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CA“AÑO DE LA UNIDAD, LA PAZ Y EL DESARROLLO”

ESCUELA DE EDUCACION SUPERIOR TECNICO


PROFESIONAL POLICIAL– PUENTE PIEDRA
CARATULA

DERECHO CONTRA LA LIBERTAD


PERSONAL
TRABAJO APLICATIVO INDIVIDUAL

AUTORES:

ESPINOZA PEREZ, Fabrizio Bryan

DOCENTE:

ASIGNATURA:

AULA:
20

PROMOCION:
“LIDERES DE LA PAZ”

Lima – Perú
2023

1
DEDICATORIA
El presente trabajo está dedicado en primer lugar a Dios
por darnos grandes oportunidades en el camino,
a mis padres por su apoyo incondicional y
a la docente de la asignatura por sus enseñanzas
en nuestra formación como profesionales.

2
INDICE
DEDICATORIA............................................................................................... 2

I. INTRODUCCION ........................................................................................ 4

II. MARCO TEORIOCO .................................................................................. 5

La libertad personal o libertad individual ................................................... 5

Alcances ........................................................................................................ 6

La libertad personal...................................................................................... 7

4. Límites ....................................................................................................... 7

Jurisprudencia .............................................................................................. 8

Derecho a la libertad personal ..................................................................... 9

DERECHOS HUMANOS DE LOS DETENIDOS:............................................. 10

III. CONCLUSION ....................................................................................... 26

IV. RECOMENDACIONES .......................................................................... 27

V. REFERENCIA ........................................................................................ 28

ANEXOS .......................................................................................................... 29

ANEXOS 4 ....................................................................................................... 30

3
I. INTRODUCCION

Siendo la libertad personal un valor y un derecho fundamental para el


sistema democrático, su nivel de protección constitucional, pero, sobre todo,
la vigencia efectiva que alcanza en la realidad, resultan como ya hemos
señalado en anteriores ocasiones- verdaderos tests para evaluar tanto el
grado de desarrollo de la democracia logrado en una sociedad, como la
madurez de sus autoridades en el respeto a uno de los principios básicos
del Estado de Derecho. Por ello en este trabajo analizaremos los rasgos
principales del tratamiento constitucional dado en la experiencia peruana al
tema de la libertad personal y su protección frente a las detenciones
arbitrarias, confrontando dicho marco normativo con los problemas surgidos
en su interpretación y aplicación en la realidad concreta, a fin de determinar
los avances o insuficiencias que contiene frente a las prácticas violatorias
de este derecho observadas en estos años, así como ante los criterios
plasmados en la jurisprudencia, derechos Humanos en armonía con el
artículo primero de la Ley Orgánica del Ministerio Público y conforme así
reza nuestro Himno “Es el Ministerio Público el más fiel guardián de la Ley,
que asume con devoción los anhelos ciudadanos de cuidar de la Nación y
los Derechos Humanos”. En virtud de ello, así como tiene a su cargo, la
Dirección y Conducción de la investigación del delito, actuando de oficio, a
instancia de la parte agraviada, por acción popular o por noticia policial,
también es el Defensor de los Derechos Humanos de los detenidos. Ahora,
no es factible comentar sobre la detención, sino surge el concepto de
Libertad personal que se inspira en el Principio Constitucional plasmado en
el artículo 2 inciso 24 literal a) de la Carta Magna: “Nadie esta obligado a
hacer lo que la ley no manda, ni impedido de hacer lo que ella no prohíbe”.
La libertad personal como cualquier otro derecho fundamental reconocido
constitucionalmente, no es absoluto, puesto que su ejercicio puede sufrir
limitaciones, como así, se verifica en el artículo 2 inciso 24 literal f) de la
Constitución Política del Estado que establece expresamente “Nadie puede
ser detenido sino por mandamiento escrito y motivado del juez o por las
autoridades policiales en caso de flagrante delito.

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II. MARCO TEORIOCO

La libertad personal o libertad individual


Se encuentra reconocida en el inciso 24 del artículo 2 de la constitución e
implica un amplio margen de acción para el individuo. Este, en base al principio
de libertad, no está obligado a hacer lo que la ley no manda ni se encuentra
impedido de hacer lo que ella no prohíbe. En buena cuenta supone un derecho
a hacer aquello que se quiera en tanto no esté prohibido por el ordenamiento.

Desde una perspectiva negativa, la libertad personal supone la prohibición de la


privación arbitraria de la libertad, salvo en caso de flagrancia o mandato
motivado de la autoridad judicial. Así como en aquellos otros supuestos
previstos en la ley, puesto que «No se permite forma alguna de restricción de la
libertad personal, salvo en los casos previstos por la ley» (literal b del inciso 24
del artículo 2 de la constitución).

Entre los casos de restricción previstos en la ley tenemos:

a) la sanción con pena privativa de la libertad en el caso de conductas


tipificadas como delitos;

b) la detención judicial preliminar en el marco de la investigación previa a la


formalización de la denuncia de los delitos conforme a las normas procesales
penales;

c) el arresto ciudadano, como una medida que faculta a todo ciudadano para
aprehender al autor de un delito cuando este se encuentra en flagrancia y no
existe autoridad policial cercana;

d) la prisión preventiva, que procede a la formalización del proceso penal


correspondiente y que exige una serie de presupuestos (vinculación entre el
afectado y los hechos delictivos, prognosis de pena, peligro procesal:
perturbación de la actividad probatoria o peligro de fuga);

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e) la detención domiciliaria, medida restrictiva que sigue en intensidad a la
prisión preventiva;

f) la privación de la libertad de hasta 24 horas como una medida de coerción


para la correcta administración de justicia, conforme a lo dispuesto en el inciso
2 del artículo 53 del Código Procesal Civil; y,

g) intervenciones policiales con fines de identificación, conforme al artículo 205


del Código Procesal Penal.

Desde una perspectiva positiva, la libertad personal supone el derecho a no ser


sujeto de opresión, por ello es que está prohibida la esclavitud, el trabajo
forzoso o la servidumbre impuesta (segunda parte del literal b) del inciso 24 del
artículo 2 de la constitución); así como el derecho al desarrollo de capacidades
para alcanzar el desarrollo integral de la persona, mandato que se desprende
del artículo 44 literal a) de la constitución. Esta dimensión impone una serie de
obligaciones al Estado a fin de generar las condiciones sociales, económicas,
políticas y culturales que posibiliten ese desarrollo integral de la persona.

Alcances
La libertad personal es un derecho subjetivo que garantiza, en una acepción
amplia, la garantía de la no privación arbitraria o injustificada de la libertad. Por
ello estarían proscritas todas aquellas situaciones en las cuales la detención,
aún la decretada por la autoridad judicial arbitraria o ilegal, como cuando
exceden los plazos previstos en la ley.

En atención a lo expuesto, constituyen situaciones de detenciones arbitrarias y


por ende contrarias a la libertad individual el exceso de la detención cuando la
condena por el delito se ha cumplido; el exceso de la detención judicial
preventiva de acuerdo a los plazos legales establecidos; el exceso de duración
del plazo de detención sin haberse emitido sentencia condenatoria.

La libertad personal como valor y principio que informa al ordenamiento orienta


la actuación del Estado y le impone deberes y obligaciones que se vinculan a
6
propiciar el desarrollo integral de la persona. Desde esta perspectiva, la libertad
individual se interrelaciona con otros derechos fundamentales —como la
libertad de tránsito, reunión, derecho a la protesta mediante la expresión,
información, trabajo, educación, salud, entre otros—, ya que la libertad como
desarrollo de capacidades supone establecer políticas públicas, planes y
programas, así como instituciones, que permitan y posibiliten el desarrollo
integral de la persona.

La libertad personal garantiza el siguiente contenido básico:

• No privación arbitraria de la libertad individual, con lo que se


proscriben todo tipo de interferencias sobre ella sea por parte de
autoridades públicas (detención policial sin autorización del juez) o de
particulares (como el secuestro), salvo los casos previstos en la
constitución y en la

• No ser detenido sino por mandato judicial

• No ser detenido por la autoridad policial, salvo ocasión de flagrante

• No ser detenido si no en los supuestos previstos en la constitución y


en la

• Garantía de revisión judicial de la detención.

• Garantía de no privación de la libertad por deudas, salvo el supuesto


de la omisión de deberes
Dado que como suele suceder la realidad excede las previsiones jurídicas, el
contenido enunciado no se constituye como una lista cerrada, sino que dada la
fuerza expansiva de la libertad, dicha lista puede ser ampliada progresivamente
por la práctica jurisprudencial.

4. Límites
La libertad personal no es un derecho absoluto, ya que puede ser objeto de
limitaciones basadas en la ley, siempre que sean razonables y proporcionales.

7
Uno de los límites más problemáticos que presenta la libertad sucede cuando la
detención ha sucedido en caso de flagrancia en la comisión de un delito. La
constitución no establece ningún tipo de elemento que permita establecer
cuando estamos frente a una situación de flagrancia, pero sí consagra una
presunción de inocencia (literal e del inciso 24 del artículo 2 de la constitución),
por lo que la detención habrá de realizarse respetando los principios de
razonabilidad y proporcionalidad, así como los criterios que al respecto ha
establecido el Tribunal Constitucional.

En dicho sentido, mediante sentencia ha precisado que existe flagrancia


cuando se presentan en forma conjunta dos requisitos:

• Inmediatez temporal entre el hecho presuntamente delictivo y la


detención, con lo cual la inmediatez se analiza caso por caso y bajo el
prisma de la

• Inmediatez personal, es decir que el presunto autor del delito esté en


el lugar de los hechos y esté relacionado con el objeto o los
instrumentos del delito, de modo tal que ello evidencie su
participación.
La evaluación de los requisitos señalados se efectúa en forma conjunta caso
por caso.

Jurisprudencia

Hechos relevantes del caso

La demanda se interpuso a favor de varios detenidos por efectivos de la Policía


Nacional del Perú en circunstancias en que estaban en las inmediaciones de
los lugares donde sucedieron los hechos de violencia durante la denominada
«Marcha de los Cuatro Suyos».

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Relación del caso con el derecho

En el caso no existía mandato judicial ni flagrancia que habilitara la detención


de los favorecidos del hábeas corpus, pues la detención solo se sustentó en
sospechas policiales y con la finalidad de esclarecer hechos. No obstante, no
había mayores indicios de vinculación de los detenidos con los hechos
investigados.

Hechos relevantes del caso

César Peñalba Mojonero cuestionaba la decisión del Juez Suplente del Primer
Juzgado Penal de Arequipa de revocar la suspensión de la ejecución de la
pena y disponer su internamiento en el penal de Arequipa por no haber
cancelado la reparación civil dispuesta en la sentencia condenatoria por el
delito de libramiento indebido de título valor.

Relación del caso con el derecho

La decisión de revocar la suspensión de la ejecución de la pena es una


decisión que no contraviene la regla de prohibición de prisión por deudas, ya
que en estricto se está procediendo con la ejecución de una pena que estuvo
suspendida porque la condición que sustentaba dicha suspensión había sido
incumplida.

Derecho a la libertad personal


1. Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales.

2. Nadie puede ser privado de su libertad física, salvo por las causas y
en las condiciones fijadas de antemano por las Constituciones Políticas
de los Estados partes o por las leyes dictadas conforme a ellas.

3. Nadie puede ser sometido a detención o encarcelamiento arbitrarios.

4. Toda persona detenida o retenida debe ser informada de las razones


de su detención y notificada, sin demora, del cargo o cargos formulados
contra ella.

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5. Toda persona detenida o retenida debe ser llevada, sin demora, ante
un juez u otro funcionario autorizado por la ley para ejercer funciones
judiciales y tendrá derecho a ser juzgada dentro de un plazo razonable o
a ser puesta en libertad, sin perjuicio de que continúe el proceso. Su
libertad podrá estar condicionada a garantías que aseguren su
comparecencia en el juicio.

6. Toda persona privada de libertad tiene derecho a recurrir ante un juez


o tribunal competente, a fin de que éste decida, sin demora, sobre la
legalidad de su arresto o detención y ordene su libertad si el arresto o la
detención fueran ilegales. En los Estados partes cuyas leyes prevén que
toda persona que se viera amenazada de ser privada de us libertad tiene
derecho a recurrir a un juez o un tribunal competente a fin de que éste
decida sobre la legalidad de tal amenaza, dicho recurso no puede ser
restringido o abolido. Los recursos podrán interponerse por sí o por otra
persona.

7. Nadie será detenido por deudas. Este principio no limita los mandatos
de autoridad judicial competente dictados por incumplimientos de
deberes alimentarios.

DERECHOS HUMANOS DE LOS DETENIDOS:


1. Generalidades:
Encontramos que al ser privado de su libertad un ciudadano, en
flagrancia delictiva o por mandato judicial, esta privación, en sentido
amplio, podría permanecer en diferentes fases, como es en la
investigación preliminar del delito, en el proceso penal o en reclusión
con sentencia firme, en el caso del condenado a pena privativa de la
libertad efectiva. En cada una de estas fases encontramos
numerosos Derechos recogidos en Normas Internacionales y de
Derecho Interno, por lo que, más adelante se anunciaran algunos de
estos derechos.

Es innegable que cuando una persona ha sido arbitrariamente


detenida se vulneren otros derechos además de la libertad personal,
como es justamente la integridad personal, psíquica y moral, puesto

10
que el trato que reciba basado en la ilegalidad será inhumano y
degradante, sobre estos términos se ha pronunciado la Corte
Interamericana de Derecho Humanos en reiterada jurisprudencia.

2. Definición de Derechos Humanos:


En numerosas sentencias, el Tribunal Constitucional se ha
manifestado sobre la definición de los Derechos Humanos y los
principios que los erigen, mereciendo atención cuando señala “Los
derechos humanos son la expresión jurídica de un conjunto de
facultades y libertades humanas que encarnan las necesidades y
aspiraciones de todo ser humano, con el fin de realizar una vida
digna, racional y justa. Es decir que, con independencia de las
circunstancias sociales y de las diferencias accidentales entre las
personas, los derechos humanos son bienes que portan todos los
seres humanos por su condición de tales. Por ello, regulan la
legitimidad de los sistemas políticos y de los ordenamientos jurídicos.
La noción de derechos humanos en sí misma está sujeta de manera
permanente a la tentación de manipularla.
El Tribunal Constitucional, como supremo intérprete de la
Constitución, considera conveniente realizar una aproximación al
tema desde la dogmática constitucional que permita su comprensión
Sobre ellos es posible predicar que son tributarios de los principios
de universalidad, imprescriptibilidad, irrenunciabilidad e
inalienabilidad, inviolabilidad, eficacia, trascendencia,
interdependencia y complementariedad, igualdad, progresividad e
irreversibilidad y corresponsabilidad. Sobre la Flagrancia Delictiva
Como se ha señalado, la Constitución Política del Estado, autoriza a
la autoridad policial a proceder a la detención de una persona en
flagrante delito, la sistemática legislativa ha generado que el
concepto de flagrancia delictiva se amplíe hasta el plazo de
veinticuatro horas de producido el hecho punible, contemplando
cuatro supuestos de flagrancia delictiva, manteniendo la flagrancia
estricta (inciso primero) y la cuasi flagrancia (inciso segundo),
implementando la figura de la flagrancia delictiva cuando el agente es

11
identificado y es encontrado dentro de las 24 horas (inciso tercero) y
modificaría drásticamente el concepto de Presunción de Flagrancia
(inciso cuarto)

ampliación del plazo legal para que la policía nacional pueda


proceder a la detención del agente sin mandato judicial, como
consecuencia justamente del crecimiento de la delincuencia común y
organizada, criterio que obedecería a razones de política criminal,
frente a la imposibilidad recurrente de no capturarse al autor o
partícipe en forma inmediata, pero que podría dar lugar a excesos y
devendría en arbitraria al momento de procederse a la detención de
un ciudadano, más aún, si tenemos en cuenta que el Tribunal
Constitucional mantiene su posición sobre los requisitos necesarios
para que exista flagrancia, señalando inclusive en una de sus últimas
sentencias. La flagrancia en la comisión de un delito, presenta dos
requisitos insustituibles:

a) La inmediatez temporal, es decir, que el delito se esté cometiendo


o que se haya cometido instantes antes;

b) La inmediatez personal, que el presunto delincuente se encuentre


ahí, en ese momento en situación y con

Sobre el Mandato Judicial:

El Órgano Jurisdiccional puede dictar medidas coercitivas personales


provisorias y pena privativa de libertad, que restringen principalmente el
derecho a la libertad. Estas medidas coercitivas pueden ser entre otras,
la detención preliminar, convalidación de detención, prisión preventiva,
internación preventiva del imputado en un centro psiquiátrico.

No se puede dejar de mencionar a la pena privativa de la libertad


propiamente dicha, puesto que, si bien las consecuencias jurídicas son
diferentes a una detención provisional, es indudable que los efectos
personales son similares; sobre este punto, ha comentado el Tribunal
Constitucional en una de sentencias. Más allá de los distintos
presupuestos que justifican el dictado, de un lado, de una detención
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provisional, y, de otro, de una pena privativa de libertad, lo cierto es que
los efectos personales generados por el dictado de una u otra son
sustancialmente análogos. No sólo resulta que ambas son cumplidas en
un establecimiento penitenciario, sino que, en los hechos producen el
mismo grado de limitación de la libertad personal, la misma sensación
de encierro, la misma aflicción psicosomática que conlleva la separación
del núcleo familiar, la imposibilidad de desempeñar el empleo, y, en
general, el brusco quiebre que representa el tránsito de una vida
desarrollada fuera de las paredes de un penal, a una sometida al férreo
régimen disciplinario propio de todo centro de reclusión.

Es claro, que la facultad reservada al Órgano Jurisdiccional para emitir


órdenes de detención, está condicionada al requisito Constitucional de
motivación de las resoluciones judiciales, puesto que de lo contrario
dicha detención resultaría arbitraria.

DEBER DE PROTECCIÓN DEL ESTADO:

Nuestra Constitución desde su primer artículo proclama “La defensa de


la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la
Sociedad y del Estado”. Es más, téngase en consideración que al
Estado, no sólo le compete proteger a los ciudadanos nacionales o
extranjeros de las amenazas contra su seguridad, pues conforme reza el
artículo 44 de la Constitución Política del Perú “Son deberes
primordiales del Estado: garantizar la plena vigencia de los derechos
humanos; proteger a la población de las amenazas contra su seguridad;
y promover el bienestar general que se fundamenta en la justicia y en el
desarrollo integral y equilibrado de la Nación”. Este deber de protección
de los derechos humanos no sólo emerge de la Carta Magna, sino que
la Legislación Supranacional como la Convención Americana de
Derechos Humanos obliga a los Estados parte, entre los que se
encuentra el Estado Peruano, a velar por el respeto de los derechos y
libertades reconocidos en la Convención sin ningún tipo de
discriminación por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión,
opiniones políticas o de otra índole, origen nacional o social, o de
cualquier posición económica o social.

13
Existe abundante jurisprudencia internacional, como es el Caso de los
Hermanos Gomez Paquiyauri vs el Estado Peruano, Caso Loayza
Tamayo vs Perú, donde la Corte Interamericana de Derechos Humanos,
ha concluido entre otros, que el Estado Peruano violó el derecho a la
libertad personal y a la integridad personal, derechos reconocidos por la
Convención, disponiendo que es obligación del Estado, investigar juzgar
y sancionar a los responsables de la violación de derechos humanos
fijando la indemnización por el daño material y moral.

DERECHO SUPRANACIONAL E INTERNO SOBRE LA PROTECCION


DE LOS DERECHOS HUMANOS DE LOS DETENIDOS:

1. Derechos Humanos del Detenido en los Instrumentos Internacionales


y la Jurisprudencia Supranacional:
Es de destacarse, que siendo una de las características de los
derechos humanos la universalidad, estos se encuentran igualmente
presentes en el Derecho Interno sin distinción en la Etapa Pre-
Jurisdiccional y Judicial. Mención sobre el particular merecen
también los derechos humanos de los condenados a pena privativa
de libertad efectiva, pues conforme se ha referido, estas personas
igualmente se encuentran privadas de su libertad. Entre las normas
del Derecho Supranacional, merecen especial referencia los
derechos, que en casos sobre detención y afines, han sido
declarados por la Declaración Universal de Derechos Humanos, el
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, la Convención
Americana de Derechos Humanos, la Convención contra la Tortura y
otros Tratos o Penas crueles, Inhumanos o Degradantes, entre otros
Instrumentos Internacionales que el Estado Peruano ha suscrito y ha
ratificado; así como, entre otros, la Jurisprudencia de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos,. La Declaración Universal de
Derechos Humanos ha proclamado en su Artículo 9 “Nadie podrá ser
arbitrariamente detenido, preso ni desterrado” y en el Artículo 9(1) del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos se dispone “Todo
individuo tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales.
Nadie podrá ser sometido a detención o prisión arbitrarias. Nadie

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podrá ser privado de su libertad, salvo por las causas fijadas por ley y
con arreglo al procedimiento establecido en ésta” Igualmente
encontramos en el artículo 7 de la Convención Americana de
Derechos Humanos, un abanico de derechos relativos a la Libertad
Personal, rechazando toda forma de detención arbitraria, invocando
el derecho de información del detenido sobre las razones de su
detención, el derecho del detenido a ser puesto a disposición sin
demora ante la autoridad competente, a ser juzgado en un plazo
razonable o ser puesto en libertad; igualmente en su artículo 5, se
encuentran un haz de derechos relativos a la Integridad Personal,
que comprende el respeto a la integridad física, psíquica y moral, el
derecho a no ser sometido a tratos crueles, inhumanos o
degradantes, que los procesados deben estar separados de los
condenados y que las penas privativas de libertad tienen por finalidad
la reforma y la readaptación social de los condenados. La
Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas crueles,
Inhumanos o Degradantes, en concordancia con el artículo 5 de la
Declaración Universal de Derechos Humanos y el artículo 7 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, rechazando todo acto
de tortura o tratos crueles, destaca entre otros, que toda declaración
que haya sido hecha como resultado de tortura no podrá ser
invocada como prueba en ningún procedimiento, con la salvedad de
que pueda servir como prueba contra el acusado de tortura. La Corte
Interamericana de Derechos Humanos en forma reiterada ha
sostenido que quien sea detenido “Tiene derecho a vivir en
condiciones de detención

Requisitos generales para toda privación de libertad

Después de enunciar los derechos que consagra, el artículo 7 de la


Convención Americana establece en su inciso 2 una norma de carácter
general que dispone que nadie puede ser privado de su libertad física
sino por las causas y las condiciones fijadas de antemano por las
Constituciones Políticas de los Estados o por las leyes dictadas

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conforme a ellas. El inciso siguiente estipula que nadie puede ser
sometido a detención o encarcelamiento arbitrarios. Se advierte entre un
inciso y otro un cambio de nomenclatura. El inciso 2 utiliza una expresión
amplia, "privación de libertad física",que indica que toda modalidad
cometida por cualquier agente está cubierta por la norma; el inciso 3, por
el contrario, se refiere a "detención o encarcelamiento". Las actas no
ofrecen explicación, pero es altamente probable que no haya obedecido
a ninguna razón de fondo, sino que sólo estilística. Obviamente, parece

Esta interpretación está avalada por la petición de la delegación de


Panamá, en el sentido que constara en acta que entiende la palabra
"detención" como sinónimo de privación de libertad; y que estima que el
recurso que reclama el Derecho a la libertad debe comprender el caso
de aquéllos que han sido condenados, si tal condena fuese ilegal. A
quien ha sido condenado, sin la garantía del debido proceso, se le debe
dar también protección.

La postura de Panamá no fue objetada, por lo que debe entenderse que


toda forma de privación de libertad, incluso si proviene de una sentencia
judicial incompatible con la Convención (que era lo que al parecer
preocupaba a esa delegación), está incluida en los conceptos de
detención y retención.

Las exigencias de procedimiento son varias. A pesar de que podría


decirse que las condiciones procedimentales del arresto están
claramente determinadas, un estudio cuidadoso muestra que la tarea de
interpretación, con el fin de precisarlas punto por punto, es
indispensable. Estas exigencias tienen por fin proteger a las personas de
un arresto y una eventual posterior detención ilegal o arbitraria, de modo
que la interpretación debe tener esa idea como directriz orientadora.

EL PLAZO RAZONABLE: a. De la Detención Preventiva: Como medida


coercitiva la detención preventiva no puede ser la regla general, porque
su naturaleza es excepcional, toda vez, que solamente opera cuando
sea estrictamente necesario para que el proceso se desenvuelva sin
obstáculos; por ende, una vez que desaparezcan alguno de los

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supuestos que la originaron o se prolonga más de lo estrictamente
indispensable, deberá ordenarse la libertad inmediata del detenido.
Conviene precisar que la doctrina ha diferenciado el plazo legal que es el
establecido por ley, al plazo razonable que es el plazo concreto
considerando la complejidad del asunto, dilación indebida, cantidad de
imputados, si es o no una organización criminal entre otros. Los
presupuestos materiales para esta medida coercitiva se encuentran
contemplados en el artículo 135 para los distritos donde rige el Sistema
Procesal antiguo (Código Procesal Penal de 1991) y el artículo 268 para
los distritos donde se aplica el Sistema Procesal Penal nuevo (Código
Procesal Penal de 2004). Sobre el particular, es de conocimiento que el
Tribunal Constitucional ha venido aclarando con el tiempo los criterios
para determinar el plazo razonable en la prisión preventiva, desde el
precedente vinculante referido al Plazo Razonable de la Prisión
Preventiva, donde hizo mención entre otros, al Caso Berrocal Prudencio
en el que estableció que para determinar si la duración de la detención
judicial ha excedido o no, debe en síntesis tenerse en cuenta, la
naturaleza y complejidad de la causa y la actitud de los protagonistas del
proceso; 9 el Precedente Vinculante del Principio tempos regit actum, en
el que preciso que, si el plazo de detención en el proceso penal ordinario
es de 18 meses, el mismo se duplica en caso de terrorismo, tráfico ilícito
de drogas, espionaje u otro de naturaleza compleja contra más de diez
imputados, 10 y, el Precedente Vinculante referida al Plazo del Proceso
y de detención en relación a la conducta obstruccionista del procesado,
donde se refirió que constituye una conducta obstruccionista, cuando el
imputado logra salir del territorio del País obligando a las autoridades a
recurrir al procedimiento de extradición. 11 Finalmente, sobre este tema,
no puede dejar de mencionarse la sentencia emitida en el Proceso de
Hábeas Corpus interpuesto por uno de los procesados del Proceso que
por Tráfico Ilícito de Drogas se seguía a los integrantes del Cártel de
Tijuana, en la cual dejo establecido que en los casos de Organizaciones
dedicadas al Tráfico Ilícito de Drogas con connotación internacional, que
implican un grave peligro para la soberanía nacional, la estabilidad del
sistema democrático, la seguridad ciudadana y la sociedad en general, y
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las circunstancias especiales del caso en concreto, hacen razonable la
prolongación del plazo de detención más allá del plazo ordinario de 36
meses.12 b. Del Proceso: Instrumentos Internacionales como el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Convención Americana
de Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica), que forma
parte del derecho nacional en virtud de lo dispuesto por el artículo 55 de
la Constitución Política del Estado consagran la garantía de la
razonabilidad de los plazos en el proceso.

Todo justiciable tiene derecho a ser investigado y juzgado en un plazo


razonable, sobre este derecho, se ha pronunciado en reiteradas
sentencias el Tribunal Constitucional, proclamando que se vulnera el
principio de interdicción de la arbitrariedad cuando una persona se
encuentra sometida a un estado permanente de investigación fiscal y
judicial; inclusive se destaca la sentencia en la cual, precisa que aún
cuando no se encuentra vigente el Código Procesal Penal, en Distritos
Judiciales como Lima, deberá tomarse en cuenta el plazo de
investigación preliminar de este Código Procesal Penal al momento de
evaluar una probable arbitrariedad en la investigación13. Bajo este
marco directriz se puede concluir que el derecho a un plazo razonable,
es una condición esencial de la garantía del debido proceso y la tutela
judicial efectiva, que también resulta de aplicación y exigibilidad en la
etapa de investigación preliminar.

Es evidente que uno de los inconvenientes que enfrentamos quienes nos


encontramos al servicio de la Administración de Justicia, como es el
Ministerio Público, es enfrentar los obstáculos que algunas veces se
presentan a lo largo de la Investigación preliminar (Sistema Procesal
Penal antiguo y con el Nuevo Sistema Procesal Penal) y/o Investigación
preparatoria (Nuevo Sistema Procesal Penal). En el primer caso,
practicar los actos de investigación que permitan comprobar la
imputación o los que conduzcan a eximir o atenuar la responsabilidad
del imputado en un plazo razonable; y en el segundo caso, cuando haya
decidido emitir su disposición de formalización y continuación de la
Investigación Preparatoria, al existir indicios reveladores de la existencia

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del delito, que la acción penal no ha prescrito, que se haya
individualizado al presunto autor, y satisfecho de ser el caso, los
requisitos de procedibilidad, que esta investigación se realice en un
plazo razonable. Y es que, no podemos dejar de desconocer que si bien
el Ministerio Público tiene el Rol de Defensor de la Legalidad, en este
caso, de velar por el cumplimiento del plazo en la investigación e
inclusive, una vez judicializado, velar también por este cumplimiento,
pero además, tiene como obligación constitucional y su razón de ser, la
persecución de delitos, por ende, debe evitar por cualquier motivo la
impunidad de un hecho delictuoso. De alguna forma, en comunión con
esta doble función: Defensor de la Legalidad y Titular del Ejercicio
Público de la Acción Penal, es reconfortante, la solución encontrada por
nuestro Máximo Interprete de la Constitución en una de sus sentencias,
elevada a calidad de Doctrina Jurisprudencial, cuando al referirse al
plazo razonable, aclara que la tutela de este derecho, no puede
conllevar a la exclusión del demandante del Hábeas Corpus de la
investigación preliminar, sino que corresponde al Ministerio Público, en
el plazo más breve posible pronunciarse sobre el fondo del asunto, ya
sea formalizando denuncia o disponiendo el archivo definitivo de la
investigación.

El Plazo Estrictamente Necesario:

Nuestra Carta Magna ha dispuesto los plazos máximos de detención,


vencidos los cuales el detenido, debe ser puesto a disposición de la
autoridad judicial correspondiente, como sabemos, en el caso de delitos
comunes, dentro de las veinticuatro horas y en delitos de terrorismo,
espionaje y tráfico ilícito de drogas en un término no mayor de quince
días naturales. Estos son los plazos legales máximos que contempla la
Constitución, sin embargo, en la práctica, ocurre que antes del
vencimiento de estos plazos, en muchas investigaciones preliminares se
ha concluido con los actos de investigación que el Fiscal ha considerado
necesario, ya sea para formalizar denuncia penal o disponer la
formalización y continuación de la investigación preparatoria. Para
ejemplificar, esto suele ocurrir, en los casos de Tráfico Ilícito de Drogas,

19
en su modalidad de Micro-Comercialización de Drogas, donde resultaría
por demás ilegal y arbitrario, si habiendo concluido con

los actos de investigación como la realización entre otros, de actas de


incautación, registros domiciliarios, allanamiento y descerraje autorizado
judicialmente, pericias preliminares o definitivas de droga, pericias
toxicológicas, declaración de las autoridades policiales intervinientes,
declaración de testigos, declaración de imputados, se mantenga
indebidamente a una persona detenida sin ponerla a disposición de la
autoridad judicial competente. Al respecto, en una admirable sentencia,
ampliamente conocida por el Ministerio Público y el Poder Judicial, el
Tribunal Constitucional, se ha pronunciado sobre el Plazo Estrictamente
Necesario, precisando como reglas normativas, una sustancial y otra
procesal. En cuanto, a la primera regla, se refiere en síntesis, que si bien
el plazo de detención que contempla la Constitución es un plazo máximo
de carácter absoluto, este plazo no es el único, puesto que también
existe el plazo estrictamente necesario; de tal forma, que si una
detención no ha excedido el plazo máximo, este dato no será suficiente
para evaluar si es o no Constitucional, ya que esta detención no puede
durar más allá del plazo estrictamente necesario; agregando que el
límite máximo debe establecerse en relación a la dificultad para realizar
determinadas pericias o exámenes, el comportamiento del afectado con
la medida, entre otros. En relación, a la segunda regla, establece en
concreto, en otros, que el derecho a ser puesto a disposición de la
autoridad judicial dentro del plazo estrictamente necesario de la
detención o dentro del plazo máximo de la detención es oponible frente
a cualquier supuesto de detención o privación de la libertad personal,
que se encuentre regulado por el ordenamiento jurídico, como por
ejemplo, la detención policial, detención preliminar judicial, etc.

El Hábeas Corpus en Defensa del Derecho Constitucional a la


Libertad Personal:

Constitucionalmente el proceso de Habeas Corpus, se ha consagrado


como una garantía constitucional que procede contra el hecho u
omisión, de parte de cualquier autoridad, funcionario o persona, que

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amenaza o vulnera la libertad individual o los derechos constitucionales
conexos. La libertad individual como derecho continente contiene otros
derechos Constitucionalmente protegidos, por ello, el Código Procesal
Constitucional, enumera los derechos que conforman la libertad
individual haciendo la salvedad que también procede para los derechos
conexos a la libertad individual, especialmente cuando se trata del
debido proceso y la inviolabilidad de domicilio (Art. 25). Igualmente
contempla las formalidades del procedimiento, en lo que se refiere a
legitimación tanto de la persona perjudicada o por cualquier otra persona
a su favor, la competencia judicial, trámite, sentencia y apelación. El
Supremo Interprete de la Constitución ha enunciado en sus diferentes
jurisprudencias, las diferentes clases de Hábeas Corpus, destacándose
entre ellas, la emitida en el Caso de Eleobina Mabel Aponte
Chuquihuanca; entre estos, el Hábeas Corpus Reparador que es el
Hábeas Corpus por excelencia o la modalidad clásica, que se presenta
cuando se ha producido una detención arbitraria o ilegal de la libertad
física, ya sea como consecuencia de una orden policial, de un mandato
judicial, de una decisión de un particular sobe el internamiento de un
tercero en un centro psiquiátrico sin el requisito previo de una
interdicción civil, cuando en forma negligente la autoridad penitenciario
mantiene a un condenado en prisión pese a haberse cumplido la pena;
Habeas Corpus Restringido se utiliza cuando la libertad física o de
locomoción es objeto de molestias, obstáculos, perturbaciones o
incomodidades, que causan una restricción para su ejercicio; el Hábeas
Corpus Correctivo procede ante la amenaza o acto lesivo del derecho a
la vida, la integridad física y psicológica, por ende, al trato digno y no ser
objeto de penas o tratos inhumanos o degradantes o el derecho a la
salud de la personas

recluidas en establecimientos penitenciarios o personas que se


encuentren internadas en establecimientos públicos o privados; Hábeas
Corpus Preventivo cuando pese ha no haberse concretado la privación
de la libertad, existe la amenaza cierta e inminente de que esto ocurra;
Hábeas Corpus Traslativo cuando ha existido mora en un proceso

21
judicial u otras violaciones al debido proceso o a la tutela judicial
efectiva. Hábeas Corpus Instructivo se utiliza cuando no sea posible
ubicar el paradero de personas detenidas-desaparecidas; Hábeas
Corpus Innovativo procede cuando a pesar de haber cesado la amenaza
o violación de la libertad personal, se requiere la intervención judicial
para que estas amenazas no se repitan en el futuro y el Hábeas Corpus
Conexo que se utiliza cuando se restringe el derecho de defensa o de
ser obligado a prestar juramento, o compelido a reconocer culpabilidad
contra si mismo, contra él o la cónyuge, entre otros.

De este modo, se precisa con nitidez que la suspensión o restricción se


refiere a los derechos y no a las garantías constitucionales,
estableciendo expresamente la obligación del juez de efectuar el control
de razonabilidad del acto o la medida vulneratoria del derecho, más no
de la declaración del estado de excepción. Sin duda que el esfuerzo
desplegado en estos años, para crear conciencia en este campo, ha
dado sus frutos, al menos a nivel del avance en el texto constitucional.
Los principales problemas y aparentes «vacíos>> o insuficiencias de la
anterior norma constitucional en materia de la protección frente a
detenciones arbitrarias han quedado esclarecidos y resueltos. La
experiencia nos ha enseñado, sin embargo, que lamentablemente los
enunciados de las normas constitucionales o legales a menudo suelen
resultar inútiles, especialmente cuando las autoridades políticas o
policiales no interiorizan los valores democráticos y readecúan su
actuación dentro de los marcos fijados por la Constitución. Más aún
cuando quienes ejercen la función jurisdiccional, no asumen un papel
activo de compromiso con la protección de derechos fundamentales
como la libertad personal y de control correctivoa través de las acciones
de hábeas corpus- ante eventuales violaciones provenientes de
detenciones arbitrarias. En consecuencia, la nueva norma constitucional
ya ha hecho, en este campo, una contribución positiva, aclarando y
resolviendo los problemas medulares que se habían suscitado.
Formalmente no resultarían admisibles interpretaciones forzadas de la
norma para justificar detenciones irregulares, ni tampoco salidas

22
esquivas para evitar pronunciarse sobre el carácter arbitrario de una
detención, ya sea que ésta se produzca en situaciones de normalidad o
de emergencia. Ahora pues los jueces tienen la palabra. derechos
específicamente señalados en el artículo 231 de la Constitución Política,
durante el tiempo de suspensión». Era previsible imaginar que una
norma como ésta, sumada a la arraigada práctica policial y judicial de la
ineficacia del hábeas corpus para analizar o evaluar la procedencia de
detenciones efectuadas durante la vigencia del estado de emergencia,
hacían muy poco probable el desarrollo de interpretaciones
jurisprudenciales encaminadas a propiciar alguna forma de control
judicial en este campo. Así, de un total de 122 resoluciones dictadas en
acciones de hábeas corpus vinculadas a casos en estado de emergencia
(publicadas entre enero de 1983 y julio de 1990), sólo 5 (es decir,
el4.09%) declararon fundada la acción. En general, la inmensa mayoría
de resoluciones se limitaban a verificar si el derecho cuya violación se
alegaba era de aquéllos incursos en la suspensión, lo que determinaba
la declaración automática de improcedencia del hábeas corpus. No se
efectuaba ningún análisis o control sobre la existencia de un nexo de
causalidad entre el acto restrictivo del derecho y los fundamentos del
estado de emergencia, ni de la proporcionalidad de la medida adoptada
en relación a la conducta del afectado; tampoco del carácter razonable o
arbitrario de los actos de las autoridades. Cabe destacar, sin embargo,
que pese a esta realidad desfavorable, diversas personas e instituciones
desplegaron valiosos esfuerzos (a nivel de cursos para magistrados,
foros y seminarios, docencia universitaria y publicaciones) orientados a
crear conciencia en la comunidad jurídica y en medios parlamentarios
sobre la necesidad de adoptar el denominado «control judicial de
razonabilidad» en las acciones de hábeas corpus y amparo interpuestas
durante los estados de emergencia. A su vez, fueron surgiendo algunos
fallos judiciales, escasos en número pero de extraordinaria significación,
que fueron abriendo trocha en esta misma dirección.

Este segundo inciso, a pesar de algunas deficiencias e imprecisiones en


su redacción, supuso un paso decisivo en el proceso de reconocimiento

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legal de la procedencia del control judicial de razonabilidad en las
acciones de garantía interpuestas durante la vigencia del régimen de
excepción. Pero, lamentablemente, el hecho que pocas semanas
después del dictado de dicha norma se produjera la ruptura del orden
constitucional por el autogolpe de estado del 5 de abril de 1992, impidió
su real aplicación. Y es que a la continuidad del régimen de excepción,
se sumó la directa injerencia del Poder Ejecutivo en la composición y
actuación del Poder Judicial, así como la expedición de diversos
decretos-leyes gubernamentales que prohibían expresamente la
procedencia de acciones de garantía contra determinadas medidas
gubernamentales. En este contexto, y a la luz de nuestra tradición
judicial, difícilmente cabía esperar el desarrollo de una jurisprudencia
autónoma y firme, o la puesta en práctica del control de razonabilidad.

El punto medular a esclarecer era si, en tal supuesto, resultaba


procedente o no la existencia de algún control o revisión judicial-a través
de la acción de hábeas corpus, por ejemplo- de las detenciones o
medidas restrictivas de la libertad personal efectuadas por las
autoridades policiales o militares durante la vigencia del estado de
emergencia. Sobre todo si consideramos que no obstante que la
Constitución de 1979 sólo permitía «suspender las garantías>> referidas
a los derechos a la libertad personal y detención, libertad de tránsito,
inviolabilidad del domicilio y libertad de reunión; lo cierto es que un
conjunto mucho más amplio de otros derechos solían ser indebidamente
vulnerados al amparo del estado de emergencia. En el Perú prevaleció
tradicionalmente la llamada doctrina de la «suspensión de garantías>>,
entendida como la improcedencia del hábeas corpus para revisar o
corregir judicialmente eventuales excesos o arbitrariedades de las
autoridades en relación a derechos incursos en la suspensión propia del
estado de emergencia, como es el caso de las privaciones de la libertad
personal. Y aunque la Constitución del 79 no era muy explícita al
respecto, la Ley No.23506 (regula toria de las acciones de hábeas
corpus y amparo) disponía en su artículo 38: «No proceden las acciones
de Hábeas Corpus y Amparo respecto de las garantías y Es fácil

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suponer que si las normas constitucionales, instituidas para proteger la
libertad personal y restringir el uso discrecional o arbitrario de las
detenciones, alcanzaron escaso respeto durante los períodos de
normalidad, la situación se tornó harto más compleja tratándose de su
aplicación bajo el denominado «estado de emergencia>>. Con mayor
razón si recordamos que esta modalidad del régimen de excepción,
como consecuencia de la acción subversiva y terrorista, ha estado
vigente de manera ininterrumpida por más de diez años en amplias
zonas del territorio nacional.

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III. CONCLUSION

En conclusión podemos decir que la el derecho contra la libertad personal


policial es fundamentalmente importante para todo la ciudadanía ya que esta
mista se encarga de hacer respetar los derechos humanos y así poder brindar
un mejor trabajo para las personas.

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IV. RECOMENDACIONES

1. BRINDAR CAPACITACIONES SOBRE EL TEMA.


2. LEER SOBRE EL TEMA.
3. PRACTICAR LA CONDUCTA POLICIAL
4. SER PERSEVERANTE
5. LLEVR LA PROFESION EN ALTO Y CON ORGULLO

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V. REFERENCIA

1. El derecho contra la libertad personal


http://librodigital.sangregorio.edu.ec/librosusgp/17445.pdf

2. Los derechos humanos

https://www.mseg.gba.gov.ar/areas/Vucetich/GUIAS%20DE%20MAT
ERIAS%202021/13%20Defensa%20Personal%20Policial.pdf

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ANEXOS 1
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ANEXOS 2
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29
ANEXOS 3
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ANEXOS 4
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