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Didáctica I
17/11/2023
Los modelos de educación
Dentro de la educación se hace una distinción útil, pero no total, orientada a
productos y la educación orientada al proceso. Estas dos distinciones son útiles dentro
del proceso de formación del estudiante, sobre todo al momento en el que el estudiante
descubra su papel dentro de la sociedad. Para eso, dentro de una sociedad, los roles son
asignados según las competencias que son necesarias para progresar. La educación en sí,
no es la meta, sino un servicio que presta la sociedad para beneficio de la misma.
Cuando el individuo es capacitado servirá para cumplir una función. Es necesario,
entonces, explicar los elementos que componen estos dos extremos de la educación:
tanto del proceso como del producto.
Educación orientada a productos se refiere a la selección de ciertas capacidades
que la sociedad requiere para desempeñar una función. Una sociedad necesita de
personas capacitadas para que la misma se sostenga. Dentro de una sociedad
estructurada, las tareas a desempeñar son varias. Puede ser que vayan desde las artes
hasta las ciencias puras y duras. Claro, no podemos dejar de lado a las actividades de
recreación. Platón proponía la integración del deporte físico junto con la pedagogía y la
educación como complementaria. Eso mantenía que, el ciudadano no solo sea instruido
en conocimiento, sino también en instrucción física que ayuda a la salud del cuerpo y no
solo de la mente.
La educación orientada a productos ayuda a mantener el status quo dentro del
orden la una sociedad. Evita que se derrumbe. Entre más crece una sociedad, requerirá
de mayor número de personas preparadas que cumplan con los nuevos puestos a
desempeñar. “De acuerdo a este modelo y con este fin, la educación otorga funciones,
valoraciones, competencias, títulos (Roger Standaert:2011, 29)”. Ahora bien, la
educación orientada a procesos es la que se enfoca en el individuo como tal, para que
desarrolle sus habilidades y descubra sus potenciales. Los tiempos cada vez son más
exigentes con las personas, eso implica que la sociedad requiere cambios constantes. En
vista de esos cambios, se requiere equipar a los individuos dependiendo su rol, de una
manera crítica y creativa.
Podemos notar que, entonces, la educación orientada a productos está enfocada
hacia la productividad y rendimiento; y la educación orientada a procesos, al desarrollo
de las capacidades y características propias del individuo. Por tanto, ya no se busca que
el sujeto tenga un rendimiento óptimo para la sociedad, más bien, se enfoca en criterios
más propios e individuales del proceso que el producto. Podemos notar que los dos
modos [productos y proceso] son similares. Por tanto, podemos distinguirlos, pero no
separarlos.
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Los siguientes puntos, fueron tomados del libro Aprender a enseñar, de donde estamos trabajando. En
vista de la utilidad de estos puntos importantes, me vi en la necesidad de copiarlos tal cual y no
parafrasearlos.
En este modelo educativo, se prioriza la transferencia de conocimiento, así como
el desarrollo de habilidades y actitudes delineadas en planes de estudio pre-
estructurados. La evaluación inicial verifica si los estudiantes cumplen con los
prerrequisitos mínimos, estableciendo objetivos que deben alcanzar durante el proceso
de aprendizaje. En el aula, los estudiantes son agrupados según su rendimiento, y la
enseñanza se organiza en materias y contenidos impartidos por docentes especializados.
La expectativa es que los estudiantes asimilen el conocimiento receptivamente y se
adapten a los valores establecidos. La recompensa se otorga por el cumplimiento de
estándares, mientras que el incumplimiento conlleva sanciones. Este modelo educativo
se centra más en los resultados finales del aprendizaje que en el propio proceso.
A diferencia de enfoques más centrados al proceso, aquí la atención se dirige
hacia la eficacia del aprendizaje, donde el estudiante es evaluado principalmente por los
resultados obtenidos. Este enfoque puede brindar claridad en cuanto a los estándares a
alcanzar, pero también puede subestimar el valor del proceso educativo en sí mismo,
limitando la atención a la adquisición de conocimientos y habilidades sin destacar la
importancia del proceso de aprendizaje y desarrollo personal.
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Aprender a enseñar
En paralelo, la realización autónoma de proyectos de estudio implica una
autoevaluación continua y no punitiva. Esta experiencia de aprendizaje, que nunca
concluye, prepara al estudiante para enfrentar nuevos desafíos en el tema de estudio. La
autoevaluación fomenta la apertura del estudiante y la comprensión de su formación
como un proceso de educación permanente, contribuyendo a un enfoque integral y
continuo de su desarrollo educativo.