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En lo principal: Recurso de Unificación de Jurisprudencia.

Primer Otrosí:
Acompaña Documentos. Segundo Otrosí: Patrocinio del Recurso

I. C. de Apelaciones de Valparaíso

PAOLO SCAGLIOTTI RAVERA, abogado, en representación de la parte


demandante don Marcos Maganza Castro, en autos ordinarios laborales
caratulados "MAGANZA CON ILUSTRE MUNICIPALIDAD DE
VALPARAISO.", ROL N° 494- 2017, a US., respetuosamente digo:

Que de conformidad a lo dispuesto en los artículos 483 y siguientes del Código


del Trabajo y dentro de plazo legal, vengo en deducir, para ante la Excma. Corte
Suprema, recurso de unificación de jurisprudencia en contra de la sentencia
dictada en autos con fecha 18 de octubre de 2017, en virtud de la cual se rechazó
el recurso de nulidad interpuesto por esta parte en contra de la sentencia dictada el
7 de agosto de 2017, por el Juzgado de Letras del Trabajo de Valparaíso

I.- Antecedentes de Hecho.

Con fecha 25 de abril de 2017, el actor interpuso demanda de nulidad del despido,
cobro de prestaciones laborales y declaración de relación laboral a su respecto, en
contra de la ILUSTRE MUNICIPALIDAD DE VALPARAÍSO.

Que, en la sentencia definitiva, se estimaron debidamente acreditadas las


siguientes circunstancias de hecho:

a) Que a contar del día 17 de agosto del año 2012, ingresó a prestar servicios
para la Ilustre Municipalidad de Valparaíso, como Encargado de
Relaciones Públicas-Protocolo, del Gabinete del Alcalde, para cumplir
funciones en todo lo relacionado con la organización y producción de los
eventos oficiales de la Municipalidad.

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b) Que, en su carácter de relacionador público, tenía a su cargo la
organización de los eventos de carácter formal de la Municipalidad, como,
por ejemplo, actividades o fiestas patrimoniales, organizar el protocolo y la
documentación o correspondencia protocolar de la Municipalidad.

c) Que posteriormente al 17 de agosto de 2012, suscribió siete contratos a


honorarios, con sus respectivos plazos de duración y Decretos Alcaldicios
que los autorizaban, prestando sus servicios, los que siempre fueron los
mismos, en forma ininterrumpida hasta el día 31 de enero de 2017.

d) Que el actor prestaba sus servicios en dependencias del Edificio


Consistorial, concretamente en el Departamento de Relaciones Públicas y
Protocolo de la Municipalidad y estaba sujeto a un horario previamente
establecido en los respectivos contratos a honorarios.

e) Que debía registrar su asistencia, en un Registro de Asistencia Digital que


existía para tales efectos, en el cual se consignaban los días trabajados y los
horarios de entradas y salidas.

f) Que el demandante debía hacer un informe mensual de sus actividades,


denominado informe de desempeño, conforme el cual se cursaba el pago de
sus respectivas remuneraciones.

Que, las acciones deducidas fueron rechazadas por el Juzgado de Letras del
Trabajo de Valparaíso y deducido recurso de nulidad, este fue rechazado por la
Ilustrísima Corte de Apelaciones de Valparaíso, en fallo dividido.

II.- Sentencia recurrida.

La sentencia del Juzgado de Letras Del Trabajo de Valparaíso fue recurrida de


nulidad por la parte demandante con fecha 19 de agosto de 2017. El recurso
interpuesto por esta parte se fundó en la causal de nulidad del artículo 477 del
Código del Trabajo, esto es, cuando la sentencia se hubiere dictado con infracción
de ley que influye sustancialmente en lo dispositivo del fallo. En la especie, se

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denunció la infracción de los artículos 1, 7, 8 y 162 del Código del Trabajo y el
artículo 4 de la ley 18.883.

La sentencia de nulidad que se recurre de unificación de jurisprudencia fue dictada


con fecha 18 de octubre de 2017, por la Cuarta Sala de la Ilustrísima Corte de
Apelaciones de Valparaíso, la que, en fallo dividido, procedió a rechazar el
recurso de nulidad interpuesto, de acuerdo a los siguientes razonamientos:

Octavo: Que, por otra parte, para resolver la cuestión planteada, además es
preciso analizar con detenimiento las normas legales atingentes a la materia,
especialmente las que regulan la contratación a honorarios de profesionales y
técnicos en el ámbito de la Administración del Estado y el estatuto jurídico a que
quedarían éstos.
Noveno: Que, en el contexto antes descrito, en la especie, la I. Municipalidad de
Valparaíso procedió a contratar bajo la modalidad de honorarios o servicios
profesionales al demandante, para cumplir funciones en la organización y
producción de los eventos oficiales de la Municipalidad demandada, a realizarse
en cada periodo que era contratado, tarea que debía realizar en coordinación con
el Gabinete del ente edilicio. Por lo que manteniendo la calidad de un contrato a
honorarios el celebrado por las partes, se suscribieron múltiples contratos de este
tipo, por periodos de seis meses usualmente, fijándose los derechos y obligaciones
de las partes, propias a la naturaleza de la contratación. Dicha contratación la
realizó el ente edilicio bajo el amparo del artículo 4° de la Ley N°18.883, Estatuto
Administrativo para los Funcionarios Municipales, que establece lo siguiente:
“Podrán contratarse sobre la base de honorarios a profesionales y técnicos de
educación superior o expertos en determinadas materias, cuando deban
realizarse labores accidentales y que no sean las habituales de la municipalidad,
mediante decreto del alcalde. Del mismo modo se podrá contratar, sobre la base
de honorarios, a extranjeros que posean título correspondiente a la especialidad
que se requiera. Además, se podrá contratar sobre la base de honorarios, la
prestación de servicios para cometidos específicos, conforme a las normas
generales. Las personas contratadas a honorarios se regirán por las reglas que

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establezca el respectivo contrato y no les serán aplicables las disposiciones de
este Estatuto”.
Décimo: Que, como puede observarse, una primera cuestión que debe tenerse
presente para resolver esta controversia es que la disposición legal citada
habilita expresamente a las municipalidades para la contratación de personas
bajo la fórmula “de honorarios”. Para ello, la ley ha establecido dos supuestos
normativos específicos en los que puede utilizarse esta modalidad contractual: a)
que se trate de labores accidentales y no habituales; b) que sean cometidos
específicos. Estos constituyen, desde luego, supuestos alternativos para la
contratación de personal a honorarios en las municipalidades, pudiendo
concurrir uno u otro en un caso determinado. Así, a diferencia de lo que ocurre
en el ámbito privado, en el campo municipal no sólo es posible contratar una
persona a honorarios cuando se trate de labores accidentales y no habituales,
sino además en el caso de que se requiera contratar a una persona para
cometidos específicos, como lo señala expresamente la ley, los que evidentemente
podrán o no tener el carácter accidental o no habitual.
Undécimo: Que, por otro lado, en cuanto a su régimen jurídico, estos contratos,
según la misma norma legal, se regirán en principio sólo por las cláusulas que
establezca el propio contrato, no siendo aplicables en la especie las disposiciones
del Estatuto Administrativo establecido por la Ley N°18.883. Sin embargo, se
plantea la interrogante acerca de las normas que supletoriamente se aplican en
estos casos ante el silencio u omisiones que contenga la convención. Frente a tal
interrogante, aparentemente, sólo existirían dos posibilidades: la aplicación de
las normas del Código del Trabajo o las normas dispuestas en el Código Civil. La
primera opción, el Código del Trabajo, pudiera ser una alternativa razonable,
atendido el contenido de los servicios contratados y la calidad de persona natural
que concurre habitualmente en este tipo de contratos. Sin embargo, tal solución
es jurídicamente inviable en nuestro ordenamiento jurídico, es decir, contraria a
derecho, ya que, como se sabe, las municipalidades no están facultadas, por regla
general, para la contratación de personas naturales vía Código del Trabajo,
salvo expresa y excepcional habilitación legal para labores muy concretas y
específicas. Precisamente, la Ley N°18.883 habilita a las municipalidades a
contratar a personas bajo la modalidad de contrato de trabajo, pero sólo en los

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casos de actividades que se efectúen en forma transitoria en balnearios u otros
sectores turísticos o de recreación o en servicios públicos traspasados. Así, en los
demás casos, dicha habilitación legal no existe, por lo que, si una municipalidad
lo hiciera, vulneraría lo dispuesto en el artículo 7° de la Constitución Política de
la República, norma que contiene un principio esencial de nuestro ordenamiento
jurídico y que los órganos estatales están obligados a cumplir. Al argumento
anterior, puede sumarse la propia identificación de la relación contractual que
hace el artículo 4° ya citado, “contratación sobre la base de honorarios”, lo que
claramente no alude a un vínculo laboral, caracterizado por la existencia de una
remuneración y una relación de subordinación o dependencia, elementos que no
considera esta regulación específica para referirse a esta modalidad excepcional
de prestación de servicios para las municipalidades. En este contexto, la única
opción posible es entender como régimen jurídico aplicable, subsidiario en estos
casos, el establecido en el Código Civil, particularmente en las normas relativas
al denominado “contrato de arrendamiento de servicios inmateriales” (artículos
2006 y siguientes), ya que éstas son las únicas que se avienen con la materia de
que tratan estos contratos a honorarios.
Duodécimo: Que establecido lo anterior, entonces no cabe duda que la
legislación administrativa municipal en nuestro país admite la contratación a
honorarios en los supuestos ya señalados, contratos que se rigen por las
cláusulas señaladas en el propio contrato, y en defecto de ellas, por el Código
Civil. Así, no es posible aplicar las normas contenidas en el Código del Trabajo a
estos contratos a honorarios, ya que ello no está habilitado expresamente por el
ordenamiento jurídico, siendo contrario a derecho la extensión de aquellas a
éstos, lo que obviamente también está vedado a todos los jueces de la República.
Décimo tercero: Que, no obstante lo anterior, evidentemente es posible
plantearse la posibilidad de que una municipalidad contrate a una persona
natural bajo la modalidad de honorarios, sin que concurra ninguno de los
supuestos fácticos que establece la ley, es decir, más allá de la habilitación legal
establecida por la Ley N°18.883. Sin embargo, en tal evento, la municipalidad
respectiva estaría actuando fuera del ámbito permitido por la ley, por no
sujetarse a las reglas establecidas en esta materia, lo que tornaría ilegal el acto
administrativo formal por el que se aprobó la contratación, lo que no produce, sin

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embargo, el efecto de alterar la calificación jurídica del contrato de honorarios y
su reconversión automática en un contrato de trabajo. En efecto, la actuación
ilegal de una municipalidad, si así se estableciera por una decisión firme, no
puede generar como consecuencia la celebración de otro acto ilegal, como sería
la celebración de un contrato de trabajo tácito al margen de la ley, ya que esto
último, como ya se señaló, está prohibido por regla general para las
municipalidades en nuestro ordenamiento jurídico. Lo anterior es sin perjuicio,
evidentemente, de la eventual responsabilidad administrativa y civil que pudiera
imputarse a los funcionarios y a la propia municipalidad por la comisión de estos
ilícitos.
Décimo cuarto: Que, sin perjuicio de lo anterior, es preciso señalar que en el
caso de autos, según los hechos establecidos por el tribunal a quo en la sentencia
dictada, la demandante fue contratada por la I. Municipalidad de Valparaíso
para desempeñar cometidos específicos.
Décimo quinto: Que, por lo tanto, de acuerdo a lo expuesto, parece claro que el
contrato de honorarios suscrito entre el demandante y la I. Municipalidad de
Valparaíso se ajustó a los términos establecidos en el artículo 4° de la Ley
N°18.883, en cuanto se celebró para la prestación de servicios de cometidos
específicos, los que también se cumplieron en la práctica. Así las cosas, que
existiera habitualidad, relación de subordinación o dependencia y horario de
trabajo, circunstancias alegadas por la demandante en su libelo, carece de
relevancia en el caso, ya que a diferencia del ámbito privado, ello no impide la
configuración de un contrato de honorarios en el sector público, ya que la ley
dispone en este caso que se pueden contratar bajo esta modalidad el desempeño
de cometidos específicos y no sólo para labores accidentales, como ya se ha
venido razonando. Lo que por lo demás ha sostenido esta Corte en anteriores
fallos, roles 79- 2016; 222-2017 y 388-2017.
Décimo sexto: Que en este contexto, atendido todo lo expuesto, es claro que la
relación jurídica establecida entre el actor y la demandada de estos autos, es un
contrato civil de prestación de servicios inmateriales y no un contrato de trabajo,
como lo pretende el demandante de autos, no siendo aplicable entonces la
legislación laboral, como se ha querido sostener, debido a lo cual, habiéndose
realizado por la sentenciadora del fondo una correcta aplicación de la ley

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atingente al caso, el recurso deducido en cuanto pretende sostener lo contrario no
podrá prosperar.

A su turno, cabe resaltar para los efectos del presente recurso, el voto de minoría
del Ministro don Jaime Arancibia Pinto, quien estuvo por acoger el recurso
de nulidad, y por ende, la demanda, en virtud de los siguientes argumentos:

1°.-) Que la discusión de autos, conforme a los antecedentes de este proceso,


consiste en determinar la naturaleza jurídica de la relación que ligó a las partes,
esto es, si la relación era de carácter laboral o bien de naturaleza civil, amparada
en lo dispuesto en el artículo 4° inciso 2° de la Ley 18.883.- Es así que por una
parte sostiene el actor que la relación era de carácter laboral, por cuanto las
labores que prestó éste para la demandada I. Municipalidad de Valparaíso, eran
las de Encargado de Relaciones Públicas – Protocolo, del Gabinete del Alcalde,
para cumplir funciones en todo lo relacionado con la organización y producción
de los eventos oficiales de la Municipalidad. La relación laboral dura en forma
ininterrumpida hasta el 31 de enero de 2017 a través de 7 contratos, que fueron
denominados “contratos a honorarios” y existiendo además los elementos
propios de una relación laboral, esto es, subordinación y dependencia,
cumplimiento de horario, asistencia y el pago de un estipendio. Por su parte la
demandada sostuvo que se trataba de un contrato de honorarios, porque las
labores realizadas por el actor eran eventuales y no las habituales de la
institución, siendo contratado para cometidos específicos. Esto último es recogido
por el fallo que se recurre, concluyendo que en la especie existió una relación de
carácter civil, en base a un contrato de honorarios.
2°.-) Que ante esa disyuntiva el disidente opta por las primera posición, esto es,
de que en verdad existió una relación laboral, no obstante que las partes hayan
suscrito un contrasto de honorarios, pues independientemente de la denominación
que le puedan dar las partes a una determinada relación, prima la realidad, esto
es, las cosas son lo que son y no lo que las partes dicen que son, siempre que se
den aquellos elementos que puedan identificar la relación de que se trata en un
determinado sentido. Derivado de lo que se ha dicho, surge con énfasis el
principio de la “primacía de la realidad”, básico en materia laboral, en que

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prima una realidad factual por sobre lo formal, pues de lo que se trata es que las
relaciones laborales no son equivalentes y por regla general el trabajador debe
estarse a los términos que le impone la parte empleadora. Que abona lo anterior
el hecho de que el actor haya sido contratado como “Encargado de Relaciones
Públicas – Protocolo, del Gabinete del Alcalde”, lo que echa por tierra la
posibilidad de que haya sido contratado para labores eventuales y que no eran
habituales. Estamos hablando del Encargado de Relaciones Públicas de la
Municipalidad de Valparaíso, ciudad patrimonial, sede del Poder Legislativo de
la Nación, asiento de una Corte de Apelaciones de antigua data, sede de
Ministerios, de Direcciones Nacionales de instituciones que tienen presencia en
todo el país, etc., lo cual implica que las labores de relaciones públicas que
necesariamente posee el ente edilicio, no pueden ser “eventuales” o
“accidentales”. Por lo demás, la permanencia de las funciones del actor
demuestra precisamente la habitualidad que pretende cuestionársele. Además, la
naturaleza misma de esta función de relaciones públicas y protocolar no es
posible satisfacerla a través de una contratación en los términos que se ha dado.
3°.-) Que, por otra parte, de acuerdo a la función para la que fue contratado el
actor, lo era como “Encargado de Relaciones Públicas – Protocolo, del Gabinete
del Alcalde”, lo que echa por tierra la posibilidad de que haya sido contratado
para labores eventuales y que no eran habituales. Estamos hablando del
Encargado de Relaciones Públicas de la Municipalidad de Valparaíso, ciudad
patrimonial, sede del Poder Legislativo de la Nación, asiento de una Corte de
Apelaciones de antigua data, sede de Ministerios, de Direcciones Nacionales de
instituciones que tienen presencia en todo el país, etc., lo cual implica que las
labores de relaciones públicas que necesariamente posee el ente edilicio, no
pueden ser “eventuales” o “accidentales”. Por lo demás, la permanencia de las
funciones del actor demuestran precisamente la habitualidad que pretende
cuestionársele. Además, la naturaleza misma de esta función de relaciones
públicas y protocolar no es posible satisfacerla a través de una contratación en
los términos que se ha dado. Que, además, lo anterior implica que en el caso de
autos prima el principio de la primacía de la realidad, debiendo tenerse presente
lo que ha señalado la Corte Suprema al respecto (Rol N° 82.512-16), diciendo
que es “la necesaria conjugación de los principios que informan el ordenamiento

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jurídico laboral, entre ellos, el de primacía de la realidad, que, en la dogmática,
se lo define como aquel suceso que en caso de discordancia entre lo que ocurre en
la práctica y lo que surge de documentos o acuerdos, debe darse preferencia a lo
primero, es decir, a lo que sucede en el terreno factual, el que, indudablemente,
debió conducir a la existencia de un vínculo de naturaleza laboral entre las
partes”. En consecuencia, en el presente caso debió primar la naturaleza laboral
de la relación que ligó a las partes.
4°.-) Que en su argumentación el Tribunal, en su considerando séptimo, letra c),
sostiene que no resulta lógico ni verosímil que el actor, en su calidad de
profesional, pueda estar sometido en el ejercicio de las funciones propias de su
especialidad o la supervisión de un superior jerárquico, puesto que éste no es un
Relacionador Público. Que el aserto anterior no guarda relación con la cláusula
bajo la cual fue contratado el actor, lo que supone una dependencia con el
Alcalde y con el Jefe del Gabinete, lo cual también es propio de toda
Municipalidad del país. Y, además, el aserto señalado supondría que los jefes
correspondientes debieran tener la misma profesión que el demandante, lo que es
naturalmente imposible. Nuevamente cobra importancias en este punto el
principio de la primacía de la realidad en que independiente de las profesiones de
los involucrados, efectivamente existió una relación de subordinación y
dependencia.
5°.-) Que el demandante fue contratado de acuerdo a la normativa que establece
el artículo 4° de la Ley 18.883.- y de eso no existe discusión alguna. Sin embargo,
en el momento en que se produce su despido, las normas que deben ser aplicadas
al caso sub lite, conforme a lo que se ha venido desarrollando hasta el momento,
corresponden al Código del Trabajo, pues se trata de una ordenamiento de
carácter supletorio que cobra vida precisamente cuando un empleador no da
cumplimiento a la normativa atingente a la situación producida en autos, esto es,
de que no obstante existir en la realidad una relación laboral, no se cancelan las
prestaciones e indemnizaciones propias de todo despido. Lo anterior significa
entonces que en la especie el Tribunal incumplió la normativa a que se ha hecho
referencia, lo que amerita, de acuerdo al disidente, a acoger el recurso de nulidad
que se ha planteado.

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III.- Materia Objeto del Juicio.

La controversia de derecho respecto a la cual los tribunales superiores de justicia


han tenido una interpretación diversa a la señalada en la sentencia recurrida, dice
relación con la siguiente circunstancia:

El régimen aplicable a los funcionarios municipales cuando existe una


contratación “a honorarios” que no se ajusta a los requisitos legales,
concretamente al artículo 4° de la ley 18.883, porque no se trata de labores
accidentales, ni de cometidos específicos, y, en especial, cuando concurren
indicios evidentes de subordinación y dependencia en la relación contractual.

IV.- Distintas interpretaciones judiciales sobre la materia.

La materia de derecho relativa al régimen aplicable cuando existe una contratación


“a honorarios” que no se ajusta a los requisitos legales, en especial, cuando no se
cumplen los requisitos establecidos en el artículo 4° de la ley 18.883 y cuando
concurren indicios de subordinación y dependencia en la relación contractual, ha
sido objeto de controversia en diversos procesos judiciales, entre otros, los que se
pasan a mencionar.

a) Causa Rol 5699- 2015, Excelentísima Corte Suprema.

En esta causa los trabajadores dedujeron demanda en contra de la Municipalidad


de Talca, a fin de que se declarara que entre las partes existió una relación de
naturaleza laboral, se considerará el despido injustificado y nulo por mora
previsional. Que los demandantes expresan que fueron trabajadores que prestaron
servicios para la Municipalidad de Talca en labores de aseo y ornato, limpieza de
calles, áreas verdes y otros bienes de uso público, en virtud de diversos contratos a
honorarios, precisando que desempeñaban sus funciones en un horario
determinado y sujetos a las órdenes y supervisión de su empleadora. El conflicto
se suscitó cuando la Municipalidad los separó de sus funciones destacando que

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algunos llevaban prestando servicios más de veinte años para la demandada, sin
que en los hechos dejaran de realizar esas tareas.

Que, el juzgado de letras del trabajo de Talca, rechazó la demanda en todas sus
partes, por lo que los demandantes interpusieron recurso de nulidad en contra de la
sentencia definitiva, el que a su vez fue rechazada por la Iltma. Corte de
Apelaciones de Talca.

En este escenario los demandantes dedujeron recurso de unificación de


jurisprudencia, resolviéndose que el régimen existente entre trabajadores y la
municipalidad tenía las características de una relación laboral, dada la
subordinación y dependencia que presentaba, deducida de hechos como la
imposición de horarios, órdenes recibidas de una jefatura, entre otras, razonando
para ello que:
Quinto: Que, para los efectos de asentar la recta exégesis en la materia, debe
tenerse presente, en primer lugar, lo dispuesto en el artículo 1° del Código del
Trabajo, que establece: “Las relaciones laborales entre empleadores y
trabajadores se regularán por este Código y por sus leyes complementarias.”
“Estas normas no se aplicarán, sin embargo, a los funcionarios de la
Administración del Estado, centralizada y descentralizada, del Congreso
Nacional y del Poder Judicial, ni a los trabajadores de las empresas o
instituciones del Estado o de aquéllas en que tenga aportes, participación o
representación, siempre que dichos funcionarios o trabajadores se encuentren
sometidos por ley a un estatuto especial.” “Con todo, los trabajadores de las
entidades señaladas en el inciso precedente se sujetarán a las normas de este
Código en los aspectos o materias no regulados en sus respectivos estatutos,
siempre que ellas no fueren contrarias a estos últimos.” “Los trabajadores que
presten servicios en los oficios de notarías, archiveros o conservadores se regirán
por las normas de este Código”. Asimismo, debe considerarse lo dispuesto en el
artículo 4° de la Ley N° 18.883, que prevé: “Podrán contratarse sobre la base de
honorarios a profesionales y técnicos de educación superior o expertos en
determinadas materias, cuando deban realizarse labores accidentales y que no
sean las habituales de la municipalidad; mediante decreto del alcalde. Del mismo

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modo se podrá contratar, sobre la base de honorarios, a extranjeros que posean
título correspondiente a la especialidad que se requiera.” “Además, se podrá
contratar sobre la base de honorarios, la prestación de servicios para cometidos
específicos, conforme a las normas generales.” “Las personas contratadas a
honorarios se regirán por las reglas que establezca el respectivo contrato y no les
serán aplicables las disposiciones de
este Estatuto”.
Sexto: Que, acorde con la normativa transcrita, la premisa está constituida por la
aplicación del Código del Trabajo a todas las vinculaciones de orden laboral
habidas entre empleadores y trabajadores, entendiendo por laboral, en general, a
aquellas que reúnan las características que se derivan de la definición de
contrato de trabajo consignada en el artículo 7° del Código citado, es decir,
aquella relación en la que concurre la prestación de servicios personales
intelectuales o materiales, bajo dependencia o subordinación y el pago de una
remuneración por dicha prestación, siendo la existencia de la subordinación y
dependencia el elemento esencial y mayormente determinante y caracterizador de
una relación de este tipo.
Séptimo: Que, para los efectos de la uniformidad sometida a esta Corte, las
divergencias surgen en tanto los demandantes entienden que si se dan diversas
contrataciones a honorarios con un Municipio, concurriendo elementos propios
de una vinculación de naturaleza laboral, los ampara la legislación del ramo y
sus derechos inherentes. En cambio, la Municipalidad demandada se asila en el
marco jurídico que rige a los funcionarios de esa entidad –Ley N° 18.883- para
sostener que la contratación de los actores no pudo realizarse conforme a la
normativa del Código del Trabajo, por impedírselo el estatuto respectivo y la
reglamentación a la que debe someter sus actuaciones como órgano de la
Administración del Estado, subsumiendo la vinculación que la unió con aquéllos
en la disposición del artículo 4° de la Ley N° 18.883, de modo que carecen, en su
concepto, de los derechos que el Código del Trabajo les reconoce, en caso de
término de la vinculación.
Octavo: Que en el reproducido artículo 1° del Código del Trabajo, se consignan,
además de la ya referida premisa general, una excepción y una contra excepción.
En efecto, la excepción a la aplicación del Código del Trabajo la constituyen los

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funcionarios de la Administración del Estado, centralizada y descentralizada, del
Congreso Nacional y del Poder Judicial, los trabajadores de las empresas o
instituciones del Estado o de aquéllas en que tenga aportes, participación o
representación, pero esta situación excepcional tiene cabida únicamente en el
evento que dichos funcionarios o trabajadores se encuentren sometidos por ley a
un estatuto especial. Por su parte, la contra excepción se formula abarcando a
todos los trabajadores de las entidades señaladas, a quienes se vuelve a la
regencia del Código del Trabajo, sólo en los aspectos o materias no regulados en
sus respectivos estatutos, siempre que no fueren contrarias a estos últimos. En
otros términos, se someten al Código del Trabajo y leyes complementarias los
funcionarios de la Administración del Estado que no se encuentren sometidos por
ley a un estatuto especial y, aún contando con dicho estatuto, si éste no regula el
aspecto o materia de que se trate; en este último caso, en el evento que no se
oponga a su marco jurídico. A la conclusión anterior, se llega mediante la
aplicación de la regla de interpretación a contrario sensu de la norma
administrativa, conforme a la cual “dado un enunciado normativo que predica
una calificación normativa de un término perteneciente a un enunciado destinado
a un sujeto o a una clase de sujetos, se debe evitar extender el significado de
aquel término de tal modo que comprenda a sujetos o clases de sujetos no estricta
y literalmente incluidos en el término calificado por el primer enunciado
normativo” (Tarello, en “Introduzione teorica allo studio del diritto”, Génova,
1979, p. 366).
Noveno: Que, por consiguiente, si se trata de una persona natural que no se
encuentra sometida a estatuto especial, sea porque no ingresó a prestar servicios
en la forma que dicha normativa especial prevé, o porque tampoco lo hizo en las
condiciones que esa preceptiva establece –planta, contrata, suplente-, inconcuso
resulta que la disyuntiva se orienta hacia la aplicación del Código del Trabajo,
conclusión que deriva que en el caso se invoca el artículo 4° de la Ley N° 18.883,
norma que, sustrayéndose del marco jurídico estatutario que establece para los
funcionarios que regula, permite contratar sobre la base de honorarios en las
condiciones que allí se describen y que se consignaron en el fundamento quinto,
en especial, su inciso segundo, las que, en general, se asimilan al arrendamiento
de servicios personales regulado en el Código Civil y que, ausentes, excluyen de

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su ámbito las vinculaciones pertinentes, correspondiendo subsumirlas en la
normativa del Código del Trabajo en el evento que se presenten los rasgos
característicos de este tipo de relaciones –prestación de servicios personales,
bajo subordinación y dependencia y a cambio de una remuneración, según ya se
dijo-, por cuanto la vigencia del Código del Trabajo, constituye la regla general
en este tipo de relaciones personales y porque además, tratándose de un órgano
de la administración del Estado, debe someter su actuar al principio de legalidad
consagrado en los artículos 6 y 7 de la Constitución Política de la República.
Décimo: Que tal calificación no implica, en ningún caso, desconocer la facultad
de la administración para contratar bajo el régimen de honorarios que consulta
el artículo 4° de la Ley N° 18.883, esto es, cuando necesite de profesionales o
técnicos de educación superior o expertos en determinadas materias y que deban
realizar labores accidentales, no habituales, o se trate de la prestación de
servicios para cometidos específicos; razón por la que no se presenta algún
problema de colisión entre las normas del citado código y del estatuto funcionario
aludido, sino sólo de determinación de los presupuestos de procedencia
normativa que subyacen en cada caso, para discernir qué regla es pertinente, y lo
será aquella que se erige en el mencionado artículo 4°, siempre que el contrato a
honorarios sea manifestación de un mecanismo de prestación de servicios, a
través del cual la administración municipal, pueda contar con la asesoría de
expertos en determinadas materias, cuando necesita llevar a cabo labores propias
y que presentan el carácter de ocasional, específico, puntual y no habituales.
Undécimo: Que, en el caso de autos, la dilucidación y determinación del real y
correcto alcance de los conceptos de “especificidad” y de “ocasión” deben ser
debidamente esclarecidos, pues ellos fueron invocados por el juez del grado para
motivar su decisión en un sentido opuesto al que acá se viene desarrollando,
aclaración que servirá para luego enmarcar el correcto estatuto aplicable a los
demandantes, siendo necesario para ello considerar lo dispuesto en el artículo 1°
de la Ley N° 18.883, según el cual, para el cumplimiento de sus funciones
propias,
cada Municipalidad cuenta con una dotación permanente y otra transitoria,
conformada por los funcionarios de planta y a contrata, respectivamente, y,
además, aquélla compuesta por quienes sirven labores en calidad de contratados

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a honorarios, modalidad de prestación de servicios particulares, que no confiere
al que los desarrolla la calidad de funcionario público, asistiéndole sólo los
derechos establecidos en el respectivo contrato, resultando que lo trascendente
para lo discutido, es qué debe entenderse por “labores accidentales y no
habituales de la municipalidad”, siendo tales las que, no obstante ser particulares
de dicho ente, son ocasionales, esto es, circunstanciales, accidentales y distintas
de las que realiza el personal de planta o a contrata; en tanto que cometidos
específicos, hipótesis regulada en el inciso segundo del artículo 4° de la citada
ley, lo constituyen las labores puntuales, es decir, aquéllas que están claramente
determinadas en el tiempo y perfectamente individualizadas, y que,
excepcionalmente -en caso alguno de un modo continuo-, pueden consistir en
funciones propias y habituales del ente municipal.
Duodécimo: Que en la Ley N°18.695, Orgánica Constitucional de
Municipalidades, se estatuye que el aseo y ornato son actividades privativas de
cada Municipalidad, conforme se establece en su artículo 3° letra a),
permitiéndose a cada Corporación (artículo 15) la organización de unidades
específicas para satisfacer este mandato, las que reciben la denominación de
“unidad encargada de la función de medio ambiente, aseo y ornato”, tal como
reza
su artículo 25, que debe velar por “a) el aseo de las vías públicas, parques,
plazas, jardines y, en general, de los bienes nacionales de uso público existentes
en la comuna; b) el servicio de extracción de basura; c) la construcción,
conservación y administración de las áreas verdes de la comuna; d) proponer y
ejecutar medidas tendientes a materializar acciones y programas relacionados
con medio ambiente; e) aplicar las normas ambientales a ejecutarse en la comuna
que sean de su competencia, y, f) elaborar el anteproyecto de ordenanza
ambiental. Para la aprobación de la misma, el concejo podrá solicitar siempre un
informe técnico al
Ministerio del Medio Ambiente”. Luego, no puede sostenerse, sin incurrir en un
error interpretativo, que una labor de aseo y ornato no es una genérica y habitual
de un municipio, si en su Ley Orgánica se la regula como una que debe ejercer
normal y permanentemente. No está demás volver sobre el punto que, en tanto a
su consideración como órgano público, la actividad municipal debe adecuarse al

15
principio de legalidad consagrado en los artículos 6 y 7 de la Constitución
Política de la República, de modo que todo lo obrado fuera de ese ámbito
permisivo, o bien, actuando más allá de las potestades demarcadas por sus
estatutos, es nulo.
Decimotercero: Que siendo estas funciones propias, habituales y permanentes de
cada municipio, ordenadas y reguladas por su Ley Orgánica Constitucional, y en
ningún caso, “específicas” u “ocasionales”, ejecutadas de manera fija por
trabajadores especialmente destinados a su cumplimiento, mal puede sostenerse
que se trata de actividades accidentales, impropias o no habituales, ni mucho
menos dársele el carácter de relaciones contractuales amparadas por la hipótesis
excepcional del inciso segundo del artículo 4° de la Ley N°18.883, aplicable
precisamente a vínculos de aquellos especiales caracteres, sino más bien a una
sujeta a las disposiciones del Código del Trabajo, por desmarcarse del ámbito
propio de su regulación estatutaria y que encuentra amplio cobijo en la contra
excepción del artículo 1° de dicho Código.
Decimocuarto: Que, entonces, corresponde aplicar las normas que contiene el
referido estatuto a todos los vínculos de orden laboral que se generan entre
empleadores y trabajadores, debiendo entenderse por tales aquéllos que reúnen
las características que surgen de la definición que de contrato de trabajo
consigna el artículo 7° del Código del Trabajo, esto es, que se trate de servicios
personales intelectuales o materiales que se prestan bajo un régimen de
dependencia y subordinación, por los que se paga una remuneración.
Decimoquinto: Que para determinar qué estatuto es el aplicable a una persona
que se desempeña en una Municipalidad –el que fija el respectivo contrato de
honorarios, según lo indica el inciso final del artículo 4 de la Ley N° 18.883, o el
que establece el Código del Trabajo, como se pretende, por la contra excepción
consagrada en el inciso 3° de su artículo 1°- no corresponde considerar
únicamente los términos de los respectivos documentos conforme a los cuales los
trabajadores se incorporaron a la dotación municipal, tampoco los acuerdos
arribados por las partes, sino lo que sucede en la práctica; criterio protector que
la doctrina laboral denomina “la primacía de la realidad”, y que, en la
legislación laboral, se encuentra consagrado en el inciso primero del artículo 8°
del Código del Trabajo, en la medida que señala que toda prestación de servicios

16
en los términos señalados en el artículo 7° del mismo, esto es, de carácter
personal, contra el pago de una remuneración, y bajo subordinación y
dependencia, hace presumir la existencia de un contrato de trabajo, y cuya
principal expresión se da cuando se contrata a un trabajador dependiente con la
apariencia de ser uno independiente a honorarios, lo que obliga a establecer la
verdadera naturaleza de la prestación a través de un análisis completo y
razonable de la prueba sometida a conocimiento del juzgador. En la doctrina
laboral se sostiene que los desajustes entre los hechos y las formalidades o
apariencias pueden tener su origen, en lo siguiente: a) la intención deliberada de
fingir o simular una situación jurídica distinta de la real; b) provenir de un error;
c) por falta de actualización de los datos; y d) por falta de cumplimiento de
requisitos formales. (Gamonal Contreras, Sergio, Fundamentos de Derecho
Laboral, Abeledo Perrot Legal Publishing Chile, Ed. 2011, p. 121).
Decimosexto: Que, en ese contexto, si una persona se incorpora a la dotación de
una municipalidad bajo la modalidad contemplada en el artículo 4° de la Ley N°
18.883, pero en la práctica presta un determinado servicio que no tiene la
característica específica y particular que señala dicha norma -o que tampoco se
desarrolla en las condiciones de temporalidad que indica-, sino que, más bien,
satisfaciendo una exigencia que la ley reclama de un órgano público, como en
este caso, un Municipio, corresponde aplicar el Código del Trabajo si los
servicios se han prestado bajo los supuestos fácticos ya señalados en el motivo
anterior, y que conducen necesariamente a la conclusión que es de orden laboral.
Lo anterior, porque dicho código constituye la regla general en el ámbito de las
relaciones laborales, y, además, porque una conclusión en sentido contrario
significaría admitir que, no obstante concurrir todos los elementos de un contrato
laboral, el trabajador queda al margen del Estatuto del ramo, en una situación de
precariedad que no tiene justificación alguna.
Decimoséptimo: Que, en consecuencia, la acertada interpretación del artículo 1°
del Código del Trabajo en relación con el artículo 4° de la Ley N° 18.883, está
dada por la vigencia de dicho Código para las personas naturales contratadas
por la Administración del Estado, en la especie una Municipalidad, que aun
habiendo suscrito sucesivos contratos de prestación de servicios a honorarios,
por permitírselo el estatuto especial que regula a la entidad contratante, prestan

17
servicios en las condiciones previstas por el Código del ramo; en otros términos,
corresponde calificar como vinculaciones laborales, sometidas al Código del
Trabajo, las relaciones habidas entre aquéllos en la medida que dichas
vinculaciones se desarrollen fuera del marco legal que establece –para el caso- el
artículo 4° de la Ley N° 18.883, que autoriza la contratación sobre la base de
honorarios ajustada a las condiciones que dicha norma describe, y se conformen
a las exigencias establecidas por el legislador laboral para los efectos de
entenderlas reguladas por la codificación correspondiente. Tal es la correcta
doctrina, que, además, ha mantenido esta Corte en el último tiempo, v. gr., Roles
N°11.584-14, N°24.388-14 y N°23.647-14 (este último, contra el Servicio de
Vivienda y Urbanismo).

b) Causa Rol 11.584- 2014, Excelentísima Corte Suprema

En esta causa el trabajador dedujo demanda en contra de la Municipalidad de


Santiago, a fin de que se declarara que entre las partes existió una relación de
naturaleza laboral, y se declarara como injustificado su despido, además de nulo.
El demandante expresó en esa causa que prestó servicios para la Municipalidad de
Santiago en calidad de Coordinador/Director de la Secretaría de la Juventud, en
virtud de diversos contratos a honorarios, precisando que desempeñaba sus
funciones bajo subordinación y dependencia de su empleadora. El conflicto se
suscitó cuando la Municipalidad lo desvinculó de sus funciones sin expresión de
causa.

En la causa, el Juzgado de Letras de Santiago rechazó la demanda en todas sus


partes, por lo que el demandante interpuso recurso de nulidad en contra de la
sentencia definitiva, el que, a su turno, fue rechazado por la Corte de Apelaciones
de Santiago.

En este escenario, el demandante interpuso recurso de unificación de


jurisprudencia, resolviéndose que el régimen existente entre el trabajador y la
Municipalidad tenía las características de una relación laboral, dada la
subordinación y la dependencia, razonando para ello que:

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Quinto: Que para los efectos de asentar la recta exégesis en la materia, debe
tenerse presente, en primer lugar, lo dispuesto en el artículo 1° del Código del
Trabajo, que establece: “Las relaciones laborales entre empleadores y
trabajadores se regularán por este Código y por sus leyes complementarias.”
“Estas normas no se aplicarán, sin embargo, a los funcionarios de la
Administración del Estado, centralizada y descentralizada, del Congreso
Nacional y del Poder Judicial, ni a los trabajadores de las empresas o
instituciones del Estado o de aquéllas en que tenga aportes, participación o
representación, siempre que dichos funcionarios o trabajadores se encuentren
sometidos por ley a un estatuto especial.”
“Con todo, los trabajadores de las entidades señaladas en el inciso precedente se
sujetarán a las normas de este Código en los aspectos o materias no regulados en
sus respectivos estatutos, siempre que ellas no fueren contrarias a estos últimos.”
“Los trabajadores que presten servicios en los oficios de notarías, archiveros o
conservadores se regirán por las normas de este Código”.
Asimismo, debe considerarse lo dispuesto en el artículo 4° de la Ley N° 18.883,
que prevé: “Podrán contratarse sobre la base de honorarios a profesionales y
técnicos de educación superior o expertos en determinadas materias, cuando
deban realizarse labores accidentales y que no sean las habituales de la
municipalidad; mediante decreto del alcalde. Del mismo modo se podrá
contratar, sobre la base de honorarios, a extranjeros que posean título
correspondiente a la especialidad que se requiera. “
“Además, se podrá contratar sobre la base de honorarios, la prestación de
servicios para cometidos específicos, conforme a las normas generales.”
“Las personas contratadas a honorarios se regirán por las reglas que establezca
el respectivo contrato y no les serán aplicables las disposiciones de este
Estatuto.”.
Sexto: Que, acorde con la normativa transcrita, la premisa está constituida por la
aplicación del Código del Trabajo a todas las vinculaciones de orden laboral
habidas entre empleadores y trabajadores, entendiendo por laboral, en general, a
aquellas que reúnan las características que se derivan de la definición de
contrato de trabajo consignada en el artículo 7° del Código citado, es decir,
aquella relación en la que concurren la prestación de servicios personales

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intelectuales o materiales, bajo dependencia o subordinación y el pago de una
remuneración por dicha prestación, siendo la existencia de la subordinación y
dependencia el elemento esencial y mayormente determinante y caracterizador de
una relación de este tipo.
Séptimo: Que, para los efectos de la uniformidad sometida a esta Corte, las
divergencias surgen en tanto el demandante entiende que, concurriendo los
elementos propios de una vinculación de naturaleza laboral, lo ampara la
legislación del ramo y, por ende, le asisten los derechos inherentes a esa clase de
relación. En cambio, la Municipalidad demandada se asila en el marco jurídico
que rige a los funcionarios de esa entidad –Ley N° 18.883- para sostener que la
contratación del actor no pudo realizarse conforme a la normativa del Código del
Trabajo, por impedírselo el estatuto respectivo y la reglamentación a la que debe
someter sus actuaciones como órgano de la Administración del Estado,
subsumiendo la vinculación que la unió con el actor en la disposición del artículo
4° de la Ley N° 18.883, de modo que carece, en su concepto, de los derechos que
el Código del Trabajo le reconoce en caso de término de la vinculación.
Octavo: Que, en el reproducido artículo 1° del Código del Trabajo, se consignan,
además de la ya referida premisa general, una excepción y una contraexcepción.
En efecto, la excepción a la aplicación del Código del Trabajo la constituyen los
funcionarios de la Administración del Estado, centralizada y descentralizada, del
Congreso Nacional y del Poder Judicial, los trabajadores de las empresas o
instituciones del Estado o de aquéllas en que tenga aportes, participación o
representación, pero esta situación excepcional tiene cabida únicamente en el
evento que dichos funcionarios o trabajadores se encuentren sometidos por ley a
un estatuto especial. Por su parte, la contraexcepción se formula abarcando a
todos los trabajadores de las entidades señaladas, a quienes se vuelve a la
regencia del Código del Trabajo, sólo en los aspectos o materias no regulados en
sus respectivos estatutos, siempre que ellas no fueren contrarias a estos últimos.
En otros términos, se someten al Código del Trabajo y leyes complementarias los
funcionarios de la Administración del Estado que no se encuentren sometidos por
ley a un estatuto especial y, aun contando con dicho estatuto, si éste no regula el
aspecto o materia de que se trate; en este último caso, en el evento que no se
oponga a su marco jurídico.

20
Noveno: Que, por consiguiente, si se trata de una persona natural que no se
encuentra sometida a estatuto especial, sea porque no ingresó a prestar servicios
en la forma que dicha normativa especial prevé, o porque tampoco lo hizo en las
condiciones que esa normativa establece –planta, contrata, suplente-, lo que en la
especie acontece, inconcuso resulta que la disyuntiva se orienta hacia la
aplicación del Código del Trabajo o del Código Civil, conclusión que deriva de
que en el caso se invoca el artículo 4° de la Ley N° 18.883, norma que,
sustrayéndose del marco jurídico estatutario que establece para los funcionarios
que regula, permite contratar sobre la base de honorarios en las condiciones que
allí se describen y que se consignaron en el fundamento quinto, las que, en
general, se asimilan al arrendamiento de servicios personales regulado en el
Código Civil y que, ausentes, excluyen de su ámbito las vinculaciones pertinentes,
correspondiendo subsumirlas en la normativa del Código del Trabajo, en el
evento que se presenten los rasgos característicos de este tipo de relaciones –
prestación de servicios personales, bajo subordinación y dependencia y a cambio
de una remuneración, según ya se dijo-, no sólo porque la vigencia del Código del
Trabajo constituye la regla general en el campo de las relaciones personales, sino
porque no es dable admitir la informalidad laboral y suponer que por tratarse de
un órgano del Estado, que debe someterse al principio de la juridicidad, recogido
en los artículos 6 y 7 de la Constitución Política de la República, puede invocar
esa legalidad para propiciar dicha precariedad e informalidad laboral, la que por
lo demás se encuentra proscrita en un Estado de Derecho.
Décimo: Que, en consecuencia, la acertada interpretación del artículo 1° del
Código del Trabajo, en relación, en este caso, con el artículo 4° de la Ley N°
18.883, está dada por la vigencia de dicho Código del Trabajo para las personas
naturales contratadas por la Administración del Estado, en la especie una
Municipalidad, que aun habiendo suscrito sucesivos contratos de prestación de
servicios a honorarios, por permitírselo el estatuto especial que regula a la
entidad contratante, prestan servicios en las condiciones previstas por el Código
del ramo. En otros términos, se uniforma la jurisprudencia, en el sentido que
corresponde calificar como vinculaciones laborales, sometidas al Código del
Trabajo, a las relaciones habidas entre una persona natural y un órgano de la
Administración del Estado, en la especie, una Municipalidad, en la medida que

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dichas vinculaciones se desarrollen fuera del marco legal que establece –para el
caso- el artículo 4° de la Ley N° 18.883, que autoriza la contratación sobre la
base de honorarios ajustada a las condiciones que dicha norma describe, en la
medida que las relaciones se conformen a las exigencias establecidas por el
legislador laboral para los efectos de entenderlas reguladas por la codificación
correspondiente

c) Causa Rol 76.444- 2016, Excelentísima Corte Suprema

En esta causa el demandante interpuso demanda en contra de la Municipalidad de


Talcahuano, con el fin de que se declarara que entre las partes existió una relación
de naturaleza laboral y se declarara como injustificado su despido, además de
nulo. El actor señala en su demanda prestó servicios para la Municipalidad de
Talcahuano desempeñándose como sicólogo en un Centro de Salud Familiar, en
virtud de sucesivos contratos a honorarios, trabajando de manera ininterrumpida
entre los años 2009 a 2016, precisando que desempeñaba sus funciones bajo
subordinación y dependencia de su empleadora, con cumplimiento de horario y
constantes evaluaciones de desempeño. El conflicto se suscitó cuando la
Municipalidad lo desvinculó de sus funciones, sin expresión de causa, a partir del
31 de enero de 2016.

En esta causa, el Juzgado de Letras de Concepción rechazó la demanda en todas


sus partes, por lo que el demandante interpuso recurso de nulidad en contra de la
sentencia definitiva, el que, a su turno, fue rechazado por la Corte de Apelaciones
de Concepción.

En este escenario, el demandante interpuso recurso de unificación de


jurisprudencia, resolviéndose que el régimen existente entre el trabajador y la
Municipalidad tenía las características de una relación laboral, dada la
subordinación y la dependencia, razonando para ello que:
6°.- A los efectos de asentar lo que estos jueces aprecian como recta exégesis en
la materia, es menester traer a colación, por lo pronto, el tenor del artículo 1 del
Código del Trabajo, según el que: “Las relaciones laborales entre empleadores y

22
trabajadores se regularán por este Código y por sus leyes complementarias.
“Estas normas no se aplicarán, sin embargo, a los funcionarios de la
Administración del Estado, centralizada y descentralizada, del Congreso
Nacional y del Poder Judicial, ni a los trabajadores de las empresas o
instituciones del Estado o de aquéllas en que tenga aportes, participación o
representación, siempre que dichos funcionarios o trabajadores se encuentren
sometidos por ley a un estatuto especial. “Con todo, los trabajadores de las
entidades señaladas en el inciso precedente se sujetarán a las normas de este
Código en los aspectos o materias no regulados en sus respectivos estatutos,
siempre que ellas no fueren contrarias a estos últimos. “Los trabajadores que
presten servicios en los oficios de notarías, archiveros o conservadores se regirán
por las normas de este Código”;
7°.- La Ley 19.378 fija su ámbito de aplicación en el artículo 1, enseñando que
normará la atención primaria de salud cuya gestión se encontrare traspasada a
los municipios; la que se efectúe en establecimientos de atención primaria de
salud creados por las municipalidades; la que se ejecute en recintos traspasados
por los Servicios de Salud; y la que se desarrolle en establecimientos que se
incorporen a la administración municipal, por cualquier causa. El inciso segundo
del mismo precepto señala que la ley regulará la relación laboral, amén de los
deberes y derechos del personal que ejecute acciones de atención primaria de
salud. Su artículo 4 predica que “en todo lo no regulado expresamente por las
disposiciones de este Estatuto, se aplicarán, en forma supletoria, las normas de la
ley N° 18.883, estatuto de los funcionarios municipales.” A su turno, el artículo 4
de la aludida Ley 18.883, preceptúa, en lo que viene al caso (inciso tercero), que
“Las personas contratadas a honorarios se regirán por las reglas que establezca
el respectivo contrato y no les serán aplicables las disposiciones de este
Estatuto”;
8°.- Acorde con la normativa reseñada en los dos capítulos que anteceden, la
regla general es que todas las vinculaciones de índole laboral habidas entre
empleadores y trabajadores quedan tuteladas por el Código del Trabajo,
entendiéndose por tales, siempre en una perspectiva de orden general, las que
reúnen las características consignadas en el artículo 7 del cuerpo de leyes

23
sociales -servicios personales intelectuales o materiales, dependencia o
subordinación, remuneración-;
9°.- El transcrito artículo 1 del código define una excepción a esa regla de
general aplicación, consistente en que los lazos de prestación de servicios del
personal de la Administración del Estado -centralizada y descentralizada- del
Congreso Nacional, del Poder Judicial, de las empresas o instituciones del
Estado y de aquéllas en que tenga aportes, participación o representación, se
someten a sus respectivos estatutos especiales. Empero, puede que en semejante
regulación estatutaria no se encuentren normados ciertos temas, evento en el que,
en esos respectos -vacíos- se hace aplicable el código, a condición que no
contravenga la preceptiva estatutaria. Así, se encuentran sometidos al Código del
Trabajo los funcionarios anteriormente referidos que no lo estén por ley a un
estatuto especial; aún de estarlo, sólo respecto de aspectos o materias no
regulados por el régimen de la especie y siempre que el tratamiento de la
recopilación no se le oponga;
10°.- En ninguno de los tópicos que se halla concernido lo presente -recordando,
la declaración de estarse en presencia de un vínculo laboral dependiente, la de
habérsele puesto término de manera injustificada, la de no haberse enterado
cotizaciones provisionales y la consecuente nulidad de la separación y, la
procedencia de las indemnizaciones por concepto de feriado- la Ley 19.378
anida algún tipo de regulación. Dicho está que según su artículo 1 se aplica a “la
relación laboral”, los “deberes y derechos del respectivo personal que ejecute
acciones de atención primaria de salud.”, lo que impele a hurgar si previó las
materias recién enunciadas. Lo único que viene al caso es el artículo 48, que, al
definir las causales de término del vínculo, contempla, como último capítulo, el de
su especie “i”, que tiene que ver con la disminución o modificación de la
dotación, único evento en el que prevé “una indemnización equivalente al total de
las remuneraciones devengadas en el último mes, por cada año de servicio en la
municipalidad respectiva, con un máximo de 11 años.” No hay más. Dada esta
constatación, se gatilla la supletoriedad que expresamente contempla el artículo 4
de la Ley 19.378, según el que, como ya se recordó, corresponde en tal silencio
atenerse a la Ley N° 18.883 o Estatuto de los Funcionarios Municipales. Sucede
que tampoco esta última legislación se plantea ante la especificidad de las

24
materias que generan esta vista. Entonces, siguiendo el hilo de lo que precede, no
queda más que recurrir al tenor de su artículo 4, en el sentido que “Las personas
contratadas a honorarios se regirán por las reglas que establezca el respectivo
contrato” y no por el Estatuto de los Funcionarios Municipales. Siendo así,
aparece con toda su fuerza la regla general del artículo 1 del Código del Trabajo,
pues no ha querido el ordenamiento jurídico interno dejar desreguladas, en
aspectos básicos del derecho social contemporáneo, como son los relativos al
término de la relación de trabajo y a las sanciones inherentes al incumplimiento
de las obligaciones que la ley le reconoce en su substancia, vinculaciones entre
personas que se desempeñan con sujeción a otro, a cambio de una remuneración
por su labor:
11°.- A partir de los análisis de supra 6°, es dable concluir que la correcta
doctrina jurídica va de la mano de la aplicación del régimen que establece el
Código del Trabajo en cada uno de los temas que conciernen a las acciones
impetradas por el psicólogo Campano, habida cuenta el silencio de la regulación
estatutaria pertinente;
12°.- Pero hay otra perspectiva desde la que el asunto puede ser encarado. Los
sentenciadores dejaron establecidos ciertos hechos que se hace aconsejable traer
a colación, entre los cuales conviene destacar que el actor prestó servicios como
psicólogo en el Centro de Salud Familiar Paulina Avendaño, dependiente de la
Dirección de Salud de la I. Municipalidad de Talcahuano; lo hizo desde el
diecisiete de marzo de dos mil nueve hasta el treinta y uno de enero de dos mil
dieciséis, en virtud de sucesivos contratos a honorarios; estaba sujeto a un
horario previamente establecido; no podía modificar esa temporalidad, sin el
consentimiento de la persona a cargo de la coordinación; debía confeccionar un
registro con sus actividades diarias; estaba obligado a efectuar un registro
mensual de atenciones; se le realizaba evaluaciones de desempeño; su contrato de
honorarios se efectuó con los fondos traspasados al ente edilicio, por el programa
Chile Crece Contigo; y las atenciones que prestaba no se limitaban a los usuarios
de ese programa de salud;
13°.- No puede desconocerse que esa descripción se corresponde con lo que el
artículo 7 del Código del Trabajo asigna como característica a todo vínculo de
dependencia directa e inmediatamente regido por él. De manera que no

25
solamente porque en las materias que aquí convocan, no existe una normativa
diversa a la del código de fuero, que como se pretendió dejar explicado,
constituye la regla común en el campo de las relaciones personales, sino porque,
además, en la situación en examen se presentan los rasgos característicos de un
vínculo dependiente, nada legitima la prescindencia de este cuerpo de leyes,
bastión, al menos en el actual Estado de desarrollo del derecho social chileno, de
cuanto concierne a la asociación entre empleador y trabajador;
14°.- Lo contrario sería suponer que por tratarse de un órgano del Estado -
ayuntamiento- puede permitirse invocar una legalidad que, en lo específico, no le
viene, propiciando por esa vía una precariedad e informalidad laborales, que
además de incompatibles con la necesaria sumisión de los órganos de la
Administración al principio de juridicidad recogido en los artículos 6 y 7 de la
Constitución Política de la República, se encuentran proscritos en el Estado
democrático de Derecho de la postmodernidad;
15°.- Al resolver como lo hará, no quiere esta Corte desatender lo que viene
equivaliendo a una máxima de experiencia, cuya consideración en esta clase de
contencioso se ve avalada por el criterio protector que la doctrina laboral
denomina “la primacía de la realidad”; la legislación del ramo le rinde tributo,
cuando en el inciso primero del artículo 8 del código enseña que toda prestación
de servicios en los términos descritos en su artículo 7, hace presumir la existencia
de un contrato de trabajo.
No se oculta por qué se lo trae a colación. Su principal expresión se da cuando se
intenta encubrir a un trabajador dependiente, bajo la apariencia de ser un
funcionario público de salud, contratado a honorarios. De ahí el empeño de
desentrañar la verdadera naturaleza de la vinculación de Campano;
16°.- En definitiva, se uniformará la jurisprudencia, en el sentido que
corresponde aplicar el Código del Trabajo a la relación que se generó entre y la
I. Municipalidad de Talcahuano, en los tópicos que viene demandando y que no
se encuentran regulados por la Ley 19.378

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Síntesis de las sentencias invocadas en el presente recurso de unificación de
jurisprudencia:

Del análisis de las sentencias invocadas, se puede concluir que en todas ellas
existen idénticos presupuestos de hecho y se discute en todos los casos la
pertinencia de aplicar a la relación habida entre las partes las normas del Código
del Trabajo. Sin embargo, en la sentencia recurrida a pesar de haberse acreditado
la existencia de indicios propios de una relación bajo subordinación y dependencia
y que no se cumplen los requisitos previstos en el artículo 4° de la ley 18.883, en
especial, porque no se trata de labores accidentales, ni de cometidos específicos,
mUS.I., decide no aplicar las normas del Código del Trabajo.

V.- Fundamentos de Derecho

El artículo 483 inciso segundo del Código del Trabajo, dispone que: “Procederá
el recurso de unificación de jurisprudencia cuando respecto de la materia de
derecho objeto del juico existieren distintas interpretaciones sostenidas en uno o
más fallos firmes emanados de Tribunales Superiores de Justicia”.

Que, estimamos que la correcta interpretación en relación con la materia objeto


del juicio es aquella contenida en las sentencias de unificación de jurisprudencia
singularizadas en el cuerpo del escrito, esto es, aquellos dictados en las causas Rol
11.584-2014, 5.699-2015 y 76.444-2016, todas pronunciadas por la Excelentísima
Corte Suprema.

Cabe hacer presente que, en la sentencia dictada por el Juzgado de Letras de


Valparaíso, se acreditaron indicios propios de una relación de subordinación y
dependencia, tales como control horario y sujeción a órdenes y supervisión. No
obstante, lo anterior, el tribunal y posteriormente la Corte de Apelaciones de
Valparaíso, interpretaron y aplicaron erróneamente el artículo 4 de la ley 18.883,
por cuanto los servicios prestados, según quedó asentado en la causa, no se
enmarcan dentro de los requisitos que exige el estatuto administrativo, al no
tratarse de un cometido especifico, sino de labores permanentes y habituales,

27
como encargado de relaciones públicas y de protocolo de la Municipalidad de
Valparaiso.

Sobre este punto, destacamos los fundamentos del voto de minoría del Ministro de
la Corte de Apelaciones de Valparaíso, don Jaime Arancibia Pinto en cuanto
sostiene que no concurren en la especie los requisitos de contratación exigidos por
el artículo 4° de la ley 18.883, cuando razona que: “….Estamos hablando del
Encargado de Relaciones Públicas de la Municipalidad de Valparaíso, ciudad
patrimonial, sede del Poder Legislativo de la Nación, asiento de una Corte de
Apelaciones de antigua data, sede de Ministerios, de Direcciones Nacionales de
instituciones que tienen presencia en todo el país, etc., lo cual implica que las
labores de relaciones públicas que necesariamente posee el ente edilicio, no
pueden ser “eventuales” o “accidentales”. Por lo demás, la permanencia de las
funciones del actor demuestra precisamente la habitualidad que pretende
cuestionársele. Además, la naturaleza misma de esta función de relaciones
públicas y protocolar no es posible satisfacerla a través de una contratación en
los términos que se ha dado.
3°.-) Que, por otra parte, de acuerdo a la función para la que fue contratado el
actor, lo era como “Encargado de Relaciones Públicas – Protocolo, del Gabinete
del Alcalde”, lo que echa por tierra la posibilidad de que haya sido contratado
para labores eventuales y que no eran habituales. Estamos hablando del
Encargado de Relaciones Públicas de la Municipalidad de Valparaíso, ciudad
patrimonial, sede del Poder Legislativo de la Nación, asiento de una Corte de
Apelaciones de antigua data, sede de Ministerios, de Direcciones Nacionales de
instituciones que tienen presencia en todo el país, etc., lo cual implica que las
labores de relaciones públicas que necesariamente posee el ente edilicio, no
pueden ser “eventuales” o “accidentales”. Por lo demás, la permanencia de las
funciones del actor demuestran precisamente la habitualidad que pretende
cuestionársele. Además, la naturaleza misma de esta función de relaciones
públicas y protocolar no es posible satisfacerla a través de una contratación en
los términos que se ha dado”.

28
En este contexto, el fallo pronunciado en autos no se ajusta a los principios ni
espíritu de nuestra legislación laboral, pues habiéndose acreditado la existencia de
indicios de una relación de subordinación y dependencia debió aplicarse la
presunción establecida en el artículo 8 del Código del Trabajo, pues mi
representado no se encontraba sujeto a un régimen especial y de entenderse lo
contrario, su contratación no se ajustó a las normas contenidas en los estatutos
especiales invocados, en concreto, el artículo 4° de la ley 18.883.

POR TANTO, en mérito de lo expuesto y de lo dispuesto en los artículos 483 y


siguientes del Código del Trabajo y demás normas legales pertinentes,
SOLICITO A V.S., se sirva tener por interpuesto recurso de unificación de
jurisprudencia en contra de la sentencia dictada por esta Ilustrísima Corte de
Apelaciones de Valparaíso, con fecha 18 de octubre de 2017 y ordenar se eleven
los autos para ante la Excelentísima Corte Suprema, con el objeto que ésta,
conociendo del mismo, lo acoja, deje sin efecto la sentencia recurrida y dicte la
correspondiente sentencia de reemplazo, acogiendo la demanda de autos en todas
sus partes, con costas.

PRIMER OTROSI: Para los efectos de dar debido cumplimiento a lo dispuesto


en el artículo 483-A del Código del Trabajo, solicito a V.S., se sirva tener por
acompañadas, copias de las sentencias que sirven de fundamento al recurso de
unificación de jurisprudencia interpuesto en lo principal de este libelo, que
corresponden a las siguientes:

1. Copia de la sentencia de unificación de jurisprudencia y sentencia de


reemplazo, dictadas por la Excma. Corte Suprema en los autos rol 11.584-
2014.
2. Copia de la sentencia de unificación de jurisprudencia y sentencia de
reemplazo, dictadas por la Excma. Corte Suprema en los autos rol 5699-
2015.
3. Copia de la sentencia de unificación de jurisprudencia y sentencia de
reemplazo, dictadas por la Excma. Corte Suprema en los autos rol 76.444-
2016.

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SEGUNDO OTROSÍ: Atendida la facultad que el demandante de autos me ha
conferido para representarlo y en mi calidad de abogado habilitado para el
ejercicio de la profesión, solicito a US.I., se sirva tener presente que asumo el
patrocinio del recurso de unificación de jurisprudencia interpuesto en lo principal
de este libelo.

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