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14 Desigualdad y pobreza

14.1 Introducción

Una función de bienestar social permite evaluar las políticas económicas que
provocan una redistribución entre los consumidores, una tarea que la eficiencia de
Pareto nunca puede llevar a cabo. Aunque el concepto de función de bienestar social
es sencillo, en los capítulos anteriores se han identificado numerosas dificultades en
el camino entre la utilidad individual y el bienestar social agregado. La esencia de
estas dificultades es que si la función de utilidad individual se corresponde con lo que
es teóricamente aceptable, entonces su contenido informativo es demasiado limitado
para la toma de decisiones sociales.
La motivación para emplear una función de bienestar social era poder abordar
tanto cuestiones de equidad como de eficiencia. Afortunadamente, una función de
bienestar social no es la única forma de hacerlo y, como se mostrará en este capítulo,
podemos construir medidas de la situación económica relacionadas con la equidad y
basadas en información observable y mensurable. Esto proporciona un conjunto de
herramientas que pueden aplicarse, y a menudo se aplican, en el análisis de la
política económica. Puede que no cumplan algunos de los requisitos de la función
ideal de bienestar social, pero tienen la clara ventaja de poder aplicarse en la
práctica.
La desigualdad y la pobreza ofrecen dos perspectivas alternativas sobre la equidad
de la distribución de la renta. La desigualdad de ingresos significa que algunos
hogares tienen ingresos más elevados que otros, lo que constituye una fuente básica
de desigualdad en el bienestar. Existe pobreza cuando algunos hogares son
demasiado pobres para alcanzar un nivel de vida aceptable. Una medida de
desigualdad es un medio de asignar un único número a la distribución de ingresos
observada que refleje su grado de desigualdad. Una medida de la pobreza consigue
lo mismo para la pobreza. Aunque las medidas de desigualdad y pobreza no son
directamente funciones de bienestar social, el capítulo pondrá de manifiesto la
estrecha relación entre las medidas y el bienestar.
El punto de partida del capítulo es un debate sobre los ingresos. H a y dos
aspectos: la definición de la renta y la comparación de la renta entre familias con
diferentes composiciones. En un entorno de certidumbre, la renta es un concepto
claramente definido. Cuando hay incertidumbre, pueden surgir diferencias entre las
definiciones ex ante y ex post. Por ello, examinamos definiciones alternativas y las
relacionamos con el tratamiento fiscal de la renta. Si dos hogares difieren en su
composición (por ejemplo, un hogar es unipersonal y el otro es una familia de cuatro
miembros), una comparación directa de sus ingresos
458 Parte V: Equidad y
distribución

no revelará mucho sobre el nivel de vida que alcanzan. En lugar de ello, hay que
ajustar los ingresos para tener en cuenta la composición y luego compararlos. La
herramienta utilizada para realizar el ajuste es una escala de equivalencia. Repasamos
el uso de las escalas de equivalencia y algunas de las cuestiones que plantean.
Una vez definidos correctamente los niveles de renta y ajustados a la composición
familiar mediante una escala de equivalencia, es posible evaluar la desigualdad y la
pobreza. Se analizan varias de las medidas más utilizadas para cada uno de estos
conceptos y se estudian sus propiedades. Cabe destacar la relación entre las medidas de
desigualdad y los supuestos de bienestar implícitos en ellas. Esto nos lleva a la idea de
hacer explícitos los supuestos de bienestar y construir la medida a partir de ellos. Para
medir la pobreza, es necesario determinar quién es "pobre", lo que se consigue
eligiendo un nivel de ingresos como umbral de pobreza y calificando de pobres a todos
los que se sitúan por debajo de él. Además de debatir las medidas de la pobreza,
también revisamos cuestiones relativas a la definición del umbral de pobreza y al
propio concepto de pobreza.
Aunque el objetivo de este capítulo es alejarse de los conceptos de utilidad para
acercarse a las herramientas prácticas, es significativo que sigamos volviendo a la
utilidad en la evaluación y mejora de las herramientas. Al intentar perfeccionar, por
ejemplo, una escala de equivalencia o una medida de desigualdad, se comprueba que
es necesario comprender la base utilitaria de la medida. A pesar de partir
intencionadamente en una dirección que se aleja de la utilidad, la teoría nos devuelve
a ella en todas las ocasiones.

14.2 Medir los ingresos

¿Qué es la renta? La respuesta obvia es que son los recursos adicionales que recibe
un consumidor durante un periodo de tiempo determinado. La referencia a un periodo
de tiempo es importante en este caso, ya que la renta es un flujo, por lo que debe
especificarse el periodo a lo largo del cual tiene lugar la medición. Ciertamente, la
evaluación de la recepción de recursos es la base de la definición utilizada en la
evaluación de la renta a efectos fiscales. Esta definición funciona en la práctica, pero
sólo en sentido retrospectivo. Lo que un economista necesita para comprender el
comportamiento, sobre todo cuando las decisiones se toman antes de percibir los
ingresos, es una medida prospectiva de la renta. Si el flujo de ingresos es seguro, no
hay distinción entre medidas retrospectivas y prospectivas. Las diferencias surgen
cuando los ingresos son inciertos.
La relevancia de esta cuestión radica en que tanto las medidas de desigualdad
como las de pobreza utilizan datos sobre la renta como insumo básico. Las medidas
resultantes sólo serán tan precisas como los datos que se empleen para evaluarlas. Los
datos serán exactos cuando la información se
459 Capítulo 14: Desigualdad y pobreza

y se utiliza una definición coherente de lo que debe medirse. Para evaluar el nivel de
desigualdad o pobreza, un primer paso necesario es resolver las cuestiones que
rodean a la definición de renta.
La definición clásica de renta retrospectiva fue proporcionada por Henry C. Simons en
1938. Esta definición es "La renta personal puede definirse como la suma algebraica
de
(1) el valor de mercado de los derechos ejercidos en el consumo y (2) la variación
del valor del depósito de los derechos de propiedad entre el principio y el final del
período en cuestión". La característica esencial de esta definición es que hace un
intento de ser inclusiva para incorporar todos los ingresos independientemente de su
fuente.
Aunque las definiciones de renta a efectos fiscales también adoptan el punto de vista
retrospectivo, no se ajustan exactamente a la definición de Simons. La divergencia se
debe a las dificultades prácticas de evaluar algunas fuentes de renta, especialmente
las derivadas de las plusvalías. Según la definición de Simons, el aumento del valor
de los activos de capital debe clasificarse como renta. Sin embargo, si los activos no
se liquidan, la plusvalía no se realizará durante el periodo en cuestión y no se
percibirá como flujo de renta. Por este motivo, las plusvalías sólo se gravan en el
momento de su realización. En la situación inversa, cuando se producen pérdidas de
capital, la mayoría de los códigos fiscales ponen límites a la medida en que pueden
compensarse con los ingresos.
Hasta ahora hemos trabajado con la definición natural de renta como flujo de
recursos adicionales. Para seguir avanzando, resulta más útil adoptar una perspectiva
diferente y considerar el nivel de renta por los beneficios que puede aportar. Dado que
la renta es el medio para lograr el consumo, el flujo de renta durante un periodo de
tiempo fijo puede medirse como el valor del consumo que puede realizarse, dejando al
hogar con el mismo stock de riqueza al final del periodo que tenía al principio del
mismo. La ventaja de esta perspectiva es que se extiende naturalmente a situaciones en
las que el flujo de ingresos es incierto. A partir de ahí, en 1939 John R. Hicks
proporcionó lo que suele considerarse la definición estándar de renta con
incertidumbre. Esta definición establece que "la renta es el valor máximo que un
hombre puede consumir durante una semana y seguir esperando estar tan acomodado
al final de la semana como lo estaba al principio".
Esta definición puede hacer frente claramente a la incertidumbre, ya que opera en
términos de expectativas. Pero esta ventaja es también su principal defecto cuando se
avanza hacia las aplicaciones. Las expectativas pueden estar mal definidas o incluso
ser irracionales, por lo que la evaluación del flujo de ingresos esperado puede ser
irrazonablemente alta o baja. Una aplicación literal de la definición no contabilizaría
como ingresos las ganancias imprevistas, como regalos inesperados o premios de
lotería, porque no se esperan a pesar de que dichas ganancias aumentan claramente el
460 Parte V: Equidad y
nivel potencial de consumo. Por estas razones, la definición de renta de Hicks es
distribución
informativa, pero no perfecta.
461 Capítulo 14: Desigualdad y pobreza

Estas definiciones alternativas de la renta han puesto de relieve las diferencias


entre las medidas ex ante y ex post. Las evaluaciones de los ingresos a efectos
fiscales utilizan el punto de vista retrospectivo y miden los ingresos como todos los
pagos pertinentes recibidos durante el periodo de medición. Las cuestiones prácticas
limitan el grado en que pueden incluirse algunas fuentes de ingresos, por lo que la
definición de ingresos en los códigos fiscales no satisface con precisión ninguna de
las definiciones formales. Esta observación sólo refleja el hecho de que no existe una
definición inequívocamente perfecta de la renta.

14.3 Escalas de equivalencia

El hecho de que los hogares difieran en tamaño y distribución por edades significa
que los niveles de bienestar no pueden juzgarse únicamente atendiendo a sus niveles
de renta. Un hogar de un adulto sin hijos necesita menos ingresos para alcanzar un
determinado nivel de bienestar que un hogar con dos adultos y un niño. En palabras del
economista William M. "Terence" Gorman: "Cuando tienes una mujer y un bebé, un
bollo cuesta tres peniques". Un hogar más numeroso necesita obviamente más
ingresos para alcanzar un determinado nivel de utilidad, pero la cuestión es ¿cuántos
ingresos más? Las escalas de equivalencia son la forma que tienen los economistas
de responder a esta pregunta y proporcionan los medios para ajustar los ingresos
medidos a cantidades comparables.
Las diferencias entre los hogares radican en el número de adultos y el número y
las edades de las personas a cargo. Son las denominadas variables demográficas. El
problema general a la hora de diseñar escalas de equivalencia es lograr el ajuste de
los ingresos observados para tener en cuenta las diferencias demográficas en la
composición de los hogares. Existen varias formas de hacerlo, que se exponen a
continuación.
El primer enfoque de las escalas de equivalencia se basa en el concepto de
necesidades mínimas. Se identifica un conjunto de bienes y servicios que se
considera que representa las necesidades mínimas del hogar. El paquete exacto
variará según el tamaño de la familia, pero normalmente sólo incluye productos muy
básicos. A continuación, se calcula el coste de este paquete para familias con diferentes
composiciones y la relación de estos costes para diferentes familias proporciona la
escala de equivalencia. Seebohm Rowntree aplicó por primera vez este enfoque en
1901 en su estudio pionero sobre la pobreza. El conjunto de bienes empleado era
sólo una cantidad mínima aceptable de alimentos, alquiler y una pequeña asignación
para "gastos domésticos". La escala de equivalencia se construyó asignando al gasto
de un hogar con dos adultos sin hijos el índice 100 y midiendo los costes de todas las
demás composiciones del hogar en relación con éste. La escala obtenida a partir de
los gastos calculados por Rowntree figura en la primera columna del cuadro 14.1. La
462 Parte V: Equidad y
dirección
distribución
463 Capítulo 14: Desigualdad y pobreza

Cuadro 14.1
Escalas de equivalencia de necesidades mínimas

Rowntree (1901) Beveridge (1942) Escala de pobreza en


EE.UU. (2003)
Una persona 60 59 78
Pareja 100 100 100
+1 Niño 124 122 120
+2 Niños 161 144 151
+3 Niños 186 166 178
+4 Niños 223 188 199

Fuentes: B. S. Rowntree (1901, Poverty: A Study of Town Life, Macmillan), W. H. Beveridge, (1942,
Social Insurance and Allied Services, HMSO), US Bureau of the Census (2003, www.census
.gov/hhes/poverty/threshld/thresh03.html).

interpretación de estas cifras es que las necesidades mínimas de una pareja con un hijo
cuestan un 24% más que las de una pareja sin hijos.
William Beveridge adoptó un enfoque similar en su elaboración de 1942 de los
requisitos de gasto que sentaron las bases para la introducción de la asistencia social
en el Reino Unido. Además de los bienes del paquete de Rowntree, Beveridge
añadió combustible, luz y un margen por "ineficacia" en la compra. Asimismo, el
coste asignado a los niños aumentaba con su edad. Los valores de la escala de
Beveridge que figuran en la segunda columna del cuadro 14.1 corresponden a los
niños de 5 a 10 años.
The final column of the table is generated from the income levels that are judged
to represent poverty in the United States for families with different compositions. The
original construction of these poverty levels was undertaken by Mollie Orshansky in
1963. The method she used was to evaluate the cost of food for each family composition
using the 1961 Economy Food Plan. Next it was observed that if expenditure on food,
F , constituted a proportion θ of the family’s budget, then total needs would be 1θ F .
Para una familia de dos miembros,1 se tomó como 3,7, y para una familia de tres o más
miembros,1 se tomó como 3.
θ θ
excepción a este proceso fue evaluar el coste para una sola persona como el 80 por
ciento de
el de una pareja. Los gastos mínimos obtenidos se han actualizado continuamente, y
en la tercera columna del cuadro figura la escala de equivalencia implícita en el
umbral de pobreza utilizado en 2003.
La tabla 14.1 muestra que todas estas escalas de equivalencia suponen que existen
rendimientos a escala en el tamaño del hogar, de modo que, por ejemplo, una familia
de dos adultos no requiere el doble de ingresos que una persona sola. Obsérvese
también que la escala de pobreza de EE.UU. es relativamente generosa para una sola
persona en comparación con las otras dos escalas. El hecho de que el
464 Parte V: Equidad y
distribución

El hecho de que el valor unipersonal se construyera de forma diferente a los demás


valores de la escala de pobreza (como un porcentaje fijo del de una pareja en lugar
de como un múltiplo de los costes de alimentación) se ha considerado durante mucho
tiempo una cuestión polémica. Además, sólo para la escala de Beveridge el coste de
los hijos adicionales es constante. El hecho de que el coste de los hijos no sea
monotónico para la escala de pobreza es otro punto de controversia.
Este método de cálculo de las escalas de equivalencia presenta tres grandes
deficiencias. En primer lugar, al centrarse en el coste de satisfacer un conjunto
mínimo de necesidades, son inadecuados para aplicarse a ingresos superiores al nivel
mínimo. En segundo lugar, dependen de una evaluación de lo que constituyen
necesidades mínimas, y esto puede ser polémico. Y lo que es más importante, l o s
baremos no tienen en cuenta el proceso de optimización de los hogares. La
consecuencia de la optimización es que, a medida que aumentan los ingresos, puede
producirse una sustitución entre bienes, y ya no es necesario aplicar las mismas
relatividades. Ahora se estudian métodos alternativos para construir escalas de
equivalencia que pretenden superar estas dificultades.
De forma similar a la construcción Orshansky de la escala de pobreza
estadounidense, el enfoque Ernst Engel de las escalas de equivalencia se basa en la
hipótesis de que el bienestar de un hogar puede medirse por la proporción de sus
ingresos que se gasta en alimentos. Esto es consecuencia de la ley de Engel, que afirma
que la proporción de alimentos en el gasto disminuye a medida que aumentan los
ingresos. Si se acepta esto, se pueden construir escalas de equivalencia para hogares
de diferentes composiciones calculando los niveles de renta en los que su proporción
de gasto en alimentación es igual. Esto se ilustra en la figura 14.1, en la que se
muestra la proporción del gasto en alimentación, en función de la renta, para dos
hogares con composiciones familiares
d1 d2
y . Por ejemplo, d1 puede referirse a una pareja y d2 a una pareja con un hijo.
Las rentas M1 y M2 conducen a la misma cuota de gasto, s, por lo que son
equivalentes para el método de Engel. La escala de equivalencia se forma 1
entonces a
M2
partir de la relación . M
Aunque la ley de Engel puede ser empíricamente cierta, no proporciona
necesariamente una
para hacer comparaciones de bienestar, ya que deja sin explorar la relación entre la
composición del hogar y el gasto alimentario. De hecho, hay motivos para creer que
el método Engel sobreestima el coste de los hijos adicionales, ya que un niño e s ,
e n gran medida, una adición al hogar que consume alimentos. Si esto es cierto, un
hogar compensado suficientemente para restablecer la proporción de alimentos en su
gasto a su nivel original tras la adición de un niño habría sido sobrecompensado con
respecto a otros productos básicos. El planteamiento de Engel se ha ampliado al
método isoprop más general, en el que los porcentajes de gasto de una cesta de
bienes, en lugar de simplemente los alimentos, se convierten en la base para la
465 Capítulo 14: Desigualdad y pobreza
construcción de baremos. Sin embargo, la consideración de una cesta de bienes no
supera las deficiencias básicas del método de Engel.
466 Parte V: Equidad y
distribución

Gasto en
alimentación

s
d2

d1

M1 M2 Ingresos
Figura 14.1
Construcción de la escala de Engel

Otra alternativa consiste en seleccionar para su atención un conjunto de bienes que


sólo consumen los adultos, denominados "bienes para adultos", y cuyo gasto puede
tratarse como una medida del bienestar. Ejemplos típicos de este tipo de bienes que
se han utilizado en la práctica son el tabaco y el alcohol. Si estos bienes tienen la
propiedad de que los cambios en la composición de los hogares sólo afectan a su
demanda a través de un efecto renta (por lo que los cambios en la composición de los
hogares no provocan sustituciones entre productos), entonces la renta adicional
necesaria para mantener su consumo constante cuando cambia la composición de los
hogares puede utilizarse para construir una escala de equivalencia. La utilización de
los bienes de los adultos para construir una
La escala de equivalencia se ilustra en la figura 14.2. Partiendo de la base de que
generan el mismo nivel de demanda, x¯, a medida que cambia la composición
familiar, los niveles de renta M1 y M2 pueden clasificarse como equivalentes, y la
escala de equivalencia puede construirse a partir de sus
relación.
Este enfoque también plantea una serie de dificultades. Se basa en la hipótesis de
que el consumo de bienes de los adultos refleja fielmente el bienestar y que la
posición económica de los hogares afecta a la demanda de estos bienes únicamente a
través de un efecto renta. Además, la relación entre M1 y M2 dependerá del nivel de
demanda elegido para la comparación, salvo en el caso especial de que las curvas de
demanda sean rectas que pasen por el origen. Las relaciones también pueden variar
según los bienes. Esto plantea el problema de establecer una relación media a partir
de las relaciones entre los distintos bienes.
467 Capítulo 14: Desigualdad y pobreza

Demanda de
bienes para
adultos
d1

d2

M1 M2 Ingresos
Figura 14.2
Escala de buena equivalencia para adultos

Todos los métodos descritos hasta ahora han intentado derivar la escala de
equivalencia a partir de un indicador indirecto observable del bienestar. En la figura
14.3 se ilustra un enfoque general que, en principio, puede superar los problemas
identificados en los métodos anteriores. Para entender esta figura, supongamos que
sólo hay dos bienes disponibles. La curva de indiferencia exterior representa los
niveles de consumo de estos dos bienes necesarios para que una familia de
composición d2 obtenga el nivel de bienestar U ∗, y la curva de indiferencia interior
los requisitos de consumo para que una familia de composición d1 obtenga la misma
utilidad. La medida en que la línea presupuestaria debe desplazarse hacia el exterior
para alcanzar la curva superior determina la renta adicional necesaria para compensar
el cambio en la estructura familiar. Esta construcción incorpora tanto el cambio
potencial en las preferencias a medida que cambia la composición familiar como el
proceso de optimización sujeto a restricciones presupuestarias por parte de los
hogares.
Para formalizar este proceso, dejemos que el hogar tenga preferencias descritas por
la función de utilidad U(x1 , x2 ; d), donde xi es el nivel de consumo del bien i y d
denota información sobre la composición familiar. Por ejemplo, d describirá el número
de adultos,
el número y la edad de los hijos, y cualquier otra información pertinente. El plan de
consumo necesario para alcanzar un determinado nivel de utilidad, U , al menor coste
es la solución de

min p1x1 p2x2


+ sujeto a U (x1, x2 d) U ∗. ; ≥ (14.1)
{x1 ,x2}
468 Parte V: Equidad y
distribución

Línea
presupuestaria
con ingresos M 2

Bien 2

Línea
presupuestaria
con ingresos M1

Bien 1
Figura 14.3
Escala de equivalencia general

Denotando la demanda (compensada) del bien i por xi (U ∗ ,d), el coste mínimo


de alcanzar la utilidad U con las características d viene dado entonces por

M U ∗ ,d = p1x1 U ∗ ,d + p2x2 U ∗ ,d . (14.2)

The equivalent incomes at utility U ∗ for two households with compositions d1 and d2
vienen dadas entonces por M U ∗ , d1 y M U ∗ , d2 . La escala de equivalencia se obtiene
mediante
calcular su relación. El punto importante que se obtiene al presentar la construcción
de este modo es la observación de que la escala de equivalencia dependerá
generalmente del nivel de utilidad al que se haga la comparación. Si es así, no puede
haber una única escala de equivalencia que funcione en todos los niveles de utilidad.
La construcción de una escala de equivalencia a partir de las preferencias pone de
manifiesto otras dos cuestiones. En primer lugar, los enfoques basados en las
necesidades mínimas y en el reparto del presupuesto no tienen en cuenta cómo los
cambios en la estructura familiar pueden modificar el mapa de indiferencia. Por
ejemplo, el placer de tener hijos puede aumentar la utilidad obtenida de cualquier
plan de consumo. Con el enfoque de la utilidad, entonces resulta más barato alcanzar
cada curva de indiferencia, por lo que el valor de la escala de equivalencia disminuye
a medida que aumenta el tamaño de la familia. Esta conclusión, por supuesto, entra
en conflicto con el sentido básico de que es más caro mantener a una familia
numerosa.
469 Capítulo 14: Desigualdad y pobreza

El segundo problema se centra en el uso de una función de utilidad doméstica.


Muchos economistas argumentarían que no puede existir una función de utilidad
doméstica; en su lugar, observarían que los hogares se componen de individuos con
preferencias individuales. Según esta última interpretación, la construcción de una
función de utilidad doméstica adolece de las dificultades de agregación de
preferencias identificadas por el Teorema de la Imposibilidad de Arrow. Una de las
soluciones a este problema que se está investigando actualmente consiste en analizar
el funcionamiento del hogar y modelizar sus decisiones como el resultado de un
proceso eficiente de asignación de recursos.

14.4 Medición de la desigualdad

La desigualdad es un concepto que tiene implicaciones intuitivas inmediatas. La


existencia de desigualdad se percibe fácilmente: las diferencias de nivel de vida entre
ricos y pobres son demasiado evidentes tanto entre países como, a veces de forma
sorprendente, dentro de un mismo país. La obsesión de los medios de comunicación
por la riqueza y los famosos nos recuerda constantemente lo ricos que pueden llegar
a ser los ricos. El aumento de la desigualdad también puede entenderse a un nivel
básico. Si los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres, la
desigualdad habrá aumentado.
Las cuestiones económicas de fondo sobre la desigualdad surgen cuando
intentamos ir más allá de estas generalizaciones para construir una medida cuantitativa
de la desigualdad. Sin una medida cuantitativa no es posible dar una respuesta precisa
a las preguntas sobre la desigualdad. Por ejemplo, se necesita una medida para
determinar cuál de una serie de países tiene el mayor nivel de desigualdad y para
determinar si la desigualdad ha aumentado o disminuido a lo largo del tiempo.
Lo que debe hacer una medida de la desigualdad es tomar datos sobre la
distribución de los ingresos y generar un único número que refleje la desigualdad en
esa distribución. El primer enfoque para construir una medida de este tipo es adoptar
un índice estadístico estándar. Describimos los índices más significativos. El examen
de las medidas estadísticas revela que hay propiedades, en particular la forma en que
la medida se ve afectada por las transferencias de ingresos entre los hogares, que
podemos desear que posea una medida de la desigualdad. Estas propiedades también
pueden utilizarse para evaluar la aceptabilidad de medidas alternativas. También se
demuestra que una medida estadística lleva implícitas una serie de implicaciones
para el bienestar. En lugar de limitarse a aceptar estas implicaciones, se explora el
enfoque alternativo de hacer explícitos los supuestos de bienestar y construir la
medida de la desigualdad a partir de ellos.
470 Parte V: Equidad y
distribución

14.4.1 Entorno

La intención de una medida de desigualdad es asignar un único número a una


distribución de ingresos que represente el grado de desigualdad. En esta sección se
expone la notación empleada para la información básica que se introduce en la
medida y se define con precisión qué se entiende por medida.
Suponemos que hay H hogares y los etiquetamos h = 1 , . . . , H . El etiquetado
de los hogares se elige de forma que cuanto más baja sea la etiqueta, más baja será la
renta. Los ingresos, Mh, forman entonces una secuencia creciente con
M1 M2 M3 MH
≤ ≤ ≤ ... ≤ . (14.3)
La lista { M 1 ,. . . , M H } es la distribución de la renta cuya desigualdad queremos
medir. Dada la distribución de la renta, el nivel medio de renta, μ, viene definido por

1 ΣH
Mh
μ= . (14.4)
H h=1
El objetivo de una medida de desigualdad es asignar un único número a la
distribución
{M 1, . . . , M H }. Sea I( M 1 ,. . . , M H ) una medida de desigualdad. Entonces, la dis-
tribuciones { M ˜ 1 ,..., M˜ H } tiene mayor desigualdad que la distribución {M̂1
,..., Mˆ
H } si

I ( M ˜ 1 , . . . , M˜ H ) > I (M̂ 1 , . . . , Mˆ H ). Típicamente la medida de desigualdad se

construye
de modo que un valor de 0 representa la igualdad completa (la posición en la que
todos los ingresos son iguales) y un valor de 1 representa la desigualdad máxima
(todos los ingresos los recibe un solo hogar).
Las cuestiones que se plantean en la medición de la desigualdad se encapsulan en
la determinación de la forma que debe adoptar la función I (M 1 , . . . , M H ). A
continuación investigaremos algunas formas alternativas y estudiaremos sus
implicaciones.

14.4.2 Medidas estadísticas

Bajo el epígrafe de "estadísticas" se incluyen las medidas de desigualdad derivadas


de la literatura estadística general. Es decir, las medidas se han construido para
caracterizar la distribución de un conjunto de números sin pensar en ninguna
aplicación o motivación económica explícita. Aun así, la discusión mostrará más
adelante que estas medidas estadísticas realizan juicios de valor económicos
implícitos. Aceptar cualquiera de estas medidas como la forma "correcta" de medir la
desigualdad significa aceptar estos juicios de valor económicos implícitos.
471 Capítulo 14: Desigualdad y pobreza

supuestos. Las medidas que siguen se presentan en orden aproximado de


sofisticación. Cada una de ellas tiene un valor comprendido entre 0 y 1, siendo 0
cuando todos los hogares tienen el mismo nivel de ingresos.
Probablemente la medida más simple imaginable, el rango calcula la desigualdad
como la diferencia entre los ingresos más altos y los más bajos expresada como
proporción de los ingresos totales. Como tal, es una medida muy sencilla de calcular.
La definición del rango, R, es
MH - M1
R = . (14.5)

La división por Hμ en (14.5) es una normalización que garantiza que el índice es
independiente de la escala de ingresos (o de las unidades de medida de los ingresos).
Cualquier índice que tenga esta propiedad de independencia se denomina índice
relativo.
Como ejemplo del uso del rango, considere la distribución de ingresos {1, 3, 6, 9,
11}. Para esta distribución μ = 6 y
11 - 1
R 0.3333. (14.6)
= =
5×6
El hecho de que el intervalo no tenga en cuenta la parte intermedia de la distribución
puede ilustrarse tomando los ingresos del segundo hogar del ejemplo y
dándoselo al cuarto para generar una nueva distribución de ingresos {1, 1, 6, 11, 11}.
Esta nueva
distribución parece ser más desigual que la primera, aunque el valor del intervalo se
mantiene en R = 0,3333.
Dada la sencillez de su definición, no es de extrañar que la gama presente deficiencias.
Y lo que es más importante, la horquilla no tiene en cuenta la dispersión de la
distribución de la renta entre las rentas más altas y las más bajas. Por consiguiente, no
es sensible a ninguna característica de la distribución de la renta entre estos
extremos. Por ejemplo, una distribución de la renta en la que la mayoría de los hogares
recibieran cerca de la renta máxima se consideraría igual de desigual que otra en la
que la mayoría recibiera la renta más baja. Una medida ideal debería ser más
sensible al valor de los ingresos intermedios que al de la horquilla.
La desviación media relativa, D, tiene en cuenta la desviación de cada nivel de
renta con respecto a la media, de modo que depende de las rentas intermedias.
Para ello, se calcula el valor absoluto de la desviación de cada nivel de renta con
respecto a la media y se suma. Este proceso de suma da el mismo peso a las
desviaciones tanto por encima como por debajo de la media e implica que D es lineal
en el tamaño de las desviaciones. Formalmente, D se define como
472 Parte V: Equidad y
distribución
ΣH (μ - Mh(
h=1
D . (14.7)
=
2 [H - 1] μ
La división por 2 [H - 1] μ vuelve a garantizar que D toma valores entre 0 y 1.
La ventaja de la desviación media relativa sobre el rango es que toma ac-
de toda la distribución de la renta y no sólo de los puntos finales. Tomando el
ejemplo utilizado para el rango, la desigualdad en la distribución {1, 3, 6, 9, 11}
medida por D es
|-5| + |-3| + |0| + |3| + |5| 0
D = .3333,
= (14.8)
2×4×6
y la desigualdad de {1, 1, 6, 11, 11} es
|-5| + |-5| + |0| + |5| + |5| 0
D = .4167.
= (14.9)
2×4×6
A diferencia del rango, la desviación media relativa mide la segunda distribución como
de mayor desigualdad. Debido a la división por 2 [H - 1] μ se ve fácilmente que D
= 1 con la distribución de máxima desigualdad {0, 0, 0, 0, 30} donde todos los
ingresos son recibidos por
un solo hogar.
Aunque tiene en cuenta toda la distribución de la renta, la linealidad de D implica
que es insensible a las transferencias de hogares más ricos a hogares más pobres
cuando los hogares implicados en la transferencia permanecen en el mismo lado del
nivel medio de renta. Para ver un ejemplo de esto, supongamos que el nivel medio de
renta es
μ = $20,000. Tomemos ahora dos hogares con ingresos de 25.000 y 100.000 dólares.
Trans-
de estos dos hogares al más rico, de modo que los ingresos
de 21.000 y 104.000 dólares, no cambia el valor de D: un término de la suma
aumenta en 4.000 dólares y el otro disminuye en 4.000 dólares. (Obsérvese que
si los dos hogares estuvieran en lados diferentes de la media, entonces una
transferencia similar aumentaría dos términos de la suma en 4.000 dólares y
aumentaría la desigualdad). El hecho de que D pueda ser insensible a las
transferencias parece insatisfactorio, ya que es natural esperar que una transferencia
de un hogar más pobre a uno más rico aumente la desigualdad.
Esta línea de razonamiento está consagrada en el Principio Pigou-Dalton de
Transferencias, que es un concepto central en la teoría de la medición de la
desigualdad. La base de este principio es precisamente el requisito de que cualquier
transferencia de un hogar pobre a uno rico debe aumentar la desigualdad,
independientemente de dónde se sitúen los dos hogares en la distribución de la renta.
473 Capítulo 14: Desigualdad y pobreza

Definición 14.1 (Principio de Pigou-Dalton de las transferencias) El índice de


desigualdad debe disminuir si se produce una transferencia de renta de un hogar más
rico a otro más pobre que preserve la clasificación de los dos hogares en la
distribución de la renta y deje inalterada la renta total.

Se dice que cualquier medida de desigualdad que satisfaga este principio es sensible
a las transferencias. El Principio de Pigou-Dalton se considera generalmente como una
característica que debe poseer cualquier medida aceptable de desigualdad y, por lo
tanto, se espera de una medida de desigualdad. Ni el rango ni la desviación media
relativa satisfacen este principio.
La razón por la que D no es sensible a las transferencias es su linealidad en las
desviaciones de la media. La eliminación de la linealidad proporciona la motivación
para considerar el coeficiente de variación, que se define utilizando la suma de las
desviaciones al cuadrado. El procedimiento de formación del cuadrado da más peso
a las rentas más alejadas de la media e introduce así una sensibilidad a las
transferencias. El coeficiente de variación,
C, se define por
σ
C= , (14.10)
μ [H - 1]1/2
ΣH 2
Mh -μ
donde σ2 = H
h=1
es la varianza de la distribución de la renta, por lo que σ es
normapor μ [H - 1] garantiza que la C se sitúa entre 02 y 1. Para la
desviación. La su
división 1 /2

distribución de la renta {1, 3, 6, 9, 11}, σ 2 = [-5]2+[-3]2+[0]2+[3]2+[5]


5 = 13,6, por
lo que
[13.6]1/2
C= = 0.3073, (14.11)
6 [4]1/2
y para {1, 1, 6, 11, 11}, σ2 = 20.0, dando [20]1/2
C= = 0.3727. (14.12)
6 [4]1/2
Para ver que el coeficiente de variación satisface el principio de Pigou-Dalton,
considere una transferencia de una cantidad de ingresos dε del hogar i al hogar j , con
los hogares elegidos de forma que Mi < Mj . Entonces
Mj - Mi
dC 1 dσ
= = > 0, (14.13)
dε μ [H - 1]1/2 dε σHμ [H - 1]1/2
por lo que la transferencia del hogar más pobre al más rico disminuye la desigualdad
medida, tal y como exige el Principio de Pigou-Dalton. Cabe señalar que el valor de
474 Parte V: Equidad y
distribución

el cambio en C depende de la diferencia entre los ingresos de los dos hogares. Esto
tiene como consecuencia que una transferencia de 100 $ de renta de un hogar con
una renta de 1.000.100 $ a otro con una renta de 999.900 $ produce el mismo cambio
en C que una transferencia de 100 $ entre hogares con rentas de 1.100 $ y 900 $. La
mayoría de las interpretaciones de la equidad sugerirían que esta última transferencia
debería tener mayores consecuencias para el índice porque implica a dos hogares de
ingresos relativamente bajos. Este razonamiento sugiere que la satisfacción del
Principio Pigou-Dalton puede no ser un requisito suficiente para una medida de
desigualdad; la forma en que la medida lo satisface también puede importar.
Antes de pasar a otras medidas de desigualdad, merece la pena describir la curva
de Lorenz. La curva de Lorenz es un dispositivo gráfico útil para presentar una
representación resumida de una distribución de ingresos, y ha desempeñado un papel
importante en la medición de la desigualdad. Aunque no es estrictamente una medida
de la desigualdad tal y como se ha definido anteriormente, las curvas de Lorenz se
tienen en cuenta por su utilidad para ilustrar la desigualdad y por el papel central que
desempeñan en la motivación de otros índices de desigualdad.
La curva de Lorenz se construye ordenando la población en función del aumento
de la renta y representando gráficamente la proporción de renta que corresponde a
cada proporción de la población. El gráfico de la curva de Lorenz tiene la proporción
de población en el eje horizontal y la proporción de renta en el eje vertical. Si todos
los hogares de la población tuvieran los mismos ingresos, la curva de Lorenz sería la
línea diagonal que une los puntos (0, 0) y (1, 1). Si existe algún grado de desigualdad,
el orden en que se toman los hogares garantiza que la curva de Lorenz se sitúe por
debajo de la diagonal, ya que, por ejemplo, la mitad más pobre de la población debe
tener menos de la mitad de los ingresos totales.
Para ver cómo se traza la curva de Lorenz, consideremos una población de 10
personas con una distribución de la renta {1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10}. La cantidad
total de ingresos es 55, por lo que el primer hogar (que representa el 10 por ciento de
55
la población) recibe 1 × 100 por ciento
de los ingresos totales. Este es el primer punto representado en la esquina inferior
izquierda de la figura 13.4.
Tomando los dos hogares con ingresos más bajos (que son el 20 por ciento de la
población), tenemos que sus ingresos combinados son el 3 × 100 por ciento del total. Si
55
añadimos el tercer hogar, el 30 por ciento de la población obtiene 6 × 100 por cien de
55
los ingresos totales. Procediendo de la siguiente manera
De este modo, trazamos los diez puntos de la figura. Uniéndolos, obtenemos la curva
de Lorenz. En resumen, cuanto mayor es la población, más suave es esta curva.
La curva de Lorenz puede emplearse para clasificar sin ambigüedades algunas
distribuciones de la renta con respecto a la desigualdad de ingresos. Esta afirmación se
basa en el hecho de que una transferencia de ingresos de un hogar pobre a otro más rico
aleja la curva de Lorenz de la diagonal. (Esto puede comprobarse volviendo a trazar
475 Capítulo 14: Desigualdad y pobreza
la curva de Lorenz en la figura 14.4 para
476 Parte V: Equidad y
distribución

1
0.9
0.8
0.7
0.6
0.5
0.4
0.3
0.2
0.1
0
0 0.1 0.2 0.3 0.4 0.5 0.6 0.7 0.8 0.9 1
Figura 14.4
Construcción de una curva de Lorenz

la distribución de la renta {1, 1, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 10, 10}, que es la misma que la original


excepto por la transferencia de una unidad del hogar 2 al hogar 9). Debido a esto
propiedad la curva de Lorenz satisface el Principio Pigou-Dalton, con la curva más
alejada de la diagonal indicando mayor desigualdad.
En la figura 14.5 se muestran las distribuciones de la renta que pueden y no
pueden clasificarse. En el panel de la izquierda, la curva de Lorenz de la distribución
de la renta B se sitúa completamente fuera de la de la distribución de la renta A. En
tal caso, la distribución B tiene inequívocamente más desigualdad que la A. Una
forma de ver esto es observar que la distribución B puede obtenerse a partir de la
distribución A transfiriendo renta de los hogares pobres a los hogares ricos.
Aplicando el principio de Pigou-Dalton, vemos que esto aumenta la desigualdad. Si
las curvas de Lorenz que representan las distribuciones A y B se cruzan, no es posible
obtener una conclusión no ambigua únicamente mediante la curva de Lorenz. Por
tanto, la curva de Lorenz sólo proporciona una clasificación parcial de las
distribuciones de la renta. A pesar de esta limitación, la curva de Lorenz sigue siendo
una herramienta popular en economía aplicada, ya que presenta un resumen visual
muy cómodo y fácil de interpretar de una distribución de la renta.
La siguiente medida, el Gini, ha sido objeto de gran atención en los debates sobre la
medición de la desigualdad y se ha utilizado mucho en la economía aplicada. El
Gini, G, puede expresarse considerando todos los pares posibles de ingresos y
seleccionando de cada par el nivel de ingresos mínimo. Sumando los niveles
mínimos de renta y
477 Capítulo 14: Desigualdad y pobreza

A
A
B
B

A más igual que BA y B incomparable


Figura 14.5
Curvas de Lorenz como clasificación incompleta

dividiendo por H2 μ para asegurar un valor entre 0 y 1 se obtiene la fórmula del Gini:
H Σ
H }
1Σ Mi Mj
G = 1 - H 2μ min , . (14.14)
i=1 j =1

Hay que tener en cuenta que en la construcción de esta medida, cada nivel de renta se
compara consigo mismo, así como con todos los demás niveles de renta. Por ejemplo,
si hay tres
niveles de renta {3, 5, 10}, el valor del Gini es
⎢⎡
min{3, 3} + min{3, 5} + min{3, 10}
1 ⎤⎥
G = 1 - 32 ⎣ + min{5, 3} + min{5, 5} + min{5, 10} ⎦
×6
min{10, 3} + min{10, 5} + min{10, 10} (14.15)
1 10
= 1 - 543+3+3+3+5+5+3+5+

= 0.259.
Contando el número de veces que aparece cada nivel de renta, también podemos
escribir el Gini como
1(
G=1- 2H - 1) M1 + (2H - 3) M2
H 2μ
(14.16)
M3 MH
+ (2H - 5) + .. . + .
478 Parte V: Equidad y
distribución

Curva de Lorenz

Figura 14.6
Relación entre Gini y Lorenz

Esta segunda forma del Gini simplifica su cálculo, pero oculta la construcción que
hay detrás de la medida.
El Gini también satisface el principio de Pigou-Dalton. Esto puede verse
considerando una transferencia de renta de tamaño ∆ > 0 del hogar i al hogar j , con
los hogares elegidos de forma que Mj > Mi . De la clasificación de las rentas se
deduce que j > i. Entonces
2
∆G = (j - i) ∆ > 0, (14.17)
H 2μ
según sea necesario. En el caso del Gini, el efecto de la transferencia de renta en la
medida
depende únicamente de las posiciones de i y j en la distribución de la renta. Por
ejemplo, una transferencia del hogar en la posición i = 1 al hogar en la
posición j = 11 cuenta tanto como una de la posición i = 151 a la posición j = 161.
Cabe esperar
que una desigualdad debería ser más sensible a las transferencias entre hogares
situados en la parte baja de la distribución de la renta.
Existe una relación importante entre el Gini y la curva de Lorenz. Como se muestra
en la figura 14.6, el Gini es igual al área entre la curva de Lorenz y la línea de
igualdad como proporción del área del triángulo situado bajo la línea de i g u a l d a d .
Como el área del triángulo es1 2, el Gini es el doble del área entre la curva de Lorenz y
la línea de igualdad. Esta definición deja claro que el Gini, al igual que R, C y D,
puede utilizarse para clasificar las distribuciones cuando las curvas de Lorenz se
cruzan, ya que el área pertinente siempre está bien definida. Todas estas medidas
proporcionan una clasificación de las distribuciones de renta más fuerte que la curva
de Lorenz; por lo tanto, cada una de ellas debe imponer restricciones adicionales que
permitan realizar una comparación entre distribuciones incluso cuando sus curvas de
Lorenz se cruzan.
479 Capítulo 14: Desigualdad y pobreza

Una última medida estadística que muestra una forma diferente de sensibilidad a
las transferencias es la medida de entropía de Theil. Esta medida procede de la teoría
de la información y se utiliza en ese contexto para medir el contenido medio de
información de un sistema de información. La definición de la medida de entropía de
Theil, T , es la siguiente
1

H Mh Mh
T=
log H Hμ log Hμ - log H
h=1
H h h
(14.18)
1 Σ M M
= log .
H log H μ μ
h=1
El efecto de una transferencia de renta, dǫ, entre los hogares i y j sobre el índice de
entropía viene dado por
Mj
dT 1
= log Mi < 0, (14.19)
dǫ H log H
por lo que la medida de entropía también satisface el Principio de Pigou-Dalton. Para
la medida de en- tropía de Theil, el cambio depende de los ingresos relativos de los
dos hogares implicados en la transferencia. Esto proporciona una forma alternativa
de sensibilidad a las transferencias.

14.4.3 Desigualdad y bienestar

El análisis de las medidas estadísticas de la desigualdad ha hecho referencia a criterios


"aceptables" que debe poseer una medida. Uno de ellos se hizo explícito en el
Principio de Pigou-Dalton, mientras que otros criterios relativos a otras propiedades de
sensibilidad deseables han estado implícitos en el debate. Poder decir que algo es
aceptable o no implica que hay alguna noción de justicia distributiva o bienestar
social subyacente al juicio. Resulta entonces interesante considerar la relación entre las
medidas de desigualdad y el bienestar.
La primera cuestión que hay que abordar es hasta qué punto las distribuciones de
la renta pueden clasificarse en términos de bienestar con restricciones mínimas
impuestas a la función de bienestar social.
Para investigarlo, dejemos que el nivel de bienestar social venga determinado por la
1 W=
función H
W M , . . . , M . Se supone que esta función de bienestar social es simétrica y
cóncavo. Simetría significa que el nivel de bienestar no se ve afectado por el cambio
de orden de los hogares. Esto no es más que un requisito para que todos los hogares
reciban el mismo trato. La concavidad garantiza que las curvas de indiferencia de la
función de bienestar tengan
480 Parte V: Equidad y
distribución

la forma estándar con mezclas preferidas a los extremos. Este supuesto impone una
preocupación por la equidad en la función de bienestar.
A continuación se expone el teorema crítico que relaciona la clasificación de las
distribuciones de la renta con el bienestar social.

Teorema 14.2 (Atkinson) Consideremos dos distribuciones de la renta con la misma


media. Si las curvas de Lorenz de estas distribuciones no se cruzan, toda función de
bienestar social simétrica y cóncava asignará un mayor nivel de bienestar a la
distribución cuya curva de Lorenz esté más próxima a la diagonal principal.

La demostración de este teorema es muy sencilla. Dado que la función de bienestar


es
simétrica y cóncava, se deduce que ∂W i ≥ ∂Mj
∂siWM < M
i . Porj lo tanto, el marginal
∂M
El bienestar social de la renta es mayor para un hogar situado en la parte baja de la
distribución de la renta. Si
las dos curvas de Lorenz no se cruzan, la distribución de la renta representada por la
interior (la más próxima a la diagonal principal) puede obtenerse a partir de la de la
exterior transfiriendo renta de los hogares más ricos a los más pobres. Dado que el
bienestar social marginal de la renta de los hogares más pobres nunca es menor que el
de los más ricos, esta transferencia debe aumentar el bienestar medido por cualquier
función de bienestar social simétrica y cóncava.
La inversa de este teorema es que si las curvas de Lorenz de dos distribuciones se
cruzan, se pueden encontrar dos funciones de bienestar social simétricas y cóncavas
que clasificarán las dos distribuciones de forma diferente. Esto se debe a que las
distribuciones de la renta de dos curvas de Lorenz que se cruzan no están relacionadas
por simples transferencias de ricos a pobres. Por lo tanto, si las curvas de Lorenz se
cruzan, las distribuciones de la renta no pueden clasificarse de forma inequívoca sin
especificar la función de bienestar social.
En conjunto, el teorema y su inversa demuestran que la curva de Lorenz
proporciona la clasificación más completa posible de las distribuciones de la renta
sin que tengamos que hacer suposiciones sobre la forma de la función de bienestar
social distintas de la simetría y la concavidad. Para lograr una clasificación completa
cuando las curvas de Lorenz se cruzan, es necesario imponer restricciones a la
estructura de la función de bienestar social. Además, cualquier medida de
desigualdad es necesariamente más fuerte que la curva de Lorenz porque genera una
clasificación completa de las distribuciones. Esto se aplica a todas las medidas
estadísticas, por lo que puede afirmarse que todas llevan implícitos juicios sobre el
bienestar.
Este argumento puede llevarse un paso más allá. De hecho, es posible construir la
función de bienestar social que implica una medida de desigualdad. Para ver cómo
hacerlo, consideremos el Gini. Supongamos que la cantidad total de renta disponible
481 Capítulo 14: Desigualdad
es constante. Cualquiery redistribución
pobreza de la misma que no modifique el Gini debe
dejar inalterado el nivel de bienestar implícito. Una redistribución de la renta no
afectará al Gini si el término
482 Parte V: Equidad y
distribución

M2

M1
Figura 14.7
Bienestar social Gini

[2H − 1] M1 + . . . + MH remains constant. The welfare function must thus be a


function of this expression. Furthermore the Gini is defined to be independent of the
nivel total de renta, pero la función de bienestar aumentará si la renta total aumenta y
la distribución no se ve afectada. Esto puede incorporarse no dividiendo por el nivel
medio de renta. Uniendo estos argumentos, la función de bienestar implícita en el
Gini viene dada por
1[ MH
W ( M) = 2H - 1]M1 + [2H - 3]M2 + . . . + . (14.20)
G
H
2
La forma de WG(M) es interesante, ya que muestra que el Gini implica una función de
bienestar social que es lineal en los ingresos. También muestra una estructura clara de
pesos de bienestar crecientes para los consumidores con rentas más bajas. La función
de bienestar tiene además curvas de indiferencia que son líneas rectas por encima y
por debajo de la línea de igualdad de ingresos, pero que se pliegan sobre esta línea.
Esto se ilustra en la figura 14.7.
Del mismo modo, puede construirse una función de bienestar para todas las medidas
estadísticas. Por lo tanto, la aceptación de la medida es la aceptación de la función de
bienestar implícita. Como demuestran las curvas de indiferencia social lineales y las
ponderaciones de bienestar crecientes para la función de bienestar social de Gini, las
funciones de bienestar implícitas pueden tener una forma muy restrictiva. No
tenemos por qué limitarnos a aceptar tales restricciones del bienestar. El hecho de
que cada medida de desigualdad implique una función de bienestar social sugiere que la
relación puede invertirse para pasar de una función de bienestar social a una medida de
desigualdad. Suponiendo
483 Capítulo 14: Desigualdad y pobreza

una función de bienestar social desde el principio, es posible hacer explícitos los
juicios sobre el bienestar y, al derivar la medida de la desigualdad de la función de
bienestar social, garantizar que estos juicios se incorporen a la medida de la
desigualdad.
Para aplicar este enfoque, supongamos que la función de bienestar social es
utilitaria con
H
Σ Mh
W= U . (14.21)
h=1

Se considera que la función de utilidad de la renta de los hogares, U(M), satisface las
condiciones siguientes
U ′(M) > 0 y U ′′(M) < 0. La función de utilidad U(M) puede ser la verdadera
función de utilidad cardinal de los hogares o ser elegida por el analista político
como en la evaluación
de la utilidad de la renta para cada hogar. En esta segunda interpretación, dado que el
bienestar social se obtiene sumando las utilidades individuales, la importancia
concedida a la equidad puede captarse en la elección de U(M). Esto se debe a que el
aumento de la concavidad de la función de utilidad otorga un peso relativamente
mayor a las rentas bajas en la función de bienestar social.
Se puede construir una medida de la desigualdad a partir de la función de bienestar
social definiendo MEDE como la solución a
H
Σ
U Mh = HU(MEDE). (14.22)
h=1

El MEDE se denomina renta equivalente igualmente distribuida y es el nivel de renta


que, si se diera a todos los hogares, generaría el mismo nivel de bienestar social que
la distribución inicial de la renta. Utilizando el MEDE , la medida de desigualdad de
Atkinson se define como
MEDE
A=1- . (14.23)
μ
Para el caso de dos hogares, la construcción del MEDE se ilustra en la figura 14.8. La
distribución inicial de la renta viene dada por {M 1 ,M 2 }, y esto determina la curva
de indiferencia relevante de la función de bienestar social. El MEDE se obtiene
desplazándose alrededor de
esta curva de indiferencia a la línea de 45 grados en la que los ingresos de los dos
hogares son iguales. La figura deja claro que, debido a la concavidad de la curva de
indiferencia social
curva, MEDE es menor que la renta media, μ. Este hecho garantiza que 0 ≤ A ≤ 1.
Además, para un nivel dado de renta media, una distribución de la renta más diversa
lograr una curva de indiferencia social más baja y ser equivalente a un MEDE más bajo .
484 Parte V: Equidad y
distribución

Ingresos del
hogar 2

M2

MEDE
Curva de
indiferencia social

M1 MEDE Ingresos del


hogar 1
Figura 14.8
Renta equivalente distribuida equitativamente

La flexibilidad de esta medida reside en la libertad de elección de la función de


utilidad de la renta de los hogares. Dada la hipótesis de una función utilitaria de
bienestar social, es la utilidad de los hogares la que determina la importancia que la
medida concede a la desigualdad. Una forma comúnmente utilizada de función de
utilidad es
M1-ε
U(M) = , ε /= 1, (14.24)
1-ε
que permite contener los juicios sobre el bienestar del analista político en el valor
elegido del parámetro ε. El valor de ε determina el grado de concavidad de la función
de utilidad: se hace más cóncava a medida que ε aumenta. Un aumento de la
concavidad aumenta la importancia relativa de las rentas bajas porque hace que la
utilidad marginal de la renta
disminuyen a un ritmo más rápido. La función de utilidad es isoelástica y cóncava si ε
≥ 0. Cuando
ε = 1, U(M) = log(M), y cuando ε = 0, U(M) = M.
La medida de Atkinson puede ilustrarse con el ejemplo de la distribución de la renta
{1, 3, 6, 9, 11}. Si ε =21 la función de utilidad del hogar es U = 1/2 por lo que el
2M el bienestar social es nivel de

11/2 31/2 61/2 91/2 111/2


W=2× +2× +2× +2× +2× = 22.996. (14.25)
La renta equivalente igualmente distribuida resuelve entonces
485 Capítulo 14: Desigualdad y pobreza

5 × 2 × (M)1/2 = 22.996, (14.26)

por lo que MEDE = 5,2882. Esto da el valor de la medida de Atkinson


como 5.2882
A=1- = 0.1186. (14.27)
6

14.4.4 Una aplicación

Como se ha señalado en el debate, las medidas de desigualdad se utilizan con


frecuencia en el análisis práctico de las políticas. La tabla 14.2 resume los resultados
de un estudio de la OCDE sobre el cambio de la desigualdad a lo largo del tiempo en
una amplia gama de países. Para ello, se calcula la desigualdad en dos momentos del
tiempo y se determina el cambio porcentual en la medida. La desigualdad se calcula
para los ingresos antes de impuestos y transferencias, y para los ingresos después de
impuestos y transferencias. La diferencia entre los niveles de desigualdad en estas dos
situaciones da una idea de hasta qué punto el sistema de impuestos y transferencias
consigue redistribuir la renta.
Observando los resultados, en todos los casos la desigualdad es menor después de
impuestos y transferencias que antes, por lo que los sistemas fiscales de los países
estudiados son redistributivos. Por ejemplo, en Dinamarca la desigualdad es de
0,0420 cuando se mide por Gini antes de impuestos y transferencias, pero sólo de
0,0217 después. El segundo mensaje general de los resultados es que la desigualdad
ha tendido a aumentar en estos países: sólo en tres casos se ha reducido, y en todos
ellos después de impuestos y transferencias.
También es interesante observar las clasificaciones de la desigualdad y los
cambios en la desigualdad según las distintas medidas. Si existe un acuerdo general
para las diferentes medidas, entonces podemos estar seguros de que la elección de la
medida no es demasiado crítica para lo que observamos. En cuanto al nivel de
desigualdad, las cuatro medidas coinciden tanto en el caso antes de impuestos como
después de impuestos, excepto el SCV (coeficiente de variación al cuadrado), que
invierte la clasificación de Dinamarca y Suecia después de impuestos y
transferencias, y el Atkinson, que invierte la clasificación de Dinamarca y Estados
Unidos antes de impuestos y transferencias. Para estas cuatro medidas existe un
grado considerable de coherencia en las clasificaciones. Tomando la opinión
mayoritaria, obsérvese que antes de impuestos y transferencias la clasificación (con
el mayor nivel de desigualdad en primer lugar) es Italia, Suecia, Estados Unidos,
Dinamarca y Japón. Después de la operación de impuestos y transferencias, esta
clasificación pasa a ser Italia, Estados Unidos, Japón, Suecia y Dinamarca. Este
cambio en la clasificación es una prueba de los sistemas fiscales y de transferencias
altamente redistributivos que se aplican en los países nórdicos.
486 Parte V: Equidad y
Las clasificaciones para el cambio en la desigualdad no son tan coherentes en las
distribución
cuatro medidas, pero sigue habiendo un acuerdo considerable. El orden mayoritario
para el antes
487 Capítulo 14: Desigualdad y pobreza

Cuadro 14.2
Desigualdades antes y después de impuestos y transferencias

SCV Gini Medida


Atkinson Antes de Después Antes Después Antes Después

Dinamarca 1994 0.671 0.229 0.420 0.217 0.209 0.041


% Variación 1983-1994 4.9 2.0 11.2 -4.9 25.3 -11.1
Italia 1993 1.19 0.584 0.570 0.345 0.299 0.105
% Variación 1984-1993 59.6 44.7 20.8 12.8 43.8 33.1
Japón 1994 0.536 0.296 0.340 .265 0.124 0.059
% Variación 1984-1994 33.7 21.7 14.0 4.9 47.3 10.9
Suecia 1995 0.894 0.217 0.487 0.230 0.262 0.049
Variación en % 1975- 49.1 36.9 17.2 -1.0 28.7 3.2
1995
Estados Unidos 1995 0.811 0.441 0.455 0.344 0.205 0.100
% Variación 1974-1995 32.0 25.4 13.1 10.0 19.6 18.6

Fuente: OCDE ECO/WKP(98)2.


Notas: El coeficiente de variación al cuadrado (SCV) se define por SCV = [H - 1] C. Para la medida
Atkinson, ε = 0,5.

El caso de los impuestos y las transferencias (con el mayor aumento de la


desigualdad en primer lugar) es el de Italia, Suecia, Japón, Estados Unidos y
Dinamarca. La medida de Atkinson sitúa a Japón en cabeza e invierte la posición de
Dinamarca y Estados Unidos. Para la clasificación después de impuestos y
transferencias, las medidas de Gini y Atkinson producen la misma clasificación, pero
el VPC sitúa a Suecia por encima de Estados Unidos y Japón. Pero lo que está claro
es el acuerdo general sobre un aumento de la desigualdad.
El examen de esta aplicación ha demostrado que las diferentes medidas pueden
producir una imagen bastante coherente sobre la clasificación por desigualdad, sobre
los cambios en la desigualdad y sobre el efecto de los impuestos y las transferencias.
A pesar de las diferencias destacadas en el análisis de las medidas, cuando se ponen
en práctica de esta manera, las diferencias no tienen por qué conducir a un
desacuerdo generalizado entre las medidas. De hecho, puede surgir una imagen
bastante armoniosa.

14.5 Pobreza

La característica esencial de la pobreza es la posesión de menos recursos de los


necesarios para alcanzar un nivel de vida aceptable. Lo que constituye la pobreza
puede entenderse de la misma forma intuitiva que lo que constituye la desigualdad,
pero vuelven a surgir cuestiones similares sobre la medida correcta cuando
intentamos ofrecer una cuantificación. En este apartado
488 Parte V: Equidad y
distribución

analiza en primer lugar los conceptos de pobreza y de umbral de pobreza, y a


continuación pasa revista a una serie de mediciones habituales de la pobreza.

14.5.1 Pobreza y umbral de pobreza

Antes de medir la pobreza, es necesario definirla. Es obvio que la pobreza se refiere a una
situación que implica una falta de ingresos y, en consecuencia, un bajo nivel de
consumo y bienestar. Lo que no está tan claro es la norma con respecto a la cual debe
juzgarse el nivel de ingresos. En este contexto se plantean dos posibilidades: una
concepción absoluta de la pobreza y otra relativa. La distinción entre ambas tiene
implicaciones para los cambios en el nivel de pobreza a lo largo del tiempo y el éxito
de la política para aliviar la pobreza.
El concepto de pobreza absoluta supone que existe un nivel mínimo fijo de
consumo (y, por tanto, de ingresos) que constituye pobreza y es independiente del
tiempo o el lugar. Ese nivel mínimo de consumo puede ser una dieta suficiente para
mantener la salud y una vivienda y ropa limitadas. Según el concepto de pobreza
absoluta, si los ingresos de todos los hogares aumentan, finalmente no habrá
pobreza. Aunque el concepto de pobreza absoluta estaba probablemente implícito en
los primeros estudios sobre la pobreza, como el de Rowntree en 1901, desde
entonces se ha rechazado en general la idoneidad de la pobreza absoluta. En su lugar
se ha adoptado la noción de pobreza relativa.
La pobreza relativa no es un concepto reciente. Ya en 1776, Adam Smith definía
la pobreza como la falta de lo necesario, entendiendo por lo necesario "todo aquello
de lo que la costumbre del país hace indecente que carezcan las personas dignas de
crédito, incluso las de más bajo nivel". Esta definición deja claro que la pobreza
relativa se define en función de los estándares de una sociedad determinada en un
momento dado y que el nivel que representa la pobreza aumenta a medida que lo hace
la renta de esa sociedad. Operando bajo un estándar relativo, resulta mucho más
difícil eliminar la pobreza. La pobreza relativa también se ha definido en términos de
capacidad de "participar" en la sociedad. La pobreza surge entonces cuando un hogar
no posee recursos suficientes que le permitan participar en las actividades habituales
de su sociedad.
El punto de partida para medir la pobreza es establecer un umbral de pobreza que
separe a los que se considera que viven en la pobreza de los que no. Por supuesto,
este umbral de pobreza se aplica a los niveles de ingresos tras la aplicación de una
escala de equivalencia. El hecho de que la pobreza se considere absoluta o relativa
tiene poca importancia a la hora de fijar un umbral de pobreza en un momento
determinado (aunque los defensores de un concepto de pobreza absoluta pueden
optar por fijarlo más bajo). Donde sí importa la distinción es si el umbral de pobreza
se ajusta a lo largo del tiempo y cómo. Si se adoptara un umbral de pobreza absoluto, no
489 Capítulo 14: Desigualdad y pobreza
habría revisión.
490 Parte V: Equidad y
distribución

Por el contrario, con la pobreza relativa, el nivel del umbral subiría o bajaría en
función de los ingresos medios.
En la práctica, los umbrales de pobreza se han determinado a menudo siguiendo el
enfoque de las necesidades mínimas que se examinó en relación con los baremos de
equivalencia. Como se indica en el apartado 14.3, este es el caso del umbral de
pobreza de EE.UU. que se fijó en 1963 y desde entonces se actualiza anualmente.
Como el conjunto de necesidades mínimas no ha cambiado, el concepto subyacente
es el de una medida de pobreza absoluta. En el Reino Unido, el umbral de pobreza es
el nivel de ingresos que equivale al 120% o al 140% de la prestación complementaria
mínima. Dado que este nivel de prestaciones viene determinado por las necesidades
mínimas, existe un umbral de pobreza de necesidades mínimas. Además, las
prestaciones han aumentado con el incremento de la renta media, lo que ha
provocado un aumento del umbral de pobreza. Así pues, el umbral de pobreza del
Reino Unido representa la utilización de un concepto relativo de pobreza.
La suposición de que hay un cambio preciso entre pobreza y no pobreza cuando se
cruza el umbral de pobreza es muy fuerte. Es mucho más natural que se produzca
una salida gradual de la pobreza a medida que aumentan los ingresos. La precisión
del umbral de pobreza también puede dificultar la determinación de dónde debe
situarse si el nivel de pobreza depende críticamente de la elección precisa. Ambas
dificultades pueden superarse observando que, a menudo, lo que importa no es el
nivel exacto de pobreza, sino los cambios en el nivel de pobreza a lo largo del
tiempo y entre países. En estos casos, el valor de la pobreza no es demasiado
importante, sino sólo la clasificación. Esto sugiere el procedimiento de calcular la
pobreza para una serie de umbrales de pobreza. Si la pobreza es hoy más alta para
todas las líneas de pobreza que ayer, entonces parece inequívoco que la pobreza ha
aumentado. En este sentido, es posible que el umbral de pobreza no tenga realmente
una importancia decisiva para los usos que se suelen dar a la medición de la pobreza.
A continuación se presenta una aplicación que ilustra este argumento.

14.5.2 Medidas contra la pobreza

El umbral de pobreza se da ahora por sentado, y pasamos a debatir medidas


alternativas de la pobreza. La cuestión básica en este debate es cuál es la mejor
manera de combinar dos datos (cuántos hogares son pobres y cuán pobres son) en
una única medida cuantitativa de la pobreza. Mediante la descripción de una serie de
medidas, el debate pondrá de manifiesto las propiedades que es deseable que posea
una medida de la pobreza.
A lo largo del debate, el umbral de pobreza se indica mediante el nivel de renta z, de
modo que un hogar con un nivel de renta inferior o igual a z se considera en situación
de pobreza. Para un hogar con ingresos Mh, la diferencia de ingresos mide en qué
491 Capítulo 14: Desigualdad y pobreza
medida sus ingresos están por debajo del umbral de pobreza. Si se denomina gh a la
diferencia de ingresos del hogar h, se obtiene lo siguiente
Mh. Dado el umbral de pobreza z y una distribución de la renta { M 1 ,. . . , M H
gh = z -
},
492 Parte V: Equidad y
distribución

donde M1 ≤ M2 ≤ . . . ≤ MH , el número de hogares en situación de pobreza se


denota por q. El valor de q viene definido por los hechos de que la renta del
hogar q está en el umbral de pobreza o por debajo de él, por lo que Mq ≤ z, pero
la del siguiente hogar está por encima de Mq+1 > z.
La medida más sencilla de la pobreza es el índice de recuento, que determina el
alcance de la pobreza.
de la pobreza contando el número de hogares cuyos ingresos no superan el umbral de
pobreza. Expresando el número como proporción de la población, la tasa de recuento
se define como
q
E= . (14.28)
H
Esta medida de la pobreza fue utilizada por primera vez por Rowntree en 1901 y se
ha empleado en muchos estudios posteriores. La principal ventaja del índice de
recuento es su sencillez de cálculo.
La ratio de recuento está claramente limitada porque no se ve afectada por lo por
debajo del umbral de pobreza que se encuentren los hogares. Por ejemplo, con un
umbral de pobreza de z = 10, las distribuciones de la renta {1, 1, 20, 40, 50} y {9, 9,
20, 40, 50} tendrían ambas una ratio de recuento
de E = 25 . Es muy posible que un responsable político vea estas distribuciones de la
renta de forma diferente, ya que el
renta necesaria para aliviar la pobreza en el segundo caso (2 unidades) es mucho
menor que la
necesarios para el primero (18 unidades). La ratio de recuento tampoco se ve
afectada por ninguna transferencia de ingresos de un hogar pobre a otro más rico si
ambos hogares permanecen en el mismo lado del umbral de pobreza. Peor aún,
obsérvese que si cambiamos el segundo
a {7, 11, 20, 40, 50}, el ratio de recuento desciende a E = 1, por 5lo que se produce
una regresión.
transferencia ha reducido realmente la ratio de personal. Esto ocurrirá siempre que un
traslado
eleva la renta del beneficiario de la transferencia por encima del umbral de pobreza.
En el recuento sólo se utiliza una de las dos informaciones sobre la pobreza. Una
medida que utiliza únicamente información sobre lo por debajo del umbral de
pobreza están los ingresos de los hogares pobres es la brecha de pobreza agregada.
Se define como la suma simple de las diferencias de ingresos de los hogares pobres.
Recordando que son los primeros q hogares los que se encuentran en situación de
pobreza, la brecha de pobreza agregada es
q
Σ
V = gh. (14.29)
h=1
493 Capítulo 14: Desigualdad y pobreza
La interpretación de esta medida es que se trata de los ingresos adicionales para los
pobres que se necesitan para eliminar la pobreza. Proporciona cierta información, pero
está limitada por el hecho de que no es sensible a los cambios en el número de pobres.
Además, la brecha de pobreza agregada da la misma importancia a todos los déficits
de ingresos, independientemente de la distancia que los separa de los umbrales de
pobreza.
494 Parte V: Equidad y
distribución

umbral de pobreza. Por lo tanto, es insensible a las transferencias, a menos que la


transferencia saque a uno de los hogares de la pobreza. Para ver este último punto,
para el umbral de pobreza de z = 10 las distribuciones de renta {5, 5, 20, 40, 50} y
{1, 9, 20, 40, 50} tienen una pobreza agregada
brecha de V = 10. La distribución entre los pobres es algo diferente en los dos
casos.
Una extensión directa de la brecha de pobreza agregada consiste en ajustar la
medida teniendo en cuenta el número de pobres. Para ello, se calcula la brecha de
pobreza agregada y se divide por el número de pobres. Por último, el valor obtenido
se divide por el valor del umbral de pobreza, z, para obtener una medida cuyo valor
se sitúa entre 0 (ausencia de pobreza) y 1 (todos los hogares en situación de pobreza
carecen de ingresos):
Σq
1 gh
h=1
I= z q . (14.30)

Para la distribución de la renta {1, 9, 20, 40, 50}, el coeficiente de la diferencia de renta
cuando z = 10 es
19+1
I= = 0.5. (14.31)
10 2
Sin embargo, cuando esta distribución de la renta cambia a {1, 10, 20, 40, 50}, de modo
que ahora sólo un hogar se encuentra en situación de pobreza, la medida pasa a ser
19
I= = 0.9. (14.32)
10 1
Este ejemplo revela que el coeficiente de la brecha de ingresos tiene la desafortunada
propiedad de poder informar del aumento de la pobreza cuando los ingresos de un
hogar cruzan el umbral de pobreza y se reduce el número de pobres.
Estas observaciones sugieren que es necesario reflexionar más detenidamente
sobre las propiedades que debe poseer una medida de la pobreza. En 1976, Amartya
K. Sen sugirió que una medida de la pobreza debería tener las siguientes
propiedades:
• Las transferencias de ingresos entre hogares por encima del umbral de pobreza no
deberían afectar a la cuantía de la pobreza.
• Si un hogar por debajo del umbral de pobreza empeora, la pobreza debería aumentar.
• La medida de la pobreza debe ser anónima, es decir, no debe depender de quién es
pobre.
• Una transferencia regresiva entre los pobres debería aumentar la pobreza.
495 Capítulo 14: Desigualdad y pobreza

Se trata de propiedades que ya se han puesto de relieve en el debate. También se


propusieron otras dos propiedades:
• La ponderación otorgada a un hogar debe depender de su clasificación entre los
pobres, lo que significa que debe darse más peso a los que están más por debajo del
umbral de pobreza.
• La medida debería reducirse al recuento si todos los pobres tienen el mismo nivel
de ingresos.
Una medida de la pobreza que cumple todas estas condiciones es la medida Sen
q
S = E I + (1 - I) G , (14.33)
p
q+1
donde Gp es la medida de Gini de la desigualdad de ingresos entre los hogares por
debajo del umbral de pobreza. Esta medida de la pobreza combina una medida del
número de personas en situación de pobreza (el coeficiente de recuento), una
medida del déficit de ingresos (el coeficiente de la brecha de ingresos) y una medida
de la desigualdad de ingresos (el coeficiente de la brecha de ingresos).
medida de la distribución de la renta entre los pobres (el Gini). Aplicando la
medida Sen a la distribución de la renta {1, 9, 20, 40, 50}, cuando z = 10, tenemos
5
E
= e I = 0,5. El Gini se calcula para la distribución de la renta de los pobres {1,
2

9}, por lo que


Gp = 1 - 3 × 1 + 9] = 4 . Estos valores dan
1[
22×5 10
2 42
S= 0.5 + (1 - 0.5) = 0.2533. (14.34)
5 10 2 + 1
En cambio, para la distribución {1, 10, 20, 40, 50} que se juzgó peor utilizando el
coeficiente de diferencia de ingresos, no hay desigualdad entre los pobres (ya que hay
un único pobre
persona), por lo que la medida Sen es
1 1
S= 0.9 + (1 - 0.9) 0 = 0.18, (14.35)
5 1+1
que es simplemente el índice de recuento y registra un nivel de pobreza más bajo.
Existe otra propiedad deseable que conduce a una clase alternativa e importante de
medidas de la pobreza. Consideremos una población que puede dividirse en distintos
subgrupos. Por ejemplo, imaginemos que dividimos la población en habitantes de
zonas rurales y urbanas. La propiedad que deseamos es que la medida pueda asignar
un nivel de pobreza a cada uno de los grupos y agregar estos niveles de pobreza de
grupo en un único nivel para la sociedad total. Además, queremos que la medida
agregada aumente si la pobreza aumenta en uno de los subgrupos y no disminuye en
ninguno de los demás. Así, si la pobreza rural aumenta mientras que la pobreza urbana
496 Parte V: Equidad y
permanece
distribución igual, la pobreza agregada debe aumentar. Cualquier medida de pobreza
que satisfaga esta condición se denomina coherente con los subgrupos.
497 Capítulo 14: Desigualdad y pobreza

Antes de introducir una forma de medida que sea coherente con los subgrupos,
merece la pena proporcionar un debate adicional sobre el efecto de las transferencias.
Todas las medidas analizadas hasta ahora han tenido la propiedad de que el efecto de
una transferencia ha sido independiente de los niveles de ingresos del perdedor y del
beneficiario (excepto cuando la transferencia se producía entre hogares situados a
distintos lados del umbral de pobreza o cambiaba el número de pobres). De la misma
manera que en la medición de la desigualdad, donde defendíamos que se magnificara
el efecto de las desviaciones alejadas de la media, podemos defender que el efecto de
una transferencia en la medición de la pobreza debería depender de los ingresos de los
implicados en la transferencia. Por ejemplo, una transferencia fuera del hogar con
ingresos más bajos debería tener más efecto en la pobreza medida que una
transferencia fuera de un hogar cercano al umbral de pobreza. Una medida de la
pobreza satisfará esta sensibilidad a las transferencias si el aumento de la pobreza
medida causado por una transferencia de ingresos de un hogar pobre a un hogar
pobre con ingresos más elevados es menor cuanto mayores sean los ingresos del
hogar con ingresos más bajos.
Dejemos que la población total permanezca en H . Supongamos que esta población

puede dividirse en Ŵ subgrupos
h separados. Sea la diferencia de ingresos de un
miembro pobre del subgrupo γ y qγ el número de pobres de ese subgrupo. Utilizando
esta notación, una medida de la pobreza que
satisface la propiedad de consistencia de subgrupos es la clase Foster-Greer-
Thorbecke (FGT), dada por
, γ ,α
Ŵ q γ
1Σ Σ
, gh , .
Pα= (14.36)
H z
γ =1 h=1
La forma de esta medida depende del valor elegido para el parámetro α. Si α = 0,
entonces
ΣŴ qγ
γ =1
P0 = = E, (14.37)
H
el coeficiente de recuento. Si en cambio α = 1, entonces

,
ΣŴ gγ
1 h,
P1 = H
,Σ = EI, (14.38)
γ =1 h=1 z
el producto de la ratio de recuento y la ratio de diferencia de ingresos. Obsérvese que
P0 es insensible a las transferencias, mientras que el efecto de una transferencia para
P1 es independiente de los ingresos de los hogares implicados. Para valores más altos
de α, la medida FGT satisface la sensibilidad a las transferencias, y se da más peso a
las diferencias de renta de los hogares con rentas más bajas.
498 Parte V: Equidad y
distribución

14.5.3 Dos aplicaciones

El uso de estas medidas de pobreza se ilustra ahora revisando dos aplicaciones. La


primera aplicación, extraída de Foster, Greer y Thorbecke (1984), muestra cómo la
coherencia de los subgrupos puede aportar información adicional sobre las fuentes de
la pobreza. La segunda aplicación se extrae de un documento de trabajo de la OCDE e
ilustra cómo puede utilizarse una serie de umbrales de pobreza para comprobar la
coherencia. También revela que puede haber un buen grado de acuerdo entre
diferentes medidas de la pobreza.
El cuadro 14.3 muestra una aplicación de la medida FGT. Los datos proceden de un
hogar
encuesta en Nairobi y agrupa a la población en función de su tiempo de residencia en
Nairobi. La medida utilizada es la medida P2 , por lo que α = 2. Como ya se ha
comentado, el uso de la medida FGT permite identificar la contribución de cada grupo
a la pobreza total.
Por ejemplo, los que viven en Nairobi entre 6 y 10 años tienen un nivel de pobreza
de 0,0343 y contribuyen en un 12,1% a la pobreza total; éste es también el porcentaje
en que se reduciría la pobreza total si se elevara a todo este grupo por encima del
umbral de pobreza. La división en grupos también permite determinar dónde se
produce la mayor contribución a la pobreza. En este caso, la mayor contribución
corresponde a las personas de entre 21 y 70 años. Aunque el nivel de pobreza real en
este grupo es bajo, el número de hogares de este grupo hace que tengan un efecto
importante en la pobreza.
La segunda aplicación se recoge en el cuadro 14.4. Este análisis de la OCDE
estudia la evolución de la pobreza a lo largo de (aproximadamente) un período de
diez años, desde mediados de los años ochenta hasta el

Cuadro 14.3
Pobreza según la medida FGT P2

Años en NairobiNivel de pobrezaContribución a la pobreza


total (%)

0 0.4267 5.6
0.01-1 0.1237 6.5
2 0.1264 6.6
3-5 0.0257 5.1
6-10 0.0343 12.1
11-15 0.0291 9.4
16-20 0.0260 6.6
21-70 0.0555 23.8
Residente permanente 0.1659 8.7
No se 0.2461 15.5
499 Capítulo 14: Desigualdad y pobreza
Total 0.0558 99.9

Fuente: Foster, Greer y Thorbecke (1984).


500 Parte V: Equidad y
distribución

Tabla 14.4
Evolución de la pobreza (% de cambio en la medida de la pobreza)

Umbral de pobreza
(% de la renta media) 40% 50% 50% 50% 60%

Medida Recuento de personas Recuento de personas Brecha de


ingresos Índice Sen Recuento de personas Australia, 1984-1993/940,0 -
2.7 5.0 -4.2 -1.4
Bélgica, 1983-1995 -1.4 -2.8 1.1 -27.1 -2.3
Alemania, 1984-1994 1.8 2.9 3.8
Japón, 1984-1994 0.6 0.8 2.5 23.1 1.0
Suecia, 1983-1995 0.9 23.7 0.4
Estados Unidos, 1985-1995 -1.2 -1.2 0.2 -4.9 -0.1
Fuente: OCDE ECO/WKP(98)2.

mediados de los años noventa. Las cifras indicadas son, por tanto, el cambio
porcentual en la medida y no el valor de la medida. Lo que muestran los resultados
es que la dirección del cambio en la pobreza medida por el índice de recuento no es
sensible a la elección del umbral de pobreza; la única incoherencia es el valor de
Australia con un umbral de pobreza del 40% de los ingresos medios. En concreto, la
pobreza ha disminuido en Australia, Bélgica y Estados Unidos, pero ha aumentado en
Alemania, Japón y Suecia. Los resultados de las tres columnas centrales muestran los
cálculos para tres medidas de pobreza diferentes. Estos muestran que la medida Sen
y el recuento de cabezas coinciden siempre en la dirección del cambio. No ocurre lo
mismo con la diferencia de ingresos, que discrepa de las otras dos para Australia y
Estados Unidos.

14.6 Desigualdad de oportunidades

La literatura sobre la igualdad de oportunidades se centra principalmente en separar


las fuentes de desigualdad de resultados que son moralmente aceptables de las que
son moralmente inaceptables. En el libro seminal de Roemer, Equality of
Opportunity (1998), se demuestra que algunas desigualdades de resultados son
moralmente aceptables. Los resultados desiguales que son consecuencia de factores
de los que se considera que los individuos son responsables -lo que se denomina
esfuerzo- son moralmente aceptables y no deben compensarse. Sólo deben
compensarse las desigualdades que quedan fuera del ámbito de la elección individual,
denominadas circunstancias. Ejemplos típicos de circunstancias que pueden afectar a
los resultados individuales son el entorno familiar y atributos individuales como la
raza, el sexo y el lugar de nacimiento. Para explorar estas ideas, primero es necesario
definir la igualdad de oportunidades.
501 Capítulo 14: Desigualdad y pobreza

14.6.1 Definir la igualdad de oportunidades

¿Cuándo son iguales las oportunidades? La idea central es observar cómo varían los
conjuntos de oportunidades de las personas en función de su entorno familiar, raza,
sexo, etcétera. La igualdad de oportunidades se alcanza cuando ningún conjunto de
circunstancias es preferible a otro conjunto de circunstancias por parte de todos los
individuos. Dado que las personas que se enfrentan a circunstancias similares pueden
obtener resultados diferentes, el problema consiste en comparar la distribución de los
resultados en función de las circunstancias.
Consideremos una situación en la que se permite a los individuos elegir sus
circunstancias,
s -que denominamos su tipo- antes de conocer su nivel de esfuerzo. La igualdad de
oportunidades prevalece entre las circunstancias s y s′ si s no es preferida a s′ por
todos los individuos, y viceversa. En otras palabras, las personas no ordenan
unánimemente los conjuntos de oportunidades s y s′. El conjunto de oportunidades de
un individuo puede representarse mediante
la función de distribución condicional F(x|s) que denota la probabilidad de producir
un resultado menor o igual que x para un tipo dado s. Por ejemplo, esto podría
describir el
distribución de los logros educativos de los alumnos de familias con ingresos bajos
(digamos tipo s) en comparación con los alumnos de familias con ingresos altos
(digamos tipo s′).
Bajo el supuesto (débil) de que las preferencias satisfacen los criterios de
dominancia estocástica de primer orden (FSD) y dominancia estocástica de segundo
orden (SSD), las pruebas de dominancia estocástica pueden utilizarse para clasificar
funciones de distribución condicional. Las definiciones formales de dominancia
estocástica de primer orden (FSD) y dominancia estocástica de segundo orden (SSD)
se dan, respectivamente, en (14.39) y (14.40). Supongamos una desigualdad de
oportunidades en la que todos los individuos prefieren la circunstancia s a la
circunstancia s′. La desigualdad de oportunidades definida como dominancia
estocástica de primer orden entre s y s′ significa que la distribución del resultado x
condicional a s está para todo x por debajo de la distribución de x condicional a la
circunstancia s′:

s FSD s′ si F(x|s) ≤ F(x|s′), ∀x ∈ ℜ+. (14.39)


Sin embargo, puede demostrarse fácilmente que se trata de una definición muy
débil de igualdad de
oportunidad. De hecho, supongamos una situación en la que la distribución de
resultados del tipo s siempre domina a la distribución de resultados del tipo s′,
excepto en la parte superior (posiblemente, cuando se
ejercer el máximo esfuerzo). Según la definición de dominancia estocástica de primer
orden, en este caso no se rechaza la igualdad de oportunidades. Pero es injusta porque
502 Parte V: Equidad y
tipo s′ debe realizar el máximo esfuerzo para tener la oportunidad de superar al
distribución
el
tipo s.
La dominancia estocástica de segundo orden proporciona restricciones adicionales.
En el segundo orden
dominancia estocástica, la igualdad de oportunidades prevalece cuando el valor
esperado derivado de la distribución F(y|s) no es mayor que el derivado de F(y|s′):
503 Capítulo 14: Desigualdad y pobreza

∫ x ∫ x
s SSD s′ si F(y|s)dy ≤ F(y|s′)dy, ∀x ∈ ℜ+. (14.40)
0 0

14.6.2 Medir la igualdad de oportunidades

Las técnicas econométricas de dominancia estocástica pueden utilizarse para probar


la FSD y la SSD de las distribuciones condicionales. En relación con la medida
clásica de la desigualdad, también podemos estimar la desigualdad de oportunidades
con un índice de tipo Gini. Este índice se basa en la equivalencia entre SSD y
dominancia de Lorenz. El índice de oportunidad de Gini (GO) con k tipos se define
como
k
1Σ Σ
GO(x) = j - G ) -j μ (1 -i G )),
p ip j(μ (1 i (14.41)
μ
i=1 j>i

donde μ es la media de la población, μk la media del grupo k, pk el peso


poblacional del grupo k y G el coeficiente de Gini. El índice GO calcula la suma de
todas las diferencias por pares de los conjuntos de oportunidades de todos los tipos,
donde los conjuntos de oportunidades se definen como el doble del área bajo la
curva de Lorenz generalizada, μs(1 - Gs), para el tipo
s. El índice GO está en el intervalo [0, 1]. Un valor de 0 indica la perfecta igualdad de
oportunidad.

14.6.3 Política de igualdad de oportunidades

¿Cómo se traduce la teoría de la igualdad de oportunidades en política? La


característica distintiva de la política de igualdad de oportunidades, en comparación
con la política de bienestar clásica, es que se t r a t a de una política no
asistencialista. El asistencialismo es el punto de vista según el cual sólo el conjunto
de vectores de posibilidades de resultados (bienestar) importa a la hora de elegir una
política pública. Para ser precisos, si representamos las preferencias individuales
sobre alternativas sociales mediante funciones de utilidad, entonces la elección de
una alternativa social debería depender sólo de la información que se puede
recuperar de los conjuntos de posibilidades de utilidad. En este sentido, el
bienestarismo es una visión consecuencialista.
El enfoque de la igualdad de oportunidades dice que no se puede juzgar la bondad
de un resultado social conociendo sólo la distribución de los resultados; también hay
que saber cuánto se esforzó la gente para evaluar esa bondad. Dicho de otro modo,
hay que conocer el papel del esfuerzo en el logro para juzgar la bondad de una
política pública. Desde esta perspectiva, el impuesto sobre la renta puede no ser el
instrumento preferido para igualar las oportunidades de obtener ingresos (como
504 Parte V: Equidad
recomienda y
el principio fiscal): uno, naturalmente
distribución
505 Capítulo 14: Desigualdad y pobreza

piensa en la utilización de la política de financiación de la educación como método


para compensar a los niños de familias desfavorecidas.
A modo de ejemplo, existe una gran diferencia entre una política de igualdad de
recursos, que invierte la misma cantidad en todos los niños, y una política de igualdad
de oportunidades, que invierte en los niños para compensar las diferentes
circunstancias sociales. Estados Unidos, con su sistema de educación pública
financiada localmente, es en la mayoría de los lugares menos equitativo incluso de lo
que sería la política de igualdad de recursos: es decir, normalmente se invierte más
en la educación pública de los niños aventajados que en la de los desfavorecidos. La
mayoría de las políticas de discriminación positiva se basan en un planteamiento de
igualdad de oportunidades.

14.7 Desigualdad intergeneracional

La movilidad social se produce cuando las distintas generaciones de una familia


tienen un estatus social diferente. Formalmente, la movilidad social se refiere a la
falta de correlación entre los logros educativos y los ingresos de los padres y los de
sus hijos. ¿En qué medida el bajo nivel educativo y la consiguiente pobreza son
transmitidos por los padres a sus hijos? ¿Cómo se puede medir? ¿Y cómo puede
explicarse?

14.7.1 Cuestiones de medición

Existen básicamente dos conjuntos de medidas de la transmisión de la renta y la


educación entre generaciones. El primer conjunto relaciona los ingresos de los
padres con los de los hijos, o la educación de los padres con la de los hijos. Tanto la
correlación como las elasticidades de estas variables entre padres e hijos
proporcionan una medida básica de la transmisión intergeneracional de la renta y la
educación. La diferencia entre correlaciones y elasticidades refleja las diferencias en la
varianza de la renta/educación de las generaciones de padres e hijos. La correlación
está siempre entre 0 y 1, pero la elasticidad puede ser superior a 1 si aumenta la
desigualdad entre generaciones. El complemento de la
La correlación (1- correlation) es una medida de la movilidad intergeneracional.
Las cuestiones centrales son medir la renta permanente promediando sobre un
periodo suficiente
número de años (para tener en cuenta los choques temporales y la progresión de los
ingresos a lo largo de la vida) y comparar los ingresos de los padres con los de los
hijos en el mismo momento de su ciclo vital. A título ilustrativo, Nicoletti y Ermisch
(2007) obtienen elasticidades de la renta para Estados Unidos de alrededor de 0,5 a
0,6, y para el Reino Unido de alrededor de 0,3. Las elasticidades de los países
506 Parte V: Equidad y
distribución
nórdicos son siempre inferiores a 0,3. La comparación entre países y a lo largo del
tiempo de estas elasticidades requiere el uso de
507 Capítulo 14: Desigualdad y pobreza

los mismos métodos de estimación, las mismas definiciones y la misma regla de


selección de muestras. También existen interesantes no linealidades en las
elasticidades. Bratsberg et al. (2007) encuentran fuertes no linealidades en los países
nórdicos, pero no en Estados Unidos ni en el Reino Unido. Por ejemplo, en
Dinamarca las elasticidades son de 0,06 en la parte inferior de la distribución de la
renta y de 0,31 en la parte superior. Sugieren que esta no linealidad está relacionada
con los sólidos sistemas de educación pública que existen en los países nórdicos.
El segundo conjunto de medidas utiliza matrices de transición para estimar la
movilidad en cada punto de la distribución. Las matrices de transición nos permiten
comparar la movilidad en toda la distribución y no sólo en torno a la media. Jantti et
al. (2006) dividen la distribución en quintiles y estudian la movilidad entre quintiles.
Constatan que más del 40% de los hijos nacidos en Estados Unidos de padres
situados en el quintil más bajo se encuentran ellos mismos en el quintil más bajo. La
movilidad desde el quintil más bajo es mucho mayor en los países nórdicos. Los
autores concluyen que gran parte de la diferencia en las tasas de movilidad entre
Estados Unidos y los países nórdicos es atribuible a la diferencia en las colas de las
distribuciones de ingresos. La movilidad en los tres quintiles intermedios es muy
similar en todos los países.
Algunos autores definen la movilidad ascendente como la probabilidad de que el
rango percentil de un hijo en la distribución de hijos supere el rango percentil del
padre en la distribución de padres. En este caso se da más importancia a los
pequeños movimientos de posición en comparación con el enfoque por quintiles o
cuartiles. Se ha demostrado que esta distinción es importante, ya que el grado de
movilidad ascendente de los negros en Estados Unidos es similar al de los blancos
cuando se utiliza la métrica de movilidad más fina.

14.7.2 Mecanismos causales

Comprender los factores determinantes de las correlaciones intergeneracionales es


crucial para el desarrollo de políticas públicas adecuadas. Sin desvelar las fuerzas
motrices de la transmisión intergeneracional, es imposible averiguar cómo promover
cambios. Se trata, por supuesto, de una tarea muy difícil, ya que a menudo se da el
caso de que cualquier atributo parental concreto (por ejemplo, como la educación o
los ingresos) está correlacionado con una variedad de características parentales no
observables.

Naturaleza y crianza
Las fuertes correlaciones salariales y educativas entre hermanos revelan la
importancia de los factores genéticos y ambientales compartidos, pero no son muy
útiles para precisar los mecanismos causales. Bjorklund et al. (2005) utilizan
508 Parte V: Equidad y
correlaciones
distribución entre
509 Capítulo 14: Desigualdad y pobreza

gemelos idénticos, gemelos fraternos, hermanos completos, medio hermanos y


hermanos adoptados, cuando ambos se crían juntos para distinguir entre naturaleza y
crianza. Demuestran que la genética es más importante que el entorno compartido.
Sorprendentemente, la correlación entre gemelos idénticos es sólo de 0,36.
Debemos interpretar esta descomposición entre naturaleza y crianza con mucha
prudencia porque es posible que los gemelos sean tratados de forma diferente por los
padres y, lo que es más importante, porque con el apareamiento asortativo las personas
tienden a casarse con personas de características similares y, por tanto, es probable que
compartan características genéticas. Es igualmente probable que exista una interacción
positiva entre factores ambientales y genéticos que complique la separación de los
efectos de ambos. Además, los gemelos no son representativos de la población.
Utilizando una muestra de niños adoptados en Wisconsin, Plug (2004) encuentra
un coeficiente de regresión de aproximadamente 0,28 en la educación de la madre
adoptiva. Sin embargo, la interpretación de este dato no está clara, ya que la
adopción no es aleatoria y puede dar lugar a una selección positiva por la que los
adoptados con altas capacidades acaben en familias más educadas. En general, esta
bibliografía sobre las correlaciones entre gemelos, hermanos y adoptados sugiere que
tanto los factores ambientales como los genéticos son importantes. Aun así, no
podemos estar seguros de qué factores son los más importantes. En conjunto, los
resultados de la bibliografía son muy incoherentes. Algunos estudios consideran que el
efecto del padre es más importante, mientras que otros consideran que los efectos de
la madre son más importantes.

Sistema escolar
Se ha demostrado que el sistema escolar importa. Un argumento estándar se basa en
las restricciones crediticias. Solon (2004) presenta un modelo básico en el que las
familias tienen restricciones de crédito y deben reducir el consumo actual para invertir
en capital humano. Si no hay restricciones crediticias, y por tanto los padres pueden
tomar prestado de los ingresos futuros de sus hijos, cada familia invertirá de forma
óptima en el capital humano de sus hijos (suponiendo un altruismo perfecto). Las
condiciones de optimalidad recomendarán invertir más en niños con altas
capacidades, por lo que deberíamos esperar una transmisión intergeneracional de la
desigualdad sólo si la capacidad del niño y los ingresos de los padres están
correlacionados. Sin embargo, si existen restricciones crediticias, las familias pobres
no pueden invertir de forma óptima en el capital humano de sus hijos. En
consecuencia, un mayor nivel de ingresos significa un aumento de la inversión en
capital humano.
El modelo también predice que la elasticidad intergeneracional aumenta con la
transmisión genética de la capacidad y la tasa de rendimiento de la inversión en
capital humano, pero disminuye con la inversión pública en educación. La
510 Parte V: Equidad y
consecuencia
distribución es que las bajas elasticidades de los países nórdicos podrían explicarse
bien por el bajo rendimiento de la inversión en formación (las distribuciones
comprimidas de los ingresos), bien por el sistema educativo público que
511 Capítulo 14: Desigualdad y pobreza

tiende a igualar las oportunidades educativas de los niños. Ichino et al. (2009) aportan
pruebas sugestivas de que existe una correlación negativa de -0,54 entre el gasto
público en educación y la elasticidad intergeneracional de los ingresos. La
correlación es
aún mayor con el gasto público en educación primaria.

Actitudes y comportamientos sociales


¿Qué transmiten los padres a sus hijos? Otros científicos sociales han afirmado que
las actitudes importan más que el estatus socioeconómico de la familia. Esto es
especialmente relevante para los grupos de renta baja y las minorías. De hecho,
Cunha y Heckman (2008) analizan un gran número de estudios que demuestran que
los factores no pecuniarios (costes psíquicos, motivaciones, etc.) desempeñan un
papel importante a la hora de explicar por qué las minorías y las personas de familias
con bajos ingresos no asisten a la universidad a pesar de que sea económicamente
rentable hacerlo. Dado que la rentabilidad de la escolarización es menor para las
personas con menos probabilidades de asistir a la universidad, estos grupos pueden
optar "racionalmente" por invertir poco en educación. Obviamente, los economistas
tienen mucho que aprender de otros científicos sociales para comprender mejor los
factores no políticos que determinan los futuros logros económicos y educativos.

Segregación
La segregación es importante para comprender la dinámica de la desigualdad de grupo.
Los miembros de distintos grupos con idéntica distribución de capacidades
cognitivas invertirán de forma diferente en la educación de sus hijos cuando la
segregación sea suficientemente grande. Además, la relación entre igualdad de grupo
y segregación social puede presentar una discontinuidad si existe un nivel crítico de
segregación tal que la convergencia hacia la igualdad de grupo se produce si y sólo si
la segregación se sitúa por debajo de este umbral. Por lo tanto, un pequeño aumento de
la integración social, si lleva a la economía a cruzar el umbral, puede tener grandes
efectos sobre la desigualdad de grupo a largo plazo, mientras que un gran aumento
de la integración que no cruce el umbral puede no tener ningún efecto persistente.
Esto sugiere que la desigualdad económica entre grupos sociales podría surgir
endógenamente bajo ciertas condiciones, sin discriminación preexistente o
diferencias de grupo en capacidad o riqueza.
Los sistemas dinámicos con retroalimentación positiva pueden mostrar múltiples
tipos de comportamiento autorrefuerzo a nivel de grupo. La retroalimentación
positiva significa que, aunque existe una tendencia a que los miembros de un grupo
tomen decisiones similares, dicha retroalimentación no dice cuál se toma
generalmente. La implicación de la retroalimentación positiva es que diferentes grupos
con características idénticas pueden llegar a adoptar diferentes normas de
comportamiento. Se trata, sin duda, de una fructífera línea de investigación, pero no
512 Parte V: Equidad y
resulta obvio un método adecuado de comprobación empírica. De hecho, no hay
distribución
acuerdo en la literatura sobre cómo medir la segregación.
513 Capítulo 14: Desigualdad y pobreza

(con casi 20 índices diferentes de segregación que representan distintos conceptos


como uniformidad, exposición, concentración, centralización y agrupación), por lo
que apenas es posible comprobar si la segregación es una de las principales causas de
las diferencias raciales y sociales en los resultados económicos.

14.8 Conclusiones

La necesidad de cuantificar viene impulsada por el objetivo de realizar


comparaciones precisas. Lo que aporta el análisis eco nómico es la comprensión del
puente entre los conceptos intuitivos de desigualdad y pobreza y las medidas
específicas de estos fenómenos. El análisis puede analizar las implicaciones de las
medidas alternativas y proporcionar los principios que debe satisfacer una buena
medida.
El primer problema que nos planteamos en este capítulo fue la comparación de
ingresos entre hogares de distinta composición. Está claro que es más caro mantener
a una familia numerosa que a una pequeña, pero resulta más difícil determinar
exactamente cuánto más caro. Las escalas de equivalencia se introdujeron como
herramienta analítica para resolver este problema. Inicialmente, estas escalas se
basaban en el coste de alcanzar un nivel de vida mínimo. Aunque sencillo, este
planteamiento no es fácilmente generalizable a niveles de renta más elevados, ni
tiene demasiado en cuenta la optimización económica. En principio, las escalas de
equivalencia podrían construirse directamente a partir de las funciones de utilidad,
pero para ello hay que abordar la cuestión de cómo se agregan las preferencias de los
miembros individuales de un hogar en un orden de preferencias doméstico.
La desigualdad se produce cuando unos hogares tienen unos ingresos superiores
(una vez equiparados los ingresos en función de la composición del hogar) a otros.
La curva de Lorenz es un instrumento gráfico para contrastar las distribuciones de la
renta. Algunas distribuciones de la renta pueden clasificarse directamente mediante
la curva de Lorenz, en cuyo caso no hay ambigüedad sobre cuál tiene más
desigualdad, pero no todas las distribuciones pueden serlo. Las medidas de
desigualdad proporcionan una evaluación cuantitativa de la desigualdad imponiendo
restricciones más allá de las incorporadas en la curva de Lorenz. En este capítulo se
investigaron las propiedades de varias medidas de desigualdad. De particular
importancia fue la observación de que todas las medidas de desigualdad incorporan
juicios implícitos sobre el bienestar. Por ello, la medida de Atkinson s e construye
sobre la base de que los juicios de bienestar deben hacerse explícitos y la medida de
desigualdad se construye sobre estos juicios. En principio, las medidas alternativas
pueden generar clasificaciones diferentes de las distribuciones de ingresos, pero en la
práctica, como demostró la aplicación, pueden producir clasificaciones muy
coherentes.
514 Parte V: Equidad y
distribución

En muchos sentidos, la medición de la pobreza plantea cuestiones similares a las de


la desigualdad. La característica adicional de la pobreza es la necesidad de
determinar si los hogares pueden clasificarse como pobres. El umbral de pobreza,
que establece la división entre los dos grupos, desempeña un papel fundamental en la
medición de la pobreza. Dónde y cómo situar este umbral de pobreza es importante,
pero más fundamental es cómo debe ajustarse a lo largo del tiempo. Aquí está en
juego la cuestión clave de si la pobreza debe considerarse en términos absolutos o
relativos. La práctica en los países desarrollados es utilizar la pobreza relativa. En este
capítulo se han examinado diversas medidas de la pobreza, desde el índice de
recuento hasta la medida de Foster-Greer-Thorbecke. Estas medidas también se
distinguen por una serie de propiedades de sensibilidad. Las aplicaciones mostraron
cómo podían utilizarse y que las distintas medidas podían ofrecer una imagen
coherente de la evolución de la pobreza a pesar de sus diferentes bases conceptuales.
El capítulo ha revelado cómo el análisis económico es capaz de aportar ideas sobre lo
que
que suponemos cuando empleamos una determinada medida de la desigualdad o la
pobreza. También ha revelado cómo podemos pensar en el proceso de mejora de
nuestras medidas. La desigualdad y la pobreza son cuestiones importantes, y una
mejor medición es un punto de partida necesario para una mejor política.

Lecturas complementarias

La relación entre las medidas de desigualdad y el bienestar social se estudió por primera vez en:
Atkinson, A. B. 1970. Sobre la medición de la desigualdad. Journal of Economic Theory 2: 244-
63. Un estudio exhaustivo de la medición de la desigualdad se encuentra en:
Sen, A. K. 1997. Sobre la desigualdad económica. Oxford: Oxford
University Press. Un tratamiento de libro de texto en:
Lambert, P. 1989. La distribución y redistribución de la renta: A Mathematical Analysis. Oxford:
Basil Blackwell.
Las cuestiones relativas a la definición y las implicaciones del umbral de pobreza se
tratan en: Atkinson, A. B. 1987. On the measurement of poverty. Econometrica. 55:
749-64.
Callan, T., y Nolan, B. 1991. Conceptos de pobreza y umbral de pobreza. Journal of Economic
Surveys 5: 243-61.
La derivación de la medida Sen, y una discusión general de la construcción de medidas a partir de un
conjunto de axiomas viene dada por:
Sen, A. K. 1976. Poverty: An ordinal approach to measurement. Econometrica 44: 219-31. La
medida FGT se analizó por primera vez en:

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