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Clases de Sociedades en

el Derecho Romano
5 Nov 2018

AUTOR: DR. ROBERTO SALGADO VALDEZ

1. Clasificación de las Sociedades dentro del Derecho Romano

En realidad podríamos adoptar un sinnúmero de criterios para dividir o clasificar a las


Sociedades dentro del Derecho Romano, pero vamos a tomar los que nos parecen más
acertados, y éstos son:

Según la extensión del aporte, la finalidad de la Sociedad y la naturaleza del aporte.

a) Según la extensión del Aporte.


•Sociedades universales. En este tipo de Sociedad se aportaban todos los bienes o por lo
menos los determinados en el contrato o de determinado origen.
Dentro de estas Sociedades existían dos clases: a) Omnium Bonorum (Consortium); y, b)
Omnium Quae ex quaestu veniunt. (Questus):
Sociedad Omnium Bonorum (Consortium).“Aquella en que los asociados se comprometen
a poner en común todos sus bienes presentes y venideros. Todas sus deudas se convierten
en carga común”. (Petit, Ob. citada, pág. 407). O sea que comprendía bienes adquiridos
inter vivos y mortis causa. “In societas omnium bonorum omnes res, quae coentium sunt,
continuo communicantur”.“En la Sociedad de todos los bienes presentes y venideros, todas
sus deudas se convierten en carga común”. (Petit, Ob. citada, pág. 407). “En la sociedad de
todos los bienes, cuantas cosas son de los contratantes se hacen inmediatamente comunes”.
(Digesto.- Paulo: Lib. XVII, Tít. II, Ley 1°).
Darío Preciado Agudelo, obra citada, en la página 3 dice con respecto a estas Sociedades:
“La primera sociedad en el sentido propio de la palabra, aún cuando embrionaria, fue el
consortium. Comprendía todos los bienes presentes y futuros de los socios, lo cual
implicaba la absorción de toda actividad que ejecutaran los mismos. Fue una sociedad
familiar en la que la gerencia, si cabe el término, se ejercía por todos y cada uno de los
consortes con efecto para toda la sociedad; estaba limitada a los ciudadanos romanos en
principio y sometida a las reglas rígidas del ius civil. Fundamentaba esta comunidad el
acuerdo de la voluntad explícita de sus miembros pertenecientes a una misma familia, o
ligados por vínculos de amistad. Convino esencialmente en la época en que la actividad de
los asociados era principalmente agrícola”.
“Sus asociados generalmente eran parientes, que para evitarse problemas posteriores
permanecían en indivisión o comunidad de bienes. Esta sociedad era llamada
“Consortium”, y como vemos, apenas difería de la indivisión. Inclusive existió entre
cónyuges”.
El mismo Darío Preciado Agudelo, en la página 5 nos completa sus afirmaciones:
“La societas omnium bonorum se disolvía por la simple renuncia de alguno de sus
miembros, así como por su muerte, y cada socio no podía obrar sino en su propio nombre
con efectos simplemente personales, secuencias lógicas de ese principio de
individualización. Con todo y ello ser así, se debe tener en cuenta que los diversos tipos de
sociedad, como sucesivos, implicaban una transformación lenta, lo cual llevaba a que cada
forma consagrada a principios de su tipo anterior, o los modificara a veces sustancialmente,
accidentalmente otras”.
Sociedad Omnium quae ex quaestu veniunt.(Quaestus).Se conformaba con el aporte o con
los bienes que todos los socios adquirirían a título oneroso o esfuerzo propio, durante la
Sociedad. Según Petit:
“Tuvieron desde muy pronto su utilidad cuando un dueño daba la libertad a varios esclavos.
Estos libertos de un solo patrono o colliberti, que no tenían más recursos que su trabajo,
encontraban, pues, una gran ventaja en poner en común sus esfuerzos y ganancias. (Petit,
Ob. citada, página. 408).
• Sociedades particulares.Eran las Sociedades de pequeño comercio. Los patricios romanos
no desdeñaban tomar parte de ellas, y explotaban casi todo el comercio de la Galia y de
Asia. Se dividían en dos clases: a) Unius Rei; y, b) Alicujus Negotiationis:
Sociedades Unius Rei.Se formaban con el aporte de una sola cosa o de un solo bien o de
varias cosas, pero siempre determinadas. Según Petit.
“Los asociados ponen en común la propiedad o el uso de una o varias cosas determinadas
para explotarlas y repartir los beneficios”. (Petit, Ob. citada, página. 408).
Con respecto a estas Sociedades, Darío Preciado Agudelo, en la página 12 de su obra,
señala:
“Las societas unius rei tuvieron probablemente como punto de partida, dicen ellos, una
relación bastante frecuente en la época antigua, en virtud de la cual el propietario de un
fundo contrataba las mejoras en el mismo con un agricultor, bajo el acuerdo de repartirse
mutuamente los beneficios de las mejoras; esta figura es denominada en Derecho Romano:
Politio”.
Sociedades Alicujus Negotiationis.- Se formaban solamente para realizar determinadas
actividades u operaciones.
Siguiendo nuevamente Petit:
“Varias personas ponen en común ciertos valores con miras a una serie de operaciones
comerciales de un género determinado, por ejemplo, para dedicarse al comercio de los
esclavos, del vino, del trigo, del aceite, etc.”. (Página 408).
Dentro de este tipo de Sociedades tenemos las siguientes: Sociedades entre banqueros:
argentarii; Sociedades formadas para las empresas de transporte, de trabajos públicos y de
suministros, y finalmente las Sociedades Vectigalium y las Publicanorum de las que
trataremos especialmente.
b) Según la finalidad de la Sociedad.-
Sociedad Quaestari.- Se señalaban los fines de lucro. Sociedad Sin Quaestari.No se
señalaba fines de lucro.
c) Según la naturaleza del aporte.-
Sociedades Rerum (Sociedades de bienes y cosas). Se aportaban bienes.
Sociedades Operarum. Se aportaba trabajo o industria.
Sociedades Mixtas. Cuando el aporte consistía tanto en bienes como en trabajo.
d) Sociedades Vectigalium y Sociedades Publicanorum.Dijimos que entre las clases de
Sociedades Alicujus Negotiationis, existían las Vectigalium, que eran las encargadas de la
percepción de los impuestos vectigalia. Eran sobre todo asociaciones de capitales. Sobre
todas las cosas, la importancia de este tipo de Sociedad radicaba en que eran las únicas
Sociedades que constituían personas jurídicas o morales dentro del Derecho Romano.
Como dijimos, estas Sociedades se formaban para dedicarse a la recaudación de los
impuestos del Estado y también a explotar las minas de sal, de oro, de propiedad del
Estado, o a cobrar la renta que los particulares debían al Estado para utilizar el áger público
para el pastoreo de sus animales. Como personas jurídicas tenían un representante. Eran
administradas por uno o más miembros llamados “magíster” (magíster), nombrados por la
asamblea general para un período de un año; en las Provincias romanas éstos eran
representados por los “promagistri” que al decir de Preciado Agudelo, pág. 107, estaban en
relación directa con los gobernadores y de acuerdo con ellos procuraban beneficiar a la
Sociedad, al igual que estaban obligados a mandar los libros de cuentas regularmente a
Roma, a sus respectivos “magistri”.
Cuando uno de los socios moría, la Sociedad continuaba con los herederos del socio
fallecido, en contraposición al régimen establecido para las Sociedades ordinarias.
Darío Preciado Agudelo nos dice, en las páginas 125, 126 y 129, con respecto a estas
Sociedades lo siguiente:
“El inmenso capital colocado en dichas sociedades con el fin de organizar los servicios
públicos y asegurar su correcto funcionamiento, exigía proveer a su seguridad durante la
vigencia del contrato, era preciso, pues, la constitución de un régimen en el que socio
alguno pudiera retirarse de la sociedad, ni pedir el reembolso del capital durante la vigencia
del contrato con el Estado, colocando en estos supuestos en peligro los intereses de sus
coasociados y los del Estado. Es aquí donde deben buscarse las causas principales que
obligaron al legislador romano a conceder a las sociedades de publicanos el privilegio de la
personería jurídica, al igual como existía en los “collegia” o corporaciones. Dichas
sociedades tenían así una organización bien diferente a las de las sociedades ordinarias.
Bajo el punto de vista de su forma gozaban de personería jurídica, con el derecho a ser
titulares de derechos y a contraer obligaciones”.
“Algunos autores rehusan admitir la personería jurídica de tales sociedades en razón de una
falta de mención expresa en las fuentes al respecto; más esas mismas fuentes de la época
republicana nos refieren que su régimen era bien diferente al de las sociedades ordinarias,
como lo anotamos ya, diferencia que consistía principalmente en esa persona jurídica que
las caracterizaba”.
“Para finalizar este estudio anotamos que las sociedades de publicanos fueron las que
dieron origen a las modernas sociedades de capitales. Efectivamente, la existencia en ellas
de socios capitalistas o “partícipes”, de un “manceps” como representante de la sociedad,
de un “syndicus” como gerente, de la obligación de publicar los nombres de los socios y de
registrarlos en las “tabulae publicae”, del fenómeno de la administración delegada, del
control de los socios sobre sus administradores, de las asambleas generales, del consejo de
administración formado por los “decumani”, de los “promagistri” como subgerentes, de las
cuotas o partes en que estaba dividido el capital, algo así como de acciones que fluctuaban
en su valor según las condiciones económicas de Roma, de la responsabilidad limitada al
monto de esas cuotas por parte de los socios y de la no disolución ni terminación del
contrato por el hecho de la muerte o renuncia de alguno de los socios, nos autorizan ver en
ellas el régimen que actualmente existe para las sociedades modernas de capitales, de modo
especial para las sociedades anónimas”.
“Sea de ello lo que fuere, nuestro punto de vista se encamina a establecer que las
sociedades de publicanos fueron verdaderas sociedades de capitales, miradas bajo el ángulo
moderno, correspondientes a nuestras sociedades anónimas por las razones vistas”.
“En igual forma, en las “societates omnium bonorum” podemos ver las sociedades de
personas propiamente tales, por el hecho de ese principio de individuación y familiaridad
que las caracterizaba, principalmente, como por las causales que daban lugar a la disolución
y terminación del contrato, igual como por los principios jurídicos en su conjunto que las
regulaban”. (Las negrillas son nuestras).
2. Efectos del contrato de Sociedad en Roma Tales efectos eran: a) Efectos entre las partes.-
• Cada socio debía entregar el aporte convenido;
• Cuando el aporte consistía en bienes que no consistían en dinero, el socio debía responder
por la evicción y los vicios redhibitorios;
• El socio respondía del dolo, culpa grave y culpa leve en concreto, o sea la responsabilidad
que se refiere a las cualidades o defectos del socio;
• Todos los socios, salvo que se haya estipulado lo contrario, podían intervenir en la
administración social;
• Si existía un socio-administrador, debía rendir cuentas;
• Si un socio cedía su parte social a un tercero, esa cesión no tenía porqué ser reconocida
por los demás socios, ya que constituía una “resinter alias acta” (Todo contrato solo obliga
a los que han intervenido en él);
• Si es que un socio se asociaba con otra persona formando una sub-sociedad, no producía
efecto alguno respecto a los demás socios.
Socii mei socius, meus socius non est.- “El socio de mi socio no es socio mío”. (Digesto.-
Ulpiano: Lib. XVII, Tít. II. Ley 20);
• Todas estas obligaciones y derechos estaban sancionadas por la llamada “Acción de buena
fe” que además tenía, en caso de condena, la nota de infamia.
b) Efectos frente a terceros.-
Artículo publicado en el “Tratado de Derecho Empresarial y Societario” Tomo I
Article Name:Clases de Sociedades en el Derecho Romano
Publication:La Hora Imbabura
Author:AUTOR: DR. ROBERTO SALGADO VALDEZ
Start Page:A13
End Page:A13

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