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El diario como instrumento de registro

Adriana María Delgado León.

ID. 100049913

Corporación Universitaria Iberoamericana.

Facultad de educación, ciencias humanas y sociales

Licenciatura en Pedagogía Infantil

San Gil, Santander

2019.
Introducción

El presente trabajo buscar analizar la importancia del diario de clases como una

estrategia didáctica, el cual, depende en buena medida de las posibilidades que

cada docente encuentre en él y de la creatividad con la cual proponga la actividad.

Es claro que es útil en procesos formativos que tengan que ver con prácticas

profesionales y en general con el desarrollo de competencias como: observación,

descripción, análisis, síntesis, valoración, sentido crítico, reflexión y autorreflexión,

entre otros.

Reflexionaremos sobre la práctica, favoreciendo la toma de conciencia del

profesor sobre su proceso de evolución y sobre sus modelos de referencia. Por

último, destacaremos la importancia del diario en el establecimiento de conexiones

significativas entre conocimiento práctico y conocimiento disciplinar, lo que permite

una toma de decisiones más fundamentadas. A través del diario se pueden

realizar focalizaciones sucesivas en la problemática que se aborda, sin perder las

referencias al contexto.
EL DIARIO DOCENTE COMO INSTRUMENTO DE ANÁLISIS

Actualmente analizar la práctica docente conlleva a que nos preguntemos ¿qué y

¿por qué hacerlo?, reflexionar es un proceso que realiza el profesor, al hacerlo le

permite ejercer control sobre su práctica y es una respuesta a una experiencia

pasada; que requiere de rememoración consciente y de examinación, esto con el

fin de evaluar lo vivido y tomar decisiones para la planificación y acciones futuras

(Richards, 1991). Hay tres etapas para llevar a cabo el proceso de reflexión. La

etapa 1 tiene que ver con el evento en sí mismo; la etapa 2 consiste en recordar lo

que sucedió en el evento sin explicaciones ni evaluaciones; finalmente, la etapa 3

requiere repasar y responder a lo que sucedió. Trasladando esto al campo

práctico de los futuros profesores, es precisamente lo que se les solicita hacer en

su diario de campo, pues deben registrar los sucesos importantes que acontecen

durante sus jornadas de práctica para posteriormente confrontar lo vivido con la

teoría e intentar explicar el porqué de esas situaciones. De tal manera que, no es

un simple instrumento descriptivo sino un conjunto de reflexiones y deliberaciones

críticas que forman parte de un auténtico proceso de investigación y que

contribuye a compensar desequilibrios e introducir cambios.

El diario pedagógico se concibe como un texto escrito que, como ya se ha dicho,

registra experiencias, sin embargo, adquiere un sentido de carácter más

epistemológico que narrativo, en la medida: en que no se limita a la narración de

anécdotas, sino que éstas tienen un sustento pedagógico originado en los


resultados obtenidos por los facilitadores en determinado momento, los cuales dan

lugar a prácticas pedagógicas que se deben tener en cuenta como parte de la

cualificación del proceso educativo. Dentro de las búsquedas realizadas se han

encontrado diversas formas de hacer el diario pedagógico, entre ellas se resaltan

la de Acero (s.f.) y la de Porlán & Martín (1991), quienes desde sus intereses dan

algunas recomendaciones acerca de la manera en que debe redactarse el diario.

Para Acero (s.f) el diario debe iniciar con la lectura de la realidad, en la cual se

sistematice todo lo que ocurre en el momento formativo, tanto dentro como fuera

del aula de clase. En el diario se deben identificar las expectativas y saberes

propios con respecto a los de los estudiantes, los roles de ambos y los momentos

significativos, presentando desde un punto de vista personal situaciones del

docente, el alumno y la comunidad que pueden ser clasificadas posteriormente

para procesos de investigación. Porlán & Martín (1991) menciona que el diario se

debe iniciar desde lo general para llegar hasta lo concreto; en el primer nivel se

explicitan situaciones de origen anecdótico que dan lugar a la construcción más

profunda en la cual se describen las dinámicas propias dentro del aula de clase y

el sistema escolar.

En este sentido, no es un simple instrumento descriptivo sino un conjunto de

reflexiones y deliberaciones críticas que forman parte de un auténtico proceso de

investigación y que contribuye a compensar desequilibrios e introducir cambios.


Conclusiones

En suma, se puede encontrar que los usos de los diarios pedagógicos pueden ser

tan variados como los intereses de quienes puedan ver en ellos una posibilidad de

trascendencia de la escritura, o más bien, de aprovechamiento de la información

que allí se puede encontrar para la trasformación y reflexión del proceso de

enseñanza – aprendizaje según la visión de los profesores.

El diario pedagógico es una herramienta de gran valor para el docente, siempre y

cuando se use de una forma completa que avance más allá de la escritura

anecdótica; por tanto, un docente comprometido con su labor desde el carácter

investigativo que puede darle a la misma, debe asumir el diario pedagógico como

material de análisis sobre su práctica, y por supuesto, como elemento para la

mejora continua de la misma.


Referencias bibliográficas

• Acero, E. (s.f.). El diario de campo: Medio de investigación del docente. En

Actualidad Educativa, 3 (13). 13.

• Porlán, R. & Martín, J. (1991). El diario del profesor, un recurso para la

investigación en el aula. Sevilla: Diada.

• Gonzalo, R.(2003). El diario como instrumento para la formación

permanente del profesor de educación física. Ef Deportes, 60. Recuperado

de http://www.efdeportes.com/efd60/diario.htm

• González, M. (s.f.). El diario como instrumento de diagnóstico y

estimulación del desarrollo profesional del profesorado. Revista

Iberoamericana de Educación. Universidad de La Habana.

Recuperado de https://rieoei.org/historico/deloslectores/1248Gonzalez.pdf

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