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TODO EL MUNDO

DETESTA A LA
POLICIA
Parece una ley física. Cuanto má s pierde
crédito el orden social, má s arma a su
policía. Cuanto má s se retraen las
instituciones, má s hacen avanzar a sus
vigilantes. Cuanto menos inspiran
respeto las autoridades, má s buscan
mantenernos respetuosos por medio de
la fuerza. Y es un círculo vicioso,
porque la fuerza nunca posee nada
respetable. Es por esto que al creciente
desenfreno de fuerza responde una
eficacia cada vez menor de ésta. El
mantenimiento del orden es la
actividad principal de un orden ya
fallido.
Cuando una administració n tan benigna todos los dominios, a una vasta
tiene que rodearse con tantos guardias, operació n policial librada día tras día,
subterfugios y amenazas para era inevitable que la policía se
defenderse de sus administrados hasta convirtiera en una cuestió n política.
tomar pintas de fortaleza kafkiana, es No es por nada que hayamos visto
que una cierta racionalidad ha llegado a resurgir en Washington, en las
su término. Cuando el buen orden de protestas contra la investidura de
las manifestaciones no puede seguir Donald Trump, la pancarta de la
siendo garantizado má s que con el primavera francesa «Seamos
impacto de granadas de perdigones, es ingobernables», convertida en «Become
que «la sociedad» ha alcanzado ya el ungovernable». Mientras que la policía
estadio de los cuidados paliativos. tiene, en el seno del aparato
Cuando la calma de las periferias es al gubernamental, la funció n de asegurar
precio de armar a los antimotines con en ú ltima instancia la sumisió n
fusiles automá ticos, es que una figura individual y producir a la població n
del mundo ha pasado. Nunca es una como població n, como masa
buena señ al, para un régimen despolitizada, impotente y por tanto
«democrático», tomar la costumbre de gobernable, era ló gico que un conflicto
disparar contra su població n. Desde el que expresa el rechazo a ser gobernado
tiempo en que la política se reduce, en comience por arremeter contra la
policía y adopte como eslogan má s nada má s que la constitució n del
popular: «Todo el mundo detesta a la Estado, su forma misma. En la época, no
policía». es todavía un instrumento a las manos
de éste. Es así que en el curso de los
siglos XCII y XVIII, la policía tiene
todavía un significado muy amplio: la
EL REBAÑO, ESCAPANDO policía es entonces «todo lo que puede
dar ornamento, forma y esplendor a la
DE SU PASTOR, ciudad»1. La policía es tanto la
NO PODIA ENCONTRAR propiedad de las calles como el
MEJOR GRITO DE abastecimiento de los mercados, tanto
el alumbrado pú blico como el encierro
GUERRA de los vagabundos, tanto el justo precio
del grano como la limpia de los canales,
tanto la salubridad del há bitat urbano
como el arresto del bandido.
«Todo el mundo detesta la policía» dice
Si se quiere comprender lo que se juega
má s que una simple animadversió n
en esta cuestió n eminentemente
contra los policías. Porque, para los
política de la policía, hace falta
primeros pensadores de la soberanía a
aprehender el truco de prestidigitació n
comienzos del siglo XVII, la policía no es 1
Turquet de Mayerne
que se opera entre la policía como Vela por el orden de las cosas mediante
medio y la policía como fin. Hay por un las armas del desorden y reina sobre lo
lado el orden ideal, legal, ficticio del visible mediante su actividad inasible.
mundo —la policía como fin— y hay su Sus prá cticas cotidianas —secuestrar,
orden, o má s bien su desorden, real. golpear, espiar, robar, forzar, engañ ar,
mentir, matar, estar armada— cubren
el conjunto del registro de la ilegalidad.
Tanto es así que su existencia misma no
deja nunca de ser, en el fondo,
LA FUNCION DE LA inconfesable. Puesto que es la prueba
de que lo legal no es lo real, de que el
POLICIA COMO MEDIO orden no reina, de que la sociedad no se
ES sostiene porque no se sostiene por sí
HACER QUE, misma, la policía se encuentra
infinitamente expulsada hacia un punto
EXTERIORMENTE, EL del mundo que está ciego de
ORDEN QUERIDO TENGA pensamiento. Ya que es, para el orden
LA APARIENCIA DE reinante, como una marca de
REINAR. nacimiento en medio de la cara. Es la
actualidad y la permanencia del
estado de excepción — lo que toda a un camarada sin razó n alguna un día
soberanía quisiera poder ocultar, pero de manifestació n e ironiza: «Hago lo
que es forzada a exhibir regularmente que yo quiero. ¿Lo ves? Hoy para mí
para hacerse temer. Si el estado de ¡también es la anarquía!».
excepció n es esa suspensió n
momentá nea de la ley que permite
restablecer, por medio de las medidas
má s arbitrarias y má s sangrientas, las
condiciones del reino de la ley, la policía
es lo que queda del estado de excepció n
cuando esas condiciones han sido
restauradas. La policía, en su
funcionamiento cotidiano, es lo que
persiste del estado de excepció n en la
situació n normal. Es por esto que su
funcionamiento soberano está él mismo
tan oculto. Es siempre enmascarado,
frente al detenido recalcitrante, cuando
el policía suelta: « ¡La ley soy yo!». O
cuando el antimotines mete en el coche
Tanto para la economía política como Que la pena de muerte, abolida por la
para la cibernética, la policía ley, haya sido manifiestamente
permanece como un resto vergonzoso e restablecida por la policía en los casos
impensable, un memento mori que les de intervenciones contra los
recuerda que su orden, que se quisiera «terroristas»2. Que ésta haya
natural, no lo es todavía y sin duda no conseguido arrogarse una impunidad
lo será jamá s. Así, la policía vela por un judicial má s o menos total para sus
orden aparente que no es interiormente extravagancias má s indefendibles.
sino desorden. Es la verdad de un El eslogan «Todo el mundo detesta a la
mundo de mentira, y de este modo policía» no expresa una constatació n,
mentira continuada Atestigua que: que sería falsa, sino un afecto, que es
vital. Contrariamente a aquello por lo
que se inquietan cobardemente
gobernantes y editores, no hay un «foso
que se ahonda año con año entre policía
EL ORDEN REINANTE ES y población», hay un foso que se ahonda
ARTIFICIAL, entre aquellos, innumerables, que
tienen excelentes motivos para detestar
Y SERÁ TARDE O
TEMPRANO DESTRUIDO.
2
“Terroristas” como Gabriel Gusman, Facundo Castro y tantxs otrxs; la
regla Nº 7 de “El gran juego de la guerra civil” Tiqqun.
a la policía y la masa asustada de su relació n se ha invertido. Son los
quienes abrazan la causa de los gobernantes quienes son ahora los
policías, cuando no abrazan a un juguetes en manos de la policía. Ya no
policía. En realidad, a lo que asistimos les queda otra elecció n que acudir a la
es a un vuelco mayor en la relació n camilla de cualquier policía arañ ado y
gobierno y policía. Durante mucho ceder a todos los caprichos de la
tiempo, las fuerzas del orden eran esas corporació n. Después del derecho a
marionetas idiotas, despreciadas pero matar, el anonimato, la impunidad, el
brutales, alzadas contra las poblaciones ú ltimo modelo en armamento, ¿qué
reacias. Algo a mitad de camino entre el má s puede conseguir? Por lo demá s, no
paracaidista, el pararrayo y el faltan facciones del cuerpo policiaco
punching-ball. A partir de ahora, los que sienten que les crecen alas y
gobernantes han alcanzado tales sueñ an con transformarse en una
abismos de descrédito que el desprecio fuerza autó noma que tiene su propia
que atraen ha superado al de la policía, agenda política. En esto, Rusia
y ésta lo sabe. La corporació n de policía constituye una figura paradisiaca,
ha comprendido, aunque lentamente, donde los servicios secretos, la policía y
que se había convertido en la condició n el ejército han tomado ya el poder y
del gobierno, su kit de supervivencia, su gobiernan el país a su beneficio. Si la
respirador ambulante. Tanto es así que policía no es capaz ciertamente de
autonomizarse materialmente, esto no agotada. Sea cual sea el resultado de
impide manifestar con sus sirenas una elecció n presidencial, incluso
escandalosas la amenaza de su cuando la opció n de un «poder fuerte»
autonomía política. es la que predomina, a partir de ahora
La policía se encuentra así divida entre es un poder débil lo que la elecció n da a
dos tendencias contradictorias. Una, luz. Todo pasa como si la elecció n no
conservadora, funcionaria, hubiera tenido lugar. La minoría que se
«republicana», querría sin duda ha movilizado para hacer vencer a su
continuar siendo un simple medio al favorito lo ha puesto al timó n de una
servicio de un orden por cierto cada vez nave en perdició n.
menos respetado. Otra arde en deseos La promesa de rehacer brutalmente la
de romper las costuras, «hacer una unidad nacional se convierte en su
limpieza de la chusma» y no obedecer contrario: una vez llegado al poder, el
ya a nadie — ser para sí misma su candidato del retorno al orden
propio fin. encuentra frente a él no solamente
Para justificarse no le queda ya al secciones enteras de la sociedad, sino
Estado má s que la legitimidad secciones enteras del aparato de Estado
plebiscitaria de las grandes elecciones mismo.
democrá ticas; ahora bien, esta ú ltima
fuente de legitimidad actualmente está
adversario. Quien toma a los policías
por adversarios se prohíbe traspasar el
LA PROMESA DE VOLVER obstá culo que constituyen. Para
A PONER EL ORDEN conseguir apartarlos hace falta apuntar
NO HACE MÁS QUE má s allá de ellos. Ante la policía no
hay otra victoria que la política.
ACRECENTAR EL CAOS. Desorganizar sus filas, despojarla de
toda legitimidad, reducirla a la
impotencia, mantenerla a buena
distancia, concederse un margen mayor
de maniobra tanto en el momento
En un país como Francia, es decir, en un
deseado como en los sitios elegidos: así
país que puede sin duda ser un Estado
se destituye a la policía. «En ausencia de
policiaco con la condició n de que no lo
partido revolucionario, lxs verdaderos
proclame pú blicamente, sería insensato
revolucionarixs son aquellos que se
buscar una victoria militar sobre la
baten contra la policía»3. Hace falta
policía. Apuntar a un uniforme con un
escuchar toda la melancolía que se
adoquín no es la misma cosa que entrar
expresa en esta constatació n en 1968.
en un cuerpo a cuerpo con una fuerza
Si ante la policía lxs revolucionarixs se
armada. La policía es un blanco y no un
presentan por ahora débiles,
objetivo, un obstáculo y no un 3
Pierre Peuchmaurd.
desarmados, desorganizadxs, fichadxs, produce má s desorden de lo que
tienen sobre ella la ventaja estratégica restablece orden, su razó n de ser es lo
de no ser el medio de nadie, de no tener que incluso se pone en entredicho.
ninguna orden que cumplir y no ser un Entonces, o bien se obstina y termina
cuerpo. Nosotrxs, revolucionarixs, no por aparecer como un partido con sus
estamos vinculadxs por ninguna intereses propios, o bien regresa al
obediencia, estamos vinculados con nicho. En ambos casos, deja de ser un
todo tipo de camaradas, amigxs, medio ú til. Es destituida.
fuerzas, medios, có mplices, aliadxs. Esto
nos vuelve capaces de hacer pesar
sobre ciertas intervenciones de policía
la amenaza de que la operació n de
mantenimiento del orden desencadene
a cambio un desorden ingestionable.
Que un «abuso» en las periferias
desencadene semanas de motines
difusos, equivale a pagar demasiado
caro la licencia para humillar concedida
a las brigadas de seguridad pú blica.
Cuando una intervenció n de policía
Existe una asimetría fundamental entre
policía y revolucionarixs. Mientras que
la policía nos toma por blanco de sus
operaciones, a lo que apuntamos
nosotrxs la excede muy lejos

Una existencia puramente pú blica


ES LA POLICÍA GENERAL empuja a lxs revolucionarixs o bien a la
impotencia prá ctica, o bien a una
DE LA SOCIEDAD, SU represió n inmediata. Una existencia
ORGANIZACIÓN MISMA, puramente conspirativa deja
LA QUE TENEMOS EN LA ciertamente una mayor libertad de
LÍNEA DE MIRA. acció n, pero vuelve muy vulnerable a la
represió n y políticamente inofensivo. Se
trata por tanto de mantener juntxs una
capacidad de difusió n de masas y un
necesario escaló n conspirativo. primeras redes de la Resistencia no
Organizarse revolucionariamente procedieron de otro modo. Tanto en el
implica un juego sutil entre lo visible y caso de Siria como de los viejos maquis,
lo invisible, lo pú blico y lo clandestino, se trata de conseguir arrancar barrios,
lo legal y lo ilegal. Nos hace falta campos, disponer de zonas un poco
aceptar que la lucha, en este mundo, es seguras que permitan superar el
esencialmente criminal, porque en estadio de la actividad discreta,
ella todo se ha vuelto criminalizable. anó nima, de grupos pequeñ os. «La vida
Una fuerza revolucionaria no puede está en el uso, no en el tiempo», como
construirse má s que en red, de lo decía Manouchian.
cercano a lo cercano, apoyá ndose en
amistades seguras, tejiendo
furtivamente complicidades
inesperadas hasta en el corazó n del
aparato adverso. Es así como se
formaron en Siria los «tanzikiyat», ese
tejido de pequeñ os nú cleos autó nomos
de revolucionarixs que má s adelante COMITÉ INVISIBLE.
fueron la columna vertebral de la auto-
organizació n popular. En su tiempo, las

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