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3.

RELACIONES LABORALES

OBSERVACIÓN

Proyectar al grupo el siguiente video.


Al terminar el video se pide que dos o tres personas expresen su opinión sobre el
interrogante planteado al final del video “¿Qué pasara?”
https://www.youtube.com/watch?v=hQ0LLv47li4

VINCULACIÓN

Actividad con Jenga:

(Jenga es un juego de actividad física y mental, en la que los participantes deben


retirar los bloques de madera de una torre, colocarlos en la parte superior, hasta
que ésta caiga)
Se debe tener construida la torre de Jenga con anterioridad. Se debe dividir a los
asistentes en dos grupos y se les da la indicación que sean los compañeros de
grupo los que decidan qué tablilla sacan y cómo debería hacerlo a la persona que
está ejecutando la acción. De tal manera, que la responsabilidad de la acción
recae no solo en la persona que se encarga de ejecutar, sino también en el equipo
que ha tomado las decisiones. Se van rotando todos los miembros de uno y otro
equipo hasta el momento que la torre caiga.
Es importante observar los diferentes comportamientos y actitudes de las
personas de los grupos, pues son el reflejo de la actitud que tomamos en el
trabajo de equipo.
Al finalizar la actividad, pedir que un participante de cada grupo exprese las
reflexiones que le dejó el ejercicio.

CONCIENTIZACIÓN
Introducción
Al crear al hombre, Dios le entrega el trabajo como una honrosa responsabilidad,
no como un castigo, pues el hombre trabajó desde que fue creado, aún, antes de
caer en pecado. Al pecar, lo que cambió fue la condición del trabajo (Génesis 2:15)
2:17-19).
El trabajo es el método de Dios para suplir nuestras necesidades, las de nuestra
familia, desarrollar nuestro potencial y servir al prójimo. Por eso, como hijos de
Dios estamos llamados a glorificar a Dios con un trabajo de calidad y esto es
imposible llevarlo a cabo de manera solitaria; por esta razón, debemos procurar
siempre tener una excelente relación con nuestra red de trabajo, aunque muchas
veces no sea fácil. “Trabajen de buena gana en todo lo que hagan, como si fuera
para el Señor y no para la gente.” (Colosenses 3:23 NTV).

1. La base de las buenas relaciones laborales

No debemos olvidar que la relación más importante que debemos cultivar es


nuestra relación con Dios y desde allí podremos cultivar unas buenas relaciones
laborales. Todos estamos llamados a desarrollar un trabajo según los planes y
propósitos de Dios y según los dones, talentos y habilidades que Él nos ha
concedido. Solo cultivando nuestra comunión con Dios, entenderemos para qué
estamos en ese sitio donde Él nos colocó (Salmo 32:8).

Es muy claro que quien nos puede guiar en nuestro caminar diario con las
personas que trabajamos y la manera cómo debemos tratarles es el Señor. Por
eso, necesitamos ser sensibles a su consejo a través de su Palabra.

2. Relación con los jefes

En la Biblia encontramos términos como “amos”, “esclavos” y “criados”, para


referirse a las relaciones de tipo laboral en los diferentes contextos socioculturales
a lo largo del tiempo. En nuestro contexto actual, lo podemos asociar a las
relaciones con jefes o personas en autoridad, de quiénes recibimos dirección en el
trabajo y a quien debemos rendir cuentas del mismo.

En la Palabra de Dios encontramos principios, que nos enseñan qué se espera de


nosotros respecto a las autoridades puestas sobre nuestra vida, independiente de
cuales sean sus actitudes y acciones. “Criados, estad sujetos con todo respeto a
vuestros amos; no solamente a los buenos y afables, sino también a los difíciles
de soportar. Porque esto merece aprobación, si alguno a causa de la conciencia
delante de Dios, sufre molestias padeciendo injustamente. Pues ¿qué gloria es, si
pecando sois abofeteados, y lo soportáis? Mas si haciendo lo bueno sufrís, y lo
soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios” (1 Pedro 2:18-20).

 Sujeción

La palabra “sumisión” o “sometimiento”, en el contexto bíblico refiriéndose a la


autoridad, implica un reconocimiento de la autoridad de la persona sobre nuestra
vida y una actitud de respeto a su investidura, entendiendo que la máxima
autoridad es Dios, y que Él es la fuente de toda autoridad. Sólo a Dios debemos
obediencia absoluta, a las demás autoridades debemos obedecer, siempre y
cuando no nos pidan algo contrario a la voluntad de Dios (Romanos 13:1).

 Respeto

Toda palabra o acción para con nuestros jefes en el trabajo, debe estar enmarcada
en el respeto y la amabilidad; esta es una excelente manera de dar testimonio de
nuestra identidad como hijos de Dios y como representantes suyos en la tierra
(Colosenses 3:17).

3. Manejo de las diferencias

Siempre encontraremos personas con las que tengamos diferencias en nuestro


ambiente laboral, pero lo importante es entender que, a través de ellas, el Señor
nos esta pasando por un proceso de perfeccionamiento, para llegar a parecernos
más a Cristo y reflejarlo a otros. Con un corazón agradecido con el Señor,
podemos ver en estas diferencias una manera de crecer y madurar y una
oportunidad de ver a Dios actuar poderosamente (Romanos 8:28-29).

En estas diferencias y conflictos, también es importante identificar y reconocer si


hemos hecho algo incorrecto o inapropiado y tratar de corregirlo. Si el causante es
la otra persona, esta puede ser una oportunidad para acercarnos en una actitud
mansa y humilde y cultivar así la reconciliación y un buen ambiente laboral.

Por otro lado, a la larga, estas diferencias nos llevan a experimentar la bendición
de Dios, debido a que producen un constante cambio, nos motivan a continuar
luchando y tomar mejores decisiones, todo esto redunda en un enriquecimiento de
las relaciones.
Es importante saber que no se trata de que la otra persona sea la horma de
nuestro zapato, sino ser el calzado que calce ese pie. “Me he hecho débil a los
débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos
modos salve a algunos” (1 Corintios 9:22).

4. La comunicación en las relaciones laborales


El éxito de las relaciones laborales va ligado en gran medida, a la habilidad que se
desarrolle en la comunicación, entendiendo la gran necesidad de todo ser humano
de ser escuchado.
Solo se podrá tener una comunicación eficaz, cuando el lenguaje es comprendido
y entendido por el otro de la manera como lo deseábamos. La utilización de
lenguaje interpretativo, general y vago genera dificultades, ya que los demás se
pueden sentir atacados, juzgados o amenazados fruto de una malinterpretación de
la comunicación (2 Timoteo 2:16).
Por otro lado, el arte de escuchar exige esfuerzo y atención, concentrándose
activamente en aquello que la otra persona desea comunicar, no solo en su
contenido, sino también en sus sentimientos (Santiago 1:19).
Aplicación Teoterápica
Si deseamos construir relaciones laborales gratificantes, se hace necesario
priorizar nuestra comunión con el Señor, apropiándonos de su enseñanza para
cultivar relaciones laborales saludables.

Es importante reconocer a las otras personas como valiosas en sí mismas y en la


manera como su trabajo aporta para el logro de metas y objetivos. De igual
manera, estamos llamados a seguir creciendo y madurando y así reflejar la
imagen de Cristo aún en nuestro contexto laboral. Esta será la mejor manera de
“evangelizar”, pues estamos siendo luz para otros.

DETERMINACIÓN

Se entrega una hoja a cada persona, para que responda los siguientes
interrogantes referentes a sus relaciones laborales:
 ¿Le es fácil relacionarse con su jefe y compañeros de trabajo?
 ¿Le cuesta trabajo reconocer los aspectos positivos de los demás?
 ¿Acostumbra hacer elogios a sus compañeros de trabajo?
 ¿Le incomoda recibir elogios?
 ¿Agradece fácilmente cuando recibe ayuda?

Tener en cuenta las respuestas a estos interrogantes para el tiempo de oración

CONSAGRACIÓN
El líder deberá dirigir un tiempo de oración teoterápica, pidiéndole al Señor por la
restauración de las relaciones laborales, para que nos dé una actitud correcta
frente al actual jefe y los compañeros.
Se sugiere orar con la canción “No hay paredes” de Jesús Adrián Romero
https://www.youtube.com/watch?v=9pV6xjMhnAw
REPRODUCCIÓN

Invitar a los asistentes a tomar decisiones y asumir compromisos específicos en


sus relaciones laborales, para que sean luz y testimonio donde Dios los ha puesto.

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