Está en la página 1de 16

Año III Núm.

Vida Masónica Madrid Noviembre 1928


SUSCRIPCIÓN:
Elspaña.... 7 ptas. por año.
Revista mensual Extranjero. 9 — - —

En bien general de la Orden

Al caer la tarde, el cuerpo físico del hombre que duran-


te el día corporalmente trabajó, siéntese cansado.
Busca lugar cómodo que le sirva de alivio a sus agotadas
fuerzas, en el que reposa con la esperanza de adquirir nue-
vas energías para continuar su bienhechor esfuerzo coti-
diano.
El masón también busca descanso en la Logia, preparan-
do su mente y su espíritu para poder realizar una labor
útil en pro de los que aún no han tenido la dicha de encon-
trar el camino que conduce a tan benéfico umbral: el Tem-
plo masónico, decorado convenientemente, ayuda a comple-
tar esta noble aspiración.
El ambiente de fraternidad; la armonía de los objetos
simbólicos; las luces, el aire, la paz... forman un conjun-
to que invita a pensar; y cuando el hombre se recoge en sí
para examinarse descúbrela verdad que en él vive ocultn.
El momento es de elevación moral porque el hombre se
hace más bueno cuanto más íntimamente se conoce.
Acudiendo a la Logia, el masón progresa en bondades y
en sabiduría; aprende y enseña; ayuda y es ayudado... su
perseverancia forma un carácter.
La Logia es el lugar donde el masón descansa del fatigo-
so luchar contra el vicio y los excesos. En la Logia prepara
el masón su espíritu, llevando al corazón de sus semejantes
la esperanza de llegar a vivir en un mundo en el que la fra-
ternidad y la moral rijan sus destinos.
CíviUzaciétj.
PENSAMIENTOS
que me conviene no olvidar para que me ayuden a ser mejor, y que pu-
dieran muy bien servir de adorno en los muros de cualquier vestíbulo.

El Hombre está infundido en el Animal. Yo debo vivir


constantemente alerta para evitar qne mi animal se adueñe
de mí.

La rosa abre sus pétalos para hacer agradable la vida de
los demás embalsamando el ambiente. Yo, al igual que la
rosa, debo abrir la mente con pensamientos benéficos para
embalsamar el espacio.

Yo, todos los días, me esforzaré cuanto pueda para pres-
tar mi apoyo a los seres débiles, sin que por ello sienta la
menor intención de recibir recompensa.
*
Los consejos, cuando se dan sin previa solicitud, son im-
pertinencias. Yo procuraré hacer siempre el bien a los de-
más, pero guardando el mayor silencio.
*
Yo no debo irritarme. La irritabilidad es causa de graves
trastornos en los individuos, en las familias y en las socie-
dades.
*
Yo no debo probar bel)idas alcohólicas. El alcohol es
vehículo de muchos vicios y aniquilador de la voluntad.
*
Yo no debo tratar mal a ningún ser de los reinos de la
naturaleza. El Gran Arquitecto del Universo agradece las
buenas obras.
JCeói] Cervera y Qremades-
Observaciones acerca del "TENORIO,,
—¿Y aquel entierro que pasa?
— ¡Es el tuyo!—¿Muerto yo?
—El capitán te mató
a la puerta de tu casa.
(D. Juan Tenorio, acto VII,
escena 11).

Dice H. P. B. en La Doctrina Secreta que la sensibilidad


poética del vate trasciende a veces el plano físico. Un ejem-
plo de esto lo tenemos en el poeta José Zorrilla qne, segu-
ramente sin conocer nada de ocultismo, describe en su dra-
ma escenas que ocurren en el plano astral.
Los que llegan a este plano, si han muerto violentamen-
te, a veces no se dan cuenta de su nuevo estado. Así le su-
cede a D. Juan, que todavía se cree vivo y va donde le llevan
sus preocupaciones y pensamientos: al cementerio que hizo
construir su padre, donde se encuentra con los cascarones
astrales de sus víctimas, y con estas mismas que le atormen-
tan con su presencia.
El Comendador se cree condenado y quiere llevar a Don
Juan al infierno. D.* Inés, retenida en el plano astral por su
afecto a Tenorio, en cuanto le ve pasa al devakán. ¿Con él?
Asi lo cree ella y lo afirma el autor; pero seguramente
quien la acompaña es una forma de pensamiento creada por
ella misma; así su dicha es completa, pues está en compañía
del ser a quien más amó en la tierra.
D. Juan lenorio tiene siete actos; cuatro forman la pri-
mera parte, en la que triunfa la materia; tres la segunda
parte, en la que sale vencedor el espíritu. Es un drama que
parece escrito por alguien versado en las enseñanzas teosó-
ficas, y, sin embargo, se estrenó a mediados del siglo pasado,
cuando todavía la señora Blavatsky no había empezado a
divulgar por Europa y América las doctrinas de Oriente.
En el D. Juan de Moliere hay también una D." Inés, raa-
132 VIDA MASÓNICA.

dre de D. Juan Inés (en francés Agnes; es palabra que


recuerda la latina agnus o cordero, el emblema de salvación.
En el drama de Zorrilla no hay únicamente la vulgar his-
toria de nn calavera arrepentido a liltima hora. Hay también
vislumbres de ocultismo, y por eso quizá el pueblo, instinti-
A'amente le ha concedido una importancia que no han tenido
novelas, ni dramas de parecido argumento.
Gsperanto.
Badajoz.

* • •
LA ARISTOCRACIA MORAL

(Trabajo leído por el I. Cab. Dr. Juan Luis


Carballo y Arnau, en nombre de los Ilustres
Caballeros Dr. Miguel Beato Forn, Celestino
Suárez Urdanivia, Rafael Alfonso Morales, Mi-
guel Funes Ramírez y Manuel Maza Escudero,
que recibieron en uuión del disertante el gra-
do 33 de la Masonería Escocesa, el 2 de Agos-
to de 1928).

Soberano Gran Comendador y demás Ilustres Caballeros


Inspectores Generales:
Como esperado y deseado llamamiento recibimos el avi-
so de dos de nuestros compañeros de exaltación ai tercero
y último de los grados gubernativos y trigésimo y último de
la Masonería Escocesa. A la promesa de esperar y acompa-
ñar a esos hermanos a quienes nos une el afecto y la lucha
por los ideales y de avisar a otros a quienes nos liga sólida
y compenetrada amistad, de los cuales en uno y otro caso
tenemos sensibles ausencias, agregamos la de presentar
a los viejos palaciegos del Santo Imperio este trabajo, mo-
desto como nuestro, pero concienzudo y sincero; que si no
VIDA M ASÓNICA 1^,\

ha de llevar a la meta sabia de esos Maestros del Rito, en


usos, costumbres y jurisprudencias, ninguna efectiva ense-
ñanza, por lo menos tratará de probar que hemos procura-
do asimilar las provechosas conferencias de los hermanofe
mayores y retenerlas en la mente y los grandes ejemplos
que perfeccionan las virtudes de las que podríamos envane-
cernos por practicarlas; no concedida y alcanzada, reserván-
donos el galardón sublime y enaltecedor, que llegaría a
«timbre de orgullo y de jactancia» si el conglomerado masó-
nico se condujera como muchas de esas sociedades que la
moda actual llamaria «sociedades bien» y que pretendiendo
alcanzar ante la gran familia humana un ascendiente moral
superior al de la fraternidad tan grande de los «libres y
aceptados masones», se engrosan y extienden al calor de la
vanidad y al amparo de los exclusivismos étnicos y sociales,
como si la infiuencia sobre la vida humana para tender al
mejoramiento, tuviera barreras artificiales o se desenvolvie-
ra dentro de obstáculos creados por la arbitrariedad y la
negación del derecho natural, que cada hombre tiene de
acercarse a sus afines y de compenetrarse con los que tengan
un amplio pensamiento y una templada y generosa tole-
rancia.
El gran esfuerzo masónico de todos los tiempos ha sido
el de la «selección de sus componentes»: ayer, llegando al
máximum de lo abstracto para conservar el secreto, libre de
traiciones; hoy, huyendo del positivismo práctico de los vi-
vos del medio social, etern'os aprovechados de la credulidad
ajena, acabados explotadores de los «fanáticos del bien y
del mal».
La ciencia política llama «Aristocracia» al gobierno de
los «mejores». Ayer eran los que al sentirse dotados del
derecho divino llamaban al demos «conjunto de vasallos».
Hoy son los que, sintiéndose miembros de familias de «san-
gre azul», piensan de la existencia de una casta política
134 VIDA MASÓNICA

opresora y humillante, capaz de adueñarse de los destinos


de hombres y pueblos, llevándolos a la guerra o a la paz, al
acierto o al error, al proteccionismo o al librecambismo, a
hacer alianzas o deshacerlas según el interés del momento
histórico o de las conveniencias del desorden social, provo-
cando antes y ahora, las grandes y libertarias reacciones, a
veces demagógicas, demoledoras, exterminadoras, que a jui-
cio de algunos hombres de ciencia, pensadores y filósofos,
son instrumentos de las luchas por la vida, presentadas por
Malthufe, para justiñcar la defensa de las especies, contra in-
dividuos de las mismas, contra sujetos de otras distintas o
contra las «condiciones de existencia».
Lo que queremos llamar en estas disgregaciones «aristo-
cracia moral», no es la vana concepción de pensar que lle-
gamos a la meta de la carrera, porque «sepamos más», por-
que sintamos «más hondo», porque querramos con más
«apego al ideal» que otros tan buenos quizás o tan dignos
como nosotros, sino porque creemos que a las condiciones
individuales unimos, <raás o menos acercados a la perfec-
ción, la fe inquebrantable, la perseverancia que salva mon-
tañas de granito y abismos insondables, haciendo de la cons-
tancia en el trabajo el mejor aliciente de la existencia huma-
na, el mejor sostenedor de la patria, de la paz de la familia,
del encanto del hogar y de la razón de ser de la sosiedad
organizada y dirigida por los senderos de la más sana moral,
de la justicia y de la civilización..
El Maestro Perfecto y el Maestro Secreto, se compene-
tran del instinto de conservación, reservando sus cuitas a
los más puros, a los más frágiles.
El Secretario íntimo almacena el secreto, coordina los
deberes con los derechos, aprovecha el material y comienza
a armonizarlo para utilizar la solidez de las columnas «bue-
nas» y las columnas «firmes» del templo moral que fabrica
VIDA MASÓNICA 135

su sociedad de hombres, velando y desvelando, confiando y


desconfiando, según las circunstancias.
El Preboste y Juez, cuida de la conducta que se observa,
afianza su fe en los buenos, recela de los malos, castigándo-
los o persiguiéndolos y anonadándolos si al común interés
de la moral o de la seguridad de los hermanos conviene
determinada línea de conducta.
El Intendente hermosea y embellece el edificio que se le
confía, llevando la moral ala pureza de sus anhelos para ser
en su día Gran elegido de los Nueve. Satisfecho de su elec-
ción, lleva a paso cadencioso y reposado el ascenso por los
cinco peldaños inmediatos que lo preparan a la condición de
«sublime elegido». La necesidad de los tiempos a que res-
pondió la gradación del Rito hizo que las grandes enseñan-
zas que proporciona la moral de cada grado fueran prepa-
rando ese nexo que une a los perfectos masones por la
Virtud y no separados siquiera por la Muerte, esa deco-
nexión de los órganos del hombre, que disgrega su «harmo-
nía corpórea», pero que no impide la emancipación de lo
«incorpóreo» al rumbo de lo ignoto, a eso que ha hecho
concebir a los filósofos de todos los tiempos, la inmortalidad
del espíritu a través de las evoluciones corpóreas, creando
las llamadas religiones positivas, los dogmas especulativos,
las concepciones teosóflcas y espiritas, y la negación absolu-
ta de todos estos «credos», que no pueden desmentir jamás
las verdades de las ciencias físicas naturales, ni los axiomas
y postulados matemáticos. Porque la negación de lo que
envuelve el llamado «ateísmo», es la confusión de la mente
de algunos hombres que los encamina a postrarse ante la
«creación natural», esa que hizo a Lavoisier pensar en aque-
lla Ley química de su inventiva: «en la Naturaleza nada se
pierde, nada se crea».
Y en el andar de los conocimientos, el masón, rondando
por Oriente y Occidente, salva las peñas, aparta los guija-
136 VIDA MASÓNICA

rros, toma desde Jiidea el camino de Jerusalén, se halla a su


conductor, que le lleva hacia quien pueda darle la gran pa-
labra de todos los tiempos ulteriores, al sacrificio del gran
esenio por el bien de los demás hombres, después de lanzar
del templo a los mercaderes y de afianzar la fe en mejores
tiempos que aquellos que corrieran de su existencia en ver-
bo y carne, creando una sociedad distinta donde la virtud
germinara y la corrupción se irradiara por sí misma.
El Gran Pontífice, el Tribuno, el Patriarca, el Príncipe
del Líbano, el Levita, el Sacerdote, el Mago, el Gran Sacer-
dote de la verdad, el Comendador del Templo y el Adepto,
prepara» al Caballero de San Andrés, para afianzar sus de-
Seos y sus aspiraciones de llegar a «más» y para ello, la
abnegación le enseña qne no debe cejar ante los fúnebres
hallazgos, ni la pendiente de la cripta, y como el César del
triunvirato romano pasa el Rubicón y aborda al campamen-
to, manteniendo la creencia en Dios y la fe en la defetisa de
su derecho, lema sublime del caballero de la «Doble Águila».
Ya aquí cesan las conjeturas y disquisiciones; la constan-
cia en el estudio le permite tocar a la puerta en el templo de
la perfección. Inquisidor del bien execra el mal; ha tenido el
valor de huir de él y llega a ser ya «Valiente Príncipe del
Real Secreto».
Las brisas de la cúspide de la montaña moral que su
constancia salvara pueden tal vez anonadarle o desvanecer-
se. Si el valor decae, no llegará a distinguir al simple alcance
de su pensamiento «la meta de la carrera». Pero si la valen-
tía y la sublimidad se afrontan ante el espectáculo final,
palpará las mismas satisfacciones qne siente el profesional,
cnando su universidad o su escuela le confiere Título que le
permita ejercer la profe.sión de sus empeños, y entonces,
consciente de su responsabilidad, se seniiiáen la dulce ma-
jestad del que como Salomón, ansió construir el templo y el
altar que proyectara su padre David, para enseñar que no
VIDA MASÓNICA 137

existe más que un Dios, sólo un Dios que todo lo puede y


todo lo construye; todo lo disgrega para hacerlo de nuevo;
dentro de la inmensa bóveda que el masón simbólico conci­
be en la de su Logia inicial y el estudioso escocés conserva
a través del conocimiento y de la virtud para hacer más
aceptable la costra terrea que guarde sus humanos despojos,
rindiendo en la existencia el pleito homenaje de su gratitud
al Creador, que le hace vivir en el mar insondable de lo
divino, conservando invívito el destello que la omnipotencia
del Arquitecto Supremo le dedicara para facilitarle su paso
por el Mundo.
Gracias por vuestra benévola atención; contad este gru­
po más entre vosotros, y que el Orden del Caos, encamine a
estos nuevos Inspectores en cuyo número nos contamos,
por el sendero del «más allá», sin cansancios ni titubeos,
haciendo buenas palabras las que fueron de nuestro herma­
no Joaquhi Aramburu:
«También «muerto», se vive eternamente
cuando se deja un rastro solamente
y se conquista del honor nn nombre.»
(Del Bolelín Oficial del Supremo Consejo de Colón).

EL CONCEPTO DE DIOS

Al estudiar el catecismo del primer grado de la Masone­


ría Simbólica llama mi atención el pári-afo que dice que el
Aprendiz ha de reconncer la existencia de un Ser Supremo
segtín lo entienda su honrada conciencia. '
Esta forma abstracta de exponer un concepto semejante
y de tanta transcendencia indica que nuestra mente debe
salirse de las escuelas clásicas que sostienen creencias que
han sido transmitidas de generaciones en generaciones; que
debemos estudiar nosotros mismos y que haciendo caso
138 VIDA MASÓNICA

omiso de las ideas que nos legaron hallaremos siempre de-


lante de nosotfos materia sníiciente que nos obligue a creer
en el Gran Arquitecto del Universo.
Desde los principios de la historia de los pueblos la
creencia en un Ser Supremo ha sido siempre materia culmi-
nante. Los hombres se forjaban en sus mentes ideas que se
ajustaban más o menos a los conocimientos entonces exis-
tentes o ignorancia predominante. Algunas de estas creen-
cias han desaparecido, otras han llegado hasta nosotros mo-
dificadas y algunas han persistido en sus primitivas formas.
Ahora, como curiosidad histórica, voy a señalar ligera-
mente algunas de estas formas más salientes que tuvieron y
tienen pueblos y razas desde los más antiguos hasta nuestros
dias.
Los Caldeos, por boca de Beroso, cuentan que Baal for-
mó al hombre uniendo la materia y la inteligencia.
Los Persas decían que la primera pareja, Meschia y Mes-
chiané procedían de Ahura-Mazdah, por creación.
En el Código de Manú se lee que el padre de los hom-
bres, Purus, fué sacado del costado de Brahma.
En la escuela Jónica tenemos que el agua era el princi-
pio de las cosas y que Dios es la inteligencia que lo ha
formado todo del agua.
Anaxágoras admitió dos principios; espíritu y materia; el
mundo no es hijo del acaso sino obra del poder y sabiduría
de una inteligencia infinita.
Pitágoras dijo que el alma es una partícula de la Divini-
dad: creencia actual en el catolicismo.
Los Faraones en Egipto introdujeron el culto del Dios
Set o Soutekh. AménofisIV, rey de Egipto, reformó la reli-
gión introduciendo el culto de un Dios único, bajo el nom-
bre de Aten (disco solar).
Los primeros egipcios adoraron a varias divinidades que
agruparon en triadas formadas por un padre, una madre y
un hijo idéntico al padre.
Los Asirlos tuvieron una religión semejante a la de los
egipcios. El Dios Supremo era Ilou y debajo de él tenían la
triada principal compuesta de Anou, caos primitivo, Bel,
organizador del mundo, y Ao o Bin que era el hijo.
Los griegos tuvieron una religión monoteísta, pero des-
VIDA MASÓNICA 139

pues instituyeron culto a la Naturaleza y sus fuerzas, divini-


zaron sus héroes: Júpiter, Saturno, Juno, etc.
Los cartagineses adoraban a Astartó, Moloch y Melkart.
En teosofía se acepta el principio de que el hombre en
sus diferentes fases de perfeccionamiento puede llegar a ser
Dios; todo lo cual es semejante a la teoría de la metempsíco-
sis o transmigración de las almas.
Hay pueblos que adoran dioses diversos con sacrificios
humanos algunas veces.
En el catolicismo se cree en un Ser que es bueno o malo
con el género humano, segtin la conducta de éste, y se le ve-
nera en formas simbólicas pasando a la idolatría de los
antiguos y cayendo en el Politeísmo desde el momento que
se acepta el dogma de la Trinidad, volviendo así a las ideas
de la triada de las tradiciones teogónicas déla India antigua.
Ahora bien, cuando el hombre obs-ei'va profundamento
la creación, queda admirado y piensa entonces por qué exis-
te todo ese conjunto que marcha conforme a reglas precisas,
inmutables, invariables y eternas. En primer término tene-
mos que la materia es indestructible, es decir, que el Univer-
so es uno en todo tiempo. Un planeta se desbarata y sus
pedazos caen en otros, pero el Universo es el mismo; el
hombre muere y sus componentes pairan a formar otros
cuerpos, parte siempre del mundo. Una substancia homogé-
nea al pasar del estado líquido al sólido forma cristales de
figuras geométricas o poliédricas y éstas son siempre las
mismas. ¿Qué fuerza guía a esas moléculas del reino mineral
a agruparse siempre en la misma forma? No lo sabemos:
pero esa fuerza existe y persiste y el fenómeno se repite y
repetirá eternamente.
¿Por qué una semilla de una planta cualquiera colocada
en circunstancias convei:ientes se desarrolla, ciece y adquie-
re en seguida una forma semejante a la planta de donde
provino? ¿Qué fuerza produce el niisterioso momento de
crear una nueva vida al venir en contacto el espermatozoario
del macho con el óvulo de la hembra?
Cuando el hombre estudia la circulación de la sangre se
encanta observando los menores detalles: las válvulas del
corazón se abren a impulso del flujo sanguíneo, en las venas
se notan pliegues para evitar el retroceso del líquido, el
140 VIDA MXSÓNICA

pulmón vivifica, el riñon limpia j otros mil detalles que


exponen un sistema, producto de una inteligencia, de tal
intensidad, que tenemos que descubrirnos ante ella, como lo
hacemos, en el pequeño círculo de nuestros conocimientos,
ante un sabio, como Finlay, venerando su canas y sabiduría.
Cuando uno se detiene ante una colmena y ve la labor
prodigiosa y metódica que efectúa la abeja; el trabajo ince-
sante a que se somete y la hermosa armonía que reina en
un núcleo de tales insectos, compuesto a veces hasta de
cuarenta mil individuos, el entendimiento queda admirado
al principio y luego venera la Creación al contemplar la in-
dustria de animal tan pequeño y tan perfectamente desarro-
llada.
Cuando uno penetra en un jardín y examina y contempla
las flores que allí crecen, se ensancha el corazón, el espíritu
se alegra, la Naturaleza sonríe; ¡qué conjunto de formas di-
versas y colores variados! ¡qué hermosos pétalos rojos, ama-
rillos, azules, redondeados, ovalados! ¡qué agradables aro-
mas emanan de algunas flores! Todo ello contribuye a hacer
pensar profundamente que las Leyes del Universo son diri
gidas por una Inteligencia Suprema.
El hombre, pues, debe estudiar todo lo qne nos rodea y
así, cada vez, encontraremos campos más extensos donde la
Creación sigue manifestándose hermosa y altamente sublime.
La Creación, imperturbable, continúa su marcha ya trazada;
las Leyes de la Naturaleza, siempre alerta, se cumplen in-
flexiblemente: una Orden Suprema rige los destinos del
Universo.
Estos estudios deben conducirnos al bien de la humani-
dad: ¡cuánto ha hecho el Instituto de Pasteur con sus descu-
brimientos, arrancando vidas a los microbios destructores!
¡cuántas personas existen mediante el funcionamiento admi-
rable de la telegrafía sin hilos!
El bien de la humanidad es la unión y fraternidad univer-
sales y nuestro entendimiento debe conducirnos a ese fin,
nufistra voluntad debe ser fuerte y, al amar a nuestros se-
mejantes, nuestras obras tienen que ser buenas.
Para mantener la Verdad sublime que encarna el lema
de la Masonería hay que sostener el Amor Fraternal, ese
amor que tanto se comenta y tan poco se practica.
VIDA MASÓNICA 141

Cada masón debe llevar siempre en la mente los tres


instrumentos simbólicos: la regla el mazo y el cincel- Debiera
sentirse herido cada rato por el cincel para que recordara
que las virtudes hay que llevarlas a la práctica, oír a menudo
los golpes del mazo para mantener la voluntad en las bue-
nas acciones y que la regla le resulte siempre corta al medir
todo lo bueno que ha hecho en pro del progreso de la huma-
nidad.
Juan Pablo Ros.
(De La Ilustración Masónica, de la Habana).

D I S C U R S O leído por el Muy Respetab'e Gran


Maestro Venerable Hermano Emilio Marco Péris en la solemne Tenida
extraordinaria en que se declaró legítimamente instalada la Gran
Logia CAMPECHE de AA. LL. AA. MM., celebrada !a noche del 14 de
Abril de 1928.

Muy Respetable Gran Maestro de la Gran Logia «Penin-


sular*:
Venerables Hermanos.
Honda satisfacción me embarga en estos momentos. Me
hallo emocionado como nunca lo he estado en mi vida y '
para lograr la mayor fidelidad a mis ideas, que difícilmente
puedo coordinar y que no podría expresar improvisando un
discurso, me permitiréis que lea este modesto trazado en
el que he vertido algo de lo que la emoción me permite
pensar en estos momentos memorables y que de serme po-
sible expresaría en bellns frases si poseyera el preciado don
de la palabra o la facilidad de trasladar al papel con buen
estilo mis sinceras ideas.
Nacer, crecer, morir, inmortalidad u olvido. Nacemos, y
al calor de nuestros progenitores, con nuestro desarrollo
y crecimiento nos llega el afán de independencia; de formar
hogar propio. Mucho es el cariño sentido hacia nuestros
padres, pero el impulso de sentirnos libres y de hacer lo
que hicieron nuestros mismos antecesores es más fuerte
que nuestro amor filial. Y esto es precisamente lo que signi-
142 VIDA MASÓNICA

fica el paso que estamos dando: nuestra independencia del


hogar paterno. Sentimos el gozo de la creación de una nue-
va familia que dependerá de nosotros y que reclama todo
nuestro empeño; toda nuestra más firme voluntad para no
llegar a la muerte o al olvido sino a la inmortalidad. Y al-
canzarla debe ser nuestra divisa.
Queridos Hermanos: Vosotros que convivís cuotidiana-
mente conmigo (rae dirijo en particular a los radicados en
este Oriente), vosotros que sabéis que mis palabras son
sinceras y dictadas espontáneamente por mi corazón, no
ignoráis que aunque nacido en tierras lejanas me siento
vuestro, que siento y comparto vuestras penas y alegrías y
que el honor que me conferís considerándome como de casa,
y, en fin, esta condición que me reconocéis de ser vuestro
sin serlo, me [permite la libertfid de poder expresar lo que
fueron vuestros antepasados y lo que spis vosotros.
Liberales de prosapia, intelectos despiertos, hombres
enérgicos de abolengo, constituían el medio preparado y
propicio para que al desembarcar los expatriados de la Pe-
nínsula Ibera venidos en «La Efigenia», pudiera sembrarse
la semilla de la Masonería que habría de germinar con tan
opimos resultados. La Masonería en este Oriente y desde
aquella lejana época, tuvo en esta tierra liberal un baluarte.
Masones distinguidos que dieron prestigio a la Institución,
como el Ilustre Hermano Lio. Valentín de la Torre; los no
menos Ilustres Hermanos Lie. Santiago Martínez Alomía,
Felipe Bueno y tantos otros cuyos nombres tenéis bien gra-
bados en vuestra memoria, supieron, digo, colocar a las Lo-
gias de este Oriente en lugares de los primeros entre todas
las de la República Mexicana. En la historia masónica de
este girón de la tierra mexicana se ha observado un fenó-
meno que al presentarse en alguna otra parte bien hubiera
podido considerarse como decaimiento; pero al estudiarlo a
fondo, y aquí, ha resultado un caso de verdadero exceso de
celo masónico. En otros orientes la masonería se divide: hay
luchas fratricidas y ofrecen nuestros Hermanos espectáculos
que desdicen mucho de nuestros principios. Cuando al estu-
diar vuestros antecedentes observo lapsos de descanso o
abatimiento de columnas, encuentro siempre en vuestro
procedimiento, fraternidad y gran celo masónico. ¿Qué pre-
fij^ieron los viejos masones? ¡Ketirarse de la palestra antes
VIDA MASÓÍ^ICA 143

que dar entrada a la política o ¡i la lucha entre hermanos! Y


así, os habóis conservado puros sin presentar al mundo pro-
fano ningún mal ejemplo de falta de fraternidad.
En 1923, cuando llegué a este Oriente, encontré a los
viejos guerrilleros de Nuestra Institución en uno de esos
descansos justificados y loables, pero dispuestos a volver a
la brega siempre que fuei-a por el camino que todo buen
masón debe seguir. No hubo ningún mérito en reuniros y
reorgíinizar aquella antigua Logia que había sido honra de
la Masonería Mexicana. Vues^lras palabras fueron: «Que el
día que se entrometiera entre vosotros la política o no se
seleccionaran bien los elementos os retiraríais». ¿Y qué me-
jor programa para que pudiera prosperar en su nueva era
la Institución?
Resurgió la antigua y Respetable Logia «Valentín de la
Torre», a la que por ^us trabajos fué concedido el título de
«Benemérita», a esta nuestra Querida Logia que en momen-
tos difíciles para nuestro Estado supo cumplir su misión e
hizo cumplir con su deb(>r a algunos de sus hijos. Y recor-
dad el más reciente espectáculo ofrecido por ios elementos
nuevos: todos poseídos de gran entusiasmo y no obstante el
acuerdo tomado de foi'mar nuevas Logias para verde llegar
a independizarnos, [)or el gran cariño que sienten por su
Logia Madre, rehusábanse en cierta* forma a salir de su
Seno. Pero al fin, y por disciplina, saliei un para formar la
Respetable Logia «Pablo Gai'cía», que en tan poco tiemi)o
cuenta ya con un buen número de Hermanos. Nueva lucha
para que otro grupo de Hermanos dejaran la Logia Madre
p-ira formar la tercera Logia, y vimos constituirse la Respe-
table Logia «Universo», formada por elementos de la vieja
guardia y por jóvenes llenos de vigor, todos ellos en frater-
nal amüigama.
Hoy llegamos a la cúspide de nuestras aspiraciones.
Somos independientes y conscientes xJe los compromisos
que contraemos, y sabremos defender nuestra independen-
cia. Y de vosotros tengo la seguridad de que sabréis llegar
a la inmortalidad, pues os identifico con el acero de buen
temple: ¡Os quebraríais antes que doblaros!
Ha sido para mi un alto honor recibir la investidura de
la Gran Maestría, honor que, por inmerecido, sólo acepto
144 VIDA MASÓNICA

poi-que lo estimo hijo de vuestro cariño que aprecio con


todo su valer.
Nuestro programa es bien sencillo: «Por el bien de la
Humanidad». Este será siempre, como ha sido hasta ahora,
nuestro lema inspirador. Todos los Masones del Universo
son nuestros hermanos, y nuestros brazos y nuestros cora-
zones estarán siempre a su disposición. Laboraremos por la
fraternidad universal y porque la pureza de nuestros princi-
pios sea un hecho.
En cuanto a mí, ya sabéis quién soy y que no puedo po-
ner al servicio de nuestra causa sino mi buena voluntad.
Aprovecharé mi saber y los conocimientos de los viejos ma-
sones que formarán mi Gabinete, para poder llevar durante
el lapso que os represente, los trabajos de nuestra nueva
Gran Logiíi «Campeche», por el camino más recto. Si no lo
logro, atribuidlo a mi falta de pericia, nunca a mi falta de
voluntad.
Asumimos todos una gran responsabilidad al independi-
zarnos y formar este nuevo hogar masónico. Vuestra ayuda
en conjunto, e individual de cada uno de vosotros, me es
necesaria para triunfar en este primer año.
Y como confío en vosotros, me hago responsable ante el
Mundo Masónico de la vida de esta Gran Logia.
H E DICHO.
(De la Revista Humanidad, de Campeche, Méx.)

La generalidad aprende en los libros, pero el sabio suele


hacerlo en el propio corazón del hombre.

Nuestro corazón es manantial inagotable de conocimien-


to, e identificados con él, llegamos hasta descifrar el miste-
rioso enigma de lo infinito.
El amor y el conocimiento son paralelas trazadas por
Dios en el infinito espacio y en la eternidad del tiempo.
Namor.

Ssfe número ha sido visado por la censura.

También podría gustarte