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por completo libre, intacto; tiene que salir del círculo mágico,que en torno de él traza

el artista, puro e integro como salió de las ma-ncs del creacor. El objeto más frívolo LA ESENCIA DE LO ESTETICO
debe ser tratado de manera que quedemos dispuestos a pasar inmediatamente al
asunto más serio,La materia más grave debe ser tratada de manera que conser-
Friedrich Kainz*
venos la capacidad de trocarla sin demora porel juego más liviano. Las arces de
pasión, como, verbigracia, la tragedia, no constituyen una excepción a la regla.
Primero, porque no son artes por completo libres hállanse al servicio de un fin
particular, lo patético; y, ade-más, ningún verdadero perito en arte negará que, aun
en esta clase, son las obras tanto más perfectas cuanto más libre conservan el
ánimc en medio de los relámpagos de la pasión.Hay un arte bello de la pasión; pero
un arte bello y pasional es contradicción, pues el efecto constante cle lo bello
consiste en librarnos de las pasiones. Y. no meros contradictorio es el concepto de
un arte bello didáctico o de un arte bello moral, porque nada es más opuesto al El adjetivo “estético" no ticne para nosotros una significación ob-jetiva, sino,
concepto de belleza que el dar al espíritu una tendencia determinada. en primer término, una significación de estado, funcio-nal. Designa un
determinado punto de vista, un tipo de. apercep ción, una manera de concebir
No siempre,empero, prueba que la cbra carece de forma el hecho de que la vivencia de la captación de los valores y del comportamiento cultural-
produzca efecte sélo por su conienido; puede ser igualmente que caiece de forma espiritual.
el que la juzga. Si el espectador se halla en :ensión excesiva o co. el ánimo
demasiado deprimido; si está acos-tumbrado a percibir ya con el entendimiento, ya ·El mejor camino para explicar la- peculiaridad y el carácter espe-cífico e
con los sentidos solamente, entonces ante el conjunto mejor logrado se atenderá irreductible de este punto de vista consiste en poner algunos ejemplos que
sólo a las-partes, y ante la más bella forma, a la materia. Sensible sólo al elemento ilustren la mutua distinción entre este modo de enfo-car las cosas y los demás.
grosero,tiene que deshacer primero la organización esté. dica de una obra antes de Supongamos que tres hombres recorren un bosque. Uno de ellos es
hallar un goce en ella; tiene que rastrear ana por una las singulericades que el botánico.La belleza·del bosque le es indiferente; lo que busca- en los árboles
maestro, con arte infinito,hizo desaparecer en la arronía del todo. Su interés por la y eñ las plantas, al exami-narlos; es una visión teórica de su morfología, de la
obra es exclu-sivamen:e mora o fisico y no es justamente lo que debiera ser: fisiología gené-tica y sistemática vegetal; toda su preocupación se dirige a ver
estético. Los lectores de esta especie gczan de una poesía seria y patética, como las cosas tal y como ellas son en sí mismas. Su actitud obedece:a un punto
si fuera un sermón, y de otra ingenua y alegre,como si fucrn una bebida capitosa. Y de vista teórico-intelectual. El segundo de los tres hombres de nuestro ejemplo
si llega su rnal. gusto hasta pedir que una tragcdia o una epopeya -aunque sea una es un leñador: ha recibido orden de entregar una determinada canticlad de
Mesíada-les sirva de edificación, entonces es seguro que se escandalizarán de unn madera, y examina los árboles bus-cando los más adecuados para cortarlos
canción dle Anacreonte o de Catulo. y sacar de ellos la madera que debe suministrar. El punto de vista de este
segundo personaje es absolutamente práctico El tercero es un excursionista,
entusiasta de la naturaleza. No ha venido al bosqūe tratando de enriquecer
sus conócimientos ni su visión teórica; tal vez no sabe siquiera -o, si lo sabe,
no se preocupa de ello- si los árboles que tiene delante son pinos o abetos.
Le tiène sin cúidado, asimismo, el aspecto económico-material del bosque. Lo
único que en él busca es contemplarlo, recrear en él su miradn.'No mira, por
decirlo así, por encima del bcsque, hacia otros objetivos, sino que deja que su
mirada se pose amorbsamente'en él complaciéndose en contemplarlo con
despierta y prefunda sensibilidad.El suyo es el punto de vista estético:
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"Friedrich Kainz, E:tdtica, trad. de Wenceslao Roces,Fondo de Cultura
Eçónómica, México, D. E., 1952, pp. 56-59 y 72-75.
Otro ejemplo. Varias personas ven cómo una casa arde en medio de la lo que ellas puedan dar a nuestro suntimiento.Lo espe:co-y-pe-culiar de In
noche. Una de cllas se pone a cavilar cómo ha podido produ-:cirse el actitud estécica reside er. que, al adoptaria,aos entre-gamos por entero a la
incendio y examina la posibilidad o las posibilidades de que se extienda. contemplación o a las percepcionas del oido, sintiendo con ello como un
Adopta, al hacerio asi, el punto de vista teórico-intelec-tual. Otra, impulsada estado ce beaticud, sin ir más ailá ni bus-car nada más allá de tsta pur
por un sentimiento activo de compasión hacia los moradores de la casa, impresión. Sin que, al decir esto, queramos referirnos tår. sólo, naturalmente,
corre a ella para prestarles socorro.y ayu-dar én la extinción delincendio: ai lado externo de la percepción sensible, sinc al acto de la captación y
adopta, por tanto, una actitud eminentemente práctica. El tercer punto de usimilación espi-ritual,considerado en st: conjunto..
vista posible, el estético, es el de quien no se para a pensar ni corre a
apagar el fuego, sino que lo contempla, sencillamente, viendo en él un Añadiremos aún unas cuantas palabras para tratar de esclarecer todavía más
espectáculo bello, aunque pavoroso. a fondo la distinción entre estos tres puntos de vista. Al punto de vista-
intel:ctual, que, plenamente desarroliado.y.en toda su purcza, es siempre un
Ni siquiera las obras de arte pueden estar seguras de encontrarse punto de vista teórico, no le interesa nada del objeto, ya que éste no tiene,
siempre con una actitud estética por parte de quien las contempla, aunque para él, ningún contcnido real de vida,ningún-valor real. El teórico aspira
en este caso la actitud del espectador no es tan facultativa como en los únicamente a conocer las cosas, sin extraer de ellas ninguna utilidad práctica.
casos anteriores, sino que -siempre y cuando quesea la adecuada al objeto- El objeto sobre el que recae la consideración teórica es objelo de un conoci-
-se ve encauzada por él hacia determinados derroteros.Cuando un profesor miento puro; lo que se busca es la verdad, siendo relativamente secundario,
de estética examina una catedral gótica para ver cómo se han resuelto en para el teórico puro, el que esta verdad sea o no pro-vechosa, el que se
ella los problemas plan-teados por la técnica de la bóveda, aborda la obra pueda o no sacar de ella alguna utilidad.
arquitectónica contemplada con una actitud teórico-intelectual. El que, a la
vista de la catedral, se lamenta de lo que considera como un derroche de El punto de vista que asumimos.en la conducta de la vida real y que
dinero y de trabajo, por creer que los medios empleados para levan. tarla sometemos, en primer lugar, a la normación de la ética y, en segundo lugar, a
habrían podido invertirse con mejor fruto, se coloca en el punto de vista las reglas de la economía, es un punto de vista eminentemente práctico. Ipp
práctico. Quien contempla la catedral desde el pun-to de vista cstético es el que aquí se tiene en cuenta es la licitud moral y jurídíca de los ac:os, así
que se limta a recrearse con la sublime belleza de su fábrica, sin ver en ella como también la utilidad y la con-veniencia de éstos 'parà la vida, valorándose
más que los valores impresio-nantes, emotivos, que la mera contemplación las cosas según su ido-neidad para la consecución de ciertos fines. El
de la obra revela. 'concepto de fin ocupa, aquí, un lugar primordial, lo que hace que el
comportamien-to práctico se revele como lo diametralmente contrario a la
La vivencia de gozo que se produce en los casos deI pleno y puro actitud estética.
comportamiento estético se distingue por rasgos propios y caracte. rísticos
de los valores positivos de vivencia en que se tradice el comportamiento Considerado desdc el punto de vista estético, el objeto no es nun-ca medio
intelectual, etico-práctico, religioso, etc. Quicn con-templa con deleite uin para-un fin, sino siempre un fin en sí (es lo que llamamos la autótelia de lo
capullo de rosa recién abierto y banado por cl rocio de la mañana, quien estético). No se busca ni se indaga, aquí, la utilidlad real, la idoneidad
escucha con-placer una bella mclodia o sigue con profunda emoción el práctica, el progreso del conocimiento,la verdad ni el valor moral El punto de
vista estético es, por ello, el reverso completo del comportamiento práctico.
desarrollo de un drama en la:es-cena,se entrega a una vivencia de una
Pero también se distingue esencialmente del punto de vista teórico, aunque
estructura psiquica espe-cíficn y peculiar. No es necesario tener una gran tenga con éste,sin embargo, ciertos puntos de contacto. Más adelante nos
capacidad de in-trospección para darse cuenta, en lo que a esa estructura referiremos de nuevo a esto.
psíquica se refiere, de que la satisfacción del espíritu que en tales casos se
produce fluye directamente del simple hecho de contemplar o escu-char lo Nos sentimos incitados a adoptar una actitud estética, dice K. Köstlin,
que nos deleita o conmueve. cuando el objeto nos atrac y fascina de tal mode por su forma, que nos
entregamos con deleite a su contemplación,sin apar-tar la mirada de él. Lo
Nos comportamos estéticamente ante las cosas y ante sus formas característico de esta actitud contemplativa,
cuando las contemplamos y vivimos sin buscar otra finalidad que

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LOS SENTIDOS ESTETICOS

Carlcs Marx*

El ojo se ha convertido en ojo humano, del mismo modo que su objeto se ha


convertido en un objeto social, humano, procedente del hombre y para el
hombre. Por tanto, los sentidos se han convertido directamente, en su
práctica, en teóricos. Se comportan hacia la cosa por la cosa misma, pero la
cosa misma es un comportamiento huma-no objetivo hacia si mismo y hacia
el hombre, y viceversa.** La necesidad o el goce han perdido, por tanto, su
naturaleza egoista y la naturaleza su mera utilidad, al convertirse ésta en
utilidad humana.

Y, asimismo, los sentidos y el goce de los otros hombres se han convertido


en mi propia apropiación. Aparte dé estos órganos di-rectos, se forman, por
consiguiente, órganos sociales bajo la forma de la sociedad; así, por ejemplo,
la actividad realizada directamen-te en sociedad con otros se convierte en un
órgano de mi manifes-tación de vida y en un modo de apropiación de la vida
humana.

Huelga decir que el ojo del hombre disfruta de otro modo que el ojo tosco,
no humano, el oído del hombre de otro modo que el oído tosco, etcétera.Ya
lo hemos visto. El hombre solamente no se pierde en su objeto cuando éste
se convierte para él en objeto huma-no o en hoinbre objetivado. Y esto sólo
es posible al convertirse ante él en objeto social y verse él mismo en cuanto
ente social, del mismo modo que la sociedad cobra esencia para él en este
objeto.

Asi pues, inientras que, de una parte, para el hombre en sociedad la


realidad objetiva se convierte en realidad de las fuerzas esenciales humanas,
cn realidad humana y, por tanto, en realidad de sus pro-pias fuerzas
esenciales, todos los objetos pasán a ser, parà él, la ob-jetividad de si mismo,
como les objetos que confirman y realizan su individualidad, como sus objetos;
es decir, que él mismo se hace

Carlcs Marx, Manuicritos cconómico-filosbficos de 1844, trad.de Wencetlao


Roces,en: C.Marx y F. Engeli, Escritos aconómicos uarios, Ed. Grijalbo México, D.
F.,1962,pp.86-87.

** Sólo puedo comportarme, en la práctica, humanamente ante la cosa siempre


y cuando éstz,a su vez, se compcrte humanamente ante el hom-bre.(Nota de
Marx.)
objeto. Cómo se conviertan estos objetos en suyos dependera de naturaleza
del objeto y de la naturaleza de la fuerza esencial a tono con ella, pues es
precisamente la determinabilidad de esta relación la que constituye el modo
especial y real de la afirmación?El ojo adquiere un obje:o distinto del objeto
del oído, y el objeto del-pris mero es otro que el del segundo. Lo peculiar de
cada fuerza esencial reside precisamente en su peculiar esencia y también,
por tanto, en el modo peculiar de su objetivación, de su ser vivo, objetivo-real.
Por tanto, el hombre no es afirmado en el mundo objetivo:sola. mente en el
pensamiento, sino con.todos los sentidos.

De otra parte, desde el punto de vista subjetivo, asl como la mú. sica
despierta el sentido musical del hombre y la más bella' de las músicas carece
de sentido y de objeto para el ofdo no musical, pues mi objetono puede ser
otra cosa que la confirmación de una de mis fuerzas esenciales, es decir, sólo
puede ser para mí como sea para sí mi fuerza esencial en cuanto capacidad
subjetiva, ya que el sen-tido de un objeto para mí (que sólo tiene sentido para
un sentido a tono con él) llega precisamente hasta donde llega mi sentido,-y
por eso los sentidos del hombre social son otros que los del hombre no social,
así también es la riqucza objetivamente desplegada de la esencia humana la
que determina la riqueza de los sentidos subje-tivos del hombre, el oído
musical, el ojo capaz de captar la belleza de la forma, en una palabra; es así
como se desarrollan y, en parte, como nacen los sent doscapaces de goces
humanos, los sentidos que actúan como fuerzas esenciales humanas.Pues
es la existencia de su objeto, la naturaleza humanizada, lo que da vida no sólo
a los cinco sentidos, sino también a los llamados sentidos espirituales, a los
sen-tidos prácticos (la voluntad, el amor, etcétera), en una palabra, al sentido
húmano, a la humanidad de los sentidos. La formación de El sentido
aprisionadlo por la tosca nccesidad práctica sólo tiene también un sentido
limitado. Para el hombre hambriento no existe la forma humana de la comida,
sino solamente su existencia abs tracta de alimento; exactamente del mismo
modo podría presentarse bajo la más tosca de las formas, sin que sea posible
decir en qué se distingue esta actividad nutritiva de la actividad nutritiva
animal. El hombre angustiado y en la penuria no tiene el monor sentido para
el más bello de ios espectáculos; el tratante en minerclos sólo de los minerales
en qrie trafica; no tiene el menor sentido minera-. légico. Por tanto, es
nccesaria la objetivación de la esencia humanà,
II. QUE ES EL ARTE
tanto en el aspecto teórico como en el práctico, lo mismo para con-vertir en
humano el sentido del hombre como para crear el sentido humano adecuado a LOS TEMAS
toda la riqueza de la csencia humana y natural.

Necesidad y fin del arte

:. La intuicion y el arte

El reflejo artistico de la realidad

La virtud del arte

Fl arte como sistema de signos


que no es una actitud intelectual, ni una actitud operante, activa, pero tampoco
He aquí las palabras de Kant: "La complacencia que determi-na los juicios
una actitud de goce sensual, consiste en que nos estimula y liena nuestro del guste es ajena a todo interés.Llamamos interés a la complacencia que
espiritu de afanes deleitosos, pero de un modo fácil y agradable, con una gran lleva aparejada para nosotros la represen-tación de la existencia de un
liber:ad y sin imponernos el esfuerzo de un trabajo “ serio", práctico, objeto. Éste guarda siempre, por tanto, relación con nuestra capacidad de
obligatorio y encaminado a uh fin. apetencia, bicn como razón determinante de ella, bien como algo
necesariamente rela-cionado con su razón determinante. Ahora bien,
Contemplación,desinterés y pureza cuando nos pre-guntamos si algo es bello, no tratamos de saber si
esperamos.o podríamos esperar algo de la existencia de una cosa, sino
Es usual la tendencia a expresar el comportamiento estéticopor medio de los senci-llamente cómo la enjuiciamos desde el punto de vista de la simple
criterios estampados en este epígrafe, siendo bastante marcada la contemplación (intuición o reflexión).'
coincidencia que en cste sentido apreciamos.
La existencia real del objeto de mi vivencia estética de percep-ción o
Contemplación es la antítesis de todo comportamiento activo,des-plegado representación es indiferente para mi, toda vez que no quie-ro ni espero de
parala consecución de.fines externos y puesto al servicio de las aspiraciones él nada práctico, que no mantengo con él ninguna relación seria. Se trata,
y los objetivos prácticos de la voluntad La pu-reza t'ende, asimismo, a simplemente de saber si la sola representa-ción del objeto lleva aparejada,
significar' que la conducta contemplativa, entregada a la intuición sensible, se en mí, una sensación de agrado. Según Kant, "los juicios del gusto son
halla libre de toda relación con cualquier fin práctico, de todo interés egoísta. puramente contemplativos, es decir, juicios que, mostrándose indiferentes
en lo que se refiere a la existencia de su objeto, sólo se prcocupan de una
Según Kant,el comportamiento psíquico del hombre puede de-nominarse cosa: de sa-ber si provocan en nosetros la sensación de agrado
estético cuando es desinteresado (o, por mejor decir, ain-teresado). Esta o_desagrado". Cuando digo que tengo interés por un objeto, quiero decir,
característica, esencial para llegar a captar la esen-cia de lo estético, no enten-dida la cosa en este sentido, que la existencia de ese objeto significa
significa, ciertamente, carencia de interés, indiferencia: lejos de ello, toda algo para mí, que me importa su existencia empírica, el objeto mis-mo, y no
meramente su inagen, sų representación, la qualitas y la éssentia, pura y
auténtica obra de arte suscita en nosotres un interés intenso y profundo.
simplemente. En cambio, cuando por "interés" en-tendemos el que nos
Existe, ciertamente, un inte-rés, en el sentido de la simpatía por el objeto, pero
sugiere el puro y simple modo de ser de algo dado, nada puede objetar a
no'un interés de orden práctico, el afán de obtener ventajas materiales o una ello la estética de la contemplación. Hay que saber distinguir, por tanto, entre
utilidad real para la vida. interés real e interés ideal. Y asimismo subraya E. von Hartmann, quien en
éste como en otros puntos atenúa el rigorismo estético de Kant, que la forma
La palabra “interés" tiene, como es sabido, dos sentidos. Signifi-ca,en
de la apariencia estética es perfectamente compatible con la existencia de
primer lugar, el estímulo espiritual, la excitación de las fun-ciones psíquicas, el un interés ideal por la representación de un objeto, por la exis-tencia.irreal
interés espiritual por algo. Interpretado en este sentido, el interés es una de éste.
sensación intelectual, enlazáda a los actos de intuición y de conocimiento y
que para nada perturba o tergi-versa la vivencia estética. Significa, en segundo Toda otra'actividad humana, si ha de tener un sentido, tiene que
lugar, una ventaja, el deseo de una utilidad material para la vida, el interés en encaminarse á un fin; el comportamiento estético, en cambio, se caracteriza
algo; en este sentido, se habla de los intéreses de un capital o se llama inte- por ser algo desintèresado, entendiendo por interés la re-ferencia práctica a
resado a un hombre que vive atento a lo que pueda reportarle una un fin. El comportamiento no aspira,aqui,a nada fuera de sí mismo y del objeto
ventaja.Nosreferimos, con ello, a una sensación de la voluntad que nos que le sirve de contenido, pura-mente en cuanto a su modo de manifestarse,
impulsa a realizar actos encaminados a apropiarnos aquello que apetecemos en la imagen pura con que se revela a nuestra contemplación. En el instante
o a sacar de ello ciertas ventajas de orden material. Este interés es el que Kant mismo en que se desliza en el comportainiento estético un fin
considera incompatible con la conducta puramente contemplativa, externo,cualquiera
caracteristica del comportamiento plena-mente estético.

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que él sea, aquél deja de ser lo que es o pierde, por lo menos,su pureza. El modisto
que estudie los cuadros históricos de un Dela-croix para sacar de ellos modelos de Por tánto, para que pueda darse la contemplación estética, háce falta que el
vestidos, no.experimentará una vivencia estética ante esas obras de arte. objeto se desconecte de toda motivación de orden prác-tico, de todo interés.
Esta ausencia de interés constituye una de las caracteristicas esenciales del
El comportamiento estético debe entregarse al objeto en actitud de pura
punto de vista estético.
contemplación, no debe trascender de él, exceptuando las asociaciones necesarias,
es decir, las impuestas por el objeto mismo. Y debe hallarse, sobre todo, libre de
todos los pensamientos egoistas inspirados por el afán de posesión o el sentimiento
de la repulsión. La contemplación de un cuerpo desnudo de mujer no constituye una
vivencia estética cuando el hombre que lo contempla se siente dominado por el
impulso erótico o torturado por el deseo de que el cuerpo que se ofrece a su mirada
fuese el de su mujer. Estos pensa-mientos frustran la vivencia estética, por muy
perfecta que sea la belleza del cuerpo femenino que se tiene ante la vista. Quien
con-temple una espléndida casa de campo, no desde el punto de vista de sus
cualidades arquitectónicas, sino acuciado por el deseo, determi-nante de toda su
actitud y de todos sus pensamientos,de llegar a poseer una mansión tan confortable
como aquélla, es decir, con un sentimiento de envidia o apetencia que empaña la
pureza de la con-templación, rompe con ello la vivencia estética.

Pero más destructivo aún que el afán de la posesión es el senti-miento de la


repulsión. Ante cosas desagradables,.es corriente ofr exclamar:"1Qué horror! |Eso
es antiestético!" Esta reacción de repugnancia indica que nada atenta tanto contra
el punto de vista puramente contemplativo, morosamente apegado al objeto, como
el sentimiento de asco.

Para que la pura contemplación sea posible, es necesario que el objeto se halle
distanciado de nosotros, fuera de órbita de nuestra vida práctica, que pase a
segundo plano en nuestra conciencia toda relación real con el objeto, ya sea positiva
o negativa, favorable o perjudicial. Es lo que queremos decir cuando hablamos del
aisla-miento estético. Lo estético es un valor muy frágil, fácil de quebrar, al que
perjudica todo contacto con lo práctico, dé cualquier clase que ello sea. Difícilmente
podríamos encontrar un motivo de con-templación estética en el incendio que
devora nuestra propia casa. La persona que se sienta objeto cómico a los ojos de
los demás no encontrará en ello, ciertámente, una fuente de humorismo. La muer-
te de Sócrates, que hoy nos parece sublime y trágica, sólo pudo pro-ducir en sus
deudos y amigos, en el momento de ocurrir, una sen-sación de espanto y de
tristeza.

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