Geografía

Actividad 4

Texto argumentativo: fenómenos naturales

FENÓMENOS NATURALES: LITÓSFERA E HIDRÓSFERA

En geografía se conoce a la litósfera como la capa mas rígida de la tierra, la más

sólida y que se encuentra de manera externa, siendo por ende la superficie de
nuestro planeta, sobre la cual nosotros habitamos. Por otro lado, la Hidrósfera es
cada sistema por el cual circula y se deposita el agua que se encuentra sobre la
superficie sólida del planeta, correspondiendo así a lo que son los ríos, mares,
lagos, hielos, etc. Ambas, tanto la litósfera como la hidrósfera, son dos de las
capas que conforman nuestro planeta, la primera corresponde a ser la capa rígida,
mientras la otra es la capa líquida.

Estas capas al estar más externalizadas, siendo las mas visuales a nuestro
alcance y sobre las cuales vivimos junto con más especies, sufren diferentes
cambios, trasformaciones y fenómenos de los cuales, a lo largo de la historia,
hemos podido aprender y tomar nota para evitar diferentes desastres, o en su
caso, aprovechar esos cabios para diversos fines.

En el presente texto, analizaré cuatro fenómenos naturales, dos correspondientes

a la litósfera y dos mas a la hidrósfera, desarrollando el por qué y las causas de su
reacción, los beneficios y/o problemas que nos puede causar como sociedad, y las
adaptabilidades que hemos realizado en diversas funciones para cuando estos se
presenten.

Comenzaré por la litósfera. Siendo la parte rígida, sobre la cual nosotros

construimos nuestros hogares, caminamos, pavimentamos, circulamos en
vehículos, etc. es evidente que los fenómenos que en esta se den tienen una gran
percepción para nosotros.
Uno de estos fenómenos son los sismos, los cuales sentimos como movimientos
terrestres de diferentes magnitudes (esto acorde a la escala de medición y donde
nos encontremos cuando suceden).

Los sismos se dan cuando repentinamente se rompen las rocas que existen en el
interior de la tierra, esto genera una liberación espontánea de energía que se
trasmite en forma de ondas, y las cuales generan un movimiento gradual del
terreno (siendo más fuerte el movimiento en el epicentro que en la periferia) que
da por finalizado hasta que esta energía se termina.

Ya que son reacciones imprevistas, y, sobre todo, incalculables (no podemos

saber cuándo, dónde ni la magnitud del movimiento), hemos podido aprender y
generar varias fórmulas, métodos e invenciones para calcular la magnitud una vez
que se den, cuidar nuestro bienestar físico cuando se produzcan y procurar que
haya la menor perdida posible de vidas, servicios y estructuras.

En el año 132, Zhang Heng fue el primer ser humano que logró detectar un sismo
gracias a su “Jarra de Dragón”, pero muchos no consideran la invención de Zhang
como el primer sismógrafo, si no la de Luigi Palmieri, que en 1855 diseño un
sismómetro hecho a base de mercurio.

El sismómetro fue el primer paso para modificar nuestro mundo, a raíz de ello, de
saber las magnitudes que lograban provocar daños enormes y las que apenas
eran perceptibles, el ser humano comenzó construir edificios que estructuralmente
resistieran diversas magnitudes, protocolos para saber qué hacer en caso del
suceso, protocolos para saber cómo ayudar a las personas, grupos encargados de
verificar que las estructuras, las personas, y los diferentes sistemas se encuentren
en optimas condiciones; asociaciones para ayudar en caso de desastres, planes
de reacción ante la caída o daño a las estructuras, etc.

A pesar de todo eso, de saber cómo reaccionar, tener listos planes de emergencia
y protocolos, o que las estructuras sean más resistentes, estos fenómenos sin
duda afectan al ser humano. El que se sacuda el suelo de forma imprevista puede
alterar las emociones de las personas (crisis ansiosas, terrores nocturnos, estrés
postraumático), generar incendios por cortocircuitos en las líneas eléctricas,
caídas de edificios, o estrés de las personas; producir olas marinas sísmicas que a
su vez pueden provocar sunamis, derrumbes de casas, edificios, sistemas,
puentes, túneles, etc.; o la interrupción de los servicios vitales como el agua, gas,
luz, cirugías, etc.

Otro fenómeno que nos afecta en gran medida, pero que es menos común que los
sismos, son la formación de montañas. Las montañas son elevaciones del terreno,
que pueden medir tan solo un par de metros o miles de ellos. Se forman cuando
las placas terrestres chocan entre si con enorme fuerza, elevando en el punto de
choque una gran cantidad de roca, tierra, arena, y todo lo que haya en su paso
sobre la superficie y bajo de esta.
El Himalaya, en Asia, es un ejemplo de este fenómeno. Se formó a partir de una
colisión masiva de las placas tectónicas hace unos 55 millones de años.

La formación de montañas a través de millones de años nos es de mucha ayuda

hoy en día, ya que suelen servirnos como rasgos geográficos que definen diversas
fronteras naturales entre países, su altura influye en los patrones meteorológicos,
paralizando las tormentas que se forman en los océanos y extrayendo el agua de
las nubes; las laderas contrarias generan una base seca que la hacen escalable,
los paisajes proporcionan refugio y protección tanto a personas como animales, la
fauna tiene más y nuevo espacio para explayarse, permiten la urbanización, la
agricultura y la minería, etc.

Sin embargo, a pesar de los beneficios que hemos encontrado en ellas, también
afectan al ser humano, sobre todo cuando una nueva montaña se forma. Debido a
la altitud, su capacidad para captar rayos, y la fauna y flora que en ellas existen,
en las montañas suelen causarse muchos incendios, que a su vez generan que
las poblaciones cercanas parezcan, la contaminación aumente, se pierda flora y
fauna endémica, así como ríos y lagos, etc.

Por otro lado, cuando se forma una montaña, los seres humanos estamos sujetos
a vernos afectados por los movimientos terrestres, la colisión y caída de edificios y
casas, los daños, pérdidas y suspensión en los servicios; las pérdidas de vidas
humanas y animales, la modificación del suelo, la pérdida de territorio, entre otras
cosas.

Sin duda, estos procesos que se generan en la litósfera afectan directamente la

vida del ser humano, la ponen en riesgo y provoca cambios en las sociedades
para logar sobrevivir a estos desastres. Pero, ¿Los fenómenos que se generan en
la hidrósfera también son capaces de afectar al ser humano a pesar de que no
vivimos ni nos desarrollamos plenamente en el agua?

La respuesta a esta pregunta en sí. A pesar de que los humanos no vivamos de la

misma manera en el agua que como lo hacemos en la tierra, de que no
construyamos nuestros hogares en las profundidades ni vivamos totalmente en un
manto acuífero, los fenómenos que se generan en la hidrósfera si nos afectan.

Un ejemplo de esto es la Precipitación. Este fenómeno es muy variado, ya que

incluye todos los sucesos en que las diversas formas de agua que alcanzan la
superficie del terreno (litosfera), dentro de él destacan las precipitaciones líquidas,
la caída de nieve, brumas, escarcha, rocío, etc.

Las precipitaciones se dan cuando la atmósfera no es capaz de contener más

agua, por lo que esta se condensa y finalmente cae. Es importante mencionar que
debido al cambio climático que hemos generado y va en aumento, las
precipitaciones también cambian, por lo que se ven modificadas las temporadas
de lluvias, el nivel del mar puede aumentar o bajar drásticamente, se pueden dar
caídas de nieve donde antes no, etc.
Este fenómeno sin duda es de suma importancia para el ser humano, ya que es
una parte fundamental del ciclo del agua, ayuda a generar riegos naturales en el
mundo, genera un equilibrio en las temperaturas, marca los inicios y términos de
los calendarios agrónomos, etc. Pero, debido a estas modificaciones por el cambio
climático y demás factores, las precipitaciones también pueden afectarnos.

Si se dan lluvias muy fuertes, intensas e incesantes se pueden generar deslaves

en diversos terrenos (lo que genera que muchos hogares queden bajo el lodo, se
pierdan vidas animales y humanas, y se pierda flora importante), pérdidas de
servicios básicos (como la luz, agua, servicios médicos, de trasporte, gas, etc.),
torrentes de aguas en las calles (que ponen en peligro a todos los que intentan
cruzar), inundaciones (que dejan inaccesibles viviendas, hospitales, edificios,
calles, etc.), hundimientos de la tierra (que provocan socavones, aumentan el
riesgo de pérdidas humanas, etc.).

Otro fenómeno natural que sucede en la hidrósfera es la escorrentía. La

escorrentía es el proceso que conlleva el escurrimiento del agua de lluvia por la
red de drenajes, el suelo, canales y/o ríos hasta llevar a la red fluvial, siendo así
parte de los procesos básicos que se incluye en el ciclo del agua.

La escorrentía se produce de manera natural después de las lluvias, por el

deshielo, gracias a los drenajes y canales, por medio de los ríos y corrientes de
agua, etc. Por tanto, esto nos da de manera natural paisajes hermosos, diversos
climas (siendo unos mas húmedos que otros), el que se tenga diversidad de flora y
un equilibrio en la fauna, lugares naturales de los cuales adquirir agua limpia, un
suelo y tierra fértil, etc.

A pesar de eso, como todo, tiene sus desventajas cuando este fenómeno se ve
alterado o se da de manera extrema. Cuando la escorrentía se da de manera
desmesurada en los cerros, el campo, las montañas, los bosques, etc. muchos
animales se ven afectados ya que el suelo se reblandece y existe el peligro de
generar trampas de lodo, deslaves, y/o hundimientos, y al momento de terminar
este fenómeno el paisaje puede verse afectado, los hogares de los animales
destruidos, el suelo peligroso, y demás. Sin embargo, cuando este fenómeno
sucede en las ciudades, los pueblos o las localidades, también es sumamente
peligroso, ya que las corrientes que se generan pueden inundar las calles si no
están bien limpias o ingresar a las casas, ser muy fuertes y arrastrar personas,
animales y/o edificios, inundar túneles y carreteras, dejar a la población sin
servicios básicos, evitar la movilidad de las personas, destruir cosechas, etc.

Finalmente, para concluir este trabajo, me gustaría hacer hincapié en que todo lo
que afectamos nos afecta de regreso, y todo lo que nos afecta permite que
mejoremos como especie. Estos fenómenos naturales se producen por diversos
factores, que abarcan desde las “casualidades” y accidentes hasta ser
fundamentales y automáticos para el equilibrio del planeta, por lo que se han
generado desde inicios de la tierra, mucho antes de que el ser humano existiera, y
gracias a estos y más fenómenos se ha dado la formación que hoy conocemos y
podemos ver en los globos terráqueos, mapas, etc.

Como especie que habita sobre el planeta no estamos para nada exentos a estos
procesos, los cuales pueden afectarnos y al mismo tiempo favorecernos en todos
los aspectos.

Nosotros somos parte del bioma que hemos modificado y del que muchas veces
creemos tener el control supremo por nuestra “inteligencia y adaptabilidad”, pero,
los cambios en la naturaleza, los procesos y los ciclos por los que pasa el planeta
son los que hacen que este planeta sea un planeta con vida, son los que marcan
cuando “sí” y cuando “no” podemos realizar diversas actividades, son los que nos
controlan los horarios, nuestras dietas, dónde vivimos, los paisajes que vemos,
etc. La litósfera y la hidrósfera solo son 2 capas de este hermoso planeta, del cual
obtenemos todo.
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