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Derecho de Sucesiones
Por eso la sucesión por antonomasia es la mortis causa; con la muerte del
causante la relación con su patrimonio ha quedado interrumpida, no siendo
admisible que esas relaciones jurídicas patrimoniales queden sin sujeto; por
eso, es imprescindible que otra u otras personas entren en su lugar. Es necesa-
rio que el ordenamiento legal prevea esta situación no solo por razones de
orden privado sino público.
La muerte de la persona natural determina la apertura de la sucesión he-
reditaria y con ella, la transmisión de la herencia a los herederos, pero ésta es
sólo provisional. La adquisición de la herencia por los herederos se convierte
en definitiva, irrevocable y perpetua con la aceptación por parte de éstos, por
ser un derecho propio y personal de cada heredero. Con la aceptación del
derecho a la herencia se ha convertido, definitivamente, en un derecho heredi-
tario ex tune, es decir que sus efectos se retrotraen al instante de la muerte del
causante. Una vez heredero, siempre heredero, como señala una máxima ro-
mana: Semel heres, semper heres. Por tal motivo se afirma que la trasmisión
sucesoria con motivo de la muerte de una persona opera ipso iure, pero supedi-
tado a una conditio juris: la aceptación que sólo la confirma, la consolida.
12 PÉREZ LASALA,José Luis. Curso de Derecho Sucesorio. Buenos Aires: Depalma, 1989,
p. 11 .
13 DOMÍNGUEZ BENAVENTE, Ramón y Ramón DOMÍNGUEZ ÁGUILA. Op.
cit., 1998, T. I, p. 231.
Capítulo I: La sucesión en general 69
Luis Echecopar 14 afirma con acierto que «la herencia constituye una su-
cesión universal, mientras que el legado es, por lo general, una sucesión singu-
lar». Explica el autor que «el heredero adquiere los bienes del causante y lo
sucede en sus deudas, hasta el límite del patrimonio que recibe (artículo 658
del Código Civil). El legatario, en cambio, es un simple acreedor del heredero
para el cobro de su legado ...».
Sobre esta distinción, Jorge Eugenio Castañeda 15 explica que «La suce-
sión es a título universal (per universitatem), o a título singular (singulatim) .
Para la primera, se necesita la figura del heredero que no es siempre necesaria,
ya que ahora se puede testar dejando to?o el patrimonio en legados ... Para la
segunda aparece la figura del legatario. Este sólo asume obligaciones respecto
al bien que recibe y aquellas que le han sido impuestas por el testador al insti-
tuirlo (a no ser que sea heredero forzoso), como cargas y/o modalidades».
Echecopar 16 señala que «En Francia es herencia lo que se recibe ab-intestato
y legado es todo lo que se deja por testamento [... ] A todas las personas favo-
recidas en un testamento por acto voluntario del causante se les denomina, en
Francia, legatarios. No se hace la distinción entre heredero y el legatario. Se
llamará legatario universal al que nosotros llamamos heredero universal; lega-
tario a título universal a quien llamamos heredero o legatario de parte alícuota;
y legatario a título singular o particular a quien nosotros llamamos legatario
común». Así queda establecido por los Arts. 1003 al 1014 del Código Civil
Francés. La máxima del Derecho Francés para justificar este criterio es que
«Solo Dios hace a los herederos». Por tanto, en la sucesión testamentaria los
instituidos sólo pueden ser legatarios.
Ramón Domínguez afirma que «la sucesión mortis causa es la única que
puede darse tanto a título universal como a título particular (Art. 981, inc. 1).
En el primer caso, se sucede al causante «en todos sus bienes, derechos y
obligaciones trasmisibles, o en una cuota de ellos, como la mitad, tercio o
quinto» (Art. 9 51, inc. 2 º). En el segundo caso se sucede al difunto en «una o
más especies o cuerpos ciertos, como tal caballo, tal casa; o en una o más espe-
cies indeterminadas de cierto género, como un caballo, tres vacas, seiscientos
pesos fuertes, cuarenta fanegas de trigo (Art. 9 51, inc. 3º)» 17 • El autor expone
que «En la sucesión mortis causa a título universal se sucede al difunto en su
Expresa el Art. 2 inciso 16º de la Constitución Política del Estado de 1993 que:
«Toda persona tiene derecho a la propiedad y la herencia». Existe una garan-
tía constitucional de carácter sucesorio, ya que la propiedad privada está ínti- ·
mamen te vinculada a la herencia.
Esta garantía significa un reconocimiento de la herencia como institu-
ción y, asimismo, un derecho individual de carácter singular, porque responde
a la ineludible necesidad de mantener la existencia de un espacio de apropia-
ción privada de los bienes más allá de la muerte de su titular; y, además, como
una forma de protección constitucional a la propiedad privada de la cual deri-
va el derecho de disposición con las limitaciones que la ley establece.
Esta protección se extiende al derecho de adquirir por herencia, en cual-
quiera de sus modos de sucesión, bien por testamento o a través de la intestada.
Como se puede advertir, la cuestión esencial del Derecho de Sucesiones
es atender el problema de la continuidad de las relaciones patrimoniales que se
produce al fallecimiento de una persona. El significado de esta disposición
constitucional implica: