinomas originados en epitelios de Barrett. Actualmente el ser ulcerada, polipoide, en placa o en napa, y si no es tratada
59 a 80 % de los adenocarcinomas de esófago se desarrollan lleva a la muerte en alrededor de 4 años.
en un esófago de Barrett (véase Enfermedad por reflujo Estos hallazgos demuestran que existe un largo período.
gastroesofágico). desafortunadamente asintomático, durante el cual podría tra-
Distribución geográfica. Las áreas de mayor incidencia tarse mediante cirugía al carcinoma epidermoide, con una su-
de carcinoma epidermoide en el mundo corresponden a Chi- pervivencia a los 5 años no inferior al 80 % (Kato y col., 1990).
na, Irán y Sudáfrica. En algunas poblaciones de China la inci- Con el crecimiento de la lesión más allá de la mucosa apare-
dencia masculina es de 163 casos y la femenina de 103 por cen síntomas leves pero definidos, relacionados con la
cada 100.000 habitantes por año. Incluso existen zonas donde deglución. A esta fase siguen la disfagia manifiesta y la pérdi-
la prevalencia en sujetos mayores de 30 años es de 0,9 %. La da de peso. Habitualmente la disfagia corresponde a los esta-
incidencia es aún más elevada en Irán, donde por lo general dios II y III, con invasión total de la pared esofágica y con
predomina en mujeres de 35 a 54 años, de baja condición eco- invasión ganglionar y de órganos vecinos o sin ella.
nómica. También es elevada en Sudáfrica (región del Transkei). La invasión linfática es común en el carcinoma epidermoide
donde afecta a bantúes y zulúes. (74 % de todos los pacientes) y es más frecuente cuanto ma-
En Europa las zonas de mayor incidencia están en Francia yor es el grado de invasión parietal. De los tres territorios
(Normandía y Bretaña), el norte de Italia y Polonia. La Argen- ganglionares (véase Anatomía), la mayor incidencia de metás-
tina debe ser considerada una zona de moderada incidencia tasis ocurre en los ganglios mediastínicos, seguida por la in-
(15 casos por cada 100.000 habitantes por año). vasión de los ganglios abdominales y cervicales. En el 44 %
Factores de riesgo. Mediante estudios epidemiológicos se de los casos están invadidos dos territorios ganglionares y en
ha demostrado que ciertos hábitos, así como ciertos factores el 7 % los tres. En el adenocarcinoma la invasión ganglionar
nutricionales y ambientales, desempeñan un papel importante es aún más frecuente que en el carcinoma epidermoide.
en la etiología del carcinoma epidermoide de esófago. En Es- Diagnóstico. Presentación clínica. Los primeros síntomas
tados Unidos existe una asociación bien demostrada con la del carcinoma esofágico están indefectiblemente relacionados
ingesta de alcohol y el tabaquismo. El tipo de bebida alcohóli- con la deglución. Ya se ha mencionado que los tumores que no
ca, más que la cantidad total ingerida, parece ser de importan- exceden la mucosa son asintomáticos, de manera que los pri-
cia. En Francia la incidencia es más elevada en los bebedores meros síntomas ya corresponden a una infiltración parietal
de aguardiente de manzana que en los que ingieren otro tipo profunda.
de bebida alcohólica. En África, la cerveza de maíz se asocia Los trastornos deglutorios son inicialmente leves e inclu-
con mayor frecuencia al carcinoma epidermoide que la cerve- so pueden ser intermitentes. Por lo general consisten en una
za extraída de otros granos. sensación de roce o ardor durante la deglución y a veces una
Sin embargo, ninguno de los factores antes mencionados deglución lenta. Esta sintomatología no motiva habitualmente
está presente en las zonas de alto riesgo de Asia. La alimenta- la consulta médica, de manera que en el 90 % de los casos los
ción en China es muy rica en N-nitrosaminas, en especial la síntomas que llevan a la consulta son la disfagia progresiva
N-nitrobencilmetilamina. Estas sustancias son probados (de sólidos a líquidos) y la pérdida de peso. Ambos deben ser
carcinógenos para el esófago, e incluso su acción puede ser considerados síntomas de enfermedad avanzada y pueden
potenciada por otros agentes como las micotoxinas, el alcohol acompañarse de regurgitaciones, tos por infección pulmonar,
y el tabaco. También las zonas de alto riesgo se caracterizan hemoptisis o melena y cambios en la voz por compromiso
por suelos desérticos y salinos con déficit de cinc, molibdeno, recurrencial.
hierro y magnesio. Está demostrado que la ausencia de estos El examen físico no es relevante al comienzo de la enfer-
minerales y de vitaminas en la dieta también puede aumentar medad; en cambio, la enfermedad avanzada se caracteriza por
la incidencia de carcinoma epidermoide. signos de deterioro nutricional, adenopatías supraclaviculares
Enfermedades preneoplásicas. Distintas patologías del o cervicales, sialorrea y cambios en la voz.
esófago son consideradas preneoplásicas. Las lesiones cáusti- Radiología convencional. Las radiografías simples de
cas pueden originar un carcinoma epidermoide muchos años tórax carecen de valor diagnóstico, pero pueden poner de ma-
después de la injuria (véase Lesiones cáusticas). La acalqsia nifiesto metástasis pulmonares. El tránsito esofágico no per-
también predispone al carcinoma epidermoide. Este suele apa- mite diagnosticar lesiones tempranas; sin embargo, los estu-
recer en enfermos jóvenes y su frecuencia oscila entre 1 y 7 % dios con doble contraste bien realizados pueden detectar de-
de los casos. La tilosis, una rara enfermedad de la piel caracte- presiones o ulceraciones de la mucosa. Los tumores avanza-
rizada por hiperqúeratosis palmar y plantar, se asocia en el dos se caracterizan por irregularidades mucosas, susceptibles
95 % de los casos con el carcinoma epidermoide. El síndrome de adoptar un aspecto ulcerado o nodular, y por el
de Plummer-Vinson (o de Patterson-Kelly) se presenta en mu- estrechamiento de la luz esofágica. El tránsito esofágico es
jeres premenopáusicas y consiste en anemia ferropénica, especialmente útil para determinar la altura y extensión aproxi-
glositis y membranas esofágicas. En el 10 % de los casos se madas del tumor.
asocia con un carcinoma epidermoide del esófago o de la Endoscopia. La fibroendoscopia permite ver directamen-
hipofaringe. Finalmente, ya se ha mencionado la importancia te la lesión. Aunque ésta no siempre es franqueable con el
del esófago de Barrett como precursor del adenocarcinoma. endoscopio, la combinación de la citología dirigida y las
Historia natural. La historia natural del carcinoma biopsias múltiples tiene una eficacia diagnóstica que oscila
epidermoide ha podido ser estudiada en las zonas de alta inci- entre el 90 y el 100 %. Es habitual clasificar endoscópicamente
dencia. Se ha conseguido establecer que la aparición del a los carcinomas superficiales en protruyentes, planos y de-
carcinoma es precedida en años por la presencia de hiperplasia primidos (fig. 34-29).
y luego de displasia, y se ha estimado que una displasia severa Broncoscopia. Es un estudio de valor para investigar la
evoluciona al carcinoma en no menos de 5 años. Una vez que infiltración traqueobronquial. Combinada con la citología y la
el carcinoma in situ infiltra la capa basal, permanece en el biopsia endobronquial, la broncoscopia debe ser efectuada en
estadio I durante un período prolongado. La lesión inicial puede todos los carcinomas vecinos a la vía aérea.

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406 SECCIÓN V. TÓRAX

el 75 y el 85 % de los casos. La principal limitación de la


0-I: superficial y protruyente
ecografía endoscópica es la imposibilidad de su uso en los
tumores infranqueables.
0-lla: superficial plano y elevado
Tratamiento. Durante los últimos años el cáncer de esó-
fago ha sido objeto de muy diversos esquemas terapéuticos
que utilizan la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia
0-IIb superficial plano y plano
neoadyuvante.
Cirugía. El único tratamiento del cáncer de esófago con
posibilidades curativas es la cirugía. Alrededor del 70 % de
0-llc. superficial plano y deprimido
los tumores son resecables, y si bien la supervivencia alejada
depende del estadio del tumor, aun en los enfermos que no
curarán de la enfermedad la cirugía es el mejor método palia-
0-III: superficial y deprimido tivo de la disfagia.
Los principales factores limitantes de la indicación quirúr-
gica son la edad del paciente, el deterioro del estado general,
Fig. 34-29. Clasificación endoscópica del cáncer esofágico superficial. la coexistencia de patología pulmonar o cardíaca severa y,
naturalmente, la extensión local y general del tumor.
Procedimientos quirúrgicos. La resección del esófago o
Tomografía computada y resonancia nuclear magnéti- esofagectomía puede ser más o menos extensa según la locali-
ca. Ambos métodos son útiles para evaluar la presencia de zación del tumor y las preferencias del cirujano.
metástasis y la extensión tumoral a órganos vecinos. La La esofagectomía total está especialmente indicada en los
tomografía es especialmente eficaz para investigar metástasis tumores del tercio medio. El esófago puede ser extirpado en
hepáticas y adenopatías intraabdominales. su totalidad a través de una toracotomía (esofagectomía
Otros métodos. La ecografía convencional es de valor para transtorácica; fig. 34-30) o por vía transhiatal (esofagectomía
identificar metástasis hepáticas y para precisar el diagnóstico sin toracotomía; fig. 34-31). En ambas técnicas el tránsito se
de adenopatías supraclaviculares y cervicales. Con propósitos restablece a nivel del cuello mediante una anastomosis del
de detección {screening) se ha implementado en China la estómago movilizado con el cabo proximal del esófago o con
obtención de muestras para citología mediante un balón la hipofaringe. El estómago puede ser ascendido al cuello por
intraesofágico. Este método alcanza una eficacia diagnóstica el mediastino posterior (lecho esofágico) o por el mediastino
del 92 %. anterior (vía retroesternal). En caso de que el estómago no
Estadificación. Hoy se acepta internacionalmente la cla- pudiera ser empleado por operaciones previas (gastrectomía u
sificación TNM de la UICC (tabla 34-11). otras) se puede utilizar un segmento colónico (véase Lesiones
Ecografía endoscópica. De reciente introducción, este cáusticas).
método es especialmente valioso para la estadificación. Tanto En general existe acuerdo sobre las indicaciones y contra-
en la evaluación de la profundidad del tumor (T) como de la indicaciones de ambas formas de esofagectomía. La
invasión ganglionar (N) la ecografía endoscópica supera a la esofagectomía sin toracotomía tiene menos complicaciones
tomografía computada y a la resonancia nuclear magnética respiratorias durante el postoperatorio inmediato; en cambio,
(Ziegler y col., 1990). tanto la dehiscencia anastomótica como las recidivas locales
La determinación exacta del T es cercana al 90 % para parecen ser más frecuentes. Esto es comprensible, ya que la
todos los estadios, aunque es menor en el T2, en el que puede principal falencia de la esofagectomía sin toracotomía es la
haber sobreestadificación debido al tejido inflamatorio disección a ciegas, que no sólo expone a lesiones de estructu-
peritumoral. La eficacia global para determinar el N oscila entre ras vecinas (vena ácigos, membrana traqueoesofágica) sino
que además impide una disección ganglionar adecuada. En este
sentido, diversos autores han observado recientemente que el
Tabla 34-11. Clasificación TNM del cáncer de esófago (UICC) vaciamiento ganglionar de los tres territorios disminuye el ín-
dice de recidivas locales y aumenta la supervivencia (Kato y
T1 Tumor limitado a la mucosa y la submucosa col., 1991; Hennessy, 1994). Es obvio que un vaciamiento
T2 Tumor extendido a la muscular ganglionar adecuado sólo puede ser hecho bajo visión directa,
T3 Tumor extendido a la adventicia que no infiltra estructuras durante una esofagectomía transtorácica. La opinión que pre-
extraesofágicas valece actualmente es que la esofagectomía sin toracotomía
T4 Tumor que infiltra estructuras extraesofágicas debería ser indicada sólo en tumores superficiales, sin com-
promiso ganglionar ni extensión extraesofágica. En las res-
N0 Ganglios negativos tantes indicaciones es preferible emplear la esofagectomía
N1 Ganglios regionales positivos transtorácica.
M0 Sin metástasis Los tumores de los tercios medio e inferior también pue-
M1 Con metástasis (incluye ganglios distantes) den ser extirpados mediante una esofagectomía parcial con
anastomosis intratorácica. En los del tercio medio sé utiliza
Estadificación en grupos (UICC-AJCC) la operación de Ivor-Lewis (fig. 34-32). Consiste en la
Estadio TNM movilización del estómago a través de una laparotomía y
1 resección del esófago a través de una toracotomía derecha. La
Ha anastomosis se efectúa dentro del tórax, por encima del caya-
Ilb
III T4 cualquier N M0 do de la aorta.
IV cualquier T cualquier N M Los tumores del tercio inferior pueden ser extirpados me-
diante la operación de Sweet (fig. 34-33). A través de una

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54 ESÓFAGO 407

toracotomía izquierda y sección del diafragma (frenotomía)


se reseca el esófago inferior y una porción variable del estó-
mago. La anastomosis intratorácica se lleva a cabo por debajo
del cayado aórtico.
Cuando se realizan esofagectomías parciales el cirujano
debe asegurarse de que los márgenes de resección libres de
enfermedad sean suficientes. Se considera márgenes suficien-
tes a los que miden por lo menos 10 cm en sentido proximal y
5 cm en sentido dista!.
Otros procedimientos. La resección del cáncer esofágico
cervical plantea problemas complejos, ya que habitualmente
se trata de un tumor avanzado en el momento del diagnóstico,
a menudo con extensión a estructuras vecinas, tales como la
faringe y la laringe. En caso de esofagectomía. la reconstruc-
ción puede hacerse mediante un segmento libre de intestino
delgado revascularizado por microcirugía (fig. 34-34) o por
un tubo deltopectoral.
Resultados. La mortalidad operatoria de la esofagectomía
oscila entre el 4 y el 10 % y está en relación directa con el
estadio de la enfermedad, la edad del paciente y la presencia
de enfermedades asociadas. Las complicaciones pulmonares
son actualmente la causa más frecuente de muerte
postoperatoria. Representan el 60 % de todos los casos e in-
cluyen atelectasia, neumonía, bronconeumonía y tromboembo-
lismo pulmonar. Del 40 % restante, las causas más frecuentes
de muerte son la falla cardiovascular y la sepsis por dehiscencia
de la anastomosis (Fok y col., 1994).
A los 5 años la supervivencia de los esofagectomizados
por cáncer es de 60 a 70 % en el estadio I, 25 a 40 % en el
estadio II, 10 a 15 % en el estadio III y 1 a 4 % en el estadio IV.
Radioterapia. El carcinoma epidermoide es un tumor
radiosensible, en el cual, según algunos autores, la radiotera-
pia podría ser una alternativa comparable a la cirugía. Sin
embargo, los entusiastas resultados iniciales no corresponden
a los actuales (0 a 10 % de supervivencia a los 5 años). Por
otra parte, la radioterapia en dosis curativas (4000 a 6000 rads)
se asocia con complicaciones tales como neumonitis, fístula
traqueoesofágica y estenosis. La radioterapia paliativa (véase
más adelante), en dosis más bajas, de 2000 a 3000 rads, puede
aliviar la disfagia con menos lesiones colaterales.
Tampoco la radioterapia preoperatoria (tratamiento
neoadyuvante) ha demostrado aumentar el porcentaje de
resecabilidad ni mejorar la supervivencia alejada; sin embar-
go, la radioterapia postoperatoria parece disminuir el índice
de recurrencia local.
Quimioterapia. Resulta difícil evaluar el papel actual de
la quimioterapia debido a la variabilidad de la respuesta (0 a
42 % de los casos). Las drogas utilizadas son el 5-fluorouracilo,
el cisplatino, la mitomicina C y el metotrexato. La combina-
ción de quimioterapia y radioterapia ha logrado superviven-
cias a 5 años del 25 %, cifra comparable con la de la cirugía
resectiva; sin embargo, la mencionada variabilidad de la res-
puesta individual dificulta la selección de los pacientes.
Tratamiento paliativo. En los carcinomas esofágicos
irresecables adquiere suma importancia la paliación de la
disfagia e incluso, finalmente, de la afagia, a la cual se suma
una molesta y continua sialorrea. En la actualidad se emplean
con propósito paliativo d'emblée la cirugía (bypass con colon
o estómago), la radioterapia externa, la braquiterapia, la colo-
Fig. 34-30. Esofagectomía total transtorácica. A, extirpación del esófago cación de una prótesis endoscópica o la permeabilización por
(flecha) a través de una loracotomía derecha. B, a través de una laparotomía, vía endoscópica del tumor con láser Nd:YAG. Según la revi-
movilización del estómago mediante sección de la arteria gástrica izquier- sión efectuada por Bown (1991), la cirugía es el método que
da (7), de los vasos cortos (2) y del ligamento gastrocólico (5). C, ascenso mejores resultados brinda en términos de ingestión de sólidos
del estómago y anastomosis en el cuello a través de una cervicotomía. y líquidos y de persistencia en el tiempo de los efectos benefi-

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408 SECCIÓN V. TÓRAX

Fig. 34-31. Esofagectomía total sin


toracotomía (transhiatal). A, a través
de una laparotomía mediana, am-
pliando el hiato esofágico, se diseca
manualmente y a ciegas la mitad in-
ferior del esófago. B, se repite la mis-
ma maniobra en la mitad superior a
través de una cervicotomía y se ex-
tirpa el esófago. El tránsito se res-
tablece de la misma manera que en
la esofagectomía transtorácica.

Fig. 34-32. Operación de Ivor-Lewis. A, tumor del tercio medio esofágico. B, laparotomía mediana para movilizar el estómago y toracotomía derecha para
la extirpación del esófago. C, anastomosis intratorácica por encima del cayado de la aorta.

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34. ESÓFAGO

Fig. 34-33. Operación de Sweet. A, tumor del tercio inferior esofágico. B, toracotomía izquierda con frenotomía para la extirpación esofágica y movilización
gástrica. C, anastomosis intratorácica por debajo del cayado aórtico

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PERFORACIÓN ESOFÁGICA

Luis F. Loviscek

Fig. 34-34. Reconstrucción del esófago cervical mediante un segmento Definición. Es la solución de continuidad de todas las pa-
yeyunal microvascularizado. redes del esófago. Por la rapidez a menudo fulminante de su
evolución, la perforación esofágica es la más grave de las per-
foraciones del tubo digestivo.
Clasificación. Según su etiología, la perforación puede ser
ciosos de la paliación; sin embargo, la mortalidad operatoria clasificada en traumática, secundaria a patología intrínseca o
oscila entre el 10 y el 30 %. La menor mortalidad de los res- espontánea (síndrome de Boerhaave) (tabla 34-12).
tantes métodos tiene como contrapartida los frecuentes fraca- Perforación traumática. Es hoy la causa más frecuente de
sos, tanto tempranos como tardíos, para obtener una paliación perforación esofágica. Del 60 al 70 % de las perforaciones
satisfactoria. En enfermos con una expectativa de vida infe- traumáticas son de causa instrumental y ocurren durante un
rior a 4 meses (metástasis hepáticas u otras) la cirugía paliati- procedimiento endoscópico, ya sea diagnóstico o terapéutico
va debe ser contraindicada. (Lafontaine, 1988). El sitio más común de la perforación, cuan-

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410 SECCIÓN V. TÓRAX

Tabla 34-12. Etiología de la perforación esofágica médica fuera de la celda. Las lesiones cáusticas serán tratadas
específicamente más adelante.
I. Perforación traumática Perforación por patología intrínseca. La evolución natu-
A. Instrumental ral del cáncer de esófago y de la ulceración péptica puede lle-
1) Endoscopia
var a la perforación; además, el cáncer esofágico puede perfo-
diagnóstica
dilataciones rarse también por acción de la terapia radiante. Tanto la perfo-
colocación de endoprótesis ración neoplásica como la ulcerosa pueden producirse en for-
laserterapia ma libre (en el mediastino o la pleura), o en forma bloqueada
2) Sonda nasogástrica por adherencias previas o en el árbol traqueobronquial (Skinner
3) Balón de Sengstaken-Blakemore y col., 1980).
B. Traumatismos externos Perforación espontánea (síndrome de Boerhaave). Se
1) Abiertos denomina así a la perforación de un esófago de paredes nor-
arma blanca males secundaria a un brusco aumento de la presión
arma de fuego endoesofágica, fenómeno conocido como barotrauma.
2) Cerrados
torácicos La primera observación de una rotura espontánea del esó-
abdominales fago fue hecha en 1724 por Hermann Boerhaave, anatomista
C. Cuerpos extraños y botánico de Leyden. Su minuciosa descripción clínica de lo
D. Lesiones cáusticas ocurrido al barón de Wassenaer, Gran Almirante de la flota
II. Perforación por patología intrínseca holandesa, es un texto clásico de la literatura médica.
A. Cáncer Según Boerhaave, "el almirante, un glotón habitual, había
B. Ulcera péptica cenado copiosamente: sopa, cordero asado con repollo, mo-
III. Perforación espontánea (síndrome de Boerhaave) llejas fritas con espinaca, pato al horno, dos alondras, compota
de manzanas, peras, uvas y dulces, todo acompañado de una
abundante ingesta de vino y cerveza". No sintiéndose bien
do el esófago es sano, se encuentra a la altura del cricofaríngeo, después de la cena, y con el propósito de inducir el vómito,
seguido por el esófago inferior por encima del hiato, lugar "ingirió un brebaje compuesto por siete vasos de té, seis onzas
donde el órgano se desvía hacia adelante y a la izquierda. En de aceite de oliva y diez onzas de cerveza". Inmediatamente
esófagos enfermos, el sitio de la perforación está en relación después de vomitar violentamente sintió un terrible dolor en
con la patología (estenosis péptica, acalasia, compresiones el tórax y el epigastrio, seguido por la imposibilidad de vomi-
extrínsecas, carcinoma). Durante las dilataciones la perfora- tar nuevamente. Falleció 18 horas después, tras presentar la
ción puede ocurrir en el lugar de la lesión o por arriba de ella evolución clínica típica de una perforación esofágica fulmi-
cuando la bujía dilatadora se desvía. La frecuencia de perfora- nante. En la autopsia, Boerhaave halló "104 onzas de líquido
ción en la dilatación forzada de la acalasia puede ser elevada purulento en la cavidad pleural, con intenso olor a pato al hor-
(1 a 6 % de los casos). Asimismo, la presencia de patología no". El esófago se hallaba totalmente seccionado, con una con-
esofágica no diagnosticada antes del estudio endoscópico es siderable separación entre los bordes. Boerhaave también lla-
causa importante de perforación instrumental, especialmente mó la atención sobre el aspecto normal de las paredes esofági-
en los divertículos faringoesofágicos de Zenker. Por esta ra- cas.
zón, ante la sospecha de patología diverticular es recomenda- Etiopatogenia. Los esfuerzos de vómito son la causa más
ble, previamente a la endoscopia, solicitar un tránsito esofágico frecuente del barotrauma responsable de la perforación
de bario que incluya el esófago cervical. esofágica espontánea. El vómito es un acto coordinado y com-
Las perforaciones por traumatismos abiertos o cerrados plejo que involucra músculos voluntarios e involuntarios con-
representan el 5 % de las perforaciones esofágicas y su grave- trolados por el centro del vómito. En situaciones tales como la
dad depende sobre todo de la magnitud de las lesiones asocia- sedación y el alcoholismo puede producirse una incoordinación
das. En los traumatismos cerrados del abdomen el mecanismo de los esfuerzos de vómito. El brusco aumento de la presión
es similar al de la perforación espontánea (véase más adelan- intragástrica, propagado al esófago y asociado con la falta de
te). Estas perforaciones pueden pasar inadvertidas durante la apertura del cricofaríngeo, puede crear una hipertensión que
laparotomía exploradora si no son investigadas específica- distiende al esófago hasta su rotura. También se han descripto
mente. perforaciones espontáneas del esófago por barotrauma duran-
El traumatismo quirúrgico puede ser causa de perforación te esfuerzos violentos de tos, el parto y la defecación, así como
tanto durante la cirugía del propio esófago como de órganos durante los traumatismos abdominales cerrados.
vecinos. La cirugía laparoscópica de la acalasia y del reflujo Anatomía patológica. El hallazgo más frecuente en la
gastroesofágico, en particular en manos poco experimentadas, perforación espontánea es un desgarro lineal del borde izquier-
es en la actualidad la causa más común de perforación quirúr- do del esófago, desde el diafragma hacia arriba y a lo largo de
gica del esófago (Cadiere y col., 1995). varios centímetros.
Las lesiones por cuerpos extraños representan aproxima- Fisiopatología. El contenido del esófago es especialmen-
damente el 8 9c de las perforaciones esofágicas. Ocurren tanto te deletéreo para los tejidos mediastínicos. Además de la flora
en niños como en adultos, y pueden producirse por acción di- mixta bucofaríngea presente en la saliva, el esófago puede
recta del cuerpo extraño o por las maniobras empleadas para volcar en el mediastino el contenido gástrico, que puede in-
su extracción. Los cuerpos extraños más frecuentes son hue- cluir ácido, bilis, diversas enzimas y alimentos semidigeridos.
sos de pollo, espinas de pescado, prótesis dentarias, alfileres, Por efecto de la presión negativa intratorácica, el conteni-
astillas y fragmentos de vidrio. Una variedad especialmente do esofágico se difunde rápidamente hacia el mediastino y la
traumática la constituyen los tenedores, cuchillos y alambres cavidad pleural, donde origina una celulitis necrotizante que
a menudo empleados por los presidiarios para recibir atención puede ser rápidamente mortal. Este es el caso de las grandes

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34. ESÓFAGO 411

perforaciones, en especial del síndrome de Boerhaave. Por el 34-36). Cuando el enfisema se extiende a todo el mediastino y
contrario, si la perforación es pequeña o existe fibrosis al retroperitoneo, habitualmente se trata de una perforación de
periesofágica, el orificio puede bloquearse y la perforación gran tamaño o de un diagnóstico tardío. El derrame pleural
evolucionar a un absceso. Este último eventualmente erosiona derecho es frecuente en las perforaciones torácicas altas y el
o perfora estructuras vecinas. izquierdo en las bajas; ambos se asocian a menudo con
Diagnóstico. Presentación clínica. Cualquiera que sea la neumotorax, aunque la perforación torácica también puede
etiología, el cuadro clínico depende del sitio y el tamaño de la evolucionar con indemnidad pleural.
perforación y de la magnitud de la respuesta inflamatoria. El tránsito esofágico es imprescindible para determinar el
Las perforaciones cervicales se manifiestan por dolor lo- nivel de la lesión e incluso para demostrar perforaciones que
cal, fiebre, enfisema subcutáneo, cambios en la voz, disfagia no se detectan en la radiología simple (fig. 34-37). Este estu-
y rigidez del cuello. El síntoma principal de las perforaciones dio debe hacerse con sustancias hidrosolubles. tomando la pre-
torácicas es el dolor intenso, que puede ser retroperitoneal o caución de evitar la aspiración bronquial, ya que la
dorsal; también existe disfagia u odinofagia y es frecuente el hipertonicidad de estas sustancias puede dañar el pulmón. Sólo
enfisema subcutáneo. La taquicardia, la hipotensión y la disnea cuando no se puede poner en evidencia la perforación, aun
reflejan la respuesta inflamatoria a una mediastinitis grave,
aunque la disnea también puede ser consecuencia del derrame
pleural o del neumotorax frecuentemente asociados. Las per-
foraciones del esófago inferior (torácico o abdominal) pue-
den manifestarse por dolor epigástrico y defensa peritoneal,
aunque otras veces el cuadro clínico es indistinguible del de
una perforación mediotorácica.
Radiología. La radiografía simple de cuello y de tórax es
el primer estudio que se realizará ante la sospecha de una per-
foración esofágica (Han y col., 1985). En las perforaciones
cervicales, las radiografías de frente y de perfil muestran el
enfisema de partes blandas y en ocasiones el cuerpo extraño
responsable (fig. 34-35). En una etapa avanzada pueden tam-
Jiién revelar un absceso prevertebral. Es característica la des-
aparición de la lordosis normal de la columna cervical.
En las perforaciones torácicas la radiología simple mues-
tra un ensanchamiento del mediastino secundario al proceso
inflamatorio y enfisema, tanto mediastínico como cervical (fig.

Fig. 34-36. Ensanchamiento mediastínico y neumomediastino (flecha) se-


cundarios a una perforación del esófago torácico.

Fig. 34-35. Enfisema subcutáneo cervical bilateral (flechas) debido a una Fig. 34-37. Escape de contraste (flecha) en una perforación instrumental
perforación del esófago cervical. del esófago torácico.

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412 SECCIÓN V. TÓRAX

Fig. 34-38. Perforación del esófago cervical por astilla de vidrio (18 horas
de evolución). Cervicotomía y drenaje abierto sin sutura de la herida
esofágica.

cambiando de posición al paciente, está indicado realizar el


tránsito con bario. Fig. 34-39. Perforación del esófago torácico con pleura mediastínica in-
Diagnóstico diferencial. Cuando no existen antecedentes demne. El escape del contraste (flecha) rellena una colección paraesofágica.
inmediatos que orienten hacia la perforación esofágica el diag-
nóstico temprano puede ser difícil, en especial en las perfora-
ciones torácicas y abdominales. En efecto, ante un dolor agu-
do torácico o abdominal el diagnóstico que surge inicialmente indicado en lesiones pequeñas con colecciones paraesofágicas
no es el de perforación esofágica: lo habitual es sospechar un bien delimitadas, pleura indemne y ausencia de respuesta
infarto de miocardio, aneurisma disecante, pericarditis, úlcera inflamatoria significativa (fig. 34-39). Estas condiciones no
perforada, pancreatitis aguda o trombosis mesentérica. se cumplen en muchos pacientes, por lo cual deben ser opera-
El antecedente inmediato de vómitos es de valor para sos- dos de urgencia.
pechar una perforación espontánea, aunque éste es un signo Procedimientos quirúrgicos. Cierre primario. Es el mejor
de comienzo en muchas patologías agudas. En cambio, el ha- tratamiento para las perforaciones con menos de 24 horas de
llazgo de enfisema subcutáneo en el examen físico orienta rá- evolución. A través de una toracotomía se realiza el
pidamente el diagnóstico. La radiografía simple de tórax es desbridamiento de los tejidos necróticos mediastínicos y se
valiosísima para sospechar esta patología y no debe ser omiti- expone adecuadamente la lesión del plano mucoso mediante
da en ningún paciente con dolor abdominal agudo. una miotomía (fig. 34-40). Después de una "toilette" de los
Tratamiento. En líneas generales el tratamiento depende bordes de la lesión, se la cierra en dos planos: mucoso y mus-
del sitio de la lesión, de la oportunidad del diagnóstico (tem- cular.
prano o tardío), de la gravedad del cuadro y de la presencia o El cierre primario es exitoso en el 80 % de los casos cuan-
ausencia de patología esofágica asociada. Naturalmente, los do se lo emplea durante las primeras 24 horas de la perfora-
portadores de perforaciones graves desde el punto de vista clí- ción (Whyte y col., 1995). En pacientes con más de 24 horas
nico deben ser inicialmente internados para su reanimación en de evolución, Wright y col. (1995) utilizaron este mismo pro-
una sala de cuidados intensivos. cedimiento, reforzando la sutura de la lesión con un parche
Perforación cervical. En las perforaciones cervicales pe- pediculado, obtenido de pleura, pericardio, músculo intercostal
queñas. diagnosticadas tempranamente, el tratamiento conser- o epiplón. Lograron un 67 % de buenos resultados pese a las
vador. aplicado en forma inmediata, puede ser eficaz en el 75 % condiciones locales y generales desfavorables.
de los casos. Consiste en suspender la alimentación oral, ad- Exclusión esofágica. No obstante su elevada morbilidad,
ministrar antibióticos de amplio espectro y alimentar al pa- este procedimiento es aún muy empleado. Consiste en drenar
ciente por vía parenteral o yeyunal. Cuando fracasa este tra- el tórax sin suturar la perforación; simultáneamente se con-
tamiento y se constituye un absceso cervical, es necesario ope- fecciona un esofagostoma que excluye la lesión y una
rar a través de una cervicotomía y drenar la colección. La he- yeyunostomía o una gastrostomía de alimentación. El drenaje
rida debe ser dejada abierta para favorecer el camino de la torácico sirve de camino al exterior para la fístula esofágica,
fístula salival. Esta cerrará espontáneamente en un tiempo que en los casos de evolución favorable se cierra espontánea-
variable según el tipo y tamaño de la lesión (fig. 34-38). Los mente después de un período variable. Debido al esofagostoma,
intentos de cierre por sutura de estas lesiones (cierre primario) por lo general el tránsito debe ser restablecido mediante un
son peligrosos, además de innecesarios. reemplazo del esófago con estómago o colon.
Perforación torácica. El tratamiento conservador sólo está Resección esofágica. Se emplea cuando la perforación ocu-

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34. ESÓFAGO 413

rre en un esófago enfermo, en que las posibilidades de cierre


primario son mínimas, así como las posibilidades de cierre
espontáneo de una fístula. Consiste en esofagectomía,
esofagostomía y yeyunostomía. En un segundo tiempo el trán-
sito se restablece mediante una esofagoplastia con estómago o
colon.
Perforación abdominal. Es poco frecuente y se la trata
por laparotomía, mediante un cierre primario reforzado con
un parche gástrico.
Pronóstico. Aun en las mejores manos la mortalidad de la
perforación esofágica sigue siendo considerable. Esto es es-
pecialmente válido para la perforación espontánea, cuya mor-
talidad supera el 50 % en los casos que son tratados después
de las 24 horas iniciales.

BIBLIOGRAFÍA
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thoracic esophageal perforation. Ann Thorac Surg 60:245-249,
1995.

LESIONES CAUSTICAS

Definición. Se denominan así las lesiones del tubo diges-


tivo superior producidas por sustancias cáusticas de naturale-
za sólida o líquida. La gravedad de estas lesiones puede ser
inmediata (perforación por necrosis) o alejada (estenosis por
fibrosis, carcinoma).
Epidemiología. Más del 80 % de las lesiones cáusticas
ocurren en niños menores de 5 años y los agentes más comu-
nes son los productos de limpieza para uso doméstico. Se cal-
cula que cada año, en Estados Unidos, alrededor de 5000 ni-
ños ingieren accidentalmente cáusticos (Moore, 1986). En 1910
Chevalier Jackson hizo un histórico alegato sobre la necesi-
dad de rotular correctamente las etiquetas de estos productos
para prevenir accidentes.
Menos del 20 % de las lesiones cáusticas ocurren en adul-
tos y el 90 % de ellas corresponden a intentos de suicidio.
Patogenia. La gravedad y el mecanismo del daño depen-
den de la naturaleza del agente, de la cantidad ingerida y de su
concentración. Los álcalis producen necrosis por licuefacción
de los tejidos, saponificación de las grasas y trombosis vascular.
Esto facilita la difusión del cáustico hacia las capas profundas
(lesiones penetrantes)..Los ácidos producen necrosis de coa-
Fig. 34-40. Técnica de la sutura primaria en la perforación esofágica. A, gulación de la mucosa esofágica; con formación de escaras o
Exposición amplia de la herida mediante una miotomía; B, resección del úlceras que actúan como verdaderos escudos que protegen a
tejido necrótico y exposición de la lesión mucosa; C, sutura de la mucosa las estructuras parietales más profundas. Los ácidos fuertes
esofágica; D, cierre de la muscular esofágica sobre la mucosa esofágica; E, producen lesiones gástricas, especialmente en el antro (80 %
parche de músculo intercostal pediculado sobre la sutura esofágica. de los casos).

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414 SECCIÓN V. TÓRAX

Las formas sólidas o en pasta se adhieren firmemente a la Tabla 34-14. Clasificación endoscópica de las lesiones cáusticas
mucosa de la orofaringe y al esófago superior y provocan le- (modificada de Estrera y col., 1986)
siones profundas "en parches".
Anatomía patológica. En la tabla 34-13 se detallan las Grado Tipo de lesión Hallazgo endoscópico
etapas anatomopatológicas de la lesión cáustica. Lesión mucosa superficial Edema, congestión
I

Tabla 34-13. Etapas anatomopatológicas de la lesión cáustica II Lesión de toda la mucosa


sin lesión muscular o con Desprendimientos mucosos,
24-48 horas Inflamación aguda lesión muscular parcial hemorragia, exudados, ulcera-
Invasión de polimorfonucleares y gérmenes, trombo- ciones, seudomembranas
sis vascular
7 días Inflamación subaguda III Lesión transmural esofá- Ulceras profundas, necrosis
Caída de escaras necróticas, ulceraciones gica y/o gástrica, con ex-
14 días Inflamación crónica tensión a órganos vecinos
Depósito de colágeno, reepitelización, microabscesos
21 días Estenosis
Radiología. Si el paciente puede tragar, el tránsito esofágico
es de utilidad para descartar perforaciones; sin embargo, pue-
Diagnóstico. Presentación clínica. Es importante interro- de ser peligroso en pacientes con lesiones orofaríngeas, ya que
gar a familiares o al paciente acerca del tipo y cantidad de debido a la incoordinación motora puede ocurrir broncoas-
sustancia ingerida y en lo posible conseguir el envase corres- piración.
pondiente. Tratamiento. Los pacientes que ingieren cáusticos deben
El examen físico muestra a menudo lesiones en los labios, ser hospitalizados para su control evolutivo y su tratamiento.
lengua, boca y faringe, que consisten en sectores de mucosa En caso de lesiones graves o lesiones de las vías aéreas, el
reemplazados por seudomembranas blanquecinas o grises os- paciente debe ser internado en una sala de cuidados intensivos
curas. En ausencia de estas lesiones es raro que el compromi- para la prevención y el tratamiento de las fallas orgánicas. Está
so del esófago sea severo. Las lesiones esofágicas se mani- contraindicado provocar vómitas., ya que son más perjudicia-
fiestan por odinofagia, dolor torácico y sialorrea. Cuando ade- les que beneficiosos. En cambio, se halla indicado administrar
más existen lesiones de la vía aérea se agregan tos y otros antibióticos para prevenir la infección secundaria. La utilidad
síntomas respiratorios. de los corticoides es controvertida, aunque actualmente se pre-
El estado general del paciente también refleja la gravedad fiere no administrarlos debido a que favorecen la perforación
de la injuria. La presencia de una marcada respuesta y entorpecen los procesos de cicatrización (Goldman, 1984).
inflamatoria sistémica es característica de la necrosis extensa. Grado I. Por lo general el tratamiento sólo consiste en un
Endoscopía. La endoscopia temprana permite estadificar período de alimentación parenteral, después del cual se puede
la gravedad de las lesiones y puede ser indicada después de la utilizar nuevamente la vía oral.
reanimación inicial. Debe ser hecha por un endoscopista ex- Grado II. En estos casos puede estar indicado realizar una
perimentado, bajo anestesia general, con un endoscopio flexi- yeyunostomía de alimentación debido a la prolongada impo-
ble y con mínima insuflación. En la tabla 34-14 se detalla una sibilidad para emplear la vía oral. También es aconsejable co-
clasificación en grados que relaciona el hallazgo endoscópico locar un tutor ("stent") de silastic en el esófago para prevenir
y el tipo de lesión subyacente. la estenosis". Una alternativa al "stent" es la dilatación mediante

Fig. 34-41. Dilatación endoscópica


de las lesiones cáusticas. A, dilata-
ción anterógrada; B, dilatación re-
trógrada a través de una gastros-
tomía.

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34. ESÓFAGO 415

bujías; por esta razón, si se realiza una yeyunostomía por del esófago lesionado es preferible a la derivación (en que se
laparotomía, es conveniente construir simultáneamente una deja el esófago in situ). Esto es especialmente aplicable a los
gastrostomía alta para dilataciones futuras (fig. 34-41). enfermos jóvenes, ya que si bien el riesgo de transformación
Cuando a pesar del "stent" o las dilataciones sobreviene maligna de una lesión cáustica es mil veces superior a lo nor-
una estenosis, o ésta se reproduce después de un tratamiento mal, recién ocurre 20 a 40 años después de la injuria. Por lo
inicialmente efectivo', está indicado resecar el esófago y re- tanto, en un enfermo de edad avanzada, la derivación (bypass)
emplazarlo por otro segmento del aparato digestivo, ya sea el dejando el esófago in situ es una técnica recomendable y de
estómago o el colon (fig. 34-42). Dado el riesgo de que la menor morbimortalidad que la resección.
lesión cáustica se transforme en un carcinoma, la resección Grado III. Cuando no existe perforación, el tratamiento

Fig. 34-42. Diagnóstico y tratamiento de una estenosis cáusti-


ca extensa del esófago. A, tránsito esofágico muestra una mar-
cada estenosis del esófago torácico; B, la endoscopia revela
una estrechez puntiforme de la luz esofágica (flecha); C,
esofagectomía y reemplazo esofágico mediante un segmento
del colon transverso y descendente con pedículo arterial de la
cólica izquierda; D, el control radiológico alejado muestra un
relleno normal de la coloplastia (flechas)

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416 SECCIÓN V. TÓRAX

es el mismo que para el grado II. En cambio, el único trata- BIBLIOGRAFÍA


miento posible en la perforación es la resección esofágica de
urgencia. Esta puede consistir en una esofagectomía, o una Estrera A, Taylor W, Milis LJet ai: Corrosive burns of theesophagus
esofagogastrectomía cuando las lesiones se extienden al estó- and stomach: A recommendation for an aggresive surgical
mago. El restablecimiento de la continuidad intestinal mediante approach. Ann Thorac Surg 41:276, 1986.
Goldman LP and Weigert JM: Corrosive substance ingestión: A
coloplastia o gastroplastia debe diferirse para un segundo tiem- review. Am J Gastroenterol 79:85, 1984.
po, una vez superado el período agudo. (done by 007) Moore WR: Caustic ingestions. Clin Pediatr 25:192, 1986.

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SECCIÓN VI. ABDOMEN

Pared abdominal. Hernias y eventraciones


HERNIAS En esa zona, a nivel cutáneo, las líneas de Langer-
Dupuytren, importantes para el emplazamiento estético de las
Jorge M. Merello Lardies incisiones, tienen una dirección casi transversal, nacen en la
región del muslo por debajo de la espina ilíaca anterosuperior
Introducción. Como tributo a su posición erecta, el hom- y terminan en la región suprapúbica.
bre soporta sobre las paredes inguinales gran parte del peso de El tejido celular subcutáneo se distribuye en dos capas:
los intestinos móviles, poco adaptados por su fijación dorsal fascia de Camper (superficial) y fascia de Scarpa (profunda),
mesentérica a los cambios de postura corporal. Las hernias no que es la fascia vascular, ya que por ella transcurren los vasos
sólo son una de las enfermedades más antiguas que afectan al subcutáneos, la cual se continúa por debajo del pliegue inguinal
hombre, sino también una de las primeras advertidas, por la con la fascia cribiforme.
claridad de sus manifestaciones y la nitidez, de las molestias En cuanto a la pared anterolateral del abdomen, en su cons-
que provoca. Los descubrimientos arqueológicos con dibujos titución intervienen los músculos anchos: oblicuo mayor, obli-
de hernias en las ofrendas nos hablan precisamente de esa an- cuo menor y transverso, de la superficie a la profundidad, y en
tigüedad. No obstante, y pese al tiempo transcurrido, siguen situación más medial, el músculo recto anterior. Por debajo
siendo motivo de discusión muchos aspectos relacionados con del plano musculoaponeurótico se encuentra la fascia trans-
este tema, principalmente en lo referente a su tratamiento. versalis y luego el peritoneo.
Definición. Se la define como la protrusión o salida, oca- Músculo oblicuo mayor. A este nivel es casi totalmente
sional o permanente, de una viscera o tejido a través de un aponeurótico; sus fascículos inferiores siguen una dirección
orificio o defecto de la pared abdominal, anatómicamente cons- oblicua hacia abajo y adentro dando origen a la arcada crural
tituido. o ligamento inguinal y termina por insertarse en la cresta
Epidemiología. Resulta difícil el cálculo de la prevalencia pectínea conformando el ligamento de Gimbernart (fig.
de las hernias del abdomen, dado que si se consideran los da- 35-2). Otro manojo de sus fibras, al insertarse en la espina del
tos obtenidos de disecciones anatómicas serán de una mayor pubis, forma el pilar externo del orificio inguinal superficial.
frecuencia que los consignados a través de las resultantes de Las fibras más mediales se insertan en el ángulo del pubis y
los exámenes semiológicos. forman el pilar interno; otro grupo llega hasta la sínfisis
Independientemente del sexo, la más frecuente es la her-
nia inguinal indirecta, en tanto que la directa es la excepción
en el sexo femenino. No ocurre así con las crurales, que se
observan en las mujeres más asiduamente que en los hombres.
En el mundo actual, y por distintos motivos, representan
un problema socioeconómico no despreciable: pérdida de tiem-
po laboral útil, inhabilitación para cumplir con las exigencias
físicas de un trabajo e incapacidad y limitación de las activi-
dades por los riesgos que lleva.
Si bien en nuestro país carecemos de cifras actuales de su
incidencia, en los Estados Unidos alrededor del 1,5 % de la
población la padece, de las cuales el 80-85 % son inguino-
crurales, y se calcula que representan 4.000.000 de días de
internación y 40.000.000 de días de actividad restringida por
año.
Anatomía. En la proyección de la región inguinocrural,
conocida como cuadrilátero de Fuchaud, es la zona donde se
exteriorizan ¡as hernias de la ingle. Sus límites son: arriba,
una línea horizontal que pasa por debajo de las dos espinas
ilíacas anterosuperiores; abajo, una línea que pasa por la base
de ambas espinas pubianas, y paralela a la anterior, bordes
laterales, dos líneas perpendiculares a las anteriores que pasan
a 1 cm por dentro de la espina ilíaca anterosuperior y a 1 cm
por fuera de la línea media (fig. 35-1). Fig. 35-1. 1, cuadrilátero de Fuchaud; 2, líneas de Langer-Dupuytren,

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418 SECCIÓN VI. ABDOMEN

pubiana e incluso hasta la cresta pectínea del lado opuesto,


formando así el ligamento de Calles o pilar posterior (no
siempre identificable). Esta brecha entre los pilares interno y
externo del músculo oblicuo mayor es recubierta por su fascia
superficial de envoltura o fascia innominada de Gallaudet, que
origina las fibras arciformes. A nivel del cordón espermático
se une con la fascia profunda y forma la fascia espermática
externa. Debajo del pliegue inguinal, el plano aponeurótico se
encuentra representado por la aponeurosis femoral o fascia lata.
Músculo oblicuo menor. Está ubicado por debajo del obli-
cuo mayor. En esta región es casi completamente muscular y
va desde la espina ilíaca anterosuperior hasta por debajo del
orificio profundo del trayecto inguinal. Sus fibras aponeuróticas
más altas contribuyen a formar la hoja anterior de la vaina del
recto; las medianas terminan en la vaina del recto, pero a una
altura variable del borde superior del pubis, dando lugar a una
zona de debilidad, tanto mayor cuanto más alta sea su inserción,
conocida como triángulo de Willian Hessert (fig. 35-3); sus
fibras inferiores a nivel del orificio inguinal profundo le for- Fig. 35-2. 1, transverso: 2, oblicuo menor; 3, oblicuo mayor (arco femoral);
man al cordón una cubierta, la fascia espermática media, y 4, ligamento de Gimberrnat; 5, pilar posterior; 6, tendón conjunto; 7, liga-
más profundamente transcurren los vasos funiculares. En de- mento de Hesselbach. OIS, orificio inguinal superficial; OIP. orificio
inguinal profundo.
finitiva, este músculo no integra la pared posterior del trayec-
to inguinal, pues se encuentra por encima de esa zona y apare-
ce luego en la fascia cremasteriana. En su superficie y por
encima del orificio inguinal profundo encontramos al nervio transversalis (su lámina fascial profunda), que en esta región
abdominogenital mayor, y siguiendo al cordón por la cara es más densa y sólida, en la cresta pectínea unidas al ligamen-
superoexterna, al nervio abdominogenital menor. to de Cooper.
Triángulo de Hesselbach: se describe este triángulo ana- A nivel de la pared posterior del trayecto inguinal la fascia
tómico cuya área central es coincidente con el patológico de transversalis presenta unos refuerzos fibrosos que le dan soli-
Hessert. Sus límites son fijos y están dados: hacia afuera por dez y, por ende, son de capital importancia tanto en la
los vasos epigástricos inferiores, hacia adentro por el borde etiopatogenia de las hernias inguinales como en su tratamien-
externo del recto y la hoz del transverso, y hacia abajo por el to quirúrgico; así, la hoz del transverso, formada por las fibras
ligamento inguinal (fig. 35-3). aponeuróticas más bajas del músculo, al insertarse en la vaina
Triángulo de W. Hessert: esta zona implica un trastorno del recto en su extremo inferior o en la espina del pubis y
dismorfoplásico de trascendencia en la patogenia de las her- hasta también en la cresta pectínea o rama horizontal del pu-
nias retroinguinales, ya que sólo se encuentra tapizada por la bis, según variantes personales, es el límite superior de las
fascia transversalis. Sus límites son: hacia arriba el borde in- hernias directas o retroinguinales: por detrás de la arcada
ferior del oblicuo menor y el transverso, hacia adentro el bor- inguinal la pared posterior es reforzada en su extremo inferior
de externo de la vaina del recto y hacia abajo la arcada inguinal. por la cintillo iliopubiana de Thompson, que es una reflexión
Pero como esta última estructura se encuentra en distinto pla- de esa arcada, la cual, luego de trasponer el borde interno de
no, anatómicamente resulta más apropiado tomar como límite los vasos femorales, forma los bordes anterior e interno del
inferior a la cresta pectínea del pubis, constituyéndose así el anillo crural, y como termina uniéndose al pilar inferior del
agujero músculo-pectineo (fig. 35-4), espacio por el cual se orificio inguinal profundo, no sólo es el límite inferior de las
exteriorizan las hernias de la ingle. hernias retroinguinales, sino que también lo es de las intrain-
Músculo transverso. Parte de la fascia ilíaca y se hace rá- guinales.
pidamente aponeurótico; sus fibras más altas forman parte de En definitiva, la fascia transversalis, el músculo transverso
la vaina del músculo recto y las inferiores integran la pared y su aponeurosis forman un único plano que constituye la pa-
posterior del trayecto inguinal, insertándose junto con la fascia red posterior del trayecto inguinal. A la altura del orificio

Fig. 35-3. TWH. triangulo de


Hessert: TH. triángulo de
Hesselbach; 1. creada inguinal;
2. oblicuo menor: 3. transverso;
4, recto abdominal; 5. comple-
jo muscular oblicuo menor-
transverso; 6. arteria y vena
epigástricas; 7, borde externo
del recto y fibras aponeuróticas
del transverso.

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35. PARED ABDOMINAL 419

2) media, zona de debilidad, ya que está formada solamente


por la fascia transversalis (triángulo de Hessert-Hesselbach);
3) interna, compuesta por el tendón conjunto, el ligamento de
Colles y una dependencia de la vaina de los rectos, el liga-
mento de Henle. Esta pared posterior se encuentra en íntima
relación con el peritoneo, y su fosilla inguinal media (entre
arteria umbilical y vasos epigástricos) así como el orificio pro-
fundo están en relación con la fosilla inguinal externa (por
fuera de los vasos epigástricos); ambos sectores son suscepti-
bles a la formación de hernias (fig. 35-5).
Por dentro transcurre el cordón espermático o funículo,
envuelto por la vaina espermática interna derivada de la fascia
transversalis y la vaina espermática media o cremasteriana,
proveniente del oblicuo menor, y más superficialmente, al de-
jar el orificio inguinal superficial, por la vaina espermática
externa dependiente del músculo oblicuo mayor.
Partes de una hernia. Sus componentes son (fig. 35-6): a)
El saco presenta una boca que lo comunica con la cavidad del
abdomen, una porción más estrecha o cuello, que lo une con el
cuerpo, el cual concluye distalmente en el fondo, b) El conte-
Fig. 35-4. amp, agujero músculo-pectíneo; 1, oblicuo mayor; 2, oblicuo nido, si bien cualquier viscera puede hallarse en su interior, lo
menor; 3, cresta pectínea; 4, muslo; 5, aponeurosis del transverso. habitual es que lo hagan las más próximas y con mayor movi-
lidad (epiplón, íleon, yeyuno, sigmoide, ciego, etc.). Estas
posibilidades de contenido son más para adultos que para ni-
inguinal profundo, los repliegues que presta la fascia ños, ya que en ellos el epiplón suele ser muy corto al igual que
transversalis a sus bordes superior, anterior e inferior, refor- el mesenterio, razón por la cual en las hernias inguinocrurales
zándolos, determina los pilares de ese orificio; desde allí vuel- sólo pequeños bucles de intestino pueden penetrar en el saco.
ve al cordón y sus elementos, continuándose como fibrosa c) Su envoltura variará con la localización y el tipo de hernia.
común o vaina espermática interna. A nivel de su borde inter-
no presenta un engrosamiento que fue llamado ligamento de
Hesselbach y que en realidad no pertenece a la fascia
transversalis, sino a la envoltura fibrosa que rodea a los vasos
epigástricos. Después de transponer la arcada inguinal para
adherirse al ligamento de Cooper, la fascia transversalis pene-
tra en el muslo formando por dentro de los vasos femorales un
canal, el conducto femoral, cuya entrada es el anillo crural.
Sus límites son: hacia atrás el ligamento de Cooper, por delan-
te y por dentro la cintilla iliopubiana de Thompson junto a la
fascia transversalis y por fuera la vena femoral (fig. 35-28, A y
B). La existencia del llamado tendón conjunto, aponeurosis de
inserción inferior común del músculo oblicuo menor y
transverso, como hallazgo anatómico es la excepción, con una
frecuencia de 3-8 % según distintos autores.
Conducto inguinal. Es un trayecto creado por el descenso
de las gónadas y está ocupado por el cordón espermático en el
hombre y por el ligamento redondo en la mujer. Une los orifi-
cios profundo y superficial, dirigiéndose de arriba a abajo, de
atrás hacia adelante y de afuera hacia adentro, y mide en el
adulto unos 4-5 cm de longitud. Inmediatamente por arriba de
la espina del pubis se halla el orificio inguinal superficial, for-
mado por el oblicuo mayor con sus pilares interno, externo y
fibras arciformes, y por el pilar posterior del músculo
contralateral; el orificio inguinal profundo, situado a 1,5 cm
por encima de la arcada de Poupart, se encuentra formado por
una evaginación de la fascia transversalis, reforzada por el
borde inferior del transverso y el ligamento de Hesselbach.
Su pared anterior está constituida por la aponeurosis del
oblicuo mayor; su pared posterior, por el borde inferior del Fig. 35-5. Región inguinal, cara profunda. EIAS: espina ilíaca
oblicuo menor y el transverso por fuera, músculos que pueden anterosuperior; EP, espina del pubis; 1, arco de Douglas; 2, arteria umbilical:
3, músculo recto derecho; 4, uraco; 5, ligamento de Henle; 6, ligamento de
unirse por dentro en un tendón; la pared inferior corresponde Gimbernat; 7, conducto deferente; 8, vena ilíaca externa; 9, arteria ilíaca
a la arcada crural reforzada por la cintilla de Thompson; su extema; 10, vasos espermáticos; 11, bandeleta íliopectínea; 12, cintilla de
pared posterior la podemos dividir en tres zonas: 1) externa, Thompson; 13, arteria epigástrica; 14, ligamento de Hesselbach; A, fosita
constituida por la fascia transversalis y reforzada por una de- inguinal extema (hernia intrainguinal); B, fosita inguinal media (hernia
pendencia del arco de Douglas, el ligamento de Hesselbach; directa); C, fosita inguinal interna.

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420 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Pared fuerte Pared débil

Fig. 35-8. Corte de la pared interior del conducto inguinal. A, ap del


transverso (nótese que las fibras más bajas del oblicuo menor están por
delante); b, ligamento de Cooper; c, fascia del transverso abdominal (las
Fig. 35-6. Partes de una hernia (saco herniario): 1, boca; 2. cuello; 3, cuer- fibras del oblicuo menor se hallan demasiado altas para ejercer acción de
po; 4, fondo. AE, arteria epigástrica. "cierre". OM, oblicuo mayor, Om, oblicuo menor; T, transverso; CD, cor-
dón espermático; F, fascia transversalis; mp, músculo pectíneo

Anatomía funcional. Dada la existencia de una predispo- Como protección ante el empuje visceral cumplen relativa
sición morfológica congénita, como áreas de vulnerabilidad: importancia la oblicuidad del recorrido del cordón espermático
orificio inguinal profundo y zonas de debilidad en la pared y la contracción del cremáster.
posterior por encima y por debajo de la cintilla de Thompson, En cuanto al orificio crural, no presenta ningún mecanis-
la contracción de los músculos del abdomen representa un mo activo de protección y, por lo tanto, la aparición de una
mecanismo dinámico de defensa ante el empuje visceral. Así, hernia crural dependerá de la disposición congénita de cada
el músculo oblicuo menor desciende como una cortina por caso en particular y en relación con la morfología de la pelvis
delante del orificio inguinal profundo y protege además la zona según el sexo, dado que el diámetro de ese orificio está en
de la pared posterior cuando sus fibras inferiores se insertan relación con la extensión lateral de la inserción de la fascia
cerca del pubis sobre la vaina del recto (figs. 35-7 y 35-8). A transversalis y de la cintilla de Thompson sobre la cresta
su vez, el músculo transverso no sólo estrecha ese orificio, pectínea.
sino que lo traslada hacía arriba y afuera para ocultarlo bajo el Patogenia. Si consideramos al abdomen como un cubo,
oblicuo menor. entenderemos por qué cualquier causa que genere un aumento
de la presión de su contenido, no excesiva sino desproporcio-
nada respecto de la resistencia de sus paredes, será transmiti-
da a las zonas congénitas de debilidad, factor determinante en
la aparición de las hernias de la ingle y sus recidivas.
En las hernias inguinales indirectas, la persistencia de la
permeabilidad del conducto peritoneovaginal y, sobre todo, la
alteración anatómica (aumento del tamaño del orificio inguinal
profundo, inconsistencia de sus pilares) o funcional (incoordi-
nación en respuesta a la presión abdominal) son las responsa-
bles de su aparición.
En las hernias inguinales directas, la falta de fibras de re-
fuerzo aponeurótico en la pared posterior del conducto inguinal
(fascia transversalis) o la existencia de un arco del transverso
muy alejado de la cintilla iliopubiana, más una inserción alta
del oblicuo menor sobre la vaina del recto (triángulo her-
Fig. 35-7. Derecha: disposición ideal del oblicuo menor y transverso. Iz-
quierda: pared posterior débil del conducto inguinal. TP, tubérculo del pu-
niógeno) dejan sin apoyo en el momento de la contracción
bis; OIP. orificio inguinal profundo; 1, oblicuo menor; 2, ligamento inguinal; muscular a la pared posterior del trayecto inguinal.
3, fibras inferiores del oblicuo menor que van a insertarse en el pubis; 4. La aparición de las hernias crurales está ligada al diáme-
aponeurosis del transverso y fascias unidas en el ligamento de Cooper; 5, tro de su anillo, el cual se halla aumentado cuando la fijación
las fibras inferiores del transverso en el pubis no se extienden en el liga- lateral del trayecto iliopúbico está más alejado que lo habitual
mento de Cooper; 6, fibras arqueadas inferiores del oblicuo menor que se de la vena femoral, situación favorecida en el sexo femenino
insertan muy por encima del TP. por la amplitud de la pelvis.

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35. PARED ABDOMINAL 421

Fig. 35-9. Semiología de la hernia inguinal. Palpación con el dedo índice de la mano correspondiente al lado de la hernia (mano derecha palpa hernia
inguinal derecha). Posición de pie y acostado. A, reconocimiento anatómico del orificio inguinal superficial (OIS), rotación de la mano para palpar sus
pilares. Se asocia maniobra de Valsalva. B, si el OIS lo permite, se progresa con el índice y se explora el trayecto inguinal y su pared posterior.

Estos factores patogénicos predisponentes están en rela- Semiología quirúrgica. Resulta fundamental sistematizar
ción con variantes anatómicas o anomalías congénitas de sus la exploración semiológica del paciente, independientemente
elementos estructurales, que muchas veces con el correr de del tipo de hernia que se trate, ya que no son infrecuentes los
los años se manifiestan por desgaste. En definitiva, todas las casos de bilateralidad, y algunas sólo se harán evidentes con
brechas de las hermas inguinocrurales se encuentran a nivel la bipedestación, el esfuerzo o la deambulación, o incluso ha-
de la pared posterior. Este conocimiento es de gran importan- brá que recurrir a maniobras de aumento de la presión intra-
cia para el momento de su reparación quirúrgica, ya que ésta abdominal (maniobra de Valsalva) para ponerlas de manifies-
debe respetar la anatomía local y preservar al máximo la to.
fisiología de la región. De ahí que la palpación debe comenzar con el paciente en
Nomenclatura. De acuerdo con su localización, condición, posición de pie y desnudo, e incluso en diferentes decúbitos,
contenido y etiología, reciben las hernias distintas denomina- tratando de observar, además de su existencia, su condición
ciones. (reductible o irreductible, coercible o incoercible). No menos
Por su localización: hablaremos de hernia inguinal, crural, importante es el reconocimiento del contenido herniario, ya
umbilical, de Spiegel, epigástrica, lumbar, obturatriz, isquiática, que si se trata de un enterocele (ruidos hidroaéreos, gorgoteo)
diafragmática, etcétera. será una hernia con posibilidades mayores de complicación.
Por su contenido: hernia del intestino delgado (enterocele), Las maniobras de palpación deben ser suaves evitando la
cuando sólo una porción de la pared del intestino está dentro defensa ante el examen, lo cual lo tomaría molesto y dificul-
del saco (enterocele parcial o hernia de Richter), del intestino toso. Con estos recaudos exploraremos minuciosamente el
grueso, epiplón (epiplocele), del apéndice, del divertículo de anillo por el cual protruye el saco hemiario, dado que si éste
Meckel (hernia de Littre), etcétera. es pequeño, de bordes inextensibles y filosos, y más aún si la
Por su condición: aquellas que pueden reintegrar su con- tumefacción hemiaria es voluminosa, tendrá entonces mayor
tenido a la cavidad abdominal (reducibles), si una vez reduci- posibilidad de complicarse (fig. 35-9, A y B).
das se mantienen espontáneamente por un tiempo (coercibles), Tanto para el diagnóstico como para evaluar las distintas
si se exteriorizan inmediatamente (incoercibles), que a su vez técnicas quirúrgicas y la oportunidad operatoria, el examen
pueden asociarse con alteración del tránsito intestinal (atas- general del paciente (aparato respiratorio, sistema urinario,
cadas) o con compromiso vascular del asa intestinal (estran- excretor bajo, etc.) y de su tumoración hemiaria (contenido,
guladas), y aquellas en que la viscera forma parte de la pared anillo, condición, etc.) es imprescindible para evitar posibles
del saco (hernias con deslizamiento). causas de recidiva y, en definitiva, para una correcta práctica
Por su etiología: hernias por defecto del desarrollo (con- quirúrgica.
génitas) y las que se manifiestan como consecuencia del ac-
cionar de los factores desencadenantes: esfuerzo, tos, etc., so-
bre zonas de debilidad parietal preexistente (adquiridas). Es Hernia inguinal
así como el concepto de que todas las hernias son congénitas
es correcto; sin embargo, el carácter congénito no quiere decir Clasificación. Basada en la relación entre el saco hemiario
neonatal, y por ello muchas se manifiestan en la juventud o en y el conducto inguinal, Corbellini (1905) describió tres varie-
la edad adulta. dades de hernia inguinal: a) intrainguinal (indirecta u oblicua

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422 SECCIÓN VI. ABDOMEN

externa o anterior); b) retroinguinal (directa u oblicua interna funcional, con tres puntos débiles capaces de producir una
o posterior), y c) mixta (en pantalón). hernia; a) orificio inguinal profundo: hernia indirecta (intra-
1. Hernias intrainguinales. Son aquellas que enhebran el funicular o intrainguinal); b) pared alta del agujero músculo-
trayecto inguinal penetrando por el orificio inguinal profun- pectíneo, en la zona débil de la pared posterior del trayecto
do, o sea, por fuera de la arteria epigástrica, y pueden perma- inguinal, es decir, supracintilla de Thompson: hernia directa
necer dentro del conducto o exteriorizarse a través del orificio alta, superior o directa propiamente dicha (relrofunicular);
inguinal superficial; su saco está envuelto por la fibrosa co- c) la parte baja del agujero músculo-pectíneo (tintilla de
mún del cordón espermático en el sexo masculino o junto con Thompson): hernia directa inferior (crural) (tabla 35-1).
el ligamento redondo en el femenino. Es la variedad de hernia
inguinal más frecuente, tanto en el hombre como en la mujer.
Según la extensión del trayecto recorrido serán denominadas Tabla 35-1. Hernias inguinales*
como (fig. 35-10); a) punta de hernia; b) hernia funicular; c)
inguinoescrotal en el hombre o inguinolabial en la mujer. Zonas débiles Tipo de hernia
2. Hernias retroinguinales. Como su nombre lo indica, a) Orificio inguinal profundo Indirecta o intrainguinal
empujan desde atrás a la pared posterior del conducto y su b) Agujero mús. pectíneo parte alta Directa superior o retroing.
saco se halla recubierto por la fascia transversalis. De acuerdo c) Agujero mús. pectíneo parte baja Directa inferior o crural
con su constitución, se pueden subdividir, según predomine
en la formación de la tumoración hemiaria: a) el saco peritoneal Hernias mixtas
Tipo doble: (a+b) (b+c) (a+c)
(saculares), las más frecuentes; b) la grasa peritoneal (lipoma- Tipo triple: (a+b+c)
tosas); c) la presencia de una viscera deslizada (viscerales),
tal como lo propusiera R. Finochietto (fig. 35-11). * Clasificación anatomoquirúrgica (de Barroetaveña)
3. Hernias mixtas. Son hernias con doble saco y se pre-
sentan clínicamente de acuerdo con el tipo de hernia domi-
nante; es más común observarlas en toda hernia voluminosa. Hernias por deslizamiento. Su porcentaje promedio es de
Fueron descriptas por vez primera por E. Finochietto y C. alrededor del 3 %. Se encuentran principalmente en las her-
Squirru. nias voluminosas de la variedad intrainguinal, y son la trompa
Más recientemente, en 1984, la clasificación anatomoqui- y el ovario en la mujer y el intestino grueso en el hombre las
rúrgica propuesta por Barroctaveña considera al conjunto visceras más comúnmente comprometidas; el deslizamiento
músculo-fascio-aponeurótico inguinocrural como una unidad colónico es cuatro veces más común del lado izquierdo que

Fig. 35-10. A, región inguinoabdominal (corte transversal; i, peritoneo; 2, cordón espermático; 3, tendón conjunto; 4, línea alba: 5, uraco; 6, arteria
umbilical; 7, arteria epigástrica; OM, oblicuo mayor; Om, oblicuo menor; T, transverso; F, fascia transversalis ; RA, recto anterior. Hernia intrainguinal,
denominación según su recorrido; B, punta de hernia; C, hernia funicular; D, hernia inguinoescrotal o inguinolabial.

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35. PARED ABDOMINAL 423

Fig. 35-11. A. Región inguinoabdominal (corte transversal): 1, saco hemiario; 2, peritoneo; 3, fascia transversahs; 4, músculos anchos del abdomen; 5.
vejiga; 6, músculo recto; 7, tejido preperitoneal; 8, colon. Hernia retroinguinal; B, variedad sacular; C. variedad lipomatosa; D, esplácnica.

del derecho, con una frecuencia mayor entre la sexta y octava Edad: las hernias inguinales directas son excepcionales en
década de la vida. En las hernias retroinguinales puede a ve- los niños, no así las indirectas, que en un 15 % se presentan
ces encontrarse deslizada la vejiga. durante el primer año de vida; su frecuencia desciende hasta
Su mecanismo de producción es debido a la tracción gra- la adolescencia, cuando hay un repunte de su prevalencia, co-
dual del peritoneo parietal a nivel del orificio inguinal interno, mienza a descender después de los 20 años y llega a ser rara
de manera que la viscera deslizada o su meso termina forman- después de los 65 años.
do parte de la pared del saco; por eso es preferible hablar de Sexo: la mujer presenta por sus características anatómicas
hernia con y no por deslizamiento, ya que ella le precede en su una pared posterior menos desguarnecida que el hombre, en
formación. quien además y por causa del descenso embriológico del tes-
Existen tres tipos: a) Parasacular (visceroparietal); el 95 % tículo, la hernia inguinal es 9 veces más frecuente que en el
pertenecen a esta variedad, donde el intestino y su meso for- sexo femenino.
man un sector del saco, generalmente en su parte posterior Obesidad: influye por aumentar la presión íntraabdominal.
(fig. 35-12); b) extrasacular, muy rara, en la que el colon se por la formación de lipomas preherniarios y por debilitar la
desliza sin que lo acompañe proyección peritoneal. con la que pared abdominal debido a infiltración grasa de sus músculos.
sí contacta; c) intrasacular (visceromesentérica); sólo el meso Factores desencadenantes: cualquier factor que provoque
se desliza y queda la viscera libre en el saco. disnea, tos, constipación, dificultades en la micción, los traba-
Hernia recidivada. Su frecuencia oscila entre el 5-10 % jos forzados, la obesidad, etc., es decir, cualquier causa que
dentro de los 5 años de operada, aunque algunos sugieren que genere un aumento de la presión intraabdominal creará una
deberían considerarse hasta 10 años después de la interven- discordancia entre continente y contenido, y es ésta la princi-
ción. Hoy, con los conocimientos y técnicas actuales en la re- pal causa desencadenante.
paración primaria electiva del adulto, el índice de recidiva debe Semiología herniaria. Puede ser descubierta en forma in-
de ser inferior al 2 %. Si bien la hernia que reaparece en la cidental mediante un examen físico minucioso ya que, por lo
región inguinal operada es catalogada como recidivada, desde general, es oligosintomática o asintomática cuando no está
un punto de vista estricto, sólo lo sería si presenta el mismo complicada; puede aparecer dolor a nivel mesogástrico o del
tipo anatomopatológico que la primaria, y únicamente la ciru- orificio inguinal profundo y sobrevenir molestias con la bipe-
gía podrá precisar esa diferenciación. destación, la marcha y los esfuerzos.
Etiopatogenia. La combinación de factores predisponentes Los antecedentes de la enfermedad actual, su relación con
y desencadenantes es responsable de su aparición, pero sin los esfuerzos y su mejoría con la relajación, sumados a la
lugar a dudas que la causa principal es la existencia de un saco objetivación del tumor hemiario, justifican su diagnóstico.
preformado. La exploración del paciente debe considerar a éste en su
Factores predisponentes. Herencia: existe una tendencia totalidad: aparato respiratorio y urinario excretor bajo, y cual-
familiar, ya que el 25 % refiere antecedentes de hernia entre quier causa que pueda provocar incremento de la presión
sus progenitores o abuelos. intraabdominal, ya que estos factores deben ser subsanados

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424 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Fig. 35-12. Hernia por desli-


zamiento. A. lado derecho: 1,
ciego (variedad parasacular); B,
deslizamiento ileocólico; 2,
colon ascendente; 3, íleo termi-
nal.

en el preoperatorio a fin de evitar recidivas no vinculadas di- do las maniobras anteriormente descriptas, pudiendo llegarse
rectamente con la intervención. a palpar el ligamento de Cooper si la pared posterior es sufi-
El examen físico debe cumplirse en forma sistemática y cientemente débil. La percusión y la auscultación son aquí de
con el paciente desnudo desde el ombligo hasta los muslos, escaso valor.
realizando la exploración primero con la musculatura abdo- Diagnóstico diferencial. Debe plantearse: 1) Entre her-
minal relajada y luego contraída. La inspección se efectuará nia inguinal y crural; las primeras se exteriorizan por encima
tanto de pie como acostado, ya que muchas hernias pequeñas del ligamento inguinal y por dentro de la espina del pubis, y
son diagnosticadas más con la vista que con el tacto; por lo las segundas, por debajo de la arcada inguinal y en relación
tanto, la inspección debe ser de toda la pared abdominal y en externa con la espina del pubis.
especial de la región inguinoescrotal bilateral. (done by 007) 2) Entre variedad de hernia inguinal, indirecta y directa,
Se tratará de precisar su ¡ocalización, observando si la para lo cual puede ser útil la maniobra del sentido de la impul-
tumefacción se encuentra por debajo o por encima del pliegue sión (maniobra de Andrews) o la compresión del orificio
inguinal, a fin de determinar si corresponde a la región crural inguinal profundo (a 2 cm por arriba y 0,5 cm por dentro de la
o inguinal, y dentro de esta última si protruye sobre el trayecto parte media de la arcada inguinal) después de reducida la her-
inguinal, adoptando una forma alargada y pudiendo bajar al nia, y dejando libre el orificio inguinal superficial. De esta
escroto (hernia indirecta), o si se encuentra próxima a la raíz manera, se logrará contener ante el esfuerzo de la tos la salida
del pene o pubis y es de forma redondeada (hernia directa). de una hernia intrainguinal, pero no la de una retroinguinal
Con la maniobra de Valsalva la propulsión herniaria tiene (maniobra de W. Coley). Para diferenciar entre una y otra va-
una dirección similar al trayecto inguinal en las hernias indi- riedad de hernia y también para comprobar la existencia de
rectas; en cambio, en las directas el relleno es más rápido y en una forma mixta o en pantalón resulta útil la exploración
dirección posteroanterior. Se observarán también las modifi- bimanual, uniendo las dos maniobras anteriormente descriptas;
caciones de forma y tamaño de la hernia en relación con los reducción hemiaria, intoducción del índice en el trayecto
cambios de posición. inguinal, comprobar si existe impulsión, oclusión del orificio
Después de la inspección en decúbito dorsal, se pasa a la inguinal profundo con los dedos índice y medio de la mano
palpación de pie, y en caso de una hernia ya reducida, se valo- opuesta; se solicita al paciente que tosa, y si el dedo introduci-
rará su condición de coercible o no, finalizando el examen con do registra impulsión por su cara palmar, se tratará de una her-
la exploración del cordón y los testículos, para luego conti- nia directa; si ello no ocurre estaremos en presencia de una
nuar en la posición de acostado, especialmente si la hernia es hernia indirecta (procedimiento de Lason).
incoercible. Las maniobras deben ser suaves, tratando de no Con las maniobras descriptas, se obtienen además datos
causar dolor y procurando individualizar las estructuras ana- de la integridad anatomofuncional del trayecto inguinal. Que-
tómicas; anillo inguinal superficial, para lo cual se invaginará da por último el diagnóstico diferencial con otras patologías:
el dedo índice a través de la piel del escroto; si se encuentra a) hernias irreductibles con: hidrocele (transluminación, pun-
dilatado y lo permite, se introducirá profundamente el dedo ción), hematocele (antecedentes de traumatismo), adenitis
para explorar la pared posterior del conducto, se le pedirá al (flogosis, es dolorosa), tumores de pared (lipoma), quistes de
paciente que puje para comprobar si existe o no propulsión y cordón (formación redondeada en el mismo sitio e indiferente
el sentido de ésta, percibiéndola en la punta del dedo en las al esfuerzo), aneurismas (pulsátiles, muy raros); b) hernias
hernias intrainguinales y por su cara palmar en las retro- reductibles con: varicocele (tomando el paquete venoso se
inguinales (maniobra de Andrews), y luego, finalmente, se palpa reflujo al toser), hidrocele congénito (en la infancia puede
determinarán las características de la tumefacción herniaria; reintegrarse al abdomen y reaparecer al ponerse de pie, pero
tamaño, forma, consistencia, reducibilidad y coercibilidad. siempre lo hace en forma lenta).
En posición de acostado y con la máxima relajación mus- Complicaciones. Por lo general, quienes tienen una her-
cular, se completará el examen en forma minuciosa y repitien- nia se habitúan fácilmente a convivir con ella. Sin embargo,

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35. PARED ABDOMINAL 425

en los pacientes aún no operados las hernias pueden compli- edema, cianosis y pérdida de la impermeabilidad del asa, que
carse y se presentan al examen como irreductibles, atascadas da lugar a un trasudado de aspecto citrino en el saco hemiario,
o con una estrangulación. Estas eventualidades pueden apare- el cual posteriormente se tornará rojizo al producirse la mi-
cer en forma sucesiva, siguiendo una a la otra, o en forma gración de glóbulos rojos.
aislada sin aviso previo. El mismo fenómeno ocurre hacia la luz intestinal, y junto
1) Hernia irreducible. Su contenido no puede ser total- con la acumulación de gases favorecerá la progresión de la
mente reintegrado a la cavidad abdominal; son más frecuentes distensión y la isquemia en ese sector del intestino, hasta lle-
en las umbilicales y las crurales; en el caso de las hernias gar al punto de comprometer por completo la circulación
inguinales es propia de la variedad indirecta. arterial. Aparecen exudados, equimosis en la pared intestinal,
Por su posición, movilidad pasiva y capacidad de adheren- proliferación bacteriana, necrobiosis y esfacelo.
cia, el epiplón mayor es el elemento más frecuentemente ha- Los síntomas suelen sobrevenir en forma brusca. La
llado en las hernias irreducibles, y por eso predisponen a esta tumoración herniaria se presenta tensa, dolorosa y con un cua-
eventualidad la obesidad y las hernias voluminosas con anillo dro de íleo asociado, para agregársele en el caso de estrangu-
pequeño. lación los síntomas propios de ésta: dolor de isquemia y de
Su instalación es insidiosa, por lo cual carece de síntomas compromiso peritoneal.
específicos, salvo la característica de no poder reducirse. Dado que la mortalidad está en relación directa con el tiem-
2) Hernia atascada, incarcerada u obstruida. Causa obs- po de evolución (operada antes de las 12 horas, 0 %; entre 12
trucción intestinal; el intestino delgado es el órgano involucrado y 24 horas, 7,3 %; entre 24 y 48 horas, 11 %), su tratamiento
con mayor frecuencia (fig. 35-13, A). Las más frecuentes en quirúrgico será con carácter de urgencia dentro de las prime-
presentar complicaciones son las hernias inguinales y las ras horas, sin intentar maniobras de taxis para su reducción.
crurales: 50 % y 25 %, respectivamente. Con respecto a la vitalidad del asa intestinal comprometi-
Su sintomatología será la falta de eliminación de gases y da, si aún está conservada, recuperará el color, la tonicidad y
materia fecal, vómitos, distensión abdominal y dolores cóli- el peristaltismo, mientras que cuando la isquemia visceral re-
cos sin reacción peritoneal. Por eso, ante un paciente con un sulte irreversible, quedará como último recurso la resección
cuadro de íleo mecánico, es importante descartar en primer del asa. Existen dos tipos especiales de hernias potencialmen-
lugar la presencia de una hernia atascada, más aún si es un te estrangulantes, a) Enterocele parcial (hernia de Richter):
obeso, ya que no siempre se sabe poseedor de patología sólo una porción de la pared antimesentérica del intestino está
hemiaria. herniada, y puede llegar a la estrangulación, la gangrena y la
3) Hernia estrangulada. Es aquella en que está perturba- formación de un absceso sin obstrucción intestinal completa.
da la vascularización de la pared del intestino, con lo cual se b) Hernia "en doble asa" (hernia en W de Maydl): se encuen-
halla en juego su vitalidad; dependerá del tiempo que transcu- tra comprometida el asa que se halla fuera del saco, llamándo-
rra para que se asocien los síntomas de íleo y que el compro- se por ello estrangulación retrógrada (fig. 35-14).
miso vascular sea irreversible. Es la más frecuente y más seria Tratamiento. Salvo expresa contraindicación, toda her-
complicación de las hernias inguinales, y es también una de nia debe ser tratada quirúrgicamente. Gran parte del éxito de-
las causas más habituales de obstrucción del intestino delgado penderá del diagnóstico rápido y la operación temprana, ya
(fig. 35-13,5). que evitará trabajar sobre una anatomía y fisiología muy alte-
Su mecanismo de producción es debido a la penetración radas por su causa. En las edades extremas de la vida y sólo
de un asa intestinal por un orificio estrecho, que compromete como medida de excepción, se contemplará el uso de métodos
la circulación sanguínea del asa involucrada. En el comienzo, externos de contención (fajas, bragueros).
sólo se produce estasis venosa, responsable de la congestión, Preoperatorio. En los casos de: a) hernias no complica-

Fig. 35-13. Complicaciones. A, hernia atas-


cada; 1, asa aferente; 2, asa eferente. B, her-
nia estrangulada; 3, sitio de estrangulamien-
to; 4, asa intrainguinal estrangulada.

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426 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Fig. 35-14. Estrangulación retrógrada. A.


saco con dos asas intrainguinales: hernia en
W. B, saco con tres asas intestinales; 1, intes-
tino esfacelado.

das, estará orientado a subsanar los factores desencadenantes to anatómico particular y su propia patología, el cirujano esta-
en cuestión (enfermedad pulmonar obstructiva crónica, insu- rá obligado a conocer los distintos procedimientos de repara-
ficiencia cardíaca, obesidad, hipertrofia prostática, etc.) y el ción herniaria a fin de restablecer a la región su integridad
estado general del enfermo (diabetes, anemia, etc.). En pre- anatomo-funcional perdida, por lo cual no basta con conocer
sencia de: b) hernia irreducible o con incarceración, se pue- sólo la técnica sino también la táctica por emplear, orientadas
den intentar maniobras suaves de reducción luego de haber a la luz de los hallazgos quirúrgicos de cada caso especial (ta-
colocado previamente al paciente en posición de Trendelem- bla 35-2), La cirugía en sí consta de dos tiempos esenciales:
burg y una bolsa de hielo en la zona; si son efectivas las ma-
niobras de taxis, se podrá diferir la intervención; en el caso Tabla 35-2. Hernias de la región inguinocrural.
contrario, se proseguirá con el tratamiento quirúrgico a la bre- Principios generales del tratamiento quirúrgico
vedad. Existiendo repercusión del estado general y, por ende,
con sospecha de: c) hernia estrangulada, la cirugía será de • Reducción de su contenido
urgencia y estará contraindicado cualquier intento de reduc- • Tratamiento del saco herniario
ción hemiaria. • Reparación de la pared abdominal
Anestesia. Siempre que se tengan en cuenta los factores
condicionados por los actores: el paciente, el cirujano y el 1) Tratamiento del saco peritoneal y su contenido. Des-
anestesiólogo, la elección del tipo de anestesia para el trata- pués de la liberación del cordón espermático, dejándolo redu-
miento de la hernia inguinocrural del adulto permite tres posi- cido a sus elementos nobles, se efectúa, previa exploración
bilidades: del contenido, la resección alta del saco (hernia indirecta) o
a) Analgesia local: con el advenimiento de la cirugía simplemente su reducción (hernia directa) (fig. 35-15); en el
ambulatoria en centros debidamente entrenados, es la aneste- caso de las hernias por deslizamiento, la viscera que forma
sia que más se está utilizando en la actualidad, pero se halla parte de la pared del saco debe reintegrarse previamente a la
contraindicada en las hernias complicadas. Técnicamente con- cavidad abdominal para poder resecarlo.
siste en bloquear, con una solución anestésica, los nervios 2) Reconstrucción de la pared o defecto aponeurótico.
abdominogenitales mayor y menor inmediatamente por arriba Existen aquí distintas opciones de reparación en función de la
y hacia la parte medial de la espina ilíaca anterosuperior. Es alteración anatómica y funcional de la zona, y de acuerdo con
aconsejable utilizar siempre una premedicación anestésica con la ubicación en que quede el cordón espermático se describen
un sedante y un vagolítico. tres procedimientos clásicos de reconstrucción con múltiples
b) Bloqueo espinal. Brinda una excelente anestesia, sea variantes que los actualizan, aunque a alguno de ellos sólo lo
por vía intradural o peridural, esta última aun con más venta- mencionaremos con carácter histórico.
jas. Es de elección en pacientes con procesos broncopulmo- a) Reconstrucción mediofunicular o anatómica (Bassini):
nares o cuando se requiera en algún momento de la operación se suturan los músculos oblicuo menor y transverso a la arca-
que el enfermo colabore contrayendo la pared abdominal. da inguinal, por detrás del cordón, cerrando por delante de
c) Anestesia general. Mediante la utilización de hipnóticos, éste la aponeurosis del oblicuo mayor (fig. 35-16, B).
analgésicos y sedantes, da gran seguridad quirúrgica. Su uso b) Reconstrucción prefunicular (Mugnai-Aguilar, An-
es de necesidad en niños por razones obvias y ante la negativa drews I): queda el funículo o cordón en el plano peritoneal al
del paciente a que se le haga una punción espinal. suturar por delante los músculos oblicuo menor, transverso y
Tratamiento quirúrgico. Las contraindicaciones práctica- oblicuo mayor a la arcada (fig. 35-16, C y D).
mente no existen, ya que puede llevarse a cabo la intervención c) Reconstrucción retrofunicular (Postempski-Squirru-
bajo anestesia local. La edad por sí sola no es un obstáculo Finochietto, Andrews II): deja el cordón en el tejido celular
para la cirugía. subcutáneo al suturar por detrás al oblicuo menor, transverso
Como cada tipo de hernia inguinocrural presenta su defec- y oblicuo mayor (figs. 35-16, E, Fy G).

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35. PARED ABDOMINAL 427

Hoy, con los conocimientos fisiopatológicos de la zona.


las técnicas quirúrgicas contemporáneas proponen realizar la
plástica en el plano transverso-fascia transversalis conservan-
do la anatomía del trayecto y la ubicación del cordón, es decir,
actuar a nivel de la puerta herniaria (Madden); tanto es así que
con el advenimiento de la cirugía laparoscópica para el trata-
miento de las hernias inguinocruralcs (1990), se propone la
reparación en un plano más profundo, íntimamente preperi-
toneal y sin suturas, o sea, sin tensión.
Reconstrucción de la pared posterior. Técnica de
Lotheissen-Mc Vay. Se practica una incisión de descarga sobre
la hoja anterior de la vaina del recto anterior, y después de
resecar la pared posterior debilitada, se lleva sin tensión la
aponeurosis del transverso con la fascia transversalis y parte
de la vaina del recto, desplazada hacia abajo y afuera, al liga-
mento de Cooper y al borde anterior de la vaina de los vasos
femorales, junto con la cintilla de Thompson (fig. 35-17).
Técnica de Madden. Una precisa disección anatómica
permite identificar la brecha hemiaria y sus dos hojas, una
medial y otra lateral con respecto a ella. La aponeurosis del
Fig. 35-15. Tratamiento del saco hemiario (lado derecho). 1, hernia transverso forma la hoja medial, y es necesario disecar el es-
intrainguinal: resección del saco; 2. hernia retroinguinal: jareta externa pacio virtual entre el ligamento de Gimbernat y la cintilla a fin
invaginante. de dejar expuesta la fosa piriforme de Madden, que permitirá

Fig. 35-16. Hernia inguinal: distintos métodos de reconstrucción parietal. A, corte sagital: 1, arcada inguinal; 2, cordón. OM, oblicuo mayor; Om, oblicuo
menor; T, transverso; F, fascia transversalis. B, procedimiento de Bassini. C, Mugnai-Aguilar. D, Andrews I. E, Andrews II. F, Squirru-Finochietto. G,
Postempski.

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428 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Fig. 35-17. Procedimiento de Lotheissen-McVay. A, incisión de descarga en la vaina del recto; 1, músculo recto abdominal, 2, oblicuo mayor; 3, ligamento
de Cooper. 4, vasos ilíacos; 5, transverso y fascia transversalis. B, plástica al Cooper; 6, sutura entre transverso y Cooper: 7, sutura entre transverso y
cintilla de Thompson.

tener acceso en su totalidad a la hoja lateral formada por la (músculo transverso, su aponeurosis y la fascia transversalis)
fascia transversalis-cintilla de Thompson; después de exponer para la reparación; lo original de este procedimiento es la
ambas hojas, se suturan conformando la pared posterior (fig. fijación del transverso y su aponeurosis en dos líneas de sutura,
35-18). una profunda al Cooper y fascia ilíaca, y otra más superficial a
Técnica de Copello. Liga sistemáticamente los vasos la cintilla de Thompson. Se logra así una canaleta de concavi-
epigástricos a fin de dejar expuesto el agujero musculopec- dad posterosuperior que sirve de apoyo y contención a las
tíneo, y por disección prepara un plano musculoaponeurótico visceras, logrando además la protección del orificio inguinal

Fig. 35-18. Técnica de Madden. A, disección de las hojas medial (HM) y lateral (HL) creadas por la brecha herniaria: 1, vasos epigástricos; 2, cordón; 3,
prepentoneo. B, sutura de HM y HL comenzando desde el pubis; 4, estrechamiento del orificio profundo; 5, cierre de la aponeurosis del oblicuo mayor por
encima del cordón.

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35. PARED ABDOMINAL 429

profundo al quedar transformado en un trayecto con orificio Además, la mayoría de las intervenciones (95 %) se realizan
sobre la fascia ilíaca y otro más superficial (fig. 35-19). bajo anestesia local. Se secciona en su totalidad y longitudinal-
Técnica de Lichtenstein. Con el propósito de disminuir la mente la fascia transversalis, para luego conformar la repara-
posibilidad de recidivas tardías en la reparación de las hernias ción con cuatro planos de sutura en la pared posterior: a) entre
inguinales, se realiza una plástica a la arcada inguinal con la el borde del recto y el transverso al labio inferior de la fascia
técnica "libre de tensión", utilizando una malla de material transversalis, comenzando desde la espina del pubis hacia arri-
irreabsorbible (polipropileno). Cuando la herniorrafia es de ba; b) con la misma sutura realizada en forma continua se re-
primera intención, se utiliza anestesia local, no así en la ciru- torna tomando el transverso-tránsversalis a la arcada; c) esta
gía de la hernia recidivada. En su experiencia personal, el au- línea de sutura comienza desde el orificio inguinal profundo
tor describe un índice muy bajo de recurrencia (0,7 %) en más reconstituido tomando el oblicuo menor con el labio inferior
de 6000 hernioplastias, con un seguimiento hasta de 14 años. de la aponeurosis del oblicuo mayor, también con una nueva
Su técnica es la siguiente: después de tratado el saco y su con- sutura continua; d) con la que se regresa partiendo desde el
tenido, se inicia la reparación de la pared posterior, tomando pubis; por último, se efectúa el cierre de la aponeurosis del
la arcada de Poupart con el músculo transverso y su fascia oblicuo mayor en forma prefunicular, con sutura continua en
transversalis y agregando como soporte adicional una prótesis dos planos, reconstituyendo el orificio inguinal superficial (fig.
(malla) entre el borde del oblicuo menor y la arcada. Previa- 35-21).
mente y a fin de evitar tensión en las suturas, se confecciona Reparación por vía laparoscópica. Para la disección con
una incisión de descarga sobre el borde externo del músculo esta técnica se requiere de un preciso conocimiento musculo-
recto anterior; a nivel del orificio inguinal profundo, la malla fascial y neurovascular de la región inguinofemoral desde el
es hendida, de manera tal que permite desplazarlo lateralmen- interior de la cavidad abdominal, lo cual no es muy familiar
te, asegurando su protección y una libre salida del cordón para muchos de los cirujanos, y contar fundamentalmente con
espermático (fig. 35-20). experiencia en cirugía laparoscópica.
Técnica de Shouldice. Conocida también como "repara- Existen cuatro puntos de referencia anatómicos importan-
ción canadiense" y basada sobre los principios de Bassini, es tes: los vasos epigástricos, el cordón fibroso de la arteria
la que tiene actualmente menos índice de recidiva (0,5 %). umbilical, los vasos espermáticos y el conducto deferente. La

Fig. 35-19. Procedimiento de Copello. A, Sección de la arteria epigástrica y disección del transverso. B, primer plano de sutura: borde del transverso al
ligamento de Cooper C, segundo plano: cara anterior del transverso con el tracto iliopubiano: I, oblicuo menor; 2, oblicuo mayor; 3, transverso; 4,
ligamento de Cooper; 5, vasos ilíacos (ligadura de la arteria epigástrica); 6, fascia ilíaca; 7, cintilla iliopubiana.

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430 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Fig. 35-20. Técnica de Lichtenstein.


A, sutura del transverso a la arcada
inguinal. B. colocación de malla en-
tre el borde del oblicuo menor y la
arcada cubriendo la línea de sutura
anterior. C, corte sagital; 1, malla co-
locada; 2, cordón. OM, oblicuo ma-
yor; Om, oblicuo menor; T, transver-
so; F, fascia transversalis; P, peritoneo.

unión de estos dos últimos para entrar al conducto inguinal necesidad de anestesia general y el costo. Consiste en colocar
forma el vértice de un triángulo imaginario que se ha dado en una malla, de material sintético irreabsorbible, por detrás del
llamar "triángulo fatal", dado que en su interior se encuentran defecto en el plano inmediato preperitoneal, cubriendo no sólo
los vasos ilíacos externos, por lo cual y para evitar lesionarlos, la zona hemiaria sino toda la región inguinal y sus sitios de
ninguna disección, sutura, ni colocación de clips debe ser rea- debilidad potencial; luego se cubre la malla con un flap de
lizada en esa zona. peritoneo para evitar las posibles adherencias por contacto con
Existe también el llamado "triángulo del dolor", que se el intestino.
encuentra en posición posterolateral respecto del anterior. Su Hoy, gracias al avance de la tecnología, utilizando un tro-
límite medial son los vasos espermáticos y el lateral está for- car-balón diseñado para tal fin parecería estar ganando terre-
mado por el borde inferior del ligamento inguinal. Debe no el abordaje totalmente extraperitoneal para la reparación
preservarse la integridad de esta zona, ya que es posible dañar laparoscópica, aunque técnicamente es más difícil. En gene-
a ese nivel filetes nerviosos (nervio crural, femorocrural, etc.) ral, se acepta que por lo menos la mitad de las recurrencias
responsables de importantes neuralgias en el postoperatorio herniarias ocurren después de los 5 años de su reparación; al
(fig. 35-22). respecto, la cirugía laparoscópica no ha demostrado, por el
Las ventajas de este procedimiento consisten en la reduc- momento, ser superior a los procedimientos por vía inguinal,
ción de] dolor postoperatorio y del período de convalecencia, si bien aún falta el paso del tiempo para determinar su real
que pasa a ser de 7 a 10 días en vez de 6 a 8 semanas cuando se índice de recidiva.
opera por vía transinguinal. Elección del procedimiento para:
Fue descripta por vez primera en 1990 y actualmente se Reparación de la hernia intrainguinal (tabla 35-3).
continúan desarrollando nuevas técnicas de hernioplastia
laparoscópica, basadas en dos vías de abordaje distintas: una
preperitoneal y otra intraperitoneal o TAPP (transabdominal Tabla 35-3. Reparación de la hernia inguinal indirecta
preperitoneal), que es la más usada.
* Ligadura alta del saco
Su indicación más precisa sería la hernia bilateral y la her- * Estrechamiento del orificio inguinal profundo
nia recidivada, ya que permite su reparación desde una zona * Reparación del conducto inguinal (en el adulto)
no abordada; el punto más controvertido de esta cirugía es la

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431
35. PARED ABDOMINAL

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432 SECCIÓN VI, ABDOMEN

Fig. 35-22. Técnica laparoscópica. A, Anatomía de la pared abdominal anterior: I, vasos epigástricos; 2, ligamento inguinal; 3, vasos espermáticos; 4,
vasos ilíacos; 5, cordón; 6, ligamento de Cooper; 7. TP, triángulo del dolor; TD, triángulo del desastre; III, fosa lateral externa (hernia indirecta); HD, fosa
lateral media (hernia directa); HC, hernia crural. B, colocación de malla (visión laparoscópica).

a) En niños y adolescentes, cuyo único defecto es la pre- donde el orificio inguinal profundo se halla francamente dila-
sencia del saco peritoneal y escasa o nula alteración funcio- tado, de más de 3 cm, y con una pared posterior muy débil,
nal, bastará con la extirpación alta del saco y eventualmente con anatomía y fisiología prácticamente destruidas, y en las
estrechamiento del orificio inguinal profundo. hernias recidivadas con las mismas características, es necesa-
b) En las hernias comunes de los adultos, con anatomía rio utilizar incisiones de descarga sobre el borde del recto an-
alterada y fisiología perturbada o destruida, además del estre- terior, a fin de que, luego de resecar los tejidos debilitados, se
chamiento del orificio inguinal profundo, habrá que agregar pueda confeccionar la plástica uniendo el transverso al liga-
una plástica tomando el transverso-fascia transversalis con la mento de Cooper (Lotheissen-McVay, Copello); en algunos
tintilla de Thompson en toda su extensión. casos será necesaria 3a utilización de prótesis o mallas de ma-
c) En las hernias voluminosas o de pacientes mayores, terial sintético (fig. 35-23),

Fig. 35-23. Plástica inguinal con material protésico. A, visión frontal: malla fijada al ligamento de Cooper y a los músculos anchos del abdomen; B, corte
sagital.

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35. PARED ABDOMINAL 433

Reparación de la hernia retroinguinal (tabla 35-4). bordes del saco pertenecientes a la incisión, o usándolo en su
totalidad sin resecar creando un meso (Hotchkiss) (fig. 35-
Tabla 35-4. Reparación de la hernia inguinal directa 24).
b) Lado izquierdo: en los grandes deslizamientos del colon
• Invaginación del saco herniario iliopelvico, se realiza por la misma incisión cutánea una
• Refuerzo de la pared posterior del trayecto inguinal lapatoromía complementaria del tipo McBurney a unos 5 cm
del borde transverso; efectuada la reducción del saco-víscera,
se lo exterioriza por la laparotomía a fin de suturar sus bordes
a) Si los músculos conservan su tono y no existe mayor en la cara posterior y dejar reconstruido el mesosigma con lo
daño de las estructuras, se pueden realizar las técnicas antes que antes era el saco herniario (La Roque) (figs. 35-25 y 35-
descriptas. 26).
b) Pero, dado que en general son patrimonio de personas Tratamiento de la hernia recidivada. Realizado el trata-
mayores y ancianos, nos encontramos habitualmente con pa- miento del saco y reconocido el tipo de recidiva, se elegirá el
redes laxas, hipotónicas y un gran anillo herniario; en esta si- modo de reconstrucción en función de las siguientes situacio-
tuación utilizamos también incisiones de descarga para relajar nes:
las estructuras que se van a descender y en casos especiales a) Recidiva indirecta: con pared inguinal posterior en es-
recurrimos a las prótesis. tado aceptable, sólo requiere resecar el saco bien alto y plicatura
Tratamiento de la hernia por deslizamiento. Se trata ha- de fascia transversalis estrechando el orificio inguinal profun-
bitualmente de hernias con gran deterioro de la pared abdomi- do.
nal, pero en general su reparación no merece consideraciones b) Recidiva directa o mixta: es decir, con debilidad de la
especiales, salvo la correcta elección del procedimiento por pared posterior, se puede efectuar la reconstrucción con la téc-
emplear (Mc Vay, Madden, Copello), pero sí en cuanto al saco nica de Lotheissen-Mc Vay.
y la reducción de su contenido. c) Recidivas muy grandes y/o con deslizamiento: se utili-
Después de la apertura del saco por su cara anterior: zarán incisiones de descarga o incluso la colocación de ma-
1. La forma más sencilla de tratamiento, en los des- llas, fijándola al Cooper, a la cara posterior de la vaina del
lizamientos moderados, consiste en realizar una reducción en recto y del transverso a la cintilla de Thompson. Si la pared
masa mediante la confección de una jareta en el cuello del posterior está totalmente destruida, se empleará la técnica de
saco (Zimmerman y Laufman), para luego continuar con ¡a Copello.
plástica elegida. Si bien esta técnica puede ser utilizada de d) Recidivas inguinocrurales: más aún si son iterativas, es
ambos lados, es preferible su uso en el derecho. muy útil el abordaje preperitoneal de Nyhus (véase Hernia
2. En otras oportunidades habrá que recurrir a procedimien- crural) y la cirugía laparoscópica.
tos especiales:
a) Lado derecho: en los deslizamientos de mayor magni-
tud. y después de separado el cordón, se secciona el peritoneo Hernia inguinal infantil
del saco a 2 cm del ciego en todo su contorno, se suturan los
colgajos peritoneales por detrás del cecoascendente (Morris), Tanto en los infantes como en los niños, la variedad de
a la altura del orificio inguinal profundo, y se prosigue por los hernia más frecuente es la indirecta, dado que prácticamente

Fig. 35-24. Hernia por deslizamiento cecal (técnica de Holchkiss). A, cara posterior del ciego, disección del cordón y del piso del conducto inguinal; a,
cordón. B, cierre peritoneal. reconstrucción del meso, sutura en jareta.

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434 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Figs. 35-25 Y 35-26. Desliza


miento del colon izquierdo (téc-
nica de La Roque). A, apertura
del saco por su cara anteroin-
terna. B, laparotomía comple-
mentaria tipo Mc Burney: I.
oblicuo mayor; 2, oblicuo me-
nor, transverso y fascia; 3, saco;
4, incisión en el peritoneo; 5.
puente muscular; 6, sigmoide
deslizado; 7, puntos de reparo
(tracción). Peritonización de
asas desnudas. C, primer tiem-
po: l, visceras y saco reducidos
y vueltos a exteriorizar por nue-
va incisión; 2, peritoneo parietal;
3, puente muscular; 4, cordón;
5. unión peritoneo sacular-pa-
rietal; 6, punto de tracción. D.
segundo tiempo: 7. reconstruc-
ción del peritoneo (mesosigma);
8, cierre de] peritoneo parietal;
9, aponeurosis del oblicuo ma-
yor.

los orificios inguinales superficial y profundo se encuentran mente. El contenido hemiario corresponde en su gran mayoría
casi en el mismo plano anteroposterior y queda como conse- al intestino delgado, y el atascamiento es la complicación más
cuencia un trayecto inguinal de corta extensión por un lado, y frecuente. En las niñas suele verse deslizamiento del ovario
por el otro, la falta o incompleta obliteración del conducto con riesgo de estrangulación.
peritoneovaginal, que se mantiene permeable en el 50 % de Tratamiento. Es siempre quirúrgico, salvo en prematuros
los recién nacidos, sellándose por lo general después del pri- de bajo peso o en lactantes con anemia ferropénica y valores
mer año (fig. 35-27). de hemoglobina por debajo de 10 g/l.
Diagnóstico. Debido a que los síntomas subjetivos son por
lo general inespecíficos, el diagnóstico debe establecerse por
el relleno del saco herniario, ayudado por la tos, el llanto o la Hernia crural
presión sobre el abdomen. El diagnóstico diferencial debe ha-
cerse con el hidrocele y el quiste del cordón o del conducto de Es aquella que hace procidencia a través del anillo crural
Nuck. y, por lo tanto, por debajo de la arcada inguinal, continuándose
Complicaciones. No difieren de las descriptas anterior- por el conducto o infundíbulo crural. Es más frecuente en la

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35. PARED ABDOMINAL 435

PFV

HPF

Fig. 35-27. Conducto peritoneovaginal. A,


proceso de obliteración normal (anillo de
Ramonede): AI, anillo interno: AE, anillo HPV
externo; PF, porción funicular, tercio medio;
PVF, unión con la porción vaginal. B, nor-
mal: 1, cavidad abdominal; 2, proceso vaginal
obliterado; 3, testículo; 4, cavidad de la túni-
ca vaginal. C. hernia infantil: tipo ¡(variedad
más frecuente) o HPF (hernia peritoneo funi-
cular). D, hernia infantil: tipo II (rara) o HPV
hernia peritoneovaginal. C y D, por falta de
obliteración.

mujer en una proporción de 5 a 1, y por lo general no antes de del muslo, y corresponde a la parte superior de la vaina de los
los 20 años. Respecto de las inguinales, la proporción a favor vasos femorales. Tiene forma de prisma y por lo tanto presen-
de éstas es de 13 a 1. ta tres caras y un vértice, el cual corresponde a la desemboca-
Anatomía. Anillo crural. Es la base del conducto crural. dura de la vena safena interna en la femoral, a) Su pared ante-
Tiene una forma triangular y sus bordes se encuentran forma- rior corresponde al puente que forma la fascia lata al pasar del
dos por: a) la arcada crural hacia arriba; b) el ligamento de borde interno del sartorio al borde de los aductores: recibe el
Cooper hacia atrás y adentro; c) la cintillo iliopectinea hacia nombre de fascia cribiformis debido a que está multiperforada
atrás y afuera. Su ángulo interno es redondeado porque está por el pasaje de nervios, vasos y linfáticos de la región, b) Su
formado por el borde del ligamento de Gimbernat; en el ángu- pared posterointerna está formada por el músculo pectíneo y
lo externo se encuentran la arteria y vena femorales (fig. 35- su aponeurosis. c) El músculo psoas y su aponeurosis forman
28, A y 6). El resto del espacio que queda entre los vasos y el la pared posteroexterna.
borde interno del anillo está cerrado parcialmente por una de- Infundíbulo crural. Corresponde al espacio del conducto
pendencia de la fascia transversalis, el septum crural. crural que queda libre entre la vena femoral y el ligamento de
Conducto crural. Es una dependencia de las aponeurosis Gimbernat. Se encuentra ocupado por grasa, vasos y ganglios

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436 SECCIÓN VI. ABDOMEN

una localización más lateral respecto de la espina del pubis.


Una vez reducida la hernia, podemos taponar alternativamen-
te los orificios crural (espina del pubis hacia adentro, la arte-
ria femoral hacia afuera y la arcada crural por arriba) e inguinal
supeificial (pilar interno, pilar externo y espina del pubis) para
comprobar la exteriorización o no de la hernia con el esfuerzo,
según sea el anillo que estemos comprimiendo.
b) Várice de la safena interna. Si bien ambas tumoraciones
se hacen prominentes con la tos y desaparecen cuando el pa-
ciente se acuesta, su diferenciación no suele ser difícil, por
cuanto una várice es muy fácil de colapsar, y por otro lado, se
puede percibir un frémito o auscultar con estetoscopio un zum-
bido venoso con la maniobra de Valsalva.
c) Absceso del psoas. Hoy en día es muy poco frecuente.
Son abscesos fríos, consecuencia del mal de Pott que. cuando
siguen el interior de la vaina del psoas, se pueden exteriorizar
como una tumefacción en la zona crural. Se trata de abscesos
osifluentes, y su diagnóstico estará sustentado por el estudio
radiológico de la columna que evidenciará las lesiones a ese
nivel.
Sin duda, el diagnóstico diferencial más difícil de realizar
es cuando la hernia crural es irreducible. En tal caso habrá que
distinguirla de:
a) Adenitis crural. A diferencia de la hernia, las adenopatías
no transmiten el impulso ante un esfuerzo brusco; habrá que
buscar la presencia de otros ganglios infartados, tal como ocu-
rre en el caso de adenopatías inflamatorias, e investigar la po-
sibilidad de linfopatías sistémicas.
b) Lipoma crural. No propulsa con la los y tiene mayor
movilidad que las hernias, e incluso puede ser levantado con
Fig. 35-28. Anatomía crural. A, anillo crural: 1, arcada inguinal; 2, cintilla
iliopectínea; 3, ligamento de Cooper; 4, ligamento de Gimbernat; 5, línea los dedos junto con la piel.
blanca; 6, recto abdominal; 7, fascia ilíaca; 8, vasos femorales; 9, pectíneo; Clasificación. Hernia incompleta: es aquella que, después
10, cordón; 11, ligamento de Henle; 12, ligamento de Hesselbach. B, her- de atravesar el septum crural por el anillo femoral, queda alo-
nia crural, visión frontal. C, hernia crural, corte sagital. jada en el conducto crural y por lo tanto no atraviesa la fascia
cribiformis.
Hernia completa: el crecimiento del saco herniario le per-
mite llegar hasta el tejido celular subcutáneo.
linfáticos. Es el lugar donde se alojarán la gran mayoría de las La hernia crural común es la descripta; no obstante, exis-
hernias crurales. Presenta también forma de prisma y su vérti- ten otras variedades menos frecuentes según donde se sitúe el
ce es el mismo que el conducto crural; hacia afuera se encuen- saco:
tra la vena femoral y hacia adentro el pectíneo, y su límite a) Hernia crural interna: atraviesa las fibras del ligamen-
anterior es ]afascia cribiformis. to de Gimbernat (hernia de Laugier).
Septum crural. Le forma la base al infundíbulo y sus lími- b) Hernia pectínea: perfora la aponeurosis del pectíneo
tes son; por delante la arcada crural, por detrás el ligamento (hernia de Cloquet).
de Cooper, la vena femoral por fuera y el ligamento de c) Hernia retrovascular: por detrás de los vasos femorales.
Gimbernat por dentro (fig. 35-28, B). d) Hernia prevascular: también dentro de ¡a vaina de los
Etiopatogenia. Se acepta su origen congénito, por lo cual vasos femorales, pero por delante de éstos.
existiría una bolsa o divertículo preformado que no completó Complicaciones. Debido a la estrechez y rigidez del orifi-
su obliteración normal (factor predisponente), favorecido por cio de salida de las hernias crurales, su complicación es un
el accionar de los distintos factores que causan aumento de la hecho más frecuentes que en las hernias de otra localización.
presión intraabdominal, como obesidad, partos, tos, disnea, Según Watson, casi el 50 % de las hernias crurales antiguas
constipación, etc. [factor desencadenante). que llegan a la operación son irreducibles o estranguladas. Por
Diagnóstico. Por lo general se presenta como una peque- lo tanto, la írreductibi/idad, el atascamiento y la estrangula-
ña tumoración globulosa por debajo de la arcada, pero cuando ción son de prever, y es esta última su complicación más fre-
adquiere mayor volumen puede llegar a ser confundida con cuente y temida.
una hernia inguinal. Por distintos hechos, la estrangulación de una hernia crural
Diagnóstico diferencial. Dependerá según se trate de una suele ser más grave que la de una hernia inguinal a causa de:
hernia crural reducible o no. En el primer caso habrá que dife- a) posibilidad de pasar inadvertida, dado su pequeño tamaño
renciarla de una: o por tratarse de un paciente obeso; d) temprana mortifica-
a) Hernia inguinal. Es en ocasiones muy dificultoso, es- ción parietal del asa involucrada, por la estrechez y firmeza
pecialmente con la variedad retroinguinal, que suele presen- del anillo crural; c) es frecuente la hernia de Richter, por es-
tarse con una dirección oblicua y por encima de la arcada. trangulación parcial en el borde libre del intestino; d) el diag-
Siendo las crurales más pequeñas y de forma redondeada, por nóstico por lo general se hace tardíamente.
lo general una inspección cuidadosa permite observar en éstas Tratamiento. Por lo expuesto, consideramos que el pro-

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35. PARED ABDOMINAL 437

nóstico de una hernia crural es grave si no se la somete opor- La reconstrucción consiste en llevar al ligamento de Cooper
tunamente al tratamiento quirúrgico. Existen distintas vías de el tendón conjunto y también el ligamento inguinal, cerrando
acceso para su reparación (tabla 35-5): el anillo crural (técnica de Ruggi-Partovecchio). (007)
3. Vía preperitoneal. Después de seccionar la piel, sea por
incisión mediana infraumbilical (Henry) o transversa, a dos
Tabla 35-5. Reparación de la hernia crural
traveses de dedo por encima del pubis y hacia afuera (Nyhus),
1. Tratamiento del saco y su contenido se abren los músculos de la pared y la fascia transversalis,
2. Reparación del defecto crural: despegando el peritoneo de la pared abdominal y rechazándo-
lo hacia arriba a fin de dejar expuesta la pared de la ingle por
a) Vía crural: Sutura de la arcada inguinal al liga- su cara posterior, y en el caso de la hernia crural, se observará
mento de Cooper (no recomenda- el cuello del saco que pasa hacia abajo a través de la abertura
ble) crural. El saco es reducido mediante su tracción, y la plástica
se realizará suturando la cintilla de Thompson al ligamento de
b) Vía inguinal: Sutura de la aponeurosis del trans- Cooper hasta una distancia de 0,5 cm de la vena femoral (figs.
verso y la fascia transversalis con 35-29 y 35-30).
el ligamento de Cooper
Esta vía preperitoneal es muy útil en: a) el tratamiento de
Del transverso con la cintilla de la hernia crural, fundamentalmente si es bilateral; b) los pa-
Thompson a nivel de los vasos fe- cientes en que se sospeche la existencia de patología abdomino-
morales pelviana que se quiera explorar, c) las recidivas de la hernias
inguinales primariamente operadas por vía convencional; y d)
c) Vía preperitoneal: Sutura de la cintilla de Thompson cuando se ha decidido la colocación de mallas.
al ligamento de Cooper

Hernia umbilical
1. Vía crural. Una vez ligado el saco y tratado su conteni-
do, se cerrará el orificio crural llevando la arcada al ligamento Es aquella que protruye a través del orificio umbilical. Su
de Cooper, difícil de alcanzar por su profundidad y por el campo frecuencia oscila entre el 2 y 18 % de todas las hernias.
estrecho que ofrece esta vía. No es recomendable. Anatomía. El orificio umbilical constituye una zona de
debilidad en la pared anterior del abdomen, fundamentalmen-
2. Vía inguinal. Aborda el saco desde el abdomen, es de-
te por estar sometido a una tracción divergente provocada por
cir, a través del piso del conducto inguinal (fascia transversalis),
los músculos anchos del abdomen, sumada a la presión
lo cual permite, por un lado, una excelente visión de los vasos,
intraabdominal que empuja constantemente a las visceras. En
y por el otro, al reducir la hernia de crural a inguinal, brinda la
esta región confluyen el ligamento redondo del hígado (vena
posibilidad de liberar y explorar el intestino involucrado con
umbilical obliterada), que se inserta en el contorno del orificio
mayor facilidad. Además, se logra una mejor exposición del
dividiéndose en dos ramas y formando el arco superior; los
ligamento de Cooper y aislamiento y protección de la vena
ligamentos correspondientes a ambas arterias umbilicales
femoral para realizar la plástica con mayor seguridad.
obliterada y el uraco estrechan su parte inferior (fig. 35-31, A).

2 3

Fig. 35-29. Reparación de la hernia crural por vía preperitoneal. Tratamiento del saco. A, reducción del saco herniario: 1, tracto iliopúbico; 2, vasos
femorales. B, resección: 3, sutura en jareta.

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438 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Fig. 35-30. Hernia crural. Plástica al Cooper. A, estrechamiento crural: sutura entre: 1, tracto iliopubiano; 2, ligamento de Cooper. B, finalización de la
sutura.

De afuera hacia adentro, está constituido por: a) la piel d) tejido preperitoneal escaso, por donde transcurren los cor-
con su depresión cicatrizal en el centro; b) el tejido celular dones fibrosos correspondientes al uraco, vena umbilical y
subcutáneo escaso en la periferia y nulo en el centro, donde la arterias umbilicales obliteradas; e) fascia umbilical (de Richet),
piel está en contacto directo con la aponeurosis; c) capa preperitoneal, que cuando existe suele reforzar el cierre del
aponeurótica que cubre con su tejido fibroso el anillo umbilical; anillo umbilical: f) peritoneo (fig. 35-31, B).

Fig. 35-31. Hernia umbilical. A, Anatomía: 1, ligamen-


to redondo; 2, fascia umbilical; 3, arteria umbilical; 4,
uraco: 5, fibrosis. B, fascia cubre totalmente el anillo
fibroso umbilical. C. hernia indirecta tipo inferior: la
fascia se adhiere sólo al borde superior (situación más
frecuente). O. herma indirecta tipo superior; la fascia
se adhiere sólo al borde inferior.

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35. PARED ABDOMINAL 439

Clasificación. Según la etapa de la vida en que aparezca, cualquier aumento de presión intraabdominal en ese lapso (tos,
se pueden distinguir tres variedades: llanto, fimosis) conspirará contra el proceso de obliteración y
/. Hernia umbilical congénita. Es conocida también como favorecerá la salida de una hernia umbilical infantil, que como
onfalocele congénito. tal suele aparecer por la parte superior del anillo umbilical, ya
Etiología. Se debe a una anomalía del desarrollo en la pa- que a ese nivel la cicatriz permanece depresible por mayor
red anterior del abdomen, y su magnitud está supeditada al tiempo. Recién después de los 2 años de edad se considera a la
momento evolutivo en que se detuvo ese desarrollo. zona umbilical lo suficientemente desarrollada y consolidada
Diagnóstico. Es patrimonio del recién nacido, y se obser- como para evitar la salida de una hernia.
va una por cada 10.000 nacimientos. Su reconocimiento es Diagnóstico. Al comienzo puede pasar inadvertida y ob-
sencillo, ya que a la inspección se observará la brecha herniaria servarse ante una crisis de llanto o un acceso de tos. Por lo
cubierta por el amnios y por una membrana fina y transparen- general es de forma esférica, de pequeño tamaño y fácil de
te que se continúa con el peritoneo. Este tipo de hernias se reducir, dado que no suele presentar adherencias con el saco
acompaña por lo general con otras anomalías del desarrollo. debido a la brevedad del epiplón.
como labio leporino, fisura de paladar, espina bífida, Evolución. No presenta, por lo general, complicaciones ya
hipospadias, etcétera. que su saco suele ser pequeño y deshabitado, salvo en los
Evolución. Debido a la extrema delgadez del saco, la posi- momentos de esfuerzo, donde se hace prominente.
bilidad de ruptura es muy alta, e incluso puede hacerse intra- Pronóstico. Es bueno; cura espontáneamente antes del ter-
uterina y lleva en estos casos al recién nacido a una peritonitis cer año o con tratamiento mecánico, el cual resultará más efec-
fatal. Por ello, una vez detectada su presencia, el tratamiento tivo y de más corta duración cuanto más temprano se lo inicie
quirúrgico debe ser inmediato, y es imprescindible cubrir la (si se comienza al mes de edad, la curación se obtendrá a los 2
tumefacción con compresas húmedas hasta el momento de la meses, pero si tiene de 3 a 6 meses, deberá continuar el trata-
cirugía. miento por 6 a 9 meses).
Sea por su causa o por las malformaciones que coexisten, Tratamiento. a) Mecánico: la técnica consiste en mante-
por lo general los recién nacidos no pueden sobrevivir, aun- ner la hernia invaginada por un grueso pliegue cutáneo verti-
que, en realidad, el pronóstico depende de la magnitud del cal sostenido por dos tiras cruzadas, completando con un ven-
orificio parietal (a mayor tamaño, menor posibilidad de éxito) daje circular del abdomen (R. Finochietto). Al renovar las ti-
y del momento del tratamiento quirúrgico (una operación tem- ras debe tomarse la precaución de mantener el pliegue cutá-
prana brinda más posibilidades de reparación). Watson señala neo con los dedos (fig. 35-32).
excelentes resultados cuando se practica a la media hora de b) Quirúrgico: cuando la hernia no ha sido tratada oportu-
nacer, no así cuando se realiza a las 48 horas, ya que la morta- namente o no se logró la curación al cabo de los 3 años de
lidad alcanza un índice de hasta el 60 %. edad, o si es muy grande, deberá ser resuelta mediante una
//. Hernia umbilical infantil. Se manifiesta por lo general operación, la cual consistirá en una imbricación simple.
unas semanas después del nacimiento o dentro del primer año ///. Hernia umbilical del adulto. Suele presentarse a par-
de vida, con una incidencia igual en ambos sexos. tir de la segunda década de la vida, con franco predominio en
Etiología. Después de la caída del cordón, la obliteración el sexo femenino.
del anillo umbilical comienza un proceso de retracción pro- Etiología. El aumento de la presión abdominal, principal-
gresiva que lo va estrechando, y ello se completa con las mente el motivado por la obesidad y el embarazo (factores
adherencias de los elementos intraabdominalcs del cordón a desencadenantes), es responsable de la formación de estas
los bordes del anillo, las cuales son mucho más firmes en su hernias cuando se combina con cierto grado de debilidad cons-
parte inferior a nivel del uraco y las arterias umbilicales. La titucional adquirida de la cicatriz umbilical (factor predispo-
cicatrización umbilical tarda entre 2 y 4 meses; por lo tanto, nente).

Fig. 35-32. Hernia umbilical infantil. Técni-


ca de R. Finochietto. A, formación de pliegue
cutáneo y reducción herniaria. B, colocación
de adhesivo en "X".

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440 SECCIÓN Vi. ABDOMEN

La obesidad provoca aumento de la presión intraabdominal "maniobra del chaleco sobre el pantalón", y consiste en la
por infiltración grasa de mesos y epiplón, a !a vez que debilita imbricación aponeurótica y peritoneal en forma transversal.
el plano muscular de la pared abdominal y favorece la forma- Siempre que se pueda, se evitará la resección del ombligo, ya
ción de lipomas preherniarios. En el embarazo, el aumento de que por lo general es innecesaria y prevendrá efectos psicoló-
la presión intraabdominal está en relación con el crecimiento gicos indeseables, especialmente en niños o adultos preocu-
uterino, que provoca una distensión y elongación progresivas pados por su aspecto.
de la pared abdominal. En las hernias de pequeño volumen (fig. 35-33) bastará
Clasificación. En relación con la fascia umbilical de Richet, con una incisión horizontal subumbilical de concavidad supe-
se dividen en (fig. 35-31, Cy D): rior, pero en pacientes obesos o en hernias muy voluminosas
a) Indirecta superior: sumamente rara, es aquella hernia la incisión debe ser losángica, resecando la cicatriz umbilical
que se produce cuando queda libre el borde superior de la fascia. o incluso asociando una dermolipectomía (fig. 35-34), y mu-
b) Indirecta inferior: mucho más frecuente; aquí el borde chas veces es necesaria la resección de parte del epiplón para
superior está firmemente adherido al anillo y queda libre su lograr la reducción de su contenido. Llegado el momento de la
borde inferior. plástica, la más comúnmente utilizada es la imbricación trans-
c) Directa: como consecuencia de falta de cobertura fascial versal, llevando el colgajo aponeurótico superior sobre el infe-
del anillo umbilical, la hernia se abre paso directamente. rior {técnica de Mayo) o a la inversa (Zeno); puede recurrirse
Características. A diferencia de otras, el saco herniario se también al método de la invaginación múltiple transversal
encuentra firmemente adherido a los bordes del anillo que (Morestin).
impide su deslizamiento, por lo cual el crecimiento se hará a Pronóstico. Es bueno en las hernias simples, con una
expensas de adelgazar y elongar su peritoneo. En el contenido recidiva del 5 % utilizando la técnica de Mayo; ocurre lo con-
suele encontrarse el epiplón muy frecuentemente, el cual pro- trario con las hernias estranguladas, en que la mortalidad al-
voca con facilidad adherencias al saco y al anillo, convirtién- canza hasta un 25 %.
dose así la hernia en irreductible, y no es rara la inflamación
de su contenido (epiploítis).
Diagnóstico. En las hernias reductibles se podrá palpar Hernia epigástrica
fácilmente el anillo umbilical agrandado. En las irreductibles
pueden presentarse náuseas, vómitos o epigastralgia por la trac- Todas las hernias que se producen en la línea media por
ción que ejerce el epipión sobre las visceras; estas múltiples encima del ombligo son conocidas como hernias epigástricas.
adherencias del epiplón crean distintos compartimientos en el Definición. Es la protrusión, a través del entrecruzamiento
saco que le dan a la formación redondeada de la tumoración de las fibras aponeuróticas en la línea media, de visceras y
hemiaria una superficie irregular. epiplón, y muchas veces son solamente lipomas de la grasa
Tratamiento. La primera referencia del tratamiento quirúr- peritoneal.
gico de la hernia umbilical (1740) es el que se adoptó frente a Frecuencia. Suelen ser más comunes de lo que se creen.
un caso de estrangul amiento resecando el intestino "mortifi- Para Watson constituyen el 1 % de todas las hernias y para
cado" que sobresalía. Recién a fines del siglo XIX surge, con Zavaleta alcanzan al 4 %; son por lo general patrimonio del
la técnica descripta por William Mayo (1898), el tratamiento sexo masculino, entre la segunda y tercera década de la vida.
electivo para la hernia umbilical, la cual fue conocida como Etiología. Como factores predisponentes tienen importan-

Fig. 35-33. Hernia umbili-


cal pequeña. A, incisión
losángica. B, plástica de
Mayo.

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35. PARED ABDOMINAL 441

Fig. 35-34. Hernia umbili-


cal grosera. A, resección de
ombligo y dermolipectomía
asociada. B. plástica de
Mayo.

cia los esfuerzos, los trabajos pesados, la obesidad, el adel- lla; bastará con imbricar longitudinalmente la línea blanca (fig.
gazamiento rápido y el embarazo. Los pequeños orificios 35-35). Las recidivas son muy poco frecuentes.
aponeuróticos a través de los cuales pasan los vasos y las ra-
mas perforantes de los nervios intercostales son a veces más
grandes que lo necesario y predisponen a la salida de una her- Hernia de Spiegel
nia.
Es aquella que protruye por la línea semilunar. Es por lo
Anatomía. La línea blanca se extiende desde el apéndice
tanto una hernia ventral lateral, de manera que se origina por
xifoides hasta el pubis. Su forma es similar a la de una hoja de
fuera del músculo recto anterior del abdomen e inmediatamente
lanza, con la parte más ancha a nivel del ombligo, y es por ello
por debajo del arco de Douglas (fig. 35-36).
que las hernias epigástricas más voluminosas se encuentran
Clasificación. Se describen dos variedades: a) por encima
en la región inmediata supraumbilical.
de los vasos epigástricos inferiores; y b) las que aparecen por
Diagnóstico. Por lo general, su signosintomatología es muy debajo de ellos. Se considera como verdaderas hernias de
escasa e indefinida (epigastralgias, náuseas, vómitos o dolo- Spiegel a las primeras,
res cólicos), y por ello no es infrecuente que se piense en dis-
Diagnóstico. Es una patología poco común y su diagnós-
tintos cuadros de patología del abdomen superior (úlcera
tico no es siempre sencillo, ya que los síntomas son impreci-
gastroduodenal, litiasis vesicular, etc.) como responsables de
sos y en oportunidades la hernia puede manifestarse por deba-
esas manifestaciones. Por lo tanto, el examen físico deberá ser
jo de la aponeurosis del músculo oblicuo mayor, dando lugar
muy cuidadoso, tratando de percibir la pequeña tumoración
a lo que se conoce como hernia encubierta.
hemiaria y buscar su signo más característico: "el dolor loca-
Tratamiento quirúrgico. Es sencillo, pero cuando son de
lizado y la sensibilidad a la presión sobre la hernia". Otras
mayor volumen deben tratarse como si fueran verdaderas
veces, con el paciente de pie, al palpar la hernia puede
eventraciones.
percibirse una vibración característica al momento de realizar
un esfuerzo (maniobra de Litten).
Evolución. No es habitual que presenten complicaciones, Hernias lumbares
ya que cuando su tamaño es considerable, la viscera más co-
múnmente hallada es el epiplón. Se manifiestan a través de la región lumbar, cuyos límites
Tratamiento. Sin duda, el tratamiento debe ser quirúrgi- son: hacia arriba la 12a. costilla, abajo la cresta ilíaca, por su
co, pero antes de decidirlo habrá que descartar la coexistencia parte posterior los músculos espinales y en la anterior el bor-
de patología abdominal asociada como responsable de la de posterior del oblicuo mayor.
sintomatología. Su indicación será el aumento de tamaño o la Clasificación. Son conocidas también por su nombre pro-
intensidad de sus síntomas. Consiste en explorar la línea alba pio: a) hernia del triángulo de Petit; b) del cuadrilátero de
abriendo a nivel de la hernia, ya que por lo general son hernias Grynfeltt; c) costoilíaca de Larrey, y c) suprailíaca de Huguier.
múltiples, y en el caso de patología abdominal asociada o sos- Dentro de su rareza, las más comunes son las dos prime-
pecha de ésta, una ampliación de la incisión permite una co- ras, conocidas también como hernia lumbar inferior y supe-
rrecta exploración del abdomen. La reconstrucción es senci- rior, respectivamente.

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442 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Fig. 35-35. A, Hernia epigástrica. B, técnica de imbricación vertical. C, superposición de aponeurosis.

Triángulo de Petit. Generalmente inexistente. Se encuen- mación de triángulo), pero a veces por su longitud también
tra limitado hacia adelante por el oblicuo mayor, hacia atrás participa la 12a. costilla (formación de cuadrilátero) (fig. 35-
por el borde inferior del dorsal ancho y hacia abajo por la 37, 5).
cresta ilíaca (fig. 35-37, A), Etiología. Pueden ser congénitas o adquiridas, y dentro
Espacio de Grynfeltt. Sus límites tienen al oblicuo menor de éstas, traumáticas o espontáneas; estas últimas son las más
hacia abajo y adelante, el borde los músculos espinales por frecuentes.
detrás y el borde inferior del serrato menor hacia arriba (for- Diagnóstico. Se manifiestan por la aparición de un bulto
en la región descripta, que se detecta mejor con la posición de
pie y que puede reducirse con facilidad. No obstante, se debe
hacer el diagnóstico diferencial con: abscesos, tumores de
partes blandas, hernia muscular y tumores renales.
Complicaciones. Es excepcional su complicación, por lo
cual el tratamiento puede diferirse indefinidamente, pero lle-
gado el momento de encararlo, la cirugía consistirá en utilizar
colgajos de aponeurosis y/o músculos para cubrir el defecto
hemiario.

Hernia obturatriz

Es aquella que se produce a nivel del agujero obturador de


la pelvis, al seguir las visceras el canal que forma el paquete
vasculonervioso en la membrana obturatriz, en su pasaje ha-
cia el muslo (fig. 35-38). Los enfermos generalmente son año-
sos y del sexo femenino.
Diagnóstico. Los síntomas son imprecisos y de índole
gastrointestinal, pero cuando el saco comprime al nervio
obturador, se origina un dolor característico en la cara interna
del muslo (signo de Howship-Romberg).
Complicaciones. Su importancia radica, no en su frecuen-
cia, que es muy baja, sino en las complicaciones severas que
presenta (obstrucción intestinal y estrangulación), dado lo
Fig. 35-36. Hernia de Spiegel (HS): es una hernia del ángulo externo del inextensible que resulta el conducto osteofibroso formado en-
arco de Douglas. 1. recto abdominal derecho; 2, arco de Douglas. tre el pubis por arriba y la membrana obturatriz por debajo.

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35. PARED ABDOMINAL 443

Fig. 35-37. Hernia lumbar. A, triángulo


de Petít: 1, dorsal ancho; 2, oblicuo ma-
yor; 3, cresta ilíaca. B, espacio de
Grynfeltt: 4, oblicuo menor; 5, cuadrado
lumbar; 6, serrato menor; 7, 12a. costi-
lla.

Tratamiento. El único tratamiento es el quirúrgico, que mayor (variedad supraespinal); 2) por debajo de ese músculo
puede efectuarse por vía obturatriz o por vía abdominal, pero (variedad infraespinal), y 3) por la escotadura isquiática me-
por dudas diagnósticas generalmente la más usada es esta últi- nor, entre los ligamentos sacrociáticos mayor y menor (varie-
ma. Después de la abertura del canal obturador se cierra el dad infraespinosa) (fig. 35-39).
orificio utilizando el peritoneo de la zona, y si por el tamaño Diagnóstico. En la mayor parte de los casos el diagnóstico
no fuera posible, se recurrirá al uso de material protésico. se hace tardíamente al tratar un cuadro de obstrucción intesti-
Con excepción de la hernia estrangulada, la cual presenta nal; por lo tanto, presenta una alta mortalidad. La vía de acce-
una alta mortalidad, los resultados del tratamiento quirúrgico so puede ser isquiática o abdominal.
son buenos.

Hernia isquiática

Es la más rara de todas. Se la conoce también como "her-


nia glútea", ya que puede exteriorizarse en esa zona.
Clasificación. Según se exteriorice, tendremos: 1) por en-
cima del músculo piramidal a través de la escotadura isquiática

Fig. 35-38. Hernia obturatriz: A, el saco atraviesa el canal del obturador Fig. 35-39. Hernia isquiática: 1, músculo piriforme; 2, nervio ciático; 3,
por delante del nervio: 1, nervio y arteria obturatrices; 2, sartorio; 3, ligamento sacrociático menor; 4, ligamento sacrociático mayor. A, hernia
obturador externo; 4, abductor largo. suprapiramidal. B, hernia infrapiramidal; C. hernia infraespinosa.

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444 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Hernia perineal Patogenia. No obstante su rareza, es 5 veces más frecuen-


te en la mujer que en el hombre. Como en la mayoría de las
Hace protrusión entre los músculos y aponeurosis que for- hernias, el factor más importante en su desarrollo es la predis-
man el piso de la región perineal (elevador del ano y músculos posición congénita.
coccígeos). Son sinónimos el nombre de hernia pelviana, pu- Clasificación. Pueden presentarse en la zona medial o la-
denda, vaginal, etc. (fig. 35-40). teral del perineo, y estas últimas pueden ser anteriores, y apa-
recen en el labio mayor, o posteriores, haciendo protrusión en
el recto o en la vagina.
Diagnóstico. El tacto vaginal rectal o combinando ambos
permite descubrir una tumoración en la pelvis, que puede re-
ducirse hacia arriba en el fondo de saco de Douglas; casi siem-
pre existe un impulso al toser.
Tratamiento. La única terapéutica posible es la quirúrgi-
ca, y el acceso se obtiene por vía abdominal, perineal o com-
binada.

Hernias internas

Se definen como aquellas en las cuales la viscera se intro-


duce en una fosita peritoneal o agujero dentro de la cavidad
abdominal.
Clasificación. Se dividen en dos grupos; 1) retroperitoneal:
paraduodenal (la más frecuente), paracecal, intersigmoidea y
la del hiato de Winslow; 2) anteperitoneal: a través del
mesenterio, del epiplón o del ligamento ancho.
Diagnóstico. La forma más habitual en que se llega al diag-
nóstico es durante la intervención quirúrgica por un cuadro de
oclusión intestinal mecánica; ello equivale a decir "tardíamen-
te", por lo cual los síntomas son muchas veces los del íleo
estrangulante simple o peritonítico.
Tratamiento. En la cirugía, además de liberar el asa intes-
tinal y evaluarla, habrá que ocluir la fosita o brecha con pun-
tos en sus bordes.

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DEHISCENCIA Y EVISCERACION

Eduardo D. Napoli
Fig. 35-40. Hernia perineal. A, puntos débiles del diafragma muscular
pelviano: 1, bulbo cavernoso; 2; isquiocavernoso; 3, elevador del ano; 4,
coccígeo; 5. cóccix; 6. glúteo mayor; 7, transverso del periné, a. hernia Definición. La dehiscencia de una herida abdominal es la
lateral anterior, h y c. hernias laterales posteriores. B, hernia perineal en la apertura durante el postoperatorio inmediato de los planos
mujer, a, hernia labial; b, hernia perineal anterior (inguinal); c, hernia peri- laparotómicos que fueron cerrados. Puede ser completa, cuando
neal posterior. C, hernia perineal en el hombre. se abren todos los planos, o incompleta, cuando se abre la

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35. PARED ABDOMINAL 445

aponeurosis pero persiste la sutura del peritoneo y/o de la piel


(fig. 35-41).
La dehiscencia laparotómica aguda completa puede pre-
sentarse con evisceración, cuando las visceras salen de la ca-
vidad abdominal, o retenida, cuando permanecen, sin hacer
protrusión, en el interior de aquélla.
La evisceración puede ser de tres grados. En el primero,
las visceras no alcanzan el nivel de la piel; en el segundo, un
sector de las visceras supera el nivel de la piel sin sobrepasar
el borde mesentérico; y en el tercero, el borde mesentérico
sobrepasa la piel (fig. 35-42, A-D).
Epidemiología. La dehiscencia ocurre en el 0,5 al 17 %
de las laparotomías, tanto en incisiones verticales como trans-
versales u oblicuas. Se presenta más frecuentemente en varo-
nes que en mujeres (6,7: 1) y sobre todo en pacientes mayores
de 60 años.
Patogenia. La dehiscencia puede ocurrir por causas gene-
rales o locales, o por una combinación de ambas. Las causas Fig. 35-41. Dehiscencia incompleta. La piel permanece intacta cubriendo
generales predisponentes son edad avanzada, ictericia, ane- el defecto aponeurótico.

Fig. 35-42. A, Evisceración grado I. Las asas permanecen contenidas en el fondo del defecto de la pared. B, Evisceración grado II. El borde antimesentérico
de las asas llega al nivel de la piel. C, Evisceración grado III. El borde antimesentérico sobrepasa el nivel de la piel. D. Evisceración grado III.

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446 SECCIÓN VI. ABDOMEN

mia, depleción proteica y tratamiento prolongado con corti- dehiscencia incompleta, pero tratándose de enfermos en buen
costeroides. Todas ellas impiden la cicatrización normal de la estado general, la reoperación urgente está indicada. Lo mis-
herida quirúrgica, y por lo tanto, disminuyen la resistencia de mo cuando existe obstrucción intestinal u otras complicacio-
la pared abdominal durante el postoperatorio inmediato. Las nes intraabdominales, cualquiera que sea el estado del pacien-
causas locales incluyen aspectos inherentes a los materiales te. El tratamiento quirúrgico consiste en la limpieza de la heri-
de sutura empleados y la mala realización de los nudos. Otro da y nueva sutura de los bordes parietales. Si es posible iden-
factor local de complicación es la mala relajación de la pared tificar los planos de la pared, se los cierra individualmente,
durante el cierre de la laparotomía. Esto ocasiona una tensión suturando peritoneo y aponeurosis en forma separada. Lo más
excesiva de la sutura y eventualmente el desgarro de los teji- común es que no sea posible identificarlos y se deba suturar la
dos. pared en un solo plano, utilizando para ello material
Diagnóstico. La presencia de líquido serohemático en las irreabsorbible, y realizando incisiones de descarga si fuera
gasas que cubren la herida debe hacer sospechar una necesario para que los bordes de la pared queden afrontados
dehiscencia incompleta. El diagnóstico se confirma mediante sin tensión.
la palpación de la herida, que pone de manifiesto una debili- Como refuerzo de la pared abdominal, algunos cirujanos
dad anormal en la línea de sutura. En cambio, la dehiscencia colocan los llamados "puntos capitonados". que toman en blo-
completa se diagnostica mediante la simple inspección de la que todos los planos de la pared, desde la piel al peritoneo. Se
herida. colocan a 3 o 4 cm del borde cutáneo y se anudan sobre un
Tratamiento. Depende del tipo de dehiscencia, del estado tubo de goma para proteger la zona de apoyo (fig. 35-44, A-
general del paciente y de la presencia de otras complicacio- C). La principal complicación es que pueden ocasionar lesio-
nes. La dehiscencia incompleta y la evisceración grado I, en nes por decúbito de asas intestinales, con la consecuente fístula
enfermos de alto riesgo sin otras complicaciones abdomina- enteral. Por esta razón su uso es controvertido.
les, pueden ser tratadas en forma conservadora. Esto consiste En los casos en que existe necrosis parietal o infección
en curas locales y la aplicación de un sistema para contener la severa, o cuando después de la limpieza el tamaño de la pérdi-
pared y evitar la evisceración grado II o III. El más empleado da de sustancia es demasiado extenso como para permitir el
es la faja elástica, o también la faja de Montgomery. Este mé- cierre con la propia pared, puede optarse por la colocación de
todo, utilizado desde hace muchos años, permite en forma sim- una prótesis (malla) para cerrar el defecto (fig. 35-45).
ple efectuar una contención efectiva del contenido abdominal. La función de la malla es. además, que el cierre de la lapa-
Se realiza utilizando tiras de tela adhesiva, de longitud similar rotomía se efectúe con una tensión parietal adecuada, ya que
a la circunferencia abdominal, que se superponen parcialmen- un cierre a tensión de la pared condiciona perturbaciones res-
te una sobre otra de modo de lograr un ancho aproximado a la piratorias y, en alto porcentaje, fracaso del cierre con nueva
distancia que va del reborde costal a la espina ilíaca antero- dehiscencia.
superior. En sus extremos se refuerza con bajalenguas o tubos Para su colocación se liberan los bordes aponeuróticos con
de plástico, para permitir efecturar ojales y ajustado utilizan- el objeto de disponer de una extensión suficiente de bordes
do tiras plásticas (tipo sondas nasogástricas o guías de suero). libres que permita suturar la prótesis. Se recorta la malla en un
Se coloca alrededor del abdomen, anudando las tiras en su tamaño adecuado para cubrir la zona. Con puntos en U de
cara anterior, con una tensión firme, de modo que efectúa una material irreabsorbible se la fija en todo el contorno, ya sea
contención adecuada y sostenida de la zona (fig. 35-43). Un incluyendo todos los planos parietales o solamente la superfi-
tratamiento conservador exitoso permite el cierre de la herida cie aponeurótica. De ser posible, se coloca el epiplón cubrien-
quirúrgica dehiscente. Aunque la eventración alejada es en este do las asas intestinales, de modo que quede interpuesto entre
caso la regla, el tratamiento quirúrgico de esa complicación éstas y la malla, la que se deja descubierta, cubriéndola con
puede ser llevado a cabo en mejores condiciones locales y gasa furacinada o vaselinada. Posteriormente puede aplicarse
generales. (done by 007) dextranómero, azúcar u otro material que favorezca la
Por el contrario, en la evisceración grados II y III, y en la granulación y trate la infección. Durante la cicatrización, la
malla es incluida en el proceso, permitiendo que esa inclusión
refuerce la pared. La inclusión se produce más fácilmente y
con menor reacción cuando se utiliza material reabsorbible,
aunque esta malla desaparece aproximadamente a los 45 días.
Las dehiscencias resuturadas evolucionan hacia eventra-
ciones en alrededor del 50 % de los casos.

EVENTRACIÓN

Definición. Es la protrusión o salida del contenido abdo-


minal a través de un defecto adquirido de la pared abdominal,
por lo general una laparotomía previa.
Epidemiología. La eventración ocurre en el 4,7 % al 13 %
de las laparotomías según distintas series estudiadas (Maingot,
1986). El mayor porcentaje aparece antes de cumplido el pri-
mer año de la cirugía, habitualmente dentro de los 3 primeros
meses.
Patogenia. Se deben diferenciar las eventraciones que apa-
recen en la cicatriz de una laparotomía de las que ocurren por
Fig. 35-43. Faja de Montgomery. otras causas en zonas no debilitadas por heridas quirúrgicas.

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35. PARED ABDOMINAL 447

Fig. 35-45. Malla colocada en un paciente con peritonitis difusa y


evisccración.

Eventración poslaparotomía. Los múltiples factores que


predisponen a la eventración poslaparotomía (fig. 35-46) pue-
den clasificarse en: 1) dependientes del paciente; 2) dependien-
tes del tipo de cirugía; 3) dependientes de la técnica quirúrgi-
ca.
/. Dependientes del paciente. AI igual que en la dehiscen-
cia, tienen mayor riesgo de eventración los pacientes obesos.
ancianos, desnutridos, anémicos, ictéricos, neoplásicos, trata-
dos con corticosteroides en forma prolongada e insuficientes
respiratorios.
2. Dependientes del tipo de cirugía. Las operaciones de
urgencia por infecciones intraabdominales severas y las ope-
raciones en carcinomatosis con ascitis tienen un elevado ries-
go de eventración. También favorece su aparición la presencia
durante el postoperatorio de íleo, tos, vómitos y otros factores

Fig. 35-44. A, Punto capitonado extraperitoneal. El punto no toma el


peritoneo, que permanece como protección entre el hilo y las visceras. B,
Punto capitonadu intraperitoneal que abarca la totalidad de las capas de la Fig. 35-46. Eventración posterior a una incisión paramediana derecha para
pared. C, Colocación de puntos de aponeurosis entre los capitones, que tratar una peritonitis apendicular (que evolucionó con infección de la pa-
actúan como refuerzo de la pared. red).

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448 SECCIÓN VI. ABDOMEN

que aumentan la presión intraabdominal. La infección de la


pared es una causa muy importante que predispone a la apari-
ción de eventraciones postoperatorias.
3. Dependientes de la técnica quirúrgica. Las incisiones
en T, las pararrectales externas (por sección de los filetes de
inervación de los músculos rectos), las incisiones oblicuas y
las medianas son las más eventrógenas. Las incisiones trans-
versales son más seguras, ya que por razones anatómicas el
afrontamiento de sus bordes se realiza con menor tensión.
También importa el tamaño de la incisión: cuanto mayor
sea la herida, mayor será el riesgo de eventración.
Es importante también en el cierre de una herida realizar
una correcta hemostasia para evitar hematomas, preparar co-
rrectamente los bordes que se deben suturar, lavar adecuada-
mente para eliminar por arrastre coágulos y tejidos libres, que
contribuyen a la infección, colocar correctamente los puntos
de sutura, y cuidar la estricta asepsia de los elementos de ciru-
gía. La colocación de tubos de drenaje a través de la herida
contribuye a su debilitamiento, sobre todo si la permanencia Fig. 35-47. Necrosis de planos parietales y apertura del saco eventrógeno
de aquéllos es prolongada. al exterior.
Otras causas de eventración. Las eventraciones que apa-
recen en zonas no debilitadas por una incisión quirúrgica pue-
den ser postraumáticas, por aplasia congénita de un segmento tamaño, situación anatómica, etc. Interesa destacar los princi-
parietal (síndrome de Eagle-Barret), por enfermedades que pios generales en la reparación, sin mencionar las particulari-
alteren la inervación muscular o por diastasis de los músculos dades de cada técnica, que muchas veces presentan similitu-
rectos secundarias a la gestación. En estos casos, lo que se des.
encuentra es una debilidad de toda la pared, la cual protruye, Los pasos comunes a la mayoría de las eventraciones son:
pese a que están presentes todos los planos musculoapo- 1. Disección y apertura del saco eventrógeno.
neuróticos, incluido el peritoneo. 2. Liberación completa de las adherencias intestinales al
Anatomía patológica. La piel, el tejido celular y un saco saco y restitución de las visceras a la cavidad peritoneal.
peritoneal son los elementos anatómicos de la eventración 3. Resección del saco y de la piel sobrante.
poslaparotomía. Si el paciente tuvo una evisceración incom- 4. Cierre sin tensión de la brecha aponeurótica (plástica de
pleta en el postoperatorio inmediato, en la eventración alejada la eventración). Cuando la eventración se asocia con un abdo-
se encuentra solamente piel y una cubierta serosa en contacto men péndulo, con gran cantidad de tejido adiposo excedente,
directo con el contenido del saco. Este contenido es general- es aconsejable realizar una dermolipectomía, para corregir
mente epiplón e intestino delgado, aunque también puede ha- estéticamente ¡a pared.
llarse colon e incluso estómago. Han sido descriptas numerosas técnicas para la plástica de
En las eventraciones de causa no quirúrgica es dable en- la pared. Cuando la eventración es de pequeño tamaño y los
contrar todos los planos constitutivos de la pared abdominal planos se identifican con facilidad, es posible la reparación
formando el saco, aunque muy debilitados. anatómica, suturándolos individualmente, por ejemplo, en la
Presentación clínica. Muchas eventraciones son asinto- eventración posterior a una incisión de McBurney.
máticas y se las descubre en controles postoperatorios. El ha- La imbricación es la superposición de un plano sobre otro,
llazgo más común es la protrusión en la zona de la herida qui- con lo cual se obtiene un cierre reforzado, en dos planos, de la
rúrgica. que se pone de manifiesto con esfuerzos. Cuando se brecha aponeurótica. Para ello se coloca primero una serie de
examina al paciente con la pared relajada, es posible delimitar puntos en U desde un borde aponeurótico hasta el colgajo
los bordes del defecto. contralateral, a una distancia del borde que permita la imbri-
El dolor es un síntoma de presentación inconstante. Puede cación. Luego de anudados los puntos correspondientes a este
ser continuo, intermitente con aparición ante los esfuerzos, o plano, se colocan los puntos del colgajo aponeurótico más su-
cólico por obstrucción debida a la introducción de visceras en perficial. El material de sutura utilizado para el cierre de am-
el saco eventrógeno. bos planos es irreabsorbible (nailon, polipropileno, etc.).
Cualquier eventración puede presentar episodios de atas- Para reforzar la pared puede recurrirse a colgajos muscu-
camiento y estrangulación. También pueden necrosarse los lares, habitualmente del músculo recto o de su aponeurosis.
planos suprayacentes, ya sea por fenómenos isquémicos loca- Sin embargo, el refuerzo más frecuentemente empleado es la
les o por necrosis del contenido del saco, que termina por abrir- colocación de una prótesis (malla). (Véase más adelante.)
se en la piel (fig. 35-47). Si los bordes aponeuróticos no permiten la imbricación,
Indicaciones quirúrgicas. Se considera que todas las puede realizarse un cierre borde a borde de aquéllos. La sutura
eventraciones deben ser tratadas quirúrgicamente. No obstan- debe quedar sin tensión, por lo cual, en caso necesario, se efec-
te, esta regla general tiene excepciones que marcan las contra- tuarán incisiones laterales de descarga.
indicaciones a toda cirugía por causas respiratorias, cardiovas- Neumoperítoneo preoperatorio. En 1940. Iván Goñi
culares, renales, pacientes con hipertensión portal, carcino- Moreno describió un procedimiento de preparación preo-
matosis peritoneal, etc., que hacen que cada caso deba ser eva- peratoria indicado en las eventraciones de gran tamaño. Este
luado en forma particular. método, que significó un avance extraordinario, consiste en la
Procedimientos quirúrgicos. Se han descripto numero- introducción preoperatoria de aire en la cavidad peritoneal.
sas técnicas para tratar las diferentes eventraciones, según su De esta manera se consigue aumentar notablemente la capaci-

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35. PARED ABDOMINAL 449

dad abdominal, lo cual a su vez permite reintroducir sin ten-


sión el contenido visceral de grandes sacos eventrógenos. Sin
esta técnica, la reintroducción al abdomen de grandes masas
viscerales puede conducir a la insuficiencia respiratoria
postoperatoria o al fracaso de la plástica por excesiva tensión
de la sutura. El neumoperitoneo preoperatorio está indicado
en las grandes eventraciones, en enfermos con paredes abdo-
minales tensas que impiden un cierre apropiado de la brecha
aponeurótica y en pacientes con compromiso respiratorio.
Técnica. Se realiza una punción en la fosa ilíaca izquier-
da, en condiciones óptimas de asepsia. Una vez colocada la
aguja de punción y habiéndose comprobado que se encuentra
en la cavidad peritoneal, se comienza a insuflar aire. Para ello
se emplean dos frascos bitubulados conectados entre sí, uno
de ellos con líquido en su interior. Al pasar el líquido conteni-
do de un frasco al otro, desplaza la misma cantidad de aire,
que es dirigido a través de la aguja de punción a la cavidad
peritoneal. Esto permite conocer el volumen de aire inyecta-
do, el cual se va aumentando en distintas sesiones desde 500 a
3000 ml, de acuerdo con la tolerancia del paciente. Habitual-
mente se suspende el procedimiento cuando se alcanzan de 10
a 20 litros en múltiples sesiones.
Es necesario realizar un examen funcional respiratorio antes
de comenzar las sesiones y al final de ellas. Inicialmente la
capacidad vital disminuye y luego se normaliza debido a la
adaptación de los músculos respiratorios.
Colocación de prótesis. En la medida de lo posible, es
mejor reparar una eventración con tejidos del propio paciente,
lo cual suele ser factible gracias al empleo del neumoperitoneo
preoperatorio. No obstante, hay situaciones en que no se pue-
de realizar una reparación satisfactoria sin la colocación de un
refuerzo sintético.
Se han utilizado distintos tipos de malla protésica. Existen Fig. 35-48. A. Colocación de puntos en U para fijar la malla a la pared. B,
de material irreabsorbible, como nailon, dacrón, teflón y Puntos que fijan la malla a la aponeurosis después de haber cerrado el
polipropileno (Marlex, Prolene). Las de este último material peritoneo.
son las más utilizadas actualmente, ya que brindan un adecua-
do refuerzo de !a pared, con menor incidencia de rechazo. Las
de material reabsorbible (poliglactina) tienen la característica La infección de la zona es una complicación que predispo-
de ser hidrolizadas por el organismo y pierden su fuerza tensil ne a las colecciones y al rechazo de la malla. Esto obliga a
en un lapso aproximado de 45 días. Pueden ser utilizadas para lavar prolijamente la herida durante la colocación de la malla,
cubrir defectos de pared en una herida que va a permanecer evitar los drenajes en contacto con ella y administrar
abierta, ya que no crean complicaciones al estar en contacto antibióticos en el preoperatorio y postoperatorio.
con las visceras, pero se desaconseja su utilización en la repa- Cuando la malla es rechazada, generalmente se presentan
ración de eventraciones debido, justamente, a su rápida trayectos fistulosos. Se los debe explorar para extraer los frag-
reabsorción (Barroetaveña, 1988). Se utiliza una malla un poco mentos de la malla y lograr el cierre del trayecto. En algunos
más grande que la brecha por ocluir, y se la fija en toda la casos debe extraerse quirúrgicamente la malla en forma com-
circunferencia del borde aponeurótico, utilizando material sin- pleta, ya que no se puede lograr el cierre de los trayectos
tético irreabsorbible. Es imprescindible evitar pliegues y zo- fistulosos con las maniobras antes indicadas. La zona de la
nas con tensión inadecuada (fig. 35-48, A y 6). cual se extrajo la malla queda debilitada, y ello favorece la
recidiva de la eventración.
La malla puede ser colocada en forma intraperitoneal,
subaponeurótica o supraaponeurótica. En la primera, la prótesis La tasa de recidiva en diversas series en las que se utilizó
está en contacto con el contenido abdominal, aunque separada material protésico en el cierre de una eventración es de alrede-
de las asas por epiplón para evitar las lesiones por contacto. dor del 10%.
En la segunda, la prótesis queda colocada entre el peritoneo
cerrado y la aponeurosis, situación ideal que permite una rápi-
da incorporación de la prótesis al resto de los tejidos (ésta es BIBLIOGRAFÍA
la forma preferida de colocación). En la tercera, la prótesis
queda por delante de la aponeurosis cerrada, una situación que Barroetaveña J y col.: Cirugía de las eventraciones. El Ateneo, Bue-
nos Aires, 1988.
favorece la aparición en el postoperatorio de colecciones Maingot R: Operaciones abdominales, 8a. ed. Editorial Panamerica-
serosas y eventualmente la infección y el rechazo. na, Buenos Aires, 1986.

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Peritoneo. Anatomía y fisiología. Infecciones. Tumores

Anatomía e histología avasculares que sujetan los órganos a las paredes del abdo-
men.
Eduardo Bumaschny Como consecuencia de fenómenos embrionarios de rota-
ción y coalescencia quedan libres en la cavidad abdominal: el
La cavidad abdominal es un espacio virtual con contenido yeyunoíleon y su meso (mesenterio), el colon transverso y su
visceral. Su superficie interna y los órganos que encierra se meso, y el sigma y su meso (mesocolon transverso y mesocolon
hallan recubiertos por una serosa (el peritoneo) que los reviste sigmoideo, respectivamente). La falta de coalescencia deter-
prácticamente sin interrupción. Esta estructura de origen mina la posibilidad de que permanezcan móviles otras porcio-
mesodérmico, derivada del celoma primitivo, es una membra- nes habitualmente fijas del tubo digestivo (como el ciego), lo
na conjuntiva que posee dos capas: una celulofibrosa de sos- que favorece las rotaciones anómalas o vólvulos.
tén (lamina propia) que contiene colágeno, fibras elásticas, La cavidad abdominal se transforma de virtual en verda-
macrófagos, adipocitos, vasos sanguíneos, linfáticos y nervios, dera cuando se ingresa a ella, o cuando por un proceso patoló-
y otra superficial de revestimiento (mesotelio) compuesta por gico es ocupada por líquido o gas. Esta cavidad no tiene la
un solo estrato de epitelio plano de células poligonales forma de una bolsa única, sino que posee espacios secunda-
recubiertas de microvellosidades (equivalentes al ribete en rios, que a modo de divertículos se comunican con ella y están
cepillo de las células intestinales). En la porción subdia- contenidos en su interior. Entre estos sectores secundarios se
fragmática del peritoneo se advierte la existencia de estomas reconoce en el abdomen superior la trascavidad o retrocavidad
(espacios abiertos entre las células mesoteliales) que estable- de los epiplones, que se extiende por detrás del estómago lle-
cen comunicación con los colectores linfáticos subyacentes gando hacia la izquierda hasta el límite del epiplón gastro-
(lacunae), lo cual los vincula con la circulación linfática y la esplénico, hacia arriba hasta el diafragma, hacia abajo hasta el
pleura. mesocolon transverso y el epiplón gastrocólico. y hacia la de-
Es de destacar el exuberante desarrollo vascular, linfático recha hasta el gastrohepático. La trascavidad se comunica con
y nervioso del peritoneo, que explica la importante repercu- la gran cavidad a través del hiato de Winslow, cuyos límites
sión local y general de los procesos patológicos que afectan el son el pedículo hepático, la cara inferior del lóbulo de Spiegel,
abdomen y también su excelente capacidad defensiva. Su su- la vena cava inferior y la coalescencia de ésta con el mesoduo-
perficie abarca aproximadamente 1,70 m2 en el adulto, denopáncreas.
distribuyéndose entre el peritoneo parietal (que tapiza inter- Con criterio anatomoquirúrgico se puede dividir el abdo-
namente las paredes anterior, lateral, superior y posterior del men en dos compartimientos limitados por un plano horizon-
abdomen) y el peritoneo visceral (que es la continuación del tal que pasa por los rebordes costales y cuyo tabique divisorio
parietal al reflejarse sobre los mesos pasando a constituir la virtual es el mesocolon transverso (fig. 36-1). Se obtiene así
capa serosa de las porciones del tubo digestivo y del aparato una región superior o abdominotorácica y otra inferior o
genital femenino intraabdominal). abdominopélvica. Los procesos patológicos de la primera zona
La mayor parte de los órganos contenidos en el abdomen pueden manifestarse a nivel torácico (debe tenerse en cuenta
(con la única excepción de los ovarios y las fimbrias de las que la cúpula diafragmática se proyecta a la altura del 4to o 5to
trompas) está recubierta por peritoneo, conformando los ór- espacio intercostal), simulando afecciones pulmonares o
ganos intraperitoneales. Existen asimismo otras visceras pleurales e incluso evolucionando con complicaciones a ese
—como el duodeno o el colon— que sólo están parcialmente nivel. El cirujano puede alcanzar los órganos contenidos en
tapizadas, ya que alguna de sus paredes queda incluida en las este espacio por una vía transtorácica o transdiafragmática.
estructuras retroperitoneales (órganos retroperitoneales secun- En forma similar, las enfermedades que se localizan en la re-
darios). Ln tercer tipo de órganos, no vinculados al tubo di- gión abdominopélvica muchas veces se exteriorizan o pueden
gestivo. se bailan alojados desde sus esbozos embriológicos ser accedidas a través del periné, el recto o la vagina.
en el retroperitoneo (etroperitoneales puros), como el riñon, Estos dos territorios se pueden subdividir en secciones (fig.
las glándulas suprarrenales y los grandes vasos. 36-2). De esta forma hallamos en el hemiabdomen inferior
Además de las visceras, se hallan también cubiertas por cinco espacios: a) espacios intermesenterocólicos derecho e
peritoneo otras estructuras de interés quirúrgico. Estas son los izquierdo, limitados por el mesenterio como tabique medial y
mesos: pedículos de tejido celulograso por los que transcurren el marco colónico hacia afuera; b) goteras o espacios parieto-
los vasos sanguíneos, linfáticos y nervios de los órganos; los cólicos derecho e izquierdo, circunscriptos por las porciones
epiplones: estructuras fibroadiposas que enlazan dos o más ascendente y descendente del colon hacia adentro y la pared
visceras entre sí. y los ligamentos: membranas generalmente abdominal hacia afuera y c) fondo de saco de Douglas, sitio

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16. PERITONEO 451

más declive de la cavidad abdominopelviana, delimitado por


el recto hacia atrás, las paredes de la pelvis hacia los lados y
los órganos genitourinarios hacia adelante (vejiga en el hom-
bre y útero y porción superior de la vagina en la mujer).
Entre los compartimientos del hemiabdomen superior ad-
quieren relevancia los espacios subfrénicos (o subdia-
fragmáticos) derecho e izquierdo. Su límite inferior está cons-
tituido de derecha a izquierda por un plano que se apoya en el Espacio
ángulo hepático del colon, el mesocolon transverso, el bulbo subfrénico
duodenal la curvatura menor gástrica, el fundus gástrico y el
ángulo esplénico del colon. Por arriba reconoce como techo la
cara inferior de los hemidiafragmas. Este gran espacio se sub-
divide en varias regiones. En primer lugar el hígado demarca
un espacio infrahepático (subfrénico infrahepático) y otro
suprahepático. El ligamento falciforme subdivide a este últi-
mo en suprahepático derecho (subfrénico suprahepático dere-
cho) c izquierdo (subfrénico suprahepático izquierdo). Am-
bos están limitados hacia adelante por el borde anterior del
hígado y hacia atrás por su ligamento coronario. Bajo la cúpu-
la frénica izquierda se halla el espacio subfrénico izquierdo,
que alberga al bazo.
Los compartimientos restantes del hemiabdomen superior
son la trascavidad de los epiplones (ya mencionada) (fig.
36-3) y las fosas gástrica y esplénica.

Fig. 36-2. Espacios en que se subdividen los compartimientos abdomina-


Fisiología les. 1) Espacio parietocólico derecho; 2) y 3) espacios intermesenterocólicos
derecho e izquierdo; 4) espacio parietocólico izquierdo; 5) fondo de saco
El peritoneo suministra una superficie lisa y pulida que de Douglas; 6) subfrénico infrahepático; 7) subfrénico suprahepático dere-
permite el deslizamiento sin fricción de las visceras entre sí y cho; 8) subfrénico suprahepático izquierdo; 9) subfrénico izquierdo.
con respecto a las paredes abdominales. Esto se logra por su
capacidad de segregar un fluido lubricante, pobre en proteínas
(menos de 3 g/dl), seroso, amarillento y estéril, renovado per-
manentemente por un proceso de secreción-reabsorción que
mantiene en la cavidad un residuo menor de 80 mi. Su escaso
contenido celular (menos de 3000 células/mm3) consiste en
linfocitos (40 por ciento), macrófagos (50 por ciento), eosi-
nófilos, mastocitos v células mesoteliales (Henderson LW.
1973).

Región
abdomino-
torácica

Región
abdomino-
pélvica

Fig. 36-1. División regional de la cavidad abdominal. Un plano horizontal Fig. 36-3. Corte sagital del abdomen. 1) Estómago; 2) colon transverso; 3)
que pasa por los rebordes costales divide al abdomen en dos comparti- trascavidad de los epiplones; 4) páncreas; 5) mesocolon transverso; 6)
mientos; región superior o abdominotorácica y región inferior o epiplón gastrocólico; 7) epiplón mayor; S) intestino delgado; 9) retrope-
abdominopélvica. ritoneo; 10) riñon; 11) espacio subfrénico.

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452 SECCIÓN VI. ABDOMEN

La serosa actúa como una membrana bidireccional que tie- transverso sean conducidos hacia los espacios subfrénicos
ne la capacidad de reabsorber líquidos y gases. Mediante la (Autio V, 1964). En cambio, las colecciones inframesoco-
introducción de líquido isotónico en la cavidad es posible in- lónicas se dirigen hacia la pelvis, donde permanecen estacio-
corporar al espacio intravascular unos 750 ml diarios; por el nadas dada la muy escasa capacidad de reabsorción a ese ni-
contrario, si se emplean soluciones hipertónicas pueden eli- vel (fig. 36-4).
minarse del mismo hasta 500 ml por hora (Sittig KM, 1991). La inervación del peritoneo parietal es doble: somática y
La sangre y otras partículas de menos de 10 ü de diámetro son autónoma. Ello le confiere una alta sensibilidad y es en parte
reabsorbidas por el peritoneo a nivel de los espacios linfáticos responsable de las respuestas generales ante su estímulo. Las
subdiafragmáticos, que constituyen la vía principal de remo- zonas más sensibles son las relacionadas con la pared anterior,
ción de bacterias y detritos de la cavidad abdominal (Richard- la región subfrénica y la duodenopancreática. Por su parte, el
son JD, 1982). Diversos factores influyen sobre esta actividad peritoneo visceral se halla inervado sólo por el sistema ner-
(Rotstein O, 1992); se los señala en la tabla 36-1. vioso autónomo, lo que le permite responder frente a la exis-
La presión intraabdominal depende del tono parietal y del tencia de distensión, tracción, presión o isquemia.
contenido cavitario. Los registros tensionales son generalmente Los epiplones y el mesenterio cumplen importantes fun-
positivos (estimándose su valor normal en alrededor de 10 mm ciones derivadas de su alto contenido vascular y linfático. In-
Hg) salvo en los espacios subfrénicos, donde la presión es tervienen en los procesos defensivos contribuyendo a la
negativa como consecuencia de los movimientos de pistón del exudación, la trasudación, la absorción, la fagocitosis y el blo-
diafragma y de la presencia de órganos sólidos como el híga- queo (creación de una barrera defensiva). Su importante acti-
do y el bazo que crean una cámara de vacío. Este gradiente es vidad inmunitaria deriva sobre todo del aporte de macrófagos.
responsable de la circulación de los fluidos libres, determi- El epiplón mayor se traslada hacia el foco inflamatorio por
nando que los acúmulos ubicados por encima del mesocolon efecto del peristaltismo intestinal y la fuerza de gravedad, cu-
briendo y bloqueando la zona.
Tabla 36-1. Factores que favorecen o dificultan la remoción
de partículas de la cavidad abdominal
Fisiopatología
Factores favorecedores Efecto
La fisiología normal del peritoneo es alterada por la pre-
Movimientos respiratorios Atraen los líquidos hacia el es-
sencia de focos inflamatorios o infecciosos y de acúmulos lí-
pacio subfrénico. Entreabren y quidos. Las respuestas tienden a modular la actividad inmuni-
cierran los estomas. taria, provocan alteraciones de la presión intraabdominal y
desatan consecuencias de orden general.
Incremento de la presión intra- Moviliza los líquidos hacia el Cuando la causa desencadenante es séptica, existen-ai me-
abdominal espacio subfrénico. Aumenta el
gradiente tensional cavidad/
lacunae.

Presión negativa intratorácica Reduce la presión en el conduc-


to torácico. Acciona el mecanis-
mo valvular linfático.

Inflamación peritoneal Atrae células, factores y media-


dores que participan de los fenó-
menos inflamatorios. Aumenta el
volumen de líquido en la cavi-
dad.

Factores obstaculizadores Efecto

Postura: semisentado Desplaza los líquidos hacia la


pelvis.

Hipo ventilación: anestésicos. Altera la bomba diafragmática.


analgésicos, dolor, frenotomía

Ventilación mecánica, especial- Reduce la presión negativa intra-


torácica.
espivacicn positiva

íleo Disminuye la peristalsis y la cir-


culación intraperitoneal de los
fluidos.

Derrame abundante Produce taponamiento linfático.

Laparostomía Reduce la presión intraabdo- Fig. 36-4. Circulación intraperitoneal de los fluidos. Los derrames
minal y altera la circulación supramesocolónicos son atraídos por la presión negativa de los espacios
intraperitoneal de los fluidos. subfrénicos, en tanto que los inframesocolónicos descienden a la pelvis
por efecto gravitacional.

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36. PERITONEO 453

nos tres mecanismos que propenden a destruir las bacterias: Factores demográficos
a) La circulación intraperitoneal de ¡os fluidos, que facili-
ta su absorción por los linfáticos subdiafragmáticos, el ingre- La edad y el sexo influyen en la etiología y la evolución de
so bacteriano a la circulación general y el accionar del sistema la peritonitis. Entre las causas asociadas con la edad se desta-
reticuloendotelial y de los mecanismos humorales de defensa. ca la prevalencia de diferentes enfermedades en jóvenes y
b) La actividad fagocítica y bacteriolítica de las células gerontes, siendo la evolución mucho más benigna entre los
mediadoras de la inflamación (macrófagos y polimorfo- primeros, en los que el cuadro se ve contenido por barreras
nucleares), que, secundadas por la llegada de opsoninas y por inmunitarias y nutricionales y por respuestas adecuadas que
la excitación de la cascada del complemento, contribuyen a la facilitan la recuperación. La influencia del sexo se observa en
destrucción bacteriana local. las peritonitis relacionadas con infecciones ginecológicas.
c) La liberación por parte del epitelio peritoneal de sustan-
cias vasodilatadoras y favorecedoras de la permeabilidad
vascular (histamina, nucleósidos, etc.) que coadyuvan en la Etiología
secreción de un exudado rico en fibrinógeno, lo cual, junto
con la producción de tromboplastina por las células meso- Las causas reconocidas son múltiples: 1) infecciones: por
teliales y por los macrófagos activados, conduce al bloqueo bacterias, hongos u otro tipo de gérmenes; 2) sustancias quími-
de la infección y al secuestro bacteriano en una malla de fibrina cas irritantes, ya sea por su contenido enzimático, su pH o sus
(Dunn DL, 1982). componentes esenciales; 3) cuerpos extraños; 4) antígenos en-
Los primeros dos mecanismos actúan rápidamente y ex- dógenos o exógenos y 5) agentes físicos, como las radiaciones.
plican la repercusión general de la peritonitis. El último favo-
rece la creación de un vallado físico formado por asas intesti-
nales que se adhieren entre sí, al epiplón y a la pared (plastrón) Clasificación
aislando la infección del resto de la cavidad y favoreciendo la
génesis de abscesos. Las peritonitis pueden ser clasificadas de acuerdo con: a)
Estas funciones defensivas del peritoneo se ven dificulta- un enfoque clinicoquirúrgico, b) la extensión y c) el origen.
das por la presencia de ciertas sustancias (hemoglobina, res- Clasificación clinicoquirúrgica. Se las puede agrupar en
tos vegetales, bilis, fibrina, plaquetas, mucina gástrica, sulfato dos conjuntos: peritonitis sépticas y peritonitis asépticas (ta-
de bario, tejido necrótico, heces, cuerpos extraños o líquido) bla 36-2).
que reducen la capacidad de bloquear los procesos inflamato- Peritonitis sépticas. Desde el comienzo existe participa-
rios (Simmons RL, 1968). Las causas de esta acción negativa ción de gérmenes. La contaminación puede ser espontánea o
son variadas. Entre otros ejemplos, la hemoglobina en contac- provocada. Entre las espontáneas, la causa más frecuente es
to con la Escherichia coli produce una toxina que paraliza a la invasión de la cavidad por microorganismos provenientes
los polimorfonucleares (Pruett TL, 1984); la fibrina dificulta del tubo digestivo o, menos habitualmente, del aparato
el acceso de los neutrófilos a las bacterias atrapadas en su malla urogenital. La contaminación provocada puede estar relacio-
(Rotstein OD, 1986); las plaquetas obstaculizan la remoción nada con maniobras quirúrgicas, traumatismos abiertos, intro-
bacteriana a través de los estomas subdiafragmáticos y los ducción de sustancias en la cavidad (estudios radiológicos).
medios líquidos comprometen el traslado de macrófagos que maniobras abortivas, etcétera.
necesitan una matriz de gel para llegar al foco (Maddaus MA, Vías de contaminación. Se describen cinco vías de conta-
1988). minación bacteriana:
Un cuanto a la presión cavitaria, ésta se incrementa en pre- 1. Directa o local. Comprende las peritonitis por perfora-
sencia de colecciones líquidas, de distensión intestinal o de ción, que incluyen: a) perforación o ruptura de una viscera; b)
hipertonía parietal. Cuando supera los 30 mmHg la perfusión estallido de una colección infectada; c) traumatismo con com-
renal y el filtrado glomerular se ven reducidos, se incrementa promiso peritoneal o visceral (incluida la cirugía).
la secreción de hormona antidiurética, y se observan efectos 2. Hemática o a distancia: con foco primario extraabdo-
mecánicos directos sobre la circulación esplácnica con caída minal.
del volumen minuto cardíaco por disminución del retorno 3. Linfática: adenitis o linfangitis retroperitoneal.
venoso. Esta alteración de la dinámica circulatoria origina 4. Canalicular: endometritis, salpingitis.
hipoperfusión esplácnica e induce trastornos microcirculatorios 5. Peritonitis por difusión, en las que la brecha contami-
capaces de provocar alteraciones gastrointestinales que favo- nante no es evidente. Comprenden las causadas por: a)
recen la isquemia de la mucosa, la permeación de toxinas y la translocación bacteriana y b) necrosis de la pared intestinal
translocación de gérmenes como consecuencia de una defi- sin perforación (por isquemia, estrangulación o por excesiva
ciente función de barrera del intestino. Este último fenómeno distensión).
(translocación) consiste en el pasaje de microorganismos via- Peritonitis asépticas. En este caso, la inflamación peri-
bles del tracto gastrointestinal a los ganglios y linfáticos toneal responde al contacto de la serosa con agentes irritantes
mesentéricos y de ahí al hígado y a la circulación general. (en general químicos), como se aprecia en la tabla 36-2. Todas
las peritonitis asépticas tienden a ser secundariamente sépti-
cas pues al poco tiempo sobreviene la contaminación bacte-
PERITONITIS riana.
Clasificación según la extensión. En este sentido se dife-
Peritonitis aguda rencian dos grandes grupos: las peritonitis difusas o generali-
Definición zadas y las circunscriptas o localizadas. En las primeras se
halla afectada toda la cavidad, mientras que en las segundas el
Se designa como peritonitis aguda a la inflamación aguda compromiso es parcial, con indemnidad absoluta de la mayor
del peritoneo, independientemente de su etiología. parte de la misma.

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454 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Tabla 36-2. Tipos de peritonitis Clasificación según el origen. Según su origen, las
peritonitis se agrupan en primarias, secundarias y terciarias
Tipo Grupo Ejemplo (tabla 36-3). Las peritonitis primarias son aquellas en las que
no se demuestra la existencia de una fuente de contaminación
SÉPTICA No perforativa Apendicitis aguda; anexitis;
evidente relacionada con algún órgano del tracto gastroin-
colecistitis; peridivertioulitis
colónica; diverticulitis de testinal o intraabdominal; la vía de infección es preferente-
Meckel. mente hematodrómica (los gérmenes acceden por vía sanguí-
nea a partir de un foco alejado). Son más frecuentes en niños
Por perforación Perforación de; úlcera gastro- (con antecedentes de infección respiratoria, otitis, cirrosis
de viscera hueca duodenal; apendicitis aguda; posnecrótica o síndrome nefrótico), y los microorganismos
colecistitis; diverticulitis sig- prevalentes son cocos grampositivos (Streptococcus
moidea; cáncer; hernia estran- pneumoniae) y estreptococos del grupo A. Entre los adultos la
gulada; piosalpinx. causa más frecuente es la cirrosis alcohólica (Wyke RJ, 1987),
con predominio de microorganismos de origen entérico como
Por perforación Abscesos o quistes hepáticos.
de órganos maci- esplénicos, pancreáticos, ováli-
la E. coli y raramente de anaerobios. En esta población es res-
zos cos; abscesos y adenopatías ponsable de hasta el 30 por ciento de los cuadros infecciosos
supuradas retroperitoneales. que desarrollan a lo largo de su enfermedad, hallándose pre-
sente en el 10 por ciento de los pacientes que requieren inter-
Traumática Heridas de armas de fuego; nación por dicha hepatopatía. La segunda causa de peritonitis
contusión con estallido visce- primaria en el adulto es la tuberculosis.
ral; cuerpos extraños; ingeridos En las peritonitis secundarias (que constituyen el grupo
o naturales (cálculos biliares).
más importante por su frecuencia) el cuadro es subsecuente a
Vascular íleos estrangulantes, vólvulos,
un episodio séptico abdominal, predominando en su etiología
trombosis mesenléricas. las afecciones del tubo digestivo de donde proviene general-
mente la flora contaminante. Las fuentes posibles son múlti-
Metastática Sepsis; peritonitis secundarias ples, abarcando enfermedades, traumatismos y lesiones o com-
a enfermedades infecciosas. plicaciones quirúrgicas.
Las peritonitis terciarias consisten en cuadros difusos,
Por propagación Salpingitis, prostatitis; procesos persistentes, rebeldes al tratamiento quirúrgico, relacionados
supurados del esqueleto. con un foco séptico oculto, con una infección crónica intesti-
nal, o con la existencia de translocación bacteriana (Sullivan
Por inmunodepre- Trasplantados. SIDA.
BJ, 1991). Ejemplo característico de foco séptico oculto lo
sión
constituyen las peritonitis postoperatorias (ya sea por persis-
Postoperatoria Por infección secundaria de una tencia de la afección que motivó la intervención original o por
colección liquida; por persis- una complicación quirúrgica).
tencia de una peritonitis; por Las peritonitis terciarias están generalmente asociadas a
dehiscencia de anastomosis. una depresión del sistema inmunitario (Rotstein OD, 1990),
manifestándose en pacientes que por alteraciones de orden
ASÉPTICA Derrame de líqui- Bilis, orina, sangre. general no logran erradicar o resolver el cuadro. El enfermo
dos naturales presenta fiebre, leucocitosis y estado hiperdinámico e hiperme-
tabólico; concomitantemente se desarrollan fallas orgánicas.
Derrame de líqui- Quistes de ovario, hidatídicos,
dos anormales linfangiomas.
Sin embargo, generalmente es difícil de documentar la causa
de este deterioro, ya que los estudios convencionales no son
Sustancias anti- Aplicadas durante intervencio-
sépticas, cáusticas nes quirúrgicas (yodo, talco) o
o irritantes por vía genital. Contraste radio- Tabla 36-3. Clasificación de las peritonitis
lógico. de acuerdo con su origen

Aire u otros gases Neumopcritoneo pie o intra- Tipo Características Ejemplos


operatorio.
Primarias Origen extraabdomi- Infección respiratoria.
Cuerpos extraños Olvidados durante una inter- nal. Via de contamina- otitis, cirrosis, síndrome
vención quirúrgica (oblaos). ción hematodrómica. nefrótico.
Suturas, talco de guantes.
Secundarias Subsecuentes a sepsis Perforación gastroduo-
Isquemia Infarto de epiplón. Torsión abdominal aguda. denal. apendicitis aguda.
ovárica. Vólvulos sin perfora- diverticulitis aguda.
ción.
Terciarias Subsecuentes a sepsis Peritonitis postopera-
Traumática Hemoperitonco por contusión. abdominal crónica. toria, abscesos entre
asas,trastornos de la in-
Postoperatoria Por abrasión de la serosa con munidad, falla multior-
separadores o gasas. gánica.

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16. PERITONEO 455

siempre concluyentes. Por ello, la presencia de falla multior- En la peritonitis terciaria la flora hallada comprende ge-
gánica de comienzo solapado en un postoperatorio abdominal neralmente Staphylococcus epidermidis, Pseudomonas
medianamente alejado, debe hacer pensar en una infección aeruginosa, Candida y enterococos (Marshall, JC, 1988).
peritoneal residual e incontrolada (Polk HC, 1977).

Focos responsables más frecuentes


Microbiología
La apendicitis, la úlcera gastroduodenal perforada y la
En la peritonitis primaria se registra la presencia de un pelviperitonitis son las causas más frecuentes de la peritonitis
germen único (es monomicrobiana). La flora tradicionalmen- si se excluyen los traumatismos, pero se debe destacar la alta
te involucrada (Mycobacterium tuberculosis, virus, estrepto- incidencia de la peritonitis traumática en la población hospita-
coco, neumococo) viró en los últimos años de los gramposiüvos laria, como se observa en la tabla 36-6 extractada de la expe-
a los gramnegativos. Contrariamente, en las peritonitis secun- riencia de Gramática (1988).
darias la flora es polimicrobiana (tabla 36-4), con predominio
de gramnegativos, y coincide con la del órgano responsable
(Lorber B, 1975) (tabla 36-5). La presencia de gérmenes Tabla 36-6. Etiología de la peritonitis
anaerobios aumenta la virulencia de ¡os aerobios, mientras que
la coexistencia de líquidos biológicos y cuerpos extraños 1. Peritonitis no traumáticas 57,61 % del total
incrementa la actividad patogénica de ambos. Los microorga- de peritonitis
nismos más habituales en las peritonitis secundarias son la
Escherichia coli y el Bacteroides fragilis. El primero favorece Apendicular 58,45 %
el sbock séptico y la mortalidad; el segundo, la formación de Ulcera gastroduodenal perforada 14,61 %
abscesos. En el 30 por ciento de los casos se demuestra la Pelviperitonitis 12,03 %
existencia de bacteriemia. Biliar 8,88 %
Megacolon volvulado y perforado 1,72 %
infarto intestinomesentérico 1.72 %
Diverticulitis colónica perforada 1.72 %
Peritonitis primaria 0,29 %
Tabla 36-4. Gérmenes habituales en la peritonitis Divertículo de Meckel perforado 0,29 %
Cáncer de colon perforado 0,29 %
Aerobios Estreptococo TOTAL 100,00 %
Enterococo
Escherichia coli 2. Peritonitis traumáticas 42,39 % del total de
Proteus peritonitis
Enterobacter
Gonococo Herida de arma blanca 44,44 %
Klebsiella Herida de arma de fuego 34,03 %
Pseudomonas aeruginosa Traumatismo cerrado 15,28 %
Aborto criminal 6,25 %
Anaerobios Bacteroides TOTAL 100.00 %
Bacteroides fragilis
Estreptococo microaerot'ílico
Eubacteria
Clostridios
Patogenia
Virus Sarampión
Parotiditis La peritonitis produce importantes perturbaciones locales
y generales, responsables de complicaciones que pueden lle-
Micosis Actinomices var a la muerte a través de la falla multiorgánica (Bumaschny
E, 1992) (fig. 36-5).
Tuberculosis Mycobacterium
Compromiso local. La contaminación y la irritación del
peritoneo determinan una respuesta inflamatoria caracteriza-
da por vasodilatación, fenómenos congestivos y fragilidad
vascular con aumento de la permeabilidad capilar. Ello oca-
Tabla 36-5. Flora hallada según el foco originario siona edema subperitoneal, exudación intracavitaria de líqui-
de la peritonitis do rico en proteínas, cambios metabólicos locales (hipoxia con
aumento de glucoproteínas y proteoglicanos de membrana) y
Estómago Estreptococo aero- Intestino Enterobacterias
delgado Bacteroides
necrosis de la serosa. La exudación es acompañada por acti-
bio
Lactobacilo vación del complemento, liberación de factores quimiotácticos
Hongos y de opsoninas, y diapedesis de gran cantidad de neutro filos y
macrófagos que en conjunto con la fibrina contribuyen a la
Colon Bacteroides fmgilis Vía biliar Escherichia coli detención de la infección (fig. 36-6). El coágulo que así se
Eubacteria Klebsiella forma pasa por las etapas de reblandecimiento y reabsorción,
Clostridios y cocos Enterobacter pudiendo hallarse o no colonizado por bacterias; en el primer
anaerobios Enterococos caso se generan seudomembranas piógenas y pus.
Escherichia coli Pseudomonas aeru-
Enterococos ginosa
El intestino presenta inicialmente hipermotilidad, pero a
poco se advierte un íleo adinámico. Esta alteración del peristal-

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456 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Fig. 36-5. Patogenia. Compromiso local y general en la peritonitis.

Fig. 36-6. Mecanismos de destrucción bacteriana.

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36. PERITONEO 457

tismo tiene como consecuencia una falla en la progresión del comitante y la instalación de insuficiencia pulmonar progresi-
contenido y contribuye a incrementar el tercer espacio en el va (distress respiratorio del adulto) contribuyen a la acidosis.
que se acumulan hasta seis litros de fluidos por día. El íleo se La muerte sobreviene como culminación de una secuencia de
caracteriza por meteorismo, hipertensión endoluminal, dismi- fallas orgánicas por el bloqueo de las vías energéticas celula-
nución de la absorción y aumento de la fermentación y de la res.
putrefacción. Finalmente se observa lesión de la barrera mucosa En las peritonitis asépticas, al faltar el componente bacte-
y translocación bacteriana. riano, las complicaciones locales y la repercusión metabólica
Las alteraciones señaladas (distensión intestinal, derrame son menos importantes, aunque subsisten las consecuencias
libre intraperitoneal) y otros eventos concomitantes como la hemodinámicas.
contractura muscular parietal y el íleo visceral, tienen como En la tabla 36-7 se esquematizan estas respuestas secun-
consecuencia el ascenso de la presión intraabdominal con su darias a la peritonitis.
corolario de alteraciones de la dinámica circulatoria,
hipoperfusión esplácnica e isquemia de la mucosa del tubo
digestivo. Anatomía patológica
Según la eficacia de las defensas la evolución local puede
conducir a: Se reconocen las siguientes etapas sucesivas en la evolu-
ción anatomopatológica:
1. Resolución completa del proceso, con destrucción 1. Congestivo-edematosa. Se caracteriza por hiperemia e
bacteriana, reabsorción de la fibrina y lisis espontánea de las infiltración serosa. Las lesiones son reversibles, aunque co-
adherencias: restitutio ad integrum. mienzan a formarse adherencias, que tratan de bloquear el pro-
2. Bloqueo de la infección en un determinado sector del ceso. Pueden observarse derrames intraperitoneales difusos o
abdomen, constituyendo una peritonitis localizada o un abs- localizados. Histológicamente se advierten infiltrados de cé-
ceso donde proliferan bacterias que no pueden ser alcanzadas lulas inflamatorias.
por las células fágicas. 2. Flemonosa. Los infiltrados inflamatorios anteriormen-
3. Estado inflamatorio crónico, con esclerolipomatosis. te descriptos se hacen confluentes, se necrosan en su seno y se
4. Desborde de las barreras y de los procesos defensivos, transforman en nodulos supurados.
que deriva en una peritonitis generalizada o difusa con derra- 3. Evolucionada. Si el curso no se interrumpe (ya sea es-
me purulento libre. pontáneamente o por una intervención terapéutica) y si el en-
fermo supera las etapas iniciales, se pasa a una etapa resoluti-
Compromiso general. En las peritonitis difusas, durante va que puede culminar en:
la etapa congestiva, el incremento de la permeabilidad capilar
favorece el ingreso a la circulación de bacterias y sus produc- a) Fibrosis. El proceso inflamatorio agudo se transforma
tos tóxicos. Los macrófagos, estimulados por la presencia de en una lesión crónica, indurada, al ser reemplazadas las célu-
lipoproteínas derivadas de las bacterias gramnegativas, pro- las inflamatorias por fibrocítos y el estroma por fibras
ducen mediadores (también llamados citocinas) y componen- colágenas.
tes de la cascada del complemento (C3a y C5a). Entre los pri- b) Abscedación. La confluencia de los nidos inflamatorios
meros se destacan la interleucina-1 (IL-1), la interleucina-6 lleva a la formación de microabscesos que luego de unirse
(IL-6), el factor de necrosis tumoral (FNT), el factor estimu- generan abscesos, es decir, colecciones supuradas contenidas
lador de colonias de macrófagos (FEC-M), el leucotrieno B4 y dentro de una cavidad cuya pared está constituida por una
el factor de activación plaquetaria (Ford HR, 1989). Al mismo membrana de fibrina.
tiempo se observa liberación de catecolaminas, corticos- c) Plastronamiento. Las adherencias precarias a los órga-
teroides. aldosterona y hormona antidiurética y se gatillan las nos vecinos se vuelven firmes constituyéndose el plastrón:
cascadas del ácido araquidónico y de la coagulación. Todo ello conglomerado de asas intestinales, epiplón y mesos que pue-
conduce a la agresión a distancia de diversos parénquimas (apa- den contener núcleos supurados y que se mantienen unidos y
rato respiratorio, ríñones, hígado, etc.). Si las medidas de sos- encapsulados por una importante reacción inflamatoria que los
tén no son apropiadas, o si se demoran, será inevitable el desa- aisla del resto de los órganos de la cavidad abdominal. Su cons-
rrollo del síndrome de falla multiorgánica. titución se debe a que la fibrina, al coagularse, adhiere las su-
Además de los mediadores, otro factor responsable de la perficies serosas de órganos vecinos (incluyendo epiplones y
repercusión general es el secuestro de líquido. Si bien el de- peritoneo parietal) y forma el sustrato necesario para la proli-
rrame peritoneal es útil como mecanismo de defensa al apor- feración de fibroblastos que generan adherencias estables.
tar importantes cantidades de fibrinógeno y opsoninas, con- 4. Secuelar. Superado el episodio agudo puede sobrevenir
duce a la génesis de un tercer espacio, que deriva en una como complicación inmediata un íleo mecánico, ya sea por
depleción hidroelectrolítica y proteica. Se observa en conse- angulación de asas dilatadas o por estenosis debidas a bridas o
cuencia shock hipovolémico, caída del gasto cardíaco, eleva- a colecciones líquidas. Las secuelas alejadas comprenden las
ción de la resistencia vascular periférica y aumento de la ex- bridas y las adherencias (que conforman la llamada.peritonitis
tracción periférica de oxígeno. plástica y son responsables de fenómenos crónicos de
Con una reanimación agresiva se logra revertir estas con- suboclusión) y la esclerolipomatosis.
diciones. Sin embargo, si las circunstancias patológicas loca-
les subsisten, pronto se llega a un déficit de perfusión tisular
por agotamiento o insuficiencia de los mecanismos compen- Diagnóstico
sadores ante la agresión directa del aparato cardiovascular por
los mediadores y las toxinas bacterianas (ver Cap. 3 -shock El objetivo es la tipificación del cuadro desde lo general:
séptico-), lo cual culmina en una vía metabólica anaerobia abdomen agudo, hasta lo particular: diagnóstico genérico de
que conduce a la acidosis láctica. La insuficiencia renal con- peritonitis, para continuar luego con lo específico: diagnósti-

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458 SECCIÓN Vt. ABDOMEN

Tabla 36-7. Factores responsables y respuestas secundarias co etiológico. Los antecedentes, la forma de presentación, el
generales de la peritonitis examen físico y la evolución permiten establecer estos tres
puntos en la mayoría de los casos. El diagnóstico de peritonitis
Factor Respuesta Consecuencia secundaria no ofrece en general problemas; por el contrarío,
la postoperatoria es una de las variedades más difíciles de eva-
Incremento de la per- Tísular Pasaje de bacterias y sus luar.
meabilidad capilar productos a la circulación.
Entre los antecedentes se debe tomar en cuenta la existen-
Ingreso a la circula- Celular e Liberación de mediado- cia de procedimientos quirúrgicos previos, hernias externas,
ción de bacterias y sus inmune res. Activación de las cas- trauma y patología intraabdominal, Se prestará atención a la
productos tóxicos cadas del ácido araqui- posible existencia de procesos extraabdominales (torácicos o
dónico, el complemento y sistémicos). Cualquier enfermedad asociada o concomitante
la coagulación. Agresión debe ser evaluada atendiendo a su probable efecto adverso
a distancia a diversos sobre la evolución.
parénquimas (insuficien-
cia de múltiples órganos y
sistemas).
Presentación clínica de la peritonitis difusa
Estimulación de ¡os Celular Producción de citocinas:
macrófagos por lipo- IL-1, IL-6, FNT, FEC-M, Debe distinguirse entre la signosintomatología temprana
proteínas derivadas de leucotrieno B4, factor de y la tardía. Resulta primordial el conocimiento de la primera,
las bacterias gramne- activación plaquctaria. ya que es en las etapas precoces cuando se debe actuar para
gativas obtener resultados favorables. Los signos y síntomas pueden
ser también clasificados en locales (abdominales) y genera-
Estimulación del siste- Endocrina Liberación de cateeolami- les; habitualmente los primeros son tempranos y los últimos
ma endocrino nas; aumento de la pro- tardíos. Todos ellos pueden estar influidos por la existencia de
ducción de corticosteroi- patología previa o concomitante.
des, aldosterona y hormo-
na antidiurética. Signosintomatología temprana. El diagnóstico se basa
en la historia clínica y los datos aportados por los exámenes
Secuestro de líquido Alteración Génesis de tercer espacio. complementarios (tabla 36-8.)
del medio con pérdida de fluidos y
interno albúmina. Depleción hi-
droelectrolítica y proteica.
Tabla 36-8. Historia clínica y exámenes
Shock hipovolémico.
complementarios en la peritonitis

Cardíaca y Gasto cardíaco reducido


La historia clínica y el examen físico deben tomar en cuenta:
Hipovolemia
vascular por disminución del retor-
• Operaciones previas « Traumatismos
no venoso y de la contrac-
tilidad. Elevación de la re-
• Patología intraabdominal • Estado de hidratación
sistencia periférica, au-
• Naturaleza e intensidad del dolor • Hallazgos auscultatorios
mento de la extracción
• Presencia o ausencia de tumor • Presencia de fiebre
periférica de oxígeno.
abdominal palpable

Respirato-
Exámenes complementarios
Paresia y elevación Disminución del aire co-
diafragmáticas ria rriente y atelectasia basal.
Evaluar los exámenes de laboratorio, particularmente en busca de:
Oliguria y alteración de la
leucocitosis, alteraciones del medio interno, hemocultivos positi-
Hipovolemia. respues- Renal
capacidad depuradora.
vos, hipalbumincmia, falla renal, falla respiratoria (gasometría).
ta hormonal y dismi-
Obtener radiografías de abdomen en posición de pie y decúbito dor-
nución del flujo plas-
sal y de tórax frente.
mático
Efectuar una punción abdominal para obtener y estudiar una muestra
Predominio de metabo-
de líquido cuando éste se manifieste por ecografía.
Incremento de las de- Metabólica
mandas periféricas y lismo anaerobio. Acidosis
disminución relativa láctica secundaria. Cata-
del apene de oxígeno bolismo proteico. Pérdida El síntoma fundamental e infaltable de la peritonitis es el
del peso corporal del 25 al
30 por ciento de la masa
dolor. Este es de comienzo generalmente brusco (súbito y trans-
magra. Autocanibalismo. fictivo si se trata de una perforación del tubo digestivo o de la
ruptura de un absceso), de intensidad progresiva, continuo y
Alteración del micro- Digestiva Falla intestinal y hepática: sin respuesta a antiespasmódicos; se exacerba con la tos, los
flujo esplácnico. Is- hemorragia digestiva, movimientos y la respiración profunda y llega a provocar fijeza
quemia relativa del translocación bacteriana, respiratoria. Cuando el proceso se debe a la progresión de un
tubo digestivo fleo, hiperbilirrubinemia y foco patológico originado en un órgano intraabdominal, el dolor
alteraciones funcionales se localiza inicialmente en la proyección metamérica del ór-
del hepatocito. gano responsable del cuadro (tabla 36-9 y fig. 36-7).
Reanimación insufi- General Falla multiorgánica.
Es muy importante efectuar un interrogatorio exhaustivo
ciente. Generalización y cuidadoso que tome en cuenta el síntoma original. El empla-
de la respuesta séptica zamiento del dolor se modifica habitualmente en forma paula-
tina, por la expansión del proceso desencadenante (en cuyo

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36. PERITONEO 459

Tabla 36-9. Significado del dolor en la peritonitis te, al agregarse el íleo adinámico, los vómitos responden a la
distensión y paresia de las primeras porciones del tubo diges-
Ubicación Órganos Origen tivo modificándose su contenido. Otro síntoma invariable es
del dolor involucrados embriológico la anorexia, presente desde un comienzo.
La diarrea no es habitual en el inicio de una peritonitis
Epigastrio Estómago, duodeno, pán- Estómago, asa generalizada, aunque su presencia no la excluye. Por el con-
creas, hígado, vía biliar. duodenal.
trario, existe en forma prácticamente constante y desde el co-
Región Yeyuno, íleon, ciego, Asa vitelina.
mienzo un íleo adinámico que se objetiva por la ausencia de
periumbilical apéndice ilcocecal, colon ruidos hidroaéreos y por la progresiva distensión del abdo-
ascendente, mitad derecha men.
del colon transverso. Semiología abdominal. El examen semiológico del abdo-
men es el pilar principal del diagnóstico (tabla 36-10). Luego
Hipogastrio Mitad izquierda del colon Intestino terminal. de algunos días se comprueba distensión abdominal. Esta es
transverso, colon descen- inicialmente localizada y cercana al foco desencadenante de la
dente, sigma. peritonitis (por efecto del íleo adinámico regional) pero se ex-
tiende progresivamente, al dilatarse la totalidad del intestino.
A la inspección se advierte desde un comienzo fijeza respirato-
caso se habla de migración) o por irradiación. La primera está ria abdominal, de la cual son responsables el dolor y la con-
generalmente relacionada con la circulación del derrame lí- tractura refleja parietal. Si esta condición se generaliza, la res-
quido por las goteras abdominales. La irradiación (también piración pasa a ser costal superior, taquipneica y poco amplia.
llamada propagación) es la sensación dolorosa alejada del foco Los datos arrojados por la palpación son, junto al dolor
inicial y referida a una región aparentemente apartada del pro- espontáneo, los testimonios más constantes y orientadores.
ceso intraperitoneal, aunque vinculada metaméricamente. Un Debe ser efectuada meticulosamente, utilizando la mano pla-
claro ejemplo lo constituye el dolor referido a los hombros na con una leve flexión de los dedos sobre la palma, flexión
(omalgia) cuando se irrita la serosa subfrénica, sensación de- que se incrementa con movimientos breves y rápidos en aque-
bida a la estimulación de los nervios del plexo cervical que llos puntos en los que se desee explorar el dolor provocado.
tienen sus raíces vecinas a las del frénico (III, IV y V cervi-
cal).
La facies expresa la existencia de dolor y la inquietud que
Tabla 36-10. Resultado de las maniobras semiológicas
este síntoma ocasiona al paciente. La actitud del enfermo es en la peritonitis
también característica ya que adopta un decúbito dorsal
preferencial y permanece inmóvil, con piernas extendidas o Maniobra Signo
levemente encogidas. El cuadro térmico en las etapas tempra-
nas muestra registros progresivamente ascendentes, pero que Inspección Distensión
difícilmente superan los 39° C a nivel periférico (axilar). A Fijeza respiratoria
nivel central (rectal o bucal) los registros exceden general-
mente el grado de diferencia con respecto a los periféricos Palpación Hipersensibilidad
(disociación axilorrectal de la temperatura), hallazgo que es Defensa
más constante en los cuadros localizados en el hemiabdomen Contractura
inferior. Dolor a la descompresión (signo de Blumberg)
En la mayor parte de ¡os casos se registran vómitos, que Percusión Timpamsmo
reconocen como causa inicial el intenso dolor y que son por lo
tanto en un principio de origen reflejo. En esas circunstancias Auscultación Silencio
e! contenido es alimentario o de jugo gástrico. Posteriormen-

Estómago, duodeno.
páncreas, hígado:
vía biliar, yeyuno íleon, ciego, apéndice,
colon ascendente, mitad
derecha del colon
transverso

Mitad izquierda del


colon transverso, colon
descendente, sigmoide Fig. 36-7. Relación entre la localizador
del dolor y su foco de origen. La proyec-
ción del dolor reflejad origen metamérico
del órgano afectado.

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460 SECCIÓN VI. ABDOMEN

La palpación superficial puede evidenciar hipersensibilidad gustia y dolor. Se observan a menudo alteraciones de la
cutánea en la región vecina al foco. La compresión provoca perfusión tales como livideces en los miembros inferiores. En
dolor y detecta un aumento de la resistencia, en un principio las etapas tardías la temperatura cae a nivel periférico (por
temporaria y provocada por las mismas maniobras (defensa) y vasoconstricción, y trastornos de la perfusión), mientras que
luego constante, espontánea e imposible de vencer con la se mantiene alta a nivel central. Ello provoca una disociación
palpación (contractura). El grado de rigidez parietal está en axilorrectal, que puede superar los 2° C.
relación con la causa y con el momento evolutivo: su mayor El desequilibrio hemodinámico, con franca hipovolemia
intensidad se aprecia en las peritonitis perforativas con gran (tercer espacio), se ve agravado por la existencia de vómitos
compromiso irritativo (por agresión química), como por ejem- profusos. Son de contenido francamente entérico, e incluso
plo la úlcera gastroduodenal perforada, en cuyo caso se habla fecal (vómito miserere), densos y con olor nauseabundo. Algo
de vientre en tabla. Sin embargo, en peritonitis con curso evo- más tarde, instalada la falla del tubo digestivo, se agrega san-
lutivo muy rápido y repercusión general precoz puede faltar la gre (hemorragia digestiva alta) en la forma de vómito porraceo
contractura aun cuando las condiciones anatomopatologicas o de hematemesis franca. Esta última eventualidad indica una
intraperitoneales sean graves. etapa avanzada del cuadro con grave compromiso general. En
El signo palpatorio más característico es el dolor a la esa misma fase (como producto de la falla intestinal, de la
descompresión (también denominado peritonismo, signo del presencia de sangre en el intestino y de la lesión de la mucosa
rebote, reacción peritoneo! o signo de Blumberg). Se explora intestinal y colónica) puede observarse diarrea acuosa y fétida
deprimiendo la pared con suavidad y retirando la mano rápi- o melena.
damente. En esc momento el paciente manifiesta intenso do- La distensión del abdomen se hace franca al continuar la
lor, objetivable por la expresión de su cara. Se debe al contac- repleción hidroaérea enterocolónica e incrementarse los de-
to de dos serosas inflamadas: el peritoneo parietal y el visceral, rrames peritoneales al tiempo que se vence el tono muscular
por lo que es más manifiesto en las proximidades del foco de la pared. La respiración es corta y superficial. El dolor pue-
inflamatorio. de experimentar una tendencia variable: en ciertos casos se
La percusión es útil en primer lugar para delimitar las áreas exacerba, aunque cursa con períodos de acalmia; en otros des-
de dolor provocado. Además se registra casi siempre timpa- aparece lentamente a medida que el cuadro se agrava. Su des-
nismo generalizado. Aveces se aprecian áreas dematidez, sobre aparición brusca debe hacer sospechar la necrosis o la perfo-
todo en los flancos cuando existen derrames importantes. ración del órgano involucrado en el seno de un plastrón. Con
Inversamente, en el caso de una perforación gastrointestinal respecto a la palpación, en este período tardío se comprueba la
suele estar ausente la matidez hepática (signo de Jobert) por la ausencia del signo de Blumberg. El tacto rectal puede revelar
existencia de neumoperitoneo. Este último signo es práctica- la ocupación del fondo de saco de Douglas. hecho que se ma-
mente constante en la perforación gastroduodenal pero se en- nifiesta por dolor y abombamiento.
cuentra rara vez cuando la perforación es colónica. En la tabla 36-11 se compendian los signos y síntomas tar-
La auscultación revela silencio abdominal con algunos díos.
ruidos hidroaéreos leves y ocasionales.
No debe omitirse el tacto rectal, al igual que en todo abdo-
Tabla 36-11. Signos y síntomas tardíos
men agudo. Esta maniobra dará información acerca de la ocu- en la peritonitis aguda
pación de la ampolla, cooperará en la detección de patología
rectal y permitirá advertir la presencia de patología perirrectal Cuadro general Depresión de la conciencia
extraabdominal o intraabdominal (absceso del fondo de saco Hipotensión
de Douglas). La realización simultánea durante la palpación Taquicardia
abdominal de un tacto rectal con dilatación del esfínter anal Taquipnea
(maniobra de Yódice-Sanmartino), permite muchas veces Respiración superficial
focalizar el dolor abdominal en el punto exacto correspondiente Oliguria
a la viscera afectada, al minimizarlo en el resto del abdomen. Hipovolemia
Dolor exacerbado y períodos de acalmia
Es también indispensable efectuar en las mujeres un tacto
vaginal para descartar patología genital (endometritis, Sepsis Fallas orgánicas
salpingitis) y para obtener datos generales de la pelvis (plastrón Hiperdinamia
paraanexial) y del fondo de saco peritoneal. Distress respiratorio del adultc
Signosintomatología tardía. De ninguna manera debe Shock
esperarse la presencia de alguno de los signos o síntomas que
se detallan a continuación para efectuar el diagnóstico de Inspección Facies hipocrática
peritonitis, ya que ellos expresan la progresión de la enferme- Livideces en miembros
dad. muchas veces en una etapa irreversible. Disociación axilorrectal de la temperatura
Distensión abdominal
El cuadro general incluye depresión de la conciencia,
hipotensión, taquicardia, taquipnea, respiración superficial y Alteraciones del Vómitos
oliguna. a lo que se agrega la repercusión de la sepsis con su tubo digestivo íleo adinámico
secuela de fallas orgánicas: hiperdinamia inicial, seguida de Hemorragia digestiva
distress respiratorio, hipotensión, falla cardiovascular, insufi-
ciencia hepática. coagulación intravascular diseminada y shock. Percusión Timpanismo
El dolor, la deshidratación, el desequilibrio hidroelectrolítico,
las alteraciones de la perfusión tisular. la hipotensión y la sepsis Tacto rectal Ocupación del fondo de saco de Douglas
llevan a la exteriorización de la llamada facies hipocrática,
caracterizada por rasgos afilados, ojos hundidos, ojeras, se- Laboratorio Consecuencias de la sepsis y de la falla
quedad de mucosas, sudor frío de la frente y expresión de an- multiorgánica

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36. PERITONEO 461

Exámenes de laboratorio zontal y lateral con respecto al abdomen, o en decúbito lateral


izquierdo, con el rayo en incidencia horizontal anteroposterior.
Los exámenes de laboratorio no son imprescindibles para También pueden ser útiles las radiografías focalizadas cuando
efectuar el diagnóstico de peritonitis; sin embargo, pueden se buscan colecciones intraperitoneales; se deben evitar en
contribuir a dilucidar algunas dudas en cuanto al diagnóstico cambio los estudios contrastados.
diferencial y son necesarios para un correcto seguimiento clí- Radiografía de tórax. Es la mejor exposición para verifi-
nico. car la existencia de colecciones subdiafragmáticas o de
La leucocitosis con neutrofilia es un hallazgo prácticamente neumoperitoneo (signo de Popper): manifestación radiológica
constante, rondando los 15.000 leucocitos por mm3, aunque de una perforación de viscera hueca.
en gerontes y en enfermos inmunocomprometidos este dato Radiografías de abdomen. Colaboran en la evaluación del
puede estar ausente. El hematócrito se halla aumentado por contenido abdominal, aunque no todos los signos son aparen-
hemoconcentración a menos que exista anemia previa o he- tes en una sola posición. En la tabla 36-12 se detalla la utili-
morragia concomitante. En el ionograma suele haber hipokale- dad de las distintas exposiciones. Los signos característicos
mia e hiponatremia. La amilasemia puede incrementarse sin son los que integran el síndrome radiológico del íleo adinámico:
indicar la existencia de patología pancreática. Una elevación el intestino se halla muy distendido, meteorizado (presencia
de la PO, venosa o un descenso de la P 0 2 arterial harán sospe- de asas dilatadas y paréticas), generalmente sin niveles hidro-
char la generalización del compromiso séptico. El examen de aéreos (o si los hay con muy poco líquido y gran cantidad de
orina es importante para descartar patología renal (pielonefritis, gas), con paredes lisas y adelgazadas. Este íleo puede ser lo-
cólico renal). calizado ("íleo regional") o generalizado. En el primer caso
El laboratorio resulta indispensable en el seguimiento clí- permite orientar el diagnóstico hacia el foco causal de la
nico para corregir las alteraciones de orden general. En este peritonitis: por ejemplo un íleo regional de la fosa ilíaca dere-
sentido se evaluará el estado hemático (hemograma, tiempo cha debe hacer pensar en una peritonitis apendicular (fig.
parcial de tromboplastina, tiempo de Quick, recuento plaque- 36-8); en el segundo denuncia la existencia de una peritonitis
tario), el metabolismo de carbohidratos (glucemia), el medio generalizada (fig. 36-9). Otro signo característico es el que
interno y la volemia (hematócrito, ionograma, estado ácido- depende de la presencia de derrame libre en el abdomen, evi-
base, uremia), el aparato respiratorio (gases en sangre), la fun- denciado por la imagen de "vidrio esmerilado" (opacidad uni-
ción renal (creatinina), la función hepática (bilirrubina, fos- forme que oculta las estructuras óseas) (fig. 36-10), o por el
fatasa alcalina, proteinograma, transaminasas, colesterol) y la "signo del revoque", caracterizado por bandas o regiones opa-
función pancreática (amilasa). cas que separan asas vecinas (este último signo puede deberse
En las etapas tardías el laboratorio refleja las consecuen- también a la existencia de edema de la pared intestinal o de los
cias de la sepsis y de la falla multiorgánica. La leucocitosis se mesos). El edema inflamatorio pre y retroperitoneal se mani-
incrementa, pero de existir leucopenia puede indicar severo fiesta radiológicamente por el borramiento de los psoas y de
compromiso séptico y depresión inmunitaria. El clearance de las fascias parietales.
creatinina debe ser medido precozmente en los pacientes de En los casos en que existe un absceso constituido, a la
alto riesgo. La pérdida de la función renal es insidiosa; su re- imagen de íleo regional se agrega una zona de mayor densi-
cuperación está asociada con el control de la infección. La dad radiológica (en cuyo interior puede haber burbujas gaseo-
falla hepática se manifiesta como ictericia y la respiratoria sas indicadoras de la existencia de anaerobios), que desplaza
como una caída de la P 0 2 arterial y el requerimiento de venti- al intestino de su ubicación habitual (fig. 36-11).
lación mecánica o de un aumento de la fracción inspirada de Tomografía computada. Es útil, aunque de ninguna ma-
0 2 (Fi0 2 ). nera indispensable, para el diagnóstico de las colecciones ais-
Otra intervención fundamental del laboratorio es el diag-
nóstico bacteriológico. La investigación se efectúa en el ma-
terial recolectado de la cavidad abdominal, pero siempre que Tabla 36-12. Signos radiológicos observables en las radiografías
se sospeche compromiso séptico de orden general, se realiza- abdominales en las distintas posiciones
rán también hemocultivos o policultivos (sangre, orina,
secreciones bronquiales, bilis). Posición Signos

De pie Niveles hidroaéreos.


Diagnóstico por imágenes Derrames pelvianos.
Neumoperitoneo subdiafragmático.
Radiología. En la peritonitis aguda el diagnóstico clínico
se ve apoyado principalmente por los estudios por imágenes, Decúbito dorsal Grado de dilatación de ias asas.
Vitalidad del intestino (evaluable por la
destacándose entre ellos la radiología convencional. Tanto es frecuencia y profundidad de los plie-
así que con el auxilio de un simple par radiográfico abdominal gues).
frecuentemente es posible arribar a un diagnóstico preopera- Ubicación de los procesos patológicos.
torio acertado. Líquido y fibrina entre asas (signo del
Radiología simple. La radiología simple es generalmente revoque).
suficiente para el planteo terapéutico y la indicación quirúrgi- Edema visceral.
ca. El estudio mínimo a llevar a cabo consta de una radiogra- Borramiento de los psoas y de las fascias
fía de tórax de frente en posición erecta, una de abdomen de parietales.
frente en decúbito dorsal y otra de abdomen de frente de pie.
Decúbito dorsal o late- Utilidad semejante a la posición de pie.
Cuando por sus condiciones generales el enfermo no pueda
ral con incidencia hori-
adoptar esta última postura, se la puede reemplazar por una zontal del rayo
radiografía con el paciente en decúbito dorsal con rayo hori-

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462 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Fig. 36-8. Radiografía simple de abdomen en una peritonitis de origen Fig. 36-10. Radiografía simple de abdomen en una peritonitis difusa con
apendicular. Se aprecia el íleo regional en la fosa ilíaca derecha, el importante derrame libre. Se aprecia el "signo riel vidrio esmerilado" en el
borramiento del psoas derecho y la posición antálgica de la columna con hemiabdomen inferior y varios niveles hidroaéreos de intestino delgado.
concavidad hacia el mismo lado.

Fig. 36-9. Radiografía simple de abdomen en una peritonitis difusa. Se Fig. 36-11. Radiografía simple de abdomen en un absceso de la fosa ilíaca
aprecia la distensión intestinal desorganizada y el "signo de revoque". izquierda. Se aprecia una zona radioopaca (PP) que desplaza las asas veci-
nas dilatadas.

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36. PERITONEO 463

ladas y abscesos (Moir C, 1982; Saini S, 1983), permitiendo existencia de un foco séptico abdominal, es el estudio ideal
diagnosticar asimismo, en algunas ocasiones, la enfermedad para encarar la búsqueda del mismo, por su sensibilidad, bajo
de base (tumor, pancreatitis) o complicaciones alejadas de la costo y posibilidad de colaborar en el drenaje percutáneo.
peritonitis (absceso hepático, retroperitonitis). Su sensibilidad Estudios con radioisótopos. Las colecciones supuradas
es muy alta en las peritonitis postoperatorias (fig. 36-12), pero se pueden marcar con galio 67, que se incorpora a los absce-
donde mejor se advierte su utilidad es en la búsqueda de un sos por su afinidad con proteínas ligadas al hierro, como la
foco séptico oculto. Las imágenes características consisten en lactoferrina, o con indio 111, que se fija a los granulocitos.
zonas de densidad anormal, que desplazan a los órganos veci- Ninguno de estos métodos puede considerarse de alta resolu-
nos de los que están separadas por una franja más compacta y ción.
que contienen algunas burbujas gaseosas. La colangiografía radioisotópica con IDA (iminodiacético)
Ecografía. Es altamente sensible, aunque no específica, tecnecio 99m es efectiva para el diagnóstico diferencial de la
para demostrar la existencia de masas tumorales y coleccio- patología aguda del hipocondrio derecho, ya que es un estudio
nes líquidas (derrames o abscesos) (Taylor KJW, 1978), lo que de alta especificidad para el diagnóstico de la colecistitis agu-
le. asigna provecho en el diagnóstico de la peritonitis da. Son signos característicos de esta última la ausencia o el
postoperatoria (fig. 36-13). Si la clínica induce a pensar en la retardo en la visualización vesicular (Weissmann HS, 1983).

Resultados de los métodos de diagnóstico por imágenes


en los cuadros más habituales

El estudio sistemático de los exámenes imagenológicos


permite diferenciar rápidamente los tres grandes síndromes
genéricos: peritonitis difusa, peritonitis localizada y peritonitis
perforativa, cuyas características se resumen en la tabla
36-13.

Tabla 36-13. Síndromes imagenológicos en la


peritonitis aguda

Peritonitis Meteorismo generalizado.


difusa Adinamia.
Fig. 36-12. Tomografía axial computada en un absceso postoperatorio en Asas distendidas.
la fosa ilíaca derecha. Se aprecia la existencia de una laparotomía y de una Signo de! revoque (líquido y fibrina entre asas).
colección supurada que desplaza las estructuras normales y contiene bur- Derrame.
bujas en su interior. Parálisis o paresia diafragmática.
Borramiento de los psoas y de las fascias
parietales.
Neumoperitoneo.

Peritonitis Desplazamiento del intestino por un absceso


localizada constituido.
íleo hípodinámico localizado concomitante con
íleo mecánico proximal.
Edema parietal.
Signo del revoque.
Zona hiperdensa con burbujas gaseosas.
Datos positivos en la tomografía computada:
edema o absceso mesentérico, absceso parain-
testinal, flemón, desplazamiento de asas, tumor.
Signos ecográficos de absceso: apariencia de
diana en la sección transversal: engrosamiento
hipoecoico de la pared intestinal vecina; com-
presión gradual u obstrucción completa de su
luz.
Signos ecográficos de plastrón: zona rígida de
ecogenicidad aumentada que rodea al proceso
inflamatorio.

Neumoperitoneo (inconstante en la perforación


Peritonitis colónica).
perforativa Derrame peritoneal localizado.
Paresia diafragmática.
Fig. 36-13. Ecografía del hipocondrio derecho en el absceso subfrénico. Signos de peritonitis generalizada.
Se aprecia la existencia de un derrame perihepático.

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464 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Otros procedimientos de diagnóstico Tabla 36-14. Afecciones no quirúrgicas a tener en cuenta en el


diagnóstico diferencia! de las peritonitis
Punción abdominal o paracentesis. Brinda la posibili-
dad de obtener una muestra de un derrame revelado por la ABDOMINALES Gastro- Hepatomegalia congestiva
ecografía y por lo tanto de confirmar su presencia. Al mismo intestinales Pancreatitis
tiempo permite recoger especímenes para examen fisico- Diverticulitis aguda
químico, bacteriológico, micológico y citológico. Es útil tanto Perigastroduodenitis
en el preoperatorio como en el postoperatorio. En general se Cólico hepático
Enterocolitis aguda
realiza con guía ecográfica, pero si se efectúa sin ecografía
previa, el sitio de elección es la fosa ilíaca izquierda, aunque Ginecológicos Pelviperitonitis
éste puede variar en función de la existencia de masas palpa- Puesta ovuiar
bles o de una importante distensión intestinal. En las peritonitis Hemorragia intraquística
pelvianas, si el tacto vaginal revela un abombamiento doloro- Endometriosis
so de los fondos de saco, la punción puede ser realizada por
dicha vía (culdocentesis). Cólico renal
En el líquido obtenido se buscan y recuentan los leucocitos Urinarios Pielonefritis
Cistitis
y se dosa pH, glucosa, lactato, proteínas y lacticodeshidrogenasa
(LDH). La presencia de glucosa por debajo de 50 mg/dl, LDH EXTRA- Respiratorios Neumopatía basa!
mayor que el límite superior admitido en sangre para ese mé- ABDOMINALES Embolia pulmonar
todo y una tasa de proteínas mayor de 1 g/dl, indica una alta
probabilidad de estar ante una peritonitis secundaria. Un nue- Cardiovas- Infarto de miocardio
vo control a las 48 horas puede ser útil, ya que en estas culares Pericarditis
peritonitis el recuento celular permanece estable o aumenta,
mientras que en las primarías suele reducirse rápidamente. Alteraciones Envenenamiento por meta-
metabólicas y nol y otras intoxicaciones.
Lavado perifoneal diagnóstico. Se efectúa instilando en
hematológicas Crisis addisoniana. Uremia.
la cavidad un volumen de 1000 ml de solución fisiológica y Drepanocitosis y leucemias
aspirándolo luego de algunos minutos. Se consideran criterios
positivos de peritonitis aguda la existencia de un recuento
mayor de 500 leucocitos por mmJ o el hallazgo de piocitos
(Richardson JD, 1983). Es también útil para el diagnóstico
diferencial con pancreatitis, en cuyo caso se verifica un alto
tenor de amilasas y, de acuerdo con la forma anatomopato- Tabla 36-15. Datos del diagnóstico diferencial entre la
lógica, ia existencia de sangre. peritonitis y ios grandes síndromes abdominales agudos
Laparoscopia. Por su intermedio se puede lograr el diag-
nóstico mediante la visión directa de las lesiones, al tiempo Diagnóstico íleo adi- íleo Isquemia
que resulta sencillo efectuar biopsias y tomas de material. diferencial námico puro mecánico
Consiste en la introducción (por una pequeña incisión) de un
Similitud Detención del Detención del Dolor de ca-
laparoscopio, instrumento óptico que, conectado a una fuente
con la tránsito, dis- tránsito, vó- rácter conti-
de iluminación y a una microcámara de televisión, permite peritonitis tensión abdo- mitos y dis- nuo, vómitos,
iluminar la cavidad abdominal y observar su interior. Efec- minal, silen- tensión abdo- reacción peri-
tuando incisiones complementarias se pueden insertar cio ausculta- minal. toneai.
aspiradores e irrigadores con los que es posible efectuar la torio, asas in-
limpieza y el lavado de la cavidad, y también pinzas, tijeras o testinales di-
electrobisturíes para realizar biopsias e incluso el tratamiento latadas y con
completo de! foco originario de la peritonitis. Finalmente, es escasos nive-
factible por esta vía colocar los avenamientos requeridos para les en la ra-
ei ulterior drenaje de los derrames remanentes. diología.

Diferencias Inexistencia Dolor de tipo Diarrea, mele-


con la de síndrome cólico. Exis- na o entero-
Diagnóstico diferencial peritonitis séptico, dolor tencia de rui- rragia, disten-
y respuesta dos de iucha, sión abdomi-
Debe hacerse con afecciones de diversa índole que pueden parietal. peristaltismo nal sectoriza-
requerir o no tratamiento quirúrgico. Entre las primeras desta- intestinal visi- da, alteracio-
camos: a) patología parietal pura: hematomas de la vaina del ble (síndrome nes de la per-
recto o de los músculos anchos; b) hemorragias internas: ro- de Konig). fusión perifé-
Falta de res- rica (lividece;
tura de bazo, de tumores hepáticos; c) hemorragias retroperito-
puesta parie- en abdomen ;
neaies: rotura de aneurisma; d) infecciones retroperitoneales: tal a la palpa- miembros -in-
perinefritis. pielonefritis: e) inflamación de órganos retrope- ción. Ausen- feriores), shoci.
ritoneales: pancreatitis, adenitis; f) oclusión intestinal: g) cua- cia de síndro- y brusco dete-
dros inflamatorios puros originados en órganos intraperi- me séptico. rioro del esta-
toneales, sin peritonitis: apendicitis, diverticulitis, anexitis; h) Radiología: do genera .
patología torácica. En la tabla 36-14 se enumeran los proce- predominio
sos no quirúrgicos que deben ser considerados en el diagnósti- de niveles hi-
co diferencial. droaéreos.

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36. PERITONEO 465

La amplia variedad de cuadros que se deben distinguir de tales como la fibrosis) o mediada por una intervención quirúr-
la peritonitis hace imposible analizar el diagnóstico diferen- gica. Por el contrario, en otros casos la peritonitis se generali-
cial para cada uno de ellos, por lo que nos ocuparemos sólo de za cursando como una peritonitis difusa.
ios grandes síndromes (tabla 36-15). Acumulas líquidos intraperitoneales. Diferentes líquidos,
normales o patológicos (tabla 36-16), pueden coleccionarse
en la cavidad peritoneal conformando acúmulos que se ubican
Formas anatomoclínicas más frecuentes en general en sus zonas declives (figs. 36-14 y 36-15).
Absceso peritoneal. Se trata de una colección supurada
Peritonitis generalizada o difusa encapsulada y apartada del resto de la cavidad por un tabique
firme. Puede tener una ubicación intravisceral, intraperitoneai
Afecta toda o la mayor parte de la gran cavidad, aunque o retroperitoneal (Altemeier WA, 1973). En las peritonitis ge-
puede respetar algún determinado espacio por existir bloqueos neralizadas, los abscesos se ubican en los espacios y zonas
previos. Los signos y síntomas son diseminados y la repercu- declives; en las localizadas se instalan en la vecindad del foco
sión global es importante. Sus características particulares fue- desencadenante de la peritonitis. Si este foco se encuentra en
ronanalizadas más arriba al tratar genéricamente la presenta- el hemiabdomen superior, el absceso se sitúa por encima del
ción clínica de la peritonitis. mesocolon transverso y en caso de progresar hacia abajo lo
Etapas en la evolución natural de la peritonitis difusa. hace por la gotera parietocóiica derecha. En cambio, es excep-
En resumen, podemos señalar los siguientes períodos:

1. Inicial. Comienza en el momento en que el peritoneo es


agredido y se caracteriza por la violenta respuesta local. Dura Tabla 36-16. Colecciones intraperitoneales no supuradas
entre 6 y 12 horas.
2. De estado. Sucede a la anterior. Se advierte el agrava- Derrame Origen Síntomas
miento de las condiciones locales y el comienzo de la respues-
ta general, coincidiendo con la fase hiperdinámica de la sepsis. Hemopevitoneo Traumático; quirúrgi- Hipovolemia, escasa
Dura entre 12 y 36 horas. (sangre) co; ginecológico; re- irritación peritoneal.
3. De complicaciones. Se observan complicaciones en ór- troperitonea!.
ganos intraabdominales y falla monoorgánica. Dura entre 24
y 96 horas. Coleperitoneo Quirúrgico; perfora- Distensión abdominal
(bilis) ción espontánea de la con escasa irritación pe-
4. Etapa terminal. El shock es de difícil manejo y se debe
vesícula o vía biliar. ritoneal inicial, íleo, ic-
a factores neurogénicos, tóxicos y hemodinámicos. Por últi- tericia, sepsis secunda-
mo se instala la falla multiorgánica que no cede a pesar del ria.
drenaje de la cavidad y conduce a ia muerte en plazos varia-
bles que dependen de las reservas energéticas y de las medi- Ascitis Disbalance entre pro- Distensión abdominal
das de sostén. En otros casos la muerte puede ser mucho más (exudado) ducción y absorción con escasa irritación
temprana en el curso evolutivo de la peritonitis, debiéndose a de líquido. Hiperten- peritoneal.
una respuesta anafiláctica causada por la absorción masiva de sión portal; carcino-
exotoxinas bacterianas. matosis, disproteine-
mia.

Uroperitoneo Traumático, quirúrgi- Distensión abdominal,


Peritonitis localizada (orina) co. íleo, sepsis temprana.

Compromete y se circunscribe a una región específica y Meconio Perforación intestinal Oclusión intestinal por
está relacionada con la afección inflamatoria de un determina- en el feto (atresia, granulomas, adheren-
do órgano (por ej., apendicitis aguda). Su forma de presenta- quistes). cias o fibrosis.
ción puede ser la de un acumulo líquido (derrame o colec-
ción), de un absceso o de un plastrón en cuyo seno se encuen-
tra el factor desencadenante.
Presentación clínica de la peritonitis localizada. En la
etapa inicial no se observan habitualmente signos generales,
salvo los correspondientes a la presencia de un foco supurado.
La curva térmica se corresponde con la característica fiebre
en picos de los abscesos. Los vómitos son infrecuentes, ex-
cepto en los abscesos subfrénicos y en los de la trascavidad de
los epiplones, en cuyo caso se deben al íleo gástrico. El tránsi-
to intestinal se halla habitualmente conservado.
Los hallazgos palpatorios anteriormente señalados en las
peritonitis generalizadas se repiten en los cuadros localizados,
aunque en este caso circunscriptos al cuadrante afectado. Cuan-
do se trata de un absceso pelviano, mediante el tacto rectal se
puede detectar una masa fluctuante y dolorosa. Fig. 36-14. Localización de un derrame libre en el fondo del saco de
El proceso puede continuar evolucionando hasta llegar a Douglas. El fondo de saco de Douglas es el sitio más declive del abdomen
una etapa resolutiva, con curación espontánea (con secuelas tanto en posición de pie como en decúbito dorsal.

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466 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Intestino delgado

Hígado - Mesenterlo

Fig. 36-15. Ubicación de los derra-


mes en las zonas declives del ab-
domen. Los líquidos se ubican en
las goteras parietocólicas e interme-
senterocólicas.

cional que una peritonitis causada por un proceso cuentes, inflamación anal y edema mucoso con gruesos plie-
ínframesocolónico genere un absceso que gane el abdomen gues. El tacto rectal permite detectar un abombamiento dolo-
superior, siendo por el contrario frecuente que se extienda ha- roso y renitente en su cara anterior. Si la evolución progresa,
cia la pelvis (fig. 36-16). Cualquier absceso puede evolucio- el absceso puede abrirse: (done by 007)
nar secundariamente hacia una peritonitis generalizada cuan-
do por su continuo crecimiento, su cápsula se fisura y se pro- • Hacia la luz rectal, obteniéndose una evacuación franca
duce el derrame masivo de pus en peritoneo libre (peritonitis de pus. Es la contingencia más frecuente y más propicia
en dos tiempos). aunque en general para obtener un buen drenaje se re-
La exteriorización clínica de los abscesos es similar a la quiere alguna maniobra quirúrgica complementaria.
de la peritonitis localizada. En todos los casos se puede adver- • En la vejiga, observándose cistitis y piuria.
tir la existencia de signosintomatología general relacionada • Más raramente hacia la vagina (puede ocurrir si se efec-
con el proceso séptico y local vinculada a la ubicación de la tuó recientemente una operación ginecológica).
colección supurada. • Hacia la cavidad peritoneal, culminando en una perito-
Por su mayor frecuencia nos referiremos en particular a nitis generalizada de grave pronóstico.
los abscesos del fondo de saco de Douglas y subfrénicos.
Abscesos del fondo de saco de Douglas. La sintomatología Abscesos subfrénicos. Pueden ubicarse en cualquiera de
es predominantemente pelviana y especialmente rectal. La irri- los subcompartimientos de la región (se considerarán subfréni-
tación del recto determina la existencia de evacuaciones fre- cos si tienen algún punto de contacto con el diafragma —fig.

Absceso subfrénico Absceso subfrénico


suprahepático derecho suprahepático izquierdo

Absceso de la fosa esplénica

Absceso subfrénico
subhepático
Absceso parietocólico izquierdo

Absces: parietocólico
derecho
Absceso intermesentérco Absceso intermesentérico
derecho izquierdo

Absceso de la fosa Fig. 36-16. Compartimientos


ilíaca derecha peritoneales y ubicación habitual de
Absceso del fondo de saco los abscesos. Los abscesos pueden
de Douglas localizarse en cualquier comparti-
miento del abdomen, pero su em-
plazamiento depende del foco
desencadenante de la peritonitis.

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36. PERITONEO 467

36-16—), aunque lo hacen más frecuentemente en el inter-


hepatodiafragmático derecho. Suelen evolucionar en períodos
prolongados y están la mayoría de las veces relacionados con
un acto quirúrgico previo por patología infecciosa, exteriori-
zando su sintomatología alrededor del 14° día del postope-
ratorio. Otros factores etiológicos no vinculados con opera-
ciones previas son la perforación gastroduodenal, la patología
hepatobiliar aguda (abscesos hepáticos, colecistitis, colangitis),
las supuraciones renales, pancreáticas o de otras estructuras
retroperitoneales y las perforaciones colónicas. Más raramen-
te el foco desencadenante es inframesocolónico (apendicitis
aguda).
La sintomatología se expresa muchas veces a nivel torácico
-ya que la cavidad pleural se ve afectada a través del dia-
fragma- bajo la forma de una paresia o parálisis frénica, disnea,
tos e hipoventilación basal. Además del dolor local y el sín- Fig. 36-18. Radiografía simple de abdomen en un absceso subfrénico bila-
drome séptico, presentan frecuentemente íleo adinámico gas- teral. Se aprecia la existencia de un importante derrame purulento con
troduodenal que se manifiesta con hipo y vómitos. La palpación membranas de fibrina sobrenadantes.
abdominal es generalmente poco significativa: ligera tume-
facción subcostal y leve contractura del hipocondrio. La per-
cusión de la parrilla costal se torna dolorosa. La radiografía de
tórax muestra la elevación del hemidiafragma correspondien-
te, que se encuentra inmóvil en la radioscopia (fig. 36-17).
Por debajo del mismo se pueden observar niveles hidroaéreos,
indicadores inequívocos de la existencia de colecciones con
contenido gaseoso (fig. 36-18); por encima, signos de irrita-
ción pleural: borramiento del seno costodiafragmático y de-
rrame (fig. 36-19). En los estudios radiológicos contrastados
se puede observar el desplazamiento del estómago y descenso
del colon transverso. La ecografía y la tomografía computada
son altamente efectivas para establecer el diagnóstico.
Librados a su evolución, los abscesos subfrénicos pueden
culminar comunicándose y evacuándose hacia los órganos
vecinos o hacia el tórax. En este último caso, al abrirse en la
pleura pueden generar un empiema o una comunicación bron-
quial con expulsión del contenido supurado a modo de vómica.

Fig. 36-19. Radiografía de tórax en un absceso subfrénico derecho lateral.


Se aprecia la colección hidroaérea subfrénica y el borramiento del seno
costofrénico.

Peritonitis fecal

Es la forma más grave de peritonitis, con pronóstico evo-


lutivo ominoso. Se produce al contaminarse la cavidad con
contenido intestinal a través de una perforación.

Peritonitis ginecológica

Se presenta en mujeres jóvenes que refieren antecedentes


de flujo fétido o purulento. Cursa con dolor en hemiabdomen
inferior o en hipogastrio, a veces con irradiación hacia el ab-
Fig. 36-17. Radiografía simple de abdomen en un absceso subfrénico de- domen superior. La facies adquiere un particular color terro-
recho medial. Se aprecia la elevación del hemidiafragma y el nivel so, con expresión de dolor. La palpación advierte la existencia
hidroaéreo subdiafragmático. de defensa en ambas fosas ilíacas e hipogastrio, algunas veces

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468 SECCIÓN VI. ABDOMEN

con contractura predominante en alguno de esos sectores. Exis- Tratamiento


te meteorismo. La temperatura es elevada, alrededor de los
39° C, con disociación axilorrectal. El tacto vaginal, que per- A pesar de que ios diversos procesos causantes de
mite advertir la ocupación del fondo de saco de Douglas, es peritonitis requieren distintos enfoques terapéuticos, existen
sumamente doloroso, con exquisita sensibilidad en los fondos medidas comunes que se aplican a todos ellos. En términos
de saco y a la movilización del cuello uterino. En ocasiones, generales, en las peritonitis primarias, las pelviperitonitis
se puede percibir la existencia de uno o de ambos anexos au- ginecológicas y las peritonitis terciarias, el tratamiento correcto
mentados de tamaño, empastados y muy dolorosos. El exa- es de orden médico y basado en la antibioticoterapia racional.
men bacteriológico directo brinda datos confirmatorios en caso Para encararlo, la sospecha debe ser firme y estar fundada en
de identificarse gérmenes en el extendido vaginal. La ecografía la historia clínica y los exámenes complementarios. En las ter-
colabora mediante la demostración de imágenes patológicas ciarias, además de este recurso, puede ser necesario un abordaje
en los anexos. quirúrgico, pero siempre complementado por medidas tendien-
tes a reducir la translocación bacteriana, evitar la liberación
de citoquinas y disminuir su efecto sobre órganos distantes.
Peritonitis postoperatoria En las peritonitis secundarias siempre está indicado el tra-
tamiento quirúrgico.
Es la que sobreviene a una intervención quirúrgica, pu-
diendo estar relacionada con la patología que motivó la opera-
ción (persistencia del foco) o con una complicación postope- Manejo preoperatorio
ratoria (por ejemplo, la dehiscencia de una anastomosis intes-
tinal). El cuadro es similar al de la peritonitis secundaria, aun- Existen dos metas principales: la reanimación hidroelec-
que su diagnóstico se dificulta por las alteraciones anatomofun- trolítica y la iniciación del tratamiento antibiótico. Una vez
cionales provocadas por la operación. (done by 007) realizada la semiología se debe calmar el dolor sin utilizar
La sospecha de infección posquirúrgica se establece en base antitérmicos, evaluar la repercusión hemodinámica, efectuar
a los elementos que brinda el examen clínico del paciente y se una canalización venosa apta para la medición de la presión
confirma mediante estudios complementarios. Existen por lo venosa central y expandir la volemia. Con el objeto de evaluar
tanto criterios subjetivos y objetivos, tal como se señala en la los resultados de la reposición se controlará la presión arterial,
tabla 36-17 (Bumaschny E, 1989; Pusajó JF, 1993). la presión venosa central (si es necesario recurriendo a un
Desde el punto de vista anatomopatológico se suele carac- catéter de Swan-Ganz) y se colocará una sonda vesical para
terizar por la presencia de abscesos múltiples, ubicados entre medir la diuresis horaria. Para descomprimir el tubo digestivo
los pliegues del mesenterio (abscesos entre asas) o en ia ve- y facilitar el acto anestésico se instalará una sonda nasogástrica.
cindad de las suturas intestinales. Entre otras medidas complementarias se efectuará protección
antitetánica y se determinará el grupo sanguíneo.
A los efectos de la elección de la antibioticoterapia, es crí-
tico determinar si la peritonitis es primaria o secundaria. El
tratamiento antibiótico debe comenzarse tan pronto se efectúa
el diagnóstico ciínico y será absolutamente empírico, basado
Tabla 36-17. Criterios para el diagnóstico de peritonitis en el tipo de microorganismo probable y en la capacidad del
postoperatoria antibiótico para alcanzar niveles adecuados en la cavidad
peritoneal. En la peritonitis secundaria se debe tener en cuenta
Criterios Manifestaciones que la infección es casi siempre polimicrobiana. En ese senti-
do el tratamiento debe encararse con un agente o con una com-
SUBJETIVOS Curso postoperatorio inadecuado. binación de agentes con efectividad comprobada contra bac-
Desorientación, desasosiego o excitación. terias aerobias (particularmente las entéricas gramnegativas,
por ej. Escherichia coli) y anaerobias (por ej. Bacteroides
OBJETIVOS Exámenes de rutina insatisfactorios (leuco- fragilis). La presencia de enterococos debe ser tenida en cuen-
citosis, creatinina elevada, neutrofilia con ta en los pacientes inmunocomprometidos o si este germen es
granulaciones tóxicas).
Episodios de hipotensión. Mal manejo de los hallado en un hemocultivo o en un foco abdominal residual
fluidos o ritmo urinario estrictamente depen- (Bari PS, 1990). Ocasionalmente puede descubrirse Candida
diente de la expansión. en los cultivos; si la evolución es buena su presencia no debe
Presencia de fallas orgánicas. tomarse en cuenta a los efectos terapéuticos.
Fiebre. Los esquemas antibióticos recomendados se consignan en
Aumento del nitrógeno urinario (superior a 17 la tabla 36-18.
g/1).
Aumento de la pv02.
Aumento del transporte de oxígeno.
Imágenes patológicas (ecografía o tomografía Tratamiento quirúrgico
axial computada) que demuestran derrames, co-
lecciones o infiltración edematosa de mesos y Momento quirúrgico. Una vez evaluado el paciente y
peritoneo. decidida la conducta quirúrgica debe determinarse la oportu-
Desvíos en los índices o scores (como el nidad de la misma. Esquemáticamente se actuará como sigue:
APACHE o el IPREA). a) Peritonitis perforativas tempranas (menos de 12 horas
Punción diagnóstica positiva. de evolución): cirugía inmediata.
Incremento de la presión intraabdominal supe- b) Peritonitis perforativas tardías y no perforativas: com-
rando los 25 mmHg. pensar el estado general y buscar el mejor momento hemo-

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36. PERITONEO 469

Tabla 36-18. Antibióticos propiciados en la peritonitis o perforativos el tratamiento ideal es también la resección, pero
en algunos casos (por razones anatómicas) se debe apelar al
Peritonitis secundaria y Clindamicina + aminoglucósido simple avenamiento del foco (plastrones, pancreatitis).
abscesos intraperito- Cefoxitina + aminoglucósido En la peritonitis perforativa la preferencia varía entre la
neales Ampicilina + sulbactam (+ aminoglu- sutura de la perforación, la resección o la exteriorización de la
cósido?) porción perforada, según: a) el órgano afectado y la importan-
Cefotaxime o ceftriaxona + metroni- cia de sus lesiones; b) el tipo y la cantidad de material contami-
dazol nante y c) el tiempo que media entre el comienzo del cuadro y
Aminoglucósido + metronidazol
la operación. Es imposible detallar todas las circunstancias que
Peritonitis intrahospi- Imipenem / cilastatin influyen en la decisión (tabla 36-19).
taiariay postoperatoria Piperacilina / tazobactam
Tabla 36-19. Conducta a seguir con el foco desencadenante
en la peritonitis perforativa
dinámico y respiratorio sin superar las 12 horas a partir de la Órgano Conducta habitual
hospitalización.
Procedimientos quirúrgicos. Debe considerarse el trata- Estómago y duodeno Sutura o resección
miento del compromiso peritoneal y el del foco desencade-
nante. Intestino delgado Resección
Tratamiento del compromiso peritoneal. Los gestos más
importantes son el lavado profuso de la cavidad peritoneal y Colon Resección o exteriorización
la recolección de pus para su cultivo. El lavado incluye la eli-
minación de tejidos esfacelados o necróticos y de membranas
piógenas (Polk HC Jr., 1980). Se efectúa con solución de Incisiones. El emplazamiento de la incisión dependerá de
cloruro de sodio al 0,45 por ciento (8 litros), a la que se le la patología a tratar. El abordaje será amplio en las peritonitis
pueden adicionar 100 ml de yodopovidona (Sindelar WF, generalizadas y circunscripto en las localizadas. Si el diag-
1979). Es menester aspirar cuidadosamente el líquido rema- nóstico es incierto, la vía mediana es la que permite más y
nente ya que los fluidos favorecen el desarrollo de los agentes mejores maniobras quirúrgicas; es además rápida de ejecutar
patógenos al disminuir la fagocitosis y la migración leucocitaria y de cerrar, y casi exangüe. Ante la presencia de necrosis, gan-
(Dunn DL, 1984). Asimismo es imprescindible la eliminación grena o supuración grave parietal, se debe tener especial cui-
de cuerpos extraños y coágulos pues está demostrado que en dado con el acceso para no abrir una zona séptica; en estas
su seno se acumulan gérmenes que no pueden ser alcanzados circunstancias es preferible la extirpación en block de la pa-
por los fagos. red. En el absceso subfrénico la vía de abordaje puede ser ab-
El lavado postoperatorio continuo mediante catéteres ins- dominal, torácica o lumbar, según sea su íocalización, siendo
talados durante la intervención primaria o con el abdomen ce- factible su abordaje por vía extraperitoneal (incisiones de
rrado, es objeto de controversias (Berger HG, 1985; Hallerbáck Nather-Ochsner y Clairmont; fig. 36-20). En las peritonitis
B, 1986). Se efectúa con solución salina normal, antibióticos, postoperatorias el acceso dependerá del tipo de complicación
heparina y cloruro de potasio. que presente la herida y de la patología que motiva la reope-
Tratamiento del foco desencadenante. Táctica quirúrgi- ración.
ca. En los procesos isquémicos o necróticos es indispensable Exploración. Debe ajustarse a los objetivos de la interven-
extirpar el órgano o los tejidos afectados. En los inflamatorios ción. En los procesos localizados será reducida para evitar la

Absceso subfrénico
suprahepático anterior

Vía de abordaje
preperitonea! Fig. 36-20. Vías extraperitoneales de
subcostal, anterior • abordaje para los abscesos subfrénicos.
Mediante un abordaje apropiado, se pue-
Vía de abordaje de acceder a un absceso subfrénico sin
Peritoneo retroperitoneal, lumbar ingresar en la cavidad peritoneal.

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470 SECCIÓN VI. ABDOMEN

contaminación del resto de la cavidad. En las peritonitis gene- laparostomía abierta, o bien contenidas mediante el empleo
ralizadas, la exploración debe ser sumamente prolija, ya que de una prótesis temporaria (Astiz JM, 1990) no cubierta por
el rápido hallazgo de un foco no invalida la coexistencia de ninguna estructura anatómica: laparostomía contenida. Esta
otros. prótesis puede ser una malla de polipropileno, poliuretano,
Se deben descartar además otras complicaciones o patolo- poliglactina 910, ácido poliglicólico, microtul de nailon, etc.,
gía concomitante, realizar cultivos de secreciones o membra- y puede tener un cierre de cremallera incorporado para facili-
nas, biopsias y recolección de líquido para examen químico. tar las reintervenciones programadas (Teíchmann W, 1986).
La biopsia hepática es de utilidad en todo paciente séptico o El método tiene ventajas e inconvenientes que se indican
cuando se utilizó alimentación parenteral por un lapso prolon- en la tabla 36-21 (Hernández F. 1987; Anderson ED, 1983;
gado. También se debe constatar la integridad de las anasto- Corbelle JL, 1985; Maetani S, 1981).
mosis, la vitalidad de las visceras involucradas, el estado de Drenaje percutáneo de colecciones supuradas. Se trata de
los mesos y la suficiencia vascular esplácnica. una técnica efectiva para el manejo de los abscesos intra-
Tratamiento de las lesiones y maniobras complementa- abdominales, surgida a partir del perfeccionamiento de la
rías. Las maniobras dirigidas a resolver la patología que moti- tomografía computada y de la ecotomografía, que permiten
vó la peritonitis (extirpación, exteriorización o drenaje del foco) realizar punciones dirigidas con gran precisión y mínimo ries-
fueron comentadas más arriba. Concomítantemente puede ser go. Es en la actualidad el método de elección para el trata-
necesario realizar otros procedimientos, auxiliares o comple- miento de abscesos únicos y bien definidos con una tasa de
mentarios. Estos últimos permiten mejorar la evolución o buenos resultados cercana al 85 por ciento (tabla 36-22) (Fry
implementar medidas de soporte en el postoperatorio como la DE, 1991), aunque también se lo puede utilizar para drenar
aspiración (o vaciamiento) del contenido yeyunoileal, la abscesos múltiples o multiloculados. La técnica está contra-
gastrostotnía, la yeyunostomía, la ileostomía y la entero- indicada en pacientes con neumoperitoneo o peritonitis gene-
poliptiquia. ralizada, o ante la presencia de extensos focos de necrosis que
Avenamientos. El empleo de avenamientos peritoneales requieren un abordaje quirúrgico para su extirpación. La pre-
(tubos que comunican la cavidad abdominal con el exterior) cocidad en el drenaje y la exactitud en el diagnóstico preopera-
en las peritonitis generalizadas es cuestionable ya que es im- torio influyen positivamente en la evolución.
posible drenar la totalidad de la cavidad por más tubos que se Resultados. Las pautas evolutivas de la peritonitis, y por
coloquen. En cambio hay acuerdo en cuanto a la utilidad del ende su pronóstico, son muy variables, y están influidas por la
drenaje de una colección o de un absceso bien definido. edad del paciente, la existencia de patología asociada, la en-
Cierre de la laparotomía. De no mediar contraindicacio- fermedad desencadenante, el tiempo de evolución antes de
nes la laparotomía se cierra herméticamente. Diversas circuns- iniciar el tratamiento y la disponibilidad de medios y alterna-
tancias como las señaladas en la tabla 36-20, determinan que tivas de alta complejidad para el manejo del enfermo. De to-
se adopten conductas especiales. das estas condiciones, la enfermedad desencadenante y el ori-
Laparostomía. Esta técnica puede ser considerada un dre- gen anatómico son los factores más sencillos de comparar en
naje peritoneal abierto (Schein M, 1986) y se sustenta en la distintas series. En la tabla 36-23 se presenta la experiencia de
decisión de tratar la cavidad como si fuera un gran absceso
(WalshGL, 1988;DanguiseEF, 1989). En lugar de efectuarse
un cierre abdominal convencional se dejan las visceras direc- Tabla 36-21. Laparostomía. Indicaciones, beneficios e
tamente expuestas al exterior (protegidas por un aposito): inconvenientes
indicaciones Beneficios Inconvenientes

Tabla 36-20. Conductas especiales para el cierre ' Peritonitis fecal. ' Reducción de las • Manejo postopera-
de la pared abdominal complicaciones pa- torio más difícil.
rietales.
Circunstancia Conducta Objetivo
• Peritonitis difu- • Reducción de las • Masiva pérdida de
Importante pérdida Malla de polipro- Reemplazar la pared sas graves- complicaciones líquidos.
de sustancia de la pileno o de poliglac- abdominal faltante. ventilatorias y de la
pared. tina. necesidad de asis-
tencia respiratoria • Necesidad de apoyo
Eventración con Malla de polipro- Reemplazar la pared mecánica. ventilatorio.
perdida de domici- pileno o de poliglac- abdominal.
lio. tina. Aumentar la capaci- • Necrosis pan- • Reducción de la • Fistulización espon-
dad del abdomen. creáticas infecta- presión abdominal tánea, fibrosis, adhe-
das. y de la transloca- rencias. estenosis.
Gran dis:er.s::'r. in- Malla de polipro- Aumentar la capaci- ción de gérmenes.
testinal. pileno o de poliglac- dad del abdomen.
tina. • Celulitis necro- • Posibilidad de re- • Evisceración.
tizante. exploración sin
Peritonitis difusa Laparostomía. Dejar el abdomen nueva incisión y de
grave. abierto. • Fístulas intesti- eliminar nidos bac- • Prolongación de la
nales. terianos. estadía.
Concomitancia de Laparostomía. Resecar la pared ab-
infección grave pa- dominal pasando a • Distensión intes- • Posibilidad de lava- • Infección secunda-
rietal y peritoneal. distancia del foco tinal exagerada. dos peritoneales re- ria.
séptico. petidos.

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36. PERITONEO 471

Tabla 36-22. Probabilidad de éxito utilizando el drenaje aguda o de la cirugía abdominal como consecuencia de!
percutáneo para el tratamiento de los abscesos despulimiento de la serosa y de la generación de puentes
intraabdominales fibrosos a partir de los derrames fibrinosos. Pueden ser res-
ponsables de una oclusión intestinal inmediata o hasta varios
Probabilidad Colección Causa de fracaso años después del episodio original. Se denominan adherencias
de éxito cuando las superficies serosas se aglutinan quedando en ínti-
mo contacto; comienzan a producirse durante los primeros días
Curativa Única, bien definida, del postoperatorio. Se habla de bridas cuando existen cordo-
sin comunicación
nes firmes y vascularizados que vinculan dos sectores perito-
ALTA entérica
neales alejados entre sí; aparecen varias semanas después.
Paliativa Absceso con comu- Drenaje prolongado Su prevención es difícil, pero en cambio se puede favore-
nicación entérica o recurrencia cer la formación de adherencias dirigidas (operación de Noble
o mesopoliptiquia) mediante la sutura ordenada del meso de
MEDIANA Tumor infectado Drenaje insuficiente un asa con el de la siguiente, con el fin de evitar la disposición
anárquica del intestino y las consecuentes acodaduras.
Absceso micótico Drenaje insuficiente Peritonitis encapsulante. En este cuadro, todo o gran parte
Hematoma infectado Drenaje insuficiente
Drenaje inadecuado
del contenido abdominal se encuentra envuelto por una tenue
BAJA Peritonitis postopera-
toria temprana (de- y laxa membrana que se prolonga a modo de tabiques entre las
hiscencias) visceras, ocupando la totalidad del espacio virtual de la cavi-
Abscesos entre asas Dificultad de visua- dad y adhiriendo los órganos entre sí al extremo de conformar
lización, inaccesibi- un único gran conglomerado. Afecta preferentemente el espa-
lidad cio inframesocolónico. Como consecuencia se observan cua-
dros obstructivos reiterados, de difícil resolución quirúrgica
ya que el ingreso al abdomen se hace generalmente imposible.
Tabla 36-23. Mortalidad de la peritonitis según la localización
de la enfermedad desencadenante
Peritonitis en ei paciente inmunocomprometido
Grupo anatómico Mortalidad (%)
El paciente inmunocomprometido presenta una alteración
Desde la unión gastroesofágica hasta el 2,9 al 13
deletérea de diversos aspectos anatomofisiológicos dedicados
ángulo de Treitz
Intestino delgado 20 a! 25
a la defensa del organismo contra las infecciones y las enfer-
Colon hasta el repliegue peritoneal 20 al 50 medades malignas. La inmunodeficiencia puede ser primaria
Árbol biliar 0 a l6 o haberse adquirido en forma secundaria a una enfermedad o
Páncreas 22 al 57 a una intervención iatrogénica. El grupo de riesgo, que au-
Apéndice 0 al 8 menta constantemente en la población hospitalaria, está cons-
Absceso hepático 10 al 90 tituido por: a) enfermos añosos; b) obesos; c) malnutridos; d)
Peritonitis ginecológica 0 al 10 cancerosos; e) diabéticos; f) insuficientes renales; g) insufi-
Patología distal al repliegue peritoneal 0 cientes hepáticos; h) portadores del síndrome de inmunode-
Peritonitis postoperatoria 40 al 60 ficiencia adquirida (SIDA); i) perdedores de proteínas; j) por-
tadores de cuerpos extraños (monitoreo invasivo o prótesis);
k) irradiados; 1) inmunosuprimidos (como resultado de enfer-
Meakins (1984) a ese respecto. La mortalidad global de la medades o de medicación); m) grandes quemados; n) trauma-
peritonitis generalizada puede estimarse en alrededor del 40 tizados; ñ) sometidos a operaciones importantes, anestesia (so-
por ciento. bre todo la general), transfusión sanguínea; o) esplenecto-
El empleo de índices pronósticos que utilizan variables mizados; p) en tratamiento quimioterápico; q) en falla multior-
clínicas, de laboratorio y estudios complementarios funciona- gánica y r) pacientes con más de una enfermedad crónica.
les. permite evaluar la probabilidad de sobrevida de un deter-
Etiopatogenia. Se han informado en este grupo de pacien-
minado paciente (Bohnen JMA, 1988). En ese sentido, son de
tes perforaciones agudas del tracto gastrointestinal produci-
uso universal el índice APACHE II (Acute Physiologic and
das por citomegalovirus, criptosporidiosis y candidiasis así
Chronic Health Evaluation) (Knaus WA, 1985), el TISS
como por linfoma necrótico. Se describen cuatro síndromes
(Therapeutic Intervention Scoring System) (KeeneAR, 1983),
clínicos distintos que requieren intervención urgente: 1)
el SAPS (Simplified Acute Physiology Score) (Le Gall JR.
peritonitis secundaria a infección por citomegalovirus, 2)
1984), el MAPUCHE (Doglio G.R., 1985), y el IPM (índice
linfoma no Hodgkin (generalmente del íleon terminal) con
Predictivo de Mortalidad) (Pusajó JF, 1989). Todos ellos posi-
obstrucción o hemorragia, 3) sarcoma de Kaposi del tracto gas-
bilitan un relevamiento relativamente rápido de los pacientes
trointestinal y 4) infección por micobacterias del retroperitoneo
asistidos y facilitan la homogeneización de los grupos a los
o del bazo.
fines comparativos (Beveraggi EM, 1987).
Clínica. El paciente inmunocomprometido no es capaz de
Prevención. Se obtiene efectuando la exéresis o el avena-
responder adecuadamente ante el desafío infeccioso o
miento temprano de todo foco infeccioso intraabdominal, tan-
inflamatorio. En este caso la respuesta clínica está alterada,
to orgánico (apendicitis, colecistitis) como libre (plastrón).
difiriendo de la habitual y apareciendo frecuentemente en eta-
pas tardías de la enfermedad.
Peritonitis crónicas o plásticas Signos generales. La respuesta séptica clásica puede no
hallarse presente en el enfermo inmunocomprometido, por lo
Adherencias y bridas. Se trata de secuelas de la peritonitis que es esencial prestar atención a cualquier signo o síntoma

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472 SECCIÓN VI. ABDOMEN

de infección oculta. A pesar de que la fiebre debe considerarse Se indicará si la flora es mixta, sí existe una perforación del
como un signo de infección, ella puede estar ausente o puede tubo digestivo demostrada por la extravasación de una ingesta
deberse a otras causas concomitantes como las úlceras de de material de contraste hidrosoluble, si se observa neumope-
decúbito. Más a menudo la infección es silenciosa y los signos ritoneo o si el enfermo no mejora con tratamiento médico.
clásicos no se relacionan con una peritonitis. Por ello, leves La mortalidad hospitalaria de los pacientes cirróticos con
alteraciones en el estado clínico (pequeña elevación de la tem- peritonitis espontánea se acerca al 50 por ciento, siendo la in-
peratura, aumento de los requerimientos de fluidos, confusión, suficiencia hepática la causa de muerte habitual. Entre los que
incremento de la frecuencia del pulso o respiratoria, dolor o sobreviven al primer episodio, las recidivas alcanzan al 69 por
íleo) o cambios en los datos del laboratorio (que se torna de ciento durante el primer año pero aparentemente podrían re-
capital importancia en estos casos), tales como leucocitosis. ducirse mediante la descontaminación selectiva gastrointestinal
trombocitopenia, glucosuria o hiperglucemia, deben hacer sos- con norfloxacina.
pechar la existencia de un foco oculto que bien puede ser
peritoneal. La hiperglucemia y la resistencia a la insulina son
signos confiables de presencia de infección, tanto en pacien- Peritonitis periódica familiar
tes diabéticos como en no diabéticos. El grado de resistencia (fiebre mediterránea familiar)
está en relación directa con la severidad de la infección. El
retardo en la cicatrización es otro indicador de infección im- Se presenta en comunidades con antecedentes de asenta-
portante y de inmunosupresión. La falta de granulación es un miento en las costas del Mediterráneo y se caracteriza por la
signo de enfermedad; en cambio, su recuperación es un indi- reiteración de cuadros inflamatorios, con contractura abdomi-
cio de que la infección se halla controlada. nal y fiebre, que motivan intervenciones quirúrgicas repetidas
Constituyen signos de compromiso peritoneal avanzado, en las que sólo se descubre una serositis peritoneal. El cuadro
y por lo tanto de peor pronóstico, la disfunción o falla de al- coincide generalmente con una poliserositis.
gún órgano, la hipotensión intermitente que no responde a la
resucitación con fluidos, la hemorragia digestiva alta y el shock
séptico. Este último es inevitable si la infección no es detecta- Peritonitis granulomatosa. Tuberculosis.
da y tratada. Peritonitis por cuerpos extraños
Tratamiento. El manejo de la peritonitis en el paciente
inmunocomprometido requiere que todos los procedimientos Entran en esta categoría la peritonitis iatrogénica por tal-
o tratamientos inmunosupresores (fármacos o trauma quirúr- co o polvo de los guantes quirúrgicos, la peritonitis tuberculosa
gico) sean empleados exiguamente y que se aseguren los cui- y la peritonitis iatrogénica por bario. Todas cursan con
dados generales tanto como sea posible. Se debe instalar al exudación, dolor, formación de granulomas y adherencias.
mismo tiempo protección contra infecciones comunes, teniendo La peritonitis tuberculosa es en la actualidad poco frecuente
en cuenta que las complicaciones infecciosas del SIDA son y registra baja mortalidad, aunque debe tenerse en cuenta el
causadas generalmente por organismos oportunistas asocia- presente recrudecimiento de la enfermedad. Las vías de con-
dos con inmunosupresión severa. La incidencia de infeccio- taminación son la hematodrómica, la transmural digestiva y la
nes peri operatorias por gramnegativos, anaerobios y aerobios tubaria en las mujeres, siendo más común la citada en primer
no está aumentada en los enfermos de SIDA con respecto a la término por reactivación de un foco pulmonar. En la forma
población general. húmeda predomina el derrame seroso, mientras que en la seca
se observan granulomas, adherencias y tumores con núcleo
caseoso (tuberculomas). En ambas existe fiebre, intrader-
Peritonitis en el paciente cirrótico morreacción positiva, dolor abdominal y desmejoramiento del
estado general. El diagnóstico se efectúa por cultivo y biopsia.
Como ya hemos señalado, esta entidad se incluye entre las El tratamiento es farmacológico, en tanto que la cirugía queda
peritonitis primarias y se observa tanto en niños como en adul- reservada para los casos dudosos en los que la biopsia per-
tos. La ascitis cirrótica predispone a la infección peritoneal a cutánea o laparoscópica es ineficaz.
raíz de que la hipoproteinemia y la reducción del complemen- La peritonitis por bario es una peritonitis perforativa en la
to dificultan la opsonización bacteriana. La flora suele ser que se produce el pasaje del medio de contraste a la cavidad
monomicrobiana contrastando con lo observado en las perito- durante un examen radiológico efectuado en presencia de per-
nitis secundarias. foración colónica o gástrica. Es de suma gravedad, por la com-
La semiología abdominal no es muy aparatosa: hipertermia binación de la agresión séptica y química. Habitualmente lle-
leve y signos inflamatorios mínimos o ausentes. Simultánea- va a complicaciones severas determinadas por el bloqueo
mente se comprueba la instalación de insuficiencia hepática, linfático desencadenado por el bario, que culminan con la
caracterizada por encefalopatía, síndrome hepatorrenal e in- muerte del paciente. De no ser así, se genera una peritonitis
cremento de la ascitis. granulomatosa por el englobamiento de acúmulos de contras-
El diagnóstico de certeza de ascitis contaminada se obtie- te con su secuela de adherencias.
ne con la punción abdominal, siendo datos indicadores la exis-
tencia de neutrofilia (mayor de 250/mm 3 ), el pH reducido
(< 7,35) y el lactato elevado (> 32 mg/dl). El material debe ser
TUMORES DEL PERITONEO
cultivado adecuadamente, tanto para aerobios como para
anaerobios, aunque se debe efectuar inmediatamente una
Tumores benignos
tinción con Gram ya que los resultados del cultivo demoran
varios días. Se trata de enfermedades poco frecuentes que sin embargo
El tratamiento quirúrgico debe encararse con mucha pru- deben tenerse en cuenta en el diagnóstico diferencial ante la
dencia dado el elevado riesgo que presentan estos enfermos. presencia de una masa palpable abdominal. Pueden originarse

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36. PERITONEO 473

en cualquier estructura histológica del peritoneo y su conteni- Tumores malignos


do puede ser de carácter sólido o líquido (tabla 36-24).
Se caracterizan clínicamente por su crecimiento lento y Carcinomatosis peritoneal
progresivo, acompañado de dolor de mediana intensidad. Cuan-
do adquieren mayor volumen, si son pediculados, pueden su- La mayor parte de los tumores malignos observados en ei
frir una torsión seguida de isquemia con intenso dolor conco- peritoneo corresponden a metástasis de primitivos originados
mitante. En ciertas oportunidades actúan por compresión o en el tubo digestivo, configurando la peritonitis metastática o
desplazamiento ocasionando una oclusión o suboclusión in- carcinomatosis peritoneal. Otras fuentes de origen son los
testinal. genitales internos femeninos, la mama y el pulmón.
El cuadro está caracterizado por distensión abdominal pro-
gresiva, dolores sordos, episodios de suboclusión u oclusión
Tabla 36-24. Clasificación de los tumores benignos
intestinal, pérdida de peso y desmejoramiento del estado ge-
del peritoneo
neral en un paciente con o sin historia de un cáncer descubier-
to con anterioridad. La palpación del abdomen puede revelar
Contenido Tipo histológico la existencia de masas múltiples, de variable volumen, ade-
Sólidos
más de los signos correspondientes a la presencia de ascitis.
Fibromas La radiología simple aporta pocos datos, mientras que la
Lipomas
tomografía computada puede ser concluyente al demostrar
Líquidos Angiomas engrosamiento del peritoneo, de los mesos y del epiplón ma-
Tumores vasculares yor y la presencia de nodulos múltiples. Frecuentemente se
Linfangiomas asocia con metástasis hepáticas. La punción con aguja fina
Mesotelioma quístico puede brindar un diagnóstico citológico o anatomopatológico.
Mesotelioma papilar bien diferenciado El tratamiento está dirigido a paliar las complicaciones
Quistes dermoides oclusivas, en lo posible con liberación de asas (para lo cual se
Quistes hemáticos debe apelar a veces a la resección de algún nodulo tumoral) o
Quistes quilosos
mediante anastomosis internas. Sin embargo, en otras oportu-
Quistes serosos
nidades es necesario recurrir a una exteriorización intestina!
ante la imposibilidad de solucionar de otra forma una obstruc-
ción.

El diagnóstico es auxiliado por la ecografía o la tomografía


computada, en tanto que la radiología simple puede señalar la Mesotelioma
existencia de una zona de mayor densidad, presencia de calci-
ficaciones en los quistes dermoideos y desplazamiento de asas. Se trata de un tumor muy infrecuente derivado de la capa
Si se sospecha el origen vascular, una angiografía puede ser mesotelial del peritoneo. Se observa en personas (generalmente
determinante. El examen citológico de material obtenido por del sexo masculino) expuestas durante un largo lapso (más de
punción con aguja fina no es concluyente ya que la toma pue- veinte años) al contacto con amianto. El cuadro clínico, el diag-
de no ser significativa; debe evitarse ante la sospecha de un nóstico y la sintomatología son similares a los señalados en la
angioma. El laboratorio no aporta mayores datos. El diagnós- carcinomatosis. Menos de la mitad de los enfermos tienen
tico diferencial se hará con los tumores malignos y los quistes asbestosis pulmonar demostrada y sólo un tercio mesoteliomas
parasitarios. pleurales. El tratamiento con quimioterápicos (cisplatino-
La evolución natural está marcada por el continuo creci- doxorrubicina) y la irradiación pueden contribuir a lograr una
miento que en algún momento acarrea complicaciones tales sobrevida de alrededor de un año.
como alteraciones del tránsito intestinal, hemorragias y esta-
llido con diseminación del contenido en la cavidad abdomi-
nal. Algunos tumores quísticos se pueden infectar espontánea- Seudomixoma
mente cursando con los síntomas dei absceso y con el riesgo
de producir una peritonitis localizada o generalizada. No está Es una entidad de muy infrecuente observación (también
comprobada la hipótesis de malignización por evolución pro- llamada enfermedad gelatinosa del peritoneo o enfermedad de
longada, aunque muchas observaciones sugieren esa posibili- Péan-Werth) caracterizada por la ocupación del peritoneo por
dad. una sustancia conformada por células epiteliales con elevado
El tratamiento consiste en la resección quirúrgica, que es- contenido de mucina producida por un cistoadenocarcinoma
tará indicada ante la duda diagnóstica y el crecimiento progre- mucinoso apendicular u ovárico. El material se acumula ini-
sivo y en prevención de las complicaciones. Si el tumor es cialmente en el órgano patológico dando lugar a la formación
irresecable por su ubicación o su volumen, puede ser necesa- de un quiste que al poco tiempo estalla facilitando el pasaje de
rio liberar el intestino comprometido o realizar una derivación su contenido a la cavidad. El alto contenido de células
interna. En los angiomas irresecabíes puede ensayarse la neoplásicas favorece el desarrollo de tumores secundarios
embolización o la esclerosis mediante cateterismo selectivo si implantados sobre la serosa visceral; por el contrario, son ra-
están en relación con un vaso accesible. ras las metástasis.
La evolución se caracteriza en muchos casos por la re- La enfermedad puede evidenciarse en forma inesperada
currencia local, como sucede con los mesoteliomas benignos durante una operación por otro motivo (hernia inguinal, litiasis
y los lipomas, a pesar de lo cual se puede considerar que en vesicular), en una punción con diagnóstico presuntivo de ascitis
general los resultados del tratamiento quirúrgico y el pronós- o simulando una apendicitis aguda. En los demás casos el cua-
tico son buenos. dro cursa con desmejoramiento del estado general sin pérdida

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474 SECCIÓN VI. ABDOMEN

de peso, y con alteraciones locales: distensión abdominal pro- minal sepsis requiring reoperation: Valué of a predictive index.
gresiva e importante, dolor de tipo sordo y continuo, vómitos, Arch. Surg. 128:218-223, 1993.
suboclusión intestinal intermitente. Se describen diversas for- Rotstein O: Peritonitis and intra-abdominal abscesses. In Wilmore
mas clínicas: aguda (por perforación), crónica (con lento cre- DW, Brennan MF, Harken AH. Holcroft JW, Meakins JL (eds.):
cimiento del abdomen) y tumoral (con tumor palpable). Scientific American Surgery. Scientific American Inc., New York,
1992, Vol. 2Chap. IX (8).
La tomografía computada y la ecografía colaboran en el Rotstein OD and Meakins JL: Diagnostic and therapeutic challenges
diagnóstico certificando la existencia de ascitis, de nodulos de of intraabdominal infections. World J. Surg. 14:159-166, 1990.
baja densidad o de nodulos calcificados (si el origen es ovárico). Sittig KM, Rohr MS and McDonald J: Abdominal wall, umbilicus,
El tratamiento es quirúrgico y consiste en la remoción de peritoneum, mesenteries, omentum, and retroperitoneum. In
la mayor cantidad posible de mucina, ¡a resección del tumor Sabiston DC Jr. (ed.): Text book of surgery. W.B. Saunders Co..
primitivo (si se localiza en el apéndice se efectuará hemicolec- Philadelphia, 1991.
tomía derecha; si es ovárico, histeroanexectomía total), la ex- Sullivan BJ, Swallow CJ, Girotti MJ, et al.: Bacterial translocation
tirpación de los nodulos secundarios y si es necesario la libe- induces procoagulant activity in macrophages: a potential
ración del intestino comprometido, acodado o estenosado. Si mechanism for end-organdysfunction. Arch. Surg. 126:586, 1991.
Teichmann W, Wittman DH and Andreoe PA: Scheduled reoperations
la investigación es negativa, se debe efectuar una apendicec- (Etappenlavage) for diffuse peritonitis. Arch. Surg. 121:147,1986.
tomía y en la mujer ooforectomía bilateral. La operación se Wyke RJ: Problems of bacterial infection in patients with íiver disease.
puede facilitar intentando la mucólisis preoperatoria con solu- Gut 28:623. 1987.
ción de dextrosa al 5 %. Frecuentemente es necesario apelar a
reexploraciones por recurrencias.
Está aceptado el empleo de quimioterapia adyuvante
intraperitonea! (fluorouracilo) y postoperatoria (mitomicina C), HIDATIDOSIS PERITONEAL
sobre todo en el cistoadenocarcinoma ovárico. En recurrencias
tempranas se indica radioterapia abdominal y pelviana. La tasa Daniel E. Correa
de sobrevida es del 50 por ciento a 5 años y del 20 por ciento
a 10 años. La hidatidosis peritoneal es una afección parasitaria cau-
sada por la localización de uno o más quistes hidatídicos en
esa cavidad serosa.
BIBLIOGRAFÍA En el hombre su frecuencia es del 3 % al 5 % dentro de la
enfermedad hidatídica, y habitualmente está asociada a otras
Altemeier WA, Culbertson WR and Eshook CD: Intra-abdominal localizaciones abdominales de la enfermedad.
abscesses. Am. J. Surg. 125:70, 1973. Etiología. De acuerdo con su origen, la hidatidosis
Beveraggi EM: Discusión de trabajo. En Hülskamp P et al.: Infeccio- peritoneal puede ser primitiva o secundaria.
nes severas de partes blandas. Rev. Argent. Cirug. 56:202, 1987.
Bumaschny E, Pusajó J, Doglio G ct al.: Indicadores de reintervención La hidatidosis peritoneal primitiva -de escasa frecuencia-
en la sepsis abdominal postoperatoria. Hernández ME, Bonfigli es aquella que se desarrolla a partir de un embrión hexacanto
G. Rodríguez AH, Parra C, Cherjovsky MR, Lipinszki AI y que llega por vía hemática a esta serosa.
Schiepatti E. Rev. Argent. Cirug. 56:202, 1989. La hidatidosis peritoneal secundaria, se origina a partir de
Bumaschny E: Fallas orgánicas múltiples por patología quirúrgica. la ruptura o de la migración hacia la cavidad peritoneal de un
Rev. Argent. Cirug. Número Extraordinario. Relatos del Congre- quiste hidatídico localizado en una viscera abdominal o
so Argentino de Cirugía, 3-76, 1992. retroperitoneal. Se considera a ésta como la etiología más ha-
Danguise EF, Fermina PA, Merello JM, Bistoletti PH y Sarra LD: bitual de la afección, y su origen es más frecuente a partir de
Utilización de mallas en infecciones peritoneales y parietales una hidatidosis hepática. La ruptura en el peritoneo de un quiste
graves. Rev. Argent. Cirug. 57:123-125, 1985.
Doglio GR. Pusajó JF, Bonfigli G, Vivian MS, Salvador MC y Vetere hidatídico origina generalmente una hidatidosis peritoneal
L: Determinación de niveles de gravedad en pacientes críticos múltiple, mientras que en la migración el quiste sin efraccio-
en ¡a admisión a Terapia Intensiva. Valor pronóstico. Prensa Med. narse continúa su evolución en la cavidad peritoneal, y en la
Argenl., 72:275-279, 1985. mayoría de los casos se trata de un quiste único.
Fry DE: Diagnosis and treatment of sepsis. In: Preoperative and Anatomía patológica. La hidatidosis peritoneal secunda-
postoperative care: surgical care. Postgraduate Course. 75th ria se origina a partir de la ruptura de un quiste hidatídico
Annual Clinical Congress. American College of Surgeons. visceral, que al efraccionarse deja caer a la cavidad peritoneal
Atlanta. 1991, p. 71. las membranas y el contenido hidatídico (vesículas hijas y
Gramática L.: Peritonitis. Rev. Argent. Cirug. Número Extraordina- escólex) ocasionando una siembra peritoneal. A partir de la
rio. Relatos del L1X Congreso Argentino de Cirugía: 102, 1988.
Keene AR and Cullen DJ: Therapeutic intervention scoring system: siembra hidatídica y teniendo los escólex la capacidad de ge-
update 1983. Crit. Care Med., 11:1-3, 1983. nerar nuevos quistes, éstos desarrollarán todas sus capas y una
Knaus WA. Draper EA, Wagner DP and Zimmerman JE: APACHE adventicia propia producida por el huésped. El grado de
II: A severitv of disease classification system. Crit. Care Med., diseminación peritoneal es variable, ya que puede estar limi-
13: 818-829^ 1985. tada a un espacio peritoneal o ser generalizada.
Le Gal! JR. Loirat P. Alperovich Aet al.: Asimplified acutephysiology De producirse la ruptura de un quiste hepático con comu-
score for ICU patients. Crit. Care Med.. 12:975-977, 1984. nicación biliar, el cuadro puede asociarse con un coleperitoneo,
Meakins JL. Solomkin JS, Alio MA et al. A proposed classification y en los casos de quistes viscerales supurados su ruptura, ade-
of intraabdominal infections. Arch. Surg. 119:1372, 1984. más de la siembra hidatídica, ocasiona una peritonitis bacte-
Pusajó JF y Doglio GR: índice predictivo de mortalidad (IPM) en el
establecimiento de niveles de gravedad en pacientes críticos. En riana secundaria.
Pusajó JF, Doglio GR. Hernández MS, Salvador MC y Bonfigli Se han descripto dos formas particulares de la hidatidosis
GC: Valoración del paciente en estado crítico. Hernández Edito- generalizada peritoneal: la miliar o seudotuberculosa de Devé
res, Buenos Aires, 1989, cap. 11. y la ascítica, ambas poco frecuentes. La forma miliar se pre-
Pusajó JF, Bumaschny E, Doglio GR et al.: Postoperative intra-abdo- senta como múltiples nodulos de escasos milímetros disemi-

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36. PERITONEO 475

nados por todo el peritoneo y en el epiplón, que deberán dife-


renciarse de una tuberculosis. En tanto que la forma ascítica,
como su nombre lo señala, tiene un gran componente líquido
encapsulado por una membrana fibrinosa y su contenido es un
exudado con restos del quiste primitivo que lo originó.
Los quistes localizados en el fondo de saco de Douglas
pueden ser la única localización peritoneal de la enfermedad o
estar asociados a una hidatidosis peri toneal múltiple. Frecuen-
temente producen compresión vesical, rectal y en algunas oca-
siones de los uréteres, dando entonces manifestaciones clíni-
cas relacionadas con estos órganos (fig. 36-21).
Clasificación. De acuerdo con su número, la hidatidosis
peritoneal se clasifica en única o múltiple.
La hidatidosis única puede ser peritoneal o visceroperi-
toneal, si se trata de un quiste hepático y con menor frecuen-
cia esplénico o renal que por su gran crecimiento el peritoneo
se comporta en sus relaciones anatómicas y en su evolución
como de este origen (fig. 36-22).
La hidatidosis peritoneal múltiple, de acuerdo con su loca-
lización, puede comprometer un espacio (suprahepática,
periesplénica, supramesocólica, inframesocólica, pelviana,
etc.) o toda la cavidad y es entonces una hidatidosis peritoneal
generalizada.
Diagnóstico. Presentación clínica. Esta afección puede
presentarse con manifestaciones agudas o crónicas.
Las formas agudas se asocian generalmente con un cuadro
de abdomen agudo consecutivo a la ruptura de un quiste en la Fig. 36-22. Quiste hidatídico visceroperitoneal primitivo de riñon en corte
cavidad peritoneal. La intensidad de sus síntomas estará dada parasagital de tomografía computada.
por las características del contenido del quiste roto y el volu-
men del líquido esparcido, y llega a ocasionar un cuadro de
peritonitis infecciosa en los casos de quistes supurados. En
algunas oportunidades su presentación se acompaña de mani- Las hidatidosis abdominales generalizadas cursan habitual-
festaciones alérgicas como consecuencia de la absorción a ni- mente con compromiso sistémico, y algunos pacientes se pre-
vel de la serosa peritoneal de antígenos hidatídicos, y ésta es a sentan con desnutrición grave o caquexia.
veces la única sintomatología, El diagnóstico diferencial de esta afección en sus formas
Las formas de presentación crónica pueden originar cua- crónicas se deberá hacer con tumores abdominales, con tuber-
dros clínicos de tipo tumoral producidos por la presencia de culosis peritoneal y en ocasiones con otras causas de ascitis.
masas palpables, asociadas en algunos pacientes a manifesta- Laboratorio. En algunas oportunidades el hemograma re-
ciones dispépticas provenientes de la compresión sobre el tubo vela eosinofilia, y pueden colaborar además en el diagnóstico
digestivo. Los cuadros de ascitis generalizada son muy poco las pruebas inmunológicas para anticuerpos específicos de esta
frecuentes. enfermedad.

Fig. 36-21. Quiste hidatídico con vesículas hijas en el fondo de saco de


Douglas que ocasiona compresión vesical en la imagen correspondiente a Fig. 36-23. Hidatidosis peritoneal generalizada asociada a hidatidosis he-
una tomografía computada de la pelvis. pática.

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476 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Es conveniente establecer el nivel de la albuminemia en la contenido hidatídico diseminado por la cavidad peritoneal y
evaluación del estado general y nutricional de estos pacientes. al tratamiento de la cavidad del quiste roto. Está proscripto en
Estudio por imágenes. La tomografía axial computada es estos casos el lavado de la cavidad peritoneal con solución
el estudio de elección en el diagnóstico y la evaluación de esta clorurada hipertónica para la destrucción de los escólex por el
localización de la enfermedad hidatídica (fig. 36-23). riesgo de ocasionar un coma hiperosmolar secundario a la ab-
La ecografía abdominal, aunque puede contribuir en el sorción masiva de cloruro de sodio. (done by 007)
diagnóstico de hidatidosis peritoneal, se ve dificultada para En las hidatidosis peritoneales múltiples, si el número de
establecer la extensión y las localizaciones de los quistes por quistes es escaso, pueden ser resueltos todos en una sola inter-
la superposición de imágenes con el tubo digestivo. vención. Frecuentemente se encuentran asociadas otras loca-
Tratamiento. Es esencialmente quirúrgico; para ciertos lizaciones viscerales de la enfermedad (hígado, bazo, etc.), que
casos se reserva el tratamiento médico con antiparasitarios. de ser accesibles, se podrán resolver en la misma operación,
asociado o no al tratamiento quirúrgico. cuando el estado del paciente lo permite.
En el quiste hidatídico peritoneal único, el abordaje qui- Si el paciente presenta una hidatidosis peritoneal generali-
rúrgico se efectuará de acuerdo con su localización; preferen- zada, con compromiso del estado general por desnutrición, es
temente se utilizan incisiones medianas. Una vez que se loca- necesario mejorarlo mediante una alimentación adecuada aso-
liza el quiste y después de aislar el campo quirúrgico, se lo ciada a tratamiento antiparasitario, y sólo después encarar el
punza y evacúa, y se reseca luego la membrana adventicia. En tratamiento quirúrgico. En aquellos enfermos con un estado
caso de no existir un plano adecuado de resección entre las general no comprometido se podrá realizar tratamiento qui-
visceras y la adventicia puede dejarse parte de ésta sin extir- rúrgico inicial de esta afección a los fines de extirpar la mayo-
par para prevenir una lesión visceral. ría de sus quistes en una o varias intervenciones, indicando en
En la hidatidosis peritoneal múltiple el tratamiento se es- todos ellos tratamiento antiparasitario posterior.
tablecerá según los siguientes parámetros; cuadro de presen-
tación, estado general del paciente y extensión de la lesión en
peritoneo. BIBLIOGRAFÍA
Los pacientes con cuadros agudos secundarios a ia ruptura
intraperitoneal de un quiste deberán ser intervenidos de ur- VenturinoW, LavinaR: Hidatidosis. En Romero R: Tratado de Ciru-
gencia. Durante la operación se procederá a la evacuación del gía. Ed. ínteramericana. México, 1984.

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Hígado
ANATOMÍA HEPÁTICA ocupa casi la totalidad del hipocondrio derecho. Es considera-
do como una viscera toracoabdominal, hecho que debe ser
Osear C. Andriani destacado para evaluar el potencial compromiso hepático tan-
to en los traumatismos torácicos como en los abdominales.
De la misma manera que se ha desarrollado la cirugía he- Los medios de fijación del hígado corresponden fundamen-
pática, la anatomía del hígado avanzó en el conocimiento de talmente a la vena cava inferior (VCI), que además de dicurrir
sus estructuras. Es así como, a partir de las últimas cuatro dé- por la cara posterior del hígado —en parte rodeada por el ló-
cadas, fueron introducidos una serie de nuevos conceptos. bulo caudado— recibe en su sector suprahepático a las tres
La clásica anatomía morfológica describe el aspecto exte- venas hepáticas (o suprahepáticas), así como a venas acceso-
rior del hígado tal como es visualizado por el cirujano en una rias en su trayecto retrohepático. El pedículo hepático está
laparotomía, demarcando los lóbulos hepáticos delimitados por compuesto por la arteria, la vía biliar principal y la vena porta.
las estructuras identificables a simple vista. Llegan al hilio por su cara inferior, envueltos por el epiplón
A partir de los estudios anatómicos de los vasos intrahe- menor o gastrohepático, y ya dentro del parénquima confor-
páticos surgió la anatomía funcional, que individualizó seg- man los pedículos glissonianos, que corresponden a ramas de
mentos funcionalmente independientes. Así, Couinaud (1957) estas tres estructuras envueltas por el peritoneo visceral del
en Francia y Goldsmith y Woodburne (1957) en los Estados hígado (cápsula de Glisson). Los ligamentos, en realidad, no
Unidos concibieron diferentes aspectos de la segmentación cumplen una fijación en sí mismos, ya que pueden ser seccio-
hepática. nados sin que el hígado modifique su posición. El ligamento
El empleo de la ecografía intraoperatoria (Maakuchi, 1981) redondo es la vena umbilical obliterada, e ingresa al parén-
le permite al cirujano precisar exactamente la localización de quima hepático para reunirse con la rama izquierda de la vena
lesiones y su relación con las estructuras vasculares y biliares porta. Los demás corresponden a reflexiones del peritoneo. El
intraliepáticas, ya que el ultrasonido vuelve al parénquima ligamento falciforme, que recubre al ligamento redondo y se
hepático transparente y brinda la posibilidad de interpretar en extiende desde la pared abdominal anterior hasta el diafragma,
forma dinámica la anatomía real del hígado (Bismuth, 1987). rodea a la VCI suprahepática. Los ligamentos triangulares,
derecho e izquierdo, se extienden desde la cara posterior del
hígado hasta el diafragma sobre el sector desperitonizado, y
Anatomía morfológica conforman el ligamento coronario (fig. 37-1, A y B).
Al examinar el aspecto exterior del hígado, se toman en
Desde el punto de vista topográfico, el hígado está ubica- cuenta los elementos identificables a simple vista. Así, los li-
do en el cuadrante superior derecho de la cavidad abdominal y gamentos redondo y falciforme dividen al hígado en dos lóbu-

Lóbulo
izquierdo

Lóbulo caudado
VCI

Lóbulo derecho Lóbulo derecho

Fig. 37-1. A, vista anterior; B, vista posterior. Ligamentos del hígado. /, l igamento redondo; 2, ligamento falciforme; J. ligamento triangular izquierdo,
4, ligamento coronario; 5. ligamento triangular derecho. VCI, vena cava inferior.

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478 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Fig. 37-2. A, vista anterior; B, vista inferior. Configuración morfológica exterior del hígado. /. Lóbulo derecho; 2, lóbulo izquierdo; 3, lóbulo cuadrado:
4, lóbulo caudado (de Spiegel). VCI. Vena cava inferior.

los, derecho e izquierdo (fig. 37-2, A). Si el hígado es visto bulos centrales accesorios, anterior y posterior, cuadrado y
desde su cara inferior, la fosa vesicular, los ligamentos redon- caudado, separados por el hilio. (done by 007)
do y de Arancio y el hilio hepático demarcan los lóbulos (fig.
37-2, B).
De acuerdo con estos enunciados, quedan delimitados dos Distribución vascular de los pedículos hepáticos
lóbulos principales, derecho e izquierdo, divididos por la fisura
del ligamento redondo y por el ligamento falciforme. En la El hígado es un órgano porta, es decir que está interpuesto
cara inferior, el límite posterior del lóbulo derecho es el hilio entre dos circuitos venosos: la circulación portal, aferente, y
hepático. Un sector del parénquima del lóbulo derecho, deli- la circulación cava, eferente. Recibe un doble aporte vascular,
mitado entre la fosa vesicular, el hilio hepático y la fisura del tanto por la vena porta, cuyo flujo corresponde al 80 % del
ligamento redondo, constituye un lóbulo accesorio, denomi- flujo sanguíneo hepático, como por la arteria o las arterias
nado lóbulo cuadrado. Por detrás del hilio hepático queda con- hepáticas, provenientes de ramas de la aorta abdominal y que
formado otro lóbulo accesorio, independiente tanto en su corresponden al 20 % del flujo aferente del hígado.
irrigación como en los drenajes venoso y biliar, y es el lóbulo El eje vascular que forma la VCI. que pasa por detrás del
caudado o lóbulo de Spiegel (fig. 37-2, B). hígado, recibe las venas eferentes conformadas por las tres
Resumiendo, el aspecto exterior del hígado permite divi- venas suprahepáticas. La vena suprahepática derecha es un
dirlo en dos lóbulos laterales principales, derecho e izquierdo, grueso tronco que tiene un trayecto en un plano frontal en el
separados por los ligamentos falciforme y redondo, y dos ló- lóbulo derecho, y desemboca sobre el borde derecho de la VCI.

Fig. 37-3. Distribución de las venas hepáticas (A) y planos de su recorrido intrahepático (B). I, Vena suprahepática derecha; 2, vena suprahepática media;
3, vena suprahepática izquierda; 4. vena hepática inferior derecha; 5. venas spiegelianas; 6, plano frontal; 7, plano sagital; 8. plano frontal

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37. HÍGADO 479

La suprahepática media tiene un trayecto sagital y corre en un


plano que se corresponde a la proyección de una línea desde el
lecho vesicular hasta la VCI suprahepática (cisura principal).
La vena suprahepática izquierda discurre por un plano frontal
en el lóbulo izquierdo. En el 80 % de los casos, las suprahe-
páticas media e izquierda se reúnen en un tronco común de
0.5 a 2 cm de longitud, para desembocar sobre la cara antero-
lateral izquierda de la VCI (Castaing y Morino, 1989). En el
25 % de los casos se encuentra una vena accesoria denomina-
da vena hepática inferior derecha (fig. 37-3, A), y en el 10 %
puede hallarse alguna otra vena suprahepática accesoria. La
VCI recibe también una serie de pequeñas venas que desem-
bocan directamente sobre su cara anterior en el trayecto
retrohepático, denominadas venas spiegelianas. ya que drenan
el denominado lóbulo de Spiegel o lóbulo caudado. Este dre-
naje independiente de las venas spiegelianas permite explicar Fig. 37-4. Distribución intrahepática de la vena porta. 1, Tronco portal; 2,
la característica hipertrofia del lóbulo caudado en el síndrome rama sectorial anterior derecha; 5, rama sectorial posterior derecha; 4, re-
ceso de Rex.
de Budd-Chiari, que corresponde a una obstrucción de la sali-
da de las venas suprahepáticas, por lo cual el segmento hepá-
tico que queda descomprimido es el caudado.
La irrigación portal es la más constante, y al entrar en el
parénquima hepático, el tronco porta se divide en dos ramas,
derecha e izquierda; esta última presenta una dilatación sacular
ubicada en un sentido anteroposteríor, denominado receso de
Rex, donde llega la vena umbilical obliterada (ligamento re-
dondo). Del receso de Rex se desprenden las ramas segmen-
tarias para el hígado izquierdo. La rama derecha se divide en
dos ramas sectoriales, anterior y posterior, que a su vez se dis-
tribuyen cada una en dos ramos segmentarios, superior e infe-
rior (fig. 37-4).
La descripción clásica de la irrigación arterial es a través
de una arteria hepática —que a los fines de comprender las
variaciones más frecuentes se denomina arteria hepática me-
dia— proveniente del tronco celíaco, y se ubica en un plano
anterior con respecto a la vena porta en el pedículo hepático
(fig. 37-5, A). En el 25 % de los casos, existe una arteria he-
pática derecha que nace en la arteria mesenterica superior y
presenta un trayecto retroportal. Otra rama del tronco celíaco,
la arteria coronaria estomáquica, en el 15 % de los casos envía
una arteria hepática izquierda que transcurre en la parte más
alta del epiplón menor (fig. 37-5, B). La figura 37-6, A y B,
muestra por angiografía digital las variedades más frecuentes
de irrigación arterial.
La distribución arterial intrahepática es más constante y
sigue la sistematización portal en los pedículos glissonianos
(fig. 37-6, C).

Anatomía funcional

El mejor conocimiento de las estructuras vasculares


intrahepáticas, tales como las venas suprahepáticas y la distri-
bución de las ramas de la vena porta, llevó al desarrollo de la
segmentación hepática. Si bien las segmentaciones propues-
tas por los anglosajones (Goldsmith-Woodburne, 1957) y los
franceses (Couinaud, 1957) son diferentes, se complementan
en el momento de interpretar los segmentos de parénquima
que tienen independencia funcional. A partir de este concepto,
se desarrolló la cirugía anatómica del hígado (Bismuth, 1982). Fig. 37-5. Distribución del pedículo arterial hepático. A, Distribución clá-
sica: arteria hepática media proveniente del tronco celíaco. B, Variaciones
Con la introducción de modernos métodos de diagnóstico de la distribución arterial: I, arteria hepática media (tronco celíaco); 2,
por imágenes, como la ecografía, la tomografía axial compu- arteria hepática derecha (mesenterica superior): 25 % de los casos; 3, arte-
tada y resonancia nuclear magnética, la morfología del hígado ria hepática izquierda (coronaria estomáquica): 15 % de los casos.

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480 SECCIÓN VI. ABDOMEN

fue cobrando importancia en la interpretación topográfica y Segmentación hepática


en la selección de las tácticas quirúrgicas para el tratamiento
de lesiones hepáticas. Estas imágenes, que permiten realizar Tanto autores anglosajones como franceses han elaborado
cortes axiales, parasagitales y coronales, ayudan a correlacionar contemporáneamente dos formas de segmentación, basadas en
los conceptos de la segmentación hepática con hallazgos la distribución de estructuras vasculares intrahepáticas.
clinicoquinírgicos. Goldsmith y Woodburne (1957) fundamentaron los segmen-
tos de acuerdo con las venas suprahepáticas (fig. 37-3). La
vena suprahepática media divide al hígado en un sector dere-
cho y otro izquierdo. El trayecto de esta vena corresponde a
una línea imaginaria que se extiende desde el lecho vesicular
hasta la VCI (línea de Cantlie) y se denomina cisura princi-
pal.
La vena suprahepática derecha, que tiene una trayectoria
frontal, divide a su vez al sector derecho en un segmento pos-
terior y otro anterior. El hígado izquierdo es dividido por el
ligamento redondo en un segmento medial y otro lateral.
Así, el hígado queda dividido en un sector derecho y otro
izquierdo por la vena suprahepática media, y a su vez en un
segmento posterior y otro anterior derecho por la vena
suprahepática derecha, y en un segmento lateral y otro medial
izquierdo por el ligamento redondo (fig. 37-7, A).
Couinaud (1957) basa su segmentación en la distribución
de los pedículos glissonianos, pero en este caso se hará refe-
rencia a la sistematización portal. La división entre el hígado
derecho e izquierdo es igual que en la nomenclatura anglosa-
jona, es decir que la vena suprahepática media sigue teniendo
la misma implicancia. Estos territorios son irrigados por las
ramas portales derechas e izquierdas, respectivamente. A su
vez, la rama portal derecha se divide en una sectorial anterior
y otra posterior, cuyo límite es también determinado por la
vena suprahepática derecha. Cada una de estas ramas secto-
riales se divide en una segmentaria superior y otra inferior.
La rama izquierda, desde el receso de Rex, irriga independien-
temente al sector medial (separado por el ligamento redondo),
y el lateral tiene otras dos ramas, una anterior y otra posterior
con respecto a la vena suprahepática izquierda. Quedan así
determinados siete segmentos, más uno que es totalmente in-
dependiente en su irrigación y drenajes venoso y biliar, y co-
rresponde al lóbulo caudado. La numeración de estos segmen-
tos comienza por el lóbulo caudado (segmento I) y prosigue
de izquierda a derecha y de atrás adelante hasta el segmento
VIII (fig. 37-7, B). A cada segmento le corresponde un pedículo
glissoniano funcionalmente independiente, es decir que pue-
de ser resecado sin influir en la irrigación y el drenaje biliar de
otro.

Correlación entre la segmentación hepática


y los métodos de diagnóstico por imágenes

Si bien la ecografía es un método dinámico y permite eva-


luar todos los planos de corte del parénquima hepático, desde
el punto de vista gráfico, las imágenes son más evidentes exa-
minando cortes por tomografía axial computada (TAC) y cor-
tes en los tres planos brindados por resonancia nuclear mag-
nética (RNM). Estos conceptos se reafirman en la figura 37-8,
A, B, C y D.

Fig. 37-6. Irrigación arterial por angiografía digital. A, Arteria hepática


media (rama del tronco celíaco) y arteria hepática izquierda (rama de la
coronaria estomáquica). B. Arteria hepática derecha proveniente de la Anatomía real
mesentérica superior. C. La superposición digitalizada de las imágenes
arteriales y portales demuestra que la distribución intrahepática en los Lo tratado en el párrafo anterior permite desarrollar el con-
pedículos glissonianos tiene el mismo patrón. cepto de anatomía real. El cirujano puede tener una integra-

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37. HÍGADO 481

vci

Hígado izquierdo

Hígado derecho

Fig. 37-7. Segmentación hepá-


tica. A, l, Segmento posterior
derecho; 2, segmento anterior
derecho; 3, segmento medial
izquierdo; 4, segmento lateral
izquierdo; VCI, vena cava infe-
rior; vhd, vena hepática derecha;
vhm. vena hepática media; vhi,
vena hepática izquierda. (Según
Goldsmith y Woodburne). B:
Segmentación hepática según
Couinaud.

ción espacial de las lesiones y su relación con las estructuras Clasificación anatómica de las hepatectomías
vasculares intrahepáticas por las imágenes preoperatorias, pero
la integración real la hará con la visualización directa, la Se pueden clasificar en hepatectomías típicas o regladas,
palpación y la ecografía intraoperatoria, tres exámenes que que corresponden a aquellas resecciones que siguen alguna
otorgan una interpretación dinámica (fig. 37-9, A, B, C y D). división anatómica, las cuales son incluidas por Bismufh en la
Durante el acto quirúrgico, la visión dinámica que permite denominada cirugía anatómica, y en hepatectomías atípicas,
cambiar los pianos de corte brinda al cirujano la posibilidad que no siguen ningún parámetro anatómico para la resección
de integrar espacialmente la relación de la lesión hepática por (resecciones en cuña, metastasectomías, tumorectomías).
tratar y decidir no sólo la conducta más adecuada, sino tam- Las resecciones regladas pueden ser cisurales (siguen la
bién los límites de resección lo más anatómicos posibles, con- línea de Cantlie o cisura principal) —simples o ampliadas—
servando la mayor cantidad de parénquima sano sin dejar a un (fig. 37-10), sectoriales (fig. 37-11) o segmentarias (fig. 37-
lado el objetivo de una exéresis radical. 12). Estas resecciones están resumidas en la tabla 37-1.

ERRNVPHGLFRVRUJ
482 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Fig. 37-8. .4. Por TAC se observa la contluencia de las venas hepá-
ticas er. la VCI que delimitan los sectores posterior derecho (SPD),
anterior derecho (SAD), medial izquierdo (SMl) y lateral izquierdo
(SLI). La RNM en un corte coronal pone de manifiesto el trayecto
de ia vena hepática derecha y a los SPD y SAD. B, Por TAC y RNM
se ve ia distribución de los pedículos glissonianos (portales) dere-
chos por contraste vascular. La rama derecha se divide en ramas
sectoriales anterior y posterior. C, En este corte coronal de RNM se
observa el tronco porral y su rama sectorial posterior derecha divi-
diéndose en los ramos segmentarios VI y VII. D, Por TAC y RNM
se observa la rama portal izquierda, que al formar el receso de Rex
da las ramas segmentarias IV, III y II.

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37. HÍGADO 483

Fig. 37-9. A, La ecografía intraoperatoria muestra la VCI y las tres venas hepáticas. Entre ellas, los segmentos VII, VIII, IV y III. B, Bifurcación portal en
ecografía intraoperatoria. Se observan los segmentos VI, V, IV y I. C, Rama derecha de la vena porta separándose en los ramos sectoriales anterior (para
los segmentos V y VIII) y posterior (para los segmentos VI y VII). D. Por ecografía intraoperatoria se identifica el receso de Rex dando ramos para los
segmentos VI, III y II. La línea hiperecogénica indica la inserción del epiplón menor, y por detrás, el segmento I.

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484 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Cisura principal

Sectoriectomía posterior derecha Segmentectomía lateral


(segmentos VI-VII) izquierda (segmentos II-III)

Fig. 37-11. Hepatectomfas sectoriales.

Hepatectomía izquiGrda Hepatectomía derecha

Tabla 37-1. Resecciones hepáticas regladas

Derecha (segm. V/VI/VII/VIII)


Cisurales (hepatectomías)
Izquierda (segm. II/III/IV)

Posterior derecha (segm. VI/VII)


Sectoriales (sectoriectomías)
Lateral izquierda (segm. II/III)1

Simples
IV/V
IV/V/VIII (hepa-
Hepatectomia izquierda Hepatectomía derecha Segmentarias (segmentectomías) Múltiples tectomía central)
ampliada a los segmentos ampliada al segmento IV
V y VIII (trisegmentectomía (trisegmentectomía derecha) V/VI
izquierda) VII/VIII
Otras combinaciones
Fig. 37-10. Hepatectomfas cisurales.
Hepatectomía derecha ampliada
al segm. IV2
Ampliadas Hepatectomía izquierda amplia-
da a segmentos V y VIII3
Al segmento 1 (lóbulo caudado)

En la nomenclatura anglosajona: 1 Segmentectomía lateral izquier-


da. 2 Trisegmentectomía derecha. 3 Trisegmentectomía izquierda.

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37. HÍGADO 485

A: Simples: Segmentectomía VIII Segmentectomía VI

B. Múltiples: Bisegmentectomía IV-V Segmentectomía IV-V-VIII


(hepatectomía central)

Fig. 37-12. Resecciones segmentarias.

BIBLIOGRAFÍA tran las sales biliares, lecitina, bilirrubina, colesterol, ácidos


grasos, proteínas y sales inorgánicas como sodio, potasio, cal-
Bismuth H: Surgical Anatomy and Anatomical Surgery of the Liver. cio y bicarbonato. Su pH oscila entre 5,8 y 8,5 y la concentra-
World Journal of Surgery 6: 3-9, 1982. ción de electrólitos es similar a la del plasma. La bilis, produ-
Bismuth H, Castaing D: Echographie per-opératoire du foie et des
voies biliaires. Flammanon Médécine-Sciences. Paris, 1985. cida en el hepatocito, es excretada por el polo biliar celular y
Bismuth H, Houssin D, Castaing D: Major and Minor Segmentec- luego transportada sucesivamente por canalículos biliares,
tomies "Réglées" in Liver Surgery. World Journal of Surgery 6: dúctulos y ductos, hasta llegar, finalmente, a través de la vía
10-24, 1982. biliar extrahepática al duodeno e intestino, donde una parte de
Castaing D, Morino M: Anatomie du foie et des voies biliaires, 7001 los compuestos biliares es excretada con la materia fecal y
A10, 3, ¡989. Encyclopedie Médico-Chirurgicale. Paris, 1989. otra, constituida principalmente por los ácidos biliares (AB),
Couinaud C: Le Foie. Etudes anatomiques et chirurgicales. Masson, es reabsorbida y vuelve al hígado donde es captada por los
Paris, 1957. hepatocitos. Este circuito recibe el nombre de ciclo enterohe-
Goldsmith N, Woodburne R: The Surgical Anatomy Pertaining to pático de los ácidos biliares (fig. 37-13). Se sintetizan alrede-
Liver Resection. Surgery, Gynecology & Obstetrics 105: 310- dor de 300 a 500 mg de AB por día, mientras que el "pool"
318, 1957.
Maakuchi M, Hasegawa H, Yamazaki S et al: Intraoperative Ultrasonic total es de aproximadamente 4 a 6 g. lo cual muestra la efica-
Examination for Hepatectomy. Japanese Journal of Clinical cia de este ciclo. Los AB realizan el circuito enterohepático
Oncology 11: 367-389, 1981. entre 5 y 10 veces por día, lo cual equivale a una secreción 20
a 50 veces superior. La captación se produce en el polo
sinusoidal hepatocitario, mediante un proceso activo depen-
diente de una bomba adenosintrifosfato-sodio-potasio depen-
FISIOLOGÍA HEPÁTICA diente (Na+ K+ ATPasa), que permite un flujo opuesto entre el
sodio y los ácidos biliares. Una vez ingresados al hepatocito,
Jorge R. Daruich los AB son transportados probablemente a través de las mem-
branas del retículo endoplásmico liso y del aparato de Golgi
El hígado, por su ubicación anatómica, el tipo de irrigación hacia el polo biliar. En esta fase intracelular se conjugan con
y el drenaje venolinfático y biliar que posee, cumple un im- taurina y glicina, lo cual facilita su transporte y, a nivel intes-
portante papel en el metabolismo de los hidratos de carbono, tinal, mejora la digestión y absorción de los lípidos. El pasaje
lípidos y proteínas y en la producción de bilis. (done by 007) de los AB al canalículo tampoco se conoce bien, pero se cree
Diariamente sintetiza entre 1000 y 1500 ml de bilis, sus- que se llevaría a cabo mediante un proceso activo que aparen-
tancia compuesta por agua y solutos, entre los que se encuen- temente no requiere energía y que a su vez es independiente

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486 SECCIÓN VI. ABDOMEN

que un 5 % de los solutos. Sin embargo, su presencia es im-


Síntesis portante ya que previene la nucleación de cálculos y facilitan
0,5 mg/día la eliminación de proteínas afuncionales.
El hígado cumple un papel fundamental en el metabolismo.
Es el principal responsable de la síntesis y catabolismo
proteicos. Los aminoácidos provenientes de la dieta por vía de
la circulación portal llegan al hígado, donde un 60 % es
metabolizado a urea, un 20 % es utilizado para la síntesis he-
pática y el 20 % restante pasa a la circulación sistémica para
ser utilizado en la síntesis proteica por diferentes tejidos del
"Pool" total organismo. La principal proteína hepática es la albúmina, cuya
(sales billares)
3,5 mg síntesis diaria oscila entre 100 y 200 mg, que rápidamente es
85 % retorna secretada debido a que su almacenamiento hepático es míni-
por sistema mo. Su vida media es de alrededor de 20 días, observación
venoso portal
que explica valores normales de albúmina en pacientes con
falla hepática fulminante. La prealbúmina, globulina que tam-
bién es sintetizada en el hígado, tiene una vida media corta
(24 a 48 horas), por lo cual ante trastornos agudos de la fun-
ción hepática puede observarse un rápido descenso en magni-
tud y tiempo, similar al de los factores de coagulación. Ade-
más de éstas, sintetiza un sinnúmero de proteínas que inter-
vienen en diferentes procesos; por ejemplo, las involucradas
en el transporte como la transferrina, haptoglobina, la ya men-
cionada albúmina y otras más; las proteínas de la coagulación,
como los factores I, II, V, VII, X, XI, XII y la antitrombina III,
y también los reactantes de fase aguda como alfa2-macrogiobu-
lina, alfa1-antitripsina y proteína C reactiva.
El hígado interviene activamente en el metabolismo
lipídico. Le cabe un papel preponderante en la síntesis de
colesterol, fosfolípidos, triglicéridos y ácidos grasos. Sinteti-
za apolipoproteínas, cataliza ácidos grados en sustratos ener-
Recto géticos para ser usados por los músculos cardíaco y esquelético.
Cuando se altera la B-oxidación, como puede ocurrir en los
Excreción
diabéticos mal controlados, en presencia de drogas hepato-
0,5 mg/día tóxicas o alcohol, obesidad o nutrición parenteral total, se pue-
den acumular triglicéridos en exceso en el hígado y condicio-
Fig. 37-13. Circulación enterohepática de los ácidos biliares. El "pool" de nar el desarrollo de un cuadro de esteatosis o esteatohepatitis,
sales biliares circula entre 5 y 10 veces por día (véase el texto). con aumento de tejido fibroso hepático. En la actualidad, el
uso asiduo de la ecografía ha permitido un diagnóstico más
frecuente de este trastorno y un tratamiento temprano. El hí-
gado sintetiza el 90 % de los fosfolípidos que son fundamen-
de los otros aniones orgánicos. En la bilis alcanzan una con- tales en la estructura de las membranas. En la cirrosis biliar
centración que oscila entre 2 y 5 mmol, un valor 1000 veces primaria y en las obstrucciones extrahepáticas se observa un
superior al del plasma. aumento de los niveles plasmáticos de colesterol y fosfolípidos.
El flujo de bilis a los ductos depende de dos mecanismos. entre otras alteraciones del conjunto de lípidos; mientras que
Uno es denominado áculo biliar dependiente, ya que la pre- en la insuficiencia hepatocelular se constata una disminución
sión osmótica ejercida por los ácidos biliares estimula el flujo del colesterol, a expensas sobre todo del esterificado.
biliar de agua y solutos, a través de la membrana celular El hígado cumple también un papel primario en el metabo-
canalicular y del espacio intercelular, este último con conteni- lismo de los hidratos de carbono. Es responsable de la síntesis
do proveniente de los sinusoides. El otro mecanismo, llamado y el almacenamiento del glucógeno mediante la giuconogénesis
ácido biliar independiente, está regido por una bomba de y gluconeogénesis, y transforma galactosa y fructosa en glucosa
adencsintrifosfato-sodio-potasio dependiente (Na+ K+ ATPasa), a través de la glucogénesis. También degrada el glucógeno a
localizada a nivel de la membrana canalicular que determina glucosa (glucogenólisis) y ésta en ácido pirúvico (glucólisis).
un gradiente de Na+ que permite el transporte de agua, ácidos Según los requerimientos, puede sintetizar glucosa a partir de
biliares y otros solutos. Los AB primarios, cólico y quenode- alanina, lactato y aminoácidos de la dieta. Esta multiplicidad
soxicólico. se sintetizan a partir del colesterol. Este es el prin- de funciones y la rapidez con que las puede llevar a cabo le
cipal mecanismo de degradación del colesterol. El uso de permiten intervenir y mantener casi constantes los niveles de
colestiramina. resina que fija y aumenta la excreción fecal de glucemia y, a la vez, según los requerimientos energéticos or-
los AB. en el tratamiento de enfermedades colestásicas cróni- gánicos, emplear los distintos glúcidos para obtener adenosin-
cas como cirrosis biliar primaria, colestasis del embarazo y trifosfato (ATP) y proveer sustratos para los diversos procesos
otras, disminuye el "pool'' de AB y, secundariamente, el nivel de síntesis hepática.
de colesterolemia. Los secundarios, desoxicólico y litocólico, En el hígado tiene lugar el proceso de biotransformación,
se forman en el intestino por acción de las bacterias sobre los que consiste en el metabolismo intracelular tanto de compues-
AB primarios. Las proteínas de la bilis representan nada más tos orgánicos endógenos (hemo) como exógenos (drogas) y

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37. HÍGADO 487

que permite la conversión de productos hidrofóbicos, poten- las enfermedades metabólicas entre otras. La infección por el
cialmente tóxicos, en hidrofílicos, que de esta forma pueden virus HDV, con excepción de algunos grupos como drogadic-
ser excretados por la bilis o la orina. Los grupos enzimáticos tos endovenosos, es poco relevante en nuestro medio. Falta
involucrados son el de la citocromo P , glucuroniluridin- determinar aún cuál es el verdadero impacto del recientemen-
difosfato transferasa, glutatión S transferasa y sulfotransferasas. te descubierto virus HGV en el desarrollo de hepatitis crónica
En resumen, el hígado cumple múltiples funciones, estre- y cirrosis.
chamente relacionadas e interdependientes entre sí. Algunas Las manifestaciones clínicas de la cirrosis son variables y
enfermedades pueden alterarlas más o menos lentamente, como con un espectro muy amplio. En un extremo se encuentran
la cirrosis, o bruscamente, como la falla hepática fulminante, aquellos individuos en los que el interrogatorio no permite
patologías que a continuación se examinarán con más detalle. suponer patología hepática subyacente y en los que la enfer-
medad se sospecha por la presencia de algún estigma de
hepatopatía crónica o por el hallazgo de una bioquímica alte-
Cirrosis y sus complicaciones rada, o ambos. En algunos casos el diagnóstico se lleva a cabo
al realizar una cirugía abdominal o una autopsia. En el otro
La cirrosis es una enfermedad hepática crónica caracteri- extremo están aquellos pacientes con una signosintomatología
zada por la presencia de una alteración estructural tanto del florida y un laboratorio que evidencian claramente la afección
parénquima como del tejido conectivo del órgano. Es el resul- y en los que el diagnóstico es relativamente sencillo. Entre
tado final de un proceso necroinflamatorio persistente que de- estos dos grupos se pueden encontrar diferentes formas de pre-
termina la neoformación de tejido conectivo (fibrosis) y la re- sentación de la enfermedad, las que dependerán de su estadio
generación nodular del parénquima con desorganización de la evolutivo y de las complicaciones que pudieran ocurrir. En el
red vascular microscópica y macroscópica y de toda la arqui- interrogatorio se puede rescatar el antecedente de alcoholis-
tectura del órgano. Esta enfermedad puede ser originada por mo (> 80 g/día en el varón y > 60 g/día en la mujer, durante 5
múltiples causas, como alcohol, virus, medicamentos y enfer- años), de transfusiones, de drogadicción endovenosa, ingesta
medades autoinmunes. entre otras. El estudio histológico del crónica de fármacos, etc., que obligan a extremar la búsqueda
órgano en esta fase de la enfermedad puede sugerir, en algu- de hepatopatías crónicas. Los síntomas que con mayor fre-
nos casos, la etiología, aunque la similitud de los cambios cuencia refieren los portadores de cirrosis son astenia, anorexia,
microscópicos en las diferentes entidades nosológicas hace pérdida de peso, molestias abdominales inespecíficas, dismi-
necesario investigar habitualmente por otros métodos al agen- nución de la libido e impotencia en el sexo masculino y tras-
te responsable. tornos del ciclo menstrual en las mujeres. Al realizar el exa-
El hígado tiene una gran capacidad regenerad va. Cuando men físico se puede comprobar alguno de los signos que se
es sometido a una resección parcial, los hepatocitos remanen- describen a continuación.
tes sufren una intensa mitosis, de manera que habitualmente Arañas vasculares o spiders: son dilataciones arteriolo-
en un corto período el órgano recupera su volumen normal. capilares constituidas por una arteriola central con ramifica-
Sin embargo, cuando existe una lesión de gran envergadura ciones radiales, como las patas de una araña. Se localizan pre-
con necrosis hepatocitaria importante, la red de reticulina se ferentemente en la mitad superior del cuerpo. Su tamaño, que
colapsa, se forman los llamados tabiques pasivos y la regene- habitualmente es de pocos milímetros, aumenta con la
ración hepática comienza en las zonas sanas remanentes, ais- progresión de la enfermedad y disminuye cuando mejora. Aun-
ladas entre sí, que por haber perdido las conexiones naturales que se las puede encontrar también en los portadores de dia-
con el sistema porta carecen de organización sinusoidal. Por betes, de lupus eritematoso sistémico, de Raynaud y de enfer-
otro lado, se produce una proliferación reaccional de fibro- medad de Cushing, su presencia obliga a descartar una
blastos, que determina el inicio del proceso fibrólico activo, el hepatopatía (fig. 37-14).
cual se manifiesta al comienzo por un depósito aumentado de Eritema palmar o mano del bebedor de cerveza:
tejido colágeno. A su vez, las células inflamatorias del foco enrojecimiento moteado que afecta las regiones tenar, hipotenar
lesional y las células de Kupffer activadas liberan diferentes y pulpejos de los dedos y que contrasta con la palidez del resto
sustancias que estimulan la fibrogénesis. En este complejo de la mano. Su equivalente en los pies es el eritema plantar.
proceso también intervienen las células de Ito, los miofibro-
blastos y los hepatocitos que sintetizan varios tipos de colágeno,
fibronectina y laminina, dando lugar a la neorformación de
septos que avanzan hacia el lobulillo, uniendo los espacios
porta entre sí (puentes portoportales) y con las venas
lobulillares (puentes portocentrales), mecanismo que provoca
la parcelación del parénquima. En estas "parcelas" el tejido
hepático adquiere una forma redondeada, constituyéndose los
nodulos de regeneración que distinguen a la cirrosis. Con el
tiempo, el tejido conectivo madura, se retrae y se produce una
disminución progresiva del tamaño del órgano que caracteriza
a la cirrosis avanzada.
En la Argentina y en la mayoría de los países de Occidente
la principal causa de cirrosis es el alcoholismo. Le siguen en
orden de frecuencia las infecciones crónicas por los virus de
la hepatitis C (HCV) y B (HBV), y mucho menos frecuente-
mente, con una prevalencia variable de acuerdo con las distin-
tas áreas geográficas, se observan la hepatitis autoinmune, la
cirrosis biliar primaria, la colangitis esclerosante primaria y Fig. 37-14. "Spider" palpebral en una paciente portadora de cirrosis.

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488 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Lengua hepática: lengua y labios de color rojo vinoso y de


superficie lisa y brillante.
Fetor hepático: aliento muy particular no comparable con
otros olores conocidos y que también puede percibirse en la
orina, sobre todo cuando el paciente junta esta última en un
brocal en una habitación con escasa ventilación.
Flapping o tremor: consiste en una serie de movimientos
rápidos y repetidos de flexoextensión de las articulaciones
metacarpofalángícas y de las muñecas que se pone en eviden-
cia colocando el antebrazo extendido y los dedos de la mano
separados. Puede encontrarse también contractura de Dupuy-
tren, hipertrofia parotídea, atrofia testicular, ginecomastia y
distribución feminoide del vello corporal en el varón, e hipo-
plasia glandular mamaria en la mujer. El hígado suele estar
aumentado de consistencia, con su borde romo o afilado en las
fases tardías de la enfermedad y habitualmente indoloro. Pue-
de comprobarse hepatomegalia, sobre todo a expensas del ló-
bulo izquierdo, o bien, en los estadios finales, disminución
global del tamaño del órgano. En un 40 a 60 % de los cirróticos
puede encontrarse esplenomegalia. Otras veces, la manifesta-
ción inicial es un síndrome ascítico-edematoso o una hemo-
rragia digestiva alta que obliga a la búsqueda de una hepatopatía
subyacente.
Las manifestaciones bioquímicas de la cirrosis son muy
variables y con un espectro muy amplio. En un portador de
pueden distinguir, de acuerdo con el estadio clínico, la cirrosis
cirrosis compensada el laboratorio puede ser normal o bien se
compensada y la descompensada.
puede observar un aumento de las enzimas de necrosis,
aspartato y alaninoaminotransferasas (AST y ALT); de las de La cirrosis compensada es aquella en la que el diagnóstico
colestasis, fosfatasa alcalina (PhA), 5'-nucleotidasa (5'N) y/o se hace, habitualmente, en forma casual, al realizar un exa-
gamma-glutamiltranspeptidasa (GGT). En algunos pacientes men clínico o bioquímico, durante una intervención quirúrgi-
se puede comprobar una elevación aislada de GGT y/o ca o bien en una autopsia. La forma descompensada se evi-
hiperbilirrubinemia. El descenso de albúmina, seudocolineste- dencia por signos de insuficiencia hepatocelular, por un sín-
rasa y factores de la coagulación es indicativo de una enfer- drome ascítico edematoso (fig. 37-15) o por hemorragia di-
medad hepática con menor o mayor grado de compromiso de gestiva por hipertensión portal. Esta descompensación puede
la capacidad de síntesis. Otras veces, el primer indicio de en- ser primaria, cuando responde a la evolución natural de la en-
fermedad hepática surge por el hallazgo en la sangre de mar-
cadores del virus HBV (HBs AG) o del HCV (anti-HCV) en la
rutina prequirúrgica, en pacientes asintomáticos desde el pun-
to de vista hepatológico. La detección de estos marcadores
virales obliga a un concienzudo estudio del enfermo, incluso a
veces es necesario efectuar una biopsia hepática antes de lle-
var a cabo el procedimiento invasivo.
Con el objeto de establecer pronósticos en los portadores
de cirrosis se han propuesto diferentes criterios, basados fun-
damentalmente en la presencia y magnitud de diferentes va-
riables clínicas y de laboratorio. Sin embargo, sólo se logra
enmarcar parcialmente ai enfermo, aunque no exactamente su
pronóstico. Por otro lado, estos índices pueden variar en for-
ma brusca ante la aparición de una hemorragia o infección
intercurrente, situación en la que la estimación previa se mo-
difica de manera radical. También el pronóstico cambia cuan-
do un cirrótico alcohólico deja de beber o cuando se consigue
inhibir ia replicación viral en un portador de una infección
crónica. Estas clasificaciones son sugerentes ya que en cada
caso -anicular se debe evaluar el contexto clínico, el labora-
tono y ia aparición y el tipo de complicaciones. En la práctica
diaria ia más utilizada, con los recaudos mencionados, es la
clasificación de Child-Pugh (tabla 37-2}.
Un score < 6 corresponde a un estadio A de Child-Pugh,
entre 6 y 9. a uno B; y si éste supera los 10 puntos, a un estadio
C. El pronóstico y la sobrevida empeoran cuanto más aumen-
ta el puntaje.
Las manifestaciones de la enfermedad hepática en la fase Fig. 37-15. Síndrome ascítico edematoso (ascitis a tensión) en una adoles-
cirrótica son independientes de la causa que le dio origen y se cente portadora de hepatitis autoinmune tipo 1.

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37. HÍGADO 489

fermedad, o secundaria, cuando por la acción de factores mer paso para poder diagnosticarlas y tratarlas adecuadamen-
sobreagregados como, por ejemplo, psicofármacos, diuréticos, te es pensar en esa posibilidad.
anestésicos, alcohol, infecciones u operaciones, sobreviene la La PBE es la infección del líquido ascítico que se presenta
descompensación. Cuando la descompensación es primaria, en portadores de cirrosis en ausencia de un foco intraabdominal
peor es el pronóstico del enfermo. reconocido. Su frecuencia, en pacientes hospitalizados, oscila
El síndrome ascítico edematoso (SAE) es el primer signo entre el 8 y el 37 %. Esta complicación aparece habitualmente
de descompensación en la mayoría de los enfermos y se com- en individuos ictéricos y con un tiempo de protrombina alte-
prueba hasta en el 70 % de los pacientes cirróticos durante su rado. Otros factores considerados de riesgo para desarrollar
evolución. La sobrevida al año de aquellos que se internan esta infección son la presencia de ascitis moderada o a tensión
para tratamiento de un SAE ha sido estimada en alrededor del con una concentración proteica < 1 g/dl, la hemorragia diges-
60 %. Esta complicación sobreviene en la mayoría de los ca- tiva y las infecciones urinarias. También se observa en el cur-
sos por alteraciones de la función renal en ausencia de lesio- so o después de infecciones orofaríngeas, articulares o de la
nes histológicas importantes. En estos pacientes se comprue- piel, y de procedimientos endoscópicos comunes o esclero-
ba un aumento de la reabsorción de sodio a nivel de los túbulos terápicos de várices esofágicas. Cuando un paciente se
proximales y distales y un incremento significativo de la re- descompensa es conveniente efectuar un examen de laborato-
tención de agua en los túbulos colectores que, al progresar la rio de rutina, radiografía de tórax, ecografía abdominal, hemo-
insuficiencia, se expresa como hiponatremia dilucional. cullivos, urocultivo y punción de líquido ascítico (LA) para
La máxima expresión del trastorno de la función renal en realizar examen fisicoquímico y cultivo. La recuperación de
estos enfermos es el síndrome hepatorrenal (SHR), que se gérmenes es significativamente superior si apenas extraído el
puede definir como un fallo renal incompletamente explicado material se inyectan 10 ml en un frasco de hemocultivo. En
en pacientes con enfermedad hepática en ausencia de elemen- los últimos años el diagnóstico de PBE es más frecuente, pro-
tos clínicos, bioquímicos o anatómicos que justifiquen este bablemente porque los cirróticos tienen una mayor sobrevida
trastorno. El SHR se caracteriza por una caída significativa y también porque hemos aprendido que se debe buscar
del flujo plasmático renal y del filtrado glomerular vinculable rutinariamente. En un trabajo prospectivo llevado a cabo en la
a una vasoconstricción renal con redistribución del flujo. El Argentina con esta sistemática se detectó PBE en el 20 % del
contexto clínico en el que habitualmente se presenta este síndro- grupo evaluado. De todos los parámetros que se estudian, el
me es el siguiente: paciente con ascitis moderada o tensa, o elemento de mayor valor diagnóstico lo constituye un recuen-
incluso ya refractaria al tratamiento diurético, hipotensión, to de neutrófilos > 250/mm3, por lo sencillo y rápido de su
encefalopatía hepática en más del 75 % de los casos, ictericia determinación. Este hallazgo avala una antibioticoterapia em-
progresiva, oliguria u oligoanuria, urea y creatinina elevadas pírica precoz, antes de conocerse el resultado del cultivo. En
y presión venosa central normal o elevada. Una observación nuestra experiencia, al igual que en otras series, los aerobios
interesante es que la gran mayoría de los casos se producen en gramnegativos son los gérmenes que se recuperan con mayor
pacientes hospitalizados y muy raramente en los ambulatorios; frecuencia. Las cefalosporinas de tercera generación, como
esto presupone que son enfermos en estadios avanzados y en ceftriaxona y cefotaxima, son las drogas más usadas; aunque
los que probablemente se hayan intentado tratamientos médi- más recientemente, desde 1994, con resultados similares a los
cos o invasivos de envergadura, lo cual terminó agravando la observados con el tratamiento parenteral se emplean quinolonas
descompensación. La aparición de este cuadro en un portador como la fleroxacina por vía oral en los pacientes con PBE,
de cirrosis implica habitualmente un muy mal pronóstico, ya siempre y cuando presenten un estadio clínico relativamente
que la mortalidad supera el 90 %, pues su evolución está es- bueno, es decir, que no cursen con shock séptico, hemorragia
trechamente relacionada con la función hepática. La función digestiva o encefalopatía. Debe evitarse el empleo de
renal en los portadores de SHR se caracteriza por filtrado aminoglucósidos, ya que su nefrotoxicidad en los cirróticos es
glomerular bajo, sodio urinario de 24 hs. < 10 mEq/1, fracción mayor que en la población general. El pronóstico de los enfer-
excrecional de sodio < 1 % y un gradiente osmolalidad urina- mos con PBE es desfavorable, ya que la mortalidad hospitala-
ria/sérica > 1. El sedimento urinario es normal o está mínima- ria oscila entre el 20 y el 50 %, y la sobrevida al año es del 16
mente alterado. El estudio histológico renal muestra un tejido al 55 %, por lo cual en estos pacientes debe evaluarse la indi-
normal o con cambios mínimos no característicos, lo cual per- cación de trasplante hepático, al igual que en aquellos que
mite inferir que no existe una lesión orgánica subyacente que evolucionan con insuficiencia hepática parenquimatosa.
justifique estas alteraciones funcionales, Avala tal observación
el hecho de que si estos pacientes son sometidos a un trasplan-
te hepático, rápidamente se produce la normalización de la Falla hepática fulminante
función renal, o bien si estos ríñones son trasplantados a un
receptor con función hepática conservada, rápidamente co- El síndrome de falla hepática fulminante (FHF) es una clau-
mienzan a funcionar. dicación brusca de la función del órgano, previamente sano,
Cuando en un portador de cirrosis compensada o des- ocasionada por una injuria hepática aguda severa, complicada
compensada se deteriora su estado clínico es necesario inves- con la aparición de encefalopatía dentro de las 26 semanas del
tigar la presencia de una infección bacteriana sobreagregada, comienzo de la ictericia.
ya que existen múltiples defectos en su sistema de defensa, Recientemente, O'Grady y colaboradores propusieron una
que lo hace particularmente susceptible. Las infecciones más modificación de la clasificación de la FHF. De acuerdo con el
frecuentes son las urinarias, la peritonitis bacteriana espontá- tiempo que media entre la aparición de ictericia y el desarrollo
nea (PBE) y las respiratorias. Por otra parte, las manifestacio- de encefalopatía, se distinguen tres formas: a) hiperaguda, de
nes habituales de una infección, como fiebre, leucocitosis, 0 a 7 días; b) aguda, de 7 a 28 días, y c) subaguda (subfulmi-
disuria y polaquiuria en las del tracto urinario, son mucho nante-FHSF), de 5 a 26 semanas. La sobrevida, paradójica-
menos frecuentes que en la población general; por ello, el pri- mente, es superior en el primer grupo.

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490 SECCIÓN VI. A B D O M E N

Las noxas que puede provocar una FHF son múltiples, mg/%) y tiempo transcurrido entre aparición de ictericia y
aunque con variaciones regionales. En nuestro medio las he- encefalopatía. La dificultad para obtener órganos y el espíritu
patitis virales se constituyen en la primera causa, mientras que visionario de algunos investigadores ha llevado al desarrollo
en Inglaterra lo es la sobredosis de paracetamol. Otras entida- de un hígado artificial como opción terapéutica transitoria,
des que pueden producirla son, por ejemplo, la esteatosis agu- hasta que se produzca una regeneración adecuada del hígado
da masiva del embarazo, la enfermedad de Wilson. la hepatitis necrosado. Por el momento los resultados no cumplen total-
isquémica, el síndrome de Budd-Chiari, la ingesta de hongos mente con las expectativas pero resultan muy estimulantes, y
como Amanita phalloides y medicamentos como el halotano, probablemente en un futuro no muy lejano se pueda disponer
la asociación rifampicina-isoniacida, la flucoxacilina, etc. de esta alternativa terapéutica.
Recientemente se describieron algunos casos por el "éxtasis",
droga cuyo uso ha comenzado a extenderse en nuestro país.
En la Argentina, el virus A de la hepatitis (HAV) es la causa BIBLIOGRAFÍA
más frecuente de FHF en la infancia, mientras que en los adul-
tos se destaca el virus B (HBV), aunque globalmente el pri- Arroyo V, Bosch J, Rodés J: Treatments in Hepatology. Ed. Masson,
mer lugar lo ocupan aquellos casos ocasionados por los llama- S.A.Barcelona, 1995.
dos virus no ABCE. Conn HO, Bircher J: Hepatic Encephalopathy. Syndromes and
Therapies. Medi-Ed Press, Illinois, 1994.
El mecanismo patogénico no es bien conocido. Cuando la Daiuich JR, Mañero E, Findor JA.: Infections in Cirrhotic Patients.
FHF es producida por virus, el mecanismo más probable es el Brazilian Hepatology Socicty. Xlth National Congress Extra-
inmunomediado, aunque no se puede descartar una acción ordinary Latin-American Hepatology. Archivos Brasileiros de
citotóxica directa de alguno de estos agentes. Cuando la noxa Gas troen teología.
responsable es una droga, el mecanismo subyacente puede ser Epstein M: The Kidney in Liver Disease. 4a. ed. Hanley & Belfus,
la idiosincrasia o bien una toxicidad directa. Philadelphia. 1996.
El estudio macroscópico muestra habitualmente un híga- Findor JA, Sapunar Duvravcic I. Enfermedades del hígado y vías
do disminuido de tamaño, aunque en la esteatosis masiva del biliares, 2a. ed. Librería Akadia Editorial, Buenos Aires, 1990.
embarazo puede estar aumentado. En las formas agudas e Levy CM, Sheilock S, Tygslrup N, Zetterman R: Disease of the Liver
and Biliary Tract. Standarization of Nomenclature, Diagnostic
hiperagudas de la FHF el análisis microscópico permite ob- Criteria and Prognosis. Ed. Raven Press, New York. 1994.
servar una necrosis hepática masiva con algún remanente Millward-Sadler GH, Wright R, Arthur MJP: Wright's Liver and
hepatocitario a nivel portal, mientras que en la subaguda co- Biliary Disease. Pathophtsiology, Diagnosis and Management.
existen amplias zonas de necrosis y sectores con hepatocitos W. B. Saunders Company, Philadelphia, 1992.
conservados con colapso reticulínico importante. Schiff L, Schiff ER: Diseases of the Liver, 7a. ed. .IB Lippincott
Las manifestaciones clínicas iniciales de la FHF son icte- Company, Philadelphia, 1993.
ricia progresiva, astenia profunda, anorexia severa, cefalea, Sleisenger MH, Fortrand JS: Enfermedades gastrointestinales.
náuseas y vómitos pertinaces, irritabilidad e insomnio. Poste- Fisiopatología, diagnóstico y tratamiento. Editorial Médica Pa-
namericana, Buenos Aires, 1994.
riormente se agregan inversión del ritmo del sueño, hematomas
espontáneos o ante traumatismos mínimos, flapping y fetor
hepático. A esta fase, habitualmente de instalación progresi-
va, le sigue una de desarrollo muy rápido en la que en muy
pocas horas se conjugan excitación psicomotriz y confusión HIPERTENSIÓN PORTAL
con profundización de la encefalopatía. Los pacientes necesi-
tan ser internados en unidades de cuidados intensivos, por el Juan E. Aivarez. Rodriguez
complejo manejo del cuadro que presentan y en lo posible
evaluados desde su hospitalización por un equipo clinicoquirúr- Definición. Es un síndrome clínico de múltiples etiologías,
gico calificado en trasplante hepático. Las infecciones por caracterizado por un aumento persistente de la presión en la
gérmenes como Enterococcus faeciun y Klebsiella pneumo- totalidad o parte del sistema venoso portal.
niae son frecuentes y graves y se constituyen en la principal Anatomía del sistema venoso portal. La vena porta se
causa de morbimortalidad en este período. Otra complicación forma por la confluencia de la vena mesentérica superior y la
que suele observarse en estos enfermos es el edema cerebral, vena esplénica. Esta recibe a su vez la vena mesentérica infe-
cuyo manejo actual pasa por la adopción de medidas posturales, rior, que en ocasiones desemboca en la confluencia mesen-
ventilación precoz y colocación de un catéter subdural (técni- térico-esplénica. De este modo, la vena porta conduce hacia el
ca de Camino) para medir correctamente la presión intracraneal. hígado todo el drenaje venoso esplenopancreático e intestinal
De recuente observación son la falla renal, la hipoglucemia, (fig. 37- 16).
que exige su control horario, hipofosfatemia e hipoxemia El sistema portal tiene conexiones anatómicas normales
arterial, acidosis metabólica y coagulación intravascular dise- con la circulación cava en dos regiones bien definidas: el área
minada. En el laboratorio puede comprobarse una prolonga- esofagogástrica y el recto. La vía de comunicación con la
ción del tiempo de protrombina. caída de los factores de coa- vena cava superior se establece mediante las venas coronaria,
gulación incluido el V, hipoglucemia y plaquctopenia, entre pilórica, gastroepiploica y vasos cortos. La circulación inlramu-
otros. En la FHSF. las manifestaciones clínicas son similares ral y perivisceral del techo gástrico y esófago drena por su
aunque la instalación es mucho más lenta y se caracteriza ade- parte en la vena ácigos y ésta en la vena cava superior. La
más por la aparición de ascitis. Una de las decisiones más di- comunicación del territorio portal con la vena cava inferior se
fíciles es el momento óptimo para la indicación de trasplante efectúa a través de la vena mesentérica inferior, los plexos
hepático. Del análisis de diferentes parámetros surgen los cri- hemorroidales superior y medio y los vasos ilíacos. En los pa-
terios de! King's College como los de mejor valor predictivo. cientes con vena umbilical permeable existe otra vía de co-
El tiempo de Quick (< 10 %). ya sea solo o en conjunto con la nexión entre ambos territorios venosos mediante los vasos
edad (< 3 y > 40 años), etiología, ictericia (bilirrubina > 25 epigástricos y mamarios internos.

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37. HÍGADO 491

pática, con las formas colestáticas, la cirrosis posnecrótica y


la cirrosis idiopática, en ese orden.
Clasificación. Desde el punto de vista anatomopatológico,
la hipertensión portal puede clasificarse como intrahepática y
extrahepática. Esta última a su vez en prehepática (por ejem-
plo: trombosis portal) y posthepática (enfermedad de Budd-
Chiari).
Sin embargo, teniendo en cuenta el nivel de obstrucción al
flujo venoso portal este síndrome puede reclasificarse en los
siguientes grupos (tabla 37-3):
a) Bloqueo presinusoidal extrahepático: trombosis portal,
trombosis esplénica;
b) Bloqueo presinusoidal intrahepático: esquistosomiasis.
fibrosis hepática congénita, enfermedades mieloproliferativas,
fíbrosis portal no cirrótica, etcétera;
c) Bloqueo sinusoidal y postsinusoidal intrahepático:
cirrosis hepática, enfermedad hepática venoclusiva, transfor-
mación nodular parcial del hígado, etcétera;
d) Bloqueo postsinusoidal extrahepático: obstrucción del
tronco de las venas suprahepálicas, obstrucción de la vena cava
inferior, pericarditis constrictiva, etcétera.
La combinación de métodos diagnósticos, como la eco-
grafía, la angiografía y la medición de la presión portal, per-
mite clasificar a los enfermos dentro de alguno de estos cuatro
grupos (véase Diagnóstico). Sin embargo, algunas enferme-
dades no pueden encasillarse taxativamente en un tipo deter-

Tabla 37-3. Etiología y clasificación del síndrome


de hipertensión portal

Bloqueo presinusoidal extrahepático


Trombosis portal, esplénica o venosa difusa
Fístula arteriovenosa portal
Bloqueo presinusoidal intrahepático
Esquistosomiasis
Fig. 37-16. Anatomía de las conexiones normales entre la circulación por- FiBrosis hepática congénita
tal y la circulación cava. I, Vena ácigos; 2, vasos cortos; 3, vena coronaria Hipertensión portal idiopática
estomáquica; 4, vena mesentérica inferior; 5, venas hemorroidales; 6, vena Fihrosis portal no cirrótica (esclerosis hepatoportal)
umbilical; 7, vena epigástrica; 8, vena mamaria interna.
Bloqueo sinusoidal y/o postsinusoidal intrahepático
a) Lesiones frecuentemente asociadas con hipertensión portal:
Etiología y epidemiología. La cirrosis hepática es la cau- Cirrosis hepática alcohólica y viral
sa más frecuente de hipertensión portal en el adulto y abarca Cirrosis biliar primaria
Cirrosis biliar secundaria
el 50-70 % de los enfermos con este síndrome. Si bien cual- Hiperplasia nodular rcgenerativa
quier cirrosis puede desarrollar hipertensión portal, el alcohol Transformación nodular parcial
y las infecciones virales son las dos etiologías más comunes. Peliosis hepática
En ausencia de cirrosis, existen una serie de procesos capaces Enfermedad venooclusiva
de elevar la presión portal y que se agrupan como hipertensión Síndrome de Budd-Chiari
portal no cirrótica, de origen intrahepático o extrahepático. b) Lesiones infrecuentemente asociadas con hipertensión portal:
Como se observa en la tabla 37-3, no todas las lesiones Síndromes mieloproliferativos
hepáticas crónicas se asocian con igual frecuencia al síndrome Síndromes linfoproliferativos
de hipertensión portal. La esquistosomiasis, frecuente en el Cáncer metastásico
Enfermedad poliquística
África, Asia y América del Sur, es la segunda causa en el Tuberculosis
mundo de hipertensión portal después de la cirrosis. En los Sarcoidosis
países en vías de desarrollo, particularmente en el Extremo Mieloma múltiple
Oriente, la hipertensión portal no cirrótica y la obstrucción Mastocilosis
extrahepática de la vena porta pueden representar el 50 % de Amiloidosis
los enfermos con hipertensión portal.
En los niños con hipertensión portal, las enfermedades Bloqueo postsinusoidal extrahepático
prevalentes difieren con respecto a las de los adultos. La cau- Enfermedad de Budd-Chiari
sa aislada más común es la obstrucción parcial o completa de Obstrucción de la vena cava inferior (congénita o adquirida)
Pericarditis constrictiva
la vena porta y sus ramas. En segundo término, la cirrosis he-

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492 SECCíON VI. ABDOMEN

minado de bloqueo, pues tienen componentes mixtos presi- La secuencia de acontecimientos parecería ser la siguien-
nusoidales y postsinusoidales de obstrucción al flujo portal, te: cuando la enfermedad provoca un bloqueo de la circula-
como sucede con las cirrosis virales, la cirrosis con trombosis ción venosa, como sucede en hepatopatías crónicas o trombo-
de la vena porta, etcétera. sis de la porta, el aumento de resistencia al flujo portal deter-
Patogenia, Como en todo sistema vascular, la presión en mina una elevación de la presión venosa. Dentro de ciertos
el territorio portal es la resultante de la interacción de dos va- límites, las modificaciones de ésta no traen mayores conse-
riables: flujo y resistencia. De acuerdo con la ley de Ohms la cuencias. Sin embargo, cuando el gradiente de presión porto-
relación entre ambas se expresa por la siguiente fórmula: cava supera los 10 mm Hg aparece un fenómeno nuevo, que es
la circulación colateral portosistémica. Este fenómeno tiene
AP = Q x R una enorme trascendencia pues perpetúa y agrava el síndrome
de hipertensión portal.
donde AP es la variación de presión a lo largo del vaso; Q, el El desvío de sangre portal a través de una red colateral
flujo; y R, la resistencia. permite el aumento en la circulación sistémica de sustancias
Cualquier modificación de las variables provoca cambios vasodilatadoras que no son inactivadas por los hepatocitos.
en la presión venosa; y en teoría, el incremento aislado del La vasodilatación resultante incrementa la retención de agua
flujo o de la resistencia podría ser suficiente para provocar y sodio, provoca expansión del volumen plasmático y a partir
hipertensión portal. Sin embargo, tanto la evidencia experi- de entonces un aumento del volumen minuto cardíaco. Este
mental como clínica muestran que los hechos no son tan sim- cuadro de hiperdinamia circulatoria cierra el círculo, al pro-
ples. En efecto el aumento de la resistencia venosa portal fue vocar un mayor influjo arterial en el territorio portal con au-
considerado inicialmente el único factor patogénico en la lla- mento de la presión (Bosch J, 1992).
mada teoría del flujo retrógrado. El compromiso vascular de- En las hipertensiones portales por hiperaflujo, probable-
mostrado en la mayoría de las entidades clínicas que compo- mente la secuencia sea otra, ya que el primer fenómeno que se
nen este síndrome dio el sustento orgánico para esa hipótesis. observa es un aumento del flujo portal a través de una o varias
Es lógico suponer que con un flujo portal constante cualquier fístulas arteriovenosas. El hiperaflujo por sí solo es incapaz de
aumento de la resistencia venosa debería elevar la presión en generar una hipertensión portal sostenida ni tampoco
el sistema. Si esto fuera así, la circulación portal tendría las hiperdinamia circulatoria, ya que el hígado actúa como un
características de estasis y los órganos involucrados, una con- verdadero buffer. Sin embargo, cuando a expensas de este
gestión pasiva crónica como la que se observa en la insufi- hiperaflujo se producen lesiones vasculares en venas y
ciencia cardíaca congestiva. En ésta no sólo aumenta la pre- sinusoides hepáticos, el aumento de la resistencia a la circula-
sión venosa, sino que también disminuye la velocidad circu- ción portal eleva la presión venosa y fuerza el desarrollo de
latoria, cae la presión parcial de oxígeno y aumenta la resis- circulación colateral portosistémica. A partir de entonces es-
tencia arteriolar. Muy por el contrario, en lugar de estasis la tán dadas las condiciones para que el síndrome se perpetúe.
hipertensión portal se caracteriza por una circulación esplácnica Dada la importancia que tiene el aumento del flujo portal
hiperdinámica, en la que el flujo sanguíneo está aumentado, como mecanismo patogénico, en la actualidad se investigan
la resistencia arteriolar disminuida y la sangre venosa arteria- intensamente aquellos factores que podrían vincularse con esta
lizada (véase más adelante ). El aumento del flujo esplacnico hiperemia activa del territorio esplacnico. Entre ellos se men-
ha sido demostrado no sólo en modelos experimentales de cionan; factores humorales, alteraciones de la reactividad vas-
hipertensión portal sino que puede deducirse de una simple cular, factores neurogénicos y aumento de la síntesis de vasodi-
observación clínica: muchos enfermos mantienen un flujo en latadores endógenos (Mastai R. 1993).
la vena porta prácticamente normal o poco disminuido y al Entre las sustancias humorales con actividad vasodilatadora
mismo tiempo un flujo colateral venoso bien desarrollado. Ello se hallan el glucagón, las prostaciclinas, la sustancia P, el
prueba que el flujo arterial que llega al territorio esplacnico péptido intestinal vasoactivo y el péptido relacionado con la
está aumentado. calcitonina. De todos ellos, tal vez el glucagón sea el más im-
A la inversa, cualquier aumento sostenido del flujo portal portante, ya que trabajos experimentales y clínicos han de-
con una resistencia venosa fija podría generar hipertensión mostrado la asociación de hiperglucagonemia con hipertensión
portal. De este modo y por la teoría del hiperaflujo portal se portal e hiperdinamia circulatoria. De igual modo, la inhibi-
explicarían aquellos síndromes vinculados a fístulas arterio- ción farmacológica de esta hormona en el plasma es capaz de
venosas, congénitas o adquiridas, o secundarias a grandes reducir significativamente, aunque no en forma total, el flujo
esplenomegalias. Tampoco la comprobación clínica y experi- sanguíneo portal.
mental avalan esta hipótesis. En primer lugar, el hígado es ca- La existencia de una alteración en la reactividad vascular,
paz de tolerar grandes incrementos del flujo portal sin modifi- con disminución de la respuesta a vasoconstrictores endógenos
ca: la resistencia venosa y por ende la presión; y en segundo y exógenos, es otro fenómeno demostrado en modelos experi-
lugar, el volumen minuto cardíaco no puede aumentar lo sufi- mentales de hipertensión portal. Parece incluso que esta res-
ciente cerno para superar esta compliance hepática. Vale decir puesta estaría vinculada con la hiperglucagonemia, pues la
que el incremento aislado del flujo portal es incapaz de elevar administración de glucagón reproduce las alteraciones obser-
en forma sostenida la presión portal. En una revisión biblio- vadas en los modelos experimentales.
gráfica de fístulas arterioportales, se pudo comprobar que el Los factores neurogénicos puros han sido proporcional-
síndrome de hipertensión portal se desarrollaba en aquellos mente menos investigados, pero evidencias de laboratorio
enfermos que además de la fístula tenían un aumento de la muestran que es factible aumentar la resistencia vascular
resistencia venosa en alguna parte del sistema (Alvarez Rodrí- sistémica, en modelos de hipertensión portal intrahepática y
guez J. 1984). Como conclusión, es evidente que ambos fac- extrahepática, mediante la destrucción de neuronas sensoria-
tores. resistencia venosa y flujo portal, deben elevarse para les periféricas con reducción de péptidos vasodilatadores.
que el enfermo tenga hipertensión portal. Por último existen pruebas de que en las alteraciones del

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37. HÍGADO 493

tono vascular interviene una síntesis aumentada de vasodilata- Por sus características hemodinámicas, este sistema venoso
dores endógenos. De ellos el más importante y novedoso es el colateral es también un circuito de alta presión, que no sólo es
óxido nítrico, también conocido como factor relajante del incapaz de reducir la presión portal sino que tiene un enorme
endotelio. Esta sustancia se origina en las células endoteliales significado clínico por el peligro de ruptura y hemorragia. Los
a partir de la L-arginina por la acción de enzimas óxido nítrico- vasos de localización submucosa en el tubo digestivo son los
sintetasas. Su difusión al músculo liso convierte el ATP en más expuestos a este riesgo y en particular los del tercio infe-
AMP cíclico, que es el verdadero factor vasodilatador. La in- rior del esófago y fundus gástrico. Se han descripto hemorra-
hibición de la síntesis de óxido nítrico mediante agonistas de gias graves en otras localizaciones (venas hemorroidales,
la L-arginina, como la nitro L-arginina, reduce el volumen duodenales, colónicas, ostomías quirúrgicas, etc.), pero con
minuto cardíaco, aumenta la presión arterial y la resistencia menor frecuencia.
vascular sistémica en animales con ligadura extrahepática de La hemorragia varicosa se produce como resultado de una
la vena porta. combinación de factores, y la hipótesis más aceptada en la
El óxido nítrico actúa no sólo como vasodilatador, sino actualidad es que las várices se rompen en forma espontánea
que parece intervenir en las alteraciones de la reactividad por un aumento de la tensión parietal en sus paredes. El con-
vascular detectadas en estos modelos de hipertensión portal. cepto de tensión parietal integra distintos factores responsa-
El pretratamiento con agonistas de la L-arginina restablece la bles de la ruptura de una várice y explica la falta de correla-
respuesta vasoconstrictora a sustancias a-adrenérgicas como ción lineal entre algunos de ellos y el riesgo de hemorragia.
la metoxamina. La siguiente fórmula, que surge de una modificación de la ley
No se conocen todavía los mecanismos que determinan el de Laplace, expresa la tensión parietal:
aumento de la síntesis de óxido nítrico en la hipertensión por-
tal, pero entre las hipótesis se postula una inducción de las TP = PT x r/e
enzimas óxido nítrico-sintetasas por la acción de endotoxinas
o citoquinas circulantes. donde: TP es tensión parietal; PT, el gradiente de presión
En conclusión, son diversos los factores patogénicos res- transmural (presión intravascular - presión extravascular); r,
ponsables de las alteraciones hemodinámicas observadas en el radio del vaso y e, el espesor de la pared.
la hipertensión portal. Su importancia relativa y la vincula- Como se observa, la tensión parietal es directamente pro-
ción entre sí son aún motivo de controversia y deben ser acla- porcional a la presión transmural y al radio del vaso, e inversa-
rados en investigaciones futuras. mente proporcional al espesor de su pared. Ello explica que
Fisiopaíología. En el síndrome de hipertensión portal se cuanto mayor es el tamaño de una várice, más delgada su pa-
observan alteraciones fisiopatológicas que son comunes a to- red y mayor la presión intraluminal, el riesgo de ruptura es-
dos los pacientes y otras que son propias o predominan en pontánea aumente. Sin embargo, aunque estos factores son
determinadas etiologías o niveles donde se obstruye el flujo factores de riesgo independientes, el resultado final surge de
portal. Entre las primeras se hallan el desarrollo de circula- una combinación de ellos. Así, por ejemplo, las várices loca-
ción colateral y várices, las modificaciones de la circulación lizadas en el retroperitoneo o los mesos, a pesar de su tamaño
hepática y la hiperdinamia circulatoria. Entre las segundas, la o presión intraluminal, tienen pocas probabilidades de hemo-
gastropatía de la hipertensión portal, la esplenomegaíia y el rragia, ya que el tejido conectivo que las rodea neutraliza la
hiperesplenismo, la ascitis y la encefalopatía portosistémica. presión transmural y reduce la tensión parietal en sus paredes.
Circulación colateral portosistémica y desarrollo de Por el contrario, várices submucosas, cuyas paredes adelga-
várices. Esta circulación comprende todas las vías accesorias zadas se hallan en contacto con la luz del esófago, pueden
de retomo venoso a la aurícula derecha, que se desarrollan sangrar con presiones intraluminales relativamente bajas.
proximales al sitio de obstrucción portal. A tal efecto se ponen Otras hipótesis sobre factores responsables de la hemorra-
en funcionamiento los circuitos vasculares donde normalmente gia por várices del esófago, como la erosión inflamatoria por
se comunican el territorio portal y la circulación cava (venas esofagitis o el traumatismo de la mucosa esofágica, han perdi-
gastroesofágicas y venas hemorroidales superiores), así como do valor en la actualidad. En consecuencia no se justifica el
se reabren anastomosis venosas embrionarias (por ejemplo: temor a colocar una sonda nasogástrica o efectuar un estudio
vena umbilical) y se establecen múltiples colaterales entre los endoscópico en cualquier enfermo con diagnóstico de várices
órganos abdominales que están en contacto con el retroperito- esofágicas.
neo o crean adherencias inflamatorias o posquirúrgicas con Modificaciones de la circulación hepática. En condicio-
las paredes del abdomen. La ausencia de válvulas venosas en nes normales el hígado recibe del 65 al 70 % de su aporte
el territorio portal favorece ia inversión del flujo sanguíneo, sanguíneo por la vena porta y el resto por la arteria hepática.
que va de un sistema de alta presión a otro de baja presión. Existe una relación entre ambos circuitos vasculares, de modo
Como resultado, las venas comprometidas se dilatan y vuel- tai que la disminución del flujo sanguíneo en uno de ellos es
ven tortuosas transformándose en várices. El conjunto de es- compensado por un aumento en el otro. Este fenómeno es muy
tas várices puede transportar un volumen de sangre muy supe- evidente en la arteria hepática, cuyo flujo se incrementa en
rior ai que normalmente fluye por la vena porta. En conse- forma considerable ante la reducción experimental o clínica
cuencia, desde el punto de vista fisiológico, buena parte del del flujo portal. Lo inverso, sin embargo, tiene escasa reper-
retorno venoso gastrointestinal y espíenopancreático escapa cusión fisiológica. En los enfermos con hipertensión portal el
al procesamiento del hígado y se pone en contacto directo con bloqueo de la circulación venosa provoca una reducción va-
la circulación general. Ello provoca alteraciones metabólicas riable del flujo portohepático. La preservación en algunos pa-
(hiperamoniemia, hiperglucagonemia, disminución de la rela- cientes de! flujo hepático total (flujo porta! + flujo arterial) es
ción insulina/glucagón, neoglucogenosis hepática) y clínicas una prueba de que está operando este mecanismo compensador
(encefalopatía portosistémica) similares a las observadas en por la arteria hepática. Cuando existe anulación o inversión
la insuficiencia hepática aun cuando el hígado es básicamente del flujo portal, el hígado se encuentra prácticamente arteria-
sano. lizado.

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494 SECCIÓN VI. ABDOMEN

El nivel topográfico de la obstrucción venosa portal es otro cularmente en la cirrosis hepática, este fenómeno fue descu-
factor condicionante del tipo de irrigación que recibe el híga- bierto hace muchos años, aunque sólo recientemente se ha re-
do. En las obstrucciones intrahepáticas o suprahepáticas. el conocido su importancia en el síndrome de hipertensión por-
hígado se transforma en un sitio de resistencia vascular au- tal. En la actualidad se sabe que la circulación hiperdinámica
mentada y el flujo portal no tiene otra vía de escape que la afecta a los pacientes con hipertensión portal de naturaleza
circulación colateral portal sistémica. En su máxima expre- intrahepática o extrahepática, y que este fenómeno a nivel
sión este fenómeno resulta en anulación o inversión del flujo esplácnico es un componente fundamental en la patogenia del
porta!. Por el contrario, cuando el bloqueo venoso es prehe- síndrome.
pático (por ejemplo: trombosis portal), la resistencia vascular La hiperdinamia circulatoria produce modificaciones en
dentro del hígado no aumenta y parte del flujo portal alcanza la fisiología de diferentes órganos y sistemas, que configuran
la glándula a través de la circulación colateral alrededor de la una falla multiorgánica crónica. Sus expresiones más relevan-
obstrucción (venas porta accesorias). El significado fisiopato- tes se observan en la circulación periférica, esplácnica, pulmo-
lógico de esta diferencia es importante, ya que la sangre portal nar y renal.
provee no sólo volumen sanguíneo sino sustancias hepato- En la circulación periférica el hallazgo más característico
tróficas para el normal funcionamiento hepático. es una caída del tono vascular. Se entiende por tono vascular
La resistencia al flujo portal en el hígado cirrótico tiene la relación entre el índice cardíaco (volumen minuto/m2) y ¡a
dos componentes: uno fijo y el otro variable. El primero está resistencia periférica (fig. 37-17) (Siegel J, 1968). Esta rela-
determinado por el depósito de colágeno que atrapa las es- ción expresa con mayor fidelidad la vasodilatación propia de
tructuras vasculares y el segundo, o componente activo, por los pacientes, a pesar de las variaciones observadas en los va-
una alteración en la reactividad vascular a los vasoconstrictores lores absolutos del volumen minuto cardíaco y la resistencia
endógenos. A diferencia de lo que sucede en el resto de la periférica. Así, por ejemplo, en los pacientes con hipertensión
circulación, que tiene una respuesta vasoconstrictora dismi- portal por cirrosis hepática, una de las entidades más estudia-
nuida a las sustancias alfa-adrenérgicas, dentro del hígado la res- das, para cualquier nivel de flujo o volumen minuto la resis-
puesta está aumentada. Este fenómeno parece vinculado con tencia periférica es inferior a la registrada en individuos nor-
un déficit en la producción hepática de óxido nítrico, ya que el males. Por lo tanto, el tono vascular es proporcionalmente siem-
bloqueo de éste mediante la nitro L-arginina reproduce la ob- pre bajo.
servación en un hígado normal. El óxido nítrico es un verda- En la circulación esplácnica, esta disminución del tono
dero regulador de la resistencia vascular intrahepática y su vascular condiciona un mayor ingreso de flujo arterial, que,
deficiencia en el hígado cirrótico parece ser una de las causas como se mencionó anteriormente, es el factor patogénico que
más importantes del aumento del tono vascular en ese órgano. mantiene elevada la presión portal una vez desarrolladas las
Hiperdinamia circulatoria. Es un cuadro hemodinámíco colaterales portosistémicas. A nivel pulmonar, la circulación
que tiene como característica fundamental el aumento del vo- hiperdinámica altera la relación ventilación/perfusión y es cau-
lumen minuto cardíaco. En las hepatopatías crónicas, y parti- sa de hipoxemia. En el riñon, el efecto neto es una retención

SNS
Fig. 37-17. Tono vascular. Evalua-
ción preoperatona (círculo hueco) y
postoperatoria (círculo lleno) de pa-
cientes cirróticos sometidos a un
shunt esplenorrenal distal. Todos
ellos se agrupan en una pendiente de
tono vascular inferior a la normal y
similar a la del shock séptico. SNS:
trazado promedio de pacientes en
shock no séptico. N: trazado prome-
dio de sujetos normales. SS: traza-
do promedio de pacientes en shock
séptico.

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37. HÍGADO 495

de sodio y agua con expansión del volumen plasmático. Las volumen minuto, menor reserva cardiovascular tiene el paciente
modificaciones del flujo intrarrenal en pacientes con ascitis para adaptarse a situaciones de estrés. Como se comprende
podrían explicar, asimismo, el llamado síndrome hepatorrenal. estos fenómenos están vinculados, pues la respuesta hiperdi-
Otra variable fisiológica que se encuentra alterada, parti- námica cardíaca para mantener la homeostasis debe ser mayor
cularmente en la cirrosis con hipertensión portal, es el trans- en los enfermos con tono vascular más bajo.
porte de oxígeno a nivel tisular. Este parámetro puede eva- Gastropatía de la hipertensión portal. Durante años, di-
luarse en forma gráfica relacionando el consumo de oxígeno versas lesiones de la mucosa gástrica en enfermos con hiper-
por minuto con el índice cardíaco. Esta relación se conoce como tensión portal y hemorragia digestiva fueron clasificadas bajo
transporte efectivo de oxígeno y expresa los mililitros de oxí- el rótulo de gastritis. En la actualidad se sabe que la mucosa
geno que llegan a los tejidos por litro de volumen minuto (fig. del tubo digestivo, cuyo drenaje venoso es tributario de la vena
37-18). En este nomograma, los enfermos que antes se agru- porta, sufre alteraciones morfológicas y funcionales en enfer-
paban en una pendiente de tono vascular muy similar se dis- mos con hipertensión portal. Si bien este fenómeno puede afec-
persan, comprobándose que aquellos con índice cardíaco más tar tanto al estómago como al intestino delgado y al colon, su
alto muestran un deterioro en el transporte de oxígeno similar repercusión en el estómago es la de mayor importancia clíni-
al observado en la sepsis. En ellos el consumo de oxígeno es ca. Predomina en los pacientes con cirrosis hepática y en aque-
bajo en relación con el volumen minuto, y por las característi- llos tratados con esclerosis endoscópica de várices esofágicas.
cas horizontales de la curva, más independiente del flujo que Estos enfermos tienen una alteración muy particular de la
en los pacientes normodinámicos. Expresado de otra manera, mucosa, cuya patogenia no es inflamatoria sino vinculada a la
esta alteración fisiopatológica le quita efectividad al aumento hipertensión venosa y la hiperemia esplácnica. Se produce
del volumen minuto como mecanismo compensador para una modificación estructural en los vasos de la mucosa y
incrementar el consumo de oxígeno. submucosa gástrica caracterizada por la aparición de ectasias
También se ha demostrado, mediante el estudio de las cur- vasculares. Estas predominan en las venas submucosas y pue-
vas de función ventricular, que muchos enfermos con hepa- den comprometer también a los capilares mucosos. En este
topatía crónica e hipertensión portal tienen alteraciones de la último caso las ectasias vasculares son muy superficiales y se
contractilidad miocárdica. Este fenómeno prueba la existen- hallan en íntimo contacto con la luz del estómago. Se modifi-
cia de una reserva cardiovascular disminuida y puede afectar ca el aspecto macroscópico de la mucosa gástrica (ver
incluso a pacientes con volumen minuto elevado. En conclu- Esofagogastroduodenoscopia) y los cortes histológicos mues-
sión, las alteraciones hemodinámicas observadas en la tran correlación entre estas lesiones y las ectasias capilares
hipertensión portal, más aún en la cirrosis hepática, hacen que mucosas.
estos enfermos sean doblemente susceptibles: a nivel periférico Desde el punto de vista funcional se ha descripto una caí-
y a nivel central. A nivel periférico, cuanto mayor es la vasodi- da de la saturación de oxígeno en la mucosa gástrica, disminu-
latación, más compromiso hay en el transporte de oxígeno y ción de la secreción ácida, disminución de la respuesta
disfunción orgánica. A nivel central, cuanto más elevado es el secretoria a la pentagastrina, hipergastrinemia, hipopepsino-

E
E
Fig. 37-18. Transporte efectivo de
oxígeno. Evaluación preoperatoria
(circulo hueco) y postoperatoria
(círculo lleno) de pacientes cirróticos
sometidos a un shunt esplenorrenal
distal. En el período postoperatorio
se comprueba un deterioro en el
transporte de oxígeno, que se mani-
fiesta por el desplazamiento de to-
dos los enfermos a una posición me-
nos ventajosa. A mayor hiperdinamia
circulatoria, mayor alteración, que en
algunos casos supera el promedio
registrado en los enfermos con shock
séptico. SS: trazado promedio de
pacientes en shock séptico. N: traza-
do promedio de sujetos normales.
SNS: trazado promedio de enfermos
en shock no séptico.

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496 SECCIÓN VI. ABDOMEN

genemia tipo I, caída de la diferencia de potencial mucoso de calibre muy superior a las encontradas en condiciones nor-
gástrico y aumento de la sensibilidad de la mucosa a sustan- males. Su funcionamiento condicionaría no sólo la arterializa-
cias gastroagresivas como el alcohol, la aspirina o los ácidos ción de la sangre en la vena esplénica, sino que podría aumen-
biliares. tar la presión en las radículas venosas y sinusoides esplénicos
Algunos autores han teorizado que en estos enfermos existe favoreciendo la esplenomegalia. De este modo, un mecanis-
una verdadera isquemia mucosa, vinculando las observacio- mo vascular de hiperflujo y no de estasis contribuiría al agran-
nes anteriores con el aspecto histológico de los vasos en un damiento del bazo. Si bien no existe una correlación lineal
modelo experimental de hipertensión portal prehepática por entre tamaño del bazo e hiperfunción, los pacientes con
ligadura parcial de la vena porta (Tarnawski A, 1988). La de- esplenomegalia suelen presentar disminución en el recuento
mostración de capilares mucosos y vénulas colectoras con su de glóbulos rojos, leucocitos o plaquetas. El hiperesplenismo
luz reducida por células endoteliales prominentes, arteriolas puede comprometer a todos los elementos sanguíneos o sólo a
submucosas con paredes engrosadas por proliferación parte de ellos.
endotelial y adventicial y venas submucosas arterializadas die- Ascitis y encefalopatía portosistémica. Como la ascitis y
ron la base para esa hipótesis. La aparente contradicción entre la encefalopatía portosistémica son manifestaciones clínicas
estas observaciones, las ectasias vasculares descriptas y el que se observan no sólo en el síndrome de hipertensión portal,
hiperflujo característico de los órganos esplácnicos en la sino que forman parte del cuadro que caracteriza a la insufi-
hipertensión portal puede explicarse mediante un estudio ciencia hepática, las alteraciones fisiopatológícas involucradas
sccuencial que contemple simultáneamente los cambios serán descriptas en ese apartado. Sin embargo es conveniente
hemodinámicos y su repercusión histológica en los vasos puntualizar que esos fenómenos predominan en determinados
gástricos (Albulos A, 1992). En un comienzo, cuando se liga tipos de hipertensión portal, y que dependen más del nivel de
la vena porta y aumenta la presión venosa por mayor resisten- obstrucción vascular que de la etiología del síndrome. Así, por
cia vascular (etapa hipodinámica de congestión pasiva), los ejemplo, la ascitis es característica de la hipertensión sinusoidal
vasos primero se dilatan con adelgazamiento parietal y luego, hepática; se observa en los bloqueos sinusoidales y postsinusoi-
como resultado de! aumento de la presión pero no del flujo, dales y es más acentuada cuanto más distal es la obstrucción
las paredes vasculares se engruesan (etapa en que fueron eva- (por ejemplo: bloqueo cavo-suprahepático o síndrome de Budd-
luadas por Tarnawski y col.). A continuación, una vez desa- Chiari). No obstante, algunas condiciones como la trombosis
rrollado el síndrome hiperdinámico con aumento del flujo y aguda de la vena porta en pacientes con hepatopatía crónica
disminución de la resistencia vascular gástrica (etapa hiper- puede generar una ascitis marcada por el brusco aumento de
dinámica de congestión activa), las paredes vasculares nueva- la presión capilar intestinal.
mente se adelgazan y se vuelven significativamente más finas La encefalopatía portosistémica crónica predomina en
que en el animal control. (done by 007) aquellos síndromes de hipertensión portal cuya etiología es
Es decir que el engrasamiento de las paredes vasculares y una afección hepatocelular. Pero, cuando la circulación cola-
la reducción de la luz en los capilares mucosos no son más teral es muy acentuada y desvía la mayor parte del flujo por-
que una observación correcta pero en un período temprano en tal, es dable observar episodios de encefalopatía portosistémica
el desarrollo del síndrome de hipertensión portal. Respecto de en pacientes sin enfermedad hepática primaria.
la existencia o no de isquemia mucosa, los registros de flujo Diagnóstico. Presentación clínica. El diagnóstico de
en la etapa hiperdinámica revelan un flujo mucoso aumenta- hipertensión portal puede efectuarse en diferentes situaciones
do, al menos en la cara basal de la mucosa, lo cual invalidaría clínicas:
la hipótesis isquémica. No obstante, el flujo a través de la a) Hipertensión portal de urgencia: el enfermo consulta por
mucosa podría estar alterado por la existencia de edema o una complicación aguda de este síndrome, que en la mayoría
cortocircuitos, capaces de perturbar la difusión de oxígeno o de los casos es una hemorragia digestiva alta, en ocasiones un
desviar el flujo sanguíneo a otras áreas de la pared gástrica. cuadro de encefalopatía portosistémica o infección espontá-
Esplenomegalia e hiperesplenismo. En los enfermos con nea de la ascitis y raramente un bloqueo suprahepático agudo;
hipertensión portal es frecuente observar la existencia de b) Hipertensión portal complicada en período electivo: la
esplenomegalia y manifestaciones de hiperfunción esplénica. consulta se realiza una vez superada la complicación, o bien el
Este cuadro predomina en las hipertensiones portales vincula- paciente refiere antecedentes de hemorragia digestiva, ascitis,
das con diversas esplenopatías, en los bloqueos presinusoidales encefalopatía, etcétera;
extrahepáticos, en la esquístosomiasis y en la cirrosis. c) Hipertensión portal no complicada: el diagnóstico de
El agrandamiento del bazo fue inicialmente atribuido a la hipertensión portal surge en la evaluación de un paciente que
hipertensión venosa portal y rotulado como una esplenomegalia consulta por otros motivos.
congestiva. Sin embargo, se ha demostrado que el aumento de La modalidad de estudio y la secuencia de procedimientos
la resistencia venosa es insuficiente como mecanismo pato- diagnósticos deben adecuarse a estas distintas situaciones.
génico en ausencia de un aumento del flujo arterial esplénico. Anamnesis. El interrogatorio y los datos epidemiológicos
Más aún. el tamaño del bazo está relacionado con el calibre de pueden orientar sobre la enfermedad de base. En pacientes
la arteria esplénica y la magnitud de su flujo, y no con la pre- adultos se deben pesquisar los factores de riesgo de hepatopatía
sión portal. crónica, particularmente los de cirrosis hepática por su fre-
Sobre la base de trabajos experimentales, se considera que cuencia, como el consumo abusivo de alcohol, la infección
la causa principal de esplenomegalia en estos pacientes es una por virus B y el antecedente de hepatitis o historia familiar de
activación inmunológica con hiperplasia reticuloendotelial y hepatopatía. El lugar de procedencia permite sospechar algu-
linfocitaria (Dumont A, 1975). El crecimiento del bazo sería la nas formas de hepatopatía crónica no cirrótica, como la
respuesta a una mayor demanda de su función específica y el esclerosis hepatoportal en enfermos del Extremo Oriente, o la
aumento del flujo esplénico, la consecuencia que acompaña a esquistosomiasis en aquellos que provienen de zonas endémi-
este fenómeno. Se ha demostrado también que en los bazos cas como el Brasil. Los pacientes sometidos a radioterapia o
con esplenomegalia existen múltiples fístulas arteriovenosas en tratamiento con diversas drogas como citostáticos, inmuno-

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37. HÍGADO 497

supresores, contraceptivos, etc., pueden tener como lesión sub- nados casos un paciente puede tener criterios en diferentes
yacente una enfermedad venoclusiva hepática o una peliosis estadios, lo cual dificulta su clasificación, otros autores modi-
hepática. En pacientes ictéricos con antecedentes de cirugía ficaron la clasificación original agregando el puntaje de 1 a
biliar y postoperatorio complejo, con episodios de colestasis y todos los ítem del estadio A, 2 al B y 3 al C; considerando
colangitis, se debe descartar una cirrosis biliar secundaria. En estadio A= 5 a 8 puntos, B= 9 a 11 puntos, y C= 12 a 15 pun-
niños y adolescentes, si bien existen diversas causas de hepa- tos. Por último, hay quienes reemplazan el estado nutricional
topatía crónica, la primera lesión para investigar es la trombo- por la concentración de protrombina, que es un criterio más
sis de la vena porta. objetivo (A= >70 %; B= 50-70 %; C= <50 %).
Examen físico. En el examen físico los hallazgos más ca- La clasificación de los pacientes de acuerdo con los esta-
racterísticos se encuentran en el abdomen: ascitis, hepatome- dios de Child o sus modificaciones se ha utilizado para prede-
galia, esplenomegalia y circulación colateral. cir la mortalidad luego de episodios hemorrágicos o interven-
La ascitis es un fenómeno propio de los bloqueos venosos ciones quirúrgicas, así como la supervivencia después de dife-
sinusoidales y postsinusoidales, que se acentúa cuanto más rentes opciones terapéuticas.
distal es el bloqueo (síndrome de Budd-Chiari) y que resulta La esplenomegalia puede observarse en todos los tipos de
excepcional en las obstrucciones prehepáticas o intrahepáticas hipertensión portal, pero predomina en los bloqueos prehepáti-
presinusoidales. El líquido ascítico se caracteriza por una baja cos y en algunas hepatopatías crónicas como la esquistoso-
concentración de proteínas (< 1,5 g %) y el gradiente entre la miasis y la fibrosis hepática no cirrótica. En el síndrome de
albúmina sérica y la albúmina de la ascitis es mayor de 1,1 g % Budd-Chiari se comprueba en el 50 % de los casos y es de rara
en el 98 % de los casos. Esta baja concentración de proteínas observación en la enfermedad venoclusiva. El hiperesplenismo
reduce la capacidad de opsonización del líquido ascítico y fa- no se correlaciona necesariamente con el tamaño del bazo y se
vorece la peritonitis bacteriana espontánea. Como parte del exterioriza por reducción en el recuento de plaquetas, leucocitos
síndrome ascítico-edematoso los enfermos pueden presentar y hematíes.
edemas en miembros inferiores y oliguria. Por último, la circulación colateral es tal vez el signo clí-
La ascitis es una manifestación tardía en la evolución de la nico más específico de hipertensión portal. Puede observarse
cirrosis hepática, que revela una enfermedad avanzada o una en la pared del abdomen y tórax como venas subcutáneas dila-
descompensación aguda. La aparición temprana de ascitis y tadas, configurando dos patrones diferentes: porto-cava y cavo-
hepatomegalia, a veces con esplenomegalia y circulación co- cava. Este último indica la coexistencia de hipertensión cava
lateral, en un paciente joven sin antecedentes enólicos o de asociada y puede verse en algunas cirrosis que producen com-
hepatitis, sugiere firmemente una obstrucción venosa supra- presión retrohepática de la vena cava y en el síndrome de Budd-
hepática. Chiari por obstrucción cava. La circulación colateral portoepi-
La existencia de hepatomegalia o de modificaciones de las gástrica por permeabilización de la vena umbilical se observa
características semiológicas del hígado es un indicio de en forma de venas dilatadas alrededor del ombligo y se cono-
hepatopatía crónica y descarta las causas prehepáticas de ce como síndrome de Cruveilhier-Baumgarten.
hipertensión portal. Del mismo modo, el examen de la fun- La confirmación, clasificación y etiología del síndrome de
ción hepatocelular suele ser normal en los bloqueos hipertensión portal requieren de una serie de estudios auxilia-
presinusoidales extrahepáticos e intrahepáticos y con altera- res de diagnóstico, invasivos y no invasivos, cuya indicación
ciones variables en las obstrucciones sinusoidales y depende de la oportunidad y situación clínica en que es visto
postsinusoidales. El estudio de los factores de la coagulación el paciente.
es otro índice sensible de alteración de la función hepatocítica Esofagogastroduodenoscopia. Es el primer estudio diag-
(descenso de factores del complejo protrombínico). nóstico en el enfermo con una hemorragia digestiva o que es
Desde el punto de vista clínico, los pacientes se clasifican visto en el período posthemorrágico inmediato. La comproba-
en tres estadios según la reserva funcional hepática, definida ción de várices en el esófago y estómago o bien de signos de
por Child y Turcotte sobre la base de parámetros clínicos y gastropatía hipertensiva confirma el diagnóstico de hiperten-
bioquímicos (tabla 37-4): A= reserva funcional buena; C= sión portal, aunque no necesariamente el origen de la hemo-
mala; y B= intermedia entre A y C. Debido a que en determi- rragia. Con frecuencia, el primer indicio de hipertensión por-
tal en un paciente surge como resultado del estudio endoscópico
de urgencia por hemorragia digestiva alta.
Tabla 37-4. Clasificación de Child modificada por Campbcll. Várices esofágicas. Existen diferentes clasificaciones
Estadio A: 5-8 puntos. Estadio B: 9 a 11 puntos. endoscópicas de las várices esofágicas de acuerdo con su ta-
Estadio C: 12 a 15 puntos maño (pequeñas, medianas y grandes) y sus características (for-
ma, color, ubicación y alteraciones parietales). En la actuali-
A(l) B(2) C(3) dad se considera que los elementos más importantes desde el
punto de vista clínico son el tamaño y las alteraciones parietales
Bilirrubina <2,0 2,0-3,0 >3.0 (Pagliaro L, 1996). En este sentido conviene simplificar el
(mg/1) tamaño: en várices pequeñas, aquellas que ocupan menos de
Albúmina >3,5 3,0-3,5 <3,0
la tercera parte de la luz del esófago, y grandes, las que ocu-
pan más de un tercio de la luz del esófago; así como referir de
(g/1)
sus características sólo la presencia o ausencia de signos ro-
Ascitis No Controlable Mal controlable jos. Estos últimos son lesiones de aspecto variado (estrías,
puntos rojo cereza, puntos hematoquísticos) que se observan
EPS No Leve Grave en la superficie de una várice y que representan dilataciones
capilares llenas de sangre, como "várices en la superficie de
Estado Excelente Bueno Malo una várice".
iiutricional
El tamaño de las várices y la presencia de signos rojos

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498 SECCIÓN VI. ABDOMEN

tienen valor independiente como factores pronósticos de la alta y brinda elementos que permiten predecir la probabilidad
probabilidad de hemorragia. Sobre la base de estudios de hemorragia por várices.
prospectivos que relacionaron el tamaño de las várices con el Ecografía. Es un estudio no invasivo, que puede aplicarse
riesgo de hemorragia, se estima que tienen probabilidad de en cualquier situación clínica y con elevada sensibilidad y
sangrar el 11 % de las várices pequeñas, el 23 % de las media- especificidad para el diagnóstico de hipertensión portal.
nas y el 33 % de las grandes (Rector Jr.W, 1985). De igual Ecografía del sistema venoso portal normal. Las estructu-
modo, la probabilidad de sangrar de una várice con estigmas ras vasculares que se identifican en los estudios habituales del
rojos oscila del 33 % al 80 % de los casos, y sin ellos, del abdomen son las venas de mayor calibre, como la porta, la
20 % al 25 % (Hoefs J, 1990). La asociación de estos factores esplénica y la mesentérica superior. La vena porta tiene un
potencia el riesgo de sangrado. diámetro interno normal que oscila entre 9 y 14 mm y corre
Várices gástricas. Existen asimismo diferentes clasifica- oblicuamente hacia arriba y a la derecha en el pedículo hepá-
ciones de várices gástricas, aunque la diferenciación más im- tico, entre la vía biliar y la arteria hepática por delante y la
portante es en: várices esofagogástricas, aquellas que tienen vena cava inferior por detrás. La rama derecha de la vena por-
continuidad anatómica con las várices esofágicas y se proyec- ta tiene un corto recorrido horizontal en el lóbulo hepático
tan en el fundus o ¡a curvatura menor del estómago; y várices derecho antes de dividirse en sus ramas anterior y posterior,
gástricas propiamente dichas, que no tienen continuidad con mientras la rama izquierda cursa verticalmente por delante del
las esofágicas o existen en ausencia de éstas. Algunas clasifi- lóbulo caudado, para luego dirigirse en sentido horizontal y
caciones incluyen la presencia o ausencia de signos rojos en la anterior hacia el receso de Rex. Las ramas de segmentación
superficie de las várices y diferenciaciones morfológicas como intrahepática de la vena porta se diferencian de los vasos
várices enormes, seudotumorales o en racimo de uvas, y várices suprahepáticos, no sólo por su orientación espacial, sino por
más pequeñas, nodulares o que sólo se ven al insuflar el estó- la mayor ecogenicidad de sus paredes y la compañía de ramas
mago. arteriales y conductos biliares, particularmente cerca del hilio.
Si bien es lógico pensar que el mecanismo de ruptura de El remanente de la vena umbilical o ligamento teres puede
las várices gástricas es similar al aceptado para el esófago, no verse sonográficamente en cortes transversales y longitudinales
se ha demostrado una relación tan estrecha entre las caracte- como una estructura hiperecogénica que corre del extremo
rísticas morfológicas de las várices gástricas y la probabilidad anterior de la vena porta izquierda hacia el ombligo. En el
de hemorragia. 30 % de las personas normales, la porción intrahepática de la
Gastropatía asociada a la hipertensión portal El patrón vena umbilical tiene luz con un diámetro interno de hasta 3 mm.
endoscópico de las lesiones mucosas gástricas es el otro ele- De las colaterales de la vena porta, la vena coronaria es la que
mento de valor diagnóstico en el síndrome de hipertensión se ve con mayor frecuencia (hasta en el 60 % de las personas).
portal. Se diferencian: una forma leve, caracterizada por eritema Debido a su recorrido hacia la cara anterior de la vena porta o
mucoso difuso o el llamado aspecto en mosaico, debido a la eventualmente hacia la vena esplénica, los cortes longitudinales
presencia de una trama reticular blanca que rodea zonas u oblicuos son los más adecuados para visualizarla. El diáme-
eritematosas; y una forma grave, con puntos rojos no confluen- tro ecográfico interno de esta vena no debería exceder de los 5
tes (de 1 a 5 mm de diámetro) y microhemorragias. Esta le- mm en condiciones normales.
sión tan particular de la mucosa gástrica se observa por lo ge- La vena esplénica puede observarse en todo su recorrido
neral en asociación con várices esofágicas, aunque sin embar- desde el hilio del bazo hasta su unión con la mesentérica supe-
go un 15 % de los cirróticos tienen patente en mosaico sin rior para formar la vena porta. La porción proximal se estudia
presentar várices. mejor en cortes subcostales o intercostales izquierdos utili-
Endoscopia en el episodio hemorrágico. En los enfermos zando el bazo como ventana acústica. El resto de la vena se
con hipertensión portal, y más aún en aquellos con cirrosis observa en cortes horizontales o ligeramente oblicuos hacia
hepática, la hemorragia digestiva alta puede tener diversos arriba y a la izquierda en el epigastrio. El relleno gástrico con
orígenes: várices esofágicas, várices gástricas, gastropatía agua facilita en algunos casos la visualización de la vena. Las
hipertensiva, gastritis erosiva, úlcera péptica, síndrome de colaterales de la vena esplénica, incluida la vena mesentérica
Mallory-Weiss, etc. La endoscopia intrahemorrágica o inme- inferior, excepcionalmente se identifican por ecografía. Por
diatamente después de la hemorragia es fundamental para es- último, la vena mesentérica superior sigue un recorrido verti-
tablecer el diagnóstico. La sensibilidad del estudio decae signi- cal oblicuo hacia la izquierda, que se continúa con el tronco
ficativamente más allá de las 12a 24 horas del episodio hemo- venoso portal. La unión con la vena esplénica se efectúa por
rrágico. detrás del istmo del páncreas, después de cruzar por delante
El origen de la hemorragia digestiva se atribuye a las várices del gancho pancreático.
en las siguientes circunstancias: a) Hemorragia activa: obser- En condiciones normales el calibre de las venas esplénica
vación del sangrado proveniente de una várice. En el caso par- y mesentérica superior es inferior al del tronco de la vena por-
ticular de las várices gástricas esta comprobación endoscópica ta. De igual modo se comprueba una variación del calibre de
es muy difícil, b) Signos de hemorragia reciente: presencia de estos vasos con los movimientos respiratorios, de tal manera
un coágulo adherido sobre la várice, caso en el cual debe la- que aumentan en la inspiración y disminuyen en la espiración.
varse con un chorro de agua a través del endoscopio y la Ello se atribuye a que el diafragma al descender comprime el
extrusión de la íntima por el desgarro en la várice (signo del hígado y reduce el drenaje venoso suprahepático.
pezón blanco), c) Presencia de várices en ausencia de otras Ecografía Doppler. El desarrollo actual del Doppler pul-
lesiones: el diagnóstico es de certeza cuando hay sangre en el sado permite la evaluación de la señal Doppler y al mismo
estómago y/o la endoscopia se efectúa dentro de las 24 horas. tiempo la imagen en tiempo real del vaso investigado (Dúplex
En conclusión, la esofagogastroduodenoscopia tiene valor Doppler). De tal modo, no sólo se determina la velocidad y
diagnóstico y pronóstico. Confirma la existencia de hiperten- dirección del flujo portal, sino que tomando en consideración
sión portal así como la etiología de la hemorragia digestiva el diámetro del vaso se obtiene el flujo de éste. El haz de

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37. HÍGADO 499

ultrasonido debe tener un ángulo de incidencia respecto de la


vena de 45-60°. El flujo promedio normal de la vena porta es
de 1000 ml/min, y para venas con un calibre de 4 a 10 mm
existe un 10 a 15 % de error en las determinaciones. Con la
ingesta y como respuesta fisiológica, el flujo portal aumenta a
un valor aproximado de 1600 ml/min. La vena porta derecha
recibe los dos tercios del flujo portal y la porta izquierda el
tercio restante. La flujometría Doppler y el agregado del
Doppler color proporcionan información cualitativa (presen-
cía, dirección, características) y cuantitativa (medición de flu-
jo, índice de congestión venosa portal, índice de pulsatilidad
arterial) de los vasos examinados.
Ecografía en la hipertensión portal. En el análisis eco-
gráfico de estos pacientes tienen valor no sólo las modifica-
ciones observadas en los vasos, sino también los cambios es-
tructurales de órganos parenquimatosos como el hígado y el
bazo.
El calibre de las venas porta, esplénica y mesentérica su-
perior, si bien suele aumentaren los enfermos con hipertensión
portal, no puede ser usado como criterio diagnóstico de exclu-
sión. En el 50 % la vena porta no excede los 13 mm de diáme-
Fig. 37-19. Ecografía de la vena coronaria. Corte longitudinal que muestra
tro. Más aún, hay pacientes con grandes esplenomegalias en la vena coronaria de 1 cm de diámetro (1) desembocando en la vena
quienes el calibre de la vena porta es superior a los 2 era sin la esplénica (2). 3, Arteria esplénica; 4, várices en el epiplón gastrohepático.
existencia de colaterales portosistémicas. En los cuadros de H, hígado.
hipertensión portal con esplenomegalia o flujo portal
hepatófugo, la relación de tamaño entre la vena porta y la
esplénica o mesentérica superior suele invertirse, y la vena visualización de las venas suprahepáticas mayores, la
porta adquiere un calibre menor que estas últimas. Más im- hipertrofia asimétrica del hígado, así como la gran hipertrofia
portante que el calibre aislado de los vasos, es la pérdida de la del lóbulo caudado comprimiendo la vena cava y la presencia
variación de calibre con los movimientos respiratorios como de ascitis son muy sugestivas del síndrome de Budd-Chiari.
resultado de la distensión e hipertensión vasculares. Este fe- El calibre de la arteria hepática es otro signo indirecto de
nómeno tiene una sensibilidad diagnóstica del 60 a 70 % en la hepatopatía, pues como resultado de la arterialización progre-
experiencia del autor que lo describiera inicialmente (Bolondi siva del hígado supera el calibre de la arteria esplénica, excep-
L, 1993). to que exista esplenomegalia.
La visualización de colaterales portosistémicas tiene una El aspecto y el tamaño del bazo no tienen mayor sensibili-
sensibilidad del 88 % y es el signo ecográfico más específico dad y especificidad en el diagnóstico de hipertensión portal.
de hipertensión portal. De los sistemas colaterales, el de la Sin embargo, en presencia de una gran esplenomegalia. con
vena coronaria con várices esofagogástricas en el epiplón vasos permeables y el hígado de aspecto normal, debe descar-
mayores el observado más frecuentemente (fig. 37-19). Utili- tarse una hipertensión portal por hiperflujo. En las hiperten-
zando el bazo como ventana acústica, pueden verse dilatacio- siones portales extrahepáticas el aspecto ecográfico del híga-
nes de los vasos cortos y venas gastroepiploicas izquierdas do es normal y los hallazgos más significativos deben buscar-
entre la curvatura mayor gástrica y el hilio esplénico. De un se en los vasos del sistema porta. En la trombosis portal, la
modo similar, pueden detectarse venas tortuosas y dilatadas imagen de la vena porta es reemplazada por numerosas cola-
que corren de la curvatura mayor gástrica y del bazo al hilio terales en el pedículo hepático (transformación cavernomatosa)
renal (colaterales gastrorrenales o esplenorrenales) o para unir- (fig. 37-20), y se observan venas dilatadas del sistema porta
se con venas retroperitoneales que desembocan en la vena cava. accesorio, por ejemplo en la cara hepática de la vesícula biliar
En la pelvis y con relleno vesical se detectan colaterales (Frider B, 1989). En la trombosis esplénica, el proceso puede
tributarias de la vena mesentérica inferior que van a las venas afectar parte o la totalidad de la vena y la ecografía permite
hipogástricas o a la pared abdominal. Alrededor de la vena inferir el sitio de la obstrucción. La esplenomegalia es un ha-
mesentérica superior, especialmente en su origen, se observan llazgo frecuente, y la presencia de una vena coronaria dilatada
venas gastroepiploicas o paraduodenales dilatadas. Por últi- significa que ésta desemboca en la vena esplénica y no en la
mo, la vena umbilical repermeabilizada con un diámetro ma- porta. La falta de visualización ecográfica de la venas espléni-
yor de 3 mm y extendiéndose fuera del hígado es otro sistema ca, porta y mesentérica superior indica una trombosis venosa
colateral, en este caso característico de hipertensión portal extensa del territorio portal, cuyas tributarias mayores son re-
intrahepática. emplazadas por innumerables colaterales portosistémicas.
El aspecto ecográfico del hígado tiene valor para ubicar La flujometría Doppler, y más aún el Doppler color, han
topográficamente el origen de la hipertensión portal. En las aumentado las posibilidades diagnósticas de la ecografía con-
hepatopatías crónicas, como la cirrosis, es dable observar vencional. Entre los aspectos cualitativos del flujo portal brin-
modificaciones del tamaño, irregularidad de la superficie y dados por este estudio, se ha demostrado que el 1,8 % de los
cambios en la ecoestructura, que orientan sobre la naturaleza cirróticos tienen trombosis portal, el 4,4 % trombosis parcial
intrahepática de la lesión. Del mismo modo, la disminución y el 8% flujo hepatófugo (Bolondi L, 1993). Asimismo, el 50
del calibre y la irregularidad de las venas hepáticas es un sig- % de los enfermos con hepatopatía crónica presentan un flujo
no precoz de hepatopatía crónica. La existencia de tumores u suprahepático chato y turbulento, en vez del carácter oscilante
otras lesiones en la confluencia cavosuprahepática, la falta de trifásico normal. El mapeo del abdomen con esta técnica faci-

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500 SECCIÓN VI. ABDOMEN

los pacientes cirróticos y tiene correlación significativa con


los grados de Child.
En la actualidad, las aplicaciones del eco-Doppler van más
allá de los aspectos puramente diagnósticos, como la evalua-
ción del efecto de drogas en el territorio portal, la evaluación
de shunts portosistémicos e investigaciones fisiopatológicas
como la regulación hormonal de la hiperemia esplácnica.
Angiografía. La opacificación radiológica directa (esple-
noportografía, portografía transhepática) o indirecta (espleno-
portografía o mesentericoportografía de retorno) del árbol
portal fue hasta hace pocos años el procedimiento diagnósti-
co más utilizado para investigar la anatomía de este sistema
venoso. Con la incorporación de métodos no invasivos, como
la ecografía, son muy seleccionados los enfermos que deben
someterse a ese estudio.
La esplenoportografía es el procedimiento más antiguo y
consiste en la punción percutánea del bazo y la inyección de
un bolo de material de contraste. De este modo se obtiene la
opacificación del eje esplenoportal y al mismo tiempo la pre-
sión de la pulpa esplénica. En la actualidad el estudio se ha
prácticamente abandonado por el riesgo de lesión del bazo. La
portografía transhepática nunca se utilizó en la evaluación ini-
cial de enfermos con hipertensión portal, sino como parte de
otros estudios diagnósticos (registros de presión) o terapéuti-
cos (embolización transhepática de várices).
La arteriografía selectiva del tronco celíaco y la mesenterica
superior, en la fase de retorno venoso, permite una visualización
indirecta del sistema venoso portal sin los riesgos de la pun-
ción parenquimatosa. El valor diagnóstico del estudio radica
en la confirmación de la existencia de hipertensión portal, al
demostrar colaterales portosistémicas y su topografía, así como
en la evaluación de la indemnidad del eje venoso portal y el
descarte de las causas extrahepáticas de este síndrome (figura
37-21). En ocasiones, la fuga de sangre portal a través de cola-
terales da una falsa imagen de trombosis venosa por falta de
relleno vascular. La ecografía Doppler es más específica en
estos casos. La anatomía precisa de las venas esplénica,
mesenterica y porta es fundamental para la estrategia quirúr-
gica cuando se proyecta realizar un shunt portosistémico. El
Fig. 37-20. Ecografía de una trombosis portal. El corte sobre el eje estudio debe completarse con una cavografía o cavosupra-
longitudinal del pedículo hepático muestra la vena porta proximal a la obs- hepaticografía. La observación de una compresión retrohe-
trucción (/) y su reemplazo disral por numerosos vasos colaterales (2). ti, pática de la vena cava y derivaciones cavocavas (por ejemplo:
hígado. colaterales renoácigos) es un indicio de hipertensión cava aso-
ciada. La evaluación del flujo portal y su dirección mediante
esta técnica es sólo cualitativa (visualización de la vena porta
lita también la identificación de la circulación colateral. De y sus ramas de bifurcación). Para ello el disparo del material
los parámetros cuantitativos, una velocidad del flujo en la vena de contraste debe hacerse selectivamente en la arteria esplénica
porta de 16 cm/seg diferencia a los individuos normales de o en la mesenterica superior, pues si se efectúa en el tronco
cirróticos con un 88 % de sensibilidad y 97 % de especificidad. celíaco. la vena porta podría llenarse por flujo hepatófugo pro-
La velocidad del flujo disminuye en proporción con el dete- veniente de la arteria hepática.
rioro de la función hepática según los grados de Child. Los Las imágenes del tiempo arterial esplácnico tienen valor
pacientes con flujo hepatópeto tienen más probabilidades de como signo indirecto de hepatopatía (hipertrofia de la arteria
sangrar por várices que aquellos con flujo hepatófugo. Otro hepática, distorsión, irregularidades en el calibre y aspecto
índice cuantitativo, el índice de congestión portal (relación espiralado de las ramas arteriales intrahepáticas en los enfer-
entre la superficie de sección de la vena porta y la velocidad mos con cirrosis) y pueden revelar la existencia de una fístula
del flujo en dicho punto), mantiene una correlación significa- arterioportal.
tiva con las presiones medidas por cateterismo suprahepático, Como conclusión, la angiografía debe utilizarse como es-
parámetros clínicos (grados de Child) y endoscópicos (tama- tudio preoperatorio en los enfermos en quienes se va a efec-
ño y aspecto de las várices). Este parámetro mejora la predic- tuar una derivación portosistémica y en aquellos en que la
ción del sangrado precoz por estudios endoscópicos. Por últi- ecografía Doppler es insatisfactoria.
mo. el índice de resistencia o pulsatilidad en la arteria Medida del gradiente de presión portohepático. El regis-
mesenterica superior (diferencia entre la velocidad de flujo tro de la presión portal se ha obtenido por diversas técnicas,
sistólico-diastólico/velocidad de flujo promedio), como me- directas e indirectas, todas ellas invasivas (figura 37-22). Las
dida indirecta de la vasodilatación arterial, está reducido en mediciones directas requieren de la colocación de un catéter o

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37 HÍGADO 501

Fig. 37-21. Esplenoportografía de retorno en un paciente


con cirrosis hepática e hipertensión portal. Se observa
esplenomegalia (B), vena esplénica (E) y porta (P)
permeables, así como várices (V) dependientes de la
vena coronaria estomáquica y vasos cortos.

Fig. 37-22. Técnicas para medir la presión en


el sistema portal, 1. Cateterización transyu
guiar de las venas suprahepáticas y vena por-
ta; 2. punción percutánea de la vena porta; 3
cateterización de una vena mesentérica por
laparotomía; 4, cateterización de las venas
suprahepáticas con una sonda/balón por pun-
ción femoral; 5, punción esplénica; 6, pun-
ción de una varice por endoscopia

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502 SECCIÓN VI. ABDOMEN

una aguja en la vena porta o alguna de sus ramas. La ausencia presión portal debe formar parte de la valoración preoperatoria
de válvulas en el territorio portal favorece que la presión re- (medición de gradiente portocava) y en el segundo es la mejor
gistrada sea prácticamente la misma en todo el sistema. Para forma de evaluar la eficacia de las drogas. De todos modos,
ello se practica la punción percutánea de una rama intrahepática frente a un enfermo con sospecha de hipertensión portal que
de la vena porta o la cateterización intraoperatoria de una de no pueda confirmarse con la ecografía y la endoscopia, el re-
sus venas tributarias. De igual modo, la presión en la pulpa gistro de la presión portal es definitivo en este sentido.
esplénica obtenida por punción del bazo es equivalente a la Biopsia hepática. En los enfermos con hipertensión portal
presión portal. La medición indirecta se obtiene por el la biopsia hepática tiene indicación para descartar o tipificar
cateterismo de las venas suprahepáticas y el registro de la pre- una hepatopatía subyacente. En consecuencia, y por ser un
sión enclavada o "wedge" suprahepática (WHVP). procedimiento invasivo, debe realizarse cuando se presume
Cateterismo de la venas suprahepáticas y registro de la un bloqueo venoso intrahepático por los métodos diagnósti-
presión portal. Es la técnica más difundida en la práctica clí- cos no invasivos. La biopsia del hígado se efectúa siempre en
nica. La progresión de un catéter en las venas suprahepáticas condiciones electivas y no de urgencia. Para ello se utiliza la
hasta su detención (posición de enclavamiento) crea una co- punción percutánea transhepática o la biopsia transyugular. Esta
lumna líquida estática por delante que transmite la presión del última tiene particular indicación en los enfermos con
sinusoide y es un fiel reflejo de la presión portal. De esta ma- coagulopatía.
nera se registra el WHVP. El retiro parcial del catéter, de modo Otros estudios. La aplicación de otras modalidades diag-
que su extremo quede flotando en una vena suprahepática, o nósticas, como la tomografía computada, la resonancia nuclear
bien en el caso de haber usado un catéter balón, desinflando magnética, los estudios radioisotópicos, la ecoendoscopia, la
este último, se registra la presión suprahepática libre (FHVP). medición de la presión intravaricosa y la flujometría de la vena
La diferencia entre ambas o gradiente portohepático (GPH) es ácigos, escapan a la práctica clínica habitual o bien forman
el gradiente de presión que permite el flujo de la sangre portal parte de estudios de investigación. La tomografía computada
a través del hígado, y en condiciones normales oscila entre 4 y describe bien la anatomía vascular y la circulación colateral,
5 mmHg. pero aporta menos información que la ecografía. La resonan-
En la mayoría de los trabajos clínicos, cuando se habla de cia nuclear magnética es igualmente útil desde el punto de
presión portal, se menciona el valor del GPH, también llama- vista morfológico y brinda además la posibilidad de medir la
do presión suprahepática corregida. Es la presión de enclava- dirección, velocidad y volumen del flujo vascular. La centello-
miento suprahepático en relación con un valor 0 interno que grafía radioisotópica mediante diversos productos adminis-
es la FHVP. La ventaja de usar un valor de referencia o nivel 0 trados por boca, cápsulas entéricas o por el recto, detecta y
interno y no externo radica en eliminar las causas ajenas y cuantifica el shunt portosistémico. En la actualidad se aplica
variables que pueden modificar la presión portal, como la su- sólo en protocolos de investigación. La ecoendoscopia provee
ficiencia ventricular derecha, el aumento de la presión abdo- información sobre la circulación colateral periesofágica y la
minal por ascitis, etcétera. vena ácigos. El agregado de una sonda Doppler permite asi-
En los bloqueos postsinusoidales intrahepáticos se eleva mismo medir el flujo en esta vena. Es un estudio valioso para
la WHVP, y la FHVP es normal, de manera que aumenta el diferenciar várices del fundus gástrico de los pliegues del es-
GPH. Cuando el bloqueo postsinusoidal es extrahepático (al- tómago, aunque tiene menos sensibilidad que la endoscopia
gunas formas de síndrome de Budd-Chiari) resulta imposible habitual para las várices esofágicas. La medición de la presión
registrar la presión portal mediante esta técnica. En los blo- en las várices esofágicas ha sido relacionada con otros paráme-
queos presinusoidales, intrahepáticos o extrahepáticos, las pre- tros predictivos de hemorragia en enfermos con hipertensión
siones suprahepáticas son normales. En determinadas hepato- portal; sin embargo, hasta el momento las conclusiones no son
patías, como las cirrosis de tipo viral, existen componentes definitivas. El flujo en la vena ácigos, medido por el método
presinusoidales y postsinusoidales de obstrucción al flujo por- de termodilución, permite una determinación cuantitativa del
tal. En estos casos, la WHVP subestima la verdadera presión flujo colateral gastroesofágico. Su principal utilidad radica en
portal como resultado de los factores obstructivos presinu- la evaluación del efecto que producen diversas drogas en es-
soidales. La medición del GPH mediante la punción percutánea tos vasos.
de la vena porta y una rama venosa hepática salva esta dificul- Historia natural de la hemorragia por várices eso-
tad. fágicas. El conocimiento de la historia natural de este fenó-
Si bien se considera que existe hipertensión portal cuando meno es un parámetro de referencia indispensable para eva-
el GPH se eleva por encima de los valores normales, el desa- luar los resultados de cualquier tratamiento. Los datos que hoy
rrollo de circulación colateral y la aparición de complicacio- conocemos surgen del seguimiento longitudinal de pacientes
nes vinculadas con ésta se observan cuando el GPH es igual o con várices demostradas en estudios retrospectivos, así como
superior a 12 mmHg. de estudios prospectivos donde se han evaluado los enfermos
Las indicaciones para registrar la presión portal en la prác- testigo de estudios clinicoterapéuticos controlados (Cales P,
tica clínica son controvertidas. En el paciente no complicado 1988).
es un estudio probablemente innecesario fuera de protocolos La prevalencia de várices esofágicas en un enfermo cirróti-
clínicos de investigación. No obstante, algunos autores consi- co es del 60 %. La probabilidad de desarrollar várices aumen-
deran que el GPH, al igual que otros parámetros, como el gra- ta en función del tiempo, aunque ésta no es una relación li-
do de Child o la flujometría Doppler, puede mejorar el valor neal. Si bien la cirrosis hepática suele preceder a la aparición
predictivo de hemorragia que tiene la endoscopia. En el enfer- de várices, hay hepatopatías en evolución precirrótica que
mo con una complicación aguda como la hemorragia por pueden desarrollar várices (cirrosis biliar primaria, hepatitis
várices, o bien en período electivo una vez superada la com- crónica, etc.).
plicación, el estudio resulta necesario antes de efectuar una La hemorragia por ruptura de várices esofágicas es la más
derivación portosistémica y cuando se indican nuevos trata- grave de todas las hemorragias digestivas altas. El riesgo de
mientos farmacológicos, En el primer caso, el registro de la muerte es inminente, tanto es así que el 25 % de los enfermos

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37. HÍGADO 503

fallecen antes que se diagnostique la hemorragia y un 40 % a sangrar; y b) que el tratamiento resulte efectivo e inocuo.
antes del estudio endoscópico. La prevalencia de hemorragia De los factores de riesgo para la primera hemorragia, el
por várices en la evolución de una cirrosis es del 32 % y en 1 aspecto endoscópico de las várices (tamaño y presencia de sig-
de cada 10 enfermos éste es el síntoma de comienzo. No obs- nos rojos) es el más importante y aceptado umversalmente. El
tante, la frecuencia de hemorragia digestiva en pacientes con control debe efectuarse como mínimo una vez al año. El valor
várices demostradas es del 50 % en estudios retrospectivos. de agregar otros parámetros clínicos, como los grados de Child
Se estima que del 20 al 30 % de los enfermos cirróticos con y hemodinámicos como el GPH, la presión varicosa o la flujo-
várices esofágicas sufrirán el primer episodio de hemorragia metría Doppler, necesita ser confirmado en el futuro. Se acep-
dentro de los dos primeros años del diagnóstico clínico de hepa- ta que las várices grandes merecen ser tratadas profiláctica-
topatía. Entre aquellos que sobreviven a la hemorragia, existe mente y más aún aquellas que tienen estigmas rojos en su su-
a su vez un 55 % de probabilidad de recidiva hemorrágica al perficie. No hay acuerdo, sin embargo, en iniciar un tratamiento
año y del 70 % a los dos años. profiláctico en várices pequeñas.
Desde el punto de vista clínico es necesario diferenciar el Tratamiento farmacológico. Es difícil encontrar un trata-
primer episodio de hemorragia de los siguientes. Si bien am- miento que sea efectivo y absolutamente inocuo. No obstante,
bos fenómenos ocurren en la misma población de enfermos, de todas las posibilidades terapéuticas que se han ensayado en
se observan en momentos evolutivos diferentes de la historia la hipertensión portal, el tratamiento farmacológico es el que
natural y a menudo bajo regímenes terapéuticos distintos. La mejor se adapta a esta premisa. Las drogas más utilizadas han
primera hemorragia por ruptura de várices esofágicas es pro- sido los bloqueantes (B-adrenérgicos no selectivos.
porcionalmcnte la más grave, con una mortalidad promedio Bloqueantes B-adrenérgicos no selectivos (propranolol).
del 37 % de los casos. Su importancia en relación con los otros El propranolol es un bloqueante no selectivo que actúa sobre
episodios hemorrágicos queda reflejada en que el 64 % de los el sistema venoso portal a través de dos mecanismos: bloqueo
enfermos que mueren por ruptura de várices esofágicas lo ha- de receptores adrenérgicos (51 a nivel cardíaco y bloqueo de
cen en ei primer episodio. La recidiva hemorrágica tiene una receptores adrenérgicos vasodilatadores p2 a nivel esplácnico.
mortalidad menor, que oscila en el 31 %. Esta es una pobla- El bloqueo B1 reduce la frecuencia cardíaca y el volumen mi-
ción seleccionada de enfermos pues han sobrevivido a hemo- nuto en un 25% y el bloqueo B2 determina una vasoconstricción
rragias anteriores. arteriolar esplácnica. Ambos fenómenos producen una dismi-
Cuando se analiza la expectativa de vida de los enfermos nución del influjo arterial en el territorio portal con reducción
que han sangrado por várices resulta evidente la importancia del flujo y la presión en la vena porta (fig. 37-23). La partici-
del estado funcional hepático. De ahí que una precisa descrip- pación del bloqueo de receptores P-adrenérgicos tanto a nivel
ción de la historia natural de la hemorragia por várices requie- central como periférico por efecto del propranolol queda de-
ra tres curvas de sobrevida, una por cada estadio de Child. Es mostrada por una mayor reducción del flujo portal que la ge-
así como la mortalidad dentro del primer mes se estima en nerada por la caída del volumen minuto cardíaco. Del mismo
menos del 10 % para los enfermos en estadio A de Child y en modo, la reducción de la presión portal es menor si se em-
más del 40 % para los clasificados como estadio C. El 85 % de plean B-bloqueantes cardioselectivos (atenolol, metoprolol).
los enfermos del grupo A que sobreviven el primer mes des- La acción del propranolol, administrado por vía oral en
pués de la hemorragia vivirán al año, y sólo el 65 % de aque- una dosis promedio de 160 o 200 mg/día, reduce un 34 % el
llos en estadio C. Estos datos sugieren que el principal éxito flujo portal, 10-30 % la presión portal (GPH) y 31-35 % el
terapéutico debe lograrse en el tratamiento inicial, ya que es flujo medido en la vena ácigos. Sin embargo, el flujo hepático
difícil demostrar, en un número limitado de enfermos, que la total se modifica muy poco por el efecto compensador de la
prevención por largo tiempo de la recidiva hemorrágica au- arteria hepática. La mayor reducción del flujo portal en rela-
mente la sobrevida.
En cuanto a la relación entre el tipo de enfermedad hepáti-
ca subyacente y la historia natural de la hemorragia por várices,
no parecería haber grandes diferencias entre los cirróticos al-
Mecanismo de acción
cohólicos y otras variedades de cirrosis. En la esquistosomiasis
y en los bloqueos venosos exlrahepáticos algunos enfermos
desarrollan alteraciones de la función hepatocelular y por lo
tanto deberían clasificarse conforme a los estadios de Child.
El pronóstico de un paciente en estadio A sin hepatopatía
clínicamente detectable es mejor que el de cualquier cirrótico
en mismo estadio.

Tratamiento

En la actualidad el tratamiento de los enfermos con


hipertensión portal y que sangran por várices esofágicas,
< Flujo porta! (34 %)
gástricas o gastropatía, se plantea en tres circunstancias bien < Presión portal (10-30 %)
definidas: antes que se produzca el primer episodio hemorrági- < Flujo coiaterai (31-35%)
co o durante el episodio de sangrado; y en la prevención o = Flujo hepático total
profilaxis de la recidiva hemorrágica.
Fig. 37-23. Mecanismo de acción del propranolol. La acción conjunta del
Profilaxis de la primera hemorragia. Antes de iniciar bloqueo de receptores adrenérgicos B1 y B2 produce una reducción del in-
cualquier tratamiento con criterio profiláctico se deben dar dos flujo arterial en el territorio portal con descenso del flujo portal, presión
condiciones: a) que puedan identificarse los pacientes que van portal y flujo portocotateral, y preservación del flujo hepático total.

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504 SECCIÓN VI. ABDOMEN

ción con la presión portal indica a su vez que el propranolol nitritos en la profilaxis de la primera hemorragia por várices
genera un aumento recíproco en la resistencia portal o porto- es motivo de investigación actual.
colateral. Escleroterapia endoscópica y cirugía. La evaluación es-
Se ha demostrado también que los B-bloqueantes neutrali- tadística de estudios controlados en los que se utilizó la ciru-
zan el efecto de la hiperemia posprandial sobre la presión por- gía (shunt portocava) o la esclerosis endoscópica de las várices
tal. La disminución del ñujo portal basal en pacientes tratados como tratamiento profiláctico desaconseja su aplicación. El
con propranolol permite que en el período posprandial el au- shunt o derivación portocava, si bien reduce la probabilidad
mento fisiológico del flujo, de hasta 100 %-150 %, eleve menos de sangrado, aumenta la mortalidad de los enfermos respecto
la presión portal que en cirróticos controles. Este es un meca- del grupo control. La heterogeneidad de los estudios sobre
nismo importante en la protección de la hemorragia por várices. esclerosis profiláctica impide la obtención de conclusiones
Por último, la reducción del flujo en la circulación colateral definitivas. La mayoría de los autores no aplica la esclerosis
por la acción del propranolol tiene un efecto beneficioso que en forma profiláctica aunque podría tener indicación en enfer-
va más allá de las modificaciones de la presión portal. La mos seleccionados con muy elevado riesgo de hemorragia.
caída del flujo en las várices produce una reducción del radio Tratamientos combinados. No se ha demostrado que el
y calibre de estos vasos, con la consecuente disminución de la agregado de esclerosis endoscópica al tratamiento farmaco-
tensión parietal y riesgo de ruptura espontánea. Este mecanis- lógico mejore los resultados de éste.
mo podría explicar el efecto terapéutico de la droga, a pesar Tratamiento de la hemorragia aguda por várices. El ob-
de su limitada acción sobre la presión portal. jetivo de cualquier tratamiento en estas circunstancias es lo-
La respuesta de la presión portal al propranolol no es uni- grar en primer lugar la hemostasia y, en segundo término, que
forme en todos los enfermos. Algunos responden a bajas do- el paciente supere la etapa aguda y pase a un período electivo.
sis, otros responden parcialmente y su respuesta mejora au- Si 1 de cada 3 enfermos cirróticos fallece como resultado de
mentando la dosis, y un ,20 % a 40 % no responde. Esta falta una hemorragia digestiva, se aprecia la importancia que tiene
de respuesta puede deberse a un aumento reflejo en la resis- su control en el pronóstico de estos casos. Prácticamente to-
tencia venosa colateral, ya que el flujo medido en la vena ácigos dos los recursos terapéuticos se han utilizado en los pacientes
disminuye significativamente en estos enfermos. Se sabe ade- con hemorragia aguda por várices.
más que el bloqueo cardíaco Beta no es sinónimo de bloqueo La evolución de un episodio de hemorragia por várices
esplácnico B, por lo cual existen pacientes con reducción de la esofágicas muestra que en el 50 a 75 % de las oportunidades
frecuencia cardíaca (< 25 %) sin efecto significativo sobre la la hemorragia se detiene espontáneamente, al menos en forma
presión portal. En la actualidad, los parámetros clínicos, transitoria. Ello no le quita gravedad, pues aun habiéndose
bioquímicos, hemodinámicos y otras pruebas, como la infusión detenido, la recidiva hemorrágica temprana es muy frecuente
de isoproterenol o el dosaje plasmático de propranolol, son y en el 60 % se produce dentro de la primera semana. Este
insuficientes para detectar los enfermos que van a responder o riesgo de hemorragia inminente disminuye con el correr del
no a esta medicación. tiempo. Como conclusión, es tan importante detener la hemo-
La experiencia clínica con el uso de B-bloqueantes no se- rragia en el paciente que sangra activamente como efectuar la
lectivos como tratamiento profiláctico en pacientes cirróticos profilaxis de la recidiva hemorrágica precoz. Este debería ser
con hipertensión portal es muy alentadora. El análisis en con- el objetivo y la forma de evaluar los diferentes recursos
junto de varios estudios prospectivos (metaanálisis estadísti- hemostáticos.
co) muestra que la probabilidad de hemorragia se reduce en Medidas de soporte general. Los pacientes con hemorra-
un 45 % en los enfermos tratados, así como en un 50 % las gia por várices esofágicas deben ser hospitalizados en una
muertes por hemorragia (Lebrec D, 1994). El estudio aislado unidad de cuidados intensivos. La participación conjunta de
con mayor inclusión de enfermos y el único efectuado a doble terapistas, hepatólogos, endoscopistas y cirujanos garantiza la
ciego (Conn H, 1991) confirmó el efecto del propranolol en mejor decisión terapéutica en esta compleja situación.
la prevención de la hemorragia (3,9 % de los enfermos trata- En los pacientes cirróticos la reposición de la volemia tie-
dos frente al 21,5 % de los controles) y demostró que una ne algunas características particulares. Se ha comprobado que
reducción del GPH por debajo de 12 mmHg se asociaba con la sobreestimación del volumen de sangre transfundido es causa
disminución del tamaño endoscópico de las várices y aumen- de recidiva hemorrágica, por lo cual se recomienda no superar
to de la sobrevida, tanto en pacientes tratados como en contro- un valor del hematócrito de 30-35 %. Este fenómeno puede
les. explicarse a través de un modelo experimental de hemorragia
Nitrovasodilatadores. Los nitritos orgánicos producen una controlada en hipertensión portal, donde se comprueba que al
reducción de la presión portal a través de los siguientes meca- reponer la volemia y recuperar la presión arterial, la presión
nismos: a) vasoconstricción arteriolar esplácnica refleja a la portal sube muy rápidamente y supera los valores básales pre-
caída de presión arterial y secuestro de volemia en el territo- vios a la hemorragia.
rio venoso, con reducción del flujo portal; b) reducción de la Se debe investigar la presencia de sepsis, particularmente
resistencia vascular intrahepática; c) reducción de la resisten- en los enfermos con insuficiencia hepática. La depresión del
cia venosa portocolateral; y d) combinación variable de los sistema reticuloendotelial hepático en la cirrosis y más aún
mecanismos anteriores. después de una hemorragia es causa de sepsis por traslocación
La administración por vía oral de nitritos de acción pro- bacteriana. Los síntomas no siempre son floridos y hay que
longada. como isosorbida-5-mononitrato o el dinitrato de iso- estar atentos a la presencia de hipoglucemia, encefalopatía,
sorbida. produce reducción del GPH con efectos variables so- aumento de la creatinina, fibrinólisis o coagulación intravascu-
bre el flujo colateral. La comparación del isosorbida-5-mono- lar. No se ha demostrado, sin embargo, que los antibióticos
nitrato con el propranolol en la prevención de la primera he- profilácticos disminuyan esta complicación.
morragia en pacientes cirróticos muestra resultados compara- La hemorragia digestiva es causa de encefalopatía al au-
bles entre ambas drogas. La combinación de B-bloqueantes y mentar el aporte nitrogenado a la flora intestinal. Por ello se

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37. HÍGADO 505

recomienda la administración de enemas para limpiar el colon, la detención de la hemorragia. La posición correcta del balón
antibióticos de acción local en la luz intestinal (por ejemplo, se debe confirmar radiológicamente y es necesario aspirar las
neomicina por vía oral) y lactulosa. La aparición de lesiones secreciones que se acumulan por encima del balón esofágico.
agudas gastroduodenales posthemorrágicas es una complica- En los enfermos con trastornos de la conciencia conviene agre-
ción potencial, sobre la cual conviene efectuar profilaxis con gar una intubación orotraqueal. Por el riesgo de lesión
antiácidos y bloqueantes de la secreción acida. Por último, hay isquémica en las paredes del esófago y estómago, deben des-
que tener particular cuidado con la administración de sedantes inflarse los balones a las 24 horas de su colocación.
y drogas de acción nefrotóxica por el riesgo de encefalopatía e La hemorragia se detiene en el 75-90 % de los casos si el
insuficiencia renal. balón está correctamente colocado. No obstante, la recidiva
Taponamiento gastroesofágico. Este es un procedimiento hemorrágica es muy común, y en promedio, el 50 % de los
exclusivamente hemostático, que consiste en la introducción enfermos sangra nuevamente al desinflar el balón. Ello de-
por vía oral o nasal de una sonda-balón en el estómago y/o muestra que debe considerarse como una medida transitoria y
esófago. Existen tres tipos de sondas-balones (figura 37-24): no definitiva en el tratamiento de la hemorragia por várices.
a) el balón de Linton, que es exclusivamente gástrico, con tres Los estudios que compararon los tres tipos de balones no arro-
conductos para la insuflación del balón y la aspiración por jaron diferencias significativas entre ellos. Se han descripto
separado del estómago y el esófago; b) la sonda de Sengstaken- complicaciones (aspiración de secreciones, ruptura y estenosis
Blakemore con dos balones, gástrico y esofágico, y tres con- esofágica, muerte por asfixia, etc.) que en su mayoría son
ductos para la insuflación de los balones y la aspiración del atribuibles al mal manejo de estas sondas.
estómago; y c) el balón de Sengstaken-Blakemore modificado Drogas vasoactivas. En general se utilizan drogas vaso-
o balón de Minnesota, que difiere del anterior en que tiene constrictoras o una combinación de vasoconstrictores y vaso-
cuatro conductos, pues se le agrega uno para la aspiración del dilatadores.
esófago. La vasopresina es un poderoso vasoconstrictor endógeno
El balón gástrico actúa por presión sobre la unión cardioeso- segregado por la hipófisis, que ha sido ampliamente utilizado
fágica interrumpiendo la circulación submucosa hacia las en la hemorragia digestiva por várices. Tiene una acción pre-
várices del esófago, o bien comprimiendo directamente las ferente en la piel, músculo esquelético y circulación esplácnica.
várices gástricas. El balón esofágico al insuflarse comprime Produce una marcada vasoconstricción en las arterias mesen-
radialmente las várices en la pared del esófago. En nuestro téricas y esplénica sin afectar la arteria hepática. El influjo
país el modelo más utilizado es el balón de Sengstaken- arterial en el territorio portal se reduce y como resultado se
Blakemore. Para su colocación, una vez que la sonda ha llega- constata una caída tanto del flujo como de la presión portal
do al estómago, se inflaprimero el balón gástrico con 100-150 (WHVP y GPH). La reducción de la presión es proporcional-
mi y se tracciona hasta fijarlo en el cardias. Luego se insufla mente menor que la del flujo, lo cual sugiere que esta droga
el balón esofágico a 35-45 mm Hg, con lo que se logra cohibir aumenta la resistencia venosa portal. Se reduce asimismo el
el sangrado, se pinzan los conductos que van a los balones y flujo en las colaterales gastroesofágicas, estimado por la
se fija suavemente la sonda a la nariz del paciente, sin colocar flujometría de la vena ácigos.
tracción. El lavado periódico del contenido gástrico corrobora La vasopresina ha sido administrada en bolo (20 U en 20

Fig. 37-24. Sondas-balón para taponamiento gastroesofágico. A, Balón de Sengstaken-Blakemore; B, balón de Linton-Nachlas: C, balón de Minnesota.

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506 SECCIÓN VI. ABDOMEN

minutos endovenosa) o por goteo endovenoso continuo (0,2- lo indica, consiste en la obliteración de las várices submucosas
0,8 U/minuto hasta controlar la hemorragia por 12-24 horas). del esófago o estómago mediante la inyección de sustancias
La administración intraarterial no ofrece ventajas y aumenta esclerosantes. En un principio se utilizaron endoscopios rígi-
el riesgo de complicaciones. Los resultados clínicos de la droga dos y anestesia general; actualmente, la mayoría de los cen-
en estudios prospectivos randomizados muestran una efecti- tros emplea endoscopios flexibles de fibra óptica y reemplaza
vidad promedio para detener la hemorragia del 65 % (rango: la anestesia general por una sedación del paciente.
54 % -93 %) respecto de los controles. No modifica, sin em- Existen dos técnicas básicas de esclerosis: la inyección
bargo, la mortalidad final del episodio hemorrágico (53 % con intravaricosa y la inyección paravaricosa. La inyección den-
vasopresina y 57 % en controles). El efecto de la vasopresina tro de las várices las oblitera por un mecanismo de trombosis
es temporario y fácilmente reversible, pues al suspender la y obstrucción vascular. La inyección paravaricosa o submucosa
infusión la hemorragia recidiva en el 50 % de los enfermos. junto a la várice controla inicialmente la hemorragia por edema
La acción beneficiosa de la vasopresina en el territorio e hinchazón de los tejidos y genera luego un engrosamiento
portal es contrarrestada por sus efectos a nivel miocárdico y de la capa submucosa que protege de la recidiva hemorrágica.
en la circulación sistémica. Altera el rendimiento cardíaco con La técnica intravaricosa es la preferida por la mayoría de los
reducción del volumen minuto y aumento de la presión de fin autores y la que tiene menor índice de complicaciones. Se ha
de diástole ventricular izquierda, como resultado de una dis- demostrado, sin embargo, que muchas inyecciones con inten-
minución del flujo coronario y aumento de la poscarga. Se ción intravaricosa se realizan fuera de la várice y a la inversa.
han descripto arritmias, isquemia miocárdica, hipertensión, Hay autores que combinan ambas técnicas inyectando a mano
accidentes cerebrovasculares, paro cardíaco, isquemia en libre dentro y fuera de las venas. Se han utilizado distintas
miembros e intestino, activación de la fibrinólisis, etc. Aproxi- sustancias esclerosantes (oleato de etanolamina, aetoxiesclerol,
madamente en un 25 % de los enfermos debe suspenderse la tetradecilsulfato de sodio, morruato de sodio, polidocanol, etc.),
medicación por complicaciones asociadas. en diferentes concentraciones, volúmenes y esquemas terapéu-
El agregado de un vasodilatador como la nitroglicerina ticos. En general, la técnica paravaricosa emplea mayor nú-
(sublingual, endovenosa o transdérmica) neutraliza los efec- mero de inyecciones por sesión, con menor volumen y con-
tos sistémicos de la vasopresina y reduce más aún la presión centración del esclerosante que la intravaricosa. Las sesiones
portal (WHVP y GPH) al contrarrestar el aumento de la resis- de esclerosis deben repetirse hasta erradicar las várices y con
tencia venosa. Clínicamente el efecto de esta asociación de intervalos variables, que habitualmente oscilan en una vez por
drogas sobre la hemorragia por várices es superior a la semana.
vasopresina sola y con menos efectos colaterales. Por estas La efectividad de la esclerosis endoscópica en la hemorra-
razones, en la actualidad sólo se recomienda el uso de vaso- gia aguda por várices es superior al 90 % en estudios controla-
presina en asociación con nitroglicerina. dos y no controlados. No obstante, la mayoría de estos resul-
Un derivado sintético de la vasopresina, la triglicil-lisin- tados se logran cuando la esclerosis se efectúa de urgencia,
vasopresina, o glipresina, libera lentamente vasopresina des- una vez detenida la hemorragia en forma espontánea o transi-
pués de ser administrado por vía parenteral. En consecuencia, toriamente por otros medios (balón, sustancias vasopresoras).
su vida media es más larga y no requiere infusión endovenosa El procedimiento intrahemorrágico es técnicamente más difí-
continua (2 mg/4 horas hasta lograr un período libre de hemo- cil y su porcentaje de éxito, menor. La recidiva hemorrágica
rragia de 24-48 horas). La acción hemodinámica es similar a postesclerosis oscila como promedio en un 30 % hasta la des-
la observada con la vasopresina pero tiene menos efectos co- aparición de las várices (30-40 días). Se han descripto compli-
laterales. Su efectividad para detener la hemorragia es supe- caciones del método, como fiebre, dolor retroesternal, derra-
rior a la de la vasopresina aunque sin diferencias significati- me pleural, disfagia transitoria, trombosis portal, estenosis y
vas. La glipresina es la única droga que ha reducido la morta- perforación del esófago, úlceras mucosas con hemorragia, etc.
lidad de la hemorragia por várices en estudios controlados. En su mayoría son complicaciones leves y se observan en el
La somatostatina es una droga de acción vasoconstrictora 30-40 % de los enfermos. La aparición de escaras en el sitio
esplácnica selectiva, que produce una moderada reducción en de inyección del esclerosante y la hemorragia por úlceras
la presión portal (WHVP) y un efecto marcado en la circula- mucosas predominan en la técnica paravaricosa. Hay mortali-
ción colateral. A igual reducción en el GPH, el flujo medido dad atribuible directamente a la escleroterapia y oscila en 1 a
en la vena ácigos disminuye en mayor proporción que con la 2%.
vasopresina. Su mecanismo de acción parece vinculado a la Los resultados de la esclerosis endoscópica en várices
inhibición de péptidos vasodilatadores del tipo del glucagón. gástricas, especialmente fúndicas, son muy inferiores a los
Como no actúa sobre la circulación sistémica carece de los registrados en el esófago, con una elevada tasa de recidiva
efectos colaterales de la vasopresina o glipresina. Su efectivi- hemorrágica. Experiencias recientes con el empleo de trombina
dad para detener la hemorragia oscila entre el 50 % y el 100 % o de adhesivos tisulares (Histoacryl y Bucrylato), que se en-
de los casos. La inyección endovenosa en bolos repetidos (250 durecen muy rápido al entrar en contacto con la sangre o el
ug) parecería más eficaz que la administración continua, aun- agua, muestran un efecto hemostático sobre las várices gástricas
que suele combinarse un bolo inicial seguido de infusión con- superior al de los esclerosantes comunes.
tinua durante 2 a 5 días. Sobre el análogo sintético de la La diferencia más importante entre la escleroterapia
somatostatina. el octreótido, con una vida media más larga (1 endoscópica y los otros procedimientos hemostáticos comen-
a 2 horas; que la de aquélla (1 a 2 minutos), hay resultados tados con anterioridad es que con aquélla se inicia el trata-
contradictorios en la bibliografía como para asegurar que sea miento definitivo de las várices esofágicas.
similar a la somatostatina. Ligadura endoscópica de las várices. Es la terapéutica
Escleroterapia endoscópica de las várices. Es un viejo re- endoscópica más nueva en esta materia. De un modo similar a
curso terapéutico, descripto en la década del 30, que en la ac- la ligadura de hemorroides internas con pequeñas bandas elás-
tualidad se ha convertido en el procedimiento más difundido ticas, se ha desarrollado la técnica para las várices esofágicas
para el control de la hemorragia por várices. Como su nombre utilizando un endoscopio. Resultados preliminares comparan-

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37. HÍGADO 507

do la ligadura de las várices con la esclerosis convencional zación esofagogástrica (20-50 %). Son contraindicaciones ab-
muestran un control de la hemorragia activa similar para am- solutas de la cirugía la insuficiencia cardíaca, respiratoria o
bos métodos (82-89 % con ligadura y 77-89 % con esclerosis) renal y la presencia de sepsis o de una coagulopatía que no
(Williams S, 1996). Sin embargo, el procedimiento es más difi- pueda corregirse con tratamiento médico.
cultoso que la esclerosis, demanda más tiempo y el campo TIPS (shunt portosistémico intrahepático transyugular).
visual se reduce en un 30 % con el dispositivo endoscópico La versión más moderna de un shunt portosistémico es la con-
montado. Estas son limitaciones respecto de la esclerosis, es- fección mediante técnicas de radiología intervencionista de una
pecialmente en pacientes inestables y con hemorragias copio- anastomosis entre la vena suprahepática derecha y la vena porta
sas. por medio de una prótesis o stent (fig. 37-25). De este modo, y
Tratamiento quirúrgico de urgencia. La cirugía es el últi- sin necesidad de una laparotomía, se crea una derivación
mo recurso para controlar la hemorragia por várices en enfer- portosistémica hemodinámicamente comparable con la anasto-
mos con hipertensión portal. El progresivo desarrollo y entre- mosis portocava laterolateral. El diámetro del shunt se calibra
namiento en alternativas no quirúrgicas, como el manejo en la medida necesaria para que descienda la presión portal y
farmacológico y la esclerosis endoscópica, ha reducido en gran se comporte como una derivación portocava parcial, preser-
medida las indicaciones de cirugía de urgencia en estas cir- vando la perfusión portal del hígado.
cunstancias. Sin embargo, en un 10 a 20 % de casos la hemo- La indicación para colocar un TIPS en la hemorragia agu-
rragia persiste o recidiva tempranamente poniendo en serio da por várices es el fracaso del tratamiento médico y endoscópi-
peligro la vida. Es en este grupo de enfermos donde la cirugía co. La mortalidad del procedimiento en la urgencia oscila en-
tiene lugar. tre el 25 % y 70 %, con una tasa de recidiva hemorrágica del
Resulta fundamental reconocer el fracaso de un procedi- 16 % al 40 % (Bosch J, 1996).
miento hemostático para optar en un período todavía oportu- Algoritmo de decisiones en una hemorragia aguda por
no por otro tratamiento. Lamentablemente, no existe consen- várices. Los trabajos que compararon prospectivamente los
so sobre el particular y cada centro debería definir los criterios distintos procedimientos hemostáticos en várices sangrantes
de fracaso para las distintas opciones terapéuticas. Como la no arrojaron diferencias muy significativas entre ellos. Las
cirugía es sin lugar a dudas un procedimiento muy invasivo, drogas (vasopresina más nitroglicerina, glipresina, somatos-
suele retardarse la indicación operatoria, y esta actitud atenta tatina) tienen un efecto similar al taponamiento gastroesofágico
contra el éxito final. La persistencia de la hemorragia digesti- y las complicaciones con la glipresina y la somatostatina son
va en un paciente cirrótico deteriora rápidamente su función menores que con la vasopresina. La esclerosis tiene asimismo
hepatocelular, y el enfermo que ingresa con un estadio A de una eficacia similar al taponamiento en las etapas iniciales,
Child puede ser operado días después en franca insuficiencia pero la continuidad de la terapia esclerosante disminuye el
hepática. porcentaje de recidiva hemorrágica. No existen mayores dife-
Existen así tres momentos u oportunidades distintas en las rencias a su vez entre la esclerosis y las drogas, pues la soma-
que se indica la cirugía de urgencia: 1) como procedimiento tostatina ha mostrado similares resultados hemostáticos y en
sistemático luego de la reanimación inicial; 2) como procedi- la prevención de la recidiva hemorrágica temprana (dentro de
miento de rescate ante el fracaso inicial del tratamiento médi-
co; y 3) como último y desesperado recurso. La primera de las
opciones prácticamente desestima el tratamiento médico y son
muy pocos los autores que la propician. La segunda opción es
la aceptada por la mayoría, y la tercera opción debería aban-
donarse, pues representa un manejo inadecuado del paciente.
Si bien se han utilizado una gran variedad de procedimien-
tos quirúrgicos en la urgencia, por las características de estos
enfermos conviene elegir una técnica rápida y efectiva para
detener la hemorragia. De las operaciones de derivación
portosistémica (véase más adelante), los shunts totales son los
que mejor se adaptan a estas circunstancias (derivación
portocava). Si las condiciones del paciente lo permiten pue-
den intentarse operaciones con menos secuelas funcionales
(derivación selectiva o derivación parcial). Entre las técnicas
de abordaje directo a las várices, la transección del esófago
(corte y sutura terminoterminal) es una de las más populares y
en la actualidad puede efectuarse rápidamente mediante sutura
automática. Si el enfermo tiene contraindicaciones para un
shunt portosistémico (véase Tratamiento quirúrgico electivo),
la transección del esófago puede combinarse con alguna téc-
nica de desvascularización esofagogástrica. La mortalidad de
la cirugía de urgencia es muy superior a la observada en ciru-
gía electiva, y oscila entre el 20 y el 80 % de los casos. En
pacientes en estadio A o B de Child puede optarse por una
cirugía de derivación portosistémica o de desvascularización.
En aquellos en estadio C es preferible la transección esofágica.
La recidiva hemorrágica postoperatoria es muy inferior con
Fig. 37-25. Shunt portosistémico intrahepático transyugular (TIPS). VSH:
las derivaciones portosistémicas (10-20 %) que con la transec- vena suprahepática derecha. VP: vena porta. VE: vena esplénica. VMS:
ción del esófago u operaciones más extensas de desvasculari- vena mesentéríca superior.

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508 SECCIÓN VI. ABDOMEN

los 5 primeros días). La comparación de las drogas entre sí dos de propranolol (20-800 mg/día), propranolol de acción
muestra que la glipresina es similar a la vasopresina más ni- prolongada (160 mg/día) y nadolol (40 mg/día) contra un
troglicerina y a la somatostatina. La ausencia de complicacio- placebo. La mayoría de los pacientes fueron cirróticos alco-
nes demostradas con la administración de somatostatina la hólicos y el 75 % de ellos de clase A o B de Child. El análisis
convierte sin embargo en la droga de elección. La combina- en conjunto de estos estudios (metaanálisis estadístico) de-
ción de tratamientos también es posible. El empleo inicial de muestra que los bloqueantes disminuyen en forma significati-
drogas o balón hasta detener la hemorragia, aunque sea transi- va la probabilidad de recidiva hemorrágica (aproximadamen-
toriamente y recién entonces efectuar la esclerosis, es una te en un 40 %) a los dos años, sin diferencias en la mortalidad
forma de mejorar los resultados de esta última. (007) global. Un metaanálisis reciente menciona, sin embargo, un
Ante el fracaso del tratamiento médico y endoscópico que- aumento en la sobrevida a los dos años respecto del grupo
dan como opciones la cirugía de urgencia o la colocación de control (67 % control y 74 % B-bloqueantes) (Bernard B, 1994).
un TIPS. El grado de suficiencia hepatocelular inclinará la Entre los factores asociados con la recidiva hemorrágica
balanza en favor de una derivación portosistemica, la en pacientes cirróticos en tratamiento con B-bloqueantes se
transección del esófago o la colocación de un TIPS. Final- mencionan: a) historia previa de hemorragia; b) la falta de aca-
mente, no debemos olvidar que la elección del tratamiento tamiento estricto a la medicación; c) ausencia de reducción
depende de las posibilidades y experiencia de cada centro. Este persistente de la frecuencia cardíaca; d) consumo continuado
es un aspecto crucial en la decisión, ya que la mejor opción en de alcohol; y e) aparición de carcinoma hepatocelular. Una
manos inexpertas es sinónimo de fracaso. En el algoritmo de observación muy interesante en este sentido, aunque requiere
la figura 37-26 se muestra la evolución de una hemorragia agu- otras confirmaciones, es la reducción de la presión portal eva-
da por várices esofágicas y las opciones terapéuticas. luada a los pocos meses de iniciado el tratamiento
Profilaxis de la recidiva hemorrágica. La historia natu- farmacológico. J. Bosch y col. (Mastai R, 1993) han demos-
ral de los enfermos que han sangrado por várices demuestra trado que los enfermos con una reducción del GPH mayor del
que el 70 % de ellos vuelven a sangrar dentro de los dos pri- 20 % a los tres meses de tratamiento tenían un 10 % de proba-
meros años. En consecuencia nadie discute en la actualidad la bilidad de sangrar a los dos años, en tanto que con reduccio-
necesidad de un tratamiento profiláctico de la recidiva he- nes menores de la presión portal entrañaban un riesgo de
morrágica. Existen tres opciones bien definidas, aunque la resangrado del 50 %.
combinación entre sí es también posible: a) tratamiento far- Combinación de drogas. La combinación de p-bloqueantes
macológico; b) tratamiento endoscópico; y c) tratamiento qui- con otras drogas capaces de reducir la presión portal parece
rúrgico. tener un efecto terapéutico beneficioso. La asociación de
a) Tratamiento farmacológico. Bloqueantes B-adrenér- propranolol con nitrovasodilatadores de acción prolongada por
gicos. El propranolol, que es un P-bloqueante no selectivo y vía oral, como la isosorbida-5-mononitrato o el dinitrato de
cuyo mecanismo de acción describiéramos a propósito del tra- isosorbida, logra una mayor reducción de la presión portal y
tamiento profi láctico de la primera hemorragia, ha sido la dro- una tasa menor de resangrado. Asimismo, diversas investiga-
ga más utilizada. Se publicaron numerosos estudios controla- ciones clínicas y experimentales muestran que el tratamiento
combinado de propranolol con bloqueantes serotoninérgicos
(ketanserina, ritanserina), agonista B2-adrenérgicos (clonidina)
o diuréticos (espironolactona) se sigue de mayor reducción de
la presión portal y del flujo colateral que con cada droga por
separado (Lebrec D, 1994). No obstante, la efectividad de
estos tratamientos combinados para reducir la tasa de recidiva
hemorrágica y aumentar la sobrevida debe confirmarse en fu-
turos estudios (Ferayorni L, 1996).
b) Tratamiento endoscópico. Escleroterapia endoscópico
prolongada. La esclerosis endoscópica de las várices esofágicas
es el tratamiento más difundido en la actualidad como profilaxis
secundaria o profilaxis de la recidiva hemorrágica. Con fre-
cuencia la terapia comienza durante el diagnóstico endoscópico
inicial, intrahemorrágico o posthemorrágico inmediato, o bien
se recurre a aquélla una vez superada la hemorragia con otras
medidas hemostáticas. El objetivo final de la esclerosis es la
erradicación de las várices, para lo cual y conforme con la
preferencia de cada autor se puede utilizar la técnica de inyec-
ción intravaricosa, paravaricosa o una combinación de ambas.
Los estudios controlados con testigos demostraron que la
escleroterapia disminuye significativamente la recidiva hemo-
rrágica en el seguimiento alejado (tasa promedio de 50 %). El
metaanálisis estadístico efectuado por Pagliaro y col. (Pagliaro
L, 1989) corroboró a su vez un aumento de la sobrevida.
La comparación de B-bloqueantes y esclerosis en la pro-
filaxis secundaria arroja resultados similares en cuanto a reci-
Fig. 37-26. Algoritmo en la hemorragia aguda por várices esofágicas. EPS: diva hemorrágica y sobrevida. La asociación de B-bloqueantes
Encefalopatía portosistemica; LAGD: lesiones agudas gastroduodenales; al tratamiento esclerosante no mejora los resultados aislados
Shunt P-S: shunt portosistémico; TIPS: shunt portosistémico intrahepático de la esclerosis en cuanto a recurrencia hemorrágica, tiempo
transyugular. de erradicación de várices, recurrencia de várices posterradica-

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37. HÍGADO 509

ción y sobrevida. Sin embargo, la asociación de esclerosis a da, refractarios al tratamiento endoscópico o farmacológico y
los P-bloqueantes parecería reducir la tasa de recurrencia con hemorragias reiteradas, pueden beneficiarse con el TIPS.
hemorrágica de los B-bloqueantes como tratamiento aislado La comparación de esclerosis endoscópica y TIPS muestra una
(Lebrec D, 1994; Ferayorni L. 1996). tasa menor de hemorragia con el shunt intrahepático, pero un
Ligadura endoscópica de las várices. Esta modalidad te- aumento en la incidencia de encefalopatía (10-30 %). Otro
rapéutica ha ganado gran aceptación por parte de los endosco- inconveniente de esta técnica es el elevado porcentaje de
pistas. Los estudios comparativos entre la esclerosis conven- disfunción del shunt como resultado de la estenosis u oclusión
cional y la ligadura de las várices muestran no sólo una efica- del stent o las venas hepáticas (50 % a los 6-12 meses) (Bosch
cia similar en el control del episodio hemorrágico, sino un J, 1996). Si el enfermo es candidato a un trasplante hepático a
porcentaje menor de recidiva hemorrágica con la ligadura (24- corto plazo, el TIPS puede ser una buena opción terapéutica
36 % vs. 31-53 %) (Williams S, 1996). Esta diferencia, que frente al fracaso de otras técnicas no quirúrgicas.
en algún caso es significativa, puede atribuirse a una erradica- c) Tratamiento quirúrgico. Existen en la actualidad dife-
ción más rápida de las várices y a la formación de úlceras rentes opciones quirúrgicas para el tratamiento definitivo de
mucosas más extensas pero menos profundas con la ligadura un paciente que ha sangrado por várices esofagogástricas: a)
endoscópica que con la esclerosis. También se ha demostrado derivaciones o shunts portosistémicos totales, selectivos y par-
una tasa menor de complicaciones y mayor sobrevida con este ciales; b) operaciones de desvascularización esofagogástricas;
nuevo tratamiento. De este modo, la ligadura endoscópica de y c) trasplante hepático.
las várices esofágicas parece superar a la escleroterapia en la Derivaciones o shunts portosistémicos totales (fig. 37-27).
profilaxis de la recidiva hemorrágica. La combinación de am- La anastomosis del tronco de la vena porta o alguna de sus
bos tratamientos puede mejorar los resultados individuales de ramas principales (vena esplénica y vena mesentérica supe-
cada uno, pero debe confirmarse en el futuro. rior) con el sistema cava inferior (vena cava, venas ilíacas y
TIPS. Las indicaciones del TIPS en la profilaxis secunda- venas renales) produce una descompresión en el territorio portal
ria de la hemorragia por várices no están perfectamente esta- y sus venas colaterales al comunicar un sistema de alta pre-
blecidas. Se acepta que los pacientes con hepatopatía avanza- sión con otro de baja presión. Desde el punto de vista técnico,

Fig. 37-27. Derivaciones totales .A. Shunt portocava laterolateral, B. vhunt portocava terminolateral; C, shunt esplenorrenal central; D, shunt mesenterico-
cava "en H" con prótesis.

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510 SECCIÓN VI. ABDOMEN

la derivación del flujo portal puede realizarse directamente por El resultado clínico de las derivaciones totales para con-
una anastomosis venovenosa o mediante la interposición de trolar la recidiva hemorrágica es excelente, con una tasa de
una prótesis o injerto venoso de gran calibre. De todas estas resangrado promedio del 10 %, y entre 0 % y 4 % con la
derivaciones, la única que interrumpe anatómicamente la vena anastomosis portocava. La recidiva hemorrágica se asocia con
porta es el shunt portocava terminolateral. La característica la disfunción u obstrucción de la anastomosis vascular. La
hemodinámica de los shunts totales es la desviación completa mortalidad operatoria oscila entre el 9 y 10 % y puede ser nula
del flujo portal a la circulación sistémica, creando un estado en enfermos en estadio A de Child. Varios estudios prospectivos
portoprivo en el cual el hígado queda irrigado exclusivamente han demostrado que, a pesar del control de la hemorragia, la
por sangre arterial (figuras 37-28 y 37-29). Muchas veces, si sobrevida alejada en los pacientes operados es similar a la de
la vena porta permanece permeable puede transformarse en grupos testigo. Lo que cambia es la forma de morir: hemorra-
una vía hepatófuga de flujo sanguíneo hepático. gia o bien insuficiencia hepática y encefalopatía portosistémica.

Fig. 37-28. Comportamiento hemodinámico de las derivaciones totales. A, Shunt portocava laterolateral; B, shunt esplenorrenal central. En ambas deriva-
ciones se comprueba la pérdida del flujo portal hepatófugo.

Fig. 37-29. Mesentericoportografía de retorno postoperatoria en una derivación esplenorrenal central. El flujo venoso mesentérico (M) se deriva total-
mente por la vena esplénica (E) a la vena renal izquierda y a la vena cava (C). No se observa relleno de la vena porta. /, Catéter colocado en el ostium de
la arteria mesentérica superior. 2, Catéter colocado en la vena renal izquierda.

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37. HÍGADO 511

La pérdida del flujo portal-hepático como resultado de un shunt endoscópica; y exceptuando un trabajo en el que no se hizo
total es seguramente el factor responsable del deterioro post- desconexión portomesentérico-gastroesplénica, la tasa de
operatorio de la función hepática y de la tasa elevada de encefalopatía fue similar con ambas terapéuticas.
encefalopatía. Por las características del shunt selectivo que no descom-
Derivación selectiva esplenorrenal distal (operación de prime los sinusoides hepáticos está contraindicado en los pa-
Warren) (fig. 37-30). Esta operación fue diseñada para lograr cientes con ascitis rebelde al tratamiento médico. De igual
la descompresión del territorio portal en el territorio eso- modo, no tiene indicación en aquellos pacientes con flujo por-
fagogástrico, manteniendo la hipertensión venosa en el eje tal hepatófugo en el preoperatorio.
mesentérico y la perfusión portal hepática. La desconexión Derivación portosistémica parcial. Se basa en el concepto
venosa entre las áreas gastroesplénica y mesentericoportal es de que una reducción parcial de la presión portal es suficiente
lo que le da selectividad al procedimiento. Su comportamien- para prevenir la recidiva hemorrágica por várices y al mismo
to hemodinámico es diferente del de un shunt total, y la per- tiempo mantener la perfusión portal del hígado. Los estudios
sistencia del flujo hepatópeto se mantiene en todos los enfer- hemodinámicos efectuados por Sarfeh y col. (Rypins E, 1990)
mos en el postoperatorio inmediato. Con el correr del tiempo mostraron que la interposición de una prótesis vascular entre
la progresiva colateralización venosa entre el eje mesenterico- la vena porta y la cava (injerto "en H" de politetrafluoroetileno)
portal hipertenso y el shunt priva del flujo portal a muchos cuyo calibre fuera inferior al 50 % del calibre de la vena porta
enfermos (fig. 37-31). La etiología de la cirrosis tiene que ver (8 mm en promedio) aseguraba este objetivo. La operación se
con este fenómeno, pues en los controles efectuados al año de completa con la ligadura quirúrgica de venas colaterales
la operación el flujo portal sigue siendo hepatópeto en el 80- (umbilical, coronaria, gastroepiploica, mesentérica inferior)
90 % de los pacientes no alcohólicos y sólo en el 20-30 % de para disminuir la fuga de sangre portal. Técnicamente es una
los alcohólicos. Las comparaciones efectuadas entre esta de- operación más simple que el shunt selectivo y con similar ca-
rivación y los shunts totales no muestran diferencias en cuan- pacidad para preservar el flujo portal. Los controles postopera-
to a la mortalidad operatoria, porcentaje de trombosis, recidiva torios demuestran persistencia del flujo portal hepatópeto en
hemorrágica o sobrevida alejada. La tasa de encefalopatía fue el 80 % de los enfermos. En la evaluación clínica, la deriva-
menor con el shunt selectivo en cinco de seis trabajos, aunque ción portocava parcial tiene un porcentaje de oclusión de la
con diferencias estadísticamente significativas en tres de ellos. prótesis del 15 %, con un 16 % de encefalopatía portosistémica.
En la experiencia de los precursores de esta técnica, la sobre- La sobrevida alejada en pacientes alcohólicos con persisten-
vida alejada de los enfermos cirróticos no alcohólicos es su- cia del flujo portal hepatópeto es superior a la de aquellos con
perior a la de los alcohólicos (Henderson J, 1990). flujo hepatófugo.
El shunt selectivo tiene un comportamiento más fisiológi- Operaciones de desvascularización esofagogástrica. Se
co que las derivaciones totales, pues aun en el caso de perder han descripto numerosas técnicas no derivativas para el con-
el flujo portal hepático y con ello la selectividad, el fenómeno trol de la hemorragia por várices esofágicas, tanto en la urgen-
se produce lenta y progresivamente y no en forma abrupta al cia como en situación electiva. Desde la simple ligadura trans-
terminar la operación. El mantenimiento en todos los casos de esofágica de las várices, hasta operaciones extensas de des-
cierto grado de hipertensión venosa mesentérica es otro meca- vascularización esofagogástrica, con o sin esplenectomía y con
nismo protector contra la encefalopatía postoperatoria. La o sin transección del esófago o estómago. En general, los re-
operación de Warren ha sido comparada con la escleroterapia sultados clínicos mostraron una mortalidad operatoria similar

Fig. 37-30. Derivación selectiva esple-


norrenal distal (operación de Warren). Sec-
ción proximal de la vena esplénica y anas-
tomosis termino lateral con la vena renal
izquierda. Desconexión portomesentérica-
gastroesplénica seccionando las venas
coronaria, pilórica y gastroepiploica dere-
cha. Las flechas muestran la preservación
del flujo mesentericoportal y la derivación
transesplénica del flujo venoso del techo
gástrico y esófago inferior.

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512 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Fig. 37-31. A, Shunt esplenorrenal distal en un pacien-


te cirrótico. Cateterismo selectivo de la vena esplénica
(E) que muestra el shunt permeable, la vena renal iz-
quierda (R) y la vena cava inferior (C). B, Mesenterico-
portografía de retorno en el mismo paciente de la figu-
ra A, a los 12 meses de efectuada la derivación. Todo el
flujo venoso mesentérico (M) se deriva a través de grue-
sas colaterales (C) al área gastroesplénica y al shunt.
No se observa el relleno de la vena porta.

y una tasa de recidiva hemorrágica superior a la obtenida con várices en el 90 % de los casos, recidiva hemorrágica en el
derivaciones portosistémicas. La única ventaja de este tipo de 1,5 %, encefalopatía en el 0 % y una sobrevida alejada del
operaciones fue una tasa de encefalopatía portosistémica sen- 86 %, 74 % y 53 % para los enfermos en estadios A, B y C de
siblemente inferior. De todas ellas, la que más se ha popu- Child, respectivamente (Sugiura M, 1984). En esta experien-
larizado en los últimos años fue la operación de Sugiura- cia se incluyeron operaciones de urgencia, electivas y profilác-
Futagawa, que consiste en una desvascularización del esófago ticas, en pacientes con hepatopatías crónicas cirróticas y no
distal que se extiende hasta la vena pulmonar inferior preser- cirróticas. Los resultados de series occidentales, con algunas
vando indemne el plexo venoso periesofágico; sección y excepciones, no fueron tan excelentes, en especial en enfer-
anastomosis del esófago a 3-4 cm por arriba del cardias; libe- mos cirróticos alcohólicos.
ración de la curva menor gástrica como en una vagotomía Trasplante hepático. Es en la actualidad una terapéutica
superselectiva; esplenectomía con desvascularización proximal reconocida en pacientes con hipertensión portal y hemorragia.
de la curva gástrica mayor; y piloroplastia (fig. 37-32). La ope- Sin embargo, conviene aclarar que la indicación de trasplante
ración se completa habitualmente en dos tiempos, uno torácico es la insuficiencia hepática y no la hemorragia. La sobrevida
y otro abdominal. de pacientes trasplantados con várices sangrantes en estadio C
Uno de los aspectos fundamentales de la operación de de Child es del 70 % a los 5 años (Iwatsuki S, 1988), y este
Sugiura y que la diferencia de otras técnicas de desvascula- resultado es muy superior al de cualquier otro tratamiento. No
rización. es que mantiene la continuidad del flujo colateral todos los enfermos son candidatos al trasplante, y entre sus
por vía coronaria-plexos periesofágicos-vena ácigos, previnien- excepciones se encuentran: alcoholismo activo, hepatitis B
do la recidiva de várices en la pared del esófago. La experien- activa, enfermedad concomitante grave y tumores malignos.
cia clínica japonesa en 671 enfermos es sorprendente, con una El costo y la disponibilidad de órganos son otros factores que
mortalidad operatoria global del 4,9 %, eliminación de las se deben tener en cuenta.

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37. HÍGADO 513

en desarrollo. La etiología es variada e incluye: infecciones


intraabdominales, factores postoperatorios (esplenectomía,
cirugía biliar, shunts portosistémicos), trauma, fibrosis retrope-
ritoneal, fístula arterioportal, estados hipercoagulables, tumo-
res (cáncer hepatocelular, invasión venosa por otros tumores),
estenosis congénita de la vena porta y causa idiopática. Aproxi-
madamente en el 50 % de los pacientes adultos la etiología es
desconocida. Con frecuencia el proceso comprende no sólo el
tronco de la vena porta, sino también sus ramas intrahepáticas
y en ocasiones la vena esplénica y/o mesentérica superior (obs-
trucción difusa del sistema venoso portal). La historia natural
varía conforme con la etiología, pero el elemento clínico do-
minante son los episodios reiterados de hemorragia digestiva
por várices esofágicas o gástricas, bien tolerados. En general,
la primera hemorragia demora uno a tres años en producirse.
Las infecciones respiratorias o el síndrome febril suelen ser la
causa desencadenante en los niños. El bazo está uniforme-
mente aumentado de tamaño y en un 10 % de los casos se
asocia con hiperesplenismo. En la infancia es frecuente obser-
var retardo en el crecimiento. La función hepatocelular es nor-
mal en la mayoría de los enfermos, aunque se ha demostrado
que con el correr de los años se produce su deterioro (encefalo-
patía y ascitis en pacientes añosos). Es probable que a la edad
se sume el efecto crónico de la alteración en el flujo portal.
Fig. 37-32. Operación de Sugiura. Desvascularización del estómago
proxiraal y esófago distal que se extiende hasta la vena pulmonar inferior.
El diagnóstico no difiere de lo previamente comentado.
La continuidad de la vena coronaria con el plexo venoso periesofágico Para el tratamiento de la hemorragia varicosa aguda, el tapo-
mantiene una amplia vía de derivación portoácigos {flecha). Corte y sutura namiento gastroesofágico o la esclerosis tiene gran efectivi-
terminoterminal del esófago 2 o 3 cm, proximales al cardias, esplenectomía dad. Ante su fracaso queda la opción de la cirugía. No existen
y piloroplastia. datos fehacientes sobre la eficacia de las drogas (vasopresina,
glipresina, somatostatina). El pronóstico es muy superior al
de los pacientes cirróticos, ya que la función hepática es nor-
mal y el único peligro reside en el control de la hemorragia
En conclusión, la cirugía sigue ocupando un espacio fun- (10 % de mortalidad en cirugía de urgencia). Para la profilaxis
damental en el tratamiento de la hemorragia por várices de la recidiva hemorragica se han logrado buenos resultados
esofágicas o gástricas. Es la única terapéutica capaz de redu- con la escleroterapia endoscópica, las derivaciones portosis-
cir el 40 a 50 % de recidiva hemorragica comprobada con la témicas y las operaciones de desvascularización. La selección
escleroterapia endoscópica o la administración de drogas. En del procedimiento depende de una adecuada evaluación angio-
pacientes con cirrosis compensada y reserva funcional hepáti- gráfica (calidad de las venas para una derivación), la edad del
ca adecuada (estadio A), así como en aquellos bloqueos paciente y la experiencia del grupo tratante.
presinusoidales con función hepática normal, probablemente En la trombosis aguda portal diagnosticada tempranamente,
sea el tratamiento ideal. Las operaciones que preservan el flu- la terapia trombolítica o la angioplastia percutánea transhe-
jo portal hepatópeto son preferibles a la derivaciones totales. pática puede ser útil.
Si el enfermo es candidato a un trasplante, deberían contrain- Trombosis esplénica. Da lugar a la llamada hipertensión
dicarse las intervenciones que involucren el hilio hepático. En portal segmentaria o hipertensión portal izquierda, ya que sólo
nuestro medio, las operaciones de desvascularización tienen afecta al sector gastroesplenopancreático. Entre sus causas,
especial indicación en pacientes con buena suficiencia hepáti- aparte de los factores mencionados en la trombosis portal, son
ca y venas no aptas para una derivación portosistémica. frecuentes la obstrucción vascular por neoplasia del páncreas,
pancreatitis crónica o complicaciones locales de la pancreatitis
aguda. La esplenectomía es curativa, pues elimina el influjo
HIPERTENSIÓN PORTAL NO CIRROTICA arterial en el territorio vascular trombosado. Los shunts porto-
sistémicos y la esclerosis no tienen indicación.
En este capítulo se incluyen todas las entidades capaces de Fístula arterioportal. Existen fístulas arteriovenosas con-
producir hipertensión portal, con exclusión de la cirrosis he- génitas y adquiridas (postoperatorias, traumáticas, neoplásicas).
pática. Desde el punto de vista práctico merecen comentarse: El diagnóstico se sospecha por los antecedentes, la presencia
los bloqueos prehepáticos, las hepatopatías crónicas no de un soplo abdominal y signos de hipertensión portal. El au-
cirróticas más frecuentes y el síndrome de Budd-Chiari. mento del flujo portal ocasiona alteraciones vasculares en el
tronco de la vena porta y sus ramas intrahepáticas (engrasa-
miento parietal, trombosis mural), así como capilarización
Bloqueos prehepáticos sinusoidal. El tratamiento consiste en el cierre de la fístula por
embolización arterial o mediante cirugía. Si la presión portal
Trombosis portal. Es una entidad con elevada prevalencia no desciende luego de suprimir la fístula, debe completarse el
en la hipertensión portal de los niños y en los adultos de países procedimiento con una derivación portosistémica.

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514 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Hipertensión portal intrahepática no cirrótica de venas suprahepáticas mayores (enfermedad de Budd-


Chiari), diafragmas de la vena cava inferior; enfermedad
Las dos entidades con mayor prevalencia son la fibrosis venooclusiva (oclusión de venas centrolobulillares y hepáti-
portal no cirrótica y la esquistosomiasis. cas de pequeño y mediano calibre); y una forma secundaria,
Fibrosis portal no cirrótica. También conocida como en la que existen causas intrahepáticas y extrahepáticas de
esclerosis hepatoportal o hipertensión portal idiopática (al- obstrucción venosa (tumores, abscesos, quistes hidatídicos,
gunos autores consideran que esta última es una etapa tempra- etc.). La presentación clínica puede ser aguda, subaguda o cró-
na de la esclerosis hepatoportal), es una enfermedad de nica, y los signos más característicos son: dolores en el hipocon-
etiología oscura, presente en diversas partes del mundo y con drio derecho, ascitis, hepatomegalia, circulación colateral
un franco predominio en los países en desarrollo. La anatomía (portosistémica y/o cavo-cava), esplenomegalia, edemas en
patológica muestra dilatación del sistema venoso portal, miembros inferiores, alteración del estado general y de la fun-
engrosamiento subendotelial y frecuente trombosis de las ra- ción hepática. La relación con la edad, el sexo, forma de pre-
mas portales intrahepáticas con fibrosis perivascular. Desde sentación y frecuencia relativa de los signos mencionados va-
el punto de vista clínico es común la hemorragia por várices rían en función de la etiología del síndrome. El diagnóstico se
(87 %) bien tolerada, la esplenomegalia y la anemia. La fun- basa en la sospecha clínica y la combinación de estudios por
ción hepática es normal o poco alterada, con hiperesplenismo imágenes (ecografía, angiografía con tiempos arteriales,
en menos del 10 % de los casos. La ecografía muestra dilata- portográficos, cavosuprahepáticos y mediciones de presión,
ción del eje esplenoportal y engrosamiento de las paredes tomografía computada, resonancia nuclear magnética, centello-
vasculares y del tejido perivenular intrahepático. En la grafía), exámenes hematológicos (para descartar síndromes
angiografía se observa dilatación de las venas esplénica y por- mieloproliferativos) y biopsia hepática. Esta última debe ser
ta, con un repentino estrechamiento y obstrucción de las ra- bilobular, dado el carácter muchas veces asimétrico de la en-
mas portales intrahepáticas. La biopsia hepática diferencia esta fermedad en el hígado, y resulta fundamental desde el punto
lesión de otras hepatopatías crónicas como la cirrosis. de vista diagnóstico y terapéutico.
La esclerosis endoscópica controla más del 90 % de los El tratamiento debe estar dirigido a la enfermedad causal,
casos de hemorragia aguda y pocos enfermos requieren ciru- al control de la ascitis y a evitar o contrarrestar el efecto de la
gía ante el fracaso de aquélla. En la profilaxis de nuevos epi- congestión venosa sobre el hígado. En casos leves sin eviden-
sodios de sangrado la escleroterapia es igualmente efectiva. cia de necrosis hepática progresiva debe tratarse la enferme-
Menos del 10 % de los pacientes se operan por fracaso de la dad de base y la ascitis y controlar al paciente con biopsias
esclerosis o predominio de várices gástricas sangrantes. Las hepáticas sucesivas. En casos agudos con necrosis hepatoce-
operaciones de desvascularización son muy populares en los lular extensa es necesario descomprimir el hígado mediante
países orientales por sus buenos resultados y la ausencia de una derivación intrahepática (portocava o mesocava) o
encefalopatía postoperatoria. El pronóstico es uniformemente suprahepática (mesoauricular), de acuerdo con la existencia o
bueno después de erradicar las várices con esclerosis, shunts u no de hipertensión cava asociada. Por último, en los pacientes
operaciones de desvascularización. con enfermedad hepática avanzada y fibrosis extensa como
Esquistosomiasis. En esta parasitosis, los huevos libera- resultado de episodios recurrentes de trombosis venosa, la única
dos por el Schistosoma mansoni o el S. japonicum en las ve- posibilidad es el trasplante hepático. En la actualidad, el TIPS
nas mesentéricas alcanzan los espacios porta y generan una es una alternativa que se evalúa como opción a los shunts
reacción inflamatoria granulomatosa con obstrucción de las portosistémicos infrahepáticos.
radículas portales y fibrosis. Los tractos fibrosos pueden con-
vergir circunscribiendo nodulos hepáticos que no son nodulos
de regeneración. Es una enfermedad que predomina en pa- BIBLIOGRAFÍA
cientes jóvenes entre 15 y 50 años de edad. El elemento clíni-
co más llamativo es la hepatoesplenomegalia; el agrandamiento Albulos A, Colombato LA, Enriquez R, Sikuler E, and Groszmann
del bazo se debe fundamentalmente a hiperplasia reticuloen- RJ: Sequence of morphological and hemodynamic changos of
dotelial. La función hepática es normal o con ligeras perturba- gastric microvessels in portal hypertension. Gastroenterology 102:
ciones enzimáticas y de la bilirrubina. La hemorragia por 2066-2070, 1992.
várices es bien tolerada, aunque los enfermos pueden presen- Alvarez Rodríguez J, Oria A, Mitidieri V y Fontana J: Fístula arterio-
tar ascitis leve y discretos aumentos de la bilirrubina en forma portal congénita. Rev. Argent., Cirug. 46: 23-28, 1984.
transitoria. Bernard B, Lebrec D, Mathurin P, Opolon P, and Poynard T: Meta-
La experiencia americana más importante se ha desarro- analysis of betablockers in the prevention of recurrent variceal
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llado en el Brasil, donde la enfermedad es endémica. En los Bolondi L: Métodos no invasivos en la evaluación de la hipertensión
pacientes que han sangrado por hipertensión portal las opera- portal. Arch. Arg. Enf. Ap. Dig. 7: 22-35, 1993.
ciones más adecuadas son la esplenectomía con desvasculari- Bosch J: Transjugular intrahepatic portosystemic shunt (TIPS). En:
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elevada (30-70 %) y por lo tanto están contraindicadas. Bosch J, Pizcueta P, Feu F, Fernández M, y García-Pagan JC:
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Es un conjunto de procesos que tienen como denominador Conn HO, Grace ND, Bosch J, et al.: Propranolol in the prevention
común una alteración en el desagüe venoso postsinusoidal of first hemorrhage form esophagogastric varices: Amulticcnter
hepático. Existe una forma primitiva, en la cual el obstáculo randomized clinical trial. The Boston-New Haven-Barcelona
se origina en el propio sistema venoso: endoflebitis obliterante Portal Hypertension Study Group. Hepatology 13:902-912,1991.

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37. HÍGADO 515

Dumont AE, Becker FF, Warren KS, and Martelli AB: Regulation of dolor en el hipocondrio derecho. Se los puede encontrar soli-
spleen growth and portal pressure in hepatic schistosomiasis. Am. tarios de gran tamaño o múltiples y de pequeño tamaño.
J.Pathol. 78:211-224, 1975. Epidemiología. La incidencia es difícil de determinar; se-
Ferayorni L, Polio J, and Groszmann RJ. Drug therapy for portal gún algunos estudios corresponde al 0,29 a 1,47 % de las au-
hypertension: a 5-year review. En: de Franchis (ed.): Portal
Hypertension II, pp. 68-99. Oxford, London, 1996. topsias.
Frider B, Marin AM, and Golberg A: Ultrasonographic diagnosis of Se observó un incremento en la aparición de abscesos so-
portal vein cavernous transformation in children. J. Ultrasound litarios en los últimos 25 años, con un descenso notable en los
Med. 8: 445-449, 1989. múltiples y pequeños, tal vez debido a la antibioticoterapia
Henderson JM.: The Emory perspective of trie distal splenorenal shunt temprana y el tratamiento efectivo de infecciones abdomina-
in 1990. Am. J. Surg. 160:54-59, 1990. les extrahepáticas.
Hoefs JC, Joñas G, and Sarfeh IJ: Diagnóstico y valoración En la serie de Ochsner, en 1938, era más frecuente entre
hemodinámica de la hipertensión porta. Clin. Quir. N. Amer. 2: los 20 y 30 años; para Sherman, en 1961, la edad promedio
263-287, 1990. era de 50 años, y en estudios más recientes como el de Lambiase
Iwatsuki S, Starzl TE, Todo S, et al.: Liver transplantation in the
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Lebrec D: Pharmacological prevention of variceal bleeding. En: Bosch femenina sería según los autores de 2,4 a 1.
J. & Groszmann R. (eds.): Portal Hypertension. Pathophysiology Etiopatogenia. Se proponen varias modalidades de acce-
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Mastai R: Nuevos avances en la fisiopatología de la hipertensión 1. Por vía biliar. Es la causa más común. Se observa como
portal. Areh. Arg. Enf. Ap. Dig. 7: 6-11, 1993. consecuencia de colecistitis aguda o colangitis, sobre todo en
Mastai R, Bolondi L, Bordas J, Bosch J, y Toselli L: Mesa Redonda. pacientes portadores de litiasis en la vía biliar con obstrucción
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Pagliaro L, and de Franchis R: Where were we? A summary of the del páncreas, en especial si fueron estudiados mediante algu-
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R. (ed.). Portal Hypertension II, pp. 1-9. Oxford, London, 1996. es más frecuente observar abscesos múltiples y pequeños, que
Pagliaro L, Burroughs A, Sorensen T, et al.: Therapeutic controversies se acompañan de destrucción y dilatación de los conductos.
and randomized controlled triáis (RCTs): Prevention of bleeding 2. Por vía portal. Son los originados en procesos abdomi-
and rebleeding in cirrhosis. Gastroenterology International 2:71- nales alejados del hígado con irrigación portal y producidos
84, 1989. por la migración de émbolos sépticos. Se los observa secun-
Rector WG Jr, and Reynolds TB: Risk factors for haemorrhage from darios a apendicitis, diverticulitis, pancreatitis, enfermedad de
oesophageal varices and acute gastric erosions. Clin. Crohn, colitis ulcerosa, perforación intestinal, hemorroides
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Rypins EB, and Sarfeh IJ: Injerto portocava en H de pequeño diáme-
tro en la hemorragia de várices. Clin. Quir. N. Amer. 2: 399-409, 3. Por la arteria hepática. Son secundarios a infecciones
1990. localizadas en sitios extraabdominales: otitis media, endo-
Siegel JH, Greenspan M, Cohn JD, and del Guercio LRM: The carditis bacteriana, piodermitis, afecciones bucodentales u
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portal hypertension. Surg. Gynecol. Obstet. 126: 249-262,1968. 4. Por contigüidad de órganos vecinos. Secundarios a abs-
Sugiura M, and Futagawa S: Esophageal transection with cesos subfrénicos, úlceras gástricas o duodenales perforadas o
paraesophagogastric desvascularization (the Sugiura procedure) pielonefritis.
in the treatment of esophageal varices. World J. Surg. 8: 673- 5. Por trauma penetrante. Se los ve en traumatismos abier-
679, 1984.
tos, sobre todo si hay destrucción del parénquima hepático con
Tarnawski AS, Sarfeh IJ, Stachura J, et al.: Microvascular
abnormalities of the portal hypertensive gastric mucosa. presencia de detritos y tejidos desvitalizados, y en traumas
Hepatology8: 1488-1494, 1988. cerrados o secundarios a tratamientos locales de tumores con
Williams SGJ, and Westaby D: Recent advances in the endoscopic alcohol, donde hay tejidos desvitalizados y agresión exógena.
management of variceal bleeding. En: de Franchis R. (ed.): Por- En los llamados criptogenéticos no se logra determinar la
tal Hypertension II, pp. 114-126. Oxford, London, 1996. causa del absceso. En la actualidad, debido a nuevas técnicas
diagnósticas y al empleo de antibioticoterapia efectiva para
tratar enfermedades sistémicas, se las observa con una inci-
dencia del 15 al 21 %.
Hay además una asociación importante entre enfermeda-
ABSCESO PIOGENO des inmunosupresoras, como diabetes mellitus, SIDA y trata-
mientos quimioterápicos, o con enfermedades poliquísticas,
Francisco Suárez Anzorena pielonefritis, cirrosis e insuficiencia cardíaca congestiva.
Hallazgos bacteriológicos. La recuperación de gérmenes
Definición. El absceso es una colección localizada de pus de los abscesos hepáticos ha mejorado mucho en los últimos
producida por la supuración enclavada en un órgano. Se inicia años con la incorporación de nuevos elementos para la toma
como una acumulación de neutrófilos en una cavidad produ- de muestra, transporte y cultivos para gérmenes anaerobios.
cida por la separación de elementos celulares existentes o por Es importante que la toma de muestra preceda a la antibio-
necrosis colicuativas de las células del tejido. Al evolucionar ticoterapia, ya que ésta es causa de falsos negativos.
se extiende por la necrosis progresiva de las células adyacen- En un 64 % de los casos los cultivos son polimicrobianos
tes y forma finalmente una colección. y los gérmenes que más comúnmente se hallan son Escherichia
El absceso piógeno de hígado es una entidad clinicopa- coli y la Klebsiella pneumoniae. De los anaerobios, el más
tológica asociada a manifestaciones sistémicas de toxemia y común es Bacteroides fragilis. Se encuentran una variedad im-

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516 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Tabla 37-5. Causas de los abscesos hepáticos y su incidencia según distintas series
Causa (%) Ochsner Ochsner Warren Joseph McDonald Frey
(1880-1927) (1919-1927) (1933-1966) (1952-1967) (1954-1980) (1989)

Biliar 14 6 0 15 33 30

Portal 36 10 70 25 22 30

Arterial 0 0 10 28 13 15

Contigüidad 10 8 0 18 5 15

Criptogenética 17 58 15 10 21 15

Traumática 4 10 5 0 3 0

Metástasis 0 0 0 0 3 0

Otras 20 4 0 0 0 0

N" 575 47 20 61 885 408

portante de gérmenes aerobios, anaerobios y microaerófilos. Tabla 37-6. Clínica de los abscesos hepáticos según Mc Donald
Se mencionan a continuación algunos de ellos.
Abscesos Abscesos Total de
Bacterias grampositivas: simples múltiples pacientes
(n = 33) (n = 22) (n = 55)
Streptococcus no hemolítico
S. beta-hemolítico Síntomas
S. viridans
Actinomyces israelli Escalofríos 19(58%) 10(45%) 29(53%)
Mycobacterium tuberculosis
Staphylococcus aureus Dolor abdominal 16(48%) 9(41%) 25(45%)
S. epidermidis
Peptostreptococcus Pérdida de peso* 16(48%) 12(55%) 28(51%)
Peptococcus
Signos
Bacterias gramnegativas: Fiebre 20(61%) 12(55%) 32(58%)
Escherichia coli
Bactcroides Hepatomegalia 19 (58 %) 14 (64 %) 33 (60 %)
Fusobacterium
Aerobacter aerogenes Defensa 17(52%) 12(55%) 29(53%)
Alcaligenes faecalis
Salmonella Ictericia 5(15%) 7(32%) 12(22%)
Pseudomonas
Signos torácicos 7(21%) 4(18%) 11(20%)
Bacteroides perfi ingés
Bacilo de Friedlander * 10 % o más en tres meses o menos.
Proteus
Klebsiella
Enterobacter egus Laboratorio. Es variable e inespecífico. Los glóbulos blan-
Candida cos pueden oscilar entre 1.000 y 60.000; puede haber anemia,
aumento de ia eritrosedimentación, descenso del tiempo de
Los microorganismos pueden aislarse en un 20 % de la protrombina, de la albúmina y el colesterol y aumento de la
sangre. Candida se encuentra en pacientes inmunosuprimidos fosfatasa alcalina, sobre todo en pacientes con múltiples abs-
que después de la quimioterapia van a ser tratados con tras- cesos pequeños. Habrá elevación de la bilirrubina si hay obs-
plante de médula ósea. trucción de la vía biliar.
Diagnóstico. Presentación clínica. Los signos y síntomas Estudios radiológicos. La radiografía de tórax muestra en
son inespecíficos: puede encontrarse un síndrome séptico un 45 a 55 % alteraciones, como elevación del hemidiafragma,
acompañado de escasos signos y no localizados, o ser expre- cambios en el ángulo costofrénico, colecciones pleurales e
sión de la enfermedad de origen. infiltrados pulmonares; en el caso de gérmenes productores
Es común la hipertermia en picos, remitente o continua, de gas, se podrán visualizar imágenes aéreas subdiafragmáticas.
aumento de la tensión abdominal y dolor en el hipocondrio Los estudios contrastados del tubo digestivo pueden reve-
derecho, pérdida de peso, ictericia, prurito, hepatomegalia, sig- lar signos indirectos de compresión, sobre todo en la curvatu-
nos y síntomas respiratorios o hipo. ra menor del estómago.

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37. HÍGADO 517

El estudio contrastado de la vía biliar en forma percutánea


o endoscópica tiene lugar cuando se piensa en lesiones que
obstruyen en forma intrínseca o extrínseca la vía biliar. Las
imágenes que se aprecian son de pequeñas colecciones distri-
buidas en forma difusa en todo el árbol biliar intrahepático.
que representan múltiples abscesos. Estos estudios pueden ser
también terapéuticos medíante la colocación de drenajes ex-
temos o endoprótesis endoscópicas.
La angiografía es poco utilizada.
Ecografía. Es el estudio de elección en el diagnóstico de
los abscesos hepáticos, no sólo por la rapidez, economía y efi-
cacia, sino además por la posibilidad de realizar punciones
diagnósticas y terapéuticas, como lo preconizaran Smith y
Barttrum en 1974, con transductores de tiempo real de 3,5 o 5
megahertz.
En los abscesos solitarios, de gran tamaño, la imagen ca-
racterística es hipoecogénica, con refuerzo posterior y la pre-
sencia o no de imágenes hiperecogénicas en su interior que se
desplazan con los movimientos del paciente (fig. 37-33).
En los abscesos múltiples pequeños se puede observar un
patrón irregular con imágenes hipoecogénicas y a veces
hiperecogénicas con centro hipoecogénico. Bajo tratamiento Fig. 37-34. Ecografía; abscesos hepáticos múltiples en segmento 7.
antibiótico, la morfología de estas lesiones se modifica, se
hacen más hiperecogénicos para luego desaparecer (fig. 37-
34).
Tomografía axial computada. Tiene como dificultades la
necesidad de trasladar al paciente y el hecho de que es más
costosa y menos accesible, pero tiene la ventaja de no ser ope-
rador dependiente, su mejor sensibilidad para abscesos múlti-
ples pequeños, y al igual que en la ecografía. la posibilidad de
realizar punciones diagnósticas y terapéuticas (fig. 37-35).
La opción de efectuar tomografía computada espiralada
no aumenta la sensibilidad, pero puede ayudar a determinar
con mayor detalle los abscesos lobulados.
Resonancia nuclear magnética. Puede servir para detec-
tar colecciones líquidas, pero es difícil de llevar a cabo y no
permite, hasta el momento, punciones guiadas.
Estudios radioisotópicos. Tienen la desventaja de que de-
moran entre 24 y 48 horas para el diagnóstico y no es posible

Fig. 37-35. Tomografía computada: abscesos hepáticos múltiples.

distinguir entre imágenes líquidas y sólidas, ya que ambas se


visualizan como imágenes hipocaptantes. El marcador utili-
zado actualmente es el tecnecio 99. (done by 007)
Laparoscopia. Puede ser utilizada para localizar abscesos
y determinar el origen intraabdominal de las lesiones primiti-
vas.
Complicaciones. Es común encontrar en estos pacientes
asociación con procesos localizados en el abdomen o el tórax
por contigüidad, además de manifestaciones sistémicas de
sepsis.
Manifestaciones abdominales: absceso subfrénico. Puede
presentarse en un 7 % ruptura espontánea con peritonitis.
Fístulas biliares (fig. 37-36) al intestino, pleura, pulmones
Fig. 37-33. Ecografía: absceso hepático en segmento 5. o bronquios; hemobilia o falla hepática.

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518 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Manifestaciones torácicas: además de las afecciones por fijación interna, que se dejan colocados entre una semana y
contigüidad, se pueden observar derrames pleurales o dos meses, de acuerdo con la evolución. Si la evolución del
atelectasias. paciente no es favorable y presenta fiebre persistente por mala
Tratamiento. Una vez que se ha realizado el diagnóstico evacuación, se puede colocar otro drenaje, cambiar el que tie-
de absceso hepático, se comienza con tratamiento antibiótico ne por uno de mayor grosor o recurrir a un tratamiento quirúr-
empírico utilizando un triple esquema que incluya penicilina gico (figs. 37-37 y 37-38). Previamente se puede realizar una
o derivados para cobertura de aerobios, metronidazol o fistulografía para comprobar la efectividad del drenaje o su
clindamícina para anaerobios y gentamicina para gérmenes comunicación con la vía biliar (fig. 37-39). La cirugía tiene su
resistentes a la penicilina. La respuesta a la antibioticoterapia lugar ante el fracaso del tratamiento percutáneo o cuando,
sola es de un 40 %, y resulta más efectiva cuando se trata de acompañando al absceso, hay patología abdominal asociada,
lesiones múltiples y pequeñas. o en el caso de traumatismo hepático si se sospecha la presen-
El tratamiento de elección es el drenaje en forma percutá- cia de detritos o tejidos desvitalizados que hay que eliminar.
nea utilizando la guía ecográfica o la tomografía computada. Puede incluir la hepatectomía, procedimiento específico ante
Se puede realizar por punción directa con trocar o por el méto- la presencia de abscesos múltiples.
do de Seldinger, colocando catéteres multifenestrados con Pronóstico. La mortalidad de los pacientes portadores de

Fig. 37-37. Tomografía computada: drenaje de múltiples abscesos hepáti-


cos de los lóbulos izquierdo y derecho.

Fig. 37-36. Absceso hepático comunicado con ¡a vía biliar.

Fig. 37-38. Radiografía simple: catéteres de abscesos múltiples. Fig. 37-39. Fistulografía de absceso hepático.

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37. HÍGADO 519

bre la base de citólisis o por trombosis de pequeñas venas por-


tales, que sumadas a otras áreas de trombosis dan origen a
verdaderas áreas necróticas confluentes. El resultado es un área
de tejido necrótico central que le da el aspecto característico
de pasta de anchoas. En su evolución, el quiste puede invadir
áreas vecinas comprometiendo la pleura, el colon, los pulmo-
nes o el peritoneo. El tejido se rodea de una cápsula fibrosa,
que con el tratamiento cura sin dejar secuelas en un período de
6 meses.
Los síntomas más frecuentes son el dolor abdominal en el
hipocondrio derecho, la hepatomegalia y la fiebre de tipo in-
termitente.
Ante la sospecha se debe realizar una ecografía, la cual
muestra imágenes típicas como un área anecogénica, que de
acuerdo con la cantidad de tejido necrótico hay que diferen-
ciar de un hepatoma abscedado; esto se puede confirmar por
Fig. 37-40. Algoritmo de tratamiento en el absceso hepático. punción citológica. La serología mediante un test de hemaglu-
tinación pasiva, inmunofluorescencia indirecta, ELISA o su
demostración en el líquido o paredes del absceso confirma el
abscesos hepáticos está influida por los factores que lo acom- diagnóstico.
pañan. La edad, el mal estado general, los cultivos polimicro- Las complicaciones aparecen por crecimiento del absceso
bianos, las neoplasias subyacentes y la marcada disfunción a los órganos en continuidad hacia el estómago, peritoneo,
hepática ejercen una influencia adversa sobre la sobrevida. Las páncreas, pleura, pulmón o pericardio, con la producción de
complicaciones, como la ruptura al peritoneo o la cavidad una sintomatología acorde con el órgano afectado.
pleural, la hemobilia o el absceso de pulmón aumentan la Tratamiento. Ante la sospecha de absceso amebiano se
mortalidad. Se habla de un 100 % de mortalidad en los pa- instituye el tratamiento con metronidazol por 24 horas en do-
cientes con abscesos múltiples no tratados, que se reduce a un sis de 800 mg tres veces al día. En el 80 % de los pacientes se
10 % en los únicos, debido al diagnóstico temprano y las tera- comprueba una mejoría clínica y ecográfica a las 24-48 horas.
péuticas combinadas de antibióticos y drenaje. Si después de este período la evolución no es satisfactoria, se
puede realizar un tratamiento percutáneo. La cirugía se reser-
va para casos complicados, como la perforación al colon o el
Absceso amebiano peritoneo.

La Ameba histolytica es un parásito habitual del tubo di-


gestivo que se encuentra en el 10 % de la población mundial. BIBLIOGRAFÍA
La relación entre los abscesos hepáticos y el parásito fue Alteimer WA: Piogenic liver abscesses. En Schiff L, Schiff ER:
descripta por Kartulis en 1885; desde 1991 Councilman y La Diseases of the liver. J.B. Lippincott Company, Philadelphia,
Fleur denominaron a las enfermedades producidas por la ameba 1982.
como disentería amebiana y absceso amebiano de hígado. Edelman K: Múltiple pyogenic liver abscesses communicating with
En la experiencia de Adams y McLeod de 5087 amebiasis, the biliary tree: treatment by endoscopic stenting and stone
la complicación más común fue el absceso hepático en 2074, removal. Am. J. Gastroenterology 89: 2070-2072, 1994.
con una mortalidad de 0,7 %; la mortalidad de los abscesos Frey C, Zhu Y, Suzuki M, Isaji S: Liver Abscesses. Surg. Clin. North
complicados fue del 12 %. Am., 69:259-271, 1989.
En las formas severas, la enfermedad se encuentra en cli- Qreenstein A: Abscesses of the Liver (Other than Amebic). En Berk
JE Bockus Gastroenterology. W.B. Saunders Company,
mas tropicales y subtropicales, aunque se la puede encontrar Philadelphia, 1985.
en algunas regiones del norte de Canadá y Alaska. La enfer- Lambiase R, Deyoe L, Cronan JJ, Dorfman GS: Percutaneous drainage
medad es más común en personas que viven en malas condi- of 335 consecutive abscesses: results of primary drainage with 1-
ciones socioeconómicas con carencias sanitarias y de agua year follow-up. Radiology 184:167-179, 1992.
potable; predomina en hombres. McDonald MI, Corey JR, Gallis HA, Durack DT: Single and Múltiple
La ameba en forma de quiste es deglutida y en el intestino Pyogenic Liver Abscesses. Natural History, Diagnosis and
grueso proximal toma la forma de trofozoíto; muchos trofo- Treatment with Emphasis on Percutaneous Drainage. Medicine
zoítos viven en el intestino, y al ser eliminados con las heces 63: 291-302, 1984.
adoptan la forma de quistes. Debido a su presencia en el colon, Van Sonnenberg E, D Agostino H, Sánchez RB, Casóla G:
Percutaneous abscess drainage: editorial comments. Radiology
la colitis amebiana es la forma más común de presentación. Se 184:27-29, 1992.
reconocen tres formas: enfermedad mucosa, enfermedad mural
y síndrome posdisentérico. Las amebas pueden invadir la
mucosa colónica sin la producción de una lesión local y origi-
nar primariamente un absceso hepático; en contraste, sólo se HIDATIDOSIS ABDOMINAL
han encontrado 30 a 40 % de abscesos amebianos en pacien-
tes con disentería. Daniel E. Correa
Para producirse el absceso, las amebas atraviesan la pared
del colon y por vía hematógena portal llegan al hígado. Generalidades. La hidatidosis humana es una parasitosis
Como mecanismo de producción del absceso se han pos- causada por la forma quística que adquiere en el hombre como
tulado: necrosis hepática por citólisis, necrosis isquémica so- en otros huéspedes intermediarios la larva del Echinococcus

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520 SECCIÓN VI. ABDOMEN

granulosus. Es una zoonosis, es decir, una enfermedad animal El útero grávido, ubicado en el último segmento, llega a tener
que eventualmente compromete al hombre. Predomina en zo- entre 500 y 800 huevos, que libera cuando están maduros en
nas de cría de ganado ovino, bovino o caprino, y con menos la luz intestinal del perro, del cual son eliminados con las
frecuencia en donde existen otras poblaciones de animales excretas infestando las pasturas y quedando además algunos
herbívoros (cerdos, antílopes, caballos, conejos, etc.). adheridos al pelo del animal.
Epidemiología. Las áreas geográficas de mayor preva- Ingeridos los huevos por los huéspedes intermediarios, que
lencia en el mundo son: son los animales herbívoros (ovejas, cabras, vacas, etc.) y en
-América del Sur (Argentina, Uruguay, Chile, sur de Bra- forma incidental el hombre, se desarrolla la larva como quiste
sil, Perú). hidatídico. El ciclo evolutivo se completa al ingerir el perro
- Australia y Nueva Zelanda. las visceras de los animales afectados de hidatidosis, generan-
-Asia (Arabia Saudita, Irán e Irak). do entonces la tenia a partir de las formas fértiles (escólex)
- Norte de África. presentes en los quistes (fig. 37-41).
- Europa (Grecia, Italia, España, Francia, Serbia, Ruma- La forma de infección del hombre es por convivencia y
nia, Rusia, Turquía, Chipre). contacto con el perro, que lleva adheridos en su pelo huevos
-América del Norte (Alaska). del parásito. Contaminadas las manos y eventualmente verdu-
En la Argentina, la incidencia más elevada se observa en ras y aguas, éstas, con las excretas del mencionado animal,
la Patagonia seguida de la provincia de Buenos Aires, La Pam- ingresan por ingestión al tubo digestivo. Los huevos ingeridos
pa, Córdoba, Santiago del Estero, San Luis y La Rioja, Tucu- sufren en su interior la degradación de su capa externa y libe-
mán, Salta y Jujuy y la zona mesopotámica, aunque no puede ran el embrión hexacanto que contienen. El embrión atraviesa
descartarse totalmente en otras regiones. en forma activa la pared del intestino y penetra luego en los
Características del parásito y ciclo evolutivo. El finos vasos del sistema portal, por los cuales llega al hígado.
Echinococcus granulosus es un parásito heteroxeno, es decir, Si el embrión no es detenido a ese nivel, pasa a los vasos
debe pasar por diferentes huéspedes para completar su ciclo suprahepáticos y de éstos a la vena cava, las cavidades cardía-
evolutivo. Tiene un huésped definitivo, en que adquiere la for- cas derechas y los capilares pulmonares, que son su segundo
ma adulta de tenia, y un huésped intermediario, en que desa- filtro. Si lo superan, el embrión continúa por la circulación
rrolla su forma de larva como quiste hidatídico. general y puede asentar entonces en cualquier órgano o tejido.
En su forma adulta es un verme o gusano de cuerpo apla- Otra vía de llegada del embrión hexacanto a la circulación
nado, de 3 a 5 mm de longitud que presenta una cabeza y tres general sería la linfática cuando, habiendo atravesado la pared
segmentos llamados proglótides. Vive en el intestino del perro intestinal, entra en un conducto quilífero y de allí pasa a la
y con menos frecuencia en el de otros carnívoros (zorros, lo- cisterna magna y al conducto torácico, llegando a la circula-
bos, chacal, dingos, etc.) al cual se adhieren mediante cuatro ción venosa sin pasar por el hígado.
ventosas y una corona de ganchos que posee en su cabeza. El En el capilar donde finalmente se detiene, el embrión
segundo segmento proglótide corresponde a los órganos hexacanto se vesiculiza en su parte central y forma una mono-
genitales masculinos y femeninos, dado que es hermafrodita. capa celular llamada capa germinativa. En forma periférica a

Visceras
infectadas
con quistes

Huésped intermediario Infestación de pasturas


(ganado) con escólex
Infección humana

Fig. 37-41. Ciclo evolutivo del Echinococcus granulosus.

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37. HÍGADO 521

ta una serie de alteraciones evolutivas. Es un proceso dinámi-


co que puede detenerse en forma espontánea en cualquiera de
sus etapas, pero en otros casos llega a generar variadas com-
plicaciones. Generalmente el tiempo de evolución de la enfer-
medad abarca varios años y da inicialmente escasas manifes-
taciones clínicas. Pese a ello, la velocidad de crecimiento es
Membrana variada, como lo prueba la observación ocasional de quistes
adventicia
de gran tamaño en niños de corta edad.
Membrana El embrión hexacanto una vez que queda detenido en un
cuticular capilar produce una reacción granulomatosa. Constituido el
quiste es rodeado por la membrana adventicia que genera el
Membrana
germinativa huésped, la cual inicialmente es fina y translúcida a la obser-
vación directa, y con el transcurso del tiempo se va engrosan-
Líquido do y sufriendo una necrosis de su capa interna.
hidatidico El parénquima circundante a la adventicia experimenta
fenómenos de lisis y atrofia, y puede comprometer a conduc-
Vesícula tos y vasos por el crecimiento expansivo del quiste. De
prolígera erosionarse los conductos (vía biliar, bronquios o sistema
pielocalicial), el espacio virtual existente entre el quiste y la
Vesículas
hijas adventicia es ocupado por líquido o aire de acuerdo con el
órgano en que se asienta y se transforma en una cavidad real.
En este proceso el contenido hidatidico puede llegar a evacuarse
parcialmente causando obstrucción de los conductos o salida
de su contenido hacia el exterior: vómica hidatídica en los
Arenilla Parénquima quistes pulmonares e hidatiduria en los renales.
hidatídica del huésped Los quistes localizados en la superficie de un órgano que
está en contacto con una cavidad serosa o en su interior
Fig. 37-42. Quiste hidatidico. (peritoneo, pleura o pericardio) son pasibles de presentar mi-
gración sin efraccionarse o de sufrir la ruptura, en este caso
con la diseminación de su contenido en la cavidad y la posibi-
lidad de originar nuevos quistes (hidatidosis secundaria) a partir
ésta se constituye luego una membrana quitinosa que, por su- de los escólex.
cesiva aposición de otras de similares características, se va El proceso de migración —y con menos frecuencia, el de
engrosando y toma un color blanco nacarado; es la capa ruptura— puede ser asintomático en su etapa inicial y desa-
cuticular. En el órgano donde asienta el parásito, después de rrollar luego manifestaciones por su crecimiento y evolución
producirse una reacción granulomatosa y con el crecimiento en el lugar donde quedan localizados. Habitualmente, la rup-
del quiste, es rodeado por un tejido fibroso reaccional que re- tura en una cavidad serosa da un cuadro clínico agudo carac-
cibe el nombre de membrana adventicia. terístico según su localización. En ciertas oportunidades este
Dentro del quiste se acumula un líquido cristalino con ca- proceso puede acompañarse de manifestaciones alérgicas ge-
pacidad antigénica por su contenido proteico. Se encuentra a nerales ("rush cutáneo", broncoespasmo o shock anafiláctico)
una presión de 40 a 80 cm H 2 0, lo cual explica su pasaje a los ocasionadas por absorción a nivel de la serosa de antígenos
conductos de los órganos donde asienta cuando se abre en ellos. hidatídicos, los que reaccionan con anticuerpos que el hués-
El líquido hidatidico presenta un fino sedimento llamado ped desarrolla durante la enfermedad.
arenilla hidatídica. la que está constituida por vesículas La adventicia puede presentar el depósito de sales calcicas
prolígeras y escólex. Las vesículas prolígeras se originan por en su pared que da origen a un quiste hidatidico calificado.
brotes o gemación de la capa germinativa, desarrollándose en Este tipo de característica, por la cual puede ser detectado en
su interior los escólex, algunos de los cuales quedan libres por la radiografía simple, se da en cualquier órgano con excep-
la ruptura de esas vesículas. La arenilla hidatídica contiene ción del pulmón, en el que es muy infrecuente ese proceso.
unos 400.000 escólex por mililitro. El quiste hidatidico supurado es la consecuencia de la in-
La descripción dada hasta aquí corresponde al quiste fección bacteriana sobreagregada. Esta infección se iniciaría
hidatidico hialino. Cuando el quiste sufre traumatismos me- en la adventicia y en el espacio existente entre ella y el quiste.
nores en su evolución, se producen formas de resistencia in- Su vía de llegada es habitualmente canalicular, y en pocos ca-
terna y con menos frecuencia externa, que son las vesículas sos se interpreta como de origen hemático.
hijas. Estas reproducen las características del quiste y cuentan El tamaño de los quistes, cuando es detectada la enferme-
con una capa germinativa y una cuticular (fig. 37-42). dad, puede ser de escasos centímetros (1 a 2 cm) hasta abarcar
Una particularidad de esta parasitosis es la potencialidad la mitad o más del órgano comprometido. En general, los quis-
de generar un nuevo quiste a partir de un éscolex del quiste tes pequeños son habitualmente asintomáticos.
primario. Esta nueva afectación se denomina hidatidosis se-
cundaria y motiva que durante el tratamiento quirúrgico de la
enfermedad el cirujano deba tomar precauciones a fin de evi- Enfermedad hidatídica en el hombre
tar la contaminación del campo operatorio por el contenido
del quiste hidatidico. La mayor posibilidad de infección de esta enfermedad es
Anatomía patológica. Durante su crecimiento y su desa- la niñez y adolescencia por el contacto más directo con los
rrollo la enfermedad hidatídica genera en el órgano que asien- perros y probablemente una mayor susceptibilidad a contraer-

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522 SECCIÓN VI. ABDOMEN

la. El antecedente epidemiológico en la mayoría de los casos cunstancias complicaciones generales o locales graves como:
es claro. coma hiperosmolar, esclerosis de la vía biliar por formol, et-
La hidatidosis humana prevalece en el hígado (50 a 60 %) cétera.
y le sigue en frecuencia el pulmón (20 a 30 %). Las otras loca- La adventicia deberá ser resecada en forma parcial o total
lizaciones son: peritoneo (3 a 5 %), bazo (1,5 a 3 %), riñon de acuerdo con el órgano donde se localiza la lesión y las ca-
(1,5 a 2 %), sistema nervioso (2 %) y huesos (2 %) y ha sido racterísticas de ésta (espesor, presencia de calcificaciones, in-
observada con menos frecuencia en los demás órganos o teji- fección, etc.).
dos. El tratamiento médico de esta enfermedad ha obtenido cier-
El quiste hidatídico en el hombre habitualmente es único, to grado de desarrollo con los antiparasitarios del grupo de los
y sólo en un 3 a un 10 % se presenta con más de una lesión en benzoimidazólicos. Estos fármacos tienen dos dificultades,
el mismo órgano o en diferentes órganos. Esto lleva a tener dadas por la absorción intestinal no constante así como tam-
que evaluar con distintos métodos la posibilidad de otras loca- bién por una penetración variable a través de las paredes del
lizaciones cuando se ha hecho el diagnóstico de hidatidosis. quiste. Los mejores resultados en el tratamiento médico han
La enfermedad hidatídica puede evolucionar durante va- sido obtenidos con el albendazol. En la actualidad se deberá
rios años en forma asintomática y en muchas oportunidades es plantear esta terapéutica cuando la amplia diseminación de la
un hallazgo durante la evaluación de un paciente por otro cua- enfermedad hidatídica o la existencia de enfermedades aso-
dro clínico. En la mayoría de los casos la aparición de los sín- ciadas contraindican la cirugía.
tomas es secundaria a la complicación del quiste (infección, Prevención de la enfermedad hidatídica. Teniendo la
apertura en un conducto, ruptura, etc.). hidatidosis un ciclo evolutivo conocido, la profilaxis debe ser
Diagnóstico de la hidatidosis humana. Laboratorio. La llevada a cabo sobre las distintas etapas de aquél.
capacidad antigénicadel quiste hidatídico según Coltorti (1980) La educación sanitaria de la población es primordial para
depende de los inmunoquios contenidos en el líquido este fin. En ella se señalarán los riesgos de la convivencia con
hidatídico. Esta sería una variedad de doce moléculas diferen- los perros, la necesidad de la desparasitación periódica de los
tes que sólo producirían estimulación antigénica cuando salen animales y la importancia de la reducción de la población ca-
del quiste. Es así como los quistes hialinos intactos no gene- nina a lo estrictamente necesario para las tareas rurales en las
ran estímulo inmunológico de no presentar alguna mínima que colaboran.
efracción de su pared. Con respecto a las visceras producto del faenamiento de
De los doce antígenos, el más específico de la hidatidosis animales de esas zonas, se deberá destacar la necesidad de
es el denominado antígeno 5, que únicamente tiene posibili- hervirlas durante 30 minutos antes de ser dadas como alimen-
dad de encontrarse en el Cysticercus cellulosae fuera de esta to a los perros, y en caso de constatarse la presencia de quistes
parasitosis. hidatídicos proceder a su destrucción quemándolas.
El antígeno 5 produce anticuerpos en el huésped, los que Las autoridades sanitarias tienen la obligación del control
pueden detectarse por métodos de inmunoelectroforesis o de de los mataderos y la evaluación periódica del grado de
doble difusión. Dado que los dos métodos tienen igual sensi- infestación de los perros en las zonas endémicas.
bilidad y especificidad, y siendo más sencillo como técnica la Los países que han logrado la erradicación o una reduc-
difusión para detectar anticuerpos antígeno 5 (DD5), éste se ción importante de esta enfermedad lo hicieron aplicando
ha transformado en el método de elección. medidas sanitarias estrictas destinadas a la prevención.
En la hidatidosis hepática el índice de positividad de la
prueba DD5 es del 50 % y resulta menor en los quistes
pulmonares. Hidatidosis hepática
Diagnóstico por imágenes. La radiología convencional
continúa teniendo valor en el diagnóstico de la hidatidosis Es la localización más frecuente de esta parasitosis en el
pulmonar, mientras que su aporte es escaso en el resto de las hombre y representa del 50 % al 60 % de la hidatidosis huma-
localizaciones. na. Es única en un 80 %, y múltiple, con dos o más quistes
La ecografía y la tomografía computada tienen una alta hepáticos, en los restantes casos.
eficacia tanto en el diagnóstico de la hidatidosis del abdomen Predomina en el lóbulo hepático derecho anatómico y con
y de sus complicaciones, como en el de otras localizaciones mayor frecuencia en la región posterosuperior de este (seg-
(torácica, ósea, sistema nervioso, etc.). mentos hepáticos VII y VIII de la clasificación de Couinaud).
Tratamiento. El tratamiento de esta afección y de sus com- El tamaño del quiste al momento del diagnóstico es varia-
plicaciones es básicamente quirúrgico. Cada localización tie- ble, pero en la mayoría de los casos se trata de lesiones de 2
ne sus técnicas específicas de acuerdo con el órgano y las ca- cm de diámetro o mayores.
racterísticas que toma en cada uno de ellos la enfermedad Anatomía patológica. En su desarrollo hepático esta afec-
hidatídica. ción produce lesiones como consecuencia del crecimiento
Pese a esto, existen maniobras destinadas a evitar la expansivo y comprime y atrofia el parénquima y estructuras
diseminación de la enfermedad durante la cirugía, conocidas parenquimatosas.
como hidatidotecnia. las que tienen principios comunes. En Los quistes inicialmente asientan en el parénquima aleja-
efecto, una vez abordado el quiste, se procede a aislar el cam- dos de la superficie. Con el crecimiento llegan a ponerse en
po operatorio y evacuar luego las membranas y el contenido contacto con la cápsula hepática y aun pueden sobrepasarla.
evitando su propagación hacia otros tejidos, para lo cual es Con una frecuencia que oscila entre el 5 % y el 20 %
conveniente disponer de un sistema de aspiración apropiado. erosionan conductos biliares de grueso calibre y pueden
La esterilización del contenido del quiste con solución de evacuarse parcialmente en ellos llegando a causar obstrucción
cloruro de sodio hipertónico, formol diluido u otras solucio- biliar. En pocas ocasiones esta obstrucción es originada por la
nes no ha demostrado ser de utilidad con los volúmenes y el compresión del quiste sobre un conducto intrahepático o so-
tiempo de exposición empleados, ocasionando en algunas cir- bre la vía biliar extrahepática.

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37. HÍGADO 523

El quiste puede presentar migración sin efraccionarse o feccioso, llegando en algunos casos a establecerse cuadros de
romperse hacia la cavidad peritoneal, el tórax o con menor sepsis.
frecuencia hacia una viscera abdominal (estómago, colon o Los cuadros respiratorios (tos, vómica, bilioptisis) son
duodeno). La migración peritoneal sin efracción es inicialmente observados pocas veces dada la baja frecuencia de las compli-
asintomática. caciones torácicas.
La ruptura en el peritoneo origina un cuadro de abdomen Al evaluar a estos pacientes se debe dar prioridad en la
agudo cuyos síntomas revestirán mayor intensidad de asociar- anamnesis a la investigación de los antecedentes epidemio-
se al quiste una infección bacteriana. En algunas oportunida- lógicos, los que son claros en la mayoría de los casos.
des esta complicación provoca manifestaciones alérgicas ale- En el examen clínico deben valorarse el estado general y
jadas, como "rush" cutáneo, broncoespasmo o cuadros el estado nutricional del paciente, los que a menudo se hallan
anafilácticos, producidos éstos por el pasaje de antígenos afectados. La hepatomegalia se observa como manifestación
hidatídicos a la circulación general. de quistes localizados en los segmentos inferiores o quistes
La hidatidosis hepática supurada se origina cuando una intrahepáticos que rechazan el hígado hacia abajo, o es secun-
infección bacteriana se sobreagrega al quiste. Puede observar- daria a una hipertrofia compensadora.
se con una frecuencia del 5 % al 15 % de las hidatidosis de La semiología de la base del hemitórax derecho puede lle-
esta localización. La infección asienta inicialmente en la ad- gar a dar signos en caso de una elevación diafragmática en
venticia y el espacio que existe entre ésta y la cuticular del quistes de la región superior del hígado y tendrá hallazgos
quiste; la vía de llegada de los gérmenes más frecuentes es la manifiestos en las complicaciones torácicas de la hidatidosis
canalicular biliar. La flora de este proceso es comúnmente hepática.
polimicrobiana: enterobacterias aerobias (Escherichia coli, Laboratorio. En la hidatidosis hepática, como en otras
Streptococcus faecalis, Proteus mirabilis, Klebsiella, etc.) a parasitosis, el hemograma puede demostrar una eosinofília del
las que se asocian en algunos casos gérmenes anaerobios 5 % o más, la cual se observa en un 30 % de los casos.
(Bacteroides fragilis, Peptococcus). La fosfatasa alcalina se encuentra elevada en algunos pa-
Las complicaciones torácicas se registran entre un 2 % a cientes como manifestación de masa ocupante en el hígado y
2,5 % y son precedidas de la atrofia y erosión del diafragma acompaña a un aumento de la bilirrubina en sangre de existir
por aquellos quistes localizados en la cara superior del híga- una obstrucción biliar por membranas hidatídicas en la vía
do. La ruptura en la cavidad pleural de un quiste hidatídico biliar.
hepático es una de las causas de la hidatidopleura. De estar Como parte de la evaluación del estado nutricional es con-
acompañado el proceso por infección bacteriana, ocasionará veniente determinar la albuminemia, dada la asociación fre-
un empiema hidatídico. La migración pulmonar se produciría cuente con desnutrición o la repercusión en el estado general
cuando el proceso inflamatorio periquístico, después de causada por esta enfermedad.
erosionar el diafragma, sinequia la pleura de la base. Una vez La determinación por doble difusión de anticuerpos espe-
que penetra el parásito o parte de sus membranas en el cíficos para hidatidosis (DD5) es positiva en un 50 % a un
parénquima pulmonar, éste reacciona originándose una 60 % de los pacientes con esta localización de la enfermedad.
neumonitis periquística, y de abrirse en un bronquio puede ser Diagnóstico por imágenes. El método ideal es aquel que,
causa de una vómica hidatídica. Si el quiste hidatídico hepáti- además de contribuir en el diagnóstico de la enfermedad
co migrado tiene compromiso biliar, se podrá establecer una hidatídica, permite evaluar el tamaño y número de quistes, la
fístula biliobronquial que se manifestará clínicamente por la localización de éstos y su relación con las estructuras
presencia de bilioptosis. intrahepáticas y extrahepáticas. La ecografía y la tomografía
La apertura en el pericardio o el mediastino de quistes axial computada cumplen con estos requisitos y ayudan ade-
hidatídicos hepáticos ha sido comunicada con baja frecuen- más a establecer la presencia de complicaciones relacionadas
cia. La erosión de la vena cava o una vena suprahepática por con esta afección.
un quiste originando una diseminación hemática, o la compre- Radiología convencional. Los quistes calcificados son los
sión de esos vasos o de la vena porta que puede causar un únicos detectables por la radiografía directa de abdomen pero
síndrome de hipertensión portal son excepcionales. su frecuencia es baja (2% a 10 %) (fig. 37-43).
Diagnóstico. Presentación clínica. Esta enfermedad sue- La radiografía de tórax, realizada en las incidencias de fren-
le cursar durante muchos años en forma asintomática. En oca- te y perfil, tiene como finalidad evaluar una posible hidatidosis
siones el diagnóstico de hidatidosis hepática es un hallazgo pulmonar asociada; en otras ocasiones es dable observar una
durante un estudio por imágenes por otra afección. elevación diafragmática en los quistes del domo hepático o
El dolor localizado en el hipocondrio y el flanco derecho imágenes relacionadas con complicaciones pleuropulmonares
es generalmente de escasa intensidad y poco frecuente. Cuan- de la hidatidosis hepática (fig. 37-44).
do se presenta en forma más manifiesta, está relacionado con Ecografía. Es el método de elección porque cumple en la
una complicación del quiste (infección, apertura en la vía biliar, mayoría de los casos con todas las premisas establecidas para
ruptura en una cavidad serosa, etc.). En ocasiones, y en rela- el estudio por imágenes de esta afección; además permite es-
ción con la localización de la lesión, el dolor puede propagarse tablecer otras localizaciones intraabdominales de la enferme-
a la base del hemitórax o región subescapular derecha. La pre- dad hidatídica (fig. 37-45).
sencia de un tumor palpable puede ser referida como un sínto- Ghardbi y col. (1981) de acuerdo con las características
ma de percibirlo el mismo paciente, un familiar en el caso de ecográficas clasificó a los quistes en cinco tipos:
los niños. Tipo I: imagen quística unilocular, con presencia en algu-
La ictericia se presenta en oportunidad de una obstrucción nos casos de arenilla hidatídica en el fondo.
biliar, en general por la apertura de un quiste en la vía biliar. Tipo II: el quiste presenta una membrana flotante y da un
En ocasión de una hidatidosis supurada puede llegar a ob- "signo del camalote" ecográfico, o en otros casos, la membra-
servarse fiebre, la cual se acompañará de repercusión en el na está parcialmente desprendida.
estado general según la gravedad con que curse el proceso in- Tipo III: imagen quística con múltiples imágenes redon-

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524 SECCIÓN VI. ABDOMEN

deadas correspondientes a las vesículas hijas. Es la imagen


más típica de la hidatidosis.
Tipo IV: es un patrón ecográfico de aspecto heterogéneo
que presenta un contenido hipoecoico, hiperecoico o una mez-
cla de ambas imágenes. Corresponde a quistes complicados o
infectados.

Fig. 37-45. Ecografía hepática con imagen de quiste hidatídico tipo III de
Gharbi.

Tipo V: son los quistes calcificados que ecográficamente


muestran una línea arciforme ecorrefringente con una sombra
Fig. 37-43. Quistes hidatídicos calcificados hepáticos en la radiografía del
acústica posterior. (done by 007)
abdomen.
Desde el punto de vista quirúrgico, la ecografía le permite
seleccionar al cirujano la vía de abordaje de acuerdo con la
localización del quiste, y le brinda además referencias anató-
micas de la relación de la lesión con las estructuras
intrahepáticas (venas suprahepáticas, vena cava y conductos
biliares); esto es de utilidad en la cirugía de resección
(periquistectomía y hepatectomía).
Tomo grafía axial computada. Este estudio brinda un nivel
diagnóstico comparable al de la ecografía, con la que colabora
frente a ciertas circunstancias como: imágenes ecográficas
dudosas, hidatidosis hepática múltiple con quistes superpues-
tos y en casos de cirugía hepática previa por esta afección con
marcada distorsión de la anatomía (fig. 37-46).
Resulta también de utilidad en la evaluación de la
hidatidosis abdominal múltiple o peritoneal asociada y ante la
sospecha de complicaciones torácicas de la enfermedad.
Colangiografía retrógrada endoscópica. Su valor es el
estudio de las ictericias en pacientes portadores de hidatidosis
hepática cuya causa o nivel de obstrucción no se pudo preci-
sar por medio de otros métodos (fig. 37-47).
Asociando a la colangiografía la papilotomía endoscópica
puede encararse el tratamiento de los quistes abiertos en la vía
biliar.
Tratamiento quirúrgico. Indicaciones. El tratamiento de
la hidatidosis hepática y de sus complicaciones es esencial-
mente quirúrgico. Otras propuestas han surgido como el trata-
miento con antiparasitarios, entre los cuales el albendazol es
el que ha demostrado cierta efectividad, y la punción percutánea
asociada a la inyección de soluciones escolicidas. Estas tera-
Fig. 37-44. Radiografía de tórax en la que se observa un quiste hidatídico péuticas continúan en evaluación por ser de eficacia variable
de hígado con evolución torácica. y seguirse de recidivas.

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37 HÍGADO 525

Procedimientos quirúrgicos. Al emprender el tratamiento


quirúrgico de esta enfermedad es conveniente el conocimien-
to de la anatomía hepática y de su segmentación con el fin de
ubicar topográficamente al quiste y establecer sus relaciones
con las estructuras intrahepáticas, sobre todo cuando se va a
efectuar una técnica de resección de la adventicia o de resección
hepática.
La técnica quirúrgica deberá contemplar los siguientes as-
pectos: vías de abordaje, exéresis del parásito, procedimien-
tos sobre la adventicia y su cavidad residual y tratamiento de
las complicaciones de esta localización.
Vía de abordaje. Se elegirá de acuerdo con la localización
del quiste:
Laparotomía subcostal derecha en aquellos quistes ubica-
dos en región anteroinferior del hígado; puede practicarse una
incisión mediana supraumbilical para el tratamiento de quis-
tes situados en el lóbulo hepático izquierdo anatómico (seg-
mentos 2 y 3).
Fig. 37-46. Tomografía axial computada de abdomen en una hidatidosis Toracofrenotomía posterolateral derecha a nivel de la 8va
hepática múltiple. costilla para quistes de localización posterosuperior (segmen-
tos 7 y 8). Estos quistes pueden ser también abordados por
una incisión subcostal, bilateral con amplia movilización del
hígado.
La toracofrenolaparotomía derecha es de uso excepcional
para grandes quistes que comprometen la mayor parte o todo
el lóbulo hepático derecho y en que la movilización por vía
abdominal solamente es dificultosa.
Tratamiento del parásito. Una vez localizado el quiste, se
aisla el campo quirúrgico con compresas a fin de evitar la con-
taminación por el contenido hidatídico. Realizado esto, se lo
punza para descomprimirlo, lo cual facilitará las maniobras
posteriores y permitirá además evaluar las características de
su contenido.
Se procede luego a la apertura de la adventicia evacuando
las membranas hidatídicas por aspiración o con el empleo de
un instrumento tipo cuchara. Completada la evacuación, se
inspecciona la cavidad en búsqueda de la presencia de recesos
o de comunicaciones con la vía biliar.
Tratamiento de la adventicia. La membrana adventicia o
su cavidad residual puede ser tratada con técnicas de drenaje o
avenamiento o por técnicas de resección.
1. Técnicas de drenaje o avenamiento. Son aquellas
destinadas a drenar la cavidad adventicial una vez evacuado el
quiste.
En la marsupialización directa se fijan los bordes de la
adventicia a una incisión para que quede la cavidad abocada
al exterior (fig. 37-48). Su indicación es muy poco frecuente:
Fig. 37-47. Colangiografía retrógrada endoscóptca que demuestra comu- puede ser utilizada en pacientes con grandes quistes supurados
nicación del quiste hidatídico con la vía biliar. y con mal estado general que impiden un procedimiento ma-
yor.
La marsupialización indirecta es el drenaje con tubos de
la cavidad adventicia después de evacuar el quiste (fig. 37-
Una excepción al tratamiento quirúrgico son los quistes 48). Esta técnica es de utilidad en quistes con adventicia fina y
calcificados en la mayor parte de su contorno y sin signos de translúcida, como los que se pueden observar en niños y ado-
complicaciones, los quistes centrales de 2 cm o de menor ta- lescentes dado que la cavidad se retrae rápidamente. De ser
maño, habitualmente diagnosticados en un estudio por imáge- practicada frente a la presencia de adventicias gruesas conlle-
nes y que resultan difíciles de localizar durante una operación, va un postoperatorio extenso, con sobreinfección de la adven-
y los pacientes con hidatidosis múltiple y compromiso del es- ticia que motiva una supuración prolongada por los drenajes,
tado general. Estas dos últimas situaciones son indicación de con frecuentes bilirragias asociadas.
tratamiento antiparasitario y estricto control evolutivo. 2. Técnicas de resección de la adventicia. Son aquellas en
De existir una hidatidosis pulmonar asociada a la hepática las que se practica la exéresis parcial o total de la adventicia.
deberá realizarse el tratamiento quirúrgico previo de esa loca- Las más habituales son:
lización por el riesgo de ruptura del quiste pulmonar durante Resección de la adventicia emergente (técnica de Mabit):
la anestesia general. una vez evacuado el quiste, se extirpa la membrana adventicia

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526 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Marsupialización Marsupialización Fig. 37-48. Técnicas de avena-


directa indirecta miento.

Adventisectomía Adventisectomía Fig. 37-49. Técnicas de resección de


total parcial la adventicia.

que sobresale en la superficie hepática quedando el resto abierto 3. Técnicas de resección hepática. Son aquellas en que se
a la cavidad peritoneal (fig. 37-49). Se reserva para quistes reseca el quiste con el parénquima circundante. Su indicación
periféricos pequeños, no mayores de 3 cm de diámetro, y sin es poco frecuente y se emplean cuando existe muy escaso teji-
comunicación con la vía biliar. do en torno de la lesión (fig. 37-50).
Adventicectomía o periquistectomía total: es la resección Tratamiento quirúrgico de las complicaciones de la
de toda la membrana adventicia en el plano existente entre hidatidosis hepática. Quiste abierto en vía biliar. Puede cur-
ésta y el parénquima hepático (fig. 37-49). Esta técnica re- sar con cuadro de ictericia o de colangitis en el caso de produ-
quiere un abordaje que permita la visualización amplia del cirse migración de membranas hidatídicas con obstrucción de
quiste y del parénquima circundante a los fines de un correcto la vía biliar, o ser un hallazgo durante la cirugía (fig. 37-51).
control de la hemostasia en todo momento. Puede realizarse En casos de obstrucción por membranas, una vez tratado
una vez evacuado el quiste, y en ciertas oportunidades, sobre el quiste se procederá a determinar el nivel de la obstrucción
todo en quistes no muy grandes sin apertura previa de éstos. con una colangiografía intraoperatoria; la mayoría de los ca-
Su postoperatorio es más corto que el de las técnicas de sos se resuelven con una coledocotomía, la extracción de las
avenamiento y pueden observarse en su transcurso bilirragias membranas y el coledocodrenaje; se asociará al procedimien-
de escasa magnitud. to la colecistectomía.

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37. HÍGADO 527

Fig. 37-50. Técnica de resección


hepática en hidatidosis.

Los cuadros de colangitis aguda con repercusión en el es- general del paciente. Esto motiva la necesidad de un tratamiento
tado general son una urgencia y deben ser tratados a la mayor en dos tiempos. En el primer tiempo se realiza una toracotomía
brevedad quirúrgicamente o por papilotomía endoscópica a baja evacuando el tórax y drenando la cavidad pleural; una
fin de resolver la obstrucción biliar (fig. 37-52). vez mejorado el estado general, se deja para el segundo tiem-
En algunas ocasiones, y sin síntomas de obstrucción biliar, po el tratamiento de la adventicia residual, que en algunas
puede encontrarse el contenido del quiste teñido con bilis o la oportunidades puede no ser necesario.
presencia de finos conductos que se comunican con la cavidad La fístula biliobronquial es una complicación infrecuente
adventicial. En estos casos se procederá a la sutura de los con- de esta afección que suele ocasionar un grave compromiso de
ductos, y de tratarse de conductos de mayor tamaño, se reali- la función respiratoria por la bronquitis química ocasionada
zará una colangiografía intraoperatoria colocando un catéter por la bilis. Son pacientes con riesgo quirúrgico elevado, por
en ellos a fin de establecer su topografía y la eventual presencia lo cual es conveniente como tratamiento inicial abordar el ab-
de membranas hidatídicas migradas que requieran ser tratadas. domen con el fin de evacuar el quiste, drenarlo y eventual-
Hidatidosis hepática complicada en el tórax. Cuando un mente hacer lo propio con la vía biliar de estar dilatada; una
quiste hidatídico hepático en su evolución torácica compro- vez que ha mejorado el paciente, se practica la resección de la
mete el parenquima pulmonar (fig. 37-53. A) su tratamiento se membrana adventicia y de la fístula.
realiza a través de una toracotomía baja, y después de ser eva- Hidatidosis hepática rota en el peritoneo. Se presenta fre-
cuadas las membranas hidatídicas, se procede a la apertura del cuentemente con un cuadro de abdomen agudo secundario al
diafragma y la resección de la adventicia. En pocos casos es derrame del contenido hidatídico en la cavidad peritoneal;
necesario asociar al procedimiento una exéresis de parenquima puede ocasionar además un coleperitoneo o una peritonitis
pulmonar por presentar un proceso inflamatorio irreversible. bacteriana de acuerdo con el contenido del quiste.
La hidatidopleura o el empiema hidatídico secundario a la Su tratamiento es la evacuación, el lavado de la cavidad
apertura en la pleura de un quiste hidatídico hepático (fig. 37- peritoneal y el tratamiento del quiste, que dada la urgencia de
53, B) cursa habitualmente con grave compromiso del estado estos casos suele ser la marsupialización indirecta.

Fig. 37-51. Tomografía computada que muestra la apertura del quiste


hidatídico en la vía biliar (recuadro) con dilatación de ésta.

Fig. 37-52. Membranas hidatídicas en el colédoco demostradas por


colangiografía retrógrada endoscópica.

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528 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Fig. 37-53. Complicaciones


torácicas de la hidatidosis hepática.
A, Quiste que en su evolución com-
promete el parénquima pulmonar. B.
Quiste roto en la pleura.

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37. HÍGADO 529

de los quistes simples. Según la teoría de von Meyenburg


(1918), los quistes se formarían por un mal desarrollo
embriológico que causa una excesiva cantidad de conductos
intralobulares, algunos de los cuales no comunican con la vía
biliar. La involución de éstos y la subsecuente acumulación de
líquido producen la formación de los quistes simples.
Anatomía patológica. Al examen macroscópico, los quis-
tes simples son de forma esférica u ovoide y su diámetro osci-
la desde unos pocos milímetros hasta 20 cm, aunque excep-
cionalmente alcanzan tamaños superiores. Los más pequeños
están rodeados de hígado normal. Los más grandes producen
atrofia del tejido hepático adyacente e hipertrofia del lóbulo
contralateral. Los quistes no son loculados y su contenido es
líquido claro y amarillento. En la mitad de las oportunidades
el quiste es único, pero puede haber dos o más, y en un núme-
ro menor de casos pueden ser múltiples, a semejanza de la
poliquistosis hepática (Larsen, 1961).
Al examen microscópico, los quistes se encuentran tapi-
zados por una capa única de células cuboides o epitelio
columnar, que semeja el epitelio de los conductos biliares; los
quistes presentan células uniformes sin atipias.
Diagnóstico. Los quistes simples de hígado son habitual-
mente hallazgos casuales en exámenes de diagnóstico por imá-
genes o en laparotomías exploradoras por otra patología. Los
pacientes sintomáticos son más frecuentemente mujeres entre
los 40 y 50 años de edad, y los síntomas (dolor o vómitos)
corresponden por lo general a quistes voluminosos que com-
primen órganos adyacentes. Estos síntomas rara vez ocurren
en quistes de diámetro menor de 5 cm.
En el examen físico es posible encontrar una masa en el
hipocondrio derecho, lo cual depende del tamaño de la lesión.
El hepatograma se mantiene inalterado en estos pacientes. El
diagnóstico del quiste puede coincidir con la aparición de otra
enfermedad responsable de los síntomas y el dolor ser atribui-
do a ésta. Por lo tanto es imprescindible excluir otras causas
con sintomatología similar.
La ecografía es el mejor método para diagnosticar los quis-
tes simples, que pueden ser hallados hasta en el 5 % de todas
las ecografías abdominales (Harris K, 1986). La imagen es la
de un quiste unilocular de paredes delgadas con contorno liso
y de forma circular u oval, totalmente anecoica, con refuerzo
posterior (Spiegel, 1978) (fig. 37-54). Los quistes de paredes
irregulares, quistes loculados o con calcificaciones de la pa-
red son sugestivos de neoplasia, infecciones, quistes parasita-
rios o secuela de traumatismos. La ecografía renal no muestra
alteraciones, excepto en el caso de que coincida con uno o dos
quistes de riñon, que se encuentran en el 25 % de los adultos Fig. 37-55. Tomografía computada de un voluminoso quiste simple de hí-
(Sánchez H, 1991; Saini S, 1983). gado.
La tomografía computada muestra imágenes hipodensas
de forma redonda u oval, que no captan el medio de contraste
y cuya densidad es líquida. No existen septos ni formaciones Es más complejo el diagnóstico diferencial con los quistes
intraquísticas (fig. 37-55). La resonancia nuclear magnética hidatídicos, los cistoadenomas o la poliquistosis hepática. Los
muestra lesiones de tipo homogéneo, hipointensas o quistes hidatídicos presentan habitualmente calcificaciones y
hiperintensas y avasculares. La angiografía revela que los quis- septos, pueden tener una pared dividida o más gruesa y comu-
tes son avasculares y desplazan a los grandes vasos. nicación con la vía biliar. El diagnóstico de certeza se efectúa
En la centellografía hepática se observan imágenes con las pruebas de laboratorio específicas para hidatidosis.
lacunares sólo cuando los quistes son mayores de 3 cm. Siendo ésta una enfermedad endémica con alta incidencia en
Diagnóstico diferencial. El quiste simple es fácilmente nuestro país, es imprescindible realizar el diagnóstico diferen-
diferenciable de los abscesos de hígado, de los tumores malig- cial con cualquier patología quística del hígado.
nos, de los hemangiomas y de los hematomas. El contexto clí- Complicaciones. Ocasionalmente los quistes simples cre-
nico de las lesiones es diferente. Puede ser útil como método cen en forma brusca, aunque las complicaciones son excep-
diagnóstico inyectar contraste radiopaco seguido de radioscopia cionales (menos del 5 %). Se ha descripto hemorragia
para descartar la comunicación con la vía biliar. íntraparenquimatosa (Moreaux y Bloch, 1971), ruptura, infec-

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530 SECCIÓN VI. ABDOMEN

ción bacteriana, compresión de la vena cava (Frisell, 1979),


fístula duodenal (Williamson, 1978), colestasis por compre-
sión de las vías biliares, torsión (Soud y Watson, 1974) y
malignización (Starzl. 1990).
Tratamiento. No hay un criterio uniforme para el trata-
miento. En los quistes asintomáticos la conducta es expectan-
te, a menos que sean encontrados durante una laparotomía por
otra causa. En este caso se puede resecar el quiste como ope-
ración complementaria si es de fácil resolución y no agrega
morbilidad. Debe hacerse un seguimiento periódico de los
quistes simples asintomáticos por medio de ecografía, y algún
tipo de tratamiento se ha de encarar si los quistes crecen, se
hacen sintomáticos, adquieren formas atípicas o presentan cal-
cificaciones o engrasamiento de la pared.
En los quistes sintomáticos se han propuesto varios tipos
de tratamientos. La punción evacuadora (Saini, 1983) (fig. 37-
56) es un método asociado con alta incidencia de recidivas. La
inyección de sustancias esclerosantes (Goldstein, 1976) des- Fig. 37-57. Quiste simple extirpado mediante segmentectomía.
pués de la aspiración disminuye el tamaño de los quistes por
períodos variables y es un procedimiento ambulatorio y de
baja morbilidad. El tratamiento quirúrgico más efectivo es sin propuesto por varios autores como tratamiento de los quistes
duda la extirpación completa del quiste, ya sea mediante la simples. El porcentaje de recidivas es mayor que con los pro-
resección de su pared por quistectomía simple o mediante la cedimientos resectivos, aunque la morbilidad es en general
resección del segmento hepático ocupado por el quiste cuan- menor.
do éste es emergente, y con poco parénquima hepático inter-
puesto (fig. 37-57).
El tratamiento puede ser realizado por cirugía convencio- Cistoadenoma de hígado
nal o videolaparoscopia, y se han demostrado buenos resulta-
dos con una cirugía mínimamente invasiva en algunos casos. Los cistoadenomas de hígado son tumores raros con gran
La pieza de resección quirúrgica debe ser revisada para des- posibilidad de recidiva y potencial maligno. Debe realizarse
cartar cistoadenoma o cistoadenocarcinoma, caso en el que se el diagnóstico diferencial con otras patologías quísticas del
debe realizar resección completa para su correcto tratamiento. hígado.
El destechamiento o la marsupialización peritoneal ha sido Epidemiología. La prevalencia de los cistoadenomas en
la población es de 20 a 100 veces menor que la de los quistes
simples de hígado (Geist, 1955). Afectan más frecuentemente
a mujeres mayores de 40 años (Ishak, 1977) y hay pocos casos
publicados en la edad pediátrica (Alexander, 1925; Williams,
1991).
Patogenia. Estos quistes se formarían a partir de restos
ectópicos de los conductos biliares. Otra teoría es que se ori-
ginen de células germinales ectópicas. La primera, que es la
más aceptada, no explica la existencia del contenido mucinoso
que tienen estos quistes; en cambio, la segunda sí, pues com-
para los cistoadenomas hepáticos con los cistoadenomas del
ovario.
Anatomía patológica. Los cistoadenomas son tumores
grandes, que miden entre 10 y 20 cm de diámetro y tienen un
contenido líquido mucinoso. Presentan una superficie externa
globulosa desde donde hacen protrusión los quistes
multiloculados de diverso tamaño y forma, separados por pa-
redes delgadas.
Microscópicamente, la superficie interna está recubierta
por una capa unicelular de células cuboides o epitelio cilindri-
co. Las células son uniformes, con un núcleo redondo u oval.
Frecuentemente tienen una estroma compuesta por células
mesenquimatosas primitivas y otra capa de tejido colágeno.
Los cistoadenomas son multilobulados y presentan muchos
septos con proyecciones papilares.
Diagnóstico. Los síntomas más frecuentemente hallados
Fig. 37-56. Punción evacuadora son dolor o malestar abdominal, anorexia, vómitos y distensión
guiada por ecografía de un quis- abdominal. El examen físico puede hallar una masa en el
te simple de hígado (H). Se ob- hipocondrio derecho. Habitualmente, el hepatograma no mues-
serva la aguja (1) en el interior tra alteraciones.
del quiste. El diagnóstico de cistoadenoma se realiza sobre la base de

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37. HÍGADO 531

los hallazgos ecográficos y tomográficos. La ecografía mues- litros de líquido. Su pared está compuesta de tres capas: la
tra una gran formación anecoica llena de líquido, de forma más interna, formada por tejido conectivo cubierto por epitelio
ovoide o redondeada, con bordes irregulares y ecos en su inte- cuboide o cilindrico; la capa media, por tejido conectivo com-
rior (Forrest 1980). En la tomografía se encuentran imágenes pacto con vasos sanguíneos, y la capa externa, por grandes
redondeadas con áreas de baja densidad con septos en el inte- vasos sanguíneos, conductos biliares y ocasionalmente com-
rior y nodulos murales (Frick y Feinberg, 1982). plejos de von Meyenburg. La capa epitelial puede desaparecer
Diagnóstico diferencial. Debe realizarse con el quiste sim- como resultado de la presión intraquística. En la mayoría de
ple y el quiste hidatídico. Las lobulaciones están presentes tanto los casos e! líquido de los quistes es claro, pero puede ser
en el quiste hidatídico como en el cistoadenoma, pero tanto marrón (hemorragia) y a veces estar teñido con bilis.
las calcificaciones como la positividad de las pruebas Cuando se detecta la poliquistosis hepática, se debe pres-
serológicas sólo están presentes en la hidatidosis. Las diferen- tar atención tanto al paciente como a sus familiares. La reali-
cias entre quiste simple y cistoadenoma se describen en la ta- zación de una ecografía a los familiares es un estudio no
bla 37-7. invasivo que puede ayudar a la detección de la enfermedad.
Diagnóstico. Es generalmente un hallazgo casual en pa-
cientes que cursan asintomáticos, pese a que presentan un hí-
Tabla 37-7. Diagnóstico diferencial de los quistes parasitarios gado de gran tamaño. Otras veces la enfermedad se manifiesta
entre los 40 y 60 años con dolor, distensión abdominal y a
Cistoadenoma Quiste simple Quiste hidatídico
veces disnea por el volumen hepático, que puede alcanzar los
No de quistes Uno Uno o varios Uno o varios 12kg. Es importante destacar que la función hepática se man-
Septos Presentes Ausentes Presentes tiene inalterada en la mayoría de los casos.
Contenido Mucinoso Seroso Cristal de roca La ecografía y la tomografía computada (fig. 37-58) son
Malignización Posible Excepcional No los métodos diagnósticos más efectivos en la poliquistosis, ya
Comunicación que muestran múltiples quistes llenos de líquido de forma re-
con la vía biliar Posible Ausente Posible dondeada u oval con márgenes bien delimitados, tanto en el
hígado como en los ríñones. La resonancia nuclear magnética

Tratamiento. Siempre que se realiza el diagnóstico de


cistoadenoma la resección quirúrgica total es imperiosa ya que
la resección parcial expone a la recidiva y la posibilidad de
presentar un cistoadenocarcinoma. Si esto ocurre, !a quistec-
tomía total o la hepatectomía. ambas con control de márgenes
libres de células tumorales, debe ser realizada en el mismo
acto quirúrgico.

Poliquistosis hepática

Definición. Descripta por primera vez en 1856 por


Bristowe, esta rara enfermedad se caracteriza por quistes múl-
tiples, distribuidos en forma difusa a través del hígado y pue-
de o no asociarse con poliquistosis renal. Hasta 1986 se creía
que la poliquistosis renal y hepática eran una sola entidad. El
gen responsable de esta enfermedad hepatorrenal se encuentra
en el cromosoma 16 y es posible diagnosticarlo en la etapa
prenatal por el estudio del ADN. Por otro lado, la transmisión
hereditaria de la poliquistosis hepática no asociada a la renal
todavía no ha podido establecerse.
Epidemiología. La prevalencia de la enfermedad ha au-
mentado del 0,03 % en 1959 hasta el 0,13 % en 1988. Esto se
debe probablemente a que un mayor número de pacientes per-
manecen vivos gracias a la hemodiálisis, lo cual permite que
se desarrolle la enfermedad hepática. Aunque se la reconoce
habitualmente en los adultos, se han comunicado casos en to-
das las edades.
La relación hombre/mujer es 1:2 hasta 1:4 en la mayoría
de las series. Se ha descripto una mayor proporción de quistes
en mujeres con múltiples embarazos, lo cual sugiere que la
poliquistosis hepática está influida por ios estrógenos.
En 1-3 % de los pacientes se han encontrado quistes en
otros órganos, como páncreas, bazo, epiplón. pulmón y ova-
rio.
Anatomía patológica. El tamaño de los quistes varía des- Fig. 37-58. Poliquistosis hepática. A, Aspecto eeográfico. B, Aspecto
de microscópicos hasta grandes quistes que contienen varios tomográfico.

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532 SECCIÓN VI. ABDOMEN

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difícil en etapas tempranas de la poliquistosis y no hay ningún polycystic disease. Am. J. Surg. 136: 383, 1978.
tipo de diferenciación histológica entre ellos, pero los quistes
simples no toman en forma difusa todo el hígado, ni tienen
incidencia familiar, y tampoco están acompañados de quistes
TUMORES BENIGNOS DEL HÍGADO
en otros órganos.
Tratamiento. En los quistes múltiples asintomáticos se Pedro Ferraina
adopta una conducta expectante. Para los quistes sintomáticos
se han propuesto diversos tipos de tratamiento, como aspira- Introducción. Aunque su incidencia no es alta, y la mayor
ción con aguja fina, escleroterapia con alcohol u otras sustan- parte de estos tumores son asintomáticos, el hallazgo frecuen-
cias, destechamiento en forma convencional o laparoscópico te durante estudios realizados por síntomas no específicos ab-
y fenestracion. La resección de quistes en los pacientes dominales o durante el acto operatorio de otras lesiones ha
sintomáticos con poliquistosis múltiple es una operación aumentado su importancia, ya que plantean en algunas oca-
riesgosa y con pocos beneficios, requiere de cirujanos entre- siones diagnósticos diferenciales con neoplasias malignas. Por
nados para realizarla y el índice de complicaciones es alto. El otra parte es fundamental el conocimiento de la historia natu-
trasplante hepático ha sido propuesto como tratamiento de esta ral de estas lesiones, puesto que en algunos casos son pasibles
enfermedad, a veces asociado al trasplante de riñon de acuer- sólo de observación y en otros se requiere su tratamiento, que
do con el grado de enfermedad renal. puede ser resectivo.
El hallazgo casual de una lesión sólida del hígado en pa-
cientes asintomáticos que son estudiados en búsqueda de otras
enfermedades, y que se identifican fundamentalmente mediante
BIBLIOGRAFÍA los estudios radiológicos (ecografía, tomografía computada)
Alexander RC: Solitary nonparasitic cysts of the liver. Edin. Med. se denominan incidentalomas, y en su gran mayoría son tu-
Journal 32: 61-68, 1925. mores benignos. En muchos de estos enfermos es llamativa la
Ameriks J. Apepleman H, Frey C: Malignant nonparasitic cyst of the ausencia de una historia clínica, que resulta fundamental para
liver. Ann. Surg. 176: 713-717, 1972. evaluar las distintas posibilidades de enfermedad hepática. Los
Bristowe F: Cystic disease of the liver associated with a similar disease antecedentes de hepatitis, neoplasias colónicas, alcoholismo o
of the kidneys. Trans. Soc. Lond. 7: 229-34, 1856. cirrosis son importantes por cuanto orientan a distintas enfer-
Flagg RS, Robinson DW: Solitary non parasitic hepatic cysts. Report medades hepáticas tumorales, de la misma manera que los
of oldest known case and review of the literature. Arch. Surg. 95' antecedentes hereditarios (enfermedad poliquística o neuro-
964-73, 1967. fibromatosis) y la exposición a hepatotóxicos como aflatoxina,
Frick M. Feinberg SB: Biliary cystoadenoma. Am. J. Roentgenol. arsénico, Thorotrast o vinilclorhídrico. El antecedente de la
139: 393-5, 1982.
Forrest ME, Cho KJ, Shields JJ, Me Cormick TL: Biliary cystoade- ingesta de hormonas (anticonceptivos) está relacionado con el
nomas. Am. J. Roentegenol. 135: 723-7, 1980. desarrollo de adenomas y la infección con el virus de la
GeistDC: Solitary nonparasitic cyst of the liver. Arch. Surg. 71: 867- inmunodeficiencia adquirida (HIV) con el linfoma primario
80. 1955. hepático. El examen físico pondrá de manifiesto estigmas de
Goldstein HM. Carlyle DR, Nelson RS: Treatment of symptomatic insuficiencia hepática, y el examen de la piel y el tubo digesti-
hepatic cvst by percutaneous instillation of Pantopaque. Am. J. vo puede alertar sobre el origen de un tumor primario con
Roentgenol. 127: 850-3, 1976. metástasis hepáticas.
Harris KM. Morris DL. Tudor R, Toghill P and Hardcastle JD: Clinical
Definición. Los tumores del hígado pueden ser benignos
andradiographic features of simple and hytadid cysts of the liver.
Br. J. Surg. 73: 835, 1986. o malignos, y los primeros, de acuerdo con su estructura,
Larsen KA: Benign lesions affecting the bile duets in the post-mortem quísticos o sólidos. En este capítulo nos referiremos a los tu-
cholangíogram A. Pat. Mic. Imm. Sean. 51: 47-62, 1961. mores benignos sólidos, de los cuales los más importantes por
Moreaux J. Bloch P: Les kystes billiaries solitaries du foie. Arch. Fr. su frecuencia son el hemangioma, el adenoma y la hiperplasia
Mal. App. Dig. 60: 203-24, 1971. nodular focal. Otros tumores más raros incluyen a los adiposos,

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37. HÍGADO 533

los hatnartomas y los mixomas, leiomiomas o fibromas (tabla La tomografía computada dinámica, que incluye la inyec-
37-8). En los niños, el hemangioendotelioma adquiere signifi- ción rápida de contraste endovenoso, permite distinguir las
cación no sólo por su frecuencia sino también por su grave- lesiones hipovasculares de las hipervasculares. Últimamente,
dad. la angiografía con tomografía computada y la resonancia nu-
Presentación clínica. La mayoría de los tumores benig- clear magnética pueden definir lesiones pequeñas, o en la fase
nos son asintomáticos, pero su crecimiento con distensión de T2 de la resonancia magnética distinguir un hemangioma de
la cápsula de Glisson puede producir dolor, que suele referirse una metástasis o un hepatocarcinoma (fig. 37-60). La arterio-
al hipocondrio derecho con irradiación al dorso. Una excep- grafía seguida de tomografía computada es útil en hemangio-
ción son los tumores angiomatosos de la infancia, que por el mas de pequeño tamaño u otras lesiones hipervascularizadas.
gran tamaño que suelen alcanzar o la presencia de fístulas El centellograma con radionúclidos (tecnecio 99) es me-
arteriovenosas se manifiestan clínicamente con hepatomegalia nos sensitivo y específico y se han publicado falsos positivos
e insuficiencia cardíaca congestiva. En un pequeño número de o negativos, aunque sigue siendo un buen método para el diag-
pacientes la ruptura del tumor puede provocar una hemorragia nóstico de los hemangiomas en algunos centros, con una sen-
grave (fundamentalmente, adenomas), y en otros la necrosis o sibilidad del 80 % y una especificidad del 100 % en los
el crecimiento rápido puede manifestarse con dolor agudo. mayores de 2 cm (el patrón característico es el estancamiento
Algoritmo diagnóstico. Los estudios de laboratorio de sanguíneo en las imágenes tardías) (fig. 37-61). Con el galio
función hepática habitualmente están dentro de valores nor- 67. que es captado por las células inflamatorias o malignas en
males, a menos que existan complicaciones agudas, como mayor cantidad que los hepatocitos, también se pueden obte-
necrosis o hemorragia. El aumento de la fosfatasa alcalina, la ner imágenes que ayudan al diagnóstico diferencial.
5-nucleotidasa y la gammaglutamiltranspeptidasa se puede ver Un nuevo campo de desarrollo se estableció con la incor-
en tumores de gran tamaño. En algunos casos donde, el tumor poración de los anticuerpos monoclonales radiomarcados para
haga efecto de masa sobre la vía biliar se puede hallar un au- antígenos específicos de distintos tumores. Se lo está utilizan-
mento de la bilirrubina.
El diagnóstico radiológico de una neoplasia hepática tiene
por objeto en los pacientes de alto riesgo (cirrosis, cáncer de
colon) descartar un cáncer primario o secundario, y en los res-
tantes establecer el diagnóstico diferencial de los distintos ti-
pos de tumores benignos.
La ecografía es el examen inicial por su alto grado de
confiabilidad y por ser un método no invasivo y de bajo costo.
Permite distinguir las lesiones quísticas de las sólidas y esta-
blecer el diagnóstico de lesiones de más de 2 cm con una sen-
sibilidad mayor al 80 % (fig. 37-59).

Tabla 37-8. Clasificación de los tumores benignos


sólidos del hígado

Tumores epiteliales
Hiperplasia nodular focal
Adenoma hepatocelular
Fig. 37-59. Ecografía que muestra un adenoma hepatocelular.
Tumores mesenquimáticos

a) Tejido adiposo:
Lipoma
Miolipoma
Angiolipoma

b) Músculo liso:
Leiomioma

c) Vasos sanguíneos:
Hemangioma
Hemangioendotelioma infantil

d) Tejido endotelial:
Mesotelioma benigno

Tumores mixtos epiteliales y mesenquimáticos


Teratoma benigno
Hamartoma mesenquimático

Modificada de Ishak GK: Benign tumors of the liver. En Berk JE Fig. 37-60. Resonancia nuclear magnética (fase T2): hemangiomas múlti-
(ed): Gastroenterology, 1985. ples del hígado.

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534 SECCIÓN VI. ABDOMEN

do para antialfafetoproteína y anticuerpos para carcinoma Hemangioma


colorrectal.
Durante el acto operatorio, la ecografía intraoperatoría es Es el tumor hepático benigno más frecuente. Se lo ha iden-
de gran valor, no sólo para diagnosticar pequeñas lesiones no tificado hasta en un 7,3 % de las necropsias, y predomina más
visualizadas con los métodos preoperatorios, sino también para en la mujer que en el hombre. La denominación de hemangioma
evaluar la posibilidad de una resección de tumores con com- cavernoso se refiere a los que tienen un tamaño mayor de 4
promiso de los grandes vasos. cm (fig. 37-63). Los restantes se denominan hemangiomas ca-
La punción-biopsia preoperatoria con aguja fina guiada por pilares.
ecotomografía debe estar reservada para aquellos casos en los Se desarrollan a partir de las células endoteliales, que pue-
que el diagnóstico histológico puede modificar la necesidad den producir distintos tipos de tumores, además del hemangio-
del acto quirúrgico, ya que no está exenta de complicaciones ma cavernoso, ya que en los niños dan lugar al hemangioen-
(hemorragia, implante tumoral) y, en algunos casos, de difi- dotelioma. Por otra parte, de estas mismas células se puede
cultades para establecer el diagnóstico diferencial (fig. 37-62). desarrollar el angiosarcoma, que es muy raro, y el hemangio-
endotelioma epitelioide, de menor malignidad que el angio-
sarcoma, pero con capacidad de metastatizar.
El 15 % de las lesiones son múltiples y se presentan con
mayor frecuencia entre la tercera y cuarta década (tabla 37-9).
Se suelen ubicar debajo de la cápsula de Glisson, y al corte se
presentan de color rojo y con aspecto de esponja; no hay co-
municación del tumor con el parénquima circundante.
Histológicamente están compuestos por espacios quísticos lle-
nos de sangre y tapizados con células epiteliales separadas por
cantidades variables de tejido fibroso (fig. 37-64). Clínicamente
los pequeños son asintomáticos, y sólo cuando la lesión ad-
quiere mayor tamaño pueden tener expresión clínica con do-
lor (tabla 37-10). La historia natural de la mayor parte de los
hemangiomas es de no aumentar su tamaño, y sólo excepcio-
nalmente se complican mediante su ruptura. El aumento de

Fig. 37-61. Centellograma con 99mTc. Angioma múltiple.

Fig. 37-62. Punción-aspiración con aguja fina de hígado, que permitió el


diagnóstico de adenoma. Fig. 37-63. Hemangioma cavernoso del hígado.

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37. HÍGADO 535

tamaño ha sido relacionado con la ingesta de estrógenos o con


embarazos múltiples.
El diagnóstico se realiza, como ha sido explicado anterior-
mente, recurriendo a los exámenes no invasivos, que en la ac-
tualidad son definitorios en la mayor parte de los casos, ya
que el comportamiento de estos tumores con la tomografía
computada dinámica o la resonancia nuclear magnética suele
ser característico y eventualmente el centellograma con gló-
bulos rojos marcados con tecnecio 99 es definitorio (figs. 37-
61, 37-62 y 37-65). Los hemangiomas asintomáticos y meno-

Tabla 37-9. Tamaño, ubicación y localización


de los hemangiomas

Lóbulo derecho 32 (71%)


Lóbulo izquierdo 5 (11 %)
Lóbulo caudal 1 ( 2 %)
Bilateral 7 (15 %)

Únicos 37 (82 %)
Múltiple 8 (17%) Fig. 37-65. TAC dinámica. Secuencia de imágenes correspondientes a
angioma: antes de la inyección del contraste, masa hipodensa, y después
de la inyección del contraste, "reforzamiento" de la zona periférica y per-
Tamaño < 4 cm 27 (60 %) sistencia de la hipodensidad central.
Tamaño > 4 cm 18 (40 %)
Hospital de Clínicas "José de. San Martín", Buenos Aires, 1992

res de 5 cm no requieren ningún tratamiento, y sólo su control


ecográfico es suficiente. En los que se vuelven sintomáticos,
Tabla 37-10. Hemangiomas: Relación entre tamaño, síntomas con tamaños mayores de 5 cm y localizaciones que no aumen-
y tratamiento quirúrgico
tan el riesgo de su resección, está indicado el tratamiento qui-
rúrgico, de la misma manera que en aquellos pocos casos de
ruptura o de difícil diagnóstico diferencial con los métodos
convencionales.

Hemangioendotelioma infantil

Esta variedad de tumor angiomatoso que se presenta en


Mayo Clinic. 1980-1987. Ntchols FC: Benign Hepatic Tumors, Surg. los niños tiene una gravedad mayor que el angioma caverno-
Clin. North Am. 69: 2, 297, 1989. so, ya que el enorme tamaño que pueden adquirir y la presen-
cia de fístulas arteriovenosas hacen que se acompañe de insu-
ficiencia cardíaca con una gran mortalidad (se le adjudica una
mortalidad cercana al 70 %). Se suele asociar a coagulopatías
por consumo, trombocitopenia y anemia. La asociación con
trombocitopenia y afibrinogenemia se conoce como síndrome
de Kasabach-Merrit. Los angiomas cutáneos y la insuficien-
cia cardíaca en presencia de una hepatomegalia hacen sospe-
char su presencia, que puede confirmarse mediante una
arteriografía, la cual muestra múltiples lesiones angiomatosas
con rápido llenado de las venas hepáticas. La tomografía com-
putada revela una lesión que se tifie más que el resto del
parénquima con la sustancia de contraste.
El tratamiento mediante la administración de esteroides o
la radioterapia no suele ser efectivo y queda en la actualidad
la ligadura o embolización de la arteria hepática como uno de
los recursos más utilizados, y la cirugía cuando afecta un solo
lóbulo. Becker y Heitller, en 1989, refirieron una mortalidad
de 57 sobre 95 casos librados a su historia natural sin trata-
miento. El trasplante de hígado en los últimos años abrió nue-
Fig. 37-64. Histología del hemangioma (véase el texto). vas posibilidades en su tratamiento.

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536 SECCIÓN VI ABDOMEN

Adenoma hepatocelular Hiperplasia nodular focal

Este tumor está estrechamente relacionado con la ingesta Aunque también afecta a mujeres jóvenes, se puede obser-
de anticonceptivos; se presenta en mujeres de 20 a 40 años y var en hombres y niños. No existe una relación clara con la
raramente cuando no existe exceso de hormonas. Ha sido ingesta de anticonceptivos, y a diferencia de los adenomas,
descripto en pacientes con enfermedades por almacenamiento suelen ser asintomáticos (excepto los que adquieren gran ta-
de glucógeno, y en los hombres el 25 % de estos tumores se maño). De la misma manera, la falta de complicaciones
relacionan con la ingesta de anabólicos. hemorrágicas y la ausencia de cambios histológicos con
El dolor abdominal, usualmente crónico, es el síntoma más progresión a una neoplasia maligna lo diferencian del adenoma
frecuente. En un informe de la Clínica Mayo de 1995, donde hepatocelular (tabla 37-11). Generalmente son tumores solita-
se evaluaron todos los tumores hepáticos benignos entre 1989 rios, de menos de 5 cm de diámetro, superficiales, con cicatri-
y 1993, el dolor abdominal fue el síntoma más frecuente (78 % ces y vasos sanguíneos superficiales. En el corte tienen una
con un promedio de 5 meses de duración), un 20 % tuvo a la coloración tostada y presentan una cicatriz estrellada fibrosa
hemorragia como primera manifestación de la enfermedad (por central. Pueden tener o no cápsula y tienden a ser lobulados.
ruptura del tumor), que en la mitad de estos enfermos llevó a Histológicamente presentan bandas fibrosas con abundan-
una descompensación hemodinámica, y en un 10 % se presen- tes vías biliares; los hepatocitos están dispuestos en cordones
tó como una masa palpable. y separados por sinusoides, asemejándose a un nodulo de re-
El tamaño puede llegar hasta 20 cm de diámetro, son co- generación hepática (fig. 37-67).
múnmente únicos y excepcionalmente múltiples. En los casos asintomáticos suelen ser "incidentalomas"
El diagnóstico se realiza con la metodología explicada para observados en estudios de imágenes o durante un acto
el resto de los tumores hepáticos, pero en la actualidad ni la operatorio por otra enfermedad.
tomografía computada ni la resonancia nuclear magnética per-
miten distinguir con certeza al adenoma de la hiperplasia
nodular focal o un tumor hepático maligno (fig. 37-66). De la
misma manera, la biopsia con aguja fina no está indicada por Tabla 37-11. Comparación entre hiperplasia nodular focal
el peligro de una hemorragia y porque además el diagnóstico y adenoma hepatocelular
diferencial con un carcinoma hepatocelular bien diferenciado HNF(%) Adenoma (%)
es muy difícil de realizar. Solamente se aconseja una compro- n=63 n=37
bación histológica, que puede efectuarse mediante laparoscopia
y punción bajo visión directa, cuando en pequeños tumores Edad
asintomálicos la interrupción de la medicación contraceptiva < 40 años 77 84
oral puede significar una regresión tumoral que evite la > 40 años 28 16
resección quirúrgica.
Los adenomas hepáticos consisten en cordones de Presentación clínica
incidental 57 3
hepatocitos que han perdido su eje portal, iguales a los que los Dolor 5 10
rodean desde el punto de vista microscópico, lo cual hace difí- Tumor 33 62
cil su diagnóstico. Macroscópicamente son bien circunscriptos Hemorragia 0 30
y a veces se hallan encapsulados. La degeneración central y la
hemorragia son rasgos característicos. Tamaño
El riesgo de desarrollar una neoplasia maligna ha sido < 5 cm 60 5
sobreestimado, pero sigue siendo una preocupación ya que esta > 5 cm 40 95
circunstancia se puede dar.
La cirugía está indicada en todos los pacientes sintomáticos Fostei JH, Berman MN: Solid Liver Tumors, Mayor Prob. Clin Surg.
o en los asintomáticos que no tuvieron una regresión después 321-342. 1977.
de interrumpir la medicación contraceptiva. En los casos com-
plicados con hemorragia, la resección es el único tratamiento
y constituye una urgencia que implica una situación de alto
riesgo para el paciente.
La presencia de síntomas severos y adenomas hepáticos
múltiples distribuidos en todo el hígado es una rareza, pero en
estos casos la hepatectomía con trasplante hepático ha sido
empleada con éxito.

Fig. 37-67. Histología de hiperplasia nodular focal (cicatriz estrellada que


Fig. 37-66. Imagen tomográfica correspondiente a un adenoma hepatocelular. contiene ductos biliares, vasos sanguíneos y células inflamatorias).

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37. HÍGADO 537

La ecografía y la tomografía computada tienen baja reso- liver. Are there any indications for resection? World J. Surg. 19:
lución en esta patología; la angiografía revela un tumor 19-24, 1995.
hipervascularizado con grandes arterias y shunt arteriovenosos, Foster JH, Berman MM: The malignant transformation of liver cell
con vasos en distribución estrellada característica, y la reso- adenomas. Arch. Surg. 129: 712-717, 1994.
nancia magnética en algunos casos puede revelar la cicatriz Foster JH, Berman MM: Solid tiper tumors. Mayor Prob. Clin. Surg.
321-342, 1977.
central que les es característica. Ishak GK, Goodman ZD: Benign tumors of the liver. En Berk JE
El tratamiento en los casos de hallazgo intraoperatorio con (ed.): Gastroenterology, 4a. ed. WB Saunders.Philadelphia, 1985.
tumores chicos emergentes es la resección. En los tumores más Jelinek J: Imaging of liver hemangiomas. AJR 166: 459, 1996.
grandes la biopsia puede ser suficiente para diferenciarlos de Kinnard MF, Alavi A, Rubin RA, et al: Nuclear imaging of solid
otras lesiones que requieran un tratamiento resectivo. Este sólo hepatic masses. Semin. Roentgenol. 30: 375-395. 1995.
debe indicarse en los tumores grandes sintomáticos o en aque- Nagorney DM: Benign hepatic tumors: Focal nodular hyperplasia
llos con dudas diagnósticas. En las mujeres jóvenes, teniendo and hepatocellular adenoma. World J. Surg. 19: 13-18, 1995.
en cuenta que durante el embarazo estas lesiones pueden pro- Nichols FC, Van Heerden JA. Weiland LH: Benign hepatic tumors,
gresar, la resección estaría indicada, excepto en lesiones cen- Surg. Clin. North Am. 69: 2-297, 1989.
trales que requieran resecciones mayores. Tepetes K, Selby R, Webb M, et al: Orthotopic liver transplantation
for benign hepatic neoplasms. Arch. Surg. 130: 153-156, 1995.

OTROS TUMORES
TUMORES PRIMARIOS MALIGNOS DEL
Hamartoma mesenquimático. Es una lesión rara de ori-
HÍGADO
gen congénito que se observa en lactantes de menos de 1 año
de edad y excepcionalmente en adultos. Más frecuente en va- Luis G. Podestá
rones, puede llegar a formar una masa de gran tamaño.
Histológicamente presenta un fondo mixoide de mesén- Bajo este título se incluyen diversos tumores malignos pro-
quima embrionario altamente celular; el componente quístico venientes de un órgano con múltiples estirpes celulares. El
suele ser el aspecto más notable y la lesión puede parecer un carcinoma hepatocelular es, sin embargo, el más frecuente,
panal de abejas. con grandes variaciones en prevalencia e incidencia respecto
La centellografía con tecnecio 99 en sulfuro coloidal defi- de la localización geográfica. El continente africano y el su-
ne una falta de captación de la lesión; la angiografía puede deste asiático representan las zonas de mayor incidencia, coin-
presumir ei diagnóstico, pero con frecuencia se necesita una cidente con la alta proporción de portadores del virus B y C de
exploración y biopsia para el diagnóstico definitivo. la hepatitis, que son conocidos carcinógenos hepáticos. La ten-
Estos tumores, a pesar de ser benignos, deben extirparse dencia a desarrollarse en hígados cirróticos, la multicentricidad
porque el efecto de masa ocupante puede ocasionar síntomas y la agresividad lo convierten en una neoplasia con alta mor-
graves. No se han informado recurrencias después de su talidad. Se emplean múltiples modalidades terapéuticas, pero
resección. las quirúrgicas o las combinaciones con ésta son las de mayor
Tumores adiposos. Los lipomas primarios de hígado son beneficio en la sobrevida.
sumamente raros, y no se han observado liposarcomas prima- Existen otras dos variantes del carcinoma hepatocelular:
rios. Muchas lesiones han sido halladas incidentalmente du- la fibrolamelar, extremadamente rara pero de evolución más
rante la cirugía o en evaluaciones de otras patologías. En al- benigna, en que la resección quirúrgica puede resultar curati-
gunas oportunidades son múltiples. El tratamiento en los ca- va; y el hepatoblastoma, que se presenta únicamente en la
sos sintomáticos es la resección sin margen de seguridad dado población pediátrica y es muy sensible a la quimioterapia que
que no se malignizan. Otros tumores raros son los mixomas, complementa la resección.
leiomiomas, mesoteliomas y fibromas, que pueden dar sínto-
mas como dolor o efecto de masa. Su tratamiento es la resección
para confirmar el diagnóstico.
Clasificación de tumores primarios del hígado
BIBLIOGRAFÍA Epiteliales:
Carcinoma hepatocelular
Adson MA: Mass lesions of the uves. Mayo Clin. Proc. 61: 362-368, Variante fibrolamelar del carcinoma hepatocelular
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Baker ME: What is themostcost-effective imaging workup for hepatic Colangiocarcinoma
hemangiomas, and is it safe to obtain a biopsy of such a suspected Cistoadenocarcinoma biliar
hemangioma? AJR 163: 1261, 1994. Carcinoide
Belghiti J, Pateron D, Pañis Y, et al: Resection of presumed benign Carcinomas mixtos u otros carcinomas
liver tumoins. Br. J. Surg. 80: 380-383, 1995.
Cherqui D, Rahmouni A, Charlotte F, et al: Management of focal Mesodérmicos:
nodular hyperplasia and hepatocellular adenoma in young women: Hemangiosarcoma
A series of 41 patients with clinical, radiological and pathological Hernángioendotelioma epitelioide
correlations. Hepatology 22: 1674-1681. 1995. Sarcoma
Echauser FE, Knol JA, Raper SE, et al: Enucleation combined with Rabdomiosarcoma
hepatic vascular exclusión is a safe and effective alternative to Leiomiosarcoma
hepatic resection for liver cell adenoma. Am. Surg. 60: 466-471, Linfoma
1994. Otros sarcomas, tumores raros y tumores mixtos
Farges O, Daradkeh S, Bismuth H: Cavernous hemangiomas of the

ERRNVPHGLFRVRUJ
538 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Las neoplasias originadas en las vías biliares ocupan el La edad varía con la localización geográfica: en África el
segundo lugar en frecuencia y serán tratadas en otro capítulo. tumor afecta predominantemente a pacientes de 30 a 50 años,
Por último, se encuentran los tumores malignos hepáticos en Asia de 40 a 60 años, y en Estados Unidos de 60 a 80 años.
de origen mesenquimático. Estos representan menos del 5 %. La variante fibrolamelar del carcinoma hepatocelular no
El angiosarcoma, el hemagioendotelioma epitelioide y el tiene predilección por sexo y no se asocia con cirrosis ni hepa-
sarcoma primario son los más frecuentes. En general, la titis viral. La edad de presentación es de los 20 a los 40 años.
etiología de estos tumores es desconocida con excepción de El hepatoblastoma es prácticamente el único tumor hepático
algún angiosarcoma. La evolución depende del tipo de tumor; que se observa en niños menores de 5 años.
el angiosarcoma es generalmente muy agresivo, mientras que Etiopatogenia. El carcinoma hepatocelular suele desarro-
el hemangioendotelioma epitelioide tiene un curso más be- llarse en pacientes con enfermedad hepática preexistente. Las
nigno. hepatitis virales (B y C) y los trastornos metabólicos se aso-
cian con la más alta frecuencia (tabla 37-13). El mecanismo
por el cual se desarrolla el carcinoma hepatocelular puede ser
Carcinoma hepatocelular múltiple. Su aparición en pacientes cirróticos de diversas
etiologías cuestiona la influencia carcinogenética directa del
Definición. También llamado carcinoma primario de hí- virus como única causa. Otra hipótesis sugiere como origen a
gado o hepatocarcinoma, es un tumor maligno epitelial naci- mutaciones resultantes de una continua regeneración que ocu-
do de las células parenquimatosas hepáticas que guarda simi- rre en hígados portadores de patología crónica.
litudes histológicas con el hepatocito.
Epidemiología. El carcinoma hepatocelular puede ser la
causa más común de mortalidad por malignidad en el mundo. Tabla 37-13. Etiopatogenia del hepatocarcinoma
Se estima que aproximadamente 1.250.000 pacientes fallecen +Hepatitis B
por año. Lo más llamativo es la disparidad en la distribución +Hepatitis C
geográfica. En África, particularmente al sur del Sahara, y su- +Aflatoxina
deste de Asia el carcinoma hepatocelular representa hasta el +Drogas (esteroides, anabólicos, estrógenos)
50 % de todos los cánceres. Como se observa en la tabla 37- +Congénitos
12, Mozambique y Taiwán presentan una incidencia de más +Tirosinemia
de 100 por 100.000 habitantes, mientras que entre hombres en +Hemocromatosis
Taipei asciende a 1158 por 100.000 habitantes. En Estados +Déficit alfa1-antitripsina
Unidos, Canadá y Europa occidental es menor de 5 por
100.000, y en la Argentina se estima en menos de 10 por
100.000 habitantes. Hepatitis B. Es endémica en aquellas partes del mundo
donde la incidencia del carcinoma hepatocelular es la más alta.
Se estima que 300.000.000 de personas están infectadas con
Tabla 37-12. Incidencia del hepatocarcinoma por 100.000 este virus. En Taiwán el 90 % de los pacientes con carcinoma
habitantes por año hepatocelular son positivos para el antígeno de superficie del
virus de hepatitis B, mientras que en Estados Unidos esa cifra
País Hombres Mujeres desciende a 10-26 %. Un estudio prospectivo realizado por
Beasley y colaboradores en 1981 sobre una población de 22.707
Taiwán/Taipei 1158 pacientes en Taiwán demostró que la incidencia de carcinoma
Mozambique 113 31
hepatocelular en portadores del HBsAg fue de 1158 por
Zimbabwe 65 25
32 9,1
100.000, mientras que en la población control fue sólo de 5
China/Shangai
Estados Unidos por 100.000.
Raza negra 2.4 0,6 Con la introducción de la vacunación es de esperar una
Raza blanca 8 1,8 disminución considerable del número de carcinomas.
Japón 12 2,9 Hepatitis C. Con la aparición de métodos de detección del
Francia 1,9 1.1 virus C, los estudios epidemiológicos comprobaron la preva-
Canadá 1,3 0.5 lencia del carcinoma hepatocelular en pacientes portadores del
Inglaterra 1,1 0.4 virus. En Japón, el 76 % de los pacientes con carcinoma
Argentina 9.9 5.3
hepatocelular son positivos para el virus C (anti-HCV +), mien-
tras que el 25 % está infectado con el virus B (HBsAg +). En
Estados Unidos, sólo el 15 % de los carcinomas hepatocelulares
La prevalencia en el sexo masculino es universal, y es más son positivos para el virus C. La asociación entre la hepatitis
pronunciado en regiones con alta incidencia. En Asia y África C con la hepatitis B y la cirrosis alcohólica como eofactores
la relación masculino-femenino varía de 4:1 a 8:1, y descien- étiológicos de carcinoma hepatocelular es común, y su fre-
de a 2:1 en regiones de baja incidencia. cuencia varía de acuerdo con las distintas poblaciones geográ-
Diferencias en la incidencia entre razas han sido demos- ficas. No obstante, el virus C parece ser un factor de riesgo
tradas en Sudáfrica. Estados Unidos y Europa. La incidencia independiente.
en la raza negra es de hasta 28,4 por 100.000 habitantes, mien- Como ocurre con el virus B, la transformación maligna en
tras que en la blanca es de 1,2 por 100.000 habitantes. La los portadores del virus C suele llevar muchos años. El tiempo
problación asiática que habita en Estados Unidos desarrolla promedio entre la transfusión sanguínea (presunta adquisición
un hepatocarcinoma en menor proporción que en su tierra de del virus C) y la aparición del carcinoma hepatocelular es de
origen, lo cual sugiere una mayor influencia del medio am- 29 años (Kiyosawa K y colaboradores, 1990).
biente comparado con la predisposición genética. Cirrosis alcohólica. Hasta el momento no existe eviden-

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37. HÍGADO 539

cía experimental sobre el efecto carcinogénico del alcohol. Uno desarrollan un carcinoma hepatocelular. Al igual que la
de los posibles mecanismos etiopatogénicos postulados se re- tirosinemia es una excelente indicación para trasplante hepá-
fiere al permanente ciclo de dafio y reparación del lobulillo tico.
hepático. Sin embargo, la asociación entre alcohol y carcinoma En la hemocromatosis, 19 a 36 % de los pacientes desarro-
hepatocelular no es rara. Estudios histológicos de hígados en llan carcinoma hepatocelular. Generalmente lo hacen en la eta-
autopsias de pacientes alcohólicos revelaron nidos de células pa cirrótica de la enfermedad. Los pacientes con hemosiderosis
neoplásicas en un 55 %. Algunas estimaciones hechas en paí- raramente presentan carcinoma hepatocelular.
ses de Occidente indican que el riesgo de desarrollar un Anatomía patológica. Aspecto macroscópico. El aspecto
carcinoma hepatocelular durante la vida de un alcohólico es del carcinoma hepatocelular varía según las condiciones en
hasta de un 15 %. que se encuentra el parénquima hepático subyacente. En híga-
Aflatoxina. En el laboratorio la aflatoxina es el carcinogéni- dos no cirróticos contiene zonas de necrosis y hemorragia y se
co más potente conocido. Es producido por el Aspergillus flavas puede peduncular. Si bien ésta es una situación infrecuente, el
y el A. parasiticus. De todos los análogos, la aflatoxina B 1 es hecho de presentarse en un hígado no cirrótico permite la
la más tóxica. Estos hongos contaminan maníes, nueces, gra- resección quirúrgica con menor riesgo de insuficiencia hepá-
nos u otros alimentos en depósito. En áreas donde la presencia tica y mejor margen de sección.
de esos hongos es común, la incidencia de carcinoma hepato- En hígados cirróticos, de acuerdo con el aspecto macros-
celular es también más alta. Si bien su potencial carcinógeno cópico, se los clasifica en expansivo (por la formación de una
en el laboratorio es conocido, no hay evidencia directa en se- seudocápsula), infiltrante y multifocal. Recientemente, con la
res humanos. Una población de aproximadamente 900 pacien- detección temprana de pequeños nodulos, éstos son clasifica-
tes del norte de la India en seguimiento desde 1974, cuando dos en forma separada.
fueron intoxicados con aflatoxina, no desarrolló hasta la ac- El carcinoma hepatocelular invade con frecuencia ramas
tualidad carcinoma hepatocelular. de la vena porta o aun el mismo tronco. Macroscópicamente
Anticonceptivos y esferoides anabólicos. Si bien la asocia- se observan trombos tumorales intravenosos. También invade
ción con el adenoma y la hiperplasia nodular focal está bien las venas suprahepáticas y la vena cava inferior. Ocasional-
documentada, el papel de los anticonceptivos en la génesis del mente crece dentro de conductos biliares. La ruptura espontá-
carcinoma hepatocelular no es clara. Goodman e Ishak estu- nea puede ocurrir ocasionando hemoperitoneo y derrame de
diaron 128 casos de carcinoma hepatocelular en mujeres; 48 células neoplásicas. La invasión local suele producirse en áreas
eran menores de 40 años, y sólo 12 (27 %) habían utilizado de contacto con el diafragma y raramente con otras visceras
anticonceptivos. Curiosamente tanto en aquellas que ingerían abdominales. Las metástasis más frecuentes son por vía
anticonceptivos como en las que no lo hacían, un 60 % de hematógena al pulmón, glándula adrenal, hueso, meninges,
estos tumores pertenecían a la variante fibrolamelar, la más páncreas, cerebro y riñon. Por vía linfática se disemina al hilio
benigna. Como conclusión del estudio, esta asociación es pu- hepático, cabeza del páncreas, aorta y retroperitoneo, estóma-
ramente coincidente. go, mediastino y cuello. También ha sido descripto el implan-
Por el contrario, el riesgo de adquirir un carcinoma hepa- te de células neoplásicas en el trayecto de la aguja utilizada
tocelular en pacientes con uso prolongado de anabólicos para punción diagnóstica.
esteroides (oximetalona, oxandrolona y testosterona) está Histología. En el microscopio el carcinoma hepatocelular
incrementado y correctamente documentado. suele disponerse en forma trabecular, dada por cordones de
Thorotrast. Es el hepatocarcinógeno mejor demostrado en dos a cinco células de espesor separadas por espacios
el ser humano. Utilizado como agente de contraste para sinusoidales que contienen células endoteliales, pero sin célu-
angiografías entre 1930 y 1945, el Thorotrast emite una radia- las de Kupffer. En las formas más diferenciadas, las células se
ción alfa con vida media muy prolongada. Se deposita en el asemejan a hepatocitos normales, mientras que en las varian-
sistema reticuloendotelial del hígado, bazo y médula ósea. El tes anaplásicas se visualizan células gigantes multinucleadas
efecto inicial de la radiación prolongada sobre el hígado es sin disposición trabecular que forman una estructura sólida.
fibrosis. Posteriormente, diversos tumores primarios se han Los hepatocitos tumorales suelen producir bilis que se acu-
desarrollado: carcinoma hepatocelular, colangiocarcinoma, mula debido a la carencia de conductos biliares. Estos lagos
sarcoma y angiosarcoma. Este medio de contraste fue utiliza- biliares son patognomónicos del carcinoma hepatocelular.
do en soldados con lesiones vasculares durante la Segunda Entre las variantes histológicas se encuentran el carcinoma
Guerra Mundial. La presencia del contraste en la radiografía fibrolamelar, el carcinoma colangiocelular, el hepatocolan-
simple de abdomen es diagnóstica. giocarcinoma y el hepatoblastoma. La variante fibrolamelar
Trastornos congénitos y otros trastornos genéticos. La suele presentarse en adultos jóvenes generalmente no cirróti-
tirosinemia. el déficit de o^-antitripsina y la hemocromatosis cos. Histológicamente se encuentran hepatocitos eosinofílicos
son patologías fuertemente asociadas al desarrollo del aumentados de tamaño y rodeados de fibrosis dispuesta en lá-
carcinoma hepatocelular. minas características. De las otras variantes, el hepatoblastoma
La tirosinemia es una patología infrecuente autosómica se caracteriza por ser el tumor hepático más frecuente en ni-
recesiva caracterizada por enfermedad hepática y nefropatía ños (solamente el 20 % se presenta en mayores de 5 años) y de
tubular renal. Los niños que sobreviven desarrollan en su ma- acuerdo con el grado de diferenciación se los clasifica en alta-
yoría cirrosis macronodular y carcinoma hepatocelular. El tras- mente diferenciados, pobremente diferenciados e inmaduros.
plante hepático ha cambiado el pronóstico de esta enferme- Diagnóstico. Presentación clínica. Deben investigarse en
dad. forma minuciosa los antecedentes relacionados con enferme-
Tanto la forma homocigota como heterocigota de la defi- dades hepáticas, ya que prácticamente todos los pacientes por-
ciencia de alfa 1 -antitripsina se asocian con hepatopatía y tadores de carcinoma hepatocelular tienen una historia de he-
carcinoma hepatocelular. Si bien las series publicadas presen- patitis aguda o crónica persistente, ingesta importante de al-
tan poca casuística, se calcula que un 30 % de estos pacientes cohol por más de 10 años, transfusión de sangre o ingesta pro-

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540 SECCIÓN VI. ABDOMEN

longada de drogas hepatotóxicas. Deberán ser investigados tomografía computada dinámica. Existen otros estudios
otros factores de riesgo, como drogadicción, hábitos sexuales, radiológicos, como la radiografía simple de tórax y abdomen,
tatuajes, etc. Asimismo, se interrogará al resto de los integran- el centellograma hepático, la resonancia nuclear magnética y
tes de la familia respecto de enfermedades similares. la arteriografía, cuya utilidad se describe a continuación.
Los síntomas de presentación son: malestar general, dolor Radiografía simple de tórax. Pueden detectarse metástasis
abdominal, sensación de plenitud abdominal, anorexia, pérdi- en forma redondeada en ambos campos pulmonares. Además
da de peso, ascitis, tumor palpable, ictericia, fiebre, náuseas, suele haber deformaciones diafragmáticas como consecuen-
vómitos, hematemesis, melena, disnea y anemia. Algunos de cia de la hepalomegalia o del desplazamiento del diafragma
estos síntomas pueden deberse a la enfermedad hepática pre- por el propio tumor.
existente o exacerbarse ante la inserción de un carcinoma Radiografía simple de abdomen. Se observa elevación
hepatocelular. En los pacientes no cirróticos predominan el diafragmática y desplazamiento del marco duodenal y colónico.
dolor abdominal y el tumor palpable. La aparición de sínto- Centellograma hepático. Utilizando coloide marcado con
mas indica en general un estadio avanzado de la enfermedad. tecnecio 99 se pueden detectar lesiones de hasta 3 cm, aunque
Raramente puede presentarse el cuadro de dolor abdominal la sensibilidad disminuye en los tumores de ubicación
agudo y anemia correspondiente a una ruptura tumoral espon- centrohepática. El centellograma con glóbulos rojos marca-
tánea con hemoperitoneo. dos sirve para detectar tumores vascularizados. En general, el
Al examen físico el abdomen puede estar distendido debi- carcinoma hepatocelular suele ser hipercaptante pero en for-
do al gran tamaño tumoral o a la presencia de líquido ascítico. ma heterogénea.
Puede encontrarse circulación colateral como manifestación Tomografía computada. El carcinoma hepatocelular suele
de hipertensión portal en cirróticos o como expresión de inva- verse como una lesión hipodensa rodeada de un halo reforza-
sión neoplásica del tronco venoso portal. A la palpación el do por la captación del contraste endovenoso. En hígados
tumor suele ser duro e indoloro. Otras veces sólo se palpará cirróticos las formas difusas suelen ser difíciles de delimitar.
un hígado cirrótico acompañado de esplenomegalia. La La tomografía computada dinámica define con más precisión
auscultación de un soplo en el área hepática confirma la gran la lesión y su posible diagnóstico. Debido a las fístulas
irrigación de estos tumores, que desarrollan con frecuencia arteriovenosas que suelen formarse en estas neoplasias, los
shunts arteriovenosos. tiempos de captación y vaciamiento del contraste son rápidos.
Laboratorio. Hemograma. En etapas tempranas, en ausen- Ecografía. Por su practicidad, bajo costo y disponibilidad
cia de episodios de sangrado digestivo o tumoral no hay alte- en el consultorio, la habitación del paciente o el quirófano, la
raciones del hemograma. Ocasionalmente puede presentarse ecografía es el estudio ideal para la detección de tumores he-
pancitopenia como expresión de la esplenomegalia (hiper- páticos (fig. 37-68). Con la incorporación del Doppler-color
esplenismo) en pacientes cirróticos. se puede evaluar el compromiso vascular. El carcinoma hepato-
Hepatograma. La elevación de la transaminasa glutámico- celular pequeño suele ser hipoecoico, mientras que el difuso
pirúvica (TGP), fosfatasa alcalina (FA1), lacticodeshidrogenasa en general presenta ecogenicidad irregular. Los más grandes
(LDH) y gammaglutamiltranspeptidasa (GTP) sugiere la pre- no tienen características distintas de las metástasis. La ecografía
sencia de masa ocupante hepática. Teniendo en cuenta que también es útil para dirigir las biopsias tumorales, efectuar
muchos de estos pacientes son portadores de hepatopatías cró- alcoholización de éstas o detectar complicaciones de procedi-
nicas y presentan alteraciones del hepatograma, una brusca mientos invasivos en el hígado. La ecograiía intraoperatoria
elevación de los valores habituales debe interpretarse, entre es de gran utilidad por su alta definición para detectar otras
otros diagnósticos, como la intercurrencia de un carcinoma lesiones no identificadas.
hepatocelular. Resonancia nuclear magnética. Basada en un principio fí-
Marcadores tumorales. La alfaí'eloproteína es el marcador sico distinto del de la tomografía computada, la resonancia
más sensible para detectar el carcinoma hepatocelular. El mé- puede identificar tejidos con más facilidad, resaltar límites
todo de dosaje por radioinmunoensayo es el más utilizado. Los
valores normales no superan los 20 ng/ml; valores superiores
a 1000 ng/ml o incrementos sostenidos son muy sugestivos de
carcinoma hepatocelular. Lamentablemente, la alfafetopro-
teína no es un marcador específico para el carcinoma hepato-
celular. Puede elevarse en pacientes con otras alteraciones
hepáticas como, por ejemplo, durante la regeneración que
acompaña a la necrosis masiva o submasiva. Los pacientes
con cirrosis o hepatitis crónica suelen tener niveles de alfafeto-
proteína entre 20 y 1000 ng/ml.
Manifestaciones sistémicas relacionadas con los efectos
hormonales del tumor. Ocasionalmente se comprueba
hipoglucemia. hipercalcemia o precocidad sexual por secreción
tumoral de gonadotrofinas.
Radiología. Si bien es necesaria la histología para la con-
firmación diagnóstica del carcinoma hepatocelular, no es con-
siderada crucial en zonas con alta prevalencia del tumor. El
diagnóstico suele ser inequívoco en pacientes cirróticos que
presentan una brusca elevación de la alfafetoproteína (o valo-
res por encima de 1000 ng/ml) y la presencia de un tumor Fig. 37-68. Ecografía de un hepatocarcinoma, de aspecto heterogéneo por
hepático hipervascularizado detectado por ultrasonido o delante, que desplaza la rama derecha de la vena porta.

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37. HÍGADO 541

tumorales y diferenciar con más precisión el carcinoma hepato- tumoral. Agregando Lipiodol al final de la arteriografía, el si-
celular del hemangioma, el adenoma o la hiperplasia nodular tio tumoral quedará "marcado" con el contraste que es capta-
focal (fig. 37-69). Con la técnica de angiorresonancia se pue- do por las células tumorales. Ello permitirá controlar median-
de detectar permeabilidad vascular o invasión tumoral. De te una tomografía computada la ubicación de las neoplasias y
acuerdo con múltiples series publicadas, la resonancia nuclear su evolución, de importancia después del tratamiento por
magnética identificó el 98 % de los carcinomas hepatocelulares quimioembolización que se describirá más adelante en este
mayores de 2 cm. El hepatoma suele ser hipointenso en TI e capítulo. La desventaja del procedimiento es el de ser invasivo
hipertenso en T2. y requerir contraste endovenoso. Con el perfeccionamiento de
Angiografia. La arteriografía hepática selectiva es el estu- los otros métodos diagnósticos, en general se reserva la arterio-
dio más preciso para diagnosticar pequeños carcinomas grafía para investigar la presencia de tumores multicéntricos o
hepatocelulares. Pequeños ovillos vasculares, como se obser- como estudio preliminar a la quimioembolización.
van en los carcinomas diferenciados, y las fístulas arterio- Biopsia hepática. Si bien es de gran utilidad diagnóstica,
venosas o desplazamientos vasculares vistos en formas más deben tomarse ciertos recaudos, como no efectuar biopsia de
anaplásicas son patrones clásicos hallados en la arteriografía tumores superficiales, pues suelen ser muy vascularizados. y
(fig. 37-70). En la fase venosa se podrá observar la silueta siempre biopsiar con tejido hepático no tumoral interpuesto
portal y sus ramas descartando invasión o presencia de trombo (fig. 37-71). Otro inconveniente descripto es la siembra de cé-

Fig. 37-69. Resonancia nuclear magnética TI y T2, del mismo caso de la fig. 37-68 A nivel del lóbulo derecho hepático (entre los segmentos V y VIII)
se observa un tumor de 39 X 31 X 27 mm. Presenta contornos bien definidos con una aparente cápsula fina en la imagen ponderada en T1. Desplaza a la
vena suprahepática media y la división de la vena porta derecha, sin invasión de estos vasos. Su estructura interna es heterogénea, tenuemente hipointensa
en TI e hiperintensa en T2.

Fig. 37-71. Biopsia tumoral guiada por tomografía axial computada.


Hepatocarcinoma del lóbulo derecho hepático, que penetra a través de un
Fig. 37-70. Arteriografía selectiva de la arteria hepática común. En la fase "escudo" de parénquima no comprometido.
capilar se observan dos nodulos con vasos de neoformación que corres-
ponden a hepatocarcinomas en los segmentos V y VI (flechas). El segundo
nodulo no se había detectado en los otros estudios por imágenes.

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542 SECCIÓN VI. ABDOMEN

lulas neoplásicas en el trayecto de la aguja de biopsia. En ge- Sin embargo, aunque simplista, predice efectivamente la
neral, la biopsia hecha con aguja fina y guiada por ecografía o sobrevida de estos grupos de pacientes (fig. 37-72).
tomografía computada suele evitar estas complicaciones. Otra alternativa es la clasificación TNM (tabla 37-15).
Estadificación. Hasta el momento las propuestas de Tratamiento. El carcinoma hepatocelular continúa sien-
estadificación carecen de variables que diferencien claramen- do uno de los cánceres más letales, y en la mayoría de los
te grupos de carcinomas hepatocelulares. Tal vez la más utili- casos es incurable. La historia natural de los carcinomas
zada es la descripta por Okuda y col., que utilizan el porcenta- hepatocelulares no tratados demuestra una sobrevida que no
je de reemplazo tumoral del hígado y tres variables (ascitis, excede de los 3 años. La exéresis quirúrgica es actualmente la
albúmina y bilirrubina) asociadas con el grado de función he- mejor terapéutica disponible (fig. 37-73). La tendencia a la
pática y cirrosis (tabla 37-14). No intenta incluir la presencia multicentricidad y la asociación con hígados cirróticos limi-
o no de metástasis, invasión vascular o compromiso ganglionar. tan todo tipo de tratamiento y aumentan significativamente la
morbimortalidad. El permanente ciclo de injuria y reparación
que lleva a la cirrosis también predispone a todo el parénquima
hepático a la degeneración maligna. Esto explicaría la alta
recurrencia en el hígado remanente después de la resección
Tabla 37-14. Estadificación de Okuda quirúrgica. Existen otras modalidades terapéuticas quirúrgi-
cas y no quirúrgicas que pueden complementarse. Entre ellas
Puntuación serán consideradas el trasplante hepático, la alcoholización, la
crioablación, la quimioterapia sistémica, la quimioterapia
Tumor < 5 0 % 0 punto intraarterial, la embolización, la quimioembolización y la ra-
>50% 1 punto dioterapia. (done by 007)
Áscitis (-)
Resección quirúrgica. La resección quirúrgica es posible
0 punto
1 punto en parte debido a la capacidad de regeneración que posee el
(+)
hígado. En modelos animales la resección de hasta dos tercios
Albúmina >3 g/dl 0 punto del volumen hepático se acompaña de un gran incremento de
< 3 g/dl 1 punto la síntesis de ADN, y en 48 horas la masa hepática se duplica.
Generalmente entre 7 y 10 días el volumen hepático se restitu-
Bilirrubina <3 mg/dl 0 punto ye en su totalidad. En seres humanos la experiencia con
>3 mg/dl 1 punto resecciones en hígados no cirróticos demuestra que hay rege-
neración de un 90 % del volumen hepático resecado entre las
6 y 8 semanas siguientes. El fenómeno de regeneración hepá-
Estadio Puntuación tica y de su autolimitación una vez obtenido el volumen críti-
I 0 punto co es objeto de extensa investigación y excede los límites de
este capítulo.
II 1-2 puntos Indicación quirúrgica. Serán considerados para resección
quirúrgica todos los pacientes que presenten un carcinoma
111 3-4 puntos hepatocelular que pueda ser resecado en su totalidad con baja
morbimortalidad. Las metástasis por vía hemática o linfática
son contraindicaciones. Por tal motivo, antes de la resección
debe efectuarse centellograma óseo, tomografía axial compu-
Tabla 37-15 Estadificación TNM
tada de tórax y TAC dinámica o resonancia nuclear magnética
Estadio T N M con técnica de angiografía abdominal. La ecografía abdomi-
nal es de gran utilidad como complemento, tanto en la evalua-
I T1 NO MO ción preoperatoria como intraoperatoria, para la detección de
pequeños nodulos y el compromiso vascular. La arteriografía
II T2 NO MO selectiva es de gran valor para detectar pequeñas lesiones con
más precisión. Sin embargo, su uso es limitado porque se trata
T1 N1 MO de un procedimiento invasivo. La invasión macroscópica de
III T2 N1 MO ramas segmentarias venosas de la vena porta e inclusive lobu-
T3 NO, N1 MO lares son evidencias de peor pronóstico, pero no contraindican
T4
el procedimiento quirúrgico. También el tamaño y la multicen-
IVa Cualquier N MO
tricidad son factores de mal pronóstico, pero no de contraindi-
IVb Cualquier T Cualquier N M1 cación.
La presencia de cirrosis es tal vez la causa de mayor
TI: Solitario < 2 cm, sin invasión vascular. morbimortalidad relacionada con el procedimiento quirúrgi-
T2: Solitario. > 2 cm. con invasión vascular. co. Los motivos son: 1) el alto riesgo de sangrado peroperatorio
Múltiple, en un lóbulo. > 2 cm, sin invasión vascular. (ya sea por coagulopatía o la presencia de hipertensión por-
Solitario. > 2 cm, sin invasión vascular. tal); 2) la insuficiencia hepática causada por ¡a reducción de la
T3: Solitario. > 2 cm, con invasión vascular. masa hepática funcionante; 3) mayor riesgo de infecciones; 4)
Múltiple, en un lóbulo, con o sin invasión vascular.
T4: Múltiple, más de un lóbulo. trastornos hidroelectrolíticos causados por la producción de
Invasión macroscópica de una rama portal o suprahepática líquido ascítico en el postoperatorio. Actualmente, gracias a la
NI: Regional. experiencia quirúrgica acumulada y una correcta selección del
MI: Metástasis a distancia. paciente, la morbimortalidad ha disminuido. Para evaluar el

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37. HÍGADO 543

Fig. 37-72. Sobrevida de 229


pacientes con carcinoma hepato-
celular que no recibieron trata-
miento específico. La sobrevida
media para el estadio I fue de 8,3
meses, estadio II: 2,0 meses, es-
tadio III: 0,7 meses (Okuda y
col.).

Fig. 37-73. Sobrevida en pacien-


tes que recibieron tratamiento de
resección y tratamiento médico en
hepatocarcinomas en estadios I y
II de Okuda. La sobrevida media
fue de 21,9 meses para la resec-
ción quirúrgica y de 5 meses para
el tratamiento médico (Okuda K.).

grado de suficiencia hepática se puede recurrir a las pruebas Procedimientos quirúrgicos. El abordaje es a través de una
de laboratorio de rutina (albúmina, tiempo de protrombina, incisión subcostal derecha o bilateral con extensión al apéndi-
bilirrubina, aminotransferasas), o pruebas de depuración or- ce xifoides. Con esta incisión y un buen separador retractor
gánica como la de bromosulfoftaleína o el verde de indocianina. costal se evita el abordaje torácico transdiafragmático utiliza-
Como parte de la evaluación suele recurrirse a la clasificación do antiguamente. Actualmente el cirujano cuenta con elemen-
de Child Pugh (véase Fisiología hepática). Cuanto más insufi- tos que facilitan la cirugía de resección. Entre ellos están la
ciencia hepática, menor debe ser la resección y sus márgenes. ecografía intraoperatoria (fig. 37-74), el disector ultrasónico,
Como regla general, un cirrótico Child A puede tolerar hasta el reciclador de sangre y el coagulador de argón.
un 30 % de reducción de su masa hepática funcionante, mien- La resección no anatómica suele efectuarse en lesiones
tras que el Child B, sólo un 15 %. Globalmente será candidato superficiales mediante el uso del electrobisturí, el disector ul-
a resección aquel paciente que no esté ictérico, que no presen- trasónico y eventualmente el clampeo sin traumatizar el
te ascitis y en que el tiempo de protrombina sea superior al parenquima hepático circundante y manteniendo un margen
60 %. También debe tenerse en cuenta la ubicación y el tama- de parenquima sano de más de 1 cm.
ño del tumor. Un gran tumor que reemplaza un lóbulo o seg- Para efectuar las resecciones anatómicas deberá movili-
mento hepático generalmente se acompaña de una hiperplasia zarse ampliamente el hígado izquierdo o derecho y evaluar
compensadora del remanente hepático. En este caso la mediante la inspección manual y ecográfica los límites del
resección incluirá una menor porción de parenquima funcio- tumor y su relación con la segmentación portal, suprahepática
nante. Por el contrario, una pequeña lesión de ubicación cen- y biliar. A continuación se controlará mediante disección del
tral lobular incluirá en su resección un porcentaje despro- pedículo hepático aquellos elementos correspondientes al seg-
porcionado de parenquima funcionante hepático. Tumores no mento, lóbulo o segmentos que deban resecarse. Esos elemen-
resecables debido al riesgo quirúrgico inaceptable serán con- tos podrán ligarse y dividirse, o clampearse selectiva o global-
siderados para otras modalidades terapéuticas. mente según las preferencias del cirujano. Seguidamente se

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544 SECCIÓN VI. ABDOMEN

CONTROL VASCULAR

Clampeo intermitente del


pedículo

Fig. 37-74. Ecografía intraoperatoria donde se observa un trombo tumoral Control de ramas
segmentarias o lobulares
en la bifurcación de la vena porta.

disecarán la vena o las venas suprahepáticas que drenan el


territorio por resecar. Estos vasos podrán ser divididos o
clampeados antes de efectuar la transección del parénquima.
En las resecciones mayores (lobectomías o trisegmentectomías)
es conveniente dividir las venas suprahepáticas cortas que Control selectivo intrahepático
drenan a la vena cava inferior retrohepática. La división del guiado por ecografía
mediante un catéter balón
parénquima hepático se hará sobre el área demarcada en su
superficie mediante el uso del disector ultrasónico, electro-
bisturí, digitoclasia o simplemente ligaduras progresivas. Exis-
ten maniobras para controlar y disminuir la pérdida de sangre.
Entre ellas la maniobra de Pringle es la más conocida. En al-
gunas oportunidades se puede colocar un clamp "blando" a
través de la superficie hepática por seccionar. Existe también
la llamada exclusión vascular total que implica, además de ¡a
maniobra de Pringle, el clampeo de la vena cava inferior
suprahepática e infrahepática (fig. 37-75). Aquellas maniobras
que provoquen isquemia del parénquima hepático remanente Exclusión vascular total
deberán ser transitorias (no más de 60 minutos en hígados no
cirróticos) o se efectuarán en forma intermitente. En lo posi-
ble, se prescindirá de ellas en hígados cirróticos efectuando
una transección más controlada (y lenta).
Con estas técnicas se ha reducido la pérdida de sangre.
Jamieson y colaboradores (1992) en una serie de 75 hepatecto-
mías, incluyendo 2! lobectomías derechas o izquierdas, Fig. 37-75. Técnicas de control vascular durante la resección hepática
utlizaron menos de una unidad de sangre en promedio, y el (Bismuth H y col.).
63 % de los pacientes no requirieron otros productos sanguí-
neos.
Ei porcentaje de resecabilidad ha cambiado con el tiempo
de un 7 % a fines de la década del 70 a un 28 % en la actuali- estudiada. Los japoneses tienen mejor sobrevida: 79,8 %,
dad (con variaciones entre 15 y 60 %). Esto puede ser debido 51,3 %, 26,4 % y 19,4 % al año, 3, 5 y 10 años, respectiva-
a una detección temprana del hepatocarcinoma en poblacio- mente, mientras que los franceses publican 35 % y 17 % de
nes de riesgo controladas, y también a la mayor experiencia sobrevida a los 3 y 5 años, respectivamente. El tamaño del
quirúrgica. tumor, la edad (mejor sobrevida en menores de 50 años) y la
Resultados. La mortalidad operatoria (primer mes después presencia de cirrosis son los factores pronósticos alejados sig-
del procedimiento) varía de acuerdo con las distintas series nificativos. Tumores menores de 2 cm presentaron una
publicadas entre 5 y 12 %. Las causas de muerte más frecuen- sobrevida a los cinco años de 78 %; entre 2 y 5 cm, 59 % a los
te fueron: insuficiencia hepática, sangrado e infección. Los 3 años y 25 % a los 5 años, mientras que en los mayores de 5
factores que influyeron sobre estas complicaciones en forma cm la sobrevida fue de 40 y 23 % a los 3 y 5 años. La sobrevida
significativa fueron: distintos grupos de Child (A: 6,3 %; B: en pacientes no cirróticos es 25 a 30 % superior respecto de
19,6 %: C: 21.1 %), la pérdida de sangre y el tamaño de la los cirróticos portadores de carcinoma hepatocelular reseca-
resección. do. Teniendo en cuenta que la sobrevida promedio sin trata-
La sobrevida también varía en relación con la población miento es de 4,1 meses, con variaciones entre 3 y 11 meses

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37. HÍGADO 545

Fig. 37-76. Comparación de ci-


rugía con otros tratamientos o
ningún tratamiento para el he-
patocarcinoma estadio I de
Okuda. La sobrevida media fue
de 25,6 meses en los pacientes
resecados, de 10,4 meses en
aquellos que recibieron embo-
lización arterial, de 10,3 meses
luego de quimioterapia intra-
arterial, de 4,3 meses luego de
quimioterapia sistémica y de
8,3 meses sin tratamiento.
(Okuda K y col.).

según el estadio, los resultados de la resección quirúrgica son tumoral. La efectividad del tratamiento depende de obtener
favorables (fig. 37-76). una necrosis total. En una serie controlada por biopsia el 75 %
La recurrencia del carcinoma hepatocelular después de una de los tumores menores de 3 cm presentaron 100 % de necrosis.
resección total es alta. La mayoría recidiva nuevamente en el La recurrencia a los 5 años es del 60 %. En series controladas
hígado residual (93 %), mientras que el 5 % recurre en la mé- de pequeños tumores alcoholizados la sobrevida a los 5 años
dula ósea y el 2 % en el pulmón. El 56 % de las recidivas se fue del 50 %.
detectan dentro del primer año. La alcoholización percutánea puede presentar complica-
La variante fibrolamelar del carcinoma hepatocelular pre- ciones. La inyección puede ser dolorosa, especialmente en la
senta un curso más benigno debido a la lentitud de crecimien- superficie del hígado. Debe evitarse la inyección en vasos di-
to y a la tendencia a la recidiva local. La sobrevida a los 5 años rectamente. La necrosis tumoral se acompaña por lo común
es de 65 %. de fiebre, que se resuelve espontáneamente o con cobertura
Trasplante hepático. Este procedimiento fue utilizado ini- antibiótica. Raramente se absceda y requiere drenaje percu-
cialmente para tratar a aquellos pacientes con carcinomas táneo. La siembra de células neoplásicas en el trayecto de la
hepatocelulares que requerían de una hepatectomía total por aguja es extremadamente rara.
extensión de la enfermedad o debido al grado de insuficiencia Crioablación. Es una técnica conceptualmente similar a
hepática. Si bien se publicaron casos anecdóticos de supervi- la alcoholización. Consiste en introducir un trocar enfriado
vencia prolongada en grandes tumores, la alta recurrencia y la
falta de órganos exigió una mejor selección de pacientes.
Actualmente se acepta el trasplante hepático en aquellos
pacientes portadores de un carcinoma hepatocelular menor de
5 cm con cirrosis tipo Child B y C. La sobrevida a los 4 años
es superior al 60 %. Algunos programas han desarrollado pro-
tocolos experimentales que incluyen quimioembolización
preoperatoria y quimioterapia intraoperatoria y postoperatoria
con resultados alentadores.
En los cirróticos Child A se ha demostrado mejor sobrevida
con el trasplante hepático que con la resección hepática. El
motivo es probablemente la eliminación del resto del parén-
quima hepático potencialmente carcinógenico. Lamentable-
mente, la falta de órganos obliga en muchas instancias a con-
siderar la resección como única alternativa.
Alcoholización. La inyección de alcohol puro dentro y al-
rededor del tumor es empleada efectivamente en el tratamien-
to de pequeños carcinomas hepatocelulares (fig. 37-77). El pro-
cedimiento se efectúa bajo guía ecográfica y durante la inyec-
ción se observa la ecorrefringencia del alcohol disecando los Fig. 37-77. Tomografía axial computada del mismo paciente de las figs.
tejidos. El volumen de inyección es de 2 a 8 mi por sesión de 37-68 y 37-69, 10 meses después de tres sesiones de alcoholización. El
tratamiento y se repite dos a tres veces por semana. El volu- tumor disminuyó 1 cm de tamaño y cambiaron sus características (hipo-
men total que se inyectará se calcula de acuerdo con el tamaño vascular).

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546 SECCIÓN VI. ABDOMEN

por nitrógeno líquido en el centro del tumor y congelarlo a mediatamente después del nacimiento de la arteria gastro-
temperatura muy baja (-190° C) seguido de descongelamiento duodenal, o de la rama derecha o izquierda de la arteria hepá-
rápido a la temperatura corporal. Con dos de estos ciclos se tica. De haber variantes anatómicas que se detectan mediante
asegura una necrosis total de la zona congelada producida por la inyección previa de contraste en el tronco celíaco y la arte-
ruptura de la membrana celular. Las ventajas son: 1) la posibi- ria mesentérica superior, estos vasos deberán ser cateterizados
lidad de tratar múltiples lesiones en una sesión; 2) ampliar el también. Se inyectan 10 a 15 ml de Lipiodol Ultrafluido y
margen oncológico en las resecciones hepáticas; 3) tratar le- 50 mg de doxorrubicina mezclados en forma de emulsión. Se
siones separadas del tumor mayor resecado; 4) baja mortali- efectúa bajo control íluoroscópico para evitar la infusión re-
dad quirúrgica ya que no se reseca el tejido tratado. Las des- trógrada hacia las otras ramas del tronco celíaco. A continua-
ventajas son: 1) se requiere de una laparotomía para exponer ción se emboliza el segmento arterial con esferas de Gelfoam
el sitio de introducción del trocar, y 2) la cercanía con vasos bajo seguimiento íluoroscópico y se completa con una
segmentarios impide un correcto enfriamiento del tumor. El arteriografía de control. Las complicaciones son dolor abdo-
diámetro tumoral no debe ser mayor de 5-6 cm. minal, sepsis, colecistitis, hemorragia digestiva e insuficien-
Los resultados son comparables con la sobrevida en los cia hepática transitoria.
pacientes que recibieron alcoholización. Si bien existe amplia El Lipiodol Ultrafluido es un compuesto oleoso que es cap-
experiencia en Asia, los resultados en la series occidentales tado por las células neoplásicas en proporción de 4 a 1 con
requieren de mayor tiempo de seguimiento. respecto a los hepatocitos normales y persiste por semanas.
Quimioterapia sistémica. La quimioterapia convencional Esto permite, gracias a su radioopacidad, controlar la respues-
ha fracasado en el tratamiento o control del carcinoma ta del tratamiento.
hepatocelular. El más activo de estos agentes quimioterápicos, Si la respuesta es adecuada, la quimioembolización se po-
la doxorrubicina, sólo ha conseguido respuestas objetivas en drá repetir en períodos de un mes, generalmente.
un 11 a 17 % de los pacientes. La sobrevida media en todos La contraindicación absoluta es la trombosis portal o de
los ensayos con quimioterapia sistémica no supera los 4 me- sus ramas lobulares. La contraindicación relativa es en el
ses. Por ejemplo, en un estudio randomizado que incluyó a cirrótico Child C. Para estos casos se utiliza solamente la
106 pacientes con carcinoma hepatocelular irresecable que infusión de Lipiodol con el agente quimioterápico.
recibieron doxorrubicina (60 a 75 mg/m2) versus ningún trata- Este procedimiento está indicado para el tratamiento de
miento, sólo un 3,3 % presentó una respuesta parcial. Un 25 % los carcinomas hepatocelulares irresccables o como tratamiento
de los pacientes tuvieron complicaciones tales como previo a la hepatectomía o al trasplante hepático. En algunos
cardiotoxicidad o infecciones. La sobrevida media fue de 10,6 casos ha reducido el tamaño tumoral hasta convertir la lesión
semanas en el primer grupo y de 7,5 semanas en el grupo no en resecable.
tratado. Bismuth y colaboradores (1992) trataron con quimioembo-
Tanto la mitomicina C y la actinomicina D han demostra- lización a 291 pacientes con carcinoma hepatocelular y logra-
do ser ineficaces. Otros agentes quimioterápicos fueron pro- ron contener el crecimiento tumoral en un 55 % de los pacien-
bados en numerosos estudios. Entre éstos se encuentran la tes, reducir hasta un 50 % el tamaño original en un 20 %, y a
ciclofosfamida, la mostaza nitrogenada, el metotrexato, la 6- menos del 50 % en 9 % de ellos. La mortalidad relacionada
mercaptopurina, el 5-fluoruracilo, la vinblastina y el cisplatino. con el procedimiento varió según la reserva hepática: fue del
Ninguno demostró más que una discreta diferencia con el 7 % en pacientes no cirróticos, del 2,8 % en los cirróticos Child
placebo y toxicidades inaceptables. A, del 8 % en los Child B y del 37 % en los Child C. La
Quimioterapia intraarterial. El carcinoma hepatocelular sobrevida a los 2 años varió también con el grado de cirrosis:
es un tumor muy vascularizado y dependiente de la irrigación 49 % en los Child A, 29 % en los Child B y 9 % en los Child C.
arterial hepática. Por tal motivo, fue ensayado el principio de Radioterapia externa. No es muy utilizada debido a la in-
concentrar el agente quimioterápico en el tumor y disminuir tolerancia que presenta el hígado. Con radiaciones superiores
los efectos tóxicos sistémicos mediante la inyección selectiva a los 4000 cGy suelen ocurrir hepatitis actínicas letales.
por cateterismo percutáneo o quirúrgico. Sin embargo, ningún Radioterapia in situ. Consiste en acoplar el Iodo 131 al
estudio controlado demostró más beneficio que la quimio- Lipiodol Ultrafluido e inyectar selectivamente. Los resulta-
terapia sistémica. Motivado por el éxito obtenido con el trata- dos iniciales parecen ser alentadores, si bien no existen series
miento de las metástasis hepáticas del carcinoma colorrectal, publicadas con seguimientos prolongados.
esta técnica se empleó con diferentes combinaciones de quimio-
terápicos antes de la cirugía de resección o en el postoperatorio.
Los resultados son contradictorios. El implante quirúrgico del Hepatoblastoma
catéter en pacientes cinéticos se acompaña de múltiples com-
plicaciones. En la actualidad este procedimiento se reserva para El hepatoblastoma es un tumor hepático de alto grado de
el tratamiento de tumores irresecables. malignidad que se presenta con mayor frecuencia en la prime-
Quimioembolización. Bajo este término se incluyen una ra infancia y durante la niñez. Representa el 0,6 % de los tu-
variedad de técnicas utilizadas para interrumpir la irrigación mores malignos de la infancia, y es el más frecuente de los
arterial del tumor que previa o simultáneamente fue infundido tumores malignos primitivos del hígado en pediatría. La edad
con un agente quimioterápico o una combinación de los agen- promedio a la cual se realiza el diagnóstico es al año de vida,
tes disueltos en distintos vectores. Esta técnica fue desarrolla- y la mayoría de los casos corresponden a niños menores de 3
da inicialmente en Japón (Yamada R y colaboradores, 1983) años de edad. Se han publicado casos infrecuentemente en
para el tratamiento de los hepatocarcinomas irresecables y adultos, con predominio del sexo masculino en una relación
como alternativa a los escasos resultados obtenidos con la de 2,3 a 1.
quimioterapia sistémica. Consiste en la cateterización, con el Se desconoce su etiología. Existe sin embargo una corre-
procedimiento de Seldinger, de la arteria hepática común in- lación bien descripta entre el síndrome de poliposis familiar

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37. HÍGADO 547

adenomatosa y el hepatoblastoma. También se asocian al de- cavernomatosa. La invasión vascular es una constante. Es po-
sarrollo de este tumor varios síndromes de trisomía, como las sitiva la coloración con anticuerpos antifactor VIII y vitami-
trisomías de los cromosomas 2, 18 y 20; anomalías renales y na. Resulta dificultoso el diagnóstico diferencial con el
suprarrenales, el contacto con diversos tóxicos exógenos, in- hemangioendotelioma epitelioide. Desde el punto de vista clí-
cluido el alcohol en el feto, y derivados del petróleo, pintura y nico es muy importante esta distinción, ya que el segundo res-
selenio en la madre. ponde bien al trasplante hepático aun en casos con enferme-
Anatomía patológica. Se trata por lo general de un tumor dad metastática.
grande, único, situado en el lóbulo derecho, de 10 a 12 era de Los pacientes con angiosarcoma presentan signos tardíos
diámetro. Es ligeramente lobulado y en un 50 % de los casos, de insuficiencia hepática. La posibilidad de resección es esca-
encapsulado. La hemorragia y la necrosis son características. sa dado que el tumor invade el hígado de manera difusa. El
A la microscopía presentan diversas combinaciones de pronóstico es muy malo, con una sobrevida promedio de 6
células epiteliales y mesenquimatosas. Las diferentes varie- meses. La quimioterapia y la radioterapia son en general in-
dades se subclasifican, según los tipos histológicos, en: eficaces.
anaplásico, embrionario, fetal, mixto y teratoide. Los dos más
frecuentes son el fetal y el embrionario. El suptipo anaplásico
es un tumor de alto grado de malignidad y muy invasor. BIBLIOGRAFÍA
Clínica. La mayoría de los niños presentan una masa ab-
dominal palpable, asociada a síntomas de anorexia, pérdida Bismuth, H, Chiche L. Adam R et al. Liver resection versas
de peso, debilidad y fiebre. También se han observado casos transplantation for hepatocellular carcinoma in cirrhotic patients.
Ann. Surg., 218:145-151, 1993.
de pubertad precoz en varones, debido a la producción ectópica
Bismuth H, Morino M, Sherlock D, et al. Primary treatment oí'
de gonadotrofina coriónica. hepatocellular carcinoma by arterial chemoembolization. Am. J.
Al examen físico presentan un tumor hepático indoloro, Surg. 163:387-394, 1992.
de tamaño voluminoso, acompañado frecuentemente de ane- Breda M, A.: Hepatobiliary tumors. En Harvey JC Beattie EJ (eds):
mia con trombocitopenia. Puede encontrarse elevada la Cáncer Surgery. W B. Saunders Company, Philadelphia, 1996.
alfafetoproteína, aunque este hallazgo no es patognomónico Curley SA, Izzo F, Gallipoli A et al.: Identification and screening of
de hepatoblastoma. 426 patients with chronic hepatitis at high risk to develop
Tratamiento. Sin tratamiento, el hepatoblastoma es fatal hepatocellular cáncer. Ann. Surg. 222:375-383, 1995.
a muy corto plazo. El mejor tratamiento disponible en la ac- Iwatsuki S. Starzi T, Sheahan DG, et al.: Hepatitic resection versus
transplantation for hepatocellular carcinoma. Ann. Surg. 214:221-
tualidad es la resección quirúrgica completa. El pronóstico es
229,1991.
ligeramente más favorable en tumores con un subtipo LaBrequeD.R.: Neoplasia ofthe liver. En KaplowitzN. (eds.): Liver
histológico fetal. Aun cuando se logre una resección quirúrgi- and biliary diseases. Williams & Wilkins, Baltimore, 1992.
ca completa, recidivan o presentan metástasis un 50 % de los Lai E.C.S., Fan S., Lo C, et a l : Hepatic resection for hepatocellular
casos. Por ello se recomienda la quimioterapia adjuvante y carcinoma, an audit of 343 patients. Ann. Surg. 221:292-298.
neoadjuvante en los casos de tumores muy voluminosos para 1995.
tratar de mejorar su grado de resecabilidad. Existen diversos Nagasue N., Kohno H, Chang Y et al.: Liver resection for
protocolos con diferentes grados de éxito. Otra opción en pa- hepatocellular carcinoma. Ann. Surg. 217:375-384, 1993.
cientes en los cuales ha fracasado la quimioterapia convencio- Okuda K.: Primary liver cell carcinoma. En Me Intyre N, Benhamou
nal es la quimioembolización. Algunos autores publicaron JP, Bircher J, Rizzeto M. Rodes J (eds.): Oxford textbook of
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excelentes resultados preliminares en un pequeño grupo de Ringe B, Pichimayr R, Wittekind C et al.: Surgical treatment of
niños sometidos a hepatectomía total seguida de trasplante hepatocellular carcinoma: experience with liver resection and
hepático ortotópico para tumores irresecables. transplantation in 198 patients. World J. Surg. 15:270-285. 1991.
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malignant liver tumors. Am. J. Surg. 171:27-31, 1996.
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Es el tumor hepático de origen conectivo más frecuente. Villamil F.G.: Hepatic Tumors. En Gitnick G. (eds.): Principies and
practice of gastroenterology and hepatology. 2nd. ed. Appleton
Se trata de una neoplasia de muy baja incidencia, ya que se
& Lange, Norwalk, Connecticut, 1994.
diagnostican en Estados Unidos menos de 25 casos por año. Zhou X. Tang Z, Yu Y, Ma Z: Clinical evaluation of cryosurgcry in
Surge en las células endoteliales que tapizan los sinusoides the treatment of primary liver cáncer. Cáncer 61: 1889-1892,
hepáticos. Se presenta en personas de edad, con mayor fre- 1988.
cuencia en hombres, en una proporción de 3 a 1.
En un 30 % de los casos se comprueba una asociación con
factores de riesgo de origen tóxico. Incluidas entre las sustan-
cias descriptas como carcinogenéticas están el cloruro vinílico, METÁSTASIS HEPÁTICAS
el arsénico, los esteroides anabólicos, el radium y el cobre
inorgánico. El período de latencia para la degeneración malig- Eduardo de Santibañes
na puede ser mayor de 20 años.
Generalmente es un tumor multicéntrico que compromete Definición. Se denomina metástasis al proceso por el cual
a ambos lóbulos. Está compuesto por quistes hemorrágicos y una o más células de un tumor primario migran a un órgano
nodulos tumorales sólidos. Histológicamente pueden encon- distante, por vía linfática o hemática, para implantarse y proli-
trarse zonas de infiltración sinusoidal, crecimiento sólido den- ferar formando un tumor secundario.
tro de nodulos tumorales macroscópicos y/o diferenciación Los tumores malignos se diferencian de los benignos por

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548 SECCIÓN VI. ABDOMEN

dos características: son invasivos y son metastáticos. Esto sig- drán beneficiarse con la resección, la magnitud del problema
nifica que tienen capacidad de penetrar en los tejidos vecinos es importante.
y de formar colonias tumorales en órganos distantes. La célu- Diagnóstico. Las metástasis hepáticas son la localización
la cancerosa desarrolla una extraordinaria capacidad para adap- de un fenómeno general que es la enfermedad cancerosa. En
tarse a condiciones antagónicas que le brinda el medio, gra- un porcentaje importante de los casos el diagnóstico se efec-
cias a la posibilidad de reproducir células diferentes de la ori- túa durante el seguimiento de un enfermo tratado previamente
ginal, La heterogeneidad celular es una característica de ma- de una patología neoplásica; puede también ser la presenta-
lignidad. Dentro de un tumor existen diferentes subpoblaciones ción de un cáncer cuyo origen no ha sido diagnosticado por no
con diversa posibilidad metastática. Un considerable número manifestar sintomatología o signología y también su hallazgo
de células abandona el tumor diariamente, pero muy pocas puede ser secundario a un mero estudio de rutina. En la mayo-
llegan a implantarse en otros tejidos. Esta posibilidad no está ría de los casos los modernos métodos por imágenes alertan
manejada por el predeterminismo o el azar, sino que se basa sobre la presencia de esta patología. Además de ser útiles para
en verdaderas leyes biológicas, que propenden a la selección evaluar localmente el compromiso hepático, ayudan también
de las más aptas. a certificar el diagnóstico y a estadificar la enfermedad. Este
Epidemiología. Los tumores metastáticos constituyen el último punto es de importancia relevante, ya que permite efec-
98 % de la patología maligna del hígado y el 4 % de todas las tuar tratamientos locales más racionales y evitar terapéuticas
biopsias hepáticas. Estas lesiones son menos frecuentes en el agresivas en la glándula hepática cuando la enfermedad se
hígado cirrótico. Los carcinomas de pulmón, mama, colon y encuentra generalizada. Esta circunstancia es la más frecuente
páncreas son los que más frecuentemente metastatizan en la en el contexto clínico de los pacientes. En general, el cirujano
población adulta, mientras que el tumor de Wilms y el y el oncólogo utilizan los métodos por imágenes, los marca-
rabdomiosarcoma son los que aparecen más frecuentemente dores tumorales y/o la punción-biopsia para arribar al diag-
en la población pediátrica. En pacientes que mueren por cán- nóstico lo antes posible y efectuar de tal modo el tratamiento
cer las metástasis hepáticas son las más frecuentes (42 %), adecuado. Las preguntas que deben responder los modernos
seguidas por las de pulmón y hueso. En su gran mayoría co- complementos de diagnóstico ante un paciente con presunta
rresponden a tumores que drenan en el sistema portal, aunque enfermedad metastática del hígado son las siguientes:
los linfomas, melanomas, neuroblastomas y tumores bronquia- 1. ¿Existe lesión en el hígado? La ecografía y la tomografía
les de células pequeñas también pueden anidar en esa glándu- computada dinámica ofrecen la mejor combinación para de-
la. La mayoría de los tumores primarios que dan origen a estas tectar una masa ocupante hepática mayor de 2 cm. La ecografía
lesiones están formados por poblaciones celulares con alta tiene una sensibilidad del 93 % para lesiones mayores de 2 cm
duplicidad, y en menor frecuencia metastatizan los tumores (Shen) y disminuye a menos del 56 % para lesiones más pe-
menos agresivos. Que la enfermedad metastática afecta sola- queñas. La TC dinámica (Ferruchi) detecta el 87 % de las le-
mente a la glándula hepática es inusual y este comportamiento siones metastáticas por encima de 2 cm. La RMN tiene un
puede aparecer en tumores de origen colónico, algunos índice de sensibilidad diagnóstica similar a la de la TC, pero,
sarcomas de baja duplicidad o tumores insulares. Las metástasis dado su alto costo, se la usa como método alternativo o para
solitarias de páncreas y estómago presentan una incidencia del obtener información complementaria en relación con la ana-
12 al 17 %. La frecuencia de lesiones sincrónicas colorrectales tomía hepática. La angiografía tiene su especial indicación en
y hepáticas oscila entre el 15 y el 30 %. la detección de pequeñas metástasis de tumores hiper-
El hígado funciona como un filtro que bloquea tempo- vascularizados (endocrinos, hipernefromas, etc.).
rariamente la diseminación de la enfermedad y su sistema La TC-portografía es un método invasivo, que requiere del
retieuloendotelial impide el pasaje de células cancerosas al cateterismo arterial selectivo asociado a la tomografía. Tiene
resto del organismo. Se sabe después de los estudios de Weiss, una sensibilidad diagnóstica superior a la de la TC convencio-
a fines de la década del 80, que este proceso metastático es de nal y la ecografía. La desventaja del método es el alto índice
una gran ineficiencia, ya que de cada 10.000 células que se de falsos positivos (5 % - 40 %).
desprenden de un tumor primario, sólo una podrá atravesar el 2. ¿La masa ocupante es una metástasis? Las metástasis
filtro hepático; y de cada 10.000 que se desprenden de la son generalmente múltiples, desplazan y comprimen las es-
metástasis del hígado, sólo una se podrá implantar en el pul- tructuras vasculares, adoptan una forma esférica y deforman
món. Con excepción del cáncer de recto, la diseminación sin- los contornos del hígado. Siendo el hemangioma cavernoso la
crónica al pulmón sorteando el filtro hepático es inusual. Cuan- masa ocupante más frecuente, establecer el diagnóstico dife-
do ello ocurre, es el resultado de la embolia masiva linfática, rencial es indispensable. La TC dinámica nos orienta sobre la
con pasaje de células tumorales al conducto torácico, y por vascularización de la lesión, y la angiografía digital y la RMN
ende, a la circulación sistémica, que pueden entonces implan- son muy útiles en caso de dudas. La infiltración grasa focal se
tarse en el pulmón. Una patente de progresión metastática, diagnostica fácilmente por su configuración y densidad carac-
primero a! hígado, luego al pulmón y entonces a otros órganos terísticas en TC, ECO y RNM. En algunas circunstancias, se
se encuentra en el 85 % de estudios grandes de autopsias. Sólo requiere la biopsia percutánea guiada, que a veces acorta la
en un 15 % de los casos se interrumpe la secuencia anterior- sistemática del diagnóstico, pero se la debe realizar sólo si el
mente mencionada. Se puede concluir que esta patente de resultado generara una actitud terapéutica diferente.
diseminación metastática predecible, así como la ineficiencia 3. ¿Hay signos de enfermedad extrahepática? Acompa-
de todo el proceso metastático, ofrecen al cirujano la posibili- ñando a la clínica del paciente, la tomografía computada es un
dad de interrumpir esa cadena y obtener una perspectiva im- método excelente para la estadificación abdominal, torácica y
portante de curación. Si tenemos en cuenta que el 50 % de los cerebral del paciente oncológico. En el abdomen es capaz de
cánceres de colon presentarán metástasis en el hígado y que la detectar lesiones asociadas en ganglios linfáticos, peritoneo y
incidencia anual de nuevos casos de dicha patología es de glándulas suprarrenales. En el tórax, la sensibilidad es supe-
150.000, en EE. UU., y de dichos pacientes el 5 al 10 % po- rior al par radiológico clásico. La medicina nuclear (centello-

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37. HÍGADO 549

grama) es de utilidad para detectar secundarismo óseo ante la que alrededor del 60 % de los pacientes tienen metástasis en el
sospecha clínica de éste. hígado en el momento de morir. Son en general de aparición
posterior a otras localizaciones. Es excepcional hallar
metástasis hepáticas como única localización. La resección de
Tratamiento de las metástasis hepáticas estas lesiones contempla previamente un profundo estudio de
de tumores de alta agresividad la extensión extrahepática y el análisis de las variables bioló-
gicas y moleculares que marcan la agresividad del tumor. En
La decisión terapéutica en el tratamiento de estos pacien- la literatura mundial, los resultados son analizados a partir de
tes se fundamenta en el conocimiento de las siguientes varia- comunicaciones en las cuales se combinan los tratamientos
bles: el tipo histológico, los índices de agresividad tumoral, la resectivos de diferentes tumores. Obtener conclusiones con
extensión del tumor y el estado general del paciente. Existen esta metodología sería erróneo. A pesar de ello, los resultados
metástasis cuyo diagnóstico histológico basta para saber que no son alentadores. Los tratamientos locales tampoco tienen
la resección hepática es inútil dado su comportamiento bioló- utilidad dado el alto porcentaje de compromiso sistémico. La
gico, su agresividad local y la alta fracción de crecimiento. quimioterapia endovenosa es de elección, ya que supera los
Estas características se traducen por la invasión multiorgánica resultados de la hormonoterapia. El porcentaje de respuestas
del tumor. Tal es el caso del carcinoma de células pequeñas en metástasis hepáticas con drogas de primera línea (adria-
del pulmón, que en el 70 % de los pacientes se encuentra ex- micina, 5-fluoruracilo y CFM) es de alrededor del 45 %, y del
tendido fuera del tórax en el momento del diagnóstico y pre- 30 % con las de segunda línea. La duración de las respuestas
senta un 74 % de compromiso hepático en autopsias. En cán- suele ser breve, y es influida por tratamientos previos, edad,
ceres de pulmón de células no pequeñas el compromiso del intervalo libre, etcétera.
hígado en estudios de autopsia es menor del 45 %. Cuando Los tumores ginecológicos pocas veces afectan el parén-
está presente, la evolución es similar a la del tumor de células quima hepático. Los tratamientos actuales permiten mayores
pequeñas, con el agravante de que el número de respuestas a sobrevidas en tumores avanzados. En el adenocarcinoma de
ía quimioterapia es muy bajo y la sobrevida global no excede cuello uterino, al lograrse actualmente sobrevidas más pro-
de los 6 meses. Los pacientes con buen estado general obtie- longadas, es más frecuente observar localizaciones hepáticas
nen respuestas mayores y pueden vivir hasta un año. Los tra- de lo que se describía clásicamente. Los tratamientos con
tamientos locales en el hígado no son útiles, y el tratamiento citostáticos no son de utilidad, y aunque algún paciente pueda
sistémico está indicado solamente en pacientes con un estado obtener beneficio, la utilización de la quimioterapia sistémica
general aceptable. no está avalada por la literatura.
Las metástasis hepáticas de tumores de cabeza y cuello El carcinoma de ovario suele dar metástasis en la cápsula
presentan una incidencia muy baja. La expectativa de vida de de Glisson, las cuales deben ser resecadas en el acto
estos pacientes es de pocos meses. El tratamiento es la citorreductivo. La quimioterapia con CDDP es de elección, y
quimioterapia sistémica. Esta presenta escasa respuesta, a di- las respuestas completas se acompañan de un aumento en la
ferencia de los buenos resultados que suelen tener los tumores sobrevida.
primarios del mismo origen. Se debe tomar en cuenta que el En los tumores germinales (gonadales y extragonadales),
alcohol es un importante factor etiológico, y muchos de estos la presencia de metástasis ensombrece notablemente el pro-
pacientes son cirróticos, con las alteraciones farmacocinéticas nóstico. Aunque la sensibilidad a la quimioterapia es alta, la
y la frecuente toxicidad que el tratamiento quimioterápico localización hepática se acompaña de un número menor de
puede acarrearles. respuestas (< del 50 %). La cirugía estaría indicada en pacien-
Los tumores de esófago y estómago metastatizan frecuen- tes con enfermedad residual localizada en el hígado y con
temente en el hígado, aunque es raro que ésta sea la única marcadores normales después de la quimioterapia. En lo que
localización debido a la presencia concomitante de metástasis respecta a las metástasis del coriocarcinoma gestacional, a
ganglionares. La sobrevida media sin tratamiento es menor de veces requiere cirugía de urgencia (hemostasia local y ligadu-
4 meses y no mayor de 8 con quimioterapia sistémica. Los ra de la arteria hepática o embolización arterial endovascular)
tratamientos actuales en base a CDDP y VP16 han aumentado con la finalidad de cohibir la hemorragia producida por la ro-
el número de respuestas a más del 30 %, pero la duración de tura de esas metástasis. Esta complicación se acompaña de
éstas no permite afirmar que aumentan la sobrevida. Las resec- elevada mortalidad y puede ser prevenida aplicando bajas do-
ciones de las metástasis no prolongaron la sobrevida en nin- sis de radioterapia sobre el parénquima hepático. Los trata-
guno de los informes, aunque éstos enumeran casos aislados. mientos con metotrexato, CDDP y VP16 han obtenido gran
El cáncer de páncreas al igual que el cáncer de vesícula y número de respuestas y curaciones; las localizaciones hepáti-
de vía biliar afectan al hígado por compromiso del flujo biliar, ca y cerebral ensombrecen el pronóstico.
por invasión directa del órgano o por aparición de metástasis. Los tumores del urotelio afectan al hígado con escasa fre-
Esta última situación es muy frecuente y rápidamente fatal. cuencia; cuando lo hacen, la quimioterapia con metotrexato,
La mayoría de los pacientes son pasibles de tratamientos de CDDP y vinblastina es de elección. Las respuestas son breves
soporte. La cirugía estaría indicada sólo en algunos casos de y la sobrevida es corta.
síndrome coledociano y/o pilórico, pues no aumenta la sobre- Es raro encontrar pacientes con metástasis hepáticas por
vida y a veces puede reducirla. La quimioterapia sistémica en cáncer de próstata. Esta situación puede verse en enfermos
el cáncer de páncreas con metástasis es controvertida y sólo se con sobrevidas largas, que han respondido a múltiples esque-
mencionan resultados exitosos en informes aislados. La toxi- mas hormonales, o en tumores de alta agresividad con secunda-
cidad de los esquemas basados en 5-fluoruracilo, mitomicina rismo temprano y escasa o nula respuesta al tratamiento. Esta
y adriamicina es alta y está condicionada por la función hepá- situación se acompaña de deterioro rápido e inevitable, y debe
tica, que interfiere en la farmacocinética de estas drogas. ser manejada sólo con medidas de soporte clínico.
En el cáncer de mama, los estudios de autopsia muestran En el cáncer renal, un 35 % de los pacientes tienen

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550 SECCIÓN VI. ABDOMEN

metástasis microscópicas en el momento de la consulta y un ser intervenidos si el tumor es resecable, y de no ser factible
30 % presentan micrometástasis. Aunque la localización he- se aplicará quimioterapia regional, con o sin modificadores de
pática existe, su frecuencia es mucho menor que la de las la respuesta biológica, por vía sistémica. Todas estas terapéu-
metástasis ganglionares, pulmonares y óseas. Su presencia ais- ticas se ven acompañadas de aumento en ia sobrevida.
lada es infrecuente, y en caso de existir, la decisión terapéuti-
ca surge del conocimiento del tipo histológico, la existencia
de ganglios comprometidos, el intervalo entre la resección del Tratamiento de Jas metástasis hepáticas
tumor primario y la aparición del secundarismo. La literatura de tumores de baja agresividad
no describe curaciones con la resección, pero en pacientes con
intervalos libres largos, ganglios negativos e histología bien Evolución natural y tratamiento quirúrgico. Existen
diferenciada es posible un beneficio. En casos no resecables varios estudios de pacientes portadores de metástasis hepáti-
con gran sintomatología, la quimioembolización puede per- cas de origen colorrectal que demuestran que sólo el 20 % de
mitir un mejor control de los síntomas con igual sobrevida. La los enfermos con lesiones únicas no tratadas sobreviven 3 años;
terapia sistémica con interferón, quimioterapia sistémica, en los portadores de lesiones múltiples unilaterales no trata-
interleuquina, hormonoterapia con progestágenos y otras mo- das sólo el 6 % llega a los 3 años, y en aquellos pacientes en
dalidades no ha superado el 30 % de respuestas globales, con quienes la enfermedad se encuentra diseminada en ambos ló-
alto costo, elevada toxicidad y sobrevidas muy cortas. bulos, sólo el 2 % llega a ese período. La supervivencia media
En los sarcomas de partes blandas se tiene en cuenta el global de los enfermos a los cuales no se les efectúa ningún
grado de agresividad, evaluado por medio del índice mitótico, tratamiento es de 9 meses. Martín Adson, de la Clínica Mayo,
la necrosis y la capacidad de invadir tejidos próximos. Esto se comunicó en el Annals of Surgery de 1980 el devenir de 60
traduce en la mayor o menor tendencia a dar metástasis. La pacientes portadores de metástasis de origen colorrectal a los
sensibilidad a la quimioterapia se reduce a medida que au- cuales sometió a tratamiento resectivo. Más de un tercio de
menta la diferenciación celular y disminuyen las variables que los pacientes con lesiones solitarias sobrevivieron 5 años y no
miden la agresividad. Las metástasis hepáticas son infrecuen- hubo diferencias en la supervivencia entre los portadores de
tes, salvo en los casos de sarcomas de estómago y del resto del lesiones únicas y los que tenían menos de tres. A partir de este
tubo digestivo. En estos casos la decisión terapéutica se vin- estudio histórico y trascendental, el tratamiento de elección
cula a las variables previamente citadas. para este tipo de lesiones de baja duplicidad, cuando se en-
Si no son resecables los tumores de baja agresividad, la cuentran localizadas sólo en la glándula hepática, es la
conducta ideal es el soporte clínico y eventualmente el trata- resección quirúrgica.
miento hormonal con progestágenos. Estas drogas actuarían Evaluación previa al tratamiento quirúrgico. El objeti-
como anabólicos y en algunos casos como agentes terapéuti- vo es establecer el diagnóstico con certeza y descartar la pre-
cos. sencia de enfermedad extrahepática. Gran parte de ello se lo-
Los sarcomas de alta agresividad pueden ser pasibles de gra con la ayuda de los métodos de diagnóstico por imágenes
tratamiento quimioterápico a base de isosfamida, adriblastina, (tamaño y número de las lesiones, relación con los vasos san-
vincristina, DTIC y cisplatino. En pacientes con localización guíneos, concomitancia de tumor fuera del hígado). Desafor-
hepática única y buena respuesta a la quimioterapia es lícito tunadamente, la extensión de la lesión intraabdominal es de
efectuar resección de la lesión y completar el tratamiento con difícil diagnóstico, en especial las metástasis en los ganglios
el esquema al cual fuera previamente sensible. Los tumores del hilio hepático o en la superficie peritoneal. Como resulta-
con vascularización importante e intervalo libre largo pueden do de estos falsos negativos, algunos pacientes son explora-
ser tratados con quimioterapia itraarterial, con o sin embo- dos con intención curativa y se los declara inoperables duran-
lización, especialmente cuando son sintomáticos. te el curso de la laparotomía exploradora. Si el enfermo fue
El melanoma es un tumor de comportamiento muy capri- operado de un cáncer de colon antes de la cirugía hepática, se
choso. Los que superan el nivel III de Clark, o 1,5 mm de deberá realizar un estudio profundo del intestino grueso y del
Breslow, reducen notablemente la sobrevida a expensas de una recto (colonoscopia total o colon por enema). Es fundamental
diseminación flemática o linfática. El compromiso hepático se proceder antes de la hepatectomía al dosaje de marcadores
describe en un 5 a 20 %, y es mayor aún en autopsias. Cuando tumorales para poder comparar sus valores durante la evolu-
nos enfrentamos a pacientes con metástasis hepáticas como ción y seguimiento posterior. Se estadifica el tórax con una
única localización, sabemos que la evolución no es del todo tomografía axial computada y el hueso con un centellograma
predecible y no se puede saber quién se beneficiará con una óseo. Si el paciente presenta alguna sintomatología o signología
ablación hepática. Los informes de resecciones en melanomas neurológica, se realiza tomografía de cerebro.
cutáneos diseminados son escasos y sus resultados desalenta- Tratamiento quirúrgico. Decidida la conducta quirúrgi-
dores. La presencia de enfermedad en otra localización es fre- ca en base al conocimiento histológico, localización exclusi-
cuente e invalida cualquier terapéutica local. Las drogas utili- vamente hepática y el estado general del paciente, resta deter-
zadas en quimioterapia sistémica son: DTIC, vinblastina, minar la resecabilidad. Esta depende del número (menos de
bleomicina. cisplatino, interferones, interleuquinas. Lak-cell cuatro), tamaño y localización de la lesión o las lesiones. Debe
y Til-cell. con respuestas en general que no superan el 30 %. evaluarse la existencia de 1 cm de tejido sano peritumoral.
Existen protocolos con cisplatino intraarterial (con emboliza- Para ello es fundamental objetivar la relación del tumor con
ción o no) cuando la única localización es hepática, que infor- las estructuras vasculares del hígado. Debe evaluarse también
man respuestas de hasta el 50 %, aunque de duración menor a el volumen de glándula remanente ante la posible resección.
los 6 meses. La tomografía computada dinámica, así como la RMN y la
En el caso del melanoma de coloides, su actividad biológi- ecografía asociada al Doppler, brindan los mejores resultados
ca lo caracteriza por dar sólo metástasis hepáticas, por lo cual para ese objetivo. Actualmente, la utilización de la ecografía
el tratamiento local tiene mucho sentido. Los pacientes deben intraoperatoria capacita al cirujano para reconocer lesiones

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37. HÍGADO 551

las metástasis) y de las metástasis (tamaño del tumor, margen


de resección, número de lesiones resecadas), así como facto-
res independientes (transfusiones utilizadas durante el proce-
dimiento, clampeos vasculares, presencia de enfermedad
extrahepática, utilización de quimioterapia postoperatoria), que
tienen influencia directa en esta supervivencia.
Cirugía ex situ ex vivo. Esta técnica emplea la cirugía de
banco después del enfriamiento hepático, y extracción total
del órgano, para resecar tumores imposibles de extirpar con el
procedimiento convencional. El enfermo se coloca en circula-
ción extracorpórea portal y de la vena cava inferior; después
de resecar la masa ocupante hepática, se implanta nuevamente
el hígado restante libre de la lesión.
Re-resección por metástasis que recurren en el hígado.
Este tipo de cirugía iterativa puede ser considerado ante la
recidiva de las metástasis en el hígado en ausencia de enfer-
medad extrahepática. Las recurrencias generalmente son múl-
Fig. 37-78. Ecografía intraoperatoria: ubicación del transductor sobre la tiples, aunque en algunos casos pueden quedar confinadas a
superficie hepática.
un solo lóbulo, o ser únicas. La operación se debe practicar
respetando las mismas reglas que rigen para la resección pri-
maria. Su ejecución presenta las dificultades creadas por la
intrahepáticas 7 a 10 veces más pequeñas que las diagnostica- cirugía que le antecedió y está gravada por lo tanto con una
das con los métodos convencionales; con lo cual la estadifi- morbilidad mayor, que ronda según distintas publicaciones el
cación de la glándula es más certera. 50 %. Las reoperaciones a continuación de las segmentectomías
Este moderno método de diagnóstico permite estadificar son mucho más fáciles que después de las grandes hepatec-
el hígado en una forma más precisa que los métodos de com- tomías.
plemento preoperatorios y la mano del cirujano durante su En el trabajo cooperativo de la Association Francaise de
exploración intraquirúrgica. Los métodos convencionales iden- Chirurgie (AFC), a 1818 pacientes a los cuales se los sometió
tifican lesiones de hasta 1.5 cm; la ecografía intraoperatoria a resección completa por medio de 1979 hepatectomías, 161
puede detectar tumores de 2 y 3 mm. Estos muchas veces se
hallan dentro del parénquima hepático y pasan totalmente
inadvertidos para las manos del cirujano. Tiene la posibilidad
además de guiar una aguja en el acto quirúrgico y confirmar
un diagnóstico dudoso previo a la cirugía resectiva. En la ex-
periencia internacional modifica el diagnóstico de número de
lesiones y localización de masas ocupantes en el 40 % de los
casos, y cambia la conducta quirúrgica en el 25 % de los ca-
sos. La figura 37-78 muestra la aplicación intraoperatoria de
la ecografía en la cirugía hepática.
Resecciones hepáticas. Se las puede clasificar, de acuerdo
con la cantidad de parénquima extirpado, en mayores (más de
tres segmentos de Covinaud) y menores (menos de tres seg-
mentos) (véase Anatomía). En el tratamiento de las metástasis
se procura conservar parénquima hepático efectuando
resecciones que abarquen a las metástasis con 1 cm de parén-
quima normal. Cuando se realiza la resección combinada de
distintos segmentos de Covinaud de uno o ambos lóbulos, con
la intención de ahorrar parénquima hepático, se denomina
resección segmentaria combinada (fig. 37-79).
Morbimortalidad de la cirugía de resección hepática. La
mortalidad oscila entre el 2 % y el 7 % según los distintos
servicios donde se aplica la terapéutica y la selección de los
pacientes. La morbilidad es de alrededor del 30 %, y las com-
plicaciones más frecuentes son las pleuropulmonares (derra-
mes, atelectasia), los sangrados del lecho de sección hepática
y las complicaciones dependientes de los accesos vasculares.
Las fístulas biliares, así como ios abscesos subfrénicos. tienen
aún hoy una incidencia de alrededor del 25 %.
Supervivencia de los pacientes portadores de metástasis
después de la cirugía resectiva. La supervivencia global de
este grupo de pacientes es del 30 % a 5 años. Existen diversos
factores dependientes del tumor primario (grado de invasión Fig. 37-79. Resección combinada. Segmentectomía lateral (SII + SIII),
de Dukes, período de latencia entre la enfermedad primaria y asociada a resección del segmento VI (SVI).

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552 SECCIÓN VI. ABDOMEN

(8 %) fueron efectuadas por enfermedad recurrente. De ellas, introducen los trocares hasta el medio de las lesiones y se ini-
142 tuvieron dos resecciones y 15 tres resecciones. El índice cia la circulación del nitrógeno líquido. Esta continúa hasta
de resecabilidad es difícil de evaluar en un estudio multicén- que la imagen ecográfica muestra que la lesión fue totalmente
trico, dado que no todos los grupos tienen el mismo nivel de enfriada. El método ha dado resultados exitosos en el control
agresividad ante este tipo de lesiones. Aun así, oscila entre el de tumores metastásicos de colon o recto y neuroendocrinos.
25 % y el 53 %. La bilateralidad de las lesiones no alejó la Las curvas de sobrevida actuarial y libres de tumor son
posibilidad de efectuarla, ya que el 21 % de los pacientes en superponibles con las publicadas después de resección quirúr-
esta serie así las presentaban. Se puede estimar que la posibi- gica. Las lesiones no deben exceder los 5 cm de diámetro. Es
lidad de resecar una lesión recurrente se incrementa cuanto útil para tratar también recurrencias metastáticas que no pue-
más conservador se fue con respecto al parenquima hepático den ser resecadas, o lesiones múltiples situadas en el centro
en la primera cirugía no obstante haber observado las reglas del parenquima hepático.
de la oncología quirúrgica. La mortalidad de este procedimiento Alcoholización. La inyección de alcohol absoluto a 96° en
fue del 1,2 % en la serie de la AFC y del 2,1 % en el resto de la el centro de un tumor precipita la deshidratación celular y la
literatura. La recurrencia rae del 60 % para la AFC, mientras trombosis vascular, con la eventual necrosis de la lesión. Las
que la serie acumulativa del resto de la bibliografía mostró un experiencias iniciales de Livraghi y colaboradores se inicia-
49 %. Vogt y col. informan de sobrevidas libres de enferme- ron con el tratamiento de hepatocarcinomas. El perfecciona-
dad entre los 19 y 44 meses posteriores a una tercera resección. miento de la técnica expandió el rango de sus indicaciones,
El estudio de la AFC, que incluye más de 150 resecciones por empleándosela también con éxito en el tratamiento de las
metástasis recurrentes, y es la mayor publicada hasta la fecha, metástasis. Estas deben ser limitadas en número y menores de
confirma la impresión vertida por las series menos numero- 3 cm de diámetro. Cuando exceden estas dimensiones, se pue-
sas. Esto significa que las lesiones recurrentes que técnica- de usar la alcoholización en combinación con la quimioembo-
mente son rcsccables deben ser consideradas en términos de lización.
riesgo quirúrgico y sobrevida potencial. Los resultados de es- Anticuerpos monoclonales. Amendola y col. publicaron
tas resecciones iterativas nos muestran la importancia de un en 1990 su experiencia con el uso de anticuerpos monoclonales
cuidadoso seguimiento clínico y de laboratorio después de la antitumorales específicos para el diagnóstico y tratamiento de
cirugía primaria, con el objeto de detectar lesiones asinto- neoplasias. Los anticuerpos monoclonales son marcados con
máticas, pero con posibilidades curativas. agentes citotóxicos específicos o radionúclidos, capaces de
Métodos alternativos de tratamiento. Criocirugía. El matar células específicas. Se encuentra aún en plena etapa ex-
método se basa en la utilización del frío (-196° C) para des- perimental su aplicación terapéutica.
truir las colonias metastáticas. Se lo emplea para tratar tumo- Quimioterapia intraarterial paliativa (quirúrgica). Está
res irresecables localizados en ambos lóbulos. Después de indicada para pacientes con metástasis hepáticas no resecables
movilizar el hígado y de proteger las visceras adyacentes, se confinadas al hígado. No debe considerarse ante la presencia

Conducto
cístico Arteria
gástrica izquierda
Conducto — Arteria hepática
hepático '• propia
común t

Arteria
gastrodjodenal

Fig. 37-80. Quimioterapia intraarterial. La bomba de infusión se coloca en el cuadrante inferoizquierdo del abdomen, lejos del hígado para evitar artificios
en estudios tomográficos ulteriores. El catéter es introducido en la artería gastroduodenal. Se liga la arteria gástrica derecha y se extirpa la vesícula.

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37. HÍGADO 553

de enfermedad extrahepática. Dado que la metástasis se nutre minuye su pasaje sistémico y con ello su toxicidad general. Si
con un alto porcentaje de circulación arterial, la infusión por además se realiza una oclusión arterial por embolización, se
esta vía de quimioterápicos aumenta la exposición del tumor a disminuye la velocidad circulatoria, con lo cual aumenta el
estos agentes y disminuye los efectos colaterales sistémicos tiempo de contacto entre el citotóxico y las células tumorales.
del fármaco, dado el alto nivel de extracción hepática. El catéter Se ha comprobado experimentalmente que la embolización
se implanta quirúrgicamente. La técnica depende de la varian- multiplica por tres la concentración de adriamicina en el seno
te de distribución arterial con la que cuente el paciente, por lo de un tumor. Produce además un efecto citotóxico directo por
cual es necesario efectuar una angiografía previa. En general, isquemia y potencia así la acción de algunos agentes como la
el extremo del catéter se coloca en la arteria gastroduodenal y mitomicina y la adriamicina. Para poder ocluir el sistema
el reservorio en el cual se inyectará el quimioterápico se fija arterial hepático es necesario que el sistema porta se encuen-
en un bolsillo tallado por encima de la aponeurosis y de algún tre permeable y sea hepatópeto, para garantizar la oxigenación
reparo costal, y por debajo de la piel y el tejido celular subcu- hepática y la función celular.
táneo. Después de implantado se realiza la colecistectomía y La administración intraarterial de drogas antiblásticas pue-
una prueba inyectando azul de metileno en el reservorio para de realizarse de varias maneras. Una de ellas es la quimioterapia
detectar la posible irrigación del duodeno o el estómago por intraarterial pura (quimioinfusión); otra es la quimioterapia
alguna rama arterial proveniente de la arteria hepática (la fig. asociada a un vector lipídico con afinidad para fijarse al tejido
37-80 muestra la forma en que se implanta el catéter en la tumoral (quimiolipiodol). El método endovascular más eficaz
arteria gastroduodenal). Si así fuera, se procede a ligarla para es la quimioembolización. Se indica no sólo en metástasis
evitar la lesión de la viscera hueca con el citostático. Los es- irresecables, sino también como tratamiento prequirúrgico de
quemas de citostáticos utilizados son en base a 5-fluoruracilo, lesiones gigantes centrohepáticas que tengan íntimo contacto
mitomicina C y leucovorina. Estas drogas se administran cada con los grandes vasos, a fin de reducir el tamaño tumoral.
21 días durante 3 días consecutivos hasta completar 9 ciclos. Tratamiento de las metástasis de tumores carcinoides.
De los siete trabajos prospectivos y randomizados que se han Los tumores carcinoides e insulares representan menos del 1 %
publicado comparando los efectos de la quimioterapia de todas las lesiones malignas y el 60 % de los tumores
endovenosa con la intraarterial, sólo uno reveló ventajas sig- neuroendocrinos. Difieren del resto por su capacidad de sinte-
nificativas de la intraarterial sobre la endovenosa con respecto tizar una variedad de péptidos y aminas, y por su relativo cur-
a la supervivencia, pero todos demostraron significativamente so clínico indolente. Por lo general, el diagnóstico se demora
mayor índice de respuesta tumoral (disminución del tamaño) porque los pacientes presentan numerosos síntomas que son
de la intraarterial cuando se la comparó con la endovenosa. interpretados como inespecíficos y tratados en forma sinto-
Quimioterapia intraportal. El objetivo de este procedi- mática. Pueden originarse en cualquier lugar del organismo,
miento es diferente del que se propone el tratamiento intraarte- aunque los de aparato digestivo constituyen el 90 %. El tama-
rial de lesiones irresecables. Se persigue esterilizar micro- ño del primario es el factor pronóstico más importante. En
lesiones no detectadas en el intraoperatorio ni siquiera con la pacientes con lesiones menores o iguales a 1 cm, la curación
ecografía. Estas lesiones microscópicas reciben todo su apor- se logra en el 95 %; en tumores de 1 a 2 cm existe un 50 % de
te sanguíneo por vía portal. Los catéteres se pueden colocar posibilidad de que hayan dado metástasis, y esta cifra se eleva
por la vena umbilical repermeabilizada o en la vena cólica al 95 % si superan los 2 cm. Estos productores de serotonina y
derecha. La posición ideal sería el tronco gastrocólico de Henle. otros péptidos presentan un síndrome cuya severidad en algu-
Siempre se debe estudiar la ubicación del catéter con angio- nas circunstancias obliga a denominarlo maligno. Aproxima-
grafía antes de comenzar la infusión. damente el 80 % de los pacientes con lesiones avanzadas tie-
Quimioterapia endovascular (neoadyuvancia por catete- nen síndrome carcinoide. El sitio más común de metástasis lo
rismo selectivo). En grandes tumores metastáticos, con dudo- constituyen los ganglios linfáticos, el hígado, el pulmón, los
sa posibilidad de resección, y en aquellos con imposibilidad huesos y la cavidad peritoneal. La causa más frecuente de
resectiva dada la multiplicidad o las características locales de muerte es la insuficiencia hepática (90 %).
invasión, se puede intentar este tipo de terapéutica. Consiste Papel de la cirugía. En tumores con metástasis hepáticas,
en la cateterización con método percutáneo de la arteria hepá- la resección quirúrgica ofrece sobrevidas a 5 años que oscilan
tica y la infusión de citotóxicos adecuados en grandes dosis y entre el 15 % y el 65 % según la estadificación tumoral. En
en forma continua durante 5 a 7 días. La diferente respuesta pacientes sintomáticos, las resecciones totales o la simple re-
tumoral no sólo puede transformar en resecable un tumor que ducción celular producen remisión del síndrome y en ocasio-
previamente no lo era, sino que también nos permite conocer nes paliaciones prolongadas. En pacientes a los que se ha con-
qué paciente tendrá una mejor respuesta a una futura coloca- trolado definitivamente la enfermedad primaria y las lesiones
ción de un reservorio de infusión definitivo. del hígado se encuentran sólo allí localizadas, pero no contro-
Tratamiento endovascular de las metástasis hepáticas ladas, el trasplante hepático es una opción terapéutica que no
(quimioembolización). El tratamiento endovascular está diri- debe desecharse, ya que ofrece supervivencias actuariales a 5
gido fundamentalmente a los tumores hepáticos malignos años entre 35 % y 40 %.
irresecables. Su racionalidad se basa en el doble aporte de flu- Terapia sintomática. Los pacientes sin oportunidad qui-
jo vascular que recibe el hígado sano (vena porta y arteria he- rúrgica, con enfermedad avanzada, entran en alguna de las si-
pática), a diferencia del tejido tumoral, que se encuentra irri- guientes categorías: a) asintomáticos; b) ocasionalmente
gado casi exclusivamente por ramas arteriales. Ello posibilita sintomáticos; c) síntomas moderados a severos. El mejor tra-
la administración de drogas antiblásticas directamente en el tamiento para los asintomáticos es no tomar ninguna conducta
seno tumoral a través del cateterismo selectivo de la arteria activa y controlarlos cada 3 meses. Los síntomas ocasionales
aferente al tumor. Esta forma de administración aumenta la se deben tratar en forma poco agresiva con medicación. Sólo
concentración intratumoral del agente antimitótico infundido los enfermos severos deben ser tratados en forma prolongada.
(por 20 comparado con la quimioterapia convencional) y dis- La diarrea y los broncoespasmos tienen buena respuesta

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554 SECCIÓN VI. ABDOMEN

sintomática; las crisis de rubor se atemperan con ciproheptidina mas. A semejanza con otros tumores de esta estirpe, el tras-
o con clorhidrato de difenhidramina. La supresión del alcohol plante hepático representa una opción terapéutica racional. Las
disminuye a veces los síntomas. nuevas técnicas de cirugía en racimo (incluyen la resección de
Somatostatina y análogos. Es la responsable de inhibir la la glándula hepática, el páncreas y el vaciamiento ganglionar
liberación de péptidos endógenos. El octapéptido análogo de supramesocolónico) muestran supervivencias a cinco años
la somatostatina (SMS 201 -995), con una vida media de 3 a 4 entre 35 % y 40 %.
horas tiene una probada efectividad en el control del síndrome Terapia sintomática. Los bloqueantes H2 y el omeprazol
carcinoide. El compuesto por sí mismo carece de actividad son excelentes para tratar los síntomas dependientes de la
antitumoral. Se recomienda comenzar con una dosis de 50 mg hiperacidez. Esta terapia se puede continuar, siempre y cuan-
cada 8 horas, aunque en algunos pacientes son necesarias do- do el crecimiento tumoral no produzca compromiso de órga-
sis superiores a 500 mg. nos vitales. El análogo de la somatostatina (SMS 201-995) es
Quimioterapia. En general, los carcinoides son resisten- efectivo en el tratamiento de las diarreas asociadas a los
tes a la quimioterapia. El 5-fluorouracilo y la doxorrubicina vipomas. La misma droga tiene efectos beneficiosos en la re-
son considerados los dos agentes más efectivos y probados. ducción de otros péptidos, incluidos la gastrina y el polipéptido
Por el contrario, la estreptozotocina y la decarbazina son rela- pancreático.
tivamente inefectivas. La utilización de monodrogas produce Quimioterapia. Son más sensibles a la quimioterapia que
en forma excepcional respuestas completas, con remisiones los carcinoides. La estreptozotocina, una glicosaminoni-
de 6 meses en un 15 % a 25 %. Las combinaciones de agentes trosourea, es la droga más experimentada. La dosis oscila entre
quimioterapéuticos obtienen remisiones de hasta un 35 7c. Se 0,6-1,0 g/m2 semanal, hasta llegar en forma acumulativa a 8,1-
puede caracterizar el efecto de las drogas combinadas como 10,0 g/m2. Broder y col. muestran una serie de 39 pacientes
de bajas respuestas (< del 35 %), corta duración de la respues- tratados, los cuales tienen respuesta bioquímica en un 64 %, y
ta (< de 9 meses) y remisión completa rara. cierto grado de respuesta tumoral en el 50 %. Presentaron
Tratamiento biológico. El interferón logra respuestas proteinuria el 52 % y alteración del clearance de creatinina el
tumorales objetivas en el 20 % de los pacientes, con una res- 27 7c. Cinco pacientes fallecieron por insuficiencia renal, lo
puesta hormonal del 39 %. Se está estudiando el sinergismo cual sugiere lo esencial del monitoreo durante el empleo de
entre el interferón alfa y la acción citolítica de la doxorrubicina. esta droga. En un estudio prospectivo y randomizado, compa-
Oclusión vascular. Los tumores con una importante rando la acción de la estreptozotocina sola y asociada a 5-
vascularización son pasibles de terapéuticas basadas en la fluorouracilo, la droga sola mostró 36 % de respuestas. Otro
oclusión vascular. Al impedir la irrigación arterial, el tumor y importante agente que ha tenido resultados notables en el tra-
parte del tejido normal se necrosan parcialmente. El parén- tamiento de los tumores insulares es la DTIC. El uso de tera-
quima hepático se regenera en 4 a 6 semanas. Las células pias combinadas está aún en el inicio. El más experimentado
tumorales sobrevivientes reacondicionan su vascularización a ha sido el de estreptozotocina con 5-fluorouracilo. Moertel y
partir de otras colaterales. El crecimiento es muy lento, lo cual col. publicaron un trabajo, prospectivo y randomizado, utili-
representa una ventaja para los tratamientos oclusivos. El zando estas dos drogas en combinación y la estreptozotocina
método más moderno y efectivo es la quimioembolización, sola. La remisión completa en el segundo brazo fue del 12 % y
que permite la repetición del procedimiento. La selección en la combinación del 33 % (p=0,05). La duración media de la
criteriosa de los enfermos es un pilar importante sobre el cual respuesta fue de 17 meses para los que respondieron y de 24
se basa el éxito del tratamiento. El reemplazo del parénquima meses para las respuestas totales.
no debe superar el 75 %, la albúmina debe ser de 3 g/dl, la Terapia biológica. Sobre la base de lo observado en pa-
bilirrubina < de 1,5 mg/dl y la creatinina < de 2 mg/dl. El cientes con síndrome carcinoide que mostraron mejoramiento
intervalo entre los procedimientos debe ser de 6 semanas, aun- de los parámetros bioquímicos y subjetivos cuando se utilizó
que las embolizaciones se pueden realizar cada 3 a 6 meses, interferón, Eriksson y col. emplearon esta terapia en tumores
de acuerdo con la respuesta de cada paciente. El trabajo en insulares avanzados y obtuvieron respuestas objetivas en la
equipo y la contribución de un excelente radiólogo interven- mitad de 22 pacientes, con una duración media de su acción
cionista son imprescindibles. de 8 meses.
Tratamiento de las metástasis de tumores insulares. Oclusión vascular. Los resultados con esta terapia son tan
Aparecen con más frecuencia en la cola y el cuerpo del espectaculares, dada su vascularización, como los observados
páncreas. Como no existen diferencias histológicas entre las en las metástasis de los carcinoides. En un informe del M.D.
formas benignas y malignas, la distinción puede ser hecha so- Anderson Cáncer Center, en 22 pacientes sintomáticos con
lamente por la presencia de metástasis o de invasión local. El metástasis de tumores insulares se logró una paliación efecti-
60 7c de los tumores insulares son insulinomas, y de éstos el va usando microembolizaciones secuenciales percutáneas. Se
10 % tiene un curso maligno. Los no secretores son malignos realizaron 4 procedimientos en promedio, obteniéndose una
en un 30 % a 40 %. Los gastrinomas lo son en un 20 %, mien- remisión parcial en 12 de 20 pacientes que se pudieron seguir.
tras que los glucagonomas y vipomas tienen un alto porcenta- La duración promedio de la remisión fue mayor de un año,
je de comportamiento agresivo. Los tumores secretores se diag- con una sola muerte relacionada con el método.
nostican por esta característica, generalmente en un estadio
menos avanzado que los no secretores.
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pel preponderante como paliativo cuando otras opciones tera- Huguet C, Bona S, Nordlinger B, et al: Repeat hepatic resection for
péuticas han fracasado y la citorreducción es el único medio primary and metastatic carcinoma of the liver. Surg. Gynecol.
de disminuir el nivel de péptidos circulantes y paliar los sínto- Obstet. 171: 398-402. 1990.

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37. HÍGADO 555

Livraghi T, Vettori C and Lazzaroni S: Liver metastases: Results of Stevens MA, Vidal-Jove J and Sugarbaker PH: Liver surgery for liver
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709-712, 1991. Sugarbaker PH: A perspective on clinical research strategies in
Roche A: Therapeutic angiography in oncology. En Hiramatsu, Zeitler carcinoma ofthe largebowel. World J. Surg. 15: 609-616, 1991.
y Rossi (eds.): Recent advances in interventional radiology and Weiss L and Ward PM: Metachronous and synchronous seeding of
new vascular imaging, 1989. target organs in the mouse, after paracecal injection of colon 26-
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1989. carcinoma? Reg. Cáncer Treat 4: 55-59, 1991.

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Vías biliares
EMBRIOLOGÍA

Pedro Ferraina

Igual que el hígado, la vía biliar extrahepática, la vesícula


y el páncreas ventral se hacen evidentes en el embrión desde
la 5a. semana de vida intrauterina (embrión de 3 mm) (fig. 38-
1). La porción hepática (de mayor tamaño) se diferencia en
cordones con proliferación de hepatocitos y la vía biliar
intrahepática se desarrolla a partir de los hepatocitos primiti-
vos alrededor de las ramas de la vena porta. Si bien la porción
quística del divertículo hepático en un principio es hueca, la
luz es obliterada por la continua migración de células. En con-
secuencia, en el embrión de 7 mm (figs. 38-2 y 38-3), cuando
ya se produce la rotación duodenal, la vesícula y el colédoco
consisten en cordones sólidos de células epiteliales en el septum
transverso. La vacuolización secuencial de estos cordones pro-
duce una luz en el colédoco y en el hepático en el embrión de
12 mm (fig. 38-4). En el embrión de 16 mm, el cístico y la
porción proximal de la vesícula son huecos, pero el fondo
vesicular todavía está parcialmente obstruido por restos del Fig. 38-2. Embrión de 7 mm. /, Páncreas dorsal; 2, hígado; 3. vesícula; 4.
tapón epitelial. La vesícula se ahueca totalmente hacia el ter- colédoco; 5, páncreas ventral; 6, duodeno (rotación).
cer mes de la gestación.
La secreción de bilis comienza a principios del cuarto mes
de la gestación, y desde ese momento el aparato biliar contie-

Fig. 38-1. Embrión de 3 mm. 1, Intestino proxima!; 2, septum transverso; Fig. 38-3. Embrión de 9 mm. 1, Estómago; 2, conductos hepáticos; 3.
3, cordones hepáticos: 4. brote craneal; 5, brote caudal; 6, páncreas ventral; vesícula; 4, conducto cístico; 5, páncreas ventral; 6, páncreas dorsal.
7, páncreas dorsal.

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38. VÍAS BILIARES 557

excepcionalmente tiene un verdadero mesenterio o está den-


tro del mismo hígado (vesícula intrahepática). El fondo y las
caras inferior y lateral de la vesícula se encuentran cubiertos
por peritoneo que se repliega desde el hígado (fig. 38-5), Mide
7 a 10 cm de longitud y el ancho del fondo es de 2,5 a 3 cm. El
volumen es de aproximadamente 30 ml, pero una moderada
distensión puede aumentar su capacidad hasta 50-60 mi, y
durante una obstrucción aguda puede albergar hasta 200-300
mi.
La vesícula se divide en cuatro áreas: fondo, cuerpo,
infundfbulo y cuello. El conducto cístico contiene los rema-
nentes de la válvula cspiralada de Heister y mide 0,5 a 4 cm de
longitud. Si bien desemboca habitualmente en la parte dere-
cha del conducto hepático, puede hacerlo, después de un tra-
yecto anterior o posterior, en la pared izquierda o posterior
(fig. 38-6).
Las arterias de la vesícula derivan de la arteria cística, que
Fig. 38-4. Embrión de 12 mm ; 1. Estómago; 2. conductos hepáticos; 3. en el 95 % de los casos es rama de la arteria hepática derecha,
vesícula; 4, cístico; 5, páncreas ventral; 6. páncreas dorsal. pero en algunas ocasiones es rama de la hepática común, la
gastroduodenal o la mesentérica superior. En el 20 % existen
dos arterias císticas o císticas accesorias. Desde su nacimien-
to sigue un trayecto pasando por detrás del conducto hepático
ne siempre bilis, la cual es secretada hacia el intestino y da un (84 %), pero en el 16 % de las veces pasa por delante. En el
color verde oscuro a su contenido (meconio), cuello de la vesícula se divide en dos ramas (anterior y poste-
La rotación del duodeno y del esbozo pancreático hace que rior) (fig. 38-7). El trayecto suele ser paralelo al conducto
la porción proximal de la vía biliar también rote y el colédoco cístico, y quirúrgicamente se encuentra traccionando lateral-
entre en la cara posterior izquierda del duodeno (esta rotación mente el infundfbulo vesicular para acentuar el triángulo de
ocurre a los 7 mm y se completa a los 12 mm). Calot (conducto cístico, conducto hepático y borde inferior
del hígado) (fig. 38-8). Pueden existir, además de la arteria
cística, arteriolas entre el hígado y la pared adyacente.
ANATOMÍA Las venas císticas desembocan en la rama derecha de la
vena porta y dentro del hígado.
Vesícula. Está ubicada entre el lóbulo cuadrado y los ló- Los linfáticos vesiculares drenan en el ganglio del cuello
bulos derecho e izquierdo del hígado y se halla unida a éste en vesicular (ganglio de Mascagni) (fig. 38-9).
el lecho vesicular por medio de tejido conectivo y vasos, pero Los nervios de la vesícula son ramas del vago y del simpá-

Fig. 38-5. Relaciones anatómicas de la vesícula biliar (A) y ligamento hepatoduodenal (B). 1, ligamento redondo; 2, segmentos laterales izquierdos del
hígado; 3, lóbulo cuadrado; 4, vesícula biliar; 5. lóbulo derecho del hígado; 6, duodeno; 7, ligamento hepatoduodenal; 8, estómago; 9, epiplón gastrohepático.
Ve, vesícula biliar; Ci, cístico; Co, colédoco; LR, ligamento redondo; VP, vena porta; AH, arteria hepática; AGD, arteria gastroduodenal; Pa. páncreas; Du,
duodeno.

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SECCIÓN VI. ABDOMEN

Fig. 38-6. Anomalías de implantación del conducto cístico y canalículos aberrantes. A, implante del cístico en el colédoco distal. B, implante del cístico en
la confluencia de los hepáticos. C, implante del cístico en el conducto hepático derecho. D, conducto hepático accesorio (aberrante). E, conducto
colecistohepático (aberrante).

tico, que vienen a través del plexo celíaco (los vagales depen- Los conductos hepáticos cuando salen del hilio se ubican
den del vago anterior a través de las ramas hepáticas, los sim- dentro de las dos capas serosas del ligamento hepatoduodenal.
páticos vienen de los segmentos torácicos 7 y 10 pasando a Esta vaina de tejido fibroso une los conductos hepáticos con
través de los ganglios celíacos). Las fibras aferentes del híga- los vasos sanguíneos.
do y el sistema biliar se canalizan a través de los nervios El colédoco mide aproximadamente 7 cm y transcurre en-
esplénicos. tre las hojas del epiplón menor ubicado por delante de la vena
Vía biliar. El hepático común se forma por la unión de porta y a la derecha de la arteria hepática. Su diámetro es de
ambos hepáticos. Mide 1,5 a 2 cm de longitud y su diámetro aproximadamente 5 mm. Se une al conducto pancreático prin-
es de 4 mm. Está ubicado en el ligamento hepatoduodenal, a cipal (Wirsung) para formar la ampolla de Vater. El
la derecha de la arteria hepática y por delante de la vena porta. abombamiento de la mucosa producido por la ampolla en el
Se une con el cístico para formar el colédoco (fig. 38-5). duodeno da lugar a la papila duodenal. En la tercera parte de

Fig. 38.7 Anomalías de la arteria


cística. A, arteria cística procedente
de la hepática derecha. B. de la ar-
teria gastroduodenal. C. dos arterias
císticas (una de la hepática derecha
y otra de la hepática común). D. dos
arterias císticas (la de la hepática iz-
quierda "cruza" anteriormente la vía
biliar). E. cística de la hepática de-
recha que "cruza" anteriormente la
vía biliar. F, dos arterias císticas de
la hepática derecha, que está "ad-
herida" al cuello vesicular.

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38. VÍAS BILIARES 559

Hígado

Arteria cística Arteria hepática


Conducto cístico
Conducto hepático
Triángulo de Calot

Fig. 38-8. Localización de la arteria Colédoco


cística. Descripción en el texto.

Ganglio de Mascagni

Conducto hepático

Lóbulo derecho del hígado

Borde superior del duodeno


Ganglio del hiato

Ganglio pancreático-
duodenal superior
Ganglios pancreático-
duodenales posteriores Colédoco

Fig. 38-9. Linfáticos de la vesícula biliar.

los casos, sin embargo, el colédoco y el Wirsung desembocan colédoco y el conducto pancreático; su contracción acorta los
en forma separada (fig. 38-10). En el sitio por donde atravie- conductos y facilita la evacuación en el duodeno).
san la pared duodenal, el colédoco y el Wirsung están revesti- 4. Esfínter de la ampolla (fibras longitudinales y circula-
dos por un engrasamiento de las capas longitudinal y circular res).
del músculo liso (esfínter de Oddi). Esta estructura (fig. 38- Las arterias de los conductos biliares se anastomosan li-
11) varía, pero en general está compuesta por: bremente dentro de las paredes de los conductos. La superfi-
1. El esfínter coledociano (fibras musculares circulares que cie arteriolar está cubierta por un plexo venoso fino. La arteria
rodean la porción intramural del colédoco antes de la unión pancreaticoduodenal puede cruzar anteriormente sobre la par-
con el conducto pancreático). done by 007 te distal del colédoco (76 %). Las ramas arteriales del conduc-
2. El esfínter pancreático (presente sólo en la tercera parte to biliar derivan de la arteria cística y de la pancreaticoduodenal
de la población). posterior y superior. Pueden existir dos disposiciones: 1) de
3. Fascículos longitudinales (abarcan porciones entre el irrigación superior, y 2) con arterias ascendentes de la

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560 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Hepático izquierdo
Hepático derecho

Cístico

Supraduodenal

Retroduodenal

Vesícula

Intrapancreático
Wirsung
Vía biliar
común

Papila Intramural

Duodeno

Fig. 38-10. Anatomía de la vía biliar común.

Wi

Wi

Fig. 38-11. Unión coledocoduodenal. Du,


duodeno; Co, colédoco; Wi, Wirsung; Od,
esfínter de Oddi.

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38. VÍAS BILIARES 561

pancreaticoduodenal (fig. 38-12). En un estudio realizado por


Terblanche, el 60 % del flujo provenía desde la porción infe-
rior y el 38 % de la porción hiliar. La rama supraduodenal de
la gastroduodenal ocasionalmente puede enviar ramas a la por-
ción retroduodenal. En síntesis, la vía biliar distal tiene
anastomosis más seguras que la porción superior.
Los linfáticos que drenan la vía biliar principal lo hacen
primero en ganglios que se ubican alrededor de ésta y final-
mente en el grupo de ganglios peripancreáticos (cerca del ori-
gen de la arteria mesentérica superior). Otros pueden alcanzar
el grupo celíaco (fig. 38-9).
Los nervios son los mismos que los de la vesícula (fig. 38-
13).

FISIOLOGÍA

El flujo biliar desde el hígado a través de los conductos


biliares es regulado por factores neurohormonales que crean
gradientes de presiones. La vesícula, que concentra y almace-
na la bilis, en condiciones posprandiales recibe el 70 % de la
secreción biliar y su vaciado también es regulado por un
gradiente de presiones.
Regulación del flujo biliar. Hay evidencias de que la vesí-
cula se contrae periódicamente en los periodos interdigestivos
vaciando el 20-40 % de su contenido. Con la ingesta se con-
trae por efecto de la colecistoquinina (CCK) y la motilina y,
posiblemente, por un mecanismo nervioso colinérgico.
Los ácidos biliares, durante el período digestivo, pueden
realizar el circuito enterohepático dos o tres veces estimulan-
do la secreción de ácidos biliares. El glucagón y la insulina
aumentan la formación de ácidos biliares, lo mismo que la
secretina, que estimula fundamentalmente la secreción.
La acción de la CCK sobre la contracción es sostenida (no
peristáltica), y a los 15 minutos el 50 % de la vesícula se eva-
Fig. 38-12. Irrigación de la vía biliar. Hi, hígado; AHD, arteria hepática
cúa cuando se administra una dosis farmacológica (0,02 U/ derecha; AHÍ. arteria hepática izquierda; He, conducto hepático; AH, arte-
kg). Con la ingesta de comida sólida el 50 % se evacúa a los ria hepática; Ah9, arteria hora 9; Ahí, arteria hora 3; Ve, vesícula biliar;
30 minutos y el 80 % a las dors horas. Este efecto de la CCK no AGDu, arteria gastroduodenal; ARDu, arteria retroduodenal. Du, duodeno.
es bloqueado por los anticolinérgicos o los bloqueadores alfa
o beta. El músculo tiene dos receptores para la CCK (uno en
las células musculares y otro en las neuronas colinérgicas
intramurales posganglionares) y la pérdida de inervación vagal
disminuye la respuesta de la vesícula a la CCK. de llenado vesicular es regulado por vía neurohormonal me-
La motilina es la responsable de las contracciones diante relajación vesicular y contracción del Oddi.
vesiculares interdigestivas. Otras sustancias también tienen El polipéptido pancreático (PP) puede desempeñar un pa-
efecto sobre la contracción o relajación vesicular, como la pel en el llenado vesicular produciendo relajación vesicular y
secretina, que potencia la acción de la CCK, o las contracción del esfínter de Oddi, Su máxima concentración
prostaglandinas, cuya inhibición por efecto de la indometacina sanguínea se observa a las 6 horas de la comida.
atenúa el dolor de la colecistitis aguda por disminución de la El esfínter de Oddi, mediante contracciones de origen
presión intraluminal. El polipéptido intestinal vasoactivo (VIP) miógeno que pueden alcanzar hasta 200 mmHg (3-8 por mi-
produce relajación vesicular, y la somatostatina es un potente nuto), modifica las presiones intraluminales del sistema biliar
inhibidor de la contracción vesicular, sea producida por la CCK y su vaciado, y sus principales reguladores son la CCK y la
o por estimulación vagal (en pacientes con somatostatinoma motilina.
existe litiasis biliar). El papel fisiológico de otras hormonas
no es claro, pero dosis farmacológicas de distintas sustancias
producen varios efectos: la sustancia P causa contracción por Tabla 38-1. Sustancias que actúan sobre la motilidad vesicular
un mecanismo colinérgico; la encefalina puede abolir el efec-
to del VIP; la noradrenalina produce relajación vesicular por Contracción Relajación
un mecanismo beta-adrenérgico. CCK. VIP
Llenado vesicular. Ocurre cuando la presión intravesicular Motilina Somatostatina
es menor que la del colédoco. Normalmente en ayunas la pre- Secretina Neuroepinefrina
Prostaglandinas
sión intravesicular es de 5 mmHg y la del colédoco de 10
Sustancia P
mmHg, por lo que la bilis fluye permanentemente (el flujo es Encefalina
interrumpido periódicamente por contracciones). El proceso

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562 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Rama vagal
anterior

Rama vagal
posterior para el
plexo celíaco

Fig. 38-13. Inervación de la vía biliar.

Tabla 38-2. Sustancias que actúan sobre el esfínter de Oddi La capacidad absortiva es rápida: en 3 a 4 horas, hasta el
90 % del agua presente en la bilis hepática puede ser removi-
Contracción Relajación da como una solución isotónica compuesta por cloruro de sodio
Motilina CCK y bicarbonato de sodio. Esto lleva a la formación de una bilis
Alfa-adrenérgicos Beta-adrenérgicos
Glucagón con altas concentraciones de ácidos biliares y sodio, pero ba-
Morfina
Estimulación vagal jas concenlraciones de cloruros. Mediante esta capacidad, la
vesícula es capaz de almacenar la totalidad del pool de ácidos
biliares.
En síntesis, la cinética de la vía biliar en ayunas estaría La absorción de agua está asociada al transporte de iones,
regulada fundamentalmente por la motilina que produce con- Estudios morfológicos durante la absorción activa de la vesí-
tracciones vesiculares y el llenado vesicular permanente por cula han demostrado dilatación de los espacios intracelulares
diferencia de presiones, y en el período posprandial la libera- (fig. 38-14). El transporte activo de Na contra un gradiente
ción de CCK es la principal responsable de la contracción electroquímico está asistido por una bomba de Na+-K+-ATPasa.
vesicular, potenciada por la acción vagal de la fase cefálica y Con respecto a los cuerpos orgánicos, la solubilidad lipídica
la secreción de motilina. parece ser el mayor determinante de ¡os movimientos a través
Absorción vesicular. La vesícula absorbe agua de la bilis, de la pared vesicular. La conjugación de varios compuestos
a la que concentra entre 2 y 10 veces (tabla 38-3). como bilirrubina, ácidos biliares y hormonas esteroideas pue-
de alterar el pK e inhibir la absorción (por ejemplo: la
bilirrubina no conjugada es rápidamente absorbida, no así la
Tabla 38-3. Composición de la bilis hepática y vesícular conjugada, y lo mismo sucede con los ácidos biliares no con-
jugados que tienen un pK alto y se absorben rápidamente).
Bilis hepática Bilis vesicular
Por consiguiente, la desconjugación bacteriana de los ácidos
Na (mEq/1) 140-159 220-340 biliares alteraría la absorción aumentándola y permitiendo los
K (mEq/1) 4-5 6-14 fenómenos inflamatorios, alterando la composición de la bilis
Ca (mEq/l) 2-5 5-32 vesicular y favoreciendo la formación de precipitados de
Cl (mEq/1) 62-112 1-10 colesterol.
Sales biliares (mEq/1) 3-55 290-340 Hay una influencia hormonal y nerviosa en los mecanis-
Colesterol (mg/dl) 60-70 350-930 mos de absorción. Se sabe que la secretina y el glucagón, en-
pH 7,2-7,7 5,6-7,4 tre otras hormonas, pueden inhibir la absorción vesicular. Con
De Davenport HW: Physiology of the digestive tract. Chicago Year respecto al epitelio ductal biliar, se sabe que puede absorber
Book Medical Pub, 1977. agua y electrólitos.

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38. VÍAS BILIARES 563

Luz Tejido conectivo

Vellosidad

Núcleo

Fig. 38-14. Mecanismo de absorción intracelular de la mucosa vesicular.

Secreción. El mecanismo de secreción vesicular es poco biliares. En esta última modalidad, la asociación con altera-
conocido y se lo relaciona con la elevación del AMPc o la ciones de la contracción vesicular detectadas mediante
exposición a prostagLandinas y ciertos péptidos como la centellografía y estimulación con CCK puede ser elemento
secretina y el VIP. suficiente para su diagnóstico. Esta mala evacuación se na es-
En colecistitis experimentales, la inhibición de la secreción timado que debe ser menor de! 30 7c para confirmar ei diag-
con morfina y encefalina puede aliviar los síntomas. nóstico cuando se utiliza como radionucieido el 99r:Tc y se eva-
lúa su capacidad de eyección después de la infusión de CCK
(0,01 ng/kg) (Sorenson, 1993.
DISCINESIA BILIAR En muchos casos estas alteraciones motoras están vincu-
ladas con adenomiomatosis vesicular y otras alteraciones
Definición. Es la incoordinación motora del tracto biliar, histológicas.
responsable de síntomas en pacientes sin afecciones orgáni- Tratamiento. Se ha propuesto la colecistectomía, pero su
cas. Fundamentalmente puede involucrar a la vesícula indicación deberá realizarse aespués de descartar otras causas
(discinesia motora vesicular) o al esfínter de Oddi (disfunción de dispepsia. Distintos autores han referido un alto porcentaje
del esfínter de Oddi). La frecuencia de estas afecciones es di- de desaparición de ios síntomas cuando la cirugía se indicó
fícil de estimar, ya que el diagnóstico se realiza por métodos por cólicos y mala evacuación vesicular.
cuyos resultados son controvertidos.

Disfunción del esfínter de Oddi


Discinesia motora vesicular
Se define como tal al síndrome de dolor de tipo biliar aso-
La incapacidad de contracción de la vesícula frente ai estí- ciado con ciertas anomalías de las enzimas hepáticas o con
mulo de la CCK está asociada a cambios histológicos compa- una pancreatitis aguda recurrente. La controversia sobre esta
tibles con colecistitis crónica y clínicamente con cólicos biliares entidad se manifiesta en un sinnúmero de términos para des-
similares a los referidos en la litiasis vesicular (Grillen, 1980). cribirla, como "estenosis papilar", "espasmo biliar" y
Diagnóstico. Presentación clínica. Se manifiesta por una "síndrome poscolecistectomía", entre otros. En la actualidad
dispepsia, a veces inespecífica y otras acompañada de cólicos debe diferenciarse la verdadera estenosis orgánica (véase

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564 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Estenosis benignas de la vía biliar) de la disfunción del esfínter nifedipina (bloqueador de los canales de calcio). En los casos
de Oddi, que es una actividad motora tónica o fásica anormal en que fracasa el tratamiento médico, o en el grupo I de la
de etiología imprecisa. La alteración de la presión basal del clasificación de Hogan y Geenen, se indica el tratamiento qui-
esfínter de Oddi es la anormalidad más ampliamente acepta- rúrgico, que consiste en una esfinterotomía endoscópica o ex-
da. cepcionalmente quirúrgica, o la dilatación hidrostática con
El esfínter de Oddi normal tiene una presión de base que balón del esfínter. El único estudio prospectivo en la literatura
es 5 a 15 mmHg más elevada que la presión del colédoco y 10 es el de Geenen, que demuestra que en los grupos I y II, cuan-
a 30 mmHg más elevada que la presión duodenal. Normal- do puede comprobarse un aumento de la presión basal del
mente se producen ondas de contracción fásica superpuestas esfínter de Oddi, la esfinterotomía tiene mejores resultados
(3-8 por minuto) y la amplitud de esas contracciones varía de que el tratamiento placebo (grupo control). La dilatación del
50 a 150 mmHg, con ondas que se propagan en dirección esfínter es un tratamiento muy discutido por su morbilidad,
anterógrada hacia la luz duodenal. El esfínter también actúa dado el alto porcentaje de pancreatitis.
como barrera antirreflujo que impide que el contenido duodenal
ingrese en el colédoco o el conducto pancreático. La modula-
ción de la actividad del esfínter de Oddi está en concierto con Conducta terapéutica en la disfunción del esfínter de Oddi
la actividad motora gastrointestinal y el complejo motor
migratorio interdigestivo; además, diversos factores nervio-
sos y humorales influyen en su actividad (tabla 38-2).
Epidemiología. La disfunción del esfínter de Oddi se esti-
ma que afecta aproximadamente al 13% de los pacientes con
dolor en el hipocondrio derecho poscolecistectomía y al 0,9 %
de todos los que son sometidos a colecistectomía (Steinberg,
1988).
Diagnóstico. Presentación clínica. Se presenta fundamen-
talmente como un síndrome de dolor biliar. El mecanismo de
este dolor referido al hipocondrio derecho o al área subesternal
y epigastrio puede obedecer al mismo "espasmo" del esfínter
de Oddi, a la distensión próxima] secundaria del tracto biliar o
a una combinación de ambos mecanismos.
Hogan y Geenen clasificaron a estos pacientes en tres gru- SÍNDROME POSCOLECISTECTOMÍA
pos de acuerdo con los siguientes criterios de inclusión:
Este término se utiliza para describir la aparición de sínto-
Grupo I mas después de la colecistectomía, y es bastante impreciso
Dolor de tipo biliar por cuanto abarca gran número de entidades biliares y no
Enzimas hepáticas anormales (transaminasas y fosfatasas biliares que rara vez se deben a la intervención quirúrgica pre-
alcalinas) via. Si se excluyen las complicaciones propias de la cirugía
Drenaje retardado más de 45 minutos de la sustancia de biliar (estenosis, pancreatitis, etc.) y la litiasis residual del
contraste poscolangiografía retrógrada colédoco, la mayoría de los síntomas se deben a la persisten-
Colédoco dilatado más de 12 mm cia de una dispepsia ya presente antes de la intervención y
Grupo II cuyas causas abarcan trastornos funcionales o síndrome de
Dolor de tipo biliar intestino irritable.
Sólo uno o dos de los restantes criterios señalados en el La persistencia del conducto cístico, al que se le atribuyó
grupo I el mantenimiento de algunos síntomas, no puede ser causa de
Grupo III mayores trastornos, excepto cuando presenta litiasis en su in-
Sólo tienen dolor biliar y ninguna otra anormalidad terior.
Las únicas alteraciones que se originan después de la
En el grupo I, el diagnóstico es muy claro y estos casos resección vesicular son de tipo funcional y sin significación
habitualmente corresponden a verdaderas estenosis orgánicas clínica en la mayor parte de los casos.
de la papila (fibrosis papilar). No se requiere efectuar medi- Efectos fisiológicos de la colecistectomía. La vesícula
ciones de la presión (manometría biliar) para confirmar el obs- actúa como "reservorio de presión" evitando la hipertensión
táculo al tránsito biliar. En el grupo II la manometría biliar es biliar secundaria al espasmo del esfínter de Oddi. La pérdida
esencial para corroborar el diagnóstico, y en el grupo III el de esa función podría explicar algunos síntomas del "síndrome
dolor puede ser consecuencia de otra enfermedad gastro- poscolecistectomía". En forma experimental se demostró au-
intestinal funcional y se deberá descartar esta posibilidad an- mento de la presión biliar y dilatación de la vía biliar
tes de recurrir a la manometría del esfínter de Oddi. poscolecistectomía, pero esto no ha sido confirmado en seres
Desde el punto de vista de la manometría, los criterios para humanos. En los perros el esfínter de Oddi responde de mane-
definir una disfunción del Oddi son: a) aumento de la presión ra diferente después de la colecistectomía al estímulo de la
de base; b) aumento de la amplitud de las contracciones fásicas; CCK, y existe un aumento de esa hormona en el período
c) aumento de la frecuencia de las contracciones. De todos posprandial. Esto no ha sido demostrado en el hombre.
ellos, el más importante es el aumento de la presión basal (ma- Un hecho observado en algunos pacientes es una altera-
yor de 40 mmHg) que define una disfunción. ción de la función pilórica con aumento del reflujo duodeno-
Tratamiento. El tratamiento inicial de una disfunción del gástrico, que se incrementa con la posición supina y es más
Oddi es mediante relajantes del esfínter que mejoran el dolor acentuado en los pacientes con síntomas poscolecistectomía.
abdominal. Las sustancias utilizadas son la nitroglicerina y la También se han descrito algunas gastritis que pueden explicar

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38. VÍAS BILIARES 565

dispepsias poscolecistectomía. En otros pacientes se observó participante esencial en la función metabólica hepática entre
asimismo una disminución de la presión del esfínter esofágico la sangre y el intestino. La secreción biliar es en consecuencia
inferior, con aumento del reflujo gastroesofágico. una de las principales funciones del hígado y del tracto biliar,
Sin duda, las alteraciones más constantes después de la e involucra complejos mecanismos que van desde la forma-
resección vesicular son los cambios en la secreción biliar. La ción de bilis en el hepatocito y su modificación en los conduc-
dinámica está alterada debido a la pérdida del almacenamiento tillos y conductos biliares hasta su descarga en el intestino. La
y al continuo flujo de bilis al duodeno. Existe una reducción interferencia de estos mecanismos a cualquier nivel y por di-
del pool total de sales biliares y el desoxicolato se convierte ferentes causas trae como consecuencia una colestasis, térmi-
en la principal sal biliar. Se reduce la vida media del taurocolato no introducido por Popper en 1956. Las alteraciones que ésta
y existe una degradación acelerada de las sales biliares en el produce, independientemente de la etiología, son la disminu-
intestino por efecto bacteriano (mayor contacto con la flora ción del flujo biliar y la acumulación en el hígado con aumen-
bacteriana). (done by 007) to en la sangre de sustancias normalmente excretadas por la
De cualquier manera, todos estos cambios suelen tener bilis.
escasa repercusión clínica, y frente a la permanencia de sínto- Definición. La colestasis es un síndrome clinicohumoral
mas se deberá descartar la presencia de otras dispepsias caracterizado por prurito, ictericia, elevación de la fosfatasa
preexistentes e investigar en los casos de persistencia de dolor alcalina y de otras enzimas colestásicas, que puede presentar-
biliar una disfunción del Oddi. se en un amplio espectro de condiciones patológicas que tie-
nen en común un impedimento de la secreción biliar y defec-
tos en la secreción de aniones orgánicos. En muchas de estas
BIBLIOGRAFÍA afecciones la colestasis representa el proceso principal, mien-
tras que en otras constituye sólo un fenómeno secundario. Se
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somatostatin. Gastroenterology 82:1213, 1982. cional. Se define actualmente a la colestasis como un síndrome
resultante de trastornos en la formación, secreción o drenaje
de la bilis al intestino, que provoca alteraciones morfológicas,
fisiológicas y clínicas. Estrictamente es un proceso bioquímico
COLESTASIS con un incremento de la fracción hepatobiliar de la fostatasa
alcalina (ALP), así como también de otros indicadores
Bernardo Frider bioquímicos de retención asociados a la colestasis, como la
gammaglutamiltranspeptidasa (GGT), 5'-nucleotidasa, ácidos
La bilis, producto final de la secreción biliar, es una solu- biliares y colesterol, entre otros.
ción acuosa de bilirrubina, ácidos biliares, colesterol y Clasificación. Las colestasis se pueden clasificar en
fosfolípidos, que facilita la absorción de las grasas y actúa como intrahepáticas o extrahepáticas, ictéricas o anictéricas y agu-
vehículo para la excreción fecal de residuos orgánicos. Es un das o crónicas. Además, según su etiología se las divide en

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566 SECCIÓN VI. ABDOMEN

congénitas, inflamatorias, mecánicas, tóxicas, metabólicas o Inmunocolangitis


neoplásicas. La clasificación en colestasis intrahepática y Ductopenia idiopática del adulto
extrahepática es la umversalmente aceptada sobre la base de Sarcoidosis
normas de estandarización de la nomenclatura, criterios diag- Rechazo de hígado trasplantado
nósticos y pronósticos para las enfermedades del hígado y de Reacción injerto contra huésped
Histiocitosis X
la vía biliar, establecidas por la Asociación Internacional para Infiltración hepática/Tesaurismosis
el Estudio del Hígado (1994). La colestasis intrahepática es Linfomas
aquella que resulta de alteraciones hepatocelulares, de ios Amiloidosis
canalículos biliares o de los pequeños conductillos microscó- Enfermedad de Wilson
picos, mientras que la colestasis extrahepática es la originada Hemocromatosis
por alteraciones de los conductos biliares macroscópicos. Ne- Protoporfiria
cesariamente existe cierta superposición entre estos dos gru- Procesos malignos
pos, dado que algunas enfermedades afectan a ambos niveles, Cáncer primitivo de hígado
como es el caso de la colangitis esclerosante primaria. Asi- Metástasis hepáticas
mismo, los conductos biliares macroscópicos pueden resultar Colestasis benigna postoperatoria
Colestasis del paciente crítico
afectados tanto en su trayecto intrahepático como extrahepático Colestasis intrahepática del embarazo
y, por lo tanto, la denominación de extrahepática para este tipo Colestasis idiopática recurrente
de colestasis no es correcta en sentido estricto. Sin embargo, Colestasis por nutrición parenteral
este reparo puede justificarse por el hecho de que la alteración Pediátricas
de los conductos macroscópicos en cualquier parte de su tra-
yecto obedece a mecanismos patogénicos similares y sus efec-
tos sobre el hígado son idénticos. En conclusión, la simple Anatomía patológica. Las consecuencias morfológicas
clasificación de las colestasis en intrahepáticas o extrahepáticas dependen casi en su totalidad del alcance y duración de la
provee un esquema práctico, con importantes implicancias colestasis, así sea de origen intrahepático o extrahepático. La
diagnósticas y terapéuticas (tablas 38-4 y 38-5). Las alteracio- bilis se deposita en los hepatocitos, canalículos y células de
nes de los conductos biliares principales comprenden a los Kupffer, independientemente de la causa y del sitio de la obs-
procesos que producen obstrucción mecánica de los conduc- trucción (Ishak, 1993). Al microscopio óptico se observan
tos biliares principales extrahepáticos e intrahepáticos. trombos biliares intracanaliculares, en especial pericentrales,
y en casos de obstrucción extrahepática, la presencia de bilis
en los conductos biliares interlobulillares y en el parénquima
Tabla 38-4. Etiología de la colestasis extrahepática en forma de "lagos biliares". La alteración característica de !a
colestasis es la degeneración plumosa, caracterizada por
Procesos benignos rarefacción del citoplasma, que aparece como filamentos irre-
Litiasis coledociana y/o de los hepáticos gulares con pigmentación parda. La reacción colestática, es-
Estenosis benignas de la vía biliar principal pecialmente en la zona centrolobulillar, varía de intensidad
Colangitis esclerosante primaria incluso en los hepatocitos vecinos. Al prolongarse la colestasis
Tumores benignos de la vía biliar principal
Quistes del colédoco surgen otras alteraciones citoplasmáticas, como el aspecto de
Disfunción del esfínter de Oddi vidrio esmerilado eosinófilo debido ai aumento del retículo
Quistes de las vías biliares intrahepáticas (Caroli) endoplasmático. Puede coexistir cambios hiperplásicos, de-
Quiste hidatídico abierto en la vía biliar generación hidrópica, células espumosas, necrosis hepatocitaria
Ascaris con cuerpos acidófilos y fibrosis secundaria a ios procesos
Fasciola hepática inflamatorios (Popper, 1987). Con microscopía electrónica se
Clonorchis sinensis observa dilatación, edema y distorsión de los canalículos
Ulcera duodenal penetrante biliares, con pérdida de microvellosidades, vacuolización del
Pancreatitis crónica aparato de Golgi y alteraciones del retículo endoplasmático
Procesos malignos liso y rugoso. Aparecen vesículas pericanaliculares que con-
Carcinoma de la cabeza del páncreas
Carcinoma de la ampolla de Vater tienen bilis y proliferación de los lisosomas. La alteración de
Carcinoma de la vía biliar principal la membrana de las células hepáticas incrementaría la
Carcinoma de los hepáticos permeabilidad de esas membranas, con regurgitación de bilis
Carcinoma de vesícula hacia la sangre y el intersticio. Estas alteraciones explicarían
Compresión de la vía biliar principal por ganglios neoplásicos o por el daño hepatoceíular secundario a las obstrucciones mecáni-
linfomas cas. En la colestasis intrahepática, la destrucción de las célu-
Pediátricas las hepáticas y de las membranas de los capilares biliares, in-
dependientemente de la causa, lleva a un aumento de la
permeabilidad de membrana con una caída del gradiente de la
Tabla 38-5. Etiología de la colestasis intrahepática presión osmótica.
Hepatitis Etiopatogenia. La colestasis extrahepática puede deberse
+viral a la obstrucción parcial o total de los conductos biliares
+tóxica macroscópicos intrahepáticos o extrahepáticos por litiasis, tu-
+autoinmune mores benignos o malignos, estrechez inflamatoria, parásitos,
+ alcohólica etc. (tabla 38-4). Por su parte, la colestasis intrahepática pue-"
Colestasis por drogas y hormonas de ser el resultado de fallas en los hepatocitos para secretar
Trastornos de ios conductillos biliares intrahepáticos cantidades adecuadas de bilis debido a lesión por virus, hepa-
Cirrosis biliar primaria
Colangitis esclerosante primaria titis, drogas y alcohol o toxinas endógenas y exógenas (tabla

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38. VÍAS BILIARES 567

38-5). El daño por drogas puede producir colestasis con infla- bre, artralgias, mialgias y astenia son comunes a las hepatitis
mación (hepatitis colestática) o sin ella (colestasis gura). Otro agudas virales. La presencia de xantelasmas es frecuente en
mecanismo de colestasis intrahépatica es la destrucción pro- las formas crónicas de colestasis intrahepática. Puede obser-
gresiva de los conductillos biliares que ocurre en la cirrosis varse malabsorción tanto en las formas crónicas de colestasis
biliar primaria. Finalmente, la colestasis que se produce en intrahepática como en las pancreatitis crónicas. La pérdida de
pacientes críticos es un ejemplo del origen multifactorial y de peso, común a los procesos neoplásicos, puede también ser
los complejos mecanismos que intervienen en este síndrome: una manifestación de malabsorción de las formas intrahepáticas
hipotensión, hipoxia, insuficiencia cardíaca, ayuno, transfu- crónicas.
siones, reabsorción de hematomas, toxicidad por drogas, esta- Una hepatomegalia progresiva puede deberse a colestasis
do hipermetabólico, sepsis, alimentación parenteral, anestesia extrahepática o a un hígado tumoral. La ascitis puede ser pro-
y cirugía. En consecuencia, las causas de colestasis son múlti- vocada por una carcinomatosis perifonea!, una hepatopatía
ples y ésta puede deberse a enfermedades o a trastornos fun- ¡ crónica o una pancreatitis crónica. Puede encontrarse espleno-
cionalcs de las estructuras que participan en la formación y megalia en casos de hipertensión portal por hepatopatías cró-
transporte de la bilis. nicas, pero también en obstrucciones de la vena esplácnica por
La secreción de bilis requiere de una compleja integración tumores del páncreas o pancreatitis crónicas.
de procesos celulares, y en muchas formas de colestasis La presencia de ictericia, coluria, hipocolia y prurito es
intrahepática los defectos celulares primarios son desconoci- común en la mayoría de los pacientes con colestasis. Otros
dos. Las alteraciones pueden producirse desde los hepatocitos síntomas dependen de la etiología, como por ejemplo el dolor
(organelas), incluidas las membranas celulares (sinusoidal y cólico, la fiebre y los escalofríos en las de origen litiásico, el
canalicuiar), hasta las diferentes estructuras de los conductos dolor epigástrico con irradiación posterior y pérdida de peso
biliares eferentes involucradas en la secreción, absorción y en el cáncer de páncreas, xantelasmas (debidos a hipercoles-
drenaje de la secreción biliar al intestino. Por consiguiente, terolemia) e hiperpigmentación (por melanina) en las colestasis
tanto enfermedades delparénquima hepático como de la vía intrahepáticas crónicas. No obstante, la colestasis puede ser
biliar puden impedir la formación de bilis y dsminuir el flu- un hallazgo bioquímico en pacientes asintomáticos en esta-
jo biliar, y dar como resultado una coIestasis. La falla de la dios tempranos de la cirrosis biliar primaria, en que la única
secreción biliar da lugar a una acumulaciónde sales biliares manifestación es a veces el aumento de la fosfatasa alcalina.
dentro del hepatocito. La retención de sales biliares hidrófobas La ictericia es el signo más frecuente, pero no está inva-
contribuye a la lesión hepatocelular. El reemplazo de las sales riablemente presente. Puede haber colestasis sin ictericia y sin
biliares hidrófobas en el pool de ácidos biliares con sales hiperbilirrubinemia, como sucede en las obstrucciones biliares
biliares hidrofílicas, como el ácido ursodesoxicólico, mejora parciales y en estadios tempranos de la cirrosis biliar primaria
la lesión hepatocelular. Se ha postulado que el daño hepato- o de la colangitis esclerosante primaria. También es poco fre-
celular es el resultado de una acción directa sobre la membra- cuente en la colestasis intrahepática del embarazo, en que sólo
na hepatocitaria por el efecto detergente de las sales biliares un pequeño porcentaje de pacientes desarrolla ictericia, a pe-
hidrófobas. Estudios recientes (Rosser, 1995) ponen en duda sar del intenso prurito que caracteriza a esta entidad (Votta,
la acción detergente de los ácidos biliares y sugieren que las 1981). En las colestasis crónicas el aumento de ¡a bilirrubina
sales biliares son toxinas mitocondrialcs y que su toxicidad es suele aparecer meses o años después del prurito y del aumento
el resultado de una disfunción de las miíocondrias. Mitocon- de las enzimas colestáticas. En el carcinoma de la cabeza del
drias turgentes, agrandadas, se observan con la microscopía páncreas el paciente puede presentar prurito días o semanas
electrónica de transmisión en ligaduras experimentales del antes que aparezca ictericia. El porcentaje de bilirrubina con-
colédoco. Estas mitocondrias, aisladas de los conductos biliares jugada en los casos de colestasis extrahepática es de aproxi-
ligados, tienen índices respiratorios deprimidos de fosforilación madamente un 80 % y en los de colestasis intrahepática del
oxidativa. Esta disfunción trae aparejada una depleción de ATP 50 %. No obstante, estas cifras pueden variar entre un 10 y
que llevaría a un incremento del calcio iónico dentro de la 90 %.
célula. El mecanismo de la lesión hepatocitaria en la colestasis El prurito es un síntoma frecuente en la colestasis, inde-
es complejo y los fenómenos de disfunción mitocondrial in- pendientemente de la causa. Está presente en el 20 a 50 % de
ducidos por ias sales biliares permanecen aún en el campo de los pacientes ictéricos y en la gran mayoría de ios pacientes
la investigación. De cualquier manera, la lesión mitocondrial con cirrosis biliar primaria. Puede ser generalizado o presen-
parece ser la llave de los acontecimientos tempranos que lle- tarse fundamentalmente en las palmas de las manos y plantas
van a la necrosis hepatocitaria. de los pies. Su intensidad puede ser mínima, cuando no inter-
Diagnostico. Presentación clínica. Como en toda la pato- fiere en las actividades normales; moderada, cuando provoca
logía, un interrogatorio y un examen clínico minuciosos son alteración del sueño, o severa, cuando es invalidante. En ca-
un aporte valioso para el diagnostico. Los antecedentes de tóxi- sos refractarios al tratamiento médico el deterioro físico y psí-
cos y medicamentos deben ser exhaustivamente interrogados. quico de los pacientes puede ser tan grave que el trasplante
El dolor en el hemiabdomen su`perior, es en general orientador hepático es la única opcíón terapéutica. Su etiología es desco-
de patología biliopancreática. El antecedente de dolor cólico nocida y su tratamiento es de difícil manejo. En general es una
en el epigastrio y en ei hipocondrio derecho acompañado de manifestación de obstrucciones completas malignas de la vía
escalofríos es característico de la colangitis aguda por litiasis biliar principal (cáncer de la cabeza del páncreas, cáncer del
coledociana. Un dolor fijo en el epigastrio con irradiación pos- colédoco terminal, cáncer con obstrucción de ambos hepáti-
terior es una manifestación frecuente de patología pancreática. cos) o, menos frecuentemente, de obstrucciones benignas de
No obstante, una coiestasis "silenciosa" (indolora), con pruri- la vía biliar principal. Es un síntoma constante en las colestasis
to o sin éste, es una forma frecuente de presentación del carcino- intrahepáticas, en especial las crónicas. El restablecimiento
ma de la cabeza del páncreas. Las coiestasis intrahepáticas son de la secreción de bilis al intestino, en los casos en que la
habitualmente indoloras y el prurito puede ser la primera ma- obstrucción puede ser corregida por cirugía o drenaje biliar
nifestación. Otras manifestaciones como náuseas, vómitos, fie- (interno o extemo), produce una rápida desaparición del pru-

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568 SECCIÓN VI. ABDOMEN

rito. En la cirrosis biliar primaria es habitualmente el primer ceguera nocturna. Todas estas manifestaciones suelen tener
síntoma y su tratamiento, al igual que en los casos de colangitis expresión clínica relevante en las colestasis crónicas (tabla
esclerosante, es prolongado. Desaparece en forma inmediata 38-6).
después del parto en la colestasis intrahepática del embarazo.
Algunas hepatitis colestáticas por drogas pueden presentar
prurito, que responde rápidamente a la supresión de su admi- Tabla 38-6. Manifestaciones clínicas y humorales
nistración. Las hepatitis virales, en las formas clínicas con del síndrome de colestasis
colestasis severa, pueden también presentarlo.
La causa del prurito en las enfermedades del hígado no ha Clínicas
sido aún establecida en forma concluyente. Los mediadores Ictericia
Prurito
son complejos y no totalmente conocidos, y los resultados son Coluria
contradictorios para distintos investigadores (Bergasa, 1993). Hipocolia
La teoría tradicional propone a los ácidos biliares como me- Xantelasmas
diadores del prurito debido a su elevada concentración en las Hiperpigmentación de la piel
terminaciones nerviosas de la piel en las colestasis. El aumen- Esteatorrea
to de las sales biliares en el suero es acompañado por un incre- Síntomas secundarios al déficit de vitaminas liposolubles (A, D, E
mento directamente proporcional en la piel. Este mecanismo y K)
estaría avalado por la disminución del prurito y de la concen- Osteopenia
tración de los ácidos biliares séricos que se obtiene por la ac- Humorales
ción de la colestiramina o por el drenaje biliar. Recientemente Elevación de los ácidos biliares
Hiperbilirrubinemia conjugada
se ha sugerido que la acción detergente de los ácidos biliares Aumento de la fosfatasa alcalina, de la gammaglutamiltranspeptidasa
sobre la membrana del hepatocito, al alterar la permeabilidad y de la 5'-nucíeotidasa
de ésta, permite el pasaje de alguna o algunas sustancias con Hipercolesterolemia, hiperlipemia
acción pruritógena, aún no bien definidas. También se ha su- Transaminasas normales, poco elevadas o muy elevadas
gerido que los cambios en las distintas concentraciones de di-
ferentes ácidos biliares tendrían más importancia que la cifra
absoluta de su nivel plasmático. En contradicción con la hipó- Laboratorio. Los hallazgos de laboratorio comunes a to-
tesis patogénica de los ácidos biliares, no se han hallado dife- das las formas de colestasis son el aumento de la bilirrubina
rencias en la concentración de ácidos biliares en la piel de pa- conjugada, la fosfatasa alcalina (ALP), la gammaglutamil-
cientes con prurito y sin él, e incluso existen casos de mejoría transpeptidasa (GGT). la 5'-nucleotidasa, el colesterol y los
del prurito pese a aumentos en la concentración sérica de los ácidos biliares totales, y la aparición de bilirrubina en la orina.
ácidos biliares. En la insuficiencia hepática terminal el prurito Las transaminasas pueden estar ligeramente aumentadas, muy
desaparece a pesar de que los ácidos biliares permanecen ele- aumentadas o normales, según la etiología. El colesterol total
vados. Esto indicaría un origen hepático del agente responsa- aumenta por lo general cuando la colestasis es grave o prolon-
ble del prurito en la colestasis. Otra posibilidad es que el pru- gada. Sin embargo, se producen grandes variaciones, por lo
rito de la colestasis tenga un origen central. El sistema opioide, cual la colestérolemia no es confiable para determinar el gra-
confinado primariamente en el sistema nervioso central, está do de colestasis. Los lípidos séricos totales ascienden parale-
formado por receptores opioides, endorfinas, encefalinas y lamente al colesterol, en especial las lipoproteínas beta. La
dinorfinas. La hipótesis de que opioides endógenos puedan presencia de una lipoproteína de baja densidad (lipoproteína
estar involucrados en la patogenia del prurito de la colestasis X) es considerada específica de colestasis, pero no permite el
se basa en que la administración de opiáceos exógenos puede diagnóstico diferencial entre colestasis intrahepática o extra-
inducir prurito, que la colestasis se asocia con un aumento de hepática. Si el flujo biliar cesa en forma completa, las cifras
la transmisión opiógena y que el prurito de la colestasis puede de bilirrubina se estabilizan en una meseta entre 20 y 30 mg/,
ser mejorado con antagonistas opiáceos como la naloxona. La dl. Cuando las cifras exceden este valor indican compromiso
inyección experimental de plasma de pacientes con colestasis de la función renal o de la vida media de los glóbulos rojos.
produce prurito, que puede ser prevenido por la aplicación Los pacientes en estadios tempranos de cirrosis biliar prima-
previa de naloxona, lo cual indicaría la presencia en el suero ria, con intenso prurito y alteraciones bioquímicas de colestasis,
de una sustancia pruritógena con las propiedades de un agonista no presentan hiperbilirrubinemia hasta progresar a estadios
opiáceo. avanzados, y su aumento refractario a la terapéutica es signo
El depósito de lípidos en la piel en forma de xantomas de mal pronóstico. Algo similar ocurre con la colestasis
guarda relación con la concentración de lípidos y de colesterol. intrahepática del embarazo y la colestasis por anticonceptivos,
Los xantomas sólo aparecen en las formas prolongadas de en las que las cifras de bilirrubina pueden mantenerse norma-
colestasis. La acumulación dérmica de células espumosas da les durante largos períodos o no elevarse en todo el transcurso
lugar a placas amarillas planas que se observan primero como de la enfermedad a pesar del intenso prurito y de la elevación
xantelasmas en el ángulo interno del ojo o como xantomas de la ALP.
eruptivos en brazos, pliegues de las palmas de las manos y En la colestasis los ácidos biliares totales pueden aumen-
luego en codos, tobillos y muñecas. tar hasta 100 veces sus valores normales. La concentración
La mal absorción resultante del déficit de sales biliares en sérica de ácidos biliares es un indicador más sensible que la
el intestino puede llevar a malnutrición con hipoalbuminemia bilirrubina para demostrar un impedimento en la secreción
y a trastornos secundarios al déficit de vitaminas liposolubles. biliar, pero no es más sensible que la fosfatasa alcalina para la
La osteopenia puede ser causa de dolores óseos y fracturas y detección de fenómenos colestáticos.
se debe a trastornos de la absorción del calcio y de la vitamina El nombre de ALP comprende un grupo de enzimas que
D, en ocasiones agravada por el uso de colesteramina para el catalizan la hidrólisis de gran número de ésteres de fosfatos
tratamiento del prurito. La hipovitaminosis A puede provocar orgánicos a un pH alcalino óptimo. Se encuentra distribuida

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38. VÍAS BILIARES 569

en diversas partes del organismo, como las membranas bazo, corazón, cerebro y vesículas seminales (Kaplan, 1993).
canaliculares de los hepatocitos, hueso, riñon, intestino y La actividad sérica de esta enzima se halla elevada en enfer-
placenta. Algunos tumores pueden también secretarla. En adul- medades hepáticas, biliares y pancreáticas. En enfermedades
tos sanos las fracciones que se encuentran en el suero son fun- hepatobiliares aumenta en forma paralela a la'ALP, pero es de
damentalmente la ósea, la hepática y en menor escala la intes- mayor sensibilidad que ésta. También aumenta en casos de
tinal. La mayor parte de la fosfatasa alcalina reconoce un ori- inducción de la actividad del citocromo P450 por alcohol o dro-
gen hepático y óseo. La fracción intestinal es de sólo un 10 a gas. El mayor valor clínico de la GGT es su utilización ante un
20 % y su vida media es de 7 días. La fosfatasa alcalina aumento de la ALP para determinar el origen de esta eleva-
placentaria se incrementa a partir del segundo trimestre y en ción. Un aumento de la GGT o de la 5'-nucleotidasa sugiere el
especial durante el último trimestre del embarazo, en que las origen hepático de una ALP elevada, ya que la GGT no au-
cifras pueden ser el doble de lo normal. menta en pacientes con enfermedad ósea. La actividad de la
Valores elevados de ALP pueden observarse en la infancia GGT puede ser deprimida por las hormonas sexuales femeni-
hasta que se completa el crecimiento óseo, por la actividad nas, lo cual explica que no se eleve durante el embarazo, en la
osteoblástica responsable del aumento de la fracción ósea. En colestasis intrahepática del embarazo ni en la colestasis indu-
adolescentes normales las concentraciones pueden triplicar las cida por anticonceptivos. En niños tampoco se halla aumenta-
habituales, sin que ello implique enfermedad hepática o biliar. da y las cifras son similares a las de los adultos después de los
Es posible identificar las isoenzimas según los tejidos de. ori- cuatro años.
gen y lograr así una mayor especificidad de este indicador de Aunque se han recomendado muchas combinaciones de
laboratorio. pruebas bioquímicas para la diferenciación entre colestasis
Además de estas fracciones fisiológicas de la ALP otras intrahepática y extrahepática, ninguna de ellas en forma aisla-
isoenzimas pueden elevarse en condiciones patológicas, como da o combinada es capaz de permitir el diagnóstico diferen-
la fosfatasa alcalina de los conductos biliares, una ALP unida cial, y sólo dan una idea sobre el grado y la duración de la
a una betalipoproteína en casos de colestasis y una llamada colestasis.
ALP Regan que puede encontrarse en tumores malignos. Una Diagnóstico por imágenes. El diagnóstico de colestasis es
actividad anormalmente baja de ALP puede observarse en la clinicohumoral; el diagnóstico diferencial entre colestasis
hipofosfatasia" hereditaria, que puede no aumentar aun en ca- intrahepática y extrahepática se basa fundamentalmente en los
sos de obstrucción biliar mecánica. En pacientes con déficit métodos de diagnóstico por imágenes. El diagnóstico etiológico
de cinc y magnesio puede presentarse colestasis sin incremen- requiere una correcta evaluación clínica, bioquímica, anatomo-
to de la ALP. La anemia perniciosa, el hipotiroidismo (por ac- patológica y por imágenes de los pacientes..En el 95 % de los
tividad osteoblástica reducida), los estados de caquexia y la casos la evaluación clínica y radiológica permite el diagnósti-
anticoagulación pueden ser también causa de actividad dismi- co diferencial entre colestasis intrahepática y extrahepática.
nuida de ALP. En el hígado se localiza por inmunohistoquímica La utilización de la biopsia hepática, no aconsejada por algunos autores
en el bordé biliar y en el borde sinusoidal del hepatocito. Su en la colestasis esxtrahepática por su falta de espicificidad y la posibi-
aumento en las enfermedades hepatobiliares no parece guar- lidad de coleperitoneo (debido a la hipertensión biliar), queda limitada
dar relación con la disminución de la excreción de esta enzima al diagnóstico etiológico de las colestasis crónicas intrahepáticas.
por la bilis, y en cambio refleja un aumento de su síntesis he-
pática y su pasaje hacia la sangre (Gleeson, 1991). La eleva- La diversidad de síntomas y signos, similares en diferen-
ción de los ácidos biliares sería la responsable de este aumen- tes etiologías, y un un_ laboratorio
labaratorig que hace fácilmente el diag-
guejiaee_fj.cilrn_ente.el. diag^
to al inducir su síntesis y al actuar como detergente sobre las nóstico de colestasis pero
rj_ístic__jd____olejitjijsi& pero es
es insuficiente
insuficiente en
en general para esta-
membranas de los hepatocitos, solubilizando quizá su unión a blecer su causa llevan a la necesidad de exámenes comple-
ellas y permitiendo así su pasaje a la circulación. La manera _me.ntexio.s_.p_or..imá^enes
mentarios por imágenes jjara para efectuar
efectuar el diagnóstico diferen-
precisa mediante la cual La ALP llega a la circulación es poco cial. La ultrasonografía (US) y la tomografía computada (TC)
clara. Algunos ácidos biliares como el ursodesoxicólico, que son los métodos no invasivos más frecuentemente utilizados y
no tienen acción detergente sobre la membrana del hepatocito, en la mayoría de los casos son suficientes para efectuar el diag-
no sólo no aumentan las cifras de ALP sino que las disminu- nóstico diferencial entre colestasis intrahepática y extra-
yen, como suele ocurrir en pacientes con colestasis hepática. Otros métodos radiológicos invasivos como la
intrahepática medicados con ese ácido biliar. Una actividad colangiopancreatografía endoscópica o la colangiografía
sérica aumentada de ALP puede preceder a la ictericia en pro- transparietohepática son utilizados con menor frecuencia para
cesos intrahepáticos y extrahepáticos que afectan la función establecer el diagnóstico diferencial, pero se los emplea cada
excretora del hígado. El estudio de la ALP es útil para el vez más con fines terapéuticos.
monitoreo de la colestasis inducida por drogas, la detección Ecografía. El examen ecográfico del árbol biliar ha revo-
de tumores primarios (o secundarios) del hígado y de la vía lucionado completamente el diagnóstico del paciente con
biliar, y de enfermedades infiltrativas del hígado como linfo- colestasis y se ha convertido en pocos años en el primer méto-
mas, granulomas hepáticos por tuberculosis, sarcoidosis y sí- do por imágenes utilizado para su diagnóstico diferencial. La
filis o abscesos amebianos y piógenos del hígado. Cuando no ecografía (US) permite evaluar en forma rápida, no invasiva y
hay otros indicios de enfermedad hepática es importante esta- con bajo costo si el paciente es portador de una colestasis
blecer el origen de una elevación de la ALP. Se han propuesto intrahepática o extrahepática en más del 90 % de los casos. La
diversas opciones, como el estudio de la labilidad térmica, la presencia de un árbol biliar dilatado hace el diagnóstico de
investigación de las isoenzimas de la ALP o la medición de la colestasis extrahepática, ya que esta dilatación no ocurre en
actividad de otras enzimas de membrana como la leucina- las colestasis intrahepáticas. La obstrucción experimental del
aminopeptidasa, la GGT y la 5'-nucleotidasa. Estas últimas colédoco produce primero la distensión de la vesícula biliar,
son las más utilizadas. seguida de la dilatación de la vía biliar principal. En último
La GGT es una enzima que se encuentra en las membra- lugar el aumento de la presión intracanalicular se traduce por
nas celulares de muchos órganos como hígado, riñon, páncreas, la dilatación de la vía biliar intrahepática. Cuando se desobs-

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570 SECCIÓN VI. ABDOMEN

truye el colédoco disminuye el tamaño de la vesícula, luego


del colédoco y por último de la vía biliar intrahepática. Esto
quiere decir que la vesícula es el gran regulador de la presión
intracanalicular cuando el cístico es permeable, y que la obs-
trucción biliar es un fenómeno dinámico. Dependerá del mo-
mento en que se efectúe eí estudio ecográfico para que se
visualicen todos o sólo alguno de los fenómenos resultantes
de la obstrucción. Los conductos biliares extrahepáticos mues-
tran un sorprendente grado de distensibilidad, ya que en la
proximidad de una obstrucción su diámetro se puede dilatar
más de 15 veces sin que se rompan. La visualización de una
dilatación del árbol biliar es un signo más sensible de obstruc-
ción que e! aumento de la bilirrubina, puesto que puede haber
dilatación de la vía biliar con cifras normales de bilirrubina.
Los falsos positivos con US no ocurren en manos expertas,
por lo' cuaí la especificidad del método es alta.
Cuando la vía biliar intrahepática se halla dilatada, se la
puede ver dentro del parénquima hepático como una típica
imagen tubular tortuosa, en ocasiones de aspecto estrellado
(fig. 38-15). El diámetro normal del colédoco oscila entre 2 y
8 mm, y se considera que está dilatado cuando excede los 8
mm; sin embargo, un diámetro de 5 a 8 mm debe ser conside-
rado sospechoso. Cuando existe dilatación del colédoco y más
aún cuando se dilatan los conductos hepáticos, se suele ver el
signo del doble canal o en escopeta de doble caño (fig. 38-
16). Este signo se debe a la imagen de la vía biliar dilatada que
discurre en forma paralela por delante de la porta y de las ra-

Fig. 38-16. Ecografía en la colestasis extrahepática. Signo de doble canal


por: A, dilatación de la vía biliar extrahepática y B, dilatación de la vía
biliar intrahepática.

mas portales, y la visualización ecográfica de estas dos estruc-


turas paralelas da origen a la denominación del signo. El sig-
no del doble canal es un indicador más sensible de obstruc-
ción biliar que la dilatación de la vía biliar intrahepática. Si la
obstrucción es parcial no es común observar la vía biliar
intrahepática dilatada, pero la presencia de esta última es un
signo específico de obstrucción biliar.
La US también orienta sobre la topografía de la obstruc-
ción y puede además posibilitar el diagnóstico etiológico del
síndrome. La dilatación de ambos hepáticos con dilatación de
la vía biliar intrahepática en ambos lóbulos, con un
hepatocolédoco de calibre normal y una vesícula biliar no di-
latada, indica una obstrucción en la bifurcaciónde los hepáti-
cos. La dilatación de la vía biliar intrahepática en un solo ló-
bulo orienta a una obstrucción a nivel del hepático correspon-
diente. La dilatación de la vía biliar intrahepática, de los hepá-
ticos y del hepatocolédoco, con dilatación de la vesícula biliar,
es un verdadero signo de Bard y Pick ecográfico, presuntivo
de obstrucción completa del colédoco distal.
La identificación ecográfica de los cálculos coledocianos
se logra con más frecuencia cuando el colédoco está dilatado
que cuando su calibre es normal. Dado que ia obstrucción biliar
es un fenómeno dinámico, si el paciente es examinado
tempranamente después de un episodio de cólico biliar, pro-
bablemente la vía biliar intrahepática no esté dilatada. La in-
tensidad, la duración y la naturaleza de la obstrucción son fac-
tores determinantes de falsos negativos. Si la obstrucción per-
Fig. 38-15. Ecografía en la colestasis extrahepática. A, dilatación estrella- siste por más de 7 días y la bilirrubina está por encima de 4
da de la vía biliar intrahepática; B, dilatación de la vía biliar principal (1) y mg/dl, el porcentaje de exámenes falsos negativos se reduce
cálculo distal (2) que proyecta una sombra sónica posterior (i). en gran medida. Este porcentaje es prácticamente de cero en

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38. VÍAS BILIARES "571

casos de colestasis extrahepáticas prolongadas. No siempre


hay correlación entre el grado de dilatación del árbol bilar,
los niveles de bilirrubina o la duración de la ictericia. Si una
litiasis coledociana hizo su migración transpapilar, no se ob-
servará la dilatación de la vía biliar principal ni de la vía
intrahepática (Gooding, 1981; Pedersen, 1987) EL diagnósti-
co de coledocolitiasis por ecografía no se basa únicamente en
la visión directa del cálculo, sino también en algunos signos
indirectos resultantes de su migración transpapilar, de los cua-
les el más importante es la variación del diámetro de los con-
ductos biliar y pancreático. Oría (1988) describe una disminu-
ción del diámetro del colédoco a menos del 50 % de su medi-
da original y del diámetro del conducto pancreático en menos
de 48 horas después de la migración. También se ha descrito
(Frider, 1992), en algunos de estos pacientes, un engrosamiento
reversible por edema de la pared del colédoco, provocado apa-
rentemente por la descompresión brusca de la vía biliar des-
pués del pasaje transpapilar de un cálculo. La visualización de
cálculos en la vía biliar principal se logra en un 50 a 70 % de Fig. 38-17. Ecoendoscopia que muestra un tumor de cabeza de páncreas
los casos, pero el diagnóstico de litiasis coledociana es mayor con invasión de la vena porta.
que esos porcentajes cuando se evalúan los signos indirectos
en la situación clínica adecuada. La dilatación de la vía biliar
y, más aún, las variaciones dinámicas adquieren significado y
gran valor diagnóstico cuando se asocian a signos y síntomas es menor que la de la US para detectar cálculos, barro biliar o
compatibles con una obstrucción biliar aguda. lesiones mucosas de la vesícula. Brinda mayor información
La presencia de tumores de la cabeza del páncreas, la dila- sobre el retroperitoneo, las lesiones calcificadas (pancreatitis
tación y las características del conducto de Wirsung (regular crónica, tumores con calcificaciones) y la acumulación de hie-
en el carcinoma y en la obstrucción litiásica de la papila e rro en el hígado. Debido al mayor costo, su utilización en el
irregular en la pancreatitis crónica), los seudoquistes y las cal- diagnóstico diferencial de las colestasis se reserva para los
cificaciones en las pancreatitis crónicas son fácilmente casos en que la US es insuficiente para establecerlo. Los equi-
objetivables por la US. Los ampulomas y los tumores del pos helicoidales tienen mayor definición que la TC conven-
colédoco son pobremente visualizados con la US convencio- cional y permiten una excelente visualización del árbol biliar
nal (transparietal), pero son accesibles al diagnóstico median- empleando contraste endovenoso, pero esta opacificación es
te la ecografía endoscópica (ecoendoscopia). Las adenopatías pobre cuando la cifra de bilirrubina supera los 2 mg/dl
en el hilio hepático o peripancreáticas también pueden ser re- (Stockberger, 1994).
conocidas con la US. La presencia de imágenes nodulares só- Resonancia nuclear magnética (RNM). Los equipos mo-
lidas y quísticas (Frider, 1988), el aumento de la ecogenicidad dernos permiten una muy buena evaluación de la patología de
del parénquima hepático, la ascitis, la esplenomegalia y sig- la vía biliar. Algunas hepatopatías difusas como la hemocroma-
nos indirectos de hipertensión portal (Frider, 1989) pueden tosis y la esteatosis son diagnosticadas con alta especificidad.
detectarse asimismo mediante la US. La sensibilidad para el diagnóstico de imágenes nodulares
En conclusión, la US es el mejor método de examen ini- hepáticas parece ser superior a la de la TC.
cial para el paciente con colestasis debido a su sensibilidad y Colangiografía endoscópica y transparietohepática. La
especificidad para diferenciar una colestasis intrahepática de evaluación de la vía biliar puede ser efectuada en forma direc-
una extrahepática, su inocuidad y rapidez, el bajo costo ta por colangiografía transparietohepática (PTC) o por vía
operativo y la facilidad que brinda poder repetir el estudio endoscópica: colangiopancreatografía endoscópica retrógra-
cuantas veces sea necesario. Esto explica su utilización uni- da (ERCP). Cuando existe dilatación de la vía biliar intra-
versal como primer método de detección en el síndrome hepática, la opacificación de la vía biliar por PTC es exitosa
colestático. en la mayoría de los casos, no así cuando aquélla no se en-
Ecografía endoscópica. Combina la endoscopia y la cuentra dilatada. La ERCP permite una mejor evaluación de
ecografía en un solo instrumento evitando los factores que li- la zona papilar y además brinda información sobre el conduc-
mitan a la ecografía convencional, como la interposición de to pancreático principal. La ERCP es indispensable en el diag-
gas o la obesidad. La exploración por US endoscópica propor- nóstico de la patología del esfínter de Oddi, quistes congéni-
ciona una excelente visualización del páncreas, el colédoco tos y anomalías de la desembocadura de los conductos, mien-
distal hasta la bifurcación, la región papilar y las estructuras tras que la PTC es el método de elección en las estenosis altas
adyacentes debido a la relación topográfica anatómica entre el de la vía biliar principal (Lintott, 1985). La mayor definición
sistema biliopancreático y el tracto gastroduodenal. No es un de los modernos equipos de ecografía, tomografía y resonan-
método necesario para el diagnóstico de colestasis cia nuclear magnética ha llevado en ios últimos años a una
extrahepática, pero aporta gran información sobre la etiología menor utilización con fines diagnósticos de la opacificación
de las obstrucciones de la región periampular, adenopatías del de la vía biliar por ERCP o por PTC. Por el contrario, en espe-
hilio hepático y peripancreáticas con mayor sensibilidad que cial la ERCP es empleada cada vez con mayor frecuencia e:.
la US convencional (fig. 38-17). la terapéutica de la patología de la vía biliar. Por otra parte. el
Tomografía axial computada (TC). Puede ofrecer similar diagnóstico de colestasis intrahepática crónica implica descar-
información que la US respecto del hígado, páncreas, presen- tar patología de la vía biliar por opacificación de ésta (fig.38-
cia de ascitis, esteatosis hepática, etc. Su capacidad diagnóstica 18).

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572 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Fig. 38-18. Algoritmo diagnóstico


en la colestasis.

BIBLIOGRAFÍA LITIASIS VESICULAR

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38. VÍAS BILIARES 573

ligados a factores dietéticos. Los indios pima del sudoeste de cuando se agregan fosfolípidos. Además investigaron la natu-
Estados Unidos tienen una frecuencia de litiasis biliar que al- raleza de este sistema y utilizaron diagramas de fase (triángu-
canza al 73 % en las mujeres de 24 a 34 años de edad. Se los) para definir los límites de solubilidad del colesterol en la
postula como una de las causas el alto índice de saturación de bilis (fig. 38-20). Al respecto se ha demostrado que en los pa-
colesterol. En cambio, en África, por razones étnicas o de há- cientes con cálculos la concentración de colesterol en relación
bito dietético, la frecuencia de litiasis es muy inferior (aproxi- con las sales biliares y los fosfolípidos se ubica fuera de la
madamente del 3 %). zona micelar. Holzbach informó que la bilis saturada es un
Sexo y hormonas. La mayor frecuencia de litiasis vesicular fenómeno común incluso en personas que no tienen cálculos.
en la mujer está relacionada con cambios en el metabolismo Estudiando la influencia del contenido hídrico, el pH y los
lipídico biliar por acción hormonal (la administración de iones con cargas opuestas sobre la disolución del colesterol,
estrógenos exógenos en hombres o mujeres puede producir sugirió el concepto de fase metaestable dentro de un sistema
cálculos de colesterol) y alteraciones de la función motora micelar, en la que el colesterol no precipita en forma inmedia-
vesicular. ta aun cuando la bilis esté sobresaturada.
En el segundo y tercer trimestre del embarazo aumenta el Otra forma de transportar el colesterol, y que constituye el
volumen residual poscontraccidn vesicular y disminuye la ca- 70 % en la bilis vesicular, es la de vesículas solubles como
pacidad de contracción por efecto de la progesterona, lo cual esferas de fosfolípidos similares a la membrana celular (fig.
produce estasis biliar. 38-21). Estas vesículas son pequeños agregados monomolecu-
Obesidad. El obeso mórbido tiene dos a tres veces más lares (50-100 üm de diámetro) como esferas de fosfolípidos
frecuencia de litiasis vesicular. Por otra parte, la disminución con un grupo cefálico polar orientado hacia el exterior, lo cual
brusca de peso también puede predisponer a la formación de permite que el colesterol se disuelva en su centro.
cálculos al disminuir el estímulo necesario en la circulación El primer paso para la formación de cálculos se denomina
enterohepática. En tal sentido, la alimentación parenteral pre- nucleación, y consiste en la agregación de moléculas de
dispone igualmente a la formación de barro biliar (sludge), colesterol hasta que se forma una acumulación de material
que Messing ha referido con una frecuencia del 100 % en los sólido de tamaño crítico. Una vez formado este núcleo, se pro-
que llevan más de 40 días con ese tipo de alimentación. duce el crecimiento de cristales y depósitos de moléculas adi-
Cirrosis. Predispone a la formación de cálculos pigmen- cionales en las hendiduras del cristal en crecimiento.
tarios. Investigaciones experimentales y clínicas han demostrado
Vagotomía troncular. Duplica la frecuencia de litiasis que en este proceso tiene importancia la acción del moco
vesicular, en relación fundamentalmente con alteraciones de vesicular, ya que se asocia a un aumento de su secreción. La
la contracción vesicular. aspirina, que inhibe a las prostaglandinas (favorecedoras de la
Otros factores que predisponen a la litiasis por distintas secreción mucosa), disminuye la frecuencia de litiasis vesicular
alteraciones son la ictericia hemolítica congénita, la malabsor- inducida por factores dietéticos en forma experimental. El
ción de ácidos biliares por resección del intestino delgado moco puede formar una especie de matriz a lo largo de la pa-
(intestino corto), la ingesta de anticonceptivos orales, la red vesicular donde la bilis queda atrapada. Por otra parte, el
hiperlipemia de tipo IV o hipertrigliceridemia endógena, la hecho de que esta alteración sea previa a la formación de los
multiparidad y la enfermedad fibroquística del páncreas. cristales de colesterol sugiere que tiene un papel fundamental
Tipos de cálculos. Aunque la composición de los cálculos en la génesis de los cálculos.
en un individuo permanece uniforme, el color, tamaño, forma, Otro factor importante relacionado con la formación de
configuración y composición varían de un paciente a otro y en cálculos es la estasis vesicular. La vagotomía troncular, la ali-
distintas regiones del mundo. Esencialmente hay tres tipos de mentación parenteral total y el embarazo son situaciones clí-
cálculos, cuya frecuencia relativa en orden creciente es la que nicas que favorecen la formación de cálculos por esta altera-
sigue: de colesterol, 10 %; pigmentados, 15 %; mixtos, 75 %. ción, que produciría una disminución de los ácidos biliares
En algunos países de Asia existen más cálculos pigmen- necesarios para la solubilización del colesterol. El hallazgo de
tados, lo cual se relaciona con la elevada frecuencia de infec- una función motora alterada con disminución de la
ciones del árbol biliar. contractilidad vesicular y su respuesta a la CCK, así como un
Cálculos de colesterol. La patogenia de estos cálculos es aumento de la resistencia del cístico en pacientes con litiasis
la resultante de factores hepáticos y vesiculares con una vesicular por factores dietéticos, confirmaría la hipótesis del
interacción dinámica que básicamente consiste en la produc- papel de la estasis vesicular en la génesis de los cálculos de
ción de una bilis saturada en colesterol, la cual induce altera- colesterol.
ciones en la vesícula que promueven la nucleación y el creci- El calcio, de extrema importancia en los cálculos pigmen-
miento del cálculo. tarios, también es relevante en los de colesterol, ya que se ha
La bilis es una solución isotónica con el plasma que, entre comprobado que, a diferencia de lo que se sabía hasta hace
otras funciones, mantiene soluble el colesterol, molécula or- poco tiempo, la mayor parte de los cálculos de colesterol tie-
gánica prácticamente insoluble en una solución acuosa como nen calcio en su matriz, a la vez que en los pacientes existe un
es la bilis. Sin embargo, la interacción de los otros dos com- aumento del calcio iónico y total en su bilis vesicular. La fun-
puestos lipidícos (ácidos biliares y fosfolípidos) permite el ción del calcio sería la de promover la fusión de vesículas y
transporte en forma de micelas o vesículas solubles. La for- acelerar el crecimiento de los cristales de colesterol. El meca-
mación de micelas de ácidos biliares-colesterol-lecitina es la nismo mediante el cual aumentaría su contenido en los pa-
resultante de la acción de los polos hidrófilos e hidrófobos de cientes con cálculos de colesterol es desconocido.
los ácidos biliares, y la capacidad de esta micela de solubilizar La absorción vesicular también estaría alterada, especial-
el colesterol depende de la concentración de cada uno de sus mente el transporte de iones, como consecuencia de la acción
componentes (fig. 38-19). Admirand y Small, en 1968, com- de una bilis saturada, aunque su papel aún se desconoce.
probaron que se necesitan 100 moles de sales biliares para En definitiva, además de la formación de una bilis lito-
solubilizar 3 moles de colesterol, y esta capacidad se triplica génica, la concentración de la bilis por la acción vesicular que

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574 SECCIÓN VI. ABDOMEN

AGREGADOS MOLECULARES COMPONENTES


EN LA BILIS DE LOS AGREGADOS

Micelas
simples

Micelas
mixtas

Vesículas
unilaminares

Fig. 38-19. Esquema de agregados


formados por los principales
lípidos biliares, sales biliares,
lecitina y coíesterol. Cuando se
excede la solubilidad del coíesterol
en las micelas, se forman vesícu-
las unilaminares o multüaminares. Vesículas
(De Donovan JM y Carey MC: multüaminares
Physical-chemical basis of
gallstone formation. Gastroenterol.
Clin. NorthAm. 20:54, 1991.)

Acido biliar
conjugado

Fig. 38-21. Micela mixta. Explicación en el texto.

altera sus propiedades físicas, la secreción de moco que ayuda


Sales biliares en moles (%) a la formación del núcleo, y el vaciado incompleto de la vesí-
Fig. 38-20. Límites de solubilidad del coíesterol en la bilis. Coordenadas cula que favorece la mayor nucleación y crecimiento de los
triangulares que grafican los tres componentes de la bilis. Si P queda por cristales de coíesterol mediante la acción de la bilis saturada
arriba de la línea A-B-C, la bilis tendrá mayor concentración de coíesterol residual son los distintos factores que interactiían para la for-
en forma sobresaturada o precipitada. mación y crecimiento de los cálculos de coíesterol.

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38. VÍAS BILIARES 575

La composición de los cálculos de colesterol es, según un Por sus características pueden dividirse en dos grupos: 1)
trabajo reciente de Wooley, la siguiente: colesterol cristalino, negros, que son pequeños y duros, y 2) pardos, más grandes,
71 %; carbonato de calcio, 15 %; palmitato de calcio, 6 %, blandos y achocolatados. Estos suelen ser los que acompañan
más pequeñas cantidades de fosfato de calcio y ácido palmítico. a los cuadros de infección biliar y contienen bacterias en sus
La composición puede variar ligeramente en distintas áreas matrices, mientras que los primeros acompañan a los cuadros
geográficas. El núcleo de los cálculos contiene glucoproteína de hemolisis o cirrosis.
o fosfato de calcio y material amorfo. El tamaño puede variar En los últimos años se han comprobado algunas modifica-
desde muy pequeños hasta ocupar toda la vesícula; son de co- ciones con respecto a su incidencia, ya que está aumentando
lor amarillento, y pueden ser únicos y esféricos o múltiples y en Occidente y alcanza cifras cercanas al 25 %, mientras que
facetados. en otros países, como Japón, que en 1940 tenía una frecuencia
Los cálculos mixtos contienen sólo el 50 % de colesterol, relativa del 79 % de litiasis pigmentaria, datos actuales refie-
suelen ser pequeños (0,5-2,5 era), múltiples y facetados. ren cifras cercanas al 30 %.
Cálculos pigmentarios. A diferencia de los cálculos de Barro biliar. Recientemente se demostró la importancia
colesterol, cuya patogenia ha sido ampliamente estudiada, el del barro biliar (sludge) como precursor de cálculos de
origen de los cálculos pigmentarios permanece aún menos colesterol y pigmentarios. Esta alteración de la bilis vesicular
conocido, aunque el paso final es la solubilización alterada de es la resultante de cristales de bilirrubinato calcico y puede ser
la bilirrubina desconjugada con precipitación de bilirrubinato consecuencia de la estasis biliar, como se observa en el ayuno
de calcio y sales insolubles. Los cálculos pigmentarios pue- prolongado o en pacientes con nutrición parenteral total, y es
den producirse en enfermedades con degradación de la hemo- reversible con la sedimentación, pero hasta el 25 % de estos
globina, como la anemia hemolítica y la hemólisis por prótesis pacientes pueden desarrollar cálculos biliares. En su análisis
valvular cardíaca, pero en la mayoría de los casos la concen- bioquímico se han constatado gran cantidad de fosfolípidos,
tración de bilirrubina en la bilis es igual a la de los sujetos pero el mecanismo mediante el cual los fosfolípidos pueden
normales o a la de los pacientes con cálculos de colesterol. alterar la solubilidad de la bilirrubina desconjugada permane-
Solamente se ha comprobado una mayor concentración de ce oscuro. Una de las hipótesis refiere que la unión de ambos
bilirrubina desconjugada. compuestos induce la formación de micelas. Es importante
La composición de la bilis vesicular puede ser distinta de destacar que esta alteración de la composición de la bilis pue-
la de los pacientes con cálculos de colesterol, ya que contiene de ser puesta de manifiesto por la ultrasonografía (fig. 38-22).
menos colesterol que en estos últimos. Los cálculos pigmen- Anatomía patológica. Las alteraciones fisicoquímicas de
tarios son el resultado de ía precipitación y aglomeración de la bilis y la acción de los cálculos sobre la pared vesicular
bilirrubina no conjugada que excede el 2 % en la composición pueden tener distintas expresiones histopatológicas que van
de la bilis vesicular (la causa no se conoce). desde el engrasamiento hasta la calcificación difusa, denomi-
Una hipótesis en cuanto a su formación es la siguiente: nada "vesícula en porcelana".

Bilirrubina conjugada
Hidrólisis
P-Glucuronidasa
Acido glucurónico
Bilirrubina libre
+ Ca2+

Bilirrubinato calcico

Los factores predisponentes para su producción son:

1. Hemólisis-cirrosis o nutrición parenteral total.


2. Infección de la vía biliar.
3. Estasis biliar.
En la cirrosis, aparte de la posible hemolisis por hiperesple-
nismo, existiría aumento de la bilirrubina desconjugada por
insuficiencia hepática.
La infección biliar es la mayor causa de litiasis en Oriente
por colangitis piógena. La presencia de Escherichia coli pue-
de ser el origen de la hidrólisis de la bilirrubina; además, se
han encontrado bacterias en la matriz de algunos cálculos
pigmentarios, especialmente los de color pardo.
La estasis biliar puede ser un factor etiológico en los cál-
culos pigmentarios, ya que la solubilidad de la bilirrubina
desconjugada es influida por el pH y el calcio iónico, que pue-
den encontrarse alterados en presencia de estasis biliar.
Los cálculos pigmentarios están compuestos por una can-
tidad variable de pigmentos y sales calcicas de bilirrubina, Fig. 38-22. Barro biliar. En la ecografía se observa: 1, vesícula biliar; 2,
fosfato, carbonato y otros aniones. barro biliar; 3, pared vesicular.

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576 SECCIÓN Vi. ABDOMEN

La participación del peritoneo subhepático y perivesicular Las complicaciones posibles de la litiasis vesicular son: 1)
dependerá de los cuadros de infección aguda (colecistitis agu- colecistitis aguda; 2) fístulas biliobiliares o biliodigestivas; 3)
das) y será analizada en el apartado correspondiente. íleo biliar; 4) litiasis coledociana secundaria a la migración de
Histológicamente la colecistitis crónica litiásica se expre- un cálculo vesicular; 5) cáncer de vesícula.
sa por un cuadro inflamatorio de la mucosa que puede ser Diagnóstico. Presentación clínica. El síntoma caracterís-
atrófica o hipertrófica. En algunos casos el reticulado de la tico de la litiasis vesicular es el cólico biliar como resultado
mucosa por macrófagos con colesterol (colesteroiosis) o la de la presencia de un cálculo impactado en el conducto cístico
presencia de pólipos inflamatorios (véase Tumores benignos o su pasaje a través de esa estructura. A diferencia de la obs-
de la vesícula) se asocia al cuadro histológico de la colecistitis trucción del intestino o del uréter, que se manifiestan por cóli-
crónica. cos caracterizados por dolor intermitente, espasmódico y de
Finalmente, la capa muscular puede participar mediante corta duración, el dolor que caracteriza al cólico biliar aumen-
una hipertrofia, que tiene un cuadro similar al descrito en la ta rápidamente de intensidad y luego permanece "fijo" duran-
adenomiomatosis (véase Tumores benignos de la vesícula). te un lapso que puede llegar hasta varias horas, para disminuir
Historia natural. A pesar de que se conocen desde la an- gradualmente de intensidad. Este dolor suele estar asociado
tigüedad, los cálculos recibieron poca atención desde el punto con náuseas o emesis. La irradiación del dolor, que se suele
de vista de la investigación hasta hace unos 30 años, en que se manifestar en el hipocondrio derecho y/o el epigastrio, es fre-
aclararon las bases físicas de la solubilidad del colesterol en la cuente en la región lumbar derecha o en la zona interescapular.
bilis y se documentó el papel esencial de la sobresaturación de La presentación de este cuadro clínico suele ser pospran-
ésta como precursora de la formación de cálculos biliares. El dial, tras ingestas de alto contenido graso, pero también puede
espectro de síndromes clínicos asociados con la litiasis sobrevenir luego de otras comidas que no tienen esas caracte-
vesicular es variado, como son múltiples las causas de forma- rísticas.
ción de cálculos de colesterol o pigmentados. Los síntomas no específicos que pueden acompañar a la
Hasta el 70 % de los pacientes portadores de cálculos litiasis vesicular conforman lo que se ha denominado dispepsia
vesiculares permanecen asintomáticos, otros tienen síntomas biliar, caracterizada por intolerancia a los alimentos colecisto-
derivados de la presencia de los cálculos en la vesícula (cólico quinéticos (ricos en grasas) mediante digestión lenta, distensión
biliar) o de las distintas complicaciones que pueden surgir y posprandial, cefalea y flatulencia. Sin embargo, si bien estos
que van desde la colecistitis aguda hasta la pancreatitis por síntomas son más frecuentes en los pacientes litiásicos que en
migración de un cálculo al colédoco. Lo difícil es establecer otra patología, pueden no modificarse después de la resección
cuáles son los pacientes que van a tener complicaciones (hasta de la vesícula con sus cálculos.
ahora no es posible). El examen clínico del paciente con cólico biliar revela
De cualquier manera se discute cuáles son los verdadera- hipersensibilidad en el hipocondrio derecho con dolor a la
mente asintomáticos, ya que algunos trastornos digestivos ines- palpación profunda en la región subcostal (signo de Murphy).
pecíficos, como la dispepsia, el malestar epigástrico pospran- La defensa muscular existente en ocasiones impide cualquier
dial o la flatulencia, en algunas ocasiones mejoran después de maniobra semiológica, pero a veces la vesícula biliar distendida
la colecistectomía. De todas formas no se consideran sínto- (como consecuencia del impacto de un cálculo en el bacinete
mas específicos, y por el contrario obligan a descartar otras o en el cístico) puede reconocerse en la palpación del hipocon-
patologías (colon irritable, úlcera gastroduodenal, etc.). Se- drio derecho.
gún distintos estudios prospectivos, la posibilidad de que los El diagnóstico diferencial con otros cuadros de presenta-
pacientes asintomáticos desarrollen síntomas o complicacio- ción clínica similar se completa mediante estudios comple-
nes es del 20 % a 15 años (10 % a 5 años). En cambio, en el 70 mentarios que los descartan. Fundamentalmente se plantea con
a 80 % de los pacientes con litiasis sintomática se reproducen Ja colecistitis aguda, que además de un dolor semejante al del
los síntomas en forma muy precoz dentro de los 5 años y el cólico biliar se acompaña de fiebre y leucocitosis, y con la
30 % sufre complicaciones. pancreatitis aguda biliar, en que la elevación de las amilasas y
Otro aspecto importante que se debe tener en cuenta es la las alteraciones morfológicas manifestadas en el estudio
relación entre litiasis vesicular y cáncer de vesícula. Si bien ecográfico de la vía biliar y el páncreas suelen ser los elemen-
este riesgo varía en algunas áreas geográficas (muy acentuado tos que más frecuentemente permiten confirmar su presencia.
en Bolivia y Chile), se considera que en la mayor parte del La migración de un cálculo coledociano también se mani-
mundo occidental es de 0,01 % en los pacientes asintomáticos fiesta por un dolor parecido al expuesto. En este caso, la pre-
y de 1 % en los sintomáticos, y que llega al 5 % en los mayo- sencia habitualmente de una elevación de la bilirrubina y la
res de 60 años. dilatación de la vía biliar principal en el estudio ecográfico
también ayudan a pensar en esta posibilidad.
Radiografía simple. Sólo el 20 % de los litiásicos tienen
cálculos radiopacos por calcificación de éstos. La presencia
de aire en la vesícula (neumocolecisto) suele ser la expresión
de una colecistitis enfisematosa, y cuando se encuentra en el
árbol biliar (aerobilia) suele ser la consecuencia de una fístula
bilioentérica (espontánea o posquirúrgica). Excepcionalmen-
te, la calcificación de toda la pared vesicular (vesícula en por-
celana) también puede expresarse en una radiografía simple.
Colecistografía oral. Tiene una sensibilidad diagnóstica
del 95 % cuando se logra la visualización radiológica de la
vesícula. La no visualización, conocida como "vesícula ex-
cluida", puede deberse tanto a factores vesiculares (obstruc-

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38. VÍAS BILIARES 577

ción del cístico, colecistitis crónica) como extravesiculares que pacientes con sospecha de litiasis vesicular. Las ventajas so-
interfieren en la absorción y excreción de la sustancia de con- bre la colecistografía oral son la ausencia de exposición ra-
traste (vómitos, diarrea, ictericia, síndrome de Dubin-Johnson, diante y de contraindicaciones (para efectuar la colecistografía
etc.), por lo cual es de valor relativo. Este estudio, que hasta se necesita la integridad del tubo digestivo y suficiencia hepá-
hace pocos años era la prueba estándar, actualmente está re- tica), pero fundamentalmente porque informa no sólo sobre la
servado a los casos en que la ecografia no es concluyente o es presencia de cálculos, sino también sobre el tamaño y forma
normal con cuadro clínico sugestivo de patología vesicular. de la vesícula, espesor de la pared, presencia de colecciones
También se la indica como estudio previo a la disolución paravesiculares y patología hepática o de la vía biliar princi-
médica de los cálculos, para demostrar la presencia de calcio pal.
en la composición de éstos y la permeabilidad del cístico (fig. La sensibilidad es del 95-97 % (figs. 38-24 y 38-25). Las
38-23). dificultades para la visualización ecográfica son el meteorismo
Ecografia. Es el primer estudio que debe realizarse en los intestinal y la falta de ayuno.

Fig. 38-23. Colecistografía con cístico permeable (A) y con litiasis vesicular
(B)

Fig. 38-24. Litiasis vesicular única. En


la ecografia se aprecia: 1, vesícula biliar;
2, cálculo; 3, sombra acústica; 4, pared Fig. 38-25. Litiasis vesicular múltiple. La ecografia muestra: 1. vesícula
vesicular. biliar; 2, cálculos; 3, sombra acústica.

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578 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Sondeo duodenal y estimulación vesicular con CCK. En punto de vista, ¡a decisión de tratar quirúrgicamente a todos
los pacientes con síntomas sugestivos de litiasis vesicular o estos pacientes insumiría un costo excesivo para cualquier pre-
con pancreatitis de etiología desconocida sin detección de cál- supuesto sanitario. Además, el riesgo de cáncer de vesícula en
culos en los estudios radiológicos o ecográficos, se puede in- los pacientes litiásicos es mínimo, salvo en algunos países
vestigar la presencia de cristales de colesterol o bilirrubinato (Chile, Bolivia) o comunidades indígenas de América.
de calcio que podrían motivar Sos síntomas relatados. La El riesgo del tratamiento quirúrgico (que tiene una morbi-
estimulación mediante la infusión intravenosa de CCK y la mortalidad baja) aplicado en forma indiscriminada en pacien-
evaluación ecográfica o radiológica de la contracción vesicular, tes obesos, cirróticos, con insuficiencia renal o EPOC, entre
así como el estudio de la bilis recogida mediante sondeo otros, sería mayor.
duodenal (hasta la segunda porción del duodeno), pueden po- Estudios de evolución en series grandes y con periodos
ner de manifiesto la presencia de esos cristales o alteraciones suficientes (Ransohoff, 1983) demostraron, sobre la base de
de ¡a contractilidad de la vesícula (adenomiomatosís). índices de probabilidad, que la colecistectomía profiláctica
reduciría levemente la sobrevida (4 días en hombres de 30 años
y 18 días en los de 50 años) y que ia mayoría de la población
BIBLIOGRAFÍA de pacientes asintomáticos fallece sin haber presentado sínto-
. mas biliares.
Admirand WH and Small DM: The physicochemical basis of El alto costo del tratamiento de disolución oral tampoco
cholesterol gallstonc formation in man. J Clin Invest 47:i043, hace recomendable su uso, de la misma forma que la litotricia
1968.
Beteson MC: Gallbladder disease and cholecystcctomy are
biliar.
independently variable. Lancet 2:621, 1984. Siempre se creyó que los diabéticos son más propensos a
Cooper ÁD: Litiasis biliar: Epidemiología, patogenia, historia natu- desarrollar colecistitis agudas, y que la morbimortalidad de su
ral y tratamiento médico. En Sleisenger y Fordtran (eds): Enfer- tratamiento quirúrgico sería sensiblemente mayor que en el
medades Gastrointestinales, pp 1841-1858. Panamericana, Bue- resto de la población, por lo cual se recomendaría su trata-
nos Aires, 1994. miento electivo profiláctico. Sin embargo, Walsch, en 1982,
Harvey PRC, Somjen G, Giiat T, et al: Vesicular cholesterol in bile: en un estudio prospectivo demostró que el tratamiento quirúr-
reiationship to protcin concentraüon and nucleation time. Biochim gico de los diabéticos que se vuelven sintomáticos tiene una
Biophys Acta 958:10, 1988. morbimortalidad similar a la de los pacientes no diabéticos,
HolzbachRT, KibeA,TheilE, etal: Biliary proteins: uniqucinhibitors
por lo cual no se aconsejaría la colecistectomía en los
of cholesterol crystal nucleation in human gallbladder bile. J Clin
Invest 73:35, 1984. asintomáticos.
Lee SP, La Mont JT, Carey MC: Role of gallbladder mucus Existe, no obstante, un grupo de pacientes en los que la
hypersecretion in the evoiution of cholesterol gallstones. J Clin colecistectomía está indicada y ellos son los inmunosuprimidos,
Invest 67:1712, 1981. ya que pueden no presentar hallazgos sintomáticos o físicos
¡vlcSherry CK, Ferstenberg H, Calhoun WF, et al: The natural history hasta que la enfermedad esté avanzada (Du Besten). Lo mis-
of gallstone disease in symptomaüc and asymptomatic patients. mo sucede con los pacientes trasplantados o los que se en-
AnnSurg 202:59, 1985. cuentran en lista de espera.
MessíngB, BorisC, KunsttingerF, etal: Does total parcntoral nutrition En conclusión, la litiasis vesicular asintomática, salvo ex-
induce gallbladder sludge formation and lithiasis?
Gastroenterology 84:1012, 1983.
cepciones, no debe ser tratada.
Roslyn JJ: Calculous biliary disease. En Greenfield LY (ed): Surgery. Pacientes sintomáticos. La colecistectomía electiva debe
Scientific Principies and Practice, pp 936-953. Lippincott, ser practicada en toda persona con litiasis vesicular sintomática
Phüadelphia, 1993. que no presente riesgo quirúrgico aumentado. Desde su pri-
Way LW: Cholelithiasis and chronic cholecystitis. In Way L, Pellegrini mera realización por Langesbuch en 1882, ha demostrado ser
C (cds): Surgery of the gallbladder and bile ducts, pp 231-250. un tratamiento efectivo y en la actualidad la mortalidad en
W.B. Saunders, Phüadelphia, 1987. grupos sin taras generales es mínima (0,1-0,4 %); el paciente
queda curado y libre de síntomas específicos de la litiasis.
En la evaluación preoperatoria se deberán investigar en-
fermedades asociadas que pueden elevar la morbimortalidad
TRATAMIENTO DE LA LITIASIS VESICULAR o cuyos síntomas pueden estar enmascarados por la dispepsia
biliar y pasar inadvertidos (gastritis, úlcera gastroduodenal,
Julio Diez hernia hiatal, cáncer gástrico) equivocando el tratamiento ade-
cuado.
Pacientes asintomáticos. La difusión de medios diagnós- Los pacientes con operaciones cardíacas previas, marca-
ticos incruentos como la ecografía y el aumento de los exáme- pasos o anticoagulados pueden ser actualmente intervenidos
nes preventivos en salud han llevado al diagnóstico de litiasis con un riesgo aceptable, pero se deberá ponderar la magnitud
vesicular en pacientes asintomáticos. Si tenemos en cuenta que de los síntomas biliares.
en los Estados Unidos el 10 a 15 % de la población adulta La edad no constituye en sí una contraindicación cuando
tiene cálculos vesiculares, extrapolando estas cifras a la Ar- existen buenas condiciones físicas y mentales. Sin embargo,
gentina tendríamos 2.400.000 litiásicos. en edades muy avanzadas la hipotensión intraoperatoria pue-
Como ya se ha mencionado al referir la historia natural de de producir lesiones encefálicas y vasculares irreversibles.
esta enfermedad, sólo uno de cada 10 pacientes con cálculos El cirrótico con hipertensión portal sólo debe ser operado
desarrollará síntomas en los primeros 5 años y dos a los 20 de su litiasis vesicular cuando ésta es muy sintomática, ya que
años (NIH, 1992), por lo cual tratar a todos los portadores de la morbimortalidad en este grupo de pacientes sigue siendo
litiasis implicaría que un número elevadísimo de pacientes que muy elevada.
jamás desarrollarán síntomas biliares sean sometidos a tera- En los enfermos pulmonares crónicos (asmáticos, enfise-
péuticas no exentas de cierto riesgo. Por otra parte, desde otro matosos, bronquiales crónicos o con secuelas de afecciones

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38. VÍAS BILIARES 579

pulmonares curadas) se deberá realizar un examen funcional pre es de fácil ejecución, en especial cuando las característi-
respiratorio que aconsejará sobre alguna terapia preoperatoria cas anatomopatológicas de la vesícula dificultan la disección
(broncodilatadores) o eventualmente contraindicará la cirugía. y hacen riesgoso el procedimiento. En estas circunstancias la
En tal sentido es importante recordar que la cirugía del abdo- disección desde el fondo vesicular puede prevenir una lesión
men superior con anestesia general produce algunas alteracio- de Ia vía biliar, que es la complicación más temida en este tipo
nes del epitelio bronquial, con pérdida de movilidad de los de cirugía. La explode la vía biliar principal se realiza
cilios bronquiales, y menor excursión diafragmática, que con- mediante una colangiografía operatoria trnascística con con-
tribuyen a las complicaciones posoperatorias (atelectasia, in- trol radioscópico, tratando de identificar una litiasis
fecciones pulmonares). El manejo posoperatorio de estos pa- coledociana insospechada y documentando la indemnidad del
cientes mediante la movilización precoz, la sedación del dolor árbol biliar en los casos de colecistectomías difíciles.
y la kinesioterapia disminuye tales riesgos. Coíecistectomía laparoscópica. En 1987 Mouret practicó
La litiasis vesicular sintomática durante el embarazo cons- la primera coíecistectomía laparoscópica y revolucionó la ci-
tituye una situación especial, ya que en el primer trimestre se rugía biliar. Consiste en resecar la vesícula abordándola a tra-
deberá evitar el tratamiento, excepto ante complicaciones de vés de incisiones mínimas que permiten la introducción de un
la litiasis o síntomas incontrolables médicamente. La precipi- instrumental especializado previa insuflación del abdomer con
tación de los síntomas durante la gestación se ve favorecida CO2 (fig. 38-27)
por el efecto hormonal que acentúa la estasis vesicular y faci- La visión mediante una óptica conectada con un monitor
lita las complicaciones de la litiasis. le posibilita al equipo quirúrgico un aumento del tamaño de
La colecistectomía se realiza siempre con anestesia gene- los elementos (hasta 16 veces), pero se pierde la profundidad
ral, y la técnica habitual consiste en una incisión generalmen- (aunque en la actualidad existen equipos que permiten una vi-
te subcostal y resección de la vesícula con identificación de sión tridimensional).
los elementos del pedículo biliar (fig. 38-26 A-F). Esto no siem- La ventaja de esta nueva técnica quirúrgica para el trata-

Tracción vesicular

Fig. 38-26. Técnica de la coíecistecto-


mía. A, disección del hilio vesicular; B,
disección de la arteria cística; C, disec-
ción del conducto cístico; D, realización
de la colangiografía operatoria; E, sec-
ción de la arteria cística y ei conducto
cístico; F, disección del lecho vesicular.

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580 SECCIÓN VI. ABDOMEN

miento de la litiasis vesicular es fundamentalmente una reha- das en el preoperatorio, hacen aconsejable directamente el
bilitación más rápida, ya que no existen incisiones extendidas, abordaje convencional. Una de ellas es la presencia de fístulas
con menor dolor en el postoperatorio y un regreso a las tareas biliobiliares (síndrome de Mirizzi tipo II) o la sospecha de
habituales en un tiempo mucho más breve. Por otra parte, las cáncer de vesícula.
complicaciones propias de la herida abdominal (infección, Es importante destacar que la técnica de la resección es
eventración) tampoco existen con esta modalidad. Sin embar- similar a la practicada en forma abierta, y que la investigación
go, la complicación más temida, que es la lesión de la vía biliar, de la vía biliar principal mediante colangiografía operatoria es
no sólo no ha disminuido sino que hasta ahora sus cifras du- posible también en forma transcística (fig. 38-28).
plican a las que se observan con la colecistectomía convencio- Complicaciones de la colecistectomía. La más grave es la
nal. Otra de las ventajas de la laparoscopía es la disminución lesión de la vía biliar, sobre todo si no es reconocida en la
de las complicaciones broncopulmonares. (done by 007) operación (fig. 38-29). Su frecuencia en la colecistectomía
En la actualidad hay consenso en que el abordaje laparos- abierta es de 0,1 %. Según Strasberg (1995), en la laparoscópica
cópico es el tratamiento estándar para la litiasis vesicular, y ocurre en el 0,3-0,5 % (en la Argentina dos muestras naciona-
cuando existen inconvenientes para su realización (mala iden- les refieren una incidencia de 0,4 %) y tiene relación con el
tificación del pedículo biliar, patologías asociadas, hemorra- entrenamiento y la experiencia del grupo quirúrgico (Deziel,
gias intraoperatorias no controlables) se deberá convertir el 1993). pero también con el método utilizado que obliga a tra-
procedimiento realizando la cirugía convencional. Barkun bajar con visión bidimensionai. La vía biliar puede ser
(1992) y Brunne (1994), entre otros, compararon series suce- seccionada o extirpada parcialmente, esto último en especial
sivas y aleatorizadas de pacientes colecistectomizados con téc- en la cirugía laparoscópica, que además agrega el riesgo de
nicas abiertas y laparoscópicas, y la recuperación fue mejor y lesión por el uso del electrobisturí, necesario en este tipo de
más rápida en la serie laparoscópica. cirugía (figs. 38-30 y 38-31).
Algunas situaciones especiales, cuando son diagnostica- La falta de diagnóstico intraoperatorio de estas lesiones

Disección del
lecho vesicular

Fig. 38-26 (cont.).

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38. VÍAS BILIARES 581

Fig. 38-27. Colecistectomía laparoscópíca. A, técnica del neumoperitoneo. Posición de Trendelenburg. Introducción de la aguja de Veress. B, exploración
abdominal por videolaparoscopia. C, colocación del trocar: a, línea axilar anterior; b, línea medioclavicular; c, línea media; /, subumbilical (10 mm)
subxifoideo (lOrnm); 3, lateral (5 mm); 4, medial (5 mm); 5, accesorio (5 mm). D, fórceps lateral con elevación del fondo vesicular (3) y fórceps madial
con tracción del infundíbulo (4). E, se observan: a. arteria cística; b, conducto cístico; 2, colocación de clips; 3, fórceps lateral; 4, fórceps medial. F,
extracción de la vesícula por vía umbilical: 1, trocar umbilical; 4, fórceps medial.

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582 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Fig. 38-30. Lesión de la vía biliar. Peligrosa disección del conducto cístico
con electrocauterio. Factor de riesgo.

Fig. 38-28. Colangiografía transcística por vía laparoscópica.

Fig. 38-31. Lesión de la vía biliar. Interpretación errónea del cístico clipeado
Fig. 38-29. Lesión de la vía biliar poscolecistectomía laparoscópica. del conducto colédoco.

(especialmente cuando no se realiza una colangiografía intra- 38-32) pueden deberse a un canalículo biliar aberrante o a la
operatoria. hace que el paciente desarrolle una ictericia pro- falla en la ligadura del conducto cístico. Se los trata por pun-
gresiva (generalmente por pinzamiento o ligadura del colédoco) ción percutanea bajo control de imágenes y/o papilotomía
o bilirragia y/o coleperitoneo en caso de sección. endoscópica y drenaje nasobiliar cuando se deben a una filtra-
El diagnóstico se efectúa rellenando la vía biliar por ción por el conducto cístico (fig. 38-33).
colangiopancreatografía endoscópica, punción transparieto- La colecistectomía laparoscópica ha agregado otra com-
hepática o fistulografía. El tratamiento es quirúrgico y los plicación: la lesión por trocares. Se han descrito perforaciones
mejores resultados se obtienen con una hepaticoyeyunoanas- intestinales, de vejiga, aorta, cava, ilíacas y vena porta. Pue-
tomosis. den ser mortales si no se las reconoce y corrige (Deziel, 1993)
La bilirragia o el coleperitoneo enquistado (bilioma) (fig. (fig. 38-34).

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38. VÍAS BILIARES 583

Tratamiento no quirúrgico

Disolución de cálculos con drogas. En 1972 se planteó la


posibilidad de un tratamiento no quirúrgico de la litiasis
vesicular, cuando se demostró que el ácido quenodesoxicólico
por vía bucal podía disolver cálculos de colesterol (Dazinger,
1972). El entusiasmo inicial se redujo cuando se comprobó/
que no actuaba sobre todos los cálculos ni se podía aplicara
todos los pacientes.
Los éxitos se obtienen en mujeres delgadas con vesículas
funcionantes y pocos síntomas. Los cálculos deben ser de
colesterol, radiotransparentes y no medir más de 15 mm. Sólo
el 30 % de las litiásicas reúnen estas condiciones. La obesidad
y el sexo masculino son factores negativos para el éxito.
El ácido quenodesoxicólico es un inhibidor específico de
Fig. 38-32. Tomografía axial computada en un biloma poscolecistectomía ia CoA-reductasa (enzima para la síntesis de colesterol), pero
laparoscópica. el mecanismo íntimo de disolución aún no se conoce. El ácido
ursodesoxicólico tiene efecto sobre la absorción del colesterol
y su nucleación (aumenta la concentración sérica de
apolipoproteína A-1).
Las diarreas (ácido quenodesoxicólico) en el 20 % de los
casos obligan a suspender el tratamiento. Deben realizarse
pruebas de la función hepática antes y en el transcurso de éste.
Si las transaminasas aumentan al doble, se suspenden las dro-
gas por posible toxicidad hepática.
Si no se obtiene una disminución significativa de los cál-
culos a los 9 meses, el tratamiento ha fracasado. Los éxitos
obtenidos en series importantes oscilan entre el 14 % y el 38 %.
En el 25 % de los pacientes los cálculos recidivan a ios 3
años de suspendido el tratamiento y en el 64 % a los 7 años
(Villanova, 1987). La ingesta de estas drogas por toda la vida
es sumamente costosa. Las indicaciones de este tratamiento
se limitan a pacientes con alto riesgo quirúrgico y a aquellos
que no desean operarse.
Litotricia. Se basa en la disolución de los cálculos con un
aparato que genera ondas de choque extracorpóreas.
La vesícula debe ser funcionante. Los mejores resultados
Fig. 38-33. Filtración de bilis a través del cístico después de la (60 a 90 %) se obtienen en pacientes hasta con 3 cálculos de
colecistectomía laparoscópica. A. colangiografía endoscópica retrógrada 20 a 30 mm de diámetro. Sólo el 16 % de los litiásicos reúnen
mostrando la filtración. B, colocación del catéter nasobiliarpospapilotomía estas características (NIH, 1992). Los cálculos son fragmen-
endoscópica. tados, deben franquear el cístico, la vía biliar y el Oddi para
llegar al intestino. Las complicaciones son el cólico biliar y la
pancreatitis, que pueden llevar a operaciones de urgencia. Los
enfermos deben poder soportar una intervención quirúrgica y
tomar sales biliares de por vida; la recidiva litiásica es de alre-
dedor del 50 % a los 5 años. Es un tratamiento caro.
Disolución de los cálculos por contacto. Se usa en perso-
nas de alto riesgo. El agente utilizado es el metilterbutiléter
(MTBE), que se introduce en la vesícula a través de un catéter
percutáneo. Una bomba de infusión disminuye la distensión
vesicular y el pasaje masivo de la droga al duodeno. Los cál-
culos de colesterol generalmente son disueltos en horas o días.
No tiene éxito con los cálculos pigmentados.
Se observan vómitos, dolor, hemolisis y erosiones duode-
nales, y se han descrito colecistitis agudas (Boucher, 1988).
Tratamiento endoscópico. Se utiliza en pacientes a los
que se les ha efectuado una papilotomía y extracción de cálcu-
los coledocianos, con una vesícula litiásica y gran riesgo qui-
rúrgico. En ellos hay dos alternativas: dejar la vesícula intacta
o introducir por endoscopia el catéter en ia vía biliar, dilatar el
cístico, extraer los cálculos con una canastilla o instilar por
Fig. 38-34. Perforación de intestino por colocación de un trocar. aquél sustancias disolventes.

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584 SECCIÓN VI. ABDOMEN

BIBLIOGRAFÍA desde la vesícula y generalmente alojados en su extremo infe-


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1993. un paciente debe haber tenido un período mínimo libre de sín-
Diez J, Delbene R, Ferreres A, Mazzei JA: Postoperative pulmonary tomas de 2 años después de la colecistectomía, los cálculos
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analysis in 60 consecutive cases. Fourth World Congress HPB nente largo con posibilidad de litiasis en su interior, la fre-
Surgery, Hong Kong. 1994. cuencia rondaría entre el 4 y el 10 % de todas las coledocoli-
Du Besten L: Cálculos asintomáticos. En Blumegart L: Cirugía del tiasis. En los países asiáticos la frecuencia de litiasis primaria
Hígado y de las Vías Biliares, pp 620-625. Panamericana, Bue- es muchísimo mayor y está asociada a dilataciones quísticas
nos Aires, 1985. de la vía biliar (véase Litiasis intrahepática).
Ferraina P: Complicaciones de la colecistectomía laparoscópica (dis-
cusión) . Rev Arg Cirug 65:44-51, 1993. Etiopatogenia. Los cálculos pueden pasar desde la vesí-
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Gracie W and Ransohoff D: The natural history of silent gallstones. través de una fístula biliobiliar (síndrome de Mirizzi tipo II).
The innocent gallstone ís not a myth. N Engl J Med 307:798- Con mayor frecuencia que en la vesícula se observan cálculos
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McSherry C: Cholecystectomy: the gold standard. Am J Surg 158:174-
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Ransohoff D, Gracie W, Wolfenson 1, et al: Prophylactic En los pacientes colecistectomizados es difícil saber, ante
cholecystectomy or expectant management for silent gallstones. una litiasis coledociana, si es el resultado de cálculos "olvida-
A decisión analysis to assess survival. Ann Intern Med 99:199- dos" en el acto operatorio o que se formaron de novo en el
204,1983. colédoco, pero en general se acepta que en esta última cir-
Rubio H: Litiasis biliar, nuevos conceptos. Arch Arg Enf Ap Dig
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Sanan T, Graham S, Zuker K, et al: Laparoscopy in high risk cardiac cálculos pigmentarios, La presencia de bacterias en la bilis
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Strasberg S, Hertl M, Soper N: An analysis of the problem of biliary alta, y cercana al 100 % cuando se trata de una litiasis
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Villanova N, Bazzeli F, Frabboni R, et al: Gallstone recurrence after de la historia natural de los cálculos coledocianos asintomáti-
successful oral bile acid treatment: a follow up study and cos. Si bien está claro que en muchos pacientes permanecen
evalua'.ion of long term post-dissolution treatment. sin manifestaciones durante meses o años, las evidencias dis-
Gastroenterology 92:1789, 1987.
ponibles sugieren que la historia natural de los cálculos
coledocianos asintomáticos es menos benigna que la de los
cálculos vesiculares asintomáticos.
Algunos cálculos pequeños que han migrado desde la ve-
LITIASIS COLEDOCIANA sícula pueden pasar al duodeno sin producir síntomas (espe-
cialmente los menores de 3 mm). Sin embargo, en otras opor-
Pedro Ferraina tunidades su migración está relacionada con el inicio de una
pancreatitis (véase Pancreatitis biliar).
Definición. Es la presencia de cálculos en el colédoco como Diagnóstico. Presentación clínica. La coledocolitiasis
consecuencia de su migración desde la vesícula (litiasis puede ser asintomática o presentarse con cólicos biliares, icte-
coledociana secundaria) o de su formación en la vía biliar ricia, colangitis o pancreatitis.
extrahepática o intrahepática (litiasis coledociana primaria). La morbilidad relacionada con la litiasis coledociana se
En los países occidentales la mayor parte de los cálculos debe principalmente a la obstrucción biliar, la cual aumenta la
del colédoco son de colesterol, secundarios a su migración presión canalicular y reduce el flujo de bilis. La velocidad de

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38. VÍAS BILIARES 585

aparición de la obstrucción, su grado y la magnitud de la con- que evita su reconocimiento. Los cambios del colédoco des-
taminación bacteriana de la bilis son los principales factores pués de la migración de un cálculo han sido señalados como
que determinan los síntomas resultantes. Así, la obstrucción signos indirectos de esta situación, pero requieren de un ope-
aguda transitoria en general causa cólicos biliares (estudios rador muy entrenado y de estudios reiterados. De cualquier
recientes demuestran que el 30 % de los cólicos vesiculares manera, el estudio ecográfico es de suma importancia para la
son en realidad migraciones litiásicas transpapilares), mien- evaluación de una litiasis coledociana, ya que además aporta
tras que la obstrucción que se desarrolla en forma gradual puede otros datos que contribuyen al diagnóstico y al eventual trata-
presentarse con prurito e ictericia solamente. Si las bacterias miento (dilatación del a vía biliar en forma uniforme o secto-
proliferan, puede producirse colangitis (véase el apartado co- rial, características de la vesícula, etc.) (fig. 38-35). La eco-
rrespondiente). grafía transendoscópica puede ser de utilidad en el diagnósti-
Laboratorio. Los principales elementos son los que resul- co diferencial con tumores periampulares (fig. 38-36).
tan de la obstrucción parcial o total de la vía biliar, con au- La tomografia computada, si bien puede ser más sensible
mento de la fosfatasa alcalina y la bilirrubinemia (véase que la ecografía, no es de uso corriente por razones de costo
Colestasis). El valor pico de la bilirrubina en la coledocolitiasis en el diagnóstico de la coledocolitiasis, excepto cuando se re-
es de 2 a 10 mg/dl en más del 90 % de los pacientes ictéricos quiere el diagnóstico diferencial con obstrucciones de origen
(valores más altos deben hacer pensar en una obstrucción neoplásico de la zona periampular.
neoplásica). Los valores de fosfatasa alcalina que se hallan La colangiografía retrógrada endoscópica (fig. 38-37) es
más de 5 veces por encima de lo normal también deben hacer más específjca, pero su empleo está limitado a aquellos casos
pensar en otro tipo de obstrucción, generalmente por estenosis. en que se necesita confirmar el diagnóstico para optar por una
Diagnóstico por imágenes. La radiología simple es de poco conducta terapéutica o como paso previo al tratamiento
valor ya que es excepcional que permita la visualización de endoscópico de la litiasis coledociana. La morbilidad de este
los cálculos, teniendo en cuenta que éstos sólo son radiopacos procedimiento no hace aconsejable su utilización en el resto
cuando tienen calcio (cálculos pigmentarios), y la mayoría son de los pacientes, en los que la ecografía y las posibles altera-
de colesterol. ciones de las enzimas hepáticas, junto a la historia clínica,
La ecografía es menos sensible que para el diagnóstico de pueden hacer sospechar el diagnóstico, que será confirmado
litiasis vesicular; se ha referido una sensibilidad del 50 %, pero durante el acto operatorio con una colangiografía intraope-
cuando existe dilatación de la vía biliar ésta es muy superior. ratoria transcística.
Particularmente difícil es el diagnóstico de cálculos de la vía La colangiografía por punción transparietohepática, de fá-
biliar no dilatada y de ubicación distal, por el gas duodenal cil realización en la vía biliar dilatada, también tiene una gran

Fig. 38-35. Litiasis coledociana. La ecografía muestra: /, vesícula biliar; 2, litiasis coledociana; 3, vía biliar; 4, sombra acústica.

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586 SECCIÓN VI. ABDOMEN

La resonancia nuclear magnética con la colangiorresonan-


cia es otra posibilidad de reciente adquisición, que desplazará
a los métodos invasivos para opacificar la vía biliar.
La sospecha de coledocolitíasis en los pacientes que de-
ben ser operados electivamente de litiasi vesiular sintomática
debe estar presente cuando hay antecedentes de pancreatitis
aguda biliar, colecistitis aguda o episodios de obstrucción
canalicular (ictericia), cuando el estudio ecográfico revela una
dilatación de la vía biliar (mayor de 8 mm) o cuando existen
alteraciones en el enzimograma hepático, fundamentalmente
elevación de la bilirrubina, fosfatasa alcalina o transaminasas.
Sin embargo, las alteraciones de alguno de estos valores en
forma aislada no tienen mucha especificidad, y en una serie
prospectiva la colangiografía retrógrada endoscópica fue nor-
mal en más del 30 % de los pacientes con uno o más indicadores
de coledocolitíasis (Ferraina, 1996). Por otra parte, aproxima-
damente entre el 3 y el 5 % de los pacientes sometidos a
colecistectomía sin ningún factor predictivo de litiasis coledo-
ciana presentan en el estudio colangiográfico intraoperatorio
una litiasis insospechada.
Tratamiento. A diferencia de la litiasis vesicular, el diag-
nóstico de litiasis coledociana obliga siempre a su tratamien-
to, independientemente de que algunas sean asintomáticas en
el momento de su hallazgo; En los casos sintomáticos el obje-
tivo es tratar algunas de sus complicaciones (pancreatitis,
colangitis, obstrucción biliar) y en los asintornáticos prevenir-
Fig. 38-36. Ecoendoscopia las.
biliar. /, transductor; 2, litiasis;
3, sombra acústica; 4, vía biiiar.
El tratamiento de los pacientes con litiasis coledociana
asociada a litiasis vesicular se debe realizar durante el mismo
acto operatorio, mediante la expIoración radiológica para con-
firmar su existencia (colangiografía intraoperatoria transcística)
y la extracción del cálculo o de los cálculos mediante una
coledocotomía. En algunas oportunidades se puede intentar la
extracción transcística mediante la utilización de una canasti-
lla introducida bajo visión radioscópica. Excepcionalmente,
la imposibilidad de extraer un cálculo enclavado en la papila
de Vater puede obligar a la realización de una papilotomía
quirúrgica a través de una duodenotomía. Después de la ex-
ploracián quirúrgica de la vía biliar sesuele drenar el colédoco
con un tubo en T (tubo de Kehr), que impide la fugade bilis
tras la coledocorrafia (fig. 38-38). Sin embargo, en casos ideales
en que se haya podido asegurar la inexistencia de litiasis
residual y el buen funcionamiento de la papila (por coledocos-
copia) se puede realizar el cierre primario del colédoco.
Con el advenimiento de la cirugía laparoscópica el trata-
miento de la litiasis coledociana asociada a litiasis vesicular
se ha modificado, ya que algunos autores prefieren ei trata-
miento endoscópico de los cálculos del colédoco y luego ei
tratamiento laparoscópico de la vesícula en las primeras 48
horas. Esta asociación de métodos terapéuticos, cuya
implementación durante la cirugía convencional no había re-
gistrado ciaras ventajas, debe restringirse a casos selecciona-
dos, ya que la suma de morbilidades de ambos procedimien-
tos puede hacerlos peligrosos. Por otra parte, la implementación
del tratamiento de la litiasis coledociana por vía laparoscópica,
Fig. 38-37. Colangiografía retrógrada endoscópica en una litiasis coledo- ya sea a través del cístico o mediante una coledocotomía
ciana. laparoscópica, es una posibilidad que permite el tratamiento
de la litias biliar en forma completa. No obstante, todavía no
existe acuerdo sobre cuál es el mejor método, por lo que debe
definición, pero las limitaciones propias de un método invasivo elegirse aquel con el que se disponga de mayor experiencia y
la reservan a los casos en que no se puede llegar al diagnóstico que brinde mayor seguridad (fig. 38-39).
con los otros procedimientos o en los pocos pacientes que pue- Una situación especial está representada por la litiasis
den ser tratados por vía percutánea (véase Tratamiento múltiple con vía biiiar muy dilatada, y especialmente cuando
endoscópico de la litiasis coledociana). se presenta en pacientes añosos. En tales circunstancias, al tra-

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38. VÍAS BILIARES 587

radiológica no es convincente en cuanto a la posibilidad de


litiasis residual, la utilización de un coledoscopio flexible per-
mite una mejor exploración. En la actualidad los hay para usar-
los por vía laparoscópica provistos de un canal de trabajo para
poder extraer los cálculos mediante una canastilla o romper-
los por ondas hidroeléctricas (fig. 38-41).

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LITIASIS INTRAHEPÁTICA
Fig. 38-38. Drenaje coledociano. Colocación de un tubo de Kehr. HD, con-
ducto hepático derecho; Hl, conducto hepático izquierdo: C,, conducto
cístico; Co, colédoco; K, tubo de Kehr; Du, duodeno; P, sutura del colédoco. Definición. Los cálculos se hallan en los conductos biliares
intrahepáticos, incluidos ambos hepáticos proximales a su
unión, aunque estén fuera del parénquima hepático (Mishina,
1982). La asociación con litiasis en el resto de la vía biliar
extrahepática no modifica esta denominación.
Epidemiología. La hepatolitiasis es más frecuente en paí-
tamiento ya referido de extracción de los cálculos puede ses del este de Asia, como Japón, China, Corea, Taiwán e
agregarse una anastomosis coledocoduodenal, que permitirá Indonesia. La tasa de prevalencia varía de acuerdo con el área:
en caso de cálculos olvidados su eliminación a través de la en Japón es del 3,9 % y en Taiwán del 50 % (Nakayama, 1980).
comunicación biliodigestiva y evitar así posibles cuadros de La prevalencia de la enfermedad en Occidente es baja (0,6 a
colangitis muy riesgosos en este grupo etario. La misma solu- 3 % según Lindstrom, 1977; Simmi, 1979). En América latina
ción se puede adoptar cuando existen estenosis distales benig- la prevalencia es más alta, ya que se han informado tasas de
nas como consecuencia de una litiasis coledociana de larga hasta 7 % (Bove, 1963).
data (fig. 38-40, A-C). Anatomía patológica. Los cálculos intrahepáticos son
Si la litiasis es además intrahepática, o la exploración sobre todo de bilirrubinato de calcio, compuesto principalmente

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588 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Fig. 38-39. Extracción transcística de la


litiasis coledociana. A, canastilla de Dormia
Dilatadores de diámetro para extracción de cálculos coledocianos por
creciente
vía transcística laparoscópica. B, pasos suce-
sivos en la extracción (/ a 4).
Conducto cístico

Ocular

Cálculo

Ampolla de Vater
Papila de Vater

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38. VÍAS BILIARES 589

por bilirrubina, colesterol, ácidos grasos y calcio. Son de co- hipocondrio derecho (similar al de la colédoco litiasis impacta-
lor pardo oscuro, blandos y friables. En la superficie rota pue- da).
de verse la formación de capas (dada la poca cantidad de cal- Laboratorio. En el 80 % existen anormalidades de las prue-
cio suelen ser radiotransparentes). Es usual además hallar bas de función hepática.
''arenilla" con una composición similar, pero con un conteni- Diagnóstico por imágenes. La ecografía puede poner de
do mayor de agua. En general se observan en una porción di- manifiesto las dilataciones de la vía biliar intrahepática y la
latada de la vía biliar intrahepática con una estenosis distal. presencia de cálculos (fig. 38-42). La colangiografía retrógra-
La pared del conducto dilatado está compuesta por tejido da endoscopica o la realizada a través de una punción
fibroso denso con glándulas que secretan líquido mucoso (Ohta, transparietohepática completan el diagnóstico al revelar la
1983). No se descubren aspectos específicos que sugieran un magnitud de las dilataciones y las posibles estrecheces (fig.
origen congénito. 38-43).
La enfermedad aparece entre la tercera y la sexta década Tratamiento. El tratamiento definitivo consiste en elimi-
de la vida. En edades más avanzadas se comprometen con más nar los cálculos y tratar las estenosis. Cuando las dilataciones
frecuencia las vías biliares extrahepáticas. En un tercio de los son sólo del lóbulo izquierdo, se puede realizar una hepatec-
casos los cálculos están limitados a la vía biliar intrahepática, tomía (véase Enfermedad de Caroli). Después de la elimina-
se asocian a estenosis y predominan en el lóbulo izquierdo. ción de los cálculos se suele realizar una anastomosis bilio-
Etiopatogenia. Los factores responsables de la formación digestiva alta (hepaticoyeyunoanastomosis), y cuando el tra-
de cálculos intrahepálicos no están bien definidos, pero se cree tamiento deja algunas dudas de litiasis residual y estrecheces
que se deben a infección bacteriana y estasis. La incidencia de intrahepáticas no tratables, se puede realizar el anclaje subcu-
bacterias en la litiasis intrahepática es del 100 % (Tabata, 1984). táneo de un asa yeyunal que permita un tratamiento endos-
Entre las bacterias presentes, Escherichia coli, Clostridium y cópico o percutáneo (fig. 38-44).
Bacteroides tienen actividad de betaglucuronidasa, que se cree El 5 % de los pacientes desarrollan un hepalocarcinoma
que es responsable de la hidrólisis del ácido glucurónico de la en su evolución, y la mitad de los pacientes tratados quirúrgi-
bilirrubina, con liberación de bilirrubina no conjugada. Esta camente tienen litiasis recurrente.
no es hidrosoluble y se combina con el calcio ionizado de la
bilis para formar cálculos de bilirrubinato de calcio. Sin em-
bargo, un análisis reciente de cálculos intrahepáticos reveló BIBLIOGRAFÍA
que, además de éstos, pueden existir otros ricos en colesterol
y ácidos grasos (Nakayama, 1984). Bove P, de Oliveira MR, Sparanzini M: Intrahepatic lithiasis.
La estasis biliar es causada por estenosis asociadas con Gastroenterology 44:391-410, 1963.
Koga A, Nakayama F: Choice of treatment for hepatolithiasis based
dilatación ductal. Estas estenosis pueden tener lugar en ramas on pathological findings. World J Surg 8:36-40, 1984.
ductales hepáticas izquierdas o derechas (predominantemente Lindstrom CG: Frequency of gallstone disease in a well defined
en las primeras). En algunos casos no se demuestra ninguna swedish population. Scand J Gastroenterol 12:311-346, 1977.
estrechez (en estas circunstancias la litiasis intrahepática se Nakayama F, Furisawa T: Hepatolithiasis. Present status. Am J Surg
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sos se presentan con un cuadro de ictericia, fiebre y dolor en el del Hígado y de la Vía Biliar. Panamericana, Buenos Aires, 1990.

Retira de la canastilla
y el cálculo

La canastilla
atrapa el cálculo

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590 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Fig. 38-40. Coledocoduodenostoraía. A, sección longitudinal del colédoco y sección transversal del duodeno. Sutura de la pared posterior. B, sutura de la
pared anterior. C, anastomosis terminada.

Fig. 38-42. Litiasis intrahe-


Fig, 38-41. Colcdocoscopio utilizado por vía laparoscópica (diámetro ex- pática. La ecografía muestra: 1,
terno: 3,2 mm). vía biliar; 2, cálculos.

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38. VÍAS BILIARES 591

Simmi M, Loviga P, Besoli A, et al: Intrahepatic lithiasis. Study of


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TRATAMIENTO ENDQSCOPICO DE LA LITIASIS


COLEDOCIANA

Carlos F. González del Solar

Introducción. Esta modalidad terapéutica se desarrolló


simultáneamente en Alemania y Japón en 1974, cuando se efec-
tuaron las primeras esfinteropapilotomías endoscópicas (EPE).
Desde entonces ha revolucionado el tratamiento no quirúrgico
de varias afecciones biliopancreáticas: litiasis coledociana,
coledococele, disfunción del esfínter de Oddi, etc. En la ac-
tualidad es el procedimiento terapéutico de elección en los
pacientes con litiasis canalicular y colecistectomía previa. Los
resultados de extracción de cálculos son comparables a los de
la cirugía clásica, con menos riesgo para los pacientes críticos
al no requerirse anestesia general y con recuperación más rá-
pida. Una segunda posibilidad de tratamiento endoscópico se
efectúa logrando el acceso a la vía biliar mediante la dilata-
ción de la papila con sondas balón (esfinteroplastia) y poste-
rior instrumentación canalicular. De este modo se evita la sec-
ción esfinteriana que provoca la papilotomía endoscópica.
Indicaciones. Las indicaciones comúnmente aceptadas
para el tratamiento endoscópico de la litiasis canalicular son:
1) litiasis residual poscolecistectomía; 2) litiasis canalicular
asociada a colangitis o pancreatitis aguda biliar severa no re-
suelta; 3) litiasis canalicular con vesícula in situ y alto riesgo
Fig. 38-43. Colangiografía transparietohepática (hepaticoyeyunoanasto- quirúrgico; 4) litiasis canalicular relacionada con la colecistec-
mosis) en una litiasis del hepático izquierdo (A). En B, extracción instru- tomía laparoscópica (tema en continua revisión) (véase Litiasis
mental de los cálculos.
coledociana).
Contraindicaciones. Son las propias de toda endoscopia
Litiasis alta. Además se deben considerar algunas situaciones asocia-
intrahepática das: a) la hemostasia inadecuada, un tiempo de protrombina
menor del 50 % o el recuento de plaquetas menor de 80.000/
mm3 deben corregirse previamente al tratamiento endoscópico;
b) la existencia de un marcapaso cardíaco obliga a tomar los
recaudos del empleo de un electrobisturí; c) en los pacientes
con grandes cálculos o con litiasis intrahepática, la papilotomía
sólo debe efectuarse si se dispone de la posibilidad de proce-
dimientos de drenaje o de litotricia.
Equipamiento. Endoscopios. Se emplean endoscopios de
visión lateral. El diámetro del canal operativo interno (2,8 mm,
4,2 mm o 5,5 mm) permite el empleo de diferentes accesorios
(canastillas, litotritores, rayos láser, colangioscopios, etc.). Un
requisito fundamental es la posibilidad de desinfección del
endoscopio mediante la inmersión en glutaraldehído o la in-
troducción en máquinas lavadoras.
Accesorios. Se debe disponer de una variedad de acceso-
rios individualizados y estériles. Los más empleados son;
Papilótomo o esfinterótomo. Consiste en una cánula con
un alambre expuesto que puede ser tensado formando un arco.
Conectado a una unidad electroquirúrgica actúa como un
electrobisturí y puede seccionar la papila.
Canastillas, sondas balón y catéteres de drenaje. Las ca-
nastillas son cánulas con un mecanismo propulsivo-retráctil
Fig. 38-44. Hepáticoyeyunoanastomosis con anclaje subcutáneo del asa que expone alambres dispuestos en canasta para atrapar cálcu-
yeyunal. los. Las sondas balón presentan en su extremo distal balones

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592 SECCIÓN VI. ABDOMEN

inflables; colocadas en la vía biliar permiten el arrastre de los


cálculos. Los catéteres de drenaje (nasobiliar o prótesis) son
cánulas de diferente longitud, forma y diámetro. Se requieren
cuando se debe lograr o mantener un drenaje biliar en las
colangitis o cuando no se puede completar la extracción litiásica
(fig. 38-45).
Litotritores. Los procedimientos de litotricia permiten la
fragmentación de los cálculos, que posteriormente se extraen
por vía endoscópica. Se emplean para los cálculos grandes (>
1.5 cm), proximales a una estenosis de la vía biliar, o para
cálculos intrahepáticos. De acuerdo con la fuente de energía
empleada para lograr la litotricia, ésta puede ser: 1) mecánica;
2) por ondas de choque, extracorpórea; 3) electrohidráulica;
4) láser. La más empleada es la mecánica.
Preparación del paciente. El paciente debe guardar un
ayuno de 6 horas o más y tener indicadores de hemostasia acep-
tables. En enfermos con antecedentes cardiopulmonares o con
sepsis graves, la administración de oxígeno y el control me-
diante oximetría de pulso son aconsejables. La profilaxis con
antibióticos es sugerida en los pacientes con obstrucción biliar
y obligada en aquellos en que no se ha podido lograr una eva-
cuación litiásica total. La piperacilina, la mezlocilina, la
ciprofloxacina o la cefotaxima asociadas a metronidazoí son
las alternativas preferidas en el momento actual.
Procedimiento. Inicialmente se efectuará una colangiopan-
creatografía retrógrada (ERCP) mediante gastroduodenoscopia,
Fig. 38-46. Colangiografía retrógrada en una litiasis coledociana. La ca-
individualización y canulación de la papila y opacificación del
nastilla extrae el cálculo después de la papilotomía.
árbol biliar por inyección de contraste. En la colangiografía se
analizan el diámetro de la vía biliar y el número, localización,
forma y diámetro de los cálculos coledocianos, y de esta ma-
nera, la factibilidad de la EPE. Elegido el papilótomo adecua- La esfinteroplastia, término para designar la dilatación
do, se lo introduce en la papila y selectivamente en la vía biliar papilar con sondas balón, permite el acceso a la vía biliar sin
(evitando el conducto pancreático). Se extrae parcialmente el seccionar la papila. Es un procedimiento novedoso, indicado
papilótomo, se lo tensa y se pasa por él corriente diatérmica preferentemente para la extracción posterior de cálculos de
para lograr la sección de la papila y con ello el acceso a la vía pequeño diámetro.
biliar, a fin de introducir canastillas, sondas balón, etc., para El precorte y la infundibulotomía son técnicas de acceso a
los diferentes procedimientos de extracción o drenaje (fig. 38- la vía biliar asociadas con mayor morbimortalidad y reserva-
46). Debe intentarse la extracción completa de todos los cál- das a los expertos en cirugía endoscópica.
culos para evitar el riesgo de impactación litiásica y de Complicaciones. Pueden estar relacionadas con el proce-
colangitis. Si no se puede lograr la evacuación litiásica com- dimiento en sí o con enfermedades subyacentes. En general,
pleta o el drenaje biliar es inadecuado (expresado por el con- cerca del 10 % de los pacientes sometidos al tratamiento
traste inyectado), debe colocarse una prótesis o un drenaje endoscópico pueden desarrollar algún tipo de complicación,
nasobiliar, que evitarán complicaciones sépticas y permitirán con una mortalidad promedio del 1 %. La edad de los pacien-
realizar procedimientos alternativos ulteriores (completar la tes, sus enfermedades asociadas, el cuadro de base, la expe-
extracción, litotricia, tratamientos disolventes, cirugía). riencia del endoscopista y las condiciones anatómicas modifi-
cadas son todos factores de importancia.
Las complicaciones mayores inmediatas pueden ser:
1. Hemorragia. Es la complicación más frecuente y puede
suceder en el 2,5 a 4 % de los casos en forma inmediata o
tardía. Está relacionada con el tamaño de la incisión de la
papilotomía. Habitualmente cede en forma espontánea o me-
diante el tratamiento endoscópico. De persistir, debe conside-
rarse la embolización por angiografía selectiva o la cirugía de
urgencia, que se requiere en el 0,4 % de los casos; por esta
complicación puede fallecer el 0,2 % de los pacientes.
2. Pancreatitis. Puede suceder luego de la ERCP o de la
papilotomía, con una incidencia del 1 a 4 % de los casos. Se
presenta con dolor abdominal e hiperamilasemia y requiere
internación o prolongación de ésta. Se debe diferenciar del
aumento aislado de la amilasa, que puede observarse en el 75 %
de los casos y no tiene repercusión clínica. La mayoría de las
Fig. 38-45. Accesorios empleados en la pancreatocolangiografía pancreatitis son leves y pasibles de tratamiento médico, pero
endoscópica retrógrada. I, cánula de opacificación; 2, papilótomo; 3, ca- también pueden complicarse con seudoquistes, abscesos, he-
nastilla de extracción; 4. balón de extracción. morragia y muerte. Sus causas estarían vinculadas con la

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38. VÍAS BILIARES 593

sobreinyección ductal, el traumatismo de la ampolla, la canu- mentado el interés por la remoción de cálculos sin papilotomía
lación pancreática repetida y la lesión térmica. La esfintero- mediante la esfinteroplastia.
plastia se asocia en el 0 a 11 % de los casos con pancreatitis. El mejor conocimiento de la técnica junto con el desarro-
3. Perforación. El riesgo de perforación es menor del 1 % llo del instrumental endoscópico y de los accesorios requeri-
de las papilotomías. Habitualmente es retroperitoneal, leve e dos han sido fundamentales para mejorar los resultados ini-
inadvertida en el momento del estudio. Es más frecuente en el ciales y disminuir las complicaciones asociadas a los procedi-
caso de papilas pequeñas, papilotomías amplias o después de mientos. Actualmente, con la técnica descrita se pueden tratar
la extracción de grandes cálculos sin litotricia previa. El trata- con éxito el 90 % de las litiasis coledocianas, elevándose esta
miento es inicialmente médico, con antibioticoterapia, nutri- cifra al 96 % con la litotricia mecánica. Las dificultades ana-
ción parenteral y aspiración duodenal, modalidad válida sólo tómicas y los cálculos grandes impactados plantean el empleo
si se ha logrado un drenaje biliar adecuado. El control conjun- de procedimientos endoscópicos complementarios, verdade-
to con el cirujano y la evaluación de la complicación con ras alternativas terapéuticas interesantes de la cirugía.
tomografía computada son esenciales.
4. Colangitis. Se relaciona habitualmente con una evacua-
ción litiásica incompleta pospapilotomía asociada a un mal BIBLIOGRAFÍA
drenaje biliar. Esta alteración del escurrimiento biliar provoca
la diseminación bacteriana de gérmenes del paciente en una Bin Moeller KF, Soehendra N, Ligoury C: The common bile duct
vía biliar ocupada u obstruida, posterior a la instrumentación. stone. Time to leave it to the laparoscopic surgeon? Endoscopy
26:315, 1994.
Otra causa puede atribuirse a la desinfección inadecuada del Chung SCS, Leung JWC, Leong HT, Li AKC: Mechanical lithotripsy
instrumental endoscópico y los accesorios. Se puede manifes- of large common bile duct stones using a basket. Br J Surg
tar como un cuadro febril aislado o asociarse a dolor en el 78:1448-1450, 1991.
hipocondrio derecho, alteración de pruebas funcionales hepá- Cotton PB: Endoscopio management of bile duct stones. Gut 25:587-
ticas o alteraciones del estado mental. Los episodios pueden 597, 1984.
ser leves o graves con shock péptico y muerte. Cotton PB, Lehman G, Vennes J, et al: Endoscopic sphincterotomy
La incidencia es de 1 a 3 % pospapilotomía o ERCP. El complications and their management: an attempt at consensus.
riesgo disminuye o se evita colocando un drenaje nasobiliar o Gastrointest Endose 37:383, 1991.
Esber EJ, Sherman S: The interface of endoscopic retrograde
una prótesis en las situaciones descritas de evacuación incom-
cholangiopancreatography and laparoscopic cholecystectomy.
pleta o déficit de drenaje. Si bien la profilaxis antibiótica debe Gastrointest Endose Clin N Am, Vol 6, N° 1:57-80, 1996.
efectuarse previamente a los procedimientos terapéuticos, los Fan ST, Lai ECS, Mok FPT, Lo CM, Zheng SS, Wong J: Early
antibióticos tienen poca penetración en conductos obstruidos, treatment of acute biliary pancreatitis by endoscopic papillotomy.
y en realidad el drenaje de los conductos es lo más importante N Engl J Med 328:228-232, 1993.
para la prevención y tratamiento de las complicaciones infec- Lee JG, Leung JW: Endoscopic management of difficult common
ciosas. bile duct stones. Gastrointest Endose Clin N Am, Vol 6, N° 1:43-
Las colecistitis en pacientes con vesícula in situ son infre- 55, 1996.
cuentes (1 %). Es difícil el diagnóstico diferencial con las Macmathuna P, White P, Clarke E, Merriman R, et al: Endoscopic
colangitis. balloon sphincteroplasty (papillary dilation) for bile duct stones:
efficacy, safety and follow-up in 100 patients. Gastrointest Endose
El manejo de la sepsis depende del drenaje endoscópico, 42:468, 1995.
percutáneo o quirúrgico y de la identificación correcta de los Neoptolemos JP, Carr-Locke DL, London NJ, Bailey LA. James D,
gérmenes y su sensibilidad a los antibióticos adecuados. Fossard DP: Controlled trial of urgent endoscopic retrograde
Las complicaciones alejadas de la papilotomía son la cholangiopancreatography and endoscopic sphincterotomy versus
litiasis recurrente, la estenosis de la papilotomía, las colangitis, conservative treatment for acute pancreatitis due to gallstones.
las colecistitis agudas y el dolor biliar recurrente. Lancet 2:979-983. 1988.
Litiasis y prótesis permanentes. Los pacientes con litiasis Neuhaus H: Treatment of bile duct stones. En Tytgat GN, Classen M
coledociana "inextirpable" por su gran tamaño, por su riesgo (eds): The Practice of Therapeutic Endoscopy. pp 121-143.
quirúrgico elevado, por enfermedades asociadas o cuadros sép- Churchill Livingstone, N. York, 1994.
Peters R, Macmathuna P, Lombard M. et al: Management of common
ticos graves iniciales pueden ser tratados en forma efectiva bile duct stones with a biliary endoürosthesis. Report on 40 ca-
mediante la colocación de prótesis por vía endoscópica. Estas ses. Gut 33:1412, 1992.
previenen la impactación y la colangitis. Se han publicado se- Shields SJ, Carr-Locke D: Sphincterotomy, techniques and risks.
ries con permanencia de prótesis a 13 y 16 meses con resulta- Gastrointest Endose Clin N Am. Vol 6, N° 1:17-42, 1996.
dos excelentes. En ocasiones hacen posible encarar un trata- Strassberg SM, SoperNJ: Management of choledocholithiasis in the
miento definitivo ulterior (endoscópico o quirúrgico). La aso- Saparoscopic era. Gastroenterology 109:320, 1995.
ciación con ácido ursodesoxicólico permitiría disminuir el ta- Venu RP, Geenen JE: Overview of endoscopic sphincterotomy for
maño de los cálculos y facilitaría su posterior extracción por common bile duct stone. Gastrointest Endose Clin N Am, Vol 1,
vía endoscópica. La tendencia actual es emplear prótesis per- N° 1:3-25, 1991.
manentes sólo en aquellos pacientes en los cuales el tratamiento
electivo quirúrgico o endoscópico está contraindicado y en
aquellos con corta expectativa de vida (menor de 2 años). LITIASIS RESIDUAL DE LA VIA BILIAR.
Conclusiones. Las terapéuticas descritas, verdaderas in- TRATAMIENTO PERCUTÁNEO
novaciones en un tema puramente quirúrgico, no son procedi-
mientos técnicamente simples ni inocuos. Su realización en Mariano E. Giménez
personas jóvenes y sanas es controvertida por las consecuen-
cias alejadas de la papilotomía (estenosis de la esfinterotomía, La litiasis residual de la vía biliar es la que se detecta des-
nuevas litiasis y colangitis no obstructivas), por lo cual ha au- pués de la colecistectomía por cálculos vesiculares con expío-

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594 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Mazzariello (1974) y H. Joachim Burhenne (1980). Si el tubo


en T no está presente los cálculos se extraerán a través de un
acceso endoscópico o, en casos seleccionados, por una vía
transhepática.
El procedimiento se realiza cuatro semanas después de la
cirugía, para permitir un trayecto fistuloso revestido de tejido
fibroso. En ese momento se extrae el tubo en T y se utiliza el
trayecto fistuloso para lograr acceso hasta los conductos bilia-
res. Se realiza bajo control radiológico y en forma ambulatoria.
El éxito del procedimiento es del 95 %, con un bajo porcenta-
je de complicaciones.
Técnica. La ansiedad y el dolor se alivian parcialmente
con la administración endovenosa de benzodiazepinas y
analgésicos. Algunos intervencionistas agregan una dosis de
antibióticos en forma profiláctica.
Se realiza una colangiografía inicial para evaluar el núme-
ro, tamaño y posición de los cálculos biliares, teniendo espe-
cial cuidado de no introducir burbujas de aire en el árbol biliar
Fig. 38-47. Litiasis coledociana múltiple residual, en una colangiografía ya que simularían litiasis en el estudio. Es necesario llenar y
transfistular. observar la vía biliar principal y ambos hepáticos con sus ra-
mas, pero debe evitarse la sobredistensión del colédoco (fig.
38-50).
El procedimiento se lleva a cabo usualmente desde el lado
ración o no de la vía biliar (fig. 38-47). La frecuencia de cálcu- derecho del paciente. Se introduce un alambre guía a través
los retenidos en el árbol biliar, objetivable durante un estudio del tubo de Kehr, y se lo avanza hacia arriba o abajo dentro del
radiológico postoperatorio a través de la sonda en T (colangio- conducto biliar. Una vez introducido el alambre dentro de la
grafía trans-Kehr), es aproximadamente de un 5 %. vía biliar se procede a remover el tubo en T mediante una trac-
Al detectarse la litiasis residual, empleamos el algoritmo ción firme.
de la figura 38-48; la cirugía queda reservada para el fracaso Los cálculos pueden extraerse mediante pinzas de Mondet-
de los métodos, sus complicaciones y los casos de patologías Mazzariello o con la canastilla de Dormía (figs. 38-51 y 38-
asociadas. 52). En algunas oportunidades puede ser útil el empleo de un
En el tratamiento de la litiasis residual del colédoco, si el balón tipo Fogarty para acercar un cálculo al trayecto y tomar-
paciente no tiene tubo de Kehr, la vía endoscópica es de elec- lo luego con la pinza.
ción, y se halla indicada la vía percutánea transhepática cuan- Es prudente, después de la extracción de los cálculos, dada
do el tratamiento anteriormente mencionado no resulte efecti- la posible presencia de aire y de pequeños coágulos de sangre,
vo, no pueda realizarse o esté contraindicado (fig. 38-49). la colocación de un catéter dentro de la vía biliar por 4 a 7
Extracción de los cálculos a través del trayecto del tubo días, para realizar un estudio final (fig. 38-53).
en T (extracción transfistular, extracción incruenta). La ex- La cesta de Dormia, creada para cálculos ureterales, fue
tracción percutánea se difundió por los trabajos de Rodolfo utilizada por primera vez para la extracción de cálculos biliares
en 1969 por Lagrave. Los cálculos de hasta 10 mm pueden
extraerse por el trayecto fistuloso; los más grandes requerirán
ser fragmentados para su remoción.
Los cálculos parcialmente impactados en el colédoco distal
plantean un problema algo más difícil. Se pasa la cesta por su
lado hasta llegar al duodeno antes de abrirla, llevando el cál-
culo hasta la vía biliar media, donde puede ser extraído con la
canastilla o con la ayuda de pinzas.

Fig. 38-48. Litiasis residual del colédoco. Algoritmo diagnóstico. Fig. 38-49. Litiasis residual del colédoco. Algoritmo de tratamiento.

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38. VÍAS BILIARES 595

Fig. 38-52. Extracción de resto de barro biliar con pinza de Mondet-


Mazzariello. Se trata del mismo paciente de la figura 38-51.
Fig. 38-50. Litiasis residual del colédoco. Colangiografía a través del tubo
de Kehr.

Fig. 38-51. Cálculo atrapado por la canastilla de Dormia.

Fig. 38-53. Colangiografía transfistular normal, en el mismo paciente de


las figuras 38-51 y 38-52.

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596 SECCIÓN VI. ABDOMEN

La videocoledocoscopia transfistular permite en casos com- nadas; por ello estos pacientes deben ser evaluados y tratados
plejos ubicar y retirar cálculos intracanaliculares y hace posi- por un equipo de cirujanos, intervencionistas y endoscopistas
ble también el uso de la litotricia intracorpórea (fig. 38-54). biliares.
La utilización de monooctanoína o Capmul 8210 (70 % de 1. Litiasis residual sin trayecto fistuloso y gastrectomía.
monooctanoína y 30 % de monoglicéridos y diglicéridos de En estos casos la introducción de un alambre transhepático en
ácidos grasos de cadenas medianas) se encuentra, al igual que la vía biliar es una medida que se debe tener en cuenta. El
el MTBE (metilterbutiléter), reservada para casos selecciona- alambre atraviesa la papila y es avanzado por el asa aferente
dos, debido a la complejidad del método y a sus eventuales de la gastrectomía hasta la anastomosis gastroyeyunal. En ese
complicaciones. La monooctanoína debe administrarse por más lugar, el endoscopista lo toma con una pinza de cuerpo extra-
de una semana y se asocia con diarrea, vómitos y resultados fio y, tirándolo en forma percutánea bajo visión endoscópica y
satisfactorios sólo en el 48 % de los casos. El MTBE es un radiológica, se arrastra el endoscopio hasta enfrentarlo a la
derivado alifático del éter, no volátil a temperatura corporal, papila para realizar la papilotomía y exéresis endoscópica de
con punto de ebullición a 52,2°C. La capacidad para disolver la litiasis.
el colesterol es de aproximadamente 14,4 g/dl, comparada con 2. Cálculos atascados. En los raros casos en que no se
13,6 g/dl de la monooctanoína. El MTBE se diferencia del puede retirar por vía endoscópica un cálculo porque se en-
dietiléter (anestésico), además de su punto de ebullición (52,2/ cuentra atascado y no es posible enlazarlo con la canastilla de
35°C), por su mayor estabilidad, debido a que es menos pro- Dormia, puede realizarse un procedimiento combinado en el
penso a formar peróxido. cual, con un drenaje percutáneo transhepático, se descomprime
Los estudios in vitro con MTBE demostraron que esta droga la vía biliar por encima del cálculo para permitir su desobs-
disuelve los cálculos de colesterol en 60 a 100 minutos. Poste- trucción y la extracción endoscópica.
riormente fue instilado dentro de vesículas biliares de perros a Los procedimientos percutáneos y endoscópicos en el tra-
los que se les habían implantado quirúrgicamente cálculos de tamiento de la litiasis residual, sea por separado o empleados
colesterol humanos. Estos se disolvieron en 4 a 16 horas de en forma combinada, pueden resolver prácticamente todos los
tratamiento. En ese estudio, realizado en 1985, sólo se obser- casos; la cirugía se reserva para los eventuales fracasos o las
vó como complicación duodenitis leve en 2 perros y aumento complicaciones de los métodos.
de la fosfatasa alcalina en uno, por lo cual los autores propu-
sieron la posibilidad de su uso experimental en seres huma-
BIBLIOGRAFÍA
nos.
Este líquido es inyectado a temperatura corporal dentro de Burhenne J: Parantaneous extraction of retaired biliary tract stones.
la vesícula o la vía biliar, de acuerdo con la localización de la Am. J. Surg. 134:889-898, 1980.
litiasis. La disolución de los cálculos se produce al cabo de Burnett D, et al: Use of external shock wave lithotripsy and adjuvant
minutos a horas de tratamiento con ciclos de infusión y aspi- ursodial for treatment of radiolucent gallstone. A National
ración. El procedimiento no requiere de apoyo anestésico. Multicenter Trial. Dig Dis Sci 34:1011, 1989.
Extracción de cálculos coledocianos residuales a través Mazzariello R: A fourteen-year experience with nonoperative
del cístico (extracción transcística). Si bien su realización téc- instrument extraction of retained bile duct stones. World J. Surg.
2:447-455, 1978.
nica es posible, consideramos preferible en estos casos el tra- Ponsky JL: Alternative methods i n the management of bile duct stone.
tamiento endoscópico de la litiasis, reservando el apoyo Surg Clin NorthAm72:1099, 1992.
percutáneo al paso de un alambre por el cístico atravesando la Sarkman M, et al: Shock wave lithotripsy of gallbladder gallstone. N
papila en casos complejos y de difícil canulación endoscópica. EnglJMed 318:393, 1988.
Tratamiento combinado percutáneo/endoscópico. En Thistle JL, May GR, et al: Dissolution of cholesterol gallbladder stone
casos especiales es de elección el empleo de técnicas combi- by methyl ter-butyl ether administered by percutaneous
transhepatic catheter. N Engl J Med 320:630, 1989.

INFECCIONES DE LA VIA BILIAR


Pedro Fermina

Introducción. Existen pocos estudios de la bacteriología


de la bilis en la población normal. En uno de esos estudios,
Csendes (1975) no encontró gérmenes en el cultivo de la bilis
vesicular de pacientes sin patología biliopancreática. Una de
las explicaciones posibles es que el hígado actúa como un fil-
tro bacteriológico de la sangre portal y no excreta ningún
microorganismo en el sistema biliar. Sin embargo, el cultivo
de hígado de sujetos normales permite recuperar gérmenes
anaerobios intestinales en el 14 % de los casos (Edlmund, 1959).
Por otra parte, es sabido que distintas enfermedades biliares
cursan con gérmenes en la bilis (bactebilia), que pueden ser
responsables de algunas complicaciones graves (colangitis,
abscesos hepáticos, etc.). La incidencia de bactebilia en pa-
Fig. 38-54. Coledocoscopia transfistular. Se vence el ángulo con el cientes con enfermedad biliar varía de acuerdo con la enfer-
coledocoscopio y se extrae el cálculo. El mismo paciente de las figuras 38- .medad: en la litiasis vesicular es de aproximadamente 30% y
51, 38-52 y 38-53. alcanza una frecuencia cercana al 100 % en las obstrucciones

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38. VÍAS BILIARES 597

biliares de origen litiásico (tabla 38-8); en la litiasis coledociana Es más frecuente en la mujer y en la edad media de la vida.
la incidencia es mayor que la observada en la litiasis vesicular, Etiopatogenia y fisiopatología. Si bien el mecanismo res-
y en la litiasis intrahepática puede llegar al 100 %. En estos ponsable del desarrollo de una colecistitis aguda no ha sido
pacientes la bactebilia puede tener un papel etiológico, ya que totalmente aclarado, existen varios factores que desempeñan
Escherichia coli, Bacteroides y Clostridium, por producción un papel importante.
de betaglucuronidasa y formación de bilirrubina no conjuga- Obstrucción del cístico. En el 95 % de los casos la
da que se combina con el calcio, pueden contribuir a la forma- colecistitis está asociada a una obstrucción del cístico por
ción de cálculos calcicos de pigmentos biliares. litiasis. El mecanismo sería la impactación de un cálculo en el
Los gérmenes más comunes son enterobacterias, con pre- mismo cístico o en la bolsa de Hartmann con compresión se-
dominio de bacilos coliformes (Escherichia coli), estreptococos cundaria del conducto. La obstrucción modifica la capacidad
fecales y Klebsiella, y con menor incidencia, estreptococos, de membrana de la mucosa vesicular, y se ha observado expe-
estafilococos y anaerobios como Clostridiutn (tabla 38-9). rimentalmente que la capacidad absortiva se reduce después
La incidencia de anaerobios, relatada como rara hasta la de las 12 horas de la ligadura del cístico y aumenta la secreción
mucosa. En las colecistitis sin obstrucción del cístico, un me-
canismo es la estasis biliar (como se observa al cabo de varios
Tabla 38-8. Incidencia de bactebilia en la litiasis vesicular días de ayuno) con aumento de la saturación y espesamiento
biliar (barro biliar). La obstrucción del cístico podría ser se-
Autor/Centro quirúrgico % Bactebilia Año cundaria a esas alteraciones. De cualquier manera es evidente
que otros factores deben intervenir en su génesis, ya que la
Csendes (Santiago de Chile) 30 1975 obstrucción exclusiva del cístico no siempre da lugar a una
Keighley (Birmingham) 42 1977
colecistitis aguda.
Ferraina (Buenos Aires) 25 1983
Glenn (Columbus) 21 1985 Ácidos biliares. Han sido señalados como iniciadores del
proceso inflamatorio. Es conocida la acción deletérea sobre la
membrana que posee el taurodesoxicolato a través de la pro-
Tabla 38-9. Bacteriología intraoperatoria de la bilis * ducción de enzimas intracelulares. Por otra parte, la lecitina
tendría un papel importante en el bloqueo de esta acción me-
Tipo de germen Frecuencia del germen (%) diante la formación de micelas con los ácidos biliares. En los
pacientes con litiasis existe mayor cantidad de desoxicolato y
Sin obstrucción Con obstrucción menor concentración de lecitina, de manera que está aumenta-
biliar biliar do el índice isolecitina/lecitina. Lo mismo ocurre en ¡as
Escherichia coli 38,3 45,5 colecistitis alitiásicas por la acción de la fosfolipasa A. La li-
Streptococcus faecalis 10,1 16,2 beración de isolecitina después de la impactación de un cálcu-
Klebsiella pneumoniae 7.5 13,5 lo acentúa esta situación en las colecistitis agudas.
Proteus morgagni 2,7 Prostaglandinas. Podrían desempeñar cierto papel, ya que
Clostridium perfringens 23,4 8,1 su acción (fundamentalmente la PGE1) sobre la absorción y
Bacteroides fragilis 4,8 2,7 secreción es evidente. Experimentalmente, la indometacina
Peptostreptococcus 2,7 2,7 (inhibidor de la síntesis de PGE1) reduce la inflamación en la
colecistitis experimental, y en el ser humano se comprobó dis-
* Hospital de Clínicas, Buenos Aires, 1982. minución de la distensión y del dolor.
Bacterias. Casi el 50 % de los pacientes con colecistitis
mitad de la década del 70, se modificó debido al desarrollo de aguda tienen cultivos de bilis positivos, con predominio de
medios de cultivo adecuados. En 1977, England y Rosenblatt bacterias gramnegativas de origen intestinal. Este índice de
observaron en 371 pacientes en los que el 60 % presentó colonización es bajo en las primeras 48 horas y luego se
bactebilia que 41 % tenían anaerobios. incrementa hasta el 5o a 1° día. Si bien es obvio el papel de la
El significado clínico de la presencia de bacterias anaero- infección en la morbilidad de las colecistitis (abscesos, perfo-
bias en la bilis aún no está totalmente aclarado, pero se la aso- ración y septicemia), es menos conocido su papel en el inicio,
cia con obstrucción de la vía biliar y con las anastomosis excepto en casos de colecistitis alitiásicas por infección pri-
biliodigestivas. La posibilidad de complicaciones en el posope- maria (Salmonella typhi, Escherichia coli o Clostridium).
ratorio de pacientes con estos gérmenes es más frecuente, en Isquemia. Debido a la necrosis isquémica, se postuló que
especial las infecciones de la herida operatoria. la compresión de la arteria cística podría ser la consecuencia
de los tejidos inflamados. Sin embargo, estudios arteriográficos
descartaron esta hipótesis y demostraron, por el contrario,
Colecistitis aguda hipervascularización. Tampoco se pudieron obtener colecistitis
isquémicas experimentalmente por ligadura de la arteria cística.
Definición y epidemiología. La colecistitis aguda consis- La isquemia de la pared estaría más relacionada con la
te en la inflamación de la pared de la vesícula biliar asociada distensión vesicular que disminuye el flujo sanguíneo (al au-
con un cuadro clínico caracterizado por dolor abdominal, mentar la presión endovesicular a 55 cm H 2 0 el flujo dismi-
hipersensibilidad a la palpación en el cuadrante superior dere- nuye un 25 %). La mucosa es más sensible a esta disminución
cho del abdomen, fiebre y leucocitosis. Es una de las urgen- del flujo especialmente en el fondo vesicular, debido a su ma-
cias abdominales más comunes y se presenta en el 10 a 20 % yor diámetro, según la ley de Laplace.
de los pacientes con litiasis sintomática. En un trabajo de Kune Algunas enfermedades como la diabetes, con lesiones de
y Burks sobre 240 casos quirúrgicos de colecistitis aguda, ha- los pequeños vasos, predisponen a las alteraciones isquémicas.
llaron cálculos como causa en el 98 %, obstrucción maligna En síntesis, la fisiopatología de las colecistitis agudas no
en el 1 % y la misma frecuencia para la colecistitis alitiásica. está totalmente aclarada y sería multifactorial (fig. 38-55).

ERRNVPHGLFRVRUJ
598 SECCIÓN VI. ABDOMEN

signos de irritación peritoneal. Esta depende de la proximidad


de la vesícula al peritoneo parietal, y en pacientes con colecis-
titis crónica litiásica, la vesícula puede estar "encastillada" en
el parénquima hepático alejado del peritoneo parietal.
Al dolor se asocian fiebre (los escalofríos pueden prece-
der a la hipertermia), vómitos y en algunas oportunidades íleo
reflejo que obliga a diagnósticos diferenciales. En el 10 % de
los casos hay ictericia.
Laboratorio. En el 75% de los pacientes la leucocitosis es
mayor de 10.000/ml. El aumento de la bilirrubina se observa
en el 25 % de los casos y no siempre implica la presencia de
litiasis coledociana, cuya incidencia asociada a la colecistitis
aguda es cercana al 10 %. Excepcionalmente la ictericia se
debe a la compresión de la vía biliar por un cálculo impactado
en la bolsa de Hartmann, por edema o compresión externa
(síndrome de Mirizzi tipo I). En el 40 % de los pacientes pue-
Fig. 38-55. Fisiopatología de la colecistitis aguda.
de existir ligero aumento de las transaminasas y en el 15 % la
fosfatasa alcalina está elevada, aun con ausencia de cálculos
Anatomía patológica. Macroscópicamente la vesícula en la vía biliar principal.
suele estar dilatada, con engrosamiento parietal por edema y Con respecto al aumento de las amilasas séricas durante la
congestión, y su contenido varía desde bilis turbia hasta colecistitis aguda, si bien puede existir la concomitancia de
achocolatada o francamente purulenta, según el tiempo de evo- una pancreatitis (en el 1 %), esta elevación no siempre traduce
lución y los gérmenes responsables. La superficie mucosa apa- compromiso pancreático.
rece congestiva, ulcerada, hemorrágica o necrótica, de acuer- Diagnóstico por imágenes. Por la cantidad de calcio en
do con el estadio evolutivo, configurando distintas formas los cálculos una radiografía simple puede detectarlos en el
anatomopatológicas denominadas catarrales, flemonosas, 20 % de las colecistitis, aunque deben diferenciarse de la litiasis
supuradas, empiematosas e hidrópicas. renal. La radiología directa sólo es útil para diagnósticos dife-
En ocasiones se observa necrosis (especialmente del fon- renciales (úlcera perforada, pancreatitis aguda) y puede de-
do) y perforación. Esta situación es más frecuente en las mostrar en algunas oportunidades un íleo que acompaña a la
colecistitis alitiásicas de diabéticos y en las de los pacientes colecistitis.
críticos. Cuando se produce el desprendimiento de la mucosa La ecografía es el método de elección y no tiene contrain-
en forma de molde necrótico la colecistitis se llama disecante dicaciones. Además de mostrar la litiasis, puede buscarse me-
o exfoliatriz. diante la ubicación ecográfica de la vesícula un signo de
Histológicamente existe infiltrado polimorfonuclear y he- Murphy más preciso.
morragia o microabscesos intraparietales, en ocasiones con Los signos ecográficos característicos son el aumento de
trombosis vascular y depósitos de fibrina. En el 95 % de los espesor de la pared vesicular y una ecotransparencia rodeán-
casos, junto a estas alteraciones agudas se observan las lesio- dola, descrita por Marchal en 1979 como una banda sonolúcida
nes típicas de la colecistitis crónica (metaplasia mucosa, (anecoica) producida por el edema subseroso. En algunas oca-
infiltración por linfocitos, etc.). siones está limitada a un sector de la pared y desaparece con la
En casos de evolución favorable, en cuatro semanas sue- regresión de los síntomas clínicos. Pero si bien es un signo
len desaparecer las alteraciones de la inflamación aguda y per- habitual, no es patognomónico ya que otras situaciones con
sisten lesiones residuales durante varios meses. obstrucción venosa o linfática pueden generar este
Diagnóstico. Presentación clínica. El cuadro clínico pue- engrasamiento parietal y edema (hepatopatías agudas y cróni-
de ser la primera manifestación de enfermedad biliar (25 % de cas, insuficiencia cardíaca, insuficiencia renal, hipertensión
las veces) u ocurrir en enfermos con antecedentes de dispepsia portal, hipoaibuminemia y ascitis) (figs. 38-56 y 38-57). La
o de cólicos biliares. El dolor en la zona vesicular, con irra- presencia de gas intramural es sugestivo de colecistitis enfise-
diación hacia el dorso o el hombro derecho, no difiere del do- matosa.
lor del cólico vesicular y constituye un dolor visceral resul- La sensibilidad y especificidad de este método es superior
tante de la distensión de la vesícula. Otras veces suele mani- al 90 %, pero es mucho menor en las colecistitis alitiásicas, en
festarse como epigastralgia. Cuando el proceso inflamatorio las que la pared engrosada es el signo más característico, jun-
progresa e invade la superficie peritoneal, el dolor es más in- to con el aumento del diámetro transversal mayor de 4,5 cm.
tenso y se agrega defensa o contractura. La presencia-de barro biliar es otra característica observada en
Al examen físico se comprueba exacerbación del dolor estas colecistitis (fig. 38-58).
durante la palpación subcostal que detiene la inspiración (sig- La existencia de colecciones líquidas por fuera de la vesí-
no de Murphy), o ante la percusión del hipocondrio derecho o cula o en los espacios perihepáticos tiene mucho valor si se
de la fosa lumbar homolateral. En un tercio de los pacientes descarta ascitis o pancreatitis aguda (fig. 38-59). El hallazgo
puede palparse la vesícula distendida. A menudo, la hiperestesia de membranas intravesiculares o irregularidades de la pared
y la rigidez muscular impiden una palpación profunda, pero de la vesícula puede indicar una forma necrótica con despren-
es frecuente la percepción táctil de una zona de tumoración dimiento de la mucosa vesicular.
indefinida. En resumen, los signos ecográficos de colecistitis aguda
Los hallazgos físicos son variables, y en los enfermos año- son: 1) aumento del grosor parietal (mayor de 3 mm); 2) halo
sos es frecuente la atenuación de la repercusión local que oculta parietal; 3) diámetro transverso máximo mayor de 4,5 cm; 4)
formas evolutivas graves con perforación vesicular. Otra for- presencia de colecciones líquidas paravesiculares.
ma de presentación es con dolor intenso en el epigastrio sin La tomografía computada tiene un valor muy limitado. Los

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38 VÍAS BILIARES
599

Fig. 38-57. Colecistitis aguda. En la


ecografía se observa: i, la vesícula
biliar; 2. cálculos; 3, sombra acústi-
ca; 4, pared engrosada con edema.

Fig. 38-56. Colecistitis aguda. 1. vesícula biliar; 2, cálculo; 3, sombra acús-


tica; 4, pared engrosada.

Fig. 38-58. Colecistitis


aguda alitiási ca. En 1 as eco-
grafías se aprecia: 1, vesí-
cula biliar: 2, pared vesicu-
lar y barro biliar.

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600 SECCIÓN VI. ABDOMEN

y eventualmente el estudio ecográfico son suficientes para este


diagnóstico.
4. Hepatitis alcohólica. Es muy similar en cuanto al dolor,
la fiebre y la leucocitosis. El antecedente de ingesta alcohóli-
ca es fundamental.
5. Otros cuadros. Pueden simular una colecistitis aguda
los quistes hidatídicos complicados, los abscesos hepáticos o
los tumores de hígado complicados (necrosis, hemorragia). En
todos ellos la ultrasonografía ayuda al diagnóstico correcto.
La apendicitis aguda y la oclusión del intestino delgado deben
ser consideradas en el diagnóstico diferencial. De las enfer-
medades médicas, el infarto de miocardio y la neumonía basal
derecha pueden simular una colecistitis aguda.
Por último debe tenerse presente que algunas colecistitis
agudas son la manifestación de un cáncer de vesícula con obs-
trucción tumoral del cístico.
Complicaciones. Las más importantes son el empiema
vesicular y la perforación.
El empiema agudo es una forma anatomopatológica de la
colecistitis (supurativa) en que la presencia de pus en el conte-
nido vesicular es la característica más importante. Se observa
sobre todo en los diabéticos y puede cursar con signos de sepsis
generalizada (hipotensión, shock, deterioro del sensorio), lo
cual hace más urgente su solución quirúrgica. En ocasiones el
empiema es crónico como consecuencia de la evolución de
una colecistitis aguda.
La perforación vesicular temprana origina un cuadro
Fig. 38-59. Colecciones líquidas paravesiculares en colecistitis agudas. I, peritoneal muy grave, ya que se produce en la cavidad libre.
absceso; 2, vesícula biliar; i, barro biliar. En general es consecuencia de isquemia y necrosis de la pa-
red, y la infección es un acelerador de este proceso. También
puede perforarse en otra viscera hueca (duodeno, estómago,
signos suelen ser el aumento del grosor parietal (con contraste colon) u originar una colección subhepática. Las perforacio-
endovenoso) y la distensión vesicular. Su importancia radica nes tardías originan abscesos pericolecistíticos que pueden
en los casos de duda diagnóstica o en la ubicación de colec- identificarse por medio de la ecografía.
ciones paravesiculares. La perforación de la vesícula es una de las complicaciones
La colangiografía radioisotópica (HIDA) mediante inocu- más graves de la colecistitis. En 1984 Niemeir agrupó a las
lación de derivados del ácido iminodiacético marcados con perforaciones de la vesícula en tres categorías:
99m
Tc permite, por su excreción a través de la bilis, diagnosti- Tipo I: perforación en cavidad libre.
car la obstrucción del cístico, que está presente en todas las Tipo II: perforación subaguda en que las adherencias pre-
colecistitis agudas. La sensibilidad y especificidad son supe- vias localizan el absceso.
riores al 95 %, pero existen falsos positivos en el ayuno pro- Tipo III: perforación crónica con producción de una fístula
longado o en las pancreatitis agudas, así como en las colecistitis entre la vesícula y otro órgano.
crónicas con obstrucción del cístico. En las colecistitis alitiási- La forma más frecuente es la perforación de tipo II (50 %),
cas su valor es menor. Se considera positivo para colecistitis fundamentalmente en el lecho hepático. En el 65 % las perfo-
cuando no se consigue la imagen vesicular después de una raciones ocurren en mayores de 60 años. Son más frecuentes
hora de la inyección y hay radiactividad en el duodeno. Su en los diabéticos y en las colecistitis de los pacientes críticos
utilidad fundamental es para descartar una colecistitis aguda (20 % de estas colecistitis presentan perforaciones vesiculares).
cuando se observa el llenado vesicular que demuestra permea- También son más frecuentes en las alitiásicas. En las colecistitis
bilidad del conducto cístico (fig. 38-60). agudas por infección tifoidea la incidencia de perforación lle-
Diagnóstico diferencial. Se plantea con las siguientes en- ga al 50 %.
tidades: La fisiopatología estriba en el aumento de la secreción
1. Pancreatitis aguda. Si bien en la colecistitis puede ha- mucosa como consecuencia de la inflamación de la pared
ber elevación de las amilasas, en las pancreatitis los niveles vesicular, con elevación de la presión endoluminal. Esto lle-
son más altos. La ecografía es de gran valor, ya que pone de varía a ectasia linfática y venosa y luego a hipoflujo arterial
manifiesto los signos característicos de la colecistitis y aque- con infarto y rotura. No siempre hay correlación entre la pre-
llos propios de la pancreatitis. Excepcionalmente (1 %) puede sión endoluminal y la gangrena vesicular, ya que los aumen-
existir concomitancia de ambos cuadros. En caso de duda la tos manifiestos de la presión en vesículas hidrópicas sin infla-
tomografía computada revela con mayor exactitud el compro- mación raramente causan perforación. Se postula que la aso-
miso pancreático, aunque es muy raro que se requiera de este ciación de obstrucción del cístico y alteraciones de la vasculari-
método para el diagnóstico diferencial. zación por la colecistitis crónica pueden conducir a una necrosis
2. Ulcera perforada. Los antecedentes, las características con perforación. La infección sería la causa primaria sólo en
del dolor y la reacción peritoneal más difusa hacen pensar en casos como las colecistitis tifoideas. Por último, las sales
perforación, que se certifica cuando hay neumoperitoneo. biliares concentradas o la presencia de enzimas pancreáticas
3. Cólico renal. La irradiación del dolor, la puñopercusión dentro de la vesícula pueden contribuir a la perforación.

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38. VÍAS BILIARES 601

Fig. 38-60. Colangiografía radioisotópica con tecnecio 99 en una colecistitis aguda. A, estudio normal, con captación del radionúclido por la vesícula a los
30 minutos. B, falta de captación vesicular después de 120 minutos de la administración del radionúclido.

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602 SECCIÓN VI. ABDOMEN

La perforación en el lecho hepático produce un absceso En un estudio reciente, Norby demostró en 200 pacientes
que excepcionalmente tiene entidad propia. Por el contrario, distribuidos al azar que la mortalidad fue de 0 % en ambos
los abscesos paravesicularcs pueden romperse y provocar una grupos, y la morbilidad del 15 % en la cirugía diferida y de
peritonitis. 0 % en la temprana.
La perforación en cavidad libre con cístico obstruido da En definitiva, el tratamiento actual de la colecistitis aguda
lugar a peritonitis purulenta, y si es permeable determina una es la intervención quirúrgica en los primeros días, y corres-
peritonitis biliar. La presencia de bilis en la cavidad peritoneal ponde la cirugía de urgencia para aquellos casos en que se
tiene consecuencias locales y sistémicas. Las primeras son el sospecha alguna dejas complicaciones ya descritas. Solamen-
resultado del efecto de la bilis sobre la permeabilidad del te se deberá postergar la operación cuando existen contraindi-
peritoneo. Cuando se agrega infección bacteriana su pronósti- caciones generales para la cirugía. En estos casos, un monitoreo
co es más desfavorable. clínico de laboratorio y ecográfico para detectar las posibles
Tratamiento. El tratamiento inicial de la colecistitis debe complicaciones y la posibilidad de efectuar una colecistostomía
ser la hospitalización, la hidratación parenteral, la suspensión percutánea con anestesia local pueden resolver el problema
de la ingesta oral y la administración de analgésicos. La sonda (fig. 38-64)
nasogástrica es útil cuando hay vómitos o cuando el íleo es En los últimos años, el método laparoscópico permitió la
importante. colecistectomía aun en los cuadros de colecistitis aguda, con
La antibioticoterapia es de valor para tratar posibles com- buenos resultados cuando se lo emplea en los primeros días de
plicaciones infecciosas (empiema, perforación, abscesos) o iniciada aquélla, de lo contrario las dificultades técnicas sue-
para prevenir infecciones de la herida operatoria en los pa- len hacerlo riesgoso (fig. 38-61). De la misma manera que en
cientes que son intervenidos. El antibiótico más usado es la la colecistectomía convencional, los detalles más importantes
cefalosporina, pero en los diabéticos o cuando existe eviden- en los cuadros agudos son la toma de cultivo de la bilis vesicular
cia de perforación se puede asociar ampicilina, un aminoglu- y el empleo sistemático de la colangiografía operatoria que
cósido y eventualmente metronidazol. Algunas cefalosporinas pondrá de manifiesto una litiasis coledociana concomitante
de tercera generación, como la cefoperazona, estarían indica- (aproximadamente en el 10 %) y alertará sobre distorsiones
das cuando existe participación colangiolar. anatómicas del hilio vesicular que pueden condicionar lesio-
Establecido el tratamiento inicial, existen tres grupos de nes de la vía biliar.
pacientes de acuerdo con su forma de presentación y su evolu- Cuando las estructuras de la región hiliar no son fácilmen-
ción: te identificables o no se pueden separar de la vía biliar princi-
Grupo 1. Colecistitis agudas complicadas (perforación li- pal, es aconsejable efectuar resecciones parciales de la vesí-
bre o bloqueada), mal estado general, sepsis localizada o ge- cula. Esta técnica consiste en la apertura de la vesícula en su
neral. Constituyen el 7 a 10 % de las colecistitis, más frecuen- cara libre, la extracción de los cálculos y la resección de la
temente en pacientes añosos, diabéticos, críticos o con colecis- pared vesicular dejando el lecho adherido al hígado previa
titis alitiásicas. El tratamiento, después de las primeras medi- mucoclasia con electrobisturí. El bacinete vesicular se puede
das médicas, será la intervención quirúrgica de urgencia. suturar o se deja un catéter en el cístico por el que se hace una
Grupo 2. Está constituido por pacientes que, tratados colangiografía de control en el postoperatorio (fig. 38-62).
médicamente, no evolucionan bien considerando los signos
locales o la repercusión sistémica. Constituyen el 20 % y de-
ben ser tratados quirúrgicamente para evitar una perforacióp u
otra complicación séptica.
Grupo 3. La mayor parte de los tratados médicamente evo-
lucionan de manera favorable. Sin embargo, la posibilidad de
nuevos episodios en breve plazo hizo necesaria una revisión
de la conducta abstencionista. Estudios aleatorizados demos-
traron las ventajas de la cirugía en los primeros días, en con-
traposición con la intervención diferida a las 4 u 8 semanas.
La operación no es muy dificultosa durante los primeros días
y en algunas oportunidades el edema facilita la disección de la
vesícula. Por otra parte, esta conducta soluciona algunas
colecistitis con perforaciones no detectadas y corrige diagnós-
ticos erróneos. También es ventajosa la relación costo/benefi-
cio por disminución de la hospitalización. La única desventa-
ja sería la dificultad de un diagnóstico preciso en los primeros
días, pero la ecografía o la colangiografía radioisotópica dis-
minuyeron esta posibilidad.
En una serie controlada que compara cirugía temprana y
diferida (Van der Linden y Sunzel, 1973; McArthur, 1975;
Lahtinem, 1978; Jervinem, 1980) se comprobó lo siguiente:

Oportunidad de la N" Muertes Dificultad LVB*Hospitalización Fig. 38-61. Colecistectomía laparoscópica en una colecistitis aguda. A,
colecistectomía técnica (días) colecistitis aguda, con placa de necrobiosis (7). B, evacuación y toma de
cultivo, mediante punción del fondo vesicular (2). C, descompresión y
prensión del fondo vesicular (3). D, colocación de trocar accesorio; 4,
fórceps medial; 5, fórceps lateral; 6, trocar subxifoideo; 7, trocar accesorio
(lado izquierdo del abdomen).

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38. VÍAS BILIARES 603

Fig. 38-63. Colecistitis aguda gangrenosa. Imagen negativa en hipocondrio


derecho que corresponde a neumocolecisto.
Fig. 38-62. Drenaje transcístico poscolecistectomía laparoscópica, en una
colecistitis aguda.

Colecistitis aguda enfísematosa ticos es aiitiásica aproximadamente en el 50 % de los casos;


también puede presentarse en pacientes con patologías
Algunas infecciones anaeróbicas, especialmente por coexistentes (Salmonella o citomegalovirus en inmunodepri-
Clostridium, pueden presentarse, aunque raramente, en la vía midos). Constituye el 5 % de todas las colecistitis agudas y su
biliar. La frecuencia de gérmenes anaerobios en pacientes con frecuencia aumenta en los pacientes con traumatismos o
patología litiásica varía del 10 al 30 %, y es mayor cuando postoperatorios complicados.
existe obstrucción biliar. Otros factores predisponentes son Patogenia. Se ha señalado a la estasis biliar como un fac-
malnutrición, diabetes, alcoholismo e inmunosupresión. Estas tor preponderante y al aumento de la bilis litogénica. Aunque
infecciones pueden tener dos modos de presentación. Una es no está claro su mecanismo, la obstrucción orgánica del cístico
la septicemia por anaerobios consecutiva a las colangitis no sería el factor inicial, sino el espesamiento biliar. Los fac-
supuradas y la otra es la colecistitis enfisematosa. Esta última tores predisponentes son el ayuno prolongado, la inmovilidad
es una forma grave de colecistitis en la cual el deterioro gene- y la inestabilidad hemodinámica. Los mediadores específicos
ral es rápido. El 20 % son diabéticos y más frecuentemente involucrados en la lesión tisular son la alteración del factor
hombres (relación 3:1). Además de Clostridium, otros gérme- XII (Becker, 1980) y la liberación local de prostaglandinas en
nes productores de gas son los estreptococos anaerobios. la pared de la vesícula (Kominski, 1990). La infección de la
La radiología simple de abdomen pone de manifiesto la mucosa es más una consecuencia que una causa de la lesión
presencia de gas en la luz vesicular, la pared y/o el pericolecisto inicial.
(fig. 38-63). Estos casos deben ser tratados con antibióticos Diagnóstico. Si bien el cuadro clínico es similar al descri-
en altas dosis (penicilina y metronidazol), y la cirugía debe to para las colecistitis en general, el diagnóstico es más difícil
indicarse después de las medidas de resucitación. Sólo cuan- por la ausencia de cálculos en la ecografía y la posibilidad de
do no es posible la colecistectomía se efectuará una colecistos- un falso negativo en la colangiografía radioisotópica. La sen-
tomía. La mortalidad en estos cuadros es muy elevada. sibilidad de la ecografía es del 67 al 92 %, y su especificidad
supera el 90 % (Mirvis, 1986).
Las complicaciones necróticas son más frecuentes (50 %)
Colecistitis alitiásica y la isquemia es un factor decisivo.
Se ha sugerido que el mayor número de perforaciones se-
Definición. Es la inflamación aguda de la vesícula biliar ría la consecuencia de una pared muy adelgazada, que no re-
en ausencia de cálculos. También se la denomina colecistitis siste los fenómenos isquémicos, debido a la distensión. Ade-
necrotizante. más de su relación con los pacientes en condiciones críticas,
Se debe diferenciar entre la verdadera colecistitis aguda se las ha vinculado con alteraciones del conducto cístico,
aiitiásica y el síndrome de dolor biliar alitiásico (la primera es estenosis papilar y alergia a los antibióticos.
una entidad clínica y patológica que generalmente se presenta Tratamiento. La colecistostomía percutánea con guía
en pacientes críticos, asociada a alta morbilidad, mientras que ecográfica ha demostrado en los últimos años que es el trata-
el segundo no se define anatomopatológicamente, sino que es miento de elección, aun en los casos de formas necróticas o
de manejo clínico en pacientes ambulatorios). con colecciones paravesiculares (fig. 38-64). En algunos pa-
Epidemiología. La colecistitis aguda en los pacientes crí- cientes con perforación en cavidad libre o con mala evolución

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604 SECCIÓN VI. ABDOMEN

después de la colecistostomía es necesaria la resección Colecistitis en el paciente crítico


vesicular, así como el tratamiento de la cavidad peritoneal cuan-
do existe la primera de esas complicaciones. (done by 007) Esta denominación incluye a las colecistitis agudas (en su
mayor parte alitiásicas) que ocurren en pacientes que cursan
postoperatorios complicados (frecuentemente con sepsis), con
traumatismo severo, asistencia respiratoria mecánica, síndrome
de bajo volumen minuto e hiperalimentación parenteral pro-
longada.
Las causas determinantes son la estasis biliar, la isquemia
vesicular y la acción local de la bilis litogénica. La asociación
de la estasis biliar con un aumento de la viscosidad de la bilis
por deshidratación o la hemolisis como producto de transfu-
siones masivas crearía una obstrucción funcional del conduc-
to cístico.
El diagnóstico suele ser difícil ya que la fiebre y la leuco-
citosis suelen existir ya por una patología de base. Por otra
parte, la ecografía puede no ser determinante, pues e,n estos
pacientes con hipoalbuminemia, ascitis o insuficiencia cardíaca
el engrosamiento de la pared vesicular pierde especificidad,
del mismo modo que el ayuno prolongado provoca aumento
del diámetro vesicular.
La colangiografía radioisotópica tiene en estas circunstan-
cias una especificidad no mayor del 55 %.
En definitiva, la sospecha clínica es fundamental, y si bien
una ecografía o una colangiografía radioisotópica normal puede
descartar la enfermedad, los estudios patológicos deben ser
interpretados cuidadosamente.
El tratamiento quirúrgico en este grupo de pacientes se
acompaña de una mortalidad que excede del 50 %, especial-
mente por la condición crítica previa del enfermo y la elevada
asociación con perforación debido a la necrosis vesicular. En
la actualidad se aconseja realizar una colecistostomía
percutánea transhepática con guía ecográfica o tomográfica,
que ha reducido sustancialmente la mortalidad operatoria.

Colangitis aguda
Definición. La colangitis aguda es la infección bacteriana
de los conductos biliares que tiene como principal mecanismo
desencadenante un aumento de la presión coledociana.
La primera descripción clínica fue efectuada en 1877 por
Charcot, quien la asoció a obstrucciones de la vía biliar por
cálculos, estenosis benignas o cáncer. Puede desencadenarse
también como consecuencia de métodos de estudio de la vía
biliar (opacificación radiológica endoscópica o transparieto-
hepática) o terapéuticos (catéteres de drenaje biliar o endo-
prótesis).
En la mayoría de los pacientes la existencia de pus franco
en la vía biliar es la expresión de una infección severa, a me-
nudo asociada a obstrucción total o casi total de la vía biliar,
pero existen colangitis no supuradas cuya gravedad puede ser
tan importante como la de las anteriores, por lo cual su clasifi-
cación en formas supuradas o no supuradas ha perdido vigen-
cia para correlacionarlas con su gravedad.
Epidemiología. En los países occidentales la mitad de los
pacientes con colangitis tienen más de 70 años y la enferme- •-
dad es infrecuente antes de los 50.
La incidencia de colangitis se ha modificado en los últi-
mos tiempos, pues aumentaron las secundarias a intervencio-"'
nes quirúrgicas biliares y a la colocación de catéteres de dre-
Fig. 38-64. A, colecistostomía percutánea transhepática. B, ecografía con naje biliar en forma percutánea o endoscópica, o simplemente
introducción del dilatador. C, colecistografía de la colecistostomía a la opacificación de la vía biliar por las mismas técnicas. En
percutánea transhepática, en la que se observa la vía biliar en su totalidad
hasta el duodeno.
la actualidad es una complicación esperable en el 1 % de los

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38. VÍAS BILIARES 605

pacientes sometidos a colangiografía retrógrada endoscópica, vo superior. Desde 1975 se ha documentado la presencia de
en el 20 % de los enfermos con endoprótesis y en el 30 % de gérmenes anaerobios (como Bacteroides fragilis) en cultivos
los pacientes con drenajes percutáneos. En algunas series como de bilis de pacientes con coledocolitiasis y colangitis aguda.
la de Pitt la frecuencia por estas causas supera a la de la litiasis Pitt (1985) demostró que la presencia de anaerobios predispo-
coledociana. ne a colangitis en enfermos con coledocolitiasis.
Por otra parte, en pacientes con litiasis coledociana la En el 60 % de los casos hay más de un germen en la bilis,
colangitis aguda es una complicación que ocurre en el 10 % Klighley, en 1975, sobre 275 pacientes con colangitis aguda,
de los casos, sin duda mucho más frecuentemente que en las aisló Escherichia coli en el 39 %, S. faecalis en el 13,2 % y
obstrucciones neoplásicas. Klebsiella en el 12 %, y en cuadros de sepsis biliar encontró
Etiopatogenia. Excluyendo la colangiohepatitis oriental anaerobios en el 40 % de los casos. Excepcionalmente pueden
recurrente (colangitis piógena recurrente), que es propia de hallarse algunos otros gérmenes como Pseudomonas, Proteus
los países asiáticos y se ve en pacientes jóvenes con litiasis y Staphylococcus aureus.
intrahepática, las causas más frecuentes son la litiasis Fisiopatología. La presión normal dentro del árbol biliar
coledociana, las estenosis benignas, en menor proporción las es de alrededor de 10 cm H2O (7 a 14 cm) y no excede estos
malignas, y las que ocurren después de procedimientos diag- límites debido a la función del esfínter de Oddi. Una obstruc-
nósticos o terapéuticos (endoscópicos o percutáneos) de la vía ción parcial o completa causada por cálculos, estenosis benig-
biliar. La colangitis postopacificación de la vía biliar es una nas o tumor determina un aumento progresivo de la presión
complicación temible de este estudio que lobliga a un drenaje biliar, y cuando ésta supera la presión de secreción hepática
inmediato de la vía biliar cuando se demuestra una obstruc- conduce a un reflujo de bacterias y endotoxinas desde los con-
parcial o total. Vennes, (1984) observo una incidencia del ductos biliares y los espacios de Malí y Disse a los sinusoides
15 % de colangitis en pacientes que tenían un drenaje retarda- hepáticos (fig. 38-65).
do de la sustancia de contraste después una colangiografía En este mecanismo, la obstrucción biliar ejerce un doble
retrógrada endoscópica, y se han registrado muertes por esta papel: produce la hipertensión cabalicular y además, por la estasis,
misma complicación. aumenta la concentración de bacterias. Flemma demostró que
Los factores que favorecen el desarrollo de una colangitis concentraciones bacterianas mayores de 105/ml no son capa-
son la obstrucción (parcial o total), los cuerpos extraños (tu- ces de producir colangitis si no existe obstáculo en la vía biliar.
mor, cálculos, tubos de drenaje) y las bacterias en la bilis. Va- El reflujo de bacterias ha sido demostrado mediante estudios
rios autores han observado que la colangitis es 6 a 7 veces de fluorescencia y microscopía electrónica que revelaron co-
menos frecuente en pacientes con obstrucción total que en municaciones directas con los conductos y los sinusoides he-
aquellos con obstrucción parcial o intermitente. Como ejem- páticos. La presión necesaria para el inicio del reflujo
plo, las obstrucciones neoplásicas están asociadas con canaliculosinusoidal es de 20 cm H2O.
colangitis menos frecuentemente que las obstrucciones par- En las colangitis postinstrumentación, las altas presiones
ciales en la litiasis coledociana. por inyección de contraste alteran los canalículos biliares y
Con respecto a la presencia de bacterias, se han esbozado causan reflujo colangiovenoso favorecido por la naturaleza
varias teorías para explicarla. Glenn y Moody (1961) propu-
sieron el reflujo duodenal. Por otra parte, la litiasis coledociana
o la presencia de cuerpos extraños en el caso de drenajes se
asocia a gérmenes en más del 80 % de los casos, posiblemente
al facilitar su permanencia en la vía biliar. De cualquier mane-
ra, si bien existe acuerdo en que las bacterias son esenciales
para el desarrollo de la colangitis, no todos los pacientes con
bacterias en la bilis desarrollan esta afeccion. En las colangitis
postinstrumentación, la potencial uintroducción de nuevas bac-
terias agrega otro factor de riesgo.
Ya se ha explicado anteriormente (bacteriología de la vía
biliar) que los cálculos están vinculados con la presencia de
bacterias (bacteriobilia) en una proporción que aumenta con-
siderablemente cuando se encuentran en el colédoco. Estas
pueden arribar a través de los linfáticos gastrointestinales, la
arteria hepática o la vena porta, pero la mayoría de los autores
están de acuerdo en que el origen portal es el más posible. La
mayor parte de los gérmenes entéricos son destruidos por el
sistema reticuloendotelial del hígado, y los restantes se excretan
por la bilis.
Cuando existen cálculos, y mas aún si están asociados a
una obstrucción del flujo biliar, las bacterias se multiplican en
la bilis y aumenta su concentración. Con los gérmenes
anaerobios sucede lo mismo, y aunque se ha demostrado que
las sales biliares inhiben su desarrollo, en la obstrucción biliar
la disminución de la secreción de sales podría explicar su fre-
cuencia y su papel en las colangitis. Los gérmenes responsa-
bles son habitualmente Escherichia coli, Klebsiella Obstrucción por cálculos
pneumoniae y Streptococcus faecalis (enterococo),
microorganismos similares a los hallados en el tracto digesti- Fig. 38-65. Fisiopatología de las colangitis agudas por litiasis coledociana.

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SECCIÓN VI. ABDOMEN

hipertónica de las soluciones usadas (Dellinger y Kirchbaum, vedad, junto con la trombocitopenia y la hipoalbuminemia (ta-
1980). Debe hacerse notar que ¡a presión de inyección con la bla 38-10).
jeringa simple de 20 ml puede llegar a 200 mmHg.
Con respecto a las colangitis poscirugía biliar, están aso-
Tabla 38-10. Hallazgos de laboratorio y mortalidad
ciadas generalmente a estrecheces resultantes de anastomosis en la colangitis aguda
biliodigestivas, pero Goldman en 1983 observó que puede
aparecer una colangitis después de un puente bilioentérico Vivos Fallecidos Nivel de
permeable, aunque esto es excepcional y estaría vinculado con (N = 79) (N= 15) significación
el reflujo enterobiliar en un asa intestinal colonizada.
Anatomía patológica. La inflamación del colédoco co- Leucocitosis 12 15 p<0,05
mienza con una respuesta celulítica que se caracteriza por (mayor de 20.000/mm3)
engrasamiento de la pared con aumento de la vascularidad. Se Bilirrubina (mmol/1) 110 171 NS
demostró por coledocoscopia edema y eritema y a veces pe- Fosfatasa alcalina (U/1) 474 63 NS
GGT (U/1) 379 445 NS
queñas ulceraciones.
Albúmina 3,4 2,9 p<0,005
Histológicamente existe infiltrado de células inflamatorias Urea (mmol/1) 6,1 10.3 p<0,05
y mayor actividad de las glándulas mucosas de la pared (fase
catarral). La secreción de moco puede llevar al desarrollo de De Leese. 1986
una membrana mucosa que tiende a dividir al colédoco en
abscesos localizados. En la fase supurativa la membrana
mucoide es sumamente densa y retiene material dentro del Diagnóstico por imágenes. La radiografía simple es útil
conducto que se distiende y llena con material inflamatorio para descartar otras enfermedades de presentación clínica si-
bajo presión; en este estadio el exterior del colédoco toma un milar. Debido a la hiperbilirrubinemia, la colecistografía oral
tinte azulado o se decolora. así como la colangiografía endovenosa carecen de valor.
El examen histológico muestra vénulas obstruidas en la La ecografía es el primer método ante la sospecha clínica
pared del colédoco y bacterias en la membrana mucoide. El de colangitis, ya que puede demostrar la presencia de cálculos
examen histopatológico del hígado puede variar de acuerdo en la vía biliar, dilatación canalicular, abscesos hepáticos y
con los estadios, pero se observan infiltrados neutrófilos den- eventualmente neoplasias como origen de la obstrucción, y
tro de los conductos biliares o mícroabscesos hepáticos. señalar el nivel topográfico de ésta. La dilatación de la vía
Diagnóstico. Presentación clínica. Charcot describió la biliar es la regla, excepto en algunas colangitis secundarias a
tríada que lleva su nombre: fiebre con escalofríos, ictericia y manipulaciones instrumentales, y puede observarse además
dolor abdominal. Pero la presentación clínica puede ser varia- barro biliar en el colédoco (fig. 38-66). Ishida comprobó este
ble, ya que existen formas en que la tríada no es completa y signo en colangitis graves, el cual puede estar asociado a la
otras muy graves con alteraciones sistémicas asociadas. En tal presencia de "ecos" en la vena porta atribuidos a trombosis.
sentido, Reynolds y Dorgan, en 1959, agregaron la depresión También se ha descrito la presencia de gas en la vía biliar,
del sistema nervioso central y el sliock para referirse a las for-
mas graves. En estos cuadros de colangitis severas suele ha-
ber también insuficiencia renal.
Si bien clásicamente se ha correlacionado la gravedad de
una colangitis con el hallazgo de pus en la vía biliar, puede
haber cuadros severos de colangitis aguda no supurada, y a la
inversa, encontrarse pus en la vía biliar sin mayor repercusión
clínica. Esta falta de correlación descrita por Boey y O'Connor
disminuye la validez de la clasificación de las colangitis en
supuradas o graves y no supuradas o leves. Son entonces va-
rios los factores que influyen para determinar la gravedad de
una colangitis aguda: 1) el grado de obstrucción; 2) la virulencia
de las bacterias; 3) la resistencia del huésped, condicionada
principalmente por: a) enfermedades asociadas; b) estado
nutricional, y c) edad.
Los signos y síntomas de la colangitis agudas son los si-
guientes (Thompson, 1982): fiebre 100 %; ictericia 66 %; es-
calofríos 62 %; dolor 59 %; confusión 9 %, y shock 7 %.
E! cuadro clínico junto con los hallazgos de laboratorio y
ecográficos suelen ser suficientes para el diagnóstico. La aso-
ciación con hemocultivos positivos es poco frecuente (menos
del 30 %), y desde el punto de vista anatomopatológico, la
evidencia histológica de conductos biliares extrahepáticos o
intrahepáticos con leucocitos polimorfonucleares, bacterias y
signos de infiltración inflamatoria pone el sello de colangitis.
Laboratorio. La leucocitosis y la elevación de la bilirrubina
y la fosfatasa alcalina son los elementos más demostrativos. A
veces se observa ascenso de las transaminasas y en el 20 % de
los casos de la amilasa, aunque a valores poco altos. La Fig. 38-66. Ecografía de una colangitis aguda. Dilatación de la vía biliar y
leucocitosis mayor de 20.000/mm3 puede ser un índice de gra- litiasis coledociana. 1, vía biliar; 2, cálculo; 3, sombra acústica.

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38. VÍAS BILIARES 607

y aunque este hallazgo es frecuente en las fístulas biliares,


cuando está asociado a un cuadro clínico de colangitis debe
hacer sospechar una forma grave. Dennis halló también gas
en la vena porta.
La tomografía computada no suele ser necesaria y sólo es
útil cuando se diagnostican abscesos hepáticos, caso en el cual
puede servir de guía para una punción diagnóstica o terapéuti-
ca.
Diagnóstico diferencial. El cuadro que más comúnmente
se confunde con la colangitis es la colecistitis aguda. La icte-
ricia es más frecuente y más pronunciada en la colangitis, y
los escalofríos más intensos. Los hallazgos ecográficos en las
colecistitis así como la dilatación de la vía biliar propia de las Fig. 38-67. Drenaje pospapilotomía endoscópica en una colangitis aguda.
colangitis son elementos de mucho valor.
La hepatitis alcohólica no suele tener escalofríos, la icteri-
cia es menos acentuada y las transaminasas están más eleva-
que atraviese la obstrucción. Inclusive este catéter se puede
das. El antecedente de ingesta alcohólica es relevante. La
colocar sin la realización de una papilotomía en los casos en
pancreatitis aguda también debe ser diferenciada, teniendo en
que hay una coagulopatía severa (fig. 38-67).
cuenta que el 20 % de las colangitis cursan con hiperamilasemia
y que en el 3 % de las pancreatitis hay concomitantemente una
colangitis aguda. Los hallazgos radiológicos en las pancreatitis
BIBLIOGRAFÍA
son más severos (íleo, derrame pleural), pero en algunas opor-
tunidades el diagnóstico diferencial en las primeras horas es Balthazar EJ, Birnbaum BA, Naidich M: Acute cholangitis: CT
difícil; reviste fundamental importancia la dilatación coledocia- evaluación. J Comput Assist Tomogr 17:283. 1993.
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Otras entidades como la apendicitis y la úlcera perforada o Csendes A, Diaz JC, Burdiles P, et al: Risk factors and classification
la diverticulitis pueden cursar con ictericia como resultado de of acute suppurative cholangitis. Br J Surg 79:655, 1992.
sepsis secundaria, pero no suelen plantear dificultades diagnós- Fan ST, Lai ECS, Mok FPT, et al: Acute cholangitis secondary to
ticas. hepatolithiasis. Aren Surg 126:1027, 1991.
Flemma RJ, Flint LM, Osterhout S, Shingleton WW: Bacteriologic
Tratamiento. Una vez establecido el diagnóstico de colan- studies of biliary tract infections. Ann Surg 166:563, 1967.
gitis aguda, el tratamiento inicial consiste en dar antibióticos. Haff RC, Wise L, Ballinger WF: Biliary enteric fístulas. Surg Gynecol
Según la gravedad del cuadro deberá agregarse hidratación Obstet 113:84, 1971.
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urinario para detectar repercusiones sistémicas que obliguen of the Liver and Biliary Tract, p 121. Churchill Livingslone, New
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Con respecto a los antibióticos, los gérmenes habituales Lee MJ, Saini S, Brink JA, et al: Treatment of critical ill patients
son gramnegativos aerobios, enterococos y un 20 % de ana- with sepsis of unknown cause: valué of percutaneous
erobios (Bacteroides fragilis, Clostridium). Los esquemas su- cholecystostomy. AJR 156:1163, 1991.
geridos son metronidazol o clindamicina más un aminoglucósi- MacArthur P, Cuschieri A, Sells RA, et al: Controlled clinical trial
do o cefalosporinas de tercera generación, ureidopenicilina o comparing early with interval cholecystectomy for acute
ampicilina-sulbactam. cholecystids. Br J Surg 62:850, 1975.
Con la administración de antibióticos y las medidas de MacDonald JA: Perforation of the gallbladder associated with acute
sostén, la mayor parte de las colangitis evolucionan favora- cholecystids. Ann Surg 164:849, 1966.
blemente dentro de las primeras 24 a 48 horas, pero en los McGahan JP, Lindfors KK: Percutaneous cholecystostomy: An
casos que no responden o que inicialmente se presentan con alternadve to surgical cholecystostomy for acute cholecystids?
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un cuadro grave (repercusión sistémica con confusión mental McMillian K: Computed tomography of emphysematous
o shock) se deberá pensar en la descompresión biliar inmedia- cholecystids. J Comput Assist Tomogr 9:330, 1985.
ta. Pitt HA, Postier RG. Cameron JL: Consequences for preoperative
Hasta hace algunos años la única forma era la cirugía, que cholangitis and its treatment on the outeome of surgery for
consiste fundamentalmente en una coledocotomía y coloca- choledocholidasis. Surgery 94:447, 1983.
ción de un tubo en T (de Kehr). Sin embargo, esta conducta Van Weedle BJ, Ouderk M, Koch CW: Ultrasonography of acute
operatoria, aun sin el agregado de una exploración completa cholecystids: clinical and histological correlation. Diagn Imaging
de la vía biliar u operaciones más complejas, estaba gravada Clin Med 55:190, 1986.
con una mortalidad alta, cercana al 60 % en el caso de colangitis
graves y con falla de órganos (shock, insuficiencia renal, con-
fusión mental). La posibilidad de efectuar una descompresión PARASITOSIS DE LAS VÍAS BILIARES
biliar endoscópica mediante una papilotomía ha posibilitado
mejorar el pronóstico, especialmente de las colangitis graves. Hugo Zandalazini
La primera experiencia de Siegel en 1980 sobre 80 casos
de éxito y numerosas series actuales muestran un descenso Definición. Es la invasión del árbol biliar por parásitos
importante de la mortalidad. Desde el punto de vista técnico, que se transforman en patógenos ocasionales.
en caso de no poder efectuarse la extracción de los cálculos, Etiología. Los agentes causales son nematodos (Ascaris
se puede dejar un catéter nasobiliar o una prótesis transitoria lumbricoides) y trematodes (Clonorchis, Fasciola hepática,

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608 SECCIÓN VI. ABDOMEN

etc.). Por su frecuencia, sólo la ascariasis merece ser analiza- Tabla 38-11. Características clínicas de la ascariasis
da en detalle.
I. Ascariasis asintomática
II. Ascariasis sintomática
Ascariasis +Complicaciones tempranas
+Colecistitis aguda
Epidemiología. La ascariasis es la parasitosis más frecuen- +Colangitis aguda
te en el ser humano. Ocurre en el 25 % de la población mun- +Pancreatitis aguda
dial y afecta a todas las edades, con mayor prevalencia en ni- +Complicaciones tardías
ños (preescolares), v en ambos sexos por igual (Manialawi y +Estenosis
col., 1986). +Cálculos biliares
El parásito es de distribución cosmopolita. Los climas hú-
medos, templados o cálidos, el suelo arcilloso o rico en humus,
junto con la deficiente eliminación de las excretas humanas Laboratorio. En el caso de la ascariasis biliar asintomática,
que contaminan el suelo, son condiciones óptimas para su pre- los exámenes de laboratorio no suelen presentar modificacio-
sencia. nes importantes en sangre periférica. Puede existir eosinofilia,
Ciclo del parásito. El parásito adulto mide entre 20 y 35 aunque no superior al 5 %, así como un leve aumento transito-
cm. Su habitat es el intestino delgado, en especial el duodeno, rio de la bilirrubina. En la ascariasis biliar sintomática las al-
donde la hembra fertilizada pone 200.000 huevos fecundados teraciones bioquímicas halladas son propias de las complica-
por día. Estos huevos son eliminados con las deposiciones. ciones de la enfermedad.
Una vez en el exterior, y de acuerdo con las condiciones El examen parasitológico de la materia fecal es altamente
medioambientales, se transforman en tres a cuatro semanas en sensible, ya que detecta huevos de áscaris y restos de parási-
huevos larvados o infectantes. Al ser ingeridos por el hombre, tos por microscopía.
llegan al duodeno, donde se despojan de la cubierta y atravie- Radiología convencional. Es excepcional que los parási-
san la mucosa intestinal para entrar en la circulación venosa tos se observen en la radiografía simple de abdomen. En cam-
portal, pasar al hígado y luego al corazón, desde donde son bio, pueden ser puestos en evidencia mediante una duodeno-
impulsados al pulmón. Allí atraviesan los alvéolos e inician grafía con bario. Un signo ocasional es la presencia de aire en
una migración ascendente por el tracto respiratorio hasta la la vía biliar, secundaria a la apertura papilar por ingreso del
faringe, son deglutidos y retornan al duodeno, su punto de parásito.
partida. En este sector del tubo digestivo completan su Ecografía. Constituye el método de elección para el diag-
maduración y crecimiento hasta el estado de parásitos adul- nóstico inicial de la ascariasis biliar y, por la posibilidad de ser
tos. La expectativa de vida de este nematodo es de 10-24 me- repetido, para el monitoreo de la migración del parásito fuera
ses. del árbol biliar. La ecografía en tiempo real permite apreciar
Patogenia. El ingreso del áscaris al árbol biliar es favore- tanto la morfología como la movilidad del áscaris. También
cido poruña superpoblación parasitaria a nivel duodenal, por puede diagnosticar las complicaciones de la parasitosis
la ingesta de alcohol o medicamentos, por el aumento de la (colecistitis, colangitis, pancreatitis aguda, absceso hepático y
temperatura corporal o por una operación previa sobre la vía dilatación del árbol biliopancreático).
biliar, en especial la esfinterotomía (Pfeffermann y col., 1972). Se han descrito varios signos ecográficos según el sitio
Generalmente uno o dos parásitos la infectan, aunque en oca- donde se aloja el parásito y la incidencia del corte (Cerri y
siones el número es mayor. col., 1983;Kamathycol., 1986; Schulmany col., 1982; Trolla
El áscaris puede ingresar en la vía biliar en toda su longi- y col., 1993). En la vesícula, el cuerpo del parásito se identifi-
tud, aunque lo más frecuente es que parte de su cuerpo perma- ca por ecos lineales formando espiral o fragmentos amorfos
nezca en el duodeno. De esta manera obstruye parcial o total- ecogénicos. También puede simular septos o tabiques cuando
mente la papila y puede bloquear tanto el conducto de Wirsung el áscaris atraviesa la vesícula en uno de sus diámetros (fig.
como la vía biliar principal. Asimismo, las secreciones pro- 38-68). En un corte longitudinal de la vía biliar (fig. 38-69), el
pias del parásito podrían, al menos teóricamente, provocar una áscaris se presenta como una estructura acintada ecogénica,
irritación del esfínter de Oddi o dañar el epitelio ductal con tubo anecogénico en su interior o sin él, que corresponde
pancreático o biliar (Pfeffermann y col, 1972). En su trayecto al aparato digestivo del parásito. La visualización de varios
ascendente el áscaris puede ingresar en la vesícula y obstruir parásitos determina numerosas interfases superpuestas ("sig-
también el conducto cístico. no del tallarín") (fig. 38-70). En el corte transversal de la vía
Como resultado de estos mecanismos patogénicos, la in- biliar el áscaris aparece como una estructura circular ecogénica
vasión del árbol biliopancreático por el parásito puede origi- en la vía biliar dilatada ("ojo de buey") (fig. 38-71). Una ca-
nar cólicos biliares, colecistitis aguda, colangitis aguda, abs- racterística común a todas estas imágenes es la falta de som-
cesos hepáticos, estenosis biliares o pancreatitis aguda. bra acústica posterior. La sensibilidad de la ecografía para el
El hallazgo frecuente de litiasis secundaria a las parasitosis diagnóstico de ascariasis de la vía biliar es del 85,7 %, aunque
biliares ha sido explicado por dos mecanismos. En primer lu- puede ser mayor cuando existen múltiples parásitos. Cuando
gar existe un factor infeccioso, secundario a la obstrucción hay un diagnóstico previo de ocupación biliar, una ecografía
biliar por huevos, restos parasitarios y estrecheces infla- normal del colédoco permite inferir la migración del áscaris
matorias. En segundo lugar, se menciona la desconjugación hasta el duodeno con un 100 % de exactitud (Khuroo y col.
de la bilirrubina por la glucuronidasa parasitaria. 1987).
Diagnóstico. Presentación clínica. La ascariasis puede ser Colangiopancreatografía endoscópica retrógrada
sintomática o asintomática. La forma sintomática se manifies- (ERCP). Es un excelente método diagnóstico que permite ver
ta clínicamente por complicaciones tempranas o tardías (tabla directamente al parásito introduciéndose en la papila y tam-
38-11). Ocasionalmente el paciente elimina los áscaris adul- bién puede poner de manifiesto estenosis biliares. Sin embar-
tos por la boca, la nariz o el ano. go, es un método invasivo, no exento de complicaciones y que

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38. VÍAS BILIARES 609

Fig. 38-68. Corte longitudinal de la vesícula (V). Se observa el áscaris Fig. 38-70. Corte longitudinal de la vía biliar principal (VB). Se observa el
como una estructura ecogénica, simulando un tabique (A) y fragmentos áscaris (A) como una cinta ecogénica plegada sobre sí misma (signo del
amorfos ecogénicos (flecha) que constituyen restos del parásito. tallarín). H, hígado; VC, vena cava.

Fig. 38-69. Corte longitudinal de la vesícula (V). Se observa el áscaris Fig. 38-71. Corte transversal de la vía biliar principal (VB). Se observa el
(cinta ecogénica; A) con un sector anecogénico en su interior (flecha). H, áscaris como una estructura redondeada ecogénica (flecha) en el interior
hígado. de la vía biliar (signo del ojo de buey). VP, vena porta; a, aorta; V, vesícula.

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610 SECCIÓN VI. ABDOMEN

requiere anestesia general en caso de realizarse en niños. Por FÍSTULAS BILIARES


lo tanto, se lo debe reservar para aquellos pacientes en los que
se planea la extracción endoscópica del parásito y el drenaje Pedro Fermina
de la vía biliar. La esfinterotomía está contraindicada en pa-
cientes de medio endémico debido a que facilita la reinfección Definición. Son las resultantes de una comunicación anor-
biliar (Khuroo y col., 1992). (done by 007) mal entre las distintas partes de la vía biliar (fístulas biliobilia-
Tratamiento. En la figura 38-72 se detalla un algoritmo res) o entre éstas y otros órganos (fístulas biliares internas) o
para el manejo de la ascariasis biliar. Se ha observado que en con el exterior (fístulas biliares externas).
el 60 % de los pacientes infectados el parásito migra fuera de De acuerdo con su mecanismo de producción, pueden ser
la vía biliar dentro de los primeros días de iniciada la enfer- espontáneas, como resultado de algún proceso patológico que
medad, de manera que en ausencia de colecistitis aguda grave involucra al hígado o la vía biliar, o secundarias, cuando son
o colangitis aguda grave está indicado el tratamiento médico provocadas por iatrogenia, casi exclusivamente como conse-
inicial (Khuroo y col., 1993). Este consiste en la administra- cuencia de una intervención quirúrgica.
ción de líquido por vía parenteral, descompresión nasogástrica, Epidemiología y etiopatogenia. La comunicación del ár-
antíespasmódicos, antibióticos y antiparasitarios. El antipara- bol biliar con el exterior o con otros órganos suele ocurrir ha-
sitario de elección es el albendazol (100 mg/día durante 3 días). bitualmente en la evolución de procesos inflamatorios asocia-
Dada la escasa penetración de esta droga en la vía biliar, su dos a litiasis en etapas avanzadas de la enfermedad. Por tal
efecto depende de la migración del parásito hacia el duodeno. motivo son más frecuentes en los ancianos. Las fístulas biliares
Para evitar la reinfección se recomienda administrar internas son las más comunes. Su incidencia corresponde del
albendazol durante 2 meses después de finalizado el tratamiento 1 al 5 % de las afecciones biliares. Su mecanismo de forma-
inicial de la enfermedad. ción es directo por contacto, con necrosis y erosión de parte
de la pared biliar hacia una estructura adyacente con la cual se
ha adherido en el curso de episodios reiterados de inflamación
(Glenn y Monnix, 1958), o indirecto, por formación de absce-
BIBLIOGRAFÍA sos intermedios por pericolecistitis. La litiasis como causa es
responsable en el 90 % de los casos, y las úlceras gastroduo-
Kamath P. JosephD, Chandran R; Biliary ascariasis. Ultrasonography, denales, el cáncer de vesícula y los traumatismos en el 10 %
endoscopio retrograde cholangiopancreatography and biliary restante (Piedad y Wells, 1972).
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Pfeffermann R. Floman Y, Rozin R: Ascariasis of the biiiary system. tocolónicas 14 %; colecistogástricas 6 %; coledocoduodenales
Arch Sura 105:118-120, 1972. 4 %; biliobiliares 2 %, y "raras" 6 %.

ASCARIDIASIS

Fig. 38-72. Algoritmo para el tratamiento de la ascaridiasis de las vías biliares.

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38. VÍAS BILIARES 611

Colecistitis Síndrome de Mirizzi


crónica litiásica Tipo I: compresión
Síndrome de Mirizzi Tipo I
externa de la vía biliar Fístula colecistoblliar

Fig. 38-73. Estadios evolutivos en la patogenia de la fístula colccistobiliar.

Las fístulas biliares externas pueden ser espontáneas, como la opacificación de la vía biliar en los casos sospechados
resultado de un proceso inflamatorio del hígado o de la vía clínicamente. Los rasgos característicos de las imágenes que
biliar (quiste hidatídico complicado, empiema vesicular) que, hacen presumir su existencia son (fig. 38-74):
librado a su evolución natural, puede drenar su contenido al 1. Vesícula con pared gruesa o atronca litiásica.
exterior a través de la piel (frecuentemente en la zona umbilical, 2. Litiasis coledociana.
siguiendo el ligamento redondo). Su frecuencia es extremada- 3. Estenosis de la vía biliar excéntrica adyacente al cálcu-
mente rara en la actualidad. Por lo contrario, aquellas que re- lo.
sultan de una complicación quirúrgica son más frecuentes y 4. Dilatación de la vía biliar proximal.
su incidencia depende del origen de la operación. Las resul- Es necesaria la combinación del estudio ecográfico y el
tantes de las intervenciones sobre la vía biliar representan el contrastado, sea por colangiografía retrógrada endoscópica o
0,1 a 0,2 % del total de las colecistectomías y son en su mayor por punción transparietohepática, para objetivar la fístula
parte la consecuencia de una lesión de la vía biliar. biliobiliar, pero en algunas ocasiones el diagnóstico diferen-
cial con las estenosis de origen neoplásico no siempre es fácil
(fig. 38-75).
Características de los distintos tipos de fístulas

Fístulas biliobiliares (síndrome de Mirizzi). La comuni-


cación entre el infundíbulo de la vesícula y el colédoco suele
ser la culminación de un proceso inflamatorio que comienza
después de la impactación de un cálculo en el bacinete o en el
cístico y, al igual que el resto de las fístulas biliares, termina
con la necrosis de la pared vesicular y de la vía biliar, y permi-
te la migración, que en general es parcial, de uno o más cálcu-
los al colédoco (fig. 38-73). Por otra parte, la obstrucción
mecánica benigna de la vía biliar por un cálculo enclavado en
el cístico y en el cuello vesicular, o por la inflamación conco-
mitante, es-una causa infrecuente pero factible de colestasis
extrahepática. Esta fue descrita inicialmente por Kehr en 1905,
y Mirizzi en 1948 describió el síndrome del hepático funcio-
nal en ictericias obstructivas, atribuyendo los síntomas men-
cionados a un componente funcional producido por el espas-
mo de un esfínter del hepático y por una disposición anatómi-
ca del cístico paralelo a la vía biliar. En la actualidad se sabe
que ese "espasmo funcional" es en realidad una compresión
mecánica por el mismo cálculo, y McSherry en 1982 propuso
la denominación de síndrome de Mirizzi tipo I para los casos
de obstrucción que no responden a la descripción clásica y
síndrome de Mirizzi tipo II cuando ya existe una fístula
biliobiliar (fig. 38-73).
La incidencia del síndrome de Mirizzi tipo I es del 0,05 %
(Clínica Mayo. 1989) y ladel tipo II del 0,1 % al 1,1 %. Corlette
y Bismuth, en 1985, publicaron la serie más numerosa (24 casos Fig. 38-74. Síndrome de Miriz-
en 15 años) y distinguieron dos clases de acuerdo con la exis- zi. La ecografía muestra: l, hí-
tencia o no del cístico. gado; 2, vía biliar; 3, litiasis; 4.
El diagnóstico se realiza mediante el estudio ecográfico y sombra acústica.

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612 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Su diagnóstico preoperatorio o en el acto quirúrgico es


fundamental para evitar una lesión de la vía biliar. En el
síndrome de Mirizzi tipo I, el intento de disecar el cístico pue-
de llevar a una resección inadvertida de la pared lateral del
hepático (la maniobra para evitarlo es movilizar el cálculo hacia
la vesícula o abrirla desde el fondo para extraer la concreción).
El tratamiento del síndrome de Mirizzi tipo I es la colecis-
tectomía o, en caso de pericolecistitis muy acentuada, una
resección parcial de la vesícula con extracción del cálculo y
colecistostomía (fig. 38-76). En el síndrome de Mirizzi tipo II
(fig, 38-77) se puede abrir primero el colédoco, y después de
reconocer la fístula, resecar en forma parcial la vesícula y
suturar los bordes contiguos a la vía biliar, o efectuar la
colecistectomía, siempre de fondo a cuello para evitar la
resección de la vía biliar principal fistulizada. La conserva-
ción del remanente vesicular contiguo a la vía biliar permite
disponer de un "parche" autólogo para la reparación (Behrend
y Cullen, 1950). Excepcionalmente, en casos muy avanzados
con necrosis de gran parte de la vía biliar principal, el trata-
miento debe ser una anastomosis biliodigestiva (hepaticoyeyu-
noanastomosis) (fig. 38-78).
El abordaje laparoscópico, en vista de las dificultades ex-
puestas, no es recomendable.
Fístulas colecisíoduodenales. Estas fístulas suelen desa-
rrollarse después de episodios repetidos de pericolecistitis como
consecuencia de procesos inflamatorios reiterados en pacien-
tes litiásicos. La zona de esfacelo suele ser el cuerpo vesicular
y en el duodeno la horadación se produce en la rodilla duodenal.
Si el cálculo es grande puede quedar "encastillado" en el bul- Fig. 38-75. Colangiografía retrógrada endoscópica en un síndrome de
bo y desarrollar un cuadro típico de obstrucción pilórica Mirizzi tipo I. Estenosis por "compresión" del cálculo vesicular.

Colecistectomía más
coledocostomía

Colecistectomía

Síndrome de Mirizzi
Tipo I

Colecistectomía parcial
y ostomía

Fig. 38-76. Tratamiento del síndro-


me de Mirizzi tipo I.

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38. VÍAS BILIARES 613

(síndrome de Bouveret). Generalmente los cálculos avanzan a


pesar de su tamaño y pueden detenerse a distintas alturas del
intestino delgado y originar un íleo biliar.
Casi siempre la fístula es un hallazgo quirúrgico, ya que
muchos casos son asintomáticos; infrecuentemente puede pro-
ducirse una hemorragia digestiva durante el período de for-
mación de la fístula. Un signo inconstante, pero patogno-
mónico, es la presencia de aire en la vía biliar (aproximada-
mente en el 30 % de los casos). El aire puede dibujar la vesí-
cula o todo el tracto biliar.
La evolución natural de estas fístulas, cuando no se com-
plican durante la migración de los cálculos, es la fibrosis con
el cierre espontáneo del trayecto fistuloso.
El tratamiento, en caso de ser un hallazgo durante la
colecistectomía, es el cierre del orificio duodenal; cuando se
opera al paciente por la complicación de la migración del cálcu-
lo, el cierre de la fístula se realiza sólo cuando las condiciones
locales son adecuadas.
Fístulas colecistocolónicas. A diferencia de las fístulas
colecistoduodenales, la migración de cálculos por una fístula
colecistocolónica no origina obstrucción intestinal. El sínto-
ma más frecuente es la diarrea (por la presencia de bilis en el
colon) con coloración verdínica de la materia fecal. Sin em-
bargo, si el cístico se encuentra ocluido por el proceso
inflamatorio, esto no ocurre. En general estas fístulas son ha-
llazgos quirúrgicos, pero en los pocos casos sospechados un
colon por enema puede opacificar la vesícula biliar, habitual-
Fig. 38-77. Colangiografía retrógrada endoscópica en el síndrome de Mirizzi mente adherida al ángulo hepático del colon.
tipo II. Fístulas colecistogástricas. Generalmente se producen en

Colecistectomía
parcial y plástica más
coledocostomía

Colecistectomía y sutura de
fístula más coledocostomía

Coledocoduodenostomía

Síndrome de Mirizzi
Tipo II

Hepaticoyeyunostomía
Fig. 38-78. Tratamiento del
síndrome de Mirizzi tipo II.

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614 SECCIÓN VI. ABDOMEN

el antro gástrico o en la región prepilórica. La sintomatología cuadro clínico de presentación también varía de acuerdo con
gástrica puede confundirse con un síndrome ulceroso. La el nivel de la obstrucción intestinal. Los vómitos biliosos y/o
endoscopia permite efectuar el diagnóstico. la dilatación gástrica sugieren una oclusión alta, mientras que
Fístulas mixtas. Las asociaciones de fístulas biliodiges- la distensión abdominal y los vómitos fecaloides hacen pensar
tivas más frecuentes son la colecistogastrocolónica y la en una obstrucción baja. La hemorragia digestiva es una for-
colecistoduodenocolónica. ma de presentación poco frecuente. Su patogenia es el sangra-
do por perforación fistulosa; por ende, ante toda hemorragia
digestiva seguida de obstrucción intestinal se debe sospechar
BIBLIOGRAFÍA un íleo biliar.
Diagnóstico por imágenes. Radiología convencional. En
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1970. La aerobilia es la presencia de aire en la vía biliar intra-
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.1 Gastroenterol 30:117, 1995. íleo biliar, la aerobilia se debe al pasaje de aire desde el intes-
Tocchi A: Mirizzi syndrome. Diagnostic and therapeutic consideration tino a la vía biliar a través de la fístula. Si bien una aerobilia
on 27 cases. G Chir 16:177-180. 1995.
no es específica de fístula biliodigestiva (puede estar presente
en pacientes con cirugía biliar previa o en raros casos de in-
competencia del esfínter de Oddi), su presencia orienta el diag-
nóstico. Sin embargo, la aerobilia se comprueba en no más del
ÍLEO BILIAR 50 % de los íleos biliares. Esto se debe a que la colecistitis
crónica obstruye el cístico e impide el pasaje de aire hacia las
Luis Chiappetta Porras vías biliares. La visualización de cálculos fuera del área biliar
(fig. 38-79) también orienta el diagnóstico; como la mayoría
Definición. Se denomina íleo biliar a la obstrucción me- de los cálculos son radiotransparentes y existe superposición
cánica del intestino delgado o del colon como consecuencia de gases y estructuras óseas, su observación es poco frecuente.
del pasaje de uno o más cálculos a través de una fístula En casos de oclusión intestinal alta, la radiología contras-
biliodigestiva. tada puede demostrar una detención provocada por el cálculo.
Etiología y epidemiología. El íleo biliar es una complica- Con mucho menos frecuencia el tránsito permite evidenciar la
ción de la colelitiasis. La elevación de la expectativa de vida comunicación biliodigestiva a nivel gástrico o duodenal.
en los países occidentales ha aumentado la prevalencia de esta Ecografía. Este método es de gran utilidad por su capaci-
complicación y su incidencia es de 0,3 a 0,5 % de todos los dad para detectar aire en la vía biliar o en la vesícula (fig. 38-
pacientes con litiasis biliar (Day, 1975). El íleo biliar es más 80). Además, ¡a ecografía permite identificar la vesícula, ha-
frecuente en mujeres y representa el 1 a 14 % de las oclusiones bitualmente pequeña, con cálculos en su interior o sin ellos y
intestinales mecánicas (Clavien, 1990). signos de obstrucción intestinal. Con mucho menos frecuen-
Patogenia y fisiopatología. Su patogenia es la inflama- cia revela la presencia del cálculo fuera del área biliar.
ción crónica, secundaria a la litiasis biliar, que determina Endoscopia. Es de utilidad en las obstrucciones altas en
adherencias firmes entre la vesícula (eventualmente la vía que se sospecha una impactación del cálculo en el duodeno
biliar) y el tubo digestivo. Como consecuencia de la inflama- (síndrome de Bouveret). En estos casos se puede observar di-
ción prolongada se establece finalmente una comunicación rectamente el cálculo y en circunstancias favorables extraerlo
colecistoduodenal en el 70 % de los casos, colecistocolónica por esta vía.
en el 20 % y colecistogástrica o coledocoduodenal en el 10 % Tratamiento. El tratamiento del íleo biliar es quirúrgico.
restante. A través de la comunicación los cálculos pasan a la Consiste inicialmente en la extracción del cálculo (enterolito-
luz intestinal. Una vez en el interior del intestino, el cálculo, tomía) para solucionar la obstrucción intestinal. Algunos au-
que en general tiene un diámetro superior a los 2,5 cm, puede tores (Berliner, 1965;Kasahara, 1980; Van-Landingham, 1982)
ser vomitado, eliminado espontáneamente por el recto o, lo han sugerido que la enterolitotomía y la colecistectomía si-
que es mucho más frecuente, puede impactarse en el tubo di- multáneas (cirugía en un tiempo) disminuirían la morbilidad
gestivo. En el 70 % de los casos la impactación se produce en al evitar nuevos episodios de colecistitis y al reducir la inci-
el íleon, que es la zona más fina y con menor peristalsis, en el dencia de cáncer vesicular. Asimismo, el cierre de la fístula en
25 % de los casos en el yeyuno o íleon proximal y en el 5 % en la primera operación evitaría la malabsorcion, la pérdida de
el duodeno o en el colon. La impactación en el duodeno (sín- peso y eventuales episodios de colangitis (Svartholm, 1982).
drome de Bouveret) o en el colon se ve favorecida en general Sin embargo, aun aquellos que indican este tipo de procedi-
por la existencia de procesos inflamatorios previos, intrínse- miento sólo lo hacen en pacientes con riesgo quirúrgico acep-
cos o extrínsecos, que disminuyen el calibre de la luz intesti- table y condiciones locales favorables. El hecho de que el íleo
nal a ese nivel. biliar ocurra generalmente en pacientes añosos, con reserva
Diagnóstico. Presentación clínica. Más de la tercera par- fisiológica limitada, varios días de oclusión y gran compromi-
te de los enfermos no tienen antecedentes típicos de enferme- so inflamatorio en el hipocondrio derecho hace que la sola
dad biliar (Deitz, 1986). La duración de los síntomas antes de extracción del cálculo, como procedimiento inicial, siga sien-
la hospitalización es a menudo prolongada e intermitente, y do hoy más segura, sobre todo si se considera que en buen
puede corresponder este intervalo al tiempo transcurrido entre número de casos la fístula puede cerrar espontáneamente.
la movilización del cálculo y su impactación definitiva. El La extracción del cálculo se realiza a través de una

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38. VÍAS BILIARES 615

Fig. 38-79. Hallazgos de la ra-


diografía simple de abdomen en
el íleo biliar. A, aire en la vía
biliar. B, asas de intestino dila-
tadas. C, cálculo biliar.

enterotomía transversal sobre el borde antimesentérico del in- testino sano. Sólo en caso de perforación es necesario realizar
testino sano, es decir, inmediatamente por debajo de la obs- una resección intestinal. La operación se completa con el exa-
trucción (fig. 38-81). En los casos en que el cálculo está fir- men del resto del intestino delgado, en especial por encima de
memente impactado en el intestino, puede ser fragmentado a la obstrucción, para asegurarse de que no existen otros cálcu-
través de la enterotomía y extraído a través de un área de in- los. Por lo general, en la fístula colecistocolónica el cálculo se
elimina espontáneamente por el recto. Cuando ello no ocurre
debido a ¡a presencia de procesos inflamatorios previos que
determinan una obstrucción intestinal baja, la extracción del
cálculo con resección de la zona estenosada o la colotomía
distal con extracción de aquél son opciones válidas.
Pronóstico. El riesgo de recurrencia del íleo biliar ha sido
estimado en alrededor del 5 al 10 % (Cooperman, 1968). Esto
se debe a cálculos olvidados durante la primera operación en
el duodeno o en el intestino, o al pasaje de nuevos cálculos
vesiculares a través de la fístula. La mortalidad operatoria ha
disminuido en forma drástica en los últimos 30 años y en la
actualidad es inferior al 15 %. Es probable que esto se deba a
un diagnóstico y tratamiento más tempranos, a la utilización
de antibioticoterapia profiláctica y a un significativo avance
en el manejo anestesiológico y de recuperación posoperatoria.

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616 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Fig. 38-81. Ileo biliar. A,


impactación del cálculo en el
intestino y dilatación de éste
próxima! a la obstrucción. B,
extracción del cálculo por
enterotomía transversal.

H: Gallstone ileus. Review of 112 patients in the Japanese ser normales o revelar aumentos leves a moderados de
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Svartholm E, Andren-Sandberg, Evander A, Járhult 3, Thulin A: síntesis del hígado está conservada. Durante los períodos de
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Am 62:241-247, 1982. computada son valiosas para demostrar la dilatación quística
de los conductos biliares, pero sólo mediante la opacificación
de la vía biliar se puede determinar su extensión. La colangio-
grafía retrógrada endoscópica no siempre es eficaz para relle-
DILATACIONES CONGENÍTAS DE LA VIA nar todo el árbol biliar intrahepático y deberá completarse con
BILIAR la colangiografía por punción transparietohepática (fig. 38-82).
Historia natural. Las dilataciones quísticas nunca afec-
Enfermedad de Caroli tan el sistema portal, por lo que aun en los casos avanzados no
existe hipertensión portal. La complicación habitual es la litiasis
Pedro Ferraina intrahepática, secundaria a la estasis e infección (véase Litiasis
intrahepática), con posibilidad de migración de los cálculos a
Definición. Es la dilatación quística congénita de la vía la vía biliar extrahepática. Estos cálculos son los responsables
biliar intrahepática (Caroli, 1958) que puede afectar a un seg- de la mayoría de las complicaciones (abscesos hepáticos, abs-
mento del parénquima hepático (más frecuentemente el izquier- cesos subfrénicos, colangitis). Los pacientes pueden llegar a
do) o por excepción a todo el hígado. Puede estar asociada la vida adulta con buena suficiencia hepática. Existen eviden-
con malformaciones renales (ectasia pielocalicial o nefroespon- cias de que la enfermedad de Caroli está asociada a una eleva-
giosis) y fibrosis hepática congénita (Grunbach, 1954). da incidencia de colangiocarcinoma (Dayton y Longmire,
Epidemiología. Es una enfermedad rara (existen registra- 1983).
dos menos de 100 casos en la literatura mundial) y se observa En los casos asociados a fibrosis hepática congénita las
con más frecuencia en los varones (relación hombre/mujer 3:2). lesiones hepáticas llegan a la cirrosis con hipertensión porta!,
Anatomía patológica. Las dilataciones canaliculares pue- y los casos no tratados mueren en su mayoría durante la ado-
den alcanzar de 2 a 10 cm y el parénquima que las rodea es de lescencia.
consistencia y color normales. Histológicamente los quistes Tratamiento. En los casos de enfermedad localizada, ha-
se hallan revestidos por un epitelio que puede estar ulcerado y bitualmente en el hígado izquierdo, está indicada la resección
ser hiperplásico, y suelen contener bilis espesa, cálculos y hepática (hepatectomía izquierda), ya que suele ser exitosa y
material purulento. La biopsia hepática puede revelar tejido evita el riesgo de recurrencia y de un posible colangiocar-
normal o con características de colangitis aguda. cinoma.
En los casos asociados a fibrosis hepática congénita se Cuando la enfermedad afecta a todo el hígado, la anastomo-
agregan las características de esta última, con malformacio- sis biliodigestiva alta (hepaticoyeyunoanastomosis) con ex-
nes de las láminas ductales, conductos biliares dispuestos en tracción de los cálculos no suele ser suficiente para evitar la
forma circular alrededor de un centro de tejido fibroso y cirrosis formación de otros cálculos y la persistencia de colangitis, por
hepática en un estadio más avanzado. lo cual se ha propuesto asociar una derivación de un asa intes-
Diagnóstico. Presentación clínica. Suele presentarse en tinal que permita el tratamiento percutáneo o endoscópico de
niños o adolescentes con episodios inexplicables de fiebre y la litiasis residual en forma periódica (fig. 38-44).
repercusión en el estado general. El dolor en el hipocondrio Cuando se asocia fibrosis hepática congénita, el tratamiento
derecho no siempre está presente. Sólo hay ictericia cuando de elección es el trasplante hepático.
migran cálculos a la vía biliar extrahepática, y pueden produ-
cirse episodios intermitentes de colangitis bacteriana. Sólo se
halla hepatoesplenomegalia en los casos asociados a fibrosis BIBLIOGRAFÍA
hepática congénita.
Laboratorio. Las pruebas bioquímicas hepáticas pueden Choi TJ: Intrahepaüc stone. Br J Surg 76:213. 1989.

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38. VÍAS BILIARES 617

Tubo de Kehr

Fig. 38-82. Colangiografía


transparietohepática en la enfer-
medad de Caroli. Litiasis intra-
hepática en ei hepático izquier-
do dilatado.

Desmet VJ: Congenital diseases of intrahepatic bile ducts: Variations ferenciada de los quistes congénitos simples como el coledo-
on the theme 'ductal píate malformation'. Hepatology 16:1069, cocele y de las dilataciones quísticas adquiridas por patología
1992. biliar crónica.
Summerfield JA, et al: Hepatobiliary fibropolycystic diseases: A Características anatómicas. Los quistes del colédoco
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1986. pueden presentar una forma quística, fusiforme, cilindrica o
Tandon R, et al: Caroli's syndrome: a heterogeneous entity. Am J multiquística (fig. 38-83). Cada una de ellas se asocia, en más
Gastroenterol 85:170, 1990. del 95 % de los casos, con algún tipo de anomalía en la con-
vergencia de los conductos biliar y pancreático (Iwai, 1992).
Se denomina anomalía de la convergencia a la unión de los
conductos biliar y pancreático más allá del esfínter de Oddi, o
Quistes del colédoco sea, por fuera de la pared duodenal (fig. 38-84). De esta unión
resulta una vía final común larga que carece de mecanismo
Alejandro Oria esfinteriano a nivel de la unión entre ambos conductos. Se
pueden diferenciar dos tipos principales de anomalía, según
Definición. Los quistes del colédoco son dilataciones con- que el conducto pancreático desemboque en ángulo agudo en
génitas de la vía biliar extrahepática asociadas con anomalías el conducto biliar (tipo pancreaticobiliar) o que el conducto
en la convergencia de los conductos biliar y pancreático. Esta biliar desemboque en ángulo recto en el conducto pancreático
asociación, desconocida hasta hace pocos afios, ha puesto en (tipo biliopancreático) (fig. 38-85). En ocasiones el trayecto
evidencia una nueva entidad anatomoclínica que debe ser di- de ambos conductos es tan complejo que no se puede identifi-

Fig. 38-83. Formas de los quistes congénitos


del colédoco. A, quística; B, fusiforme; C, ci-
lindrica; D, multiquística.

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618 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Patogenia. Babbitt (1969) fue el primero en sugerir que la


ausencia congénita de un mecanismo esfiriteriano a nivel de la
convergencia determinaría, por reflujo pancreaticobiliar, un
debilitamiento progresivo de la pared coledociana y su dilata-
ción final. Esta hipótesis fue inicialmente desestimada porque
se desconocía la elevada incidencia de convergencias anóma-
las en los quistes del colédoco. En años más recientes, nuevos
conocimientos sobre la frecuencia de esta asociación, obteni-
dos mediante la colangiopancreatografía retrógrada endos-
cópica, han hecho resurgir esa hipótesis (Komi, 1984).
Fisiopatología. Los dos mecanismos que determinan la
fisiopatología de los quistes del colédoco son el libre reflujo
en ambas direcciones de las secreciones biliar y pancreática y
su estasis por mal vaciamiento del sistema ductal. Mientras
que en el tipo de unión biliopancreática las secreciones se acu-
mulan en la dilatación quística, en la unión pancreaticobiliar
lo hacen en la vesícula. En el primer caso, la obstrucción al
vaciamiento se debe a la estenosis filiforme del segmento biliar
de unión (fig. 38-86); en el segundo, a la ectasia de la vía final
común (Wirdmeyer, 1989) y también a una estenosis modera-
da del segmento biliar de unión (fig. 38-87).
La consecuencia más importante de estos dos mecanismos
fisiopatológicos es la carcinogénesis. Está demostrado expe-
rimental y clínicamente que la acción continua y prolongada
del jugo pancreático en sitios de estasis genera carcinoma
Fig. 38-84. Quistes del colédoco. A, convergencia normal a nivel del esfínter (Oguchi, 1989). En la experiencia clínica, el carcinoma ocu-
de Oddi. 5, convergencia anómala fuera del esfínter y de la pared duodenaí.
rre en las paredes del quiste cuando el tipo de unión es
biliopancreática, mientras que cuando es pancreaticobiliar se
produce en la vesícula. Más aún, en ausencia de quiste congé-
car la forma de unión (tipo indeterminado). Mientras que la nito de la vía biliar, una convergencia anómala también puede
forma quística se asocia por lo general con el tipo biliopan- generar cáncer de vesícula (Kinoshita, 1984). Otras consecuen-
creático, las formas fusiforme y cilindrica pueden asociarse cias del reflujo y el estancamiento de las secreciones biliopan-
con cualquier tipo de unión (Todani, 1984). creáticas son las crisis periódicas de colangitis y pancreatitis.
Epidemiología. Los quistes del colédoco son 3 veces más Anatomía patológica. El espesor de la pared de las dilata-
frecuentes en la mujer que en el varón y su incidencia es 10 ciones biliares puede variar entre 1 y 10 mm. Histológicamente
veces más elevada en Oriente que en Occidente. De hecho, 1 llama la atención la ausencia de fibras musculares y glándulas
de cada 1000 ingresos en hospitales pediátricos de Japón se mucosas. En cambio, existe abundante fibrosis, hiperplasia o
debe a esta patología (Kimura, 1978). metaplasia epitelial y eventualmente carcinoma. Las dilata-
La forma de dilatación más frecuente es la quística, segui- ciones de forma quística pueden medir de 2 a 25 cm y contie-
da por la fusiforme y la cilindrica; en cambio, la forma multi- nen bilis oscura y viscosa. Aunque el barro biliar es frecuente,
quística es excepcional. En alrededor del 25 % de los quistes la presencia de cálculos es excepcional.
del colédoco, la dilatación de la vía biliar extrahepática se ex- Diagnóstico. Presentación clínica. El 60 % de las dilata-
tiende a la vía biliar intrahepática. ciones congénitas del colédoco se exteriorizan clínicamente
La anomalía de convergencia más frecuente es la biliopan- antes de los 20 años de edad y el 40 % restante lo hacen duran-
creática, seguida por la pancreaticobiliar. Cualquiera de ellas te la edad adulta. La forma quística se manifiesta a menudo
puede hallarse también en sujetos sin dilatación congénita al- por una tríada compuesta por dolor, ictericia y masa palpable.
guna de la vía biliar. Esta tríada corresponde a una brusca distensión del quiste por

Fig. 38-85. Quistes del colédoco:


tipos de convergencia anómala A,
tipo pancreaticobiliar. B, tipo bilio-
pancreática. C, tipo indeterminado.

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38. VÍAS BILIARES 619

Fig. 38-86. Quistes del colédo-


co. Dilatación fusiforme (1) y
convergencia anómala biliopan- Fig. 38-87. Quistes del colédo-
creática con estenosis del seg- co. Dilatación cilindrica (1) y
mento biliar de unión (2). ectasia de la vía final común (2).

obstrucción completa del segmento biliar de unión y puede tural de los quistes del colédoco han sido obtenidos mediante
desaparecer totalmente cuando el quiste consigue evacuarse el seguimiento alejado de pacientes a quienes se les realizó la
en el duodeno. simple anastomosis del quiste al intestino, una operación ac-
Las formas cilindrica y fusiforme se manifiestan general- tualmente contraindicada. Alrededor del 12 a 18 % de los pa-
mente por el denominado síndrome del canal común (Okada, cientes así tratados desarrollan un carcinoma, y el tiempo pro-
1983), caracterizado por dolor, hiperamilasemia, fiebre, vó- medio de aparición del cáncer a partir del diagnóstico del quiste
mitos e ictericia. Este síndrome se debe a grados diversos de es de 10 años. El pronóstico del carcinoma desarrollado en la
colangitis o pancreatitis, y también se asocia con distensión dilatación biliar o la vesícula es desalentador, ya que la
brusca de la dilatación biliar. En una minoría de casos, la for- sobrevida a los 5 años no supera el 3 %.
ma de presentación es una obstrucción biliar o duodenal com- Tratamiento. La cirugía está absolutamente indicada en
pleta por carcinoma. todos los portadores de quistes del colédoco, tanto sintomáticos
Diagnóstico por imágenes. La ecografía es el método de como asintomáticos. El procedimiento indicado es la extirpa-
elección para diagnosticar la dilatación biliar, identificar su ción de la vía biliar extrahepática, incluida la vesícula, desde
forma y monitorear su evolución durante la obstrucción aguda la bifurcación de ambos hepáticos hasta el estrechamiento distal
(figs. 38-88 y 38-89). La colangiopancreatografía endoscópica a la dilatación. A nivel del páncreas es necesario evitar la le-
es indispensable para identificar el tipo de anomalía de la con- sión del conducto pancreático, para lo cual es imprescindible
vergencia. Este conocimiento es necesario durante la cirugía, tener el conocimiento anatómico preoperatorio del tipo de ano-
y aunque puede ser obtenido también mediante la colangio- malía ductal presente. En caso de adherencia inflamatoria fir-
grafía operatoria, este último método puede fracasar por falta me del quiste a los tejidos vecinos, la resección puede hacerse
de reflujo al conducto pancreático. a través de un plano en su pared que deje intacta la capa exter-
Historia natural. Los conocimientos sobre la historia na- na fibrosa (fig. 38-90). El método más empleado para resta-

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620 SECCIÓN Vi. ABDOMEN

blecer la continuidad biliodigestiva es la hepaticoyeyunoanas-


tomosis en Y de Roux.
La extirpación completa de la vía biliar extrahepática pre-
viene el carcinoma aun en los enfermos con dilatación congé-
nita de la vía biliar intrahepática. En estos casos la anastomosis
debe ser efectuada a la perfección, ya que se han observado
carcinomas de la vía biliar intrahepática desarrollados por enci-
ma de anastomosis hepaticoyeyunales obstruidas (Todani, 1988).
El factor oncogénico en esta circunstancia podría ser el estan-
camiento de la bilis en conductos congénitamente dilatados.
El tratamiento endoscópico de los quistes del colédoco
mediante esfinteropapilotomía y colocación de un tutor a tra-
vés de la estenosis biliar no tiene indicación como tratamiento
definitivo, ya que no elimina el potencial carcinogenético de
la dilatación biliar congénita. Sin embargo, este método pue-
de ser una excelente medida inicial en caso de colangitis ful-
minante por obstrucción aguda.
Finalmente, el diagnóstico de anomalía de la convergen-
cia biliopancreática en ausencia de dilatación quística del
colédoco obliga a realizar la colecistectomía para prevenir el
carcinoma vesicular.

Coledococele

Fig. 38-88. Diagnóstico ecográ- Se denomina así a la dilatación quística congénita de la


fico de una dilatación quística porción intraduodenal del colédoco terminal. Esta malforma-
(1). ción mide habitualmente menos de 3 cm y no se asocia a ano-
malías de la convergencia biliopancreática; por lo tanto, su
riesgo de malignización es mínimo.
El coledococele ha sido hallado en asociación con episo-
dios recidivantes de pancreatitis aguda, dolor de tipo biliar o
colestasis. Debido a su pequeño tamaño, el diagnóstico sólo
puede sospecharse por duodenoscopia y su confirmación re-
quiere una colangiopancreatografía retrógrada. El tratamiento
consiste en la esfinteropapilotomía y el destechamiento de la
pared intraduodenal emergente del coledococele, procedimien-
to que puede ser efectuado quirúrgicamente o por endoscopia
(Martin, 1992).

Fig. 38-89. Diagnóstico ecográ- Fig. 38-90. Extirpación del quiste de colédoco por el plano (flechas) entre
fico de una dilatación cilindri- la capa interna y la externa adherida a la vena porta (1) y a la arteria hepá-
ca (1). tica (2).

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38. VÍAS BILIARES 621

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Ann Surg 215:27-30, 1992. esclerosante, que comienza con una lesión extrahepática que
Kimura K, Tsugawa C, Ogawa K: Congenital choledochal cyst: destruye el sistema ductal biliar; de no ser tratados, los pa-
etiological considerations and surgical management in 22 cases. cientes fallecen antes de los 2 años de edad por hepatopatía
Arch Surg 113:139-146, 1978. cirrótica.
Kinoshita H, Nagata E, Hiroshashi K, et al: Carcinoma of the Epidemiología. Su incidencia corresponde a un caso cada
gallbladder with an anomalous connection between the 12.000 a 15.000 nacidos vivos.
choledochus and the pancreatic duct. Cáncer 54:762-769, 1984. Etiología. Es desconocida. No se ha demostrado hasta la
Komi N, Namura J, Miyoshi Y, et al: Nationwide survey of cases of actualidad ningún factor causal bien determinado. Existen tres
choledochal cysts: analysis of coexistent anomalics,
complications and surgical treatment in 645 cases. Surg teorías que intentan explicar su origen:
Gastroenterol 3:69-73, 1984. a) Alteración en la vascularización de los conductos biliares
Martin RF, Riber BP, Bosco JJ, et al: Symptomatic choledochocele extrahepáticos durante la vida intrauterina. Los estudios expe-
in adults. Endoscopic retrograde cholangiopancreatography rimentales de desvascularización de vías biliares en perros
recognition and management. Arch Surg 127:536-539, 1992. neonatos y conejos no fueron concluyentes.
Oguchi Y, Okada A, Nakamura T, et al: Histopathologic studies of b) Alteraciones en el desarrollo embrionario de la unión
congenital dilatation of the bile duct as related to an anomalous coledocopancreática en ciertas trisomías (17, 18 y 21).
junction of the pancreatobiliary system. Clinical and experimen- c) La teoría viral de Landing relaciona a la hepatitis viral
tal studies. Surgery 103:168-173, 1988. con la atresia biliar y el quiste coledociano, y sostiene la co-
Okada A, Oguchi Y, Kamata S, et al: Common channel syndrome.
Diagnosis with endoscopic retrograde cholangiopancreatography existencia de estas dos afecciones con el virus REO 3.
and surgical management. Surgery 98:634-642, 1983. Hoy se ha descartado la relación de la afección con las
Todani T, Watanabe Y, Fuji T, et al: Anomalous arrangement of the radiaciones ionizantes y los fármacos teratogénicos.
pancreatobiliary ductal system in patients with a choledochal cyst. Anatomía patológica. Independientemente de la causa que
Am J Surg 147:672-676, 1984. ocasiona este proceso, todos los enfermos presentan ensan-
Todani T, Watanabe Y, Toki A, et al: Reoperation for congenital chamiento de los tractos portales con edema y fibrosis. Hay
choledochal cyst. Ann Surg 207:142-147, 1988. conservación de la arquitectura hepática, pero existe estasis
Wirdmeyer DA, Stewart ET, Dodds WJ, et al: Choledochal cyst. biliar en los hepatocitos y canalículos. Las lesiones clásicas
Findings on cholangiopancreatography with emphasis on ectasia de la hepatitis (necrosis hepatocelular, infiltración por células
of the common channel. AJR 153:969"-972, 1989.
inflamatorias y regeneración) pueden asociarse a esta afec-
ción.
Hasta 1980, según la presencia o ausencia de conducto
ESTENOSIS BENIGNAS DE LAS VÍAS BILIARES biliar permeable residual, se clasificaba a la atresia biliar en
Santiago G. Perera* corregible o no corregible. La Asociación de Cirujanos
Pediátricos de Japón la clasifica actualmente en tres tipos (fig.
Definición. Se suele incluir en esta definición a un grupo 38-91):
heterogéneo de afecciones que tienen como características en A. Atresia del colédoco con un quiste en el hilio hepático.
común: a) ser afecciones obstructivas de las vías biliares; b) B. Atresia del conducto hepático común.
presentar un origen orgánico (por lo cual se excluye lo funcio- C. Atresia de los hepáticos derecho e izquierdo.
nal); c) ser afecciones benignas cuya expresión histopatológica Cada uno de ellos tiene diferentes subdivisiones.
es la fibrosis, esclerosis o hiperplasia; d) tener a la ictericia Se han observado anomalías congénitas asociadas entre el
como síntoma más significativo. 12 y el 27 % de los casos. Las más frecuentes son las
cardiovasculares.
Diagnóstico. Debe hacer sospechar esta afección la pre-
Congémtas - Atresia biliar sencia de colestasis extrahepática en un recién nacido, acom-
pañada de hepatomegalia y predisposición a las hemorragias
Postraumatismos a) Poscolecistec-
por malabsorción de vitamina K.
tomía y/o cole-
docotomía El sondeo duodenal y el análisis de materia fecal demues-
Lesiones Postoperatorias tran ausencia de pigmentos biliares, aunque es necesaria la
traumáticas b) Postanastomosis diferenciación con las hepatitis graves (falsos negativos).
biliares biliodigestiva, Laboratorio. Las pruebas de la función hepática son de
benignas cirugía hepática difícil apreciación en las colestasis infantiles, y a que en todas
o pancreática ellas hay cierto grado de destrucción hepatocelular con nive-
Estenosis de papila les elevados de transaminasas, gammaglutamiltranspeptidasa,
Colangitis esclerosante primaria fosfatasa alcalina y alfafetoproteínas en el suero.
Cálculos coledocianos Diagnóstico por imágenes. La ecografía del hígado y las
Estenosis Pancreatitis crónica vías biliares es clara en su definición: dilatación intrahepática,
postinflamatorias Ulcera duodenal crónica presencia de quistes y ausencia de la vía biliar distal.
Parasitaria s La falta de excreción de los radioisótopos tiene una efecti-
vidad del 97 %, y la biopsia percutánea tiene efectividad
* Con la colaboración del Dr. Hugo García. diagnóstica en el 82 % de los casos.

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622 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Fig. 38-91. Ejemplos de atresia biliar extrahepática. A, atresia de colédoco con quiste. S, atresia del colédoco. C, atresia de ambos hepáticos.

Sospecha de atresia biliar En las atresias de tipo 2 (con hepáticos proximales muy
estrechos) o de tipo 3 (totalmente obstruidos) se realiza la
portoenterostoinía en Y de Roux (operación de Kasai), en que
se anastomosa un asa yeyunal a nivel del hilio hepático luego
de la escisión de todos los remanentes de los conductos biliares
(fig. 38-92).
Estudio radioisotópico El trasplante hepático es un procedimiento indicado en ni-
Biopsia hepática percutánea ños en los cuales ha fallado la portoenterostomía. Sin embar-
Laparotomía go, el papel real de esta compleja operación todavía no está
del todo aclarado.
Tratamiento quirúrgico. Depende del tipo de atresia. En El pronóstico es severo. Existen series de enfermos que
las atresias quísticas de tipo 1 la indicación es una hepato- sobrevivieron por más de 20 años; sin embargo, ello depende
yeyunostomía en Y de Roux. Son las afecciones que antigua- de poder lograr un drenaje biliar efectivo.
mente se denominaban corregibles y representan entre el 8 y La destrucción del árbol biliar y la tendencia a la cirrosis
el 15 % de los casos. hepática obligan a una intervención lo más temprano posible.

Fig. 38-92. Operación de Kasai. A,


colangiograma con catéter vesicular.
B, sección de la cápsula hepática por
encima de la bifurcación de ia vena
porta. C, anastomosis en Y de Roux
con el yeyuno y la cápsula hepática.

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38. VÍAS BILIARES 623

Estenosis de la papila de Vater De todos los métodos diagnósticos, el más específico es la


manometría endoscópica, pero su difícil instrumentación para
Definición. Es una afección obstructiva de la papila, de realizarla en condiciones basales y su elevada morbilidad (30 %
origen benigno, también denominada odditis esclerorretráctil, de pancreatitis) hacen que no sea muy confiable y que no se
estenosis ampular o enfermedad de Del Valle (descrita por Del haya extendido su uso. De todas maneras, en los pacientes con
Valle y Donovan en 1929), caracterizada histológicamente por sospecha de obstrucción orgánica o funcional del esfínter de
fibrosis, esclerosis o hiperplasia. Oddi, la secuencia de los métodos de estudio debe iniciarse
Epidemiología. Si bien su existencia ha sido demostrada, con el enzimograma hepático (para corroborar una hipertensión
es muy discutida su frecuencia, que varía del 0 al 30 % de biliar), ecografía (para valorar la dilatación de la vía biliar),
todos los pacientes sometidos a colecistectomía. Esta gran va- colangiografía radioisotópica (que indicará si existe retardo
riación se debe fundamentalmente a los métodos diagnósticos en la evacuación biliar) y finalmente la colangiografía retró-
empleados para su inclusión, y en la actualidad se acepta que grada endoscópica para que, en caso de descartar otras patolo-
es un hallazgo excepcional cuando se descartan otras patologías gías que expliquen los síntomas (litiasis residual), sirva para
responsables del cuadro clínico atribuido a esta enfermedad. realizar una manometría biliar.
Patogenia. La odditis primaria (sin asociación con litiasis Tratamiento. Sólo después de descartar otras enfermeda-
coledociana) es excepcional y de origen desconocido. Las se- des más frecuentes se deberá indicar el tratamiento a un pa-
cundarias relacionadas con cálculos en el árbol biliar han mo- ciente con odditis que presenta hipertensión biliar. En los ca-
tivado algunas hipótesis que explican su desarrollo: 1) fibrosis sos en que no se comprueba hipertensión biliar, el tratamiento
como consecuencia de la migración de cálculos en forma rei- por una supuesta odditis tiene recidiva de los síntomas en más
terada; 2) acción de la bilis litogénica sobre la región ampular. del 50 % de los casos.
Anatomía patológica. Si bien se han descrito distintas El tratamiento consiste en la sección de la papila (papilo-
formas de odditis o papilitis de acuerdo con el aspecto anatomo- tomía), que desde la década del 80 se prefiere que sea por vía
patológico (ulcerosa, granulomatosa, adenomatosa, esclero- endoscópica. Excepcionalmente, durante el mismo acto opera-
sante), la existencia de fibrosis es una constante en los casos torio de una colecistectomía con abdomen abierto se puede
de compromiso orgánico de la papila de Vater. Sin embargo, asociar una papilotomía quirúrgica.
en los últimos años se han descrito alteraciones funcionales
del esfínter de Oddi que se comportan como las odditis orgá-
nicas sin que existan alteraciones histológicas (disfunción del Estenosis biliares postoperatorias
Oddi). Por otra parte, en pacientes mayores de 20 años, en el
50 % de los casos la histología de la papila puede revelar ha- Definición y etiología. Las lesiones del árbol biliar de ori-
llazgos patológicos sin significado clínico (Fodish, 1972). gen quirúrgico tienen una incidencia del 0,1 a 0,5 %, y la
Diagnóstico. Podemos dividir la forma de presentación en estenosis de los conductos biliares suele ser una de sus conse-
dos grupos de pacientes: cuencias. En su mayor parte esas lesiones se producen en el
1. Enfermos colecistectomizados en los que persisten los curso de las colecistectomías con exploración del colédoco o
síntomas iniciales (síndrome poscolecistectomía). sin ella, y actualmente se observa un mayor índice a causa de
2. Durante la colecistectomía por litiasis vesicular sinto- la utilización de la vía laparoscópica (véase Tratamiento qui-
mática, después de la exploración radiológica y/o manométrica. rúrgico de la litiasis vesicular). Con menor frecuencia, la le-
En el primer grupo, la existencia de algunos síntomas des- sión de la vía biliar se produce en el curso de una gastrectomía,
pués de la colecistectomía, como cólicos o dolor penetrante duodenopancreatectomía, cirugía de la hipertensión portal o
en el hipocondrio derecho, exigen descartar otras enfermeda- hepatectomía. La disminución del diámetro de la vía biliar,
des, como litiasis residual u otras alteraciones digestivas (colon que lleva a la imposibilidad de evacuar la bilis al duodeno,
irritable), antes de sospechar una odditis. En este caso, la acarrea una colestasis extrahepática postoperatoria con reper-
manometría biliar endoscópica, cuando revela aumento de la cusión general variable, y su reparación implica un tratamien-
presión del Oddi junto con dilatación de la vía biliar, puede to complejo de resultado incierto en un número importante de
indicar su presencia, que en algunas oportunidades se acom- pacientes.
paña de alteraciones enzimáticas (ascenso de la fosfatasa Patogenia. Existen muchos factores que influyen en la
alcalina y/o transaminas as). producción de una lesión de la vía biliar durante la colecistec-
En el segundo grupo de pacientes, el retardo o la falta de tomía, de las cuales la falla en la identificación de las estructu-
excreción de sustancia de contraste poscolangiografía ras del hilio vesicular y hepático es la más importante. La pre-
intraoperatoria en ausencia de cálculos puede hacer sospechar sencia frecuente de anomalías y la modificación de las rela-
la enfermedad. Sin embargo, la falta de especificidad de estos ciones anatómicas como consecuencia del estado inflamatorio
hallazgos, así como de los estudios manométricos que se han evolutivo propio de algunas entidades (colecistitis aguda,
empleado para su diagnóstico, ha llevado a algunos cirujanos fístulas biliodigestivas o biliobiliares, etc.) aumenta esta posi-
a realizar tratamientos quirúrgicos (papilotomías) en exceso, bilidad. Por otra parte, la cirugía laparoscópica, al ofrecer una
como se ha demostrado en los últimos años. En efecto, son visión bidimensional e imposibilitar la palpación y disección
muy pocos los pacientes en los cuales durante su colecistec- adecuadas de algunas estructuras, ha llevado a un aumento de
tomía electiva se puede certificar una odditis que requiere tra- estos accidentes en los últimos años. Un aspecto al que se le
tamiento quirúrgico, ya que las supuestas estenosis se deben a ha dado importancia es también la isquemia como productora
"espasmos" persistentes del esfínter de Oddi frente a diversos de estenosis, cuando se origina por lesión de las arterias de
estímulos operatorios (sustancia de contraste, exploración hora 3 y 9 de la vía biliar principal (fig. 38-12). Este accidente
instrumental). Por consiguiente, la verdadera prevalencia, si puede suceder por disección excesiva o por el uso del electro-
bien no se puede precisar con exactitud, es muy pequeña a cauterio en la cirugía laparoscópica.
juzgar por la evolución de los pacientes operados bajo estas La respuesta del tejido conectivo al daño biliar es inme-
circunstancias. diata, con formación de fibrosis y dilatación progresiva. El

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624 • SECCIÓN VI. ABDOMEN

estudio bioquímico del tejido conectivo en estos casos revela (CPRE) rara vez posee valor para evaluar una estenosis alta
aumento de la síntesis de colágeno y de la actividad de prolina- completa, ya que impide ver las estructuras intrahepáticas. Su
hidroxilasa desde las dos semanas siguientes a la obstrucción. efectividad mejora si la estrechez es incompleta (fig. 38-94).
Por otra parte, la existencia de una fístula biliar origina tejido La colangiografía percutánea transhepática (CPT) es el me-
inflamatorio que rodea a la vía biliar y que da como resultado jor procedimiento, pues puede determinar el nivel y la exten-
una mayor fibrosis, la cual favorece la estenosis. sión de la estrechez, además de permitir dilatar o drenar la vía
Anatomía patológica. La obstrucción biliar ocasiona de- biliar (fig. 38-95).
pósito de sales biliares en la membrana canalicular y tenden-
cia a la formación de tapones biliosos dentro de los canalículos
centrolobulillares. Hay tendencia a la fibrosis y cicatrización
alrededor de los conductos y conductillos biliares y colestasis
progresiva. La fibrosis se asocia a hiperplasia hepatocelular
con conservación de la estructura lobular del hígado. En los
conductos extrahepáticos sometidos a fibrosis y retracción
ascendente la mucosa se atrofia por isquemia.
Diagnóstico. Presentación clínica. La estenosis por liga-
duras se expresa por una ictericia obstructiva rápidamente evo-
lutiva si aquélla es total, y no tan manifiesta si es parcial o está
acompañada de fístula externa.
Algunos pacientes manifiestan síntomas incluso varios años
después del accidente operatorio que en ocasiones no fue diag-
nosticado durante la intervención. Según Pitt, la presentación
clínica por este tipo de lesiones se produce en el 60 % de los
pacientes durante los primeros 6 meses (fig. 38-93).
La existencia de colangitis complica la evolución y acele-
ra los tiempos de exploración diagnóstica. La hepatomegalia
es un índice de obstrucción de larga data.
Los exámenes de laboratorio demuestran un patrón
colestásico con bilirrubina directa y fosfatasa alcalina séricas
aumentadas. En la obstrucción incompleta la bilirrubina es
normal y existe cierto aumento de la fosfatasa alcalina. Cuan-
do la enfermedad está avanzada hay disfunción hepatocelular
e hipoproteinemia.
La estenosis biliar postoperatoria requerirá conocer: a) el
nivel de la lesión; b) su extensión; c) la existencia de lesiones
asociadas en los vasos; d) la repercusión sobre la función he-
pática y la existencia de hipertensión portal. Fig. 38-94. Colangiografía retrógrada endoscópica en una lesión de vía
biliar (estenosis) poscolecistectomía laparoscópica.
Diagnóstico por imágenes. La ecografía hepatobiliopan-
creática permite evidenciar una dilatación de los conductos
biliares intrahepálicos, pero es imprecisa para determinar la
altura y la extensión de la lesión. Puede informar sobre la pre-
sencia de abscesos.
De existir un tubo de drenaje y ante una fístula biliar ex-
terna, la fistulografía con medio hidrosoluble es de fácil reali-
zación y permite una buena apreciación de la zona compro-
metida.
La colangiopancreatografía retrógrada endoscópica

Fig. 3S-93. Porcentaje acumulativo de pacientes que desarrollaron sínto-


mas según el intervalo desde el procedimiento durante el cual se produjo la
lesión hasta la aparición de la sintomatología. (De Pitt HA, Miyamoto T,
Parapatis SK et al.: Factors influencing outcome in patients with Fig. 38-95. Lesión de la vía biliar. La colangiografía transparietohepática
postoperative biliary strictures. Am. J. Surg. 144:14-21, 1982. muestra una estenosis del tercio superior.

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38. VÍAS BILIARES 625

La centellografía con HIDA hace posible observar el pa- abscesos subfrénicos, la hematemesis o la insuficiencia hepá-
saje de la bilis a través de anastomosis y estenosis. tica. La táctica quirúrgica empleada depende no sólo de la al-
Clasificación. Las estenosis traumáticas se clasifican, se- tura de la lesión, sino también del momento de su descubri-
gún Bismuth, en cinco tipos (fig. 38-96): miento.
Tipo 1. Estenosis baj a en el hepático común. El muñón del Lesiones que se reconocen en el momento de la cirugía.
conducto hepático es mayor de 2 cm. Reconocida la lesión, se debe buscar como objetivo la repara-
Tipo 2. Estenosis en la parte media del hepático común. ción primaria. Raramente es de poca magnitud, ya que suele
Muñón de menos de 2 cm. comprometer en su totalidad el conducto afectado. Las posi-
Tipo 3. Estenosis alta (hiliar): confluencia intacta. bles variantes son:
Tipo 4. Destrucción de la confluencia hiliar. Disociación 1. Lesiones laterales sin pérdida de la longitud: son poco
de los hepáticos derecho e izquierdo. frecuentes; se las repara con una sutura directa sobre un tubo
Tipo 5. Compromiso de la rama sectorial derecha sola o en T (Kehr).
con el conducto común. 2. Lesiones en un conducto biliar con sección completa:
Los pacientes con estenosis altas (tipos 3 y 4 de Bismuth) son más comunes; se debe realizar una anastomosis
tienen peor pronóstico que los enfermos en quienes todavía terminoterminal con un tubo de Kehr que se exterioriza lejos
permanece intacta alguna parte del conducto hepático común. de la anastomosis. El pequeño diámetro de la vía biliar cuando
Los pacientes con estenosis altas y operaciones previas de re- no se encuentra dilatada suele ser un inconveniente para la
paración con enfermedad hepática e hipertensión portal sue- reparación y en el 50 % de los casos ésta suele fracasar. Uno
len evolucionar mal, y la colangitis y la sepsis son la causa de los motivos es la pérdida de sustancia que acompaña a al-
más común de morbimortalidad. gunas de estas lesiones, por lo cual se aconseja efectuar una
Tratamiento. Su base es la reconstrucción del tránsito anastomosis biliodigestiva (hepaticoyeyunoanastomosis).
bilioentérico, previo mejoramiento del estado general, lo cual Lesiones identificadas en el postoperatorio inmediato.
impone la necesidad de tratar primero la peritonitis biliar, los Todas las lesiones biliares que son evidenciadas en el
postoperatorio inmediato se presentan de tres maneras:
1. Como una peritonitis biliar si el drenaje es insuficiente
y se acumula en el abdomen. Si la bilis no está infectada, se
suele acumular sin llevar al colapso al enfermo. Si por el con-
trario, hay contaminación de gérmenes, el cuadro con com-
promiso general es más rápido. No es aconsejable reparar una
lesión con un coleperitoneo manifiesto. Lo que se debe buscar
es mejorar el estado general difiriendo la reparación biliar y
utilizar un drenaje percutáneo en las colecciones localizadas.
2. Si existe un buen drenaje se forma una fístula biliar. En
estos casos la repercusión general es menor y la fistulografía
puede revelar la altura de la lesión. Es preferible no abordar
estas lesiones si no hay compromiso peritoneal ya que muchas
de ellas cierran, aunque pueden evolucionar hacia la estenosis
tardía.
3. Pacientes que progresivamente se ponen ictéricos. La
derivación bilioentérica en Y de Roux permite resolver este
problema. En la actualidad es posible la dilatación percutánea
o endoscópica transitoria hasta mejorar las condiciones loca-
les y generales del paciente (fig. 38-97).
Lesiones que se evidencian después de un intervalo en
relación con la cirugía previa (estenosis o estrecheces tar-
días). La forma de presentación es la de una ictericia progresi-
va o bien como episodios de colangitis aguda. Los elementos
básicos para manejar esta situación son:
a) la primera alternativa puede ser una dilatación
percutánea;
b) de optarse por la intervención, hay que exponer los con-
ductos biliares proximales sanos;
c) si bien en algunos casos es posible una reanastomosis
terminoterminal, los mejores resultados se obtienen con
anastomosis bilioentéricas en Y de Roux, recurriendo en las
estenosis altas a la apertura del hepático izquierdo previo des-
Fig. 38-96. Clasificación de Bismuth de las estenosis traumáticas. Rela- censo de la placa hiliar (operación de Hepp-Coinoud) (fig. 38-
ción entre el nivel de la estenosis y la confluencia de los hepáticos. /, 98).
estenosis baja en el conducto hepático común, con muñón de 2 cm; 2,
estenosis en la parte media del conducto hepático común, con muñón de En la actualidad, los resultados de la cirugía son superio-
más de 2 cm; 3, estenosis alta (hiliar) con confluencia intacta; 4, destruc- res a los de las dilataciones percutáneas cuando se sigue a los
ción de la confluencia hiliar, disociación del conducto derecho e izquierdo; pacientes durante varios años para valorar las reestenosis (fig.
5, compromiso de la rama sectorial derecha sola o del conducto común. 38-99).

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626 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Fig. 38-99. Índices aduanales de éxito a lo largo de 72 meses para la ciru-


gía (89 %) y la dilatación con balón (52 %), en las estenosis de la vía biliar.
La diferencia es estadísticamente significativa (p<0,01). (Según Pitt HA,
Kaufman SL, Coleman J et al.: Benign posloperative biliary stnctures:
opérate o dilate? Ann. Surg. 210:417-427, 1989.) (done by 007)

La colelitiasis crónica puede originar una esclerosis en la


zona de la bolsa de Hartmann, la cual evoluciona hacia la vía
biliar y origina cuadros de estenosis parcial o funcional.
Casi un tercio de las pancreatitis crónicas cursan con icte-
ricia por estrechez de la porción retropancreática de la vía biliar.
Fig. 38-97. Dilatación percutánea de una estenosis de la vía biliar Las úlceras penetrantes en el páncreas con gran compo-
poscolecistectomía. nente inflamatorio pueden originar retracciones cicatrizales que
involucran la vía biliar.
El tratamiento de estas estrecheces corresponde, por lo
menos al principio, al de la causa que las originó.

Colangitis esclerosante primaria

Definición. Es una enfermedad idiopática caracterizada por


estrecheces inflamatorias intrahepáticas y extrahepáticas que
dan como resultado la formación de estenosis.
Epidemiología. La mayoría de los pacientes tienen entre
25 y 45 años, aunque se han diagnosticado casos en niños y
ancianos. Hay una ciara predominancia masculina, con una
relación hombre/mujer de 2:1.
La prevalencia de colangitis esclerosante primaria (CEP)
en los pacientes con colitis ulcerosa es del 2,4 a 4 %, y en los
pacientes con enfermedad de Crohn del 1,2 %. A ¡a inversa,
en aproximadamente las dos terceras partes de los pacientes
con CEP se encuentra una enfermedad inflamatoria intestinal.
Etiopatogenia. La causa de la colangitis esclerosante es
desconocida. Algunas hipótesis postulan una reacción autoin-
mune, ya que suele estar asociada a otras enfermedades
autoinmunes, como la colitis ulcerosa, la fibrosis retroperito-
Fig. 38-98. Operación de Hepp-Coinoud. Descripción en el texto. neal o la tiroiditis de Riedel. Algunas noxas que incluyen in-
fecciones por virus, bacterias o reacciones tóxicas a drogas
pueden intervenir en las etapas finales del desarrollo de esta
enfermedad.
Estenosis biliar postinflamatoria Desde hace muchos años se identificaron anormalidades
cuantitativas de inmunoglobulinas y una alta frecuencia de
Algunas estenosis biliares son ocasionadas por procesos bajos títulos de autoanticuerpos inespecíficos en la CEP, y hay
fibrosos o esclerosos que involucran la vía biliar. Los ejem- fuertes evidencias a favor de que se origina como consecuen-
plos más característicos de estos procesos son la colelitiasis cia de un trastorno hereditario de la función inmunitaria. Se
de evolución crónica, la úlcera duodenal peripapilar que tien- ha hallado una asociación sumamente regular entre la CEP y
de a penetrar en el páncreas e inclusive las pancreatitis cróni- el haplotipo HLA B8, DR3.
cas. Los canalículos de la vía biliar pueden ser el principal blan-

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38. VÍAS BILIARES 627

co del ataque inmune en la CEP, y el epitelio biliar muestra la exacerbaciones. El cuadro de colangitis suele presentarse
expresión aberrante de los antígenos HLA de clase II contra infrecuentemente, excepto que exista instrumentación quirúr-
los cuales puede apuntar un ataque inmunomediado. gica de la vía biliar.
Anatomía patológica. El colédoco afectado por la CEP Laboratorio. Los exámenes de laboratorio revelan un cua-
se ve como un cordón duro y engrosado, con el hilio hepático dro de colestasis en el que la fosfatasa alcalina está más eleva-
y ganglios linfáticos aumentados de tamaño. da que la bilirrubina, aumento que persiste aun en los perío-
Histológicamente la pared ductal está engrosada, con una dos de remisión. Sin embargo, en un 6 % de los pacientes con
fibrosis que se extiende desde la capa subepitelial hasta la ad- CEP la fosfatasa alcalina puede permanecer normal. Las IgM,
venticia. El hígado resecado de los pacientes con CEP someti- IgG e IgA se encuentran elevadas.
dos a trasplante muestra cambios en los grandes conductos Diagnóstico por imágenes. El diagnóstico se confirma con
intrahepáticos que consisten en: a) dilataciones tubulares o una colangiograffa retrógrada endoscópica, en la que se ob-
saculares de paredes delgadas de los grandes conductos con servan múltiples dilataciones y estrecheces de los canalículos
crestas fibrosas semicirculares o anulares; b) transformación biliares intrahepáticos y extrahepáticos (fig. 38-101).
de los conductos biliares en cordones fibrosos con alteración La biopsia hepática revela la etapa evolutiva de la enfer-
parcial o total del epitelio y luz ductales. Estas lesiones co- medad hasta el desarrollo de la cirrosis biliar. En el 25 % de
rresponden, respectivamente, a los aspectos de "arrosaria- los pacientes se detectan cálculos biliares, que en general son
miento" y "amputación" de los conductos que se ven en la de bilirrubinato de calcio y "barro biliar" como resultado de la
colangiograffa. estasis en el sistema ductal.
En la biopsia hepática los cambios más llamativos se ha- La pancreatitis crónica está asociada a la CEP en una pro-
llan en los tractos portales, y la característica más común es la porción que va del 12 al 25 %.
presencia de fibrosis concéntrica alrededor de los conductos Colangiocarcinoma y colangitis esclerosante primaria.
interlobulillares y septales (la denominada "fibrosis en casca- Se acepta que la CEP es una enfermedad premaligna. La
ra de cebolla" o colangitis fibrosa). La fibrosis periductal pue- prevalencia en distintas series clínicas es del 4 a 9 %, pero se
de acompañarse de infiltrado de células inflamatorias (fig. 38- eleva hasta el 30 o 40 % cuando se analizan necropsias y es
100). La diseminación de la inflamación hacia el parénquima del 9 al 33 % en los pacientes sometidos a trasplante hepático.
da origen al aspecto de necrosis en sacabocados que se ve típi- El diagnóstico es sumamente difícil y debe sospecharse
camente en la hepatitis crónica activa. ante el desmejoramiento súbito e inexplicable con progresión
Diagnóstico. Presentación clínica. La forma usual es con de la ictericia, pérdida de peso y malestar abdominal. La
ictericia intermitente, que comienza insidiosamente entre la tomografía computada con sustancia de contraste puede reve-
cuarta y quinta década; el dolor en el hipocondrio derecho, el lar engrosamiento (> 5 mm) excéntrico de la pared ductal, masa
prurito, la fiebre, la astenia y la pérdida de peso son otras ca- ocupante, metástasis hepáticas o ganglios infiltrados en forma
racterísticas. manifiesta. Se puede efectuar un "cepillado" por vía colangio-
La enfermedad evoluciona con remisiones cíclicas y gráfica o biopsias percutáneas.

Fíg. 38-100. Cambios histopaiológi-


cos en la colangitis esclerosante. Las
áreas en negro señalan posibles si-
tios de compromiso del árbol biliar.
A, obstrucción ductal y colestasis.
B, fibrosis periductal. C, colangitis
obliterante intrahepática. D, cuadro
similar al de una hepatitis crónica.
E, agregados linfoideos. F, cirrosis
biliar secundaria.

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628 SECCIÓN VI. ABDOMEN

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TUMORES BENIGNOS DE LA VESÍCULA Y DE LA


VIA BILIAR EXTRAHEPATICA
Pedro Fermina

Introducción. La necesidad del diagnóstico diferencial con


los tumores malignos y su frecuente hallazgo por la gran difu-
sión de la ultrasonografía para el diagnóstico de las dispepsias
han hecho que los tumores benignos de la vesícula y menos
Fig. 38-101. Colangiografía retrógrada endoscópica. Colangitis esclerosante frecuentemente de la vía biliar adquieran importancia en los
primaria con cirrosis hepática. Estenosis de todo el árbol biliar con dilata- últimos años.
ciones saculares sectoriales y "pobreza" de vía biliar intrahepática ("árbol El conocimiento de su existencia, sin embargo, no suele
de invierno"). explicar los síntomas que motivaron el estudio, y se deberá
continuar con otros métodos para indagar acerca de su etiología.
Sólo algunos tumores benignos de la vía biliar principal o al-
Tratamiento. El tratamiento médico es muy limitado, aun- gunas alteraciones del funcionamiento de la vesícula biliar
que se han ensayado protocolos con ácido ursodesoxicólico o asociadas a estos tumores (adenomiomatosis) justifican una
inmunosupresores del tipo de la ciclosporina o el metotrexato. sintomatología por lo general inespecífica y difícil de atribuir
La dilatación percutánea de las estrecheces ha demostrado ser a estas entidades, en especial cuando se asocian a patologías
exitosa hasta en el 40 % de los pacientes en forma transitoria. más frecuentes como la litiasis de la vía biliar.
Cuando no se puede lograr el tránsito biliar, se debe operar
(especialmente en las estenosis de la bifurcación ductal) y pro-
ceder a la colocación de tutores (stents) que se dejan por un Tumores benignos y seudotumores de la vesícula
tiempo prolongado. En las etapas avanzadas está indicado el
trasplante hepático. Epidemiología. Se estima que su frecuencia es del 0.5 al
La sobrevida a 5 años de los pacientes con fibrosis hepáti- 3 % en todos los pacientes que han sido colecistectomizados
ca es del 71 %, mientras que la de los que ya han desarrollado por distintas patologías (litiasis, tumores, etc.) (Berhous y
cirrosis sólo es del 20 %. En ese contexto el trasplante ha sig- Meyers, 1971, y Ochsner, 1960, respectivamente). La verda-
nificado un verdadero progreso, ya que permite sobrevidas de dera incidencia no se conoce, pero se considera que es menor
hasta el 80 % en los casos tratados, con una recurrencia de la del 3 % en los pacientes colecistectomizados. La incidencia
enfermedad menor del 5 %. en la población general es probablemente mucho menor, pero
se ignora.
Anatomía patológica. Una revisión de 180 tumores be-
BIBLIOGRAFÍA
nignos y seudotumores realizada por Christensen e Ishak en
Bismuth H, Franco D, Corletti MB: Long term results of Roux in Y 1970 permitió agruparlos de la siguiente manera:
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Giménez M, Suárez Anzorena F, Durand L, Arozamena C, Ferraina 4. Carcinoide

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38. VÍAS BILIARES 629

Seudotumores benignos
A. Hiperplasia
1. Adenomatosa
2. Adenomiomatosa
B. Heterotopia
1. Mucosa gástrica
2. Mucosa intestinal
3. Páncreas
4. Hígado
C. Pólipos
1. Inflamatorios
2. De colesterol
D. Miscelánea
1. Fibroxantogranulomatosis inflamatoria
2. Infección parasitaria

Los tumores benignos de la vesícula se presentan casi siem-


pre como pólipos o lesiones polipoides; los más frecuentes
son los adenomas. Estos pueden ser sésiles o pediculados y, al
igual que sucede en el tracto gastrointestinal, son el resultado
de hiperplasias de la membrana epitelial. Histológicamente los
adenomas papilares presentan un esqueleto de tejido conectivo
(árbol con ramificaciones) cubierto de células cilindricas al-
tas, y los no papilares, una proliferación de glándulas rodea-
das totalmente de una estroma fibrosa.
La incidencia es del 0,15 % de las vesículas resecadas por Fig. 38-103. Pólipos múltiples
cualquier patología; la tercera parte de ellos son múltiples y de vesícula, en estudio ecoen-
constituyen en algunas ocasiones una verdadera papiíomatosís doscópico. J, transductor; 2, ve-
sícula; 3, pólipo.
que afecta a toda la mucosa (figs. 38-102 y 38-103). El 50 %
de los pacientes padecen de litiasis vesicular.
En algunos adenomas se han encontrado carcinomas in situ,
por lo cual se los considera lesiones premalignas. El tamaño
varía de 5 a 20 mm, y es un indicador de su malignidad, espe-
cialmente en pacientes añosos.
Los otros tumores benignos son mucho más raros.
Los seudotumores más frecuentes son la hiperplasia
adenomiomatosa y los pólipos de colesterol (colesterolosis).
La adenomiomatosis es una lesión hiperplásica adquirida
de la vesícula biliar caracterizada por la proliferación excesi-
va del epitelio superficial con invaginaciones hacia la muscu-
lar engrosada o más allá. A pesar del prefijo adeno-, la lesión
es totalmente benigna y no tiene absolutamente ninguna rela-
ción con epitelios adenomatosos en otros sitios del tubo di
gestivo.
Sheford, sobre 10.000 colecistectomías, encontró una fre-
cuencia del 1 %; es más frecuente en ¡a mujer (relación 3:1) y
en pacientes añosos.
Desde el punto de vista anatomopatológico, la vesícula no
tiene muscular de la mucosa y, en consecuencia, la lámina pro-
pia se apoya sobre la muscular. A medida que la vesícula en-
vejece, los valles de la capa epitelial pueden hacerse más pro-
fundos, penetran en la capa muscular y forman los senos de
Rokitansky-Aschoff (esto se observa en el 90 % de las vesícu-
las resecadas). Si los senos son profundos, se ramifican y se
acompañan de engrosamientos (hiperplasias) de la capa mus-
cular, se está en presencia de una adenomiomatosis.
Se ha postulado que en su patogenia interviene un aumen-
to de la presión intraluminal por obstrucción mecánica ("tabi-
que congénito" o "rulo" del conducto cístico) que produce una
dilatación quística de los senos de Rokitansky-Aschoff y la
posterior hiperplasia de la capa muscular y la adenomiomatosis.
El 60 % de los pacientes tienen litiasis vesicular. La
adenomiomatosis localizada se presenta como una masa
intraluminal (pólipo) generalmente ubicada en el fondo de la
Fig. 38-102. Pólipo de vesícula biliar. 1, vesícula biliar; 2, pólipo. vesícula.

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630 SECCIÓN VI. ABDOMEN

crónico, suelen ser la consecuencia de una inflamación cróni-


ca de etiología habitualmente litiásica.
Los pocos estudios en los cuales se ha intentado definir la
historia natural de los pólipos vesiculares no tratados revela-
ron que la gran mayoría corresponden a seudotumores y que
son muy pocos los que desarrollan síntomas. En la Clínica
Mayo se siguieron 200 pacientes con colecistografía positiva
para pólipo vesicular durante 15 años, y menos del 10 % tu-
vieron síntomas que justificaran la colecistectomía. Ninguno
de esta serie desarrolló cáncer. Heyder, en 1990, en el segui-
miento de 224 pólipos, encontró que el 95 % correspondía a
depósitos de colesterol y el 5 % restante a adenomas o
carcinomas. Estos últimos tenían más de 10 mm de diámetro.
Una recopilación actual sobre pólipos de la vesícula biliar,
definiéndose a éstos como una proyección mucosa hacia la
luz, sea neoplásica o no, revela la siguiente prevalencia de
acuerdo con su etiología: pólipos de colesterol, 60 %;
adenomiomatosis localizada, 25 %,; pólipos inflamatorios,
10 %; adenomas, 4 %; otros (fibromas, lipomas, etc.), 1 %.
Diagnóstico. Presentación clínica. La mayor parte de los
tumores y seudotumores benignos son asintomáticos, y cuan-
do dan síntomas, éstos son similares a los de la colelitiasis:

Fig. 38-104. Ecografía de vías biliares en una colesterolosis. 1, vesícula


biliar; 2, pared irregular.

La colesterolosis es el depósito de esteres de colesterol en


los macrófagos de la submucosa y células epiteliales.
Macroscópicamente se ve como un retículo amarillento sobre
un fondo rojo (vesícula en frambuesa).
La saturación de la bilis de estos pacientes es similar a la
de los normales, y posiblemente su génesis sea distinta de aque-
lla de la litiasis biliar colesterínica. La observación de un au-
mento de precursores de colesterol en la bilis hepática llevó a
postular que la colesterolosis es la resultante de la absorción
de esos esteróles libres de la bilis vesicular seguida de su acu-
mulación en los macrófagos dé, la submucosa. En el 80 % de
los casos estos acúmulos permanecen en la mucosa
(colesterolosis plana) y en el 20\% restante crecen y tienen
configuración polipoide, y se comportan como pequeños cál-
culos (fig. 38-104). Esta última forma puede ser causa de cóli-
cos biliares o de pancreatitis.
En 1300 necropsias la prevalencia fue del 12 % (Feldman),
La verdadera incidencia no se ha calculado, ya que es un ha-
llazgo patológico incidental. La epidemiología es análoga a la
de los cálculos de colesterol; sin embargo, las dos lesiones se
presentan en forma independiente y no suelen coexistir en el
mismo paciente.
Hay un marcado predominio en las mujeres de hasta 60
años. No se han descrito diferencias raciales, étnicas o geo-
gráficas.
Otros seudotumores benignos corresponden a la
heterotopia, es decir, nodulos de tejido ectópico que no existe
normalmente en la vesícula, como epitelio intestinal,
pancreático o gástrico. Fig. 38-105. Adenomiomatosis
Los pólipos inflamatorios, que están compuestos por teji- (Boyden). Se observa hiper-
do conectivo vesicular revestido por una sola lámina de célu- contractilidad, segmentación y
las epiteliales cilindricas y que tienen un infiltrado inflamatorio diverticulosis.

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38. VÍAS BILIARES 631

zados existe aumento de espesor de la pared con pequeños


espacios quísticos anecoicos.
El diagnóstico diferencial entre adenoma vesicular y seudo-
tumor no siempre es posible; el tamaño de la lesión es una
referencia que se debe tener en cuenta, inclusive para descar-
tar la presencia de un tumor maligno.
Tratamiento. En los tumores menores de 5 mm, la obser-
vación y el control periódico es lo aconsejado. Sólo cuando
existe crecimiento tumoral o en los tumores de mayor tamaño
se aconseja la extirpación de la vesícula. En lo que respecta a
la colesterolosis o la adenomiomatosis, la existencia de sínto-
mas, una vez que se han descartado otras enfermedades, pue-
de hacer necesaria la colecistectomía, si bien hay que tener en
cuenta que algunos de estos enfermos permanecerán con las
mismas molestias aun después de operados. Timsley siguió a
35 pacientes en estas condiciones y observó que el 22 % con-
tinuaron con la misma sintomatología después de la
colecistectomía (véase Discinesia de la vía biliar).

Tumores benignos de la vía biliar extrahepática

Epidemiología. Son tumores extremadamente raros. En


una serie de 5200 operaciones del tracto biliar sólo se regis-
traron 2 casos. Burhans y Meyers, en otra serie de 4000 ope-
raciones consecutivas de la vía biliar, hallaron 4 casos, mien-
tras que hubo 21 casos de tumores benignos de la vesícula. La
Clínica Mayo refiere una incidencia de 0,02 % de la patología
biliar.
Anatomía patológica. No se sabe si los tumores benignos
se desarrollan desde el epitelio cilindrico o a partir de las glán-
dulas tubulares que se comunican con la luz y segregan moco.
Los adenomas suelen ser únicos y consisten en ácinos de
células cilindricas con una estroma conectiva. La presencia en
su interior de células musculares o tejido fibroso les valió en
Fig. 38-106. Adcnomiomatosis algunos casos la designación de fibroadenomas o
fúndica. La colecistografía muestra adenomiomas. Cuando se encuentran cerca de la ampolla de
aplanamiento del fondo vesicular, Vater, algunos adenomas adquieren la configuración de pólipos
imagen fúndica convexa con doble pediculados que les permite hacer prolapso a través de la papila.
tinte y presencia de divertículos. Si bien no se ha establecido el potencial maligno de estas le-
siones, se describieron casos con atipias celulares.
Los papilomas tienen una estroma de tejido conectivo
arborificada y están cubiertos con una lámina de tejido cilin-
dolor en el hipocondrio derecho, intolerancia a las comidas drico con estructuras glandulares. Cuando son únicos suelen
grasas, náuseas, vómitos y flatulencia. Es muy difícil distin- localizarse en el colédoco distal. En ocasiones existe una ver-
guir el origen de estos síntomas cuando se asocia litiasis dadera papilomatosis que ocupa gran parte de la vía biliar
vesicular u otro trastorno de origen gastrointestinal. (papilomas múltiples). A las dos formas (únicos o múltiples)
Diagnóstico por imágenes. Tanto la colecistografía oral se las considera lesiones premalignas, ya que se han encontra-
como la ecografía o la tomografía computada pueden diag- do atipias celulares y una secuencia de displasia y carcinoma.
nosticar los tumores vesiculares. Un defecto en el relleno El otro tumor que puede hallarse en la vía biliar extra-
vesicular que no se mueve con los cambios de posición se debe hepática es el cistoadenoma (aunque es más frecuente en los
probablemente a un pólipo vesicular. conductos intrahepáticos).
La hiperplasia adenomiomatosa tiene un aspecto caracte- Los fibromas, angioleiomiomas, neurinomas, carcinoides
rístico en la colecistografía oral (fig. 38-105). El tipo localiza- y apudomas son verdaderas rarezas.
do que se ve en el fondo aparece como un defecto de relleno Diagnóstico. Presentación clínica. La mayoría de los pa-
sésil o con una depresión central, rodeado de anillos dentados cientes con tumores benignos de la vía biliar que son
que corresponden al llenado de pequeños divertículos (senos sintomáticos manifiestan una ictericia que suele ser intermi-
de Rokitansky-Aschoff) en la periferia de la lesión (fig. 38- tente en la mitad de los casos. En algunas ocasiones se agre-
106). Los casos generalizados se caracterizan por el gan dolor y colangitis. La hemobilia es poco frecuente, pero
engrasamiento de la pared vesicular con un contorno irregu- puede presentarse. Cuando alguno de estos tumores obstruye
lar. Los divertículos intramurales son la llave del diagnóstico. el Wirsung se puede producir pancreatitis.
Ecográficamente, la forma polipoide consiste en ecos fijos Diagnóstico por imágenes. La ultrasonografía suele de-
únicos o múltiples que no dan sombra y se proyectan a la luz mostrar la dilatación de la vía biliar como consecuencia de la
vesicular, con un tamaño de 2 a 10 mm. En los casos generali- obstrucción producida por el tumor benigno, pero difícilmen-

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632 SECCIÓN VI. ABDOMEN

te pone de manifiesto su naturaleza. Es necesaria la relación 3:1 a 4:1. El grupo etario más afectado es el de 60 a
opacificación de la vía biliar a través de una punción 75 años. Se estima que un 1 a 2 % de las piezas resecadas por
transparietohepática o mediante una colangiografía retrógra- colecistectomía presenta cáncer, pero si se toman los pacien-
da endoscópica para diferenciarlo de ios tumores malignos. tes mayores de 65 años este índice se eleva al 10 %.
Esto no siempre es posible, y en algunos casos se puede inten- Etiopatogenia. Hay una estrecha correlación con la litiasis
tar la biopsia mediante pinzas endoscópicas. vesicular, ya que más del 75 % de los pacientes presentan cál-
Tratamiento. El tratamiento quirúrgico consiste en la culos. El riesgo en vesículas litiásicas está en relación con el
resección del sector afectado y la reconstrucción de la vía biliar. tamaño de las concreciones, y aquellos casos con cálculos
habitualmente mediante una anastomosis biliodigestiva. En mayores de 3 cm tienen 10 veces más posibilidades de desa-
algunas localizaciones, por ejemplo, cuando se encuentra cer- rrollar un cáncer que los menores de 1 cm. No se ha identifica-
ca de la papila, se puede intentar la resección después de una do ningún carcinógeno humano que pudiera ser el responsa-
papilotomía, pero en algunos casos solamente la resección ble, aunque se postula que alguno actuaría como resultado de
duodenopancreática puede solucionar la obstrucción, en espe- la degradación bacteriana de las sales biliares sobre una mucosa
cial si existen dudas respecto a la naturaleza benigna de la alterada por una colecistitis de larga data. La vesícula "en por-
lesión. En pacientes añosos se puede dejar la lesión y efectuar celana" está asociada a alto riesgo de cáncer. La dispiasia y
un puente bilioentérico para aliviar la obstrucción. metaplasia son consecuencia de ia inflamación crónica oca-
En la papilomatosis, el tratamiento mediante curetaje de- sionada por los cálculos y pueden preceder al cáncer. Se suele
mostró que conlleva una alta tasa de recidiva; por ende, la observar alrededor de la lesión maligna este tipo de alteracio-
resección extensa de todo el sector afectado es la única solu- nes del epitelio.
ción. Burhans y Meyers, en 1971. recopilaron 49 casos, y el Los adenomas son lesiones benignas, pero se han encon-
único tratamiento efectivo resultó ser la resección extensa del trado en el estudio histológico de algunos de ellos focos de
segmento afectado. (done by 007) carcinomas microscópicos. Se considera que los mayores de
15 mm tienen alto riesgo de padecerlo. Chijiwa y colaborado-
res publicaron una serie de 716 colecistectomías consecuti-
BIBLIOGRAFÍA vas, 44 de las cuales tenían pólipos, 32 benignos y 12 malig-
nos, y señalan que las lesiones únicas mayores de 10 mm en
Bilhartz L: Colecistitis aguda alkiásica, adenomiomatosis. colestero- pacientes de más de 60 años son indicadores significativos de
losis y pólipos de la vesícula biliar. En Sleisenger y Fordtran carcinoma.
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Christensen A, Ishak K: Benign tumors and pseudotumors of the to). Las formas de presentación son: a) infiltrante, el más fre-
gallbladdcr. Rcport of 180 cases. Aren Palhol 90:423, 1970. cuente, caracterizado por ser netamente invasor; b) medular o
Feldman M, Feldman M Jr: Cholesterolosis of the gallbladder. An encefaloide, de consistencia más blanda y de marcada malig-
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Ochsner S, Ochsner A: Benign neoplasms of the gallbladder: diagnosis cuerpo, cuello o bolsa de Hartmann, o ser difuso en todo el
and suvgical implications. Ann Surg 131:630, 1960. órgano, que es la forma más frecuente.
Suele ocasionar fístulas biliodigestivas con órganos abdo-
minales vecinos, como el colon (más frecuente), estómago y
duodeno.
CÁNCER DE VESÍCULA Microscópicamente el 94 % son adenocarcinomas. La pa-
red vesicular consta de: a) mucosa, con epitelio lineal y lámi-
Jorge A. Sívori na propia; b) capa muscular lisa, análoga a la muscular de la
mucosa del intestino delgado; c) tejido conectivo perimuscular;
Epidemiología. Fue considerado durante muchos años una d) serosa. No posee submucosa y a lo largo de la unión con el
patología rara; actualmente se ha observado una mayor inci- hígado no tiene serosa y el tejido conectivo perimuscular se
dencia al aumentar los estudios anatomopatológicos de las continúa con el interlobular del hígado.
vesículas resecadas. Es el tumor más frecuente de las vías Los tipos histológicos de carcinoma considerados para la
biliares. Constituye el 1 % de los cánceres en genera!. En la estadificación son: 1) carcinoma in situ; 2) adenocarcinoma;
Argentina ocupa ei quinto lugar entre los originados en el apa- 3) adenocarcinoma papilar; 4) adenocarcinoma de tipo intes-
rato digestivo, después de los cánceres de recto, colon, páncreas tinal: 5) adenocarcinoma mucinoso; 6) adenocarcinoma de
y estómago. Hay algunas diferencias raciales y étnicas; por células claras; 7) adenocarcinoma en anillo de sello, 8)
ejemplo, en los Estados Unidos los caucásicos tienen una in- carcinoma adenoescamoso; 9) carcinoma de células escamosas;
cidencia 50 % mayor que los negros, aunque a su vez menor 10) carcinoma de células pequeñas (en grano de avena); 11)
que Jos indios americanos y los mexicanos. En el sudoeste de carcinoma indiferenciado. El carcinoma papilar es el de pro-
América, principalmente en Bolivia y Chile, la incidencia es nóstico más favorable. También se han descrito carcinoides,
muy alta, y en este último país ocupa el primero y segundo melanomas, leíomiosarcomas. carcinosarcomas y tumores
lugar entre los tumores del aparato digestivo en mujeres y va- mixtos.
rones, respectivamente. Los ganglios linfáticos regionales de la vesícula son: 1)
Es más frecuente en la mujer que en el varón, con una cístico; 2) pericoledocianos; 3) hiliares; 4) celíacos; 5) del hiato

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38. VÍAS BILIARES 63;

de Winslow; 6) periportales; 7) peripancreáticos (cabeza); 8) los pericoledocianos y periportales hacia los peripancreáticos
mesentérico superior. Los peripancreáticos de cuerpo y cola y mesentérico superior (fig. 38-107).
se consideran metástasis a distancia. 2) Extensión directa. Principalmente hacia el hígado ad-
Los grados histológicos utilizados para la estadificación yacente, invadiendo los segmentos IV y V. También se propa-
son: G1 : bien diferenciado; G2: moderadamente diferenciado; ga a estructuras y órganos vecinos: colon, mesocolon, epiplón
G3: pobremente diferenciado; G4: indiferenciado. mayor, duodeno, estómago y páncreas. Los tumores de cuello
La propagación se hace por: y bolsa de Hartmann, al continuar progresando, involucran el
1) Vía linfática. Siguiendo la arteria cística hasta el cuello hepático común y son difíciles de diferenciar del carcinoma
vesicular, desembocando en el ganglio cístico y desde allí por de la confluencia de las vías biliares.
3) Vía hemática. Dentro del hígado, a través de ramas
venosas del lecho vesicular (entre los segmentos IV y V) por
el sistema portal, en estadios iniciales de la enfermedad (fig.
38-108).
Tienen gran tendencia a la diseminación temprana, antes
de la aparición de algún signo o síntoma. En el momento del
diagnóstico la propagación por vía linfática ocurre entre el 50
y el 80 % de los casos. Las metástasis a distancia se localizan
en peritoneo, diafragma, pleuras, pulmones, cerebro o cual-
quier órgano intraabdominal.
Estadificación. Se basa en la exploración quirúrgica o la
resección, y depende de la profundidad de la penetración
tumoral en la pared vesicular, de la extensión de la invasión
dentro del hígado y del número de órganos adyacentes com-
prometidos. Se utiliza la clasificación TNM (tumor primario,
ganglios linfáticos regionales y metástasis a distancia):
T sin evidencia de tumor primario.
Tis carcinoma in situ.
T1a invade la mucoSa.
T1b invade la capa muscular.
T2 invade el tejido conectivo perimuscular.
T3 perfora la serosa, con invasión o no de un órgano ad-
yacente y/o hasta 2 cm dentro del hígado.
T4 se extiende más de 2 cm en el hígado y/o a dos o más
órganos adyacentes.
N0 sin metástasis ganglionares.
N1 metástasis en ganglios cístico, pericoledocianos y/o
Fig. 38-107. Drenaje linfático de la vía biliar. 1, linfáticos colectores en la hiliares.
pared vesicular; 2, ganglio cístico; i, vaso linfático no interrumpido que N 2 metástasis en ganglios peripancreáticos (cabeza),
termina en ganglios inferiores; 4, ganglio de! hiato; 5, ganglio periduodenales, periportales, celíacos y/o mesentérico supe-
pancreaticoduodenal superior; 6, ganglios pancreaticoduodenales posterio- rior.
res; 7, ganglios a ¡o largo de la arteria hepática que no se conectan con los M0 sin metástasis a distancia.
linfáticos de la vesícula biliar. M1 con cualquier metástasis a distancia.

Invasión del conducto cístico


Obstrucción del conducto cístico,
colecistitis aguda

Invasión de conducto biliar común. Ictericia


Diseminación ai hígado adyacente
Masa hepática, malestar, perdida de peso

Invasión de los tejidos adyacentes


Masa abdominal

Fig. 38-108. Propagación del cáncer de vesícula.

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634 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Sobre la base de esta clasificación se agrupan los casos en


estadios:

Se completa la estadifcacion con el tipo y grado


histopatológico.
Otra estadificación utilizada es la propuesta por Ncvin en
1976:
Estadio I invasión de la mucosa
Estadio II infiltra hasta la muscular.
Estadio III toma todas las capas de la vesícula.
Estadio IV invasión del ganglio cístico.
Estadio V invasión del hígado por extensión directa o
metástasis o invasión de otros órganos.
No siempre es clara la aplicación de la estadificación para
el patólogo ya que existen casos en que la fibrosis de la pared
vesicular y la atrofia de la capa muscular no permiten deter-
minar hasta dónde invade el cáncer.
Cuadro clínico. En sus comienzos la neoplasia no da lu-
Fig. 38-109. Ecografía con for-
gar a sintomatología propia. Suele pasar completamente inad-
mación hiperecogénica intrave-
vertida o enmascarada por los síntomas propios de las sicular sin sombra acústica pos-
colecistopatías. Cuando ha adquirido cierto tamaño o invadi- terior (cáncer de vesícula). /.
do órganos vecinos, se exterioriza por dolor. Si invade el tumor; 2, vesícula.
hepatocolédoco, se presenta con ictericia obstructiva progre-
siva e indolora, lo cual es más frecuente en los tumores de
cuello o bolsa de Hartmann que se extienden a través del trián-
gulo de Calot. Puede presentarse como una verdadera
colecistitis aguda por obstrucción neoplásica del conducto
cístico. En raros casos produce hemobilia, que se objetiva por
melena.
El diagnóstico preoperatorio no es común. En la mayoría
de los pacientes es un hallazgo incidental en la cirugía biliar
electiva o durante una laparotomía por sospecha de un tumor
de la confluencia de las vías biliares. Sólo en el 10 % de los
pacientes es un tumor asintomático no invasivo. En muchos
casos se lo descubre en el estudio microscópico de la pieza
resecada.
Diagnóstico. El diagnóstico es intraoperatorio en el 50 %
de los pacientes, mientras que en el 40 % se descubre en el
postoperatorio y sólo en el 10 % en el preoperatorio. Ningún
estudio excluye enfermedad temprana. En la ecografía se dis-
tinguen tres patrones para cáncer vesicular: 1) masa que reem-
plaza la vesícula (60 %): 2) engrasamiento de la pared vesicular Fig. 38-110. Tomografía axial computada en un cáncer de vesícula con
mayor de 3 mm (20 %); 3) masa endoluminal (20 %). El uso invasión del lecho hepático.
de eco-Doppler color permite observar un aumento anormal
de la velocidad del flujo arterial dentro de la masa de la vesí-
cula o en su pared, y esto diferencia al cáncer de los tumores colédoco. En una experiencia de 115 pacientes con tumores
metastáticos y las lesiones benignas que tienen un flujo arterial de la confluenciade vías biliares se hallaron 17 casos (14,8 %)
bajo o nulo. En estadios avanzados (III a IV) podría hacerse el de cáncer de vesícula.
diagnóstico citológico por punción con aguja fina bajo control Tratamiento. Evarts Graham en 1931 propuso la cole-
ecográfico. En algunos casos la tomografía computada de ab- cistectomía profiláctica en pacientes con litiasis vesicular
domen puede sugerir el diagnóstico y aportar ciertos datos, asintomática. Este concepto ha cobrado vigencia en la actuali-
como el engrasamiento del ligamento hepatoduodenal, la obs- dad con el advenimiento de la cirugía videolaparoscópica, en
trucción biliar por adenopatías pericoledocianas o especial en los pacientes de mayor riesgo por sexo, edad y
retropancreáticas y la presencia de una masa intrahepática factores étnicos.
perivesicular (figs. 38-109 y 38-110). Cuando se descubre incidentalmente durante una lapa-
Cuando existe ictericia obstructiva, la colangiografía re- rotomía, en muchos casos el cáncer de vesícula involucra am-
trógrada o percutánea puede mostrar un compromiso selecti- pliamente el hígado y estructuras del hüio hepático, de modo
vo de la parte anteroinferior del lóbulo derecho del hígado; que no es pasible de resección. Sin embargo, cuando existe la
otras veces se observan defectos de llenado irregular dentro posibilidad de extirpación, se debe confirmar con la biopsia
de la vesícula u obstrucción del conducto-cístico y/o del por congelación y efectuar la cirugía radical: resección en blo-

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38. VÍAS BILIARES 635

Tronco celíaco

Sitio de los
Fig. 38-111. El tratamiento del ganglios linfáticos
regionales
cáncer invasivo de la vesícula
biliar consiste en la colecistec- Ganglios
tomía más una resección en linfáticos
cuña del hígado junto con peripancreáticos
linfadenectomía regional. Se
ilustra la resección en cuña del
hígado junto con las regiones
ganglionares linfáticas que
drenan la vesícula biliar y que
deberían ser extirpadas en las
intervenciones por cáncer de la
vesícula biliar.

que del tumor y el lecho vesicular en cuña, incluyendo 3 a 5 casos de estadio II, con cirugía radical efectuada, la sobrevida
cm del parénquima hepático adyacente en los segmentos IV y disminuye al 35 %. En el estadio III, a pesar de la resección
V, y vaciamiento de los linfáticos regionales (fig. 38-111). En radical, la sobrevida oscila entre el 2 y el 8 %. Los pacientes
casos especiales, para lograr una adecuada extirpación es ne- no resecados en general no viven más de 5 meses.
cesario realizar una lobectomía derecha.
Después de cualquier colecistectomía el cirujano debe abrir
la pieza e inspeccionar meticulosamente la mucosa, y si exis-
ten áreas sospechosas, realizar una biopsia por congelación.
En caso de encontrar un cáncer microscópico, si está limitado
a la mucosa, se considera suficiente la resección vesicular; pero
si penetra más allá de aquélla, se efectuará la cirugía radical.
El diagnóstico intraoperatorio de cáncer de vesícula ha
disminuido por la mayor utilización de la cirugía videolaparos-
cópica, ya que las sensaciones táctiles son indirectas a través
del instrumental.
Cuando el diagnóstico de cáncer microscópico surge del
estudio diferido de la pieza quirúrgica, si la lesión atravesó la
capa muscular se debe reinternar al paciente para efectuarle la
cirugía radical. Si la colecistectomía fue por vía videolaparos-
cópica, se debe también realizar la resección circunferencial
del tejido del trayecto parietal abdominal por donde fue ex-
traída la vesícula, generalmente a nivel umbilical o epigástrico,
ya que se han encontrado en los últimos años casos de implan-
tes neoplásicos de cáncer de vesícula en esos trayectos. Si por
los estudios preoperatorios se diagnostica tumor vesicular, se
contraindica el procedimiento videolaparoscópico y se realiza
la laparotomía para intentar la cirugía radical.
En casos avanzados con obstrucción biliar en que no se
puede extirpar el tumor, se intenta una anastomosis bilioen- Fig. 38-112. Estenosis de la vía biliar por infiltración cancerosa de la vesí-
cula. Drenaje interno y externo por vía percutánea transhepática.
térica en Y de Roux con el hepático izquierdo, que habitual-
mente está dilatado, a través de la cisura umbilical, como pa-
liativo de la ictericia (fig. 38-112).
La radioterapia externa postoperatoria se utiliza si el estu-
BIBLIOGRAFÍA
dio de los ganglios fue positivo o si no se resecó el tumor.
Pronóstico. De todos los tumores intraabdominales es el Albores-Saavedra J, Henson DE: Tumors of the gallbladder and
de peor pronóstico. Los pacientes colecistectomizados con extrahepatic bile ducts. Atlas of Tumor Pathology, Fascicle 22,
cáncer de vesícula en estadio I, en que el tumor se limita a la 2nd Series. Armed Forces Institute of Pathology, Washington DC,
mucosa, tienen una sobrevida a 5 años del 95 %. Pero en los 1986.

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636 SECCIÓN VI. ABDOMEN

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aparato digestivo, detrás de los de recto, colon, páncreas, es-


tómago y vesícula. Existen evidencias que sugieren que la in-
CÁNCER DE LA VÍA BILIAR EXTRAHEPATICA cidencia real está aumentando.
Son más frecuentes en el varón que en la mujer, con una
Introducción. Comprende aquellos tumores malignos que relación 3:2.
pueden originarse en el colédoco y en el conducto hepático El grupo etario más afectado es el de 50 a 70 años, aunque
común o en sus ramas derecha e izquierda. Se incluyen tam- no son raros en pacientes jóvenes. En estudios de series nume-
bién habitualmente los del conducto cístico. rosas, sobre 1186 tumores de la vía biliar extrahepática, casi
Aunque infrecuentes, deben ser considerados en el diag- el 50 % correspondía a tumores del tercio superior, especial-
nóstico diferencial de los pacientes con ictericia obstructiva, mente de la confluencia de los hepáticos.
colangitis, estenosis coledociana en ausencia de cirugía pre- Etiopaíogenia, Es desconocida y no se ha identificado
via y en los casos que se presentan sólo con dolor en el hemi- ningún carcinógeno que pudiera ser responsable. No hay un
abdomen superior, fiebre y aumento de la fosfatasa alcalina en vínculo convincente con la presencia de cálculos biliares, a
sangre. pesar de observarse aproximadamente en el 37% de los casos.
Se los clasifica de acuerdo con su localización en tres gru- Podrían formarse después de establecida la obstrucción
pos (fig. 38-113): tumoral. Se sugiere una relación con la colitis ulcerosa; Roberts
1) Tumores del tercio superior o proximaies. Comprenden y Thompson publicaron en 1973 esta asociación en 29 pacien-
los originados en la confluencia de los hepáticos o en el he- tes.
pático común. Son los más frecuentes y constituyen el 49 % Walton y colaboradores, en 1979, informaron que porta-
de los casos. dores crónicos de fiebre tifoidea en Nueva York murieron de
2) Tumores del tercio medio. Corresponden a aquellos del estos tumores con una frecuencia 6 veces mayor que los con-
colédoco entre el cuello vesicular y el borde superior del troles, y propusieron a la degradación bacteriana de las sales
duodeno, y representan el 25 % de los casos. biliares como posible factor etiológico. Algunos autores su-
3) Tumores del tercio inferior o distales. Son los origina- gieren que la infección y estasis biliar pueden ser importantes
dos en el colédoco intrapancreático desde el borde superior en la génesis tumoral.
del duodeno hasta la papila de Vater y constituyen el 19 % de Se ha demostrado cierta relación con la fibrosis hepática
los casos. congénita, la enfermedad poliquística del hígado, la poliquis-
Hay un grupo de tumores que involucran más de un tercio tosis intrahepática o enfermedad de Caroli, las infecciones
y se los considera como variedad difusa; representan el 7 % de parasitarias del hígado, los quistes hepáticos con complejos
los casos. de Von Meyeburg y los quistes coledocianos mal drenados. El
El diagnóstico, el tratamiento quirúrgico y el pronóstico crecimiento de un carcinoma en la pared de los quistes congé-
varían en relación con la localización del tumor a lo largo de nitos de los conductos biliares fue bien descrito por Longmire
la vía biliar extrahepática. en 1973.
Epidemiología. La incidencia en autopsias varía del 0,01 Habría alguna evidencia de que los adenomas papilares de
al 0,2 %. Hay una distribución geográfica de la enfermedad. los conductos biliares pueden preceder a una malignidad fran-
Ocupa en la Argentina el sexto lugar entre los cánceres del ca. La papilomatosis difusa de las vías biliares intrahepáticas

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38. VÍAS BILIARES 637

y extrahepáticas es una afección excepcional, pero con cierto TIb invade la capa muscular.
potencial maligno. T2 invade el tejido conectivo perimuscular.
Aunque la mayoría de los cistadenomas biliares son T3 invade estructuras y/u órganos adyacentes.
intrahepáticos, hay un 10 % que asientan en los conductos N0 sin metástasis ganglionares.
extrahepáticos y deben considerarse premalignos, ya que se N1 metástasis en ganglios cístico, pericoledocianos y/o
han hallado adenocarcinomas que crecen dentro del quiste. hiliares.
Anatomía patológica. Macroscópicamente se presentan N 2 metástasis en ganglios peripancreáticos (cabeza),
bajo tres formas diferentes: periduodenales, periportales, celíacos, mesentérico superior y
1) Velloso. Tumor único o múltiple que sobresale en la luz peripancreatoduodenales anterior y posterior.
del conducto obstruyéndola; se asemeja a un pólipo o papiloma M0 sin metástasis a distancia.
y aparece principalmente en el tercio distal cerca del esfínter M1 con metástasis a distancia.
de Oddi. Sobre la base de esta clasificación se agrupan los casos en
2) Nodular. Infiltra sectorialmente la pared del conducto, estadios:
por lo que fue denominado "cáncer en virola"; puede confun-
dirse con la estenosis inflamatoria y asienta principalmente en E0 Tis N0 M0.
los tercios medio y superior. E„ T2N0M„.
3) Difuso. Compromete en un largo trayecto la pared, con- E
m T,A2Hr
E
virtiendo al conducto en un tubo rígido en cuya superficie in- 1VT3N M„
terna hacen protrusión pequeñas masas carcinomatosas. Pue- E
v TIA3(4N,i2M,.
de confundirse con una colangitis esclerosante.
Los conductos biliares tienen una capa simple de células Se completa la estadificación con el tipo y el grado
cilindricas altas y la mucosa forma pequeños pliegues que co- histológico.
rren longitudinalmente; además poseen una capa de tejido
conectivo subepitelial y fibras musculares.
Microscópicamente, el 97 % de los tumores son adeno- Tumores del tercio superior
carcinomas. Los tipos histológicos de carcinoma utilizados para
la estadificación son: 1) carcinoma in situ; 2) adenocarcinoma; Las primeras descripciones de los tumores localizados en
3) adenocarcinoma papilar; 4) adenocarcinoma de tipo intes- la bifurcación de las vías biliares por Altemeier y colaborado-
tinal; 5) adenocarcinoma mucinoso; 6) adenocarcinoma de res en 1957 y Klatskin en 1965 se acompañaron de un marca-
células claras; 7) adenocarcinoma en anillo de sello; 8) do pesimismo. Sin embargo, en los últimos cinco años, gra-
carcinoma adenoescamoso; 9) carcinoma de células escamosas; cias a una investigación preoperatoria más detallada para de-
10) carcinoma de células pequeñas (en grano de avena); 11) finir la extensión de la lesión y a un enfoque quirúrgico agre-
carcinoma indiferenciado. También se han descrito carcinoides, sivo dirigido a la resección toda vez que sea posible, se han
rabdomiosarcomas y tumores mixtos. logrado resultados que permiten desafiar los conceptos de dé-
Los ganglios linfáticos regionales de las vías biliares cadas pasadas.
extrahepáticas son: 1) cístico; 2) hiliares; 3) mesentérico su- Cuadro clínico. No hay síntomas tempranos característi-
perior; 4) periduodenales; 5) del hiato de Winslow; 6) retropan- cos y las molestias iniciales son insidiosas, con predominio de
creaticoduodenal superior; 7) retropancreaticoduodenal pos- la dispepsia biliar. El malestar o dolor abdominal alto, el pru-
terior; 8) peripancreáticos (cabeza); 9) periportales; 10) rito, la anorexia, la astenia y la pérdida de peso son frecuentes
pericoledocianos; 11) celíacos. y pueden preceder a la ictericia en semanas o meses. El tumor
Los grados histopatológicos para su estadificación son: G1: puede obstruir el 70 % del flujo biliar y cursar sin ictericia.
bien diferenciado; G2: moderadamente diferenciado; G3: po- Esta, una vez instalada, es permanente y seguida de un sín-
bremente diferenciado; G4: indiferenciado. drome coledociano completo. Pero si está afectado sólo uno
La propagación se hace por: 1) vía linfática, a través de la de los conductos hepáticos, la ictericia es tardía. Puede haber
rica red linfática submucosa e infiltrando al principio la pared episodios de colangitis y formación de abscesos en segmentos
del conducto biliar, razón por la cual cierto número de casos obstruidos del hígado; en algunos casos se halla atrofia lobular
resecados de tumores proximales tienen enfermedad residual unilateral, cuando el tumor invade el sistema portal del seg-
en los márgenes de sección; 2) extensión directa, por invasión mento obstruido. La vesícula nunca es palpable y está colapsada
principalmente de hígado y de duodeno; también se propagan y vacía. El funcionamiento hepático puede alterarse en rela-
a otras estructuras y órganos vecinos, como estómago, vesícu- ción con la severidad y duración de la obstrucción biliar. Al-
la, epiplón mayor y colon. gunos autores sostienen que la cirrosis sobreviene más rápida-
Las metástasis se hacen en primer término en los ganglios mente después de las oclusiones malignas en comparación con
regionales, luego se generalizan a través de los linfáticos, in- las lesiones benignas.
vaden el hígado y pueden simular un tumor primitivo de este Diagnóstico. En algunas ocasiones se puede realizar el
órgano. Cualquiera que sea su localización en la vía biliar, diagnóstico de obstrucción parcial sin ictericia, cuando se des-
principalmente dan metástasis en la pleura y el pulmón. cubre aumento de la fosfatasa alcalina en sangre. Si el pacien-
Estadificación. Se basa en la localización del tumor en la te cursa con ictericia, los estudios de laboratorio confirmarán
vía biliar, en la penetración tumoral en la pared del conducto y su carácter obstructivo, con aumentos en sangre de la
en la extensión de la invasión a estructuras y órganos adya- bilirrubina (predominantemente directa), fosfatasa alcalina,
centes. Se utiliza la clasificación TNM (tumor primario, gammaglutamiltranspeptidasa y 5'-nucleotidasa. La ecografía
ganglios linfáticos regionales y metástasis a distancia): abdominal es el primer estudio al que debe recurrirse para de-
T0 sin evidencia de tumor primario. terminar el origen de la ictericia, y es útil al respecto en el
Tis carcinoma in situ. 90 % de los casos, con posibilidad de delinear el tumor prima-
l.S

TIa invade la mucosa. rio si tiene el tamaño adecuado y además definir en general el

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638 SECCIÓN VI. ABDOMEN

nivel de la obstrucción y el grado de dilatación de las vías


biliares intrahepáticas y extrahepáticas (fig. 38-114). Se pue-
de combinar con el uso del eco-Doppler color para detectar el
aumento de la velocidad del flujo arterial, un signo indirecto
de infiltración tumoral.
El siguiente estudio es la colangiografía percutánea trans-
parietohepática con aguja ultrafina (fig. 38-115), la cual se
prefiere a la retrógrada, ya que ofrece buenas imágenes de los
conductos intrahepáticos que servirán para planear la táctica
quirúrgica. En ocasiones se emplea este método para efectuar
una punción-aspiración del área sospechosa guiada por
ecografía para el estudio citológico preoperatorio.
La tomografía computada de abdomen puede ser útil para
observar atrofia lobular con hipertrofia contralateral, que su-
geriría obstrucción segmentaria con invasión portal, y tam-
bién para evaluar un eventual compromiso del caudado (seg-
mento I) (fig. 38-116).
La arteriografía se recomienda ante la presunción de que
el tumor es rcsecable sobre la base de los estudios ecográficos
y colangiográficos; sin embargo, muchos autores prefieren
obviar este estudio ya que utilizan satisfactoriamente la
ecografía intraoperatoria para determinar el compromiso
vascular.
En la evaluación preoperatoria se pueden definir los si-
guientes criterios de irresecabilidad: 1) visualización colangio-
gráfica de diseminación intrahepática bilateral extensa; 2) com- Fig. 38-115. Colangiografía percutánea transparietohepática que muestra
promiso del tronco de la vena porta y/o de ambas ramas y/o de un tumor del tercio superior de la vía biliar.
las dos ramas de la arteria hepática; 3) combinación de com-
promiso vascular en un lóbulo y ductal en el otro, de modo
que es imposible resecar el tumor y preservar un resto hepáti-
co vascularizado.
Los diagnósticos diferenciales principales son con: 1)
colangitis esclerosante primaria difusa o localizada; 2) estenosis
benignas de origen litiásico o posquirúrgicas; 3) cáncer de

Fig. 38-116. Tomografía axial computada en un tumor del tercio superior


de la vía biliar, con dilatación manifiesta de la vía biliar intrahepática.

vesícula que invade el hilio biliar; 4) cirrosis biliar primaria;


5) síndrome de Mirizzi.
Tratamiento. La resección, cuando es posible, aparece
como el tratamiento de elección para estos tumores. En un
importante número de casos el diagnóstico final y la determi-
nación de la resecabilidad sólo son posibles en la intervención
quirúrgica. Al efectuar la laparotomía se completa la evalua-
ción preoperatoria, con la utilización de la ecografía intraope-
ratoria para observar: 1) compromiso de vena porta y arteria
hepática y sus respectivas ramas; 2) grado de invasión tumoral;
3) conductos hepáticos y sus ramas; 4) indemnidad del
Fig. 38-114. Tumor de Klatskin. parenquima restante; 5) presencia de adenopatías regionales.
1, vía biliar; 2, masa tumoral; La fibrocoledoscopia intraoperatoria permite en ciertos
3, vena porta. casos visualizar la lesión, diferenciarla de estenosis benignas

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38. VÍAS BILIARES 639

y realizar una biopsia por congelación, aunque las caracterís-


ticas esclerosas de estos tumores dificultan efectuarla. El dre-
naje biliar preoperatorio, señalado durante años como impres-
cindible para disminuir la morbimortalidad quirúrgica, fue
abandonado ya que en estudios prospectivos no mostró ningu-
na ventaja y además agrega un significativo número de com-
plicaciones debidas al procedimiento.
Los índices de resecabilidad de los tumores de la confluen-
cia eran tradicionalmente bajos, entre el 15 y 30 %. Sin em-
bargo, en los últimos años fueron aumentados ya que mejora-
ron las técnicas quirúrgicas, en especial con la utilización del
bisturí ultrasónico, el electrobisturí con gas argón y las colas
biológicas. Además, juntamente con el mejoramiento de las
técnicas anestésicas y los cuidados postoperatorios, en equi-
pos quirúrgicos con experiencia en cirugía hepática se logran
bajos índices de morbimortalidad.
Los criterios intraoperatorios de irresecabilidad son: 1)
metástasis a distancia; 2) compromiso de ambos conductos
hepáticos; 3) invasión del tronco de la vena porta o de la arte-
ria hepática; 4) compromiso de la porta y/o arteria hepática de
un lóbulo y del conducto biliar contralateral.
El tratamiento quirúrgico se basa en la resección del tu-
mor y en la confección de una hepaticoyeyunoanastomosis en Fig. 38-118. Tratamiento del tumor de Klatskin. Reconstrucción en Y de
Y de Roux. En ocasiones se recurre a la lobectomía hepática Roux.
cuando el tumor nace de uno de los conductos hepáticos o
cuando hay compromiso de una de las ramas portales. Persis-
ten dudas respecto de la resección del caudado en los tumores 38-119) para lograr la descompresión biliar sin laparotomía y
de la confluencia. Mizumoto demostró que existe un drenaje paliar la ictericia y el prurito, aunque en estos tumores altos
de conductos de este lóbulo hacia ramas de ambos hepáticos y los resultados no son muy buenos y se requiere la combina-
aconseja en caso de hepatectomía derecha o izquierda acom- ción de ambas vías. Cuando la intubación no es posible, el
pañarla de la resección del caudado para evitar la posible procedimiento de dejar un drenaje percutáneo constituyendo
diseminación al lóbulo sano (figs. 38-117 y 38-118). La inva- una fístula biliar externa entraña pobres resultados. Algunos
sión vascular, considerada tradicionalmente como contraindi- centros realizaron en pacientes con tumores no resecables en
cación de la resección, en la actualidad no es absoluta ya que estadios II y III un trasplante ortotópico de hígado y obtuvie-
con las técnicas de reconstrucción vascular los límites de la ron 40 % de sobrevida a 2 años; la mortalidad fue por
resecabilidad se extendieron. recurrencia neoplásica intraperitoneal y en el injerto hepático.
Cuando no se puede resecar el tumor, se intenta como ope- El uso de la radioterapia es tema de controversia. Cameron
ración paliativa una hepaticoyeyunoanastomosis en Y de Roux, (1990) refiere mejor sobrevida asociándola a la resección del
generalmente con el conducto izquierdo. tumor.
Cuando la cirugía no es posible, ya sea por la edad del Pronóstico. Las sobrevidas más largas y con mejor cali-
paciente, las enfermedades asociadas o la extensión tumoral, dad de vida se obtienen cuando el tumor es resecado. A 5 años
se recurre a la intubación transtumoral por vía endoscópica o oscilan entre el 35 y el 40 %. Se entiende por buena calidad de
percutánea, con la eventual colocación de endoprótesis (fig. vida cuando no existe ictericia, colangitis recurrente ni nece-
sidad de internaciones repetidas. En los pacientes resecados
es mejor que en aquellos en que se efectuó la intubación
transtumoral por vía endoscópica y/o percutánea.

Tumores del tercio medio

Abarcan los tumores que se originan en el colédoco entre


el cuello vesicular y el borde superior del duodeno. No se toma
corrió referencia la desembocadura del conducto cístico por-
que ésta es variable. Se incorporan a este grupo los tumores
originados en el cístico.
Cuadro clínico. No aparecen síntomas tempranos carac-
terísticos. La ictericia es también un signo tardío, pero una
vez instalada se torna permanente, seguida luego por la con-
formación de un síndrome coledociano completo. Suele haber
dolor en el hemiabdomen superior asociado a pérdida de peso,
anorexia y astenia. Si la obstrucción se halla por debajo de la
desembocadura del cístico o se origina en éste, la vesícula está
Fig. 38-117. Tratamiento del tumor de Klatskin. Hepatectomía izquierda o distendida, suele palparse y generalmente produce dolor en el
derecha. Resección del I segmento (Spiegel). Vaciamiento hiliar. hipocondrio derecho.

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640 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Fig. 38-119. Colocación de una prótesis autoexpansible en un cáncer de la vía biliar alta.

Diagnóstico. En un paciente anictérico, la presencia de intubación transtumoral por vía endoscópica y/o percutánea y
dolor y aumento de la fosfatasa alcalina en sangre puede suge- a la eventual colocación de prótesis metálicas autoexpansibles.
rir obstrucción biliar incipiente. En cambio, si cursa con icte- El uso de radioterapia en los resecados no mejora la sobrevida.
ricia, los estudios de laboratorio indicarán el carácter Pronóstico. Las mejores sobrevidas a 5 años con buena
obstructivo de ésta con aumento de la bilirrubina de predomi- calidad de vida se logran con la resección y oscilan entre el 30
nio directa, fosfatasa alcalina, gammaglutamiltranspeptidasa y el 40 %.
y 5'-nucleotidasa. Al igual que en los tumores del tercio supe-
rior, el primer estudio es la ecografía abdominal, que aportará
datos relacionados con el nivel de obstrucción, grado de dila- Tumores del tercio inferior
tación de las vías biliares, posibilidad de objetivar el tumor
primario y evaluación de estructuras y órganos adyacentes. Se Incluyen a los tumores del colédoco desde el borde supe-
puede, también combinar con el eco-Doppler color para obser- rior del duodeno hasta 1 cm antes de la papila de Vater. Los
var los flujos vasculares y obtener datos indirectos de que se originan a menos de 1 cm de ésta se clasifican dentro
infiltración tumoral. La colangiografía percutánea transhepática de los llamados tumores periampulares o de la región vateriana.
ofrece imágenes del nivel de la lesión y del resto de la vía
biliar intrahepática. La colangiografía endoscópica (fig. 38-
120) permite visualizar la papila y efectuar una pancreatografía
retrógrada para descartar tumor pancreático o pancreatitis cró-
nica; también se puede efectuar por este método citología por
aspiración.
Los diagnósticos diferenciales son con colangitis esclero-
sante localizada, estenosis benignas litiásicas o posquirúrgicas,
cáncer de vesícula y síndrome de Mirizzi.
Tratamiento. La resección, cuando es posible, constituye
el procedimiento de elección para estos tumores. El diagnósti-
co final y la determinación de la resecabilidad suelen comple-
tarse durante la intervención quirúrgica con la utilización de
la ecografía intraoperatoría y en ocasiones la fibrocoledocos-
copia y la biopsia por congelación. Los índices de resecabilidad
han aumentado en los últimos aftos por las mismas razones
expuestas para los tumores del tercio superior. Los criterios de
irresecabilidad son metástasis a distancia e invasión de la vena
porta o la arteria hepática.
El tratamiento quirúrgico se basa en la resección del tu-
mor coledociano y la confección de una hepaticoyeyunoanas-
tomosis en Y de Roux. Debido a la tendencia de este cáncer a
la diseminación subepitelial, se debe resecar desde la confluen-
cia de las vías biliares hasta el borde superior del duodeno
(fig. 38-121). Cuando no se puede extirpare] tumor, se intenta
como operación paliativa una hepaticoyeyunoanastomosis en
Y de Roux, habitualmente con el conducto izquierdo. En los
Fig. 38-120. Colangiografía retrógrada endoscópica que revela una obs-
pacientes con contraindicación de cirugía se recurre a la trucción de la vía biliar por cáncer del tercio medio.

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38. VÍAS BILIARES 641

Fig. 38-121. Tumor de vía biliar. Resección de la vía biliar. Vaciamiento


ganglionar.

Cuadro clínico. Suelen presentar síntomas inespecíficos Fig. 38-122. Ecoendoscopia en


con dispepsia biliar y/o dolores cólicos. La ictericia puede ser un tumor de la vía biliar, 1,
intermitente al principio, para luego establecerse en forma transductor; 2, balón; 3, masa
permanente y ser seguida de un síndrome coledociano com- tumoral.
pleto. En ocasiones hay episodios de colangitis. Cuando la
obstrucción es completa, la vesícula está distendida y suele
palparse y ocasionar dolor en el hipocondrio derecho.
Diagnóstico. Al igual que los tumores de los tercios supe-
rior y medio, cuando está instalada la ictericia se obtienen da-
tos de laboratorio que corresponden al carácter obstructivo de
ésta. También se utiliza la ecografía abdominal combinada con
el eco-Doppler color. La tomografía computada de abdomen
aporta imágenes del páncreas, hígado y retroperitoneo. Es
importante el uso de la colangiografía endoscópica para el diag-
nóstico diferencial con los tumores de la región ampular por
visualización directa con eventual biopsia, y con los del
páncreas por medio de una pancreatografía retrógrada. Últi-
mamente se utiliza con éxito la ecoendoscopia (se trata de un
fibrogastroscopio con un transductor de ecografía en su extre-
mo) para delinear estos tumores (fig. 38-122).
Tratamiento. La resección es el procedimiento de elec-
ción. Los criterios de irresecabilidad son metástasis a distan-
cia e invasión de la vena porta. Hay autores que antes de la
laparotomía indican una videolaparoscopia diagnóstica para
adoptar la decisión de intentar la resección. El tratamiento
quirúrgico es la duodenopancreatectomía cefálica (fig. 38-123),
cuya mortalidad postoperatoria no supera el 5 % cuando es
efectuada por equipos experimentados. Si la resección no es
Fig. 38-123. Tratamiento de los tumores del colédoco inferior o la papila.
posible en pacientes sin enfermedad metastática y con buen Duodenopancreatectomía cefálica con conservación del píloro.
estado general, se realiza como operación paliativa una
hepaticoyeyunoanastomosis en Y de Roux. En los pacientes
en quienes la cirugía está contraindicada, ya sea por edad, en-
fermedades asociadas o extensión tumoral, se recurre a la
intubación transtumoral por vía endoscópica, que para esta y se desplazan menos que los tutores de polietileno y necesi-
localización es más ventajosa que la vía percutánea. Estudios tan menor recambio.
prospectivos han demostrado baja morbilidad y un 90 % de Pronóstico. Con la resección quirúrgica se logran sobre-
éxito para la intubación endoscópica de los tumores del tercio vidas a 5 años del 30 % con buena calidad de vida. Con los
inferior. Las endoprótesis metálicas autoexpansibles se ocluyen procedimientos de intubación la sobrevida oscila en 6 meses.

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642 SECCIÓN VI. ABDOMEN

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Páncreas

EMBRIOLOGÍA ta semana, el esbozo ventral y la vía biliar principal rotan ha-


cia la derecha, y como resultado, el páncreas ventral se hace
Alejandro Oria dorsal y se sitúa por detrás de la vena porta y por debajo del
páncreas dorsal (fig. 39-1, C). Hacia la sexta semana se fusio-
El páncreas se desarrolla a partir de dos esbozos origina- nan los parénquimas y conductos principales de ambos esbo-
dos en el segmento del intestino anterior correspondiente a la zos. El conducto ventral crece más rápidamente que el seg-
futura segunda porción duodenal. El esbozo pancreático dor- mento proximal del conducto dorsal y de esta manera se con-
sal aparece a principios de la cuarta semana y crece rápida- vierte anatómica y funcionalmenle en el segmento proximal
mente en el mesenterio dorsal (fig. 39-1, A). El esbozo del conducto de Wirsung (fig. 39-1, D). Por su parte, el seg-
pancreático ventral aparece a fines de la cuarta semana y pue- mento proximal del conducto dorsal puede persistir como con-
de originarse tanto en la base del esbozo hepático (fig. 39-1, ducto accesorio (conducto de Santorini) o desaparecer. En la
B) como en el duodeno inmediatamente adyacente. Este ori- figura 39-2 se detallan las formas habituales de terminación
gen variable del esbozo ventral explicaría las diferentes for- de los conductos pancreáticos en el adulto y sus frecuencias
mas anatómicas de la unión biliopancreática. Durante la quin- relativas.

Fig. 39-1. Desarrollo embriológico del


páncreas. Á, Al comienzo de la cuarta sema-
na; B, al término de la cuarta semana; C, du-
rante la quinta semana; D, a la séptima sema-
na.

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644 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Fig. 39-2. Variantes anatómicas de los conductos pancreáticos en el adulto


y sus frecueacias relativas. A, Conducto de Wirsung (1) y accesorio de
Santorini (2) (30-35 %); B, atrofia del conducto de Santorini (40-50 %); C,
conductos ventral y dorsal no comunicados (páncreas divisum) (4-9 %); D,
anastomosis múltiples entre ambos conductos (5-10 %).

Fig. 39-3. Vanantes en la configuración del páncreas. A, Sigmoide, B, ho-


rizontal; C, en herradura.
ANATOMÍA

El páncreas es un órgano retroperitoneal lobulado, de 10 a


15 cm de largo y 70 a 100 g de peso. Al examen macroscópico
sólo está recubierto por una fina capa de tejido conectivo que
separa los lóbulos entre sí, de modo que, en condiciones nor-
males, no existe una verdadera cápsula pancreática. Hacia
atrás, la glándula está separada de los planos posteriores por
tejido graso retroperitoneal.
Tradicionalmente se divide al páncreas en cabeza, cuello.
cuerpo y cola. La cabeza se sitúa a la altura de la segunda
vértebra lumbar y está enmarcada por las tres primeras por-
ciones del duodeno. Hacia la izquierda, una prolongación de
la cabeza se extiende por detrás de la vena porta en forma de
gancho (proceso uncinado). El cuello es un pequeño segmen-
to situado a la altura de la primera vértebra lumbar, en rela-
ción inmediata hacia atrás con la vena porta y más hacia atrás
con la columna. El cuerpo se extiende desde el cuello hasta el
hilio del bazo. Aunque anatómicamente la cola es un segmen-
to pequeño que ocupa el ligamento pancreaticoesplénico, es
común denominar cola del páncreas a la porción izquierda
del cuerpo.
Si bien el páncreas se suele extender transversalmente ha-
cia la izquierda y atrás, su configuración es variable debido a
los cambios de posición del cuerpo y la cola (fig. 39-3). El
conducto de Wirsung tiene un trayecto horizontal en la cola y
el cuerpo: al llegar al istmo, el trayecto se hace bruscamente
anteroposterior. para unirse por último al colédoco en la papila
(fig. 39-4).
La irrigación arterial del páncreas proviene del tronco
celíaco y de la arteria mesentérica superior (fig. 39-5). Tanto
la cabeza como el gancho y el istmo, junto con la segunda y
tercera porción del duodeno, reciben su irrigación arterial de Fíg. 39-4. Trayecto horizontal (1) y anteropostcrior (2) del conducto de
dos arcadas pancrcaticoduodenales, una anterior y otra poste- Wirsung, que aparece dilatado por obstrucción de la papila.

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39. PÁNCREAS 645

AGD TC APD AE

APA

APP

Fig. 39-5. Irrigación arterial del páncreas. TC:


tronco celíaco; AH: arteria hepática; AGD-
arteria gastroduodenal; AMS: arteria mesen-
térica superior; APA: arcada pancreática an-
terior; APP: arcada pancreática posterior;
APD: arteria pancreática dorsal; AE: arteria
esplénica, APT: arteria pancreática transversa

rior, extendidas entre las arterias gastroduodenal y mesentérica Anatomía seccional


superior. El cuerpo y la cola están irrigados por ¡a arteria
esplénica y por la pancreática transversa, rama de la esplénica En condiciones normales, la ecogenicidad pancreática es
o de la mesentérica superior. (done by 007) muy similar a la de sus estructuras vecinas, y por lo tanto, la
El drenaje venoso del páncreas se realiza a través de venas identificación de esta glándula por ecografía depende de una
que acompañan a las arterias correspondientes. Mientras que serie de reparos vasculares que definen su silueta. Los reparos
el páncreas derecho drena en las venas mesentérica superior y de la cabeza pancreática son la arteria gastroduodena] en el
porta (eje venoso mesentericoportal), el páncreas izquierdo lo borde anterior y la vena cava inferior en el borde posterior.
hace en la vena esplénica (fig. 39-6). Cuando estos reparos son imprecisos e insuficientes, el reco-
El drenaje linfático se dirige a cinco grupos ganglionares. nocimiento de los bordes cefálicos puede mejorar mediante el
Los grupos superior e inferior se localizan respectivamente en relleno del estómago y el duodeno con agua (fig. 39-7).
los bordes superior e inferior de la cabeza y cuerpo pancreáti- El gancho pancreático se define ecográficamente por su
cos. El anterior comprende ganglios subpilóricos, pancreatico- situación posterior al eje venoso mesentérico portal, y el ist-
duodenales anteriores y de la raíz de los vasos mesentéricos, mo por su ubicación anterior a la vena porta (fig. 39-8). El
mientras que el posterior incluye ganglios pericoledocianos, cuerpo del páncreas está inmediatamente por delante de la vena
pancreaticoduodenales posteriores y lateroaórticos. Finalmen- esplénica, un reparo constante y de fácil identificación (fig.
te, el grupo esplénico comprende ganglios del hilio del bazo, 39-9).
del borde superior e inferior de la cola pancreática y del liga- En cambio, la densidad radiológica normal del páncreas
mento frenoesplénico. es diferente de la de los tejidos vecinos. En consecuencia, la

VPDP

Fig. 39-6. Drenaje venoso del páncreas. VP:


vena porta, VMS: vena mesentérica superior;
VPDP: venas pancreaticoduodenales poste-
riores (superior e inferior), VPDA. venas
pancreaticoduodenales anteriores (superior c
VPDA inferior); APA: arcada pancreática anterior;
APP: arcada pancreática posterior; VMI: vena
mesentérica inferior; VE: vena esplénica

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646 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Fig. 39-9. La vena esplénica (1) y la arteria mesentérica superior (2) son
los reparos anatómicos del cuerpo pancreático (5).

tomografía realizada con contraste intravenoso en bolo


(tomografía dinámica) define directamente los bordes del
páncreas y es el mejor método para identificar alteraciones de
Fig. 39-7. Reparos ccográficos de la cabeza del páncreas (i). 2: Arteria su silueta. En la figura 39-10 se representan tres cortes tomo-
gastroduodenal; 3: vena cava inferior; 4: duodeno relleno con agua; 5: gráficos a través de la primera y segunda vértebra lumbar. Estos
colédoco distal. cortes permiten identificar todos los segmentos pancreáticos
y sobre todo sus relaciones con las estructuras vecinas.
La tomografía computada es también el método de elec-
ción para estudiar los espacios peripancreáticos (fig. 39-11).
El páncreas ocupa el espacio pararrenal anterior, limitado ha-
cía adelante por el peritoneo parietal posterior y hacia atrás
por la fascia de Gerota. Entre ambas hojas de la fascia de Gerota
se encuentra el espacio perirrenal, ocupado por el riñon. Des-
de la hoja posterior de la fascia de Gerota, hasta la fascia
transversalis, se extiende el espacio pararrenal posterior. Este
espacio comunica hacia adelante con el espacio preperitoneal,
y ello explica la exteriorización ocasional de las colecciones
pancreáticas a través de la ingle. Por delante del páncreas, y
detrás del estómago, se encuentra la retrocavidad o trascavidad
de los epiplones. Este es el espacio donde con mayor frecuen-
cia asientan las colecciones líquidas de origen pancreático.

Anatomía microscópica

La unidad anatómica y funcional del páncreas exocrino es


el ácino. Estudios anatómicos recientes mediante microscopía
electrónica han demostrado que la idea tradicional sobre la
anatomía acinar es incorrecta. El ácino no es una estructura
oval situada en el extremo terminal de un conducto, sino que
su forma es variable y su origen puede ser tanto en el extremo
Fig. 39-8. Corte ecográfico longitudinal. El gancho pancreático (1) está como a los lados de un conducto intercalar (fig. 39-12). De
separado del istmo (2) por el eje venoso mesentericoportal (3). esta manera, la arquitectura tubuloacinar es una compleja

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39. PÁNCREAS 647

Fig. 39-10. Cortes tomográficos del


páncreas. A, En el cefálico sólo se
identifica un segmento del cuerpo
(2) por delante del tronco celíaco (2).
B, En el corte medio aparece el
páncreas desde la cola (1) hasta el
itsmo (2), por delante de las venas
esplénica (3) y porta (4) y de la arte-
ria mesentérica superior (J). En un
plano más posterior se aprecian la
aorta (6) y la vena cava inferior (7).
C, En el caudal se identifica la cabe-
za (1) y gancho (2) pancreático y su
relación con la vena mesentérica su-
perior (3) y la arteria homónima (4).
En un plano más posterior, la vena
renal izquierda (5) pasa por delante
de la aorta (6) y desemboca en la
vena cava inferior (7).

arborización que permite incluso anastomosis de necesidad a Los conductos intercalares están formados por células
través de la luz acinar (Bockman DE, 1984). cuboides que penetran hasta el interior de la luz acinar y allí se
El ácino está compuesto por células epiteliales prismáti- las denomina células centroacinares (fig. 39-13). Los conduc-
cas con escasas microvellosidades en su superficie. Las regio- tos intercalares se continúan en los conductos intralobulares y
nes infranuclear y paranuclear del citoplasma están ocupadas éstos, a su vez, en los interlobulares, que transcurren en el
por el sistema membranoso del retículo endoplasmático, mien- tejido conectivo interlobular y drenan en el conducto de
tras que el aparato de Golgi y los granulos de cimógeno se Wirsung. Mientras que no existen diferencias morfológicas
localizan hacia el polo apical (fig. 39-13). El espacio entre entre las células epiteliales de los conductos intercalares e
una y otra célula acinar (intercelular) está sellado por comple- intralobulares, el epitelio de los conductos interlobulares y del
jos sistemas de condensación filamentosa organizados en conducto de Wirsung está formado por células piramidales que
tándem. Este mecanismo aisla por completo, en condiciones contienen abundantes granulos secretorios. Aunque el conte-
normales, la luz acinar del espacio intercelular. nido de estos granulos no ha sido aún suficientemente investí-

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648 SECCIÓN VI. ABDOMEN

gado, estudios histoquímicos identificaron la presencia de por de la secreción pancreática, aunque en cantidades pequeñas.
lo menos cuatro tipos de mucoproteínas (Kern HF, 1993). Mientras que el papel de las enzimas digestivas es bien cono-
cido, poco se sabe sobre las funciones del resto de las enzimas
pancreáticas. Las enzimas lisosomales protegen a la célula de
FISIOLOGÍA DE LA SECRECIÓN EXOCRINA ¡a acumulación de residuos y quizá también de la acumula-
ción patológica de enzimas digestivas. Paradójicamente, a las
El páncreas excreta diariamente alrededor de 15 g de enzimas lisosomales se les atribuye en la actualidad un papel
enzimas diversas en aproximadamente 2.000 mi de líquido. El patogénico en la pancreatitis aguda (ver Patogenia de la
denominado grupo de las proteasas incluye a la tripsina, pancreatitis aguda). La función de la ribonucleasa y la desoxi-
quimotripsina, elastasa, calicreína y carboxipeptidasas; otras rribonucleasa es desconocida.
enzimas digestivas no proteásicas son la lipasa, fosfolipasa La síntesis de todas las enzimas pancreáticas se realiza en
A , colipasas I y II, carboxilesterhidrolasa y amilasa. El los ribosomas del retículo endoplasmático, desde donde son
páncreas también es rico en enzimas lisosomales como la transferidas al aparato de Golgi (fig. 39-14). Allí son procesa-
p-D-glucuronidasa, a-D-glucosidasa, catepsina B y otras. La das y separadas según sus funciones específicas. Las enzimas
ribonucleasa y la desoxirribonucleasa también forman parte digestivas son empaquetadas en vacuolas de condensación que
luego se transforman en granulos maduros de cimógeno, y las
lisosomales son dirigidas hacia los compartimientos
endolisosomales. Los granulos de cimógeno se dirigen al polo
apical de la célula y allí son liberados en la luz acinar por
exocitosis.
El páncreas está protegido por diferentes mecanismos de
la acción destructora de sus propias enzimas. En primer lugar,
todas son sintetizadas como proteínas inactivas y luego aisla-
das en granulos secretorios. En segundo lugar, existen inhi-
bidores intracelulares capaces de suprimir hasta el 80 % de la
actividad de cualquier tripsina activa, y por lo tanto, de evitar
la activación en cascada. Además, el ácino es muy resistente a
la acción de cualquier enzima activa.
Por su parte, también el plasma posee mecanismos para
inacti var enzimas que pudieran pasar a la circulación. Los prin-
cipales inhibidores plasmáticos de las proteasas son la alfa 1-

Fig. 39-11. Los espacios peripancreárteos en un corte transversal del abdo-


men . 1: fascia transversalis; 2: espacio subperitoneal; 3: peritoneo parietal
anterior; 4: cavidad peritoneal; 5: espacio retrogástrico o trascavidad; 6:
peritoneo parietal posterior; 7: espacio pararrenal anterior; 8: hoja anterior
de la fascia de Gerota; 9: espacio perirrenal; 10: hoja posterior de la fascia
de Gerota; 11: espacio pararrenal posterior, H: hígado; E: estómago; P:
páncreas; R: riñon.

Fig. 39-13. Esquema anatómico del ácino. 1: Luz acinar; 2: célula


centroacinar; 3: célula epitelial con granulos de cimógeno en el polo apical;
Fig. 39-12. Concepto actual sobre la disposición anatómica de túbulos y 4: capilar; 5: terminación nerviosa; 6: conducto intercalar; 7: ácino adya-
ácinos. cente.

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39. PÁNCREAS 649

la población normal y se caracteriza por la falta de fusión de


los conductos pancreáticos ventral y dorsal (fig. 39-2). Como
consecuencia, la mayor parte del páncreas drena en el duodeno
a través de la papila menor.
Presentación clínica y patogenia. Distintos autores han
relacionado al páncreas divisum con episodios recidivantes de
pancreatitis aguda o con dolor epigástrico crónico sin pan-
creatitis (Cotton PB, 1980; Bernard JP, 1990). La patogenia
de estos ataques fue atribuida a la hipertensión del conducto
pancreático dorsal secundaria a una obstrucción relativa del
pequeño orificio de la papila menor. Otros autores, en cambio,
no hallaron relación alguna entre la incidencia de pancreatitis
y la presencia de páncreas divisum (Sugawab C, 1987; Delhaye
M. 1985).
Diagnóstico. El páncreas divisum puede ser demostrado
por ecografía o por pancreatografía endoscópica. El conducto
pancreático dorsal puede ser identificado por ecografía cuan-
do atraviesa el páncreas desde la cola hasta el duodeno (fig.
39-15), y en caso de obstrucción de la papila menor, la admi-
nistración de secretina puede demostrar una dilatación patoló-
gica del conducto. La pancreatografía endoscópica es el mé-
todo más eficaz para identificar un páncreas divisum. La
canulación de la papila mayor muestra un conducto ventral
atrófico que termina en finas arborizaciones (fig. 39-16). Aun-
que la imagen típica es específica del páncreas divisum, el
Fig. 39-14. Transporte intraceluiar de las enzimas pancreáticas. RE: estudio puede completarse mediante la identificación del con-
Reticuloendoplásmico; N: núcleo; AG: aparato de Golgi; L: Usosoma; VC: ducto dorsal por cateterismo de la papila menor.
vacuola de condensación; GC: granulo de cimógeno.

antitripsina, inter-alfa1-antitripsina, alfa2-macroglobulina y antiqui-


motripsina.
La secreción exocrina del páncreas está regulada en tres
fases: cefálica, gástrica e intestinal. La secreción de la fase
cefálica se debe a la acción del vago, ya sea por medio de
fibras colinérgicas y peptidérgicas, o a través de la liberación
de gastrina. La fase gástrica se inicia con la llegada de los
alimentos al estómago y está mediada por mecanismos ner-
viosos y humorales. Los mecanismos nerviosos comprenden
reflejos colinérgicos vagovagales gastropancreáticos, mientras
que el mecanismo humoral consiste en la liberación de gastrina.
La fase intestinal es la más importante de las tres y comienza
con la llegada de los alimentos al duodeno. Está mediada por
reflejos colinérgicos vagovagales enteropancreáticos y por la
liberación de colecistoquinina y secretina. Existen además otros
péptidos estimulantes, tales como la sustancia P, bombesina,
motilina, polipéptido intestinal vasoactivo y neurotensina. Los
mecanismos inhibidores de la secreción pancreática, una vez
que los alimentos han sido eliminados del duodeno, son poco
conocidos.

ANOMALÍAS CONGENITAS

Las anomalías congénitas de interés quirúrgico son el


páncreas divisum, el páncreas anular, el páncreas aberrante y
las anomalías en la convergencia de los conductos biliar y
pancreático.

Páncreas divisum

Definición y epidemiología. Se denomina páncreas Fig. 39-15. Ecografía en el páncreas divisum. 1: Conducto pancreático
divisum a una anomalía anatómica que ocurre en el 4 al 9 % de dorsal.

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SECCIÓN VI..ABDOMEN
650

génita en la que el páncreas envuelve como un anillo a la se-


gunda porción duodenal y la obstruye en forma completa o
incompleta. El páncreas anular puede ser hallado en una de
cada 6.000 autopsias y a menudo se asocia con otras malfor-
maciones, como ano imperforado, malrotación intestinal, de-
fectos cardíacos y divertículo de Meckel.
Etiopatogenia. La existencia de formas familiares de
páncreas anular y su elevada incidencia en el síndrome de
Down sugieren que esta malformación tiene un origen genético.
Aunque la patogenia es discutida, la hipótesis más aceptada
atribuye el páncreas anular a una fijación temprana del esbozo
pancreático ventral al duodeno; de manera que cuando ambas
estructuras rotan, el páncreas envuelve al duodeno por com-
pleto.
Diagnostico. La sintomatología aparece durante el perío-
do neonatal o la niñez en el 50 % de los casos, y durante la
edad adulta en el 50 % restante (Kiernan PD, Í980). En el
neonato, la obstrucción duodenal completa se caracteriza por
la presencia, en la radiografía simple, de una doble burbuja
que representa al duodeno y al estómago distendidos. En ni-
ños y adultos, la obstrucción incompleta aparece en la seriada
gastroduodenal como una estrechez con dilatación proximal
simétrica y movimientos antiperistálticos en el duodeno
proximal.
Tratamiento. En todos los casos es quirúrgico y consiste
en la derivación digestiva, ya sea mediante anastomosis
duodenoyeyunal en Y de Roux, duodenoduodenal o gastro-
enteroanastomosis. Los intentos para liberar quirúrgicamente
el duodeno del páncreas están contraindicados porque se si-
guen de fístulas pancreáticas o pancreatitis graves.
La mortalidad del páncreas anular en el neonato puede al-
canzar el 43 % debido a la gravedad del cuadro clínico y a las
malformaciones asociadas; en el adulto, en cambio, no supera
el 3 %.
Fig. 39-16. Pancreatografía endoscópica en el páncreas divisum. A: Con- Páncreas heterotópico
ducto pancreático dorsal; B: conducto pancreático ventral.
Definición y epidemiología. Se denomina páncreas
Historia natural. La inmensa mayoría de los sujetos con heterotópico (aberrante o accesorio) al tejido pancreático sin
páncreas divisum jamás presentan sintomatología alguna. Dado conexión anatómica o vascular con el páncreas ortotópico. Esta
que la asociación entre pancreatitis aguda y páncreas divisum malformación puede ser hallada en el 0,5 al 15 % de las autop-
ha sido descripta sobre todo en la tercera o cuarta década de la sias. En el 70 % de los casos, el páncreas heterotópico se loca-
vida, se ha sugerido que sería necesario un lapso prolongado liza en el intestino superior, por lo general en los 5 cm del
para el desarrollo de la estenosis papilar. En general, los ata- estómago proximales al píloro, o en el duodeno. En el 30 %
ques de pancreatitis aguda asociados con páncreas divisum restante puede ser hallado dentro del abdomen (hígado, vesí-
son leves y rara vez se observan complicaciones locales. cula, epiplón mayor, divertículo de Meckel) o fuera de éste
Tratamiento. Puesto que se trata de una variante anató- (pulmón, ombligo) (Pearson, 1951).
mica. el tratamiento del páncreas divisum es muy controverti- Patogenia. Existen diversas hipótesis, tales como el error
do. Los procedimientos terapéuticos que han sido empleados en la diferenciación de células endodermicas, la adherencia
comprenden la esfinterotomía endoscópica o quirúrgica de la de células embrionarias a estructuras vecinas durante la mi-
papila menor, o su dilatación endoscópica mediante un tutor gración del esbozo pancreático ventral, o la persistencia de
permanente. Como todos estos métodos tienen una morbilidad esbozos pancreáticos que debieron atrofiarse.
significativa, e incluso mortalidad, la indicación de tratamiento Diagnóstico. En la mayoría de los casos, el páncreas
en el páncreas divisum debe surgir de una rigurosa selección heterotópico es asintomático. Cuando origina síntomas, el cua-
de los pacientes. En distintos estudios, los mejores resultados dro clínico es variado, ya que depende de la localización del
fueron obtenidos en los casos que reunían las siguientes con- tejido heterotópico y de la forma de complicación (hemorra-
diciones: 1) episodios recidivantes de pancreatitis aguda; 2) gia, obstrucción, inflamación). En la endoscopia, el páncreas
estenosis orgánica demostrable de la papila menor; 3) ausen- heterotópico aparece como un nodulo de 1 a 2 cm de diáme-
cia de pancreatitis crónica. tro, a menudo umbilicado, y de aspecto inespecífico. La biopsia
endoscópica rara vez obtiene tejido pancreático debido a que
el nodulo está recubierto por mucosa gástrica o intestinal nor-
Páncreas anular mal. Por lo tanto, el diagnóstico se hace habitualmente por
descarte de otras patologías, como leiomioma, poliposis, úl-
Definición y epidemiología. Es una malformación con- cera péptica, carcinoma o linfoma.

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39. PÁNCREAS 651

Tratamiento. La extirpación quirúrgica es el tratamiento Tabla 39-1. Etiologías poco frecuentes de pancreatitis aguda
de elección en el páncreas heterotópico complicado. Según su
localización y su tamaño, el procedimiento puede consistir en Anomalías congénitas: de la convergencia biliopancreática, dupli-
una simple enucleación o una resección visceral. cación duodenal, páncreas divisum
Tumores: de papila, vía biliar distal, duodeno, páncreas (primitivos y
metastáticos)
Disfunción del esfínter de Oddi: estenosis papilar, disfunción motora
Anomalías en la convergencia de los conductos Dislipidemias: tipos I, IV y V, hipertrigliceridemia
biliar y pancreático Infecciones: virosis (parotiditis, Coxsackie B, hepatitis, mononu-
cleosis, SIDA), parasitosis (áscaris, Clonorchis)
Estas anomalías podrían ser el resultado del origen varia- Drogas: inmunosupresores, diuréticos, estrógenos
ble del esbozo pancreático ventral. Sus características y con- Procedimientos endoscópicos: colangiopancreatografía, esfintero-
secuencias fisiopatológicas ya han sido descriptas (véase quis- tomía, colocación de tutores
tes del colédoco). Colagenopatías: periarteritis nudosa, lupus
Postoperatoria: cirugía con circulación extracorpórea. cirugía biliar
Miscelánea: hiperparatiroidismo, hipotermia, picadura de escorpión,
trauma
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Pearson S: Aberrant páncreas: review of the literature and report of 3
ataque.
cases, one of which produced common bile and pancreatic duct
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it a normal anatomic variant? Am. J. Surg. 53: 62-67, 1987. desencadenante conocido de la pancreatitis aguda biliar (Acosta
JM, 1974). El cálculo migrador obstruye temporariamente ía
papila durante su paso, y según la anatomía del canal común,
puede generar reflujo biiiopancreático o hipertensión ductal
PANCREATITIS AGUDA (fig. 39-17). En el primer caso, la bilis podría activar el jugo
pancreático en el conducto (activación prematura ductal) y se-
Definición. La pancreatitis aguda es una respuesta infla- cundariamente difundir al intersticio glandular, donde se ini-
matoria inespecífica del páncreas a injurias muy diversas. Se- ciaría la pancreatitis. En el segundo caso, la obstrucción com-
gún la gravedad del ataque, el páncreas cura ad integrum o pleta del conducto, asociada a la estimulación aguda del
con secuelas, y es excepcional que la inflamación aguda se páncreas, generarían un aumento brusco de la presión ductal y
transforme en crónica (pancreatitis crónica). ruptura canalicular con extravasación enzimática (activación
Etiología y epidemiología. El 80 al 90 % de los ataques intersticial).
de pancreatitis aguda son secundarios a litiasis biliar o a la Los dos mecanismos patogénicos señalados fueron
ingesta de alcohol. En el 10 al 20 % restante, el ataque obede- descriptos por Opie en 1901 y se han mantenido vigentes has-
ce a alguna de múltiples y variadas etiologías (tabla 39-1) o ta el momento actual. Sin embargo, ninguno de los dos expli-
incluso su causa jamás puede ser identificada (pancreatitis ca en forma adecuada la activación enzimática. El mecanismo
aguda idiopática). de activación ductal por reflujo biliar es difícil de aceptar dado
La litiasis biliar es la etiología más frecuente en países de que la presión ductal pancreática es habitualmente superior a
América del Sur, como Argentina, Solivia, Chile, Paraguay, la presión biliar. Tampoco es claro cómo la ruptura canalicular
Perú y Uruguay, en diversos países de Europa, como España, por hipertensión ducta! podría activar el jugo pancreático en
Francia e Inglaterra, y en las poblaciones suburbanas de los el intersticio.
Estados Unidos de América. El riesgo de que un enfermo de Según una hipótesis más reciente, la activación enzimática
litiasis biliar desarrolle una pancreatitis aguda es aproximada- por hipertensión ductal podría ocurrir en el interior mismo de
mente del 5 %. la célula acinar (activación intracelular), en lugar del conduc-
En cambio, la etiología alcohólica prevalece en los países to pancreático o el intersticio. De hecho, las primeras altera-
escandinavos, las poblaciones urbanas de Estados Unidos y ciones detectadas por microscopia electrónica en un modelo
algunas zonas del Brasil. Aunque la mayoría de los ataques experimental de pancreatitis aguda con hipertensión ductal
agudos por alcohol ocurren en enfermos de pancreatitis cróni- ocurren en el interior de la célula acinar. La activación sería el
ca, el alcohol también puede desencadenar una pancreatitis resultado de un trastorno en el transporte intracelular de los

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652 SECCIÓN VI. ABDOMEN

granulos de cimógeno (fig. 39-18). Por efecto de la hipertensión Si la patogenia de la pancreatitis por migración de cálcu-
ductal, se bloquea la exocitosis y los granulos se fusionan en los a través de la papila está aún en el terreno de las hipótesis,
el interior de la célula con enzimas lisosomales (colocaliza- menos todavía se sabe sobre la patogenia de los ataques de
ción). Como consecuencia, hidrolasas como la catepsina B pancreatitis aguda biliar que no se asocian con coledocolitiasis.
podrían activar el tripsinógeno e iniciar la cascada inflamatoria. En efecto, el fenómeno de migración puede ser demostrado
Esta hipótesis, sin embargo, también ha sido objetada, ya que sólo en el 50 % de los ataques. En el 50 % restante, si bien
el pH ácido intracclular es desfavorable para la activación de existe litiasis vesicular, ni el análisis de la materia fecal ni la
la mayoría de las enzimas; además, la célula acinar es muy colangiografía operatoria permiten descubrir un cálculo res-
resistente a la acción enzimática. ponsable (Oria A, 1991). Más aún, una bilis vesicular rica en
cristales de colesterol o granulos de bilirrubinato puede oca-
sionar ataques recidivantes de pancreatitis aguda, aun en au-
sencia de cálculos vesiculares y coledocianos (Lee SP, 1992).
La patogenia de esta forma de pancreatitis aguda por barro
biliar es también desconocida.
Pancreatitis aguda alcohólica. La patogenia de la pan-
creatitis aguda que ocurre en alcoholistas crónicos está muy
relacionada con fenómenos evolutivos propios de la pancrea-
titis crónica de base. Por el contrario, la pancreatitis secunda-
ria a la ingesta aguda de alcohol, en bebedores ocasionales, no
puede ser atribuida a una pancreatitis crónica; de hecho, esta
hipótesis ha sido confirmada en estudios de autopsia (Seligson
U, 1982).
Una brusca hiperestimulación del páncreas, secundaria a
la ingesta aguda de alcohol y alimentos grasos, podría desen-
cadenar, al menos teóricamente, una pancreatitis aguda. Esta
pancreatitis por hiperestimulación ha sido investigada en for-
ma experimental mediante la administración de ceruleína (un
secretagogo análogo a la colecistoquinina) y de carbamilcolina
(un análogo de la acetilcolina). En ambos casos, la microscopía
electrónica mostró un fenómeno de activación intracelular muy
similar al descripto anteriormente.
Otras etiologías. Los mecanismos patogénicos de las
Fig. 39-17. Mecanismos patogénicos de la pancreatitis aguda biliar. A, re- etiologías poco frecuentes (tabla 39-1) han sido escasamente
flujo biliopancreático por obstrucción del canal común debajo de la unión
büioponcreática; 8, hipertensión ductal por obstrucción directa del con-
investigados. En las etiologías denominadas genéricamente
ducto de Wirsung. obstructivas (tumores y parásitos que obstruyen el conducto
pancreático, disfunción del esfínter de Oddi, anomalías ductales
congénitas), la pancreatitis podría desencadenarse a través de
los mecanismos patogénicos analizados en la migración
litiásica (hipertensión ductal y reflujo biliopancreático). En la
pancreatitis secundaria a cirugía con circulación extracorpórca
se han descripto como factores patogénicos la isquemia por
bajo volumen minuto y la hipercalcemia. Tanto la pancreatitis
que ocurre en el postoperatorio de cirugía biliar como la se-
cundaria a procedimientos endoscópicos han sido atribuidas a
traumatismo sobre la papila o eventualmente a la inyección de
sustancia de contraste a presión en el conducto de Wirsung. El
mecanismo de la pancreatitis por picadura de escorpión es una
hiperestimulación semejante a la que se obtiene experimen-
talmentc con la inyección de ceruleína.
La pancreatitis postraumática no es una verdadera infla-
mación pancreática. En efecto, el páncreas no presenta las le-
siones anatomopatológicas características, lo cual prueba la
ausencia de activación enzimática intraglandular. Sin embar-
go, cuando existe una ruptura ductal de importancia, la difu-
sión rctroperitoneal masiva de líquido pancreático puede ge-
nerar una forma grave de retroperitonitis con necrosis tisular.
Anatomía patológica. La pancreatitis aguda afecta no sólo
al páncreas y tejidos peripancreáticos, sino también a órganos
vecinos y distantes.
Lesiones del páncreas y tejidos peripancreáticos. Habi-
tualmente se describen dos formas anatomopatológicas de le-
Fig. 39-18. Activación enzimática intracelular. Por bloqueo de la exocitosis sión pancreática: la edematosa y la necrótica o necrohemo-
(X), los granulos de cimógeno (GC) se fusionan con los lisosomas (L) en el rrágica. En realidad, ambas representan sólo los extremos de
interior de grandes vacuolas (V). un amplio espectro anatomopatológico.

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39. PÁNCREAS 653

Luforma edematosa se caracteriza macroscópicamente por plasma. En efecto, sólo ínfimas cantidades de tripsina pueden
un aumento de tamaño del páncreas secundario a edema, la ser detectadas en el páncreas o la circulación sistémica duran-
presencia de pequeños focos blancoamarillentos de necrosis te la pancreatitis aguda experimental (Rinderknecht H, 1988).
grasa (citoesteatonecrosis) y la ausencia de necrosis o hemo- En segundo lugar, las lesiones del pulmón y otros órganos dis-
rragia intraglandular o extraglandular. En la microscopia ópti- tantes no son específicas de la pancreatitis aguda, sino entera-
ca se observa edema e infiltración polimorfonuclear del tejido mente similares a las observadas en la falla multiorgánica de
interlobular e interacinar; y si bien pueden existir pequeñas cualquier etiología (sepsis, quemaduras, trauma). En síntesis,
áreas de necrosis acinar, no se comprueban trombos vasculares. aunque la activación de la tripsina puede ser el primer eslabón
En la microscopia electrónica los granulos de cimógeno pre- de la inflamación pancreática, las consecuencias finales su-
sentan sus membranas casi intactas. gieren una fisiopatología más compleja.
La forma necrótica se caracteriza macroscópicamente por Una hipótesis más reciente considera que tanto las lesio-
la presencia de tejidos friables de color gris o pardo negruzco nes del páncreas y tejidos vecinos como las de órganos distan-
que ocupan extensiones variables del parénquima pancreático tes son en su mayor parte la consecuencia de una respuesta
y tejidos grasos vecinos. Es frecuente la presencia de hemo- inflamatoria descontrolada del organismo a la injuria
rragia retroperitoneal y la extensión de la citoesteatonecrosis pancreática (Rinderknecht H, 1988; Gorelick FS, 1993). Esta
al epiplón y tejido graso subperitoneal. Además, el edema respuesta comienza por la acción local de neutrófilos y
peripancreático es abundante y a menudo existen colecciones monocitos atraídos al páncreas por la injuria local de causa
líquidas asociadas. Todas estas lesiones se combinan en forma enzimática. La sobreestimulación de estas células genera gran-
muy variable y no es infrecuente que lesiones peripancreáticas des cantidades de productos citotóxicos que amplifican el foco
graves rodeen a una glándula casi totalmente preservada; o a inflamatorio local, la necrosis tisular y nuevamente la activa-
la inversa, que una glándula casi totalmente necrótica se aso- ción enzimática, originándose así un círculo vicioso. Cuando
cie con escasas lesiones peripancreáticas. En la microscopia la inflamación local se descontrola pasa a nivel sistémico. Allí
óptica existe siempre necrosis de coagulación y abundantes se amplifica nuevamente por la activación de múltiples célu-
trombosis vasculares. El hallazgo característico de la las proinflamatorias (macrófagos fijos de los tejidos, plaquetas
microscopia electrónica es la fragmentación de los granulos y células endoteliales). Según la gravedad del ataque, esta eta-
de cimógeno. pa de respuesta inflamatoria sistémica puede conducir o no a
Lesiones de órganos vecinos. Por su inmediata vecindad, disfunciones o fallas orgánicas y finalmente a la muerte por
tanto el estómago como el duodeno y el colon participan de la falla múltiple de órganos y sistemas.
inflamación pancreática. Cuando la necrosis peripancreática Diagnóstico. El diagnóstico de pancreatitis aguda se sos-
es extensa, no es infrecuente que invada el duodeno, la pared pecha en el interrogatorio y el examen físico, se orienta por ei
gástrica posterior, el ángulo esplénico del colon y distintos laboratorio y se confirma mediante la ecografía o la tomografía
mesos. Según el grado de infiltración, la necrosis puede cau- computada.
sar perforaciones digestivas o hemorragias graves por lesión Presentación clínica. Durante el interrogatorio se deben
vascular directa. investigar los factores que pueden desencadenar un ataque,
Lesiones de órganos distantes. Son características de ios sobre todo la ingesta reciente de alcohol o comidas copiosas y
ataques graves y pueden afectar a cualquier órgano. Las más la administración de drogas. También es necesario recoger
importantes por su frecuencia y gravedad son ias del pulmón, antecedentes sobre patologías familiares que predisponen a la
riñon y mucosa del aparato digestivo. En los fallecidos duran- pancreatitis aguda (litiasis biliar, parasitosis, pancreatitis cró-
te la primera semana de un ataque grave, el pulmón presenta nica hereditaria).
edema intersticial e intraalveolar, agregación leucocitaria y El dolor epigástrico y los vómitos son los signos más fre-
trombosis hialina capilar. Cuando la muerte ocurre después de cuentes al ingreso. La intensidad del dolor es muy variable;
la primera semana predominan las membranas hialinas, y al mientras que en la mayoría de los casos es intenso y requiere
cabo de 15 días la lesión más notoria es la organización fibrosa analgesia, otras veces puede ser leve e incluso faltar. En oca-
de las membranas y el tejido intersticial. En el riñon son fre- siones su comienzo es brusco, pero en otras oportunidades está
cuentes las lesiones tubulares agudas y en ocasiones pueden precedido por crisis doiorosas iterativas de intensidad mode-
hallarse depósitos de fibrina en los capilares del glomérulo. rada. La irradiación al dorso no es constante, aunque su pre-
Las lesiones digestivas más frecuentes son las erosiones múl- sencia sugiere fuertemente el origen pancreático del dolor. La
tiples de la mucosa. presencia de vómitos es casi la regla. Si bien por lo general
Fisiopatología. Durante muchos años las lesiones locales son biliosos, el vómito abundante de líquido gástrico denota
y a distancia de la pancreatitis aguda fueron consideradas una una obstrucción litiásica completa de la papila.
consecuencia directa de la activación enzimática. Según esta En el 20 al 30 % de los ataques existe ictericia al ingreso.
hipótesis, a partir de la conversión del tripsinógeno en tripsina, En los ataques leves, su causa más frecuente es la obstrucción
se activan en cascada las enzimas proteolíticas y lipolíticas litiásica de la papila. En los ataques graves, lo más habitual es
del páncreas. Estos productos digerirían localmente al páncreas que la ictericia sea el resultado de una falla hepática tempra-
y tejidos peripancreáticos y luego, por invasión sistémica, a na, sobre todo cuando la etiología del ataque es el alcohol.
órganos distantes. Como ejemplo, la falla pulmonar temprana En el examen del abdomen es común hallar defensa gene-
de la pancreatitis grave ha sido considerada la consecuencia ralizada sin contractura. También es frecuente la distensión
de una destrucción del surfactante por acción de la fosfolipasa abdominal con predominio supraumbilical; por lo general se
A,. debe a una dilatación segmentaria del colon transverso y en
Esta hipótesis de una autodigestión local y a distancia ha raras ocasiones a una dilatación gástrica. Dos signos muy es-
sido fuertemente cuestionada por estudios recientes. En pri- pecíficos de pancreatitis aguda están dados por la extravasación
mer lugar, un proceso de autodigestión tríptica resulta impro- retroperitoneal de sangre. El signo de Cufien es la coloración
bable debido a los potentes inhibidores de la tripsina de que rojo-azulada de la piel periumbilical, causada por la difusión
dispone el páncreas y a la enorme capacidad antiproteasa del de sangre desde el retroperitoneo hacia el ombligo a través del

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654 SECCIÓN VI. ABDOMEN

ligamento redondo. El signo de Grey-Turner es la coloración Se puede descartar razonablemente una pancreatitis aguda
rojo-azulada del dorso y eventualmente de los flancos, por la cuando la isoamilasa S está elevada en forma aislada o cuando
difusión de sangre al espacio pararrenal posterior y desde éste ambas están elevadas sin predominio de la P sobre la S. La
al espacio subperitoneal. Como están presentes en menos del determinación de isoamilasas, en cambio, no permite diferen-
3 % de los ataques, la utilidad diagnóstica de estos signos es ciar las causas intestinales de hiperamilasemia. Esto se debe a
mínima. Otros signos tempranos del examen físico son comu- la ausencia de isoamilasa S por debajo del ángulo de Treitz, de
nes a cualquier proceso inflamatorio agudo y consisten en fie- manera que cualquier hiperamilasemia de origen intestinal se
bre, taquicardia y taquipnea. Aunque la alteración más fre- debe forzosamente a una elevación aislada de la isoamilasa P.
cuente de la presión arterial es la hipotensión por dolor e Lipasa sérica. Pese a que la determinación de la lipasemia
hipovolemia, en algunos casos puede existir hipertensión. es tanto o más útil que la de amilasemia, su empleo no se ha
Más allá de las 72 horas de iniciado el ataque, el cuadro difundido tanto. La lipasemia tiene la ventaja de que no se
clínico es menos característico debido a que el dolor ha des- eleva en algunas situaciones que son causa de falsos positivos
aparecido en gran parte y los vómitos han cesado. En el ata- de la amilasa, tales como parotiditis, cetoacidosis diabética y
que grave, los signos que predominan durante este período embarazo ectópico. Además persiste elevada más tiempo que
reflejan las disfunciones o fallas orgánicas existentes. Otro la amilasa, lo cual facilita el diagnóstico de los casos que con-
signo tardío del examen físico es la presencia de una masa sultan tardíamente. Sin embargo, la lipasa acompaña a la
supraumbilical dura, extendida transversalmente y de tamaño amilasa en los falsos positivos secundarios a patología biliar
variable. Esta masa, denominada flemón pancreático, aparece aguda, úlcera perforada, obstrucción intestinal, trombosis
en el 30 al 45 % de los ataques graves y por lo general corres- mesentérica y apendicitis aguda.
ponde al páncreas y tejidos peripancreáticos inflamados. En Otras enzimas. Tanto la fosfolipasa A2, como la tripsina
ocasiones, una colección líquida de gran tamaño puede tam- inmunorreactiva y la elastasa-1-pancreática requieren comple-
bién exteriorizarse tempranamente por una masa palpable. jas determinaciones, y por ende, su utilidad práctica en la pa-
Laboratorio. Leucocitosis, hiperglucemia, hipocalcemia y tología de urgencia es limitada.
un aumento del hematócrito por pérdida de líquido intravascu- Métodos por imágenes. La radiología convencional tiene
lar son hallazgos tempranos en los ataques graves. La presen- hoy poco valor. En la radiografía directa del abdomen pueden
cia de suero lechoso por hipertrigliceridemia es un signo es- apreciarse dilataciones segmentarias del colon transverso, es-
pecífico pero poco frecuente. tómago o yeyuno (íleo regional). La presencia de calcificacio-
Amilasa sérica total. La elevación de la amilasa sérica to- nes en el área pancreática en ocasiones puede sugerir una
tal (hiperamilasemia) sugiere inflamación pancreática en cual- pancreatitis crónica de base.
quier situación clínica compatible. Además, las posibilidades Ecografía. Es el método inicial de elección para el diag-
de que exista una pancreatitis aguda aumentan cuando su va- nóstico morfológico de pancreatitis aguda. Debido a la fre-
lor es más de 3 veces el valor máximo normal. Sin embargo, la cuente superposición de gas intestinal, el método requiere un
sensibilidad de la amilasa no supera el 85 % debido a que su operador experimentado, un equipo de alta resolución y técni-
valor al ingreso puede ser normal en tres situaciones clínicas cas especiales como relleno de estómago y duodeno con agua.
asociadas con pancreatitis aguda: 1) cuando el intervalo entre El diagnóstico ecográfico se basa en la presencia de signos
el comienzo del ataque y el dosaje de amilasa es mayor de 48 pancreáticos y peripancreáticos. El agrandamiento de la glán-
horas; 2) en caso de suero lechoso; 3) en el 30 al 40 % de las dula y los cambios en su forma y ecogenicidad son signos fre-
pancreatitis alcohólicas (Spechler SI, 1983). Además, la cuentes pero de valor relativo por su gran variabilidad en suje-
amilasa sérica total es muy inespecífica, ya que en ausencia de tos normales. Sin embargo, en la situación clínica apropiada,
pancreatitis puede estar elevada en muy diversas afecciones un páncreas aumentado de tamaño y deformado es suficiente
abdominales agudas (tabla 39-2). Pese a estas desventajas, la para confirmar el diagnóstico (fig. 39-19). Un signo muy es-
facilidad y rapidez de su determinación hacen que la amilasa pecífico es la separación neta del páncreas con respecto a los
sérica total sea aún hoy el dato de laboratorio más frecuente- tejidos circundantes ya sea por diferencias marcadas de
mente utilizado para orientar la sospecha clínica inicial. ecogenicidad o por la interposición de una lámina líquida
Isoamilasas. La amilasa sérica total es el resultado de la (figs. 39-19 y 39-20). En los ataques graves es común la pre-
suma de dos isoamilasas, una pancreática (P) y otra salival sencia de colecciones líquidas bien definidas que asientan en
(S). Mientras que la isoamilasa P es específica del páncreas, los espacios rctrogástrico y pararrenal anterior izquierdo (fig.
ya que desaparece luego de pancreatectomía total, la S no sólo 39-21). Aunque inicialmente son de pequeño tamaño, por su
es salival sino que también se produce en otros órganos localización retroperitoneal tienen gran valor diagnóstico.
epiteliales, como ovario, trompa de Falopio, mama, pulmón y La ecografía es además el método de elección para inves-
próstata. tigar patología biliar durante el ataque agudo. Aun en presen-
cia de abundante gas, tanto la vesícula como la vía biliar prin-
cipal pueden ser fácilmente identificadas. El hallazgo de una
Tabla 39-2. Causas no pancreáticas de hiperamilasemia vía biliar distal de 7 mm o más de diámetro, en enfermos con
litiasis vesicular, es sugestivo de obstrucción litiásica de la
Abdominales: papila (fig. 39-22). Asimismo, una disminución brusca del diá-
Colecistitis aguda, coledocolitiasis con o sin colangitis aguda, obs- metro coledociano, detectada por ecografía seriada (monitoreo
trucción intestinal, infarto mesentérico, úlcera perforada, apendicitis ecográfico) es un signo muy específico de migración litiásica
aguda, embarazo ectópico, disección de aneurisma aórtico, trauma a través de la papila (Oria A, 1988).
abdominal, insuficiencia hepática, insuficiencia renal. Tomografía computada. Al igual que en la ecografía, los
signos tomográficos diagnósticos consisten en el aumento de
Extraabdominales: tamaño del páncreas, la irregularidad de sus bordes, la hetero-
Parotiditis, trauma cerebral, quemaduras, shock. geneidad del parénquima y la presencia de colecciones líqui-
das. Sin embargo, la tomografía es más sensible que la eco-

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39. PÁNCREAS 655

y -

Fig. 39-19. Deformación pancreática por engrosaraiento del cuerpo (7) y Fig. 39-21. Lámina líquida (L) en el espacio pararrenal anterior izquierdo,
diferencia neta de ecogenicidad entre el páncreas y estructuras vecinas. entre el bazo (B) y el riñon (R). (done by 007)
Dilatación moderada del colédoco distal (2).

Fig. 39-20. Separación del páncreas (7) y el estómago (2) por interposición Fig. 39-22. Agrandamiento difuso del páncreas (1) y dilatación marcada
de una pequeña colección líquida (3). del colédoco distal por obstrucción litiásica de la papila (2).

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656 SECCIÓN VI. ABDOMEN

grafía, ya que aun la inflamación pancreática mínima puede


ser reconocida por un engrosamiento de la fascia de Gerota
(fig. 39-23). A pesar de esto, por razones de costo, empleo de
radiaciones ionizantes y reducida capacidad para evaluar el
sistema biliar, la tomografía con propósito diagnóstico sólo
está indicada ante el fracaso de la ecografía para reconocer el
páncreas.
En realidad, el valor actual de la tomografía no reside en
su utilidad diagnóstica sino en su capacidad para identificar la
forma anatomopatológica (edematosa o necrótica) del ataque,
y además para evaluar adecuadamente la gravedad de las le-
siones peripancreáticas. La inyección en bolo de sustancia de
contraste durante el estudio (tomografía dinámica) permite
separar a las formas edematosas de las necróticas. En las pri-
meras se aprecia una intensificación homogénea de la densi-
dad radiológica del parénquima y en las segundas aparecen
defectos de intensificación localizados o difusos, que corres-
ponden a áreas no perfundidas de tejidos necróticos (fig. 39-
24, A y B). La tomografía también reconoce el tipo de lesión
peripancreática y el número de espacios afectados. Las colec-
ciones líquidas puras presentan una densidad radiológica in-
ferior a 10 unidades Hounsfield, mientras que las colecciones
hemáticas superan las 50 unidades. Sin embargo, la mayoría
de las lesiones presentan una densidad de 15 a 45 unidades, ya
que corresponden a una mezcla de tejidos necróticos, exudados
y sangre.
Diagnóstico diferencial. En principio no debe aceptarse
el diagnóstico de pancreatitis aguda mientras no existan evi-
dencias de inflamación pancreática en la ecografía o la
tomografía computada. Esta conducta se basa en la frecuente Fig. 39-23. Engrosamiento de la fascia de Gerota (flecha).

Fig. 39-24. A. Intensificación homogénea de todo el páncreas, con excepción


de un área marginal de necrosis en contigüidad con una lesión de la grasa
peripancreática {flecha); B: falta de perfusión del cuerpo pancreático (flecha)
por necrosis glandular.

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39. PÁNCREAS 657

inespecificidad de la clínica y el laboratorio de la inflamación Tabla 39-3. Criterios pronósticos de Ranson


pancreática.
Tanto la colangitis aguda como la colecistitis aguda cur- Al ingreso Etiología biliar Etiología no biliar
san frecuentemente con hiperamilasemia y un cuadro clínico
Edad (años) >70 >55
muy similar a la pancreatitis aguda. Se debe sospechar una
Leucocitos (mm3) > 18.000 > 16.000
infección biliar en todos los cuadros dolorosos agudos supra- Glucemia (mg%) >220 >200
umbilicales que se inician con fiebre o están precedidos por LDH (UI/L) >400 >350
ella. Asimismo, la presencia de fiebre en picos durante los pri- GOAT (UI/L) > 120 > 120
meros días de una pancreatitis aguda debe hacer pensar en la
posibilidad de una colangitis aguda asociada. Durante las primeras 48 horas
Las restantes patologías abdominales extrapancreáticas que Descenso del hematócrito > 10 > 10
cursan con hiperamilasemia también pueden ser descartadas o (puntos del porcentaje)
eventualmente diagnosticadas mediante los métodos por imá- Elevación de la urea (mg%) >2 >5
genes. En ocasiones puede ser útil una punción abdominal para Calcio (mg%) <8 <8
p 0 2 arterial (mmHg) - <60
analizar las características y el contenido enzimático del líqui- Déficit de bases (mEq/l) >5 >4
do intraabdominal. Este método debe realizarse bajo control Secuestro líquido (1) >4 >6
ecográfico para evitar el ingreso de la aguja en el tubo digesti-
vo.
Pronóstico. Pronosticar la gravedad de una pancreatitis
aguda significa predecir cuáles ataques evolucionarán rápida- Tomografía computada. La tomografía dinámica ha sido
mente a la curación y cuáles desarrollarán complicaciones loca- empleada con fines pronósticos por su capacidad para dife-
les tempranas o tardías. El empleo de un método pronóstico renciar a la forma edematosa de la necrótica. Sin embargo,
tiene gran utilidad práctica por tres razones: 1) la identificación existen evidencias de que la tomografía dinámica, realizada
de un ataque grave obliga a la internación inmediata del enfer- muy tempranamente, puede dañar al riñon e incluso al mismo
mo en terapia intensiva para prevenir o tratar rápidamente las páncreas (Foitzih, 1994). Además, a causa de la evolución lenta
complicaciones sistémicas tempranas; 2) la identificación de de las lesiones necróticas, el inventario definitivo del daño
un ataque leve permite evitar un tratamiento médico agresivo intrapancreático y extrapancreático sólo puede ser establecido
y costoso; 3) los resultados de cualquier terapéutica sólo pueden a fines de la primera semana del ataque.
ser analizados cuando los enfermos han sido clasificados Algoritmo pronóstico. La gravedad de un ataque de
tempranamente con un método pronóstico reconocido. pancreatitis aguda depende de la presencia temprana de las
Signos clínicos y de laboratorio aislados. Los llamados llamadas complicaciones sistémicas (insuficiencia respirato-
signos clínicos de gravedad (taquicardia mayor de 140 lati- ria, renal, cardiovascular, hepática) y de la aparición tardía de
dos por minuto, presión arterial menor de 90 mmHg, signo de complicaciones locales de la necrosis pancreática o peripan-
Cullen o de Grey-Turner) tienen escaso valor pronóstico. Si creática (infección, seudoquiste). Si bien a mayor gravedad
bien la presencia de cualquiera de ellos es muy específica de sistémica temprana, mayor posibilidad de complicación local
un ataque grave, su sensibilidad es muy baja, ya que ninguno tardía, esta relación no es constante; de hecho, ataques inicial-
está presente en más del 50 % de los ataques graves. Tampoco mente leves pueden desarrollar complicaciones tardías por
ha sido mayormente útil el uso pronóstico de la proteína C necrosis local, y a la inversa, ataques tempranamente graves
reactiva, a 2 -macroglobulina, fosfolipasa A2 y metahemal- pueden cursar sin complicaciones.
búmina. No sólo su determinación está fuera del alcance de Los signos de Ranson son especialmente eficaces para pro-
muchos laboratorios de urgencia, sino que su eficacia no es nosticar la gravedad temprana del ataque, hasta el extremo de
superior a la de los sistemas que emplean criterios múltiples. que es excepcional que un enfermo con menos de 3 signos
Sistemas que emplean criterios múltiples. El primero positivos desarrolle fallas orgánicas o requiera internación en
descripto y aún el más utilizado es el de Ranson (1979), que terapia intensiva. En cambio, la tomografía dinámica, realiza-
combina 11 datos recogidos al ingreso y durante las primeras da después de los primeros 7 días, es el método más adecuado
48 horas (tabla 39-3). Estos datos reflejan destrucción celular para el pronóstico tardío. Cuanto mayor es el grado de necrosis,
(deshidrogenasa láctica, transaminasa); respuesta inflamatoria mayor será la posibilidad de complicación local.
(leucocitosis, hiperglucemia, hipocalcemia) y lesión endotelial Historia natural. En series de enfermos no selecciona-
(secuestro líquido, descenso de la pO2 y el hematócrito). A las dos, el 65 al 70 % de los ataques son leves, el 25 al 30 %
48 horas, la presencia de 0 a 2 signos señala que el ataque es graves y menos del 5 % fulminantes. Los factores que deter-
leve, de 3 a 6 es grave y más de 7 fulminante. minan las distintas formas evolutivas son: la magnitud de la
El sistema APACHE II tiene una eficacia pronostica simi- respuesta inflamatoria inicial, la etiología del ataque, la ex-
lar al de Ranson y su repetición durante el curso de la enfer- tensión y topografía de la necrosis local, la presencia de infec-
medad permite monitorear la recuperación o el deterioro clí- ción secundaria y la reserva fisiológica de cada paciente.
nico. La presencia de 8 o más criterios positivos del APACHE La respuesta inflamatoria inicial a la injuria pancreática
II al ingreso identifica adecuadamente los ataques graves. puede ser tan intensa y descontrolada que la muerte ocurre en
Punción o punción con lavado peritoneal. La compara- pocas horas o días por falla multiorgánica. Esta forma fulmi-
ción de colores entre una tabla colorimétrica y el líquido obte- nante no depende del monto de necrosis intraglandular o
nido por punción o punción lavado peritoneal es un método extraglandular; de hecho, el 40 % de las formas fulminantes
rápido y de eficacia similar a la de los criterios múltiples son edematosas (Whalen J, 1970). Esta forma evolutiva se aso-
(McMahon, 1980). Cuanto más oscuro sea el líquido obteni- cia por lo general con ataques de etiología alcohólica y sólo en
do, mayor será la gravedad del ataque. Este método, sin em- raras ocasiones con ataques de etiología biliar.
bargo, está contraindicado en caso de íleo o laparotomías pre- Las complicaciones locales sólo ocurren cuando existe
vias debido al riesgo de lesión intestinal. necrosis intrapancreática o extrapancreática. Mientras que el

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658 SECCIÓN VI. ABDOMEN

seudoquiste agudo es la consecuencia de una necrosis intrapan- cen de penetración en el jugo pancreático; por el contrario, las
creática que lesiona el sistema ductal (ver Seudoquistes y quis- quinolonas y el imipenem alcanzan concentraciones útiles en
tes verdaderos), la infección puede complicar tanto la necrosis el páncreas y en los tejidos necróticos (Bassí, 1994). En au-
intrapancreática como extrapancreática, y su incidencia y gra- sencia de necrosis, otra indicación temprana de antibioticote-
vedad aumentan cuanto mayor es la cantidad de tejidos muer- rapia es para prevenir la colangitis en ataques de etiología biliar
tos. En cambio, en ausencia de infección secundaria, es co- asociados con un colédoco dilatado en la ecografía.
mún que las lesiones locales estériles se reabsorban por com- En la actualidad no existe droga alguna capaz de dismi-
pleto (curación espontánea). Finalmente, la edad avanzada, la nuir la inflamación pancreática aguda. Tanto los inhibidores
obesidad o un deterioro orgánico previo son factores que limi- de las proteasas (aprotinina, gabexato) como los inhibidores
tan la reserva fisiológica del paciente e influyen también en la de la secreción pancreática exocrina (somatostatina y deriva-
historia natural del ataque. dos, calcitonina, glucagón, anticolinérgicos) han sido amplia-
Tratamiento. Se debe diferenciar: el tratamiento tempra- mente investigados sin que los resultados justifiquen su em-
no de la inflamación pancreática, el tratamiento tardío de las pleo.
complicaciones locales y el tratamiento diferido de la patolo-
gía causal.
Tratamiento de la inflamación pancreática. La duración Indicaciones quirúrgicas
del período inflamatorio agudo oscila entre 48 horas y 15 días
según el grado de injuria pancreática y la magnitud de la res- Tampoco la inflamación pancreática aguda tiene hoy tra-
puesta del organismo. El tratamiento durante este período se tamiento quirúrgico. Los denominados procedimientos quirúr-
basa en cuatro medidas unánimemente reconocidas: supresión gicos tempranos y directos sobre el páncreas, tales como las
de la ingesta oral, analgesia, prevención y tratamiento de las resecciones pancreáticas, necrosectomías y drenajes retroperi-
complicaciones sistémicas, y antibioticoterapia selectiva. toneales múltiples, han sido progresivamente abandonados.
La supresión de la ingesta oral, tanto de líquidos como de Hoy se sabe que la cirugía temprana, o sea, la realizada duran-
sólidos, es imprescindible para evitar toda estimulación pan- te el período inflamatorio agudo, agrava la condición hemodi-
creática. También la alimentación parenteral está contrain- námica y metabólica del paciente y aumenta el riesgo de in-
dicada durante la inflamación aguda debido al severo dese- fección tardía de las lesiones necróticas.
quilibrio metabólico que caracteriza a este período. Una vez La cirugía biliar, y más recientemente la esfinterotomía
desaparecidas las evidencias clínicas de inflamación aguda endoscópica inmediata, han sido propuestas en la pancreatitis
(dolor, distensión, íleo, dísfunciones orgánicas), y siempre que aguda biliar con el propósito de extraer un eventual cálculo
no existan lesiones locales significativas, la alimentación oral migrador retenido en la papila (Acosta JM, 1980; Fan ST,
puede ser reanudada. En caso de existir lesiones locales signi- 1993). El principio de esta indicación es que la descompresión
ficativas, se debe establecer una alimentación parenteral o del conducto pancreático, realizada durante las primeras 48
enteral con sonda en el yeyuno. Esta forma de alimentación se horas del ataque, evitaría la transformación de una pancreatitis
debe continuar hasta que las lesiones locales definan su evo- edematosa en necrótica (Acosta JM, 1980). Esta hipótesis, sin
lución (regresión espontánea o complicación local). embargo, no ha sido hasta ahora probada (Oria A, 1991;
La analgesia es un aspecto esencial del tratamiento duran- Warshaw AL, 1991). Por el contrario, parecería que la cirugía
te las primeras 48 horas del ataque, período durante el cual el biliar inmediata agrava el pronóstico del ataque (Kelly TR,
dolor es más intenso. El hidroclorhidrato de meperidina es la 1988), al igual que las otras formas de cirugía temprana. Por
droga de elección, ya que sus eventuales efectos perjudiciales su parte, la esfinterotomía endoscópica inmediata sólo ha pro-
por espasmo del esfínter de Oddi jamás han sido demostrados. bado su utilidad en las pancreatitis agudas asociadas a colangitis
En todo ataque grave se deben implementar de inmediato aguda (Fan ST, 1993), asociación que ocurre en menos del
diversas medidas para prevenir las complicaciones sistémicas. 5 % de los ataques de etiología biliar. Además, la esfinterotomía
Es imprescindible mantener el volumen intravascular y la pre- endoscópica tiene su propia morbimortalidad e incluso puede
sión capilar, lo cual requiere una vía venosa central o un catéter ocasionalmente agravar un ataque leve.
de Swan-Ganz cuando el secuestro líquido es elevado. Simul- Sin embargo, la cirugía temprana puede ser indicada cuan-
táneamente, se comenzará el monitoreo de las funciones re- do existe duda diagnóstica o en caso de complicaciones
nal, respiratoria y cardiovascular, mediante sondeo vesical, intraperitoneales graves. La duda diagnóstica puede obligar a
administración por máscara de oxígeno humidificado y deter- una laparotomía exploradora cuando no se puede excluir otra
minación frecuente de gases en sangre, electrólitos, creatinina patología intraabdominal que sí requiere cirugía urgente. En
y glucemia. Se debe procurar mantener la presión venosa cen- caso de hallarse una pancreatitis aguda conviene limitar al
tral en 10 cm de H2O2 la p 0 2 en más de 70 mm de Hg, el máximo las maniobras sobre la vía biliar, así como evitar la
volumen urinario en más de 50 ml/hora y la presión arterial apertura del retroperitoneo y las maniobras sobre el páncreas.
superior a 100 mmHg. La incapacidad para mantener estos Dos complicaciones intraperitoneales graves y muy poco fre-
valores obliga al tratamiento inmediato del órgano afectado, cuentes, que requieren cirugía temprana, son la perforación
ya sea mediante drogas, asistencia respiratoria mecánica o visceral (por lo general, del colon) y la hemorragia fulminan-
hemodiálisis. Otras medidas generales en el ataque grave in- te. Ambas resultan de una extensa necrosis peripancreática y
cluyen la aspiración nasogástrica continua, la protección de la su pronóstico es ominoso.
mucosa gástrica, el monitoreo de los factores de coagulación Tratamiento de las complicaciones locales. Las compli-
y la reposición de calcio en caso necesario. El lavado peritoneal caciones locales tardías de la pancreatitis aguda se clasifican
percutáneo y la plasmaféresis son dos métodos que aún no actualmente en tres formas clinicopatológicas: necrosis infec-
han demostrado su utilidad. tada, absceso y seudoquiste agudo (Bradley EL, 1993).
La administración de antibióticos está indicada en ataques Necrosis infectada y absceso (infección pancreática). La
con lesión local significativa para disminuir el riesgo de in- infección secundaria de las lesiones necróticas es actualmente
fección local. Los aminoglucósidos y las cefalosporinas care- la causa más frecuente de muerte por pancreatitis aguda. Aun-

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39. PÁNCREAS 659

que su patogenia no es bien conocida, probablemente los gér- cialmente graves, el absceso también puede ocurrir en ataques
menes lleguen a las lesiones necróticas desde el intestino, ya iniciaímente leves o moderados, y por lo común se exterioriza
sea por translocación linfática o directamente por permeación clínicamente en forma tardía. Igual que en la necrosis infecta-
a través de la pared intestinal. De hecho, los gérmenes habi- da, el hallazgo de gas es el único signo radiológico específico,
tualmente hallados en las lesiones necróticas son los comunes y la bacteriología percutanea el único método para confirmar
de la flora intestinal. el diagnóstico en el preoperatorio (fig. 39-26).
La necrosis infectada es la complicación local más grave.
Se la define como la presencia de tejidos necróticos intrapan-
creáticos y/o extrapancreáticos de bacteriología positiva, con Oportunidad diagnóstica e indicación quirúrgica
pus o sin éste. Cuando no existe pus. la necrosis infectada no
se diferencia macroscópicamente de la necrosis estéril. Tam- En ausencia de gas retroperitoneal, el diagnóstico de in-
poco la semiología o el laboratorio pueden diferenciar tempra- fección pancreática surge de la combinación del cuadro clíni-
namente a la necrosis estéril de la infectada, lo cual se debe a co, la presencia de lesiones locales en la tomografía computa-
la semejanza clínica entre el síndrome de respuesta inflamatoria da y la bacteriología percutanea. En la figura 39-27 se esquema-
inespecífica, asociado con todo ataque tempranamente grave, tizan las etapas clínicas de la pancreatitis grave. A grandes
y el síndrome séptico secundario a infección pancreática. En rasgos existen dos situaciones en las que se puede postular el
ambos casos existe fiebre, leucocitosis, hiperdinamia circula- diagnóstico de infección pancreática. La primera es en el en-
toria y disfunciones o fallas orgánicas. La tomografía compu- fermo que, después de una desactivación del síndrome de res-
tada puede revelar la presencia de necrosis infectada sólo cuan- puesta inflamatoria inicial, presenta una reinstalación del mis-
do existe gas retroperitoneal (fig. 39-25), lo cual ocurre en no mo síndrome (recidiva inflamatoria) y evidencias de lesión
más del 30 % de los casos. En ausencia de gas, el diagnóstico local en la tomografía computada. En este caso el diagnóstico
puede ser hecho mediante el análisis bacteriológico de una
punción percutanea guiada por ecografía o tomografía com-
putada (bacteriología percutanea).
Se define al absceso como una colección bien circunscripta
de pus con mínima o ninguna necrosis asociada. A diferencia
de la necrosis infectada, que siempre ocurre en ataques ini-

Fig. 39-25. Necrosis pancreática y peripancreática (1) con gas en su inte


rior (2) (necrosis infectada). Fig. 39-26. Colección líquida (1) con gas en su interior (2) (absceso).

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660 SECCIÓN VI. ABDOMEN

más probable es el de necrosis infectada, o el de absceso si la presas de gasa vaselinada (drenaje abierto) (fig. 39-29). El
lesión consiste en una colección líquida. Aunque la bacterio- objetivo del taponamiento retroperitoneal es crear trayectos
logia percutánea puede confirmar el diagnóstico, en esta si- permanentes de comunicación entre los espacios retroperito-
tuación es innecesaria, ya que existen suficientes argumentos neales, de manera que los tejidos necróticos remanentes o
clínicos y radiológicos que indican la presencia de infección neoformados puedan ser eliminados fácilmente durante las
pancreática. curaciones. Mientras que el drenaje cerrado es preferible en
La segunda situación es más compleja, por el hecho de las necrosis limitadas, el drenaje abierto es el mejor método
que la persistencia del síndrome de respuesta inflamatoria ini- en la necrosis pancreática extensa y siempre que existan du-
cial después de los primeros 7 a 10 días del ataque puede aso- das sobre la radicalidad de la necrosectomía.
ciarse tanto con una necrosis estéril como infectada. En este El seudoquiste agudo es la complicación local más fre-
caso la bacteriología percutánea puede decidir la conducta, cuente de la pancreatitis aguda. Aunque será descripta en de-
porque sí es positiva, la cirugía está indicada. En cambio, una talle más adelante (véase Seudoquistes y quistes verdaderos),
bacteriología negativa permite, al menos temporariamente, evi- conviene definir aquí el seudoquiste agudo infectado como
tar la cirugía y esperar una resolución espontánea de las lesio- una lesión idéntica a la necrosis infectada o al absceso, según
nes. Sin embargo, un deterioro clínico, incluso en presencia la presencia o ausencia de necrosis glandular asociada.
de necrosis estéril, también es indicación de cirugía. Ocasio- Tratamiento de la patología causal. La identificación y el
nalmente la necrosis estéril puede ser mortal por fallas orgáni- tratamiento de la patología causal de la pancreatitis aguda son
cas múltiples y la cirugía puede prevenir esta evolución. indispensables para evitar la repetición del ataque. Cuando la
etiología tiene un tratamiento quirúrgico definitivo (litiasis
biliar, tumores de papila, anomalías ductales) y el ataque evo-
luciona sin complicaciones, el tratamiento de la patología
causal debe indicarse, en forma electiva, durante la misma
internación. Cuando el ataque evoluciona con complicaciones
locales, la cirugía de la patología causal se realizará, si es po-
sible, simultáneamente con el tratamiento de las complicacio-
nes.
Cuando no existe una etiología quirúrgica o médica evi-
dente, está indicado recurrir a métodos diagnósticos comple-
mentarios que pueden identificar causas menos frecuentes de
inflamación pancreática. El hallazgo de cristales de colesterol
o granulos de bilirrubinato en el sondeo duodenal es caracte-
rístico de la pancreatitis por barro biliar. Aunque en estos ca-
Fig. 39-27. Etapas clínicas de la pancreatitis aguda grave y oportunidad
sos la colecistectomía es de elección, la administración de áci-
quirúrgica en la infección pancreática.
dos biliares por vía oral también puede ser efectiva en enfer-
mos con elevado riesgo quirúrgico.
La colangiopancreatografía endoscópica retrógrada es el
Procedimientos quirúrgicos único método que permite diagnosticar adecuadamente las

El objetivo del tratamiento de la infección pancreática es


eliminar tanto las colecciones purulentas como los tejidos
necróticos infectados. Mientras que el absceso puede ser tra-
tado con éxito mediante el simple drenaje del pus, la necrosis
infectada no cura hasta que el último fragmento de tejido
necrótico haya sido eliminado.
El drenaje externo por medio de uno o más tubos
multiperforados es el tratamiento de elección en el absceso.
Dado que la necrosis asociada a la colección purulenta es mí-
nima o no existe, la necrosectomía es innecesaria. El drenaje
percutáneo guiado por ecografía o tomografía constituye el
procedimiento de elección cuando su trayecto es seguro, o sea.
cuando no existen visceras huecas interpuestas entre la pared
y el absceso. En caso contrario, la colocación del drenaje por
laparotomía es el procedimiento indicado.
La necrosectomía y el drenaje del lecho quirúrgico es el
tratamiento de elección en la necrosis infectada. La
necrosectomía consiste en la extirpación de los tejidos
necróticos pancreáticos y/o extrapancreáticos mediante ma-
niobras romas y digitoclasia. Existen dos métodos para drenar
el lecho quirúrgico después de la necrosectomía: 1) el drenaje
mediante tubos multiperforados y cierre primario del abdo-
men (fig. 39-28); 2) el drenaje mediante curaciones progra-
madas cada 48 horas bajo anestesia. Para esto, el abdomen Fig. 39-28. Drenaje posnecrosectomía del lecho pancreático y espacios
permanece semiabierto desde la primera internación y el le- peripancreáticos mediante tubos multiperforados y cierre primario del ab-
cho retroperitoneal de la necrosectomía es taponado con com- domen.

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39. PÁNCREAS 661

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las neoplásicas en líquido ascítico son los procedimientos diag-
nósticos indicados cuando se sospecha esta etiología.
Resultados. La mortalidad de la pancreatitis aguda depende PANCREATITIS CRÓNICA
de la gravedad del ataque y de la eficacia del tratamiento. Mien-
tras que en los ataques leves, la mortalidad es inferior al 2 %, Definición. Es una inflamación crónica que evoluciona en
esta cifra se eleva a más del 20 % en los ataques graves y a forma progresiva e irreversible hacia la destrucción anatómi-
más del 95 % en los fulminantes. Según la eficacia del trata- ca del páncreas y la insuficiencia funcional tanto exocrina
miento, la mortalidad de las complicaciones locales puede os- como endocrina. Ei simple hallazgo anatomopatológico de
cilar entre 15 y 50 %. Dada la imposibilidad actual de reducir fibrosis pancreática no es suficiente para diagnosticar una
la mortalidad en las formas fulminantes, resulta claro que sólo pancreatitis crónica, sino que es imprescindible que existan
un tratamiento adecuado de las complicaciones locales puede evidencias de progresión e irreversibilidad de la inflama-
disminuir la mortalidad global por pancreatitis aguda. ción.

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662 SECCIÓN VI ABDOMEN

Etiología y epidemiología. En Europa, Estados Unidos, pancreático de los alcohólicos se caracteriza por presentar con-
Japón y América del Sur. la pancreatitis crónica ocurre en su- centraciones elevadas de proteínas y de calcio (Guy, 1983);
jetos que consumen diariamente dosis elevadas de alcohol e asimismo, se ha observado en él una disminución en la con-
ingieren una dieta normal o aun rica en proteínas (pancreatitis centración de la llamada proteína del cálculo o litostatina. Esta
crónica alcohólica). En cambio, la pancreatitis crónica que se proteína cumpliría normalmente una función estabilizadora,
observa en países como Nigeria, India, Indonesia y algunas al inhibir la cristalización de las sales calcicas. Según Sahel y
zonas del Brasil no se relaciona con el alcohol sino con la Sarles (1979), la presencia de un jugo pancreático rico en cal-
desnutrición (pancreatitis crónica tropical). Otras formas cio y pobre en litostatina sería la causa de la precipitación
etiológicas menos frecuentes son: a) la hereditaria, que afecta intracanalicular que inicia la pancreatitis crónica. Aunque esta
a varios miembros de una familia sin que existan otros facto- hipótesis es la más aceptada actualmente, es innegable que los
res de riesgo; b) la hipercalcémica, que ocurre en el 5 al 7 % conocimientos sobre el mecanismo del daño pancreático por
de los enfermos con hipcrparatiroidismo; y c) la idiopática. alcohol son aún insuficientes.
La pancreatitis crónica de etiología biliar no es aceptada Anatomía patológica. Macroscópicamente, el páncreas
actualmente. Si bien la litiasis y otras enfermedades biliares aparece agrandado en forma global o segmentaria, de consis-
pueden asociarse con grados variables de fibrosis pancreática, tencia firme y de color gris amarillento. Al corte se observan
estas lesiones no son progresivas ni sintomáticas, y tampoco áreas blanquecinas multicéntricas y de extensión variable, que
existen las otras lesiones anatomopatológicas características corresponden a fibrosis. Los conductos pancreáticos pueden
(tapones mucosos, calcificaciones ductales). Además, en la ser de calibre normal o aumentado; en uno u otro caso pueden
evolución de una litiasis biliar jamás aparece una insuficien- contener cálculos irregulares de tamaño variable (pancreatitis
cia exocrina o endocrina (salvo en los raros casos de necrosis crónica calcificante). Otros hallazgos frecuentes son la estre-
glandular extensa por pancreatitis aguda biliar). chez por fibrosis de la vía biliar principal, los seudoquistes
Ocasionalmente, la obstrucción prolongada del conducto intrapancreáticos y la trombosis de la vena esplénica, con o
de Wirsung puede generar una forma de pancreatitis crónica sin hipertensión portal segmentaria (fig. 39-30).
denominada obstructiva (Laugier R, 1983). Sin embargo, tam- La lesión microscópica inicial es la inflamación del epitelio
poco ésta se asemeja a la pancreatitis crónica alcohólica, ya canalicular al contacto de los tapones proteicos precipitados.
que no se extiende progresivamente a toda la glándula, y ade- Como resultado de la inflamación persistente, los conductos
más, la extirpación del segmento pancreático enfermo (dista! se obstruyen por fibrosis y el sistema ductal se atrofia. Todas
a la obstrucción) cura definitivamente la inflamación glandu- estas lesiones presentan inicialmente una distribución lobulillar
lar. multicéntrica y progresan desde la periferia hacia el conducto
La incidencia de pancreatitis crónica alcohólica en Europa pancreático principal. Debido a la obstrucción, el sistema ductal
y Estados Unidos es de 4 casos cada 100.000 habitantes (Di se dilata inicialmente y luego puede quedar incluido en la fibro-
Magno EP, 1993). En América del Sur la incidencia es muy sis, desarrollar quistes de retención (seudoquistes retencionales)
inferior, aunque ello puede estar en parte relacionado con un o dilatarse aún más en forma progresiva.
déficit diagnóstico. Diagnóstico. Presentación clínica. Existen a grandes ras-
Patogenia. Distintas hipótesis han tratado de explicar la gos tres formas de presentación clínica. En la más frecuente,
patogenia de esta enfermedad (Bórdalo O, 1977; Sahel J y la enfermedad aparece entre los 35 y 50 años de edad y co-
Sarles H, 1979; Kloppel G, 1993). Dado que la lesión inicial mienza con dolor o un ataque de pancreatitis aguda. El dolor
de la pancreatitis crónica es la precipitación en los conductos es epigástrico, a menudo irradiado al dorso, y se presenta a
pancreáticos de tapones proteicos y cristales calcicos, es lógi- intervalos variables que se acortan progresivamente durante
co suponer que una alteración del jugo pancreático podría des- la evolución de la enfermedad. La crisis dolorosa puede apa-
empeñar un papel patogénico preponderante. En efecto, el jugo recer espontáneamente o ser precipitada por la ingesta de al-

Fig. 39-30. Hallazgos anatomopato-


lógicos macroscópicos en la pancreatitis
crónica. Estenosis de la vía biliar (1): di-
latación y litiasis del sistema ductal (2);
estenosis duodenal (3); seudoquiste
intrapancreático (4)\ perforación de un
seudoquiste y de un conducto pancreático
(5); várices por hipertensión portal
segmentaria (6).

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39. PÁNCREAS 663

cohol o de comida. A menudo el enfermo alivia parcialmente crónica. En el 5 % restante, las calcificaciones corresponden a
el dolor flexionando su abdomen (posición de plegaria maho- tumores malignos o benignos del páncreas. Sin embargo, sólo
metana) o incluso evita la crisis suprimiendo la ingesta oral. el 15 al 20 % de los enfermos de pancreatitis crónica presen-
La pancreatitis aguda inicial puede ser el único episodio o lue- tan calcificaciones visibles por radiografía simple en el mo-
go repetirse múltiples veces durante el curso de la enfermedad mento del diagnóstico. De hecho, la calcificación es un fenó-
(pancreatitis crónica recidivante). meno tardío en la pancreatitis crónica alcohólica y más tardío
Otra forma de presentación clínica es a través de las com- aún en la forma idiopática.
plicaciones locales: colestasis por obstrucción de la vía biliar, Hasta el 80 % de los casos de pancreatitis crónica pueden
ascitis o fístula pancreaticopleural por perforación de un ser diagnosticados por la ecografía o la tomografía computa-
seudoquiste o de un conducto pancreático, hemorragia por da; el 20 % restante corresponden por lo general a las formas
hipertensión portal segmentaria, vómitos por estenosis iniciales de la enfermedad y requieren para su diagnóstico la
duodenal. En menos del 10 % de los pacientes, la pancreatitis pancreatografía endoscópica. Los signos ecográficos son si-
crónica se presenta con diabetes y esteatorrea. En estos casos milares para ambos métodos e incluyen cambios en el tamaño
la enfermedad ha evolucionado en forma asintomática duran- y forma del páncreas, variaciones en el patrón ecográfico o
te el largo período que demanda la destrucción de más del tomográfico del parénquima, alteraciones en el calibre y trayec-
70 % de la glándula, condición indispensable para que ocurra to del conducto de Wirsung y de la vía biliar principal, presen-
insuficiencia endocrina o exocrina. cia de calcificaciones, seudoquistes e hipertensión portal.
Una pérdida moderada de peso es frecuente en la pancrea- En la ecografía, un conducto de Wirsung dilatado, de tra-
titis crónica, aunque un adelgazamiento extremo sólo se en- yecto irregular y paredes ecogénicas, es muy específico de
cuentra en la pancreatitis crónica tropical, la ascitis pancreática pancreatitis crónica (fig. 39-31). La dilatación en rosario o
(por pérdida proteica) y la esteatorrea grave. En realidad, el cadena de lagos del Wirsung también es un signo característi-
apetito está aumentado en la pancreatitis crónica alcohólica, y co (fig. 39-32). La presencia de cálculos en el interior del con-
el adelgazamiento, cuando existe, se debe a que el enfermo ducto es un signo patognomónico que sólo está presente en
disminuye la ingesta oral para evitar el dolor. los casos más avanzados (fig. 39-33). En cambio, la obstruc-
Métodos por imágenes. El hallazgo de calcificaciones so- ción ductal típica por tumores benignos o malignos se carac-
bre el área pancreática en la radiografía simple del abdomen teriza por ser uniforme, con paredes lisas y trayecto rectilíneo
tiene 95 % de especificidad para el diagnóstico de pancreatitis (fig. 39-34).

Fig. 39-31. Aumento de tamaño difuso del páncreas (P) y conducto de


Wirsung (W) irregular con paredes ecogénicas. Fig. 39-32. Aspecto en rosario del conducto de Wirsung.

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664 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Fig. 39-33. Conducto de Wirsung dilatado e irregular, obstruido por un Fig. 39-34. Dilatación del conducto de Wirsung (W) por carcinoma de papila
cálculo (flecha).

Sin embargo, las anormalidades tempranas del sistema secretina consiste en la recolección por sonda de líquido
ductal pancreático ocurren en los conductos periféricos y no duodenal para determinar su volumen y concentración de bi-
en el conducto de Wirsung, de manera que no pueden ser pues- carbonato en respuesta a la inyección intravenosa de secretina.
tas en evidencia por ecografía o tomografía computada. Asi- En una pancreatitis crónica, la concentración de bicarbonato
mismo, en caso de pancreatitis crónica avanzada, sin dilata- es menor de 90 mEq/l (normal: 90-130 mEq/1) y el volumen
ción ductal ni complicaciones locales, el diagnóstico ecográfico es menor de 2 ml/kg/80 min (normal: 2-4 ml/kg/80 min). Sin
o tomográfico también es difícil. En esas situaciones, la embargo, tanto esta prueba como otras que determinan la fun-
pancreatografía endoscópica puede identificar alteraciones ción exocrina pancreática en forma indirecta (pruebas del áci-
ductales menores de gran valor diagnóstico, tales como dila- do paraaminobenzoico y del pancreolauri!) son poco emplea-
tación, tortuosidad o irregularidad de ramas colaterales del das en la actualidad. Ello se debe a que durante los estadios
conducto de Wirsung (fig. 39-35). iniciales de la enfermedad, el páncreas conserva una función
En caso de obstrucción biliar, la identificación del tipo de exocrina normal y los resultados de estas pruebas son falsa-
lesión coledociana puede tener gran valor diagnóstico cuando mente negativos. Además, cuando se hacen al final positivas,
no existen otros datos positivos. La lesión coledociana típica el diagnóstico ya puede realizarse por lo general en forma más
por pancreatitis crónica ha sido descripta por Caroli (1952) simple y objetiva mediante los métodos por imágenes. Por otra
como una estenosis regular y uniforme de uno o más centíme- parte, su valor en el diagnóstico diferencial con el cáncer pan-
tros de longitud (colédoco tipo I) o como una estenosis corta creático es nulo. En conclusión, la indicación actual de las
en reloj de arena (colédoco tipo III) (fig. 39-36). Aunque la pruebas de laboratorio en el algoritmo diagnóstico de la pan-
ecografía permite sospechar la estenosis biliar por pancreatitis creatitis crónica se limita a los casos en que los métodos por
crónica (fig. 39-37), el diagnóstico exacto de esta lesión re- imágenes no son concluyentes (fig. 39-39).
quiere la opacificación del colédoco por colangiografía, ya sea Diagnóstico diferencial. La etiología más frecuente de una
endoscópica, transparietohepática o intraoperatoria trancística masa pancreática asociada con dolor abdominal no es la
(fig. 39-38). pancreatitis crónica sino la neoplasia maligna o benigna del
Laboratorio. El objetivo de las pruebas de laboratorio es páncreas. Por lo tanto, se debe tratar de descartar este diag-
detectar el déficit de la función exocrina característico de la nóstico en cualquier presunto enfermo de pancreatitis crónica.
pancreatitis crónica. La clásica prueba de estimulación con Aunque en el 80 % de los casos la combinación del cuadro

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39. PÁNCREAS 665

Fig, 39-35. Progresión de las lesiones ductales en la pancreatitis crónica.


A, Pancreatograma normal; B. lesiones moderadas de las ramas colaterales
con indemnidad del conducto de Wirsung; C, lesiones marcadas de las ra-
mas colaterales y moderadas del conducto de Wirsung; D, lesiones severas Fig. 39-37. La ecografía puede demostrar el afinamiento uniforme del
y difusas del sistema ductal. colédoco (C) al atravesar la cabeza dei páncreas (P).

Fig. 39-36. Formas de obstrucción biliar características de la pancreatitis Fig. 39-38. Opacificación de un colédoco tipo I de Caroli. Alrededor de la
crónica. A, Colédoco tipo I de Caroli; B, colédoco tipo III de Caroli. estenosis (1) existen múltiples calcificaciones pequeñas (2).

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666 SECCIÓN VI. ABDOMEN

clínico y las imágenes permite descartar razonablemente a las Cirugía del dolor
neoplasias, el diagnóstico diferencial puede ser complejo en
el 20 % restante. Un agrandamiento difuso de la glándula pue- La fisiopatología del dolor por pancreatitis crónica es aún
de corresponder tanto a una pancreatitis crónica como a una incierta. Estudios recientes indican que sus mecanismos más
inflamación pancreática de origen neoplásico. Asimismo, un probables son la hipertensión ductal en un páncreas funcionante
agrandamiento focal es muy común en el carcinoma pero tam- y la lesión perineural de fibras nerviosas. En condiciones
bién puede corresponder a una pancreatitis crónica. En ambas basales, tanto la presión intraductal como la intraparenqui-
situaciones, la punción para estudio citológico permite diag- matosa son significativamente más altas en los enfermos de
nosticar una neoplasia cuando es positiva, pero su negatividad pancreatitis crónica que en sujetos normales. En un páncreas
no excluye este diagnóstico. Por lo tanto, el diagnóstico dife- enfermo, aunque funcionante, esas presiones podrían elevarse
rencial entre la pancreatitis crónica y las neoplasias pancreáti- aún más durante la estimulación glandular y ser causa de do-
cas es un problema todavía no resuelto. lor, ya sea por estimulación de receptores en la pared ductal o
Historia natural. Aunque desde el punto de vista anato- por isquemia de las fibras nerviosas debida a la hipertensión
mopatológico, la evolución natural de la pancreatitis crónica endopancreatica. Otro mecanismo de estimulación dolorosa
es hacia la destrucción completa del páncreas, paradójicamente, puede ser explicado por el hallazgo reciente de lesiones signi-
en algunos casos esta evolución puede ser conveniente desde ficativas en el perineuro de fibras nerviosas intrapancrcáticas.
el punto de vista clínico, ya que un páncreas completamente Una pérdida de la barrera perineural permitiría el acceso de
destruido no duele, no puede originar pancreatitis aguda ni sustancias inflamatorias al endoneuro y la consiguiente
tampoco nuevas complicaciones locales. No obstante, el tiempo estimulación de la fibra nerviosa (Bockman, 1988).
requerido para esta evolución oscila entre 5 y 25 años. Duran-
te este período, la mortalidad por pancreatitis aguda, compli-
caciones locales de la pancreatitis crónica, alcoholismo y dro- Procedimientos quirúrgicos
gadicción es muy elevada. En distintos estudios, la sobrevida
de los enfermos de pancreatitis crónica, a los 10 afios del diag- El 15 al 35 % de todos los enfermos de pancreatitis cróni-
nóstico, apenas supera el 50 % (Pedersen, 1982). ca requiere algún tipo de cirugía por dolor pancreático intrata-
La relación entre pancreatitis crónica y cáncer de páncreas ble con analgésicos simples. La elección del procedimiento
no ha sido aún bien establecida. El 3 al 6 % de los enfermos depende de factores muy diversos como el diámetro del con-
con pancreatitis crónica de etiología hereditaria desarrollan ducto de Wirsung, la existencia de parénquima funcionante, la
cáncer. En cambio, esta relación no ha sido hallada en la presencia de complicaciones locales y el riesgo quirúrgico del
pancreatitis crónica alcohólica y tampoco en la forma tropi- paciente.
cal. La anastomosis pancreaticoyeyunal es el procedimiento de
Tratamiento. Debido a que se trata de una enfermedad elección cuando el conducto de Wirsung mide más de 6 mm y
irreversible, cualquier tratamiento debe ser considerado pura- el páncreas no es atrófico sino funcionante (figs. 39-32 y 39-
mente paliativo. Las medidas terapéuticas en la pancreatitis 33). Esta operación consiste en la apertura longitudinal ante-
crónica no complicada incluyen el control del dolor mediante rior o destechamiento del conducto de Wirsung desde la cola
analgésicos, la abstinencia de alcohol y el manejo de la diabe- hasta el istmo, sitio donde el conducto se dirige bruscamente
tes y esteatorrea mediante medicación específica. La cirugía hacia atrás en dirección a la papila y, por ende, su destecha-
está indicada cuando el dolor es incontrolable con analgésicos miento es imposible. Los bordes del conducto pueden ser
simples y en las complicaciones que amenazan la vida del en- anastomosados a un asa intestinal en Y de Roux (método de
fermo. Partington-Rochelle) o el asa abierta puede ser directamente
suturada a la superficie anterior del páncreas (método de
Puestow) (fig. 39-40). La anastomosis pancreaticoyeyunal ali-
via el dolor pancreático en el 70 al 85 % de los casos y su
mortalidad operatoria es inferior al 5 % (Frey, 1993).
Otro método para tratar el dolor asociado con dilatación
ductal es la descompresión endoscópica mediante un catéter o
tutor introducido por vía transpapilar en el conducto de
Wirsung. Este método, sin embargo, no es confiable ya que la
permanencia prolongada del tutor puede producir infección o
pancreatitis aguda, e incluso inducir daños irreversibles en el
sistema ductal pancreático (Grimm, 1989).
Cuando el dolor se asocia con un conducto de Wirsung no
dilatado, el tratamiento es controvertido. Clásicamente, estos
casos han sido tratados mediante resecciones pancreáticas iz-
quierdas más o menos extensas, asociadas o no con la
anastomosis del páncreas remanente a un asa en Y de Roux
(fig. 39-41). Sin embargo, la diabetes insulinodependiente es
una consecuencia frecuente en las resecciones izquierdas por
pancreatitis crónica. Además, el dolor puede continuar por la
persistencia de la cabeza del páncreas, verdadero marcapaso
del dolor en la pancreatitis crónica. En años recientes, la
duodenopancreatectomía cefálica (fig. 39-41) ha sido utiliza-
da cada vez con mayor frecuencia en el tratamiento del dolor
Fig. 39-39. Algoritmo diagnóstico en la pancreatitis crónica. pancreático asociado con un conducto de Wirsung no dilata-

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39. PÁNCREAS 667

Fig. 39-40. Anastomosis pancreaticoyeyunal


según Parlington-Rochelle (A) y según
Puestow (B).

do. Este procedimiento tiene la ventaja de conservar el páncreas Cirugía de las complicaciones locales
izquierdo y, por ende, la suficiencia endocrina. Su empleo es
de elección cuando existen otras indicaciones quirúrgicas ade- En la Argentina, la indicación quirúrgica por complicacio-
más del dolor, tales como estenosis biliar y obstrucción nes locales de la pancreatitis crónica es más frecuente que la
duodenal. Debido a la intensa inflamación pancreática, la indicación quirúrgica por dolor (Casal, 1989; Oria A, 1989).
duodenopancreatectomía es técnicamente más difícil en la Estenosis biliar. Si se investiga en forma sistemática, se
pancreatitis crónica que en el cáncer de páncreas, pero la puede hallar una estenosis biliar hasta en el 25 % de las
morbimortalidad operatoria es inferior porque la dureza del pancreatitis crónicas moderadas y en el 60 % de las formas
páncreas remanente lo hace especialmente apto para la sutura graves. Sin embargo, la indicación quirúrgica en la estenosis
anastomótica. En general, las resecciones pancreáticas por biliar está limitada a las siguientes situaciones clínicas: a)
pancreatitis crónica tienen actualmente una mortalidad infe- colangitis aguda; b) dilatación persistente de las vías biliares
rior al 5 %. En el caso de la duodenopancreatectomía cefálica, con o sin niveles elevados de bilirrubina o de fosfatasa alcalina;
el alivio del dolor supera el 80 % de los casos. c) evidencias de cirrosis biliar en una biopsia hepática.

Fig. 39-41. Tipos de resección pancreática por pancreatitis crónica. A, Pancreatectomía izquierda del 50 % con anastomosis del muñón en Y de Roux; B,
pancreatectomía del 80 % con cierre de la superficie de sección; C, duodenopancreatectomía cefálica.

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668 SECCIÓN VI. ABDOMEN

El tratamiento de la estenosis biliar es la anastomosis bilio- El tratamiento inicial de la ascitis pancreática y de la fístula
digestiva, ya sea colcdocoduodenal o coledocoyeyunal. La pancreaticopleural consiste en evacuar el líquido por vía
primera es de elección cuando la estenosis biliar es la única percutánea, alimentar al paciente por vía parenteral y admi-
complicación por tratar. En el caso de que existan otras com- nistrar somatostatina o derivados para disminuir la secreción
plicaciones, el colédoco puede ser anastomosado a la misma pancreática. Si la acumulación de líquido continúa, la cirugía
asa en Y de Roux empleada para drenar un conducto de está indicada. El procedimiento de elección es la anastomosis
Wirsung dilatado o un seudoquiste intrapancreático. Cuando del orificio fistuloso o del seudoquiste a un asa en Y de Roux.
la estenosis biliar se asocia con otras complicaciones del Si esto no es posible, está indicado resecar el segmento de
páncreas derecho (obstrucción duodenal, seudoquiste cefálico), páncreas distal a la fístula y anastomosar el proximal a un asa
el mejor tratamiento es la duodenopancreatectomía cefálica. en Y de Roux. La colocación por vía endoscópica de un tutor
Seudoquistes. El 25 % de los enfermos de pancreatitis cró- en e! conducto de Wirsung es un método reciente que puede
nica desarrollan uno o más seudoquistes durante el curso de la ser empicado cuando la cirugía está contraindicada por el es-
enfermedad. Esta complicación será analizada en detalle más tado general del paciente. Cualquiera que sea el procedimien-
adelante (véase seudoquistes y quistes verdaderos). to utilizado, la mortalidad de esta grave complicación oscila
Ascitis pancreática y otras fístulas internas. La perfora- entre el 15 y el 40 % de los casos.
ción de un conducto en la superficie del páncreas, o de un Obstrucción duodenal. Es una complicación poco frecuen-
seudoquiste intrapancreático, origina una fístula retroperitoneai te que suele asociarse a la estenosis biliar. Sus causas habitua-
de trayecto caprichoso. Cuando el orificio de la perforación es les son la inflamación o fibrosis del duodeno y más raramente
anterior, la fístula comunica finalmente con la cavidad perito- una compresión extrínseca por seudoquiste cefálico.
neal (ascitis pancreática) o con una viscera vecina (fístula pan- La seriada gastroduodenal permite evaluar el grado de obs-
creatogástrica o pancreatocolónica). En cambio, cuando el ori- trucción y las posibilidades del tratamiento expectante. Cuan-
ficio es posterior, el trayecto se dirige a la cavidad pleural do la obstrucción persiste y es la única complicación presente,
(fístula pancreatopleural) o excepcionalmente hacia el pericar- el tratamiento indicado es la gastroenteroanastomosis. En caso
dio (fístula pancreatopericárdica). Mientras que las fístulas en de múltiples complicaciones asociadas (estenosis biliar, dila-
visceras vecinas, en especial estómago e intestino delgado, tación del Wirsung, seudoquiste), el mejor tratamiento es la
suelen cerrar espontáneamente, tanto la ascitis pancreática duodenopancreatectomía cefálica.
como la fístula pancreatopleural evolucionan como grandes Hipertensión portal segmentaria. En el 25 al 35 % de las
colecciones de escasa tendencia a la resolución espontánea y pancreatitis crónicas avanzadas existe hipertensión portal ori-
severo compromiso del estado general por hipoproteinemia. ginada por trombosis venosa local. La forma más frecuente es
El primer paso en el diagnóstico de la ascitis pancreática o la segmentaria, causada por la trombosis de la vena esplénica
de una fístula pancreaticopleural es el análisis del líquido ob- y de sus afluentes; ocasionalmente, todo el eje venoso espleno-
tenido por punción. En ambos casos el aspecto del líquido portal está trombosado.
puede ser claro, turbio, hemático y aun quiloso. Dos caracte- La hipertensión portal dificulta notablemente la cirugía en
rísticas tienen gran valor diagnóstico: ¡a presencia de niveles la pancreatitis crónica y contraindica los procedimientos de
elevados de amilasa y una concentración de proteínas supe- drenaje endoscópico o percutáneo de los seudoquistes cróni-
rior a 3,5 g/dl. En segundo lugar se debe investigar mediante cos. La consecuencia más grave de la hipertensión portal
tomografía computada y ecografía la presencia de lesiones segmentaria es la hemorragia digestiva por várices gástricas,
compatibles con pancreatitis crónica (fig. 39-42). Finalmente, una complicación que puede manifestarse clínicamente en for-
la pancreatografía endoscópica permite establecer con preci- ma cataclísmica o como anemia crónica.
sión el origen de la fístula (fig. 39-43). El diagnóstico de hipertensión portal puede ser hecho me-

Fig. 39-42. Ascitis pancreática (1) secundaria a una perforación anterior (fecha) en comunicación con el conducto de Wirsung (2). El páncreas presenta
extensas calcificaciones

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39. PÁNCREAS 669

Fig. 39-43. Fístula pancreati-


copleural (F) por perforación
retroperitoneal de un seudoquiste
crónico.

diante ecografía o tomografía computada (fig. 39-44), mien-


tras que su grado de extensión puede ser determinado median-
te la ecografía Doppler o eventualmente la arteriografía selec-
tiva. Se debe descartar la hipertensión portal por cirrosis he-
pática, una complicación de observación frecuente en el alco-
holismo crónico.
La hipertensión portal segmentaria no requiere tratamien-
to, salvo que exista hemorragia aguda o crónica por várices
gástricas. En este caso la esplenectomía es el procedimiento
de elección, ya que, debido a la presencia de várices en el te-
cho gástrico, la esclerosis endoscópica es ineficaz.

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670 SECCIÓN VI. ABDOMEN

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Oria A: Adelantos en el diagnóstico y tratamiento de la patología seudoquiste (fig. 39-46, A, B y C). Por su parte, los seudoquistes
pancreática benigna. Rev. Argent. Cirug., N° Extraord., pp. 44- crónicos se originan por dilatación quística progresiva de con-
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Sahel J. Sarles H: Modification of puré human pancreatic juice metro superior a 5 cm (fig. 39-47). Su localización más fre-
induced by chronic alcohol consumption. Dig. Dis. Sci. 24:897- cuente es retrogástrica y pararrenal anterior izquierda. El inte-
905, 1979. rior del seudoquiste está tapizado por tejidos necróticos que
pueden desprenderse y flotar libremente. El contenido líquido
puede ser oscuro, turbio o claro, según el monto de necrosis
asociada y el tiempo de evolución. La pared está formada por
SEUDOQUISTES Y QUISTES VERDADEROS tejido granulomatoso o fibroso y nunca existe epitelio de
revestimiento; su característica más importante es que está
Se denomina genéricamente quiste a toda colección líqui- íntimamente adherida a las paredes de órganos vecinos, por lo
da originada en el páncreas con paredes bien definidas. Tradi- general estómago e intestino delgado. El monto y la topogra-
cionalmente, los quistes del páncreas han sido clasificados en fía de la necrosis glandular asociada al seudoquiste agudo son
verdaderos y seudoquistes, según la presencia o ausencia de variables; en los seudoquistes de etiología biliar, la necrosis
revestimiento epitelial en sus paredes (Korte W, 1911). Con glandular es muy común y su localización más frecuente es en
fines descriptivos resulta más conveniente clasificar alos quis- el istmo y cuerpo del páncreas (fig. 39-48),
tes pancreáticos según su etiología (fig. 39-45). Los seudoquistes crónicos son inlrapancreáticos, a menu-
do múltiples, y por lo general de diámetro inferior a 5 cm. Sus
paredes no están revestidas por tejidos necróticos y, por lo tanto,
Quistes inflamatorios el contenido líquido es claro. Por su origen ductal, pueden
conservar fragmentos de epitelio en sus paredes, y este hecho
Definición. Son aquellos secundarios a inflamación debe ser tenido en cuenta para el diagnóstico diferencial con
pancreática aguda o crónica. Los agudos o necróticos se ori- los quistes proliferativos. Debido a su crecimiento intrapan-
ginan por necrosis glandular secundaria a inflamación aguda creático, en general no existe adherencia entre estos seudo-
y los crónicos o retencionales por fenómenos obstructivos y quistes y las paredes de órganos vecinos, con excepción de los
degenerativos secundarios a pancreatitis crónica. Mientras que ubicados en la cabeza, que por razones anatómicas se adhie-
los agudos son siempre anatomopatológicamente seudoquistes, ren naturalmente a la pared interna del duodeno. En los seudo-
los crónicos pueden conservar en ocasiones fragmentos de quistes crónicos rara vez existe necrosis glandular asociada.
epitelio y ser, por lo tanto, verdaderos. De cualquier manera, Diagnóstico. Presentación clínica. El seudoquiste agudo
el uso ha consagrado el término seudoquistes para todos los no tiene manifestaciones clínicas propias durante su etapa ini-
quistes inflamatorios, sean agudos o crónicos. cial de formación, ya que este período se caracteriza por la
Etiología y epidemiología. El seudoquiste agudo es una semiología de la pancreatitis aguda causal. Cuando la colec-
complicación de la pancreatitis aguda de cualquier etiología. ción líquida precursora o el seudoquiste adquieren un tamaño
En la Argentina, su causa más frecuente es la pancreatitis agu- suficiente, pueden hacerse palpables y eventualmente origi-
da biliar. Alrededor del 5 % de los ataques de pancreatitis agu- nar síntomas por compresión de visceras vecinas (náuseas, vó-
da biliar originan un seudoquiste, y esta cifra puede elevarse mitos).
al 20 % cuando sólo se consideran los ataques graves. En cam- El seudoquiste crónico a menudo es asintomático. Ade-
bio, los seudoquistes crónicos son casi exclusivamente secun- más, dado que no ocurre durante una pancreatitis aguda, pue-
darios a una pancreatitis crónica alcohólica. Más del 80 % de de cursar sin diagnóstico durante un tiempo prolongado. En
todos los quistes pancreáticos son seudoquistes agudos o cró- ocasiones se manifiesta por dolor o por alguna de sus compli-
nicos. caciones (ascitis, hemorragia, obstrucción biliar).
Patogenia. Los seudoquistes agudos se forman a partir de Diagnóstico por imágenes. Tanto la ecografía como la
soluciones de continuidad en el sistema ductal pancreático, tomografía computada pueden diagnosticar fácilmente el
secundarias a necrosis inflamatoria aguda de la glándula. Du- seudoquiste agudo, su colección líquida precursora, o al

seudoquistes agudos o necróticos


Inflamatorios
seudoquistes crónicos o retencionales
Traumáticos (seudoquistes)
QUISTES
PANCREÁTICOS Congénitos (quistes verdaderos: enterógenos, dermoides, poliquistosis)
Parasitarios (hidatidosís, Taenia Solium)
Proliferativos (tumores quísticos)
Fig. 39-45. Clasificación de los quistes
pancreáticos según la etiología.

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39. PÁNCREAS 671

Fig. 39-46. Etapas en la formación del seudoquiste agudo. A, Colecciones líquidas difusas y sin pared propia (flechas) durante los primeros días de la
pancreatitis aguda. B, A las 3 semanas ya se observa una pared (flecha) y las colecciones tienden a unificarse y a adoptar una forma esférica. C, A las 10
semanas el seudoquiste está constituido.

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672 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Fig. 39-47. Diferencias anatomopatológicas entre el seudoquiste agudo y el crónico. A, Seudoquiste agudo extrapancreático. Existe necrosis en el cuerpo
del páncreas (7) y en la pared interna del seudoquiste (2); el conducto de Wirsung está seccionado (3) y la pared seudoquística (4) se adhiere al estómago
(£). B, Seudoquiste crónico intrapancreático. Existe comunicación con el sistema ductal (1) sin lesión mayor del Wirsung por necrosis glandular, ni
adherencia entre la pared seudoquística (2) y el estómago (E).

seudoquiste crónico. La tomografía dinámica es indispensa-


ble en el seudoquiste agudo para evaluar la presencia de
necrosis glandular asociada (fig. 39-48). La ecografía es espe-
cialmente útil en los seudoquistes crónicos (fig. 39-49) y para
monitorear la evolución de cualquier tipo de seudoquiste.
La pancreatografía endoscópica tiene escaso valor para el
diagnóstico y manejo de los scudoquistes inflamatorios. Ade-
más, en caso de necrosis glandular existe la posibilidad de ori-
ginar una infección iatrogénica.
Historia natural. Los conocimientos sobre la historia na-
tural de las colecciones líquidas inflamatorias y seudoquistes
son aún limitados. Se sabe, sin embargo, que las posibilidades
evolutivas son diversas e incluyen tanto la reabsorción espon-
tánea como complicaciones variadas, y aun la persistencia pro-
longada sin modificaciones evidentes (Vitas, 1992).
Reabsorción espontánea. Mientras que hasta el 50 % de
las colecciones líquidas sin pared propia, secundarias a pancrea-
titis aguda, se reabsorben espontáneamente, la frecuencia de
reabsorción espontánea en los seudoquistes agudos (con pa-
red propia) es inferior al 10 %. Los seudoquistes agudos con
mayores posibilidades de reabsorción espontánea son los que
miden menos de 5 cm y sobre todo los que no se asocian con
necrosis glandular. Esto se debe a que la necrosis glandular
extensa se asocia habitualmente con lesión del conducto de
Wirsung, y por ende, con seudoquistes voluminosos y comu-
nicados con el sistema ductal, cuya reabsorción espontánea es
infrecuente.
Los seudoquistes crónicos se reabsorben espontáneamen-
te en el 20 al 30 % de los casos, sobre todo cuando son meno-
res de 5 cm y sus paredes no están calcificadas (fig. 39-50).
Aunque a causa de su patogenia, la mayoría de los seudoquistes
crónicos están comunicados con el sistema ductal, la
reabsorción espontánea es posible por los continuos cambios
ductales evolutivos de la pancreatitis crónica. Fig. 39-48. Seudoquiste agudo por pancreatitis biliar. La tomografía dina-
Complicaciones. La infección, hemorragia y perforación mica opacifica la vena esplénica (flecha) pero no intensifica el páncreas
son complicaciones comunes a los seudoquistes agudos y cró- debido a la necrosis glandular.
nicos. Sin embargo, existen notorias diferencias en su
patogenia, gravedad y tratamiento, según el tipo de seudoquiste.
En cambio, la obstrucción biliar es una complicación exclusi- pancreática infectada (fig. 39-51). Por el contrario, la infec-
va de los seudoquistes crónicos. ción no es una complicación frecuente del seudoquiste cróni-
Infección. Puede ocurrir basta en el 30 % de los seudo- co. En este caso, dada la ausencia de necrosis, la lesión cons-
quistes agudos. Cuando existe necrosis glandular asociada, se tituye un absceso cuyo tratamiento es más sencillo y de mejor
trata de una complicación grave, en todo similar a la necrosis pronóstico.

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39. PÁNCREAS 673

Fig. 39-49. Seudoquiste crónico cefálico (1) con un tabique en su interior


calcificado (2). El conducto de Wirsung está marcadamente dilatado (5).
Fig. 39-51. Seudoquiste agudo infectado (1) con necrosis glandular en el
interior (2).

Fig. 39-50. Seudoquiste crónico de 2 cm y paredes no calcificadas (1),


asociado con litiasis (2) del conducto de Wirsung.

Hemorragia. En el seudoquiste agudo se debe a una lesión


arterial o venosa producida por acción directa de la necrosis
intrapancreática o extrapancreática. Al comienzo la hemorra-
gia es intraquística y por lo tanto retroperitoneal (fig. 39-52);
secundariamente puede hacerse intraperitoneal y fulminante
si el seudoquiste se perfora.
La hemorragia del seudoquiste crónico se produce cuando
el crecimiento intrapancreático del seudoquiste lesiona una
arteria vecina, por lo general ¡a esplénica o la gastroduodenal. Fig. 39-52. Seudoquiste agudo (7) con coágulos en su interior (2).

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674 SECCIÓN VI. ABDOMEN

El seudoquiste se transforma así en un seudoaneurisma que Persistencia. La evolución de algunos seudoquistes agu-
por lo general sangra en el aparato digestivo, ya sea porque se dos o crónicos, sin complicaciones ni modificaciones morfo-
perfora en una viscera hueca o porque la sangre llega al lógicas durante períodos prolongados, es bien conocida. Sin
duodeno a través del conducto de Wirsung (hemossucus embargo, la persistencia indefinida de seudoquistes mayores
pancreáticas). de 5 cm expone al riesgo de una complicación fulminante,
Perforación. La perforación de un seudoquiste agudo ori- incluso después de meses de evolución asintomática.
gina un cuadro intrapentoneal fulminante. Su patogenia es por Tratamiento. El tratamiento de los seudoquistes requiere
lo general un adelgazamiento progresivo de la pared por au- un enfoque multidisciplinario que incluye la cirugía, la radio-
mento rápido de la presión intraquística. En cambio, la perfo- logía intervencionista y la endoscopia quirúrgica.
ración de un seudoquiste crónico intrapancreático es al co- Seudoquistes agudos. El manejo de estos seudoquistes
mienzo retro peritoneal; sólo después de un tiempo variable se comienza desde los primeros días de la pancreatitis aguda
manifiesta clínicamente, ya sea por ascitis pancreática o por mediante la identificación temprana de la colección líquida
una fístula interna (véase Complicaciones de la pancreatitis precursora y su monitoreo por ecografía durante las primeras
crónica). La perforación del seudoquiste crónico es el resulta- 4 a 6 semanas del ataque. Una vez constituida la pared del
do de un episodio inflamatorio agudo que necrosa la glándula seudoquiste, y en ausencia de complicaciones, el tratamiento
en un sector que corresponde a la pared del seudoquiste. dependerá de su tamaño, presencia o ausencia de necrosis glan-
Obstrucción biliar. Los seudoquistes crónicos ubicados en dular, y riesgo quirúrgico del paciente.
la cabeza del páncreas pueden ocasionalmente obstruir por La observación, a la espera de una reabsorción espontá-
compresión la vía biliar principal. Con frecuencia, a la com- nea, está indicada en los seudoquistes agudos no complicados
presión por el seudoquiste se asocia una estenosis de la vía menores de 5 cm y en los que aun siendo mayores de 5 cm no
biliar secundaria a la pancreatitis crónica de base (fig. 39-53), se asocian con necrosis glandular. En estos últimos, el drenaje
percutáneo guiado por ecografía o tomografía computada es
un método excelente cuando no existen evidencias de resolu-
ción espontánea (Van Sonnemberg E, 1989).
La cirugía es el tratamiento de elección en todos los seudo-
quistes mayores de 5 cm con necrosis glandular significativa.
El drenaje percutáneo está contraindicado en estos casos debi-
do en primer lugar al riesgo de infección de la necrosis a tra-
vés del catéter y en segundo lugar a la frecuente aparición de
fístulas pancreáticas (Hariri M, 1994; Oria A, 1992).

Procedimientos quirúrgicos

Existen dos tipos de anastomosis cistodigestiva aplicables


al seudoquiste agudo: la cistogastroanastomosis y la cistoyeyu-
noanastomosis en Y de Roux (fig. 39-54, A y 8). Lamas con-
veniente de las dos es aquella que drene al seudoquiste en su
punto de mayor declive, lo cual contraindica la cistogastroanas-
tomosis en seudoquistes que sobrepasan hacia abajo la curva-
tura mayor gástrica.
Tres aspectos técnicos deben ser tenidos en cuenta cuando
se realiza una anastomosis cistodigestiva. En primer término,
sólo se deben extraer los tejidos necróticos que flotan libre-
mente en el interior del seudoquiste. La necrosis fija, ya sea
glandular o de la pared seudoquística, debe ser conservada para
evitar hemorragias. En segundo lugar, la hemostasia es un as-
pecto esencial de la cistogastroanastomosis y sólo se obtiene
mediante puntos separados que fijan la pared seudoquística al
espesor de la pared gástrica. Estos puntos también sirven para
evitar la filtración de la anastomosis en sectores donde la
adherencia del seudoquiste a la pared gástrica posterior puede
no ser perfecta. En tercer lugar, la cistoyeyunoanastomosis sólo
debe ser indicada cuando las paredes del seudoquiste tienen
un espesor apto para la sutura. Cuando la oportunidad quirúr-
gica es correcta y la técnica quirúrgica es adecuada, la morta-
lidad operatoria de las anastomosis cistodigestivas, en
seudoquistes agudos no complicados, es inferior al 4 % (Walt
AJ, 1990; Oria A, 1992).
Seudoquistes agudos complicados. El tratamiento del
seudoquiste agudo infectado depende del monto de necrosis
Fig. 39-53. Compresión de la vía asociada. Cuando la necrosis es mínima o no existe, el trata-
biliar principal por un seudoquiste miento de elección es el drenaje percutáneo guiado. Por el
intrapancreático cefálico (flechas). contrario, cuando el monto de necrosis asociada es significad-

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39. PÁNCREAS 675

Fig. 39-54. A, Anastomosis del seudoquiste a la pared gástrica posterior (cistogastioanastomosis). B, Cistoyeyunoanastomosis en Y de Roux.

vo, el tratamiento indicado es la necrosectomía quirúrgica con La cirugía está indicada en los seudoquistes mayores de 5
drenaje cerrado o abierto del abdomen (véase complicaciones cm y en todos los que cursan con dolor. El procedimiento de
locales de la pancreatitis aguda). Cualquier tipo de anastomosis elección es la cistoyeyunoanastomosis, que puede combinar-
cistodigestiva está absolutamente contraindicado en el seudo- se con una anastomosis pancreaticoyeyunal en caso de que el
quiste agudo infectado. conducto de Wirsung esté dilatado (fig. 39-55).
La hemorragia en el interior de un seudoquiste agudo tam-
bién debe ser operada, ya que únicamente la hemostasia qui-
rúrgica puede controlar esta forma difusa de sangrado. En esta
situación, la arteriografía para embolizar el sitio sangrante no
tiene indicación alguna. Asimismo la perforación del seudo-
quiste agudo debe ser operada de urgencia para lavar y drenar
el peritoneo. La anastomosis cistodigestiva es imposible en el
seudoquiste agudo perforado debido a la fragilidad de sus pa-
redes, de manera que la necrosectomía con drenaje externo
del seudoquiste es el tratamiento de elección. La mortalidad
en las complicaciones del seudoquiste agudo es de 15 a 25 %
para el seudoquiste infectado, 30 a 60 % para el hemorrágico
y 50 a 70 % en la perforación.
Seudoquistes crónicos. La presencia de una pancreatitis
crónica de base es lo que caracteriza a los seudoquistes cróni-
cos y determina el enfoque terapéutico. A diferencia de los
seudoquistes agudos, donde el tratamiento del seudoquiste y
de su patología causal curan definitivamente al enfermo, el
seudoquiste crónico representa sólo una de las complicacio-
nes evolutivas de una enfermedad irreversible. Por lo tanto, su
tratamiento tiene un significado paliativo y a menudo debe
combinarse con otros procedimientos.
Los seudoquistes crónicos menores de 5 cm, que cursan
sin dolor, pueden ser observados a la espera de una reabsorción
espontánea. Una excepción a esta conducta es la coexistencia
de un conducto de Wirsung dilatado, caso en el cual la posibi-
lidad de reabsorción espontánea disminuye y el riesgo de com- Fig. 39-55. Anastomosis de un seudoquiste intrapancreático cefálico a un
plicaciones aumenta. asa en Y de Roux (/) y pancreatoyeyunoanastomosis simultánea (2).

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676 SECCIÓN VI. ABDOMEN

La cirugía endoscópica y el drenaje percutáneo son opcio- Quistes congénitos


nes alternativas válidas. La cistoduodenostomía endoscópica
ha sido utilizada con buenos resultados por Sahel (1987) en Los quistes congénitos son todos verdaderos y de una rareza
seudoquistes de la cabeza del páncreas emergentes en la luz extrema. Pueden ser únicos (quistes enterógenos, simples,
duodenal. Debido al riesgo de perforación y hemorragia, esta dermoides) o múltiples. Los quistes únicos no presentan
técnica sólo debe ser empleada por endoscopistas muy adies- características propias en los métodos por imágenes, de manera
trados. El drenaje percutáneo es un procedimiento aplicable a que su tratamiento es generalmente quirúrgico dada la imposi-
cualquier seudoquiste mayor de 4 cm; sin embargo, la inci- bilidad de descartar los quistes proliferativos. Los quistes múl-
dencia de fístulas y recidivas limita la utilidad del procedi- tiples se presentan asociados con otras patologías. La
miento. Tanto la cirugía endoscópica como el drenaje per- enfermedad de Von Hippel-Lindau es la asociación de múltiples
cutáneo están contraindicados cuando existe hipertensión portal quistes del páncreas con tumores cerebelosos y angiomas de
segmentaria y cuando otras complicaciones de la pancreatitis retina. La asociación de poliquistosis renal y poliquistosis
crónica, además del seudoquiste, requieren tratamiento qui- pancreática también ha sido observada, así como la presencia
rúrgico. de macroquistes pancreáticos en 3a fibrosis quística congénita.
Seudoquistes crónicos complicados. El tratamiento más
seguro del seudoquiste crónico infectado es el drenaje exter-
no, ya sea percutáneo o quirúrgico. Sin embargo, debido a la Quistes parasitarios
ausencia de necrosis y a la gran consistencia de las paredes, lo
cual es lareglaen los seudoquistes intrapancreáticos, la anasto- Aunque el páncreas es una localización infrecuente de la
mosis cistodigestiva también es factible, incluso en presencia hidatidosis abdominal, el quiste hidatídico debe ser tenido en
de supuración (Fedorak IJ, 1992). cuenta en todos los portadores de un quiste pancreático prove-
La arteriografía está indicada en toda hemorragia grave nientes de una zona endémica. Otra etiología parasitaria de
por seudoquiste crónico. Debido a que la lesión habitualmen- quiste pancreático todavía más excepcional es la infección por
te interesa una rama mayor del tronco celíaco, su embolización Taenia solium. (done by 007)
es posible y permite controlar, al menos temporariamente, la
hemorragia. Una vez estabilizado el paciente, el tratamiento
definitivo del seudoquiste consiste en su resección (sí la he- Quistes proliferativos
morragia no ha sido definitivamente controlada) o en ia
anastomosis cistodigestiva. Son tumores de estirpe diversa con un componente quístico
La obstrucción biliar por seudoquiste cefálico se trata me- que a menudo predomina netamente sobre el componente só-
diante anastomosis cistodigestiva quirúrgica o endoscópica lido (véase Tumores quísticos).
(cistoduodenoanastomosis). Cuando la causa de la obstrucción,
además del seudoquiste, es la fibrosis pancreática, ia anasto-
mosis cistodigestiva debe ser complementada con una anas- BIBLIOGRAFÍA
tomosis coledocoduodenal. La perforación del seudoquiste
crónico y su tratamiento han sido previamente descriptos (véase Fedorak IJ. Tien C, DjurionGy col: Secondarypanereatic infections:
Are they distínct cünicai entities? Surgery 112:824-831, 1992.
ascitis pancreática por pancreatitis crónica). La mortalidad del Hariri M, Slivka A, Carr-Locke DL y col.: Pseudocysi drainage
tratamiento de los seudoquistes crónicos complicados es me- predisposes to infecüon wnen pancreatic necrosis is unreeognized.
nor del 5 % cuando existe obstrucción biliar, 10 % cuando hay Ara. J. Gastroenterol. 89:1781-1784, 1994.
infección y 0 a 40 % para la hemorragia. Kórte W: Zur behandlung der Pankreazysten undPseudozysten. Dtsch.
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Oria A, Alvarez Rodríguez JA, Spina JC y col.: Seudoquistes
inflamatorios del páncreas. Factores que influyen en ía elección
Quistes traumáticos del tratamiento. Rev. Argent. Cirug. 63:111-117. 1992.
Sahel J, Bastid C, Pélat B y col: Endoscopio cystoduodenostomy of
cysts of chronic calcifiyng pancreatitis. A report of 20 cases.
Los quistes secundarios al traumatismo abdominal son
Páncreas 4:447-453, 1987.
siempre seudoquistes extrapancreáticos. Su patogenia en los van Sonnemberg E, Wittich GR, Cásela G y col.: Precutaneous
traumatismos cerrados es la ruptura ductal secundaria a la com- drainage of infected and noninfeeted pancreaiic pseudocysts.
presión del istmo contra la columna vertebra!. La pared del Experiencem 101 cases. Radioiogy 170:757-761, 1989.
seudoquiste traumático es habitualmente más delgada que la Vitas GJ, Sarr MG: Selected management of pancreatic pseudocysts.
de los seudoquistes agudos; no está revestida por tejidos Operative versus expectant management. Surgery 11:123-130,
necróticos y tampoco existe necrosis glandular asociada. 1992.
El diagnóstico puede ser hecho por ecografía o por tomo- Walt AJ: The impact of technology on the management of pancreatic
grafía computada. La pancreatografía endoscópica es muy útil pseudocysts. Arch. Surg. 125:759-763, 1990.
en estos casos para evaluar la integridad del conducto de
Wirsung. lo cual permite seleccionar el tratamiento. Si existe
indemnidad del Wirsung, la reabsorción espontánea es posi- TUMORES PANCREÁTICOS. CLASIFICACIÓN
ble; en el caso de que ésta no ocurra, el drenaje percutáneo es
el tratamiento indicado. Cuando existe ruptura del conducto Los tumores pancreáticos pueden ser primitivos o metas-
de Wirsung, el tratamiento más aconsejable es la anastomosis táticos. Los primitivos pueden originarse tanto en el tejido
cistodigestiva. Un método alternativo útil en los seudoquistes pancreático exocrino (conductos y células acínares) como en
traumáticos altos y retrogástrícos es la cistogastrostomía endos- el endocrino (islotes) y el tejido conectivo (tabla 39-4). Los
cópica. tumores benignos más frecuentes son los de los islotes y el

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39. PÁNCREAS 677

cistoadenoma. En cambio, los adenomas ductales y acinares, La mayoría de los tumores pancreáticos metastáticos son
así como los tumores benignos del tejido conectivo, son extre- por lo genera] hallazgos en pacientes fallecidos por carcino-
madamente raros. matosis generalizada. Los órganos que con mayor frecuencia
La gran mayoría de los tumores malignos son carcinomas originan las metástasis son la mama, pulmón, colon, estóma-
ductales. Su tipo anatomopatologico más común, el adenocar- go y piel (melanoma).
cinoma, es un tumor de gran agresividad biológica, y por ello
el pronóstico del cáncer pancreático, considerado globalmente,
es muy desalentador. Sin embargo, otros tumores pancreáticos CARCINOMA DUCTAL
malignos, de origen ductal o extraductal, tienen un pronóstico
muy favorable cuando son extirpados quirúrgicamente. Tam- Definición. En sentido estricto, el término carcinoma
bién es favorable el pronóstico de los tumores periampulares ductal comprende a todos los tumores malignos originados en
no pancreáticos, un conjunto de tumores que pueden ser difí- células de los conductos pancreáticos (tabla 39-4). En la prác-
ciles de diferenciar en el preoperatorio del adenocarcinoma de tica, carcinoma ductal es sinónimo de adenocarcinoma, que
páncreas. Por lo tanto, el diagnóstico genérico de cáncer es su tipo anatomopatologico más frecuente (más del 70 % de
pancreático no debe conducir a posturas terapéuticas nihilistas. los casos). El significado clínico de los restantes tipos anatomo-
El pronóstico de los tumores pancreáticos malignos primiti- patológicos del carcinoma ductal es muy diverso. Algunos de
vos depende estrictamente de su tipo anatomopatologico, y a ellos (carcinoma adenoescamoso, de células gigantes, onco-
menudo éste sólo puede ser identificado después de la extir- cítico, microadenocarcinoma) son por su aspecto macroscópico
pación quirúrgica. y pronóstico muy similares al adenocarcinoma. Otros, en cam-
bio (cistoadenocarcinoma, carcinoide, tumor papilar quístico),
no son habitualmente considerados carcinomas ductales debi-
do a sus especiales características morfológicas y a su pronós-
Tabla 39-4. Clasificación anatomopatológica y frecuencia tico mucho más favorable (véase tumores quísticos y tumores
relativa de los tumores primitivos del páncreas
endocrinos).
Origen Benignos En el presente capítulo, el término carcinoma ductal de-
% Malignos
signa al adenocarcinoma y otras variantes anatomopatológicas
Epitelio de Adenoma tubular Adenocarcinoma ductal de pronóstico similar.
ios conductos Adenoma velloso Microadenocarcinoma Epidemiología y factores etiológicos de riesgo. En Occi-
pancreáticos 80 Carcinoma adenoescamoso dente, el carcinoma ductal de páncreas representa la cuarta
Carcinoma oncocítico causa de muerte por cáncer en hombres y la quinta en muje-
Carcinoma coloide res. Afecta a todos los grupos socioeconómicos y su distribu-
Carcinoma de células en ción geográfica en el mundo es relativamente uniforme. Pue-
avena
Carcinoma de células ci-
de aparecer a cualquier edad, aunque el 80 % de los casos
liadas ocurre entre los 60 y 80 años. Su incidencia es mayor en el
Carcinoma de células gi- hombre que en la mujer, aunque esta diferencia se nivela a
gantes partir de los 60 años.
Tumor papilar sólido-quís- Se han descripto como grupos de riesgo los varones maoríes
tico de Nueva Zelanda y los varones nativos de Hawaii. En Esta-
Carcinoide dos Unidos, la incidencia es mayor en la raza negra que en
Cistoadenocarcinoma cualquier otra raza o grupo étnico. Además, el riesgo es mayor
en quienes profesan la religión judía que en los fieles de otras
Células 3 Adenoma Carcinoma de células aci-
nares
religiones y quienes no profesan religión alguna (Mack TM,
acinares Cistoadenoma
Cistoadenocarcinoma aci- 19.81). Resultados similares fueron hallados comparando ha-
nar bitantes judíos y no judíos de Israel (Fontham E, 1987).
Múltiples estudios han investigado los posibles factores
Células de 12 Adenoma Carcinoma neuroendocrino etioiógicos de riesgo. Una historia previa de diabetes aumenta
los islotes Cistoadenoma Cistoadenocarcinoma 3 a 6 veces el riesgo de carcinoma ductal (Whitemore AS,
neuroendocrino 1985). En cambio, la pancreatitis crónica no aumenta significa-
tivamente el riesgo, salvo en su poco frecuente forma heredo-
Tipo celular 2 Adenoma Carcinoma familiar. Existe una relación bien establecida, aunque débil,
mixto (duc-
entre el consumo de tabaco y el riesgo de carcinoma ductal; en
tal e insular)
cambio, no se ha podido establecer relación alguna con el con-
Tejido 1 Lipoma, mioma, Liposarcoma, leiomiosar- sumo de alcohol o de café. Las frutas y vegetales, y el agrega-
conectivo fibroma, coma, fibrosarcoma, do de fibra a la dieta parecen prevenir la aparición del
neurinoma, neurinoma maligno, he- carcinoma, mientras que la carne y los carbohidratos aumen-
hemangioma, mangiopericitoma ma- tarían el riesgo (Gold EB, 1985). La exposición prolongada a
linfangioma ligno, linfangioma ma- distintos agentes químicos también fue extensamente investi-
ligno gada. Distintos estudios han sugerido un mayor riesgo para
quienes trabajan en plantas de petróleo o carbón, o están ex-
Tejido 1 Pancreaticoblastoma puestos a detergentes y otros agentes de limpieza.
incierto
Patogenia. Investigaciones recientes han comenzado a di-
Tejido 1 Linfoma lucidar las bases genéticas del carcinoma ductal. Al igual que
linfoide en el carcinoma de colon, se ha observado una elevada fre-
cuencia de mutaciones del oncogén K-ras en lesiones precur-

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678 SECCIÓN VI. ABDOMEN

soras neoplásicas, tales como las hiperplasias papilares o El carcinoma ductal pancreático es el tumor periampular
mucinosas de los conductos pancreáticos (Yumagisawa A, más frecuente (80 % de los casos), seguido por el de papila
1993). En el carcinoma ductal, la frecuencia de mutaciones (15 %), vía biliar distal (3 %) y duodeno (3 %). El 50 % de los
del K-ras se eleva hasta cifras nunca halladas en otros tumores carcinomas de la papila se proyectan dentro de la luz duodenal
(Hahn SA, 1995). También se han observado mutaciones en (extrapapilares) y el 50 % restante hacia la vía biliar (intrapa-
los genes supresores de actividad tumoral p53 y MTS1. pilares).
Anatomía patológica. El 65 % de los carcinomas ductales Diagnóstico. Presentación clínica. En el 70 al 80 % de
se localizan en la cabeza del páncreas (cefálicos) y el 35 % los tumores periampulares, el signo que motiva la consulta es
restante en el cuerpo o cola. Parecen existir diferencias bioló- la ictericia. Por lo general se trata de una ictericia indolora,
gicas entre ambas localizaciones. Según Cubilla y Fitzgerald aunque no es infrecuente que el enfermo refiera malestar o
(1987), los tumores cefálicos son menos agresivos que los de dolorimiento supraumbilical, e incluso dolor intenso cuando
cuerpo y cola. Estos últimos se comportan frecuentemente existe colangitis. La ictericia asociada con vesícula palpable
como tumores ocultos, es decir, tumores pequeños que se diag- (signo de Bard y Pic) ocurre en menos del 30 % de los casos y
nostican por sus metástasis alejadas. De cualquier manera, todo además no es específica, ya que puede ser también hallada en
adenocarcinoma de páncreas es naturalmente invasor, lo cual las obstrucciones litiásicas agudas de la papila. La ictericia
se demuestra por la constante invasión perineural (90 % de los intermitente, secundaria a la descompresión espontánea de la
casos), ganglionar (70 a 80 %) y venosa (50 %). En el momen- vía biliar, es un signo que puede ser observado en los carci-
to del diagnóstico, sólo 6 a 10 % de los carcinomas ductales nomas de papila. Ha sido atribuido a necrosis parcial del tu-
cefálicos están limitados al páncreas y no presentan metástasis mor o a fenómenos inflamatorios peritumorales. En cambio,
ganglionares ni alejadas. En los del cuerpo y cola esta cifra es la obstrucción biliar por carcinoma de páncreas es rápidamen-
inferior al 2 %. te progresiva e irreversible.
La anorexia y la pérdida marcada de peso no son signos
frecuentes de los tumores periampulares, por lo que su pre-
Carcinoma ductal cefálico y otros tumores sencia debe hacer sospechar una propagación extrapancreática
periampulares del tumor. Muy ocasionalmente, el motivo de consulta es una
hemorragia digestiva. Sus causas más frecuentes son la
Por su sitio de origen, el carcinoma ductal cefálico integra ulceración de un tumor de papila o la perforación hacia la luz
el grupo de los llamados tumores de la región periampular del duodeno de un carcinoma pancreático.
Este grupo comprende los tumores originados en la papila y Laboratorio. Es frecuente la hiperbilirrubinemia de insta-
tejidos adyacentes, como la cabeza del páncreas, la vía biliar lación rápida y superior a 15 mg%. Cuando no existe
distal y el duodeno yuxtapapilar (fig. 39-56). Todos ellos com- hiperbilirrubinemia, es común hallar niveles elevados de
parten características anatomopatológicas, clínicas y terapéu- fosfatasa alcalina y de y-glutamil-transpeptidasa, lo cual reve-
ticas. En primer lugar, el adenocarcinoma es el tipo anatomopa- la obstrucción, al menos parcial, de la vía biliar. También es
tológico más frecuente de todos los tumores periampulares. frecuente hallar una anemia moderada; de hecho, en el 90 %
Por este motivo, la diferenciación preoperatoria puede ser di- de los tumores periampulares el examen de sangre oculta en !a
fícil; y aun el patólogo, durante el examen de la pieza de materia fecal es positivo (Way LW, 1987).
resección quirúrgica, puede hallar dificultades para determi- Diversos marcadores tumorales han sido ensayados para
nar con precisión el origen del tumor (Cubilla y Fitzgerald, el diagnóstico y pronóstico del carcinoma ductal de páncreas.
1987). En segundo lugar, la proximidad de estos tumores a la Los más utilizados actualmente son los antígenos CA19-9,
vía biliar hace que la ictericia obstructiva sea en todos un sig- DUPAN-2, SPAN-1, CA-242 y CA-494. Dado que su positi-
no frecuente y a menudo temprano. Finalmente, el tratamien- vidad depende del volumen tumoral, no es de extrañar que la
to común a todos los tumores periampulares resecables es la sensibilidad de los antígenos sea baja cuando se trata de tumo-
duodenopancreatectomía cefálica. res pequeños. Por otra parte, no son específicos, ya que son
frecuentes los falsos positivos en la inflamación pancreática
aguda o crónica y en otros tumores del aparato digestivo. El
valor actual de estos marcadores es sobre todo pronóstico de-
bido a su capacidad para identificar la enfermedad avanzada y
la recidiva tumoral.
Radiología convencional. La seriada gastroduodenal y la
duodenografía hipotónica no tienen actualmente indicación
alguna en el diagnóstico de los tumores periampulares. En
cambio, la radiografía simple de tórax es imprescindible para
investigar eventuales metástasis pulmonares.
Métodos por imágenes. La ecografía y la tomografía com-
putada son métodos imprescindibles ante la sospecha de un
tumor periampular. La resonancia nuclear magnética no ha
superado a la tomografía, y por lo tanto, su empleo no está por
el momento justificado. La identificación mediante ecografía
o tomografía de una masa periampular bien definida simplifi-
ca notablemente el manejo preoperatorio. En esta situación
clínica, la opacificación preoperatoria de la vía biliar princi-
pal o del conducto de Wirsung es innecesaria ya que poco aporta
Fig. 39-56. Tumores malignos periampulares: carcinoma de papila (/);
carcinoma de duodeno yuxtapapilar (2); carcinoma de la vía biliar distal al diagnóstico diferencial y no modifica la indicación quirúr-
(i); carcinoma de páncreas (4). gica (fig. 39-57). Por otra parte, el cirujano dispone de la

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679

Fig. 39-57. Algoritmo diagnóstico para los tumores periampulares malignos en enfermos con riesgo quirúrgico aceptable y sin evidencias de enfermedad
avanzada.

colangiografía operatoria (fig. 39-58) y eventualmente de la La ecografía es también el método de elección para identi-
coledoscopia. ficar la dilatación biliar o pancreática secundaria al tumor (fig.
Para ser detectada por ecografía o tomografía computada, 39-60). En el caso de que no exista masa detectable, el nivel
la masa periampular debe medir 1,5 cm o más. Por esta razón, de la obstrucción biliar o pancreática permite presumir el sitio
buen número de carcinomas de la papila y de la vía biliar, así de obstrucción. La ecografía además puede identificar
como algunos carcinomas pancreáticos, no presentan masa metástasis hepátic as, hipertensión portal por obstrucción de la
idenlificable y deben sospecharse a partir de la dilatación se- vena porta y ascitis.
cundaria de la vía biliar o del conducto de Wirsung. Tomografía computada. Cuando el estudio ecográfico es
Ecografía. En enfermos delgados y sin intervenciones qui- satisfactorio, la tomografía computada añade pocos datos de
rúrgicas previas supraumbilicales, la ecografía es superior a la valor con respecto a las características de la masa tumoral. Su
tomografía para evaluar la presencia de masas periampulares. mayor utilidad es identificar los planos grasos peripancrcáticos,
Cualquiera que sea el sitio de origen del tumor, su aspecto lo cual permite evaluar la infiltración tumoral y, por ende, la
ecográfico es similar. Consiste en una masa hipoecogenica, resecabilidad del tumor (fig. 39-61). La tomografía es tam-
con límites más o menos bien definidos según el grado de bién superior a la ecografía para evaluar masas ubicadas en la
infiltración de los tejidos vecinos (fig. 39-59) y a menudo una cola del páncreas y para identificar adenopatías peripan-
zona anecogénica central por necrosis tumoral. creáticas.

Fig. 39-58. Colangiografía intraoperatoria que


muestra una estenosis de la vía biliar (flecha) se-
cundaria a un carcinoma cefálico de páncreas.

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680 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Fig. 39-59. Carcinoma cefálico de páncreas (1) cuyos bordes no infiltran el Fig. 39-61. Pequeño carcinoma cefálico de páncreas (2 cm de diámetro)
eje venoso mesentericoportal (2). H: Hígado. (1). Indemnidad de todos los planos grasos peripancreáticos.

Endoscopia y colangiopancreatografía endoscópica retró-


grada. La endoscopia alta está indicada en todo tumor
periampular para descartar otras patologías esofagogástricas
que podrían modificar la técnica quirúrgica durante la resección
pancreática.
En caso de dilatación de la vía biliar o del conducto de
Wirsung, sin masa periampular detectable en los métodos por
imágenes, está indicado realizar una duodenoscopia mediante
el endoscopio de visión lateral (fig. 39-57). Este método per-
mite diagnosticar fácilmente los tumores de papila que se pro-
yectan en la luz duodenal y los del duodeno yuxtapapilar. Si la
duodenoscopia no revela tumor, está indicado opacificar la vía
biliar y eventualmente el conducto de Wirsung mediante la
colangiopancreatografía endoscópica retrógrada. Este méto-
do permite en ocasiones confirmar que existe una estrechez
por tumor periampular y en otras modificar el diagnóstico al
descubrir un cálculo papilar o del colédoco distal que puede
ser tratado en el mismo acto mediante una esfinterotomía
endoscópica.
La introducción de sustancia de contraste en una vía biliar
obstruida, sobre todo por carcinoma, puede originar una
colangitis grave. Cuando en un tumor periampular se realiza
una colangiografía endoscópica retrógrada, la vía biliar debe
ser tempranamente drenada para evitar la infección, ya sea
mediante una endoprótesis colocada durante el procedimiento
endoscópico o indicando la cirugía del tumor dentro de las 36
horas de realizado el estudio.
Citología percutánea. La citología percutánea con aguja
fina, guiada por ecografía o tomografía computada, es un mé-
Fig. 39-60. Carcinoma cefálico de páncreas (1) que obstruye la vía biliar todo cuyo empleo se ha extendido a distintas neoplasias abdo-
(2) e infiltra la vena porta (3). H: Hígado. minales. En el páncreas, sin embargo, presenta inconvenien-

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39. : ANCREAS 681

tes, ya que si la aguja cae en una zona de páncreas normal, es 1992). Por su parte, la laparoscopia parece ser más sensible
común que produzca localmente cierto grado de hemorragia o que la ecografía y la tomografía computada para detectar
pancreatitis aguda. Ambas complicaciones dificultan técnica- metástasis hepáticas y peritoneales (Lightdale CJ, 1992). Por
mente la cirugía del tumor e incluso, por excepción, pueden su reciente introducción, el rol definitivo de ambos métodos
ser mortales (Moosa AR, 1995). En segundo lugar, está de- no ha sido aún establecido.
mostrado que la siembra neoplásica en el trayecto de la aguja Medidas terapéuticas preoperatorias. Además de las me-
es una eventualidad posible. Finalmente, en los tumores me- didas preoperatorias habituales a toda intervención quirúrgica
nores de 3 cm la sensibilidad de la citología percutánea no mayor, la cirugía del carcinoma periampular puede requerir
supera el 60 %, y por lo tanto, no puede ser considerada un medidas preoperatorias especiales. La presencia de coagulo-
método confiable para descartar el carcinoma. patía, insuficiencia renal o colangitis aguda, todas ellas com-
Por estas razones, la citología percutánea no debe ser uti- plicaciones eventuales de la obstrucción biliar, contraindican
lizada en enfermos con riesgo quirúrgico normal y masas la resección pancreática. La administración parenteral de vita-
periampulares aparentemente resecables, sobre todo cuando mina K, el manejo adecuado del medio interno y el empleo de
existen firmes sospechas de malignidad. En la gran mayoría antibióticos permiten controlar a menudo esas complicacio-
de estos casos está indicado realizar la extirpación pancreática nes y restablecer una condición preoperatoria aceptable. En
histológicamente a ciegas. En una pequeña minoría se puede caso contrario, es imprescindible descomprimir preoperatoria-
recurrir a la citología intraoperatoria para decidir la conducta. mente la vía biliar mediante el drenaje endoscópico. o si éste
En cambio, con el propósito de evitar la cirugía, la citología no fuera posible, el drenaje transparietohepático. Una vez nor-
percutánea está indicada en: a) enfermos con riesgo quirúrgi- malizadas la coagulación y la función renal, y desaparecida
co elevado y sospecha clínica de benignidad; b) ante la sospe- la colangitis, el enfermo puede ser operado con intención
cha de linfoma. También está indicada la citología percutánea curativa.
en todos los tumores irresecables (para confirmar el diagnós-
tico).
Tratamiento. El único tratamiento potencialmente curati- Procedimientos quirúrgicos
vo de los tumores malignos periampulares es la cirugía. Una
correcta estadificación preoperatoria permite preparar adecua- Duodenopancreatectomía cefálica. Es el procedimiento
damente al enfermo que requiere cirugía mayor y evitar la ci- de elección para todos los tumores malignos periampulares
rugía en caso de enfermedad avanzada y corta expectativa de resecables (Grupo I de la estadificación preoperatoria). Con-
vida. siste en la extirpación en bloque del duodeno, cabeza y gan-
Estadificación preoperatoria. Se basa habitualmente en cho del páncreas, vía biliar principal incluyendo la vesícula,
la determinación del estadio evolutivo mediante la ecografía y primeros 40 cm del yeyuno y ganglios regionales correspon-
la tomografía computada, y la evaluación clínica del riesgo dientes (fig. 39-62, A, B y C). La sección proximal del tubo
quirúrgico. Los pacientes así estadificados pueden ser separa- digestivo se realiza por encima del antro gástrico (duodenopan-
dos en tres grupos. createctomía convencional) (fig. 39-62, B) o por debajo del
Grupo I: Comprende a los enfermos con un tumor aparen- píloro (duodenopancreatectomía con conservación del píloro)
temente resecable por su grado de extensión local, sin metásta- (fig. 39-63). La reconstrucción incluye la hepaticoyeyunoanas-
sis alejadas ni ascitis, y que presentan un riesgo quirúrgico tomosis, la pancreaticoyeyunoanastomosis, y según el nivel
aceptable para un procedimiento quirúrgico mayor. Estos pa- de sección del tubo digestivo, la gastroenteroanastomosis o la
cientes son candidatos a la cirugía con propósito curativo duodenoyeyunoanastomosis.
(duodenopancreatectomía cefálica). Morbimortalidad operatoria. La duodenopancreatectomía
Grupo II: Comprende los enfermos sin metástasis alejadas cefálica es una de las técnicas más complejas de la cirugía
ni ascitis, pero con evidencias en los métodos por imágenes de abdominal y la de mayor morbimortalidad postoperatoria, de-
que el tumor es irresecable (invasión de planos grasos y de la bido a la magnitud de la resección y a las múltiples anas-
vena porta, hipertensión portal). Pese a la irresecabilidad del tomosis involucradas. Su complicación más grave es la dehis-
tumor, la cirugía está por lo general indicada para paliar la cencia de la anastomosis pancreaticoyeyunal. Ocurre en 10 a
ictericia y eventualmente una obstrucción duodenal. Si bien la 20 % de los casos y puede ocasionar peritonitis, abscesos, he-
colocación de una endoprótesis por vía endoscópica es otra morragias e incluso la dehiscencia de anastomosis vecinas.
alternativa válida para aliviar la ictericia, la corta permeabilidad Para prevenir esta complicación se han ensayado otras técni-
de la endoprótesis (menos de 4 meses) contrasta con la cas, tales como la anastomosis con el estómago (pancrea-
sobrevida promedio de los pacientes de este grupo (más de 9 togastroanastomosis) y el cierre del muñón pancreático sin
meses). Por su efecto paliativo mucho más prolongado, la anastomosis alguna. Ninguna ha demostrado ser la solución
anastomosis biliodigestiva quirúrgica sigue siendo la mejor ideal, aunque la pancreatogastroanastomosis puede ser consi-
opción en estos casos (Lillemoe KD, 1995). derada una alternativa válida (Oria A, 1994) (fig. 39-64).
Grupo III: Comprende a los enfermos con metástasis ale- En centros con gran experiencia en cirugía pancreática, la
jadas o ascitis, y por ende, una expectativa de vida que no mortalidad de la duodenopancreatectomía es actualmente in-
supera los 4 meses. Todo procedimiento quirúrgico está ferior al 5 % (Pitt H, 1995). Esto contrasta con los resultados
contraindicado y la colocación de una endoprótesis endos- de otros centros donde es rara vez ejecutada y la mortalidad
cópica es la mejor opción. supera el 20 %. La opinión que prevalece actualmente es que
Métodos complementarios de estadificación preope- esta operación sólo debería ejecutarse en aquellos centros que
ratoria. Tanto la ecoendoscopia como la laparoscopia han pueden ofrecer una morbimortalidad razonable.
demostrado recientemente que pueden mejorar la estadificación Otros procedimientos. La duodenopancreatectomía exten-
preoperatoria. La ecoendoscopia es más sensible que la dida agrega sistemáticamente una extensa linfadenectomía
ecografía, y quizás también que la tomografía computada, para retroperitoneal y eventualmente la extirpación de un segmen-
detectar la extensión del carcinoma a la vena porta (Rósch T, to de la vena porta cuando ésta se halla infiltrada por el tumor.

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682 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Fig. 39-62. A, En rayado se aprecia el área que debe ser extir-


pada en la duodenopancreatectomía cefálica. B, Órganos por
reconstruir: vía biliar (1); páncreas (2); estómago (3): intesti-
no delgado (4). C. Reconstrucción digestiva; hepaticoyeyuno-
anastomosis (1), pancreatoyeyunoanastomosis terminolateral
(2) con cierre del cabo intestinal (3), y gastroenteroanastornosis
(4).

La escuela japonesa sostiene que la linfadcnectomía extensa. cístico, por extensión del carcinoma, suprime la derivación
por sí sola, mejora la sobrevida de la enfermedad; sin embar- biliar a través de la anastomosis.
go, esta hipótesis ha sido rechazada por otros autores (Cameron La gastroenteroanastomosis en la cara posterior del estó-
JL, 1995; Reber HA, 1995). Tampoco existen pruebas de que mago, lejos del píloro, es la técnica de elección para prevenir
la extirpación del segmento infiltrado de la vena porta mejore o tratar la obstrucción duodenal por extensión del tumor.
el pronóstico (Roder JD, 1996). Quimioterapia y radioterapia. Hasta el presente, las ex-
La duodenopancreatectomía total (incluyendo cuerpo y periencias con quimioterapia en el tratamiento paliativo del
coia del páncreas) está ocasionalmente indicada en tumores carcinoma ductal no resecado han sido desalentadoras. Nin-
periampularcs extensos o multi céntricos. Finalmente, la extir- guna droga o combinación de ellas ha demostrado aumentar
pación de la papila o ampulectomía puede utilizarse en enfer- significativamente la supervivencia con respecto al grupo con-
mos con riesgo quirúrgico elevado y tumor limitado a la papila, trol.
sin infiltración de la cabeza pancreática. En cambio, el empleo de la radioterapia combinada con
Cirugía paliativa. La hepaticoyeyunoanastomosis con asa quimioterapia, como tratamiento adyuvante, parece promisorio.
en Y de Roux y la hepaticoduodenoanastomosis son las técni- En dos estudios (Kaiser MH, 1985; G.T.S.G., 1987), la admi-
cas de elección para paliar la ictericia en los enfermos del Grupo nistración de radioterapia y 5-fluoruracilo a enfermos duodeno-
II de la estadificación preoperatoria. La colecistoyeyunoanasto- pancreatectomizados y sin cáncer remanente duplicó la
mosis está contraindicada, ya que la obstrucción del conducto sobrevida del grupo tratado con respecto al grupo control.

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39. PÁNCREAS 683

Fig. 39-63. Duodenopancreatectomía cefálica con conservación de píloro Fig. 39-64. Anastomosis del páncreas remanente con la cara posterior del
y duodenoyeyunoanastomosis (1). estómago (anastomosis pancreatogástrica; I).

Pronóstico. Para estadificar en el postoperatorio a los tu- Tabla 39-6. Clasificación TNM para el carcinoma de papila
mores periampulares según la clasificación TNM (tablas 39-5
y 39-6) se requiere un patólogo experimentado que determine
exactamente el origen de la neoplasia, su tamaño, extensión a TI Tumor limitado a la papila
T2 Tumor que infiltra la pared duodenal
tejidos vecinos, estado de los ganglios e indemnidad de los
T3 Tumor que infiltra < 2 cm dentro del páncreas
márgenes de sección, en especial en el istmo y gancho del T4 Tumor que infiltra > 2 cm dentro del páncreas
páncreas y vía biliar proximal. Otros datos de valor pronósti-
co son el grado de diferenciación histológica y el análisis NO Ganglios negativos
citométrico del contenido en DNA de las células tumorales. NI Ganglios positivos
En distintas series recientes, los factores de peor pronóstico
en el carcinoma pancreático resecado fueron un tamaño MO Sin metástasis
tumoral superior a 3 cm, la presencia de cáncer en los márge- MI Con metástasis
nes de sección, la positividad de los ganglios regionales y la
aneuploidia del tumor en el análisis citométrico (Pitt H, 1995). Estadio I TI NO MO
Estadio II T2 NO MO
Estadio III T1-T2-T3 NI MO
Estadio IV cualquier T cualquier N MI

Tabla 39-5. Clasificación TNM para el carcinoma ductal


del páncreas
Carcinomas ductales del cuerpo y cola
TI Tumor localizado dentro del páncreas
TIa < 2 em de diámetro Diagnóstico. Presentación clínica. El síntoma más fre-
Tlb > 2 cm de diámetro cuente es el dolor, inicialmente leve y localizado en el epigastrio
T2 Tumor extendido a tejidos peripancreáticos, duodeno, vía biliar o hipocondrio izquierdo, y más tardíamente irradiado al dor-
T3 Tumor extendido a vasos mesentéricos, estómago (no rese- so. La ictericia ocurre en menos del 20 % de los casos y puede
cable) ser secundaria a metástasis hepáticas o a la extensión del tu-
mor al colédoco intrapancreático. La tromboflebitis de venas
NO Ganglios negativos
NI Ganglios positivos
periféricas (signos de Trousseau) es un fenómeno paraneo-
MO Sin metástasis alejadas plásico mucho más frecuente en los carcinomas ductales de
M1 Con metástasis alejadas cuerpo y cola que en los de cabeza.
Métodos por imágenes. El diagnóstico a menudo surge en
Estadio I TI - T 2 NO MO una ecografía o tomografía computada, indicadas por moles-
Estadio II T3 NO MO tias inespecíficas o dolor abdominal inexplicable. El tamaño
Estadio III cualquier T NI MO del tumor oscila entre 2 y 6 cm y sus características ecográficas
Estadio IV cualquier T cualquier N MI o tomográficas no difieren de las descriptas en los carcinomas
cefálicos. Por lo general, la masa pancreática se asocia con

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684 SECCIÓN VI. ABDOMEN

metástasis en ganglios regionales y en el hígado. También es conventional sonography, computed tomography and
frecuente la ascitis y la hipertensión portal segmentaria por angiography. Gastroenterology 102:188-199, 1992.
trombosis de la vena esplénica. Como ya se ha mencionado, Way LW: Diagnosis of pancreatic and other periampuliary cancers.
no es infrecuente que las metástasis se hagan evidentes antes En Howard JM y col. (eds.): Surgical Diseases of the Páncreas.
que el tumor (carcinoma oculto). pp. 641-656. Lea & Febiger. Philadelphia, 1987.
Whitemore AS, Paffcmbcrger RS, Anderson D y col.: Early precursors
Pancreatografía endoscópica. Por lo general es innecesa- of sitespecific cancers in collegemen andwomen. J. Nat. Cáncer
ria ya que la ecografía o la tomografía es suficiente para el Inst. 74:43-50, 1985.
diagnóstico morfológico. En ocasiones debe ser indicada ante Yamagisawa A, Ottaka K, Ohastik y col.: Frequent c-k-ras ongone
masas pequeñas o mal definidas, no asociadas con metástasis. activation in mucous cell hyperplasias of páncreas suffering from
Citología percutánea. Está indicada en todos los tumores chronic inflammation. Cáncer Res. 53:993-999, 1993.
que no van a ser explorados, o sea, en más del 95 % de los
casos. El propósito es confirmar el diagnóstico, y por ende,
descartar otros tumores primitivos o secundarios, de pronósti-
co más favorable y que pueden presentar un aspecto similar TUMORES ENDOCRINOS
en las imágenes (linfoma, cistoadenocarcinoma sólido).
Tratamiento. En la casi totalidad de los carcinomas Pedro Ferraina
ductales de cuerpo y cola, el único tratamiento posible es el
Definición. Son tumores benignos o malignos originados
bloqueo anestésico del esplácnico para paliar el dolor, que
en células de los islotes de Langerhans con capacidad para
puede ser intolerable. La laparotomía exploradora sólo debe
secretar hormonas específicas.
ser indicada en pequeños carcinomas, sin signos de
irresecabilidad local ni de metástasis. El procedimiento qui- Clasificación. Existen cinco síndromes clínicos bien defi-
rúrgico de elección en estos casos excepcionales es la nidos, secundarios a tumores de los islotes, que toman el nom-
esplenopancreatectomía corporocaudal. bre de la hormona que producen (tabla 39-7). Sin embargo, el
30 al 40 % de los tumores que generan estas hormonas cursan
Pronóstico. Al año del diagnóstico, la sobrevida del
sin el síndrome, por lo cual son denominados no funcionantes.
carcinoma ductal de cuerpo o cola es inferior al 1 %, lo cual
Otros tumores secretan péptidos tales como neurotensina,
demuestra la agresividad fulminante de este tumor.
bombesina, encefalinas y polipéptido pancreático. Estos son
siempre no funcionantes, debido a que tales sustancias no de-
terminan síndrome clínico alguno.
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39. PÁNCREAS 685

Macroscópicamente, los tumores endocrinos aparecen hombre y de 40 mg/dl en la mujer. La relación de la glucemia
como lesiones bien delimitadas, parcial o totalmente encap- con la insulina, medidas simultáneamente, cuyo valor normal
suladas, que miden desde 1 cm hasta 15 cm. Microscópica- es menor de 0,4, suele ser superior a 1. La prueba de ayuno
mente pueden adoptar tanto una disposición trabecular, como precipita la tríada de Whipple a las 12 horas en el 37 % de los
una disposición sólida o en rosetas (acinar). El estudio de la casos, en el 74 % a las 24 horas y en el 95 % a las 72 horas.
pieza operatoria mediante técnicas de inmunohistoquímica La determinación del péptido C durante la hipoglucemia
permite identificar uno o más polipéptidos secretados por el es útil para diferenciar la hipoglucemia orgánica de la
tumor. Sin embargo, es la combinación del síndrome clínico, hipoglucemia reactiva o de la provocada con propósito de si-
el análisis hormonal en sangre por radioinmunoensayo y el mulación. En la hipoglucemia reactiva o por simulación, la
estudio postoperatorio por inmunohistoquímica lo que permi- secreción de péptido C se reduce hasta casi un 50 %, lo cual
te poner el nombre definitivo al tumor endocrino. no ocurre en la hipoglucemia orgánica donde está aumentado.
Algunos pacientes con síndrome clínico y análisis hormo- En conclusión, el laboratorio permite establecer que existe un
nal característicos, no presentan tumor endocrino alguno sino insulinoma cuando en la prueba de ayuno la glucemia des-
una hiperplasia difusa de las células de los islotes. De hecho, ciende por debajo de 0,45 mg/dl, la relación insulina/glucemia
la hiperplasia de las células beta o nesidioblastosis es actual- es mayor de 0,5 y se elevan los niveles de péptido C. Una yez
mente la causa del 5 % de las hiperinsulinemias de origen establecida la presencia del insulinoma, es preciso localizar el
pancreático. Asimismo, se estima que los síndromes de tumor.
Zollinger-Ellison y Verner-Morrison se originan en el 10 % de Métodos por imágenes. La ecografía y la tomografía com-
los casos por hiperplasia. putada sólo pueden detectar con seguridad insulinomas mayo-
Una característica anatomopatológica particular de los tu- res de 1,5 cm. Por esta razón, el 30 al 50 % de los tumores no
mores endocrinos es la dificultad para establecer su benigni- pueden ser localizados morfológicamente antes de la cirugía
dad o malignidad, incluso en el examen de la pieza quirúrgica. (insulinomas ocultos). Cuando el tamaño del tumor es sufi-
Solamente las metástasis hepáticas o ganglionares definen a ciente como para ser reconocido, tanto la ecografía como la
un tumor como maligno. En cambio, la presencia de figuras tomografía computada tienen una eficacia diagnóstica simi-
mitóticas o pleomorfismo, e incluso la invasión vascular, lar. Al igual que el resto de los tumores endocrinos, el insuli-
perineural o de estructuras vecinas no son criterios histopa- noma aparece en la ecografía como una masa hipoecogénica
tológicos válidos. de bordes muy regulares (fig. 39-65). La tomografía computa-
da debe ser hecha con infusión en bolo de sustancia de con-
traste (dinámica). Como consecuencia de la rica vascula-
Insulinoma rización, característica de todos los tumores endocrinos, eí
insulinoma capta intensamente el contraste y se diferencia de
Es el tumor endocrino pancreático más frecuente. El 90 % los tejidos vecinos.
de los insulinomas son únicos, mientras que el 10 % restante Arteriografía, También debido a su hipervascularización,
son múltiples o hiperplasias (nesidioblastosis). El 98 % de ellos el insulinoma puede ser identificado por arteriografía (fig. 39-
se localizan en el páncreas y el 2 % pueden ser hallados en 66). Sin embargo, el método debe realizarse en forma
localizaciones tan diversas como estómago, duodeno, diver-
tículo de Meckel y yeyuno. La gran mayoría de los insulinomas
mide menos de 2 cm.
Epidemiología. La incidencia estimada es de un caso por
cada millón de habitantes por año.
Diagnóstico. Presentación clínica. Los síntomas y signos
más importantes del insulinoma son de origen neurológico.
Consisten en cambios de conducta, alucinaciones, confusión,
cefalea, visión borrosa, parestesias, crisis convulsivas, nístag-
mo y coma. Todos ellos son secundarios a la hipoglucemia
orgánica resultante de la sobreproducción de insulina por ei
tumor. La tríada diagnóstica de la hipoglucemia orgánica fue
descripta por Whipple en 1935 y consiste en: 1) síntomas y
signos por hipoglucemia grave; 2) glucemia menor de 0,45
mg/dl; y 3) alivio inmediato del cuadro mediante la adminis-
tración de azúcar. La severidad de los trastornos neurológicos
hace que los enfermos con insulinoma sean a menudo tratados
por tiempo prolongado en centros psiquiátricos, lo cual retra-
sa el diagnóstico y puede ocasionar lesiones cerebrales defini-
tivas.
El insulinoma también puede manifestarse por sintoma-
tología cardiovascular (palpitaciones, angor, arritmias) o di-
gestiva (vómitos, diarreas).
Laboratorio. Existen diversas pruebas para provocar la
hipoglucemia característica del insulinoma, tales como la ad-
ministración de tolbutamida, glucagón, calcio o L-leucina. Sin
embargo, la más confiable es la del ayuno de hasta 72 horas,
con determinación periódica de glucemia e insulinemia. Las
cifras de glucemia diagnósticas son menos de 50 mg/dl en el Fig. 39-65. Insulinoma (1) de la cabeza del páncreas.

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686 SECCIÓN VI. ABDOMEN

superselectiva, o sea, inyectando las arterias mesentérica su-


perior, esplénica, gastroduodenal y pancreática dorsal. Cuan-
do no es realizado de esta manera, la sensibilidad de la
arteriografía es inferior a la de los métodos por imágenes.
Cateterismo transhepático de la vena porta. Las siglas
THPS (transhepatic portal samples) designan a un método que
consiste en el cateterismo transhepático de la vena porta, con
el objeto de dosar niveles de insulina en muestras de sangre
recogidas en múltiples sectores del eje venoso esplenomesen-
térico (fig. 39-67). Este mapeo pancreático puede brindar evi-
dencias indirectas sobre la localización del insulinoma oculto,
y pese a ser invasivo, el método ha demostrado ser muy efi-
caz. La figura 39-68 muestra su ubicación en un algoritmo
para localizar el insulinoma.
Tratamiento. En el adenoma benigno (la forma más co- Fig. 39-68. Algoritmo para localizar el insulinoma.
mún) está indicada la simple enucleación quirúrgica sin
resección pancreática. Este método es especialmente aplica-
ble en el insulinoma de la cabeza del páncreas, ya que evita la
duodenopancreatectomía cefálica. Si el tumor se halla en el
cuerpo o la cola de páncreas y su enucleación es difícil por la
íntima relación con el conducto de Wirsung o los vasos mayo-
res, es preciso realizar una pancreatectomía izquierda. Esta
técnica también está indicada en los insulinomas múltiples de
cuerpo y cola. Un aspecto esencial durante la cirugía del

Fig. 39-66. Opacificación de un insulinoma (flecha) por arteriografía se-


lectiva del tronco celíaco.

Fig. 39-69. Ecografía intraoperatoria. Relaciones del insulinoma (1) con


las venas porta (2) y espiénica (3).

insulinoma es la determinación seriada de la glucemia. Un


ascenso brusco de la glucemia es el signo más objetivo de que
la operación ha sido completa. También es indispensable que
el patólogo estudie inmediatamente por congelación la pieza
quirúrgica para confirmar la presencia de tejido tumoral.
En el caso de insulinoma oculto es necesario explorar cui-
dadosamente por palpación todo el páncreas. También es de
gran utilidad la ecografía intraoperatoria para confirmar los
resultados de la palpación o para descubrir nodulos que han
pasado inadvertidos (fig. 39-69 y tabla 39-8). Si el insulinoma
no fuera detectado por palpación o ecografía, la táctica depen-
Fig. 39-67. Determinación transhepática de insulina a distintos niveles del derá de la existencia de un estudio preoperatorio por catete-
eje venoso esplenoportal en un paciente con insulinomas múltiples. rismo transhepático de la vena porta. Cuando se cuenta con

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39. PÁNCREAS 687

Tabla 39-8. Eficacia de la ecografía operatoria bitual (cuarta porción duodenal, yeyuno). La hemorragia es
para localizar el insulinoma frecuente, así como la recidiva después de un tratamiento qui-
rúrgico convencional de la úlcera.
Autor No Palpación Ecografía operatoria
La diarrea ocurre en más de un tercio de los casos. Algu-
Angelini 16 88% 100% nos pacientes desarrollan malabsorción de vitamina B que
(1987) no se corrige con la administración oral de factor intrínseco
sino al elevar farmacológicamente el pH luminal.
Norton* 12 42% 83 % Laboratorio. La acidimetría y la determinación de gastrina
(1988) pueden indicar la presencia de un gastrinoma. Mientras que la
acidez basal no excede normalmente los 4 mEq/1 en la mujer y
Grant 29 86% 90% los 6 mEq/1 en el hombre; cifras superiores a 15 mEq/1 son
(1988) frecuentes en el gastrinoma. La hipergastrinemia superior a
350 pg/ml (normal: 100-150) es otro hallazgo característico
*Sólo incluye insulinomas ocultos. aunque no específico, ya que hipergastrinemias elevadas tam-
bién pueden ser halladas en otras situaciones clínicas (tabla
ese estudio, se deberá extirpar el sector marcado como pre- 39-9).
sunto territorio tumoral. En caso contrario existen dos con-
ductas posibles: 1) resecar a ciegas el cuerpo y la cola del Tabla 39-9. Otras situaciones clínicas que pueden
páncreas e investigar de inmediato en la pieza extirpada la cursar con gastrinemia elevada
presencia del tumor, y en caso de no hallarlo, extender la
resección a ciegas al istmo y parte de la cabeza del páncreas; o A. Gastrinemia elevada con normo o hiposecreción acida
2) no efectuar resección alguna y seguir al paciente en el • anemia perniciosa
postoperatorio alejado hasta que la aparición del tumor justifi- • gastritis crónica
que la reintervención. La elección entre ambas conductas de- • vagotomía
pende de la gravedad de la sintomatología. La resección a cie-
gas está indicada en los pacientes con sintomatología severa, B. Gastrinemia elevada con hipersecreción acida
mientras que el control puede ser indicado en pacientes con • antro gástrico retenido
sintomatología leve. • insuficiencia renal crónica
En los insulinomas benignos, la cirugía permite la cura- • hiperplasia de las células G del antro
ción definitiva del síndrome hasta en el 96 % de los casos. En • mastocitosis sistémica
los insulinomas malignos con metástasis hepáticas la cirugía
no está indicada y el tratamiento debe limitarse a la adminis-
tración de estreptozotocina. Para el diagnóstico diferencial con otras hipergastrinemias
se utiliza la determinación de gastrina estimulada con secretina
o calcio. La prueba con secretina consiste en la administra-
Gastrinoma (Síndrome de Zollinger-Ellison) ción intravenosa de 2 Ul/kg de secretina en 10 mi de solución
salina, durante 30 segundos. El aumento de la gastrinemia
Definición. En 1955, Zollinger y Ellison describieron un a más del 100 % del valor basal es patognomónico del gastri-
síndrome caracterizado por la presencia de hipersecreción noma.
gástrica, enfermedad ulcerosa péptica y tumor de los islotes Localización preoperatoria del gastrinoma. Es más difícil
pancreáticos. Estos autores sugirieron que el síndrome se pro- localizar preoperatoriamente al gastrinoma que al insulinoma.
ducía por la acción de una sustancia circulante liberada por el Esto no sólo se debe a su pequeño tamaño (por lo general menos
tumor. Actualmente se sabe que esa sustancia es la gastrina, de 2 cm), sino a que el 40 % de los gastrinomas no asientan en
por lo cual aquél es llamado gastrinoma. Sin embargo, tam- el páncreas sino en tejidos adyacentes. Se denomina triángu-
bién se ha reconocido que no todos los gastrinomas desarro- lo de los gastrinomas al área comprendida entre los tres pun-
llan un síndrome tal como fuera descripto por Zollinger y tos siguientes: 1) la unión entre el conducto cístico y el
Ellison; de hecho, en el 20 % de estos tumores no existe enfer- colédoco; 2) la unión entre la segunda y la tercera porción del
medad ulcerosa y sólo se manifiestan por diarrea. duodeno; 3) la unión entre la cabeza y el istmo del páncreas
Epidemiología. Se puede hallar un gastrinoma en el 0,1 % (fig. 39-70). En esta área, que comprende la cabeza del
de todos los síndromes ulcerosos. Aparece más frecuentemen- páncreas, paredes duodenales, glanglios regionales y tejidos
te en el varón que en la mujer (3 a 2) y su mayor incidencia es grasos adyacentes, toman origen el 90 % de los gastrinomas
entre los 30 y 50 años, aunque también se lo ha observado en (Stabile B, 1984). Por razones técnicas (interposición de aire,
edades extremas. En el 70 % de los casos el gastrinoma es mala definición de las paredes duodenales), esta área es poco
esporádico (no asociado con otros tumores endocrinos), mien- accesible a los métodos por imágenes. Asimismo, la posibili-
tras que en el 30 % se asocia con el síndrome NEM I (véase dad de que el tumor sea intrapancreático o extrapancreático
más adelante). Con frecuencia el gastrinoma es múltiple, so- impide interpretar los resultados del cateterismo portal trans-
bre todo cuando forma parte del síndrome NEM I. Después hepático. Como resultado, menos del 40 % de los gastrinomas
del insulinoma, el gastrinoma es el tumor endocrino pancreático que llegan a la cirugía lo hacen con diagnóstico preoperatorio
más frecuente. de localización.
Diagnóstico. Presentación clínica. La enfermedad ulce- Tratamiento. Alrededor del 60 % de los gastrinomas se
rosa y la diarrea son las manifestaciones clínicas más impor- presentan con metástasis. En ellos la cirugía está contraindicada
tantes. A diferencia del ulceroso habitual, los portadores de un y el tratamiento se limita al control de la hipersecreción gástrica
gastrinoma presentan úlceras persistentes con escasa respues- (mediante inhibidores de la bomba de protones) y a la
ta terapéutica, a menudo múltiples y de localización poco ha- quimioterapia (estreptozotocina sola o combinada con 5-

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688 SECCIÓN VI. ABDOMEN

eccematosa sobre un eritema necrolítico migratorio. Estas le-


siones evolucionan en 7 a 14 días desde máculas eritematosas
hasta ampollas voluminosas con líquido; más tarde con necrosis
central y lesiones eccematosas, para finalizar con un aclara-
miento central de las lesiones y descamación. Aparecen en
zonas de fricción como el periné, glúteos y manos, así como
en la cara y las extremidades. También puede existir glositis,
estomatitis y vulvovaginitis. Todas estas lesiones son simila-
res a las observadas en la carencia de cinc y aminoácidos, y de
hecho, mejoran si se administran estas sustancias.
También es frecuente la intolerancia a la glucosa o la dia-
betes, la diarrea y una anemia normocítica y normocrómica.
En todos los casos el nivel sanguíneo de glucagón es superior
a los 150 pg/ml, lo cual permite confirmar el diagnóstico. De-
bido al tamaño, lo más frecuente es que los métodos por imá-
genes identifiquen fácilmente al tumor.
Tratamiento. La resección del sector de páncreas donde
asienta el tumor es el tratamiento de elección. La presencia de
metástasis no contraindica la cirugía; por el contrario, de ser
técnicamente posible, se las debe extirpar junto con el tumor
primario. La resección asociada con quimioterapia (dimetil-
Fig. 39-70. Triángulo de los gastrinomas. triazenoimidazol-carboxamida, estreptozotocina y 5-fluoru-
racilo) ha permitido supervivencias a los 5 años superiores al
50%.
fluoruracilo). Cuando no existen metástasis se debe recurrir a
la cirugía con el propósito de extirpar el tumor.
La detección intraoperatoria del gastrinoma es también más Vipoma (síndrome de Verner-Morrison)
compleja que en el caso del insulinoma. Se debe utilizar pal-
pación, ecografía intraoperatoria, transiluminación endos- Al igual que los glucagonomas, los vipomas son tumores
cópica del duodeno e incluso apertura del duodeno para ex- frecuentemente malignos, asientan casi siempre en el páncreas
plorar visualmente su interior. De todos estos métodos, el de y a menudo miden más de 3 cm. En los niños, en cambio, los
menos valor es la ecografía intraoperatoria, debido a su escasa vipomas se originan en las cadenas ganglionares del sistema
sensibilidad en el diagnóstico de los gastrinomas extrapan- nervioso autónomo y la médula adrenal.
creáticos (tabla 39-10). Los vipomas se manifiestan clínicamente por el síndrome
de Verner-Morrison, caracterizado por diarreas líquidas pro-
Tabla 39-10. Valor de la palpación y de la ecografía fusas, hipopotasemia severa, deshidratación y aclorhidria. La
en la detección intraoperatoria de gastrinomas sustancia de origen tumoral responsable del síndrome es el
(Norton J, 1986) péptido intestinal vasoactivo llamado VIP (vasoactive intesti-
nal polypeptide), que estimula la secreción de agua y
Localización N° Palpación Ecografía operatoria electrólitos a partir del intestino y el páncreas e inhibe la
secreción acida. El diagnóstico se confirma mediante el ha-
Pancreáticos 23 91 % 99% llazgo en sangre de cifras de VIP superiores a 200 pg/ml. Los
Extrapancreáticas 12 100% 58%
métodos por imágenes identifican al tumor en el 70 al 80 % de
los casos. En el 20 al 30 % restante puede tratarse de una
El procedimiento de elección es la enucleación del tumor, hiperplasia o de un tumor muy pequeño.
o en caso de que ésta no sea posible, la resección localizada Tratamiento. La enucleación está indicada en los tumo-
del órgano afectado. De no hallarse tumor, es prudente no rea- res benignos pequeños. En los tumores mayores de 2 cm co-
lizar procedimiento alguno y controlar farmacológicamente la rresponde la resección pancreática. Si el tumor no puede ser
hipersecreción gástrica en el postoperatorio, con miras a una hallado, se debe extirpar a ciegas el cuerpo y la cola de pán-
reexploración ulterior. Es controvertido el empleo en este caso creas. La cirugía no se halla contraindicada en caso de metásta-
de la gastrectomía total o subtotal asociada con vagotomía y sis, y de ser posible, éstas deben ser incluidas en la resección.
tratamiento antisecretor. Debido a la frecuente localización El tratamiento paliativo consiste en la combinación de
extrapancreática del gastrinoma, la resección a ciegas de un estreptozotocina y 5-fluoruracilo. Existen experiencias que
sector del páncreas está contraindicada. demuestran buenos resultados con el uso de octeotrido para
paliar la sintomatología en caso de metástasis múltiples. Tam-
bién se ha demostrado que el octeotrido puede inducir una re-
Glucagonoma gresión tumoral.

Los glucagonomas son casi siempre malignos, de locali-


zación exclusivamente intrapancreática y de un tamaño supe- Somatostatinoma
rior a los 3 cm. Su incidencia es de 0,2 caso por millón de
habitantes por año. Es el tumor endocrino menos frecuente. En el 70 % de los
La sintomatología clínica se debe al exceso de glucagón casos se origina en el páncreas y en el 30 % en tejidos adya-
circulante. El hallazgo más característico es una dermatitis centes. Su tríada diagnóstica, integrada por litiasis biliar, dia-

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39. PÁNCREAS 689

betes y esteatorrea, es clínicamente poco llamativa y no orien- BIBLIOGRAFÍA


ta hacia la búsqueda de un tumor. Los métodos por imágenes
detectan con facilidad los somatostatinomas intrapancreáticos Angelini L. Bezziti L, Tuce) G et al.: The ultrasonic detection of
ya que suelen medir más de 3 cm; en cambio, los extrapan- insulinomas during surgical exploration of thc páncreas. World
creáticos son más pequeños y pueden no ser identificados en J. Surg. 11:642, 1987.
el preoperatorio. El diagnóstico se confirma por la presencia Grant CS, Van Heerden J, Chorbonen JW et al.: The valué of
intraoperative ultrasonography. Arch. Surg. 123: 843. 1988.
en sangre de cifras de somatostatinemia superiores a 160 Norton JA, Cormak DT, Shawker TH et al.: Intraoperative
pg/ml. ultrasonographic localization of islet cell tumors. Ann. Surg. 207:
Tratamiento. En el 74 % de los casos existen metástasis 160, 1988.
en el momento de la cirugía. La mayoría de los somatosta- Norton JA, Doppman JL, Collen MJ et al.: Prospective study of
tinomas asientan en la cabeza pancreática, y en ausencia de gastrinoma localization and resection in patients with Zollinger-
metástasis múltiples bilaterales, está indicado realizar una Ellison syndrome. Am. Surg. 204: 468, 1986.
duodenopancreatectomía cefálica. El tratamiento paliativo Stabile BE, Morrow DJ, Passero E: The gastrinoma triangle: operative
consiste en la administración de estreptozotocina, 5-fluorura- implications. Am. J. Surg. 147:25, 1984.
cilo o doxorrubicina. Verner JV, Morrison AB: Endocrine pancreatic islet cell disease with
diarrhea: report of a case due to diffuse hyperplasia of non beta
islettissue with areview of 54 additional cases. Arch. ínter. Med.
133:492, 1974.
Neoplasias endocrinas múltiples (NEM) Zollinger RM, EllisonEH: Primary peptic ulcerations of thejejunum
associated with islet cell tumors of the páncreas. Ann. Sure. 142:
Son síndromes complejos secundarios a tumores o hiper- 709, 1955.
plasias que comprenden dos o más órganos endocrinos. Según
los órganos involucrados, se describen dos tipos de NEM (NEM
I y II, también llamados síndrome de Wermer y síndrome de
Sipple) (tabla 39-11). TUMORES QUISTICOS

Luis Gramática
Tabla 39-11. Síndromes por neoplasias endocrinas múltiples
Definición. Los tumores quísticos del páncreas, también
NEM I o síndrome de Weimer Adenoma pancreático insular llamados quistes neoplásicos o quistes proliferativos, compren-
(gastrinoma o insulinoma), den un grupo de tumores de estirpe histológica heterogénea,
adenoma hipofisario, cuyo denominador común es la presencia de un componente
adenoma paratiroideo líquido (quiste) que a menudo predomina sobre el componen-
NEM II o síndrome de Sipple Tumor medular tiroideo, te tumoral sólido. Habitualmente se los considera quistes ver-
feocromocitoma, daderos, es decir, con un revestimiento epitelial interno (véa-
hiperparatiroidismo se Quistes y seudoquistes). Esta particularidad del tumor
quístico no tiene gran valor práctico, ya que la pérdida progre-
siva de extensas áreas del epitelio es un hecho muy frecuente
El NEM I es un síndrome hereditario causado por un gen (Fernández del Castillo C, 1995).
autosómico dominante con alto grado de penetrancia. El com- Clasificación. En la tabla 39-12 se detalla una clasifica-
promiso pancreático existe en el 90 % de los casos y por lo ción de los tumores quísticos según el tejido de origen (exo-
general se manifiesta por gastrinomas múltiples. Por lo tanto, crino, endocrino, conectivo).
el tratamiento del componente pancreático no es prioritario en Epidemiología. Alrededor del 20 % de todas las coleccio-
relación con el de los otros tumores y se reduce al control nes líquidas de origen pancreático (incluidos los quistes ver-
farmacológico de la hipersecreción gástrica. daderos y los seudoquistes) son tumores quísticos.

Tumores endocrinos no funcionantes

Comprenden del 30 al 40 % de los tumores endocrinos y Tabla 39-12. Clasificación de los tumores quísticos
tienen la particularidad de que entre el 80 y el 90 % son malig- del páncreas según el tejido de origen
nos. Clínicamente sólo se manifiestan por dolor abdominal
inespecífico o por ictericia secundaria a la obstrucción de la Tejido exocrino
vía biliar principal. Por lo general no hay anorexia ni pérdida Cistoadenoma seroso
de peso. Todos los que son sintomáticos miden 2 cm o más y Cistoadenoma mucinoso, cistoadenocarcinoma
Ectasia ductal mucínosa
pueden ser detectados con los métodos por imágenes. Su as- Tumor papilar-quístico
pecto, similar al del resto de los tumores endocrinos, permite Cistoadenocarcinoma acinar
diferenciarlos preoperatoriamente del carcinoma ductal. La
confirmación de su naturaleza endocrina sólo se obtiene du- Tejido endocrino
rante el examen de la pieza quirúrgica. Cistoadenoma y cistoadenocarcinoma
Tratamiento. En ausencia de metástasis, la resección
pancreática está absolutamente indicada debido al excelente Tejido conectivo
pronóstico alejado. En estos casos, la supervivencia supera el Linfangiomas quísticos benigno y maligno
Hemangioma quístico
50 % a los 5 años.

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690 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Cistoadenomas

Son los tumores quísticos más frecuentes. Recién en 1978,


a partir de los estudios de Compagno y Oertel, los cistoade-
nomas fueron diferenciados en serosos y mucinosos.

Cistoadenoma seroso

Son tumores de crecimiento muy lento y de naturaleza


benigna, pese a que existen publicaciones recientes sobre ca-
sos malignos que deben ser considerados excepcionales.
Macroscópicamente se trata de lesiones circunscriptas y por
lo general multiloculares, localizadas de preferencia en la ca-
beza pancreática. Al corte, el tumor tiene un aspecto similar al
de un panal de abejas, debido a la presencia de múltiples quis-
tes de 1 mm a 2 cm. Es frecuente observar hemorragia focal y
una calcificación central con proyecciones radiadas. En oca-
siones el cistoadenoma seroso es unilocular, y en este caso
resulta imposible su diferenciación macroscópica del cisto-
adenoma mucinoso.
Microscópicamente, el tumor remeda la estructura alveolar
del pulmón y a menudo está separado del páncreas sano por
un tabique fibroso. Las células son cuboidales y ricas en
glucógeno, al igual que el líquido contenido en los quistes.
Diagnóstico. Presentación clínica. Se observa sobre todo
en mujeres, y su mayor incidencia es entre los 55 y 70 años.
La mayoría son asintomáticos y no es raro que el diagnóstico
surja por el hallazgo accidental de una masa abdominal palpa-
ble. Los sintomáticos se manifiestan por dolor o vómitos y
eventualmente por ictericia debido a la compresión de la vía
biliar.
Métodos por imágenes. Por lo general definen el diagnós-
tico. Tanto la ecografía (fig. 39-71) como la tomografía com- Fig. 39-71. Imagen ecográfica de un cistoadenoma seroso macroquístico y
microquístico de la cabeza del páncreas.
putada pueden demostrar fácilmente la lesión mullilocular
(microquística) y en ocasiones la calcificación radiada. A ve-
ces los quistes son tan pequeños que la lesión presenta un as- locular. En este último caso, los quistes miden más de 3 cm y
pecto sólido en la tomografía computada debido al íntimo con- están separados por septos. La presencia de múltiples excre-
tacto de los tabiques. Aun en estos casos, la ecografía puede cencias papilares que se proyectan dentro del quiste es carac-
demostrar la naturaleza quística de la lesión. En la forma terística de una evolución francamente maligna (cistoadeno-
unilocular (macroquística), los métodos por imágenes no per- carcinoma).
miten diferenciar al cistoadenoma seroso del mucinoso. Microscópicamente, el cistoadenoma benigno muestra una
Tratamiento. En los tumores sintomáticos, la conducta sola capa de epitelio columnar simple, mientras que las for-
indicada es la resección del sector pancreático donde asien- mas malignas se caracterizan por estratificación, mitosis y for-
tan. No obstante, dado que el cistoadenoma seroso es un tu- mación de papilas que invaden el tejido conectivo. Es común
mor benigno, cabe indicar una conducta expectante en los la presencia de áreas benignas que alternan con otras franca-
asintomáticos, sobre todo en los pacientes de edad avanzada y mente malignas. También es frecuente la pérdida de epitelio
en aquellos que requieren una duodenopancreatectomía cefálica en extensas áreas del quiste.
para la extirpación del tumor. Diagnóstico. Presentación clínica. La neoplasia quística
mucinosa predomina en mujeres de mediana edad y asienta
preferentemente en el cuerpo y la cola del páncreas. Las for-
Cistoadenoma mucinoso y cistoadenocarcinoma mas benignas son por lo general asintomáticas, mientras que
mucinoso el cistoadenocarcinoma invasor se manifiesta por dolor abdo-
minal, anorexia y pérdida de peso.
Se considera que el cistoadenoma y el cistoadenocarcinoma Métodos por imágenes. Tanto la ecografía como la
mucinosos son los dos extremos del amplio espectro anatomo- tomografía computada (fig. 39-72) pueden identificar fácil-
patológico de la llamada genéricamente neoplasia quística mente a la neoplasia quística mucinosa. Sin embargo, la
mucinosa. tomografía es superior para reconocer septos y proyecciones
El aspecto macroscópico de la neoplasia quística mucinosa papilares (fig. 39-73).
es muy variable, como corresponde a un tumor con múltiples Diagnóstico diferencial. Tanto el cistoadenoma mucinoso
grados de malignidad. El quiste puede presentar paredes finas como el seroso unilocular ocasionalmente son muy difíciles
y transparentes o paredes gruesas y eventualmente calcificadas. de diferenciar de los seudoquistes inflamatorios, en especial
Al corte es constante la presencia de un líquido mucoso más o de los secundarios a la pancreatitis crónica. En la tabla 39-13
menos espeso. La cavidad quística puede ser única o multi- se resumen las principales características que ayudan a su

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39. PÁNCREAS 691

diagnóstico diferencial. Se debe tener presente que las carac- afortunadamente, la inocuidad de este procedimiento no ha
terísticas macroscópicas referidas en la tabla sólo pueden ser sido aún demostrada, por lo cual su empleo sistemático está
apreciadas durante la exploración quirúrgica. De la misma contraindicado.
manera, las características anatomopatológicas sólo pueden Tratamiento. Debido a su potencial evolutivo, todas las
ser conocidas mediante una congelación intraoperatoria de la neoplasias mucinosas quísticas deberían ser consideradas a
pared del quiste. Por último, el análisis del contenido del quiste priori malignas; por ello, la resección pancreática está indica-
únicamente serviría para el diagnóstico diferencial si fuera rea- da tanto en los tumores sintomáticos como en los asintomáticos.
lizado en el preoperatorio mediante punción percutánea. Des- Sin embargo, Yamaguchi y Enjoi (1987) han observado que
los cistoadenomas mucinosos menores de 3 cm son siempre
benignos. El tamaño del tumor, por lo tanto, podría autorizar
un tratamiento expectante en enfermos con riesgo quirúrgico
aumentado, sobre todo si por la ubicación del tumor requieren
una duodenopancreatectomía cefálica. Debido a la localiza-
ción preferente de estos tumores en el cuerpo y la cola del
páncreas, la pancreatectomía izquierda es el procedimiento más
comúnmente utilizado. Si el tumor no muestra evidencias fran-
cas de malignidad, esta operación puede ser realizada sin agre-
gar la esplenectomía (WarshawAL, 1988; Gramática L. 1993).
La supervivencia a 5 años en el caso del cistoadeno-
carcinoma mucinoso sin metástasis supera el 60 %. Por esta
razón, a diferencia de los carcinomas ductales, en el cistoade-
nocarcinoma mucinoso debe indicarse la resección aun cuan-
do exista invasión de la vena porta, ganglios regionales u ór-
ganos vecinos (Gramática L, 1992).
La imposibilidad de diferenciar correctamente un tumor
quístico de un seudoquiste inflamatorio puede conducir al error
de tratar el primero mediante una anastomosis cistodígestíva
Fig, 39-72. Cistoadenoma mucinoso (c) del cuerpo y la cola del páncreas. (Warshaw AL, 1987). La consecuencia inevitable es la recidiva
del quiste neoplásico, y a ella se agregan otras complicaciones
como infección y progresión deí tumor.

Tabla 39-13. Diagnóstico diferencial


entre tumor quístico y seudoquiste

Criterios Tumor quístico Seudoquiste


diagnósticos
Antecedentes Ninguno Antecedentes de inflama-
ción (pancreática aguda o
crónica)
Ecografía y Quistes uniloculares o Uniloculares, sin excre-
tomografía multiloculares; puede cencias papilares; puede
computada haber tabiques o ex- haber tabiques en el seu-
crecencias internas doquiste crónico.
Pancreatogra- Wirsung normal y sin Lesiones del Wirsung en
fía endoscópica comunicación con el la pancreatitis crónica; a
quiste (excepción: ec- menudo comunicación del
lasia ductal mucinosa) Wirsung con el quiste
Características Escasas adherencias Adherencias por inflama-
macroscópicas del quiste a órganos ción aguda o crónica, pán-
vecinos; páncreas ad- creas adyacente compro-
yacente sano metido
Anatomía pato- Presencia de revesti- Ausencia de revestimiento
lógica miento epitelial (in- epitelial (excepción: algu-
constante) nos seudoquistes cróni-
cos)
Análisis del CEA, CA 15-3 y CA Antígenos normales, ami-
contenido quís- 19-9 elevados; amila- lasa elevada
tico sa normal (excepción:
ectasia ductal muci-
Fig. 39-73. Cistoadenocarcinoma del cuerpo pancreático, irregularidad de nosa)
la masa quística y presencia de tabiques internos (/).

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692 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Otros tumores quísticos son los más frecuentes. El linfangioma quístico tiene especial
interés ya que por su aspecto en panal de abejas puede ser
Ectasia ductal mucinosa confundido con el cistoadenoma seroso microquístico. La ci-
rugía está indicada en todos estos tumores debido al riesgo de
Descripta hace pocos años (Ohashi K, 1982), esta lesión complicaciones locales.
consiste inicialmente en una hiperplasia papilar de los con-
ductos pancreáticos, localizada preferentemente en ¡a cabeza,
sobre todo en el proceso unciforme. Algunos autores la han BIBLIOGRAFÍA
considerado una variante de la neoplasia quística mucinosa.
De hecho, su principal característica es una sobreproducción Compagno J, Oertel JE: Mucinous cystic neoplasins of the páncreas
de moco que inunda y obstruye los conductos pancreáticos. El with over latcnt malignancy (cystadenocarcinoma and cysta-
resultado es una dilatación secundaria del sistema ductal, lo- denoma: a clinicopathologic study of 41 cases). Am. J. Path. 69:
calizada o difusa, que lleva a la atrofia y fibrosis progresiva 573-580, 1978.
Fernández del Castillo C, Warshaw AL: Cystic tumors of the páncreas.
del parénquima pancreático. El epitelio ductal hiperplásico Surg. Clin. NorthAm. 75: 1001-1016, 1995.
puede mostrar desde grados leves de atipia hasta un carcinoma Gramática L, Lada PE, Beyrne CD y col.: Distal pancreatectomy with
francamente invasor. spleen preservation. Hepato-gastroenterol. 3: 188, 1993.
Este tumor predomina en el hombre y su mayor incidencia Gramática L, Lada PE, Teyssedou C y col.: Cistoadenocarcinoma de
es después de los 60 años. Los métodos por imágenes pueden cabeza de páncreas. Rev. Argcnt. Cirug. 62: 158-165. 1992.
mostrar pequeñas dilataciones quísticas del sistema ductal, Ohashi K, Murakami Y, Maruyama M: Four cases of mucin-producing
sobre todo a nivel de la cabeza pancreática. La duodenoscopia cáncer of the páncreas on specifie findings of the papilla of Vater.
permite ver la abundante salida de moco a través de una papila Prog. Dig. Endoscopy 20: 348-351, 1982.
dilatada y la pancreatografía endoscópica confirma el diag- Warshaw AL: Conservation of the spleen with distal pancreatectomy.
Aren. Surg. 123: 550-553, 1988.
nóstico, al opacificar los pequeños quistes del sistema ductal, Warshaw AL: Cvstic tumors mistaken for pancreatic pseudocysts.
Tratamiento. Debido a la evolución maligna de esta neo- Ann. Surg. 212: 432-443, 1987.
plasia, la cirugía está indicada. El tratamiento consiste habi- Yamaguchi K, Enjoi M: Cystic neoplasins of the páncreas.
tualmente en la duodenopanoreatectomía cefálica. Dado que Gastroenterology 24: 1934-1943, 1987.
el tumor puede infiltrar difusamente el sistema ductal, resulta
imprescindible, durante la cirugía, demostrar mediante una
biopsia por congelación la indemnidad del páncreas remanente.
FÍSTULAS PANCREÁTICAS EXTERNAS

Tumor papilar-quístico Carlos O campo


Definición. Se establece una fístula cuando existe una co-
También llamado tumor sólido y papilar, se origina en cé-
municación entre dos superficies con epitelio. La comunica-
lulas embrionarias de los conductos pancreáticos y afecta so-
ción entre el sistema ductal pancreático y la piel se denomina
bre todo a mujeres jóvenes. A menudo de gran tamaño, pre-
fístula pancreática externa.
senta al corte áreas de degeneración quística y hemorragia que
alternan con áreas lumorales. A pesar de ser un tumor malig- Etiopatogenia. La fístula pancreática externa se produce
no, con frecuencia aparece encapsulado. Histológicamente, se como consecuencia de una disrupción o solución de continui-
caracteriza por presentar células pequeñas que forman estruc- dad en los conductos pancreáticos. Sus causas más frecuentes
turas microquísticas papilares o sólidas. son las resecciones pancreáticas, los tratamientos percutáneos
o quirúrgicos de las complicaciones locales de la pancreatitis
Los métodos por imágenes demuestran fácilmente el tu-
aguda o crónica y los traumatismos pancreáticos.
mor, así como la existencia de áreas quísticas y sólidas. El
tratamiento indicado es la resección del sector de páncreas Las pancreatectomías parciales (duodenopancreatectomía
donde asienta el tumor. Cuando no hay metástasis, la supervi- o pancreatectomía distal) son en la actualidad la causa más
vencia alejada supera el 80 % de los casos. frecuente de fístula pancreática externa. Esta complicación
ocurre aproximadamente en el 5 al 35 % de los pacientes rese-
cados. Los pacientes con páncreas remanente normal y/o
Wirsung no dilatado tienen mayor riesgo de desarrollar fístulas
Tumores endocrinos quísticos
pancreáticas que los enfermos con páncreas fibrosos y/o
Pueden ser benignos o malignos, así como funcionantes o Wirsung dilatado (Yeo, 1995).
no funcionantes. Su origen es la degeneración quística de tu- La enucleación de tumores neuroendocrinos, sin control
mores originados en células de los islotes de Langerhans. Aun- ecográfico intraoperatorio adecuado, puede producir una le-
que por inmunohistoquímica todos estos tumores producen sión inadvertida del sistema ductal pancreático, y por ende.
péptidos, sólo uno de cada cinco es funcionante. El diagnósti- una fístula pancreática postoperatoria.
co no surge por lo tanto de un síndrome clínico, sino del ha- Las fístulas pancreáticas en la pancreatitis aguda o crónica
llazgo de un tumor mediante los métodos por imágenes. La son secundarias a la cirugía de la necrosis pancreática (necro-
resección pancreática está siempre indicada, y es por lo gene- sectomía) o al drenaje quirúrgico o percutáneo de abscesos o
ral el examen anatomopatológico de la pieza el que establece seudoquistes (Fielding, 1989).
la naturaleza endocrina del tumor quístico. El tratamiento de los traumatismos severos de páncreas
mediante drenaje y sutura simple ha sido históricamente una
causa frecuente de fístula pancreática externa (Jordán, 1970).
Tumores quísticos de origen conectivo La tendencia actual de resecar el páncreas en estos casos con-
tribuyó a disminuir las cifras de fístulas secundarias a trauma-
Dentro de su extrema rareza, los tumores de origen vascular tismos. Por último, la lesión inadvertida del páncreas, al resé-

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39. PÁNCREAS 693

car órganos vecinos como el bazo y el colon, también puede Fistulografía. Si bien las amilasas elevadas en el líquido
provocar una fístula pancreática externa. de drenaje pueden diagnosticar la fístula pancreática externa,
Fisiopatología. Las consecuencias más importantes de la en caso de duda es necesario demostrar la comunicación del
pérdida continua de líquido pancreático son las alteraciones trayecto con el Wirsung. Esto se logra inyectando suficiente
del medio interno y la digestión de la piel. En fístulas de alto cantidad de contraste a través del tubo de drenaje hasta relle-
débito, la pérdida de líquidos y electrólitos por el jugo nar el sistema canalicular pancreático (fig. 39-74).
pancreático (tabla 39-14) puede producir distintos trastornos La fistulografía también es útil para determinar si la fístula
del medio interno. Uno de los más comunes es la acidosis está bien dirigida hacia el exterior. En fístulas pancreáticas
metabólica, que en algunos casos requiere corrección con bi- parcialmente dirigidas se forma una cavidad intermedia que
carbonato. El contacto prolongado del jugo pancreático con la se detecta fácilmente en la fistulografía.
piel provoca irritación y erosión de ésta. Colangiopancreatografía endoscópica retrógrada. Este
método no sólo puede confirmar la presencia de la fístula, sino
Tabla 39-14. Caracteres fisicoquímicos también su localización precisa en relación con el conducto de
del jugo pancreático normal Wirsung, así como el estado de la porción proximal del con-
ducto. Su uso está prácticamente limitado a aquellas fístulas
Volumen 1350 ml/24hs. que requieren tratamiento quirúrgico o endoscópico para su
pH 8,3 - 8,6 resolución.
Sodio 134 - 142 mEq/l Historia natural y complicaciones evolutivas. Las com-
Potasio 4,7 - 5,4 mEq/I plicaciones evolutivas más comunes de la fístula pancreática
Calcio 0.4 - 4,7 mEq/l
35 - 97 mEq/l
son ¡a infección, la hemorragia, la erosión de una viscera hue-
Cloro
Bicarbonato 34 - 74 mEq/l ca y la formación de un seudoquiste. La infección es la com-
Proteínas 0.8 g/dl plicación más frecuente y en la mayoría de los casos se debe a
un drenaje insuficiente de la fístula. Frente a la salida de pus
por los drenajes o signos de infección, se deben realizar estu-
Diagnóstico. Se establece cuando se constata la salida de dios (fistulografía, ecografía o tomografía) para descartar una
líquido pancreático franco o de líquido con concentraciones cavidad intermedia o una colección asociada.
de amilasa 3 (o más) veces superiores a la del plasma, ya sea Una de las complicaciones más graves es la hemorragia, la
por catéteres, tubos de drenaje o herida quirúrgica. cual se produce por la erosión de arterias o venas por el jugo
Presentación clínica. Existen dos formas de presentación pancreático. La erosión de una viscera hueca adyacente y la
clínica de la fístula pancreática externa. En la primera, el lí- formación de seudoquiste son complicaciones menos frecuen-
quido pancreático aparece espontáneamente por un tubo de tes, que habitualmente requieren tratamiento quirúrgico.
drenaje o por la herida quirúrgica. En la segunda, el líquido Tratamiento. Una vez diagnosticada la fístula, se debe
recién se exterioriza después del drenaje de una colección lí- establecer si está bien dirigida al exterior o no. Esta informa-
quida o de un absceso intraabdominal. ción se obtiene habitualmente por fistulografía y ecografía o
Laboratorio. La concentración de amilasa en el líquido de tomografía. En fístulas mal dirigidas al exterior, los métodos
la fístula siempre es superior a la concentración de amilasa en por imágenes pueden mostrar líquido libre abdominal, colec-
el plasma. Sin embargo, no hay un valor absoluto, ya que la ción o cavidad intermedia. Ante la presencia de líquido
cifra de amilasa en el líquido de la fístula es variable y depen- pancreático libre intraabdominal, el drenaje quirúrgico y la
de del volumen y de la presencia de otros líquidos que diluyen resolución de la causa que dio origen a la fístula constituyen
el jugo pancreático. el tratamiento de elección. Cuando se constata colección, abs-

Fig. 39-74. Fistulografía posterior al drenaje de un absceso


pancreático. La inyección de sustancia de contraste a través del
drenaje muestra la comunicación del absceso con el conducto de
Wirsung. D: duodeno; Dr: Drenaje; W. Wirsung.

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694 SECCIÓN VI. ABDOMEN

ceso o cavidad intermedia asociada, el tratamiento inicial es el


drenaje percutáneo de éstos. En pacientes con cavidad inter-
media grande o con recesos, por lo general es necesario colo-
car más de un catéter, mediante control radioscópico, para ase-
gurar su evacuación completa.
En fístulas bien dirigidas al exterior se debe establecer si
son de bajo débito o de alto débito. Si el volumen diario supe-
ra los 200 mi, se consideran fístulas de alto débito. En las
fístulas de bajo débito (menores de 200 mi), el cierre espontá-
neo se logra en su mayoría mediante el mantenimiento de una
correcta posición y permeabilidad de los catéteres o tubos de
drenaje. En fístulas de alto débito (mayores de 200 ml), ade-
más del cuidado del drenaje o catéter, se deben tener en cuenta
medidas terapéuticas adicionales, tales como la corrección del
medio interno, la protección de la piel y el soporte nutricional
adecuado.
Para evitar la erosión de la piel se usan aislantes, como la
pasta de karaya o bolsas de ileostomías con adhesivos cutá-
Fig. 39-75. Fístula pancreática persistente postesplenopancrcatectomía por
neos. Si existe tránsito intestinal conservado, la vía oral o la pancreatitis crónica. A: colédoco; B: Wirsung dilatado; C: cálculo que obs-
enteral es preferible a la parenteral, ya que mantiene el trofismo truye el flujo pancreático anterógrado; D: tubo de drenaje que recoge el
intestinal. líquido pancreático. Las flechas señalan la dirección del flujo de líquido
En fístulas pancreáticas con volúmenes superiores a 100 pancreático.
ml es útil el agregado de somatostatina o de sus análogos para
disminuir la secreción pancreática. Su utilización acelera el
tiempo de cicatrización en fístulas de alto débito; sin embar- resección del sector pancreático aislado o del páncreas rema-
go, aún no está definitivamente aclarado si aumenta o no el nente, y 2) la anastomosis del seudoquiste o del extremo
índice de curaciones (Prinz, 1988). proximal de la fístula con el tracto gastrointestinal. En años
Indicaciones quirúrgicas. Existen dos tipos de fístulas recientes, como alternativa al tratamiento quirúrgico en estos
pancreáticas que habitualmente requieren cirugía para su re- pacientes, se ha propuesto el tratamiento endoscópico. Este
solución: las que se asocian con: a) obstrucción proximal del consiste en la colocación de drenajes nasopancreáticos y stents
conducto de Wirsung (fig. 39-75); o b) parénquimapancreático transpapilares. Sin embargo, la experiencia es aún escasa para
izquierdo aislado del tracto gastrointestinal por sección del llegar a conclusiones definitivas (Kozarek, 1991).
conducto pancreático y comunicado al exterior a través de un Profilaxis. Sin duda, el tratamiento más efectivo de la
seudoquiste (fig. 39-76). En ambos casos el tratamiento médi- fístula pancreática es su prevención. La disminución de la
co es insuficiente para curar la fístula y las dos opciones tera- secreción pancreática exocrina en el preoperatorio mediante
péuticas, comunes a ambas situaciones clínicas, son: I) la somatostatina o radiación externa es el método más usado para

Fig. 39-76. Fístula pancreática per-


sistente posdrenaje percutáneo de
seudoquiste por pancreatitis aguda.
A: cabeza del páncreas, B: cola del
páncreas; C: Wirsung; D: seudo-
quiste; E: drenaje percutáneo que
recoge el líquido pancreático. Las
flechas señalan la dirección del flu-
jo de líquido pancreático.

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39. PÁNCREAS 695

la profilaxis de la fístula pancreática secundaria a resecciones BIBLIOGRAFÍA


pancreáticas.
Existen sólo dos trabajos prospectivos y aleatorizados que
parecen demostrar una reducción en la incidencia de fístula Buchler M, Friess H, Klempa I, et al.: Role of octeotride in trie
pancreática, con respecto al grupo control, cuando los enfer- prevention of postoperative complications following pancreatic
resection. Am. J. Surg. 163: 125-131, 1992.
mos sor tratados con análogos sintéticos de la somatostatina Cullen L, Sarr M, Ilstrup D: Pancreatic anastomotic leak after
(octeotride) (Montorsi, 1995; Buchler, 1992). pancreaticoduodenectomy: incidence, significance, and
El uso de la radiación externa se basa en el hecho de que management. Am. J. Surg. 168: 295-298, 1994.
las células acinares son más radiosensibles que las células in- Fielding GA, Mclatchie GR, Wilson C. Imrie C. Cárter D: Acute
sulares: sin embargo, no hay suficientes datos publicados como pancreatitis and pancreatic fístula formation. Br. J. Surg. 76: 1126-
para definir su papel en la profilaxis de la fístula pancreática 1128,1989.
(Ishikawa, 1991). Ishikawa O, Ohigashi H, Imaoka S, et al.: Concomitant benefit of
Por último, a pesar de los intentos de prevenir la fístula preoperative irradiation in preventing páncreas fístula formation
pancreática mediante somatostatina o radiación externa, no se after pancreaticoduodenectomy. Arch. Surg. 126:885-889, 1991.
Kozarek R, Bal) T, Patterson D, Freeny P, Traverso W: Bndoscopic
debe olvidar que una técnica quirúrgica depurada y una ade- transpapillary therapy for disrupted pancreatic duct and
cuada selección de pacientes para tratamientos percutáneos son peripancreatic fluid collections. Gastroenterologv 100: Í362-
los aspectos esenciales en la prevención de la fístula pancreática 1370, 1991.
externa. Montorsi M. Zago M, Mosca F, et al.: Efficacy of octeotride in the
Pronóstico. Depende de la etiología, de la presencia de prevention of pancreatic fístula after elective pancreatic
fístula intestinal asociada y del desarrollo de complicaciones resections: A prospective, controlled, randomized clinical trial.
(hemorragia, infección). En fístulas pancreáticas puras, bien Surgery 1995, 177:26-31.
dirigidas, el cierre espontáneo se logra en la mayoría de los Prinz RA, Pickleman J, Hoffman JP: Treatment of pancreatic
casos con tratamiento médico. Por el contrario, en fístulas cutaneous fístulas with a somatostatin analog. Am. J. Surg. 155:
36-42, 1988.
pancreáticas mal dirigidas o asociadas a fístulas intestinales Yeo Ch, Cameron J, Maher M, Sauter P, et al.: A prospective
es frecuente la aparición de complicaciones. En estas últimas randomized trial of pancreaticogastrostomy versus pancreatico-
la morbilidad oscila alrededor del 40 % de los casos y la mor- jejunostomy after pancreaticoduodenectomy. Ann. Surg. 222: 580-
talidad alcanza el 20 % (Cullen, 1994). 592, 1995.

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Bazo
Jorge L. Corbelle (h.) media que contiene ramas vasculares de la anterior, y la
periférica con pequeños vasos que configuran una arborización.
Embriología y anatomía. Embriológicamente el bazo tie- En todas estas regiones hay pulpa roja y blanca, pero desde el
ne un origen mesodérmico, a nivel del mesogastrio dorsal y punto de vista hemostático, una lesión periférica requeriría
con participación del epitelio celómico del mesenterio dorsal. sustancias hemostáticas y adhesivas a base de fibrina y fibras
Su presencia se constata a partir de la 5a semana de gestación, de colágeno, mientras que si la efracción del parénquima se
cuando el estómago comienza su rotación en el estado profundiza hacia la región intermedia, este tipo de hemostasia
embrionario de 6 mm. Al 6- mes se observan la pulpa roja y la
blanca.
Anatómicamente se ubica en el hipocondrio izquierdo en
relación con el diafragma, el estómago, el páncreas y la glán-
dula suprarrenal y el riñon izquierdo, el ángulo esplénico del
colon y las costillas 9 a a 11a. Sus dimensiones son 4 x 7 x 1 1
cm, con un peso medio de 150-170 g, observándose bazos
normales de 50 g y hasta 400 g.
La cirugía del bazo se relaciona con sus ocho ligamentos:
gastroesplénico (que contiene los vasos cortos y los gastro-
epiploicos izquierdos), esplenorrenal, pancreaticoesplénico
(ambos en relación con los vasos esplénicos y la cola del
páncreas), esplenofrénico, esplenocólico, la hoja preesplénica
(ambos muy próximos a los vasos gastroepiploicos izquier-
dos), frenocólico y pancreaticocólico, describiéndose entre tres
y ocho denominados menores. Estos ligamentos pueden com-
plicar una esplenectomía ya que su tracción excesiva desenca-
dena una ruptura de la cápsula esplénica, que puede asociarse
al desgarro de pedículos vasculares anatómicamente relacio-
nados. Cuando son excesivamente largos y laxos dan origen a
una ptosis del órgano, también denominada bazo errante
("wandering spleen").
La arteria esplénica se origina en el tronco celíaco (en el
2 % de los casos es rama directa de la aorta) y las ramas prin-
cipales para el bazo pueden nacer a distancia del mismo o muy
próximas al hilio. Generalmente son dos ramas, la superior y
la inferior, aunque en ocasiones existe una rama media (trifur-
cación). Del tronco principal o de la rama inferior nace la arte-
ria gastroepiploica izquierda y de la superior ios vasos cortos.
Cada rama da origen a las arterias polares y mesoesplénicas
superiores e inferiores. Las venas siguen idéntica distribución.
El bazo presenta una estructura segmentaria perpendicu-
lar al eje del órgano. En el 84 % de los casos los segmentos
son dos: superior e inferior, separados por un plano pobre-
mente vascularizado, y en el 16 % restante puede observarse
también un segmento medio. Se describen subsegmentos cu-
yos planos de separación son oblicuos y que frecuentemente
no atraviesan todo el parénquima (Skandalakis y col., 1993) V. gastroepiploica izq.
(fig 40-1). Esta constitución posibilita las resecciones parcia-
les (polarectomías, hemiesplenectomías). Fig. 40-1. Anatomía del bazo. La segmentación comprende en el 84 % de
Desde el hilio hacia la periferia del órgano se describen los casos dos hemibazos, y la vascularización se distribuye en territorios
tres zonas concéntricas: la hiliar con grandes vasos, la inter- que se disponen en pilas de monedas (subsegmentos).

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40. BAZO 697

sería insuficiente por la presencia de ramas vasculares que re- Forma parte del sistema inmune y cumple funciones es-
querirían una o más ligaduras. pecíficas que el organismo tarda en reemplazar parcialmente,
El bazo ectópico es una anomalía de desarrollo en la cual en lo que respecta sobre todo a la actividad opsonizante y a la
el órgano se encuentra acolado al ovario o testículo izquier- defensa ante bacterias capsuladas como el Streptococcus
dos, en el retroperitoneo pélvico o el escroto. Se explica por el pneumoniae, la Neisseria meningitidis, el Hemophilus
desarrollo embriológico del brote esplénico, que se adhiere a influenzae, algunas Salmoneüa tiphy patógenas y virus como
la gónada izquierda y desciende con ella, constituyendo una el citomegalovirus, el del herpes y el virus de la influenza. La
verdadera ptosis esplénica. esplenectomía desencadena un desequilibrio en el sistema
Los bazos accesorios pueden localizarse en el hilio inmunológico cuando al mes de la cirugía los títulos de
esplénico, a lo largo de la arteria esplénica o en el epiplón inmunoglobulinas G producidas en el bazo disminuyen paula-
mayor; el bazo normal se halla en su posición habitual. Esfe tinamente. A partir del quinto año de efectuad a la esplenectomía
concepto es de suma importancia ya que una esplenectomía se recupera en grado variable esta función.
que no incluya la exploración de bazos accesorios implica el
riesgo de un fracaso terapéutico en patologías como la esfe-
rocitosis hereditaria, la púrpura trombocitopénica idiopática,
etcétera. HIPERESPLENISMO
Las esplenosis peritoneal y pleural son secundarias a una
Se define como una hiperfunción esplénica que debe cum-
ruptura traumática oculta o iatrogénica que pasó inadvertida y
plir con los siguientes requisitos: esplenomegalia, disminu-
que curó espontáneamente. El tejido esplénico de la esplenosis
ción en el recuento periférico de una o más células sanguí-
no tiene cápsula y esto la diferencia de los bazos accesorios.
neas, estado de hiperplasia medular compensadora y normali-
Histología y fisiología. Histológicamente presenta dos zación del recuento hemoperiférico después de la
componentes: la pulpa blanca y la roja, por las cuales se cons- esplenectomía. No toda esplenomegalia cursa con hiperesple-
truye un complejo sistema de circulación. La pulpa blanca, nismo. La mayoría de los hiperesplenismos son secundarios a
formada por nodulos llamados de Malpighi, contiene funda- otras enfermedades, pero también puede ser primario. Este úl-
mentalmente linfocitos B. La arteria esplénica se ramifica en timo suele ocurrir en mujeres y el tratamiento más efectivo es
colaterales trabeculares que a su vez dan origen a las arterias la esplenectomía. Las enfermedades asociadas a hiper-
centrales, que tienen la particularidad de estar rodeadas de esplenismo secundario incluyen las relacionadas a hipertensión
linfocitos T. De estas arterias nacen las foliculares, que llevan venosa (hipertensión portal, trombosis de vena esplénica e in-
sangre pobre en células a los folículos de Malpighi. suficiencia cardíaca congestiva severa), neoplasia (leucemias
La pulpa roja consta de dos estructuras: los cordones de crónicas y linfomas), enfermedades inflamatorias crónicas
Billroth, formados por una malla de células reticulares y (lupus eritematoso sistémico, sarcoidosis y síndrome de Felty),
macrófagos fijos, y los sinusoides, que son trayectos vasculares anormalidades metabólicas (amiloidosis, enfermedad de
que se anastomosan entre sí. Las arterias centrales que aban- Gaucher y enfermedad de Niemann-Pick), infecciones (mono-
donan la pulpa blanca llevan sangre rica en células y pobre en nucleosis, endocarditis bacteriana, micosis), y ocasionalmen-
plasma y se dividen formando las arterias penicilares en la te en la policitemia vera y mielofibrosis con metaplasia
pulpa roja. Las células flemáticas sufren el primer filtrado a mieloidea.
través de la intrincada malla de reticulocitos y macrófagos,
Aunque cada entidad anatomoclínica es diferente, el me-
mientras que el segundo filtro lo constituyen las paredes de
canismo general por el que se llega al hiperesplenismo es como
los senos venosos: los elementos formes de la sangre deben
consecuencia de un aumento del secuestro sanguíneo en el
abrirse paso a través de ellas y de esa manera ingresan a la
bazo. Esto puede ocurrir por obstrucción venosa (trombosis
circulación venosa.
de la vena esplénica) o por aumento de la presión venosa, como
La punción citológica aspirativa percutánea y la punción- ocurre en la hipertensión portal. La congestión venosa tam-
biopsia efectuada por laparoscopia permiten reconocer las cé- bién puede ser secundaria a una variedad de enfermedades
lulas o la histoarquitectura normal así como diagnosticar di- inflamatorias o trastornos metabólicos.
versas patologías: los linfomas, la hematopoyesis extramedular, La decisión de la esplenectomía como tratamiento está
etc. La sensibilidad de estos métodos depende de la patología basada en la magnitud de los síntomas relacionados con el
investigada, aunque en ocasiones sólo la esplenectomía y su hiperesplenismo y el riesgo relativo de la operación. Durante
estudio anatomopatológico permiten confirmar la enfermedad. la esplenectomía por hiperesplenismo, que habitualmente se
El bazo es el responsable principal de la función hemo- asocia a trombopenia, el cirujano debe ligar primero la arteria
clástica o hemocaterética fundamentalmente de los glóbulos esplénica para evitar una mayor secuestración y en ese mo-
rojos: cuando éstos atraviesan la pulpa roja, los elementos en- mento debe iniciarse la infusión parenteral de plaquetas con el
vejecidos o deformados son reconocidos y fagocitados (fun- fin de elevar su recuento y lograr una normofuncíón
ción "culling"); también se les extraen inclusiones (cuerpos hemostática en la última fase de la cirugía y en el postoperatorio
de Heinz, corpúsculos de Howell-Jolly, etc.) sin destruirlos inmediato.
(función "pitting"), si bien esto los vuelve más rígidos y facti-
bles de destrucción posterior. Por ello los pacientes esplenecto-
mizados presentan hematíes con corpúsculos de Howell-Jolly,
que son pequeños restos nucleares, y un 12 % a un 50 % de INDICACIONES QUIRÚRGICAS DE LA
sus hematíes muestran "pits" u hoyos en la superficie, cuando ESPLENECTOMÍA
normalmente se encuentran menos de 1 %, ya que son elimi-
nados por el bazo normal. Las indicaciones de la esplenectomía comprenden algunas
Es un órgano hemopoyético durante la etapa fetal pero tam- enfermedades hematológicas y tesaurismosis, las patologías
bién durante ciertas afecciones en las cuales se desarrolla una propias del bazo (quistes hidatídicos, seudoquistes, tumores
hemopoyesis extramedular. primitivos, etc.), las roturas espontáneas que se originan en

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698 SECCIÓN VI. ABDOMEN

bazos patológicos y las resecciones oncológicas radicales (cán- tarán aquellas en las que puede llegar a indicarse una esplenec-
cer de estómago, de colon). tomía.
La esplenectomía puede desencadenar complicaciones gra- En la B-talasemia mayor (anemia de Cooley) no puede
ves, entre las cuales se destacan el riesgo aumentado a las in- sintetizarse la HbA y existe una formación excesiva de HbF y
fecciones y la trombosis del sistema venoso portal. HbA r Se indican transfusiones para elevar la hemoglobina y
lograr un mejor crecimiento del niño, reducir la absorción de
hierro en el tubo digestivo y frenar la actividad hematopoyética.
Enfermedades hematológicas Cuando los requerimientos de concentrados de hematíes para
lograr niveles aceptables de hemoglobina superan los 250 mi/
La indicación de la esplenectomía en estas entidades tiene kg de peso/año se indica la esplenectomía con la intención de
diferentes objetivos, dependiendo de la enfermedad. reducir la destrucción eritrocitaria y disminuir los requerimien-
Esferocitosis hereditaria, ictericia hemolítica congéni- tos transfusionalcs.
ta o enfermedad de Minkowski-Chauffard. Es una anemia En la variedad de a-talasemia con carencia de 3 de los 4
hemolítica hereditaria que se transmite de modo autosómico genes encargados de regular la síntesis de las cadenas a el
dominante con expresividad clínica variable. El déficit en la paciente presenta HbH; cursa con anemia y una gran espleno-
síntesis de algunas proteínas que conforman el citoesqueleto megalia. Además de las transfusiones se indica la esplenec-
eritrocitario desencadena la forma esférica. Los esferocitos son tomía.
poco deformables y quedan atrapados en la fina circulación La anemia drepanocítica afecta fundamentalmente a los
del bazo. individuos de raza negra. Los glóbulos rojos contienen HbS y
La tríada clínica incluye anemia, esplenomegalia e icteri- HbF pero no HbA. Los heterocigotos portan la enfermedad y
cia sin coluria (hiperbilirrubinemia indirecta). Pueden asociarse se encuentran protegidos contra el paludismo, mientras que
alteraciones óseas, úlceras en los miembros inferiores y crisis los homocigotos presentan la enfermedad con anemia,
aplásicas o hemolíticas. La litiasis vesicular es muy frecuente hemolisis, esplenomegalia y microinfartos que pueden provo-
y se debe a la sobrecarga de bilirrubina que origina cálculos car intensos dolores óseos y esplénicos; en estos casos se indi-
de bilirrubinato de calcio. Las manifestaciones clínicas varían ca la esplenectomía.
ampliamente entre los sujetos que padecen la enfermedad y en Anemia hemolítica por anticuerpos calientes. Es la va-
un mismo individuo a lo largo de su vida. riedad más frecuente de anemia hemolítica autoinmune (80 %
La esplenectomía está indicada en los pacientes con cua- de los casos). Predomina en mujeres de cualquier edad, des-
dros de anemia difíciles de controlar clínicamente. Electiva- cribiéndose cuadros clínicos asintomáticos y otros floridos con
mente los pacientes deben superar los 6 años de edad para fiebre, ictericia, palidez y astenia. Si se asocia trombocitopenia
reducir el riesgo de sepsis postesplenectomía, pero si se pre- autoinmune constituye el síndrome de Evans. El 50-60 % de
sentan crisis aplásicas o hemolíticas frecuentes y se altera el los casos responden a la prednisona; si se requieren dosis de
crecimiento del niño se la indica con anterioridad. La esple- mantenimiento para controlar la remisión mayores de 15 mg/
nectomía es el tratamiento de elección; sin embargo, existen día o si aparecen efectos adversos graves debido a los corticoi-
casos en los cuales la sintomatología no mejora totalmente, lo des se indica la esplenectomía, particularmente si los estudios
cual debe orientar a un error diagnóstico o a la presencia de con 5lCr muestran una captación esplénica de los glóbulos ro-
bazos accesorios. Las esplenomegalias dolorosas también tie- jos.
nen indicación de esplenectomía, alejada de los períodos de Púrpura trombocitopénica idiopática o enfermedad de
crisis hemolíticas. Debe evaluarse la coexistencia de una litiasis Werlhof. Es una enfermedad frecuente que predomina en las
vesicular. mujeres y se manifiesta a cualquier edad. Presenta dos formas
La eliptocitosis hereditaria consiste en anomalías de la clínicas: 1) aguda, de presentación infantil, con un comienzo
membrana debidas a alteraciones de las proteínas del brusco asociado a púrpuras; frecuentemente existe un antece-
citoesqueleto. Comprenden formas asintomáticas hasta aque- dente infeccioso y en la mayor parte de los casos cura sola, y
llas con episodios hemolíticos y anemias pronunciadas en las 2) crónica de comienzo en los adultos y cuyas manifestacio-
cuales se indica la esplenectomía que puede aliviar totalmente nes clínicas iniciales son difíciles de precisar; evoluciona en
la sintomatología. brotes con hemorragias cutáneas (petcquias, equimosis) o
Anemias hemolíticas eritroenzimopáticas. Conforman un mucosas (gingivorragias, epistaxis, menorragias) espontáneas
grupo de anemias hereditarias en las que existe un fallo y en ocasiones en el sistema nervioso (hemorragia subaracnoi-
enzimático; la mayoría se transmite en forma autosómica dea), en el riñon (hematuria), etc. La esplenomegalia es poco
recesiva. La más frecuente entre aquellas que mejoran con la frecuente.
esplenectomía es causada por el déficit de piru vatocinasa, que El origen es autoinmune por anticuerpos (IgG) producidos
se diagnostica en la infancia y es bien tolerada; presenta estig- principalmente en el bazo. La esplenectomía es eficaz a través
mas faciales, esplenomegalia y litiasis vesicular constante en de dos mecanismos: la reducción del título de anticuerpos
todos los individuos mayores de 10 años. Otras enzimopatías antiplaquetas y la exéresis del órgano que las secuestra y des-
raras que mejoran con la esplenectomía son las deficitarias en truye. Se indica si luego de 6 a 8 meses de tratamiento con
hexocinasa glucosa-fosfatoisomerasa, fosfogliceratocinasa y prednisona no se consiguió la remisión o si para lograr este
pirimidín 5-nucleotidasa. objetivo se requieren altas dosis. Las remisiones espontáneas
Anemias hemolíticas por hemoglobinopatías. Las después de los primeros 6 meses de enfermedad son muy poco
hemoglobinas que se encuentran normalmente en humanos son frecuentes. En ocasiones el estudio con plaquetas marcadas
la HbÁ (alfa2-B3), que comprende un 95-97 % del total, la HbA2 con 51Cr demuestra una gran secuestración hepática, lo que
(alfa2-d2). que normalmente es inferior al 3 %, y una mínima can- orientaría a un fracaso de la esplenectomía; de hecho, un 5 a
tidad de la HbF (alfa2-y2). Las anemias hemolíticas por hemoglo- 20 % de los pacientes esplcnectomizados no mejoran y en es-
binopatías son hereditarias y se deben a un trastorno en la tos casos se deben indicar inmunosupresores.
síntesis de la fracción polipeptídica de la hemoglobina. Se tra- La existencia de una forma clínica grave que se manifiesta

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40. BAZO 699

durante el embarazo orientaría a efectuar la esplenectomía elec- ficación. También los ganglios pueden estar afectados sin que
tiva en las adolescentes próximas a la menarca. su tamaño haya aumentado.
Otras trombocitopenias. En la púrpura trombótica trom- La laparotomía exploradora con esplenectomía es la única
bocitopénica y en las trombocitopatías hereditarias como el manera de confirmar el compromiso esplénico y de evaluar el
síndrome de Wiskott-Aldrich y el síndrome de Bernard-Soulier hígado y los ganglios infradiafragmáticos con certeza. Esta
la esplenectomía tiene indicación en caso de trombopenias indicación es actualmente muy controvertida, y fue introduci-
marcadas con lo cual el cuadro clínico mejora por un tiempo da por el grupo de cirugía oncológica de la Universidad de
variable. Stanford (Glanstein y col., 1969). El procedimiento aumenta
Neutropenia cíclica. Es una enfermedad de transmisión la precisión diagnóstica, brinda una estadificación más
autosómica dominante con penetración variable. Se manifies- confiable (frecuentemente la estadificación preoperatoria cam-
ta en brotes de 2 a 10 días de duración a intervalos regulares bia luego de la laparotomía exploradora) y posibilita la
cada 14 a 45 días. Los pacientes presentan anorexia, astenia, transposición de los ovarios para protegerlos de la radiotera-
fiebre, artralgias, adenopatías y a veces cuadros sépticos gra- pia. También contribuyó al mejor conocimiento de la enfer-
ves. Algunos mejoran sustancialmente con la esplenectomía. medad. La mortalidad es de hasta un 1 % y la morbilidad del
Síndromes mieloproliferativos crónicos. Éste grupo de 10 %. La indicación se fundamentaba en la necesidad de con-
afecciones abarca entidades que tienen un origen clonal en la firmar el compromiso abdominal y su extensión antes de un
célula hematopoyética pluripotencial: la policitemia vera, la esquema de radioterapia; por ejemplo: en un paciente con un
trombocitemia esencial, la leucemia mieloide crónica y la estadio clínico I o II supradiafragmático, hallazgos positivos
mielofibrosis idiopática (metaplasia mieloide agnógena del quirúrgicos infradiafragmáticos serían importantísimos ante
bazo), de las cuales estas dos últimas son de nuestro interés. un esquema preferencial de radioterapia, pero si el paciente
Los procesos mieloproliferativos presentan una diátesis trom- ingresase en un protocolo de quimioterapia, la laparotomía
bótica capaz de desencadenar infartos csplénicos que se mani- exploradora sería muy discutida. No se indica en pacientes en
fiestan clínicamente por dolor en el hipocondrio y en el hom- estadio IV pues no se deducen beneficios terapéuticos; tam-
bro izquierdos; estos infartos pueden degenerar en seudoquistes poco en aquellos con gran deterioro de] estado general por el
o infectarse. incremento del riesgo quirúrgico. Con el desarrollo de nuevas
La leucemia mieloide crónica se caracteriza por la prolife- técnicas de imágenes, el valor de la estadificación por laparo-
ración de la serie granulocítica; la esplenectomía se indica en tomía es muy controvertido y algunas instituciones la evitan
las esplenomegalias gigantes, molestas y dolorosas, con infar- en todos los casos.
tos esplénicos o bien en ocasiones como parte del tratamiento Linfomas no Hodgkin. La localización extralinfática ini-
quimioterápico en los pacientes en fase crónica. cial y aislada se presenta en el 13 % de los casos; el linfoma
La mielofibrosis primaria (metaplasia mieloide agnógena primario de bazo es el tumor maligno más frecuente de este
del bazo) presenta esplenomegalias gigantes con bazos que órgano. En la estadificación de la extensión de la enfermedad
llegan a pesar 3 kg; la esplenectomía puede mejorar la cabe la posibilidad de la laparotomía exploradora con las ven-
pancitopeniaporhipersecuestración demostrable mediante los tajas y controversias que se plantean para la enfermedad de
estudios radioisotópicos; también se la indica en las Hodgkin. La esplenectomía es el único medio diagnóstico del
esplenomegalias muy sintomáticas. linfoma primario de bazo y constituye su tratamiento.
Síndromes linfoproliferativos crónicos de expresión
leucémica. Se incluye un grupo heterogéneo de enfermeda-
des de origen linfoide, crónicas y con elementos linfoides Tesaurismosis
atípicos en la sangre periférica.
En la leucemia linfática crónica, la esplenectomía puede En la enfermedad de Gaucher se produce una acumula-
indicarse por esplenomegalias muy sintomáticas o bien en los ción de glucocerebrósidos por déficit de B-glucosidasa y en la
casos de anemia y/o trombocitopenia autoinmune que no res- enfermedad de Niemann-Pick de esfingomielina por déficit de
ponden a la prednisona y a la quimioterapia. esfingomielinasa. En la primera de ellas se describe la célula
En algunos pacientes con leucemia linfática de tipo - de Gaucher y en la segunda las células espumosas que se acu-
prolinfocítico la esplenectomía puede beneficiarlos junto a la mulan en distintos tejidos, aunque fundamentalmente en el
quimioterapia. hígado, el bazo, los ganglios linfáticos y la médula ósea; la
En la tricoleucemia, la esplenectomía es considerada el esplenomegalia puede causar una trombocitopenia por
tratamiento de elección en caso de esplenomegalia sintomáti- hiperesplenismo y en tal caso se indica la esplenectomía.
ca, resolviéndose también la leucopenia y la trombocitopenia.
En ocasiones los pacientes no responden a esta medida tera-
péutica. Patologías propias del bazo
Enfermedad de Hodgkin. Se define anatomopatológica-
mente a esta enfermedad por la prescencia de células gigantes Absceso esplénico. Es una entidad clínica poco frecuente.
multinucleadas de Red-Sternberg en el tejido linfoideo anor- La sobrevida está relacionada con un diagnóstico precoz, si
mal. Puede desarrollarse en cualquier tejido 'lonfoideo. Para no es tratada tiene un 100 % de mortalidad. Se manifiesta por
considerarlo involucrado se debe constatar esplenomegalia fiebre, esplenomegalia, leucocitosis y en ocasiones dolor en el
clínica, por tomografía computada o por una gammagrafía hipocondrio izquierdo, el hemitórax o el hombro homolaterales.
esplénica anormal; sin embargo, el 75 % de los bazos palpa- El diagnóstico se realiza por ecografía o tomografía computa-
bles presentan la enfermedad y el 30 % de los que se conside- da (fig. 40-2). Un paciente séptico internado en la unidad de
ran clínicamente indemnes tienen focos de la misma. De he- cuidados intensivos que presenta una trombocitosis inexplica-
cho, el peso promedio de los bazos positivos es de 415 g, pero ble y un derrame pleural izquierdo persistente debe ser eva-
se constatan bazos de 100 g afectados por esta enfermedad. La luado con una tomografía computada para descartar un absce-
biopsia hepática es un elemento fundamental para la estadi- so esplénico (Ho y Wisner, 1993).

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700 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Fig. 40-2. Absceso esplénico. Tomografía computada. Fig. 40-3. Drenaje percutáneo de un absceso esplénico.

La causa más frecuente es la endocarditis bacteriana y se- Tumores. El linfangioma quístico esplénico es congénito
cundariamente el infarto esplénico (por embolia, o en las y puede asociarse a otras localizaciones abdominales o a mal-
esplenomegalias de los procesos mieloproliferativos, etc.) y formaciones congcnitas como el linfedema primario y algu-
los hematomas postraumáticos (Nelken y col, 1987); en la ac- nos tumores vasculares. Generalmente es único y en el 20 %
tualidad se observa en pacientes críticos internados en las uni- de los casos son uniloculares.
dades de cuidados intensivos. (done by 007) Los hemangiomas cavernosos pueden complicarse con
Los gérmenes cultivados incluyen el estreptococo, el esta- hiperesplenismo e hipofibrinogenemia que cede con la esple-
filococo, el enterococo, las enterobacterias, los bacteroides y nectomía o bien con una rotura y hemoperitoneo.
la candida. Los hamartomas no son capsulados, por lo cual están en
Además de la antibioticoterapia específica se debe reali- contacto con el tejido esplénico normal. Se clasifican en
zar la esplenectomía o bien el drenaje percutáneo, procedi- foliculares, cordonales o fibrosos según su histología. Los pe-
miento con menor morbimortalidad ya que evita la cirugía y queños constituyen hallazgos anatomopatológicos en necrop-
permite conservar el parénquima esplénico (fig. 40-3). Si el sias o en esplenectomías, pero los de mayor tamaño desenca-
paciente presenta otros focos infecciosos abdominales deberá denan una esplenomegalia sintomática con dolor e hiperesple-
evaluarse la posibilidad de una cirugía o de drenajes percu- nismo.
táneos múltiples. Los fibrosarcomas y los angiosarcomas son excepciona-
Quistes no parasitarios. Abarcan los epiteliales o epider- les; un tercio de los últimos se complican por roturas espontá-
moides, los dermoides, los mesoteliales simples o con meta- neas.
plasia malpighiana y los linfangiomas quísticos. La variedad Los linfornas y la enfermedad de Hodgkin son los tumores
epidérmica es la más común y se presenta como una espleno- que afectan más frecuentemente al bazo y lo pueden hacer bajo
megalia en niños o jóvenes sin otra sintomatología. El bazo cuatro formas diferentes: homogénea, miliar, como nodulos
también puede estar afectado en la enfermedad poliquística. múltiples o como un nodulo solitario (solamente observado
Seudoquistes. No son quistes verdaderos; presentan una en el linfoma histiocítico y en la enfermedad de Hodgkin).
pared fibrosa a menudo calcificada y sin epitelio de revesti- Para considerarlos primitivos la laparotomía debe incluir
miento. Se originan en traumatismos o en infartos esplénicos. biopsias de hígado y de los ganglios retroperitoneales y
Su contenido es seroso o hemorrágico pudiendo observarse mesentéricos negativos.
restos necróticos (fig. 40-4). Las complicaciones de los Los tumores que pueden dar metástasis en el bazo son los
seudoquistes comprenden la rotura con hemoperitoneo y la melanomas y los cánceres de mama y pulmón.
infección. Esplenomegalia inducida por siliconas. En la insuficien-

Fig. 40-4. Seudoquiste esplénico. Bazo de tamaño au-


mentado, con alteración de su forma y densidad
heterogénea. Tomografía computada.

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40. BAZO 701

cia renal crónica las hcmodiálisis repetidas originan un pasaje Resecciones oncológicas radicales
de siliconas procedentes de las tubuladuras que se depositan
en el bazo. Esto da lugar a una reacción de cuerpo extraño y En el cáncer gástrico y en el colónico, el bazo puede estar
puede desencadenar una esplenomegalia con hiperesplenismo implicado por contigüidad, por lo cual debe ser resecado, o
que se resuelve con la esplenectomía. bien la esplenectomía se indica con criterio oncológico junto
Ptosis esplénica o bazo errante. No es una entidad fre- a la porción corporocaudal del páncreas (esplenopancrea-
cuente. Puede manifestarse como una masa palpable asinto- tectomía izquierda) con el fin de erradicar simultáneamente
mática en el abdomen o en la pelvis, por dolor abdominal o las cadenas ganglionares locales involucradas en dichos tu-
bien por sus complicaciones: la torsión que implica un cuadro mores.
de abdomen agudo y el hiperesplenismo originado en una con-
gestión venosa. El diagnóstico se efectúa mediante estudios
radioisotópicos o una tomografia computada. El tratamiento Rotura espontánea
es quirúrgico, siendo controvertidas las opiniones sobre la
esplenopexia y la esplenectomía. Esta última no se discutiría La rotura espontánea esplénica es una entidad reconocida
ante una torsión con infarto hemorrágico o degeneración pero poco frecuente. Se origina en bazos afectados por distin-
quística y en caso de un hiperesplenismo. tas patologías: infecciosas (mononucleosis, paludismo, fiebre
Aneurisma de la arteria esplénica. Estos aneurismas si- tifoidea), abscesos esplénicos, quistes esplénicos. seudoquistes
guen en frecuencia al de la aorta en cuanto a los de ubicación hemorrágicos o serosos, amiloidosis, leucemias (agudas y cró-
abdominal. Pueden ser congénitos o adquiridos y los factores nicas), tumores (hemangiomas, linfangiomas, melanomas,
etiológicos aceptados son: aterosclerosis, infecciones (micoti- angiosarcomas).
--s), malformaciones congénitas, pancreatitis crónica y heri- La rotura se desencadena por la invasión neopiásica de la
das penetrantes de abdomen. cápsula esplénica o por infartos esplénicos asociados a hema-
Según su tamaño pueden manifestarse como una masa tomas subcapsulares originados en trastornos de la coagula-
pulsátil y un soplo auscultable, o simplemente ser un hallazgo ción, presentes en muchas de las enfermedades anteriormente
tomográfico o quirúrgico; la arteriografía selectiva del tronco citadas. Si bien no existe el antecedente de una contusión di-
celiaco lo confirma (fig. 40-5). recta o indirecta, la posibilidad de un traumatismo mínimo no
La rotura provoca dolor abdominal y un shock hipovolémi- debe ser descartada, como por ejemplo la tos.
co con elevada mortalidad. El embarazo es un desencadenante Clínicamente se caracteriza por dolor abdominal y un cua-
de esta complicación, particularmente durante el tercer trimes- dro de hipovolemia severo que se manifiestan abruptamente.
tre. En ocasiones la expresión clínica puede ser mínima con esca-
El tratamiento depende de lalocalización y del compromi- so dolor y descenso del hematócrito sin descompensación
so del páncreas y del bazo; abarca desde la resección del hemodinámica. La punción-lavado abdominal diagnóstica en
aneurisma con ligadura de la arteria esplénica (con certifica- ocasiones es difícil de indicar ante un paciente que presenta
ción de un reflujo sanguíneo de la porción distal de la misma a por su patología de base una trombocitopenia, por lo cual, ante
expensas de los vasos cortos y la arteria gastroepiploica iz- la sospecha clínica, debe realizarse una tomografia computa-
quierda, que aseguraría la revascularización del bazo por esta da para evaluar el bazo y la existencia de un hemoperitoneo.
vía), hasta la esplenectomía y la esplenopancreatectomía cau- La rotura espontánea de un bazo patológico implica un
dal. Por arteriografía se puede efectuar la oclusión selectiva pronóstico grave en aquellos pacientes que presentan una
de la arteria esplénica. leucemia.

Complicaciones de la esplenectomía

Absceso subfrénico izquierdo. Es una colección infecta-


da ubicada en el espacio donde se localizaba el bazo. El pa-
ciente presenta fiebre, leucocitosis, anorexia y astenia. Este
cuadro puede acompañarse de taquicardia permanente y
taquipnea. La hipoventilación de la base pulmonar izquierda
se relaciona con la paresia diafragmática causada por el abs-
ceso y con el antecedente quirúrgico en el abdomen superior.
La radiografía simple de tórax puede evidenciar un derrame
pleural homolateral y la radioscopia una parálisis diafragmática
izquierda. La sospecha clínica se confirma con la ecografía o
la tomografia computada. El tratamiento es el drenaje quirúr-
gico o percutáneo guiado por tomografia computada o por
ecografía.
Neumopatías. Son frecuentes debido a las atelectasias que
se originan en la paresia diafragmática postoperatoria. El ries-
go de sufrir una neumopatía postesplenectomía está relacio-
nado con la causa que motivó la indicación quirúrgica, predo-
mina en las cirugías radicales oncológicas, en las afecciones
con alteraciones inmunológicas como el síndrome de Wiscott-
Fig. 40-5. Aneurisma de la arteria esplénica. Arteriografía selectiva. Aldrich y en la enfermedad de Hodgkin, respecto de las espíe-

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702 SECCIÓN VI. ABDOMEN

nectomías postraumáticas. La kinesioterapia es fundamental así como aquellos que se encuentran bajo tratamiento quimiote-
en el postoperatorio para evitar esta complicación. rápico oncológico, deben recibir una dosis mensual de penici-
Hipertermia aislada. Estos cuadros febriles plantean un lina benzatínica (2.400.000 U) durante los 5 años siguientes.
problema diagnóstico, debiendo descartarse el absceso sub- A partir de los 5 años de efectuada la esplenectomía el
frénico, las neumopatías, la trombosis de la vena esplénica o sistema inmunológico recupera la capacidad de defensa ante
simplemente las atelectasias. En un 10 % de los cuadros de estas infecciones, siendo infrecuente observar sepsis fulmi-
hipertermia no se encuentra un factor etiológico responsable. nantes luego de este lapso. Por este motivo la revacunación
Riesgo aumentado a las infecciones y sepsis fulminante cada 5 años contra el neumococo es discutida. También debe
postesplenectomía (overwhelming post splenectomy sepsis). indicarse la vacunación contra el meningococo y contra el
Este cuadro clínico fue relacionado con la esplenectomía por Haemophilus, pero no existe consenso en cuanto a la
primera vez en 1952 (King y Schumacker, 1952). La inciden- revacunación debido a la alta incidencia de efectos adversos y
cia en los niños es hasta del 4 % durante el seguimiento de los a la reducción del riesgo de sepsis a partir del segundo año.
10 años siguientes a la esplenectomía y del 0,3 al 1,8 % en los Un paciente esplenectomizado que comienza con un cua-
adultos. El riesgo es mayor durante los primeros dos años, dro infeccioso de las vías aéreas acompañado de fiebre o esca-
reduciéndose marcadamente luego del quinto año pero se des- lofríos debe automedicarse inmediatamente con un compri-
criben casos hasta cuarenta años más tarde. La mortalidad es mido de ampicilina o de amoxicilina asociadas con sulbactam
del 50 % o mayor en algunas estadísticas (Buehner, 1992; o con ácido clavulánico y consultar al médico: la bacteriemia
Ellison y Fabri, 1983) y no se modifica en relación con el lap- puede ser fatal en horas (sepsis fulminante).
so transcurrido respecto de la esplenectomía. El riesgo de sepsis Aquellos pacientes que se trasladen a una zona endémica
fulminante y la mortalidad de la misma son mayores en niños de malaria deben recibir quimioprofilaxis.
que en adultos. Se estima que globalmentc existe un aumento Trombosis del sistema venoso profundo de los miem-
de 40 veces en cuanto al peligro de una infección y de 17 ve- bros inferiores. Esta complicación se presenta en el postope-
ces en relación con el riesgo de sepsis mortal en comparación ratorio de cualquier cirugía, existiendo factores predisponentes
con la población no esplenectomizada (Shaw y Print, 1989), como la insuficiencia del sistema venoso profundo, la obesi-
aunque en algunas estadísticas el cálculo asciende hasta 200 dad, la insuficiencia cardíaca, etc. La esplenectomía en sí mis-
veces. Se estima que un 20 % de los niños esplenectomizados ma no es un factor de riesgo, como lo demuestra el análisis de
con 60 años o más de expectativa de vida pueden morir de la incidencia de trombosis venosa según la causa de la esple-
sepsis durante ese lapso. nectomía: por roturas traumáticas, por esferocitosis, la inci-
Clínicamente la sepsis fulminante presenta un comienzo dencia es similar a la de otros actos quirúrgicos; por el contra-
con hipertermia y escalofríos como si se tratara de un cuadro rio, luego de esplenectomías por procesos mieloproliferativos
gripal, seguido de alta temperatura, trastornos del sensorio, la incidencia es mayor debido a la diátesis trombótica caracte-
púrpura, shock séptico y coagulación intravascular disemina- rística de estos últimos.
da; en la autopsia se puede comprobar una necrosis bilateral Trombosis del sistema venoso portal. La trombosis de la
de las glándulas suprarrenales (síndrome de Waterhouse- vena porta es una complicación contemplada en la cirrosis
Friederichsen). Frecuentemente no se constata un foco infec- hepática y en los tumores hepáticos; en cambio, su presenta-
cioso pero la bacteriemia es tan importante que puede obser- ción en el postoperatorio de las esplenectomías es subestima-
varse a 1 a bacteria responsable en un extendido de sangre perifé- da. La incidencia depende de la causa por la cual fue indicada
rica con técnica de Gram. la misma, siendo los procesos mieloproliferativos los que más
La incidencia de infecciones que no cumplen los criterios frecuentemente la desencadenan debido a la diátesis trombótica
de la sepsis grave mencionada anteriormente está aumentada, e independientemente del recuento plaquetario. En el 30 % de
con un 33 % de pacientes esplenectomizados que requieren los pacientes se observa trombocitosis postoperatoria; sin
una internación durante los primeros 10 años del postopera- embargo, se la considera menos importante que la función
torio. plaquetaria en sí en la patogénesis de las complicaciones
El neumococo es el germen responsable del 50 % de los tromboembólicas. Otro mecanismo fisiopatogénico es la dila-
procesos infecciosos, con una menor frecuencia del menin- tación de la vena esplénica, que en las esplenomegalias gigan-
gococo y el Haemophilus. Esto implica la necesidad de la va- tes puede presentar un diámetro de hasta 3 centímetros por lo
cunación previa a la cirugía con vacuna antineumocócica cual forma un saco ciego cuyo flujo es muy lento y mantenido
polivalente (cubre 23 serotipos), que reduce la incidencia de solamente por las venas pancreáticas; la estasis sanguínea des-
una sepsis; la efectividad de la vacunación se mantiene dentro encadena un proceso trombótico con la siguiente propagación
de las primeras 72 horas de realizada la esplenectomía; poste- del trombo hacia la vena mesentérica superior y la vena porta
riormente la producción de anticuerpos es subóptima. Si bien (Rattnery col., 1993).
se puede indicar una antibioticoterapia profiláctica por la in- El cuadro clínico puede instalarse en el postoperatorio in-
tervención quirúrgica en sí misma (una dosis intraoperatoria mediato o en el alejado hasta 18 meses más tarde. La fiebre es
única o bien prolongarla hasta 48 horas), no es necesaria en un signo constante en el 100 % de los pacientes, pudiendo
relación con el riesgo de infecciones, aún cuando la vacuna- constatarse dolor abdominal, diarrea, náuseas, disnea, ascitis
ción se ha\a efectuado en el postoperatorio inmediato ya que o síndrome séptico. En el laboratorio, la única variable altera-
el título de anticuerpos presentes en el paciente declina en el da en forma constante es la lacticodeshidrogenasa, mientras
momento en que se elevan los inducidos por la vacunación. que las transaminasas y la bilirrubina sérica, que son normales
Estos últimos descienden en un 50 % a los 2 años en los niños en las formas de presentación temprana, se elevan en los cua-
y a los 3 años en los adultos posvacunación. Los menores de 4 dros de instalación tardía.
años tienen una respuesta subóptima a la vacunación, por lo La clínica y el laboratorio no facilitan el diagnóstico de
cual ellos y los pacientes mayores de 5 años de edad que fue- esta complicación, por lo cual el cirujano debe orientarse ante
ron vacunados luego de las 72 horas de esplenectomizados, cualquier signo o síntoma c indicar un eco-Doppler color, que

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40. BAZO 703

constituye el mejor método de diagnóstico por imágenes, o ble en el hipocondrio izquierdo es poco frecuente. La hidati-
bien una tomografía computada con contraste endovenoso, que dosis esplénica se asocia en un 35 % a un 50 % con otras loca-
presenta una alta especificidad pero una menor sensibilidad. lizaciones de la enfermedad, más comúnmente con hidatidosis
En ocasiones la trombosis de la vena esplénica puede si- hepática o pulmonar, lo cual deberá ser considerado durante el
mular un páncreas aumentado de tamaño, originando el diag- estudio del paciente.
nóstico erróneo de pancreatitis aguda. La arteriografla selecti- El diagnóstico diferencial puede plantearse con otras cau-
va se indica en rarísimas ocasiones. sas de esplenomegalia y con los quistes simples del bazo.
Los diagnósticos diferenciales comprenden el absceso Diagnóstico por imágenes. La radiografía directa de ab-
subfrénico, la pancreatitis aguda y el tromboembolismo pul- domen puede demostrar las siguientes imágenes: calcificacio-
monar. nes parciales o totales de la adventicia del quiste en un 10 % a
El infarto intestinal es una complicación grave de la trom- un 40 % de los pacientes o rechazo de !a cámara gástrica o el
bosis de la vena mesentérica superior, con elevada mortali- colon, estos últimos con menor frecuencia (fig. 40-6).
dad, y es consecuencia de un diagnóstico tardío; requiere tra- El estudio ecográfico permite el diagnóstico y establece
tamiento quirúrgico: resección intestinal y trombectomía, La las características de la mayoría de los quistes de esta locali-
sobrevida está relacionada con el diagnóstico temprano, pues zación. En casos de duda diagnóstica podrá recurrirse a un
si éste es tardío la mortalidad es prácticamente del 100 %. estudio de tomografía computada de abdomen (fig. 40-7).
El tratamiento consiste en la administración de heparina La radiografía de tórax se realizará siempre para evaluar
sódica endovenosa durante 1 a 2 semanas y posteriormente la posibilidad de una lesión hidatídica pulmonar asociada o de
anticoagulantes orales en forma ambulatoria. Si el cuadro clí- complicaciones torácicas de la afección.
nico no mejora debe utilizarse estreptoquinasa (250.000 U), y Tratamiento. La esplenectomía fue empleada durante mu-
ante el fracaso de este tratamiento debe recurrirse al factor chos años como el tratamiento quirúrgico de elección de esta
tisuiar activador del plasminógeno (50 U). Algunos autores enfermedad, considerando que con este método terapéutico.
indican antibioticoterapia cuando se realiza el diagnóstico. Los además de erradicar la lesión, se evitaban la mayoría de las
seguimientos con eco-Doppler demuestran que la trombosis probables complicaciones de los otros métodos. El conocimien-
puede tardar hasta 3 meses en resolverse; en ocasiones persis- to actual de las funciones inmunológicas del bazo junto con el
te y se origina una transformación cavernomatosa. El tiempo perfeccionamiento de las técnicas quirúrgicas de preservación
durante el cual debe continuarse con anticoagulantes orales es del órgano han motivado que la cirugía para el tratamiento de
incierto, pero no hay duda de que la persistencia de un trombo la hidatidosis esplénica tienda a la conservación del bazo.
en la vena esplénica sin tratamiento médico puede desencade- Las técnicas actuales son las de evacuación del parásito
nar la propagación del proceso hacia el sistema venoso porta. respetando las normas de la hidatidotecnia y el tratamiento de

HIDATIDOSIS ESPLÉNICA

Daniel E. Correa

Los quistes hidatídicos esplénicos representan el 1 % al


3 % de enfermedad hidatídica en el hombre. Cursa habitual-
mente con un bajo índice de complicaciones.
Anatomía patológica. El embrión hexacanto llega al
parénquima esplénico por vía arterial y allí evoluciona desa-
rrollando el quiste hidatídico. Como en otras localizaciones,
el quiste puede ser unilocular o producir vesículas hijas, y en
algunas circunstancias, entrar en regresión y transformarse su
contenido en un material denso de aspecto caseoso.
Las complicaciones descriptas de esta localización han
sido: ruptura en el peritoneo, sobreinfccción bacteriana cons-
tituyendo un quiste supurado, migración hacia el tórax y aper-
tura en una viscera hueca; estas dos últimas son muy infre-
cuentes.
Diagnóstico. Presentación clínica. Los pacientes pueden
referir dolor o malestar en el hipocondrio izquierdo con una
frecuencia variable entre el 25 % y el 35 %. En la actualidad
es mayor el número de pacientes en los cuales el diagnóstico
se establece como un hallazgo durante un examen con un mé-
todo por imágenes del abdomen sin tener una sintomatología
clara relacionada con esta afección. En algunas oportunidades
se observan cuadros de tipo alérgico o fiebre, relacionada ésta
habitualmente con quistes supurados.
Será conveniente investigar los antecedentes epidemio-
lógicos de residencia en aquellos casos en que se sospeche la
enfermedad. Fig.. 40-6. Quiste hidatídico esplénico calcificado detectado durante el es-
En el examen clínico, la esplenomegalia o el tumor palpa- tudio radiológico de pielografía.

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704 SECCIÓN VI. ABDOMEN

a presentar complicaciones, en general se aconseja no indicar


tratamiento quirúrgico en quistes asintomáticos calcificados
de un diámetro menor de 4 cm y en pacientes añosos con quis-
tes de esas características independientemente de su tamaño.

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les serían los quistes de esta localización con menor tendencia 1081, 1989.

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Estómago y duodeno
ANATOMÍA 3) El tercio distal o antro es un infundíbulo con gran acti-
vidad motora que termina en el píloro. Tiene la mayor inci-
Carlos J. Arozamena dencia de úlceras; las de la cara posterior sangran con frecuen-
cia o penetran en el páncreas, mientras que las de la cara ante-
En general el estómago y el duodeno se estudian juntos rior pueden perforarse y provocar una peritonitis aguda. Los
por similitudes anatómicas, funcionales y patológicas, aunque cánceres también son frecuentes en este segmento, aunque su
embriológicamente el estómago, la primera porción del incidencia está disminuyendo en la última década. En su
duodeno y la parte proximal de la segunda porción pertenecen progresión invaden el hígado, la vía biliar, el páncreas o el
al intestino anterior y el resto al intestino medio. colon transverso.
La descripción anatómica con un enfoque quirúrgico per- Duodeno (fig. 41-2). Se extiende desde el píloro hasta el
mite comprender mejor las distintas patologías y operaciones. ligamento de Treitz que lo separa del yeyuno. Su primera por-
Topografía. Estómago. Se extiende desde el cardias o ción o bulbo es la más afectada por las úlceras, pero excepcio-
unión esofagogástrica, pocos centímetros por debajo de los nalmente por cánceres primarios o secundarios. La rodilla su-
pilares del diafragma, hasta el píloro, que lo separa del duodeno. perior toma contacto con el colédoco y por eso son técnica-
Su cara anterior contacta, partiendo del segmento proximal al mente fáciles las anastomosis coledocoduodenales.
distal, con el diafragma izquierdo, el lóbulo izquierdo del hí- La segunda porción está fija a la pared posterior por fascias
gado, el colon transverso y la pared anterior del abdomen; este de coalescencia que se seccionan para movilizar y explorar el
último es un lugar útil para las gastrostomías. La cara poste- duodenopáncreas (maniobra de Vautrin y Kocher). Describe
rior se relaciona con la trascavidad de los epiplones, los vasos una concavidad izquierda donde se aloja la cabeza del páncreas,
esplénicos y muy íntimamente con el cuerpo del páncreas, con el cual comparte tan íntimamente la irrigación que es téc-
cuyos procesos expansivos benignos o neoplásicos suelen com- nicamente muy difícil extirpar sólo uno de los dos órganos; en
prometerla. La curvatura menor o borde derecho se relaciona su tercio medio están la carúncula menor, donde desemboca el
con el epiplón menor, las arterias dependientes del tronco conducto de Santorini, y la carúncula mayor con la ampolla de
celíaco, los nervios dependientes de los vagos, el hígado y Vater, donde desembocan generalmente juntos el colédoco y
algunas veces la vía biliar principal o el sistema portal; la cur- el Wirsung. Por eso las patologías quirúrgicas de esa zona se
vatura mayor o borde izquierdo, con el diafragma izquierdo, pueden abordar a través de una duodenotomía o, cada vez más
el epiplón mayor, la cola del páncreas, el bazo y el colon a menudo, por vía endoscópica. Esta vecindad de la ampolla
transverso, órganos que frecuentemente son invadidos por los con el páncreas explica su frecuente invasión cuando hay un
cánceres gástricos. carcinoma.
Habitualmente el estómago se divide en tres segmentos La tercera y cuarta porción del duodeno están detrás de la
teóricos que simplifican la ubicación topográfica de las lesio- raíz del mesenterio. Se relacionan con el compás vascular
nes (fig. 41-1): fundus, cuerpo gástrico y antro. aortomesentérico, que excepcionalmente comprime su luz. Otra
1) El tercio proximal o fundus llega hasta una línea imagi- relación anatómica es con el cuerpo del páncreas, cuyos tu-
naria horizontal que pasa por el cardias y ocupa la concavidad mores pueden invadirlas; en estos casos se requiere una
diafragmática. Su distensión provoca hipo u omalgia al irritar gastroenteroanastomosis para saltear la obstrucción. La
el centro frénico, y las heridas penetrantes por debajo del 4o hipertrofia del músculo de Treitz como causa de obstrucción
espacio intercostal pueden atravesar el diafragma e interesar del ángulo duodenoyeyunal es una rareza anatómica.
este segmento del estómago. Estructura anatómica. Estómago. La capa interna o
En este sector las úlceras son raras, pero los carcinomas mucosa se dispone en pliegues longitudinales, más prominen-
son cada vez más frecuentes, y en su progresión invaden el tes en el fundus y el cuerpo (fig. 41-1), donde está la mayor
diafragma, los pilares del hiato o el esófago abdominal. actividad secretora, para disminuir hacia el antro (fig. 41-2).
2) El tercio medio o cuerpo gástrico es la parte con mayor Su función es fundamentalmente secretora. Las glándulas del
capacidad de reservorio y se extiende hasta la proyección de cardias producen moco; en el fundus y el cuerpo hay glándu-
la incisura angular sobre la curvatura mayor. La parte proximal las mixtas con una elevada concentración de células parietales
de la curvatura mayor se relaciona con el bazo, que puede ser productoras de ácido clorhídrico (fig. 41-2) y factor intrínse-
lesionado durante una gastrectomía o una vagotomía e invadi- co, células principales productoras de pepsinógeno y células
do por los tumores de la curvatura mayor. A esta altura los espumosas productoras de moco, que tienen gran actividad
tumores de la cara posterior invaden el páncreas y los de la mitótica y que se renuevan completamente cada 3 días; en el
cara anterior el hígado. antro de un adulto normal hay células espumosas y aproxima-

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706 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Duodeno

Fig. 41-1. Estructura anatómica del estómago. /, mucosa; 2, submucosa; 3, muscular; 4, serosa.

damente 10 millones de células G que producen gastrina (que Tiene dos capas musculares, una externa longitudinal y otra
estimula a las células parietales para producir ácido clorhídri- interna circular, semejantes a las del resto del intestino delga-
co), cifra que puede hasta duplicarse en los ulcerosos do, y está rodeado por una serosa o peritoneo visceral cuya
duodenales. cara posterior es considerada por algunos como retroperitoneal.
La capa media está formada por tres tánicas de fibras que Irrigación. Estómago. Tanto el estómago como el duodeno
tienen la estructura muscular más compleja del tubo digestivo son órganos muy vascularizados, probablemente por su im-
y que tanto en el cardias (fig. 41-1) como en el píloro (fig. 41- portante función secretoria. En especial la mucosa responde a
2) adoptan una disposición especial, semejante a esfínteres. distintos estímulos fisiológicos y patológicos con vasodila-
La capa externa o serosa corresponde al peritoneo visceral, tación y un gran aumento del flujo sanguíneo. El volumen prin-
que cubre ambas caras, excepto la parte proximal de la cara cipal de sangre llega al estómago desde el tronco celíaco a
posterior y el esófago. En los bordes se prolonga sobre los través de sus ramas. La coronaria estomáquica o gástrica iz-
epiplones. quierda y la pilórica o gástrica derecha (rama de la hepática)
Duodeno. Su estructura es semejante a la del estómago. se unen a nivel del antro para formar el arco vascular de la
La mucosa tiene pliegues longitudinales en el bulbo y trans- curvatura menor. La gastroepiploica derecha (rama de la gas-
versales en el resto, denominados válvulas conniventes. troduodenal), la gastroepiploica izquierda y los vasos cortos
Histológicamente predominan las glándulas de Brunner pro- (ramas de la esplénica) forman el arco vascular de la curvatu-
ductoras de moco y otras con células de Paneth productoras ra mayor. El fundus recibe, además, ramas de las cardioeso-
de enzimas. Con radioinmunoensayo se ha detectado una can- fagicotuberositarias (fig. 41-3).
tidad tal de células productoras de hormonas digestivas que Ambos sistemas se comunican por un rico plexo submucoso
actualmente se lo considera el principal órgano endocrino del y otro subseroso, que brindan una irrigación que permite ha-
organismo. Algunas de ellas son la secretina, la colecistoquini- cer distintos tipos de resecciones con pocos riesgos de
na, la gastrina, el polipéptido inhibidor gástrico, el polipéptido isquemia, especialmente los tubos gástricos que llegan al cue-
intestinal vasoactivo, la enterogastrona y la motilina. llo para reemplazar al esófago, irrigados por la gastroepiploica

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41. ESTOMAGO Y DUODENO 707

Fig. 41-2. Estructura anatómica del estómago y mecanismo de producción del ácido clorhídrico. I, mucosa; 2, submucosa; 3, muscular; 4, serosa; 5, capa
de moco.

derecha y la pilórica. Como contrapartida, las lesiones san- rior y de allí en la porta. Con frecuencia el cirujano debe ex-
grantes (úlceras o tumores) pueden perder grandes volúmenes plorar este recorrido en los enfermos con cáncer de la cabeza
en poco tiempo y poner rápidamente en peligro la vida del del páncreas, porque su invasión contraindica la
enfermo. duodenopancreatectomía.
Duodeno. La primera porción recibe sangre de las arterias Linfáticos. Su importancia quirúrgica radica en que es la
pilórica y gastroduodenal, que se ligan en las gastrectomías y vía de diseminación preferida de los adenocarcinomas
en algunas hemorragias digestivas. Las porciones segunda y indiferenciados y poco diferenciados.
tercera están irrigadas por las arterias pancreaticoduodenales Estómago. La OMS adoptó en 1973 la propuesta de la
derechas (superior c inferior), ramas de la gastroduodenal, y Japanese Research Society for Gastric Cáncer, para identifi-
las izquierdas, ramas de la mesentérica superior. Esta irrigación car y estudiar a cada ganglio individualmente cuando se hace
es común con el páncreas y hace técnicamente muy difícil la una gastrectomía. Desde entonces reciben la siguiente deno-
resección individual de uno de los dos órganos; por eso es más minación (fig. 41-4):
frecuente la duodenopancreatectomía. La cuarta porción reci- 1. Ganglio cardíaco derecho
be ramas de las pancreaticoduodenales izquierdas. 2. Ganglio cardíaco izquierdo
Las venas son paralelas a las arterias. Se destaca la 3. Ganglio a lo largo de la curvatura menor
pancreaticoduodenal derecha inferior, que al unirse con la 4. Ganglio a lo largo de la curvatura mayor
cólica superior derecha y la gastroepiploica derecha forma el 4s. Ganglio en el territorio de la arteria gastroepiploica iz-
tronco de Henle, que desemboca en la vena mesentérica supe- quierda

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708 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Fig. 41-3. Irrigación del estóma-


go. /, aorta; 2, tronco celíaco;
3, coronaria estomáquica; 4, es-
plénica: 5, hepática; 6, pilórica;
7, vasos; 8, gastroduodenal; 9,
gastroepiploica derecha; 10,
gastroepiploica izquierda.

4d. Ganglio en el territorio de la arteria gastroepiploica de-


recha
5. Ganglio suprapilórico
6. Ganglio subpilórico
7. Ganglio a lo largo de la arteria gástrica izquierda
8. Ganglio a lo largo de la arteria hepática común
9. Ganglio alrededor del tronco celíaco
10. Ganglio en el hilio esplénico
11. Ganglio a lo largo de la arteria esplénica
12. Ganglio en el ligamento hepatoduodenal
13. Ganglio en la cara posterior del páncreas
14. Ganglio en la raíz del mesenterio
15. Ganglio en la arteria cólica media
16. Ganglio paraaórtico
110. Ganglio paraesofágico inferior
111. Ganglio diafragmático
Duodeno. Hay cuatro grupos ganglionares anteriores: los
del confluente de Henle, los duodenopancreáticos anteriores,
los suprapilóncos y los subpilóricos; los grupos posteriores
son los pericoledocianos, los duodenopancreáticos posterio-
res y los del confluente yuxtaportal.
Todos pueden ser invadidos por los adenocarcinomas que
se desarrollan en la confluencia biliopancreática (del páncreas,
de la papila, del colédoco o del duodeno), pero el más
tempranamente afectado suele ser el retroduodenopancreático
o ganglio de Catell (del grupo pericoledociano): por lo tanto,
siempre que se operen estos cánceres se lo debe investigar por
congelación aunque macroscópicamente esté sano.
Inervación. Tanto el estómago como el duodeno tienen Fig. 41-4. Ganglios linfáticos del estómago según la Japanese Research
inervación simpática y parasimpática. Society for Gastric Cáncer.

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41. ESTOMAGO Y DUODENO 709

Las fibras simpáticas posganglionares saLen del plexo 41-5), pero las motoras sobre el antro son mucho menos im-
celíaco y llevan a ambos órganos un estímulo casi totalmente portantes. Su rama derecha o celíaca va hacia el yeyuno y va-
adrenérgico siguiendo las arterias principales. rias ramas izquierdas llegan a las células parietales del fundus
Las parasimpáticas llegan al estómago a través de los ner- gástrico. Una de ellas, que cruza el ángulo de His y alcanza
vios vagos o neumogástricos. Sus fibras aferentes son princi- directamente el fundus, fue denominada ''nervio criminal" por
palmente mielínicas y sensitivas y hacen sinapsis en el plexo Grassi, porque su sección incompleta fue la causa principal
intermuscular de Auerbach, mientras que las posganglionares del fracaso de las vagotomías en el tratamiento de las úlceras
se distribuyen hacia el plexo submucoso de Meissner. duodenales.
La principal función de estas fibras es secretora; estimu-
lan a las células parietales para producir ácido clorhídrico y
por eso tienen una importante relación con la úlcera péptica y FISIOLOGÍA
con su tratamiento quirúrgico. Sólo del 10 al 20 % de las fi-
bras aferentes son arnielínicas y motoras con funciones de re- A pesar de su compleja fisiología, el intestino anterior no
gulación y estimulación. es imprescindible para la vida y puede ser reemplazado par-
Vago anterior (izquierdo en el tórax). En el esófago abdo- cial o casi totalmente en operaciones como la esofagogastrecto-
minal forma un plexo del que salen varios troncos hacia el mía total o la duodenopancreatectomía.
estómago. El principal, o nervio de Latarjet, corre paralelo a Sus principales funciones son: 1) motora y de reservorio.
la curvatura menor con fibras secretoras para las células parie- y 2) secretora endocrina y exocrina. Otras funciones como la
tales y otras motoras para el antro, donde termina por un trípode excretora y la absortiva son menos importantes.
llamado "pata de cuervo". Esas fibras motoras provocan la Funciones motora y de reservorio. En el estómago se
contracción de la cara anterior y posterior del antro y son fun- diferencian dos regiones con distintos tipos de movimientos.
damentales para la evacuación gástrica; por tal motivo, cuan- 1. Región proximal. Comprende el fundus y el mesogastrio
do se hace una vagotomía troncular anterior se altera la eva- proximal, y tiene tres capas musculares que se contraen si-
cuación y es necesario agregarle un procedimiento que la me- multáneamente en forma lenta y sostenida con algunas con-
jore (piloroplastia o gastroenteroanastomosis) (fig. 41-5). tracciones aisladas más rápidas. Se encarga de la recepción y
Una rama derecha o hepática sale de este vago y se dirige almacenamiento de los alimentos gracias a un mecanismo de
al hilio biliar, y en su trayecto da una rama motora piloroduode- "relajación receptiva" que es neurógeno, vagal y no adrenérgico
nal cuya sección parece predisponer a la diarrea posvagotomía. y por el cual durante las comidas el volumen gástrico aumenta
Por la izquierda salen dos o tres ramas hacia las células mucho con escaso incremento de la presión.
parietales del fundus gástrico y son principalmente secretoras. Experimentalmente y con balones ínflables se demuestra
Vago posterior (derecho en el tórax). Suele ser un solo que, si el nervio vago está indemne, esta parte del estómago
tronco, pero se han descripto hasta tres. El nervio de Latarjet puede recibir hasta 1000 mi sin provocar síntomas. Otra de
posteriores paralelo al anterior; corre 0,5 a 1 era más lejos de sus funciones es la evacuación de los líquidos hacia el duodeno.
la pared gástrica y tiene las mismas funciones secretoras (fig. 2. Región distal. Incluye el resto del mesogastrio, el antro
y el píloro. Sus funciones principales son primero la retención
y la disgregación de los alimentos sólidos, luego su transporte
hacia el duodeno y finalmente la prevención del reflujo
duodenogástrico.
El músculo liso de esta parte del estómago tiene un poten-
cial de membrana de reposo más alto, y en su actividad se
registran tres fases: a) durante la fase 1 hay reposo muscular;
b) en la fase 2 se originan despolarizaciones en la mitad de la
curvatura mayor, que funciona como un marcapaso, y que avan-
zan en forma irregular hacia el píloro; c) en la fase 3, cada 90
a 110 minutos se desencadenan ondas peristálticas de frecuen-
cia, velocidad e intensidad muy constantes que llegan a 3 por
minuto (complejos motores migratorios) y que después de una
comida pueden establecer un "tiempo de vaciamiento" de 40
± 5 minutos (tiempo necesario para evacuar la mitad del conte-
nido gástrico).
El píloro, generalmente abierto, permite la evacuación del
estómago por las ondas propulsi vas del antro y por un gradiente
de presión con el duodeno. Cuando las partículas que pasan
del estómago al duodeno son inadecuadas por su tamaño,
osmolaridad, pH, concentración de ácidos grasos, etc., los re-
ceptores de la mucosa duodenal desencadenan reflejos
neuroendocrinos que liberan hormonas (gastrina, secretina,
polipéptido inhibidor gástrico, colecistoquinina) para cerrar
el píloro hasta que el quimo sea más adecuado.
Por eso la indemnidad nerviosa es muy importante y la
evacuación gástrica se altera después de una vagotomía
Fig. 41-5. Nervios vagos y de Latarjet. 1, vago anterior; 2, nervio de Latarjet troncular anterior y en la neuropatía diabética (Pérgola, 1996).
anterior; 3, nervio de Latarjet posterior; 4, pata de cuervo. El tránsito gastroduodenal puede estudiarse fácilmente con

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710 SECCIÓN VI. ABDOMEN

radioscopia, con cámara gamma y con comidas líquidas o só- gástricos. Su función es lubricante y en condiciones de reposo
lidas marcadas con radioisótopos, y últimamente colocando forma con el bicarbonato una capa de moco-gel sobre las cé-
un volumen conocido de líquido en el estómago y observando lulas de la mucosa que actúa como una verdadera barrera de
mediante ccografía cuánto tiempo tarda en evacuarse. protección y cuya disrupción permite la retrodifusión de iones
Factores que retardan el vaciamiento gástrico: H+ con riesgo de lesiones de la mucosa y úlceras.
1) Partículas de quimo > 2 mm, osmolaridad > 200 mOsm, El aumento del ácido clorhídrico así como el alcohol y
pH duodenal < 2,5, aumento de ácidos grasos insaturados. otros agentes agresores estimulan en la mucosa gástrica la li-
2) Hormonas: secretina, colecistoquinina, gastrina, beración de óxido nítrico y de algunas prostaglandinas, poten-
dopamina, glucagón. tes vasodilatadores locales que provocan un importante incre-
3) El VIP (polipéptido intestinal vasoactivo) inhibe expe- mento del flujo sanguíneo, con el consiguiente aumento de la
rimentalmente la actividad eléctrica y mecánica del músculo producción de moco como principal mecanismo de defensa
liso antral. (Whittle, 1992).
4) Problemas metabólicos: acidosis diabética, hipercal- Experimentalmente esta respuesta se altera por acción de
cemia severa, hiperpotasemia, la indometacina, inhibidor de las prostaglandinas. o por la NG
5) Fármacos: anticolinérgicos, opiáceos, bloqueadores nitro-L-arginina, inhibidor del óxido nítrico (Peskar, 1992).
calcicos en altas dosis; la nicotina retarda la evacuación de los La capa de moco puede ser lesionada además por la bilis, por
sólidos, pero no de los líquidos. la secreción pancreática y por algunos agentes externos como
6) Enfermedades: obstrucción pilórica benigna o el ácido acetilsalicílico, los corticoides y otros antiinflamatorios
neoplásica, miositis, esclerodermia, hipotiroidismo, enferme- no csteroídes.
dad de Allison, alcoholismo, gastritis atrófica, anorexia ner- Acido clorhídrico. Tiene una participación importante en
viosa; la gastroparesia diabética se acompafia de alteraciones la digestión de los hidratos de carbono, menos en la de las
de la motilidad tanto en ayunas como posprandiales. proteínas y muy poco en la de los lípidos; no obstante, los
7) Operaciones. La sección de los nervios vagos puede enfermos con resecciones amplias o totales del estómago, así
producir distintos trastornos evacuatorios: la vagotomía como los que tienen distintos tipos de gastritis atróficas con
troncular anterior retarda la evacuación de los sólidos aun des- niveles bajos de ácido, no presentan mayores problemas di-
pués de una antrectomía, mientras que la vagotomía gástrica gestivos.
proximal o superselectiva suele retardar el vaciamiento de los Otra de las funciones que se le asignan es la de barrera
sólidos pero acelera el de los líquidos. contra las bacterias, ya que son muy pocas las que sobreviven
8) Gastroenterostomía en Y de Roux, En los últimos años a un pH menor de 4.
se han publicado numerosos casos de mala evacuación gástrica En condiciones básales, las 40 a 50 millones de células
después de una gastrectomía con esta reconstrucción. El me- parietales del fundus y el cuerpo gástricos, estimuladas por la
canismo fisiopatológico no está suficientemente aclarado, pero gastrina, la acetilcolina y la histamina, producen de 1,5 a 5
es probable que tenga relación con la atonía del remanente mEq/hora o 150 mmol/l de ácido clorhídrico, el cual, rápida-
gástrico vagotomizado. mente diluido y neutralizado por el moco y el bicarbonato,
Factores que estimulan el vaciamiento gástrico: mantiene un pH intragástrico de 4 o menor.
1) Hormonas. La motilina aumenta la actividad motora del Esta secreción de ácido responde a un mecanismo activo y
antro. requiere una gran actividad metabólica, con consumo de 1500
2) Fármacos. La eritromicina es un antibiótico macrólido calorías por litro; es regulada por el AMP cíclico intracelular
agonista de la motilina; en perros y en seres humanos imita y lleva a una concentración de hidrogeniones un millón de
sus efectos ya que induce contracciones del antro e inicia pre- veces más alta que en la sangre. Mientras tanto, el sodio dis-
maturamente los complejos motores migratorios. El efecto minuye proporcionalmente y el potasio permanece sin cam-
ocurre rápidamente, es corto y se presenta como fuertes con- bios en un complejo equilibrio electrolítico aún no del todo
tracciones especialmente no propulsivas del antro. Puede me- bien conocido.
jorar el vaciamiento de los líquidos y sólidos en la gastroparesia La producción de ácido tiene tres fases de estimulación
diabética (Parys, 1992). que guardan entre sí una estrecha interrelación. La primera y
La metoclopramida y la domperidona son antidopaminér- más importante es la fase cefálica o vagal, muy bien estudia-
gicos y por lo tanto aceleran la evacuación del estómago. La da por Pavlov en perros con fístula esofágica y condicionados
cisaprida también la acelera, pero actuando sobre los plexos con comidas ficticias. Los estímulos se dirigen desde los ór-
intramurales del estómago y el intestino. ganos de los sentidos (especialmente la vista y el olfato) a la
3 j Operaciones. El síndrome de vaciado rápido o dumping corteza cerebral, al hipotálamo anterior y, por los nervios va-
es poco frecuente en la actualidad, pero puede verse hasta en gos, a las células parietales del estómago, donde se inicia la
el 20 cc de los operados del estómago. Es más frecuente en las producción de ácido como respuesta al estímulo colinérgico.
gastrectomías y algo menos en las vagotomías, aunque tam- Su mediador químico es la acetilcolina, que actúa potenciada
bién se lo ha descripto después de las piloroplastias o las por la histamina y la gastrina. Brodie, en 1814, demostró esta
gastroenteroanastomosis. participación del vago en la secreción.
Función secretoria. Estómago. En su función de glándu- Otros estímulos del centro vagal del hipotálamo, como la
la exocrina el estómago es capaz de segregar de 1000 a 2000 hipoglucemia insulínica, también pueden elevar la secreción
mi diarios de moco, ácido clorhídrico, bicarbonato, pepsina, y de ácido; por tal motivo esta prueba se utiliza para saber si las
pequeñas cantidades de factor intrínseco necesario para la ab- "vagotomías" son completas o incompletas (test de Hollander).
sorción de la vitamina B p . Esta fase cefálica es inhibida por la sección de los vagos,
El moco es producido fundamentalmente por células es- por los bloqueadores de los receptores H, de las células
pumosas que se encuentran en el cuello de las glándulas, mu- parietales y mucho menos por los anticolinérgicos.
cho más abundantes en el antro que en el cuerpo o el techo La segunda es la fase gástrica u hormonal, en que la pro-

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41. ESTOMAGO Y DUODENO 711

ducción de ácido es estimulada por la llegada de alimentos al esteroides y se hallan reducidos en los ulcerosos duodenales.
estómago: a) por distensión del antro a través de reflejos Experimentalmente la acción inhibitoria se ejerce sobre la
vagovagales, y b) por la acción de proteínas, aminoácidos, al- secreción basal y la estimulada. Se demostró además que el
cohol, etc., sobre los receptores de las microvellosidades de la efecto protector de las prostaglandinas sobre la agresión de la
mucosa. Ambos estímulos actúan sobre las células G, que li- aspirina es independiente de su acción antiinflamatoria y de
beran gastrina, hormona que, como la acetilcolina y la los cambios en la concentración de ácido.
histamina, se fija en los receptores específicos de la membra- Los niveles de PGD 2 han demostrado tener relación con la
na de las células parietales y estimula en ellas la secreción de curación de las lesiones de la mucosa provocadas por el alco-
ácido clorhídrico (fig. 41-2). Dicho fenómeno puede ser po- hol en ratas. La síntesis y los niveles de PGE, y PGI2 están
tenciado por otras hormonas y por algunas endorfinas. disminuidos en las úlceras gástricas crónicas: ambas
Las células G se originan en el neuroectodermo, por lo prostaglandinas son capaces de inhibir la secreción de ácido y
que pertenecen al sistema APUD. Están distribuidas princi- de estimular la producción de moco y aumentar el flujo san-
palmente en el antro gástrico (90 %), menos en el duodeno y guíneo en la mucosa gástrica. La PGI2 tiene mayor efecto
mucho menos en el yeyuno. Producen la gastrina, aislada por inhibidor que la PGE 2 y además aumenta la gastrinemia
Gregory y Tracy en 1964. En la actualidad se conocen varios posprandial.
tipos de gastrina de distinta longitud de cadena (G14, G17, La estimulación de las prostaglandinas es muy sensible y
G34, G50) y con una vida media de 3,9 a 90 minutos, que es puede aumentar hasta 100 veces al tomar una biopsia con una
metabolizada principalmente en el hígado y eliminada con la pinza.
bilis. La papaverina demostró ser un estimulante de las
Cuando el pH gástrico llega a 2,5 la producción de ácido prostaglandinas endógenas en la mucosa gástrica de conejos.
se detiene por un mecanismo complejo de retroalimentación Duodeno. La secreción de bicarbonato es mediada por la
negativa en el cual el mismo ácido y, en forma accesoria, la dopamina; por tal motivo, cuando se usan proquinéticos en las
secretina, la somatostatina y probablemente también otras hor- lesiones erosivas hay que evitarlos antidopaminérgicos como
monas como la colecistoquinina inhiben la producción de la metoclopramida y la domperidona, que disminuyen la for-
gastrina. mación de bicarbonato.
Después de las vagotomías suele haber hipergastrinemia La mucosa duodenal, así como la gástrica, produce bicar-
por falta de acidificación del antro, que es el freno fisiológico bonato que origina con el ácido un gradiente de pH a través de
para su producción. la capa de moco-gel y proporciona así una barrera de moco-
Los receptores de las células parietales más conocidos en bicarbonato.
relación con la secreción de ácido son los H2, cuyo bloqueo En la úlcera duodenal, además de los factores agresivos,
anula la acción de la histamina y casi toda la acción de la hay una disminución de los defensivos y pareciera ser que aque-
gastrina, de la cual la histamina parece ser intermediaria. llos individuos que tienen menor secreción de bicarbonato pre-
La tercera fase, intestinal, es la menos importante. La lle- sentan mayor índice de recidivas (Del Santo, 1993). Estos da-
gada de alimentos al duodeno y al yeyuno proximal libera una tos sugieren que igual producción de ácido puede determinar
macrogastrina que también actúa sobre las células parietales distintos grados de daño de la mucosa según la cantidad de
para producir ácido. La acidificación del duodeno y las grasas bicarbonato que se produzca.
provocan la liberación de algunas hormonas como la En cuanto a la secreción endocrina, la capacidad del apa-
somatostatina, la bombesina, las encefalinas, el polipéptido rato digestivo es tan importante que hace ya varios años se
inhibidor gastrointestinal (GIP), el polipéptido intestinal admite que es el mayor y más complejo órgano endocrino de!
vasoactivo (VIP), la colecistoquinina y la pancreocimina, que organismo. La historia empezó con el descubrimiento de la
tienen una acción inhibidora de la secreción acida, pero cuyos secretina por Beyliss y Starlmg en 1902, la hipótesis de la
mecanismos intrínsecos aún no son bien conocidos. Otra ac- gastrina por Edkin en 1904 y de la colecistoquinina por Ivy en
ción útil del ácido clorhídrico en el intestino es la de favorecer 1928. En la década de 1970 numerosos investigadores, entre
la absorción de hierro y calcio. ellos una argentina, Julia M. Polak, utilizando el radioinmuno-
Pepsina. Las células principales segregan pepsinógeno, que ensayo descubrieron numerosas hormonas producidas por cé-
en medio ácido se convierte en pepsina y se inactiva con un pH lulas neuroendocrinas localizadas principalmente en la mucosa
superior a 5. En condiciones básales su secreción es escasa, y del duodeno y algo menos en la del estómago y el yeyuno.
es estimulada por los mismos mecanismos que la del ácido. Posteriormente la mayoría de las hormonas citadas en los pá-
Factor intrínseco. Es una mucoproteína producida en las rrafos anteriores fueron encontradas también en el sistema
células parietales que se une a la vitamina B12 y la acompaña nervioso.
hasta el íleon terminal, donde se absorbe. Cambios observados con la edad. Con los años estas ca-
Prostaglandinas. Las prostaglandinas (PG) parecen ser racterísticas anatómicas y funcionales se van modificando y
importantes reguladoras de la función gástrica; son sintetiza- en los ancianos los principales cambios son atrofia de las ca-
das por la mucosa del estómago y secretadas luego al jugo pas de la pared gástrica, hipotonía, disminución de la motilidad,
gástrico. Son el prototipo de los citoprotectores, sustancias hiposecreción e hipertrofia regenerativa de la mucosa (Pérgola,
naturales o de síntesis que aumentan los mecanismos defensi- 1996).
vos de la mucosa gástrica frente a agentes agresivos como el
alcohol, los ácidos y los álcalis, los antiinflamatorios no
esteroides (AINE), etc. (Robert, 1979). BACTERIOLOGÍA
Las prostaglandinas E1 y E2 tienen efecto inhibidor sobre
la secreción acida y aumentan las defensas de la mucosa esti- El estómago y el duodeno, en condiciones normales, no
mulando su flujo sanguíneo y la secreción de moco. Los nive- tienen una flora propia por el bajo pH que mantiene la secreción
les endógenos son disminuidos por los antiinflamatorios no de ácido clorhídrico. En 1983, Warren y Marshall descubrie-

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712 SECCIÓN VI. ABDOMEN

ron el Helicobacter pylori, un pequeño bacilo gramnegativo, se provoca una hipoglucemia que estimula el núcleo central
eosinofílico, espiralado y curvado en forma de S, que coloniza del vago (Hollander, 1948). Si la inervación vagal de las célu-
debajo o en el espesor de la capa del moco protector del epitelio las parietales está indemne hay un aumento del 20 % de la
gástrico, fundamentalmente en el antro y en los islotes secreción acida en alguna muestra de las siguientes 2 horas.
metaplasicos de la mucosa duodenal, aunque también se lo ha Por este motivo es la prueba más utilizada para evaluar si una
encontrado en el duodeno y el esófago. Su superficie lisa con vagotomía fue completa.
varios flagelos y su capacidad de producir ureasa le otorgan Gastrinemia. La gastrina se dosa en sangre, por
una gran movilidad en el medio mucoso que lo aisla y protege radioinmunoensayo, desde 1970 (Yalow, 1970), y sus valores
del pH ácido de la luz gástrica. oscilan entre 20 y 160 pg/ml, con un promedio de 75 pg/ml.
La incidencia de colonización está en relación directa con Su principal utilidad radica actualmente en que cuando supera
la edad y probablemente también con la desprotección social. los 200 pg/ml lleva a sospechar la presencia de gastrinomas,
Fue aislado también en la saliva y en la placa dental, pero tumores endocrinos productores de gastrina que se localizan
nunca de la materia fecal. Se están empezando a identificar en el páncreas o alrededor del duodeno.
distintas cepas y en diferentes especies animales. Test de secretina (Isenberg, 1972). Permite diferenciar las
Este bacilo está muy relacionado con la etiopatogenia de hipergastrinemias provocadas por tumores endocrinos de otras
las gastritis y de las úlceras pépticas. En la mucosa genera una como la causada por un antro gástrico excluido. Esta hormona
marcada acumulación de ncutrófilos que disminuyen con su estimula la actividad de los gastrinomas, y por tal motivo la
erradicación (Terrés, 1994), y el desarrollo de folículos inyección de secretina a razón de 3 U/kg de peso por vía
linfoides con infiltrados linfoplasmocitarios es tan importante endovenosa aumenta la gastrina sérica a más del 50 % del va-
que puede existir una relación etiológica con los linfomas lor basal.
MALT (Stolte, 1992).
Últimamente se lo ha encontrado también asociado al cán-
cer gástrico de tipo intestinal, por lo que se está tratando de
BIBLIOGRAFÍA
establecer una relación etiopatogénica tanto con los
adenocarcinomas como con los linfomas.
Desde el punto de vista diagnóstico, durante la endoscopia Del Santo P. Vianello F, Germana B y col: Secreción gástrica de bi-
la prueba de la ureasa es rápida y muy efectiva, y el 70 % de carbonato en pacientes ulcerosos duodenales fumadores con gran
las muestras con bacilos cambian el pH entre 20 y 60 minutos. número de recidivas. Hepato-Gastroenterol (edición española)
3:340, 1993.
En las biopsias se lo detecta histológicamente mediante Fan XJ, Chua A, Shahi CN et al: Gastric T lymphocyte responses to
tinciones con plata. Como es capaz de provocar una respuesta H. pylori colonisation. Gut 35:1379, 1994.
inmune sistémica, en el suero se pueden encontrar anticuerpos Gaudio E, Carpino F, Petrozza V y col: Fármacos citoprotectores en
específicos de tipo IgG e IgA. La técnica ELISA tiene una la prevención de las lesiones gástricas inducidas expenmental-
sensibilidad y una especificidad superiores al 90 % (Fan, 1994). mente con etanol: estudio morfológico. Hepato-Gastroenterol
Además, los niveles séricos de IgG y de IgA se reducen des- (edición española) 3:330, 1993.
pués de la curación y aumentan en las recidivas. Hollander F: Laboratory procedures in the study of vagotomy (with
particular reference to theinsulin test). Gastroenterology 11:419,
1948.
ESTUDIOS FUNCIONALES Isenberg J, Walsh JH and Passaro E: Unusual effect of secretin on
serum gastrin, serum calcium and gastric acid secretion in patients
Actualmente tienen poca aplicación y se utilizan sólo en with Zollinger-Ellison syndrome. Gastroenterology 62:626.1972.
los casos de diagnóstico dudoso. Kay AW: The effecl of large doses of histamine on gastric secretion
Acidimetría o test de Kay. Consiste en medir la cantidad of HC1. Brit Med J TI-.77, 1953.
Parys V, Bruley des Varannes S, Chayvialle JA and Galmiche JP:
de ácido clorhídrico que produce el estómago en condiciones Effects of erythromycin on gastric tone in humans. Hepato-
básales y estimulado con histamina o pentagastrina (Kay. Gastroenterol 39:84, 1992.
1953). Pérgola F: Modificaciones anatómicas y fisiológicas del aparato di-
Con el enfermo en ayunas se coloca una sonda nasogástrica gestivo en la ancianidad. Rev Argent Gastroenterol 10:9, 1996.
para vaciar el estómago, y se evalúa el volumen y el pH de ese Peskar BM and Kluge S: Nitric oxide as mediator of protective and
residuo. La producción "basal" de ácido se mide aspirando la vasodilating effects in the rat stomach. Hepato-Gastroenterol
sonda durante 4 períodos consecutivos de 15 minutos y titu- 39:85, 1992.
lando con hidróxido de sodio, 0,1 N. A continuación se esti- Robert A: Cytoprotcction and prostagiandins. Gastroenterology
mulan las células parietales con histamina o con pentagastrina 77:761, 1979.
Rodríguez RF: Diagnóstico y manejo de desórdenes de la motilidad
i.m. En estas condiciones la cantidad de ácido que se segrega gastrointestinal superior. Médico Interamericano 15:328, 1996.
durante otros 4 períodos de 15 minutos se denomina "secreción Stolte M: H. pylori gastritis and gastric MALT-lymphoma. Lancel
acida máxima", mientras que la suma de los 2 valores conse- 339:745, 1992.
cutivos más elevados es el PAO (peak acid output) o pico de Tcrrcs AM, García Buey ML and Pajares JM: Local immune response
producción de ácido, que representaría a la cantidad de célu- on H. pylori associated gastritis. The World Congresses of
las parietales estimuladas. Gastroenterology, Los Angeles, 1994.
Deben tenerse en cuenta los resultados extremos; la res- Warren JR and Marshall B: Unidentified curved bacilli on gastric
puesta mínima hace pensar en aclorhidria, mientras que los epithelium in active chronic gastritis. Lancet 1:1273, 1983.
valores ''basales" superiores a 15 mmol/h pueden correspon- WhittleBJR, Pique JM and Esplugues JV: Roleof endogenous nitric
oxide in gastric mucosal vasodilatation associated with
der a un síndrome de Zollinger-Ellison. stimulation of acid secretion. Hepato-Gastroenterol 39:85, 1992.
Test de Hollander o prueba de la insulina. Evalúa la ac- Yalow RS and Berson SA: Radioimmunoassay of gastrin.
ción del vago sobre la secreción acida. Con 0,2 U/kg de insulina Gastroenterology 58:1, 1970.

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41. ESTOMAGO Y DUODENO 713

ULCERAS GÁSTRICAS Y DUODENALES ra avanza en profundidad, penetra en pleno tejido glandular,


que, al ser destruido, es reemplazado por tejido cicatrizal y se
Luis V. Gutiérrez transforma en el lecho de la úlcera. Son las úlceras "penetran-
tes" o "perforantes". Este proceso plástico explica por qué las
Definición. Cualquiera que sea su localización, gástrica o úlceras en contacto con órganos sólidos no se perforan en la
duodenal la úlcera es una pérdida de sustancia limitada, de cavidad peritoneal. La pared gástrica forma con el hígado o
marcha crónica, que puede interesar todas las túnicas del ór- con el páncreas un bloque sólido, voluminoso, de consistencia
gano y cuya evolución se caracteriza por la alternancia de pe- fibrosa. En las úlceras de la cara posterior del duodeno, en
ríodos de actividad y de remisión. virtud de las relaciones anatómicas de éste con el páncreas, el
Aceptado por la mayoría de los investigadores que la úlce- contacto íntimo entre ambos órganos, que precede a la úlcera,
ra crónica desarrollada en el estómago o en el duodeno es el explica fácilmente la penetración. La pérdida de sustancia es
resultado, en última instancia, de la ruptura del equilibrio en- considerable, los bordes del cráter están tallados a pico en un
tre la resistencia natural de la mucosa y la acción agresiva del bloque de tejido fibroso denso que eleva la mucosa en rodete.
jugo gástrico —que en condiciones normales no lo es—, el Esla esclerosis es la que determina la retracción local del ór-
mecanismo íntimo de su génesis no es idéntico en ambas loca- gano, al cual deforma, y la convergencia de los pliegues de la
lizaciones y tiene aún aspectos por dilucidar. Por eso ya no mucosa. La retracción cicatrizal causa la estrechez, que luego
empleamos el difundido término de "úlcera gastroduodenal" se detallará al comentar las complicaciones.
y diremos, en cambio, úlcera gástrica y úlcera duodenal. En determinadas ocasiones el proceso destructivo encuen-
Anatomía patológica. La localización de la úlcera gástrica tra en su progresión vasos de mayor o menor importancia. Las
es característica: la curvatura menor o su vecindad, y en raras úlceras gástricas producen la erosión de la arteria coronaria
ocasiones la curvatura mayor. En el duodeno, casi siempre .estomáquica o de una de sus ramas; las de la cara posterior del
asienta en la primera porción, menos frecuentemente en la se- duodeno lesionan alguna rama del pedículo pilórico o la pro-
gunda y por excepción en la tercera. Las dimensiones, profun- pia arteria gastroduodenal (véase Hemorragias digestivas).
didad y aspecto general de la úlcera varían dentro de amplios En la fase aguda de iniciación predominan la necrosis, la
límites, desde la minúscula lesión casi imperceptible, que ape- exudación y la congestión; en la fase subaguda el proceso pro-
nas excede la mucosa, hasta el enorme cráter de fondo gresa hasta la capa muscular y aparece el tejido de granulación
anfractuoso. Las úlceras pequeñas, poco penetrantes, en el fondo de la úlcera. La parte más profunda de este tejido
impropiamente denominadas úlceras jóvenes, destruyen la se transforma paulatinamente en gruesas fibras colágenas. Esa
mucosa y la capa muscular, pero no dejan de interesar la serosa. fibrosclerosis es una de las principales características de la
Su presencia se revela a menudo en la superficie peritoneal úlcera crónica, tanto gástrica como duodenal.
por una placa despulida, blanquecina, de aspecto cicatrizal. La úlcera crónica en actividad es el tipo clásico más fre-
En la curvatura menor del estómago la participación serosa es cuente. Yendo de la superficie a la profundidad, se observa
menos evidente, pero, por pequeña que sea la lesión, se obser- que el fundus de la úlcera está constituido por los siguientes
va a menudo un espesamiento localizado del epiplón estratos: 1) una capa de exudado fibrinopurulento; 2) una zona
gastrohepático, surcado por pequeños vasos. Siempre hay de necrosis; 3) una zona de granulación infiltrada por
esclerosis en el lecho y en los bordes de la úlcera, que el ciru- polimorfonucleares, linfocitos y algunos eosinófilos, que evo-
jano debe aprender a palpar. luciona gradualmente hacia la fibrosis; 4) una zona
La llamada úlcera callosa, que no representa necesaria- fibrosclerosa, en la cual la muscular está completamente inte-
mente una úlcera muy antigua, de mayores dimensiones que rrumpida y muy deformada por la retracción cicatrizal. Alre-
la precedente (fig. 41-6), es terebrante y perfora todas las ca- dedor de los nervios hay fibrosis e infiltración inflamatoria.
pas de la pared gástrica o duodenal. La irritación de la serosa Las arterias y las venas muestran proliferación de la ínti-
determina, por un proceso plástico localizado, la adherencia a ma y esclerosis de sus paredes (arteritis, tromboflebitis).
los órganos vecinos (hígado, páncreas). Amedida que la úlce- Ulcera curada epitelizada. En casos determinados, el
epitelio de los bordes de la úlcera prolifera sobre la superficie
granulante y puede llegar a cubrirla totalmente. Este epitelio
es tenue, no contiene células principales ni acidófilas y suele
incluir glándulas de tipo duodenal o intestinal. Por debajo es
visible la cicatriz retraída que fusiona la muscular de la mucosa
con la capa muscular, cicatriz que junto con la esclerosis
vascular forma el cuadro histológico de la úlcera crónica cu-
rada.

Ulcera duodenal

Frecuencia. Presenta amplias variaciones en los distintos


países y aun en regiones dentro de un mismo país. Se estima
que un 10 % de la población mundial en algún momento de su
vida tiene una úlcera duodenal, aunque no siempre es
sintomática ni se complica. Se trata de una enfermedad recu-
rrente, de etiología desconocida, y si no es adecuadamente tra-
tada puede prolongarse por muchos arlos. Es una de las enfer-
Fig. 41-6. Ulcera callosa de la curvatura menor, con borde elevado en rodete, medades de mayor prevalencia si se considera la suma de ca-
fondo anfractuoso y convergencia de los pliegues de la mucosa. sos nuevos más las recurrencias.

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714 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Edad y sexo. La úlcera duodenal puede presentarse a cual-


quier edad, desde la infancia hasta la edad más avanzada. La
frecuencia máxima se observa entre los 35 y los 55 años. Los
ulcerosos de edad avanzada suelen remontar su enfermedad a
la juventud, y si se los interroga bien se obtienen antecedentes
lejanos de ardor, dispepsia o dolor.
La úlcera duodenal es mucho más frecuente en el varón
que en la mujer.
Factores predisponentes. Hay una evidente predisposi-
ción familiar a padecer úlceras del duodeno, y éstas son más
frecuentes en personas del grupo sanguíneo 0. Los estudios
realizados por Samloff y colaboradores demostraron que dos
tercios de los ulcerosos duodenales tienen altos niveles de
pepsinógeno I en el suero, carácter que es heredado en forma
mendeliana dominante, y en estos pacientes también se obser-
vó una elevada secreción acida. Los hallazgos que dividen a
los ulcerosos duodenales sobre una base genética abren nue-
vos, caminos en la investigación de la enfermedad. Fig. 41-7. Relación entre las células parietales y la secreción acida, en
El factor nervioso tiene un interés particular. Muchos personas sanas y en ulcerosos duodenales.
ulcerosos duodenales tienen una personalidad determinada. A
menudo son inestables, depresivos, competitivos, ansiosos,
fácilmente irritables y con frecuentes estados de angustia. comida de prueba a pacientes con úlcera de duodeno, se ob-
En la cirrosis hepática la úlcera duodenal se observa con serva un aumento de la gastrina circulante mucho mayor que
relativa frecuencia. en las personas normales. El aumento de la gastrina puede pro-
Algunos trastornos endocrinos deben ser tenidos en cuen- vocar una úlcera si existe una masa de células parietales nor-
ta. De todos ellos, eí más importante es el producido por la mal. El aumento de la secreción de las células G, productoras
existencia de un tumor ulcerogénico en el páncreas (síndrome de gastrina, se debe a una mayor cantidad de células o a una
de Zollinger-Ellison). Pero este cuadro mórbido, de caracte- respuesta exagerada ante el estímulo con una masa normal de
rísticas especialísimas, constituye de por sí una entidad que células. 4) Alteración de los mecanismos inhibitorios gástricos.
será considerada más adelante. . La liberación de gastrina por las células del antro es inhibida
El hiperparatiroidismo y el síndrome de adenomas por el ácido ya secretado. En condiciones normales, durante el
endocrinos múltiples (MEA, múltiple endocrine adenomas) ayuno hay escasa cantidad de gastrina circulante; con la comi-
son también determinantes de úlceras duodenales. da ésta aumenta, y luego disminuye en un 70 % a las dos horas
En pacientes con enfisema pulmonar, con pancreatitis cró- de la ingesta, cuando el ácido gástrico dejó de ser neutralizado
nica o bajo tratamiento inmunosupresor después de trasplan- por el alimento. En ulcerosos duodenales se observó que la
tes de órganos hay una mayor incidencia de úlcera duodenal. gastrina continuaba en niveles muy superiores a los normales.
Fisiopatología. En general se acepta que la úlcera del Existe entonces una alteración del mecanismo inhibitorio del
duodeno se desarrolla por una alteración del equilibrio normal ácido sobre el antro, que da como resultado una continuada
entre la agresión ácido-péptica y la defensa de la mucosa. liberación de gastrina y, por lo tanto, una mayor secreción aci-
De acuerdo con la fisiopatología, se ha propuesto la si- da que en condiciones normales. Este mismo mecanismo se
guiente clasificación de la enfermedad ulcerosa duodenal: encuentra en el antro excluido después de gastrectomías del
1) Ulcera duodenal asociada a hipersecreción acida. tipo Billroth II, cuando la mucosa antral remanente es bañada
2) Ulcera duodenal asociada al empleo de antiinflamatorios por jugos alcalinos. 5) Alteración de los mecanismos
no esteroides (AINE). neutralizantes duodenales. La llegada del ácido al duodeno
3) Ulcera duodenal asociada a la presencia de Helicobacter activa un mecanismo neurohormonal que inhibe la secreción
pylori. acida del estómago. A su vez, esta llegada de ácido estimula la
El aumento de la secreción acida se produce por: 1) Mayor secreción pancreática, que es fuertemente alcalina y actúa como
cantidad de células parietales en el estómago. Los estudios de amortiguadora a nivel duodenal. En algunos pacientes con úl-
Cox demostraron que muchos pacientes con úlcera de duodeno cera de duodeno hay una disminución de la neutralización del
tienen un número más elevado de células parietales que los ácido por el bicarbonato del páncreas. La máxima capacidad
normales. Esta mayor masa parietal es atribuida a factores secretora de bicarbonato es suficiente para neutralizar la máxi-
genéticos o a un aumento anómalo de estímulos tróficos. Pos- ma secreción acida a nivel del estómago, tanto en personas
teriormente, Card y Marks señalaron que existe una relación normales como en ulcerosos duodenales, pero algunos
directa entre la secreción acida máxima y la cantidad de célu- ulcerosos no utilizan su capacidad de secretar bicarbonato, sea
las parietales (fig. 41-7). 2) Excesiva estimulación vagal. En porque la mucosa duodenal falla en la liberación hormonal o
enfermos con masa parietal normal las células se encuentran bien porque está disminuida la respuesta pancreática a la hor-
anormalmente estimuladas, acción ejercida en forma directa mona ya liberada.
por el nervio vago sobre las células parietales, en las que au- Como resultante de esta fisiopatología la mayoría de los
menta su secreción acida, y sobre las células del antro, que enfermos con úlcera duodenal tienen altos niveles de ácido en
liberan gastrina. La secreción acida máxima en estos casos se el duodeno (tabla 41-1), y la disminución del ácido es una de
encuentra dentro de los límites normales, pero la secreción las principales bases del tratamiento médico o quirúrgico.
basal y la estimulada por la hipoglucemia insulínica están ele- En muchos enfermos con úlcera de duodeno se ha obser-
vadas. 3) Excesiva estimulación hormonal. Cuando se da una vado que la secreción acida está dentro de límites normales y

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41. ESTOMAGO Y DUODENO 715

Tabla 41-1. Comparación de promedios de débito gar a verdaderos tumores inflamatorios. La esclerosis es más
ácido (mmol/hora) densa a nivel del ligamento cisticoduodenal, y oculta a veces a
la arteria pilórica y, lo que es peor, al colédoco, o lo atrae ha-
Global Diferencia según sexo cia el lecho de la úlcera. La vesícula biliar no se sustrae al
proceso plástico, por lo que es dable observar su cuello con
Control U.D. Control U.D. Control U.D.
mujeres hombres adherencias más o menos apretadas. De todo esto debe estar
Basal 1,4 4,7 1.0 2.4 1,8 5,0 bien compenetrado el cirujano.
Débito máximo 12,6 28,9 11,0 16,7 14,1 31,4 Diagnóstico. Presentación clínica. El síntoma central de
Pico de débito 16,2 36,1 14.3 20,0 18,1 38,5 la úlcera es el dolor epigástrico, precedido en la mayoría de
los casos por épocas de ardor o "acidez'', y en general de me-
diana intensidad. Cuando es más agudo el paciente interrum-
pe toda actividad y busca el reposo en cama o adopta actitudes
que existen otros mecanismos que alteran el equilibrio entre antálgicas. En algunas ocasiones refiere que el dolor lo ''atra-
la agresión normal del ácido y la defensa. viesa" como una flecha. No es raro el dolor "en cinturón". de
La infección por Helicobacter pylori aumenta con la edad tipo constrictivo, propio de las úlceras penetrantes en el
y se considera que la mayoría de la población adulta se en- páncreas. Otras veces no pasa de una molestia tolerable, que
cuentra infectada; además se observó que existe una relación se calma fácilmente con dieta o alcalinos.
entre personas infectadas, condiciones sanitarias deficientes y Dos son las características del dolor ulceroso: la periodi-
área geográfica. El Helicobacter pylori se desarrolla en el cidad y el ritmo.
medio ácido gástrico, que es hostil para el crecimiento de la La periodicidad significa que el dolor se presenta por tem-
mayoría de las bacterias, y produce una gastritis crónica su- poradas o crisis cuya duración oscila entre una y cuatro sema-
perficial. En la mayoría de los pacientes esta gastritis difusa nas, durante las cuales el enfermo sufre cotidianamente. Lue-
crónica es asintomática y lleva a metaplasia gástrica. go, con tratamiento o sin él, el dolor desaparece como había
De todos los infectados, una pequeña proporción desarro- comenzado y remite por espacio de semanas, meses y aun años
lla duodenitis, que es la lesión precursora de la úlcera, luego enteros. Pero un exceso de tareas, factores de orden psíquico,
de la aparición de focos de metaplasia con colonización por responsabilidades mal soportadas, etc., desencadenan una nue-
Helicobacter pylori en el duodeno. va crisis.
Por otra parte, la ingestión de antiinflamatorios durante un El dolor es ritmado, o sea, regido por los períodos digesti-
tiempo prolongado lleva a la producción de úlcera del duodeno vos. Comienza de noche o en las primeras horas del día y,
y puede o no estar asociada a hipersecreción acida o al excepto el caso de úlceras complicadas, calma con la ingestión
Helicobacter pylori. de alimentos o soluciones alcalinas. A menudo un vaso de le-
Anatomía patológica. En la mayoría de los casos la úlce- che da cuenta del dolor en pocos minutos. Reaparece al
ra duodenal es una úlcera de caras, no de bordes. Contraria- promediar la mañana o antes de la comida del mediodía, por
mente a lo que ocurre con la úlcera gástrica, que asienta hacia lo cual se ha designado este síntoma con el nombre de hambre
el borde del órgano (curvatura menor), la úlcera duodenal se dolorosa (hunger pain), no del todo adecuado a la realidad. El
desarrolla casi invariablemente en una de las caras de la pri- ciclo se repite por la tarde, con un lapso muy variable, de entre
mera porción del duodeno (con mayor frecuencia en la poste- una y cuatro horas. La crisis nocturna es frecuente, pero no
rior), Este simple enunciado explica el mecanismo de sus prin- constante. El registro preciso del dolor horario, su ritmo, la
cipales complicaciones (hemorragia, perforación). Es también relación exacta con las comidas, etc., permiten redactar el "día
la razón de su difícil semiología radiológica, menos directa y gástrico" en la historia clínica.
menos fácil que la de la úlcera gástrica. Se trata, en general, Los vómitos y las náuseas, aun sin participación pilórica,
de una úlcera de menores dimensiones que la de estómago. pueden formar parte de la sintomatología. La hemorragia, que
Siempre hay una franja de mucosa entre la úlcera y el píloro, se manifiesta como hematemesis o melena, no es un síntoma
por lo cual el término de úlcera pilórica no es en todos los sino una complicación. Fuera de estas hemorragias
casos correcto. En las úlceras de la cara posterior el cráter ho- clínicamente aparentes, el análisis químico de las materias
rada fácilmente la delgada pared duodenal y penetra en el fecales puede revelar con cierta frecuencia sangre oculta, dato
páncreas, amenazando a la arteria gastroduodenal. El cráter de valor sólo frente a anemias de origen no determinado.
de la cara anterior, en general más pequeño, se perfora con Se ha pretendido, siguiendo a Moynihan, asignar al ritmo
cierta frecuencia en la cavidad peritoneal (véase Complica- doloroso valor para la localización de la úlcera. Así, el día
ciones). gástrico compuesto de tres tiempos (dolor, comida, sedación)
La retracción fibrosa producida por el proceso cicatrizal correspondería a la úlcera duodenal, mientras que el más com-
que se desarrolla simultáneamente deforma el duodeno. En plejo, de cuatro tiempos, sería propio de la úlcera gástrica,
condiciones normales, la cavidad de la primera porción del con ingestión, sedación, dolor y calma espontánea. Estos es-
duodeno tiene la forma de una cúpula. En el bulbo ulceroso se quemas no siempre se ajustan a la realidad; únicamente la ra-
organizan, a partir del cráter, bandas retráctiles a modo de ner- diografía o la endoscopia permiten establecer la situación exac-
vaduras, entre las cuales la pared duodenal se distiende en fondo ta de la lesión. En síntesis, no hay un cuadro clínico específico
de saco y constituye un divertículo secundario (adquirido). La de la úlcera duodenal, pero se la sospechará teniendo en cuen-
irregularidad y asimetría del proceso cicatrizal son responsa- ta lo siguiente;
bles del desplazamiento del esfínter pilórico, lo cual, sumado 1) Enfermos jóvenes con vida tensionada y antecedentes
a la congestión y el edema de la submucosa, da la clave de las familiares.
deformaciones radiográficas del bulbo. Es de destacar que la 2) Dolor en ayunas o tardío (2 a 4 horas después de la
úlcera determina una reacción inflamatoria crónica producti- comida).
va que, al desbordar los límites del duodeno, puede compro- 3) Calma con la ingestión de alimentos o la toma de
meter el páncreas y el epiplón gastrohepático vecino y dar lu- alcalinos.

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716 SECCIÓN VI. ABDOMEN

4) Dolor que se propaga hacia el hipocondrio derecho e


induce a veces a la confusión con un padecimiento vesicular.
5) Dolor a la palpación sobre el área duodenal o signos
localizados de irritación peritoneal. .
6) Durante los períodos de actividad se agregan, a veces,
febrícula, adelgazamiento y signos discretos de irritación
peritoneal (dolor a la palpación, resistencia muscular en el
epigastrio).
El examen físico del ulceroso no complicado es poco me-
nos que negativo. El estado general está por lo común bien
conservado. A veces hay adelgazamiento como consecuencia
de regímenes restrictivos mal calculados. Otros son obesos
por la necesidad de comer para calmar el dolor. Durante el
acmé doloroso la palpación del epigastrio pone de manifiesto,
a veces, cierto grado de resistencia a nivel de los músculos
rectos anteriores.
Los signos físicos son influidos por ciertas complicacio-
nes, como se verá más adelante.
Radiología. Este examen debe ser efectuado siempre con
radioscopia para ver la motilidad, utilizar incidencias adecua-
das, compresión graduada, etcétera.
Signos directos. La úlcera duodenal tiene un signo
radiológico directo y decisivo: el nicho. Pero como la lesión
asienta casi siempre en una de las caras del duodeno, pasa
fácilmente inadvertida, salvo que la compresión u otro recur- Fig. 41-8. Antigua úlcera bulbar cuyo nicho no es visible. Imagen trifoliada
so consiga ponerla de manifiesto. característica; receso externo bien diseñado.
Signos indirectos. A menudo el diagnóstico se basa en sig-
nos indirectos, producidos por deformaciones típicas como
consecuencia de las alteraciones anatómicas descritas. En las esfínter pilórico, no en la base del bulbo duodenal. Radiológi-
úlceras de data reciente el nicho se halla rodeado de un halo camente se revela por un pequeño nicho en el borde superoin-
de edema, los contornos del bulbo están conservados y las terno del conducto pilórico.
modificaciones que suelen observarse responden a la hipotonía Endoscopia. La duodenoscopia con fibroscopio es el re-
o al espasmo, ambos de carácter transitorio. En cambio, en la curso más preciso para determinar la posición y el aspecto de
úlcera inveterada los signos indirectos revelan las alteracio- la úlcera. Si las imágenes radiológicas no son categóricas, la
nes orgánicas de la pared duodenal que se enumeran a conti- gastroduodenoscopia es obviamente indispensable.
nuación. Por su aspecto endoscópico la úlcera duodenal puede ser
1) Las bandas de retracción se manifiestan por incisuras y redonda, lineal, irregular o granular. Se pueden apreciar ade-
muescas permanentes y fijas. más los caracteres de evolución y controlar la cicatrización.
2) Entre ellas se forman bolsas (recesos de Colé) que, a Por su aspecto pueden ser certificadas como "crónicas"
menudo, constituyen verdaderos di vertículos por pulsión. Casi cuando la convergencia de pliegues denota un proceso de re-
siempre están en el borde externo o curvatura mayor del bul- paración, que termina generalmente en una cicatriz blanque-
bo. cina estelar o puntiforme. Los endoscopístas denominan A1 y
3) La convergencia de los pliegues de la mucosa —atraí- A2 a las fases agudas del proceso, H (healing) cuando están
dos hacia el cráter, como sucede en la úlcera gástrica— acen- cicatrizando y S (scar) si están cicatrizadas. En la actualidad
tuada por el edema de la submucosa es un signo indirecto de la endoscopia permite, además, descartar la presencia del
valor. Helicobacter pylori mediante biopsias de la mucosa.
4) El píloro puede estar desplazado con respecto a la base Complicaciones. Teniendo en cuenta que las principales
del bulbo (píloro excéntrico). complicaciones de la enfermedad ulcerosa, en especial la he-
5) Otros signos indirectos son el espasmo bulbar, la morragia, tienen caracteres comunes en ambas localizaciones
hipertonía y el hiperperistaltismo gástrico, o el retardo de la de la enfermedad, para no incurrir en repeticiones hemos con-
evacuación. Unos y otros pueden modificarse por influencia siderado útil estudiarlas en conjunto al final del subcapítulo
del tratamiento, pero las lesiones cicatrizadas dejan deformi- de úlcera gástrica.
dades irreversibles que dan imágenes foliadas típicas (duodeno Tratamiento médico. Todo ulceroso debe ser sometido a
en trébol) u otras, cuya persistencia tiene gran valor diagnósti- un tratamiento médico intenso y prolongado. La cirugía sólo
co (fíg. 41-8). entra en consideración frente a la persistencia y a la intensidad
Ulcera posbulbar. Esta localización, poco común, se ob- de las crisis o por complicaciones que la hacen ineludible.
serva por lo general di stal mente al genu superius, pero puede Bases del tratamiento. El objetivo principal es restablecer
situarse más allá, entre éste y la ampolla de Vater. El nicho se el equilibrio entre agresión y defensa a nivel duodenal. En prin-
presenta sobre el borde interno de la segunda porción y su cipio el tratamiento de la úlcera no complicada es médico,
demostración radiológica suele ser dificultosa. Quizá sea más actitud perfectamente justificada por los buenos resultados en
fiel un signo indirecto, característico, que consiste en estre- un alto porcentaje de casos. Cuando se habla de curación no
chez persistente y que a veces es el único signo radiológico significa la extinción definitiva de la enfermedad ulcerosa, pues
del proceso. hay una recurrencia de alrededor del 50 % dentro de los 4
Ulcera pilanca. El cráter se excava en el espesor del años de finalizado el tratamiento. El tratamiento inicial tiene

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41. ESTOMAGO Y DUODENO 717

mayor índice de curación; debe ser correctamente ejecutado y


su eficacia está dada por la desaparición de la sintomatología.
El mejor control de la lesión se hace por endoscopia, procedi-
miento que permite la visión directa y certifica la respuesta al
tratamiento.
Debe darse importancia a la alimentación fraccionada du-
rante el día, de escaso volumen y evitando los irritantes de la
mucosa gástrica (alcohol, condimentos, etc.). Estas medidas
son para estimular poco la secreción acida gástrica y para que
los alimentos actúen como neutralizantes por su capacidad
amortiguadora.
La medicación antiácida es de valor en el tratamiento del
dolor; su acción es inmediata al neutralizar el ácido e inactivar
o destruir la pepsina por elevación del pH. En algunos ulcerosos
están indicados los sedantes u otro tipo de psicofármacos, se-
gún las necesidades individuales.
La base de los procedimientos curativos es lograr la dis- Fig. 41-9. Variantes de la vagotomía. A, vagotomía troncular y piloroplastia;
minución de la agresión ácido-péptica con el objeto de permi- B, vagotomía selectiva y piloroplastia.
tir la cicatrización de la úlcera. Durante muchos años se utili-
zaron los anticolinérgicos y antagonistas competitivos de la
acetilcolina liberada en las terminaciones nerviosas
parasimpáticas (acción muscarínica). Estos fármacos deben cielo abierto y cerrar la antroduodenotomía en forma trans-
administrarse en dosis altas ya que no tienen acción selectiva versal para ampliar el calibre y facilitar un mejor pasaje al
sobre la secreción gástrica, y producen efectos secundarios duodeno. Es el procedimiento más fisiológico, a pesar de que
desagradables. los estudios comparativos no mostraron diferencia con la
Desde los trabajos de Kay en el hombre se sabe que la gastroenteroanastomosis. Cuando se quiere un mayor drenaje
administración de un antihistamínico antes de la inyección de del estómago se puede hacer una gastroduodenoanastomosis
histamina bloquea la acción de ésta, con excepción de su efec- (Finney o Jaboulay). En casos en que no es posible efectuar la
to sobre la secreción gástrica. Estos receptores bloqueados por piloroplastia, generalmente por dificultades técnicas, debe
los antihistamínicos se denominaron receptores H r realizarse una gastroenteroanastomosis, de preferencia en la
Estudios posteriores permitieron obtener la cimetidina, cara posterior gástrica y siempre cercana al píloro. La
droga que bloquea los receptores H2 y carece de acción tóxica. vagotomía troncular, con un procedimiento de drenaje, tiene
La cimetidina tiene la propiedad de inhibir la secreción acida una tasa de mortalidad operatoria inferior al 1 % y una inci-
en condiciones básales y con los estimulantes fisiológicos. dencia de recidivas ulcerosas de alrededor del 8 % (Cox y
La ranitidina es una potente droga bloqueadora de los re- Williams).
ceptores H2 que con dosis menores tiene mayores efectos como Vagotomía selectiva. La vagotomía troncular desnerva a
reductor de la secreción. La dosis por vía oral es de 300 mg en otros órganos además del estómago. La selectiva difiere de la
una toma al día o en dos de 150 mg. anterior en que el nervio vago anterior se secciona distalmente
El omeprazol es un inhibidor de la bomba de protones (H+- a la rama hepática y el posterior más allá de la rama celíaca
K+-ATPasa) y se lo administra en dosis de 15 a 30 mg por día. (fig. 41-9, B). Esta vagotomía también desnerva todo el estó-
Para la erradicación del Helicobacter pylori y la curación mago, por lo que debe acompañarse siempre de un drenaje
de la úlcera la medicación más utilizada es la asociación de gástrico.
omeprazol con antibióticos. En los comienzos se combinó el Vagotomía superselectiva. Preserva las ramas hepática y
omeprazol y la amoxicilina, pero ensayos posteriores demos- celíaca y además las que inervan el antro gástrico; no necesita
traron que un segundo antibiótico mejoraba la eficacia de la entonces un complemento para avenar el estómago y queda
terapia. El esquema más utilizado es omeprazol con intacto el esfínter pilórico (fig. 41-10). Esta técnica es deno-
amoxicilina y metronidazol o con amoxicilina y eritromicina, minada en algunos países "vagotomía gástrica proximal" o
durante 2 a 4 semanas. "selectiva proximal". Tiene una mortalidad muy baja (0,3 %)
Tratamiento quirúrgico. El cirujano actual tiene varia- y menos efectos colaterales que las otras dos vagotomías, pero
dos procedimientos para el tratamiento quirúrgico de la úlcera mayor porcentaje de recidivas. De todos modos, en la actuali-
de duodeno. La mayoría considera que la vagotomía, con sus dad es la operación de elección en los centros especializados.
distintas técnicas y asociada o no a otros procedimientos, es la Vagotomía laparoscópica. Los avances de la cirugía
operación de elección. videoasistida permiten efectuar el tratamiento quirúrgico de
Vagotomía troncular por vía abdominal. Consiste en la úlcera duodenal por laparoscopia. Se han realizado todas
seccionar los nervios vagos por debajo deldiafragma antes de las técnicas de vagotomía, especialmente la vagotomía
su división en ramas hepáticas, celíacas y gástricas (fig. 41-9, superselectiva y la preconizada por Taylor: vagotomía troncular
A). Esta vagotomía no sólo desnerva el estómago, sino tam- posterior y seromiotomía gástrica anterior. Consiste en
bién el hígado, la vesícula biliar, el páncreas y el intestino del- seccionar o resecar 1 era del nervio vago posterior, debajo del
gado. Como consecuencia de las alteraciones motoras que se hiato esofágico, luego de la apertura del peritoneo preesofágico.
producen en el estómago debe acompañarse siempre de un La seromiotomía es la sección longitudinal de la capa
drenaje gástrico; los más utilizados son la piloroplastia y la seromuscular en la cara anterior del estómago, sin abrir la
gastroenteroanastomosis. mucosa, porque es la capa donde transcurren las fibras vagales.
La piloroplastia consiste en seccionar el esfínter pilórico a La incisión comienza en el ángulo de His y continúa a 1,5 cm

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718 SECCIÓN VI. ABDOMEN

de la curvatura menor hasta la pata de ganso, que corresponde gástrica distal o hemigastrectomía (fig. 41-12). La continui-
a las fibras terminales del nervio de Latarjet (fig. 41-11). dad se restaura con el yeyuno (Billroth II, variante más utili-
Vagotomía y antrectomía. Desde los estudios de Pavlov, zada) o con el duodeno (Billroth I). El objetivo de esta opera-
en 1902, en que describió el aumento de la secreción gástrica ción combinada es abolir los dos mayores mecanismos de
al llegar los alimentos al estómago, se han publicado numero- estimulación de la secreción gástrica, el vagal y el antral. Tie-
sos trabajos sobre la influencia del antro en la secreción acida. ne una morbimortalidad baja, aunque superior a la de los pro-
Fueron Farmcr y Smithwick, de Boston, los primeros en aso- cedimientos sin resección. En casi todos los estudios compa-
ciar a la vagotomía la antrectomía, también llamada resección rativos la vagotomía con antrectomía es la operación con me-
nor porcentaje de recidivas.
Gastrectomía. Mejor llamada resección convencional, tuvo
su auge antes de la vagotomía y se difundió a causa de los
fracasos de la gastroenteroanastomosis, que era a principios
de siglo el tratamiento de elección en la úlcera de duodeno.
En 1915, von Haberer comunicó buenos resultados con la
resección gástrica en el tratamiento de la úlcera duodenal.
Experiencias posteriores demostraron que la anastomosis
gastroyeyunal terminolateral (Billroth II o de Reichel-Polya,
fig. 41-13) daba mejores resultados que la gastroduodeno-
anastomosis (Péan o Billroth I). Algunos operados experimen-
taban molestias posprandiales, inciertamente atribuidas a la
evacuación gástrica acelerada. Para corregir esta situación,
Hoffmeistery Finsterer propusieron una neoboca gástrica más
reducida mediante la sutura parcial del orificio gástrico (fig.
41-13).
Posteriormente hubo grandes adelantos en los conocimien-
tos de la fisiopatología gástrica, y en la actualidad son pocos
los cirujanos que realizan la gastrectomía subtotal como pro-
cedimiento de elección en el tratamiento de la úlcera del
duodeno, dada su mayor morbimortalidad, factor que aumen-
ta con la inexperiencia del equipo quirúrgico.
Ventajas e inconvenientes de la vagotomía. En párrafos
anteriores hemos mencionado la menor mortalidad de la
vagotomía si se compara con las técnicas reseccionistas. Pero
es necesario saber en cuánto se reduce la secreción acida al
Fig. 41-10. Vagotomía superselectiva o vagotomía gástrica proximal.
cabo de esta operación. Se demostró en los distintos tipos de
vagotomía que la reducción varía entre el 75 y el 90 %, tanto
en condiciones basales como después de la estimulación máxi-
ma. (done by 007)
Los índices de recidivas ulcerosas posvagotomía tienen
variaciones, según las series, entre el 3 y el 27 %, con un pro-
medio del 8 %. Hay acuerdo general en que la causa más co-
mún de recidiva es la vagotomía incompleta, atribuida a las
variaciones anatómicas del nervio vago, a las dificultades téc-
nicas y a la experiencia del cirujano. El síndrome de Zollinger-

Fig. 41-11. Operación de Taylor por cirugía videoendoscópica. Vagotomía


troncular posterior (flecha) y seromiotomía anterior (sin drenaje gástrico). Fig. 41-12. Hemigastrectomía, incluyendo la úlcera, y vagotomía troncular.

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41. ESTOMAGO Y DUODENO 719

Fig. 41-13. Gastroduodenectomía convencional de


dos tercios. En la viñeta: a, anastomosis gastro-
yeyunal a lo Reichel-Poyla o tipo Billroth II; b,
anastomosis de Hoffmeister-Finsterer; c, gastro-
duodenostomía, operación de Pean o tipo Billroth I.

Ellison es otra causa de recidiva y debe ser investigado espe- o mucosa antral residual con estimulación anormal ("antro
cialmente si la vagotomía fue completa y el estómago se eva- retenido").
cuaba bien.
Podemos concluir que las vagotomías son las operaciones
más fisiológicas y, dentro de ellas, la superselectiva es la de Ulcera gástrica
menor morbilidad. Con la vagotomía y la antrectomía asocia-
das se ha comprobado un menor índice de recidivas y, en mu- Definición. La úlcera gástrica crónica es una pérdida de
chos casos, a pesar de vagotomías incompletas, la úlcera curó, sustancia del estómago que comienza en la mucosa, sobrepasa
pero tienen el inconveniente de una mayor morbilidad y la la muscular de la mucosa y puede llegar a interesar todas las
posibilidad de trastornos posgastrectomía. capas del órgano.
Complicaciones de la vagotomía. Previamente se mencio- Al igual que la úlcera duodenal, es consecuencia del
naron las tasas de mortalidad y morbilidad en los distintos ti- desequilibrio entre la agresión ácido-péptica y la defensa de la
pos- de vagotomías. La retención gástrica postoperatoria era mucosa gástrica, desequilibrio que constituye el mecanismo
una complicación frecuente cuando a la vagotomía troncular de todas las úlceras del aparato digestivo. En consecuencia,
no se asociaba un procedimiento de avenamiento gástrico. cualquier segmento del tubo digestivo expuesto al ácido y la
Actualmente la mayoría de los casos de retención gástrica ocu- pepsina puede ulcerarse. En la patología benigna del esófago
rren por fallas técnicas al realizar la piloroplastia o la distal, estómago, duodeno y yeyuno proximal continúa vigen-
gastroenteroanastomosis. te el aforismo "no ácido, no úlcera''.
La diarrea es la secuela más frecuente, y su incidencia es Clasificación y localización. Actualmente se diferencian
mayor en la vagotomía troncular que en la selectiva y la distintos tipos de úlceras, con diversos factores causales.
superselectiva. En la mayoría de los pacientes es episódica y Johnson separó, en 1965, tres grupos (fig. 41-14): Tipo I: se
de causa desconocida, por lo que el tratamiento suele ser em- localizan en la curvatura menor del estómago y cursan con
pírico (véase Complicaciones alejadas del estómago operado). hipoacidez gástrica; en nuestro medio se las denominó tam-
Recidivas ulcerosas posvagotomía. Se conoce con este bién tróficas (Meeroff). Tipo II: de la curvatura menor y aso-
término la aparición o persistencia de una úlcera tras la opera- ciadas con úlceras del duodeno. Tipo III: se localizan cerca
ción. Su ¡ocalización es variable; es más común en el duodeno, del píloro y se comportan como las úlceras del duodeno.
pero también puede aparecer en el estómago o en el yeyuno La úlcera gástrica crónica suele ser única; en menos del
luego de anastomosis gastroentéricas. 5 % de los casos hay úlceras simultáneas. Los estudios
Las causas más comunes son: a) vagotomías incompletas; epidemiológicos de Doll demostraron que los familiares de
b) estasis gástrica; c) factores endocrinos no reconocidos, como pacientes con úlcera gástrica tienen tres veces más posibilida-
hiperparatiroidismo o síndrome de Zollinger-Ellison; d) cuan- des de padecerla que la población sin antecedentes.
do en las resecciones gástricas tipo Billroth II se deja mucosa Factores predisponentes. En el estudio genético de los
antral residual en el muñón duodenal; e) drogas ulcerogénicas. ulcerosos gástricos se encontró que una gran proporción del
El síntoma predominante es el dolor, y en todos los opera- tipo I pertenecen al grupo sanguíneo A, mientras que los de
dos del estómago que tienen dolor debe sospecharse una los tipos II y III pertenecen en su mayoría, como los ulcerosos
recidiva ulcerosa. En un tercio de los pacientes con úlceras duodenales, al grupo sanguíneo 0.
recidivadas la investigación de sangre oculta en las materias Frecuencia. Todas las estadísticas coinciden en asignar a
fecales es positiva. la úlcera gástrica una frecuencia menor que a la úlcera
En los pacientes con recidivas ulcerosas se debe hacer: a) duodenal; la proporción varía entre 1:4 y 1:7.
estudio radiológico, recordando las deformaciones causadas Con respecto al sexo, se admite que es menos frecuente en
por la cirugía; b) endoscopía, que es de fundamental impor- la mujer que en el hombre, en la relación de 1:2.
tancia porque informa acerca del estado de la mucosa, la loca- La edad de aparición es mucho más tardía que en la úlcera
lización precisa de la úlcera y el período evolutivo; c) estudio duodenal; la mayoría se observa entre la cuarta y la séptima
de la secreción gástrica, de gran ayuda para evaluar al pacien- década de la vida, con más exactitud, entre los 35 y los 64
te y poder efectuar el plan terapéutico; d) dosaje de gastrina años.
en sangre cuando se sospeche un síndrome de Zollinger-Ellison Etiopatogenia. La etiología de la úlcera gástrica es toda-

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720 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Fig. 41-14. Ulceras gástricas:


clasificación de Johnson.

vía desconocida. A pesar de ello, se sabe que la rotura del equi- irrigación o renovación celular puede considerarse como ele-
librio normal entre agresión y defensa es la causa de su inicia- mento ulcerogénico.
ción. Anatomía patológica. Se considera úlcera a la pérdida de
Desde los estudios de Ruding se conoce que la úlcera sustancia que sobrepasa la muscular de la mucosa, caracterís-
gástrica crónica se localiza, en la mayoría de los casos, en la tica que la diferencia de la erosión.
mucosa antral, cercana al límite con la porción secretora de La úlcera péptica tiene un ciclo evolutivo característico:
ácido. Esto no sucede en la úlcera tipo III de Johnson, que se período activo (A, acute), período de curación (H, healing) y
comporta como duodenal y sólo difiere en su localización. período de cicatrización (S, scar). Este ciclo se desarrolla ha-
El factor agresivo ácido-péptico es la causa principal en la bitualmente entre 30 y 60 días; cuando se interrumpe y no
producción de las úlceras gástricas de los tipos II y III. En la llega a la cicatrización se convierte en una úlcera péptica cró-
de tipo II, secundaría a una úlcera del duodeno, la secreción nica (fig. 41-15).
acida normal o aumentada permanece mayor tiempo en con- La úlcera gástrica crónica (tipo I de Johnson) se sitúa en la
tacto con la mucosa gástrica por trastornos en la evacuación mucosa antral a 1 o 2 cm de la zona productora de ácido. Su
del estómago. forma y tamaño son variables, en relación con el grado de des-
Normalmente, la barrera mucosa protege a las células trucción de la pared gástrica. El tamaño del cráter no corres-
epiteliales del contenido gástrico. Davenport demostró que la ponde al del nicho radiológico, por influencia del edema y de!
principal causa de la úlcera gástrica es un aumento de la moco o exudado.
permeabilidad de esta barrera mucosa a los iones H+, lo cual Con el microscopio se observan, en la etapa activa, con-
permite su retrodifusión y la consecuente lesión de la pared gestión y edema, exudado fibrinopurulento que cubre áreas de
gástrica. Cualquier sustancia que altere la barrera mucosa, necrosis y zonas de granulación con polimorfonucleares. Ei
como el ácido acetilsalicílico, corticoides, fenilbutazona, tejido evoluciona hacia la fibrosis y la esclerosis, y luego ei
indometacina y sales biliares, aumenta la permeabilidad y pro-
voca lesiones que pueden llegar a la ulceración. La gastritis
crónica, mencionada por Konjetzny como predisponente a la
úlcera, determina una disminución en la defensa de la mucosa.
Du Plessis observó que en pacientes con úlcera gástrica ia con-
centración de sales biliares en el contenido del estómago era
mayor que en las personas normales y atribuyó este reflujo de
bilis a una incompetencia del esfínter pilórico.La bilis altera
la mucosa y la vuelve más sensible a la acción nociva del áci-
do. Oi sostuvo que la localización de la úlcera en la curvatura
menor sobre la mucosa antral, en la zona vecina a la produc-
ción de ácido, se debe a que en esa área las fibras musculares
del estómago se entrecruzan y forman una fuerte banda mus-
cular que determina un intenso esfuerzo cinético.
En la actualidad se sabe que el Helicobacter pylori es el
agente causal de la gastritis crónica activa tipo B del antro. El
Helicobacter coloniza en la superficie de las células epiteliales
gástricas y desencadena acciones lesivas de la mucosa con al-
teración de la barrera de moco. El proceso inflamatorio lleva
al daño epitelial con la consecuente gastritis y desarrollo de
úlcera.
Ei moco y la capa de células epiteliales son los factores
defensivos fundamentales. Cualquier sustancia que disminu-
ya la calidad o cantidad de la secreción de moco o altere la Fig. 41-15. Estadios de la úlcera.

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41. ESTOMAGO Y DUODENO 721

epitelio que bordea la úlcera prolifera sobre el cráter hasta


cubrirlo y deja una cicatriz lineal.
En la biopsia de la úlcera es de suma importancia descar-
tar la presencia de células neoplásicas y es de interés conocer
la existencia y cantidad de Helicobacter pylori. Marshall y
Warren establecen la siguiente graduación:
0. Ausencia de bacterias
1. Bacterias ocasionales
2. Bacterias diseminadas
3. Gran número de bacterias
Diagnóstico. Presentación clínica. El dolor tiene caracte-
res análogos al que hemos descrito en la úlcera duodenal: es
periódico y horario. Los períodos dolorosos (crisis) duran de
10 a 15 días; pueden prolongarse 1 a 2 meses en las úlceras
muy antiguas y penetrantes, de tratamiento difícil. El dolor
aparece más o menos tempranamente después de las comidas,
a veces transcurridos 30 minutos o una hora. La calma que
sigue a la ingestión de alimentos o de soluciones alcalinas es
menos franca que en la úlcera duodenal. Se acepta que el do-
lor producido por la úlcera gástrica suele ceder espontánea-
mente antes de una nueva ingestión de alimentos (ritmo de
cuatro tiempos). Sin negar que esa sea la realidad en ciertos
casos, nos ha parecido que, en la mayoría, no pasa de ser una
sutileza clínica, difícil de comprobar. El dolor es epigástrico,
más precisamente subxifoideo, con irradiaciones hacia el tórax, Fig. 41-16. Ulcera de la porción vertical de la curvatura menor. El edema,
región precordial, dorso, zona escapular izquierda, etc. Es la esclerosis local y cierto grado de espasmo exageran la profundidad del
destacable la observación de que el reposo en cama suele te- nicho, formándose una especie de cuello. En la pieza operatoria el cráter es
ner acción analgésica. El síndrome doloroso se puede acom- menos profundo que su imagen radiográfica.
pañar de pirosis y vómitos pituitosos o alimentarios. Estos úl-
timos determinan un alivio inmediato, especialmente en las
úlceras vecinas ai píloro, por lo cual a veces los enfermos lo- gigantes, úlceras tipo I de Johnson o tróficas. Las úlceras de la
gran, con el vómito provocado, la cesación de sus molestias. cara posterior se esconden detrás de la curvatura menor y de-
El adelgazamiento es frecuente cuando el apetito está dismi- ben ser cuidadosamente investigadas.
nuido durante los períodos de actividad de la úlcera. El exa- Toda úlcera en actividad se acompaña de fenómenos
men físico es negativo, excepto durante la crisis, en que la inflamatorios, que se atenúan o desaparecen en los intervalos;
presión de la mano despierta dolor y provoca cierta resisten- su aspecto anatómico se superpone hasta cierto punto con el
cia muscular. cuadro clinicorradiológico.
Sea cual fuere su forma, los contornos del nicho siempre
Radiología. El momento óptimo de efectuarla es el perío-
son regulares y limpios. En algunos, sobre todo los de la por-
do de actividad de la lesión. El examen debe ir en busca del
ción vertical, es posible ver que el bario presenta un nivel ho-
signo capital: el nicho o cráter. La imagen radiográfica de éste
rizontal, sobre el que se dispone una pequeña imagen diáfana,
es producida por el relleno de la úlcera mediante la mezcla
gaseosa. En determinadas circunstancias se distinguen tres
opaca. La depresión se destaca gracias al rodete edematoso
zonas superpuestas: la inferior, muy opaca, formada por mez-
que la circunda, y durante el espasmo doloroso la retracción
cla opaca; la capa intermedia, grisácea, líquida, y por encima,
de la pared gástrica exagera su verdadera profundidad (fig.
la burbuja de gas. Tal es el nicho de Haudek.
41-16).
Como la úlcera gástrica asienta casi invariablemente en la
curvatura menor y ésta se proyecta de perfil en la película, el
cráter se ofrece como una imagen saliente, en relieve, que rom-
pe la línea de la calle gástrica. Su forma es variable: discoidal,
de cono truncado, pero mejor que hacer de ella descripciones
geométricas artificiales es estudiarla en buenas radiografías.
El cráter se manifiesta de modo que es fijo, invariable y per-
sistente en una serie radiográfica. Un pliegue anormal así como
ia superposición del ángulo duodenoyeyunal con la curvatura
menor pueden simular un cráter. Lo falso en tal caso no será la
imagen, sino ¡a interpretación basada en un examen incom-
pleto. El "falso nicho" se desvanece en las tomas sucesivas
modificando las incidencias. Por lo tanto, una sola imagen tie-
ne un valor relativo.
La altura de la úlcera es variable: puede hallarse en la por-
ción vertical o descendente, el segmento horizontal o la re-
gión del ángulo. Los cráteres de la porción vertical son, en
general, más grandes que los prepilóricos. En la parte más alta Fig. 41-17. Ulcera gástrica. Convergencia de los pliegues de la mucosa,
de la curvatura menor, región subeardial, se ven los cráteres como radios que parten del cráter.

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722 SECCIÓN VI. ABDOMEN

En la radioscopia, el cráter puede ser doloroso a la deprimidas o mixtas. Las elevadas son una protrusión dentro
palpación. del estómago y se dividen en extragástricas, submucosas y
Otros signos completan el síndrome radiológico ulceroso. mucosas. La lesión deprimida es una imagen excavada desde
Uno es la rigidez segmentaria, zona de la curvatura menor la mucosa hacia el espesor de la pared gástrica. Las lesiones
que ha perdido su elasticidad y motilidad. Las ondas deprimidas se distinguen en erosiones y úlceras. Las primeras
peristálticas se detienen a su nivel, a consecuencia de la no sobrepasan la muscular de la mucosa, mientras que las úl-
infiltración inflamatoria que rodea a la úlcera crónica. La con- ceras son más profundas.
vergencia de pliegues de la mucosa se define por sí misma Todas estas lesiones, especialmente las deprimidas, deben
(fig. 41-17); es la expresión radiográfica de la disposición de ser observadas cuidadosamente para diferenciar las de origen
la mucosa en la zona de la úlcera. El paralelismo fisiológico benigno del cáncer temprano y del avanzado.
de los pliegues se rompe por la alteración cicatrizal de la Murakami clasificó las úlceras gástricas de acuerdo con la
submucosa, atraída por el cráter, signo típico y constante. La penetración en la pared gástrica en: 1) lesión mínima, que afecta
hipertrofia de los pliegues y el aspecto seudoneoplásico del el epitelio superficial y que por lo común cura espontánea-
antro, señalado por Gutmann, son otros tantos elementos por mente; 2) úlcera poco profunda, que lesiona la muscular de la
valorar. La muesca de la curvatura mayor frente a la úlcera, mucosa y es de bordes netos uniformes, redondeados y regu-
provocada por un espasmo durable, es un signo frecuente ("es- lares; 3) lesión que llega hasta la capa muscular del estómago
pasmo oponente"), aunque no constante. La biloculación y que con tratamiento médico puede curar sin secuelas; 4) pér-
gástrica es una alteración anatómica, fija y permanente, pro- dida de sustancia que llega hasta la serosa (úlcera penetrante),
ducida por la retracción cicatrizal de la pared (véase más ade- de difícil curación con tratamiento médico y que, cuando lo
lante). hace, suele dejar secuelas.
Las úlceras gigantes son aquellas cuyas dimensiones ex- Esta clasificación orienta sobre el pronóstico y el trata-
ceden los 3 o 4 cm. Están situadas, por lo general, en la parte miento: las de los grupos 1 y 2, poco profundas, evolucionan
vertical de la curvatura menor. espontáneamente o con tratamiento médico hacia la curación;
De paso, corresponde rectificar ciertas interpretaciones que en los grupos 3 y 4 debe realizarse tratamiento médico y se
han perdido actualidad. Ahora se sabe que, desde el punto de agrega la posibilidad de un tratamiento quirúrgico. En gene-
vista histológico, el límite proximal del antro desborda a me- ral, cuanto mayor profundidad tiene la úlcera, más rebelde es
nudo la región angular y asciende en la curvatura menor en al tratamiento médico.
dirección al cardias. De tal modo, un nicho ulceroso que Sobre el final de la etapa de actividad (A) de la úlcera co-
radiológicamente está en la porción vertical asienta en la mienzan a esbozarse los pliegues convergentes, que se hacen
mucosa antral. manifiestos en el estadio de curación (H). El estudio detallado
No es exacto que las úlceras gigantes sean malignas. Las de los pliegues ayuda mucho en la diferenciación entre lesión
grandes úlceras de marcha aguda, que se modifican rápida- benigna y maligna. En la benigna, los pliegues son uniformes
mente con la influencia del reposo y del tratamiento, son be- en tamaño y forma, de superficie regular, y se van afinando
nignas; se desarrollan en ciertas condiciones de terreno. Otras simétricamente a medida que se acercan al nicho.
veces la úlcera no se modifica; un gran cráter de bordes irre- Como ya se mencionó, el tamaño de la úlcera no tiene gran
gulares resiste al tratamiento. Debe pensarse entonces en un utilidad en el diagnóstico diferencial. Según Nakadaira, son
cáncer con apariencia de úlcera (cáncer ulcerado), como se caracteres de las lesiones benignas: 1) bordes bien definidos;
verá más adelante. 2) ausencia de islas de mucosa sana dentro de la úlcera, y 3)
La úlcera de la cara posterior tiene a veces su expresión en ausencia de erosiones en sus márgenes. Las características del
un gran cráter, que se observa especialmente en mujeres hacia cáncer serán tratadas en el capítulo respectivo.
la quinta o sexta década de la vida. Pese a su situación muy En la biopsia se estudia el estado histomorfológico de la
alta, los síntomas son análogos en ritmo e intensidad a los de mucosa y la presencia o no de Helicobacter pylori.
otras localizaciones de la enfermedad ulcerosa. Cuando pene- Exámenes de laboratorio. El estudio de la secreción
tra en el páncreas, la intensidad del dolor es grande y suele gástrica es de poco valor en las úlceras de estómago, a menos
tener irradiaciones dorsales y escapulares. El radiólogo debe que se demuestre la falta de secreción acida después del estí-
empeñarse en buscar la impregnación del cráter, eliminando mulo máximo (anacidez), caso en el cual se descarta una úlce-
la capa de bario interpuesta, recurriendo al decúbito dorsal, ra benigna.
radiografías de perfil, etc. En la cara posterior del antro pue- En el enfermo con úlcera gástrica crónica (tipo I de
den pasar inadvertidas si no se buscan las incidencias adecua- Johnson) la secreción acida estimulada es normal o está dis-
das. minuida. Como mencionamos anteriormente, la mayoría de
Endoscopá. La endoscopia digestiva ha evolucionado las úlceras se encuentran en el antro, en su límite con la zona
notablemente desde la utilización de la fibra óptica, y el secretora de ácido. Amedida que se acercan al cardias, es mayor
fibroscopio permite explorar zonas que eran inaccesibles a los el tamaño del antro y menor la superficie productora de ácido;
endoscopios rígidos. En la úlcera gástrica hace posible obser- por lo tanto, hay una menor secreción acida máxima. La
var las características de la lesión y realizar biopsias dirigidas. secreción basal (no estimulada) está dentro de los límites nor-
A su vez. se puede seguir la evolución del proceso de la gastritis males.
asociada. En las úlceras gástricas (tipo II de Johnson) secundarias a
Como hemos mencionado anteriormente, la úlcera se pue- una úlcera del duodeno o en las prepilóricas (tipo III), que se
de encontrar en distintas etapas evolutivas, en actividad, en comportan como úlceras de duodeno, la secreción es normal o
vías de curación o cicatrizada. En las recidivas es posible com- se halla aumentada. En estos enfermos la secreción basal se
probar la cicatriz de la úlcera previa y la desaparición de los puede encontrar elevada, habitualmente por un aumento de la
pliegues gástricos por la gastritis que reemplazó a las células estimulación vagal, así como en los que tienen trastornos de la
parietales por células de tipo antrales de secreción mucosa. evacuación por influencia hormonal (gastrina).
En la endoscopia se pueden observar lesiones elevadas, Además del análisis químico del jugo gástrico, el estudio

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41. ESTOMAGO Y DUODENO 723

citológico mediante el lavado gástrico o el cepillado es de uti- En la úlcera crónica la cicatrización es lenta porque hay un
lidad cuando se sospecha un cáncer. grado menor de regeneración celular como consecuencia de la
La investigación de sangre oculta en la materia fecal sólo gastritis, y más lenta aún cuando siguen actuando los factores
ayuda en la orientación del paciente sin sintomatología o en que produjeron la úlcera.
los anémicos, y puede ser positiva en variados procesos del Él paciente debe ser controlado, de preferencia con
tubo digestivo. endoscopia, a las 4 semanas de tratamiento. En ese período la
La investigación del Helicobacter pylori puede hacerse con: úlcera debe estar curada o haber disminuido a menos del 50 %;
a) la prueba de urea en el espirado, que tiene alta sensibilidad, sólo si hay presunción firme de benignidad se puede continuar
y b) la serología. con el tratamiento médico durante otros períodos de 2 a 4 se-
Evolución y pronóstico. La úlcera gástrica, en un gran manas, con una nueva evaluación.
porcentaje de casos y con tratamiento adecuado, evoluciona Tratamiento quirúrgico de la úlcera gástrica crónica.
hacia la curación en semanas o meses. El paciente con úlcera gástrica necesita tratamiento quirúrgi-
La úlcera gástrica no tratada y en actividad puede compli- co cuando: 1) no hay certeza de benignidad a pesar de varios y
carse por el progreso de la inflamación que va horadando las correctos estudios; 2) la úlcera no cura después del tratamien-
paredes. En el transcurso de la penetración suele erosionar un to médico bien realizado (se considera no curada a la úlcera
vaso y producir hemorragias cuya magnitud está en relación que persiste 90 días en controles radiológicos o endoscópicos);
con el calibre del vaso. Si no hay adherencias del estómago a 3) recidiva dentro del año de haber sido tratada; 4) la úlcera se
otros órganos, se puede abrir la serosa y producirse la perfora- complica (perforación, hemorragia profusa y obstrucción).
ción en la cavidad libre. Cuando la úlcera se encuentra cerca- Él tratamiento quirúrgico debe estar basado en la extirpa-
na al píloro, puede ocasionar una fibrosis que lleva a la estre- ción de la úlcera, en la resección de todo el antro (fig. 41-18).
chez del antro pilórico y desencadena un síndrome pilórico zona donde asienta la gastritis, y en favorecer una buena eva-
(véase Complicaciones). cuación gástrica. La resección gástrica parcial, hemigas-
Hace algunos años se consideraba como otra complica- trectomía o gastrectomía subtotal convencional, es de indica-
ción a la transformación maligna de la úlcera gástrica. En la ción precisa en las úlceras tipo I de Johnson. En los tipos II y
actualidad, con los aportes de la radiología, endoscopia e III puede ser necesario disminuir la secreción acida, por lo
histología, se puede aceptar que la transformación maligna es que muchos cirujanos agregan a la hemigastrectomía una
un hecho de excepción. En la mayoría de los casos se trata de vagotomía para evitar la recidiva ulcerosa, criterio similar al
un cáncer gástrico que se ha ulcerado (véase Cáncer gástrico). empleado para la úlcera duodenal.
Tratamiento de la úlcera gástrica crónica no complica- La vagotomía, en cualquiera de sus técnicas, no tiene indi-
da. La úlcera gástrica, una vez que se ha demostrado la ausen- cación en las úlceras gástricas como único tratamiento por los
cia de malignidad, debe ser tratada en primera instancia altos índices de recidiva. Repetimos que en esta patología sólo
médicamente. Esto no quiere decir que se curará siempre con se la debe usar como complemento de una resección gástrica.
tratamiento médico, pues en un tercio de los pacientes la le- En las úlceras gástricas altas, cercanas a la unión
sión no cicatriza, y, además, en el 45 % de las que cicatrizan esofagogástrica, se pueden realizar resecciones llamadas "en
habrá recidivas, para las cuales no existe aún una terapéutica escalera" (fig. 41-19) o, si es muy difícil extirparlas, se deja la
médica que las prevenga. úlcera in situ y se hace una gastrectomía distal a la úlcera (ope-
La posibilidad de curación disminuye a medida que au- ración de Kelling-Madlener, (fig. 41-20). En estos casos hay
menta la profundidad de la úlcera; cuando penetra en órganos que extremar las biopsias de la úlcera para tener la seguridad
contiguos es todavía de más difícil curación. de que no sea maligna.
En líneas generales, el tratamiento se basa en disminuir la La reconstrucción del tránsito digestivo después de la
agresión del ácido y de la pepsina y aumentar la defensa de la resección gástrica se realiza con el duodeno en forma
mucosa gástrica, así como en erradicar al Helicobacter pylori terminoterminal (tipo Billroth I) o con el yeyuno de manera
(véase Tratamiento de la úlcera duodenal).
El dolor, síntoma que más aqueja, es producido básica-
mente por la acción local del ácido sobre la lesión y, por lo
tanto, la primera indicación son los antiácidos.
El reposo psicofísico mejora el porcentaje de curación en
más del doble cuando se lo compara con un grupo de enfer-
mos sin reposo. En los fumadores el tratamiento médico pier-
de eficacia y la tasa de mortalidad por complicaciones es ma-
yor.
El régimen dietético estricto, base del tratamiento durante
muchos años, ha pasado a un segundo plano. Se recomienda
que sea hipercalórico y esté exento de irritantes de la mucosa
gástrica y de estimulantes de la secreción acida.
Para favorecer ¡a curación de la úlcera gástrica es necesa-
rio disminuir la secreción acida hasta niveles no agresivos, de
la misma forma que en la úlcera duodenal, administrando
bloqueadores H2 e inhibidores de la bomba de protones. Tam-
bién se utilizan con menos frecuencia otros fármacos, como la
metoclopramida, el sulfato de amilopectina, la carragenina
degradada, la colestiramina y el farnesilacetato de geranilo.
Los sedantes tienen indicaciones precisas cuando se agrega
un componente psíquico, Fig. 41-18. Gastrectomía por úlcera gástrica

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724 SECCIÓN VI.
I. ABDOMEN

agudas, tumores, vólvulos y otras patologías gastroduodenales


pueden determinarlas.

Hemorragia

La descripción de esta complicación se hace más adelante


en este mismo capítulo (véase Hemorragia digestiva alta).

Perforación

La perforación de una úlcera en peritoneo libre es causa


frecuente de abdomen agudo quirúrgico. Las úlceras que se
perforan suelen estar en la cara anterior del duodeno o próxi-
mas a la curvatura menor del estómago. Las de ia cara poste-
rior, tanto del estómago como del duodeno, son a menudo
terebrantes y penetran en el páncreas; unas pocas veces no se
bloquean y se perforan en ¡a trascavidad.
Menos del 4 % de las úlceras duodenales se perforan en la
cavidad libre, y las gástricas se perforan en una proporción
Fig. 41-19. Resección "en escalera". En la viñeta: técnica propuesta por aún menor.
Tanner para las úlceras muy altas (yuxtaesofágicas). Anatomía patológica. El orificio de la perforación en el
duodeno es, en general, pequeño —de 4 a 5 mm—, en
sacabocados. A veces es puntiforme en el centro de una zona
infiltrada. En algunos casos la perforación está oculta y adhe-
rida a órganos vecinos (hígado, epiplón) por medio de un
exudado fibrinoso. Tal es la llamada "perforación cubierta",
que, por un mecanismo de curación espontánea, puede evolu-
cionar sin traslucir su real gravedad.
En las perforaciones libres la cavidad peritoneal es invadi-
da rápidamente por gas y líquidos. El primero ocupa las partes
altas del abdomen. Este hecho es la base de la semiología
clinicorradiológica de las perforaciones de las vías digestivas
altas. El derrame varía en cantidad y calidad según el período
digestivo en el que se produjo el accidente perforativo. Si éste
ha tenido lugar en ayunas, sólo se encontrará una moderada
cantidad de jugo gástrico puro. La bilis tiñe la región y delata
el punto por donde aquélla fluye. Si la perforación se produjo
con el estómago ocupado, la masa líquida mezclada con res-
tos alimentarios es importante y tiende a escurrir hacia ios
puntos declives. Durante ¡as primeras horas el líquido es ino-
Fig, 41-20. Gastrectomía distal a la úlcera: operación de Kelling-Madlener. doro o bien exhala un olor butírico (olor de vómito); es pobre
en gérmenes, por lo cual su septicidad es baja. El peritoneo se
irrita por la acción cáustica del ácido clorhídrico; es la fase de
terminolateral (tipo Billroth II). La primera variante es más peritonitis química. A medida que pasan las horas el líquido
fisiológica y de mejores resultados funcionales, especialmen- se infecta en el 100 % de los casos, se toma turbio, puriforme
te en los países con mayor incidencia de síndromes posgastrec- y fétido, toma un color grisáceo y copos de fibrina colman los
tomía, como el de dumping, la desnutrición, etcétera. pliegues de las visceras y los espacios interviscerales; es ia
peritonitis séptica.
La brusquedad de la perforación hace que los líquidos di-
Complicaciones de las úlceras gástricas y duodenales gestivos busquen los sitios declives por el espacio parietocólico
derecho. El espacio subhepático suele estar inundado, y a ve-
Aun siendo anatomopatológicamente benignas, las úlce- ces también ia retrocavidad, especialmente cuando se ha per-
ras gástricas y duodenales presentan complicaciones que pue- forado una úlcera de la cara posterior. Debe saberse que la
den ensombrecer considerablemente el pronóstico. Dos de ellas invasión no es siempre en sentido anatómico, pues hay rece-
son la consecuencia del carácter ¡ocalmente destructivo de estas sos y zonas que se sustraen a ella y permanecen estancas. El
lesiones: la hemorragia y la perforación. La tercera es la es- absceso subfrénico de este origen es una complicación relati-
trechez duodenal o gástrica por la esclerosis cicatrizal, a veces vamente frecuente.
acentuada por una inflamación aguda o subaguda; ello da como Diagnóstico. Presentación clínica. El cuadro clínico es
resultado una complicación mecánica. característico. En forma brusca, o durante una de las crisis
La hemorragia es la complicación más frecuente, seguida evolutivas de ¡a úlcera, el paciente experimenta un dolor
de la perforación. Pero ninguna de las tres complicaciones es epigástrico de intensidad insoportable, brutal. Es el dolor en
patrimonio exclusivo de las úlceras crónicas, ya que lesiones puñalada de Dieulafoy, denominación de dramática

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41. ESTOMAGO Y DUODENO 725

expresividad, aunque quizá no muy exacta. El dolor puede


localizarse en la base del tórax o, raramente, en la fosa ilíaca
derecha, y en tal caso puede inducir el explicable error de to-
mar el cuadro como una perforación apendicular. Del epigastrio
—localización primera— el dolor se propaga hacia el resto
del abdomen, y es tal su violencia que suele acompañarse de
estado sincopal, palidez, sudores fríos, taquicardia y a veces
vómitos. Este estado de shock se puede disipar espontánea-
mente y el dolor de los primeros instantes perder su carácter
angustioso, cediendo en intensidad. Es en este momento cuando
el enfermo puede ser interrogado y examinado, absteniéndose
rigurosamente de recurrir a medicación sedante o analgésica
alguna.
El simple examen, sin tocar al paciente, ya puede orientar.
La irritación del peritoneo del abdomen superior determina
una contractura diafragmática; la respiración es torácica y su-
perficial ya que la inspiración profunda está frenada por el
dolor. La pared abdominal se halla rígida e inmóvil. Los
músculos rectos, contracturados, se dibujan en relieve, y la
rigidez muscular no tarda en generalizarse. La palpación, rea- Fig. 41-21. Neumoperitoneo por perforación de una úlcera duodenal. Ima-
lizada con suavidad con las manos y dedos extendidos, aplica- gen característica —en posición de pie— por la interposición de gas entre
dos de plano, comprobará la contractura intensa, tónica; es el el hemidiafragma derecho y la convexidad del hígado.
"vientre de madera" de los clásicos o el "abdomen en tabla".
La palpación exagera la contractura al menor contacto. La pre-
sencia de gas en la cavidad peritoneal puede ser demostrada La radiología puede ser negativa por causas diversas (blo-
por la percusión. La desaparición de la matidez prehepática queo de la región, pequeñez de la masa gaseosa), por lo que,
significa la interposición de una capa gaseosa entre el hígado repetimos, no permite descartar la perforación.
y la pared; se la conoce con el nombre de signo de Jobert. La Diagnóstico diferencial. Con los signos clínicos general-
investigación de matidez en los flancos y el dolor en el fondo mente el diagnóstico es indiscutible, pero el cuadro perforativo
de saco de Douglas, provocado por el tacto rectal, son signos no siempre tiene los caracteres que hemos descrito. Hay casos
de menor cuantía. en que el violento dolor inicial desaparece rápidamente, con
El interrogatorio del paciente o sus allegados aportará da- lo que pasan horas preciosas para un diagnóstico oportuno.
tos de valor. Puede suceder que aquél fuera un ulceroso cono- Sin embargo, raramente faltan, aun en estos casos, los elo-
cedor de su enfermedad, o que se revele la afección por e! cuentes signos de irritación peritoneal, como el dolor a la
interrogatorio. Pero puede darse la eventualidad rara de la úl- descompresión.
cera latente, asintomática, en que la perforación inicie el cua- La falta de antecedentes típicos no invalida un diagnóstico
dro. semiológicamente bien fundado de perforación gástrica o
Perforación cubierta. El dolor inicial se atenúa luego y se duodenal. Las apendicitis agudas que comienzan con dolor
localiza en el hueco epigástrico o la región subhepática, acom- epigástrico son frecuentes. Su diagnóstico descansa en la apre-
pañado de resistencia muscular. La perforación ha sido blo- ciación sagaz del terreno (edad, sexo, antecedentes) y en un
queada por los órganos vecinos (hígado, epiplón), el episodio buen examen de la fosa ilíaca derecha. A la inversa, no es raro
queda enmascarado y se lo toma sólo como un brote doloroso que una laparotomía por supuesta apendicitis aguda lleve a!
de la afección gastroduodenal más intenso que lo común. Pue- hallazgo de una úlcera perforada. La peritonitis aguda por per-
de suceder que, horas después, estalle una peritonitis generali- foración de la vesícula biliar se basa en la valoración de los
zada, grave; tai es la peritonitis en dos tiempos, producida por antecedentes: edad y sexo, cronología del dolor, litiasis o
una efracción en el proceso plástico y una contaminación ma- ecografía patológica. Como en todos estos casos la indicación
siva del peritoneo. Otras veces la perforación se resuelve en quirúrgica es terminante, el error conduce cuanto más a la elec-
una peritonitis localizada subhepática o subfrénica (absceso ción de una vía de acceso inadecuada, inconveniente que se
subfrénico). Las úlceras perforadas en la trascavidad crean una salva con facilidad. El carácter angustioso del dolor epigástrico
sintomatología de muy difícil interpretación y en casos de duda puede sugerir también un infarto de miocardio. Se tendrán en
se pueden hacer estudios radiológicos con ingestión de me- cuenta las circunstancias de aparición del dolor, sus
dios de contraste. irradiaciones cervicobraquiales, los antecedentes de crisis aná-
Radiología. Es un complemento muy útil del examen del logas, el comportamiento frente a la medicación adecuada y la
perforado, pero cuando sus conclusiones son negativas no ausencia de signología abdominal, así como la información
invalidan el diagnóstico clínico. La signología radiológica cardiológica.
positiva se basa en la demostración de la presencia de gas en Evolución. No tratada, la perforación libre de una úlcera
la cavidad peritoneal; debe buscarse con el enfermo de pie, sin desemboca en la peritonitis generalizada y la muerte. La per-
preparación alguna. Se observará en la radioscopia y en las foración "cubierta" es a veces una tregua engañosa, que debe
radiografías una cámara semilunar diáfana bajo el diafragma. vigilarse muy de cerca. Durante años se ha sostenido que las
que la masa opaca del hígado hace más evidente (fig. 41-21). úlceras perforadas y suturadas de urgencia curaban, y así ocu-
A la izquierda puede encontrarse una imagen análoga. En rre en la gran mayoría de las úlceras agudas. Pero, cuando las
decúbito lateral izquierdo, el aire se desplaza entre la sombra úlceras son crónicas, muchos pacientes continúan sufriendo y
hepática y la parrilla costal. alguno que otro experimenta una nueva perforación. Por ello

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726 SECCIÓN VI. ABDOMEN

debe continuarse el tratamiento médico y aceptarse la indica- do peritoneal, para poder utilizar de este modo los antibióticos
ción operatoria ante la persistencia de la sintomatología. específicos.
Tratamiento. Cirugía. La perforación de una úlcera
gástrica o duodenal, como la de cualquier viscera, necesita
tratamiento quirúrgico asociado a antibioticoterapia y Estenosis
estabilización del medio interno. La intervención consiste en
efectuar una laparotomía supraumbilical, evacuar completa- Cualquiera que sea su ubicación, la úlcera puede determi-
mente el contenido visceral derramado en el peritoneo, tomar nar una estrechez, funcional u orgánica, de la zona donde asien-
muestras para cultivo y antibioticograma, y cerrar la perfora- ta. La estrechez funcional o espasmódica es intermitente y tran-
ción en uno o dos planos, seguida de epiploplastia. La simple sitoria; a menudo precede o acompaña a la estrechez orgánica.
sutura puede ser laboriosa e incluso imposible en tejidos infil- Esta es fija, definitiva, progresiva e irreversible, como resul-
trados y friables. En estos casos se aproximan los bordes, se tado de la retracción que acompaña a cualquier proceso
hace epiploplastia y con una buena aspiración gástrica se blo- inflamatorio crónico.
quea la perforación para favorecer la cicatrización del orifi- Diagnóstico. Presentación clínica. En el comienzo, en que
cio. Desde hace tiempo la tendencia quirúrgica es tratar la per- predomina el espasmo, el dolor es el síntoma principal, exa-
foración y la enfermedad ulcerosa. En perforaciones recientes geración del que se observa en la úlcera no complicada, pero
o con escasa contaminación peritoneal la operación no es más carente de la periodicidad característica. Además, lejos de cal-
difícil ni complicada que cuando se hace "en frío". La mar con la ingestión de alimentos, se intensifica y se agregan
gastrectomía es la intervención aceptada para las úlceras nuevos síntomas: plenitud gástrica, náuseas y vómitos, con
gástricas. los cuales termina la crisis dolorosa. El enfermo se encuentra
En las úlceras duodenales se adoptan los mismos criterios bien con el estómago vacío y. sabedor de ello, llega a provocar
que para la cirugía electiva (vagotomía troncular, selectiva o artificialmente el vómito, con el que elimina cantidades apre-
superselectiva) con sutura de la perforación en forma de ciables de ácido. El sondeo en ayunas permite recoger líquido
piloroplastia si la vagotomía fue troncular o selectiva. Si el de cantidad y calidad variables.
cierre puede estenosar el duodeno cuando hay inseguridad de La estenosis grave, que todavía se ve de vez en cuando, es
la sutura por friabilidad de los bordes o un tumor inflamatorio, la continuidad de ¡as formas leves y medianas no diagnostica-
se puede agregar una gastroenteroanastomosis. Nuevas series das o no tratadas. Los dolores adquieren el carácter de calam-
de los últimos años apoyan los buenos resultados de esta ciru- bres, de lucha contra un obstáculo; los vómitos sobrevienen 3
gía no reseccionista para la úlcera duodenal con pocas horas o 4 horas después de las comidas, son abundantes y están for-
de perforación y equipos quirúrgicos bien entrenados. mados por restos alimentarios nadando en un líquido que ex-
Si por las condiciones locales o la inseguridad de las suturas hala fuerte olor butírico. El apetito está conservado cierto tiem-
se prevén más de 4 días de aspiración gástrica, puede añadirse po, el aliento es fétido, el enflaquecimiento es considerable, la
una gastrotomía temporaria para mantener vacío el estómago piel está seca y se pliega con facilidad. Al simple examen en
sin las molestias de la sonda nasogástrica. decúbito dorsal la pared abdominal se levanta en forma de
En la actualidad, por medio de la cirugía videoasistida, la ondas intermitentes que reptan de izquierda a derecha en la
laparoscopia confirma el diagnóstico de úlcera perforada por línea media, dibujando la forma del estómago. A veces es ne-
visualización directa de la lesión. Además evalúa el grado de cesario provocar su aparición percutiendo el epigastrio. En
compromiso peritoneal y permite la irrigación-lavado de la algunos casos la mano que palpa la región epigástrica percibe
cavidad peritoneal. La perforación se cierra con puntos de una contracción dolorosa. descrita por Bouveret. y que con-
sutura y puede agregarse la epiploplastia. Se puede completar siste en un abombamiento intermitente del epigastrio. Su sig-
el procedimiento con alguna de las técnicas de vagotomía se- nificación es análoga. En casos muy avanzados el estómago
gún el grado de contaminación de la cavidad y el estado gene- se dibuja por debajo del ombligo y el hueco epigástrico está
ral del paciente. excavado. La sucusión gástrica en ayunas permite reconocer
Tratamiento no quirúrgico. Hace unos años el criterio clá- el "bazuqueo". La sonda recoge cantidades considerables de
sico ha sido revisado (Taylor-Dragstedt y col.) y en condicio- líquido oscuro, grisáceo o en borra de vino, fétido. El lavado
nes bien determinadas (perforación en ayunas, diagnóstico de estómago reiterado no termina de aclarar el líquido extraí-
inmediato) se trató con éxito un grupo de enfermos por medio do, mezclado a veces con el bario de un examen radiológico
de aspiración gástrica con sonda, antibióticos y alimentación efectuado varios días antes.
parenteral. En nuestra opinión este tratamiento no debe susti- En los enfermos no tratados hay una profunda emaciación,
tuir al quirúrgico. La aspiración gástrica es de todos modos además de hipoproteinemia, oliguria, hipotensión arterial, len-
útil como coadyuvante en la preparación preoperatoria cuan- gua y labios secos y rojos, adinamia y signos de alcalosis gra-
do. por dificultades momentáneas, deba retardarse la opera- ve (de Chvostek y de Trousseau) que son el resultado de serios
ción. No es raro observar con ella una sedación momentánea trastornos del medio interno.
del dolor: por otra parte, la vacuidad del estómago tiene con- Radiología. El examen radiológico es categórico. En ayu-
siderables ventajas para el acto operatorio. nas se ve el estómago dilatado con líquido de retención. En la
Pronóstico. Depende básicamente del lapso que media estenosis grave este examen debe efectuarse, en lo posible,
entre la perforación y el tratamiento. Si es menor de 6 horas, después de un lavado gástrico, pues la presencia de restos
el pronóstico es bueno, y con más de 24 horas las complica- alimentarios puede crear imágenes de falso tumor gástrico al
ciones son la regla. La mortalidad aumenta a medida que pasa simular pólipos u otros tumores (fig. 41-22). La mezcla opaca
el tiempo, y de ahí la importancia de un buen diagnóstico, del se acumula en el fondo del estómago; el espasmo piloroantral
rápido traslado y de la cirugía adecuada a cada caso. La prin- se opone al pasaje al duodeno, que tiene lugar en muy peque-
cipal causa de morbimortalidad es la sepsis, por lo que no se ñas cantidades. Ondas enérgicas de contracción atestiguan la
deben olvidar los lavados peritoneales y los cultivos del líqui- lucha de la pared gástrica contra el obstáculo. El píloro está

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41. ESTOMAGO Y DUODENO 727

la curvatura menor. Es más frecuente en la mujer que en el


hombre, a pesar de que la mayoría de las úlceras gástricas se
observan en el sexo masculino.
Se trata generalmente de úlceras penetrantes, altas o me-
dianas. Por lo tanto, la lesión está fijada a un órgano vecino,
páncreas o hígado. Pero, más que por el cráter mismo, la es-
trechez es producida por la intensa retracción que determina
la esclerosis inflamatoria crónica. La tendencia esclerorretráctil
de las úlceras gástricas puede ejercerse, pues, en dos direccio-.
nes. Si lo hace en el sentido de la curvatura menor, tendremos
el estómago arrollado "en caracol", ya mencionado. Si aqué-
lla es perpendicular al eje mayor del estómago, se produce la
biloculación. Tal retracción divide al estómago en dos bolsas
superpuestas, comunicantes a través de un túnel; es el estóma-
go en "reloj de arena" o estómago biloculado ulceroso. Abier-
Fig. 41-22. Síndrome pilórico por úlcera. Estómago dilatado to el órgano por la curvatura mayor, se advierte que la estre-
chez está constituida por la retracción de las paredes y de la
curvatura menor hacia la úlcera, cuya base, densamente fibrosa.
desplazado hacia la derecha de la columna, y el antro, aumen- actúa como centro de tracción.
tado en sus diámetros, tiende a desplazarse hacia la derecha, Diagnóstico. Presentación clínica. La historia es la de una
como si hubiera " p i v o t e a d o " alrededor de la región antigua úlcera, con los caracteres ya conocidos. El dolor se
piloroduodenal. En estos casos el duodeno no es visible y, por hace prandial y aparecen vómitos. Poco a poco se establece un
lo tanto, la úlcera pasa inadvertida. Si no se pone remedio a la síndrome análogo al de la estenosis pilórica.
situación, el estómago irá perdiendo gradualmente su tonicidad Radiología. Ya dijimos que en todas las úlceras de la cur-
y las contracciones terminarán por no ser visibles. La inercia vatura menor, aunque no estén complicadas, se dibuja en ia
gástrica se objetiva en el "estómago en palangana", cuyos lí- curvatura mayor una muesca espasmódica, en la zona opuesta
mites se extienden a ambos lados de la línea media. al cráter. Cuando la úlcera se complica con esclerosis de la
Endoscopia. Es fundamental frente a cualquier síndrome pared gástrica, este componente espasmódico cede el paso a
pilórico. Permite descartar la presencia de un cáncer, ver el la retracción orgánica, fija y permanente, retracción que lleva
aspecto de la eventual úlcera y hasta en algunos casos se pue- a la curvatura mayor casi a ponerse en contacto con la úlcera
de pasar al duodeno a pesar de la estenosis. (fig. 41-23). Por lo tanto, la silueta gástrica queda cortada en
Tratamiento. Tiene dos aspectos igualmente importantes: dos bolsas comunicantes. Radioscópicamente la bolsa supe-
1) El restablecimiento humoral. Se hidratará, se repondrán rior se llena bien, pero se evacúa mal pues la zona estrechada
electrólitos y se nutrirá por vía parenteral, guiados por las in- se conduce como un nuevo píloro y deja pasar el bario a la
dicaciones del laboratorio (ionograma, proteinograma. bolsa inferior —formada por una parte del cuerpo gástrico y
azoemia, hematócrito, etc.) y la apreciación exacta de la todo el antro—. que se llena mal.
diuresis. Al mismo tiempo se lavará el estómago con solución El cáncer puede también bilocular el estómago. Pero lo
fisiológica, dejando colocada una sonda fina, y sólo se reanu- hace a expensas de una infiltración de la curvatura menor y no
dará la dieta oral cuando se tenga la certeza de una buena eva- por retracción. El canal de comunicación es anfractuoso, aná-
cuación gástrica. logo a las infiltraciones malignas del antro
2) El tratamiento quirúrgico. Es imperativo, pero no nece-
sariamente urgente. El paciente "pilórico" debe ser preparado
en un servicio quirúrgico acostumbrado a este tipo de patolo-
gía. Aconsejamos utilizar generosamente la sonda por vía nasal
La atropina o sus sucedáneos pueden ser útiles para combatir
el componente espasmódico, mientras se efectúa la reposición
endovenosa. Damos tiempo a que cedan los fenómenos
inflamatorios agregados, y así, en pocos días —2 a 4—, es
posible operar a los pacientes en mejores condiciones. La pro-
liferación microbiana en el estómago con retención crónica
hace que se deba preparar a los enfermos con antibióticos, como
si se tratara de cirugía colónica. De este modo han disminuido
sensiblemente las complicaciones sépticas. Con buena prepa-
ración se puede efectuar casi siempre la misma operación que
el cirujano utiliza para casos electivos. Reservamos, sin em-
bargo, la operación menor (gastroyeyunostomía) para los en-
fermos de edad avanzada o tan graves que quedan fuera de las
posibilidades del plan ideal.

Estenosis medio gástrica

Determina el estómago bilocular, causado en la inmensa Fig. 41-23. Biloculación gástrica por úlcera de la curvatura menor. Se advier-
mayoría de los casos por una úlcera de la porción vertical de te, a nivel del cráter, el desfiladero de comunicación entre ambas bolsas

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728 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Endoscopía. Es de rigor para ver las características de la úl- posgastrectomía en enfermos con gastritis producida por
cera y la estenosis y para descartar la posibilidad de un cáncer. Helicobacter pylori, que curan con tratamiento médico.
Anatomía patológica. Se asemeja a la de la úlcera gástrica
o duodenal. El cráter, de tamaño variable, es a veces muy pe-
Estenosis del cardias queño, de pocos milímetros. En otros casos adquiere grandes
proporciones, sin alcanzar las dimensiones de los cráteres gi-
Con muy poca frecuencia algunas úlceras subcardiales o gantes de la curvatura menor. Se localiza de preferencia en el
yuxtacardiales provocan una estrechez. Actúan los mismos asa yeyunal eferente, y, si cabalga sobre la anastomosis, siem-
mecanismos mencionados en el síndrome pilórico, pero el sín- pre es la parte yeyunal la más comprometida. Caracteriza a la
toma principal es la disfagia. úlcera gastroyeyunal su tendencia terebrante, origen de tumo-
El diagnóstico se hace por radiología y endoscopia, pero res inflamatorios que se extienden al meso del asa
debe recordarse siempre en el diagnóstico diferencial que ia anastomótica, ai mesocolon y al páncreas. La infiltración de
causa principal de disfagia es el cáncer. la pared del colon, cuando éste llega a ser el lecho de la úlcera,
El tratamiento médico consiste en adecuar la nutrición y suele terminar en su perforación, con lo cual queda constitui-
planear una operación con los mismos criterios que para ¡as da la fístula gastroyeyunocolónica (véase más adelante).
úlceras crónicas de esta localización. Diagnóstico. Presentación clínica. La úlcera gastroye-
yunal es una lesión eminentemente dolorosa, a veces más que
la úlcera primitiva. Siempre existe un lapso de bienestar, muy
Recidiva de la enfermedad ulcerosa variable, entre la operación y los primeros síntomas. El ritmo
doloroso es inconstante y no presenta la nitidez característica
Con este término se indica la persistencia de la úlcera no de la úlcera duodenal no complicada. La razón debe buscarse
curada con la operación y la reaparición de una úlcera en el en la tendencia de la úlcera anastomótica a provocar reaccio-
postoperatorio alejado. Se denomina también a esta entidad nes inflamatorias en los órganos vecinos, y con la irritación de
"úlcera péptica postoperatoria", "úlcera de la neoboca", "úl- la serosa peritoneal el dolor carece de ritmo.
cera anastomótica" y "úlcera gastroyeyunal postoperatoria", En los períodos evolutivos la palpación provoca dolor
términos que se aplicaron cuando las recidivas eran patrimo- epigástrico a la izquierda de la línea media y del ombligo, acom-
nio de las gastroenteroanastomosis o de las gastrectomías y pañado de cierto grado de resistencia muscular; a veces se lle-
aún no se habían difundido las recidivas posvagotomía. ga a palpar un verdadero tumor inflamatorio ("plastrón").
Patogenia. La recidiva ulcerosa puede responder a tres Radiología. El primer objetivo de las radiografías es la
mecanismos: a) persistencia de la estimulación de origen vagal: visualización del nicho ulceroso. Este aparece como una ima-
b) exceso de gastrina; c) gran masa celular parietal. Distintos gen opaca en forma de cono trancado o discoidal, persistente,
métodos experimentales, confeccionando en perros bolsas casi siempre en el asa eferente, de cuyos contornos sobresale.
gástricas inervadas (Pavlov) o desnervadas (Heidenhain), así Los bordes son menos nítidos que en las úlceras gástricas.
como el recuento de células parietales en piezas operatorias, Endoscopia. Es hoy un examen obligatorio en esta situa-
han permitido evaluar la importancia de cada factor. ción. Ante la menor duda se deben hacer tomas para biopsias,
Si la operación original fue una gastroyeyunostomía, la porque la posibilidad de un cáncer debe estar en ¡a mente del
recidiva es por la acción de uno o de los tres factores mencio- examinador cuando la lesión se encuentra en la mucosa gástrica
nados. El reflujo de secreción alcalina desde el duodeno y el (véase Cáncer gástrico).
yeyuno, al interferir en la inhibición acida del antro, favorece Laboratorio. Un estudio de laboratorio fundamental es el
la producción de un exceso de gastrina. Además, la persisten- dosaje de gastrina en sangre. Los niveles habituales son me-
cia de la acción vagal estimula a la masa parietal, como fue nores de 200 pg/ml en ayunas. Si la gastrinemia es superior a
detallado en la parte referente a la patogenia de la úlcera 500 pg/ml, se pensará en un síndrome de Zollinger-Ellison.
duodenal. Cuando los niveles son elevados sin llegar a ser tan altos, se
En la gastrectomía subtotal, la antrectomía suprime la ac- puede deducir que hay mucosa antral anormalmente estimula-
ción hormonal y se reseca parte de la masa parietal, pero la da, sea a nivel de un muñón duodenal en los gastrectomizados
hipersecreción se mantiene por la actividad vagal. Como cau- o de un antro no resecado totalmente y que se evacúa mal (me-
sa excepcional, en algunas gastrectomías del tipo Billroth II canismo por distensión antral).
puede quedar mucosa antral incluida a nivel del muflón El hemograma puede detectar anemia por pequeñas pérdi-
duodenal, o no resecada totalmente cuando se había hecho una das de sangre o por déficit en la absorción de hierro como
resección para exclusión (operación de Finsterer), técnica en consecuencia de la disbacteriosis del intestino delgado. La in-
desuso en la actualidad. En estos casos la mucosa bañada por vestigación de sangre oculta en la materia fecal es frecuente-
líquido alcalino puede producir gastrina hasta niveles suficien- mente positiva en las recidivas ulcerosas.
tes como para determinar una recidiva ulcerosa. En los vagotomizados con diagnóstico de úlcera, la prue-
En los vagotomizados las recidivas ocurren por las seccio- ba de la insulina (Hollander) sugiere si la sección vagal fue
nes vagales incompletas (prueba de Hollander positiva) o por completa. Cuando el resultado es positivo, muy probablemen-
la mala evacuación gástrica determinante de una estimulación te la causa de la recidiva es una vagotomía incompleta. Esta
antral excesiva (hipergastrinemia). prueba cualitativa tiene valor cuando se correlaciona con otros
El hecho final es que para haber recidiva ulcerosa deben datos clínicos y complementarios. Carece de valor pronósti-
persistir niveles elevados de secreción acida; de ahí que aqué- co, porque muchos pacientes con vagotomías incompletas se-
lla sea patrimonio de quienes padecían de úlcera duodenal. gún la prueba de la insulina curaron de su enfermedad.
Por lo tanto, la úlcera postoperatoria se produce por subsistir La acidimetría en condiciones basales y con estimulación
las mismas condiciones que favorecen la aparición de la úlce- máxima aporta datos de gran valor. La ausencia de ácido
ra duodenal y es, por consiguiente, una recidiva y no una enti- (anacidez) excluye una úlcera benigna; los niveles muy bajos
dad nueva. También se han referido recidivas ulcerosas la hacen poco probable, y la hipersecreción acida apoya fir-

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41. ESTOMAGO Y DUODENO 729

memente el diagnóstico de úlcera. Además, si la secreción basal producidas por un cáncer gástrico o por patología del colon
es muy elevada, se debe pensar en la posibilidad de un transverso.
gastrinoma. Anatomía patológica. Establecida la fístula al perforarse
Complicaciones. La úlcera de la neoboca suele ser más el cráter de la úlcera, las mucosas del estómago y del colon se
grave que la úlcera primitiva y da lugar a complicaciones aná- continúan sin interrupción. La comunicación puede estable-
logas a las de aquélla: hemorragias en el 10 a 20 %, en forma cerse entre dos visceras (yeyuno y colon) o entre tres (estóma-
de hematemesis o melena; perforación en alrededor del 5 %, go, yeyuno y colon). Sin embargo, se han señalado casos de
sea en cavidad perifoneal libre o terebrante, la cual origina coexistencia de una úlcera anastomótica y de una fístula, lo
tumores inflamatorios y expone a la grave fístula gastroyeyu- que lleva a admitir la posibilidad de úlceras dobles, una perfo-
nocolónica; y estenosis del yeyuno o de la neoboca por edema rada y otra no. El calibre de la fístula es variable; las hay mi-
o fibrosis, tanto a nivel del cráter como de los tejidos vecinos. núsculas, casi inaparentes, o de 2 cm de diámetro y más aún.
Tratamiento. El tratamiento médico fundamental consis- En lugar del habitual edema inflamatorio que acompaña a
te en reducir la secreción acida, y en ese aspecto los cualquier úlcera activa, hay una densa fibrosis. El estómago,
bloqueadores de los receptores H2 y los inhibidores de la bom- el yeyuno y el colon forman un bloque a nivel de la lesión.
ba de protones son los fármacos de elección. Pero el trata- El engrasamiento de las hojas peritoneales oculta los va-
miento médico suele ser efectivo por poco tiempo y casi todos sos y hace difícil su individualización. La fístula no tiene ten-
estos enfermos necesitan ser operados, más aún si ya hay com- dencia a la obliteración espontánea; una vez constituida, pasa
plicaciones. a la cronicidad. En las de mediano y gran calibre, como conse-
El principio de la cirugía es reducir al mínimo posible la cuencia del reflujo de contenido colónico hacia el estómago y
secreción de ácido, seccionando los vagos, extirpando la el yeyuno, se producen lesiones de gastritis y de yeyunitis muy
mucosa antral y facilitando una correcta evacuación gástrica. serias.
Cuando existe hemorragia, perforación o estenosis se debe Diagnóstico. Presentación clínica. Hay pequeñas fístulas
actuar también a nivel de la lesión resecándola, suturándola, o asintomáticas que sólo se revelan como hallazgos radiológicos
haciendo plásticas locales en casos de estenosis yeyunales. o se descubren en una operación por recidiva de la úlcera. Las
La operación dependerá de la que se había efectuado antes formas sintomáticas se ponen de manifiesto a los varios años
y de las causas de la recidiva ulcerosa. de actividad de una úlcera gastroyeyunal, pero pueden apare-
a) Ulcera en gastroenterostomizados. Como los nervios cer con cierta precocidad (varios meses). El dolor de las
vagos y la mucosa antral permanecen intactos, la técnica habi- recidivas ulcerosas muchas veces se atenúa o desaparece al
tual es actuar sobre ambos factores, porque no se puede ase- constituirse la fístula. Los vómitos y los eructos fétidos son
gurar con certeza cuál es el principal. Por lo tanto, se hará una característicos, pero inconstantes. Las grandes fístulas dan lu-
vagotomía con antrectomía. gar a verdaderos vómitos fecales, como en el caso cuya radio-
b) Ulcera posgastreclomía convencional de dos tercios o grafía acompaña este capítulo (fig. 41-24). La diarrea es el
tres cuartos. Si los estudios preoperatorios sugieren que no más constante de los síntomas y es más una consecuencia de
hay mucosa antral funcionante y el estómago se evacúa bien,
la causa es una anormal estimulación vagal o un exceso de
masa parietal. Casi todos estos enfermos curan con la simple
vagotomía, pero si la úlcera está complicada o la vagotomía
no es posible puede ser necesaria una regastrectomía.
c) Ulcera posvagotomía. Si la vagotomía es incompleta,
se la podría completar en la reoperación. Pero como conse-
cuencia de la fibrosis, secuela de la actuación previa en esa
región, no siempre hay seguridad de completar la vagotomía
y, por lo tanto, se corre el riesgo de no solucionar el problema.
Por ello es aconsejable en estas vagotomías incompletas una
gastrectomía dos tercios convencional. (done by 007)
Si la vagotomía fue completa (prueba de la insulina nega-
tiva), la antrectomía (o hemigastrectomía) anula el mecanis-
mo hormonal y la curación es la regla. Cuando después de
esta operación hay recidivas se debe sospechar un síndrome
de Zollinger-Ellison.
Pronóstico. La recidiva ulcerosa no tratada es de pronós-
tico grave por las complicaciones, entre las que se destaca la
fistulización. La cirugía con criterio fisiopatológico y efec-
tuada por cirujanos entrenados en esta patología tiene bajos
riesgos de morbimortalidad y el índice de curación de la en-
fermedad ulcerosa es superior al 95 %.

Fístula gastroyeyunocolónica

Es la comunicación patológica que se establece entre el


estómago, el asa yeyunal y el colon, como consecuencia de Fig. 41-24. Imagen radiográfica de una fístula gastroyeyunocolónica. La
una úlcera gastroyeyunal. Esta entidad postoperatoria no debe enema opaca ha pasado desde el colon hacia el asa yeyunal y el estómago
confundirse con las raras fístulas gastrocólicas espontáneas simultáneamente.

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730 SECCIÓN VI. ABDOMEN

la disbacteriosis del yeyuno que del pasaje directo de conteni- SchinrierBD: Current status of proximal gastric vagotomy. Ann Surg
do gástrico al colon. La fiebre es frecuente y la hemorragia es 209:131-148, 1989.
rara. Solí A: Pathogenesis of peptic ulcer and implications for therapy. N
Radiología. La existencia de una fístula gastroyeyunoco- Engl J Med 322:909-916, 1990.
lónica puede demostrarse recurriendo a dos técnicas distintas: Sontag S: Current status of maintenance therapy in peptic ulcer
disease. CurrProbl Surg 26:9-54. 1988.
a) Mediante radiografía con ingestión de mezcla baritada,
que a veces pasa directamente al colon transverso.
b) Más fidedigna y constante es la maniobra inversa, recu-
rriendo al enema opaco, en razón de la mejor permeabilidad HEMORRAGIA DIGESTIVA ALTA
de la fístula en el sentido colon-estómago.
Evolución y complicaciones. Las fístulas de cierto cali- Jorge L. Corbelle (h.)
bre determinan fenómenos muy serios de desnutrición, a los
que se suman la intoxicación crónica y la invasión microbiana Definición. La hemorragia digestiva es la pérdida de san-
gastroyeyunal por la flora del colon. La fístula gastrocólica es gre hacia la luz del tubo digestivo, que generalmente se exte-
siempre una complicación seria, y en algunos casos de ex- rioriza por la salida de sangre a través de la boca (hematemesis)
traordinaria gravedad. o el ano (melena, enterorragia). Se denomina hemorragia di-
Tratamiento. Es siempre quirúrgico. En las fístulas pe- gestiva alta a la originada por lesiones que se ubican en el
queñas, con buen estado general, el enfermo puede ser opera- esófago, el estómago y el duodeno (desde el esfínter esofágico
do sin otra preparación que la común más el agregado de superior hasta el ángulo de Treitz) o a aquella exteriorizada en
antibióticos y cuidados habituales para la cirugía del colon. ese sector del tubo digestivo, pero generada por lesiones en
Las grandes fístulas requieren una mayor preparación otros órganos como el hígado y las vías biliares (hemobilia),
preoperatoria, por los serios trastornos nutritivos y humorales. el páncreas (wirsungrragia) o la aorta (fístula aortoduodenal).
El plan quirúrgico debe ajustarse a una doble finalidad: Incluye desde cuadros clínicos manifestados por anemia cró-
suprimir la fístula y curar la enfermedad ulcerosa para evitar nica relacionada con pérdidas microscópicas hasta formas gra-
recidivas. El tipo de intervención se adecuará a los diversos ves que ponen en peligro la vida del paciente y que requieren
grados de la enfermedad. una rápida resucitación, diagnóstico y tratamiento de la causa
1. Las fístulas que no estrechan la luz del colon, sin tumor de la hemorragia.
inflamatorio, se resuelven separando el intestino y obliterando A pesar del empleo de la fibroendoscopia alta de urgencia
la brecha mediante una simple plástica. El resto de la opera- y del diagnóstico precoz, la mortalidad continúa siendo eleva-
ción se conduce como en el caso de la úlcera gastroyeyunal no da (5 a 10 %) en las formas graves. El cuidado del paciente
complicada. debe recaer en un grupo integrado por el cirujano, el
2. Algunas fístulas medianas o grandes requieren opera- endoscopista y el terapista.
ciones más complejas, a causa de las dificultades por la bre- Etiología. Las causas más frecuentes de hemorragia di-
cha del colon. Como la operación en un tiempo revestía ma- gestiva alta son las lesiones mucosas agudas gastroduodenales,
yor gravedad, era más prudente desdoblarla en dos (Lahey, las úlceras pépticas duodenales y gástricas y los procesos re-
1938). Cuando el reflujo de contenido colónico es acentuado lacionados con la hipertensión portal, que incluyen las várices
y el estado del paciente muy malo, una solución consiste en esofágicas y del techo gástrico y la gastropatía hipertensiva.
realizar una colostomía proximal a la fístula con el objeto de Otras causas menos frecuentes son el síndrome de Mallory-
excluirla del tránsito del colon y, una vez que ha mejorado el Weiss, el cáncer y el leiomioma gástricos y las ectasias
estado general, proceder a la operación radical. vasculares (tabla 41-2).
Diagnóstico. Presentación clínica. El interrogatorio y el
examen físico de un paciente con una probable hemorragia
BIBLIOGRAFÍA digestiva alta abarcan tres aspectos: a) el hallazgo de signos y
síntomas que hacen suponer sangrado por el tubo digestivo; b)
Berstad A, Weberg R: Antacids in the treatment of gastroduodenal la evaluación del volumen de sangre perdida según las mani-
ulcer. Scand J Gastroenterol 21:385-391, 1986.
Boey J, Wong J, Ong GB: A prospective study of operative risk factors festaciones hemodinámicas y respiratorias y el estado mental
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41. ESTOMAGO Y DUODENO 731

Las manifestaciones clínicas de hemorragia digestiva alta Tabla 41-4. Objetivos del examen endoscópico
incluyen la hematemesis, los vómitos en borra de café, la me- en la hemorragia digestiva alta
lena y la hematoquecia; esta última se presenta cuando la pér-
dida supera los 1000 ml de sangre. Las dos primeras son + Localizar e identificar el origen de la hemorragia
patognomónicas de una hemorragia digestiva alta. Por el con- + Evaluar la velocidad del sangrado: en napa, pulsátil, en chorro conti-
nuo
trario, la melena y la hematoquecia pueden ser manifestacio- + Definir cuál de todas las lesiones visibles es la causante del sangrado
nes de una hemorragia digestiva baja; en este caso la simple + Hallar los estigmas de hemorragia reciente
colocación de una sonda nasogástrica puede orientar al diag-
nóstico diferencial: el débito hemático confirma el origen alto,
mientras que un débito de bilis sin contenido sanguíneo no lo
descarta ya que la hemorragia puede haber cesado momentá- selectiva. La incidencia de hasta un 42 % de resultados erró-
neamente, lo cual se observa en el 12 % de los casos. En oca- neos en el centellograma obliga a asociarlo a la arteriografía
siones solamente el tacto rectal proporciona evidencias al de- (Yamamoto y col., 1985) (fig. 41-25).
mostrar melena. Manejo primario del paciente con una hemorragia di-
Las manifestaciones clínicas de descompensación gestiva alta: evaluación de la gravedad y resucitación. La
hemodinámica por hipovolemia se traducen en modificacio- gravedad de una hemorragia digestiva alta está determinada
nes de la tensión arterial, la frecuencia cardíaca, la frecuencia por diferentes factores que se pueden clasificar en:
respiratoria, la diuresis y el estado mental del paciente (tabla a) aquellos comunes a toda etiología del sangrado y que
41-3). Pueden asociarse mareos, pérdida del conocimiento y incluyen el volumen de sangre perdida en un período determi-
sudación fría como consecuencia del cuadro de hipotensión nado, la reserva funcional del sujeto relacionada con la edad.
arterial. y la presencia de patologías concomitantes que pueden
descompensarse con el cuadro de hipovolemia (insuficiencia
cardíaca, coronariopatía, insuficiencia renal crónica, insuficien-
Tabla 41-3. Estimación del volumen sanguíneo perdido cia respiratoria, etc.);
(Modificado de Lyerly HK y Gaynor JW: The Handbook of b) aquellos específicos de la lesión causal del sangrado y
Surgical Intensive Care. Mosby, St. Louis, 1992)
que incluyen el curso evolutivo hemorrágico, íntimamente re-
Pérdida sanguínea (ml) lacionado con el tipo de lesión sangrante, y el grado de dete-
Pérdida sanguínea (%) rioro funcional hepático en los pacientes con cirrosis.
Frecuencia cardíaca En esta sección analizaremos la gravedad de la hemorra-
Presión arterial gia digestiva en relación con el volumen de sangre perdida y
Frecuencia respiratoria su repercusión general.
Diuresis La estimación de la pérdida sanguínea se puede lograr
Estado mental mediante: 1) el débito hemático por la sonda nasogástrica; 2)
parámetros clínicos como la frecuencia cardíaca, la presión
arterial, la frecuencia respiratoria, la diuresis y el estado men-
tal del paciente (tabla 41-3), y 3) la respuesta hemodinámica
El interrogatorio y el examen físico deben proporcionar
datos que puedan orientar al diagnóstico etiológico, tales como
la ingesta de medicamentos capaces de agredir la mucosa
gastroduodenal (antiinflamatorios no esferoides, corticoides,
colchicina), hábitos enólicos (80 g de alcohol por día durante
5 o más años es un dato que orienta a la cirrosis hepática de
origen alcohólico) o tabáquicos, adicción endovenosa (por su
relación con las hepatitis B y C), etc. También se buscarán
antecedentes patológicos como la cirrosis hepática, la insufi-
ciencia renal crónica, las coagulopatías, la terapia
anticoagulante. Los episodios previos de hemorragia digesti-
va alta, incluido su número y gravedad, y los tratamientos re-
lacionados con ellos (médicos, endoscópicos, quirúrgicos)
deben ser investigados.
En los pacientes con cirrosis hepática la evaluación de la
presencia de ascitis y encefalopatía junto a la bilirrubinemia,
la albuminemia y el tiempo de protrombina conforman un
indicador pronóstico de suma importancia: es el puntaje de
Child-Turcotte, modificado por Pugh (véase cap. 37).
Endoscopio. La endoscopia es fundamental para el diag-
nóstico del origen de la hemorragia debido a su elevada
especificidad y sensibilidad: lo hace en el 92-95 % de los ca-
sos, si bien este porcentaje varía según el lapso transcurrido
entre el episodio hemorrágico y la práctica del procedimiento
(tabla 41-4).
Otros estudios. En ocasiones excepcionales es necesario
efectuar otros procedimientos diagnósticos tales como un Fig. 41-25. Endoscopia gástrica en una hemorragia digestiva alta con vaso
centellograma con glóbulos rojos marcados o una arteriografía visible. 1, pared gástrica: 2. cráter de la úlcera; 3, vaso visible piotruido.

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732 SECCIÓN VI. ABDOMEN

posterior a la infusión de 2 litros de solución de cristaloides diagnóstico endoscópico y la detención de la hemorragia por
(tabla 41-5). el procedimiento que esté indicado no deben demorarse.
De acuerdo con la pérdida del volumen sanguíneo y la ne- La transfusión de glóbulos rojos desplasmatizados mejora
cesidad de reponerla, las hemorragias digestivas altas se han la D 0 2 al aumentar la concentración de hemoglobina, pero no
clasificado en leves, moderadas y graves (tabla 41-6). aporta factores de coagulación ni plaquetas y no es inocua.
Las complicaciones de la transfusión masiva de sangre, que
se define como una transfusión única de más de 2500 ml o
Tabla 41-5. Estimación del volumen sanguíneo perdido según como el reemplazo de uno o más volúmenes sanguíneos en el
la respuesta de la presión arterial a la infusión de 2 litros de transcurso de 24 horas, son: 1) la coagulopatía dilucional, que
cristaloides (Modificado de Lyerly HK y Gaynor JW: The se corrige con plasma fresco congelado y plaquetas cada 5 y
Handbook of Surgical Intensive Care. Mosby, St. Louis, 1992)
10 unidades de glóbulos rojos desplasmatizados, respectiva-
Pérdida sanguínea 15-30 % 30-40 % > 40 % mente; 2) la toxicidad por citrato, que provoca hipocalcemia,
(% de la volemia) infrecuente pero que debe tenerse en cuenta en los pacientes
Respuesta de la presión Normaliza Aumenta y Continúa con insuficiencia hepática (revierte con la administración
arterial y estabiliza luego descendiendo endovenosa de calcio); 3) la hiperkalemia por la elevada con-
desciende centración de potasio en la sangre de banco (12 mEq/1 luego
de 7 días de extraída), observada en pacientes con insuficien-
cia renal; 4) la disminución de la liberación periférica de oxí-
geno por el bajo contenido de 2,3-difosfoglicerato; 5) la
Tabla 41-6. Clasificación de las hemorragias digestivas altas
acidosis metabólica debida a la hipotermia y al pH (6,9) de la
según su intensidad
sangre de banco, y 6) la hipotermia, que desencadena altera-
Leve Moderada Severa ciones de la coagulación y de la función plaquetaria, arritmias
y acidosis, y que se previene con el calentamiento previo de
Pérdida de volumen todos los fluidos infundidos masivamente.
sanguíneo Hasta 10 % De 10 a 2 0 % De 25 a 40 % El antecedente de patologías concomitantes complica el
Necesidad de reposición No Hasta 1000 ml 1500 ml manejo de estos pacientes. La hipoperfusión del hígado en un
en las primeras 24 horas o más cirrótico puede desencadenar una descompensación hepática,
Alteración hemodinámica No Sí Sí y la coagulopatía propia de la hepatopatía agrava el cuadro
clínico; los pacientes pueden presentar hipoglucemia y debe
controlarse la administración excesiva de sodio durante la re-
Para evaluar estos parámetros e iniciar la resucitación se posición de volumen. Este último aspecto debe considerarse
indican una serie de procedimientos que comprenden: también en los pacientes con insuficiencia cardíaca o insufi-
1) la colocación de una sonda nasogástrica para evacuar el ciencia renal crónica, la cual suma, además, problemas en el
estómago, confirmar el sangrado (incluso evaluar la gravedad manejo del medio interno.
de la hemorragia) y evitar una broncoaspiración;
2) la colocación de una vía venosa central que permita
medir la presión venosa central en forma continua y una vía Lesiones mucosas agudas gastroduodenales
venosa periférica para la reposición de volumen;
3) la colocación de una sonda vesical para controlar la Serán tratadas en detalle más adelante en este mismo capí-
diuresis horaria; tulo.
4) en pacientes con antecedentes de insuficiencia cardíaca
es indispensable un catéter de Swan-Ganz para controlar la
presión capilar pulmonar enclavada y reponer el volumen ade- Ulceras pépticas gástricas y duodenales
cuadamente;
5) la obtención de muestras de sangre para analizar Son llamadas también úlceras crónicas. Se caracterizan por
hematócrito, hemoglobina, recuento de plaquetas, tiempo de sobrepasar histológicamente la muscular de la mucosa y por
protrombina, KPTT, fibrinógeno, glucemia, urea, creatinina, este motivo afectan vasos sanguíneos de mayor calibre que las
ionograma, gases en sangre y grupo, factor y compatibilidad lesiones mucosas agudas. Habitualmente erosionan arterias de
sanguínea. El hematócrito puede no descender hasta 12 a 36 hasta 0,7 mm de diámetro; cuando éste es de 1,5 a 3,4 mm, las
horas después de iniciada la hemorragia. hemorragias son habitualmente fatales, como puede ocurrir
Cabe precisar que la presión arterial aisladamente no es un en las úlceras localizadas en la cara posteroinferior de la pri-
buen indicador de la severidad del shock hipovolémico ya que mera porción duodenal o en la zona alta de la curvatura menor
puede mantenerse en valores normales a expensas de una gran gástrica (Swain y col., 1986; 1993). Al curar dejan como se-
vasoconstricción, por lo cual la perfusión de la piel (relleno cuela una cicatriz.
capilar), el estado mental y la diuresis horaria son más fide- Factores que predisponen al sangrado. Los antiinfla-
dignos para evaluar la perfusión tisular (tabla 41-3). matorios no esteroides no sólo constituyen un factor de riesgo
El shock es el estado en el cual la perfusión tisular, y por lo para desarrollar o activar una úlcera sino para provocar una
tanto la entrega tisular de oxígeno (D0 2 ), es inadecuada para hemorragia, riesgo que se multiplica por diez si se asocia la
mantener el metabolismo celular. La DO2 depende de cuatro ingesta de corticoides.
factores; el gasto cardíaco, la concentración y la saturación de Factores pronósticos clínicos. La mortalidad está rela-
hemoglobina y la microcirculación periférica. Si la perfusión cionada con múltiples variables tales como la gravedad de la
tisular y la D 0 2 no se corrigen precoz y correctamente, puede descompensación hemodinámica que presenta el paciente, la
desencadenarse una lesión celular irreversible, por lo cual el cantidad de unidades de sangre que fue necesario transfundir,

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41. ESTOMAGO Y DUODENO 733

la necesidad de una cirugía de urgencia para detener la hemo- Tratamiento. El lavado gástrico con cualquier fluido y a
rragia, la edad del paciente y la presencia de patologías con- cualquier temperatura no detiene ni evita una recidiva
comitantes, la hematemesis repetida y la hematoquecia. hemorrágica. Debe evaluarse su utilidad previamente a una
En lo que respecta a la edad, la mortalidad es del 0,5 % en endoscopia ante la posibilidad de que el tubo digestivo se ha-
los menores de 60 años y asciende al 10 % en los que superan lle repleto de sangre.
esa edad. Las drogas vasoconstrictoras administradas por vía
Factores pronósticos endoscópicos. La endoscopia brin- sistémica y aquellas que reducen la acidez gástrica
da datos valiosísimos para evaluar el riesgo de persistencia y (vasopresina, somatostatina, bloqueadores de los receptores
recidiva de la hemorragia. Forrest (1974) propuso una clasifi- H2, omeprazol) no son efectivas para detener la hemorragia ni
cación de las úlceras en pacientes que presentaron una hemo- evitar la recidiva en las primeras 72 horas, aun cuando con
rragia digestiva según se muestra en la tabla 41-7. ayuda de antiácidos se logre un pH gástrico de 7,0
Durante la fibroendoscopia digestiva alta se puede obser- (Daneshmendy col., 1992; Carstensen y col.. 1980; Peterson
var un sangrado activo, mientras que en los casos de hemorra- y col., 1990). Los bloqueadores de los receptores H2 o el
gia detenida se deben reconocer los denominados estigmas de omeprazol se indican con el fin de cicatrizar la úlcera una vez
sangrado reciente, que pueden identificarse con mayor proba- que cede la hemorragia.
bilidad si la endoscopia se efectúa dentro de las 12 a 18 horas Los únicos procedimientos capaces de detener una hemo-
de la admisión del paciente (tabla 41-8). En el trabajo original rragia por ulcus péptico o evitar una recidiva son los
de Forrest (1974) se menciona que el éxito en la identificación endoscópicos, los quirúrgicos y los angiográficos, y están in-
endoscópica del sitio de sangrado disminuye rápidamente del dicados cuando en la endoscopia se evidencia un sangrado
78 % si ella se efectúa en las primeras 24 horas de la admisión activo (pulsátil o en napa) o un vaso visible en el lecho, signos
dei paciente al 32 % luego de las 48 horas. endoscópicos que se correlacionan con una elevada inciden-
La mayor cantidad de recidivas ocurre en los primeros 3 cia de persistencia y recidiva hemorrágica (NIH Consensus
días del episodio hemorrágico, y su incidencia está relaciona- Conference, 1989).
da con el aspecto endoscópico de la úlcera (tabla 41-8). Tratamiento endoscópico. Constituye un avance terapéu-
Otros hallazgos sugeridos como de utilidad para evaluar tico ya que ha repercutido favorablemente en la mortalidad, la
el riesgo de resangrado son el color del vaso visible en el le- necesidad de cirugía de urgencia, el número de unidades de
cho ulceroso (Lin y col., 1992; NIH Consensus Conference, sangre transfundidas y el total de días de internación (Cook y
1989) y el eco-Doppler transendoscópico en el caso de obser- col., 1992; Sacks y col., 1990). Son igualmente eficaces la
var flujo sanguíneo en la base de la úlcera. electrocoagulación bipolar, la endocoagulación, la coagulación
Es importante tener presente que existe una variabilidad con microondas, el láser y las inyecciones locales de alcohol,
interobservacional en cuanto a la descripción de los estigmas de adrenalina, de esclerosantes e incluso de solución salina
de sangrado reciente que llega al 25 %. sola (Cook y col., 1992; Laine y Peterson, 1994; Gupta y
Fleishner, 1994). La incidencia de resangrado o de persisten-
cia hemorrágica es del 21 %, y en esta circunstancia se puede
optar por realizar un nuevo procedimiento endoscópico, lo cual
Tabla 41-7. Clasificación de la actividad hemorrágica de las aumenta el riesgo de complicaciones (perforación, aumento
úlceras gastroduodenales (Forrest y col., 1974)
de tamaño de la úlcera, agravamiento de la hemorragia), o por
Actividad hemorrágica Aspecto endoscópico una intervención quirúrgica de urgencia.
Tratamiento quirúrgico. La cirugía ideal es aquella que
Presente Forrest tipo Ia: sangrado arterial reseca la úlcera gástrica o duodenal a través de una gastrectomía
Forrest tipo Ib: sangrado en napa subtotal o una hemigastrectomía (antrectomía) con vagotomía
Reciente Forrest tipo II: base negra (troncular o selectiva); la mortalidad y la recidiva hemorrágica
coágulo adherido son menores del 5 % siempre que la intervención quirúrgica
vaso visible que protruye se haya indicado precozmente (Herrington y Davidson, 1987;
Ausente Forrest tipo III: sin estigmas de sangrado Branicki y col., 1990; Jordán, 1991). En ocasiones, cuando el
paciente presenta mal estado general o tiene más de 60 años,
se realiza una sutura hemostática de la úlcera, procedimiento
particularmente peligroso en las úlceras localizadas en la cara
Tabla 41-8. Factores pronósticos endoscópicos según el aspecto posterior del duodeno por la vecindad de la vía biliar; este
de las úlceras (Laine y Peterson, 1994) procedimiento quirúrgico se completa con una vagotomía
Aspecto Riesgo de Necesidad de Mortalidad troncular o selectiva y con el drenaje gástrico: piloroplastia o
recidiva- cirugía de gastroenteroanastomosis. También puede efectuarse una
persistencia urgencia vagotomía superselectiva (o proximal) después de la sutura
hemostática; según Farris y Smith (1967) presenta una inci-
Sangrado activo 17-100% (55%) 20-69% 0-23% dencia de recidiva hemorrágica del 8 % con menor morbilidad,
Vaso visible 0-81% (43%) 0-56% 0-21% pero otros centros quirúrgicos no han constatado la misma efec-
Coágulo adherido 14-36 % (22 %) 5-12% 0-10% tividad.
Mancha plana A diferencia del tratamiento electivo de la úlcera
(flat spot) 0-13% (10%) 0-10% 0-10%
Base limpia 0-10% (5%) 0-3% 0-3% gastroduodenal, la morbimortalidad sigue siendo muy eleva-
da cuando hay que operar a un paciente durante su episodio
Los datos pertenecen a estudios prospectivos en los cuales no se efec- hemorrágico. Dicha mortalidad oscila entre el 10 y el 12 % y
tuó tratamiento endoscópico. Las cifras revelan rangos; entre parén- está relacionada fundamentalmente con las enfermedades aso-
tesis se halla el promedio. ciadas, pero también con la cirugía tardía. Otros factores pro-

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734 SECCIÓN VI. ABDOMEN

nósticos, como ya se mencionó, son la edad mayor de 60 años operación de Pauchet o gastrectomía en "escalera", en que la
y la presencia de estigmas de sangrado activo o reciente en el resección por la curvatura menor llega a 2 cm del cardias y
estudio endoscópico, así como las alteraciones hemodinámicas luego, con una incisión en "Z", se utiliza parte del fundus
al ingreso del paciente (tabla 41-9). gástrico para realizar la anastomosis con el yeyuno (fig. 41-
27). En dicha operación es necesaria una gastrotomía previa
Tabla 41-9. Factores que empeoran el pronóstico en el para valorar la distancia entre el extremo superior de la úlcera
tratamiento de la hemorragia digestiva por úlcera y el cardias. Si no se puede realizar la resección sin involucrar
gastroduodenal el cardias o si existe tejido inflamatorio periulceroso que difi-
culta dicha resección, otro recurso es la hemostasia directa de
+ Edad mayor de 60 años la úlcera sangrante para luego realizar una gastrectomía distal
+ Enfermedades asociadas a ella (operación de Kelling-Madlener). En los procedimien-
+ Estigmas de sangrado activo o reciente tos en que se deja la úlcera se requiere una biopsia para des-
+ Alteraciones hemodinámicas cartar el cáncer gástrico. En pacientes muy comprometidos
+ Reposición de más de 5 unidades de sangre
con elevado riesgo, la cirugía se limitará a realizar solamente
+ Cirugía tardía
la hemostasia de la úlcera mediante una gastrostomía, dejan-
do el tratamiento definitivo para una segunda instancia.
En las úlceras gástricas de tipo II o III de la clasificación
Las indicaciones quirúrgicas para una úlcera gastroduo- de Johnson, es decir, las que acompañan a una úlcera duodenal
denal sangrante dependen de la masividad del episodio hemo- o son prepilóricas, se debe agregar una vagotomía a la resección
rrágico, de su persistencia a pesar del tratamiento endoscópico gástrica.
y de la reiteración en las mismas circunstancias durante los Los intentos de realizar operaciones conservadoras en úl-
primeros días (fig. 41-26). En pacientes añosos, con trastor- ceras gástricas sangrantes, como los distintos tipos de
nos hemodinámicos o localización gástrica de la úlcera, la vagotomías sin resección, tienen una alta tasa de recidiva
necesidad de cirugía de urgencia se ve reforzada por la escasa hemorrágica.
capacidad de soportar una pérdida de volemia en los dos pri- La reconstrucción del tránsito luego de las resecciones me-
meros casos o por la frecuente recidiva hemorrágica en las diante la confección de una gastrectomía Billroth I o II depen-
úlceras gástricas. Hunt demostró que en estos casos la cirugía derá de la experiencia del grupo quirúrgico, aunque se señalan
temprana tiene menor morbimortalidad que la dilación de ella. algunas ventajas para la gastroduodenostomía (Billroth I).
Ulcera gástrica. La cirugía ideal para una úlcera gástrica Ulcera duodenal. Las dos operaciones ideales para una
sangrante es una resección que incluya la lesión. Este cometi- úlcera duodenal sangrante son la antrectomía y vagotomía (tra-
do se puede lograr casi siempre, excepto en las úlceras muy tando de incluir en la resección duodenal a la úlcera sangran-
altas, yuxtacardiales, en las cuales, para evitar una gastrectomía te) o la hemostasia directa de la úlcera mediante antropiloroduo-
total, se puede recurrir a algunos recursos técnicos, como la denotornía y confección de una piloroplastia agregando una

ULCERA GASTRODUODENAL-ASPECTO ENDOSCÓPICO

Fig. 41-26. Árbol de decisiones terapéuticas


en las hemorragias digestivas por úlcera
gastroduodenal.

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41. ESTOMAGO Y DUODENO 735

Ulcera

Parte
resecada

Fig. 41-27. Esquema de la técnica de


Pauchet con reconstrucción Billroth I.

vagotomía, que puede ser troncular o selectiva. Esta segunda hemorragia, y las embolizaciones con gelfoam o adhesivos
posibilidad presenta mayor tasa de resangrado (4,3 %), pero tisulares, con éxito en un 75 a 80 % de los casos, pero con un
en pacientes añosos o en mal estado general puede tener me- riesgo de recidiva del 50 %. Estarían indicados ante el fracaso
nor morbimortalidad (fig. 41-28). de los procedimientos hemostáticos endoscópicos en pacien-
La vagotomía superselectiva asociada a una duodenotomía tes con riesgo quirúrgico que contraindique la cirugía (fig. 41 -
para la hemostasia directa estaría indicada para casos muy se- 26). (done by 007)
leccionados (pacientes jóvenes) y no ha demostrado ser un Prevención de la recidiva hemorrágica en las úlceras
buen método para los pacientes que en la actualidad tienen pépticas cicatrizadas. La tasa de cicatrización de las úlceras
indicación quirúrgica. que sangraron y de aquellas que no sangraron es similar, pero
Tratamientos angiográficos. Incluyen la infusión selecti- se considera prudente utilizar una medicación más potente y
va de vasopresina, con una eficacia del 50 % para detener la por tiempo más prolongado en los pacientes que sangraron

Fig. 41-28. Hemostasia directa de una úlcera duodenal mediante antropiloroduodenotomía y confección de una piloroplastia, con el agregado de una
vagotomía troncular.

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736 SECCIÓN VI. ABDOMEN

(omeprazol, 20 mg/día durante 6 a 8 semanas, o bloqueadores to produce sustained achlorhydria. Gastroenterology 98:A106,
de los receptores H2 durante 3 meses). La úlcera que sangró en 1990.
una oportunidad y cicatrizó tiene una incidencia de resangrado Sacks HS, Chalmers TC, Blum AL et al: Endoscopic hemostasis: an
a los 5 años del 33 %; por este motivo es conveniente eliminar effective therapy for bleeding peptic ulcers. JAMA 264:494-499,
1990.
todos los factores de riesgo: antiinflamatorios no esferoides,
infección por Helicobacter pylori, hiperacidez. En las úlceras
duodenales, no así en las gástricas, se considera que una dosis
de mantenimiento de 150 mg de ranitidina diarios reduce el
riesgo de resangrado. LESIONES AGUDAS DE LA MUCOSA
El tratamiento quirúrgico electivo se reserva para los pa- GASTRODUODENAL
cientes con una recidiva hemorrágica a pesar del tratamiento
médico o para aquellos que no cumplen con ia medicación Conrado R. Cimino
indicada (véase Ulceras gástricas y duodenales).
Definición. Son lesiones mucosas planas y superficiales
que no sobrepasan la muscular de la mucosa, únicas o múlti-
ples, de evolución aguda, que frecuentemente sangran y que
Várices esofagogástricas y gastropatía hipertensiva
se desarrollan en el curso de distintas situaciones clínicas.
Las várices esofagogástricas, que son la causa más fre- Pueden presentarse como erosiones o como úlceras agudas que
cuente de sangrado en la hipertensión portal, se estudian en el carecen de la reacción fibrosa que caracteriza a las úlceras
capítulo 37, lo mismo que la gastropatía hipertensiva. crónicas.
La incidencia creciente con que se observan se debe prin-
cipalmente al mayor consumo de antiinflamatorios, especial-
BIBLIOGRAFÍA mente en la población añosa, y a los avances en los cuidados
intensivos que prolongan la vida de pacientes que antes mo-
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bleeding: double-blind, randomized trial of a régimen designed completa así un círculo vicioso que conduce a la anoxia y

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41. ESTOMAGO Y DUODENO 737

necrosis celular con formación de erosiones o úlceras y senta con una frecuencia mucho menor (10-20 %) y, si bien
extravasación sanguínea. El proceso puede autoperpetuarse si puede manifestarse en cualquier momento, es más común que
persiste la causa desencadenante o, por el contrario, una vez ocurra entre el 4o y el 10° día que siguen a la agresión inicial.
suprimida o controlada, curar en el curso de pocos días con Las formas graves que obligan a transfundir se presentan sólo
restitución de la mucosa. en el 2 a 5 % de los pacientes, y un porcentaje todavía menor
Lesiones por drogas. En la práctica médica la causa más necesita de cirugía para detener el sangrado.
común es el consumo de antiinflamatorios no esteroides que En los últimos años la incidencia de hemorragias por estrés
actuarían por inhibición de la síntesis de las prostaglandinas ha disminuido considerablemente, quizá debido al mejor ma-
endógenas. Estas últimas intervienen de manera importante nejo de la sepsis y al tratamiento de las insuficiencias orgáni-
en la regulación de las defensas de la mucosa gástrica: estimu- cas, al apoyo de las funciones vitales y al empleo precoz de la
lan la secreción de moco y bicarbonato y la regeneración celu- alimentación artificial.
lar, reducen la secreción de ácido, incrementan el contenido La sospecha diagnóstica de que la hemorragia tiene su ori-
de fosfolípidos de la membrana celular y aumentan el flujo gen en lesiones agudas desarrolladas en la mucosa gastroduo-
sanguíneo mucoso. La alteración de la barrera mucosa permi- denal debe tenerse principalmente en los pacientes que han
te la retrodifusión de los H+ y se desencadena un mecanismo ingerido drogas gastroagresivas y en aquellos sometidos auna
similar al de las lesiones por estrés. situación de estrés por una agresión severa.
Se pensaba que la agresión causada por los antiinflama- Endoscopio. El procedimiento diagnóstico fundamental es
torios se debía a su efecto tópico, pero, como también se la la endoscopia digestiva alta, que debe realizarse lo antes posi-
observa cuando son administrados por vía parenteral, recien- ble debido a la naturaleza rápidamente cambiante de estas le-
temente se ha señalado que la acción sistémica de estas drogas siones. Permite no sólo reconocerlas, sino también establecer
tendría mayor importancia que la local. Otro efecto es la for- su localización topográfica y el carácter evolutivo de la hemo-
mación excesiva de sustancias vasoactivas que producen rragia. La mucosa se observa con hiperemia y edema, friable
venoconstricción e injuria mucosa, que resulta tanto o más al contacto con el endoscopio, con petequias, erosiones y úl-
importante que la inhibición de las prostaglandinas en la ceras superficiales, cubiertas por una fina capa de fibrina o
patogenia de las lesiones. con sangrado activo.
Casi la mitad de los pacientes que ingieren estas drogas en Radiología. La radiología contrastada no tiene valor en el
forma prolongada desarrollan úlceras gástricas. En un recien- período agudo, como en el resto de las hemorragias digestivas
te metaanálisis realizado en 1993, Chamberlain encuentra que altas, debido al carácter superficial de las lesiones que las hace
el riesgo de complicaciones gastrointestinales es tres veces difíciles de visualizar, especialmente si el estómago contiene
mayor en los consumidores de antiinflamatorios no esteroides restos de sangre y coágulos. Por otra parte, se necesita trasla-
que en el grupo control. dar al paciente y se requiere una colaboración por parte de
Las lesiones agudas por estrés pueden ser difusas, pero éste que no siempre coincide con la gravedad de su estado.
generalmente se localizan en el fundus y la mitad proximal Profilaxis. Un aspecto importante es la prevención. En
del cuerpo gástrico, que es la zona donde la disminución del principio, todos los pacientes internados en unidades de cui-
flujo es más acentuada. En cambio, las lesiones originadas por dados intensivos están expuestos a desarrollar lesiones agu-
fármacos predominan en la región antral. das y deberían recibir tratamiento profiláctico, aunque no se
Las úlceras de Cushing tienen la característica de que pue- ha establecido con exactitud cuál es la población de mayor
den adquirir mayor profundidad con riesgo de perforación. riesgo. Los intentos se han centrado en neutralizar el ácido,
Diagnóstico. Presentación clínica. El síntoma fundamen- reducir su secreción o utilizar protectores de la mucosa. Los
tal es la hemorragia digestiva de comienzo brusco, que suele distintos esquemas empleados no han demostrado ser total-
ser su única manifestación debido a que las lesiones son mente efectivos para evitar el sangrado, quizá debido a la
clínicamente asintomáticas y por lo general el cuadro no es amplia base fisiopatológica de estas lesiones que excede a la
precedido por un síndrome ácido sensitivo. administración de uno o más fármacos. Los trabajos publica-
Como los vasos de la mucosa son de pequeño calibre, el dos son discordantes.
sangrado habitualmente es leve a moderado y no alcanza a Es indudable que la mejor profilaxis es el tratamiento de
tener gran magnitud; por este motivo, si se suprime el agente la enfermedad de fondo y la corrección de las condiciones que
agresor la hemostasia espontánea ocurre en más del 80 % de conducen a los fenómenos de hipoxia que dan origen al desa-
los casos y la mucosa se regenera rápidamente a partir de las rrollo de las lesiones agudas. En ese sentido, es importante
células progenitoras de la capa proliferativa. tratar la sepsis, la hipovolemia y la acidosis, mejorar el apoyo
Si bien la hemorragia no suele ser muy importante, asume ventilatorio y aportar soporte nutricional. Mientras se realiza
particular gravedad en los pacientes críticos y ensombrece aún el tratamiento de la afección de base, la neutralización de la
más su pronóstico. Los pacientes internados en una unidad de acidez gástrica o el refuerzo de las defensas de la mucosa pue-
cuidados intensivos pueden desarrollar rápidamente lesiones den contribuir a impedir que se produzca la hemorragia.
agudas, a veces pocas horas después de una agresión severa o Como la presencia de ácido es fundamental, la intención
un traumatismo, especialmente si se acompañan de sepsis. La principal ha sido reducir la acidez gástrica y mantener el pH
sepsis y la inestabilidad hemodinámica se relacionan con una por encima de 4. Con esa finalidad se han utilizado diversos-
mayor frecuencia de hemorragia digestiva; la primera sería el fármacos. El hidróxido de aluminio y/o el de magnesio permi-
factor desencadenante en el postoperatorio de la cirugía abdo- ten elevar el pH a alrededor de 7, pero tienen el inconveniente
minal y la segunda en el de la cirugía vascular. de que para mantener ese nivel se requiere el monitoreo del
Las lesiones agudas son parte integrante del síndrome de pH intragástrico. En dosis altas pueden ocasionar diarrea y
falla multiorgánica y pueden observarse endoscópicamente 18 alcalosis metabólica, por lo que están contraindicados en la
a 24 horas después del fenómeno desencadenante en el 60 a insuficiencia renal. Su eficacia es similar a la de los
100 % de los casos. No obstante, la hemorragia macroscópica bloqueadores H2; sin embargo, aunque el costo de estos últi-
(sangre por sonda nasogástrica, hematemesis o melena) se pre- mos sea más alto, la mayoría prefiere utilizarlos por la facili-

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738 SECCIÓN VI ABDOMEN

dad con que se los administra, principalmente en goteo pacientes recopilados por Chamberlain solamente debieron
intravenoso continuo, para obtener un mejor control de la aci- operarse 77 (9,5 %).
dez. La ranitidina, la famotidina y los inhibidores de la bomba Las técnicas de hemostasia endoscópica son de poca utili-
de protones consiguen una reducción más efectiva con dosis dad debido al carácter difuso de las lesiones y únicamente
menores y sin los efectos adversos de la cimetidina. Las pueden tener aplicación en los casos de erosiones o úlceras
prostaglandinas sintéticas necesitan de estudios controlados aisladas. El cateterismo selectivo con infusión de vasopresina
para establecer su real efectividad. En ocasiones los o embolización arterial también ha sido propuesto, con resul-
bloqueadores H, pueden ser insuficientes para mantener el pH tados inciertos.
por encima de 4, pero las dosis requeridas nunca son lo sufi- En las hemorragias de carácter grave y persistente está in-
cientemente altas como para provocar efectos indeseables. dicada la intervención quirúrgica. No existe acuerdo acerca de
La profilaxis es costosa y, como el riesgo de hemorragia la operación a realizar y ningún estudio prospectivo ha de-
por lesiones agudas ha disminuido en las últimas décadas in- mostrado superioridad de alguna operación sobre otra. No hay
dependientemente de su empleo, resulta interesante estable- un procedimiento que pueda solucionar el problema en todos
cer cuál es el grupo que puede beneficiarse con ella. En un los casos; la elección dependerá del tipo, la localización y la
estudio prospectivo multicéntrico, Cook y colaboradores eva- extensión de las lesiones, optándose por el que se considere
luaron los factores de riesgo potencial en más de 2000 pacien- más adecuado para controlar la hemorragia. No obstante, a
tes internados en unidades de cuidados intensivos y concluye- pesar de la gravedad del paciente, la conducta debe ser lo sufi-
ron que, debido a la escasa incidencia de hemorragias impor- cientemente agresiva porque la persistencia de la hemorragia
tantes (menos del 1 %), la profilaxis podría evitarse salvo en postoperatoria agrava el pronóstico en forma considerable.
aquellos que presenten una coagulopatía o que requieran ven- Las operaciones propuestas son: a) hemostasia directa de
tilación mecánica por más de 48 horas. Estos fueron los úni- los puntos sangrantes combinada con vagotomía y piloroplas-
cos dos factores identificados, solos o asociados, como tia; b) gastrectomía subtotal con vagotomía o sin ella, y c)
predictivos del riesgo de sangrado. gastrectomía total. En términos generales, puede decirse que
Por otra parte, publicaciones recientes señalan una mayor las operaciones conservadoras tienen un alto índice de recidiva
incidencia de neumonías nosocomiales en los pacientes críti- de la hemorragia, que varía del 25 al 50 %, mientras que las
cos tratados con alcalinos o hiposecretores. Un pH mayor de 5 resectivas se acompañan de una elevada mortalidad.
permite la colonización de gérmenes en el estómago y lo con- Pronóstico. En los pacientes críticos la hemorragia em-
vierte en un reservorio bacteriano, punto de partida de las in- peora aún más el pronóstico y las cifras de mortalidad están en
fecciones respiratorias. Por ese motivo y por su menor costo, relación con el número de parénquimas afectados. La muerte
varios trabajos señalan últimamente que los protectores de la por hemorragia digestiva es rara; sin embargo, ésta es un ele-
mucosa gástrica deben preferirse a los antiácidos en la mento de mal pronóstico y puede ser una complicación
profilaxis de las lesiones agudas. preterminal en pacientes seriamente comprometidos.
El sucralfato es un citoprotector que aumenta la síntesis y
liberación de las prostaglandinas endógenas y que forma una BIBLIOGRAFÍA
capa protectora de la mucosa; aparece como el fármaco prefe-
rible para evitar las lesiones por estrés, aunque se necesitan Bumaschny E, Doglio G, Pusajó J et al: Postoperative acute
nuevos estudios controlados. Sin embargo, los resultados con gastrointestinal traethemorrhage and múltiple organ failure. Aren
cimetidina y sucralfato no fueron significativos cuando se los Surg 123:722, 1988.
comparó con grupos control. Chamberlain CE: Acute hemorrhagic gastritis. Gastroenterol Clin
Finalmente, debe tenerse en cuenta que las medidas North Am 22:843, 1993.
profilácticas, si bien pueden evitar la hemorragia por lesiones Cook DJ, Fuller HD, Guyatt GH et al: Risk factors for gastrointestinal
agudas, no mejoran la supervivencia de los pacientes críticos bleeding in crilically ill patients. N Engl J Med 330:377, 1994.
Durham RM and Shapiro MJ: Stress gastritis revisited. Surg Clin
dado que la gran mayoría fallecen por la gravedad de la afec- North Am 71:791, 1991.
ción que padecen. Kitler ME, Hays A, Enterline JP et al: Preventing postoperative acute
Tratamiento. Las medidas generales y de reposición de la bleeding of the upperpartof the gastrointestinal tract. SurgGynec
volemia, así como las indicaciones de la cirugía, son similares Obst 171:366, 1990.
a las del resto de las hemorragias digestivas de otra etiología. Pusajó JF, Doglio GR, Hernández MS y Egurrola MA: Alteraciones
Además, el manejo de estos pacientes incluye el tratamiento agudas del aparato digestivo en el enfermo crítico. Rev Argent
de las condiciones predisponentes asociadas que han dado ori- Gastroenterol 6:3, 1992.
gen al desarrollo de las lesiones por estrés, como drenar posi- Schiepati E, Doglio G, Bumaschny E y Grosso RM: Hemorragia di-
bles focos de sepsis, corregir coagulopatías y mejorar la fun- gestiva aguda alta postoperatoria en pacientes críticos tratados
ción renal y respiratoria. en una unidad de terapia intensiva. Rev Argent Cirug 34:46.1984.
Cuando las lesiones agudas sangran y la hemorragia es de
suficiente intensidad como para requerir una intervención qui-
rúrgica. las cifras de mortalidad superan el 30 %; en la mayo- COMPLICACIONES ALEJADAS DEL ESTOMAGO
ría de las series publicadas oscilan alrededor del 50 % y pue- OPERADO
den llegar al 70 % o más en los pacientes críticos. Contribu-
yen a esta alta mortalidad numerosos factores relacionados con Alberto M. Paladino
la gravedad de la condición general del paciente más que con
la cirugía propiamente dicha o con el tipo de operación reali- Definición. Se denominan complicaciones alejadas del
zada. Afortunadamente, en la gran mayoría de los casos la estómago operado, o síndromes posgastrocirugía, a las com-
hemorragia cede en forma espontánea, de modo que actual- plicaciones tardías de la cirugía gástrica que resultan de cam-
mente la necesidad de recurrir a la cirugía para controlar el bios anatómicos y funcionales causados por el procedimiento
sangrado se ha reducido y oscila entre el 4 y el 25 %; en 811 quirúrgico empleado. Esta definición excluye a las complica-

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41. ESTOMAGO Y DUODENO 739

ciones de la cirugía gástrica que se manifiestan en el recen la presentación de este síndrome son: la pérdida de parte
postoperatorio inmediato, tales como hemorragia, sepsis, in- del reservorio gástrico por la resección, la ausencia de relaja-
fecciones broncopulmonares, fístulas anastomóticas e infec- ción receptiva secundaria a la vagotomía y la falta de la fun-
ción de la herida operatoria. ción pilórica.
Epidemiología. Los cambios en las indicaciones y necesi- Fisiopatología. Los factores patogénicos precedentes fa-
dades de la cirugía electiva en la patología gastroduodenal, vorecen la expulsión rápida de los carbohidratos hiperosmo-
junto con la incorporación de nuevas tácticas quirúrgicas, han lares del estómago hacia el intestino delgado. Su presencia
hecho que disminuya la frecuencia de estos síndromes. La can- produce desplazamiento de líquidos del espacio intravascular
tidad de operaciones planeadas por úlcera péptica, que des- al interior del intestino y ocasiona hipovolemia. la que sería
cendió casi diez veces en los últimos 30 años (Paimela y col., responsable de los síntomas gastrointestinales de la forma tem-
1991), y el empleo de tácticas quirúrgicas con escasa repercu- prana. Juntamente con ello se produce la liberación de
sión sobre la funcionalidad del estómago son factores impor- enterohormonas como la serotonina, el polipéptido intestinal
tantes en la disminución de la incidencia de estas patologías. vasoactivo, la neurotensina, etc., responsables de ios fenóme-
Clasificación. Las complicaciones alejadas del estómago nos vasomotores de dicha forma.
operado se observan con distinta frecuencia en casi un 20 % El síndrome tardío parece deberse a la liberación de
de los operados (Thompson y col., 1984), e incluyen los si- enteroglucagón en reacción a la presencia de altas concentra-
guientes síndromes: 1) síndrome de vaciamiento rápido o dum- ciones de carbohidratos en el intestino delgado. Dicha hormo-
ping; 2) gastritis por reflujo alcalino; 3) síndrome del asa afe- na estimula la secreción de grandes cantidades de insulina que
rente; 4) síndrome del asa eferente; 5) diarrea del vagotomi- ocasiona hipoglucemia y liberación de adrenalina, responsa-
zado; 6) atonía gástrica crónica; 7) estasis del asa en Y de bles de los síntomas vasomotores.
Roux; 8) bolsa gástrica residual pequeña; 9) cáncer del muñón Diagnóstico. No hay una prueba específica para identifi-
gástrico remanente, y 10) alteraciones nutricionales. car este síndrome en forma certera. Los estudios radioisotópicos
con marcadores de fase sólida y líquida pueden ayudar al diag-
nóstico al determinar la velocidad de vaciamiento gástrico
Síndrome de vaciamiento rápido o dumping (Kaushikey col., 1980; Grosso y col., 1981). La endoscopia y
la radiografía baritada son útiles para facilitar el diagnóstico
Definición. Se caracteriza por la aparición de síntomas de otros síndromes que pueden coexistir.
gastrointestinales (cólicos, náuseas y vómitos, diarreas explo- Tratamiento. En principio, el síndrome de vaciamiento
sivas) y vasomotores (mareos, hipertermia, palpitaciones y rápido o dumping se trata con medidas dietéticas tales como
sudación) luego de la ingesta de alimentos. Existe una forma disminuir el volumen de las ingestas, incrementar la frecuen-
temprana, que se presenta 10 a 30 minutos después de la cia de éstas, no ingerir líquidos durante las comidas sino de
ingesta, y una forma tardía, que aparece 2 a 5 horas después preferencia 30 minutos después de ellas y evitar los carbohi-
de la alimentación y que sólo presenta síntomas vasomotores. dratos muy concentrados. Últimamente se han utilizado aná-
En ambas formas los síntomas mejoran progresivamente y logos de la somatostatina para disminuir los síntomas con al-
desaparecen con el reposo en cama. gún éxito (Premrose y col., 1989). A pesar de estas medidas,
Epidemiología. La incidencia de dumping varía hasta el en el 1 % de los pacientes persisten los síntomas, por lo cual
50 % para la gastrectomía parcial y 1 % para la vagotomía en algunos enfermos es necesaria la corrección quirúrgica.
superselectiva (Goligher y col., 1978; Mistiaen y col., 1990). Procedimientos quirúrgicos. De las operaciones propues-
En relación con la forma de reconstrucción del tránsito diges- tas, tres son las más utilizadas, todas ellas destinadas a retra-
tivo, esta complicación se observa con mayor frecuencia en la sar el vaciamiento gástrico.
anastomosis tipo Billroth II. 1. Interposición de un segmento yeyunal de 10 cm en el
Patogenia. Los tres mecanismos que condicionan y favo- asa eferente en sentido antiperistáltico (fig. 41-29).

Fig. 41-29. Interposición de un


segmento yeyunal en sentido
antiperistáltico.

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740 SECCIÓN VI. ABDOMEN

2. Peanización del Billroth II con el asa aferente (fig. 41- Gastritis por reflujo alcalino
30).
3. Transformación de la gastroenteroanastomosis en Y de Definición. Es una lesión inflamatoria de tipo crónico que
Roux. El corte del yeyuno a nivel de la anastomosis gástrica se observa en el muñón gástrico remanente secundario a una
hace que se pongan en funcionamiento marcapasos ectópicos resección o aun en el estómago intacto luego de la
en el asa desfuncionalizada que producen contracciones en desfuncionalización pilórica.
sentido retrógrado, las cuales aumentan la resistencia al trán- Epidemiología. Según diversas estadísticas (Casal y col.,
sito por el yeyuno y retrasan el vaciamiento gástrico (Karlstrom 1979; Stabile y col., 1985), su incidencia varía entre el 5 y el
y col, 1989) (fig. 41-31). 35 % de los operados del estómago, aunque su real incidencia

Fig. 41-30. Peanización del


Billroth II con el asa aferente.

Fig. 41-31. Transformación de


la gastroenteroanastomosis en
Y de Roux.

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41. ESTOMAGO Y DUODENO 741

es probablemente desconocida y mucho menor. Se la observa Pruebas diagnósticas. La prueba de Warshaw (Warshaw,
más a menudo después de la reconstrucción gastroyeyunal 1981) consiste en instilar en el estómago una solución neutra,
Billroth II y con menor frecuencia después de la reconstruc- otra acida y otra alcalina. La prueba se considera positiva cuan-
ción Billroth I o piloroplastia (Casal y col., 1979). do los síntomas se reproducen con la solución alcalina. Otra
Patogenia. La gastritis por reflujo alcalino se produce por prueba es la de Hoare (Hoare y col.. 1978), que consiste en
la acción deletérea del contenido biliopancreático refluido so- medir la concentración de ácidos biliares por aspiración gástrica
bre !a mucosa gástrica. en ayunas. Se considera positivo el estudio cuando esa con-
Anatomía patológica. El estudio histológico de la gastritis centración supera los 120 mol/hora. Estas pruebas tampoco
por reflujo alcalino muestra metaplasia intestinal, característi- confirman el diagnóstico con certeza.
ca de los procesos crónicos, gastritis atrófica, úlceras, hemo- Tratamiento. Pese a que el tratamiento médico no siem-
rragias e inflamación crónica con infiltración leucocitaria. pre resuelve esta secuela alejada de ¡a cirugía gástrica en for-
Ninguno de estos hallazgos es patognomónico de esta patolo- ma total y definitiva, siempre se lo debe intentar en primera
gía. instancia, ya que algunos síntomas o todos ellos pueden remi-
Diagnóstico. Presentación clínica. Los síntomas más fre- tir espontáneamente con el tiempo. La terapéutica médica está
cuentes son dolor epigástrico constante, exacerbado por la dirigida a disminuir la agresión de las secreciones duodenales
ingestión de alimentos, náuseas, vómitos biliosos con conte- y a proteger y favorecer la reparación de la mucosa gástrica.
nido alimentario o sin él, que no alivian el dolor a diferencia La neutralización de las secreciones agresivas se puede con-
de lo que ocurre en el síndrome del asa aferente. En las formas seguir con la colestiramina (resina básica de intercambio
crónicas se agrega pérdida significativa de peso con aniónico que se une a los ácidos biliares en su fracción ionizada;
desnutrición severa, producida por la negativa de los enfer- asociada a alcalinos, ya que a pH alto los ácidos biliares son
mos a alimentarse dado que esto les aumenta los síntomas. Es menos agresivos porque se ionizan. Para disminuir el reflujo y
importante destacar que ni el volumen del reflujo ni la intensi- favorecer la evacuación gástrica se utilizan drogas como la
dad de las lesiones histológicas guardan relación con los sín- metoclopramida, la moperidona y la cisaprida. La contamina-
tomas. ción bacteriana provocada por la aclorhidria y la estasis favo-
Endoscopio. En el examen endoscópico se aprecia un abun- rece la desconjugación de los ácidos biliares que actúan sobre
dante contenido biliar en el estómago y lesiones de la mucosa la mucosa gástrica aun a pH alcalino. Esto se corrige con
gástrica que abarcan desde una gastritis difusa hasta úlceras antibióticos. Finalmente, las drogas que inducen la reparación
múltiples en toda la superficie del estómago. Los lagos biliares de la mucosa son la oxiferriscorbona sódica, la carbenoxolona
y la superficie sangrante forman una imagen endoscópica ca- y el sucralfato, las más corrientemente propuestas, que aso-
racterística de esta patología, llamada por Kennedy "red and ciadas a la dietoterapia pueden ser de utilidad en el tratamien-
green syndrome" (Kennedy y col., 1978). to de la gastritis alcalina.
Gammagrafía. Puede utilizarse como ayuda diagnóstica Procedimientos quirúrgicos. Cuando los síntomas no re-
para valorar la magnitud del reflujo (Ritchie, 1980). Algunos miten espontáneamente o con el tratamiento médico se deberá
autores emplean métodos radioisotópicos por vía oral para pensar en la corrección quirúrgica. De las operaciones pro-
evaluar el vaciamiento gástrico y otorgan valor predictivo a puestas, las más comúnmente utilizadas son:
los trastornos del drenaje que suelen asociarse a este síndrome, 1. La conversión de una gastroyeyunoanastomosis en Y de
aunque la utilidad de estas pruebas aún no ha sido confirmada. Roux a 50 cm (fig. 41-31).

Fig. 41-32. Operación de


Tanner 19.

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742 SECCIÓN VI. ABDOMEN

2. Tanner 19 (fig. 41-32). ciega con sobreproliferación bacteriana que induce diarreas,
3. La peanización del Billroth II con el asa eferente (fig. con esteatorrea y déficit de vitamina B12 (Deschamps, 1982).
41-33). En síntesis, el síndrome se caracteriza por dolor abdomi-
A todas estas operaciones es aconsejable asociarles una nal seguido por vómitos abundantes de contenido bilioso, no
vagotomía para evitar la aparición de úlceras anastomóticas. alimentarios, que calman el dolor.
Radiología. Los estudios radiológicos con bario en gene-
ral no certifican ni excluyen el diagnóstico, ni aun en el caso
Síndrome del asa aferente en que el contraste no pase al asa aferente ni tampoco cuando
el bario llena dicha asa, salvo que se observen dificultades en
Definición. Se denomina así al síndrome que resulta de la su evacuación.
obstrucción orgánica o funcional del asa aferente de una Endoscopio. Es importante para el diagnóstico diferencial
anastomosis gastroyeyunal. Existe una forma aguda y otra cró- con la gastritis alcalina ya que puede descartar la obstrucción
nica de este síndrome. orgánica del tracto de salida del asa aferente y permite
Patogenia. La forma aguda es causada por: 1) el implante visualizar las lesiones características de la gastritis alcalina en
incorrecto del asa aferente en la anastomosis gastroyeyunal; el remanente gástrico y tomar biopsias que orientan el diag-
2) una hernia interna del asa aferente, y 3) el vólvulo del asa nóstico.
aferente. Ecografía. En la experiencia de algunos autores el
La forma crónica es consecuencia de la obstrucción par- síndrome del asa aferente puede ser diagnosticado por la
cial del asa aferente, prolongada en el tiempo, producida por ecografía al detectar, localizar y determinar las características
cualquiera de las causas antes mencionadas así como por es- del asa aferente dilatada, que puede seguirse hasta su llegada
trecheces anastomóticas, compresión extrínseca, procesos a la anastomosis, lo cual en algunos casos permite determinar
inflamatorios o úlceras de la neoboca; para algunos autores la causa de la obstrucción (Dong y col., 1991).
(Gugliotella, 1980) se trata de un defecto de coordinación fun- Gammagrafía. Se pueden utilizar, de modo más específi-
cional y atonía duodenal. co, estudios con estimulación intestinal y radioisótopos como
Epidemiología. Este síndrome es de observación el IDA (ácido dimetiliminodiacético) con 99mTc ( Dahlgren,
infrecuente (Deschamps, 1982) y casi siempre ocurre en unio- 1964; Thomas y col., 1977).
nes gastroyeyunales precólicas o cuando la rama aferente es Tratamiento. Una vez establecido el diagnóstico lo más
larga (más de 15 cm). aconsejable es la corrección quirúrgica. De los diversos pro-
Diagnóstico. Presentación clínica. Independientemente de cedimientos posibles los más utilizados son:
la causa o la forma de evolución, la obstrucción del asa aferente 1. Enteroenteroanastomosis al pie del asa (fig. 41-34).
da lugar a una acumulación de secreciones biliares y 2. Construcción de una gastroyeyunostomía en Y de Roux
pancreáticas con aumento de la presión intraluminal. Esta com- con implantación del asa aferente sobre la eferente a 45 cm
plicación en el postoperatorio inmediato puede producir por lo menos de la anastomosis gastroyeyunal, para evitar el
necrosis, perforación o desgarro de la sutura del muñón reflujo biliar (fig. 41-31).
duodenal y condicionar una fístula duodenal terminal o una 3. Peanización del Billroth II con el asa eferente (opera-
peritonitis grave, de acuerdo con el momento del postoperatorio ción de Boucalle-Soupoult) (fig. 41-33).
en que se presente. En todos estos procedimientos es aconsejable asociar una
En las formas crónicas se establece un síndrome de asa vagotomía troncular para evitar posibles úlceras anastomóticas.

Fig. 41-33. Peanización del


Billroth II con asa eferente. Ope-
ración de Boucalle Soupoull.

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41. ESTOMAGO Y DUODENO 743

Fig. 41-34. Enteroemeroanasto-


mosis al pie del asa.

Síndrome del asa eferente bacteriana, que ocasiona enteritis y desconjugación de las sa-
les biliares y desarrolla un cuadro de malabsorción (Browning
Definición. Es un síndrome que resulta de la obstrucción y col., 1974).
parcial o completa del asa eferente de la gastroyeyunoanasto- 2. La desnervación del árbol biliar extrahepático y del in-
mosis. testino delgado por la vagotomía origina un tránsito acelerado
Patogenia. Las causas más comunes son hernias retroanas- de sales biliares no conjugadas al colon, donde inhiben la ab-
tomóticas, adherencias, estenosis inflamatorias o tumorales, o sorción del agua (Ritchie y col., 1990).
implantes incorrectos del asa eferente. 3. Otra causa de diarrea está relacionada con el vaciamiento
Diagnóstico. Presentación clínica. Los síntomas consis- gástrico acelerado, secuela que se pone de manifiesto con las
ten en dolor abdominal de tipo cólico posprandial y vómitos comidas y disminuye con el tiempo.
biliocntcricos con abundantes restos alimentarios. Diagnóstico. Presentación clínica. La diarrea puede ser
Radiología y endoscopia. El diagnóstico se confirma por leve, moderada o grave. Además se han descripto cuatro va-
medio de la radiografía con contraste baritado y la endoscopia, riedades de presentación:
con las cuales se identifica la altura de la obstrucción con res- 1. Una forma que se presenta en el postoperatorio inme-
pecto a la anastomosis y sus causas. diato y que se resuelve espontáneamente.
Tratamiento. Agotada la instancia de tratamiento médi- 2. Otra continua, en que las deposiciones nunca llegan a
co, que consiste en reposo gastrointestinal, reposición ser normales.
hidroelectrolítica, nutrición parenteral y administración de 3. Otra forma esporádica que se repite a intervalos varia-
gastroquinéticos, y luego de un compás de espera variable sin bles de semanas o meses y que es precedida por pródromos
mejoría, será necesaria una conducta quirúrgica. Esta se ajus- (fenómenos vasomotores); los intervalos por lo general no son
tará a la causa del síndrome y podrá variar desde la corrección totalmente normales.
de una hernia interna hasta la regastrectomía con reconstruc- 4. La última, también de tipo intermitente, pero que se di-
ción de la anastomosis. ferencia de la anterior porque es de tipo explosivo y determina
situaciones invalidantes.
No hay estudios específicos para el diagnóstico, que se
Diarrea del vagotomizado hace sobre la base de los antecedentes quirúrgicos y el cuadro
clínico. Es importante establecer el diagnóstico diferencial con
Epidemiología. La diarrea puede ocurrir después de cual- cuadros de malabsorción productores de diarrea, lo que se hace
quier operación sobre el estómago. Sin embargo, su inciden- a partir del dosaje de grasas en materia fecal, biopsias de in-
cia es especialmente alta luego de la vagotomía troncular (4 a testino delgado y coprocultivos, entre otros.
26 %) (Storer, 1976). La incorporación de la vagotomía gástrica Tratamiento. Más importante que el tratamiento de esta
proximal o superselectiva en el arsenal terapéutico de la úlce- secuela —por lo general leve y transitoria, aunque en algunos
ra péptica ha visto disminuir en forma significativa su inci- casos puede ser de gran severidad— es su profilaxis. Así, an-
dencia y las formas severas de presentación. tes de decidir una conducta quirúrgica en la úlcera debe inte-
Patogenia. Se han propuesto varios mecanismos para la rrogarse al paciente sobre sus hábitos intestinales y evitar la
producción de este síndrome, que aún no está suficientemente vagotomía troncular en sujetos con antecedentes de diarrea y
aclarado: dudoso perfil psicológico.
1. La hipoacidez gástrica trac aparejada proliferación Antes de decidir una conducta quirúrgica para solucionar

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744 SECCIÓN VI. ABDOMEN

esta secuela de la cirugía gástrica deberán intentarse medidas puede restaurar la inervación vagal y está dirigido a realizar
médicas (De Paula, 1982), que consisten en: una ablación gástrica extensa, debido a que el estómago se
1. Cuidados dietéticos con restricción de carbohidratos, presenta dilatado y flaccido (Eckhauser y col., 1988). La re-
lácteos y líquidos con las comidas. construcción del tránsito se aconseja en Y de Roux para impe-
2. Utilización de medicación antidiarreica (loperamida), dir el reflujo alcalino al esófago.
antiespasmódicos y colestiramina, resina que disminuye la
concentración de sales biliares en la luz intestinal y cuyos efec-
tos pueden ser muy beneficiosos.
Procedimientos quirúrgicos. En la mayoría de los pacien- Estasis del asa en Y de Roux
tes el tratamiento médico sirve para controlar los síntomas y
Definición. Es un trastorno del vaciamiento gástrico que
sólo en el 1 % de los resecados, sobre todo si se les asocia
se observa específicamente en las gastroyeyunoanastomosis
vagotomía troncular, la diarrea resulta refractaria a conductas
en Y de Roux y luego de muchos años de la intervención qui-
médicas, es incapacitante para el desarrollo de una vida nor-
rúrgica.
mal y produce una disminución ponderal que puede llegar a
Fisiopatología. En la actualidad se considera que son dos
una desnutrición severa. Es en estos casos que se aconseja la
los factores que intervienen en el desarrollo de esta patología,
cirugía. La mejor conducta es la interposición en sentido
el segundo de los cuales es posiblemente el más importante:
antiperistáltico de un segmento yeyunal de 10 a 15 cm de lon-
1) las alteraciones de la motilidad del remanente gástrico, y 2)
gitud, intercalado a 1 metro, en sentido dista!, de la
la obstrucción funcional del segmento yeyunal de la anastomo-
gastroyeyunostomía (fig. 41-29) o del ángulo de Treitz en el
sis, causada por alteraciones motoras a ese nivel que condu-
caso de que la operación previa hubiese sido Péan-Billroth.
cen a la producción de ondas antiperistálticas que dificultan el
Recientemente se ha comenzado a realizar la conversión vaciamiento del estómago remanente; dichas alteraciones se-
de la gastroyeyunostomía en una Y de Roux (fig. 41-31), ai rían consecuencia del corte del yeyuno en la construcción de!
parecer con buenos resultados (Kelly y col., 1989). asa en Y, que aisla a este segmento de los potenciales que pro-
duce el marcapaso duodenal y que inducen las ondas
peristálticas normales (Karlstrom y Kelly, 1989; Karlstrom y
Atonía gástrica crónica col., 1989).
Diagnóstico. Presentación clínica. Los signos y síntomas
Definición. Consiste en la pérdida de la función motora
se presentan años después de realizado el procedimiento qui-
del estómago, lo cual determina un retardo en la evacuación
rúrgico y se caracterizan por dolor abdominal crónico, sacie-
gástrica.
dad temprana, náuseas y vómitos alimentarios.
Epidemiología. Es una complicación poco frecuente (0,7
Gammagrafía. Luego de descartar todas las causas mecá-
a 3 % de los casos) que se observa luego de una vagotomía
nicas que pueden entorpecer el vaciamiento gástrico por me-
troncular o de la resección gástrica reducida (Grosso y col.,
dio de estudios radiológicos y endoscópicos, el diagnóstico se
1981;Hansycol., 1989).
realiza sobre la base del antecedente quirúrgico, la aparición
Patogenia. La atonía es consecuencia de la pérdida de la
de los síntomas y su documentación por medio de estudios
inervación vagal del estómago. Se ha comprobado que las con-
con radionucleidos de fase sólida y líquida destinados a eva-
tracciones de la porción proximal del estómago observadas en
luar el vaciamiento gástrico. Es importante destacar que la
la fase final del vaciamiento gástrico y las de la porción antral
mayor incidencia de este síndrome se aprecia en pacientes que
surgidas en el período postingesta inmediato son controladas
han presentado obstrucción preoperatoria del estómago (Vogel
por el neumogástrico. La pérdida de dichas contracciones
y col.. 1983).
inhibe la función mecánica digestiva. Sobre esta base, algu-
nos autores no aconsejan la vagotomía troncular asociada a Tratamiento. El tratamiento médico basado en la utiliza-
resecciones gástricas en menos o derivaciones en aquellos ción de proquinéticos gástricos e intestinales en general no ha
pacientes con síndrome pilórico acompañado de gran distensión producido buenos resultados, pese a lo cual debe insistirse con
gástrica (estómago en palangana). Asimismo, tampoco la in- él en forma agresiva antes de adoptar una conducta quirúrgi-
dican en enfermos que a su enfermedad gástrica asocian dia- ca.
betes o hipotiroidismo (Kraft y col., 1964; Woodsy col., 1989). Procedimientos quirúrgicos. Como tratamiento quirúrgi-
co suele recomendarse una regastrectomía con muñón gástrico
Diagnóstico. Presentación clínica. Los síntomas más co-
pequeño, restableciendo el tránsito intestinal con una nueva
munes son saciedad precoz, dolor epigástrico y vómitos
gastroyeyunostomía en Y de Roux retrocólica y no mayor de
alimentarios. En algunas oportunidades la prolongación de!
40 cm. A pesar de ello no se puede evitar la reinstalación del
cuadro clínico provoca importantes alteraciones nutricionaíes.
síndrome en algunos casos.
Gammagrafía. El estudio radioisotópico muestra el retra-
so del vaciamiento gástrico (Ferraina, 1981; Grosso y col.,
1981). Es importante hacer el diagnóstico diferencial con obs-
trucciones pilóricas o de la anastomosis de tipo orgánico por Bolsa gástrica residual pequeña
medio de estudios endoscópicos.
Tratamiento. Es inicialmente médico, en el cual se inclu- Definición. Toda bolsa gástrica residual pequeña puede
yen proquinéticos gástricos como la metoclopramida y la originar un síndrome de saciedad temprana debido a la pérdi-
cisaprida o bien la eritromicina, que desarrolla un efecto simi- da del reservorio gástrico. Este síndrome es muy frecuente en
lar al de la motilina (Kelly y col, 1989). Con el tratamiento las resecciones gástricas del 80 % o más y suele exacerbarse
médico o a veces en forma espontánea se obtiene una mejoría con la adición de la vagotomía, ya que ésta produce la pérdida
total. En algunas circunstancias, ante el fracaso de estas medi- del reflejo de recepción y relajamiento que permite al estóma-
das se debe recurrir a la cirugía. go proximal acomodar el bolo alimentario sin que se produz-
Procedimientos quirúrgicos. El tratamiento quirúrgico no can ascensos bruscos de la presión intragástrica.

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41. ESTOMAGO Y DUODENO 745

Diagnóstico. Se hace por la presentación clínica, caracte- preneoplásica, es aconsejable el control endoscópico periódi-
rizada por saciedad temprana y dolor epigástrico al poco tiem- co de todo resecado, y en particular después de 10 años de la
po de comenzar la alimentación. intervención (Greene, 1987).
Tratamiento. En la mayoría de los pacientes que presen-
tan este síndrome se obtiene el éxito terapéutico con cambios
en los hábitos alimentarios, consistentes en una ingesta frac- Alteraciones nutricionales
cionada en pequeñas cantidades y suplementada con vitami- La mayor parte de los pacientes sometidos a cirugía gástrica
nas, hierro, enzimas pancreáticas y oligoelementos. no padecen secuelas nutricionales de modo permanente. En
Procedimientos quirúrgicos. Sólo en unos pocos enfer- general corresponden a afecciones asintomáticas y los
mos, ya sea por dolor intratable o por desnutrición severa, es síndromes más conocidos son: 1) anemia; 2) pérdida de peso;
necesario el tratamiento quirúrgico. Este consiste en la crea- 3) alteraciones del metabolismo óseo, y 4) malabsorción.
ción de un mecanismo que restaure la función de reservorio
del estómago remanente. Para ello una de las más utilizadas es
la técnica de Tanner Roux 19, en la cual se secciona el asa Anemia
aferente en su punto medio. El extremo proximal se anastomosa
en forma terminolateral a60 cm por lo menos de la anastomosis Puede existir una forma ferropénica y otra megaloblástica.
gástrica, mientras que el extremo distal se anastomosa a 10 o La forma ferropénica se observa por déficit en la absorción de
15 cm de la gastroyeyunostomía en forma terminolateral con hierro. Es más común en la reconstrucción de tipo Billroth II
el asa eferente (fig. 41-32). En esta y otras formas de reservórios debido a que el hierro se absorbe en un gran porcentaje en el
pueden producirse con el tiempo úlceras, fenómenos de estasis duodeno. La forma megaloblástica es causada por la disminu-
y dilatación, por lo cual sólo deben recomendarse en pacien- ción de las reservas de vitamina B12 y de ácido fólico. Se ob-
tes con síntomas graves e intratables. serva años después de gastrectomías totales, dado que las re-
servas mencionadas se mantienen por mucho tiempo. Cuando
se conserva el 10 % o más de la mucosa glandular del fundus
Cáncer del muñón gástrico remanente se produce suficiente factor intrínseco para evitarla.
Diagnóstico. Se establece sobre la base de la clínica, el
Definición. También llamado cáncer del estómago opera- examen morfológico de los hematíes y la determinación del
do, es la lesión neoplásica que aparece años después de una hierro sérico.
resección gástrica por patología benigna; su incidencia aumenta Tratamiento. El tratamiento, en las dos formas de presen-
progresivamente a medida que se hace mayor el intervalo trans- tación, consiste en la administración suplementaria del ele-
currido desde la intervención primaria, y su frecuencia es sig- mento que corresponda. En las anemias ferropénicas graves
nificativa después que pasaron más de 20 años. se ha propuesto la reconversión del Billroth II en Billroth I
Epidemiología. De acuerdo con diversas estadísticas, ba- para hacer pasar el alimento nuevamente por el duodeno
sadas en el seguimiento cuidadoso de gastrectomizados más (Comte, 1957).
allá de los 20 años, su incidencia oscila entre un 2 y un 5 %, lo
cual representa una frecuencia tres a cuatro veces mayor que
ia de un grupo testigo, no resecado, de iguales características Pérdida de peso
de edad, sexo y tiempo de seguimiento (Greene, 1987; Ritchie
En el postoperatorio inmediato suele observarse la pérdi-
y col, 1990). Además estos últimos conservan el antro gástrico,
da de 5 a 10 kg de peso, que se recuperan total o parcialmente
zona de alta frecuencia de desarrollo tumoral.
al año de la cirugía. Es en ese momento que el paciente se
Patogenia, La patogenia del cáncer del muñón gástrico estabiliza en su nuevo nivel ponderal. Un tercio de los enfer-
estaría relacionada con la exposición prolongada de la mucosa mos sometidos a algún tipo de cirugía del estómago rebajan
del estómago a las secreciones biliopancreáticas. Estas provo- de peso y se mantienen en un peso subnormal aun encontrán-
can aumento del pH intraluminal que lleva a una colonización dose en buen estado de salud.
bacteriana, lo cual produce la conversión de los nitratos inge-
La causa más importante es la disminución de la ingesta
ridos en nitrosaminas, de reconocido efecto cancerígeno
de calorías, la cual puede estar relacionada con: a) la pérdida
(Stabile y col., 1985; Orlando y col., 1981). Así, su mayor
del reflejo de relajación gástrica (especialmente luego de la
frecuencia se observa en gastrectomizados con reconstruccio-
vagotomía), que induce saciedad precoz: b) la disminución del
nes del tránsito digestivo tipo Billroth íl, sin que existan dife-
tamaño del reservorio gástrico; c) alteraciones en el vacia-
rencias entre los operados por úlcera duodenal o gástrica.
miento, y d) gastritis alcalina.
Diagnóstico. El cuadro clínico incluye síntomas inespecí-
Tratamiento. En principio es médico, dirigido a mejorar
fícos como dolor epigástrico, náuseas, vómitos, acidez y pér-
el aporte calórico insuficiente, normalizar las funciones di-
dida de peso, que suelen llevar a la confusión con úlceras re-
gestivas y corregir las enfermedades concomitantes.
currentes y retrasan el diagnóstico. Este se establece con la
Lo mejor es la profilaxis, evitando resecciones gástricas en
endoscopia y la biopsia más que con la radiografía contrasta-
enfermos con antecedentes digestivos severos como enferme-
da, a veces de difícil interpretación.
dad celíaca, diarreas crónicas, pancreatitis crónica, etcétera.
Tratamiento. Consiste en la gastrectomía total con esofa-
goyeyunoanastomosis en Y de Roux. El pronóstico de estos
tumores suele ser malo, dado que muchas veces son irreseca- Alteraciones del metabolismo óseo
bles, y en aquellos casos en que se puede extirpar el tumor
sólo el 5 a 10 % superan los 5 años de sobrevida (Thomas. Las alteraciones del metabolismo del calcio y del fósforo
1984). son poco frecuentes y, en caso de presentarse, lo hacen varios
El mejor tratamiento es la profilaxis. Dado que el estóma- años después de resecciones gástricas fundamentalmente con
go operado puede ser considerado como una condición reconstrucciones gastroyeyunales.

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746 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Las causas suelen vincularse a la disminución de la ingesta 4. Cultivo del contenido del asa aferente.
de calcio y vitamina D —dietas insuficientes— o a alteracio- 5. Estudio radiológico del tracto digestivo para determinar
nes en la absorción de aquéllos como consecuencia, entre otras, el tipo de cirugía y las alteraciones en la evacuación gástrica.
de la aclorhidria, la esteatorrea, diarreas crónicas y la falta de Profilaxis. Considerando los múltiples y más frecuentes
paso del alimento por el duodeno. factores que intervienen en el desarrollo de este síndrome es
Diagnóstico. Las lesiones pueden consistir en osteoporosis aconsejable, como profilaxis, evitar las resecciones gástricas
u osteomalacia. La mayoría de las veces son asintomáticas, en el tratamiento de la úlcera gástrica o duodenal y, de ser
mientras que en algunos casos más graves producen dolor óseo necesarias, reconstruir el tránsito digestivo de preferencia con
y fracturas patológicas. El diagnóstico se establece por medio el duodeno para evitar el asa ciega y favorecer, con el paso del
de la radiografía simple, la densitometría radioisotópica o la alimento, el estímulo de las secreciones biliopancreáticas. Dado
biopsia ósea. que en la vagotomía gástrica proximal la esteatorrea es de es-
Tratamiento. El tratamiento es médico ya que los pacien- casa significación, su uso es muy recomendable como técnica
tes responden satisfactoriamente a los suplementos de calcio alternativa a la resección en el tratamiento de la patología
y vitamina D. ulcerosa.
Tratamiento. En la mayoría de los casos es médico, con
dietoterapia dirigida a favorecer la digestión y facilitar la ab-
sorción intestinal de los alimentos, agregando vitaminas y
Síndrome de malabsorción minerales en cantidades adecuadas a las necesidades y caren-
Las resecciones gástricas, sobre todo si son extensas, aso- cias que se evidencian en este síndrome.
ciadas a vagotomía troncular y reconstrucción de tipo Billroth Para tratar la proliferación bacteriana del asa ciega se uti-
II, crean las condiciones ideales para que en el postoperatorio lizan antibióticos de administración periódica y reiterada, aso-
se desarrollen síndromes de malabsorción, cuyo rasgo más ciados a acidificación del medio con ácido clorhídrico para
saliente es la esteatorrea y cuya importancia clínica presenta inhibir el desarrollo bacteriano. (done by 007)
características muy variables. Es aconsejable, además, administrar enzimas pancreáticas
y fármacos con propiedades colecistoquinéticas para compen-
La frecuencia de esteatorrea en los gastrectomizados es
sar el asincronismo entre la alimentación y las secreciones
muy elevada (Wastell y col., 1966), pero con valores de
biliopancreáticas en aquellos casos en que el alimento no pase
excreción de grasa en materia fecal —medida con el test de
por el duodeno.
van de Kamer— que no superan los 12 g por día (normal: 4 a
6 g), cantidad considerada insuficiente para producir una pér- Procedimientos quirúrgicos. El tratamiento quirúrgico,
dida de peso apreciable. En muy pocas oportunidades la pocas veces necesario, se indicará cuando las medidas médi-
esteatorrea adquiere niveles de severidad, con desnutrición cas hayan fracasado o cuando exista una causa orgánica que lo
grave que compromete la vida de los pacientes. justifique. Se han propuesto los siguientes procedimientos:
1. Enteroenteroanastomosis al pie del asa a lo Braun (fig.
Patogenia. En la patogenia de este síndrome intervienen
41-34).
diversos mecanismos, de importancia variable en cada caso.
2. Peanización con asa eferente del Billroth II (fig. 41-33).
Los principales son los siguientes: a) antecedentes de patolo-
3. Interposiciones yeyunales.
gía intestinal preexistente y latente que se manifiesta en el
4. Tanner 19 (fig. 41-32).
postoperatorio, como por ejemplo enfermedad celíaca; b) al-
teraciones del vaciamiento gástrico con evacuación acelerada
y trastornos de la motilidad intestinal; c) proliferación
bacteriana en el asa aferente, con dificultades en su evacua- BIBLIOGRAFÍA
ción, asociada a hipoclorhidria o anacidez, que condicionan el
síndrome de asa ciega; esto provoca la desconjugación de las Browning CG, Buchan KA and Mackay C: Cünical and laboratory
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Diagnóstico. Presentación clínica. Se caracteriza por de- Dahlgren S: The afferent loop syndrome. Acta Chir Scand Suppl
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sobrenadan; a esto se agregan anemia, hipovitaminosis (A, D, De Paula AOF: Secuelas de la cirugía gastroduodenal: tratamiento
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41. ESTOMAGO Y DUODENO 747

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748 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Otra tendencia en Occidente es el aumento del cáncer Como en todas las clasificaciones, hay cánceres gástricos
gástrico proximal, situación distinta de la conocida hasta hace (alrededor del 15 %) que no pueden ser asignados a uno u otro
poco (amplio predominio de los distales). tipo ya que son mixtos.
Si el cáncer gástrico no se diagnostica precozmente las Siguiendo la hipótesis de que el cáncer gástrico de tipo
posibilidades de curación son muy bajas, del 15 % a los 5 años intestinal puede ser adquirido, lo cual tendría grandes
(el de esófago: 5 %; el colorrectal: 50 %). implicancias en la prevención, en los últimos 10 años comen-
Anatomía patológica. Existen variadas clasificaciones del zó a discutirse la importancia de la participación del
cáncer gástrico según los parámetros que se consideren. Helicobacter pyiori, bacteria cuya presencia ha sido relacio-
La clásica de Bormann, que lo divide en tumores polipoi- nada con casos de enfermos portadores de úlcera
des, ulcerados e infiltrantes, con distintos subtipos sobre la base gastroduodenal, linfoma tipo MALT, gastritis crónica y cán-
del aspecto macroscópico (fig. 41-35), o la de Broders, de cer gástrico. Este hecho, cada vez más conocido y discutido,
acuerdo con el grado de diferenciación histológica (desde bien debe ser considerado seriamente y, sin asignarle el significado
diferenciados hasta indiferenciados), han perdido vigencia. de una vinculación causal directa, el Helicobacter pyiori debe
La clasificación según el grado de penetración parietal será ser investigado en los pacientes con patología gástrica y trata-
discutida más adelante. do específicamente a fin de evitar asociaciones que potencien
La clasificación de Lauren, que lo divide en intestinal y la agresión y el daño de la mucosa.
difuso, cuyas características se enumeran en la tabla 41-11, Una secuencia posible sería la que se indica en la figura
permitió relacionar mejor los estudios histopatológicos con el 41-36. Esta hipótesis también ha sido comprobada experimen-
comportamiento epidemiológico. Así, la disminución del cán- talmente en ratas, hámsters y perros administrando metilnitroni-
cer gástrico en Occidente se ha producido, básicamente, por la trosoguanidina (MNNG) o etilnitronitrosoguanidina (ENNG).
caída del tipo intestinal (hábitos higienicodietéticos, medio En definitiva, si bien la patogenia del cáncer gástrico es
ambiente), mientras que el tipo difuso permaneció estaciona- compleja y multifactorial, con varios componentes que des-
rio. empeñan papeles distintos en poblaciones diferentes, hay cierto
grado de consenso respecto de que lo antedicho es particular-
mente probable y evidente en el cáncer gástrico de tipo intes-
Tabla 41-11. Características del cáncer gástrico según la tinal.
clasificación de Lauren
Condiciones precursoras y lesiones precancerosas. Se
Características intestinal Difuso define como condiciones precursoras a aquellos síndromes
clínicos asociados a un aumento del riesgo de desarrollar cán-
Sexo: relación M/F 2:1 ~ 1:1 cer gástrico comparados con la población normal. Entre ellas
Edad media de detección 55 48 se destacan la anemia perniciosa, distintas inmunodeficiencias
Disminución de la inci- y las gastrectomías parciales después de varios años (más de
dencia Sí No 5) (véase Cáncer del muñón gástrico remanente).
Sobrevida a 5 años -20% < 10 % Por otra parte, son lesiones precancerosas aquellas altera-
Macroscopia Exofítico Ulceroinfiltrante
ciones histológicas que favorecen la aparición del cáncer
Microscopía:
Diferenciación Diferenciado* Indiferenciado**
gástrico (tabla 41-12).
Crecimiento Expansivo Difuso no
cohesivo
Moco Intraluminal Intracelular Tabla 41-12. Lesiones precancerosas del estómago
Metaplasía intestinal Casi 100 % Menos frecuente
Factores etiológicos Dieta, ambiente, Desconocidos. + Gastritis crónica atrófica
Helicobacter genéticos, grupo + Metaplasía intestinal
pylori sanguíneo A + Pólipo gástrico (adenoma)
+ Displasia epitelial
* Remeda glándulas papilares. + ¿Ulcera gástrica?
** Células en "anillo de sello".

Superficial

Localizado

Intermedio

Infiltrante
Fig. 41-35. Cáncer gástrico "avanzado".
A ia derecha, clasificación de Bormann;
a la izquierda, clasificación de Kajitani.

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41. ESTOMAGO Y DUODENO 749

del estómago, mientras que los segundos invaden la capa


muscular y más comúnmente la serosa v órganos vecinos (fig.
41-37).
Diseminación. Puede ser linfática, flemática, transperi-
toneal o mixta. La vía linfática da metástasis en ganglios de la
curvatura mayor y menor, que están afectados en el 70 % de
las piezas resecadas. La progresión es hacia los ganglios del
hilio hepático y paraaórticos. Ocasionalmente puede disemi-
narse por el conducto torácico y llegar al ganglio supraclavi-
cular izquierdo.
La existencia de ganglios invadidos ensombrece notable-
mente el pronóstico (15 % de sobrevida a los 5 años en
resecciones gástricas aparentemente curativas).
La vía hemática lleva células tumorales inicialmente al
hígado y más tarde a los pulmones y a otras localizaciones
distantes.
Por vía transperitoneal el cáncer compromete toda la cavi-
dad abdominal y la pelvis (metástasis en el ovario: tumores de
Krukenberg).
Por el momento, los estudios de ploidía (cuantificatión de
Fig. 41-36. Secuencia posible en el desarrollo del adenocarcinoma gástrico masa de ADN) parecen tener un valor limitado en el pronósti-
de tipo intestinal. co del cáncer gástrico. En general, del 50 al 70 % de los tumo-
res son aneuploides, aunque los cánceres tempranos pueden
ser euploides.
Cáncer gástrico temprano. Es el cáncer confinado a la
Dada la frecuencia de los pólipos gástricos y la gran con- mucosa o submucosa del estómago, independientemente de si
fusión en la terminología utilizada, es conveniente recalcar existe o no ganglio regional metastático. Se diferencia así del
conceptos fundamentales. carcinoma in situ y de la displasia, en los cuales las células
a) Los pólipos hiperplásicos son los más comunes y están atípicas no han penetrado la membrana basal y no tienen po-
asociados en general a gastritis crónica. Por sí mismos no im- tencial metastático.
plican riesgo de transformación maligna, sino sólo en la medi- El cáncer gástrico temprano se localiza principalmente en
da en que lo tiene la gastritis crónica que los acompaña. los dos tercios distales del estómago y su tamaño varía de 1 o
b) Los pólipos glandulares fúndicos están asociados a 2 mm a más de 5 mm en su diámetro superficial. A pesar de
poliposis adenomatosa familiar y son considerados como que el riesgo de invasión submucosa está relacionado con el
hamartomas. tamaño de la lesión, carcinomas de menos de 5 mm pueden
c) Los adenomas, los menos comunes, son verdaderos pre- invadirla, lo cual implicaría que los cánceres gástricos
cursores y se los halla concomitantemente con carcinomas. tempranos pequeños requerirían tratamientos quirúrgicos con-
Cuando miden 2 cm o más, el 40 % presentan transformación vencionales.
maligna. Hoy la escuela quirúrgica japonesa está proponiendo para
d) Los síndromes de poliposis hereditaria (poliposis adeno- esta afección resecciones locales por vía endoscópica o
matosa familiar, síndromes de Gardner y de Peutz-Jeghers) laparoscópica.
tienen distintos grados de asociación con el cáncer. Existen tres variantes principales de cáncer gástrico tem-
Pronóstico. Está en relación directa con dos factores co- prano: elevado, plano y deprimido, junto con subvariantes que
nocidos: la penetración del tumor en la pared gástrica y la las combinan (fig. 41-38). La más común es la ulcerada. Los
diseminación linfática. más diferenciados histológicamente son los de tipo polípoide
Penetración en la pared gástrica. De acuerdo con este cri- (elevados), mientras que los menos diferenciados o de células
terio, los cánceres gástricos se clasifican en tempranos y avan- "en anillo de sello" son deprimidos o ulcerados,
zados. Los primeros están confinados a la mucosa o submucosa El factor de mayor significación pronostica es la penetra-

Fig. 41-37. Cáncer gástrico: profundidad de


la invasión. CGT, cáncer gástrico temprano;
CGA, cáncer gástrico avanzado; 1, mucosa;
2, submucosa; 3, muscular; 4, serosa.

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750 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Fig. 41-38. Clasificación del cáncer


gástrico temprano.

ción en profundidad. En los tumores intramucosos se puede dentales, donde no se realizan estudios de detección en la po-
observar una sobrevida del 100 % a los 5 años, mientras que blación por la baja incidencia de la enfermedad, sólo un
en aquellos en que la penetración compromete la submucosa interrogatorio muy dirigido, la búsqueda de antecedentes y un
(ambos sin ganglios metaslálicos) oscilaría entre un 90 y 95 %. alto índice de sospecha del médico pueden aumentar el diag-
El tipo histológico, las metástasis ganglionares y la ploidía nóstico de las formas tempranas de la enfermedad.
no muestran una correlación constante en cuanto al pronósti- La localización y el tipo de tumor pueden determinar al-
co del cáncer gástrico temprano. gunas características clínicas: mala evacuación gástrica y vó-
Como corolario de los principales conceptos vertidos has- mitos en los tumores distales, disfagia en los proximales, san-
ta aquí podría decirse que la medicina actual enfrenta hoy, ante grado digestivo o anemia en los tumores de tipo exofítico o
esta patología, dos grandes desafíos: vegetante.
En primer lugar, contribuir a modificar los factores am- Laboratorio. La anemia es un signo de presentación habi-
bientales, dietéticos y de irritación crónica de la mucosa gástrica tual, razón por la cual es útil valorar el hematócrito, la
(¿Helicobacter pylori?). En definitiva, prevención. hemoglobina y la eritrosedimentación.
Segundo, lograr un diagnóstico temprano, lo que se conse- Los restantes exámenes de laboratorio habituales forman
guirá seguramente con una alta sospecha clínica y con progra- parte del estudio general del enfermo y pueden ayudar a la
mas de seguimiento de pacientes portadores de condiciones o evaluación del estado nutricional o a la detección de secun-
lesiones precancerosas. darismos. Un 75 % de los cánceres gástricos cursan con aclorhi-
Diagnóstico. Presentación clínica. No hay síntomas dria o hipoclorhidria, pero el único estudio de valor en el jugo
"tempranos" de cáncer gástrico. Malestares inespecífieos, como gástrico es el hallazgo por citología de células malignas.
sensación de plenitud posprandial, dispepsia, algún episodio Endoscopia. La fibroendoscopia digestiva alta, y en espe-
de sangrado digestivo o bien dolores de tipo cólico esporádi- cial la videoendoscopía, es el estudio más importante y el pri-
cos, pueden ser la manifestación clínica inicial de un cáncer mero que se debe realizar. Permite sospechar el diagnóstico y
gástrico. Estos cuadros no suelen ser tenidos en cuenta por los confirmarlo con la biopsia en más del 90 % de los casos, brin-
pacientes ni por los médicos, que los atribuyen a trastornos da datos respecto de las características macroscópicas del tu-
funcionales, mala alimentación, estrés, etc. En los países occi- mor (clasificación de Bormann: vegetante, ulcerado, infiltrante

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41. ESTOMAGO Y DUODENO 751

y difusamente infiltrante o linitis plástica) y define con exacti- de carcinomatosis peritoneal, metástasis hepáticas u otros sig-
tud su tamaño y ubicación, de suma importancia para la tácti- nos de irresecabilidad.
ca quirúrgica. Inmunología. Genética. A continuación se mencionan
Diagnóstico por imágenes. La seriada gastroduodenal varias líneas en desarrollo que, si bien tienen una aplicación
brinda información adicional que complementa el estudio práctica muy limitada en la actualidad, pueden ser pilares de
endoscópico. la cancerología en un futuro no muy alejado.
La ecografía, la tomografía axial computada (TAC) y la a) La detección por inmunohistoquímica, mediante el uso
ecoendoscopia permiten valorar la extensión extragástrica del de anticuerpos monoclonales, de los llamados marcadores
tumor y su relación con las estructuras vecinas. tumorales (CA 50, TPA, etc.) y oncogenes o derivados (erb
Si no hay síntomas que justifiquen una cirugía paliativa, B2, C-MYC mRNA).
es importante realizar alguno de estos exámenes, ya que la b) El estudio del contenido de ADN (ploidía) y de la acti-
existencia de metástasis hepáticas, ascitis o adenopatías vidad proliferativa celular (fase S) mediante la citometría de
retroperitoneales indicaría la presencia de un estadio IV no flujo (más aneuploidía, peor pronóstico).
quirúrgico. La TAC brinda una proyección más topográfica y c) El análisis por inmunocitología del jugo gástrico y la
no depende del operador, pero es más costosa. La ecografía inmunocentellografía, en ia que se usan, por ejemplo,
puede dar información similar, es más económica y tiene ma- anticuerpos monoclonales marcados con 131I contra el antígeno
yor sensibilidad que la TAC para la detección de las metástasis carcinoembrionario (CEA) u otro marcador tumoral, que per-
hepáticas del adenocarcinoma, que muchas veces son isodensas miten detectar el tumor primario y sus metástasis.
tomográficamente. En resumen, la sospecha clínica de patología gástrica debe
La ecografía endoscópica o endosonografía es considera- llevar directamente a la endoscopia. En manos entrenadas, rea-
da el método de mayor sensibilidad para evaluar la penetra- lizando varias y adecuadas tomas de biopsia, se llegará al diag-
ción del tumor y la existencia de adenopatías regionales, y es nóstico en más del 90 % de los casos. El resto de los estudios
por lo tanto de suma utilidad para la estadificación debe orientarse a valorar la condición general del paciente y a
preoperatoria (fig. 41-39). Es un recurso de empleo reciente y lograr una estadificación preoperatoria lo más precisa posible,
de alto costo, por lo que su real utilidad práctica sólo podrá ser que permita presumir el pronóstico y planificar así la conduc-
valorada en los próximos años. ta terapéutica.
Laparoscopia. Es un método sumamente útil y menos En la tabla 41-13 se señalan los estudios que más acercan
invasivo que la laparotomía, en especial para el diagnóstico a dicha estadificación.

Fig. 41-39. Ecoendoscopia de


un cáncer gástrico. A, estadio
T4.1, muscular propia; 2, sub-
mucosa; 3, mucosa; 4, trans-
ductor; 5, tumor. B, estadio
T4N1. /, tumor; 2, transductor;
J, mucosa; 4, submucosa; 5,
muscular propia; 6, serosa; N.
ganglios.

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752 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Tabla 41-13. Estudios que posibilitan la estadificación sarrollo de procedimientos quirúrgicos cada vez más exten-
dei cáncer gástrico sos.
La gastrectomía total, que allá por 1940 presentaba una
Método de estudio Qué proporciona ?
mortalidad de más del 40 %, tiene actualmente una mortali-
Videoendoscopia con biopsia Clasificación de Bormann
dad muy cercana a la de la gastrectomía subtotal (debajo del
Clasificación de Lauren 5 %), y se ha convertido en una cirugía de rutina en los cen-
Ecografía endoscópica Penetración (T) tros especializados.
Adenopatías (N) Los avances mencionados permitieron reducir en forma
Ecografía convencional, Ascitis, metástasis hepáticas (M1 significativa la morbimortalidad perioperatoria, pero poco se
visceral) ha conseguido respecto de la sobrevida alejada, que sigue al-
Tomografía o laparoscopia Ganglios (N4) rededor del 10 a 15 % a 5 años. La razón de esta realidad es
(M1 ganglionar) simple: la sobrevida depende del estadio. La curación del cán-
cer de estómago sólo se consigue operando carcinomas
tempranos, y éstos representan apenas un 10 % en casi todas
Estadificación. Clasificar a los pacientes operados en fun- las series. La única excepción está dada por Japón, donde,
ción de los hallazgos anatomopatológicos de la pieza quirúr- debido a la alta incidencia de esta patología, se ha conseguido,
gica permite elaborar un pronóstico, plantear la necesidad de mediante programas de detección en la población, que más
terapias complementarias, planificar el seguimiento y, final- de! 40 % de los casos diagnosticados correspondan a cánceres
mente, evaluar los resultados alejados. tempranos.
Para lograr este objetivo es imprescindible seguir una sis- Los tratamientos complementarios (quimioterapia, radio-
temática en la resección y en el estudio histopatológico, de terapia, inmunoterapia) no han logrado hasta el presente me-
acuerdo con normas claras y unificadas, para que todos pue- jorar los resultados; no obstante, nuevas líneas de investiga-
dan hablar el mismo idioma. ción, especialmente en el campo de la biología molecular, abren
La Sociedad Japonesa para la Investigación del Cáncer expectativas para el futuro.
Gástrico reunió la información de más de 15.000 casos de cán- Cirugía. Los procedimientos quirúrgicos pueden clasifi-
ceres primarios de estómago. Se analizaron los factores deter- carse en: a) cirugías resectivas con intención curativa o radi-
minantes del pronóstico y se fueron agrupando los distintos cal; b) cirugías resectivas o derivativas con criterio de paliación
estadios en función de la sobrevida. Se propuso entonces una de algún síntoma (obstrucción, hemorragia), y c) cirugías de
nueva clasificación TNM, que fue aprobada por la UICC en tipo exploratorio, cuando se halla presente algún criterio de
1985 y que rige hasta el presente. inoperabilidad (irresecabilidad, metástasis hepáticas o
Las categorías T (tumor) se basan en la penetración del peritoneales, o ganglios retroperitoneales positivos).
tumor: mucosa-submucosa, muscular, serosa e infiltración de 1. Cirugía radical. Se habla de cirugía radical cuando lue-
órganos vecinos. go de la operación no queda evidencia —al menos macros-
Los N (ganglios linfáticos regionales) se categorizan en cópica— de enfermedad residual. Para ello se deben tener en
función de la cadena ganglionar comprometida: perigástricos, cuenta: a) los márgenes de resección, y b) el vaciamiento
de los pedículos arteriales principales del estómago, y ganglios ganglionar.
más alejados como los retropancreáticos, del mesocolon, del a) Se considera adecuado un margen de resección de 5 cm
mesenterio y pericavoaórticos (véase fig. 41-4). si el cáncer es avanzado o de 2 cm si es temprano.
Las categorías M (metástasis a distancia) son positivas (M ). Si el tumor es de localización distal, la cirugía indicada
cuando hay diseminación alejada, más frecuentemente al será una gastrectomía subtotal o distal. En estos casos el tipo
peritoneo, hígado, hueso, cerebro, pulmón, riñon. La invasión de reconstrucción del tránsito más comúnmente utilizado es la
de los ganglios pericavoaórticos es, por el pronóstico, equiva- gastroyeyunoanastomosis en omega tipo Billroth II.
lente a M1 Cuando no hay margen suficiente se efectuará una
De acuerdo con la combinación de los distintos T, N y M gastrectomía total (fig. 41-40). Esta situación se da en los tu-
se configuran los diferentes estadios y subestadios. Los tumo- mores del cuerpo, del fundus o en los yuxtacardiales, y en las
res que comprometen sólo la mucosa-submucosa (T1), sin
ganglios positivos (N0) o con ganglios en la primera estación
(N1) se denominan tempranos y tienen una sobrevida a 5 años
mayor del 90 %. La sobrevida cae a medida que la penetra-
ción es mayor, y más aún si se acompaña del compromiso de
otras cadenas ganglionares. Así, los tumores que invaden la
muscular (T3) con ganglios negativos tienen una sobrevida de
alrededor de 70 %; si está afectada la primera, estación
ganglionar (N1) la sobrevida cae al 50 %, y si lo está la segun-
da (N2) es menor del 25 %. Cuando hay infiltración de ganglios
retroperitoneales o metástasis viscerales o peritoneales, la
sobrevida a 5 años ronda el 10 %.
Tratamiento. Desde aquella primera gastrectomía parcial
exitosa realizada por Billroth en 1881, la gastrectomía, parcial
o total, ha sido la única terapéutica efectiva para el cáncer
gástrico.
El perfeccionamiento de las técnicas quirúrgicas, los pro-
gresos en el manejo de la anestesia y el mejoramiento de la Fig. 41-40. Gastrectomía total. Reconstrucción con esofagoyeyunostomía
asistencia preoperatoria y postoperatoria contribuyeron al de- en Y de Roux.

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41. ESTOMAGO Y DUODENO 753

linitis. Además estaría indicado realizar una gastrectomía to- linfomas se presentan entre los 50 y los 60 años, aunque no
tal cuando el estudio de la biopsia endoscópica determina que son raros en edades menores.
se trata de un Lauren difuso, debido a la tendencia a la Los linfomas aparecen ulcerados o en forma de placas grue-
multicentricidad de estos tumores. sas ubicados en cualquier parte del estómago y son difíciles
La reconstrucción más usada en la gastrectomía total es la de distinguir endoscópicamente del carcinoma.
anastomosis esofagoyeyunal en Y de Roux, para evitar el re- Los linfomas gástricos originados en linfocitos B tienen
flujo alcalino al esófago. distinto grado de agresividad; casi la mitad de los casos son de
La gastrectomía polar superior, cirugía que se indicaba en bajo grado, un 35 % de alto grado y el resto tiene componen-
los tumores altos, tiende a desaparecer (reemplazada por la tes de ambos.
gastrectomía total) ya que su morbimortalidad es mayor y deja La clínica es igual a la del carcinoma gástrico. El diagnós-
secuelas funcionales por el reflujo alcalino que provoca. En el tico diferencial se realiza por histología y debe recurrirse fre-
caso de tumores que infiltran órganos vecinos, generalmente cuentemente a técnicas de inmunohistoquímica. Con estas úl-
páncreas, bazo, colon o mesocolon, hígado, esófago distal o timas el linfoma expresa el antígeno común leucocitario (CLA)
pilares diafragmáticos, se hace la resección combinada en blo- y el carcinoma citoqueratina.
que, siempre y cuando no quede enfermedad residual. La estadificación de esta patología es fundamental, y para
b) El vaciamiento ganglionar estándar debe incluir la ello la TAC abdominal y torácica y la biopsia de médula ósea
disección de los grupos ganglionares 1 y 2; esto se conoce desempeñan papeles trascendentes.
como resección D2 (gastrectomía total o subtotal D2). No se El tratamiento consiste en la resección quirúrgica y terapia
han demostrado mejores resultados respecto a la sobrevida adyuvante (quimioterapia y radioterapia).
ampliando el vaciamiento al grupo 3 (D3) (véase fig. 41-4). Algunos linfomas que presentan gran tamaño (masa abdo-
2. Cirugía paliativa. Cuando el paciente presenta enfer- minal palpable) son pasibles de neoadyuvancia (quimioterapia
medad diseminada, generalmente al hígado o al peritoneo, con y radioterapia preoperatorias).
buen estado general, y tiene algún síntoma que altera fuerte- El pronóstico depende del estadio y de la agresividad
mente su calidad de vida, puede estar indicado realizar algún histológica, y se observa una sobrevida del 85 % en los esta-
procedimiento para paliar ese síntoma. Lo habitual es la pre- dios menos avanzados.
sentación de un síndrome pilórico en los tumores distales o de
disfagia en los yuxtacardiales, o bien sangrado o perforación.
Si la condición general del enfermo lo permite, la mejor Linfoma tipo MALT
paliación es una resección limitada del tumor. De no ser posi-
ble, se realizará cirugía derivativa (gastroenteroanastomosis, Últimamente se han descripto linfomas desarrollados en
esofagoyeyunoanastomosis, etc.). las mucosas como una variedad independiente, más frecuen-
3. Cirugía exploratoria. Si el paciente no presenta sínto- tes en personas jóvenes y relacionados por algunos autores
mas que requieran tratamiento y hay sospechas de enferme- con la presencia del Helicobacter pylori. Se ha comunicado la
dad diseminada, la laparotomía diagnóstica agrega morbilidad. regresión total de la enfermedad con tratamiento específico
Para evitar esto hay que agotar los métodos diagnósticos ya para dicha bacteria.
mencionados y recurrir especialmente a la videolaparoscopia,
que permite evaluar los estadios IV.
Otras modalidades terapéuticas. A pesar de los múltiples Tumores carcinoides
esquemas y protocolos probados, la utilidad de la quimioterapia
en el cáncer gástrico sigue siendo controvertida. Ningún tra- Son poco comunes y comprenden sólo el 5 % del total de
bajo prospectivo y aleatorizado demostró mejoría en la los carcinoides gastrointestinales.
sobrevida alejada. Macroscópicamente son nodulos sésiles, que pueden estar
Algo similar ocurre con la radioterapia convencional; sólo ulcerados o recubiertos por mucosa intacta.
se observó algún resultado con el uso de la radioterapia La histología es típica, con nidos o cintas de células regu-
intraoperatoria. lares en medio de abundante estroma hialina. Son argirófilas
Recientes avances en el campo de la biología molecular y (Grimelius positivas) o positivas con cromogranina.
la inmunología abren perspectivas diagnósticas y terapéuticas El diagnóstico es histológico. Se han observado síndromes
para el futuro. El uso de anticuerpos monoclonales citotóxicos carcinoides, que deben hacer sospechar la presencia de
y de inmunotoxinas contra el cáncer gástrico sirve de base metástasis hepáticas.
actualmente a algunas de las líneas de investigación experi- El tratamiento es quirúrgico, en general mediante
mental que pueden cambiar el enfoque terapéutico de esta pa- resecciones gástricas subtotales. El pronóstico es mejor que el
tología. del carcinoma gástrico.

Otros tumores gástricos


Tumores de la estroma (conjuntivos)
Linfomas
La clasificación se presenta en la tabla 41-14. La determi-
El estómago es uno de los sitios de mayor incidencia de nación del tipo histológico exacto es menos importante que
linfomas extraganglionares (linfomas no Hodgkin). En los úl- asignarles su verdadero potencial de malignidad.
timos años se ha observado un aumento de su incidencia, la En la gran mayoría de los casos se los considera origina-
cual se acerca a un 5 % de los tumores gástricos malignos. dos en el músculo liso, aunque sólo en el 50 % den positivas
Esta es igual en ambos sexos y, como en el cáncer gástrico, los las determinaciones con inmunomarcación (desmina y actina

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754 SECCIÓN VI. ABDOMEN

para músculo liso). En la variedad epitelioide de los tumores PATOLOGÍA GASTRODUODENAL: MISCELÁNEA
musculares suele ser difícil demostrar su estirpe ya que pre-
sentan escasas imágenes propias del músculo liso, aun en es- Carlos A. Casalnuovo
tudios con microscopía electrónica.
La clínica, secuencia, diagnóstico y tratamiento son simi- En esta sección se describen varias patologías gastroduo-
lares a los de todos los tumores gástricos. denales infrecuentes. A pesar de ello, se consideran importan-
Sin embargo, es importante recordar la mayor frecuencia tes ya que pueden plantear problemas de diagnóstico y de
de hemorragias digestivas (leiomiomas y schwannomas), el manejo clinicoquirúrgico.
gran tamaño que alcanzan muchas veces y su mejor pronósti-
co en comparación con el del carcinoma gástrico.
Vólvulo gástrico
Tabla 41-14. Tumores de la estroma (conjuntivos)
Estrictamente hablando, "vólvulo" supone obstrucción
Benignos Malignos completa, pero está aceptado que dicho término corresponde a
situaciones anormales por torsión del estómago con diferen-
Leiomiomas de células Leiomiosarcomas de células fusifor- tes grados de obstrucción.
fusiformes mes Normalmente el estómago tiene varios puntos de fijación
Leiomiomas de células Leiomiosarcomas de células epite- que lo mantienen en posición e impiden su torsión. El supe-
epitelioides (leiomio- lioides rior, formado por el esófago y el hiato, y el inferior, más mó-
blastomas) vil, por el duodenopáncreas; a nivel de la curvatura menor, la
Schwannoma Sarcoma pleomórfico arteria coronaria estomáquica o gástrica izquierda y remanen-
Lipoma Liposarcoma
Mesenquimoma Rabdomiosarcoma tes del mesenterio dorsal, y en la curvatura mayor, los vasos
Fibrohistiocitoma maligno cortos gástricos y los epiplones gastroesplénico y gastrocólico.
La parte media del estómago presenta una movilidad mayor.
Etiopatogenia. Es una patología poco frecuente, que pre-
domina en el sexo masculino.
BIBLIOGRAFÍA Los vólvulos primarios o idiopáticos existen en un por-
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41. ESTOMAGO Y DUODENO 755

El diagnóstico precoz en los vólvulos agudos, antes que se


altere la irrigación del órgano, así como la cirugía profiláctica en
los crónicos evitan complicaciones y reducen la mortalidad.

Dilatación aguda gástrica

Es una variedad de íleo segmentario paralítico del estóma-


go. El cuadro clínico se caracteriza por una acentuada dilata-
ción gástrica repentina, seguida de alteraciones humorales.
También se llama parálisis gástrica aguda.
Etiopatogenia. Investigaciones experimentales sugieren
una inhibición del marcapaso de la motilidad gástrica,
Se produce con más frecuencia luego de operaciones del
abdomen superior y traumatismos toracoabdominales. en ab-
dómenes peritoníticos y en la ventilación vigorosa de ia
inducción anestésica. Entre las causas no quirúrgicas figuran
enfermedades debilitantes en el anciano, oxigenoterapía nasal.
adelgazamiento rápido y afecciones graves del sistema ner-
vioso.
Con frecuencia la dilatación es agravada por la aerofagia.
Fig. 41-41. Vólvulo gástrico organoaxiai. Radiología contrastada En el postoperatorio de la cirugía gástrica puede producir-
esofagogastroduodenal. Factor predisponente: eventración diafragmática.
se desgarro de una línea de sutura, y se ha descripto también ia
Eje de rotación cardiopilórico. La curvatura mayor se halla a la derecha de
! a menor. rotura del estómago intacto (Leigh, 1960). Los estómagos
vagotomizados son propensos a desarrollarla en ei posto-
peratorio inmediato; sin embargo, la etiopatogenia es distinta.
Diagnóstico. Los síntomas no son específicos: hipo,
eructos, pirosis y vómitos abundantes y repetidos, con el con-
mas varían según que los vólvulos sean (jónicos o agudos. En siguiente peligro de aspiración broncopulmonar; suele haber
los primeros, las molestias epigástricas o subesternales pue- además dolores epigástricos, que pueden simular una angina
den ser intermitentes o permanentes, y a veces son hallazgos de pecho o un infarto de miocardio, y deshidratación aguda
radiológicos. por pasaje de líquido intersticial a la luz gástrica.
Los vólvulos agudos comienzan con dolor brusco y El estómago distendido estimula a su vez la secreción
distensión abdominal superior. La tríada sintomatológica de gástrica, y se acumulan varios litros en su interior. La gran
Borchardt-Lenormand (Gosin y Ballinger, 1965) consiste en: dilatación puede comprimir el diafragma y alterar las funcio-
a) náuseas severas con dificultad para vomitar; b) dolor nes cardíaca y pulmonar. La interferencia en el flujo de la vena
epigástrico localizado, y c) imposibilidad de introducir una cava puede empeorar el shock que se puede producir por la
sonda hasta el estómago distal. deshidratación aguda. La alteración del medio interno da lu-
En la radiología se observa que: a) el contraste instilado gar a alcalosis hipoclorémica e hipopotasémica con hemocon-
produce lleno gástrico difícil v tardío: b) la cámara gástrica es centración.
muy pronunciada, y c) el píloro está desplazado. Ei paciente presenta distensión del abdomen superior, con
Tratamiento. El vólvulo agudo constituye una urgencia. timpanismo y eventual chapoteo, debido exclusivamente ai
El principio es la desvolvulación y la fijación gástrica. Se in- estómago, pues el intestino no participa del cuadro.
tenta rápidamente la descompresión colocando una sonda La radiología simple de abdomen muestra un estómago
nasogástrica o por endoscopia. Si se logra, una alternativa es dilatado y distendido, con aire y líquido, y puede observarse
fijar el estómago por medio de una gastrostomía percutánea un gran nivel hidroaéreo en posición de pie.
(Gosh, 1993). Si estas tentativas mínimamente invasivas fra- Tratamiento. Consiste en el pasaje de una sonda naso-
casan, es necesario el tratamiento quirúrgico clásico por gástrica para la aspiración del aire y líquido en gran cantidad,
laparotomía o, en casos seleccionados, por laparoscopia (Koger, a fin de poner el estómago en reposo, y esperar que recupere
1993). su tono y se evacué. Paralelamente hay que reemplazar la pér-
El pronóstico es muy grave y la tardanza en el tratamiento dida correspondiente con hidratación parenteral y electrólitos.
produce trastornos isquémicos gástricos que pueden llevar ai Se pueden utilizar fármacos que estimulan las contraccio-
shock. Cuando la necrosis gástrica se instala es necesaria la nes gástricas —especialmente el segmento antral— y favore-
resección. cen la evacuación, como por ejemplo la cisaprida, que incre-
Los vólvulos crónicos, en su mayoría, se pueden controlar menta y coordina la motilidad antroduodenal. Dicha droga se
con tratamiento sintomático y el de la patología causal usa con éxito en la gastroparesia, trastorno de la motilidad que
Cuando se decide una intervención quirúrgica en ei vólvulo entraña un vaciamiento gástrico disminuido.
idiopático primario, sin patología asociada, la conducta es ia
desvolvulación y fijación del estómago al peritoneo parietal
anterior (Nissen tipo I). La gastrostomía es también una forma Cuerpos extraños en el estómago
de fijación gástrica.
Si el vólvulo es secundario se tratarán primero las patolo- Los cuerpos extraños ingeridos pueden permanecer en el
gías desencadenantes o predisponentes, para proceder luego a aparato digestivo como objetos individuales o formando parte
la fijación gástrica. de bezoares. Es frecuente encontrarlos en niños, presidiarios.

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756 SECCIÓN VI. ABDOMEN

pacientes psiquiátricos, débiles mentales, alcohólicos y seni-


les, quienes los ingieren inadvertida o intencionalmente.
Predominan desde huesos de pollo y prótesis dentales has-
ta cadenas, cucharas, alfileres, ganchos de metal, monedas,
prendedores, etc. (fig. 41-42).
La mayoría de ellos pasa ininterrumpidamente a través del
tracto gastrointestinal (75 %); sin embargo, un 10 a 20 % de-
ben ser extraídos endoscópicamente y un 1 a 14 % requieren
una operación (Schwartz, 1976; Webb, 1988; Castiñeira, 1994).
Es necesario realizar una radiografía de abdomen para de-
terminar si son radiopacos, su ubicación y su tamaño.
Tratamiento. Por lo general se justifica una conducta con-
servadora. Sin embargo, de ser posible es recomendable ex-
traerlos del estómago o del duodeno por endoscopia a fin de
disminuir la morbilidad (pueden producir dolor, sangrado u
obstrucción) y mejorar la ecuación costo-beneficio. Una va-
riante para los metálicos es la extracción con un tubo magné-
tico (Paulson, 1990). Si fracasan estos procedimientos y los
objetos son mayores de 6 cm, se aconseja extraerlos del estó-
mago por métodos quirúrgicos. Los menores de 6 cm pueden
mantenerse bajo observación por la alta frecuencia con que
migran en sentido distal.
Los cuerpos extraños delgados, puntiagudos y filosos tie-
nen una alta probabilidad de incrustarse en la pared gástrica o
provocar una perforación, por lo que deben ser observados
estrechamente e indicarse la intervención quirúrgica ante la
presencia de signos peritoneales.
Fig. 41-42. Cuerpos extraños gástricos. Radiología simple de abdomen.
Mango de cuchara y clavo ingeridos por un presidiario.
Bezoares
Los bezoares son cuerpos extraños constituidos por mate-
mo de pulsión en áreas de debilidad muscular, y son el resulta-
rias orgánicas. Se habla de tricobezoares si están compuestos
do de una motilidad alterada.
por una masa aglutinada y moldeada de pelos, y de fitobezoares
En la mayoría de los casos son asintomáticos —constitu-
si son de fibras vegetales de origen alimenticio. Cuando se
yen hallazgos radiológicos— y no requieren tratamiento, por
combinan ambos elementos se denominan tricofitobezoares.
lo que debe investigarse la coexistencia de otras lesiones cuan-
Las concreciones son formas raras de bezoares producidas do aparecen síntomas.
por sustancias químicas solidificadas o precipitadas, que se
Ño tienen un cuadro clínico específico, pero puede indi-
ingirieron accidental o voluntariamente.
carse la resección del divertículo cuando la sintomatología es
En los tricobezoares los pacientes afectados son general- continua e invalidante y no se encuentra otra patología.
mente mujeres jóvenes con hábitos nerviosos o psiconeuróticos, Las complicaciones de tipo inflamatorio (diverticulitis y
con cabellos largos accesibles a la boca. peridiverticulitis) y hemorrágicas son raras, y ante el fracaso
En los fitobezoares las estructuras vegetales (hojas, raíces, del tratamiento sintomático puede requerirse una operación.
semillas y fibras insolubles) se moldean juntas en una masa Cuando se perforan se los debe operar de urgencia (Duarte,
firme. Los portadores son varones adultos y la patología pare- 1992). En esta situación la radiología simple muestra en el
cida a la de los afectados por tricobezoares. 25 % de los casos aire retroperitoneal.
Los bezoares gástricos pueden dar lugar a cuadros clíni-
Los divertículos gástricos, generalmente únicos, asientan
cos de masa epigástrica movible en pacientes con dolor abdo-
con mayor frecuencia en el área subcardial de la curvatura
minal. náuseas y vómitos. Las complicaciones pueden incluir
menor o en la cara posterior del tercio proximal. Es necesario
obstrucción, ulceración o inanición.
el diagnóstico diferencial con imágenes diverticulares del cán-
La radiología contrastada muestra imágenes lacunares gran- cer y de la úlcera subcardial, lo cual puede aclararse por
des y desplazables. La endoscopia ratifica el diagnóstico, y endoscopia.
puede utilizarse para la desintegración o la disolución de las
La ubicación más frecuente de los divertículos duodenales
formaciones (Pollard, 1968). La cirugía sigue siendo una al-
es en la segunda porción, en el borde interno, por detrás o en
ternativa válida para removerlos.
el espesor de la cabeza pancreática, cerca de la ampolla de
Vater. Este tipo de divertículos, llamados extraluminales (fig.
Divertículos gastroduodenales 41-43), deben diferenciarse de los seudodivertículos bulbares
debidos a deformaciones ulcerosas de la primera porción. Los
Son malformaciones muy raras, en forma de dedo de guante yuxtavaterianos pueden determinar patología biliopancreática.
o saculares, de dimensiones variables, que comunican con la Los intraluminales, más raros, aparecen como un saco den-
luz del tracto digestivo por medio de un orificio. Luego del tro de la luz del duodeno. Con la radiología contrastada se
colon, el duodeno constituye el lugar con mayor incidencia de observa un área central llena de bario, rodeada por un halo
divertículos. radiotranslúcido que corresponde a la pared del saco (Heilbrun,
Los divertículos verdaderos se producen por un mecanis- 1964).

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41. ESTOMAGO Y DUODENO 757

mucosa o con pedículo indemne, se realizará un seguimiento


estricto con endoscopias seriadas. Si no se cumplen estos re-
quisitos se tratará igual que un carcinoma invasor.
La poliposis gástrica (múltiples pólipos que pueden ocu-
par un sector del estómago o más) se asocia con el carcinoma
en el 10 al 40 % de los casos. Debe efectuarse una resección
gástrica tipo D1 (vaciamiento a nivel N1) (fig. 41-44).

Fig. 41-43. Divertículo de la segunda porción duodenal extraluminal.

Pólipos y poliposis gástrica

Los pólipos son tumores proliferativos benignos de la


mucosa gástrica que se proyectan a la luz del estómago. Se
dividen en pediculados o sésiles y en hiperplásicos o
adenomatosos.
Los adenomas son los que tienen mayor importancia; es
común que se asocien con la gastritis crónica atrófica y pue-
den ser precursores del carcinoma gástrico.
Pueden ser simples o múltiples, con un tamaño desde po-
cos milímetros hasta varios centímetros, y localizarse en cual-
quier parte del estómago, con preferencia en el antro. La inci-
dencia. del 0,4 % en autopsias, aumenta a 1,5 % en las
endoscopias, al 3 % en la aclorhidria y al 7 % en la anemia
perniciosa.
La gastritis atrófica (moderada o severa) se presenta en el
40 a 60 % de los pacientes con adenomas gástricos y constitu-
ye un lugar fértil para el desarrollo de éstos. El carcinoma in
situ se verifica en el 10 % de los pólipos adenomatosos.
El tamaño es importante en los cambios malignos; así, un
diámetro mayor de 2 cm incrementa dicha posibilidad, al igual
que la superficie irregular o ulcerada y el tipo sésil.
La polipectomía simple por vía endoscópica debe efectuar-
se en los pólipos no mayores de 2 cm y con pedículo definido.
Se realizará resección de la mucosa circundante normal cuan-
do es sésil y chico, y una biopsia incisional en los pólipos
mayores. (done by 007)
Si luego de la resección el estudio histopatológico infor- Fig. 41-44. Poliposis gástrica múltiple. A, radiología contrastada; B, pieza
ma un carcinoma focal que no traspasa la muscular de la operatoria de una gastrectomía subtotal distal.

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758 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Los pólipos hiperplásicos son regenerativos, pueden ser Obstrucciones gastroduodenales raras
aislados o grupales sobre una gastritis crónica o una mucosa
con reacción inflamatoria subyacente, y no tienen relación con Prolapso de la mucosa gástrica
el cáncer gástrico.
La enfermedad de Ménétrier se caracteriza por la presen- En la mayoría de los casos es un hallazgo de la radiología
cia de pliegues mucosos gigantes hipertróficos (seudopólipos), contrastada en pacientes asintomáticos. Se observa el prolapso
con pérdida de proteínas séricas a ia luz gástrica e hipopro- de los pliegues móviles de mucosa antral en el duodeno.
ieinemia secundaria a esta pérdida. La úlcera duodenal es una lesión asociada con bastante
Las lesiones se localizan en el fundus y cuerpo gástricos y frecuencia. Cuando genera síntomas el cuadro clínico corres-
con menor frecuencia en el antro (fig. 41-45). La mayoría de ponde a un retardo del vaciamiento gástrico, con episodios de
las células producen una gran secreción de moco, con dismi- vómitos y distensión epigástrica.
nución del número de células parietales y principales. Debe realizarse una endoscopia para investigar un tumor
La etiología no es conocida, pero se trata de una lesión gástrico polipoide que simula a veces la misma imagen. Antes
adquirida y pocas veces muestra regresión parcial espontánea. de emprender un tratamiento médico agresivo se debe descar-
La resección gástrica es ia terapéutica adecuada. tar la existencia de otras patologías.
El síndrome de Peutz-Jeghers consiste en pigmentación El tratamiento quirúrgico es innecesario en el manejo de
melánica mucocutánea con poliposis gastrointestinal. Es trans- esta entidad.
mitido genéticamente con carácter dominante. Los pólipos no
son adenomatosos, sino hamartomas; se ubican con más fre-
cuencia en el yeyunoíleon e interesan el estómago en la cuarta Estenosis pilórica hipertrófica
parte de los pacientes. La cirugía solamente soluciona las com-
plicaciones por obstrucción o hemorragia provocadas por los En el niño. Es una de las anomalías congénitas gastroduo-
seudopólipos. denales más frecuentes. Descripta en el siglo XVIII, fue di-
El síndrome de Cronkhite-Canada consiste en una poliposis vulgada por Hirschsprung en 1888. Si bien la etiología es des-
gastrointestinal asociada a cambios ectodérmicos (alopecia, conocida, la gastrina puede desempeñar un papel en esta en-
onicodistrofia e hiperpigmentación cutánea); son seudopólipos fermedad.
inflamatorios. El aspecto es similar al de la enfermedad de La sintomatología comienza a las pocas semanas del naci-
Ménétrier, aunque ésta se halla confinada al estómago y no miento con vómitos, deshidratación y disminución de peso y
presenta cambios ectodérmicos. de la frecuencia de los movimientos intestinales. Se puede
El síndrome ocurre esporádicamente y no es hereditario. palpar el seudotumor pilórico.
Comienza en el adulto y no existen antecedentes familiares de El tratamiento estándar es la piloromiotomía extramucosa
poliposis. Se puede conseguir una remisión parcial mediante (Ramstedt-Fredet, 1912-1927). Antes de la cirugía es necesa-
tratamiento dietético y desinfección con antibióticos del tracto rio corregir las alteraciones hidroelectrolíticas (alcalosis
gastrointestinal (Casaínuovo, 1991). hipoclorémica e hipopotasémica).
En el adulto. El engrosamiento del músculo pilórico cir-
cular puede ser de dos o tres veces el normal con extensión a
la pared antral. La hipertrofia puede ser focal e incompleta.
Los síntomas de subobstrucción comienzan en la adoles-
cencia o en la edad media. La radiología puede inducir la con-
fusión con una estenosis cicatrizal péptica.
El tratamiento consiste en realizar una plástica pilórica
(piloroplastia).

Diafragma antral, pilórico o duodenal

Son anomalías congénitas de canalización incompleta de


la luz del tubo intestinal durante ei desarrollo embrionario.
La mucosa del diafragma presenta un orificio central o
excéntrico, por donde pasa el contenido. Sus bordes son blan-
dos y sin fibrosis, pero pueden ser resistentes a la dilatación.
Puede estar ubicado en el píloro (lo más común), en los últi-
mos 3 cm del antro o en ei duodeno.
El comienzo tardío de la sintomatología puede explicarse
por la disminución progresiva del tono gástrico con ia edad.
El síntoma más importante es el vómito, y, si ia obstrucción es
distal a la ampolla de Vater, contiene bilis.
El diafragma duodenal está relacionado con otra anomalía
embriológica, los divertículos intraluminales. Pueden asociarse
úlcera gástrica y esofagitis por reflujo.
El tratamiento en general debe limitarse a la resección de
Fig. 41-45. Enfermedad de Ménétrier. Seudopólipos en fundus y cuerpo. la membrana en ios casos más sintomáticos. El colédoco pue-
Tratamiento: gastrectomía total. de desembocar en la pared del diafragma duodenal, por lo que

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41. ESTOMAGO Y DUODENO 759

es más seguro realizar en estos casos una derivación que sal- Quistes de la pared gástrica
tee la lesión con una duodenoyeyunostomía.
La mayoría (más del 50 %) son quistes enterogénicos, un
tercio son hidatídicos y el resto dermoides.
Los enterogénicos no tienen pared muscular definida y no
Oclusión arteriomesentérica se comunican con la luz. Los hidatídicos son exogástricos y
secundarios a la rotura de quistes hidatídicos de hígado o bazo.
También llamada enfermedad de Wilkie, es ei resultado de Los dermoides pueden ser exogástricos o intragástricos.
una compresión a nivel de la tercera y cuarta porción del El tratamiento consiste en la resección local adecuada o la
duodeno, entre los vasos mesentéricos superiores y la colum- enucleación submucosa.
na vertebral.
Los factores predisponentes incluyen pérdida aguda de
BIBLIOGRAFÍA
peso, bandas mesentéricas anormales y el origen bajo de la
arteria mesentérica superior. Casalnuovo C, Ghigliani M, Avagnina A y col: Síndrome de
La sintomatología comprende dolores posprandiales, Cronkhite-Canada. Medicina 51:155-160, 1991.
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Sólo se intervendría con una derivación (duodenoyeyunos- Duarte B, Nagy K and Cintran J: Perforated duodenal diverticulum.
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Hay variaciones de tamaño, posición y presencia o ausen- fluoroscopic removal with a magnetic orgastric tube. Radiology
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tadas. tract. Gastroenterology 94:204-216, 1988.

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Intestino delgado

ANATOMÍA retroduodenopancreática; si ésta es incompleta, se forman


fositas llamadas paraduodenales, que pueden extenderse has-
Vicente Mitidieri ta los vasos mesentéricos superiores y ser asiento de hernias
internas, al incarcerarse en ellas un asa o epiplón. En la
El intestino delgado es el segmento del tubo digestivo que inserción distal, dada por la coalescencia retrocolónica dere-
se extiende entre el estómago y el intestino grueso. Se recono- cha o fascia de Toldt, pueden observarse malformaciones si-
cen en él dos porciones diferentes desde los puntos de vista milares. La porción móvil del mesenterio transporta los ele-
anatómico, clínico y quirúrgico. La primera, fija por el mentos vasculares y nerviosos que se dirigen hacia el intesti-
peritoneo parietal posterior, es el duodeno; la segunda, móvil, no delgado o proceden de éste, y divide al espacio inframeso-
es el yeyunoíleon. El duodeno enmarca la cabeza del páncreas colónico en dos compartimientos. El mesenterocólico dere-
y forma con ella una unidad anatómica en lo que respecta a su cho, entre el mesenterio y el colon ascendente, es un espacio
irrigación, inervación y relaciones (véase Anatomía del triangular cuyo vértice inferior corresponde a la fosa ilíaca
páncreas, cap. 39). derecha. La raíz del mesenterio puede en ocasiones actuar como
El yeyunoíleon se inicia en el punto en que el intestino un tabique e impedir el paso de colecciones líquidas hacia la
delgado deja de ser fijo y se hace móvil, o sea, el ángulo de izquierda, de manera que algunas infecciones altas, como la
Treitz, y se extiende hasta su desembocadura en el intestino úlcera o la colecistitis perforadas, pueden extenderse a la fosa
grueso, a nivel de la válvula ileocecal. Su recorrido es sinuoso ilíaca derecha y quedar allí limitadas, simulando una apendicitis
y cada una de sus incurvaciones se conoce como asa. Su lon- aguda. El mesenterocólico izquierdo, en cambio, conecta el
gitud, de 6 a 8 metros en el cadáver, disminuye hasta 3 a 5 espacio inframesocolónico con el fondo de saco de Douglas,
metros en la persona viva por el tono de la capa muscular punto más declive de la cavidad peritoneal en la posición de
longitudinal. Su diámetro, de unos 4 cm, no es uniforme ya pie (fig. 42-2).
que es mayor en el extremo proximal que en el distal, hecho El yeyunoíleon está cubierto por una capa serosa, el
que debe tenerse en cuenta ante la presencia de elementos ex- peritoneo visceral. Dos capas musculares, una externa longi-
traños endoluminales (cálculos biliares, áscaris) que aumen-
tan las posibilidades de obstruirlo a medida que avanzan hacia
su porción más distal.
El yeyunoíleon consta de dos porciones, el yeyuno y el
íleon, difíciles de diferenciar entre sí en condiciones norma-
les. La presencia del divertículo de Meckel, que resulta de la
persistencia del conducto onfalomesentérico existente en la
vida fetal, permite establecer el límite entre ambos; sin em-
bargo, este divertículo sólo se halla en el 3% de los casos.
El yeyunoíleon ocupa todo el sector inframesocolónico del
abdomen. Rebasa a ambos lados el marco colónico, y está cu-
bierto por el epiplón mayor. La disposición de las asas, que
parece ser al azar, guarda sin embargo una forma relativamen-
te constante. Las proximales se ubican de manera horizontal
en el cuadrante superior izquierdo; las intermedias, oblicuas,
en el cuadrante superior derecho; las distales, por último, lo
hacen en forma vertical, particularmente la última asa ileal
que aborda el ciego desde la pelvis adoptando una disposición
similar a una serpiente (fig. 42-1).
El mesenterio, además de ser una lámina portavasos, sirve
de medio de fijación al yeyunoíleon. Su inserción (raíz del
mesenterio) se hace en forma oblicua de arriba hacia abajo y
de izquierda a derecha, desde el borde izquierdo de la segunda
vértebra lumbar hasta el borde lateral de la articulación
sacroilíaca derecha. Estos reparos son variables. Su inserción
superior varía en función del proceso de coalescencia Fig. 42-1. Disposición esquemática de las asas intestinales.

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42. INTESTINO DELGADO 761

pués de emitir la última rama ileal, la arteria mesentérica su-


perior se transforma en su rama terminal, el tronco ileobice-
coapendiculocólico, que distribuye sus ramas por el apéndice,
ciego y colon ascendente y también da origen a una rama re-
currente para el íleon terminal, que se anastomosa con la últi-
ma rama ileal, emitida a unos 15 cm de ella. Como consecuen-
cia, el último segmento del íleon se encuentra irrigado por la
arcada vascular formada entre ambas. Si la rama recurrente
debe ser ligada, como ocurre en una hemicolectomía derecha,
el íleon terminal queda irrigado solamente por uno de los pies
de esta arcada, por lo cual muchos cirujanos consideran que
puede ser insuficiente para asegurar el éxito de una anasto-
mosis, y prefieren resecar junto con la pieza del colon derecho
a esta porción del intestino delgado.
Las venas siguen a las arterias y dan lugar a la vena
mesentérica superior, que contribuye a formar la vena porta.
Los vasos linfáticos dirigen el quilo hacia múltiples
ganglios ubicados en el espesor del mesenterio, para confluir
en la raíz de la mesentérica superior en los ganglios retropan-
creáticos o aorticorrenales. Los ganglios mesentéricos pueden
ser asiento de procesos inflamatorios tanto locales como ge-
nerales (adenitis mesentérica), particularmente en los niños,
lo que ocasiona serias dificultades para el diagnóstico diferen-
cial con otras entidades como la apendicitis aguda.
Fig. 42-2. Espacios mesenterocólicos.
La inervación, dependiente de los sistemas simpático y
parasimpático, alcanza el yeyunoíleon a través de la adventi-
cia de las arterias y hace estación en los plexos mientéricos. El
tudinal y otra interna circular, se encuentran en el plano si- intestino es sensible a la tracción, distensión y aumento de las
guiente y sirven a los movimientos peristálticos; entre ambas, contracciones musculares, aunque es indoloro a la punción, la
y por debajo de la capa circular, se encuentran los plexos ner- sección y las quemaduras.
viosos de Meissner y de Auerbach. La mucosa es rica en
folículos linfoides, particularmente en el borde antimesentérico
del íleon terminal. Presenta una serie de pliegues a todo su FISIOLOGÍA
ancho para ofrecer una mayor superficie de absorción. Estos
pliegues de Kerckring, también llamados válvulas conniven- Juan A. De Paula
tes, son visibles radiológicamente en caso de distensión
yeyunal, conformando la clásica imagen "en pila de mone- Introducción. La función principal del intestino delgado
das", que permite diagnosticar como de intestino delgado al es la de absorber los alimentos ingeridos para su utilización
asa distendida (véase Obstrucción intestinal). por el organismo con fines energéticos, plásticos y regulado-
Irrigación e inervación. Una sola arteria distribuye sus res. Para tal fin el intestino delgado debe: 1) recibir el conteni-
ramas por el yeyunoíleon: la mesentérica superior. Esta arte- do gástrico, regulando la evacuación del estómago para evitar
ria emite por su cara derecha los ramos destinados a la mitad la sobrecarga funcional; 2) continuar la digestión iniciada en
derecha del colon y por su cara izquierda los que se dirigen al el estómago, modulando la secreción intestinal, biliar y
yeyunoíleon. pancreática; 3) dispersar los productos de la digestión en la
En su parte proximal las ramas son más numerosas y dis- fase acuosa intraluminal, incluidos aquellos no hidrosolubles;
minuyen en cantidad a medida que se acercan a la porción 4) absorber los nutrientes, electrólitos y agua, y volcarlos en
terminal del íleon. Por el contrarío, las arcadas que se consti- la corriente sanguínea y/o linfática; 5) informar al sistema
tuyen entre las ramas ascendentes y descendentes de cada ramo endocrino y metabólico de la entrada de nutrientes para adecuar
yeyunoileal son más numerosas hacia la válvula ileocecal. su depuración, y 6) mantener, simultáneamente con su fun-
Estos datos pueden ser de utilidad para reconocer si un asa ción absorti va, una barrera eficiente que limite la absorción de
aislada pertenece al yeyuno o al íleon. antígenos, toxinas o microorganismos patógenos contenidos
Desde las arcadas parten vasos rectos hacia el borde en su luz.
mesentérico del intestino delgado que, al ponerse en contacto
con éste, se bifurcan en una rama superior y otra inferior. La Motilidad del intestino delgado
anastomosis entre todos estos ramos constituye el vaso para-
lelo de Dwight. Este vaso, de menor jerarquía que su homologa El aparato muscular del intestino está compuesto por la
arcada de Drummond constituida en el colon, puede ser sufi- capa muscular externa longitudinal, la capa muscular interna
ciente para mantener la irrigación en caso de lesión de las ar- circular y, por dentro, entre la submucosa y la lámina propia
cadas vasculares, cuando ésta no es muy extensa. Sin embar- de la mucosa, la capa muscular de la mucosa o muscularis
go, por su pequeño calibre puede sufrir colapso de producirse mucosae. Las primeras dos capas producen las contracciones
una gran distensión yeyunoileal, lo cual disminuye el flujo y de mezcla y progresión del contenido intestinal. La actividad
compromete la irrigación. de la capa circular genera contracciones circulares fijas o mó-
Otro hecho que debe destacarse es la irrigación particular viles (peristálticas); en cambio, la capa longitudinal produce
de los últimos 15 cm del íleon, llamado "íleon terminal". Des- contracciones en manguito que acortan determinado segmen-

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762 SECCIÓN Vi. ABDOMEN

to intestinal. Los movimientos de la muscular propia de la La existencia de los pliegues de Kerckring, vellosidades y
mucosa mejoran el contacto de la superficie absortiva con el microvellosidades amplía considerablemente la superficie de
contenido luminal. intercambio.
Las células musculares del intestino sufren cambios cícli- La empalizada epitelial de la mucosa está dispuesta en for-
cos en su potencial eléctrico de reposo, llamados ondas lentas, ma de glándulas y vellosidades; estas últimas tienen un largo
!os cuales se transmiten con intensidad variable de una célula aproximado de 0,5 a 1 mm, su altura máxima se observa en el
muscular a otra, las que actúan en forma de sincicio. La inten- duodeno distal y decrece en forma progresiva hacia el intesti-
sidad de las ondas lentas condiciona la posibilidad de que se no distal. En la base de las glándulas se alojan las células ma-
produzcan cambios rápidos del potencial celular, llamados dres del epitelio intestinal (stem cells) que dan origen al me-
potenciales en espiga, los cuales se asocian con la contracción nos a cinco tipos de células: indiferenciadas de la cripta,
de las fibras musculares. absortivas, caliciformes, endocrinas y de Paneth.
La actividad de las células musculares es regulada por el Las células caliciformes secretan mucinas a la luz intesti-
sistema nervioso entérico. Este se dispone en forma de dos nal. El moco está compuesto principalmente por glicoproteínas
capas principales: el plexo mientérico y el plexo submucoso. de alto peso molecular, muy hidrófilas, que mantienen una capa
El sistema nervioso entérico está interconectado con el siste- de agua relativamente quieta frente a ía superficie epitelial.
ma nervioso central a través de las vías parasimpáticas Esta capa actúa como lubricante mecánico y primera barrera
craneosacras y la vía simpática toracolumbar. limitante de la entrada de sustancias antigénicas, inmunocom-
El intestino delgado tiene patrones motores diferentes se- plejos, toxinas y gérmenes.
gún se encuentre en período digestivo o interdigestivo. En el No menos de diez subpoblaciones de células endocrinas
período interdigestivo se describen tres fases sucesivas de ac- vuelcan el contenido de sus granulos basales en la lámina pro-
tividad míoeléctrica y motora. Durante la fase I no se detecta pia con el fin de comunicar información reguladora localmen-
actividad motora significativa. La aparición de algunas con- te a células vecinas o a distancia actuando sobre terminacio-
tracciones circulares rítmicas inconexas caracteriza a la fase nes nerviosas o a través de ¡a circulación general.
II. En cambio, durante la fase III existe una intensa actividad, Por último, las células de Paneth, localizadas en la zona
con ondas propulsivas que comienzan en el estómago y migran basal de la cripta, generan un material rico en enzimas y pro-
distalmente a una velocidad de alrededor de 7 cm por minuto, teínas catiónicas, las cuales tienen probables funciones.antibac-
desplazando el contenido intestinal rápidamente hacia el cie- terianas.
go. Esta fase, también llamada complejo migratorio Las células del epitelio indiferenciado de la cripta, esen-
interdigestivo, tiene como función barrer el contenido intesti- cialmente secretor, maduran mientras ascienden hacia la pun-
nal y limitar el crecimiento bacteriano intestinal. Al cabo de ta de la vellosidad y adquieren capacidad de expresar enzimas
unos minutos, la actividad de la fase III desaparece y se reanu- digestivas y transportadores, hasta ser finalmente descamadas
da el ciclo con la quietud característica de la fase I. en el ápice vellositario (fig. 42-3).
La llegada de los alimentos interrumpe abruptamente la Trofismo y adaptación de la mucosa intestinal. En con-
actividad interdigestiva, la cual es reemplazada por un patrón diciones normales, el epitelio del intestino delgado se renueva
bastante regular, con contracciones que comienzan a lo largo en unas 130 horas, aunque este lapso puede variar significati-
de todo el intestino y que se propagan en sentido caudal por vamente según los requerimientos funcionales. La ausencia
porciones variables. Estas contracciones promueven la mez- de nutrientes intraluminales, como después de un ayuno pro-
cla con una velocidad de tránsito relativamente lenta, necesa- longado (o alimentación parenteral total), condiciona menor
'ria para dar tiempo al proceso digestoabsortivo. La duración velocidad de reposición y atrofia de la mucosa, con acorta-
de la fase digestiva es de 4 a 6 horas y depende de la cantidad miento vellositario y disminución de la capacidad absortiva.
y calidad de los alimentos ingeridos. Por el contrario, la resección intestinal induce un incremento
A diferencia del estómago y del colon, que se paralizan de la altura vellositaria y de la capacidad funcional por unidad
temporariamente después de la cirugía abdominal (íleo de área.
postoperatorio), la motilidad del intestino delgado no se inte- Las alteraciones de la viabilidad de ias células epiteliales
rrumpe, y ello permite la infusión en su luz de soluciones también condicionan cambios adaptativos. Un incremento en
nutricionales en el posoperatorio inmediato. Contrariamente, la pérdida de células epiteliales, ya sea por agresión luminal,
el compromiso inflamatorio y/o isquémico del intestino del- isquémica o inmunológica, determina un aumento inmediato
gado puede llevar a la parálisis motora, ya sea parcial, como de la reposición celular con el fin de compensar la disminu-
en el íleo regional de la pancreatitis aguda, o de toda su longi- ción de la capacidad funcional. A su vez, esta capacidad
tud. como en la peritonitis generalizada. adaptativa puede verse limitada por diferentes factores tales
La distensión secundaria aun obstáculo parcial o total del como quimioterapia, radioterapia, desnutrición y deficiencias
tránsito intestinal genera ondas contráctiles intensas (de lu- puntuales de nutrientes clave para la reposición epitelial (áci-
cha). Por el contrario, un obstáculo persistente o una mayor do fólico, vitamina B , cinc, etc.). Si la muerte celular supera
distensión puede vencer a la actividad motora y producir pará- a la reposición sobreviene, según sea la magnitud del dese-
lisis. además de causar eventualmente isquemia por distensión quilibrio, inmadurez celular, acortamiento vellositario, exulce-
de la mucosa o incluso de todo el espesor de la pared intesti- raciones o úlceras, con las correspondientes alteraciones fun-
nal. cionales.
Movimiento de líquido en el intestino delgado. Calcu-
lando una ingesta de 2 litros de líquido diarios y un aporte
Absorción de agua, electrólitos y nutrientes aproximado de 6,5 litros provenientes de las secreciones salival,
gástrica, biliar e intestinal, en el intestino delgado superior
Bases estructurales del intercambio intestinal. Para cum- ingresan aproximadamente unos 8,5 litros de quimo digestivo
plir con sus funciones de dispersión, digestión y absorción, el diarios. De este volumen, el yeyuno absorbe unos 5,5 litros y
intestino delgado tiene características anatómicas singulares. el íleon 1,5 litro, de manera que a la válvula ileocecal llega

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42. INTESTINO DELGADO 763

Descamación aproximadamente 1,5 litro al día. El flujo de agua y las con-


centraciones electrolíticas a diferentes niveles del tubo diges-
tivo se esquematizan en la figura 42-4.
Vías y mecanismos de la absorción. La secreción y ab-
sorción de agua es secundaria al movimiento de electrólitos y
nutrientes osmóticamente activos.
A nivel del epitelio intestinal, la absorción de los solutos
intraluminales puede ocurrir por simple difusión pasiva, a fa-
vor de gradientes electroquímicos, o por mecanismos de trans-
porte activo, aun en contra de gradientes electroquímicos.
Las sustancias liposolubles (sustancias poco o nada carga-
das eléctricamente) cruzan la membrana epitelial con relativa
facilidad. En cambio, la absorción de solutos hidrosolubles
sólo puede tener lugar a través del espacio acuoso entre célu-
130 horas las vecinas (vía paracelular) o a través de la membrana celular
(vía transcelular) utilizando sitios especializados, como cana-
les, transportadores o bombas.
En el intestino delgado, sobre todo en su parte superior,
los espacios intercelulares son relativamente amplios y admi-
ten un considerable movimiento pasivo de agua y electrólitos,
lo cual da lugar a la rápida acomodación de la osmolaridad del
contenido.
A nivel de la membrana celular, los canales (como, por
ejemplo, los de Cl- o Ca++) regulan la difusión pasiva de iones
a través de la membrana en forma muy específica, y se abren o
cierran rápidamente en función de señales determinadas, Por
su parte, los transportadores facilitan el movimiento de solutos
Fig. 42-3. Reposición epitelial en el intestino delgado. Las células madres hidrosolubles también en forma específica y a favor de gra-
ubicadas en el fondo de la cripta originan los distintos tipos celulares que diente electroquímico, pero lo hacen con una cinética que puede
tapizan ía mucosa intestinal. Las células epiteliales ascienden por la cripta compararse con ¡a de las enzimas, ya que son saturables e
y luego por ia vellosidad hasta llegar al ápice donde son descamadas. Este inhibíbles competitivamente. Por último, las bombas, como
proceso de recambio epitelial se completa, en condiciones normales, en
los transportadores, son saturables e inhibibles competitiva-
unas 130 horas. Los eritrocitos de la cripta son relativamente inmaduros y
su actividad es predominantemente secretoria, en la medida en que ascien- mente, pero, además, son capaces de transportar sustratos aun
den por ia vellosidad, maduran y muestran un aumento de la expresión de en contra de gradientes electroquímicos, por lo cual requieren
disacaridasas y peptidasas y mayor capacidad de absorción de nutrientes. energía celular para su funcionamiento.

Ingesta: 2000 ml

ESTOMAGO Flujo Electrólitos


(ml/24 hs) (mEq/l)
Na* K* Cl C03H
Secreciones:
DUODENO 6500 ml 8500 60 15 SO 15

Absorción:
5500 ml
YEYUNO
3000 140 6 100 30

ÍLEON 1500 ml

1500 140 8 60 70

COLON
1350 ml

MATERIA FECAL 150 40 90 15 30

Fig. 42-4. Movimientos de agua y electrólitos en el tubo digestivo. En el esquema se detallan los flujos aproximados de agua y concentraciones de
electrólitos a diferentes niveles del aparato digestivo con una ingesta normal de alimentos que incluyen 2000 ml de agua.

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764 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Absorción del sodio. La bomba Na-K-ATPasa de la mem- resintetizados a triglicéridos y vehiculizados hacia los linfáticos
brana basolateral de las células epiteliales lleva Na+ intracelular intestinales en forma de quilomicrones, todas funciones alta-
hacia el subepitelio, y se reduce así la concentración intracelular mente dependientes de la maduración epitelial. Por el contra-
de Na+. La baja concentración de Na+ intracelular mantiene un rio, la absorción de ácidos grasos de cadena mediana (8 a 12
fuerte gradiente de concentración entre la luz intestinal y el carbonos) no necesita de digestión, solubilización biliar, ma-
interior de las células epiteliales, el cual fuerza la entrada del durez epitelial ni indemnidad del flujo linfático, por lo cual su
Na+ luminal a través de diferentes mecanismos. El Na+ luminal absorción se mantiene en diferentes situaciones patológicas.
puede entrar solo, ser intercambiado por un H+ o arrastrar en La mayor parte de los nutrientes se absorbe en el duodeno
su camino algún otro soluto, como glucosa o ciertos amino- y yeyuno superior, aunque la extensión del proceso absortivo
ácidos, con el cual comparte un transportador específico. La es variable y depende de diferentes factores: 1) velocidad de
absorción de nutrientes a través de un transportador comparti- la evacuación gástrica; 2) composición de los nutrientes y grado
do con el Na+ es, probablemente, el mecanismo más impor- de digestibilidad intraluminal; 3) competencia entre nutrientes
tante para el transporte activo de nutrientes en contra de por los mecanismos de digestión y transporte; 4) carga osmolar
gradiente (fig. 42-5). , del alimento: 5) suficiencia digestiva, y 6) capacidad absortiva
Dispersión, digestión y absorción de nutrientes. Al intes- de la mucosa. (done by 007)
tino delgado los alimentos entran, luego de la digestión gástrica, Los mecanismos de digestión y absorción se resumen en
en forma de partículas pequeñas de no más de 1 mm de diáme- la figura 42-6.
tro. Los nutrientes relativamente insolubles en agua, como los En condiciones normales el íleon —muy eficiente para
triglicéridos de cadena larga, el colesterol y las vitaminas absorber Na y agua— recupera gran parte del líquido rema-
liposolubles (A, D, E y K), necesitan para su dispersión la nente del proceso digestoabsortivo; además se encarga en for-
acción de las sales biliares, las cuales estabilizan la emulsión ma específica de la absorción de la vitamina B12 y de las sales
y aumentan la superficie de la interfase. Los nutrientes ingeri- biliares. La malabsorción de sales biliares, ya sea por resección
dos (hidratos de carbono, proteínas y grasas) son reducidos o enfermedad del íleon terminal, reduce la circulación
por las enzimas gástricas, pancreáticas e intestinales a molé- enterohepática y la secreción hepática de sales biliares y limi-
culas sencillas: oligosacáridos, péptidos y aminoácidos, mono- ta la formación de micelas, lo cual produce malabsorción de
glicéridos y ácidos grasos. grasas y vitaminas liposolubles.
Los productos hidrosolubles como los oligosacáridos y En caso de insuficiencia del yeyuno por resección o enfer-
oligopéptidos son tomados por las disacaridasas y peptidasas medad difusa, el íleon se adapta con un incremento de su
expuestas por la membrana intestinal, para ser finalmente in- trofismo y su capacidad de digestión y transporte de nutrientes.
corporados por los enterocitos y extrudidos a través de la mem- Por el contrario, el yeyuno no puede compensar adaptativa-
brana basolateral de éstos en el subepitelio. Debido a la proxi- mente la malabsorción de vitamina B12 o sales biliares secun-
midad espacial entre las enzimas de membrana y los transpor- daria a la insuficiencia del íleon.
tadores, la absorción de péptidos y disacáridos es más eficien-
te que la de aminoácidos y monosacáridos.
Por su parte, los nutrientes liposolubles sólo pueden acer- Secreción de agua y electrólitos
carse a la membrana apical de los enterocitos atravesando el
agua ligada al moco superficial gracias a la solubilización apor- En condiciones normales existe una cierta actividad
tada por las sales biliares de la micela. Esta última, una vez en secretora basal, la cual es neutralizada por los procesos
contacto con la membrana, descarga en ella su contenido absortivos concomitantes. Sin embargo, en situaciones pato-
lipídico. Los ácidos grasos de cadena larga (12 a 24 carbonos) lógicas, la exacerbación del mecanismo secretor puede supe-
deben ser especialmente transportados dentro de las células, rar la capacidad absortiva intestinal e inducir pérdidas consi-

Fig. 42-5. Mecanismos de absorción de sodio. El esquema representa


una célula absortiva del yeyuno; las concentraciones relativas de los
solutos se simbolizan con el tamaño de la tipografía. La bomba de
sodio-potasio-ATPasa de la membrana basolateral transporta activa-
mente sodio desde el compartimiento intracelular al subepitelio, redu-
ciendo su concentración intracelular. Este mecanismo se realiza con
gasto de energía (E) proveniente de la hidrólisis del ATP. El sodio
cruza la membrana apical de la célula absortiva desde la luz hacia el
espacio intracelular (a favor del gradiente electroquímico creado por
la baja concentración intracelular de sodio) por diferentes mecanis-
mos: a) utilizando un cotransportador asociado a nutrientes (en este
caso la glucosa), el cual fuerza indirectamente la absorción del nutriente,
aun en contra de gradiente de concentración, b) a través de un canal
específico; y c) mediante un contratransporte con hidrogenión; a su
vez, este mecanismo se acopla con otro contratransporte que transfie-
re bicarbonato a la luz, intercambiándolo con cloro. El sodio absorbi-
do puede volver a la luz intestinal a través de las uniones intercelulares
(flecha punteada), relativamente más amplias en el yeyuno que en
porciones más bajas del intestino, manteniendo una adecuada dispo-
nibilidad de sodio luminal para promover el cotransporte de nutrientes.

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42. INTESTINO DELGADO 765

Fig. 42-6. Digestión y absorción de los principales nutrientes. Las proteínas son parcialmente hidrolizadas en el estómago por las pepsinas gástricas que
actúan a pH 1,8 a 3,5. Su acción finaliza cuando el contenido pasa al duodeno y aumenta el pH. La digestión de las proteínas continúa en el intestino
delgado por acción de la tripsina, quimiotripsina, carboxipeptidasa A y B y elastasa —secretadas por el páncreas en forma inactiva y activadas al llegar al
intestino e interactuar con la enteroquinasa intestinal—. Los productos de la digestión de las proteínas son péptidos y aminoácidos. Algunos péptidos son
finalmente hidrolizados por peptidasas de la membrana apical del enterocito, otros son absorbidos como dipéptidos y tripéptidos. completando la hidrólisis
a aminoácidos dentro de la célula absortiva por peptidasas citoplasmáticas. Los polisacáridos, amilosa y amilopectina, son digeridos por la amilasa
pancreática produciendo maltosa, maltotriosa e isomaltosa, las cuales, son hidrolizadas a moléculas de glucosa a nivel del la membrana apical por la
maltasa y la isomaltasa. La sacarasa de la membrana apical hidroliza la sacarasa en glucosa y galactosa, y la lactasa hidroliza la lactosa en glucosa y
galactosa. Los productos de la absorción de las proteínas y los hidratos de carbono son vehiculizados a través de los capilares sanguíneos de la mucosa
intestinal. Los triglicéridos necesitan de la acción de las sales biliares para estabilizar su dispersión en el medio acuoso luminal. formando micelas que
contienen, después de la acción de la lipasa pancreática, ácidos grasos, monoglicéridos y colesterol. Las micelas descargan su contenido lipídico en la
membrana epitelial apical. Una vez dentro de la célula, los ácidos grasos son tomados por proteínas específicas para transportarlos hasta el retículo
endoplásmico, donde son resintetizados a triglicéridos. Luego, los triglicéridos, junto al colesterol y fosfolípidos, son rodeados de apolipoproteína A
formando quilomicrones, los cuales son exocitados a través de la membrana basal del enterocito y vehiculizados por la circulación linfática de la mucosa.

derables de agua y electrólitos por el tubo digestivo, aun sin la absorción-secreción. Los derivados del ácido araquidónico
lesión estructural, como en el caso del cólera o el vipoma. La (prostaglandinas y leucotrienos) y diferentes citoquinas (fac-
respuesta secretora es mediada por un aumento de los niveles tor de necrosis tumoral e interleuquinas) tienen efecto secretor
de cAMP, de cGMP y/o de Ca++ citosólico, lo cual induce la a nivel epitelial y explican, al menos en parte, la secreción
salida de Cl- a través de la membrana apical del enterocito secundaria a los procesos infecciosos, inmunes o isquémicos.
(normalmente poco permeable a este anión). La salida de Cl~ Inversamente, los adrenérgicos alfa, aldosterona, encefa-
es acompañada por Na+ y agua que fluyen pasivamente a tra- linas, endorfinas, angiotensina, neuropéptido Y, prolactina y
vés de la vía paracelular (fig. 42-7). somatostatina estimulan la absorción de Na+, Cl- y agua, pro-
Regulación del transporte de electrólitos. La secreción- bablemente a través de la inhibición de los mecanismos esti-
absorción intestinal es regulada por mecanismos nerviosos y mulantes de la secreción.
humorales.
El sistema nervioso entérico media, a través de reflejos
cortos, el efecto secretor de diferentes estímulos luminales (sa- La función de barrera
les biliares desconjugadas o enterotoxinas). Las conexiones
con el sistema nervioso central también intervienen, y la El intestino contiene en su luz una enorme cantidad de
desnervación quirúrgica del intestino y la vagotomía inducen noxas capaces de producir daño local y sistémico. La mucosa
secreción intestinal. intestinal, a la vez que absorbe nutrientes, debe impedir el paso
Diferentes mediadores neurohumorales, como acetilcolina, de esas noxas, que pueden ser desde pequeños péptidos
VIP (polipéptido intestinal vasoactivo), secretina, serotonina, formilados de origen bacteriano hasta macromoléculas tales
histamina, bradicinina, calicreína, sustancia P y calcitonina, como antígenos, toxinas bacterianas o microorganismos,
estimulan la secreción intestinal. patógenos o potencialmente patógenos (como los constituti-
Por otra parte, la mucosa intestinal está poblada por un vos de la flora normal).
número importante de células inflamatorias e inmunológicas, Las alteraciones de la ecología bacteriana luminal (secun-
como mastocitos, macrófagos, linfocitos, neutrófilos y eosinó- darias a bloqueadores de la secreción gástrica, antibióticos,
filos, que producen sustancias con actividad reguladora sobre enlentecimiento del tránsito, etc.) o las modificaciones de la

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766 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Fig. 42-7. Mecanismos involucrados en la regulación de la secreción intestinal. El sistema nervioso entérico, que recibe estímulos de la mucosa intestinal
y del sistema nervioso central, modula la actividad de neuronas secretomotoras del plexo submucoso. Estas últimas liberan, entre otros mediadores, VIP
y acetilcolina, estimulando la secreción directamente a nivel de las células epiteliales o indirectamente, a través de la modulación de células endocrinas
paracrinas y células inflamatorias del subepitelio. Por otra parte, diferentes estímulos inmunológicos aumentan la secreción intestinal a través de la
activación de células inflamatorias del subepitelio (eosinófilos, neutrófilos, macrófagos y mastocitos). Estas últimas células liberan mediadores que
actúan directamente sobre el epitelio o, indirectamente, a través de la estimulación de células mesenquimatosas, las cuales a su vez liberan prostaglandinas
estimulantes de la secreción intestinal.

estructura y función de la barrera mucosa (secundarias a mala las paredes están formadas sólo por mucosa y submucosa que
perfusión esplácnica, atrofia o inflamación de la mucosa) pue- hacen protrusión a través de la capa muscular.
den incrementar la permeabilidad intestinal y la translocación En el intestino delgado pueden existir divertículos congé-
de toxinas y gérmenes. nitos y adquiridos. Con fines descriptivos es conveniente se-
Actualmente se considera que el pasaje de endotoxinas parar al divertículo de Meckel (congénito) de los divertfeulos
bacterianas y bacterias viables a través de la pared intestinal duodenales y yeyunoileales (adquiridos).
(fenómeno conocido como translocación bacteriana) tiene un
papel significativo en la génesis de la infección y de la res-
puesta inflamatoria sistémica en los pacientes expuestos a in- Divertículo de Meckel
tervenciones quirúrgicas, traumatismos o quemaduras.
Definición. Es un divertículo congénito que resulta de la
persistencia parcial del conducto onfalomesentérico. Este
conducto comunica el saco vitelino con el tracto intestinal y
DIVERTICULOS Y DUPLICACIONES normalmente se estenosa a los 35 días de la gestación, para
desaparecer finalmente a las 10 semanas (Keeling, 1989). Las
Osear Bilenca distintas anomalías que derivan de la persistencia del conduc-
to onfalomesentérico se ilustran en la figura 42-8.
Los divertículos son formaciones saculares que se origi- Epidemiología. Es la anomalía congénita intestinal más
nan en las paredes de los órganos huecos. Cuando es congéni- común y su frecuencia se estima en el 3,2 % de la población
to, las paredes del divertículo están formadas por todas las general (Soderlund, 1959).
capas del órgano de origen; en cambio, cuando es adquirido, Anatomía patológica. El divertículo de Meckel se sitúa

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42. INTESTINO DELGADO 767

la vida. El 10 % restante origina complicaciones variadas, entre


las cuales las más frecuentes son la hemorragia y la obstruc-
ción, seguidas por la inflamación (diverticulitis) y perforación.
La hemorragia se debe siempre a una úlcera que asienta en
la mucosa heterotópica. Es una de las causas más comunes de
sangrado digestivo bajo en niños y adolescentes, y se caracte-
riza por episodios repetidos, a menudo graves, aunque jamás
exanguinantes. Fuera del período hemorrágico, el diagnóstico
puede hacerse mediante un centellograma con pertecnetato de
99m
Tc, un radionúclido habitualmente captado por la mucosa
heterotópica. La administración oral de un bloqueador H2 du-
rante las 48 horas previas al estudio sensibiliza la mucosa
heterotópica y aumenta la captación del radionúclido.
La obstrucción intestinal puede consistir en un vólvulo del
íleon favorecido por la persistencia de un tracto fibroso (fig.
42-8), o también el divertículo puede invaginarse y actuar como
cabeza de una intususcepción ileoileal. Por su parte, la
diverticulitis de Meckel se manifiesta con un cuadro clínico
similar al de la apendicitis aguda. Tanto en el caso de la obs-
trucción intestinal como en la inflamación aguda, el diagnós-
tico preoperatorio del divertículo de Meckel como causa del
síndrome es por lo general imposible. (done by 007)
La presencia de tumores en el divertículo de Meckel es un
hallazgo infrecuente; los más comunes son el adenocarcinoma
y el carcinoide. En ambos casos el diagnóstico es a menudo
tardío.
Fig. 42-8. Variantes anatómicas por persistencia del conducto Tratamiento. El hallazgo accidental intraoperatorio de un
onfalomesentérico. A, Divertículo de Meckel; B, divertículo de Meckel con divertículo de Meckel sano, en un niño o un adolescente, obli-
banda fibrosa umbilical; C, quiste del conducto; D, seno umbilical; £, seno ga a su extirpación para prevenir futuras complicaciones. En
umbilical y banda fibrosa; F, banda fibrosa; G, persistencia completa del cambio, tanto en el adulto como en el anciano, la extirpación
conducto. de un divertículo de Meckel sano es innecesaria dada la
bajísima probabilidad de complicaciones futuras.
Procedimientos quirúrgicos. El procedimiento varía si el
casi invariablemente en el borde antimesentérico del íleon (fig. divertículo es sano o complicado. La extirpación de un
42-9), a una distancia de la válvula cecal que varía de 3 cm a divertículo sano se realiza mediante sección de su base y sutura
1,8 m (media: 50 cm). Su tamaño oscila entre 1 y 11 cm, y el de la brecha en forma transversal para evitar obstruir la luz
diámetro de su boca, entre 0,3 y 3,5 cm. intestinal. En el divertículo complicado conviene extirpar tam-
bién el segmento intestinal de origen y anastomosar en forma
Por ser un divertículo congénito, sus paredes están forma-
terminoterminal las dos bocas resultantes.
das por todas las capas del intestino. Sin embargo, en un tercio
de los casos existe en ellas tejido heterotópico, ya sea mucosa
gástrica, duodenal o colónica, tejido pancreático o neuroendo-
crino. Divertículos duodenales
Diagnóstico. Presentación clínica. El 90 % de los diver-
Definición. Son divertículos adquiridos que asientan en el
tículos de Meckel cursan en forma asintomática durante toda
borde mesentérico del duodeno, sobre todo en la segunda y
tercera porción.
Epidemiología. Su incidencia varía entre 1 y 3 % en estu-
dios radiológicos y entre 2,8 y 20 % en estudios de autopsia
(Guglielmi, 1993).
Patogenia. La hipótesis más aceptada considera que los
divertículos duodenales, así como todos los divertículos ad-
quiridos del aparato digestivo, se producen por aumentos de
la presión endoluminal secundarios a trastornos de la motilidad.
Como consecuencia, la mucosa y la submucosa hacen hernia
a través de los sitios de menor resistencia de la capa muscular,
generalmente el punto donde los vasos rectos atraviesan el
borde mesentérico.
Diagnóstico. La mayoría de los divertículos duodenales
no dan síntoma alguno ni presentan complicaciones evoluti-
vas. Incluso cuando uno o más divertículos se asocian con sín-
tomas, es imprescindible descartar otros procesos que suelen
ser los verdaderos responsables (úlcera gástrica o duodenal,
Fig. 42-9. Pieza de resección intestinal por divertículo de Meckel (D). pancreatitis, tumores, litiasis biliar).

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768 SECCIÓN VI. ABDOMEN

El diagnóstico surge habitualmente del relleno diverticular


en un estudio contrastado esofagogastroduodenal (fig. 42-10).
La fibroduodenoscopia también puede identificar el divertículo
y es indispensable para descartar otras patologías asociadas.
Complicaciones evolutivas. Se han descrito hemorragias,
inflamación con perforación o no, colangitis y pancreatitis
aguda. Todas estas complicaciones son de observación excep-
cional.
La hemorragia puede ser secundaria a una úlcera o a una
angiodisplasia de la mucosa diverticular (Balkissoon, 1992).
La perforación es por lo general secundaria a una úlcera y de-
termina una retro peritonitis o, más raramente, una peritonitis
aguda. Tanto la colangitis como la pancreatitis aguda han sido
descritas en asociación con divertículos yuxtapapilares y atri-
buidas a fenómenos obstructivos. De hecho, la relación del
divertículo yuxtapapilar con los conductos biliar y pancreático
es muy próxima (fig. 42-11) y apoya esta hipótesis.
Tratamiento. Un grupo muy reducido de pacientes requie-
re tratamiento. La hemorragia grave puede ser controlada me-
diante procedimientos endoscópicos de hemostasia; en caso
contrario, debe intentarse la hemostasia quirúrgica, que con-
siste en la sutura del sitio sangrante. Como último recurso puede
estar indicada una duodenopancreatectomía cefálica.
La perforación debe tratarse quirúrgicamente con el obje-
to de cerrar la brecha y drenar el retroperitoneo. Finalmente,
la disección y extirpación del divertículo (diverticulotomía) o
su invaginación en la luz duodenal han sido empleadas oca- Fig. 42-11. Relaciones anatómicas posibles entre los divertículos duodenales
sionalmente en divertículos complicados (Callery, 1994). y los conductos biliar y pancreático. A, Divertículo preductal; B, divertículo
retroductal; C, divertículo interductal; D, desembocadura de ambos con-
ductos en el divertículo.
Divertículos del yeyunoíleon

Definición. Al igual que los divertículos duodenales, son de una correcta absorción de las grasas, lo cual origina
adquiridos y asientan en el borde mesentérico del intestino. esteatorrea y diarrea secretoria importante. La contaminación
Epidemiología. Ocurren en el 0,26 % de la población ge- bacteriana también puede causar anemia megaloblástica por
neral; en el 80 % de los casos son múltiples y predominan en déficit en la absorción de la vitamina B12.
el yeyuno (75 %) con respecto al íleon (25 %). Diagnóstico. Presentación clínica. En el 50 % de los ca-
Patogenia. Como la de todos los divertículos adquiridos, sos los divertículos yeyunoileales evolucionan durante muchos
son la consecuencia de una alteración de la motilidad intesti- años en forma asintomática. En el 50 % restante originan un
nal. síndrome crónico o desarrollan complicaciones agudas.
Fisiopatología. La diverticulosis yeyunoileal múltiple, El síndrome crónico es la expresión clínica del sobrecre-
sobre todo cuando los divertículos son de gran tamaño, genera cimiento bacteriano intrayeyunal y consiste en dolor cólico
un típico síndrome de asa ciega por sobrecrecimiento bacte- abdominal, pérdida de peso, diarreas y anemia. Las complica-
riano. La desconjugación proximal de las sales biliares impi- ciones agudas incluyen hemorragia, inflamación, perforación
y obstrucción intestinal. Esta última puede originarse por
invaginación de un divertículo o por vólvulo alrededor de una
adherencia inflamatoria.
Radiología. El diagnóstico de divertículos yeyunoileales
se basa en su demostración durante un tránsito con bario del
intestino delgado (fig. 42-12). Si este método se realiza por
enteroclisis, el número de falsos negativos disminuye apre-
ciablemente.
Laboratorio. El sobrecrecimiento bacteriano responsable
del síndrome crónico puede ser investigado mediante méto-
dos directos e indirectos. El método directo es el cultivo del
contenido de la luz yeyunal con el objeto de demostrar la pre-
sencia de gérmenes anaerobios. Los métodos indirectos inclu-
yen pruebas de malabsorción, tales como la excreción urina-
ria alterada de D-xilosa, la malabsorción de vitamina B l 2 y la
prueba de Van de Kamer.
Tratamiento. En el síndrome crónico, el tratamiento ini-
cial consiste en la administración oral de antibióticos de am-
Fig. 42-10. Divertículos (flechas) de la segunda y tercera porción del plio espectro, durante una o dos semanas por mes. Esto permi-
duodeno. te corregir la malabsorción y mejorar la sintomatología en al-

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42. INTESTINO DELGADO 769

Fig. 42-13. Distintas variantes de duplicación tubular. Las flechas marcan


el sentido del tránsito intestinal.

Fig. 42-12. Tránsito de intestino delgado que muestra el relleno de múlti- mesentérico del intestino. Se ha sugerido que su origen es una
ples divertículos (flechas). canalización incompleta o el desarrollo de un tabique que di-
vide el intestino (Youngblood, 1983).
Clasificación. Por su forma se clasifican en tubulares o
rededor del 40 % de los casos (Tsiotos, 1994). En el 60 % quísticas, y estas últimas en grandes o pequeñas (figs. 42-13 y
restante, la cirugía está indicada y consiste en la resección del 42-14). A su vez, la duplicación puede estar o no comunicada
sector intestinal que alberga a los divertículos, limitando en lo con la luz intestinal.
posible la extirpación para no crear un intestino corto. Anatomía patológica. Las paredes se hallan constituidas
En la urgencia por complicación diverticular, la cirugía por una capa mucosa y otra muscular. Al igual que en el
también consiste en la resección intestinal amplia si la divertículo de Meckel, en el 5 al 40 % de los casos existe
diverticulosis es múltiple. Si es única, la resección compren- mucosa heterotópica.
derá sólo el segmento intestinal que alberga al divertículo. Diagnóstico. Las duplicaciones pueden manifestarse
clínicamente en la infancia o en la edad adulta, o cursar en
forma asintomática durante muchos años. En general, el diag-
Duplicaciones nóstico de duplicación intestinal se hace durante una
laparotomía por alguna de sus complicaciones.
Definición. Son estructuras que duplican en su aspecto e Las complicaciones más frecuentes son la hemorragia y la
histología el segmento intestinal de origen, al cual están ínti- obstrucción intestinal. La hemorragia es siempre secundaria a
mamente adheridas. una ulceración de la mucosa heterotópica, y ésta puede ser
Patogenia. Estas malformaciones congénitas, a diferencia puesta en evidencia mediante la centellografía con pertecnetato
del divertículo de Meckel, asientan siempre en el borde de 99mTc. La obstrucción puede ser secundaria a la compresión

Fig. 42-14. Duplicación quística de


gran tamaño.

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770 SECCIÓN VI. ABDOMEN

de la luz intestinal por una duplicación quística de gran tama- Cooperative Crohn's Disease Study, el intestino delgado está
fio, o deberse a vólvulo o intususcepción de una duplicación comprometido en forma aislada en el 30 % de los casos y es
tubular. más frecuente el compromiso ileal que el yeyunal. Las formas
Tratamiento. Consiste en la resección de la duplicación, ileocólicas alcanzan el 56 % y las colónicas puras el 15 %.
incluido el segmento intestinal normal adherido. En ias Cuando el colon está involucrado, el recto puede hallarse afec-
duplicaciones tubulares puede plantearse ocasionalmente la tado hasta en el 40 % de los casos.
necesidad de efectuar una resección intestinal extensa, con ries- Las lesiones mucosas consisten en ulceraciones longitu-
go de originar un síndrome de intestino corto. En este caso se dinales y fisuras transversales (fig. 42-15). Pueden medir de 1
pueden intentar procedimientos atípicos, tales como la apertu- cm a 1 m, y característicamente están separadas unas de otras
ra del tabique de la duplicación. por mucosa sana (lesiones salteadas o skip lesions). En la en-
fermedad avanzada, estas lesiones dan a la mucosa un aspecto
"en empedrado'" (fig. 42-16). Además, el intestino progresa
BIBLIOGRAFÍA hacia la estenosis y su mesenterio aparece engrosado y con
adenopatías. La serosa intestinal, intensamente inflamada, se
Balkissoon J, Balkissoon B, Leffall LD Jr, Posey DA Jr: Massive adhiere de manera firme a otras visceras o a la pared abdomi-
upper gastrointestinal bleeding in a patient with a duodenal nal, hasta que por fin el intestino se fistuliza en otras asas, en
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Keeling FW: The small intestine. In Whitehead R (ed): embargo, los granulomas sarcoides pueden faltar en el 30 a
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ENFERMEDAD DE CROHN
Adolfo Graziano

Definición. La enfermedad de Crohn es una inflamación


crónica transmural granulomatosa y cicatrizante, de inicio
submucoso, que afecta cualquier sector del tracto gastrointes-
tinal en forma discontinua y asimétrica. (done by 007)
Epidemiología. En su descripción original de 1932, Crohn
había observado una elevada incidencia de esta enfermedad
en individuos de origen judío procedentes del este europeo.
Estudios posteriores han hecho referencia a un mayor riesgo
entre los askenazíes, especialmente los que habitan fuera de
Israel. En los Estados Unidos la incidencia es de 4,3 casos por
cada 100.000 habitantes. En Dinamarca, la incidencia de esta
enfermedad ha aumentado seis veces durante los últimos 25
años.
En el hemisferio sur la incidencia es desconocida, aunque
parecería ser menor. En el Hospital Municipal de Gastroen-
terología de Buenos Aires se registraron durante los últimos 8
años 457 enfermos con enfermedad inflamatoria intestinal. Se
observó una relación de 3,7:1 a favor de la colitis ulcerosa con
respecto a la enfermedad de Crohn, y ésta es más frecuente en
el sexo masculino.
Etiopatogenia. Al igual que en la colitis ulcerosa, la etio-
patogenia es incierta. Se han sugerido agentes etiológicos
múltiples y mecanismos patogénicos inmunológicos (véase
Colitis ulcerosa).
Anatomía patológica. La enfermedad de Crohn puede Fig. 42-15. Ileocolitis de Crohn. Se observan lesiones del íleon terminal y
afectar cualquier sector del tubo digestivo. Según el National el ciego (flechas).

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42. INTESTINO DELGADO 771

Fig. 42-16. Aspecto en empedrado del colon.

Presentación clínica. Pueden diferenciarse las formas trucción mecánica, otras complicaciones agudas incluyen la
inflamatoria, obstructiva y fistulizante. Cuando la enferme- peritonitis por perforación libre, la hemorragia y el megacolon
dad se localiza en el íleon, la forma inflamatoria suele ser tóxico (véase Colitis ulcerosa). Las complicaciones crónicas
indistinguible de una apendicitis aguda. Por su parte, la forma más frecuentes son las fístulas intestinales internas o externas
obstructiva se manifiesta como un típico íleo mecánico. La y las lesiones perineales. Las fístulas ocurren en el 20 a 60 %
forma fistulizante es la más grave, tanto cuando afecta al in- de los casos, y las más frecuentes son la ileosigmoidea y la
testino delgado como al colon. Ello se debe a que evoluciona enterocutánea (Weiss, 1995).
con fístulas complejas enteroentéricas, enterocutáneas y Existen lesiones perineales en el 20 a 80 % de los casos
enterovesicales. Otras veces la enfermedad se manifiesta sólo (Fry, 1989) y consisten en úlceras, fisuras y fístulas anales o
por diarreas o fiebre, y en este último caso existe a menudo un rectovaginales. Todas ellas pueden aparecer simultáneamente
absceso intraabdominal o perineal. con el compromiso intestinal o precederlo en años (Michelassi,
En la enfermedad de Crohn también puede haber manifes- 1991). Las úlceras tienen bordes irregulares y suelen ser pro-
taciones extraintestinales similares a las que se observan en la fundas; involucran el periné anterior, el surco interglúteo y los
colitis ulcerosa (véase Colitis ulcerosa). La colangitis esclero- pliegues inguinales (fig. 42-18). Las fisuras suelen ser múlti-
sante es dos veces menos frecuente que en la colitis ulcerosa ples, asientan en cualquier cuadrante, y en su fondo se obser-
(Kornbluth, 1994). van fibras musculares esfinterianas (fig. 42-19). La evolución
Las complicaciones agudas o crónicas también pueden ser crónica de estas fisuras lleva a la estrechez anal por fibrosis.
ia forma de presentación de la enfermedad. Aparte de la obs- Las fístulas se producen por penetración de úlceras y fisuras

Fig. 42-17. Granuloma sarcoide.

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772 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Fig. 42-18. Ulceras, fisuras y fístulas por localización perineal de la enfer- Fig. 42-19. Fisuras en el periné anterior y posterior. El estilete señala una
medad de Crohn. fístula.

en la parte superior del conducto anal o en la pared rectal. Los enteroentéricos, enterocolónicos, enterovesicales o enterocu-
trayectos así labrados terminan abriéndose en la piel perineal, táneos (fig. 42-23).
con mayor o menor compromiso esfinteriano (fístulas anales Endoscopio. La fibrocolonoscopia es indispensable ya que
o rectovaginales). La combinación de úlceras, fisuras y fístulas la rectosigmoidoscopia sólo puede identificar lesiones distales.
puede llevar a una severa destrucción perineal e incontinen- Las lesiones iniciales son úlceras aftoides de 1 a 3 mm, con
cia. La piel sobre la que asientan estas lesiones se presenta por bordes tumefactos y ligeramente elevados. Pueden aparecer
lo general acartonada y violácea. aisladas o agrupadas, aunque siempre están rodeadas por
Laboratorio. La anemia, eritrosedimentación acelerada, mucosa normal. Por lo general desaparecen en pocas semanas
leucocitosis e hipoalbuminemia son hallazgos de laboratorio sin dejar huellas. En estadios avanzados aparecen ulceraciones
relacionados con la gravedad de la enfermedad o de sus com- de distinto tamaño y profundidad que se extienden hasta la
plicaciones. submucosa. Se observa el "empedrado" característico y un lí-
Radiología. Todo el tubo digestivo debe ser investigado mite neto entre la mucosa normal y la enferma.
radiológicamente, ya que la enfermedad puede afectar cual- Diagnóstico diferencial. Varía según la forma de presen-
quier sector o sectores en forma salteada. En el intestino del- tación. La ileítis aguda puede ser imposible de diferenciar
gado se produce la pérdida del patrón mucoso normal por clínicamente de la apendicitis aguda. Asimismo, la Yersinia
engrosamiento de los pliegues debido a edema e infiltración enterocolitica puede presentar un cuadro clínico similar, y
submucosa. Posteriormente aparecen áreas de estenosis y di- además ileítis, ileocolitis y adenitis mesentérica. El diagnósti-
latación. Las estenosis pueden ser reversibles cuando se de- co diferencial en el íleo mecánico también es difícil. Tanto el
ben a edema y espasmo, o irreversibles cuando se deben a linfoma como la tuberculosis pueden presentar un patrón
fibrosis. En este caso el intestino puede aparecer como un tubo radiológico muy semejante. Además, la obstrucción colónica
rígido de pequeño calibre {signo de la cuerda) (fig. 42-20). por enfermedad de Crohn puede ser enteramente similar a la
En el colon, el depósito de bario en las úlceras lineales y secundaria a un carcinoma.
grietas transversales permite apreciar el aspecto "en empedra- El diagnóstico diferencial entre enfermedad de Crohn y
do" (fig. 42-21). Por efecto de las grietas, los bordes del colon colitis ulcerosa es en algunos casos complejo y en otros abso-
pueden presentar un aspecto dentado o "en espina de rosal" lutamente imposible (véase Colitis ulcerosa).
(fig. 42-22). También pueden identificarse trayectos fistulosos Tratamiento. Toda terapéutica farmacológica de la enfer-

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42. INTESTINO DELGADO 773

Fig. 42-20. Signo de la cuerda por estenosis del intestino delgado. Fig. 42-21. Empedrado mucoso (flecha) en el colon por enema.

medad de Crohn es paliativa. El objetivo del tratamiento es la enfermedad. En este sentido. Goligher (1984) observó que
modesto y consiste en aliviar los síntomas del paciente y ad- de 600 pacientes con enfermedad de Crohn, 81 % requirieron
ministrarle terapia de sostén, a la espera de una remisión es- cirugía cuando el intestino delgado estaba afectado y 71 %
pontánea. Estos conceptos, formulados por Janowitz en 1971, cuando estaban involucrados el colon y el recto. Graziano
siguen siendo válidos. (1980) estudió un grupo de 37 pacientes, de los cuales 61 %
En las formas leves y moderadas, en especial cuando el tuvieron que ser operados. La mortalidad fue significativamente
intestino delgado está comprometido, el tratamiento consiste mayor en los enfermos sometidos a operaciones de salvataje
en administrar corticoides (prednisona, 40 a 80 mg diarios). (colostomías, drenaje de abscesos) que en los operados
Cuando sólo el colon se halla afectado, la sulfasalazina es útil electivamente con el propósito de extirpar segmentos intesti-
en dosis de 2 a 4 g diarios. Los enfermos fistulizados y nales afectados. Por lo tanto, es dable concluir que ningún ci-
subocluidos deben ser internados y alimentados por vía rujano puede sentirse satisfecho con los resultados obtenidos
parenteral. En estos casos los corticoides se administran por en la enfermedad de Crohn, aunque el alivio sintomático y la
vía parenteral, y si no se observa respuesta, pueden ser reem- calidad de vida ofrecidos, pese a repetidas operaciones, supe-
plazados por inmunosupresores (azatioprina o 6-mercapto- ran a los que se consiguen con prolongados e insistentes tra-
purina en dosis de 50 mg diarios) (Korelitz, 1990; O'Brien, tamientos conservadores (Goligher, 1984).
1991). Indicaciones quirúrgicas urgentes. Comprenden las com-
El metronidazol es útil para el tratamiento de las lesiones plicaciones agudas de la enfermedad. Las más frecuentes son
colónicas. Según Brandt (1982), su efecto se debería a un do- la obstrucción intestinal, la peritonitis difusa y los abscesos
ble mecanismo: antimicrobiano e inmunosupresor. intraabdominales. Mientras que los abscesos pueden ser trata-
Indicaciones quirúrgicas. Se acepta umversalmente que dos mediante drenaje percutáneo, las demás complicaciones
en la enfermedad de Crohn la extirpación quirúrgica del seg- requieren cirugía. La técnica por emplear depende de los ha-
mento o segmentos intestinales afectados no es curativa, ya llazgos intraoperatorios y puede variar desde la colostomía o
que la tasa de recurrencias alcanza al 30 % a los 5 años, al la resección intestinal con divorcio de cabos hasta la resección
50 % a los 10 años, al 60 % a los 15 años y al 100 % a los 25 intestinal con anastomosis. El megacolon tóxico es una com-
años. Sin embargo, también es conocido el efecto deletéreo plicación infrecuente y su tratamiento no difiere del empleado
sobre el organismo que produce la administración prolongada en la colitis ulcerosa (véase Colitis ulcerosa).
de corticoides e inmunosupresores. Por otra parte, este trata- Indicaciones quirúrgicas electivas. La principal de ellas
miento carece a menudo de efectividad y no puede controlar es el denominado fracaso del tratamiento médico. Este se de-

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774 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Fig. 42-22. Bordes colónicos en "espina de rosal" {flechas). Fig. 42-23. Fístula ileosigmoidea (flecha).

fine como la incapacidad para mantener una vida social, labo- coloproctectomía total con ileostomía definitiva. Por esta ra-
ral y sexual normales, ya sea a causa de las frecuentes zón, algunos cirujanos prefieren la coloproctectomía total en
exacerbaciones y hospitalizaciones o por las desfavorables cualquier forma de localización colónica (Strong, 1993).
consecuencias del tratamiento farmacológico prolongado. En Las operaciones de bypass se emplean muy poco en la ac-
general, los enfermos se presentan adelgazados y anémicos, tualidad (enteroenteroanastomosis, ileotransversoanastomosis
con fístulas o suboclusión intestinal crónica. También son fre- con exclusión total o sin ella). Esto se debe a las consecuen-
cuentes las complicaciones generales por el uso prolongado cias alejadas del segmento enfermo dejado in situ (hemorra-
de corticoides. La elección de la técnica depende de la locali- gia, síndrome de asa ciega, cáncer). Aunque la incidencia de
zación de la enfermedad y de la presencia de complicaciones. cáncer es inferior a la observada en la colitis ulcerosa, aún es
Intestino delgado. La resección intestinal con anastomosis superior a la de la población normal.
está indicada en las lesiones yeyunales, ileales e ileocecales. Periné. El tratamiento de la localización perineal de la
Cuando el sector comprometido es ileocecal, basta con rese- enfermedad es controvertido. Algunos autores han publicado
car el segmento enfermo y anastomosar el íleon con el colon resultados aceptables con la resección de! segmento intestinal
ascendente (ileoascendentoanastomosis). afectado; sin embargo, otros observaron que las lesiones re-
Las estricturoplastias están indicadas en las lesiones gresaban sólo en el 30 % de los casos. Los partidarios del en-
estenosantes, sobre todo cuando son múltiples. Su gran venta- foque conservador recomiendan tratar la enfermedad perineal
ja es la conservación intestinal y, por ende, la prevención del localmente, mediante la colocación de sedales en las fístulas
síndrome de intestino corto. La estricturoplastia puede ser rea- altas y dilatación de las estenosis. Además, la alimentación
lizada a la manera de Heineke-Mikulicz cuando el segmento parenteral contribuye significativamente a la cicatrización de
estenótico es corto (fig. 42-24) o con la técnica de Finney (fig. estas lesiones.
42-25) cuando la estenosis es larga. Las estricturoplastias es-
tán contraindicadas si existen fístulas o abscesos en el seg-
mento comprometido (Fazio, 1994). BIBLIOGRAFÍA
Colon. Al igual que en el intestino delgado, las recidivas
son comunes después de la cirugía colónica. Además, la Brandt LJ, Berstein LH, Boley SJ. et al: Metronidazol therapy for
recurrencia es más frecuente cuando se realiza una colectomía perineal Crohn's disease. A follow up study. Gastroenterology
total con ileorrectoanastomosis que cuando se efectúa una 83:383-387, 1982.

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42. INTESTINO DELGADO 775

Fíg. 42-24. Estricturoplastia de Heinecke-Mickulicz. A, Incisión longitu-


dinal sobre la estrechez, sobrepasando la zona enferma; B, tracción trans- Fig. 42-25. Estricturoplastia de Fínney. A, Incisión longitudinal; B, sutura
versal; C, sutura transversal. del plano posterior; C, sutura del piano anterior.

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776 SECCIÓN VI. ABDOMEN

TUBERCULOSIS INTESTINAL lomas constituidos por infiltrados mononucleares, células


epitelioides, células gigantes y necrosis caseosa. Esta última
Luis A. R. Boerr no es específica de la tuberculosis ya que también puede ser
hallada en la sífilis, infecciones por hongos y beriliosis. No
Definición. Es la enfermedad que resulta de la infección siempre es posible encontrar bacilos ácido-alcohol-resistentes
tuberculosa de las paredes intestinales. en el granuloma, de manera que el cultivo de la pieza quirúr-
Epidemiología. La tuberculosis, una de las enfermedades gica reviste gran valor.
infectocontagiosas más antiguas, continúa siendo un proble- Diagnóstico. Presentación clínica. La tuberculosis intes-
ma importante de la salud mundial. Pese a que el advenimien- tinal puede ser asintomática (diagnóstico por autopsia) o
to de una quimioterapia eficaz disminuyó su incidencia en for- sintomática. En este caso, las manifestaciones clínicas son muy
ma notable, la aparición de cepas resistentes y la pandemia del variadas y dependen de la extensión, localización y forma
virus de la inmunodeficiencia humana han cambiado la histo- anatomopatológica de la enfermedad (tabla 42-1).
ria natural de la enfermedad, que de nuevo se ha hecho fre- La forma hipertrófica se manifiesta por un cuadro oclusivo
cuente y grave. o suboclusivo del intestino delgado, generalmente de origen
Entre 1981 y 1989, la incidencia de la tuberculosis intesti- ileal. En la forma ulcerativa pueden existir dolor abdominal,
nal en Europa fue de 0,2 caso por cada 100.000 habitantes por diarreas mucopurulentas y menos frecuentemente enterorragia
año. En cambio, en los países del sur de Asia la incidencia fue o peritonitis perforativa. Cuando el proceso se extiende a ór-
de 9,2 casos, lo cual demuestra la importancia de los factores ganos vecinos pueden aparecer ascitis libre o tabicada, fístulas
socioculturales y económicos en el desarrollo de la enferme- entéricas, síndrome de contaminación bacteriana por asa cie-
dad. En la Argentina, la tuberculosis intestinal comprende ga, obstrucción linfática por compromiso ganglionar y com-
menos del 1 % de todos los casos de tuberculosis. Se presenta plicaciones perianales. (done by 007)
por lo general en adultos jóvenes y es dos a cuatro veces más Las localizaciones extraabdominales de la tuberculosis más
frecuente en el sexo femenino. frecuentemente asociadas con la forma intestinal son la
Etiopatogenia. El agente etiológico, descubierto por Koch pulmonar, ganglionar mediastínica, pleural, ganglionar
en 1882, pertenece al orden de los actinomicetales, familia periférica y genital femenina, y muy raramente la meníngea o
micobacteriáceas, género Mycobacterium y especie M. tuber- la urinaria.
culosis. Se considera que la variedad humana es la responsa- Laboratorio. Las pruebas comunes de laboratorio son
ble de la tuberculosis intestinal secundaria a una localización usualmente normales o muestran cambios inespecíficos. El
pulmonar, mientras que la variedad bovina (M. bovis) sería 50 % de los pacientes presentan una anemia normocítica leve
responsable de la forma intestinal aislada. con linfocitosis o linfopenia relativa. En el 20 % de los casos
En orden de frecuencia, las vías de llegada del bacilo a la existe hipoproteinemia; por lo general se trata de enfermos
pared intestinal son: l) por deglución del esputo contamina- con evolución crónica de la enfermedad, o también alcohóli-
do, proveniente de un foco pulmonar, o la ingestión de leche cos, desnutridos y con formas ulcerativas.
no hervida ni pasteurizada, contaminada con el bacilo; 2) por En el 35 % de los casos el bacilo puede estar presente en la
vía hematógena desde una localización pulmonar; 3) por vía materia fecal. Además de ser necesaria su tipificación con el
linfática desde ganglios regionales afectados, y 4) por conti- objeto de diferenciarlo de otras micobacterias no patógenas,
güidad desde órganos vecinos afectados (aparato genital fe- debe también distinguirse su origen entérico o pulmonar. El
menino, vías urinarias). Una vez que el bacilo llega al intesti- bacilo también puede ser aislado en el material de una biopsia
no, la lesión resultante dependerá de los factores enunciados instrumental o en el líquido ascítico. La positividad de este
en la ley de Rich: último depende del grado de compromiso peritoneal y del vo-
lumen remitido al laboratorio. Si se remite un litro de ascitis,
la positividad del cultivo alcanza al 83 %.
Durante los últimos años se han descrito diversos marca-
donde L, lesión; N, número de bacilos; V, virulencia; H, dores metabólicos e inmunológicos de infección tuberculosa.
hipersensibilidad; RN, resistencia natural; RA, resistencia ad- Entre ellos se destaca el dosaje de adenosina-desaminasa
quirida. (ADA), enzima que interviene en el catabolismo de las bases
Cualquiera que sea la vía de llegada, el bacilo penetra pro- púricas. Valores elevados de esta enzima en el líquido ascítico
fundamente en las criptas de la mucosa y luego pasa a la alcanzan un valor predictivo de hasta 98 %. Los falsos positi-
submucosa, donde produce las lesiones características en los
folículos linfoides. La región ileocecal es el sector intestinal
más frecuentemente afectado, quizá por su riqueza en tejido
linfoide. Tabla 42-1. Signos y síntomas de la tuberculosis intestinal
(frecuencia en porcentaje)
Anatomía patológica. Macroscopia. Existen básicamen-
te tres formas macroscópicas de tuberculosis intestinal. La Pérdida de peso 74
forma hipertrófica (70 % de los casos) se caracteriza por una Dolor abdominal 70
intensa reacción inflamatoria que aumenta el grosor de las Masa palpable 50
paredes intestinales y provoca adherencia a otras visceras; la Síndrome febril 47
mucosa puede tener un aspecto normal o de empedrado. La Borborigmos 43
forma ulcerativa se caracteriza por la presencia de úlceras Hiporexia 38
únicas o múltiples y confluentes. De forma y extensión varia- Hepatoesplenomegalia 33
bles, las úlceras pueden llegar hasta la serosa e incluso perfo- Sudación nocturna 23
rarse. La forma ulcernhipertrófica es una combinación de las Constipación 20
anteriores. Diarrea 18
Amenorrea 18
Microscopía. En más del 90 % de los casos existen granu-

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42. INTESTINO DELGADO 777

vos corresponden a pacientes con carcinomas y los falsos ne- Historia natural. Aunque puede permanecer quiescente
gativos a pacientes cirróticos. También se puede identificar durante largos periodos, la tuberculosis intestinal progresa ine-
actualmente la secuencia de aminoácidos del bacilo en biopsias vitablemente hacia las complicaciones. Estas pueden aparecer
endoscópicas de mucosa colónica. Finalmente, la detección en cualquier momento evolutivo, aun durante el tratamiento
por ELISA de anticuerpos de tipo IgG contra el antígeno A60 específico.
del bacilo ha demostrado 50 a 80 % de sensibilidad en distin- Obstrucción, Es la complicación más frecuente. Ocurre en
tos estudios. el colon derecho o el íleon terminal durante la evolución de
Radiología. Sólo el 25 a 68 % de las radiografías de tórax una forma hipertrófica, o en algún sector del intestino delgado
son patológicas en el momento del diagnóstico de una tuber- por cicatrización estenótica de la forma ulcerosa. La obstruc-
culosis intestinal. En las radiografías directas de abdomen ción también puede originarse en el íleon terminal por retrac-
pueden hallarse calcificaciones redondeadas, densas o hetero- ción mesentérica y acodamiento de su desembocadura en el
géneas, correspondientes al compromiso ganglionar, suprarre- ciego.
nal, renal o tubario. También pueden hallarse evidencias de Perforación. Es la segunda complicación en frecuencia.
obstrucción intestinal, líquido interasas o ascitis difusa. Se produce por la progresión en profundidad de una lesión
El examen radiológico del tubo digestivo mediante técni- ulcerada o por distensión intestinal e isquemia supraestenótica.
cas de doble contraste es especialmente útil. El tránsito de in- En general son perforaciones bloqueadas que rara vez deter-
testino delgado puede mostrar desde hallazgos inespecíficos, minan una peritonitis generalizada.
como floculación del bario, segmentación, dilatación o un sim- Fístulas. Su frecuencia es variable en distintas series (1 a
ple espiculado, hasta imágenes suspendidas correspondientes 33 %). Las más frecuentes son las enteroentéricas, enterocu-
a grandes úlceras. También pueden hallarse rigidez y engra- táneas y enterovesicales. El diagnóstico diferencial con la en-
samiento de pliegues por el compromiso submucoso, estenosis fermedad de Crohn suele ser difícil. En realidad, la fístula re-
cortas de bordes lisos y separación de asas por adenopatías presenta una forma evolutiva de la perforación bloqueada.
mesentéricas. El íleon terminal puede transformarse en un tubo Otras complicaciones menos frecuentes incluyen la hemo-
rígido y fino, que da lugar al denominado signo de la cuerda rragia digestiva, los abscesos por rotura ganglionar, el síndrome
(véase Enfermedad de Crohn). de malabsorción y los divertículos por tracción secundarios a
El colon por enema con doble contraste demuestra granu- adherencias inflamatorias.
Iaridad fina por edema mucoso, úlceras aftoides, seudopólipos Tratamiento. La quimioterapia antituberculosa está indi-
y rigidez del contorno intestinal. En estadios avanzados el cie- cada en todos los casos. El esquema más aceptado internacio-
go se retrae y no retiene el bario por aceleración del pasaje en nalmente es el propuesto por el Centro de Control de Enfer-
el segmento inflamado (signo de Stierlin). La válvula ileocecal medades de Atlanta (Estados Unidos). Consiste en utilizar
persistentemente abierta puede crear una imagen de forma cuatro drogas desde el comienzo: rifampicina 10-20 mg/kg/
triangular con su base en el ciego (signo del paraguas inverti- día; isoniazida 5 mg/kg/día; etambutol 15-20 mg/kg/día, y
do de Fletschner) o puede parecer que entra en el fondo del pirazinamida 30-35 mg/kg/día o estreptomicina 15 mg/kg/día.
ciego en lugar de hacerlo en su borde interno (signo de Este tratamiento dura 2 meses y luego se continúa durante 6
Bonamoure). meses o más con dos o tres de las drogas.
Los hallazgos radiológicos descritos no permiten diferen- La resistencia primaria al tratamiento quimioterápico al-
ciar a la tuberculosis de otras entidades como la enfermedad canza al 6 a 9 % de los casos en distintas experiencias de los
de Crohn, las neoplasias, la amebiasis, la yersiniasis o la en- Estados Unidos y el Reino Unido. Cuando ello ocurre se debe
fermedad de Bchçet, por lo que se puede afirmar que la cambiar el esquema terapéutico introduciendo al menos dos
radiología es muy útil pero inespecífica. drogas nuevas. También se deben rehacer los estudios de sen-
Endoscopio. En la localización colónica, la fibrocolonos- sibilidad y reevaluar el diagnóstico.
copia es muy valiosa ya que permite ver directamente las le- Indicaciones quirúrgicas y procedimientos. Alrededor del
siones y tomar biopsias para examen anatomopatológico y 50 % de los pacientes con tuberculosis intestinal requieren ci-
cultivo. Las imágenes endoscópicas del ciego, que es la zona rugía, ya sea por duda diagnóstica o por complicaciones evo-
más comprometida, incluyen la deformidad de la válvula lutivas (obstrucción, perforación, fístula).
ileocecal y las lesiones nodulares (2 a 4 mm de diámetro), Para la enfermedad localizada en la región ileocecal, los
polipoides o ulcerosas. procedimientos indicados incluyen la hemicolectomía dere-
Otros estudios por imágenes. La ecografía puede identi- cha, la resección ileocecal con anastomosis entre el íleon y el
ficar el engrosamiento de las paredes intestinales, las colon ascendente, o eventualmente la ileotransversoanasto-
adenopatías retroperitoneales y la ascitis. La tomografía com- mosis sin resección. En la tuberculosis de yeyuno o íleon, el
putada brinda las mismas posibilidades diagnósticas, aunque procedimiento más adecuado es la resección segmentaria del
es más precisa para evaluar las adenopatías y el compromiso intestino comprometido. Si la lesión involucra varios segmen-
mesentérico. tos del intestino delgado, es preferible recurrir a las estricturo-
Laparoscopia. Está limitada a los casos en que hay ascitis plastias para preservar la función intestinal (véase Enferme-
libre. Permite identificar y biopsiar los tubérculos blanconaca- dad de Crohn).
rados que tapizan las serosas y la superficie hepática.
Criterios para el diagnóstico de certeza. Existe consenso
mundial en que el diagnóstico de la tuberculosis intestinal se
basa en los siguientes criterios: 1) demostración del granuloma ENTERITIS ACTINICA
caseoso en el examen anatomopatológico; 2) cultivo positivo
para Mycobacterium tuberculosis o M. bovis en tejido intra- Néstor Hernández
abdominal o líquido ascítico; 3) remisión de la sintomatología
clínica y de las alteraciones radiológicas y humorales después Definición. Se denominan así las lesiones intestinales se-
del tratamiento antituberculoso. cundarias al tratamiento radiante de tumores malignos abdo-

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778 SECCIÓN VI. ABDOMEN

mínales o pélvicos. Estas lesiones fueron inicialmente descri- producir peritonitis, abscesos o fístulas. La cicatrización de
tas por Walsh en 1887, apenas dos aflos después de la intro- las úlceras lleva a la fibrosis y estrechamiento de la luz intes-
ducción de la radioterapia. Desde entonces han sido observa- tinal por retracción cicatrizal. También pueden aparecer
das con relativa frecuencia, aunque en los últimos años su in- telangiectasias mucosas que son causa de pérdidas sanguíneas
cidencia ha aumentado como resultado del uso de aparatos crónicas.
modernos de alto voltaje. Diagnóstico. Presentación clínica. La sintomatología pue-
Epidemiología. En distintos estudios, el 5 a 15 % de los de ser temprana o tardía. La temprana se inicia durante las
pacientes irradiados desarrollan una enteritis actínica y el 20 % primeras semanas de tratamiento. Es común la presencia de
de ellos requiere un tratamiento quirúrgico. náuseas y vómitos como respuesta del sistema nervioso cen-
El recto es el segmento intestinal más frecuentemente afec- tral a las radiaciones. Cuando la lesión asienta en el intestino
tado (70 a 90 % de todos los casos de lesión intestinal por delgado existen cólicos abdominales y diarreas líquidas sin
radiaciones), y ello se debe a que los tumores pélvicos malig- mayor compromiso del estado nutricional. La lesión rectal
nos son los que con mayor frecuencia requieren tratamiento determina una proctocolitis aguda con tenesmo, diarrea con
radiante. La movilidad intraabdominal del intestino delgado mucorrea y eventualmente proctorragia si existe ulceración
disminuye su riesgo de lesión (25 a 35 % de todos los casos), mucosa.
en tanto que su fijación lo incrementa. También son frecuen- La sintomatología tardía se inicia meses o años después de
tes las lesiones de órganos adyacentes, y hasta el 55 % de los haber interrumpido el tratamiento radiante. Puede haber dolor
pacientes con enteritis o colitis actínicas presentan alteración abdominal cólico, aunque en este caso es secundario a la obs-
de las vías genitourinarias. A menudo la fibrosis del tejido trucción parcial o total del intestino delgado. También puede
conectivo circundante produce una "pelvis congelada". producirse neumaturia, fecaluria y salida de materia fecal por
Patogenia. En condiciones normales, la mucosa intestinal la vagina, como consecuencia de fístulas enterovesicales o
está poblada por células proliferativas indiferenciadas que se enterovaginales. La aparición de un cuadro séptico en estos
localizan inicialmente en las criptas y luego migran hacia la pacientes debe hacer sospechar la presencia de un absceso
superficie, donde maduran y sobresalen en la luz intestinal. intraperitoneal.
La renovación de estas células es muy rápida y requiere sólo La lesión rectal crónica puede manifestarse por una proctitis
de 3 a 6 días. moderada o grave. La constipación sugiere una estenosis
Las radiaciones actúan destruyendo las poblaciones celu- colónica o rectal, sobre todo si se acompaña de disminución
lares de renovación rápida; por lo tanto, el epitelio intestinal del calibre de las heces. Puede aparecer incontinencia fecal
es uno de los tejidos más afectados. Si bien inicialmente las como resultado de los efectos tardíos de las radiaciones sobre
lesiones celulares son por acción directa, las radiaciones tam- los nervios pélvicos.
bién ejercen una acción indirecta al inducir cambios progresi- Radiología. En la radiografía simple, las lesiones agudas
vos en la vasculatura fina y el tejido conectivo intersticial. Estos del intestino delgado se revelan por dilatación de asas, cuya
cambios consisten en la proliferación subendotelial y engrosa- mucosa presenta un aspecto "en empalizada" debido al edema
miento de la túnica media de los vasos, y el depósito de coláge- y rectificación de sus pliegues. Las lesiones crónicas pueden
no en el tejido intersticial. Como resultado aumenta la obs- manifestarse, en caso de obstrucción, por dilatación de asas y
trucción de la circulación sanguínea y se produce hipoxia tisular niveles hidroaéreos.
o eventualmente necrosis. Tanto el tránsito intestinal con bario como el colon por
La aparición de lesiones actínicas depende de factores enema tienen valor en las lesiones crónicas para identificar
predisponentes, de la dosis total de radiaciones y de su fraccio- estrecheces o fístulas. Las estrecheces son de longitud diver-
namiento (frecuencia y magnitud de cada dosis). Los factores sa, simétricas y regulares.
predisponentes más importantes son el sexo (las mujeres son Rectosigmoidoscopia y colonoscopia. Las lesiones rectales
más susceptibles), la presencia de enfermedades vasculares agudas se caracterizan por la presencia de una mucosa friable
previas (diabetes, hipertensión), la administración simultánea y eritematosa, con telangiectasias difusas. En los casos graves
de quimioterapia, la existencia de una pared abdominal muy puede existir ulceración e incluso necrosis. Las úlceras rectales
delgada y la fijación de algún segmento intestinal al campo asientan sobre todo en la pared anterior, a varios centímetros
irradiado, ya sea por cirugía previa o por inflamación pélvica. del margen anal, y su aspecto puede ser similar ai de una
Anatomía patológica. Las lesiones pueden ser agudas, neoplasia. Las estrecheces se ubican siempre por encima de
subagudas o crónicas. Las lesiones agudas se inician durante las ulceraciones. La fibrocolonoscopia está indicada cuando
la irradiación o inmediatamente después. La alteración de la el colon por enema muestra estenosis más allá de los 20 cm.
proliferación celular epitelial acorta las vellosidades y reduce Diagnóstico diferenciai. Si bien el antecedente de la tera-
el espesor de la mucosa. Además existe hiperemia, edema e pia radiante es un dato de gran valor clínico, en ocasiones debe
infiltración celular inflamatoria. Si la dosis es elevada o el tiem- hacerse el diagnóstico diferenciai con las neoplasías
po de exposición es prolongado, la mucosa puede ulcerarse colorrectales y las enfermedades inflamatorias del intestino.
por insuficiente regeneración celular. La biopsia por rectosigmoidoscopia o colonoscopia es el ele-
Las lesiones subagudas comienzan entre el 2o y 12o mes mento de mayor valor para descartar una neoplasia colorrectal.
de iniciada la radioterapia. Consisten en trombosis de ¡as pe- Tratamiento. Durante la etapa aguda, una reducción de la
queñas arterioias de la submucosa por tapones de fibrina. La dosis permite controlar ia sintomatología. En las lesiones
isquemia resultante evoluciona de diferentes maneras, según rectales severas con hemorragia se deben indicar enemas con
la intensidad del proceso o la presencia de lesiones vasculares corticoides y azulfidina por vía oral.
previas. Indicaciones quirúrgicas. El principal problema de la ci-
Las lesiones crónicas se inician meses o años después de rugía es la escasa tendencia a la cicatrización de las anastomosis
la radioterapia y son la consecuencia del depósito difuso de realizadas en tejidos irradiados. Además, el reconocimiento
colágeno que entorpece aún más la circulación sanguínea. La de tejidos sanos y aptos para la sutura es difícil, ya que ias
ulceración es la lesión más frecuente y la perforación puede lesiones por irradiación se extienden microscópicamente más

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42. INTESTINO DELGADO 779

allá de los segmentos intestinales macroscópicamente enfer- hecho, la incidencia de tumores del intestino delgado aumenta
mos. significativamente en los enfermos inmunodeprimidos.
En los casos de obstrucción intestinal por estrechez, o en Los tumores del intestino delgado también han sido rela-
las fístulas, está indicado resecar el segmento estenótico o cionados con enfermedades intestinales previas (enteropatías
fistuloso. La anastomosis debe realizarse en tejidos sanos y sensibles al gluten, esteatorrea idiopática. enfermedad de
puede estar indicado, para evitar dehiscencias, eliminarla me- Crohn).
diante un abocamiento de cabos. En las proctorragias graves, Anatomía patológica. Pueden ser primitivos (benignos o
una colostomía proximal mejora la sintomatología. En las malignos) o secundarios, que son siempre malignos.
fístulas rectovaginales toda reparación local está condenada Tumores benignos. Adenomas. Son tumores epiteliales
al fracaso. La colostomía proximal es el tratamiento inicial de originados en la mucosa intestina!. Como ésta es vellosa, los
elección, seguida por plásticas de colon sigmoide o colgajos adenomas son vellosos en el 40 % de los casos. Pueden ser
del músculo recto (Bricker y Johnston, 1979). polipoides o sésiles, únicos o múltiples. Se localizan con ma-
yor frecuencia en el duodeno y su número decrece a medida
que se alejan de aquél. Son el hallazgo más frecuente en las
BIBLIOGRAFÍA series de necropsias porque a menudo no producen síntomas.
La secuencia adenoma-carcinoma es similar a la del colon.
Bricker CM and Johnston WD: Repair of post-irradiation rectovaginal Los pacientes con adenomas múltiples tienen mayor inciden-
fístula and stricture. Surg Gynec Obstet 148:499, 1979. cia de cáncer. En un pequeño porcentaje de casos se encuen-
De Cosse J, Rhode RS, et al: The natural history and management of
radiation induced iniury of the gastrointestinal tract. Ann Surg tran pólipos múltiples en el intestino delgado y el colon. Es
170:369, 1969. probable que esto ocurra en la poliposis colónica familiar y en
Gelioud MD: Acute irradiation proctitis in man. Gastroenterology el síndrome de Gardner con más frecuencia de lo que se cree.
"54:401, 1968. Una variedad de adenomas son los originados en las glán-
Goligher J: Cirugía del Ano, Recto y Colon, 2a ed, pp 1030-1040, dulas de Brünner. Se localizan en el duodeno y se presentan
1987. como nodulos múltiples o como un gran tumor único.
Histológicamente están formados por tejido glandular normal.
y se discute si son adenomas, hiperplasia glandular o
hamartomas. No tienen potencial maligno.
TUMORES DEL INTESTINO DELGADO Leiomiomas. Son tumores conjuntivos de la pared del in-
testino. Tienen tendencia a ulcerarse y a sangrar. Pueden cre-
Roberto A. Livingston cer hacia la luz y causar obstrucción o desarrollarse hacia afuera
y alcanzar considerable tamaño. En este caso se presentan como
Definición. Comprenden los tumores del yeyuno y del una masa palpable de gran movilidad. Se pueden localizar en
íleon, así como los tumores duodenales no periampulares. Los cualquier segmento del intestino delgado, pero son más co-
tumores periampulares del duodeno han sido tratados previa- munes a nivel del yeyuno. Por la frecuencia con que producen
mente (véase Carcinoma ductal de páncreas y otros tumores síntomas, son los tumores benignos más hallados en las series
periampulares, cap. 39). clínicas. Pueden sufrir transformación maligna.
Epidemiología. Los tumores del intestino delgado son ra- Lipomas. Generalmente son únicos, bien encapsulados y
ros. Su frecuencia varía entre el 1 y el 5 % de todas las neopla- se localizan en la submucosa. Se encuentran con más frecuen-
sias digestivas. Se observa un cáncer del intestino delgado por cia en el íleon. Una variedad es la lipomatosis de la válvula
cada 50 a 80 colorrectales. La cantidad de pacientes con tu- ileocecaí, que consiste en una infiltración grasa mal delimita-
mores del intestino delgado por cada 100.000 habitantes es de da. Pueden necrosarse y eventualmente calcificarse, o ser ca-
0,7 varones y 0,6 mujeres, muy baja si se compara con la de beza de una intususcepción. No son potencialmente malignos.
26,2 varones y 20,2 mujeres con cáncer colorrecta!. Perzin y Angiomas. Son tuberosos o planos, a menudo múltiples, y
Bridge (1981) hallaron tumores del intestino delgado en el se localizan en la submucosa. Pueden causar hemorraai as gra-
0,5 % de 17.000 autopsias. El 75 % eran benignos y represen- ves. Se deben distinguir de las telangiectasias y de las displa-
taron un hallazgo casual. sias, que no son procesos tumorales.
Predominan en los hombres, con una proporción de 2:1 en Linfangiomas. Son raros, suelen ser pequeños, a menudo
relación con las mujeres. Aun cuando se observan en cual- asintomáticos y generalmente constituyen un hallazgo de au-
quier edad, los tumores benignos se presentan sobre todo en la topsia.
tercera y cuarta década de la vida y los malignos a una edad Neurilemomas y neurofibromas. También son raros. Los
más avanzada. Ciertos tumores muestran predilección racial. neurofibromas pueden ser únicos o múltiples, en este último
Los negros presentan más posibilidades de tener un carcinoma caso como una manifestación de la enfermedad de von
o un carcinoide y los blancos de desarrollar un linfoma. Los Recklinghausen.
hamartomas del síndrome de Peutz-Jeghers son hereditarios y Síndrome de Peutz-Jeghers. Es una enfermedad rara, con
familiares. Se citan adenomas del intestino delgado asociados una alta incidencia familiar. La poliposis intestinal aparece
a poliposis familiar colónica y carcinomas duodenales asocia- junto con manchas pigmentadas de color pardo azulado en la
dos al síndrome de Gardner, otra enfermedad familiar. piel y ¡a mucosa bucal. Los pólipos se encuentran en el intes-
Etiopatogenia. La baja frecuencia de tumores en el intes- tino delgado, especialmente en el yeyuno y con menos fre-
tino delgado ha sido atribuida a diferentes causas. Entre ellas cuencia en el estómago y el colon. Histológicamente son
se mencionan la relativa ausencia de bacterias capaces de trans- hamartomas y su transformación maligna es poco frecuente.
formar sustancias en carcinógenos, el tránsito rápido que dis- Las complicaciones más comunes son la invaginación y la
minuye el tiempo de contacto con los carcinógenos y la pre- hemorragia.
sencia en la mucosa intestinal de un poderoso sistema inmuni- Tumores malignos. El adenocarcinoma y el carcinoide.
tario, caracterizado por concentraciones elevadas de IgA. De ambos de origen epitelial, son los más frecuentes, seguidos

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780 SECCIÓN VI. ABDOMEN

por el linfoma y el leiomiosarcoma. El sarcoma de Kaposi in- Resta mencionar la enteropatía asociada a linfoma de cé-
testinal, considerado hasta hace poco una rareza, ha desperta- lulas T. Desde hace tiempo se conoce la asociación entre
do nuevamente interés por su asociación con el SIDA. maiabsorción y linfoma, y se estableció que éste ocurría como
Aunque todos estos tumores pueden asentar sobre cual- complicación de la maiabsorción y no como su causa. El linfo-
quier zona del intestino delgado, la localización varía de acuer- ma maligno que complica a la enfermedad celíaca se origina
do con el tipo histológico. Los adenocarcinomas tienen mar- en las células T. Se presenta como una masa ulcerada del in-
cada predilección por las áreas proximales, especialmente por testino delgado que se extiende al mesenterio y se acompaña
el duodeno; los carcinoides y linfomas asientan en el intestino de grandes ganglios.
distal, y los sarcomas en el segmento medio. Leiomiosarcoma. Es un tumor extremadamente raro. De
Adenocarcinomas. Pueden ser polipoides, aunque lo más crecimiento lento, alcanza gran tamaño. La diseminación por
común es que sean anulares, semejantes a los tumores del colon vía linfática es rara y tardía. Las metástasis hepáticas y los
izquierdo. Histológicamente son bien diferenciados. Se extien- implantes peritoneales son frecuentes y puede afectar asas in-
den con relativa lentitud y se ulceran tempranamente. testinales adyacentes (Castro Gutiérrez, 1989).
Carcinoides. Se originan en las células de Kulchitsky de Tumores secundarios. Las metástasis de tumores malig-
las criptas de Lieberkühn. Estas células se conocen también nos en el intestino delgado son infrecuentes, sobre todo si se
como argentafines, debido a que se tiñen con compuestos de compara con otros órganos como el hígado o el pulmón. Su
plata. Pertenecen al sistema neuroendocrino o sistema APUD. origen es variado; melanomas, colon, recto, estómago, pán-
Tienen capacidad para secretar péptidos, entre los cuales se creas, ovarios y testículo.
encuentra la serotonina. Macroscópicamente son múltiples y se presentan como
Son tumores pequeños que generalmente miden menos de tumores de la pared intestinal. Causan retracción, acodamientos
2 cm. Se presentan como nodulos elevados, duros, cubiertos y obstrucción. Histológicamente son similares al tumor pri-
por mucosa normal. Al corte presentan un color gris amari- mario y el diagnóstico no ofrece dificultad.
llento característico. El potencial maligno es variable y guar- Diagnóstico. Presentación clínica. Un gran número de
da relación con el tamaño, la localización y las características tumores benignos son asintomáticos. Carecen de signos y sín-
histológicas. Los de menor tamaño raramente dan metástasis; tomas característicos y la primera manifestación importante
en cambio, los mayores de 2 cm lo hacen en el 80 a 90 % de aparece con las complicaciones.
los casos. La localización apendicular produce metástasis sólo Entre los síntomas más comunes están el dolor y la pérdi-
en el 3 % de los casos, mientras que los situados en el intesti- da de sangre. El dolor es de tipo cólico y se puede asociar con
no delgado lo hacen en el 35 %. Histológicamente se los divi- meteorismo o con el síndrome del tumor fantasma, que se pro-
de en carcinoides de bajo o de alto grado de malignidad. duce por la aparición de un asa palpable distendida y la des-
En el 30 % de los casos son múltiples. En un 25 % de los aparición de ésta y del cuadro clínico después de la expulsión
casos se asocian a otra neoplasia primitiva, generalmente del de gases o diarrea. La pérdida de sangre es común en los tu-
colon, mama, páncreas o riñon. Por su pequeño tamaño rara mores benignos y malignos. La hematemesis se observa en
vez ocluyen la luz intestinal, aunque suelen ser causa de obs- los tumores del duodeno. La hemorragia masiva es rara y los
trucción por acodamiento debido a la retracción e invasión del casos comunicados se deben a leiomiomas o angiomas. Lo
meso. habitual es la melena o la presencia de sangre oculta en la
Linfomas. Los linfomas más frecuentes del intestino del- materia fecal con anemia ferropénica.
gado incluyen el linfoma de células B, el linfoma de Burkitt, En los tumores malignos, la anorexia, la astenia y la pérdi-
la poliposis linfoide múltiple y la enteropatía asociada a linfoma da de peso son más importantes cuanto más alto esté localiza-
de células T, La enfermedad de Hodgkin rara vez afecta el do el tumor, y muchas veces son los únicos síntomas presen-
aparato digestivo. tes. La fiebre es un signo de necrosis y abscedación del tumor.
El linfoma de células B es el más común y se origina en Una masa palpable, que puede alcanzar gran tamaño y se
células linfoides que tienen predilección por la mucosa gastro- caracteriza por su gran movilidad, está presente casi en el 40 %
intestinal o MALT (mucosa associated lymphoid tissue). Exis- de los tumores tanto benignos como malignos.
ten dos grandes categorías: a) tipo occidental, que se presenta La obstrucción es la complicación más frecuente. En los
como un tumor localizado en un segmento del tracto digesti- tumores benignos generalmente se debe a intususcepción; en
vo, es de progreso lento y produce metástasis tardías; b) linfoma los malignos, al crecimiento intrínseco del tumor, y en los
del Mediterráneo, casi exclusivamente de Medio Oriente, que carcinoides, a la fibrosis peritumoral (Fontana, 1986). Puede
compromete extensos segmentos de intestino delgado y es parte ser incompleta, transitoria, iterativa o completa con todas las
del síndrome inmunoproliferativo (IPSID). Se asocia con manifestaciones clínicas de la oclusión aguda o crónica.
maiabsorción y en dos tercios de los casos se detecta una pro- La perforación se presenta en el 20 % de los casos. En es-
teína anormal de cadena pesada (Wright, 1989). tos enfermos se desarrolla una peritonitis generalizada o se for-
El linfoma de Burkitt clásico generalmente no comprome- man abscesos y fístulas cuando la perforación es bloqueada.
te el aparato digestivo. Un tumor histológicamente similar afec- Los carcinoides pueden presentar los síntomas menciona-
ta el íleon terminal de niños de África del Norte, Medio Orien- dos, aunque también pueden exteriorizarse por un cuadro ca-
te. Europa y Norteamérica. Estos tumores se presentan como racterístico debido a la secreción de serotonina y otras sustan-
una gran masa que causa obstrucción o intususcepción. Los cias. Este cuadro, denominado síndrome carcinoide, se pre-
ganglios generalmente están comprometidos. senta en un tercio de los pacientes con metástasis hepáticas y
La poliposis linfomatosa múltiple se presenta en forma de se caracteriza por crisis vasomotoras paroxísticas de la cara,
múltiples nodulos que afectan principalmente el intestino del- miembros superiores y tórax, con rubor, hipotensión,
gado distal y el colon proximal. Estos nodulos se fusionan y taquicardia y angustia. A veces se producen episodios de dia-
forman masas tumorales de distintos tamaños. Se disemina en rrea. En etapas avanzadas hay broncoespasmo y alteraciones
la sangre, ganglios y bazo. Histológicamente es un nodulo lin- cardíacas por lesiones valvulares cardíacas, más frecuentes en
foide reemplazado por tumor que invade la muscular propia. el lado derecho.

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42. INTESTINO DELGADO 781

El síndrome de malabsorción se asocia a los linfomas de


células T y al síndrome inmunoproliferativo.
En conclusión, aproximadamente un tercio de los tumores
de intestino delgado son un hallazgo casual en el curso de una
operación por otra patología. Otro tercio de los casos presen-
tan complicaciones agudas, como obstrucción, perforación o
hemorragia, que obligan a una laparotomía de urgencia. En el
tercio restante, debido a su baja frecuencia y a lo inespecífico
del cuadro, a menudo transcurre mucho tiempo hasta que se
realiza el diagnóstico. Se debe pensar en él frente a una obs-
trucción del intestino delgado en un adulto sin antecedentes
de cirugía previa o en un paciente con pérdida de sangre sin
evidencia de patología gástrica o colónica.
Laboratorio. Los tumores carcinoides son diagnosticados
ocasionalmente mediante la determinación en orina del ácido
5-hidroxiindolacético, un metabolito de la serotonina.
Radiología. El estudio que ha dado mejores resultados es
el tránsito intestinal, por ingesta y con doble contraste. Otros
autores prefieren la enteroclisis, un procedimiento de intuba-
ción e infusión de sustancia opaca mediante una bomba eléc-
trica. En raras ocasiones el colon por enema puede demostrar
patología del íleon terminal.
La duodenografía hipotónica permite una excelente visión
de la mucosa y es útil en el diagnóstico de los tumores del
duodeno, que escapan al alcance del endoscopio (fig. 42-26).
La angiografía selectiva es de valor en tumores sangrantes
para detectar el sitio de la hemorragia y también para identifi-
car tumores muy vascularizados, como leiomiomas, angiomas
y carcinoides (fig. 42-27).

Fig. 42-27. Arteriografía selectiva en un tumor carcinoide del íleon. A, La


inyección de contraste en la arteria mesentérica superior (1) muestra ini-
cialmente un área de vascularización anómala (2). B, Se define progre-
sivamente un tumor de bordes netos (3) y se opacifica la vena mesentérica
superior (4) a través de una fístula arterioportal (5). C, El contraste ha de-
finido por completo al tumor carcinoide.

Estudios por imágenes. La ecografía tiene utilidad para


diagnosticar tumores quísticos o sólido-quísticos y para de-
tectar metástasis hepáticas.
La tomografía axial computada permite identificar la masa
tumoral, su tamaño, localización, desplazamiento o compre-
sión de órganos adyacentes, y metástasis hepáticas o ganglio-
nares en el mesenterio o en el retroperitoneo.
Estadificación. No se ha descrito ningún sistema de
estadificación para los tumores del intestino delgado. Algunos
Fig. 42-26. Duodenografía en un adenocarcinoma de la tercera porción del autores emplean la clasificación de Dukes (véase Tumores del
duodeno. Se observa la estrechez irregular por el carcinoma (flecha) y el colon, cap. 44) para los adenocarcinomas y estadifican a los
megaduodeno (D) preestenótico. linfomas con el sistema respectivo.

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782 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Tratamiento. Es quirúrgico. En los tumores malignos con- La radioterapia y la quimioterapia están indicadas en los
siste en la resección segmentaria del intestino, incluido el meso tumores sensibles a estos tratamientos (linfomas). En el
con los ganglios correspondientes (fig. 42-28). Cuando el tu- síndrome carcinoide los síntomas pueden ser atenuados con
mor está muy cerca de la válvula ileocecal puede ser necesa- antagonistas o inhibidores de la serotonina (ciproheptadina,
rio realizar una hemicolectomía derecha. Los de origen metisergida, paraclorofenilalanina). Asimismo, la sobrevida
duodenal requieren generalmente una duodenopancreatecto- mejora si se pueden resecar las metástasis hepáticas; en caso
mía. (done by 007) contrario, la quimioterapia puede ser de utilidad.
En los tumores benignos se puede hacer una resección Pronóstico. En los tumores benignos es muy favorable.
segmentaria o una extirpación simple sin resección. En las Entre los malignos tienen mejor pronóstico los tumores más
formas complicadas del síndrome de Peutz-Jeghers se debe diferenciados y los extirpados en estadio temprano; sin em-
extirpar sólo el segmento responsable de la complicación. bargo, en un alto porcentaje el diagnóstico se hace tardíamen-
Debido a la naturaleza difusa de esta enfermedad, no es posi- te y existen metástasis en el momento de la operación. Los
ble la curación ni están indicadas las resecciones amplias. carcinoides crecen y metastatizan lentamente, de manera que
la sobrevida a los 5 años es de alrededor del 60 %.
En los adenocarcinomas del duodeno la sobrevida a los 5
aflos es de apenas 5 %, aunque su pronóstico es mejor cuando
se originan en un adenoma velloso. La sobrevida global de los
tumores malignos localizados en el yeyuno y ei íleon es aproxi-
madamente del 20 % (Gárriz, 1989).

BIBLIOGRAFÍA
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OBSTRUCCIÓN INTESTINAL

Alejandro Oria

Definición. Se denomina obstrucción intestinal o íleo a la


detención parcial o total del tránsito del contenido intestinal.
Clasificación. Según su patogenia, el íleo puede ser me-
cánico, si proviene de una obstrucción intestinal orgánica, o
funcional, cuando es ei resultado de una alteración de la
motilidad intestinal, sin obstrucción orgánica. Según el nivel
de la obstrucción, el íleo puede ser alto, cuando el sitio de la
obstrucción asienta en el duodeno y primeras asas del
yeyunoíleon, o bajo, cuando asienta en las últimas asas del
yeyunoíleon o el colon. Según su forma clínica evolutiva, la
obstrucción es aguda cuando se instala bruscamente o cróni-
ca si se instala en forma progresiva.
Etiopatogenia. Las causas más frecuentes de íleo se deta-
llan en la figura 42-29.
Ileo mecánico. La obstrucción mecánica puede ser secun-
daria a una patología intrínseca de la pared intestinal, a una
patología extrínseca o a la obturación de la luz intestinal (fig.
42-30). Sin embargo, el aspecto patogénico más importante
del íleo mecánico es la ausencia o presencia de estrangula-
Fig. 42-28. .4. Resección segmentaria de intestino delgado que comprende ción, lo cual define al íleo como simple o estrangulado.
el tumor {1) y el sector correspondiente de mesenterio con los ganglios
regionales (2). B, Intestino remanente. C, Restablecimiento de la continui- La estrangulación es una obstrucción intestinal asociada
dad intestinal mediante anastomosis terminoterminal. con isquemia. Se produce cuando el mecanismo obstructivo

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42. INTESTINO DELGADO 783

compromete no sólo la pared intestinal sino también el meso una alteración motora difusa o localizada. La peritonitis gene-
y, por ende, el pedículo vascular. A diferencia del íleo mecáni- ralizada, los traumatismos vertebromedulares, la enterocolitis
co simple, en que el sitio de obstrucción es único (fig. 42-31), y el postoperatorio normal son todas causas de íleo funcional
en la estrangulación el intestino está por lo general obstruido difuso que puede afectar simultáneamente al estómago, intes-
en dos sitios distintos, aunque adyacentes. Como resultado, se tino delgado y colon, aunque en el caso del íleo postoperatorio
crea al comienzo un asa cerrada o incarcerada que se distiende la alteración motora se limita al estómago y al colon.
progresivamente. Esta asa puede luego girar en el eje mayor Tanto la seudoobstrucción intestinal como el íleo regional
debido a su peso, y en su torsión o vólvulo secundario ocluir inflamatorio se producen por una alteración motora localiza-
el pedículo vascular. La anoxia y la interrupción del retorno da en un segmento intestinal. Sin embargo, mientras que en el
venoso comprometen rápidamente la vitalidad del intestino, y fleo regional inflamatorio la actividad motora del intestino
de no mediar la desvolvulación sobrevienen el infarto y la per-
foración.
Ocasionalmente, el fleo mecánico simple puede conducir
también a la isquemia intestinal. Esto ocurre cuando la
sobredistensión del asa proximal a la obstrucción comprome-
te su circulación parietal. A su vez, la obstrucción de colon
asociada con una válvula ileocecal continente crea también un
asa cerrada, aunque no incarcerada (fig. 42-32). En esta situa-
ción no ocurre estrangulamiento, pero la sobredistensión
colónica puede provocar el estallido del ciego o la isquemia
de su pared, seguida de necrosis y perforación.
Ileo funcional. La motilidad intestinal es un fenómeno
complejo que depende de factores neurales, humorales y
metabólicos. En consecuencia, no debe extrañar que las cau-
sas del íleo funcional sean muy diversas (fig. 42-29) y su
patogenia en gran parte desconocida.
Clásicamente, el íleo funcional ha sido separado en para-
lítico o espasmódico, según que la obstrucción sea el resulta-
do de una actividad motora disminuida o aumentada. Sin em-
bargo, esta clasificación no es correcta, ya que en el íleo fun-
cional la alteración motora no es en sentido estricto parálisis Fig. 42-30. Mecanismos del íleo mecánico. A, Obstrucción intrínseca de la
ni espasmo (Schiffers, 1991). Es más correcto y práctico, en pared (tumor); B, obstrucción extrínseca (brida); C, obstrucción por
cambio, diferenciar a los íleos funcionales según presenten obturación (íleo biliar).

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784 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Fig. 42-31. Formas del fleo mecánico. A, Simple; B, con asa cerrada o incarcerada; C, con volvido secundario.

proximal es normal o está disminuida, en la seudoobstruccion el carcinoma, seguido por la divertí culitis, el fecaloma y el
intestinal se halla francamente aumentada, al extremo de que vólvulo sigmoideo. La causa más común de obstrucción es-
tanto el cuadro clínico como las complicaciones son similares trangulada de intestino delgado es la hernia, seguida por las
a los del fleo mecánico (véase Seudoobstruccion colónica, cap. adherencias o bridas, y en el colon, el vólvulo sigmoideo.
44). La causa más frecuente de íleo funcional es el estado
Epidemiología. La obstrucción intestinal mecánica es una postoperatorio normal, seguido por la peritonitis. La seudo-
de las indicaciones más comunes de cirugía abdominal de ur- obstruccion de intestino delgado es de observación excepcio-
gencia. En el intestino delgado, las causas más frecuentes son nal. En cambio, la seudoobstruccion colónica (síndrome de
las adherencias o bridas, seguidas por las hernias internas o Ogilvie) se comprueba con cierta frecuencia en enfermos hos-
externas y los tumores. En el colon, la causa más frecuente es pitalizados por alguna de sus múltiples causas,
Fisiopatología. La consecuencia inicial del íleo mecánico
es la dilatación del intestino proximal al sitio de obstrucción,
por acumulación de líquido intestinal y aire deglutido. La
mucosa intestinal dilatada pierde su capacidad para absorber
líquido y en cambio aumenta su secreción intraluminal. Esto
crea un círculo vicioso que conduce a una dilatación intestinal
progresiva con pérdidas cada vez mayores de líquido extra-
celular. A este secuestro de líquido intraluminal se agregan,
sobre todo en las oclusiones altas, pérdidas abundantes de lí-
quido por vómitos. Las consecuencias finales son deshidra-
tación, trastornos metabólicos diversos, hipovolemia y even-
tualmente shock. La gravedad de estas complicaciones depen-
de en gran parte del grado de obstrucción y de la rapidez de su
instalación. Está demostrado experimentalmente que, a las 24
horas de una obstrucción aguda completa del íleon, más del
50 % del volumen plasmático ha sido secuestrado en el intes-
tino o perdido por vómitos (Caprili, 1981).
En la figura 42-4 se detallan los componentes líquidos y
electrolíticos de las diferentes secreciones digestivas. Según
el nivel de la obstrucción, las pérdidas difieren en su volumen
y en su composición electrolítica, de lo cual surgen diversas
consecuencias metabólicas. La obstrucción duodenal por en-
cima de la papila origina una pérdida de líquido gástrico rico
en cloro y potasio. El resultado es la alcalosis hipoclorémica e
hipopotasémica, característica del síndrome pilórico. En
Fig. 42-32. Obstrucción del colon con válvula ileocecal continente. 1, sitio oclusiones más bajas también ocurren pérdidas extensas de
de la obstrucción; 2. reflujo impedido por la válvula continente; 3, perfora- agua, sodio y cloro; sin embargo, debido a que se pierden al
ción. mismo tiempo secreciones alcalinas del duodeno, el desequi-

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42. INTESTINO DELGADO 785

librio ácido-base puede no ser significativo. Cualquiera que puede ser falaz cuando la peristalsis ha sido vencida por la
sea el sitio de obstrucción, el líquido perdido es isotónico con sobredistensión. Además, es necesario tener presente que el
respecto al plasma y las pérdidas principales son de agua, sodio íleo funcional segmentario (seudoobstrucción intestinal) se
y cloro. comporta clínicamente como un íleo mecánico.
La estrangulación y sobre todo su consecuencia final, que Vómitos. El tipo de vómito y su cantidad varían según el
es la perforación, agravan significativamente el desequilibrio nivel de la obstrucción. Las obstrucciones altas se caracteri-
hemodinámico y metabólico de la obstrucción intestinal. La zan por vómitos frecuentes y abundantes de tipo bilioso; en
peritonitis resultante agrega pérdidas de líquido en la cavidad cambio, en las obstrucciones bajas de intestino delgado el co-
peritoneal, y más tardíamente, la respuesta séptica produce un lor de los vómitos es amarillento oscuro o marrón (vómitos
secuestro líquido masivo en distintos tejidos por filtración fecaloides). En las obstrucciones colónicas, los vómitos son
endotelial. fe~áloides o están ausentes.
Anatomía patológica. El aspecto del intestino en el íleo Distensión abdominal. El grado de distensión abdominal
mecánico depende del tiempo de evolución de la obstrucción. también varía según el sitio de obstrucción. Es mínima o no
Cuando es aguda y completa, el intestino aparece muy dilata- existe en las obstrucciones muy altas, debido a que el corto
do, de paredes finas casi translúcidas, y puede existir exudado segmento intestinal proximal a la obstrucción no es suficien-
intraperitoneal en cantidad moderada. Por el contrario, en la te, en su dilatación, para distender el abdomen. En cambio,
obstrucción crónica, la pared está engrosada por efecto de una puede ser considerable en las obstrucciones bajas, sobre todo
hipertrofia de la capa muscular. La obstrucción estrangulada en las de origen colónico.
se caracteriza por la coloración azulada de la pared intestinal, Existen diferencias en la palpación y percusión del abdo-
la desaparición de los latidos en el meso y eventualmente le- men distendido por oclusión de intestino delgado y por oclusión
siones francas de infarto. colónica. Dado el predominio del líquido sobre el aire, ia
En el íleo funcional, el aspecto del intestino varía según la distensión por obstrucción del delgado es más firme a la
etiología. En el íleo peritonítico aparece enrojecido y cubierto palpación que la obstrucción colónica, donde el aire predomi-
por abundante exudado seroso, fibrinoso o purulento. En el na sobre el líquido. Por la misma razón, la percusión es menos
íleo funcional no peritonítico, el aspecto exterior del intestino timpánica en la obstrucción de delgado que en la colónica.
es casi siempre normal y el exudado de escasa cantidad. La Estas diferencias, sin embargo, no tienen valor en las obstruc-
necrosis y la perforación son raras en el íleo funcional, aun- ciones que afectan a ambos segmentos del tubo digestivo y,
que pueden ocurrir en la seudoobstrucción intestinal, sobre por ende, la semiología clínica es insuficiente para establecer
todo en el síndrome de Ogilvie. el sitio de la obstrucción.
Diagnóstico. Se basa en el interrogatorio y un examen fí- Alteraciones en el ritmo evacuatorio habitual. La falta de
sico completo, incluido el tacto rectal. La sospecha clínica eliminación de gas y materia fecal son síntomas frecuentes al
puede ser confirmada por la radiología o la ecografía, y even- ingreso en las obstrucciones crónicas. En las obstrucciones
tualmente por la tomografía computada. El laboratorio no tie- agudas, la eliminación de gas y materia fecal puede no haber-
ne utilidad diagnóstica, pero es indispensable para iniciar el se interrumpido al ingreso debido a su persistencia en el intes-
tratamiento. tino distal a ia obstrucción. El antecedente de episodios
Presentación clínica. Los signos y síntomas más comu- diarreicos alternados con períodos de constipación es común
nes en la obstrucción intestinal son dolor, vómitos, distensión en las obstrucciones crónicas. En estos casos, ia diarrea puede
abdominal y cambios en el ritmo habitual de catarsis. ser la consecuencia del vaciamiento brusco del intestino a tra-
Dolor. Es un síntoma muy característico de las obstruccio- vés de una obstrucción parcial.
nes mecánicas, que está ausente en la mayoría de las obstruc- Laboratorio. Las alteraciones del ionograma son casi cons-
ciones funcionales. Se presenta en forma intermitente con ca- tantes en la obstrucción intestinal. El potasio está aumentado
racterísticas de cólico, o sea, con un comienzo brusco, progre- en el 50 % de los casos y disminuido en el 50 % restante por
sivo aumento de la intensidad durante varios minutos y cese las pérdidas excesivas del ion características de las obstruc-
tan brusco como el comienzo. En general, se considera que el ciones altas. El cloro está habitualmente disminuido, sea cual
dolor cólico indica obstrucción mecánica simple, mientras que fuere el sitio de la obstrucción. En el 24 % de los casos puede
si se hace continuo o se agrega defensa abdominal se debe haber hipernatremia (Mucha, 1987).
sospechar que existe estrangulación. Sin embargo, distintos El descenso del bicarbonato sérico, la leucocitosis y la
estudios han demostrado que esto no es así, ya que en más del hiperamilasemia son hallazgos frecuentes en el íleo mecánico
60 % de las obstrucciones estranguladas el dolor no es conti- estrangulado. Sin embargo, al igual que los signos físicos de
nuo (Mucha, 1987; Sarr y col., 1983). estrangulamiento, ningún dato de laboratorio es específico y
Otra característica del dolor cólico es la presencia sincró- la ausencia de todos ellos no descarta esa complicación.
nica de ruidos intestinales o borborigmos. Esta asociación es Radiología convencional. Es el método de mayor valor
tan frecuente que la ausencia de borborigmos debe hacer du- en el diagnóstico y manejo clínico de la obstrucción intestinal.
dar del diagnóstico de obstrucción mecánica. Ocasionalmen- Radiografías simples. Las placas simples deben ser toma-
te, el dolor y los ruidos se asocian con la presencia fugaz de un das en decúbito dorsal y en posición de pie, poniendo especial
tumor abdominal que desaparece (tumor fantasma) junto con cuidado en incluir el diafragma y la pelvis. Los signos carac-
el dolor y los borborigmos. Este fenómeno se debe al vacia- terísticos de obstrucción son el hallazgo de gas intraintestinal
miento brusco de una o más asas dilatadas, por resolución es- en la radiografía tomada en decúbito y la presencia de niveles
pontánea, y por lo general transitoria, de la obstrucción mecá- hidroaéreos en la tomada en posición de pie. Las asas yeyunales
nica. El dolor cólico así como los borborigmos pueden estar dilatadas se reconocen por la presencia en su interior de ban-
ausentes en la obstrucción mecánica aguda y completa, debi- das aéreas que se extienden de uno a otro lado de la pared
do a que la sobredistensión intestinal elimina la actividad intestinal; estas imágenes, llamadas "en pila de monedas", son
peristáltica. Por lo tanto, el diagnóstico diferencial entre íleo la consecuencia del resalto intraluminal de las válvulas conni-
mecánico y funcional, basado en la semiología abdominal, ventes. Estas bandas no se aprecian en la dilatación del íleon,

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786 SECCIÓN VI. ABDOMEN

ya que sus válvulas son poco pronunciadas (fig. 42-33). El diámetro de las asas delgadas, es un signo que indica la reso-
colon dilatado se caracteriza por su ubicación periférica, la lución espontánea de una obstrucción mecánica. Por el con-
presencia de pliegues parietales causados por los haustros y trario, el aumento de diámetro de las asas, o la aparición de
no más de uno o dos grandes niveles líquidos; además, los líquido entre ellas, señala un empeoramiento de la obstruc-
pliegues se disponen irregularmente y no atraviesan de uno a ción y probable compromiso vascular parietal. La distensión
otro lado la pared intestinal. progresiva del ciego refleja obstrucción colónica con válvula
La obstrucción mecánica se caracteriza por la dilatación ileocecal continente; cuando el diámetro cecal supera los 12
del intestino proximal al sitio de oclusión. En cambio, los íleos cm la perforación es inminente.(done by 007)
funcionales difusos se caracterizan por una dilatación simul- Existen circunstancias especiales que deben ser tenidas en
tánea del yeyunoíleon y el colon (fig. 42-34). El íleo funcional cuenta al examinar radiografías simples de pacientes con sos-
segmentario se presenta radiológicamente como una obstruc- pecha de obstrucción intestinal. Es frecuente que tanto los ni-
ción mecánica. ños como los enfermos postrados largo tiempo en cama y los
Las radiografías simples también son útiles para monitorear ancianos presenten aire intraintestinal abundante sin que exis-
la evolución del proceso obstructivo. En placas seriadas, la ta obstrucción alguna. Más importante aún, el asa cerrada, con
aparición de gas en el colon, asociada con la disminución del vólvulo o sin éste, puede no presentar gas en su interior. Esto

Fig. 42-33. Obstrucción mecánica del íleon terminal. A, La radiografía simple en decúbito muestra dilatación de asas yeyunales (imágenes "en pila de
monedas") (1) y dilatación de asas ¡leales (2). B, En la radiografía de pie se aprecian niveles hidroaéreos en todo el intestino delgado y el estomago (5).

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42. INTESTINO DELGADO 787

ocurre porque su contenido es predominantemente líquido,


debido a que el aire deglutido no puede atravesar la obstruc-
ción. Cuando el segmento intestinal cerrado corresponde a las
primeras asas yeyunales, la ausencia de aire intestinal puede
ser total dado que no existen asas proximales que se distiendan
por la obstrucción. La presencia de una masa opaca en la ra-
diografía simple puede hacer sospechar un asa cerrada, aun-
que en estos casos la ecografía es imprescindible para estable-
cer el diagnóstico.
Radiografías por contraste. En las obstrucciones de intes-
tino delgado ha sido común administrar bario diluido o con-
traste hidrosoluble por boca o sonda nasogástrica, con el pro-
pósito de localizar el sitio de la obstrucción e identificar su
patrón radiológico. Sin embargo, la utilidad de este método es
hoy limitada y debería estar restringido a las obstrucciones
muy altas (duodeno y yeyuno proximal). En obstrucciones más
bajas, la lenta progresión del contraste y la opacificación de
múltiples asas dilatadas son factores que entorpecen el estu-
dio y dificultan su interpretación. Por otra parte, la combina-
ción actual de radiología simple y ecografía es por lo general
suficiente para determinar la presencia de obstrucción y pre-
sumir su lugar de origen. En cambio, el valor diagnóstico de
administrar bario por enema en las obstrucciones colónicas es
incuestionable.
Ecografía. La eficiencia diagnóstica de la radiología sim-
ple no supera el 70 % (Tae Kio y col., 1993). Por esta razón,
cuando la sospecha clínica no puede ser confirmada por la
radiología, la ecografía es el procedimiento de elección. Este
método permite identificar cualquier asa dilatada que conten-
Fig. 42-34. Ileo funcional en el postoperatorio de una peritonitis. Se obser- ga abundante cantidad de líquido y también puede reconocer
van niveles hidroaéreos en intestino delgado y colon. ei patrón yeyunal o ileal de la obstrucción (fig. 42-35).

Líquido Válvulas

Fig. 42-35. Ecografía en la obs-


trucción intestinal. A, Patrón
ecográfico del yeyuno (identi-
ficación de válvulas conniven-
tes); B, patrón ecográfico dei
íleon.

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788 SECCIÓN VI. ABDOMEN

La ecografía es especialmente útil en el diagnóstico de las Los signos tomográficos característicos del vólvulo son la dis-
obstrucciones altas (duodeno o yeyuno proximal) y en la iden- tribución radiada de las asas intestinales, el engrosamiento del
tificación de asas incarceradas, con vólvulo o no. En estas si- meso con pliegues hacia eí sitio de torsión y la presencia de un
tuaciones, la radiología simple puede ser normal, dada la fre- halo hipodenso en el interior de la pared intestinal engrosada
cuente ausencia de gas intraintestinal. Ello se debe, en las (Megibow y col., 1991). El hallazgo del halo hipodenso tiene
oclusiones altas, a la eliminación del gas por los vómitos, y en gran valor ya que es muy específico de isquemia intestinal.
las asas incarceradas, a la imposibilidad de que penetre el gas Asimismo, el infarto hemorrágico intestinal por vólvulo pue-
en cantidades apreciables (fig. 42-36). de aparecer como una masa bien definida con alta densidad
El estudio ecográfico es rápido y sencillo. No sólo el asa radiológica (fig. 42-37).
intestinal puede ser fácilmente identificada, sino que también El elevado costo y el uso de radiaciones ionizantes contra-
pueden apreciarse, en el interior del asa cerrada, el movimien- indican la tomografía cuando el diagnóstico puede obtenerse
to de columnas líquidas y el burbujeo de pequeñas cantidades mediante la radiología convencional y la ecografía. Sin em-
de gas. Asimismo, la ecografía puede poner de manifiesto pa- bargo, la tomografía es de elección en el íleon mecánico por
tologías relacionadas directa o indirectamente con la obstruc- carcinomatosis, debido a su capacidad para estadificar ade-
ción, tales como masas tumorales o inflamatorias, bezoares, cuadamente la extensión intraabdominal del tumor.
intususcepciones, y aire en las vías biliares como signo indi- Tratamiento. Las medidas iniciales son comunes a todo
recto de íleo biliar. tipo de obstrucción e incluyen la restitución de las pérdidas
Tomografía computada. Igual que la ecografía, la tomo- electrolíticas, la corrección del equilibrio ácido-base y la des-
grafía es útil para identificar asas incarceradas y eí vólvulo. compresión intestinal por sonda. La implementación de estas
medidas debe ser inmediata y agresiva en todas las situacio-
nes que puedan requerir cirugía urgente. En cambio, cuando
no existe indicación quirúrgica inmediata o es posible retrasar
la cirugía, la corrección del medio interno puede ser hecha en
forma gradual y adecuada al estado general y la respuesta del
paciente.
La reposición agresiva de las pérdidas exige la colocación
de una vía venosa central y una sonda vesical para controlar la
diuresis horaria. La determinación del ionograma y de los ga-

Fig. 42-36. Vólvulo secundario de intestino delgado. A, La radiografía sim- Fig. 42-37. Tomografía computada en un infarto hemorrágico de intestino
ple de abdomen no es diagnóstica de obstrucción intestinal; B, la ecografía delgado por vólvulo secundario. Se aprecia una masa hiperdensa (1) ro-
muestra asas ileales dilatadas. deada de líquido (2).

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42. INTESTINO DELGADO 789

ses en sangre es indispensable en esta etapa del tratamiento. En ausencia de peritonitis, las obstrucciones funcionales
Cualquiera que sea la gravedad de la obstrucción o la urgencia difusas deben ser tratadas médicamente. Esto implica esperar
quirúrgica, la operación no puede iniciarse antes de haber co- su resolución espontánea sin un tratamiento específico; de
rregido, al menos parcialmente, la volemia, el desequilibrio hecho, los efectos beneficiosos del tratamiento farmacológico
electrolítico y el estado ácido-base. El shock y el paro cardía- para acelerar el peristaltismo intestinal no han sido demostra-
co son consecuencias frecuentes de un manejo clínico preope- dos aún. El tratamiento de los íleos funcionales localizados
ratorio insatisfactorio. debe ser, en lo posible, no quirúrgico (véase Seudoobstrucción
La descompresión gastrointestinal mediante sonda es otra intestinal).
medida insustituible en el manejo inicial del íleo. La sonda La incisión mediana es de elección en las obstrucciones
nasogástrica tipo Levin, de un diámetro no inferior a 16 o 18 mecánicas del intestino delgado, sobre todo cuando se desco-
de la escala francesa, es la más comúnmente utilizada por la noce preoperatoriamente la etiología del íleo. La transición
sencillez de su manejo. En las obstrucciones mecánicas sim- entre el intestino dilatado y el colapsado señala la zona preci-
ples (sin incarceración) de intestino delgado ocasionalmente sa de obstrucción; sin embargo, en las obstrucciones bajas con
está indicado el uso de sondas largas nasoyeyunales, tipo gran dilatación proximal, la exposición de esa zona requiere
Miller-Abbott o Cantor (fig. 42-38). Estas sondas son arras- de maniobras especiales. Aunque la evisceración parcial o com-
tradas por el peristaltismo intestinal de la obstrucción mecáni- pleta del intestino proximal facilita la exploración, el enorme
ca hasta un sitio inmediatamente proximal a la obstrucción. peso de las asas puede desgarrar mesos e incluso la pared in-
Ello permite descomprimir las asas distendidas y eventualmen- testinal. La descompresión intraoperatoria del intestino dila-
te vencer la obstrucción. Sin embargo, la indicación actual de tado simplifica la exploración y puede lograrse mediante una
estas sondas es infrecuente. Ello se debe a que su colocación enterotomía aspirativa o aspiración cerrada a través de la son-
en el lugar preciso lleva tiempo, lo cual contraindica el méto- da nasogástrica. Si bien la enterotomía es el método más rápi-
do en todas las situaciones que requieren cirugía urgente. En do, la posibilidad de una fístula intestinal postoperatoria limi-
cambio, su empleo puede ser aconsejado cuando se intenta ta su aplicabilidad. La compresión manual ascendente del con-
evitar una reoperación por bridas y no existen indicaciones de tenido intestinal, y su evacuación mediante aspiración a tra-
cirugía de urgencia. vés de una sonda nasogástrica gruesa, es un método simple y
La antibioticoterapia está indicada en todas las obstruc- efectivo. Para esta maniobra es imprescindible que el balón
ciones asociadas con isquemia, necrosis o peritonitis. En la del tubo endotraqueal bloquee herméticamente una eventual
obstrucción mecánica simple y en las funcionales no perito- filtración de líquido gástrico hacia el pulmón.
níticas, el uso de antibióticos es controvertido debido a la po- Ocasionalmente, el juicio acerca de la viabilidad de un
sibilidad de originar translocaciones de cepas resistentes. La sector intestinal plantea intraoperatoriamente un problema di-
profilaxis antibiótica es obligatoria en el preoperatorio de toda fícil. Un asa intestinal puede ser considerada viable cuando
obstrucción intestinal. después de su liberación se observa el retorno de la coloración
Oportunidad y táctica quirúrgicas. La cirugía de urgen- normal y la recuperación dei peristaltismo. A veces puede ser
cia tiene indicación en las obstrucciones mecánicas con asa útil envolver durante 10 minutos el asa de vitalidad dudosa
cerrada, incarcerada o volvulada, sobre todo cuando existen con compresas embebidas en solución fisiológica tibia. Si la
evidencias clínicas de estrangulación, así como en las obstruc- mejoría no es apreciable, es prudente resecar el segmento in-
ciones mecánicas simples, cuando se instalan en forma aguda. testinal comprometido. Para la determinación intraoperatoria
El tratamiento inicialmente no quirúrgico de una obstrucción de la isquemia intestinal también se han utilizado métodos
mecánica debe implantarse cuando se sospechan adherencias auxiliares como el eco-Doppler (Cooperman, 1980) o la fluoro-
o bridas como causa de la obstrucción y no existen las indica- metría (Cárter, 1984); sin embargo, ninguno de ellos fue in-
ciones ya citadas de cirugía urgente. Las obstrucciones mecá- vestigado extensamente y su aplicación clínica ha estado limi-
nicas simples de instalación crónica igualmente pueden ser tada a muy pocos centros.
tratadas al comienzo en forma conservadora. Esto permite rea- Las obstrucciones colónicas plantean un problema dife-
lizar todos los procedimientos diagnósticos indicados, mejo- rente ya que el diagnóstico etiológico es realizado por lo ge-
rar por completo las condiciones clínicas del paciente y efec- neral en el preoperatorio mediante el colon por enema o la
tuar la cirugía en forma casi electiva. endoscopia. En estos casos la incisión de abordaje depende de

Fig. 42-38. Sondas largas o


nasointestinales de Miller-
Abbot (A) y de Cantor (B). El
balón de la primera se llena con
aire y el de la segunda con mer-
curio.

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790 SECCIÓN VI. ABDOMEN

la localizacíón del proceso obstructivo o de la táctica quirúr- bridas no sólo angulan el intestino, sino que también pueden
gica elegida. crear un asa cerrada con tendencia al vólvulo.
Tratamiento. La indicación quirúrgica por adherencias o
bridas puede plantearse en el postoperatorio inmediato o ale-
Etiologías específicas de obstrucción intestinal jado de cualquier laparotomía. En este último caso, puede tra-
tarse del primer episodio obstructivo o de una obstrucción
Existe un grupo de patologías que sólo se manifiestan recidivante que ha requerido dos o más intervenciones quirúr-
clínicamente por obstrucción intestinal. Las adherencias y bri- gicas previas.
das y la seudoobstrucción intestinal son las más importantes y Cuando la obstrucción ocurre en el postoperatorio inme-
frecuentes en el adulto. El vólvulo primario y los bezoares diato, el tratamiento es inicialmente conservador. Dado que
constituyen causas menos comunes. las adherencias son al principio fibrinosas, se puede esperar
una resolución espontánea de la obstrucción en más del 50 %
de los casos. En esta situación clínica deben tenerse en cuenta
Adherencias y bridas otras causas de obstrucción del postoperatorio inmediato cuyo
diagnóstico diferencial puede ser difícil, tales como la dehiscen-
Toda inflamación peritoneal evoluciona en cuatro etapas: cia anastomótica, el oblito o el atrapamiento intestinal por her-
exudación inflamatoria, depósito de fibrina, invasión fibro- nias internas o puntos de sutura. La cirugía está indicada ante
blástica con formación de colágeno y fibrosis por maduración la obstrucción persistente, la evidencia clínica de isquemia o
del colágeno. Las adherencias y bridas son secuelas de una la dificultad para hacer el diagnóstico diferencial con las pato-
inflamación peritoneal. logías antes mencionadas. El tratamiento quirúrgico consiste
Definición. Se denomina adherencia al pegamiento de una en la liberación de las adherencias, un procedimiento técnica-
o varias asas entre sí, a otros órganos o a cualquier sector de la mente sencillo debido a su consistencia laxa.
cavidad abdominal. Según el grado de fibrosis, las adherencias Cuando la obstrucción ocurre en el postoperatorio aleja-
pueden ser laxas o firmes. Además pueden involucrar segmen- do, la oportunidad de la cirugía depende del riesgo quirúrgico
tos intestinales cortos o aglutinar gran parte del intestino en del paciente y de la forma aguda o crónica de la obstrucción.
una masa informe. El término brida se aplica a la adherencia La cirugía temprana está indicada en los enfermos con riesgo
en forma de una o múltiples bandas fibrosas que unen estruc- quirúrgico aceptable y obstrucción aguda, sobre todo si exis-
turas vecinas a manera de puente (fig. 42-30). ten evidencias de isquemia. En la obstrucción subaguda o cró-
Etiopatogenia. En condiciones normales, las asas intesti- nica, o en pacientes con elevado riesgo quirúrgico y sin evi-
nales se mueven libremente en el interior de la cavidad abdo- dencias de isquemia, puede indicarse un tratamiento de prue-
minal. Esto se debe a que sus superficies peritoneales poseen ba mediante sondas largas tipo Miller-Abbott o Cantor. En oca-
una capa lubricante de fosfolípidos que favorece el desliza- siones, tanto la descompresión nasoyeyunal como la simple
miento y evita la adherencia, ya sea de las asas entre sí o con descompresión nasogástrica pueden inducir una resolución
otros órganos. Además, el peritoneo, como cualquier serosa, espontánea y permanente de la obstrucción.
secreta activadores del piasminógeno cuya capacidad fibrino- La obstrucción recidivante por adherencias o bridas plan-
lítica impide, en condiciones fisiológicas, el depósito de fibrina tea un problema difícil, ya que su morbimortalidad aumenta
y la formación de adherencias. en relación directa con el número de reoperaciones. En estos
Cualquier inflamación peritoneal significativa se asocia con enfermos, la tendencia a formar adherencias es muy superior
un aumento de la síntesis y liberación de sustancias inhibidoras a la normal, y con cada reoperación se elevan las posibilida-
de los activadores del piasminógeno, un fenómeno que parece des de una nueva obstrucción. Diversos autores han propuesto
ser mediado por la acción de citoquinas sobre células mesote- en estos casos dirigir la adherencia postoperatoria de las asas
liales, endoteliales o inflamatorias. Esto deprime la actividad mediante suturas o piicaturas que inmovilizan al intestino en
fibrinolítica a nivel del foco inflamatorio y conduce a la for- una posición que permite el libre tránsito intestinal. Las técni-
mación de adherencias, que más tarde, por fibrosis, se hacen cas más empleadas son la de Noble y la de Childs-Phílipps
permanentes. La intensidad del proceso adherencial está en (figs. 42-39 y 42-40). En la primera, las asas intestinales son
relación directa con el grado y duración de la depresión fibri- suturadas entre sí mediante puntos seroserosos, y en la segun-
nolítica. da mediante puntos a través de los mesos. Mientras que la
El traumatismo quirúrgico y la infección bacteriana son operación de Noble se asocia con una elevada incidencia de
las causas más frecuentes de adherencias y bridas. Otras cau-
sas incluyen la isquemia, el daño por radiaciones o agentes
químicos y las reacciones alérgicas.
Epidemiología. Durante los últimos 30 años, las adheren-
cias y bridas han desplazado a las hernias como la causa más
frecuente de obstrucción mecánica del intestino delgado. Esto
se debe, sin duda, al aumento notorio del número de interven-
ciones quirúrgicas abdominales y a la mayor frecuencia de
indicación quirúrgica en la hernia no complicada. Pese a que
en toda laparotomía se forman durante el postoperatorio
adherencias o bridas, la obstrucción intestinal secundaria a esta
causa ocurre en menos del 3 % del total de intervenciones qui-
rúrgicas abdominales.
Fisiopatología. Habitualmente las adherencias obstruyen Fig. 42-39. Operación de Noble. A, Colocación de los puntos seroserosos;
el intestino por angulación de una o más asas. En cambio, las 3, plicatura intestinal.

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42. INTESTINO DELGADO 791

Fig. 42-40. Operación de Childs-


Philipps. A, Colocación de los pun-
tos a través del meso; B, plicatura
intestinal.

fístulas intestinales, la operación de Childs-Philipps parece ser pia del colon derecho es el tratamiento de elección. Para ello
más segura; sin embargo, el valor de ambas no ha sido aún se debe avanzar más allá del ángulo hepático, lo cual no siem-
bien establecido. Otra técnica que puede ser empleada es la pre es posible. Cuando la colonoscopia fracasa y el ciego mide
intubación de todo el intestino delgado mediante una sonda más de 11 cm, la cecostomía percutánea, guiada por ecografía
nasoileal. Esta sonda debe ser dejada in situ varios días para o tomografía, es el método indicado. Si existen evidencias de
permitir la adherencia postoperatoria correcta del intestino perforación colónica, la cirugía debe ser empleada para tratar
tutorizado. la peritonitis y abocar el colon al exterior, ya sea por cecostomía
o mediante resección. Mientras que la morbimortalidad del
síndrome de Ogilvie tratado oportunameme es mínima, la
Seudoobstrucción intestinal mortalidad cuando existe perforación colónica oscila entre el
40 y el 60 %.
Definición y etiología. La seudoobstrucción intestinal es
un síndrome clínico de causas múltiples y de patogenia desco-
nocida. Consiste en una obstrucción funcional, localizada en Vólvulo primario
cualquier segmento o segmentos del tubo digestivo, desde el
esófago hasta el ano (Amuras, 1986). Ha sido observado en Definición. Se denomina vólvulo primario a la rotación
asociación con enfermedades neurológicas (accidentes en tomo de su eje de un segmento de intestino delgado, en
cerebrovasculares, meningitis, mielitis aguda, esclerosis múl- ausencia de patologías extrínsecas que actúen como pies de
tiple), enfermedades que afectan el músculo liso intestinal vólvulo.
(colagenopatías, amiloidosis), enfermedades cardiovasculares Epidemiología. Con excepción de Oriente Medio, Asia y
(insuficiencia cardíaca, hipertensión arterial maligna), postope- África, donde esta entidad ocurre con cierta frecuencia (Duke,
ratorios de intervenciones neuroquirúrgicas, ginecológicas, 1977), el vólvulo primario es de una rareza extrema. La enor-
urológicas y cardíacas, trastornos electrolíticos (hipopotasemia, me mayoría de los vólvulos en Occidente son secundarios a
hiponatremia o ambas) y otras causas.
La seudoobstrucción intestinal puede presentarse en for-
ma aguda o crónica. Su forma clínica más frecuente es la
seudoobstrucción colónica aguda, también llamada síndrome
de Ogilvie.

Seudoobstrucción colónica aguda (síndrome


de Ogilvie)

Definición. Es una obstrucción funcional aguda del colon,


transitoria y reversible cuando el tratamiento es oportuno y
adecuado. Aparece por lo general en pacientes hospitalizados
por alguna de las patologías antes mencionadas, sobre todo
accidentes cerebrovasculares, insuficiencia cardíaca y posope-
ratorios neuroquirúrgicos o ginecológicos.
Diagnóstico. Se manifiesta clínicamente por distensión
abdominal, dolores de tipo cólico y falta de eliminación de
gases. Los ruidos hidroaéreos están siempre presentes y el
abdomen no es doloroso, al menos inicialmente. La radiología
simple muestra distensión exagerada del colon derecho y
transverso, en contraste con el colon izquierdo normal (fig.
42-41). El colon por enema demuestra la ausencia de obstruc-
ción orgánica, aunque si existe dilatación acentuada del ciego
ese estudio debe ser evitado por el riesgo de perforación. Fig. 42-41. Radiografía simple de abdomen en el síndrome de Ogilvie. El
Tratamiento. La inmediata descompresión por colonosco- ciego distendido (flechas) ocupa una posición centroabdominal.

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792 SECCIÓN VI. ABDOMEN

patologías extrínsecas, como bridas, hernias internas, tumo- malmente bajo de la arteria mesentérica superior (Hiñes, 1984).
res, divertículo de Meckel y malrotaciones congénitas. Entre las causas adquiridas se cuentan el marcado descenso de
Patogenia. Se lo ha relacionado con anomalías congénitas peso con pérdida de la grasa mesentérica, la visceroptosis y
de la longitud y altura del mesenterio y con particularidades las deformidades de la columna.
de la dieta. Diagnóstico. El síndrome se presenta con dolor abdomi-
Diagnóstico. Al igual que el vólvulo secundario, se pre- nal, ruidos hidroaéreos aumentados y vómitos biliosos. La
senta clínicamente como un íleo mecánico. Como ya se ha seriada gastroduodenal muestra dilatación de la segunda y ter-
mencionado, en estos casos la ecografía y la tomografía pue- cera porción del duodeno, obstrucción abrupta y oblicua de la
den tener un valor muy especial. luz duodenal y movimientos antiperistálticos del bario en la
Tratamiento. La cirugía está indicada ante la sospecha de tercera porción, con retardo pronunciado del pasaje. La
vólvulo intestinal, tanto primario como secundario. En el duodenoscopia de la tercera porción, cuando resulta posible,
vólvulo primario, aun si no existiera isquemia irreversible, la es de gran valor para descartar otra causa de obstrucción.
extirpación del segmento volvulado está indicada para preve- Tratamiento. Consiste inicialmente en mejorar el vacia-
nir recurrencias. Cuando el segmento involucrado es extenso, miento duodenal posprandial, lo cual puede lograrse colocan-
es preferible la recurrencia antes que un síndrome de intestino do al paciente en decúbito lateral izquierdo y fraccionando
corto secundario a una gran resección. Cuando existe isquemia sus comidas. También puede ser eficaz una dieta por yeyunosto-
irreversible o necrosis, la resección es indispensable. mía que permita ganar peso y, por ende, recuperar la grasa
retroperitoneal.
La cirugía está indicada cuando los tratamientos anterio-
Bezoares res son ineficaces. Clásicamente ha consistido en el bypass de
la tercera porción duodenal mediante duodenoyeyunoanasto-
Definición. Son masas compactas que ocupan parcial o mosis o gastroyeyunoanastomosis, esta última asociada con
totalmente la luz del intestino y se originan por la acumula- vagotomía para prevenir la úlcera de la neoboca. Sin embar-
ción de residuos no digeribles de materias orgánicas. Las más go, también se han obtenido buenos resultados con la opera-
frecuentes son de origen vegetal (fitobezoares) y en segundo ción de Strong, que consiste en la sección del ligamento de
lugar las que resultan de la ingestión de cabellos humanos Treitz y la movilización de la cuarta y tercera porción del
(tricobezoares). duodeno.
Etiopatogenia. Las causas predisponentes más comunes
del fitobezoar son la imposibilidad de triturar o digerir ade-
cuadamente los alimentos, ya sea por ingesta apresurada, den- BIBLIOGRAFÍA
tadura insuficiente o gastrectomía previa. Cualquier residuo
de origen vegetal, ya sea fibra, hoja, raíz o piel, puede consti- Amuras S.BakerCRF: The colon in the pseudoobstructive syndrome.
tuir un fitobezoar. Por su parte, al tricobezoar se lo observa Clin Gastroenterol 15:745-762, 1986.
siempre asociado con trastornos neuropsiquiátricos y se debe Caprili R, Phillips SF: Body fluids: Physiology and its alterations.
Clin Gastroenterol 10:3-16, 1981.
a la ingesta compulsiva de cabellos. Cárter MS, Fantini GA, Sammartano RJ, et al: Qualitative and
Diagnóstico. El tricobezoar obstruye siempre el estómago quantitative fluorescein fluorescence in determining intestinal
y se manifiesta clínicamente por dolor abdominal, vómitos y viability.AmJSurg 147:117-123, 1984.
masa palpable. La seriada gastroduodenal y la endoscopia con- Cooperman M, Martin Jr, Carey L: Evaiuation of ischemic intestine
firman el diagnóstico. El fitobezoar también puede obstruir el by doppler ultrasound. Am J Surg 139:73-77, 1980.
estómago, aunque por lo general ocluye el intestino delgado y Duke JM Jr, Mohammed SY: Primary small bowel volvulus: cause
se presenta como un íleo mecánico no característico. and management. Arch Surg 12:685-688, 1977.
Tratamiento. La cirugía está indicada en la obstrucción Hiñes JR, Gore RM, Ballantyne GH: Superior mesenteric artery
intestinal irreversible por fitobezoar. Habitualmente, el bezoar syndrome. Diagnostic criteria and therapeutic approaches. Am J
Surg 148:630-632, 1984.
puede ser fracturado digitalmente y expulsado al colon, por lo Megibow AJ, Balthazar EJ, Cho KC, et al: Bowel obstruction:
que es innecesario abrir el intestino. El tricobezoar y los Evaiuation with CT. Radiology 180:313-318, 1991.
fitobezoares gástricos pueden ser inicialmente tratados median- Mucha P: Small intestine obstruction. Surg Clin North Am 67:597-
te fragmentación manual y endoscópica, asociadas con diso- 620, 1987.
lución enzimática. Ante el fracaso de estos métodos se impo- Sarr MC, Bulkley CR, Zuidema CD: Preoperative recognition of in-
ne la cirugía, que consiste en la extracción del bezoar por testinal strangulation obstruction: Prospective evaiuation of
gastrotomía. diagnostic capability. Am J Surg 145:176-182, 1983.
Schiffers E, Holscher AE, Bollschweiler E, et al: Return of
interdigestive motor complex after abdominal surgery. End of
postoperative ileus? Dig Dis Sci 36:621-625, 1991.
Síndrome del compás aortomesentérico Tae Kio Y, Linn JH, Lee DH, et al: Small bowel obstruction:
Sonographic evaiuation. Radiology 188:649-653, 1993.
Definición. Se denomina así a la obstrucción de la tercera
porción del duodeno secundaria a su compresión entre la aorta
y la arteria mesentérica superior. La frecuencia de este síndrome
es bajísima cuando se emplean criterios estrictos para su diag- INSUFICIENCIA VASCULAR MESENTÉRICA
nóstico.
Patogenia. El único mecanismo patogénico reconocido es Jorge C. Trainini
la disminución del ángulo entre la arteria mesentérica supe-
rior y la aorta, lo cual puede obedecer a causas congénitas o Las arterias digestivas comprenden el tronco celíaco y las
adquiridas. Las causas congénitas incluyen la fijación anormal- mesentéricas superior e inferior. Su flujo, denominado esplác-
mente alta del ángulo duodenoyeyunal y el nacimiento anor- nico, representa aproximadamente el 20 a 30 % del volumen

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42. INTESTINO DELGADO 793

minuto y puede aumentar, según el alimento ingerido, hasta el


60 %. La insuficiencia de las arterias digestivas, o insuficien- Arterias
esofágicas
cia vascular mesentérica, comprende el síndrome oclusivo
crónico celiomesentérico y la isquemia intestinal aguda.
Tronco
celíaco

Síndrome oclusivo crónico celiomesentérico

Definición. Se denomina así al síndrome clínico que re- Mesentérica


sulta de la obstrucción progresiva de las arterias digestivas. superior
La última etapa, a menudo letal, es la isquemia intestinal agu-
da; sin embargo, ia metodología diagnóstica actual puede iden-
tificar tempranamente al arteriópata abdominal y evitar así esa
complicación final. Mesentérica
inferior
Etiopatogenia. Aunque existen diversas causas intrínse-
cas y extrínsecas del síndrome, las más frecuentes son la arte-
riesclerosis y la compresión del tronco celíaco por el ligamen-
to arqueado (tabla 42-2).
Iliaca
Tabla 42-2. Etiología del síndrome oclusivo celiomesentérico interna

Causas intrínsecas
Arteriesclerosis obliterante
Periarteritis nudosa
Híperplasia fibromuscular de la media
Arteritis de Takayasu Fig. 42-43. Vías de suplencia entre las arterias digestivas.
Aneurismas
Causas extrínsecas No siempre la clínica se correlaciona con la gravedad de
Ligamento arqueado las lesiones, y ello se debe a que son diversos los factores que
Fibrosís retroperitoneal pueden gravitar para que la arteriosclerosis visceral se mani-
Ligadura iatrogénica fieste. Según Mikkelsen (1957), al menos dos de las tres arte-
rias digestivas deben estar obstruidas para que aparezca
sintomatología. Otros factores de importancia son la magni-
Arteriosclerosis. Esta patología nunca está limitada al sis- tud de la red colateral y la presencia de cortocircuitos
tema celiomesentérico y en realidad se extiende a gran parte arteriovenosos.
de las arterias del organismo (carótidas, coronarias, arterias Compresión del tronco celíaco. Un nacimiento alto del tron-
de ios miembros). Dentro del abdomen, la localización co celíaco o una implantación baja del ligamento arqueado
mesentérica no se presenta aislada, sino que participa de una (formación fibrosa ubicada entre los pilares del diafragma) son
lesión que tiene a la aorta como localización fundamental. Los causas posibles de isquemia intestinal por compresión extrín-
estudios de autopsia muestran una incidencia de arteriosclerosis seca.
celiomesentérica del 75 %, con una localización preferente en
Diagnóstico. Presentación clínica. El síndrome oclusivo
la arteria mesentérica superior y luego en la esplénica, tronco
celiomesentérico evoluciona en tres etapas. La primera es
celíaco, mesentérica inferior, hepática, hemorroidal superior
asintomática, la segunda se manifiesta por una sintomatología
y gastroduodenal. Una característica de estas lesiones es que
típica y la tercera corresponde a las complicaciones.
se circunscriben al nacimiento o a los primeros 2 cm de las
Etapa sintomática. Se caracteriza por una triada clínica
arterias viscerales. Desde el punto de vista quirúrgico esto es
formada por dolor, pérdida de peso y soplo abdominal.
muy importante ya que permite la revascularización distal a la
oclusión (figs. 42-42 y 42-43). El dolor se produce por anoxia posprandial del tubo diges-
tivo y se instala a los 30 minutos de la alimentación. A veces
puede ser desencadenado por la exposición al frío y otras por
la marcha, en este último caso porque durante la deambulación
la sangre es derivada hacia los miembros inferiores (sustrac-
Aorta ción iliofemoral). La localización del dolor es variable: puede
ubicarse en la región umbilical o epigástrica o en el hipocondrio
izquierdo. En ocasiones se acompaña de náuseas, vómitos,
ansiedad, palidez y sudor frío, caso en el cual el cuadro se
denomina angina o angor abdominal. El dolor es el signo de
Tronco arterial
mayor valor para el diagnóstico temprano del síndrome
digestivo celiomesentérico. En efecto, cuando se investiga el pasado de
los enfermos con isquemia intestinal aguda, es común descu-
brir que el dolor precede por un lapso variable a esa complica-
ción.
Es constante una pérdida de peso superior a los 15 kg. Su
Fig. 42-42. Localización habitual del ateroma (flecha) en las arterias di- causa principal es el dolor posprandial que lleva al enfermo a
gestivas. evitar la alimentación, aunque también pueden influir la

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794 SECCIÓN VI. ABDOMEN

malabsorción intestinal y las crisis diarreicas. El intenso


adelgazamiento de estos enfermos puede desviar el diagnósti-
co hacia la búsqueda de una neoplasia (fig. 42-44).
Es común auscultar un soplo epigástrico cuando la obs-
trucción ateromatosa supera el 70 % de la luz arterial.
Etapa de complicaciones. La complicación más frecuente
y grave es la isquemia intestinal aguda con infarto intestinal.
Otras complicaciones son la estenosis intestinal de causa
isquémica, la úlcera gástrica de localización atípica, la colecis-
titis alitiásica y la mesenteritis retráctil.
Laboratorio. Es de escasa utilidad diagnóstica. La mayo-
ría de las pruebas de malabsorción intestinal suelen ser positi-
vas y no es infrecuente el hallazgo de sangre oculta en la materia
fecal.
Radiología. Los estudios contrastados del tubo digestivo
son habitualmente negativos. Esto es de gran importancia, ya
que en la situación clínica apropiada, el descarte de otras pa-
tologías digestivas apoya el diagnóstico de angor abdominal.
Angiografía. Dado que las lesiones asientan en el óstium o
los dos primeros centímetros, es imprescindible obtener pla- Fig. 42-45. Oclusión del tronco celíaco (flecha corta), el cual se rellena a
cas de perfil. La incidencia frontal informa sobre la circula- través de arteria mesentérica superior (flecha larga).
ción visceral periférica y la circulación colateral (fig. 42-45).
El hallazgo de la arteria sinuosa del colon (Trainini, 1976),
concepto actual de la arcada de Riolano, indica de por sí la
obstrucción de las arterias digestivas. Otras posibles vías de
suplencia son la arcada marginal del colon, la pancreática dor-
sal y las arcadas pancreaticoduodenales.
Tratamiento. La clínica, la angiografía y el estado gene-
ral del paciente determinan la indicación quirúrgica y el pro-
cedimiento que se adoptará. De ser posible, todos los pacien-
tes sintomáticos deben ser revascularizados, así como aque-
llos asintomáticos que son sometidos a otro procedimiento
vascular abdominal (aneurisma de aorta, oclusión aortoilíaca)
(Trainini, 1987).
La revascularización puede obtenerse mediante cirugía o
angioplastia transluminal percutánea. Según el caso, la ciru-
gía puede consistir en una tromboendarteriectomía con
angioplastia de la arteria obstruida, una tromboendarteriecto-
mía endoaórtica, la reimplantación de una o más arterias di-
gestivas (fig. 42-46) o la derivación (bypass) aortomesentérica
o aortohepática con vena o prótesis (fig. 42-47). En pacientes

Fig. 42-46. Reimplantación de la arteria esplénica en la aorta torácica.

de edad avanzada o en mal estado general, la angioplastia es


una alternativa válida (fig. 42-48). ---> done by 007
Resultados. La cirugía obtiene buenos resultados hasta en
el 90 % de los casos. El dolor posprandial desaparece y, como
consecuencia, el paciente recupera rápidamente el peso. Ade-
más disminuye de manera significativa el riesgo de isquemia
intestinal aguda.

Isquemia intestinal aguda

Definición. Es un déficit brusco del aporte sanguíneo al


tubo digestivo.
Epidemiología. Ocurre en uno de cada 100.000 habitan-
tes, y uno de cada 1000 ingresos hospitalarios es por esta cau-
sa. Dentro de las afecciones abdominales agudas su frecuen-
cia es inferior al 1 %.
Etiopatogenia. El origen de la isquemia intestinal aguda
Fig. 42-44. Aspecto físico de un arteriópata abdominal. puede ser arterial o venoso.

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42. INTESTINO DELGADO 795

Fig. 42-47. Puente de prótesis aortofemoral a arteria mesentérica superior.

Isquemia arterial aguda. La isquemia afecta preferente-


mente el territorio de la arteria mesentérica superior. El com-
promiso agudo de la arteria mesentérica inferior puede origi-
nar isquemia colónica, una entidad que será tratada en otro
capítulo (véase Colitis isquémica, cap. 44). Por su parte, la
obstrucción aguda del tronco celíaco es de rara observación.
Las causas de la isquemia arterial aguda pueden ser oclusivas
(embolia, trombosis) y no oclusivas.
Los émbolos pueden originarse por fibrilación auricular,
estenosis mitral, infarto de miocardio, aneurisma ventricular, Fig. 42-48. A, Estenosis del tronco celíaco (flecha); B, desaparición de la
endocarditis bacteriana, maniobras de cardioversión, despren- estenosis luego de la angioplastia transluminal.
dimiento de placas ateromatosas por cateterismo cardíaco y
otras causas diversas.
En la figura 42-49 se ilustran los niveles de la arteria
mesentérica superior en los que puede detenerse un émbolo: causas de hipercoagulabilidad incluyen la ingesta de anticon-
1) antes del nacimiento de la cólica media; 2) en el origen de ceptivos, policitemia vera, trombocitosis, neoplasias y defi-
la cólica media; 3) distal al nacimiento de la cólica media; 4) ciencia de antitrombina IV. Las inflamaciones que ocasional-
en el nacimiento de la ileocólica. En el 70 % de los casos el mente trombosan a la vena mesentérica son la apendicitis agu-
émbolo se detiene en el primero o segundo nivel; además, el da, las peritonitis por perforación visceral y la pancreatitis agu-
20 % de los pacientes con embolia mesentérica presentan una da. La hipertensión portal puede trombosar el sistema venoso
o más embolias sincrónicas en otros territorios arteriales. mesentérico, aunque rara vez lo hace en forma aguda. Final-
La trombosis arterial aguda asienta sobre placas ateroma- mente, el traumatismo quirúrgico, en especial la esplenectomía,
tosas ubicadas e,n el nacimiento de la arteria. En el 50 a 70 % y más aún cuando existe hipcresplenismo, puede ser causa de
de los casos existen antecedentes clínicos que sugieren la na- trombosis venosas extensas.
turaleza ateromatosa de base de la obstrucción. Diagnóstico. Presentación clínica. La isquemia arterial
La isquemia no oclusiva puede ser una manifestación ter- aguda afecta preferentemente a individuos entre los 60 y 70
minal de procesos graves (shock, insuficiencia cardíaca, sepsis, anos. El comienzo del cuadro suele ser brusco, aunque esto
quemaduras, hemorragias graves). También puede aparecer depende de distintos factores, tales como la causa de la
como complicación de un tratamiento con digitálicos u otras isquemia (embolia, trombosis, forma no oclusiva), la presen-
drogas» o puede presentarse sin causa aparente. cia de circulación colateral y la extensión del sector vascular
Isquemia venosa aguda. Se produce por trombosis venosa afectado. En la forma clínica de comienzo brusco (embolia,
mesentérica secundaria a estados de hipercoagulabilidad, trombosis aguda) se pueden distinguir tres períodos evoluti-
inflamaciones agudas, hipertensión portal y traumatismo. Las vos.

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796 SECCIÓN VI. ABDOMEN

fosfatasa alcalina. Es común la presencia de amilasemia, lo


cual puede orientar equivocadamente hacia el diagnóstico de
pancreatitis aguda.
Radiología. Inicialmente, las radiografías simples del ab-
Arteria pancreático-
duodenal inferior domen muestran ausencia de gas intestinal. A medida que trans-
curre el tiempo, el gas se acumula en las asas necróticas y la
Cólica media imagen es similar a la de un íleo mecánico. Por fin, la peritonitis
determina un íleo funcional difuso.
Angiografía. Es un método imprescindible para el diag-
nóstico y tratamiento de la isquemia intestinal aguda. En pri-
mer lugar es esencial para el diagnóstico temprano de la for-
ma oclusiva o no oclusiva de la obstrucción arterial mesentérica
y para detectar embolias sincrónicas. Además permite evaluar
Cólica derecha
el lecho arterial distal a la obstrucción; por último, si se deja el
catéter in situ, se puede tratar el vasoespasmo mediante dro-
gas vasodilatadoras como la papaverina, y también se puede
evaluar el resultado postoperatorio de la revascularización.
lleocólica
Estudios por imágenes. Tanto la tomografía computada
como la ecografía son métodos de gran valor para el diagnós-
tico de la trombosis venosa mesentérica. La tomografía puede
hacer el diagnóstico en más del 90 % de los casos por su capa-
cidad para reconocer el trombo, la presencia de circulación
Fig. 42-49. Localización de los émbolos en la arteria mesentérica superior venosa colateral y el engrosamiento de las paredes intestina-
(explicación en el texto). les. La ecografía también puede identificar trombos en el inte-
rior de la vena porta, aunque el gas intestinal impide una co-
rrecta definición de la vena mesentérica.
Durante el período inicial existen síntomas y signos que Laparoscopia. Debido al efecto nefasto de la hipertensión
pueden llevar al diagnóstico, lo cual tiene gran importancia ya abdominal sobre el flujo sanguíneo esplácnico, la laparoscopia
que sólo un tratamiento temprano puede modificar la historia diagnóstica debe ser evitada cuando se sospecha una isquemia
natural de esta patología. El dolor abdominal es inicialmente intestinal aguda, o a lo sumo se la efectuará a bajísima pre-
intenso, de tipo cólico y mal localizado. A medida que pasan sión.
las horas se hace constante y se localiza preferentemente en la Tratamiento. En la figura 42-50 se detalla un algoritmo
zona periumbilical o en una fosa ilíaca. El abdomen es para el tratamiento de la isquemia intestinal aguda de origen
depresible y sin reacción peritoneal, lo cual contrasta con el arterial. Aunque el tratamiento es habitualmente quirúrgico,
intenso dolor y otras evidencias clínicas (taquipnea y existen otras medidas terapéuticas insoslayables que incluyen
taquicardia) de que el paciente cursa una enfermedad grave. la reposición líquida, la antibioticoterapia, el control de los
También puede existir hiperperistaltismo intestinal y diarrea trastornos cardíacos y, sobre todo, el tratamiento del vasoes-
con enterorragia o sin ella. Este período inicial dura 6 a 8 ho- pasmo distal mediante papaverina intraarterial.
ras desde la instalación de la isquemia. En caso de embolia, la arteria mesentérica superior debe
El segundo período se extiende durante 4 a 6 horas y se ser abordada por vía inframesocolónica preduodenal. Abierta
caracteriza por una disminución del dolor asociada con
agravación de los signos generales (taquipnea, taquicardia).
También en este período comienza a manifestarse distensión
abdominal.
El tercer período es el de necrosis intestinal perforada con
peritonitis y shock. Existe distensión abdominal franca por íleo,
temperatura elevada y taquicardia intensa. La pared abdomi-
nal está defendida y es de consistencia pastosa debido al
agolpamiento de asas edematizadas. La enterorragia es fre-
cuente.
Aunque también puede instalarse en forma aguda, es más
frecuente que la trombosis venosa sea de instalación subaguda.
No es raro que los síntomas abdominales precedan en sema-
nas y aun en meses a la necrosis intestinal. El dolor es el signo
más frecuente de la trombosis venosa, seguido por vómitos y
diarreas, fiebre y distensión abdominal.
Laboratorio. El dato de mayor valor para el diagnóstico
temprano de la isquemia intestinal aguda es la presencia casi
constante de leucocitosis con neutrofilia superior a 15.000/
mm3. Este hallazgo en un enfermo con intenso dolor abdomi-
nal, sin signos peritoneales pero con taquicardia y taquipnea,
debe hacer sospechar firmemente una isquemia intestinal agu-
da. Otros datos de interés son la presencia de acidosis Fig. 42-50. Algoritmo terapéutico en la isquemia intestinal aguda de ori-
metabólica (hasta en el 50 % de los casos) y la elevación de la gen arterial.

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42. INTESTINO DELGADO 797

la arteria por encima del nacimiento de la cólica media (fig. arterial, en la isquemia venosa es frecuente la necrosis segmen-
42-51, A), se realiza la embolectomía mediante un catéter de taria y, por ende, también la resección intestinal con anasto-
Fogarty (fig. 42-51, B). En caso de trombosis, debe intentarse mosis primaria. La trombectomía de la vena mesentérica su-
lograr flujo sanguíneo mediante alguno de los procedimientos perior está indicada cuando el segmento intestinal isquémico
de reconstrucción arterial descritos para el síndrome celiome- es tan extenso que la resección originaría un síndrome de in-
sentérico. Finalmente, en la isquemia no oclusiva el tratamiento testino corto. Cualquiera que sea el tratamiento quirúrgico rea-
se basa al comienzo en aumentar el índice cardíaco y tratar el lizado, es necesario efectuar tratamiento anticoagulante
vasoespasmo arterial. postoperatorio.
En casos seleccionados en que no existen evidencias clíni- Pronóstico. Aún hoy la mortalidad de la isquemia arterial
cas de necrosis intestinal, el tratamiento indicado en la isquemia mesentérica aguda oscila entre el 65 y el 90 % de los casos.
venosa aguda es la anticoagulación con heparina. Los enfer- Esto se debe a lo tardío del diagnóstico, la frecuencia en au-
mos restantes deben ser operados con el objeto de resecar los mento de formas no oclusivas como fenómeno terminal de
segmentos intestinales necróticos. A diferencia de la isquemia patologías graves y la naturaleza progresiva de la enferme-
dad. En cambio, la mortalidad de la isquemia venosa aguda
varía entre el 20 y el 50 % debido a la elevada frecuencia de
necrosis segmentarias.

BIBLIOGRAFÍA
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Aires, 1987.

FÍSTULAS ENTEROCUTANEAS

Eduardo F. Danguise

Definición. Se denomina así a las comunicaciones entre el


tubo digestivo y la piel, la mayoría de las veces originadas
como complicación de una intervención quirúrgica.
Etiopatogenia. En la tabla 42-3 se detallan los mecanis-
mos patogénicos más frecuentes de las fístulas postoperatorias.
También existen factores generales y locales que favorecen su
aparición. Entre los factores generales se hallan la edad avan-
zada, la hipoproteinemia, la anemia aguda, la insuficiencia renal
o hepática y la presencia de cáncer. Los factores locales son la
enfermedad inflamatoria intestinal, la peritonitis y la enteritis
actínica. Tanto los factores generales como locales actúan im-
pidiendo el proceso normal de cicatrización de suturas y anasto-
mosis.
Las enfermedades inflamatorias por sí mismas pueden ser
causa de fístula enterocutánea. En la enfermedad de Crohn,
las fisuras que atraviesan la pared intestinal originan perfora-

Tabla 42-3. Mecanismos patogénicos de las fístulas


enterocutáneas postoperatorias
Dehiscencias de anastomosis o suturas
Traumatismo intraoperatorio
Necrosis por electrocoagulación o forcipresión
Incarceración en sutura parietal
Operación de Noble
Isquemia intraoperatoria
Desvitalización de asa intestinal
Decúbito
Tubos de drenaje
Fig. 42-51. A, Apertura de la arteria mesentérica superior; B, émbolo ex- Cuerpos extraños
traído de la arteria mesentérica superior.

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798 SECCIÓN VI. ABDOMEN

ciones intraperitoneales localizadas con formación de absce- ducto de la hipoproteinemia resultante de La disminución del
sos (véase Enfermedad de Crohn). El drenaje espontáneo o aporte, la pérdida excesiva (sobre todo en las fístulas yeyunales
quirúrgico al exterior de estos abscesos establece la fístula entre proximales) y la proteólisis muscular.
el intestino y la piel. Con menor frecuencia en la actualidad, Destrucción parietal. La destrucción eccematosa de la piel
las enfermedades neoplásicas pueden ser causa de fístula (por alrededor de la boca fistulosa puede ser uno de los problemas
ejemplo, extensión de un carcinoma de colon a través de la más graves asociados con esta patología. El dolor y el prurito
pared abdominal anterior). Finalmente, el drenaje percutáneo causados por el contacto de la secreción digestiva con la piel
de colecciones intraabdominales en ocasiones produce fístulas desprotegida pueden ser prevenidos siempre que el tratamien-
por perforación accidental del intestino. to se instituya inmediatamente después que aparece la fístula.
Clasificación. Según su débito diario, las fístulas pueden Infección. Las fístulas pueden ocasionar infección local o
ser de débito alto (más de 500 ml/día) o de débito bajo (menos general. Puede afirmarse razonablemente que una fístula con
de 500 ml/día). Según su localización, pueden ser duodenales infección adyacente es poco probable que cierre.
(terminales o laterales), yeyunales, ileales o colónicas. Final- Diagnóstico. Presencia de fístula. Durante el postopera-
mente, según sus características anatómicas, pueden presen- torio inmediato, antes de la exteriorización de líquido intesti-
tarse con trayecto fistuloso, con cavidad intermedia, labiadas nal, por lo general existe fiebre, taquicardia, disminución del
o en el fondo de una dehiscencia parietal (fig. 42-52). ritmo diurético, dolor a la palpación, distensión abdominal y
Fisiopatología. Las consecuencias fisiopatológicas más flogosis en la herida quirúrgica. Todos estos signos prenuncian
importantes de las fístulas enterocutáneas son la desnutrición, la salida del líquido entérico por algún drenaje o directamente
la destrucción parietal y la infección. por la herida. No siempre el diagnóstico resulta así de claro,
Desnutrición. Caracterizada por una pérdida ponderal ya que en heridas con supuraciones de olor fétido es difícil
mayor del 10 % del peso habitual, ocurre comúnmente en la descartar la presencia de una fístula entérica, y, por otro lado,
mayoría de los pacientes con fístulas enterocutáneas. Se debe los exudados recogidos por el drenaje pueden no ser otros que
a una inadecuada ingesta calórica, a la pérdida del reservorio los derramados durante el acto operatorio.
gastrointestinal y al incrementado gasto energético debido a Además de la necesidad de confirmar la presencia de la
la sepsis. Este hipermetabolismo se asocia a un estado cata- fístula, también es imprescindible dilucidar los siguientes
bólico caracterizado por el balance nitrogenado negativo, pro- interrogantes:

Fig. 42-52. Características anatómicas de las fístulas enterocutáneas. A, Orificio fistuloso (1) que a través de un trayecto (2) comunica con la pared
abdominal (3). B, Orificio fistuloso que a través de una cavidad intermedi a (2) comunica con la pared abdominal (3). C, Orificio fistuloso (1) labiado en
la pared abdominal. D. Orificio fistuloso (1) en el fondo de unadehiscenc ia laparotómica (2).

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42. INTESTINO DELGADO 799

1) ¿Cuál es el sitio de origen de la fístula? Obstrucción distal. La presencia de un obstáculo distal a


2) ¿Cuál es la magnitud de la solución de continuidad in- la fístula condiciona la perpetuidad y el incremento del débito
testinal? fistuloso. Su comprobación por medio de la ingesta de bario o
3) ¿Existe obstrucción distal? el colon por enema constituye una indicación perentoria de
4) ¿Cuál es el débito diario? intervención quirúrgica.
5) ¿Existe cavidad intermedia? Infección. Los métodos diagnósticos mencionados permi-
6) ¿Existen abscesos o peritonitis asociados? ten aclarar la anatomía de la fístula, pero no necesariamente la
Sitio de origen. Los antecedentes de la cirugía previa y las presencia de un absceso asociado. Este puede sospecharse por
características del líquido obtenido orientan sobre el sitio de la clínica y demostrarse por ultrasonido, tomografía computa-
origen. En las fístulas altas la ingestión de sustancias coloran- da o estudios con isótopos.
tes como el azul de metileno permite corroborar el diagnósti- La importancia del examen físico en la detección de abs-
co. Sin embargo, debido a variaciones en la velocidad del trán- cesos no debería tener que reiterarse, pero no hay duda de que
sito intestinal, la mayor o menor rapidez con que aparece el en la actualidad el gran progreso tecnológico lleva a olvidar
colorante por la fístula no permite presumir su sitio de origen. su valor. El hallazgo de una tumefacción con dolor a la
Fistulografía. Resultan de mayor utilidad los estudios palpación, o simplemente un abombamiento en el abdomen,
radiológicos contrastados, por cuanto permiten establecer las los flancos, el recto o la vagina, es a menudo un buen indicio
características del asa lesionada y su localización. La intro- de la existencia de un absceso.
ducción de contraste yodado en medios hidrosolubles por el En muchas ocasiones se ha comprobado la confiabilidad
orificio de la fístula para observar adonde se dirige proporcio- del examen ultrasonografico para la detección del absceso, pero
na una valiosa información. Da mejores resultados en aque- hay que recordar que un estudio negativo no lo excluye, sobre
llas fístulas con boca estrecha y bien definida, y es menos va- todo cuando el juicio clínico sospecha su presencia. En tales
liosa en aquellos casos con herida abierta y elevado débito. El circunstancias es necesario emplear otros métodos de detección
método de cateterización depende del tamaño del orificio de y localización. En este sentido, la tomografía computada es la
la fístula. Si es muy pequeño, sólo se introduce el extremo de técnica de investigación más sensible para labúsqueda de abs-
un catéter plástico fino. Si, por el contrario, permite el pasaje cesos que no se pueden descubrir por palpación o que son du-
de una sonda de Foley pequeña, ésta debe insertarse y el balón dosos en la ecografía. Además de visualizar la lesión, permite
inflarse hasta el punto en que el catéter quede fijo y la luz el examen de sus límites anatómicos y la planificación de su
fistulosa ocluida. Se infunde el contraste al mismo tiempo que abordaje.
se observa su progresión radiológicamente. En esta etapa es Los estudios isotópicos pueden ser valiosos, pero resultan
indispensable la presencia del cirujano ya que el conocimien- difíciles de interpretar. Deberían usarse cuando los otros mé-
to directo adquirido puede servir en una futura operación. Es todos descritos han fracasado.
conveniente documentar radiológicamente el relleno de una Tratamiento. Cuando se desarrolla una fístula existe la
cavidad intermedia y la entrada al intestino en posiciones de tendencia inicial a no actuar y esperar su evolución espontá-
frente, de perfil y oblicua. nea. En el momento en que la repercusión clínica es ostensi-
Ingesta de bario. Los estudios contrastados con bario son ble, el paciente tiene un cuadro séptico, está anémico, presen-
útiles en fístulas de alto débito. La técnica usada depende del ta depleción nutricional y una extensa destrucción cutánea. Si
problema en estudio. Por ejemplo, la ingesta de bario o de se desea evitar esto, debe comenzarse el tratamiento adecuado
sustancia yodada hidrosoluble gastrointestinal será suficiente en el instante en que la fístula es reconocida. E! objetivo fun-
para poner de manifiesto una fístula duodenal o de las prime- damental del tratamiento es el cierre de la fístula y la continui-
ras asas yeyunales. Cuando es más distal, el cirujano debe pre- dad del tránsito intestinal.
senciar el estudio todo el tiempo que sea necesario hasta la En la primera etapa se corrigen las alteraciones hidroelec-
aparición del material de contraste a nivel de la lesión intesti- trolíticas y las disfunciones parenquimatosas que ponen en ries-
nal. El enema baritado o con sustancia hidrosoluble es un re- go la vida. Cuando se logran los objetivos iniciales, se ingresa
curso que puede utilizarse ante la sospecha de una fístula en en la etapa de estabilización clínica, en la cual se procede a la
algún sector del colon. En algunas oportunidades resulta be- búsqueda y tratamiento de las infecciones, la protección de la
neficioso combinar la fistulografía con el tránsito por ingesta piel perifistular, la recolección y estudio del drenaje fistuloso,
o por enema. la definición de los requerimientos hidroelectrolíticos y nutri-
Endoscopio.. Los estudios endoscópicos como la gastroduo- cionales y el inicio del apoyo nutricional. Con el paciente
denoscopia, la colonoscopia y la cistoscopia pueden brindar clínicamente estable, se efectúa el estudio anatómico y fun-
excelente información tanto de la enfermedad de base como cional de la fístula a fin de identificar los factores que influ-
de la fístula. yen desfavorablemente para su cierre espontáneo y que pue-
Magnitud de la solución de continuidad. La inspección den obligar a una cirugía temprana (tabla 42-4) íBerri y Fisher,
visual directa de la fístula en la profundidad de una herida 1994).
quirúrgica es la primera aproximación de su magnitud. Cuan- Aspiración y dirección de la fístula. Protección de lapa-
do la exteriorización del débito fistuloso es a través de un dre- red. Si bien no existen dos fístulas iguales, con miras al mane-
naje, la cuantificación diaria de éste permitirá inferir la di- jo del orificio fistuloso se las puede separar en cuatro tipos.
mensión de la dehiscencia. En general, el débito es directa- Tipo I: orificio céntrico que pasa a través de la pared abdo-
mente proporcional a la solución de continuidad. minal o de una cicatriz, por lo demás sana, alrededor de la
Cavidad intermedia. Se denomina así a la presencia de cual la piel es plana y su estado es razonablemente bueno. En
una cavidad entre la piel y el defecto en la pared intestinal. El estos casos la piel circundante a la fístula debe ser tratada con
método más confiable para su demostración es la fistulografía. la aplicación de una preparación a base de silicona o similar
Su existencia implica un factor desfavorable para el cierre es- en el intento de impermeabilizarla. Tan pronto como la prepa-
pontáneo de la fístula y obliga al drenaje adecuado de la cavi- ración queda adherida debe aplicarse una bolsa colectora
dad. adhesiva y plana. El agujero en la parte adhesiva de la bolsa

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800 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Tabla 42-4. Factores que influyen sobre el cierre espontáneo de Fernández y colaboradores (1992) proponen un nuevo en-
las fístulas enterocutáneas foque en el tratamiento de las fístulas enterocutáneas posqui-
rúrgicas. Desarrollaron un método de oclusión del orificio in-
Favorables Desfavorables testinal por compactación a muy bajas presiones, que impide
la salida del contenido intestinal al formar una verdadera tapa
Débito Menos de 500 ml/día Más de 500 ml/día
Edad Menos de 40 años Más de 40 años o dique. Ello permite la ingesta oral casi inmediata y la
Etiología Postoperatoria Neoplásica, inflamatoria deambulación del enfermo. Denominan al procedimiento sis-
Solución de con- tema por vacío y compactación. (done by 007)
tinuidad Parcial Completa Apoyo nutricional. El adecuado y sostenido apoyo
Características nutricional es el factor aislado más importante que contribuye
de la fístula Con trayecto fistuloso Labiada o con cavidad a los resultados exitosos. Es esto lo que mantiene al paciente
intermedia mientras la naturaleza repara los defectos. En los casos en que
Tránsito intestinal Conservado Obstrucción distal no ocurre o no puede ocurrir el cierre espontáneo, el trata-
Nutrición Adecuada Desnutrición
miento nutricional detiene el deterioro insidioso que tiene lu-
gar hasta que la fístula es abordada quirúrgicamente.
Es sabido que existen pacientes en quienes el tratamiento
nutricional aparentemente no ayuda y la consunción muscular
debe ser adaptado lo más estrechamente posible al borde de la no cede. Estos enfermos casi siempre son portadores de infec-
fístula con el objeto de lograr una protección completa de la ción activa. En ellos el tratamiento no será efectivo hasta que
piel. Esto da al paciente libertad de movimiento y evita la ne- la infección sea eliminada. Los objetivos nutricionales surgen
cesidad de molestos equipamientos como los drenajes del grado de desnutrición del paciente y del nivel de hiperme-
aspirativos. Si debido a un alto débito el método no resulta tabolismo/hipercatabolismo. Los objetivos de repleción o man-
satisfactorio, es necesaria una protección cutánea adicional tenimiento de la masa proteica corporal se cumplen con el
tratando de evitar el escape mediante el uso de pastas protec- aporte enteral y/o parenteral de acuerdo con las necesidades,
toras como la de karaya. Esta se puede cargar en una jeringa pero también con las posibilidades de cada paciente en ese
para luego distribuirla alrededor de los bordes del defecto cu- momento particular. La nutrición debe efectuarse según la to-
táneo donde se encuentra la bolsa colectora sellando de este lerancia, a los efectos de que el procedimiento se realice sin
modo sus bordes. complicación y evitando la sobrealimentación.
Tipo II: orificios únicos o múltiples que pasan a través de Aunque muchos recomiendan la alimentación a través de
la pared abdominal cerca de prominencias óseas, de cicatrices una vena periférica como segura y práctica, la vía venosa cen-
quirúrgicas, de otras neobocas o del ombligo. Este tipo de pre- tral sigue siendo de elección. Idealmente se introduce un catéter
sentaciones constituyen problemas más difíciles. La búsque- siliconado mediante punción percutánea en la vena subclavia
da de un método para recolectar la secreción y proteger la piel o yugular interna y se avanza su extremo hasta la vena cava
sin los efectos deletéreos que provocaría la inmovilización del superior. Debe verificarse radiológicamente la posición del
paciente exige imaginación y esfuerzo del equipo tratante. Si extremo del catéter antes de iniciar la perfusión de nutrientes.
el paciente presenta una piel lesionada en tal grado que es Es esencial mantener estos catéteres en estado de esterilidad,
imposible adherir ningún tipo de dispositivo, será útil mante- y es perfectamente posible lograrlo con precauciones de asepsia
nerlo en decúbito ventral en una cama hendida durante un pe- simples pero estrictas. Además de curar el sitio de entrada con
ríodo de 48 horas con el objeto de permitir la recuperación yodopovidona tres veces por semana, deben mantenerse con-
cutánea, después de lo cual el material adhesivo se adaptará a diciones absolutas de asepsia cuando se desconectan y conec-
los diferentes orificios fistulosos de la pared abdominal. Pue- tan las soluciones parenterales. Los catéteres no deben ser usa-
de usarse pasta karaya para sellar los bordes y luego se aplica dos con otros fines, como la obtención de muestras de sangre,
una bolsa colectora. En pacientes cuyo abdomen presenta ci- transfusiones, administración de antibióticos, etc. Las necesi-
catrices por operaciones previas, los surcos y canales resul- dades nutricionales deben calcularse de acuerdo con normas
tantes deben ser rellenados con un material de goma adhesivo aceptadas (véase Soporte nutricional, cap. 5).
que se corta en tiras de tamaño apropiado y se moldea en los En pacientes con fístulas de bajo débito o con fístula en el
surcos hasta alcanzar el nivel de la pared abdominal. Una vez íleon terminal o en el ciego, puede usarse el tubo gastroin-
lograda una superficie satisfactoria, se aplican los diferentes testinal como vía de alimentación. También es posible hacerlo
tipos de bolsas con rebordes que existen en el comercio. En en fístulas entéricas proximales. En estos casos es necesario
los casos de múltiples orificios pueden requerirse dos o tres acceder al intestino por debajo de la fístula, y en algunas opor-
bolsas pequeñas. tunidades inclusive se puede mantener la ingesta oral o el aporte
Tipo III: fístulas que se presentan a través de pequeñas de nutrientes en ese sector proximal mediante sondas u
dehiscencias de la herida principal. La protección cutánea aso- ostomías. Existen diferentes tipos de dietas entérales: elemen-
ciada a la aplicación de bolsa colectora o drenaje simple tal, poliméricas, modular y compleja; su elección dependerá
aspirativo temporario sigue siendo el mejor método en el tra- del débito de la fístula, del objetivo por lograr y de la respues-
tamiento de estos casos. ta clínica. Es importante señalar que mientras se tenga un sec-
Tipo IV: fístulas que se presentan a través de una gran tor del tracto gastrointestinal con capacidad absortiva debe ser
dehiscencia o en la parte inferior de heridas abiertas. La mejor utilizado, incluso aunque sólo sea para mantener el trofismo
forma de tratarlas es con un drenaje aspirativo a baja presión de la mucosa. En algunos pacientes, la reinfusión del débito
para eliminar la secreción hasta que la herida se reduzca a un fistuloso puede mejorar la función digestoabsortiva, disminuir
tamaño pasible de ser manejado con las técnicas descritas más las secreciones digestivas altas y facilitar el manejo hidro-
arriba. La recolección del líquido es importante para poder electrolítico.
medir su volumen y determinar su constitución a fin de permi- El tratamiento nutricional se debe diseñar en forma indivi-
tir una reposición exacta. dual para cada paciente. Como enfoque general, las fístulas

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42. INTESTINO DELGADO 801

colónicas se manejan con dieta oral pobre en residuos o enteral; Todas las fístulas duodenales son difíciles de tratar debido
las esofágicas o gastroduodenales, con parenteral y/o enteral al elevado contenido enzimático de la secreción. En conse-
posfístula, mientras que en las yeyunoileales la vía se define cuencia, es vital un buen cuidado del orificio fistuloso desde
según el sitio y el débito de la fístula. el comienzo, para que la piel no sea digerida. Si bien las fístulas
Medicación específica. De acuerdo con lo mencionado duodenales externas tienen reputación de graves, en su mayo-
anteriormente, el control de la fístula incluye la reducción del ría el cierre puede inducirse con tratamiento conservador. En
débito, protección de la piel y provisión de las medidas tera- ese sentido deberían esperarse resultados satisfactorios en la
péuticas tendientes a la curación y el cierre espontáneo. Un fístulas terminales de un muñón duodenal y en las fístulas
número significativo de trabajos indican la utilidad de los duodenales laterales posduodenotomía.
bloqueadores H2, como la cimetidina o ranitidina, para re- Por el contrario, las fístulas de alto débito que se producen
ducir la acidez y el volumen de la secreción y disminuir el tras la dehiscencia del cierre de una úlcera duodenal y aque-
débito de la fístula. Más recientemente se ha difundido mucho llas asociadas con enfermedades neoplásicas tienen pocas pro- •
el uso de la somatostatina y su análogo el octreótido en el habilidades de cerrar. El tratamiento quirúrgico consistirá en
manejo de las fístulas de alto débito. Este péptido intestinal es diverticulizar el duodeno drenándolo con sonda, gastroentero-
un potente inhibidor de las secreciones gastrointestinal y anastomosis o cierre mecánico del muñón gástrico (si no están
pancreatobiliar. Una serie de estudios sostienen que los pacien- dadas las condiciones para anastomosar) y gastrostomía. Es
tes tratados con alimentación parenteral y somatostatina, en recomendable dejar yeyunostomía para alimentación (véase
comparación con la alimentación parenteral sola, muestran un Trauma abdominal, cap. 17).
cierre espontáneo más rápido (Geerdsen y col., 1986). Yeyunoíleon. El tratamiento quirúrgico definitivo requiere
El fracaso del tratamiento conservador en lograr el cierre una laparotomía que permita exponer toda la cavidad abdomi-
espontáneo puede deberse a distintas causas, como se señaló nal, la liberación de asas intestinales de la peritonitis plástica
en la tabla 42-4. acompañante, que podrían generar hipertensión endoluminal,
Indicaciones quirúrgicas. Si bien la terapéutica atañe a y la resección amplia del asa fistulizada seguida del estableci-
varias disciplinas, no por ello el cirujano debe delegar el ma- miento de ia continuidad intestinal. Dado que en general exis-
nejo de los pacientes a otros especialistas (internistas, nutricio- te un defecto parietal, debe considerarse el empleo de mallas
nistas, gastroenterólogos, etc.). Es condición indispensable para de refuerzo o sustitución.
el éxito terapéutico la intervención directa y permanente del Colon. La dehiscencia anastomótica es una grave compli-
cirujano, que utilizará con ingenio e imaginación todos los cación de la cirugía colorrectal, debido a su elevada morbi-
recursos técnicos tendientes a mejorar las condiciones locales mortalidad. Las cifras comunicadas varían entre el 2 y el 51 %,
y generales del enfermo. pero su incidencia real es difícil de establecer a causa de los
Como premisa básica, no es aconsejable operar antes del diferentes criterios clínicos y radiológicos empleados para
mes de establecida la fístula, excepto que existan indicaciones definirla. Son más frecuentes las dehiscencias en las suturas
de "necesidad" como peritonitis, obstrucción distal a la fístula colónicas izquierdas y colorrectales bajas (Karanjia y col.,
o evisceración con exposición de asas. 1991).
Las fístulas de alto débito (> 500 ml/día) no deberían cons- La clínica depende de la magnitud de la dehiscencia. Si
tituir una indicación de cirugía perentoria. El actual tratamiento ésta es pequeña y se encuentra dirigida, se evidenciará salida
conservador tendría que ser suficiente para contrarrestar esta de materia fecal a través del drenaje. El débito es escaso, no
condición desfavorable. Por ello deben extremarse y reeva- hay repercusión del estado general y el cierre espontáneo pue-
iuarse las medidas terapéuticas implementadas para llevar al de producirse entre 7 y 15 días. Si la dehiscencia es mayor, ia
paciente a un estado metabólico-nutricional adecuado que per- salida de materia fecal puede ocurrir a través del drenaje, alre-
mita obtener buenos resultados en el posterior procedimiento dedor de éste o por la herida abdominal. Se establecen dos
quirúrgico. situaciones: peritonitis localizada y peritonitis generalizada.
Después de transcurridas 6 semanas y con el paciente en Se recomienda una conducta terapéutica conservadora en
etapa anabólica (balance nitrogenado positivo, albúmina > 3 casos de fístula dirigida con escaso débito y tránsito intestinal
g/dl, estabilización del peso corporal, granulación de heridas, indemne, sin repercusión general. Cuando hay repercusión ge-
buen trofismo de la piel y masa muscular esquelética), ante la neral y peritonitis localizada, es recomendable la exploración,
falla del cierre espontáneo, se planteará el tratamiento quirúr- el lavado, el drenaje, la ostomía desfuncionalizante o el divor-
gico definitivo. En caso de cumplido ese lapso y no haberse cio de cabos. En ia peritonitis generalizada con importante
logrado los objetivos mencionados, debe reevaluarse el trata- dehiscencia se procederá al desmantelamiento de la sutura, el
miento conservador, descartar la presencia de sepsis e insistir divorcio de cabos, el lavado de la cavidad y el drenaje.
con la alimentación enteral y/o parenteral hasta que las condi-
ciones generales permitan una cirugía con posibilidades de
éxito. BIBLIOGRAFÍA
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802 SECCIÓN VI. ABDOMEN

SÍNDROME DE INTESTINO CORTO 150 cm, aunque la tolerancia a la resección es variable de un


paciente a otro y depende, como veremos, de distintos facto-
Juan A. De Paula res. Las resecciones masivas no sólo disminuyen la superficie
absortiva, sino que la drástica reducción del tiempo de tránsi-
Definición. El síndrome de intestino corto puede ser defi- to puede comprometer ¡a mezcla de nutrientes y secreciones
nido como una constelación de alteraciones fisiológicas y hasta el punto de reducir la capacidad digestiva intraluminal.
metabólicas como resultado de la insuficiencia intestinal que Como ya se mencionó (véase Fisiología), el intestino del-
sigue a las resecciones extensas del intestino delgado y en la gado recibe diariamente entre 8 y 9 litros como producto de la
cual tiene un papel preponderante la malabsorción. La severi- ingesta y de las secreciones digestivas, de los cuales absorbe
dad de este síndrome puede oscilar desde una diarrea mínima unos 7 litros y deja pasar por la válvula ileocecal aproximada-
o malabsorción subclíníca, hasta la diarrea profusa y malabsor- mente 1,5 litro. El efluente de una yeyunostomía a 50 cm del
ción con dependencia de por vida de la alimentación parenteral ángulo duodenoyeyunal va de 3,2 a 8,3 litros/día, y hace im-
total. posible mantener un balance hidroelectrolítico sin soporte
Dado que la gravedad del cuadro depende principalmente parenteral. En un paciente yeyunostomizado se requieren al
de la magnitud y el tipo de resección intestinal, queda claro menos 100 cm de yeyuno para mantener un balance hidrosalino
que es de vital importancia que el cirujano general conozca positivo por vía oral. A pesar de que normalmente el colon
las consecuencias fisiopatológicas y clínicas de las diferentes absorbe menor cantidad de agua y electrólitos que el
resecciones intestinales. yeyunoíleon, su capacidad de compensación de la disfunción
Epidemiología. No existen datos sobre la verdadera inci- del intestino delgado es muy importante, ya que en condicio-
dencia de este síndrome. En Estados Unidos se ha estimado nes de sobrecarga es capaz de absorber hasta más de 4 litros
que la incidencia de pacientes con síndrome de intestino corto de agua y electrólitos por día.
severo que requieren alimentación parenteral prolongada (lo Sitio de ia resección. La capacidad de digestión y absor-
cual claramente no incluye a todos los pacientes) está en el ción suele ser máxima en el intestino delgado superior y dis-
orden de 2 por millón por año. Tampoco se conoce su minuye progresivamente hacia el intestino distal. Por lo tanto,
prevalencia, aunque se estima que ésta ha aumentado conside- las resecciones del yeyuno comprometen, sobre todo inicial-
rablemente en relación con el incremento de la sobrevida, fun- mente, la absorción de nutrientes. Sin embargo, la mayoría de
damentalmente por medio de la alimentación parenteral pro- las funciones absortivas del yeyuno pueden ser reemplazadas
longada. por el íleon una vez que éste se adapta a la sobrecarga funcio-
Etiología. Las causas más frecuentes se detallan en la ta- nal que representa la ausencia del primero. Por el contrario, el
bla 42-5. Las anomalías congénitas (como la atresia intestinal, yeyuno no puede alcanzar la eficiencia del íleon para recupe-
la gastrosquisis, la malrotación con vólvulo del intestino me- rar agua y sodio, ni reemplazarlo en sus funciones específicas
dio y la aganglionosis) representan el 60 % de las causas en la de absorber las sales biliares y la vitamina B12.
infancia. La enteritis necrotizante es responsable de un tercio Las resecciones masivas del íleon (mayores de 1 m) redu-
de los casos en niños. En los adultos, los accidentes vasculares cen drásticamente la absorción de sales biliares, su recir-
mesentéricos son, probablemente, la causa más frecuente en culación enterohepática y la formación intraluminal de micelas,
nuestro medio, seguidos por las complicaciones de la cirugía y comprometen por lo tanto la absorción de grasas y vitami-
abdominal, la enteritis actínica, la enfermedad inflamatoria del nas liposolubles. Los ácidos grasos de cadena larga no absor-
intestino y las neoplasias. En países más desarrollados la en- bidos son hidroxilados por las bacterias colónicas y se con-
fermedad de Crohn suele ser la causa más frecuente vierten en un potente estímulo secretor para el epitelio colónico.
(Westergaard y Spady, 1993). Por otra parte, los ácidos grasos malabsorbidos forman jabo-
Fisiopatología. Pérdida de superficie absortiva. Las nes con el calcio de la luz y reducen la absorción de este últi-
resecciones de hasta la mitad del intestino delgado, con con- mo.
servación de la válvula ileocecal, no suelen tener consecuen- En las resecciones menos extensas, la caída del pool de
cias importantes y son bien toleradas. El síndrome suele pre- sales biliares no es tan severa y el aumento de la síntesis hepá-
sentarse cuando el intestino delgado remanente es menor de tica compensa parcialmente las pérdidas incrementadas. Esto
se traduce en una mayor capacidad de formación de micelas y,
por lo tanto, en una mejor absorción de lípidos. Sin embargo,
la llegada al colon de una mayor cantidad de sales biliares
Tabla 42-5. Causas más frecuentes de síndrome malabsorbidas en el intestino delgado puede inducir una im-
de intestino corto portante secreción de agua y electrólitos, la cual puede ser
eventualmente el principal componente de la diarrea posre-
En el niño sección.
Enteritis necrotizante
Atresia intestinal Hipersecreción gástrica. La resección intestinal extensa
Gastrosquisis va acompañada de hipersecreción gástrica, sobre todo en las
Vólvulo por malrotación del intestino medio fases iniciales. El aumento de la secreción gástrica no sólo
Aganglionosis aumenta la cantidad de fluido vertido en la luz sino que, ade-
más, acidifica el contenido del intestino superior y reduce su
En el adulto eficiencia digestoabsortiva.
Isquemia mesentérica Presencia de la válvula ileocecal. La pérdida de la válvula
Enteritis actínica
Cirugía abdominal complicada aumenta la posibilidad de sobrecrecimiento bacteriano retró-
Enfermedad de Crohn grado en el intestino delgado remanente. El sobrecrecimiento
Neoplasia bacteriano produce competencia intraluminal por los nutrientes
Derivación intestinal para la obesidad mórbida (consumo de glucosa, aminoácidos, B , etc.), desconjuga-
ción de las sales biliares (lo cual altera la formación micelar),

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42. INTESTINO DELGADO 803

reducción de la capacidad de digestión y transporte del epitelio alimentación parenteral da una idea cabal de la severidad de
intestinal e inflamación de la mucosa (con exudación y atrofia las distintas resecciones de intestino delgado combinadas con
vellositaria), todo lo cual contribuye a acentuar aún más la diferentes resecciones del colon (tabla 42-6).
deficiencia absortiva del intestino remanente. Manejo clínico. En las primeras etapas el paciente debe
Extensión del colon remanente. La resección del colon ser controlado frecuentemente en su balance hidroelectrolítico.
aumenta significativamente la gravedad del síndrome, no sólo El volumen del efluente fecal o de la ostomía y su contenido
por la disminución de la mencionada capacidad absortiva de electrolítico deben ser determinados diariamente, al menos los
agua y electrólitos, sino también porque el colon contribuye a primeros días, para ajustar de modo conveniente la reposición
la recuperación de nutrientes malabsorbidos. Los carbohidratos intravenosa. La administración intravenosa de bloqueadores
no absorbidos en el intestino delgado son metabolizados por de la secreción gástrica (ranitídina o inhibidores de la bomba
las bacterias colónicas y transformados en ácidos grasos de de protones) suele ser de utilidad para reducir las pérdidas
cadena corta (principalmente acético, propiónico y butírico), hidroelectrolíticas.
los cuales son en gran parte absorbidos y utilizados por el hués- Cuando se prevé insuficiencia intestinal significativa, ni
ped como sustratos metabólicos. Por otro lado, parte del bien el paciente esté estable debe iniciarse alimentación
nitrógeno de la luz colónica puede ser absorbido en forma de parenteral central. Comenzar la alimentación parenteral una
amonio y utilizado para la síntesis de aminoácidos no esen- vez instalada la desnutrición constituye un grave error. La
ciales. desnutrición compromete la capacidad digestoabsortiva e in-
Existencia de enfermedad en el intestino remanente. El terfiere seriamente en el proceso adaptativo, y sumerge al pa-
intestino remanente puede estar comprometido por la patolo- ciente en una espiral de falla intestinal-desnutrición-falla in-
gía que obligó a la resección, como en el caso de la enferme- testinal progresiva-desnutrición progresiva y muerte. La de-
dad de Crohn o el dafio actínico o isquémico, lo cual contri- pendencia futura de muchos de estos pacientes de la alimenta-
buirá en mayor o menor medida a la disfunción intestinal re- ción parenteral prolongada hace necesario cuidar al máximo
sultante. su lecho vascular venoso, central y periférico, utilizando ra-
Enfermedades concomitantes. La presencia de diabetes, cionalmente las vías intravenosas desde el principio del trata-
aterosclerosis, insuficiencia cardíaca u otras enfermedades con miento.
repercusión sistémica puede empeorar considerablemente el La alimentación oral se inicia una vez superado el íleo (o
comportamiento clínico del intestino corto. Por otra parte, la el riesgo de dehiscencia cuando hay anastomosis intestinales)
insuficiencia intestinal puede verse potenciada si existen otras con dietas de absorción alta, en forma progresiva, evaluando
alteraciones concomitantes del aparato digestivo, como permanentemente las pérdidas intestinales. En pacientes con
resección gástrica, vagotomía, insuficiencia pancreática o resección masiva y yeyunostomía alta, algunos autores acon-
hepatopatía crónica. sejan infundir en forma continua una solución de dextrosa
Capacidad de adaptación funcional del intestino. A partir isotónica a través de una sonda nasogástrica, para favorecer la
del momento de la resección sobrevienen cambios adaptativos absorción de agua y sodio en el yeyuno. Luego se puede pro-
que tienden a compensar la función perdida. A nivel de la gresar, utilizando dietas semielementales o peptídicas (carbo-
mucosa, las criptas se hacen más profundas y las vellosidades hidratos simples de baja osmolaridad y fácil absorción,
más altas. El intestino se dilata y se elonga. Ambos mecanis- péptidos, y baja proporción de lípidos ricos en ácidos grasos
mos aumentan significativamente la superficie absortiva y por de cadena mediana), ya sea administradas por sonda o bebidas
lo tanto la eficiencia intestinal. Los cambios son más eviden- en forma lenta y sostenida para distribuir la carga funcional a
tes en el íleon que en el yeyuno, y dependen de señales tróficas lo largo del día. Es importante recordar que el estímulo de los
neuroendocrinas y de la existencia de nutrientes en la luz in- nutrientes en la luz intestinal es crucial para favorecer el pro-
testinal. ceso adaptativo intestinal.
La adaptación es un proceso clínicamente evidente y ex- El manejo clínico en el postoperatorio alejado dependerá
plica la mejoría de los pacientes con el paso del tiempo (se en gran parte del tipo de resección intestinal:
necesita hasta un año para alcanzarse la máxima adaptación).
La desnutrición secundaria a la malabsorcíón compromete la
capacidad de adaptación.
Presentación clínica. Descontando las características pro- Tabla 42-6. Necesidad aproximada de alimentación parenteral
pias de cualquier postoperatorio y sus eventuales complica- prolongada en pacientes con síndrome de intestino corto según
la magnitud y el tipo de resección intestinal
ciones, la gravedad del cuadro depende fundamentalmente de
la magnitud y el tipo de la resección. Usualmente existen al- Colon Intestino delgado Tiempo de dependencia
gunos tipos más frecuentes de resecciones: 1) resección ileal remanente de alimentación parenteral
limitada con preservación de la válvula ileocecal; 2) resección
ileal extensa con hemicolectomía derecha, y 3) resección ex- < 30 cm Permanente
tensa yeyunoileal con mayor o menor resección del colon. La Intacto 40-70 cm 6-12 meses
diarrea y la malabsorción suelen ser leves o moderadas en el >80cm 1-6 meses
primer tipo, y llegan a ser muy severas en el tercero, sobre
todo en los pacientes con yeyunostomía alta. < 40 cm Permanente
50% 40-70 cm 6-12 meses
En el período inicial del posoperatorio lo más importante
>80cm 1-6 meses
son las pérdidas hidroelectrolíticas, las cuales deben ser co-
rregidas cuidadosamente por vía parenteral. Luego, cuando se < 60 cm Permanente
reanuda la alimentación oral, según la magnitud de la diarrea Sin colon 70 cm 6-12 meses
y de la malabsorción, el cuadro podrá presentar alteraciones 80-150 cm 1-6 meses
electrolíticas, desnutrición y deficiencias minerales y/o vita-
mínicas de diferente gravedad. El grado de dependencia de la Modificada de Gouttebel, 1986.

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804 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Resección ileal limitada con preservación del colon (y de formación de cálculos biliares de colesterol. En un intento de
la válvula ileocecal). Cuando la resección ileal es menor de evitar esta complicación diferentes grupos propusieron la
100 era, el cuadro suele ser dominado por la diarrea secunda- colecistectomía profiláctica; sin embargo, se debe tener en
ria al paso de sales biliares al colon. La colestiramina en dosis cuenta que la colecistectomía puede, en algunos casos, agra-
de 2 a 4 g, tres veces por día, suele ser útil para controlar la var la diarrea.
diarrea. Litiasis renal. Por diferentes mecanismos, el oxalato de la
En las resecciones más extensas, la esteatorrea por defi- dieta es absorbido en exceso a nivel del colon en los pacientes
ciencia de sales biliares es más frecuente. Si se constata con síndrome de intestino corto, lo cual produce hiperoxaluria
esteatorrea con la dieta regular del paciente, debe reducirse la y litiasis oxálica urinaria. La restricción en la dieta de alimen-
ingesta de grasas a 30-40 g/día, suplementando la dieta con tos ricos en oxalato, el aumento de la diuresis y el suplemento
triglicéridos de cadena mediana, los cuales no requieren oral de calcio y de citrato son medidas útiles para reducir la
solubilización micelar para su absorción. Todos los pacientes posibilidad de litiasis oxálica.
con esteatorrea deben recibir suplementos de calcio, magnesio Acidosis d-láctica. Si bien es una complicación poco fre-
y vitaminas liposolubles. La resección ileal obliga a la reposi- cuente, es importante reconocerla ya que produce alteraciones
ción parenteral de vitamina B . del comportamiento, confusión, nistagmo, oftalmoplejía, ataxia
Resección ileal extensa con hemicolectomía derecha. A la y acidosis metabólica con brecha aniónica normal (el ácido d-
esteatorrea secundaria a la deficiencia de ácidos biliares se ¡áctico no es medido por la determinación de ácido /-láctico
agrega la malabsorción de otros nutrientes y la posibilidad de habitual). El ácido d-láctico (no sintetizado por el huésped) es
desequilibrios hidroelectrolíticos por la pérdida de mayor su- producido por una flora colónica anormal secundariamente a
perficie absortiva. El objetivo es lograr un estado de equili- la sobrecarga de carbohidratos malabsorbidos en el intestino
brio administrando una dieta oral y objetivando las pérdidas delgado insuficiente. La reducción en la ingesta de carbohi-
fecales diarias de grasas, agua, electrólitos y eventualmente dratos refinados, la administración de antibióticos y el suple-
energía (estimada a partir de la determinación de grasas, mento de tiamina han sido medidas de utilidad en el tratamiento
nitrógeno y carbohidratos fecales). de esta complicación (Caldarini y col., 1996).
Los agentes antidiarreicos del tipo de la loperamida o la Cambios hepáticos. Las resecciones intestinales extensas
codeína suelen ser útiles para el control de la diarrea. Cuando originan frecuentemente esteatosis hepática sin repercusión
se sospecha sobrecrecimiento bacteriano del intestino delga- funcional importante. Sin embargo, algunos pacientes, sobre
do (ausencia de válvula ileocecal, dificultad en el tránsito, todo los niños, pueden desarrollar una esteatohepatitis (muy
existencia de asa ciega, etc.), el uso de antibióticos, como el similar a la hepatitis alcohólica), fibrosis, cirrosis e insuficien-
metronidazol o las tetraciclinas, puede mejorar claramente el cia hepática rápidamente progresiva. Los mecanismos no son
cuadro intestinal. bien conocidos, pero podrían estar implicadas la absorción de
Resección extensa del yeyunoíleon con mayor o menor sales biliares hepatotóxicas, la absorción de productos bacte-
resección del colon. Suele quedar el duodeno y cantidades rianos e inmunocomplejos y la utilización de alimentación
variables de yeyuno. Los pacientes con menos de un metro de parenteral (aunque esta última parecería ser sólo un factor aso-
yeyuno no suelen alcanzar un balance nutricional y necesitan ciado a la gravedad de las resecciones más que un factor causal)
de alimentación parenteral prolongada o de por vida. La gra- (Itoy Shils, 1991).
vedad aumenta cuando el colon no se encuentra en continui- Procedimientos quirúrgicos. Cirugía sobre el segmento
dad o ha sido extensamente resecado (tabla 42-6). La ingesta intestinal remanente. Se han descrito diferentes técnicas orien-
oral eleva las pérdidas en forma importante, por lo cual la tadas a aumentar el tiempo de tránsito y/o incrementar la su-
realimentación debe ser lenta y progresiva. La alimentación perficie mucosa del intestino remanente. Algunas de ellas son
parenteral realizada en forma cíclica nocturna en el domicilio, la reversión de un segmento de intestino delgado con la finali-
a través de catéteres permanentes, permite mantener a estos dad de frenar el tránsito, la construcción de asas recirculantes
pacientes por años en buen estado general, y muchas veces y las técnicas de duplicación (Georgeson y col., 1994). La ex-
con capacidad laboral. periencia con este tipo de operaciones es limitada y sus resul-
La administración intravenosa de somatostatina o las in- tados son poco previsibles. Debe tenerse en cuenta que la falla
yecciones subcutáneas de octreótido pueden ser útiles para de estas técnicas puede acarrear no sólo las complicaciones
reducir las pérdidas hidroelectrolíticas voluminosas. Actual- inherentes a cualquier cirugía intestinal compleja (sobre todo
mente se está indagando la eficacia clínica de la administra- en el caso de las duplicaciones), sino también la pérdida defi-
ción de factores hormonales o nutrientes con efectos tróficos nitiva de gran parte del poco intestino remanente, por lo cual
conocidos (como, por ejemplo, la hormona de crecimiento o deben ser consideradas procedimientos experimentales apli-
la glutamina) con el fin de potenciar el fenómeno adaptativo cables sólo a casos muy seleccionados y por cirujanos con pro-
intestinal (Byrme y col., 1995). fundo conocimiento del tema.
Complicaciones alejadas. Desnutrición caloricoproteica Trasplante de intestino delgado. El desarrollo de potentes
y déficit de nutrientes. Además de la desnutrición calorico- fármacos inmunosupresores (ciclosporina y FK506) ha impul-
proteica, los pacientes pueden presentar deficiencias vitamí- sado en los últimos años la posibilidad de trasplantar con éxi-
nicas (sobre todo de vitamina B12 y vitaminas liposolubles) y to el intestino delgado en pacientes con resecciones masivas
de minerales como magnesio, calcio, cinc, selenio, etc., las de intestino, atresia intestinal y seudoobstrucción crónica se-
cuales contribuyen a agravar el cuadro clínico y metabólico. vera. Existen varios tipos de trasplante intestinal: intestino
Enfermedad ósea. Los pacientes desarrollan osteoporosis delgado solo, intestino delgado y parte del colon, e intestino
y/u osteomalacia en forma secundaria a la malabsorción cró- combinado con hígado (para pacientes con falla hepática con-
nica de calcio y vitamina D, en combinación con grados varia- comitante).
bles de desnutrición proteica. Si bien el trasplante es actualmente posible, el rechazo del
Litiasis vesicular. La disminución de la secreción de sales intestino es una complicación grave, sobre todo por la alta in-
biliares secundaria a su malabsorción aumenta el riesgo de cidencia de complicaciones sépticas. Según las cifras del re-

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42. INTESTINO DELGADO 805

gistro internacional de trasplante de intestino delgado, la BIBLIOGRAFÍA


sobrevida del trasplantado es de 100 % al año y de 70 % a los
5 años. La sobrevida del intestino trasplantado es del 86 % al Byrme TA, Persinger RL, Young LS, et al: A new treatment for patients
año y del 54 % a los 5 años. with short-bowel syndrome. Growth hormone, glutamine and a
Dada la naturaleza experimental de este trasplante, por el modified diet. Ann Surg 222:243-255, 1995.
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entrenados. Philadelphia, 1993.

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Apéndice cecal

Carlos Oampo derecho del abdomen era considerada una enfermedad del ciego
(tiflitis o peritiflitis).
Anatomía. Embriológicamente el apéndice cecal es una Epidemiología. La apendicitis aguda es una de las causas
continuación del ciego y se origina a partir de su porción más comunes de cirugía abdominal urgente. No obstante, dado
posteromedial, aproximadamente a 2,5 cm por debajo de la que no es una enfermedad de denuncia obligatoria, su inci-
válvula ileocecal. dencia exacta aún se desconoce. Se estima que ocurren 1,33
Las capas del apéndice están constituidas por la mucosa, caso de apendicitis aguda cada 1000 habitantes en el hombre
la submucosa y la muscular. La mucosa es una continuación y 0,99 caso cada 1000 habitantes en la mujer. La etapa de ia
del epitelio colónico, mientras que la capa submucosa contie- vida donde se registra la más alta incidencia es entre los 10 y
ne abundantes folículos linfoideos. La cantidad de éstos varía 20 años, y es poco frecuente en pacientes menores de 2 años y
según la edad. Los niños menores de 2 años presentan escasa mayores de 60. Es más común en personas de raza blanca y en
cantidad de folículos, pero a partir de esa edad se incrementa los que tienen una alimentación con poco contenido de celu-
su número gradualmente, hasta un máximo de 200 folículos losa.
entre los 12 y 20 años. Después de los 30 años se produce una En los últimos años, se ha informado una reducción en la
reducción significativa a menos de la mitad, y en personas tasa de incidencia de apendicitis aguda. La causa de este fenó-
mayores de 60 años hay ausencia de folículos linfoideos. meno no es bien conocida, pero podría deberse al cambio en
La porción muscular del apéndice comprende una capa la alimentación y al uso masivo de antibióticos. La incorpora-
interna y otra externa. La capa interna circular es la continua- ción cada vez más frecuente de alimentos ricos en fibras redu-
ción de la capa muscular del ciego; la capa externa longitudinal ciría el riesgo de apendicitis al disminuir la formación de
está formada por la coalescencia de las tres tenias del colon. fecalitos. Por otro lado, la utilización indiscriminada de los
Este conocimiento es de utilidad práctica para identificar el antibióticos, en enfermedades que cursan con dolor abdomi-
apéndice, ya que su origen se encuentra indefectiblemente nal, permitiría el tratamiento efectivo en algunos pacientes con
donde finaliza la tenia anterior del colon. El mesentcrio del apendicitis aguda insospechada.
apéndice (mesoapéndice) es una continuación de la hoja infe-
rior del mesenterio del intestino delgado y pasa por detrás del
íleon terminal. La arteria apendicular, rama de la arteria ileo-
cólica, atraviesa el borde libre del mesoapéndice (fig. 43-1).
Mientras que la relación de la base del apéndice con la
pared del ciego es constante, la punta puede encontrarse en
diferentes localizaciones (retrocecal, pelviana, preileal, retro-
ileal y subcecal). La posición más frecuente es la retrocecal
(65 %), y en la mayoría de los casos el apéndice es intraperi-
toneal. La segunda ubicación en orden de frecuencia es la
pelviana (30 %), en donde el apéndice se encuentra en el bor-
de de la pelvis o dentro de ésta. En alrededor del 5 % de los
casos la punta del apéndice es extraperitoneal y pasa por de-
trás del colon o del íleon distal. La malrotación o descenso
anómalo del ciego se asocia con localizaciones anormales del
apéndice, el cual puede estar en cualquier lado entre la fosa
ilíaca derecha y el área infraesplénica.

APENDICITIS AGUDA

Definición. La apendicitis aguda es la inflamación aguda


del apéndice cecal, cuyo reconocimiento como entidad clínica Fig. 43-1. Esquema anatómico que muestra el apéndice cecal, su irrigación
y anatomopatológica se debe a Reginald Fitz (1886). Hasta y sus principales relaciones. I, Ciego; 2, apéndice; i, arteria apendicular;
entonces, la inflamación localizada en el cuadrante inferior' 4, mesoapéndice; 5, íleon; 6, arteria ileobicecoapendiculocólíca.

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43. APÉNDICE CECAL 807

Etiopatogenia. La obstrucción luminal es el hecho desen- nosa). Finalmente, la secreción permanente de las porciones
cadenante universalmente aceptado de la apendicitis aguda. viables de la mucosa apendicular produce un aumento mayor
Esta obstrucción puede ser consecuencia de factores luminales, de la presión intraluminal, lo cual provoca la perforación de
parietales o extraparietales. las zonas infartadas (apendicitis perforativa). En esta etapa, el
Entre las causas luminales se citan los fecalitos, los pará- contenido apendicular e intestinal pasa libremente a la cavi-
sitos, los cuerpos extraños y el bario espeso. La apendicitis dad abdominal.
aguda secundaria a un fecalito predomina en la población adulta Diagnóstico. Aún hoy, el diagnóstico de la apendicitis agu-
y estaría favorecida por una dieta escasa en fibras y rica en da se basa principalmente en el examen clínico. Los signos y
hidratos de carbono. Su formación comienza con el atrapa- síntomas típicos de apendicitis aguda están presentes aproxi-
miento de una fibra vegetal en la luz del apéndice, lo cual madamente en el 70 al 80 % de los pacientes, y bastan para
estimula la secreción y el depósito de mucus rico en calcio establecer el diagnóstico. En los pacientes con signos y sínto-
sobre la fibra vegetal. El fecalito puede alcanzar diámetros de mas atípicos, el diagnóstico surge de una combinación de da-
hasta 1 cm. La obstrucción luminal por parásitos es el resulta- tos aportados por la clínica y distintos exámenes complemen-
do de una infestación intestinal, habitualmente por Enterobius tarios (laboratorio, radiología, ecografía, etcétera).
vermicularis o por Ascaris lumbricoides. Si bien la presencia Presentación clínica. Los síntomas más frecuentes y ca-
de un cuerpo extraño o de bario espeso dentro de la luz del racterísticos de la apendicitis aguda son dolor abdominal, naú-
apéndice es de observación poco frecuente, existen publica- seas y vómitos. Al comienzo, el enfermo experimenta en for-
ciones que la avalan como factor etiológico en la apendicitis ma brusca dolor abdominal difuso, más pronunciado en el
aguda. epigastrio o alrededor del ombligo. Habitualmente se presenta
Los factores parietales patogénicos de la apendicitis agu- como dolor cólico o continuo pero de moderada intensidad
da son la hiperplasia de los folículos linfoideos y losj tumores Este dolor es causado por la distensión del apéndce y se trans-
del apéndice cecal. La hipefrpIasia de los folículos linfoideos mite a través del plexo solar como un dolor visceral genuino.
es el factor más común (60 %) y es más frecuente en personas A menudo este cuadro doloroso inicial se acompaña de un es-
jóvenes, en quienes, como ya se ha descripto, la cantidad del tado_nauseso y puede, aunque no siempre, llegar al vomito.
tejido linfoideo submucoso es mayor. Esta hiperplasia puede Después de 3 a 4 horas el dolor se traslada a la fosa ilíaca
ser congénita o secundaria a una enfermedad sistémica (sa- derecha como un dolor intenso, originado por la irritación del
rampión, mononucleosis, infección viral respiratoria, etc.) o peritoneo parietal posterior. Esta irritación es producida por el
una enterocolitis bacteriana (Salmonella, Shigella, Yersinia, contacto de la serosa inflamada del apéndice con el peritoneo
Campylobacter). Aproximadamente en el 1 % de las apendicitis parietal anterior, y se transmite por las astas posteriores de la
agudas el mecanismo desencadenante son los tumores del cie- rnédula como un dolor somático.
go o del apéndice. Esta secuencia de dolor periumbilical o epigástrico (dolor
La compresión luminal estrínseca por tumores o metástasis visceral), náuseas o vómitos, y dolor focalizado en la fosa ilíaca
es una causa poco frecuente de apendicitis. Sin embargo, esta derecha (dolor somático) es conocida como cronología de
etiología debe ser considerada, en especial en pacientes ma- Murphy y se la encuentra en el 55 % de los casos, aunque
yores de 60 años. también puede ocurrir en alrededor del 20 % de los pacientes
Recientemente se han descripto causas no obstructivas de con otras patologías intraabdominales.
apendicitis aguda. El ejemplo más claro es la apendicitis en Las náuseas están presenten en 9 de cada 10 enfermos con
enfermos con síndrome de inmunodeficiencia adquirida apendicitis aguda, mientras que los vómitos ocurren en el 60 %
(SIDA). En estos casos la infección oportunista por citome- de los casos. Estos no son intensos ni prolongados y habitual-
galovirus (CMV) es muy común y afecta todo el tracto gastro- mente se producen uno o dos episodios después del dolor
intestinal. Aproximadamente el 30 % de las apendicitis agu- visceral inicial.
das en pacientes con SIDA son secundarias a esta infección. I.os signos típicos de apendicitis aguda son el dolor a la
Fisiopatología. Los factores principales que intervienen palpación y descompresión y defensa muscular sobre la fosa
en el desarrollo de una apendicitis aguda son la hipertensión ilíaca derecha. Estos signos se presentan cuando el apéndice
endoluminal por aumento de la secreción democa, la falta de inflamado se ubica en posición anterior e indican irritación
elasticidad de las paredes del apéndice y la exaltación de la peritoneal.
virulencia de los gérmenes habituales en su luz. A la palpación, el punto máximo de dolor se percibe a
A partir de la obstrucción luminal, la secreción continua 3,5-5 cm de la espina ilíaca anterosuperior, sobre una línea
de la mucosa del apéndice produce acumulación de mucus en imaginaria que la une con el ombligo (signo de McBurney). El
su luz. Esto, junto con la falta de elasticidad de las paredes del dolor a la descompresión se provoca al retirar en forma brusca
apéndice, eleva la presión intraluminal con el consiguiente la mano, después de una palpación profunda y sostenida en el
bloqueo del drenaje linfático. La acumulación de moco y la punto de McBurney (signo de Blumberg).La defensa muscu-
estasis del contenido apendicular favorecen el desarrollo bacte- lar o resistencia_muscular a la palpación sobre la fosa ilíaca
riano. En esta etapa, el apéndice presenta úlceras mucosas e derecha es proporcional a la severidad del proceso inflamatiorio,
importante edema parietal (apendicitis congestiva). particularmente en personas jóvenes. En las primeras etapas
Si el proceso continúa, la presión intraluminal alcanza va- de la enfermedad, la defensa muscular consiste principalmen-
lores suficientes para bloquear el drenaje venoso, lo cual pro- te en rigidez voluntaria. Cuando el proceso de irritación peri-
duce mayor edema parietal e isquemia del apéndice. Por otro toneal progresa, aumenta el espasmo muscular y en gran parte
,)ado, la invasión bacteriana se expande a través de todas las se vuelve involuntario.
capas (apendicitis aguda supurativa). Las variaciones en la posición del apéndice inflamado
La progresión inflamatoria lleva a la trombosis venosa y modifican los signos físicos típicos. En la apendicitis retrocecal
luego al compromiso de la irrigación arterial. En el borde los signos abdominales anteriormente decriptos son menos
antimesentérico del apéndice, que es el área de menor irriga- notables y el dolor es más intenso en el flanco derecho. Cuan-
ción, se producen infartos elipsoidales (apendicitis gangre- do el apéndice está suspendido en la cavidad pélvica, el dolor

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808 SECCIÓN VI. ABDOMEN

solo se puede provocar al relaizar el tacto rectal; en este caso, la patología abdominal aguda que con mayor frecuencia re-
la presión digital sobre el lado derecho del fondo de saco de quiere tratamiento quirúrgico durante el embarazo (1:1500).
Douglas provoca dolor en la región suprapúbica. En estas si- El diagnóstico no ofrece dificultad en los dos primeros tri-
tuaciones también son de utilidad algunos signos localizadores. mestres del embarazo, ya que la presentación clínica es simi-
El signo del psoas está presente cuando el apéndice se halla en lar a la mencionada en la población general. Por el contrario,
contacto con el músculo psoas, y es positivo cuando el pacien- en el último trimestre el cuadro clínico es atípico y, además,
te experimenta dolor frente a la contracción del músculo. Se una serie de síntomas propios del embarazo pueden simular
lo provoca mediante resistencia a una flexión activa o la ex- una apendicitis. El progresivo agrandamiento del útero hace
tensión pasiva del miembro inferior. El signo del obturador se que el ciego se desplace en sentido lateral y, por consiguiente,
produce cuando el apéndice esta en contacto con el músculo la punta del apéndice sufre una rotación en sentido antihorario
obturador interno en la pelvis. Es positivo si el paciente refie- (fig. 43-2). Esto explica las variaciones en la localización del
re dolor en el hipogastrio durante el estiramiento del músculo dolor según progrese el embarazo. En el primero y segundo
obturador interno. Se lo provoca mediante la rotación interna trimestre el dolor se localiza en la fosa ilíaca derecha, mien-
y pasiva del muslo derecho flexionado mientras el paciente tras que en el último trimestre puede ubicarse en el flanco o el
está en posición supina. Por último, el signo de Rovsing con- hipocondrio derecho. Los síntomas asociados a irritación
siste en el dolor en el flanco derecho y fosa ilíaca derecha provo- peritoneal están disminuidos o ausentes, debido a que la laxi-
cado por la palpación profunda en el flanco izquierdo y fosa tud de los músculos abdominales y el agrandamiento del útero
ilíaca izquierda, y se produce el desplazamiento de gas alejan el apéndice de la pared abdominal anterior. Además, las
desde el lado izquierdo hacia el derecho con la consiguiente náuseas, los vómitos, el malestar abdominal o los síntomas de
distensión del apéndice inflamado. infección urinaria son trastornos frecuentes en el embarazo
Los signos vitales prácticamente no se modifican en la ¡normal y pueden confundir o enmascarar los síntomas de
apendicitis aguda no complicada. Puede haber un aumento en apendicitis aguda.
1 o 2 grados de la temperatura corporal; sin embargo, cifras El pronóstico materno y fetal es bueno cuando la enferme-
mayores de 38°C son de observación infrecuente. Por otro lado, dad está limitada al apéndice, pero cuando ocurre perforación
aun en presencia de una apendicitis avanzada, la temperatura la mortalidad fetal se eleva significativamente, con cifras que
puede ser normal. La frecuencia cardíaca es normalo está poco oscilan entre 10 y 35 %.
elevada. (done by 007) Apendicitis en pacientes inmunodeprimidos. El diagnósti-
Formas clínicas especiales. Los síntomas y signos co de apendicitis aguda en estos pacientes es difícil, no sólo
descriptos anteriormente corresponden a una presentación clí- por la preentación atípica, sino también por las enfermedada-
nica típica de apendicitis aguda no complicada. Sin embargo, des asociadas a la inmunodepresión que tienen un cuadro clí-
muchos casos de apendicitis tienen presentación atípica, ya • nico semejante al de la apendicitis. El dolor abdominal es di-
sea por la edad del paciente o por la presencia de trastornos
asociados. En estos casos la sospecha diagnóstica es baja y,
por lo tanto, se eleva la frecuencia de complicaciones evoluti-
vas de la apendicitis aguda.
Apendicitis en infantes y niños. El diagnóstico de apen-
dicitis aguda en infantes y niños es dificil. Esto se debe funda-
mentalmente a la elevada frecuenacia de síntomas atípicos y a
la imposibilidad de realizar un adecuado exámen clínico. El
dolor abdominal es difuso, sin localizaciión ni cronología ca-
racterística de apendicitis. Fiebre, vómitos, irritabilidad y dia-
rrea son los síntomas más frecuentes y están presentes desde
el inicio de la enfermedad. En la exploración física el hallazgo
más común es la distensión abdominal.
La baja incidencia de apendicitis aguda y la presentación
clínica atípica en niños menores de 10 años hacen que el diag-
nosticó no se sospeche inicialmente. Este retraso es responsa-
ble de láalta incidencia (50 a 80 %) de perforación apendicular
en esta etapa de la vida.
Apendicitis en ancianos. Al igual que en los infantes y ni-
ños. la incidencia de perforación apendicular en pacientes
mayores de 60 años es alta, y oscila entre 40 y 90 %. La expli-
cación de este fenómeno no sólo se debe al retraso en el diag-
nóstico y a condiciones locales en el apéndice de los ancianos
¡ alteración de la irrigación sanguínea y debilidad de la pared
del apéndice), sino también a una demora en la consulta por
parte de los pacientes. Los síntomas clásicos de dolor abdomi-
nal. anorexia y vómitos están presentes en los ancianos pero
sonde menor intensidad que en personas jóvenes. La localiza-
ción del doior en la fosa ilíaca derecha ocurre en etapas más
tardías de la enfermedad. Los datos al examen físico pueden
ser mínimos o estar ausentes. La distensión abdominal y la
defensa muscular leve son los signos más frecuentes. Fig. 43-2. Cambios en la posición del apéndice durante el embarazo. Se
Apendicitis durante el embarazo. La apendicitis aguda es observa su ascenso y una rotación de su punta en sentido antihorario.

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43. APÉNDICE CECAL 809

fuso, de intensidad moderada y no muestra la secuencia puede confirmar o excluir el diagnóstico e identificar sus com-
cronológica típica. Las infecciones oportunistas del aparato plicaciones evolutivas (peritonitis, absceso) con cifras de sen-
digestivo, especialmente las secundarias a citomegalovirus, son sibilidad y especificidad aceptables. Además, en ausencia de
frecuentes en este tipo de pacientes y pueden darsíntomas y apendicitis aguda, ocasionalmente se puede establecer duran-
signos similares a los de la apendicitis aguda. te el examen un diagnóstico alternativo.
Exámenes complementarios. Laboratorio. Las determi- Un examen ecográfico es de utilidad diagnóstica cuando
naciones de laboratorio más utilizadas en el diagnóstico de el músculo psoas 'y los vasos ilíacos externos son perfecta-.
apendicitis aguda son el recuento de glóbulos blancos y su mente identificados(fig. 43-3) y la compresión del ciego e
fórmula. Aproximadamente 70 % de los pacientes con íleon terminal con el transductor permite evaluar la región
apendicits presentan leucocitosis superior a 10.000/mm3 y una retrocecal. Aproximadamente en 3 a 11 % de los pacientes
derivación a la izquierda de su fórmula. Sin embargo, el re- estas condiciones no existen y el estudio no se puede realizar
cuento leucocitario es normal en un número importante de por defectos técnicos. El apéndice aparece como una estructu-
pacientes con apendicitis aguda (30 %),_aún en presencia de ra intestinal en saco ciego, que se origina en la porción infe-
apendicitis perforada; además, la leucocitosis está presente en rior del ciego. Enel plano transversal la submucosa se identi-
25-75 % de pacientes con otras causas de dolor en la fosa ilíaca f i c a como un anillo ecogénico, rodeado de una capa externa
derecha. En conclusión, a pesar de su elevada sensibilidad, suhipoecogénica, que representa la túnica muscular (fig. 43-4).
utilidad en la práctica diaria es limitada a causa de su escasa Además de identificar el apéndice, se debe investigar la inte-
especificidad. Cuando existe una discordancia entre el recuento gridad de la línea ecogénica de la submucosa y la presencia de
de glóbulos blancos y los hallazgos clínicos, son éstos los que fecalitos y de colecciones periapendiculares.
deben ser tenidos en cuenta en el diagnóstico de apendicitis
aguda. El único valor de un recuento leucocitario normal es
que refuerza la decisión de observar, en lugar de operar inme-
diatamente, a un paciente con signos clínicos equívocos de
apendicitis aguda.
Es frecuente la determinación de análisis de orina en pa-
cientes con sospecha de apendicitis. No obstante, la identifi-
cación de un número significativo de microorganismos en el
sedimento urinario, aunque indica la presencia de infección
urinaria, no descarta un diagnóstico de apendicitis aguda.
Radiografía convencional. Si bien no hay ningún signo
radiológico patognomónico de apendicitis aguda, la radiogra-
fía simple de abdomen ha sido uno de los exámenes más utili-
zados en pacientes con sospecha de apendicitis aguda. Varios
signos rediológicos han sido descriptos: gas o fecalito en el
apéndice; nivel líquido o dilatación del íleon terminal, ciego o
colon ascendente; deformidad, edema u obliteración del cie-
go; borramiento de la sombra del psoas; gas en el retroperitoneo
o libre intraabdominal, y escoliosis de la columna dorsal. Nin-
guno de estos signos son específicos de apendicitis aguda y
pueden ser encontrados en pacientes con otras causas de dolor
en la fosa ilíaca derecha y en sujetos normales. Por estas razo-
nes, en pacientes con diagnóstico clínico presuntivo de apen-
dicitis aguda no complicada, no es aconsejable el uso sistemá-
tico de la radiografía simple de abdomen.
Colon por enema. El uso del colon por enema en la apen-
dicitis aguda se basa en el hecho de que un apéndice normal
puede ser rellenado con bario, mientras que un apéndice obs-
truido como consecuencia del proceso inflamatorio no permi-
te el pasaje de la sustanciade contraste. Sin embargo, ambas
premisas son cuestionables. En primer lugar, aproximadamente
10 a 20 % de los apéndices normales no se rellenan con bario.
En segundo lugar, el proceso inflamatorio puede estar locali-
zado en un sector del apéndice y, por lo tanto, puede haber
relleno parcial o total con bario en un apéndice inflamado. Se
han descripto también signos indirectos de apendicitis en el
colon por enema, como defecto extrínseco en la pared del cie-
go y su irritabilidad. Aunque se publicaron altos índices de
sensibilidad y especificidad del colon por enema en el diag-
nóstico de apendicitis aguda, los problemas técnicos (incomo-
didad, consumo de tiempo, exposición a radiaciones) limitan
su uso a casos seleccionados.
Ecografía. partir de su introducción en 1986, la ecografía Fig. 43-3. Corte ecográfico transversal normal sobre la fosa ilíaca derecha.
apendicular ha sido cada vez más empleada en la evaluación RA, Recto anterior; C, ciego; P, psoas; AI, arteria ilíaca interna; VI, vena
de pacientes con sospecha de apendicitis aguda. Este método ilíaca interna.

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810 SECCIÓN VI. ABDOMEN

vencional y si es necesario en mujeres jóvenes, se completa el


examen con ecografía transvaginal. La ccografía tiene exce-
lente sensibilidad y especificidad en el diagnóstico de patolo-
gías que se presentan con signos y síntomas similares a la
apendicitis aguda. Entre las desventajas principales de la
ecografía se incluyen el hecho de que en un porcentaje va-
riable de pacientes el estudio es técnicamente insatisfactorio
(pacientes obesos, distendidos, etc.) y que para un examen
adecuado se necesitan equipos modernos y personal experi-
mentado las 24 horas del día.
Tomografía axial computada (TC). Los signos tomográ-
ficos de apendicitis aguda son la presencia de un apéndice
engrosado (mayor a 6 mm), con signos inflamatorios
periapendiculares. y/o la detección de flemón o absceso
pericecal asociado a un fecalito calcificado. La presencia de
cambios inflamatorios pericecales (flemón o absceso) sin la
visualización de un apéndice anormal es altamente sugestiva
pero no diagnóstica de apendicitis aguda. La TC es muy exac-
ta para detectar complicaciones de la apendicitis aguda, como
flemón o absceso periapendicular, obstrucción intestinal, abs-
ceso hepático o trombosis mesentérica. Hay pocos estudios
prospectivos que evalúan la utilidad de la tomografía compu-
tada en el manejo clínico de los pacientes con apendicitis. Sin
embargo, su uso es imprescindible para diferenciar entre flemón
o absceso en pacientes que se presentan inicialmente con masa
palpable en la fosa ilíaca derecha.
Laparoscopia. La introducción de fuentes de luz fibroen-
doscópicas ha ampliado las indicaciones de la laparoscopia en
el diagnóstico y tratamiento de distintas enfermedades intra-

Fig. 43-4. Corte ecográfico transversal de un apéndice inflamado. Se ob-


servan las tres capas del apéndice, desde adentro hacia afuera: la mucosa
(1), la submucosa (2) y la muscular (3).

La demostración de un apéndice no compresible, de 7 mm


o más en el diámetro anteroposterior, es el criterio diagnóstico
más importante de apendicitis (fig. 43-5). La presencia de un
fecalito significa un estudio positivo, independientemente del
tamaño del apéndice. La visualización de una solución de con-
tinuidad en Sa línea ecogénica de la mucosa representa necrosis
y perforación inminente. En caso de apendicitis perforada se
puede observar una colección líquida periapendicular o líqui-
do libre intraabdominal.
Un apéndice que mide 6 mm o menos en su diámetro
anteroposterior es ecográficamente un apéndice normal, lo cual
excluye el diagnóstico de apendicitis aguda. Es importante ver
toda la extensión del apéndice ya que el proceso inflamatorio
puede estar localizado sólo en un sector de aquél.
La eficacia diagnóstica de la ecografía en la apendicitis
aguda ha sido probada en varios estudios prospectivos. La sen-
sibilidad actual del método es del 84 al 96 % y la especificidad
del 94 al 98 %.
Cuando se excluye ecográficamente la apendicitis aguda, Fig. 43-5. Corte ecográfieo longitudinal de un apéndice inflamado. Se ob-
se debe tratar de establecer en el mismo examen un diagnósti- serva el apéndice aumentado de tamaño (más de 7 mm) en toda su exten-
co alternativo. Se examina todo el abdomen con ecografía con- sión (A).

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43. APÉNDICE CECAL 811

abdominales, La principal ventaja de la laparoscopía en el diag-


nóstico de la apendicitis aguda es su capacidad para visualizar
directamente el apéndice. EL criterio diagnóstico es la identifi-
cación de un apéndice inflamado o la presencia de signos de
inflamación en la fosa ilíaca derecha sin patología intraabdo-
minal concomitante. La apendicitis aguda se excluye cuando
se identifica un apéndice normall o se ve otra patología abdo-
minal que justifique el cuadro clínico. (done by 007)
Son contraindicaciones relativas de laparoscopia la pre-
sencia de incisiones previas, la obesidad y la distensión abdo-
minal. Por fallas técnicas o variantes anatómicas, aproxima-
damente en 15 % de los pacientes no se puede visualizar el
apéndice. La sensibilidad diagnóstica oscila entre 70 y 100 %,
con una especificidad de 73 a 95 %. El error más frecuente es
considerar normal un apéndice inflamado (falso negativo), lo Fig. 43-6. Algoritmo para el diagnóstico de apendicitis aguda no compli-
cual ocurre cuando no se examina el apéndice en toda su ex- cada.
tensión. El uso de la laparoscopia ha reducido el porcentaje de
apendicectomías negativas en mujeres jóvenes a cifras infe-
riores al 5 %, lo cual se debe fundamentalmente a la capaci- Tabla 43-1. Enfermedades más comunes en el diagnóstico
dad del método para diagnosticar patologías ginecológicas de diferencial de la apendicitis aguda
síntomas similares a los de la apendicitis aguda. Otra ventaja
de la laparoscopia en manos experimentadas es la posibilidad Apéndice Tracto urinario
de extraer el apéndice por esta vía después de efectuar el diag- Tumores Cólico renal
nóstico. Mucocele Pielonefritis
La principal desventaja de la laparoscopia es su invasividad, Colon Utero-ovario
la necesidad de anestesia general y sus eventuales complica- Cáncer Enfermedad inflamatoria
ciones. La mayoría de éstas son menores, aunque se han pu- Diverticulitis pélvica
blicado casos de lesiones vasculares e intestinales graves. Enfermedad de Crohn Embarazo ectópico
Evaluación diagnóstica. En conclusión, aproximadamen- Obstrucción intestinal Ruptura de quiste ovárico,
Tiflitis (leucémica, amebiana) folículo o cuerpo lúteo
te 70 % de los pacientes con apendicitis aguda tienen una pre- Aparato biliar Salpingitis
sentación típica y los hallazgos clínicos son suficientes para Colecistitis Abscesos tuboováricos
establecer el diagnóstico. En el resto de los pacientes, los sín- Intestino delgado Otros
tomas y signos son atípicos o inespecíficos, ya sea por la edad, Adenitis Epididimitis aguda
e! sexo o trastornos asociados. Esto dificulta el diagnóstico Ulcera duodenal aguda Infección por CMV
clínico, con el consiguiente aumento de apendicectomías ne- Ulcera duodenal perforada Cetoacidosis diabética
gativas o apendicectomías tardías.. La radiografía convencio- Gastroenteritis Pancreatitis
nal y los exámenes de laboratorio carecen de exactitud y no Obstrucción intestinal Infección parasitaria
deberían usarse en forma sistemática con fines diagnósticos. Tuberculosis Neumonía basal
Invaginación intestinal Pleuritis
La tomografía axial computada no tiene buena sensibilidad en Enfermedad de Crohn Absceso del psoas
estadios tempranos de la enfermedad, auqnue está especial-
mente indicada para diferenia entre flemón y absceso en
pacientes que se presentan con masa palpable en la fosa ilíaca
derecha. Elcolon por enema, dada las dificultades técnicas y
la exposición a radiaciones, no puede ser usado en forma sis- La gastroenteritis viral es una infección autolimitada, que
temática. Por último, la ecografía y la laparoscopia tienen ex- se caracteriza por diarrea líquida abundante, náuseas y vómi-
celentes cifras de sensibilidad y especificidad, y son capaces tos. Los cólicos abdominales preceden a las evacuaciones lí-
de reducir el porcentaje de laparotomías negativas a cifras me- quidas; y en la exploración física, el abdomen se relaja entre
nores del 5 %, sin elevar la cifra de apendicectomías tardías. los cólicos y no hay signos de localizacion del dolor. La adenitis
La elección de uno u otro método depende de preferencias mesentérica es la enfermedad que con mayor frecuencia se
personales y de su disponibilidad. En la figura 43-6 se propo- confunde con la apendicitis aguda en los niños. Habitualmen-
ne un algoritmo diagnóstico para la apendicitis aguda no com- te hay antecedentes de infección reciente de las vías aéreas
plicada. respiratorias. El dolor abdominal es más difuso, y a menudo
Diagnostico diferencial. Prácticamente todas las patolo- los pacientes se quejan de otros síntomas de infección viral,
gías que cursan con dolor abdominal pueden confundirse o como cefaleas, mialgias y fotofobia. La ecografía puede ayu-
dar síntomas similares a los de la apendicitis aguda. En algu- dar a establecer el diagnóstico al visualizar adenopatías au-
nos casos el diagnóstico diferencial surge fácilmente; en otros, mentadas de tamaño en la fosa ilíaca derecha. La invaginación
por el contrario, el diagnóstico definitivo sólo se puede esta- intestinal o intususcepción, a diferencia de la apendicitis agu-
blecer mediante los hallazgos intraoperatorios y la anatomía da, predomina en niños menores de 2 años. El cuadro clínico
patológica. En la tabla 43-1 se detallan, separadas por órga- se caracteriza por dolores cólicos de aparición brusca. Entre
nos, las enfermedades más comunes que se deben considerar los ataques de dolores cólicos el paciente parece estar bien, y
en el diagnóstico diferencial de una probable apendicitis. al cabo de varias horas suele expulsar heces sanguinolentas y
En infantes y niños las patologías que se deben diferenciar con moco. Al examen físico se puede palpar una tumoración
de la apendicitis aguda son la gastroenteritis, adenitis mesen- en forma de "salchicha" en la fosa ilíaca derecha. El diagnós-
térica, invaginación intestinal y neumonía basal. tico de intususcepción se puede establecer claramente mediante

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812 SECCIÓN VI. ABDOMEN

ecografía abdominal. La neumonía basal en niños, al producir tratamiento quirúrgico una vez que el paciente ha consultado.
irritación diafragmática, se puede expresar con dolor abdomi- La incidencia global de perforación apendicular es de 10 a
nal y ser confundida con apendicitis aguda. 32 %; sin embargo, esta cifra varía según se considere la edad
El porcentaje más alto de apendicectomías negativas ocu- y los trastornos asociados (véase Formas clínicas especiales).
rre en mujeres jóvenes, con cifras que oscilan entre 32 y 45 %. Después de la perforación se produce el pasaje del conte-
Las enfermedades ginecológicas que se diagnostican errónea- nido apendicular hacia la cavidad peritoneal. En la mayoría de
mente como apendicitis aguda son, en orden decreciente de los casos la obstrucción, que originó la apendicitis aguda, im-
frecuencia, enfermedad inflamatoria pélvica, folículo ovárico pide el pasaje del contenido del ciego hacia el peritoneo. En
roto, salpingitis aguda, endometriosis y embarazo ectópico roto. estos pacientes el proceso inflamatorio se focaliza en la re-
La enfermedad inflamatoria pélvica se caracteriza por una gión periapendicular al bloquearse la infección entre el epiplón,
mayor duración de los síntomas, generalmente 2 a 3 días, a colon, asas intestinales y pared abdominal. Esto constituye el
diferencia de la apendicitis aguda en que aquéllos duran en flemón apendicular, que contiene mínima cantidad de pus. Si
promedio 17 horas. Los síntomas gastrointestinales son poco el proceso avanza, se forma una cavidad de pus bien delimita-
frecuentes y el dolor abdominal es más difuso, con predomi- da, es decir, un absceso apendicular. Cuando este mecanismo
nio en ambas fosas ilíacas. Al examen físico no se encuentra defensivo falla, se produce una peritonitis difusa; en esta eta-
la defensa muscular característica de la apendicitis, pero suele pa la infección se extiende desde la fosa ilíaca derecha hacia
haber un exquisito dolor a la descompresión. Al tacto vaginal, la cavidad abdominal y los dos sitios especialmente afectados
la movilización del cuello uterino produce dolor de intensidad son el fondo de saco de Douglas y el espacio subfrénico dere-
variable. La ruptura de un folículo ovárico puede dar lugar a cho. La pileflebitis es una complicación infrecuente pero gra-
un dolor abdominal bajo de aparición brusca, en el medio del ve de la perforación apendicular.
ciclo menstrual. Por esto último también se lo denomina Los diagnósticos de flemón y absceso apendicular surgen
síndrome del mittelschmerz. La leucocitosis y la fiebre son claramente en el paciente con antecedentes de cuadro clínico
leves o están ausentes, y el dolor desaparece espontáneamente compatible con apendicitis, que luego de varios días de evolu-
en pocas horas. La salpingitis aguda comienza en el abdomen ción se presenta con una masa palpable en la fosa ilíaca dere-
inferior, con temperatura superior a 38°C, y los vómitos y la cha. En el examen físico se palpa una tumoración dolorosa, de
anorexia son infrecuentes. Al examen físico se comprueba límites mal definidos; sin embargo, no hay evidencias de
hipersensibilidad en ambas fosas ilíacas, sin rigidez muscular. peritonitis generalizada, ya que el resto del abdomen no pre-
La endometriosis se debe sospechar en pacientes con dolores senta dolor a la palpación. Clínicamente este proceso se deno-
recurrentes en cada ciclo menstrual. El embarazo ectópico se mina plastrón apendicular. Es importante diferenciar si la masa
sospecha en una mujer con dolor abdominal inferior de co- o plastrón apendicular que se palpa corresponde a un flemón o
mienzo brusco, cuadros de hipotensión, atraso menstrual y flujo a un absceso. La nomografía computada es el método por imá-
vaginal pardo. El diagnóstico se confirma en la mayoría de los genes de elección para hacer la distinción entre estas dos enti-
casos con el examen ecográfico y la determinación de la dades. El flemón se observa como masa inflamatoria sólida
subunidad beta de la gonadotrofina coriónica. En hombres jó- (> 20 UH en la tomografía), sin gas extraluminal y cuyo con-
venes las enfermedades que pueden confundirse con apendicitis tenido líquido se halla dentro de las asas intestinales. El abs-
aguda son: enteritis regional, diverticulitis de Meckel, cólico ceso se identifica en la tomografía como una estructura
renal, torsión testicular y epididimitis aguda. hipodensa, de heterogenicidad variable, con o sin burbujas de
La enteritis regional o enfermedad de Crohn se caracteri- gas, y un patrón líquido dominante, que corresponde a pus. El
za por dolores cólicos frecuentes y diarrea, y ausencia de vó- diagnóstico de peritonitis difusa surge de los hallazgos clíni-
mitos y anorexia. El cuadro clínico de la diverticulitis de Meckel cos. El dolor abdominal se extiende a todo el abdomen y son
puede ser indistinguible del de una apendicitis aguda. La pre- frecuentes las náuseas y vómitos. Al examen físico se com-
sencia de síntomas asociados de obstrucción del intestino del- prueba contractura o defensa muscular involuntaria en todo el
gado y la localización más difusa del dolor orientan el diag- abdomen, y la temperatura corporal alcanza cifras mayores de
nóstico de este cuadro. Los cálculos renales o ureterales pro- 39°C. En la radiografía simple de abdomen se observan los
ducen dolor severo, con propagación posterior o al testículo. signos clásicos de obstrucción intestinal por infección intra-
Habitualmente no se acompaña de fiebre ni de taquicardia. La abdominal, y el recuento de glóbulos blancos puede alcanzar
torsión testicular y la epididimitis aguda son fácilmente cifras superiores a 15.000 mm3. La pileflebitis se caracteriza
diagnosticables mediante el examen de los genitales externos. por fiebre elevada (39 a 40°C), escalofríos e ictericia. La tomo-
grafía computada y la ecografía permiten establecer el diag-
En el diagnóstico diferencial del adulto se deben conside-
nóstico al identificar la trombosis venosa.
rar múltiples patologías abdominales agudas, tales como
colecistitis, pancreatitis, diverticulitis, úlcera duodenal aguda Tratamiento. Sobre la base del cuadro clínico y los exá-
o perforada, etcétera. menes complementarios, el cirujano puede distinguir las si-
Historia natural y complicaciones evolutivas. A partir guientes entidades: 1) apendicitis aguda no complicada, 2)
de la perforación apendicular se producen las denominadas plastrón apendicular (flemón o absceso), y 3) peritonitis apen-
complicaciones evolutivas de la apendicitis aguda, las cuales dicular.
comprenden el flemón y absceso apendiculares, la peritonitis Apendicitis aguda no complicada. Una vez realizado el
apendicular y la trombosis del eje venoso mesentérico portal diagnóstico preoperatorio de apendicitis aguda no complica-
o pileflebitis. da, se debe proceder a la apendicectomía sin demoras.
La frecuencia de perforación apendicular está directamen- Los pacientes con apendicitis aguda no complicada no re-
te relacionada con el retraso diagnóstico y, por ende, con la quieren de una preparación especial. Se efectúa un estudio
falta de tratamiento oportuno. Este retraso puede ser respon- prequirúrgico mínimo, que consiste en radiografía de tórax,
sabilidad del paciente, que no concurre inmediatamente a la electrocardiograma y valoración cardiológica, y análisis de
consulta después de los primeros síntomas, o del médico, quien laboratorio (hematócrito, urea, glucemia y recuento de glóbu-
no realiza un adecuado diagnóstico o no indica rápidamente el los blancos).

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43. APÉNDICE CECAL 813

El tratamiento antibiótico no está indicado en la apendicitis Los flemones son patrimonio del tratamiento médico, el
aguda no complicada. Sin embargo, se debe realizar profilaxis, cual consiste en administrar antibióticos de amplio espectro y
la cual se basa en una sola dosis de antibióticos una hora antes suspender la alimentación por vía oral. El porcentaje de éxito
de la cirugía. Si los hallazgos operatorios muestran infección es superior al 90 %. La cirugía se reserva para los pacientes en
fuera de los límites del apéndice, se instaura tratamiento quienes falla el tratamiento médico o en los que tienen com-
antibiótico en el postoperatorio. plicaciones secundarias, tales como obstrucción intestinal o
supuración secundaria.
El absceso apendicular se trata en la actualidad mediante
Apendicectomía drenaie percutáneo, ya sea con punción-aspiración simple o
colocación de catéter, guiado por ecografía o tomografia. El
En la actualidad, la resección del apéndice se puede hacer porcentaje de éxito oscila entre el 85 y el 90 %. El drenaje
por vía abierta (o convencional) o por vía laparoscópica. Cual- quirúrgico está indicado cuando falla el drenaje percutáneo y
quiera que sea la vía utilizada, los pasos de la apendicectomía en los pacientes con abscesos múltiples o mal delimitados.
son similares y consisten en: 1) ligadura y sección del meso- No se aconseja la apendicectomía diferida después del tra-
apéndice, que incluye la arteria apendicular; 2) sección del tamiento médico del flemón o del drenaje percutáneo del abs-
apéndice e invaginación del muñón apendicular (fig. 43-7). ceso apendicular. Esta afirmación está sustentada en los si-
En determinadas situaciones, ya sea por condiciones loca- guientes hechos: a) la mayoría de los pacientes después del
les o por dificultades técnicas de la vía laparoscópica, es im- drenaje percutáneo permanecen asintomáticos; b) es habitual
posible realizar la jareta invaginante y, por lo tanto, el muñón que en la apendicectomía diferida no se encuentren restos del
ligado queda libre en la cavidad peritoneal, lo cual no deter- apéndice, y c) se han comunicado cifras altas (20 9c\ de
mina mayores consecuencias, En los casos en que se identifi- morbilidad luego de las apendicectomías diferidas.
ca la base del apéndice, pero la punta está adherida y no es Peritonitis apendicular. El 6 % de las apendicitis agudas
posible aislarla con facilidad, se puede hacer una apendicecto- desarrollan una peritonitis apendicular. El tratamiento no di-
mía retrógrada. Con esta técnica se secciona primero la base fiere de otras formas de peritonitis, y será descripto en el capí-
del apéndice y luego se liga el mesoapéndice avanzando des- tulo correspondiente.
de la base hacia la punta. Una vez finalizada la apendicectomía, Pronóstico. La presencia de perforación apendicular es el
si la inflamación está limitada al apéndice, no es necesario factor más importante en el pronóstico de los pacientes con
drenar la cavidad abdominal. apendicitis aguda.
Flemón y absceso apendicular. Entre el 2 y el 7 % de los Morbilidad. En apendicitis no complicadas la morbilidad
pacientes con apendicitis aguda desarrollan flemoneso absce- oscila entre 0 y 3 %. Por el contrario, en pacientes con perfo-
sos como resultado de la perforación apendicular. El tratamien- ración apendicular esta cifra se eleva al 47 %. Las complica-
to del plastrón apendicular fue controvertido durante años: ciones más frecuentes de la apendicectomía son: infección de
mientras algunos propugnaban un tratamiento quirúrgico agre- la herida, abscesos intraabdominales, fístula cecal, evisce-
sivo, otros indicaban tratamiento médico conservador a ración, eventración y obstrucción intestinal.
ultranza. Esta discusión fue el resultado de la dificultad para La infección de los planos supraaponeuroticos de la herida
diferenciar con parámetros exclusivamente clínicos el absce- quirúrgica es la complicación más frecuente luego de la apen-
so del flemón apendicular. La correcta identificación por dicectomía, y se manifiesta por dolor y edema moderado sobre
tomografía computada del flemón o del absceso, en pacientes aquélla. El tratamiento consiste en la apertura amplia y el lava-
con plastrón apendicular, ha establecido guías precisas para do local profuso del plano cutáneo y subcutáneo de la herida.
su tratamiento. La mayoría de los abscesos intraabdominales postopera-

Fig. 43-7. Apendicectomía. A, Ligadura del mesoapéndice; B, sección del apéndice; C, jareta invaginante del muñón apendicular remanente.

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814 SECCIÓN VI. ABDOMEN

torios son secundarios a peritonitis apendicular. El cuadro clí- TUMORES APENDICULARES


nico se caracteriza por dolor abdominal, fiebre persistente y
anorexia, a partir del 1- día de la apendicectomía. El diagnós- Clasificación. En la tabla 43-2 se detalla la clasificación
tico clínico se confirma con ecografía o tomografía, y el trata- de los tumores del apéndice según su estirpe histológica. Los
miento inicial consiste en el drenaje percutáneo. tumores benignos son poco frecuentes. La mayoría de ellos se
La fístula cecal puede estar originada por un cuerpo extra- originan en la pared del apéndice, sin obstruir su luz, y por lo
ño retenido, absceso pericecal, erosión de la pared del ciego tanto, rara vez tienen significado clínico. Habitualmente cons-
por el drenaje, enteritis regional o necrosis del muñón tituyen un hallazgo anatomopatológico del apéndice resecado
apendicular. Si el trayecto fistuloso permanece permeable, la por otras patologías. (done by 007)
mayoría de las fístulas cecales curan en forma espontánea. La
persistencia de la fístula cecal, a pesar del tratamiento médi-
co, puede estar relacionada con una o varias situaciones: cuer-
po extraño retenido, obstrucción intestinal distal a la fístula o Tabla 43-2. Tumores del apéndice cecal
mucosa intestinal en contacto con la piel. En estos casos el
cierre de la fístula requiere resolución quirúrgica. Benignos
La evisceración de la herida está relacionada en la mayo- Pólipos adenomatosos
ría de los casos con incisiones verticales y heridas infectadas. Cistoadenomas mucinosos
Las dos complicaciones tardías más frecuentes post- Leiomiomas
apendicectomía son la obstrucción intestinal por bridas y la Fibromas
eventración. Neuromas
Mortalidad. Además de la perforación apendicular, la edad
Malignos
y los trastornos clínicos asociados son los factores más impor- Carcinoide
tantes que influyen en la mortalidad por apendicitis aguda. La Tumores vellosos
tasa de mortalidad global por apendicitis aguda no perforada Adenocarcinoma
es de 0,1 %; por el contrario, cuando existe perforación Cistoadenocarcinoma mucinoso
apendicular esta cifra se eleva a 3 %, es decir 30 veces más.
La cifra de mortalidad más alta por apendicitis aguda perfora-
da (15 %) se registra en pacientes mayores de 60 años. La
principal causa de muerte en estos casos es la sepsis persisten- Epidemiología. El carcinoide es la neoplasia más frecuen-
te incontrolada, secundaria en la mayoría de los casos a absce- te, ya que representa aproximadamente el 85 % de todos los
sos intraabdominales no detectados o insuficientemente tumores del apéndice. Se han publicado más de 4000 casos en
drenados. la literatura, y su incidencia ha sido estimada entre 1 y 1,3
Conducta intraoperatoria ante el error diagnóstico. De- casos por cada 100.000 habitantes. Si bien puede presentarse
bido a la gran variedad de patologías que simulan una apen- a cualquier edad, su pico máximo de frecuencia es entre la
dicitis, el hallazgo inesperado de un apéndice macroscópica- cuarta y quinta década de la vida.
mente normal obliga a una exploración abdominal completa. Anatomía patológica. Tumor carcinoide. Se origina en
La primera maniobra es obtener una muestra de cualquier lí- células neuroendocrinas ubicadas en la base de las criptas de
quido peritoneal para cultivo y análisis bioquímico. Luego, se la mucosa intestinal. Macroscópicamente aparece como un
examina la pared del ciego y del colon para descartar enfer- nodulo duro de color amarillo grisáceo, con un diámetro que
medad neoplásica que simula una apendicitis aguda. A conti- varía entre 0,5 y 3 cm, situado en la submucosa y habitual-
nuación se investiga el intestino delgado en forma retrógrada mente cubierto por mucosa intacta. El 71 % de los tumores
para descartar enteritis regional o divertículo de Meckel com- carcinoides se localizan en la punta del apéndice. Su carácter
plicado. Si se encuentran ganglios linfáticos mesentéricos benigno o maligno no se puede determinar mediante el exa-
hipertrofiados, se debe tomar una muestra para cultivo y ana- men histológico. La presencia de metástasis o la invasión de
tomía patológica. En las mujeres, debido a las numerosas pa- órganos adyacentes es el indicador más importante de malig-
tologías ginecológicas que simulan una apendicitis, es impres- nidad.
cindible examinarlos genitales internos. Por último, si se cons- Adenocarcinoma. El adenocarcinoma y los tumores ve-
tata líquido bilioso o flemático, se debe efectuar una incisión llosos del apéndice no difieren de los hallados en el colon.
adecuada y examinar los órganos supramesocolónicos (estó- Mucocele. Se denomina mucocele apendicular a la acu-
mago, duodeno, vesícula, etcétera.). mulación de sustancia mucosa en la luz del apéndice. La ma-
En pacientes en los cuales se identifica una patología ab- yor parte de estos tumores son uniloculares, mayores de 10
dominal que justifique el cuadro clínico preoperatorio, se debe cm de diámetro y con paredes finas. Pueden ser de origen
dejar el apéndice in situ. Sin embargo, dejar el apéndice in situ neoplásico o no neoplásico. El mucocele neoplásico es el más
en pacientes sin otra patología intraabdominal es controverti- frecuente y es secundario a un cistoadenoma mucinoso o
do, ya que hay argumentos de fuerza que justifican la cistoadenocarcinoma. El mucocele no neoplásico se produce
apendicectomía en estos casos. En efecto, se ha demostrado por la obstrucción inflamatoria crónica de la porción proximal
que la sensibilidad del examen macroscópico del cirujano para del apéndice.
diagnosticar apéndices normales es de sólo 55 %, debido a los El seudomixoma peritoneal es una complicación poco fre-
falsos negativos del apéndice con inflamación limitada a la cuente del mucocele. Se produce por la ruptura de la pared del
mucosa; por otro lado, una incisión en la fosa ilíaca derecha apéndice, con la consiguiente salida de material mucoide a la
en un paciente sin apendicectomía puede prestarse a confusio- cavidad peritoneal.
nes diagnósticas futuras. Si el hallazgo intraoperatorio es en- Diagnóstico. El diagnóstico preoperatorio de los tumores
fermedad de Crohn, también está indicada la apendicectomía apendiculares es poco frecuente. Habitualmente son detecta-
con el propósito de evitar futuros errores diagnósticos. dos como hallazgos intraoperatorios, y en el caso del

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43. APÉNDICE CECAL 815

carcinoide, como hallazgo anatomopatológico en el apéndice BIBLIOGRAFÍA


resecado.
Por su pequeño tamaño y por su localización preferente en Andersson A. Bcrgdhal L: Prímary carcinoma of the appendix. Ann.
la punta, es poco frecuente que un carcinoide sea causa de Surg. 183: 53-55, 1976.
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Los adenocarcinomas se presentan con un cuadro clínico Prospective evaluation with High-Resolution CT. Radiology i 80:
similar al de la apendicitis aguda (60 %). un absceso pericecal 21-24, 1991.
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plia resección ganglionar. En pacientes con síndrome carci- Horowitz M, Gómez G, Santiesteban R. Burkett G: Acute appendicitis
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resección parcial del tumor y las metástasis pueden aliviar la Jadallah A, Abdul-Ghani A, Tibblin S: Diagnostic laparoscopy redu-
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patológico del apéndice resecado, también la conducta varía Owens B, Hamit H: Appendicitis in the clderly. Ann. Surg. 187: 392-
según se trate de un carcinoide o de un adenocarcinoma. Los 396, 1978.
tumores carcinoides hallados incidcntalmente son por lo ge- Puylaert J, Rutgers P. Lalisang R: A prospective study of ultrasono-
neral menores de 1 cm y por lo tanto el tratamiento mediante graphy in the diagnosis of acute appendicitis. N. Engl. í. Med.
apendicectomía simple es suficiente. Por el contrario, en la 317:666-669, 1987.
mayoría de los adenocarcinomas la simple apendicectomía es Puylaert J: Acute appendicitis: ultrasound evaluation using graded
insuficiente y se debe completar con una hemicolectomía de- compressíon. Radiology 158: 355-358, 1986.
Samelson S, Reyes H: Management of perforated appendicitis in
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Pronóstico. El pronóstico de los tumores carcinoides va- Sarfati M, Hunter G, Witzke D, Bebb G, Smythe S, Boyan S,
ría en relación con la presencia de invasión local. En pacien- Rappaport W: Irnpact of adjunctive testing on the diagnosis and
tes con carcinoides no invasivos, o menores de 2 cm de diá- clinical course of patients with acute appendicitis. Am. J. Surg.
metro, el porcentaje de sobrevida a los 5 años es del 1U0 %. 166: 660-665, 1993.
En pacientes con tumores mayores de 2 cm la sobrevida es del Silen M, Tracy T: The right lower quadrant "revisited". Pediat. Clin.
40 % a los 5 años. En presencia de metástasis hepáticas, ésta North. Am. 40: 1210-1211, 1993.
desciende al 20 %. Wade D, Morrow S, Balsara Z, Burkhard T, Goff W: Accuracy of
ultrasound in the diagnosis of acute appendicitis compared with
El pronóstico de los adenocarcinomas de apéndice no está the Surgeon's clinical impression. Arch. Surg. 128: 1039-1046,
claramente establecido, ya que los casos publicados no supe- 1993.
ran los 250. En una revisión de 51 casos, la sobrevida a los 5 Yacoe M, Jeffrey B: Sonography of aüpendicitis and diverticulitis.
años fue de 50 %. Radiol. Clin. North. Am. 32: 899-911, 1994.

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Colon y recto

ANATOMÍA Y EMBRIOLOGÍA Estas determinan saculaciones transversales de la pared


colónica o haustros. A lo largo de la tenia anterior se implan-
Vicente Mitidieri tan pequeñas masas adiposas llamadas apéndices epiploicos.
Las tenias, haustros y apéndices epiploicos permiten identifi-
EL intestino grueso es el segmento del tubo digestivo que car al colon durante las maniobras quirúrgicas intraabdomi-
se extiende desde la porción terminal del íleon hasta el ano. nales.
Consta de dos porciones con características propias que mere- En las primeras etapas de diferenciación embrionaria, el
cen estudiarse por separado: el colon, que se halla dentro de la tubo digestivo es uniforme y se halla ubicado centralmente.
cavidad peritoneal y se relaciona con el resto de los órganos Lo rodea el mesodermo, capa que se va reabsorbiendo par-
abdominales; y el recto, que es extraperitoneal y se encuentra cialmente a ambos lados hasta determinar un tabique sagital
en la cavidad pelviana. en cuyo interior se encuentran los vasos que lo nutren (fig.
44-1). Este tabique o meso recibe el nombre del órgano al que
va dirigido (mesogastrio, mesoduodeno, mesenterio, etc.).
Colon Mientras que en los cortes superiores se puede observar un
meso posterior y otro anterior, en los cortes infrapilóricos éste
El colon mide alrededor de 1,5 m. Está recorrido por tres se ha reabsorbido y existe solamente el meso posterior. Por él
manojos de fibras musculares longitudinales llamadas tenias. transcurren los vasos que, provenientes de la aorta, le sirven

Mesogastrio posterior

Páncreas
Estómago

Hígado
Mesogastrio anterior
Mesoduodeno

Asa vitelina

Arteria mesentérica
inferior

Figura 44-1.

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44. COLON Y RECTO
817

El crecimiento exagerado del tubo digestivo respecto de


las paredes abdominales trae como consecuencia una despro-
porción entre continente y contenido, por lo cual el asa vitelina
se debe plegar sobre sí misma para poder acomodarse al poco
lugar que se le ha asignado. Este movimiento se hace en for-
ma bastante uniforme en los distintos individuos: tomando
como eje la arteria mesentérica superior, se produce la rota-
ción del asa vitelina, en un ángulo de 270°, en sentido inverso
al de las agujas del reloj (figs. 44-1 a 44-3). Obsérvese la ubi-
cación primitiva y la definitiva de los puntos A y B.
Como resultado de esta rotación se producen los siguien-
tes fenómenos:
1. Por la rotación de 270° del pie superior (punto A). la
elongación del tubo digestivo da origen al duodeno.
2. Por la rotación del pie inferior (punto B), también el
colon aumenta de longitud y adopta la configuración que se le
reconoce en el adulto. Los vasos mesentéricos lo acompañan
en su crecimiento.
3. El meso, antes sagital, se aplica ahora en un plano fron-
tal contra la pared abdominal posterior (fig. 44-3). Como re-
Rotación sultado de ello, la hoja del meso en contacto posterior sufre un
de 180° del proceso de fusión con el peritoneo parietal y da origen a una
asa vitelina
fascia de coalescencia. Como se observa en la figura 44-4,
estas fascias son avasculares. dado que los vasos mantienen
su ubicación en el espesor del mesocolon primitivo, atrave-
sando el peritoneo parietal al llegar a la línea media. No exis-
Figura 44-2. ten vasos que lleguen directamente al rctroperitoneo en direc-
ción anteroposterior desde la pared del colon o hacia ésta. El
de nutrición : la futura arteria mesentérica superior hacia el asa cirujano puede aprovechar esta particularidad anatómica: al
vitelina y la futura arteria mesentérica inferior hacia el intesti- separar esas coalescencias (maniobras de decolamiento) se
no posterior. puede devolver al intestino su movilidad fetal, recuperar su

Colon transverso

Ángulo esplénico
Ángulo hepático

Duodeno
Arteria mesentérica superior

Colon ascendente
Colon descendente

Colon sigmoideo
Ciego

íleon —
Divertículo de Meckel

Arteria mesentérica
Inferior

Figura 44-3.

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818 SECCIÓN VI. ABDOMEN

Peritoneo ubicación sagital y mantener intacta su irrigación, inervación


parietal
posterior y linfáticos, utilizando un plano exangüe y sin interesar otros
órganos en la disección.
Aorta Una vez completado el proceso de rotación del asa vitelina,
se establece la configuración colónica del adulto (figs. 44-3 a
44-5). (done by 007)
El comienzo del intestino grueso, el ciego, es una dilata-
Riñon ción sacciforme, muy distensible, ubicado en la fosa ilíaca
derecha. Su diámetro, de unos 7 cm, puede acrecentarse hasta
su estallido, hecho que se debe tener en cuenta en caso de
obstrucción distal. Se continúa hacia arriba con el colon as-
cendente; la separación entre ambos se evidencia por la entra-
da del íleon terminal.
En el vértice cecal confluyen las tres tenias colónicas en
un punto que corresponde a la base del apéndice, de tal modo
que la exposición del ciego resulta indispensable para una co-
rrecta visualización de ese órgano.
El proceso de coalescencia que se produce entre el ciego y
el peritoneo parietal posterior (fascia de Toldt derecha) es va-
Plano
desplegable riable. Por lo común el ciego se fija parcialmente al peritoneo
avascular posterior; sin embargo, puede existir un ciego fijo, en que sólo
el decolamiento de la fascia de Toldt permite el acceso a su
cara posterior y al apéndice cecal.
La rotación incompleta del asa vitelina determina una lo-
calización alta del ciego, en ocasiones subhepática. En estos
casos puede resultar difícil el diagnóstico diferencial entre una
patología biliar y una apendicular.
El colon ascendente, después de un trayecto de 10 a 15
cm, se relaciona con la cara inferior del hígado a nivel del
ángulo hepático y se incurva hacia la izquierda y adelante para
transformarse en el colon transverso. Este cruza el abdomen
hasta el hipocondrio izquierdo.
A diferencia del ascendente, el colon transverso no se fija
Figura 44-4. a la pared posterior; la presencia del estómago hacia arriba y

Fascia de Toldt
izquierda
Fascia de
Treitz
Fascia de Toldt Zona desplegable
derecha (avascular)

— Arteria mesentérica
Zonas superior
desplegables
(avasculares)

Arteria mesentérica
inferior

Figura 44-5.

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44. COLON Y RECTO

el duodenopáncreas hacia atrás determina que el mesocolon A medida que se interna en la pelvis, el colon va perdien-
transverso permanezca móvil, constituyendo un tabique hori- do progresivamente su cubierta peritoneal para sumergirse er.
zontal que divide a la cavidad abdominal en los com- el tejido celular pelviano, ya desprovisto de peritoneo, y trans-
partimientos supramesocolónicos e inframesocolónicos. En su formarse en recto.
trayecto de derecha a izquierda cruza por delante de la segun- Irrigación. La irrigación del colon está a cargo de ambas
da porción del duodeno y de la cabeza pancreática, se relacio- arterias mesentéricas (fig. 44-6). Embriológicamente, el pun-
na con ambos ríñones, y adquiere una dirección ascendente to de unión entre los dos vasos se halla entre el asa vitelina y
hacia el hipocondrio izquierdo, donde se pone en contacto con el intestino posterior; una vez producida la rotación del asa
el bazo y la cola del páncreas. Describe allí un nuevo ángulo, vitelina, ese punto se traslada al tercio proximal del colon
ahora hacia abajo, continuándose como colon descendente. transverso.
El ángulo esplénico es el punto más alto que alcanza el La mesentérica superior nace en la aorta por detrás del
colon en la cavidad abdominal. Este hecho, sumado aun com- páncreas; atraviesa este órgano e inmediatamente da una rama
plejo sistema ligamentario que lo fija al bazo y al diafragma, ascendente, la. arteria cólica media o del colon transverso, que
hace más difícil su abordaje en relación con el ángulo hepático. se distribuye por esta porción del tubo digestivo. Posterior-
El colon descendente tiene una longitud de unos 25 cm y mente, da por su cara derecha la rama cólica derecha, y termi-
se extiende hasta la cresta ilíaca. Como el ascendente, una fascia na como tronco íleo-biceco-apendículo-cólico irrigando la
de coalescencia entre su meso y el peritoneo parietal lo fija a porción inferior del colon ascendente, ciego, apéndice e íleon
la pared posterior del abdomen. Al igual que su homónima terminal. Por su cara izquierda distribuye sus ramas por el
contralateral, la fascia de Toldt izquierda también se relaciona yeyunoíleon, anastomosándose la última de ellas a nivel del
con el riñon y el uréter; esto hace que en las maniobras de íleon terminal con la rama ileal proveniente del tronco citado.
decolamiento se ponga en riesgo la integridad ureteral. Resul- Surge de esta descripción que la última rama ileal procede en
ta útil recordar que ambos uréteres están englobados en una forma recurrente desde los vasos cólicos derechos, por lo cual
condensación del tejido retroperitoneal, la fascia interureteral, en las operaciones en que se extirpa la región cecal esta arteria
que debe respetarse para no lesionarlos. es interrumpida. Según algunos cirujanos, ello produciría una
Una vez transpuesta la cresta ilíaca, el colon se torna nue- merma en la irrigación del íleon terminal que lo hace poco
vamente móvil constituyéndose en colon sigmoide o apto para confeccionar una anastomosis, por lo cual incluyen
iliopélvico. Por su longitud variable, la fascia de coalescencia esta porción del tubo digestivo en la pieza operatoria de ia
que se forma entre el meso y el peritoneo posterior sufre un hemicolectomía derecha.
fruncimiento que puede determinar la formación de verdade- La arteria mesentérica inferior se origina por detrás de la
ras cavidades: las rositas sigmoideas. Estas fositas se ven tam- tercera porción del duodeno. Emite hacia la izquierda una o
bién en otras fascias de coalescencia, como la de Toldt, o la dos ramas para el colon descendente, y después de un corto
retroduodenopancreática, y pueden ser asiento de hernias in- trayecto emite un número variable de ramas para el colon
ternas, por lo cual conviene recordar su existencia. sigmoide. Mucho se ha hablado desde principios de siglo de la

Variedades

Variedades

Oblicuidad de las ramas


rectosigmoideas

Figura 44-6.

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820 SECCIÓN VI. ABDOMEN

importancia de la última arteria sigmoidea para la constitu- y linfática, anastomosándose entre sí anivcl de la arteria cólica
ción de una arcada que asegure irrigación suficiente después media.
de la cirugía en esta parte del intestino (Sudck). Sin embargo,
actualmente ese concepto ha perdido valor y no merece ser
tenido en cuenta. Recto
Al llegar al borde colónico, todas las arterias se dividen en
una rama en sentido próximal y otra distal para anastomosarse El recto es la última porción del intestino. Se extiende des-
con ramas homologas situadas por encima y por debajo, cons- de el colon sigmoideo, a unos 13-15 era del ano (a la altura de
tituyéndose así las arcadas vasculares que se distribuyen a lo la tercera vértebra sacra), hasta la flexura perineal, a 3 cm de
largo del colon. Merece citarse por su importancia la arcada la piel y por delante del cóccix, en donde se continúa con el
de Riolano, constituida a nivel del colon transverso, que co- conducto anal. Se ubica en la parte posterior de la pelvis, por
necta la circulación proveniente de ambas arterias mesentéricas. detrás de los órganos urogenitales y por delante del sacro, al
Esta arcada se establece en el 80 % de los casos a través de la que acompaña en su curvatura.
arteria cólica media, primera rama de la mesentérica superior, Una vista frontal del órgano (fig. 44-7) muestra que el rec-
y cuando ésta no existe, entre las arterias cólicas superiores, to tiene tres incurvaciones laterales, la primera y la última de
derecha e izquierda. convexidad derecha y la restante de convexidad izquierda.
Esas anastomosis permiten mantener la irrigación colónica Estas curvaturas determinan relieves semicirculares en la
aun después de laoclusión de una de las arterias mesentéricas, mucosa que se denominan válvulas de Houston, de las cuales
como fue demostrado por distintos trabajos experimentales. dos son izquierdas y una es derecha. Esta, también denomina-
Clínicamente, la oclusión sin consecuencias de 1 a arteria mesen- da válvula de Kohlrausch, es la más prominente y se localiza a
térica inferior en el curso de los aneurismas aórticos confirma unos 6-7 cm del ano; es bien visible en los estudios radio-
esta hipótesis. gráficos y marca el límite superior de la parte más dilatada del
Desde las arterias marginales nacen las ramas terminales recto, la ampolla rectal.
que se distribuyen por la pared colónica. Estas arterias pueden Ai llegar al conducto anal, la mucosa rectal presenta otros
clasificarse en cortas y largas. Mientras que las primeras se pliegues de distribución vertical, las columnas de Morgagni.
distribuyen por la cara mesocolónica del colon, ¡as largas lo Entre estos repliegues se encuentran las criptas o senos de
rodean e irrigan los apéndices epiploicos y el borde antimeso- Morgagni, pequeños fondos de saco donde desembocan las
colónico. Ambos tipos de arterias nacen en forma perpendicu- glándulas anales y que pueden ser asiento de fístulas y absce-
lar a la arcada marginal a todo lo largo del colon, excepto en sos, pues su inflamación (criptitis) es frecuente.
su porción rectosigmoidea, donde lo hacen en forma oblicua. La túnica muscular del recto se dispone en dos capas, una
Seccionar el colon y su meso desconociendo este hecho debi- interna circular y otra externa longitudinal. La primera se va
litará la irrigación colónica, particularmente en su borde engrosando a medida que se acerca a ia piel y constituye el
antimesentérico, y esto sin duda redundará en una escasa ca- esfínter interno del ano, mientras que la segunda es el resulta-
pacidad de cicatrización al confeccionar la anastomosis. do de ia fusión de las tres tenias del sigmoide, que rodean al
La vena mesentérica superior recibe los afluentes recto de manera uniforme.
homótogos a las ramas arteriales; asciende por la raíz del Con respecto a la serosa, el recto conserva en su porción
mesenterio ventralmente y a la derecha de la arteria homónima. proximal el revestimiento peritoneal proveniente del meso-
Cruza por delante del duodeno y delimita la tercera de la cuar- sigmoide. A medida que desciende en la pelvis, el mesorrecto
ta porción de este órgano. Al llegar a la cara anterior de la comienza a hacerse más corto y a ensancharse su raíz, hasta el
cabeza pancreática, antes de atravesarla recibe dos afluentes punto de quedar revestimiento seroso sólo en la porción ante-
de suma importancia quirúrgica, las venas cólica derecha y
gastroepiploica derecha. Habitualmente, lo hacen constituyen-
do un tronco común, tronco innominado o de Henle. que debe
'ligarse para tener acceso a la cabeza pancreática. Ya en posi-
ción retiopancreática continúa su trayecto ascendente para re-
cibir al tronco esplenomesentérico y conformar la vena porta.
La vena mesentérica inferior asciende en el mesocolon iz-
quierdo, separada de la arteria. Se ubica lateralmente al ángu- Peritoneo
lo de Treitz, y una vez en posición rctropancreática. desembo-
ca por lo general en la vena esplénica para formar el tronco Tejido celular
esplenomesentérico. Ocasionalmente lo hace en la unión en- pelviano
tre las venas esplénica y mesentérica superior, e incluso direc-
tamente en esta última.
Los linfáticos son simétricos a ambos lados del colon
transverso. Un grupo epicólico se sitúa en contacto con la pa-
red colónica: ios ganglios paracólicos, algo más separados, se
ubican a nivel de las arcadas vasculares. Finalmente conflu-
yen en un grupo central, a nivel de ios vasos mesentéricos,
para terminar en los ganglios lumboaórtícos y en los aorti- Fosa
correnales. squiorrectal
Surge de lo expuesto que existen en el colon dos territo-
rios vasculares, derecho e izquierdo, dependientes respectiva-
mente de los vasos mesentéricos superiores e inferiores. Am-
bos sistemas presentan una misma irrigación arterial, venosa Figura 44-7.

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44. COLON Y RECTO

Corte axiai de la pelvis

Aponeurosis prostaloperitonea!
Espacio de Denonviliers
prerrectal
Planos Alerones del recto
desplegables
Arteria hipogástrica con las arterias
Espacio hemorroidales medias
retrorrectal
Fascla pélvica parietal
Plexo hipogástrico (inervación urogenital)

Arteria sacra media Espacio presacro


Zona de riesgo
Arterias sacras laterales

Figura 44-8.

rior del órgano. Finalmente, el peritoneo se refleja hacia ade- La porción subperitoneal se encuentra inmersa en la pel-
lante para cubrir los órganos urogenitales, formando el fondo vis, en un magma de tejido celuloadiposo, el tejido celular
de saco rectovesical o rectouterino (Douglas). Este repliegue pelviano. Como resultado de las variaciones de volumen en
peritoneal, más bajo en su parte anterior, se encuentra a una vacuidad y repleción de los órganos pelvianos, este tejido se
altura variable de la piel: como término medio, a unos 8-9 cm condensa por sectores para formar verdaderas fascias o tabi-
en el hombre y 5-8 cm en la mujer. ques fibrosos que delimitan espacios de mayor laxitud tisular.
Así, pueden distinguirse dos porciones: una intraperitoneal Los vasos, nervios, uréteres y conducios deferentes también
o abdominal, provista de peritoneo visceral, y otra extra- son desplazados, y transcurren por lo tanto junto a esos tabi-
peritoneal, subperitonea! o pélvica, sin revestimiento seroso. ques. De tal modo, las relaciones entre estructuras vecinas se
La primera porción, intraperitoneal, se relaciona con las hacen a través de esas condensaciones fibrosas, cuyo conoci-
asas del intestino delgado y, a través del fondo de saco miento permite preservar las estructuras nobles que atravie-
rectovesical, con la pared posterior de la vejiga o el cuello san la cavidad pelviana (figs. 44-8 y 44-9).
uterino en la mujer. El recto subperitoneal se relaciona en el hombre, de abajo

Corte sagital de la pelvis


Fondo de saco
Prevesical Veslcorrectal

Fascla pélvica
parleta!

Plexo hipogástrico

Arteria sacra media

Aponeurosis prostatoperitoneal
de Denonvüliers,

Figura 44-9. Espacio retrorrectal

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822 SECCIÓN VI. ABDOMEN

hacia arriba, con la próstata, las vesículas seminales y la veji- las hipogástricas. Se dirigen hacia adelante y adentro en el
ga, lo cual permite reconocerlas mediante el tacto. Sin embar- espesor de los alerones rectales, muy próximos a la cara
go, estas estructuras están separadas por un tabique fibroso pelviana del músculo elevador del ano: abordan el recto en
que se extiende frontalmente entre la próstata y el recto: la forma anterolateral y sus ramas tienen múltiples anastomosis
aponeurosis prostatoperitoneal de Denonvilliers. Esta es una con las otras dos arterias hemorroidales.
lámina resistente que se adhiere firmemente a la próstata y Las hemorroidales inferiores son ramas de las arterias pu-
vesículas seminales, mientras que lo hace en forma laxa a la dendas internas. Estas ramas de las hipogástricas salen de la
pared anterior del recto, permitiendo su disección. pelvis y vuelven a introducirse rodeando la espina ciática; se
En la mujer, la relación con la vagina es más estrecha a adhieren a las aponeurosis de los elevadores y emiten allí las
nivel de la porción intraperitoneal del órgano. Allí, el recto se hemorroidales inferiores, que en compañía de los nervios ana-
pone en contacto con el fondo de saco vaginal posterior y la les alcanzan el ano a través de las fosas isquiorrectales. Luego
cara posterior del cuello uterino. A medida que descienden se dividen en sus ramas anterior y posterior y se anastomosan
ambos órganos se van alejando y queda delimitado un espacio con las ramas de la hemorroidal media. La sacra media emite
triangular de base inferior, el rectovaginal. Este espacio delgadas ramas al recto, pero adquiere importancia por la po-
desplegable es aprovechado quirúrgicamente por ginecólogos sibilidad de su lesión quirúrgica en el espacio presacro, como
y cirujanos para separar ambos órganos entre sí manteniendo ya fue señalado.
intacta su pared. Las venas del recto proceden de dos plexos muy desarro-
Lateralmente, el recto es cruzado en su porción más alta llados: los plexos hemorroidales interno y externo. El primero
por los uréteres, que se dirigen hacia adelante para alcanzar la es tributario de la vena porta a través de la vena mesentérica
vejiga; hacia abajo, se encuentran a ambos lados sendas inferior, mientras que el segundo drena hacia la vena cava in-
condensaciones del tejido celular pelviano que se extienden ferior al desaguar en la vena hipogástrica. Se constituye así
desde el recto hasta la fascia pélvica parietal: son los alerones una anastomosis entre los sistemas porta y cava. Siendo estas
del recto, que alojan en su espesor los vasos hemorroidales venas avalvuladas, se comprende que variaciones en la pre-
medios; éstos, si bien son inconstantes y de mediano calibre, sión venosa de ambos sistemas se traduzcan en ia formación
ocasionalmente pueden ser causa de hemorragia. de hemorroides, y que éstas, por las múltiples anastomosis que
El espacio retrorrectal constituye la relación posterior del poseen, abarquen ambos plexos, perdiéndose la clásica divi-
recto. Es un espacio laxo, avascular, ocupado por tejido sión en hemorroides internas y externas.
eeluloadiposo, fácilmente despegable. Está limitado hacia atrás Los linfáticos siguen el trayecto de las arterias y se reco-
por otra condensación del tejido celular pelviano, la fascia nocen, como en ellas, tres pedículos. El pedículo superior es-
pélvica parietal. Este espacio es aprovechado para liberar la calona sus ganglios en el mesorrecto a lo largo de la arteria
cara posterior del recto mediante disección roma, alcanzando hemorroidal superior y luego, en la raíz del mesocolon, a lo
fácilmente el rafe anococcígeo. Sin embargo, en su espesor largo de la arteria mesentérica inferior, de manera que el dre-
transcurren los nervios pélvicos y el plexo hipogástrico, res- naje linfático termina finalmente en los ganglios lumboaórticos.
ponsables de la inervación por parte del sistema nervioso au- El pedículo medio sigue el trayecto de las arterias hemorroi-
tónomo del aparato urogenital. Su lesión, inevitable en algu- dales medias hacia las paredes laterales de la pelvis, a través
nas operaciones, trae como secuela la desagradable complica- de los alerones rectales, desembocando en ios ganglios ilíacos
ción de impotencia y/o de vejiga neurogénica. internos. Por último, el pedículo inferior drena hacia los
En un plano posterior se encuentran los elementos muscu- ganglios ilíacos internos e inguinales.
lares, vasculares y nerviosos que se adhieren al sacro: las arte-
rias sacras media y laterales, los troncos simpáticos sacros, y
por fuera los músculos piramidales, todos ellos cubiertos por FISIOLOGÍA DEL COLON
la gruesa fascia pélvica parietal. Durante la disección del es-
pacio retrorrectal esta fascia debe preservarse; la lesión inad- Juan A. De Paula
vertida de esos vasos es seguida de su retracción hacia los agu-
jeros sacros, lo cual provoca una hemorragia a menudo incon- Introducción. La función primordial del colon es la de
trolable, absorber la mayor parte del efluente ileal con el fin de reducir
las pérdidas fecales de agua, electrólitos y nutrientes. La ma-
teria fecal debe contener el agua en tal proporción (cercana al
Irrigación 70 %) que garantice una consistencia adecuada. Una reduc-
ción exagerada del agua fecal produce heces demasiado duras
Ei recio está irrigado por las arterias hemorroidales supe- que dificultan su evacuación; por el contrario, un exceso de
riores. medias e inferiores, y por pequeñas ramas de la sacra agua disminuye la consistencia de la materia fecal, aumenta
media. La arteria hemorroidal superior es la rama terminal de las pérdidas innecesarias de agua y electrólitos, y a veces, com-
la mesentérica inferior, y por su calibre es la más importante. promete la continencia.
Comienza a partir de la última arteria sigmoidea; continúa su A diferencia del intestino delgado, que utiliza para la di-
trayecto en el espesor del mesosigma y se aproxima a la cara gestión enzimas secretadas enteramente por el huésped, el
posterior del recto, al que alcanza a la altura de la tercera vér- colon contiene sistemas enzimáticos derivados de la flora
tebra sacra. Allí, según la clásica descripción de Miles, se bi- bacteriana intraluminal. Estos sistemas enzimáticos digieren
furca en una rama izquierda, que permanece única, y una de- y fermentan los sustratos del efluente ileal'que las enzimas del
recha. generalmente doble, conformando sendos plexos huésped no pudieron digerir en el intestino delgado, produ-
submucosos. Se atribuye a esta distribución que la disposi- ciendo fundamentalmente ácidos orgánicos y gases, los cua-
ción más habitual de las hemorroides sea de dos paquetes a ¡a les son absorbidos en buena medida por la mucosa colónica.
derecha y uno a ia izquierda. Por lo tanto, una parte importante de la función colónica de-
Las arterias hemorroidales medias son ramas directas de pende de su capacidad para crear un medio de cultivo estable

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44. COLON Y RECTO 823

y adecuado que promueva el desarrollo y la actividad ciones rítmicas prógradas, llena progresivamente el colon
metabólica de la flora bacteriana simbiótica. sigmoide y el recto iniciando el mecanismo evacuatorio de la
Motilidad del colon. El tiempo de tránsito colónico debe defecación.
ser lo suficientemente prolongado como para permitir el desa- Defecación. La distensión de la ampolla rectal por el avance
rrollo y la actividad metabólica de la flora intestinal, y dar del contenido fecal provoca el deseo evacuatorio, juntamente
lugar también a los procesos de absorción y "desecación" de con la inducción de la relajación refleja del esfínter anal inter-
la materia fecal. El tiempo de tránsito en el colon normal es de no (reflejo rectoanal inhibitorio), creándose así las condicio-
36 a 48 horas; el colon derecho y la zona rectosigmoidea son nes para iniciar la evacuación. Si el individuo decide pospo-
las porciones donde aquél es más lento (fig. 44-10). ner la evacuación, contrae voluntariamente el esfínter anal
En el colon se describen contracciones longitudinales de externo, que duplica su tono respecto del basal, cesa la inhibi-
las tenias y contracciones anulares de las fibras circulares, las ción del esfínter interno y se relaja el recto con disminución
cuales a su vez pueden ser tónicas o rítmicas. Las contraccio- de la presión intrarrectal, aplacándose el deseo evacuatorio.
nes anulares tónicas son las que le dan al colon su típico as- Por el contrario, la decisión de evacuar va seguida de la relaja-
pecto haustrado, se producen a distancias regulares dé unos ción voluntaria del esfínter anal externo y el aumento de la
pocos centímetros y permanecen por largos períodos en forma presión intrarrectal e intraabdominal por contracción de los
estacionaria. Sólo desaparecen transitoriamente durante los músculos abdominales y realización de la maniobra de
momentos de traslación de la columna fecal, y se interpreta Valsalva. Al mismo tiempo se produce la relajación del mús-
que su función es la de inmovilizar el contenido con el fin de culo puborrectal, rectificándose el ángulo rectoanal, con lo cual
favorecer la actividad bacteriana y la absorción. Por el contra- se neutraliza un mecanismo importante de la continencia. La
rio, las contracciones anulares rítmicas tienen desplazamiento evacuación vacía el recto y, eventualmente, un segmento va-
prógrado o retrógrado, y propulsan el contenido colónico en riable del colon sigmoide. Los mecanismos de la defecación y
el sentido correspondiente. Este tipo de actividad sólo aparece sus trastornos se amplían en el capítulo 45, en el apartado d.
fugazmente, con intervalos libres de contracciones propulsivas (incontinencia anal).
de varias horas de duración. Flora colónica. La masa bacteriana del colon representa
El colon derecho actúa fundamentalmente como cámara aproximadamente un 30 % del contenido del intestino grueso.
de cultivo bacteriano y en él tiene lugar la mayor parte de la Este contenido tiene una concentración de 109 a 1012 bacterias
fermentación y absorción del colon. La existencia de ondas por gramo, y conviven unas 400 cepas diferentes, con un 99 %
anulares rítmicas retrógradas en el colon derecho favorece la de predominancia de anaerobios estrictos. Esta capacidad de
retención y la mezcla del contenido a nivel del ciego. cultivo está dada por un tiempo de tránsito relativamente len-
En el colon transverso, el contenido se torna progresiva- to y condiciones luminales que promueven el desarrollo de la
mente más sólido y avanza hacia el colon descendente, con flora anaerobia, tales como la existencia de sustratos
movimientos cortos, de pocos centímetros, empujado por con- metabólicos, una baja presión de oxígeno, un pH adecuado y
tracciones anulares rítmicas prógradas, también denominadas un potencial redox fuertemente negativo.
movimientos en masa. El íleon entrega al colon un volumen de agua de aproxi-
En la medida que el contenido colónico es concentrado y madamente 1,5 1 por día, agua que se encuentra ligada a la
desecado por la absorción colónica, la velocidad de tránsito osmolaridad e hidrofilia de sustancias que no fueron absorbi-
disminuye progresivamente en sentido distal. das en el intestino delgado. Estas sustancias son en parte deri-
El avance de la columna fecal, producido por las contrac- vadas de la dieta y en parte producto de las propias secreciones.

Contracciones anulares tónicas

Fig. 44-10. Motilidad colónica.


Las contracciones anulares tó-
nicas le dan al colon su típica Contracciones
forma haustrada, son estaciona- anulares —
retrógradas
rias y reducen la velocidad del
tránsito colónico. Las contrac-
ciones anulares rítmicas retró- Contracciones anulares
prógradas
gradas predominan en el colon
ascendente y aumentan la reten-
ción cecal, favoreciendo la
mezcla, la fermentación
bacteriana y la absorción. Por
el contrario, las contracciones
anulares rítmicas prógradas se
producen en el colon transverso
y descendente e impulsan el
contenido hacia distal.

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824 SECCIÓN VI. ABDOMEN

De los alimentos ingeridos llegan al colon la totalidad de la


fibra vegetal y cantidades variables de almidones (10 a 20 %),
disacáridos y monosacáridos de difícil digestión o absorción
como lactosa, fructosa o sorbitol. Los compuestos endógenos
que llegan al colon son básicamente mucus, urea, enzimas,
inmunoglobulinas y células descamadas.
Este conjunto de sustancias que alcanzan la luz colónica
constituyen el sustrato metabólico de la flora bacteriana y
mantienen su crecimiento. La urea difundida del plasma a la
luz intestinal es transformada en amonio por ureasas de ori-
gen bacteriano. Parte de este amonio es utilizado por la flora
como fuente de nitrógeno para la síntesis de proteína bacteriana,
y parte es absorbido por la mucosa colónica. El amonio absor-
bido es, a su vez, captado principalmente por el hígado para la
síntesis de aminoácidos no esenciales o convertido nuevamente
en urea.
La fermentación bacteriana de los sustratos luminales pro-
duce ácidos grasos de cadena corta (AGCC) tales como acetato,
propionato y butirato, además de gases como CO2, H2 y metano.
Se calcula que en el colon se forman diariamente' unos 200
mEq de AGCC, de los cuales un 90 % son absorbidos por la Fig. 44-11. Movimiento de agua y electrólitos en el colon. En los recuadros
mucosa colónica. La inhibición con antibióticos de amplio se detallan los débitos aproximados de agua, sodio y potasio del efluente
espectro de la actividad metabólica de la flora determina un ileal y de la materia fecal. Sobre la imagen del colon figuran las concentra-
aumento de la excreción fecal de agua, electrólitos y nutrientes ciones de sodio y potasio en las zonas proximal y distal. El colon absorbe
no fermentados. unos 1300 ml de agua y 130 mEq de sodio por día. En condiciones de
Los AGCC absorbidos son utilizados metabólicamente por sobrecarga es capaz de absorber hasta 4 a 6 litros de agua por día.
la mucosa colónica, el hígado y los tejidos periféricos, de lo
cual se desprende que la actividad colónica interviene en la
absorción de sustratos energéticos. En el hombre sano y bien en la luz del colon, atrofia de la mucosa y, con el tiempo, una
alimentado, este mecanismo de absorción de energía a nivel inflamación de la mucosa llamada colitis por desfuncio-
del colon es cuantitativamente poco importante y representa nalización. La infusión intraluminal de AGCC en concentra-
no más de un 5 a 10 % de la energía total ingerida. Sin embar- ciones fisiológicas induce la remisión de la inflamación
go, en condiciones de insuficiencia absortiva del intestino del- colónica secundaria a la desfuncionalización. lo cual pone en
gado, como en el caso de enteropatías difusas o resecciones evidencia la estrecha simbiosis que existe entre el huésped, la
extensas del órgano, la producción y absorción colónicas de flora bacteriana y sus productos metabólicos.
AGCC tienen un papel trascendente en la recuperación intes- Absorción colónica. El colon absorbe normalmente unos
tinal de los compuestos energéticos no absorbidos proxi- 1500 ml de agua y 180 mEq de sodio por día (fig. 44-11).
malmente. La absorción de Na+ se produce a través de un mecanismo
Por otra parte, los AGCC ejercen un efecto trófico y meta- de transporte activo, con gasto de energía, electrogénico, ca-
bólico sobre la mucosa colónica, y el butirato es el combusti- paz de absorber Na+ desde concentraciones luminales aun tan
ble preferente de las células del epitelio colónico. La desfun- bajas como 30 mEq/1. La absorción de Na+ es estimulada por
cionalización del colon secundaria a una ostomíu proximal los mineralocorticoides y por la presencia de AGCC en la luz
produce una caída importante de la concentración de AGCC colónica (fig. 44-12).

Fig. 44-12. Mecanismos principales de ab-


sorción colónica. La bomba de sodio-pota-
sio-ATPasa de la membrana basolateral
extruve el sodio hacia el subepitelio (serosa)
cor, gasto de energía (E). La reducción de la
concentración de sodio intracelular obliga a
la entrada de sodio desde la luz intestinal ha-
cia la célula. creando un gradiente eléctrico
que fuerza la entrada de cloro. El cloro tam-
bién se absorbe por intercambio con bicarbo-
nato. e! cual en la luz neutraliza los hidro-
geniones producidos por el metabolismo
bacteriana Los ácidos grasos de cadena cor-
ta (AGCC) producto de la fermentación
bacteriana son en su mayor parte absorbidos,
estimulando la absorción de sodio y agua, y
luego son utilizados metabólicamente por el
organismo.

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44. COLON Y RECTO 825

La mayor parte del cloro, de carga negativa, se absorbe colónico cuenta también con mecanismos de secreción de Cl:
secundariamente a la diferencia de potencial creado por la ab- y K+ poco activos en condiciones normales, pero capaces de
sorción del Na+. Otra parte se absorbe por un mecanismo de producir secreción neta de agua y electrólitos cuando son
intercambio con bicarbonato, el cual es secretado a la luz anormalmente estimulados.
colónica. El bicarbonato neutraliza la acidez luminal produci- Diferentes estímulos luminales, tales como ácidos biliares
da por la actividad metabólica de la flora manteniendo el pH malabsorbidos y deconjugados por la flora, ácidos grasos de
colónico en un valor cercano a la neutralidad. cadena larga modificados por acción bacteriana, AGCC a bajo
El K+ se absorbe activamente en la membrana apical a tra- pH, toxinas bacterianas o laxantes, estimulan la secreción de
vés del transportador H+/K+-ATPasa. Sin embargo, esta ab- Cl- y K+, los cuales son acompañados por ia salida de Na".
sorción es normalmente neutralizada por la secreción de K+; agua y mucus. Los estímulos luminales pueden actuar directa-
en condiciones normales el flujo neto de K+ a través de la mente sobre el colonocito, o indirectamente a través de arcos
mucosa colónica se acerca a cero. Por lo tanto, ia concentra- reflejos entre la mucosa y e! plexo submucoso (liberando VIP
ción de K+ en la luz del colon aumenta hacia ¡a parte distal, en o acetilcolina), o estimulando respuestas inmunológicas e infla-
la medida que el contenido fecal es concentrado. matorias a nivel de las células del subepiteiio (fig. 44-13).
La absorción de sustancias osmóticamente activas como Las respuestas inmunológicas e inflamatorias liberan gran
Na+, Cl" y AGCC induce la absorción de agua, de manera que número de mediadores que participan activamente en la pues-
se excretan por día con la materia fecal sólo 100 a 150 mi de ta en marcha de los fenómenos secretores. Algunos de los
agua, unos 3 a 6 mEq de Na+ y 10 a 15 mEq de K+. mediadores involucrados son: serotonina, histamina. ade-
Estudios in vivo han determinado que el colon humano nosina, calicreína, bradicinina, factor de activación de las
perfundido con soluciones salinas es capaz de absorber 4 a 6 plaquetas (PAF). metabolitos del ácido araquidómeo íprosta-
litros de agua por día. Esta capacidad de reserva funcional ex- glandinas, leucotrienos), citoquinas (interleuquinas 1 y 3,
plica la importancia del colon en la compensación de la disfun- interferón) y radicales libres del oxígeno. Por el contrario, los
ción absortiva del intestino delgado -como ocurre en resec- mineralocorticoides. glucocorticoides, catecolaminas, ence-
ciones extensas o diarreas secretoras-, ya que es capaz de recu- falinas, opíoides y somatostatina reducen la secreción colónica
perar gran parte de! agua y los electrólitos malabsorbidos y/o e incrementan la absorción.
secretados que, de otra forma, se perderían con la materia fecal. Dada la complejidad del sistema, el número de mediado-
La sobrecarga de nutrientes no absorbidos también puede res intervinientes y las múltiples interacciones entre el siste-
ser parcialmente compensada por el colon. La malabsorción ma neuroendocrino, el epitelio y los mediadores, se hace difí-
de carbohidratos, como ya fue referido con anterioridad, pue- cil esclarecer la participación relativa de cada uno de los me-
de ser compensada por un aumento de la producción y absor- canismos citados en cada situación particular.
ción de AGCC. Sin embargo, si la producción bacteriana de Muchos de los mediadores de la inflamación y de la
AGCC supera la capacidad de absorción del colon, éstos se secreción también incrementan la permeabilidad de la mucosa
pierden por las heces con aumento del agua y de la acidez y reducen su capacidad de barrera. La alteración de la barrera
fecal. intestinal aumenta la entrada de antígenos, toxinas y
Secreción coíónica. En condiciones normales el colon se- microorganismos, los cuales son capaces de desencadenar daño
creta mucus y bicarbonato. El niucus cumple con funciones local y sistémico. Estas alteraciones están involucradas en ia
de lubricación, protección y barrera, mientras que el bicarbo- fisiopatogenia de las enfermedades inflamatorias del colon y
nato, tal como fue mencionado, neutraliza los ácidos produci- en la traslocación de gérmenes y toxinas con punto de partida
dos por el metabolismo bacteriano. Sin embargo, ei epitelio en la luz colónica.

Fig. 44-13. Mecanismos de secre-


ción colónica. La secreción intesti-
nal es dependiente de la secreción de
aniones, especialmente de cloro. El
cloro entra en la célula epitelial des-
de el subepiteiio (serosa) a través de
la membrana basolateral, juntamen-
te con el sodio y el potasio, utilizan-
do un cotransportador. Diferentes
estímulos secretores, luminales o
endógenos, aumentan los niveles de
mensajeros intracelulares (nucleóti-
dos cíclicos y/o calcio), los cuales, a
su vez, incrementan la conductividad
de los canales de cloro de la mem-
brana apical permitiendo ¡a salida del
cloro. La secreción de cloro es acom-
pañada por salida de sodio y agua a
la luz intestinal.

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826 SECCIÓN VI. ABDOMEN

ENFERMEDAD DIVERTICULAR

Claudio Barreda

Definición. La gran mayoría de los divertículos colónicos


son adquiridos y consisten en hernias de la mucosa y submu-
cosa a través de las capas musculares de la pared colónica. La
enfermedad diverticular del colon es una entidad que abarca
distintas formas clinicopatológicas de los divertículos colónicos 75%
adquiridos. Incluye desde su presencia asintomática (enfer- 12%
medad diverticular no complicada) hasta su inflamación, per-
foración, fístula, obstrucción o hemorragia (enfermedad
diverticular complicada).
Epidemiología. La prevalencia de los divertículos colóni-
cos aumenta con la edad. Si bien existen en el 8,5 % de la
población general, casi un tercio de los casos son diagnostica-
dos en la quinta década de la vida y más de la mitad en la
octava. También la incidencia de complicaciones aumenta en
relación directa con la edad. El 10 % de los pacientes presen-
tarán complicaciones a los 5 años del diagnóstico, 25 % a los
10 años y más del 35 % después de los 20 años.
Anatomía patológica. La distribución de los divertículos
colónicos se ilustra en la figura 44-14. Su tamaño oscila desde
menos de 1 mm hasta algunos centímetros, y su número varía Fig. 44-14, Distribución de los divertículos colónicos.
entre uno y varios cientos. Según su estadio evolutivo pueden
ser intramurales o extramurales. Los intramurales, también lla-
mados hipertónicos, corresponden al denominado estadio Otro hallazgo anatomopatológico frecuente en la enferme-
peridiverticular. Con el tiempo estos divertículos aumentan de dad diverticular no complicada es un aumento del grosor de la
tamaño, se hacen extramurales y adoptan una forma de bolsa capa muscular circular. Esto parece ser secundario a un mar-
o saco (divertículos hipotónicos). Según su punto de emer- cado aumento del tejido elástico de las tenias, lo cual acorta al
gencia del colon, los divertículos extramurales pueden estar colon y acentúa las corrugaciones de la capa muscular. Esta
cubiertos por serosa, apéndices epiploicos o mesenterio (fig. alteración parece preceder a la enfermedad y se la halla con
44-15). frecuencia en las piezas operatorias de pacientes jóvenes.

Fig. 44-15. Sitios de emergencia de


los divertículos colónicos.

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44. COLON Y RECTO 8

La manifestación anatomopatológica más temprana de la Enfermedad diverticular no complicada


diverticulitis es la inflamación e hiperplasia linfoide del ápex
del divertículo, asociadas con la presencia de materia fecal La diverticulosis o enfermedad diverticular no complica-
retenida en su luz. La extensión de la inflamación y supuración da es en la mayoría de los casos asintomática. Sin embargo.
a los tejidos vecinos (grasa pericólica y apéndices epiploicos) alrededor del 40 % de los pacientes refieren síntomas vagos
es frecuente en los enfermos con sintomatología clínica de tales como dolor abdominal, distensión flatulenta o cambios
diverticulitis. Esta peridiverticulitis así como la adherencia con en el hábito intestinal (Loeb PM, 1978). Clínicamente, la diver-
visceras vecinas (anexos, útero, vejiga, intestino delgado, ticulosis y el llamado colon irritable o colon espasmódico son
epiplon) tienden a bloquear los efectos de la perforación muy similares. En tal sentido, existe la sospecha de que este
intramural o extramural de los divertículos. Por infección rei- síndrome es un estadio inicial de la diverticulosis. En efecto,
terada, o por apertura de un absceso, el colon enfermo puede los hallazgos de la manometría colónica son semejantes. Asi-
comunicarse con las visceras adheridas mediante un trayecto mismo, en ambos se ha observado una mejoría tanto clínica
fistuloso (fístula colovesical, colovaginal, colocutánea). Cuan- como manométrica mediante una dieta rica en residuos. Final-
do no existe adherencia con órganos vecinos, o ésta es sólo mente, el seguimiento alejado de enfermos con colon irritable
parcial, la perforación diverticular ocasiona una peritonitis muestra una incidencia de enfermedad diverticular superior a
generalizada o localizada (absceso de Douglas, de la fosa ilíaca la observada en la población normal.
izquierda). El diagnóstico de diverticulosis requiere un estudio con-
Por efecto de inflamaciones reiteradas, la fibrosis resul- trastado del colon que ponga de manifiesto la presencia de
tante puede obstruir el colon enfermo en forma parcial o in- divertículos hipertónicos o hipotónicos (figs. 44-17 y 44-18).
cluso completa. En ocasiones, por acción fibroblástica exage- La diverticulosis asintomática no requiere tratamiento al-
rada, la inflamación crónica puede adoptar una forma tumoral. guno. En caso de síntomas compatibles con un colon irritable
Etiopatogenia. La presencia de anormalidades en la está indicado aumentar los residuos de la dieta (Thompson
motilidad colónica es el factor patogénico más aceptado de la WG, 1986).
enfermedad diverticular. La actividad motora del colon nor-
mal consiste en ondas simples, con períodos de acalmia que
varían entre 5 y 30 minutos. La duración de cada onda es de 8 Enfermedad diverticular complicada
a 10 segundos y la amplitud no supera los 30 mmHg. A nivel
del sigmoide es normal que se formen pequeñas cámaras de Incluye la hemorragia, la inflamación o diverticulitis, y
hiperpresión (fig. 44-16) separadas unas de otras por anillos las complicaciones de ésta: obstrucción, perforación y fístula.
de fibras musculares. La relajación de un anillo permite el
pasaje del contenido de una cámara a otra de menor presión, y
así sucesivamente hasta que el contenido fecal llega al recto. Hemorragia
En la enfermedad diverticular existe un aumento del nú-
mero de ondas y también de su amplitud y duración. Se ha La patogenia, el diagnóstico y el tratamiento de esta com-
descrito, asimismo, un aumento de la actividad contráctil plicación serán analizados más adelante (véase Hemorragias
segmentaria y un asincronismo entre la contracción y la rela- digestivas bajas).
jación. Como resultado aumentaría significativamente la pre-
sión en las cámaras endoluminales, lo cual favorecería la
hemiación mucosa a través de zonas débiles en la capa mus-
cular. También el colon proximal quedaría afectado secunda-
riamente debido a la hipertensión sigmoidea.
La etiología de las anormalidades motoras colónicas es
incierta, aunque es probable que la ingesta de una dieta escasa
en residuos y el estrés emocional desempeñen un papel im-
portante. De hecho, el tratamiento con dieta rica en residuos
disminuye el número, amplitud y duración de las ondas colóni-
cas, aunque los valores siguen siendo superiores a los de la
población normal.

Fig. 44-16. Cámara de hipertensión endoluminal. A, Segmentos colónicos


proximal y distal a la cámara; B, cámara; C, divertículo. Fig. 44-17. Diverticulosis hipertónica o estado prediverticular (flechas).

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828 SECCIÓN VI. ABDOMEN

peritonitis aguda difusa grave. La semiología abdominal y la


radiología simple del abdomen suelen ser suficientes para el
diagnóstico. En la radiografía de pie es común la presencia de
neumoperitoneo, así como de líquido libre intraperitoneal.
La retroperitonitis difusa por perforación retroperitoneal
es una complicación grave y de mortalidad elevadísima. En el
examen físico puede existir una contractura refleja del psoas,
aunque lo más frecuente es la presencia de signos clínicos de
sepsis grave. La tomografía computada es especialmente útil
para el diagnóstico, ya que pone de manifiesto la extensión
retroperitoneal del proceso inflamatorio y la existencia de gas.
En toda microperforación diverticular se forma al comien-
zo un pequeño absceso paradi verticular que luego se reabsorbe
espontáneamente, o se drena, también espontáneamente, en el
intestino (Colcock B, 1971). En ocasiones, como consecuen-
cia de un bloqueo insuficiente de la infección local, pueden
formarse colecciones purulentas voluminosas (abscesos) tan-
to en la vecindad del colon como lejos de éste. La localización
más frecuente del absceso es intraperitoneal (fosa ilíaca iz-
quierda, Douglas, mesocolon. espacio subfrénico), aunque tam-
bién puede ser retroperitoneal y exteriorizarse por la fosa
lumbar.
Fig. 44-18. Diverticulosis hipertónica (flecha). Se puede sospechar clínicamente ei absceso por ¡a presen-
cia de fiebre en picos, escalofríos y masa palpable. Sin embar-
go, el diagnóstico debe ser confirmado por ecografía o tomo-
grafía computada. Ambos métodos pueden precisar su locali-
Diverticulitis zación e identificar un trayecto percutáneo seguro para su dre-
naje.
Es un proceso inflamatorio localizado secundario a la Fístula. Se origina por la apertura de un absceso para-
microperforación de un divertículo. La diverticulitis simple o diverticular en un órgano vecino. De esta manera, la fístula
no complicada se caracteriza por ser una inflamación comunica la luz del colon con el órgano en cuestión.
peridiverticular sin absceso, peritonitis, ni sepsis sistémica. La forma más frecuente de fístula es la que comunica el
El enfermo se presenta habitualmente con dolor en la fosa sigmoide con la cúpula vesical (fístula colovesical). Se la ob-
ilíaca izquierda, anorexia, náuseas o vómitos y ligera distensión serva sobre todo en el varón, ya que en la mujer el útero cons-
abdominal. Puede existir defensa, y la palpación del colon iz- tituye una barrera entre el colon y la vejiga. El cuadro clínico
quierdo es muy dolorosa. Aunque puede haber fiebre y leuco- es característico debido a la presencia de fecaluria y neuma-
citosis, la presencia de estos signos obliga a descartar una com- turia. También puede existir fiebre, disuria y polaquiuria. El
plicación (absceso o peritonitis) mediante ecografía o tomo- colon por enema puede evidenciar el trayecto de la fístula,
grafía computada. aunque sólo en el 30 % de ¡os casos se advierte el pasaje de
El diagnóstico diferencial incluye la colitis isquémica, la bario a la vejiga. El diagnóstico es confirmado por la cistos-
enfermedad de Crohn y el carcinoma. En caso de ser necesa- copia, que permite observar directamente el orificio vesical
rio un colon por enema para confirmar el diagnóstico, se lo de la fístula.
efectuará a baja presión para evitar romper las adherencias La fistulización en otros órganos es más rara, si bien pue-
que a menudo bloquean la perforación. La diverticulitis dere- de ocurrir con otro segmento del colon, intestino delgado, trom-
cha es indistinguible de la apendicitis. pa, útero, vagina y pared abdominal. Excepcionalmente el
La mayoría de los ataques de diverticulitis requieren hos- colon se fistuliza en el estómago, el uréter y la región perianal.
pitalización dada la necesidad de hidratación parentera!, El segmento del colon que con mayor frecuencia se fistuliza
antibioticoterapia endovenosa y control de eventuales com- en el sigmoide es el ciego. Esta fístula, al igual que las esta-
plicaciones evolutivas. El dolor debe ser tratado mediante blecidas con el intestino delgado, puede manifestarse por
analgesia parenteral, y es necesario evitar el uso de morfina o diarreas abundantes. En ambos casos, el diagnóstico se con-
derivados debido a su efecto espasmodizante sobre la muscu- firma mediante exámenes contrastados del aparato digestivo.
latura colónica. La fistulización en el útero es a menudo asintomática, aun-
que puede manifestarse por una endometritis inespecífica. Por
su parte, la fístula colovaginal se caracteriza por la salida a
Complicaciones de la diverticulitis través de la vagina de materia fecal y gases. El diagnóstico se
corrobora fácilmente con la especuloscopia, que permite ob-
Perforación. Se denomina genéricamente perforación a la servar el orificio fistuloso en el fondo de saco posterior. La
presencia de abscesos, peritonitis o retroperitonitis, como con- fistulización en la trompa puede manifestarse por un piosálpinx.
secuencia de una perforación diverticular libre o insuficiente- Las fístulas con la pared abdominal aparecen generalmen-
mente bloqueada. El término perforación no es del todo co- te en la fosa ilíaca izquierda o la fosa lumbar. El diagnóstico
rrecto, ya que la diverticulitis simple también es el resultado se convalida en ambas mediante la fístulografía, que hace po-
de una perforación diverticular, aunque en este caso el blo- sible observar el relleno del colon.
queo adecuado impide que la infección se difunda. Obstrucción. La fibrosis por inflamación crónica puede
La perforación libre en la cavidad peritoneal origina una determinar una obstrucción completa o incompleta del colon.

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44. COLON Y RECTO 829

En esta situación clínica es necesario descartar: a) la presen- Indicaciones urgentes


cia de una obstrucción del intestino delgado por adherencia de
un asa al foco inflamatorio; b) la coexistencia de un carcinoma. La cirugía urgente está indicada en la peritonitis agudas,
El sitio exacto de la obstrucción (intestino delgado o colon) peritonitis difusas, la hemorragia incoercible y la obstrucción
puede ser precisado por las radiografías simples del abdomen. colónica completa. En cambio, el tratamiento inicial del abs-
El diagnóstico diferencial entre di verticulitis y carcinoma puede ceso consiste en su drenaje por vía percutánea guiada por
ser difícil, ya que es frecuente que el colonoscopio no pueda ecografía o tomografía computada (Stabile BE. 1991). Des-
atravesar la estenosis. En el colon por enema, la presencia de pues del drenaje, el enfermo puede ser operado electivamente
una estenosis larga, con conservación de mucosa y divertículos, y en un solo tiempo, de la diverticulitis.
sugiere un proceso inflamatorio (fig. 44-19). Sin embargo, no Procedimientos quirúrgicos. La cirugía de urgencia por
es infrecuente que un pequeño carcinoma pase inadvertido peritonitis o retroperitonitis consiste en la extirpación del seg-
cuando se asocia a una inflamación diverticular, por lo cual el mento colónico afectado, sin restablecer la continuidad intes-
diagnóstico diferencial sólo puede establecerse en forma con- tinal (fig. 44-20). El cabo proximal es exteriorizado mediante
cluyente mediante el examen de la pieza operatoria. colostomía y el distal como fístula mucosa. En caso de que el
Tratamiento quirúrgico. Las indicaciones quirúrgicas en cabo distal sea muy corto y no alcance la piel, puede ser cerra-
la enfermedad diverticular complicada pueden ser urgentes o do en fondo de saco ciego (operación de Hartmann). En la
electivas (tabla 44-1). cirugía de urgencia por peritonitis están contraindicadas las
anastomosis colónicas debido al terreno séptico en que debe
realizarse la sutura y a la presencia de materia fecal en el colon
Tabla 44-1. Indicaciones quirúrgicas en la enfermedad
no preparado. Ambas circunstancias favorecen la dehiscencia
diverticular complicada
de la anastomosis, una complicación que eleva notablemente
Indicaciones urgentes la mortalidad de la peritonitis diverticular.
• Peritonitis difusa El cierre simple de la perforación, con drenaje del foco y
• Retroperitonitis difusa colostomía transversa, no tiene actualmente indicación en la
• Absceso intraperitoneal peritonitis diverticular. No sólo deja in situ al colon enfermo
• Absceso retroperitoneai sino que la materia fecal, retenida entre la colostomía y la per-
• Obstrucción intestinal completa foración puede ser causa de contaminación persistente en caso
• Hemorragia grave de dehiscencia del cierre simple.
Indicaciones electivas La colostomía transversa, como único procedimiento ini-
• Diverticulitis recidivante cial, es una alternativa válida para enfermos con obstrucción
• Fístula colónica completa de causa diverticular y con riesgo quirúrgi-
• Obstrucción intestinal incompleta co elevado. Sin embargo, la colostomía debe ser seguida en un
• Hemorragia recidivante segundo tiempo por la resección del colon obstruido, y en un.
• Imposibilidad de excluir un carcinoma tercer tiempo por el restablecimiento de la continuidad
colónica. Esta forma de tratamiento en tres tiempos es segura
pero prolonga significativamente la recuperación del pacien-
te. En enfermos con riesgo quirúrgico aceptable está indicada:
la resección con exteriorización de cabos y anastomosis dife-
--da para un segundo tiempo, tal como ha sido descrita en la
peritonitis diverticular. Finalmente, en casos muy selecciona-
dos puede estar indicada una resección con anastomosis pri-
rnaria en un

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