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¿El homosexual nace o se hace?

Esa no es la pregunta
N ATA L I A L Ó P E Z M O R ATA L L A 10 SEPTIEMBRE, 2019

El pasado 30 de agosto se publicó en la revista Science el estudio genético más


amplio realizado hasta la fecha sobre la orientación sexual. Los veintiún
investigadores, de diferentes centros y países, han identificado variantes genéticas
asociadas a la conducta no heterosexual analizando el genoma completo de
477.522 participantes de Estados Unidos, Reino Unido y Suecia. Esta enorme
muestra permite calificar de certeza científica aspectos ya conocidos, pero
necesitados de confirmación con muestras más amplias.

¿Qué son variantes genéticas y qué información aporta su análisis? El ADN


humano tiene 3.200 millones de pares de bases con secuencias concretas de las
cuatro existentes: adenina (A), timina (T), citosina (C) y guanina (G). Los
individuos de cada especie tienen la misma secuencia, pero en lugares concretos
(loci) existen variaciones muy pequeñas como el cambio de una sola base por
otra. Por ejemplo, el genoma de unas personas tiene en un sitio (locus) concreto
de un cromosoma GTGCT, y el de otras, GTCCT. Si esa variación ocurre al
menos en un 1% de una población, quienes la tienen poseerán un rasgo
característico que les diferencia de los que no la tienen.

Los autores del estudio han demostrado la existencia de numerosos loci


asociados con el comportamiento homosexual. Al casi medio millón de
personas, cuyo ADN estaba secuenciado en las grandes bases de datos
utilizadas en este estudio, se les preguntó por sus relaciones sexuales. Y el
resultado fue que los que manifestaron tener conducta homosexual tenían un
perfil de loci similar entre ellos, pero diferente de los que respondieron que
habían tenido relaciones con personas de distinto sexo.

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Ni la orientación sexual es una mera
cuestión de elección, ni el perfil genético
predice la conducta homosexual
-

Es importante tener en cuenta que, aunque las preguntas a los participantes en


este estudio se centraron solo en el aspecto de la conducta –con quiénes habían
tenido relaciones sexuales–, los investigadores realizaron análisis adicionales que
pusieron de manifiesto que el comportamiento sexual, la atracción, la identidad
definida por la orientación sexual, y las fantasías, están influenciadas por un
conjunto similar de variantes genéticas. Es decir, una cosa es analizar la genética
que subyace a la orientación sexual, y otra bien distinta es la afirmación de un
determinismo genético de la conducta de personas libres, sea cual sea su
concreta orientación sexual.

Los principales resultados del estudio se pueden resumir en cinco puntos.

1. No existe un gen que determine la homosexualidad

Una conclusión del estudio es que la base genética que subyace a la conducta
homosexual es amplia, poligénica. Ciertamente, es bien conocido que no existe
un único determinante genético –a veces denominado “gen gay” en los medios
de comunicación– que cause esa tendencia, ese rasgo. No existe un
determinismo genético que haga que, como a veces se dice, algunos “nazcan
homosexuales”.

Por el contrario, como queda claro tras esta publicación, muchos loci con
efectos individualmente pequeños y diseminados por todo el genoma
contribuyen a una predisposición. Una predisposición significa que la genética no
causa necesariamente ese rasgo y que la tendencia se manifestará o no por la
influencia de otros factores no genéticos –el entorno, la personalidad, las
vivencias–, y la conducta dependerá de una decisión personal. Por
ejemplificarlo, con el peligro de los ejemplos si se toman al pie de la letra, hay
personas con predisposición a alto peso y existe base genética para esa
tendencia, pero dependerá también de las costumbres alimentarias, el ejercicio,
etc. que lleguen o no a sufrir una cierta obesidad.

2. No existe una base genética idéntica en hombres y


mujeres homosexuales
Otros resultados de este estudio ponen de manifiesto que ese conjunto de loci
distintivo de la homosexualidad solo coincide parcialmente en hombres y
mujeres. No obstante, para unos y otras los perfiles genéticos asociados con el
comportamiento homosexual y con el heterosexual son distintivos, tanto si se
utiliza como parámetro de medida la identificación con una determinada
orientación sexual, o la atracción por personas del mismo o de diferente sexo.

Se estima que la influencia genética en la


homosexualidad tiene un límite máximo
del 8% al 25%
-
Más aún, los autores demuestran que en las mujeres homosexuales la
predisposición genética es menor que en los hombres. De hecho, la mayoría de
ellas son bisexuales, y posiblemente se deba a lo que generalmente se ha
pensado: en las mujeres la homosexualidad tiene un fuerte componente
psicológico de rechazo al varón, en la mayoría de los casos por haber sufrido
abuso sexual; se suele hablar de un deseo, en ellas, de experimentar “su lado
masculino”. La proporción de hombres exclusivamente homosexuales es
considerablemente mayor.

3. La sexualidad no es tan fluida como se plantea


Tradicionalmente la sexualidad de hombres y mujeres se clasificaba en
heterosexual, bisexual y homosexual. En 1948, el biólogo Alfred Kinsey
propuso la “escala de calificación heterosexual-homosexual” con 7 grados que
van desde 0 –exclusivamente heterosexual– a 6 –totalmente homosexual–,
siendo el 3 bisexual. Y cada persona en las distintas etapas de su vida fluctuaría
por esa escala en cualquier dirección, de manera que cuanto más atraída se
sienta por el mismo sexo, menos atraída se siente por el sexo opuesto.

Esta idea de la orientación sexual como un proceso dinámico y sujeto a


variación se ha ampliado hasta incluir aspectos de la atracción, el
comportamiento, las fantasías, las emociones y las preferencias sociales y estilos
de vida, mientras excluye el sexo biológico. Pero no concuerda con los datos de
la base genética de la orientación sexual puesta de manifiesto en este estudio.

4. Las variantes genéticas no son predictivas del


comportamiento homosexual
Estos investigadores, utilizando una medida de la heredabilidad de los loci,
fijaron el límite superior de la influencia genética en la homosexualidad entre el
8% y el 25%. Sin embargo, si la influencia genética se mide por combinación de
todos los loci, no alcanza el 1%, debido a que existen variantes raras. Es decir,
este análisis no permite predecir el comportamiento homosexual de personas
concretas.

Ahora bien, el estudio sirve como guía para estimar la magnitud potencial de
los efectos genéticos y como signo de las influencias pequeñas, probablemente
poligénicas, en este complejo comportamiento, según afirma Melinda C. Mills,
en un comentario publicado en el mismo número de la revista Science.

5. La influencia de las variantes genéticas en el


desarrollo
Se han analizado cinco de los loci significativos asociados al comportamiento
homosexual. Dos de ellos están presentes en ambos sexos, dos en hombres y
uno es exclusivo de las mujeres.

De los dos exclusivos de hombres, uno contiene varios genes para receptores
olfatorios. Este dato ofrece la base genética de un hecho anteriormente
descubierto: la sensibilidad de los hombres homosexuales a la estimulación
sexual por las hormonas masculinas andrógenos; sensibilidad de la que carecen
los hombres heterosexuales, para quienes solamente los estrógenos sirven de
estímulo sexual. Aunque el mecanismo subyacente en este locus no está claro, se
ha establecido previamente un vínculo entre el olfato y la función reproductiva.
Las personas con síndrome de Kallmann exhiben un desarrollo puberal
retardado o ausente y una alteración del sentido del olfato debido al origen
cercano del desarrollo de la hormona liberadora de gonadotropina fetal y las
neuronas olfativas.

El otro locus está implicado en la regulación de las hormonas sexuales


testosterona y estrógenos, debido a la proximidad del gen SRY determinante del
patrón de la masculinidad, dependiente de la testosterona. Este estudio aporta
base genética para, al menos, un hecho descrito antes sobre la influencia de las
hormonas sexuales en la orientación homosexual. Se trata de la diferente
exposición del cerebro a los estrógenos producidos durante la etapa fetal en los
homosexuales en comparación con los heterosexuales.

Naturaleza y crianza
En este estudio no han encontrado influencia del cromosoma X, lógicamente
de origen materno, en la homosexualidad masculina, que algún estudio no
confirmado había propuesto. Sin embargo, se conoce que en este cromosoma se
encuentra el gen que codifica para el receptor de andrógenos que tiene un papel
esencial en la arquitectura cerebral. Este gen tiene una forma potente y otra
débil, por lo que la presencia de la forma débil resulta en una menor
masculinización del cerebro.

No existe un único determinante genético


–un “gen gay”– que cause la
homosexualidad
-

Tenemos por delante la tarea de integrar los resultados de las variables genéticas,
en grandes muestras, con los análisis de genes y formas de genes, lo que
permitirá conocer las implicaciones genéticas de la orientación sexual y el grado
en que la naturaleza y la crianza, como se suele decir, influyen en la preferencia
sexual.

Podemos concluir que la pregunta que se propone y se debate con frecuencia,


de si la persona homosexual “nace o se hace”, está mal planteada. La respuesta
confirmada es que ni nace, ni se hace, sin más. A la predisposición genética con
que nace se suma la vida. Lo que sí existe es una predisposición a la
homosexualidad, con una mayor o menor base genética, por lo que ni la
orientación sexual es una mera cuestión de elección, ni tampoco el perfil
genético predice la conducta homosexual.

Natalia López Moratalla es catedrática de Bioquímica y Biología


Molecular

HOM OSEX UALIDAD, SOCIEDAD

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