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CARTELERA BESH
SEDER DE SHABBAT
LAS CUATRO MITZVOT DE PURIM
LA PERLA DE LA PARASHÁ PEKUDEI
CARTELERA BESH
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LAS CUATRO MITZVOT DE PURIM
Rabbí Dr. W. Pitter
En la fiesta de Purim tenemos 4 preceptos (mitzvot) que cumplir: (1) leer la megilá
(rollo) de Ester, (2) hacer un banquete (seudat purim) para festejar el milagro de
nuestra liberación, (3) enviar regalos comestibles a nuestros amigos y vecinos
(Mishloaj Manot), y (4) dar regalos a los pobres (Matanot la-Evionim).
Tan pronto el Eterno obró la milagrosa liberación de los judíos de sus opresores,
Mordejay, el líder de aquella época, escribió una carta al pueblo en la revelaba la
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filosofía de la alegría judía por el milagro recibido: “ Y escribió Mordejai estas
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cosas, y envió cartas a todos los judíos… ordenándoles que celebrasen el día
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decimocuarto del mes de Adar, y el decimoquinto del mismo, cada año, como
días en que los judíos tuvieron paz de sus enemigos, y como el mes que de tristeza
se les cambió en alegría, y de luto en día bueno; que los hiciesen días de banquete
y de gozo, y para enviar porciones cada uno a su vecino, y dádivas a los pobres”
(Ester 9:20-22).
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De hecho, la fiesta de Purim se caracteriza por estas dos mitzvot fundamentales
de gran contenido social y evangelístico, por así decirlo. El envío de regalos que
debe realizar cada persona a sus amigos y vecinos (Mishloaj Manot),
particularmente no creyentes, y los obsequios y donaciones a los necesitados
(Matanot la-Evionim). Los elementos que las unen son: (1) acercar a los corazones:
el nuestro y el de ellos, y el de ellos a Yeshua, (2) fortalecer o establecer la relación
social. Todo ello debería contribuir a testificar y a ganar muchos para Yeshua y
también a quitar muchos prejuicios que existen contra el judaísmo mesiánico.
Durante el día de Purim, cada judío debe enviar por lo menos dos comestibles
listos para ser consumidos, a vecinos, amigos y/o familiares. No debemos
olvidarnos de los ancianos, enfermos y personas solas a quienes se les debe alegrar
el corazón. Generalmente se prepara una pequeña canasta o cajita con golosinas
y/o frutas y/o bebidas y/o tortas.
Los regalos a los pobres debería ser una norma como la de la Tzedaká , diaria y
permanente, a fin de lograr subir el nivel de vida de los más necesitados y
acercarse a una igualdad social. En esta fiesta, como en otras fiestas judías, en
particular, es importar renovar la solidaridad con nuestro prójimo en necesidad. Es
un precepto dar durante el día de Purim, alguna ofrenda de dinero para alguien
está en necesidad o en un apuro circunstancial.
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SEFER SHEMOT
PARASHÁ PEKUDEI (Ex 38:21 al 40:38)
LA EMUNÁ DE MOSHÉ Y LA CONSTRUCCIÓN DEL MISHKÁN
Rabbí Dr. Williams Pitter
Vimos en la Parashá Terumá (Ex 25:1-27:19) que el Eterno instruye a Moshé para
que se dirija a los hijos de Ysrael con el objeto recoger una ofrenda para la
construcción del Mishkán:
“Habló el Eterno a Moshé diciendo: Habla a los hijos de Ysrael, para que tomen
para mi ofrenda. De todo hombre que disponga a su corazón tomarán para mi
ofrenda. Esta es la ofrenda que tomarán de ellos: oro, plata, cobre, lana
celeste…harán para mí un santuario y residiré en medio de ellos” (Shemot 25:1-8).
Luego, en las siguientes porciones de la Torá leemos que el pueblo hace donativos
generosos para la construcción del Mishkán, Moshé como tesorero colecta toda
esa ofrenda, y cuando observa que se tiene lo necesario detiene al pueblo de
ofrendar (36:3-7); después distribuye el oro, la plata, el bronce, piedras preciosas y
otros materiales entre los diseñadores, obreros y maestros de obra del Mishkán. La
acción de Moshé de impedir que sigan trayendo donativos ya es una muestra clara
de su ética, puesto que, algún otro podría aprovecharse de ese excedente de
donativos para enriquecerse. Él no lo hizo, pues su compromiso no era con sus
intereses materiales sino con el Eterno.
Pero la obra de Moshé, no finalizó allí. En la Parashá de esta semana que lleva por
nombre “cuentas” (pekudei), Moshé, como tesorero asume la responsabilidad de
presentar cuentas ante los hijos del Israel de todas las clases de donaciones que
fueron entregados en sus manos. Leamos con atención este reporte en la Torá:
“Éstas son las cuentas del tabernáculo del testimonio, que fue contado por orden
de Moshé. Trabajo de los leviím, dirigidos por Ytamar, hijo de Aharón el cohén”
(38:21). Y luego de mencionar a los principales arquitectos de la obra (38:22,23),
Moshé elabora un detallado informe sobre la cantidad de los metales, piedras
preciosas y otros materiales que fueron colectados, y en que se usaron (38:24 al
39:41).
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Cuando el Midrash Tanjumá comenta el pasuk de Shemot 38:21, cita una porción
del libro de Proverbios que dice: “El hombre de fidelidad (emuná) es de muchas
bendiciones” (28:20), y luego afirma: “Este pasuk de Proverbios se refiere a Moshé
quien era el tesorero del Mishkán y porque él era un hombre íntegro todos fueron
bendecidos por medio de él”.
La palabra hebrea “emuná”, tiene por lo menos tres menos significados según el
contexto. Una de ellas se refiere a la “fidelidad” o integridad con la que se hace una
mitzvá o cualquier tarea encomendada por el Eterno. En relación con las acciones
del Eterno, la palabra “emuná” es usada en muchas ocasiones en las Escrituras en
el sentido de la fidelidad del Eterno al cumplimiento de su Palabra o Su Pacto.
Moshé no contó las ofrendas, él mandó a contar a los levitas y puso como principal
de ellos a Ytamar, éste a su vez es el hombre que le presenta todas las cuentas a
Moshé. Por tanto, Moshé había puesto su confianza en un grupo de hombres
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íntegros, dirigidos también por un hombre íntegro. El éxito o fracaso de Moshé
descansaba sobre estos hombres a quienes delegó las cuentas del tesoro del
Mishkán.
¿Y cómo sabemos que estos levitas y el mismo Ytamar eran también hombres
honrados como su líder Moshé? Porque el libro de Proverbios nos dice que un
hombre de fidelidad tiene muchas bendiciones. Porque Moshé no sólo terminó la
construcción del Mishkán, sino que el Eterno coronó con la presencia de Su Shekiná
toda la obra del Mishkán (Ex 40:34-38), el Lugar de la residencia del Eterno entre
los hombres y el Lugar en donde todos los hombres recibirían la bendición del
perdón y de la expiación (Shemot 20:24). Y eso fue posible gracias a la emuná de
Moshé y de los hombres que convocó para servir al Eterno.
Es muy obvio que aquí tenemos que aprender varias lecciones éticas con respecto
al manejo de las finanzas que los miembros de las congregaciones han puesto en
las manos de sus líderes: manejar con pulcritud e inteligencia las finanzas y los
recursos materiales y humanos de sus respectivas congregaciones, porque por ellas
tenemos que rendir cuentas tarde o temprano.
Pero hay una lección espiritual mucho más elevada. Cuando el libro de Proverbios
afirma que: “El hombre de fidelidad (emuná) es de muchas bendiciones”, se refiere
principalmente a Yeshua, pues por medio de Su emuná, Su fidelidad
inquebrantable a la obra de la redención que le fue encomendad, ganó para
nosotros las bendiciones del perdón de los pecados y de la vida eterna (Rm 3:21-
26). Y cuanto Yeshua presente cuentas delante del Padre y delante de todos
ángeles, allí estaremos nosotros, una multitud de hombres y mujeres de toda
nación, tribu y lengua, que nadie pueda contar!
Que tengamos la gracia del Eterno para llevar con emuná (fidelidad) la obra que,
como líderes Él nos ha encomendado, hasta que Él envíe al Mesías, lo que rogamos
sea pronto y en nuestros días y digan: ¡Amén!