Está en la página 1de 4

Primer parcial domiciliario corregido – curso de

verano 2023
Materia: Dispositivos de gobierno de la pobreza, su delimitación como objeto
de investigación en sociología.

Estudiante: Dávila, Ignacio Martin (38.425.935)

Federici, Silvia: Calibán y la bruja. La acumulación de trabajo y la degradación


de las mujeres.

En este capítulo, se nos presenta la historia de las mujeres en la «transición» del


feudalismo al capitalismo. Siguiendo las líneas de la unidad I del programa, esta
transición puede ser entendida como un proceso de producción de la pobreza en el
marco del inicio de relaciones de producción capitalista, que siguen vigentes en la
actualidad. Federici (2015) recupera el concepto acuñado por Marx de acumulación
primitiva:

“La acumulación primitiva es, entonces, un concepto útil, pues conecta la


«reacción feudal» con el desarrollo de una economía capitalista e identifica
las condiciones históricas y lógicas para el desarrollo del sistema
capitalista, en el que «primitiva» («originaria») indica tanto una
precondición para la existencia de relaciones capitalistas como un hecho
temporal específico” (p.89)

Sin embargo, la acumulación primitiva no solo se trató, según la autora, de una


acumulación y concentración de trabajadores explotables:

“Fue también una acumulación de diferencias y divisiones dentro de la clase


trabajadora, en la cual las jerarquías construidas a partir del género, así
como las de raza y edad, se hicieron constitutivas de la dominación de clase
y de la formación del proletariado moderno” (Federici, 2015, p.90)

Esto significa que el concepto de acumulación originaria está estrechamente ligado a


la noción de imperialismo, en un intento constante de apropiarse de nuevas fuentes de
riqueza en el establecimiento de las bases del sistema capitalista mundial. Ahora bien.
¿Bajo qué condiciones históricas, se expandió el modo de producción capitalista?
Pues el motor de su expansión fue la violencia, esto es el uso de la fuerza, pero
también en un sentido social, en la medida que en la historia se efectúa una
destrucción y una reconstrucción de los lazos sociales.
Considerando el dominio de las poblaciones aborígenes del “Nuevo Mundo” a través
de los regímenes de la mita y el cuatequil, muchas personas dieron su vida en la
extracción de plata y mercurio en las minas. En Europa Oriental se desarrolló una
segunda servidumbre modificando la relación de los productores agrícolas con su
tierra. No obstante, Europa Occidental se produjeron los cercamientos, la caza de
brujas, las marcas a fuego, el encarcelamiento de vagabundos y mendigos en casas
de trabajo. A su vez la cuestión colonial en torno al surgimiento de trafico esclavos, el
transporte en barcos de sirvientes contratados y convictos condenados a las galeras.
Entonces la acumulación primitiva consistió en una inmensa acumulación de fuerza de
trabajo bajo las formas de esclavitud más brutales llevada a cabo en el curso de la
historia moderna
Según la autora en los siglos XVI y XVII, “la privatización de la tierra y la
mercantilización de las relaciones sociales (…) también causaron allí una pobreza y
una mortalidad generalizadas, además de una intensa resistencia que amenazó con
hundir la naciente economía capitalista” (Federici, 2015, P.98)
Se rastrean los principales hechos que dieron forma a la llegada del capitalismo en
Europa como fueron la privatización de la tierra y la revolución de los precios. La
privatización de la tierra se impuso de distintas formas: expulsión de inquilinos,
produciendo un endeudamiento y la venta de tierras a través del Estado ´con el
aumento de rentas e incremento de los impuestos. La expropiación de la tierra se llevó
a cabo mediante la guerra y la reforma religiosa. La guerra fue una gran empresa para
los Estados Europeos al momento de solucionar sus crisis económicas, financiadas
por ricos prestamistas. La Reforma del movimiento protestante dio lugar a la
apropiación de tierras por parte de la clase alta cuando las tierras de la iglesia fueron
confiscadas. En Francia a partir de 1563, la tierra fue subastada, engañando y
traicionando a artesanos, jornaleros y campesinos. En Inglaterra, la privatización se
logró a través de los cercamientos, la expropiación de los trabajadores de su riqueza
común, referidas a la abolición del sistema de campo abierto: “En el siglo XVI,
«cercamiento» era un término técnico que indicaba el conjunto de estrategias que
usaban los lores y los campesinos ricos ingleses para eliminar la propiedad comunal
de la tierra y expandir sus propiedades” (Federici, 2015, p. 102). Vale mencionar que
las luchas contra el cercamiento de los campos comenzaron a finales del siglo XV y se
extendieron durante los siglos XVI y XVII. Estos motines contra los cercos se
transformaban en frecuentes levantamientos masivos (el caso más ejemplar fue la
rebelión de Kett, que tuvo lugar en Norfolk en 1549).
Por otra parte, las mujeres se vieron perjudicadas por los cercamientos, porque “La
función social de los campos comunes era especialmente importante para las mujeres,
que al tener menos derechos sobre la tierra y menos poder social, eran más
dependientes de ellos para su subsistencia, autonomía y sociabilidad” (p.106). El
proceso de mercantilización de la tierra, dio paso al desmoronamiento de las
relaciones de cooperación, al destejido de la urdimbre social comunitaria como es la
desintegración de las familias, el abandono de ancianos, un creciente movimiento de
trabajadores ambulantes o “vagabundos”. Entre los SXVI y SXVII, ante el despliegue
de mano de obra barata campesina permitió a los comerciantes capitalistas debilitar el
poder de los gremios urbanos y neutralizar la independencia de los artesanos. En este
sentido, la industria textil se modificó por un artesanado basado en un sistema
doméstico, de acuerdo con la autora es el precedente de lo que hoy se entiende como
“economía informal de hoy en día, también construida sobre el trabajo de mujeres y de
los niños” (p.107). Tan pronto las relaciones monetarias comenzaron a dominar la vida
económica, encontraron mayores dificultades que los hombres para mantenerse,
debido tener menos acceso al dinero y al empleo que los hombres, dependían más de
la comida barata para poder sobrevivir, un hecho que es responsable de la extensión
de la prostitución en ese periodo. A su vez, con el desarrollo de la economía de
mercado, se instala la división sexual del trabajo, siendo que la producción para el
mercado presentaba una valoración de utilidad económica, la reproducción del
trabajador comenzó a perder valor de utilidad. Es en este sentido, bajo la nueva
organización del trabajo, las mujeres se convirtieron en bien común, es decir, el trabajo
femenino se convirtió en un recurso natural disponible para todos. La exclusión de las
mujeres del artesanado, creo las condiciones objetivas para su dominio a los hombres
y para la apropiación de su trabajo por parte de los trabajadores varones de la
industria artesanal en el sistema doméstico.; esto es lo que la autora ha identificado
como “patriarcado del salario” y repensar el concepto de “esclavitud del salario”
(pág.150). Es lo que en líneas generales se entiende por feminización de la pobreza.
Con la privatización de la tierra, los precios de los alimentos comenzaron a
aumentar por el desarrollo de un mercado nacional e internacional que promovía la
exportación e importación de productos agrícolas, y por la especulación de los
comerciantes que concentraban granos entre otras materias primas para venderlas
posteriormente a un precio más elevado, efectuando así una pérdida de compra en los
salarios reales. Este fenómeno inflacionario tan vigente en la actualidad, es lo que se
llamó la Revolución de los Precios:

“La Revolución de los Precios provocó también un colapso histórico en los


salarios reales comparable al que ha ocurrido en nuestro tiempo en África,
Asia y América Latina, precisamente en los países que han sufrido «el ajuste
estructural» del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional”
(Federici, 2015, p.115)

Por esta razón, a pesar de su condición subordinada, las mujeres eran quienes
rápidamente iniciaban y lideraban las revueltas por la comida. Este proceso de
pauperización implico la modificación de las dietas de los trabajadores, del consumo
de carne, aceites, vinos y cerveza, al mero consumo de pan o periodos de escasez de
alimentos. Cabe tener en cuenta los periodos de hambruna de 1540 y 1550, y
posteriormente en las de 1580 y 1590, que fueron según la autora “de las peores en la
historia del proletariado europeo, coincidiendo con disturbios generalizados y una
cantidad récord de juicios a brujas” (p.120). Los llamados “delitos por comida”
ocuparon un lugar importante en los disciplinamientos de los Siglos XVI y XVII. En
todas partes, ya sea Francia, Inglaterra, España o Italia, masas de gente se resistían a
la destrucción de sus anteriores modos de existencia, luchando contra la privatización,
el proceso gradual de la anulación de los derechos consuetudinarios bajo los crímenes
contra la propiedad.
Los Estados promovieron nuevas leyes contra el vagabundeo mucho más rigurosas,
como el trabajo esclavo, como la pena a galeras y en caso de reincidencia, la pena de
muerte. La cercanía fundamental entre estos fenómenos y las consecuencias sociales
de la nueva fase de globalización de la que hoy somos parte nos hace pensar que
como bien dice Federici (2015): “El empobrecimiento, las rebeliones y la escalada
«criminal» son elementos estructurales de la acumulación capitalista, en la misma
medida en que el capitalismo debe despojar a la fuerza de trabajo de sus medios de
reproducción para imponer su dominio” (pág. 126) Las iniciativas estatales tenían por
objetivo disciplinar a la fuerza de trabajo, por ejemplo, prohibiendo reuniones y festejos
populares que confluían formas de sociabilidad comunitaria; disminuir los conflictos
sociales, y la fijación del trabajador en un lugar de trabajo impuesto mediante un
sistema de asistencia pública. En este aspecto, el Estado mercantilista cumplió el rol
de órgano de la clase dominante al garantizar la reproducción social de la fuerza de
trabajo que era desposeía en el mercado de trabajo por parte de los empleadores.
Como resultado, a finales del Siglo XVII, el ataque a los trabajadores que había
comenzado con los cercamientos y el proceso inflacionario de la llamada Revolución
de los Precios, se dirigió a la criminalización de la clase trabajadora, es decir, a la
formación de un extenso proletariado que era o bien encarcelado en las recién
construidas casas de trabajo y de corrección, o se veía forzado a sobrevivir fuera de la
ley y en contra del Estado
Mientras tanto para los Siglos XVI y XVII se expresa una crisis demográfica lo que
convirtió la cuestión de la reproducción y el crecimiento poblacional en relación al
trabajo y la acumulación de riquezas, en un asunto de Estado. En este aspecto, la
primera iniciativa del Estado con el objetivo de restablecer la proporción de la
población fue atacar contra las mujeres, su capacidad de control sobre su cuerpo
imponiendo duras penas a la anticoncepción, el aborto y el infanticidio. No obstante, la
condición de mujer esclava revela de una forma más explícita el sentido de la violencia
en la acumulación capitalista, con la extracción de hijos para ser vendidos en remates.
Por último, como se ha visto, en los ciclos de crisis, la clase capitalista debe poner en
marcha procesos de acumulación primitiva, es decir, procesos de colonización y
esclavitud. Esto tiene implicancias de sentido al momento de abordar los modos en
que se constituyó el Estado Nacional argentino. La mal llamada conquista del desierto,
fue una campaña militar llevada a cabo entre 1878 y 1885 por el gobierno de la
República Argentina contra los pueblos amerindios. Campañas previas como las del
General Juan Manuel de Rosas, entre 1833 y 1834 son parte del conjunto de
expediciones militares llevadas a cabo. Su objetivo era extender el efectivo domino
sobre los territorios de la región pampeana y la Patagonia, que hasta ese momento
permanecían bajo el control de distintas tribus aborígenes. A su vez, se pretendía
someter a la obediencia a los aborígenes, terminar con los alzamientos fronterizos, el
robo de caballos y ganado y la captura de mujeres y niños por parte de malones,
centrada en la figura del Cacique Cafulcurá a partir en 1872. También se buscaba
incorporar tierras para la agricultura y la ganadería. Se calcula que fueron 15.000 el
número de leguas cuadradas para estos fines. Por otra parte, se estima que fueron
35.000 los aborígenes asesinados, aproximadamente 14.000 nativos fueron excluidos
a la servidumbre. Vale mencionar que aquellos cautivos, es decir, mujeres y niños se
repartieron entre familias que requerían para servicios domésticos o la adopción
forzada, por medio de sociedades de beneficencia. Las tribus sobrevivientes fueron
desplazadas a las zonas periféricas y desérticas de la región patagónica.

También podría gustarte