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5.

Emociónate a diario e identifica tus emociones


El conocimiento de las emociones es un proceso esencial para el desarrollo
de la inteligencia emocional, y es la clave de tu autoaceptación, así como para
que tengas un desarrollo psicológico sano.
Para ser capaz de crear tu propia felicidad es necesario que aprendas a
integrar este conocimiento en tu vida y lo lleves a la práctica. Conocer es
obtener riqueza e ignorar es cultivar la pobreza.
La ignorancia conduce irremediablemente a la pobreza espiritual y material.
Descubrir, identificar y diferenciar las emociones significa tener la
posibilidad de vivir sin miedo, de descubrirte y de convertirte en una persona
autoconsciente con habilidad sensitiva para afrontar todos los retos que te
propongas.

La emoción y la conciencia pueden (y deben) trabajar juntas, ayudándonos


a discernir los rumbos de acción apropiados. Integrar la emoción, la
observación y la razón es la clave de la Inteligencia Emocional, así que
cada vez que sientas una emoción trata de identificarla, ponerle nombre y
serás capaz de conducirla hacia donde quieras.

“Si no te emocionas a diario, por poquito que sea, entonces es que no


estás aprovechando la vida. Busca emocionarte en lo pequeño porque en
lo pequeño está la abundancia de la vida.”
Álvaro Merino

Tú primero
Incluso cuando eliges no actuar, dejarte llevar y que otros decidan por ti, estás
eligiendo no hacer nada. Por eso, asumir la responsabilidad implica reconocer
que nadie puede conseguir por ti el cambio que deseas. Por tanto, tú tienes
la responsabilidad.

Aunque puedas (y debas) contar con el apoyo de tu entorno, si entiendes


que el refuerzo más importante y útil es el tuyo propio, habrás encontrado
una herramienta capaz de mover montañas.

Es innegable que muchas de las personas que sufren sobrepeso u obesidad


tienen falta de autoestima. Es más, suele ser uno de los principales motivos
que llevan a anhelar el cambio para adelgazar.
La autoestima es algo que siempre hay que cuidar. Es como un árbol en
medio del jardín sobre el que debemos arrojar luz todos los días, regarlo y
podarlo cuando sea necesario. Poco a poco este árbol irá creciendo hasta
florecer y dar sabrosos frutos que nos alimentarán en todos los sentidos. Por el
contrario, si lo abandonamos a su suerte, con toda probabilidad se marchitará
hasta quedar seco.

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