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Unidad I “Derechos de las sucesiones”

La Sucesión. Concepto. Etimológicamente, la palabra sucesión proviene del latín


successio, y esta del verbo succedere: acción y efecto de seguir o continuar en una
situación.

Jurídicamente, el derecho de una persona se transmite a otra, de modo tal que esta
sustituye a aquel en una relación jurídica de la que era titular. El sucesor se coloca en
la misma posición jurídica que el transmitente, ni mejor ni peor.
El CC definía a la sucesión como la transmisión de derechos activos y pasivos que
componen la herencia de una persona muerta, a la persona que sobrevive, a la cual la
ley o el testador llama para recibirla.

La sucesión es la transmisión de derechos de una persona a otra, de tal manera que


en adelante esta pueda ejercerlos en su propio nombre.

Sucesión "Inter Vivos" y "mortis causa". Habrá sucesión entre vivos cuando la
transmisión de un derecho derive de actos jurídicos celebrados entre personas vivas.

Habrá sucesión mortis causa cuando el hecho jurídico necesario y determinante de la


transmisión sea la muerte de su titular.

Elementos esenciales de la sucesión mortis causa: Sujeto (dado que las titularidades
patrimoniales se relacionan a una persona) Causa (la muerte de una persona es el
hecho jurídico que provoca la transmisión patrimonial) Efecto (causa la apertura de la
sucesión y la transmisión de su herencia) Herederos (personas llamadas a sucederle)
Fuente de la vocación sucesoria (por el testamento o por la ley) y Objeto (aquello que
se transmite, la herencia, configura una universalidad jurídica, excluyendo lógicamente
a todo aquello que se extingue por muerte).

-Muerte real: articulo 23 de la ley 24193 “el fallecimiento de una persona se


considerará tal cuando se verifiquen de modo acumulativo los siguientes signos, que
deberán persistir ininterrumpidamente seis horas después de su constatación
conjunta: a)ausencia irreversible de respuesta cerebral con pérdida absoluta de
conciencia, b) ausencia de respiración espontanea, c= ausencia de reflejos encefálicos
y constatación de pupilas fijas no reactivas, d) inactividad encefálica corroborada por
medios técnicos y/o instrumentales adecuados a las diversas situaciones clínicas...

La muerte se prueba con la partida del registro civil conforme lo establece el art. 96.

-Muerte presunta: la ausencia con presunción de fallecimiento puede ocasionarse por


la ausencia de una persona sin que se tengan noticias durante tres años, o cuando se
encontraba en el lugar de un incendio, terremoto, acción de guerra u otro hecho
semejante susceptible de ocasionar la muerte o participo de una actividad que
implique el mismo riesgo y no se tiene noticias de el por el termino de dos años, y si se
encontraba en un buque o aeronave naufragado o perdido y no se tuviera noticias de
su existencia por el termino de seis meses.

Sucesión Singular. Habrá sucesión singular cuando se transmita uno o varios


derechos determinados. Puede ser entre vivos o por causa de muerte.
Sucesión Universal. Habrá sucesión universal cuando la transmisión comprenda un
todo ideal, sea la totalidad o una parte alícuota del patrimonio de una persona. Solo
opera por causa de muerte del transmitente.

Sucesión en la persona. Surge en el derecho romano, significa que el heredero es el


continuador de la persona del causante, y como tal se produce la confusión de
patrimonios y la consiguiente responsabilidad personal del heredero por las deudas de
la persona muerta. Tiene una fundamentación religiosa.

El primero de estos sistemas, apoyado en la teoría del patrimonio persona, fue


desarrollado modernamente por Aubry y Rau. A la muerte del titular de un patrimonio,
caducan las relaciones derivadas de su posición familiar y demás derechos
relacionados con la individualidad física del difunto, pero la masa de patrimonio con
todos los elementos no se disgrega, sino que pasa en conjunto a los herederos. El
patrimonio conforma así una emanación de la personalidad, caracterizado por ser
único, indivisible, inherente a la personalidad e intrasmisible en vida de su titular.
Surge así la responsabilidad ultra vires del heredero, que lo hará responder con sus
propios bienes cuando los dejados por el causante no alcanzaren para satisfacer las
deudas.

El sistema romanista de la sucesión fue receptado por Vélez Sarsfield al redactar el


CC. No obstante, la limitación de la responsabilidad patrimonial del heredero podía
obtenerse mediante el beneficio de inventario.

La reforma que introdujo la ley 17711 estableció la presunción de que toda herencia es
aceptada bajo beneficio de inventario.

El CCyC eliminó la presunción del beneficio de inventario, el heredero solo responde


con sus propios bienes por deudas del causante, asumiendo una responsabilidad
ilimitada en los casos especialmente previstos y como un medio de sanción a su
conducta. El principio general es que el heredero queda obligado por las dudas y
legados de la sucesión solo hasta la concurrencia del valor de los bienes hereditarios
recibidos.

Sucesión en los bienes. Surge en el derecho germánico, limita esa continuación o


continuidad a la orbita patrimonial, y es el seguido por la mayor parte de las
legislaciones modernas. En este, a la muerte del sujeto, su patrimonio estará
conformado por un activo y un pasivo; una vez satisfechas, el heredero recibirá los
bienes relictos. Se trata en definitiva de un patrimonio a liquidación. Los bienes solo se
incorporaran al patrimonio del heredero una vez satisfechas las deudas y cargas que
pesaban sobre la herencia.

Unidad patrimonial de la herencia. Aquello que se transmite es una universalidad,


sin consideración alguna a su contenido, es decir, respecto a que bienes integran
individualmente dicha universalidad. En las sucesiones intestadas no se atiende a la
naturaleza ni al origen de los bienes que componen la herencia, excepto disposición
legal expresa en contrario.
Excepciones:
*en la adopción simple, ni los adoptantes heredan los bienes que el adoptado haya
recibido a título gratuito de su familia de origen, ni ésta hereda los bienes que el
adoptado haya recibido a título gratuito de su familia de adopción. Estas exclusiones
no operan si, en su consecuencia, quedan bienes vacantes. En los demás bienes, los
adoptantes excluyen a los padres de origen.
*En todos los casos en que el viudo o viuda es llamado en concurrencia con
descendientes, el cónyuge supérstite no tiene parte alguna en la división de bienes
gananciales que corresponden al cónyuge prefallecido.

El sucesor. Concepto. El sucesor mortis causa, es aquel al que se transmite todo o


parte de una herencia y su llamamiento puede provenir de la ley o de testamento
valido.

Heredero y legatario. Concepto. Se denomina heredero a la persona a quien se


transmite la universalidad o una parte indivisa de la herencia.

Heredero universal: a quien se transmite la universalidad de la herencia y sucede al


causante con vocación a todos los bienes de la herencia.

Heredero de cuota: a quien se le transmite una fracción de la herencia y no tienen


vocación a todos los bienes de la herencia. Excepto que deba entenderse que el
testador ha querido conferirles ese llamado para el supuesto de que no puedan
cumplirse, por cualquier causa, las demás disposiciones testamentarias.

Herederos legítimos: son llamados a suceder por la ley. El CCyC opto por mantener el
criterio de no reconocer vocación sucesoria a los miembros de una unión convivencial
ni a ninguna clase de convivientes.

 Legitimarios. Tienen una porción legítima de la que no pueden ser privados por
testamento ni por actos de disposición entre vivos a título gratuito, los
descendientes (sea cual fuera la fuente filial), los ascendientes y el cónyuge.
 Legítimos no legitimarios. Son aquellos llamados por la ley pero su vocación es
siempre supletoria, ya que concurren a la herencia solo a falta de herederos
forzosos o de herederos testamentarios. Son los parientes colaterales hasta el
cuarto grado.

Heredero testamentario: son llamados a suceder por el causante en un testamento,


mediante una disposición testamentaria.

Legatario, al que recibe un bien particular o un conjunto de bienes, por voluntad del
causante establecida en una disposición testamentaria. Se convierte en sucesor del
causante solo respecto del objeto del legado. Agota en su adquisición todas sus
relaciones con el heredero o la sucesión del causante.

Distinción entre legatario particular y legatario de cuota. Herederos de cuota. Los


herederos instituidos en una fracción de la herencia no tienen vocación a todos los
bienes de ésta, excepto que deba entenderse que el testador ha querido conferirles
ese llamado para el supuesto de que no puedan cumplirse, por cualquier causa, las
demás disposiciones testamentarias. Si la adición de las fracciones consignadas en el
testamento excede la unidad, se reducen proporcionalmente hasta ese límite. Si la
suma de las fracciones no cubre todo el patrimonio, el remanente de los bienes
corresponde a los herederos legítimos y, a falta de ellos, a los herederos instituidos en
proporción a sus cuotas. El heredero de cuota tiene derecho a recibir la fracción de la
herencia que le asignó el testador, pero no tienen vocación al todo de la herencia. Sin
embargo puede suceder que el testador haya dispuesto que en caso de que no
puedan cumplirse otras disposiciones testamentarias, acrecerá la porción del heredero
de cuota. La responsabilidad del heredero de cuota por las deudas del causante y por
las cargas hereditarias se limita a los bienes que recibe o a su valor en caso de haber
sido enajenados.

Legatario particular recibe un bien determinado o un conjunto de ellos y no tiene


derecho sobre los otros bienes que componen la herencia. El legatario no acrece por
sobre el bien legado, salvo que el testador hubiese dispuesto lo contrario. En cuanto a
las deudas del causante, el legatario solo es responsable hasta el valor de lo que
recibe y nunca responderá con sus propios bienes frente a los acreedores del
fallecido. El legatario tiene derecho al cobro de su legado sobre los bienes de la
herencia, con preferencia sobre los acreedores de los herederos.

Llamamiento a la nuera viuda. El CCyC deroga la figura de la nuera viuda sin hijos
como sucesora, justificando su eliminación del siguiente modo: “además de los
ataques a la constitucionalidad al distinguir según sea hombre o mujer, altera los
principios del derecho sucesorio y ocasiona un sinnúmero de dificultades
interpretativas, especialmente después de la incorporación del matrimonio entre
personas del mismo sexo.”

Había sido incorporada al CC por la L 17711: el Art. 3576 bis otorgaba la posibilidad a
la nuera viuda sin hijos la posibilidad de suceder a sus suegros, en la cuarta parte que
le hubiera correspondido a su cónyuge. Se trato del único pariente afín con derecho
sucesorio en el derecho argentino. Borda sostuvo que este derecho tenía un
fundamento asistencial, basado en la solidaridad familiar y en el desamparo en que se
encuentra la viuda ante la muerte del marido. Otros autores sostenían que el
fundamento se basaba en la presunción de afecto por el vínculo familiar existente.
La norma solo contemplaba el supuesto de nuera viuda pero no al yerno viudo. La
evidente desigualdad de trato entre hombres y mujeres, carecía de un fundamento
objetivo y razonado, contrario al principio de igualdad y no discriminación.

Transmisión hereditaria. La transmisión de los derechos tiene lugar en forma


instantánea en el momento de la muerte del causante. El contenido de la transmisión
es la herencia y esta se compone de todos los derechos y obligaciones del causante,
menos los que se extinguen por causa de muerte. Los derechos extrapatrimoniales se
extinguen con la muerte de su titular y los derechos patrimoniales se transmiten a los
herederos.

Los atributos de la personalidad se extinguen con la muerte, lo mismo que los


derechos de la personalidad. *Respecto al derecho a la imagen: toda persona es
titular del derecho a que su imagen o voz no sea captada o reproducida sin su
consentimiento. En caso de personas fallecidas pueden prestar el consentimiento sus
herederos o el designado por el causante en una disposición de última voluntad. Si
hay desacuerdo entre herederos de un mismo grado, resuelve el juez. Pasados
veinte años desde la muerte, la reproducción no ofensiva es libre.

Los derechos de familia se extinguen con la muerte de su titular. Respecto de las


acciones de estado de familia, se puede sostener que en principio no son
transmisibles por vía sucesoria, sin embargo en algunos casos iniciada en vida por el
causante, puede ser continuada por los herederos, y en otros, puede ser promovida
por sus sucesores en determinadas condiciones. Los herederos del causante pueden
ser demandados por una acción de estado.
También el ejercicio del cargo de tutor o curador es personal y se extingue por muerte,
pero la obligación de rendir cunetas, se transmite a sus herederos.

En cuanto a los derechos intelectuales, el causante tiene su derecho en forma vitalicia,


pero a su muerte se transmite a los herederos por un lapso determinado.

En relación con los derechos reales, en principio son los derechos típicamente
transmisibles por causa de muerte. Excepto: usufructo, uso y habitación, servidumbre
personal, puesto que han sido establecidos teniendo en cuenta las necesidades
personales de su titular y, por lo tanto, se extinguen con su fallecimiento.

La transmisión mortis causa requiere la reunión de tres elementos: 1) la apertura de la


sucesión; 2) la vocación sucesoria, y 3) la aceptación. Solamente cuando se han
reunido los tres elementos se producirá y perfeccionara la transmisión hereditaria

Apertura de la sucesión. Se produce en el mismo momento de la muerte del


causante y tiene como consecuencia la transmisión instantánea de la herencia a los
herederos. El Art. 2277 establece “la muerte real o presunta de una persona causa la
apertura de su sucesión y la transmisión de su herencia a las personas llamadas a
sucederlo por el testamento o por la ley.

Si la sucesión tiene lugar entre ascendientes, descendientes y cónyuge, el heredero


queda investido de su calidad de tal desde el día de la muerte del causante, sin
ninguna formalidad o intervención de los jueces, aunque ignore la apertura de la
sucesión y su llamamiento a la herencia. Puede ejercer todas las acciones
transmisibles que correspondían al causante. 

Conmoriencia. Habrá conmoriencia cuando dos o más personas hubiesen fallecido


en un destre común o en cualquiera otra circunstancia de modo que no se pueda
saber cuál de ellas falleció primero. Art. 95. Se presume que mueren al mismo tiempo
las personas que perecen en un desastre común o en cualquier otra circunstancia, si
no puede determinarse lo contrario.

Ausencia con presunción de fallecimiento. Hay tres sucesos que permiten la


declaración de la muerte presunta: 1) la ausencia durante 3 años sin que se tengan
noticias de la persona. (Fecha presuntiva de muerte: el último día del primer año y
medio) 2) en caso de incendio, terremoto, acción de guerra y otro suceso semejante, si
no se tuvieren noticias durante 2 años(fecha presuntiva de muerte: el día del suceso,
el día del término medio en que ocurrió el hecho) 3) en caso de encontrarse en un
buque o aeronave naufragado o perdido, y del que no se tuviesen noticias durante 6
meses (el ultimo día en que se hayan tenido noticias del buque o de la aeronave).

Previo inventario los herederos recibirán los bienes y estos se inscribirán a su nombre
en los registros, con la pre notación de que no podrán enajenarlos y gravarlos sin
autorización judicial. Dicha pre notación concluirá y los herederos podrán disponer
libremente de los bienes a los cinco años del día presuntivo del fallecimiento o a los
ochenta del nacimiento del ausente, si este reaparece luego de cesada la pre notación
se le restituirán los bienes que existiesen en el estado en que se hallasen, los
adquiridos con el valor de los que faltaren, y el precio que se adeudase de los
enajenados, así como también los frutos no consumidos
Vocación legítima y testamentaria. Si el llamamiento proviene de la ley, la sucesión
será legitima o intestada; si proviene de la voluntad, será testamentaria cuando se
trate de la voluntad unilateral del causante, o contractual cuando se origine en un
acuerdo de voluntades por el cual una persona se obliga a transmitir a otra todo o
parte de su patrimonio al momento de su fallecimiento.
La sucesión legítima tendrá lugar cuando: no exista testamento; exista pero este no
sea valido; exista testamento valido, pero el causante no haya instituido herederos;
exista testamento, pero afecte la porción legitima de los herederos forzosos; en caso
de renuncia a la herencia del o los herederos instituidos; exista testamento valido, pero
el testador no disponga respecto de la totalidad de los bienes.

Pactos sucesorios. La herencia futura no puede ser objeto de los contratos ni


tampoco pueden serlo los derechos hereditarios eventuales sobre objetos particulares,
excepto lo dispuesto en el párrafo siguiente u otra disposición legal expresa.

Los pactos relativos a una explotación productiva o a participaciones societarias de


cualquier tipo, con miras a la conservación de la unidad de la gestión empresaria o a la
prevención o solución de conflictos, pueden incluir disposiciones referidas a futuros
derechos hereditarios y establecer compensaciones en favor de otros legitimarios.
Estos pactos son válidos, sean o no parte el futuro causante y su cónyuge, si no
afectan la legítima hereditaria, los derechos del cónyuge, ni los derechos de terceros.

Ley aplicable a la transmisión hereditaria. Unidad y pluralidad sucesoria.


Principio de unidad en el Código Civil. La sucesión a titulo universal es la que tiene
por objeto un todo ideal, sin consideración a su contenido especial ni a los objetos de
esos derechos. El sistema de unidad de ley consiste en que el derecho de sucesión se
regirá por una ley única, cualquiera sea el lugar donde se encuentren situados los
bienes. Esta ley podrá ser la del último domicilio del causante o la de su nacionalidad.
El sistema de pluralidad de leyes se configura cuando se rige el derecho de sucesión
por la ley del lugar donde se encuentren situados los bienes. Habrá tantos juicios
sucesorios como bienes existentes en distintos países. En el CCyC la sucesión por
causa de muerte se rige por el derecho del domicilio del causante al tiempo de su
fallecimiento. Respecto de los bienes inmuebles situados en el país, se aplica el
derecho argentino.

Ley aplicable a la transmisión sucesoria de inmuebles. Lex Rei Sitae. Son regidos
por la ley de su ubicación.

Ley aplicable a la transmisión sucesoria de muebles. Se les aplica la ley del


domicilio o la de nacionalidad del causante.

Tratados de Montevideo de 1889 y 1940. Adoptan el sistema de pluralidad, rigiendo


la ley del lugar donde se encuentran situados los bienes.

Competencia. La competencia para entender en el juicio sucesorio corresponde al


juez del último domicilio del causante. La competencia corresponde a los tribunales
ordinarios del fuero civil y comercial. Esta excluida la intervención de los jueces
federales en toda la Republica. Es posible la acumulación de procesos sucesorios de
distintos causantes, por razones de conexidad o de economía procesal, teniendo en
cuenta la identidad de herederos y/o del acervo sucesorio.
Fuero de atracción. Excepciones. En los procesos universales, como lo es el
sucesorio, se produce un fenómeno jurídico conocido con el nombre de fuero de
atracción, que consiste en que todas las acciones patrimoniales que se inicien en
contra del causante o difunto, salvo excepciones especialmente establecidas, deben
tramitar ante el juez que entiende en el proceso universal. El mismo juez conoce de
las acciones de petición de herencia, nulidad de testamento, de los demás litigios que
tienen lugar con motivo de la administración y liquidación de la herencia, de la
ejecución de las disposiciones testamentarias, del mantenimiento de la indivisión, de
las operaciones de partición, de la garantía de los lotes entre los copartícipes y de la
reforma y nulidad de la partición.

Caso del heredero único. Si el causante deja sólo un heredero, las acciones
personales de los acreedores del causante pueden dirigirse, a su opción, ante el juez
del último domicilio del causante o ante el que corresponde al domicilio del heredero
único.

Unidad II “Capacidad para suceder”


1) Capacidad y vocación hereditaria: Concepto. El CC derogado se refería a la
capacidad de suceder y a la incapacidad de suceder. En ese contexto, la doctrina
interpretaba que para ser sujeto pasivo de una herencia era necesario tener capacidad
para suceder y vocación hereditaria vigente y no contrariada. Cuando utiliza el término
capacidad en realidad hace referencia a la existencia de una persona al momento del
fallecimiento del causante.
La capacidad para suceder ha sido definida como el conjunto de requisitos que la ley
exige para que una persona pueda ser sujeto pasivo de una transmisión por causa de
muerte. El nuevo código no distingue entre capacidad en general y capacidad para
suceder. La regla es la capacidad, y por ende se aplican las normas de la capacidad
en general.
Por lo tanto, para ser sujeto pasivo de la transmisión hereditaria se requiere existir al
momento de la muerte del causante y además ser titular de vocación sucesoria y que
dicha vocación no este contrariada.

La ley no solo reconoce el derecho de suceder tanto a las personas humanas, sino
también a las personas jurídicas, ya que estas últimas pueden suceder por disposición
de última voluntad. Pueden suceder al causante:
a) las personas humanas existentes al momento de su muerte;
b) las concebidas en ese momento que nazcan con vida (condición resolutoria). La
muerte antes del nacimiento opera como causal de extinción retroactiva de todos los
derechos;
c) las nacidas después de su muerte mediante técnicas de reproducción humana
asistida;
d) las personas jurídicas existentes al tiempo de su muerte y las fundaciones creadas
por su testamento.

Condiciones de eficacia de la vocación. La vocación sucesoria se refiere al


llamamiento de un sucesor a una sucesión determinada. Es el llamamiento hecho por
la ley o por la voluntad del causante a una persona para que reciba una herencia
determinada. La diferencia que existe entre la capacidad para suceder y la vocación
hereditaria es clara, aquella es general, y esta es específica para una sucesión en
particular. Las fuentes de la vocación son dos: legítima o testamentaria.
La vocación sucesoria puede ser actual o eventual. El orden de prelación en el
llamamiento hereditario esta organizado en una sucesión de ordenes: los de primer
orden (descendientes), los de segundo orden (ascendientes, y en ambos casos
concurre el cónyuge, con ciertas particularidades. El tercer grado es el de los parientes
colaterales hasta el cuarto grado (hermanos). El llamamiento es simultaneo a todos los
sucesibles, a todos los ordenes y desde la muerte del causante pero tienen vocación
actual los sucesibles en primer grado y vocación eventual aquellos de ordenes
ulteriores.
Para Azpiri, la vocación actual tiene lugar cuando a una persona física o jurídica se le
atribuye la universalidad de los bienes. Por el contrario, la vocación eventual,
corresponde a las posibilidades de ejercicio del derecho de acrecer en función de la
universalidad del titulo, que permite, eventualmente, absorber toda la herencia.

Condiciones de eficiencia:
*existencia de la persona al momento de recibir la herencia.
*existencia del sucesor debe ser cierta
*el llamamiento debe subsistir cuando la sucesión se abre.
*es imprescindible que dicha vocación no se encuentre contrariada.

Exclusión hereditaria, casos. Cuando la vocación sucesoria aparece contrariada en


forma total.
1- Por voluntad del sucedible: el propio heredero puede manifestar de forma expresa
su voluntad de no recibir la herencia.
2- Por sentencia judicial: producida por haber incurrido el heredero en causales de
indignidad. Tal indignidad afecta la vocación hereditaria en la sucesión donde se lo
declare indigno, y no en otras sucesiones.
3- Por disposición legal: los supuestos de divorcio, la separación de hecho sin voluntad
de unirse y el cese de la convivencia en el matrimonio resultante de una decisión
judicial constituyen situaciones que excluyen el derecho hereditario.
Matrimonio in extremis: art. 2436: “la sucesión del cónyuge no tiene lugar si el
causante muere dentro de los treinta días de contraído el matrimonio a consecuencia
de enfermedad existente en el momento de la celebración, conocida por el supérstite,
y de desenlace fatal previsible, excepto que el matrimonio sea precedido de una unión
convivencia

Causas limitativas: supuestos en que la vocación hereditaria resulta contrariada en


forma parcial. La razón que justifica estas restricciones se funda en asegurar que la
voluntad del testador sea libre de todo tipo de influencias. Tal es el caso de los tutores
y curadores, que no pueden recibir por testamento de sus pupilos si estos mueren
durante la tutela o curatela, o bien, si esta cesó, hasta que las cunetas definitivas de la
administración resulten aprobadas; el escribano y los testigos antes quienes se haya
otorgado el testamento por el acto en el cual han intervenido; los ministros de
cualquier culto y los lideres o conductores espirituales que hayan asistido al causante
en su ultima enfermedad.
Las disposiciones testamentarias a favor de personas que no pueden suceder por
testamento son de ningún valor, aun cuando se hagan a nombre de personas
interpuestas. Se reputan tales, sin admitir prueba en contrario, los ascendientes, los
descendientes, y el cónyuge o conviviente de la persona impedida de suceder.
El fraude a la ley puede ser probado por cualquier medio.
Los inhábiles para suceder por testamento que se encuentran en posesión de los
bienes dejados por el testador son considerados de mala fe.
Indignidad. Concepto. Se define la indignidad como la sanción operada por medio de
sentencia judicial y a petición de los legitimados activamente, en virtud de la cual se
produce la caducidad de la vocación sucesoria y hace que el declarado indigno sea
excluido de la sucesión. Puede ser decretada tanto respecto de un heredero como de
un legatario.
No se trata de un supuesto de incapacidad como sostenía erróneamente Vélez. En
efecto, el posible indigno recibe la herencia y puede mantenerla mientras nadie
demande su declaración de indignidad y no se dicte sentencia, y aun en caso de que
se promueva una demanda, si ha mediado perdón o posesión de la herencia por más
de tres años, la misma queda purgada.
Esta sanción civil tiene como basamento un reproche objetivo formulado por el
ordenamiento jurídico hacia determinadas conductas que han sido consideradas
disvaliosas porque implican agresiones o menoscabo a la integridad, a la libertad, al
honor, a la salud, a las afecciones o a la memoria del causante.

La indignidad debe ser decretada por sentencia judicial porque esta institución no se
aplica de oficio debido a que debe ser demandada solamente por el legitimado para
hacerlo. Nadie puede ser reputado como indigno aunque la causa se encuentre
acreditada si no media acción del interesado y sentencia condenatoria.

Las conductas del heredero son hechos propios que lo colocan en una
incompatibilidad moral con el causante y provocan su exclusión.

La exclusión del indigno solo puede ser demandada después de abierta la sucesión a
instancia de quien pretende los derechos atribuidos al indigno. También puede
oponerla como excepción el demandado por reducción, colación, o petición de
herencia.

El perdón del causante hace cesar la indignidad. El testamento en que se beneficia al


indigno, posterior a los hechos de indignidad, comporta el perdón, excepto que se
pruebe el desconocimiento de tales hechos por el testador.

Causas de indignidad. La indignidad es una sanción, por ello no cabe una


interpretación análoga que permita extender la indignidad a otros supuestos, aparte de
los taxativamente enumerados en al ley. Son indignos de suceder:

a) los autores, cómplices o partícipes de delito doloso contra la persona, el honor, la


integridad sexual, la libertad o la propiedad del causante, o de sus descendientes,
ascendientes, cónyuge, conviviente o hermanos. Esta causa de indignidad no se cubre
por la extinción de la acción penal ni por la de la pena; los delitos culposos,
preterintencionales o los supuestos de inimputabilidad o la hipótesis del error en la
persona, no provocan la indignidad.

b) los que hayan maltratado gravemente al causante, u ofendido gravemente su


memoria; esta causal no estaba incluida en la regulación anterior. Cualquier tipo de
ofensa o maltrato que se haga al causante o a su memoria, cuya gravedad queda
librada a la apreciación judicial.

c) los que hayan acusado o denunciado al causante por un delito penado con prisión o
reclusión, excepto que la víctima del delito sea el acusador, su cónyuge o conviviente,
su descendiente, ascendiente o hermano, o haya obrado en cumplimiento de un deber
legal; la denuncia importa una animosidad en quien la formula. La denuncia o querella
debe haber sido voluntaria, porque cuando se hace en virtud de un deber legal, no se
configura la causal. Es indiferente el resultado, sea que al imputado se lo condene,
absuelva o se dicte la falta de merito o medie sobreseimiento. Es necesario que el
denunciante conozca el vínculo de parentesco que lo unía con el causante, dado que
solo así puede recaer la reprobación moral quien denuncie el delito.

d) los que omiten la denuncia de la muerte dolosa del causante, dentro de un mes de
ocurrida, excepto que antes de ese término la justicia proceda en razón de otra
denuncia o de oficio. Esta causa de indignidad no alcanza a las personas incapaces ni
con capacidad restringida, ni a los descendientes, ascendientes, cónyuge y hermanos
del homicida o de su cómplice; esta causal no ha tenido demasiada aplicación practica
durante la vigencia de la anterior regulación ya que en la mayoría de los casos las
autoridades proceden de oficio frente a una muerte dolosa en la vía publica, mientras
que si se produce en el ámbito privado, es el medico certificante de la defunción el
obligado a denunciar si la muerte no ha sido natural; por eso el CCyC exime de la
obligación de denunciar cuando exista otra denuncia o haya actuaciones de oficio.

e) los parientes o el cónyuge que no hayan suministrado al causante los


alimentos debidos, o no lo hayan recogido en establecimiento adecuado si no podía
valerse por sí mismo;

f) el padre extramatrimonial que no haya reconocido voluntariamente al causante


durante su menor edad; el reconocimiento forzado judicialmente (aun cuando la misma
surja en virtud de acreditarse la posesión de estado) o el que se formule siendo ya
mayor de edad el hijo, no impiden la sanción.

g) el padre o la madre del causante que haya sido privado de la


responsabilidad parental;

h) los que hayan inducido o coartado la voluntad del causante para que otorgue
testamento o deje de hacerlo, o lo modifique, así como los que falsifiquen, alteren,
sustraigan, oculten o sustituyan el testamento; su fundamento radica en la protección a
la manifestación libre y espontánea de la ultima voluntad del causante.

i) los que hayan incurrido en las demás causales de ingratitud que permiten revocar
las donaciones. Las donaciones pueden ser revocadas por ingratitud del donatario en
los siguientes casos: a) si el donatario detenta contra la vida o la persona del donante,
su cónyuge o conviviente, sus ascendientes o descendientes; b) si injuria gravemente
a las mismas personas o las afecta en su honor. c) si las priva injustamente de bienes
que integran su patrimonio d) si rehúsa alimentos al donante.

En todos los supuestos enunciados, basta la prueba de que al indigno le es imputable


el hecho lesivo, sin necesidad de condena penal.

Efectos de la declaración de indignidad. Admitida judicialmente la exclusión, el


indigno debe restituir los bienes recibidos, aplicándose lo dispuesto para el poseedor
de mala fe. Debe también pagar intereses de las sumas de dinero recibidas, aunque
no los haya percibido. Los derechos y obligaciones entre el indigno y el causante
renacen, así como las garantías que los aseguraban.

El indigno es equiparado al poseedor de mala fe, y su obligación no se reduce a


restituir solo los frutos y productos percibidos desde el momento de la apertura de la
sucesión, sino también es obligado a restituir los que por su culpa o negligencia dejo
de percibir. A su vez, responde por la destrucción total o parcial de lo recibido, excepto
que igualmente se hubiera producido.
Respecto de las mejoras de los bienes recibidos, aquellas de mero mantenimiento no
son indemnizables, incluso tampoco las necesarias originadas por su culpa. Solo
podrá reclamar el pago de las mejoras útiles pero hasta el mayor valor adquirido por la
cosa mediante tales mejoras.

Los hijos del indigno vienen a la sucesión por derecho de representación (sui generis
pues puede tener lugar en vida del representado), ocupando el lugar del indigno.

Aquellos derechos que los terceros hubieran recibido son validos, aun las donaciones.
Los deudores de la sucesión que hubieran pagado al indigno quedan liberados de su
obligación; ahora si fuesen notificados de la existencia de la acción de indignidad, solo
los libera el pago por consignación judicial.

Acción de indignidad. La exclusión del indigno sólo puede ser demandada después
de abierta la sucesión, a instancia de quien pretende los derechos atribuidos al
indigno. También puede oponerla como excepción el demandado por reducción,
colación o petición de herencia.
La acción puede ser dirigida contra los sucesores a título gratuito del indigno y contra
sus sucesores particulares a título oneroso de mala fe. Se considera de mala fe a
quien conoce la existencia de la causa de indignidad.

Una cuestión debatida era si una persona jurídica, por el hecho de sus
administradores podía ser demandada por indignidad, la característica de pena civil
que implica el instituto impide que sea aplicable a una persona jurídica. Pero cabe
declarar la indignidad de la persona jurídica si se demuestra que ella no es más que
una pantalla que cubre a los verdaderos herederos, quienes han incurrido en la causal
de indignidad y se valieron de la apariencia de la persona jurídica.

Caduca el derecho de excluir al heredero indigno por el transcurso de tres años desde
la apertura de la sucesión, y al legatario indigno por igual plazo desde la entrega del
legado”. Corren desde el día de la muerte del causante respecto de los herederos y
con relación a los legatarios desde que se hizo entrega del legado.

Desheredación. Concepto. Causales de desheredación. Consistía en la exclusión


de un heredero forzoso hecha por el causante en su testamento en virtud de una
causa legal.
El CCyC opto por derogar la desheredación en virtud de su escasísima aplicación
práctica. A su vez, regula en forma más amplia la indignidad, incluyendo entre sus
causas aquellas conductas que posibilitaban imponer la desheredación y, además,
efectúa una remisión a las causas que permiten revocar las donaciones.

2) Aceptación y Renuncia. Las herencias futuras no pueden ser aceptadas ni


renunciadas. La aceptación y la renuncia, recién pueden efectuarse luego de la
apertura de la sucesión.

Aceptación de la herencia. Es el acto voluntario lícito por el cual una persona


llamada a suceder asume de manera irrevocable los derechos y obligaciones que
corresponden a la calidad de heredero.
Lo que se produce con la aceptación es la consolidación de la calidad de heredero del
llamado a suceder.
Derecho de opción. Plazos. Es la facultad que tiene el sucesible de elegir entre la
aceptación o la renuncia de una herencia determinada. Puede ocurrir que quien es
llamado a la herencia: acepte, renuncie o no se pronuncie. Mientras no se pronuncie,
conserva el derecho de opción entre aceptar o renunciar
El derecho de aceptar la herencia caduca a los diez años (en el CC el plazo era de 20
años) de la apertura de la sucesión. El heredero que no la haya aceptado en ese plazo
es tenido por renunciante. El plazo para las personas llamadas a suceder en defecto
de un heredero preferente que acepta la herencia y luego es excluido de ésta, corre a
partir de la exclusión.

Todo heredero puede aceptarla herencia que le es deferida o renunciarla, pero no


puede hacerlo por una parte de la herencia ni sujetar su opción a modalidades. La
aceptación parcial implica la del todo; la aceptación bajo modalidades se tiene por no
hecha.

Capacidad para aceptar. No hay norma específica que establezca la capacidad


necesaria para aceptar una herencia. Debe diferenciarse la capacidad para recibir una
herencia (es suficiente existir al tiempo del fallecimiento), de la capacidad para
aceptarla (se tiene que encontrar en condiciones de ejercer por si mismo ese
derecho).
Quienes tienen la libre administración de sus bienes pueden aceptar la herencia. Se
requiere personas capaces de obrar. Para que la aceptación efectuada por personas
incapaces o con capacidad restringida sea valida, ellos deben actuar a través de sus
representantes y/o asistentes, teniéndose presente le régimen vigente en cuanto a los
sistemas de apoyo.
La aceptación de la herencia por el representante legal de una persona incapaz nunca
puede obligar a éste al pago de las deudas de la sucesión más allá del valor de los
bienes que le sean atribuidos. Igual regla se aplica a la aceptación de la herencia por
una persona con capacidad restringida, aunque haya actuado con asistencia, o por su
representante legal o convencional.

Aceptación expresa o tacita. La aceptación de la herencia puede ser expresa o


tacita.
Es expresa cuando el heredero toma la calidad de tal en un acto otorgado por
instrumento público o privado
Es tácita si otorga un acto que supone necesariamente su intención de aceptar y que
no puede haber realizado sino en calidad de heredero. La manifestación por escrito en
la que se asume la calidad de heredero implica la aceptación expresa de la herencia.
La aceptación tacita se infiere de la naturaleza del acto llevado a cabo por el sucesible
y se supedita a que surja de ese acto la intención de aceptar y a que solo lo podía
haber efectuado en la condición de heredero.

Implican aceptación de la herencia:


a) la iniciación del juicio sucesorio del causante o la presentación en un juicio en el
cual se pretende la calidad de heredero o derechos derivados de tal calidad;
b) la disposición a título oneroso o gratuito de un bien o el ejercicio de actos
posesorios sobre él;
c) la ocupación o habitación de inmuebles de los que el causante era dueño o
condómino después de transcurrido un año del deceso;
d) el hecho de no oponer la falta de aceptación de la herencia en caso de haber sido
demandado en calidad de heredero;
e) la cesión de los derechos hereditarios, sea a título oneroso o gratuito;
f) la renuncia de la herencia en favor de alguno o algunos de sus herederos, aunque
sea gratuita;
g) la renuncia de la herencia por un precio, aunque sea en favor de todos sus
coherederos.

Actos que no implican aceptación:


a) los actos puramente conservatorios, de supervisión o de administración provisional,
así como los que resultan necesarios por circunstancias excepcionales y son
ejecutados en interés de la sucesión;
b) el pago de los gastos funerarios y de la última enfermedad, los impuestos
adeudados por el difunto, los alquileres y otras deudas cuyo pago es urgente;
c) el reparto de ropas, documentos personales, condecoraciones y diplomas del
difunto, o recuerdos de familia, hecho con el acuerdo de todos los herederos;
d) el cobro de las rentas de los bienes de la herencia, si se emplean en los pagos a
que se refiere el inciso b) o se depositan en poder de un escribano;
e) la venta de bienes perecederos efectuada antes de la designación
del administrador, si se da al precio el destino dispuesto en el inciso d) de este
artículo; en caso de no poderse hallar comprador en tiempo útil, su donación a
entidades de asistencia social o su reparto entre todos los herederos;
f) la venta de bienes cuya conservación es dispendiosa o son susceptibles de
desvalorizarse rápidamente, si se da al precio el destino dispuesto en el inciso d).
En los tres últimos casos, el que ha percibido las rentas o el precio de las ventas
queda sujeto a las obligaciones y responsabilidad del administrador de bienes ajenos.

Renuncia a favor de los coherederos. Actos meramente conservatorios. La


renuncia de la herencia en favor de alguno o algunos de sus herederos, aunque sea
gratuita. La renuncia de la herencia por un precio, aunque sea en favor de todos sus
coherederos.

Caracteres de la aceptación. Es un acto jurídico unilateral voluntario (salvo la


excepción de aceptación forzosa). Es indivisible, la aceptación no puede hacerse solo
por una parte de la herencia y si se efectúa solamente por una parte equivale a una
aceptación integra. Es irrevocable, una vez que el heredero aceptó, ya no puede
renunciar. No admite modalidades, es un acto puro y simple que no puede sujetarse a
condición ni a término. Opera consolidando el llamamiento del titular de la vocación
con carácter retroactivo al momento de la apertura de la sucesión.

Aceptación forzada. Se ha definido la aceptación de la herencia como un acto


voluntario, pero al mismo tiempo se hizo la salvedad de un caso en que la calidad de
aceptante era impuesta como sanción para quien ha procedido dolosamente.

Ello tiene lugar cuando el heredero oculta o sustrae bienes de la herencia. Es


considerado aceptante con responsabilidad ilimitada, pierde el derecho de renunciar, y
no tiene parte alguna en aquello que ha sido objeto de su ocultamiento o sustracción.
En el supuesto de que no pueda restituir la cosa, debe restituir su valor, estimado al
momento de su restitución.

Nulidad de la aceptación. La aceptación, esta sometida a las reglas de los actos


jurídicos, debe ser realizada con discernimiento, intención y libertad.
Las causales de nulidad de la aceptación son: no observancia de las formas; no
cumplimiento de las condiciones prescriptas para suplir la incapacidad o la capacidad
restringida del heredero que acepta; vicios del consentimiento, dolo, error y violencia.
La consecuencia de la nulidad de la aceptación es volver las codas al estado en que
se encontraban antes que ella hubiera tenido lugar. En consecuencia, renace para el
titular de la vocación el derecho de opción, en decir, la libertad de aceptar o renunciar.

Revocación de la aceptación. No esta regulado por el CCyC. El CC preveía que los


acreedores del heredero, para el caso de que este hubiese aceptado una sucesión
evidentemente mala por una connivencia fraudulenta con los acreedores hereditarios,
la posibilidad de demandar en su propio nombre, por una acción revocatoria, la
retractación de la aceptación.

Aceptación con beneficio de Inventario. Antes de la promulgación del CCyC, la


aceptación de la herencia podía ser pura y simple o con beneficio de inventario. Si la
herencia se aceptaba, simplemente el titular de la vocación hereditaria respondía por
las deudas del causante con los bienes que recibía de este y con los suyos propios, o
sea, respondía ultra vires hereditatis. Si la aceptación era hecha con beneficio de
inventario, el llamado respondía frente a los acreedores del causante, solo hasta el
valor de los bienes de la masa hereditaria.
En el CCyC se establece que la responsabilidad del heredero al aceptar la herencia es
limitada salvo determinas excepciones.
- Cuando no se realiza el inventario en el plazo de tres meses desde que los
acreedores o legatario lo intiman judicialmente a su realización.
- Cuando se oculta fraudulentamente los bienes de la sucesión, omitiendo su inclusión
en el inventario.
- Cuando se exagera dolosamente el pasivo sucesorio
- Cuando se enajena bienes de la sucesión, excepto que el acto sea conveniente y el
precio obtenido ingrese a la masa.

Terceros interesados. Apertura de la sucesión por los terceros interesados.


Puede haber interesados en conocer si el llamado a suceder va a aceptar o renunciar
a la herencia y el plazo es de diez años, por lo que no resulta atinado que deban
esperar pacientemente el transcurso de ese lapso para saber la situación en la que
aquel quedará. Por ese motivo el art. 2289 ha contemplado este caso “cualquier
interesado puede solicitar judicialmente que el heredero sea intimado a aceptar o
renunciar la herencia en un plazo no menor de un mes ni mayor a tres meses,
renovable una sola vez por justa causa. Transcurrido el plazo sin haber respondido la
intimación, se lo tiene por aceptante. La intimación no puede ser hecha hasta pasados
nueve días de la muerte del causante, sin perjuicio de que los interesados soliciten las
medidas necesarias para resguardar sus derechos. Si el heredero ha sido instituido
bajo condición suspensiva, la intimación solo puede hacerse una vez cumplida la
condición”.
Dentro de la expresión “cualquier interesado” deben considerarse incluidos los
acreedores del causante porque necesitan saber a quién reclamarle su crédito,
también los legatarios porque tienen el derecho a requerir al heredero que se cumpla
con su legado, los coherederos porque su situación frente a la herencia depende de la
aceptación o renuncia de los otros llamados en igual grado y los acreedores del
heredero porque podrían subrogarse en su derecho cuando se trata de una herencia
solvente.
En caso de guardar silencio al vencimiento del plazo, se lo tiene por aceptante porque
tuvo la oportunidad expresa de renunciar y no lo hizo.

* Si el llamado a heredar no es intimado, su silencio durante diez años lo transforma


en renunciante ya que caduca para él el derecho a aceptar la herencia; sin embargo, si
es intimado a pronunciarse y mantiene silencio, se lo tiene por aceptante.
Transmisión del derecho de opción. Si el heredero fallece sin haber aceptado ni
renunciado la herencia, el derecho de hacerlo se transmite a sus sucesores, ya que tal
derecho forma parte del conjunto de titularidades transmisibles por causa de muerte.
Si estos no se ponen de acuerdo en aceptar o renunciar la herencia deferida a su
causante, los que la aceptan adquieren la totalidad de los derechos y obligaciones que
corresponden a éste. La renuncia de la herencia del causante fallecido sin aceptar ni
renunciar una herencia a él deferida, implica también la renuncia a esta”. Si se
renuncia a la herencia del causante, no se puede aceptar la herencia que se le había
transmitido.

Renuncia de la herencia. Es un acto unilateral, por le que la persona llamada a la


herencia declara su voluntad de repudiarla. La renuncia extingue la vocación
hereditaria, juzgándola como si nunca hubiese sido llamado a la herencia.

Caracteres. Es un acto unilateral porque se perfecciona con la sola voluntad del


renunciante, sin que se requiera que la renuncia sea aceptada.
Debe ser expresa porque contraria el llamamiento deferido por la ley o por la voluntad
del causante, y por ello, no es posible presumir la intención de renunciar.
Sin embargo puede inferirse que hay una renuncia tacita cuando el sucesivo guarda
silencio durante diez años sobre la herencia que le ha sido deferida.
Como luego de la renuncia se considera que el renunciante nunca tuvo un llamamiento
a la herencia, tiene efectos retroactivos a la fecha de la apertura de la sucesión.
La renuncia debe ser hecha sin modalidades.

Forma. La renuncia de la herencia debe ser expresada en escritura pública, también


puede ser hecha en acta judicial incorporada al expediente judicial, siempre que el
sistema informático asegure la inalterabilidad del instrumento.

Efectos. El heredero renunciante es considerado como si nunca hubiese sido llamado


a la herencia, sin perjuicio de la apertura del derecho de representación en los casos
en que por este Código tiene lugar.
Si hay coherederos del renunciante estos verán acrecida su porción hereditaria y si
fueran llamados herederos de un grado posterior, verán actualizado su derecho a la
herencia.
- el renunciante no esta obligado a colacionar las donaciones que en vida hubiese
recibido del causante.
- si antes de la renuncia ha ejercido actos de administración que no importan
aceptación tacita, debe rendir cuenta de ellos.
No esta obligado a responder por las deudas o cargas de la herencia, salvo el pago de
los gastos funerarios del causante si fuera pariente obligado al pago de los alimentos.
- sus hijos y descendientes pueden representarlo ocupando su lugar en la sucesión y
quedan entonces obligados a colacionar las donaciones que su ascendiente
renunciante hubiese recibido del difunto.

Acción de los acreedores del heredero renunciante. Si el heredero renuncia a la


herencia en perjuicio de sus acreedores, éstos pueden hacerse autorizar judicialmente
para aceptarla en su nombre.
En tal caso, la aceptación sólo tiene lugar a favor de los acreedores que la formulan y
hasta la concurrencia del monto de sus créditos.
Si otros coherederos concurren con el renunciante, los acreedores subrogantes
tomaran la intervención del heredero renunciante, al solo efecto de concurrir a la
liquidación de la universalidad jurídica que termina con la partición de la herencia.
Solos entonces ejecutaran sus acreencias cuando se establezca la hijuela ficticia del
renunciante. Antes de esto, solo podrán controlar la gestión de la comunidad
hereditaria.

Capacidad. Es la misma que para aceptar la herencia. Las personas menores de


edad emancipadas requerirán autorización judicial para renunciar. Los concursados o
fallidos, si bien pueden renunciar a la herencia que se les difiere, esta renuncia será
inoponible a los acreedores del concurso o quiebra en cuanto implique disminuir la
masa.

Retractación de la renuncia. El heredero renunciante puede retractar su renuncia en


tanto no haya caducado su derecho de opción, si la herencia no ha sido aceptada por
otros herederos ni se ha puesto al Estado en posesión de los bienes. La retractación
no afecta los derechos adquiridos por terceros sobre los bienes de la herencia.

Nulidad de la renuncia. Se rige por las norma generales en materia de nulidades. El


plazo de prescripción para interponer la acción de nulidad es de dos años.

Unidad III “Beneficio de Inventario y Separación de Patrimonios”


1) Beneficio De inventario: Concepto. Es una institución que proviene de la
constitución justinianea del año 513 y que constituía una modalidad de la aceptación
de herencia mediante la cual el heredero limitaba su responsabilidad por las deudas y
cargas de la sucesión hasta la concurrencia del valor de los bienes que había recibido
de la herencia. Implicaba que el heredero mantuviera efectivamente separado su
patrimonio personal del patrimonio hereditario.
El patrimonio del heredero quedara distribuido en dos masas de bienes claramente
diferenciadas: los que recibió por herencia y que se destinaran en forma primordial a
pagar las deudas que dejo el causante y a cumplir con los legados y el que ya poseía
con anterioridad a la transmisión sucesoria que no podrá ser afectado por dichas
deudas y legados. Esta situación constituía una excepción al principio de unidad del
patrimonio.

Aceptación beneficiaria (sistema de Vélez). El originario sistema del CC disponía


una responsabilidad ultra vires hereditatis del heredero. El heredero responde por las
deudas del causante no solo con los bienes hereditarios, sino también con sus propios
bienes. Esta responsabilidad solo se podía limitar mediante una manifestación de
acogimiento al beneficio de inventario en forma expresa por parte del heredero.

Aceptación beneficiaria después de la Ley 17711. A partir de esta reforma, la


aceptación bajo beneficio de inventario se transformo en la regla, estableciéndose
expresamente su presunción legal y, por lo tanto, consagrándose el sistema de
responsabilidad intra vires hereditatis. La regla que disponía el derecho al beneficio de
inventario era aplicable a todos los sucesores universales, sin importar su fuente de
llamamiento y al legatario de cuota no se le otorgaba el beneficio porque su
responsabilidad era siempre intra vires hereditatis.

Los caracteres de la aceptación beneficiaria eran:


-Presunción legal: cuando se efectuaba la aceptación legal de la herencia regia la
presunción de acogerse al beneficio.
-Individual: se concedía en forma individual a cada heredero.
-Voluntario: quedaba a criterio del heredero acogerse o no.
-Prohibición de limitar el beneficio: el causante en su testamento no podía haber
impuesto al heredero que aceptase la sucesión sin beneficio de inventario.

CCyC. En el régimen actual desaparece el instituto del beneficio de inventario como


institución autónoma. El heredero queda obligado por las deudas y legados de la
sucesión sólo hasta la concurrencia del valor de los bienes hereditarios recibidos. En
caso de pluralidad de herederos, éstos responden con la masa hereditaria indivisa.
En principio, responden por las deudas del causante con los bienes que reciben, o con
su valor en caso de haber sido enajenados. Se consagra de pleno derecho la
responsabilidad limitada y la separación de patrimonios.

Si el legado es de una universalidad de bienes y deudas, el legatario sólo queda


obligado al pago de las deudas comprendidas en aquélla hasta el valor de
los bienes recibidos, sin perjuicio de la acción subsidiaria de los acreedores contra los
herederos y los otros legatarios en caso de insuficiencia de los bienes de la
universalidad.

Dado que la separación de patrimonios es la regla en el nuevo régimen, el heredero es


considerado como un tercero en relación con la herencia. Por lo tanto, puede reclamar
como cualquier acreedor los créditos que tuviese contra la sucesión. Se mantiene la
posibilidad de que el heredero ejerza la acción subrogatoria en el supuesto de que el
heredero hubiere pagado de su propio peculio créditos de terceros contra la sucesión,
tiene la facultad de ejercer la subrogación legal.
Se mantendría vigente la imposibilidad de compensación de deudas y créditos entre
los acreedores y/o deudores personales del heredero, con fundamento en la vigencia
de la no confusión de patrimonios derivada del principio de responsabilidad limitada.
Como consecuencia del principio de separación de patrimonios, el administrador
podría iniciar acciones judiciales contra el heredero deudor.

Administración de los bienes por el heredero beneficiario. Facultades del


Administrador. Cualquiera de los herederos puede tomar las medidas necesarias
para la conservación de los bienes indivisos, empleando a tal fin los fondos indivisos
que se encuentran en su poder. A falta de ellos, puede obligar a los coherederos a
contribuir al pago de los gastos necesarios.

Los actos de administración y de disposición requieren el consentimiento de todos los


coherederos, quienes pueden dar a uno o varios de ellos o a terceros un mandato
general de administración.
Son necesarias facultades expresas para todo acto que excede la explotación normal
de los bienes indivisos y para la contratación y renovación de locaciones.

Si uno de los coherederos toma a su cargo la administración con conocimiento de los


otros y sin oposición de ellos, se considera que hay un mandato tácito para los actos
de administración que no requieren facultades expresas en los términos del párrafo
anterior.

Aun antes de la apertura del proceso judicial sucesorio, a pedido de un coheredero, el


juez puede ordenar todas las medidas urgentes que requiere el interés común, entre
ellas, autorizar el ejercicio de derechos derivados de títulos valores, acciones o cuotas
societarias, la percepción de fondos indivisos, o el otorgamiento de actos para los
cuales es necesario el consentimiento de los demás sucesores, si la negativa de éstos
pone en peligro el interés común.
Asimismo, puede designar un administrador provisorio, prohibir el desplazamiento de
cosas muebles, y atribuir a uno u otro de los coherederos el uso personal de éstas.

El heredero puede usar y disfrutar de la cosa indivisa conforme a su destino, en la


medida compatible con el derecho de los otros copartícipes. Si no hay acuerdo entre
los interesados, el ejercicio de este derecho debe ser regulado, de manera provisional,
por el juez.
El copartícipe que usa privativamente de la cosa indivisa está obligado, excepto pacto
en contrario, a satisfacer una indemnización, desde que le es requerida.

Pago a acreedores y legatarios. El administrador debe realizar los actos


conservatorios de los bienes y continuar el giro normal de los negocios del causante.
Puede, por sí solo, enajenar las cosas muebles susceptibles de perecer, depreciarse
rápidamente o cuya conservación es manifiestamente onerosa. Para la enajenación de
otros bienes, necesita acuerdo unánime de los herederos o, en su defecto,
autorización judicial. Además de gestionar los bienes de la herencia, debe promover
su realización en la medida necesaria para el pago de las deudas y legados.

Los acreedores hereditarios que no son titulares de garantías reales deben


presentarse a la sucesión y denunciar sus créditos a fin de ser pagados. Los créditos
cuyos montos no se encuentran definitivamente fijados se denuncian a título provisorio
sobre la base de una estimación.

El administrador debe pagar a los acreedores presentados según el rango de


preferencia de cada crédito establecido en la ley de concursos.

Pagados los acreedores, los legados se cumplen, en los límites de la


porción disponible, en el siguiente orden:
a) los que tienen preferencia otorgada por el testamento;
b) los de cosa cierta y determinada;
c) los demás legados. Si hay varios de la misma categoría, se pagan a prorrata.

El heredero o legatario que paga una porción de las deudas o de los legados superior
a su parte tiene acción contra sus coherederos o colegatarios por el reembolso del
excedente, y hasta el límite de la parte que cada uno de ellos debía soportar
personalmente, incluso en caso de subrogación en los derechos del que recibe el
pago.

Responsabilidad del heredero beneficiario. Los acreedores y legatarios tienen


derecho a controlar la administración llevada por el heredero beneficiario.

Pérdida del Beneficio de inventario, causas, efectos. Responde con sus


propios bienes por el pago de las deudas del causante y cargas de la herencia, el
heredero que:
a) no hace el inventario en el plazo de tres meses desde que los acreedores o
legatarios lo intiman judicialmente a su realización; no se admite prorroga al plazo. El
inventario no es una exigencia ineludible, porque la obligación de confeccionarlo solo
surge si media intimación judicial. El inventario debe hacerse con citación de los
herederos, acreedores y legatarios cuyo domicilio sea conocido. Por la voluntad
unánime de los copropietarios de la masa indivisa, el inventario puede ser sustituido
por la denuncia de bienes, excepto que el inventario haya sido pedido por acreedores
o lo imponga otra disposición de la ley.
b) oculta fraudulentamente los bienes de la sucesión omitiendo su inclusión en el
inventario; la ocultación debe haber sido efectuada con el propósito de apropiarse de
determinados bienes en perjuicio de los terceros interesados.
c) exagera dolosamente el pasivo sucesorio;
d) enajena bienes de la sucesión, excepto que el acto sea conveniente y el precio
obtenido ingrese a la masa.
El heredero que oculta o sustrae bienes de la herencia es considerado aceptante con
responsabilidad ilimitada, pierde el derecho de renunciar, y no tiene parte alguna
en aquello que ha sido objeto de su ocultamiento o sustracción. En el supuesto de que
no pueda restituir la cosa, debe restituir su valor, estimado al momento de la
restitución.

*En ambos supuestos, el heredero deberá responder también por los daños
ocasionados, de acuerdo a las reglas generales de responsabilidad civil.

2) Separación de patrimonios (CC). Es un instituto tendiente a defender a los


acreedores hereditarios contra la insolvencia del heredero. Auque el código lo llama
separación, en verdad, todos se reduce a establecer una preferencia en virtud de la
cual los acreedores y legatarios tienen derecho a ser pagados con prelación respecto
de los acreedores personales del heredero.

Naturaleza Jurídica. Beneficio que permite a los acreedores de la sucesión, en caso


de aceptación pura y simple de ella, hacerse pagar, con preferencia a
los acreedores personales del heredero, con los bienes de la sucesión.
Tuvo su origen en el derecho Romano. Los acreedores del heredero insolvente
tenían derecho a pedir la bonorum venditio o sea la venta de los bienes del deudor. Se
reconoció entonces a los acreedores del difunto la bonorum separatio, que era
un incidente de aquél proceso y permitía separar todos los bienes hereditarios de los
restantes del patrimonio del heredero.
Esta institución tan simple y práctica sufrió una profunda transformación. No
hay liquidación colectiva de los bienes, ni intervención judicial, ni
siquiera separación de patrimonios: todo el sistema del código Napoleón se reduce a
crear un privilegio, en virtud del cual los acreedores del difunto tienen derecho a ser
pagados con preferencia a los personales del heredero, respecto de los bienes
hereditarios.

Legitimación activa. Todo acreedor de la sucesión, sea privilegiado o hipotecario, a


término, o bajo condición, o por renta vitalicia, sea su título bajo firma privada, o conste
de instrumento público, puede demandar contra todo acreedor del heredero, por
privilegiado que sea su crédito, la formación del inventario, y la separación de los
bienes de la herencia de los del heredero, con el fin de hacerse pagar con los bienes
de la sucesión con preferencia a los acreedores del heredero. El inventario debe ser
hecho a costa del acreedor que lo pidiere.
Los acreedores de la sucesión pueden demandar la separación de los patrimonios,
aunque sus créditos no sean actualmente exigibles, o aunque sean eventuales o
sometidos a condiciones inciertas; pero los acreedores personales de los herederos
pueden ser pagados de los bienes hereditarios, dando fianza de volver lo recibido, si la
condición se cumple a favor del acreedor de la sucesión.
Los legatarios tienen también el derecho de demandar la separación de los
patrimonios para ser pagados del patrimonio del difunto, antes que los acreedores
personales de los herederos.
Legitimación pasiva. La separación de patrimonios puede ser demandada
colectivamente contra todos los acreedores del heredero, o individualmente contra
alguno de ellos, o colectivamente contra toda la herencia, o respecto de cada uno de
los bienes de que ella se compone.

Bienes sobre los que recae la separación. La separación de patrimonios, se aplica a


los frutos naturales y civiles que los bienes hereditarios hubiesen producido después
de la muerte del autor de su sucesión, con tal que su origen e identidad se encuentren
debidamente comprobados.
Si el heredero hubiese enajenado los inmuebles o muebles de la sucesión, antes de la
demanda de separación de patrimonios, el derecho de demandarlos no puede ser
ejercido respecto a los bienes enajenados, cuyo precio ha sido pagado. Pero la
separación de patrimonios puede aplicarse al precio de los bienes vendidos por el
heredero, cuando aún es debido por el comprador; y a los bienes adquiridos en
reemplazo de la sucesión, cuando constase el origen y la identidad.
La separación de los patrimonios no puede aplicarse sino a los bienes que han
pertenecido al difunto, y no a los bienes que hubiese dado en vida al heredero, aunque
éste debiese colacionarlos en la partición con sus coherederos; ni a los bienes que
proviniesen de una acción para reducir una donación entre vivos.
La separación de patrimonios no se aplica a los muebles de la herencia que han sido
confundidos con los muebles del heredero, sin que sea posible reconocer y distinguir
los unos de los otros.
La separación de patrimonios puede demandarse, mientras los bienes estén en poder
del heredero, o del heredero de éste. Los acreedores y legatarios pueden pedir todas
las medidas conservatorias de sus derechos, antes de demandar la separación de los
patrimonios.

CCyC. Los acreedores por deudas del causante y por cargas de la sucesión, y los
legatarios tienen derecho al cobro de sus créditos y legados sobre los bienes de la
herencia, con preferencia sobre los acreedores de los herederos.

Unidad IV “Derechos y obligaciones del heredero”


1) Posesión Hereditaria. Adquisición de la posesión. Efectos de la posesión.
Indivisibilidad de la posesión. La investidura de la calidad de heredero reemplaza a
la posesión hereditaria del derogado CC.
La investidura de la calidad de heredero se trata del titulo de heredero y de la forma en
que puede adquirir este carácter.

Investidura de pleno derecho: Si la sucesión tiene lugar entre ascendientes,


descendientes y cónyuge, el heredero queda investido de su calidad de tal desde el
día de la muerte del causante, sin ninguna formalidad o intervención de los jueces,
aunque ignore la apertura de la sucesión y su llamamiento a la herencia.
Puede ejercer todas las acciones transmisibles que correspondían al causante. No
obstante, a los fines de la transferencia de los bienes registrables, su investidura debe
ser reconocida mediante la declaratoria judicial de herederos

Investidura judicial: En la sucesión de los colaterales, corresponde al juez del juicio


sucesorio investir a los herederos de su carácter de tales, previa justificación del
fallecimiento del causante y del título hereditario invocado.
En las sucesiones testamentarias, la investidura resulta de la declaración de validez
formal del testamento, excepto para los herederos enumerados en el primer párrafo
del artículo 233

La investidura no es otra cosa que el reconocimiento de la calidad de heredero,


reconocimiento que a veces la ley hace sin intervención judicial, es decir, de pleno
derecho y que, en los casos restantes exige una declaración del magistrado. Es el
titulo en virtud del cual se pueden ejercer los derechos inherentes a tal calidad.

El objeto de investir a una persona en su calidad de heredero es dar publicidad a la


transmisión sucesoria. Tratándose de parientes muy próximos, la ley ha considerado
innecesaria la intervención judicial, pues el vínculo es tan notorio que no se requiere
ninguna otra exteriorización formal.

Efectos: la investidura en la calidad de herederos tiene por fundamento hacer


ostensible frente a terceros esta situación otorgándole publicidad. El principal efecto es
permitir que los terceros conozcan esta calidad para poder reclamar el cumplimento de
las obligaciones que tiene el heredero.

Declaratoria judicial de herederos. Es el pronunciamiento judicial por el cual se


reconoce el carácter de heredero. Con ella culmina el control de legalidad que hace el
juez. Se debe dictar respecto de aquellos que hubiesen acreditado su derecho, es
decir, los presentados que demostraron su vocación sucesoria.

En esta resolución judicial se está determinando con claridad y certeza quienes son
los herederos que la ley llama y que han acreditado su vínculo para recibir la sucesión
del causante.
Si bien se trata de una sentencia, no hay obstáculo para que sea luego modificada. La
declaratoria de herederos se dicta sin perjuicio de terceros y cualquier pretendiente
podrá promover demanda impugnando su validez o exactitud para excluir al heredero
declarado o para ser reconocido con él.
Entre aquellos herederos que han tramitado conjuntamente el proceso sucesorio o que
se han reconocido expresamente la calidad de tales, la declaratoria será definitiva y no
podrá ser modificada.
Puede ocurrir que algún heredero haya sido denunciado pero no se haya presentado e
el expediente sucesorio. En este caso, no corresponde declararlo heredero, porque no
ha mediado su consentimiento.
A partir de esta resolución, los que allí figuren, han quedado investidos en la calidad
de herederos.

Declaración de validez formal del testamento. Esta resolución que se dicta en el


juicio testamentario es trascendental y es innecesario el dictado de una declaratoria de
herederos (salvo que el testamento no tuviera institución de heredero).

Si el causante ha dejado testamento por acto público, debe presentárselo o indicarse


el lugar donde se encuentre. Si el testamento es ológrafo, debe ser presentado
judicialmente para que se proceda, previa apertura si estuviese cerrado, a dejar
constancia del estado del documento, y a la comprobación de la autenticidad de la
escritura y la firma del testador, mediante pericia caligráfica. Cumplidos estos trámites,
el juez debe rubricar el principio y fin de cada una de sus páginas y mandar a
protocolizarlo. Asimismo, si algún interesado lo pide, se le debe dar copia certificada
del testamento. La protocolización no impide que sean impugnadas la autenticidad ni
la validez del testamento mediante proceso contencioso.
Diligencias previas. Para la promoción del juicio sucesorio intestado es necesario
acreditar el fallecimiento real o presunto del causante. Deberá acompañarse el acta de
defunción y copia de la sentencia que declara la muerte presunta o su desaparición
forzada. Deberá, además, demostrarse la legitimación para promoverlo, estando ésta
en cabeza de los miembros de la familia llamados por la ley a recibir la herencia
(acompañando las partidas respectivas que prueben el titulo de estado invocado).
Si no hay testamento, o éste no dispone de la totalidad de los bienes, el interesado
debe expresar si el derecho que pretende es exclusivo, o si concurren otros herederos.
Justificado el fallecimiento, se notifica a los herederos denunciados en el expediente, y
se dispone la citación de herederos, acreedores y de todos los que se consideren con
derecho a los bienes dejados por el causante, por edicto publicado por un día en el
diario de publicaciones oficiales, para que lo acrediten dentro de los treinta días.
También se ordena inscribir el proceso en el Registro de juicios universales y ordena
librar oficio al Registro de testamentos.
Remitir el expediente al Agente fiscal quien debe dictaminar acerca de la correcta
acreditación de los vínculos y el cumplimiento de las formalidades previas al dictado
de la declaratoria de herederos. Con la conformidad del agente fiscal y del asesor de
los incapaces (en caso de que los hubiera como herederos) el expediente queda en
condiciones para el dictado de la declaratoria de herederos.

Efectos de la declaratoria de herederos y de la aprobación del testamento.


Resulta imprescindible lograr la declaratoria de herederos a favor de quienes ostentan
la posesión hereditaria de pleno derecho cuando han quedado bienes inmuebles o
muebles registrables para proceder a la registración de los bienes a nombre de los
nuevos titulares.
La declaración de validez formal del testamento otorga la investidura de los herederos.

Tracto sucesivo. Consiste en un encadenamiento de las sucesivas transmisiones del


dominio, de manera tal que la nueva transmisión se apoye en la anterior.

Acción de Petición de herencia. Concepto. Es una acción mediante la cual el


heredero reclama la entrega de los bienes que componen el acervo sucesorio de quien
los detenta invocando también derechos sucesorios.
La petición de herencia procede para obtener la entrega total o parcial de la herencia,
sobre la base del reconocimiento de la calidad del heredero del actor, contra el que
está en posesión material de la herencia, e invoca el título de heredero.
Es competente el juez del sucesorio en la acción de petición de herencia, es decir, el
juez del último domicilio del causante.

Titulares de la acción. El sujeto activo es el heredero que invoque un derecho mejor


o igual al que tiene la persona que se encuentre en posesión y goce de la herencia.
En caso de inacción del heredero legitimo o testamentario, pueden ejercerla los
parientes que se encuentren en grado sucesible.
También se encuentran legitimados: el cesonario de los derechos de la herencia; los
acreedores de uno de los herederos de la acción subrogatoria; el estado, pues recoge
el haber en caso de vacancia.

Sujetos pasivos de la acción. El demandado es quien esta en posesión material de


la herencia e invoca el titulo de heredero y le niega la calidad de tal al peticionante.

Prescripción de la acción. Esta acción es imprescriptible, sin perjuicio de la


prescripción adquisitiva que puede operar con relación a cosas singulares.
Puede ocurrir que ante la demanda de petición de herencia se oponga como
excepción la prescripción adquisitiva de los bienes por parte del que comenzó
poseyendo como heredero pero que en algún momento revertió su titulo y poseyó
como mero poseedor durante todo el plazo legal.

Efectos de la acción. El efecto principal que produce esta acción cuando prospera, es
la restitución de bienes que forman el acervo hereditario.

2) Heredero aparente. Concepto. Se llama heredero aparente a quien se encuentra


en posesión de la herencia, ya sea por haber obtenido declaratoria de herederos a
favor o por aprobación del testamento. Actúa como heredero real, pero luego se
demostrara que no lo es.
Ante la interposición de la acción de petición de herencia, que pone en discusión la
calidad de heredero, quien resulte vencedor es el heredero real y el vencido es el
heredero aparente.

Obligaciones restitutorias del heredero aparente y del heredero real. Admitida la


petición de herencia, el heredero aparente debe restituir lo que recibió sin derecho en
la sucesión, inclusive las cosas de las que el causante era poseedor y aquellas sobre
las cuales ejercía el derecho de retención.
Si no es posible la restitución en especie, debe indemnización de los daños.
El cesionario de los derechos hereditarios del heredero aparente está equiparado a
éste en las relaciones con el demandante.

La responsabilidad del heredero aparente frente al heredero real no se agota con la


entrega de los bienes que componen la herencia, sino que también debe resolverse el
alcance de sus deberes según haya sido buena o mala fe.
En principio, la buena fe se presume.
Se configura la mala fe cuando conoce o debió conocer la existencia de herederos
preferentes o concurrentes que ignoraban su llamamiento. Debe haber un
ocultamiento de la muerte del causante y el heredero real no presentarse por ignorar
esa muerte, circunstancia que es aprovechada por el heredero aparente para tomar la
herencia.

 Responsabilidad por perdida o deterioro de bienes hereditarios: el heredero


aparente de mala fe esta obligado a reparar todo daño, ya que responde por
pérdidas o deterioro incluso por caso fortuito.
 Restitución de frutos: el heredero de buena fe debe los frutos percibidos desde
la notificación de la demanda. El heredero de mala fe debe entregar o pagar los
frutos percibidos y los dejados de percibir.
 Gastos y mejoras realizadas: al heredero de buena fe se le deben pagar los
necesarios y los útiles. No se le pagan los de conservación, ya que son
compensados con los frutos. Al heredero de mala fe solo se le pagan los
gastos necesarios.

Actos de administración y disposición del heredero aparente. Son válidos los


actos de administración del heredero aparente realizados hasta la notificación de la
demanda de petición de herencia, excepto que haya habido mala fe suya y del tercero
con quien contrató...”
La regla es que los actos de administración son validos haya habido buena o mala fe
del heredero aparente. Solo quedan sin efecto cuando el heredero aparente de mala fe
se pusiera de acuerdo con el tercero que conocía que el derecho de aquel se
encontraba cuestionado.
Si el heredero aparente satisface obligaciones del causante con bienes no
provenientes de la herencia, tiene derecho a ser reembolsado por el heredero.
Si el heredero aparente ha pagado deudas del causante con bienes hereditarios, ha
realizado actos de administración que son regulares y nada cabe objetar sobre ese
proceder.

Actos de disposición Es preciso distinguir los realizados a título gratuito de los


onerosos.
Cualquier acto de disposición a título gratuito realizado por el heredero aparente, ya
sea sobre bienes muebles o inmuebles, no es válido y puede ser cuestionado por el
heredero real.
Los actos de disposición a titulo oneroso que realiza el heredero aparente tienen
varios condicionantes para que sean validos.
Son también válidos los actos de disposición a título oneroso en favor de terceros que
ignoran la existencia de herederos de mejor o igual derecho que el heredero aparente,
o que los derechos de éste están judicialmente controvertidos...”
En principio los actos de disposición serán válidos si el tercer contratante es de buena
fe porque no conocía que el heredero aparente podía perder esa condición.
Para que el acto de disposición sobre bienes registrables sea valido tiene que haber
sido oneroso, el heredero aparente tiene que haber obtenido una declaratoria de
herederos a su favor o la aprobación formal de testamento en el que fue instituido y el
tercer adquiriente tiene que ser de buena fe.
En caso de haber sido realizado un acto de disposición en forma valida, el heredero
aparente de buena fe debe restituir al heredero real el precio recibido mientras que el
de mala fe, debe indemnizar todo perjuicio que le haya causado.

3) Cesión de derechos hereditarios. Una vez aceptada la herencia y hasta la


partición, cada heredero es titular de una cuota parte del haber relicto, sin
consideración al contenido, pues se transmite una universalidad.
Esta cuota que recae sobre la universalidad tiene un contenido económico y, como tal,
es pasible de ser objeto de un contrato: el de cesión de derechos hereditarios.

Concepto. Contrato por el cual el titular del todo o una parte alícuota de la herencia,
transfiere a otro el contenido patrimonial de aquella, sin consideración al contenido
particular de los bienes que la integran.
La cesión de la herencia es un contrato bilateral, lo que implica un acuerdo de
voluntades entre el cedente y el cesionario.
El momento oportuno para hacer el contrato de cesión de la herencia comienza a partir
de la muerte del causante. Este contrato podrá otorgarse mientras los bienes
hereditarios se encuentren indivisos, es decir que luego de la partición ya no podrá
celebrarse la cesión de la herencia.
En principio, no se ceden bienes adjudicados, ya que la transmisión sucesoria fue de
tipo universal y, coexistiendo varios herederos, origino una situación jurídica particular:
es estado de indivisión.
El objeto del contrato es el contenido patrimonial de la herencia, pero no la calidad de
heredero, que esta absolutamente excluida de la posibilidad de negociación
contractual.

Si a la muerte del causante solo lo sucede un heredero, no se produce ningún estado


de inhibición. La universalidad esta compuesta por cada uno de los bienes que la
integran. Por lo tanto, el heredero único puede ceder sus derechos hereditarios en
forma total o sobre un bien en particular.

Caracteres de la cesión.
-Contrato consensual; porque resulta suficiente el acuerdo de voluntades sin que se
requiera la tradición de los bienes para su perfeccionamiento.
-Traslativo de derechos; porque los derechos sobre la herencia pasan del cedente al
cesionario.
-Formal, porque se requiere su instrumentación mediante escritura pública.
-Oneroso o gratuito, según que se perciba una contraprestación o se trate de una
liberalidad.
-Aleatorio; porque no se hace un detalle de los bienes, derechos y obligaciones que se
ceden y la incertidumbre acerca de su contenido es el riesgo que se asume al
contratar, tal como se explicita más adelante.

Forma. Se debe hacer por escritura pública al sostener que la cesión tiene efectos
respecto de otros herederos, legatarios y acreedores del cedente, desde que la
escritura pública se incorpora al expediente sucesorio.

Efectos. La cesión del derecho a una herencia ya deferida o a una parte indivisa de
ella tiene efectos:
a) entre los contratantes, desde su celebración;
b) respecto de otros herederos, legatarios y acreedores del cedente, desde que la
escritura pública se incorpora al expediente sucesorio;
c) respecto al deudor de un crédito de la herencia, desde que se le notifica la cesión.

“El cesionario adquiere los mismos derechos que le correspondían al cedente en la


herencia. Asimismo, tiene derecho de participar en el valor integro de los bienes que
se gravaron después de la apertura de la sucesión y antes de la cesión, y en el de los
que en el mismo periodo se consumieron o enajenaron, con excepción de los frutos
percibidos”.
El cesionario debe recibir los bienes en el estado en que se encontraban al momento
del fallecimiento, puesto que las alteraciones que ellos puedan haber sufrido como
consecuencia del accionar del heredero no se incluyen dentro de la cesión.
Si se gravó un bien o se consumieron o enajenaron, se le debe integrar al cesionario el
valor que estos bienes tenían al momento del fallecimiento.
No quedan percibidos dentro de la cesión los frutos percibidos porque pertenecen al
cedente.

El cedente debe entregar al cesionario los bienes hereditarios que se encuentran en


su poder en la medida del derecho cedido.
Si la cesión ha sido onerosa, el cedente responde por la evicción respecto de su
calidad de heredero y de la parte indivisa que le corresponde en la herencia.
Si la cesión ha sido gratuita, el cedente solo responde en los casos en que el donante
es responsable.
La cesión no produce efecto alguno sobre la extinción de las obligaciones causadas
por confusión.
El cesionario tiene el deber de entregar lo comprometido según las condiciones del
contrato a menos que se haya tratado de una cesión gratuita.

Bienes excluidos de la cesión. La cesión de herencia comprende las ventajas que


pueden resultar ulteriormente por colación, por la renuncia a disposiciones particulares
del testamento, o por la caducidad de éstas.
No comprende, excepto pacto en contrario:
a) lo acrecido con posterioridad en razón de una causa diversa de las expresadas,
como la renuncia o la exclusión de un coheredero;
b) lo acrecido anteriormente por una causa desconocida al tiempo de la cesión;
c) los derechos sobre los sepulcros, los documentos privados del causante,
distinciones honoríficas, retratos y recuerdos de familia.

Responsabilidad por las deudas. El cesionario es responsable por las deudas del
causante y por las cargas de la herencia solo hasta el valor de los bienes que
corresponden a la parte indivisa cedida.
Cuando el heredero cedente ha abonado esas obligaciones, el cesionario debe
reintegrarle lo pagado.

Efectos respecto de terceros. El deudor debe abonar a los herederos y por ello,
cuando uno de estos ha cedido su derecho a la parte indivisa de la herencia, para que
le sea oponible al deudor, tal cesión debe serle notificada.

Unidad V “Indivisión hereditaria y división de la herencia”


1) La comunidad hereditaria. Concepto. Se denomina indivisión hereditaria al
estado en que queda la masa de bienes y las relaciones que por ese motivo se
originan entre los coherederos desde la muerte del causante y hasta su partición.
Solo si existe más de un sucesor, nace un estado de indivisión de los derechos
patrimoniales transmitidos por la muerte del causante.
Si la atribución se produce en cabeza de un único sucesor, este adquiere
simultáneamente su derecho a la herencia y la propiedad de los bienes que integran el
acervo hereditario; recibe todo el activo y soporta todo el pasivo. Cuando existen
varios herederos, adquieren la totalidad indivisa del acervo hereditario, en la medida
de su alícuota, pero comprendidos en una situación de indivisión impuesta legalmente.
Solo adquirirán los derechos a los bienes individualmente considerados una vez
operada la partición del acervo hereditario.

Se trata de una comunidad incidental, ya que no se constituye voluntariamente por sus


integrantes, sino por disposición legal y, en principio, transitoria, en tanto finaliza con la
partición.

Naturaleza jurídica.
 Tesis de la personalidad jurídica: sujeto de derecho que se denominaba
sucesión, correspondiendo a sus herederos solo su administración y
representación. La CSJN ha rechazado la posibilidad que la comunidad
hereditaria constituya una persona jurídica en varios precedentes.
 Tesis del patrimonio de afectación: era un patrimonio afectado por la ley a un
fin específico, consistente en mantener su integración intangible hasta tanto se
proceda a su partición entre los coherederos. Su contenido se mantiene
separado de los patrimonios de cada coheredero, resguardándolos de la acción
de los acreedores del causante. Sin embargo, la comunidad hereditaria no
tiene patrimonio propio. La transmisión se produjo en cabeza de los
coherederos.
 Tesis del condominio: en el contexto del derogado CC era la teoría más
extendida y de mayor utilización en la jurisprudencia. Sostenía que la
comunidad, era un condominio, en tanto constituía una copropiedad de varias
personas.
 Tesis de la transformación: como variante de la anterior, algunos doctrinarios
sostenían la posibilidad de la transformación de la comunidad hereditaria en un
condominio ante la inscripción registral de la declaratoria de herederos. Difícil
es sostener que pueda nacer un derecho real de la voluntad presumida de los
particulares, en tanto es inferida de su comportamiento.

Zannoni: la existencia de la comunidad no se traduce en una situación de copropiedad


o cotitularidad de cada bien considerado singularmente, porque le derecho hereditario
in abstracto recae sobre el complejo de titularidades transmisibles como una totalidad
patrimonial.

CCyC: se trata de un estado de indivisión, dispuesto por ley, transitorio, derivado de la


adquisición legal universal, que evita que los derechos y deberes patrimoniales
transmitidos por muerte carezcan de titular.

Administración de la herencia. Concepto. La finalidad de la administración de la


herencia es mantener una correcta conservación del haber hereditario, desde la
muerte del causante y hasta tanto se realice la adjudicación individual de los bienes
que lo componen, a los herederos.

Designación de Administrador, normas procesales. Una vez iniciado el juicio


sucesorio, la designación del administrador corresponde al juez que entiende en el
mismo. El administrador (provisional o definitivo) es un delegado del juez, que tiene
por función administrar los bienes hereditarios, en la medida y forma establecida por
los códigos procesales o como determine el juez. Es el juez quien tiene a su cargo el
control de su gestión, que puede ser solicitada por cualquier coheredero.

Las personas humanas plenamente capaces, y las personas jurídicas autorizadas por
la ley o los estatutos para administrar bienes ajenos, pueden ejercer el cargo de
administrador.
Los copropietarios de la masa indivisa pueden designar administrador de la herencia y
proveer el modo de reemplazarlo. A falta de mayoría, cualquiera de las partes puede
solicitar judicialmente su designación, la que debe recaer preferentemente, de no
haber motivos que justifiquen otra decisión, sobre el cónyuge sobreviviente y, a falta,
renuncia o carencia de idoneidad de éste, en alguno de los herederos, excepto que
haya razones especiales que lo hagan inconveniente, caso en el cual puede designar
a un extraño.

El testador puede designar uno o varios administradores y establecer el modo de su


reemplazo.
Se considera nombrado administrador a quien el testador haya señalado
expresamente como tal, o lo haya designado como liquidador de la sucesión, albacea,
ejecutor testamentario o de otra manera similar.

Cuando hay varios administradores designados ejercerá el cargo el que haya sido
nombrado en primer término y a falta de este, incapacidad, renuncia o remoción,
actuaran los que son llamados en forma sucesiva. Sin embargo es posible que la
nominación se haya realizado de forma tal que se requiera la actuación conjunta para
ejercer la administración, por ello, la voluntad coincidente es necesaria para realizar
los actos propios de esa gestión.
La normal exceptúa la actuación conjunta cuando media imposibilidad de alguno de
los administradores para tomar las decisiones y se faculta a los restantes para seguir
actuando en forma individual, pero solo sobre los actos urgentes o meramente
conservatorios de los bienes.

El administrador tiene derecho a que se le reembolsen los gastos necesarios y útiles


realizados en el cumplimiento de su función.
También tiene derecho a remuneración. Si no ha sido fijada por el testador, ni hay
acuerdo entre el administrador y los copropietarios de la masa indivisa, debe ser
determinada por el juez.

Facultades del Administrador. El administrador debe realizar los actos


conservatorios de los bienes y continuar el giro normal de los negocios del causante.
Puede, por sí solo, enajenar las cosas muebles susceptibles de perecer, depreciarse
rápidamente o cuya conservación es manifiestamente onerosa. Para la enajenación de
otros bienes, necesita acuerdo unánime de los herederos o, en su defecto,
autorización judicial.
Además de gestionar los bienes de la herencia, debe promover su realización en la
medida necesaria para el pago de las deudas y legados.
Dentro de los actos propiamente de administración, el administrador tiene amplia
facultad para realizar los que tiendan a la conservación de los bienes hereditarios, es
decir aquellos que procuran mantener el bien en si mismo.
En cuanto a los actos de disposición, el administrador tiene diversas facultades: una
de ellas se encuentra cuando en el acervo hereditario hay bienes muebles
susceptibles de perecer, depreciarse rápidamente o cuya conservación es
manifiestamente onerosa. Cuando se trate de actos de disposición sobre este tipo de
bienes, el administrador puede realizarlos con su sola voluntad.
Para realizar cualquier otro acto de disposición, debe contar con el acuerdo unánime
de los herederos, o bien con la correspondiente autorización judicial.

Previa autorización judicial o de los copartícipes si son plenamente capaces y están


presentes, el administrador debe cobrar los créditos del causante, continuar las
acciones promovidas por éste, iniciar las que son necesarias para hacer efectivos sus
derechos, y presentarse en los procesos en los cuales el causante fue demandado.
En ningún caso puede realizar actos que importan disposición de los derechos del
causante.
La actuación del administrador en estos casos, se encuentra supeditada a la
conformidad otorgada por los herederos capaces y presentes en forma unánime, o
bien a la venia supletoria judicial. Cuando pretenda ejercer alguno de estos derechos
deberá acreditar su designación como administrador y además el testimonio de la
autorización de los coherederos o de la resolución judicial que le permite llevar
adelante ese acto.
En su carácter de administrador podrá presentarse para continuar las acciones que
hubiera iniciado el causante, iniciar las que resulten necesarias e intervenir cuando el
causante hubiera sido demandado.
Así como el administrador tiene derecho a una retribución porque actúa sobre bienes
que son ajenos aunque al menos una parte de ellos lo sea, también por la misma
razón tiene el deber de rendir cuentas de su gestión.

Administración de hecho por un heredero. Actos de disposición. Cualquiera de


los herederos puede tomar las medidas necesarias para la conservación de los bienes
indivisos, empleando a tal fin los fondos indivisos que se encuentran en su poder. A
falta de ellos, puede obligar a los coherederos a contribuir al pago de los gastos
necesarios.
Los actos de administración y de disposición requieren el consentimiento de todos los
coherederos, quienes pueden dar a uno o varios de ellos o a terceros un mandato
general de administración.
Son necesarias facultades expresas para todo acto que excede la explotación normal
de los bienes indivisos y para la contratación y renovación de locaciones.
Si uno de los coherederos toma a su cargo la administración con conocimiento de los
otros y sin oposición de ellos, se considera que hay un mandato tácito para los actos
de administración que no requieren facultades expresas en los términos del párrafo
anterior.
Los actos otorgados por un coheredero en representación de otro que está ausente, o
impedido transitoriamente, se rigen por las normas de la gestión de negocios.

Aun antes de la apertura del proceso judicial sucesorio, a pedido de un coheredero, el


juez puede ordenar todas las medidas urgentes que requiere el interés común, entre
ellas, autorizar el ejercicio de derechos derivados de títulos valores, acciones o cuotas
societarias, la percepción de fondos indivisos, o el otorgamiento de actos para los
cuales es necesario el consentimiento de los demás sucesores, si la negativa de éstos
pone en peligro el interés común.
Asimismo, puede designar un administrador provisorio, prohibir el desplazamiento de
cosas muebles, y atribuir a uno u otro de los coherederos el uso personal de éstas.
Cualquier heredero está legitimado para llevar adelante medidas urgentes. El requisito
es la autorización judicial.
El heredero puede usar y disfrutar de la cosa indivisa conforme a su destino, en la
medida compatible con el derecho de los otros copartícipes. Si no hay acuerdo entre
los interesados, el ejercicio de este derecho debe ser regulado, de manera provisional,
por el juez. El copartícipe que usa privativamente de la cosa indivisa está obligado,
excepto pacto en contrario, a satisfacer una indemnización, desde que le es requerida.
El consentimiento tácito de uso no otorga derecho a indemnización.
El derecho a indemnización corre desde la oposición fehaciente, pero no tiene efecto
retroactivo. Quien usa debe abonar impuestos y servicios.

Los frutos de los bienes indivisos acrecen a la indivisión, excepto que medie partición
provisional. Cada uno de los herederos tiene derecho a los beneficios y soporta las
pérdidas proporcionalmente a su parte en la indivisión.
Cualquier heredero puede ejercer la acción de reivindicación para perseguir un bien
del causante que está en posesión de un tercero.
Si se está llevando a cabo una posesión para lograr la usucapión, el heredero posee
para todos, no para sí, porque no se puede poseer sobre parte ideal.

Remoción del Administrador. La función del administrador puede terminar con la


partición debido a que luego de ella cesa el estado de indivisión hereditaria, por la
renuncia o por la remoción.
Todo interesado puede solicitar al juez la remoción del administrador si existe
imposibilidad de ejercer el cargo o mal desempeño de éste.
Mientras tramite el pedido, que se sustancia por la vía más breve que permite la
legislación procesal, continúa en el ejercicio de sus funciones si el juez no resuelve
designar un administrador provisional.

Pago a acreedores y legatarios, verificación de créditos. Los acreedores por


deudas del causante y por cargas de la sucesión, y los legatarios tienen derecho
al cobro de sus créditos y legados sobre los bienes de la herencia, con preferencia
sobre los acreedores de los herederos.
Los acreedores del heredero cobran según el siguiente rango: a) por los créditos
originados antes de la apertura de la sucesión, con preferencia respecto de los
acreedores del causante y de los legatarios; b) por créditos originados después de
la apertura de la sucesión concurren a prorrata con los acreedores del causante.

Si el legado es de una universalidad de bienes y deudas, el legatario sólo queda


obligado al pago de las deudas comprendidas en aquélla hasta el valor de
los bienes recibidos, sin perjuicio de la acción subsidiaria de los acreedores contra los
herederos y los otros legatarios en caso de insuficiencia de los bienes de la
universalidad.
Los acreedores del causante tienen acción contra los legatarios hasta el valor de lo
que reciben; esta acción caduca al año contado desde el día en que cobran sus
legados.

Cargas de la sucesión. Aquellas obligaciones que nacieron después de la muerte del


causante. Son aquellos gastos producidos por la liquidación y los realizados en
beneficio común. Los acreedores por las cargas pueden oponerse también a la
entrega de los bienes a los herederos, hasta el pago de sus créditos.

Los acreedores hereditarios que no son titulares de garantías reales deben


presentarse a la sucesión y denunciar sus créditos a fin de ser pagados. Los créditos
cuyos montos no se encuentran definitivamente fijados se denuncian a título provisorio
sobre la base de una estimación.
Todos los acreedores deberán presentarse en el expediente sucesorio para reclamar
el pago de su crédito.
Los herederos pueden desconocer el crédito, o cuestionar su legitimidad o cuantía. En
ambos casos, se trata por un expediente por separado.

El administrador debe pagar a los acreedores presentados según el rango de


preferencia de cada crédito establecido en la ley de concursos.
Pagados los acreedores, los legados se cumplen, en los límites de la porción
disponible, en el siguiente orden:
a) los que tienen preferencia otorgada por el testamento;
b) los de cosa cierta y determinada;
c) los demás legados. Si hay varios de la misma categoría, se pagan a prorrata.
Si el acervo hereditario no alcanza para cubrir todos los créditos que no tienen
preferencia podrían ser abonados a prorrata.
Luego de satisfecha la totalidad de los créditos contra el causante y las cargas de la
sucesión, se comienza a cumplir con los legados y también existe un orden
establecido en el artículo que se comenta.

Responsabilidad del Administrador. Rendición de cuentas. Excepto que la


mayoría de los copropietarios de la masa indivisa haya acordado otro plazo, el
administrador de la herencia debe rendir cuentas de su administración trimestralmente,
o con la periodicidad que el juez establezca. Como toda rendición de cuentas, el
administrador deberá acompañar la documentación respiratoria de su actuación.

División de los créditos. Los créditos y las deudas, en la regulación del derogado
CC, se dividían de pleno derecho y no integraban la comunidad hereditaria. En cuanto
a la división de créditos procedía entre los herederos en proporción a la parte por la
cual cada uno de ellos es llamado a la herencia. Desde la muerte del causante, cada
heredero podía exigir el pago de los créditos a favor de la sucesión, hasta la
concurrencia de su parte hereditaria.
Derecho de persecución. Cada heredero podía exigir el pago de la porción del
crédito que le corresponde y, como contrapartida, el deudor no se liberaba de su
deuda si abonaba su totalidad a un solo coheredero, si pagaba, se producía una
liberación parcial y proporcional.

División de las deudas. Pagos parciales. Adjudicación de la deuda por partición.


Los acreedores del causante mantenían como patrimonio de afectación la totalidad del
haber hereditario, desde la misma muerte del causante, e incluso podían oponerse a la
entrega de los bienes a los herederos hasta que su crédito sea satisfecho. Cada
heredero podía abonar su parte de la deuda y el acreedor estaba obligado a aceptar
su pago. Si en la partición la deuda fuera adjudicada a un solo coheredero, no
resultaba oponible al acreedor, pues los restantes coherederos no quedaban
desobligados.

2) Partición. Concepto. Se denomina partición al negocio jurídico que pone fin al


estado de indivisión hereditaria, mediante la distribución del activo neto hereditario
entre los coherederos, determinando así el haber concreto de cada heredero.
También puede ser definida como un complejo de actos jurídicos encaminados a
poner fin al estado de indivisión, de modo que los coparticipes materializan la porción
ideal que les corresponde en la herencia, transformándola en bienes concretos sobre
los que tienen un derecho exclusivo.
La indivisión hereditaria sólo cesa con la partición. Si la partición
incluye bienes registrables, es oponible a los terceros desde su inscripción en los
registros respectivos.

Se trata de una operación y como tal, reúne un conjunto de actos complejos que
requieren la intervención de una persona idónea para llevarla a cabo, el partidor.
La operación es técnica: porque es preciso que se proceda al inventario, a la valuación
y a la división de los bienes hereditarios, es jurídica: porque hay que seguir el
procedimiento legal y concretar en bienes la porción indivisa que a cada heredero le
corresponde, y es contable: porque su resultado numérico debe coincidir con la
porción que cada heredero tiene en esa herencia.

La partición es:
-integral: debe abarcar todos los bienes indivisos para poner fin a la comunidad
hereditaria.
-obligatoria: porque los herederos no pueden oponerse a su realización, tan solo
puede requerirse su postergación cuando redunde en un perjuicio en el valor de los
bienes indivisos o existan casos de indivisión forzosa.
-imprescriptible: el derecho a requerir la partición es imprescriptible mientras continúe
la indivisión.
-declarativa: ya que se limita a establecer que los bienes asignados a cada heredero
los han tenido desde el mismo momento de la muerte del causante.
-retroactiva: porque se considera que cada heredero ha sucedido solo e
inmediatamente en los bienes comprendidos en su hijuela y que no tuvo derecho
alguno en lo que corresponden a sus coherederos.

Como contrapartida al principio particionario, en ciertos supuestos la facultad de


solicitar la partición se encuentra limitada o postergada. Se trata de: indivisión forzosa;
reconocimiento de un derecho real específico; una situación fáctica que provoca la
adquisición por el transcurso del tiempo de bienes hereditarios, modificándose el titulo
de adquisición.
Casos de indivisión temporal: Ley 14.394.
Artículo 51 Toda persona podrá imponer a sus herederos, aun forzosos, la indivisión
de los bienes hereditarios, por un plazo no mayor de diez años. Si se tratase de un
bien determinado, o de un establecimiento comercial, industrial, agrícola, ganadero,
minero, o cualquier otro que constituya una unidad económica, el lapso de la indivisión
podrá extenderse hasta que todos los herederos alcancen la mayoría de edad, aun
cunado ese tiempo exceda los diez años. Cualquier otro término superior al máximo
permitido, se entenderá reducido a éste. El juez podrá autorizar la división, total o
parcial, a pedido de la parte interesada y sin esperar el transcurso del plazo
establecido, cuando concurran circunstancias graves o razones de manifiesta utilidad
o interés legítimo de tercero.

Artículo 52 Los herederos podrán convenir que la indivisión entre ellos perdure total o
parcialmente por un plazo que no exceda de diez años, sin perjuicio de la partición
temporaria del uso y goce de los bienes entre los copartícipes. Si hubiere herederos
incapaces, el convenio concluido por sus representantes legales, no tendrá efecto
hasta la homologación judicial. Estos convenios podrán renovarse al término del lapso
establecido. Cualquiera de los herederos podrá pedir la división, antes del vencimiento
del plazo, siempre que mediaren causas justificadas.

Artículo 53 Cuando en el acervo hereditario existiere un establecimiento comercial,


industrial, agrícola, ganadero, minero, o de otra índole tal que constituya una unidad
económica, el cónyuge supérstite que lo hubiese adquirido o formado en todo o en
parte, podrá oponerse a la división del bien por un término máximo de diez años. A
instancia de cualquiera de los herederos, el juez podrá autorizar el cese de la
indivisión antes del término fijado, si concurrieren causas graves o de manifiesta
utilidad económica que justificasen la decisión. Durante la indivisión, la administración
del establecimiento competerá al cónyuge sobreviviente. Lo dispuesto en este artículo
se aplicará igualmente a la casa habitación construida o adquirida con fondos de la
sociedad conyugal formada por el causante, si fuese la residencia habitual de los
esposos.

Artículo 54 La indivisión hereditaria no podrá oponerse a terceros sino a partir de su


inscripción en el registro respectivo.

Indivisión impuesta por el testador. El testador puede imponer a sus herederos, aun
legitimarios, la indivisión de la herencia por un plazo no mayor de diez años.
Puede también disponer que se mantenga indiviso por ese plazo o, en caso de haber
herederos menores de edad, hasta que todos ellos lleguen a la mayoría de edad: a) un
bien determinado; b) un establecimiento comercial, industrial, agrícola, ganadero,
minero, o cualquier otro que constituye una unidad económica; c) las partes sociales,
cuotas o acciones de la sociedad de la cual es principal socio o accionista.
En todos los casos, cualquier plazo superior al máximo permitido se entiende reducido
a éste.

Partición anticipada. El juez puede autorizar la división total o parcial antes de vencer
el plazo, a pedido de un coheredero, cuando concurren circunstancias graves o
razones de manifiesta utilidad.

Pacto de indivisión. Los herederos pueden convenir que la indivisión entre ellos
perdure total o parcialmente por un plazo que no exceda de diez años, sin perjuicio de
la partición provisional de uso y goce de los bienes entre los copartícipes. Si hay
herederos incapaces o con capacidad restringida, el convenio concluido por sus
representantes legales o con la participación de las personas que los asisten requiere
aprobación judicial. Estos convenios pueden ser renovados por igual plazo al término
del anteriormente establecido. Cualquiera de los coherederos puede pedir la división
antes del vencimiento del plazo, siempre que medien causas justificadas.

Oposición del cónyuge. Si en el acervo hereditario existe un


establecimiento comercial, industrial, agrícola, ganadero, minero o de otra índole que
constituye una unidad económica, o partes sociales, cuotas o acciones de una
sociedad, el cónyuge supérstite que ha adquirido o constituido en todo o en parte el
establecimiento o que es el principal socio o accionista de la sociedad, puede
oponerse a que se incluyan en la partición, excepto que puedan serle adjudicados en
su lote. Tiene el mismo derecho el cónyuge que no adquirió ni constituyó el
establecimiento pero que participa activamente en su explotación.
En estos casos, la indivisión se mantiene hasta diez años a partir de la muerte del
causante, pero puede ser prorrogada judicialmente a pedido del cónyuge sobreviviente
hasta su fallecimiento. Durante la indivisión, la administración del establecimiento, de
las partes sociales, cuotas o acciones corresponde al cónyuge sobreviviente. A
instancia de cualquiera de los herederos, el juez puede autorizar el cese de la
indivisión antes del plazo fijado, si concurren causas graves o de manifiesta utilidad
económica que justifican la decisión. El cónyuge supérstite también puede oponerse a
que la vivienda que ha sido residencia habitual de los cónyuges al tiempo de fallecer el
causante y que ha sido adquirida o construida total o parcialmente con fondos
gananciales, con sus muebles, sea incluida en la partición, mientras él sobreviva,
excepto que pueda serle adjudicada en su lote. Los herederos sólo pueden pedir el
cese de la indivisión si el cónyuge supérstite tiene bienes que le permiten procurarse
otra vivienda suficiente para sus necesidades.

* Un heredero puede oponerse a la inclusión en la partición del establecimiento que


constituye una unidad económica si, antes de la muerte del causante, ha participado
activamente en la explotación de la empresa.

Derecho de habitación del cónyuge supérstite. Concepto.  El cónyuge supérstite


tiene derecho real de habitación vitalicio y gratuito de pleno derecho sobre el inmueble
de propiedad del causante, que constituyó el último hogar conyugal, y que a
la apertura de la sucesión no se encontraba en condominio con otras personas. Este
derecho es inoponible a los acreedores del causante.
Si bien no se trata de un supuesto de indivisión en sentido estricto, porque es un
derecho real, sus consecuencias impiden partir el inmueble sobre el cual este derecho
real se ejerce.
No se exige que se trate del único inmueble habitable que hubiera dejado el causante,
sino que será suficiente que constituya la sede del hogar conyugal. Se suprime toda
exigencia respecto al valor del inmueble, sin establecer limites máximos.
Los miembros de una unión convivencial gozan de este derecho real, pero con
lagunas diferencias respecto de los cónyuges.

Extinción. *Renuncia expresa que haga el cónyuge supérstite, sea a través de


escritura pública o de acta judicial incorporada al expediente. *Renuncia a la herencia.
* No uso durante diez años, aun siendo involuntario.

Adquisición por paso del tiempo. La acción de partición es imprescriptible, pero


puede ocurrir que la indivisión haya creado de hecho cuando alguno de los
coparticipes haya intervertido su titulo y poseído determinados bienes como único
propietario durante le lapso de veinte años, en cuyo caso no podrá pedirse la partición
puesto que respecto de ellos ha operado la prescripción adquisitiva larga. Dicho plazo
debe computarse a partir que se ha comenzado a poseer por cuneta propia en forma
exclusiva. La indivisión continua en relación con resto de los bienes y el derecho de
pedir la partición seguirá siendo imprescriptible, con la salvedad de que para algunos
bienes la acción no prosperara ante la oposición de quien los adquirió por el paso del
tiempo.

Titulares de la acción de partición. Pueden pedir la partición los copropietarios de la


masa indivisa y los cesionarios de sus derechos. También pueden hacerlo, por vía de
subrogación, sus acreedores, y los beneficiarios de legados o cargos que pesan sobre
un heredero.
En caso de muerte de un heredero, o de cesión de sus derechos a varias personas,
cualquiera de los herederos o cesionarios puede pedir la partición; pero si todos ellos
lo hacen, deben unificar su representación.

Los herederos instituidos bajo condición suspensiva no pueden pedir la partición


mientras la condición no está cumplida, pero pueden pedirla los coherederos,
asegurando el derecho de los herederos condicionales.
Los instituidos bajo condición resolutoria pueden pedir la partición, pero deben
asegurar el derecho de quienes los sustituyen al cumplirse la condición.

Bienes excluidos de la masa partible. No serán partibles temporariamente los


bienes sujetos a la indivisión forzosa contemplados en los Art.2330 a 2333. Tampoco
podrán incluirse en la masa de partición el inmueble que resulte afectado por el
derecho real de habitación vitalicio y gratuito a favor del cónyuge supérstite. Los
bienes asignados a un fideicomiso no podrán ser partidos hasta que se cumpla el
plazo de su duración. Los objetos y documentos que tengan un valor afectivo u
honorífico, etc.

Formas de partición. La partición puede ser solicitada en todo tiempo después de


aprobados el inventario y avalúo de los bienes.
Sin embargo, cualquiera de los copartícipes puede pedir que la partición se postergue
total o parcialmente por el tiempo que fije el juez si su realización inmediata puede
redundar en perjuicio del valor de los bienes indivisos.

*Según su instrumentación.
- Partición privada. Si todos los copartícipes están presentes y son plenamente
capaces, la partición puede hacerse en la forma y por el acto que por unanimidad
juzguen convenientes. La partición puede ser total o parcial.
La partición es un acto que interesa especialmente a los coherederos. Por lo tanto, se
privilegia la voluntad unánime para elegir la forma y el acto que les resulte
conveniente.
- Partición judicial. La partición debe ser judicial: a) si hay copartícipes incapaces, con
capacidad restringida o ausentes; b) si terceros, fundándose en un interés legítimo, se
oponen a que la partición se haga privadamente; c) si los copartícipes son plenamente
capaces y no acuerdan en hacer la partición privadamente.
Su inobservancia acarrea la nulidad de la partición.

*Según su carácter.
- Partición definitiva. Pone fin al estado de indivisión en forma completa, se adjudican
singularmente todos los derechos sobre los bienes relictos.
- Partición provisional. Se la considera meramente provisional si los coparticipes solo
han hecho una división del uso y goce de los bienes de la herencia dejando indivisa la
propiedad.

* Según la extensión de su contenido.


- Partición total. Se dividen todos los bienes hereditarios, terminando totalmente el
estado de indivisión. Se trata de una partición total y definitiva.
- Partición parcial. Si una parte de los bienes no es susceptible de división inmediata,
se puede pedir la partición de los que son actualmente partibles. Se mantendrá el
estado de partición respecto de los bienes que por el momento no son divisibles.

Modos de hacer la partición. Cuando se hace una partición, los bienes hereditarios
deben ser divididos en lotes cuyos valores totales deber ser equivalentes a la porción
ideal que cada heredero tenia asignada.

Si es posible dividir y adjudicar los bienes en especie, ninguno de los copartícipes


puede exigir su venta. En caso contrario, se debe proceder a la venta de los bienes y a
la distribución del producto que se obtiene. También puede venderse parte de
los bienes si es necesario para posibilitar la formación de los lotes.

Aunque los bienes sean divisibles, no se los debe dividir si ello hace antieconómico el


aprovechamiento de las partes. Si no son licitados, pueden ser adjudicados a uno o
varios de los copartícipes que los acepten, compensándose en dinero la diferencia
entre el valor de los bienes y el monto de las hijuelas.

En caso de que la división en especie no sea posible, se deberá proceder a la venta


de los bienes y a la distribución de su producido entre los coparticipes. Nada obsta a
que unánimemente los coparticipes acuerden en realizar a la partición en dinero.

También puede ocurrir que la partición se lleve a cabo parte en especie y parte en
dinero, si la conformación de los lotes que serán adjudicados no es exactamente igual
al valor de las respectivas hijuelas. Se distribuirán algunos bienes para la
conformación de los distintos lotes, a la vez que otros bienes serán vendidos y su
producido distribuido entre los lotes de modo que todos guarden identidad con las
hijuelas.

Licitación. Consiste en ofertar por un bien determinado un valor mayor al que resulta
de su avalúo y con ello, si la oferta no es superada, se consigue la adjudicación de ese
bien en la hijuela del coheredero ofertante y se modifica su valuación al nuevo monto
resultante.
- Cualquiera de los copartícipes puede pedir la licitación de alguno de los bienes de la
herencia para que se le adjudique dentro de su hijuela por un valor superior al del
avalúo, si los demás copartícipes no superan su oferta .Efectuada la licitación entre los
herederos, el bien licitado debe ser imputado a la hijuela del adquirente, por el valor
obtenido en la licitación, quedando de ese modo modificado el avalúo de ese bien.
La oferta puede hacerse por dos o más copartícipes, caso en el cual el bien se
adjudica en copropiedad a los licitantes, y se imputa proporcionalmente en la hijuela
de cada uno de ellos.
No puede pedirse la licitación después de pasados treinta días de la aprobación de la
tasación.

Partidor. Es el encargado de llevar a cabo la división de la herencia, adjudicando los


bienes en propiedad exclusiva de los coherederos.
La partición judicial se hace por un partidor o por varios que actúan conjuntamente. A
falta de acuerdo unánime de los copartícipes para su designación, el nombramiento
debe ser hecho por el juez.
Conforme las normas procesales, el perito partidor debe ser un abogado, ya que la
partición es un acto jurídico procesal con complejas implicancias jurídicas.

La masa partible comprende los bienes del causante que existen al tiempo de la


partición o los que se han subrogado a ellos, y los acrecimientos de unos y otros. Se
deducen las deudas y se agregan los valores que deben ser colacionados y
los bienes sujetos a reducción.

El resultado de la labor del partidor será la realización de la división de la masa partible


en la cuenta particionaria.
El primer capítulo se llama: “los prenotados”, y en él, el partidor debe hacer un
resumen del expediente sucesorio, individualizando al causante, la fecha de su
fallecimiento, la iniciación del juicio, su tramite hasta la declaratoria de herederos o la
aprobación formal del testamento, para concluir con la determinación de los herederos
mediante la transcripción de esta resolución o del testamento junto con el auto de su
aprobación formal.

El segundo capítulo se llama “composición de la masa”. Allí se individualizan los


bienes que integran el activo partible de la sucesión y su valor. Además de los bienes
inventariados y valuados, deberá el partidor computar el valor de los bienes
colacionables.

El tercer capítulo es el de “las bajas comunes”, en el que deben incluirse no solo las
deudas dejadas por el causante, sino también las cargas de la sucesión y todos los
gastos para afrontar los legados que aun no hayan sido pagados.
-Cargas de la masa. Los gastos causados por la partición o liquidación, y los hechos
en beneficio común, se imputan a la masa.
Una vez individualizadas las deudas, cargas y los legados, es preciso formar la
llamada hijuela de bajas que consiste en apartar un lote de bienes con los que se
deben cancelar esas deudas y cumplir con los legados. Además se deben prever los
gastos derivados de la partición misma y aquellos realizados en beneficio d el amasa
común.

El cuarto capítulo se denomina “masa o líquido partible”, y es el resultado de deducir


las bajas comunes del cuerpo general de bienes con los que se conforma la masa de
la partición. Finalmente, se agregan los valores que deban ser colacionados; como asi
también los sujetos a reducción.

El quinto capítulo es “la división y formación de los lotes”, y en el él partidor debe


determinar la cuota hereditaria que le corresponde a cada heredero y su
correspondiente transformación en un valor monetario de acuerdo a la valuación que
se haya efectuado del líquido partible.
Para la formación de los lotes no se tiene en cuenta la naturaleza ni el destino de los
bienes, excepto que sean aplicables las normas referentes a la atribución preferencial.
Debe evitarse el parcelamiento de los inmuebles y la división de las empresas.
Si la composición de la masa no permite formar lotes de igual valor, las diferencias
entre el valor de los bienes que integran un lote y el monto de la hijuela
correspondiente deben ser cubiertas con dinero, garantizándose el saldo pendiente a
satisfacción del acreedor. El saldo no puede superar la mitad del valor del lote,
excepto en el caso de atribución preferencial. Excepto acuerdo en contrario, si al
deudor del saldo se le conceden plazos para el pago y, por circunstancias
económicas, el valor de los bienes que le han sido atribuidos aumenta o disminuye
apreciablemente, las sumas debidas aumentan o disminuyen en igual proporción.
Si hay cosas gravadas con derechos reales de garantía, debe ponerse a cargo del
adjudicatario la deuda respectiva, imputándose a la hijuela la diferencia entre el valor
de la cosa y el importe de la deuda.
Las sumas que deben ser colacionadas por uno de los coherederos se imputan a sus
derechos sobre la masa.

El último capitulo de la cuenta particionaria es “la adjudicación” y en el se concreta la


división de la herencia. El partidor debe formar lotes con los bienes indicados en el
líquido partible cuyo resultado numérico coincida con la porción ideal que le
corresponde a cada heredero. Cada uno de estos lotes se denomina hijuela, en cada
hijuela, el partidor detallara los bienes y su correspondiente valor debiendo el resultado
final coincido con la cuota hereditaria, con las compensaciones que correspondan.
“Asignación de los lotes. Los lotes correspondientes a hijuelas de igual monto deben
ser asignados por el partidor con la conformidad de los herederos y, en caso de
oposición de alguno de éstos, por sorteo.
En todo caso se deben reservar bienes suficientes para solventar las deudas y cargas
pendientes, así como los legados impagos.
”Al asignarse bienes a cada hijuela, el heredero adjudicatario deberá recibir también
los títulos que corresponden a aquellos. (Art. 2379). Como a partir de la aprobación de
la cuenta particionaria, cada heredero es propietario exclusivo de los bienes que se le
han asignado, resulta lógico que se le entregue los títulos que sirven de antecedente
de su dominio.”

Presentada la partición en el expediente sucesorio se dará vista a los herederos por el


plazo de diez días, debiendo notificárselos por cedula. Si no hubiera oposición, el juez
la aprobara salvo que violare normas sobre la división de la herencia o hubiera
incapaces que pudieran resultar perjudicados. Si mediare oposición el juez citara a
una audiencia a las partes, al partidor y si correspondiere, al ministerio pupilar, a fin de
procurar el arreglo de las diferencias y si este no se logra, resolverá dentro de los diez
días.
Una vez aprobada la cuenta particionaria y previo a ordenar la inscripción de las
hijuelas respecto de los bienes registrables, deberán solicitarse los certificados acerca
del estado jurídico de los inmuebles según las constancias registrales.

Atribución preferencial de establecimiento. El cónyuge sobreviviente o un heredero


pueden pedir la atribución preferencial en la partición, con cargo de pagar el saldo si lo
hay, del establecimiento agrícola, comercial, industrial, artesanal o de servicios que
constituye una unidad económica, en cuya formación participó.
En caso de explotación en forma social, puede pedirse la atribución preferencial de los
derechos sociales, si ello no afecta las disposiciones legales o las cláusulas
estatutarias sobre la continuación de una sociedad con el cónyuge sobreviviente o con
uno o varios herederos. El saldo debe ser pagado al contado, excepto acuerdo en
contrario.

Atribución preferencial de otros bienes. El cónyuge sobreviviente o un heredero


pueden pedir también la atribución preferencial:
a) de la propiedad o del derecho a la locación del inmueble que le sirve de habitación,
si tenía allí su residencia al tiempo de la muerte, y de los muebles existentes en él;
b) de la propiedad o del derecho a la locación del local de uso profesional donde
ejercía su actividad, y de los muebles existentes en él;
c) del conjunto de las cosas muebles necesarias para la explotación de un bien rural
realizada por el causante como arrendatario o aparcero cuando el arrendamiento o
aparcería continúa en provecho del demandante o se contrata un nuevo
arrendamiento con éste.

Efectos. La partición pone fin a la indivisión hereditaria. A partir de ese momento


quedan individualizados los bienes que corresponden en plena y exclusiva propiedad a
cada uno de los herederos.

Nulidad de la partición. Se podrá requerir la nulidad de la partición por vicios de


forma. También podrá haber nulidad porque ha mediado incapacidad de uno de los
coherederos y esa incapacidad no ha sido suplida en la forma prevista por la ley. Otra
de las causas de nulidad puede ser la existencia de un vicio del consentimiento que
afecte a alguno de los coherederos o bien que se haya producido el vicio de lesión.
El perjudicado puede solicitar la nulidad, o que se haga una partición complementaria
o rectificativa, o la atribución de un complemento de su porción”.
Esto significa que a pesar de existir una causa de nulidad, el afectado no la deje sin
efecto sino que pretenda salvaguardar su derecho vulnerado con una reforma de la
partición.

3) Colación. Concepto. Es el acto por el cual un heredero legitimario exige a otro


heredero legitimario que traiga a la masa partible el valor de la donación que en vida le
hizo el causante. Dicho valor se imputa a la porción hereditaria que le corresponde al
heredero que recibió la donación.

Maffia: la colación es la obligación que incumbe al heredero forzoso que concurre con
otros herederos, de computar en la masa partible el valor de las donaciones que el
causante le hizo en vida e imputarlo en su propia porción.

Zannoni: el fundamento de la colación debe hallarse en una directiva del derecho


hereditario, verdadero estándar jurídico, virtualizada en la ley que pretende mantener
la igualdad entre los legitimarios.

Formas de colacionar. Dicha igualdad se obtiene incorporando, en primer lugar, el


valor colacionable al caudal relicto, creciendo la masa hereditaria como si el bien
existiese realmente en el patrimonio del causante en el momento de su muerte y,
finalmente, adjudicando ese mismo valor al heredero afectado a quien se le da de
menos, figurando en su hijuela como ya recibido.
Se trata de una simple operación contable o aritmética por la cual el obligado a
colacionar recibe de menos porque ya recibió en vida del causante.

La colación se efectúa sumando el valor de la donación al de la masa hereditaria


después de pagadas las deudas, y atribuyendo ese valor en el lote del donatario.

Requisitos. *Que existan varios herederos forzosos


*Que exista donación en vida del causante a un heredero forzoso.
*Que otro heredero forzoso reclame la colación.
*Que el heredero donatario haya aceptado la herencia.
*Que no exista dispensa de colacionar a favor del donatario o cláusula de mejora
expresa en el acto de la donación o en el testamento.

Aunque exista dispensa de la colación, si se trata de donaciones realizadas a un


descendiente o al cónyuge cuyo calor excede la porción disponible mas la legitima del
donatario, están sujetas a reducción por el valor del exceso. No se podrá pedir la
colación, porque hubo dispensa, pero si la reducción.

La colación no esta dirigida a defender la legitima, consiste en una operación


aritmética de cómputo y posterior imputación del valor de los bienes que salieron del
patrimonio del causante en beneficio de alguno de sus herederos forzosos. En cambio,
la acción de reducción tiene como finalidad la protección de la legítima cuando ha sido
conculcada por donaciones o disposiciones testamentarias.

El plazo de prescripción de la acción de colación disminuye en la nueva regulación,


pasando de diez años a cinco años, desde la apertura de la sucesión.

Valor colacionable. Dicho valor se determina a la época de la partición según el


estado del bien a la época de la donación.

Sujetos con derecho a colacionar. Los descendientes del causante y el cónyuge


supérstite que concurren a la sucesión intestada deben colacionar a la masa
hereditaria el valor de los bienes que les fueron donados por el causante, excepto
dispensa o cláusula de mejora expresa en el acto de la donación o en el testamento.
También hay obligación de colacionar en las sucesiones testamentarias si el testador
llama a recibir las mismas porciones que corresponderían al cónyuge o a los
descendientes en la sucesión intestada.
El legado hecho al descendiente o al cónyuge se considera realizado a título de
mejora, excepto que el testador haya dispuesto expresamente lo contrario.
Se suprimió la obligación de colacionar de los ascendientes del causante.
La colación sólo puede ser pedida por quien era coheredero presuntivo a la fecha de la
donación.
El cónyuge supérstite no puede pedir la colación de las donaciones hechas por el
causante antes de contraer matrimonio.

Casos particulares. * El descendiente o el cónyuge que renuncia a la herencia


pueden conservar la donación recibida o reclamar el legado hecho, hasta el límite de
la porción disponible. No procede la colación porque debe tratarse de herederos
legitimarios aceptantes; si renuncian, no mantienen la calidad de herederos.

* El descendiente que no era heredero presuntivo al tiempo de la donación, pero que


resulta heredero, no debe colación.

* Las donaciones hechas a los descendientes del heredero no deben ser colacionadas
por éste. El descendiente del donatario que concurre a la sucesión del donante por
representación debe colacionar la donación hecha al ascendiente representado.

*El cónyuge no debe colación cuando la donación se realiza antes del matrimonio.

* Las donaciones hechas al cónyuge del heredero no deben ser colacionadas por éste.
Las hechas conjuntamente a ambos cónyuges deben ser colacionadas por la mitad,
por el que resulta heredero.

Actos sujetos a colación. Todo aquello que hubiera sido donado por el causante es
objeto de la acción de colación. Los descendientes y el cónyuge supérstite obligados a
colacionar también deben colacionar los beneficios recibidos a consecuencia de
convenciones hechas con el difunto que tuvieron por objeto procurarles una ventaja
particular, excepto dispensa y lo dispuesto para el heredero con discapacidad en el
artículo 2448.

No se debe colación por los gastos de alimentos; ni por los de asistencia médica por
extraordinarios que sean; ni por los de educación y capacitación profesional o artística
de los descendientes, excepto que sean desproporcionados con la fortuna y condición
del causante; ni por los gastos de boda que no exceden de lo razonable; ni por los
presentes de uso; ni por el seguro de vida que corresponde al heredero, pero sí por las
primas pagadas por el causante al asegurador, hasta la concurrencia del premio
cobrado por el asegurado. También se debe por lo empleado para establecer al
coheredero o para el pago de sus deudas.

No se debe colación por el bien que ha perecido sin culpa del donatario. Pero si éste
ha percibido una indemnización, la debe por su importe.

El heredero obligado a colacionar no debe los frutos de los bienes sujetos a colación,
pero debe los intereses del valor colacionable desde la notificación de la demanda.

Dispensa de la colación. Es el acto por el cual el donante manifiesta en un


testamento o en el acto de la donación su voluntad expresa de que lo dado en vida a
uno de sus herederos forzosos lo ha sido a titulo de mejora y no un simple adelanto de
herencia.

Colación de deudas. Se colacionan a la masa las deudas de uno de los coherederos


en favor del causante que no fueron pagadas voluntariamente durante la indivisión,
aunque sean de plazo no vencido al tiempo de la partición.
Se trata de un proceso liquidatorio consistente en cargar en la hijuela del deudor la
deuda que tenia con el causante.
Los coherederos no pueden exigir el pago antes de la partición.

Deben ser colacionadas también las deudas nacidas con posterioridad al fallecimiento
del causante, en ocasión de la indivisión y relativas a los bienes hereditarios.

En caso de deudas contraídas por el heredero con el causante en las que no se hayan
pactado intereses, estos se deben desde la apertura de la sucesión. En el supuesto de
que la deuda se encontrara devengando intereses con anterioridad al fallecimiento del
causante, los intereses se deben desde le origen de la deuda.

En el caso de que el deudor sea también acreedor del causante, el coheredero debe
compensar el crédito y el debito, si luego de descontar el debito, aun existe deuda,
debe colacionar en la medida del exceso.

La colación de las deudas se hace deduciendo su importe de la porción del deudor. Si


la exceden, debe pagarlas en las condiciones y plazos establecidos para la obligación.
La imputación de la deuda al lote del coheredero deudor es oponible a sus acreedores.
Al producirse la colación de la deuda, el heredero recibirá menos bienes hereditarios y
esta situación no podrá ser objetada por sus propios acreedores.

Partición por ascendientes. Concepto. La partición por ascendientes es aquella que


va a realizar el causante por donación o testamento, respecto de los bienes que tenga
en vida.
Tanto la partición por donación como la partición por testamento son dos formas de
partir que tienen en común el sujeto (ascendiente) y los beneficiarios (que son sus
descendientes). Es importante diferenciar la partición por donación de las donaciones
que individualmente puede realizar una persona a favor de otra, tratándose incluso del
ascendiente a favor de su descendiente, porque la donación singular no tiene
naturaleza de partición.
Siguiendo el mismo razonamiento, la partición por testamento se diferencia de los
legados que pudiera hacer el testador por las diferentes naturalezas de ambos
sucesores: los legatarios concurren como acreedores, a reclamar el cumplimiento de
su legado y, por el contrario, la partición testamentaria debe realizarse entre
herederos, para poner fin al estado de indivisión y obtener la adjudicación individual
del caudal relicto.

La persona que tiene descendientes puede hacer la partición de sus bienes entre ellos
por donación o por testamento.
Si es casada, la partición de los bienes propios debe incluir al cónyuge que conserva
su vocación hereditaria. La partición de los gananciales sólo puede ser efectuada por
donación, mediante acto conjunto de los cónyuges.
Si la partición hecha por los ascendientes no comprende todos los bienes que dejan a
su muerte, el resto se distribuye y divide según las reglas legales. Tanto antes como
ahora, el ascendiente puede partir todos los bienes que integran su patrimonio al
momento de otorgarse el acto, como incluir solo algunos de ellos.

Al hacer la partición, sea por donación o por testamento, el ascendiente debe


colacionar a la masa el valor de los bienes que anteriormente haya donado y sean
susceptibles de colación. Se conserva el principio de igualdad en la partición dentro de
los principios previstos por el orden sucesorio en el régimen actual.

El ascendiente puede mejorar a alguno de sus descendientes o al cónyuge dentro de


los límites de la porción disponible, pero debe manifestarlo expresamente.

Partición por donación. Es un acto jurídico por el cual el ascendiente dona y parte
sus bienes entre sus descendientes con la aceptación de estos.
Tiene como finalidad anticipar el dominio de los bienes y evitar las disputas con
respecto a la adjudicación entre los descendientes.
Es un acto complejo que combina las normas de la donación con la de partición. Es un
acto entre vivos, gratuito, patrimonial, plurilateral, de disposición, formal y puede
someterse a modalidades, estando prohibida la condición suspensiva de producir
efectos a partir del fallecimiento del donante.

La partición por donación es traslativa de dominio, siendo los descendientes


sucesores singulares, los que se convierten después de la muerte del ascendiente
donante en herederos si aceptan la herencia. Por lo tanto, pueden renunciarla con los
efectos que produce la renuncia sin que ello implique la devolución de los bienes
recibidos por la donación.

El donante debe ser ascendiente del donatario. Si el donatario es incapaz, la


aceptación debe ser hecha por su representante legal. Si el donante fuese el
representante legal, supuesto en que el descendiente es una persona menor de edad,
corresponde la designación de un tutor especial.

La partición por donación no puede tener por objeto bienes futuros. Puede ser hecha
mediante actos separados si el ascendiente interviene en todos ellos.
El donante puede transmitir la plena propiedad de los bienes donados, o bien
únicamente la nuda propiedad, reservándose el usufructo. También puede pactarse
entre el donante y los donatarios una renta vitalicia en favor del primero.

La partición por donación debe hacerse por escritura pública, bajo pena de nulidad las
donaciones de cosas inmuebles, las de cosas muebles registrables y las de
prestaciones periódicas o vitalicias.

El descendiente omitido en la partición por donación o nacido después de realizada


ésta, y el que ha recibido un lote de valor inferior al correspondiente a su porción
legítima, pueden ejercer la acción de reducción si a la apertura de la sucesión no
existen otros bienes del causante suficientes para cubrirla. El CCyC resuelve la
cuestión y posibilita satisfacer la legítima del descendiente omitido o no nacido
mediante otros bienes del causante, manteniéndose intacta la donación. Caso
contrario, resulta procedente la acción de reducción hasta cubrir la legitima.

Revocación. La partición por donación puede ser revocada por el ascendiente, con
relación a uno o más de los donatarios, en los casos en que se autoriza la revocación
de las donaciones y cuando el donatario incurre en actos que justifican la exclusión de
la herencia por indignidad.

Partición por testamento. Es un acto de disposición mortis causa que,


unilateralmente, afecta el modo de operarse la transmisión hereditaria, a favor de los
descendientes.

Revocación de la partición. La partición hecha por testamento es revocable por el


causante y sólo produce efectos después de su muerte. La enajenación posterior al
testamento de alguno de los bienes incluidos en la partición no afecta su validez, sin
perjuicio de las acciones protectoras de la porción legítima que pueden corresponder.
Sus beneficiarios no pueden renunciar a ella para solicitar una nueva partición,
excepto por acuerdo unánime.

Carácter Declarativo. La partición es declarativa y no traslativa de derechos. En


razón de ella, se juzga que cada heredero sucede solo e inmediatamente al causante
en los bienes comprendidos en su hijuela y en los que se le atribuyen por licitación, y
que no tuvo derecho alguno en los que corresponden a sus coherederos.
Igual solución se entiende respecto de los bienes atribuidos por cualquier otro acto que
ha tenido por efecto hacer cesar la indivisión totalmente, o de manera parcial sólo
respecto a ciertos bienes o ciertos herederos.
Los actos válidamente otorgados respecto de algún bien de la masa hereditaria
conservan sus efectos a consecuencia de la partición, sea quien sea el adjudicatario
de los bienes que fueron objeto de esos actos.

Evicción. Dispone el código actual que los donatarios se deben recíprocamente


garantía de evicción de los bienes recibidos, pudiendo ser ejercida la acción desde
que la evicción se produce, aun antes de la muerte del causante.
Los herederos se deben recíprocamente garantía de evicción de los bienes
comprendidos en sus lotes. La existencia y legitimidad de los derechos transmitidos se
juzga al tiempo de la muerte del causante.

Prescripción. Para la evicción resulta aplicable el Art. 2560 que establece el plazo
general de la prescripción de cinco años.
El plazo para reclamar por vicios ocultos se ha ampliado, de tres meses, a un año.
Unidad VI “Sucesión intestada”
1) Concepto. La sucesión ab intestato es aquella deferida por ley, sin intervención de
la voluntad del causante en un testamento valido. El llamamiento a la sucesión o la
vocación hereditaria esta determinado por la ley.

La muerte real o presunta de una persona causa la apertura de su sucesión y la


transmisión de su herencia a las personas llamadas a sucederle por el testamento o
por la ley. Si el testamento dispone sólo parcialmente de los bienes, el resto de la
herencia se defiere por la ley. La herencia comprende todos los derechos y
obligaciones del causante que no se extinguen por su fallecimiento.

Los herederos legitimarios o forzosos (descendientes, ascendientes, cónyuge


supérstite) la ley les reserva de forma imperativa una porción de la herencia que el
causante no puede atender mediante testamento.

En qué ocasiones tiene lugar.


Aplicación exclusiva: * En ausencia de testamento. * En caso de existencia de
testamento declarado invalido o ineficaz.
Aplicación concurrente: * Testamento en el cual no se instituya heredero, disponiendo
únicamente determinado/s legado/s de cuota.
Aplicación imperativa: * La vocación legitima, o llamamiento legal a la adquisición de la
herencia, no solo suple la ausencia de testamento, sino que, cuando los herederos o
llamados por ley gozan, además, de una vocación legitimaria, resulta imperativo para
el causante, en el sentido tradicional de que no puede excluirlos.

Principios generales. Extensión y concurrencia.


 Orden de los llamamientos: las sucesiones intestadas se defieren a los
descendientes del causante, a sus ascendientes, al cónyuge supérstite, y a los
parientes colaterales dentro del cuarto grado inclusive, en el orden y según las
reglas establecidas en este Código.
El orden de preferencia es el siguiente.
1°: orden de los descendientes
2°: orden de los ascendientes
3°: orden del cónyuge
4° orden de los colaterales hasta el cuarto grado.

 Relación de prelación de cada orden: dentro del orden de los descendientes,


ascendientes o colaterales, el pariente más cercano en grado excluye al más
lejano.
 Unidad de la herencia: en el caso de las sucesiones intestadas el llamamiento
a la adquisición de la herencia opera de modo universal. Al momento de la
apertura de la sucesión no existe designación de bienes ut singuli. En las
sucesiones intestadas no se atiende a la naturaleza ni al origen de los bienes
que componen la herencia, excepto disposición legal expresa en contrario.

Sin embargo, este principio reconoce excepciones:


*Cónyuge supérstite en concurrencia con descendientes. En todos los casos en que el
viudo o viuda es llamado en concurrencia con descendientes, el cónyuge supérstite no
tiene parte alguna en la división de bienes gananciales que corresponden al cónyuge
prefallecido (siempre que estemos en presencia del régimen patrimonial matrimonial
de comunidad de bienes). Respecto de los bienes gananciales, el cónyuge supérstite
retira su cincuenta por ciento por derecho propio, a resultas de la extinción del régimen
de comunidad de bienes, no correspondiéndole derecho hereditario alguno respecto
del otro cincuenta por ciento.
*Adoptante en forma simple en concurrencia con familia de origen del adoptado. Los
adoptantes son considerados ascendientes. Sin embargo, en la adopción simple, ni los
adoptantes heredan los bienes que el adoptado haya recibido a título gratuito de su
familia de origen, ni ésta hereda los bienes que el adoptado haya recibido a título
gratuito de su familia de adopción. Estas exclusiones no operan si, en su
consecuencia, quedan bienes vacantes. En los demás bienes, los adoptantes excluyen
a los padres de origen.

Concurrencia de Iegitimarios. Si concurren sólo descendientes o sólo ascendientes, la


porción disponible se calcula según las respectivas legítimas. Si concurre el cónyuge
con descendientes, la porción disponible se calcula según la legítima mayor.

Derecho de representación. Concepto. Naturaleza Jurídica. La aplicación del


derecho de representación implica una excepción al principio de prelación de grados
dentro de un mismo orden sucesorio.
En la sucesión intestada los descendientes en línea recta y los colaterales hasta el
cuarto grado están habilitados por ley, ante determinadas circunstancias, a suceder al
causante por derecho de representación.
El representante, con vocación eventual, actualiza su llamado ante una vocación
hereditaria originaria fallida de su ascendiente más próximo.
El derecho de representación opera en forma sucesiva e ininterrumpida, es decir que,
para poder ejercer el derecho de representación no tiene que existir ninguna persona
viva o con vocación hereditaria no resuelta entre el representado y el causante.

En caso de concurrir descendientes por representación, la sucesión se divide por


estirpes, como si el representado concurriera. Si la representación desciende más de
un grado, la subdivisión vuelve a hacerse por estirpe en cada rama. Dentro de cada
rama o subdivisión de rama, la división se hace por cabeza.

Uno de los efectos del derecho de representación es que los descendientes que
concurren a la sucesión del donante por representación deben colacionar lo que sus
representados hubieren recibido en vida del difunto, incluso en aquellos casos en los
representados hayan renunciado a la herencia. Aquellas donaciones que el
representado hubiere recibido en vida del causante siendo su vocación tan solo
eventual no están sujetas a la acción de colación.

La representación tiene lugar en caso de premoriencia (se da cuando el representado


se encuentra fallecido al momento de la muerte del causante. La ley requiere
solamente que el representado no viva al momento de la apertura de la sucesión, y por
definición en la conmoriencia se cumple tal requisito), renuncia o indignidad del
ascendiente. No la impide la renuncia a la herencia del ascendiente, pero sí la
indignidad en la sucesión de éste (que el declarado indigno en la sucesión del
renunciante no puede ir en su representación a la sucesión del ascendiente común).
Se aplica también en la sucesión testamentaria, si el testador se limita a confirmar la
distribución a la herencia que resulta de la ley.

Sucesión de los descendientes. En materia de los derechos sucesorios de los


descendientes en las sucesiones intestadas, los hijos matrimoniales o
extramatrimoniales, sean producto de una filiación biológica, adoptiva o por técnicas
de reproducción humana asistida, tienen los mismos derechos.
El orden de los descendientes esta constituido por los hijos y por los nietos y demás
descendientes del causante.
Los hijos suceden a su padre por derecho propio siendo la división por cabeza. “Los
hijos del causante lo heredan por derecho propio y por partes iguales.” En cambio, los
nietos y demás descendientes del causante suceden por derecho de representación
siendo la división por estirpes. “Los demás descendientes heredan por derecho de
representación, sin limitación de grados.” Es decir que les corresponde la misma parte
de la herencia que le hubiera correspondido a su padre o madre.

En caso de concurrencia de cónyuge y descendientes para determinar la alícuota que


les corresponderá a cada uno en la sucesión del causante hay que llevar a cabo una
doble operación, distinguiendo, por un lado, la masa de bienes propios del causante y,
por otro, la masa de bienes gananciales (siempre que estemos en presencia de un
régimen patrimonial matrimonial de comunidad). Solo en la primera de estas masas
existe concurrencia de cónyuge y descendientes porque respecto de la segunda masa,
gananciales, el cónyuge supérstite no hereda, solo retira por liquidación de la sociedad
conyugal de pleno derecho el 50% que le correspondiere en calidad de socio.

Sucesión de los ascendientes. A falta de descendientes, heredan los ascendientes


más próximos en grado, quienes dividen la herencia por partes iguales.
Los ascendientes son excluidos por los descendientes, y en cado de existir cónyuge
supérstite, sucederán al causante en concurrencia con aquel.
No existe derecho de representación en la línea ascendiente.

Sucesión del cónyuge supérstite. Es un orden atípico en tanto desplaza solo a los
colaterales y concurre con los dos órdenes anteriores, descendientes y los
ascendientes.
Si heredan los descendientes, el cónyuge tiene en el acervo hereditario la misma parte
que un hijo. En todos los casos en que el viudo o viuda es llamado en concurrencia
con descendientes, el cónyuge supérstite no tiene parte alguna en la división de
bienes gananciales que corresponden al cónyuge prefallecido.

Ante la inexistencia de descendientes, concurren a la sucesión cónyuge con


ascendientes. El viudo/a concurre tanto en los bienes propios como en los gananciales
del causante, correspondiéndole la mitad de ambos tipos de bienes.

A falta de descendientes y ascendientes, el cónyuge hereda la totalidad, con exclusión


de los colaterales.

Causas de exclusión del cónyuge supérstite.


Matrimonio in extremis. La sucesión del cónyuge no tiene lugar si el causante muere
dentro de los treinta días de contraído el matrimonio a consecuencia de enfermedad
existente en el momento de la celebración, conocida por el supérstite, y de desenlace
fatal previsible, excepto que el matrimonio sea precedido de una unión convivencial.
Divorcio, separación de hecho y cese de la convivencia resultante de una decisión
judicial. El divorcio, la separación de hecho sin voluntad de unirse y la decisión judicial
de cualquier tipo que implica cese de la convivencia, excluyen el derecho hereditario
entre cónyuges.

Sucesión de la nuera viuda sin hijos. Naturaleza Jurídica, Antecedentes


Nacionales. “La viuda que permaneciere en ese estado y no tuviere hijos, o que si los
tuvo no sobrevivieren en el momento en que se abrió la sucesión de los suegros,
tendrá derecho a la cuarta parte de los bienes que le hubieren correspondido a su
esposo en dichas sucesiones. Este derecho no podrá ser invocado por la mujer en los
casos de los artículos 3573, 3574 y 3575.”

El llamamiento de la nuera viuda sin hijos a la sucesión de su/sus suegro/s fue


incorporado a nuestro ordenamiento con la reforma de la ley 17711.
La nuera viuda debía cumplir con los siguientes requisitos para poder recibir en la
sucesión de alguno de sus suegros una cuarta parte de lo que le hubiera
correspondido a su marido: a) que su marido haya premuerto, no se aplicaba en caso
de indignidad deshederacion o renuncia, b) no tener hijos o habiéndolos tenido, estos
debían encontrarse fallecidos al momento de la apertura de la sucesión de sus
suegros, c) debía permanecer en el estado de viudez al momento de la apertura de la
sucesión de sus suegros y d) que no se de ninguno de los supuestos de exclusión
previstos.

Supuestos de exclusión: Cuando su matrimonio con el hijo del causante se repute


como un matrimonio in extremis. Cuando estaba divorciada vincularmente. Cuando se
encontraba separada personalmente por causal objetiva o habiendo sido ella culpable
de la separación. Cuando estando separada personalmente viviera en convivencia o
hubiere incurrido en injurias respecto de su marido fallecido. Cuando estuviese
separada de hecho de su marido con anterioridad a su fallecimiento, excepto que
alegue su inocencia en la separación.

Sucesión de los colaterales. El orden de los colaterales en la sucesión intestada esta


limitado hasta el cuarto grado inclusive y opera solo de modo supletorio en tanto no
son herederos forzosos, sino herederos legítimos, no legitimarios.
“A falta de descendientes, ascendientes y cónyuge, heredan los parientes colaterales
hasta el cuarto grado inclusive.”
Por tanto, tienen vocación hereditaria conferida por ley: los hermanos del causante
(segundo grado en línea colateral), los sobrinos del causante (tercer grado en línea
colateral), los sobrinos nietos del causante (cuarto grado en línea recta colateral), los
tíos abuelos del causante (tercer grado en línea colateral) y los primos hermanos del
causante (cuarto grado en línea recta colateral).

Los colaterales de grado más próximo excluyen a los de grado ulterior, excepto el
derecho de representación de los descendientes de los hermanos, hasta el cuarto
grado en relación al causante. Los hermanos y descendientes de hermanos desplazan
a los demás colaterales.
En la concurrencia entre hermanos bilaterales y hermanos unilaterales, cada uno de
éstos hereda la mitad de lo que hereda cada uno de aquéllos. En los demás casos, los
colaterales que concurren heredan por partes iguales.

La norma violaba el principio de igualdad y no discriminación al restringir el instituto


solo a la nuera y no así al yerno. Reforzaba estereotipos de genero anclados en un
paradigma patriarcal y jerárquico de familia donde la mujer ocupa el lugar del débil
ante la ausencia del hombre productor, su marido prefallecido.

CCyC: se suprime el derecho hereditario de la nuera viuda porque, además de los


ataques a su constitucionalidad al distinguir según sea hombre o mujer, altera los
principios del derecho sucesorio y ocasiona un sinnúmero de dificultades
interpretativas, especialmente después de la incorporación del matrimonio de
personas del mismo sexo.
Sucesión del fisco. Ante la inexistencia de herederos, los bienes de la sucesión
corresponden al fisco. El fisco es llamado a la sucesión en ausencia de sucesores
legítimos y legitimarios y en ausencia de testamento valido pero no a causa de ser un
heredero del causante, sino por el dominio inminente que ejerce conforme la fuerza
imperante de su soberanía sobre su territorio.
A pedido de cualquier interesado o del Ministerio Público, se debe declarar vacante la
herencia si no hay herederos aceptantes ni el causante ha distribuido la totalidad de
los bienes mediante legados. Al declarar la vacancia, el juez debe designar un curador
de los bienes. La declaración de vacancia se inscribe en los registros que
corresponden, por oficio judicial.

El curador debe recibir los bienes bajo inventario. Debe proceder al pago de las
deudas y legados, previa autorización judicial. A tal efecto, a falta de dinero suficiente
en la herencia, debe hacer tasar los bienes y liquidarlos en la medida necesaria. Debe
rendición de cuentas al Estado o a los Estados que reciben los bienes.

Concluida la liquidación, el juez debe mandar entregar los bienes al Estado que
corresponde.
Quien reclama posteriormente derechos hereditarios debe promover la petición de
herencia. En tal caso, debe tomar los bienes en la situación en que se encuentran, y
se considera al Estado como poseedor de buena fe.

2) La legítima: Concepto. Es un instituto del derecho sucesorio, de orden público,


irrenunciable, mediante el cual se fija el porcentaje de la herencia que le corresponde
a cada heredero, del cual no puede ser privado ni por testamento ni por actos de
disposición entre vivos a titulo gratuito, salvo causal de indignidad.
En nuestro país, así como en la legislación comparada, la legítima resulta ser en
primer lugar un límite infranqueable al poder de disposición de los individuos. Para la
mayoría de la doctrina, los principios de solidaridad e igualdad familiar justifican el
mantenimiento del instituto, considerando mas seguro que sea la ley aquella que
prescribe a quien le corresponde una determinada parte del patrimonio del causante.

La limitación a la disponibilidad que impone la legítima no es absoluta. Se reserva una


porción, llamada, porción disponible. Consiste en aquel porcentaje de la herencia que
en el caso de haber legitimarios no esta alcanzado por la legítima y sus efectos
protectorios. Implica una parte sobre la cual el individuo puede disponer libremente, ya
sea a través de actos a titulo gratuito o mediante disposiciones testamentarias. En el
caso no de existir legitimarios, toda la herencia resulta disponible.

Si concurren sólo descendientes o sólo ascendientes, la porción disponible se calcula


según las respectivas legítimas. Cuando concurre el cónyuge con descendientes, cada
uno de estos órdenes hereditarios tiene diferentes legítimas y en tal caso particular la
porción disponible será de un tercio.

Con la porción disponible, el causante puede mejorar la posición de cualquiera de los


coherederos o beneficiar aun tercero, a través de donaciones en vida o disposiciones
testamentarias.
Si el causante efectúo donaciones con intención de imputarlas como mejora, deberá
dispensar al donatario de colacionar en el acto de la donación o en el testamento.
En torno al análisis de la mejora como posibilidad concreta de beneficiar a un heredero
legitimario por sobre los demás, aparece como verdadera innovación la posibilidad de
realizarla a favor del heredero con discapacidad. “El causante puede disponer, por el
medio que estime conveniente, incluso mediante un fideicomiso, además de la porción
disponible, de un tercio de las porciones legítimas para aplicarlas como mejora estricta
a descendientes o ascendientes con discapacidad. A estos efectos, se considera
persona con discapacidad, a toda persona que padece una alteración funcional
permanente o prolongada, física o mental, que en relación a su edad y medio social
implica desventajas considerables para su integración familiar, social, educacional o
laboral.” El principio de solidaridad familiar funciona así respecto de las necesidades
concretas y no solamente atendiendo la condición de hijo.

Naturaleza de la legítima. La discusión se plantea en torno a si es parte de la


herencia, o parte de los bienes.
Según Azpiri la legítima es parte de la herencia, porque los derechos del heredero no
se agotan con la recepción de una determinada cantidad de bienes. Para recibir la
legítima es preciso ser heredero
En cuanto a la libertad de testar y la legítima, por una parte se entiende que la libertad
de testar resguarda los derechos de propiedad del titular de los bienes y por otra parte,
que la legítima toma en consideración la protección de la familia asegurándole que,
ante el fallecimiento del propietario recibirán un parte sustancial de sus bienes.
La legítima encuentra su justificación en la solidaridad familiar existente entre el
causante y sus parientes más próximos y en que contribuye a una más justa división
de la riqueza resultante del reparto del patrimonio del causante entre los herederos.

Derecho Romano. Sostenedores del carácter pars bonorum, no importaba si soy o no


heredero instituido ya que la legitima resulta ser un derecho que me pertenece. Así,
podía renunciar y mantener mi legítima. La legítima se relaciona con los bienes del
haber relicto.

Derecho germano. Sostenedores del carácter pars hereditatis, dirán que debo revestir
la calidad de heredero para tener derecho a la porción legítima, porción que sin lugar a
dudas debe estar integrada con bienes hereditarios. La legitima, es consecuencia de la
calidad de heredero. Respecto de las deudas, la responsabilidad es personal.

Carácter de la legítima. *Las convenciones de los particulares no la pueden alterar ni


afectar. El principio de libertad encuentra su límite y cede no solo frente al respeto por
los derechos de los demás, sino también cuando el orden publico establecido por las
leyes de nuestro sistema jurídico así lo determine. El objeto del orden público de la
legítima, deriva del fundamento de la imperatividad del llamamiento legal para los
herederos forzosos. Dicho fundamento surge de la tutela al interés familiar que impone
el deber de asistencia solidaria entre sus miembros.
* Es irrenunciable en forma anticipada.
*Este sistema integral de domina el derecho sucesorio argentino se encuentra
fuertemente protegido al disponer la inviolabilidad de la legitima. El testador no puede
imponer condiciones ni limitaciones a la misma.

Legitimarios en el derecho argentino. Tienen una porción legítima de la que no


pueden ser privados por testamento ni por actos de disposición entre vivos a título
gratuito, los descendientes, los ascendientes y el cónyuge.

Transmisión de bienes a los legitimarios. Si por acto entre vivos a título oneroso el
causante transmite a alguno de los legitimarios la propiedad de bienes con reserva de
usufructo, uso o habitación, o con la contraprestación de una renta vitalicia, se
presume sin admitir prueba en contrario la gratuidad del acto y la intención de mejorar
al beneficiario. Sin embargo, se deben deducir del valor de lo donado las sumas que el
adquirente demuestre haber efectivamente pagado.
El valor de los bienes debe ser imputado a la porción disponible y el excedente es
objeto de colación.
Esta imputación y esta colación no pueden ser demandadas por los legitimarios que
consintieron en la enajenación, sea onerosa o gratuita, con algunas de las
modalidades indicadas.

La redacción vigente incorpora la transmisión de la propiedad con uso o habitación,


contrato que no mencionaba el derogado articulo del CC y que también implica una
desmembración de la propiedad.
La presunción que establece es iure et de iure, acorde a la interpretación mayoritaria
de la doctrina, sin admitir prueba en contrario, pero admitiendo la deducción de las
sumas que le adquirente demuestre haber realmente efectuado.

Modo de calcular la legitima. La porción legítima de los descendientes es de dos


tercios, la de los ascendientes de un medio y la del cónyuge de un medio.
Dichas porciones se calculan sobre la suma del valor líquido de la herencia al tiempo
de la muerte del causante más el de los bienes donados computables para cada
legitimario, a la época de la partición según el estado del bien a la época de la
donación.
Para el cómputo de la porción de cada descendiente sólo se toman en cuenta las
donaciones colacionables o reducibles, efectuadas a partir de los trescientos días
anteriores a su nacimiento o, en su caso, al nacimiento del ascendiente a quien
representa, y para el del cónyuge, las hechas después del matrimonio.

La herencia se valúa al tiempo de la muerte, mientras que las donaciones se tasan a la


época de la partición según el estado del bien a la época de la donación.
Quedan establecidos dos momentos en los cuales deben valuares los bienes que
componen la masa de legitima, los de la herencia liquida al momento del fallecimiento
y las donaciones al momento de la partición.
La legítima debe ser calculada según los valores de los bienes al momento de la
muerte que es cuando se determinara si la misma ha sido respetada o no.

La masa de legitima se integra con los bienes que componen la herencia, menos las
deudas y cargas, mas el valor de las donaciones colacionables y reducibles (Hay que
computar las donaciones efectuadas a partir de los 365 anterior al nacimiento del
legitimario o al nacimiento del ascendiente a quien representa y para el cónyuge las
hechas después del matrimonio). Para calcular la legítima debo tomar la valuación del
activo que surja del avalúo e inventario de bienes. El CCyC toma parte de la postura
de que las cargas (deudas que se originan posteriormente al fallecimiento del
causante) no deben restarse para el cálculo de la legítima.
Una vez obtenido el valor bruto del haber, corresponderá seguidamente determinar el
valor líquido, en decir, restar las deudas.
El tercer paso consiste en sumar las donaciones que le causante efectúo,
considerando el valor de la donación al tiempo de la partición según el estado del bien
a la época de la donación.
Siguiendo las pautas legales vigentes, al monto resultante de estas operaciones se
debe aplicar el porcentaje que corresponda, obteniendo así la legítima global. Ese
resultado, si se pretende saber la legitima individual, se debe dividir por la cantidad de
herederos forzosos existentes.

Defensas de la legítima. Normas imperativas. El testador no puede imponer


gravamen ni condición alguna a las porciones legitimas, si lo hace, se tienen por no
escritas”. La forma típica que se encuadra en este artículo resulta del testamento
mismo y no es posible que se le reconozca validez a ninguna disposición que resulte
contraria a la integralidad de la legítima.
Es irrenunciable la porción legítima de una sucesión aun no abierta. Esta norma tiene
a resguardar la integralidad de la legítima y se agrega a un cúmulo de disposiciones
que persiguen ese fin.
Para que quede invalidada la renuncia a la legítima tiene que haber sido realizada
antes del fallecimiento del causante. Luego de ocurrido el fallecimiento el legitimario se
encuentra en condiciones de decidir acerca de la aceptación de la herencia o su
renuncia a la misma.

Acción de preterición. Concepto. El legitimario preterido tiene acción para que se le


entregue su porción legítima, a título de heredero de cuota. También la tiene el
legitimario cuando el difunto no deja bienes pero ha efectuado donaciones.

El hecho de que el causante haya omitido la designación de un heredero forzoso en el


testamento no invalida la institución hereditaria que pudiera haber efectuado respecto
de otro, sino que produce el efecto de reducir consecuentemente su parte hasta cubrir
la legítima de quien fue realmente omitido.

Quienes pueden ejercer la acción. Interpondrá la acción el afectado, es decir, el


heredero forzoso, en contra del heredero instituido una vez abierta la sucesión.

Acción de reducción. Es la acción que tiene por finalidad reducir actos o


disposiciones del causante que implican afectaciones a la legitima, en un orden legal
establecido (en primer termino, los legados; y, en segundo lugar, las donaciones).

Borda: el resultado de la acción de reducción es traer a la masa todo el exceso de la


porción disponible; en cambio, el heredero obligado a colacionar no trae ningún bien a
la masa, solamente se computan en su hijuela los valores que debe colacionar.

A fin de recibir o complementar su porción, el legitimario afectado puede pedir la


reducción de las instituciones de herederos de cuota y de los legados, en ese orden.

Si la reducción de las disposiciones testamentarias no es suficiente para que quede


cubierta la porción legítima, el heredero legitimario puede pedir la reducción de las
donaciones hechas por el causante. Se reduce primero la última donación, y luego las
demás en orden inverso a sus fechas, hasta salvar el derecho del reclamante. Las de
igual fecha se reducen a prorrata.
Si la reducción es total, la donación queda resuelta. Si es parcial, por afectar sólo en
parte la legítima, y el bien donado es divisible, se lo divide entre el legitimario y el
donatario. Si es indivisible, la cosa debe quedar para quien le corresponde una porción
mayor, con un crédito a favor de la otra parte por el valor de su derecho. En todo caso,
el donatario puede impedir la resolución entregando al legitimario la suma de dinero
necesaria para completar el valor de su porción legítima. El donatario es deudor desde
la notificación de la demanda, de los frutos o, en caso de formular la opción prevista en
el párrafo anterior, de intereses.

El legitimario puede perseguir contra terceros adquirentes los bienes registrables. El


donatario y el subadquirente demandado, en su caso, pueden desinteresar al
legitimario satisfaciendo en dinero el perjuicio a la cuota legítima.

Naturaleza de la acción: Azpiri comparte la posición ecléctica de Borda en cuanto le


otorga carácter personal con efectos reipersecutorios.
Legitimados: A los fines del ejercicio de la acción de reducción debe tratarse de
herederos forzosos al momento de la donación y mantener tal condición al momento
de la apertura de la sucesión. Esta acción es ejercida contra los herederos forzosos o
contra los extraños que sean beneficiarios de la donación inoficiosa; también contra
los legatarios y contra los terceros adquirentes de bienes registrables de donaciones
inoficiosas.
Prescripción: Se aplica el plazo genérico de 5 años para entablar la acción.
La acción de reducción no procede contra el donatario ni contra el subadquirente que
han poseído la cosa donada durante diez años computados desde la adquisición de la
posesión. Es decir, el plazo comienza a correr desde la donación.

Acción de complemento. El legitimario a quien el testador le ha dejado, por cualquier


titulo, menos de su porción legitima, solo puede pedir su complemento.

Transferencias de dominio entre legitimarios. Si la disposición gratuita entre vivos o


el legado son de usufructo, uso, habitación, o renta vitalicia, el legitimario o, en su
caso, todos los legitimarios de común acuerdo, pueden optar entre cumplirlo o
entregar al beneficiario la porción disponible.

Si por acto entre vivos a título oneroso el causante transmite a alguno de los
legitimarios la propiedad de bienes con reserva de usufructo, uso o habitación, o con la
contraprestación de una renta vitalicia, se presume sin admitir prueba en contrario la
gratuidad del acto y la intención de mejorar al beneficiario. Sin embargo, se deben
deducir del valor de lo donado las sumas que el adquirente demuestre haber
efectivamente pagado. El valor de los bienes debe ser imputado a la
porción disponible y el excedente es objeto de colación. Esta imputación y esta
colación no pueden ser demandadas por los legitimarios que consintieron en la
enajenación, sea onerosa o gratuita, con algunas de las modalidades indicadas.

Unidad VII “Testamentos y disposiciones testamentarias”


1) Vocación testamentaria. La causa de llamamiento es la voluntad del causante que
esta expresada en un testamento. La sucesión testamentaria, se origina por el
llamamiento a suceder que realiza una persona a través de su testamento.
El testamento aparece en Roma después de la Ley de las XII Tablas, y desde
entonces ha sido universalmente admitido. La potestad de disponer de los bienes con
efectos para después de la muerte es inseparable de la misma noción de propiedad.

Testamento. Concepto. Acto unilateral y unipersonal mediante el cual una persona


dispone de sus intereses, patrimoniales y/o extramatrimoniales, para después de su
muerte.

Las personas humanas pueden disponer libremente de sus bienes para después de su
muerte, respetando las porciones legítimas establecidas en el Título X de este Libro,
mediante testamento otorgado con las solemnidades legales; ese acto también puede
incluir disposiciones extrapatrimoniales.

Caracteres:
1. Acto jurídico unilateral. “Las reglas establecidas para los actos jurídicos se aplican a
los testamentos en cuanto no sean alteradas por las disposiciones de este título”. Se
perfecciona con la sola voluntad del testador, no requiere de la voluntad de los
beneficiarios quienes podrán aceptar o renunciar la herencia o renunciar al legado.
2. Escrito. Un requisito esencial en todas las formas de testar, propio de todo
documento, es la escritura, cuya finalidad es dar certeza a las disposiciones de última
voluntad del autor del testamento. El ordenamiento argentino no reconoce el
testamento oral.
3. Formal y solemne. Es esencial que se confecciones bajo las formas impuestas por
la ley. Es un acto solemne de solemnidad absoluta, pues la inobservancia de las
formalidades impuestas por la ley acarrea su nulidad.
4. Personalísimo. Solo puede ser otorgado por el causante. No es valido otorgar
mandato para testar. Se asegura que su contenido sea la verdadera voluntad del
testador, y evita que un tercero pueda modificarla a su favor o a favor de otra persona,
ya que una vez muerto el causante, resultaría de difícil prueba determinar cual era su
verdadera voluntad o si se ha desviado el mandato.
5. Efectos post mortem. El testamento se perfecciona en el momento de su
otorgamiento, pero solamente producirá efectos después del fallecimiento del testador.
Se trata de un acto jurídico cuya eficacia depende de la producción de un hecho
natural y jurídico: la muerte de su emisor. *Si bien las disposiciones testamentarias
adquieren validez después de la muerte, el emplazamiento filiatorio que implica el
reconocimiento testamentario se produce desde la fecha en que se otorgo el
testamento.
6. Revocable: el testamento debe reflejar la última voluntad del causante y, para ello,
es imprescindible que se permita modificar dicha voluntad tantas veces como sea
considerado necesario por el causante.
7. Autónomo. Debe bastarse a si mismo sin necesidad alguna de recurrir a otros
documentos. En el debe estar expresada la voluntad real del causante mediante las
diversas disposiciones que hubiera establecido. Debe ser autosuficiente y carece de
validez si requiere de otros elementos para completar las declaraciones de voluntad.

Prohibición de testamentos conjuntos. Habrá testamento conjunto cuando dos o


mas personas otorguen su testamento en el mismo acto testamentario, es decir,
cuando sus voluntades constituyan una unidad intelectual. No es válido el testamento
otorgado conjuntamente por dos o más personas. Ninguna de las dos formas
testamentarias posibles admiten que sean otorgados por más de una persona. La
prohibición se fundamenta en garantizar la autonomía de la voluntad, tanto al
momento de su otorgamiento, como al de la revocación total o parcial.
No debe confundirse con los testamentos simultáneos. En efecto, nada impide que se
hagan dos o más testamentos en un mismo instrumento. Lo relevante es que cada uno
mantenga su independencia intelectual y que pueda diferenciarse de manera sencilla
la voluntad de cada testador.

Revocabilidad. El testamento es revocable a voluntad del testador y no confiere a los


instituidos derecho alguno hasta la apertura de la sucesión. La facultad de revocar el
testamento o modificar sus disposiciones es irrenunciable e irrestringible.
La revocación expresa debe ajustarse a las formalidades propias de los testamentos.

El testamento posterior revoca al anterior si no contiene su confirmación expresa,


excepto que de las disposiciones del segundo resulte la voluntad del testador de
mantener las del primero en todo o en parte.

Revocación tacita: 1. El matrimonio contraído por el testador revoca el testamento


anteriormente otorgado, excepto que en éste se instituya heredero al cónyuge o que
de sus disposiciones resulte la voluntad de mantenerlas después del matrimonio.
Como se tarta de una presunción legal, la misma cede ante la voluntad expresa del
testador.
2. El otorgamiento de un nuevo testamento con disposiciones incompatibles con el
anterior.
3. La cancelación o destrucción del testamento ológrafo en las formas previstas por la
ley. El testamento ológrafo es revocado por su cancelación o destrucción hecha por el
testador o por orden suya. Cuando existen varios ejemplares del testamento, éste
queda revocado por la cancelación o destrucción de todos los originales, y también
cuando ha quedado algún ejemplar sin ser cancelado o destruido por error, dolo o
violencia sufridos por el testador.
Si el testamento se encuentra total o parcialmente destruido o cancelado en casa del
testador, se presume que la destrucción o cancelación es obra suya, mientras no se
pruebe lo contrario.
Las alteraciones casuales o provenientes de un extraño no afectan la eficacia
del testamento con tal de que pueda identificarse la voluntad del testador por
el testamento mismo.
No se admite prueba alguna tendiente a demostrar las disposiciones de un testamento
destruido antes de la muerte del testador, aunque la destrucción se haya debido a
caso fortuito.
4. La transmisión de la cosa legada revoca el legado, aunque el acto no sea válido por
defecto de forma o la cosa vuelva al dominio del testador.
El mismo efecto produce la promesa bilateral de compraventa, aunque el acto sea
simulado. La subasta dispuesta judicialmente y la expropiación implican revocación del
legado, excepto que la cosa vuelva a ser propiedad del testador. La transformación de
la cosa debida al hecho del testador importa revocación del legado. La constitución de
gravámenes sobre la cosa legada no revoca el legado.

Siendo la revocabilidad un carácter esencial del testamento, carecen de toda eficacia


jurídica las cláusulas por las cuales el testador se hubiera incluso autolimitado la
libertad de revocación.; o si directamente hubiera establecido una disposición de
invalidez a cualquier revocación futura.

Disposiciones extrapatrimoniales. Son aquellas que no general –en principio-


consecuencias patrimoniales, aunque pudieran hacerlo. Pueden ser por ejemplo, el
reconocimiento de un hijo, la designación de tutores o curadores, la donación de
órganos y la disposición del cadáver, etc.

Capacidad para disponer por testamento. En el derogado CC, se regulo


específicamente la capacidad para testar, en lugar de regir el testamento por las
normas referidas a la capacidad de los actos jurídicos. “Toda persona capaz de tener
voluntad y de manifestarla, tiene la facultad de disponer de sus bienes por testamento”

CCyC: *Pueden testar las personas mayores de edad al tiempo del acto.
*El menor de edad emancipado por matrimonio.
*Las personas con capacidad restringida, si el juez en la sentencia no limita
específicamente su capacidad de otorgar testamento, y la persona declarada
judicialmente incapaz, si ha otorgado el acto durante un intervalo lucido. Si el
testamento fue otorgado por una persona cuya capacidad no fue restringida, pero que
fue otorgado estando privado de la razón, quien impugne el testamento deberá
acreditarlo. En cambio, en principio es nulo el testamento otorgado por una persona
declarada incapaz, pero es valido si lo otorgo durante intervalos lucidos que permitan
asegurar que la enfermedad en la cual se baso su declaración de incapacidad había
cesado. Quien pretenda su validez deberá probar que lo redacto durante un intervalo
lucido.
*Las personas que padecen de dificultades para comunicarse en forma oral y, además
no saber leer ni escribir, deben manifestar su voluntad a través de escritura pública,
con la participación de un intérprete en el acto.

Inhabilidad para suceder por testamento. No pueden suceder por testamento:


a) los tutores y curadores a sus pupilos, si éstos mueren durante la tutela o curatela o
antes de ser aprobadas las cuentas definitivas de la administración;
b) el escribano y los testigos ante quienes se haya otorgado el testamento, por el acto
en el cual han intervenido;
c) los ministros de cualquier culto y los líderes o conductores espirituales que hayan
asistido al causante en su última enfermedad.

Son supuestos en los cuales la vocación hereditaria es contrariada por disposición


legal a los fines de evitar que la voluntad del testador pudiera no ser libre y autónoma,
dada la cercanía o relación de quienes son excluidos de la posibilidad de ser
beneficiarios del testamento. Se es instituida una persona inhábil para recibir por
testamento, la disposición es de ningún valor. Los beneficiarios inhábiles que poseen
los bienes dejados por el testador son reputados poseedores de buena fe, resultando
aplicables las normas relativas a los mismos respecto de los frutos, productos, mejoras
y actos que hubieran realizado.

Vicios de la voluntad. Dado que el testamento es la expresión de la voluntad del


testador, no debe estar afectado por vicio alguno.

Error. Quedan comprendidos los errores sobre la naturaleza del acto, sobre la
persona, sobre la causa y sobre el objeto. Debe surgir del propio testamento y debe
ser esencial, grave, determinante, y no excusable, no debe haberse originado en el
obrar negligente de quien incurrió en esa equivocación.

Dolo. Debe ser grave, esencial y empleado para obtener la celebración del acto. Debe
haber afectado la voluntad induciéndolo a redactar un testamento o a revocar uno
anterior, actos que no hubiese realizado de no mediar el engaño.
Jurisprudencialmente y en el contexto del derogado CC se impuso un criterio de
interpretación restricto: la captación de voluntad, para ser causal de nulidad, debe
manifestarse a través de aserción de lo falso o disimulación de lo verdadero, artificio,
astucia o maquinación que asumen los caracteres de dolo y que dominan la voluntad
del testador, quien habría dispuesto de otra manera de no mediar aquellos. No son
causas suficientes de nulidad del testamento, las atenciones prodigadas por parientes,
amigos o servidores del enfermo aun cuando tales cuidados no sean fruto de un
autentico cariño y tengan solo un fin especulativo. También se ha afirmado que no
bastan la adulación, el falso cariño o los cuidados excesivos para concluir que ha
habido captación, si no se ha engañado al testador, logrando así un estado de su
espíritu sin el cual no se habría producido la liberalidad.

Violencia. Es la coerción grave, irresistible e injusta ejercida sobre una persona para
determinarla contra su voluntad, a la realización de un acto jurídico. La violencia puede
ser física o moral. La fuerza irresistible y las amenazas que generan el temor de sufrir
un mal grave e inminente que no se puedan contrarrestar o evitar en la persona o
bienes de la parte o de un tercero, causan la nulidad del acto. La relevancia de las
amenazas debe ser juzgada teniendo en cuenta la situación del amenazado y las
demás circunstancias del caso. El autor de la violencia puede ser quien resulte
beneficiado con el acto de que se trate o un tercero y es responsable por el daño
causado.
Simulación. Solía usarse para esconder al verdadero beneficiario, o para eludir su
incapacidad para recibir por testamento. El CCyC sanciona con nulidad aquellas
disposiciones testamentarias realizadas por interpósita persona, típicas disposiciones
testamentarias.
Las disposiciones testamentarias a favor de personas que no pueden suceder por
testamento son de ningún valor, aun cuando se hagan a nombre de personas
interpuestas. Se reputan tales, sin admitir prueba en contrario, los ascendientes, los
descendientes, y el cónyuge o conviviente de la persona impedida de suceder. El
fraude a la ley puede ser probado por cualquier medio.

Acción de Impugnación.  Para impugnar un testamento o alguna de sus


disposiciones, debe plantearse la acción de nulidad. Su fundamento puede radicar en
la existencia de un vicio de voluntad; en la simulación; en el incumplimiento de las
formalidades impuestas; en la falta de capacidad del testador o en la inhabilidad de
quien resulta beneficiario.
Es nulo el testamento o, en su caso, la disposición testamentaria:
a) por violar una prohibición legal; (nulidad absoluta)
b) por defectos de forma; (nulidad absoluta)
c) por haber sido otorgado por persona privada de la razón en el momento de testar.
La falta de razón debe ser demostrada por quien impugna el acto; (nulidad relativa)
d) por haber sido otorgado por persona judicialmente declarada incapaz. Sin embargo,
ésta puede otorgar testamento en intervalos lúcidos que sean suficientemente ciertos
como para asegurar que la enfermedad ha cesado por entonces; (nulidad relativa)
e) por ser el testador una persona que padece limitaciones en su aptitud para
comunicarse en forma oral y, además, no saber leer ni escribir, excepto que lo haga
por escritura pública, con la participación de un intérprete en el acto; (nulidad relativa)
f) por haber sido otorgado con error, dolo o violencia; (nulidad relativa)
g) por favorecer a persona incierta, a menos que por alguna circunstancia pueda llegar
a ser cierta (nulidad relativa).

Nulidad absoluta: controvierten el orden público. Puede ser declarada por el juez aun
sin petición de parte si es manifiesta; pueden ser alegadas por el ministerio público y
por cualquier interesado; no pueden sanearse por confirmación ni por prescripción.
Nulidad relativa: se declara a petición de la persona en cuyo beneficio se establece,
puede sanearse por confirmación y por prescripción.

Cualquier interesado puede demandar la nulidad del testamento o de alguna de sus


cláusulas a menos que, habiéndolo conocido, haya ratificado las disposiciones
testamentarias o las haya cumplido espontáneamente.

Prescripción: en aquellos casos que la causa provoque la nulidad absoluta, la acción


es imprescriptible. A los supuestos de nulidad relativa corresponde aplicar el plazo de
dos años, cuyo cómputo comienza desde la muerte del testador o desde que se
conozca la existencia del testamento o desde que se tenga conocimiento del vicio que
afecta al mismo, pero siempre luego de la muerte del causante.

Confirmación. El testador sólo puede confirmar las disposiciones de un testamento


nulo por inobservancia de las formalidades (carácter de solemnidad absoluta)
reproduciéndolas en otro testamento otorgado con los requisitos formales pertinentes.

Formas de los testamentos. Las formas se refieren a los diferentes actos o maneras
de testar admitidos por la ley. En el CCyC las formas de los testamentos se clasifican
en: testamento ológrafo y por acto público. Las formalidades son los requisitos que
deben observarse para cumplir cada una de las formas admitidas, en decir, el
cumplimiento de las exigencias requeridas por la ley para que el testamento tenga
validez.

Solemnidades. Inobservancia de las formas. El testamento es un acto jurídico


formal y solemne y, como tal, su forma posee un carácter sustantivo, constitutivo y
esencial, y su inobservancia provoca la nulidad. La doctrina moderna señala que el
acto testamentario se caracteriza por ser un acto de solemnidad absoluta, ya que su
forma es constitutiva, no existiendo el acto si no se cumple la forma exigida.
Tiene su fundamento en la necesidad de brindar convicción sobre la última voluntad
del otorgante, que es real y que las disposiciones testamentarias fueron realizadas sin
presiones y en ejercicio pleno de su libertad de testar, salvaguardando así su
espontaneidad, sinceridad y ponderación.

Efectos. La inobservancia de las formas requeridas para otorgar el testamento causa


su nulidad total; pero, satisfechas las formas legales, la nulidad de una o de varias
cláusulas no perjudica las restantes partes del acto. El empleo de formalidades
sobreabundantes no vicia el testamento.

El testamento puede otorgarse sólo en alguna de las formas previstas en este Código.
Las formalidades determinadas por la ley para una clase de testamento no pueden
extenderse a las de otra especie. La observancia de las solemnidades impuestas debe
resultar del mismo testamento, sin que se pueda suplir por prueba alguna.

Ley aplicable a las formas. La ley vigente al tiempo de testar rige la forma del
testamento. En cambio, su contenido se rige por la ley vigente al momento de la
muerte del testador.

Firma. Es un elemento esencial del testamento ológrafo y también del testamento por
acto publico. En este último caso, si el testador no supiere o no pudiere firmar es
admitida la firma a ruego de un tercero. La importancia de la firma reside en que
denota la voluntariedad del acto, indicando que el testador ha querido testar de esa
forma y con las disposiciones testamentarias que se expresan en ese documento. En
cuanto a la validez de la firma, debe plasmarse con el trazo grafológico que
habitualmente utiliza la persona para expresar su voluntad en los instrumentos
públicos o privados.
La firma para dar validez a las disposiciones debe estar impresa al pie del testamento,
debajo de las disposiciones testamentarias. Si la firma se pone en el medio de las
disposiciones, solo dará validez a las disposiciones que se encuentran por encima de
ella, peor no a las posteriores. Los errores de ortografía o la omisión de letras no vician
la firma, quedando su validez librada a la apreciación judicial conforme a las
circunstancias de cada caso.

Testamentos ológrafos. Es el que redacta por si mismo el testador, sin intervención


de oficial publico ni testigos, escribiéndolo íntegramente de puño y letra incluyendo la
fecha y su firma.

Ventajas: es la forma más sencilla de testar porque se puede efectuar en cualquier


momento y sin más intervención que la del testador. Además, no tiene ningún costo. El
testador puede meditarlo todos los días, leerlo, estudiarlo y rehacerlo cuando quiera y
sin que nadie sepa si ha testado o no.
Inconvenientes: fácil destrucción por quien no resulta ser beneficiario o la posibilidad
de la captación de la voluntad al no intervenir profesionales ni terceros extraños que
puedan constatar la libre disponibilidad del testador. Posibilidad de redacción
deficiente por la no intervención de profesionales lo que puede llevar a que se dicten
cláusulas nulas o de difícil interpretación.

La independencia que debe tener el testamento ológrafo con respecto a otros escritos
del testador debe ser entendida en un sentido intelectual y no material. Un testamento
deberá ser tenido por valido si su redacción prueba que se trata de un acto autónomo,
no obstante estar materialmente agregado a un libro o semejante.

El testamento ológrafo debe ser íntegramente escrito con los caracteres propios del
idioma en que es otorgado, fechado y firmado por la mano misma del testador. Si se
adujera falsedad se resuelve con una prueba caligráfica.

La falta de alguna de estas formalidades invalida el acto, excepto que contenga


enunciaciones o elementos materiales que permitan establecer la fecha de una
manera cierta.
No es indispensable redactar el testamento ológrafo de una sola vez ni en la misma
fecha. El testador puede consignar sus disposiciones en épocas diferentes, sea
fechándolas y firmándolas por separado, o poniendo a todas ellas la fecha y la firma el
día en que termine el testamento.

La firma debe estar después de las disposiciones, y la fecha puede ponerse antes de


la firma o después de ella.

El error del testador sobre la fecha no perjudica la validez del acto, pero el testamento
no es válido si aquél le puso voluntariamente una fecha falsa para violar una
disposición de orden público.

Los agregados escritos por mano extraña invalidan el testamento, sólo si han sido
hechos por orden o con consentimiento del testador, en virtud del carácter
personalísimo e indelegable de la facultad de testar. Si se introdujeron agregados si
consentimiento del testador, el testamento mantiene la validez, aunque resulten
inválidos tales agregados.

Ante la existencia de un testamento ológrafo, es necesario proceder a su presentación


judicial a los fines de obtener su protocolización. La intervención judicial garantiza que
el documento presentado es un testamento. Asimismo que la escritura y firma es del
testador y ello a través de una pericia caligráfica. Sin embargo, aunque un testamento
ológrafo sea protocolizado puede ser impugnada su autenticidad o validez respecto del
contenido de laguna o todas sus disposiciones.
Si el testamento es ológrafo, debe ser presentado judicialmente para que se proceda,
previa apertura si estuviese cerrado, a dejar constancia del estado del documento, y a
la comprobación de la autenticidad de la escritura y la firma del testador, mediante
pericia caligráfica. Cumplidos estos trámites, el juez debe rubricar el principio y fin de
cada una de sus páginas y mandar a protocolizarlo. Asimismo, si algún interesado lo
pide, se le debe dar copia certificada del testamento. La protocolización no impide que
sean impugnadas la autenticidad ni la validez del testamento mediante proceso
contencioso.

Testamento por acto publico. También llamado testamento notarial o abierto, es


aquel otorgado por el testador ante un escribano mediante escritura pública y con la
presencia de dos testigos. La presencia del escribano público es esencial para la
validez del testamento, diferenciándose del derogado CC.

Ventajas: se asegura la conservación del testamento, ya que es prácticamente


imposible la destrucción de los protocolos notariales o su perdida. El escribano podrá
sugerir precisiones técnicas que aclaren su contenido y eviten dificultades
interpretativas o eventualmente su nulidad. Mayor posibilidad de que sea ubicado por
los beneficiarios.
Inconvenientes: las disposiciones contenidas en el testamento quedan expuestas al
conocimiento de terceros. Debido a la intervención del escribano se torna oneroso.

En principio, toda persona mayor de edad puede realizar un testamento optando por
una de las formas establecidas por la ley. Si el testador no sabe firmar, o no puede
hacerlo, puede hacerlo por él otra persona o alguno de los testigos. En este caso los
dos testigos deben saber firmar. Si el testador sabe firmar y manifiesta lo contrario, el
testamento no es válido. Si sabiendo firmar, no puede hacerlo, el escribano debe
explicitar la causa por la cual no puede firmar el testador.

Debe intervenir un escribano público con competencia en razón de la materia y del


territorio donde se lleva a cabo el acto.
No pueden suceder por testamento: el escribano y los testigos ante quienes se haya
otorgado el testamento, por el acto en el cual han intervenido.

El testador puede dar al escribano sus disposiciones ya escritas o sólo darle por
escrito o verbalmente las que el testamento debe contener para que las redacte en la
forma ordinaria. En ningún caso las instrucciones escritas pueden ser invocadas
contra el contenido de la escritura pública.
En la escritura, se debe consignar los nombres y domicilios de los testigos hábiles. La
escritura debe contener:
a) lugar y fecha de su otorgamiento; si cualquiera de las partes lo requiere o el
escribano lo considera conveniente, la hora en que se firma el instrumento;
b) los nombres, apellidos, documento de identidad, domicilio real y especial si lo
hubiera, fecha de nacimiento y estado de familia de los otorgantes; si se trata de
personas casadas, se debe consignar también si lo son en primeras o posteriores
nupcias y el nombre del cónyuge, si resulta relevante en atención a la naturaleza del
acto; si el otorgante es una persona jurídica, se debe dejar constancia de su
denominación completa, domicilio social y datos de inscripción de su constitución si
corresponde;
c) la naturaleza del acto y la individualización de los bienes que constituyen su objeto;
d) la constancia instrumental de la lectura que el escribano debe hacer en el acto del
otorgamiento de la escritura;
e) las enmiendas, testados, borraduras, entrelíneas, u otras modificaciones efectuadas
al instrumento en partes esenciales, que deben ser realizadas de puño y letra del
escribano y antes de la firma;
f) la firma de los otorgantes, del escribano y de los testigos si los hubiera; si alguno de
los otorgantes no sabe o no puede firmar, debe hacerlo en su nombre otra persona;
debe hacerse constar la manifestación sobre la causa del impedimento y la
impresión digital del otorgante.
Concluida la redacción del testamento, se procede a su lectura y firma por los testigos
y el testador.

El testamento debe ser escrito en idioma nacional. Si alguno de los otorgantes declara
ignorarlo, la escritura debe redactarse conforme a una minuta firmada que debe ser
expresada en idioma nacional por traductor publico, y si no lo hay, por interprete que el
escribano acepte. Ambos instrumentos deben quedar agregados al protocolo.

Testamentos especiales. En el derogado CC, se regulaban formas testamentarias


que resultan anacrónicas para una sociedad contemporánea, como aquel otorgado en
distritos rurales, o las formas extraordinarias, como el testamento militar, marítimo o en
caso de epidemia o peste. También existía el testamento cerrado, una forma
testamentaria con algunas similitudes al testamento ológrafo y al por acto publico.
Dado el desuso, la innecesariedad y la falta de fundamentación para su regulación,
fueron suprimidos en el CCyC.

Testamento cerrado. Es un testamento reservado que carece de la publicidad del


testamento por acto público. Debe estar firmado por el testador, pero puede ser escrito
por un tercero; tampoco es necesaria la indicación de fecha. El pliego puede ponerse
en un sobre cerrado y entregarse a un escribano en presencia de 5 testigos,
manifestando que ese sobre contiene el testamento. El sobre debe ser fechado y
firmado por el escribano, los testigos y el testador.

Testamento otorgado en el extranjero. Es válido el testamento escrito hecho en país


extranjero por un argentino o por un extranjero domiciliado en el Estado, ante un
ministro plenipotenciario del Gobierno de la República, un encargado de negocios o un
Cónsul y dos testigos domiciliados en el lugar donde se otorgue el testamento,
teniendo el instrumento la autenticación de la legación o consulado.

El testamento otorgado en la forma prescripta en el párrafo precedente y que no lo


haya sido ante un jefe de legación, debe llevar el visto bueno de éste, si existiese un
jefe de legación, en el testamento abierto al pie de él y en el cerrado sobre la carátula.

El testamento abierto debe ser siempre rubricado por el mismo jefe al principio y al fin
de cada página, o por el Cónsul, si no hubiese legación. Si no existe un consulado ni
una legación de la República, estas diligencias deben ser llenadas por un ministro o
Cónsul de una nación amiga. El jefe de legación y, a falta de éste, el Cónsul, debe
remitir una copia del testamento abierto o de la carátula del cerrado, al ministro de
Relaciones Exteriores de la República y éste, abonando la firma del jefe de la legación
o del Cónsul en su caso, lo debe remitir al juez del último domicilio del difunto en la
República, para que lo haga incorporar en los protocolos de un escribano del mismo
domicilio.
No conociéndose el domicilio del testador en la República, el testamento debe ser
remitido por el ministro de Relaciones Exteriores a un juez nacional de primera
instancia para su incorporación en los protocolos de la escribanía que el mismo juez
designe.

Testigos en los testamentos, capacidad, oportunidad de la capacidad. Los


testigos son necesarios en los testamentos por acto público. Su principal función es
asegurar y controlar la seriedad del acto, la libertad con la que el testador ha actuado,
la autenticidad de sus disposiciones, la fe que el escribano otorga a las disposiciones
de voluntad testamentaria y la regularidad del acto.
Testamento por acto público se otorga mediante escritura pública, ante el escribano
autorizante y dos testigos hábiles, cuyo nombre y domicilio se deben consignar en la
escritura.  
Para ser testigos hábiles es necesario ser mayor de edad y que no exista una
disposición de la ley que prohíba serlo.
Los testigos deben asistir desde el comienzo hasta el fin del acto sin interrupción, lo
que debe hacer constar el escribano.

Pueden ser testigos de los testamentos las personas capaces al tiempo de otorgarse
el acto y no en el momento de la muerte del testador.

Quien participa en el otorgamiento de un testamento o en cuyo poder se encuentra,


está obligado a comunicarlo a las personas interesadas, una vez acaecida la muerte
del testador.

Incapacidad de derecho para ser testigos. No pueden serlo, los ascendientes, los
descendientes, el cónyuge ni el conviviente del testador, ni los albaceas, tutores o
curadores designados en el testamento, ni los beneficiarios de alguna de sus
disposiciones. El testamento en que interviene un testigo incapaz o inhábil al efecto no
es válido si, excluido éste, no quedan otros en número suficiente.

No pueden ser testigos en instrumentos públicos:


a) las personas incapaces de ejercicio y aquellas a quienes una sentencia les impide
ser testigo en instrumentos públicos;
b) los que no saben firmar;
c) los dependientes del oficial público;
d) el cónyuge, el conviviente y los parientes del oficial público, dentro del cuarto grado
y segundo de afinidad;
El error común sobre la idoneidad de los testigos salva la eficacia de los instrumentos
en que han intervenido.

La identidad de los comparecientes debe justificarse con la exhibición del documento


de identidad o con la afirmación del conocimiento por parte del escribano.

2) Institución de herederos. Concepto. Es la designación por parte del testador de


su sucesor a titulo universal. Es la disposición testamentaria por la cual el causante
llama a una persona para sucederlo en la universalidad de sus bienes, o en una parte
alícuota de ellos, con vocación eventual al todo. Habrá institución de heredero cuando
el causante llama en su testamento a una o más personas para recibir la herencia sin
asignación de partes.
La característica principal del heredero es que al no tener una cuota designada que
limita su llamamiento, tiene vocación a todos los bienes de la herencia a los que el
testador no haya dado su destino diferente.
Según el Art. 2484 “la institución de herederos y legatarios solo puede ser hecha en el
testamento...”Otro requisito es que debe estar individualizada la persona llamada por
el testador en esa condición. El mismo artículo dispone “...y no debe dejar dudas sobre
la identidad de la persona instituida”

Otra exigencia legal es la indelegabilidad para la institución del heredero. El testador


es el único que puede designarlo, descartándose así la posibilidad de que lo haga un
tercero por su encargo.

El CCyC no exige formulas solemnes para la institución de heredero en el testamento.


Casos especiales. *La institución a los parientes se entiende hecha a los de
grado más próximo, según el orden de la sucesión intestada y teniendo en cuenta el
derecho de representación. Si a la fecha del testamento hay un solo pariente en el
grado más próximo, se entienden llamados al mismo tiempo los del grado siguiente.
*La institución a favor de simples asociaciones se entiende hecha a favor de las
autoridades superiores respectivas del lugar del último domicilio del testador con cargo
de aplicar los bienes a los fines indicados por el causante.
*La institución a los pobres se entiende hecha al Estado municipal del lugar del último
domicilio del testador o la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en su caso, con cargo
de aplicar los bienes a fines de asistencia social.
*La institución a favor del alma del testador o de otras personas se entiende hecha a la
autoridad superior de la religión a la cual pertenece el testador, con cargo
de aplicar los bienes a sufragios y fines de asistencia social.

Pueden presentarse disposiciones testamentarias que son de institución de heredero,


aunque el testador no lo manifieste expresamente, pero tal institución surge del
contenido patrimonial de la disposición y no de los términos utilizados por el testador.

La institución de un heredero testamentario desplaza a los herederos legítimos. No es


posible la concurrencia entre herederos testamentarios y legítimos, ya que prevalece
la voluntad expresa del causante.

Sustitución de herederos. Concepto. La sustitución es la facultad del testador de


instituir herederos o legatarios subsidiarios para el caso en que los primeros instituidos
renunciaren o no pudieren aceptar la herencia. El causante establece así un orden en
que deben llamarse las personas instituidas y se asegura el cumplimiento de su
voluntad a pesar de las vicisitudes que pudieran generarse.

Sustituciones prohibidas. La facultad de instituir herederos o legatarios no importa el


derecho de imponer un sucesor a los instituidos. La disposición que viola esta
prohibición no afecta la validez de la institución, y tiene eficacia si puede valer en
alguno de los dos casos del párrafo siguiente.
El testador puede subrogar al instituido para el supuesto de que éste no quiera o no
pueda aceptar la herencia o el legado. La sustitución establecida para uno de
esos casos vale para el otro.
El heredero o legatario sustituto queda sujeto a las mismas cargas y condiciones
impuestas al sustituido si no aparece claramente que el testador quiso limitarlas al
llamado en primer término.
No es válida la disposición del testador por la que llame a un tercero a recibir lo que
reste de su herencia al morir el heredero o legatario instituido. La nulidad de esta
disposición no perjudica los derechos de los instituidos.

Fideicomiso sucesorio. El testador puede disponer un fideicomiso sobre toda la


herencia, una parte indivisa o bienes determinados, y establecer instrucciones al
heredero o legatario fiduciario, conforme a los recaudos establecidos en la Sección 8º,
Capítulo 30, Título IV del Libro Tercero. La constitución del fideicomiso no debe afectar
la legítima de los herederos forzosos, excepto el caso de mejora al heredero con
discapacidad.
El fideicomiso implica una especie de sustitución, porque le beneficiario recibe la renta
de los bienes durante un tiempo y cumplido el plazo o la condición estos bienes pasan
al fideicomisario. Es una sustitución pero el beneficiario tan solo recibe las rentas, no
es el propietario de los bienes que continúan en cabeza del fiduciario.
Partes. Fiduciante: tiene la propiedad y transmite los bienes.
Fiduciario: administra los bienes.
Beneficiario: percibe los frutos.
Fideicomisario: recibe la propiedad de los bienes vencido el plazo o condición.
Es nulo el fideicomiso constituido con el fin de que el fiduciario este obligado a
mantener o administrar el patrimonio fideicomitido para ser transmitido únicamente a
su muerte a otro fiduciario de existencia actual o futura. No podrá haber una
sustitución del fiduciario como consecuencia de su muerte

Modalidades de las disposiciones testamentarias. El contenido del testamento lo


configuran las disposiciones testamentarias, que son la expresión directa de la
voluntad del testador, deben bastarse a si mismas y pueden ser de carácter
patrimonial o extrapatrimonial. La ley aplicable a la validez legal del contenido es
aquella del domicilio del testador, vigente al momento de la muerte del testador.

Condición. La condición tiene lugar cuando las partes subordinan la adquisición o la


resolución de un derecho a un hecho futuro e incierto. Una disposición testamentaria
de institución de heredero o legatario es condicional cuando subordina al
acontecimiento de hecho incierto y futuro la consolidación o resolución del llamamiento
efectuado por el testador a la adquisición de la herencia o legado.

El problema se presenta cuando se instituye un heredero bajo condición resolutoria


(resuelve el llamamiento), por las circunstancias jurídicas que genera. Por lo tanto, las
disposiciones testamentarias sometidas a una condición resolutoria y que además
instituye a otro heredero, no son validas. Pero si lo son las condiciones meramente
resolutorias, es decir, que si sucede el evento futuro o incierto al que esta sometida la
institución hereditaria provocara la extinción de su condición de heredero.
Los herederos si están instituidos bajo condición suspensiva, están en esa situación a
partir del cumplimiento de la condición, sin perjuicio de las medidas conservatorias que
corresponden.

Las condiciones y cargos constituidos por hechos imposibles, prohibidos por la ley, o
contrarios a la moral, son nulos pero no afectan la validez de las disposiciones sujetas
a ellos.

La institución de heredero o legatario caduca cuando el instituido muere antes que el


testador o antes del cumplimiento de la condición de la que depende la adquisición de
la herencia o el legado.

Plazo. La exigibilidad o la extinción de un acto jurídico pueden quedar diferidas al


vencimiento de un plazo. El plazo puede ser cierto o incierto, según sea fijado en un
día, mes o año o sea estipulado en relación a un hecho futuro necesario.
Si se trata de una disposición que establece un legado particular cuyo efecto en la
transmisión hereditaria se reduce a la entrega del objeto legado y no genera otras
consecuencias, no hay dificultad alguna respecto de su viabilidad.
Pero una disposición que instituye heredero pero sometida a un plazo debe ser
reputada como una disposición simple, como si el plazo no hubiese sido escrito.

Cargo. Es una obligación accesoria impuesta por el testador al heredero o al legatario.


Los beneficiarios del cargo son aquellos que resultan favorecidos con la modalidad y
pueden ser los herederos, los legatarios, los terceros o el propio causante o su
memoria. Los gravados son aquellos sobre quienes pesa la obligación de cumplir el
cargo, que pueden ser los legatarios o herederos. La imposición de un cargo es
accesoria e indirecta ya que hace nacer la posibilidad del reclamo de su cumplimiento
del beneficiario al gravado pero no altera la disposición en si. El cargo puede también
contener una obligación de hacer o no hacer.
El legado con cargo se rige por las disposiciones relativas a las donaciones sujetas a
esa modalidad.
Si el legado se ha estipulado en favor de un tercero, éste, el legatario y sus herederos
pueden demandar su ejecución; pero sólo el legatario y sus herederos pueden revocar
el legado por inejecución del cargo. Si el tercero ha aceptado el beneficio representado
por el cargo, en caso de revocarse el contrato tiene derecho para reclamar del donante
o, en su caso, de sus herederos, el cumplimiento del cargo, sin perjuicio de sus
derechos contra el legatario.
El legatario sólo responde por el cumplimiento de los cargos con la cosa donada, y
hasta su valor si la ha enajenado o ha perecido por hecho suyo. Queda liberado si la
cosa ha perecido sin su culpa. Puede también sustraerse a esa responsabilidad
restituyendo la cosa legada, o su valor si ello es imposible.

Derecho de acrecer. El derecho de acrecer es el derecho que pertenece en virtud de


la voluntad presunta del difundo a un heredero de cuota o a un legatario, de
aprovechar la parte de su coheredero o colegatario, cuando el derecho de éste se
frustra o caduca.
Este derecho es gozado solo por los herederos de cuota o legatarios, quienes tienen
en el primer caso, limitado su derecho a la cuota asignada por el testador, y en el
segundo caso, al objeto del legado.
Cuando el testador instituye a varios herederos en una misma cuota, o atribuye un
bien conjuntamente a varios legatarios, cada beneficiario aprovecha
proporcionalmente de la parte perteneciente al heredero o legatario cuyo derecho se
frustra o caduca.
El derecho de acrecer requiere que exista una única disposición a favor de dos o más
personas, ya sea para que reciban conjuntamente una cuota de la herencia o un bien
en particular. A su vez, se dará cuando uno de los coherederos de cuota o
colegatarios no quiera o no pueda recibir lo asignado por el testador o su derecho a
caducado.
Para que pueda tener lugar el derecho de acrecer el causante no tiene que haber
previsto en forma expresa el destino de la parte de la herencia o del bien legado para
el caso de frustrarse el derecho del beneficiario, pues de lo contrario habrá que
atenerse a la solución impuesta por el testador.
Los favorecidos por el acrecimiento quedan sujetos a las obligaciones y cargas que
pesaban sobre la parte acrecida, excepto que sean de carácter personal.
El derecho de acrecer se transmite a los herederos.

3) Interpretación de las disposiciones testamentarias. Las disposiciones


testamentarias deben interpretarse adecuándolas a la voluntad real del causante
según el contexto total del acto (una interpretación sistemática de todas las
disposiciones testamentarias e incluso las circunstancias en las que otorgo el
testamento). Las palabras empleadas deben ser entendidas en el sentido corriente,
excepto que surja claro que el testador quiso darles un sentido técnico. Se aplican, en
cuanto sean compatibles, las demás reglas de interpretación de los contratos.

La dificultad de interpretación del testamento radica en que su emisor ya murió. En


caso de duda, la regla de interpretación es a favor de la validez y cumplimiento de las
disposiciones testamentarias, es decir, la aplicación del principio favori testimoni

Cuando alguien formula su testamento, esta llevando a cabo significativos actos y


buscando obtener afectos jurídicos que reflejen su proyecto de vida, lo que implica
sostener que en su testamento esta manifestando su libertad y su autonomía personal
constitucionalmente resguardada.
Ineficacia del testamento. Se refiere a todos aquellos supuestos en los cuales
(cualquiera fuere la causa) un testamento o alguna de sus disposiciones no producen
sus efectos propios. El ccyc establece las siguientes categorías de actos ineficaces: en
razón de su nulidad o de su inoponibilidad de determinadas personas.

Nulidad del testamento.


a. Por violar prohibición legal: testamentos conjuntos; otorgado por mandatarios;
que no se baste a si mismo; disposiciones a favor de quienes no pueden
suceder.
b. Por defectos de forma: ológrafo, escrito por testador, fecha y firma; acto
publico, escribano competente, testigos hábiles y formalidades de la escritura.
c. Por cuestiones relacionadas a la capacidad del testador: testador privado de
razón; incapaz; con limitaciones en la comunicación, con excepciones; testador
menor de edad.
d. Por error, dolo o violencia: vicios del consentimiento del testador.
e. Por indeterminación del beneficiario: salvo los supuestos de determinación
legal.

Falsedad de testamento. Es un supuesto particular de nulidad por defecto de forma.


Puede darse en cualquiera de las dos formas testamentarias posibles, es decir, en los
testamentos ológrafos o por acto publico.

Puede suceder que se presente un testamento falso, realizado mediante una imitación
de la escritura o de la firma del testador. En tal cosa, el testamento es nulo por defecto
de forma.
Si en el testamento escrito por el testador aparecen agregados escritos por otras
personas, no invalidan el testamento, solo carenen de validez tales agregados. Si son
agregadas con el consentimiento o por orden del testador, provocan la nulidad de todo
el testamento.

El testamento por acto público goza de la presunción de autenticidad de los


instrumentos públicos: son realizados mediante escritura pública. No obstante, puede
adolecer de falsedad material (ejemplo, adulterado). También puede ocurrir que el
escribano publico de fe de formalidades que no han sido cumplidas, o de
manifestaciones o fechas que no son las reales, en estos supuestos habrá falsedad
material. En ambos casos, el testamento es nulo.

Cuando se pretende atacar a un instrumento público debe recurrirse a la denominada


redargución de falsedad.

La nulidad de un testamento o de alguna de sus disposiciones puede interponerse por


vía de acción o excepción. En ambos casos, es competente el juez que interviene en
el proceso sucesorio. Requiere de un proceso de conocimiento, puesto que las
cuestiones que se ventilan demandan un amplio debate y prueba. La sentencia que
hace lugar a la nulidad priva al testamento de todos sus efectos, o bien deja sin valor a
la cláusula cuya nulidad de declare, siempre que el testamento no haya sido
ejecutado. Si hubo ejecución total o parcial, deberán restituirse los bienes afectados
por la declaración de nulidad a quien deba recibirlos en virtud de la sentencia.

Revocación del testamento. Habrá revocación de testamento cuando el testador


cambia la voluntad expresada en él y la exterioriza por un medio idóneo previsto en la
ley para producir ese efecto.
El testamento es revocable a voluntad del testador y no confiere a los instituidos
derecho alguno hasta la apertura de la sucesión.
El testamento posterior revoca al anterior si no contiene su confirmación expresa,
excepto que de las disposiciones del segundo resulte la voluntad del testador de
mantener las del primero en todo o en parte.
El matrimonio contraído por el testador revoca el testamento anteriormente otorgado,
excepto que en éste se instituya heredero al cónyuge o que de sus disposiciones
resulte la voluntad de mantenerlas después del matrimonio.
Caso de ejemplar único. El testamento ológrafo es revocado por su cancelación o
destrucción hecha por el testador o por orden suya.
-Caso en que exista más de un ejemplar. Cuando existen varios ejemplares del
testamento, éste queda revocado por la cancelación o destrucción de todos los
originales, y también cuando ha quedado algún ejemplar sin ser cancelado o destruido
por error, dolo o violencia sufridos por el testador.
-Presunción de la autoría. Si el testamento se encuentra total o parcialmente destruido
o cancelado en casa del testador, se presume que la destrucción o cancelación es
obra suya, mientras no se pruebe lo contrario.
-Alteraciones por accidente o por hechos de terceros: “Las alteraciones casuales o
provenientes de un extraño no afectan la eficacia del testamento con tal de que pueda
identificarse la voluntad del testador por el testamento mismo.”
-Destrucción por caso fortuito: “No se admite prueba alguna tendiente a demostrar las
disposiciones de un testamento destruido antes de la muerte del testador, aunque la
destrucción se haya debido a caso fortuito.

Caducidad de las disposiciones testamentarias. Se produce por causas ajenas a la


voluntad del testador, y a las que la ley les atribuye la consecuencia de dejar sin efecto
la disposición testamentaria.

 La institución de heredero caduca cuando el instituido muere antes que el


testador o antes del cumplimiento de la condición de la que depende la
adquisición de la herencia.

Unidad VIII “Legados”

1) Concepto. Es una disposición testamentaria por la cual el testador realiza una


atribución patrimonial a favor de determinada persona. El beneficiario de la disposición
es llamado legatario. Los legatarios son llamados a la sucesión como adquirentes a
titulo singular de los bienes que el testador les atribuye. Como sucesores en los
bienes, son los destinatarios de las liberalidades del causante, cuyo cumplimiento
pesa sobre los herederos como cargas de la herencia. Se tarta de una liberalidad del
testador que recae, en principio, sobre bienes particulares y que importa
esencialmente una adquisición, ya que los legados no pueden pagarse hasta que sean
canceladas las deudas.

Es un acto unilateral mortis causa, que produce sus efectos desde la muerte del
causante, y que puede ser revocado por el testador hasta el momento de su
fallecimiento.

El heredero está obligado a cumplir los legados hechos por el testador conforme a lo
dispuesto en este Código sobre las obligaciones en general.
Origen y clases. Cuando la sucesión se comenzó a concebir como una cuestión
patrimonial, se admitió el testamento como medio idóneo para la transmisión de
bienes.
El legado per vindicationem: el testador concedía al legatario la propiedad de un bien,
o sobre ella el derecho de servidumbre, uso o usufructo.
El legado per damnationem: el causante disponía una prestación a favor del legatario
que debía ser cumplida por le heredero.
El legado per praeceptionem: la liberalidad que efectuaba el testador hacia uno de los
herederos instituidos, lo autorizaba a tomar antes de la partición un bien determinado
de la sucesión.
El legado sinedi modo: permitía al legatario elegir y tomar un determinado objeto que
formase parte de la herencia.

Legado y cargo. La imposición de un cargo es accesoria e indirecta ya que, hace


nacer la posibilidad del reclamo de su cumplimiento del beneficiario al gravado, peor
no altera la disposición en si. El legado, es una disposición directa y autónoma, de un
sucesor particular, cuyo cumplimiento puede ser exigido por el legatario al heredero o
al albacea, agotando la disposición. Además el legado se refiere a los bienes y el
cargo puede también contener una obligación de hacer o no hacer.
El derecho al legado se adquiere a partir de la muerte del testador o, en su caso,
desde el cumplimiento de la condición a que está sujeto. El legado con cargo se rige
por las disposiciones relativas a las donaciones sujetas a esa modalidad.

Legados particulares. Toda disposición testamentaria que no importe institución de


heredero o heredero de cuota. Fassi: toda disposición testamentaria de uno o mas
objetos singulares, o universalidades de cosas, sea que existan en la herencia o deba
adquirirlas al sucesor universal para transferirlas al beneficiario, es un legado
particular.
El testador debe indicar que objetos particulares integran el legado sin que baste
mencionar que le legatario es un sucesor a titulo particular. El legado no puede dejarse
al arbitrio de un tercero ni del heredero.
El legatario particular nunca responde con su patrimonio por las deudas del causante,
su responsabilidad esta limitada al objeto legado, por lo que si hubiere deudas,
primero se solventaran las mismas, y si con ellos se consumen los bienes hereditarios,
el legatario nada recibe.

Sujetos del legado.


-Testador: quien establece el bien que va a corresponder a determinado sujeto. Tiene
que ser capaz, y va a estar limitado por la legítima.
-Legatario: son los beneficiaros del objeto legado. El legatario debe ser designado por
el testador de forma clara, y rigen respecto de el las normas sobre capacidad para
recibir por testamento.
-Herederos: son los responsables del cumplimiento de los legados, con los bienes
hereditarios.

Objeto de los legados. Cosas y derechos con valor patrimonial cuya enajenación no
fuere expresamente prohibida. Pueden ser legados todos los bienes que están en el
comercio, aun los que no existen todavía pero que existirán después. El legatario de
bienes determinados es propietario de ellos desde la muerte del causante y puede
ejercer todas las acciones de que aquel era titular.

Legado de cosa cierta. Son aquellos que tienen por objeto un bien material cierto y
determinado que debe pertenecer al testador. Tiene existencia efectiva en el
patrimonio del testador y debe estar individualizada con particularidad entre los demás
de su misma especie. El legatario de cosa cierta y determinada puede reivindicarla,
con citación del heredero. Debe pedir su entrega al heredero, al administrador o al
albacea, aunque la tenga en su poder por cualquier título. Los gastos de entrega del
legado están a cargo de la sucesión.
El heredero debe entregar la cosa legada en el estado en que se encuentra a la
muerte del testador, con todos sus accesorios. Las mejoras se consideran hechas a
favor del legatario y la destrucción o deterioro debe ser soportado por le mismo.

Legado de cosa ajena. El legado de cosa ajena no es válido, pero se convalida con la
posterior adquisición de ella por el testador. El legado de cosa ajena es válido si el
testador impone al heredero la obligación de adquirirla para transmitirla al legatario o a
pagar a éste su justo precio si no puede obtenerla en condiciones equitativas.
Si la cosa legada ha sido adquirida por el legatario antes de la apertura de la sucesión,
se le debe su precio equitativo. El legado queda sin efecto si la adquisición es gratuita.

Legado de cosa indivisa. El legado de un bien cuya propiedad es común a varias


personas transmite los derechos que corresponden al testador al tiempo de su muerte.
El legado de un bien comprendido en una masa patrimonial común a varias personas
es válido si el bien resulta adjudicado al testador antes de su muerte; en caso
contrario, vale como legado de cantidad por el valor que tenía el bien al momento de la
muerte del testador.

Legado de cosa futura. Es posible que el causante legue una cosa que aun no esta
en su patrimonio, pero que se incorporara a en antes de su fallecimiento. Si el bien se
incorporo al patrimonio del causante peor lo enajena o lo consume antes de su
fallecimiento el legado se considera revocado.

Legado de un bien ganancial.

Legado de cosa agravada.  El heredero no está obligado a liberar la cosa legada de
las cargas que soporta. El legatario responde por las obligaciones a cuya satisfacción
está afectada la cosa legada, hasta la concurrencia del valor de ésta.

Legado de género. El legado cuyo objeto está determinado genéricamente es válido


aunque no exista cosa alguna de ese género en el patrimonio del testador.
Si la elección ha sido conferida expresamente al heredero o al legatario, éstos pueden
optar, respectivamente, por la cosa de peor o de mejor calidad. Si hay una sola cosa
en el patrimonio del testador, con ella debe cumplirse el legado.

Cuando el testador realiza un legado de género sin especificar a quien corresponde la


elección de la cosa, corresponde al heredero. La elección debe ser de calidad media,
en decir, no debe ser de calidad superior o inferior tomando en consideración al capital
hereditario.

El testador no transmite un derecho de propiedad sobre la cosa, sino un crédito contra


el heredero para exigirle la entrega de la cosa legada.

Legado de cosas fungibles o de cantidad. Las cosas fungibles son aquellas en el


que todo individuo de la especie equivale a otro individuo de la misma especie y
pueden sustituirse unas por otras a otro individuo de la misma especie y pueden
sustituirse unas por otras de la misma calidad y en igual cantidad. El legado que las
incluye, para ser valido, debe ser determinado por el testador, ya sea por número,
peso o medida. Si ocurre la evicción de la cosa fungible entregada al legatario, éste
puede reclamar la entrega de otra de la misma especie y calidad.

Legado de dar sumas de dinero. Comparte los caracteres del legado de cosas
fungibles ya que el dinero es una de ellas. El legado es valido aunque en el haber
hereditario no exista suma alguna, ya que funciona como un crédito para el legatario
contra los herederos.

Legado de objeto alternativo. Estos legados dan la opción de elegir entre dos o más
objetos. Una vez realizada la elección, ella es de carácter irrevocable, desde que se la
comunica a la otra parte o desde que el heredero ejecuta alguna de las prestaciones,
aunque sea parcialmente.
Si el legado es alternativo, producida la evicción del bien entregado al legatario, éste
puede pedir alguno de los otros comprendidos en la alternativa.

Legado de usufructúo uso o habitación. No habría inconveniente en que se pueda


legar estos derechos si lo hace sobre bienes de su propiedad.

Legado con determinación del lugar. El legado de cosas que deben encontrarse en
determinado lugar se cumple entregando la cantidad allí existente a la muerte del
testador, aunque sea menor que la designada. Si es mayor, entregando la cantidad
designada. Si no se encuentra cosa alguna, nada se debe. Si las cosas legadas han
sido removidas temporariamente del lugar habitual de ubicación aludido en el
testamento, el legado comprende las que subsistan en el patrimonio del testador hasta
la concurrencia de la cantidad indicada por éste.

Legado de prestaciones periódicas. Cuando el legado es de cumplimiento periódico,


se entiende que existen tantos legados cuantas prestaciones se deban cumplir. A
partir de la muerte del testador se debe cada cuota íntegramente, con tal de que haya
comenzado a transcurrir el período correspondiente, aun si el legatario fallece durante
su transcurso.

Legado de créditos. Legado de liberación. El legado de derechos creditorios es


aquel por le cual el testador dispone la transmisión al legatario de un crédito del cual
es titular. El legado de liberación es la remisión de deuda hecha por le testador a su
deudor, en este caso, el legatario.
El legado de un crédito o la liberación de una deuda comprenden la parte del crédito o
de la deuda que subsiste a la muerte del testador y los intereses desde entonces. El
heredero debe entregar al legatario las constancias de la obligación que el testador
tenía en su poder.
La liberación de deuda no comprende las obligaciones contraídas por el legatario con
posterioridad a la fecha del testamento.

Legado al acreedor. Reconocimiento de deuda. Lo que el testador legue a su


acreedor no se imputa al pago de la deuda, excepto disposición expresa en contrario.
El reconocimiento de una deuda hecho en el testamento se considera un legado,
excepto prueba en contrario. Si el testador manda pagar lo que erróneamente cree
deber, la disposición se tiene por no escrita. Si manda pagar más de lo que debe, el
exceso no se considera legado.

Legado de alimentos. El legado de alimentos comprende la instrucción adecuada a la


condición y aptitudes del legatario, el sustento, vestido, vivienda y asistencia en las
enfermedades hasta que alcance la mayoría de edad o recupere la capacidad.
Si alcanzada la mayoría de edad por el legatario persiste su falta de aptitud para
procurarse los alimentos, se extiende hasta que se encuentre en condiciones de
hacerlo. El legado de alimentos a una persona capaz vale como legado de
prestaciones periódicas en la medida dispuesta por el testador.

Legado de universalidades jurídicas. Puede legarse el llamado a una herencia en


una sucesión ya abierta en tanto se encuentra en el patrimonio del testador.
-Si el legado es de una universalidad de bienes y deudas, el legatario sólo queda
obligado al pago de las deudas comprendidas en aquélla hasta el valor de los bienes
recibidos, sin perjuicio de la acción subsidiaria de los acreedores contra los herederos
y los otros legatarios en caso de insuficiencia de los bienes de la universalidad

Aceptación del legado. El legatario debe aceptar el legado, y en su caso, mientras no


lo haya hecho, podrá renunciar a el.

Entrega del legado. Los sujetos obligados a realizar la entrega son los herederos y el
albacea testamentario. El tiempo de la entrega del legado corre desde el momento de
la muerte del causante, a excepción de que este sujeto a plazo o condición en que
deberá esperarse a su cumplimiento.

Orden de pago de los legados.


El administrador debe pagar a los acreedores presentados según el rango de
preferencia de cada crédito establecido en la ley de concursos.
Pagados los acreedores, los legados se cumplen, en los límites de la
porción disponible, en el siguiente orden:
a) los que tienen preferencia otorgada por el testamento;
b) los de cosa cierta y determinada;
c) los demás legados. Si hay varios de la misma categoría, se pagan a prorrata.

Pérdida de la cosa legada, por culpa del heredero. Si la cosa legada se pierde o
deteriora por el hecho o culpa de uno de los herederos, sólo responde del legado el
heredero por cuya culpa o hecho se ha perdido o deteriorado.

Responsabilidad del heredero. Si la cosa objeto del legado es divisible, los


herederos responden en proporción a su parte de la herencia. Si la cosa es indivisible
los herederos responden solidariamente por le pago del legado, entendiéndose que el
legatario podrá reclamar la cosa a cualquiera de los herederos.

Evicción. En cuanto a la garantía de evicción, el principio es que los herederos no


responden por ella, ya que los legados son liberalidades. Sin embargo, si se tratara de
legados de cosa fungible o legados con objeto alternativo, puede demandarse la
entrega de otra cosa de la misma especie y calidad, o alguna d elas otras
comprendidas en la alternativa.

Derecho de acrecer. Es aquel que le permite al legatario aprovechar la parte de su


colegatario cuando este no la recoge. Como los herederos de cuota y los legatarios
tienen una vocación limitada al legado, le testador puede disponer expresamente en
su testamento que le reconoce el derecho de acrecer.
También puede presumirlo la ley: Cuando el testador instituye a varios herederos en
una misma cuota, o atribuye un bien conjuntamente a varios legatarios, cada
beneficiario aprovecha proporcionalmente de la parte perteneciente al heredero o
legatario cuyo derecho se frustra o caduca.
Los favorecidos por el acrecimiento quedan sujetos a las obligaciones y cargas que
pesaban sobre la parte acrecida, excepto que sean de carácter personal.
El derecho de acrecer se transmite a los herederos.

Revocación de los legados. La transmisión de la cosa legada revoca el legado,


aunque el acto no sea válido por defecto de forma o la cosa vuelva al dominio del
testador. El mismo efecto produce la promesa bilateral de compraventa, aunque el
acto sea simulado. La subasta dispuesta judicialmente y la expropiación implican
revocación del legado, excepto que la cosa vuelva a ser propiedad del testador.
La transformación de la cosa debida al hecho del testador importa revocación del
legado. La constitución de gravámenes sobre la cosa legada no revoca el legado.

Los legados pueden ser revocados, a instancia de los interesados:


a) por ingratitud del legatario que, después de haber entrado en el goce de los bienes
legados, injuria gravemente la memoria del causante;
b) por incumplimiento de los cargos impuestos por el testador si son la causa final de
la disposición. En este caso, los herederos quedan obligados al cumplimiento de los
cargos.

Caducidad de los legados. La institución de legatario caduca cuando el instituido


muere antes que el testador o antes del cumplimiento de la condición de la que
depende la adquisición de la herencia o el legado.

El legado de cosa cierta y determinada caduca cuando ésta perece totalmente, por
cualquier causa, antes de la apertura de la sucesión o del cumplimiento de la
condición suspensiva a que estaba sometido; también cuando perece por caso
fortuito, después de la apertura de la sucesión o del cumplimiento de la condición.
Si la cosa legada perece parcialmente, el legado subsiste por la parte que se
conserva.
El legado caduca por la transformación de la cosa por causa ajena a la voluntad del
testador, anterior a la muerte de éste o al cumplimiento de la condición suspensiva.

2) Albacea. Concepto. Es la persona designada por el testador para hacer cumplir


sus disposcioes de última voluntad.
El testador puede designar a una o mas personas como encargadas de velar por el
cumplimiento de estas obligaciones, pago de legados, modo de realizar los bienes,
etc. Si no lo hace así, dicho cumplimiento quedara a cargo de los herederos dentro del
proceso sucesorio y será el juez quien, en ultima instancia, establezca el alcance de
las disposiciones testamentarias frente a un conflicto con terceros interesados en ese
cumplimiento.
El albacea es un ejecutor de las disposiciones testamentarias, sin que ello implique
interferir en los intereses de los herederos, que solo a ellos atañe. Los herederos y los
legatarios conservan las facultades cuyo desempeño no es atribuido por la ley o por el
testador al albacea.

En la práctica suele ocurrir que los herederos, al tener la herencia en su poder, no


entregan o demoran la entrega de los legados.
Para evitar estos conflictos, el testador muchas veces utiliza la figura del albacea
nombrando a alguien de su confianza para que las disposiciones testamentarias se
cumplan de acuerdo a su voluntad. También suele recurrirse al albaceazgo cuando sin
haber herederos, el testador hubiese dejado deudas o legados; en este caso el
albacea se encargará de la liquidación de los bienes y del pago de las deudas y de los
legados.
Naturaleza jurídica.
a) Teoría del mandato post-mortem: el albaceazgo sería un contrato por el cual el
testador (mandante) otorga un poder al albacea (mandatario) para que haga cumplir
sus disposiciones testamentarias. El Dr. Borda sostiene que el albaceazgo es un
'mandato post-mortem sin representación'.
b) Teoría de la representación: quienes sostienen esta teoría, no logran ponerse de
acuerdo en cuanto a qué o a quién representa el albacea: algunos consideran que
representa al testador, otros a la herencia, otros a los legatarios, e incluso a quienes
consideran que representa a los herederos.
c) Teoría del oficio: el albaceazgo sería un oficio o cargo establecido en la ley. El
ejecutor testamentario seria el titular de un cargo de derecho privado.
d) Teoría del acto unilateral de autorización mortis causa: esta teoría es sostenida por
el Dr. Zannoni. Según él, el albaceazgo constituye un acto por el cual el autorizante
(testador) otorga al autorizado (albacea) la facultad de disponer el modo de ejecutar
las disposiciones fijadas por aquél en el testamento.
e) Teoría de la figura con propia sustantividad: se rechaza la asimilación a otra figuras,
dada la esencia jurídica propia del abaceazgo.

Designación de albacea. Capacidad para ser albacea. El albacea solo puede


designarse de manera expresa y por testamento. El albacea debe ser capaz de
obligarse al tiempo de ejercer el albaceazgo.
El nombramiento del albacea debe ajustarse a las formas testamentarias, aunque no
se realice en el testamento cuya ejecución se encomienda.
Pueden ser albaceas las personas humanas plenamente capaces al momento en que
deben desempeñar el cargo, las personas jurídicas, y los organismos de
la administración pública centralizada o descentralizada.
Cuando se nombra a un funcionario público, la designación se estima ligada a la
función, cualquiera que sea la persona que la sirve.

El testado solo podrá revocar el nombramiento por medio de un escrito privado o de


una escritura publica.

Caracteres del albaceazgo.


1) Voluntario: el testador puede o no designar albacea; y el designado puede o no
aceptar el cargo.
2) Testamentario: la designación la hace el testador mediante el testamento.
3) Oneroso: el albacea tiene derecho a recibir una retribución.
4) Personalísimo (intuitu personae): El albacea no puede delegar el encargo recibido,
el que no se transmite a sus herederos. No está obligado a obrar personalmente; le es
permitido hacerlo por mandatarios que actúen a su costa y por su cuenta y riesgo, aun
cuando el testador haya designado albacea subsidiario.
5) Temporalidad: el albaceazgo constituye un cargo temporal cuya duración está fijada
por el cumplimiento de la misión.

Número de albaceas. Si el testador designa varios albaceas, el cargo es ejercido por


cada uno de ellos en el orden en que están nombrados, excepto que el testador
disponga el desempeño de todos conjuntamente. En tal caso, las decisiones deben ser
tomadas por mayoría de albaceas y, faltando ésta, por el juez.
Otro supuesto de designación múltiple no establecido en forma expresa, pero posible
es que le testador designe albacea a una persona para que cumpla una función
especifica y a distinta persona para otras. Funciona como una designación individual
para cada una de las misiones encomendadas en el testamento.
Facultades de albacea. Las atribuciones del albacea designado en el testamento son
las conferidas por el testador y, en defecto de ello, las que según las circunstancias
son necesarias para lograr el cumplimiento de su voluntad. El testador no puede
dispensar al albacea de los deberes de inventariar los bienes y de rendir cuentas.

Si existen herederos, administran la herencia durante le estado de indivisión y son


responsables por el cumplimiento de los legados. Por lo tanto las funciones del
albacea se restringen fundamentalmente a las de control para asegurar el
cumplimiento de la voluntad del causante.

Cuando no hay herederos o cuando los legados insumen la totalidad del haber
sucesorio y no hay derecho a acrecer entre los legatarios, el albacea es el
representante de la sucesión, debiendo hacer inventario judicial de los bienes
recibidos e intervenir en todos los juicios en que la sucesión es parte. Le compete
la administración de los bienes sucesorios conforme a lo establecido para el curador
de la herencia vacante. Está facultado para proceder, con intervención del juez, a la
transmisión de los bienes que sea indispensable para cumplir la voluntad del causante.

Deberes del albacea.


El albacea debe poner en seguridad el caudal hereditario y practicar el inventario de
los bienes con citación de los interesados. Debe pagar los legados con conocimiento
de los herederos y reservar los bienes de la herencia suficientes para proveer a las
disposiciones del testador dándoles oportunamente el destino adecuado. Debe
demandar a los herederos y legatarios por el cumplimiento de los cargos que el
testador les haya impuesto. La oposición de los herederos o de alguno de ellos al pago
de los legados, suspende su ejecución hasta la resolución de la controversia entre los
herederos y los legatarios afectados.
El testador puede dar al albacea la facultad de vender sus bienes muebles o
inmuebles; pero el albacea solo podrá efectivizar la venta cuando sea indispensable
para la ejecución del testamento y además con la conformidad de los herederos o
autorización judicial. En las mismas condiciones, puede vender aunque no estuviera
específicamente establecido por el testador.
Siempre que se cuestione la validez del testamento o el alcance de sus disposiciones,
el albacea es parte en el juicio aun cuando haya herederos instituidos.

Obligaciones del albacea. El albacea está obligado a rendir cuentas de su gestión a


los herederos, al fisco y a los legatarios

Responsabilidad del Albacea. El albacea responde por los daños que el


incumplimiento de sus deberes cause a herederos y legatarios. También si renuncia
de modo injustificado y ello provoca perjuicios, debe responder por los perjuicios que
su renuncia provoque

Retribución del albacea. El albacea debe percibir la remuneración fijada en el


testamento o, en su defecto, la que el juez le asigna, conforme a la importancia de los
bienes legados y a la naturaleza y eficacia de los trabajos realizados.
Si el albacea es un legatario, se entiende que el desempeño de la función constituye
un cargo del legado, sin que corresponda otra remuneración excepto que deba
entenderse, según las circunstancias, que era otra la voluntad del testador.

La retribución establecida por le testador no puede ser cuestionada por le albacea por
considerarla baja: si acepto el cargo, también acepto la remuneración prevista por el
testador. Tampoco pueden cuestionarla por alta los legatarios o herederos.
Eventualmente, podrán plantear que dada su extensión, se trato de una liberalidad del
testador encubierta en una remuneración.
El testador puede también disponer que el albacea cumpla sus funciones
gratuitamente, sin retribución; en cuyo caso si acepta, no podrá reclamar
remuneración alguna.

Honorarios del letrado albacea. Para poder desarrollar su función que se relaciona
con el proceso sucesorio, los códigos procesales exigen que el albacea ostente
patrocinio letrado. Si el albacea actúa con patrocinio letrado, los honorarios del
abogado patrocinarte sólo deben ser sufragados por la sucesión si sus trabajos
resultan necesarios o razonablemente convenientes para el cumplimiento del
albaceazgo.

Gastos de la ejecución del albaceazgo. Deben reembolsarse al albacea los gastos


en que incurra para llenar su cometido y pagársele por separado los honorarios o
la remuneración que le corresponden por trabajos de utilidad para la sucesión que
haya efectuado en ejercicio de una profesión.
Deben reembolsarse al albacea los gastos en que incurra para llenar su cometido y
pagársele por separado los honorarios o la remuneración que le corresponden por
trabajos de utilidad para la sucesión que haya efectuado en ejercicio de una profesión.

Fin del Albaceazgo, causas. El albaceazgo concluye por la ejecución completa del
testamento, por el vencimiento del plazo fijado por el testador y por la muerte,
incapacidad sobreviniente, renuncia o destitución del albacea. Cuando por cualquier
causa cesa el albacea designado y subsiste la necesidad de llenar el cargo vacante, lo
provee el juez con audiencia de los herederos y legatarios.

Los herederos pueden solicitar la destitución del albacea por incapacidad


sobreviniente, negligencia, insolvencia o mala conducta en el desempeño de la
función, y en cualquier tiempo poner término a su cometido pagando las deudas y
legados, o depositando los fondos necesarios a tal fin, o acordando al respecto con
todos los interesados.
Los herederos y legatarios pueden solicitar las garantías necesarias en caso de justo
temor por la seguridad de los bienes que están en poder del albacea.

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