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Ascenso a los infiernos

Prólogo

(Esta adaptación del cuento de Kafka Ante la ley hará la vez de


prólogo recitado por una persona que hace de una especie de coro
griego con tenue música de fondo)

Ante la ley hay un guardián. Se acerca un campesino y pide entrar. El


guardián se niega, pero como las puertas están abiertas, el hombre
trata de espiar. El guardián, se ríe: “Atrévete a entrar –le dice- pero ojo
que en cada sala vas a encontrar guardianes cada vez más
poderosos”. El campesino mirando el imponente porte del guardián se
resigna a esperar y éste le alcanza un banquito para que se siente al
lado de la puerta. Allí espera el hombre días y años. Muchas veces
intenta entrar e importuna al guardián con sus ruegos; éste responde
con pequeños interrogatorios inútiles acerca de su terruño y otras
cosas, pero termina siempre con un no.

Durante los primeros años el hombre maldice en voz alta, luego


va envejeciendo, perdiendo fuerzas y ya sólo murmura para sí. Casi
a punto de morir se atreve a la última pregunta “¿Si es verdad que
todos buscan la ley, como es que en todos estos años nadie intentó
entrar? Y el guardián responde: “Nadie más podía entrar porque esta
puerta estaba destinada solamente a ti, y ahora la cerraré.

Escena I
(Un portal, un hombre apostado a la puerta, llega otro hombre y trata
de abrir.)

El guardián - Hee, dónde va?.

El hombre - Quiero pasar

Guardián - No se puede.

Hombre - Cómo que no se puede. ¿quién lo dice?

Guardián - Yo digo.

Hombre - ¿ Y quien es usted para decir?

Guardián - El guardián. ¿No se nota?

Hombre - Para nada, veo un hombre al lado de una puerta, parado,


sin hacer nada. Diga… ¿Usted no tiene nada que hacer?

Guardián -¿Cómo que no tengo nada que hacer? Justamente estoy


acá para impedir la entrada de intrusos. Tengo la orden… “no dejar
pasar”… Salvo.., que se hayan cumplido los requisitos.

Hombre - ¿Y los requisitos, cuáles son?

Guardián - En primer lugar identificarse ¿quién es usted y qué busca


aquí?

Hombre - Soy un ciudadano, así de simple, y como le decía, quiero


pasar porque tengo una cita con el señor Kafka, tengo que hacerle
una entrevista.
Guardián - El señor Kafka….?, ¿quién es el señor Kafka? No
conozco ningún Kafka, debe estar equivocado.

Hombre - Ya me lo sospechaba, ¿qué tanto cuida usted, que no


sabe siquiera quién es el señor Kafka?

Guardián - Yo cuido la puerta.

Hombre -Las puertas no necesitan que las cuiden, las puertas se


cuidan solas, lo que usted está cuidando es lo que está detrás de la
puerta, pero usted ni siquiera sabe lo que hay detrás, usted es un
pinche vigía que desconoce absolutamente lo que pueda haber más
allá de la orden de “no pasarás”. Usted me hace reír o me da pena, no
sé que es lo más . ( hace nuevamente el intento de pasar)

Guardián - (se interpone) Le he dicho que no puede pasar, ¿no


entiende el castellano?

Hombre - Y yo, le expliqué que tengo una cita con el sr Kafka, ¿no
entiende el castellano? Lamento, usted no tiene autoridad para pasar
por encima de una cita del autor.

Guardián - Tengo órdenes estrictas.., además el señor Kafka no se


encuentra.

Hombre - Cómo es eso..? recién no lo conocía y ahora dice que no


se encuentra. Cómo sabe que no está si no lo conoce.

Guardián - Pues porque adentro no hay nadie.

Hombre - Y entonces que es lo que cuida si adentro no hay nadie.


Guardián Otra vez..? ya le dije, cuido la puerta y eso me basta,
recibo órdenes y obedezco.

Hombre - Es verdad, sólo sabe de órdenes, pobre hombre, lo


compadezco.

Guardián - Ojo, tampoco necesito su compasión. (curioso) Pero…,


en verdad, me interesó eso de la entrevista, quién es el señor Kafka y
que quiere preguntarle.., usted es periodista?

Hombre - No.., nada de periodista… yo soy… -podríamos decir-


casi una víctima de este señor. Algunos podrán decir que soy su
criatura, pero … ¡qué criatura....! Me ha tenido de aquí para allá de un
libro a otro, de protagonista de todas sus novelas. ¿Y sabe como me
llama K, una sola K a usted le parece. Una sola letra y siempre la
misma, para mí que es él mismo porque su apellido es Kafka, ¿que
coincidencia, no? Para mí que es él mismo.

Guardián - ¿Quién es él mismo? No lo entiendo, qué dice de los K.

K - De los K nada, usted no entiende y confunde todo, verdad que


esto es complicado para su cabeza manipulada por los medios, pero
ya irá entendiendo. ¿Me deja pasar? No quiero pelearme, entiendo
que usted no es más que un engranaje inocente, sólo quiero
entrevistar al Sr Kafka.

G - Le vuelvo a repetir, no se puede pasar, y aquí no hay ningún


Kafka, o al menos yo no lo conozco.

K - ¿No ve que está lleno de incongruencias? Afirma algo y ahí


mismo se contradice.
G - Pues ya le he dado una explicación, es que aquí no hay nadie.

K - Y volvemos a lo mismo, si no hay nadie qué tanto vigila, qué


función cumple.

G - (tratando de endulzar el tono) Mejor dejemos ese punto que nos


lleva a un círculo vicioso ¿Por qué mejor no me sigue explicando
acerca de su problema con el nombre…. con ese señor Kafka… o con
la K? Me ha despertado la curiosidad.

K - (con tono sobrador) Ya veo que usted se aburre soberanamente


y pretende combatir su aburrimiento a costa de mis relatos, pero al fin
no me importa, lo comprendo, su tarea es bastante tediosa y si quiere
que le cuente le cuento, total tampoco estoy apurado, por lo visto aquí
hay que hacerse un buen plantón. Le decía.., que hace tiempo que
estoy detrás de este señor por varios reclamos que quiero hacerle.

G - (volviendo al tono hostil y ampuloso) ¿Reclamos? usted no sabe


a quién va a reclamar, este es el portal de la ley, el templo de la
justicia. Si el tal señor habita este lugar debe ser toda una autoridad, y
a decir verdad, usted no me parece que sea alguien que pueda
medirse con esa vara, no me parece que esté a la altura de las
circunstancias.

K - ¿Justicia? no me haga reír, o…mejor, no me haga llorar. El trato


que he recibido de este señor es lo más opuesto a la idea de justicia,
al menos tal como la entendía antes de haber pasado por lo que pasé.
Hoy la palabra se ha degradado tanto que ya no creo en ella; ya nadie
puede creer.
G Pues yo sí, es lo más grande!!!. Y usted también algo debe
creer.., de lo contrario no estaría aquí.

K - Lo mío es muy particular, en verdad aún no sé cuál es el tamaño


de mi esperanza. En cuanto a usted, no se ilusione, usted no cuenta
mucho, una simple figura literaria. Bueno, en cierto modo yo también
pero la diferencia está en que yo he sido creado para anhelar y
procurar y usted para aceptar y para impedir.

G - Oiga no me gusta el rol que me está dando. Pero no estoy con


ánimo de discutir; vayamos al grano, que ya me creó la intriga. ¿Qué
ha pasado entre usted y ese señor Kafka, qué reclamos quiere
hacerle? ¿Me va o no me va a contar?

K - Bueno tranqui, que apuro tiene, si aquí tiene toooodo el tiempo..,


bien redondo. Le cuento.., no va a creer lo que le cuento. Como le
decía este señor me tiene dando vueltas por tooooodos sus libros, en
situaciones delirantes que no encajan en ninguna lógica y me nombra
con una letra, una sola letra, se da cuenta? Me pregunto qué soy, un
individuo o un signo, tres simples rayitas. (hace el gesto con la mano
de escribir un K) Y para colmo, aquí.., y ahora…, la letra K, la letra K
(lo mira tratando de adivinar su pensamiento) usted me entiende.

G - A ver, un momento, que ahí se acerca alguien que quiere entrar.


(Dirigiéndose al nuevo visitante) No señor, no se puede pasar. (el
hombre se va.) Siga no más que lo escucho.

K - En una de esas situaciones soy un pobre agrimensor a quien


envían a un castillo; se supone que el tipo va a trabajar, que tiene un
contrato. Pero nunca en las tantas y tantas páginas, porque es una
novela grosa, tiene acceso al castillo. Nadie lo recibe, nadie le explica,
nadie sabe nada “Aquí no necesitamos agrimensor” –le dicen. ¡Son
todos tan brutos! Y en el mientras tanto de los tantos intentos
frustrados se enreda con señoritas bastante trastornadas que por
efecto de la cercanía y de los manoseos poco a poco le van
contagiando su delirio.

G. -¿Cómo es eso de señoritas trastornadas..?

K. – Como le digo y él se pasa los días conversando con una y otra


recogiendo historias, llenas de vericuetos y misterios. Tanto se
involucra que pierde de vista su objetivo: entrar al castillo que está
siempre al fondo como escenario mudo. Ya ve que la trama es un
poco rara.

G - Disculpe, dos minutos le pido, que ahí viene otro visitante. (se
acerca un hombre) – No, no se puede pasar póngase en la cola.,
(discuten unos minutos con voz apenas audible luego el guarda se
vuelve hacia K ) - Lo escucho.

K - Bue.., esperemos sea la última, si quiere que le cuente no


interrumpa más

G - Lo siento es que tengo que cumplir con mi función, no puedo


sustraerme a mi tarea, pero sus historias me interesan mucho.
Continúe, continúe...

K - El otro caso es más agobiante. Una mañana temprano, todavía


en piyama, caen a mi casa dos personajes ridículos que pretenden
detenerme, y entre otras impertinencias se comen mi desayuno. ¡Se
da cuenta! entran sin permiso, y se comen el desayuno, no sé como
me descuidé, no debí permitirlo, no suelo ser tan permisivo, es que el
absurdo me marea. Imagine que alguien llegue a su casa con una
orden de detención ¡y se coma su desayuno!

G. - Nooo.., con el desayuno no se juega, mi desayuno es sagrado,


yo no permito esos abusos.

K - Y eso es sólo el comienzo, porque la obra toda, es un ir y venir


de mi persona entre expedientes y abogados para zafar de la
detención. ¡Con lo que detesto yo ese mundillo de las oficinas! aunque
a decir verdad a mi personaje tanto no le disgustaba - en eso, por
cierto, no coincidimos- porque el tal se pasa toda la novela en
tramiteríos, eso sí, con algunas escapadas con señoritas de dudosa
conducta. Pero en suma todo fue en vano, final trágico.

G - ¿Cómo final trágico, qué pasó?

K - ¿Qué va a pasar, que me matan, “como a un perro”, así dicen.

G - ¿Cómo, como un perro? (sentencioso) yo a mi perro lo cuido y lo


amo, pero ¡qué horror! y que va a hacer ahora.

K - ¿No le decía? Reclamar

G - Yo no lo puedo ayudar y además usted está muerto, de que le


serviría reclamar.

K - Usted todavía no entiende. Se trata del mundo de la ficción, en


ese mundo las cosas se pueden corregir, se pueden cambiar, no hay
nada definitivo. Basta la buena disposición del autor.
G - No sé, no sé, mucho se dice que la ficción copia la realidad, en
ese caso no se podría corregir nada.

K - Y en otros se dice que es la realidad que copia a la ficción. Y en


ese caso me urge hablar con el señor Kafka para que no siga
sumergiéndome en esos destinos trágicos.

G - Hum….., lo veo difícil, creo que a Ud le convendría bajar un


cambio, detener un poco esa soberbia. Hacer como los demás.

K - Oiga, para eso me pidió que le contara, para lanzar esas


sentencias y consejos de cuarta.

G - Es lo mejor que le puedo brindar, un sabio consejo, que observe


a sus compañeros, que los imite. Han venido hasta aquí se les ha
dicho que no se podía pasar y así como vinieron se fueron o bien se
pusieron en la cola esperando su turno. Seguramente ellos también
sufrieron injusticias… Pero acataron en silencio, tranquilos, sin una
palabra.

K - Digamos mejor como corderos, obedientes.., sumisos.., pero eso


les jugará en contra. Ya se les echará en cara esa misma actitud para
justificar la lejanía y ausencia de justicia; no faltará quien diga que esa
puerta sólo se habría abierto para ellos si así lo hubieran exigido. ¿La
ve, la trampa? es una puesta a prueba, una puerta falsa. Pobres
ilusos. Por lo demás, ojo, ellos no son mis compañeros, ellos son mis
extraños, no ve que yo ando sólo.
(Se da vuelta y en ese mismo momento se ilumina otro sector del
escenario donde hay un grupo de personas sentadas en hileras de
sillas muy ordenadas, esperando; K se dirige a ellas)

Escucharon…? no sean corderos, recuerden “el que no llora no


mama y el que no mama es un gil” ¿Qué esperan…? Con esa actitud
no obtendrán ningún beneficio, sólo reproches. no crean que se les va
a dar un premio por quedarse calladitos.

(Se levanta uno del grupo)

Hombre 1 – Y usted quién es para dar cátedra, y rotularnos. No lo


conozco, primera vez que lo veo, ¿qué puede saber de nosotros.., de
nuestros temas? Haga el favor de sentarse y esperar turno porque su
posición en ese sitio nos resulta bastante ofensiva.

K - Yo no recibo órdenes, soy el principal, el protagonista. ¿y se puede


saber quiénes son ustedes, que hacen acá, que están reclamando?

Hombre 1 - Nosotros no somos una masa, somos personas que


tenemos cada uno nuestro reclamo, muy particular, que a usted no le
incumbe.

Mujer 1 - Yo no tengo problemas en confesar mi motivo, estoy


reclamando porque han demolido mi casa para construir una autopista
y me han dejado en la calle.

Guardián - ¿No lo ve, no le decía yo que cada cual debía haber


sufrido alguna injusticia, que usted no era el único? Si habré
escuchado yo relatos y relatos, y le aseguro que algunos realmente
trágicos.
K - Por lo que veo tienen reclamos de una gran variedad. Lo que no
comprendo es porque se han congregado todos en este lugar. A usted
señora le sugiero que se dirija a la municipalidad, a usted en cambio
le sugiero que se dirija a la empresa en cuestión o en su defecto a la
defensa del consumidor, porque descartado,,,, que la empresa no se
va a ser cargo de nada.

Hombres 1 - Dirigiéndose a K ¿Y a usted quien le pidió opinión?


Oiga, ya me está cansando, le repito póngase en la fila. Y sino..,
retírese. ¿Quién se cree qué es?

K - No le he dicho quién soy, el protagonista, el principal.

Hombre 1 - De qué protagonista me está hablando, usted delira.

K -El protagonista de la obra, de esta que estamos viviendo, no me


diga que usted tampoco está enterado ni conoce al señor Kafka. A él
precisamente vengo a entrevistar.

Hombre 1 Usted esta loco de remate, si viene por un casting, es


usted el que se equivocó de puerta.

K - Qué casting ni que casting, yo no vengo a proponerme sino que


yo he sido, y soy, -y no puedo salir de esta condena- … el
desafortunado protagonista de todos sus malditos libros, me refiero a
los de este Sr Kafka.

Hombre 1 - Cada vez veo con más claridad que usted está
totalmente fuera de lugar. Se ve que pertenece al mundo de la
literatura, en cambio nosotros somos seres reales que estamos
padeciendo reales injusticias. Y sepa señor que personajes como
usted nos irritan porque están totalmente fuera de la realidad
pensando solamente en su protagonismo, ni pizca de empatía, y
digamos, con bastante soberbia y petulancia. Además ¿por qué no
hizo sus reclamos en la obra misma, por qué viene ahora a meterse en
nuestro mundo?

K - ¿Y quién dice que ustedes sean el mundo real? Esta mezcla tan
extraña de reclamantes que no tienen nada en común salvo el hecho
de reclamar y no obstante se hallan reunidos en este sitio como si acá
se pudiera resolver toooodos los problemas del mundo. Pura fantasía,
nada que ver con la realidad. Lo mío, es más concreto, vengo a
entrevistarme con el sr Kafka en “su casa” o mejor dicho en “la casa
de la justicia” para exigirle una rectificación, que me de un mejor papel
en sus obras, que sus obras sean menos trágicas y sarcásticas.

Guardián - (aburrido y somnoliento entre bostezos) Ya le he dicho


que el Sr Kafka no vive aquí. (asustado mira el reloj) es hora de la
ronda. (sale a dar la ronda)

Hombre 1 - (dirigiéndose al grupo sentado, y notoriamente irritado)


¿Lo ven Uds? ¿se dan cuenta de la insolencia del intruso? Pretende
ser él la única verdad, insinúa que nosotros no somos reales. En el
fondo…, sospecho cada vez con mayor certeza que es un pobre loco
que anda detrás de un casting.

Mujer 1 - (entusiasmada) ¿Detrás de un casting? a ver permítame


pasar que voy a conversar con el señor (se acerca a K) Buenas tardes
Mariela, mucho gusto, (le tiende la mano) Cuénteme de que se trata,
cuál es el papel que se está ofreciendo, yo soy actriz, he trabajado, en
cine, tv, tengo mucha experiencia.

K – Oh, que interesante, y ¿en qué películas ha trabajado?

Mariela- En varias, por ejemplo en “Las puertitas del señor López”. La


vio Ud. Yo soy la que ……

K – (un poco contrariado) No, no la he visto, o quizás no me acuerdo.


Pero ya veo que tenemos algo en común, yo no he trabajado en cine
pero también me muevo en el campo del arte; como decía he sido
protagonista de varias novelas, las de este señor Kafka que quiero
entrevistar. Soy el señor K, mucho gusto.

Mariela - ¿Y ahora a qué se dedica, anda buscando gente para alguna


obra?

K – No, sólo busco al tal Kafka por algunos reclamos.

Mariela – Caramba no comprendo, pero Ud no está por realizar un


casting. (Mira a uno y otro lado buscando al Hombre 1) …Ese señor
estaba diciendo que hum…., no entiendo nada.

K - Yo no sé que le habrá dicho ese señor. Lo he visto bastante


alterado, me parece que no me banca. Debe ser porque hago valer
mis derechos y él en cambio está ahí sentado, esperando… vaya a
saber cuántos días lleva de espera… Pero cuénteme usted, qué papel
hizo en esa película.

Mariela - Yo era la pareja del compañero de oficina del Sr López, un


papel que no era muy lucido pero bueno yo lo acepté para ir
atesorando. Pero en otra oportunidad estuve a punto de…, nos
disputamos con la Bertuccelli el protagónico de Un novio para mi
mujer.

K - ¿Y…, qué pasó?

Mariela – Y usted sabe.., ¿cómo me pregunta? se lo dieron a ella. No


vio la película.

K - Sí pero quería conocer su opinión.

Mariela – Acomodo, puro acomodo. Si Osvaldo – Osvaldo es un amigo


mío de muchos años- si Osvaldo me hubiera querido dar una mano….,
pero ya sabe como es la gente, egoísta, nadie se mueve por nadie. Y
yo que le hice tantos favores. Una vez me pidió que le prestara el
coche para ir a Chascomús, encima que lo acompañara, que garrón y
después nada, no fue capaz de hablarle a Suar, al director, a quien
sea para que me diera el protagónico. Y mire que le pedí

Guardián – (regresando de la ronda) ¿Qué ocurre acá? Circulen,


circulen, aquí no se puede estar, Favor de retirarse,

(siguen conversando y pasándose datos)

Señora le he dicho que se retiren, por favor, tomen asiento. (luego se


dirige a K). Señor K usted es le que está provocando este desorden, la
gente estaba tranquila esperando turno y fíjese el alboroto que se
armó desde su llegada.

K - Sólo estaba conversando con la señorita. Lo que ocurre es que al


guardián no le gusta que la gente converse, a él le gustaría que todos
estuvieran como en misa esperando sin esperanzas e hirviendo por
dentro. A mí en cambio me parecía bien interesante la charla con esta
muchacha. Tiene historias muy ricas que contar y hasta puede ser que
si nos juntamos hallemos una solución para nuestros problemas.

Guardián – Cómo es eso de juntarse, aquí cada uno tiene que


atender lo suyo, otra cosa.., es subversión.

K - Usted es un paranoico, pero no se caliente que yo ya ni le pido


nada, no tengo apuro en pasar, prefiero quedarme aquí charlando con
las chicas. Mire justo ahí viene otra. (la saluda con la mano). Hola

(mientras K hablaba con el guardián) mujer 1 se colocó una peluca y


un chaleco yse acerca para hacre el papel de mujer 2)

Mujer 2 – Hola, a mí también me gustaría presentarme al casting.

K - Y cuénteme, cuál es su experiencia, qué me pude contar

Mujer 2 – Yo estaba escuchando a la muchacha que se fue y tal


cual…

K. - ¿Usted estaba aquí? No la vi, como se me pasó.

Mujer 2 – No sé , tal vez estaba muy concentrado escuchando… Y


como le decía tal cual, tal cual, parece calcado. A mí me la hicieron
igualita. La gente es así, pide y pide, pero cuando tiene que dar……
mira para otro lado. A mí me gusta hacerme de amigas pero al final no
sirven para nada. Cuando las papas queman pegan el raje. Yo me
digo Carolina, Carolina, aguantá aguantála que esta te puede dar una
mano pero nada, no pasa nada, de repente ya no te contestan más el
teléfono. Yo sospecho, ¿pero qué voy a hacerle? No tengo más
remedio … me digo, ¡qué casualidad! antes atendía enseguida y
ahora nunca está; es que la maquinita le dice quien llama, buchona la
maquinita.

K. – Claro que le dice, y es bastante práctico, porque uno sale del


paso, hay cada uno.

Mujer 2 – Sí a mí también me dice, y ahí está la pesada de Martina.

K - ¿Quién es Martina?

Mujer 2. – mi vecina de la que huyo, ya le conozco sus historias


aburridas. Y qué le vamos a hacer, así es la cosa. Con los hombres ni
hablar, porque siempre se lo toman para el otro lado, la doble
intención, qué se creen que es una.., conmigo no, conmigo se
equivocan.

K - Bueno no hay que perder la fe, algo saldrá.

Mujer 2 – Le parece que tengo chance para el casting.

K - Yo no sé nada de castings, yo soy un simple reclamante. Pero


quizás para sus reclamos sí podría ayudarlas, ver que podemos hacer
en conjunto, también con la otra muchacha. (mira a los lados) ¿Dónde
se ha ido?

Guardián – (se acerca) En conjunto nada, ya le he dicho que cada uno


atiende su kiosko y que se retiren, aquí no se puede estar, que ya les
dije, que circulen, que tomen asiento.
(Mujer 2 se hace a un lado y vuelve a sus asientos murmurando, K se
queda discutiendo con el guarda)

Guardián - Señor K o como se llame, ya me está impacientando, dale


que dale molestando a la gente. Mejor se va. (abre el portón, y lo
empuja adentro luego cierra)

Apagón.

Escena II

K - (desde el suelo adonde fue arrojado por el empellón, hablando


hacia el público) ¡Uhhh…! ya entré, al fin me dio paso, pero a
empujones, ¡qué modales..! bruto… ¿Y esto será un premio o un
castigo? ¿Será que de tanto molestar me han arrojado al otro lado?
Ese sería el lado negativo. (pensativo) Sin embargo.., logré superar la
primera barrera: ¿será que de tanto insistir he logrado mi objetivo?
Punto de vista positivo. (dudando) Pero … he perdido la oportunidad
de…, oh..! las bellas damas…, la conversación … Porque no todo
tiene que ser trámites y trabajo. Y ahora….? veamos, veamos, ¿qué
pasa aquí? (como husmeando el ambiente) Me temo que aquí no pasa
nada. ¡Hola.., (subiendo el volumen) hola..! ¿hay alguien? Parece que
me he quedado solo, acaso este sea el infierno. La erraste Jean Paul,
el infierno no son los otros; el infierno es la soledad, esta nada. Temo
que sea tan aburrido como la vida del guardián que me arrojó al
páramo. ¡Qué mala onda el chavón! seguro se puso celoso, la envidia
lo carcome me di cuenta desde el principio. No dije nada ¿para qué?
No iba a mejorar mis chances, al revés, seguro se iba a ensañar más,
me la iba a ser difícil. “Perfil bajo”…, “cara de póker”, como decía mi
amigo Elpato, o como sea…, que hay mil maneras de decirlo, hacerse
chiquitito y esperar como dice el señor Kafka. La cosa es como va a
reaccionar mi personaje, entre todos esos que soy. El de El proceso,
dale que dale con la resistencia, el oponerse, el empecinarse en
revertir la injusticia y para eso andar de trámite en trámite por todos los
recovecos de los malditos tribunales. El de El castillo, en cambio, se lo
tomó más relajado y si bien no abandonó su objetivo, pudo en el
mientras tanto entretenerse con las muchachas.

( mirando hacia ambos lados)

Y dónde estoy…? Aquí no se ve nada. (se da vuelta y sube la luz, se


ve el mismo escenario anterior: al fondo un gran portón cerrado, K se
dirige una vez más al público) - Tenía razón el guarda.., no este
chabón que me prepeó y me tiró para acá, sino el del cuento que
decía que después de ese había otro portón y otro y otro que nunca
terminaban. Pero aquí quién atiende? (se da vuelta). ¡Oiga! ¿Hay
alguien ahí?

Una voz – Shhhhh

K – (se acerca y se va iluminando el costado del portón donde se ve


un guarda apostado, es el mismo guarda pero nadie hace alusión al
hecho de que sea el mismo guarda. K se va a dirigir a él como si se
tratara de otra persona) - Buenos días, o buenas tardes, ya ni sé en
que hora me encuentro.

Guardián – Buenas tardes, qué se le ofrece.

K – Quería pasar a hablar con el sr Kafka, tengo un reclamo


Guardián – No se puede pasar, para reclamos ahí está el teléfono,
diríjase al teléfono.

K - ¿Cómo al teléfono?

Guardián - Como le digo. Al teléfono. Ahí lo tiene (señalando a la


izquierda) (el teléfono podría también ser la espalda del guardián que
tendría grabado los números para marcar, en cuyo caso se daría
vuelta y diría acá lo tiene)

K - Pero si ya desde casa estuve llamando y llamando y nada; por eso


vine.., porque no atienden el teléfono, y ahora, después de viajar una
hora usted pretende que siga probando con el teléfono.

Guardián – Aquí lo van a atender, no más levante el tubo.

K - (alterado se dirige al teléfono y levanta el tubo)

La voz en el teléfono – Gracias por comunicarse con Estavezsí


Reclamos, escuche con atención sus opciones. Si a ud le reclaman un
pago indebido marque 1, si a ud le robaron en la vía pública marque 2,
Si a ud se le escapó el gato marque 3, si ud ha sido testigo de un
asesinato marque 4, si a ud le han demolido su casa marque 5…

K – (Aparta el tubo y se dirige al guardián) No hay ninguna opción que


me corresponda, sí en cambio veo que están las de mis amigas del
otro lado, ¿podría hacer los reclamos por ellas?

Guardián – No señor el trámite es exclusivamente personal. Ocúpese


de lo suyo.

K - Es que lo mío es muy particular, no se encuentra en las opciones.


Guardián – Tiene que escucharlas todas, vuelva a intentar.

K – (Vuelve a levantar el tubo).

La voz en el teléfono – Gracias por comunicarse con Estavezsí


Reclamos, escuche con atención sus opciones. Usted no puede
marcar la opción antes de que termine la frase. Si a ud le reclaman un
pago indebido marque 1, si a ud le robaron en la vía pública marque 2,
Si a ud se le escapó el gato marque 3, si ud ha sido testigo de un
asesinato marque 4, si a ud le han demolido su casa marque 5. Si a
ud no le han entregado en tiempo y forma el DNI marque 6. Si ud
quiere denunciar el extravío de su tarjeta de crédito marque 7. Si ud
quiere hacer una denuncia por acoso sexual marque 8. Si ud tiene un
reclamo por derechos de autor marque 9. Si ud quiere ser atendido por
un asesor marque 0.

K – Ahh, cero nunca me gustó el cero; es la negación de las


negaciones, la nada.., no me gusta la nada, pero no tengo otro
remedio. (marca cero),

La voz - Señor reclamante, para su mejor atención esta conversación


puede estar siendo grabada. (silencio).

K – ¡Esto suena a espionaje! Misma pinchadura de teléfono. ¿Y así no


más lo dice.., total impunidad? Será otro motivo de reclamo. Pero
cómo manejarme con dos a la vez.

La voz – Señor reclamante, su atención puede demorarse 7 minutos.


(música, luego la voz, señor reclamante su atención puede demorarse
6 minutos, y así durante 2 minutos, luego se corta la comunicación
K - Esto es una burla, (cuelga con furia y se dirige al guardián) Ve
usted..? me han hecho esperar como cinco minutos, y nada, al final
se cortó o.., me cortaron, ya los conozco a estos.

Guardián - No puedo ayudarlo. Tiene que dirigirse al teléfono.

K – No le digo que el teléfono no va.., me han hecho esperar y


finalmente me cortaron.

Guardián - Tiene que dirigirse al teléfono.

K - No repita como loro, abra los oídos y busque una vía alternativa.

G - Tiene que dirigirse al teléfono.

(K cada vez más furioso se dirige nuevamente al teléfono y levanta el


tubo; se repite la escena anterior pero esta vez K murmura todo tipo
de improperios y amenazas mientras va marcando las opciones y
luego espera a ser atendido. Después de 2 minutos de espera
finalmente atiende el asesor)

Asesor – Buenas tardes, Felipe Costas, con quien tengo el gusto de


hablar.

K - Con K.

Asesor – Cómo con K, le pregunto por su nombre.

K - K, como le digo.

Asesor - No puede ser un nombre de sólo una letra.

K -Lo mismo opino, es parte de mi reclamo.


Asesor – Perdón señor, en que consiste su reclamo.

K - Vine hasta aquí para hablar con el señor Kafka, el responsable de


que yo tenga tan miserable nombre y mucho más porque este señor
me ha tomado como abonado a protagonista de todas sus novelas y
me ha colocado en situaciones cada cual más deplorables. Yo tenía
una entrevista con él para hablar de estas cuestiones.

Asesor – Aguarde un momento, (K con el tubo en la mano espera y


mira el reloj impaciente). Gracias por aguardar. Señor para estas
cuestiones tiene que llamar de lunes a viernes de 8 a 18 horas.

K - Señor, me he cansado de llamar por teléfono y por eso vine


personalmente; llegué a las 10, estuve esperando.., y peleando claro,
todo el día, hasta ahora que me mandan a reclamar por teléfono, hola,
hola, ¿me está escuchando? , HOLA, ¡HOLA!! Me cortó, hijo de p…
(corre hacia el otro lado y se dirige al guardián) Lo ve ud, lo ve. Me ha
cortado.

Guardián - Yo no veo nada.

K – Claro, no ve, porque aquí no hay nadie sólo un teléfono, pero se


dio cuenta, ¿se dio cuenta de lo que ocurrió cómo me han tratado?

Guardián – Yo sólo vigilo la puerta.

K – Pero ha sido testigo, no puede desentenderse, no le voy a pedir


solución, pero al menos tiene que darme una orientación, ¿qué hacer?

Guardián – Ya le he dicho, tiene que dirigirse al teléfono.


K – (enardecido y gritando cada vez más fuerte) Basta de máquinas
quiero hablar con un humano, quiero hablar con el sr Kaaaaafkaaaa.
(se lanza contra el guardián, lo toma del cuello, intenta ahorcarlo, pero
enseguida se detiene como perturbado por una visión, se aleja, se
sienta en un escalón y se agarra la cabeza de desesperación)

Apagón

Escena III

(K se encuentra sentado en el mismo escalón de la otra escena


levanta la cabeza al tiempo que se encienden las luces en el costado
derecho, y otra persona se halla sentada en el mismo escalón. K lo
saluda mecánicamente, ”Buenas tardes”, luego recapacita y se
asombra de la presencia del otro y repite)

K – Buenas tardes

Hombre 2 – Buenas tardes.

K - ¿Nos conocemos? le veo una cara conocida

Hombre 2 - No me extraña.., somos del mismo mundo.

K -¿Cómo del mismo mundo? que yo sepa, todos somos del mismo
mundo.

Hombre 2 - No tanto.., pasa que usted está confundido, no sé como ha


llegado aquí pero, en verdad, es un caído de otro mundo, como yo,
venimos de la ficción, por eso que nos hallamos un aire familiar.
K – Ahhhh, Ud es…, no me diga.., ya sé quién es, usted es el
hombre.., el campesino, que en la obra había ido ha visitar a la Ley, y
no lo dejaron pasar.

Campesino – El mismo.

K - Y el mismo a quien al momento de morir le dijeron que esa puerta


estaba abierta para él y luego la cerraron. ¡Taaantas
incongruencias…!

Campesino - El mismo.

K - Y por qué se quedó sentado desperdiciando toda una vida.

Campesino - Tenía esperanzas.

K - ¿Y ahora como se siente? … con tanta injusticia.

Campesino - ¿Qué quiere? A esta altura resignado y un poco curioso;


de los signos vitales sólo me queda la curiosidad, ahora me dedico a
observar. Casos como el suyo, por ejemplo.

K - Ehhhhiiiii, y qué ve en casos como el mío.

Campesino - Como le decía confusión. Usted pasa de un mundo a


otro sin darse cuenta. Pero no se preocupe, en el fondo es lo mismo,
en ninguno hay atisbos de solución, son muy parecidos. Todavía se
debate sobre si es la ficción que copia la realidad o la realidad, la
ficción. Ya verá que es casi lo mismo, que se copian se copian porque
como dice el refrán “no hay nada nuevo bajo el sol” tendríamos que
mudarnos de galaxia. Y sino piense ¿de donde puede salir la ficción
sino de la misma realidad? A mí ya no me interesa a cual de las dos
pertenezco.

K - A mí si, yo pertenezco al mundo de los grandes clásicos.

Campesino - Al de la ficción querrá decir.

K - Bueno, sí al de la ficción, lo que es el otro, ese otro que lo


llaman “real” es un caos, ¿lo ha visto?, una mezcolanza de reclamos
que nada tienen que ver uno con otro, todo junto y confundido. Eso sí,
conocí a unas damas interesantes; ellas también tenían reclamos
variados pero, en el fondo creo, buscaban trabajo de actuación en
alguna obra. ¿Usted no conoce alguno, me gustaría ayudarlas?

Campesino - No, no conozco. Pero en lo que atañe a su persona,


tiene usted razón, por eso.., quédese donde está. Nada bueno puede
aportarle el mundo real.., ya lo vio: la gente está desorientada, y muy
sola. Aquí en nuestro mundo de ficción estamos más protegidos. Se
me hace que las responsabilidades están más repartidas. Piense
usted que el autor….

K - Ay, no me hable del autor que ese es mi karma, quiero encararlo


al señor Kafka que me tiene de condenado en todas sus obras.

Campesino – Véalo de otro modo, como que somos sus criaturas y él


es el responsable de nuestras acciones; si nos equivocamos es él el
que se equivoca, cualquier incongruencia o contradicción serán
cargadas a su cuenta,…. o a su alma. Muchos dirán “tiene mucho de
autobiográfico” y así todo el fardo cae de su lado. Él es el que se
expone. Y algo más, que no es ningún secreto: estos tipos son unos
torturados; muchos dicen que escriben para conjurar a sus fantasmas.

K – Bueno, pues yo no quiero ser el muñeco de trapo que se ha de


inmolar en el incendio. Allá él con su culpa, yo no quiero ni culpa ni
castigos. ¿Sabe que quiero…? (con tono engolado) Un personaje de
goce. Un bon vivant, un hombre del placer, que ande de juerga en
juerga, seductor, exitoso con las mujeres, o bien un hombre de fama,
un poderoso, bueno algo así, hay muchas variantes y estoy abierto a
cualquiera de ellas.

Campesino -Olvídese hombre, eso no existe, si es ya bastante difícil


en el mundo real, aquí es imposible, por lo general a los autores les
gusta la tragedia, el drama, creen que se desquitan de su penosa
realidad volcándola toda en la obra, o si no se desquitan, al menos se
la sacan de encima. Y además advierta que esos personajes que
usted anhela siempre terminan mal, piense un poco en Don Juan, al
principio parece que todo bien aunque, en verdad, nunca se lo ve
gozando plenamente, más bien parece como una “compulsión de
repetición” que le dicen, ¿Y al final? Alguna vez vio algo más trágico:
se le abre la misma tierra para arrojarlo a los infiernos. Y ni hablar de
los personajes de nuestro autor, ahora que lo pienso usted tuvo
suerte. Gracias tiene que dar de no haber sido cucaracha. Se imagina
haber nacido Gregorio Samsa. Al menos usted tiene el lenguaje,
puede quejarse.., demandar.

K - ¡Ay..! Para lo que me sirve.


Campesino - Si la verdad para mucho no sirve pero al menos es una
ejercitación, lo mantiene a uno vivo y en línea. Imagínese en cambio
andando en varias patas, mudo, todo un lastre, piense al menos en su
familia, no le tire ese fardo.

K - No, tiene razón, eso sería un garrón. Pero ¿qué me sugiere? que
renuncie a mis reclamos y en cambio le envíe una carta de
agradecimiento a este señor por no haberme inventado cucaracha.

Campesino - Ni una cosa ni la otra, lo mejor es quedarse piola,


aplique la ironía kafkiana: “hacerse chiquitito y esperar”.

K - ¿Hacerse chiquitito y esperar? No, no es para nada lo que me


propone el autor. No le decía, que el tal K, el personaje, … bueno yo
haciendo ese personaje, se la pasa toda la obra tramitando los
reclamos al menos en una de ellas. (se queda pensando) Es verdad
que en la otra no tanto.., allí el tal señor una y otra vez se pierde en las
derivas de la conversación.., (se queda pensando) y con esas
muchachas tan interesantes… (reaccionando) Pero ¿qué es lo que ud
me está proponiendo, convertirme en cordero sumiso hundido en la
resignación? ¿Acaso a usted le ha servido de algo esa posición?

Campesino -No, no se trata de eso, se trata de un acto de creación.

K - ¿De creación?... de que creación me habla, no pretenderá que yo


me ponga a competir con el señor Kafka y empiece a escribir historias
paralelas. Mmm… aunque ganas no me faltan y genio tampoco, creo
que podría.
Campesino - No, tampoco se trata de eso, la cuestión es la
“estrategia”, armar una estrategia; la estrategia, es el acto de creación.
Haga de cuenta que está en el mundo real donde cada uno debe
trazar la suya para no sucumbir. La posta es no esperar nada de
nadie, menos de un autor, tampoco de un dios o un destino, o
cualquier santón de esos que pululan por estos tiempos, un gauchito
Gil, una Gilda; uno tiene que arreglárselas solo. Y ahí es donde yo le
digo: perfil bajo.., no confrontar…

(Se acerca el guardián. – Señores circulen, no se puede estar


apostado en este lugar.)

K - Estamos conversando no molestamos a nadie.

Guardián - No se puede, tiene que dirigirse al teléfono.

K - El teléfono no contesta.

Guardián - Pruebe de nuevo.

(K se acerca nuevamente al teléfono, levanta el tubo. Se oye la música


de llamada en espera. Luego una voz que dice: “Usted puede marcar
el número antes de que termine la frase” luego nuevamente música,
luego “esta conversación puede estar siendo grabada” para……
nuevamente música de llamada en espera).

K (se vuelve y se dirige al guardián) Lo ve, es inútil.

Guardián - Pues aquí no puede estar, circule.

K - Yo necesito pasar, tengo que ver al señor K tengo una entrevista.


(El campesino que se ha quedado detrás del guardián le hace señas
de que no hable, de que no insista. K no comprende o no quiere hacer
caso y entra a discutir acaloradamente con el guardián hasta que este
abre la puerta lo arroja del otro lado y vuelve a cerrar)

K del otro lado en el mismo escenario pero ya no hay guardián ni


teléfono ni hombres, ni mujeres, es la absoluta soledad.

K - Hola hay alguien, hola hay alguien. ¡HOLAAAAA….!

Nadie contesta, K repite y repite y comienza a sentirse sólo su eco. K


desespera, quiere abrir la puerta para volver para atrás, es en vano.
Llora infinitamente mientras se apagan las luces.

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