Está en la página 1de 2

Partiendo de la fragmentación en el sujeto feminista a causa de la diferenciación sexo-

género, Butler nos expone el género como interpretación múltiple del sexo, siendo el
esta una categoría más rígida aparentemente. Hasta el momento había presupuesto una
estabilidad binaria del sexo, y partiendo de esta premisa consideraba el cuerpo sexuado
y el género contruido culturalmente. Este sistema binario de género generaba una
relación mimetica entre el género y el sexo, quedando limitado así por el sexo.
Sin embargo, si partimos de una ambigüedad de genero se lleva a cabo una separación
radical del sujero con género que comienza a crear problemas. Se preguntará así si el
sexo es dado, su definición, su historia así como la de su dualidad y qué intereses
políticos y sociales pueden influir. Si un cuerpo es una situación1, no se alude a un
cuerpo que no haya sido siempre entendido por significados culturales, y por eso el sexo
podría cumplir una facticidad anatómica prediscursiva. Si el genero no es a la cultura lo
que el sexo es a la naturaleza, terminará por demostrar que el sexo siempre ha sido
genero. Si la invariabilidad de la categoría de sexo es extirpada, la cultura será tan
activa en su formación como en el genero, destruyendo así con la diferenciación de
categorías.
Pero, no solo la inscripción cultural del significado dará con un sexo predeterminado, si
no también el aparato de producción con el que se determinan los sexos. El sexo natural
se formará y se establecerá como discursico pues el genero también es un medio
cultural. De esta forma se conformara un lienzo en blanco que será intervenido por la
cultura.
El sexo verdadero intentará ser descifrado por la medicina, negando la posibilidad de
hallarse en un marco demasiado acotado. Se rechaza el otro sexo, la combinación de
ambos, la no identidad y se obligará a tomar una decisión unilateral. Antiguamente se
consideraba verdadero el sexo predominante anatómicamente, atendiendo a las
carecteristicas primarias. Detrás de esta decisión imperativa se percibirá un interés
moral por el sexo verdadero venidero del extravio de libertinaje por una ilusión natural.
Una irregularidad sexual se convertiría en una mal proceder a la realidad, ya que en el
fondo del sexo se encuentra la verdad sobre nosotros mismos. Foucault así, criticará la
categorización de cuerpos cuando no encajan partiendo de las experiencias de los
hermafroditas desde la Antigüedad.
El desarrollo reciente de la biología celular dará lugar a una lectura foucultiana, y Butler
analizará uno de los estudios científicos para desmontarlo apoyándose en otros estudios
científicos. Se intentará desvelar aquella producción reguladora de los efectos de la
identidad. Se partirá por primera vez de un lugar en el que se transparenta un problema
siendo un camino fértil para la problematización de la univocidad del sexo. El estudio
encontrará el protagonista de la determinación de este sexo verdadero; el gen maestro.
Butler intenta descubrir el porqué de preguntarse como se determina un sexo por medio
de un interruptor binario de donde aparecen las particularidades sexuales dimorficas.
Desmontará esta teoría primeramente, cuando expone que esta secuencia del ADN fue
extraída de sujetos no intersexuales con ambigüedad antomica y reproductiva, negando
toda claridad en el estudio. Aun así, lo cromosomico no sería suficiente ya que un 10%
de la población sufría variaciones cromosómicas. Por ello, el gen maestro sería mejor
1
Según Beauvoir
que este criterio para determinar sexualmente al sujeto. Buscando una nueva alternativa,
aparece una secuencia que se sitúa en el hombre y en la mujer. Aquí es donde se
descubre que esta secuencia estaba activa en los hombres, pero pasiva en la mujer.
Frente a esta afirmación, Butler se da cuenta de que la determinaion sexual siempre ira
de la mano de la determinación de lo masculino, con su proceso activo, frente a la
mujer, con la que el proceso activo de la ovulación no se tendrá en cuenta. Se
descalificarán los genes responsables de la inducción de tejido ovarico, de forma que la
investigación se fragmentara por un prejuicio cultural. Sumado, la embriología se ceñirá
al papel del núcleo en la diferenciación nuclear.
Citará a dos investegadoras pioneras en la demostración de lo sesgada que estaban las
investigaciones científicas culturalmente. LA circularidad en el estudio quedará clara
pues buscarán más allá de lo cromosomico y anatomico pero partiendo del punto de
vista anatomico sin plantear que el marco sea incorrecto. Sii lo anatomico fuese
suficiente, entonces el gen maestro sería totalmente innecesario. Solo se preguntan el
funcionamiento del interruptro binario, pero no si el sexo binario es apropiado. El gen
maestro indicara que la femeneidad siempres era descrita cuando se demuestre ausencia
masculina o su pasividad.
En conclusión, defiende que los prejuicios sociales afectan a la investigación científica,
haciendo una critica inmanente, buscando antes una categoría de sexo que lo cultural en
el genero. El genero (con sus prejuicios) ha impregnado así la categoría de sexo.
Es más complicado separar el genero del sexo si los signifcados provistos de genero ya
dibujan el cuadro en el que subica la hipótesis y el razonamiento de la investigación,
siguiento la búsqueda de la naturaleza del sexo antes que los significado sculturales que
lo conforman. Solo se podrá saber como se crea la apariencia de naturalidad cuando
aprendamos a desnaturalizar. En el sujero aislado, separado y extraño es donde
podremos hallar el significado sexual real, no utilizándolo como la excepción que
confime una regla hecho en nombre de la vida sexual normal.

También podría gustarte