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Ficha de lectura/ensayo (rellenar cada uno de los siguientes apartados)

Extensión entre 1500 y 3000 palabras

Nombre y Apellidos: MARIO DE DIEGO

Textos
BOYLER – LA REVOLUCIÓN CIENTIFICA

Palabras clave

Ideas principales

Newton como ejemplo en la ultima parte : Isaac Newton es considerado por muchos
contemporáneos y discípulos como la figura que finalizó la revolución científica. Su
capacidad para unir los elementos dispares de la Nueva Ciencia y presentarlos de
manera coherente lo convirtió en una figura destacada.

Como logros principales destacbles, Newton escribió los Principia en 1687 y la Optica
en 1704, destacando como obras fundamentales que le dieron fama. Su capacidad
para formular leyes matemáticas que rigen el universo y su contribución a la teoría de
los colores fueron destacadas así como los principios matemáticos de la filosofía
natural: La obra principal de Newton, los Principia, anunciaba la ambición de revelar
las leyes matemáticas ocultas que gobiernan el universo. Estableció definiciones y
leyes fundamentales del movimiento, aplicándolas luego al estudio de cuerpos celestes
y formulando la ley de la gravitación universal.

Libro de la naturaleza y matemáticas: Se afirmaba que el libro de la naturaleza


estaba escrito en el lenguaje de las matemáticas. Esto marcaba un cambio significativo
en el estatus epistemológico y social de las matemáticas, que antes se consideraban
inferiores a la filosofía natural. Los filósofos naturales sostenían que la naturaleza
tenía una estructura matemática, y expresar la filosofía natural en términos
matemáticos era esencial.

Disputas sobre el estatus de las descripciones matemáticas: A pesar de la creencia en


la importancia de las matemáticas, hubo disputas sobre el estatus de las descripciones
matemáticas del mundo natural. Se cuestionaba la validez de las leyes matemáticas en
relación con el mundo real y se exploraba la conexión entre el universo mecanicista y
las descripciones matemáticas.

Matemáticas prácticas y su utilidad: Las matemáticas prácticas, como la geometría y


la aritmética, eran consideradas inferiores desde el punto de vista social. Sin embargo,
su utilidad en actividades prácticas, como la navegación y la cartografía, las hizo cada
vez más importantes, especialmente en una época de exploración y viajes marítimos.

Conocimiento empírico y colaboración: Se enfatizaba la importancia de un


conocimiento empírico respaldado por la experiencia supervisada. La colaboración y
la organización disciplinada de la experiencia eran fundamentales. Francis Bacon
abogaba por la experiencia supervisada como el fundamento creíble del verdadero
conocimiento.

La Experimentación y sociedades científicas: La experimentación, especialmente con


la bomba de aire de Boyle, se consideraba esencial para la obtención de conocimiento
científico. La creación de sociedades científicas, como la Royal Society, se veía como
una forma de asegurar la transparencia y la validación del conocimiento.

Preocupación por la accesibilidad del conocimiento: Hubo preocupaciones sobre la


accesibilidad del conocimiento, y algunos eran cautelosos respecto al papel de las
matemáticas en la nueva filosofía mecanicista. La claridad y la comprensibilidad eran
esenciales para que el conocimiento fuera aceptado y compartido en la comunidad
científica.

Frases o párrafos reseñables para su posterior cita

Ensayo sobre los textos leídos

El texto aborda la cuestión de si hubo realmente una "revolución científica" en el siglo XVII.
Tradicionalmente, se ha afirmado que sí, argumentando que hubo cambios fundamentales en
la forma en que la cultura occidental veía el universo y en los métodos utilizados para
investigarlo. Se considera que estos cambios fueron tan radicales que merecen ser calificados
como revolucionarios, dando lugar al nacimiento de la ciencia moderna.
Sin embargo, en años recientes, las opiniones de los historiadores sobre la revolución
científica han experimentado revisiones. Se cuestiona la idea de si realmente existía un único
método científico durante el siglo XVII, y se señala que los hombres de ciencia de esa época
se dedicaban a diversas actividades que podrían no encajar completamente en las ideas
modernas sobre la ciencia. También se destaca la importancia del mecenazgo en el apoyo a la
investigación astronómica, como en los casos de Galileo Galilei y Tycho Brahe.
El texto concluye mencionando que, a pesar de las revisiones en las opiniones de los
historiadores, todavía hay razones para utilizar el concepto de "revolución científica", ya que
muchos protagonistas de esa época creían estar participando en un proceso revolucionario.
La pregunta sobre si hubo realmente una revolución científica queda abierta para su análisis
a lo largo del capítulo. Además, se adelanta que el capítulo abordará las transformaciones en
astronomía, la filosofía mecanicista y la figura de Isaac Newton.

Después se narra la vida y obra de Tycho Brahe, un astrónomo danés del siglo XVI. A pesar
de ser de la nobleza, Tycho enfrentó dificultades para dedicarse a la astronomía, pero
finalmente recibió el apoyo del rey, quien le concedió una isla para construir su observatorio.
Tycho realizó observaciones detalladas de la Estrella Nueva en 1572, destacando la falta de
paralaje estelar. Aunque no era un seguidor del modelo heliocéntrico de Copérnico, sus
observaciones contribuyeron a la precisión de las tablas astronómicas.
Tycho Brahe se estableció en Uraniborg, donde diseñó instrumentos astronómicos de alta
precisión sin utilizar telescopios. Sus observaciones jugaron un papel crucial en la creación
de tablas astronómicas utilizadas para calendarios y festividades religiosas. A pesar de
simpatizar con Copérnico, Tycho dudaba del movimiento de la Tierra y propuso un sistema
en el que la Tierra permanecía en el centro, con el Sol y la Luna girando a su alrededor.

La controversia sobre el sistema de Tycho atrajo la atención de Johannes Kepler, quien se


convirtió en su sucesor y continuó sus observaciones. Kepler, a pesar de sus simpatías
platónicas, era un copernicano comprometido. Utilizando las observaciones de Tycho, Kepler
desarrolló las leyes del movimiento planetario, demostrando que las órbitas eran elípticas en
lugar de circulares.

El texto luego aborda la evolución de la filosofía natural en los siglos XVI y XVII, destacando
la transición hacia enfoques mecanicistas para comprender la naturaleza. Filósofos como
Descartes y Boyle propusieron visiones mecanicistas del universo, describiéndolo como una
máquina gigante. Descartes postuló vórtices para explicar los movimientos planetarios,
mientras que Boyle se centró en partículas y corpúsculos para explicar fenómenos naturales.
La filosofía mecanicista buscaba eliminar las cualidades ocultas y describir la naturaleza en
términos de principios mecánicos simples. La obra de Boyle, en particular, destacó la
importancia de la experimentación para respaldar estas ideas. Aunque algunos filósofos
como Hooke sugirieron que el microscopio podría revelar las partículas fundamentales, la
mayoría aceptó la necesidad de hipotetizar su existencia para construir explicaciones
filosóficamente sólidas de la naturaleza.

Mas tarde en el capítulo sobre "Nuevos modos de conocimiento", se destaca la importancia


que los practicantes de la Nueva Ciencia daban no solo a lo que estaban investigando sobre la
naturaleza del universo, sino también a cómo adquirían ese conocimiento. Se argumenta que
la gran diferencia entre el conocimiento de la nueva generación y las generaciones anteriores
radicaba en que el primero se basaba más en la experiencia que en la autoridad.
Se critica a los "escolásticos", representantes de generaciones anteriores, por basar sus
pretensiones eruditas en la autoridad de textos antiguos, especialmente de Aristóteles y sus
intérpretes medievales. En cambio, los defensores de la Nueva Ciencia afirmaban que su
conocimiento se basaba en la experiencia real del mundo, y se enorgullecían de buscar el
conocimiento en el "libro de la naturaleza" en lugar de en textos antiguos.

Boyler destaca que muchos filósofos naturales sostenían que el libro de la naturaleza estaba
escrito en el lenguaje de las matemáticas, lo que suponía un cambio fundamental en el estatus
epistemológico y social de las matemáticas. Aunque tradicionalmente se consideraba que las
matemáticas eran inferiores a la filosofía natural, los defensores de la Nueva Ciencia
argumentaban que las matemáticas eran esenciales y que la filosofía natural debía expresarse
en términos matemáticos.

También se menciona que las matemáticas, especialmente las prácticas como la geometría y
la aritmética, tenían un estatus social inferior en comparación con la filosofía natural. Sin
embargo, su utilidad en exploraciones, viajes marítimos y actividades prácticas las hacía
cada vez más importantes. A medida que aumentaban las exploraciones y se necesitaban
mapas más precisos, las matemáticas aplicadas se volvían indispensables.
Se aborda la cuestión del estatus de las descripciones matemáticas del mundo natural y cómo
algunos críticos señalaban que estas descripciones no siempre se cumplían en el mundo real,
sino en un mundo idealizado desde el punto de vista matemático. La certidumbre de las
conclusiones obtenidas mediante el razonamiento matemático también era objeto de debate.

El autor destaca la importancia de la experiencia disciplinada y regulada en el proyecto


experimental de Robert Boyle, utilizando la bomba de aire como ejemplo. Los experimentos
se consideraban modelos de práctica experimental apropiada, pero los filósofos naturales
eran conscientes de la necesidad de convencer a otros de la validez de sus observaciones.
Se aborda la preocupación por la transparencia del conocimiento en la filosofía natural y
cómo la confianza en los testigos, especialmente aquellos con estatus social elevado, era
crucial. Se menciona la creencia de Francis Bacon de que la experiencia debía ser organizada
y supervisada de manera disciplinada para ser útil y confiable. Además, se destaca la
importancia de la colaboración en la producción de conocimiento científico, lo que influyó en
la creación de sociedades científicas.
En general, el capítulo resalta la transición hacia un enfoque más empírico y experimental en
la adquisición de conocimiento, así como la importancia de la colaboración y la confianza en
la nueva forma de hacer ciencia en el siglo XVII.

En el ultimo capitulo, titulado: "¡Hágase Newton!", se aborda la figura de Isaac Newton y su


papel en la revolución científica. Se destaca que muchos contemporáneos y discípulos
consideraban a Newton como el encargado de dar los toques finales a esta revolución. Se
menciona la visión de Newton como la personificación del filósofo natural, rudo, difícil y
solitario, y un arquetipo del genio científico.
Se describe el origen de Newton, nacido en 1642 (según el calendario juliano) en una familia
próspera. Newton estudió en la escuela primaria local y luego ingresó al Trinity College de
Cambridge. Su fama llegó con la publicación de dos libros: los "Principia" en 1687 y la
"Optica" en 1704.
Boyyler hace hincapié en la portada de los "Principia", que revela la ambición de Newton al
proclamar que las matemáticas son el lenguaje de la naturaleza y que la filosofía natural
debe desvelar las leyes matemáticas ocultas del universo. Se relata la anécdota de cómo los
Principia comenzaron como una respuesta a una pregunta de Edmund Halley sobre el
movimiento de los cuerpos.
Newton establece las leyes fundamentales del movimiento en los Principia y desarrolla estas
proposiciones en los siguientes libros, aplicando su teoría a los movimientos de cuerpos
celestes y formulando la ley de la gravitación universal.
Se aborda también la "Optica" de Newton, que inicia con su teoría de los colores basada en
experimentos con prismas. Se menciona la polémica generada por su teoría de los colores y se
destaca que la "Optica" también incluye las Dudas, preguntas especulativas sobre varios
aspectos de la filosofía natural.

Se revela que Newton, además de sus contribuciones científicas, se dedicó a investigar textos
bíblicos y antiguos en un intento de recuperar un conocimiento perdido. Newton también
incursionó en la alquimia en busca de este conocimiento oculto.
Se menciona que Newton se rodeó de discípulos para defenderse de críticas, especialmente de
las acusaciones de Leibniz sobre la autoría del cálculo matemático. La fama de Newton era
inigualable en Inglaterra y en el continente, considerado el precursor del racionalismo
ilustrado.

El capítulo finaliza cuestionando la idea de una revolución científica única y subraya que las
percepciones sobre este periodo deben considerarse desde diversas perspectivas. Se destaca la
importancia de comprender qué sucedió y qué trataban de lograr los protagonistas en lugar
de forzar categorías históricas específicas.

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