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UNIVERSIDAD ARTURO MICHELENA

FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS SOCIALES


ESCUELA DE PSICOLOGÍA
Materia: Psicopatología del niño y adolescente

Ensayo
(Sexualidad y Género de Paul McHugh y Laurence Mayer)

Estudiante:

Luque José C.I 16.206.517

San Diego, Abril 2023

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Desarrollo:

En el año 2016 en el mes de agosto se publicó un informe titulado “Sexualidad y


género: resultados procedentes de la Biología, la Psicología y las Ciencias Sociales”,
elaborado por Lawrence Mayer y Paul McHugh, ambos dos reconocidos profesores del
área de psiquiatría de la Universidad Johns Hopkins, en los Estados Unidos.
Al iniciar la lectura del prólogo se advierte al lector que la información y resultados
expuestos están basados en estudios científicos, estadísticas y demás fuentes, así como el
análisis de diverso estudios procedentes de distintos campos científicos, como la
epidemiología, la genética, la endocrinología, la psiquiatría, la neurociencia, la embriología
y la pediatría, con la finalidad aportar una perspectiva científica sobre la salud mental de
la comunidad LGBT y de esta manera poder facilitar la labor de médicos, científicos y
ciudadanos para abordar las interrogantes de nuestra sociedad actual, es importante dejar en
claro que el estudio es realizado en la población de Estados Unidos.
El informe pone especial atención en las tasas más altas de problemas de salud
mental entre las poblaciones LGBT, poniendo en duda la base científica de las tendencias
del tratamiento de los niños que no se identifican con su sexo biológico, los autores
argumentan que la identidad de género no tiene base biológica y que los esfuerzos por
apoyar la transición de genero pueden tener consecuencias negativas para las personas que
experimentan disforia de género.
Se aborda la falta de pruebas científicas que garantice que la orientación sexual en
los seres humanos tenga una causalidad biológica determinista, por lo cual no es objetivo
afirmar que el ser humano nace de esta manera. Aunque estudios han demostrado que
factores como los genes y las hormonas pueden estar relacionados a estas conductas.
Así como la existencia de ciertas diferencias menores en las estructuras y actividad
del cerebro al comparar a un sujeto homosexual con uno heterosexual. Pero aún faltan
estudios que permitan vislumbrar claramente si son innatas, o depende de factores del
entorno o efecto de conductas humanas.
Los estudios respaldan que los factores genéticos o innatos pueden influenciar, así
sea de forma indirecta ciertos aspectos como rasgos de la personalidad, contribuyendo
aparición de la atracción hacia personas del mismo sexo, pero es difícil aun poder una

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explicación dado a que habría que definir también el impacto de los factores ambientales y
vivenciales.
Definiéndose la orientación sexual como un patrón constante, en la cual una
persona se siente atraído emocional, romántica y sexual hacia hombres, mujeres o ambos
sexos. Esta aunada a la identidad de la persona ya que la orientación sexual se refiere
asimismo al sentido de su propia identidad de una persona, ya que esto lo relaciona y lo
hace formar parte de una comunidad de individuos que comparten dichas preferencias.
Según lo indicado por Mayer y McHugh (2016), se estima que los integrantes de la
población no heterosexual tienen 1,5 veces más riesgo de padecer de trastornos de
ansiedad que los miembros de la población heterosexual, así como aproximadamente el
doble de riesgo de depresión, 1,5 veces más riesgo de abuso de sustancias y casi 2,5 veces
más riesgo de suicidio.
Igualmente se hace mención de los miembros de la población transgénero (término
que describe a una persona cuya identidad de género es diferente al sexo asignado en el
momento del nacimiento), que en Estados Unidos un 0.6 % de la población general no se
identifica con su sexo biológico y además resaltando que existe un mayor riesgo de sufrir
distintos problemas de salud mental al compararse con los integrantes de la población que
no lo es.
De los datos obtenidos se observó que el colectivo transgénero, tiene una tasa de
41% de intentos de suicidio a lo largo de la vida y para el resto de la población general una
tasa de menos del 5% en Estados Unidos, al comparar esta información es notoria la
diferencia permitiendo concluir que la comunidad LGBT tienen una mayor probabilidad de
riesgo de padecer diversos problemas de salud general y salud mental.
Aunque es muy importante realizar una investigación exhaustiva y con bases
científicas que evalué todos los factores de estrés social causado por el estigma y rechazo
que las personas no heterosexuales y transgéneros tienden a padecer en todo el trascurso
de su vida, por ser diferente, entre mas notoria sea la diferencia, mayor será la probabilidad
de sufrir rechazo o abuso de las personas de su entorno, lo cual puede causar traumas y
esquemas disfuncionales en su estructura cognitiva, aspecto que podría estar detrás de este
incremento, pero no se puede sostener tal afirmación dado se registran altos intentos de
suicidio en personas transexuales que no han sido discriminadas.

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Otro punto tratado es la afirmación de que la orientación sexual no es inamovible y
puede cambiar a lo largo de la vida por lo cual al tomar medidas “irreversibles” de
reasignación de sexo, los cuadros de disforia pueden ser agravados, el 80 % de los
adolescentes masculinos que manifiestan una atracción hacia el mismo sexo, dejan de
sentirla al alcanzar la edad adulta, lo cual argumenta lo dicho anteriormente.
Aunque se sabe actualmente que en el caso de las personas transgéneros el
tratamiento común que se ha realizado para la disforia de género, es la reasignación de sexo
en personas adultas, pero los autores afirman que los adultos sometidos a la cirugía cuando
es comparado con la población general, aún siguen experimentando riesgo elevado de
padecer problemas de salud mental, confirmado por estudios y datos que determinaros que
en comparación con los grupos control, las personas con reasignación de sexo tenían 5
veces más probabilidades de pensamientos e intentos suicidas y 19 veces más de fallecer
por suicidio.
En el caso de niños y adolescentes que presenten disforia de género se utilizan los
tratamientos para retrasar la pubertad o modificar las características sexuales diferentes a
los genitales en la etapa de la adolescencia, pero son pocos los estudios realizados en
cuanto al tema y los beneficios para la salud mental y bienestar psicológico.
Otro punto tocado por los autores, es que según declaraciones de personas
homosexuales, los abusos sexuales aparecen frecuentemente como un factor ambiental
superior. Los resultados mostrados confirma la existencia de una relación entre el abuso
sexual en la infancia y su posterior manifestación de orientación sexual, esto se ve
confirmado con los siguientes datos:

 Los no heterosexuales tenían una probabilidad 2,9 veces mayor de declarar haber
sufrido abuso infantil antes de haber cumplido los 18 años de edad, principalmente
los hombres no heterosexuales con una probabilidad 4,9 veces mayor, en
comparación con hombres heterosexuales de declarar abusos sexuales (las mujeres no
heterosexuales, 1,5).
 Los adolescentes no heterosexuales, con una probabilidad 1,3 veces mayor de
declarar abusos sexuales por parte de sus progenitores que los heterosexuales, si bien
los adolescentes gais y lesbianas solo tenían una probabilidad 0,9 veces mayor (en
bisexuales, esa probabilidad era 1,4 veces mayor).

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 En cuanto a sufrir de bullying, los no heterosexuales tenían una probabilidad 1,7
veces mayor de declarar haber sufrido lesiones o amenazas con armas o haber sido
atacados.

Todas estas comparaciones permitieron develar a partir de declaraciones de


personas homosexuales, heterosexuales y bisexuales de experiencias adversas en la infancia
(familias disfuncionales; abusos tanto físicos, sexuales o emocionales, y discordias entre los
padres), se descubrió que los bisexuales tenían tasas notablemente superiores a los
heterosexuales en todos los parámetros , los gais y lesbianas, una proporción notablemente
superior a los heterosexuales en todos los parámetros salvo en separación o divorcio de los
padres. En conjunto, gais y lesbianas tenían una tasa de experiencias infantiles adversas 1,7
mayor, y los bisexuales, 1,6mayor

Por lo tanto se puede inferir que los integrantes de la comunidad LGBTQ con
parejas del mismo sexo declaraban haber padecido traumas más graves en la infancia y
adolescencia que el grupo de heterosexual y a pesar que los estudios reflejan que gais y
lesbianas denuncian entre 1,6 y 4 veces más casos de abusos sexuales y físicos en la
infancia que los heterosexuales, los métodos estadísticos utilizados no permiten arrojar
información sólida y 100% confiable. Otro estudio revelo que los abusos sexuales
cometidos por hombres podrían hacer que los niños creyeran que son homosexuales o que
las niñas rechazaran el contacto sexual con hombres

En resumen, aunque han sido tocados varios factores considerados como


contribuyentes a las orientaciones no heterosexuales, es necesario ampliar el campo de
investigación en cuanto al tema para poder determinar de forma clara y precisa qué
mecanismos biológicos, cognitivos y del entorno interactúan de forma compleja, para ello
es necesario la selección y uso de instrumentos estadísticos más precisos para evitar los
sesgos que se pueden presentar, todo lo relacionado con los seres humanos tiende a ser
complejo dado a que estamos influenciados por lo biológico, los psicológico, el entorno y el
ámbito social .

Sin embargo la diversidad está presente en todos los aspectos de la vida y es una
realidad , es generadora de acuerdos y desacuerdos, ya que hoy día representa uno de los

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principales conflictos actuales en nuestra sociedad. Cualquier tipo de diversidad: étnica,
cultural, o sexual, implica valores como la solidaridad y el respeto por las diferencias y eso
nos hace crecer como sociedad, respetando el derecho de que cada quien puede vivir su
orientación sexual e identidad de género de una manera libre y responsable, en un espacio
libre de discriminación.

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