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DOS VIEJOS COMIENDO SOPA

Este cuadro es una pintura de Francisco de Goya, un pintor españ ol, en la cual empleó la técnica de
ó leo sobre muro pero má s tarde fue trasladada a lienzo, al igual que otras pinturas negras por
Salvador Martínez Cubells, por encargo del baró n É mile d'Erlanger, un banquero francés, de origen
alemá n, que tenía intenció n de venderlos en la Exposició n Universal de París de 1878. Sin embargo,
las obras no atrajeron compradores y él mismo las donó , en 1881, al Museo del Prado, donde
actualmente se exponen. Ademá s de la restauració n de Martínez Cubells en 1973, se han registrado
tres restauraciones má s en el Museo del Prado. En 1919 se asentó el color, la de 1968 la llevó a cabo
Cristó bal Gonzá lez y en 1987 Rocío Dá vila. La pintura se empezó en el añ o 1819 y se acabó en el
1923. Su tamañ o consta de unos 49’3 cm de alto y unos 83’4 cm de ancho. Tiene una temá tica
profana, ya que representa a dos personas comiendo, es una labor cotidiana. Quiere expresar
tristeza, pesimismo… Dos viejos comiendo sopa es una de las Pinturas negras que formaron parte
de la decoració n de los muros de la casa que Francisco de Goya adquirió en 1819, conocida como
“La Quinta del Sordo”. Esta obra ocupaba probablemente (por el formato que tiene) el espacio de la
sobrepuerta de la planta baja de la casa. La escena que se representa es la de dos viejos comiendo
sopas. Solo uno de ellos, el que sujeta la cuchara, está en actitud de comer. El aspecto de este
personaje es extrañ o, no está claro si se trata de un hombre o de una mujer. La figura que lo
acompañ a tiene un semblante cadavérico, como si fuera la muerte. El viejo o vieja mira hacia un
lado y señ ala con un dedo en esa misma direcció n pero se desconoce con qué intenció n, mientras
que el otro personaje posee unos papeles, tal vez una lista, y parece que le susurra algo al anciano.
Las interpretaciones son diversas. Nordströ m cree que la figura de la derecha es la muerte que lleva
el listado de almas que se llevará al má s allá . Asimismo, se relacionaría con Saturno devorando a un
hijo(también pintura negra) puesto que Saturno se vincula con la vejez y la muerte. Otra teoría es
que ambos miran hacia algo que provoca sus risas, quizá s nosotros mismos, que al final acabaremos
como ellos, ó sea llegaremos a la vejez y moriremos. Los elementos mas importantes, ya que
tampoco hay muchos, son los dos viejos o viejas sentados en la mesa claro está , sería el plano
principal y el fondo quedaría en un plano. El de la izquierda, con pañ uelo blanco, dibuja una mueca
con su boca, posiblemente por la falta de dientes. El otro personaje contrasta vivamente con él: de
rostro de cadá ver, sus ojos son dos oquedades negras y su cabeza tiene en general el aspecto de una
calavera representando el paso del tiempo y la muerte, que llegará para todos por igual. Las
pinceladas está n aplicadas de modo muy libre, decidido y rá pido. Son brochazos llenos con mucha
pasta de pintura los que definen los dedos artríticos o la cuchara. Predomina el color sobre la línea,
hay una pincelada muy suelta y colores sucios. También hay un amplio uso de la técnica de la
aplicació n de pigmento con espá tula. Como en todas las Pinturas negras, la gama cromá tica se
reduce a ocres, tierras, grises y negros. Es un cuadro asimétrico, está tico, con líneas verticales y
atectó nica. La luz es expresiva de fuertes claroscuros. Contrastes entre la luz y las sombras. El
cuadro de dos viejos comiendo sopa pertenece a su etapa de las pinturas negras. Con el regreso al
trono de Fernando VII y las secuelas de la guerra y un Goya viejo y enfermo, Goya se dedicó a no
salir de su casa. Tuvo una crisis personal y pintará las propias paredes de su casa con pinturas
siniestras como esta o Saturno devorando a sus hijos, simbolizaba en sus pinturas la vejez, la
muerte, la soledad o lo siniestro. Su pintura estaba mezclada con negro y usaba empastes fuertes,
no había casi perspectiva y había una deformació n de la realidad. Goya influyó en el romanticismo
del siglo XIX y en el expresionismo del siglo XX . Tras esta etapa de desesperació n se exilió y volvió
al optimismo con una pintura colorista y temas con ó ptica amable y una pincelada muy suelta. Esta
obra pertenece claramente al romanticismo por la existencia del uso de la luz y las sombras dando
grandes contrastes de claroscuro. Podemos verlo también los toques de romanticismo en la idea de
belleza clá sica, ya que en el romanticismo puede hallarse la belleza en lo terrible e incó modo, como
este cuadro por ejemplo. También abarca uno de los temas característicos a tratar en el
romanticismo, que era la muerte. Para terminar el cuadro está actualmente en el museo del Prado
en Madrid.

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