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La cátedra de humillación y servicio la encontramos aquí, “los amó hasta el in o hasta el extremo”
en plena hora de pasar de este mundo al Padre (morir) en una cena pascual anticipada. La actitud de
lavar los pies a sus discípulos era precisamente demostrar cuanto los amaba y que el servicio
debería ser mutuo y en humildad y que es mayor el que sirve.
Los discípulos en varias ocasiones habían mostrado la pasión por ser grandes (Mt 18:1-49; 20:20-
27; Mr 9:33-37; Lc 9:46-48), es obvio que en el reino de Dios ser grande es diferente a la conducta
y estándares que tiene el sistema humano, el ejemplo más grande era que el GRANDE lavó los pies
a sus discípulos, actitud que no significó que Cristo había perdido su dignidad, más bien dignificó el
concepto de servicio.
¿Sabéis lo que os he hecho? “Vosotros me llamáis Maestro y Señor...” vosotros también debéis
lavaros los pies los unos a los otros” (Juan 13:12-14, 15-20) Estamos dentro de un reino donde la
primacía y la honra están reservada a la Deidad y no para los hombres (Lc 22:24-30) por eso, no es
digno que alguien reciba la
gloria que le corresponde a Dios. A pesar de todas sus prerrogativas divinas Jesús mostró con su
ejemplo lo que en este reino significa el servicio. Los ciudadanos del Reino de Dios no debemos
olvidar este ejemplo, no esperemos ser servidos debemos
servir a los demás, así como Cristo nos enseñó.
2. El compañerismo
Se deriva de las buenas relaciones, comunión y de la enseñanza que hemos tratado líneas arriba, el
SERVICIO MUTUO, por lo tanto, debe distinguirnos esta relación como comunidad de amor que
somos, también ministerialmente hablando; practicando el compartir y ayudar a los más débiles. El
compañerismo es relación, pero también es cooperación.
La misma palabra que se traduce comunión es la misma que se utiliza para compañerismo,
KOINONIA que significa: participación en común, tanto en lo espiritual como material; (Hch 2:42;
Gal 2:9; 2Co 1:7; 8:23; Flm 17; Heb 10:33).
Dentro del compañerismo es importante que los discípulos conozcamos los siguientes principios:
• Conocerse a sí mismo. - Conocer sus defectos y virtudes, de lo contrario será un líder limitado. Si
no te das cuenta de ti mismo, tampoco te darás cuenta de los demás (Rom 12:3)
• Aceptarse a sí mismo. - Con sus virtudes y debilidades. Líder maduro reconoce sus faltas, derrota
al orgullo y da lugar a la humildad, no se compara con otros. Tiene un impulso al desarrollo
personal y aprovechar de ello. (Gal 5:14)
• Aceptar a otros.- Respeta las diferencias de personalidad, opinión y vida de sus compañeros, y no
trata de obligar a que los demás sean igual a él. “Ama a tu prójimo como a ti mismo” El líder
maduro no desarrolla una relación de “YO”. Nunca manipula a sus compañeros.
3. Cooperación
El resultado del compañerismo es la cooperación mutua, tanto en las necesidades personales como
en la obra, esto se puede hacer orando unos por, otros (2ª Cor 1:11; Mt 18:19; Ro 15:30), acogiendo
a los predicadores del evangelio cooperando con la verdad, (3ª Juan 8).
Quiero ilustrar con la “Pesca Milagrosa” (Lc 5:1-11); lo que hicieron los compañeros de Pedro
cuando el trabajo se tornó abundante “entonces hicieron señales a los compañeros que estaban en la
otra barca, para que viniesen a ayudarles... y se llenaron ambas barcas” debemos marcar nuestro
servicio a Dios con el COMPAÑERISMO, SERVICIO MUTUO Y COOPERACIÓN.
Una de las cosas que tanto vemos en la Obra del Señor son: paternalismo, complejo de superioridad,
autoritarismos, etc. que de hecho son reprochables; y una de las maneras prácticas para terminar con
esto, es vivir el COMPAÑERISMO, SERVICIO MUTUO Y COOPERACIÓN
TAREA: Aplicar uno de las 3 disciplinas vistas en la clase y llevar apuntado o escrito el ejemplo
donde lo aplicaron.
4. El Testimonio
a. Portadores del Evangelio
“...Nuestro testimonio ha sido creído...” se refiere al hecho de que los apóstoles, además de
proclamar las verdades del evangelio, habían dado testimonio del poder de estas verdades. El
Kerigma, el mensaje que ellos predicaban, tenía como especial objetivo producir un efecto de
cambio en la vida de los oyentes
La Iglesia es el instrumento válido del testimonio de Cristo, por lo que los cristianos debieran en
toda su vida y conducta ser verdaderos testigos del Cristo Resucitado.
El evangelio del Reino es para testimonio a todas las naciones, de lo que Cristo hizo en la cruz y lo
que ofrece como resultado de la victoria obtenida (Mt 24:14). La iglesia es portadora de este
evangelio con visión mundial, por lo que cada uno de nosotros somos testigos y testimonio a la vez
y no tenemos de que avergonzarnos de tan sagrada misión en la que Cristo nos dio su ejemplo a
seguir (2ª Tim 1:8).
Nunca podremos ser buenos comunicadores del evangelio, si nuestra conducta es distinta a nuestras
convicciones, echamos por los suelos lo que enseñamos, cuando nuestros hechos contradicen
nuestros dichos. Jesús recriminó fuertemente la hipocresía de los fariseos por este comportamiento,
por eso la gente lo respetaba, porque el respaldaba lo que decía con lo que vivía (Mateo 7:28-29,
Hechos 1:2). Igual testimonio pudo presentar Pablo ante sus oyentes (1ª Tes 2:9-12)
• Espíritu. - Cultivar nuestra relación con Dios, mediante la Palabra, la Oración, el congregarse, el
servir con amor, etc.
• Alma. - Cultivar todo lo que nos relaciona con nosotros mismos y con el prójimo: dones y talentos
que poseemos, la voluntad, sentimientos, emociones, intelecto, pensamientos, actitudes, relaciones,
haciéndolos crecer y prosperar y los usemos para la gloria de Dios.
• Cuerpo. - Implica cultivar todo aquello que nos ayude a vivir sana y eficientemente en lo
relacionado con nuestro ser exterior: alimentación, higiene, buena apariencia, estado físico, y evitar
hábitos destructivos.
Los bienes que tenemos no son para engrandecernos, son para honrar a Dios que es el dueño de
todo. Además del diezmo, hay otras formas de dar para la obra del Reino (Ex 35:20-29; 36:2-7; 1
Cron 29:6-18; 2ª Cor 9:7). También cuando damos a los pobres y necesitados (Dt 26:11-15). Dios
espera que administremos bien todo lo que poseemos.
2.Diezmo y Ofrenda
¿En qué forma nuestra disposición de pagar el diezmo y las ofrendas demuestra gratitud a
nuestro Padre Celestial por todas las bendiciones que nos da?
Se nos han dado mandamientos para que nos preparemos en todos los aspectos con el fin de volver
a vivir en la presencia de nuestro Padre Celestial. Él nos ha proporcionado la forma de agradecerle
nuestras bendiciones. El pagar los diezmos y las ofrendas y hacerlo de buena voluntad es una forma
de agradecerle. Al pagar las ofrendas, le demostramos que lo amamos y que obedeceremos Su
consejo.
¿De qué manera el pagar los diezmos y las ofrendas nos ayuda a demostrar nuestro
agradecimiento a nuestro Padre Celestial?
En tiempos modernos, el profeta José Smith suplicó: “…¡Oh Señor! Indica a tus siervos cuánto
requieres de las propiedades de tu pueblo como diezmo…” (D. y C. 119, encabezamiento); el Señor
le contestó: “Y esto será el principio del diezmo de mi pueblo. Y después de esto, todos aquellos
que hayan entregado este diezmo pagarán la décima parte de todo su interés anualmente; y ésta les
será por ley fija perpetuamente…” (D. y C. 119:3–4). La Primera Presidencia explicó que “la
décima parte de todo su interés anualmente” se refiere a nuestro ingreso (véase Carta de la Primera
Presidencia, 19 de marzo de 1970).
¿Qué pueden hacer los padres para enseñar a sus hijos a pagar el diezmo y para que comprendan su
importancia?
Es importante que paguemos el diezmo y que lo hagamos de buena voluntad. “Cuando alguien paga
el diezmo sin gozo, se está robando una parte de la bendición. Debe aprender a dar alegremente,
voluntariamente y con gozo, y lo que dé será bendecido” (Stephen L Richards, The Law of Tithing,
folleto, 1983, pág. 8).
El apóstol Pablo enseñó que la forma en que lo damos es tan importante como lo que damos,
cuando dijo: “Cada uno dé como propuso en su corazón, no con tristeza, ni por necesidad, porque
Dios ama al dador alegre” (2 Corintios 9:7).
¿Qué significa para usted ser un “dador alegre”?
¿De qué forma utiliza la Iglesia los fondos de los diezmos y de las otras ofrendas?
El proporcionar fondos de funcionamiento para las estacas, los barrios y otras unidades de
la Iglesia. (Esas unidades utilizan los fondos para llevar a cabo los programas eclesiásticos
de la Iglesia, entre los cuales se encuentra la enseñanza del Evangelio y el realizar
actividades sociales).
Otras ofrendas
Las ofrendas de ayuno. Los miembros de la Iglesia ayunan una vez al mes, para lo cual se
abstienen de alimentos y líquidos por dos comidas consecutivas; luego contribuyen, por lo
menos, con la cantidad de dinero que hubieran gastado en ellas. Pueden dar en forma tan
generosa como su situación se los permita. A ese donativo se le llama ofrenda de ayuno.
Los obispos utilizan las ofrendas de ayuno para proporcionar comida, alojamiento, ropa y
atención médica a los necesitados. (Véase el capítulo 25 de este libro).
Como parte del día de ayuno, los miembros asisten a una reunión llamada reunión de ayuno
y testimonio, en donde expresan su testimonio de Cristo y Su evangelio.
Otros donativos. Los miembros de la Iglesia pueden dar donativos a otros programas de la
Iglesia, tales como la obra misional, el Fondo Perpetuo para la Educación, la construcción
de templos y la ayuda humanitaria.
Servicio. Los miembros también ofrecen parte de su tiempo, habilidades y bienes para
ayudar a otras personas. Ese servicio permite a la Iglesia ayudar a los necesitados, ya sean
miembros o no, por todo el mundo a nivel comunitario, nacional e internacional,
especialmente cuando ocurre alguna catástrofe.
¿Cuáles son algunas bendiciones que usted, los miembros de su familia o sus amigos han
recibido por medio del pago del diezmo y de otras ofrendas?
3.MINISTERIOS Y DONES
1. MINISTERIOS Y DONES.
Dones: la expresión “dones espirituales” es la interpretación común en castellano del
sustantivo neutro plural griego Jarismata, que se forma del vocablo Jarizesthai (mostrar
favor, dar libremente), que está relacionado con el sustantivo Jaris (gracia); son la expresión
concreta de Jaris, el efectivo visible de la gracia en palabras o en hechos. La forma singular
se utiliza para describir el don divino de la salvación por medio de Cristo (Romanos 5:15;
6:23) y de cualquier gracia o misericordia especiales (Romanos 1:11/ 1° Corintios 1:7; 7:7/
2° Corintios 1:11). La forma plural se utiliza principalmente en sentido técnico para
describir los dones extraordinarios del Espíritu Santo concedidos a los cristianos para un
servicio especial, y en unos cuantos casos la forma singular se utiliza igualmente en sentido
distributivo o semicolectivo (1° Timoteo 4:14/ 2° Timoteo 1:6/ 1° Pedro 4:10). El propósito
de estos dones es, en primer término, la edificación de toda la iglesia (1° Corintios 12:4-7;
14:12), y, en segundo término, el convencimiento y la conversión de los incrédulos (1°
Corintios 14:21-25/ Romanos 15:18). Todo miembro de la comunidad recibe un don (o
dones) del Espíritu (1° Corintios 12:7/ Romanos 12:3). No existen creyentes que carezcan
de dones.
Ministerio: servicio que rinde una persona a otra, que en sentido bíblico generalmente es
relación personal no un simple trabajo manual. Josué es el “servidor” o ministro de Moisés
(Éxodo 24:13). Eliseo “servía” a Elías (1° Reyes 19:21). Los ángeles o “ejércitos” son
ministros de Jehová (Salmos 103:21). En el Nuevo Testamento, Cristo es ejemplo de uno
que ministra a la humanidad. Él mismo afirmo: “El Hijo del Hombre no vino para ser
servido, sino para servir” (Mateo 20:28). Ministerio es dones en acción. El ministerio
dentro de la iglesia se conceptúa en el Nuevo Testamento sobre la base de los DONES
ESPÍRITUALES (1° Corintios 12:4-11). Cada creyente tiene la responsabilidad de
ministrar o servir a sus hermanos conforme al don o dones que el ESPÍRITU SANTO le ha
dado (1° Pedro 4:10). No hay cristiano que no tenga por lo menos un don espiritual (1°
Corintios 12:7), pero es posible pasar por alto el don personal (1° Corintios 12:1) o
descuidarlo (1° Timoteo 4:14). Las listas claves de los diferentes ministerios o carismata
que reparte el Espíritu Santo se encuentra en Romanos 12:6-8/ 1° Corintios 12:8-10; 28:30;
Efesios 4:12/ 1° Corintios 12:7), es decir, para equipar, capacitar, entrenar y habilitar a los
creyentes para que estos a su vez, ejerzan el ministerio.
Pastor: el Nuevo Testamento menciona solo una vez al pastor en sentido literal y fuera de
las parábolas (Lucas 2:8-10). Su sermón responde a los propósitos teológicos de Lucas,
quien resalta la preocupación de Dios por los desamparados y olvidados de la sociedad. Es
característico de las iglesias cristianas nombrar “pastor” a sus ministros. Dios proporciona a
su pueblo hombres con los dones necesarios para apacentar el rebaño de sus hijos, según la
promesa de Jeremías 3:15: “Os daré pastores según mi corazón, que os apacienten con
ciencia y con inteligencia”. En el Nuevo Testamento la palabra pastor se usa una sola vez
(Efesios 4:11), para señalar al ministro de una congregación local, pero la palabra
“apacentar” comunica el mismo concepto, pues es sinónimo de “pastorear” (Juan 21:15/
Hechos 20:28/ 1° Pedro 5:2,4). De acuerdo con el uso neotestamentario del termino pastor,
este tiene la misma función en la iglesia que el anciano (es decir, presbítero) o el obispo.
Las tres palabras se refieren a un mismo ministerio. Sin embargo, hay algunas iglesias que
hacen distinción entre cada uno de estos términos con el propósito de establecer diferencias
particulares en lo administrativo.
Maestros: enseñanza (griego didaskalia, Romanos 12:7/ 1° Corintios 12:28/ Efesios 4:11),
da a conocer revelaciones nuevas, las expone y explica.
4.TOMA TU YUGO Y SIGUEME
Actividad a realizar
Si lo desea, utilice la siguiente actividad (o una de su preferencia) para comenzar la lección. Escoja
la actividad que sea más apropiada para su clase.
Pida a un miembro de la clase que pase al frente del salón y que extienda las manos hacia el frente
con las palmas hacia arriba. Coloque en sus manos unos libros u otros objetos pesados. Continúe
agregando más objetos encima hasta que sienta que ya no puede más. Después pregunte:
• ¿Qué distancia podría recorrer con esta carga antes de detenerse a descansar? ¿Qué tendría que
hacer para poder llevarla una gran distancia?
Explique que hay muchas clases de cargas; algunas son físicas, mientras que otras son espirituales o
emocionales y no se observan tan fácilmente. Muchas cargas que no se ven pueden exceder las
fuerzas que tenemos para llevarlas solos, y nos cansamos mucho. En esta lección hablaremos de la
forma en que el Señor puede aligerar nuestras cargas y darnos descanso.
• ¿Qué es un yugo? (Muestre la lámina de Mary Fielding y Joseph F. Smith cruzando las planicies y
señale los bueyes enyugados. Explique que un yugo es un armazón o una barra que puede colocarse
en una o dos personas o animales que tiran de una carga pesada o la llevan a cuestas; éste equilibra
la carga y facilita su manejo. Además del sentido literal, el concepto del yugo también aparece en
muchas Escrituras como metáfora de la esclavitud o servidumbre; véase Jeremías 28:2; Alma 44:2.)
¿Qué significa tomar sobre nosotros el yugo de Cristo? (Con humildad hacer Su voluntad y permitir
que Él guíe y dirija nuestra vida.)
Si va a utilizar la presentación en video “Venid a mí”, muestre ahora la primera parte. Detenga el
video cuando termine de hablar el presidente Howard W. Hunter.
• El Señor declara: “Mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mateo 11:30). ¿En qué sentido es fácil el
yugo del Señor? ¿Por qué piensan algunas personas que las enseñanzas del Señor son demasiado
restrictivas? ¿Por qué se aligeran nuestras cargas cuando obedecemos y servimos al Señor?
Analicen Mateo 12:1–13 y Lucas 13:10–17. Pida a algunos miembros de la clase que lean en voz
alta los versículos que usted haya seleccionado.
• ¿Qué hicieron los fariseos cuando vieron a los discípulos de Cristo recoger espigas en el día de
reposo? (Véase Mateo 12:1–2.) Explique que la interpretación farisea de la ley mosaica no tomaba
en cuenta el verdadero espíritu y propósito del día de reposo, sino que se concentraba en las
tradiciones que restringían mucho las actividades en ese día.) ¿Qué enseñó el Señor cuando
respondió a la acusación? (Véase Mateo 12:3–8.)
• ¿Qué quiso decir Jesús cuando dijo: “Misericordia quiero, y no sacrificio”? (Mateo 12:7. Quería
que la gente se concentrara en amar a otros, y no tan solo en realizar las ceremonias religiosas
públicas.) ¿Cómo podemos usar este principio para encausar nuestras actividades en el día de
reposo?
• ¿Qué enseñó Jesús acerca del propósito del día de reposo cuando sanó al hombre de la mano seca
y a la mujer que tenía un espíritu de enfermedad? (Véase Mateo 12:10–13; Lucas 13:10–17.) ¿Qué
enseñó en Marcos 2:27–28 acerca del día de reposo? (Haga notar que en la Traducción de José
Smith de Marcos 2:26 se explica que el día de reposo se dio como un día de descanso y como un día
para glorificar a Dios.) ¿Qué podemos hacer en el día de reposo para glorificar a Dios? ¿Cómo
puede el santificar el día de reposo aligerar nuestras cargas y darnos descanso?
Si utiliza la presentación en videocasete “Venid a mí”, muestre ahora el resto del segmento, y
después lean y analicen los versículos de Lucas 7:36–50 que usted haya seleccionado.
• La mujer que entró en la casa de Simón el fariseo llevaba a cuestas la carga del pecado (Lucas
7:37). ¿Qué hizo la mujer que permitió que Jesús le quitara la carga? (Véase Lucas 7:38, 44–50.)
¿Qué podemos hacer nosotros para que el Salvador quite de nuestra vida la carga del pecado?
• ¿En qué diferían las actitudes de la mujer pecadora y de Simón el fariseo con respecto a Jesús?
(Establezca un contraste entre el arrepentimiento, el respeto, la humildad y el amor de la mujer y el
orgullo, la falta de cortesía y la actitud crítica de Simón. Véase también la cita que se halla a
continuación.) ¿Por qué es importante que tengamos las cualidades de la mujer para arrepentirnos y
buscar el perdón? ¿Por qué nos alejan del arrepentimiento las faltas de Simón?
El élder James E. Talmage enseñó: “Era la costumbre de la época tratar a un huésped distinguido
con atenciones especiales: recibirlo con un beso de bienvenida, proveerle agua para lavarse el polvo
de los pies, y aceite para la unción del cabello de la cabeza y de la barba. Simón había hecho caso
omiso de todas estas cortesías” (Jesús el Cristo, 1964, pág. 276).
• ¿Por qué la actitud de Simón hacia la mujer parecería hacer más pesada la carga de ella? ¿De qué
manera solemos hacer que parezca más pesada la carga del pecado de otra persona? ¿Qué podemos
aprender de la respuesta que el Salvador dio a la mujer?
• Aunque no había sido invitada y corría el riesgo de que Simón y los miembros de su familia la
trataran mal, la mujer acudió directamente a Cristo en cuanto supo dónde hallarle. ¿Qué podemos
aprender de su ejemplo? ¿Qué obstáculos podrían impedir que nos arrepintamos y que vengamos a
Cristo? ¿Cómo podemos vencer esos obstáculos?
• ¿Qué podemos aprender de la parábola de los dos deudores? (Véase Lucas 7:41–50.) ¿Cómo se
compara el pecado con una deuda? (Véase Lucas 7:44–50.) ¿Cómo se pueden aligerar nuestras
cargas si Cristo es nuestro “acreedor”?
Conclusión
Testifique que podemos elegir entre tomar sobre nosotros las cargas del mundo o el yugo de Jesús.
Testifique que las enseñanzas de Cristo son verdaderas y que hallaremos descanso si le seguimos a
Él. Anime a los miembros de la clase a aprender de Cristo y a obedecer Sus enseñanzas para que
puedan hallar descanso y paz.
Sugerencias adicionales para la enseñanza
5.El perdón: Dejar atrás los rencores y la amargura
Cuando alguien que te importa te hace daño, puedes aferrarte a tu ira y resentimiento, o
perdonarlo y seguir adelante.
¿A quién no le han herido las acciones o las palabras de otra persona? Tal vez uno de tus padres te
criticó constantemente cuando crecías, un colega saboteó uno de tus proyectos o tu pareja te
engañó. O quizás tuviste una experiencia traumática, como abuso físico o emocional de parte de una
persona en quien confiabas. Esas heridas pueden causar sentimientos persistentes de resentimiento,
amargura e ira, y, a veces, incluso odio.
Pero si te aferras a ese dolor, quizá seas tú quien pague el precio más alto. Perdonar te puede traer
paz y esperanza. Considera cómo el perdón puede guiarte por el camino del bienestar físico,
emocional y espiritual.
¿Qué es el perdón?
Perdonar significa diferentes cosas para las distintas personas, pero, en general, implica una
decisión intencional de dejar atrás el resentimiento y la ira.
Es posible que nunca olvides la acción que te hirió u ofendió, pero esforzarte en el perdón puede
disminuir la influencia que esa acción tiene en ti. Puede ayudar a liberarte del control de la persona
que te hirió. A veces, el perdón puede incluso derivar en sentimientos de comprensión, empatía y
compasión hacia la persona que te hirió.
Perdonar no significa olvidar o justificar el daño que te hicieron, ni reconciliarte con la persona que
te causó el daño. Te trae un tipo de paz que te permite enfocarte en ti mismo y te ayuda a continuar
con tu vida.
Practica la empatía. Intenta ver la situación desde el punto de vista de la otra persona.
Pregúntate qué podría haber sucedido para que se comporte de esa manera. Tal vez
habrías reaccionado de forma similar si te hubieras enfrentado a la misma situación.
Reflexiona sobre las veces en que otras personas te perdonaron a ti.
Escribe en un diario, reza o practica la meditación guiada. O bien, habla con una
persona que consideres sabia y compasiva, como un líder espiritual, un profesional de
salud mental o un ser querido o amigo imparcial.
Sé consciente de que perdonar es un proceso. Incluso es posible que debas revivir y
perdonar las heridas pequeñas una y otra vez.
¿El perdón es garantía de reconciliación?
Si en el suceso que te hirió participó alguien con quien tenías una relación que valorabas, el perdón
puede llevar a la reconciliación. Sin embargo, este no siempre es el caso.
La reconciliación puede ser imposible si la persona que te ofendió ha muerto o no quiere
comunicarse contigo. En otros casos, la reconciliación puede no ser apropiada. De todas maneras,
perdonar es posible, aunque reconciliarse no lo sea.