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En biología, los tejidos1 son aquellos materiales biológicos construidos por un conjunto
complejo organizado de células, de uno o de varios tipos, distribuidas regularmente con un
comportamiento fisiológico coordinado y un origen embrionario común. Se llama histología a la
ciencia que estudia los tejidos orgánicos.
Muchas fallas del lenguaje común, como pulpa, carne o ternilla, designan materiales
biológicos en los que un tejido determinado es el constituyente único o predominante; los
ejemplos anteriores se corresponden, respectivamente, con parénquima, tejido
muscular o tejido cartilaginoso.
Solo algunos reinos han logrado desarrollar la pluricelularidad en el curso de la evolución, y de
estos únicamente en dos se reconoce la existencia de tejidos, a saber: en las plantas
vasculares y en los animales (o metazoos). En general, se admite también que hay
verdaderos tejidos en las algas pardas. Dentro de cada uno de estos grupos, los tejidos son
esencialmente homólogos, pero son diferentes de un grupo a otro, y su estudio y descripción
son independientes, por lo que se distinguen una histología vegetal y una histología animal.
INDIVIDUO
Sistemas y aparatos
Órgano (biología)
Un órgano (del latín órganum, ‘herramienta’), en biología y anatomía, es una
agrupación de diversos tejidos que forman una unidad estructural encargada del
cumplimiento de una función determinada en el seno de un organismo pluricelular.
Dentro de la complejidad biológica los órganos se encuentran en un nivel de
organización biológica superior a los tejidos e inferior al de un sistema.
ATOMO
El átomo es la parte más pequeña de la materia que tiene propiedades de un elemento
químico.1 Cada sólido, líquido, gas y plasma se compone de átomos neutros o ionizados. Los
átomos son microscópicos; los tamaños típicos son alrededor de 100 pm (diez mil millonésima
parte de un metro).2 No obstante, los átomos no tienen límites bien definidos y hay diferentes
formas de definir su tamaño que dan valores diferentes pero cercanos. Los átomos son lo
suficientemente pequeños para que la física clásica dé resultados notablemente incorrectos. A
través del desarrollo de la física, los modelos atómicos han incorporado principios cuánticos
para explicar y predecir mejor su comportamiento. El término proviene
del latín atŏmus, calco del griego ἄτομον (átomon) ἄτομος, unión de α (a, que significa «sin»),
y τόμος (tómos, «sección»), que literalmente es «que no se puede cortar, indivisible»,3 y fue el
nombre que se dice les dio Demócrito de Abdera, discípulo de Leucipo de Mileto, a
las partículas que él concebía como las de menor tamaño posible.4