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Presentación

Nombre:
Bellina
Apellido:
Petion
Asignatura:
Psicoterapia Analítica
Matricula:
Ba-2021-00651
Tema:
La importancia de los mecanismos de defensa y la parte negativa de
estos.
Maestro:
Miguel Antonio Duran Romero
Introducción
El presente informe abarca sobre los mecanismos de defensa, sobre todo, su
origen y también su importancia.
La exploración del término mecanismos de defensa se remonta a los inicios
del psicoanálisis y se refiere a un grupo de respuestas psíquicas relacionadas
con la forma de tramitar las experiencias o sensaciones que surgen en la
relación con el mundo y consigo mismo.
Es preciso destacar que, si bien los mecanismos de defensa nacen en el
psicoanálisis, su estudio y aplicación han tenido importantes repercusiones
en diferentes corrientes psicológicas.
Como todas las condiciones mentales de los seres humanos, los mecanismos
de defensa hacen parte de la batería de respuestas humanas que buscan su
supervivencia, sin embargo, en una medida desproporcionada pueden llegar
a ser un inconveniente para la salud mental de la persona.

Ahora bien, podemos preguntarnos ¿de qué tipo de materiales tratamos de


defendernos? Los contenidos que tratamos de mantener fuera de nuestra
conciencia pueden ser variados en su forma (imágenes, recuerdos,
pensamientos o emociones). A su vez, en cuanto a la temática, pueden ser
materiales psíquicos que generan ansiedad en el sujeto, que hieren su
autoestima, que le provocan culpabilidad, que le deprimen o bien que le
generan una agresividad que no puede tolerar.
¿Qué son los mecanismos de defensa?

Los mecanismos de defensa son un grupo de estrategias psicológicas que se


desarrollan en un nivel inconsciente del ser y que se erigen como las barreras
del ego para su propia protección.
Es importante resaltar que dichos mecanismos de defensa cumplen su
función a cabalidad siempre y cuando el ego se encuentre adecuadamente
balanceado, de lo contrario los mecanismos de defensa se pueden convertir
en la respuesta predeterminada de la conciencia impidiendo el libre
desarrollo del ser.
Los mecanismos de defensa intervienen los propios pensamientos de manera
inconsciente evitando el surgimiento de la angustia o la
ansiedad, usualmente sensaciones ligadas a un potencial estallido pulsional
relacionado con sexualidad o agresividad.
Podríamos decir también que dichos mecanismos son posturas asumidas por
el yo tratando de dar continuidad al principio de placer del ello, pero sin
dejar de cumplir los preceptos morales del superyó. Es por este conflicto
estructural que los mecanismos de defensa no en todos los casos resultan
positivos y que de hecho en ocasiones son estos los que aportan en gran
medida a la aparición de la angustia que en principio deberían evitar.
Los mecanismos de defensa son aquellos procesos que la persona pone en
marcha, de forma principalmente inconsciente, para protegerse de ciertas
emociones o pensamientos que le causan malestar en la propia autoestima,
integridad, molaridad o deseos propios. En algunas ocasiones
intentamos negar o ignorar la realidad, o incluso otras veces evitamos
pensamientos que nos recuerdan un acontecimiento que intentamos borrar
de nuestra mente porque nos causa malestar, siendo los mecanismos
defensivos lo que no ayudan a cumplir tal tarea.

El malestar del que los mecanismos de defensa intentan protegernos puede


desembocar en ansiedad, sentimientos de tristeza o daño en
la autoestima del individuo. Por ejemplo, el uso de un mecanismo de
defensa ayuda a la persona que ha vivido un trauma a asumir y comprender
poco a poco el evento traumático con el objetivo de disminuir o prevenir el
impacto emocional que conllevaría en un primer momento a su consciencia.

Las principales funciones de los mecanismos de defensa son las siguientes:

 Promueven el bienestar psicológico y el desarrollo adaptativo de la


personalidad al prevenir las consecuencias devastadoras del evento
traumático.
 Fortalece la adaptabilidad del individuo.
 Auto regular las emociones.
 Reestablecer el equilibro entre los conflictos internos y las amenazas
del exterior.

¿De dónde proceden?

En primer lugar, para saber qué son debemos conocer cuál es su origen o de
donde proceden. La terminología mecanismos de defensa pertenece a la
corriente psicológica psicodinámica, en concreto al psicoanálisis, donde
Freud atribuyó por primera vez este término para referirse a las defensas
psicológicas. Sin embargo, quien desarrollo el término fue su hija, Anna
Freud, en la que clasificó más de 50 mecanismos de defensa.

La teoría manifiesta que según en el modelo topográfico de Freud sobre


el Ello (parte inconsciente donde se encuentran las pulsiones o deseos), el
Superyó (consciencia individual), y el Yo (quien controla las demandas del
superyó y los deseos de Ello), los mecanismos de defensa ayudan a reducir la
ansiedad que la persona sufre cuando se produce conflicto entre ambas
partes. Según A. Freud (1937), las defensas auto protegen al individuo al
reducir la consciencia de aquellos pensamientos, deseos, o emociones
desagradables, como la ansiedad, originadas entre las amenazas
externalizadas (el Ello) y los conflictos internos (el SuperYo).

A pesar de que su origen proviene del psicoanálisis, otras corrientes


psicológicas como la Gestalt o la terapia cognitiva conductual hacen uso del
término mecanismos de defensa desde un enfoque de la inadaptación de la
adaptación o como distorsión de los pensamientos.

Posibles efectos secundarios

Los mecanismos de defensa pueden alterar o modificar la consciencia sobre


aquello que nos genera malestar, ayudando al individuo a distorsionar la
percepción de la realidad para sobrellevarla mejor.

Sin embargo, los mecanismos de defensa conllevan implicaciones negativas


cuando:

 El uso de los mecanismos de defensa es prolongado.


 Los mecanismos de defensas activados son inadecuados o aparecen en
contextos externos a la amenaza.
 Se presentan con elevada intensidad en la persona

Los mecanismos de defensa más comunes…


A continuación, se expondrán algunos mecanismos de defensa más
comunes, entre los que destacan:

 REPRESIÓN O SUPRESIÓN EMOCIONAL

Intento voluntario de mantener olvidado u omitido un recuerdo,


acontecimiento o sentimiento desagradable. Ejemplo, cuando fallece alguien
importante en la vida de una persona y no quiere hablar del tema.

 PROYECCIÓN

Atribuir a otra persona los propios pensamientos, emociones o conductas


que considera inaceptables. Por ejemplo, cuando una persona que tiene
miedo a hablar en público anticipa que lo va hacer mal, como resultado de la
emoción que siente en ese momento; o pensar que hoy va a ser un mal día
por sentirnos tristes.

 IDENTIFICACIÓN PROYECTIVA

Justificación de la conducta de otra persona para disminuir el daño


ocasionado. Es un mecanismo de defensa común en las relaciones de
maltrato o en el síndrome de Estocolmo.

 DESPLAZAMIENTO

Redirigir la expresión emocional de un objeto a otro para reducir el malestar


ocasionado si se descargara en el primero. Por ejemplo, cuando una persona
se enfada porque su hijo pequeño rompe un plato y va al salón y grita sin que
le escuche.
 DISOCIACIÓN

Se caracteriza porque la persona desconecta de sí misma como forma de


autorregularse al vivenciar una experiencia traumática y dolorosa.
Desconecta de lo que ocurre o siente en ese momento.

 RACIONALIZACIÓN

Utilizar una explicación más aceptable socialmente en vez de la realidad para


justificar un sentimiento o conducta, enmascarando así el impulso
subyacente por otro más válido socialmente. Por ejemplo: una persona que
durante el tratamiento psicológico reconoce que no se habla con su padre
porque no lo necesita.

 REGRESIÓN

La persona adopta comportamiento que pertenecen al desarrollo madurativo


anterior, especialmente, la etapa infantil. Puede originarse tras experiencias
traumáticas. Por ejemplo, tras el nacimiento de un nuevo hermano, el mayor
se chupa el dedo o se hace pipi encima.

 SUBLIMACIÓN

Trasformar los impulsos (miedo, sexo, rabia) que la persona considera


indeseables por aquellas conductas más adaptativas o aceptables. Por
ejemplo, realizar deportes para canalizar la rabia.

 NEGACIÓN

Capacidad de eliminar de la conciencia u oponerse a la realidad que le


ocasiona sentimientos desagradables, dolor o ansiedad. Por ejemplo: cuando
una madre niega que su hijo tiene problemas de consumo a pesar de tener
pruebas, convenciéndose de que dicha prueba está mal o su hijo es víctima
de un engaño.

 CONDUCTA PASIVO-AGRESIVA

Conductas observables caracterizadas por la expresión de forma indirecta de


la agresividad debido a la dificultad de poder canalizarla abiertamente. Por
ejemplo: durante un conflicto de pareja una de las partes decide no hablar y
no contestarles a las preguntas que la otra parte le está pidiendo.

 AISLAMIENTO

Separar de la conciencia la carga efectiva o el afecto de los pensamientos


originados por un hecho desagradable, con el objetivo de disminuir la
perturbación que le causaría al sujeto. Es muy común en ciertas profesiones
como cirujanos o para las fuerzas y seguridad del estado. Por ejemplo:
cuando una persona cuenta que un familiar ha fallecido recientemente sin la
expresión emocional esperable durante la narración del suceso.

 ACTING OUT (ACTUACIÓN)

Realización de impulsos o deseos inconscientes con el objetivo de evitar el


efecto provocado que ocasionaría su prohibición. Se caracteriza porque la
persona presenta rasgos de hostilidad y agresividad y porque muestra
tendencia a justificar o negar los comportamientos contrarios a las normas
sociales que realiza.

 FORMACIÓN REACTIVA

Transformar los impulsos inadecuados o indeseados en comportamientos


aceptables socialmente. En cierta forma es creer en lo opuesto a lo que
realmente desea el individuo. Se caracteriza por la exageración. Por ejemplo,
un ex fumador apoya ferozmente la nueva ley de antitabaco.

Importancia de los mecanismos de defensa y la parte negativa de


estos.
El propósito de los mecanismos de defensa es la protección del yo frente a
una ansiedad proveniente tanto de impulsos y tensiones internas
inconscientes como de exigencias de una realidad externa. Los mecanismos
de defensa son un intento de adaptación, de protección totalmente
involuntaria e inconsciente.

Estos mecanismos son las estrategias que, según la estructura psíquica


psicoanalítica, el “yo” maneja para satisfacer los impulsos del “ello” basados
en el principio del placer, sin ofender al “superyo”, regido por su carácter
moral. De esta forma se defiende de pensamientos o emociones que podrían
generarle determinados trastornos (ansiedad, depresión, etc.).

En definitiva, los mecanismos de defensa se encargan de mantener el


equilibrio psicológico para hacer frente a la angustia o ansiedad que
provocan determinadas situaciones. Son mecanismos para filtrar el
contenido inconsciente que nos resultaría demasiado perturbador si aflorara
a la consciencia.

Se consideran absolutamente normales y naturales en la actividad psíquica


del ser humano, y están presentes en todas las personas, aunque pueden
resultar patológicos si se produce un abuso de ellos o se manifiestan con
excesiva rigidez.

Los mecanismos de defensa, aunque son muy sutiles y discretos, representan


una estructura psicológica muy elaborada. Estos ejercen una notable
influencia en la vida cotidiana y en las relaciones emocionales.

Los mecanismos de defensa son inconscientes e imperceptibles, por lo que


escapan al control de la conciencia. Pueden ser considerados patológicos
cuando se abusa de ellos o cuando son demasiado rígidos. En este sentido, se
hace necesario estar atento a la propia conducta y expresión de las
emociones para identificar su funcionamiento, también, para aceptar su
actuación.

El conocimiento de los mecanismos de defensa, su identificación y


eliminación permiten gozar de salud mental. Por el contrario, su expresión
patológica, no tratada, puede desencadenar consecuencias como: ansiedad,
depresión, miedos, fobias, entre otros problemas.

Conclusión
Cuando nuestra mente inconsciente recurre a los mecanismos de defensa no
lo hace con una intención negativa, puesto que es natural que se deseen
evitar los sentimientos desagradables como la culpa o la ansiedad. De igual
forma, es normal que se rechacen los pensamientos o ideas inaceptables.

Sin embargo, apartar la mente consciente de los problemas no evita que


estos puedan continuar afectándonos. Por ejemplo, un adulto que intenta
enfrentar la vejez comportándose como un adolescente mediante la
regresión no rejuvenecerá. Cuando los mecanismos de defensa nos impiden
tener una vida plena y afrontar las amenazas, es necesario identificarlos para
poder solucionar los problemas que nos dificultan tener una vida plena.

Los seres humanos tienen que enfrentarse constantemente a dificultades


que pueden afectar su salud mental. Debido a que no siempre es fácil
afrontar la realidad, existen ciertos mecanismos de defensa en psicología que
son utilizados por parte de la mente subconsciente para proteger aquellas
dificultades que pueden provocarnos conflictos muy grandes.

Gracias a estos mecanismos, nuestra mente nos “protege” de tener que lidiar
con el esfuerzo una realidad difícil de aceptar. Sin embargo, aunque esto
pueda sonar como algo positivo, existe el inconveniente de que protegernos
de los problemas de la realidad no hace que se solucionen, por lo que los
problemas logran mantenerse vigentes, incluso sin que nos demos cuenta

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