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FISCALIA EXTRA PENAL C/ GOMEZ, ANTONIO CAYETANO Y OTROS S/


PROCESOS RESPONSABILIDAD CIVIL Y EXTRAC.
21-11888390-7
Trib.Coleg. Resp. Extracontractual - 2da. Nom.

N° Rosario,

VISTOS: Los autos: “Fiscalía Extra Penal C/ Gómez Antonio

Cayetano y otros s/ Procesos De Responsabilidad Civil y

Extracontractual”, Expte. Nro. 1068/2022 CUIJ: 21-11888390-7 y sus

acumulados “Ministerio Público Fiscal s/ Medidas Cautelares y

Preparatorias” CUIJ 21-029933964-0, “Salas, Silva Susana c/ Vignale, Enzo

Federico y Otros s/ Daños y Perjuicios” CUIJ 21-11884891-5, y conexos

todos en trámite por ante este Tribunal Colegiado de Responsabilidad

Extracontractual de la Segunda Nominación de Rosario, venidos a despacho a

fin de resolver la excepción de incompetencia opuesta a fs. 55, del citado en

primer término del que surge lo siguiente.

1. Que a fs. 01 y ss., el Ministerio Público Fiscal, promueve

demanda meramente declarativa contra Antonio Cayetano Gómez, Ramiro

Javier Costa, Juan Leopoldo Sanaria, Sócrates Galindo, Laura Beatriz

Becherucci, Luis Carlos Pérez, Jorge R. Casals Sociedad en Comandita por

Acciones, Carlos alberto Sidoti, Enzo Federico Vignale, Raúl Alvaro Morisy y

Rachinsky, Amelia Marta Barinotto, Esteban Ricardo Morist, Julián Marcelo

Luraschi, José María Vicenti, Graciela Capone, Daniel Corvalan, David Sobrido,

Mauricio Sobrido, Federico Patricio Muller, reservándose el derecho de ampliar

contra quienes resultaren pasibles de ser demandados conforme surgiere de las

actuaciones investigativas llevadas adelante en la medida de Aseguramiento de

Pruebas.

Justifica la competencia de este Tribunal, invocando que la

propiedad del territorio insular corresponde a personas privadas, entre tales,


ciertas domiciliadas en esta ciudad de Rosario o del distrito judicial N° 2,

señalando que, por lo tanto este tribunal reviste competencia territorial por tratarse

de daños ambientales indirectos que pertenecen a la esfera ordinaria

extracontractual (arts. 4 CPCC 2 y 69 LOPJ 10.160 y modificatorias), a las

personas domiciliadas en el distrito judicial N° 2; la fuente del daño son sujetos

con domicilio también en esta jurisdicción. Así convergen en el tribunal

competencia material (1 inc. 2 y 69 LOPJ), personal (1, inciso 4 LOPJ y at. 4

CPCC ) y territorial (1, inc. 1 y 60 LOPJ).

Señala las razones de la elección de la acción mere declarativa como

vía para canalizar su pretensión, aduciendo que es la adecuada para obtener una

sentencia que constituya un elemento constitutivo de los eventuales reclamos

dimanados de la violación de los intereses generales o derechos individuales

homogéneos, de orden patrimonial o extrapatrimonial. Apunta que así concebido

este proceso configura una primera etapa cuyo objetivo es, en función de los

intereses generales representados, traducidos en intereses individuales

homogéneos, asumir la legitimación activa justificada, en primer lugar por el

resguardo del acceso a la justicia del colectivo involucrado. Refiere que se trata,

por lo tanto, de pretensiones no cuantificadas: la demanda no tiene contenido

económico ya que toda estimación de monto de daños excedería el contenido

pretensional de ésta.

Remarca la diferencia que existe entre este proceso civil de derechos

individuales homogéneos y las acciones penales que hayan sido instadas contra

los aquí demandados en el fuero federal, señalando que los tipos penales que se

haya podido acusar requieren, para su configuración, una acción en la generación

de los focos ígneos. Afirmando que el hecho de ser propietario de un inmueble

donde se constató la presencia de fuego que generó daño ambiental indirecto a

ciudadanos del Distrito Judicial Nro. 2 no sería en si mismo un presupuesto para la

imputación de un delito o para dictar el procesamiento, la falta de mérito o el


sobreseimiento de un imputado, en cambio los presupuesto de responsabilidad

de la presente demanda no tienen relación con una conducta activa, en la

generación de focos ígneos para una actividad productiva, sino la conducta

activa o pasiva en la generación del ecoabuso que hayan hecho de sus

propiedades.

Indica que en el presente caso nos encontramos con afecciones

individuales a la salud de los y las ciudadanas domiciliados en la 2da

Circunscripción de Rosario, que se trata de derechos personales o

patrimoniales derivados indirectamente de afecciones al ambiente, remarcando

que resulta de sumo interés judicial impedir la sobrecarga y multiplicación

ineficiente de trámites reiterativos que podrían darse por daños a la salud que

tengan como cauda los incendios referidos. Que resulta conveniente y viable

una sola decisión sobre los derechos individuales homogéneos de los y las

ciudadanas domiciliados en la 2da Circunscripción de Rosario, que hayan visto

afectada su salud por la actividad de las quemas. Agregando que la falta de

acceso de la población a la información que les permita identificar a los titulares

de los terrenos ubicados en las islas, donde se han registrado focos ígneos

atenta contra el derecho de acceso a la justicia, que se vería agravado por la

indeterminación de un criterio acerca de quienes son los responsables de las

afecciones que sufren en su salud. Hay tantas opiniones al respecto que se

torna necesaria la declaración de certeza sobre la determinación de los

parámetros de determinación de responsabilidad de la violación a la intereses

individuales homogéneos relacionados con el derecho a la salud. Representa a

un colectivo determinable conformado por todos aquellos y aquellas ciudadanos

del Distrito Judicial Nro. 2 - compresivo de los circuitos correspondientes con

sede en Rosario, Arroyo Seco y Villa Gobernador Gálvez- desde el 2020 a la

promoción de esta demanda 4 de octubre 2022, haya sufrido afecciones a la

salud que tengan como causa los incendios en las islas.


Aduce que las islas del Delta Superior del río Paraná están siendo

sometidas a un ecocidio. Desde el año 2008, en el que comenzó a visibilizarse un

cambio radical de las formas productivas tradicionales y ancestrales, se han

incrementado las acciones antrópicas predatorias, entre ellas, el manejo del fuego

con fines de aplicarse a la renovación de pastizales para uso de ganadería

intensiva.

Destaca que las investigadoras de la Universidad Nacional de San

Martín, estimaron en el año 2020 en más de 3700 los focos de calor detectados

por datos de sensores satelitales. En ese contexto, los y las ciudadanas de

Rosario y las localidades que integran el distrito judicial Nro. 2 padecieron y

padecen daños en su salud provenientes de las emanaciones de las quemas. Que

estos daños se perpetraron aún mediando esfuerzos estaduales, instituciones e

incluso civiles voluntarios, no lográndose detener el ecocidio y respirando aún los

ciudadanos el aire viciado, siendo visible la presencia de humo en la atmósfera.

Manifiesta que ante ese estado de las cosas, existen diversas

acciones que se promovieron ante los poderes públicos. En los límites

competenciales de la fiscalía, el bien jurídico protegido es la salud de los y las

ciudadanas de localidades del distrito judicial 2.

Asimismo, indica que en ese intento se realizó una convocatoria

pública promovida por la Procuración General de la Corte Suprema de la Provincia

de Santa fe para un encuentro participativo, al que acudieron autoridades

nacionales, provinciales y locales donde se manifestó la preocupación de ese

minsiterio ante la permanencia de la problemática no obstante la proliferación de

acciones tendentes a su evitación por diversos abordajes y encuadres.

Refiere que los terrenos donde se produjeron incendios que

afectaron y afectan la salud de los y las ciudadanas del distrito judicial N°2 no

necesariamente deben localizarse en frente y a una corta distancia del distrito y

que por tal motivo en la demanda se identificaron a aquellos propietarios de


inmuebles localizados a lo largo de los departamentos de Victoria y Gualeguay

donde se registraron focos ígneos.

Esgrime que diversos estudios dan cuenta que la calidad del aire

en los puntos de Villa Gobernador Gálvez y Rosario ha sido severamente

afectados por la quema de pastizales, ya que los valores superaron los límites

legales, particularmente sobre las zonas costeras donde se encuentra la mayor

densidad poblacional. Con cita de algunos estudios a modo de ejemplo que

entiende así lo demuestran.

Remarca que dada la presencia de fuegos en los inmuebles de

titularidad de los demandados, es notorio que no se adoptaron las medidas

relativas a la función ambiental de aquellos, ni las que preceptúa el art. 1710 del

CCCN inc b, y por tanto el ejercicio de sus dominios resulta incompatible con

los derechos de incidencia colectiva cuya protección se reclama a través de

esta acción.

Concluye que esta acción meramente declarativa se insta frente a

ante una fuerte presunción de daños de magnitud como así también colectivos,

que permiten alcanzar el umbral de admisibilidad y procedencia de esta acción

para despejar la incertidumbre acerca de quienes son responsables.

Ofrece prueba, en función del trámite impreso a la excepción de

incompetencia: 1) Instrumental: los autos tramitados por ante este mismo

tribunal: 1.“Ministerio Público Fiscal s/ Aseguramiento de pruebas”, CUIJ 21-

02933964-0; 2.“Salas, Silvia Susana c/ Vignale, Enzo Federico y otros s/ Daños

yperjuicios”, CUIJ: 21-11884891-5; 3.“Salas, Silvia c/ Vignale, Enzo Federico y

otros s/ Aseguramiento de pruebas”, CUIJ 21-11879677-9; 4.“Valcarsel, José

Luis c/ Vignale, Enzo y otros s/ Daños y perjuicios”, CUIJ:21-11885130-4. 2)

Documental: 1. Copia del documento de petición de constitución de amicus

curiae ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación. 2) Copia del informe del

Profesor Dr. Jorge Luis Molinas, Decano de la Facultad de Ciencias Médicas de


la Universidad Nacional de Rosario y el Prof. Dr. Pablo Arias visibilizaron la

cuestión en el informe “Contaminación del aire por humo y aumento de la

morbimortalidad respiratoria y cardiovascular.” 3. CSJN, “Equística Defensa del

Medio Ambiente Asoc. Civ. C/ Santa FE,Provincia de y otros s/ amparo ambiental”,

468/2020, 11.08,2020.

Formula reserva de la cuestión constitucional.

2. En lo que ahora es de interés, a fs. 55 y ss, comparece y responde

la demanda el codemandado Ramiro Javier Costa e interpone excepción de

incompetencia como de previo y especial pronunciamiento; y con ello, denuncia

de litis contra el Poder Ejecutivo del Estado Provincial de Entre Ríos.

Como fundamento de la excepción, invoca normas de jerarquía supra

constitucional y constitucional, entre ellas el art. 7 segunda parte de la Ley 25.675

(Ley General del Ambiente), distintos fallos jurisprudenciales que cita y la posición

adoptada por el propio MPA en autos 21-08912362-2.

Manifiesta que si bien la interdependencia es inherente al ambiente,

y sobre la base de ella podría afirmarse que siempre se puede aludir al carácter

interjurisdiccional referido en la segunda parte del art. 7 de la LGA, para valorar las

situaciones que se plantean en el presente caso no debe perderse de vista la geo-

localización del factor degradante y contaminante, y resulta más que claro que en

el sub lite que dicho factor, se encuentra primigeniamente en el territorio de la

Provincia de Entre Ríos (teoría de la ubiquidad). Ello, más allá de la movilidad que

se le pueda atribuir a ciertas partículas contaminantes del aire, y con relación a las

cuales es muy fácil afirmar que claramente llegan a otros territorios con las

características contaminantes que se le atribuyen, -como en el caso a la ciudad de

Rosario entre muchas otras-; y que autoricen a concluir que será necesario revisar

que la garantía constitucional del juez natural de la causa se plasme en el fuero

Federal. Ello en consonancia con la sentencia de la Corte Suprema de Justicia de

la Nación en autos "ASSUPA c/ San Juan, Provincia de y otros s/daños y


perjuicios” y “FUNDACION MEDAM” entre varios otros en los cuales se arribare

a interpretación similar.

Siguiendo ese hilo conductor, destaca que para la función judicial

el constituyente ha seguido el mismo sistema de competencia en razón de la

materia que para los códigos de fondo (artículo 75 inc. 12 CN), el que ha sido

completado por el legislador con la adopción del artículo 7 LGA (Ley Macro

Sistémica). Que en relación a ello, la competencia respecto a la materia

ambiental, por regla general, será prima facie de los jueces locales. Sólo

intervendrán los jueces nacionales, primero en los supuestos en que

corresponda por razón de las personas o por razón del lugar en que el conflicto

se suscite. En razón de la materia sólo intervendrá el fuero de excepción en el

caso en que estén en juego puntos regidos por leyes federales, tratados con

potencias extranjeras, y supuestos de efectiva afección de recursos

interjurisdiccionales (interprovinciales o internacionales) todo ello como surge

de las características de la presente causa y fueron llamativamente

inadvertidas.

Justifica la competencia federal a partir del criterio

adoptado no solo por la Corte sino por el MPA y por la Cámara Penal de

Rosario, donde la Dra. Carina Lurati confirmó la incompetencia en idénticos

términos sostenida por el Juez de inferior Instancia Dr. Nicolás Fopiani en autos

CUIJ N° 21-08912362-0 denunciante Daulón, Santiago Andrés Incompetencia-

Ambientales, y que asimismo fue el argumento de la propia fiscalía (MPA) que

ya fijó en esos autos una postura claramente contradictoria con el escrito de la

presente demanda (teoría de los actos propios).

Refiere que dentro de dichos autos se ventiló la siguiente postura

procesal en cuanto a la competencia: Considerandos:…1.- que mediante escrito

ingresado el 12/08/2022 los funcionarios de referencia “infra” –fiscales del

ministerio público de la acusación-, plantean en los términos de los art 61 y 65


del CPP, la declinación de competencia de la jurisdicción local en favor del juez

federal penal que corresponda, a fin de que este último continúe la investigación y

juzgamiento del delito de “contaminación del ambiente de un modo peligroso para

la salud” art 55 de la ley 14.051); expresado en aval de la procedencia que no se

ha utilizado la vía procesal de inhibitoria (art 59); al tiempo que deja constancia de

que a tenor de lo previsto en el art 60 del CPP el presente planteo resulta oportuno

por encontrarse durante la investigación penal preparatoria.-

Analiza el art. 7 LGA, sosteniendo que la La Ley General del

Ambiente N° 25.675, establece como presupuesto mínimo para todo el territorio de

la República cuáles son los parámetros para dividir aguas en materia competencial

judicial, creando un supuesto de competencia federal para los casos de

contaminación de recursos naturales interjurisdiccionales, todo ello en su segundo

párrafo en casos de las características del presente.

Estima que por lo tanto, de más está decir que el aire es un recurso

natural, y que si el mismo esta contaminado no solo contamina los ríos, la salud,

sino que en determinados niveles elevados hasta las napas freáticas. Así las

cosas infiere que según sea la dirección hacia donde sopla el viento irá la

contaminación, lo cual se traduce en interjurisdiccionalidad.

En cuanto a la configuración jurídica, apunta que este artículo 7 LGA

es una norma de coordinación más que clara. En ella se crea un supuesto de

intervención de la Justicia Federal en razón de la materia: casos de degradación o

contaminación en recursos ambientales interjurisdiccionales.

Destaca que si bien en principio esta creación del legislador de un

supuesto de intervención de la Justicia Federal en razón de la materia debe

interpretarse de modo restrictivo, claramente resulta aplicable al caso de autos.

Preliminarmente recuerda que la adopción de la competencia federal por parte del

legislador se debe asumir o ser fundada en la existencia de un interés federal

directo en la materia como es el caso del presente justiciable, que seguidamente


detalla pormenorizadamente.

Expresa que, en muchos casos, a pesar de que el conflicto se

presente en la aplicación de una ley ambiental sectorial, puede suceder que

indirectamente exista aplicación de la LGA, por ser la norma que establece de

modo unificado las instituciones más importantes del derecho ambiental

nacional. Solicita al Tribunal que se detenga en una segunda lectura, un poco

más amplia y sistémica del artículo 7 LGA, sobre todo vinculándolo con el resto

de la ley y con su naturaleza de norma general, marco. Aduce que según esta

segunda lectura entonces, el artículo indicado extiende su aplicación incluso a

los casos en que la LGA se aplique indirectamente como son las leyes

ambientales especiales que se ocupan de temas específicos en que se generen

conflictos ambientales.

Admite como cierto que, en cuanto al contenido, el artículo 7 LGA

refrenda el principio general constitucional según el cual la competencia judicial

es provincial (tercer párrafo del artículo 41 CN) y que sólo se atribuye

competencia a la justicia nacional en los supuestos de contaminación (con

efectos interjurisdiccionales) como se da en el presente caso, creando -o

refrendando vieja doctrina- un supuesto de intervención de la justicia nacional

en que existe un evidente interés Federal fundante.

Recuerda que esta actividad legisferante aparece habilitada por

nuestro Alto Tribunal mientras sea ejercitada dentro de un marco de

razonabilidad. Advierte que le resulta llamativo el supuesto desconocimiento de

la Fiscala actora sobre el caso, situación que su propio cuerpo institucional ya

fijo postura, y del que no puede en este estado aducir desconocimiento.

Señala que el artículo 7 de la ley general del ambiente opta por

fragmentar funciones en materia de competencia judicial ambiental desde la

adopción de una regla general que sirve para establecer los supuestos de

intervención de los tribunales provinciales (primer párrafo) para luego atribuir la


intervención del fuero federal sólo en los supuestos que enumera el segundo

párrafo. Además, indica que coincide esta modalidad con la voluntad del

constituyente, que dispone la interpretación de los supuestos de intervención del

fuero federal como excepcionales, sólo “activables” en los precisos límites que las

normas supremas atribuyen, en el marco de la propia Constitución, y bajo el

prisma del principio de razonabilidad, todo ello como se da en el presente caso y

muy claramente.

Manifiesta que la fuente y base del artículo 7 LGA resulta ser el

tercer párrafo del artículo 41 de la Constitución nacional que sigue el sistema que

la propia CARTA MAGNA preveía históricamente (desde la reforma de 1860) para

los Códigos de fondo (art. 75 inc. 12 CN). Que como consecuencia de ello el

principio general del artículo 7 LGA es prima facie atribuir competencia judicial a

los tribunales provinciales en directa analogía con lo que sucede con el sistema de

códigos unificados. Que por lo tanto, está claro que por aplicación de la voz “sin

alterar las jurisdicciones locales” es que el artículo 7 LGA establece la intervención

genérica de los tribunales provinciales. Situación esta que claramente no se

desprende del presente caso en examen, la cual se encuentra claramente

contenida en su segunda parte.

Añade que la justicia Federal actuará -en razón de la materia- sólo en

los supuestos en que “el acto, omisión o situación generada provoque

efectivamente degradación o contaminación en recursos ambientales

interjurisdiccionales”. Que debe leerse el presente mas allá de la teoría finalista de

donde se ocasiona el resultado del impacto, en este caso en la salud de los

habitantes de Rosario puntualmente. Que esto también es consecuencia directa

del sistema ideado por el constituyente. Que el meollo de la competencia federal

estará por lo tanto en la presencia de “interés federal suficiente”, lo que se da en la

especie por la afección de recursos de naturaleza interjurisdiccional, y dada la

clara magnitud del hecho imputado con sus amplias connotaciones jurídico
fácticas, especialmente las derramadas en la opinión pública.

Esquematiza este punto diciendo que desde la sanción de la ley

general del ambiente y a partir de lo reglado por su artículo 7 LGA la

competencia judicial en materia ambiental tendrá una doble intervención: a. en

la generalidad de los casos será llamada a intervenir la justicia provincial.

Generalidad que no se aprecia en esta acción mere declarativa.- b.

excepcionalmente, en los supuestos de degradación o contaminación en

recursos ambientales interjurisdiccionales, será el fuero federal el que

entenderá.

Propone para el caso.- Si la regla general –como sucede siempre

en materia de competencia judiciales la intervención de la justicia provincial

(arts. 7 LGA, 121 y 116 CN), debemos prestar atención a los elementos que

activan la competencia judicial federal ambiental (art. 116 CN y segundo párrafo

art. 7 LGA) y particularmente la derivada de este artículo 7 LGA segunda parte.

Invoca que lo problemático estará allí; ya que todo aquello que no

sea alcanzado por esa parcela será provincial. Entonces, el meollo del asunto

es este punto porque todo lo que no quede dentro de esa parcela, será, sin

demasiada explicación de competencia local.

Avanza entonces sobre este aspecto y alega que la activación del

segundo párrafo del artículo 7 LGA y de la competencia Federal judicial

ambiental, se compone de dos elementos que en general aparecen en los

mandatos ambientales: 1.- dinámico, activo: la efectiva degradación o

contaminación. 2.- estático, pasivo: el recurso ambiental interjurisdiccional

Advierte respecto al primero de los dos elementos, que la

intervención del fuero federal no se daría según el artículo 7 LGA en cualquier

caso, sino cuando exista degradación o contaminación. Y que, a contrario

sensu, podríamos decir que no se activa la competencia Federal ante una

posible o potencial contaminación, sino que se exige que ella se dé en un grado


más importante: primeramente, la efectividad, un grado de concretización del

elemento fáctico que resulta mucho más importante que la mera posible

contaminación, potencial. Que la misma se debe dar de modo efectivo.

Que al estudiar la jurisprudencia de nuestra Corte, se observa que

existe una marcada divergencia respecto a la efectividad y el modo de

acreditación de la misma para activar la competencia Federal ambiental y se

reduce claramente el grado de efectividad a potencial, menguando la actividad

probatoria a dichos fines, haciendo una interpretación contemplativa y menos

rigurosa si se quiere.

Siguiendo con el primer elemento (el dinámico), dice que el mismo

exige la degradación o contaminación, en el caso que nos ocupa la contaminación

del aire, la alteración de la flora y la fauna.

En cuanto al segundo elemento -el estático-, aduce que es la

presencia de un recurso ambiental interjurisdiccional que debe ser objeto de la

efectiva degradación o contaminación. Que lo primero para considerar al respecto,

es que la naturaleza interjurisdiccional del recurso afectado por la actividad

contaminante será el factor determinante de la presencia de un interés Federal

suficiente que hace obligatoria e inexorable la intervención de la justicia federal,

por la obvia referencia a la calidad de aire, la alteración de la flora y fauna del

humedal y sus magnitudes. a tales fines reitera que su teoría personal: que la

contaminación interjurisdiccional de que habla depende de como sople el viento.

Afirma que claramente esta situación descripta es la que acontece en

el sub lite, y por lo tanto la competencia Federal es la que debe intervenir en la

presente causa, sin lugar a dudas, y es por ello que se solicita se acoja la

presente excepción de previo y especial pronunciamiento y se declare la

incompetencia provincial para entender en el presente caso de conformidad con lo

normado por nuestro código ritual en el art 139 del CPCC, remitiéndose las

actuaciones al Juzgado federal que por el turno corresponda de la ciudad de


Rosario o Victoria.

Continua diciendo que para saber si existe alteración de sistemas

ambientales y luego analizar si ellos se extienden más allá de una provincia o

más allá de las fronteras del territorio nacional, se deberán realizar una serie de

pruebas como las ya efectuadas en la medida conexa de aseguramiento de

pruebas con más las presunciones del caso. Que esto implica que el supuesto

reglado por el legislador nos obligará a poner foco en abonar: a) si existió

contaminación, y además si ella es en principio efectiva, y posteriormente con el

avance jurisprudencial de la corte si la misma es potencial o presuncional; b)

cuál es el área geográfica afectada, c) saber si la misma cruza alguna frontera,

como en el caso inter provincial.

Manfiesta que no podemos soslayar que en los casos de

competencia Federal en razón de la materia como en el presente, la vinculación

con el tema o punto de interés Federal es directa. Que las pretensiones

jurídicas en litigio encuentran claramente apoyatura directa en el plexo jurídico

Federal. Que en nuestro caso, no estamos ante una potencial hipótesis de

afección de un recurso natural interjurisdiccional, la presente tiene grado de

certeza tratándose de la calidad del aire y que la misma depende de cómo y

para que dirección sople el viento. En este aspecto es importante considerar la

efectiva degradación que se explicó en los párrafos anteriores y que fueron

entre otros los argumentos vertido por la juez de camara dra carina lurati para

fundamentar la declaracion de incompetencia mencionada.

Señala que la Corte se refiere a este elemento en oportunidad de

resolver el auto inicial de la causa Riachuelo (“Mendoza Beatriz”) cuando dijo

algo similar: “Desde esta premisa estructural, pues, es que el art. 7 de la ley

25.675 prevé la competencia federal cuando se trata de la degradación o

contaminación de recursos ambientales interjurisdiccionales, hipótesis que se

verifica en el sub lite en la medida en que, por un lado, están involucradas más
de una jurisdicción estatal; y en que, por el otro, dos de las pretensiones

promovidas tienen en mira ese presupuesto atributivo de competencia ‘la

degradación o contaminación de recursos ambientales’ al perseguir la

recomposición y el resarcimiento del daño de incidencia colectiva, que es el único

reglado y alcanzado por este estatuto especial (art. 27, ley citada; causa

C.1732.XL ‘Confederación General del Trabajo (C.G.T. – Consejo Directivo de la

C.G.T., Regional Santiago del Estero c/Tucumán, Provincia de y otro (Estado

Nacional) s/ amparo’, sentencia del 20 de septiembre de 2005)”

Reitera que la calidad del aire, la afectación de la flora y fauna del

humedal es el derivado de la intervención de un recurso ambiental

interjurisdiccional, y precisamente es el supuesto del segundo párrafo del artículo

7 LGA el que refiere a la intervención de la Justicia Federal en razón de la materia,

todo ello teniendo presente la magnitud geográfica que el evento ocupa.

Puntualiza que esto significa varias cuestiones desde la teoría clásica

que no pueden pasar inadvertidos a estas alturas del relato, y que no puede dejar

de mencionar. Primero que es el legislador el que crea -entendiendo que existe un

interés Federal justificanteeste supuesto de intervención de los tribunales de la

Nación. Que ya hemos visto que tiene el mismo antecedente en numerosos fallos

que consolidaron esta competencia de la justicia nacional. Todo ello dentro del

marco de la actividad inmediata ordenada por este Tribunal en cuanto a la extensa

prueba recabada en la cautelar anexa , haciendo un efectivo uso en cuanto a esas

pruebas y las medidas de mitigación del daño.-

En otro orden de ideas, hace ver que algunos casos en que por la

presencia de recursos ambientales interjurisdiccionales (con o sin el artículo 7

LGA) se define la Competencia Federal. Recuerda que la Corte había establecido

el principio general de la competencia provincial en materia ambiental en la

antigua sentencia “Roca Magdalena” casi sin excepciones. Pero que con la

sanción de la ley 25.675 la cuestión cambió, pues tomando el sistema de los


códigos de fondo, se legisló un esquema de doble intervención que la propia

Corte ya había adelantado en materia de pesca en la sentencia Harengus.

Enumera casos jurisprudenciales en los que sostiene que

se configura daño ambiental interjurisdiccional.

Analiza la jurisprudencia de la CSJN en relación al art. 7 LGA,

adelantando que, la tesis Federal que propone tiene como sello de ingreso la

sentencia “Fundación MEDAM”, en el cual el vocablo “efectivamente” que el

legislador incluye en el segundo párrafo del art. 7 LGA se puede acotar a la

potencialidad o aptitud de contaminación interjurisdiccional del evento y el

recurso en juego, y que esto amplía los supuestos mutando la excepción casi

en regla. Indica que mirada en perspectiva, la sentencia “Fundación Medam”

muta el criterio jurisprudencial que inaugurara la Corte en su momento con la

sentencia “Roca Magdalena”.

Añade que llegamos al año 2006 y a la conocida causa Riachuelo

(“Mendoza Beatriz”), en la cual la Corte -respecto a la competencia federal-

resuelve conforme a un criterio intermedio interesante, el que se muestra

incipiente para luego consolidarse.

Refriere que resulta sumamente interesante el análisis de la Corte

en los considerando de los que se puede inferir que: 1. Se acepta que el art. 7

LGA prevé un nuevo supuesto de competencia federal, por la naturaleza de la

degradación o contaminación sobre recursos ambientales interjurisdiccionales.-

2. Para que esa hipótesis se cumpla, deben darse dos elementos: a. por un

lado, la pluralidad estatal, que se expresa cuando se pide que “están

involucradas más de una jurisdicción estatal”. En conclusión, reitera que la

acción antrópica y el bien o la topografía o el sistema alterado deben atrapar a

más de una jurisdicción, como se da en el presente caso.

Señala que podemos evaluar con esta sentencia que estamos

ante un retorno a la jurisprudencia de “Fundación Medam” y “CGT” y si en


realidad en este supuesto la Corte, además de la interjurisdiccionalidad toma

intervención por la gravedad institucional del conflicto, podemos concluir que la

competencia es claramente federal. Acota que si observamos el caso desde el

punto de vista ambiental, el recurso afectado -cuenca hídrica- es tan

interjurisdiccional como la cuenca afectada en “Provincia de Neuquén c/YPF

s/amparo”, y como en el presente caso de autos con la contaminación del aire.

Que sin embargo, aquí la Corte activó al segundo párrafo del artículo 7 LGA y

consideró al caso en su pretensión colectiva, de competencia federal.

Sintetiza jurisprudencia de la Corte en materia de competencia

judicial ambiental, en un ir y venir desde el criterio localista o descentralizador y el

criterio federal o centralista, para consolidarse finalmente como acabamos de ver

en estas últimas resoluciones en el criterio federal que hace pie en la noción de

efectividad en la degradación interjurisdiccional

Pasa a analizar la resolución recaída en “ASSUPA c/San Juan,

Provincia de y otros s/daños y perjuicios”, destacando como primero de orden que

en ella la Corte diferencia la competencia federal en razón de la personas y de la

materia, en esta última recordando lo que significan puntos regidos por derecho

federal (Constitución, leyes, tratados), y la Competencia Federal Ambiental por

efectiva degradación en el segundo párrafo del artículo 7, haciendo desembarcar

por primera vez lo que luego consolidaría con el leading case “Rivarola”: la prueba

de la efectiva degradación interjurisdiccional. Y su posterior reducción a grado de

potencialidad.

Se refiere al tema central, que es el análisis de cuándo se activa el

segundo párrafo del artículo 7 LGA, diciendo que la Corte deja en claro varias

cuestiones: 1.- Competencia local por regla general, sólo excepcionalmente

Federal en los casos del segundo párrafo artículo 7 LGA.

Indica que todo ello como se desprende acreditado en el sub lite

donde claramente los recursos naturales aire, fauna, humedal etc, se ven
claramente afectados en forma interjurisdiccional dependiendo específicamente

de como sople el viento en cada día de incendio, ergo si sopla para el este

(Rosario) si sopla en dirección sur (Buenos Aires) y si sopla en dirección este

(entre Ríos) claramente degradación interjurisdiccional de nada menos que tres

provincias.

Continua diciendo que la cuestión conflictiva pasa por el grado con

que la norma exige esa contaminación o degradación: la “efectividad”, y a tales

fines se remite a los elementos recabados prima facie en el aseguramiento de

pruebas que corre por cuerda y a los extremos invocados por la parte actora en

su escrito de inicia.

Destaca que en este sentido, no debemos perder el punto

temporal en que esta cuestión surge, porque el mismo aparece a poco de

iniciado el proceso, cuando la actividad cognoscitiva es incipiente. Que esto

obliga a considerar que en este estadio es casi imposible saber si en realidad

estos supuestos de hecho se dan o no. Que por lo tanto, no se puede llevar al

extremo el requisito de la efectiva degradación, pues de lo contrario en la

mayoría de los casos resultaría imposible. Remarca que estos elementos los

hemos visto en “Asociación Civil para la Defensa y Promoción del Medio

Ambiente y Calidad de Vida” Fallos 329:2469; "Verga, Ángela y otros c/ TAGSA

S.A. y otros s/ daños y perjuicios", “Asociación Argentina de Abogados

Ambientalistas c/ Buenos Aires, Provincia de y otros s/ acción de recomposición

y saneamiento del Río Reconquista s/ medida cautelar – resolver la

competencia federal, cuando principia el proceso.

Entiende que en el modo de tratamiento respecto a este aspecto

radicará la discusión que hoy se da en el seno del Alto Tribunal.

En cuanto al primer aspecto, reflexiona que dado que la

efectividad podría acercarse a un estado de certeza incompatible con una

decisión a adoptarse en un estadio iniciático del juicio, le parece más


interesante adoptar la noción de probabilidad. Señala que así, quizá sería bueno

pensar en efectiva degradación o contaminación cuando los “motivos

convergentes hacia la afirmación de la contaminación o degradación

interjurisdiccional” sean superiores a los divergentes de dicha afirmación.

Añade que si bien la interdependencia es inherente al ambiente, y

sobre la base de ella podría afirmarse que siempre se puede aludir al carácter

interjurisdiccional referido, para valorar las situaciones que se plantean no debe

perderse de vista la localización del factor degradante, y resulta claro que en el

sub lite dicho factor, en el caso de existir, se encuentra en el territorio de la

Provincia de Entre Ríos.

Resalta que es sumamente importante no perder de vista que debe

delimitarse el ámbito territorial afectado, pues, como lo ha previsto el legislador

nacional, debe tratarse de un recurso ambiental interjurisdiccional (Fallos:

327:3880 y 329:2316) o de un área geográfica que se extienda más allá de la

frontera provincial, todo ello como se da en el presente caso. Es decir, que

abarque a más de una jurisdicción estatal, provincial (ENTRE RIOS - SANTA FE -

BUENOS AIRES), puesto que debe tratarse de un asunto que incluya problemas

ambientales compartidos por más de una jurisdicción como en el presente caso

donde intervienen las tres provincias antes mencionadas.

Advierte al Tribunal sobre posibilidad de incurrir en sentencias

contradictorias de distitno fuero “strepitus fori” de no acoger el planteo de

incompetencia que formula. Señala que existen en la Corte Nacional distitnos

planteos que fueron acogidos y que tratan la presente materia desplegada por la

actora.

Invoca la seguridad jurídica y el derecho a la igualdad como bases

fundamentales que deben protegerse para evitar sentencias contradictorias..

Remarca sobre la obligatoriedad de fallos de Corte Nacional

precedentes.
Manifiesta sobre los hechos invocados en la demanda.

Afirma que es el primer perjuidicado en referencia a las quemas

denunciadas, ya que su propiedad se vio ostensiblemente disminuida en cuanto

al valor económico por hectárea. Que el mismo Estado Provincial que le cobra

los impuestos no le brinda ningún tipo de medida de seguridad para que no

ocurran los eventos claramente perjudiciales denunciados.

Considera que si no se logra detener lo que la actora caratula

como ecocidio –lo cual niega- no es por su conducta supuestamente omisiva,

sino que dicha cuestión claramente responde al obrar deficiente, paupérrimo y

negligente de los Estados Provinciales intervinientes que NO pueden brindar

servicios mínimos de seguridad, -especialmente sobre el camino de sirga- para

custodiar las actividades desplegadas por terceras personas piromaníacas que

responden claramente a intereses de índole estrictamente POLITICA. Todo ello

en relación al art 29 de la LGA.

Entiende como cierto, como menciona la actora, que es muy

probable que el humo atraviesa el litoral y llega a las pampas, atravesando

claramente las fronteras de tres provincias cuanto menos (Santa Fe, Entre Rios

y Buenos Aires). Es por ello que solicita se le preste especial atención a la

segunda parte del art 7 de la LGA en relación directa con el extremo

mencionado por la propia actora, y a los fallos que analizados.

A tales fines manifiesta que la imputación claramente imprecisa de

la Fiscalía actuante atenta contra su derecho de defensa ya que no ha

mencionado debidamente cuantos de esos incendios y la magnitud de los

mismos se hayan geo localizados en su propiedad, colocándolo en estado de

indefensión procesal atento la extrema oscuridad de su libelo a tal fin. En tal

sentido, desconoce cual sería la hipotética proporción contaminante de un foco

X indeterminado el que claramente no está cuantificado ni individualizado

seriamente como para generar presupuestos de responsabilidad en su contra,


máxime que el 80% de los incendios se dio sobre terrenos de propiedad de estado

de la provincia de Entre Ríos. Es por ello que en este estado expresa que aquí no

se está ante una responsabilidad que pueda proyectarse “in Solidum” como si

fuera el presupuesto del art 40 de la LDC, algo totalmente inaudito e improponible

desde el inicio.-

Ofrece prueba incidental: 1.- poder general para pleitos.- 2.-

escrituras publica N°58 celebrada por el escribano interviniente Edgardo Raúl

Campañero de fecha 16/11/2022 inscripta y debidamente certificada y legalizada

por la cual se celebró la constatación que narra la misma y se acompaña

conjuntamente.

Realiza una breve mención sobre anomalías de los factores

climáticos a tener en cuenta a los fines de tener una visión abarcativa y realmente

justa: a. el fenómeno del "triple episodio” de La Niña que ocurre por primera vez

este siglo (y las consecuencias que puede tener sobre las cuestión debatida en

esta acción mere declarativa); b. la bajante historia del rio PARANÁ; c. la ola de

focos ígneos en toda la Argentina; d.- la catástrofe de hielo y fuego: el ártico se

está quemando NIVEL MUNDIAL

Se refiere a la errónea apreciación del factor de atribución invocado

por la fiscalía extra penal. Formula manifestación sobre lo expresado por la

demandante en el punto IV.II.III., el daño que se individualizará oportunamente,

expresado en su oscuro libelo.

Advierte que la demanda incoada es meramente conjetural, que la

vía procesal elegida por la accionante trasciende sustancialmente la valoración y

cuantificación del daño. Expresa que la oscuridad del libelo no solo vulnera el

derecho de defensa en juicio, sino que al no proporcionar elementos certeros de

proporciones de contaminación de supuestos incendios en su campo dicha

responsabilidad no puede recaer antojadizamente sobre él.

Denuncia de litis al poder ejecutivo de la provincia de Entre Rios.


Reserva derechos y vias recursivas constitucionales.

3. Corrido el pertinente traslado de la excepción de incompetencia

interpuesta por el codemandado Ramiro Javier Costa, el mismo es contestado

por la representante de la Fiscalía Extra Penal a fs. 78 y ss. oponiéndose a la

misma.

A modo de introducción, apunta que si bien el paradigma

convocado en la demanda es el de la concepción ecosistémica de los bienes

privados; el excepcionante no parece interpretar rectamente el enfoque de la

acción -dimanado del plexo normativo conformado por los arts. 14 y 240 del

Código Civil y Comercial de la Nación-, descontextualizando y formulando en

tramos expositivos de su planteo un recorte textual sesgado que tergiversa el

sentido de la demanda

Aclara que la Fiscalía a su cargo integra el cuerpo de las llamadas

extrapenales (conforme la mutación del modelo, su transición y la escisión de

las incumbencias penales y civiles dispuesto por las leyes 13.004, 13.013,

13.014 y 13.018) y se rige por la Ley 10.160; es decir, que no forma parte del

Ministerio Público de la Acusación. Y señala que, desde ese malentendido

germinal, el excepcionante no logra discernir los roles diferentes de órganos del

Ministerio Público. Indica que los fallos del fuero penal, en los cuales sustenta

su defensa, no pueden reputarse aplicables ni contradictorios en relación a los

que dispusieren en sede civil una solución dispar. Expresa que responden a

diferentes dogmáticas, y deben guardar principios y reglas técnicas distintos,

destacando que ese desconocimiento concita la suscripción de un modelo

arcaico a partir de la reforma de la Ley 26.994 que incorpora el llamado “giro

ecológico de bienes privados”.

Formula una síntesis de los fundamentos de la excepción, previo

afirmar que mediante la interposición de una excepción de previo y especial

pronunciamiento, se trae al proceso un intento de sustraer la causa de sus


jueces naturales.

Se explaya sobre el daño ambiental indirecto: la Doctrina

“Mendoza”, señalando que la defensa del excepcionante consiste en argumentos

circulares en torno a un núcleo normativo: el dispositivo contenido en el artículo 7

LGA. Pero que, en tanto la acción se circunscribe a daños ambientales

indirectos, la excepción cae ante la primera cuestión insalvable: es doctrina de la

Corte Suprema de Justicia de la Nación que esa norma no es aplicable a un caso

de derechos individuales.

Alega que no da sustento a ningún evento que conmueva

el núcleo pretensional de la demanda que es palmariamente diferente del

interpretado por el defensista.

Indica que se enuncia un extenso elenco de fallos que se estiman

aplicables para empecer esta demanda; pero no lo son: se desinterpreta el objeto

de la demanda, dado que son pronunciamientos jurisprudenciales en los que el

tema debatido es enteramente otro: se resuelven cuestiones de

competencia en daños ambientales directos con fundamento en el artículo 7 de la

LGA.

Refiere que por ello, las citas caen ante la contundente

diferenciación que la Corte realiza entre daños directos e indirectos en

-nada menos que- el fallo “Mendoza”, que sienta las bases de la edificación de la

doctrina jurisprudencial ambiental en nuestro país.

Considera imperioso detenerse en “Mendoza Beatriz”; en la

resolución dictada el 20.06.2006, en la cual la Corte hace una distinción precisa

sobre las distintas pretensiones que había en dicho proceso: 1.Daño ambiental

indirecto: “se refiere al resarcimiento de la lesión de bienes individuales, cuyos

legitimados activos son las personas que se detallan en el considerando primero, y

que reclaman por el resarcimiento de los daños a las personas y al patrimonio que

sufren como consecuencia indirecta de la agresión al ambiente”. 2. Daño


ambiental directo: “tiene por objeto la defensa del bien de incidencia colectiva,

configurado por el ambiente (fs. 75/76). En este supuesto los actores reclaman

como legitimados extraordinarios (Constitución Nacional, arts. 41, 43, y 30 de

la ley 25.675) para la tutela de un bien colectivo, el que por su naturaleza

jurídica, es de uso común, indivisible y está tutelado de una manera no

disponible por las partes”. Y señala que refiere, específicamente entre los

primeros al resarcimiento (entre otros) por gastos de tratamiento médico,

para liberar a los niños de la contaminación que portan en su organismo (pto. 3

de la parte considerativa del fallo).

Advierte que, desde este insoslayable prisma, la defensa omite

que la pretensión de este proceso es un daño ambiental indirecto, ya que tiene

por objeto los daños a las personas y al patrimonio que sufren como

consecuencia indirecta de la agresión a las islas del Delta del Paraná ubicadas

en los departamentos de Victoria y Gualeguay, y que tiene como causa

la omisión del deber de responsabilidad ambiental de la propiedad y como

fundamento la función ecosistémica de los bienes privados

Retomando el señero fallo “Mendoza”, recuerda que la CSJN

explica que el artículo 7 LGA prevé la competencia federal cuando se

afecten recursos ambientales interjurisdiccionales en tanto la pretensión tenga

por objeto el daño de incidencia colectiva, “que es el único reglado y alcanzado

por este estatuto especial”. Y que, de este modo, asume la competencia

federal para la pretensión de daño ambiental directo, es decir, el de incidencia

colectiva. Pero agrega que el fallo no termina ahí; que la codemandada

olvida el desdoblamiento que realiza el más alto cuerpo a continuación. Que el

considerando siguiente asienta un concepto fundamental para resolver la

competencia de este proceso que, equiparándose a parte de las pretensiones

de “Mendoza” versa a -en este caso, declaración de- daños individuales

homogéneos. La Corte discierne: “Que esa declaración, en cambio, no


se extiende a la pretensión que tiene por objeto la indemnización de los daños

individuales que los demandantes invocan sufrir en sus derechos patrimoniales y

extrapatrimoniales. En efecto, por un lado, en asuntos de esa naturaleza debe

descartarse la presencia de una cuestión que corresponda a la competencia

federal por razón de la materia”

Argumenta que ese es el núcleo del debate en esta excepción,

debiendo descartarse la competencia federal por razón de la materia porque la

pretensión de este proceso no es un daño de incidencia colectiva, sino daños

individuales homogéneos, por lo que no cabe aplicar el artículo 7 de la LGA, según

criterio de la CSJN que ya tiene dieciséis años de vigencia.

Señala la excepcionalidad de la competencia federal: que la

competencia federal es limitada y de excepción, pues no cabe su ejercicio fuera

de los casos expresamente contemplados en las normas constitucionales

(artículos 116 y 117 CN y sus leyes reglamentarias, Ley 48, Decreto Ley 1285/58 y

sus modificaciones).

Afirma que del elenco enunciado por el art. 116 surge que el

constituyente claramente quiso seleccionar materias que se estiman de interés del

estado nacional, pero de ningún modo que la declaración de daños individuales a

la salud de los habitantes locales provenientes de actividades u

omisiones cometidas por ciudadanos con domicilio local tengan que ser discutidos

en una jurisdicción de excepción.

Recuerda que la CSJN explica que “la materia y las personas

constituyen dos categorías distintas de casos cuyo conocimiento atribuye la

Constitución Nacional a la justicia federal. En uno u otro supuesto dicha

jurisdicción no responde a un mismo concepto o fundamento. En el primero lleva

el propósito de afirmar atribuciones del gobierno federal en las causas

relacionadas con la Constitución, tratados y leyes nacionales, así como las

concernientes a almirantazgo y jurisdicción marítima. En el segundo


procura asegurar, esencialmente, la imparcialidad de la decisión, la armonía

nacional y las buenas relaciones con los países extranjeros (arts. 116, 117 y

127 de la Constitución Nacional; Fallos: 311:489; 318:992; conf. causa "Verga"

CFallos: 329:2280C).

Concluye que ante ello, es claro que ninguno de los supuestos

enumerados por el artículo 116 CN se configura en esta acción mere

declarativa. La causa no versa sobre punto regido por la Constitución ni por

leyes de la Nación, ni sobre tratados con potencias extranjeras. No hay litigios

obre almirantazgo, jurisdicción marítima, extranjería, ni en que la Nación sea

parte. No hay causas de vecindad: no se trata de vecinos de

diferentes provincias, sino de ciudadanos del distrito judicial N° 2 contra

propietarios con domicilio en el mismo. No hay un conflicto entre poderes

públicos, ni contra ninguno de ellos.

Discurre sobre la competencia y organización federal, sosteniendo

que el tema convoca el de la organización federal como base sobre la que se

asienta el diseño competencial, aseverando que nunca puede ser atentatorio al

régimen autónomo de las provincias el ejercicio legítimo por la Nación de las

facultades que le ha sido expresamente delegadas en aquélla, por más que

tales facultades deban ejercitarse en el territorio mismo de los estados

autónomos.

En cuanto a las pautas de atribución de competencia: CPCC y Ley

10.160, recuerda que como explicó en la demanda y conforme la prueba

cautelada en “Ministerio Público Fiscal s/ Aseguramiento de pruebas”, CUIJ 21-

02933964-0, la propiedad del territorio insular corresponde a personas privadas,

entre tales, ciertas domiciliadas en esta ciudad de Rosario o del distrito judicial

N° 2.

Recuerda que dijo entonces que este tribunal reviste competencia

territorial por tratarse de daños ambientales indirectos que pertenecen a la


esfera ordinaria extracontractual (arts. 4 CPCC 2 y 69 LOPJ 10.160 y

modificatorias), a las personas domiciliadas en el distrito judicial N° 2; y que la

fuente del daño son sujetos con domicilio también en esta jurisdicción.

Y que también apuntó que, por lo demás, el objeto de la pretensión

es mere declarativa, figura tipificada en el artículo 1 del CPCC de Santa Fe, que

comienza determinando que “El poder jurisdiccional en lo civil y comercial será

ejercido por los jueces que establezca la ley orgánica de los tribunales, de acuerdo

con sus normas y las disposiciones de este código”.

Por lo cual, señala que así convergen en el tribunal competencia

material (1 inc. 2 y 69LOPJ), personal (1, inciso 4 LOPJ y at. 4 CPCC ) y territorial

(1, inc. 1 y 60 LOPJ), por lo que de acuerdo a lo que se viene exponiendo, no

corresponde aplicar la competencia federal a la resolución de la presente acción

mere declarativa.

Entendiendo el presente conflicto como una cuestión de competencia

ordinaria, señala que cabe interpretar las pautas de competencia que

establece el Código Procesal Civil y Comercial para determinar la competencia de

este Tribunal para resolverlo.

Consigna que el artículo 1 del CPCC le encarga a los jueces

ordinarios “actuar aún en los casos en que no exista una lesión actual, cuando la

incertidumbre respecto de una relación jurídica, de sus modalidades o de su

interpretación cause un perjuicio a quien tenga un interés legítimo en hacerla

cesar”. Que según este extracto, este Tribunal es competente para resolver

demandas mere declarativas, como lo es la presente.

Que a su vez, el artículo 4 del CPCC establece distintas pautas de

demandabilidad, a elección del actor. El juez del lugar en que deben

cumplirse las obligaciones que se demandan. El juez del lugar en que se

realizó el hecho, acto o contrato que las origina. 3. El juez del lugar del domicilio

del demandada o el de cualquiera de ellos si fuesen varios y las obligaciones


indivisibles o solidarias. Que el cumplimiento de cualquiera de estas pautas es

suficiente para que, como parte actora, elija al juez de esta ciudad de Rosario.

Que, además, en este caso, entiende que se cumplen cada una de ellas.

Respecto al primer punto, destaca que esta demanda mere

declarativa, que como tal, no pretende inmediatamente el cumplimiento

de obligaciones. Pero que sin embargo, aquellas obligaciones que de

manera mediata puedan surgir a partir de futuras demandadas por parte de los

afectados será de cumplimiento en este distrito judicial N° 2. En cuanto a la

segunda pauta de demandabilidad, refiere que es importante destacar -una vez

más- que el hecho que origina esta demanda es la afección a las personas

domiciliadas en el distrito judicial N° 2. Y señala, que este punto es necesario

explicarlo en mayor profundidad a los fines de no generar una confusión con

respecto al otro “hecho” que se invoca en la demanda: la omisión del deber de

cuidado de la función ambiental de la propiedad, que implica un ejercicio

abusivo del derecho.

Manifiesta que por un lado, tenemos que el daño se produjo en el

distrito judicial N° 2, pero que la omisión del deber de cuidado de la función

ambiental de la propiedad se presentó en los departamentos de Victoria y

Gualeguay, Entre Ríos. Que según lo sostiene la demandada, por la

teoría de la ubicuidad correspondería entender que el lugar en que se

realizó el hecho es la Provincia de Entre Ríos. Y que, no comparte la

interpretación de la demandada. Que previo a explicar los fundamentos de

esta disidencia, explica cual es la postura de la doctrina y jurisprudencia. Que la

doctrina explica que el lugar en que se realizó el hecho, acto o contrato que

origina una demanda debe entenderse como “donde ocurrió el delito o

cuasidelito, el acto lesivo o, en general, donde se llevo a cabo la conducta

lesiva que origina el reclamo”. Que en el mismo sentido, la jurisprudencia

explica que en la demanda resarcitoria de daños es competente el juez del


lugar donde se cometió el delito o cuasidelito.

Afirma que en este caso, el acto lesivo claramente ocurrió en el

distrito judicial N° 2, pues es donde se produjeron las lesiones a los bienes

individuales personales y patrimoniales. Respecto al lugar donde ocurrió o se

cometió el delito o cuasidelito, apunta que es necesario una explicación más

extensa para poder determinarlo. Que la teoría de la ubicuidad pretende responder

la pregunta sobre dónde se cometió un delito cuando la manifestación de voluntad,

el resultado y la relación causal que los une suceden en distintas jurisdicciones.

Que viene a dar una explicación intermedia entre la teoría de la actividad o de la

manifestación de la voluntad y la teoría del resultado. Que si bien estas teorías

son mayormente estudiadas para los delitos penales, nada obsta a que no sean

aplicadas para los delitos y cuasidelitos civiles. Que incluso así fue propuesto por

la demandada. Que la teoría de la actividad o de la manifestación de voluntad

sostiene que “será aplicable la ley del lugar en que se exterioriza la acción

prohibida o se omite la acción debida”. Que según esta idea, el lugar en que se

habría realizado el hecho hubiera sido la Provincia de Entre Ríos, porque es

donde se omitió la acción debida. Pero que la teoría del resultado tiene otra

concepción: se basa en la lesión del bien jurídico, por lo tanto, el lugar donde se

produzca la lesión determinará la ley aplicable al hecho. Que en este sentido, el

lugar donde se realizó el hecho sería el distrito judicial N° 2, ya que aquí se

produjo la lesión de bienes individuales de las personas domiciliadas en este

distrito.

Indica que la teoría de la ubicuidad viene a fijar una postura mixta y

propone que se entienda que el lugar de comisión del delito o cuasidelito es tanto

aquel donde se realizó la acción, o se omitió la acción debida, como aquel lugar

donde se produzca la lesión. Y que, por ende, bajo la teoría de la

ubicuidad, puede considerarse que el lugar donde se realizó el hecho que dio

origen a esta demanda podría ser tanto aquel dónde se omitió la acción
debida-departamentos de Victoria y Gualeguay, Entre Ríos- como también

donde se lesionaron bienes individuales personales y patrimoniales -distrito

judicial N° 2-.

Considera que, en este caso puntual, corresponde tener por lugar

de comisión del hecho al lugar donde se lesionaron los bienes individuales y se

afectaron derechos individuales homogéneos. En primer lugar, porque no existe

otro proceso judicial que tenga por objeto los derechos individuales

homogéneos de los ciudadanos del distrito judicial N° 2 de la Provincia de

Santa Fe que se hayan visto afectados por los incendios de las islas del Delta

del Paraná ubicadas en los departamentos de Victoria y Gualeguay. Y porque

aún en caso de que a futuro exista otro proceso en la jurisdicción de Entre Ríos

con la misma pretensión, este Tribunal es el que intervino en primer lugar

y, en consecuencia, le corresponde la competencia.

Invoca que asimismo, la determinación del lugar de comisión del

hecho en el distrito judicial N° 2 encuentra respaldado en la facultad originaria

de las provincias de resolver los conflictos que sucedan entre sus propios

vecinos. Que el presente conflicto por el cual se insta la actuación de la justicia

ordinaria tiene como partícipes a ciudadanos de esta provincia de

Santa Fe: personas domiciliadas en el distrito judicial N° 2 que hayan visto

afectados sus derechos individuales y aquellas personas domiciliadas también

en este distrito que son propietarios de terrenos en los departamentos de

Victoria y Gualeguay donde se registraron incendios.

En base a esto, alega que, interpretar que el lugar de realización

de los hechos fue el lugar donde se produjeron las lesiones a los derechos

individuales homogéneos que se intentan proteger sería una solución armónica

con la Constitución Nacional porque respetaría la facultad originaria de Santa

Fe de resolver los conflictos que sucedan entre sus propios vecinos.

Justifica por último, que esta solución también se explica con


argumentos de economía procesal. Considerando que la parte actora es la

Fiscalía Extrapenal del distrito judicial N° 2, que actúa en protección de los

derechos individuales homogéneos de los ciudadanos domiciliados en este distrito

y que todos los demandados son personas domiciliadas en este mismo distrito,

aduce que es conveniente interpretar que los hechos fueron realizados en el lugar

donde se produjo la lesión a los bienes jurídicos individuales que se intentan

proteger, lo que sucedió, también, en el distrito judicial N° 2.

Refiere que, de este modo, una mayor proximidad de las partes con

la sede judicial reducirá los costos del proceso y facilitará la inmediatez

y la celeridad procesal.

Sobre la tercera pauta de demandabilidad, acota que no son

necesarias mayor explicaciones, dado que todos los sujetos demandados tienen

domicilio en este distrito judicial N° 2.-

Argumenta sobre la inaplicabilidad de reglas de competencia de la

órbita penal, a partir de que la excepción trae también el fallo recaído en

la cuestión de competencia “Incompetencia-Ambientales (denunciante

Daulón, Santiago Andrés)”, N° 663 de fecha 22.08.2022, CUIJ 21-08912362-0,

confirmado por la alzada.

Sostiene que este, como los otros fallos referidos, conciernen a

daños ambientales directos, no siendo por tanto aplicable en este caso. En sede

penal se investigaba era el delito previsto en el art. 55 de la Ley 24.051 (tipificado

como “contaminación del ambiente de un modo peligroso para la salud”). Que

estamos frente a una norma que integra el sistema penal y forma parte de la Ley

de residuos peligrosos; y que, por lo demás, el fallo se integra con reglas que son

específicas del proceso penal: non bis in idem, entre otros. Que son dos

paradigmas diferentes, el penal y el civil. Que en lo penal, se analiza la

culpabilidad del imputado desde un contexto restringido que lo lleva al deber de

afrontar condenas como la pena privativa de la libertad. Y que, en esta demanda


se pretende un objeto completamente diverso.

Formula un desarrollo sobre el rol de la Fiscalía en cuestiones no

penales, explicando, -con cita de Calamandrei-, que en el proceso civil la

participación del ministerio público tiene la finalidad de suplir la no iniciativa de

las partes privadas o de controlar su eficiencia, siempre que, por la

especial naturaleza de las relaciones controvertidas, pueda temer el

Estado que el estímulo del interés individual, al cual está normalmente

encomendado el oficio de dar impulso a la justicia civil, pueda o faltar del todo o

dirigirse a fines distintos del de la observancia de la ley. Señala que el diseño

de este sistema en nuestro país gira en torno al art. 120 de la Constitución

Nacional, que establece que: “El Ministerio Público es un órgano independiente

con autonomía funcional y autarquía financiera que tiene por función promover

la actuación de justicia en defensa de la legalidad de los intereses generales de

la sociedad en coordinación con las demás autoridades de la República....”.

Puntualiza que por eso se diseña en una forma bicéfala, con un Ministerio

Público fiscal que custodia la acción penal pública y los intereses colectivos, y

un Ministerio Público pupilar que tiene por objeto la protección de los sectores

desprotegidos de la sociedad. Que no debería sorprender, en absoluto, que un

órgano constitucional (incluso, en nuestra Provincia, lo preside la Procuración

General que integra nada menos que la Corte Suprema de Justicia, art. 85 de la

Constitución Provincial) promueva la actuación de la Justicia en defensa de los

intereses generales de la sociedad y de la legalidad. Que el esquema

normativo se integra con el Código Civil y Comercial de la Nación (arts. 12, 33,

35, 63, 70, 103, 128, 129, 130, etc.) y leyes especiales.

Manifiesta que otra tópica inaplicable es la jurisprudencia citada.

Que del análisis de los fallos traídos por el excepcionante se extrae su olímpica

inaplicabilidad al bajo examen; que todos ellos tienen en común que la

pretensión de la parte actora tenía por objeto el daño ambiental de incidencia


colectiva, tendente a su prevención y/o reparación, mas no invocaban la lesión de

bienes individuales y la afección a derechos individuales homogéneos.

En cuanto a la seguridad jurídica invocada por la demandada, con

fundamento en evitar sentencias contradictorias, invoca que la CSJN también ha

previsto esta situación. Que en la mencionada Resolución del 20.06.2006 del

precedente “Mendoza Beatriz”, la Corte decidió que en las pretensiones que

tengan por objeto la afección de los derechos individuales la competencia del

tribunal se determinará según quién sea el Estado demandado, pudiendo ser

federal si era el Estado Nacional u ordinaria si era el Estado Provincial. Que

descartó la acumulación de pretensiones contra ambos legitimados pasivos en un

mismo proceso a los fines de obtener la competencia federal, argumentando que

tal estrategia procesal sería contraria a las disposiciones de la Constitución

Nacional y, por ende, a su estructura republicana y federal. Que así las cosas, el

hipotético caso planteado por la codemandada de que vecinos de otras

localidades o provincias puedan iniciar un proceso con la misma pretensión que el

presente no puede ser considerado causa suficiente para alterar la regla principal

de competencia ordinaria, y derivar su resolución a la competencia federal, que se

trata de un fuero de excepción

4. A fs. 162 vta. comparece y contesta demanda Luis Carlos Perez,

quien a pesar de reconocer encontrarse vencido el plazo para oponer excepción

de incompetencia, adhiere al planteo del Dr. Dana y deja expresa constancia de

que no consiente la competencia de este tribunal.

5. Por decreto de fecha 04.12.2023, se designa fecha de audiencia

de Vista de Causa (art. 413 inc.5° del C.P.C.). Notificadas debidamente todas las

partes (según SISFE), se celebra la AVC, a la que comparecen la Dra. María

Laura Martinez por la parte actora; el Dr. Julian Dana por el codemandado

Ramiro Costa; el Dr. Federico Tjor por el codemandado Carlos Sidoti; el

codemandado Enzo Vignale, con el patrocinio del Dr. Rodolfo Razzari;


la Dra. Angélica Arozena por la codemandada Amelia Barinotto; el Dr.

Diego Czarny por el codemandado Jose Maria Vincenti; la

codemandada Susana Capone, con el patrocinio del Dr. Lucas

Zugarramurdi; la Dra. Maria Milva del Rosario Sanchez por el

codemandado Federido Muller; y, Dra. Nair Chemes, por la Provincia de Entre

Rios. Firme y consentida la integración del Tribunal por todas las partes, las

partes en el incidente de incompetencia proceden a alegar, pasando los

autos al dictado de resolución.

Y CONSIDERANDO:

De los términos de la demanda, a cuya exposición de los hechos

se debe atender de modo principal para determinar la competencia (doctrina de

Fallos: 306:1056 y 308:1239 y 2230-), se desprende que el objeto de la acción

consiste, principalmente, en la declaración de responsabilidad ambiental por

daño indirecto a la salud y bienes de los habitantes del Distrito Judicial N° 2

(con sede en Rosario, Provincia de Santa Fe), por parte de ciudadanos del

mismo Distrito Judicial, que tienen propiedades en las islas del Delta del Paraná

(en los departamentos de Victoria y Gualeguay), en los cuales se produjeron

incendios, con causa en su omisión de observancia del deber de

responsabilidad ambiental sobre sus propiedades. Ello, con independencia de la

geo-localización o lugar donde se encuentre el factor degradante y/o

contaminante, considerando que el acto lesivo a bienes individuales personales

y patrimoniales ocurrió en el Distrito Judicial N°2 (cfr. pauta de demandabilidad

inc. 2 del art. 4 CPCC) a causa de actividades y/u omisiones cometidas por

ciudadanos con domicilio en dicho distrito, siendo facultad originaria de las

provincias la de resolver los conflictos que sucedan entre sus propios vecinos.

El Ministerio Público Fiscal afirma que el presente conflicto es una

cuestión de competencia ordinaria. Ello así, puesto que por el art. 1 CPCC este

Tribunal resulta competente para resolver demandas mere declarativas como lo


es la presente; y porque convergen en este Tribunal competencia material (1 inc. 2

y 69 LOPJ), personal (1, inciso 4 LOPJ y art. 4 CPCC ) y territorial (1, inc. 1 y 60

LOPJ).

En cuanto a la comptencia territorial, refiere que este tribunal reviste

competencia por tratarse de daños ambientales indirectos que pertenecen a la

esfera ordinaria extracontractual (arts. 4 CPCC 2 y 69 LOPJ 10.160), a las

personas domiciliadas en el Distrito Judicial N° 2 y que la fuente del daño son

sujetos con domicilio también en esta jurisdicción.

Señala que el artículo 4 del CPCC establece distintas pautas de

demandabilidad, a elección del actor: 1. El juez del lugar en que deben cumplirse

las obligaciones que se demandan. O bien, 2. El juez del lugar en que se

realizó el hecho, acto o contrato que las origina. O en su caso, 3. El juez del lugar

del domicilio del demandada o el de cualquiera de ellos si fuesen varios y las

obligaciones indivisibles o solidarias.

Entiende que en autos, se cumplen cada una de estas pautas.

La primera de aquéllas porque si bien esta demanda mere

declarativa, como tal, no pretende inmediatamente el cumplimiento de

obligaciones; sin embargo, aquellas obligaciones que de manera mediata

puedan surgir a partir de futuras demandas por parte de los afectados será de

cumplimiento en este Distrito Judicial N° 2. Y respecto de la tercer pauta, refiere

que se verifica porque todos los sujetos demandados tienen domicilio en este

Distrito Judicial N° 2.

En cuanto a la segunda pauta advierte que, por aplicación de la

teoría de la ubicuidad invocada por la excepcionante, puede tenerse por lugar de

comisión del hecho al lugar donde se lesionaron los bienes individuales y se

afectaron los derechos individuales homogéneos. En tren de justificar ello, explica

que la teoría de la ubicuidad pretende responder la pregunta sobre dónde se

cometió un delito cuando la manifestación de voluntad, el resultado y la relación


causal que los une suceden en distintas jurisdicciones, dando una explicación

intermedia o fijando una postura mixta entre la teoría de la actividad o de la

manifestación de la voluntad y la teoría del resultado.

Como consecuencia de ello, indica que el lugar de comisión del

delito o cuasidelito es tanto aquel donde se realizó la acción o se omitió la

acción debida (que en autos serían los departamentos de Victoria y Gualeguay,

Provincia de Entre Ríos –conforme teoría de la actividad-), como aquel lugar

donde se lesionaron los bienes individuales personales y patrimoniales (el

Distrito judicial N° 2, Provincia de Santa Fe -en virtud de la teoría del

resultado-).

De este modo, considera que, en este caso puntual, corresponde

tener por lugar de comisión del hecho al lugar donde se lesionaron los bienes

individuales y se afectaron derechos individuales homogéneos, por ser una

solución armónica con el principio de economía procesal (en virtud de que una

mayor proximidad de las partes con la sede judicial reducirá los costos del

proceso y facilitará la inmediatez y la celeridad procesal) y también, con

la Constitución Nacional (porque respetaría la facultad originaria de Santa Fe de

resolver los conflictos que sucedan entre sus propios vecinos).

También afirma, para fundar la competencia de este Tribunal, que

no existe otro proceso judicial que tenga por objeto los derechos individuales

homogéneos de los ciudadanos del distrito judicial N° 2 de la Provincia de

Santa Fe que se hayan visto afectados por los incendios de las islas del Delta

del Paraná ubicadas en los departamentos de Victoria y Gualeguay, en

propiedad de personas domiciliadas también en este distrito; y que, aún en el

caso de que a futuro exista otro proceso en la jurisdicción de Entre Ríos con la

misma pretensión, este Tribunal fue el que intervino en primer lugar y en

consecuencia, al que le corresponderá la competencia.

Por su parte, el codemandado Ramiro Javier Costa interpone


excepción de incompetencia invocando que, en el caso, en razón de la materia,

deberá intervenir el fuero de excepción -fuero federal- por tratarse de supuestos

de efectiva afección de recursos interjurisdiccionales. Argumenta que, la

interjurisdiccionalidad está dada porque la difusión del viento de la contaminación

generada por las quemas, cuyo foco inicial se encuentra en el territorio de la

provincia de Entre Ríos, afecta recursos naturales (ríos, cuencas, humedales, aire,

fauna, etc.) de carácter interjurisdiccional (Santa Fe, Buenos Aires y Entre Ríos),

dependiendo específicamente de como sople el viento en cada día de incendio.

Funda su postulación en normativas de jerarquía superior y constitucional, entre

ellas el art. 7 segunda parte de la Ley General de Ambiente, distintos fallos

jurisprudenciales y doctrinas, y la posición adoptada por el MPA en autos 21-

08912362-0.

La base de la excepción radica en que por la localización de los

terrenos donde se generan los incendios y la naturaleza interjurisdiccional del

recurso afectado (aire) resulta obligatoria e inexorable la intervención de la justicia

Federal. Y también, por la posibilidad de incurrir en sentencias contradictorias de

distintos fueros de no acogerse la excepción.

Sentado lo expuesto, se advierte que las cuestiones medulares

donde radica la controversia versan sobre:

1. Si corresponde aplicar en la especie las reglas de competencia de

la órbita penal, en atención a lo resuelto en la carpeta judicial “Incompetencia-

Ambientales (denunciante Daulón, Santiago Andrés)” CUIJ 21-08912362-0.

Dichas actuaciones fueron iniciadas a partir de la denuncia radicada

por el Sr. Santiago Andrés Daulón por “...quema de humedales, que generan

dificultades respiratorias y dolor en los ojos a todos los ciudadanos de Rosario”. Y,

por auto N° 663 de fecha 22.08.2022 -que fuera confirmado por la Alzada-, el Dr.

Nicolás Miguel Foppiani, Juez Penal del Colegio de Jueces de 1era Instancia de la

2da. Circunscripción Judicial (Rosario), dispuso declinar la competencia en razón


de la materia y por los hechos denunciados (arts. 50, 59, 60, 61 y 65 del

CPPSF, art. 55 y 58 ley 24051 y art 7 Ley N° 27675) y remitir las actuaciones al

Juzgado Federal de Victoria, Provincia de Entre Ríos, a fin de que este último

continúe la investigación y juzgamiento del delito de “Contaminación del

ambiente de un modo peligroso para la salud” (art. 55 de la ley 24.051).

2. Para el caso de determinarse que lo resuelto sobre

competencia en sede penal no tiene influencia sobre la competencia a dirimir en

este proceso civil; se advierte que, el núcleo del debate en la excepción bajo

examen, radicará en establecer si cuando se afectan recursos ambientales

interjurisdiccionales debe entender inexorablemente el fuero federal, cualquiera

sea la pretensión ventilada, su objeto, el accionante y el destinatario de la

misma (Estado Nacional, Provincial/es y/o particular/es), teniendo en cuenta el

lugar de localización del agente degradante o contaminante para establecer

cual es el juez federal competente -como pretende la excepcionante-; o puede

corresponder, en ciertos supuestos, también la intervención de la justicia

ordinaria cuando, aún frente a la afectación de recursos ambientales

interjurisdiccionales, la pretensión versa indirectamente sobre daños

individuales homogéneos (en el caso, acción mere declarativa de

responsabilidad por daño ambiental indirecto sobre estos derechos), quedando

reservada la aplicación del artículo 7 segundo párrafo de la LGA y, el

entendimiento de la justicia federal, a las pretensiones que, en esos casos,

versen sobre un daño ambiental directo de incidencia colectiva, tendente a su

prevención y/o reparación.

3. En el supuesto de entender que la viable es la segunda opción

-es decir, la propuesta por la accionante-, este Tribunal deberá expedirse sobre

que interpretación cabe dar a la teoría de la ubicuidad invocada por las partes, a

los fines de discernir la influencia que le cabe a la geo-localización del factor

degradante y contaminante de autos en la determinación de la competencia.


Ello, teniendo en cuenta que dicho factor se encuentra primigeniamente en el

territorio de la Provincia de Entre Ríos.

4. Por último, habrá de discernir este Tribunal sobre la posibilidad de

incurrir en sentencias contradictorias de distintos fueros, de no acogerse el planteo

de incompetencia que se formula.

Seguidamente analizaremos estos apartados que configuran la traba

de la litis, en el mismo orden que fueran enunciados:

1. En cuanto a la aplicación en la especie de las reglas de

competencia de la órbita penal, existen posiciones encontradas entre las partes.

El excepcionante, justifica la competencia federal a partir de la

resolución recaída en sede penal, en la carpeta judicial caratulada “Incompetencia-

Ambientales (denunciante Daulón, Santiago Andrés)” CUIJ 21-08912362-0.

En dicha causa, como hemos referido, los “Fiscales del Ministerio

Público de la Acusación” plantean la declinación de la competencia de la

jurisdicción local en favor del Juez Federal Penal que corresponda, a fin de que

este último continúe la investigación y juzgamiento del delito de “Contaminación

del ambiente de un modo peligroso para la salud” (art. 55 de la ley 24.051)

iniciados a partir de la denuncia radicada por el Sr. Santiago Andrés Daulón por

“...quema de humedales, que generan dificultades respiratorias y dolor en los ojos

a todos los ciudadanos de Rosario”.

Para declarar la incompetencia el Juez argumentó “.... se advierte

que la denuncia incoada se encuentra atravesada por hechos que, sin hesitación,

se presentan como contaminantes en la atmósfera, los recursos naturales y la

salud física, con claro e innegable involucramiento territorial de varias provincias y

localidades (Santa Fe, Entre Ríos, Buenos Aires), lo que resulta demostrativo de

la tan mentada interjurisdiccionalidad del riesgo, perjuicio o afectación que marca

la senda interpretativa asignada al art. 58 de la ley 24051 en cuanto determina la

competencia a favor del fuero federal -en sintonía con la jurisprudencia de la


CSJN- … y ...también con el dispositivo acuñado en el art. 7 de la Ley de

Política Ambiental Nacional N° 27675”. E invoca “... A lo dicho se imponen

razones de conexidad, eficiencia y eficacia en las investigaciones en curso, las

que exigen a priori una mirada uniforme por la naturaleza expansiva del

fenómeno.....”.

En razón de lo expuesto el incidentista liminarmente plantea que

resulta aplicable en la especie la teoría de los actos propios, en virtud de que la

misma Fiscalía (MPA) ya fijó en esos autos una postura claramente

contradictoria con el escrito de la presente demanda.

En este punto, y tal como correctamente señala la accionante, no

resulta aplicable la teoría de los actos propios invocada, puesto que la Fiscalía

a su cargo no forma parte del Ministerio Público de la Acusación. Por el

contrario, integra el cuerpo de las llamadas extrapenales (conforme la mutación

del modelo, su transición y la escisión de las incumbencias penales y civiles

dispuesto por las leyes 13.004, 13.013, 13.014 y 13.018), se rige por la Ley

10.160, cumple un rol diferente al del MPA, responde a otra dogmática,

principios y reglas técnicas. Por tales razones, puede procurar en sede civil una

solución diferente a la propiciada en sede penal por un mismo hecho o

situación.

Esa Fiscalía afirma que existe una diferencia entre este proceso

civil de derechos individuales homogéneos y las acciones penales que hayan

sido instadas contra los aquí demandados en el fuero federal. Que los tipos

penales que se haya podido acusar requieren, para su configuración, una

acción en la generación de los focos ígneos. Que el hecho de ser propietario de

un inmueble donde se constató la presencia de fuego que generó daño

ambiental indirecto a ciudadanos del Distrito Judicial Nro. 2 no sería en si

mismo un presupuesto para la imputación de un delito o para dictar el

procesamiento, la falta de mérito o el sobreseimiento de un imputado, en


cambio los presupuesto de responsabilidad de la presente demanda no tienen

relación con una conducta activa, en la generación de focos ígneos para una

actividad productiva, sino la conducta activa o pasiva en la generación del

ecoabuso que hayan hecho de sus propiedades.

Es decir, según la Fiscalía de lo que aquí se trata es que dada la

presencia de fuegos en los inmuebles de titularidad de los demandados, es notorio

que no se adoptaron las medidas relativas a la función ambiental de aquellos, ni

las que preceptúa el art. 1710 del CCCN inc b, y por tanto el ejercicio de sus

dominios resulta incompatible con los derechos de incidencia colectiva cuya

protección se reclama a través de esta acción.

1.1. El análisis de competencia en estos autos puede hacerse

independientemente de lo resuelto en sede penal, por las razones que

seguidamente se indican.

El art. 1774 del CCN, consagra como principio general que la acción

civil y la acción penal resultante del mismo hecho pueden ser ejercidas

independientemente, y luego establece que esta independencia no es absoluta. La

disposición es lógica, pues una tiene por objeto lograr el castigo del delincuente,

en tanto que la otra se propone la reparación de los daños.

Ahora bien, en el caso no están en juego las tradicionales categorías

de responsabilidad penal y civil, sino que se trata de denuncias y reclamos

provenientes de una responsabilidad penal y civil “ambiental”, lo cual impone

repensar la influencia de la sentencia penal en sede civil cuando estás disciplinas

son atravesadas transversalmente por el derecho ambiental, rama joven del

sistema jurídico vigente, que incorpora una nueva visión de los sujetos de

derecho: en la naturaleza y la comunidad como objeto y al mismo tiempo titular de

derechos tutelados1.

1 MORELLO, Augusto M. y CAFFERATTA, Néstor A.: «Visión Procesal de Cuestiones Ambientales» cit., Ps.
17. Ed. Rubinzal-Culzoni.
A partir de la reforma constitucional de 1994, los artículos 41° y

43° de la CN jerarquizan el cuidado del medio ambiente a través de la

protección directa del mismo consagrando además el amparo colectivo como

primer remedio a los daños ambientales. Asimismo la Ley 25.675 General del

Ambiente introduce en nuestro Derecho una serie de reformas estructurales, al

consagrar legalmente las categorías del daño ambiental colectivo, la

introducción de los principios de precaución y prevención y un régimen especial

de responsabilidad colectiva ambiental, como además procesal o ritual, dando

forma definitiva al denominado proceso ambiental colectivo, en punto a la

legitimación de obrar activa, perfil del juez, medidas cautelares, régimen

probatorio y efectos de la cosa juzgada.

Conteste con ello, el Código Civil y Comercial protege al medio

ambiente a través de los artículos 14°, 240° y 241° y consagra los deberes de

prevención del daño y reparación del mismo en el Título 5°, Sección 2da.:

función preventiva y punición excesiva, artículos 1710 , 1711 , siguientes y

concordantes.

En cambio, el derecho penal reprime conductas, no las previene.

En materia ambiental, la responsabilidad penal surge por la comisión de un

delito, esto es, una acción, típica, antijurídica y culpable o violatoria de

preceptos jurídicos, dirigida a trastornar nocivamente el ambiente y se traduce

en la aplicación de una sanción penal. En la mayoría de los casos se trata de

temas complejos que muchas veces ponen en crisis dogmas del Derecho Penal

clásico. La intervención del derecho penal debe ser de ultima ratio, mínima pero

eficaz y lo suficientemente disuasiva para que cumpla una función preventiva.

Actualmente, en la normativa argentina no hay un tipo penal que

proteja el ambiente por sí mismo. Si bien se establecieron tipos penales que

pueden relacionarse con la protección del ambiente, hasta el momento, para

que se concrete el delito de contaminación, se requiere que las acciones de


envenenar, adulterar o contaminar pongan en peligro el bien jurídico salud. Esto

es lo que dispuso el legislador del año 1921 cuando redactó el art. 200 del Cód.

Penal y en el año 1992 cuando describió los arts. 55 y 56 de la ley 24.051 de

Residuos Peligrosos, que es la normativa que aplicó el juez penal, y la que

mayormente rige la resolución de los conflictos penales ambientales

interjurisdiccionales, estableciendo la competencia federal para su aplicación (arts.

58 y 1 ley 24051).

Es por ello que en nuestro sistema normativo, la defensa al ambiente

se tutela fundamentalmente a través de otras ramas como el derecho

constitucional, el civil y el administrativo, que poseen instrumentos mucho más

eficientes para prevenir que el derecho penal.

En materia de responsabilidad civil, a partir del nuevo paradigma de

la constitucionalización del derecho privado (artículos 1° y 14° del CCCyC), que

ensancha fronteras y contenidos, para comprender pretensiones reparatorias,

preventivas y precautorias; se cambia la naturaleza esencial del Derecho de

Daños, que salta de patrimonial y personal individual, a personal plural, de

dimensiones colectivas; y -como se dijo- también se registran mudanzas en la

visión de los sujetos de derecho: en la naturaleza y la comunidad como objeto y al

mismo tiempo titular de derechos tutelados2.

Lo expuesto alcanza para poder comprender el fenómeno desde

distintas órbitas (la penal y la civil, en el caso) y ofrecer distintas soluciones.

A mayor abundamiento adviértase que, al igual que la 24051, existe

otra ley -ley 256123- que regulan la misma actividad de generación, transporte,

tratamiento y disposición final de residuos peligrosos o provenientes de la industria

2 MORELLO, Augusto M. y CAFFERATTA, Néstor A.: «Visión Procesal de Cuestiones Ambientales» cit., Ps.
17. Ed. Rubinzal-Culzoni.
3 Sancionada el 3 de julio de 2002, promulgada parcialmente el 25/07/2002 y publicada en el Boletín Oficial el
29/07/2002. Es una ley de carácter mínima ambiental -dentro del nuevo marco legal establecido por la
Constitución Nacional reformada en 1994- sobre la gestión integral de residuos de origen industrial y de
actividades de servicios, de aplicación en todo el territorio nacional; a diferencia de la Ley 24051, que es una ley
de carácter mixto, puesto que tiene la particularidad de ser una ley local, federal y común.
y de actividades de servicio, que fija distintas pautas de competencia (local)

para conocer en los conflictos de índole civil derivados de dicha actividad.

Es por todo ello que, para dirimir la competencia en materia de

responsabilidad ambiental civil en los presentes autos, habrá de estarse a las

directivas de los artículos 41, párr. 3, 75 inciso 30, 121 y 124 de la Constitución

Nacional y el 7 de la ley 25675 y el art. 55 de la ley 25612, que establecen

como regla la competencia local. Ello sin perjuicio de ponderar si, por las

características del caso, corresponde aplicar la excepción prevista en el art. 7,

segundo párrafo, de la LGA.

2. Sentado lo precedente; se pasará a analizar si por el hecho de

encontrase afectados recursos ambientales interjurisdiccionales, entre las

circunstancias que rodean la presente demanda, debe entender

inexorablemente el fuero federal o puede conocer la justicia ordinaria.

2.1. Liminarmente cabe señalar, que resulta indiscutible que la

contaminación del aire generada por los incendios de referencia, tuvo su origen

en un área geográfica determinada -Provincia de Entre Ríos-, que más allá de

ella, se extendió a provincias vecinas -Santa Fe y Buenos Aires-, a sus

humedales, ríos, flora, fauna, ambiente y población.

Sin embargo, si bien efectivamente el planteo de la demanda parte

de la degradación o contaminación de recursos ambientales

interjurisdiccionales (el aire), seguidamente introduce una cuestión novedosa,

como objeto de la pretensión, que resulta necesario ponderar a los fines de

dirimir la excepción y la competencia de este Tribunal.

En tal sentido, en un primer abordaje, se observa que a través de

esta acción se persigue la declaración de responsabilidad de vecinos de una

provincia, por la participación que pueda corresponderles, en la causación

indirecta de daños a la salud o a los bienes de otros vecinos de su misma

provincia, en razón de la inobservancia de la función ambiental de la propiedad


que los primeros poseen en extraña jurisdicción.

Así surge de la demanda al sostener que “El objeto de la acción

consiste en determinar la existencia de la relación jurídica que vincula a los

mencionados propietarios de tierras en las islas con los perjuicios sufridos o a

sufrir por los ciudadanos del Distrito judicial N° 2 con causa en la contaminación

del ambiente”. (fs. 1).

A tal fin, la vía escogida para el reclamo es la acción mere

declarativa, regulada en el artículo 1 del Código Procesal Civil y Comercial de la

Provincia de Santa Fe, en tanto preve que “…. El poder jurisdiccional ….. Deberá

actuar aún en los casos que no exista una lesión actual, cuando la incertidumbre

respecto de una relación jurídica, de sus modalidades o de su interpretación

cause un perjuicio a quien tenga interés legítimo en hacerla cesar …”.

Es decir, específicamente, lo que se pretende a través de esta acción

mere declarativa, es determinar la existencia de una relación jurídica que vincule a

ciudadanos de una misma provincia por el daño ambiental indirecto del que son

responsables unos (por no haber hecho nada para prevenir, paliar o evitar la

contaminación del ambiente originada en su propiedad) y víctimas los otros, aún

cuando el agente contaminante se encuentre emplazado o ubicado fuera de esta

provincia.

Pero avanzando en el análisis de la pretensión, se advierte que la

misma se presenta también como un medio para obtener un fin, cual es el dictado

de una sentencia que importe “.... un elemento constitutivo de los eventuales

reclamos dimanados de la violación de los intereses generales o los derechos

individuales homogéneos, de orden patrimonial o extrapatrimonial”( fs. 2 vta).

Se busca el bienestar de la comunidad que conforma el Distrito

Judicial N° 2 de la Provincia de Santa Fe (según LOPJ), a partir de una pretensión

que, de ser acogida por el Tribunal Provincial, permitirá el acceso a justicia de los

ciudadanos que hayan visto o vean afectados su salud o sus bienes, por la
contaminación del aire generada, entre otros, por sus propios vecinos en las

condiciones señaladas. Como señala la Fiscalía “... este proceso configura una

primera etapa cuyo objetivo es, en función de los intereses generales

representados, traducidos en intereses individuales homogéneos, asumir

legitimación activa justificada, en primer lugar por el resguardo del acceso a la

justicia del colectivo involucrado”.

Cabe poner de relieve que: no estamos frente a una pretensión

colectiva que, de manera directa, se proponga preservar o recomponer el medio

ambiente, o evitar que se lo altere o destruya. No se busca en el caso precaver

o recomponer la contaminación del aire (recurso ambiental de carácter

interjurisdiccional) provocada o a provocarse por los incendios en los

humedales, con miras a la eventual afectación que podrían sufrir los vecinos de

distintas provincias por esta causa. Menos aún se persigue que se declare

inconstitucional alguna ley contraria a las normas y principios ambientales.

Tampoco nos encontramos frente a una acción individual, limitada

al daño diferenciado del actor y que busca una sentencia inter partes que

condene al pago de una indemnización dineraria. Al respecto la accionante deja

aclarado que se trata de una pretensión no cuantificada, al decir que “.... la

demanda no tiene contenido económico, ya que toda estimación de monto de

daños excede el contenido pretensional de ésta”.

Finalmente, no se configura en la especie ninguno de los casos

expresamente contemplados en las normas constitucionales (artículos 116 y

117 CN y sus leyes reglamentarias, Ley 48, Decreto Ley 1285/58 y sus

modificaciones), que justifiquen la intervención de la competencia federal, la

cual es limitada y de excepción. La declaración de daños indirectos individuales

a la salud de los habitantes locales provenientes de actividades u omisiones

cometidas por ciudadanos con domicilio local, no parece encuadrar en el elenco

enunciado por el art. 116, por el cual el constituyente claramente quiso


seleccionar materias que se estiman de interés del estado nacional. La causa no

versa sobre litigios sobre almirantazgo, jurisdicción marítima, extranjería, ni que en

otra Provincia o la Nación sea parte. No hay causas de vecindad: no se trata de

vecinos de diferentes provincias, sino de ciudadanos del distrito judicial N° 2

contra propietarios con domicilio en el mismo. No hay un conflicto entre poderes

públicos, ni contra ninguno de ellos.

Por todo lo expuesto, tal como se principió diciendo, esta acción

-vinculada a la problemática medioambiental-, reúne características novedosas y

diferenciadas de otras que ya han sido tratadas y resueltas por Tribunales de todo

el país y por la CSJN en precedentes que fueron citados por las partes.

Precisamente la novedad radica en que se realiza un recorte del conflicto a un

sector de la población, que tiene domicilio en una misma jurisdicción, con el fin de

dar soluciones efectivas y de carácter parcial, a un problema de larga data y difícil

solución, proponiendo un nuevo tratamiento de los conflictos ambientales

compartidos por más de una jurisdicción o interjurisdiccionales, pero esta vez

circunscribiéndolo a que el sujeto dañador y el sujeto dañado pertenezcan a una

misma jurisdicción, sin perjuicio de que el lugar de donde proviene la

contaminación esté ubicado en otro territorio provincial y de las personas que

pueda afectar.

En resumen, el núcleo del debate en esta excepción radica en

determinar si por razón de la materia en este proceso, cuya pretensión versa en

forma mediata sobre daños indirectos a derechos individuales homogéneos,

resulta aplicable -ponderando las restantes circunstancias del caso-, el artículo 7,

segundo párrafo, de la LGA.

En consonancia con ello, vale traer a colación lo señalado por la

Fiscalía Extrapenal, en el sentido que los pronunciamientos jurisprudenciales

invocados por la excepcionante, -a los cuales nos remitimos en orden a la

brevedad (están reseñados en los vistos)- para sustraer la causa de la Justicia


local, abordan problemáticas diferentes a la aquí planteada, al resolver

cuestiones de competencia en daños ambientales directos con fundamento en

el artículo 7, segundo párrafo, de la LGA.

Respecto de la aplicación de la doctrina sentada en el fallo

“Mendoza”, la CSJN explica que el artículo 7 de la LGA prevé la

competencia federal cuando se afecten recursos ambientales

interjurisdiccionales en tanto la pretensión tenga por objeto el daño ambiental

directo, es decir, el de incidencia colectiva. Pero seguidamente asienta un

concepto fundamental para resolver la competencia cuando las prentensiones

versen sobre daños individuales homogéneos, al establecer: “Que esa

declaración, en cambio, no se extiende a la pretensión que tiene por objeto la

indemnización de los daños individuales que los demandantes invocan sufrir en

sus derechos patrimoniales y extrapatrimoniales. En efecto, por un lado, en

asuntos de esa naturaleza debe descartarse la presencia de una cuestión que

corresponda a la competencia federal por razón de la materia”.

Siguiendo la doctrina citada, ante la contundente diferenciación

que la Corte realiza entre daños directos e indirectos en el fallo “Mendoza”

(que sienta las bases de la edificación de la doctrina jurisprudencial ambiental

en nuestro país), si las causas que versan sobre daños ambientales indirectos

están asignadas a la justicia provincial, con mayor razón la presente acción

mere declarativa de responsabilidad ambiental sobre esos daños individuales

homogéneos debe tramitar en sede local. Queda por verse,

entonces, si ello alcanza para justificar la pretendida intervención de la Justicia

local.

2.2. No se pierde vista que, ante una eventual declaración de

competencia y admisión de la acción, se estaría tangencialmente incidiendo en

la conducta de los ciudadanos del Distrito Judicial N° 2, en términos de

prevención, preservación, resguardo y/o recomposición de los recursos


medioambientales que involucran sus dominios en las islas. Pero claramente, ese

no es el eje central o el objeto directo o indirecto de esta acción; y los positivos

efectos colaterales sobre el medioambiente, que un decisorio de esta índole

pudiera entrañar, resultan sólo aspiracionales.

Desde la óptica de la trascendencia, la acción también puede ser

leída como una estrategia consistente en ir de lo particular a lo general, de lo local

a lo nacional, para construir un modelo original, que de ser considerado valioso y

replicado en otras jurisdicciones, genere una herramienta más que -sumada a las

existentes- coadyuve a atender a la preservación global del ambiente.

Pero este ejercicio de pensamiento lateral, no hace otra cosa que

volver a ubicarnos en la naturaleza disruptiva del planteo de la Fiscalía

Extrapenal. Planteo que reiteramos, tiene por fin inmediato obtener una

declaración acerca de la existencia de una relación jurídica entre ciertos sujetos

que genera responsabilidad ambiental, y por objeto mediato, facilitar a

determinados ciudadanos acceder a una reparación de daños y perjuicios a través

del pago de una indemnización sustitutiva.

Todo lo apuntado compele a este Tribunal a asumir la actitud

proactiva que la importancia del derecho a un ambiente sano requiere.

En tal cometido, se adelanta que no se pueden abordar nuevos

planteos con viejos paradigmas. Conteste con ello, se ha dicho que “si solo

consideramos al derecho ambiental como un conjunto de aportaciones destinadas

a aggiornar cosméticamente a las disciplinas jurídicas existentes con el fin de

acomodar sus estructuras y funcionamientos a las nuevas exigencias de las

sociedades modernas jaqueadas por la problemática ambiental, tendremos solo

una visión parcial. Y muy probablemente quedemos encorsetados en los modos y

procedimientos de los institutos jurídicos preexistentes, sin poder romper esa

especie de obsesión que muchas veces sufrimos los operadores del derecho,

rehusándonos a cuestionar o transformar los mínimos, sin asumir la necesidad de


brindar, antes nuevas demandas de la sociedad, nuevas respuestas jurídicas”4

También, bajo una mirada integradora, se ha sentado que “La interpretación de

cada artículo y de cada ley no puede hacerse en forma aislada para su fin

inmediato y concreto, sino que debe integrarse con el ordenamiento jurídico

restante y principalmente con los principios y garantías de la CN. La tarea del

intérprete no puede cumplirse en el plano conceptual de las normas y con el

solo recurso de la lógica, pues no se trata de llegar a una solución que no sea

contradictoria, por estar dentro de las posibilidades legales, sino a una solución

que, además, sea justa. En otras palabras, la interpretación de las normas debe

siempre ineludiblemente contribuir al afianzamiento de la justicia que en

definitiva, es su norte. Es que en rigor, el juez nunca aplica una norma aislada,

sino la totalidad del ordenamiento jurídico del que depende su sentido”5

Todo lo cual persuade que el conocimiento de esta particular

causa por el fuero federal, tal como ha sido planteada, no resulta inexorable,

apareciendo la esfera local como una alternativa viable para entender en la

misma.

Más aún si tenemos en cuenta que nuestra Corte Suprema

Nacional se ha pronunciado en materia ambiental, dejando establecido que

corresponde reconocer a las autoridades locales la facultad de aplicar los

criterios de protección ambiental que consideren conducentes para el bienestar

de la comunidad para la que gobiernan (Fallos: 318:992). Tal conclusión cabe

extraerla de la propia Constitución Nacional la que, si bien establece que

le cabe a la Nación dictar las normas que contengan los presupuestos

mínimos de protección, reconoce expresamente en su art. 41, anteúltimo

párrafo, a las jurisdicciones locales en la materia, que por su condición y

raigambre no pueden ser alteradas (Fallos: 329:2280 y 2469; 330:4234).

4 Enrique PERETTI, «La valoración del daño ambiental», en Ricardo Luis Lorenzetti, (Director), Derecho
ambiental y daño, Buenos Aires, La ley, 2011, págs. 369-401.
5 Eduardo Alfredo KOCH, «El derecho a la jurisdicción y la interpretación de las leyes», LL1991-D-21, en
El Código comentado Civil, Comercial y Laboral (Ghersi– Weingarten Directores), Santa Fe, Nova Tesis,
noviembre de 2014, págs. 19-22.
3. A partir de lo expuesto, corresponde analizar la interpretación que

cabe dar a la teoría de la ubicuidad invocada por las partes. Ello partiendo de la

base fáctica que la geo-localización del factor degradante y contaminante se

encuentra en el territorio de la Provincia de Entre Ríos y que el daño se produjo en

el distrito judicial N° 2.

Adhiriendo a los fundamentos vertidos por la Fiscalía Extrapenal, a

los cuales nos remitimos en honor a la brevedad, este Tribunal considera que bajo

la teoría de la ubicuidad, puede considerarse que el lugar donde se realizó

el hecho que dio origen a esta demanda podría ser tanto aquel dónde se

omitió la acción debida -departamentos de Victoria y Gualeguay, Entre Ríos-

como también aquél donde se lesionaron los bienes individuales personales y

patrimoniales -distrito judicial N° 2-.

En tal sentido, en consonancia con el espíritu que guía este decisorio

expresado en el punto precedente, se tendrá por lugar de comisión del hecho el

lugar donde se lesionaron los bienes individuales y se afectaron derechos

individuales homogéneos, cual es el Distrito Judicial N° 2 .

Tal solución se impone, en virtud de la facultad originaria de las

provincias de resolver los conflictos que sucedan entre sus propios vecinos

(conforme con la Constitución Nacional), atendiendo a que la parte actora es la

Fiscalía Extrapenal del Distrito judicial N° 2, que actúa en protección de los

derechos individuales homogéneos de los ciudadanos domiciliados en este distrito

por los daños indirectos a su salud y bienes a consecuencia de los hechos

invocados; y que todos los demandados son personas domiciliadas en este mismo

distrito.

Adhiriendo a lo señalado por la Fiscal Extrapenal, entendemos que

“...resulta conveniente y viable una sola decisión sobre los derechos individuales

homogéneos de los y las ciudadanas domiciliados en la 2da Circunscripción de

Rosario, que hayan visto afectada su salud por la actividad de las quemas”. Como
también que: “.... la falta de acceso de la población a la información que les

permita identificar a los titulares de los terrenos ubicados en las islas, donde se

han registrado focos ígneos atenta contra el derecho de acceso a la justicia,

que se vería agravado por la indeterminación de un criterio acerca de quienes

son los responsables de las afecciones que sufren en su salud”.

En términos de acceso a justicia, es evidente que resultaría muy

dificultoso o casi imposible para los ciudadanos del Distrito Judicial Nro. 2,

iniciar individualmente cualquier acción por sus afecciones a la salud con causa

en la contaminación del ambiente, sin la actividad previa desplegada por la

Fiscalía Extrapenal en las medidas de aseguramiento de pruebas.

4. Resta considerar la posibilidad de incurrir en sentencias

contradictorias de distintos fueros, de no acogerse el planteo de incompetencia

que se formula.

La accionante señala que no existe otro proceso judicial que tenga

por objeto la declaración acerca de la existencia o no de una relación jurídica

entre vecinos de su provincia, que genere en cabeza de aquéllos que omitan

observar la función ambiental de su propiedad localizada en extraña

jurisdicción, el deber de responder a aquéllos otros que, por esta causa, sufran

daños indirectos en su persona o bienes. El excepcionante advierte sobre la

posibilidad de incurrir en sentencias contradictorias de distinto fuero de no

acoger el planteo de incompetencia que formula señalando que existen en la

CSJN disitintos planteos que fueron acogidos y que tratan la presente materia

despelagada por la actora.

Lo cierto es que aún ponderando la referencia genérica de la

existencia de causas que menciona, en los presentes no se encuentra probado

que alguna de esas causas ambientales, haya tenido por objeto idéntica

pretensión a la planteada en los presentes. Reiterando que la novedad del

planteo, merece un tratamiento diferente tal como hemos desarrollado en los


puntos precedentes.

A mayor abundamiento, cabe referir que la Fiscalía Extrapenal

promovió esta demanda mere declarativa contra los Sres. Antonio Cayetano

Gómez, Ramiro Javier Costa, Juan Leopoldo Sanaria, Sócrates Galindo, Laura

Beatriz Becherucci, Luis Carlos Pérez, Jorge R. Casals Sociedad en Comandita

por Acciones, Carlos alberto Sidoti, Enzo Federico Vignale, Raúl Alvaro Morisy y

Rachinsky, Amelia Marta Barinotto, Esteban Ricardo Morist, Julián Marcelo

Luraschi, José María Vicenti, Graciela Capone, Daniel Corvalan, David Sobrido,

Mauricio Sobrido, Federico Patricio Muller, los cuales han consentido la

competencia de este Tribunal. Y sólo uno de los codemandados, en el caso

Ramiro Javier Costa, ha planteado su incompetencia, lo cual evidentemente torna

difuso el argumento del posible dictado de sentencias contradictorias en otro fuero.

5. Otras consideraciones:

El excepcionante manifiesta que la imputación de la Fiscalía atenta

contra su derecho de defensa ya que no ha mencionado o individualizado

debidamente cuantos de los incendios ocurridos en terrenos de Entre Ríos, se

hallan geolocalizados en su propiedad, como así tampoco en que magnitud, ni

proporción contaminante, como para generar presupuestos de responsabilidad en

su contra. Es por ello que señala que aquí no se está ante una responsabilidad

que pueda proyectarse “in Solidum” como si fuera el presupuesto del art 40 de la

LDC. También discurre sobre la dificultad para la determinación del grado de

responsabilidad que les cabe frente a la multitud de agentes contaminadores de

las islas que no tienen domicilio en el Distrito Judicial N° 2. Asimismo, afirma el

incidentista que es el primer perjudicado en referencia a las quemas denunciadas,

ya que su propiedad se vio ostensiblemente disminuida en cuanto al valor

económico por Ha (hectárea), dado los hechos relatados en la demanda; siendo el

obrar deficiente, paupérrimo y negligente de los Estados Provinciales el que

impide detener el supuesto ecocidio y no una conducta omisiva de su parte.


Al respecto, demás está decir que todo ello será materia de la litis,

y no hace a la determinación de la competencia.

Sin embargo no puede soslayarse que, frente a la originalidad del

planteo bajo examen, la determinación de la competencia también deberá

guiarse por la representación del resultado que en la práctica se pueda seguir

de ese pronunciamiento. Como se ha dicho, el juez al momento de dar su

veredicto debe considerar el sentido finalista de la sentencia, que tenga en

cuenta una finalidad con sentido evolutivo, que se produzca una simbiosis entre

las tradicionales interpretaciones exegéticas, de la intención del legislador con

una visión dinámica que busca brindar una respuesta al caso concreto. Es

decir, ir más allá de criterios que miran “hacia atrás, hacia el pasado”, en busca

de los orígenes de la norma, para lograr una interpretación dinámica, que

“actualice” el sentido de la norma, adecuándola a la “realidad viviente” 6

Año tras año vemos reeditarse las quemas en los humedales sin

solución efectiva al ecocidio que se está cometiendo. Por tal razón, no podemos

mantenernos al margen, ya que son cuestiones que nos conciernen y afectan.

El medio ambiente es un bien colectivo. La protección del mismo es un deber

de todos y cada uno de los habitantes, también de los jueces que vivimos en él,

sobre todo ponderando el rol que la sociedad exige a la judicatura moderna. No

podemos ser indiferentes a lo que acontece. Incluso en el marco de una

cuestión estrictamente procesal como la resolución de competencia, cabe

extremar la salvaguarda de derechos fundamentales como la defensa del medio

ambiente.

Tal como lo ha dicho el Sumo Pontífice, resulta indudable que “...

La atenuación de los efectos del actual desequilibrio depende de lo que

hagamos ahora mismo (...) hay responsabilidades comunes pero diferenciales

6Roberto GARGARELLA, «De la alquimia interpretativa al maltrato constitucional. La interpretación del


derecho en manos de la Corte Suprema Argentina». Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de
Investigaciones Jurídicas de la UNAM, pág. 55. Consultado el 15 de mayo de 2015 a través de la web
http://www.juridicas.unam.mx/
(...) Mientras el orden mundial existente se muestra impotente para asumir

responsabilidades, la instancia local puede hacer una diferencia. Pues allí se

puede generar una mayor responsabilidad, un fuerte sentido comunitario, una

especial capacidad de cuidado y una creatividad más generosa, un entrañable

amor a la propia tierra, así como se piensa en lo que se deja a los hijos y a los

nietos”7.(el subrayado nos pertenece).

Conteste con este espíritu, se estima que la declaración de

competencia invita a repensar el abordaje del conflicto medioambiental que nos

ocupa, respecto del cual -hasta el momento- es la sociedad toda la que viene

absorviendo sus externalidades, como es de público y notorio conocimiento.

6. En lo atinente a las costas, atento el éxito obtenido que se

pondera jurídicamente, y en virtud del principio normativo del vencimiento objetivo,

se impondrán a la parte demandada (art. 251, CPCC).

Por todo ello, entiende este Tribunal que la presente acción debe ser

ventilada, en las circunstancias actuales, ante la justicia provincial, en razón de los

artículos 1 inciso 1, 2 y 4, 60 y 69 de LOPJ y artículo 4 del CPCC de Santa Fe.

Ello es así, en tanto las provincias conservan las competencias diversas que no

han sido delegadas al Gobierno Federal (arts. 121 y ss de la Constitución

Nacional, Fallos 328:1257). Sobretodo ponderando que la determinación de la

naturaleza federal del pleito debe ser realizada con particular estrictez de acuerdo

con la indiscutible excepcionalidad del fuero federal.

Por lo tanto, y normas legales citadas, el Tribunal Colegiado de

Responsabilidad Extracontractual de la Segunda Nominación RESUELVE: I)

Rechazar la excepción de incompetencia interpuesta por el codemandado Ramiro

Javier Costa, declarando la competencia de este Tribunal para entender en los

presentes autos. III) Insértese y hágase saber.

7Encíclica Laudato Si’, notas 161, 170 y 179.


BONOMELLI ENTROCASI QUAGLIA

(en

disidencia)

BITETTI

Disidencia del Dr. Quaglia.

Que, sin perjuicio del enjundioso análisis desarrollado por mis

colegas preopinantes, me permito en este caso disentir con sus loables

argumentos.

I.- Así, en primer término advierto cierta subjetividad en la

limitación o delimitación de los sujetos pasivos de la acción, especialmente ante

un daño cuya fuente difícilmente pueda delimitarse o circunscribirse a los

referidos sujetos en el marco de la realidad. En efecto, si bien se plantea la

configuración de una obligación indivisible o solidaria, el propio actor la

parcializa o divide al circunscribirla a determinados sujetos, pretendiendo excluir

de la litis a otros en similar situación fáctica.

Cabe a ello agregar que, si bien asevera el actor que la fuente del

daño son los sujetos comprendidos en este distrito judicial, no advierto que tal

circunstancia se evidencie de los hechos ya que, en realidad, la imputación a

los demandados se funda en su calidad de titulares de determinados bienes y

en las eventuales conductas desarrolladas por éstos con relación, justamente, a

esos bienes. Y, a mayor abundamiento, los inmuebles se ubican en

jurisdicciones diversas a la de este tribunal.


De tal manera, se evidencia que la actividad eventualmente dañosa

se genera en una jurisdicción diferente a aquella en la que se plantea la acción,

existiendo claramente elementos que justifican la competencia en el caso de los

Tribunales Federales, como lo entiende el excepcionante.

Cabe en tal sentido considerar que el propio actor es quien reconoce

en su demanda que los terrenos donde se produjeron incendios no

necesariamente deben localizarse en frente y a una corta distancia del distrito, a

pesar de lo cual en su planteo sólo identifica a aquellos propietarios de inmuebles

domiciliados en esta jurisdicción y, si bien califica los hechos generados como un

ecocidio, llamativamente procura limitar o restringir su planteo a conceptos que me

permito calificar como teóricos o abstractos y que, a través de las reglas de la

sana crítica, advierto que mal pueden condecirse con los padecimientos que han

sufrido los habitantes de la costa del Río Paraná (y no sólo los rosarinos o los que

se domicilian en esta jurisdicción).

II.- De tal forma, sin perjuicio de ponderarse la loable intención de la

actora, así como la de mis colegas preopinantes, entiendo que las limitaciones

subjetivas que se formulan en la demanda no hacen sino desnaturalizar la

pretensión originaria donde mañana el vecino de la provincia de Entre Ríos titular

de un inmueble en el que se desarrolle eventualmente una quema, siempre y

cuando no se domicilie en esta jurisdicción, no quedará alcanzado por la decisión

judicial a la que se arribe, resultando así infructuosa su pretensión, especialmente

en los términos del art. 1710 CCyC y ss. invocado.

En efecto, no debe dejar de ponderarse en este sentido que la

función de la responsabilidad civil, especialmente en el marco de la tutela al

ambiente, no puede limitarse a la reparación de los daños causados, sino que

debe extenderse también a la prevención, admitiéndose una flexibilización en el

principio de congruencia en aras de la mayor tutela posible 8.


8 En este sentido SBDAR, Claudia B.; “Los prinicpios ambientales en la base de las decisiones judiciales”, LA
LEY 09/02/2023 , 1 • LA LEY 2023-A , 327, Cita: TR LALEY AR/DOC/220/2023.
III.- Cabe, a mayor abundamiento, ponderar el ya citado art. 7 LGA

(dada la degradación o contaminación de recursos ambientales

interjurisdiccionales) ya que los perjuicios invocados no se limitan a esta

jurisdicción, sino que (nuevamente conforme las reglas de la sana crítica) se

evidencian como generados en la vecina provincia (donde se producen los

focos ígneos) y afectan otras jurisdicciones (no sólo más allá de nuestra

jurisdicción sino también de la provincia 9), así como también el propio río

Paraná (comenzando por la contaminación visual que se evidencia in re ipsa y

continuando con las demás -que dependerán de la evidencia científica que se

acompañe-), cuya interjurisdiccionalidad se encuentra fuera de cualquier debate

posible.

De tal manera, entiendo corresponde hacer lugar a la excepción

planteada.

IV.- En punto a las costas, en tanto el art. 32 de la ley 25.675

dispone que el acceso a la jurisdicción por cuestiones ambientales no admitirá

restricciones de ningún tipo o especie, en mi criterio, deberán ser impuestas en

el orden causado, morigerando la regla de la derrota objetiva prevista en el art.

251 del CPCyCSF.

Es que, como tienen dicho Junyent Bas y Garzino, en estas

cuestiones “no solamente existe gratuidad en el proceso, sino que no puede

haber restricción de ninguna naturaleza”10. De ahí que con motivo del

acogimiento de una excepción -en el caso de defecto legal-, la Corte Suprema

de Justicia de la Nación resolvió imponer las costas en el orden causado

considerando que "las características de los procesos de esta naturaleza y la

9 https://www.pagina12.com.ar/488962-humedales-vuelven-los-incendios-y-el-humo;
https://www.elciudadanoweb.com/humedal-en-destruccion-incendios-frente-a-san-nicolas-y-topadoras-a-la-
altura-de-puerto-san-martin/, https://www.lacapital.com.ar/la-ciudad/incendios-las-islas-se-estan-quemando-
unas-diez-mil-hectareas-rosario-y-san-nicolas-n10023934.html, entre otros.
10 Junyent Bas, Francisco-Garzino, María Constanza, "Apostillas en torno a los Procesos Colectivos a
propósito de las condiciones de ejercicio de la acción colectiva", Revista de la Facultad, vol. III, nro. 2,
Nueva
Serie II [2012], ps. 83-84 cit. en Morello Augusto Mario-Sosa, Gualberto Lucas-Berizonce Roberto Omar
“Códigos Procesales en lo Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires y de la Nación” tomo II,
Abeledo-Perrot, comentario al art. 78 versión on line.
índole de la cuestión autorizan a dejar de lado el principio objetivo de la derrota" 11.

En esta línea, también la Suprema Corte de la Provincia de Buenos

Aires ha expresado que "… estando comprometido el acceso a la jurisdicción

revisora de este tribunal en un asunto que involucra la tutela jurisdicción frente a

un posible daño ambiental deviene inaplicable la exigencia del depósito previo

previsto por el art. 280 (CPCC Bs. As.)" 12 extendiéndose dicha licencia -en otra

jurisdicción- incluso a los presupuestos de la pretensión cautelar (contracautela) 13.

En consecuencia, debe reconocerse que esa accesibilidad a la

jurisdicción no esté condicionada por restricciones económicas en todo el curso de

la serie procesal, puesto que el art. 32 referenciado supra, no circunscribe su

vigencia al mero ingreso ante los estrados judiciales competentes. Ello se alinea

con la tutela a un ambiente sano consagrada como derecho directamente

operativo en el art. 41 de la CN, norma que debe integrarse en el caso con otro

derecho directamente operativo como lo es el de afianzar la justicia, conforme las

previsiones contenidas en el preámbulo de la Constitución.

La amplitud postulada constituye uno de los pilares del sistema de

preservación y protección que el ordenamiento instituye, y concita, en suma, otra

de las tantas excepciones que prevé la doctrina judicial o autoral en el intento de

brindar de mayor ductilidad al régimen de costas santafesino 14.

QUAGLIA

11 CSJN, 29/08/2006, Asociación de Superficiarios de la Patagonia v. YPF SA y otros s/ daño ambiental,


disponible en www.csjn.gov.ar.
12 SC Buenos Aires, 02-11-2005, Granda, Aníbal y otros v. Edelap SA, ac. 93.412.
13 CCC Corrientes, Sala 4, 03-02-2006, Leiva, Bruno v. Forestal Andina SA s. sumarísimo.
14 García Solá, Marcela en Peyrano, Jorge W. (director) “Explicaciones del Código Procesal Civil y Comercial
de la Provincia de Santa Fe” tomo II, Rubinzal-Culzoni, p. 116.

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