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Estrategia Nacional contra el Crimen Organizado y la Delincuencia Grave 2019-2023

Estrategia Nacional contra


el Crimen Organizado y la
Delincuencia Grave 2019-2023
“La seguridad es un proyecto en común”

La Estrategia Nacional Contra el Crimen Organizado y la


Delincuencia Grave 2019-2023 ha sido aprobada por el Consejo de
Seguridad Nacional.
En el proceso de elaboración han participado: Ministerio de Justicia,
Ministerio de Hacienda, Ministerio del Interior, Ministerio de
Economía y Empresa, Fiscalia General del Estado y Departamento de
Seguridad Nacional.
Estrategia Nacional contra el Crimen Organizado y la Delincuencia Grave 2019-2023

PRÓLOGO DEL MINISTRO DEL INTERIOR

G
arantizar el libre ejercicio de los derechos y libertades consagrados en

nuestra Constitución es un deber que recae en todas las Instituciones del Estado y,
de manera particular, corresponde al Ministerio del Interior garantizar la seguridad
pública. Para ello, es necesario dotarnos de

estrategias que permitan desarrollar mecanismos eficaces dirigidos a poder


materializar nuestra misión en beneficio de todos, siendo los principios inspiradores
de estas, unidad de acción, anticipación, eficiencia y resiliencia.

La Estrategia de Seguridad Nacional 2017, consecuencia del consenso, interpreta la


Política de Seguridad desde un punto de vista global en el que la colaboración
público-privada y la participación ciudadana deben estar presentes para avanzar
más eficazmente en preservar este derecho. Por eso, debemos interiorizar que “la
seguridad es un proyecto común”.

En esta Estrategia, se incluye el crimen organizado y la delincuencia grave entre las


principales amenazas a la Seguridad Nacional, siendo uno de sus objetivos
específicos la lucha contra estos fenómenos, articulando una serie de líneas de acción
estratégicas encaminadas a disminuir el impacto de tales amenazas en la sociedad.

En el presente siglo XXI, a la amenaza directa que generan el crimen organizado y


la delincuencia grave, se deben sumar los riesgos que supone la interacción de estos
fenómenos con otros que afectan a la seguridad nacional e internacional, tales como
el terrorismo, los conflictos armados, la proliferación de armas de destrucción
masiva, el espionaje, las ciberamenazas y las amenazas sobre las infraestructuras
críticas.

Estas progresivas conexiones entre distintas amenazas implican nuevos escenarios


aún más críticos que suponen un reto para nuestro Estado del Bienestar, debiendo
abordarse desde una perspectiva multidisciplinar, trasversal e integradora que
involucre a toda la sociedad.

Todas estas amenazas se complementan con distintos desafíos como la inestabilidad


Estrategia Nacional contra el Crimen Organizado y la Delincuencia Grave 2019-2023

económica y financiera, la vulnerabilidad energética, los flujos migratorios


irregulares, las epidemias y pandemias, las emergencias y catástrofes y los efectos
derivados del cambio climático, que pueden provocar situaciones de inestabilidad en
la sociedad y propiciar el surgimiento de nuevas amenazas.

El crimen organizado por su carácter transnacional, su flexibilidad, capacidad de


adaptación y obtención de beneficios ilícitos, supone uno de los mayores impactos
negativos en las sociedades modernas, con graves secuelas en la salud de sus
ciudadanos, en la economía de los Estados, en el medio ambiente etc., por lo que se
hacen, si cabe, cada vez más imprescindibles en la prevención y lucha contra esta
amenaza, la colaboración, la cooperación y el intercambio de información, a nivel
nacional e internacional.

En este contexto, esta Estrategia supone una actualización a los cambios


delincuenciales y sociales ocurridos en los últimos años. Estos cambios pueden
condicionar nuestro escenario de seguridad, por lo que debemos dotarnos de un
marco de referencia estratégico acorde con los nuevos riesgos a los que nos
enfrentamos.

Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, dentro de sus ámbitos respectivos,
deben tener en cuenta las directrices recogidas en esta Estrategia, dirigidas a
combatir esta criminalidad, asegurando la coordinación a nivel estratégico y
operativo en materia de lucha contra el crimen organizado y la delincuencia grave.
Además, servirá como principio inspirador en sus relaciones con el resto de actores
públicos y privados de seguridad, nacionales e internacionales.

Por todo ello, es muy gratificante presentar esta nueva Estrategia Nacional contra el
Crimen Organizado y la Delincuencia Grave dirigida a servir de herramienta para
avanzar en el objetivo final de enfrentarnos más eficazmente contra estos fenómenos
que tanto daño hacen a nuestra sociedad.

Fernando Grande-Marlaska Gómez Ministro del Interior


Estrategia Nacional contra el Crimen Organizado y la Delincuencia Grave 2019-2023

1. RESUMEN EJECUTIVO

La Estrategia Nacional contra el Crimen Organizado y la


Delincuencia Grave 2019- 2023 viene a revisar y actualizar la anterior
Estrategia Española contra el Crimen Organizado 2011-2014. Aunque
algunas circunstancias en ella tratadas permanecen en vigor en la
actualidad, los cambios en determinados aspectos delincuenciales,
tecnológicos, sociales y de la situación internacional obligan a que,
tras varios años desde la finalización prevista de su vigencia (si bien,
desde entonces se ha continuado desarrollando la aplicación de
determinadas actuaciones e implementado otras), deba ser revisada y
puesta al día para tener una renovada visión estratégica.
Nos enfrentamos a nuevas amenazas y desafíos para la Seguridad
Nacional derivados de los escenarios, algunos nuevos, que presentan
el crimen organizado y la delincuencia grave. El objetivo principal de
esta Estrategia pretende minimizar las consecuencias negativas
asociadas a ellos, poner a disposición judicial a los criminales,
desarticular los grupos existentes y prevenir la implantación de otros
nuevos.
A grandes rasgos, se considera delincuencia grave aquélla que afecta
a los grandes derechos o bienes superiores del individuo (la vida, la
libertad, etc.), la que incide de manera intensa sobre los valores que
sustentan la convivencia (propiedad, ética, creencias, etc.) o la que
ataca a los ámbitos o aspectos socialmente más sensibles (liber tad
sexual, víctimas sensibles o vulnerables, como los menores, etc.).

Cuando la delincuencia grave se desarrolla por una pluralidad de


individuos que se conciertan de manera expresa para cometer sus
actividades delictivas en amplios territorios, ésta se convierte en
Estrategia Nacional contra el Crimen Organizado y la Delincuencia Grave 2019-2023

Delincuencia Organizada. Por sus características de


transnacionalidad, flexibilidad, adaptabilidad y recuperación es capaz
de interactuar con otras amenazas generadoras de riesgos, como los
conflictos armados, el terrorismo, la proliferación de armas de
destrucción masiva, el espionaje, los ciberdelitos y las amenazas sobre
las infraestructuras críticas. Unas y otras se activan y retroalimentan
potenciando su peligrosidad y aumentando la vulnerabilidad del
entorno donde la sociedad se desenvuelve.
Los documentos de evaluación de la situación del crimen organizado,
a nivel de la UE y de la ONU, lo consideran una de las principales
amenazas para la seguridad, por cuanto puede tener capacidad para
afectar a las estructuras y valores sociales, económicos o políticos y,
por tanto, a la estabilidad de los países.
Pero si bien la delincuencia organizada es la que provoca los efectos
más dañinos en las estructuras del Estado, la percepción cotidiana del
ciudadano ante actividades criminales consideradas como de menor
entidad, pero frecuentes, debe ser también tenida en cuenta para el
diseño de una respuesta más eficiente.
Actualmente, se precisa de una visión integral que dé una respuesta
global que involucre a todos los operadores públicos de seguridad, al
estar difuminados los

límites entre la seguridad exterior e interior de las naciones. Así,


desafíos como los flujos migratorios irregulares, la inestabilidad
Estrategia Nacional contra el Crimen Organizado y la Delincuencia Grave 2019-2023

económica y financiera, las emergencias y catástrofes, las epidemias


y pandemias y los efectos del cambio climático, traspasan fronteras e
invaden espacios comunes globales a toda la comunidad
internacional, rompiendo esa disyuntiva entre ámbito territorial
interno y externo.
Esta situación, además de demandar la participación de la sociedad,
obliga a una coordinación entre todas las administraciones con
responsabilidad en materia de seguridad, o el auxilio a jueces y
fiscales, para mejorar las formas de colaboración y de intercambio de
información e inteligencia relacionada con la delincuencia grave y el
crimen organizado, así como sus relaciones con el terrorismo y la
seguridad aérea, marítima, terrestre o económica.
En la elaboración de esta Estrategia se han tenido en cuenta los
principios rectores de la política de Seguridad Nacional: unidad de
acción, anticipación, eficiencia y resiliencia. Sobre ellos se sustentan
las diferentes líneas de acción estratégicas.
La Estrategia pretende ser un elemento de prevención que sirva para
reducir el impacto futuro de la amenaza, mediante la aplicación de
políticas de seguridad pública anticipativas y disuasorias. Por otra
parte, debe articularse como una herramienta de reacción frente
al crimen organizado y la delincuencia grave, que permita investigar,
perseguir y neutralizar estos fenómenos de la forma más eficaz. Y
finalmente, debe recoger aspectos de carácter asistencial y de
sensibilización social, que contribuyan a mejorar el apoyo y
protección a las víctimas, especialmente las más sensibles, como los
menores o las personas en situación de vulnerabilidad.

El eje vertebrador de esta Estrategia debe basarse en la promoción de


acciones proactivas y anticipativas de inteligencia estratégica y
operacional. Se precisa generar conocimiento que permita sumar
sinergias y dirigirlo hacia una respuesta a medio-largo plazo más
eficiente y preventiva ante la criminalidad organizada y grave.
Estrategia Nacional contra el Crimen Organizado y la Delincuencia Grave 2019-2023

En un mundo tan complejo como el actual, se deben facilitar a los


ciudadanos estrategias y herramientas que les ayuden a prevenir,
reaccionar y a ser resilientes frente a los problemas asociados al
crimen organizado y la delincuencia grave; así como, proporcionar a
las víctimas de estos hechos criminales el apoyo y asistencia que
necesitan. Todo ello para propiciar la esencial cooperación y
colaboración ciudadanas.
La presente Estrategia se estructura en torno a diez ejes de actuación,
siete troncales y tres trasversales, dirigidos a dar una respuesta global
a estos fenómenos complejos y con tantas dimensiones y
singularidades como son el crimen organizado y la delincuencia
grave.

Ejes troncales

El primer eje: “Inteligencia como prevención y


anticipación de amenazas”
Busca promover la generación de inteligencia como vehículo de
anticipación contra estos fenómenos. Resulta esencial el
conocimiento sobre la situación, la evolución y las nuevas tendencias
de la realidad criminal mediante el empleo de la inteligencia.
Estrategia Nacional contra el Crimen Organizado y la Delincuencia Grave 2019-2023

Se considera una prioridad la necesidad de continuar avanzando en la


potenciación de las estructuras de inteligencia, utilización de
herramientas idóneas, mejora de los canales de comunicación y
coordinación entre todos los operadores públicos de seguridad
nacionales e internacionales, y favorecer la actuación
en este ámbito. Todo ello sobre la base de contar con las suficientes
capacidades en tecnologías de la información y de una legislación
adecuada que permita la disponibilidad, el acceso ágil y el tratamiento
de datos relevantes para la seguridad pública.

El segundo eje: “Neutralizar la economía del


Crimen Organizado y de los delincuentes”
Se dirige a impulsar la investigación de la estructura económica y
financiera de los criminales y organizaciones delictivas para lograr la
incautación de los beneficios ilícitos como una de las respuestas más
eficaces para la neutralización de su actividad delictiva.
Requiere prestar especial atención a la actualización de los
instrumentos normativos sobre prevención y lucha contra el blanqueo
de capitales, potenciar e incrementar las investigaciones
patrimoniales, la localización y recuperación de activos, así como
impulsar los intercambios de información en los que se involucre a
los distintos actores nacionales e internacionales responsables al
efecto.
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El tercer eje: “Lucha contra los mercados


criminales y las graves formas delictivas”
Se basa en implementar medidas para minimizar el riesgo asociado a
todas las actividades criminales, orientando el mayor esfuerzo hacia
aquéllas con especial incidencia en el panorama criminal de España,
como son: el tráfico de estupefacientes, los delitos relacionados con
la corrupción, el
blanqueo de capitales, el cibercrimen, la trata de seres humanos, el
tráfico ilícito de migrantes, los delitos contra la propiedad intelectual
e industrial, los fraudes a los intereses de la Hacienda Pública, los
delitos contra el patrimonio (robos violentos y con fuerza), el tráfico
ilícito de armas y los delitos contra el medioambiente.

El cuarto eje: “Vinculación entre el Crimen


Organizado y el Terrorismo”
Persigue propiciar una respuesta que integre la inteligencia operativa
y estratégica generada sobre ambos tipos de amenazas, buscando
realizar interpretaciones más abiertas y creativas que faciliten nuevas
vías de prevención, investigación y análisis.
Estrategia Nacional contra el Crimen Organizado y la Delincuencia Grave 2019-2023

El quinto eje: “Cooperación y coordinación


internacional”
Busca continuar mejorando los mecanismos internacionales de
colaboración, cooperación, coordinación e intercambio de
información, tanto a nivel bilateral, con los socios de interés
estratégico para España, como multilateral en el seno de las
Organizaciones Internacionales de las que forma parte.

El sexto eje: “Seguridad: compromiso en


común”
Se orienta a integrar en la lucha contra estas amenazas a los distintos
actores implicados, en el sector público y en el privado, mediante el
refuerzo o, en su caso, establecimiento de canales de comunicación,
relación e información. Incluye favorecer acciones de formación
continua que permita sumar esfuerzos contra esta situación.

El séptimo eje: “Elaboración y adaptación


legislativa”
Se dirige a impulsar la adecuación y perfeccionamiento de la
legislación, adaptando los instrumentos jurídicos administrativos,
penales y procesales a las demandas de la lucha contra nuevas formas
de criminalidad.
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Adquiere relevancia la adaptación normativa en ámbitos de actuación


especialmente críticos, como el uso ilícito de las nuevas tecnologías
de información y comunicación, refuerzo de las figuras del testigo
protegido y agente encubierto, persecución de nuevas sustancias
ilícitas psicoactivas, etc.

Ejes transversales

El octavo eje: “Formación y capacitación”


Pretende potenciar la actualización y especialización de los
operadores públicos de seguridad, mediante la continua adaptación de
los procedimientos de trabajo a los nuevos métodos y técnicas
empleados por las organizaciones criminales.
La formación y capacitación en nuevas metodologías relacionadas
con las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC), la
inteligencia estratégica y operativa, la cibercriminalidad, el blanqueo
de capitales, etc., deben generar valor añadido en la lucha contra estos
fenómenos criminales.
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El noveno eje: “Nuevas tecnologías contra el


crimen del siglo XXI”
Prioriza ampliar el uso de nuevas tecnologías para enfrentarse más
eficazmente a la criminalidad organizada y la delincuencia grave del
presente siglo XXI. En un mundo global cada vez más tecnificado, la
utilización de herramientas tecnológicas en todos los ámbitos de
seguridad, debe ser una línea estratégica transversal contra una
criminalidad que las utiliza de forma generalizada para alcanzar más
fácilmente sus objetivos ilícitos.

El décimo eje: “Prevención de la delincuencia


organizada y grave”
Se dirige a impulsar el aprovechamiento de la inteligencia generada
en los diversos niveles para posibilitar la coordinación entre las
actuaciones de las unidades de investigación y las de prevención,
mejorando, así, las capacidades para enfrentar conjuntamente el
crimen organizado y la delincuencia grave. Los procesos de
inteligencia generados por los operadores públicos de seguridad
deben estar dirigidos a anticiparse a estas realidades criminales, tanto
en las labores de prevención, favoreciendo la sensación subjetiva de
seguridad con una presencia policial eficiente, como de investigación,
dando una respuesta integral al problema.
En resumen, esta Estrategia está diseñada para enfrentarse al crimen
organizado y a la delincuencia grave, reflejando los cambios en las
amenazas y las lecciones aprendidas en el pasado frente a este
problema complejo; aunque debiendo ser revisada transcurridos
cinco años desde su aprobación
o cuando lo aconsejen las circunstancias cambiantes del entorno
estratégico. Por tanto, se requiere que la respuesta policial sea
adaptativa, asumiendo estos desafíos como así se describen en la
Estrategia Nacional contra el Crimen Organizado y la Delincuencia Grave 2019-2023

Estrategia de Seguridad Nacional de 2017: “fenómenos que


incrementan la vulnerabilidad, provocando situaciones de
inestabilidad que pueden propiciar el surgimiento de otras
amenazas”.

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