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¿Qué es un artículo científico?

La UNESCO (1983) ha sentenciado que la "finalidad esencial de un artículo científico es


comunicar los resultados de investigaciones, ideas y debates de una manera clara,
concisa y fidedigna; la publicación es uno de los métodos inherentes al trabajo científico.
Es preciso establecer estrategias de publicación bien elaboradas y seguir con
conocimiento de causa una serie de normas adecuadas para facilitar el intercambio
entre científicos de todos los países y reducir a proporciones razonables el incremento
del volumen de publicaciones".
El artículo científico es un informe escrito que comunica por primera vez los
resultados de una investigación; es decir, un informe original, escrito y publicado, que
plantea y describe resultados experimentales, nuevos conocimientos o experiencias que
se basan en hechos conocidos. Los artículos científicos publicados en revistas
científicas componen la literatura primaria de la ciencia. Los libros y los artículos de
síntesis (review articles) que resumen el conocimiento de un tema componen la literatura
secundaria.
Su finalidad es poder compartir y contrastar estos resultados con el resto de la
comunidad científica, y una vez validados, se incorporen como recurso bibliográfico a
disponibilidad de los interesados.

¿Cuáles son sus características?

 Se refieren a un problema científico.


 Los resultados deben ser válidos y fidedignos (no necesariamente deben ser
experimentales, también pueden ser teóricos).
 Son originales: cada artículo comunica por primera vez los resultados de una
investigación.
 Son presentados en revistas científicas, conferencias y otros modos de
presentación.
 Suele ocupar una media de 5 y 10 páginas de una revista (manuscritos de 12
folios a doble espacio). Acompañados de gráficos, tablas y ocasionalmente de
fotografías y dibujos.
 El número de autores o firmantes no suele ser superior a seis, considerándose
al primero como autor principal del artículo.
 Es un documento formal, público, controlado y ordenado.
 Debe cumplir con criterios claves de redacción.
 Posee rigor científico y carácter lógico.
 Debe tener claridad y precisión. Es necesario el uso de un lenguaje y vocabulario
científico.
 Debe ser breve y conciso.
 Tener un estilo adecuado.
 Tener compatibilidad con la ética.

Referencia:
UNESCO. (1983). Guía para la redacción de artículos científicos destinados a la
publicación. 2a ed. revisada y actualizada por Ander Martinson. París: UNESCO.
“LOS DOCENTES QUIEREN CAMBIAR, PERO LUEGO LLEGAN A LOS CENTROS
Y SOLO TIENEN PAPELEOS QUE HACER”
Reformar el sistema curricular por materias estancas, "casi contradictorias"; evaluación de la
práctica docente o buscar experiencias para enriquecer los aprendizajes. Estas son algunas de las
ideas de Juan José Vergara, maestro y docente desde hace 32 años.

Comentarios1
Juan José Vergara podría vivir de dar conferencias y sus libros. Se lo han propuesto,
pero no se ve. Este profesor de Intervención Sociocomunitaria y maestro no quiere
dejar el aula porque, dice, “perdería credibilidad”. Y ahí sigue 32 años después. Autor
de Aprendo porque quiero (SM, Biblioteca de Innovación Educativa), le ha dado
continuidad con el recién publicado Narrar el Aprendizaje. La fuerza del relato en el
Aprendizaje Basado en Proyectos (SM) en el que cuenta “cómo construir la enseñanza
utilizando los recursos narrativos de guionistas, literatos, etc.” y expone otras ideas.
Por ejemplo, Vergara cree que la educación se ha quedado estancada en un modelo
antiguo, de los 70, que necesita grandes reformas, por ejemplo: acabar con el modelo
de asignaturas “casi contradictorias entre sí”. También sostiene que todo iría mejor si
se preguntara “a quien sabe”. O sea, a los profesores que están en clase.

Una pregunta quizá muy amplia para empezar. ¿Cómo debe ser un buen
docente?
Doy algunas claves que me parecen interesantes: alguien que es capaz de generar
experiencias educativas y no exclusivamente transmitir contenidos. Alguien que se
cuestiona su perfil como líder de esas experiencias educativas, reconociendo que el
centro del aprendizaje es el alumno, asumiendo que el aprendizaje no solo se produce
en su cabeza y no solo dentro de las clases. Se produce dentro y fuera de las aulas y
sobre todo a partir de las experiencias de los alumnos. Alguien que deja de ser un
transmisor y pasa a ser un provocador de proyectos y aventuras.

¿Los sistemas formativos empujan a los maestros a ser estas personas?


Vivimos una situación un poco enloquecida. Sabemos que es importante que los
alumnos aprendan en el SXXI. Y se da una dejación inercial tecnocrática representada
por los currículums educativos. Esta es la encrucijada. Estamos por un lado en
modelos legislativos que organizan la enseñanza ordenando los contenidos en
asignaturas, bloques, cursos, incluso momentos de evaluación en cuanto a rendición
de cuentas y que no reconocen lo que es importante que aprendan los alumnos en
este mundo que nos ha tocado vivir. El desafío es ser capaz de construir modelos
educativos que respondan a una visión más global de la enseñanza que la que
tenemos. No creo que el gran desafío sea seguir en una dinámica de responder a
políticas de derechas o izquierdas en relación a la defensa de unas asignaturas u
otras, sino más bien dar un salto cualitativo y entender que el aprendizaje se produce
de otra manera y es necesario que sea así si queremos educar a chavales para el
mundo que estamos viviendo.

Hay cierta polémica entre si en la docencia debe primar el conocimiento o la


pedagogía. Si es más importante el qué o el cómo. ¿Qué opina?
Creo que se nos olvida algo fundamental. La educación es algo político, es el
compromiso con cómo queremos entender que una persona es capaz de habitar el
mundo y le dotamos de las habilidades personales para hacerlo, tanto a nivel personal,
ciudadano, etc. ¿Qué es lo importante? Que el alumno o aprendiz seamos capaces de
analizar la realidad, ver dónde está en nuestras vidas, en nuestra realidad concreta, y
ver cómo el aprendizaje mejora la comprensión de esta realidad y de lo que hacemos
con ella. Cómo actuamos, cómo realizamos acciones innovadoras. El qué es
importante, hay que tratar cosas que son importantes para los alumnos. El cómo
también, hay que adaptarse a cómo se producen los aprendizajes de forma real.
Heredamos un modelo educativo en el que el qué, los contenidos, han sido muchas
veces elementos no demasiado relevantes y el cómo se ha organizado de una manera
lógica que no responde a cómo aprendemos que es, sobre todo, habitando los
contenidos. Creo que ese es el problema.

¿Qué le parece la evaluación que propone el Gobierno para docentes?


Sobre la evaluación, llevo años diciéndolo: no es lo mismo evaluar que calificar.
Calificar es etiquetar, poner un número. Evaluar es invitar a la reflexión. Creo que es
importante que los docentes nos evaluemos y nos evalúen y nos ayuden a reflexionar
sobre nuestras prácticas educativas. Para eso sería fantástico que se haga en torno a
elementos que nos ayuden a esa reflexión. Luego está la parte de calificación. Si
evaluar a los docentes se trata exclusivamente de ponerles en un ránking y calificar
habría que ver cómo se genera ese ránking, en virtud de qué, etc. y ahí ya entramos
en unas arenas movedizas.
Es importante que los docentes tengamos procesos de reflexión sobre nuestra
práctica. Hay experiencias claras: que varios profesores trabajen juntos y comenten su
labor. Eso es evaluación por pares. Que los alumnos sean capaces de evaluar a sus
profesores, que los docentes sean capaces de evaluar y vean si se adecuan o no a
sus necesidades. Que los docentes sean capaces de ver cuáles son sus demandas en
cuanto a innovación metodológica y que haya organismos. Eso es un proceso de
evaluación interesante, que no tiene mucho que ver con la calificación.

¿Se siente señalado por la administración como culpable de (casi) todos los
males de la educación, tal y como lamentan muchos docentes?
En educación los cambios son muy lentos y esto es algo que no se termina de
entender. El cambio no es ideológico ni legislativo solo, exige un cambio de mentalidad
y estos son muy lentos. Hay que ir hacia ellos, pero son lentos. La salida fácil entonces
es decir que el docente tiene la culpa. Creo que estamos en un momento realmente
estupendo en relación a la iniciativa y las ganas de los docentes, lo veo a diario. Se
generan centenares de foros con docentes que quieren cambiar, que se preguntan
cómo mejorar sus clases y responder a las necesidades educativas. Vas un sábado a
un foro y te encuentras a 500 docentes. Me dicen que quieren cambiar, pero luego
llegan a los centros y solo tienen papeleos que hacer. Los docentes han cubierto una
masa crítica y hacen que el cambio sea imparable. Pero está en la mesa de los
administradores facilitar que esto suceda. Se tienen que sentar con ellos y darse
cuenta de que son los expertos en sus alumnos.

Yo llevo 32 años dando clase, no he hecho otra cosa en mi vida. Veo que los docentes
tienen una desconfianza importante respecto a la administración y esta también tiene
desconfianza por alguna razón. Legislar al margen de ellos es un error. Creo que
habría que subirse a la ola de esa ilusión que está habiendo en los docentes, que es
generar un cambio y, a partir de ahí, trabajar en un cambio real que se adecue. La
administración sigue generando modelos basados en cursos, asignaturas. Ahora
quitan los estándares o no. No son elementos de calado.

Lo ha mencionado un par de veces. ¿Cree que las asignaturas están obsoletas?


Todos los que hablamos o escribimos sobre las necesidades educativas o cómo
hacerlas (yo me centro sobre todo en el cómo hacer las clases y desarrollarlas),
decimos lo mismo. El aprendizaje es algo global, holístico. No nos podemos quedar en
herederos de modelos de los 70 del siglo pasado, de hace 50 años. Los alumnos
aprenden globalmente y no hay diferencia entre lo que aprenden dentro de las aulas y
fuera, todo se ha roto. Las empresas exigen de los profesionales no ya que desarrollen
saberes técnicos, si no de otro tipo. A mí no me gusta mucho citar a Finlandia, pero allí
están trabajando en su currículum. Nosotros insistimos en asignaturas casi
contradictorias entre unas y otras.
Pero no parece que esto esté en los debates educativos a nivel administrativo
ahora…
No, pero al margen de eso, no me parece lo más importante. Al alumno un docente le
tiene que generar una experiencia, ponerle una serie de retos. Lo que está sucediendo
es que seguimos en el modelo en el que recibe una serie de contenidos que parece
que son los buenos. Vamos a dejar esto. A nivel organizativo, en los centros de
secundaria, por citar un ejemplo, seguimos con el modelo de departamentos, de tal
manera que hay departamentos unipersonales que se reúnen. Una persona consigo
misma. Es el colmo. Claro que hay que cambiar cosas, pero son cosas ridículas.

¿Cómo ve la formación inicial? ¿Hace falta un MIR educativo?


Con la formación inicial creo que hace falta generar un cuerpo de docentes. Existen
personas que cuando terminan el Bachillerato y van a las universidades quieren ser
docentes porque es su vocación, y luego hay otros con vocaciones dispares y por
avatares de la vida acaban convirtiéndose en docentes. Y eso no puede ser. El reto es
saber cuál es el sistema para que los que lleguen a la docencia. Ellos mismos
reconocen que sus lagunas metodológicas son espectaculares. Los sistemas que ha
habido hasta ahora, desde luego, no han funcionado bien. El modelo MIR habría que
verlo. Un modelo en el que los docentes que empiezan, entren a trabajar
colaborativamente con otros docentes que tienen más experiencias y se vean
inmersos en procesos metodológicos, no tendría por qué ser negativo.

¿Es apropiado que un alumno pueda obtener el Bachillerato sin aprender todas
las asignaturas como propone el Ministerio de Educación?
No voy a entrar, necesitaría leer la propuesta directa. Como concepto general que todo
lo que sea adaptarse a las necesidades educativas de la gente es fantástico, pero
tengo que ver el detalle. Me parece ridículo hablar de suspensos y aprobados.
Deberíamos cambiar de concepto, y en vez de que sea la escuela la que aprueba o
suspende, que eso solo genera exclusión, lo haga la sociedad.

¿Me desarrolla un poco este concepto?


Tenemos que pasar a este concepto, es importante. Se empezó a decir que era
importante que las familias entren en la escuela, que la comunidad participe. Tenemos
que empezar a creernos que la educación no es una tarea solo de la escuela, tiene
que ser de toda la comunidad. El fracaso o el éxito de un aprendiz no depende de la
escuela, sino de que la comunidad en su conjunto… En una familia con altos niveles
socio-culturales el índice de fracaso escolar son realmente menores que los de una
familia en una situación de mayor vulnerabilidad. ¿Esto por qué es? Porque en un
caso la tarea educativa se ha relegado a un solo agente (la escuela) mientras en la
otra se apoya en la familia: clases particulares… Es una cuestión social. Entiendo que
esto llevarlo a la práctica desde el punto de vista legislativo es complicado, pero creo
que es dónde tenemos que ir.

¿Le molesta que “gente que nunca ha pisado un aula” —queja que realizan
muchos maestros— pretendan decirles a los maestros y profesores de instituto
cómo dar clase?
Tienen toda la razón, no se me caen los anillos en decirlo. El modelo de formación
docente que se está realizando desde las universidades deja mucho que desear. Es
raro encontrar docentes de universidad que sean expertos en didáctica. Es muy
excepcional y maravilloso cuando sucede. El modelo de formación universitaria está
muy orientado a la investigación, a la reproducción de contenidos y poco a la
implementación en la práctica. Los docentes de la universidad que quieren hacer algo
distinto, muchas veces se ven en problemas en las universidades para sacar a los
alumnos, llevarlos a colegios, etc.

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