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La calidad es fundamental para el éxito de cualquier proyecto. La falta de calidad puede tener consecuencias desastrosas, como se ilustró en tres ejemplos: el desastre del transbordador Challenger que cobró 7 vidas, el retiro de 9 millones de vehículos de Toyota debido a defectos, y el derrame de petróleo en el Golfo de México que costó 15 vidas y miles de millones en daños. En cada caso, la falta de disciplina y consistencia en los procesos de calidad llevó a consecuencias que podrían haber
La calidad es fundamental para el éxito de cualquier proyecto. La falta de calidad puede tener consecuencias desastrosas, como se ilustró en tres ejemplos: el desastre del transbordador Challenger que cobró 7 vidas, el retiro de 9 millones de vehículos de Toyota debido a defectos, y el derrame de petróleo en el Golfo de México que costó 15 vidas y miles de millones en daños. En cada caso, la falta de disciplina y consistencia en los procesos de calidad llevó a consecuencias que podrían haber
La calidad es fundamental para el éxito de cualquier proyecto. La falta de calidad puede tener consecuencias desastrosas, como se ilustró en tres ejemplos: el desastre del transbordador Challenger que cobró 7 vidas, el retiro de 9 millones de vehículos de Toyota debido a defectos, y el derrame de petróleo en el Golfo de México que costó 15 vidas y miles de millones en daños. En cada caso, la falta de disciplina y consistencia en los procesos de calidad llevó a consecuencias que podrían haber
Una de las bases más importantes e infalibles en la realización de proyectos es
adoptar, integrar y establecer las fases de calidad en cada uno de los ciclos de vida de dicho proyecto. De ello podemos rescatar que la calidad es la diferencia entre la excelencia y el desastre. Un ejemplo presentado fue el caso del transbordador Challenger, en donde observamos como una falla de calidad en un elemento (la ruptura del sello del anillo O) dio lugar a un desastre que cobró la vida de los 7 tripulantes. La NASA tomó un enfoque basado en hechos para la toma de decisiones, ignorando las advertencias de sus ingenieros; pagando con una perdida financiera de aproximadamente mil millones de dólares por un producto que pudo haber costado un par de cientos de miles. Tomando en cuenta las palabras de Aristóteles donde nos menciona que la calidad no es un acto sino un hábito. Pasamos al segundo ejemplo donde TOYOTA MOTORS es el protagonista; el cual en 2009 retiró cerca de 9 millones de unidades del mercado por tapetes de piso problemático y frenos defectuosos; esto dado a que TOYOTA puso el crecimiento y la expansión por sobre la calidad, dando paso a una calidad rota donde los empleados mostraban menos compromiso y menor difusión de las mejores prácticas. Dando paso a una pérdida económica de 5 500 millones de dólares y la pérdida de 58 vidas humanas debido a los autos fallidos de TOYOTA, dejando también a 38 personas con lesiones. El último ejemplo presentado fue el de aquel 20 de abril del 2010 en la plataforma marítima “Deepwater Horizon”, donde la falla de calidad presentada fue cemento débil alrededor del pozo, ya que el contratista para no perder tiempo ni recursos no realizó las pruebas de calidad del cemento utilizado; dando paso a la regla de calidad rota, enfoque de proceso. El desastre natural más grande de Estados Unidos cobró la vida de 15 personas, 10 000 millones de dólares en pérdidas financieras y un daño inestimable al medio ambiente; cuestión que hubiera costado solo 128 000 dólares y 10 horas de trabajo si se hubiesen realizado las pruebas al cemento utilizado en “Deepwater Horizon”. “La calidad es el resultado de un ambiente cultural cuidadosamente construido”. Philip Crosby. El error en cada uno de estos ejemplos fue el mismo, no comprender las necesidades de clientes internos y externos, ni trabajaron en superarlas.