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I.

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Recensión del capítulo 8:

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II. Síntesis

¿Qué se evalúa en los exámenes: los estudiantes o el conocimiento?

¿Cómo se obtiene una evaluación válida del conocimiento?

El autor organiza los pasos en que se desarrolla un examen oral o defensa pública de tesis ante
un comité examinador o jurado: el momento del examen; la comida como celebración; la sobremesa,
que implica tomar algunas copas y en donde suele describirse el consenso y las discrepancias.

Luego surgen los conceptos de discurso, coacción y consenso. En el primer caso, el discurso
no coaccionado tiene que ver más con los argumentos racionales presentados por los examinados,
tanto verbal como por escrito (como es la defensa de un trabajo científico). El comité examinador es
quien, en su puesta en común, tendrá que establecer posteriormente a través de muchos por qué y
cómo, si lo dicho es válido o inválido. Luego de esto, pasará a consensuar una calificación, pero antes
hay una coacción: la del tiempo y el espacio, según lo normado para este tipo de eventos. El comité
delibera, considerando el binomio de lo científico y lo social.

La problemática de los exámenes reexaminada

La deliberación del jurado se ve acotada por tiempos concretos alrededor de estos debates, los
cuales están fundamentados en normas institucionales. Ello urge – como ya se dijo- al consenso. Las
posturas se visualizan en la nota individual que cada miembro del comité evaluador asigna. No
obstante, a pesar de que en El Salvador hay escalas específicas con micro ejecuciones pormenorizadas,
tal o cual jurado no las emplea, fijándose uno en el marco referencial, otro en la metodología y otro en
las normas APA y básicamente a ellas se refieren las censuras.

Cambios en el conocimiento y los exámenes

El contexto sociohistórico sirve de campo para el análisis de una crisis de legitimación que
afecta a la validez del conocimiento científico y a los valores sociales en general. La duda, por la duda
misma, parece ser la única opción, lo cual debilita las bases de todo lo que hemos dado por cierto hasta
hoy, pero también trae aparejado el dogmatismo en ciertas ramas del saber.
En esa crisis, según Kvale, la evaluación de aprendizajes asume tres posturas distintas y hasta
antagónicas, mismas que pueden confrontarse con el artículo de Astorga y Bazán (2013): la vuelta a la
tradición; las reformas tecnológicas (Livas, 2002); la educación humanística.

El ofrecimiento del autor es simple: a pesar de ser un acto ritualista y tradicional, la defensa de
la tesis como informe final de un proceso ordenado de investigación científica sigue siendo la mejor
manera de aceptar o rechazar postulados científicos, no tanto por la argumentación pública oral, sino
complementada por el rigor del método científico (no necesariamente el eurocéntrico) y de unas
normas de construcción de un discurso que pueda compartirse con la sociedad científica y general.

Conclusión

Kvale en su cierre de discurso exhorta a comprender qué se evalúa en los exámenes. Su


propuesta es bimodal: evaluar al alumno para certificarlo (sumario) y a su vez certificar que dicho
conocimiento es válido científicamente hablando (epistémico). Al no proceder de esa manera, surgen
las posturas autoritaria, tecnológica y humanística, las cuales no resuelven la crisis de legitimidad que
atraviesan las ciencias, en particular las sociales. Se espera, pues, que la evaluación constituya el
conocimiento, pero avisa que la teoría del conocimiento y del valor es básica si se quiere tener una
brújula para una teoría de la evaluación.

II. Comentario crítico

Todos nos preguntamos qué se evalúa en una evaluación: ¿alumnos o conocimientos? El acto
mismo conlleva funciones externas a la pedagógica. Sacristán y Pérez Gómez (1996, p. 323), ofrecen
una teoría interesante sobre esto: el evaluador ejerce una función de poder de control y de poder social
sobre el evaluado. Tal como afirma Delgado (2021, p. 79), la lucha de clases se intercambia por lucha
en las clases del aula, siendo urgente una evaluación emancipatoria para la libertad. En todo caso, el
debate sobre la validez del conocimiento precede a dicho acto de evaluar en donde pareciera ser que
hay dos polos: o bien se tiene fe en la certeza de lo avalado por el profesorado, o bien, el dejar hacer y
dejar pasar dan lugar al todo se vale y todos los alumnos pasan. Como sea, la ciencia sufre una
retención.

Por otro lado, el autor describe los muchos filtros tienen que traspasarse para obtener una nota
válida y muchos momentos son ordenados cronológicamente por el autor en un acto público de
defensa de tesis. El comité examinador descrito en el texto es parte de la tradición europea de la
defensa de investigaciones, pues todo lleva un orden: la defensa se realiza dentro de la institución, la
comida como celebración, que puede ser un refrigerio, almuerzo, cena para el jurado y los
examinados) el cual es un momento menos formal y más dialógico; la tertulia informal, que implica
tomar algunas bebidas y se confiesan los consensos y disensos de la nota (en El Salvador esto se libra
a través de un promedio)

El artículo puede evocarnos los años 80´s en la Universidad de El Salvador, en donde se daban
por ciertas las leyes del materialismo dialéctico y eso enrumbaba la lucha revolucionaria y la
educación (Ponce, 2005), pero hoy día, una lamentable ausencia de teoría científica de la sociedad ha
llevado a los intelectuales a renegar de todo lo comprobado y dar paso a un “probando, probando” y
por arte de magia hoy día tenemos El Salvador que tenemos.

Eso nos describe los momentos relatados por Kvaler: la vuelta a la tradición, como respuesta al
dejar hacer y dejar pasar de los años constructivistas de finales del siglo pasado y del presente; las
reformas tecnológicas, tal como se conocen la extinta PAES resucitada en una prueba AVANZO de la
cual duda el magisterio y los expertos y en la que pareciera ser que con tener una computadora para
clases virtuales se ha logrado el ideal pedagógico de la postmodernidad (Livas, 2002); la educación
humanística, con un conocimiento en donde todo es posible y nada es seguro con una evaluación
difusa, sin saber realmente hacia dónde se apunta: ¿objetivos, competencias, indicadores de logro,
propósitos?. Ninguna de las tres posturas es totalmente válida ni falsa, es más, las posturas deben
acercarse y formar un todo ecléctico, pero operativo, en aras de la construcción de un conocimiento
con signo nacional.

III. Opinión personal

Lo investigado por Kvale es muy valioso para los expertos investigadores de la evaluación de
aprendizajes, siendo válida en los estudios de postgrado y para consumo de los docentes universitarios,
pero no resultará de interés a los estudiantes en formación docente de pregrado. En efecto, es correcta
la alternativa bimodal de evaluar, tanto al alumnado para certificar su aprendizaje a través de una nota
sumaria; así como, de evaluar el conocimiento producto de una investigación científica. Este sería, por
supuesto, un ideal aspirado que dista aún de lo alcanzado por la educación superior de El Salvador.

Finalmente, remitirse únicamente a la defensa pública de una tesis como acto de calificación
del alumno y de certificación del conocimiento nos traslada al sistema de evaluación disminuido
propio de los países nórdicos. Cabe decir que en dicho congreso que produjo este texto no compareció
ninguna investigación del hemisferio Sur, quienes debemos escribir nuestra propia teoría y decolonizar
el saber.

Referencias

Astorga, B. y Bazán, D. (2013). Evaluación de los aprendizajes: aspectos epistémicos, técnicos y


pedagógicos para una práctica educativa y transformadora. Chile: UAHC.

Chaiklin, S y Lave, J. (2001). Estudiar las prácticas. Perspectiva sobre actividad y contexto. Steiner
Kvale (2001). Cap. 8 “Exámenes reexaminados: ¿evaluación de los estudiantes o evaluación del
conocimiento? Págs 235-261. Argentina. Amorrortu.

Delgado, D. (10 de noviembre de 2021). Siete principios rectores para la génesis de una evaluación
emancipatoria: un aporte crítico desde el pensamiento pedagógico Latinoamericano. Revista Diálogo
Interdisciplinario Sobre Educación, 2(2), 66-86. https://revistas.ues.edu.sv/index.php/redised/article/view/1981

DOCER Argentina (2021). Disponible en: www.doccer.com.ar/doc/xven0ev

Gimeno, J. y Pérez, A. (1996). Comprender y transformar la enseñanza (5ª Ed.). Morata

Livas, I. (2002) Análisis e interpretación de los resultados de la evaluación educativa. México: Trillas.

Ponce, A. (2005). Educación y lucha de clases. Rafaela, H. Garetto Editor.

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